historia de la ciencia y la tecnología en españa

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Historia de la ciencia y la tecnología en España Fragmento del Atlas catalán de Cresques Abraham, 1375. Historia de la ciencia y la tecnología en España es la denominación con que se suele englobar la historia de la ciencia y la historia de la tecnología en España. Al no existir un consenso académico son igualmente usadas las designaciones historia de la ciencia en España, histo- ria de la ciencia española, historia de la ciencia y la tecnología españolas o historia de la ciencia y de la técnica en España. [1] El mismo deslindamiento de qué llamar ciencia, qué técnica y qué tecnología es un asunto delicado, del que se ocupan los estudios de ciencia, tecnología y sociedad, de reciente definición. Mientras que las actividades cien- tíficas y técnicas son tan antiguas como el ser humano, el establecimiento de una verdadera tecnología (entendi- da como la integración de conocimientos sistemáticos, recursos materiales, habilidades y procedimientos técni- cos aplicados a la trasformación de un proceso productivo con una metodología consciente —que supere el nivel de lo artesanal—), ha de esperar a la Edad Contemporánea, momento que para el caso de España llegó trágicamen- te atrasado, en comparación con la precocidad y empuje con que entró en la modernidad. Muy pocos científicos españoles (salvo excepciones como Servet o Cajal) fue- ron protagonistas de alguno de los cambios de paradigma que caracterizaron las sucesivas revoluciones científicas; es por eso que buena parte de los estudios de historia de la ciencia consisten en el rastreo de su recepción en Es- paña, y lo mismo sucede con las transferencias tecnoló- gicas. Hasta tal punto la ciencia y la tecnología han sido en España una «realidad marginal en su organización y contexto social», [2] que tal marginalidad se ha llegado a convertir en una especie de estereotipo nacional español, unas veces rechazado por impropio o humillante y otras veces asumido con orgullo y desdén, como en la lapida- ria expresión de Miguel de Unamuno cuyo repetido uso y abuso ha producido un tópico o cliché que se utiliza con sentidos opuestos: ¡Que inventen ellos! Miguel de Unamuno, varias versiones, 1906- 1912 El uso del masculino ellos, tampoco es casual (hay quien plantea su contrario: «Que inventen ellas»). [3] El predo- minio de varones en ciencia y tecnología ha sido casi ab- soluto históricamente, y únicamente ha sido desafiado en términos cuantitativos desde las últimas décadas del siglo XX. No obstante, los denominados gender studies (tradu- cidos habitualmente como estudios de género) y la historia de las mujeres aplicada a la historia de la ciencia y la tec- nología, se han ocupado de visibilizar a las personalidades femeninas significativas en estos campos. Astrolabio de al-Sahlî, fabricado en Toledo en 1067. Museo Ar- queológico Nacional. 1 Presente y normativa En los últimos años España ha alcanzado una alta posi- ción (la novena, con el 2.5 % de las publicaciones) en los rankings científicos internacionales, [4] pero se enfrenta a un sombrío presente a causa de los fuertes recortes pre- supuestarios de la actual crisis. [5] Una de las debilidades del sistema español de ciencia y tecnología (o sistema na- cional de innovación) [6] es la carencia de inversiones en I+D+i de las empresas privadas y, consecuentemente, su 1

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Historia de la ciencia y la tecnología en España es la denominación con que se suele englobar la historia de la ciencia y la historia de la tecnología en España. Al no existir un consenso académico son igualmente usadas las designaciones historia de la ciencia en España, historia de la ciencia española, historia de la ciencia y la tecnología españolas o historia de la ciencia y de la técnica en España.

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Historia de la ciencia y la tecnología en España

Fragmento del Atlas catalán de Cresques Abraham, 1375.

Historia de la ciencia y la tecnología en España es ladenominación con que se suele englobar la historia de laciencia y la historia de la tecnología en España. Al noexistir un consenso académico son igualmente usadas lasdesignaciones historia de la ciencia en España, histo-ria de la ciencia española, historia de la ciencia y latecnología españolas o historia de la ciencia y de latécnica en España.[1]

El mismo deslindamiento de qué llamar ciencia, quétécnica y qué tecnología es un asunto delicado, del quese ocupan los estudios de ciencia, tecnología y sociedad,de reciente definición. Mientras que las actividades cien-tíficas y técnicas son tan antiguas como el ser humano,el establecimiento de una verdadera tecnología (entendi-da como la integración de conocimientos sistemáticos,recursos materiales, habilidades y procedimientos técni-cos aplicados a la trasformación de un proceso productivocon una metodología consciente —que supere el nivel delo artesanal—), ha de esperar a la Edad Contemporánea,momento que para el caso de España llegó trágicamen-te atrasado, en comparación con la precocidad y empujecon que entró en la modernidad. Muy pocos científicosespañoles (salvo excepciones como Servet o Cajal) fue-ron protagonistas de alguno de los cambios de paradigmaque caracterizaron las sucesivas revoluciones científicas;es por eso que buena parte de los estudios de historia dela ciencia consisten en el rastreo de su recepción en Es-paña, y lo mismo sucede con las transferencias tecnoló-gicas. Hasta tal punto la ciencia y la tecnología han sidoen España una «realidad marginal en su organización ycontexto social»,[2] que tal marginalidad se ha llegado aconvertir en una especie de estereotipo nacional español,unas veces rechazado por impropio o humillante y otrasveces asumido con orgullo y desdén, como en la lapida-ria expresión de Miguel de Unamuno cuyo repetido uso yabuso ha producido un tópico o cliché que se utiliza consentidos opuestos:

¡Que inventen ellos!Miguel de Unamuno, varias versiones, 1906-

1912

El uso del masculino ellos, tampoco es casual (hay quienplantea su contrario: «Que inventen ellas»).[3] El predo-minio de varones en ciencia y tecnología ha sido casi ab-soluto históricamente, y únicamente ha sido desafiado entérminos cuantitativos desde las últimas décadas del sigloXX. No obstante, los denominados gender studies (tradu-cidos habitualmente como estudios de género) y la historiade las mujeres aplicada a la historia de la ciencia y la tec-nología, se han ocupado de visibilizar a las personalidadesfemeninas significativas en estos campos.

Astrolabio de al-Sahlî, fabricado en Toledo en 1067. Museo Ar-queológico Nacional.

1 Presente y normativa

En los últimos años España ha alcanzado una alta posi-ción (la novena, con el 2.5 % de las publicaciones) en losrankings científicos internacionales,[4] pero se enfrenta aun sombrío presente a causa de los fuertes recortes pre-supuestarios de la actual crisis.[5] Una de las debilidadesdel sistema español de ciencia y tecnología (o sistema na-cional de innovación)[6] es la carencia de inversiones enI+D+i de las empresas privadas y, consecuentemente, su

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2 2 INTRODUCCIÓN HISTÓRICA

De izquierda a derecha, el Telescopio William Herschel,el Telescopio Abierto Neerlandés, el Carlsberg Meridian, elTelescopio Solar Sueco, el Telescopio Isaac Newton (segundo porla derecha) y el Telescopio Jacobus Kapteyn (el más lejano porla derecha), en el Observatorio del Roque de los Muchachos, islade la Palma, Instituto de Astrofísica de Canarias.

Útiles de esparto procedentes de las explotaciones mineras roma-nas de Carthago Nova (Cartagena). Museo Arqueológico Muni-cipal de Cartagena.

dependencia de las inversiones públicas, una diferenciaremarcable con otros países industrializados.[7]

Con muchos cambios en los últimos años, al menos tresministerios (Ministerio de Educación, Cultura y Depor-te, Ministerio de Economía y Competitividad –que inclu-ye la Secretaría de Estado de Investigación, Desarrolloe Innovación, anteriormente de rango ministerial comoMinisterio de Ciencia e Innovación– y Ministerio de In-dustria, Energía y Turismo) comparten actualmente com-petencias sobre esta área, regulada por la Ley 14/2011, de1 de junio de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación.[8]Hay un Plan Estatal de Investigación Científica y Técnicay de Innovación,[9] y una red de Organismos Públicos deInvestigación (OPI), con el CSIC en su vértice, GrandesInstalaciones Científicas (GIC), Instalaciones de TamañoMedio (ITM) y parques científicos y tecnológicos (Aso-ciación de Parques Científicos y Tecnológicos de España,APTE).

2 Introducción histórica

A pesar de su dificultad metodológica (ausenciade fuentes escritas), la reconstrucción de aspectosdel pensamiento pre-científico y pre-tecnológico(interpretación y transformación de la naturaleza) enépocas prehistóricas se ha intentado con el análisis einterpretación del arte paleolítico, que en la penínsulaibérica tiene muestras de extraordinario valor; así comocon las técnicas líticas e incluso con las reconstruccionesanatómicas.[10]

La teoría de la revolución neolítica implica para esta zonauna interpretación difusionista para innovaciones como laagricultura o la cerámica,[11] mientras que, desde postu-ras poligenistas, se argumenta que la metalurgia del cobreen el calcolítico (Los Millares, principios del III milenioa. C.) podría haber surgido de una innovación endógena,simultánea a un incremento de los rendimientos agríco-las por el regadío (acequia del poblado del Cerro de laVirgen de Orce), al amurallamiento y a la estratificaciónsocial.[12]

Ya en época plenamente histórica para el Próximo Orien-te (pero protohistórica para Europa —Edad de los Meta-les—), el papel de las tierras del Extremo Occidente enel comercio de metales a larga distancia con las prime-ras civilizaciones fue fundamental para la incorporaciónde las técnicas metalúrgicas de la edad del bronce; mien-tras que las de la edad del hierro fueron introducidas afinales del II milenio a. C. y comienzos del I milenio a.C. simultánea e independientemente por los pueblos co-lonizadores mediterráneos (griegos y fenicios, en la costaoriental y meridional) y los celtas centroeuropeos (en elcentro, oeste y norte). La llegada de otras manifestacio-nes técnicas como la rueda, el arado o la vela son aún másdifíciles de constatar.La romanización fue muy profunda en Hispania, y danmuestra de ello las técnicas constructivas que permitieronresultados tan acabados como el Puente de Alcántara o elAcueducto de Segovia, un complejo trazado de calzadas,las primeras presas hidráulicas (cuya entidad está siendodebatida)[13] o explotaciones mineras de todo tipo, desdela aurífera a tan gran escala como las Médulas hasta la dellapis specularis (véase también Economía en la HispaniaRomana).Por Cádiz pasaron algunos de los más importan-tes científicos de la época helenística, como Polibio,Artemidoro y Posidonio, que tuvo oportunidad de me-dir allí las mareas (fenómeno más visible en el Atlán-tico que en el Mediterráneo) y proponer sus causas.[14]Autores béticos como el algecireño Pomponio Mela oel gaditano Columela están entre los escasos tratadistashispano-latinos de cuestiones científicas. El primero, geó-grafo, con su De Chorographia; el segundo con Res rusti-ca y Liber de arboribus, de cuestiones agronómicas. Unalúcida reflexión de Columela representa claramente có-mo el carácter especulativo de la actividad científica en

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el mundo grecorromano está desconectado de las técnicasy el trabajo manual; como corresponde a la radical sepa-ración entre el otium propio de los filósofos y el mundodel negotium y los esclavos.

Y no puedo acabarme de admirar, cuan-do considero que escogiendo los que deseanhablar bien un orador cuya elocuencia imiten;buscando los que quieren aprender las reglasdel cálculo y de las medidas un maestro de es-ta enseñanza que tanto les agrada; procurandolos aficionados a la danza y a la música con elmayor cuidado maestros de estas artes; llaman-do los que quieren hacer un edificio operariosy arquitectos; los que quieren confiar al maruna embarcación hombres que sepan manejar-la; los que emprender guerras personas inteli-gentes en la táctica; y para decirlo todo de unavez, haciendo cada cual diligencia, para el es-tudio a que quiere aplicarse, del mejor directorque pueda encontrar; y finalmente, eligiendocada uno de entre el número de los sabios unapersona que forme su espíritu y sea su maes-tro en la virtud: solamente la agricultura, quesin duda está muy cerca de la sabiduría, y tienecierta especie de parentesco con ella, carece dediscípulos que la aprendan y de maestros que laenseñen.Lucio Junio Moderato Columela

Los doce libros de la agricultura, De las co-sas del campo (De re rustica), mediados del si-glo I.[15]

Esfera armilar de la Biblioteca de El Escorial.

La fragua de Vulcano, Diego Velázquez, 1630. El trabajo ma-nual, relegado en la mitología grecorromana al dios más feoy deforme (Hefaistos-Vulcano, deshonrado por su bella esposa,Afrodita-Venus, y por el gallardo dios de la guerra, Ares-Marte),era también despreciado socialmente en la España del Barroco,que también ponía la honra muy por encima de todo lo material.Este mismo genial pintor tuvo que demostrar documentalmente,contra toda evidencia, que jamás en su vida (como no fuera porservicio al rey o por «amor al arte») había incurrido en tal in-compatibilidad con la condición de nobleza a la que aspiraba.[16]

La ciencia medieval, dentro de sus limitaciones inheren-tes, tuvo algunos de sus máximos desarrollos en la pe-nínsula ibérica, compartida por reinos cristianos y musul-manes, y con una influyente presencia intelectual hebrea.Antes incluso, la Edad Oscura de la Alta EdadMedia tuvoen el reino visigodo de Toledo y en el monacato hispáni-co alguna de sus aisladas lumbreras (destacadamente, sanIsidoro y sus Etimologías). Las transiciones entre distintosmodos de producción implicaron transformaciones tec-nológicas impulsadas o frenadas por las diferentes confi-guraciones económico-sociales, que en el caso español sesustanciaron en diferentes formas de renovar las técnicasagrícolas, ganaderas y de la industria alimentaria y otrasramas de la artesanía; a veces por iniciativa institucio-nal (monástica o gremial) o por la dinámica propia de lasactividades productivas, más o menos sometidas a secre-tos de oficio y desprestigiados socialmente en la sociedadestamental (incompatibilidad entre trabajo y nobleza, ca-lificación de oficios viles y mecánicos).[17] Los ejemplosmás aparatosos son las norias del sureste español y otrastécnicas de regadío introducidas o perfeccionadas por lacivilización árabe-hispana.La inclusión de los reinos bajomedievales españoles en lasrutas comerciales europeas, entre el Atlántico y el Medi-terráneo, estimuló no sólo la tecnología naval y la inves-tigación cartográfica y astronómica aplicable, sino tam-bién la experimentación de técnicas comerciales y finan-cieras innovadoras, tanto en la Corona de Aragón (Lonjade la Seda, Taula de canvi, Consulado del mar) como enla de Castilla (con ferias como las de Medina del Campo,Medina de Rioseco y Villalón),[18] en las que se firmaronlas primeras letras de cambio, y se inició la reflexión que,

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4 2 INTRODUCCIÓN HISTÓRICA

tras el impacto decisivo que supuso la conquista y colo-nización de América y sus efectos negativos en España(revolución de los precios, desincentivación de las inver-siones productivas y fomento del conservadurismo sociale ideológico) terminó dando origen a la ciencia econó-mica (no en vano uno de sus textos fundacionales, el deTomás deMercado se tituló, parafraseando a la Suma teo-lógica de su tocayo santo Tomás de Aquino, Suma de tra-tos y contratos, 1571).[19] En algunos casos, estas prác-ticas estaban ligadas a la minorías judía y conversa (elpréstamo a interés era considerado pecado de usura tantopara la moral cristiana como para la islámica), lo que es-tuvo en el origen de cuestiones tan decisivas para la histo-ria cultural e intelectual como la dialéctica cristiano nue-vo-cristiano viejo y la propia conformación de la hacienday la burocracia (almojarifes) de la naciente monarquía au-toritaria que peculiarizó a la Monarquía Hispánica unifi-cada desde la época de los Reyes Católicos, para quienla política de máximo religioso justificó también toda unaserie de decisiones que determinaron graves consecuen-cias para el tejido productivo, la ciencias y las técnicasen España, como la expulsión de los judíos (1492) y laexpulsión de los moriscos (1609), la persecución de todaclase de disidentes religiosos o intelectuales (alumbrados,protestantes, erasmistas) así como la sujeción de las con-ciencias al sistema inquisitorial que universalizaba la sos-pecha, la delación y la autocensura.

Quedaron todos los circunstantes admira-dos, y algunos de ellos, más simples que curio-sos, en altas voces comenzaron a decir:

—¡Milagro, milagro!Pero Basilio replicó:—¡No «milagro, milagro», sino industria,

industria!

Miguel de CervantesDon Quijote de la Mancha (Segunda parte,

capítulo XXI), año 1615.

La importancia económica de la Carrera de Indias y la ex-plotación minera del Nuevo Mundo hizo que la demandacientífica y tecnológica impulsada desde el inmenso po-der de la Monarquía Hispánica fuera de altísimo nivel,sobre todo en los ámbitos naval y metalúrgico. La priori-dad indiscutible en cualquier programa científico que hu-biera podido diseñarse era claramente la que marcabanlas necesidades del inmenso Imperio ultramarino.Una de sus más punteras manifestaciones tuvo lugar en1598, cuando Felipe III convocó un concurso abierto acualquiera que determinara la longitud geográfica en elmar. El propio Galileo Galilei optó al atractivo premioen 1616 (con un método inviable en un barco en movi-miento, basado en la observación de los movimientos delas lunas de Júpiter).[20] La magnitud de la ambición delconcurso quedó evidenciada con el hecho de que tal cosano fuera posible hasta los relojes del siglo XVIII, cuan-do la primacía naval estaba pasando a Inglaterra (desde

Cronómetro marino J. R. Losada, 1850-1860.

1731 disponía de relojes, como el de John Harrison que,sin péndulos ni pesas, sino resortes, se alojaban en una ca-ja con suspensión cardán para absorber los movimientosdel barco), mientras que la tecnología relojera españolahabía quedado retrasada (las colecciones regias de CarlosIII y Carlos IV, a pesar de la existencia de la Real Fábricade Relojes, en funcionamiento de 1788 a 1793, y la RealEscuela de Relojería (1770) recurrían a John Ellicott o arelojeros franceses) hasta las notables creaciones de JoséRodríguez Losada, ya a mediados del XIX.[21] En otradimensión, pero con no menor proyección en el futuro,se situó el certamen convocado en su corte por Felipe IIy que puede considerarse como primer campeonato delmundo de ajedrez (1575). En aquella ocasión, el españolRuy López de Segura (considerado hasta entonces el me-jor ajedrecista práctico y teórico —Libro de la invenciónliberal y arte del juego del axedrez, 1561—), fue destro-nado por el italiano Leonardo da Cutri.La universidad medieval se renovó con el humanismo;mientras que la contrarreforma supuso un cierre a las in-fluencias exteriores y un anquilosamiento generalizado dela institución, que pasa a cumplir la que de hecho siem-pre había sido su principal función: la reproducción de lasélites (véase Colegio Mayor). No obstante, algunos extre-mos de este cierre al exterior no han de ser magnificados,como la famosa Pragmática de Felipe II de 1559 que im-pedía a los estudiantes castellanos salir a universidadesde fuera del reino (ampliado en 1568 a los estudiantes dela Corona de Aragón) cuya aplicación fue en la prácti-ca poco rigurosa, y cuya motivación es cuestionada porla historiografía (posiblemente no era tanto una defensa

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contra el protestantismo como un ataque a la Compañíade Jesús y la Universidad de Lovaina, significativamen-te no exceptuada —como sí lo estaban Bolonia, Roma,Nápoles y Coímbra—).

Cartografía de la Isla de San Carlos (Isla de Pascua) levantadadurante la expedición de Felipe González Ahedo (1772). MuseoNaval de Madrid.

Que es lastimosa y aún vergonzosa cosaque, como si fuéramos indios, hayamos de serlos últimos en recibir las noticias y luces pú-blicas que ya están esparcidas por Europa. Yasimismo, que hombres a quienes tocaba saberesto se ofendan con la advertencia y se enco-nen con el desengaño. ¡Oh, y qué cierto es queel intentar apartar el dictamen de una opiniónanticuada es de lo más difícil que se pretendeen los hombres!Juan de Cabriada

Carta filosófico-médico-chymica, 1687.[22]

La conciencia del mal estado de las ciencias y las técni-cas en España surge a partir de la introspección negativade los arbitristas del siglo XVII, y sobre todo desde el si-glo XVIII, que a las luces de la razón buscaba el progresoen las ciencias útiles. Tras el debate generado por la pro-vocativa pregunta ¿Qué se debe a España? de Masson deMorvilliers (véase Pan y Toros) pasó a ser un tópico quela ciencia española mostraba un atraso considerable fren-te a la de los demás países europeos, al contrario que laliteratura española (entendida como literatura artística) o

el arte español. De hecho, el tópico pasó a ser de tan ex-tendido uso que provocó la queja por la queja en autorescomo Cadalso o Larra (Cartas marruecas, En este país—véase Ser de España—).En realidad, los conceptos de ciencias y letras ohumanidades no estuvieron deslindados hasta laIlustración (e incluso hasta mucho más adelante no setomó conciencia de lo hondo de la brecha entre amboscampos del conocimiento con el debate de las dosculturas de mediados de siglo XX). En ese contexto sedebe entender el famoso discurso de Don Quijote sobrelas armas y las letras: frente al ejercicio militar propiodel caballero (y que en la Edad Media era el único que leera propio), desde el Renacimiento quedó evidenciadoque la alta alcurnia no estaba reñida con la formaciónintelectual.[23] Letras en esa época eran tanto las letrasdivinas (teología) como las letras humanas,[24] reciente-mente emancipadas de ellas como saberes autónomos:gramática, derecho y cualquiera de las denominadasartes liberales, incluidas la medicina (habitualmentedenominada física, y físicos los médicos), las distintasramas de las matemáticas (entre las que la astronomíano se había deslindado de la astrología) y la filosofía(indistinguible de lo que hoy llamaríamos ciencia, sobretodo cuando se adjetivaba como filosofía natural ohistoria natural).[25]

Independientemente de la coyuntura adversa que presi-dió el tránsito del siglo XVIII al siglo XIX (denomina-da crisis del Antiguo Régimen por la historiografía), laclave de lo que cada vez más se percibía como el atrasoespañol era la pervivencia de unas estructuras socioeco-nómicas preindustriales, justo en el decisivo momento enque Inglaterra inicia su Revolución industrial y Franciasu Revolución francesa; que es también el contexto cru-cial en que se inició en los países más avanzados la coor-dinación entre ciencia y técnica (mundos hasta entoncessustancialmente ajenos) que llevará con el tiempo a laformación de una verdadera tecnología y a los procesosde retroalimentación, originados por la demanda socialde innovaciones, que han dado en denominarse ciencia-tecnología-sociedad (CTS).La expresión intelectual de la resistencia a la mo-dernización en España fue la fortísima oposición en-tre afrancesados y casticistas, que se radicalizó conla atribución de todo tipo de heterodoxias religio-sas a los ilustrados (jansenismo, masonería, panteísmo,librepensamiento, volterianismo, agnosticismo, ateísmo—ejemplificado en el proceso inquisitorial a Pablo deOlavide—). Paradójicamente, en el lado del clero, tam-bién las víctimas que cayeron fueron los más prepara-dos científicamente: los jesuitas,[26] expulsados en 1767 alser culpados del Motín de Esquilache. Sus colegios y bi-bliotecas fueron confiscados y sus miembros dispersados(muchos de ellos, desde Roma, continuaron su produc-ción científica y literaria en español). Los escolapios[27]pasaron a ser la orden más dedicada a la enseñanza en en-tornos extrauniversitarios, aunque en niveles mucho más

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6 2 INTRODUCCIÓN HISTÓRICA

elementales (los jesuitas se centraban en la élite social eintelectual). La Compañía de Jesús se reintrodujo en Es-paña en el siglo XIX, volvió a ser suprimida durante laSegunda República y se restauró con el franquismo. Encualquier caso, los recelos anticientíficos no fueron mo-nopolio español: en la Inglaterra y la Holanda de finalesdel XVII y comienzos del XVIII hubo fortísima oposiciónmédica al uso de la quina (polvo de los jesuitas[28]).

Maquinaria de excavación en las minas de Riotinto.

La Guerra de Independencia Española (1808-1814) su-puso un verdadero desastre para la ciencia y la técni-ca en España, que en algunos sectores habían llegadoa ser punteras (significativamente, de los veintiún ele-mentos descubiertos en el siglo XVIII,[29] dos —platinoy wolframio— lo fueron con intervención española; delos cincuenta y uno descubiertos en el siglo XIX, sóloel vanadio, pero justamente en 1801). Más decisiva in-cluso que los destrozos sistemáticos de infraestructurasclave (telares de Béjar,[30] porcelana del Buen Retiro —por los ejércitos francés e inglés)[31] fue la fuga de ce-rebros causada por los exilios sucesivos de afrancesadosy liberales. Es significativo que el cierre de las universi-dades (cuya reforma, pretendida por los ilustrados, ha-bía demostrado ser tan imposible como cualquier otra re-forma que amenazase con alterar las bases estructuralesdel Antiguo Régimen) fuera compensado con la aperturade la Escuela de Tauromaquia de Pedro Romero (Sevilla,1830-1834).[32] Al menos, la recopilación de los fondosdispersos tras los saqueos permitió la apertura del Museodel Prado en el edificio que iba a ser sede del Gabinete deCiencias, la Biblioteca Nacional y otras instituciones pro-pias del academicismo. Lentamente, la universidad fuereconstruyéndose sobre una nueva planta (traslado de lavetusta universidad de Alcalá de Henares a Madrid comoUniversidad Central). Las enseñanzas media y primariase vieron establecidas como base de un ambicioso planeducativo (Ley Moyano) que, no obstante, no tuvo im-plantación eficiente y generalizada hasta la Segunda Re-pública (1931-1936).[33]

La vida económica de la revolución liberal estuvo lastra-da por las guerras carlistas y la desamortización, que im-pusieron un grave retraso a una precaria industrializaciónque se había iniciado muy precozmente (indianas cata-lanas, siderurgia malagueña). Los programas liberales,

especialmente los progresistas del bienio (1854-1856) yel sexenio democrático (1868-1874), aunque también losmoderados, supusieron un impulso a la construcción delos ferrocarriles y a la explotación minera, que abrió aEspaña a la inversión extranjera (francesa, belga e in-glesa). Posteriormente, el final de siglo significó un cie-rre proteccionista. La ciencia económica de cada épocaiba respondiendo a las demandas suscitadas por los in-tereses opuestos de los grupos agrario (oligarquía terrate-niente castellano-andaluza) o industrial (burguesía textilcatalana).[34]

Células de Purkinje en un cerebelo de paloma. Dibujo de Ramóny Cajal, 1899.

Hoy las ciencias adelantan / que es una bar-baridad / ¡Una bestialidad! / ¡Una brutalidad!Ricardo de la Vega, 1894.

La verbena de la Paloma, zarzuela.Diálogo entre el boticario don Hilarión y su

amigo don Sebastián.

La conciencia del atraso era cada vez más evidente, es-pecialmente entre las élites liberales, entre las que se re-producían tópicos extremados provenientes de la deno-minada leyenda negra, denunciada a su vez como propa-ganda antiespañola a partir del estudio de Julián Juderías(1914), que recoge una amplia reivindicación de perso-nalidades científicas españolas de los Siglos de Oro.[36]

Si, prescindiendo de aquellos siglos en quela civilización arábiga hizo de España el pri-mer país del mundo en cuanto a la ciencia serefiere, sólo nos fijamos en la época moderna,y comenzamos a contar desde el siglo XV, bien

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Friso del edificio principal del CSIC, que recuerda la fecha deconstitución (1939) y de construcción del edificio (1944), en am-bos casos en loa del Victor Franciscus Franco. Por Orden Minis-terial de 18 de marzo de 1940 (ministro José Ibáñez Martín), sepuso bajo el patronazgo de san Isidoro, que representa en nues-tra historia el primer momento imperial de la cultura española.El emblema será, siguiendo y adaptando la tradición luliana, un«arbor scientiae», que represente un granado, en cuyas diversasramas se aluda en lengua latina a las manifestaciones científicasque el Consejo cultiva.[35]

comprenderéis que no es ésta, ni puede ser és-ta en verdad, la historia de la ciencia en Espa-ña, porque mal puede tener historia científicapueblo que no ha tenido ciencia. La imperfec-ta relación que habéis oído, es resumen históri-co de la ciencia matemática, si; pero en Italia,en Francia, en Inglaterra, en Holanda, en Ale-mania, en Suiza...; no es la historia de la cienciaaquí donde no hubo más que látigo, hierro, san-gre, rezos, braseros y humoJosé de Echegaray.

Discurso de entrada en la Real Academiade Ciencias, 1866.[37]

La polémica de la ciencia española que enfrentó alpensamiento reaccionario (Menéndez y Pelayo) con loskrausistas marcó la época de la Restauración. El Desastrede 1898 suscitó como reacción el regeneracionismo. ElPremio Nobel de Santiago Ramón y Cajal (1906), surgi-do de un penoso panorama científico, dio paso a la Edadde Plata de las letras y ciencias españolas.

En los tiempos que corremos, en que la in-vestigación científica se ha convertido en unaprofesión regular que cobra nómina del Esta-do... pasaron aquellos tiempos de antaño en queel curioso de la Naturaleza, recogido en el si-lencio de su gabinete, podía estar seguro de queningún émulo vendría a turbar sus tranquilasmeditaciones. Hogaño, la investigación es fie-bre: apenas un nuevo método se esboza, nu-merosos sabios se aprovechan de él, aplicán-dolo casi simultáneamente a los mismos temas,

y mermando la gloria del iniciador... En Espa-ña, donde la pereza es, no ya un vicio, sino unareligión, se comprenden difícilmente esas mo-numentales obras de los químicos, naturalistasy médicos alemanes, en las cuales sólo el tiem-po necesario para la ejecución de los dibujos yla consulta bibliográfica parece deber contarsepor lustros. Y sin embargo, estos libros se hanredactado en uno o dos años... Todo el secre-to está en el método de estudio... en ahorrar,en fin, el gasto mental que supone esa chácharaingeniosa de café y de la tertulia, que nos res-ta fuerzas nerviosas y nos desvía, con nuevas yfútiles preocupaciones de la tarea principal.Santiago Ramón y Cajal

Discurso de entrada en la Real Academiade Ciencias Exactas, Físicas y Naturales deMadrid, 1897.[37]

La Guerra Civil Española significó de nuevo una catástro-fe trágica para la ciencia en España, incluyendo el exiliode una generación entera de científicos (el siguiente nobelespañol de medicina, 1959, lo será con nacionalidad esta-dounidense — Severo Ochoa[38]), y la mortecina vida in-telectual del exilio interior de muchos científicos durantela prolongada y paupérrima posguerra, bien retratada enTiempo de Silencio de Luis Martín-Santos. Significativa-mente, uno de los proyectos eruditos con más peso de laépoca, en pleno nacionalcatolicismo, fue la Biblioteca deAutores Cristianos (1944), aunque a pesar de la censura,con el tiempo la industria editorial se diversificó y de-mostró una gran capacidad de innovación técnica y decontenidos.La autarquía y la concentración de capitales en grandesgrupos bancarios e industriales produjeron algunas opor-tunidades de desarrollo técnico-científico en sectores es-tratégicos, como el naval y el energético –sobre todo pe-troquímico e hidroeléctrico–. La primera central nuclearse construirá más adelante, en 1968). La institucionaliza-ción de la actividad científica se produjo en la universidad(privada en las cátedras más punteras de la mayor partede sus profesores y sometida a la fuga de cerebros jóve-nes en sucesivas generaciones) y un Consejo Superior deInvestigaciones Científicas que había sustituido y depu-rado en 1939 a una Junta para la Ampliación de Estudiose Investigaciones Científicas de tradición krausista.

Queremos una ciencia católica. Liquida-mos, por tanto, en esta hora, todas las herejíascientíficas que secaron y agostaron los caucesde nuestra genialidad nacional y nos sumieronen la atonía y la decadencia. [...] Nuestra cien-cia actual, en conexión con la que en los siglospasados nos definió como nación y como im-perio, quiere ser ante todo católicaJosé Ibáñez Martín

Discurso inaugural del CSIC, octubre de1940.[39]

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8 3 CIENCIA Y TÉCNICA EN LA ESPAÑA MEDIEVAL

Logros individuales o colectivos, como el ferrocarrilTalgo o la erradicación de la malaria,[40] eran exhibidoscomo glorias del régimen franquista, independientemen-te de su relevancia (como el trasplante de corazón in-tentado por el marqués de Villaverde —yerno del propioFranco— el 18 de septiembre de 1968, poco después delde Barnard — 3 de diciembre de 1967[41]).El desarrollismo desde los años sesenta se aceleró encuanto a su rendimiento científico técnico en el últimocuarto del siglo XX, con la Transición española y la en-trada en la Unión Europea.

3 Ciencia y técnica en la Españamedieval

El mundo visto desde el Finis Terrae hispano

Mapa T en O de las Etimologías de san Isidoro, en unejemplar del siglo XII.

Mapamundi de Beato de Liébana tal como se reproduceen los folios 45 y 46 del denominado Beato de San Severo(siglo XI).Las partes del saber antiguo que se consideraron dignasde integrarse en la nueva concepción del mundo propiade la cultura cristiana pervivieron en la España visigodagracias a enciclopedistas como san Isidoro. En el periodoposterior, a pesar de la abrumadora superioridad culturalque se reconocía a los textos árabes, esa línea o tradiciónintelectual se transmitió a los posteriores reinos cristianostravés de los clérigos mozárabes, que constituyeron la in-telectualidad del naciente reino de Asturias. La posiciónextremo-occidental de las tierras denominadas Hispaniaen latín, al-Ándalus en árabe y España en romance (yque se expresaba en términos como Finisterre —'fin dela tierra'— o Magreb —'occidente'—) no significó unaposición marginal ni periférica en lo socioeconómico, locultural, lo técnico o lo científico. De hecho, tanto losreinos cristianos como los musulmanes de la penínsulaibérica se incluyeron en las inseguras y escasas rutascomerciales y religiosas medievales (particularmenteimportante fueron el Camino de Santiago hacia Europay las rutas mediterráneas y transaharianas controladassucesivamente por el Califato de Córdoba, los almohadesy los almorávides); y recibieron, con lo que para laépoca puede considerarse agilidad, las escasas nove-dades artísticas e intelectuales, del mismo modo quedifundieron sus propias innovaciones. La PenínsulaIbérica fue uno de los puntos de contacto entre civili-zaciones e intercambio cultural en un contexto generalde aislamiento, que la historiografía tradicional exageróen extremo, perpetuando una imagen tópica de «atrasoy oscurantismo medieval» que no puede corresponderfielmente a un periodo muy prolongado y diverso, ysujeto a su propia dinámica.

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3.2 Ciencia y técnica en al-Ándalus: la España musulmana 9

3.1 Ciencia y técnica en la Hispania visigo-da

Si algo hay que merezca el nombre de ciencia visigo-da, son los escasos textos que han quedado del Reinovisigodo de Toledo (549-711), entre los que destacanlas Etimologías de san Isidoro de Sevilla (una verdade-ra enciclopedia de gran difusión en la época medieval),sin olvidar las propias actas de los Concilios de Toledo,donde se reflejan no sólo asuntos doctrinales o canóni-cos restringidos al clero, sino todo tipo de cuestiones quepermiten reconstruir aspectos de la vida política, econó-mica y social, que a pesar de estar sumida en una edadoscura en cuanto a escasez de fuentes escritas, estaba in-mersa en una transformación decisiva (la transición delesclavismo al feudalismo) de larga duración y que se ca-racterizaba por un fuerte proceso de ruralización y de-cadencia de la vida urbana. De todos modos, era en elámbito eclesiástico donde se encontraba de forma total-mente exclusiva todo rastro de vida intelectual, fuera detradición clásica o cristiana: los obispos (como el propioIsidoro, su hermano san Leandro, san Braulio de Zarago-za o san Ildefonso de Toledo), y el monasterio hispano,que junto con otros ejemplos posteriores de vida mona-cal (en Irlanda, Inglaterra o Francia—Beda el Venerable,Alcuino de York, Erico de Auxerre) y con la sede papalde Roma, fueron los únicos transmisores de la cultura deEuropa Occidental. En el reino suevo (que se mantuvodurante más de un siglo en el noroeste de la penínsulaibérica), un papel similar fue ejercido por san Martín deBraga.

3.2 Ciencia y técnica en al-Ándalus: la Es-paña musulmana

Al-Ándalus se desarrolló como una civilización urbana,con un alto grado de alfabetización y cultivo de toda clasede ciencias y técnicas, integrada en las redes de comercioa larga distancia, mientras el resto de Europa Occiden-tal permanecía inmersa en un prolongadísimo proceso deruralización que se remontaba a la crisis del siglo III.En un principio, la cultura árabe se caracterizó por laadopción sincrética de la cultura clásica grecorromana,la judeocristiana y la persa (que a su vez la puso en con-tacto con influencias de la china y la india), pero no selimitó a la mera reproducción, sino que realizó trascen-dentes aportaciones propias, muchas de las cuales tuvie-ron lugar en la península ibérica. Ya en el siglo IX, loshispano-romano-visigodos que continuaron siendo cris-tianos (mozárabes) dieron testimonio de que el prestigiocultural de sus dominadores musulmanes era tal que losjóvenes dejaban de cultivar las letras latinas en beneficiodel árabe.[43] El número y tamaño de las bibliotecas deCórdoba (consideradas como índice de prestigio social)en la época de esplendor del Califato (siglo X) se hizo le-gendario. A partir del siglo XI, la división en reinos detaifas, que conllevó un declive de poder político y mili-

Noria elevadora de agua en el molino de la Albolafia (Córdoba),de origen romano y modificado en época califal. También fuela fábrica de papel más importante de Europa en la EdadMedia. La cultura del agua fue fundamental en la Españamusulmana.[42]

tar, supuso un verdadero esplendor intelectual y científi-co, multiplicándose los centros de producción de cultura.Posiblemente fue en al-Ándalus donde se introdujeronlos primeros molinos de viento y molinos de marea enEuropa.[44] Otros usos de las ruedas hidráulicas muy ex-tendidos en la España medieval fueron los batanes, apli-cados a todo tipo de procesos industriales que necesitan elgolpeo repetido de grandes mazos, conectados a las rue-das motrices por engranajes.La nómina de científicos andalusíes es amplísima:Abulcasis (médico), Maslama al-Mayriti (Maslama elmadrileño, matemático, como sus discípulos Ibn al-Samh, Ibn al-Saffar y al-Kirmani) Averroes (filósofo ymédico) Said al-Andalusi (o Said de Toledo, caíd deesa ciudad y autor de la primera historia de la ciencia),Azarquiel (astrónomo), Ibn Bassal y Ibn al-Luengo (agró-nomos) Ibrahim ben Said (constructor de astrolabios yotros instrumentos), Ibn Bassal (botánico), al-Mutamán(rey de la taifa de Zaragoza y autor de una obra de ma-temáticas), Ibn al-Sayyid y su discípulo Avempace (ma-temáticos), al-Istichí (astrólogo) Abd al-Karim ben Mut-tanna e Ibn Muad de Jaén el Joven (matemáticos), IbnJalaf al-Muradí (autor de un tratado de mecánica), AbuSalt de Denia (lógico, astrónomo, médico y músico),[45]Abu Abdullah al-Bakri (geógrafo, botánico e historia-dor), Ibn Jaldún (considerado un precursor fundamentalde las modernas ciencias sociales), Abenalsid (neopita-

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10 3 CIENCIA Y TÉCNICA EN LA ESPAÑA MEDIEVAL

górico), Abbás Ibn Firnás (precursor de la aeronáutica),al-Garnatí e ibn Yubair (iniciadores del género de la rihla,relatos cosmográficos de viajes), etc. También destacaronlos judíos que cultivaron toda clase de ciencias en la Es-paña musulmana: Hasdai ben Isaac ibn Shaprut (médico),Abraham ben Meir ibn Ezra, Ibn Gabirol (conocido co-mo Avicebrón), Yehuda Halevi, Maimónides (filósofos ymédicos), José de España (mercader y matemático), etc.

Me aflige pensar que las ciencias de lahumanidad son dos y que si las aprendo notengo más que aprender: Una ciencia (lateología) cuya comprobación real es imposibley otra (la filosofía) cuya verdad de nada sirve.al-Waqqasí, Toledo, siglo XI.[46]

3.3 Ciencia y técnica en los reinos cristia-nos peninsulares medievales

3.3.1 Alta Edad Media

La escasez en la producción documental fue similiar ala de la época visigoda, e incomparablemente inferiora la de las fuentes musulmanas. Únicamente un reduci-do grupo de monasterios del norte peninsular mantuvoscriptorium donde los copistas reprodujeran manuscritosantiguos, y alguna destacable producción propia, comola de Beato de Liébana, reseñable no sólo por su face-ta de polemista religioso (denunció y consiguió declararherejía el adopcionismo, posición cristológica manteni-da por los cristianos mozárabes de la sede primada deToledo —Elipando—, quizá como una reminiscencia delarrianismo visigodo o como consecuencia de la conviven-cia con el radical monoteísmo islámico; el efecto políti-co fue permitir al reino asturiano cortar cualquier formade subordinación a autoridades religiosas con sede en te-rritorio musulmán) sino porque sus Comentarios al Apo-calipsis (786) incluían nociones cosmológicas y geográfi-cas de tradición clásica (Claudio Ptolomeo), visigoda (sanIsidoro) y bíblica, plasmadas en el mapa-mundi más di-vulgado de la época altomedieval (Mapa Mundi de Beatode Liébana).El monasterio de Ripoll parece ser el único en el que seenseñaban las cuatro ciencias del quadrivium carolingio(aritmética, música, geometría y astronomía). Más deci-sivo fue para este monasterio el cruce de influencias visi-godas, francas y musulmanas: allí se tradujeron del ára-be al latín por primera vez algunos textos científicos, en-tre ellos tratados sobre el astrolabio, por Seniofré Llobet.Fue en Ripoll donde Gilberto de Aurillac, posteriormen-te elegido papa con el nombre de Silvestre II, entró encontacto con la ciencia hispano-árabe, considerándose elintroductor del cero en Roma; lo que situaría España co-mo el eslabón de contacto entre India y Europa a travésde la civilización árabe (Al Juarismi).[47]

Tabla astronómica del Almanach perpetuum de Abraham Za-cuto, publicada en Portugal tras la expulsión de los judíos porlos Reyes Católicos (1492) y antes de la expulsión de ese reino(1497).

3.3.2 Baja Edad Media

Personalidades destacadas de la ciencia medieval en losreinos cristianos fueron: Pedro Hispano, médico y lógi-co de identidad debatida, usualmente identificado con elpapa Juan XXI; Ramon Llull, polígrafo mallorquín conuna extensa obra anticipadora de muy diferentes temas(que en sus investigaciones alquímicas en 1275 destilóuna mezcla de vitriolo —ácido sulfúrico— con alcoholobteniendo un vitriolo dulce que posteriormente se deno-minaría éter);[48] Arnau de Vilanova, médico valenciano(Parábolas de la medicación, Regimen sanitatis—1308—); o Abraham Zacuto, matemático, astrónomo e historia-dor sefardí (véase pie de imagen).

Traductores judíos No obstante, más incluso que laproducción propia, la traducción siguió siendo la aporta-ción decisiva de la España medieval a la historia de laciencia, incrementada desde que la invasión almorávide(1086) forzó a muchos judíos andalusíes a emigrar a losreinos del norte (véase Historia de los judíos en Espa-ña). Los musulmanes andalusíes lo llegaron a tratar comoun verdadero problema, considerando necesario prohibirla venta de libros de ciencia a judíos o cristianos «por-que los traducen y atribuyen la paternidad de estas obrasno a los musulmanes sino a sus correligionarios o, co-mo sucede en algunos manuscritos conservados en mo-nasterios del Norte, omiten el nombre de los autores».[49]

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3.3 Ciencia y técnica en los reinos cristianos peninsulares medievales 11

Yoseh ha-Nasí Ferruziel, apodado el Cidiello, fue médi-co de Alfonso VI de Castilla, en cuya corte alcanzó graninfluencia, protegiendo a otros intelectuales judíos, comoYehudah Halevi.[50] Mose ben Ezra (1055-1135, supe-rador de las traducciones literales buscando el sentido)pasó por Castilla, Navarra y Aragón, y se estableció de-finitivamente en Barcelona. A partir de entonces hay nu-merosos traductores hebreos nacidos ya en reinos cristia-nos: Abraham ben Ezra, Yehuda ben Tibbon (Granada,1120-Marsella, 1190; Padre de los Traductores), su hi-jo Samuel, uno de sus nietos (profesor de medicina en launiversidad de Montpellier), y otro miembro de su fami-lia, que tradujo para Federico II de Alemania varias obrascientíficas, entre ellas a Averroes y Aristóteles. Mose Se-fardí se convirtió al cristianismo como Pedro Alfonso yllegó a médico de Enrique I de Inglaterra, difundiendopor toda Europa la astronomía y matemática hispano-árabe (Disciplina clericalis). Benjamín de Tudela, viajeropor todo el Mediterráneo, recoge en su Libro de Viajes(Séfer Masaot) todo tipo de datos obtenidos en los luga-res que visita, entre ellos una referencia, muy divulgadaposteriormente, a los supuestos espejos telescópicos delfaro de Alejandría.[51]

Universidades y escuelas de traductores Fue deci-sivo el papel de las escuelas episcopales, en un momen-to en el que se estaban transformando en los primerosStudium Generale, que poco más tarde se denominaránuniversidades, que aparecerán en el siglo XIII (los Es-tudios Generales de Palencia −1208-, de Salamanca —1218, que incluyó estudios de medicina—, de Lisboa —1290, posteriormente trasladados a Coimbra—, de Alca-lá de Henares —1293—, Universidad de Lérida —1297,organizada en las cuatro facultades de Leyes, Medicina,Teología y Artes—, Universidad Sertoriana de Huesca—1354— y Universidad de Perpiñán —1349—; los estu-dios generales de Sevilla, creados en el siglo XIII, apenastuvieron actividad en los dos siglos siguientes, como tam-poco los de Barcelona y de Gerona, creados sobre el papela mediados del siglo XV).[52]

Una característica de estas universidades es la preocupa-ción por los alumnos de cualquier clase social que valganpara los estudios. En Salamanca se manifiesta en la crea-ción (1401) del Colegio Mayor de San Bartolomé, porDiego de Anaya, para alumnos carentes de recursos, alque siguieron una cierta cantidad de otros colegios de losllamados menores, con el mismo fin.Antes de ese ciclo de creación de universidades, MiguelCornel, obispo de Tarazona (1119-1152) fue el primerimpulsor de una escuela de traductores, destacando HugoSanctallensis. García Gudiel, mientras fue obispo de Bur-gos (1273-1280), mandó a Juan González y al judío Sa-lomón traducir a Avicena; y se los llevó a Toledo al sernombrado arzobispo de esa ciudad (1280-1299). En To-ledo ya funcionaba la Escuela de traductores de Toledo,vinculada al impulso especial de Alfonso X el Sabio, aun-que ya iniciada por el arzobispo Raimundo de Toledo.

Fue ella la de mayor trascendencia para el acceso de tex-tos clásicos griegos a Europa a través de sus traduccionesárabes (Domingo Gundisalvo, Juan Hispalense, Yehudaben Moshe, y otros provenientes de toda la cristiandadoccidental —Gerardo de Cremona, Hermann el Alemán,Hermann el Dálmata—, sobre todo ingleses —Robertode Retines, Adelardo de Bath, Miguel Escoto, Miguel deMorlay, Alfredo de Morlay). Daniel de Morley llega a es-cribir los motivos de su viaje desde Inglaterra: primero aParís, «donde sólo halló maestros fatuos y vacíos», y des-pués a Toledo «para aprender de los mayores sabios delmundo».[53]

El nombre del rey sabio también se dio a las Tablas Alfon-síes. Basadas en cálculos previos del toledano Azarquiel(Al-Zarkali, que se exilió a Sevilla tras la conquista cris-tiana de su ciudad en 1085), fueron resultado de observa-ciones llevadas a cabo en Toledo por Yehuda ben Mos-he e Isaac ben Sid entre 1262 (fecha de la coronaciónde Alfonso) y 1272. Su difusión fue amplísima, y nosuperada hasta las Tablas Rudolfinas de Tycho Brahe yKepler (1627), en el contexto del cambio de paradigmaptolemaico-copernicano.

Estudio es ayuntamiento de Maestros, e deEscolares, que es fecho en algun lugar, con vo-luntad, e entendimiento de aprender los sabe-res. E son dos maneras del. La vna es, a que di-cen Estudio general, en que ay Maestros de lasArtes, así como de Gramatica, e de la Logica,e de Retorica, e de Arismetica, e de Geome-tria, e de Astrologia: de otrosi en que ay Maes-tros de Decretos, e Señores de Leyes. E esteEstudio debe ser establecido por mandado delPapa, o de Emperador, o del Rey. La segundamanera es, a que dicen Estudio particular, quequiere tanto decir, como quando algunMaestromuestra en alguna Villa apartadamente a pocosEscolares. E a tal como este pueden mandar fa-zer, Perlado, o Concejo de algun Lugar.

(...)Para ser el Estudio general complido, cuan-

tas son las sciencias, tantos deuen ser los Maes-tros que las muestren, assí que cada vna dellasaya vn maestro a lo menos. Pero si para todaslas sciencias non pudiesen aver Maestro, abon-da que aya de Gramatica, e de Logica, e de Re-torica, e de Leyes, e Decretos.

(...)Bien e lealmente deben los Maestros

mostrar sus saberes a los Escolares, leyendolos libros, e faziendogelo entender lo mejorque ellos pudieren. E de que començaren aleer, deuen continuar el estudio todavía fastaque hayan acabado los libros, que començaran.

Alfonso X el Sabio, Siete partidas, PartidaIII, Ley I, Ley III y Ley IV.[54]

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12 4 CIENCIA Y TÉCNICA EN LA EDAD MODERNA O ANTIGUO RÉGIMEN ESPAÑOL

Tecnología naval El control cristiano del estrecho deGibraltar a partir de la batalla del Salado (1340) convir-tió a la península ibérica en un punto clave de las rutasmarítimas entre el Mediterráneo y el Atlántico. Las ne-cesidades de la navegación estimularon tres importanteslíneas de mejora tecnológica.En primer lugar, la construcción naval: En la Corona deAragón ya se había producido una expansión por el Medi-terráneo, sostenida en cuanto a la producción de barcospor las Atarazanas Reales de Barcelona. La Corona deCastilla y el Reino de Portugal, empeñados en la continui-dad de la expansión por el Océano (Azores, conquista delas Islas Canarias, pesquerías), habían conseguido desa-rrollar en sus astilleros una tecnología naval puntera,adaptada a las necesidades de navegación por el Atlánti-co, para el que los barcos de fondo plano, como la galeramediterránea no son idóneos. Estos nuevos diseños reci-bieron los nombres de carabela y nao.La cartografía, en la que destacaron los portulanos ma-llorquines (Cresques Abraham y su hijo Jehuda Cres-ques). Portugal se dotó de una importante institución quecentralizó todo tipo de informaciones y tecnologías parala exploración marítima: la Escuela de Sagres, fundadaen el extremo suroccidental de la Península por Enriqueel Navegante, con participación de los citados diseñado-res de portulanos mallorquines.Por último, el uso de técnicas e instrumentos deorientación y localización: ballestilla, astrolabio, brújula,etc. (véase también Historia de la navegación astronómi-ca).

4 Ciencia y técnica en la Edad Mo-derna o Antiguo Régimen espa-ñol

La Edad Moderna española, que historiográficamente seidentifica con el periodo que va del siglo XV al XVIII, asi-milable al concepto Antiguo Régimen en España, se pe-riodiza tradicionalmente por dinastías: Reyes Católicos(1469-1516), Austrias (1516-1700) y Borbones (1700 enadelante, conviniendo en pasar a la Edad Contemporáneadesde 1808). Las ventajas de este esquema cronológico,sobre todo de la oposición entre Austrias (que compar-ten con los Católicos el Siglo o Siglos de Oro) y Borbones(identificados con las luces de la Ilustración), se intensi-fican al considerar la decisiva ruptura que significó el fi-nal del siglo XVII, momento de triunfo de la RevoluciónCientífica en los países de Europa Noroccidental que sa-len reforzados de la crisis del siglo XVII (ejemplificadosen la Inglaterra de Newton), y que vista desde una pers-pectiva más amplia ha sido calificada de crisis de la con-ciencia europea.[56]

Por descubrir el movimiento de la tierra. Dibujo nº 94 del «Cua-derno C», de Francisco de Goya. Habitualmente interpretado co-mo una referencia a Galileo, este dibujo es muestra de la visióncrítica ilustrada que el pintor mostró en Los Caprichos, pero queen estos dibujos que mantuvo inéditos se permite llevar a un gra-do más explícito, haciendo claras referencias sobre la persecu-ción inquisitorial hacia los novatores y su desesperación ante eldesprecio que la España castiza hace de la ciencia. Otros dibujosdel mismo cuaderno, muy similares, son los titulados: No comas,célebre Torrigiano (DC100), en el que se refiere a un escultorrenacentista, Zapata, tu gloria será eterna (DC1909), en el quehonra al novator español Diego Mateo Zapata, procesado por laInquisición en 1721, y un genérico No haber escrito para tontos(DC96).[55]

4.1 Ciencia y técnica en el Siglo de Oro es-pañol

El Siglo de Oro es un término muy apropiado para de-signar la brillantez de la historia cultural de España enun ámbito cronológico que cubre los siglos XVI y XVII,aunque su exacta dimensión suele situarse entre 1492 y1681 (o restringirse al periodo de hegemonía española enEuropa, entre 1521 y 1648). Un hecho científico-técnicoinaugural para el periodo puede encontrarse en la intro-ducción de la imprenta en España (Juan Párix, Sinodal deAguilafuente, Segovia, 1472); mientras que el punto finalsuele establecerse en la Carta filosófico-médico-chymicade Juan de Cabriada (1687), cuando la decadencia espa-ñola (que hacía más de medio siglo venía denunciándosede forma plenamente autoconsciente entre la élite intelec-tual) enlaza con la general crisis de la conciencia europeaque precedió a la Ilustración del siglo XVIII.El Renacimiento español y el Barroco español son perio-dos de una impresionante producción artística, pero tam-bién en todos los ámbitos de la producción intelectual.En ciencia y tecnología se abren con la Era de los des-

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4.1 Ciencia y técnica en el Siglo de Oro español 13

cubrimientos, que situó a España en el centro del mun-do: tras el Descubrimiento de América (Cristóbal Colón,1492) y la apertura de la ruta de Asia a través del extre-mo sur de África (Bartolomeu Dias, 1488; Vasco da Ga-ma, 1497), el Tratado de Tordesillas (1494) literalmen-te repartió (con los criterios geográficos más avanzadosde la época a la hora de definir un meridiano) el mun-do por descubrir entre los reinos peninsulares de Castillay Portugal, mundo que por primera vez se circunnavegópor una expedición española (expedición de Magallanes-Elcano, 1519-1522).

Artificio de Juanelo para subir el agua del Tajo hasta la ciudadde Toledo.

Ilustración y comentario latino de la Sanguinaria, en el CódiceBadiano.

En cambio, no se logró una explotación sistemática delos conocimientos obtenidos; por ejemplo, la expedi-ción científica a Nueva España, México, que dirigió en-tre 1571 y 1577 Francisco Hernández de Toledo y queprodujo 38 volúmenes de notas e ilustraciones, no tu-vo adecuada publicación; y sus originales, depositados enla Biblioteca de El Escorial, se perdieron en el incendio

de 1671. Esta importantísima institución, organizada ini-cialmente por Benito Arias Montano, contó incluso conla presencia de alguno de los últimos eruditos hispano-árabes, como el médico y traductor morisco Alonso delCastillo (posteriormente involucrado en el fraude de losPlomos del Sacromonte en 1595).[57] La sistematizacióndel conocimiento pre-estadístico y cosmográfico de lapropia geografía peninsular y sus recursos también quedósólo iniciada con las Relaciones Topográficas de FelipeII, (Pedro Esquivel, Pedro Juan de Lastanosa, Felipe deGuevara, Juan de Herrera) a un nivel que no se superóhasta el Catastro de Ensenada, ya en el siglo XVIII.Otras facetas prometedoras de la ciencia y la técnica enEspaña quedaron sin continuidad, como la actividad deJuanelo Turriano, constructor de artefactos mecánicospara Carlos V, a quien acompañó en su retiro a Yuste; o laexperimentación conmáquinas de vapor de Blasco deGa-ray (galeón Trinidad, Barcelona, 1543)[58] y de Jerónimode Ayanz y Beaumont, Administrador General de Minasdel Reino desde 1587 (y que no serían muy diferentesa las que más tarde harían Salomon de Caus, en 1615,Giovanni Branca en 1629, y Edward Somerset en 1663,o las que se consideran más definitivas, las de Denis Papiny Thomas Savery —ambos de 1698).[59] También pareceser española la procedencia del primer catalejo (ollera delarga vista de Juan Roget, Gerona, 1590).[60]

4.1.1 El contacto con las culturas precolombinas

El contacto con las culturas precolombinas fue ambiva-lente: por un lado se produjo una verdadera aculturaciónpor imposición de la cultura española dominante, mien-tras que por otro pervivieron partes muy importantes dela cultura indígena. En ambos procesos fue determinantela actitud de los misioneros españoles: en algunos casospropiciaban la destrucción de todo rastro de civilizaciónanterior (códices mayas, códices prehispánicos de Me-soamérica), en otros se ocuparon de aprender sus idio-mas y conservar testimonios de las culturas en trance dedesaparición (como el Popol Vuh y otros ejemplos deliteratura maya —códices coloniales de México); así co-mo de producir obras políglotas como el Symbolo Catholi-co Indiano de Luis Jerónimo de Oré (1598), personalidadque también influyó en la redacción de Primer Nueva co-ronica y buen gobierno (1615) de Felipe Guamán PomadeAyala (un noble hispano-inca). En los aspectos científi-cos y técnicos hubo transferencias por ambas partes: ade-más del espectacular intercambio transatlántico de culti-vos que implicó consecuencias extraordinarias en la fu-tura revolución agrícola (caña de azúcar, trigo y vid porel Viejo Mundo, maíz, frijol, patata, pimiento y tomatepor el Nuevo); hubo algunos ejemplos de obras científi-cas mestizas, como el Códice Badiano (Libellus de Medi-cinalibus Indorum Herbis o Amate-Cehuatl-Xihuitl-Pitli,1552), elaborado en náhuatl por Martín de la Cruz, mé-dico indio que estudió en el Colegio de Tlatelolco (una delas primeras instituciones educativas españolas en Amé-

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14 4 CIENCIA Y TÉCNICA EN LA EDAD MODERNA O ANTIGUO RÉGIMEN ESPAÑOL

rica, fundada en 1533), y Juan Badiano, que lo tradujo allatín.[61] La creación de centros universitarios en la Amé-rica española destacó por su precocidad (Santo Domingoen 1538, San Marcos de Lima en 1551, México en 1553,etc.).

4.1.2 Las universidades españolas en el siglo de Oro

Las universidades españolas, esencialmente las que tu-vieron colegios mayores (las de Salamanca, Alcalá yValladolid), pero también otras universidades, colegios oestudios[62] (en la Corona de Aragón las de Zaragoza,[63]Valencia,[64] la Sertoriana de Huesca, las catalanas deLérida, Gerona y Barcelona —trasladadas y fusionadasen la de Cervera en 1717—, la Luliana de Palma, la deGandía —hasta la expulsión de los jesuitas— y la deOrihuela; la navarra Pamplona;[65] y otras en la Coro-na de Castilla: Santiago,[66] Oviedo, Sigüenza, Toledo,Almagro, Sevilla, Granada y Baeza), participaron activa-mente en el esplendor cultural de los Siglos de Oro, pero,al igual que las demás instituciones universitarias euro-peas, no fueron el centro del movimiento renovador delpensamiento científico que llevó a la Revolución Cien-tífica, papel que correspondió a otras instituciones, co-mo las sociedades científicas y academias y a las pro-pias publicaciones científicas y correspondencia que seintercambiaban los científicos. En líneas generales launiversidad permaneció estancada en las formas repe-titivas de la escolástica medieval (magister dixit), ten-dentes a la perpetuación de los paradigmas dominantes(galenismo, geocentrismo) y lo que se ha venido en lla-mar neoescolástica. No obstante, sus cátedras y colegiosacogieron a personalidades de impresionante altura inte-lectual, y particularmente las españolas se caracterizaronpor protagonizar un movimiento cultural de gran influen-cia que ha venido recibiendo el nombre de humanismoespañol, dentro del cual puede acotarse un grupo de au-tores bajo el nombre de escuela de Salamanca.

• Humanismo español, entre cuyos cultivadores pue-den citarse a Juan Martínez Guijarro (Sílíceo),Fernán Pérez de Oliva, Juan Huarte de San Juan,Ambrosio de Morales, Francisco Sánchez «el Es-céptico», Francisco Sánchez de las Brozas el Bro-cense), Biblia Políglota Complutense, Antonio deNebrija (Grammatica, 1492), Miguel Servet, Juande Valdés (Diálogo de la lengua, 1535), Luis Vives(véase Historia del cristianismo en España#Debatesteológicos en el siglo XVI y otras secciones), BenitoArias Montano (polígrafo muy influyente en lugaresclave, desde el concilio de Trento hasta su funciónde bibliotecario escurialense), López de Hoyos (elmaestro de Cervantes), etc.

• Escuela de Salamanca, neoaristotélica, formada porteólogos y juristas muy influyentes en la conforma-ción de las modernas ciencias sociales: la economía

(arbitrismo), el derecho y la teoría política (a tra-vés del derecho internacional o derecho de gentes, lateoría del tiranicidio, la polémica de los justos títulosy un destacadísima forma de debatir los problemasjurídico-políticos de la Monarquía Hispánica: lasjuntas de teólogos y juristas —Junta de Burgos de1512 y Junta de Valladolid de 1550). A ella se sue-len adscribir personalidades de la talla de Franciscode Vitoria, Bartolomé de las Casas, Melchor Cano,Martín de Azpilicueta, Luis de Molina, FranciscoSuárez, Domingo de Soto, Juan de Mariana, etc.

También hubo un nutrido número de profesores españo-les que impartieron docencia en universidades de todaEuropa, desde la que la percepción de España y sus inte-lectuales fue ambivalente, muy elogiosa en unos casos ymuy crítica en otros, sobre todo a medida que se iban ex-tendiendo los tópicos de la propaganda antiespañola quehan recibido el nombre de leyenda negra.[67] En una cita-dísima expresión, respuesta a la petición de venir a Espa-ña, y a la que se han atribuido toda clase de causas, desderecelos antijudíos hasta recelos antiinquisitoriales, la ca-beza del humanismo europeo llegó a decir: no me gustaEspaña.

Non placet Hispania.Erasmo de Rotterdam, en carta a TomásMoro, julio de 1517.[68]

El erasmismo fue, de hecho, la etiqueta que pasó a ser si-nónimo de innovación intelectual y se utilizó como ban-dera tanto por sus partidarios como por sus detractores;los que acabaron por imponerse, convirtiendo a Españaen líder de la Contrarreforma.[69]

4.1.3 Instituciones científicas y técnicas de los Si-glos de Oro

Los autores destacados por su contribución a algún aspec-to de la ciencia y la tecnología en la España de los siglosde Oro configuran una nómina extensísima, y de hecho,su propia enumeración constituye un fin en sí misma dealguno de los estudios de historia de la ciencia española.Lógicamente, ese enfoque personalista no suele ser neu-tral, sino que obedece a propósitos reivindicativos: seanexaltadores de glorias nacionales, o, al contrario, denun-ciadores de la ausencia de una verdadera ciencia articula-da e institucionalizada.[71] No obstante, sí que existieroninstituciones científicas de patrocinio público, que conmejor o peor fortuna desarrollaron una tarea científicao técnica, a la que se sumaron numerosísimas publica-ciones (muchas de ellas de trascendencia internacional) yla actividad dispersa, y la mayor parte de las veces po-co o nada coordinada, de una pléyade de personalidadesprovenientes de todo tipo de tradiciones intelectuales yformaciones profesionales.

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4.1 Ciencia y técnica en el Siglo de Oro español 15

Planos originales del proyecto de Juan de Herrera para laCatedral de Valladolid (1585). El arquitecto de El Escorial, unhombre del Renacimiento de multidisciplinaria actividad, com-parable a los artistas italianos, fue una de las personalidadescientíficas más importantes del Siglo de Oro, e intervino en va-rios de los mayores proyectos científicos del reinado de Felipe II,como la Academia Real Matemática o las Relaciones Topográfi-cas.

Compás de artillería firmado por Luis Collado (1584) «con elcual se podían realizar medidas de distancias y de ángulos deinclinación, así como obtener el peso de un proyectil dependiendodel material del que está fabricado y su calibre». Museo Nacionalde Ciencia y Tecnología de España.

Carrera de Indias. Navegación. Ingeniería Muchasde las instituciones vinculadas a la Carrera de Indiasfueron ubicadas en Sevilla: Universidad de mareantes,Casa de Contratación (piloto mayor, cosmógrafo mayor,Cátedra de Navegación y Cosmografía desde 1552, y más

Vista del Cerro de Potosí (Herman Moll, 1715). El método depatio exigía una molienda muy fina del mineral, por lo que seutilizaban cientos de molinos llamados de almadenetas, dos porcada ingenio (a la derecha de la imagen, en Tarapaya). A pe-sar del aspecto que el artista les da, la mayor parte de ellos noparecen haber sido de viento, sino hidráulicos, aprovechando laRibera de Potosí. De entre todas las del mundo, la ciudad dePotosí (recién creada en 1545) era lo más parecido a una ciudadindustrial en los siglos XVI y XVII.[70]

Los jesuitas fundaron instituciones educativas siguiendo el espíri-tu de la contrarreforma por toda Europa, y fueron especialmenteimportantes para la recuperación del catolicismo en la EuropaCentral. Entre sus bases en territorio amigo (la utilización delvocabulario militar es característica de esta Compañía) estabanlas de las cortes de los Habsburgo: Viena y Madrid. En la capitalespañola abrieron el Colegio Imperial, también denominado Se-minario de Nobles o Reales Estudios de San Isidro. Tras distin-tas vicisitudes se terminó convirtiendo en Instituto de EducaciónSecundaria.

tarde un arqueador y medidor de naos y una Cátedra deArtillería, fortificaciones y escuadrones).[72]

Muy numerosas fueron las figuras que destacaron por suscontribuciones a la ciencia de la navegación, en la que Es-paña fue hegemónica (Martín Fernández de Enciso, Va-lero, Pedro de Medina, Martín Cortés, Juan Escalante deMendoza, Pedro Núñez, Pedro Menéndez de Avilés, etc.—sus textos se utilizaban para el aprendizaje de los nave-

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16 4 CIENCIA Y TÉCNICA EN LA EDAD MODERNA O ANTIGUO RÉGIMEN ESPAÑOL

gantes ingleses y franceses—),[73] a las técnicas militares(Álava, Barroso, Escrivá, Menéndez Valdés, Diego de Sa-lazar); artillería (Fernando del Castillo, Andrés García deCéspedes) o a las fortificaciones (Luis Fuentes, MedinaBarba). La Real Fábrica de Artillería de La Cavada surtióde piezas artilleras a la marina desde 1616 (Jean Curtius,Jorge de Bande).Destacaron por su tarea como ingenieros (aplicados o noa la aventura del Nuevo Mundo) el citado Juanelo Tu-rriano, Juan de Arfe (escultor, perito demetales preciososen la Real Casa de la Moneda de Segovia —véase cecay Fábrica Nacional de Moneda y Timbre - Real Casa dela Moneda— y tratadista de arte, anatomía, gnomónica—relojes de sol— y orfebrería), Diego Rivero, FelipeGuillén,Martín Cortés, Antonio Boteller, Bernardo Pérezde Vargas, Garci Sánchez, Carlos Corzo, Pedro de Con-treras, Lope de Saavedra, fray Blas del Castillo, ÁlvaroAlonso Barba, etc; como cartógrafos y geógrafos Juan dela Cosa, Pedro Texeira, Alonso de Santa Cruz, RodrigoZamorano (cosmógrafo de Felipe II, Cronología y Reper-torio de la razón de los tiempos —1585 y 1594— Los seislibros primeros de Euclides traducidos en lengua Española—1576—, Carta de marear —1579—, Compendio de laarte de navegar), Luis Collado (ingeniero que diseñó elcompás de artillería),[74] etc. El puesto de Cosmógraforeal, Cosmógrafo del rey o Cosmógrafo mayor estuvovinculado al cargo de Cronista mayor. (Véase tambiénCategoría:Cartógrafos de España, CosmógrafoMayor delVirreinato del Perú).En 1527 la Casa de Contratación prohibió que los pilo-tos extranjeros tuvieran cartas de navegación. A partir deentonces, el secretismo con el que se preparaban estos do-cumentos, sumado a su propia naturaleza efímera, provo-có que se hayan conservado muy pocos. En el Consejo deIndias los mapas estaban considerados documentos secre-tos, y los asuntos cosmográficos, secretos de estado.[75]

Metalurgia. La amalgama: plata y mercurio Lametalurgia, sobre todo la de la plata, fue especialmentedesarrollada a partir del perfeccionamiento del método dela amalgama, que implicaba un uso masivo de mercurio(azogue) para la obtención de metales preciosos a partirdel mineral bruto. Fue introducido en Pachuca (México)en 1552 por Bartolomé de Medina, quien decía haberloaprendido de un alemán llamado Maese Lorenzo. PedroFernández de Velasco lo aplicó en el virreinato del Perú(la mina principal era el Cerro de Potosí, en la actual Bo-livia) desde 1572, con ciertas mejoras (paso del beneficiodel patio al beneficio de cajones). Álvaro Alonso Barba en1640 abarató el proceso con el denominado beneficio decazo y cocimiento (en el que se utilizaba sal, piritas de co-bre y hierro además del mercurio, gran parte del cual po-día recuperarse, además de poder utilizarse conmineralesde menor grado de metal).[76] La explotación intensiva delas minas de Almadén en España (en funcionamiento des-de la Antigüedad hasta su cierre en 2001) y Huancavelicaen Perú (1566) fue esencial para este proceso industrial.

En 1633, Lope Saavedra Barba desarrolló en Huancave-lica unos hornos de aludeles, que trece años más tardefueron mejorados por Juan Alonso de Bustamante en Al-madén (también se llaman bustamantes o busconiles).[77]

Matemáticas y astronomía En Madrid se fundó,en época de Felipe II la Academia Real Matemática oAcademia de Matemáticas de Madrid (1582, con estatu-tos redactados en 1584 por el arquitecto y maestro ma-yor Juan de Herrera). Las matemáticas, como la astro-nomía, salían así del entorno universitario, poco procli-ve a las innovaciones, en un proceso que en otras partesde Europa condujo a la Revolución científica (de hecho,un poco más tarde, con academias como la Linceana —Florencia, 1603—, la del Cimento —Roma, 1657— ola Royal Society —Inglaterra, 1660); pero lo accidenta-do de la vida de la institución madrileña es muestra delo poco que pudo arraigar o de lo poco receptivo que elmedio social español de la época era para recibirla.[78]Matemáticos y astrónomos notables fueron Pedro Cirue-lo, Martínez Siliceo, Fernán Pérez de Oliva, Fernando deCórdoba, Pedro Juan Oliver, Pedro Juan Monzó, PedroJaime Esteve, Andrés de Lorenzo, Lorenzo Victorio Mo-lón, Miguel Francés, Gaspar Lux, Álvaro Thomás, PedroNúñez, Antich Rocha, Francisco Sánchez; Pedro Cha-cón y Juan Salmo—asesores del calendario gregoriano—, Jeroni Muñoz (Libro del nuevo cometa, 1573, sobre lasupernova de 1572),[79] Juan de Rojas (elementos delastrolabio, proyección ortogonal), Hugo de Omerique,etc. Joan Roget y Pere Roget (artesanos barceloneses —denominados «hermanos Rogetes» por Juderías), estu-vieron entre los primeros constructores de telescopios delmundo.Aplicados a la descripción geográfica, Pedro Esquivel—Descripción de España cierta y cumplida, 1556—,Relaciones Topográficas de Felipe II, Juan González deMendoza —libro sobre China, 1585—, Luis MármolCarvajal —Descripción general de África, 1573 a 1599—.La disputa de la Cátedra de matemática y astrología dela Universidad de Salamanca, que había quedado vacan-te en 1576 sin que apareciera ningún candidato idóneode la propia Universidad, enfrentó a Jerónimo Muñoz, dela Universidad de Valencia, y Rodrigo Zamorano, cos-mógrafo de la Casa de Contratación de Sevilla, dandooportunidad a ambos para demostrar su excelencia, concurricula impresionantes, investigaciones y publicacionesactualizadas y reconocidas a nivel internacional.[80]

Medicina El Protomedicato fue instaurado por CarlosV, aunque no como una institución centralizada, pues nopretendía sustituir a los colegios de médicos locales, muydispersos —como el Colegio de San Cosme y San Da-mián (Pamplona), que ni siquiera tenía jurisdicción entoda Navarra—. La medicina fue la actividad científicamás asentada institucionalmente e implantada por todo el

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4.1 Ciencia y técnica en el Siglo de Oro español 17

territorio, siguiendo la tradición medieval, anquilosada enuna universidad que reproducía los textos de Hipócratesy Galeno sin cuestionarse la teoría de los humores. Noobstante hubo quienes intentaron un cambio de paradig-ma (Miguel Servet) y quienes recibieron las innovacionesanatómicas de Vesalio, la yatroquímica de Paracelso o lateoría circulatoria de William Harvey: Francisco Vallésel Divino, Gómez Pereira, Pere d'Olesa; Pedro Gimeno yLuis Collado —valencianos discípulos de Andreas Vesa-lio, que estuvo en España;Dialogus de re medica, 1549—, Juan de Valverde —divulgador de Servet Historia de lacomposición del cuerpo humano, 1556—, Gómez Perei-ra —aproximación al materialismo Antoniana Margari-ta, 1554—, Miguel Sabuco, Juan Huarte de San Juan —doctrina del ingenio Examen de ingenios para las ciencias,1575—, Luis de Mercado —galenista rígido—, AntonioPonce de Santa Cruz—paracelsiano—, Benito Daza Val-dés o Benito Daza de Vadés —sin formación médica, deprofesión notario de la Inquisición, escribió un notabletratado de oftalmología y óptica en 1623, en el que semuestra como receptor de Galileo—,[81] Juan de la Torrey Valcárcel —escolástico, contrario a Harvey—, etc.La sanidad militar española se desarrolló con la creaciónde los primeros colegios de cirugía en el siglo XVI: elHospital naval de Cartagena (para la batalla de Lepanto,–véase Cartagena–) y el Hospital naval de Ferrol (para laArmada Invencible, –véase Ferrol–)

Colegio Imperial de la Compañía de Jesús ElColegio Imperial, fundado por los jesuitas en 1625 (JuanEusebio Nieremberg, Gemma Cornelli Madriti, ClaudioRichardi —Claude Richard o Claudio Ricardo—, Jean-Baptiste Cysat, Jean Charles della Faille, Hugh Sempill—Hugo Sempilius—, Alexius Silvius Polonus, FranciscoAntonio Camassa, Jean Francois Petrey, Jacob Kresa,etc.) fue denominado sucesivamente Reales Estudios deSan Isidro o Seminario de Nobles. En los siglos sucesivossufrió las vicisitudes que afectaron a la propia Compañíade Jesús.[82]

Otras ciencias Otras ciencias físicas y naturales, dedenominaciones y fronteras indefinidas por esa época,fueron cultivadas por autores como Juan de Aguilera,Diego de Zúñiga, Diego Pérez de Mesa, Pedro SimónAbril, Jerónimo Pardo y Juan de Celaya —física nomi-nalista en el Colegio de Montaigne de la Universidadde París—, Domingo de Soto, Benito Perea y Franciscode Toledo —tratados de filosofía natural—, GonzaloFernández de Oviedo, Nicolás Bautista Monardes, Joséde Acosta —Historia natural—, Matías García, GabrielAlonso de Herrera (agrónomo y naturalista), BernardoPérez de Vargas (autor de una De re metallica —1569—influida por la obra homónima de Georgius Agricola —1556), Andrés Laguna (médico, farmacólogo y botáni-co), Gonzalo Fernández de Oviedo,[83] Francisco Micó,Juan Bautista Monardes, Juan Jaraba, Juan Gil Jiménez.

• Miguel Servet.

• Andrés Laguna.

• El Divino Vallés.

• Benito Arias Montano.

4.1.4 Los Novatores

Se considera su hito fundacional la reunión del grupo denovatores de Valencia: Juan Bautista Corachán y TomásVicente Tosca en casa de Baltasar Íñigo (1683), en la quesurgió la idea de crear una especie de academia matemá-tica que renovara las ideas y las prácticas científicas an-quilosadas de la España de su época. De inquietudes simi-lares son personalidades contemporáneas como el mate-mático y astrónomo José Zaragoza (Padre Zaragoza),[84]Isaac Cardoso, Juan Caramuel[85] y Juan de Cabriada, cu-ya Carta filosófico-médico-chymica (1687) suele conside-rarse como una especie demanifiesto que resume los pro-pósitos del movimiento.Otros novatores de esta época serían: Diego Mateo Za-pata, Martín Martínez,[86] Vicente Mut,[87] Juan Muñozy Peralta —Regia Sociedad de Medicina y otras Cienciasde Sevilla—, primero llamada Venerada Tertulia Médi-ca Hispalense y más tarde Real Academia de Medicinay Cirugía de Sevilla:[88] Juan Bautista Juanini —Discursopolítico y physico, que muestra los movimientos y efectosque produce la fermentación y materias nitrosas, médi-co de Juan José de Austria—, Crisóstomo Martínez —grabador y microscopista—, Francisco San Juan y Cam-pos —explica por primera vez a Harvey en la univer-sidad de Zaragoza—, Antonio Hugo de Omerique —representante de un grupo de novatores de Cádiz cuyoAnalysis geometrica, de 1698, fue elogiado por el propioNewton—,[89] etc.[90]

Otros autores se han considerado como precedentes delos novatores por su temprana cronología, como PedroMiguel de Heredia («galenista moderado», médico deFelipe IV, autor de un Operum Medicinalium publica-do póstumamente en 1688 —murió en 1655),[91] GasparBravo de Sobremonte (receptor de Harvey), Sebastián Iz-quierdo o Luis Rodríguez de Pedrosa.[87]

A pesar de la conciencia del propio atraso, los novatoresse preocuparon de reaccionar contra algunas acusacionesdespectivas de científicos extranjeros, como la del médicofrancés Pierre Régis (calvinista exiliado en Holanda).[92]

El movimiento de los novatores se prolongó en la primeramitad del siglo XVIII, en lo que puede considerarse la pri-mera Ilustración, la Preilustración o la Ilustración anteriora la Enciclopedia: Jerónimo de Uztáriz (Teoría y prácticade comercio y de marina, 1724), MartínMartínez (Anato-mía completa del hombre, 1728), Andrés Piquer (LógicaModerna, 1747) o Mateo Aymerich (Prolusiones Philo-sophicae, 1756). Incluso se vinculan a ellos los dos gran-des científicos militares de ese periodo y que enlazan con

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18 4 CIENCIA Y TÉCNICA EN LA EDAD MODERNA O ANTIGUO RÉGIMEN ESPAÑOL

el grupo de Cádiz: Jorge Juan y Antonio de Ulloa.

• Tomás Vicente Tosca zelosísimo restaurador de losbuenos estudios.

• Juan Caramuel.

• Diego Mateo Zapata, aherrojado en una cárcel dela Inquisición, en un grabado de Goya (Zapata, tugloria será eterna).

Luisa Sigea.

4.1.5 Las mujeres en la ciencia y la cultura del Siglode Oro español

Se discute si el notable texto Nueva filosofía de la natu-raleza del hombre es obra de Miguel Sabuco o de su hijaOliva Sabuco, en cuyo caso estaríamos ante una de lasescasas personalidades científicas femeninas de la EdadModerna.Otras literatas de fama fueron Beatriz Galindo (la Lati-na, mujer de confianza de Isabel la Católica que escri-bía poesía en latín y exhibía conocimientos de teologíay medicina —se le atribuyen unos Comentarios a Aris-tóteles), o Luisa de Medrano, que impartió clases en laUniversidad de Salamanca, y en su misma época, la delhumanismo renacentista, Francisca Nebrija (hija del gra-mático), Florencia Pinar, Isabel Vergara, Lorenza Mén-dez de Zurita o Luisa Sigea (la Minerva, políglota y ex-perta en los clásicos).[93]

Beatriz Galindo.

La contrarreforma, en buena medida, reorientó la activi-dad de las mujeres con ambiciones intelectuales al ámbi-to religioso (santa Teresa de Jesús, sor Juana Inés de laCruz, sor María de Jesús de Ágreda o Juliana Morella).Menores restricciones tenían las mujeres de la florecientecomunidad sefardí de Ámsterdam, como Isabel Correa.Más allá del mundo literario, el grado de integración de lamujer en los oficios técnicos, ya de por sí poco documen-tados, está oculto por la invisibilización general de todo loque se refiere a la historia de las mujeres, limitándose a sureflejo en personajes ficticios de novelas y obras teatralesy a casos reales tan particulares que suscitaron escándaloo asombro: como el de Elena o Eleno de Céspedes (ci-rujano condenado por la Inquisición por haberse hechopasar por hombre, siendo mujer) o Catalina de Erauso(la monja alférez, integrada en el ejército). En las artesplásticas destacan los casos de la italiana Sofonisba An-guissola (que llegó a pintora de la corte española y se leatribuye en la actualidad un retrato de Felipe II antes atri-buido a Alonso Sánchez Coello) y de Luisa Roldán (“laRoldana”, que llegó a escultora de la corte de Carlos II yFelipe V).

4.2 Ciencia y técnica en la Ilustración es-pañola

El explícito título del libro de Jean Sarrailh[94] restrin-gía la Ilustración en España a la segunda mitad del si-glo XVIII; y aunque se han producido reivindicacio-nes de autores más o menos importantes de su prime-

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4.2 Ciencia y técnica en la Ilustración española 19

Representación botánica de Hydrocotyle bonariensis e Hydro-cotyle tribotrys en Flora Peruviana, et Chilensis : sive, descrip-tiones, et icones plantarum Peruvianarum, et Chilensium, se-cundum systema Linnaeanum digestae, cum characteribus plu-rium generum evulgatorum reformatis, de Hipólito Ruiz y JoséPavón (1798-1802).

ra mitad, no deja de ser reconocido ampliamente quehasta los reinados de Carlos III (1759) y Carlos IV(1788) y el impulso de estadistas como Floridablanca,Campomanes o Jovellanos, no arrancan los programascientíficos más ambiciosos, aplicación del nuevo y revo-lucionario concepto enciclopedista de «progreso» a travésde las «ciencias útiles».[95]

A pesar de ello, la primera mitad del siglo presenció laactividad meritoria de figuras aisladas muy prestigiosas,como Benito Jerónimo Feijoo, o la fundación de insti-tuciones de gran proyección literaria (Real Academia,Academia de la Historia) y científica, como la Escuela deGuardiamarinas de Cádiz (1717), de la que saldrían dosde los más importantes personajes del siglo: Jorge Juan yAntonio de Ulloa (Misión Geodésica a Perú, expediciónde 1734 coordinada con Francia —La Condamine— pa-ra la medición de un grado demeridiano);[96] aunque de lamediocridad general da prueba que una figura tan extra-vagante como Diego de Torres Villarroel llegara a cate-drático de matemáticas de la Universidad de Salamanca.En cambio, a finales de siglo la conexión entre las ins-tituciones científicas españolas y las europeas eran mu-cho más habituales; y demostraron ser lo suficientemen-te atractivas para personalidades extranjeras de la tallade Alexander von Humboldt, cuya extraordinaria expe-dición a Canarias y América (fragata Pizarro 5 de junio

de 1799) se inició con un hecho tan increíble como eldescubrimiento de la Meseta Central, al ser el primero enrealizar e interpretar correctamente las mediciones alti-métricas que le permitieron trazar un perfil topográficode la Península Ibérica, de Valencia a La Coruña[97] (nodeja de ser significativo, sin embargo, que España no fue-ra su primera elección o propuesta, gestiones fallidas querealizó previamente en Francia, y que en la corte de Car-los IV halló el entusiasta apoyo del ministro Mariano Luisde Urquijo y la comunidad científica española, encantadade acoger al joven prusiano).[98]

Sin duda la botánica y la mineralogía fueron las cienciasmás destacables en la aportación española a la produc-ción científica puntera de ese periodo. Momentos brillan-tes fueron los del descubrimiento del wolframio, debido alas investigaciones de Juan José Delhuyar y Fausto Delhu-yar; la purificación del platino por François Chavaneau[99](ambos hechos de 1783, en las cátedras del Real Semina-rio de Vergara, donde también trabajaba Louis Proust) yel descubrimiento del vanadio en 1801 (que hubiera po-dido llamarse rionio en honor a Andrés Manuel del Río,catedrático de química y mineralogía del Real Semina-rio de Minería de la Nueva España —México— dirigidopor Fausto Delhuyar). En la botánica, hay que mencionarlos estudios sobre la flora de Nueva Granada, realizadospor Celestino Mutis, que además fue un notable médico,lingüista e inventor.No fue menos importante, en este caso para la ingeniería,la apertura del Real Gabinete de Máquinas (1791, a ini-ciativa de Agustín de Bethencourt y cuya Descripciónredactó Juan López Peñalver). Ese gabinete, promete-dor resultado de una persistente labor de documentación(o, según se mire, espionaje industrial) en Inglaterra yFrancia, sustanciado en una impresionante colección demaquetas e instrucciones para su reproducción a escala;es un buen ejemplo de lo que se repitió como constante enlas instituciones científicas españolas de ese periodo: Loque pudo sobrevivir a la destrucción y dispersión humanay material de la Guerra de la Independencia Española ylos sucesivos exilios políticos, no se utilizó; o al menosno aprovechó a la ciencia y técnica en España. En cam-bio, sí lo hizo en el extranjero: en aquel caso, en su exilioruso, Bethencourt y el mexicano José María Lanz publi-caron un Essay sur la composition des machines (1808)muy divulgado en la educación técnica europea.[100]

• Benito Jerónimo Feijoo.

• Jorge Juan.

• Andrés Manuel del Río.

• Agustín de Betancourt.

• Científicos de la Primera Ilustración: Los novatoresque habían iniciado su renovación de la ciencia espa-ñola en las últimas décadas del siglo XVII, continua-ron su actividad en la primera mitad del siglo XVIII,

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20 4 CIENCIA Y TÉCNICA EN LA EDAD MODERNA O ANTIGUO RÉGIMEN ESPAÑOL

en campos como astronomía y matemáticas (TomásVicente Tosca, Juan Bautista Corachán, FranciscoCerdá y Rico) y medicina (Andrés Piquer y mé-dicos catalanes —Gaspar Casal Julián, Pedro Vir-gili, Antonio Gimbernat y Arbós, Francisco Salvá,Francisco Santpons). Desde otras trayectorias se in-corporaron figuras como Benito Jerónimo Feijoo oGregorio Mayans.

• Científicos de la Ilustración de mediados del sigloXVIII: Jorge Juan y Antonio de Ulloa, que repre-sentaron la parte española de la ya citada MisiónGeodésica a Perú, desarrollaron una importanteactividad en Cádiz: Escuela de Guardiamarinas,Asamblea Literaria Amistosa (compuesta por el mé-dico Pedro Virgili, el geógrafo Vicente Tofiño deSan Miguel, Louis Godin director del ObservatorioAstronómico). Publicaron diversas obras matemáti-cas Benito Bails (Elementos de Matemáticas, 1772),José Chaix (Instituciones de cálculo diferencial e in-tegral). En otras ciencias destacaron Lorenzo Hervásy Panduro, Andrés Piquer, etc.

• Científicos de la Ilustración de finales del sigloXVIII: Agustín de Pedrayes (maestro de matemá-ticas de la Real Casa de Caballeros pajes de suMajestad —institución fusionada con el ex-jesuitaSeminario de Nobles en 1786— y autor de un Nue-vo y uniersal método de cuadraturas determinadas,1777) y Gabriel Císcar representaron a España en elCongreso Internacional de París (1799) que impulsóel sistema métrico decimal, y se atribuye a Pedra-yes (el sabio español) la propuesta de procedimien-to de medición del meridiano de Dunkerke a Bar-celona, cuya subdivisión (la diezmillonésima partedel cuadrante) dio lugar a la primera definición delmetro. JoséMunárriz (discípulo de Proust, traductorde Lavoisier) desarrolló la purificación del cristal detártaro. AndrésManuel del Río (Elementos de Ortog-nosia, 1800). Juan Pablo Canals (tintes, granza —lehicieron marqués de la Vall-Roja), Dionisio AlcaláGaliano, etc.

• Geógrafos: Isidoro de Antillón y Marzo, Tomás Ló-pez, Vicente Tofiño, etc.

• Economistas: si bien el mercantilismo europeo sehabía iniciado con el arbitrismo español de los siglosXVI y XVII; en la primera mitad del siglo XVIII fueel colbertismo francés, llegado con la dinastía bor-bónica en 1700, la corriente económica más pres-tigiosa en España. El Marqués de Ensenada (Únicacontribución vinculada a su «Catastro», 1749) efec-tuó una propuesta más bien cercana a la fisiocracia(aunque anterior al Tableaux de Quesnay —1758).El liberalismo económico desarrollado por AdamSmith (La riqueza de las naciones, 1776) fue re-cibido con prontitud en España y desarrollado por

los ilustrados de finales de siglo; poco después seríala obra de Jean Baptiste Say.[101] Véase Jerónimode Uztáriz, López Peñalver, Nicolás de Arriquibar,Pedro Rodríguez Campomanes, Gaspar Melchor deJovellanos, Francisco Cabarrús, Eugenio Larruga,Valentín de Foronda, Antonio de Capmany, VicenteAlcalá Galiano, Álvaro Flórez Estrada, etc.

• Botánicos y naturalistas: Pehr Löfling, Cristóbal Vé-lez, José Minuart, José Ortega, José Quer (JardínBotánico de Madrid, Flora española 1762-1784),Esteban y Claudio Boutelou, Simón de Rojas Cle-mente y Rubio (Jardín Botánico de Sanlúcar, 1806),Miguel Barnades (Principios de botánica, maestrode Mutis), Casimiro Gómez Ortega (miembro de latertulia de la Fonda de San Sebastián, traductor deLinneo y autor de Tablas botánicas y Curso elemen-tal de botánica), Antonio José Cavanilles, FranciscoPérez Bayer, Juan Bautista Muñoz (Observacionessobre la historia nautural valenciana, Materiales pa-ra la historia de la botánica, Icones et descriptionesplantarum). José Celestino Mutis, Félix de Azara,Jordán de Asso, etc.[102]

• José Celestino Mutis, por Pablo Antonio García,pintor de su expedición.[1]

• Antonio Cavanilles, estatua del Real Jardín Botánicode Madrid, que cuenta con una galería de botánicosilustres.

• José Quer, en el Botánico de Madrid.

• Félix de Azara, por Goya.

1. ↑ María Rosario de Felipe y José Manuel PozueloMutis y la botánica en el siglo XVIII, en Schironia,nº 2, julio 2003, p. 33.

4.2.1 Instituciones científicas y técnicas de la Ilus-tración española

Las Manufacturas reales o Reales Fábricas (una de lasaportaciones del mercantilismo borbónico de inspiracióncolbertista desde la época de Felipe V) producían todotipo de productos, especialmente de lujo (cristal —LaGranja—, porcelana, tapices, relojes —en Madrid) y es-tratégicos (armamento –La Cavada–, pólvora), pero tam-bién de consumo masivo (paños —Guadalajara, Brihue-ga, San Fernando de Henares—, hilados de algodón —Ávila y Barcelona, que estuvo en el origen del desarrollotextil catalán posterior), especialmente en el caso de losestancados con criterios monopolísticos (tabaco, aguar-diente, naipes). A iniciativa de Juan de Goyeneche se fun-daron las fábricas de Nuevo Baztán (funcionaron entre1710-1778). Otras iniciativas locales se centraron en lacerámica, como la del marqués de Sargadelos (cerámicade Sargadelos) o la del Conde de Aranda (Alcora). Véasetambién Industria en España#El siglo XVIII.

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4.2 Ciencia y técnica en la Ilustración española 21

Fuente en la Plaza de la Platería de Martínez, donde en el sigloXVIII se encontraba esa importante institución madrileña, frenteal Jardín Botánico y el edificio proyectado como sede del RealGabinete de Historia Natural (finalmente asignado al Museo delPrado). A pocos metros al sur, en Atocha, se levantaron institu-ciones médicas y de enseñanza de la medicina (Hospital de SanCarlos); y detrás del Botánico, en el Retiro, el Observatorio As-tronómico y la Fábrica de Porcelana del Buen Retiro. Una im-presionante concentración de instituciones científicas e industria-les punteras, que sufrió una devastadora destrucción durante laGuerra de Independencia (1808-1814).

Gran trascendencia tuvieron varias instituciones milita-res: la Escuela de Guardiamarinas de Cádiz (1717, quetambién acogió el Real Instituto y Observatorio de la Ar-mada, 1797 —publicando Efemérides astronómicas o Al-manaque náutico desde 1791) y la Academia de Artilleríade Segovia (1763, que contó con Louis Proust para ense-ñar química y metalurgia entre 1786 y 1799). Previamen-te se habían creado en 1722 escuelas de matemáticas paraartilleros en Barcelona (que acogía una Academia Militarde Matemáticas y Fortificación desde 1720), Pamplona,Badajoz y Cádiz. Ingenieros militares como el italianoFrancesco Sabatini tuvieron una gran presencia en todoslos ámbitos de la producción intelectual, incluyendo lacultura y el arte.[103]

No menos trascendencia tuvieron las instituciones mine-ralógicas, como la Real Academia de Minas de Almadén(1777) y el Instituto Asturiano de Náutica y Mineralo-gía de Gijón (iniciativa de Gaspar Melchor de Jovellanos,1794).Las Reales Sociedades Económicas de Amigos del Paísse difundieron por toda España siguiendo el ejemplo de

la Bascongada (1765, Conde de Peñaflorida). Gran im-portancia tuvo el Seminario Patriótico de Vergara (queutilizó la sede del antiguo Colegio de los jesuitas en esalocalidad —expulsados en 1767). Fueron profesores enél Louis Proust, los hermanos Elhúyar, Miguel de Lar-dizábal y Félix María de Samaniego. Entre sus alumnosestuvo Martín Fernández de Navarrete.[104]

Se intentó paliar la ausencia de ríos navegables (una delas causas principales de las dificultades de comunicacióninterior que imposibilitaban la formación de un verdade-ro mercado nacional, a diferencia de Inglaterra o Francia)con canales artificiales como el Canal de Castilla (en estu-dio desde el siglo XVI, e iniciado en 1753), el Canal Im-perial de Aragón (1776-1790, Ramón Pignatelli, al quese agregó el medieval Canal de Tauste) y el Canal delGuadarrama (ambiciosísimo proyecto del ingeniero fran-cés Carlos Lemaur —1785— que habría incluido la pre-sa más alta de Europa —presa del Gasco— y que no secompletó).Madrid, sede de la Corte, acogió un considerable núme-ro de instituciones de altísimo nivel: el Real Jardín Bo-tánico (1755), la Casa de la platina (o Laboratorio de laplatina, 1757, dirigida posteriormente por François Cha-vaneau), el Real Gabinete de Ciencias o Gabinete de His-toria Natural (1772, dirigido por José Clavijo y Fajardoy luego por Eugenio Izquierdo, iniciado a partir de la co-lección de Pedro Franco Dávila y precedente del actualMuseo Nacional de Ciencias Naturales), la Real EscueladeMineralogía deMadrid (Laboratorio Real deMadrid oLaboratorio de Química Metalúrgica, Chavaneau, 1787;en él PedroGutiérrez Bueno desarrolló suCurso de quími-ca, teórico y práctica, para la enseñanza del Real Labora-torio de Química de esta Corte, 1788), la PlateríaMartínez(Real Escuela de Platería y Máquinas, 1778), el Colegiode Cirugía de San Carlos (1787), el Real Observatoriodel Retiro (1790) y el citado Gabinete de Máquinas deBethancourt, que también fue responsable de la creaciónde la Escuela de Caminos y Canales (1802). Es tambiénen Madrid donde se comenzaron a publicar los Anales deHistoria Natural, que suele considerarse la primera revis-ta científica española (1799, Domingo García Fernándezy Antonio José de Cavanilles);[105] aunque Louis Prousthabía sacado con anterioridad dos Anales del Real La-boratorio de Química de Segovia (1791 y 1795), dondepublicó textos científicos trascendentales resultado de susinvestigaciones (entre otros, la formulación implícita dela Ley de las proporciones definidas,[106] debatida poste-riormente por Berthollet y Berzelius y que estuvo en elorigen de la teoría atómica de Dalton).[107]

La sanidad militar española continuó su desarrollo conlos Reales Colegios de Cirugía: Real Colegio de Cirugíade la Armada (Cádiz), Colegio de Cirugía de Barcelonao Real Colegio de Cirugía de Barcelona (véase AntonioGimbernat y Arbós y Pedro Virgili), Colegio de Ciru-gía de San Carlos (Madrid), Colegio de Medicina y Ciru-gía de San Fernando (Lima) (véase Facultad de MedicinaHumana “San Fernando” (UNMSM)); que persistieron

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22 4 CIENCIA Y TÉCNICA EN LA EDAD MODERNA O ANTIGUO RÉGIMEN ESPAÑOL

hasta 1843, cuando se suprimieron los Reales Colegios yse transforman en Facultades de Ciencias Médicas (véaseJosé Benjumeda y Gens).

4.2.2 Expediciones españolas del «Siglo de las Lu-ces»

Después de la citada expedición de La Condamine, JorgeJuan y Antonio de Ulloa para la medición del meridiano,se abrió un periodo excepcional, en que las expedicionesespañolas se organizaron con criterios tanto científicoscomo estratégicos. En el último cuarto del siglo XVIIIse hizo evidente que la continuidad (y en su caso el in-cremento) del Imperio, frente a la competencia de otraspotencias y de los nacientes particularismos criollos enAmérica, exigía un programa expedicionario de dimen-siones globales, que incluyó estudios científico paralelosa la demostración de la capacidad de presencia naval.La expedición de Alejandro Malaspina (1789-1794, JoséBustamante, cartógrafo Felipe Bauzá, naturalistas TadeoHaenke, Luis Née y Antonio Pineda, pintores José Guío,José del Pozo, Fernando Brambila, Juan Ravenet y Tomásde Suria) cuyos problemas políticos con Godoy provoca-ron la incautación y olvido de sus materiales recopilados,que no condujeron a ningún resultado prácticos en Es-paña; tuvo un triste destino que, por una circunstancia opor otra, fue compartido por buena parte de los hallazgosde las expediciones de la época, lo que indica la escasareceptividad que la sociedad y el sistema productivo es-pañol tenía hacia innovaciones y descubrimientos, hechomucho más decisivo que la cambiante voluntad de los go-biernos ilustrados que los impulsaban o el entusiasmo delos científicos que los emprendían. Al menos una de estasexpediciones sí tuvo un éxito indiscutible: la expediciónde la vacuna de Francisco Javier Balmis (1803-1806,José Salvany).

Antonio Carnicero,Ascensión de un globoMontgolfier en Aran-juez, 1784. El 5 de junio de 1784 se produjo este espectáculo enlos jardines de Aranjuez, a cargo del francés Bouclé. No obstan-te, se discute si podría representar una ascensión similar que tuvolugar el 23 de noviembre de 1783 en El Escorial, por el marquésd'Arle y Pilastre de Rozier.[108]

4.2.3 Inicios de la aeronáutica

Aunque ya en el siglo IX el andalusí Abbás Ibn Fir-nás había efectuado pruebas aeronáuticas desde torres enCórdoba (con artefactos no muy distintos a los preceden-tes del paracaídas y de los planeadores y alas batientesque diseñó Leonardo da Vinci en torno a 1500); no essino a finales del siglo XVIII que se documentan expe-riencias significativas en ese ámbito. La aerostación llegóa España por imitación del globo francés Montgolfier de1783. Tales fueron las experiencias del príncipe Gabrielen Aranjuez y Madrid, de Charles Bouche en Valencia,de Francesc Salvà i Campillo en Barcelona (médico y fí-sico, que experimentó la aplicación de la electricidad ala telegrafía e inició la serie de observaciones meteoro-lógicas más antigua de España), y algunos otros: VicenteLunardi, José Campello, Antonio Gull y Rogell. Pocosaños más tarde Diego Marín Aguilera, un agricultor au-todidacta con inquietudes mecánicas, se convirtió en unolos precursores de la aviación por lograr un vuelo de másde 300 metros al lanzarse junto con su artilugio desde elcastillo de Coruña del Conde (1793).

Isidra de Guzmán, entre libros, luce sobre su vestido una muceta,símbolo de su condición doctoral.

4.2.4 Las mujeres en la Ilustración española

Alcalá acogió el primer caso de una mujer universitaria:la doctora de Alcalá María Isidra de Guzmán y de la Cer-da, a la que la protección de Carlos III allanó toda po-sible oposición a que alcanzase (en 1785, con 17 años)los títulos de doctora y maestra en la Facultad de Artes yLetras humanas, catedrática de Filosofía, conciliadora yexaminadora; además de ser admitida en la Academia de

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la Lengua. No obstante, esta excepción no significó nin-guna variación en la rígida exclusión de la mujer en elámbito universitario hasta el siglo XX.María Andrea Casamayor y de la Coma, educada con losescolapios, escribió dos libros de artimética aplicada ymetrología (Tirocinio aritmético, 1738; y El para sí solo,divulgado a su muerte en 1780), lo que la convierte en laprimera matemática española, o al menos la primera conobra publicada.[109]

Josefa Amar y Borbón defendió la capacidad de las mu-jeres para las letras y la necesidad de una educaciónfemenina para el progreso del intelecto y la autonomíamoral en términos puramente ilustrados (el logro de lafelicidad).[110] A imitación de Francia, los salones dirigi-dos por mujeres aristocráticas, sobre todo después del im-pacto revolucionario francés de 1789, pasan a ser tertuliasdonde todos los temas, incluidos los científicos, son es-crutados a la luz de la razón y la crítica, y las mujeressalen a la calle, a enterarse, a leer, y se incorporan a lasacademias y sociedades ilustradas.[111][112]

5 Ciencia y técnica en la Edad Con-temporánea española: el «fraca-so» de la Revolución Industrial

Acción de Altos Hornos de Vizcaya.

La Revolución industrial es la manifestación tecnológico-productiva de los cambios revolucionarios con que seabre la Edad Contemporánea: en lo político-ideológicola revolución liberal y en lo social la revolución burgue-sa; mientras que en lo científico (en principio, y hastafinales del siglo XIX, no conectado plenamente en unsistema que imbricara ciencia, tecnología y sociedad —CTS) se desarrollaban las consecuencias y aplicacionesdel paradigma newtoniano (hasta que encontró sus lími-tes que exigieron la revolución einsteniana de comienzosdel siglo XX).Para España, la Revolución Industrial se ha calificado,según la provocativa tesis de Jordi Nadal, de un fraca-

so.[113] La Edad Contemporánea en España se inicia conla Guerra de Independencia Española, que, en medio degravísimas consecuencias para el tejido productivo, laciencia y la tecnología, manifestó de forma violenta enlo económico, social y político la preexistente crisis delAntiguo Régimen; y se continuó con la Guerra de Inde-pendencia Hispanoamericana y una serie ininterrumpidade guerras civiles y golpes de estado. Lo trascendentalde todo ello para la ciencia y la tecnología españolas fuelo que implicó de atraso relativo frente a los países másavanzados de Europa, y que puede medirse en un siglo.Mientras que en la mayor parte de éstos la crisis del Anti-guo Régmien se cerrará con la revolución de 1848 (o paraotros con la Primera GuerraMundial, 1914-1918), en Es-paña seguirá teniendo pervivencias hasta el franquismo,superada la mitad del siglo XX.Provenientes de las polémicas entre afrancesados ycastizos del siglo XVIII, a lo largo de todo el siglo XIXy la primera mitad del XX se sucedieron continuas polé-micas entre las élites ilustradas y las élites reaccionarias(que tildaban a sus rivales de representar la Anti-España),y que tuvieron en el pro y anti-darwinismo uno de sus as-pectos más significativos: laCircular de Orovio (1875, porel marqués de Orovio, ministro de Fomento del reciente-mente implantado gobierno de la Restauración borbóni-ca), que impedía la difusión de ideas contrarias al catoli-cismo, suprimiendo la libertad de cátedra hasta entoncesvigente, fue desafiada por Augusto González Linares, queexponía desde su cátedra de Ampliación de Historia Na-tural en la Universidad de Santiago de Compostela tesisevolucionistas, por lo que fue expulsado, suscitando la de-nominada segunda cuestión universitaria.[114] La primera,de 1864-1865, que se movió en el ámbito de las cienciassociales, provenía del enfrentamiento intelectual y políti-co, iniciado décadas antes, entre krausistas (Julián Sanzdel Río) y neocatólicos (Jaime Balmes, Donoso Cortés—ambos para entonces ya fallecidos). En ese momento losneos tenían el apoyo del gobierno de Narváez, que pro-mulgó una circular (27 de octubre de 1864, Circular deAlcalá Galiano, por el ministro Antonio Alcalá Galiano)en la que se prohibía la enseñanza o publicación de, en-tre otras, cualquier opinión contraria al catolicismo o a lafidelidad a la reina (siendo los elementos en cuestión elConcordato y el Patrimonio Real).[115] Se llegó hasta ladestitución del rector Juan Manuel Montalbán y del ca-tedrático Emilio Castelar, lo que produjo la dimisión porsolidaridad de Nicolás Salmerón y una rebelión estudian-til brutalmente reprimida (la Noche de San Daniel).La polémica de la ciencia española desencadenada a par-tir de un texto del tradicionalista Menéndez y Pelayo(1876), y que fue contestada por los identificados con laetiqueta de krausistas (la mayor parte de ellos, expulsa-dos de sus cátedras universitarias y reunidos en torno ala Institución Libre de Enseñanza de Francisco Giner delos Ríos); no tuvo en su aspecto intelectual consecuenciasmuy positivas o estimulantes para la producción científi-ca. De hecho, más allá de la genérica y desesperada lla-

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245 CIENCIA Y TÉCNICA EN LA EDAD CONTEMPORÁNEA ESPAÑOLA: EL «FRACASO» DE LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL

mada a la modernización del regeneracionismo (el Escue-la y Despensa de Joaquín Costa), la actitud ante la técnicay la ciencia entre los intelectuales más lúcidos fue ambi-valente: más receptiva entre la denominada generación de1914 (Gregorio Marañón, José Ortega y Gasset, Medita-ción de la técnica), mucho más sombría en la generaciónde 1898. Unamuno llegó a pronunciar un famoso que in-venten ellos, a pesar de defender la inteligencia que losmilitares sublevados de 1936 explícitamente desprecia-ban («¡Viva la muerte, abajo la inteligencia!», pronun-ció en un famoso acto el general Millán Astray —en laUniversidad de Salamanca y ante el propio Unamuno, surector—; y el mismísimo Franco dejó dicho que si por élfuera borraría enteros dos siglos: «el siglo XIX por liberaly el XVIII por ilustrado»).[116]

No obstante, la denominada Edad de Plata de las letrasy ciencias españolas (1906-1936) no pudo ser sólo un lu-minoso paréntesis, sino un elemento visible de continui-dad con una tradición de actividad científica que, a pesarde su debilidad, ni la guerra civil ni el aislamiento exte-rior del primer franquismo consiguieron erradicar (fugade cerebros, exilio interior). A pesar de todo ello, lo evi-dente es que sólo a partir de los cambios sociales y econó-micos desatados con el desarrollismo tecnocrático fran-quista de los años sesenta, y con los cambios políticos dela Transición Española de los setenta, que incluyó la de-cisiva entrada en el Mercado Común Europeo en 1986,puede hablarse de una ciencia moderna en España, aun-que débil y con una muy marcada dependencia de las in-versiones públicas, frente a lo que ocurre en otros paísesdesarrollados.

5.1 Ciencia y técnica en el siglo XIX espa-ñol

A pesar del atraso relativo de España durante el siglo XIXen ciencia y técnica, el esfuerzo por generalizar la forma-ción educativa fue significativo, aunque insuficiente: lascifras del analfabetismo, que hacia 1800 se calculaban enun 94 %, para 1860 eran de un 80 % (69 % entre losvarones adultos y 90 % entre las mujeres adultas); cifrassólo equiparables a la Europameridional y oriental, mien-tras que Bélgica y Austria (zonas también católicas, queno habían experimentado la generalización de la lecturaatribuible a la Reforma protestante) lo habían reducidoun 50 %, y el resto de Europa y Norteamérica a cifrasincluso inferiores.[118] Para 1877, la cifras españolas erande un 75 %. Tras el Plan Pidal de 1845, la Ley Moyanode 1857 (Ministerio de Fomento), de mayor trayectoria,preveía una estructura educativa basada en una escola-rización primaria confiada a los ayuntamientos (que enla práctica no se generalizó en todo el territorio nacionalhasta la Segunda República), una enseñanza secundariaenfocada a los varones de las clases medias, con un ins-tituto de bachillerato por provincia (confiados a las dipu-taciones provinciales, que para 1868 cursaban sólo 28698 alumnos), y una enseñanza superior con el doctorado

La Biblioteca Nacional, refundada en 1836 a partir de la Bi-blioteca Real del Palacio Real de Madrid y de los fondos ecle-siásticos procedentes de la desamortización, se convirtió en unode los más importantes centros de conservación del patrimoniobibliográfico del mundo, además de servir de soporte a investi-gaciones en todos los ámbitos. Desde 1892 ocupa buena partedel edificio destinado a Biblioteca y Museos Nacionales (de losque sólo el Arqueológico ha tenido continuidad en el lugar). Elprograma escultórico de exhibición orgullosa de las glorias de lasletras españolas escogido para la escalinata de la fachada es unejemplo muy significativo de construcción de la historia nacional,y no discrimina la producción literaria científica de la puramenteestética. Incluye, en lugar destacado, a dos lumbreras medieva-les: san Isidoro y Alfonso X el sabio; más atrás, junto a Miguelde Cervantes y Lope de Vega, a los humanistas Antonio de Ne-brija y Luis Vives; y medallones con bustos del Padre Mariana,Arias Montano, Diego Hurtado de Mendoza, Nicolás Antonio yAntonio Agustín junto a los de fray Luis de León, Francisco deQuevedo, Calderón de la Barca, Garcilaso de la Vega, santa Te-resa de Jesús y Tirso de Molina. El programa iconográfico delfrontón es igualmente significativo, en este caso de otra clave in-telectual de la época: la idea de progreso de España a travésde las ciencias y las artes. Se reprensentan el Genio, el Estudio,la Paz, la Guerra, la Elocuencia, la Poesía, la Música, la Ar-quitectura, la Pintura, la Escultura, la Filología, la Industria, elComercio, la Agricultura, la Filosofía, la Jurisprudencia, la His-toria, La Astronomía, la Etnografía, la Geografía, la Química,la Medicina y las Matemáticas.[117]

centralizado en la Universidad Central de Madrid (trasla-do de la antigua Universidad Complutense de Alcalá deHenares). Ya en 1847 Nicomedes Pastor Díaz introdujolas Facultades de Filosofía con cuatro secciones: litera-tura, filosofía, ciencias naturales y ciencias físico mate-máticas; donde se cursaban licenciaturas de cinco años.Entre el curso 1857-1858 y el 1867-1868 se había dupli-cado la matrícula universitaria: de 6104 a 12 023 alum-nos. La mayoría eran de leyes (pasaron de 3742 a 4120),medicina (de 1155 a 5648) y farmacia (de 563 a 983). Essignificativo que los matriculados en ciencias pasaran de127 a 642; mientras que los matriculados en teología seredujeran de 326 a 159 en el mismo periodo. La filosofíase incrementaba de 191 a 471.[119] Se mantuvo de formaautónoma la formación técnico científica de los cuerposnavales, del arma de artillería y de los ingenieros milita-res, de tradición ilustrada (un militar, el general Carlos

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5.1 Ciencia y técnica en el siglo XIX español 25

Ibáñez de Ibero, fundaría el Instituto Geográfico y Esta-dístico y llegó a dirigir la Oficina Internacional de Pesasy Medidas entre 1872 y 1891); así como la ingeniería ci-vil, tanto las instituciones preexistentes (minería —desde1772 en Almadén—, de caminos —creada por Bethan-court en 1802) como las que se crearán a lo largo delsiglo (industrial —Real Instituto Industrial, creado porReal Decreto del Ministerio de Obras Públicas de 4 deseptiembre de 1850, con Escuelas en Madrid, Barcelona,Gijón, Sevilla, Valencia y Vergara—; forestal o de mon-tes—Ordenanzas Generales de Montes, Cuerpo y Escuelade Ingenieros de Montes en la Casa de Oficios de El Es-corial, 1833; 1862, título de Ayudante de Montes—). Noobstante, la capacidad de generar innovaciones tecnológi-cas originales fue muy escasa, más allá de casos aisladoscomo el de Ramón Verea, que patentó una máquina decalcular en Estados Unidos en 1878.Aunque durante mucho tiempo la escasa vida científica,junto con la intelectual se restringió a las Sociedades deAmigos del País abiertas a finales del XVIII y a los recien-temente creados Ateneos y Casinos (en cuyas tertulias te-nían cabida desde las conspiraciones políticas hasta cual-quier otro aspecto de la vida social); el prestigio cientí-fico de algunas cátedras universitarias españolas fue ga-nándose lentamente, sobre todo a medida que conseguíaestablecerse cierta vinculación internacional a sus corres-pondientes británicas, alemanas o francesas. Salvo la co-nexión inglesa de algunas zonas de Andalucía, era evi-dente el predominio del francés como lengua extranjeramás utilizada por las élites intelectuales. Un estudio debibliotecas privadas de políticos, profesionales y milita-res entre 1830 y 1870 contabiliza de un 10 a un 20 % delibros en francés, sobre todo de temática científica, téc-nica, derecho, política e historia; a lo que hay que sumarlas abundantes traducciones, que en el caso del inglés y elalemán se concretaban en una temática más variada (lite-ratura, pensamiento y ciencia).[120] La industria editorialespañola (Francisco de Paula Mellado, Gaspar y Roig,Manuel Rivadeneyra —Biblioteca de Autores Españo-les—, Sociedad Literaria de Madrid —1842—, UniónLiteraria —1843—, La Ilustración, Sociedad Literario-Tipográfica Española)[121] demostró ser una de las de másimpulso, lo que determinó su vinculación al nacimientodel movimiento obrero madrileño (varios líderes, comoel propio Pablo Iglesias, fueron tipógrafos), por contrastecon el caso catalán, vinculado a las factorías textiles.No obstante, lo más parecido a un texto científico de am-plia difusión (sin duda el más divulgado, desde 1840 hastala actualidad) fue el Calendario Zaragozano de MarianoCastillo y Ocsiero, que además de un calendario con todaclase de efemérides, realiza una predicciónmeteorológicabasada en un método tradicional denominado témporas ocabañuelas).[122]

5.1.1 Instituciones científicas del siglo XIX

Instituciones científicas de importancia creadas duranteel siglo XIX fueron, entre otras: la Institución Libre deEnseñanza (1875), la Real Sociedad Española de Histo-ria Natural (1871); y un buen número de Reales Acade-mias (a las de la Lengua, la Historia y la Jurispruden-cia y Legislación, fundadas en el siglo XVIII, en el XIXse les añadieron las de Ciencias Exactas, Físicas y Na-turales —1847, por reorganización de la de Medicina yCiencias Naturales de 1734—, la de Medicina —1861,también proveniente de la escisión de la anterior—, la deCiencias Morales y Políticas —1857—; mientras que lade Farmacia es de 1932, por reorganización del Colegiode Farmacéuticos).

Moneda de cinco pesetas (duro) de Alfonso XII (1874-1885). Suvalor en plata se expresa en cantidades propias del sistema métri-co: 40 PIEZAS EN KILOG., o sea, 25 gramos. Es heredero delpeso duro, el real de a ocho que contenía 25,560 gramos de pla-ta; en su momento (la Edad Moderna) el objeto preferente de latecnología española, que la pérdida de las colonias americanashabía convertido en un pasado mitificado.

Los matemáticos José de Echegaray (que obtuvo el pri-mer Premio Nobel otorgado a un español—1904—, peropor su obra literaria), Eduardo Torroja Caballé (1847-1918, padre del ingeniero Eduardo Torroja) y Zoel Gar-cía de Galdeano (1846-1924) introdujeron las matemáti-cas contemporáneas en la Universidad y sobre todo enlas Escuelas de Ingenieros del último cuarto del sigloXIX.[123] Las cátedras universitarias de matemáticas fue-ron hasta finales del siglo XIX una institución marginal.En el segundo tercio del siglo (tras la desorganizacióncaracterística del primero), fue en colegios, academias,sociedades civiles, religiosas o militares donde se creanprestigiosas cátedras para individualidades que demos-traban sus conocimientos en la materia (clérigos, marinosy militares principalmente). Las matemáticas que se en-señaron en las facultades de ciencias y en las escuelas deingenieros hasta finales de siglo se caracterizaron por su

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insistencia en una erudición cada vez más obsoleta, conlo que que los pocos que pretendían actualizarse o con-seguir aplicaciones prácticas recurrían esencialmente a laciencia importada.[124]

Submarino Peral en 1888. Isaac Peral, marino militar, desta-có en trabajos de ingeniería (planos del canal de Simanalés —Filipinas) y misiones de carácter científico, escribió un Tratadoteórico práctico sobre huracanes y ocupó la cátedra de Física-Matemática de la Escuela de Ampliación de Estudios de la Arma-da (1883). Su submarino, construido en el Arsenal de la Carracade Cádiz, y probado con éxito en Cartagena entre 1888 y 1890,no consiguió el apoyo gubernamental, y no se desarrolló. El pro-pio Peral, objeto de una campaña de desprestigio, se licenció ymurió al poco tiempo.

La economía política era ya una disciplina universitariaen Salamanca a finales del XVIII (1788, Ramón de Sa-las y Cortés), y desde la misma época había estudios co-merciales en los consulados de comercio (1798, MarianoLuis de Urquijo), las academias de comercio de Barce-lona o Bilbao, y la Escuela Mercantil de Cádiz (1803).La Escuela de Comercio de Madrid se abre en 1823, pe-ro no fue hasta mediados del XIX que se organizaronlas escuelas de comercio (Plan General de Estudios de1836 y Real Decreto de 1857).[125] Más allá de la do-cencia, los economistas que publicaban textos lo hacíangeneralmente con el fin de intervenir en el debate públi-co de cuestiones de peso político, y actuaron en buenamedida como justificadores de las posiciones económi-cas de los distintos grupos de interés en torno a los temasclave en cada periodo: especialmente la desamortizacióny la opción por el librecambismo o el proteccionismo(Eudald Jaumeandreu, Manuel Colmeiro, José CangaArgüelles, Álvaro Flórez Estrada, Laureano Figuerola,Terencio Thos y Codina, Alejandro Mon, Ramón San-tillán, etc.).[126] La hacienda pública y la banca fueronlas instituciones en que los economistas tenían ocasiónde aplicar distintas teorías sobre la moneda, la fiscali-dad y las finanzas. El Banco de España se creó en 1856,por fusión de precedentes como el Banco de San Carlos(1782), el Banco de San Fernando (1829), el Banco deIsabel II (1844) y el Banco de Barcelona (1845). Llegóa convertirse en la única banca emisora en 1874 (bajoel ministerio de Echegaray, el matemático). La adhesióna la Unión Monetaria Latina que propiciaba la adopcióndel sistema métrico decimal dio lugar al nacimiento dela peseta en 1868. El predominio del proteccionismo yde la utilización de autoridades francesas (Jean Baptis-te Say, Bastiat) antes que inglesas caracterizó a la deno-minada Escuela Economista Española. La recepción delpensamiento marxista se produce en España a partir dela divulgación de Paul Lafargue.[127] De 1886 es la pri-

mera traducción (incompleta) de El Capital aunque exis-tieron traducciones de otros textos de Marx desde 1869.La primera producción interna de un texto marxista de al-tura intelectual es el Informe a la Comisión de ReformasSociales (1884) del médico neurólogo Jaime Vera López(discípulo del doctor Esquerdo).[128]

Ramón y Cajal en su laboratorio de Valencia, 1887.

Las ciencias naturales del siglo XIX español tuvieron per-sonalidades destacadas (Juan Mieg —Paseo por el Gabi-nete de Historia Natural de Madrid, 1819—,[129] AntonioAguilar y Vela—astrónomo, estadístico y meteorólogo—, Mariano Lagasca —director del Jardín Botánico cuyaideología liberal le llevó al exilio y la pérdida de su her-bario y manuscritos durante la ominosa década, 1823-1833, periodo en el que continuó sus investigaciones enInglaterra—, y otros botánicos, como Juan Isern, que par-ticipó en la Comisión Científica del Pacífico; Marianode la Paz Graells —director del Museo de Ciencias cuyaenergía y longevidad le permitió presidir la vida científi-ca española durante décadas—,[130] etc.); especialmenteen el ámbito de la geología, aplicada a la explotación mi-nera (véase en su sección, más adelante). Pero fue en lafisiología y medicina donde los esfuerzos personales demeritorias individualidades iniciaron las bases y consti-tuyeron los equipos (vinculados a departamentos univer-sitarios de las facultades de medicina) de lo que en el siglosiguiente constituirá la parte más brillante de la actividadcientífica española. Entre ellos pueden citarse Mateo Or-fila (toxicología), Diego de Argumosa (cirugía), RamónTurró (fisiología y psicología),[131] José María Esquerdo(neuropsiquiatría), Jaime Ferrán (bacteriología), Luis Si-marro yNicolás Achúcarro (neurocientíficos). Pese a ello,la penuria de medios caracterizó toda esa época.

¡Ah! ¡Quién tuviera esos magníficos obje-tivos a que Flemming, Strasburger y Carnoydeben sus descubrimientos! ¡quién pudieraposeer un Seibert 1/16 o un Zeiss 1/18! Aquí

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5.1 Ciencia y técnica en el siglo XIX español 27

desgraciadamente las facultades no tienenmaterial y, aunque yo me empeñara en pediruno de esos objetivos, no me lo permitiría eldecano por falta de fondos. Mucho envidiomás aún esa riqueza de medios técnicos deque ustedes gozan, con la que se hace cuantose quiere. Yo tengo que resignarme con unobjetivo 8 de inmersión Verick y éste gracias aque es de mi propiedad [se lo había compradoen 1877], que por la Facultad no tendría másque un 5 ó 6 Nachet.Carta de Santiago Ramón y Cajal a AntonioVicente Dolz, 1 de enero de 1885 (el destina-tario estaba en Lovaina).[132]

En el mismo año 1885 Cajal consiguió de la Diputaciónde Zaragoza un Zeiss, en agradecimiento por su informesobre la campaña (muy incomprendida) de vacunacióncontra la epidemia de cólera de Jaime Ferrán en Valen-cia. Gracias al regalo pudo abordar, sin recelos y con ladebida eficiencia, los delicados problemas de la estructurade las células y del mecanismo de su multiplicación.[133]

• Graellsia isabellae, cuyo nombre se debe a la rei-na Isabel II de España y a su descubridor, el natu-ralista Mariano de la Paz Graells (quien la estuvobuscando entre 1837 y 1848, para confirmar los ru-mores de la existencia de una espectacular mariposadesconocida).[1] Durante mucho tiempo se conside-ró endémica de la Sierra de Guadarrama, y en la ac-tualidad se han localizado poblaciones dispersas enalgunas otras cordilleras peninsulares, e incluso sela ha introducido artificialmente en Francia.

• Rogelio Inchaurrandieta y Páez, ingeniero, geólogoy arqueólogo. Director de la Escuela de Ingenierosde Caminos, Canales y Puertos deMadrid, intervinoen algunas de las más importantes obras públicas demediados del siglo XIX, como el Canal de Isabel II.

• Narciso Monturiol, diseñador de otro de los prece-dentes del submarino: el ictíneo, que fue probado enBarcelona en 1859 (propulsión manual a cargo detres tripulantes). Para construir un segundo modelo,mucho más sofisticado, constituyó una sociedad (LaNavegación Submarina, que reunió 300 000 pesetasen suscripciones—pensaba emplearlo en la explota-ción del coral). Al no conseguir superar las muchasdificultades del diseño y construcción, el proyectoacabó en fracaso (1868).

1. ↑ Graellsia isabellae.

[134]

5.1.2 La recepción del evolucionismo

José de Letamendi habría sido el primero en hablar de

las ideas de Darwin, para criticarlas desde una perspec-tiva tomista, en el Ateneo Catalán (1867). En sentido si-milar fue el discurso de Antonio Cánovas del Castillo enel Ateneo de Madrid (1872), «tan elocuentemente escri-to como flojamente documentado», según Ramón y Ca-jal; y un poema satírico de Núñez de Arce (sin esperanzaen Dios, sin fe en sí mismo, / cuando le borre su divinoemblema, / esa ciencia blasfema, / como la piedra roda-rá al abismo), criticado –en cuanto a su contenido– porJuan Valera.[135] En 1876 se articulan los defensores delevolucionismo en torno a la Revista Contemporánea deJosé del Perojo. El anatomista Peregrín Casanova Ciura-na entró en contacto con Haeckel (correspondencia entre1876 y 1886). Su discípulo, Ramón Gómez Ferrer, publi-có en 1884 un estudio sistemático sobre las ideas vigen-tes acerca de la herencia. A partir de entonces, la escuelahistológica española (Luis Simarro y Santiago Ramón yCajal y las Sociedades de Anatomía e Histología, funda-das en Madrid durante la revolución de 1868) tendrá alevolucionismo como supuesto, aunque con malinterpre-taciones vitalistas y finalistas. Lo mismo ocurría en ma-nuales como el de fisiología general de Balbino Quesada(1880). Otro campo interesado fue la geología (JuanVila-nova y Piera, seguidor de Armand de Quatrefages). Tam-bién la Sociedad Antropológica Española fue una insti-tución receptiva al evolucionismo, al contrario que otrastotalmente opuestas, como las Academias de la Lenguay de la Historia; aunque en general las ciencias socialesfueron las más entusiastas en defender el evolucionismo(Instituto de Sociología de Madrid, fundado por ManuelSales y Ferré y Pedro Estasen y Cortada—, y persona-lidades intelectuales de otros ámbitos, como Miguel deUnamuno, Valentín Almirall y Antonio Machado y Nú-ñez —médico, antropólogo, zoólogo y abuelo del poetahomónimo—). La polémica entre darwinistas y antidar-winistas no se limitó a la anteriormente referida expul-sión del catedrático de Santiago González Linares y losdemás que encontraron refugio en la Institución Libre deEnseñanza, sino que se extendió a todos los rincones deEspaña: por ejemplo, la publicación por fascículos de laHistoria Natural de Canarias de Gregorio Chil y Naranjo(Las Palmas, 1876) produjo un considerable escándalo,con intervención del obispo, y que suscitó su defensa porPaul Broca en la Sociedad Antropológica de París. Enotras zonas fueron catedráticos de instituto (Rafael Gar-cía y Álvarez en Granada, Máximo Fuerte Acevedo enBadajoz) los que se enfrentaron a los reaccionarios loca-les, con consecuencias más o menos penosas.[136]

El amigo o amiba,Que del agua nació con alma viva,Cuando le dio la ganaEn pez se transformó, si no fue en rana;Ensanchando más tarde sus pellejosFormó... varios bichejos.De estas transformaciones como frutoResultó él Director de un Instituto.Si éste sigue la norma

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El diseño de la etiqueta de Anís del Mono (Ramón Casas, 1897)se hizo con claras referencias a Darwin, cuyo rostro se carica-turiza en el de un mono que exhibe este cartel: Es el mejor. Laciencia lo dijo y yo no miento.

Veremos en qué bicho se transforma.

Poema satírico contra Máximo FuerteAcevedo.

Las represalias antidarwinistas continuaban en fechas tantardías como 1895, cuando Odón de Buen fue separadode su cátedra de Barcelona; pero la respuesta social fuemucho más viva: las movilizaciones estudiantiles de pro-testa obligaron a cerrar dos meses la Universidad y termi-naron haciendo que el gobierno de Cánovas del Castillorevocase su decisión.[137]

Pocos años más tarde, en 1909, centenario del nacimien-to de Darwin, la prensa se hizo eco de la polémica pro yantidarwinista, siendo notable la repercusión del homena-je de los estudiantes de medicina de Valencia (se llegó adecir que había sido mayor que el de Londres); una buenamuestra de la normalización del pensamiento darwinistaen la enseñanza superior española, la profundidad y am-plitud de la popularización del mismo, y la continuidadde la utilización polarización del tema en la España de laRestauración.[138]

• Augusto González Linares.

• Peregrín Casanova.

• Ramón Gómez Ferrer.

• Manuel Sales y Ferré.

5.1.3 Expediciones españolas del siglo XIX

Aunque de dimensiones mucho más modestas que las ex-pediciones de la época del imperialismo europeo, huboalgunas expediciones científicas españolas herederas de

Comisión científica del Pacífico (1862-1865, formada porMarcos Jiménez de la Espada y otos expedicionarios, entre losque estuvieron el zoólogo Francisco de Paula Martínez y Sáez, elantropólogo cubano Manuel Almagro y el botánico Juan Iserny Battló. El fotógrafo de la expedición (uno de los primerosdocumentalistas) fue Rafael Castro y Ordóñez.

las del siglo XVIII: la de la Comisión Científica del Pa-cífico (Marcos Jiménez de la Espada, 1862-1865); la ex-pedición (esencialmente militar) a Guinea Ecuatorial deJuan José Lerena y Barry (1843), también inventor deltelégrafo óptico de uso naval en 1829, que se implantóen líneas terrestres entre Madrid, Aranjuez y La Granja—de 1831 a 1838); la expedición científica del coman-dante Julio Cervera, el geólogo Francisco Quiroga y elintérprete Felipe Rizzo al Sáhara Occidental en 1886;[139]La de Francisco Noroña al Océano Índico y Filipinas; lasde Manuel Iradier (1868 y 1877); y algunos otros pe-riplos individuales o colectivos con fines más o menoscientíficos o aventureros (Francisco de Paula Marín —introductor de la piña en Hawái—, José María de Murga—el «Moro Vizcaíno»—, Joaquín Gatell y Foch—«CaidIsmail», Marruecos y el Sahara—, Víctor Abarques deSostén —Mar Rojo y Abisinia—, Cristóbal Benítez —Tumbuctú y Senegal—, Bonelli, Álvarez Pérez, Bens yCapaz —Río de Oro e Ifni).Se fundó en 1876 una Sociedad Geográfica de Madrid(posteriormente denominada Real Sociedad Geográfi-ca), con propósitos similares a otras como la francesa(1821), la prusiana (1828), la Royal Geographical So-ciety (británica, 1830), o la más tardía National Geograp-

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5.1 Ciencia y técnica en el siglo XIX español 29

hic Society (estadounidense, 1888). En 1877 se creó laAsociación Española para la Exploración de África (filialde la Asociación para la Exploración del Congo vincula-da a Leopoldo II de Bélgica), y en 1883, a iniciativa deJoaquín Costa una Sociedad Española de Africanistas yColonistas (sic).[140] Con implantación en Barcelona secreó la Sociedad de Geografía Comercial; y en Granada,con participación de Ángel Ganivet, la Unión Hispano-Mauritana (arabistas y universitarios tanto españoles co-mo norteafricanos, que editaba La Estrella de Occidente—1880— y Al Andalus (revista)).[141]

5.1.4 Inicios de la fotografía y el cine

El primer daguerrotipo se impresionó en Barcelona en1839. Desde los años 1840 José de Albiñana se profesio-nalizó como fotógrafo, llegando a retratista de cámara deSu Majestad,[142] aunque la fotografía española de media-dos del del siglo XIX se caracterizó por la presencia defotógrafos extranjeros, como el inglés Charles Clifford oel francés Jean Laurent.[143]

Hay documentación escrita de alguna actividadcinematográfica en España en 1895, aunque su ma-nifestación pública con mayor repercusión tuvo lugaren mayo de 1896, cuando con pocos días de diferenciaun Teatrograph (similar a las máquinas Edison) y unamáquina Lumière (del equipo de Alexandre Promio)se presentaron en los días previos a las fiestas de SanIsidro de Madrid, filmando y exhibiendo sus películas.En octubre del mismo año se filmaron dos escenasde las fiestas del Pilar de Zaragoza por los primeroscamarógrafos españoles (Eduardo Jimeno padre e hijo),y poco después se rodó en Barcelona la primera películade ficción (Riña en un café, Fructuoso Gelabert, 1897—la fecha es sólo probable).

5.1.5 Los inicios de la electrificación en España

En 1875 la Escuela de Ingenieros importó una una má-quina Gramme y una luz de arco que utilizó para el alum-brado, en su gabinete de física. Desde entonces se di-vulgó lentamente la electrificación, gracias a ingenieroscomo Narcís Xifra Masmitjà, Francisco de Paula RojasCaballero-Infante, LluísMuntadas Rovira o JosepMestreBorrell (véase Ingeniería industrial (España)). En 1881 sefundó la Sociedad Española de Electricidad en Barcelona,primera empresa que producía y distribuía fluido eléc-trico a otros consumidores. También construía diversosaparatos eléctricos, y sobre todo promocionó la electri-ficación de las principales ciudades (Barcelona, Madrid,Valencia y Bilbao). La primera red de alumbrado públi-co urbano se inauguró en Gerona en 1886, y poco des-pués la primera línea de tranvía con tracción eléctrica enBilbao.[144] En 1897-1899 se instaló a orillas del Ebro laSociedad Electroquímica de Flix, primera industria espa-ñola de ese tipo (tercera de Europa) para la fabricacióndel cloro y la sosa demandados por la industria textil.[145]

5.1.6 Los ferrocarriles en España

Impulsores, accionistas e ingenieros de la línea Barcelona-Mataró. Locomotora número 12. Estación término, actualmenteEstación de Francia, 1848.

El primer ferrocarril español en territorio europeo cubrióla línea Barcelona-Mataró (28 de octubre de 1848), a car-go de una compañía de capital inglés y español (prin-cipalmente catalán y cubano), y con tecnología e inge-nieros ingleses. Diez años antes, el 19 de noviembre de1837, se había abierto el primer ferrocarril español, pe-ro en América: la línea La Habana-Bejucal, en Cuba. Lalínea Madrid-Aranjuez (Tren de la Fresa) se inauguró el9 de febrero de 1851. El diseño del trazado nacional fueesencialmente radial (une Madrid con la periferia), conpocas conexiones transversales (alguna de ellas, como laSantander-Mediterráneo nunca se concluyó); y a pesarde su baja densidad en comparación con otros casos eu-ropeos, fue de muy lenta construcción: no completó suspartes esenciales hasta finales de siglo.La dificultad más importante del trazado ferroviario es-pañol era la necesidad de salvar fuertes desniveles quecaracterizan el aislamiento orográfico de la Meseta cen-tral con las demás unidades geográficas, y de cada unade estas entre sí. La razón esgrimida para optar por unancho de vía mayor que el europeo (ancho ibérico) porel informe de la Comisión de Ingenieros de caminos de laDirección general del ramo de 2 de noviembre de 1844(ingenieros Juan Subercase[146] y Calixto Santacruz[147])fue permitir un mayor tamaño de las ruedas y con ellasuna mayor velocidad. También un mayor ancho permi-te un mayor tamaño de las calderas. Otra de las razonesque suele esgrimirse (y que se pone en relación con quetambién Rusia optó por un ancho mayor) es el dificultarpor ese medio una hipotética invasión militar, aunque noparece que fuera la que más influyó en la decisión; de he-cho, Portugal optó por el ancho español. La Ley Generalde Caminos de Hierro de 1855 homogeneizó el ancho es-pañol que siguieron las líneas principales, a excepción delas líneas del Cantábrico (por razones orográficas: un an-cho menor ahorra costes en el trazado de las curvas, allímuy abundantes, lo que determinó que se usase la vía es-trecha).[148]

Las principales compañías ferroviarias se formaron con

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predominio de capital extranjero (francés, inglés y bel-ga) y se beneficiaron de una legislación protectora que lespermitía importar prácticamente libre de derechos todosu material: Compañía de los Caminos de Hierro del Nor-te de España —la propietaria de la Estación del Norte deMadrid—, Compañía del Ferrocarril de Madrid a Zara-goza y Alicante (MZA) –la propietaria de la Estación deAtocha de Madrid—, la Compañía Nacional de los Fe-rrocarriles del Oeste y la Compañía de los FerrocarrilesAndaluces, fusionadas en 1941 en la Red Nacional de losFerrocarriles Españoles (RENFE).

5.1.7 El textil y la ingeniería en Cataluña

Los inicios de la industria textil catalana fueron muy pre-coces (las indianas del siglo XVIII) y no carentes de inno-vaciones, por ejemplo la creación autóctona de la máqui-na hiladora «bergadana» (Ramon Farguell, 1790-1795),un caso de transferencia tecnológica por imitación de lajenny, la famosa hiladora manual inglesa. Desde comien-zos del siglo XIX se importaban unidades de la «mula» deSamuel Crompton (hiladora con tracción adaptable tan-to a rueda hidráulica como a máquina de vapor). La fá-brica «El Vapor» (hermanos Bonaplata, 1832) fue incen-diada poco tiempo después en una acción similar a la delos luditas ingleses, aunque en el contexto de la quemade conventos de 1835. En la década de 1840 la siguien-te generación de maquinaria recibió el curioso nombre de«selfactinas» (adaptación del inglés self-acting machines),aun así, con un nivel técnico inferior al británico.[149] Apesar de todo ello, la trayectoria industrial de los texti-les catalanes, sufrió a lo largo del siglo XIX graves dis-continuidades debidas fundamentalmente a coyunturasbélicas y políticas (Guerra de Independencia Española,Guerras Carlistas, golpes militares en que se basó la al-ternancia entre moderados y progresistas y —que inclu-yeron el bombardeo de Barcelona (1842) por Espartero ola quema de conventos de 1835—, y la desaparición delmercado colonial por la Independencia Hispanoamerica-na—a excepción de Cuba hasta 1898— o levantamientosobreros como el conflicto de las selfactinas). A la reservade ese mercado cautivo para los productos textiles cata-lanes se sumaba la del depauperado mercado interno es-pañol, sobre el que se exigían barreras proteccionistas endiscusión con los intereses de exportación al exterior dela oligarquía terrateniente castellano-andaluza (formadapor los intereses compartidos de la alta nobleza y burgue-sía tras la desamortización), que conseguían altos preciospara las exportaciones agrícolas en un mercado interna-cional sometido periódicamente a tensiones (Guerra deCrimea, crisis de la filoxera). A finales del siglo XIX, lapérdida de Cuba y la crisis agrícola precipitó un consensode ambos grupos de interés en sentido proteccionista, loque convirtió a España en uno de los países más protec-cionistas del mundo, al menos hasta 1959.Las sinergias que la industria textil contribuyó a generarsupuso el desarrollo de un significativo número de pro-

Chimenea de la fábrica textil El Vapor Aymerich, Amat i Jover,Tarrasa (arquitecto Lluís Muncunill, 1907-1908). El edificio seha transformado en el actual Museo de la Ciencia y de la Técnicade Cataluña, que exhibe una amplia muestra de maquinaria textily de otro tipo de industrias, de todas las épocas.

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5.1 Ciencia y técnica en el siglo XIX español 31

yectos industriales metalúrgicos y mecánicos en Catalu-ña (Valentín Esparó Giralt —Valentín Esparó y Conso-cios, adquirida a la compañía Bonaplata en 1839—, So-ciedad La Barcelonesa —Tous, Ascacíbar y Compañía,Nicolás Tous Mirapeix y Celedonio Ascacíbar, 1838—,La España Industrial —primera gran instalación indus-trial de Barcelona, 1847—, Maquinista Terrestre y Marí-tima, 1855), así como de instituciones científicas asocia-das Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industrialesde Barcelona (1851).

5.1.8 La explotación minera en el siglo XIX. La si-derurgia malagueña, asturiana y vasca

Altos Hornos de Málaga. Fábrica de La Constancia, 1847

Taller de la Rio Tinto Company Limited.

Vagoneta abandonada en una boca de las minas de cobre deTexeo (Riosa, Asturias), utilizadas desde la prehistoria y redes-cubiertas en 1888 por el ingeniero belga Alejandro Van Straalem(que trabajaba en las minas de mercurio de Soterraña). Fueronexplotadas por The Aramo Cooper Minas Ltd, y más adelantepor ENSIDESA y HUNOSA.[150]

El puente colgante denominado de Vizcaya, construido entre1888 y 1893, cruza la ría del Nervión de Portugalete a Las Are-nas. En primer plano de esta imagen, el mareómetro.

El primer complejo siderúrgico español importante en laépoca de la primera Revolución Industrial se llevó a ca-bo en la provincia de Málaga, con unos altos hornos enla Fábrica de La Concepción (1826) en Marbella, y otrosen Málaga en la Fábrica de La Constancia (1833), ambosimpulsados por el industrial Manuel Agustín de Heredia.Otra siderúrgica malagueña se denominó El Ángel, estapor iniciativa de Juan Giró. La diversificación en otros

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sectores corrió a cargo del mismo grupo de familias dela oligarquía burguesa malagueña, como los Larios, quefundaron conjuntamente en 1846 Industria MalagueñaS.A.. También fue importante la actividad del financieroJosé de Salamanca y Mayol, ennoblecido como Marquésde Salamanca. El problema de este foco industrial era lainexistencia de hulla local, lo que produjo la deforestacióndel entorno (por el carboneo para obtener carbón vege-tal) y la necesidad de importar carbón desde Inglaterra alpuerto deMálaga, debido a la falta de puertos industrialesen Asturias que posibilitasen embarcar el carbón nacio-nal, beneficiado por la política proteccionista (el Estadogravaba la importación de carbón británico con tasas dehasta el 50 %). La consiguiente elevación de los costes deproducción de la industria malacitana, perjudicó su via-bilidad o posible crecimiento; que tampoco tuvo remediocon el proyecto de ferrocarril (iniciativa de varios de es-tos industriales y uno de los primeros de España, en 1851,de la línea Córdoba-Málaga, pues las obras y los trámitesadministrativos se dilataron en el tiempo (finalizado en1866). Cuando llegó carbón mineral a Málaga, los pro-ductos catalanes y vascos ya eran más competitivos. Eldeclive de la actividad fue visible desde 1860.[151]

La «localización racional» sería la que se impondría porfactores geológicos y de transporte: una gran ventaja erala cercanía a las cuencas de carbón mineral de Astu-rias (Mieres y Langreo), que tenían la Fábrica de Mie-res (1848, inglesa, comprada en 1852 por la CompagnieMinière et Métallurgique des Asturies, disuelta en 1868y readquirida por Numa Guilhou) y La Felguera (PedroDuro y cía.). La minería y la siderurgia asturiana se ha-bían desarrollado desde que a finales del siglo XVIII la in-tervención de Jovellanos y del Conde de Toreno (Descrip-ción de varios minerales..., 1781) pusieran de manifiestosus potencialidades. En 1773 y a existió una Compañíade San Luis con técnicos ingleses, y el primer horno decoque fue instalado por Fernando de Casado y Torres en1792. En 1794, se creó la Fábrica de municiones gruesasde Trubia (para evitar la cercanía a la frontera de la nava-rra de Orbaiceta). La Real Compañía Asturiana deMinasde Carbón fue fundada en 1833 por el marqués de CasaRiera, la AguadoMuriel y Cía por el financiero AlejandroAguado en 1836 y la AsturianMining Company por JohnMauby en 1844. La introducción de técnicas modernasvino con más lentitud (primer lavadero mecánico por elingeniero Luis Adaro, un verdadero empresario schumpe-teriano, primera fábrica de cemento en Tudela Veguín, dela Banca Masaveu).[152]

Los sucesivos cambios en la Ley deMinas de España, ter-minaron produciendo una verdadera desamortización delsubsuelo que desató una carrera internacional por partici-par en la explotación de las riquezas mineras españolas.En ella destacó la intervención de capitales, tecnología,personal científico y técnico y know-how de origen britá-nico, francés y belga principalmente. De 1834 data el pri-mer mapa geológico, del cartógrafo francés Frederic LePlay, centrado en una zona de alto interés: Extremadura

y el norte de Andalucía. Poco después se realizó el MapaPetrográfico del Reino de Galicia, de Guillermo Schulz(1835).[153] El Instituto Geológico y Minero de Españase fundó en 1849. Notables geólogos fueron Casiano delPrado, José Macpherson y Hemas, Eduardo Hernández-Pacheco y Estevan, Augusto González de Linares, LucasMallada, etc.La Ley de Minas de 1825 establecía el principio deldominio eminente de la Corona sobre las minas, dejandoen situación precaria a los concesionarios privados. Lasreformas sucesivas (Ley de minas de 1849 y Ley de mi-nas de 1859) fueron menos regalistas y más favorables ala iniciativa privada, pero no fue hasta la Revolución de1868 (ley de bases sobre minas de 29 de diciembre de1868) que se desató una verdadera fiebre minera que seprolongó hasta finales del siglo XIX. Esa Ley de minas de1868 simplificó la adjudicación de concesiones y propor-cionaba suficiente seguridad al concesionario. A ello sesumó, entre otras medidas complementarias y la políticageneral de los gobiernos del Sexenio Revolucionario, laLey de libertad de creación de sociedades mercantiles eindustriales de 19 de octubre de 1869, que incluía a lassociedades mineras.Entre las razones que se aducen para explicar esa políti-ca de concesiones mineras a empresas extranjeras, estánlas dificultades presupuestarias (la deuda pública, prove-niente de la quiebra de la monarquía absoluta y que se in-tensificó con las guerras carlistas, hizo que el escaso cré-dito internacional de España convirtiese en una inversiónarriesgada cualquiera que se proyectase para ese país), laideología liberal y librecambista de los revolucionarios de1868; y más técnicamente los factores de demanda (esdecir, no sólo el deseo del gobierno, sino fundamental-mente la creciente demanda internacional de minerales:cobre, azufre, cinc, plomo). Para responder a esa deman-da era necesario levantar una industria metalúrgica de im-plosible creación con los escaasos recursos internos: ni elcapital ni la técnica necesaria se podían improvisar; niera previsible que los fuera a haber en mucho tiempo. Ladecisión ante la que se enfrentaban las autoridades hacia1870 era permitir la explotación de las minas con ayudasustancial del capital extranjero y con vistas a la exporta-ción, o condenarlas a permanecer inactivas.Para el caso concreto del hierro, la industria siderúrgi-ca inglesa (el taller del mundo durante la era victoriana)fue determinante para el desarrollo minero y metalúrgicoespañol. Las transferencias tecnológicas en el sector delacero supusieron la introducción del convertidor Besse-mer, que precisa un lingote libre de fósforo, provenientede un mineral de hierro cuya presencia en la naturaleza esrelativamente escasa. El mejor situado era el de la cuencaminera vizcaíno-santanderina. Los yacimientos malague-ños estaban bastante más lejos para los ingleses; mientrasque los suecos (Kiruna-Gallivare) se encuentran muchomás apartados de la costa. Desde 1871 se fundaron másde veinte compañías británicas con presencia en la mine-ría española del hierro: la Orconera Iron Ore and Rail-

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5.1 Ciencia y técnica en el siglo XIX español 33

way Company, la Salvador Spanish Iron Company, y laMarbella Iron Company. También francesas: Schneider,Franco-Belge des Mines de Somorrostro (Valle de So-morrostro). Incluso hubo algunas españolas (Ybarra). Afinales del siglo XIX España era el mayor exportador demineral de hierro en Europa, con una enorme despropor-ción entre producción y exportación.El valor acumulado a lo largo del siglo XIX de las ex-portaciones de plomo superó al del hierro, al exportar-se ya beneficiado. Su localización también era diferen-te, al situarse sobre todo al sur peninsular (Sierra de Gá-dor, Sierra Almagrera y Sierra minera de Cartagena-LaUnión). El cobre se concentraba en Huelva (Minas deRiotinto y Tharsis). Las piritas para la obtención de sosacáustica y ácido sulfúrico se explotaron desde 1866 por laTharsis Sulphur and Copper Company (por subrogaciónde la Compagnie des Mines de Cuivre d'Huelva, 1855).El mercurio de las Minas de Almadén fue arrendado porlos Rothschild. El cinc de Reocín fue explotado por laReal Compañía Asturiana de Minas de capital belga.[154]

Véase también: Categoría:Minería de España, mineríaandaluza (minería onubense —Rio Tinto Company Li-mited (1873)—Pozoblanco, Los Pedroches, Aznalcóllar,Linares (Jaén)) minería extremeña (Mina La Jayona,1900), minería murciana (Historia de Cartagena (Es-paña), Portmán, La Unión (España)), minería asturiana(Cuencas Mineras (Asturias)), minería leonesa, mineríavasca, minería aragonesa, etc.La siderurgia vizcaína tenía la ventaja del mineral de hie-rro, con ferrerías desde la Edad Media, pero subdesa-rrollada hasta mediados del siglo XIX. En 1841 SantaAna de Bolueta (Begoña) tuvo la primera sociedad anó-nima, constituida por un grupo bilbaíno, que levantó unalto horno en 1848 y dos más en 1860. La familia Yba-rra comenzó con una ferrería tradicional en 1827 que seconvirtió en fábrica en Baracaldo en 1854, convertida encompañía comanditaria (Ybarra y Compañía) en 1860.El gran negocio de la exportación de hierro a Inglaterrapermitió el desarrollo de una siderurgia que utilizara elretorno de los barcos, que para no dejar vacías las bode-gas, volvían cargados de carbón inglés, lo que convertía ala ría del Nervión en una verdadera bocamina de los doselementos necesarios (carbón y hierro). Francisco de lasRivas, convertido en conde de Mudela, abrió la Fábricade San Francisco (el Desierto, Sestao, 1879); mientrasque Ybarra se convirtió en sociedad anónima (Altos Hor-nos y Fábricas de Hierro y Acero, 1882, con capital y di-rección combinado entre capitalistas vascos y catalanes).También de 1882 es La Vizcaya, mientras que de 1888 esla Sociedad Anónima Iberia. Las tres empresas se fusio-naron en Altos Hornos de Vizcaya (1902). La introduc-ción de tecnología puntera fue muy ágil: la sustitución delos hornos de pudelar y el método del crisol (métodos enlos que la proporción de hierro y carbono —para obtenerhierro forjado o dulce, acero o hierro colado— se hacíacon criterios prácticamente artesanales) se produjo a me-diados de los 1880, con el sistema Bessemer, poco des-

pués los hornos Martin-Siemens y el Thomas-Gilchrist,que permiten la precisión necesaria para fabricar aceroen cantidades masivas.[155] En 1897 se creó la Escuelade Ingenieros Industriales de Bilbao, que no se pondríaen funcionamiento hasta 1899. Desde 1846, el ColegioGeneral de Vizcaya (fundado a iniciativa del Consulado,Ayuntamiento y Diputación) impartía enseñanzas indus-triales, normalizadas desde 1850 con el plan estatal, y en1879 las mismas instituciones impulsaron la creación dela Escuela de Artes y Oficios de Bilbao tomando comomodelo la de Barcelona. Desde 1886, el Colegio de Estu-dios Superiores de Deusto incluyó entre sus estudios unaPreparatoria de Ingenieros y Arquitectos.[156]

Ramón Menéndez Pidal y María Goyri en 1900, haciendo la rutadel Cid en su viaje de bodas.

5.1.9 La incorporación de la mujer a las institucio-nes culturales españolas del siglo XIX

En 1837 se concedió por primera vez acceso a laBiblioteca Real de Madrid a las mujeres, tras la solicitudde Antonia Gutiérrez Bueno (hija del químico ilustrado).La revolución de 1868 permitió el acceso de la mujer a laUniversidad, una posibilidad que en la Edad Media y elRenacimiento se había dado esporádicamente (y no tantopara la obtención de títulos como para el seguimiento in-formal de los estudios) y que la Contrarreforma había ce-rrado drásticamente (con la excepción señadada de Isidrade Guzmán a finales del XVIII). Una ley de 1880 planteóla necesidad de un permiso especial para la admisión de

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mujeres, requisito que se suprimió en 1910. Ninguna mu-jer fue profesora universitaria hasta que Julio Burell creóla Cátedra de Literaturas Románicas de la Universidadde Madrid para Emilia Pardo Bazán (1916).[157] Ella yConcepción Arenal (que había asistido clandestinamen-te, vestida de hombre, a la facultad de derecho en 1841)fueron las dos personalidades más destacadas que desdemediados del siglo XIX venían impulsando con su ejem-plo intelectual y vital la incorporación de la mujer a lasinstalaciones culturales españolas, como por ejemplo elAteneo de Madrid.Una generación más tarde, ya hubo varias mujeres quepudieron incluso plantearse acudir a la universidad, paralo que tuvieron que salvar no pocos obstáculos. Solían serlas ciencias sociales y la literatura los ámbitos a los quepor entonces se dirigían las pretensiones femeninas, co-mo por ejemplo las de María Goyri y Carmen Gallardo(1891);[158] pero anteriormente hubo mujeres matricula-das en medicina: María Elena Maseras (Barcelona, 1872)y Manuela Solís Clarás (Valencia, 1882), que llegó a pu-blicar en 1907 un tratado sobre embarazo y lactancia queprologó su antiguo profesor Ramón y Cajal.[159] Otra delas que suelen ser citadas como primera universitaria fueMatilde Padrón (1888), de quien Ortega y Gasset dijo, enuna muy poco feminista expresión, que era la mujer másinteligente que había conocido.[160]

¡No quiero doctores con faldas!De un catedrático de medicina a una de las primerasuniversitarias.[161]

La mujer ni puede ni debe ejercer lasdiversas profesiones del hombre (...) jamáscedamos a sus halagadores engaños de sirena(...) pronto vendrían a quedarse con toda lacasa.Revista Siglo Médico, 1889.[162]

Una misionera protestante, Alice Gordon Gulick, fundóel International Institute for Girls in Spain, con sedes enSantander y San Sebastián, donde profesoras norteame-ricanas daban clase a jóvenes españolas. Más adelante,en 1915, esta institución contribuyó a la creación de laResidencia de Señoritas de Madrid, dentro de la que des-tacaba el Laboratorio Foster de Química.[163]

5.2 Ciencia y técnica en el siglo XX español

5.2.1 Las últimas expediciones coloniales

El primer tercio del siglo XX constituye la última opor-tunidad de expansión colonial para un Imperio españolque había sufrido el trauma del desastre de 1898 con lapérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas en beneficio de

Estados Unidos (lo que también obligó a liquidar por ven-ta a Alemania el resto de islas del Pacífico, que quedabansin posible gestión). La única posibilidad era aumentar lapresencia en África Occidental, zona a la que se orienta-ron los esfuerzos militares, diplomáticos y científicos.[164]En el aspecto institucional, se creó la Liga Africanista Es-pañola en 1913, tras la adjudicación a España del una zo-na del protectorado de Marruecos.[165]

5.2.2 Expediciones al interior: el «redescubrimien-to de España»

Orientadas al interior de las fronteras de la metrópoli, seefectuaron otro tipo de expediciones científicas, como laComisión Científica a Galicia (1921-1929), la expedicióna Canarias de César Labrado (1905-1906), los estudiosy exploración florística de la Mancha de José González-Albo (1934)[166] o las Campañas Ictiológicas y Pesquerasde 1939.[167] Responden al redescubrimiento de España,su paisaje y paisanaje,[168] característico del ambiente in-telectual krausista y regeneracionista, cuya dimensión li-teraria fue la generación de 1898, y que se expresó tam-bién en el surgimiento de la pedagogía del excursionismo(muy utilizada por la Institución Libre de Enseñanza) ylas sociedades excursionistas (Centro Excursionista deCataluña, Sociedad Castellana de Excursiones —1903—, Grup Excursionista i Esportiu Gironí —1919).Consideración especial mereció la zona de Las Hurdes,objeto de un divulgadísimo conjunto de viajes antropo-lógicos y de preocupación social iniciados por MauriceLegendre y que terminaron implicando a Miguel de Una-muno (1914), Gregorio Marañón (Comisión Sanitaria deabril de 1922) y al propio rey Alfonso XIII (junio de1922); a raíz de los cuales se filmó el polémico documen-tal de Luis Buñuel (Las Hurdes, tierra sin pan, 1933).También en la provincia de Cáceres, identificada como lazona más afectada por la malaria en España, se estable-ció en 1925 el Instituto Antipalúdico de Navalmoral de laMata, centro de investigación y experimentación impul-sado por el doctor Gustavo Pittaluga y dirigido por Sadíde Buen.A principios del siglo XX comienza la extensión deuna red de observatorios específicamente meteorológi-cos, emancipados de los observatorios astronómicos quehasta entonces habían acogido la recogida de datos me-teorológicos como un apéndice de su principal función(Real Instituto y Observatorio de la Armada —Cádiz—y Real Observatorio Astronómico —Madrid—, creadosen el siglo XVIII). El primero fue el observatorio deMonte Igueldo de San Sebastián (1905, por el párrocode Zarauz Juan Miguel Orcolaga),[169] y poco despuésel observatorio de Fabra (en el Tibidabo de Barcelona,fundado por Camil Fabra, marqués de Alella en 1901,pero cuya construcción no finalizó hasta 1905),[170] elobservatorio del Ebro (vinculado a los jesuitas, que lofundaron en 1904—Roquetes, cerca de Tortosa, en el Ba-

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5.2 Ciencia y técnica en el siglo XX español 35

jo Ebro— como observatorio astronómico —relacionesSol-Tierra— y se integró en la red meteorológica en1920),[171] el observatorio de Toledo (1908, dependien-te del Instituto de Bachillerato —profesor Miguel Liso)y muchos otros.[172] El Instituto Nacional de Meteoro-logía remonta sus primeras instituciones fundacionales amediados del siglo XIX,[173] aunque su primera configu-ración como Instituto Central Meteorológico no se realizóhasta 1888, por la insistencia de Francisco Giner de losRíos, que promovió el nombramiento de Augusto Arci-mis como primer director, y que hasta 1906 no dispuso demás personal que un ayudante y un ordenanza.[174] Aso-ciado a ambos tipos de observatorios se fue completandouna red de observatorios geofísicos (sismógrafos, medi-ciones magnéticas, etc.).

5.2.3 El desarrollo de la electrificación en España

El Metro de Madrid se inauguró el 17 de octubre de1919. Ese mismo año se produjo la primera gran huel-ga del sector: la huelga de La Canadiense, lo que tes-timonia que tanto el número de trabajadores como suscondiciones de trabajo se habían equiparado significati-vamente con los demás sectores industriales. La dictadurade Primo de Rivera impulsó, desde una perspectiva denacionalismo económico, sectores de vanguardia en tele-comunicaciones, como la radiodifusión (véase Radio enEspaña) y la telefonía (Compañía Telefónica Nacionalde España, en régimen de monopolio). La autarquía delprimer franquismo impulsó la concentración y naciona-lización parcial del sistema de generación y distribucióneléctrica, lo que produjo un oligopolio de empresas,[175]que se reordenó con las privatizaciones y fusiones propiasde la economía española posterior a la incorporación a laUnión Europea (1986).

5.2.4 La ciencia y la tecnología en la «Edad de Pla-ta»

La Edad de Plata de las letras y ciencias españolas[178]es el nombre con el que suele designarse al primer terciodel siglo XX, caracterizado por un esperanzador floreci-miento de las actividades científicas y literarias, de unacalidad y repercusión internacional incomparable desdeel Siglo deOro. Comenzó con un hito espectacular: el pre-mio nobel de Santiago Ramón y Cajal (1906) y terminótrágicamente con el estallido de la Guerra Civil Española(1936).La mentalidad regeneracionista impregna a los gobiernosde muy distinta orientación política de la monarquía deAlfonso XIII, la dictadura de Primo de Rivera (impul-sora de obras públicas de todo tipo, de la electrificacióny de los inicios de la telefonía y la radiodifusión) y laSegunda República Española. Particularmente ésta últi-ma (o al menos la élite intelectual que impulsó su instau-ración —Niceto Alcalá Zamora, Manuel Azaña, JuliánBesteiro, Fernando de los Ríos, la Agrupación al Servicio

Residencia de Estudiantes. Enclavada desde 1910 en una zonade lo que entonces eran las afueras del norte de Madrid (los Al-tos del Hipódromo, donde desde 1887 ya estaba el Museo Na-cional de Ciencias Naturales —heredero del Real Gabinete deCiencias— y que posteriormente acogió también al CSIC), sirvióde centro de intercambio de ideas de la juventud vanguardistaespañola entre sí y con sus maestros, lo que en ese momento (ladenominada edad de plata) significaba el contacto de tres ge-neraciones decisivas para la cultura española (las denominadasgeneración de 1898, generación de 1914 y generación de 1927).También se concibió para una esencial proyección internacional(era resultado de la actividad de la Junta para la Ampliación deEstudios), y acogió visitas de científicos del máximo prestigio, co-mo el propio Albert Einstein[176] en su gira por España de 1923,que incluyó a Barcelona y Zaragoza. Entre las personalidadescon que el genial físico tomó contacto se contaron, en el mundoliterario: Pío Baroja, José Ortega y Gasset, Ramón Gómez de laSerna, Eugenio d'Ors, Miguel de Unamuno o Bartolomé Cossío;y entre las de formación científica: Julio Rey Pastor, Blas Ca-brera, Esteban Terradas, Gregorio Marañón y José RodríguezCarracido.[177]

de la República —José Ortega y Gasset, Gregorio Mara-ñón, Ramón Pérez de Ayala) se percibía a sí misma comoun régimen político orientado a la transformación socialde España en un sentido laico e ilustrado, que veía a laeducación, la ciencia y la tecnología como herramientasesenciales de un progreso en todos los ámbitos (económi-co, social, institucional), imprescindible para la supera-ción del atraso nacional (cuya conciencia se expresabacontemporáneamente en el denominado debate sobre elSer de España).La neutralidad de España en la Primera Guerra Mundial(1914-1918) significó unas oportunidades de negocio queaprovechó una clase empresarial recién salida del impac-to de la pérdida del mercado colonial (1898), aunque notuviera consecuencias sociales muy positivas (crisis de1917). Uno de los momentos más brillantes del periodoprevio a la Segunda República fue el de las exposicionesinternacionales que coincidieron en 1929 y que sirvieronde escaparate internacional de España: la Exposición Ibe-roamericana de Sevilla y la Exposición Internacional deBarcelona.

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365 CIENCIA Y TÉCNICA EN LA EDAD CONTEMPORÁNEA ESPAÑOLA: EL «FRACASO» DE LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL

Instituciones científicas y tecnológicas de la «Edadde Plata» Instituciones clave del periodo fueron laAsociación Española para el Progreso de las Ciencias(1908) y la Junta para la Ampliación de Estudios e In-vestigaciones Científicas (1907), de origen krausista (elmundo intelectual proveniente de la Institución Libre deEnseñanza). Dependientes de ella, se crearon un conjun-to de instituciones anejas: la Residencia de Estudiantes(1910 —véase pie de imagen), el Instituto Nacional deCiencias Físico-Naturales (1910, dirigido por Cajal) delque a su vez dependía el Laboratorio de InvestigacionesFísicas (dirigido por Blas Cabrera, y que fue transforma-do en Instituto Nacional de Física y Química en 1932 —actual Instituto Rocasolano del CSIC), el Seminario y La-boratorio Matemático (Julio Rey Pastor, 1915), etc. En elmismo ambiente institucionista se fundó el Instituto Es-cuela (1918 —enseñanza secundaria, hoy convertido enel IES Ramiro de Maeztu). Las ciencias sociales no fue-ron ajenas al impulso: Centro de Estudios Históricos[179]y Escuela Española en Roma de Arqueología e Historia(dirigidos por Ramón Menéndez Pidal, 1910).[180]

Otras iniciativas, de muy diverso origen e inspiración,rivalizaron en la fundación de instituciones científicasy tecnológicas de primer nivel: el Instituto Católico deArtes e Industrias (ICAI, 1908, dirigido por los jesui-tas —Enrique Jiménez, José Agustín Pérez del Pulgar yEnric de Rafael—, orden que volvió a sufrir, como en1767, una legislación que la suprimía en España, con laConstitución republicana de 1931; el propio edificio delICAI fue incendiado en los disturbios anticlericales[181]),el Laboratorio de Sanidad Municipal, la Academia deCiencias Exactas, Físico-Químicas y Naturales de Zara-goza (1916), el Laboratorio de Investigaciones Bioquí-micas de Zaragoza (Antonio de Gregorio Rocasolano,1918) o el Instituto Español de Oceanografía. Cataluñase demostró especialmente dinámica: Escuela Industrialde Barcelona (patronato creado en 1904, que en 1916ya había creado siete escuelas), Instituto Químico de Sa-rriá (Eduardo Vitoria, 1916), Observatorio Fabra (1904),Instituto de Estudios Catalanes (1907).El Instituto de Radiactividad fue uno de los pioneros enEuropa (1910 ó 1911, el de Viena es de 1908 y los deParís y Londres de 1910; mientras que el alemán KaiserWilhelm Gesellschaft es de 1912[182]), y es también cono-cido por el nombre de Laboratorio Amaniel, por la ca-lle de Madrid donde se trasladó en 1914. Su director,José Muñoz del Castillo había comenzado a investigar ensu propio laboratorio privado desde 1903 (seis años des-pués del descubrimiento de Henri Becquerel, y el mismoaño que éste recibió el Nobel), tras asistir como delegadoespecial de España al quinto Congreso Internacional deQuímica Aplicada de Berlín, donde quedó impresionadopor el radiotelurio (polonio) de William Markwald. Congran apoyo académico y político y una singular visión co-mercial, Muñoz del Castillo realizó el Mapa de la radiac-tividad en España (1905) y certificaba la radiactividad deaguas termales (con colaboración de los médicos hidrólo-

gos) y de abonos radiactivos (que parecían ser una prome-tedora aplicación para la radioagricultura). Desde 1909publicó el Boletín de Radiactividad. La oposición tenaz deMuñoz a admitir la hipótesis de la desintegración radiac-tiva le fue aislando de los grupos de investigación euro-peos. Tras su jubilación (1920) el laboratorio se convirióen una institución marginal. Los equipos y el edificio dela calle Amaniel permanecieron inutilizables entre 1940y 1980 debido a su fuerte contaminación radiológica.[183]

La ingeniería tuvo su principales figuras en LeonardoTorres Quevedo (Centro de Ensayos de Aeronáutica,Laboratorio de Aeronáutica, Asociación de Laborato-rios, Laboratorio deMecánica Aplicada o Automática delAteneo de Madrid) y en Esteban Terradas; quien ademásera un científico de gran altura, del que el propio Einsteindiría He descubierto un hombre extraordinario.[123] Noobstante, protagonizó un escándalo que dividió al mun-do científico en bandos políticos: su nombramiento co-mo catedrático de Ecuaciones Diferenciales (durante laDictadura) fue revocado en 1931 (tras la proclamaciónde la República) por cuestiones formales, y al presentar-se a oposiciones al año siguiente fue suspendido por untribunal compuesto por José Barinaga,[184] Fernando Lo-rente de Nó y Roberto Araujo,[185] quienes a su vez se-rían represaliados tras la Guerra Civil (por el gobierno deFranco).Un grupo de arquitectos catalanes fundó en 1930 elGrupo de Artistas y Técnicos Españoles para el Progresode la Arquitectura Contemporánea (GATEPAC) comorama española del Congreso Internacional de Arquitec-tura Moderna (CIAM).El automovilismo español nació con empresas como LaHispano-Suiza e instituciones sociales y deportivas comoel Real Automóvil Club de España.La aeronáutica española o aviación española, vinculadaal ejército desde el 1896 (Servicio de Aerostación Mi-litar dirigido por Pedro Vives y Vich, Parque Aerostá-tico de Guadalajara del Cuerpo de Ingenieros, partici-pante en la Comisión Internacional para la AerostaciónCientífica[186]), fue una de las más precoces de Europa,y se le atribuye el primer bombardeo aéreo planificadodel mundo (Marruecos, 1913). Heraclio Alfaro Fournierconstruyó el primer avión español, que sobrevoló Vito-ria en 1914. El innovador más importante fue Juan de laCierva y Codorníu (autogiro), aunque el héroe mediáti-co fue Ramón Franco (Vuelo del Plus Ultra, que cruzóel Atlántico sur en 1926, un año antes que el Spirit ofSt. Louis cruzara el Atlántico norte). El vuelo del CuatroVientos (1933, Barberán y Collar) abrió la ruta aérea delAtlántico central, pero terminó trágicamente en su últi-ma escala (La Habana-México). La aviación militar es-pañola fue objeto de una cuidada organización (Historiadel Ejército del Aire de España, Emilio Herrera Lina-res, Alfredo Kindelán), y a partir de ella se desarrollaronunas también precoces aviación civil española (Iberia —1927, Horacio Echeberrieta) e industria aeronáutica es-

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5.2 Ciencia y técnica en el siglo XX español 37

pañola (Construcciones Aeronáuticas S.A. —1923, JoséOrtiz Echagüe).Los viajes de ampliación de estudios al extranjero ca-racterizaron la renovación de la ciencia económica es-pañola en el primer tercio del siglo, ejemplo de la cualfue el Servicio de Estudios del Banco de España (1930-1936). Una primera generación del 98 (Antonio Floresde Lemus, Francisco Bernis Carrasco y José María Zu-malacárregui Prat) dio paso a una segunda generacióndel 14 (Luis Olariaga Pujana, Olegario Fernández Ba-ños, Germán Bernácer Tormo, Ramón Carande, A. Vi-ñuelas, G. Franco y A. Cienfuegos) y a una tercera del27 (Román Perpiñá Grau y Josep Anton Vandellós —oValdellós).[187]

La recepción de la revolución relativista A pesar deque Esteban Terradas y Blas Cabrera presentaron las teo-rías de Albert Einstein en 1908, sólo tres años despuésde los famosos artículos de 1905 (Primer Congreso dela Asociación Española para el Progreso de las Ciencias,Zaragoza), y que algunos físicos, como José María Plansse mostraban receptivos, la mayor parte de los científicosespañoles acogieron con mucho recelo el debate científi-co en torno a la Teoría de la Relatividad y posteriormen-te la Mecánica cuántica, y evitaron cuanto fue posible elcuestionamiento de los modelos clásicos diseñados parala pervivencia del paradigma newtoniano (teoría del éter).

¡Cuántos capítulos de la vieja mecánicahabría que modificar profundamente si seaceptase como buena esta última negación! [serefiere a la inexistencia del movimiento absoluto]José de Echegaray, 1912.[188]

El sistema de Einstein, desde el puntode vista rigurosamente científico, no es vá-lido: es una extraña mezcla de imaginaciónmetafórica, de interpretaciones erróneas,de experiencias e hipótesis injustificadas,cuyas absurdas conclusiones se han procuradodisimular durante algún tiempo, pero queahora se hacen ya evidentes.Ricardo Royo Villanova, La crisis de laciencia, 1936.[189]

No obstante, la visita de Albert Einstein a España (1923)se celebró como un acontecimiento científico y socialde gran repercusión, y entre el año 1933 y 1935 (cuan-do se planteaba dejar Alemania) se le ofreció insistente-mente una cátedra en España, que acabó postergando enbeneficio de los Estados Unidos. Algún colaborador deEinstein, como Jakob Laub, u otros físicos extranjerosde renombre, como Tullio Levi-Civita, Hermann Weyl,Arnold Sommerfeld y Kasimir Fajans, sí desarrollarán al-gún periodo de su actividad científica en España.[123]

Otros científicos españoles del primer tercio del sigloXX La nómina de científicos españoles que comienzansu carrera investigadora en el primer tercio del siglo esimpresionante. Una gran mayoría, dada su identificacióncon los perdedores de la Guerra Civil, se vieron forzadosal exilio, enriqueciendo las universidades de países his-panoamericanos (Exilio español en México, Historia dela ciencia en la Argentina), de los Estados Unidos o de laUnión Soviética.[190] Una significativa minoría, de perfilpolítico menos acusado, o directamente afin al régimenfranquista, pasó a la tarea de la reconstrucción de la des-truida ciencia y tecnología española de la posguerra.

• Ciencias biológicas: Ignacio Bolívar, su hijo,Cándido Bolívar, los genetistas José Fernández No-nídez y Antonio Zulueta),[191] August Pi i Sunyer(1879-1965, iniciador de la microbiología en Vene-zuela), Nicolás Achúcarro (neurocientífico), Pío delRío Hortega (histólogo), Juan Negrín (fisiólogo, queocupó el cargo de presidente del gobierno de la Re-pública durante la guerra), Gonzalo Rodríguez La-fora (neurólogo y psiquiatra), Carlos Jiménez Díaz(Instituto de Investigaciones Médicas), FranciscoGrande Covián (Instituto de Alimentación de Valen-cia), Severo Ochoa (premio nobel en 1959, ya connacionalidad estadounidense), José Puche Álvarez(fisiólogo), Gustavo Pittaluga (italiano nacionaliza-do español, que desarrolló la lucha contra la mala-ria), Ángel Garma (psiquiatra y psicoanalista).

• Ciencias físico-matemáticas: Julio Palacios (ter-mología, estructuras cristalinas, difracción porrayos X), Arturo Duperier (electromagnetismo,ley de Cabrera-Duperier —corrección de la delparamagnetismo de Curie-Weiss),[192]Manuel Mar-tínez Risco (física teórica, óptica y acústica), MiguelCatalán Sañudo (electroscopista), Enrique Moles(químico), Luis Santaló (uno de los fundadores dela geometría integral), José María Plans (físico ymatemático), Rafael Campalans (ingeniero, físicoy político de orientación socialista y catalanista),Casimiro Lana (ingeniero químico y político —Izquierda Republicana),[193] Ferrán Tallada, TomásRodríguez Bachiller (análisis matemático).[123]

• Ciencias geológicas: José Royo Gómez (paleontólo-go), Juan Carandell Pericay (geólogo).

• José Rodríguez Carracido.

• Autogiro La Cierva, junio de 1928.

• Leonardo Torres Quevedo.

• Severo Ochoa.

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385 CIENCIA Y TÉCNICA EN LA EDAD CONTEMPORÁNEA ESPAÑOLA: EL «FRACASO» DE LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL

El campus de Moncloa de la Universidad Complutense de Ma-drid, en construcción desde los años veinte, fue el frente de labatalla de Madrid (noviembre de 1936) y continuó recibiendoun duro castigo durante el resto de la Guerra Civil Española. Re-construido durante el franquismo, acogió las principales institu-ciones de educación superior de España, con una clara vocacióninvestigadora que lentamente fue superando el desolador estadofísico y humano de la prolongada posguerra (años cuarenta ycincuenta).

Esta pieza del Museo Nacional de Ciencia y Tecnología de Espa-ña se exhibe como el primer microscopio electrónico que llegó aEspaña, donado por la Fundación Juan March, hacia 1960. Se-gún otras fuentes, sería de 1961, y no el primero sino el segundo(véase texto del artículo y su referencia).

5.2.5 La ciencia y la tecnología durante el franquis-mo

Se ha llegado a calificar de destrucción de la ciencia en Es-paña[194] el resultado conjunto de la guerra civil, el exilio

de científicos (una gran mayoría identificados con el ban-do republicano) y la represión que las autoridades fran-quistas ejercieron sobre los que permanecieron en Espa-ña. Esta se expresó en una concienzuda depuración defuncionarios públicos y en particular de la Universidad yla enseñanzamedia y primaria (véase Depuración delMa-gisterio español tras la Guerra Civil Española) y de la Jun-ta de Ampliación de Estudios, que se optó por refundaren una nueva planta como Consejo Superior de Investiga-ciones Científicas (CSIC, 1939), controlado por políticosde formación intelectual (José Ibáñez Martín, que tam-bién era Ministro de Educación y Ciencia) y científicos(José María Albareda Herrera), en ambos casos fuerte-mente identificados con el nacionalcatolicismo.La actividad científico-tecnológica durante el franquis-mo dependió estrechamente de la peculiar posición in-ternacional de España. Durante la Segunda Guerra Mun-dial osciló entre la fidelidad a a las potencias del Eje yla neutralidad, dando paso a un duro aislamiento inter-nacional acentuado con una opción consciente por unapolítica de autarquía. Los años cincuenta significaron elacercamiento a los Estados Unidos (por ejemplo, la pro-ducción de penicilina en Aranjuez desde 1951)[195] yuna cada vez mayor apertura con criterios desarrollistasy tecnocráticos, sobre todo tras el Plan de Estabilizaciónde 1959. La política científica, de muy escaso peso presu-puestario, permitió reconstruir un débil tejido investiga-dor, en el que destacaban meritorias individualidades (al-gunas de ellas recuperadas del exilio) y un selecto grupode instituciones: El Instituto Nacional de Técnica Aero-espacial (INTA, 1942; el INTASAT, primer satélite espa-ñol, se lanzó en 1974), la Junta de Energía Nuclear (1951,dirigida de 1958 a 1974 por José María Otero de Navas-cués; el primer reactor nuclear para obtención de energíaeléctrica se abrió en 1968 —Central nuclear José Cabre-ra—, incluso se especuló con la posibilidad de desarrollarun arma nuclear[196]), la Comisión Asesora de Investiga-ción Científica y Técnica (CAICYT, 1958), o el FondoNacional para el Desarrollo de la Investigación Científica(FNDIC, 1964).Una prestigiosa institución de iniciativa personal, elInstituto Técnico de la Construcción y la Edificación,creado en 1934 por Eduardo Torroja, pasó a integrar-se en el CSIC (actualmente es denominado Instituto deCiencias de la Construcción Eduardo Torroja). Tambiénen el CSIC se integró el Centro de Investigaciones Bioló-gicas, creado en 1953 a iniciativa de Gregorio Marañón.En cambio, instituciones de gran proyección con anterio-ridad a la guerra (y que durante esta siguieron funcionan-do en condiciones heroicas) quedaron desmanteladas porel ostracismo al que se sometió a sus equipos, como ellaboratorio de genética del Museo de Ciencias Natura-les (Antonio de Zulueta, que había llevado a la genéticaespañola a un importante nivel de desarrollo, y que du-rante la Guerra Civil incluso contó con la presencia deHermann Joseph Muller[197]), que no se recuperó hastalos años ochenta.[198]

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5.2 Ciencia y técnica en el siglo XX español 39

La vinculación de los científicos e instituciones españolescon sus homólogos internacionales no pasó en la mayorparte de las disciplinas de lo que se puede denominar se-guimiento: el Año Geofísico Internacional (1957-1958),momento crucial que significó el cambio de paradigmao revolución wegeneriana contó con un modesta partici-pación española.[199] La alianza militar con los EstadosUnidos propició que el programa espacial estadounidenseabriera instalaciones en España (MDSCC Madrid DeepSpace Communications Complex —Robledo de Chave-la y Fresnedillas de la Oliva), donde realizó su actividadLuis Ruiz de Gopegui; mientras que la actividad de laEstación Sismológica de Sonseca, vinculada a la detec-ción de pruebas nucleares, fue mucho más discreta y sinprácticamente ninguna participación española hasta losaños setenta.[200]

Científicos de alto nivel de muy distintas especialidadesdesarrollaron su actividad en la España del franquismo:Pedro Puig Adam y Sixto Ríos (matemáticas), Juan Jo-sé López Ibor y Juan Antonio Vallejo-Nágera (psiquia-tría), Ignacio Barraquer y José Barraquer (oftalmolo-gía), Salvador Gil Vernet y Antonio Puigvert (urología),Francisco Bonilla Martí (obstetricia y ginecología),[201]etc.En 1943 se creó la Facultad de Ciencias Políticas yEconómicas de la Universidad Complutense de Madrid(Manuel de Torres, Valentín Andrés Álvarez, José Casta-ñeda Chornet, Heinrich von Stackelberg), y entre 1957 y1968 la Facultad de Ciencias Económicas de Barcelona(Joan Sardá, Fabián Estapé).[202]

La tecnología automovilística tuvo un lento desarrollotras la posguerra a través de empresas privadas como la deEduardo Barreiros (Barreiros (automoción), 1954-1978),y sobre todo mediante la iniciativa estatal del InstitutoNacional de Industria (INI): SEAT (1950, con inicialapoyo tecnológico de la italiana Grupo Fiat y ENASA-Pegaso (automóviles) (Wifredo Ricart, 1946).La llegada a España del primer microscopio electrónicofue al Instituto de Óptica del CSIC (1948), la fundaciónJuan March dotó de otro a la Escuela de Ingenieros In-dustriales de Barcelona (1961) y el Banco de España yotras instituciones financieras públicas al Centro de In-vestigaciones Biológicas en 1962. Luis Bru había fundadola Sociedad Española de Microscopía Electrónica (1956)y el Centro Nacional de Microscopía Electrónica (1957),que dispuso de otro aparato desde 1965. La Escuela deIngenieros Industriales de Madrid obtuvo otro del Minis-terio de Educación proporcionado por la Ayuda Ameri-cana (programa de compensación por el uso de las basesmilitares de Estados Unidos en España).[203]

Los inicios de la revolución informática Aparte delas Enigma que la Alemania nazi suministró al ejércitode Franco en la Guerra Civil,[204] el primer ordenadordigno de tal nombre que llegó a España, en 1958, fue unIBM 650 de tarjetas perforadas (medio millón de dóla-

res de precio y 900 kg de peso), existente en el mercadodesde 1953, que empleó la Renfe para calcular las rutasde los ferrocarriles mineros.[205] La segunda generaciónde ordenadores llegó al año siguiente: un UNIVAC UCTpara la Junta de Energía Nuclear. En 1961 la Feria deMuestras de Barcelona presentó un IBM 1401. En 1962,la segunda edición del SIMO de Madrid (Luis AlbertoPetit) presenta, junto al mismo IBM 1401, el Bull Gama70, el Univac 1103 y el MTR 39. En el mismo año, lasprimeras empresas del sector privado en comprar un or-denador fueron Sevillana de Electricidad y Galerías Pre-ciados.[206] Simultáneamente, el Ministerio de Haciendaadquirió su primer ordenador. En 1967 la UniversidadComplutense de Madrid obtuvo, como donación del fa-bricante, un ordenador científico IBM 7094. Los años si-guientes presenciaron un aumento significativo del par-que de ordenadores, que para 1970 habían desplazado alas tabuladoras utilizadas desde los años veinte. Aparatosinformáticos actualizados estaban presentes tanto en Ma-drid (50 % del total) como en Barcelona (34 %), y sóloun 16% en el resto de ciudades, sobre todo en las grandesentidades financieras.[207] En 1973 o 1974 una empresaespañola desarrolló el Kentelec 8 (Manel Puigbó Roca-fort, para DISTESA-Anaya), que algunas fuentes consi-deran el primer ordenador personal (el microprocesadorexistía desde 1971, y en los años setenta hay diversos di-seños que precedieron al IBM PC de 1981).[208]

• Ferrocarril TALGO.

• Ignacio Barraquer.

• Luis Ruiz de Gopegui.

• Central nuclear José Cabrera.

5.2.6 La ciencia y la tecnología en la democracia

Los diferentes gobiernos de la democracia, desde la tran-sición (1975-1978) hasta la actualidad, se encontraroncon la necesidad de potenciar las instituciones cientí-ficas, y sobre todo la coordinación de las institucionespúblicas (universidades, centros de investigación, nue-vas instituciones creadas por las Comunidades Autóno-mas) con las empresas privadas, cuya participación enel esfuerzo investigador era muy inferior al de los paí-ses desarrollados a los que la economía española esta-ba convergiendo (OCDE). La planificación científica sepretendía hacer de forma acorde con los nuevos plan-teamientos de integración I+D o I+D+I (investigación ydesarrollo o investigación, desarrollo e innovación), espe-cialmente con el proceso de integración en las Comunida-des Europeas (1986, año de la Ley de Fomento y Coor-dinación de la Investigación Científica y Técnica o Leyde la Ciencia, que ha dado nombre a una generación deinvestigadores[209]).[210]

Los poderes públicos promoverán laciencia y la investigación científica y técnica

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405 CIENCIA Y TÉCNICA EN LA EDAD CONTEMPORÁNEA ESPAÑOLA: EL «FRACASO» DE LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL

Trabajos en los niveles T6 y T10 del sector Gran Dolina delyacimiento de Atapuerca, Burgos.

Buque oceanográfico Hespérides.

en beneficio del interés general.Constitución española de 1978. Artículo 44,sección 2.

La recepción de la actividad científica española, medidaen términos de impacto de las publicaciones y de cifras

Una de las versiones del Airbus (Airbus A400M), producción deun consorcio europeo con participación española, presentado enSevilla en 2008.

comparativas de las universidades, sitúa a las institucio-nes y científicos españoles en un estadio intermedio den-tro de las naciones más avanzadas, a pesar de los sesgosusuales en ese tipo de estudios: sesgos geográficos y lin-güísticos (sobrerrepresentación de los países anglosajo-nes que tienden a minusvalorar la producción de paísesde la «periferia científica», en los que se solía incluir aEspaña) y temáticos (infrarrepresentación de las cienciassociales y humanas, lo que perjudica una parte sustan-cial de la producción científica española).[211] Aunque,en ocasiones, la presencia española en comunicacionesde alto nivel es anormalmente alta en algunos sectorescientíficos.[212] Para la primera década del siglo XXI, seha llegado a hablar de la nueva edad de plata de España,sostenida en un incremento de las inversiones cuya dudo-sa continuidad a partir de la crisis de 2008 ha generado undebate político con participación de la élite científica.[213]

Las distintas modalidades de los Premios Príncipe deAsturias (gestionado por una fundación nacional) y delPremio Rey Jaime I (gestionado por la Comunidad Va-lenciana), se han situado entre los más prestigiosos en laórbita científica internacional. Ya en el siglo XXI, desdeel año 2001 se viene concediendo el Premio Nacional deInvestigación en diez categorías disciplinares.La explotación del excepcional yacimiento de Atapuer-ca ha convertido a España en el centro mundial de lapaleoantropología, y a sus investigadores (dirigidos desde1976 por Emiliano Aguirre y desde 1990 por Juan LuisArsuaga, José María Bermúdez de Castro y Eudald Car-bonell) en autoridades de máximo reconocimiento inter-nacional.En muchas ramas de las ciencias físico-naturales los in-vestigadores españoles han realizado contribuciones im-portantes; particularmente en las ciencias médicas, des-tacando las múltiples derivaciones de la biología molecu-lar: Santiago Grisolía (bioquímica; en el equipo de SeveroOchoa desde 1944, en las últimas décadas del siglo XXha pasado a dirigir instituciones científicas en España y

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5.2 Ciencia y técnica en el siglo XX español 41

otros países), Federico Mayor Zaragoza (co-fundador ydirector del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa—CBM—, presidente del CSIC, Ministro de Educación—de 1981 a 1982— y director general de la UNESCO—de 1987 a 1999—), Mariano Barbacid y Joan Mas-sagué (oncología), Antonio García-Bellido, Ginés Mora-ta, Xavier Estivill (genética), Eladio Viñuela (virología),Bernat Soria (investigador con células madre, que llegó aMinistro de Sanidad—de 2007 a 2009), Juan José Badio-la (priones y enfermedades emergentes).[214] Otros cam-pos destacados son el de la obstetricia y fertilidad huma-na (Fernando Bonilla —Hospital Clínico de Valencia—, Antonio Pellicer —IVI Instituto Valenciano de Infer-tilidad— y Santiago Dexeus —en la Clínica Dexeus serealizó la primera fecundación in vitro de España, 12 dejulio de 1984, por el ginecólogo Pedro Barri y la biólo-ga Anna Veiga—[215]) y el de los trasplantes: Josep MariaCaralps (primer trasplante de corazón efectivo (1983, trasel cuestionable intento del tardofranquismo),[216] EnriqueMoreno González (trasplantes abdominales), Pedro Ca-vadas (trasplante de cara). El sistema español, basado enla Organización Nacional de Trasplantes (1989) se haconvertido en líder mundial, y ha sido considerado mo-delo a implantar en el resto de la Unión Europea.[217]

En otras disciplinas, pueden citarse a Miguel Delibes deCastro (director de la Estación Biológica de Doñana),Fernando González Bernáldez (ecología), Francisco An-guita (planetología), Federico García Moliner (física delestado sólido), Rolf Tarrach Siegel (física teórica), JavierTejada Palacios (magnetismo cuántico),[218] Juan IgnacioCirac (teoría cuántica de la información) Miguel de Guz-mán (matemáticas), etc.Se diseñó un relativamente modesto programa espacialque consiguió poner en órbita el primer satélite de tecno-logía íntegramente española en 1997 (MINISAT 1);[210]aunque lo característico de la investigación en este cam-po, así como en el aeronáutico, es la integración en losprogramas europeos (Agencia Espacial Europea, Airbus).El hasta ahora único astronauta español, Pedro Duque,efectuó su primera misión espacial con la NASA en 1998(el madrileño Miguel López-Alegría, de nacionalidad es-tadounidense, lo había hecho en 1995). En astronomía,el Instituto de Astrofísica de Canarias (fundado en 1975sobre la base del Observatorio del Teide) se convirtió enuna institución puntera a nivel mundial, gracias a la parti-cipación internacional atraída por las inmejorables condi-ciones naturales del archipiélago para la observación as-tronómica. Otra gran instalación científica, en construc-ción desde 2004 y que se prevé terminar en 2011 es elsincrotrón ALBA.[219]

La Junta de Energía Nuclear se transformó en 1986 enel CIEMAT (Centro de Investigaciones Energéticas, Me-dioambientales y Tecnológicas) abierto a otras fuentes deenergía, al tiempo que se producía la moratoria nuclearque interrumpió la construcción de nuevas centrales (sellegaron a construir diez). Con el tiempo, España se con-virtió en un país líder en el desarrollo de las energías al-

ternativas, sobre todo la eólica y la solar.Con inicial tecnología francesa y alemana complemen-tada por tecnología propia de TALGO, se creó en 1992la primera línea ferroviaria de Alta Velocidad (AVE) en-tre Madrid y Sevilla, que celebraba una Exposición Uni-versal. La ampliación del trazado hubo de esperar a losprimeros años del siglo XXI (no llegó a Barcelona hasta2008), y para el 2010 se prevén 2230 km, que la conver-tirán en la mayor del mundo.Algunos sectores, como el automóvil, que habían dejadode ser punteros, encontraron en la España de los años se-tenta y ochenta una localización idónea por su cercanía almercado europeo y la ventaja competitiva de los salarios.Ausente de las dos primeras convocatorias del Año Po-lar Internacional (1882 y 1932), por primera vez Espa-ña participó en el de 2008-2009, con base en los veinteaños de experiencia de los Buques de Investigación Ocea-nográfica Las Palmas (A-52) y Hespérides (A-33), y lasBases antárticas de España (Base Antártica Juan CarlosI en la Isla Livingston, 1988; Base Antártica Gabriel deCastilla, Isla Decepción, 1989) y tras adherirse al TratadoAntártico en 1982.[220] La primera expedición científicaespañola a la Antártida había respondido a una iniciati-va asociativa (España en la Antártida, 1982, que fletó lagoleta Idus de Marzo desde Candás, con la colaboracióndel Instituto Español de Oceanografía y del Centro Re-gional de Investigaciones Acuáticas de Asturias), a par-tir de la cual se realizaron los contactos que permitie-ron colaborar con las campañas australes de Chile (1984-1985) y Alemania (buque Polastern, 1986). La expedi-ción científico-pesquera de 1987, que incluía dos arras-treros, permitió a España ingresar comomiembro consul-tivo en la Convención para la Conservación de RecursosVivos Antárticos.[221] La modernización de la flota pes-quera española, una de las mayores del mundo, su recon-versión, redimensionamiento y adaptación a las cambian-tes condiciones (biológicas, jurídicas y de competencia)de la pesca mundial fue una de las cuestiones tecnológico-económicas más significativas de las últimas décadas delsiglo XX.

• Federico Mayor Zaragoza.

• Juan Luis Arsuaga.

• Pedro Duque.

• Margarita Salas.[1]

1. ↑ A estos nombres, representativos de distintos cam-pos, se podrían añadir muchos otros. Algunas inicia-tivas periodísticas consisten en establecer una nó-mina de los científicos españoles de mayor impactoen la ciencia contemporánea, así como evidenciar suescaso impacto en la opinión pública: Los niños nose intercambian sus fotos en los recreos. Sus nombresson casi desconocidos entre la población general. Sinembargo, la ciencia mundial les guarda un respeto

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425 CIENCIA Y TÉCNICA EN LA EDAD CONTEMPORÁNEA ESPAÑOLA: EL «FRACASO» DE LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL

tremendo. Son 11 ejemplos con nombre y apellidosde que la investigación española puede llegar dondese lo proponga. Dirigen grupos de trabajo en investi-gación básica y aplicada dentro de los centros de re-ferencia global. Harvard, Berkeley, el MIT, el CERNo el Max-Planck han escogido a nuestros científicospara lideren proyectos en ámbitos pioneros, que mástarde o temprano, acabarán beneficiando el día a díade los ciudadanos en cuestiones de salud, energía omateriales. - José Miguel Jiménez - Joan Massaguéy Josep Baselga - Álvaro Pelayo - Avelino Corma- Juan Ignacio Cirac - Pablo Jarillo-Herrero - JoséCarmena - Rafael Yuste - Álvaro Pascual-Leone -Antoni Ribas. «La 'iRoja' de la ciencia arrasa en losmejores centros del mundo.» El Mundo, 14 de mar-zo de 2014.No gozan de la popularidad de los futbo-listas, pero la ciencia española tiene ya su “Roja”, unselecto grupo de trece científicos que han empeñadosus carreras en golear al cáncer, la contaminación,el envejecimiento, la falta de recursos energéticos, losenigmas del pasado o los retos del futuro. ... Margari-ta Salas, bióloga del CSIC y miembro de la AcademiaNacional de Ciencias de Estados Unidos; Juan LuisArsuaga, catedrático de Paleontología y codirectordel yacimiento de Atapuerca; María Blasco, directo-ra del Centro Nacional de Investigaciones Oncológi-cas; Juan Ignacio Cirac, director de la División Teó-rica del Instituto Max Plank alemán; o Valentín Fus-ter, del Centro Nacional de Investigaciones Cardio-vasculares Carlos III. También Pere Puigdoménech,profesor en el Centro de Investigación de AgriculturaGenómica del CSIC; el paleontólogo José Luis Sanz,descubridor de ocho nuevos géneros de dinosaurios;el biólogo marino Carlos Duarte; la investigadora dela Universidad Complutense Celia Sánchez; el quí-mico Avelino Corma (galardonado ayer con el Pre-mio Príncipe de Asturias de Investigación), y el físicoPedro Echenique. La lista la completan Joan Massa-gué, bioquímico especialista en cáncer, y el bioquími-co Juan Carlos Izpisúa. («La ciencia cuenta ya consu roja.» El Confidencial, 29 de mayo de 2014).

5.2.7 La mujer española accede a la ciencia y la tec-nología

En consonancia con la incorporación de la mujer al tra-bajo y a todo tipo de actividades, que se venía produ-ciendo desde las primeras décadas del siglo XX, sufrióun brusco parón con la posguerra, y se reinició en losúltimos años del franquismo (feminismo, concepto deliberación de la mujer); el número de mujeres científi-cos experimentó un significativo aumento en los últimosaños del siglo XX. Entre las pioneras se cuentan IsabelTorres, Dolores García Pineda, Sara Borrell, Olga Gar-cía Riquelme, Gertrudis de la Fuente, Josefa Molera Iza-ba, Concepción Laguna, Laura Iglesias, Griselda Pascual,Carmina Virgili, Gabriela Morreale, Ana María Pascual-Leone, María Cáscales, Josefina Castellví, Emilia Cu-

rrás, Carmen Maroto, Margarita Salas, Teresa Mendizá-bal, Pilar Carbonero, Teresa Riera.[222] Dorotea Barnés,María Antonia Zorraquino, Josefa González Aguado.[223]En 2002 se funda la Asociación de Mujeres Investigado-ras y Tecnólogas (AMIT).[224]

5.2.8 La divulgación científica y la protección de lanaturaleza

Félix Rodríguez de la Fuente (a la derecha) conversa con el tam-bién naturalista Hugo van Lawick y con el filósofo Jesús Mosterínen el Serengeti, 1969.

Aunque los primeros parques nacionales de España (véa-se Espacios naturales de España) provienen de principiosde siglo XX (el primero, el Parque Nacional de Cova-donga, 1918), el conservacionismo no recibe un impul-so decisivo hasta la segunda mitad del siglo XX, ya conel nombre de ecologismo, cuando muchos espacios na-turales comienzan a sufrir graves amenazas del desarro-llismo turístico, urbano e industrial, y en algunos casosen fuerte polémica con instituciones públicas como elICONA (repoblación forestal). Un hito decisivo fue laprotección del Coto de Doñana y sus sucesivas amplia-ciones, conseguidas por la presión de la comunidad cien-tífica, entidades como WWF/Adena (en España desde1968) y una opinión pública concienciada cada vez másnumerosa. A esa conciencia contribuyó de forma deci-siva la divulgación científica, que en su forma mediáticatuvo su principal figura en Félix Rodríguez de la Fuen-te y sus documentales televisivos (El hombre y la tierra,1974-1980), de una proyección internacional similar a lade otros documentalistas contemporáneos, como DavidAttenborough o Jacques Cousteau. Su discípulo JoaquínAraújo y otros naturalistas han continuado hasta el pre-sente esas actividades.En otros ámbitos científicos, fueron muy importantes lascontribuciones de muchos científicos que se propusieronno limitarse a la investigación y la comunicación cien-

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tífica erudita, y escribieron libros de divulgación de susdisciplinas (José Luis Pinillos, La mente humana, 1969);o de los hombres del tiempo, que popularizaron la me-teorología y las disciplinas ligadas, como Mariano Me-dina o Manuel Toharia, que posteriormente desarrolló elMuseo de las Ciencias Príncipe Felipe de Valencia. Es-te y otros museos científicos, públicos (Museos Científi-cos Coruñeses —MC2, 1985, Ramón Núñez Centella) oprivados (CosmoCaixa en Barcelona—dirigido por JorgeWagensberg— yAlcobendas—iniciado por Toharia), losplanetarios (como los de Madrid —1986— o Pamplona—Javier Armentia)[225] y los acuarios (La Coruña, Va-lencia) se han ido constituyendo en una oferta de ociocultural, en muchos casos con programas especialmentedirigidos a la infancia. Los zoológicos han pasado del cri-terio coleccionista propio de la Casa de Fieras del Retiroa gestionarse con modernos principios conservacionistasy de exhibición menos traumática, no exentos de polémi-ca por parte de los grupos de defensa de los animales.La presencia de temas científicos en los medios de co-municación es cada vez más frecuente, así como la uti-lización de la ciencia y de los científicos en el debatepúblico.[226]

La Asociación Española de Periodismo Científico(AEPC, creada en 1975, por Manuel Calvo Hernando)y transformada en la Asociación Española de Comunica-ción Científica (AECC, dirigida actualmente por Toha-ria) agrupan a un numeroso grupo de periodistas cien-tíficos, que tanto en revistas especializadas como en lassecciones de ciencia de los diarios generalistas (Vladimirde Semir, Alicia Rivera Casado, Javier Sampedro, etc.) o,con mucha mayor repercusión, en la televisión (Luis Mi-ravitlles —Visado para el futuro, 1963—, Ramón Sán-chez Ocaña —Más vale prevenir, 1979-1987—, AntonioLópez Campillo, FelipeMellizo, Eduard Punset—Redes,desde 1996—, Luis Miguel Domínguez —Fauna calleje-ra, Vive la vía—; que la multiplicación de la oferta au-diovisual ha relegado a horarios y cadenas marginales —documentales de la dos y la denominada televisión educa-tiva), efectúan una labor de seguimiento de las noticiascientíficas y de formación científica de la opinión públi-ca, esencial para la toma democrática de decisiones y laretroalimentación entre ciencia, tecnología y sociedad enla actual época postindustrial.[227]

6 Véase también• Ciencia

• Ciencia y tecnología en España

• Economía de España

• Historia de la ciencia

• Historia de la educación en España

• Historia de la farmacia

• Historia de la medicina

• Historia de la tecnología

• Historia económica de España

• Industria de España

• Universidades españolas en el Siglo de Oro

• Muchos otros artículos relacionados con la Historiade la ciencia y la tecnología en España se clasificanen estas categorías y otras subordinadas a ellas:

• Categoría:Científicos de España• Categoría:Ciencia y tecnología de España

7 Referencias[1] JoséManuel Sánchez Ron:Cincel, martillo y piedra. Histo-

ria de la ciencia en España. Madrid, Taurus, 1999. Leon-cio López Ocón Breve Historia de la ciencia española Ma-drid: Alianza, 2003. ISBN 84-206-5626-7. (Descarta laEdad Media (cristiana y musulmana), para iniciar el libroen el Renacimiento y la España imperial, con su auge y pos-terior decadencia en el Barroco). Manuel Desantes ¿Cómoque inventen ellos?. Conferencia: Un repaso de los últimosquinientos años de la historia de la ciencia y la tecnologíaen España explica el retraso estructural actual. El II Con-greso de la sociedad española de historia de las ciencias(Jaca, 27 de septiembre-1 de octubre, 1982) fue dedica-do a La ciencia y la técnica en España entre 1850 y 1936,teniendo entre otras, ponencias con estos títulos: AntonioFerraz Perspectivas institucionales de la historia de la cien-cia y de la técnica en España; Eduardo Ortiz Sobre la cien-cia y la técnica en España en el siglo XIX; José Luis PesetLa historia de la ciencia y de la técnica en el curriculumprofesional del científico y del ingeniero.

[2] Thomas F. Glick, Eugenio Portela Marco, Víctor NavarroBrotóns: La historia de la ciencia en España como realidadmarginal en su organización y contexto social], Anthropos,1982, Número 20, especial dedicado a José María LópezPiñero. ficha en dialnet

[3] «Logros científicos de mujeres en la muestra '¡Que inven-ten ellas!'» 12/09/2003 El País.

[4] España se sitúa como novena potencia científica mundial- España se ha situado como novena potencia científi-ca mundial con el 2,5% de total de publicaciones cientí-ficas, según el estudio denominado “Conocimiento, redesy países: colaboración científica global en el siglo XXI”realizado por la Royal Society británica, Europa Press,29/03/2011.

[5] El CSIC ha perdido el 10% de su personal en año y medio- Hasta 2010 su plantilla iba en aumento a pesar de losrecortes presupuestarios, El País, 1/08/2013

[6] Mikel Buesa, El sistema nacional de innovación en Es-paña: Un panorama, en Innovación y Competitividad,noviembre-diciembre 2012 ....estudia la evolución reciente

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44 7 REFERENCIAS

del sistema de innovación en España haciendo referenciaa los aspectos globales de la asignación de recursos a esafinalidad durante el período 2000-2010. El autor examinalas actividades de investigación científica aludiendo a surendimiento y a sus resultados. Asimismo analiza las ac-tividades tecnológicas de las empresas innovadoras, des-tacando la insuficiencia de su output para hacer frente alas necesidades del país. El artículo aborda también el pa-pel de la política científica y tecnológica. Sus conclusionesseñalan que, aunque España ha ido convergiendo haciael modelo que configura el agregado de los países de laUnión Europea, presenta todavía una importante debilidaden cuanto al segmento de empresas innovadoras.

[7] 16/11/2010.- El INE presenta la Estadística sobre Ac-tividades de I+D en 2009. Análisis del I+D en Españaen 2010: desequilibrio empresarial en la inversión quehay que corregir. Informe COTEC 2012, I+D+i en Es-paña: falla la inversión, no el rendimiento, en eldiario.es,19/06/2013: En la última década, el sistema español deI+D+i ha duplicado la cantidad de producción científica,su calidad y el grado de transferencia tecnológica. Si corre-gimos la producción científica y tecnológica para el gradode inversión en I+D+i, el desempeño del sistema españolde ciencia y tecnología puede compararse favorablementecon los de Alemania, Francia o EEUU. Estos datos cues-tionan el discurso oficial de que España produce “muchaciencia pero de escasa calidad” y no ha mejorado la trans-ferencia de conocimiento. Aunque España aún puede me-jorar mucho en ciencia e innovación, el principal limitantesigue siendo la falta de financiación.

[8] BOE

[9] Plan Estatal de Investigación Científica y Técnica y de In-novación 2013-2016

[10] Desde las hipótesis iniciadas por la antropología de JamesFrazer (La rama dorada, donde plantea la similitud dela función de la ciencia con la de la magia en la culturaprimitiva y la mente primitiva — véase un breve resumenen John Lewis Antropología simplificada, Selector, 1985ISBN 978-968-403-041-1, pp. 80-81) hasta las investi-gaciones estructuralistas de André Leroi-Gourhan. Lasdenominaciones de las fases por las que habría pasadoel pensamiento humano en su aplicación a la interpreta-ción de la naturaleza provienen del positivismo de AugusteComte (estado teológico o ficticio, estado metafísico oabstracto y estado científico o positivo); y se han propues-to muchas otras denominaciones: pensamiento mágico,pensamiento pre-filosófico, mitopoyético (en:Mythopoeicthought — Henri Frankfort, Wilson y Jacobsen: The Inte-llectual Adventure of Ancient Man, 1946, posteriormentetitulado Before Philosophy, traducido como El Pensamien-to Prefilosófico, FCE), y otras. (Véase también evolucióntecnológica, sociología del conocimiento). La reconstruc-ción del aparato fonador (a través del hioides) y del audi-tivo (huesos y cavidades del oído) en los pre-neardentales(Homo Heidelbergensis) de la Sima de los Huesos delyacimiento de Atapuerca está siendo uno de los camposmás prometedores de la investigación paleoantropológica,puesto que permitirá establecer el grado de comunicaciónoral en esta especie, que se podría vincular a otros he-chos del mismo yacimiento, como la intencionalidad de la

acumulación de cadáveres. Todo ello supondría la consi-deración de la capacidad pensamiento simbólico (IgnacioMartínez conferencia Evolución Humana, CTIF de Alca-lá de Henares 29 de abril de 2009; también los textos deJuan Luis Arsuaga El collar del neandertal, El enigma dela esfinge y otros).

[11] José María Rodanés Vicente Neolítico, Cæsaraugusta, 78.2007, pp. 49-66, ISSN: 0007-9502. Especialmente p. 52y ss.

[12] «El calcolítico en la Península Ibérica (España).» En Ar-tehistoria.

[13] La romanidad de las denominadas presa de Proserpinay presa de Cornalvo son cuestionadas por el arqueólogoSantiago Feijoo, que niega la posibilidad de su utilizacióncomo abastecedoras de agua a poblaciones y retrotrae sufecha de construcción a la Alta Edad Media (siglos VIII alX, en época musulmana). Insiste en que los romanos bus-caban manantiales de agua de calidad, para lo que cons-truían acueductos kilométricos. El agua de los embalseses necesariamente de calidad muy inferior, y provocaronproblemas de salubridad cuando empezaron a utilizarsepara el consumo humano con la revolución industrial, apartir del siglo XIX. La utilización del embalse de Pro-serpina sería principalmente ganadera, y desde el sigloXVII, como lavadero de lanas. Una investigación similarde Luis Caballero descartó la romanidad de las presas delmonasterio de Santa María de Melque (Toledo). Mérida.Una investigación de cinco años sobre la presa de Proser-pina descarta su origen romano: Terrae Antiquae, 26 deabril de 2006 (cita diversas fuentes).

[14] José María Blázquez, Corpus de mosaicos de España,CSIC, 1982, ISBN 8400052439, pg. 49.

[15] Libro Primero: Prólogo a Publio Silvino, pp. 1-2. Traduc-ción de Juan María Álvarez de Sotomayor y Rubio, Edi-ción de 1824 (Imprenta de Miguel de Burgos) digitalizadoen google books

[16] Alonso Cano declaró en su favor: «preguntado por el oficiode pintor, dijo que en todo el tiempo que le a conocido niantes, sabe ni a oydo decir que lo aya tenido por oficio nitenido tienda ni aparador ni vendido pinturas, que solo lo aexercitado por gusto suyo y obediencia de Su Magestad».En el mismo procedimiento, un tal Gabriel González deHerrera se atrevió a decir que «el [oficio] de pintor queentienden algunos comúnmente lo es, no es sino arte, ycaso que lo sea, el pretendiente lo a exercitado por gustoy en servicio de Su Magestad». Citados por José ManuelPita Andrade y Ángel Aterido Fernández (2000) Corpusvelazqueño, Ministerio de Educación, Cultura y Deporte,ISBN 978-84-369-3345-1.

[17] DÍEZ, Fernando (190) Viles y mecánicos. Trabajo y socie-dad en la Valencia preindustrial. Valencia, Edicions Al-fons el Maganànim. Mª Rosario Caballero Carrillo y Pe-dro Miralles Martínez (2002) El trabajo de la infancia yla juventud en la época del Barroco. El caso de la sedamurciana.

[18] Documentos feriales Medina del Campo, Villalón y Medinade Rioseco.

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[19] Véanse los enlaces marcados y además: Mercantilismo,Edad Media#El surgimiento de la burguesía e Historia delcapitalismo.

[20] El GPS de las estrellas.

[21] Catálogo del Museo Nacional de Ciencia y Tecnología deEspaña, p. 68. RobertoMoreno José Rodríguez de Losada.Vida y obra. 1995, Madrid: Fundación Juanelo Turriano.

[22] Citada en Miguel Ángel Quintanilla y José Manuel Sán-chez Ron (1998) Ciencia, tecnología y sociedad, Madrid:Santillana, ISBN 84-294-4976-0, p. 89

[23] Era lo sostenido, entre otros, por Baltasar de Castiglio-ne, en su difundida obra El cortesano, o en España por elMarqués de Santillana, Juan Boscán o Garcilaso de la Ve-ga, él mismo un ejemplo de poeta-soldado, como el propioCervantes. La serie de novelas históricas del Capitán Ala-triste (Arturo Pérez-Reverte) ilustran muy gráficamen-te esta vinculación, poniendo como ejemplo al ficticioprotagonista y su relación con personajes reales, comoFrancisco de Quevedo.

[24] Valentín Moreno Gallego Letras misivas, letras humanas,letras divinas. La correspondencia del cardenal Granvelaen la Real Biblioteca y sus cartas de autores, en Cuadernosde Historia Moderna, 2005 Anejo IV, pp. 31-55

[25] Ambas denominaciones han quedado obsoletas, aunquesiguen teniendo algún uso en el ámbito académico anglo-sajón, donde es común utilizar natural philosophy comoequivalente a «física». En el ámbito académico hispáni-co suele restringirse a un uso historiográfico: por ejem-plo, la Universidad de Valladolid mantiene una asignaturadenominada Filosofía e historia natural en la Ilustración;también en títulos como el del estudio de Luis MillonesFigueroa: Filosofía e historia natural en el Inca Garcila-so, en Ensayos de cultura virreinal latinoamericana Lima:Universidad San Marcos, 2006.

[26] Cómo los jesuitas inundaron Europa de científicos

[27] Vicente Faubell Zapata:Historia de la acción educativa delos Escolapios en España de 1733 a 1845

[28] Malaria. Exposición en la Biblioteca Nacional, 2009. LaCondesa, los Jesuitas, el Cardenal, el Demonio, Linneo ysus Polvos. Malaria site. En 1638 las propiedades de lacorteza de una planta utilizada tradicionalmente para tra-tar las "fiebres tercianas" en la zona andina fueron aplica-das a la curación de Ana de Osorio, la esposa del virreydel Perú y conde de Chinchón Luis Jerónimo Fernándezde Cabrera y Bobadilla de la Cerda y Mendoza (llegadosa Lima en 1629), por recomendación del gobernador deLoja, que se había curado con tal remedio. La historia fuerecogida por Sebastiano Bado en 1663. El uso médico sefue extendiendo entre los españoles y quedó recogido envarios textos médicos a partir de esas fechas. La planta fueposteriormente clasificada en la terminología botánica co-mo Cinchona officinalis en honor de los condes (Linneo,1753) y la sustancia activa se denominó quinina (el nom-bre vulgar de la planta quedó como “quina”).

[29] José Manuel Sánchez Ron ¡Viva la ciencia!, Barcelona:Crítica, 2009 ISBN 84-8432-916-9 pp. 93-94.

[30] José Luis Comellas: Historia de España Contemporánea,Ediciones Rialp, 1988, ISBN 978-84-321-2441-9, p. 83

[31] No sólo por actos de guerra, cuya necesidad era más o me-nos discutible, sino también por simple negligencia: lostelescopios Herschel del Observatorio del Retiro fueronusados como leña por los soldados franceses allí acuarte-lados. Sánchez Ron, ¿Viva la ciencia! op. cit.

[32] La asociación de ambos hechos ha pasado a ser un tópicohistoriográfico, que se repite desde fechas muy cercanasa los hechos, cuando La España de 1830 a 1836, folletode Charles Didier, fue traducido por el ya citado MarianoJosé de Larra. La responsabilidad política concretamentese atribuye al ministro Francisco Tadeo Calomarde a par-tir de 1824, refiriéndose al Plan General de Estudios delReino del 14 de octubre de 1824. Véase el texto originalde Didier y Larra ( Imprenta Repullés, 1836, p. 13) y uncomentario contemporáneo ( Artículos Varios, EditorialCastalia, 1976 ISBN 978-84-7039-225-2, p. 124).

[33] Museo Pedagógico de Huesca.

[34] Ángel Bahamonde Política económica y liberalización, enArtehistoria.

[35] Texto de la Orden y otros documentos relativos a la fun-dación del CSIC y a Ibáñez Martín en filosofia.org

[36] La leyenda negra y la verdad histórica (1914). Enumera-ción de los científicos españoles citados por Juderías:

• Arte militar: Álava, Barroso, Escrivá,Menéndez Valdés, Diego de Salazar,• Artillería:Fernando del Castillo,García Céspedes

• Fortificaciones:Luis Fuentes,Medina Barba

• Arquitectura naval: Tomé Cano,García de Palacios, Labaña,Fernando Oliver, Pedrarias Dávila

• Ciencias: Alonso de Santacruz, PedroNúñez, Jerónimo Muñoz, Juan Molina,Andrés García de Céspedes, Juan deRojas Sarmiento, Hernando de los Ríos,El Brocense, Simón de Tovar• Geografía: Nebrija, EduardoLópez, Pedro de Medina, Luis delMármol, Juan de la Cosa, AntonioHerrera, Juan Martínez, AndrésGarcía Céspedes, Fernández deOviedo, Antonio de Herrera,Francisco Micó, Andrés Laguna,Juan Bautista Monardes, JuanJaraba, Juan Gil Jiménez; y loscronistas de Indias: Fernández deOviedo, Gómara, Vargas Machica,Cortés, Cieza de León, BernalDíaz del Castillo

• Navegación: Enciso, Valero,Medi-na, Martín Cortés, Juan Escalantede Mendoza, Pedro Núñez, PedroMenéndez de Avilés

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46 7 REFERENCIAS

• Medicina: Vallés, Mercado, Bru-guera, Carmona, Díaz de Toledo,Fragoso, Huarte, Jiménez, Valver-de, Servet, doña Oliva Sabuco deNantes, Acosta

• Ciencias exactas: Pedro Ciruelo,Martínez Siliceo, Fernán Pérezde Oliva, Fernando de Córdoba,Pedro Juan Oliver, Pedro JuanMonzó, Jerónimo Muñoz, PedroJaime Esteve, Andrés de Lorenzo,Lorenzo Voctorio Molón, MiguelFrancés, Gaspar Lux, Álvaro Tho-más, Perdo Núñez, Antich Rocha,Francisco Sánchez, Pedro Chacón

• Biología: Gabriel Alonso de Herre-ra, Francisco Micó, Andrés Lagu-na, Juan Bautista Monardes, JuanJaraba, Juan Gil Jiménez, Hernán-dez

• Lingüística: Nebrija, Brocense, Pi-niciano, Barrientos, Alonso de Za-mora, Arias de Montano, Díaz Pa-terniano, fray Juan López, Juande la Cuesta, Bernardo de Aldere-te, Sebastián de Covarrubias, Lia-ño, padre Andrés de Ovieto, padrePaes, padre Caldeira, padre Luisde Acebedo, padre Diego de Ri-bero, padre Gaspar de Villela, frayAndrés de Olmos, fray Alonso deMolina, fray Juan de Córdoba, frayLuis de Villalpando, fray Antoniode Ciudad Real, fray FranciscoMarroquín

• Ingeniería: Diego Rivero, Juanelo,Felipe Guillén, Martín Cortés, herma-nos Rogetes, Juan de Arfe, AntonioBoteller, Bernardo Pérez de Vargas,Garci Sánchez, Carlos Corzo, Pedro deContreras, Lope de Saavedra, fray Blasdel Castillo, Álvaro Alonso Barba.

• Arquitectura: Juan de Herrera• Educación: Alejo de Venegas, PedroPonce, Juan Pablo Bonet

• Filosofía y pensamiento: Fox Morci-llo, Melchor Cano, Gómez Pereyra, frayJosé de Sigüenza, doña Oliva Sabu-co de Nanates, Pujasol, fray Domingode Soto, fray Alonso de Sandoval, frayJuan de Vergara, Juan de Espinosa, frayAntonio Álvarez, fray Basilio Ponce deLeón, Pedro Ciruelo, Pedro de Valen-cia, Jerónimo de Urrea, don Artal deAragón Cónde de Sástago, Pedro de Ri-vadeneira, fray Antonio Fuente de laPeña

• Profesores que enseñaron en universi-dades extranjeras:

• París: Álvaro Thomas,Jerónimo Prado, Pedro de

Lerma, los hermanos Coro-nel, Juan Dolz de Castellar,Miguel Servet, Fernando deEncina, Juan de Celaya, JuanGélida, Luis Baeza

• Sorbona: Gaspar Lux, MiguelFrancés, Perdo Ciruelo, JuanMartínez Siliceo, padre Ma-riana, fray Gregorio Arias,Francisco Escobar, FernánPérez de Oliva

• Leuven: Luis Vives, AntonioPérez el jurisconsulto, JuanVernoza

• Dillingen e Inglostadt: frayPedro de Soto, Martín deOlave, Alonso de Pisa

• Praga: Rodrigo de Arriaga• Toulouse: Antonio Gouvea,Luis de Lucena, Sánchez

• Varsovia y Cracovia: PedroRuiz de Moros, Alfonso Sal-merón

• Padua: Bernardo Gil,Antonio Burgos, JuanMontes de Oca, Franciscode Valencia, Estéfano deTerraza, Rodrigo Fonseca

• Bolonia: Pedro Naranjo,Gonzálo Díaz, Pedro Gar-cía de Atodo, Alfonso deGuevara, Pedro Carnicer

• Oxford: Luis Vives, frayPedro de Soto, FranciscoEncinas

• Burdeos: Garbiel de Tárrega,Raimundo de Granoller

• Lausana: Pedro Núñez de Ve-la

• Ancona: Jerónimo Muñoz• Nápoles: Miguel Villar, JuanLópez, Gonzalo del Olmo

• Roma: Francisco de Toledo,padre Mariana, Juan de Mal-donado, Pedro de Rivadenei-ra

[37] Quintanilla y Sánchez Ron, op. cit.

[38] Página oficial de la organización del Premio Nóbel, queprecisa que ese dato era el que se dio en el momento delpremio (Titles, data and places given above refer to the timeof the award).

[39] Citado por Carlos Elías, en Los científicos piden que elCSIC no tenga carácter político. Denuncian el espíritu an-ticientífico que rige este organismo en su 60 aniversario, ElMundo, 15 de octubre de 2000.

[40] Catálogo de la exposición Malaria, Biblioteca Nacional,mayo de 2009. La declaración oficial coincidió con elXXV aniverario del fin de la Guerra Civil ([XXV años depaz]], en 1964) La erradicación del paludismo en España.

Page 47: Historia de La Ciencia y La Tecnología en España

47

[41] El paciente despertó, pero murió al día siguiente. Sueleconsiderarse que el primer trasplante de corazón efectivoen España fue el realizado en el Hospital Sant Pau de Bar-celona por Josep Maria Caralps, el 8 de mayo de 1983. Elpaciente sobrevivió nueve meses. Noticia del 40 aniver-sario del trasplante de 1968 en gaceta.es. Noticia del 25aniversario del trasplante de 1983 en Hoy salud, en La Ra-zón.

[42] Abderrahman Jah y Margarita López, «Al-Ándalus, unacultura del Agua.» Alif Nun.

[43] María Jesús Rubiera Mata: Literatura hispanoárabe, ElEmirato Omeya, p. 17.

[44] Ciencia y técnica en las taifas, en Artehistoria.

[45] Autores citados en las distintas secciones de Artehistoria,web citada.

[46] Recogido por Miguel Asín Palacios en «Al-Andalus» 3(1935), 383-389; recogido a su vez en Ciencia y técnicaen las taifas, web citada.

[47] Arte y cultura de los reinos cristianos, en Artehistoria.

[48] Consta que Paracelso lo usó a comienzos del siglo XVIcomo anestésico, pero no volvió a utilizarse hasta el sigloXIX, cuando, además de su uso médico, se aplicó comodisolvente de la nitrocelulosa. Exposición Casa del explo-sivo en elMuseo de laMinería y de la Industria de Asturiasmumi.es

[49] Traducción y traductores en Artehistoria.

[50] Enrique Cantera, Sefarad, en Historia National Geograp-hic, enero 2010, p. 56.

[51] Sven Dupré Los orígenes del telescopio, Investigación yCiencia, septiembre de 2009, p. 53

[52] Julio Valdeón (1981) La Baja Edad Media, Madrid, His-toria 16.

[53] Traducciones y traductores, Artehistoria, web citada.

[54] Fascimil de Las Partidas, p. 698 en Cervantesvirtual.

[55] La crítica contra Inquisición y la censura, breve referen-cia a los dibujos de Goya sobre el tema, incluyendo sunumeración. Breve biografía de Zapata con la imagen deldibujo de Goya, en Región de Murcia digital.

[56] Concepto popularizado por Paul Hazard, en el libro deigual título.

[57] Alonso del Castillo en Cervantesvirtual.

[58] «Primera prueba española de propulsión a vapor (1543).».

[59] GARCÍA TAPIA, Nicolás. 2001. Un inventor navarro:Jerónimo de Ayanz y Beaumont (1553-1613), Pamplona:Gobierno de Navarra. Véanse referencias en estas web Elprimer uso conocido del vapor por d. Jerónimo de Ayanz yBeaumont D. Jerónimo de Ayanz y Beaumont, tecnólogo)

[60] Noticia periodística citada en madridmasd.org, 16 de sep-tiembre de 2008.

[61] Las ciencias naturales y médicas, en Miguel Arjona Co-lomo (1973) Historia de América, Madrid: EPESA ISBN84-7067-200-2

[62] También se utilizaban las expresiones universidades ma-yores y universidades menores: Eduardo Escartín SánchezUniversidades mayores y menores. Una polémica en la Ca-taluña del siglo XVII, Revista Pedralbes, 23 (2003), 187-202.

[63] Les universitats de la Corona d'Aragó, ahir i avui

[64] La Universitat de València i l'humanisme: «Studia Huma-nitatis» i renovació cultural a la Europa i al nou món, 2003

[65] José Salvador y Conde, La Universidad de Pamplona enel s. XVII, Diputación Foral de Navarra, 1977 ISBN 13:978-84-235-0061-1

[66] José Ramón Barreiro Fernández, Historia de la Univer-sidad de Santiago de Compostela: De los orígines al sigloXIX, ISBN 978-84-8121-776-6

[67] Julián Juderías op. cit. Véase la nómina en la nota anteriorque referencia a este autor.

[68] Palabras similares dirigió a Beato Renano: Non est ani-mus hispanizein (no es mi intención «hispanizar»). En-rique González y González, Leticia Pérez Puente: Per-manencia y cambio: Universidades hispánicas 1551-2001UNAM, 2006 ISBN 978-970-32-2727-3, p. 118.

[69] El texto clásico sobre el asunto es el de Marcel BataillonErasmo en España. Véase también Historia del cristianis-mo en España#Erasmismo

[70] Guillaume BoccaraColonización, resistencia y mestizaje enlas Américas (siglos XVI-XX), Editorial Abya Yala, 2002ISBN 9978-22-206-5, p. 143.

[71] Véase el estudio de Julián Juderías op. cit. (La enumera-ción en la nota anterior que referencia a este autor).

[72] Miguel Artola (1991) Enciclopedia de Historia de España.Tomo V Diccionario Temático. Madrid, Alianza EditorialISBN 84-206-5294-6, p. 214.

[73] Felipe Picatoste, Apuntes para una biblioteca científica es-pañola del siglo XVI: estudios biográficos y bibliográficosde ciencias exactas físicas y naturales y sus inmediatasaplicaciones en dicho siglo, 1891.

[74] Guía Didáctica del Museo Nacional de Ciencia y Tecno-logía de España, accesible en la web del museo.

[75] Portuondo, María. «Secret Science», Chicago, 2009; re-seña en Investigación y Ciencia, enero de 2010, pp. 94-96.

[76] Sanz Tapia, Ángel. «La minería hispanoamericana (1542-1810)», en América Virreinal, vol XXIX deGran HistoriaUnivesal, Madrid: Nájera ISBN 84-7461-683-2, pp. 239-241.

[77] Voz aludel en el DRAE. ParqueMinero de Almadén. PilarAmaré y otros: «Minería y metalurgia de la plata y delazogue: un puente entre España y América.»

[78] Ángel Martín Municio: Las matemáticas y la academia

Page 48: Historia de La Ciencia y La Tecnología en España

48 7 REFERENCIAS

[79] Jeroni Muñoz y la supernova de Tycho.

[80] Portuondo, María op. cit.

[81] Benito Daza en Cordobapedia.

[82] El Colegio Imperial de Madrid y los Reales Estudios deSan Isidro

[83] Kathleen A. Myers: History, Truth and Dialogue: Fernán-dez de Oviedo’s Historia general y natural de las Indias (BkXXXIII, Ch LIV), en Hispania. Volume 73, nº 3, Septiem-bre 1990 — Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.

[84] Cotarelo Valledor A. El padre Zaragoza y la Astronomíade su tiempo. En: Asociación Nacional de Historiadoresde la Ciencia Española. Estudio sobre la ciencia españoladel siglo XVII. Madrid: Gráfica Universal; 1935. p. 82.,citado en El doctor Lázaro de Flores Navarro y el primerlibro científico que se redactó en Cuba, por José AntonioLópez Espinosa.

[85] Rafael-Ángel Rodríguez Sánchez. Algunos aspectos de laciencia universitaria en la modernidad española

Caramuel y Cardoso destacaron, a dife-rencia de los profesores universitarios cita-dos, por una abierta y descarada oposicióncontra el escolasticismo y contra el modo«antiguo» de concebir la ciencia.Resulta altamente significativo señalar queninguno de los tres autores mencionados ejer-ció la profesión universitaria en nuestro país.El Padre Zaragoza fue profesor de matemá-ticas a partir 1670 en los Reales Estudios delColegio Imperial de San Isidro de Madrid,institución de la Compañía de Jesús que des-de su creación fue acogida con hostilidad porparte de las universidades*. En cuanto a Ca-ramuel y Cardoso, ambos marcharon fuerade nuestras fronteras con, aproximadamente,unos treinta años (en 1638, esto es, con trein-ta y dos años, Caramuel se doctora en teolo-gía por la Universidad de Lovaina; por otrolado, Cardoso, también con treinta años, seestablece en Venecia en 1645). Ninguno delos dos permaneció establemente dentro denuestras fronteras.Así pues, la investigación más novedosa e in-novadora llevada a cabo en los años centralesdel XVII no se organizó en torno a la buro-crática universidad del momento, sino que serealizó «en solitario», como en los casos vis-tos.

[86] José María López Piñero La introducción de la cienciamoderna en España. Barcelona, Ariel, 1963, citado porRafael Rodríguez Sánchez, op. cit.

[87] Suárez Fernández, Luis, ed. (1986). Historia general deEspaña y América. Tomo VIII. La crisis de la hegemoníaespañola, siglo XVII. coord. Andrés-Gallego, José. Ma-drid: Rialp. pp. 56–62. ISBN 8432121037.

[88] Historia en su página web.

[89] García Cárcel, Ricardo (1996) La cultura del Siglo de Oro.Pensamiento, arte y literatura (Historia de España, vol.17), Madrid: Temas de Hoy ISBN 84-7679-295-6. Sec-ción El pensamiento científico, pp. 47-52 y La revolucióncientífica, pp. 52-55. Cita como fuentes a López Piñero(op. cit. y Ciencia y técnica en la sociedad española de lossiglos XVI y XVII, Barcelona, 1979) y a Enrique TiernoGalván El pensamiento científico en el Siglo de Oro, enEdad de Oro, vol. III, 1984.

[90] «La ciencia española en los siglos XVI y XVII.»

[91] Portada de su Operum, con su retrato. Josep BernabeuMestre: Tradición y renovación en el pensamiento y obradel Dr. Pedro Miguel Heredia (1579-1655).

[92] Alvar Martínez y José Pardo: In tenebris adhuc versantes.La respuesta de los novatores españoles a la invectiva dePierre Régis, en Deramis. Acta Hisp. Med. SU. Hist. Illus.,15, 1995, 301-340.

[93] http://www.mujeryciencia.es/2008/07/03/el-hospital-de-beatriz-galindo-la-latina/ mujery-ciencia.es]

[94] La España ilustrada de la segunda mitad del si-glo XVIII, Fondo de Cultura Económica, 1979, ISBN9788437500273.

[95] Especialmente Jovellanos gustaba de utilizar la expresiónen sus escritos y discursos. José Luis Ramos GorostizaJovellanos y la naturaleza: economía, ciencia y sentimien-to, en Scripta NovaUniversidad de Barcelona. ISSN: 1138-9788. Vol. XI, núm. 241, 15 de junio de 2007.

[96] Nosolosig - Tecnologías y Sistemas de Información Geo-gráfica – Cartografía española en la Biblioteca Nacional,ss. XVI-XIX

[97] Vicente Casals Costa Ciencia, política y territorio. la cons-trucción del paradigma regional en la península ibérica, enScripta Nova. Revista Electrónica de Geografía y CienciasSociales. Universidad de Barcelona ISSN 1138-9788 N.º79, 1 de enero de 2001

[98] Miguel Ángel Puig-Samper Sentir y Medir. Alexander VonHumboldt en España, y del mismo autor el artículo Hum-boldt, inventario de América, en La aventura de la Histo-ria, nº 127, pp. 41-44. Mayo de 2009.

[99] Chavaneau se dio cuenta que la infusibildad del platinootorgaba gran valor a los objetos de él hechos, por lo queinició un negocio con Joaquín Cabezas para producirlos,iniciando lo que se ha llegado a denominar la era del pla-tino en España. Weeks, M. E. (1968). Discovery of theElements (7 ed.). Journal of Chemical Education. pp. 385-407. ISBN 0-8486-8579-2. OCLC 23991202

[100] Edición Fascímil de Joaquín Fernández Pérez e IgnacioGonzález Tascón (eds.), (1991)Descripción de las Máqui-nas del Real Gabinete de Juan López de Peñalver, Madrid:Ediciones Doce Calles, ISBN 84-87111-21-1.

[101] O previamente la de autores precedentes como RichardCantillon: José Manuel Menudo y José María O'KeanAlonso La recepción de la obra de Jean-Baptiste Say enEspaña: la teoría económica del empresario

Page 49: Historia de La Ciencia y La Tecnología en España

49

[102] Bibliografía para toda la sección: MARTÍNEZ SHAW,Carlos (1996) El siglo de las Luces. Las bases intelectualesdel reformismo (Historia de España, v. 19), Madrid: Te-mas de Hoy, ISBN 84-7679-297-2. Especialmente la sec-ción El progreso científico, pp. 70-76. Cita como fuentes a:Añón, C., El Real Jardín Botánico de Madrid. Sus orígenes,1755-1781, Madrid, 1987. Bustos, M., Los cirujanos delReal Colegio de Cádiz en la encrucijada de la Ilustración,Cádiz, 1983. Horacio Capel, Geografía y matemáticas enla España del siglo XVIII, Barcelona, 1981. Sánchez, J. E.,y Meneada, O., De Palas a Minerva: la formación cientí-fica y la estruc tura institucional de los ingenieros militaresen el siglo XVIII, Madrid, 1988. Galera, A., La Ilustraciónespañola y el conocimiento del Nuevo Mundo. Las cienciasnaturales en la expedición Malaspina (1789-1794): la la-bor científica de Antonio Pineda y Ramírez, Madrid, 1988.Hernández de Alba, G., Pensamiento cientí fico y filosófi-co de José Celestino Mutis, Bogotá, 1982. Lafuente, A.,Los caballeros del punto fijo. Ciencia, política y aventu-ra en la expedición geodésica hispanofrancesa al Virrei-nato del Perú en el siglo XVIII, Barcelona. 1987. LópezPíñero, J. M., (op. cit. La introducción de la ciencia mo-derna en España. Barcelona, 1969). Lozoya, X., Plantasy Luces en México. La Real Expedición Científica a NuevaEspaña (1787-1803), Barcelona, 1984. Puerto Sarmien-to, F. J., La ilusión que brada: botánica, sanidad y políticacientífica en la España ilustrada, Barcelona, 1988. Cien-cia de Cámara. Casimiro Gómez Ortega (1741-1818), elcientífico cortesano, Madrid. 1992. Ramos, L. J., El viajea América (1735-1745) de los Tenientes de Navío JorgeJuan y Antonio de Ulloa, y sus consecuencias litera rias,Madrid. 1985. Riera, J., Cirugía española ilustrada y sucomunicación con Europa, Valladolid, 1976. Rovira, S.L., Antoni Martí i Franqués (1750·1832), Altafulla, 1982.Antonio Rumeu de Armas, Ciencia y tecnología en la Es-paña ilustrada. La Escuela de Caminos y Canales. Madrid,1980. Sánchez Granjel, L., La medicina española en el si-glo XVIII. Salamanca, 1979. Medicina y ciencia en la Es-paña ilustrada, Valladolid, 1981. Silván, L., Los estudioscientíficos en Vergara a fines del siglo XVIII. San Sebas-tián, 1977. Steele, A. R.. Flores para el Rey. La expedi ciónde Ruíz y Pavón y la 'Flora del Perú' (1777·1788), Barce-lona, 1982.

[103] Concepción Romo Santos Francisco Sabatini, un granmatemático, físico y arquitecto en la Corte de Carlos III

[104] La Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País y elReal Seminario Patriótico de Vergara, en cervantesvirtual.

[105] Miguel Ángel Puig, op. cit., p. 42

[106] Juan Francisco López yManuel Valera: Estudios de Proustsobre el alcanfor de Murcia, en Llull, nº 18, 1995, p. 275.

[107] Para toda la sección, Quintanilla y Sánchez Ron, op. cit.,pp. 90-92

[108] Ficha de la obra en la web del Museo del Prado.

[109] María José Casado Ruiz de Lóizaga (2006) Las damasdel laboratorio: mujeres científicas en la historia, Madrid:Debate.

[110] Isabel Morant Deusa: Mujeres ilustradas en el debate de laeducación. Francia y España.

[111] Natacha Seseña Goya y las Mujeres, Taurus, 2004. En-tre las aristócratas retratadas por Goya, esta autora cita ala marquesa de La Solana, la marquesa viuda de Villa-franca, la de Santa Cruz, la condesa de Fernán Nuñez, lamarquesa de Santiago, la de Pontejos, la condesa duquesade [sic], la duquesa de Osuna, la de Abrantes, la marquesade Lazán y la de Villafranca, la condesa de Chinchón y, es-pecialmente, la duquesa de Alba. Entrevista en CincoDías:«Las mujeres ilustradas que retrató Goya.»

[112] Juana Vázquez Marín «Las mujeres ilustradas.» En ElQuijote en clave de mujeres.

[113] Jordi Nadal (1975) El fracaso de la Revolución Industrialen España. 1814-1913, Barcelona, Ariel.

[114] Del racionalismo krausista al positivismo, en Realidad ymito del 98: las distorsiones de la percepcion. Ciencia ypensamiento en España (1875-1923), Cayuela Fernández,José G. (coord.): Un siglo de España: centenario, 1898-1998. Cuenca, Universidad de Castilla-La Mancha y Cor-tes de Castilla-La Mancha, 1998, pp. 527-552. ISBN 84-89958-07-6.

[115] Antonio Jiménez-Landi Martínez Los orígenes de la Insti-tución, Edicions Universitat Barcelona, 1996, ISBN 978-84-89365-96-4, p. 105

[116] La atribución es de José Carlos Mainer El coraje deun hombre — Escenarios, en www.elperiodicodearagon.com 31/01/2009. La frase literal que suele citarse serestringe al siglo XIX (texto citado por José M. Roca:Fuentes de legitimidad del régimen franquista), aunquees habitual referir el deseo de borrar la historia de Españaincluso más allá, hasta al menos Felipe II (Josep Fonta-na, en Tuñón de Lara y la historiografía española, variosautores, Siglo XXI 1977. ISBN 978-84-323-1003-4).

[117] Historia y edificio. Web oficial de la Biblioteca Nacional.

[118] Germán Rueda (1996): Cultura, saber y diversiones (p.44 y ss.), en El reinado de Isabel II. La España liberal,tomo 22 de la Historia de España, Temas de Hoy ISBN84-7679-315-4.

[119] Germán Rueda, op. cit. pp. 48-52. Véase un estudio deLos 222 catedráticos de la universidad española en 1846en filosofia.org.

[120] Germán Rueda, op. cit., citando como fuente a Jesús Mar-tínez Martín (1991): Lectura y lectores en el Madrid delsiglo XIX

[121] Germán Rueda, op. cit., p. 54

[122] http://www.yoteca.com/pg/Informacion-de-calendario-zaragozano.asphttp://iesitaza.educa.aragon.es/DAPARTAM/geohist/personajes/marainocast.pdf http://www.enciclopedia-aragonesa.com/voz.asp?voz_id=3429&tipo_busqueda=1&nombre=mariano%20castillo&categoria_id=&subcategoria_id=&conImagenes=

[123] Javier Turrión, op. cit.

[124] Santiago Garma Pons La enseñanza de las matemáticas enEspaña durante el segundo tercio del s. XIX, en Llull, ISSN0210-8615, N.º 2, 1978, pp. 26-34.

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50 7 REFERENCIAS

[125] M del Carmen Cuéllar, Juan Ramón Rodríguez: Los es-tudios mercantiles y la Escuela de Comercio de Valencia1787-1975 Universidad de Valencia, 2000 ISBN 978-84-370-4447-7, p. 25 y ss.

[126] Fabián Estapé Ensayos sobre historia del pensamien-to económico, 1971 Véase también Nacionalismo espa-ñol#Nacionalismo y economía y Categoría:Economistasde España del siglo XIX.

[127] SusanaMartínez Rodríguez, comentario del libro de Enri-que Fuentes Quintana (dir., 2003): Economía y Economis-tas Españoles, Círculo de Lectores-Galaxia Gutemberg,Barcelona.

[128] Rafael Priesca Balbín La recepción del marxismo en Es-paña, 1880-1894, El Basilisco, ISSN 0210-0088, N.º 12,1981, pp. 38-51.

[129] Raúl de la Fuente Juan Mieg, «El tío cigüeño».

[130] Exposición en el Museo de Ciencias, 2009.

[131] Breve biografía de Turró. Web más amplia, en catalán.

[132] Citada en Sánchez Ron ¡Viva la ciencia!, op. cit. pp. 228-229. Dolz era jesuita, y fue el primer director del colegiode Jesuitas de Valencia, donde comenzó una importantecolección de Ciencias Naturales que impulsó sobre todoIgnacio Sala a medidados del siglo XX (Cesión de la Co-lección de Ciencias Naturales Ignacio Sala).

[133] Ramón y Cajal, Historia de mi labor científica, 1912, ci-tado por Sánchez Ron, op, cit., p. 229.

[134] Para toda la sección, Quintanilla y Sánchez Ron, op. cit.,pp. 92-94.

[135] A Darwin (texto en ciudadseva.com).

[136] Thomas F. Glick: Darwin en España. Introducción y tra-ducción de José M. López Pinero. Ediciones PenínsulaBarcelona, 1982. Santiago Riera i Tuèbols: La difusió deldarwinisme a Catalunya, en Medi Ambient. Tecnologia iCultura, 27/1/2009.

[137] Reseña de Mis memorias (Zuera, 1863-Toulouse, 1939).Zaragoza: Institución Fernando El Católico (CSIC), 2003.ISBN 84-7820-687-6 en Geo Crítica.

[138] Homenaje a Carlos R. Darwin en el centenario de su na-ciemiento

[139] José Antonio Rodríguez Esteban (editor) Conmemoraciónde la expedición científica de Cervera-Quiroga-Rizzo alSáhara Occidental en 1886. Consejo Superior de Investi-gaciones Científicas, Madrid, 2008 Recensión en el Bole-tín de Historia de la Geología de España, nº 32, noviembrede 2008, Sociedad Geológica de España.

[140] Rodríguez Estaban, José Antonio: Geografía y colonialis-mo: la Sociedad Geográfica de Madrid, 1875-1936

[141] Victoriano Darias de Las Heras: El africanismo español yla labor comunicadora del Instituto de Estudios Africanos

[142] Ficha de una de sus obras en el Museo Cerralbo.

[143] Un listado de Intelectuales, artistas y científicos españolesdel siglo XIX ante la fotografía, en Riego, B.: Impresiones:la fotografía en la cultura del siglo XIX (antología de tex-tos), 2003.

[144] Consejo general de colegios oficiales de ingenieros indus-triales

[145] Flix - Historia - ERCROS

[146] Juan Subercase Krets, en Galería de Ingenieros Egregios.X. Siglo XIX-España.

[147] Juan Manuel Grijalvo –Ferrocarril y ferrocarriles– El an-cho de vía.

[148] ¿Por qué las vías de tren en España son más anchas?. Elancho de vía del tren español

[149] Gabriel Tortella, op. cit., sección La industria algodonera,pp. 68-76.

[150] Minas de Riosa

[151] Fernández González, Álvarez Núñez y Portillo Calderón(1988). Siderurgia malagueña en el siglo XIX: ManuelAgustín Heredia. Málaga: Colegio Oficial de Peritos e In-genieros Técnicos de Málaga. ISBN 84-60053-25-3.

[152] Museo de la Minería y de la Industria de Asturiasmumi.es; Historia de Tudela Veguín S. A.

[153] Fotografía del mapa de 1834 y Artículo, en El País, 27 demayo de 2009.

[154] Gabriel Tortella. La minería, en Revolución Burguesa, oli-garquía y constitucionalismo, tomo 8 de la Historia de Es-paña dirigida por Manuel Tuñón de Lara, Barcelona, La-bor. ISBN 8433592481, pp. 49-62. Cita como fuentesprincipales a Jaume Vicens Vives, Jordi Nadal y NicolásSánchez-Albornoz.

[155] Gabriel Tortella, op. cit., sección La industria siderúrgica,pp. 76-87.

[156] Guillermo Lusa Monforte: «El final de la soledad de laEscuela de Barcelona (1892-1899).»

[157] Castro, 1994, citado por Marta I. González García yEulalia Pérez Sedeño: Recuperación de las mujeres en lahistoria de la ciencia y la tecnología

[158] María Goyri, la primera universitaria

[159] Mercedes de la Fuente Manuela Solís, primera universita-ria valenciana

[160] Ángela Carmona Rosas y espinas, citada en esta entrevistaperiodística

[161] Citado por Isaías Lafuente, en Agrupémonos todas — Lalucha de las españolas por la igualdad, Aguilar, ISBN 84-03-09390-X

[162] Citado por Mercedes de la Fuente, op. cit.

[163] Catalina Lara Un siglo de mujeres en la Universidad, ElPaís, 09/09/2010.

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51

[164] J. Luis Maldonado Polo Las expediciones científicas espa-ñolas en los siglos xix y xx en el archivo del museo nacio-nal de ciencias naturales, en Asclepio, Vol. LIII, febrerode 2001.

[165] Victoriano Darias de Las Heras, op. cit.

[166] José González-Albo Campillo (1913-1990) Necrológicaen Anales del Jardín Botánico de Madrid, 48(1) 1990.

[167] Maldonado, op. cit.

[168] Las expresiones son de uso común, y aparecen, por ejem-plo, en estudios sobre Manuel Azaña (José María MarcoLa inteligencia republicana) o Antonio Machado (CarlosMoreno Hernández Antonio Machado, 1907-1917).

[169] El observatorio meteorológico de Igueldo. Véase tambiénla Breve historia de los comienzos de la meteorologÍa enEuskal herria de Antón Uriarte.

[170] [...] fecha en la cual también se edificó junto a este el museode física experimental La Mentora que en la actualidadexpone gran parte de los aparatos científicos de la época.(De Montjuic y el Monte Tibidabo).

[171] Web del Observatorio del Ebro.

[172] [...] fue el encargado de instalar los instrumentos en unaterraza del Palacio de Lorenzana, acompañado de una pe-queña oficina. En aquel espacio colocó los termómetros,un pluviógrafo Hellmann, una veleta anemométrica Wild yel resto de aparataje. (Cien años de mediciones y registrosmeteorológicos casi ininterrumpidos)

[173] Desde 2008 rebautizado como Agencia Estatal de Meteo-rología, en cuya web se reclama con más de 140 años dehistoria.

[174] Manuel Palomares Calderón (febrero de 2010): La ascen-sión en globo de Augusto Arcimis en 1905

[175] Se repartían territorialmente el mercado: ENDESA (pú-blica, perteneciente al INI), Iberduero (por los ríos Ebroy Duero), Hidroeléctrica Española, Fuerzas Eléctricas deCataluña (FECSA) y Sevillana de Electricidad. ENDESAen su historia, Gonzalo Anes, Santiago Fernández Plasen-cia y Juan Temboury; El sector eléctrico a través de UNESA1944-2004 UNESA 1944-2004.

[176] Catálogo de la exposición conmemorativa. Fotografía deEinstein en los jardines de la Residencia de Estudiantes.

[177] Artículo periodístico sobre la citada exposición.

[178] La Ciencia en España

[179] José M. López Sánchez Las ciencias sociales en la edadde plata española: el Centro de Estudios Históricos, 1910-1936. Tesis doctoral en la Universidad Complutense,2005.

[180] Para la arqueología y la historiografía del arte tuvo unaparticular importancia el crucero por el Mediterráneo delaño 1933, impulsado por Fernando de los Ríos. JosepMa-ria Fullola i Pericot, Francisco Gracia Alonso, El sueño deuna generación: el crucero universitario por el Mediterrá-neo de 1933, Universitat de Barcelona, 2006, ISBN 84-8338-483-3.

[181] Biografía de Pérez del Pulgar en Biografías y Vidas.Referencia al incendio del ICAI en Hominum causa om-ne ius Constitutum est, de José María Díaz Moreno y JoséMaría Castán Vázquez Universidad Pontificia de Comillasde Madrid, 2000 ISBN 978-84-89708-76-1

[182] Fritz Haber dirigía el instituto de química física, OttoHahn el instituto de radioactividad, y desde 1918 LiseMeitner el departamento de física de ese instituto.chemheritage.org

[183] museovirtual del CSIC. Néstor Herran Los inicios de la ra-diactividad en España, en Investigación y Ciencia nº 394,julio de 2009. ISSN 0210136X, pp. 9 y 10. Véase tambiénel libro de este mismo autor, Aguas, semillas y radiacio-nes. El Laboratorio de Radiactividad de la Universidad deMadrid, 1904-1927, CSIC, 2008 (recensión) y el extractode su tesis doctoral Radioactividad en España: Ascenso ydeclive del Instituto de Radiactividad, 1904-1929, Univer-sidad Autónoma de Barcelona, 2006.

[184] divulgamat.ehu.es

[185] 12. Las oposiciones de Terradas a la Cátedra de Ecuacio-nes Diferenciales

[186] Palomares, op. cit.

[187] Enrique Fuentes Quintana, op. cit.; El profesor Bernis antela economía española, Bibliografía de Bernis; El profesorZumalacarregui (1879-1956); Olegario Fernández-Baños.

[188] Luis Enrique Otero Carvajal: Einstein y la revolución cien-tífica del siglo XX

[189] publicado en El Siglo Médico, 18 de julio de 1936. El au-tor, como rector de la Universidad de Zaragoza, había re-cibido elogiosamente a Einstein en 1923. Citado por Ja-vier Turrión Berges: Einstein en España, en Monografíasde la Real Academia de Ciencias de Zaragoza. 27: 35-68,(2005).

[190] La neurociencia española en el exilio convivió y chocó conStalin. Un estudio recoge el papel de los médicos del PCEen la URSS. El campo de la psiquiatría fue el más apro-vechado, en Público, 23/10/2011; reseña extensa de unartículo de Miguel Marco en Revista de Neurología. Re-coge la continuada relación entre la neurociencia rusa y laespañola desde la presentación de Iván Pavlov en el XIVCongreso Internacional deMedicina (1903,Madrid). Dis-cípulos de Pío del Río Hortega se terminarían exiliando enla URSS. Se continúa en la misma fuente con otros artícu-los: El psiquiatra rojo que seguía a Pavlov. Florencio VillaLanda vivió el comunismo en España, la Unión Soviética,México y Cuba (sobre Florencio Villa Landa, 1912-1992),El referente del PCE en sanidad. Realizó el primer experi-mento de respuesta condicionada en España (sobre JuanPlanelles, 1900-1972), El español que estuvo en el gulag(sobre Julián Fuster) y Manuel Arce. Niño de la guerra yneurorradiólogo formado en la URSS, volvió a España amediados de la década de los sesenta (sobre Manuel Arce,1929).

[191] Cayuela, op. cit.

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52 7 REFERENCIAS

[192] Referencia a la ley en una biografía deCabrera. Referenciaal contenido de las investigaciones sobre paramagnetismo:Carmen Magallón Portolés Mujeres en las ciencias físico-químicas en España: el Instituto nacional de ciencias y elInstituto nacional de física y química (1910-1936), enLlullISSN 0210-8615, Vol. 20, N.º 39, 1997, p. 553.

[193] Casimiro Lana Sarrate

[194] Luis Enrique Otero Carvajal: La destrucción de la cien-cia en España. Las consecuencias del triunfo militar de laEspaña franquista, enHistoria y Comunicación Social. nú-mero 6. Universidad Complutense, Madrid, 2001. ISSN:1137-0734, pp. 149-186. Luis Enrique Otero Carvajal(dir), Mirta Núñez Díaz-Balart, Gutmaro Gómez Bravo,José María López Sánchez, Rafael Simón Arce: La des-trucción de la ciencia en España. Depuración universitariaen el franquismo] UCM-Editorial Complutense, Madrid,2006 ISBN 978-84-7491-808-3 (reseña de Salvador Ló-pez Arnal).

[195] Compañía Española de Penicilinas y Antibióticos (CEPA)en colaboración con Merck & Co. (Historia - Aranjuez -ERCROS)

[196] La bomba atómica que planeó Franco, en El País,18/01/2008.

[197] Enrique Cerdá (1981) Nuestros genes, Salvat, p. 54.

[198] Exposición y catálogo La evolución de Darwin, 2009,Mu-seo Nacional de Ciencias Naturales. ISBN 978-84-9785-577-8, especialmente Rafael Zardoya El Museo Nacionalde Ciencias Naturales, CSIC, y el origen de la genética enEspaña, pp. 135-138.

[199] Fue uno de los 67 países participantes (Año Geofísico In-ternacional o Año Polar Internacional-3 (AGI o API-3,1957-1958): 25 años después, se funda el Sistema Antár-tico), y se encontraba ya entre las 52 que habían anunciadosu participación previa (La Unesco y su programa. El AñoGeofísico Internacional).

[200] Artículo en el Boletín del Instituto Geográfico Nacional, n.º10, abril-junio de 2002.

[201] Historia de la urología

[202] Enrique Fuentes Quintana, op. cit.; Fabián Estapé Conacuse de recibo; Universidad de Barcelona. Historia; «Lacontribución de Manuel de Torres a la economía agrariaen España (1930-1960).»

[203] María Jesús Santesmases: Neutralidad y Atrasos: Cienciasy Tecnicismo en la España de Franco, en Actes de la VIItrobada D'història de la ciència i de la Tècnica: Barcelona,14, 15, 16 I 17 de noviembre de 2002. Institut d'EstudisCatalans, 2003 ISBN 978-84-7283-710-2, p. 69

[204] El arma secreta de Franco. Una investigación de EL PAÍSdescubre en una oficina del Ejército de Tierra un lote de lasmáquinas Enigma, que, compradas a Hitler, permitieron albando nacional cifrar mensajes, Rafael Moreno Izquierdo,El País, 12/10/2008.

[205] Primer ordenador en España

[206] SIMO: una larga historia de 41 años

[207] Rafael Barzallana Las generaciones de ordenadores, reco-gido en Wikilearning.

[208] Rafael Barzallana, op. cit. Origen del PC. Las generacio-nes de ordenadores. Universidad de Murcia Historia de laInformática. La era de la electrónica. Una amplia descrip-ción del Distesa Kentelec 8, que plantea la duda de fechasentre 1973 y 1974.

[209] Ignacio Fernández Bayo, Luis Guijarro y Antonio CalvoRoy (2005) La generación de la Ley de la Ciencia. 45 per-files de científicos españoles de hoy, CSIC, ISBN 84-689-3848-3.

[210] Quintanilla y Sánchez Ron, op. cit., pp. 95-103.

[211] En el World Universities Ranking de enero de 2009 (La-boratorio de Internet del CINDOC, que utiliza un factorde impacto web), España aparece en séptimo lugar, concuatro universidades entre las doscientas primeras, vein-tisiete entre las quinientas primeras y cuarenta y dos entrelas mil primeras (por delante de Suecia, Japón o Suiza).En cambio, en otras clasificaciones aparece peor situada(puesto 18 en Academic Ranking of World Universities dela Universidad de Shanghái Jiao Tong).

España que posee 44 revistas en elconjunto de las BD del ISI, lo cual representael 0,5 por ciento del total, un valor muypor debajo de su potencial científico yeditorial, que viene calculándose en todoslos indicadores de producción científica entorno a valores del 2,5-3 por ciento.Emilio Delgado López-Cózar y otros:N-RECS: índice de impacto de las revistasespañolas de ciencias sociales. Una nuevaherramienta para medir el impacto dela investigación española, en Biblio 3WRevista bibliográfica de geografía y cienciassociales (Serie documental de Geo Crítica)Universidad de Barcelona ISSN: 1138-9796,30 de marzo de 2005.

El gran volumen de la investigación en ciencias sociales,o al menos de lo publicado, es objeto de análisis críticopor Araceli Mangas Dispendio universitario en proyectosfantasma, El Mundo, 2 de marzo de 2010. La presenciade las escuelas de negocios en este tipo de clasificacio-nes (3 entre las 20 mejores del mundo) es muy superioral de las universidades (11 entre las 500 mejores): La es-cuela de negocios saca los colores a la Universidad. Los'ranking' mundiales dejan mal parados a los campus espa-ñoles y muy bien a los centros de formación de directivos.La falta de internacionalización y de especialización estánentre las causas, El País, 10/03/2010. Adelaida de la Ca-lle, catedrático de Biología y rector de la Universidad deMalaga, matiza la trascendencia de estas clasificaciones(Entrevista en El País, 08/10/2011:

Me hace gracia cuando empresarios di-cen que en el ranking no ha ninguna españo-la. Y, ¿cuántas empresas hay? Es lo mismo,si tienes una multinacional potente que haceinvestigación pues vas a salir, pero si tienes

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una empresita que lo haces bien, pero de pe-queña dimensión, pues no vas a figurar. Pasalo mismo con las universidades españolas: nosomos Harvard... España ha alcanzado el no-veno puesto en productividad científica, esoquiere decir que somos buenos, creativos, se-rios y rigurosos en las investigaciones que soncompetitivas

• Gonzalo Casino, La ciencia española no despunta.Los últimos indicadores muestran una discreta tasade excelencia y retratan la mediocridad universitaria- España publica mucho, pero con impacto limitado,El País, 26/10/2011 (Gráfico: Publicaciones cientí-ficas en España)

[212] Javier Sampedro Las células madre abren un nuevo flan-co en la investigación del cáncer. Tres laboratorios espa-ñoles se sitúan en primera línea, pero falta dinero], El País10/08/2009

Que salgan tres trabajos españoles en elmismo número de Nature es insólito. ¿Se estáconvirtiendo España en una potencia en me-dicina regenerativa? «Yo no lo diría», res-ponde Serrano. «España esta a mejor nivelque Italia, lo que ya es mucho decir, pero noal nivel del Reino Unido, Alemania, Holandao Suiza o Suiza. Ni por supuesto al de Esta-dos Unidos, Canadá, Japón o Singapur. Perosin duda es un nivel decente para lo que esEspaña».

[213] La frase es de Nature, citada por Joan Guinovart ¿Hundirla ciencia por el precio de seis 'ronaldos’?, 17/09/2009. Ladifícil contabilidad de la inversión en I+D se analiza porLuis Sanz Menéndez Presupuestos para I+D: aterriza co-mo puedas, 10/10/2009. El caso particular de la inversiónespañola en la Agencia Europea del Espacio, y su reper-cusión en la política de justo retorno se discute por AliciaRivera La crisis en la ciencia. España reduce el 36% supago al plan espacial europeo. La menor participación enla ESA preocupa a la industria, 10/10/2009. Para los pre-supuestos de 2011 Los recortes de presupuesto llegan a loslaboratorios. Ciencia e Innovación rebaja en 50 milloneslos proyectos de investigación (El País, 27/07/2010):

La reducción, que ronda el 15 % de me-dia, pero que en algunas áreas es superior (18% o 20 % en biología), no tiene efectos ne-cesariamente graves en los equipos potentes,que, además, cuentan con otras fuentes definanciación, como los proyectos europeos.Pero los grupos más modestos pueden verseobligados a replantearse los objetivos o inclu-so a cancelar el proyecto mismo, y estos equi-pos no solo pueden hacer buena ciencia, sinoque aportan a menudo su cantera de prome-sas para los grupos de excelencia. En el casode los jóvenes científicos que empiezan aho-ra su carrera, la repercusión del recorte puedeser crítica si no logran financiación suficien-te para sus primeras investigaciones indepen-dientes. (...)

En lo que sí ha cumplido el ministerio hasido en el compromiso de no recortar los con-tratos Ramón y Cajal y las becas FPI pararealizar la tesis doctoral, de modo que se con-vocan este año 250 y 1100, respectivamente,igual que en 2009. (..)

En 2009 se solicitó financiación del plannacional para 5.880 proyectos de investiga-ción y, tras el proceso de evaluación de cadauno, se aprobaron 3732. Las cifras definiti-vas de la convocatoria de 2010 se conocerána finales de verano.

El CSIC recibe del ministerio este año120 millones de euros menos que el pasado,y en 2009 fueron 60 menos que en 2008. Entotal, es una reducción de 180 millones sobrelos 600 de 2008, un 30 %. El Ciemat ha su-frido un recorte del 36% en estos dos años,con 35 millones en el presupuesto de 2010por debajo de los 96 de 2008. Pese a que am-bas instituciones obtienen recursos añadidospor proyectos y contratos, su situación es muycomplicada...

• España ocupa el puesto número 39 en el «ranking»mundial de innovación recogido en el Informe Glo-bal de Competitividad 20011-2012 elaborado por elForo Económico Mundial de Davos, una lista de 142países liderada por Suiza y Suecia en la que la econo-mía española “queda lejos” de los países más avan-zados de la Unión Europea como Finlandia, Alema-nia o Dinamarca, situándose por detrás de Irlan-da, Portugal, República Checa o Hungría. Reseñaen ABC, 5 de enero de 2012.

[214] Director del Centro Nacional de Referencia de las Ence-falopatías Espongiformes Transmisibles también llamadoCentro de Investigación en Encefalopatías Transmisiblesy Enfermedades Emergentes de Zaragoza o Centro Na-cional de Referencia de Encefalopatías y EnfermedadesEmergentes, y del Consejo General de Colegios Veterina-rios. Entrevista en Consumer, Perfil en El País.

[215] La primera niña probeta cumple 25 años, El Mundo, 9 dejulio de 2009.

[216] Véase nota 33

[217] Nota de prensa del Ministerio. Artículo en 20 minutos.Artículo en El País.

[218] Premio Blas Cabrera 2009

[219] «El sincrotrón Alba enciende la luz. El nuevo centro deBarcelona impulsa el estudio de la estructura de los mate-riales.» El País, 10/03/2010.

[220] España participa por primera vez en el Año Polar con 220investigadores. España participa por primera vez en el AñoPolar con 220 investigadores

[221] Panel del Museo Marítimo de Asturias (Luanco). La ex-pedición de 1987 fue del buque Antártida 8611, con losarrastreros Nuevo Alcocero y Pescapuerta IV.

[222] Portal Fuenterrebollo, citando la exposición La otra mitadde la ciencia, del Instituto de la Mujer.

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54 8 ENLACES EXTERNOS

[223] Mujeres ilustres en Mujeres y Ciencia, CSIC.

[224] AMIT

[225] Espérame en el cielo, web del Planetario de Pamplona.

[226] Javier Sampedro: El aborto enciende a los científicos. Unmillar de investigadores denuncia la «utilización ideológicade la ciencia», El País, 06/04/2009.

[227] Asociación Española de Periodismo Científi-co(AEPC/AECC); Asociación Española de Co-municación Científica (AECC). Su portal web esaecomunicacioncientifica.org.

8 Enlaces externos

• Wikimedia Commons alberga contenido multi-media sobre Historia de la ciencia y la tecnologíaen España. Commons

• Enlaces sobre Historia de la Ciencia y de la Técnicaen España en la web de la Universidad Miguel Her-nández.

• Sociedad española de historia de la ciencia y de latécnica.

• Museo Nacional de Ciencia y Tecnología.

• Juan Vernet Ginés (1976). Historia de la ciencia es-pañola. Instituto de España, Cátedra Alfonso X elSabio. ISBN 978-84-500-7220-4.

• Artehistoria:

• Maestros,Médicos y El ambiente culturalen la España visigoda.

• El cultivo de la ciencia en la época Ome-ya, Ciencia y técnica en las taifas, Todaslas ciencias y Trasvases culturales, en laEspaña musulmana.

• Arte y cultura, Traducción y traductoresy La educación en los reinos cristianosmedievales.

• El pensamiento científico del Siglo deOro y La ciencia del siglo XVII. RicardoGarcía Cárcel.

• El progreso científico en la Ilustración.Carlos Martínez Shaw.

• Sociedades de discusión cultural y cien-tíficas en el reinado de Isabel II. GermánRueda.

• Los avances culturales en el Sexenio De-mocrático. Ángel Bahamonde.

• Economía, sociedad y cultura en la Res-tauración. Carlos Dardé.

• Fundación Juanelo Turriano.

• Madrid

• Científicos españoles para recordar.• Red de Museos.

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9 Text and image sources, contributors, and licenses

9.1 Text• Historia de la ciencia y la tecnología en España Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Historia%20de%20la%20ciencia%20y%20la%20tecnolog%C3%ADa%20en%20Espa%C3%B1a?oldid=81384034 Colaboradores: Rosarino, Ecelan, Joselarrucea, Balderai, Ecemaml,FAR, Digigalos, Boticario, Petronas, Rupert de hentzau, BOT-Superzerocool, GermanX, Zaqarbal, Doctor seisdedos, Morza, Ketamino,Tamorlan, Reynaldo Villegas Peña, CEM-bot, Durero, Hispalois, Rastrojo, Jorge, Escarlati, Dorieo, RoyFocker, Ángel Luis Alfaro, LMLM,Marcus Cyron, Raimundo Pastor, CommonsDelinker, Gerwoman, Technopat, Matdrodes, Lucien leGrey, Posible2006, IIM 78, Muro Bot,Drinibot, Novellón, Anual, BOTarate, Elimedina, LTB, Tirithel, Canaan, SPQRes, Sonsaz, P4K1T0, Leonpolanco, Pablo323, Takashi kuri-ta, Nerika, Goldorak, Kadellar, HombreDHojalata, Armando-Martin, David0811, LucienBOT, A ver, GEOteca, Shiro524, Markoszarrate,Mcapdevila, Dictablanda, Nixón, Alonso de Mendoza, Hyouga, Outisnn, Alelapenya, Brackenheim, SuperBraulio13, Xqbot, Jkbw, Umburi,Irbian, FrescoBot, Ricardogpn, Bot0811, El hobbit Guisen, Luigi Scaravelli, AstaBOTh15, Archaeodontosaurus, EmBOTellado, Yabama,TiriBOT, MAfotBOT, Caritdf, RedBot, Enrique Cordero, Gonbal2, Cg-fs, Rosymonterrey, *TikiTac*, Humbefa, SurfAst, Wikiléptico,HrAd, Edslov, EmausBot, MartinGala, Grillitus, Sirslayercort, Hiperfelix, MerlIwBot, Daniana99, KLBot2, TeleMania, John plaut, John-bot, Libertad 17, Elvisor, Bashevis6920, SakalojZorakj, Totemkin, Rotlink, Tuareg50, Natuur12, Jmortizz, Javiergeografo, Victorivus,Lorazepam, Cuenqui, Mondona y Anónimos: 40

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• Archivo:Fuente_Platería_Martínez.JPG Fuente: http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/5/59/Fuente_Plater%C3%ADa_Mart%C3%ADnez.JPG Licencia: GFDL Colaboradores: Trabajo propio Artista original: Ángel Luis Alfaro

• Archivo:Galileo_por_Goya.jpg Fuente: http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/b/be/Galileo_por_Goya.jpg Licencia: Publicdomain Colaboradores: own scan from Edward Peters’ Inquisition ISBN 0-520-06630-8 Artista original: Francisco de Goya

• Archivo:Hesperides_(A-33).jpgFuente: http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/f/fd/Hesperides_%28A-33%29.jpgLicencia:CC BY-SA 3.0 Colaboradores: http://www.losbarcosdeeugenio.com/barcos/es/ae_A33.html Artista original: Antonio Galán Cees, Carta-gena

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• Archivo:Ing_telescopes_sunset_la_palma_july_2001.jpg Fuente: http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/2/27/Ing_telescopes_sunset_la_palma_july_2001.jpg Licencia: Public domain Colaboradores: Trabajo propio Artista original: Bob Tubbs

• Archivo:Instituto_de_San_Isidro_(Madrid)_01.jpg Fuente: http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/f/f1/Instituto_de_San_Isidro_%28Madrid%29_01.jpg Licencia: CC BY-SA 3.0 Colaboradores: Trabajo propio Artista original: Luis García (Zaqarbal)

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