gino germani: del antifascismo a la sociología - dialnet · gino germani: del antifascismo a la...
TRANSCRIPT
Gino Germani: del antifascismo a la sociología
Argumentos, 5, junio de 2005 1
Presentación Gino Germani: del antifascismo a la sociología
de Ana Alejandra Germani
Organizada por la Universidad de Bologna y el Instituto de Investigaciones Gino Germani, en la sede en Buenos Aires de la Universidad de Bologna.
Septiembre 1º de 2004
Ana Lía Kornblit: Buenas tardes, estoy acá en representación de Pedro Krotsch,
que es el actual Director del Instituto Germani, de la Facultad de Ciencias Sociales
de la UBA, que no puede estar esta tarde con nosotros porque tuvo que viajar a
Brasil. Yo quiero decir simplemente que para mí es un gran placer estar en esta
mesa, compartiéndola con tres compañeros -Alejandro Blanco obviamente es de
otra generación- que tuvimos el privilegio de transitar la Universidad de Buenos
Aires y la Carrera de Sociología en los años en que Germani vivía, el Instituto de
Sociología. Y quiero también agradecer a Ana Germani esta obra que pienso que es
de gran valor, para ella personalmente en el sentido de haber podido rescatar todos
los recuerdos y la memoria de su padre, y para nosotros en cuanto a que esta obra
representa la memoria de una persona que para nosotros fue clave en cuanto al
desarrollo científico de la sociología, y yo particularmente se lo agradezco mucho.
Vamos a escuchar la palabra de Silvia Sigal, Miguel Murmis, Alejandro
Blanco y Torcuato Di Tella.
Silvia Sigal: Voy a ser breve, somos varios, tengo dos o tres cosas para decir.
La primera, que cuando me senté a leer el libro me pareció que iba a ser
muy difícil separar su objeto, Gino Germani, de la obra. Creo que la reconstrucción
tan minuciosa y tan estructurada de Ana Germani permite que uno pueda hablar
sobre su trabajo sin que estén constantemente interfiriendo los recuerdos, o decir
“esto no fue tan así”, o “esto yo lo viví de tal forma”. Pero creo que es una de sus
virtudes hacer que el texto sea un texto autónomo. Ello sin olvidar que cualquier
biografía, como cualquier otro tipo de texto de ciencias sociales, es una elección, en
la cual uno puede, si conoce el período, ver qué se tomó, qué no, qué se subrayó y
qué no. Yo aprendí mucho con este libro, y lo que parece digno de ser subrayado es
cómo Ana Germani estructura su texto a partir de un nudo que aparece en los años
italianos. En ese sentido lo que yo aprendí fue qué pasó en esos años, cómo fue su
vida y cómo fue vista desde un lugar, con material objetivo. Los datos que ella
reunió, sumados a la manera en que ella lo vio, para muchos que no estábamos en
Gino Germani: del antifascismo a la sociología
Argumentos, 5, junio de 2005 2
una relación tan personal con Germani (aunque sí sabíamos que había estado
preso, que lo habían perseguido) este es un aporte realmente muy original.
Y Ana pone allí el nudo a partir del cual va a organizar el texto sobre dos
ejes importantes: el primero pienso que es el más obvio, lo del antifascismo en la
sociología, tan elocuente, es la línea que va desde las convicciones antiautoritarias
de Germani, la persecución en Italia, las reuniones en los grupos antifascistas en
Argentina, y de allí a ese enorme abanico de producción intelectual sobre
autoritarismo, sobre la personalidad autoritaria, y sobre el fascismo y la diferencia
con el peronismo, uno de los centros de interés importantes de Germani.
Entonces quería quedarme en otro, que quizás es menos visible, que es esta
idea del exilado. Del eterno extranjero, la manifestación, en su caso la más
evidente, era el idioma. Creo que nunca lo escuché a Germani en cualquier idioma
que lo haya escuchado, hacer el más mínimo intento para hablarlo bien, si lo
entendían, punto. Ana lo marca cuando habla de su aprendizaje de inglés, diciendo
“Yo no nací en Oxford y no tengo por qué parecerlo”. Más allá de esta especie de
distancia constante de Germani en relación con el medio en que está, que además
era hostil, la figura que va dibujando Ana es que nunca termina de estar allí, y que
está viendo Italia y su regreso como horizonte. Y yo me animaría a decir que es esa
especie de distanciamiento que hace de Germani un verdadero cosmopolita en el
verdadero sentido de la palabra, alguien realmente que pertenecía al género
humano. Y que eso no es ajeno a la amplitud de autores o escuelas teóricas. Yo,
como alumna, tuve como bibliografía, y lo escuché hablando en la calle, de autores
de las tradiciones sociológicas más diversas y provenientes de ámbitos más
diferentes. Y como Germani a su vez invitaba profesores extranjeros, como el caso
de Horowitz, y tantos otros, que no necesariamente eran los que más estaban de
acuerdo con... era muy independiente. Y esa apertura me parece que tiene que ver
un poco con esa decisión de no anclarse necesariamente en una tradición, en una
cosa.
Y estas dos líneas que yo me animaría a tomar del texto de Ana me parece
que le dan a la obra una estructura que puede iluminar mejor o peor, que yo puedo
compartir, con mi experiencia, un poco más, un poco menos, pero dan una
extraordinaria coherencia al personaje y hacen de esta obra no solamente una
biografía sino un ejemplo de historia intelectual.
Y bueno, tendría después algunas reticencias, pero eso, si hay tiempo se
puede retomar después. De todas maneras quiero decir que este libro tiene un
porvenir asegurado como obra de referencia. Muchas gracias.
Gino Germani: del antifascismo a la sociología
Argumentos, 5, junio de 2005 3
Miguel Murmis: Gracias a Ana por haberme hecho conocer y comprender a una de
las personas más importantes en mi vida intelectual, y mi vida personal. Sin duda
es un libro, no estaba dedicado a aclarar mi historia, sino a hacer a Germani
cercano como personaje central de la sociología argentina. Y eso lo consigue. Y el
título nos dice qué es lo que va a dar la línea de evolución. Como señalaba Silvia.
Creo que lo que hay en común entre su trabajo antifascista y su trabajo como
sociólogo, es la lucha contra lo que él consideraba la irracionalidad. Ese era un
punto central para él. Yo voy a mencionar en esta exposición que espero consiga
ser breve, dos puntos.
El primero es un comentario sobre un aspecto específico, que es la
interpretación de Germani sobre las líneas del peronismo, tema en el cual nos
encontramos, fuimos colegas en ese tema. El segundo es una pasada sobre algunos
puntos del Germani hacedor, Germani realizador. Y me interesa especialmente
conseguir tener algunos minutos para aspectos que creo que son de los más
brillantes e importantes de la obra de Ana, que es el Germani antes y después.
El primer punto. En tres oportunidades en el libro habla Ana de la
interpretación de Germani en los orígenes del peronismo. Hace una tarea que es
central repetir y repetir: hace entender cómo Germani no consideraba al peronismo
como fascismo, como mucho de los que discutimos con él entendimos eso. No me
alegra la caracterización que hace Ana de mi trabajo con Portantiero, lo
discutiremos en otro momento, pero me parece que la necesidad de esa tarea
esclarecedora que ella cumple, la prueba el prólogo de ese libro, en el cual en dos
oportunidades Horowitz hace afirmaciones sobre la interpretación de Germani del
peronismo y sobre lo que el peronismo era respecto al fascismo, que van
exactamente en la línea opuesta de lo que Germani quería. Es necesario seguir
machacando ese punto hasta esclarecerlo.
La época de Germani organizador o hacedor. Realmente era fenomenal su
capacidad no sólo de hacer él sino de llevar a otros a hacer. Y ahí hay un punto que
me gustaría preguntarle a Ana: ¿no fue mucha gente suficientemente importante
en el trabajo con Germani, como para que el libro hubiera recibido más atención?
Germani era una persona de una energía extraordinaria y una capacidad de
ejecución extraordinaria. Pero Jorge Graciarena, Ruth Sautu y una larga lista, creo
que hicieron posible Germani. Otra vez aquí creo que Horowitz no sirve de
dictaminador. En las dos menciones que hay de entrevistas a él, él insiste en el
problema que había de falta de gente local de talento. Realmente Germani supo
Gino Germani: del antifascismo a la sociología
Argumentos, 5, junio de 2005 4
encontrar esa gente de talento, y trabajar con ella. Ese hombre, como lo pinta Ana,
era hosco, de mal carácter, y sin embargo fue capaz de constituir grupos de
trabajo, y fue capaz de algo más, de trabajar con gente que tenía una posición
definida en el mundo intelectual, como José Luis Romero, con el cual no sólo tuvo
una colaboración e investigación, que Ana menciona, sino que también construyó
un foro cultural. Eso fue lo grande de ese tipo de actividad, y es lo que me parece
que sería bueno ver algo más reflejada en esta visión del Germani hacedor. Hay
muchas cosas para mencionar de los aportes de Ana, por ejemplo, el aporte
importante de Ana que viene de una entrevista a Juan Carlos Marín acerca del
papel del peronismo en el fortalecimiento del Instituto de Sociología. Es lo habitual
pensar en los momentos en que llegó el conflicto, pero la construcción también, eso
fue una construcción colectiva, de toda la gente que trabajaba desde el socialismo y
donde un partido en particular, el Socialista, desempeñó una tarea fundamental.
Este elemento me parece que vale la pena rescatarlo y que complementa y de
ningún modo quita valor a la carrera de Germani, para mí es más importante ser
capaz de constituir un gran grupo de trabajo que ser un súper y bancarse las cosas
solo.
Y uso estos últimos minutos para hablar del antes y el después. El antes es
fenomenal. Dice el sicólogo que se desempeñaba también como jefe de policía, vio
desde el comienzo a Germani como ese ser maléfico con la cabeza llena de ideas
locas, eso se despliega en su etapa antifascista. Para mí hay un momento
extraordinario, creo que es el capítulo tres, en el cual se nos presenta Germani en
Buenos Aires en la época de Perón. Era de una densidad que a mí me gustaría
saber si persistió o no. Esa densidad estaba dada por los distintos grupos de gente
con los que Germani interactuaba, se reunía con gente para escuchar música y
discutirla, se reunía con matemáticos para discutir la posibilidad de conectar
matemática y sociología, se reunía con sus grupos antifascistas. A todos lugares
llegaba tarde y en todos los lugares hablaba muy bien. Se enojaba, decía cosas que
otros no decían, el tiempo no me permite contar anécdotas que no están
incorporadas al libro y que son urticantes. Pero ese momento es central. Pero ese
Germani ¿es el mismo Germani que después fue el sociólogo, acusado de
estructural-funcionalista? Yo tuve el privilegio de estar cerca de Germani sin tener
nunca situaciones en las que compartía poder, nada de eso. Yo pensaba “qué tipo
culto, ingenioso, qué gusto hablar con él”. Era ese que había estado en esos
grupos, con los italianos, con la gente con la que discutía de música. Ese era un
Germani que el libro de Ana nos permite recuperar, que creo que es central para
Gino Germani: del antifascismo a la sociología
Argumentos, 5, junio de 2005 5
entender hasta su tarea de sociología. El no estaba haciendo el desarrollo de una
técnica, él estaba haciendo una disciplina que era fundamentalmente un mundo
cultural distinto. Que incorporaba técnica, que incorporaba lucha política, pero que
sobre todo incorporaba un modo distinto de vivir la cultura. Aquí también, creo que
habría que discutir, lamentablemente, Germani no llegó a incorporar grandes
valores del pensamiento y de la investigación sociológica argentina anteriores a él,
creo que se esterilizó un poco en su discusión con la sociología de cátedra y no
llegó a trabajar con las obras de Bialet Massé, con las obras de Dickinson, gente
que hizo investigación en épocas bastante remotas.
Pero, termino con esto, está el Germani de después. Ana nos dice, con
mucha agudeza, que ese Germani de antes, hay un momento casi final, previo a su
desarrollo como director, como organizador, da un curso en el Colegio Libre, y dice
Ana “En ese momento trabaja con muchos pensadores catastrofistas”. Y a lo largo
del libro, creo que Ana lo muestra muy bien, que ese empuje de Germani de
construcción de la sociedad moderna, estaba entreverado con un terrible temor de
que la sociedad moderna terminara siendo un desastre. Nunca fue un optimista
ingenuo. Por eso era capaz de luchar, porque sabía que las cosas no venían solas,
podían salir mal. Ese catastrofismo vuelve con una enorme fuerza al final de su
vida, como todos saben. Y ese otra vez va a ser un Germani sensible, preocupado
por el mundo de la cultura, preocupado por el destino de la humanidad. La gente
que lo criticaba de estructural-funcionalista, técnico, todo eso, decían “¿de qué se
está ocupando, de cositas?”. Bueno, señalaba yo antes que no se ocupaba de
“cositas”, se ocupaba de mucho más. Y en este momento eso resalta. Y Ana
termina el libro con la referencia a un artículo que publicó en italiano, Ana lo cita en
italiano, que fue publicado aquí en un volumen de CLACSO, que creo que fue la
última interacción de Germani en la Argentina. Y Germani dice “no lo niego que la
humanidad podría haber desarrollado realizaciones magníficas, desgraciadamente
no ocurrió, está mal”. Y todo ese artículo es una denuncia de la globalización.
Aspectos de lo que hoy se discute. Y ese artículo creo que es de 1981, ¿no?
Ana Germani: él lo escribió para la Conferencia de Costa Rica. En el 78 fue la
conferencia, después se publica en el 81.
Miguel Murmis: Ese yo creo que no sólo es el Germani pesimista sino que es el
Germani lúcido, que cierra su ciclo sobre la base de lo que él está viendo del
mundo. Y no es que niegue el desarrollo que veía antes, no es que niegue lo que
Gino Germani: del antifascismo a la sociología
Argumentos, 5, junio de 2005 6
puede hacer la sociedad. Es que está desgarrado ante el hecho de que está
haciendo lo contrario. Y ese Germani creo que tenemos que respetarlo. Ese hombre
auténtico, capaz de jugarse por sus ideas y decir sus verdades.
Torcuato Di Tella: el pensamiento de Germani fue muy importante para mí, sin
duda. Yo estaba estudiando sociología en Inglaterra, empecé a leer sus libros que
me los mandaba un amigo, y ahí empecé a ver el análisis realista, estructural. No
estructural-funcionalista, yo nunca tomé en serio eso que se llama estructural-
funcionalismo, que además no sé bien lo que es. Yo tomaba una persona que leía
marxismo, y me gustaría comentar un poco la relación de Germani con el
marxismo. Es como una cosa de ida, vuelta y vuelta. O vuelta, ida y retorno.
Porque yo creo que él tenía una formación marxista. Hay una famosa ficha, la ficha
39, después él la retiró, porque él tenía un poco de miedo de los que lo perseguían.
Y esa ficha que habla de la línea roja de no sé qué, es una ficha muy interesante,
una línea muy marxista, un marxismo un poco exagerado para mi gusto. Muy
determinista. Y que él la retiró. Y yo traté de sacarla a flote y de usarla en alguno
de los textos cuando me tocó enseñar Introducción a la Sociología, porque a él no
le gustaba mucho. Pero lo que pasa es lo que uno tiene que ver es el análisis de la
estructura de la sociedad, de la estructura de clases. Para mí es la base del enfoque
marxista. Lo que pasa es que el enfoque marxista acá estuvo en manos de gente
que estaba encandilada. Encandilada primero por la experiencia de la Unión
Soviética que pensaban que era socialista. Por el leninesco. Por el franco-marxismo
que creo que es una distorsión terrible del marxismo. Althusser. Como la mayor
parte de la gente que nosotros considerábamos marxista o socialista creía en eso, y
cada vez más, en los años 60 y después, entonces se lo consideraba que era un
reaccionario. Porque en el fondo, en los primeros años en la Argentina, vinculado a
algunos periódicos italianos, estaba en la izquierda de los italianos fascistas. Y
vinculado a un periódico que no me acuerdo el nombre, no sé si es Italia il pópolo o
Il pópolo d’Italia, un periódico de izquierda, tenía varios artículos que creo que Ana
los sacó, los pescó.
Y después fue evolucionando, yo creo que la posición de él era una posición
tipo marxismo wersteiniano kautskiano, al principio en su versión más de izquierda
y después en su versión más de derecha. Pero ¿qué es lo que mantuvo? Mantuvo el
análisis de la estructura de clases sociales. Y no por la ideología. El habla poco de la
ideología. Le preocupaba, por supuesto. Pero en su análisis del peronismo lo que
encuentra es que el peronismo se diferencia mucho del fascismo ¿en qué? Desde ya
Gino Germani: del antifascismo a la sociología
Argumentos, 5, junio de 2005 7
que la ideología peronista no era igual que la fascista, por supuesto, pero la
estructura de clases era completamente distinta. Y a eso le da importancia. Lo cual
no lo llevó, por supuesto, a considerar que por la estructura de clases popular el
peronismo fuera lo mismo que una versión del socialismo, que la socialdemocracia.
Además, a nivel personal él estaba convencido de que los peronistas eran todos
fascistas. A nivel personal. Porque no los aguantaba, era una cosa de piel. Pero a
nivel sociológico era una cosa completamente distinta, y eso fue muy positivo.
Y me parece que esa centralidad del análisis de la estructura de clases que
está en su libro Estructura Social de la Argentina, más bien estadístico, y también
en otros trabajos en lo que analiza, que yo creo que son variedades del 18
Brumario. Los libros de él tienen que ser entendidos con el contraste del 18 de
Brumario, de Napoleón, porque realmente es una situación parecida, gente que dice
“no, cómo vamos a usar estos hechos de bonapartismo en el peronismo?”. Yo creo
que es útil, pero no me pondría a discutir el nombre, el tipo de análisis. Cuando
Marx analiza el 18 Brumario él no analiza la ideología, le da muy poca importancia a
la ideología. Si ustedes ven el 18 de Brumario el número de clases sociales o de
subclases que hay, son por lo menos unas quince. No es simplemente proletariado
contra burguesía. Y para el caso argentino era necesario también hacer ese tipo de
análisis. Por ahí él no lo hizo suficientemente, con respecto a analizar qué grupos
no obreros estaban entonces en el peronismo. Pero ese es uno de los legados, la
centralidad dada al análisis de la estructura de clases. De las clases, estratos,
capas, lo que se quiera, pero él además al analizarlo estadísticamente puso todo,
100% de la población está perteneciendo a alguna clase social.
No Weber, Weber a estratos, clases, no le da ninguna importancia. Y claro,
eso a una persona que tiene formación marxista como él, que condena las
distorsiones, casi diría criminales, del marxismo, que ha habido en la historia,
entonces pasa por otra cosa. Era el mismo marxismo, por supuesto, más moderno,
en la época de Marx había el análisis de las variables superestructurales, no es que
no importaban las cosas superestructurales, la cosa se cocinaba ahí abajo, no en la
parte de arriba.
Sin embargo desde el punto de vista ético la superestructura es importante,
tanto para Marx como para Germani. A mí me parece que en ese sentido hay que
continuar ese enfoque se Germani. Porque qué cosa decía sobre el estructural-
funcionalismo, sobre Parsons? El análisis de la estructura social era lo básico. Ese
es el mensaje, que hoy puede parecer incluso hasta bastante lógico, pero hubo un
Gino Germani: del antifascismo a la sociología
Argumentos, 5, junio de 2005 8
momento en que la gente que se consideraba marxista estaba totalmente en la
superestructura, totalmente en la ideología.
Alejandro Blanco: les confieso que yo elegí otra fórmula, entre otras cosas porque
tuve la oportunidad hace unos días de comentar el libro de Ana, de modo que no
quería cansarla con mis comentarios. Yo preparé un escrito, y me gustaría en todo
caso que el escrito sea leído como una especie de ensayo o de interpretación de mi
propia lectura sobre el libro de Ana. En buena medida son predicados sobre esa
lectura.
La biografía intelectual de Ana vuelve a confirmar que la controversia y la
desventura fueron una constante de la vida intelectual de Germani. Del
antifascismo a la sociología es, de algún modo, la historia de una trayectoria
marginal a la vez que innovadora. Acaso sin proponérselo, el libro de Ana actualiza
una vieja tesis de la sociología clásica norteamericana, que Germani curiosamente
conocía muy bien. La tesis del hombre marginal como un factor importante de
cambio social. Germani encarnó el tipo del hombre marginal, ese descendiente de
la figura simmeliana del extranjero, esculpida como una de las representaciones
posibles del individuo moderno. El hombre marginal es aquel que habita entre dos
sociedades, entre dos culturas, pero que no pertenece del todo a ninguna de ellas.
Es alguien constantemente desgarrado por el protagonismo de distintas fuerzas
sociales que están en su origen. Cosmopolita y distanciado del mundo, el hombre
marginal es el tipo del emigré, aquel que quiere, al mismo tiempo, permanecer y
partir.
Germani encarnó también ese otro tipo que, pocos años después, Paul
Lazarfeld encerró en una bonita fórmula, la del institution men, un caso del hombre
marginal, alguien que vive bajo presiones cruzadas que lo mueven en diferentes
direcciones. Según el talento y las circunstancias puede devenir en un
revolucionario, un surrealista o un criminal. En algunos casos su marginalidad
puede convertirse en una fuerza directriz canalizada en la dirección de una creación
institucional. En la institución por él creada el hombre marginal halla un campo
propicio para la autoexpresión creativa. La institución hace las veces de un refugio
que lo ayuda, a su vez, a cristalizar su propia identidad. Buena parte de las
innovaciones académicas ocurridas en las ciencias sociales durante la segunda
posguerra fueron obra de individuos investidos de estos atributos. Paul Lazarfeld y
Gino Germani. He ahí dos de sus ejemplares más prominentes. A mediados de los
50 Germani creó la primer carrera de sociología del país, y llegó a convertirla en
Gino Germani: del antifascismo a la sociología
Argumentos, 5, junio de 2005 9
uno de los principales focos de animación del debate sociopolítico de los años 60.
Pero no fue el inventor de la sociología como pretende cierto mito de los orígenes.
En realidad en América Latina en general y en Argentina en particular, la sociología
tiene una larga tradición que proviene de principios de siglo, cuando su enseñanza
fue introducida en las universidades. En los años 40 y 50 Raúl Ordaz, Ricardo
Levene, Miguel Figueroa Roman, entre otros, establecieron sus bases organizativas.
El Instituto, la revista, las primeras asociaciones profesionales. Sus contribuciones
intelectuales al desarrollo de la disciplina fueron, sin embargo, menos re levantes.
Su producción intelectual estuvo prácticamente limitada a un examen, muy
tradicional por lo demás, de las ideas sociológicas. Se habló mucho de la sociología,
pero poco de la sociedad. Quienes por entonces tenían a su cargo la enseñanza de
la sociología consagraron mucho de su tiempo a la tarea de dilucidar los
fundamentos filosóficos y metodológicos de la nueva ciencia, pero ofrecieron pocas
pruebas de su rendimiento. Lo que en su momento Henry Poincare predicó para la
sociología europea se ajusta más o menos a lo que era la situación en la Argentina.
“La sociología”, decía, “es una ciencia que produce todos los años una nueva
metodología, pero nunca produce algún resultado”. Dada su falta de referencia a la
experiencia las teorías de nuestros sociólogos permanecieron así vacías y sin
dirección. A diferencia de ellos, Germani colocó la sociedad en el centro de la
interrogación y comprometió a la disciplina con las diferentes cuestiones que a
partir de entonces ocuparon el debate público. La sociedad de masas, el
totalitarismo, el peronismo, el desarrollo, la modernización y la democracia. Enfocó
la disciplina hacia el presente, hacia el examen de la vida contemporánea en un
medio más acostumbrado a referirse al pasado que al presente, y más
específicamente al pasado y a las ideas. Hizo de una vieja materia una nueva
ciencia. Hasta entonces los sociólogos conocían solamente un género, que
cultivaron por demás de manera muy informada: el género de la historia de las
ideas sociológicas, en sus dos variantes más conocidas, el tratado y el libro de
texto. Germani cambió el género, su innovación no consistió tanto en un cambio de
los referentes de la conversación sociológica, como él, sus predecesores y sus
contemporáneos, conocía a Spencer, a Simmel, a Weber y a Durkheim. Conocían lo
que cualquiera que reclamara el título de sociólogo debía conocer. Su innovación
radicó más bien en la relación que estableció con dichos autores. Germani no se
ocupó de exponer qué había pensado Durkheim sobre la integración o Weber sobre
el capitalismo o la burocracia. Escogió en cambio un atajo diferente. Se atrevió a
reescribir, con el lenguaje y las categorías de los autores los procesos de la
Gino Germani: del antifascismo a la sociología
Argumentos, 5, junio de 2005 10
sociedad argentina y los rasgos de su vida cultural Estado intelectual. Hubo, sin
embargo, una referencia que fue crucial, y en la que es necesario reparar si es que
queremos comprender no solamente las aventuras de Germani sino también la
historia de la sociología de los últimos 50 años. Me refiero a la sociología
norteamericana. En la segunda posguerra en efecto un cambio ecológico, según
Edward Shields, afectó decisivamente la tradición de la sociología. La sociología
americana devino central, y la sociología europea, periférica. Ese cambio ecológico
fue parte de una transformación más amplia de la cultura intelectual. En forma
paralela a la declinación de la reflexión especulativa y filosófica se extendió entre
los científicos sociales la convicción de que las ciencias sociales difieren sólo en
grado, pero no en clase, de las ciencias naturales. Gradualmente las ciencias
sociales se hicieron empíricas, y en gran medida cuantitativas. La investigación
adoptó un carácter marcadamente interdisciplinario, y un estilo colectivo de trabajo
comenzó a desplazar la imagen del trabajo intelectual como obra de una artesanía
individual. El centro o Instituto de investigación fue adoptado como matriz
institucional para el desarrollo de la investigación social. La aparición de La
Estructura de la Acción Social, de Talcott Parsons, no fue un capítulo menos
decisivo de esta transformación. Se transformó efectivamente, y al poco tiempo de
aparecida, en una de las más importantes Estado influyentes obras de teoría
sociológica de esta siglo. A través de ella Parsons elaboró un canon, y dotó así a la
sociología de una tradición enhebrada en unos pocos nombre: Durkheim, Weber y
Pareto, aunque este último, por razones que todavía ignoramos, no fue plenamente
aceptado, y su lugar fue poco tiempo después ocupado por Marx. Junto a los
trabajos de Robert Merton y Paul Lazarfeld, todos estos emprendimientos
cristalizaron en una teoría general, la teoría de la acción, que en poco tiempo
alcanzaría un alto grado de sistematización, y que habría de regir buena parte de la
producción sociológica desde entonces. Germani percibió muy rápidamente la
importancia del cambio intelectual que se había operado a partir de este cambio
ecológico y procuró colocar a la disciplina en los pasos abiertos en esa dirección.
Quienes precedieron a Germani, en cambio, permanecería, por motivos que no vale
la pena recordar aquí, prácticamente ajenos a esta nueva cultura intelectual. El
conocimiento que tenían de la literatura sociológica norteamericana no iba más allá
de la primera generación de sociólogos norteamericanos, hasta Franklin Dic kins.
Fuera de eso ignoraban todo, y muy especialmente la tradición más empírica
desarrollada durante los 30 y 40. Esta ignorancia explica, quizás, en buena medida,
su declinación. Desde mediados de los años 40 Germani desarrolló una intensa y
Gino Germani: del antifascismo a la sociología
Argumentos, 5, junio de 2005 11
relativamente exitosa actividad editorial. Diseñó la biblioteca de ciencias sociales
más importante de sus años, aunque muchos de esos títulos ya no están en la
corriente principal de la sociología. Dirigió dos colecciones de libros, Ciencia y
Sociedad en la Editorial Abril, y Biblioteca de Sicología Social y sociología en la
Editorial Paidos. Tradujo y prologó un conjunto de obras extranjeras, se convirtió
en importador de una literatura relativamente desconocida en los medios
intelectuales locales que contribuía a dotar a la disciplina en particular, y a las
ciencias sociales en general, de un nuevo cuadro de referencia. Amplió las fronteras
de la sociología, abriéndola a diferentes tradiciones intelectuales como
disciplinarias. Su empresa editorial obró como un poderoso agente cultural e
institucional de difusión y legitimación de ideas de nuevos vocabularios y de nuevos
esquemas conceptuales. De esta manera preparó el camino para una reflexión más
general de la sociología, la arrancó de los límites de la cátedra, de los círculos
académicos y la instaló definitivamente en el teatro de la vida pública intelectual.
Hacia mediados de los 50, la creencia tanto entre las autoridades
gubernamentales como entre el gran público de que la sociología tenía algo para
decir, de que estaba en condiciones de hacer una contribución importante a los
problemas de la vida nacional, ya fue una creencia relativamente extendida. No fue
el inventor de la investigación empírica, que tiene la edad al menos de los primeros
censos nacionales, por su intermedio aquella, la investigación empírica fue
incorporada definitivamente a la formación profesional como carta de nobleza en la
enseñanza universitaria. Con un añadido: conectó la información de los diferentes
registros con una problemática bien precisa: las marchas y contramarchas del
desarrollo de la Argentina moderna.
Pero su liderazgo al frente de la disciplina duró muy poco: la paulatina
fractura del frente antiperonista, la radicalización política de los años 60 y la
revisión del peronismo comenzaron a restar legitimidad a una empresa que había
nacido bajo el signo de la revolución libertadora. Procuró dotar a la disciplina de
fundamentos más sólidos que los de la intuición por ocurrencia personal,
fundamentos que fuera intersubjetivos. Eran los años en que muchos creían que la
ciencia tenía un método, y que la sociología, si pretendía ingresar en la comunidad
científica, debía adoptar dicho método. Pero no fue tan lejos como para reducir la
ciencia a su versión naturalista y manipulativa. No obstante, él estaba convencido
de que la sociología, hija como era de la era científica, no podía desperdiciar lo que
ésta estaba en condiciones de ofrecerle. La sociología debía aprender de la ciencia
la virtud de la disciplina. Debía aprender a controlar y ordenar sus observaciones y
Gino Germani: del antifascismo a la sociología
Argumentos, 5, junio de 2005 12
aseveraciones. Debía aprender también a sopesar la calidad, rigor y solvencia de
sus aseveraciones. El provecho que la sociología podía extraer de la ciencia no
estaba sólo en el aprendizaje de las técnicas específicas sino también en el ideal de
una observación desapasionada. Intentó legitimar la sociología no solamente a
través de un argumento intelectual sino de una táctica organizacional, aunque
estaba profundamente convencido del poder de las ideas, era consciente sin
embargo de que las ideas necesitan un correlato institucional para poder
prevalecer. A través de su prolongada actividad editorial inició y defendió el
reclamo de la sociología a la legitimidad intelectual. Pero dado su convencimiento
de la importancia institucional procuró convencer no solamente al gran público de
que la nueva ciencia merecía una audiencia entre los educados, sino también de
que esa ciencia era merecedora de una nueva plaza, de una plaza fuerte en los
confines de la Universidad.
La naturaleza del peronismo como fenómeno político y social y su impacto
en la vida nacional fue su gran posición intelectual. En 1946 realizó su primer
ensayo de interpretación que reescribiría una y otra vez. Pronto el ensayo devino
en un clásico de la sociología latinoamericana, y motivó lo que posiblemente fue
uno de los debates académicos más importantes y sofisticados de nuestra
accidentada e inestable vida académica. Algunas de las tesituras de aquel ensayo,
bien lo sabemos, fueron corregidas en algunos casos, y refutadas en otros, su
estructura y composición, su modo de interrogación como la variedad de sus
dimensiones analíticas hacen de él, todavía hoy, un ejemplar de interpretación
sociológica de un fenómeno. Ahí están en principio sus dos elementos más
genera les: una interrogación sobre las causas, como sobre el sentido del fenómeno
examinado. ¿Con qué transformaciones de la estructura está vinculado este nuevo
agente político? ¿Cuál es su significado, a la luz de la experiencia social, política y
cultural de la sociedad en la que ha tenido lugar? Aquí está además el ademán
comparatista. ¿Cuáles son las similitudes y las diferencias entre el peronismo y los
fenómenos más próximos, del totalitarismo italiano y el alemán? Ahí hay también
una pregunta por el sentido de la acción: ¿qué motivos y qué razones tuvieron los
sectores populares para escoger un curso de acción que no estaba en las
expectativas de nadie? ¿En qué condiciones adoptaron ese curso de acción? ¿Qué
factor de orden social, cultural y político, patrones culturales, experiencias políticas
y sociales previas y memoria de esas experiencias previas militaron en esa
dirección? De algún modo ese ensayo seminal de Germani terminó demostrando el
carácter sumario de la llamada querella del positivismo, según la cual la acción de
Gino Germani: del antifascismo a la sociología
Argumentos, 5, junio de 2005 13
comprender y la de explicar un fenómeno social constituyen dos empresas
antitéticas. Pero no solamente fue un intérprete del peronismo, fue también un
observador lúcido y atento de la vida moderna y llegó a capturar en la línea de los
clásicos algunos de sus desarrollos más paradójicos. Así confió en que sólo un
mundo regido por la razón y la ciencia sería capaz de conjurar la experiencia del
totalitarismo que durante la primera mitad del siglo XX había torcido el rumbo de la
civilización occidental. Advirtió, sin embargo, que la existencia de un mundo
racionalizado conducía al predominio de una racionalidad instrumental, incapaz ya
de operar la distinción entre producción de instrumentos de vida y de instrumentos
de muerte. Estaba convencido de que el porvenir de la democracia se asentaba en
la secularización y en sus procesos conexos. Una diferenciación estructural y
funcional de las instituciones y un mayor grado de individuación. Reconoció, no
obstante, y con el tiempo, que la secula rización llegaría a convertirse en una
amenaza para la democracia, pues al volverlo todo objeto de elección terminaba
poniendo en cuestión ese núcleo normativo básico sin el cual la sociedad de los
hombres resulta una empresa casi imposible.
Si tuviéramos que clasificar la historia de la producción sociológica bien
podríamos encerrarla en cuatro grandes tipos ideales o géneros discursivos:
descriptivo, estético o expresivo, crítico o comprometido, y cognitivo o científico. La
finalidad del primero, descriptivo, es reseñar o tornar visibles determinados
fenómenos. La pobreza, el delito, etc. El segundo, expresivo o estético, procura en
cambio expresar o dar cuenta de cierto malestar en el mundo. Clásicos del género,
La rebelión de las masas, de Ortega y Gasset, La muchedumbre solitaria, de David
Riesta, y El miedo a la libertad, que tanto gustaba a Germani, de Erich Frohm. El
tercero, ético o comprometido, más próximo a la denuncia, busca combatir
determinadas formas de la vida social. El objetivo del cuarto consiste en plantear a
la materia histórica y social preguntas del tipo “¿por qué?”. Gino Germani no fue un
sociólogo empírico, como se ha dicho hasta el cansancio, si esto equivale a
identificar su producción intelectual con el género descriptivo, comentado hace un
momento. Por el contrario, fue un practicante ejemplar del género cognitivo o
científico. ¿Por qué en un momento dado la movilización popular adoptó fórmulas
políticas distintas a las convencionales? ¿Por qué en la Argentina la clase
trabajadora se sumó a un movimiento liderado por un caudillo militar? ¿Por qué la
secularización precedió al desarrollo económico? ¿Por qué la intervención militar en
el poder político terminó convirtiéndose en una pauta de la vida cívica y política
nacional? Germani entendió siempre a la sociología como un tipo de interrogación
Gino Germani: del antifascismo a la sociología
Argumentos, 5, junio de 2005 14
destinado a tornar comprensibles fenómenos en principio enigmáticos u opacos. La
fórmula que utilizó para describir su empresa, la de la sociología científica, sujeta a
innumerables malos entendidos, no quería significar, como tantas veces se ha
insinuado, una reducción de las ciencias sociales a las ciencias naturales, sino era
simplemente lo siguiente: en lugar de imputar el carácter enigmático de los
fenómenos a la existencia de elementos no menos enigmáticos (el carácter
nacional, el temperamento de los argentinos, o la sangre latina), procuró en cambio
explicarlos como el efecto de composición de determinados rasgos estructurales.
Ese gesto, creo, resume de la mejor manera posible la identidad y la vitalidad de
una figura que ya es parte de nuestra tradición intelectual.
Ana Lía Kornblit : bueno, creo que los diferentes expositores han enfatizado
algunos aspectos diferentes del libro y de la obra de Germani en general. Creo, sin
embargo, que nos debemos para el futuro una reflexión en relación con dónde está
presente y cómo está presente en este momento en el quehacer sociológico en la
Argentina la obra de Germani. Pero ese será tema de otro trabajo.
Quería ofrecerle a Ana el micrófono para que dijera algunas palabras.
Ana Germani: Primero quería agradecer a todas las personas que hicieron posible
este trabajo. En primer lugar este trabajo nace como un proyecto para la
Universidad de Buenos Aires, que me dio la primera beca, después la Biblioteca
Nacional siguió dándome otras posibilidades pero yo no me podía quedar en el país,
y tuvieron que acomodarse un poco los tiempos. Al Instituto Di Tella, a Torcuato Di
Tella, que se encargó varias veces de sacarme del paso porque era un trabajo que
llevaba muchos viajes y muchos sobrecargos de equipaje, él me ayudó para llevar
adelante esto. Lógicamente al entusiasmo de Giorgio Alberti por haberme
hospedado a mí y a mis seis valijas de archivo en la Universidad de Bologna, y
también por haber permitido la traducción del trabajo al italiano, el trabajo fue
también traducido al inglés por una Fundación de New Jersey. Y bueno, quería
aclarar una cosa que me pareció siempre particular, que a pesar de los cuarenta
años que Germani se fue de este país y de la verdadera brevedad de su proyecto,
como acaba de relatar Alejandro, el proyecto sigue muy vivo hasta ahora.
En realidad Germani se va de Argentina, no lo quería confesar así, pero
bueno, él extrañaba Argentina, no se lo había dicho nunca a nadie, pero en sus
cartas él extrañaba a Argentina y le faltaba la polémica, le faltaban las peleas con
la gente, al final. El dejó un archivo inmenso, en el cual las cartas demuestran
Gino Germani: del antifascismo a la sociología
Argumentos, 5, junio de 2005 15
cómo sigue participando en la vida cultural argentina. Tanto es así que en el 72
quiere reeditar su material, los trabajos que hizo con Maciel y otros, quiere
reeditarlos con la Editorial Paidos, bajo el nombre “Materiales empíricos para la
sociedad argentina”. Pero no logra finalizar esta tarea. También quisiera agradecer
muchísimo a todos los entrevistados -veo algunos acá presentes- que hicieron
posible reconstruir esta historia, y la paciencia que tuvieron muchos de ellos leer y
releer el mismo trabajo. El trabajo fue hecho intentando crear un diálogo
justamente entre este material de archivo y los entrevistados, a los cuales les daba
las fotos, los documentos, y se intentaba reconstruir la época. Para ser breve, como
decía Silvia Sigal, salen dos elementos, dos claves de lectura en estos documentos
y con las conversaciones con sus compañeros. Allí se ve un poco qué había por
detrás de su obra, qué había por dentro de su -si se puede decir así- imaginación
sociológica, que era bastante evidente que era plasmada por la crisis de la
democracias, las contradicciones de la modernidad, del fascismo. Y efectivamente
ya en sus primeras cartas que manda desde la cárcel en Roma, se ve un poco sus
preocupaciones principales, con una cierta ironía estaba convencido de que él no
había hecho nada, y se pregunta “¿O acaso las palabras constituyen delitos?”. Su
preocupación por la libertad. Por la libertad de expresión, lo aterrorizaba la
propaganda totalitaria y escribe en más de una ocasión que la uniformidad de la
etapa de la inteligencia equivale a la muerte de la inteligencia misma. Y para él el
fascismo como razón era el miedo a esta libertad. Y ahí adentro de esos artículos
que escribe en sus primeros artículos antifascistas, condivide la posición de Roscelli
de entender al totalitarismo como la crisis de las instituciones modernas, no como
una cosa al azar. Y toda su trayectoria va a estar dedicada a estudiar en los
procesos de modernización y cómo desembocan, las varias formas en que los
procesos de modernización pueden desembocar en fenómenos autoritarios.
El otro hilo conductor es justamente la importancia de la libertad de
expresión, también de la libertad académica, y yo creo que su obsesión de construir
una ciencia social científica, lejos de la ideología, estaba justamente ligada al
mismo temor del autoritarismo. Bueno, yo veo algunas personas que había
entrevistado, por ahí sería interesante abrir un pequeño debate entre nosotros...
Ana Lía Kornblit : No sé si alguien quiere decir alguna palabra, tomando la idea de
Ana.
Gino Germani: del antifascismo a la sociología
Argumentos, 5, junio de 2005 16
Giorgio Alberti: Lo que puedo decir es que la lectura del libro de Ana, para mi
experiencia personal, de mi relación con Gino en la primera parte de su vida,
verdaderamente ha llenado una especie de vacío intelectual y de comprensión de
mi parte, respecto a la producción de Gino en los años de Argentina y las cosas que
produjo después, y sobre todo ese último trabajo del cual habló Miguel Murmis. Yo
creo que ese es el gran mérito del libro de Ana, que me ha hecho entender en el
fondo, que Gino era mucho más que ese sociólogo “empírico”, que había importado
el estructural funcionalismo, pero que de alguna manera se reconocía en los años
70 como el traductor, el impulsor de un cierto tipo de sociología que en el fondo no
revelaba la profundidad del pensamiento sociológico y las preocupación sociológica
de alguien que en el fondo trataba de entender -como bien ilustró Alejandro
Blanco- algunos problemas fundamentales de la sociedad contemporánea a través
de la teoría de la modernización a la cual él contribuyó tanto. Y creo que toda la
biografía de Ana hace entender esta figura central de Germani como un hombre
liberal - y en ese sentido sería interesante compatibilizar con lo que decía Torcuato
- que demuestra su tolerancia frente a sus mismas afirmaciones. El termina ese
famoso artículo del cual hablaba Miguel Murmis con una frase que además revela
que está escribiendo ese artículo cuando ya está enfermo. Dice “Así veo las cosas.
Ojalá que me equivoque”.
Ana Germani: yo quería agradecer a la editorial por la edición, me gusta mucho
cómo salió, con las fotos y todo.
Torcuato Di Tella: Quería comentar sobre esto último de Giorgio, del liberalismo,
si es compatible con lo que yo había dicho según el marxismo. El marxismo acá en
la Argentina de Juan B. Justo, es totalmente compatible con el liberalismo. No así la
versión distorsionada, fundamentalista del marxismo.
Elena: Yo tuve la suerte de compartir las aulas de Universidad como estudiante con
Gino. Y eran años de tremenda efervescencia porque ingresamos en la Facultad y
casi inmediatamente estalló la Segunda Guerra Mundial. Entonces se mezclaban
todas nuestras inquietudes en el plano de lo cultural con todos los procesos
políticos que estaban ocurriendo en el mundo europeo, que involucraban a todos y
eran motivo de conversaciones en los corrillos y conversaciones en el Centro de
Estudiantes. En ese sentido puedo dar fe que Gino huía y rebatía permanentemente
cualquier manifestación de totalitarismo. Había una identificación absoluta en su
Gino Germani: del antifascismo a la sociología
Argumentos, 5, junio de 2005 17
forma de conducta en la defensa de la libertad en el derecho de cada uno de
expresarse sin violencia y sin agresividad hacia el otro acerca de qué es lo que
pensaba. Militamos más o menos en las mismas líneas, dentro del centro, no lo
puedo negar porque con Gino firmamos algunos documentos, junto con Eduardo
Prieto y algunos otros, expresando lo que pensábamos en nuestra militancia en el
Centro.
Ana ha captado profundamente esa necesidad de la observación de la
realidad, no de mirarla a través de prejuicios sino de tratar de desentrañar el
mensaje de la realidad. Esa vocación por la libertad y por la dignidad humana se
trasunta a lo largo de toda la obra. Quiero expresamente felicitar a Ana, porque yo
siempre me preguntaba cómo va a hacer Ana con todos estos disparates que cada
uno le va contando a propósito de los recuerdos, y tiene que desentrañar a
propósito de la pregunta que Ana le hace. Porque realmente fue un interrogatorio
muy largo al que nos sometió a todos, y a veces cuando parecía que íbamos a
contradecirnos en lo que habíamos dicho, Ana insistía y volvía a recordar a
propósito, sin decirnos, de lo que algún otro de los interrogados había dado
testimonio. Este es un libro que puede leer cualquiera, aunque no tenga ninguna
simpatía previa o ningún interés previo en Germani, porque es un reflejo de cómo
era esta sociedad en la que vivimos. Y es cierto, quizás, que Germani fue un
exiliado permanente, pero que también nos tocó vivir en una sociedad en la que sin
haber salido del país, muchos de nosotros vivíamos como exiliados. Entonces la
felicito a Ana más allá de la contribución que pueda hacer a la historia de la
sociología, eso se lo dejamos a otros, esta posibilidad de reflejar esta realidad que
ella no vivió y con la que uno se siente identificado cuando lee el libro, porque es
parte también de la vida de uno, que ha transcurrido y vivido simultáneamente con
él. Cuando estuvimos los dos en la Facultad peleábamos terriblemente por
cuestiones de presupuesto. Germani era muchísimo más hábil para conseguir el
presupuesto que necesitaba para afianzar su carrera. Y realmente fue un individuo
capaz de despertar en nosotros la inquietud por saber qué cosa era esta sociedad
en la que vivíamos. Así que permítanme que felicite a Ana como una de las
personas que convivió con Germani por haber sido capaz de hacer esta
reconstrucción en que se mezcla lo emocional con lo histórico y una objetividad que
envidio, porque no sé si yo hubiera sido capaz de abstraer el sentimiento filial de lo
que debía reflejar científicamente en el libro.
Gino Germani: del antifascismo a la sociología
Argumentos, 5, junio de 2005 18
Miguel Murmis: tengo presente la última foto del libro, el sociólogo en su primer
entrevista con la autora.
Ana Germani: bueno, yo vuelvo a agradecer a la gente que entrevisté porque la
reconstrucción de esa época fue muy interesante. Agradezco a la gente que tuvo la
paciencia de estar bajo mis interrogatorios, porque además de responder mis
preguntas también tenían que analizar documentos. También quería decir respecto
a los que no pude entrevistar, efectivamente falta una parte de la historia
institucional como podría haber sido la que estaba representada por Jorge
Graciarena, como bien dijo Miguel. Yo insistí, pero no pude lograr más que una
entrevista por teléfono. Traté de reconstruir algunas cosas sobre escritos de
Graciarena, pero eso no lo pude lograr.
Enrique Oteiza: No hay nada peor que participar y hacer un comentario cuando
uno llega al final, así que no voy a hacer un comentario acerca del libro, porque ya
se hicieron. Lamentablemente llegué tarde. Sí quisiera destacar la importancia
extraordinaria del trabajo que ha hecho Ana. He sido testigo de eso que ella
describió de manera muy somera de sus idas y vueltas en el período a lo largo del
cual le tocó realizar este trabajo con tantísimas dificultades tanto desde el punto de
vista laboral, económico, familiar, de los dos lados del Atlántico. Y esto es
particularmente importante porque nos deja un legado para la historia intelectual y
científica de las ciencias sociales en la Argentina que es invalorable. Haciendo una
pequeña revisión de materiales disponibles para el estudio de las ciencias sociales
en América Latina, con motivo del 30 aniversario de CLACSO, pude constatar que
faltaban de una manera muy notorias las historias intelectuales ligadas a historias
de vida. En Argentina faltan historias longitudinales sobre el desarrollo de las
ciencias sociales, así como en general trabajos sobre la contribución intelectual y la
vida desde el punto de vista de la historia, a lo largo de la historia, de figuras que
fueron decisivas en el desarrollo de estas disciplinas científicas en el campo de las
ciencias naturales y sociales en el país. Esto es muy chocante cuando uno trabaja
con este tipo de materiales: se trata de revisar algo relacionado con la historia,
estudios sociales de la ciencia y la tecnología. Creo que esto se relaciona con la
historia argentina tan accidentada, tan conflictuada, con tantas amputaciones, con
tantas emigraciones intelectuales, interrupciones funcionales. Cuando realicé ese
examen de las tres décadas vi por ejemplo que hubo tres momentos de producción
que fueron importantes desde una perspectiva (llamémosle de sociología de las
Gino Germani: del antifascismo a la sociología
Argumentos, 5, junio de 2005 19
ciencias sociales), sobre las ciencias sociales latinoamericanas. La primera fue
precisamente en la que Germani hizo su trabajo sobre la sociología
latinoamericana, Florestán Fernández el suyo, hubo un trabajo muy clásico sobre
las ciencias políticas en América Latina, varios trabajos que fueron primeras
contribuciones de examen desde la perspectiva de la sociología del conocimiento,
del desarrollo en la Argentina de la emergencia de esas ciencias sociales
latinoamericanas, realizadas en América Latina, que encaraban problemáticas
latinoamericanas, encontraban un camino sin encerrarse en el provincialismo,
hacían contribuciones inéditas, creaban formas y perspectivas de análisis distintas
de las directamente trasladadas desde los países centrales. Unos años después
hubo otra oleada de trabajos de ese tipo, tres décadas después otra. Y viendo los
trabajos desde los más recientes hacia atrás, la constatación en alguna medida
deprimente que pude realizar fue que los trabajos más recientes se habían
realizado sin conocer las dos oleadas de las contribuciones anteriores. No habían
tenido acceso a esa bibliografía. Que no había sido editada, en su gran mayoría, por
editoriales con capacidad de distribución en la región, que se habían perdido en las
bibliotecas, la forma de enseñanza también estimula poco la revisión y la búsqueda
de perspectiva, de manera que cada vez era como un recomienzo desde
plataformas distintas, de desarrollo epistemológico, etc., de cada uno de los
períodos, pero sin acumulación. De manera que un trabajo de este tipo, como el
que ha hecho Ana, me parece una contribución fundamental para el desarrollo de
las ciencias sociales en la región, y poder examinarlas de una manera crítica.
Muchas gracias.
Miguel Murmis: Estábamos hablando del libro de Ana Germani, no estamos, en
principio, hablando sobre Germani. Y hay un tema que se escuchó acá más a
propósito de Germani que del libro de Ana, que es la cuestión del socialismo
literario. Sin duda Germani leyó a Roselli, creo que es importante incorporar a esta
discusión algo que está esbozado en el libro de Ana pero no está desarrollado. Que
es que no había un frente de liberales que luchaban contra la dictadura. No había
tampoco, como aquí el colega de izquierda acaba de decir, un marxismo
estereotipado y frente a eso un marxismo liberal. Si algo aportaron las ciencias
sociales en América Latina fue la existencia de un marxismo creativo, no liberal y
no estereotipado. Germani lo conoció, Germani tenía relación directa con Florestán
Fernández, esto me parece que está un poco desdibujado en el libro de Ana, pero
Florestán Fernández siguió siendo marxista hasta el día de su muerte. Un marxista
Gino Germani: del antifascismo a la sociología
Argumentos, 5, junio de 2005 20
que supo construir alguno de los trabajos científicos más importantes de Brasil, y
en eso se parecía a Germani, que podía tener un diálogo con Germani, pero se
asentaban en bases distintas. González Casanova puede haber tenido muchos
defectos o virtudes, pero no tuvo la característica de ser liberal en ninguna de sus
etapas. Creo que incluye también a Fernando Enrique Cardozo, un hombre que
construyó su pensamiento a partir del Partido Comunista, y luego fue
evolucionando. Pero creo que esto es tan importante para captar el ambiente
intelectual en el que se movía Germani, que creo que está presente en el libro de
Ana, pero no está presente con todas las diferenciaciones quizás pueden parecer
lujo de clasificadores, pero que hicieron a la riqueza de ese momento. Yo creo que
es tan importante entender que Germani trabajaba con José Luis y pensaba
totalmente distinto que él. No fue el proceso de pensamiento único, que empieza a
aparecer ahora. El pensamiento único de un amigo, pero el pensamiento único es
muy malo, sea de los amigos o sea de los enemigos. Germani no representó eso. Y
acá hay una característica muy importante, que alguna gente que trabajó más
cerca de Germani la vivió, alguna otra gente la vivió, yo tuve la desgracia de vivirla
en alguna oportunidad: como ocurre con tantos luchadores por la libertad y la
democracia, Germani en los tratos personales no era tan libertario y democrático. Y
eso también es parte del proceso de comprensión. Es un señor que hizo este
proceso de construcción utilizando muchas veces relaciones de no libertad y no
democracia con la gente con la que trabajaba. “Eso del peronismo, Murmis, no le
importa a nadie”. O “Eso de los intelectuales no le importa a nadie, no tiene por
qué estudiarlo”. Si quieren estudiar, o las comunidades rurales o las elecciones en
Brasil. Yo creo que es muy importante incorporar estas dimensiones cuando
analizamos estos temas. No hay un pensamiento predominante, no hay un líder
que expone ese pensamiento y los demás lo siguen, hay luchas. Algunas de esas
luchas no fueron buenas, muchas de esas luchas fueron buenas. El Instituto de
Sociología, como decía Ana hace un rato, le dio a Germani discusión, el conflicto fue
demasiado y se fue. Decía ella que de algún modo extrañaba esto cuando estaba
afuera. En realidad haciendo referencia a dos momentos que están muy claros en el
libro de Ana y que llevan a preguntarse no ya cómo fue la trayectoria intelectual de
Germani sino incluso su trayectoria emotiva y como decíamos antes, cultural.
Nuestra cultura grecolatina es muy superior a la anglosajona. Nosotros tenemos
mucha más tradición de riqueza intelectual. Esto no lo dijo ningún hombre
tradicionalista de la Argentina o de Italia, esto lo dijo Germani. A lo largo de su vida
mantuvo esa actitud frente a la cultura anglosajona. Y cuando llega al momento
Gino Germani: del antifascismo a la sociología
Argumentos, 5, junio de 2005 21
que va nada a menos que Harvard (el 92% de los intelectuales del mundo sueña
con estar en Harvard) se sienta mirando para el costado. No lo he visto pero me lo
imagino. Ese es otro de los elementos, como comentaban Alejandro y Silvia, que
daba diversidad al programa. No sólo no era el pensamiento único sino que
tampoco era el expositor del pensamiento norteamericano identificado con el
american way of life. Y era realmente un hombre que peleaba y hacía pelear.
Ana Germani: bueno, a propósito del departamento de Harvard, si tienen un poco
de paciencia les leo una pequeña parte de una carta que escribió Germani donde
ahí designa al Departamento de Sociología de Harvard como “la organización de la
espontaneidad”. El decía, “todo este desarrollo de acuerdo al recuadro, chistes y
palabras idiotas de Hoffman, no es menos Parsons, alcohol y la gente habla siempre
más fuerte, dice cosas incomprensibles, se ríen, se tocan, hacen como si fuesen
realmente de carne y hueso. Pero es una ilusión alcohólica, dentro de pocas horas
quedarán sólo las sombras, los robots de siempre, serán vacíos, posiblemente
cuando llegan a sus casas se aflojan como bolsas vacías se colocan
automáticamente en los armarios hasta que alguien los activa a la mañana
siguiente. Tal vez pertenecen algunos al último modelo con reactivación automática
incorporada, con lo cual basta que se despierta con el despertador y así reanuda su
funcionamiento diario”.
Ana Lía Kornblit: Bueno, ya que no hay más comentarios, cerramos el panel.
Agradecemos mucho a los expositores y muchas gracias a la Universidad de
Bologna.