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Guía de Culto

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Este septiembre los presidentes y primeros ministros del mundo se han reunido en Nueva York para evaluar los esfuerzos realizados para combatir la pobreza durante la década pasada y analizar los pasos a seguir en tiempos en que se da una conjunción sin precedentes de crisis mundiales (climática, alimentaria, energética, fi nanciera y económica).

La evaluación del cumplimiento del compromiso asumido por todos los jefes de Estado y de gobierno, de reducir la pobreza del mundo a la mitad para el 2015, concluye que en lo que va de este 2010 han aumentado a 1.500 millones, el número de personas viviendo en situación de pobreza extrema (64 millones más debido a la crisis del 2009).

Con estos datos, ¡la promesa de reducir la pobreza pareciera casi imposible de cumplir! Sin embargo, aun estamos a 5 años del plazo defi nitivo y tenemos la oportunidad de revertir esta situación.

Desafío Miqueas -campaña mundial que desde la Iglesia Evangélica busca que los gobiernos rindan cuentas de su promesa de reducir, a la mitad, la pobreza extrema para 2015, cumpliendo los 8 Objetivos de Desarrollo del Milenio- ha lanzado la Campaña “Miqueas 2010”.

Así, en todo el mundo alrededor de la fecha 10/10/10 se realizará un conjunto de acciones especiales, programadas para recordar a las autoridades y líderes políticos, las promesas que hicieron hace diez años para vencer la situación de pobreza en el mundo.

La Campaña “Miqueas 2010”, la hacemos inspirados en la Palabra. En ella nos encontramos con muchas historias que nos hablan justamente de la persistencia de la fe y el compromiso en situaciones de absoluta injusticia y fatalidad.

INTRODUCCIÓN

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Por eso, hoy queremos refl exionar juntos y juntas en torno a las demandas de la Palabra en circunstancias tan adversas como éstas.En momentos de crisis, la oración ha sido siempre el recurso que reconforta el alma y que, también, reorienta el dolor hasta elegir los caminos del compromiso.

En esta experiencia vital de la vocación por el Reino, nos encontramos con un hombre creyente que, desde su cómoda posición de cortesano del rey más importante de su tiempo, se conduele frente a la lejana situación de su nación y movilizado por su dolor, reconoce su llamado apelando a la fi delidad de las promesas del Dios en el que él cree.

Esa es la razón por la que esta Guía de Culto para el Día Mundial de Oración por la Lucha contra la Pobreza, Domingo Miqueas, está basada en Nehemías y en ese momento de conmoción, dolor, oración y compromiso que aparece en el capítulo 1 del libro que lleva su nombre.

En tal contexto, Nehemías responde a su llamado sabiendo que implementar “más de lo mismo” no es una solución. Como entonces, confrontar los drásticos impactos sociales y ambientales de las múltiples crisis, implica moverse más allá de los enfoques económicos y trabajar en pos del anuncio y práctica de la justicia: Justicia climática, Justicia fi nanciera, Justicia social…

Aquella justicia que nace de la verdadera identifi cación con nuestro Señor Jesús y de aceptar su invitación a tener hambre y sed de justicia, para saciar así la verdadera Esperanza de la Vida en abundancia.

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SERMóN PARA EL

CULTO

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Quizá una de las experiencias más dramáticas narradas en el texto bíblico y que ha marcado con fuerza el sentido e identidad del pueblo de Israel, fue el ser invadidos y arrasados en sus territorios, para luego convertirse en prisioneros de un exilio forzado o en sobrevivientes abandonados de una nación arruinada.

Esta dura vivencia de desintegración social, se sufrió primero en el reino del Norte. Monumentos asirios de la época, que se conservan hasta hoy, grafi can las condiciones en que se dio la expatriación de decenas de miles de personas.

Por otro lado, la guerra, el hambre y las deportaciones, diezmaron la población dejando sólo a los-as sobrevivientes más pobres como habitantes de lo que había sido el reino del Norte. Más tarde, el Imperio Asirio Babilónico trasladaría miles de personas de distintas naciones para repoblar la zona y refundar Samaria como una de las provincias del Imperio.

La oración de Nehemías

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Un tiempo después de esta invasión, el reino del Sur también sería arrasado por los Asirios. Estos capturaron casi un centenar de ciudades fortifi cadas y un sinnúmero de aldeas, saqueando los tesoros del Templo y el Palacio en Jerusalén. Se llevaron los vasos sagrados a Babilonia para distribuirlos en los santuarios caldeos.

Las casas de los poderosos y las columnas de bronce del Templo fueron destrozadas, la muralla de la ciudad de Jerusalén quedó en escombros y despojaron a su población de todas sus posesiones. Incluso transportaron su ganado hasta Babilonia como parte del botín de guerra.

Cientos de miles de personas fueron llevadas cautivas: príncipes, líderes, el ejército, ciudadanos ricos; y al igual que en el reino del Norte, sólo dejaron en esas tierras a los-as más pobres que se quedaron para resistir, abandonados a su suerte.

Los-as cautivos-as en Babilonia estuvieron al principio como esclavos-as aunque disfrutando de ciertos derechos que les permitieron asentarse en colonias por clanes y dedicarse a labores de agricultura y crianza de ganado en los terrenos caldeos. Las Escrituras nos cuentan que construyeron sus casas, y a través de oportunidades legales, como la “redención”, muchos lograron recobrar su libertad. Al parecer, todas estas circunstancias permitieron a los-as cautivos-as conservar su identidad como nación aun en medio de Babilonia.

Al transcurrir estos hechos, Nabucodonosor reinaba sobre el Imperio Asirio pero luego fue sucedido en el trono por su hijo Evil Merodac. Éste fue derrocado a los pocos años de su gobierno y a partir de entonces el Imperio fue pereciendo a manos de gobernantes ilegítimos. Así, en poco tiempo, el Imperio Asirio Babilónico verá llegar su ruina y sucumbirá ante el nuevo poder político y militar del Imperio Persa.

En el año 538 a.C. Ciro, el monarca persa, invade Babilonia sin encontrar resistencia. Extiende así su soberanía y llega a afi rmar su vasto imperio, al lograr convertirse en el gobernante de todos los territorios que antes habían pertenecido a los asirios.

En el primer año de su reinado en Babilonia, Ciro decide repoblar Judá, el reino del Sur. Cuarenta y ocho años después de la destrucción de Jerusalén, revierte la política de deportación emitiendo un edicto en el que permitía, y recomendaba, el regreso de todos los judíos cautivos a su nación.

Ciro no restableció a Judá como reino, sino como provincia del Imperio

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Persa. Por eso, nombró a Zorobabel, heredero de la línea davídica, como nuevo gobernador y le ordenó reconstruir el Templo –con subvención de la real hacienda-, devolver los vasos sagrados confi scados por Nabucodonosor, y restaurar el culto público en Judá.

Pero no todos los exiliados, ni sus descendientes, respondieron al llamado de Ciro. La Palabra cuenta que los que migraron de retorno, lo hicieron por un deseo de restaurar la teocracia a través de la reconstrucción del Templo como centro de la nación.

Zorobabel se dirigió, entonces, hacia Judá junto a las 42,360 personas que formaron parte de la gola, la expedición del retorno, cuyo traslado estuvo organizado en clanes y familias.

Al llegar a Jerusalén, los territorios de los alrededores se hallaban en ruinas y habitados por samaritanos, amonitas, moabitas y edomitas, entre otros. Entonces, el grupo de los repatriados se comenzó a identifi car así mismo como el “pueblo de Israel” y denominó a los que no fueron exiliados como los del “pueblo de la tierra”. Estos últimos, veían con desconfi anza la reorganización de una religión y comunidad en la que no se sentían incluidos ni consultados y en la que además no habían sido convocados para desempeñar un rol importante ni mucho menos participativo.

Esta situación de recelo mutuo, llevó a una gradual incomunicación entre ambos grupos. Así, se iniciaron las disputas por asuntos de convivencia de tipo social, religioso y sobre la propiedad y uso de la tierra.

Zorobabel rechazó que el “pueblo de la tierra” participara en la reconstrucción. Por su parte, “los de la tierra” arremetieron intrigas contra el “pueblo de Israel” en la corte persa, logrando suspender el trabajo de reconstrucción por 16 años.

Luego de este tiempo, un decreto de Darío retomó con vigor la edifi cación del Templo, que bajo las órdenes de Zorobabel y Josué, y con el estímulo de Ageo y Zacarías, logró concluir su reconstrucción, cuatro años después.

Durante este período, el Sacerdote y Escriba Esdras llega a Judá junto a 1400 personas -la mayoría, judíos de la clase religiosa- en una segunda gola, enviada esta vez por el nuevo rey persa Artajerjes Longimano. Esdras recibe el mandato de constituir jueces en la zona y comenzar a aplicar medidas administrativas desde el Templo, el centro teológico en torno al cual se constituiría el nuevo pueblo de Israel como comunidad de culto.

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Pero la situación con el “pueblo de la tierra”, seguía siendo no menos que insostenible. Probablemente, el contexto de opresión, ataduras y sufrimiento al que fueron sometidos tanto el “pueblo de Israel” como el “pueblo de la tierra”, explica en parte esta constante sensación de sospecha mutua e intrigas en las que conviven durante la reconstrucción.

En el exilio babilónico, en medio de una cultura y una religión extrañas, los judíos cautivos habían tratado de preservar su identidad. Sin embargo, al regresar a Jerusalén se sintieron amenazados por el “pueblo de la tierra”.

Probablemente la medida que impulsa Esdras, para la disolución de los matrimonios entre descendientes judíos y de otras nacionalidades que habitaban estos territorios, fue infl uenciada por el miedo a la contaminación de la fe israelita por elementos extranjeros que podrían signifi car una amenaza a la restauración del culto en Jerusalén.

Entonces, cuando la medida logra ser impuesta, ésta trae enorme desazón entre el “pueblo de la tierra” que observa cómo la reconstrucción teocrática de Esdras impone leyes que atentan contra sus familias, sus afectos y su estructura social ya conformada durante los años de exilio y abandono.

El fuerte recelo contra estas medidas anunciadas por el sacerdote Esdras, hizo que los gobernadores samaritanos, como parte del “pueblo de la tierra”, acusaran nuevamente al “pueblo de Israel” ante el rey Artajerjes; logrando la prohibición de la construcción de los muros de la ciudad de Jerusalén y ocasionando fuertes y constantes afrentas que hacían cada vez más dramática la coexistencia en estas tierras.

Es en estas circunstancias, que retornan Hanani y sus compañeros a Susa, capital del Imperio Persa. Ahí se encuentran con un judío llamado Nehemías, “el consuelo de Dios”, que no había migrado antes con el resto, pues se encontraba sirviendo como copero real en la corte de Artajerjes.

…Y les pregunté por los judíos que habían escapado, que habían quedado de la cautividad, y por Jerusalén. Nehemías es el que comienza el diálogo formulando unas preguntas. Éstas no son, de ninguna manera, parte de una cortesía ante personas que no ve desde hace tiempo, ni mucho menos están hechas a la ligera. Tampoco lo hace por satisfacer una curiosidad o su necesidad profesional de ser un cortesano informado. Nehemías no pregunta por preguntar.

Él pregunta desde un interés muy personal, que al mismo tiempo lo valida

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como parte de una comunidad. Las preguntas de Nehemías son hechas desde su identifi cación con aquellos que están lejos y su forma de iniciar este diálogo muestra su legítima preocupación por la situación de su pueblo.

Hacernos preguntas sobre qué ocurre a nuestro alrededor nunca debería de ser un acto insignifi cante. Vivimos tiempos en los que estamos muy informados pero pocas veces comprometidos con esa información. Los medios de comunicación nos dan cuenta a diario de tragedias alrededor del mundo de las que nos sentimos ajenos-as, distantes y por lo tanto no convocados-a a ningún tipo de compromiso.

Así, nuestra indiferencia social se ve acentuada por nuestras diferencias culturales, políticas y religiosas. Todas estas diferencias nos alejan de la esencia de ser prójimos, es decir de aproximarnos, de encontrarnos y sostenernos.

Y me dijeron: El remanente, los que quedaron de la cautividad, allí en la provincia, están en gran mal y afrenta, y el muro de Jerusalén derribado, y sus puertas quemadas por el fuego. Nehemías escucha esta descripción atentamente y reconstruye en su mente las situaciones de violencia, amenazas mutuas, tensión, desorden y caos social en las que se relacionan estos pueblos que defi enden, cada cual, sus propios intereses.

La Palabra nos cuenta que el retorno de los cautivos, signifi có el surgimiento de relaciones de sospecha, hostigamiento y confrontación mutua, que impedía la reconstrucción de la nación. El enfrentamiento constante entre el “pueblo de Israel” y el “pueblo de la tierra”, hacía que los sueños y las expectativas de la restauración, decayeran ante estos confl ictos.

Hoy en día, la situación global ha degenerado en una grave crisis climática, alimentaria, energética, fi nanciera y económica que nos afecta a todos-as alrededor del mundo. Sin embargo, como en los tiempos de Nehemías el recelo es la forma de relacionarnos como sociedad.

El individualismo nos hace que parezca normal defender intereses sumamente particulares frente a las grandes demandas que exigen una fraternidad más allá de nuestras fronteras.

Y así nos vamos ausentando de dar respuesta a las graves situaciones que afectan a toda la humanidad: la pobreza, los desplazados, los inmigrantes,

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la delincuencia juvenil, la condiciones de vida de los pueblos indígenas, el cambio climático; y nos dedicamos a afrontar los confl ictos desde nuestros muy particulares intereses y necesidades.

Cuando oí estas palabras me senté y lloré, e hice duelo por algunos días, y ayuné y oré delante del Dios de los cielos.Nehemías cae conmocionado al oír las noticias sobre Jerusalén. Como sus preguntas fueron hechas con un interés real, la terrible situación descrita por Hanani lo deja devastado.

Se hunde abatido en su sitio, y cargado de afl icción, estalla en un llanto de dolor e impotencia.

En medio de esta sensación de desesperanza, por lo que se está viviendo en Jerusalén, Nehemías comparte su dolor con Dios. Ayuna y se dirige a Él por varios días, desahogando y ordenando sus pensamientos, vaciando su sentir delante del Señor.

La oración de Nehemías se elabora desde la conmoción y la tristeza por la situación de Jerusalén. Se confecciona en un proceso de buscar salidas en medio de contextos dolorosos y la apertura de ansiar oír a Dios actuando fi el en la historia.

Dios responde a Nehemías en medio de su oración. Él le va mostrando un camino para ordenar sus ideas, sentimientos, fe, testimonio y vocación. Trabaja en él profundamente, a nivel de su compromiso como judío y sus refl exiones prácticas de lo que implica ser parte de su nación.

Hoy en día pareciera ser un reto espiritual escuchar audiblemente al Señor. Pero el caminar de la Iglesia, consiste no solamente en buscar oír a Dios en oración, sino en las razones que nos llevan a buscar sus respuestas.

¿Cuáles son aquellos sucesos capaces de conmocionarnos? ¿Qué nos hace llorar de compasión? ¿Qué situación nos invoca a clamar a Dios por salidas?

Las respuestas de Nehemías a estas preguntas van más allá de su situación individual. Trascienden un sentido de comunidad fraterna y claman fervorosamente por la paz y la justicia de aquellos que, aun estando lejos, son su pueblo.

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Y dije: Te ruego, oh Jehová, Dios de los cielos, fuerte, grande y temible, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos; esté ahora atento tu oído y abiertos tus ojos para oír la oración de tu siervo, que hago ahora delante de ti día y noche, por los hijos de Israel tus siervos

El Dios en el que cree Nehemías, no es un dios que se limita a lo personal o nacional, es el Dios que es Señor del universo. Es el Todopoderoso que genera reverencia y respeto, cuya autoridad consiste en la coherencia para cumplir su pacto con quienes guardan Su Ley no para oprimir, si no para vivir.

Es un Dios que no evalúa distante el dolor humano, que es capaz de acercarse a las complejas situaciones de su creación caída, encontrándolas con todos sus sentidos, con todas sus angustias, con todas sus necesidades. Dios demanda eso mismo de nosotros, Su Iglesia.

A menudo la percepción que tenemos de Dios, está solamente determinada a nuestra relación individual, limitando Su dimensión trascendental y Su poder para actuar en justicia sobre toda realidad que afecta a la totalidad de Su Creación.

Frente a la tragedia de 1.500 millones de personas viviendo situaciones de pobreza extrema; es el Dios de los cielos, grande, poderoso y temible; el Dios al que podemos acudir para clamar una respuesta a nuestras angustias solidarias, al conduelo por los que sufren, a replantear salidas para rescatar sus vidas, para asumir compromisos vocacionales que transformen los padecimientos de quienes son excluidos-as de la existencia.

Nehemías no está orando para que se le quite el susto o se le pase pronto el dolor, de modo que pueda continuar tranquilo ensimismado en su vida. Nehemías ora por sus semejantes, constantemente clama por su situación y busca que Dios lo acompañe en su angustia, señalándole caminos de compromiso con ellos.

Y confi eso los pecados de los hijos de Israel que hemos cometido contra ti; sí, yo y la casa de mi padre hemos pecado. En extremo nos hemos corrompido contra ti, y no hemos guardado los mandamientos, estatutos y preceptos que diste a Moisés tu siervo.

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Los seres humanos le tenemos terror a la culpa. Quizás sea esta una de las razones por las que cuando nos encontramos frente a situaciones de violencia, corrupción o marginalidad, nos autoexcluimos automáticamente para no ser vinculados con ellas, ni tampoco ser señalados responsables de acciones en las que no participamos.

Sin embargo, Nehemías en su oración no solamente clama por el pueblo; Nehemías se hace parte del pueblo. Se identifi ca plenamente con él. No sólo en el clamor de la necesidad que padece si no asumiendo la responsabilidad de sus pecados sociales.

Nehemías se adjudica esta responsabilidad entendiendo que la identifi cación con su pueblo debe de darse bajo cualquier circunstancia. Se asume como culpable y se coloca en primer lugar. Describe la maldad cometida y dice que él también es responsable, aunque se acusa así mismo de hechos que ni siquiera ha presenciado directamente. Es que para Nehemías hacerse pueblo, hacerse humanidad, implica también asumir pecados que van más allá de su ubicación geográfi ca y que demandan una identifi cación plena.

Desde esta perspectiva bíblica, el formar parte de la humanidad nos hace a todos y todas responsables de sus oportunidades y de sus desgracias. La fraternidad no es un ejercicio involuntario ni disperso. Demanda una toma de conciencia que va más allá de uno-a mismo-a e interpela también a un sentido de solidaridad consecuente en toda circunstancia.

Cuando Nehemías habla de sus incumplimientos y los de su pueblo, menciona la Ley. Esta Ley garantizaba justamente la convivencia del pueblo de Dios. Nehemías reconoce que las Leyes de convivencia resultaron desechadas al imponerse reglas arbitrarias en el proceso de restauración de Judá. Nehemías es capaz de denunciar que efectivamente se han producido actos de corrupción también por parte de sus compatriotas, y que este proceder manifi esta un incumplimiento de su compromiso con Dios.

El hacernos prójimos pasa también por reconocer nuestras propias corrupciones como sociedad y como Iglesia. Pasa por reconocer nuestros incumplimientos a la Ley de Dios y sus demandas de cuidar y proteger a los desamparados, de ser mayordomos de la tierra, de no extorsionar a nuestros semejantes con deudas impagables, de promover la salud pública de todos los seres humanos, de tomar la vida en abundancia que el Señor nos ha dado.

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Entonces, si tenemos malos gobernantes, si fracasan nuestras políticas públicas de ayuda social, si existen jóvenes entregados a acciones de delincuencia y pandillaje, si tenemos violencia doméstica, si un continente muere de SIDA, si acontece todo esto: todo eso es nuestro pecado como comunidad.

Sólo si somos capaces de entender estas dimensiones de compromiso e identifi cación como seres humanos, podremos reconocer nuestros pecados sociales y comprometernos a un cambio de actitud real que evidencie el Reino de Dios y su justicia, en medio de este mundo.

Acuérdate ahora de la palabra que diste a Moisés tu siervo, diciendo: Si vosotros pecareis, yo os dispersaré por los pueblos; pero si os volviereis a mí, y guardareis mis mandamientos, y los pusiereis por obra, aunque vuestra dispersión fuere hasta el extremo de los cielos, de allí os recogeré, y os traeré al lugar que escogí para hacer habitar allí mi nombre. Ellos son tus siervos y tu pueblo al cual redimiste con gran despliegue de fuerza y poder. Señor, te suplico que escuches nuestra oración, pues somos tus siervos y nos complacemos en honrar tu nombre.

Nehemías cree en el Dios justo que cumple sus promesas, ya sean éstas tan duras como la dispersión y esclavitud de un pueblo, o tan regeneradoras como reconstituirlo nuevamente.

Entonces, Nehemías le pide a Dios que recuerde sus promesas. Nehemías clama el cumplimiento de las promesas del Dios al que ha servido desde las tierras de su cautividad. Ese Señor que permitió que su pueblo viviera en el exilio como consecuencia de su extrema corrupción, es el mismo Dios que también ha prometido restaurarlos si son capaces de retornar a Él.

La relación entre Dios y su pueblo es una relación de pacto, de redención portentosa, de magnifi cencia mostrada en cumplimiento de la justicia. Ese es el Dios que reconoce Nehemías en su oración y, por eso, siente que no puede ser defraudado. Si bien él y su pueblo han incumplido su parte del pacto, el arrepentimiento -es decir el reconocimiento para el cambio de actitud- permitirá acciones concretas de restauración de Dios para con su pueblo.

Más de ciento noventa jefes de Estado refrendaron en el año 2000 el siguiente compromiso en las Naciones Unidas: “No escatimaremos

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esfuerzos para liberar a nuestros semejantes, hombres, mujeres y niños, de las condiciones abyectas y deshumanizadoras de la pobreza extrema, a la que en la actualidad están sometidos más de mil millones de seres humanos.” El Objetivo número uno de este “pacto”, promete reducir a la mitad, para el 2015, el porcentaje de personas viviendo en situación de pobreza y hambre.

En septiembre de 2008, ministros de todo el mundo declararon que “sin embargo, 1.400 millones de personas siguen viviendo en la pobreza extrema…” y en Enero de 2010 el Banco Mundial anunció que “se estima que, debido a la crisis, para fi nes de 2010 es posible que otros 64 millones más de personas estén viviendo en la pobreza extrema”.

Las promesas en nuestra sociedad están desvirtuadas, pero su cumplimiento no depende solamente de la voluntad política de nuestros gobernantes. Como Nehemías debemos levantar la voz, recordar y demandar el cumplimiento de las promesas que se han hecho en torno a la defensa de la Vida y, así, impedir que millones de seres humanos paguen las consecuencias de nuestra inercia como prójimos.

Ser siervos de Dios consiste en hacer justicia, en amar con misericordia y caminar humildemente con Él. Esta es la demanda que irrumpe en la agenda misionera de la Iglesia alrededor del mundo, y que es prioritaria.

Vivimos tiempos en los que se deben realizar acciones inaplazables para defender a la humanidad y a toda la creación. El Señor demanda que honremos Su nombre siendo consecuentes con Su Ley y Su plan de redención de todo lo creado. Levantar voces proféticas que demanden el cumplimiento de acuerdos para vencer la pobreza en el mundo y procurar la vida plena para millones de ser humanos, se constituye entonces en un acto de profunda espiritualidad y comprensión de la fe en el Dios del universo y de la historia.

“Y te pido que a este siervo tuyo le concedas tener éxito y ganarse el favor del rey.” En aquel tiempo yo era copero del rey.Cuando Nehemías inició sus ayunos y oraciones por la situación de Jerusalén, probablemente no tenía pensado abandonar su puesto de cortesano junto a Artajerjes Longimano, el rey con mayor poder político y económico conocido.

Pero ni el poder, ni el seguro social, ni la vida cómoda que tenía construida en Susa, fue en ese momento más importante que la vocación a la que se sintió llamado, inexcusablemente. Él ya no podía más estar ajeno a lo que

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acontecía en Jerusalén. Ni clamar porque otros hagan lo que él sentía que debía de hacer. Entonces, decide irse en una campaña en la que lo único que tiene como certeza, es que lo espera una realidad sumamente difícil.

Nehemías no había formado parte ni de la primera ni de la segunda gola que se dieron durante más de 20 años hacia Jerusalén. Sin embargo, asume su llamado en ese momento y a pesar de sus temores, no está dispuesto a renunciar. Lo único que le pide a Dios para sí mismo es gracia delante del Rey al que sirve, el gobernante más poderoso de su tiempo.

Sabe que este pedido está de la mano con la voluntad de Dios, quién también antes había permitido que el rey persa Ciro promulgara el retorno de los de la cautividad. Sabe que su Dios es poderoso y fi el para hacer movilizar la conciencia de quienes tienen el poder para ejecutar todo acto de justicia y bien común.

Nehemías apeló a las instancias de poder político y lo hizo desde una convicción espiritual de que su ciudadanía, su pertenencia al pueblo de Dios, sólo era efectiva si reconocía que los malestares de su nación le concernían también a él.

La historia bíblica cuenta como entre el 445 y el 433 a. C., Nehemías recibió la licencia de Artajerjes para la reconstrucción de los muros. Después de llegar a Jerusalén, consiguió construirlos en un tiempo récord (52 días), a pesar de las amenazas y la tensa situación con el “pueblo de la tierra”.

Nehemías, aparentemente, asumió la función de gobernador (peha) de Judá, en donde permaneció por 12 años, antes de retornar a la corte persa. Durante su administración, la provincia de Judá conquistó gradualmente su autonomía política y económica. El nuevo pueblo se constituyó como comunidad en torno al culto del templo y bajo la Ley. En ese mismo siglo, se consolida la canonización del Pentateuco, la norma máxima de la fe y vida del judaísmo.

¿Qué tipo de oración puede producir una conversión a este nivel? ¿Qué comunión con Dios nos mueve a movilizarnos a misericordia, más allá de nuestros muros o de las cautividades donde nos refugiamos para no sufrir? ¿Qué clase de gracia hay que clamar a niveles de nuestros espacios políticos y gobiernos?

La Organización de las Naciones Unidas se creó hace más de seis decenios

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en torno a la convicción de que debía existir un mundo “libre de temor y miseria” y con “dignidad para todos” dentro del marco de una “paz justa y duradera”.

En 1995, una vez fi nalizada la Guerra Fría, este sueño se convirtió en el solemne compromiso, por parte de todos los jefes de Estado y de gobierno, de eliminar la pobreza del mundo. En el 2000, la Declaración del Milenio fi jó el año 2015 para el logro de los más urgentes objetivos de desarrollo social, acordados internacionalmente y conocidos como los “Objetivos de Desarrollo del Milenio” (ODM).

Este 2010 se cumplen 10 años de la fi rma de la Declaración del Milenio y los avances siguen siendo limitados, y hasta en muchos casos se ha retrocedido en su cumplimiento. A pesar de esta realidad, cual Nehemías, tenemos hoy la oportunidad de clamar a Dios por gracia delante de aquellos que tienen el poder político para ejecutar la justicia y cuidar la Vida creada por Dios.

Está en nosotros, como Iglesia, movilizarnos para interceder delante de nuestro Señor sintiendo sinceramente el dolor de la tragedia de millones de seres humanos condenados a sobrevivir; intercesiones que nos ayuden a crecer en una fe más refl exiva, comprometida y activa con el Evangelio de la Vida en abundancia.

Que el Dios de los cielos, grande, poderoso y temible nos revista de fuerza y de Su gracia, para que las demandas por el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio movilicen la voluntad política de los más poderosos de la tierra y traigan la justicia que evidencia de que el Reino de Dios se ha acercado a nosotros.

Nuestra oración, a los 10 años de la fi rma de la Declaración del Milenio.

Dios nuestro, fuerte, poderoso, grande y temible; que cumples tus promesas de amor y permaneces siempre fi el y justo con todos los que te honran y obedecen, te rogamos ahora que escuches nuestra oración.

Tus hijos e hijas, alrededor de todo el mundo, levantamos nuestras voces y clamamos por todos aquellos que sobreviven día a día en situaciones de pobreza y hambre; resistiendo con dolor, la injusticia de no poder disfrutar de

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una vida realmente humana y digna.Sufrimos con aquellos cuya existencia es sólo una angustia permanente producida por la codicia, la acumulación de riquezas, la indiferencia, el desprecio, el racismo y el odio entre los seres humanos.Te pedimos perdón.

Confesamos que no siempre te hemos obedecido y que, directamente o con nuestra indiferencia, somos parte de estos terribles pecados que ocasionan la pobreza en todo el mundo. No hemos sido fi eles a tus mandamientos de amor, solidaridad, justicia y compasión.

Nuestra ceguera espiritual, nos ha hecho actuar de manera egoísta. No hemos hecho caso a tus demandas de movernos a compasión ante el sufrimiento de los otros, y así hemos anunciado tu Evangelio de Vida y Vida en abundancia; de manera limitada y reducida.

Pero ahora Señor, queremos recordar y comprometernos con tus promesas de salvación y reconciliación de todo lo creado. Reconocemos nuestros terribles pecados pero también nuestra infi nita necesidad de que tus promesas de saciar el hambre y sed de justicia, de redimir la tierra, de consolar al abatido, de dar buenas nuevas a los pobres, de otorgar salud y paz plena a todas las naciones; sean una realidad en todos los confi nes de la tierra.

Por eso, ahora, Padre nuestro, te suplicamos que nos pongas a bien y nos bendigas para hablar y demandar a los líderes del mundo que cumplan las promesas que asumieron hace 10 años de luchar por reducir la pobreza en el mundo por lo menos hasta la mitad para el 2015. Te pedimos que lo hagan ejerciendo plenamente la justicia y movidos por una real misericordia y respeto hacia la humanidad.

Concede a tu Iglesia, en el poder de tu Espíritu, contribuir de todas las maneras posibles a liberar a este mundo del pecado estructural de la pobreza y que, fortalecidos en la plenitud de tu amor, valor y sacrifi cio, nuestras palabras y obras declaren el Reino de Dios y su justicia en toda la tierra.

Que así sea. AMEN.

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CLASE PARA EL GRUPO DE JóVENES

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1. DINÁMICA INTRODUCTORIA: ¡PERSONA, PALABRA, LUGAR!

MATERIALES:Una pizarra o tablero, hojas de papel y lapiceros.

OBJETIVO:Introducir a los y las jóvenes a una refl exión comunitaria sobre la importancia de conocer y reconocerse como seres humanos diferentes con pensamientos, valores y cultura particulares.

DESARROLLO:El-la Facilitador-a pedirá a cada uno-a de los-as participantes escoger una persona, una palabra y un lugar que le sea signifi cativo.

Luego, les invitará a reunirse en grupos de a dos. Cada cual escuchará atentamente a su compañero-a y procurará conocerlo-a a partir de la información que comparte. Después, ambos deben ponerse de acuerdo en una sola palabra, persona y lugar que los defi na a los-as dos.

Al fi nal, se formarán grupos de seis personas. En cada uno de estos grupos, procurarán conocerse todos contando la información que produjeron cuando estaban en pareja. Los seis deberán de ponerse de acuerdo en una persona, palabra y lugar que los-as represente como grupo.

Terminada la actividad, se sientan en círculo todos-as los-as participantes y cada subgrupo de seis va diciendo que escogió y comenta el por qué. El-la facilitador-a va a estar tomando nota de los valores más signifi cativos y posteriormente pedirá al grupo que refl exione sobre la importancia de que los seres humanos puedan encontrarse como diferentes y tratar de conocerse para integrarse.

NOTA AL FACILITADOR-A:Previo al desarrollo de la clase, hacer una lectura del estudio bíblico sobre “La oración de Nehemías” que aparece en esta guía como “Sermón para el culto”.

Reflexiones y compromisos a partir de la oración de Nehemías

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2. DINÁMICA: HISTORIAS PARALELAS

MATERIALES:Dos hojas impresas que contengan las narraciones en lenguaje sencillo de:1. la historia del “pueblo de la tierra” que

se queda en los reinos del Norte y del Sur

2. la historia del “pueblo de Israel” que es llevado a la cautividad.

Las historias se deben narrar utilizando la información que hay en el “Sermón para el culto” de esta guía, y contando los hechos desde que comienza la invasión del Imperio Asirio hasta el edicto de Ciro, el rey persa.

OBJETIVO:Que los y las jóvenes refl exionen y se puedan identifi car con los confl ictos que formaban parte del contexto que antecede la oración de Nehemías.

DESARROLLO:El-la facilitador-a pedirá a los-as participantes que se dividan en dos grupos y les entregará una de las dos historias impresas.

Cada grupo debe de leer la historia que le tocó y organizar la representación de la situación descrita en el relato. Concluida la presentación de cada grupo, se pregunta a todos-as los-as participantes:

¿Qué creen que sucedió cuando estos dos grupos, que han vivido realidades tan diferentes, se reencuentran después de 48 años?

¿Cómo reaccionarían ustedes en su lugar?

El-la facilitador-a invita a los-as participantes a revisar la situación de este contexto y les narra el confl icto que se establece cuando estos dos grupos se encuentran (los problemas que originan el cese de la construcción del templo, para que después de mucho tiempo se logre terminar de reconstruir y la nulidad en la reconstrucción de los muros de Jerusalén, en ese momento). Concluye comentando que es en estas circunstancias que Hanani llega a Susa, capital del reino y se encuentra con Nehemías.

3. DINÁMICA: LA PALABRA VIVA

MATERIALES:Biblias o el pasaje fotocopiado de Nehemías 1: 1-10 según el número de participantes.

OBJETIVO:Promover entre los-as jóvenes participantes una refl exión y sensibilización sobre las situaciones

de violencia e injusticia; y la valoración de la solidaridad, la cooperación y el compromiso como respuesta vocacional irrenunciable de los-as creyentes.

DESARROLLO:A continuación el-la facilitador-a pide que usen las Biblias o el texto fotocopiado donde fi gura la oración de Nehemías y formula al pleno de los-as participantes preguntas inductivas para refl exionar en forma comunitaria

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sobre:1. ¿Por qué creen que Nehemías

preguntó por la situación de Jerusalén?

2. ¿Por qué lloró y sufrió tanto cuándo se enteró de las noticias?

3. ¿Por qué creen que llama a Dios: grande, poderoso y temible? ¿Qué piensa Nehemías de Dios?

4. ¿Qué creen que signifi ca que en su oración él se reconozca parte de los

pecados de su pueblo? 5. ¿Creen que las guerras, la corrupción

y la violencia -entre otras cosas- son nuestra responsabilidad, así no hallamos participado de ellas? ¿Por qué?

6. ¿Qué implica para nosotros asumir hoy que somos parte de la humanidad? ¿Qué creen que debemos hacer ante la realidad de la pobreza en el mundo?

4. DINÁMICA: LA UNION HACE LA FUERZA

MATERIALES:¡Buen ánimo para participar!

OBJETIVO:Promover que los-as participantes puedan entender la necesidad de acciones solidarias conjuntas. Valorar las actitudes de cooperación aun en medio de las difi cultades, y encontrar formas de solucionarlas para alcanzar objetivos comunes.

DESARROLLO:El-la facilitador-a plantea la dinámica y les invita a realizarla: se trata de conseguir formar un círculo entre todos-as saltando con un solo pie. El grupo forma una

fi la, uno-a detrás del-la otro-a, la mano izquierda sobre el hombro izquierdo de-la compañero-a que se tiene delante y con la mano derecha se le sujeta el pie derecho. Cuando todos están en esta posición, la persona que encabeza la columna debe tratar de encontrarse al compañero-a que está al fi nal y entre todos-as forman un círculo.

Al fi nalizar el-la facilitador-a comenta la urgente necesita de formar alianzas solidarias locales, nacionales y globales frente a la grave crisis económica, ambiental y social que existe actualmente. Comenta que los y las creyentes tenemos el llamado urgente, al igual de Nehemías, de conmovernos, acercarnos a nuestros gobernantes para que actúen en justicia y comprometernos vocacionalmente en la restauración de todas nuestras relaciones.

5. NUESTRA ORACIÓN DE COMPROMISO

El-la facilitador-a invita a cerrar la clase orando en grupo ubicados en el mismo círculo. Los-as invita a hacerlo en tres momentos: 1. Reconocimiento de pecado, 2. Reconocimiento del Dios del pacto y 3. Compromiso frente a la situación mundial de crisis y pobreza. El-la facilitador-a les pide a los-as participantes que resuman su intervención con una sola palabra por cada momento.

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Cuando oro: !mis manos se mueven!

CLASE PARA NIÑOS

Y NIÑAS

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NOTA AL FACILITADOR-A:Previo al desarrollo de la clase, hacer una lectura del estudio bíblico sobre “La oración de Nehemías” que aparece en esta guía como “Sermón para el culto”.

Reflexiones y compromisos a partir de la oración de Nehemías

1. DINÁMICA INTRODUCTORIA: BÚSQUEDA DE TESOROS

MATERIALES: 10 fotos, o recortes de fotos, que estén relacionados con la lección, que muestren imágenes de gente orando, ayudándose mutuamente y haciendo acciones solidarias por los-as otros-as. OBJETIVO:Que los-as niños-as sean estimulados en su curiosidad para así, aperturar su sensibilización y atención a la refl exión del tema.

DESARROLLO:Previo a que lleguen los-as niños-as el-la facilitador-a esconde las fotos alrededor del salón. Cuando llegan los-as niños-as, el-la facilitador-a les da las siguientes instrucciones:

“Hoy vamos a comenzar nuestra clase buscando tesoros en nuestro salón. He escondido 10 fotos alrededor de este cuarto. El trabajo de ustedes será encontrar todas las fotos. Estas fotos están relacionadas a nuestra refl exión de hoy. Cuando cuente tres ¡comenzamos la búsqueda de las fotos!”

Cuando los-as niños-as han encontrado todas las fotos, el-la facilitador-a les pregunta qué creen qué signifi can y después explica porqué esas fotos tienen relación con la lección y al fi nal entre todos-as llegan al título de la clase: “Cuando oro: ¡mis manos se mueven!”.

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2. DINÁMICA: LA PALABRA VIVA

MATERIALES:Telas o vendas para los ojos.

OBJETIVO:Que los-as niños y niñas identifi quen el valor de la confi anza cuando nos acercamos a Dios en oración y a partir de eso, puedan profundizar su comprensión en la oración que hace Nehemías cuando se entera de lo sucedido en Jerusalén.

DESARROLLO:El-la facilitador-a el-la facilitador-a pide que el grupo se divida en parejas y que se coloquen en un extremo del salón. Un-a niño-a de cada pareja deberá cerrar los ojos o tenerlos vendados mientras el-la otro- lo-a guiará solo con su voz hasta el otro extremo de la sala, de regreso deberán cambiar lugares. Al fi nal, el-la facilitador-a les explicará a los-as niños-as que aunque no podemos ver a Dios, sí podemos confi ar en que Él nos guía.

Seguidamente, el-la facilitador-a comenzará a contar la historia de Nehemías y cómo cuando se enteró de las desgracias que acontecían en Jerusalén comenzó a orar con todos sus sentimientos y compromiso, pidiendo al fi nal a Dios que lo bendijera para que el rey Artajerjes le diera permiso de ir a ayudar a su pueblo a reconstruir los muros de Jerusalén.

3. DINÁMICA: ROMPECABEZA BIBLICO

MATERIALES:1 Copia para cada uno-a los-as participantes con el texto de Nehemías 2 con los espacios en blanco para rellenar.

OBJETIVO:Fortalecer el nivel de atención, percepción y coherencia de los participantes, en relación al mensaje del texto bíblico que estamos refl exionado juntos-as.

DESARROLLO:El-la facilitador-a, comparte a los-as participantes que para saber qué sucedió después con Nehemías y el rey, jugarán a completar las palabras que faltan del texto de la hoja:

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Para reedifi car la ciudad- maderasepulcros de mis padres - a mi favor - triste- cartas a los gobernadores

puertas consumidas por el fuego

Un día, en el mes de Nisán del año veinte del reinado de Artajerjes, al ofrecerle vino al rey, como él nunca antes me había visto triste, me preguntó:

- ¿Por qué estás____________? No me parece que estés enfermo, así que debe haber algo que te está causando dolor. Yo sentí mucho miedo y le respondí: - ¡Qué viva Su Majestad para siempre! ¿Cómo no he de estar triste, si la ciudad donde están los ___________________se halla en ruinas, con sus ___________________________? ¿Qué quieres que haga? —replicó el rey. Encomendándome al Dios del cielo, le respondí:

- Si a Su Majestad le parece bien, y si este siervo suyo es digno de su favor, le ruego que me envíe a Judá _____________________________donde están los sepulcros de mis padres.

-¿Cuánto durará tu viaje? ¿Cuándo regresarás?- me preguntó el rey, que tenía a la reina sentada a su lado. En cuanto le propuse un plazo, el rey aceptó enviarme.

Entonces añadí: -Si a Su Majestad le parece bien, le ruego que envíe ___________________________del oeste del río Éufrates para que me den vía libre y yo pueda llegar a Judá; y por favor ordene a su guardabosques Asaf que me dé __________para reparar las puertas de la ciudadela del templo, la muralla de la ciudad y la casa donde he de vivir. El rey accedió a mi petición, porque Dios estaba actuando___________________.

Una vez que los-as participantes terminan de completar el texto, se les hace las siguientes preguntas de refl exión:• ¿Cuándo oras, por qué o por quiénes oras?• ¿Qué pide Nehemías al rey? ¿para qué? • ¿Qué piensas que podemos hacer para que nuestras oraciones se conviertan en

acciones?

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Cuando todos-as los-as participantes han concluido sus refl exiones en torno a las preguntas, el-la facilitador-a introduce de forma general el contexto actual. Les comparte que en el mundo existen problemas importantes que pueden afectar directa o indirectamente a la vida y a la dignidad de las personas: la contaminación del medio ambiente, la escasez de agua, la violencia familiar y de género, el desempleo, las migraciones, la pobreza, la injusticia, entre otras. Les explicará que frente a estas circunstancias nosotros-as podemos acudir a Dios en oración y que esta conversación con Dios siempre debe conducirnos, como a Nehemías, a acciones específi cas que contribuyan a su resolución.

4. DINÁMICA: SOPLAR LA PLUMA

MATERIALES:Una pluma por cada grupo de niños-as.

OBJETIVO:Que los niños y niñas refl exionen y comprendan cómo pueden ayudarse como grupo. Fomentar la colaboración y colaborar con un ambiente distendido para la refl exión.

DESARROLLO:El facilitador-a formará grupos de niños-as de máximo 10 integrantes. El juego consiste en que cada grupo logre mantener una pluma en el aire durante un determinado tiempo (3 -5 minutos). El-la facilitador-a les pide a los niños-as que coloquen sus manos a sus espaldas. Los miembros de cada grupo deben de situarse muy juntos. Se lanza una pluma sobre ellos-as y todos deben soplar para impedir que se caiga al suelo. Al fi nal del juego, el-la facilitador-a les comentará lo importante es que todos-as colaboren juntos cuando se propongan hacer algo. Así sea algo tan simple como mantener una pluma fl otando en el aire, requiere la fuerza y el trabajo de todos-as. Lo mismo sucede con lo que pedimos a Dios en oración, requerimos la participación de todos los-as creyentes en un mismo sentir y cumpliendo un mismo propósito.

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5. DINÁMICA: MI ORACIÓN CON COMPROMISO

MATERIALES:Varias tiras de papel de color o cartulina, de unos 10 x 4 cm, según el número de niños-as en la clase.

OBJETIVO:Que los-as participantes refuercen sus compromisos de oración, al escribirlos.

DESARROLLO:El-la facilitador-a inicia la dinámica repartiendo una tira de papel a cada niño-a y asegurándose que todos-as tengan acceso a algo con qué escribir. La actividad se desarrolla invitando a que los-as niños-as escriban motivos de oración en las tiras de papel con relación a la situación de pobreza en el mundo. Cuando terminen de escribir se les pide que las junten, entrelazándolas a las de los-as otros-as como eslabones hasta formar una cadena. El facilitador-a pide a dos niños-as que concluyan con una oración sencilla porque los pedidos de los eslabones se cumplan, todos-as unidos-as y formando un círculo.

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GUÍA PARA EL CULTO DEL DÍA MUNDIAL DE ORACIÓN POR LA LUCHA CONTRA LA POBREZA Octubre 2010

EDICIONES PAZ Y ESPERANZAJr. Hermilio Valdizán 681Jesús María - Lima PerúTelf. 463-3300 anexo 25

[email protected]://www.micahchallenge.org/

Contenido: Érika Izquierdo Paiva

Edición: Sonia León

Diseño y diagramación: Lander Aspajo Quiñones

Impresión: Praze Comunicaciones S.A.C.