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LAS HEMOPATfAS 275 CAPÍTULO VI HEMOPATfAS CARACTERIZADAS POR ALTERACIONES PREDOMINANTES DEL SISTEMA RETfCULOENDOTELIAL En los primeros capítulos hemos estudiado la composición citológica del S. R. E. Recordemos rápidamente que este sistema comprende un conjunto de elementos celulares de origen mesen- quimatoso, constituído por las células reticulares de los folículos linfoideos de los ganglios linfáticos, del bazo y de la médula ósea; por las células endoteliales que limitan los espacios vasculares, los senos, las lagunas y los capilares de dichos órganos y de otros órganos glandulares como el hígado (células de Kupffer) , el pán- creas, el timo, la hipófisis, las suprarrenales y el pulmón. Ade- más, entran en la constitución de este sistema los elementos del tejido conectivo joven perivascular (pericitos y células perite- liales) y los elementos de la mesoglia y de la microglia del sistema nervioso central. FUNCIONES DEL S. R. E. Con Pittaluga, se pueden considerar las siguientes funcio- nes del S. R. E.: a) Función granulopéxica. b) Función hematopoyética. c) Función enzimática. fl) Fun,ción diatónica. a) Función gramulopéxica .-Las células del S. R. E. son Ca- paces de fijar las substancias coloidales o las suspensiones gra- nulosas o coloidales de carga eléctrica negativa (aparato almace- nador de coloides electronegativos). La actividad granulopéxica puede consistir en la fijación de gránulos, inertes, de substancias colorantes (función cromatopéxica) y de glóbulos rojos. Unidas

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L A S HEMOPATfAS 275

CAPÍTULO VI

HEMOPATfAS CARACTERIZADAS

POR ALTERACIONES PREDOMINANTES

DEL SISTEMA RETfCULOENDOTELIAL

En los primeros capítulos hemos estudiado la composicióncitológica del S. R. E. Recordemos rápidamente que este sistemacomprende un conjunto de elementos celulares de origen mesen-quimatoso, constituído por las células reticulares de los folículoslinfoideos de los ganglios linfáticos, del bazo y de la médula ósea;por las células endoteliales que limitan los espacios vasculares, lossenos, las lagunas y los capilares de dichos órganos y de otrosórganos glandulares como el hígado (células de Kupffer) , el pán-creas, el timo, la hipófisis, las suprarrenales y el pulmón. Ade-más, entran en la constitución de este sistema los elementos deltejido conectivo joven perivascular (pericitos y células perite-liales) y los elementos de la mesoglia y de la microglia del sistemanervioso central.

FUNCIONES DEL S. R. E.

Con Pittaluga, se pueden considerar las siguientes funcio-nes del S. R. E.:

a) Función granulopéxica.b) Función hematopoyética.c) Función enzimática.fl) Fun,ción d i a t ó n i c a .

a) Función gramulopéxica .-Las células del S. R. E. son Ca-paces de fijar las substancias coloidales o las suspensiones gra-nulosas o coloidales de carga eléctrica negativa (aparato almace-nador de coloides electronegativos). La actividad granulopéxicapuede consistir en la fijación de gránulos, inertes, de substanciascolorantes (función cromatopéxica) y de glóbulos rojos. Unidas

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256 k~lrL A.PIAGGIO BLANCO-PÉDRO PAsEYRO:.._._. _ ._ _____....._._.._.....--...-......--....,-......................---...-......-................-.-.....-.--.--......-.....--...........-..--- .v.-_._.

a la fijación de glóbulos rojos están las actividades eritrofúgica yeritrolitica, que si bien pueden ser ejercidas por todos los ele-mentos del S. R. E., parecen encomendadas más especialmente alos elementos reticulares del ‘bazo.

Los elementos celulares del S. R. E. pueden también fijar, en-globar y retener bacterias y protozoarios; a veces estos elemen.-tos son digeridos pero otras veces proliferan y colonizan dentrode dichas células.

Basándose en esta furición granulopéxica, se ha pensado enla posibilidad de provocar el bloqueo del S. R. E. anulando susfunciones, pero se ha visto que no existe ninguna substancia queanule por completo, ni siquiera a dosis masivas, la actividad delS. R. E. El bloqueo más completo, según Pittaluga, se logra conla combinación del Thorotrast con el cobre coloidal, pero la capa-cidad de proliferación y regeneración de los elementos celularesdel S. R. E. es tan grande que, en general, malogra los efectosparalizantes buscados por los bloqueos macizos.

b) Fu,nción hematopoyética.-Ya hemos indicado que loshemohistioblastos del S. R. E. dan origen en el adulto a los mo-nocitos. Estos mismos elementos indiferenciados pero que guar-dan en potencia capacidades hematopoyéticas pueden, en condi-ciones patológicas, dar origen a glóbulos rojos (por ej. en la ane-mia perniciosa, 0 a elementos granulocitarios y linfocitarios, enlas leucemias). Hemos estudiado estos hechos al hablar de las he-mopatías con alteraciones predominantes en la sferie monocitaria,que en síntesis son hemopatías con alteraciones predominant,es enel S. R. E.

. c) Fwaciones digestivas, enxim.á&as ;ZJ secretorim.-Traba-jos importantes de estos últimos años demuestran que existe unaparticipación directa y específica del S. R. E. en la producció~~de anticuerpos. La capacidad de producción de anticuerpos en unorganismo disminuye mucho cuando se realiza la esplenectomiaque quita un sector importante del S. R. E. ; la estimulación deiS. R. E. restante, hecha por medio de substancias que bloqueendicho sistema, hace recobrar nuevamente la referida capacidad.

Lla inhibición funcional del S. R. E. disminuye mucho la in-munización activa de los animales sometidos a una infección.

Los fenómenos de anafilaxia y alergia guardan relaciones im-portantes con el S. R. E. ; la esplenectomía, complementada con elbloqueo del S. R. E. restante, suprime la hiperergia tuberculínicay anula el desarrollo del proceso alérgico en los cobayos.

Al hablar del recambio d’e la hemoglobina, estudiamos el pa-pel importante del S. R. E. en el metabolismo del hierro y en elproceso de la biligénesis.

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El S. R. E. parece ser tambilén el reservorio de glutation. Es-.te cuerpo, formado por la unión de un aminoácido, la cistina, yel ácido glutámico desempeña un papel muy importante en el des-arrollo de las oidaciones en los tejidos.

Además, el S. R. E. interviene en la ~oducción de peroxida-sus, algunas de ellas específicas, como la tiroxinasa y la purinoxi-dasa, y m Za producción de proteasas especificas consecutivas ala introducción parenteral de albúminas heterólogas.

Numerosas substancias resultantes de trastornos en el meta-bolismo de los prótidos, tales como los que se observan en ladegeneración amiloide, alcaptonuria, etc.,. son almacenadas por elS. R. E.

Numerosos estudios experimentales demuestran, además, queel S. R. E. interviene en la fijación de vitaminas A y D.

d) Función diatónica .-En 1926 Pittaluga definió como fun-ción diatónica del S. R. E. la propiedad de este sistema de modi-ficar, por fenómenos osmóticos, la concentración molecular y eltono de los iones en el medio interno. Esta propiedad hace que elS. R. E. desempeñe un papel muy importante en el metabolismodel agua. El S. R. E. forma una inmensa esponja mesenquimatosade considerable elasticidad que ha sido designada con el nombrede prewiñón y que es una verdadera reserva de agua.

2~) CLASIFICACIÓN DE LAS AFECCIONES DEL S. R. E.

Múltiples clasificaciones han sido propuestas con el fin deagrupar racionalmente las afecciones del S. R. E. La mayoría deéstas, que se fundan en nociones histopatológicas, y fisiopatológicas,nos parecen aún prematuras dado el desconocimiento y la oscuri-dad que aún existen en el dominio de la histología y de la fisiolo-gía del S. R. E. Por estos motivos nos parece preferible, para lasnecesidades de la clínica, seguir la clasificación de Pittaluga, ba-sada en la etiología. La clasificación etiológica de este autor esta-blece ocho grupos de enfermedades :

a) Enfermedades hereditarias y congénitas del S. R. E.b) Enfermedades del metabolismo de las células del S. R. E:.c) Enfermedades infecciosas y parasitarias con localizacio-

nes precoces y primarias -en las células del S. R. E.d) Enfermedades infecciosas y parasitarias generales con

participación secundaria del S. R. E. r

e) Enfermedades por alteraciones físicoquímicas y bioquími-cas del plasma intersticial y hemático, con intervenciónprimaria o secundaria del S. R. E.

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f) Procesos inflamatorios hiperplásicos específicos y cripto-génicos del S. R. E.

g) Procesos hemopáticos por lesión del S. R. E,h) Procesos neoplastiformes o tumores del S. R. E.

a) Enfermedades hereditarias y congénitas del sistema re-tículoendotelial.

Este grupo involucra un conjunto de afecciones que Pittalugaha reunido en el grupo de las hemodistrofias.

Comprende la hipoplagia consttitulcionu~l de tos vasos de Osle?,..Czl,rtim, que es una afección que predomina en el sexo femenino yque se ve especialmente en las mujeres que trasmiten la hemofilia.Se caracteriza por la aparición, en la época de la menopausa o dela pubertad, de flebectasias, estados varicosos, tendencia a las te-langiectasias y a las, epístaxis, a las hemorragias gingivales, etc. ;anemia hipocrómica con monocitosis y alteraciones del equilibriotiroovárico.

Otro tipo es la angiomatosis hemorrá@ca familiar de RendwOsler, caracterizada por una fase de hemorragia prepuberal o pu-beral, completada luego por telangiectasia y angiomas cutáneos.

Otras afecciones que comprende este grupo son la hemofilia,los púrpuras constitwionnaLes o hemogenia y la ictericia hemoliticaconstitucional del tipo Minkowsky y Chauffard, que ya hemos es-tudiado en capítulos anteriores.

b) Enfermedades del metabolismo de las células del sis-tema retículoendotelial.

Se trata aquí de retículoendoteliosis con infiltración primitivade las células del S. R. E. por substancias lipoidicas. Son, pues, Zi-poidosis ptimitivas generalizadas. Con Epstein y Di Gugli,elmo, sepueden distinguir :

1~) La lipoidosis cerebrósica o a células cerebrósicas, carac-terizada por el acúmulo de un lipoide del grupo de 10scerebrósidos o esf ingogalactósidos, la cerasina. Enf er-medad de Gawher.

2~) La lipoidosis fosfatídica o a células fosfatídicas, caracte.rizada por el acúmulo de un lipoide del grupo de losfosfátidos, #especialmente la lecitina. Enfermedad deNieman Pi& c

3~) La lipoidosis colesterínica o a células colesterínicas, ca-racterizada por el acúmulo de colesterina y sus ésteres.Enfermedad de Schüller-Christian.

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1%) LA ENFERMEDAD DE GAUCHER.

Es tudio clinico. -Gaucher describió por primera vez esta en-fermedad con el nombre de epitelioma primitivo del bazo. Hoy sesabe que es una afección que interesa al S. R. E., especialmenteen su sector esplénico; la esplenomegalia es un síntoma precoz ydominante.

Fig. 41.

Enfermedad de Gaucher.-Gran es-plenomegalia, que invade e l hemi-

vientre derecho. Hepatomegalia.

En más de un tercio de los casos, la enfermedad tiene un ca-rácter familiar interesando a varios miembros de la familia en unageneración. Si bien predomina en el sexo femenino, las últimasobservaciones corresponden con frecuencia a varones.

Nosotros hemos tenido oportunidad de estudiar personalmentetres casos de enfermedad de Gaucher, los tres en mujeres. Dos delos casos, que estudiamos con Cerruti, eran hermanas, consultandouna de ellas por un síndrome purpúrico y la otra a pedido nuestro.El tercer caso lo estudiamos con Code’bue y presentaba alteracio-nes óseas craneanas. En todos los casos pudimos identificar fácil-mente las características ,células de Gaucher en la médula ósea es-terna1 y, en los casos en que se puncionó el bazo, también encon-tramos en este órgano gran cantidad de dichas células.

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Comienza en la infancia, a veces se ve mismo en el lactante,con esplenomegalia crónka y luego la anemia discreta, hepatome-galia, etc.

Los síntomas subjetivos consisten en pesadez en’el hipocondrioizquierdo’ por la esplenomegalia y a veces dolores óseos debidos ala presencia de focos locales, que raramente provocan fracturas. Eísíntoma objetivo más evidente es una esplenomegalia precoz y vo-luminosa, de superficie regular y consistencia maciza ; a veces do-lorosa por la distensión capsular o por periesplenitis y que lenta-mente llega a adquirir proporciones consi,derables. Un tiempo des-pués sobreviene una hepatamegalia dura, lisa e indolora. Muy ra-ramente se observan adenopatías superficiales. Un síntoma fre-cuente, aunque no constante, es utia pigmentación cutánea amari-llo-ocre o bronceada que se observa sobre todo ‘en las zonas des-cubiertas de la piel, que no interesa las mucosas, pero que puedeir acompañada de una coloración amarillo bruna de la conjuntivaocular.

En general no hay fiebre y el estado general se conser-va bueno.

Estwlio bioquimico . - E l funcionamiento hepático se mantie-ne normal ; lo mismo la curva de la glucemia ; en muy pocos casosse ha señalado la coexistencia de un proceso diabético.

La colesterinemia es normal o está sólo muy discretamenteaumentada. No hay relación entre el metabolismo de la colesterinay la enfermedad de Gaucher.

El metabolismo basal está también poco modificado.

Estudio de ba sangrey de los órganos hematopoyéticos

El hemograma nos muestra la existencia de una anemia detipo secundario, hipocrómica, que es frecuente pero no constante.No hay signos de hiperhemolisis. Frecuentemente se Observa leu-copenia con linfocitosis relativa. En las fases más tardías puedeobservarse trombopenia y aún síntomas de diátesis hemorrágica.Excepcionalmente pueden encontrarse células de Gaucher en lasangre cir,culante (Di Guglielmo) .

El bazo se presenta como un tumor regular, liso, muy volt-minoso y macizo, que puede llegar a pesar hasta 8 kilos. La super-ficie del corte de sección muestra una coloración gris rojiza o rojobruna, con folículos poco evidentes y con manchas y estrías gri.-sáceas que corresponden a los procesos de neoformación y que ledan un aspecto marmóreo. A veces se forman excavaciones de as-pecto necrótico hemorrágico. Histológicamente se ve que las célulasde la pulpa esplénica y los senos están relativamente conservadas.Se observan, además, folículos linfoideos, más o menos disemina-

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Mielograma por punción esternal.-Se observa una célula deGaucher rodeada de elementos mieloides de menor tamaño

Fig. 42.

Mielograma Por punción esternal.-Se observa una célula deG a u c h e r , de gran tamaño, con núcleo excéntrico.

Fig. 43.

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Fig. 44.

Mielograma por punción esternak--Scobserva una cé lu la de Gaucher , uni-nucleada, con el núcleo situado en lap e r i f e r i a y u n a e s t r u c t u r a “sui ge-neris” del citoplasma, destacándoseentre los elementos mieloides por su

aspecto c laro y su gran tamaño

Fig. 45.

Esplenograma por punción del bazo.G r a n c é l u l a d e G a u c h e r c o n c i n c o

núcleos situados en la periferia.

Fig. 46. Fig. 41.Esplenograma por punción del bazo. Esplenograma por punción del bazo.

Gran célula de Gaucher provista Gran célula de Gaucher, de aspectode cinco núcleos. piriforme, con tres núcleos situados

en el polo grueso de la célula.

Fig. 48.Esplenograma por punción del bazo.G r a n c é l u l a d e G a u c h e r c o n n ú c l e osituado en la periferia (aspecto más

frecuente).

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dos; hay zonas de necrosis y de fibrosis donde la estructura esplé-nica normal se ha borrado, Entre los elementos persistentes de laestructura. esplénica se encuentran agrupaciones celulares típicasincluídas en alvéolos tapizados por células. Estos alvéolos se pare-cen mucho a las formaciones acinosas de las glándulas endócrinasy pueden interpretarse como dilataciones de los senos cuyas cé-lulas endoteliales hubiesen evolucionado hasta transformarse encélulas de Gaucher. En estos nidos alveolares se encuentran de10 a 100 elementos celulares. Estos nidos están diseminados unifor-memente en toda la extensión del bazo, aunque son mucho menosabundantes en las zonas marginales, donde existe más fibrosis.Además de estos alvéolos y nidos existen extensísimas agrupacio-nes celulares, especialmente en la región subcapsular.

Las céZu.hs ca~acteristicas de Gaucher son elementos celula-res muy voluminosos de 40 a 80 micras de diámetro, de aspectoepitelioide. El protoplasma es la parte más interesante y carac-terística puesto que posee una estructura “sui generis” que no tié-ne analogía con ningún otro elemento normal. Se tiñe con el MayGrünwald-Giemsa en coloraciones que varían del violeta al azulgrisáceo. El dibujo del citoplasma se presenta ya con una estruc-tura fibrilar con vacuolas e inclusiones, ya como hacecillos fina-mente trenzados, en empalizada o formando vórtices y torbellinoscomparables al dibujo de una impresión digital (Pittaluga) . Aveces el ovillo filamentoso se afloja y se enrarece dando origen ala formación de vacuolas. El rbúcleo, relativamente pequeño, pre-senta formas variadas que le dan un aspecto abigarrado. La cro-matina es poco compacta, esponjosa y pulverulenta. La forma pue-de ser redondeada, ovalar, bacilar, en mazo, etc. Con mucha fre-cuencia se observan divisiones amitósicas. Ltos nucleolos tienentambién, a menudo, una forma abigarrada, siendo ovales. redon-deados o poligonales; raramente pasan de dos aunque a veces lle-gan hasta cinco. En general son voluminosos, posiblemente porhiperactividad atípica en relación con la gran capacidad reproduc-tora de la célula de Gaucher, mediante prooesos primarios de evo-lución amitósica. Los núcleos teñidos dan la sensación de poseeruna superficie rugosa, presentando estrías claras que les confie-tren un aspecto rayado. La cromatina, dispuesta en red laxa da alconjunto un aspecto esponjoso.

El esplenograma, obtenido por punción esplénica, permite en-contrar las células de Gaucher dando una base fundamental parael diagnóstico.

El mielograma también permite poner de manifiesto las ce-lulas características (Löwinger) .

En ei protoplasma de las células de Gaucher se encuentra unasubstancia especial que es un cuerpo Zipoproteico no fosforado, dis-

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tinto por tanto de la lecitina y de la colesterina. Este cuerpo per-tenece a los lipoides no fosforados o cere’brósidos (Epstein) resul-tantes de la asociación d*e ácidos grasos, bases azoadas e hidratosde carbono (esfingogalactósidos) y es identificable con la cerasiz(y,que es el cerebrósido más abundante y característico de la enfer-medad de Gaucher.

Formas clinicas .lAl lado’de la forma típica habitual, exis-ten formas óseas- donde el proceso se sistematiza más o la médulaósea, presentándose la enfermedad como una afección del esque-leto : es la forma ósea de la enfermedad. de Gaucher individuali-

Fig. 50.

Retículoendoteliosis secundaria.Xantomatosis diabética. Pun-ción esternal. Se observa unacélula reticular cargada de go-t i tas de c o l e s te r ina . Compzí-rese con la célula de Gaucher.

zada por Pick. Se puede localizar en la columna vertebral o enel fémur simulando una hidatidosis ósea, una osteoartritis tuber-culosa 0 sifilítica, un osteosarcoma, etc.

E~oZución.-En general la afección tiene una evolución lentasiendo bien tolerada. Predispone, por el debilitamiento general,a las infecciones intercurrentes. Puede permitir una sobrevidahasta los 50 años.

En general, se puede calcular la sobrevida en 20 años, aun-que pueden observarse formas a ,curso más rápido y maligno, es-pecialmente si se asocia Icon atrofias cerebrales, etc.

Patogenia.-Todos los autores modernos aceptan que la en-fermedad de Gaucher es una afección predominante del S. R.E. yque la célula de Gaucher deriva de las células retículoendotelia-les (Pick) . Lo que se discute es si se trata de una alteración pri-mitiva del recambio general con reacción secundaria de las célulasretículoendoteliales o si es una alteración primitiva de estas cé-lulas, repercutiendo secundariamente sobre el recambio general,

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ya que la presencia de cerasina en las células de Gaucher puedecaracterizar, sea una impregnación por este producto elaboradoen exceso, sea una formación intracelular de este elemento. Epa-tein admite la intervención de ambos factores morbosos.

La enfermedad aparece sin que ningún factor condicionanteexterno ia explique. ha frecu,encia con que se presenta como unaenfermedad familiar con iniciación en la infancia y a curso muylento hace pensar en un vicio endógeno constitucional.

Tratamiento . - N o existe ningún tratamiento médico directo.La radioterapia es ineficaz. Lia esplenectomia es insuficiente dado

Fig. 5 1 .

Heticuloendoteliosis secundaria.Xantomatosis diabética. Pun-ci6n esternal. Se observa uracPIula reticular cargada de go-titas +.- colesterina. Comp&-

rese con las células deGaucher.

el carácter sistemático de la afección a todo el S. R. E. A veces,sin embargo, cuando el proceso predomina netamente en el bazo(esplenomegalia dominante) se han señalado algunos beneficioslocales al quitar el gran tumor esplénico.

2”) ENFERMEDAD DE NIEMAN-PICK.

Fué separa’da en 1922 por Pick ‘de la enfermedad de Gaucherde la que se distingue por su marcha más precozmente maligna,relacionada con la naturaleza distinta de los materiales que im-pregnan las células retículoendoteliales.

Estudio cihico .-Se trata de una afección congénita familiw,con predilección por el sexo femenino y la raza hebrea. Comienzaen general en la primera infancia. A veces ,coincide con malfor-maciones constitucionales importantes (mongolismo, sindactilia,etc.). Si interesa las células de la glia y de la adventicia de los

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LA& kEhfOPA!tfAti 281.,......................................--......................-....~......---..-..-..-.-..---...-.-...---.---...-..-...--....--.-......---..-...~...--...--..-.

vasos del cerebro puede evolucionar hacia una forma grave, laidiocia. amaurótica. Mismo en su forma pura, la afección tiene unamarcha grave, rápida, llevando a la muerte en el marasmo delprimero al tercer año de la vida. Desde los primeros meses de lavida se’ observa una hepatoespZenomegaZia. Ambos órganos lisos yduros, adxquieren rápidamente un gran volumen; a veces so’bre-viene un síndrome ascítico. Frecuentemente se observan engrosa-mientos ganglionares. La pigmentación cwtánea amarillo brunr,de las partes descubiertas es un hecho que también se observa.

colesterinaEstudio bioquimico.-la relación

ésteres de la colesterina

que normalmente es para el hígado de 2 y para el cerebro de

1.5- se eleva respectivamente, en la enfermedad de Nieman-Pick,1

6,44 19a - - Y -..

En algunos casos, se encuentra una hipercolesterinemia enla sangre periférica. La regulación del contenido de colesterinadel plasma y de los humores se hace por el hígado que es el ór-gano eliminador.

Las células de Kupffer del hígado y, en general, los elemen-tos del S. R. E. se encuentran, en la enfermedad de Nieman-Pick,impregnados por fosfátidos del tipo de la lecitina, que ejercenuna acción tóxica sobre dichas células (acción citotóxica).

EstudJo de la sangre y de tos órganos hematopoyéticos/Lo~tejidos infiltrados de celulas a contenido lipoidico dan al hígado,al bazo y a los ganglios un aspecto grasoso. Contrasta la infiltra-ción grasosa visceral con la daesaparición de los depósitos grasososdel tejidd subcutáneo, del mesenterio y del epicardio.

El estudio histopatológi,co nos muestra que el aumento devolumen de las vísceras se debe a un enorme acúmulo de gruesascélulas que presentan aspectos diferenciales con las células deGaucher. Las células tipo NiemanPick son, ,en general, menos vo-luminosas, de aspecto mucho más homogéneo, presentando nu,me-rosas gotitas grasosas. En los preparados fijados, el aspecto e:>esponjoso. Los métodos especiales para poner de manifiesto lasgrasas y lipoides, nos muestran que dichas células contienen gra-sas neutras, colesterina, y muy especialmente fosfátidos del tipode la lecitina.

El mielograma puede ponernos de manifi,esto la existencia decélulas esponjosas a contenido lipoidico y lo mismo el adenograma,pero es sobre todo en el esplenograma que se encuentran con másconstancia. Estas células se distinguen por sus caracteres mor-

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fológicos e histoquímicos. Son células redondeadas o po1iédrica.sque toman un aspecto esponjoso especial, con núcleo pequeño, ra-ramente múltiple. La substancia que llena las areolas está cons-tituída, como hemos dicho, por grasas neutras, colesterina y susésteres, pero especialmente por fosfátidos de tipo lecitina.

Todos estos elementos permiten establecer el diagnóstico.La evolución es constantemente rápida y maligna.Patogenia.-El exceso de fosfátidos tan característico es con-

siderado por Pi,ck como el hecho morboso y primitivo y sería laexpresión de un vicio congénito del recambio lipoidico. Estos fos-fátidos se acumularían de preferencia en el S. R. E. y en espe-cial en el sector hepatoesplénico e inhibirían y lesionarían a suselementos destruyendo el citoplasma y atacando al núcleo. Estaimpregnación citotóxica, que es muy similar a las lesiones que dala hipervitaminosis (Pittaluga) no se observa en la. enfermedadde Gaucher. La cerasina (cerebrósido) que impregna las célulasretículoendoteliales en la enfermedad de Gaucher, no ejerce unaacción citotóxica tan intensa como los fosfátidos de donde la mar’-cha lenta y benigna de la enfermedad de Gaucher, en contrapoasición con la marcha rápida y maligna de la enfermedad de Nie-man-Pick.

En condiciones normales es el hígado y esencialmente el sec-tor retículoendotelial de este órgano el encargado de la esterifi-cación de la colesterina; estas células, lesionadas por la accióncitotóxica de los fosfátidos, son incapaces de esterificar la coles-terina, lo que deja en libertad una gran cantidad de ácidos grasosque se emplean en formar nuevas cantidades de fosfátidos.

Tratamiento .-No hay ninguno eficaz. La esplenectomía fracasa porque se trata de un proceso extendido a todo el S. R. E.

39 ENFERMEDAD DE SCHÜLLER-CHRISTIAN,

Es tudio clinico . - E s una retículoendoteliosis orientada en. elsentido de una xantomatosis generalizada, caracterizada clínica-mente por un trípode sintomático esencial: la diabetes insípida,la exoftalmia y las lesiones esqueléticas, predominantemente cra-neanas. Fué descripta por Hand en 1893 y luego por Schüller yChristian con el nombre de disostosis hipofisaria A partir de esafecha, las observaciones en la literatura médica se multiplican.

El comienzo de la enfermedad puede hacerse en forma lentao relativamente brusca. Al entrar en el período de estado encon-tramos 1a tríada fundamental : diabetes insípida, exoftalmia y le-siones esqueléticas.

La diabetes insipida no tiene caracteres especiales. Es una po-liuria sin glucosuria.

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L A S H E M O P A T Í A S 289

Las lesiones esqueléticas son predominantes o exclusivas enel cráneo, especialmente en los huesos de la bóveda, dando el as-pecto típico del cráneo en carta< geográfica.

Tam’bién se han señalado alteraciones, en orden de frecuen-cia, en los maxilares, huesos ilíacos, vértebras, diáfisis de los huc-sos largos, costillas, escápulas, etc. Se trata de procesos destruc-tivos (osteopatía calcipriva) que dan imágenes lacunares. A ve-ces en los casos avanzados se producen formaciones seudotumo-rales que dan la sensación de que se palpa la masa ,encefálica(sensacion encefaloide) .

La exoftalmia es una manifestación frecuente y a veces pre-coz. Muy frecuentemente se encuentran alteraciones de la csx~z’-dad bucal debidas a la infiltración granulosa lipoidica que atacalos maxilares y las partes blandas subyacentes.

Otra manifestación de orden general es un hipoevolucionis-mo somático. Pueden también observarse alteraciones cutáneas ca-caracterizadas por el aspecto típico de la xantomatosis cutáneaclásica o de xantomas tuberosos. En el tejido subcutáneo se for-man también seudotumoraciones xantomatosas ; lo mismo puedeobservarse #en el tejido retroperitoneal, perirrenal, etc.

En la etiologia ha’brá que tener en cuenta, por su importan-cia preponderante, el factor constituciona2, con meiopragia del S.R. E. agravado por factores heredifiarios (alcoholismo, consangui-nidad, etc.). El factor raza tiene poca importancia. Es más fre-cuente en el sexto masculino y s,e ve en la niñez, especialmente en-tre los dos y los cinco años. Las enfermedades infecciosas erup-tivas, los traumatismos, pueden tener una acción desencadenante.

En cuanto a la patogenia, al principio primó la teoria hijo-fisaria o neurohipofisaria que surgía de la observación de la aso-ciación Ge diabetes insípida con alteraciones esqueléticas.

Rowland destacó la importancia de las alteraciones primariasde! metabolismo lipoideo.

En cl caso de la enfermedad de Schüller-Christian, ,estas a!-teraciones predominarían en la colesterina y sus ésteres. L’a dia-betes insípida se explicaría por trastornos a nivel de la hipófisisy de los centros nerviosos hipotalámicos. La exoftalmia sería de-,bida a la acumulación de tejido xantomatoso en la cavidad or-bitaria y en los huesos de las paredes de la órbita (,esfenoidcs,etc.). Las lesiones esqueléticas serían debidas a la invasión deltejido óseo por bel proceso granulomatoso lipoideo,

Estudio bioquimico. -Lla calcemia y la fosfatemia han sidonormales en la mayoría de los casos. La cloruremia tiene valores coscilantes. La glucemia es normal o ligeramente descendida. La.coleaterinemia está aumenta’da pero sin que exista un paralelismoneto y constante entre la colesterina de la sangre y la de Iostejidos.

19

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290 RAÚL A.PIAC;GIO BLANCO-PEDRO PASEYRO

La e~ohción es lenta y con tendencia a la ‘cronicidad en lasformas con manifestaciones esqueléticas preponderantes, que tie-nen tendencia a la regresión espontánea. La evolución es más rti-pida en las formas con localización nerviosa o visceral. La dia-betes’ insípida es la manifestación más rebelde y persiste cuandolas otras manifestaciones están en regresión 0 curación.

El pronóstico es mucho más sombrío en las formas con sín-dromes de neoplasia endocraneana que llevan a la muerte conrelativa rapidez.

Tratamiento .-La terapéutica endócrina hipofisaria recomen-dada por Christian da sólo resultados efímeros o nulos. Se hautilizado con algún éxito el ‘extracto paratiroideo, asociado a lavitamina D y a la calcioterapia. Lo mismo se han usado los ex-tractos pluriglandulares, la insulina, etc.

Un tratamiento que parece ofrecer ventajas innega’bles es laröntgenterapia; se han obtsenido no sólo curas de las lesiones es-queléticas sino aun mejorías de la poliuria (Cignolini) y de laexoftalmia.

El radium no ha dado resultados satisfactorios.

Enfermedades infecciosas y parasitarias con localiza-ción y lesiones precoces y primarias en las células delsistema retículoendotelial.

En este párrafo entra un grupo de enfermedades inf,ecciosasy parasitarias en las que el agente mórbido ataca e invade prl-mariamente los elementos del S. R. E. colonizando en ellos.

Estas enfermedades son : las leishmaniosis viscerales (kala-azar), las tripanosomiasis, la sífilis, el paludismo, la tuberculosis,la endocarditis maligna Imenta y las septicemias en general.

. d) Enfermedades infecciosas y parasitarias con participa-ción secundaria del sistema retículoendotelial.

En primer lugar debemos mencionar las enfermedades in-fecciosas exantemáticas a virus desconocidos o filtrables acom-pañadas casi siempre de monocitosis importantes.

Son : la viruela, la varicela, la vacuna, la escarlatina, el s:2-rampión, la rubeola, el tifus exantemático, la poliomielitis, las pa-peras, el reumatismo poliarticular agudo, etc.

Otras, como la tifoidea, brucelosis, etc., tienden a provocarleucopenia con monocitosis.

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e) Enfermedades por alteraciones físicoquímicas y bioquímicas directas o indirectas del sistema retículoendotelial.

Existe un conjunto de altaeraciones fisicoquímicas y bioquímicas del p!asma intersticial y hemático capaces de provocar reacciones primitivas o secundarias del S. R. E. Son las variacione:en la isotonía, en-el pH, los desequilibrios coloidales, las irradia-ciones tóxicas (rayos X, radium, ,etc.) .

f) Procesos inflamatorios hiperplásicos criptogenéticos cespecíficos del sistema retículoendotelial.

Este grupo comprende :

1 cl) El linfograndoma maligno criptogenético de SternbergPaltauf o enfermedad de Hodgkin.

20) Los linfog~*anuTomas consecdivos a infecciones definida.?.

li’) EL LINFOGRANULOMA MALIGNO DE STERNBERG-PALTAUF 0

ENFERMEDAD DE HODGKIN.

El iinfogranuloma maligno presenta un gran interés por lafrecuencia con que se observa en nuestro medio, a tal puntoque deb-! reservársele un lugar importante en nuestra pa,tologhregional. Su conocimiento exacto en las primeras fases tiene unagran importancia desde el punto de vista clínico y terapéutico,como en seguida veremos.

Sinonimia.-En casi todas las afecciones retículoendotelialcscon participación ganglionar reina una gran confusión en la no-menclatura, ya que, muchas veces, procesos similares son denomi-nados con nombres distintos. La enf,ermedad de que tratamos esconocida tam’bién por varias denominaciones. Se le llama corrien-temente enfermedad de Hodgkin, a pesar de que *en la memoriaoriginal d*e este autor la enfermedad aparece confundida con otrasafecciones ganglionares. También se le denomina enfermedad d,ePaltauf-Sternberg, por haber sido estos autores los primeros enprecisar bien sus caracteres anatomopatológicos. Favre propwcla denominación de adenia eosi&filaS p~tirz’gemx aj evolución febril *con ,el fin de incluir en ella los principales síntomas, los que, comoveremos, son sumamente inconstantes. Queda, en el momento ac-tual, comr, denominación preferible la de Zimf ogranulomatosis ma-ligyza que precisa el carácter anatomopatológico dominante, su ubi-

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292 RAÚL A. PIAGGIO BLANCO -PEDRO PASEYRO_______..___..............___.........._............-........................_._..................................................-.............................,

cación principal en el aparato linfoideo y su marcha clínica inexo-. rablemente fatal.

Algunos autores (Benda) prefieren las denominaciones degranulojylatosis maligna o de gra;nuloma~ maligno, porque el tér-mino de linfogranulomatosis parecería restringir la enfermedadal tejido linfoideo mientras que, en realidad, está tomado todo cltejido retículoendotelial; sin embargo, como las formas más fre-cuentes y mejor individualizadas son las formas con participación

Fig. 52.

Adenograma por punciún gan-glionar.-Sobre un fondo cona-tituído por linfocitos, polinL-cleares neutri>filos y eosinófi-los, algunos plasmnzellen yelementos mieloides, se desta.can células reticulares y unacé lu la de S te rnberg de grar

tamaño, con variaslobulaciones.

ganglionar, nos parece útil, en el momento actual, preferir la de-nominación de linfogranulomatosis.

Def ikión .-Desconociéndose el agente etiológico causal dela linfogranulomatosis, esta enfermedad debe ser definida y deli-mitada nosológicamente por SLIS caracteres anatomoclhicos.

Los estudios modernos permiten definirla en la siguiente for-.ma : la khfogranulomatosis maligna es una afección del S. R. h’.,a localixación predominante en el tejido linfoideo, de carácter iw-flamatorio productivo, d e m a r c h a chica m á s o m e n o s crónicapero siempre inexorablemente fatal, que se- caaacterixa sobre todopor la producción de un tejido granulomatoso “sui generis” cowloreacción de los elementos conjuntivos 3 reticuloendoteliales al vi-rus ah desconocido que produ’ce 1.a enfermedad.

Una vez definida, pasaremos a wali%ar los principales as-pectos de la enfermedad.

r

Es una enfermedad frecueme y se ve especialmente entre los20 y los 40 años. Es aún bastante frecuente en la infancia, espc-

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L A S HEMOPATfAS 29,..._.._______..._...-....-.....-...........--...-.......-..................-.... ..~..~..................................~~................-.....~~............

cialmente de los 3 a los 10 años. Puede verse en el lactante dt4 meses y medio (Priesel) y ,en el viejo de más de 80 años (Kauff,mann.). Ataca preferentemente al sexo masculino. No hay pre.ferencia por determinada raza. La herencia no interviene.

Anatomia p&ológica .-El estudio histológico, poniendo de mcr#nifiesto la existencia de un #conjunto de lesiones características*es el único procedimiento que permite diagnosticarla con complc-ta seguridad. La linfogranulomatosis que se presenta clínicamen-

Fig. 53.

*Adenograma por pun-ción ganglionar. -- CG-lula g i g a n t e provistdde múltiples lobulacio.

nes y dos vacuolas.

te con un gran polimorfismo tiene una histología propia,’ caracte-rística. Este hecho tiene un alcance práctico de excepcional impor-tancia puesto que obliga a todo médico que sospeche una Zinfogw-nulomatosis a recurrir precozmente a la punción 1~ a la biopsiadel tejido enfermo para realizar su estudio citológico e histoló-gico, únicos medios para poder hacer un diagnóstko exacto yprecoz.

Hay, pues, dos elementos predominantes que conviene ana-lizar sucesivamente y que son : la granulaci&l conjuntiva y el grazpolimorfismo celular.

La reacción conjuntiva exterioriza la reacción de las célulasmesenquimatosas fijas y puede variar en las distintas zonas del rtejido enfermo, según su mayor o menor grado de envejecimientoy es así que encontramos todos los matices intermediarios entrelas zonas jóvenes, en que predominan las células conjuntivas re-dondeadas o alargadas, y las zonas más evolucionadas con inten-

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294 RAú‘L A. PIAGGIO BLANCO -PEDRO PASEYRO. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . * . . . . . . . ..~..............................,,......................,.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Fig. 54.

Adenograma por punción ganglionar.-Célula gigante rnhypolimorfa. Se observa el nucléolo.

Fig. 55.

Adenograma ganglionar.-Cblu!agigante en la que es muy evidente el

polimorfismo unido al gigantismo.

Fig. 56.

Adenograma por punción ganglionar.-Célulagigante bilobulada, provista de un nucl2olo

muy evidente.

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L A S HEMO‘PATfAS 295.._...........................................................~................ . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

sa reacción fibrosa. A veces predomina el tejido fibroso, constitu-yendo lo que Curtis llama la “fibrogranuZomaltosis”.

En lo que se refiere al polimorfismo celular diremos que estal que es posible encontrar, en el estudio histológico, todos loselementos fijos o móviles derivados del tejido mesenquimatoso :promielocitos, mielocitos, polinucleares neutrófilos, basófilos y eo-sinófilos ; plasmazellen, linfocitos, linfoblastos, monoblastos, mo-nocitos, fibroblastos, células gigantes de Sternberg, etc. Dentrode esta multitud de elementos celulares, traducción de lesioneshistológicas complejas diversamente combinadas, se destacan, porsu significación particular, los leucocitos eosinófilos y neutrófilos

.

Fig. 57.

Adenograma por pun-c ión ganglionar.-Cé-lula gigante de origenreticular, c o n nuclblos muy vis ible : yuna estructura cromlí

tica característica.

,

1I

y las células d,e tipo Sternberg. Estos elementos celulares son masa’bundantes en las primeras fases evolutivas de producción celu-lar. Llos eZem.entos linfáticos (prolinfocitos y linfocitos) son. muyabundantes al comienzo debido al proceso de hiperplasia linfoideinicial, para luego disminuir rápidament,e con los progresos de iaenfermedad, disminución que se traduce en la sangre periféricapor la linfopenia hemática característica de este período. Losplasmaxellen presentan sus caracteres morfológicos y tintorialescaracterísticos. No son específicos del linfogranuloma sino quesólo traducen el carácter inflamatorio crónico del proceso. A ve-ces predominan en tal forma que se habla de granuloma plasmo- rcelular. Los polinucleares basófilos son poco importantes y pue-den faltar.

Los polinnucleares neutrófi los están repartidos en forma d-i-fusa, no presentando alteraciones degenerativas ni predominandoa nivel de las zonas de necrosis como lo habían pretendido algu-

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296 RAÚL A. PIAGGIO BLANCO -PEDRO PASEYRO._..._....___............................................................................................._....................................._..___....._....,

nos autores. Estos polinucleares neutrófilos tienen en parte uuorigen medular, pero en parte serían de origen local, histiógenuo hemohistioblástico.

Los j~olinuclear’es eoskófilos están también repartidos difusa-mente en todo el tejido granulomatoso sin predominar alrededorde los vasos, como en principio se había creído. Al lado’ de loselementos maduros se observan formas inmmaduras del tipo mic-locito. Los eosinófilos pueden predominar dando origen al llama-

.

*Fig. 58.

Adenograma por pur.-chin ga’nglionar. - C¿-lula d e g r a n tamatí~),

k. provista de un nucl+ol~~“: ,‘, muy visible.

* Ib

7

do grwwlo~ma eosinófilo. La eosinofilia local es mucho más cons-tante que la eosinofilia en la sangre periférica y muchos de estoselementos eosinófilos son de origen local, histioide. También pue-den encontrarse en los sarcomas.

Además se han descripto &ZuZas efzdoteliales, he,mohistio,blastos, células l ipoideas y células epitelioides de origen retículo-endotelial, que se presentan ,como elementos de forma alargada opoliédrica, a veces redondeada, d,e dimensiones un poco superio-res a las de las células anteriores, con citoplasma abundante, ho-mogéneo y ligeramente ‘basófilo.

Las céZzcZals de Sternberg son grandes células que dan a laspreparaciones histológicas un aspecto especial. Tienen un núcleo,irregular, muriforme, como inflado, de forma variada, con finosdibujos de cromatina ; es relativamente claro, central, volumino-so, vesiculoso y está provisto de uno o varios nucleolos metacro-máticos. El protoplasma es abundante, poco basófilo y a veces con-

r

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L A S HEMOPATfAS 297

tiene en su interior restos celulares fagocitados. La célula deSternberg ha sido #considerada como un elemento de importanciadecisiva y, para muchos autores, el diagnóstico histológico de lalinfogranulomatosis maligna se basa fundamentalmente en lacomprobación de dichos elementos celulares. Favre, Croizat y GuZ-chard, que han profundizado el estudio de la naturaleza y signifi-cación de las células de Sternberg, han llegado a la conclusión deque no sc trata de elementos neoplásicos, como muchos autores lo

F i g . 59.

Adenugrama por punción ganglionar.Célu la de gran tamaño , prov is ta deun nucléolo muy evidente y con una

cromatina dispuesta en unagruesa malla.

han pretendido, sino de elementos de origen mesenquimatoso yque, si bien su valor es muy grande, pueden, sin embargo, faltaren ciertas lesiones linfogranulomatoxas y existir en lesiones deotra naturaleza (sarcomas, leucemias, etc.), de ahí que su valorpara afirmar el diagnóstico no sea absoluto.

En síntesis: la forma típica de la linfogranulomatosis se ca-racteriza, desde el punto de vista histopatológico, por la presenciade un tejido de granulación con rápida tendencia a la transfor-mación fibrosa, y por la existencia de un gran polimorfismo ce-lular en medio del que se destacan las células de Sternberg y lospolinucleares eosinófilos y neutrófilos. Si ‘bien esta forma histo-lógica típica es frecuente, es necesario saber que existe un con-junto de síndromes clínicos muy vecinos a la linfogranulomatosis *y que histológicamente se traducen por lesiones atípicas. En lamayoría de los casos se trata de lesiones inflamatorias o tumo-rales de! sistetia retículoendotelial. Sin embargo, existen diferen-

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RAÚL A. PJAGGIO,.......................... . .._......

BLANCO - PEDRO PASEYRO,__................_,...................................................... . . . . . . . . . . . . . . .

cias histológicas entre la linfogranulomatosis maligna y los tu-mores malignos retículoendoteliales : el polimorfismo celular delas lesiones linfogranulomatosas contrasta con la uniformidad quese observa ,en los “retículosarcomas”. En lo que se refiere a lasformas intermediarias, como la gra,nzdosarcomatosis de Pappen-heim se puede decir que no existe, en el momento actual, ningúnargumento decisivo que nos permita afirmar el origen o la evo-lución sarcomatosa de la linfogranulomatosis maligna.

Fig. 60..

Adenograma por puncionganglionar. - Se observnuna célula reticular i1egran tamaño acompañada

por dos eosinófilos.

La lesión histológica linfogranulomatosa debe también serdistinguida de ciertas inflamaciones retículoendoteliales (retícu-loendoteliosis) sintomáticas de infecciones específicas (tifoidea,sífilis, tuberculosis, paludismo, etc.) . Mientras que en las retícu-loendoteliales hay gran reacción reticular monomorfa difusa, congran fagocitosis, len la linfogranulomatosis se trata de lesione3nodulares con un gran polimorfismo celular y casi sin fenómenosde fagocitosis.

La proliferación granulomatosa puede afectar múltiples ór-ganos confiriéndoles un aspecto macroscópico bastante carae-terístico.

Los ganglios linfáticos invadidos por el proceso se presentanaumentados de volumen, más o menos aislados o bien conglome-rados en masas abollonadas. La consistencia es variable y he&rogénea : dura donde predomina la efibrosis y blanda donde hay

r

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L A S HEMOPATIAS 299

tejido de granulación joven. Son de color ‘blanco-gris-acero conuna tonalidad más o menos rosada ; su superficie de seoción eslisa o ligeramente granulosa, presentando zonas irregulares decolor. gris ro,sado, rodeadas por tejido ganglionar normal. El as-pecto macroscópico es bastante parecido al de ciertos ganglios conmetástasis sarcomatosas 0 carcinomatosas.

El baxo presenta, en la mayoría de los casos,racterístko. Al corte y bajo de la cápsula se encuen

aspecto ca-n f ormacio-

nes nodulares de tamaño diverso y de color variable del gris airosado. El color rojo de la pulpa esplénica alternando con los co-

Fig. 61.

Adenograma por punción ganglionar.Célu la de gran tamaño con f inared cromática y un enorme nucléol<J,que ocupa la mayor parte del núcleo.El citoplasma es escaso y desgarrado

lores gris y rosado de los nódulos granulomatosos, distribuídosirregularmente, le dan un aspecto porfiroide (Benda).

La misma infiltración nodular granulomatosa, aunque con ca-racteres menos típicos, se puede encontrar a nivel del higado, .rnC-dula ósea, periostio, durama,dre, tubo digestivo, apa,ratos cardio-vasculart urogenital, respirator%o, piel, e t c .

Estudio clinico .-Los grandes síntomas de la linfogranuloma-tosis maligna son: las adeno;rîlatias, la esplenomegalia, la fiebre ylos signos generales, la fórmula hematológica, los sintomas cutci-neos (prurito-prurigo), Como la linfogranulomatosis puede difun-dirse en todo el organismo y dar síntomas de lo más variado, es-tos síntomas principales encontrados, en forma aislada o simultá-nea adquieren un real valor, ya que permiten sospechar clínica-mente la naturaleza de la enfermedad.

Las adenopatías constituyen el signo fundamental ya quepor ellas es que en la mayoría de los casos se sospecha clínica-

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300 RAÚL A. PIAGGIO BLANCO -PEDRO PASEYRO

mente la enfermedad. Pueden ser superficiales o profundas. Lasadenopatías superficiales tienen su lugar de predilección en laregión cervical, en especial en el grupo supraclavicular ; después setoman sucesivamente los ganglios axilares, inguinales, etc. Casisiempre Ia adenopatía es pluriganglionar, formando una masa po-lilobulada, de volumen variable, que llega en ciertos casos a de-formar groseramente la región. Las masas ganglionares son irrc-gulares en su distribución y desiguales en su repartición, siendula asimetría la regla. La palpación muestra que el ataque es plu-riganglionar y que, si existe un cierto grado de periadenitis unier?-do los ganglios tumefactos de un mismo grupo, la masa adénicano adhiere a la piel ni a los planos profundos. Es habitualmenteindolente y de consistencia un poco desigual, pero en general esdura, mismo cartilaginosa. Las masas ganglionares pueden selmuy voluminosas y comprimir los órganos de la región correspor-diente, dando lugar a síntomas variados. En los casos típicos, lasadenopatías superficiales se acompañan de adenopatías profun-das, presentando los mismos caracteres anatomoclínicos y dandr!síntomas variados según su localización (mediastinal, abdomina!,etc., etc.). Un hecho muy interesante, qu(e siempre hav que tene?.en cuenta para sospechar un diagnóstico precoz, es que en muchoscasos la afección puede comenzar 7~ evolucionar durante un ciertotiempo con solo la tumefacción aXislada de un grupo ganglionarsuperficial o profundo. En general, la evolución aislada, localizad:!a un solo grupo ganglionar, sólo se mantiene un cierto tiempo yal final la generalización a los diversos grupos ganglionares es l:iregla. A pesar de esta generalización, raramente el ataque garì-glionar es uniforme y persiste una predominancia local sobre tpi!0 cual grupo.

Esplenomegalia .-La esplenomegalia se da como un signoha’bitual de la linfogranulomatosis maligna. Es necesario saberque fis esplenomegalia es habitualmewte moderada ?J que en m?r-chos casos puede faltar sin que por esto debu excluirse el cliagnó,T-tico. Es excepcional que el bazo adquiera el grueso volumen quepresenta en la leucemia mieloide. Se trata en general de un bazode consistencia dura y de superficie lisa (raramente abollonada) .Aubertin y Destouche señalaron un caso típico de linfogranulo-matosis típica ‘en la que el bazo era normal, tanto macro comomicroscópicamente. Ziegler, Wade, Mellon, señalaron formas al’rredomirz8ancia, esplénica que son excepcio,nales y en las que Iaesplenomegalia considerable dominaba la sintomatología. Frecuen-temente, junto a la esplenomegalia se encuentra una hepatomegalipmás 0 menos manifiesta.

La fiebre y los signos generales.-Si bien la fiebre existe encasi todos los casos de linfogranulomatosis, podemos decir que en

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algunos casos puede faltar completamente y en otros durante lar-gos períodos de la enfermedad. Por otra parte, no existe una CUY-va febril caracteristica de Za. enfermeda’d. Las principales modali-dades, que han sido o’bservadas son: el tipo de fiebre ondadante, arecaídas; el tipo de fiebre continua; el tipo de fiebre remitev,teCL grandes oscilaciones, que a veces adopta el tipo francamente in-termitente, simulando la #curva febril del paludismo o de las in-fecciones biliares (fiebre bilioséptica) o urinarias (fiebre uri-nosa).

El mismo polimorfismo que se encuentra en el estudio de lafiebre, !ti observa en el estudio de los fenómenos generales, y allado de las formas que rápidamente alter,an el estado general, quedan astenia, desnutrición, etc., se encuentran formas en las queel estado general se conserva bien durante un plazo de tiemporélativamente largo.

Fórlnula hematológico..-Si bien, como en seguida veremos,se encuentra en la mayoría de los casos de linfogranulomatosis ma-ligna una fórmula hematológica relativamente característica, esnecesario saber que estas modifkaciones están lejos de ser cons-tantes y patognomónicas, y que existen casos de Zinfogranulomg-tosis en los cuales la fórmula hematológica es absolutamente nor-mal. Lo común y ha’bitual es que se encuentre una leucocitosisneutrófila, crónica, permanente, pero con oscilaciones variables?acompañada en la mayoría de los casos de eosinofilia, lo que ladistingue de otras leucocitosis neutrófilas que se encuentran enotras infecciones crónicas. Muy frecuentemente se encuentra tam-bién una Zinfocitopenkx relativa debida a la destrucción del tejidolinfoide por el tejido específico de granulación. Hay formas conleucopenia, especialmente en aquellos casos en que el proceso tie-,ne localización exclusiva o predominante abdominal, en aquelloscasos en que hay una localización en la médula ósea o cuando elproceso :kdopta una marcha aguda. Una eventualidad muy raraes encontrar una leucopenia con linfocitosis. Hay descriptos casosmuy graves con síndrome agranulocitario. A veces se ve una ino-nocitosis muy elevada predominantemente histioide. Las plaquetasestán, en general, aumentadas en su número y en su tamaño y enciertos casos se han encontrado megacariocitos en la sangre circu-lante. Hay casos ,complicados de síndrome purpúrico. Frecuenk-mente hay una anemia más o menos intensa. Pero conviene recor-dar una vez más que estas modificaciones hematológicas si bienson muy importantes, ellas no son constantes y una forma hemu-tológica normal, frente a un càso determinado, no permite elcmi-nar la lin~fogranulomatosis maligna.

Manifestaciones cutáneas.- L(as manifestaciones cutáneas enel curso de la linfogranulomatosis maligna son frecuentes pero

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no constantes. De estas manifestaciones cutáneas, la más frecuen-te e importante es el prurito. Recordemos, a propósito de este sín-toma, que los clásicos describían un “prurigo Zinfoadénico” que ac-tualmente los trabajos de Kreibich, Favre y Colrat tienden a asi-milar a la linfogranulomatosis maligna y que estos últimos au-.tores denominaban adenia, eosinófila prurigena. El prurito puedeser generalizado o localizado, contínuo o intermitente, a recrude-cimiento nocturno, tenaz a las medicaciones habituales y, en al-gunos casos, sólo cediendo en una forma más o menos completa ala radio o a la röntgenterapia. Este prurito, en general, trae se-cundariamente lesiones de rascado. Al lado del prurito, y en for.-ma mucho menos frecuente, se pueden observar otras manifesta-ciones cutáneas, consistentes en placas eczemáticas o hiperquera-tósicas, erupciones papulosas, vesiculosas o bulosas y aun una erJ-trodermia generalizada. Otras veces pueden verse melanodermiasregionales y discromias areolares variadas.

Formas clinicas *anormales .-Si bien las adenopatías, la es-plenomegalia, la fiebre y los fenómenos generales, la hiperleuco-citosis con neutrofilia y eosinofilia y los fenómenos cutáneos sonlos síntomas principales de la linfogranulomatosis maligna, seríaun error pensar que en la práctica medica la linfogranulomatosisse nos presenta siempre con una sintomatología relativamenteuniforme, detrás de la cual sería fácilmente reconocible. El estt;-dio histopatológico y anatomopatológico que hemos hecho nos hademostrado que, si bien la enfermedad tiene una cierta tendenciaa dar localizaciones linfáticas, puede también tocar todos los órgu-nos y aparatos de la manera más caprichosa, lo que nos permiteprever la cantidad y diversidad de síntomas que se pueden obser-var en esta enfermedad y la multiplicidad de las formas clínicas,variables hasta el infinito.

Favre, Croizat y Guichard, que han presentado un interesanterelato sobre las formas anormales de la linfogranulomatosis ma-ligna, consideran que deben entenderse por formas anormales, noaquellos casos de linfogranulomatosis maligna bien definidos. ydiagnosticados por sus síntomas principales que hacen una locali-zación anormal (puesto que en <estos casos se trata ya de una com-plicación), sino aquellas formas que se presentan exclusivamentecon una Zocalixación anormal, sin que otro dato, fuera d,el estudiohistológico, permita la identificación del proceso. Estas formasverdaderamente anormales no son frecuentes y, en la mayoría delos caNsos, sólo persisten aislados un tiempo más o menos largo, en-trando luego en el cuadro general de la linfogranulomatosis ma-ligna. Con Favre, Croizat y Guichard, podemos distinguir : formaslocalizadas a tipo de tumores, formas nerviosas, óseas, esplénicas,intratorácicas, digestivas y cutáneas.

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LAS WiSiVlOi'A'k"iA& 303

a) Formas localizadas a tipo de tumores.-La linfogranu-lomatosis maligna puede evolucionar, durante un cierto plazo detiempo, bajo la forma de tumores periféricos o profundos (me-diastinal, abdominal, etc.), produciendo trastornos variables se-gún ‘su localización. Estas formaciones tumo,rales se presentancomo masas más 0 menos voluminosas, lisas 0 ligerament,e abollo-nadas, localizadas sobre todo en las regiones cérvicoaxilares si-mulando tumores malignos. Su diagnóstico sólo podrá ser hechopor el estudio citológico, o por la aparición de los síntomas principales de la enfermedad.

b ) F o r m a s nerviosas.- Se deben describir con esta denomi-nación, no los accidentes cerebromedulares sobrevenidos en el cur-so de una linfogranulomatosis definida, sino aquellas formas enlas cuales los síntomas nerviosos son los primeros en aparecerdesde el punto de vista clínico. En estos casos la lesión granulo-matosa se desarrolla a expensas del hueso o del tejido subdural y,por medio de la duramadre que es una barrera infranqueable, com-prime los distintos segmentos del eje cerebroespinal, dando origena síndromes diversos, radiculares, paraplégicos, polineuríticos, en-cefalíticos, etc. Estas formas nerviosas, clínicamente primitivas,son muy raras y su existencia mismo parece dudosa.

i Existen formas nerviosas primitivas por desarrollo de infil-traciones granulomatosas en el mismo tejido nervioso? Teórica-mente pueden existir y desarrollarse a expensas del tejido retícu-loendotelial (muy escaso en el sistema nervioso). Sternberg sos-tiene, y esto es lo más interesante desde el punto de vista práctico,que la infiltración del sistema, nervioso, cuando eQ.8a existe, es siem-pre secundaria a otra localización granulomatosa, y, arutómicrr-mente, las formas nerviosas primitivas no han podido ser’ com-probadas.

c ) F o r m a s óseas.- Casi siempre la invasión del esqueleto seproduce en las fases tardías de una linfogranulomatosis más omenos bien definida, como hemos tenido oportunidad de verlo eutres o’bservaciones personales (dos costales y una esternal). La::formas clínicamente primitivas son raras. En la linfogranuloma-tosis la médula ósea está tocada en un 50 p de los casos exami-nados (Symmers) y las lesiones medulares son tan importantescomo las esplénicas (Askanazy) . Las localizaciones osteoperiósti-cas más frecuentes de la linfogranulomatosis son : el raquis (es-pondilitis granulomatosa), las costillas, el esternón, el fémur, elbasinete y el cráneo. La investigación radiológica pone en evi-dencia la existencia de focos de rarefaccción ósea con descalcifi-cación o neoformaciones tumorales. La forma vertebral puede serconfundida con el mal de Pott o con procesos neoplásicos.

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304 PEDRO A. BARCIA y AG’USTfN G O R L E R O A R M A SC.___..................................-................-.............--...-......-..-....-.--..-..-....-...-~...-......-...~.-.........~~.......................

En general, los focos óseos resu1ta.n de la propagación de fo Ico8 ganglionares vecinos o de la localización de un proceso gra-nulomatoso general ; es discutible en el momento actual Za exis-tencia, de u,na linfograwdomatosis ósea primitiva, la que está pot’demostrarse.

* d ) Formas esplénicas .-Distinguiremos con Favre, Croiza:;y Guichard, tres órdenes de hechos:

1~) Linfogranulomatosis típicas, que durante un cierto tiem-po debutan por una esplenomegalia: formas a com,iewizo esplénico.

20) Casos de linfogranulomatosis en los cuales la espleno-megalia es mucho mayor que las hipertrofias ganglio-nares : formas a predominancia esplénica.

30) Casos en que una esplenomegalia aislada resume lasmanifestaciones clínicas de la enfermedad : f orm,asesplenomegálicas puuas.

1’)) Formas a comienzo espZénico.--Son formas en las cua-les, clínicamente, durante un cierto tiempo, la’ esplenomegaliaaparece como un síntoma precoz y relativamente aislado. Sin em-bargo, en estos casos, como hemos tenido oportunidad de obser-varlo personalmente, si se estu#diauz. desde el punIto de vista histo-lbgico los pequeños ganglios considerados clinicamente n,o~mdes,ya ae les ve invadidos por el proceso granulomatoso,

2(j) Formas a predominio esplenomegáZico.-Estas formasson tan interesantes desde el punto de vista clínico, porque se pre-sentan como sindromes Zinfoadénicos a predominio esplénico, si-mulando los estados leucémicos. La delimitación exacta del cuadr.1se hace por el estudio hematológico completo y ,el estudio anato-mopatológico de los ganglios. En algunos casos, por repercusiónhepática del proceso, se crean sindromes hepatoesplénicos.

30) Formas esplenomegálicas puras.-Han sido estudiadas,sobre todo por Ziegler. Son raras, y mismo discutidas por mucho:;,no desde el punto de vista clínico, sino desde el punto de vistahistopatológico. En los casos en que se ha practicado la esplenec-tomía la generalización se ha producido rápidamente.

e ) F o r m a s intratorcícicas .-Hay que distinguir, como siem-pre, las formas de linfogranulomatosis en las que sobrevienencomplicaciones pleuropulmonares, de las formas en que los acci-dentes pleuropulmonares constituyen el accidente revelador inicialde una iinfogranulomatosis. Hay formas respiratorias ?j formCv:t

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LAS HEMOPSTIAS 305. . . . . .._._._...__........~....._.____..__._.....~........~.~.....___.........._. ----.-....-.~.-..--~.....-..-~....-.-.~~.......~--...~...---..~~.-..-..~...~ -.

mediastirra.Zles. Las formas respiratorias de la linfogranulomato-sie maligna pueden ser pleurales o pulmonares.

Las formas pleurales .-Las complicaciones pleurales en elcurso de la linfogranulomatosis maligna son frecuentes, sobre to-do cuando se buscan sistemáticamente. En nuestro medio, el pro-fesor Morquio dió a conocer tres observaciones. Hemos tenidooportunidad de ver esta complicación en dos oportunidades: enambos casos se trataba de adolescentes, uno con una linfogranu-lomatosis típica, con grandes hipertrofias ganglionares cérvicoaxi-lares, cuya naturaleza linfrogranulomatosa fué confirmada por elestudio histopatológico, que hizo una pleuresía serofi’brinosa sincaracteres especiales, muy abundante y a reproduccción rápida ; elotro, también adolescente, presentó una esplenomegalia mediana,con pleuresía serofibrinosa izquierda y con micropoliadenopatía :se pudo descartar la tuberculosis (que clínicamente puede dar cua-dros clínicos similares) y el estudio anatomopatológico y la evolu-ción ulterior de la enfermedad confirmaron el diagnóstico dehnfogranulomatosis maligna. Vemos, pues, que puede existir LID

sindrom (3 esplenopleural con mi8cropoliadenopatía que, en ausenciade tuberculosis, debe hacer pensar en la linfogranulomatosis.

Una forma interesante es la forma mediastino pZeuraZ que. co-mo luego veremos, puede traer aparejados problemas complejo;.:en su diagnóstico exacto.

Más interesantes, aunque mucho más raras, son las formaspleurales primitivas, en las que sóflo un derrame pleural aislado ypuro resume toda la sintomatología de la enfermedad; esta plew-resia granulomatosa primitiva tiene aspectos variados en su pre-sentación clínica y no tiene fórmula cito,química característica. Sinembargo, estas formas aparentemente primitivas, se acompañancasi siempre de síntomas generales (adelgazamiento, astenia, etc.),que demuestran la existencia de una difusión del proceso granu-lomatoso. Desde el punto de vista histológico no existen formaspleurales primitivas como manifestación única y aislada del pro-ceso linf ogranulomatoso.

Las formas pulmonares.-Las localizaciones pulmonares máso menos aparentes de la linfogranulomatosis maligna son relativa-mente frecuentes, pero, ,en la mayoría de los casos, confundidascon procesos gangliomediastinales concomitantes. Mucho más ra-ras e interesantes son aquellas formas en que, durante un ciertotiempo, Ia localización pulmonar es solitaria.

Por fin, hay formas mediastinales aishch. r

f) Formas digestivas.-Con Sven Junghagen, Mlle. Nowic-ki, etc., 4e debe hacer una distinción entre las observaciones dondelas localizaciones digestivas están asociadas al cuadro de la adenia

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generalizada clásica y las formas donde la localización gastroin-testinal se nos presenta como primitiva, aislada, sin ninguno delos síntomas capitales de la linfogranulomatosis. Toman, en es-.tos casos, la máscara de una úlcera o de un cáncer gastrointestinaiy mismo de la tuberculosis, llegándose sólo’ al diagnóstico exactopor el estudio histológico. Las lesiones del tubo digestivo han ad-quirido un extraordinario valor para muchos autores que conside-ran que el virus de la enfermedad penetra por vía digestiva.

g) Formas cutáneas.-Si el prurito es un síntoma capitalde la enfermedad, en cambio la existencia de infiltraciones, ulce-raciones, tumoraciones cutáneas, como única manifestación prece-diendo durante un tiempo el cuadro clásico de la linfogranuloma-tosis, es muy rara, aunque algunas o’bservaciones parecen justifi-car la existencia de esta granulomatosis cutánea primitiva. Esta,;formas han planteado el problema de la inoculación posible delvirus por los tegumentos, ya que se han señalado casos de eclosiónde la enfermedad a raíz de una herida accidental.

h) Formas excepcionales.-Hay descriptas formas mame.-rias, con tumor mamario interesando la piel, acompañado de ade-nopatías, formas #a tipo de sindrome de Mikubicx interesando la<glándulas salivares, lacrimales, etc.

El diagnóstico será orientado por el estudio clínico y afir-mado por el estudio histopatológico mediante la punción ganglio-nar y la biopsia.

Estudiaremos, pues, sucesivamente :

A) Diagnóstico, clínico.B) Diagnóstico histopatológico mediante la punción y la

biopsia.C) Diagnóstico biológico.

A ) Diagnóstico clinico .-El carácter tan proteiforme queel cuadro clínico de la linfogranulomatosis maligna puede reves-tir, así como la falta de síntomas absolutamente patognomónicos. .hace que la enfermedad, si no se piensa seriamente en ella, pasefrecuentemente desapercibida. Por otra parte, su diagnóstico sólopuede ser afirmado con seguridad recurriendo al estudio histoló-gico de las lesiones mediante la biopsia o el estudio citológico delmaterial obtenido por punción. Ambos procedimientos se comple-mentan con frecuencia, dando el primero la visión topográfica delconjunto y el segundo permitiendo hacer un estudio más fino dela morfología celular.

En la práctica, el diagnóstico se orienta y se reconoce Za eyt-

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fermedad en aquelllas formas en l’as que hay una participación im-portante y visible del aparato linfático del organismo.

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Recordemos que existe una forma típica con tumoracionesganglionares múltiples, con ciertos caracteres especiales, con f ie-bre y fenómenos generales, con un cuadro hematológico caracte-rístico, con esplenohepatomegalia y prurito evolucionando en for-ma más o menos rápida hacia la caquexia, que en seguida de’beorientarnos en el sentido de una linfogranulomatosis maligna,afirmándolo directamente por el cuadro clínico y confirmándolepor la punción ganglionar y la biopsia. Pero, cuando el cuadro cl<-nico no es tan completo, cuando uno de sus elementos sintomáti-cos ocup~t un lugar exclusivo o muy predominante, es necesario rc-currir al diagnóstico diferencial.

Hay formas caracterizadas exclusivamente (por lo menos du .rante cierto tiempo) por adenopatías localizadas o generalizadas.Estas adenopatías presentan ciertos caracteres un poco particu-lares y plantean problemas de diagnóstico variables según la edady la localización.

Los caracteres que se han dado como particulares a las ade-nopatías de la linfogranulomatosis maligna son de consistencia 3;de configuración. Se trata en general de gruesas tumoracionea,constituiclas por ganglios, de consistencia dura y elástica, m,ás cmenos conglomerados pero %o fundidos en una sola masa; no a#dhe-rentes a la piel; sin reblandecimientos y sin calcificaciones; indo-lentes espontáneamente a la palpación; localixados de preferenciaen la región láterocervicad.

En presencia de un adolescente que presente una adenopatíalocalizada, con los caracteres anteriormente mencionados, i quédebemos pensar ? Las adenitis agudas sintomáticas quedan rápi-damente excluídas porque tienen otros caracteres clínicos, lo mis-mo que la forma habitual de la tuberculosis ganglionar, con sutendencia a la fusión, re blan.decimiento y f istulixación caracteris-ticas. Sin embargo, la adenoputia tuberwlosa en las primeras fa-ses de evolucióin puede presentarse como una tumXoralción plurilo-bulada, con los caracteres semiollógicos de la aSdenopaItia de la en-fermedad de Hodgkin, ‘~j la pwnción ganglionar, sin que nla,dn lohubiera hecho prever, ,nos reoeln la existencia. de pyus, a veces encantidades muy discretas pero suficientes para orientar el diag-nóstico, como hemos tenido oportunidia4d de observarlo en wumero-sas ocasiones. A veces esta forma seudotumoral abscedada de latuberculosis ganglionar se acompaña de discreta eosinofilia, lo quehace más difícil el diagnóstico.

Existe otra forma de la tuberculosis ganglionar que crea pro-blemas mucho más complejos: es una forma que toma varios gan- *glios, y que da adenopatías grandes, con gruesos ganglios aisla-dos, más o menos duros, sin tendencia a la fusión y al reblande-cimiento y que ha sido descrita con varias denominaciones : seudo-

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leucemia8 tubercu.losa de Chotimsky, forma seudoleucémica de latuberculosis de BOXXO~O, macropoliadenopatia. tuberculosa seudo-linfomatosa de Sabraxés. En estos ganglios, desde el punto de vis-ta histol.ógico se pueden encontrar lesiones tuberculosas típicas(necrosis, formaciones foliculares, etc.) o bien lesiones de hiper-trof ia linf oidea sin la configuración macroscópica ni microscópi-ca de las lesiones tuberculosas, pero cuya naturaleza puede serdemostrada por la comprobación del bacilo de Koch, directamenteo por inoculación. El diagnóstico entre estas formas de la tubercu-losis ganglionar y la linfogranulomatosis maligna puede ser su-mamente difícil : la cutirreacción negativa (salvo casos d*e aner-gia, que han sido descriptos en la linfogranulomatosis), la au-sencia de antecedentes tuberculosos y de contagio familiar, laausencia de otras lesiones tuberculosas, nos de’ben inclinar en fa-vor de la linfogranulomatosis, pero el diagnóstico exacto sólo po-drá hacerse mediante la punción y la biopsia ganglionar. Hay mis-mo casos de coexistencia de ambas, afecciones. Tanto en un casocomo en el otro puede existir, concomitantemente con el procesoganglionar, un derrame pleural serofibrinoso a linfocitos? con ca-racteres similares y prácticamente indiferenciables (síndromesadenopleurales). La fórmula hematológica normal o poco altera-da permite descartar la leucemia linfoide, afección, por otra parte,mucho más rara que la linfogranulomatosis.

En suma, frente a un niño o un adolescente que presente unsindrome adenopático o adenopleural en el cuaIl las a,denopatiastengan los caracteres clinicos anteriormente mencionados zy la fór-mula hematológica sea normal o poco modifkda, con cutirrecciónnegativa XJ ausencia de antecedentes y de lesiones bacilares se de-be pensar, clinicamente, en la linfogranulomatosk ZJ recurrir lomas pronto posible a l,a pu/nción ZJ a la biopsia ganglionar paraconfirmar el diagnóstico.

Otro diagnóstico que es habitual plantear en el niño, es entrela forma ganglionar mediastinal de la linfogranulomatosis y laadenopa tia tráqu~eo brónquica tuberculosa, de la primoinf ección. Lanoción del contagio, la cutirreacción, la investigación del bacilode Koch por inoculación del contenido gástrico aclararán el diag-nóstico.

En las personas de cierta edad y en los viejos, en presenciade adenopatías localizadas o generalizadas con los caracteres ge-nerales que hemos descripto en la linfogranulomatosis, en lo pri-mero que hay que pensar es en laa metástasis ganglionares de losepiteliomas viscerales profundos, más o menos latentes. Estos epi-teliornas pueden tener corno primera manifestación clínica unaadenopatía localizada en el territorio ganglionar correspondienteo en un kerritorio gang1iona.r distante. Así, a esta edad, en pre-

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sencia de una adenopatía cervical se hará una exploración cuida-dosa de la boca! faringe y laringe con el fin de descubrir una le-sión neoplásica incipiente.

En presencia de una adenopatía mediastinal se pensará enuna adenopatía neoplásica secundaria a un neo oculto del tubo di-gestivo, próstata, etc., que hay que tratar de descu’brir por exá-menes clínicos convenientes.

Vemos, pues, que en presencia de uina adenopatia formada deganglios duros, aislados, sin magor periadenitis, el diagnóstico di-ferencial con la linfogranulomatosis se plantea: en el niño con latuberculosis ganglionar TJ en las personas de edad (más de 55años), y con más razón epi los ,viejos, con Eas adenopatias secun-darias neoplásicas.

En las demás épocas de la vida el diagnóstico puede ser mu-cho más complejo ya que, a las causas anteriormente anotadas,se pueden venir a agregar, aunque con menos frecuencia, otraslesiones. La sifilis es capaz de dar tumefacciones ganglionares máso menos generalizadas. Estos linfomas múltiples esclerogomosospueden plantear problemas difíciles en el diagnóstico con la lin-fogranulomatosis maligna. En general, en la sífilis las tumefac-ciones ganglionares tienen un volumen pequeño, adhiriendo a ve-ces a la piel, reblandeciéndose y ulcerándose pero, otras veces, res-petándola completamente. Casi siempre se acompañan de hepa-toesplenomegalia. El diagnóstico diferencial se establecerá por losantecedentes de sífilis, la comprobación de otras lesiones neta-mente sifilíticas (aortitis, leucoplasia, etc.), por la reacción deWassermann positiva y, sobre todo, por la rápida reducción bajola influencia del tratamiento específico. En estos casos, los trata-mientos radioterápicos o quirúrgicos resultan inoperantes, cuan-do no perjudiciales. La punción ganglionar y la biopsia puedenservir de criterio para el diagnóstico. En cuanto a la investiga-ción del treponema pálido de Schaudin es casi siempre negativa,

-mismo en los casos netamente caracterizados. -En cuanto al diagnóstico diferencial con la leucemi*a! linfoide

crónica y con las f0rma.s ganglionJares de la leucemia, mieloide(que son, por otra parte, extraordinariamente raras), el diagnós-.tico se establecerá fácilmente por el estudio de la fórmula hema-tológica característica y si fuera necesario por la punción esternaly esplénica.

Al lado de la leucemia linfoide existe un conjunto de sín-dromes anatomoclínicos que se caracterizan, desde el punto devista anatómico, por una hiperplasia del tejido linfoideo de los *ganglios con caracteres típicos (por eso se llaman linfomas 0 lin-foadenomas) y, desde el punto de vista clínico, por la ausenciade las modificaciones hematológicas características de la leucemia

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(por esto se llaman linfomas o linfoadenomas aleucémicos o aunestados seudoleucémicos).

Lo interesante es que estos síndromes, con la misma consti-tución aparente desde ,el punto de vista anatomopatológico, unosson de gran benignidad y otros de gran malignidad,

Desde el punto de vista práctico, el diagnóstico diferencialentre los linfomas aleucémicos regionales o generalizados y lasformas gatiglionares de la Einfograwulomaltosis maligna, sólo esposible recurriendo a la punción ganglioqaar y a la biopsia.

También, desde el punto de vista práctico, cabe retener lamayor frecuencia con que se presenta en clínica la linfogranu-lomatoxis.

En cuanto a la linfosarcomatosis descripta por Kundrat, losprincipales elementos clínicos para establecer el diagnóstico dif e-rencial con la linfogranulomatosis maligna son: la mayor agresi-vidad del proceso, que se traduce por la rápida conglomeraciónde los ganglios en una masa única, que tiene tendencia infiltrantehacia la piel y hacia los órganos vecinos, comprimiendo e infil-trando los músculos. Además, en el linfosarcoma, la consistenciade la masa ganglionar es menor, la esplenomegalia y los empujesfebriles menos frecuentes y la marcha es fatalmente progresiva,sin presentar las. treguas y las remisiones espontáneas que pre-senta la linfogranulomatosis maligna. Faltan también los fenó-menos tóxicos cutáneomucosos, tales como el prurito, los sudoresy la diarrea.

Antes de terminar con el diagnóstico diferencial de las for-mas ganglionares de la linfogranulomatosis maligna, es necesariodejar bien establecido que esta #enfermedad no debe confundirsecon la linfogranulomatosis inguinal subaguda o enfermedad deNicolás y Favre, que es una afección que actualmente se consi-dera autónoma: se trata de una adenitis inguinal con tendenciaal reblandecimiento supurativo y a la ulceración, producida porun virus especial.

Cuando la linfogranulomatosis maligna se localiza en los gan-glios mediastinales dando origen a un síndrome mediastina. acom-pañándose al mismo tiempo de una invasión del parénquima pul-monar, da origen a un síndrome mediastinopulmonar. La frecuen-cia con que en clínica es posi’ble observar síndromes mediastino-pulmonares de distinta naturaleza hace que, en la práctica médi-ca, el diagnóstico diferencial entre ellos sea de gran importancia.Una vez que el estudio completo del enfermo ha permitido locali-zar el tumor mediastinal en los ganglios, se procederá al diagnós-tko diferencial en la siguiente forma : siendo raras fuera del lac-tante las grandes adenopatías tráqueobrónquicas tuberculosas,siendo los tumores leucémicos muy raros y fácilmente reconoci-

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bles por el examen hematológico y, por otra parte, siendo ex-cepcionales los linfomas y los linfosarcomas primitivos, en lapráctica el diagnóstico se planteará entre la forma mediastino-ganglionar de la linfogranulomatosis maLigna y las a$denopa.tiascancerosas secundarias y la forma mediastinopullmonar del cáncerprimitivo del ptilmówh.

Los procesos pleuropulmonares que acompañan al tumor me-diastinal pueden ser : atelectasias (por obstrucción o compresiónbronquial), infiltraciones tumorales o pleuresías. Con suma fre-cuencia, estas tres alteraciones coexisten en el mismo hemitóraxy pueden ser dadas por cualquiera de los tres procesos que hemosseñalado. El diagnóstico diferencial ofrece, en muchos casos, gran-des dificultades, a veces insalvables, pero siempre hay que tratarde establecerlo porque tiene importancia considerable para el pro-nóstico y para la delimitación de la conducta terapéutica a seguir;en efecto, mi,entras que la radioterapia da resultados francamen-te favorables en la linfogranulomatosis maligna, su acción es es-casa o nula en las adenopatías cancerosas secundarias. Para des-cubrir el origen de una adenopatía neoplásica secundaria se tra-tará de encontrar, por un examen minucioso y prolijo, la exis-tencia de un cáncer más o menos oculto del tubo digestivo, prós-tata, etc. En cuanto al diagnóstico entre la forma gangliomedias-tina1 de la linfogranulomatosis maligna con infiltración granulosadel pulmón y la forma mediastinopulmonar del cáncer primitivodel pulmón, diremos que su aspecto clínico puede ser idéntico. Hayque tratar de establecer el diagnóstico buscando los síntomas máso menos característicos de la linfogranulomatosis (fiebre, esple-nomegalia, fórmula hematológica, prurito, etc.), haciendo el es-tudio histológico, previa ‘biop,sia, de los ganglios periféricos, mis-mo de aquellas que se nos presentan como normales o muy dis-cretamente hipertrofiados ; recurriendo a técnicas radiológicasespeciales, tales como la broncografía que da aspectos variadossegún que el sistema bronquial esté obliterado por una compre-sión extrínseca (linfogranulomatosis) o por una obstrucción neo-pásica o la broncoscopia y, por fin, en casos de extrema duda, re-curriendo a la radioterapia de prueba. Vemos, pues, que es esen-cial para el médico práctico, que en presencia de una tumoraciónmediastinal con fenómenos pulmonares, tenga en cuenta comoeventualida,d frecuente, la posibilidad de una linfogranulomatosis3 trate de demostrarla recurriendo a todos los medios que actual-mente la técnica médica pone a su alcance. r

Cuando las adenopatías van acompañadas de esplenomegalia,dan origen a síndromes adenoesplénicos cuya comprobación debehacer pensar seriamente en la linfogranulomatosis maligna, so-

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bre todo si una fórmula hematológica normal permite descartarlos síndromes leucémicos (leucemia mieloide con adenopatías,

leucemia linfoide, etc.).La forma esplenomegálica pura de la linfogranulomatosis ma-

ligna es excepcional y, prácticamente, en clínica no es reconocidacomo tal. Se piensa en esplenomegalias parasitarias, micósicas,en las enfermedades de Banti, Gaucher, etc., y muchas veces lanaturaleza del mal es sólo reconocida después de la esplenectomía.

Actualmente, la pwwión espilénica permite aclarar el diagnós-tico al revelarnos un espilenograma cxwacteristico. No existen al-teraciones especiales en la serie roja ni linfocitaria. Las plaque-tas son abundantes. Hay una discreta reacción de elementos gra-nulocitarios neutrófilos y eosinófilos, especialmente adultos, conpresencia de algunos mielocitos y metamielocitos pero sin que seobserve reacción mieloblástica o hemocitoblást5ca. Se observanplasmazellen y rarísimas células de Tûrk. Presencia de monocitos.Existen, además, numerosos elementos de origen retículohistioci-tario, grandes mononucleares y elementos epitelioides. Pero elelemento más importante y más característico es la célula deSternberg, cuyos caracteres ya hemos estudiado. Es fácil de dis-tinguir de los otros elementos celulares que se pueden encontraren la punción esplénica, tales como los, megacariocitos (a los quea veces se asemejan mucho), las células de Gaucher y las célulasde Nieman-Pick. De los megacariocitos se diferencian en que lascélulas de Sternberg presentan nucleolos de grandes dimensionesy los megacariocitos presentan signos de picnosis nuclear. De lascélulas de Gaucher se diferencian por la típica estructura proto-plasmática de estas células y de las células de Nieman-Pick porel aspecto vacuolar correspondiente al contenido grasoso y li-poideo.

B) Diagnóstico histopatológico mediante la punción ganglio-nar y la biopsia.-La punción ganglionar es de un extraordinariovalor para el diagnóstico de la enfermedad de Ho,dgkin y resuelvesatisfactoriamente la mayoría d,e los casos, como hemos tenidooportunidad de observarlo personalmente en numerosos casos es-tudiados y que fueron controlados luego por la biopsia y la evo-lución clínica de los enfermos.

Los frottis se preparan en la forma que hemos descripto enla parte correspondiente al estudio del adenograma y a ella re-mitimos al lector.

Debemos destacar que el examen de las extensiones nos per-mite recoger datos de gran fineza sobre la estructura citoplas-mática, nuclear y nucleolar de los distintos tipos de células queconstituyen el adenograma de la linfogranulomatosis maligna.

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i Cómo está constituído el adenograma de Hodgkin? Vamosa describir en primer término el adenograma típico y completo,cuyo hallazgo nos permite hacer el diagnóstico al firme, y luego .nos referiremos a los otros tipos de adenogramas menos carac-terísticos.

1~) El a’denogrcmza tipico: está constituído fundamentalmen-te por la coexistencia de las células de tipo Sternberg con las cé-lulas del tejido de granulación (polinuclear,es neutrófilos, eosinó-filos; linfocitos, prolinfocitos y plasmazellen) ; a veces se agre-gan formas inmaduras de la seria granulosa (mielocitos y meta-mielocitos) y de la serie roja (eritroblastos) ; además, se observanhemohistioblastos, a veces numerosos, y hemocitoblastos.

Las células de tipo Ste?%berg son grandes elementos celula-res que se destacan fácilmente de las otras células del frottis. Exis-ten varios tipos de células de Sternberg siendo, por tanto, impo-sible hacer una descripción única de la misma. Describiremos enprimer término la forma llegada al máximo de evolución. Es en-tonces una célula grande, .de 10-20-40 micras o más de diámetro,con protoplasma basófilo, de aspecto esponjoso, no uniforme, ‘zveces con vacuolas y con frecuencia desgarrado o mismo ausente,dejando libre al núcleo. El wMeo es de gran tamaño, redondo,ovoide, reniforme, escotado con ramificaciones y prolongamientos,a veces simulando el núcleo polimorfo del megacariocito; es únicoo múltiple; nucleolado, con uno o varios nucleolos muy teñidos, quese destacan en el seno de la red cromática nuclear irregular y bienteñida. En todos aquellos casos ,en que la morfología de la célulano es lo suficientemente clara como para permitir su identifica-ción, hay que recurrir, como complemento, al estudio de otros ele-mentos que constituyen el tejido de granulación y que dan al frot-tis ese aspecto polimorfo, debido a la diversidad celular, tan par-ticular al linfogranuloma maligno.

20) Los otros tzpos de adenograma: Descripta ya la fórmulacitológica típica, estudiaremos los otros tipos de adenograma queresultan de la combinación de estos mismos elementos en propor-ciones variables o de la ausencia de algunos de ellos. Debemosaclarar que en un mismo ganglio pueden ‘coexitir zonas de muydistinta composición citológica y que por tanto será prudente, enlos casos dudosos, hacer punciones a distintas profundidades enel mismo ganglio o en ganglios diferentes.

Los elementos que por su variación cuantitativa dan origena los distintos tipos de adenograma, son principalmente los si-guientes : r

a) Los eosinófilos: a veces son muy abundantes, dando eltipo de hiperplasia eosinófila (Pavlovsky) ; otras veces son muyescasos o mismo pueden faltar.

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b) Los plasmaxellen: puedenel contrario, ser muy escasos.

existir en gran cantidad o, por

c) Las células de Sternberg: pueden ser muy abundantes,sea con sus caracteres típicos, lo que no crea dificultades diagnós-ticas, o con los caracteres de las células hemohistioblásticas pre-sentando, en este último caso, un aspecto muy particular que hadado origen a distintas denominaciones, tales como la de sarcomade Hodgkin (Ewing) , etc. En otros casos, las células de tipo Stern-berg pueden faltar y entonces hay que recurrir al estudio de 10sotros elementos cito,lógicos y a la biopsia.

En resumen: un adenograma tipico con células de tipo Stern-berg, eosinofilia local y un cortejo constituído por polinucleares,plasmazellen y los ,elementos propios del ganglio, nos permite ha-cer el diagnóstico de linfogranulomatosis maligna; la presenciade una eosinofilia local nos orientará en la búsqueda de otros ele-mentos, en el mismo ganglio 0 ‘en los ganglios vecinos.

En todos los casos, la punción bien interpretada es de ungran valor para los datos que suministra, por lo sencillo de su rea-

lización y por la facilidad con que la aceptan todos los enfermos.En lo que se refiere a la biopsia, debemos decir que es un ele-

mento de gran valor para el diagnóstico de la linfogranulomatosisy que debe hacerse sistewuiticam,ente en todos los casos dudosos.Ya nos hemos referido en otra parte al aspecto histopatológiCco delos ganglios enfermos, por lo que no insistiremos nuevamente.

C) Diagnóstico biolZógicc.-Test de Gordon. En 1932, Gor-don observó que la inoculación intracerebral al conejo o al co-bayo de una suspensión ,estéril de ganglios linfogranulomatososdaba lugar al desarrollo de un síndrome de meningoencefalitis.Aplicó este hecho al diagnóstico. Van Rooyen y otros investiga-dores ingleses estudiaron el valor de esta prueba y corroboraronsu especificidad. Aplicado en 77 casos de enfermedad de Hodgkindió resultados positivos, en un 77,9 s ; aplicado en 101 casos deenfermedades ganglionares variables (carcinoma, sarcoma, linfo-sarcoma, leucemia, tuberculosis, ganglionar, etc.) fué negativo enun 97 7;. Manson ha señalado recientemente tres casos positivosfuera de la enfermedad de Hodgkin, en dos casos de tuberculosisganglionar y en uno de hiperplasia linfoide.

Test de Gordon .-Se recoge el ganglio en un tubo estéril; setoma de uno a tres gramos de ese material y se hace una macera-ción agregando fenol a 0,5 “/o ; luego se anestesia un conejo conéter, se hace una incisión en la parte posterior del cráneo y en unpunto lateral, a 2 m.m. por fuera de la sutura sagital y a 1,5 pordelante de la sutura lamboide, se inyectan en el lóbulo occipital

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0,4 C.C. de la suspensión estéril a 3 m.m. de profundidad con unaaguja fina. Sutura de la piel y colodion.

Cuando el res,&& eS positivo se observa que, después deun período de incubación de dos a cinco días, el animal experimentapequeños trastornos ‘en la locomoción y luego aparece una paráli-sis espástica progresiva de los miembros; el animal se vuelve atá-xico y cae. Van Rooyen ha observado en ciertos animales nistag-mo e incontinencia de orinas y de materias fecales; luego vieneuna parálisis flácida y la muerte sobreviene en un plazo detiempo- que puede oscilar #entre los tres días y el mes de la inocu-lación, pero que es alrededor de los 10 días por término medio.En la autopsia, macroscópicamente sólo se reconocen fenómenosde congestión meníngea. A veces se produce una verdadera me-ningitis linfocitaria con per1‘vascularitis intracerebral. Los culti-vos del cerebro y meninges quedan estériles. En la práctica in-tensiva de esta reacción, se ha visto que es positiva especialmenteen las formas a evolución aguda y en las etapas iniciales de laenfermedad de Hodgkin, donde precisamente el estudio histológi-co no da muchas veces datos suficientes, Se hace negativa en loscasos crónicos de un año de evolución.

Evolución y pronóstico .-Aunque en la literatura médica hayd8escriptos rarísimos casos (uno de Naegeli, otro de Meyer y otrode Viola) de linfogranulomatosis maligna que han curado, se pue-de decir que, prácticamente, la Zinfogranulomatosis bien diagnos-tica,da lleva iwexorablemiente a la muerte en un plazo de tiempomás o menos largo. La evolución de la enfermedad es muy va-riable y, desde las formas que matan en pocos meses hasta lasformas que duran varios años se encuentran todos los interme-diarios. En las formas de evolución prolongada se ven remisionesy treguas con mejorías del ,enfermo que muchas veces dan la es-peranza de una curación. Actualmente, con las terapéuticas mo-dernas, como en seguida veremos, se ha logrado prolongar la evo-lución y mejorar el pronóstico.

La generalización d’el proceso, la fiebre, las localizacionesmediastinales, la anemia ‘con leucopenia, son en general elementosde mal pronóstico que se ven en las formas rápidamente mortales.

La duración media de la enfermedad es de 2 a 3 años. Conlos tratamientos modernos pueden obtenerse, aunque raram,ente,sobrevidas hasta de 10 años.

Etiologia y patogenia . - A n t e s de entrar a discutir la terapéu-tica es necesario saber qué es lo que se coinoce actualmente acercade la naturaleza de la hhfogranulomatosis masligna. r

Si bien esta enfermedad en la mayoría de los casos tiene unacierta individualidad clínica y puede ser caracterizada, desde elpunto de vista anatomopatológico, se nos presenta, en cambio,

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desde el punto de vista etiopatogénico rodeada de una oscuridadcasi completa. Considerada durante un cierto tiempo como una en-fermedad intermediaria entre las inflamaciones especificas y lasneoformaciones tumorales, participando a la vez de los caracteresanatomoclínicos y evolutivos de ambos procesos, tiende hoy día aser considerada: a través de numerosas investigaciones biológicasy experimentales como una enfermedad infecciosa producida porun agente microbiano cuya naturaleza exacta está aún por deter-minarse. En los tejidos granulomatosos se han descripto excep-cionalmente espiroquetes, amibas, esporozoarios ; dado el gran po-limorfismo celular de estas lesiones es muy posible que en la ma-yoría de.los casos se tratara más de células atípicas, realizandoaspectos seudoparasitarios, que de verdaderos protozoarios. Conmás frec.uencia, pero no en la mayoría de los casos se han des-cripto bacilos tuberculosos ?J virus difteroid!es y se ha discutidomucho si serían los agentes causales o bien simples elementosde infección secundaria sobreagregada. Pasa aquí como ,en casitodas las afecciones sistematizadas al tejido retículoendotelial ydel aparato linfoideo, en las que el microbismo latente constituyeuna causa de error grave y difícilmente evitable, que puede haceratribuir a muchos gérmenes un papel patogénico que no les co-rresponde. Aclarado este punto, pasemos a analizar los distintosgérmenes a los que se les ha atribuído un papel importante enla producción de la linfogranulomatosis.

a ) El baailo t u b e r c u l o s o .-Sternberg fué el primero quepensó que el linfogranuloma podría ser de origen tuberculoso ycon Paltauf lo definió como una forma particular de la tuberculo-sis del aparato linfático que se presentaba con el aspecto similaral de la seudoleucemia, lo que se debería a modificaciones en lavirulencia del ‘bacilo de Koch o a una reacción orgánica especial.Fraenkel y Much, sostuvieron que esta afección sería producidapor las formas granulares del bacilo de Koch, descubiertas porMuch. Más adelante afirmaron que la tuberculosis adoptaba estãmarcha debido a una constitución especial, predisponente, de losenfermos. Numerosos autores inoculando animales con tejido gra-nulomatoso, obtuvieron lesiones tuberculosas más o menos típicas(Weinberg, Baumgartner, Lichtenstein) . Viola publicó una ob-servación referente a uria mujer con lesiones ganglionares tu-berculosas que simulaban la enfermedad de Hodgkin; el materialde estas lesiones inoculado al cobayo dió origen a lesiones linfo-granulomatosas típicas. Esta enferma es operada y el cirujano,incidentalmente se inocula la enf,ermedad y hace una linfogranu-lomatosis. Ulteriormente, los estudios so’bre las formas filtrablesdel bacilo de Koch realizados por Fontés, Vaudremer, Arloing,

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etc., hicieron pensar que la Iinfogranulomatosis sería un tipo es-pecial de tuberculosis producida por estas formas. Se pudieronreproducir directamente, o con pasajes sucesivos, cuadros histo-lógicqs que recuerdan el granuloma maligno o hiperplasias linfoi-des, mediante la inyección, subcutánea o intraganglionar, de ul-travirus tuberculoso (experiencias, en animales). Algunos extrac-tos de tejido granulomatoso tienen las propiedades de la tubercu-lina. Ciertos autores, pensando en la marcha maligna de la linfo-granulomatosis, han pensado que se trataba de tuberculosis pro-ductivas seudoneoplásicas (Gamma). Según Laubry y Marchal,el virus filtrable tuberculoso, en una primera faz, daría una re-tículoendotelitis (faz inflamatoria) a la que seguiría un r&ícu-loendotelioma (faz tumoral). El granuloma maligno sería unatuberculosis atípica cancerígena del S. R. E. (Laubry y Marchal).

A pesar de estos, hechos, actualmente no .están aún resueltaslas relaciones entre la linfogranulomatosis maligna y la tubercu-losis. Muchos autores tienden a considerarla como una tuberculo-sis atípica. Otros, en cambio, ven sólo una cuestión de coincidenciaen la coexistencia frecuente de ambas afecciones.

Los que son partidarios del origen tuberculoso de la linfo-granulomatosis tienen que explicar el resultado frecuentementenegativo de las inoculaciones y la diversidad ‘de lesiones obtenidasen el animal con dichas inoculaciones. Para explicar los resulta-dos a menudo negativos, se han sostenido varias hipótesis: que setratara de lesiones envej’ecidas y transformadas en abacilares obien de lesiones muy pobres en bacilos (pauci’bacilares) , como sonlos líquidos pleurales, cuya inoculación puede ser negativa. Lo mis-mo para explicar la variabilidad de las lesiones. obtenidas porinoculación de los tejidos linfogranulomatosos al animal, se harecurrido a hipótesis más o menos ingeniosas y se han hecho in-tervenir la atenuación de la virulencia, los ultravirus, los bacilosaviarios, etc.

A pesar de que int,eresantes estudios anatomoclínicos y expe-rimentales han tratado de poner de manifiesto las relaciones eritrela linfogranulomatosis maligna y la tuberculosis, no es justifica-ble en el momento actual integrar dicha e,nfermeda)d en el cuadrode Za tuberculosis y hay numerosos argumentos clínicos, anatomo-patológicos y experimentales que se oponen a ello. Desde el puntode vista anatomopatológico, la mayoría de los autores, en pre-sencia de 1,esiones mixtas y estrechamente intrincadas, no con-sienten en admitir que ambas lesiones sean producidas por un rmismo germen. Por fin, desde el punto de vista experimental, losresultados son extremadamente variables según los autores y así,mientras que Fraenkel y Mueh logran obtener un 100 ?5~ de re-sultados positivos exaltando la virulencia de los bacilos por el

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ácido láctico, ‘en cambio Twort obtiene un 0 s con el mismo mé-todo. Se puede pues sostener, como lo han hecho Bezancon, Weis-mann, Netter, Oumansky y Delarue, que ten el momento actual denuestros conocimientos, nada autoriza a asignar a Za tubercu~losisel m,enor papel etiológico.

b) Los bacilos difteroides .-Desde que Negri y Mieremet,Bunting y Yates pusieron de manifiesto el papel patógeno del co-rynebacterium, numerosos autores han logrado cultivar este ger-men en los tejidos granulomatosos y producir, por inoculación almono, lesiones ganglionares, hepáticas y esplénicas, parecidas alas d’e la linfogranulomatosis humana. últimament8e, Fejgin yPlonskier encontraron constantemente, en los tejidos granuloma-tosos, bacilos difteroides o streptothrix, de aspectos morfológicosvariados que consideraron como aspectos diferentes de un mismogermen pleomorfo. Los autores destacan la similitud de estos as-pectos con los que presentan los bacilos de Koch en los cultivosenvejecidos al perder su ácidorresistencia, preguntándose si esano es su proced8encia originaria. Pero como estas corynebacteriasse pueden encontrar en muchas, regiones del organismo y es cono-cida la frecuencia de su saprofitismo en la piel y las mucosas, con-taminando frecuentemente los cultivos y las biopsias, se tiendeactualmente a considerarlas más como gérmenes de infección so-breagregada o de microbismo latente que como verdaderos agentesde la enfermedad.

c) El bacilo ácidorresisten,te y los cocci de Natalia Busni.--N. Busni describió en los tIejidos granulomatosos un bacilo áci-dorresistente que se desarrollaba <en algunas horas, pero que de-jaba sitio, antes que sus colonias fueran visibles a simple vista,a un coco Gram positivo. Estas investigaciones no fueron confir-madas por otros autores y actualmente tiende a considerarse elmicroorganismo de N. Busni como uno de los bacilos difteroidescuyo polimorfismo es tan grande.

Tratamiento .-iQué debemos haoer en presencia de una Iii-fogranulomatosis bien caracterizada? Hasta ahora sólo es posiblerecurrir a terapéuticas paliativas, que sólo permiten sobrevidasmás 0 menos largas pero tio existe en el mome&o aje&,& una te-rapéutica curativa, de la< etifermeda,d. Existen tres órdenes de tra-tamiento : a) tratamiento quirúrgico; b) tratamiento medica-mentoso; y c) tratamiento por medios fisicos..

a,) Tra’tamiento qu.irúrgico. -En las formas ganglionareslocalizadas se ha preconizado y realizado en varias oportunidad&la extirpación de los ganglios aparsentemente afectados. Lo mismo

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en la forma esplenomegálica, se ha practicado en varias oportu-nidades la esplenectomía. Estus inItervenlciones han sido siempreseguz&zs de recidiva1 del proceso; en efecto, se recordará que estasformas son sólo localizadas en apariencia, pues siempre el procesoestá difundido y comprende múltiples focos del tejido mesenqui-matoso. La extrema dijusión del proceso granulomatoso maligno,mismo en las formals mák !apayentemenIte localizaIdas desde el pun-to de vista clinico, explica loa fraca,sos de los tratamientos qui-?%rgicos en la. linf ogranulomatosis maIligna.

b) TratamSnto m,edicamentoso.-La terapéutica medica-mentosa está representada casi exclusivamente por el arsénico.Karewski empleó el licor de Fozuler, en forma de inyecciones in-traparenquimatosas y Grawitz en forma de inyecciones subcutá-neas, habiendo obtenido resultados favorables. El atoxil fué ex-perimentado con éxito por W,eber y Ledingham, pero abandonadopor la frecuencia con que da fenómenos tóxicos. Holding, Brown,Galloway, han aconsejado el cacodilato de sodio y Wolf ,el salvar-sán, que da resultados más favorables en el niño.

Además del arsénico, numerosos autores han preconizado yensayado diversos productos químicos, pero sin resultados efica-ces; así, el benzol fué usado por Lawson y Coll, el manganeso alestado coloidal, por Samut, el oro y el bismu,to coloidal, por Bru-sa, el hierro, distintos preparados yodados, etc., etc.

También fué tentada la terapéutica especifica con el bacilodifteroide polimorfo (corynebacterium hodgkini) , aislado por Ne-gri y Mieremet y estudiado por Buntings y Jattes, Billings y Ro-senow. Hicieron la primera tentativa de vacunoterapia la que lue-go fué seguida por Hatcher y Lemmon, quienes dicen ha’ber obser-vado una reducción progresiva de los linfomas. Roffo dice haberobtenido excelentes resultados con una az&vacwza preparada apartir de ganglios extirpados. Buntings y Yates, partiendo de labase de qu,e el bacilus hodgkini es el agente causal de la enferme-dad, han hecho tentativas de seroterapia. Al hablar de la etioio-gía y patogenia de la linfogranulomatosis maligna, hemos dichoque la mayoría de los experimentadores que se han ocupado deeste asunto sostienen que los bacilos difteroides, que se encuentranen los tejidos granulomatosos, son agentes banales de contami-nación secundaria, que no desempeñan ningún papel definido enla eclosión de la enfermedad; por tanto, estas pr,etendidas terapéu-ticas específicas no encuentran una justificación real y sus re-sultados en la práctica han sido nulos. Se ha utilizado también sinéxito definido la tuberculinoterapia.

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Vemos pues que, en el momento actual de nuestros conoci-mz”entos, no existe ninguna terapé&ica medicamentosa ni especi-

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fica que dé resxdtados constantes .y dwaderos, en el tratamientode la linf ogranulomatosis mcbh‘gna.

c) Tratamsento por medios fisicos.-La idea fundamental,que debe guiar al médico que tiene que tratar una linfogranulo-matosia maligna, es la de conocer que, en el momento actual, Zaradioterapia es ell tsa16almiento de elección. Con ella se pueden ob-tener largas remisiones (tenemos un caso personal de 10 años)equivalentes a curas clínicas.

En el tratamiento radioterápico habrá que t,ener en cuentaque existen formas radiorresistentes y formas radiosensibles, sinque el estudio clínico, histopatológico y ‘biológico permita preverantes del tratamiento a qué categoría pertenece el enfermo. Cuan-do por biopsias repetidas se sigue la acción terapéutica de lasradiaciones, se observa que, bajo su influencia destructora, se pro-ducen amplios focos de necrosis. Las células del linfogranulomapresentan una sensibilidad desigual : primero desaparecen los lin-focitos y las células indiferenciadas, luego los polinucleares y porfin las células de Sternberg. A las destrucciones celulares, a lasnecrosis producidas por las radiaciones swede un gran desarrollo .de tejido conjuntivo fibroescleroso, que lleva a las f ibrosis más omenos completa de los ganglios irradiados. Llos focos óseos irra-diados y seguidos por radiografías seriadas presentan: sea un re-torno a la constitución ósea normal, 0 una transformación en pro-cesos, de osteítis condensante, que no se ve en los procesos de evo-lución natural, siempre predominantemente destructores.

Los ganglios y los infiltrados granulomatosos primitivamntemuy sensibles a los rayos X pueden volverse radiorresistentes porla repetición de las irradiaciones (radiorresistencia creciente delos tejidos patológicos) ; sin embargo, este fenómeno es muchomenos frecuente en la linfogranulomatosis maligna que en los neo-plasmas.

Las radiaciones act%bn localmente sobre la lesión, destruyen-do sus elementos constitutivos. Algunos autores también han sos-t,enido que la radioterapia podría tener una acción indirecta quees prácticamente despreciable. Tampoco es posible afirmar unaacción definida de la radioterapia sobre el virus granulomatosoque queda aún completamente desconocido.

En resumen: se puede concluir actualmente con Cilbert ySluys que en muchos casos la extrema sensibilidad de los focosgranulomatosos a las radiaciones se explica por su estructura ana-tomopatológica, participando a la vez de las características de lostejidos linfoides y de los neoplasmas. Sin embargo, otros casossimilares con las mismas características anatómicas se muestranradiorresistentes. Los rayos provocan una citolisis de las células

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patológicas seguida de un proceso fibroconjuntivo, exageracióndel proceso espontáneo de fibrosis que se puede encontrar normal-mente en los focos no irradiados. Las radiaciones destruyen lostejidos .granulomatosos, cualquiera sea su localización ganglionaro extraganglionar. El mecanismo de destrucción y de reconstruc-ción fibroconjuntiva pareoe ser siempre el mismo en cualquierparte. Las recidivas locales toman su punto de partida a nivelde células no destruídas, persistentes ,en los focos tratados, a me-nudo después de irradiaciones insuficientes.

De una manera general, en los casos favorables que no sontodos, la evolución clínica de la linfogranulomatosis maligna estámodificada profundamente por la radioterapia bien conducida.

Las manifestaciones periféricas desaparecen, en general, de-finitivamente. Las recidivas son casi siempre profundas ; descu-biertas, deben ser tratadas desde que aparezcan los primeros sín-tomas locales o generales y con ello se obtendrán importantes re-misiones.

Se aconseja asociar la radioterapia con un tratamiento arse-nical intenso. Introzzi recomienda recurrir también a las trans-fusiones sanguíneas, aunque el enfermo no presente mayor ane-mia, y ha visto, a veces, la curva fe’bril descender después de lastransfusiones.

ESTUDIO SINTETICO

n) Se debe pensar en la linfogranulomatosis maligna frentea un enfermo que presente los siguientes cuadros clínicos :

Cuadro clínico Diagnósticos que plantear5_ _ _ _ _ __-

Adenopatías, esplenomegalia, fiebre ysíntomas generales, hiperleucocito- Se hará diagnóstico positivo de linfo-sis con neutrofilia y eosinofilia, granulo,matosis maligna,prurito.

Adenopatías superficiales amarcha crónica y sin ten-dencia a la supuración.

I En el niño y en r

I

el adulto . . .I

En el adulto y

cen el viejo. .

I A cualquier edad

I

Tuberculosis ganglionar.

Adenopatías cancerosas,

Sífilis ganglionar esclerogo-mosa. r

Leucemia linfoide y mie-loide.

Linfoadenoma.Linfosarcoma.

21

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322 RAúL A.PJAGGIO BLANCO-PEDRO PASEYRO

Cuadro elínie3

Adenopatías mediastinales con sínto-mas de compresión e invasión delpulmón: s í n cl r 0 in c 112 cdiastinopul-

nîonnl*.

Adenopatías y esplenomegalia: síndlwme csplcnondénic~o . . . . . . . . . . . . . . .

Espleno,megalia aislada . . . . . . . . . . . . . .

b) Ante Za sospecha de que

Esplenomegalia y derrame pleural sero-fibrinoso: síndwnli~ ~spl~nopl~w~~l.

Cuadro pleuropulmonar o broncopulmo-nar a marcha progresiva pero rela-tivamente lenta en cl cual SC hay;:p o d i d o dcscnrtnr In tubf3rculosis.

se trate de una linfogranuloma-para confirmar el diagnóstico ?

-Los únicos procedimi8entos que actualmente dan datos concretosy precisos son: la biopsia ganglionar y su estudio antomopatoló-gico y la punción ganglionar y su estudio citológico.

tosis maligna, iqué debe ha,cerse

Diagnósticos que plantear:i

Adenopatías can’cerosas secundarias;forma mediastino hiliar del cáncerprimitivo del pulmón.

Linfomas y linfosarcomas mediasti-nales.

Leucemia linfoide.Leucemia mieloide.Tuberculosis ganglioesplénica.Sífilis ganglioesplénica.

Esplenomegalias parasitarias.Enfermedad de Banti.Enfermedad de Gaucher.

Tuberculosis pleuroesplénica.Sífilis esplenopleural.Tromboflebitis esplénica.

Cánceres pleuropulmonares.Micosis pulmonares.Sífilis pulmonar.

En presencia de un cuadro clínico sospechoso debe recurrirsesistemáticamente a estas exploraciones comenzando por la pun-ción ganglionar.

c) Una vez confGma4do el diagnóstico, iqué debe hacerse?-Se debe someter al enf,ermo a la röntgenterapia que en el momentoactual es la terapéutica más eficaz, pero sin poder asegurar quese obtendrá un resultado favorable.

2)) Los EnfogranulZom~as consecutivos a infecciones definidas.

Al hablar de los problemas de diagnóstico que plantea el lin-fogranuloma criptogenético, hemos estudiado los procesos linfo-granulomatosos tuberculosos y sifilíticos y la forma de encarar eldiagnóstico diferencial.

,

La lepra, la *aotinomicosis y el muermo son también capacesde dar origen a procesos linfogranulomatosos.

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L A S HEMOPATfAS 323

g) Procesos hemopáticos por lesión del sistema retículo-endotelial.

Hemos ya dicho, al estudiar las hemopatías con alteracionespredominantes en la serie monocítica que se trata de afeccionesdel S. R. E. Recordemos la leucemia monocítica, la angina a mo-nocitos, etc.

También hemos insistido al hablar de la leucemia y de laseudoleucemia mieloide y linfoide del papel importante que juga-ba en estos procesos la participación del S. R. E. ; lo mismo ,en laanemia perniciosa y en las agranulocitosis.

h) Procesos neoplasiformes y tumores del sistema re-tículoendotelial.

Pittaluga distingue los siguientes grupos :

1~) Retículoendoteliomas malignos de los órganos linfoides.Son las más frecuentes de las neoplasias del S. R. E.

2~) Retículoendoteliomas de otros órganos y de la piel.3~) Formas de pasaje entre los retículoendoteliomas malig-

nos y los linfogranulomas.$0) Formas de pasaje ,entre el retículoendotelioma y la re-

tículoendoteliosis sistematizada.5~) Formas de paso o dudosas entre los retículoendotelio-

mas y algunas hiperplasias del tejido linfoide (linfo-mas malignos), o mieloide (mielorna, cloroma) .

69) Reacciones o lesiones del S. R. E. de órganos invadidospor neoplasmas primitivos de otros tejidos (epitelio-mas, carcinomas, etc.).