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HE SHALL HAVE DOMINION A Postmillennial Eschatology

EL TENDRÁ DOMINIO Una Escatología Postmilenial

Kenneth L. Gentry, Jr.

Institute for Christian Economics Tyler, Texas

Esta es una traducción de la

PARTE IV: ESPECIFICACIONES

17. APOCALIPSIS

Traducción al Español por Ezequiel Ubios

APOCALIPSIS (by Kenneth Gentry)

Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto. (Apocalipsis 22:6)

Introducción

Apocalipsis se distingue de todos los otros libros del Nuevo Testamento como el que se ocupa principalmente de las preguntas proféticas.

Una visión sustancialmente errónea de esta piedra angular de la profecía bíblica es, por lo tanto, contraria a cualquier esperanza de una verdadera escatología bíblica.

De hecho, los eruditos que no son posmileniales a menudo señalan los males de Apocalipsis como contra-indicativos para el posmilenialismo.

Aunque no podemos profundizar en la Revelación, es importante que al menos comprendamos su deriva fundamental y sus características principales. El punto de vista desde el cual me acerco a Apocalipsis es el del preterismo, que presenté brevemente en el Capítulo.

A pesar de la opinión popular, Apocalipsis es una obra profética que se ha cumplido en gran medida en el pasado. Después de presentar varios aspectos interpretativos significativos de Apocalipsis, examinaré su flujo profético.

Apocalipsis por Kenneth Gentry �2

Audiencia Original

Al interpretar cualquier libro de la Biblia, es importante comprender a la audiencia que fue dirigida originalmente.

La preocupación del intérprete evangélico es comprender la gramática de un pasaje a la luz de su contexto histórico, no a pesar de ese contexto.

Hay al menos tres factores en Apocalipsis que enfatizan la audiencia original y sus circunstancias.

Estos apoyan fuertemente una posición preterista.

Cuando estos se combinan con el asunto de la expectativa de Apocalipsis, el enfoque preterista se justifica sobre la base de un buen principio hermenéutico.

Primero, en Apocalipsis, Juan estaba escribiendo a iglesias particulares, históricas e individuales que existían en su época.

Apocalipsis 1:4 proporciona un comienzo epistolar común: "Juan a las siete iglesias que están en Asia: Gracia sea con ustedes, y paz, de aquel que es y que fue y que ha de venir".

En el versículo 11, él nombra específicamente las siete iglesias a las que escribe: Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea.

Conocemos estas ciudades como ciudades históricas que contienen iglesias reales.

En Apocalipsis 2 y 3, estas siete Iglesias son dirigidas con exhortaciones y advertencias individuales. Curiosamente, varias de las alusiones históricas,


geográficas y políticas contenidas en las cartas muestran que, de hecho, Juan tuvo en vista las iglesias específicas a las que se dirigió.

Segundo, aprendemos que Juan escribió a esas iglesias para ser entendido.

La primera frase de la obra de Juan se ha convertido en el título de la obra. Y a partir de ese título sabemos que Juan pretendía que su trabajo fuera una "Revelación". La palabra griega para "Revelación" es Apokalupsis, que significa "Abrir, Descubrir".

Juan pretendía que su libro fuera una iniciación de la verdad divina para su audiencia original.

Además, en Apocalipsis 1:3 leemos: "Bienaventurado el que lee y los que escuchan las palabras de esta profecía, y guardan las cosas que están escritas en ella; porque el tiempo está cerca".

Se espera que los miembros de las iglesias a las que se dirigió Apocalipsis lean, comprendan y guarden las instrucciones de la Revelación.

La Revelación llama a cada iglesia a prestar atención espiritual y cuidadosa a sus palabras.

Tercero, en Apocalipsis, Juan señala que él y las siete iglesias ya han entrado en "La Tribulación", que es una de las principales expectativas proféticas del libro (Ap. 7:14): "Yo, Juan, que también soy tu Hermano, y Compañero en la Tribulación” (Ap. 1:9a).

En Apocalipsis 2 y 3, hay alusiones a mayores problemas que se están dando a nivel mundial. Juan está claramente escribiendo a iglesias históricas particulares sobre sus graves circunstancias actuales.


El factor de audiencia original no puede ser pasado por alto; el mensaje de la Revelación debe ser relevante para ellos.

Expectativa Contemporanea

Como se mencionó en el Capítulo 8, una de las características más obvias, aunque más ignoradas de Apocalipsis es la expectativa de Juan.

La expectativa de cuando deben ocurrir los eventos de Apocalipsis es urgente, que van a suceder pronto.

El "tiempo está a la mano"; los eventos "deben suceder en breve". Esta expectativa temporal es "debe suceder en breve".

Esta expectativa temporal se anuncia estratégicamente: Aparece tres veces en el capítulo inicial, Introductorio (Apo. 1:1, 3, 19) y cuatro veces en el capítulo final, Final (Apo. 22:6, 7, 12, 20).

La aparición en ambos de estos capítulos es importante porque engloban el simbolismo altamente forjado del cuerpo profético del libro que está contenido en la sección desde Apocalipsis 4:1 hasta 22:6.

Estas partes de Apocalipsis en la cual están puestos los indicadores de tiempo son generalmente de un carácter más histórico que profético.

Con la particularidad de la audiencia enfatizada en conjunto con su mensaje de la expectativa urgente de los eventos que deben suceder, no veo cómo se pueda escapar de algún tipo de preterismo.

Y no veo como se pueda escapar de algún tipo de preterismo, siendo que la audiencia particularmente tenia un mensaje urgente y su expectativa sobre los eventos que deben suceder pronto.

Sin embargo, hay quienes intentan escapar de tal lógica.


Algunos comentaristas, como John Walvoord, entienden que estos términos indican que cada vez que los eventos comienzan a suceder, ocurrirán con gran rapidez, uno tras otro con gran celeridad.

Otros, como Robert Mounce, los ven como indicativos de que tales eventos como Juan profetizó son siempre para que sucedan pronto.

Es decir, los eventos siempre están listos para ocurrir, aunque pueden no ocurrir hasta miles de años después.

Y otros, como Leon Morris, ven las referencias de Juan como una medida del tiempo de Dios, no del hombre.

Es decir, Juan está diciendo que estos eventos sucederán "en breve" desde la perspectiva de Dios. Pero, entonces, debemos recordar que "un día para El Señor es como mil años" (2 Pedro 3:8).

¿Pero son estos intentos capaces de derrocar la evidencia?

Debemos recordar que Juan estaba escribiendo a las iglesias históricas que existían en su época. Él y ellos ya habían entrado en las primeras etapas de "La Tribulación" (Ap. 1:9a).

Sería una burla cruel de sus circunstancias si Juan les dijera que cuando llegue la ayuda, vendrá con rapidez, aunque no llegue hasta dos o tres mil años después.

O decirles que los eventos están por suceder pronto, aunque los lectores de su carta nunca los experimenten.

O que Dios enviará ayuda pronto, de acuerdo con la forma en que el Dios Eterno mide el tiempo: Solo unos días, o quizás milenios.

Además, cada uno de estos enfoques se destruye por el hecho de que Juan repite y varía sus términos para eliminar cualquier confusión.


Piensa en esto: Si estas palabras en estos versículos no indican que Juan esperaba que los eventos ocurrieran pronto, entonces, ¿qué palabras podría haber usado Juan para expresar tales cosas? ¿Cómo pudo haberlo dicho más claramente?

Fecha en que fue Escrita

La fecha de la escritura del Libro de Apocalipsis es ciertamente anterior al 70 d.C., y probablemente tan pronto como el 65-66 d.C.

No probaré aquí el argumento de esta "fecha temprana" (a diferencia de 95-96 d.C.), porque he tratado esto en profundidad en otro lugar.

Pero debemos tener esto en cuenta, porque una gran parte de las profecías en Apocalipsis detallan un cumplimiento en la era que lleva a la destrucción del Templo, como lo mostraré.

Tema de Apocalipsis

El tema de Apocalipsis se establece en Apocalipsis 1:7: "He aquí, Él viene con las nubes, y todos los ojos lo verán, incluso los que lo traspasaron; Y todas las tribus de la tierra se lamentarán sobre Él".

Este tema es fácilmente aplicable al juicio de Cristo sobre el Israel del primer siglo. Esta venida de la nube de Cristo en el juicio es una reminiscencia de las venidas de la nube de Dios en el Antiguo Testamento en el juicio de los pueblos y naciones históricas antiguas.

Dios "viene" sobre los enemigos de Israel en general (Sal. 18:7-15; 104:3), sobre Egipto (Isa. 19:1), sobre Israel desobediente en el Antiguo Testamento (Joel 2:1, 2), y así sucesivamente. No es necesario que se


refiera a Su final, Segundo Advenimiento que viene para poner fin a la historia.

Esto es así por las siguientes razones:

(1) La venida será presenciada por "los que lo traspasaron". El claro testimonio del registro del Nuevo Testamento es el de la la culpa de los Judíos del siglo primero.

(2) La referencia a quienes lo traspasaron se ve reforzada por la designación de los dolientes. Se les llama "todas las tribus de la tierra". Aquí, la "tierra" (ge) probablemente debería traducirse como "tierra", La Tierra Prometida (ver discusión más abajo). La idea de las "tribus" en Apocalipsis es de las doce tribus de Israel (Ap. 7:1 pie). Cada vez que se aplican "tribus" más allá de Israel, la aplicación agrega la noción de "cada lengua y parentesco".

Además, el enfoque de esta "tribulación" (Ap. 1:9; 7:14) es dicho por Cristo que es Judea (Mateo 24:16, 21).

(3) La expectativa de esta venida es por un escritor inspirado que espera que ocurra pronto.

El Segundo advenimiento aún no ha ocurrido, mientras que más de 1,900 años han transcurrido desde el momento en que se esperaba que esta venida fuera "rápidamente" (Ap. 22:7, 12, 20).

Con respecto a los Judíos, la guerra Judía con Roma desde el 67 al 70 d.C. provocó la muerte de decenas de miles de Judíos en Judea y la esclavitud de miles y miles más.

El historiador Judío Josefo, que fue un testigo ocular, registra que 1.100.000 Judíos perecieron en el sitio de Jerusalén, aunque esta cifra se disputa. J. L. von Mosheim, el gran historiador eclesiástico, escribió que "a lo largo de toda la historia de la raza humana, nos encontramos con muy


pocos, si acaso, casos de masacre y devastación para compararlos con esto".

Pero por terrible que fuera la pérdida de vidas Judías, la devastación absoluta de Jerusalén, la destrucción final del Templo y la eliminación concluyente del sistema de sacrificios se lamentaron aún más.

El significado del pacto de la pérdida del Templo es el resultado más dramático de la Guerra. Por lo tanto, cualquier calamidad Judía después del 70 d. C. seria menos en comparación con el significado histórico-redentor de la pérdida del Templo.

Entonces, la expectativa de un juicio de Cristo en el primer siglo es fácilmente explicable en términos del registro bíblico e histórico.

Por lo tanto, el punto permanece: Juan claramente esperaba que ocurrieran pronto los eventos de Apocalipsis.

Enfoque Primario

Uno de los términos de significado más comunes en Revelación es la palabra griega ge. Ocurre ochenta y dos veces en los veintidós capítulos de Apocalipsis.

Esta palabra se puede traducir de dos maneras:

(1) "Tierra" (que indica todo el globo terráqueo) o

(2) "Tierra" (que se refiere a una parte particular de la tierra, como la Tierra Prometida).

Pareciera que la abrumadora mayoría de sucesos de este termino en el contexto de Apocalipsis sugiere su referencia como “la Tierra”, la famosa y amada Tierra Prometida.


Las razones que justifican tal traducción son las siguientes:

La naturaleza muy Judía de Apocalipsis sugiere la creencia de tal traducción. Las peculiaridades léxicas y sintácticas de Apocalipsis son extremadamente Hebraicas.

Además, la primera aparición del término aparece en el tema del versículo de Apocalipsis 1:7 y debe significar la Tierra Prometida (ver argumento anterior).

Además, es usado más adelante de maneras fuertemente indicativas de una referencia Palestina. A veces se pone en contra del "mundo" (Ap. 3:10) o "cada nación" (Ap. 11: 9,10; 13:7, 8; 14:6).

En Apocalipsis 7, la devastación en la "tierra" aguarda el sellado de 144,000 Judíos que representan a las doce tribus (ver Ap. 14:3). Después de esto, son considerados los Cristianos del resto del mundo (Ap. 7:9).

Habiendo tenido en cuenta estos factores interpretativos, examinaremos Apocalipsis.

Preparación para el Juicio

En la primera parte de Apocalipsis (Ap. 1-5), Juan y su audiencia están preparados para las escenas de juicio aterrador que seguirán.

A pesar de la agitación, Cristo es visto entre las siete iglesias como su Defensor (Ap. 1:12 pie). Él conoce su tribulación y la acortará para los fieles (Ap. 2-3; especialmente: 2:10; 3:10).

Luego, Juan y sus lectores se preparan contra la tormenta del juicio de Dios por una visión del papel celestial en la agitación y la devastación.

El Dios Todopoderoso se ve en un control soberano, glorioso, sereno, sentado sobre un trono de juicio (Ap. 4).


El Señor Jesucristo es visto como el Juez de Israel (Ap. 5; cf. Mat. 26:64). La identificación del rollo que se le da a Cristo es importante para el mensaje de Apocalipsis, ya que representa el decreto de divorcio de Dios contra Israel.

El divorcio en la Biblia es siempre por ejecución, ya sea literal o pacto.

El Divorcio de Israel

El Pergamino de Siete Sellos: El Divorcio

En Apocalipsis 6-19, el juicio de Israel se retrata de manera cíclica. El Rollo de los siete sellos parece ciertamente representar la "carta de divorcio" de Dios dictada por el Juez en el trono en contra de Israel.

Se sabe que los decretos de divorcio se escribieron entre los Judíos en la era bíblica. Es igualmente cierto que el matrimonio se basó en un contrato de alianza.

Que el pergamino en Apocalipsis 6 sea una carta de divorcio se sugiere en las siguientes consideraciones:

Primero, en Apocalipsis tenemos un énfasis prominente de dos mujeres en particular. Dos mujeres que obviamente se corresponden como opuestas entre sí. Las dos mujeres son la ramera malvada de la bestia (Ap. 17-18) y la novia pura de Cristo (Ap. 21).

Se corresponden con la Jerusalén terrenal, que fue la escena de la crucifixión de Cristo (Ap. 11:8), y la Jerusalén celestial, que es santa (Ap. 21:10), como se muestra a continuación.


El flujo y la deriva del libro es la revelación y ejecución del juicio legal (Ap. 15:3; 16: 5-7) sobre la ramera fornicadora y la venida de una novia virginal, obviamente para tomar el lugar de la ramera después de un matrimonio. Cena (Rev. 19).

Segundo, el fondo aparente del Antiguo Testamento para esta imagen se encuentra en Ezequiel.

En Ezequiel 2:9-10, el juicio de Israel se describe como un rollo escrito en la parte de adelante y atrás, y se le entrega a Ezequiel. Esto se corresponde perfectamente con Apocalipsis 5:1. En Ezequiel, en los capítulos 2 y siguientes, se describe la devastación de Israel, que se corresponde con Apocalipsis 6 en adelante.

En Ezequiel 16, se ve a Israel como la esposa del pacto de Dios que se convirtió en una ramera (véase también Jeremías 3:1-8; Isa. 50:1) que confiaba en su belleza y cometió fornicación, tal como Jerusalén-Babilonia de Apocalipsis. (Ap. 18).

Ella es expulsada y juzgada por esta mala conducta.

Tercero, siguiendo el "divorcio" y los juicios asociados con ellos, Juan se da vuelta para ver la llegada de una nueva "novia" del cielo (Ap. 21-22).

Parecería que la nueva novia no podría tomarse hasta que la esposa prostituta primero debe ser tratada legalmente.

Juan importa las imágenes de la ramera, la novia y el banquete de bodas; Esto no se está leyendo en el texto desde el exterior. Así, la imagen de divorcio se ajusta al flujo dramático de la obra.

El juicio de la ramera fornicadora comienza cuando Cristo empieza a abrir los siete sellos en el rollo:

Dios el Padre entrega el juicio a Cristo, quien abrirá el rollo, teniendo así autoridad de juicio confiada a Él. (Juan 5:22; Ap. 5:4-7).


Jesús le dice a Caifás y a aquellos que más tarde se asociaron con él en la crucifixión, que verán al "Hijo del Hombre viniendo con las nubes del cielo" (Mateo 26:64).

Esto encaja bien con las imágenes Paulinas de la expulsión de la única esposa. (Agar, que es representante de la Jerusalén a continuación) y la toma de la otra esposa (Sara que es representante de la Jerusalén en la parte superior) en Gálatas 4:24 en adelante.

A medida que se abren los sellos, comienzan los juicios. En la apertura del primer sello (el caballo blanco) tenemos una imagen del ejército Romano que ingresa victoriosamente a Israel hacia Jerusalén (Ap. 6:1-2).

Esto no puede ser Cristo, porque:

(1) El caballo blanco es la única similitud con Apocalipsis 19:11.

(2) Cristo está abriendo los sellos en el cielo.

(3) Las criaturas vivientes no le mandarían a Cristo a "venir!" Este es el "vengador" de Dios sobre Israel.

El caballo blanco indica victoria, no santidad. Dios a menudo usa a los injustos para traer Sus juicios a la historia.

El segundo sello (el caballo rojo) habla de la erupción de la guerra civil Judía (Ap. 6: 3-4). En Griego, se enfatiza "la paz". Se refiere a la famosa Pax Romana que cubre el Imperio Romano.

Por lo tanto, el significado de los "rumores de guerras" (Mateo 24:6) en una era tan pacífica. Josefo señala que la guerra civil en la Tierra fue peor que la matanza provocada por los propios Romanos.

El tercer sello (caballo negro) retrata el hambre que azota a Israel (Ap. 6:5-6). El negro simboliza el hambre (Lam 4:8; 5:10). Uno de los aspectos más horribles de los males de Jerusalén fue la hambruna causada por conflictos civiles.


El cuarto sello (caballo pálido) es testigo de la muerte de una cuarta parte de Israel (Ap. 6:7-8). El caballo pálido es la muerte personificada. Los animales que devoran a los muertos indican la maldición del pacto (Deut. 28:15, 26).

Con la apertura del quinto sello, tenemos otra mirada al cielo. Vemos el altar en el cielo y escuchamos la vindicación prometida a los mártires Cristianos (Ap. 6:9-11).

Esta vindicación debe ocurrir en "un momento" (Ap. 6:10). Viene a través del colapso final de Israel.

El sexto sello (fenómenos estelares) simboliza la caída del gobierno de Israel (Ap. 6: 12-17).

Tales fenómenos simbólicos se asocian a menudo con el colapso de los gobiernos:

Babilonia (Isa. 13:1, 10, 19); Egipto (Ezequiel. 32:2, 7-8, 16, 18); Idumea (Isaías 34: 3-5); Judá (Jer. 4:14, 23-24).

Josefo menciona que los judíos buscaron refugio subterráneo durante la guerra de 67-70 d.C., según las imágenes simbólicas. Cristo advirtió que esto le sucedería a esa generación (Lucas 23:27-30).

En Apocalipsis 7: 1 hay un intervalo de gracia entre los sellos (Ap. 7:1-8).

Los "cuatro ángeles" retienen temporalmente los "vientos de destrucción" 21 y contrarrestan a los cuatro jinetes destructores.

Este alto providencial en los juicios permite que la minoría de la población de Judíos Cristianos en Jerusalén huya mientras el general Romano Vespasiano se distrae (con la caída de Nerón y las guerras civiles Romanas) antes de que llegue a Jerusalén.

Hay una profecía (Lucas 21:20-22) y un registro histórico de que los Cristianos serían preservados a través de la tribulación de Jerusalén.


Aquí se nos presenta a los 144,000 santos sellados de Dios. Se debe tener en cuenta inicialmente que la cifra “144,000” es un número perfecto compuesto de exactamente doce al cuadrado por 1,000.

La figura numérica en sí es obviamente un simbolismo estilizado. Pero de qué?

Los 144,000 santos parecen ser representantes de los Judíos convertidos al Cristianismo que habitaban en Israel, por las siguientes razones:

(1) La referencia particular a las Doce Tribus y el hecho de que son los "primeros frutos" (Ap. 14:4). Los primeros conversos del Cristianismo fueron de Jerusalén (Hechos 2).

(2) Su distinción de la gran multitud de cada nación (Ap. 7:9).

(3) Los antecedentes del Antiguo Testamento en Ezequiel 9:4 especifican claramente su estadía en Jerusalén.

(4) Están protegidos por Dios en "la Tierra" (ge), que está siendo juzgada (Ap. 7: 1-3). Esto encaja bien con la acción anterior como estando en Israel.

(5) Tal designación es compatible con la advertencia de Cristo a sus seguidores de huir de Jerusalén antes de su derrocamiento final (Mat. 24:15-16; Lucas 21: 20-24). Él prometió que sus seguidores que escucharon Su profecía serían protegidos (Lucas 21: 18-19).

(6) Los eventos de Apocalipsis se hablan antes de que ocurran pronto. Esto encaja perfectamente con el resultado histórico de la huida de los Cristianos de Jerusalén antes de su caída.

Las Siete Trompetas

Con la apertura del séptimo sello, escuchamos el sonido de las siete trompetas (Ap. 8:1-6).


Las primeras cuatro trompetas muestran juicios sobre las cosas, las últimas tres sobre los hombres.

Revisan e intensifican el caos de los sellos: La destrucción aumenta de uno-cuarto (Ap. 6:8) a una tercera (Ap. 8:7-12).

Respecto a los terremotos y erupciones, James Moffatt escribe:

"Los portentos de esta naturaleza anormal se registran para la séptima década del primer siglo por los historiadores romanos ... Fenómenos volcánicos ... En el archipiélago Egeano ... Se encuentran en el fondo de esta descripción, y de otros en todo el libro; características tales como la perturbación de las islas y el continente, lluvias de piedras, terremotos, el sol oscurecido por una neblina negra de cenizas, y la luna enrojecida por el polvo volcánico, fueron las consecuencias naturales de la erupción en algunos volcanes marinos, y allí, al lado de Patmos, hubo un estado de erupción más o menos severa durante el primer siglo.

W. Boyd Carpenter escribe:

"Quizás ningún período en la historia del mundo haya estado tan marcado por estas convulsiones como el que interviene entre la Crucifixión y la destrucción de Jerusalén.

Josefo registra uno en Judea (Gerras 4:4:5); Tácito habla de ellos en Creta, Roma, Apamea, Frigia, Campania (Ann. 12:58; 14:27; 15:22); Séneca (Ep. 91), en el 58 d.C. Habla de ellos como una extensión de sus devastaciones sobre Asia (la providencia proconsular, no el continente), Acaia, Siria y Macedonia ".

Estos juicios reflejan las plagas sobre Egipto en el Éxodo.

Jerusalén se ha convertido en el equivalente de Egipto (ver Apocalipsis 11:8). Ella y otras ciudades en Israel son peores que Nínive (Mateo 12:41), Tiro, Sidón y Sodoma (Mateo 11:21-23). Ella se ha convertido en una "sinagoga de Satanás" (Ap. 2:9; 3:9).

Con la quinta trompeta, asistimos a un brote de tormento demoníaco (Ap. 9:1-21). La estrella caída aquí es Satanás, "el ángel" del pozo (v. 11). Los


demonios confinados en el pozo (2 Pedro 2:4; Judas 6; Lucas 8:31) están sueltos para atormentar a Israel (v. 2, 3; cf. Ap. 18:2), tal como lo advirtió Cristo (Mat. 12:43 en ad).

El período de tormento es de "cinco meses", que indica el tormento final de Jerusalén por Tito, cuando los judíos se volvieron locos cuando estaban atrapados, desesperados y sin esperanza.

Este tormento duró cinco meses: "Tito comenzó el sitio de Jerusalén en abril, del 70 d.C. Los defensores resistieron desesperadamente durante cinco meses, pero a fines de agosto el área del Templo estaba ocupada y la casa sagrada se quemó, y para fines de septiembre toda la resistencia en la ciudad había llegado a su fin ".

En la sexta trompeta, se envían refuerzos Romanos (Ap. 9:12-21). Los cuatro ángeles están destruyendo "ángeles" sueltos sobre Israel con furia. Representan las cuatro legiones Romanas mantenidas en el Éufrates.

El Angel Poderoso

En Apocalipsis 10:1-11, vemos a un poderoso ángel de pie por tierra y mar. El ángel es claramente Cristo, como lo demuestra la comparación de Apocalipsis 10:1 con 1:13-16. Declara que se acabó el tiempo de Israel: "Aquí no debería haber más demora".

Esto es en respuesta a la súplica de las almas en el altar (Ap. 6:10). Mientras lo hace, El proclama que "el misterio de Dios está terminado".

Con esto se entiende que los Gentiles son totalmente aceptados por Dios como el Templo (con su "muro de separación", Ef. 2:14) está a punto de ser eliminado (Ap. 11). El fin de la economía del Templo y el Israel nacional está cerca (1 Corintios 10:11; Hebreos 1:2; 9:26; 1 Juan 2:18).


El Templo y los Dos Profetas

En Apocalipsis 11, se le ordena a Juan que mida el Templo interior en la ("ciudad santa" de Jerusalén), donde el Señor fue crucificado (Ap. 11:8) esto significa la preservación (cf. Zac. 2:1-5; Ap. 21:15) del atrio interior del Templo.

Pero el patio exterior del Templo se deja sin medir; por lo tanto, está destinado a la destrucción (Ap. 11:1, 2).

Continúa en el Cristianismo. Los Cristianos son llamados "Templos" por el uso de este término muy Griego, Naos. Como en la Epístola a los Hebreos, el Templo / tabernáculo aquí recibe un reemplazo celestial (Ap. 11:19). El patio exterior habla del Templo físico, que debe ser destruido (Mateo 24: 1-2).

La historia registra que el muro de Jerusalén "quedó tan bien tendido en el suelo por aquellos que lo excavaron hasta la fundación, que no quedó nada para hacer que aquellos que vinieron creyeran que alguna vez fue habitado. Este fue el fin al que Jerusalén llegó.

Los "cuarenta y dos meses" (v. 2) o "1260 días" (v. 3) indican el período de la Guerra Judía con Roma desde su compromiso formal hasta que el Templo fue destruido.

"Cuando Vespasiano llegó la primavera siguiente [67 d. C.] para hacerse cargo de las operaciones, redujo constantemente Galilea, Pérea ... Tito [el hijo de Vespasiano] comenzó el asedio de Jerusalén en Abril 70 .... A finales de Agosto, el área del Templo fue ocupada y la santa casa fue incendiada ...”

Los "dos profetas" probablemente representan un pequeño cuerpo de Cristianos que permanecieron en Jerusalén para testificar en contra. Se presentan como dos, en el sentido de que son testigos legales de las maldiciones del pacto.


La Iglesia de Jerusalén Protegida

En Apocalipsis 12, Juan retrocede cronológicamente para mostrar que la Iglesia "madre" en Jerusalén, que estaba siendo protegida de Satanás, inspiró resistencia. Esto cubriría el marco temporal del ministerio de Cristo a través del Libro de los Hechos hasta la destrucción de Jerusalén.

La Persecución por la Bestia

En Apocalipsis 13, la "primera bestia" debe considerarse tanto específicamente como genérica. Esto no es inusual en las Escrituras: El cuerpo de Cristo es genérico (la Iglesia) y (Jesús) específico; Adán es genérico (hombre) y específico (Adán).

En general, la "Bestia" es Roma; Específicamente es Nerón César, el jefe del Imperio Romano de la época.

La razón para la identidad genérica es la siguiente. El marco de tiempo del libro apoya la identificación (ver la argumentación anterior).

La Bestia se levanta del mar, lo que sugiere la península Italiana donde se encuentra Roma, cuando se considera desde la posición de Patmos o Israel (a través del Mar Mediterráneo).

Tiene "siete cabezas" (Ap. 13:1; 17:3) que son "siete montañas" (Ap. 17: 8,9); Roma es famosa por sus "Siete Colinas". Específicamente, Bestia = Nero. El número de la Bestia es un ejercicio en gramática Hebrea: Convirtiendo letras en números.

Una antigua ortografía hebrea de Nero César se ajusta perfectamente al valor: "Nrwn Qsr" (Rev. 13: 18): n [50] r [200] w [6] n [50] q [100] s [60] r


[200]. Su carácter malvado y blasfemo sugiere específicamente a Nerón y a los emperadores genéricamente:

Desde Julio César, los emperadores a menudo eran considerados divinos. El historiador Romano Dion Casio registra el regreso de Nerón a Roma desde Grecia:

"La gente gritó: '¡Agosto, agosto! ¡A Nerón, Hércules! ¡A Nerón, el Apolo! ¡El Eterno! ¡Tú agosto! ¡Sagrada voz! ¡Felices los que te escuchen!' "

Además, Nerón fue el primer emperador en perseguir el Cristianismo (13: 7), y lo hizo por un período de cuarenta y dos meses (Noviembre del 64 d.C., al 26 de junio del 68 d. C., Ap. 13:5).

La herida mortal que se curó sugiere el resurgimiento de Roma después de las Guerras Civiles Romanas del 68 a 69 d. C., causadas por el suicidio de Nerón por su propia espada.

El historiador Romano Tácito informó sobre las Guerras Civiles Romanas: "Esta fue la condición del estado Romano cuando Servio Calba ... entró en el año que iba a ser para Calba el último y para el estado casi al final".

El historiador Romano Suetonio escribió sobre el resultado de las Guerras Civiles dos años después: "El imperio, que durante mucho tiempo estuvo inestable y, por así decirlo, a la deriva de la usurpación y la muerte violenta de tres emperadores, finalmente fue tomado y se le dio estabilidad por parte de la familia Flaviana".

Josefo, el historiador de la corte Judía de los Flavianos, está de acuerdo: "Así que con esta confirmación de todo el gobierno de Vespasiano, que ahora estaba resuelto, y con la inesperada liberación de la ruina de los asuntos públicos de los Romanos ..."

La "segunda bestia" es un subordinado de la primera bestia (Ap. 13:11-12). Surge de "la tierra" (tes ges), es decir, desde dentro de Palestina. Probablemente este es Gessius Florus, el Procurador Romano sobre Israel, quien causó la Guerra Judía.


La Proclamación Angelical

En Apocalipsis 14:6-8, leemos la proclamación angélica de la destrucción de "Babilonia":

Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo, diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas. Otro ángel le siguió, diciendo: Ha caído, ha caído Babilonia, la gran ciudad, porque ha hecho beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicación. Como se señala en el vino de la ira de su fornicación. "Como se señaló en el capítulo anterior," Babilonia "significa Jerusalén. En Apocalipsis 14:14 en ad., Israel es "cosechado" en el juicio. En los días de Cristo y los apóstoles, Israel maduró para el juicio (Mat. 23:31-36; 1 Tes. 2:16). La acción espantosa que tiene lugar aquí se habla de "fuera de la ciudad", es decir, fuera de Jerusalén. Esto corresponde a la crucifixión de Cristo "fuera" de la puerta o de la ciudad (Hebreos 13:12-13; Juan 19:17). También relaciona claramente la escena con el área que rodea a Jerusalén, es decir, la tierra de Israel. La tierra de Israel como provincia Romana se extendía desde el río Leontes hasta Wadi el Arish, una distancia de 1,600 estadios, o aproximadamente 200 millas (Ap. 14:20). El flujo de sangre a las bridas de los caballos parece ser una descripción poética de la sangre que cubrió los lagos y ríos durante varias batallas dramáticas entre los Romanos y los Judíos. "Pero como muchos de estos fueron rechazados cuando estaban llegando a tierra, como los mataron los dardos sobre el lago, uno podría ver el lago


sangriento y lleno de cadáveres, ya que ninguno de ellos escapó. Y un terrible olor ... en las orillas, estaban llenos de naufragios destruidos, y de cadáveres todos hinchados, descuartizados".

Las Siete Copas de la Ira

En Apocalipsis 15, tenemos una visión de los santos en el cielo justo precediendo del derramamiento de las copas de la ira. Nuevamente, las oraciones de los santos de Apocalipsis 6 están siendo contestadas. Estos viales (copas) traen cada vez más dolor (Ap. 16). Los ejércitos Romanos vienen con facilidad desde el Éufrates (Ap. 16:12). Josefo relata que "también le siguieron a [Tito] tres mil, extraídos de los que custodiaban el río Éufrates" (Guerras 5:1:6). Los soldados Romanos fueron suplementados con tropas provistas por reyes auxiliares del este (Ap. 16:12; Guerras 3:4:2; 5:1:6). Con la convergencia de tantos soldados entrenados, Jerusalén se divide en tres facciones en disputa (Ap. 16:19). Las legiones Romanas golpean la ciudad con piedras de peso-talento (Ap. 16:21): "Las catapultas, que todas las legiones tenían preparadas para ellas, fueron ideadas admirablemente; Pero aún más extraordinarias pertenecían a la décima legión: Las que lanzaban dardos y las que lanzaban piedras, eran más fuertes y más grandes que el resto ... Ahora, las piedras que se lanzaron, eran del peso de un talento, y se llevaron por largas distancias... En cuanto a los judíos, al principio vieron la llegada de la piedra, porque era de color blanco ...”


El Colapso Final de Babilonia / Jerusalén

Apocalipsis 17-19 contiene una descripción altamente forjada del colapso de Jerusalén. Está satisfecha de que es hermosa y tiene todo lo que necesita y no está desprovista de un "esposo" (Ap. 18:7). 'Diez medidas de belleza', dicen los rabinos, 'ha Dios otorgado al mundo, y nueve de ellas caen a la suerte de Jerusalén'- Y otra vez, 'una ciudad, cuya fama ha salido de un extremo del mundo a otro'. 'Tuyo, oh señor, es la grandeza, el poder, la gloria y la eternidad'. Esto - explica el Talmud - 'es Jerusalén'. Las siete cabezas de la bestia son siete montañas (Ap. 17:9) que representan las siete colinas de Roma. Estas siete cabezas también representan siete reyes, o los primeros siete emperadores de Roma (Ap. 17:9-10). El sexto rey (Nerón) está en el poder al escribirse Apocalipsis. El séptimo pronto gobernará, pero solo para una de las diez principales provincias Romanas: Italia, Acaya, Asia, Siria, Egipto, África, España, Galia, Gran Bretaña y Alemania. La bestia no destruye a el Cristianismo, pero destruye a Jerusalén (Ap. 17: 14-18:24). La destrucción de Jerusalén (y de Nerón, la bestia) se atribuye a la providencia de Cristo (Ap. 19:11 y siguientes).

La Gloria de la Novia de Cristo

En Apocalipsis 20-22, nos hemos presentado a la novia de Cristo, encontraste con la ramera adúltera. El gobierno celestial de Cristo con Sus santos (tanto los del cielo como los de la tierra) se describe en Apocalipsis 20:1-6.


Este pasaje, con sus 1,000 años, aunque comenzó en la era de Juan, se extiende necesariamente hacia el futuro más allá de las restricciones de corto plazo comunes a la Revelación. El conjunto de Apocalipsis 20 es una sección única que proyecta al lector más allá del marco de tiempo limitado. Ya he tratado la duración del "milenio" en el Capítulo 14. Los "mil años" son simbólicos de un gran período de tiempo extenso, y no deben entenderse literalmente. También he explicado la unión de Satanás en el Capítulo 12. No presentaré el argumento para el uso figurativo de "mil" aquí. Sin embargo, reflexionaré brevemente sobre el vínculo de Satanás para completar la imagen del reino. En esta, ocasión proporcionaré una breve exposición del reinado "milenial" de Cristo como se presenta aquí, mientras que menciono los diversos elementos incluidos por Juan.

La Atadura de Satanás

Apocalipsis 20 se abre con una referencia a "un ángel que baja del cielo". Este ángel, quien posee "la llave del pozo sin fondo", ata a Satanás por "mil años". Esta figura angelical parece claramente ser Cristo mismo, por las siguientes razones:

(1) Cristo aparece como "el ángel del Señor" en el Antiguo Testamento. Por lo tanto, no hay ninguna dificultad por lo que procede con su aparición como un ángel aquí.

(2) Cristo aparece bajo el disfraz angélico en otra parte de Apocalipsis (ver Ap. 10:1 con 1:13-15).


(3) Como aquí, se ve a Cristo sosteniendo "llaves" de juicio en Apocalipsis 1:18.

(4) La lucha de las edades es en última instancia entre Satanás y Cristo (Gen. 3:15; Mat. 4:1-11).

Apropiadamente, la obra soberana de Cristo debilita a Satanás en este pasaje (véase Hebreos 2:14; 1 Juan 3:8). De hecho, en Mateo 12:28-29, la "atadura" [deo] de Satanás se atribuye a Cristo. Como indiqué en el Capítulo 12, la "cadena" aquí debe ser una cadena espiritual que espiritualmente "ata" a este ser espiritual, Satanás. Lo mismo se aplica a sus consecuencias: El "sello" (ver Ap. 7:2-8) y el "pozo / abismo sin fondo". La atadura de Satanás comenzó en el primer siglo. Fue iniciado durante el ministerio de Cristo (Mateo 12:24-29), asegurado en un hecho legal en la muerte y resurrección de Cristo (Lucas 10:17; Juan 12:31-32; Col. 2:15; Heb. 2:14-15), y se evidencia dramáticamente en el colapso del primer enemigo del Cristianismo, el Judaísmo (Ap.12; 17-18). El colapso de Jerusalén es significativo porque la resistencia satánica al reino de Cristo se manifestó en la persecución judía de Cristo y el Cristianismo. La atadura de Satanás continúa a lo largo de la era Cristiana (los "mil años"), excepto por un breve período justo antes del Segundo Advenimiento (Ap. 20:2-3, 7-9). Esta atadura no resulta en la inactividad total de Satanás; Más bien impone un control completo de su poder por parte de Cristo. La misma restricción no resulta en la inactividad total de Satanás; Más bien impone un control completo de su poder por parte de Cristo. La misma restricción se aplica a los demonios que están atados (Judas 6; 2 Pedro 2:4; cf. Lucas 8:31). El propósito de esta atadura está específicamente calificado: Es "para que" (hina) Satanás no "engañe a las naciones".


Las implicaciones de esta atadura son enormes. Antes de la venida de Cristo, todas las naciones más allá de las fronteras de Israel estaban bajo el dominio de Satanás. Israel solo de todos los pueblos de la tierra era un oasis donde se conocía al verdadero Dios y su salvación. Pero con la venida de Cristo y la difusión del "evangelio del reino", el dominio de Satanás sobre los Gentiles está severamente restringido. En los años transcurridos entre el ministerio de Cristo sobre la tierra hasta la destrucción del Templo, hubo una actividad demoníaca masiva, ya que Satanás soporto la atadura de Dios y el establecimiento del reino de Cristo. En consecuencia, donde se extendió el Cristianismo, la idolatría se marchitó en su presencia.

El Reinado Milenial y la Resurrección

Al mismo tiempo que la atadura de Satanás está la regla de propagación de los justos (Ap. 20:4-6). Aunque la gran mayoría de Apocalipsis se centra en los eventos que ocurrirán "pronto" (Ap. 1:1, 3), esta sección sobre los mil años comienza, pero no se completa, en el primer siglo.

Se proyecta hacia un futuro lejano, permitiendo ver el resultado final de los eventos iniciados en la era apostólica.

Mientras Satanás está atado, hay quienes participan en el gobierno de Cristo (Ap. 20:4).

Estos participantes incluyen tanto a los santos martirizados en el cielo ("las almas de los que fueron decapitados por su testimonio") como a los santos perseverantes en la tierra ("y los que no habían adorado a la bestia").

Dada la preocupación de Juan por los plazos (cf. Ap. 1:3, 9), se enfoca especialmente en los mártires y otros santos de la era del primer siglo.


Pero, también involucra a todos aquellos que son martirizados por Cristo y aquellos que viven para Él, apartados de ser martirizados, por las bendiciones que se difundieron a través de la era milenaria.

En Apocalipsis 20:1-3, Juan explica la primera fase del triunfo de Cristo sobre Satanás:

Está atado espiritualmente siendo restringido de completar exitosamente su malvado diseño en la historia.

En Apocalipsis 20:7-10, somos testigos de la segunda y concluyente fase del triunfo de Cristo sobre él: Satanás es castigado físicamente, siendo atormentado en las llamas eternas del Lago de Fuego.

Este patrón doble de espiritual / físico, inicial / concluyente también se emplea en la referencia de la resurrección en Apocalipsis 20.

El defensor de una hermenéutica literal estricta enfrenta el problema del uso real del Nuevo Testamento.

La Resurrección se refiere a más que la resurrección del cuerpo en el juicio final.

La "primera resurrección" asegura la participación de los santos (tanto martirizados como vivos) en el gobierno de Cristo (Ap. 20:4-6).

Como en el caso del doble triunfo sobre Satanás, esta es la inicial, la victoria espiritual, la resurrección.

Es decir, se refiere a la resurrección espiritual de aquellos que han nacido de nuevo por la Gracia de Dios.

Se habla de la salvación como una resurrección espiritual: "Sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida, porque amamos a los hermanos.


El que no ama a su hermano, permanece en muerte "(1 Juan 3:14).

Juan, el autor de Apocalipsis, en su Evangelio también es paralelo a la resurrección espiritual de la salvación con la resurrección física de la escatología, tal como lo hace en Apocalipsis 20:

De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; Y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.

De cierto, de cierto os digo: Viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; Y los que la oyeren vivirán.

Porque como el Padre tiene vida en sí mismo, así también ha dado al Hijo el tener vida en sí mismo;

Y también le dio autoridad de hacer juicio, por cuanto es el Hijo del Hombre. No os maravilléis de esto; Porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; Y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación. (JUAN 5:24-29) Habiendo resucitado espiritualmente, los santos (ya sea en el cielo o en la tierra) son entronizados.

Él "nos ha hecho reyes y sacerdotes para Su Dios y Padre, para que Él sea gloria y dominio por los siglos de los siglos" (Ap. 1:6). Los Cristianos son "vencedores" (1 Juan 2:13-14; 4:4; 5:4-5) y están sentados reinando con Cristo:

“Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como Yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en Su trono”. (Ap. 3:21).


Como lo expresa Pablo, Cristo "nos levantó y nos hizo sentar juntos en los lugares celestiales en Cristo Jesús" (Efesios 2:6).

El "resto de los [espiritualmente] muertos" no participa en esta resurrección espiritual. De hecho, "no vuelven a vivir hasta que se cumplan los mil años" (Ap. 20:5).

En ese momento son físicamente resucitados (implícitos) para ser abrumados por "la segunda muerte" (tormento eterno), que se produce en el Día del Juicio (Apocalipsis 20:11-15).

Día del Juicio

Al final de la era del reino y justo antes del Día del Juicio, Satanás se suelta muy brevemente (un "poco", Apocalipsis 20:3) de su esclavitud.

Durante este corto período de tiempo, se le permite reunir una fuerza considerable de rebeldes, que intentarán suplantar la prevalencia mayoritaria Cristiana influyente en el mundo (Ap. 20:7-9).

Bajo su gobierno providencial, el reino espiritual de Cristo se habrá extendido sobre la faz de la tierra y habrá dominado la vida y la cultura humanas durante siglos. Pero todos los hombres nunca se convierten durante ningún período de la historia.

En consecuencia, tras la breve pérdida de Satanás, él rápidamente incita a la guerra a los hijos reprimidos de la maldad.

Tan pronto como prepara sus fuerzas, el fuego desciende de Dios del cielo y las devora (Ap. 20:9). Esto retrata figuradamente la venida de Cristo por lo que representa para los malvados.


Cristo regresa "en llamas de fuego vengándose de aquellos que no conocen a Dios, y de aquellos que no obedecen El Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo" (2 Tes. 1:8).

Antes de que realmente pueda dañar el orden Cristiano (simplemente rodea "el campamento de los santos y la ciudad amada", Apoc. 20:9), con el Segundo advenimiento de Cristo termina la historia y arrastra todo mal en el juicio eterno.

En este evento, los hombres ingresan a su morada final y eterna: Ya sea el Nuevo Cielo y la Nueva Tierra o el Lago de Fuego (ver el Capítulo 13, más arriba). Aquí muestro que no solo el Señor vengara a su pueblo mediante sanciones históricas en la tierra, sino que habrá un juicio final y definitivo de los impíos y una bendita confirmación de los justos.

La Belleza Espiritual de la Novia

La Nueva Creación / Jerusalén de Apocalipsis 21-22 comenzó en el primer siglo, aunque se extiende a la eternidad en su consumación máxima.

Las razones de esta afirmación son las siguientes:

(1) El marco de tiempo, siguiendo de cerca la descripción de Nueva Creación / Jerusalén, lo sugiere fuertemente (Ap. 21:1, 2; 22:5-7).

(2) El flujo de la Revelación lo insinúa. La antigua Jerusalén destruida (Ap. 19) es reemplazada inmediatamente por la Nueva Jerusalén (Ap. 20-22), en lugar de esperar varios miles de años.


(3) La nueva creación (salvación) se realiza en la historia antes de la consumación final. Isaías 65:17-25 muestra que la Nueva Creación en la tierra aún experimenta pecado, envejecimiento y muerte en el reino físico; Por lo tanto, no puede referirse al cielo y la eternidad. Sin embargo, es desde arriba.

(4) El Nuevo Testamento anticipa el cambio inmediato de la era antigua a la nueva.

(5) El Nuevo Testamento habla de la Iglesia como la esposa de Cristo (Ef. 5:25; 2 Cor. 11:2 en ad; Juan 3:29). La novia suplantó totalmente a Israel en el 70 d. C.

La gloria de la salvación se expresa aquí en términos poéticos. La ausencia del mar (Ap. 21:1) habla de armonía y paz interior.

En las Escrituras, el mar es a menudo un símbolo de la discordia y el pecado. El Cristianismo ofrece lo contrario (Romanos 5:1; Efesios 2:12 en ad ; Fil. 4:7, 9).

La iglesia de la novia es el templo del tabernáculo de Dios (Ap. 21:3) porque Dios mora en su interior y no se necesita un templo literal.

La salvación quita el dolor, introduce a uno en la familia de Dios y trae vida eterna (Ap. 21:6, 8).

La gloria de la iglesia de la novia (Ap. 21:9-22:5) también se expresa poéticamente. Ella brilla brillantemente como la luz.

En consecuencia, ella es preciosa para Dios como oro y joyas costosas.

Esta hermosa novia-Iglesia tiene una base segura y paredes indestructibles. Por lo tanto, está destinada a tener una influencia masiva en el mundo. La


provisión de Dios del agua de la vida la cuida. Así, ella trae sanidad a las naciones por su presencia.

Exhortaciones de Cierre de Juan

En Apocalipsis 22:6 en ad., encontramos certezas de la veracidad de las profecías contenidas en Apocalipsis.

Un ángel los declara seguros (v. 6), testifica que provienen de Dios (v. 6) y señala que son continuos con la línea profética del Antiguo Testamento (v. 7).

Además, Cristo reafirma su verdad (vv. 7, 12-13, 16, 20) y Juan habla por revelación (v. 8a).

El énfasis final en la expectativa de la Revelación (Apocalipsis), reitera la proximidad temporal de los eventos profetizados. La reafirmación de la proximidad de los eventos armoniza con Apocalipsis 1:1-3 y sirve como un corchete de cierre para el marco de tiempo.

Descubrimos esto a través de la declaración expresa (Ap. 22:6), una promesa de inminente intervención divina, el mandato que prohíbe el sellado de las profecías y la apremiante urgencia y relevancia contemporánea del mensaje para su audiencia original.

Juan cierra el libro dando advertencias de pacto contra la manipulación de su contenido. La revelación es un documento del pacto de Dios mismo.


Conclusión

Curiosamente, el Libro de la Revelación realmente no habla del posmilenialismo hasta sus últimos tres capítulos. Ahí, si se mantiene la esperanza postmilenaria de un reino de Cristo en expansión y dominante.

Los capítulos anteriores, que hablan claramente de caos y devastación, y que influyen en las escatologías pesimistas de hoy, fueron visiones proféticas de eventos inminentes en la época de Juan, y por lo tanto son eventos pasados lejanos desde nuestra perspectiva de hoy.

Acercarse a Apocalipsis con la visión de que las escenas de su juicio aún se ciernen ante nosotros es malinterpretar la Revelación en particular y la escatología bíblica en general.

El que tiene oído para oír, oiga.

(Como Gary North ha señalado, el que no oiga debería pasar su tiempo repartiendo folletos evangélicos en la calle que leyendo el libro de profecía más vendido de este mes [libro rústico], con su familiar mensaje dispensacional de esperanza:

-"El capitán Jesús y sus poderosos ángeles nos entregarán pronto"-

O leyendo el libro de escatología amilenial de venta lenta en esta década, con su advertencia sombría igualmente familiar:

“Los discípulos del diablo pronto podrán aplastarnos, ‘versión cultural del amilenialismo de’ ¡Forma un círculo con las carretas!”)

***** Traducido por: Ezequiel Ubios

he shall have dominion€¦ · cumplido en gran medida en el pasado. después de presentar varios...

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