hay un camino a la derecha

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para aliviar o curar alguna enfermedad relacionada con el corazón, y al cabo del tiempo se llega a la conclusión de que ese medicamento acaba dañando a la gente que lo toma, e incluso llega a causarles la muerte… Me dirán que lo más “lógico”, lo más sensato sería retirar el

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Supongamos que se pone a la venta un medicamento para aliviar o curar alguna enfermedad relacionada con el corazón, y al cabo del tiempo se llega a la conclusión de que ese medicamento acaba dañando a la gente que lo toma, e incluso llega a causarles la muerte… Me dirán que lo más “lógico”, lo más sensato sería retirar el medicamento del mercado e impedir su venta.

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Pero, imaginen que a pesar del riesgo serio de causar daños irreparables en la salud de las personas, algunas siguen empeñadas en seguir haciendo uso de él.Pues “esto” es lo que están dispuestos a hacer quienes, pese a haber incumplido el Partido Popular su programa de Gobierno y haberlos traicionado, siguen en la idea de volver a votar a Mariano Rajoy Brey.

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¿Qué sentido tiene volver a comprar el mismo medicamento que puede causar daños a la salud y a la supervivencia de España?

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VOX es la mejor opción, el mejor “cirujano” para curar a nuestra España enferma, regenerarla, y sacarla de la situación de corrupción en la que está, debido a los “malos medicamentos” que le hace tomar el Partido Popular…

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Santiago Abascal abandonó el PP, su partido de siempre, para fundar VOX.¿Es Rajoy un traidor a su electorado o un hombre pragmático? Si el PP ha pasado a ser un partido más del “consenso socialdemócrata”, ha abandonado los principios que siempre dijo que eran “irrenunciables”… ¿Quiénes representan hoy en España la “derecha política”?

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¿Existe todavía un espacio político para la derecha, o la hegemonía cultural de la izquierda es definitiva? En el libro, HAY UN CAMINO A LA DERECHA, Santiago Abascal expone, de forma valiente y sincera, sin complejos, su visión sobre la política española a través de los asuntos más controvertidos y argumenta cómo aún puede refundarse la derecha en España.

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Como afirma en el prólogo del libro, el sociólogo Amando de Miguel: “Por fin se nos muestra un político español que asegura ser de derechas. Todos los demás se disfrazan de socialdemócratas o centristas, lo que más bien parece una aberración lógica o estadística. Al de Amurrio -refiriéndose a Santiago Abascal- le resulta muy fácil situarse en la derecha; basta con quedarse donde estaba antes de que el PP se saliera de ella.”

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Y continúa Amando de Miguel: Muchos de sus antiguos conmilitones pretenden ocupar el lugar del PSOE. A su vez, los socialistas no hacen más que moverse a su siniestra para fagocitar a Podemos. A saber quién se merendará a quién. El argumento de Abascal me parece impecable: “Nadie puede ser de izquierdas o de centro si no hay nadie a la derecha”. El vasco cuenta con una gran ventaja aleatoria: en las listas por orden alfabético siempre aparece el primero.»

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‘Hay un camino a la derecha’, pertenece al género literario de la conversación relajada. Es fruto de las charlas que mantuvo el pasado verano Abascal con el escritor y periodista Kiko Méndez-Monasterio, director de GACETA.ES, con quien comparte, además de generación y barba, ideas y valores, como la defensa de la familia y de la vida o una lucha decidida contra la islamización.

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Kiko Méndez-Monasterio,gran conversador, ha tirado audazmente de la lengua a Santiago Abascal sobre la historia reciente y pasada de España, el proyecto de VOX, la visión del político sobre las formaciones emergentes o del viraje del PP para ocupar el espacio del PSOE, con Rajoy y Soraya Sáenz de Santamaría al volante.

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Santiago Abascal, disidente ‘popular’ desde 2013, entra al trapo de lleno, sin tapujos, llamando al pan, pan, y al vino, vino, sin complejos, y no duda en afirmar, por ejemplo, que la Ley contra la Violencia de Género es injusta y atenta contra la igualdad que dice defender. Carga, además, contra sindicatos, jueces y diputados al servicio de las grandes empresas y que si por él fuera, cerraría el Constitucional y suprimiría los parlamentos y gobiernos autonómicos.

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El libro también repasa varias anécdotas personales y políticas, como las cartas que en su día envió al presidente Mariano Rajoy y al líder de Ciudadanos, Albert Rivera, respecto de las que nunca recibió respuesta de ninguna clase. Contra el inmovilismo, Santiago Abascal narra el camino para llegar a esa regeneración democrática que necesita España y tantos venden algunos presentando líderes de imagen juvenil.

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El valioso testimonio de Santiago Abascal no puede dejar indiferente a nadie: cerca de cumplir 40 años, carga a sus espaldas un combate desde muy joven contra la mafia separatista –ETA-, que pretendió liquidarlo desde que contaba 23 años, como también a su padre, el histórico dirigente político Santiago Abascal Escuza. Sin embargo, con tal bagaje, no ha perdido la ilusión. Si con 30 años impulsó la Fundación Denaes, para la Defensa de la Nación Española, y en 2014 fundó VOX, junto a José Antonio Ortega Lara y otros, el próximo 26 de junio se presenta a las elecciones generales para poner en práctica su plan.

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En todos los grupos humanos, en todas las Sociedades siempre hay una gran cantidad de gente que considera que su forma de vida es lo suficientemente aceptable, que no hay nada o casi nada que merezca ser cambiado, o como mucho que las cosas merecedoras de ser cambiadas no son demasiadas, que determinados “cambios” es meterse en aventuras “revolucionarias”, y que evidentemente las actitudes transgresoras están de más…

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También están los que consideran que lo que nos legaron nuestros mayores (tras muchos ensayos, aciertos, errores) no merece la pena ser conservado y que hay que hacer un cambio social profundo, y que apenas nada es digno de ser conservado. Estoy hablando de quienes se atribuyen el monopolio del “progresismo”, de quienes se erigen en la vanguardia moral y, por supuesto, aspiran a convertirse en los nuevos gestores y “salvarnos”, da igual si nos gusta como si no… Y por descontado, todo lo que contradiga sus proclamas, consignas, dogmas es cosa de gente egoísta, anacrónica, ”facha”, reaccionaria, gente despreciable a la que habría que apartar a toda costa.

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Las Sociedades que realmente progresan, avanzan sin grandes traumas, sin desasosiego, sin inseguridades, con paso firme, sin entrar en constantes crisis desestabilizadoras para sus integrantes, sin llevar a la gente a situaciones de angustia vital; son las que son capaces de mantener un cierto equilibrio en el que los que se hacen llamar de “izquierdas” y “progresistas” no acaben imponiendo sus criterios, y mucho menos acaben tomando el poder, pues en ese caso, esas sociedades están abocadas al suicidio, o casi.

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Para que no ocurra esto último, para que no sea posible, es necesario que nunca sean mayoría los que cuestionan el consenso más o menos general, de que las fórmulas de convivencia existentes son suficientemente válidas. Para evitar que la gente viva inmersa en continuos sobresaltos, para que se sienta miembro de una sociedad estable, perdurable, próspera, es imprescindible que existan “absolutos”, sí, asideros incuestionables, y de “esos absolutos” son de los que se habla en el libro de Santiago Abascal, o mejor dicho, acerca de la conveniencia de no cuestionarlos.

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Pero para conseguir esos “asideros incuestionables” Santiago Abascal y el partido, VOX, del que es presidente, propone recuperar el estado unitario, el desmantelamiento del “estado de las autonomías”, y que se recuperen por parte del Gobierno de España las competencias transferidas a los gobiernos regionales, y se cree una sola “oficina de compras, de contratación de bienes y servicios”; condición imprescindible para hincarle el diente a la maldita corrupción.

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Para conseguir esos “asideros incuestionables” VOX también propone que se lleve a cabo una estricta separación de poderes, desaparezca el Tribunal Constitucional y se integre en el Tribunal Supremo como una “sala” más.

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Santiago Abascal, como presidente de VOX, también propone que se supriman TODAS las subvenciones a los partidos políticos, sindicatos, organizaciones patronales, y ongs de toda clase, cuyos gastos deben ser sufragados exclusivamente por afiliados.

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Por supuesto, en todo ello aplicándose el principio de mínima intervención, la idea de que el mejor gobierno es la mínima expresión de gobierno, pues asistimos a un caos intelectual de tal magnitud que a menudo olvidamos que, el gobierno correcto es aquel que protege la libertad de los individuos. Y la única forma es reconociendo y protegiendo sus derechos a la vida, la libertad, la propiedad, y a la búsqueda de la felicidad (que no es lo mismo que “hacerlos felices”). Y como es lógico, el Gobierno debe identificar y castigar a aquellos que violan los derechos de sus ciudadanos, sean criminales nacionales o agresores extranjeros.

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Ni que decir tiene que Santiago Abascal afirma en su libro que es la iniciativa privada la única que crea empleo, pues los gobiernos solamente crean burocracia, a la vez que crean más y mayores impuestos que impiden que despegue la economía, que empobrecen cada vez más a la clase media, a la vez que promueven el despilfarro, el aumento del déficit (que está hipotecando nuestro futuro y el de nuestros hijos y nietos) y alientan el latrocinio generalizado.

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El libro de Santiago Abascal, HAY UN CAMINO A LA DERECHA, aborda igualmente la necesidad de derogar las denominadas “leyes de género”, tales como la ley del aborto, la LVIOGEN, ley de violencia “de género” de 28 de diciembre de 2004 que priva a los hombres de los más elementales derechos constitucionales, empezando por la presunción de inocencia; así como que se reforme la ley de divorcio para que se generalice la custodia compartida de los menores y no se convierta a los hijos en huérfanos de padre tal como ocurre en España en la actualidad en la mayoría de las rupturas de pareja…

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Por otro lado, en el libro de Santiago Abascal está presente de manera permanente, la idea de que hay que conseguir que el poder del gobierno esté claramente definido, limitado de forma muy estricta y precisa, para que ni el gobierno, ni ninguna organización criminal, ninguna organización de gansters que quiera conseguir poder estatal pueda abolir la libertad de los ciudadanos.

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Otra idea más, de las muchas y sabias ideas expresadas por Santiago Abascal, y que nunca deberíamos de olvidar es que ninguna Nación medianamente sensata está constantemente poniendo a debate su forma de “jefatura de Estado”, o su forma de organización territorial, o las competencias de su Ejecutivo, o de su Legislativo, o de su Poder Judicial; tampoco hay ningún país de nuestro entorno cultural en el que se esté constantemente cuestionando su política exterior (en España cuando cambia el Gobierno los que hasta entonces eran aliados pasan a no serlo, y viceversa…)

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Tampoco en ningún país civilizado se está constantemente cambiando el sistema de sanidad pública, o el sistema público de enseñanza, y tantas y tantas cosas más que conducen a los ciudadanos a pensar que en España las reformas nunca se acaban, con el consiguiente desánimo que produce la constante transitoriedad a la que nos tienen acostumbrados quienes nos “mal-gobiernan” desde hace cuatro décadas.

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En fin, ya para terminar, acudamos al Diccionario de la Real Academia Española que dice que el vocablo “derecha” viene del latín “directus” (directo, directa):

1. adj. Recto, igual, seguido, sin torcerse ni a un lado ni a otro….2. adj. Justo, legítimo.3. adj. Fundado, cierto, razonable.4. adj. Que va sin detenerse en puntos intermedios (“Ir derecho al asunto”)5. adj. Dicho de una parte del cuerpo humano, que está situado en lado opuesto al corazón…6. Facultad del ser humano para hacer legítimamente lo que conduce a los fines de su vida…7. Propio de “la derecha política” (de ahí lo de “derechista”)

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En definitiva, no tengan dudas de llamarme “de derechas” por aspirar a vivir en una sociedad de hombres y

mujeres responsables de sí mismos (la responsabilidad es la otra cara de la

moneda de la libertad). Una sociedad de seres adultos, soberanos,

autogobernados, una sociedad de personas en la plena extensión de la palabra, es decir, una sociedad libre.

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Y… dado que todo lo expuesto no puede ser y estar más “claro”, ya solo cabe que quienes lleguen a la conclusión de que “eso, todo eso es lo que yo pienso, que… hay un camino a la derecha”, permitan que les digamos que cojan ese camino y no lo abandonen, no opten por el camino “menos malo”, cojan el mejor.