história del feudalismo - a. gokovsky y o. trachtenberg 1942

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Page 1: História del feudalismo - A. Gokovsky y O. Trachtenberg 1942

H I S T O R I ADEL

F E U D A L I S M O

EDITOPIÀL PROBLEW ÀSR E P U B L I C A A R G E N T I N A

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B U E N O S A I R E S

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1

CAPITULO I

EL ORIGEN DEL FEUDALISMO EN EUROPA O C C ID E N T A L

l .-D E C A D E N C IA DEL REGIMEN ESCLAVISTA EN EL IM ­PÉR IO R O M A N O

Durante ios primcros siglos de nuestra Era, todo cl Sur y la region central dei Occidcnte de Europa, casi completa, así como el litoral Norte de Africa Septentrional, más Siria, Asia Menor, Transcaucasia y Mesopotamia, eran parte dei Império Romano. Sus fronteras se ex- úndian desde la costa occidental dc las Islas Britânicas hasta el Gk}lfo de Persia, y desde Gibraltar hasta el Rio Dniester.

^£n qué situación se encontraba cse inmenso Estado esclavista? Atravesaba por una agudísima crisis. Desde Ios comienzos dei si- glo III SC empezó a advertir en todo el Império, especialmente en sus regioncs occidentales, una gran depresión econômica. Los lazos que uirían entre sí a sus partes componentes, se volvian cada vez más débi> les. El intercâmbio comercial a lo largo de sus rutas, decaia. El trá- fic# de mcrcancías descendia en forma muy notable. Se operó una reducción en la circulation dc la^noneda, con su consiguiente desorga- nización. La vida comenzó a agonizar en aldeas y ciudades; disminuía la población por doquiera, y el cxodo hacia el campo era cada vez ma­yor, dejando los centras comerciales en completo estado de abandono. Por todas partes se hacía evidente la mengua dei comercio romano. Ia mismo en la Galia y en el Norte de Africa o en Grecia, que en Ma- c^oniir o en Asia Menor, los comerciantes dc Roma, que en otros ticmpos poseyeron el monopoIio, principiaban a dcsempefiar un papel menos importante.

La capital^el Império fuc dejando poco a poco de ser el primer ccntro^miniJfrativo. La población cn general vino a menc®, inicián- dose a^ el ocaso dc su cultura. Era notona la pobreza, pero a pesar

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de todo las clases dominantes no renunciaban a su vida fastuosa; for- r tunas enteras, acumuladas raerccd al despojo efectuado a través de centúrias, se derrochaban en lujos asiáticos. Las clases llamadas mé­dias, cayeron en la indigencia.

La crisis, cn suma, apretaba su garra cn todos los dt^nios de la /vida social. En todas partes se sentia la depresión. ‘*En una verdadera

/ miséria general; en un deterioro visible de calzadas y vtas de comuni- j cación; en un decaimiento profundo de las artex y las manufacturas; , ,i\ en un menor número de habitantes; en un desmedro de las ciudades [ y en el descenso de la agricultura a un nivel ínfimo, he ahl en lo que \ vxno a parar la supremacia mundial de Roma’\

Así describe Engels la caída del Império Romano, cuya descom- posición se vió acelerada por constantes revueltas de esclavos, por verdaderos golpes revolucionários ascstados a la raiz de la sociedad esclavista, golpes que abrían la senda do un nuevo orden sociaL La • . revolución dc esclavos acabó con los duenr« de esclavos y a^lió ese %, régimen de explolación. Sólo que esa misma revolución trajo consigo al síervo, que fuc otra forma de explotación: la feudal. Una clase de explotación substituyó a Ia otra. “En los ticmpos dc Ia esclavilud, Ia LEY permitia al amo el derecho de matar a su csclavo; en los de Ia servidumbre, la LEY solamente permitia al dueno del sicrvo vcn- derlo”. (‘)

EL COLONATO La crisis del régimen esclavista resaltaba sobre to- ' í do en los dominios de la agricultura. El debilita- ^

‘miento econômico en general, la desorganización dei comercio y la disminución dc habitantes en los centros urbanos, llegaron a dificultar * la venta de los productos agrícolas. Las grandes cxtensiones llamadas " latifundic^, cuya ejcplotación estaba basada en el trabajo dei esclavo, cesaron dc producir rentas. Sólo la de los dominios pequenos era cos- teable, debiendose a eso principalmente cl parcelamiento de las gran­des propiedadcs. Estós lotes eran cedidos a los arrendatarios libres, que, como hereder^ o^Bíen como deudores, teníàn que pagar al teara- ’ temente cõnJ^rtçjde. lacqsecKa anual. Sin cAbargo, la mayoria de los referidos lotes pasaron a manos dè^lonos, quienes, como es .sabi­do, formaban parte integrante de la tierra y podían, dc consiguiente, ser vendidos juntos con cila. Se diferenciaban, pues, de los esclavos- en que Ios segimdos, o sean los colonos, podian labrar su propia hcro- dad y vivir en la misma. A

Dice Engels que “la antigua esclavitud se sobrcvivió a sí mism^’, ^ lo que significa que habiendo perdido en im momento dado su primi- y\ tiva importancia, quedó substituída por el Colonato, supuesto que di-

- ■V.

(^) D d discurso pronunciado por Stalin a n te e) Primcr Congreso de Trsbejadores de Choque en to\Koljoses, 22 de febrero de 1933. ^

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'í?'cho sistema, no conXormc con absorber a los esclavos de antes, se fué exlendicndo más y más hasta abarcar al campesinado mcdio que dis- ponía aún de cierta Jíbertad. P?go d® rcnta o de ladeuda contraída, daba lugar a qúie cl íàbnegp perdiera toda su inde- pendcncia y su libre albcdrío. pasando a converlirse en colono.

EL PATHONAZGO Esta condición de desanoUo reinó dc un modo especial en las comarcas centrales del Império, o

sea dentro de los limites de la Italia moderna. Sin embargo, el Colo­nato se hizo extensivo a muchas otras províncias, particularmente a la Galia, sobre la cual se posce mejor información. Existieron alli, junto con los colonos, campesinos en pequeno, aunque pocos. Su situación de vida era extremadamente azarosa. Engels dice dc ellos que l pgra proteqersf^de la vw l^ cia oiidaL^ oseade jueces y u^r.eros^Tecxírrwn can /rgcixgT jg aljpnmgr p o^ ^ oso j^ e e r u ^ ir a ü n a yg poso. A^esio ii? nõmo kí ''PâiroTiazgo". pfoccáwin no soíamôníews* taSrtegos en paTticu'l<rr, sinò comunidades enteras. iS e les imjyartía a estos la~ bricgo.v y a esas comunidades la protección que soHcitaban? No, puea el patrón empezába por exigir como coTidición primordial de este pa- tronalo que el campesino le traspasase su derecho de propiedad .«wbr'c la tierra, en cambio de lo cuaí cl referido patrón garantizaba ál suso- dicho campesino o campesinos el usufructo de esos lotes durante toda la vida”.

. EI patronato o patronazgo coníería el poder a los magnates dei^ suelo y a los altos funcionários, quienes procedían desde luego a re-

faccionar a sus “clientes”, como se denominaba a todos aquellos que r caían bajo su dominio, valiéndose dc ellos para aíirmar más su propio .*■ pcderío econômico y político. No son pocos los autores de la antigüc-

dad que por linaje pertenecieron a la pequefía o mediana nobleza cam~ f, pesina y que abundam en cpítetos al describir el desenfreno de los■ • patronos de su liempo: “Los patronos —cscribe Libanius— caiísobon

danas y moléstias a sus vecinos^ despojándolos de sus parcelas; tálán- i doles sus árboles; hurtándoles sus gunados para hacer ofrendas, cuaTV* if}- do no para comérselos. Los infelices, el ver esto, se deshacian en llanto;

mas los otros, mientras se regalaban de lo lindo, se reian de ellos, siri- ^ tiéndose a salvo en siis fechorias”,

^ i El patrón sg convirtió en amo absoluto dç los ^ue de cl depen- ^5- dían. No tan sólo se dedicó a orgálüzar’ destacamento«» armados, sino

que hastã establ^ió sus*propios tribunaiesQ congtj^uyó cárçel^. De es6 mòdô* tran5forTno‘sira5nünío'en pequeno Estado independiente. Los funcionários dei Emperador no podían acercarse al poderoso pa-

trón, puos este mandaba arrojar a los recaudadores y tomaba cuanto podia, arrebatándolo a la población.

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Los empcradores eran los primerc« en oponerse a la difusión de semejante sistema. La prueba es que lanzaban edictos prohibiendo el patronato y amenazando a los contraventores con fuertes multas y otros cüíítigos. La aparición de tales edictos cn número cada vez más crcddo, demuestra que el patronazgo se extendía ampliamente y que, sin duda, tal procedimiento no cra dei todo eficaz, pues de haberlo sido no SC habrian multiplicado tanto esos edictos.

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INSUHRECCIONES El empcoramiento de las condiciones en que Ic« CAMPESINAS campesinos vivían por su transformación en sier-

vos, comcnzó a producir levantamientos en dife­rentes partes dei Império, con particular intensidad en Italia, cn Africa y cn Galia. En esta última colonia, esos campesinos se llamaban Bagaude». Los motivos que obligaban a las masas de campesinos a incorporarse en las filas de los bagaudes, han sido admirablemente descritos en la obra dc Salviano, escritor de la antigüedad;

'‘Pasaré a relatar algo ocerea de los bagaude« que em n despoja­dos, x>rojaru^os y aniquilados por maios y crueles gobemantes. Sólo la tnjtwticia y la deshonestidad de nuestros monarcas, sxis pillajes y sus dolos, podían haber creado a los bagaudes. En fuerza de recaudar impuestos y tributos, satisfacian su fiebre de ganancias; de la impost^ ción hicieron siempre su botín. No conformes con robarse lo que era propiedad dei pueblo, los muy ladrones, por decirlo en términos lla­nos, lo devoraban saturándose de su sangre. Y acaeeió que torturados y exhaxistos a causa de tantos latrocínios de 2os príncipes esos bagau­des cayeron en la barborie, viendo que no se les permitia eocistin; se vieron obligados al menos a defender sus vidas, tras de haber perdido su liberfad. El peor enemigo les resulíaba así más afín que aquellos vües amasadorcs de rentas y tributos. Además, esa extorsión ej^rcida mrCdiante el tributo, por ruda y cruel que parezca, no hubiera sido tan aflictiva n\ tan desoladora si todo el mundo la hubiese soportado por igual. No, lo infusto, lo criminal, con.çwtc en que los tributos dei rico son siempre desquitados por el pobre, de donde resulta que sobre el más débil recae la carga dei fuerte. Y la única razón para que esos bagaudes no puedan soportar más, radica en que la carga dei pobre es todavia mayor que la propiedad de los otro.-?.

“Si ateTidemos a lo que esos hombres pagan de rentas, podría pen- sarse que los tale.<i poseen una enorrntdad; mo5 esa consideración no pasaria de ser una mera tlusión, pues no poseen nada. iQué no exist^ un limite para semejantes injusticios? Es inicuo que encima de tener que pagar por los acornodados, tengan los pobres que cargar con la indigência de ser pordioseros. No exisíen palabras con qué describir tanto horror ..

El movimiento de los bagaudes se inicio con revueltas o insurrcc- eiones aisladus. En masa atacabun los castillos; \os pillaban, asesinan-

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do en cl trayeclo a los senores o bien a sus intendentes. Paulatina­mente fué creciendo el movimiento y haciéndose más organizado. De las filas de los rebeldes surgieron destacados adalides dc la categoria de Amand y de Gclián, quienes no se limitaban al robo y a la destruc- ción, sino que ademáf? se apoderaban dc ciudades, tratando de instau­rar en ellas su poder. Por los anos dc 283 a 285 de nuestra Era, el movimiento de los bagaudes tocó su punto culminante. En sus manos habían caído numerosos poblados de la Galia central, al grado de que las guamiciones militares de dichos lugares se veían imposibilitadas para contener cl avance. Todo un ejcrcito de línea fué enviado enton- ces, siendo cncabezado por el emperador Maximiano en persona, con Ia orden, además, de aplastar por todos los medios la rcbelión. En cl combate decisivo fuc derrotado el grueso de las fuerzas rebeldes; sólo un ícducido grupo de ellas, al mando de Amand y Geliàn, pudo refugiarsc en xm campo fortificado. Pero a la postre les fué impc^ible e5;t apar y. tya una tenaz resistcncia, fucron asesinados.

La derrftta militar dc los bagaudes no significo, sin embargo, su dispersión final, pues con el tran.scurso de los anos, frecucntementc intêntaron rebclatse. obtenicndo en algunas ocasiones no escasos triun- fos. Los analcs evidencian que en cl siglo V los bagaudes dejaron el recuerdo de nuevas rebcliones.

Estas insurreccioncs de los bagaudes constituyeron uno de los más poderosos movimientos de campesinos arruinados que acaecieron en las postrimerías dei Império Romano. Galia estuvo Icjos de ser el único centro de rebclión, pues muchas províncias sufrieron el conta­gio dc tan hondo malestar.

DESINTEGRACION La profunda crisis econômica de la sociedad POUnCA DEL esclavista de Roma, originó por último la com-IMPERIO BOMANO pleta dcsintegraciôn política. Ya hemos visto

en qué forma fué debilitado el poder central dei Estado por el patronazgo; cómo empezó a declinar la unidad del portentoso Império Romano. Asimismo nos hemos dado cuenta de cómo fueron emancipándose de ia Mctrópoli, primeramente, extensas províncias dei Norte, siendo conquistadas a su vez por tribus gcrma-

, nas que en hordas invadian el territorio romano, en tanto que por el Este crecía el movimiento separatista, abrazando a toda el Asia Menor y províncias adyacentes.

Esta > tangible extenuaciôn econômica de los contactos entre las regioncs occidentales y las orientales dei Império Romano, vino a pre­parar las causas de una honda division política. Durante el siglo III, caai todas las províncias orientales se habían independizado dc Roma. Había en realidad dos emperadores: Diocleciano, quien a fines dc ese mismo siglo cambió su residencia a una de esas províncias orientales

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(Nicomedia, Asia Menor), y Maximiano, su corregente, quien siguió residiendo en Roma. Ambos ostentaban el título de “Augusto”.

Pero la division del Império Romano no se redujo a eso, pues tan­to Diocleciano como Maximiano tenían sub-regentes que con cl título de “César” dominaban vastos territorios. Hemos dicho que las pro­víncias de Oriente se hallaban bajo la férula Inmedíata de Dioclecia­no: su césar gobomaba las provindas ilíacas, comprendiendo además a Grecia. El augusto Maximiano imperaba sobre Italia y Africa, mien- tras su césar dominaba en Galia, Espana y Britania. Julio César fué este último.

Hacía el afio 3 ^ el Império Romano quedó definitivamente divi­dido en dos Estados indepcndientes: el Império Occidental y el Impé­rio Oriental. Roma siguió siendo la capital dei primero, mientras que Constantinopla (antigua Bizaneio), una de las ciudades má.s suntuo­sas, situada en el punto de intersección de muchas rutíis comerciales, pasó a ser la capital dei segundo.

Durante centúrias y centúrias, el Império Oriental *0 Bizantino conservo y aun acrecenló su poderio, tanto en lo político como en lo económico.

En lo que hace al Império Romano de Oceidente, su decadencia fué mucho más rápida dcspués de la division ya mencionada.

C Ü E S T I O N A R I O :

iCuáles fueron las formas que adquirió la crisis porque atravesó el sistema esclavista de Roma?

^Por qué los grandes dominios (latifúndios) fueron divididos en pcquefios lotes de tierra (parcelas) ?

^En qué consiste la diferencia entre las condiciones de los colonos y las dc los esclavos?

lA qué razones obedeció la expansión dei Patronazgo?

Relátese algo de lo que se sepa acerca de la rebelión de los bagaudes.

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l l . -R E S U R G IM IE N T O DEL FEUDALISMO G ERM A N O

' La decadcncia dei sistema esclavista fué acelerada por la invasionde las tribus germanas. Las informacioncs que poscemos acerca de

|Íi dichas tribus, datan de tiemp<» en que la mayoría de éstas habitaban■ los litoralcs de los mares Báltico y dei Norte, dentro de lo que actual-

mente sc conocc con el nombre de Planicies Germanas Septentriona-• les, a lo largo dei Danúbio y de los Montes dei Cárpato. Gradualmente

fueron dispersándose hacia el Oeste y hacia el Sur, hasta que establc- cieron contacto con las províncias romanas del Norte. Ya en los últi- znos siglos de la vieja Era, los germanos comenzaban a invadir el territorio que formaba cl gran Império Homano. No sólo trajeron consigo nuevas formas sociales, sino que al mismo tienipo àdóptaron las que existían entre los aborígenes dei país.

v; ■' Consideremos ahóra las condiciones de vida que reinaban entrelos antiguos germanos. Los escasos conocimientos que posoemos sobre

f . el particular, han sido obtenidos en cxcavaciones arqueológicas, cuan> !. do no en la Filologia o, hasta cierto punto, en descripciones literarias ' de la época. La fuente principal de descripción en cse sentido, son 1<»

escritos de Julio César, celebre general que más tarde fué Emperador de Roma. César escribió acerca de los german(» a mediados dei pri> mer siglo anterior a nuestra Era. Ciento cincuenta anos después, un historiador romano, Tácito, hizo también una descripción detallada

r do los germanos. Las iníormaciones relativas a siglos ulteriores pue- dcn obtenerse en códigos, o si no, en las llamadas “Lcj’ es bárbaras’*. Estos códigos, que comienzan a aparecer desde el siglo V, se refieren a los usos y cosUimbrcs de un período anterior; por eso podemos em-

\ plear tales documentos como descriptivos dei modo de vivir en los I siglos II y III. Veamos, pues, lo que las susodichas fuentes relatan { acerca de los germanos.

VIDA SOCIAL DE LOS ‘^Comen poco —escribe Julio César en sus GERMANOS EN NOTAS A PROPOSITO DE LAS GUERRASTIEMPOS DE CESAR DE GALIA—; se álimentan principalmente

de cam e y Icche. Cazan en form a coíwidc- ‘ ' rablc". De donde se desprende que la agricultura, por lo que se refiere f. ' a los ticmpos dc César, no desempeiíaba un papel muy importante í en la economia de los pueblos germanos. Dedicábansc, por lo general, L a la cría de ganado y no llevaban una vida muy sedentaria. Según* relata el autor ya citado, ninguna de las tribus cultivaba parte deter-

minada de los campos que poblaban, ni tenía limites propios, sino que i los jefes o ancianos, al distribuir las tierras entre clanes o grupos afi*V nes. les asignaban las que esos grupos o clanes pedian y allí donde las j necesitaban, trasladándoles un afio más tarde a otros sitios. Lo que

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pruete que el germano de aquellos ticmpos no sabia aún lo que era propiedad privada de la tierra. El clcin era la forma social más gene­ralizada en los ticmpos de César. Y no sólo la propiedad cra entonces un bien común, sino también el cultivo dc la tierra.

**En tiempos de César —dice Engels—, cuando menos una parte muy considerable de los germanos, o sea la tribu de Suebi, que no se había establccido en forma definitiva, labraba la tierra en común. Trazando un paralelo con otros pucblos puede aílrmarsc que ese cul­tivo o labranza era efectuado de la siguiente manera: diversos clanes, inclusive varias íamilias emparentadas (*), labraban toda la tierra que Igs correspondia. Las posesiones eran barajadas de ano en aíío, dislribuycndose los productos entre las diferentes íamilias o clanes que las cultivaban o poseían, por igual”.

Con el transcurso dei tiempo, la labranza por clanes dió lugar a la labranza por “grandes familias”. Una familia de ésas solía compo- nerse dc varias vcintenas de gentes, y todos los miembros de ellas trabajaban su poscsión en forma colcctiva. Estos repartos sc hacían por medio de una constante rcdistribución de las tierras.

De sucrte que en los comienzos del primer siglo de nuestra Hira, los germanos vivían en comunas de familias. Varias “íamilias nume­rosas” podían además usar de manera colcctiva de la tierra indivisa, que contenía pasturas y bosques. Estas tierras comuncs llevaban cl nombre de “Marks”, es decir, marcas.

LOS GERMANOS EN LA Un cambio importante se opcró en lo que EPOCA DE TACrrO se reficre a condiciones econômicas y so­

ciales a fines dei primer siglo de nuestra Era, mientras Tácito duró en vida. Primeramente se notó un gran progreso en la agricultura, por más que durante algún tiempo la cría de ganado conservó su papel preponderante. He aqui lo que el citado autor describía a ese respecto: “Tienen ganado en abundancia, aunque mayormente chico, puea a I05 toros ni cuemos les salen, que de eno Jiacen ÍOíf germanos un orgullo y una gloria. El germcno se complace ante sua grandea rebanoss, considerándolos como la única y más pia- centera forma de riqueza*’.

Los toros eran empleados por loa germanos no sólo para la rcpro- ducción, sino asimismo cn las labores agrícolas. Además dei arado de madera, comenzaron en esos tiempos a servi rse dei arado con calza de hierro, al que uncían bueyes. Lcvantaban cereales: ccnteno, avena, cebada, maíz, sorgo. Conocían también el cultivo de Ias verduras. Andando el tíempo ya después de Tácito, los germanos aprendieron dc los romanos cl arte dc la jardinería.

Se T C Í ie r e a lâs llaniadfts “familias grranÜHK” que rcaníun ca su seno a Tarias generacion«»: hennanos, hermanas; los hijos e hijas de unos y otras, adem»» de la» rcpectiva.s progenies de todos cUos.

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Da modo que en la época dei mencionado hisioriador, la economia gernuina ya tenia por rasgos caracteristicoa, principalmente, la agri^ cultura combinada con la cría de ganado.

Los germanos conocieron la minería y diversas industrias manua- les, Kxtraían plata y oro en muchos lugares, Y no cs de dudar que hayan conocido el arte de hacer “paneciiíos” de oro con arena dei rio, en particular dei Rhin. Én todo caso sabfan fundir y moldear vasijas, y eran bastante versados en la industria de tejidos y en esculpir madcras.

Tal fué la economia primitiva dc los antiguos germanos. Su vida de hogar era lo mismo de sentilla.LA VIDA INTIMA DE LOS Imaginémonos una aldea dc estas anti- ANTIGUOS GERMANOS guas tribus germanas. En una gran ex­

tension a campo abierto, ccrcanas a un bosque, se vcn apinadas varias chozas. Acerquémonos a estas mora­das. La choza en forma de cuadro se halla rodeada por un patio, y éste por una cerca de madera. Junto a ella sc Icvantan varias depen- dencias: un chiquero, im corral y una bodega. El mobiliário de la habitación es extremadamente sencillo: xma mesa, vaiias sillas, a me- nudo de asiento plegadizo. Todos estos muebles están hechos de ma­dera. El acabado dc los mismos es rústico, pero resistente. Algunos de los objetos cstán decorados con esculturas. Los utensilios domés­ticos consisten cn varios vasos de loza. Envases especiales se usan como lámparas de aceite, aunque por lo regular las habitaciones se alumbran con un candelero de madera, en forma de veladora. La indumentaria de los germanos era hecho comúnmente de telas tejidas en casa, con lana de oveja, o bien con pelo de bovino o dc vcnado. E( uso de ropa blanca no era muy frecuente. Las pieles cstaban en boga. Los germanos a‘?aban pantaloncs anchos y sueltos, medias y camisa dc lana o de lino, sin mangas, sobre las cuales vekían otras prendas. En cuanto a calzado, usaban zapatos de cáscara de árbol. Los trajes, en particular los de mujer, eran adornados con diferentes hebilias y broches hechos de broncc o de plata. También ostentaban cuentas dc vidrio decoradas con plata u oro.

Sus alimentos eran la leche, la came, el pan, frutas silvestres y algunas legumbres: lentejas, habas, guisantes, cebollas, ajo, zanaho- rias y nabos.

Las armas de que más sc valían eran la lanrA de mano con dardo de hierro y un escudo dc madera cuadrado, a veces forrado de cuero. Espadas, armaduras y ycimos era muy raro vcrlòs.LA ASAMBLEA POPULAR En los tiempos de Tácito, cada clan viviaY LOS JEFES MHJTARES dc manera más o menos independiente.

En los comienzas, cl poder supremo rccafa sobre la Asamblea Popular. Pero en realidad eran los sacerdotes, los

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ancianos y ios altos militares los que poseían influencia decisiva en esa Asamblea. Todos los miembros dei clan capaces de portar armas, asistían a la Asamblea. No existia cl voto ordinário; los ahl reunidos expresaban su voluntad por medio dc gritos de cólera, o bien median­te murmullos de aprobación. Todos los problemas fundamentales en Ia vida dei clan, eran solucionados por la ^amblca. Esta sc constituía ademá.s en Tribunal de Justicia y en Corte de Amparos. Todas las quejas éran elevada a la Asamblea y juzgadas por la misma.

Los altos jefes dei ejército desempeüaban un papel importante en la vida de los aj^iguos germanos. El jefe supremo de las fuerzas mi­litares llevaba el nombre dc “Herzog”, que significa duque.

En un principio, estos duques eran nombrados para cada campana militar, en particular y unicamente por el tiempo que durasen las hostilidades. Poco a poco sc convertían en personajes influyentes; iban siempre rodeados de un cuerpo de guardia listo para respaldar a su jeíe. Esto acreció la influencia de los duques, que llegaron a con­servar su poderio incluso en tiempo de paz. Así se fué haciendo per­manente cl título de duque; luego tocó su tumo a los jefes hereditários de la tribu, a medida que ía vieja aristocracia dei clan quedaba rele­gada a segundo plano.

Guando las taibus germanas poco numerosas se unían a tribiis mayores y ulteriormente formaban uniones de tribus, aparecieron altos jefes llamados “Konungs” (reyes o príncipes).

DESIGUALDAD Ya en los tiempos de César sc notaba que la des- ECONOMICA igualdad económica empezaba a penetrar en la so­

ciedad germana. Una familia numerosa se apodera- ba, verbigracia, de un lote más fértil; otra poseía mayor número de trabajadores» cuando no mcjores aperos, o bien más ganado, no faltan­do a veces quien fuera ducfio hasta de esclavos. Hay que reconocer, con todo, que entre los germanos antiguos era poco común tener esclavos verdaderos. pues las condicione. en que éstos vivían, no se diferenciaban mucho de las de personas que pudiéramos Uamar libres a medias. Unos y otras recibían tierras por las cuales pagaban tribute».

A medida que cl tiempo pasaba, esa desigualdad económica se fué extendiendo más y más. En los siglos II y líl, las famílias más ricas, que poseían mejorcs tierras y un número mayor de csclavos, ganado o aperos de labranza, comem^aron a someter a su dominio a íamilias vcçinas menos influyentes. Los pobres pedían prestado a los ricos. Sc pagaban grandes sumas por la venia de pedir en prcstamo ganado o cereales; esos pagos se efectuaban en especic, ima parte dc la cose- cha o ganado de poca edad. El pago se hacía también a menudo con trabajo dei acre^or en los campos» durante la siembra, roturación, barbecho u otros servicic« por el estilo.

Tuvo importancia en esto de la aguda desigualdad económica en-

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H is t o r ia d e l F e u d a l is m o 17

tre germanos, el hecho de que las mcncionadas tribus se movieron de Norie a Sur, yendo a estableccrse precisamente en territorio dei Impé­rio Romano. De ordinário, los germanos arrebataban allí a los nativos dos terceras partes de la tierra, dividiéndoselas entre ellos. Engels dice: "'La divmón se hacía conforme a last leyes dei clan: como el nú~ mero de conquistodores era relativamente escaso, quedában grandes tramos de tierra sin dividir, parte cn po.<í€sión de todo cl pueblo y par- te como propiedad de diferentes clanes o tribus. Por lo que hace ol clan, lanto te íierra arable como las praderas eran repartidas por sor- teo en partes iguales entre las distintas familias. Los bosques y Ios terrenos destinados al pastoreo no se divtdían, eran para uso común”.

Con el tiempo, los germanos se fueron establecicndo de una ma­nera sedentaria en las regiones que habían ocupado. Esto tendió a unir a los habitantes de una misma aldea, y las relaciones dc vecindad pasaron al plano secundário de simples conexiones de tribu.

Todo esto vino a provocar un de$cen.so entre los antiguos clanes y tribus germanos. Hacía el siglo V aproximadamente, la comuna que antes se componía de clanes se transformo en comuna de vecinos. Lo que quiere decir que esta nueva comuna contenía gentes que no esta- ban unidas por lazos de familia, sino por meros intereses comunes de territorio. "De suerte que la union de tribus se convirtió en union territórial, o en otras palahras: lá tribu dió lugar al **mark**. (Engels).

Durarité eX período de organizadon de ía comuna territorial, la cantidad de miembros de **familias numerosas*^ aumentó a tal grado que se hizo imposible seguir cultivando las tierras colectivamente. A eso se debió que los campos y tes praderas fuesen divididos entre estos hogares recién formados, primero de modo temporal y luego perma­nentemente. Al paso que los bosques, los pastaderos y las corrientes siguieron siendo públicos"'. (Engels).

DESARROtLO DE LA Así apareció la posesión de la tierra cn forma POSESION PRIVADA privada. Hay documentos de los siglos VI y

VII que hablan de una manera clara acerca dc su amplio desarroJlo.

"En caso dc que alguien comprare una propiedad a segunda per­sona, ya sea vinedo o cualquier otra clase de tierra, que venga con testigos ál lugar de traslado y en su presencia pague el precio al recibo dei terreno’'; así re:ía la Ley Agraria del siglo VII (Ripuarian Law). Tanto en este Código como en Ias demás “Lcyes bárbaras”, se refleja- ron las antiguas costumbres y usos. Por eso cs dc notar que en cl siglo VI y qui7^s en el V, la compra y venta dc la tierra, vale dccir la poscsión privada de ella, era ya cosa muy extcndida.

En las llamadas ‘Xeyes bárbaras” existen no pocas indicaciones dc la honda difercnciación econômica que se noUiba cn la aldca ger­mana. Por estas leycs sabemos dei rico que poscía enormes porciones

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de tierra y gran cantidad dc esclavos, lo mismo que del pobre que "'no tenia en qué caerse muerto y que no teniendo con qué pagar rehe- nes o multos del tribunal, s<* dedicaba a vagar por los bosques".

La gucrra cobró especial importancia a la vera dc esta profunda desigualdad cconomica. Para las tribus germanas, dadas sus frecuen- tes migraciones, la gucrra era cosa corrientc.

Durante las guerras, reycs y duqucs por igual se apropiaban la parte del león en Ic« botines, Escogian del despojo común cl mejor ganado, caballos de raza y las mejorcs armas. Pero la fucnte principal de riqueza la rcprescntaba entonces la tiei ra. Toda la ticrra del vcn- cido era declarada propiedad del Rey. Una parte de las tierras ocupa­das qucdaba cn posesión inmediata del Rey, y había rcyes que tenian decenas y aun centenas de cnormes dominios. Sin embargo, es im hecho aclarado que los rcyes repartian la mayor parte de esas tierras entre los jefes militares.

LAS CLASES Fué así como cl sistema comunal dc los germanos hizo SOCIALES con su dccaimiento que sc acelcrase cl asiento dc éstos

en territorio del Imperio Romano de Occidentc, donde la propiedad privada sobrc la tierra reinaba dcsde hacia tiempo, a la par que la desigualdad social. Todo esto fcstinó la formación de clascs sociales entre los germanos. En los siglos VII y VIII existían ya dos clases diferentes: la dc ios terratenicntes cn grande, con rcyes y du­ques a la cabeza, y la de los campesinos explotados, que trabajaban en los campos dc aquéllos, desempenando al mismo Ucmpo otros quehaceres. Estas eran en la sociedad euroi>ea occidcntal las clases principalcs dc que se ticne razón. Al lado de ellas existían también “siervos” que gradualmente fueron convirtiéndosc en labricgos de- pendientcs de un patrono dado. Por último, hubo tcrratcnientes libres cn pequeno; pcro el número dc éstos disminuía de continuo, pues fuc­ron arruinándose hasta converlirse también en auxiliares dei patrono. Engels escribe lo siguiente con respecto a la posición que a la sazón guardaba una dc esas tribus, la de los francos:

“Los ccmpesinos francos, que pertene(dan a la clase de los labrie~ gos libres, se hallaban en la misma situación que sits predecesorea los colonos romanos. Arruinadoa por guerras y expoliaciones .vin cuento, tenían qi« acudir ál rico o a l a Iglesia cn bu5co de ayuda, ya que el poder dei Rey no bôstabc o protegerlo.^s; ayuda que les .^alía a un pre- cio muy elevado, puf s corrw) en los caso.v anteriores de los campetdnos de Galia, tenían qti« ceder a su protector el derecho de propiedad de sus tierras, conviríiéndo.^e en arrendatarios bajo condiciones variables y diversas, pero siempre con la de prestar determinados servidos y entragar al patrón parte de los productos que óbtuvieran. Victimas de sem ejante dependenda, fueron perdiendo paulatinamente su liber^

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: H i s t o r i a DEL F e u d a l i s m o W

!,' tad personal, cayendo al cabo de un«5 cuantas generacion&t, la mayo- ria de ellos, en la condición de "siervos'\ (Engels).

r. NACIMTENTO DE LOS La divii ión de lâ sociedad en ciases condujo ESTADOS GERMANOS a la creación dol Estado, que no en todo

tiempo ha existido. Mientras no hubo clascs ni lucha de clases, no íué menester el Estado. Pero cn cuanto apareció la clase de los expiotadores, éstos intêntaron mantener y reforzar, por

! tudos los mcdice a su alcance, el sistema de sociedad recién creado. Ya no se contentaron con las antiguas formas de auto-gobierno comu-

}' nal. Era nccesario acaparar el mayor poder que íuese dable tenerV cn sus manos. Con tal mii*a crearon un aparato especial que ejercicra

cse poder: el Estado.El Estado empezó siendo una simple incorporación de fuerza ar­

mada, compuesta de soldados, ofieiales, recaudadores de rentas, jue- ces, de tal modo que “de una organización de tribu que regenteába $us propios Tiegocios, el antiguo sistema de clan se tom ó en organización de rapina y de opresión”. (Engels).

Durante ei período en que las clases sociales y el Kstado comen­zaron a existir y a desarrollai'se, las tribus germanas emprendieron tremendas campanas militares.

Tribus y uniones de tribus enteras participaban en estas campa- nas, haciendo marchas de cientos y miles de milias cn busca de tierras

V más ventajosas, hasta que ai fin encontraron asiento y empezaron aV : repartir nuevas tierras en las fronteras dei Império Romano.

Los recién venidos se fueron mezclando con los nativos en forma •pacífica, cuando no ]os conquistaban por la fuerza de las armas.

BEINOS Durante ei período de fundación de estas tribus, surgie- BAR6AROS ron vastos “reinos bárbaros”. Ei primer Estado que

apareció fué el de Tolosa, Reino de los Visigodos. En los comienzos dei siglo V, sus fronteras llegaban, por el Sur, hasta Aquitania 0^ parte Suroestc dc Galia, entre los Pirineos, los Ceven- nes, el Rio Loire y el Oceano Atlântico), pero no tardó en incluir también a la Península Ibérica. En el siglo VI, los visigodos fueron expulsados de Aquitania por los francos, otra tribu germana, dejando asi su reino reducido a los limites de ia Peninsula Ibérica. La mayoria de los demás reinos bárbaros se constituyeron durante siglo V: Bur- gundia en cl Sudeste de Galia, a ambos ladcM$ dei Khin: el Reino dc los Francos, que de ahí a poco fué imo de los más poderosos entre los germanos, en la Galia Septentrional; varios reinos anglosajones en Bretana; ei Reino Vándaio en Africa del Norte, y por lüUmo el Reino Ostrogodo en Italia. El reino Lombardo surfifió después dc los otros, ya cn cl siglo VI, cn el Norte y Centro de Italia, incluyendo parte dei

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reino de los Ostrogodos, que antes habia sido destruído por cl Império Bizantino.

£1 destino de todos este» reinos fué bien diverso. Los más tuvie- ron una cortísima existencia. El Vándaio, ei Burgundio y el Ostro­godo, sc vicron pronto absorbidos por sus vecinos, que eran raucho más poderosos- El Lombardo y el Visigodo se sostuvieron por dos o tres siglos más, y sólo los Anglosajones y el de los Francos prolonga- ron sus existencias por más tiempo.

En cl siglo VI, Ic« pequenos Estados de los reinos anglosajones se unicron formando tres grandes Estados: Nordumbria en el Norte, Mersia en el Centro y Wcssex cn cl Sur. Más tarde (siglo I X) , estos tres reinos se unieron constituyendo a su vez el Reino de los Ingleses.

Por algún tiempo el Reino de los Francos se fué extendiendo en forma considerable. Fué gobemado por reyes de la dinastia dc los Merovingios (hasta mediados dei siglo VIII), y luego por los Carolin- gios. A fines dei siglo VIII, cl Reino de los Francos abarcaba en sus posesiones a casi toda la Europa Occidental antiguamente comprendi- da dentro dei Império Romano. En este tiempo, Carlos el Grande, Rey de los Francos, tomó el título de Emperador (800). Este fué el período cúspide en el desarroUo dei Reino Franco.

Los limites dei Império se extcndían desde el Océano Atlântico hasta el Rio Elba; por el Sur, a lo largo de las playas dei Mediterrâ­neo, y cn la Península Umbría, hasta el Rio Ebro. Pero no podia existir una imidad completa y durable en el Império Carolingio, pues el poder dei Rey sólo cn cierto grado se extendía a todos los territorios dei Império. Los condes y los vizcondes (markgrafen) eran los que de hecho imperaban cn las provincias. Poco después, a mediados dei si­glo IX, el Império se dividió en varios Estados independientes: Ale- mania, Italia, Lorena (que después se fundió con Burgundia) y Fran- cia. Hubo una división más del Império Carolingio: dentro de los limites de éste surgieron una multitud dc pequenos Estados, y a lo largo de sus propias fronteras también llegaron a consolidarse nucvos Estados. Sc subyugaban unos a otros; cambiaban de continuo sus lí- neas limítrofes, desarrollándose de vez en cuando hasta formar Esta­dos de grandes dimensiones y volviendo a dividirse en parles de menor importancia.

Durante los «glos V v VI surgió en los países de la Europa Occi­dental «n nuero sistema socml: cl Feudalismo. Creció, por una parte, a consecuencia de la descompoaición en que entrara el stítema escla^ vista del Império Romcrio y, por la otra, a resultas de la creciente desigualdad econômica y de la divmón de clases que se operó entre los antigiíos germanos.

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C Ü E S T I O N A R I O :

lEn qué fuentes obtenemos nuestra información concemientc al orden social y económico de los antiguos germanos?

Describase la economia de los antiguos germanos en los tiempos de César y de Tácito, indicando de paso los câmbios habidos en el orden económico desde la época dei primero hasta los tiempos dei segundo.

^Cuál fué el sistema social desarroUado por los antiguos ger­manos?

Trásense en el mapa las fronteras de los "reinos bárbaros”.

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CAPITULO n

EL SISTEMA FEUDAL EN LA EUROPA DE OCCIDENTE

(Stglos IX al XI.)

111.- L A ECO N O M IA FEUDAL y LA SITUACIÓN DEL C A M PESIN O

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LA SITUACIÓN Ya hemos visto en el capítulo procedente cómo DEL CAMPESINO surgieron en los países de Europa Occidental las t

clases principales de la sociedad feudal, o sean la de los “sier\"os campesinos” y la de los “senores feudales” (terra- ^tcnientes). ’

<.Cuáles son las principales características de la posición legal y económica dc los siervos?

La manera más fácil que hay de contestar a esta pregunta consiste en eslablecer la diferencia entre el sierro y el csclavo y comparar a éstos con el trabajador moderno bajo el capitalismo. -

El esclavQTcl siervo y el trabajador modcmo se hallan relacio­nados por un raggp.jcomún; 1^ tres son explotados por otras personas, o sean el duefio^e'^clavos,'^ terrateniente y el industrial o dueno de fábricas. Mas existe entre ellos una tremenda diferencia: ^ •

El trabajador moderno dc la sociedad capitalista, es libre en lo que a su persona ^ reficre; pero a la vez se le ha veda3Ô posesion ^ tõiias sus herramientas y medios d e rodúcdon. Çõ único quêTe :quéda ês fuerza de trabájo^, la cual a pesar dc que eí goza de toda su libcrtad, se vé obligado a vender al dueno de los medios de produc-

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ción, porque de otro mode morirá de hambre. Además de csto, no siempre pucde vender su fuorza de trabajo. La falta de empleo, espe­cialmente en tiempo de crisis, lo priva dc tal oportunidad. De suerte que el trabajador modcmo es explotado por la fuerza del apremio económico, lo que no puede decirsc del siervo ni del esclavo, pues entrambos eran sometidos no sólo a la compulsión económica, sino también a la ultraeconómica. Personalmcnte no ersin libres, ya que el terrateniente y cl dueno de csclavos los forzaban a que trabajasen.

EsC^CivO El csclavo era considerado como propiedad del amo, quien a su antojo podia^poner dé aquel. Por lo comunTlas leyes no protegian a los esclavos, y su’dueno podia castigados, venderlos y aún matarlos si queria. A mayor abundamiento. el esclavo jw dirigia su propia eco­nomia. ni ^ j a propiedad alguna.

SflvO E L siervo se hallaba en condiciones totalmente diferentes: se le“concedia” cierta porción de tierra, poseía medios dc producción y di­rigia él mismo sus recursos económicos. No estaba obligado a ceder al senor más que una parte dc su tiempo, o bien dcl producto de su trabajo.

En la época feudal, los campesinos tenían que hacer la corvée para el sefior, a más de pagarle la redevance. E àa última represen- taba una rcnta en especie, mientras que la primcra consistia, de un modo principal, en un trabajo ejecutado en el campo; siembra, cose- cha, trilla, etc. Además, esos mismos campesinos t^iían quê reparar los caminos, atender a estanques y vivcros, cuidar dei gunádo dei se­nor y guardar su castillo, etc.

No obstanto, dei Siglo IX al Siglo XI, la corvec no era muy gra­vosa, supuesto que los senores íeudales no se dedicaban aún a una explotación muy intensa dei suelo. De otra parte, toda clase de tribu­tos, impuestos o rentas, no sólb fuertes sino en gran número. Puede citarse como ejemplo la siguiente lista de gravámenes impuestos al campesinado francos dei siglo XI, agrupados en cuatro categorias^ fundamentales, a saber: 3) impuestos cobrados por cabcza dc pobla­ción o de registro electoral; 2) impuesto sobre propiedad; 3) derechos e contribuciones indirectas, y 4) monopoIios o estancos. A la lista de contribuciones por concepto dc regi.stro electoral pertenecían: a) el *'chevage", renta moderada que se cobraba no tanto como ganancia dei amo, sino para remarcar la depcn<tencia personal del labticgo, y b) el pcaje, la principal, cuya cuota, aunque fluctuando, rendia sin embargo una renta dc importancia para el senor.

A las contribuciones por concepto de propiedad pertenecían: a) la “renta” en sí, es decir, pagos por concepto de renta, primero en especic y más tarde en dincro; b) el champart, o sea la parte de la cosecha que correspondia al senor; c) diversas contribuciones sobre casa, ani- males, aves de corral, etc., así como derechos cobrados por el uso de caminos y rios, por comerciar en las ferias, etc. Los monopoUos con-

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sistían en el derecho que el senor tenía de ordenar a los campesinos Iraer el maíz a su molino (naturalmente por dinero), Ia uva a su lagar y la harina a su homo. Otra de las cargas que resultaban extremada­mente pesadas para el campesino, era la dei derecho exclusivo que el senor tenía de comerciar con la sal. Por último, tenía este el derecho de juzgar y sentenciar a Ios campesinos, amén dc toda una colección dc cuota«5 y multas que pesaban sobre el camp>csinado. Estas eran las cxacciones dc los senores, tan sólo las “legales”, pues hay que recordar que, además, aquéllos se S e r v ia n de su poderio para robar a su antojo en otras íormas a los campesinos.

Fulta mencionar aún lo que los campesinos pagaban para propor­cionar “refugio y alimentos” al senor durante sus viajes, lo cual re- presentaba una carga gravosísima, pue.sto que aquél iba habitualmente acompanado de todo un séquito de criados y servidores, sin contar su familia y los hucspedes o convidados. De esa manera el campesino tenía que nutrir a toda una multitud y darles de lo mejor que pudiera procurarse cn la aldea.

Los derechos que cl senor cobraba por concepto de caza en los campos dei campesino, signiíicaban la ruina de éste. Cercanc» a Ios campos cultivados, el senor tenía campos especiales donde se criaba el venado, cl jabalí, licbres y toda clase de caza menor. Todas estas pie- zas podían fugarse o volar a los campos aledanos y destruir la cosecha de los campesinos; pero estos tenían prohibido, so pena de muerte» tocar a los animales. Encima dei daüo causado por los animalcs. se actmiulaba la destrucción originada por los cazadores, los cuales acu- dían en numerosas cuadrillas, con sus caballerias y sus jaurias, que hoUaban el suelo.

A lo anterior hay que agregar que los campesinos, en la mayoría de los casos, no podían disponer libremente de sus personas, ni tenían el derecho de cambiar de sefior, siendo también limitado con frecuen- cia el derecho a la tierra. En virtud de la llamada **mano muerta”, podían tran.síerir sus parcelas como herencia; pero siempre que el amo diera el permiso respectivo y el heredero pagase a manera de expiación cierta fianza al senor, la cual consistia generalmente en la mejor cabeza de ganado.

E^s eran las condiciones en que vivia no solamente la masa cam­pesina'de Francia, sino los campesinos de todas partes, cn la época feudal. El hecho de que en otros países los servicios obligatorios dei campesino y las “lcyes” de los senores ostcntaran diferentes nombres, no cambial» en mucho la escncia de la cosa. En verdad, los senores consideraban a los campesinos como bestias de carga, es decir, como entes sin defensa ni derechos. Esa opinión ha quedado nitidamente expresada en im dicho germano de la época feudal: “El campesino es un buey, sólo le faltan los cuemo^*.

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CONDICIONES DE Las condiciones en que los campesinos vivían VIDA ENTRE LOS no eran mucho más elevadas que aquellas en CAMPESINOS DE que los animales se hallaban. Basta con imagi> LA EPOCA FEUDAL narse a los primcros apinados en estrechisimas

chozas, de ordinário construídas de barro y con tccho de heno o de carrizos. El hogar de la cocina se encendía dentro dc la misma cho7 y el humo salia por la puerta, o bien por un agujero que sc hacía en cl techo. No había ventanas, pero si por casualidad las habfa, no eran sino simples aberturas» «in más vidrí<K ni más nada, que se tapaban con trapos en inviemo. Tristes moradas cn que a la estrechc?., a la mugre y al humo, se unia toda clase de contágios y enfermcdades.

Para lograr un cuadro completo de la situación cn que vivían los campesinos, hay que tomar en cuenta el bajo nivel que la agricultura guai^aba en aquellos tiempos. La tierra cra culti^^da conforme a métodos enteramente primitivos, y no duraba gran cosa su fertilidad. En los momentos culminantes de la cosecha, el campesino se veia con frecuencia obligado a desempenar la corvée que debía al senor. Este sembrar a üestiempo, anadido a lo tardio de la recolección, reducía mucho más la de por sí escasa cosecha. Lo poco que era posible le> vantar, se iba por lo general en pagar contribuciones y viejas dcudas. El maíz que qucdaba, aún en anos dc prosperidad, apenas alcanzaba hasta la cosecha siguiente. Almacenar algo era poco menos que im­posible.

De ahí que una mala cosecha en esos tiempos, significara un te­rrible desastre: el hambre. Verbigracia, durante el siglo XI, en Fran­cia hubo escasez por cspacio casi de setenta anos seguidos. Las cróni­cas de esos tiempos contienen una horrenda descripción de privaciories y mortandades .sinfín. gentes comían hierba, corteza de árbol y carrona. Algunos intcntaban comerse el lodo, y cuando la desc.spera- ción de la mucrte los sobrecogía, a menudo desenterraban los cadáve­res y se los comían. Mataban a los ninos, o bien los adultos unos a | otros, y devoraban la came humana, dándosc a veces cl caso de que &ta se vcndiera cn el mercado. Cuenta la crónica que “el hatnbre era tal (ano de 860), un homhre mataba a otro y, como hacen Ias bes­tias feroces, lo desgarraba en pedazos con los dientes”.

Otra crónica (afio 1005) dice:"En €ste liempo ocurrió una hambrina terrible que duró cinco

anoi. No habia region donde no escasease el maíz. Muchas fueron las gente.\ que, exhaustas a causa de falta de alimentacián, murieroiL De- bido a tan iremendas privaciones, dió en consumirse en una infinidad de regiones dei pais entcro, no sólo animales impuros o reptiles, sino Jiasta cam e humana, fuese de hombre, m ujer o nino, llegando la Jiece- sidad al grado de hacer olvidar los lazos de parentesco. Presas en las

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' parras dei hambre, habia hijos que devoraban o sus propias madres. . . £ « oíros C050S, eran éstas las que, desatendiendo a su instinto mater- nal, mataban a sus eriatvras”.

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A la zaga dei hambre venían las enfcrmedades infecciosas. Verbi­gracia, a con<;ecuencia de una plaga que se Uamó “la muerte negra” aldeas enteras, e incluso reijíones enormes, quedaron completamente despobladas. Además de hambres y enfermedades» sobrevino otra pes­te, o sea un sinfín de guerras entre los senores feudalcs. Durante esas guerras, los senores impusieron nuevas contribuciones en cereales u otros productos, mientras ias incursiones de los demás seiíores dei campo enemigo lo destruían todo a su paso.

TÉCNICA AGRICOIA Consideremos ahora con mayor abiuidancia de .detalles, la técnica agrícola en los siglos IX al

XI, por lo que a Europa Occidental se reficre. Aun en los dominios relativamente extensos, los aperos de labranza eran exiguos. Los ara­dos, las hoces y demás instrumentos, además de ser primitivos, se dificuhaba el conseguirlos. Los anales de esos tiempos afirman que . alunas veces podia uno recorrer todos los dominios de un senor para encontrar uno o dos arados. Se entiende que la tierra no era cultivada valfcndosc del arado, sino con espadas, zapapicos o lanzas.

Durante los siglos arriba citados, prevaleció en Europa Occiden­tal, por lo que a siembras hace, el sistema primitivo, es decir, el de sembrar repetidas veces el mismo terreno durante ^fios y anos (a veces hasta cinco anos sin descansar), hasta agotarlo. Entonces se escogía oti‘o terreno. Al cabo de un descanso de veinte a veinticinco anos, cuando se calculaba que la tierra habia recobrado su fertilidad, volvian a sembrar en ella. De suerte que mediante dicho sistema, tres cuartas partes, cn ocasiones aun las cuatro quintas de Ia tierra, que- daban en receso, siendo inútiles a la agricultura.

4ik.^ .tir dei ^iglo IX comenzó a emplearse cl sistema llamado de tres campos, eí cual se había extendido lo suficiente cn el siglo XI. Medianfe^èse sistema, la tierra quedaba dividida en tr^ partes: en una se sembraba la cosecha de inviemo; en otra» la cosecha de prima­vera, y la tercera quedaba “ociosa”. Fué un gran paso en comparación con el sistema antiguo.

Tal cra la técnica de la agricultura feudal.

EL SEftORIO Veamos lo que es el mecanismo interior de un senorío FEUDAL feudal. Tenemos a la vista un antiguo plano dei típico

sefiorío inglcs de ese período. La casa dei dueno se levanta en el centro de la propiedad. Aqui vive el senor, o bien su intendente. T-.a morada está rodeada de una huerta, un vergel, un píirquo y una hortallza. A la orilla del canúno se hallan alineadas las

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2 8 A. G u k o v s k y y O. T r a c h t e n b e r g

dependencias menores: habitaciones para lacayos y criados, amén dc los corrales y Ias cuadras, lugares de trilla, graneros, íragua y otros talleres. Frente a la rcsidencia dei amo hay un estanque. Al Sur de cUa SC vc una aldea, cuyas chozas forman línea a uno y otro lados dei camino. Al Oeste de Ia aldea está Ia pradera donde pace el ganado, pradera que se extiende desde el río hasta la orilla dei camino. En el plano se ven dibujadas Ias bestias, vacas o caballos. Junto al río, cerca dei puente, se halla instalado el molino dc ruoda» mientras que el de viento queda un poco más allá, en el extremo opuesto dei plano, allende el sembradio, en los campos abiertos. Al Este de la aldea se hallan los minúsculos cercados de los campcsinos siervos, distribuídos, según el plano, en lotes: A, B, C, D. Al Norte se extlenden Ias ticrras arablcs y a lo lejos, tanto por el Norte como por el Oeste, tierras eria- les. Por último, ya en la propia orilla dei plano se ve un bosque. Un pequeno grupo de cazadores a caballo, seguidos de una jauría, se dlri- gen a galope hacia el bosque.

Voamos ahora más de cerca ias tierras de cultivo. Hay un rasgo característico de la aldea, que resalta: tiras de tierra pertenecientes a diferentes dueiios, se ven separadas por tiras de tierra que pertene* cen a otros. Los terrenos arables se hallan divididos en tres amplios campos; se designan con los nombres de “campo occidental, campo septentrional y campo oriental”. Un campo está sembrado de centenoo trigo, otro de avena o cebada. El tercero está sin sembrar. Cada uno dc estos caropc» se divide a su vez en lotes, y cada lote en tiras dc uno y uno y medio acres. Las tiras dc tierra se hallan separadas por lincas limítrofes, es decir, por pequcfías tiras de tierra sin arar. Dichas líneas limítrofes ocupan cuando menos el cinco o el seis por ciento de toda la propiedad. Lo peor de todo no estriba en la perdida de tierra arable, sino en la mucha cizana que crece en esas tiras que sirven de frontera, cizafía que se extiende por lo común a los campos vccinos. Estas fajas dc tierra cran dc diversas calidadcs; con objeto dc igualarias sc di\'idían entre los campesinos de tal modo, que cada lote constara de varias fajas separadas en cada uno de los tres campos arriba mencionados. Todos los labriegos estaban obligados a cultivar sus tierras de acuerdo con la rotación de las cosechas de sus respec­tivos vecinos. En el plano se nota, pues, cómo esta peculiar distribu- ción de tierras conduce en último análisis a una rotación obligada de las cosechas.

ECONOMIA A juzgar por el plano, el dominio propiamente dicho NATURAlt dei senor, es pequeno en relación con lo demás. Tal

era la regia. En la Europa Occidental de los siglos IX al XI, el senor rara vez cultivaba más de la cuarta parte de sus tierras. El resto lo usufructuaban los campesinos. El senor no se dedicaba a la producción en gran escala, porque los cereales no podían venderse,

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supuesto que la gran mayoría de la población se dedicaba a la agri- cultura y no eompraba, cn consecucncia, ni granos ni ningún otro pro- ''dueto de la lierra. A esa organización econômica se llama “economia natural”. La mayor parte de la produceión agrícola no se vendia al 'exterior dei scnorío, sino que era consumida alli mismo, por el sefior,$u família, sus huéspedes o la servidumbre de la casa. Por consiguien- te, lu economia dei seríorio no sólo era natural, sino además era una

^'^conom a que se bastaba a sí misma, pues casi todos los artículos ma- nufactiurados se hacian dentro dei sefiorío por artesanos locales.

A ese respecto existe un instructivo dato sobre administración de scnoríos en general, durante ei siglo noveno, que dice:

'*Que todo intendente de senorío contrate buenos artesanos, o séanse herreros qwe a la vez sepan hacer trabajos de oro y plata; tala- harterúa; grahadore$; carpinteros; cohreros; pescadores; guardavolá- 'tiícs; jaboneros; cerveceros; panaderos que cuczan el pan bianco para nuestra mesa; tejedores de redes o trainpas para cazà, pesca o tiro, ]O.ÇÍ como otros artífices que seria largo enumerar en detalle**.

Se ve que el sefior se afanaba por tener dentro de su posesión todos los artesanos necesarios, y rara vez aprovechaba los servicios de ■artesanos libres ambulantes, que viajaban a pie de scnorío cn senorío.Sólo tenía que comprar ciertos artículos producidos por artesanos que ^él no podia conseguir denfrõ de casa. Esos artículos eran generalmén- te armas 8o fuego, sal y otros.

Los sen ores que gozaban de mayor opulência, compraban asimis- tno diversos artfculòs de lujo traídos âe íos país^ dèl l^jano Oriente.Alunas dc esas cosas eran compradas a los mercaderes ambulantes, otras en lòs pocos mercados de Ias ciudades, entonces apenas nacicntes.

De modo, pues, que la economia feudal en Europa Occidental de los siglos IX al XI, se caracterizaha por un régimen de senorios; regi­men que llevaba en sí, además de la propiedad de la tierra en grande \ por los senores feudáles, la llamada economia menor campesina. El senoT feudal, en xu calidad de terrateniente, se apropiaba el producto > sobranfe cultivado por los campesinos; era más: ese mvimo senor /eu- dnl üfí servia para tal fin de la fuerza extraeconómica. La industria '

artesanado jprm aba un todo con la agricultura. L a economia feu­dal en su totàlidad tenia el caráctcr de natural, pues el intercâmbio era de itwignificantc importancia.

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A. GtmovsKY y O. T r a c h t e k b e r g

C Ü E S T I O N A R I O :

^Cuál es la difcrcncia cntrc la posición econômica del esclavo, ia del siervo y la del trabajador modcmo bajo el capitalismo?

iCuáles eran los servicios que los campesinos estaban obligadqs^^ a desempenar en la edad feudal?

Dcscrfbuse la técnica agrícola en esa misma cdad.

^Qué se cnticndc por sistema intensivo y sistema extensivo cn agricultura?

iQué cosa es la economia natural?

6 Por qué a la economia feudal le llamamos autônoma o inde­pendiente?

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I V . - E L ESTAD O FEUDAL

INSURRECCIONES Los senores feudales vivían cn castillos fortifica- CAMPESINAS dos. Lâs murallas dcl castillo rcsguardaban al

dueno de los ataques de los demás senores fcuda- w así como de las revueltas de los campesinos, pues empujados por

l^esesperación, éstos se sublevaban con frecuencia cn contra de sus amos, no obstante la desigualdad dc sus fuerzas, comparadas con las de los senores. EA_esos..licmp05» cuaiquiar pequeüo.destacamento 4ê y ^ t e o treintajiombrcs a cabalio y eon armas de filo, siendo versado en éi .4f^ ^ -lã pctçlíaw aQcr frentó a ima multitud de varios

jdç c a n ^ mal organizados y casi sin armas.Stn cmbáfgb, a jxisar de lã súmá desesperanza de los campesinos,

las rcbclioncs espontâneas de éstos cbntra los senores feudales eran muy frccuentes en esa época medioeval. Se daba el caso de que di­chas revueltas se extendieran a distrita<5 o comarcas enteras.

La rebelión eampeslna de Normandía, iniciada en el ano de 1100, adquirió una importancia muy particular. A ella se refiere un famoso poema dei siglo X, conocido con el nombre de CANCIO^í,

. LLAND. Dicho poema se hizo muy popular en mucHõs países de la Europa Occidental; en él encontramos este canto de los rebeldes:

Somo.'f hombres, tal como ellos, de piernas y brazos somos igualei, de idêntica estatura es nucsíro cuerpo.

y ^Podemos sufrir? Tanto como ellos puedan.S/.' Sólo nos falta el coraje.■■ . - Que nos ligue el juramento,*: . vawio.'? a defender nuestros hogafes y personas.; . Resistamos juntos, ai xmisonol'-, cuando quierati aíacamos.í iQue frente a cada caballero feudal

encuentren treinta o rnás campesinos, armados y Iwtos a pelear!

i." La vSuerte dc estos rebeldes era el habitual y feroz castigo deU'■ siempre. Cuenta im cronista francês en su.s anales, que los senores5:' •' ÍP.Uâ,‘*I^^^ E?lBclpios dei siglo XI, solían cortar piemas y brazos a losI ■ • labriciíos. tras'He habcrlos so^ai^ido^eh' rcbefe manera de ad-f vertencia para los demás de su clase:

"A fin de que informen a otros de su propia empresa y seon mós prudentes, todo esto so pena de un castigo todavia mós severo’*. De otras revuelías .çe cuenta: "Los campesinoí rebeldes se sublevaron

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contra los senores: entonces los nobles, hacienda cai^a comtin con Earl Allen (el conde Allen), se posesionaron de los campos de aqué- llos, no solo derrotándolos, sino además dispersándolos y persiguién~ dolos, Los campesinos emprendieron la botalla sin tnós armas ni nadie que los encabezara”.

EL ESTADO Con el propósito de obiigar a los campesinos a que tra- FEÜDAL bajasen para ellos; con el fin de aplastar el más Iwe i

intento de protesta contra el sistema reinante; deseaí- do, por otra parte, reducir a las masas a un estado de ciega y perma­nente obediencia, los scnorcs íeudales requerían una fuerza cònside» rabie. Ya poseían, además dc castillo5?, que eran verdaderas fortalezas, todo un cuerpo de guardia armada. Y para colmo, ejercieron el dominio absoluto dei Estado feudal.

Bajo el feudalismo, la relación de la clase dominante con el Esta­do, era sumamente estrecha y fácil de lograr, pues quien poseía tierra tciíia cl poder. El senor en persona era ante todo un soldado bien armado, siémpre apercibido para ejercer su fucrza. Lo mismo hacía de juez que de carcelero, pues a su antojo removia “los perturbadores de la ley y del ordcn”, dc las torres a las mazmorras de su castillo. Era de hecho un soberano dentro de sus dilatados dominios. Los cam­pesinos tenían que sujctarsc a su tribunal y a su justicia, aun cuando no fuesen esclavos o siervos suyos. Los senores feudales se dividían cn varios rangos, según las proporciones que sus respectivas propieda- des tcrritoriales tuvieran. Se hallaban unidos entre sí como si for- maran escala, dcpendencia mutua que Ueva cl nombre de “jerarquía feudal”. En ía cumbre se erguia el rey; inmcdiatamente después de él, venían los duques, «ondes o alticondes; lucgo, cn grado descenden­te, vizcondes y baroncs. El grado inferior de dicha jerarquía lo cons- tituían los caballeros armados. *Un caballero era un senor feudal de incnor importancia, sujeto al servicio militar, que traía consigo al ejército feudal su propia cabalgadura y sus propias armas. Los seno­res feudales de grandes inferiores, dependían de los seííores encum- brados en los^llos rangos; dependencia que guardaba cierta relación con la distribi&ción de la tierra en lo que respecta a la propiedad condicional de la misma.

Ya hemos dicho que en esos tiempos, dada la naturaleza de la economia feudal, cl senor no podia dedicarse a la producción en gran­de escala. Al igual de reyes y príncipes, los supremos terratenientes de aquella época tem'an que sostener de un modo o de otro a un sin- número dc cscuderos o asistentes armados. Considerando la impor­tancia que entonces se daba a la tierra y la insignificante cantidad dc moneda que había en circulación, era natural que las tierras sc dis- tribuycscn en pago de scrvicios militares prestados. En tales casos, las tierras eran distribuídas o “concedidas” como se decía, a condición

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UXSTORIA DEL FEUDAUSM O

de obligarse a prestar uUeriormente determinados servieios militares.De ese modo se íué desarroUando una propiedad condicional so

bre la tierra, que llegó a ser rasgo característico dei sistema social. Es:te sistema recibió su nombre, el de *Teudalismo’', de la palabra “íeod”, que signiüca pedazo de tierra dado en propiedad a condición,o sea en cambio de servieios. La tierra que se recibía en propiedad condicional se llamaba en un principio “benefieium”. El tenedor dei

;* beneficium no pasaba a ser dueno nato de Ia lierra, no pudiendo por eso ^nsmitirla a nadic a manera de herencia. Sin embargo, ya en­trado el siglo IX, est< “benefícios” eran considerados como feudos hereditários, haciéndose casi imposiblc despojar a nadic dc ellos, por más que el propietario seguia estando, como antes, obligado a prestar servicio militar.

En cuanto. a los senores nüsmos, solían rççibir tierras cn propie­dad pondiçional^jjo tan sóío dp.los reyes^áirectamente, pues cualquier otro senor, con tal de que fucsc ricb y )scycse tierrasconcedidas por^êí rey, podia Qtorfflr íe su ieudo*a sefioresHr ^ ^ p nr a lçú rn ia y çaudaT," à trueque’de'^senacios.' Òciuría i^ al-

sus tierras a ca^üeros de in^ r ta n c ia todavia menor. Asi «^rccio finalmente cofi‘loj^^leni^u3'ysísl;êmã tc i^^ t^ q rf ^ ^ a.!flt3^^P<^ mos iíamar de èscalera, en cuvos escaíonS encontramos scftores de dtíereni^ . ranços y de muy vano poder.

Todo miembro de cada uno de estos grados era “v ^ ^ lo’* dei que pertenecía al grado inmcdiato superior, de quien retenía tíerra y .de quien dependia directamcntc. El superior cn relación con senores feudales de menor categoria depcndientcs dc él, se llamaba “sefior”, de suerte que cada senor feudal podia ser al mismo tiempo v^allo y “senor”.

La ampUtud dei parcelamiento de un Estado feudal, podemos fá- cilmente imaginárnosla consultando un mapa político de ia Edad Me­dia. Dividido en una multitud de pequenos cuadros, nos hace pensar en algún cobertor lleno de parches. Nada es tan característico cn este sentido como el mapa dc Francia durante cl siglo X IL Muéstran^ .^ i por docenas los domínios feudales, advirtiendo que no figuran más que los mayòres.

Los dominios menores, más o menos independientes, ascendian cuando menos a ciento cincuenta.

Entro los dominios feudales de mayor extension en esa época, mencionaremos el Ducado de Normandía, los condados de Verman- doix y de Champana en el Norte dei país. Entre el primero y el último se hallaban situados los dominios dei rey de Francia; la llama­da ísle de France. El Ducado de Bretana y el Condado de Poitou estaban situados al Noroeste. Más al Sur encontramos el Ducado de

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Aquitania y el de Gascuna. Per el lado Este, los dominios más dila­tados eran el Gran Ducado de Burgundia y el Condado de Dauphine.

INGLATERRA FEUDAL El Heino de Inglaterra estaba más centrali*zado. Tres reinos —Nordumbria, Mersia y

Wess^— luchaban por alcanzar predomínio. En dTcFrjpu^a, el triun­fo le tocó en suerte a Wessex, que era el reino de mayor desarrollo económico. Su capital, Londres, era cl centro de todo el comcrcio inglcs. En los comienzos del siglo XI, los rcycs dc Wcssex somcticron a casi todo el pais.

Constituyen otra de las circunstancias que vinieron a facilitar la unidad política de Inglaterra, las condiciones geográficas dcl territo­rio: pequcno en si, pues todavia no comprcndia a Escocia, Irlanda ni 'Gales, apenas se igualaba a la tcrccra parte de Francia. No habia dentro de sus dominios profundas barreras naturales; en cambio, si se notaba abundancia de rios y corrientes, al lado de litorales sinuosos y gran proximidad a las costas del mar; antiguos caminos, y final­mente la división geográfica, en lo que hace a agricultura y cría de ganado, entre los distritos Sudeste y Noroeste. Todo eso cstimuló cl comercio intcmo, a la vez que la union política del pais.

La referida union se aceleró en vista de que en los comicnzos del siglo XI, el pais se hallaba sujeto a invasiones por parte de los daneses. Basándose en la amenaza de estas invasiones, los reyes ingleses la usaron como arma para cl rcforzamiento dc su poder. Instituyeron, asi, la colccta del Uamado “Dancgeld” (dinero danés), que cn un prin­cipio reunian destinándolo a la dcfcnsa contra los daneses, o bien para fines de rescate. Más tarde ese dinero sirvió para toda clase de expe- diciones suplementarias. Duirante el siglo XI (1066), Inglaterra fuc conquistada por los normandos, que se habían establecido en la r^ión septentrional de Francia (Normandia), conducidos por su duque Gui­llermo, conocido con el nombre de Guillermo el Conquistador.

Al erigirsc rey de Inglaterra, Guillermo distribuyó allí la mayor■ parte de las tierras entre sefiores feudales que no la poseían y que , lo habían acompaiiado desde Francia. Los campos de los scüoríos- fueron divididos en pequenas posesiones, que quedaron situadas enI diferentes regiones, detalle que debilitó el podcr de los séâoríos, cuyos

poscedores estaban obligados a jurar lealtal al Hey, al contrario de los demás feudos cuyc« senores, con un rango menor, no obtenian tie­rras del Rey, sino de sus más próximos seiíores. Viviendo como vivían en un ambiente hostil y, por consiguiente, cn un constante estado de guerra, los senores de Normandía dcpendían en gran parte dei Rey. A causa de. todos estos factores surgió en Inglaterra una poderosa monarquia, lo cual establecía un fuerte contraste con el estado de co­sas que prevalecia en el Continente.

Si en la Inglaterra dei siglo IX al siglo XI el poderio de los seno-

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res feudales había disminuído en comparación con el de los de Fran- cia, en cambio en Alemania: Sajonia, Turingia, Franconia, Schwabia y Bavaria, que eran los principales dominios íeudales de entonces, se reforzó de un modo particular. Durante los siglos X y XI, los reyes germanos emprendieron una lucha con los rostos dei sistema de danes y tribus, contra los duques de tribus. Los reyes se esforzaron por par- cclar sus domínios en pequenas pc^esiones, para lograr lo cual nece- sitaron antes csforzarse por eliminar a los duquts. Dcsaparecidos éstos, sc acrccentó en seguida el poder do los reyes germanos. Sin embargo, con el dcsarroUo de las relaciones íeudales, la importancia de los grandes senores acreció también, de tal modo que en los siglos XI y XII, cuando el feudalismo llegó a su apogco, existían en Germa­nia cientos y cientos dc dominios feudales independientes.

Los dominios dei Clero eran particularmente numerosos. Arzo- bispos, obispos, abades y priores, gozaban de amplias inmunidades concedidas por los reyes, ofrecicndo a éstos cn cambio su apoyo deci­dido en las luchas emprendidas contra los duques de Ias tribus primi­tivas. Los puestos más jugosos y enaltecidos dei reino, recaían en miembros dei Clero; cada dia eran otorgados mayores privilégios por d rey a la Iglesia, con el fin dc congraciársela, sometiéndola a su dominio. Para ejercer todo su poderio sobre la Iglesia, uno dc esos reyes gennanos, Oto I, decidió marchar hacia Roma. En 962 tomó allí el título de Em pS^or, y el nuevo Estado pasó a llamarse “Santo Império Romano de la Nación Germana”. Este Império comprendía, además de las tierras germanas, todo el Norte y el Centro de Italia, extendicndose más tarde (a mediados del siglo XI) hasta Burgundia. Pero la fundación dei. Império nq.superó la de^integración dei Esta- do f^daJ.

Restilíó, pues, que en todos los países de la Europa Occidental, el estahlecimiento de relaciones feudales en mayor o menor grado pro- | vocó la desintegración dei poder estatal. De la propiedad de la tierra dependia estrecham^nte el poder político. Los senores de más alto rango se transformaron en soberanos independientes.

LEGISLACION GUBERNATIVA DEL £1 aparato estatal de los gran- ESTADO Y TRIBUNALES DE JUSTICIA des principados estaba en per­

fecta concordancia con la economia personal de los príncipes dei feudalismo. Las personas que formaban su séquito, que al mismo tempo dirigían o fiscalizaban las diferentes ramas dei Gobiemo, cran ante todo servidores personales del senor. Atendían al arreglo de la alcoba, dei guardarropa, la mesa y las bodegas, lo mismo que a los establos del .senor, y, ima vez aten­didos estos menesteres, encargábanse de Ias finanzas, de lòs tribunales y dei ejército. Estas tres ramas formaban el conjunto dei gobiemo feudal. Así se desarrollaron los diferentes Departamentos de Estado,

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partiendo de los scrvicics senoriales. El aparato estatal cobró forma dentro de los limites dei castillo.

Entre Ias diversas ramas que componían el gobiemo dei Estado feudal, hay que haccr mención particular de la legis|Mión y de Ias cortes. Sabemos que ya en los tiempos de Ias comunas"^compuestas por familias, aparcció la crônica de costumbres. Las coslumbres así registradas, fueron después reunidas en volúmenes, los cuales scrvían de información ante las cortes de tribu. Las “Leyes bárbaras” de Ias tribus germanas, son ejcmplo de dichos anales dei Derecho común.

Con el dcsarrollo dei régimen feudal, los senores de alta jerarquía empezaron a expedir edictos especiales que lle\’aban el nombre de “Ord«xanzas”, las cuales eran expedidas en los casos cspeciales cn que las antiguas costumbres o usos se haliaban en contradicción con los intercses de los senores feudales. De ordinário, esas ordenanzas no eran expedidas personalmcnte por el soberano, sino por un congreso de vasailos. Los referidos congresos no solían reunirsc con regulari- dad» sino a medida que la nccesidad lo requeria. Por regia tjeneral, tan sólo los senores feudales de alta jerarquía participaban en ellos, pues los sefíores de inferior linaje unicamente en raras ocasiones se reunían.

La organización de la cortc feudal, muy interesante, no vcnía a ser otra cosa, en primer lugar, que materia de ganancias. Sin men­cionar ya las cuolas legales por conccpto de juicios, los príncipes se dedicaban abiertamente a la aplicación de toda suerte de multas y confiscacicoies. Los códigos de la ley feudal abundan en toda clase de listas relacionadas con multas. El sistema de responsabilidad común estaba muy cn boga, de modo que comimas enteras se veían a menudo obligadas a pagar multas, aun cuando la ley hubicse sido violada por uno sólo de sus miembros. Los reycs ordenaban a los jucces que im- pusieran multas en casi todos los casos que eran examinados en las cortes 0 tribunales. Esto proporcionaba a los senores amplias posibi« lidades, Uegando a tal grado su ventaja cn el tiso do esta facultad, que con frecuencia los derechos obtenidos por medio de los tribunal^, constituían uno de los más importantes renglones de sus ingresos. Así se explica que los juicios en los tribunales íueran concedidos a guisa de favor particular, como especie de beneficio. Tales juicios se hicie- ron motivo de herencia.

El jucz tenia en esos tiempos el recurso de métodos muy peculia­res para establecer la culpabilidad dei acusado y radicar el litígio. El tribunal decidia de los casos a través de un mero trabajo de adivina- ción. Estaba muy en boga la costumbre de utilizar “el derecho de combate** para descubrir al inocente. El que vencia en ese combate armado, era considerado como no culpable; ganaba el proceso, mien* tras que ^ vencido, adcmás de perderlo, tenia que pagar una multa.

A manera de ilustración vamos a citar las decislones relativas a

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IllSTORIA DEL FeUDALISMO 37

dichos combates legales, sacándolas de un volumen de legislación ger­mana de la época:

- "Todo individxio liene el derecho de negarse a combati»' con cuaí-quieta que por nacimienío fuere inferior a é l . . . El juez debe propor­cionar dos testigos asistentes a coda uno de los que combaten; ellos deben ver que los combatientes se equipen de conformidad con el derecho y la ccstumbre. Estos pueden lleuar sobre si todo el cuero o ropa que desearen. De frente, la cabeça y las piem os deberán quedar descubiertas y en las manos no usar mús que guantes delgados. En la mano una espada desnuda; además de esto pueden Uevar en el cinto una 0 dos espadas, según sus deseos. En la otra mano un escudo re­dondo hecho unicamente de madera y cuero, pudiendo ostentar en el centro una placa de metal saliente. Sobre la armadura una especie de chaqueta sin mangas. A cada uno de los adversario.<i el juez destina un hombre con un ceíro. Esíe hombre no debe impedirles nada; sólo en caso que alguno de dlos caiga al suelo tiene la obligación de am- pararlo con su cetro; igualmente en caso de que alguno de ellos sea herido o solicite protección; pero en modo alguno puede interrumpir el combate sin permiso dei juez.

Antes dei combate, ambas partes deben comparecer ante el juez en plena armadura y jurar: el primero, que la acusación presentada por él en contra dei otro es la verdad, y que Dios le ayude; el otro, que es inocente y que Dios le ha de ayudar. Ambos deben ser colo­cados contra el sol, en posiciones similares cuando se encuentran por la primera vez; si el acusado pierde, se le sujeta a castigo; si vence, se le exime tanto de la multa como dei castigo finaV\

Además de esta forma de combato, el tribunal tenia aún como recurso otro método no menos peculiar: la pmeba dei tormento. En este caso, el acusado tenía que poner la mano en agua calieníè o le­vantar un pedazo dc hierro candente. Si no le quedaban huellas en la mano, era declarado inocente.

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Durante el feudalismo, Ia Iglesia desempenó un papel muy im­portante en la vida económica, política o intelectual dc la sociedad, pues llegó a ser la principal posccdora de tierras entre todos los se­nores feudales. Derivaba sus riquezas de diversas fuentes. Los reyes y demás scnorcs feudales acomodados, establecieron la costumbre de coder tierras en favor de Ia Iglesia, dc tal suerte que todo dominio

« así adquirido, quedaba dc modo firme cn manos dc ésta, supuesto que las propiedades dei Clero sc considcraban por lo común como inalie- nables. Quiere decir que no podían ser ni ccdidas ni vendidas.

En el siguientc párrafo se expresa en qué consistió cl regalo que un rey hí2o a la Iglesia en 1035:

todos los que han jurado lealtad a la Iglesia y a Nos y qxie vivan en el presente o en el futuro, SABED: Que Yo Conrado, por la grada de Dios Emperador Romano, junto con Nuestra esposa, Ia Em- peratriz deseando la salvación de nuestras almas, donamos enpropiedad a la referida Iglesia erigida por NOS en gloria y alabanza de Dios, de nuestro pairimonio aldeas en el Bajo Palatinado cerca de Worms, con iodas las dependências y neceseres; a saber: esclavos, re- íidencioj, edificios, tierras cultivadas o no eulíivoda«; sembrodíos; praderas y pastos; agvxi, rios, molinos y pescaderias; campos, bosques, «tios de caza: Umiíes o fronteras; caminos y senderos, con todo lo que existe y pudiera encontrarse en ellos; con todas las ganancias que pue- dan ser denominadas; y que. el abad de este lugar, con idêntico poder e idêntica utilidad que NOS, lo posea libremente; y que todo lo que de ahi pudiere derivar lo destine al uso de la Iglesia y de la herman’ dad. Y que nuestra donadón sea etem a e inrtoíable, por eso hemos ordenado sea elaborada esta carta certificândola así con nuestro Sello”.

Tales donaciones eran extremadamente frecuentes y tendían, co­mo es natural pensar, a facilitar en gran mancra cl enriquecimiento de Ia Iglesia, cuya fortuna era incesantemente aumentada por otros medios. Teníase por costumbre durante las interminables guerras feudales, depositar en los templos valores que se deseaban pon^ a salvo.

Hay que dccir que la Iglesia, considerada divina, explotaba al igual de los mortalos senores feudales a los campesinos, exigiéndoles toda clase dc tributos, quizâs de modo más eficaz y persistente que los segundos. La Iglesia se valia de muchos tributos “espcciales”. En primer lugar recurría al llamado “diezmo”, imponiendo a cada cam-

pesino la entrega de la décima- p’affe 3e sus ganancias; además, tem'a

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éstc que pagur algo por Jas diferentes ceremonias religiosas, como la del matrimonio y la dei bautizo, o bien la que se efectuaba cuando nacía algún infante en la família, pues la presencia dei cura en tales casos era inevitable. Tanto las leyes como las costumbres populares exigian de un modo imperioso la celebración de todos esos actos reli- gioso.s. Pero las ganancias de los sacerdotes no paraban allí, ya que también recibían retribución por concepto de *‘oraciones” elevadas en demanda de buenas cosechas o de alivio para enfermos graves, etc.

Como eran más expertos que Ic» “simples mortales” para mane­jar sus negocios, es lógico que exprimieran en mayor grado a los campesinos, obteniendo más productos. Fué la Iglesia la primera que empezó a realizar en venta el producto de la tierra. Los mercados más aníiguos de la época feudal fueron establecidos bajo las murallas de los monasterios; eran abiertos al público los dias cn que la Iglesia tenia fiestas. No les faltaba, pues, razón a los germanos cuando em- pleaban la palabra “Die Messe”, que significa al mismo tiempo que feria, “servicio eclesiástico”. Es cosa aclarada en nuestros tiempos por qué la Iglesia pasó por el campeón dei comercio y de los merca- deres. £n la época en que se multiplicaban de modo especial las gue­rras feudales, los robos y el pillaje, la Iglesia católica trató de esta­blecer la coslumbre relacionada con la “paz de Dios”, que ponía bajo una protección especial los bienes de la Iglesia y dc todo mercader ambulante, prohibiendo asimismo en interés dei comercio, las acciones militares en determinados dias; verbigracia: desde el sábado al atar- decer hasta el lunes a la misma hora; en las festividades mayores o dias de ayuno.

MISION POUnCA Junto con las riquezas materiales creció la in- DE LOS CURAS Y fluência política de la Iglesia. Los senoríos ecle- DE LA IGLESIA siásticos fueron los primeros en obtener dei rey

la inmunidad, asi como en lograr independencia en materia judicial y de administración fiscal. Sobre todo la indepen- dencia judicial vino a representar para la Iglesia un eminente papel en lo relativo a la creciente autoridad ejercida por ella. Al decaer el poderio dei Estado central y la diversidad de las leyes judiciales apli- cables a las tierras dc los seâores temporales, la Iglesia elaboró todo un derecho canônico imificado, el cual contribuyó enormemente a reforzar Ia organización religic«a. Poco a poco fué aceptándose el derecho canônico aun fuera de los limites de la Iglesia. Todos los crí- menes cometidos contra ésta, contra la religiôn, al igual de los actos criminales o civiles, en determinados casos, eran juzgados de acuerdo con dicha ley. La Iglesia obtuvo también el derecho de juzgar por sí misma todos los crímenes cometidos por clérigos.

El senor feudal espiritual se haliaba colocado en lo más alto de la escala social en esos tiempos. Hubo un obispo que se hi20 especial-

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mente muj' conocido, el obispo de Roma, que a partir dei siglo IV fué llamado Papa. Su autoridad fué acrecentándose con el tl^ p o , a tal grado que llegó a propagarse la leycnda de que el Papa ha venido a substituir sobre la Tierra al “Santo” máximo, o sea San Pedro, supues­to fundador de la Iglesia romana; cuento que adquirió gran popula- ridad y apoyo porque tendia a reíorzar la autoridad dei Papa ayu- dando a unir a las igleslas católicas en una organi:caclón uniforme y centralizada.

En ios siglos V y VI durante la conquista dei territorio romano por los germanos, los pupas desempenaron un importante papel. Unas veces por medio de guerras o métodos diplomáticos, otras enviando misioncros que convirtieran a los germanos al cristianismo, los papas lograron una posición excepcional. En todos los países de la Europa Occidental se impuso el catolicismo, quedando así el Papa a la cabcza de toda la Iglesia de Occidente.

En un principio, los reyes feudales apoyaron a los papas contri- buyendo a su clevación. En el siglo VIII, Pepino el Breve, rey de los francc», conccdió al Papa, a manera de recompensa por la ayuda mi­litar prestada cn contra de los lombardos, la administración directa de una gran porción de la Italia Central, conquistada por los francos: Ia sediciente region del Papa. Durante el ano dc 800, el hijo dc Pe­pino él Breve, Carlos el Grande, fué coronado en Roma y proclamado Emperador con estruendosa pompa.

LA LUCHA ENTRE EL Asi creó la imión entre la Iglesia y el Estado PODER SECULAR en la forma dei Império Carolingio. Pcro y EL ESPIRITUAL más tarde se inició entre los papas y Ios di­

versos monarcas feudales una acre lucha por el predominio político. El poder de los reyes francos comenzó a de­clinar a raiz de la muerte de Carlos el Grande, aprovechando los papas la oportunidad para reforzar su hegemonia. Se puslcron en circulación toda una serie de documentos falsos (cuya falsedad sólo quedó comprobada en el siglo XV). Tales documentos ascguraban que el Papa era la cabeza dei mundo; que el podcr sobre Roma, así como sobre todo el Occidcnte, había sido transmitido a los papas cn el siglo IV por el emperador Constantino; que el Papa en persona no era responsable ante ningún tribunal; que los obispcs sólo podian ser juzgados en el tribunal dei Papa y no en tribunal temporal alguno; que la Iglesia era completamente independiente dei Estado, y que éste debia cuidar dc que sus lcyes no contradijesen a las dictadas por la Iglesia. Decían además que la propiedad dc la Iglesia era inmu- ne, etc., ctc.

Apoyándosc cn estos contrahechos documentos, los papas se cs- íorzaban por aumentar su poderio, tratando por otro lado de trans­formar a los rcyes católicos en vasallos suyos. De tal mânera que a

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medida que el poder de esos reyes decaía con el dcsarrollo de las* rclacioncs feudales los papas consegman cada vez más éxito en su

afán de dirigir el poder temporal Sin embargo, la Iglesia tenía sus propias debilidades. Los obispos, como verdaderos senores feudales que eran, no querían someterse incondicionalmente a los papas. De ahí que algunos dc ellos apoyaran con frecuencia a Ic« reyes en lucha con los papas, rccibiendo en cambio nuevas inmunidades y privilé­gios. Algunas organizacioncs católicas especiales, los monastcrios y sus asociados, llamados “congregacioncs u ordenes’*, oíreeían por su parte decidido apoyo a los papas. Entre ellas se contaban la de los benfxiictín(^ y, más tarde, o sea a partir dei siglo XIII, la de los dominicanos y Ja dc los franciscanas, ambas muy conocidas.

hos monastcrios poseían enormes dominios los cuales eran bicn administrados y traíicaban con toda clase de mercancias, desde sal, maiz y vinos, hasta pescado o artícul<» manufacturados. Abundaban siempre artesanos de diferentes especialidades cn los cspaciosos y bien acondicionados monasteries. Para forjarse una idea de la am- plitud que la producción artesana alcanzaba en esos monasteries, po­demos citar el dc San Halien, donde desde los comienzos del siglo IX, según documentos autorizados dc la época, se tenía el proyecto de construir un vasto edificio para orfcbrcs, hcrreros, tcjedores, taiabar- teros, tomeros, panaderds y cervcccros. Nada tiene, pues, de extrano que los monasteries en aquel entonces fucran motivo de tentación entre obispos y reyes ambiciosos, ünos y otros se dcsvivían por so- meter los monasteries a su albedrío personal, por msa que los referi­dos monasterios preferían depender directamente de la potestad dei Papa.

Mediante esta lucha por el poder tanto temporal como espiritual el Papado logró una gran victoria allá por la segunda mitad dei siglo IX. En CSC ticmpo. Enrique IV, después dc una larga y obstinada lu­cha con el papa Hilderbrandt, 0 sea Gregorio VII, sufrJó una fuerte humiliación del Papado. Cuenta la leyenda que vestido de penitente, desealzo, tuvo ese rey que pedir el perdón dei Papa, habiendo tenido que ir durante una terrible helada dei mes de enero al castjUo de Canossa, que queda en el Norte de Italia (de aqui procede la expresión de *‘ir a Canossa’’, es decir, someterse a humillaciones). La influencia de los papas era extremadamente importante en esos tiempos. La Iglesia católica dominaba en la Ideologia dei mundo feudal.

LA IDEOLOGIA Grandes masas de la población vivían cntcramente FEUDAL a merced de la Iglesia. La religion, a manera de

opio, adormecia la concicncia de la sociedad. Las raíccs del império de la ideologia religiosa estaban en las condiciones económicas del campcsinado feudal, que constituía la mayoría de la población. Los interminables gravámcncs y las persecuciones por

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parte de los senores; las constantes privaciones y vicisitudes. al lado de epidemias consiguientes, alimentaban la ilusión de pasar a un mundo mejor, más feliz y cquitativo.

La Iglesia católica aprovcchó de un modo inteligente este sueno dei pueblo por una vida mejor, esíorzándose por distraerlo de la lu- cha cn pro de mejores condiciones matcrialcs. Con el objeto de tener a las masas con mayor íacilidad cn la obediencia ciega, la Iglesia encauzó el pensamiento dc cilas hacia una vida futura ajena a toda “vanidad terrenal”. Constantemente insistia ante el pobre campesino sin defensa, diciéndolc que la mejor manera de salvarse en el “olro mundo” era sufricndo en éste. Se le ensenaba la humildad, la obe* diencio, la pacicncia en suma. Le ensenaban a ayunar; a ncgarse a sí mismo las exigencias de la vida, para bicn de su alma. En otras palabras, la Iglesia difundia la idea del ascetismo. Ai mismo tiempo los sacerdotes y los curas llevaban una vida de ocio y depravación; vida de ebric« y glotones.

EL CATOLICISMO, Con la transformación de la Iglesia Católica cn RELIGION FEUDAL importante organismo feudal, la rcligión crístia-

na se convirtió en típica institución dei feuda­lismo. El mundo de los dioses y de los santos*fuc construído a imafícn del mundo terrenal de entonces. En la cúspide del reino cclcstial quedó la “Trinidad”: Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo. Un poquito más abajo estaba la Madre de Dios Hijo. Ella era la que “intercedia en favor dei oprimido”; la que solicitaba ante su hijo, Los santos venían a eqüivaler a los vasailos dei feudo. Se hallaban dispuestos conforme a la siguiente jerarquía: apóstoles, grandes már­tires y, finalmente, mártires a secas. Los ángeles estaban organiza­dos por cstricto orden de rangos. La desintegración de la sociedad feudal se reflejaba en la fe cristiana. Cada circulo dc gentes, cada profesión, tenía su santo patrono que oficiaba de “suplicante” delante de los altos dioses. Las fiestas de ^tos santos eran observadas con devoción especial.

El catolicismo hacía, en suma, todo lo que estaba a su alcance para aumentar su autoridad. La solcmnidad de la liturgia influía sobre la psíicología de Ias masas ignorantes. Se levantaron templos bellamente ornamentados. La misa y las simple soraciones cobraban un aspecto sumamente solemne; altares y naves eran iluminados por multitud de bujías, mientras los prelados lucían los más suntuosos ata\'íos talares; todo eso acompanado de música y canto. Los fieles se quedaban ciegos y sub3aigados ante tamana grandeza de que se les rodcaba. A partir del siglo XI aproximadamente, fueron adoptados cn los actos o solcmnidadcs de la Iglesia los espectáculos dramáticos; al principio sc representaron cn cl scno del templo mismo; luego en el atrio, y por último en la plaza pública. Dichos espectácidos tenían

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por mira representar, cuando no el paraíso con su cortejo de ángeles aéreos o el inficmo, <?í diversos “milagros” que elevaron cl sentimien- to religioso de los espectadores.

Kra evidente que la Iglesia se valia dc su autoridad para impul­sar sus propios intereses. Predicaba, verbigracia, que todo aquel que le hiciera oírendas o donativos, probaría su devoción; que la habüi- dad dei donante para efectuar estos donativos, era en sí ima manifes* tación de íavor divino, pue<5 dc ese modo expiaba sus pecados, asegu- rándose dc paso un sitio en el paraíso, para después de su muerte. Esta práctica se extendió tanto, que la venta dc las llamadas indul­gências, o sea la forma dc absolver Ios pecados, comenzó a aparecer como costumbrc. No habfa pecado por ^ande que fuese, que no pudiera ser perdonado mediante dinero por la Iglesia Católica, lo cual vino a permitir a ésta acumular cuantiosas fortunas. La venta de indulgências fué ampliamente difundida en Europa Occidental, desde el siglo XI en adelante. Privaba además la teoria de que como todas las tierras habian sido creadas por Dios, sólo a él pertenecían; dc acuerdo con ella, legar tierras a la Iglesia no era sino una manera de devolverias a su legítimo dueno.

LA CIÊNCIA FEUDAL La economia de la sociedad feudal, que porser natural no rebasaba sus propias fronte­

ras, quedaba satisfecha con una reducida cantidad de conocimientos prácucoSj y no necesitaba de conocimientos teóricos. EI estancamien- to y lo estable de la técnica no podían crear condiciones que fomen- ta^cn el desarroUo de la ciência, el anhelo de conocer y dominar a la Naturaleza. Se consideraba que la suma total de conocimientos indis- pensablcs al hombre, estaba exprcsada en cl “Evangelio” y en las “escrituras dei Padre Santo”. El pensamicnto científico sc hallaba limitado al estúdio de los libros “sagrados”. La teologia pasaba como la primera entre todas Ias ciências. Las ciências “seculares”, que en­tonces se llamaban "Filosofia”, eran declaradas como “servidoras” de la teologia. Todos los conocimientos que Roma y Grecia legaron a los pueblos de Europa Occidental, cayeron en decadencia. El conoci- miento humano en general, asumió cierto carácter de divino, que siempre tenía algo que ver con Ios mistérios. Por ejemplo, la ciência denominada “bestialia” se dcsarrolló con el propósito de estudiar las cualidades secretas de los animales; otra “ciência” trataba de las propiedades ocultas de los diferentes metales, La Aritmética incluso se transformó en estúdio de las propiedades desconocidas dei número. La Iglesia estabíeció su propio .sistema científico especial de esco­lástica, que, mediante argumentos abstractos a propósito de las cosas dei otro mundo y referencias a la autoridad suprema, trataba de justificar el sistema actual, reforzando así ol dominio de la Iglesia misma. El pensamicnto humano era desviado no sólo de las cuestio-

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nes sociales, iambién de las coaas prácticas. Los “científicos” estudia- ban las verdades de la “divinidad” y escribian profundos prospectos hasta agotar temas como c) de “^Cuántos ángeles podrían posarse en la punta de una aguja?”

LAS ESCUELAS Y En esos tiempos, la escuela se hallaba por com- LA EDUCACION pleto en las manos de los sacerdotes, quienes

en.senaban a la nlnez a Iccr el Evangclio y a cantar salmos; pero aun esas escuelas £ueron poco numerosas. No a otra cosa se debió que hubiese tan pocos senores que supíesen Icer, que por lo que a los campesinos se rcfiere, el alfabeto se hallaba íuera de su alcance. Hasta la lectura del Evangelio parecia a sac«- dotes y senores peligrosa, pues podia conducir a crear en los campe­sinos el hábito de leer no menos que a cierta manera de pensar, cosa que los explotadorcs estaban muy lejos de querer. Cuando se hacía preciso cn la iglesia leer algún libro, tenía que ser leído en latin, de modo que los que escucharan no lo entendicran. De esta manera, el escuchar llegó a hacerse una función mecânica, sin sentido, y por consiguiente, ocupación segura, no peligrosa.

La Iglesia solía lanzar edictos especiales que declaraban:

“Está profeibido que ningún lego tenga Ubros del Viejo o del Wuevo Testamento. La traáucciòa de dichos libros al lenguaje popur lar, está igualmente prohihida. El Papa Inocencio l í l , en su epistola “A todos lo$ fieles en Cristo'*, escribía: *‘Los ocultos fundamentos de la f e no pueden ser revelados a cualquiera, pues pueden tio ser com- prendidos. . . y por consiguiente quedo seníixdo en la ley divina, que si una bestia se aproxima a una montana, se quedará petrificada. Del mismo modo una persona común no puede alcam ar a la altura de los Santos Evangelios’\

ASI EMPLEABA LA IGLESIA LA TREMENDA FUERZA DE QUE DISPONIA PARA AYUDAR A LOS TERRATENIENTES FEU­DALES EN SU EXPLOTACION DEL CAMPESINADO, PARA CONSERVARLO EN SUMISION PERMANENTE.

C Ü E S T I O N A R I O :

iP or qué medios se formó el poder económico dc la Iglesia Católica?

^Cómo se fué desarrollando el Papado?;.Cuáles fueion las condiciones económicas que contribuyeron a

la evolucíón dc la ideologia religiosa dei feudaUsmo?

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CAPITULO ni

EL POBLADO FEUDAL

Vi- — D ESA RR O LLO DE LA VIDA CIIADINA

S£PARACION DEL Hemos leído en cl capítulo precedente que en ABTESANADO Y los siglos IX al XI hubo muy pocos poblados en LA AGBICULTUBA la Europa Occidental, y que su papel en la eco­

nomia fué de muy escasa importancia. En esa cpocãf la producción dei artesanado tenía también muy poco desarro- Uo. Es cicrto que en los tiempos dei feudalismo habían aparecido ya diferentes clases de ^ecialistas dedicados exclusivamente al ar­tesanado, verbiííracia: herreros y alfareros; m ^, con todo, el artesa­nado no se s^aró. realmente de la agricultura sino hasta el uglo XI.

' Sin emBargo, a partir de esa épòca, el cuàdro eómenró a cambiar. El dcsenvolvimiento de mejores herramientos y de métodos en la fabricación de matérias primas, facilito Ia íormación de nuevas ramas dei artesanado. Los artículos que antes se producían en la morada dei campesino o dei terrateniente, jimto con productos agrícolas, ahora eran hechos por una rama esf^ial dei artesanado.

Esto dependió cn mucho dfei creciéntè émpléb de los metales; el cobre, el bronce y sobre todo el hierro, eran los materiales que más comúnmente se usaban para fabricar instrumentos de producción, armas y diversos utensílios. La elaboración dei metal requeria expe- nencia y muchos conocimientos especiales (“secretos dei oficio”). A causa de esto se volvió más importante el papel de los artesanos. Hay que decir que estos operários llegaron a concentrar en sus manos no sólo la manufactura de artículos de metal, pues pronto formaron parte dc las ramas del artesanado la molienda dei trigo, la tenería, los hilados, los tejidos, ebani»tcría, zapatería, sastrería, trabajos de joyería y otras clases de producción artesana.

La separación de Ia producción artesana y de la agricultura sig~ nificó cl desarrollo de la división social dei trabajo. El desenvolvi-

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miento de la vida citadina, que en mayor o menor grado se observaba en todas partes desde los comienzos dei siglo XI en los países de Ia Europa Occidental, era resultado dei crecimiento que se notaba en la división social dei trabajo. Así fué cobrando incremento la vida cita­dina. Pcro no hemos explicado todavia cómo surgieron los poblad(». Para aclarar esto tenemos que retroceder.

COMO NACIO La aldea fué primero que nada un lugar fortificado. LA ALDEA Históricamente, la palabra “pueblo” significo “co-

lección de casas rodeadas por una pared o una cerca*’. La palabra alemana “burg” equivale a la inglesa “town” que quiere decir en espanol pueblo o aldca.

Primeramente fueron fortificados los campos militares, que se hallaban situados por lo general cn las fronteras de territorios ocu­pados por tribus sedentarias. Despucs, cl senor feudal construyó mu­rallas alrededor de su casa seüorial, como defensa contra cualquier ataque; con el tiempo, los colonos trataron de hacer lo mismo.

En relación con la forma en que surgieron los primeros poblados, es de un vivo interés lo que un antiguo documento relata acerca dei pueblo de Brujas en Flandcs:

. . . "A raiz esto, con el fin de responder o las necesidades y deseos de los habitantes dei castillo, comerciantes o vendedores de objetos más valiosos, luego tenderos en toda forma, comenzaron a agruparse junto a kw trancas dei puente. Poco después comenzaron a construir casas y mesones algunos posaderos que ofrecían alimen- tos y refugio a los mercaderes que no tenían permiso de morar dentro de las murallas dei castillo. Se hizo costumbre entre ellos decir: “Va­mos al puente”. El campamento llegó a crecer allí a tal grado, que no tardó en form ar un gran poblado, conocido hasta nuestros dias con e l nombre de ‘^Brugge**, que en el dialecto de la region significa ‘'pueníe^\

La primitiva plaza fortificada y amurallada fué tan sólo el em- brión que, desenvolviéndose, llegó más tarde a convertirse en un pueblo. El paso a que ese desarroUo se operó, depcndió cn general dc la situación dei lugar que estaba rodeado de muralla. Si el sitio sc hallaba ubicado lejos de las rutas comerciales, entonces el pueblo, a decir verdad, no podía formarse, al menos como centro de comercio y de producción industrial. Pero cuando los lugares fortificados sur- gían en rutas de comunicación adecuadas, y especialmente cuando estaban a Ia orilla dc algunos campamentos o colonias, entonces el comcrcio no tardaba en desenvolverse en forma activa. El comercio se hacía al principio en mercados periodicamente establecidos. Ano tras ai o venían los mercadcres a la feria e instalaban almacenes para

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guârdâr sus mercancias, cscogiendo con frecuencia ese mismo sitio como residencia permanente. No pocos artesanos de diferent^ ofí­cios se radicaban allí también, porque la demanda por sus artículos era mayor que en olras partes. El pequeno lugar fortificado iba cre- ciendo poco a poco hasta transformarse en verdadero pueblo. Nuevos pobladorcs sc instalaban fuera de las murallas que constituían la pri­mitiva fortifícación, y sucedia a menudo que un nuevo cerco dc murallas sc construían en torno dei pueblo que había creddo.

Muchos pucblos de Europa Occidental surgieron durante el pe­ríodo dei Império Romano, a manera de puntos comerciales o fortifi- caciones militares. Y en la época feudal, el poblado no perdió nunca su importancia militar, lo que cs fácil conjeturar por los restos de poblados que en muchos lugares sc ven en nuestros dias. Murallas de piedra, fosas, torres destinadas a observar desde grandes distan­cias, asi como pesadas pucrt is de campo, abundan en los cuadros que nos legó la antigüedad. Fero fortificaciones tan complicadas y pode­rosas, .sólo eran construídas en los pueblos más grandes y más ricos. Los más pequenos, en el mejor de los casos, sc hallal?an rodeados de zanjas, detrá<$ de las cuales se levantaban los parapetos de tierra. Por su apariencia exterior, dichos pueblos se diferenciaban muy poco de las aldeas, supuesto que en su alrededor se veían las mismas cho- zas miscrablcs, los mismos jardines y los mismos huertos abandona­dos. Fuera dc las murallas dei pueblo se extendían praderas donde pacía el ganado dc los ciudadanos. Cerca se hallaban los sembradíos.

EL ARTESANADO El artesanado desempenó un importante papel en la vida dei poblado feudal. El artesano traba-

jaba casi siempre a mano;.de ahí sc deriva la frase “trabajos manua- les”. La técnica dei artesanado acabó por estancarse. Gencración tras generación, por cientos de anos, los artesanos usaron las mismas sen- cillas herramientas. Tampoco cambiaban sus métodos de trabajo. Por otra parte, la habilidad y el arte dei artesano crccieron, Uegando a la perfección. Durante el período dei estúdio y de aprendizaje, aprendia dc modo completo cualquier rama especial de la producción, y con frecuencia llegaba a ser verdadero artista en su oficio.

De un modo scmejante creció la variedad de especializacíones en los oficios. Entre diferentes ramas dei artesanado se estableció la división dei trabajo; por ejemplo, el calzado lo fabricaban: 1) los que encargados de haccr correas, se ocupaban en aderczar la piei y pre­parar cueros frescos; 2) los curtidores de oficio, y 3) los zapateros0 remendones. Por otra parte, casi no existia división dei trabajo en el interior dei taller. Talcs eran las condiciones en que se desarro- Uaba la técnica dei artesanado.

Veamos ahora cuálcs eran las condiciones económica. en que vivia el artesano dei pueblo.

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El artesano era dueno de las herramicntas de producción. A ve- ces le pcrtcnecian igualmente las materias primas, aunque a menudo los materiales se los proporcionaba el cliente. Vendia sus mercancias directamente al consumidor, sin recurrir a ningún intermediário. El mismo surtia los pedidos o vendia sus productos, ya fuera en su pro- pio taller o en el mercado.

El artesano urbano producía artículos manufacturados. En este sentido existia ya ima considerable difcrcncia entre el campesino feudal y cl artesano de la ciudad. En la época feudal, el campesino cultivaba el maíz para salir del compromise contraído eon el sefior, así como para su consumo personal. Haras veces cambiaba el pro- dueto de su trabajo por otros productos; todo era consumido por él mismo, cuando no lo entregaba a su amo. Este recibía productos dei campesino en calidad dc rcnta, productos que no le eran compensados al segundo; de suerte que no podemos llamarle a eso intercâmbio.

La producción de los artesanos urbanos era completamente dis­tinta. Ni ellos ni sus familiares consumían sus propios productos; bien dice cl provérbio: “Zapatero sin zapatos” y “En la casa dei hcrrero cuchara de paio”. Buena parte dc la producción dei artesano, como en cl caso dei campesino, se iba cn paj ar renta al senor espiritual o temporal que gobemaba el pueblo; pero cl artesano fabricaba las más de sus cosas no para sustento, sino para comodidad de la vida. Así es que el artesano era, aunque en pequeôa escala, un produetor independienle de artículos destinados a hacer más cómoda la vida.

El arlesanado urbano estaba basado en un modo de producción que, naturalmente, no dejaba de ser feudal. El arte.sano que poseía un pequeüo taller, explotaba a su aprendiz y a su companero, valicn- dosc cn grado considerable de la fuerza de compulsion cxtracconó- mica. Quiere decir que la libertad, tanto dei companero, como dei aprendiz, era limitada de varias maneras. 0e ordinário no tenían el derecho de abandonar a sus maestros durante cierto tiempo, y depen­dían en todo y por todo dei art^ano. Tenían que obedecerlo en todas las cosas, incluso en las de su vida privada.

MERCADOS Aunque muchos de los habitantes de la ciudad no REGIONAIES abandonaron por completo la agricultura, el cmpleo

que principalmente desempenaron no era agrícola sino artesano. Esto determinaba la distinción que había entre d pue­blo o ciudad en embrión y la aldea campesina.

Entre la villa y las aldeas vecinas se llegó a establecer \m inter­câmbio común y corriente. Las mercancias de los artesanos eran vendidas en eí mercado *dê~la villa o ciudad, y consistían en armas de fuego, ropa, sombreros, telas, calzado, yugos, carretones, trastos, féretros, etc. Allí m i^ o podían comprarse productos traídos por campcsinc« de dominiós vecinos dei mismo senor, tales como ganado,

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caza, pcscado, maíz, heno, madeira, legumbrcs, granos» hongos y mu- chas cosas más. La ciudad vendia vinos y sal.

Así fué formándose un pequeno mercado regional. El distrito o comarca cuyos productos se vendían en dicho mercado, era general- mcnte reducido. Casi no habia region de Alemania, por ejemplo, en donde los campesinos de diferentes campamentos no pudicran Uegar al mercado de la ciudad y regresar a su casa en el término de un dia. En Inglaterra, durante eí siglo XIU, los pueblos se hallaban situados a diez kilometros unos de otros.

LA POBLACION DE LAS Los pueblos eran generalmcnte pequenos. CIUDADES FEUDALES Entre las ciudades germanas de los siglos

XIV y XV, sólo había cinco de veinte mil habitantes cada ima; éstas eran: Nuremberg, Estrasburgo, Lubeca» Ulm y Au.<5burgo, Zurich, Ipres, Reims, Basilea y muchas otras, ape­nas llegaban a diez mil habitantes. Aim poblaciones como Leipzig o Dresden, que cuando mucho tenían tres o cuatro mil habitantes, eran consideradas como grandes ciudades. La mayoría de las ciudades inglesas dei siglo XIV, tenían menos de cinco mil habitantes cada una. Solamente unas cuantas como York, Bristol y Norwich, tenían entre cinco y diez mil habitantes.

La escasez de población en los centros urbanos correspondia a la lentitud de su propio crecimiento, no obstante que los habitantes de aldeas vecinas se mudaban a las ciudades en vista de que en éstas la vida se hacia más libre y más cómoda. La mortalidad en las loca> Hdades urbanas era mucho más elevada que los nacimientos. Esto se explica por las pésimas condiciones de higiene que en aquéllas prevalecían, Las basuras y desechos de las casas eran arrojados al rio, o simplemente a la calle, por lo cual con el tiempo se fueron formando cúmulos de una sucicdad ínconcebible. Se cuenta que en 1485, el emperador Federico III, habiendo salido a pasear a caballo por las calles de Heitlingen, estuvo a punto de perecer ahogado, con todo y cabalgadura, entre el lodo y las iamundicias. Las condiciones antisanitarias de las ciudades facilitaban la propagación de írecuen* tes y devastadoras epidemias. En ocasiones, durante los meses de verano, moría una décima y hasta una cuarta parte de la población. Esto ocurría aun en anos en que la epidemia no se gencralizaba pues durante las grandes epidemias perecían pueblos entcros.

Las epidemias, las guerras sucesivas, los médicos inexpertos, al lado de los castigos impuestos por medio de mutilaciones, producían un tremendo número dc estropeados y enfermos incurables. Casi en todos los pueblos había cstablecimientos especiales para leprosos. Durante el siglo XIII, en Francia existieron cerca de dos mil estable- cimicntos dc esa naturaleza. Pululaban los ciegos, los mancos y los cojos. El número de personas que padecían defectos mentales, era

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jnuy crecido. En consecuencia, una gran parte de las gentes que for­maban la población sc hallaban incapacitadas para el trabajo, pudien­do calcuiarse que aproximadamente habia, por cada diez personas« un pordioscro.

La aparicncia de los pueblos era extremadamente repulsiva. Ha­bía gran desperdício de tierra y multitud de casas en ruina, además de pocas calles. Edificios miserables, construídos por lo general de madera, con techos de zacate, era lo que predominaba. Lo único que alegraba un poco cl tristísimo cuadro, eran las albercas y los vergeles, que abundaban.

C Ü E S T I O N A R I O :

4Cómo surgieron y se desarrollaron los pueblos o villas?

^Quc dimensiones t^ 'an los pueblos feudales?

^En qué se ocupaban los habitantes de esos pueblos?

Descríbanse las condiciones técnicas dei artesanado urbano.

^Qué cosa era un mercado regional?

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S'V íI .-O R G A N iZ A C IO N E S DE LÀ GENTE DEL PUEBLO

ASOaACIONES DE COMERCIANTES

Las organizaciones de comerciantes y arlesa- nos represcntaban muy importante papel en la vida dei puBblo. Los primeros en organizarse

fueron los mercaderes. En Europa Occidental, los primeros como se Uamaba a las asociaciones de comerciantes, surgieron duran­te el siglo X y fueron de origen inglés. Luego aparecíeron en Norue­ga, Italiâ, Francia y otros países, y por último en Alemania.

Sir\neron dc base a csas corporaciones los viajes comerciales em- “ prendidos por grupos de mercaderes. Estos iban en caravana a los mercados, y cuando hacían viajes por mar, en vez dc fletar un barco • aisladamente, reunían toda una flotilla, ya que cran frecuentes en estos viajes los ataques y los robos. N^^çr.osas. bandas dc ladi'ones, entre los que spiían contarse scüorcs con sus respectivos cuerpos de guänCä/cqmeh'an as^tos en los caroinos reales. Los piratas eran los amos el Oceano.

En un principio los mercaderes únicamente se unían en grupo por un solo viaje. Pöto poco a poco empezaron a surgir asociaciones en forma permanente. Los italianos fundaron una gran corporación (sociedad) con cl nombre dc "Union de Comerciantes italianos que vititíin lító Ferias de Champana y Francia”. Tales companías alquila- ban guard ias para que deíendicscn a las caravanas. Firmaban convê­nios con los duenos dc los feudos que Ias mencionadas caravanas tenían que atravcsar, en lo tocante a la suma que los comerciantes habían de pagar como piso, obteniendo a su vez la promesa de que sus equipajes no serian abiertos, amén de otras cosas.

En los primeros anos, los referidos grêmios mercantUes incorpo- raban a comerciantes que se dedicaban al comercio internacional, al mayoreo. En esos tiempos, el ingreso a la corporación era gratis, Cualquiera podia unirse al grupo de mercaderes que se dirigia a de­terminado país. Cuanto mas crecida se hacía la caravana, más aumen- taba cl número de embarcaciones que salían y mayor era Ia seguridad de la empresa. Pero esos mismcs comerciantes al regrcsar, vendían sus mercancías no sólo al por ma3’or y a otros comerciantes, sino también al menudeo, directamente a los consumidores. Es de adver­tir que en este tráfico al menudeo no había ni ricsgo ni gran necesi- dad de cuantiosos capitales. Por consiguiente, fué en él donde apa- reció, antes que en ninguna otra parte, la competencia mercantil.

_p(^pu.és,. la. organización de çomerciantcs com.e?izó .a percibir otrás miras, sobre todo la de eliminar lá'competência, La admisión de miembros en las empresas o grcmiõs' sé voTviÔ extremadamente difícil. Sólo los duenos de propiedades y las personas dc la naciona-

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lidad dominante en el país, eran aceptados. Entonces se crearon bârreras de todas clases. Los grêmios luchaban ya no tan sólo contra

' ' la competencia que les hacían los comerciantes no organizados enempresas, sino también contra la compctcncia que entre sí se hacían miembros de sus propias asociaciones. Con tal fin decidieron fijar,

. además de precios de venta y de compra, dias y horas especiales enque se podría comcrciar. Las asociaciones o grêmios se encargaban al mismo tiempo de organizar la ayuda mutua. £n caso de que le ocu>

^ rriese a algún comerciante una desgracia, vale decir robo, incêndio,enfermedad etc., la corporación acudiría en.su auxilio. El papel dei

^ gremio en la v i^ política no tuvo menor importancia. Fueron esos '■ grêmios o empresas los que acaudillaron la lucha de las ciudades

contra los senores feudalcs. Los comerciant<» trataron dc haccr que los senor&*( redujesen cl monto de sus contribuciones, o cuando menos que estableciesen cuotas fijas. Para conseguirlo, las corporacioncs se encargaron dc recaudar esos impuestos para el seüor feudal, hacién- dose responsables ante éste dei pago puntual de los mismos. Esto

i resultaba ventajoso para ambas partes; de ahí que el sefíor tolerara' gustoso la influencia que las corporaciones mercantiles ejercian. Â

la vez, esta responsabilidad mutua unió fucrtemente a los miembros dei gremio entre sí. Las asociaciones de comerciantes comenzaron a interesarse en la vida privada de sus miembros, exigiéndolcs una conducta “decente”. Empezaron a funcionar como centros de tertúlia, donde soHan organizar fiestes y holgoríos para embriagarse. Hay que decir, para terminar, que tales empresas participaron activamente en el gobiemo de la municipalidad, vma vez que las ciudades hubieron conquistado mayor o menor independencia ante el senorío.

La dirección de la corporación se hallaba a cargo de un Concilio elegido en asamblea general de todos los socios. A mayor abunda* miento, cada corporación contaba con varios miembros oficiales debi- damente electos, tales como Presidente, Tesorero, etc.

\' GSEMI^ D£ ARTESANOS Las organizaciones de artesanos, más co­

múnmente denominadas “corporaciones” 0 "grêmios”, aparecieron algo después que las de comerciantes; en Italia, durante los siglos X y XI; en Francia, durante los siglos XI y

'• XII; cn Inglaterra, durante los siglos XII y XIII, y por último, enAlemania, durante el siglo XIII. Por todas partes en la Europa Occi­dental, se íundaron numerosas corporaciones de artesanos que adqui- rieron considerable influencia. A medida que aumentaba la especia- lización, las industrias manuales se fueron dividicndo en una miütitud de pequenos ofícios independientes, acrecentándose al propio tiempo el número dc corporaciones. El crecimiento de esta clase de organi-

■ zacions puede apreciarse teniendo en cuenta que se formaron corpo-(. raciones especiales, de elementos que en modo alguno se hallaban

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H iST O riA J}73j FeTT’AUSMO

rolar'ioradcs con e! artesânaio, tales como pordioseros, cambistas de moaicii', alxi^aàoB y DwdkOF.

Ej prircljra} objefcvo de Ia corporaciún era eliminar la compct«J- (Ú& cr tre unos y otros artes=ynos, además dei dc establecer el predo- KÚDX) éxr^nfivo de lu corporac^ sobre cJl mercado. Con ese pr< ió- sito se esiabieció consideraJjie cantidad de pr^ceptos o regias, de ordmarío escritas en volúmenes ej>peciales que se llamaban^'H^^ de la Coi'poracicn”. Con ellas se trató de crear i^ialdad de c^|^eio> nes para todos los artesanos, así como una supervision rijpirosa de todos los deUiIles dc la . producción, comen/^mdo por la compra de la maif'ria p;^ma y teray>inaado con la venla de las mereancías. Las matérias primas sólo pudían comprarse en el mercado, nunca cn ca-- mino hacia cl rhismo. Cada artesano debín comprar personalmente lo qwe necesitase de productos. y para c í solo, j^má» con el fin de reven­derias. La vcnia de mercanciíis debía efecUiai'se a determinadas horas y dias, ya fue$e en e3 taller o bien en d mercado. El artesano no tenía derecho a pregonar su mercancia ni a Uamar clientes. También estaba prohibldo airder a los clientes de los talleres de otros arlesa- nos. El proceso de producción cn sí* era objeto de especial cuidado. Cs^s a;t:ce&no podia d..'«poner de un solo taüer, y para la cantidad dc herramientas que cada taller podia contcner, habia un limite. Las condiciunes eji que se dtíbían concertar los trabajos de aprendices y companeros. se hallaban bien reglamentadas. Los maestros no tenían ei dewho dc aumentar, con cl fin de alfticr operários mis hábiles, los salários esrioulados por k s corporaciones. Kl número de compa- neros y aprendices tema u.n límil« estricto. Ademós de existir una deímición clai-a de lo que era la técnica de la producción, las mer­cancias debian ser manufacturadas con el material indicado, en forma delinitíva y de tamaúo igual.

La violación de cualquiera de estas refílas redtmdaba casi siem­pre en la confiscación de las xnercancTas y una multa. Por ejemplo, los tejedores parisienses sustentíiban el preeopto de que *‘nadie, euál- quiera que /-tcrc la tela <{we í<?;a, podrá d(^ar a cada lado dei cuadro mé^ de veim e áitfntes r«cios”. Si debaia más de veinte dientes vacíos, tenía que pagar una rmüta por eada brecha.

Para ilustrar acerca de la ingcrencia que las corporaciones tenian e n cl n .O Q O producir, nt> niei'Os que en 2a venta de I í j s mercancias del arte?/, nado. citaremos una parte de! reglamento de la producción de tel??, cTTi'- ido en ia ciudad de Clmloí2í? cl aõo de 1244; dice así:

ccnrsTtto celehrcdo entre los cíndadano.^ tejedores de esta dtida.^ (Iç Chalons, lo siçmcnte^ ha sido escrHo, atmplido, decidido e indicado:

S e prohib2 kccer ieles ^p.r.ies. jwrdosy artilcs o roja^; en lana es­tos colores no ctuxdràn. Se prohilfe fabr'<7er telas fttera d? la vasa.

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Nadie puede ni dehe. vender lana dei país corno si juera ingleso, Se prohihe ocupar a cualquier operário u operaria que trabaje en otro lugar. Está prohibido tambtdn vender gêneros una vez terminada la feria. Se prohibe vender tela o exponerla como no fuere dentro dei edificio míitno dei mercado. Se prohibe traer luz a los paf>ellones en las nochcs de feria, a menos que lo hiciere el maestro en persona. Queda prohibiíio a todo aquel que «o sea el maestro, cerrar l<w per­sianas,. Se prohibe trcer a la feria toda clase de gêneros que no se hallen empacados de acuerdo con los preceptos establecidos. Se prohi­be vender irualquier tela que estuviere hecha por campesinos, con la marca de Chalons. Las telas que vendemos en Chalons, no l<w Ileuo- mo5 a las ferias*\

Si a la lucha comercial entre miembros de una misma corpora* ción se ponía tanta atención, más era la que se empleaba en dar fin a la competencia que vem'a de jfuera. Contando con el respaldo de los senores, a la vez que con el dc la administraciòn municipal, la corporación no permitia, a nadie que fuese ajeno a ella, dedicarse a su propia rama de artesanado. Anos después, las corporaciones empezaron a limitar el número de socios y a evitar que las vacaiotfes que con el tiempo ocurrían, fuesen ocupadas.

Los problemas esenciales en la vida de las corporaciones, los constituían la ayuda mutua y la reglamentación de relaciones con el senor feudal. Solucionaban los artesanos estos problema.s, de ía mis­ma manera que lo hacían los gremic© de comerciantes, a voces cn com­bate abierto, otras por medio de compensación, Las corporaciones de artesanos se encarf^aban de pagar las contribuciones al senor. Igual­mente que l03 gremi<» de comerciantes, ^aranti^aban la puntualidad en el pago de dichos impuestos y recibían, en cambio, cierto apoyo por parte de los senores. Las corporaciones nunca se mostraron adversas a aumentar la cantidad dc sus miembros, mientras lucharon en con­tra de los senores feudales. Pero en cuanto se vieron aseguradas por sus estatutos, no les convino acrecentar el número de sus socios, pues el aumento de estos ocasionaba la competencia entre los mismos. Cuando esta situación sc presentó, comeni^aron a tomar providencias contra ella.

Cabe mencionar de paso otro rasgo característico en la actividad de las corporaciones de artesanos. Como el grêmio mercantil, la cor­poración de artesanos hacía veces de club para sus socios, La vida de las corporaciones giraba en tomo de la iglesia, por un lado, y de la taberna, por el otro. La liturgia, las procesioncs y las fiestas reli- gioscis, así como la organización de orgias o banquetes, todo cso dcs- empeõaba una función muy principal tanto en la vida de los gremifw de comerciantes como en la de las corporaciones artesanas cn general

Hay que advertir que las corporaciones únicamente defendían

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!<« intereses dc artesanos independientes. Companeros y aprendices ocupaban una posición subordinada en Ia corporación. Es cierto que su condición dc trabajadorcs cra mejor que la de los actuales obreros bajo el régimen capitalista; pero de todos modos, eran explotados también por los duenos dc talleres. Esto provoco un conflicto de intereses, dando pábulo a la lucha de clascs.

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C Ü E S T I O N A R I O :

iQué sirvió de base a la creación dc las corporaciones de co­merciantes?

^Cuáles fueron las tareas a que atendieron esas corporacioncs?

^Cuáles eran las actividades de Ias corporaciones?

^ iPor qué intervenían las corporacioncs en la organización inter­na de la producción artesana?

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V I I I . - L A LUCHA DE LAS CIUDADES C ON TRA L O S SEN O RES FEUDALES

trab AS AL COMERCIO Para los senores feudales, seculares o no,resultaba muy ventajoso tener puebloa

ricos bajo su dominio, supuesto que los impuestos de los centros co­merciales les dejaban una jugosa renta. Pero ellos mismos se encar­garon de matar ia gallina dc los huevos de oro. Queriendo sacar la mayor ganancia posible dei comercio, acabaron por cargar dema­siado de contribuciones a los comerciantes, poniendo así el más for­midable de los obstáculos para el desarroUo dei comercio.

Por cada paso que daba en conexión con su negocio, tenía el comerciante que pagar una contribución especial. La rapacidad de los senores feudales se manifestaba en este caso de una manera ver- daderamente asombrosa. Tenía el traficante que pagar alcabala al transponer cada frontera; por transportar mcrcancías a lo largo de los rios; al pasar los puentes o transitar por camlnos; por cl derecho de comerciar; por pemoctar y aún por detenerse en cualquier lugar de la ruta, cualquiera que fuese Ia razón que a eUo lo obligase. En algunas partes de Europa Occidental, los senores feudales cobraban im tributo especial por el polvo que se levantaba en los caminos, por las ruedas de los carros, e Incluso por la pértiga. Se pagaba im tributo extraordinario por pisar la hierba.

Es un hecho, sin embargo, que los impuestos y gravámenes no constituian el único obstáculo para el comercio. Cada sengrío, por insignificante que fuera, tenía su propio sistema legal, con fr^uencia su propio sistema monetário y una escala particular de pesas y me­didas. Era más: como entre las autoridades feudales no había union alguna, ningunas garantias existían para el comercio. Los caminos se haUaban infestados de ladrones, al grado de que los senores en personas no tenían a voces inconvenientes en desplumar al primer comerciante pudiente que pasaba.

Nada extrano es que cn vista de tales circunstancias los centros urbanos trataran de librarsc dcl predominio dcl senor. El poder dei rey sc encargó de apoyarlos, pues hay que decir que los monarcas

‘ de aquel tiempo hacían grandes esfuerzos por aumentar su influen- , cia a costa de los poderosos setiores, a quienes considcraban como \ rivales peligrosos.

Existe un documento muy interesante por el cual se demuestra en qué forma reyes y ciudadanos sc apoyab^ entre sí en esa pugna contra los sefioríos. El monarca francês Luis IX (conocido por cl apodo de San Luis y faUecido en 1270) dejó a su hijo un testamento cn el que se leia:

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*‘A tni querido hijo primogênito, Felipe, saludos y el amor de ^ padre.

“Ten cuidado de defender en tu dominio a gentes de todos los rangos . . . Fijate en que sean bien defendidos, en que gocen de jus- tida y de p a z . . . Con^emi las buenas ciudades de tu reino en el mismo estado y con idênticos privilégios, tal como las heredaste de tus predecesores. Si hay algo que necesite mejoramiento, supéralo, corrigelo y consérvalo con misericórdia y amor. Porque la fuerza y la riqueza de tus mcgníficas ciudades evitarán que los extranjeros y los particulares, especialr/iente los grandes vasallos y los barones, te pongan en una posición difícil.

“Ahora recuerdo con gron fruición el caso de Paris y de las bue- nas ciudades de mi reino, que m e defendieron contra los barones, en los momentos en que ocababa de ser coronado”.

Los reyes concedían toda suerte de privilégios a las ciudades. De ahí nació la írecucnte opinion de que residir en una ciudad por algún tiempo, libcraba incluso a los siervos. Hay un provérbio que dice: “El ^ e de la ciudad hace libre a la persona”.

T alâ privilégios eran íruto no solamcnte de los “donativos” vo* luntanos regios, sino también dei esfuerzo que los ciudadanos reali* zaban para obtener el máximo de indcpcndencia. Â menudo se entablaban pugnas entre senores y ciudadanos, al íin de las cuales no pocas ciudades ricas y populosas lograban emanciparse, convlr- tiéndose en verdaderas comunas autônomas.

HZSTOBIA DE LA Hagamos un breve examen de la historia deCOMUÜ DE LANNES la Comuna de Lannes, ciudad dei Norte de

Francia. A fines dei siglo XI era una de las principales poblaciones dei reino. En ella el artesanado había llcvado la producción a un alto grado de desarrollo y se hacía un comercio relativamente importante. Hallábase bajo la férula de un obispo, quien por medio de tributos exprimia al pueblo hasta el último cen­tavo. Cualquier pretexto era bueno para crear contribuciones. Los ciudadanos se veían a toda hora citados a comparecer ante los tribu­nales, debiendo al fin pagar fucrtes multas.

£ 1 dinero habido por tales medios, se lo repartfan entre sí los funcionários de la Iglesia y 1<» nobles. Pero el negocio no se limitaba a la imposición dc multas y contribuciones, pues los nobles, armados, atacaban a los habitantes del burgo, llamados por eso después bur- gu^es, los robaban o se los Uevaban por la fucrza a sus castillos, donde los detenían como rehenes.

Los ciudadanos de Lannes dcterzninaron un dia comprar al obis> po jimto con su pandilla de senores con sotana o sin ella. Ofrccieron una considerable cantidad de dinero cn cambio de la venia para orga-

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ilizar una comuna popular. La suma tentó a los senores feudales, quienes aceptaron cl trato. Clérigos, nobles y ciudadanos acudieron en masa al templo, donde solemnemente convinieron en establecer la citada comuna dc Ia ciudad.

Tanto el tribunal como la autoridad policíaca estarían confiados al alcalde y a doce conscjeros municipales. Dichos funcionários tcn- drían facultades para convocar a los -habitantes sonando una cam­pana, a fin dc celebrar las asambleas gencrales, o bien para prote- gerse de asaltos. En caso de crímenes comctidos dentro dcl perímetro de la ciudad o en sus alredcdores, un jurado nombrado entre los con- cludadanos sc encargaría de decidir y de pronunciar las sentencias. Por último, se permitia a la Comuna que tuvicra un estandarte mu­nicipal como símbolo dei derecho dc íjobemarse por sí misma, así como un sello espccial con qué sancionar todas las sentencias y deci- siones pronunciadas por la Comuna. Adcmás de lo anterior, se pactó acerca dc las contribucionos que los ciudadanos debían pagar al senor.

El convênio se celebro cuando el obispo se hallaba ausente, por lo cual fueron los adictos de este quienes rccibieron de los ciudadanos la suma concertada. Cuando todo estaba arreglado, el obispo rcgrcsó, negándosc desde luego a aprobar el referido convênio. Fué mencstcr pagar ima nueva cantidad dc dinero para que el prelado consintiese en que se establcciera la Comuna. Pero faltaba todavia que el rey corroborara lo acordado, cosa que se consiguió también mediante otra fuerte suma de dinero. La Comuna quedó al fin establecida y con­firmada.

Transcurrieron varios aüos. El obispo, los curas y los nobles ha- bian gastado ya el dinero recibido de los habitantes dei burgo, en virtud de lo cual, el obispo, de acuerdo con los nobles, detcrminó romper el convênio. Para alcanzar esto se dirigieron al rey y sus consejeros. Comcnzó entonces el rc/»ateo. El alcalde, sabedor de las gesíiones que con el fin indicado se estaban efectuando, sc apresuró a emplear el más cficaz de los argumentos. Prometió al rey que le daría cuatrocientas libras en plata (suma fabulosa), si hacía que la Comuna conservara sus derechos. Pero alentado por la codicia dei oro y con la e sp e ra n 7 .a de recuperar sus ingresos por medio de con- tribuciones impuestas a los ciudadanos, el obispo ofreció al rey una suma todavia mayor: sctccientas libras en plata. En realídad, no disponia de tanto dinero, pero esperaba sacárselo a los burgueses, una vez destruída la Comuna. El rey y sus consejcros no titubearon mu­cho. Setecientas libras constituían una enorme tentación, por lo cual el rey decidió “liberarse”, haciendo otro tanto con el obispo, dei jura­mento que entrambos habían hecho a los ciudadanos de Lannes. Expidióse, pues, una orden en nombre dei rey dei obispo, dirigida al alcaide y los doce consejeros municipales, mandándoles que entrega-

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sen el estandarte y cl sello de la ciudad y prohibiéndolcs que de ahí cn adelante convocascn a la Asamblea popular.

La Comuna íué abolida; pero los ciudadanos no quedaron confor­mes con ello; al contrario, 1‘esolvicron defender a la Comuna usando de la fuerza armada. Estallo una revuelta. Con garrotes« hachas, arcos y picas, los ciudadanos atacaron el castillo; se posesionaron de la iglesia; mataron al obispo y a los más odiados nobles y sacerdotes. El enemigo sc retiró por algún tiempo; pcro los burgueses no lograron conservar su autonomia y gobierno sobre la ciudad. Los nobles no tardaron cn regresar; bien armados, llegaron de toda la comarca, pillaron a la población y dieron muerte a los caudillos de la rebelión.

Consumados tales hechos, el tribunal dei rey legalizó la abolición de la Comuna. La sentencia dei tribunal dccia así:

“DeclaTamos que los ciudadanos arriba ctíados, el alcalde, los consejcTos, el magistrado y demás autoridades de la ciudad de Lan^ Ties, son cuípabies de las acíitndades ya enumeradas y en con,s€cuen- cia, por la presente decision, Ios privatno.s* de todos los derechos que le$ conferia la Comuna, así como la Asamblea general, cualquiera que fuere el nombre que a ésta se dé; tomamo.^, pues, de sus manos, en form a absoluta y para siempre, la campana, el sello, la tesorena pú­blica, carta mtigna, los primlegios, el Código de la Ley y de Procedt- mieníos Zegale , él tribunal, el derecho de nombrar magistrados y consejeros, lo mismo que todas las demás facultades comunales'\

La historia de la Comuna de Lanncs da una idea de las vcntajas que los ciudadanos dc cualquier comuna podían conquistar mientras los duenos de la tierra no eran cllos mismos sino los senores. Esa historia nos ensena, ademá.s, que las referidas ventajas no siempre garantizaban a los ciudadanos contra asaltos a mano armada por parte de los nobles y de la Iglesia.

C Ü E S T I O N A R I O :

^De qué métodos se valían los senores feudales para arrancar ganancias al comercio?

^Por qué los reyes apoyaban a las ciudades en su lucha contra ios senores feudales?

^Cuáles eran los privilégios que los pueblos recibían de Ios reyes?

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CAPITULO IV

LUCHA POR LA SUPREMACIA COMERCIAL

IX . -B I Z A N C I O y L O S ÁRABES

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CHECIMIENTO DEL ESTADO BIZAimNO

A raÍ2 de la división dei Império Romano en Império Romano de Occidente e Império Bi* zantino o Romano de Oriente, Constantinopla

se convirtió en centro de este último. En sus comienzos, el Império Bizantino comprendía a Grecia, Macedonia, Tracia, Dacia (hoy Ru­mania) , Egipto, Asia Menor, Siria, Palestina, Mesopotamia septentrio­nal y Noroeste de Arabia; más tarde se extendió hacia el Oeste, alcanzando su máxima expansión durante e Isiglo VI. En esa época sometió temporalmente a Italia, la parte o r ie n t de Africa Septen­trional, las islas del Mar Mediterrâneo y cl Sudeste de Espana.

En ese enorme territorio se estableció el sistema feudal. Ko obs­tante, a consecucncia de las relaciones altamente desarrolladas dei dinero-mercancía, el poder dei Estado central fué mayor en Bizancio que en la Europa feudal de Occidente.

Constantinopla, capital dei Império Bizantino, ocupaba una posi- dón geográfica excepcionalmente favorable para el desarrollo co­mercial. Se hallaba situada en uno de los más convenientes caminos que iban de Occidente a Oriente con rumbo a los países de Levante; a orillas dei Bósforo, dominaba la entrada dei Mediterrâneo al Mar Negro y, por consiguiente, podia reinar en ambos mares. A Constan­tinopla acudían mercadores de todas las nacionalidades: búlgaros, rusos, arménios, árabes, italianos, etc.

Los traficantes europcos no tem'an permiso de cruzar las fronte- ras dd Estado bizantino para pasar a los países de Oriente, de suerte qué'’estaban obligados a comprar en Constantinopla todas las merca- •derias procedente de dichos países. Colocada por esto en situación de monopolista, extremadamente ventajosa, no es de asombrar que con el tiempo esa ciudad haya .sido el centro comercial más impor­tante dei mundo, al cual, después de la caída dei Império Romano,

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cupo en suerte predominar sobre el comercio todo dei Mediterrâneo. Pcro Constantinopla no era solamente un centro comercial, sino a la vez un centro cultural de enorme alcance. Parece haber heredado la antigua cultura de los pueblos orientales y la de los países helénicos. Desdfe el momento cn que la capital dei Império Romano fué trasla- dadà a Bizaneio, se transportaron allá también los mejores monumen­tos dei arte antiguo. Constantinopla se enriqueció; deslumbraba con la magnificência de sus templos y palacios; se transformó en centro de ciência, y educación. Sabios de todas las ramas: astrónomos, geó­grafos, matemáticos, doctores, etc., acudían a cstc cmporio de cultura, que no tardó en reunir en sus bibliotecas extensas colecciones de los más raros manuscritos antiguos.

Las fabulosas riquezas acumuladas durante siglos en Constanti­nopla, al lado de la exclusiva importancia comercial de que esa ciu­dad gozaba, suscitaron la envidia de sus vecinos. A causa de ello, las incursiones de éstos fueron frecucntcs; pero el Estado bizantino no sólo se defendia de esos ataques, sino que a su vez atacaba, tratando de extender sus fronteras y de conquistar nuevas rutas comerciales.

Un gran ejército, compuesto en su mayoría por merccnarios, fué creado con tal objeto. En sus filas habia esclavos, quienes iban par­ticularmente bien armados: ostentaban yelmos de metal, cotas de malla, anchas espadas y picas largas, hachas curvas y xmos escudos tremendos y alargados. En la caballería dei ejército bizantino abun­daban los húngaros y gente de otros pueblos extranjeros.

La marina de Bizaneio era extremadamente poderosa; la integra- ban cerca de tres mil bajeles de diferentes clases, llamados “khela- dia”; la mayoría de ellos eran de gran calado, con dos hileras de remos. El número de remeros variaba, según las dimensiones de la embarcación, entre cien y doscientos cincuenta. En el puente dei barco habia una torre de madera, desde la cual, valiéndose de máqui­nas especiales, los soldados lanzaban contra el enemigo una lluvia de dardos y flechas. Pero los “khdadia” contaban con un arma mu­cho más poderosa, el llamado “fucgo líquido”, que es denominado por otrc» “griego”. En la proa ostentaban un orificio en forma de doradas y abiertas fauces de león u otra clase dc animal, orificio dei cual Rftlían imos tubos largos y flexiblcs (algo parecidos a una mangucra) durante los combates. Por esos tubos arrojaban un líquido que que- maba al enemigo. La com^sición de dicho líquido era guardada en secreto. El caso es que esii arma llegó a aterrorizar a los enemigos de Bizaneio.LAS GUERRAS DE BIZANCIO Bizaneio mantuvo constantemente

apercibidas sus grandes fuerzas milií tares. Emprendió una guerra incesante con sus vecinos dei Norte y dei Este. Hacia el primero de estos rumbos vivían las tribus de los eslavos y los búlgaros; hacia el otro, persas, árabes y turcos.

V*

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En el siglo VI, sus guerras con Persia habían significado ya enor- . mes dcscaiabros, habiendo tenido Bizancio que pagar por espacio de

cincuenta anos a dicho país, en forma de contribuciones, una íuerle suma. Por el Norte, las cosas iban peor todavia: tribus procedentes

. dei Danúbio, penctraban en devastadoras incursioncs hasta cl cora- zón dei Império Bizantino. Con todo, ni los ataques de los Qsclavos

. ni las guerras infructuosas pudieron quebrantar el poderio dei Impé­rio durante mucho tiempo.

Durante varios siglos más, Bizancio siguió siendo et poder más fuerte dei mundo y ejerciendo domínio sobre cl comercio dc Levan­te, ( ) o sea el comercio entre el Sudoeste, Europa y los países do Oriente. Pero no tardaron en aparecer competidores peligrosos para ese dominio: por el Este, los árabes; por el Oeste, leis ciudades comer- cialcs dei Norte de Italia, en primer lugar Venccia y Gónova, que con creciente ímpetu tratabun de establecer lazos comerciales entre# ellas y Levante.

LOS ARABES Las tribus árabes eran conocidas con este nombr«de los más remote» tiempos de la Historia, hate mues

de anos; sin embargo, hasta el siglo VII no se había manifestado su importancia más allá de la Península Arábiga, su patria.

A princípios dei siglo VI su importancia histórica empezó a cre- cer. Esto se debió con especialidad a la circunstancia de que el co­mercio de Europa con los países de Oriente dependia, principalmente, de los caminos de caravanas que atravesaban el territorio de Arabia.

En ese país, durante el siglo VII se operó cierto decaimiento en el sistema de tribus y clanes, al mismo tiempo que una creciente des- igualdad econômica; en él habían surgido las relaciones feudales de clase. En este proceso histórico, el comercio desempenaba un impor- tantísimo papel; tendia, sobre todo, a aumentar la ^erenciación eco* nómica. La organización mercantil requeria una fuerza política más potente que el sistema de tribus. Las tribus disgregadas de Arabia comenzaron a unirse en tomo de la Meca, principal centro comercial dei país. Entonces los árabes empezaron a pugnar por obtener el control de los caminos de caravanas que pasaban por territorio árabe. Muchas guerras se llevaron a cabo después de que la soberania de los árabes quedó establecida dentro de los limites dei país.•WEL ISLAM El cambio de condiciones dc vida influyó en la actitud

de los árabes. La antigua fe religiosa que correspondia al sistema de clanes ya no les satisfacía. Nació una nueva religiôn: el Islam o Mahometismo.

* El Islam se convirtió cn formidable arma en manos de los comer»

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( ) Anti^uo nombre gcof^ráfico qae se dsba a los pueblos del Sudoeste del A sia , situados a orillaH dcl Mediterrâneo.

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A. Gukovsky y O. Trachtenbêrg

ciantes árabes y de Ios senores feudales, que la esgrimían en forma de inflamante fanatismo entre las masas musulmanas, urgléndolas a que emprendiesen campanas militares por la ‘‘gloria de Alah” , con objeto de conquistar a los “ incrédulos”. Tal era el principal fin de la nueva religion, que cn otros aspectos difiere muy poco dei judaísmo y dei cri^anismo, pues toma de éstos sus dogmas primordiales. En el Co- rán, como se llama al libro santo dei ^lam, se enseiía al musulmán que DO exiç te más dios que Alah y que Mahoma es su profeta; que que debe rezar cinco veces al dia y ayunar durante todo el mes de Bamadán. El Corán recomienda de un modo especial Ias peregrina- cioncs al “lugar santo” , Ia Meca, que en otras palabras significa el centro de las caravanas comcrcialcs.

El Corán contiene una descripción detallada dei “paraíso” que espera al “ fiel” creyente, particularmente a aquel que ha caído en los

écampos de batalla por la gloria dei Islam. Ese paraíso es un magní­fico jardín donde el vino, prohibido en esta vida, y otros placeres terrenales, se hallan reservados para el musulmán. “Gehcna”, equi­valente mahometano del Purgatorio cristiano, aguarda al incrédulo que no reconozca las enscnanzas de Mahoma.

LAS CONQUISTAS Bajo el estandarte dei Islam, en busca dei des- A R A B E S pojo y del dominio de rutas comerciales, Ios

árabes emprendieron numerosas guerras de con­quista en el siglo VII. Erigidos ya en amos de Arabia^ sometieron a Persia, Armenia^ Siria» Palestina, Egipto y Ia costa africana entera hasta Gibraltar. Este vasto Estado sc llamó Califato, término deriva­do de la palabra “Califa” , la cual significa representante de Mahoma. En esos tiempos el califa tuvo como centro a la antigua ciudad co­mercial de Damasco; pero sus dominios continuaron ensanchándose. En los albores dei siglo siguiente había llegado al pináculo de su poder. La parte Noroeste de la índia se hallaba incluída en sus pose­siones dei Este, y la Penínsiüa Ibérica, en las dei Oeste. . .

EL CALIFATO Los califas, gobemantes y verdaderos adalides de los árabes, conquistaron dilatados territorios y concedie-

ron tierras a sus lugartenlentes, así como a los nobles de los pucblos orientales conquistados que abrazaron la religión del Islam. El go­biemo de las diferentes comarcas del califato era encomendado a los favoritos de los califas, los llamados emires y visires(0- Los cam­pesinos, perdida su libertad y convertidos en siervos, eran fuerte- mcnte gravados con pagos y tributos. Verbigracia: los conquistado­res de ia Península Ibérica imponían a la población campesina local

( ) Los visiren do sólo Robernaban diferentes parte» dei califato, sino también m cncarg»ban a la ves de ai^na rama de la administración estatal.

• :-í:

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; una contribución de las cuatro quintas partes de la producción agríA• cola, pagadera a los nuevos senores musulmancs.

V . Habiendo conquistado toda la cuenca dei Mediterrâneo, los árabes ‘ '^'ífcxtendieron su influencia econômica mucho más allá de los límiíes

^ dcl califato. Sus rutas comerciales cubrieron todo el Viejo Continente desde el Oceano Pacífico hasta el Atlântico. Los mercaderes árabes llegaron a regioncs que los de Roma nunca habían visitado. Sin em-

5 bar go, la existencia de un domino uniforme en manos dc los cal if as . fué de muy poca duración. La ausência de relaciones econômicas es*

tables entre las diferentes partes dei califato, anadida a las disensio- nes dinásticas, religiosas, nacionalcs, fué originando paulatinamente

el derrumbamiento de aquél. A mediados dei siglo VIH s^ dividió, formando uno oriental que tenía por capital a Bagdad, a orillas dcl Rio Tigris, y otro occidental, cuya capital fué Córdoba, erc la Penín- sula Ibérica. Entonces cl califato de Egipto logró su libertad y se hi20 Estado indepcndiente. Poco después, una gran parte de Per­sia obtuvo asimismo su independencia. En el siglo X los árabes íue- ron todavia más lejos en el camino de la decadencia política. Sufrie- ron numerosas derrotas en su lucha con Bizancio, que era su princi­pal rival, y después a manos dc los turcos. Gradualmente fueron perdiendo casi totdas las regiones litorales de la parte oriental dei U Mediterrâneo, hasta que a fines dei siglo X V se vieron exp\üsad^ * de la Península Ibérica por los espanol^. ^

LR CULTÜHA Los varice siglos de dominación árabe dejaron honda A R ABE impresión en los países de las costas dei Mediterrâ­

neo, pues los árabes habían alcanzado muy alto nivel en su desarrollo culturaL

Habiendo subyugado extensos territories que aún retenían ves- tigios de la cultura griega y romana, los árabes heredaron mucho de sus predeccsores, pero no crearon menos ellos mismos, alcanzando un estado de desarrollo cultural mucho más elevado que el de cual- quiera de sus vecinos. Su ciência (Matemáticas, Medicina, Astrono­mia, Historia Natural, Geografia) Ücgó a las cumbres dei prodígio.El Arte, la Literatiu-a, pero sobre todo la Arquitectura, se hallaban en estado de gran florccimiento. Fundándose principalmente en el arte persa, crearon el estilo morisco, tan especial en arquitectura y en pintura, que, como es sabido, es ostentoso y extrcmadamente com-

• plicado cn sus ornamentos.La literatura de los árabes, particularmente en poesia, era una

de las más ricas dei mundo.La decadencia dei poder político dc los árabes no puso término

a la importancia econômica de éstos, especialmente cn la parte occi­dental del Mediterrâneo; tampoco sígnificô la muerte de la cultura dc esc pueblo, pues la ciência, el arte y la literatura árabes ejercie-

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% ’H istoria dw. Feudalism o 65

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ron una fuerte influencia en muchos países europeos, de modo par­ticular en Espana y en el Sur de Italia.

C U E S T I O N A B I O :

Sefiálense en el mapa las regiones que constituyeron el Império Bizantino.

l A qué se Uamó comot:io levantino?

iCon quién combatieron los árabes por el predominio sobre él comercio levantino?

Indíquense en éí mapa las regiones que constituyeron el Califato Arabe.

^Qué carácter clasista tenía el Islam?

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X.-EL COMERCIO MEDITERRÂNEO y LAS CRUZADASLAS CRUZADAS golpes asestados tof los turc^ a los árabes.

afectaron proftindamenle tanto a ciudades bi­zantinas como a las italianas, es decir, a todas las que participaron en cl comercio de Oriente, ya que los turcos adquirieron el mando en lo que toca a la costa oriental del Mar Mediterrâneo, incluyendo a Palestina, Uave que abre la pucrta que conduce a la índia.

La pugna por el predomínio en el comercio de Levante se intcn- sificó de un modo especial, manifestándose cn buen número dc gue­rras de rapina conocidas en la Historia con el nombre de **Cnizadas’*. £1 Uamamiento lanzado por Bizancio pidicndo ayuda en contra de los turcos a los países occidcntales, precipito la organízoción de ellas. Los ricos mercaderes de las ciudades italianas dei Norte fueron los principales irüciaHores de las Cruzadas; querían a toda costa despejar en Oriente el camino de sus barcos mercantes y entrar a saco cn las tierras conquistadas. La nobleza | e ^ ^ también so^ b ^ c^ ^ pillaje. Por último la ][gi^iar?atólipã~^manfl descaBi no s5Io la expa^pn teiritorial, sino al ^ ism õ tiempo extender el poderio papal | »r â munSo cristiano de Oriente. '

£1 clero cafólico desempeiíó im papel muy importante en las Cruzadas. EI Papado se adjudico el papel de organizador de ellas. Los sacerdotes católicos llamaban a los ficles creyentes “en el nom­bre de Dios” a combatir a los infieles (turcos, musulmanes) que se habían apoderado de Jerusalem, los “ lugares santos” y el “santo se­pulcro'’ . El Papa visitaba pueblo tras pueblo; organizaba “asambleas localcs” y excilaba a los habitantes a “tom ^ la cruz” (^) y a partici­par en las Cruzadas; prometia la “absolución” y “la felicidad etema" en la vida futura a todos los que tal hiciesen, y maMecía a los que permanecían sordos a sus palabras. La influencia eclesiástica en la ideologia dc aquella época contribuyó al triunfo dc la agitación efec­tuada por cl Clero, al grado de que lo mejor de las íuerzas que par> ticiparon en las Cruzadas, especialmente en las primeras, hicieron esto con gran ceio religioso. Todos los Uamanrücntos hechos para que sc defendiese a la Iglesia contra sus blasfemadores y se liberase el

^santo sepulcro” , eran necesarios para ocultar los verdaderos fines esas expediciones, que no fueron otros que el ROBO y Ia DES-

TOUCCION de los competidores comerciales.Así se llegó a form ar uva sólida unxón entre la Cruz, la Espada

y el Bolso. Hay que aclarar que éstas no fueron las únicas clases que participcu-on en las Cruzadas, pues la mayoría de los que las llevaron

<*) • Loa partidpantcs en lan Cruzada« ostenlahan el ffltnio de la cruz en tus votidoB; de aU les vino el nombre de “ cruzadoa” .

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â cabo, no eran comerciantes ni sacerdotes o senores feudales de alto rango. Instigados por la sed de la ganancia y el fanatismo religioso, los vasailos de menor categoria se unieron en gran número a las filas dc los cruzados. Esos caballeros, montados, con cota de malla y ar­mados de lanza, íormaban Jo “granado” dei “sagrado ejcrcito” . Algu- nos de ellos iban a pie; pero el grueso de la infantería lo constituían campesinos y ciudadanos dei burgo, que sc veían empujados a las cruzadas por la pobreza, cuando no por amcnazas de los senores feu­dales o por puro fanatismo religioso.

LA PBIMERA Las Cruzadas duraron cerca de dos siglos. La prime- C R U Z A D A ra comcnzó el aôo de 1095 y tenninó en JLÍÍ99. Según

las leyendas, diez mil TáFalléros üiiliadosy seiscien- tos mil de infantería tomaron parte en -ella. Estas cifras son muy exageradas; pero no hay duda dc que el ejército de los cruzados fué considerable. Como un alud se movió hacia el Oriente en tres anchas corrientes; los provenzales e italianos fueron por Italia, Dalmacia y los montes de Epiro; los alemanes y los franceses, bajaron por el Danúbio; la tercera de dichas corrientcs de cruzados partió dei Sur de Italia y de Sicilia, atravesó el Mar Adriático y continuo por Epiro y la Tracia. Todos los cruzados fueron a reunirse en Constan­tinopla, de donde emprendieron la marcha hacia el Oriente. Atra- vesaron el Bósforo, pasaron por Asia Menor y, tras un sitio persis­tente, tomaron la bien fortificada ciudad de Antioquía. La rica po­blación fué saqueada y muchos de los nativos muertos. Acerca de la ferocidad de los procedimientos que emplearon, los cruzados mismos se encargan de relataria. Uno de ellos dice: “En cuanto a las muje- res que se hallaban en el campamento, los cruzados no las molesta- ron para nada; sólo les atravesaron la barriga con sus espadas” .

CONQUISTAS DE Durante la primera Cruzada, los que la llevaron LOS CRUZADOS a efecto conquistaron el Asia Menor, Palestina

y algunas otras regiones, en donde organizaron varios Estados dei tipo de los reinos feudales que existían en Europa Occidental Los principales fueron el Reino de Jerusalén, el Princi­pado de Antioquía y el Ducado de Tripoli. Muchos fueron los ca­balleros cruzados que se radicaron en los nuevos países, donde cons- truyeron imponentes castillos y se dedicaron a gravar con excesivo^ tributos al campesinado y a Ja población en general, así como a dea?? pojar las caravanas de modestos mercaderes. Otros regresaron a Europa cargados de botín.

Los mercaderes italianos fueron los que más aprovecharon la primera Cruzada. Los de Venecia, Génova, Pisa y otras ciudades, que habían puesto su bajelcs a la disposición de los cruzados, obtu- vieron como recompensa grandes privilégios comerciales y politicos.

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ID storia DEL F eudalismo 69

En Ios territorios conquistados en Oriente, los znercaderes italianos ejercicron predominio sobre ias partes más importantes de las ciuda­des» cs decir, aquéllâs donde se hallaban situados el mercado, los baiíos, la iglesia, las tahonas, las tiendas, etc. Además, se rcservaron el dcrecho dc descargar sus mcrcancías y de comerciar sin gravá­menes o impuestos de ninguna especie. Los gobemadores italianos enviados por la Metrópoli, sc encargaron de los mencionados distritos.

Las conquistas logradas en Oriente por los cruzados, resultaron inestables. Estos poco a poco empezaron a ser substituídos por los turcos y a perder regiones una tras otra. Pero a la primera siguió toda una oleada de Cruzadas victoriosas. Se considera que toda la campana sc realizó en ocho Cruzadas. En esto no hay mucha certe­za, pues durante los intervalos entre una y otra de las grandes Cru­zadas, se cfectuaba un inccsante movimiento hacia el Oriente.

Como dijimos ya, los cruzados fueron no sólo hasta Palestina, sino también a otros países dei Cercano Oriente. Siria, Asia Menor, Egipto, sirvieron de campo a las conquistas feudales, a Ia codicia y a las operaciones comerciales de los cruzados. Además dc poner su garra en esos países musulmanes, los cruzad(^ la echaron igualmente sobre tierras cristianas. El Estado bizantino constituía en esos mo- mentos un apetitoso bocado. Ubicado en Ia principal ruta de los cru> zados, hubo de sufrir muchisimo durante las diversas expediciones, a causa dei paso de tropas armadas. Sin embargo, una de esas Cru­zados fué dirigida cspecialmcnte contra Bizaneio.

Venecia participó con sin igual actividad en esta campana, que fué la cuarta, pues sus mercaderes habían sonado desde hacia tiem­po en destruir a su importante competidor en el comercio de Orien­te. Durante esta Cruzada, Constatinopla, después de una tenaz re> sistencia, fué tomada por asalto y sometida a una devastación sin nombre (1208), que terminó en un incêndio horrible, por el cual des- aparecier^^üna multitud de monumentos artísticos. Los salvado­res dei “santo sepulcro” entraron a saco en la suntuosa ciudad, no dejando templo bueno de los muchísimos que había. De modo par­ticular se encamizaron, pillándola y quemándola, en la catedral de Santa Sofia, que era el mayor templo de toda Bizaneio. Dicha cate­dral fué construída en el siglo X I y era famosa por su arquitectura-

Fuera de Constantinopla, todo el Estado de Bizaneio fué con­quistado por los cruzados, formándose varios principad<K feudales, unidos en lo que se llamó Império Latino.

Algún tiempo después,"Surante la segunda mitad dei siglo XIII, Bizaneio fué restaurada. Pero había perdido ya su importancia de anUno, que jamás pudo recuperar. A mediados..del siglo X V fué to- mada por los turcos. " '

Las (l^ruzadã^ t"e?minaron en la segunda mitad dei siglo XHI, pon lã expulsion de los europeOS delM O Levante, ciuaadês itã-

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lianas dcl Norte fueron las que mayor íruto obtu\âeron de las Cru­zadas. Los organizadores dc estas campanas, ricos comerciantes, papas y senores feudales, con los botines que lograron, amasaron enormes riquezas. Trajeron consigo carros entcros de valiosas mer­cancías orientales; diferentes clascs de especias: nueces, moscateles, azafran, pimientos, jengibre; además, piedras preciosas, oro, plata, sedas, alfombras, objetos de marfil y mil artículos dc lujo. Durante las Cruzadas creció cn forma exorbitante el comercio de los pueblos italianos con cl Oriente, toda vez que lo primero que aquéllos hicie­ron fué 4®struir a su principal competidor.

La influaicia de las Cruzadas no se limitó al desarrollo dcl mer­cado italiano. Hubo simultaneamente un renacimiento de la indus­tria y cl comercio de la Europa Occidental. Las ßrandcs cantidades de artículos orientales y de materias primas que llegaron a Europa, ocasionaron la creación de industrias absolutamente nuevas allí: la manufactura de seda, terciopelo, brocados y alfombras; las produc­ción de cristal fino, etc. A l mismo tiempo, las antiguas industrias europeas se desarrollaban de un modo extraordinario; por ejemplo: la fabricación de panos, que podían encontrar mercado en Oriente. Además de notarse cn Italia, ese renacimiento se hizo visible en Es- paÃa, Francia, Alemania, Inglaterra; en un grado menor en los países escandinavos, y parcialmente en Rusia.

Las Cruzadas también influyeron mucho en el descnvohòmien- to de la circulación monctaria. Europa nadaba en oro y plata. El dinero circulaba con abundância en las ciudades y comcnzaba a pe­netrar aun en las más remotas aldeas, facilitando el crecimiento de la economia mercantil Los senores feudales, después de_haber visi- tado las riçag Hnriade« de Orient^ y j [e haber^aboreado lös placeres dei luTo^asiático. ã3uuirieron nu^as necSldades que ef^ímposible satisfãcer dentro de los limites de la economia de un símpie senorio. Los senores cxigian ãTiora diíerentes cláse^ de eplSrias, fêias ^ a s , piedras {H*eciosas y demás artículos de lujo. La vida^e los seÃores feudales habia cambiado por completo. Comp7àl>ànmejorcs y más vanadas armas, ropajes mucho más cosfCK>os; construían amplios cas­tillos ricamente decorados.

He aqui la descripeión de un castillo feudal, uno entre los mu- cbc« que fueron construídos al terminar las Cruzadas, en Europa Occidental:

* Kl castillo fué construído en una altura y rodeado de un pro­fundo foso, que /ué llenado de agua. üna alta y dentada muralla, encima de la cuol los defensores dei castillo sostuvieron un sitio, sc levantaba más allá de la zanja. Desde arriba de las paredes vertían sobre los asaltantes clquitrón hirviendo y arrojaban lorrentes de piedras con máquinas espedales, además de flechas y lanzas cortas

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de combate. En las esquinas de la muralla se levantaban torreones con estreckas aberturas. Unos torreones parecidos se hallaban a cm- bos lados dei pesado portón de madera guameddo de hierrCK Atra- vesado en el foso había un puente colgante que en.momentos de peligro podia ser deslizado por m^dio de cadenas y tirado por la puerta de entrada hasta detrás de las paredes circundantes. En el patio, dentro de la muralla, se hallaban situados algunos 6di/icios y habitaciones. En el fondo de ese patio ancho, en un promontorio, se extendia otro círculo de murallas, en el interxor del cual se encon- traban almacenes de comestibles, la morada del .<tenor feudal, la co- cina, la capilla y las cuadras. Finalmente se veta una torre muy alia con paredes sólidas y muy gruesas: era el último refugio, donde el senor, junto con 5U familia y su cuerpo de resiguardo, podia es~ conderse en caso de emergencia. A menudo se extendia hacia a/tie- ra dei caxtiUo un pasaje subterrâneo más o menos de un kilometro de largo. En caso de necesidad, el castillo sitiado podia allegarse por este subterrâneo refuerzos y alimentos” .

Varios de los artículos de lujo que el senor usaba podían ser comprados en las grandes ciudades sólo con dinero. De ahí nació cn el terrateniente el deso de que sus ingresos tuvieran la forma pecu- niaria. No bastándole ya la renta en eçpecie, mandó que cn lugar de ella se le entregara moneda. Obligado así el campesino a obtener di> nero para pagar Ja rcnta y las contribuciones, llevaba sus productos al mercado para vcnderlos.

C U E S T I O N A R I O :t

^Cuál era la esencia d ^ comercio bizantino?

Menciónensc los principales objetivos de dicho comercio.

iQué motivos originaron las Cruzadas?

Sobre el mapa, márquese la dirección que siguieron las Cruzadas.

«lafjÊA sncinles particioaron en Cruzadac^ —^Por qué las Cruzadas facilitaron la decadencia de la economia

natural?

^Cuálcs fueron las clases sociales que más ganaron con las Cruzadas?

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XI.-BL COMERCIO EN EL NOROESTE DE EUROPADurante las Cruzadas y en los siglos siguientes, el tráfico comer­

cial cundió en las comarcas del Noroeste de Europa.Se organizaron grandes ferias en algunas ciudades situadas a lo

largo de rutas importantes o en las márgenes dc rios navegables. En ellas se compraban no solamente mercancias de distritos aledanos, sino tambicn de paises lejanos.

LAS FEBIAS En esos tiempos muchas de las ferias europeas habían extendido sus negocios a tal grado, que se hicieron de

fama mundial. En ese caso estaba la de Champana, la más célebre e importante en toda Europa. La proviiicia ocupaba en el Norte de Francia ima situación geográfica extremadamente ventajosa para el desarroUo de un extenso mercado. A llí convcrgían las rutas comer­ciales dc Inglaterra a Italia y de Flandcs (>) a Âlemania. La provin­da de Champana sc unia con el Mediterrâneo, el Canal dc la Mancha y el Mar dei Norte, por medio 4^ todo un sistema de rios navegables.

Tanto en Alemania como en Inglaterra se organizaban muchas de esas ferias.

He aqui la descripción de una de las más grandes ferias ingle­sas, la de Winchester, durante el siglo X II:

"La feri^ duraba dieciséis dias, desde el 31 de agosto hasta el 15 de septiembre. El 31 de agosto en la manana, los jueces dei pabellón dei obispo, declaraban abierta la feria desde,la cumbre de la colina; luego se marchaban al pueblo, a cabalio; a la entrada recibían las lla* ves de la municipalidad; tomában bajo su vigilancia la.t balanzas cn el mercado local y, acompanados dei alcaide, regresaban al mer^adjr - o al pabellón que se hallaba sobre la colina. En nombre dei obispo designaban a lli un alcaide especial que se encargase de gobemar al pueblo mientras duraba la feria. Lo cito de la colina estaba todo cubierto de casetas de madera dispuestas en hileras. En tt^as esta- blecían su comercio los mercaderes de Flandes; en otras los de Nor­mandia, Bristol, etc. *

"I/Os orfebres se alojaban en una hilera; en otra no habia más que vendedores de tplas y panos. La feria se hallaba rodeada de una cerca de madera; a la entrada de la misma había centinelas panff^^^

prohilAdo c los habitantes de la locaUdad dedicarse al comercio en una extension de millas a la redonda, en cuya periferia se co- locaban guardias que hiciesen cumplir tal ordenanza, asi como en loa

<0 Fl»ndes se componía en esa época de todo lo que ahora es Bélica, Hotanda y Francia juntas.

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puentes y otros parajes, para cuidar que no se violase el cstricto m o nopolio dcl obispo. Fuera dc la plaza estaha igualmente p ro ib id o comerciar en cualquier ramo que fuese, exceptuando las provisioneso comcstibZc.f destinados a los personas que hacian cl comercio du­rante la feria. Los mismos artesanos de Winchester tenian que tras» ladarse a la colina y trabajar allí. Los derechos y demás pagos im- pucstos durante la feria, representaban en st todo un sistema. Todos los comerciantes de Londres o de Winchester que llegaban durante la primera semana de feria, estaban exenios dei pago por concepto de admisión. Después de este plazo, todos los que llegaban tenian que pagar derechos, con excepción de los miembros de grêmios mercantiles’\

LAS CIUDADES COMERCIALES En los siglos X III y X IV cobró es- DE LO S G E R M A K O S pecial importancia para el tráfico

europeo, el comercio en las costas dei Mar Báltico y el Mar dei Norte. La espesa red de rios y la dircc- ción de sus corrientes facilitabsm el desarrollo dei mencionado co­mercio. Todas las tierras bajas germanas dei Norte se hallan cruza­das por gran número dc rios, cuyas bocas se juntan formando como un nudo cn las playas del Báltico y dei Mar dei Norte, al paso que sus manantiales se hallan dispersos cn toda la Europa Central, la Occidental y parte de la Oriental. Esos rios son: el Maas, el Rhin con cl Mosela y el Main; el Wesser, el Elba, el Oder y otros. El prin­cipal entre ellos, o sea el Rhin, servia de artéria entre los distritos dei Norte y los dei Sur de la parte occidental. No pocos pucblos co­merciales surgieron, ricos y populosos, en aquellas regiones: Brujas, Amberes» Colonia, Nurember, Bremen, Hamburgo, Lubeck, Danzig y otros.

En el siglo XII, el comercio de estas re;^ooes «ra de una intensa actividad. Del Oriente se comgiabaí^-^Êros, pieles, cera, miei, sal, madera« alquitrán,^£áóamo;^nííiúpulo y centeno; dei Norte (Penín- stila EscanjJitíavS) venían los arenques y el bacalao, de Flandes pri- merap>*rttí después dei Oeste de Alemania y más tarde de Inglate-

icos panos, mientras que cl lino de Westfalia y los vinos franceses se exportaban a las ciudades alemanas dcl Norte y dei Oeste.

L A L I G A En los siglos X II y XJV, cl comercio de los pueblos ger- DE HANSA manos dei Norte alcanzó un grado especialmente alto

*de desarrollo. Sus centros comerciales dominaban to­das las costas dei Báltico y las dei Mar dei Norte, habiendo obtenido de Francia, de Inglaterra y de Novgorod, privilégios exclusivos. Pe­ro desde a mediados dei siglo XIV, la posición de las ciudades ger­manas decayó a causa de la seria competencia que les hacian los comerciantes holandeses y los ingleses. El peligro exterior obligó

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a estas ciudades a unirse, por lo cual constituyeron varios grupos que se dcnominaron HANSAS, que ^dando cl tiempo se fundieron en una\ola y poderosa unión, conocida en la Historia con el nombre de Liga Hanseática Germana*\ La intcgración de esta Ligase llevo a cãfe én el anõ de T365, ãrcfectuarse una asamblea de ciu- daàes germanas para la restauración de los prlvilcgios de mercade­res germanos, infringidos a la sazón por Flandes.

De ahi en adelante, los congresos dc ciudades sc reunían conI bastante frecuencia y dcsempenaban el papel de órgan<» de la Liga Hansa. Dichos congresos cxpedían leyes que reglamcntaban el co­mercio, los almacenes y la navegación; estoblecían la moneda, a la vez que cl sistema respectivo de pesas y medidas; entablaban nego- ciacioncs y celebraban convênios con Estados; declaraban la guerra y concertaban la paz; por último, solucionaban, a manera de árbi­tros querellas entre ciudades. El congreso de ciudades carccía, em- pero, de aparato para poner en vigor las decisiones por él adoptadas. La aplicaciún de dichas decisiones incumbia a las corporaciones mu- nicipales. Los congresos no disponían de flota; tampoco tenían ejér­cito ni percibian ingreso alguno. Las fu cn ^ militares de la Liga Hanscática se componían dc los ejércitos y las armadas de las dis­tintas ciudades afiliadas a lu Liga. En consecuencia, aunque Ias de­cisiones adoptadas por la mayoría de los participantes en el Con­greso se consideraban como obligatorias para todas y cada una de las ciudades, rcsultaba difícil obiigar a que las ciudades que no qui- sieran se sometiescn a esas decisiones.

En los anos de su apogeo, la Liga Hansa comprendía hasta no­venta ciudades. La nqueza que en estos se acumulo, fué cãmbiaiido gradualmente el aspecto exterior de ellas, no menos que el tenor de «..sida, No sólo crecieron; también su aspecto mcjoró, pues los más ricos enXre-«is_mercaderes construyeron grandes edifícios que en nada sc parecian a'IaS'‘Tmn«râ^^ chozas de los antiguos pobladc^Muchas residencias de negociant^'^CaaAaiadGs_sg^emejaban a ver­daderos castillos que por ningún concepto eran mente-Viçosos ni apa- rentaban menos esplendor que los castillos reales.

Mucho mayor esplendor lucían los ediíicios públicos de íaS-^ij^ dadcs. Las catedrales y los concejos, construídos por los comercian­tes, sobrepasaban en grandeza y majcstad a todo lo que en materia de ediíicios se había visto antes. Las ciudades adquirieron una apa- riencia más placentera. Se construyeron amplias plaza.-? con fuen­tes de diferentes estilos arquitectónicos. Algunas de las calles lucían pavimentos de piedra. Se reconstruyeron las fortificaciones; sus to­rres, murallas, etc., eran mejores y más resistentes.

Pero cn materia de servicios públicos se había conservado poco más o menos el mismo orden. El abastccimiento de aguas en las ca­sas era muy rsuro, y el sistema de albaííales, totalmente desconocido.-

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H istoiua del Feudalismo 75

Las basuras y resíduos eran arrojados por las ventanas a la calle, donde se paseaban sueltos los pucrcos, los gansos y los patos. LfOs lug^es más céntricos se veían más limpios, y ya al atardecer, mejor alumbrados; pero bastaba con voltear cualquier esquina para quedar en tinieblas.

^ La vida privada dc los ciudadanos experimento tambicn grandescambio^ fin tiempos pasados, los negociantes y los artesanos, que constituian la población básica del conglomerado, gozaban de unas mismas comodidades y de un mismo nivel de vida sin lujos. Es cierto que solía haber algunos pobres que se dcbatían en el hambre y la miséria, y que, por otra parte, se distinguían algunas casas donde el fausto había asomado ya; pcro estas excepciones no rompían Ia ge­neral monotonia de la vida citadina.

Con el tiempo fué cambiando la manera de vivir, volviéndosc mucho más variada. La existcncia pcira la mayoría dc los artesanos, sus operários y aprendices, así como para los comerciantes en peque­na escala, se hizo mucho más difícil. Por otro lado, la vida familiar de los ricos mercaderes se diferenciaba cada vez más de la que lle­vaba la masa de ciudadanos, acercándose, en cambio, a la manera de vivir que ostentaban las familias aristocráticas de la época feudaL Cada vez era menos raro ver cn las residências y los palacios de esos comerciantes, muebles esculpidos, costosas alfombras, ornamentos, piedras preciosas montadas en ricos metales, finas porcelanas, etc. El vestido de los comerciantes cambiaba igualmente; ahora sc ves- tían con los panos más finos, terciopelo y sedas, y durante los car- navales, las ceremonias religiosas y festividades públicas, los trajes de los ciudadanos acomodados se distinguían por su explendor de los demás.

En los siglos X IV y XV, Ja Liga Hanseátiça era ya podero^, no «olamente cn lo econômico, sino también ên lo político, pues.co._çste tcirenõ^ constituTa u n a ^ fr^ a b le fu e r^ En la éjwca de su organi- 2»ciOn, t>ajo amenaza de un severo bloqueo, obligó a Flandes a que reconociese los privilégios comerciales de que los mercaderes ger­manos gozaban. De ahí a poco tuvo un grave conflicto con Dinamar­ca y los países escandinavos, por idênticos motivos. Esta vez las co­sas se resolvieron en una verdadera guerra, en la cual obtuvo la axtnada de la Liga Hansa ima decisiva victoria sobre sus enemigos. No sólo consiguió así pleno reconocimiento de todos los privilégios de los comerciantes hanseáticos, pues logró también hacerse de varias for- tale?:a.s en el Sur de Escandinavia. Además dcl triunfo militar, eso significó para Hansa ima gran victoria diplomática.

La importancia de la Liga de Hansa continuaba creciendo; pero algunas contradicciones surgidas entre diferentes ciudades, vinieron « preparar el terreno para que tan poderosa organización mercantil decayera. En efecto, profundas diferencias surgieron entre las ciu-

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dades dcl Este y las del Oeste, con motivo de las relaciones con In­glaterra, quien se esforzaba por extender directamente la venta de sus panos en las ciudades prusianas, de donde a su vez importaba matérias primas. Esto resultaba ventajoso para dichas ciudades de Prusia; sin embargo, suscito enérgicas protestas por parte de los demás miembros de la Liga Hansa, dando lugar a que de ese modo se iniciase el debilitamiento.

C U E S T I O N A R I O :

íQué fué lo que facilito el desarrollo dei comercio de mercado en la Europa dei Noroeste?

Senálense en el mapa las regiones comerciales de la Gran lig a Germana Hansa.

^Cuál era la principal rama mercantil en las ciudades germanas?

^Cómo estaba organizada internamente Ia Liga Hanseática?

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CAPITULO V

REBELIONES CAMPESINAS EN EL SIGLO XIV

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XI.-EL CAMPESINADO y LA RUINA DE LA ECONOMIA NATURAL EN LOS SIGLOS Xlll y XIV

EL COMERCIO CON A fines del siglo X III, en virtud del crcci- PRODUCTOS DE LA miento tanto de la industria como del comer- A G R I C U L T U R A cio, la demanda por productos agrícolas se

acrecentó en las ciudades de los países más desarrollados de Europa Occidental, tales como Italia, FVancia, In­glaterra y otros. Los habitantes citadinos necesitaban pan y otros comestibles, mientras que las industrias manuales requerían matérias primas. Se notaba, en consecuencia, un activo tráfico en el mercado, por lo que hace a productos agrícolas. Los vendedores eran los se* nores feudales y con frecuencia los campesinos; pero la mayor parte del dinero que estos últimos recibían, en lugar de conservaria en sus bolsillos, iba a parar a manos del terrateniente.

Los scüores feudales, impelidos por la sed de ganancias, se dedi- caron cada vez más de lleno a los negocios.

CRECIENTE PRESION SOBRE LOS CAMPESINOS

Los objetos hechos por artesanos de la ciudad, muchas veces eran mejores que los productos rústicos del campesino. lY

las mcrcancías de Ultramar? las sedas, los terciopelos, las armas magníficas, los perfumes, las especies y los vinos? El senor feudal podía comprar todo esto; únicamente que para ello necesitaba dinero. ^De dóndc lo podía obtener? De los siervos, pues para él la manera más sencilla dc conseguirlo era la de j;acarlo de los campesinos.

El propietario empezó a subir Ias rentas, a vender en el mercado

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urbano cl trigo o la fibra del campesino, y a embolsarse el dinero. La renta era arrancada a las posesiones campesinas, sin ninguna piedad. £1 campesino sufría hambres; sin embargo, debia líevar más maiz y más materias primas al dueno del castillo.

Transcurrido algún tiempo, los propietarios comenzaron a exigir la renta en dinero: en vez dc pagarla con productos, los campesinos debian entregar la suma correspondiente en moneda. Para conseguir ese dinero, necesitaban los pobres vender antes sus productos en el mercado. Dice el provérbio que “el apetito crece comiendo” , y así pasaba con el seizor feudal, que en cuanto más recibia más queria. Pero la economia del campesino era muy raquítica, particularmente en lo relativo a apcros y ganado. Sin estos medios, no habia esfuerzo, por gigantesco que fuese, que pudiera aumentar ^ rendimiento de la labranza. En vista de ^ o , el senor recurria algunas veces a otr(^ métodos: aumentaba la Corvée, logrando entonces cultivar sus tierras mediante cl sudor de los siervos, por nada, o simplementc extendía las dimensiones de sus terrenos, echando mano de Ias tierras comunes de los campesinos.

Un genuino representativo de los intereses dei campesino ha dicho, refiriéndosc al aumento dc la Corvée: “ iQ uién le ha dado al senor ese poder para que nosotros, los pobres, tengamos que trabajar sudando sangre en su beneficio durante los mejores dias de nuestras ridos, dejando para cultivar nuestros propios campos ton sólo los de lluvia? Continuamente nos vemos obligados a cuidar las praderas de los amos; a cultivar sus sembradios; a regar la simiente; a cortar los frutos; a hacer la limpia; a atender al lagar; a lavar, sactLdir e hilar el Itno; a mxmdar los guisantes, recoger las zanahorias o los espárragos. /Malditos sean el poder vergonzante y los derechos de los ladrones!^

C O M I E N Z O DE A l paso que se fueron desarrollando las rela» LA EMANCIPACION cioncs de artículos manuíactürados^y ctei dl» DE L O S SIERVOS nêro. resJtapa mas ventaioso a menudo pará

.eTpropietario" liberar al campesino de siTser- vidumbre personal La mayoría de esos ‘liberados”, faltos de niediõô con qüè hacerse independientes como productorea-, sc veían forzados a vender su trabajo por un salario de pordioscro, laborando en las posesiones del senor. Una mínima parte entre ellos, se dedicaba al comercio o los oficios manuales. Él senor los privaba de sus utilida­des mediante toda clasc de rentas o tributos en dinero; se apropiaba la tierra que pertcnecía al campesino y que, a resultas de la ruina dei poscedor, quedaba “vacante’*, dándola en arrendamiento a una terccra persona, o bien cultivándola con peones asalariados.

De ahí resiiltó en loa^omienzos dei siglo X IV emnezara a operãrse una gradual überaci^ dê los siervos en los países ecbnógü-

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camente más desarrollados de Europa, tales como Italia, Inglaterra, nãncia y -

LA TÉCNICA En algunos países, los propietarios de tierras trataron a g r íc o l a de mejorar la técnica agrícola, a fin de acrecentar sus

ingresos; pero dado el sistema social imperante, los frutos de los esíuerzos en ese sentido, fueron casi insignificantes.

Hasta el siglo XIV, la tierra era labrada sirviéndosc dei arado de timón tirado por bueycs. Este arado no roturaba el suelo, sino que simplemente lo removia como un cochino puede tcmoverlo con la trompa. A l comenzar el siglo XIV, en vez de bueyes se uncía un tronco de caballos al arado. El instrumento mismo fué Ugeramente perfecciónado, pues se hizo más ligero y más móviL Esto vino a sig­nificar un gran paso adelante.

Allá por los siglos X IV y XV, en Europa existia ya el sistema de azadones de mano. Sabemos, por ejemplo, que el arado era em- pleado en Francia sólo cuando se trataba de labrar una extensión de veinte hectáreas o más. Hay que decir que las parcelas de los campesinos, por lo regular nunca llegaban a ese tamano. Sin embar­go, se daban casos en que se unieran varios campesinos para comprar en propiedad común un arado. Los lugares donde la tierra se culti- vaba a mano, eran denominados “paraíso de los caballos e infiemo de las gentes” .

En esa época imperaba el sistema Uamado de "tres campos” , o sea el método que después se denominó “extensivo” y que natural­mente agotaba el suelo. Ano tras ano se cultivaban en el mismo terreno los mismos cereales, lo que ocasionaba la ruina de la tierra. Nunca se sembraban forrajes. Las siembras se hacian con mucho retardo, no se tenía el cuidado de cortar a tiempo la cizana, y mien- tras tanto las tierras baldias quedaban horriblementc pisoteadas por el ganado.

Para fertilizar algo los terrenos, se quemaba en ellos hierba, hojas o turba cuando la había; las vacas, en número limitado y mal alimentadas, proporcionaban generalmente poca boüiga. Los pastade- ros escaseaban; las bcstias apenas comían para no morirse de ham- bre; durante el inviemo se ponían tan flacas, que luego en la prima­vera no podían a veces ni moverso; a menudo se hacia necesario amarrarias por Ia cola y arrastrarlas hasta la pastura.

Como es sabido, los prejuicios religiosos causaban mucho dano. En vez de recurrir a medidas eficaces para combatir las pestes que destruían los huertos, sc extorsionaba a los campesinos, exigiéndoles la Iglesia una suma anual con tal propósito. Por la “salud” dc los insectos útiles a los animales que servían para la siembra, sc ofrecían “rezos y oraciones” .

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VIDA DE LOS C A M P E S I N O S Los campesinos vivían lo mismo MEDIOS EN LOS SIGLOS XII Y XIV que habian vivido durante si­

glos anteriores. Sus chozas se- guían siendo construídas con madera y lodo, matcriales que sólo podían obtener con cl permiso del amo. Esas míseras cabaÃas, donde el aire entraba y salía a sus anchas, no eran comparables ni siquicra con los nidos dc los pájaros. Eran sumamente dcstartaladas, y cuando tres hombres con ayuda de azadas no podían arrancarias, sc decta que eran “suficientemente consistentes”. Generalmente se les tras- ladaba de un lugar a otro y en caso necesario al pueblo mismo. Los moradores se alumbraban con una lucecita cualquiera, cuando no con la lumbre que se encendía en el centro de la cabaüa, en la tierra, pues pisos no se usaban. En esa única habitación, la familia pasaba su vida, juntas pcrsonas, aves y bestias.

Dormían desnudos, pues no sabían lo que era ropa interior. La camisa de dormir es una prenda que sc usó a partir del siglo X IV en adelante, con la (Circunstancia dc que aun los pudientes la lucfan raras veces. Los campesinos sc alimentaban con pan y un atole de cebada o dc centeno; y eso no siempre, pues la mayoría de ellos se morian de hambre.

Naturalmente que no todos los labriegos vivían asi El desarroUo del comercio y la “emancipación” vinieron a facüitar la difcrencia- ción de los campesinos cn pobres y medios, por una partç> y campesi­nos ricos por la otra. Estos últimos, alquilando braceros o explotando a los pobres, ejercian un activísimo cwnercio; eon a>iida de los mer­caderes no tardaron en arrojar a sus vecinos más pobres en las redes de sus usureros, quienes fingían de mediadores. Sin embargo, en esos tiempos había aún muy pocos campesinos ricos. La mayor parte de eUos vivia como acabamos de describir. Pero es evidente que los intereses de toda esta capa social, difieren ya y se expresan en Ia lucha de clascs de dicho período.

C Ü E S T I O N A R I O :

iVoT qué los servicios que los campesinos prestaban antes a los senores ya no satisfacian a éstos?

Descríbanse los medios de que cl senor se valia para sacar más dinero de las posesiones del campesino.

qué obedeció la liberación (temporal) de los campesinos?

iEn interés de quién se hizo?

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XIII.-LAS REBELIONES DE CAMPESINOS EN FRANCIA

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"EMANCIPACION" En Francia la “cmancipación” de un campesino DE S I E R V O S se efectuaba por medio de “ccrtificados” espe­

ciales, denominados de “descargo” , que el amo extendía al interesado mediante una fuerte suma dc dinero; suma que por lo general estaba fuera dei alcance de todos los campesinos, quienes se negaban, como era natuial, a pagaria, por lo cua! se les obligaba a ello.

Tal procedimiento ponía cn claro el verdadero significado de la “ liberación” ofrecida a los siervos. El seííor feudal necesitaba dinero y se hallaba dl<;pue$to a sacúrselo a toda costa a los campcsinos.

El slervo al pagar quedaba libre en lo tocaniy a su persona: peroàba.habitualmente no era düèno de la tierra que trabajaba. La tierrà

g ê ^ a siendo consicÍM‘ada como propiedad dei seüor teudal o dei rey, que la cedian con determinadas çonfjiciones. a fa uso dei campe^no.

^CUálès éran esas condiciones? Ante todo la obligación, por parte dei campesino, de proporcionar al dueno, a más dei pago de fuertes sumas, otros scrvicios personalcs. En la mayoría de los lugares, para salvarse de lo que solían Uamar “malas costumbres” por su caracter vejatorlo, los siervos preferían liberarse pagando sumas especiales. Conforme a esas costumbres, los siervos estaban obligados, entre otras cosas, « cazar pulgas cn las camas dei senor; a ahuyentar las lianas dcl estanque dei mismo (pues con su continuo croar le inte- irumpían el sueno), etc.

Las exacciones que verdaderamente ataban al campcsino de pies y manos cran constantes y de lo más ampliamente aplicadas. Si el labriego queria vender su maíz, se encontraba con los agentes dcl seiior, que le arrancaban las cuotas dei mercado o de la feria; si atra- vesaba el río, tenía que pagar una gratificación; si queria moler su maíz, estaba obligado a llevarlo precisamente al molino dei amo; a menudo no le quedaba ni siquiera el derccho de cocer cl pan en su propio homo.

Todos estas servicios, redenciones o pagos en dinero, representa- ban una pesada carga para la economia dei pobre campesino. A me­dida que se desarrollo la economia manufacturera, creció también Ia ambición dei senor por acumular dinero. La “ liberación” se hizo así algo sumamente dispendioso para el trabajador campesino.

FALTA DE BRAZOS. INTENTO A mediados dei siglo XIV, la vida DE UNA NUEVA SERVIDUMBRE dei campesino cmpeoró todavia más,

en comparación con la vida que aca­bamos de describir. Reaparece la servidumbre. El senor hubo de vol-

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ver a adoptarla a raiz de haberla abandonado por incostcable. Este retomo se debió fundamentalmente a la carência de trabajadores en laH dominios senorialcs.

Ya vimos que cn esos tiempos se notó un rápido crecimiento de los centros urbanos, junto con el desarroUo de las industrias manua­les. Los campesinos arruinados sc dirigian en masa a las ciudadcs, abandonando sin el menor pesar la azarosa vida del campo, pues se salvaban de las inhumanas exigencias del amo feudal En la ciudad aprendían algún oíicio o rama de comcrcio. En cuanto a los campe­sinos ricos, no sólo se negaban a laborar para el senor, sino que com- petían con él alquilando brazos.

LA "MUERTE La situación se hizo más complicada cuando la Uama- N E G R A " da “muerte negra” asoló a Europa. Era una forma

aguda de plaga asiática, a consecuencia de la cual las gentes sucumbían en un dia o dos, cubriéndoselcs los cucrpos de man­chas negras. La terriblc infección fué traída del Oriente en 1347, por ba.rcos itaüanos, entre magníficas alfombras y tejidos finos. Cundió con rapidez en Europa, pasando de Italia a Francia y de allí a Ale­mania c Inglaterra, y luego más lejos, hacia el Norte. Colonias y ciudades enteras perecicron; los campos quedaron convertidos en erialcs» y los habitantes que lograron sobrevlvir, sc dispersaron ate­rrorizados, propagando más y más la referida infección.

Sc calculó que la “muerte negra” había costado la yida a vcinti- cinco miUones de gentes en Europa. En algunos países pereció la . mitad de la población. El rico, como de costumbre, padcció menos a causa dc la epidemia, que el pobre.

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LA GUERRA DE CIEN AííOS Y LA ves danos con la falta de : RUINA DEL CAMPESINADO FRANCÊS La agricultura resintió gra-/

brazos que esta plaga había; venido a producir. Para colmo de desdichas, Francia había cntablado una guerra con Inglaterra, desde 1339. Esta fuc la denominada “Gue- X rra dc Cien Anos” , que duró hasta la segunda mitad dcl siglo XV. , La causa principal de esa guerra íué la pugna establecida a propósito de Flandes, país rico donde se había desarroUado dc modo importante .; la industria de las telas. Las reclamacioncs dc los reyes ingleses al trono franccs, sirv'ieron de pretexto para emprendcr tal guerra.

En los comienzos los ingleses alcanzaron algunas victorias, ocu- , pando una parte importante dc Francia. La infantcría móvil de In- ■<: glaterra, compucsta de arqueros y lanceros, era más vigorosa que la torpe cabaUcría de los nobles. En uno dc los combates, el rey francéSt_:7; junto con muchos cabaUeros de alto rango, fuc hecho prisionero. Se' nccesitaron sumas inmensas de dinero para el rescate, y los campe- ' sinos fueron, como de costumbre, quienes tuvieron que proporcionar-

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las en forma de rentas, contribuciones, servieios, etc. Como resultado de la plaga, de la guerra, de gravosas contribuciones, de la rapina y

/ la opresión, comarcas enteras quedaron desiertas, viéndose pronto cubiertas de árboies, matorrales y cizaüa. Donde antes vivió una numerosa población, no quedaban sino bcstias feroces que andaban vagando.

Según el decir común de esos tiempos, “ los ingleses transfor- maron a Francia en una selva'*. “ Iios vinedos no se cultivaban — escribió im contemporâneo— ; los toros y la$ ovejas caredan de pos­turas; por todos partes las casas tnostraban hueílas dc los Uomo5 de­vastadoras, cwindo no eran puros montones de ruxnas en rescoldo. Los ojos no se deleitaban ya contemplando verdes praderas y campi­nos de dorado maíz; por doquiera se tropezaba con filipéndulas y cadillos. Las campanas repicaban tan sólo para dar la alarma, en senál de combate para los campesinos, cuando **el enemigo se acercaba'\

Âsi estaban las cosas cuando los tcrratenientes ante la sensible V necesidad dc brazos para cl trabajo, empezaron a introducir de nuevo f el sistema de sicrvos. En busca siempre dc dinero, les quitaban a los campesinos los últimos y míseros restos dc propiedad. “La más ho­rrenda pobreza —dice el mismo escritor de aquella época— reinába por todas partes, especialmente entre los campesinos, ya que los se­nores agregaban a esos sujrimientos de los labriegos, el de privarlos tanto de la propiedad como de la propia vida. Aunque la cantidad de ganado que quedaba era muy escasa, el senor exigia u m fuerte contribución por cada cabeza dei que había en pie” .

m JACQDERIE El 28 de mayo de 1358, una rebelión de campesi­nos estalló cn la region de Beauvais, no lejos de

Paris, la que no tardó en propagarsc a la mayor parte dei Norte de Francia. El número de rebeldes, a los que se unieron pequenos ar­tesanos y comerciantes que vivían en las aldeas, rápidamentc as- ccndió a cien mil personas. Por no tener plan ni organización definidos, se Uamó a este levantamiento “Jacquerie'^ del nombre “Jacqucs” , apodo despectivo que se daba a los campesinos para significar que eran unos bobos. Un contemporâneo de aquel suceso, que represen- taba los intereses dc los nobles y era abierto enemigo dei campesina­do, relata así los comienzos de la revuelta:

"Algunas per.-5onas de Iím? aldeas se reunieron en Beauvais, sin líder alguno y en número que no pasaba de cien. Dectan que los no­bles de Francia degrcuiaban y traicionabon o su rey y que seria un gran bien aniquilarlos. Y habiéndose congregado, mxircharon en des- orden, sin mós armas que «nos garrotes con puntas de hierro y al­gunos cuchillos, ha.*tta la casa dei más próximo caballero. Después

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de pillar y quemar la morada, dieron muerte aZ cahallero, ju.nio con su mujer e hijos. Luego se acercaron a otro castillo fuerte, e igual­mente lo saquearon. .. Más de sesenta casas y co^illos fueron de este modo incendiados y robados en la region de Beauvais’*.

En el transcurso de la revuelta, un artcsano de nombre Guiller­mo Caillet se puso al frentc de las principales fuerzas campesinas. B1 escritor ya citado relata, hablando de ese caudillo, que “era un hombrc que hablaba bien, de porte inteligente, de constitución fuer­te y guapo de cara, familiarizado con la guerra'*.

Para aplastar esta rebelión eampeslna, franceses e ingleses due< nos de s^orios feudales, olvidaron por un momento sus rivalidades y, uniendo sus fuerzas. cayeron sobre el común enemigo de clase. En el espacio de unas cuantas semanas, los bien armados y no menos organizados caballeros, se enfrcntaron y dominaron a las turbas de campesinos que, además de mal armados, no tenían ninguna ins- trucción. Caillet, quien por cierto hizo enormes esfuerzos para orga- nizarlos, fué atraído hacia el campo enemigo con el pretexto de en- tablar negociaciones, y allí se le sometió a las más crueles torturas. Para comenzar, se le “coronó” como “rey” de los labriegos, colocán- dole un aro de hierro candente cn Ia cabcza, después de lo cual fué ejecutado.

La insurrección fué sofocada y ahogada en un mar de sangre “Los rebeldes fueron golpeados sin miser^ordta —escribe un noble de la época—, ya fuera aisladam^te o en masa, destruyéndolos como quien mata borregos. Luego se les arrojó fuera de la ciudad, con gran confusion y desorden. La matanza fué a tál grado sangrienta, que los cobotleros quedaron cxfcaustos dc fuerzas, después de echar los ca­dáveres al rio Mame. En suma, más de siete m il personas murieron asesinados ese dia. A l regresar de esa ma^acre, los nobles prendieron fuego al pueblo, del que no quedaron más que cenizas, muriendo in­cluso algunos culpables que se habían refugiado en éV\

REVÜELTA DE La rebelión de los campesinos coincidió con el le- LOS CTTADINOS vantamiento de los habitantes de la ciudad de

Paris, con Etienne Marcelle a la cabeza, en con­tra de los senores feudales.

Los comerciantes, a más de otros ricos ciudadanos, sc hallaban descontentos por la falta dc garantias, la opresión de los senores feudales y la ruina que en general había causado la guerra seguida de la crisis. Los artesanos y especialmente las clases menestcrosas de la ciudad, tenían aún mayores razones para no sentirse satisfe- chos, pues la situación en que sc encontraban era todavia peor.

Mientras tanto, el rey se hallaba prisionero en manos de los ingleses, y en su lugar rcinaba el Delfin. Los mercaderes y artesanos

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de Paris, exigían de éste que sc expidiese una convocatoria para for­mar una Asamblea representativa especial, a la que $e dió el nombre de Estados Generales. En ella ejercerían los ciudadanos el voto de> cisivo. Esta Asamblea dcbía resolver las cuestiones pob'ticas más importantes y fijar las cuotas de contribuciones. En un principio, el Delíín accedió a todas estas demandas; pero más tarde retiró todas las concesiones que en tal sentido había hecho. Entonces Marcelle, tras dc armar a los artesanos y pequeüos comerciantes, imimpió cn palacio, matando a muchos nobles y asL‘;tentes del Delfin,

Viendo que el Delfin había huído de Paris, Marcelle procuro unirse a los rebeldes de la *‘Jacquerie” . No puede decirse que de esto haya obtcnido resultados aprcciables, a pesar de que los “bobos” im- partieron una gran ayuda a los citadinos, destruyendo fortiíicacio- nes que obstruian el paso al aprovisionamiento de la plaza de Paris, que pudo hallarse sin víveres. Finalmente, campesinos y citadinos fueron derrotados. Marcelle pereció sin haber realizado sus pro­pósitos.

Esta derrota se explica con el hecho dc qae los ciudadanos más ricos, aterrorizados por el amplio movimiento de las masas laboriosas, traicionaron poniéndose abiertamente del lado de los seííores feuda­les. Esta traición de los adinwados comerciantes y usureros, decidió la suerte de ambas revucltas. A pesar de que la rebelión no,^un fó, el desígnio de volver a A fines de ese mismo iperaciòn personai de los sierVDBT~

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XIV. - INSURRECCIONES CAMPESINAS EN INGLATERRACerca de veinte anos después de las revueltas -campesinas y ci­

tadina en Francia, estalló en Inglaterra una insurrección general. Para comprender sus causas, examincmc® en qué forma la desinte­gración de la cconomía natural vino a afectar los destinos dei domi­nio feudal inglés. Con el descnvolvimiento dcl comercio, las condi­ciones económicas del senorío no satisfacían las miras de negocio dei senor. En vez de rcnta en especie y servieios, empezó a exigir renta en dinero, a fin de alquilar con éste jomaleros libres de entre los cam­pesinos que poseian poca o ninguna tierra.

El trabajo de esos jomaleros era más productivo, pues se hallaba determinado por costumbres establecidas. La tierra que cl senor no descaba cultivar valicndose de brazos alquilados, la daba en arren- damiento. Huelga decir que el senor pagaba los salarios más bajos posibles y, por otra parte, sacaba la rcnta más elevada posible dc la tierra que eedía en arrendamiento.* Teniendo, pues, necesidad dc más tierra, til senor comcnzó a confiscar las pertenccicntes a peque­nos labradorcs.

Ante todo, el senor se esforzó por separar sus tierras de* las po- sesiones comunales, tomándolas posteriormente como posesión in­tegra e indivisible. La tierra confiscada era rodeada de una cerca o de una fosa: por eso recibió el jiombre de “cercado” , siendo comiin decir, verbigracia, el “cercado de fulano” . Los campesinos ricos si­guieron pronto el ejemplo dei senor, al grado de que en el siglo XIV, tal sistema sc había e:rtendido ya.

CAUSAS DE LA Pero en cl desarrollo de su economia comercial, INSURRECCIÓN el sefior feudal inglés cncontró obstáculos toda­

via mayores que los del senor friasc^."En Inglaterra, despuéa de la plaga —dice un escfttor de la épo­

ca— todo valia dos rcéçs más caro: kerramientaSy provisiones, mer- ccncías, trabajadores agricolas. Sólo las posesionés rurales y las ha- bifociones coTwíituian una excepcwn, habiendo cmno habia demasia­das’*. El precio dei maíz subió y los sefíores rccogieron muchas de las tierras abandonadas por !os labriegos pobres, pensando que po- drían cnriquecersc facilmente explotándolas con brazos de asala- riados; pero resultó que no había suficientes trabajadores. El trabajo encareció.

Combatiendo esta penúria de trabajadores, al mismo ticmp^ que el aumento de salarios, los senores obtuvieron que se expidiera un “Código especial dei Trabajador” , que eslablecía un salario que no excediese al que pagaban antes de la epidemia de la “muerte negra”,

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y que daba a los senores ei derecho dc obiigar a los campesinos sin tierra, a que no se ocuparan en la producción, a que trabajaran con ellos. Muchos senores obligaron así a sus antiguos siervos a que t r s ^ bajasen por la fuerza. ■ *. *

A l mismo tiempo la guerra con Francia había originado i h au- * mento en las contribuciones. Se proclamo una nucva contribución electoral, en el cobro dc la cual las autoridades se ensanaron más que nunca. Esto vino a dar impetu final a la cruenta rebelión que esta- Uó en 1381,

"El pueblo —deca un noble de esa ép<jCa— empezó a declararse en rebelión, pues, aegún sus propias palabras, se le tenta en una es- clavitud insoporíahle. En los comienzos de la humanidad no exi5- tian los siervos; los campesinos eran gentes como sus amos; pero akora se les trata como si fueran rebanos. N o pueden continuar soportaTido ese trato por más tiempo; quieren que se les deje tran­qüilos y que en caso de que tengan qu€ orar lo tierra o desempenar alguna otra faena para el senor se les pague por ello” .

La aboUción de la servidumbre personal y dc la corvée; la revo- cación ;lel Código del Trabajo; la substitución de todos los servicios por pagos en moneda y la rcstítución de las tierras comunales con­quistadas por los sefiores, eran las demandas más urgentes dc los rebeldes. Los campcsinos pobres pedtan que se distribuyeran asi- mismo las tierras pertenecientes a la Iglesia. La mayoría de la gente del campo luchaba contra dicho sistema de servidumbre, no menos que contra la explotación general que se intensificaba. La cuestión de la tierra era la de mayor importancia para los labriegos pobres y medios. Por su lado, los campcsinos ricos pedían libertad de comer­cio y disminución de las rentas; peleaban tanto contra los senores «ano contra los mediadores que les impedian aprovechar cl comer­cio y Ia explotación dc sus coaldeanos.

LOS LOLLARDITA3 La secta de los “ loUarditas” (0 desempenó un importante papel en la preparación y desarro-

Uo de la rebelión inglesa. Estos sectaristas formaban fuerte núcleo en Norfolk, centro de la industria lanera; cxpresaban el descontento de los artesanos urbanos y Ic trab^adores sin oficio, hacia cl rógi- men existente, dirigiendo sus discursos contra la propiedad privada como caUsa de la desigualdad social.

La propaganda de estos predicadoi es ambulantes logró un enor­me asccndiente entre los labriegos pobres y los trabajadores a sueldo. Una de las cuestiones cxpuestas por los agitadores lollarditas cobró

( ' ) Âsi so llamaba a los partidaríos de W. LoUard.

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boga especial: **Cuando Adán manejaba la pala y Evà hilaba en la rueca, ^quién era entonces el gentilhombre?” .

John Bali, uno de los líderes del movimiento, daba acerca de eso la siguiente explicación:

“ Buenos gentes, sábed que las cosas no pueden andar bien en Inglaterra mientras la propiedad no se haga común, mientras exis- tan campesinos por una parte y nobles por otra, mientras no seamos todos iguales. Todos descendemos de los mismos padres: Adán y Eva. ^Por qué esos a quienes llamamos senores han de ser más dwÉin^t- dos que nosotros? ^En razón de qué senndos prestados por ellos? ^Por qué nos mantienen en la esclavitud? ^Por qué propalan que ellos son de mejor linaje que nosotros y cómo pueden probarlo? Sólo se distinguen en que nos hacen trobajar paro su provecho propio, deirochando entre ellos el fruto de nuestro .mdor. J^e visten de ter- ciopelos y sedas forradas de nutria, al paso que i6>sotros nos vesti- mos de manta vil. Ellos se deleitan con tnnos, condimentos y pan de fío r de harina, mientras nosotros mal nos alimentamos con salv^ado mezclado con agua. En tanto que ellos disponen de ocios en sun­tuosos cosítllos, los nuestros pasan vicisitudes, fatigas; expuestos a la llutno 0 o Ia intemperie en los campos abiertos. Su alcumia y su posición acomodada se la deben a nuestros esfuerzos y energias'*.

LA REBELIÓN DE La rebelión comenzó en 1381, simultáneamente WAT TYLER en distintos lugares: Kent, Norfolk, etc. Wat

Tyler, especialista en techos, a la vez que en ma­teria militcu-, condujo la rebelión más espantosa, en Kent. Cientos de miles de campesinos, armados con todo lo que hallarbn a la mano, avanzaron con rumbo a Londres, pillando en cl camino los dominios íeudales, quemando los archivos y liberando a los preset de las cár- ceies, En muchos lugares el movimiento era respaldado por los po­bres y los jornaleros, quienes, ‘*tras de cortarles la cabcza a sus amos. se unían a la rebelión” .

A principios de junio, dice una crônica de esos tiempos, “ los co- munalcs de la cituiod dc Kent vinieron a Blackings, que queda a tres mütas de Londres, en número de cincuenta mil, y desplegaron dos estaruiarte.<i de San Jorge, junto con cuarenta banderolas. Los de Essex se acercaron procedentes del otro lodo del rio, en número de sesenta mil, con el fin de ayudatles y obtener una respuesta del rey o los demandas de los rebeldes"' Sin esperar la respuesta, los insur­gentes, al vcrsc sostenidos por los pobres de Londres, se precipita- ron en la capital, quemando los castillos de los senores más opulentos y poderosos y de los ciudadanos más ricos, y dando muerte a los más odiados de entre sus opresores. El rey se encerró en la Torre de Londres, no tardando cn tomar las dc villadiego, pues de ahí a poco la Torre fué ocup>ada por los insurgentes. EÍ aterrado monar-

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ca entró en negociacioncs con los campesinos, aceptando solemne­mente todas las demandas de ellos. Libró ordenes a sus escribanos para que preparasen toda la documentación necesaria, corroborando entre tanto su promesa. Pero en cuanto la mayoría de los rebeldes hubieron regresado a sus hogares, el rey, y sus acompafíantes trai- doramenle asesinaron a Wat Tyler, aniquilando a la mayor parle de 1<» campesinos rebeldes, que se habían “ rendido como ovejas cn im corral” . Luego los senores feudales, acompanados de los ricos, for­maron un gran ejército y, aplastando el moximiento con rapidez inusitada, se desquitaron cn la forma más despiadada que es dable concebir.

El rey prometió perdón a todos los que depusieran las armas. iCómo cumplió su promesa? La rcspuesta nos la da un escritor de la época: cumpliendo con el mandato dei rey, era enviado unjuez para que examinara a los rebeldes y los castigasc. Adondequiera que iba se mostraba despiadado con todo el mundo, regando sangre en profusion. A todas la^ per.<!onas acusadas, con razón o sin p.lla, inmediatamente las senteciaba a muerte. A muchos los mandaba decapitar, a otros simplemente los colgaba; a algunos ordenába que los arrastraran por las calles dei pueblo antes de descabezarlos, des- cuartizarlos y colgarlos a los cuatro puntos cardinales. En otros casos hacía que se les abriese el vientre y en frente de ellos se les que- maron los intestinos, estando todavia en vida"*.

Aunque la rebelión había fracasado, se probó que el campesinado podia actuar como una fuerza respetable. A pesar de que la rebelión quedó sofocada, la servidumbre fué rápidamente liquidada en Ingla­terra. En el siglo XV, la servidumbre individual casi había desapare- cido cn dicho país.

CAUSAS DE LA DERROTA DE LOS CAMPESINOS

^Cómo puede explicarse la derrota su- frida por los campesinos? Dada su con­dición de vida y de trabajo, los campe­

sinos no estaban acostumbrados a luchar en ma.sa y no tenían iniciativa. Por el contrario, tenían hábito dc trabajar separadamente, cada cual por su lado; la forma en que vendían sus productos en el mcrcado, hacía de ellos, en vez de camaradas, competidores entre sí. La vida en las pequeüas aldeas, la monotonia de sus labores, junto con Ia opresión en que vcgctaban, eran otros tantos obstáculos para su desarrollo cultural y su independencia. Cabe notar a manera de ca­racterística, que tanto ia rebelión de Francia como la dc Inglaterra, fueron encabezadas no por labradores sino por artesanos.

Las musas campesinas no tenían una organización común. Su ejcrcito dcgcneraba en una serie de destacamentos aislados y pésima- mcnte armados, que por lo general actuaban en forma independiente, cada cual por su propia cuenta y riesgo. Se daba el caso de que algu-

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n<» de ellos, dejándose convencer por las promesas de los senores íeudales, sc desprendian del resto de las íuerzas rebeldes y regresa- ban a sus casas. Los campesinos se atem'an a los intereses locales tan sólo, a las necesidades propias de la aldea o de la comarca, cosa que no les permitia tomar en consideración la defensa del bienestar co­mún. diferencia entre unos y otros sectores del campesinado, co- braba asimismo una enorme importancia en ese sentido. No tem'an suíiciente resistencia que oponer a las tropas bien armadas de los nobles, para quienes Ja guerra constituía una ocupación habitual y era, además, perfectamente comprensible el peligro que para el régi-

, ; men de explotación signifícaba una victoria de los campesinos, mien- t r^ que éstos no entendian con toda elaridad, ni los métodos ni las

< alidades de la rebelión.Las cosas hubieran tomado indudablemente otro sesgo si las ma­

sas campesinas hubiesen .sido encabezadas por la clase obrera. Pero en esos tiempos la guerra no se había organizado. El apoyo que a los campesinos prestaban Ic« pobres, no era suíicientemente activo; y la parte acaudalada de la población^ temerosa de que los campesinos í\iesen a triuníar, trataba de unirse a los senores feudales.

Las rebeliones campesinas tenían, a pesar de sus e\àdentes desea- labros, una gran importancia revolucionaria. Estos movimientos con- movieron los cimientos del régimen íeudal, contribuyendo a su caída.

C Ü E S T I O N A R I O :

i.A qué razones obedeeió la rebelión de los campesinos ingleses y los sectores más pobres de la población citadina?

iQue pedían los rebeldes?

^Quiénes íueron los lollarditas y qué predicaban?

iCómo pasó la rebelión y cómo terminó?

íQué causas originaron la derrota de los rebeldes?

;.Que papel desempeiíó la burguesia en las insurrccciones cam­pesinas de esos tiempos?

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CAPITULO VI

LA LUCHA DE CLASES EN LAS CIUDADES

XV. - REPUBLICAS URBANAS DE ITALlADE LA INDUSTRIA £1 desarrollo dcl comercio europeo en la época EL CRECIMIENTO de las Cruzadas y de la Gran Liga Hanseátiça

(véase el capítulo IV ), sólo fué posible sobre la base dc im corrcspondiente crecimiento y expansión de la industria. El comercio no hacía sino trasladar de un propietario a otra, «valores ya crcados: artículos manufacturados. La producción de esjios ar- tícul(» vino a redundar en un crecimiento general de la induíhria, de tal modo que el número de gentes ocupadas únicamente en ésta, se acrecentó. £1 artesanado se desarroUaba más y más en las ciuda­des; se notaba un aumento en cuanto a especialización dc oficios y división dei trabajo entre la aldea y la ciudad. L<^ artesanos que trabajaban para surtir pedidos de sus clientes, se hacian más comu- nes, incluso en las aldeas; herreros, carpinteros, etc.

Más tarde, en los siglos X IV y XV, la especialización de oficios en diferentes regiones y países, continuaba creciendo. Por ejemplo, el alto Flandes era famoso por la manufactura dc telas finas; las ciu­dades dc la Alemania inferior, por sus telas de lino; la Italia del Norte, por la seda; Milán, por las armas de lujo, y así sucesivamente. En el siglo XIV, el sesenta por ciento de la población de Brujas se ocupaba en la manufactura de telas. El comercio crecía guardando paralelo con la industria, hasta un momento en que sencillamente la superó.

Kn países más desarrollados economicamente, en primer lugar Italia, esta acrecencia provocó un decaimiento de las vicjas formas de la industria, creando simultaneamente nuevas formas. Como re­sultado de las Cruzadas y dei desarrollo comercial, las ciudades ita­lianas dcl Norte fueron las que más aprovecharon, de im modo espe* ciai Vcnecia y Génova. A l comercio Uamado de los intermediários

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y a la rapina practicada en las colonias, se debió principalmente el rápido enriquecimiento dc las referidas ciudades. El desenvolvi- miento de la industria en esos centros urbanos, era comparativa­mente menos importante.

V^necia era famosa ya en el siglo X III por sus sedas y su indus­tria vfôricra. “La reina del Adriático” no conoció por mucho ticmpo rival en estos dominios de la producción, pues conservo en secreto los procedimientos; dice a ese respecto un edicto: *'Si se supiere de trabajador o artesano álguno que lleve su arte fuera de Venecia a otro país, en detrimento de la Kepúbíica, se librarán ordenes a fin de qite regrese; y en el supuesto caso de que no obedeciere, el pa- riente más cercano será reducido a prisión, con la mira de obligarlo a que obedezca. Si persistiere en su deseo de permanecer en el pais extranjero, se enviará un agente que lo btisquc y le dé muerte*’. Era cosa frecuente, según puede leerse en los autores de la época, encon­trar operários venccianos ascsinados en las ciudades de Italia y de Alemania. Pero, como Ucvamos dicho, cl poderio de Venecia y par­ticularmente de Gênova, radicaba cn el comercio. En otros centros de Italia, las cosas cambiaban, pues hallándose alejados del tráfico marítimo, concentraban todos sus esfuer?x)s en la manufactura de mefcancías necesarias al comercio. Florenda se distinguió entre to­dos ellos.

L A I N D U S T R I A DE A fines del siglo XII, Florencia habíase PAíiíOS EN FLORENCIA convertido en centro importante de la

industria lanera y sus panos gozaban ya de mucha fama- Durante el siglo XIV, cerca de treinta mil personas se dedicaban exclusivamente a dicha industria. La producción se ha­llaba destinada a un comercio amplio y no pasaba directamente al consumidor como sc acostumbraba hacer en la industria feudal, sino que se exportaba en grandes cantidades a otros centros de Italia, e incluso a Alemania, así como al Este. ^Podía la organización artesana, estando basada en una industria de muy reducida escala, de mercado local, competir con scmejante industria nucva? Es obvio que no. Puede asegurarse, pues, que fué en Florencia donde surgieron antes que en parte alguna, las nuevas formas de la industria.

Examinemos, si no, la organización de la industria textil de Flo­rencia durante el siglo XIV. Dos de las corporaciones artesanas más poderosas, “Lana” y “Calimala” , denominadas así por hallarse en dos callcs de la ciudad que Uevaban esos nombres, iban a la cabeza del ramo. El hecho de que las citadas uniones ost^taran el nombre de corporaciones, no significaba, sin embargo, que estuviesen compuestas de artesanos, pues en realidad las formaban comerciantes y duenos de diversas empresas. La “Calimala” , por ejemplo, compraba telas co- rrientes y las retrabajaba en talleres anexos, haciendo de ellas otras

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más finas y costosas que se exportaban. La “Lana” , sã contrario, ma- nufacturaba totalmente las telas; pero del mismo modo que en la otra empresa, los artesanos trabajaban para el dueno, quien les pro- porcionaba la matéria prima y obtenía de ellos la tela ya acabada. En los comicnzos del siglo XIV, tan sólo en ia corporación de la “Lana” existían cerca de trescientos talleres destinados a Ia ma^míac- tura dc panos.

EI hilado lo hacían generalmente mujeres de las aldeas circun­dantes, a quienes los agentes de los intermediários suministraban la lana. Como nota de interés, cabe observar que Ios sacerdotes tem'an instrucciones dc insistir en sus sermones acerca de que las hilanderas dcberían “desempenar sus labores honestamente”, pues en los casos de “deshonestidad, se escomulgaría a la culpable” . De ese modo ayu- daba la Iglesia a reforzar Ia explotación dcl industrial.

Los trabajos subsecucntes se haUaban en manos de dos corpora­ciones artesanas: la de tcjedorcs y la dc tintorcros. Ambas tenían prohibido vender sus productos indcpendientemente; e.«5to las subor- dinaba por completo a la “Lana” y la "Calimala” . que eran las empre­sas que dictaban tanto los prccios como la cantidad de producción.

Los más explotados eran los tejedores, pues sus telares, cuando no pertenecían de hecho a los industriales de panos, se los tenían empenados a los mismos. EI propietario podía así, en cualquier mo-

• mento, desposcer al artesano de sus principales medios de producción. Los artesanos, a su vez, trataban dc desquitarse con los companeros o aprendices, a resultas de lo cual se hacía más y más difícil para éstc^ Uegar a maestros.

BEDOBLADA EXPLOTACION vían como operários toda su vida. Los DEL lORNALERO La mayor parte dc los aprendices scr-

salarios los fijaban de un modo exclu­sivo los miembros de las corporaciones, con marcada tendencia a ba- jarlos cada vez más. Se fijaba. además, un limite que ningún traba­jador podia sobrepasar. Las faenas duraban desde que amanecía hasta < ue se ponía el sol, de catorce hasta dieciséis horas diarias. Simultaneamente, empeoraban la comida y las condiciones dc vida de los jornaleros. Cualquier esfuerzo por parte de estos para organi­zar una resistencia a la explotación, era aplastado con toda crueldad.

OBHEBOS DE ALQUILER Y Si el jornalero pasaba vicisiludes,; qué EL POBRE DE LA CIUDAD no seria la vida del pobre que no tcm'a

oficio determinado y que era contrata­do por dia? Entrado el siglo XIV, existían muchos dc esos trabajado- res “que dudaban cn la manana poder jjanar algo durante el día” . Esto ocurría en centros industriales, particularmente en Florcncia.

Hay que decir que los trabajos auxiliares de la industria dcl pa­no, tales como cl cardado y el lavado de la lana, no los hacían arte-

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san(», sino operaric« especiales contratados entre las clases más pobres de Ia ciudad. Estos trabajadores asalaríados no gozaban de ningunos derechos, ni pertenecían a organización corporativa alguna. Un car- dador estaba obligado a avisar con cuatro meses de antlclpación que iba a abandonar su trabajo. En cambio, el maestro podia despedir al trabajador a la hora que quisiese. La falta de empleo era muy común entre los elementos de este sector, quizás el más explotado de toda Ia población. Sólo los mendigos y los inválidos ocupaban un grado inferior.

A l aumentar las riquezas de los explotadores, creció la pobreza de los amplias masas populares. Se acrecentaba sin cesar el número de mendigos y de gentes incapacitadas para el trabajo: tullidos, cie> gos, lunáticos y especialmente leprosos. De unos noventa mil habi­tantes que había en Florencia en el siglo XTV, cerca de veinte mil vivían de la mendicidad o formaban las falanges de los menesterosos.

IA USUHA El lector se preguntará cómo se acumularon en Floren­cia esas riquezas que permitieron que una reducida

organización ejerciera império económico sobre casi toda la industria. Esas riquezas fueron acumuladas principalmente por usureros y ban- queros. Florencia era un “nido” de banqueros y gentes que preslaban a rédito, no sólo a los municípios italianos, sino también a países lejanos. Por supuesto que no sólo en Florencia sino en muchos otros centros comerciales de Italia, sobre todo dei Norte, se operó este des- arrollo dei comercio monetário durante los siglos X III y XIV. Flo­rencia era uno de tantos centros dedicados a la usura. ^A qué se debió el desenvolvimiento de esta última?

A l decaer la economia natural, los terratenientes, lo mismo que los campesinos y los artesanos, experimentaron una ingente nccesi­dad de obtener dinero. Todos estos sectores de Ia población se veían obligados, quién más, quién menos, a recurrir al usurero. En los si­glos X III y X IV se hizo cada vez más ventajoso adelantar dinero a “ rédito” (el tipo variaba entre cl 50 y el 60 %, sin excepción). A esto se dedicaban casi todos los mercaderes que habían adquirido grandes sumas en el comercio intemacionaL

Entre los usureros de marca resaltaban de modo especial las or- ganizaciones eclesiásticas, tales como monasterios, órdencs religiosas, etc. La Orden de los Caballeros Templários fué uno de los usureros de mayor potência en el siglo X II (^). La renta que este “divino

(^) I » s Caballeros Templarios eonstitaycron uxta orfi:anÍ2aci6n dc orden rclifTíoso y militar, fundada en Oriente durante el tiempo dc laa Cru7Jidaa. Gradas a Ias enormes riquczae que adquirieron en Oriente por medio dc Ia toma de tierras, el comercio y la rapirla, pudieron de.sarroliar su actividad de umrcroB cn »rran escala, a través de Europa. La Orden desapareció en los co- mienzos dei sígio X IV, acusada de herejía. Felipe IV , rey de Francia, confiscô la mayor parte de esas riquezas.

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negocio” produjo a los “padres santos” y al Papa en persona, fué muy considerable.

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LOSBANQUEROS Y LOS BANCOS

El desarroUo interior de la economia basada en el dinero como mercancia, provoco un auge cn las operacioncs dc crédito, conduciendo a crear,

junto con el oficio de los usureros y sus cmprcsas, el de banqueros y los bancos. No habia en aquellos ticmpos un sistema monetário esta­ble y homogéneo. Para poder contar el dincro y mezclar las doccnas de monedas de diferentes denominaciones, acunadas en diversos lu­gares y a menudo ya sin ningún valor, sc hacia neccsario ser espe­cialista. Los cambistas oficiales florecieron gracias a esas circunstan­cias, y no tardaron en ser los primeros banqueros, nombre derivado de “ banco” , cspecie de mesa sobre la cual sc efectuaban las operacio­nes de dinero.

Los banqueros no sólo se encargaban de cambiar las distintas monedas existentes, sino también de haccr remesas de metálico y expedir letras de cambio, comprometicndose a pagar en alguna otra ciudad la suma depositada; los peUgros que implicaba cl viajar, le daban a estos en aquellos tiempcs mucha importancia. Era frccuente encomendar a esos banqueros cambistas, como a gente de toda con- fianza, cantidades de dinero, de las cuales se Servian ellos para hacer

préstamos a comerciantes o artesanos ricos. A cambio de una rcmu-* neración espccial, esas casas bancarias prcstaban a;nida mutua a mer­cadcres o ducnos de empresas, por medio de sus cuentas.

La mayor parte de las oficinas bancarias pertenecían a personas particulares. Eran muy pocos los bancos púbUcos en esa época. Los de Venecia y de Génova eran los más antiguos. Sirvieron de modelo a establecimientos dc este género cn otras ciudades.

Fué en Florcncia donde prosperaron las casas bancarias de carác­ter privado más importantes. El ejemplo que a continuación citamos, demuestra a qué grado había Uegado el volumen de sus negocios. En 132Ô, el rey dc Inglaterra pidió en prcstamo a los banqueros Bardi y Peruzzi, 1.855.000 florincs oro. Cabe decir que, habiéndosc declarado “en estado de bancarrota” , Inglaterra jamás devolvió este dinero, actitud que ocasionó la ruina dc Ic» banqueros italianos, junto con la de sus depositantes respectivos.

Los Médici, famosos “banqueros florentinos del mundo” , apare- cicron im poco más tarde, con sus quince sucursales cxtranjeras, como ima fuerza internacional importante. Si el capital privado de Peruzzi pudo ser estimado en el siglo X IV en poco más de $ 1.500,000 (un

* miUón y mcdio de pesos) los Medieis poseían en el siglo XV, lo menos [: ; 15.000,000 de pesos (^). Eran eUos líte que regentcaban los negocios

monetários del Papa.

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( ' ) Se trata de peso» mcjicanos. Lâ pre»entâ obra ha sidò ^du cida del raso al castellano por la Secretaria dc Edacación Pública de México.

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D O M I N A C I O N DE L A Fácilmcnte se comprende quién go- ARISTOCRACIA Ü R B A N A bernaba en ciudades como Florencia.

Durante el siglo X IV dominaba alii la “nobleza” , que se componJa de banqueros, fabricantes de sedas y pa­nos, al lado de ricos mercader«?. Hallábansc organizados en siete corporaciones de “ las más antiguas” , que tenían una participación de­cisiva en el gobiemo dc la localidad. Los artesanos independientes, que cn su mayor parte pertcnecían a las llamadas catorce corpora­ciones “menores” y no comprendían a jomaleros o pobres citadinos, no tenían de hecho ninguna representación en el gobicrno.

Los ricos, confiados en ese poder absoluto, aprctaron el nudo de la explotación en tomo del cuello de los trabajadores urbanos. Por otra parte, estos últimos trataron de liberarse del pesado yugo, me­diante numerosas rebeliones. Estos intcntos vinicron a reforzar, gra­das a su fracaso, el poder de la aristocracia urbana.

La intensa lucha de clases que se desarrollaba en Florencia, sus­cito en la aristocracia la nccesidad de consolidar todavia más el poder del Estado y su concentración en las manos de una persona. La for- tima y la influencia cada vez mayor de la família de los Módici, se tomaron en cuenta para resolver de antemano cl punto relativo a la persona que dcbía concentrar en sus manos el poder. Los cuantiosos caudales de los citados banq^eros, llevaron a éstos de modo lento, pero seguro, a ese poder indivíso que se buscaba.

Hasta el siglo XV, Florenda fué ima república cn la que todo era fiscalizado por un punado de gentes adineradas, que elegían de entre los suyos a los altos funcionários del gobicrno. Dicha sistema repu­blicano existia en esos tiempos en la mayor parte de las ciudades independientes y regiones del Norte de Italia (^).

A mediados del siglo XV, Cosimo Mediei y después de él su nieto Lorenzo, llamados “los magníficos” a causa del esplendor de su drculo social, tomaron en sus manos el poder en Florencia, convirtiéndose en “ reyes sin corona” de esta rica ciudad industrial. Los célebres banqueros conservaron en su forma las oficinas y el aparato de la República, pero nombrando en los puestos respectivos a adherentes suyos; removiendo, hasta con brusquedad cuando era necesario, a los oponentes. Así se erigieron en amos de la situación. Su paso por el poder quedó marcado por una serie de cohechos, asesinatos secretos y cnvenenamientos. Pero al mismo ticmpo Lorcnzo opinaba que “la mejor manera dc gastar cl dinero” consistia en no escatimar la cari- dad a i€« pobres. Por medio de “donaciones” de toda especle y mag­níficos “festivales” populares logró enganar a las masas trabajadoras,

D Itaüa hallaba entonces dividida cn machos E?<tadoH ind(*i>cndien- t«H. Èn cl siglo XV ai>areci«ron cinco dc los más fcertcs: Vcnecia, Florencia, Roma, Milán y Nàpol««.

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las cuales no tenían en esc tiempo ninguna conciencia de clase. Los Médici recibieron a princípios dei siglo XVI, el título de duques.

Ei sistèma republicano existió en la ciudad comercial de Venecia ; cuando no había ni el menor peligro de movimicnto obrero embrio*

nario. En dicha república todo cl poder recaía en el “Gran Concilio”, el cual se componía de los representantes de unas cuantas de las fa- milias más ricas. El “doge”, soberano de Venecia, y el “Concilio de

) Í los Diez” , eran electos por cl Gran Concilio. El Concilio de los Diez ^ sc encargaba de organizar el espionaje y el castigo de todos los sospe- ‘ chosos de aclividades o ideas contrarias al régimen de los ricos.

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fe ■C U E S T I O N A R I O :

^En qué ciudades italianas se efectuó el desarrollo econômico con mayor rapidez y cómo encontro expresión dicho desarrollo?

iCóm o se organizo en Florencia la industria textil?

^Qué posición ocupaban allí los operários y trabajadores a sueldo?

^Cuál era el sistema político establecido en Florencia durante elsiglo XV?

^En qué diferia este sistema dei que existia en Venecia?

^Qué intereses de clase representaba el poder estatal de Ias ciu­dades italianas?

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XVI.-LEVÀNTÀMIENTOS URBANOS |. ^ .

Tanto en Italia como cn muchos de los países más desarrollados» V' el poder de las ciudades (^) lo habían acaparado, por lo general, los aristocratas urbanos. Nada extrano era ver a los senores feudales co- mo asistentès de Ia citada aristocracia, cuando este grupo dc cxplota- ' i dores se hallaba en peligro. Frente a la insurrección de las masas 'I trabajadoras, los senores feudales y la burguesia olvidaban sus dife- ' ^ rencias; las masas constituían el enemigo común. No puede decirse . que las insurecciones fueran dei todo raras. Una de Ias primera.s y -4 más formidables estalló en Florencia, iniciada por los trabajador^ a > salario como fuerza primordial. ?

4LA R E V U E L T A DE LOS Todo el poder pertenecía a los ricos ^ "FLACOS" EN FLORENCIA en Florencia, o como vulgarmente se 'i

decía, a “la gente gorda’', pues los “ fia- cos” , es decir, los que no pertenecían a las corporaciones, formaban vuna masa desposeída de todos los derechos y oprimidos en todas las formas.

Aprovechando las disputas entre corporaciones “mayores” y cor­poraciones “menores” , las “gentes flacas” se rebelaron en 1378 contra los amos de la ciudad y los ricos. Los trabajadores de la industria textil fueron los primeros cn sublevarse. A l toque de guerra, veinte mil operários Uenaron las calles, armados, desplegando sus estandar- ' tes con la efigie dei “ángel destructor”, gritando “ |a fuego y sangre!” | • Destruyeron y quemaron las casas de los magnates más odiados, pero 4 sin robar nada en ellas; demimbaron cárceles y monasterios. Por 'último, a las órdenes de Micael Lando, cabeza dei movimiento, ocu- 4; paron el edificio de la Senorfa o Concilio de los Senores, que era la suprema administración municipal.

Las fuerzas mercenarias opusieron poca resistencia, pues los arte- . sanos de las llamadas “corporaciones menores” , temerosos de los ope- rarios y los aprendices en rebeldia, se vieron obligados a salir con ellos. El Concilio aceptó todas las demandas de los rebeldes, consin- f tiendo, entre otras cosas, en cambiar el sistema de gobiemo; establecer >tres corporaciones menores para los trabajadores; abolir el terrible castigo corporal; substituir las numerosas y aplastantes contribueio- .t/ nes por una sola; diferir los pagos por concepto de dcudas contraídas con los usureros. Lando fué nombrado para ocupar el puesto más elevado en el Municipio: Gonfaloniere, o sea el portaestandarte de la

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'.JC ) Cu&ndo las ciudades populosas d« la Italia septentrional eran entc-

ramente independiontca como Estados, en otros países no existia tal indc- pcndencia.

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República. £1 nuevo Concilio estaba compuesto por un número igual de representantes de las demás corporaciones. Así se formó un go­biemo qu# duró cuarenta dias; en él los trabajadores, Ias corporacio­nes menores, la pequena burguesia y los artesanos, formaban mayoría.

Este gobiemo fué incstable. Las corporaciones “superiores” no reanudaron sus labores, que habían suspendido durante la insurrec- ción, creando a.sí artificialmente la desocupación. Una seccción de los trabajadores de oficio, tras de haber atraído a Lando, se pasó al cam­po de la burguesia. Los “ciompi” , es decir, los “flacos” , que eran en su mayor parle trabajadores sin oficio, fueron derrotados en un com­bate en la calle, y luego cazados como perros alli mismo. Los barrios de obreros quedaron todos destruídos por los vencedores. Los fugiti­vos fueron porseguidos y golpeados en plena via pública, los caudillos, capturados y ejecutada«;. Además, más de mil cardadores se vieron desterrados para siempre de Florencia. La corporación de los “ciom pi” desapareció; pero dos de las llamadas “ menores” , fueron elevadas a un rango superior.

Temporalmente subió al poder la pequena burguesia; pero su doble política dc favoreecr a los ricos sin irritar a los trabajadores organizados, vino a ayudar a las corporaciones “superiores” a reco­brar y volver a ejercer el poder. Entonces los “gordos”, rehaciéndose, asestaron un rudo golpe a los artesanos y operários; y el viejo régi­men dc desenfrenada sumisión a la aristocracia fué restaurado.

La causa de los “ciompi” se perdió porque, en las condiciones de la producción artesana, los trabajadores cran demasiado dcbiles para organizar un movimiento independientc y perdurable. Los trabaja­dores de aquellos tiempos, por sus prejuicios y costumbres corporati­vas, no pueden identificarse con el proletariado de tiempos ulteriores. La política pérfida y oportimista de las llamadas corporaciones “me­nores”, de carácter pequeüo burguês, hizo mucho dano a las suble- vaciones efectuadas por los “ciompi”, o sca los elementos no orga­nizados.

LEVANTAMIENTOS El movimiento de Florencia fué totalmente un DE ARTESANOS movimiento de los trabajadores de la produc­

ción artesana. Durante esa misma época, sin embargo, hubo toda una serie de levantamientos que no eran cnca- bezados por trabajadores, sino por artesanos en persona. ^A que cau­sas obcdecían estos intcntos tan frecuentes en Flandes y Alemania durantes los siglos X IV y XV?

El gobiemo de la ciudad se hallaba cn dichos países en las manos dc los sedicientes patrícios, esto es, dc los ricos, comerciantes al por mayor, intermediários y usureros. Los principales puestos mimicipa- les, que antes habían sido siempre de carácter electivo, pasaron a ser dc carácter hereditário, quedando, por consiguiente, en poder de las

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familias más ricas o aristocráticas. Tanto los comerciantes al menu- deo como los artesanos, se veían a menudo privados de toda facultad en matéria de funciones gubemativas, las cuales se ejcrcíáh de modo exclusivo en favor de mercaderes y usureros en general.

I jOs llamados “manos comudas” y los “ unas azules”, cslos últimos a causa de que se teiíían las unas en la tintorería, y los primeros por el descuido incvitable que impone la miséria, eran considerados como “elementos vagos”, testarudos c incorregiblcs; en una palabra, des preciables a causa de que se ganaban la vida a fuerza de dedicarse abicrtamente a las artes manuales. Tales son las expresioncs de un escritor del siglo XIV. Por su parte, los artesanos apodaban a los ricos comerciantes, que no estaban muy enamorados dcl trabajo físi­co, “ociosos y buenos para nada” .

En Flandes se entabló una lucha entre los “manos cornudas” y los “ociosos”, que duró casi todo el siglo XTV. Los patricios recibieron el apoyo directo de los reyes franceses, quienes qucrian aprovecharlos para reforzar la influencia que ejercian en esa región. En 1302, los artesanos y Ios trabajadores dcrrotaron al ejército francês en la ciu­dad de Courtrai. dando muerte a tantos aristócratas feudales, que tan sólo dc Ias espuelas que los caballeros armados usaban, se reco^eron ha.*?ta cerca de cuatro mil en el campo de batalla. Después de esta victoria, los artesanos tejedores dc varias ciudades de Flandes, toma- ron el poder, bien que sin conscrvarlo por mucho tiempo, pues las contradicciones entre unos y otros artesanos, vinieron a debilitar sus posiciones. Los artesanos de las corporaciones, al mismo tiempo que luchaban en contra de patricios y senores feudales, trataban de acer­carse a los trabajadores a sueldo y a los trabajadores no organizados. Pero la enemistad que dividia a artesanos y trabajadores, la cual se había olvidado durante la lucha conjunta, renació después de la victoria de los primeros. A mayor abundamiento, la corporación de tejedores queria ejercer el poder tan sólo en su propio beneficio, a expensas de los demás grêmios o corporacioncs, especialmente de prensadores, tintoreros, etc., y, claro está, de los artesanos de aldea. Como resultado dc esta pugna interna, y a raiz de una serie de cho­ques y revoluciones, los patricios flamencos volvieron al poder a fines del siglo XrV, comparticndolo en algunas ciudadcs con las corpora­ciones dc mayor influencia.

La lucha cn la mayoria de las ciudades germanas, que había continuado durante Ia segunda parte del siglo X IV y hasta mediados del XV, terminó más o menos de la misma manera. Fué quizás más feroz en las ciudades hanseáticas, como Bremen, Lubeck, Brunswick y otras semejantes, pues allí los patricios salían habitualmente victo- riosos, merced a la ayuda de las demás ciudades de la Liga, y en cam­bio, los rebeldes eran más fácilmente aplastados por las fuerisas

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unidas. Era en extremo cruel el castigo de los patricios para los que tenian la audacia de rebelarse; véasc si no:

Xa Corporación de tejedores de Colonia logró, en 1370, derrocar el poder de los comerciantes, aunque no por mucho tiempo, pues estoa últimos, obteniendo la ayuda de los senores feudales, no tardaron en derrotar a los rebeldes y castigarlos sin misericórdia. Cuenta un es­critor de la época que los tejedores se e.<?condían como topos en las bodegas. . . y cada vez que los encontraban o eran capturados, los asesinaban en el m i^ o «tio . Nadie se escapaba, n i jóvenes ni tnejos. Los que lograban escapar, no volvian a sus casas. Sus esposas y ninos eran expulsados, y el Concilio Municipal confiscaba s«s propiedades, casas, solores y efectos en general” .

En algunas ciudades germanas en que la producción artesana se hallaba muy desarroUada, los artesanos solían adquirir cierta prepon- derancia por algún tiempo; pero aún en este caso, los maestros debi- litaban su lucha por las incesantes discórdias entre ellos, por una parte, y aprendices y companeros, por otra.

LUCHA DE OPHRARIOS Ya hemos visto que la situación de los ope* C O N T R A MAESTROS rarios era cada voz peor en las ciudades

industriales de Italia, que crecian rapida­mente. A medida que se dcsarroUaba la economia, cundía el mal a otros países; en algunos, como Flandcs, primero; en Inglaterra, después.

Los operários se organizaban constituyendo fraternidades espe­ciales, de apoyo mutuo y de resistencia frente a los maestros. Con idêntico fin, efectuaban huelgas y boicots, poniendo a los talleres donde la situación se agravaba, en las “ listas negras” , o declarándolos “prohibidos” . El maestro en contra dc quien se dirigian estos actos, se veia a menudo en Ia imposibilidad de contratar un solo operário. Muchos maestros artesanos de Inglaterra se quejaban en el siglo X IV de las huelgas. Dice una crônica de fuente patronal que *'con hipócri­tas pretextos piadosos, los operários forman uniones y recurrían a confabulaciones para lograr cxcesivos aumentos de salario, lográndo- lo. Cuando se suscitaba algún conflicto entre maestro y operários, todos los operários de una misma indiLStria se unian decidiendo de una manera mutua no trobajar con sus maestros hasta que el primer maestro y sus operários llegasen a un arreglo'\

Los maestros artesanos trataban, acudicndo a la ayuda de las autoridades en muchos casos, de reprimi^, cuando no de suprimir las uniones de operários. Se expidieron edictos especiales (en Alemania durante el siglo X V ), diciendo que “se prohibía de ahí en adelante a los aprendices que se unieran organizando fraternidades” , o bien

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que “evitaran que otros operários trabajaran para sus maestros; asi­mismo se prohibía que organizaran huelgas de cualquier género que fuesen” , o “poner en vergücnza” a su propio maestro. Ningún operá­rio podia “pasar clandestinamente por las noches en la ciudad» ni reunirse en tabernas o cantinas. Tampoco podia portar cuchillos, excepto cuando viajaba” . Los aprendices que infringían esos edictos, eran desterrados de la ciudad, encarccladoH, o si no se les cortaba las orcjas.

C Ü E S T I O N A R I O :

iCuáles íueron las causas de la rebelión en Venecia?

í Quc grupo social constituyó la fuerza principal de este levan- tamiento?

^En qué forma afectó cl desarrollo del comercio y de la industri* a los operários en su vida?

^Cómo lucharon los operários en contra de sus patrones?

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XVII. - NACIMIENTO DE LA CULTURA BURGUESA EN ITALIA

Ya sabemos que Ia burguesia ganó el poder cn las ciudades de Italia, allá por los siglos X IV y XV. Su lucha de clase contra Iot senores feudales se exprcsó también como lucha por una nueva cul­tura, la burguesa, en contra de la vicja cultura feudoclerical.

C O M I E K Z O S DE LA ^Podía satisfacer a ciudadanos, comercian- PERSPECTIVA MUNDIAL tes y artesanos, la antigua perspectiva que DE LOS B U R G U E S E S sobre la vida y la .sociedad propagaban las

clases feudales y la I^ lesia? Claro que no. El burguês no se interesaba por la “vida futura”, sino por la terrenal; lo único que le preocupaba eran sus intereses cotidianos. Los habitan­tes ricos de las ciudades no pensaban en ayunos ni en privaciones, sino en el lujo y en las fiestas; no se dejaban enganar por historietas acerca de “los padres santos” o de sus existencias de “vigilia y ora­ciones” ; tampoco creían en cuentos acerca de monjcs que a sí mismos se llamaban “cuerpos desenterrados” . Llegaron a ser temas favoritos de la literatura urbana, el monje y el sacerdote convertidos en sim­ples bribones.

El burgucs empezó al mismo tiempo a criticar al caballero como un holgazán cuya única ocupación consistia en correr y cazar a lo largo de los caminos rcalcs, buscar querella con sus vecinos y des­pojar a los mercaderes. En “La zorra astuta” , novela de aquella época, aparece el caballero en la piei de un lobo estúpido e iracundo que insensatamente destruye el ganado, viéndose al fin de cuentas burlado por la zorra lista.

A l comenzarse a desintegrar la economia rural, sobrevinieron câmbios en el sistema de vida que hasta hacía poco había parecido “ eterna e inmutable”. Las cosas importantes dei mundo ya no con- sistían cn el rango o el antiguo linaje dei senor feudal, sino en el saco dc dinero, en las rique'i^as. El habitante dei burgo, especialmente si era comerciante que había viajado de poblado en poblado, de país en país, había visto mucho y se había acostumbrado en sus a menudo arriesgadas empresas, a depender de sí mismo, de su propia astúcia« no ya de la autoridad de las “escrituras” y de los teólogos.

Todo e!>o les había enseiiado al mercador y al rico artesano a colocar su pcrsona en primer lugar, sobre todas las cosas; a creer en su energia personal; a luchar por su independencia de manera que nadie interviniera cn su comercio ni ^n sus cuentas particulares. ^Cómo podían “ los padres dc la Iglesia”, con ^ s enseiianzas “salva­doras de almas” , servir de algo al comerciante o al artesano que así

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procedia? Para cl era mucho más importante adquirir algunos cono- cimientos sobre Geografia o Astronomia, que le ayudaban a encontrar ei sustento durante sus viajes o a calcular el tiempo; consideraba co­mo cosa mucho más elevada las Matemáticas o la Física, sin las cuales no podia construir ningún edificio ni utensilio alguno; otro tanto pensaba de la Medicina, que le permitia curarse y prolongar la vida que en tanta estima tenia.

En tiempos idos se daba el caso de que los sacerdotes discuticran en las cscuclas eclesiásticas el tema relativo a si “el topo tenía ojoso no” , apoyando sus argumentos en citas de la Biblia; pero nunca se les ocurrió a esos mismos sacerdotes pescar un topo y ver las cosas tal como eran. Las gentes se interesaban ahora en estúdios experi- mentales sobre la realidad dcl mundo que les rodeaba, en vez de dedicarse a discusiones abstractas e infructuosas.

£1 burguês empezaba a apreciar la educación. Se abrieron nuevas escuelas, en donde, por supuesto, sólo los ninos de los ricc^ podían estudiar, nunca los hijos de operários o trabajadores.

La burguesia tomó a su servicio a las personas educadas, que se habían instruído con las obras de la cultura greco^romana. A esas gentes sc les Uamaba hiunanistas, voz derivada de la palabra latina

Jí^humanus”, cuyo significado es lo contrario de clérigo, esto cs, todo aqueUo que aparta al ser de los intereses puramente humanos y lo eleva a las regiones de una vida “venidera”.

Se estudiaba la cultura griega y romana. Esto se comprende sin dificultad; el mundo poseedor de esclavos en su apogeo, con su siste­ma monetário y dc comercio dcsarrollado, se parecia algo al régimen urbano que acabamos de describir. Dicha semejanza la utilizaba la burguesia como arma de la lucha de clases contra el feudalismo, en la esfera de la cultura.

En matéria de reliquias y en reminiscencias del pasado, Italia era más rica que los demás países. La burguesia italiana aprovechó esos elementos para crear su propia cultura, la cual apareció y se dcsen* volvió en las progresistas ciudades de la Italia septentrional.

Los gobemantes urbanos, especialmente los Médici, se rodeaban de poetas, filósofos, pintores, sabios y músicos, haciendo derroche de ostentación y de lujos. El fomento de la industria vino a constituir así una base econômica para el florecimiento del arte y de la ciência,

lA LITERATURA Durante el siglo X IV se distinguió, en primer tér-Y EL A R T E mino en las ciudades del Norte de Italia, toda una

serie de escritores que reflejaron en sus obras cl origen dcl porvenir burgucs, A eUos pertenece el poeta Petrarca, de Florencia, quien infatigable^entc cstudió y colcccionó manuscritos antiguos, y ensalzó en sus obras la nucva perspectiva que el mundo prcscntaba. Entre ellos surgió también el briUante y fino narrador

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Bocaccio, igualmente de Florencia. En su volumen de cuentos inti­tulados “El Decameron” , ridiculiza con mordaz ironia a los senores feudales y cspiritualcs, no menos que a la “renunciación a todo lo mundanal” y la intolcrancia de la Iglesia. En cambio, glorifica el entendimiento investigador, el amor dei ciudadano a los placcrcs y su hirviente energia.

Una infinidad de ^ritores tanto en Roma como en Génova, en Milán y en Venecia, fueron continuadores de esos grandes floren- tinos. La arquitectura y las artes plásticas florecioron todavia más. Arquitectos de gran talento contruyeron palacios maijnificos para los ricos. Artistas famosos pintaron y decoraron los muros de iglcsias y palacios, con pinturas admirables. En las plazas públicas se erigieron monumentCMs a monarcas y condottieri (capitanes de bandas merce­narias) .

Hay que advertir que en épocas anteriores, los artistas dc la escultura nunca se habían preocupado por reproducir fielmente la vida y la Naturaleza, El hombre y la Naturaleza eran reproducidos; pero no guardaban ningún parecido con la realidad. Se relacionaban siempre con la visión religiosa; expresaban el desdén a la “vida de pecado terrenal” . En cambio, en la época dei Renacimiento predomi- naba en el arte la realidad viviente con todos sus goces. El estúdio dei hombre y la Naturaleza era considerado como absolutamente indis­pensable por los artistas de aqucl tiempo. El progreso de la cicncia fué un formidable auxilio para la escultura y la pintura; el artista estudiaba la estruclura dei cuerpo humano; ias Matemáticas le pro* porcionaron el fundamento de la teoría de las perspectivas.

No vamos a enumerar todos los grandes artistas italianos que en esos tiempos —siglos X V y XVI— reflejaron en sus obras este nuevo acercamiento a la vida y sus fenómenos. Mencionaremos tan sólo a uno de ellos: Leonardo da Vinci (1452-1519).

Fué un pintor de genio, a la vez que músico, arquitecto y poeta. Además, el versátil da Vinci fué un sobresaliente físico y matemático que anunció muchos descubrimientos científicos, no realizados en la práctica sino hasta el siglo XIX. Estudió como anatomista el cuerpo hiunano; acudia al estúdio de la Naturaleza en lugar de dedicarse a infructuosos argumentos sobre cuestiones religiosas o eclesiásticas.

Por otra parte, efectuó buen número de invent<» notables, sin ir más lejos, el de la rueda de hilar. No se hacía mcnester ya sostener Ia lanzadera cn la mano, pues se hallaba fija a im banco y entraba en acción por medio dei engranaje de una pequena rueda, la cual a su vez recibía impulso de la mano derecha, mientras con la izquierda se tiraba el hilo. Entre los papeies que dejó Leonardo, se encontraron plane« cn los que se veia que se había ocupado en dibujar un aparato para volar, precursor dei aeroplano. Claro que la cultura feudal nim-

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ca hubiera podido crear personalidad semejante, ni tan original ni tan inquieta.

TEORIAS En esa misma época los pensadores políticos comenza« POLÍTICAS ron a exponcr ideas relacionadas con el poder del Esta­

do de la burguesia. El florentino Maquiavelo (1469- 1527) pedia la completa destrucción del sistema feudal, afirmando que los ciudadanos ricos, la burguesia, eran los que tenian que gobemar la República. Maquiavelo sostcma que para lograr la erección de ese Estado burguês, todos los medios eran buenos. He aqui lo que escri­bió en su libro intiUilado “El Estado” :

"E l soberano acítia con la ruda fuerza de una besíia; debe conte­ner en si las cualidadea del león y de la zorra. S i íuüiera tan sólo las del león, no podría descubrir n i cvtíar las trampas que se le iien^ den. Si sólo fuera zorra, no podría defenderse de los enemigos. .. ün soberano de larga visión no debe cumplir su5 compromisos y obligaciones cuando tal cumplimienio redunde en su propio detri­mento. Los soberanos deben ser dwhos en las grandes artes de la hipocresía y la falsedad”.

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CAPITULO VII

EL ORIGEN DE LAS MONARQUIAS

XVIll.-LAS CLASES EN LA SOCIEDAD EUROPEA OCCIDENTAL DEL SIGLO XIV AL SiGLO XV y DESARROLLO DEL PODER MONÁRQUICO

Como cs bien sabido, hubo cn la Europa Occidental, durante los riglos X rv y XV, un gran desarrollo de la industria y, en consecuen- cia, una expansión dei comercio. Crccicron, por tanto, los centros urbanos y decayó la antigua economia natural. Esto ocasionó un cambio en la estructura de la sociedad, intensificando la lucha de clascs.

LOS SEÍÍORES FEUDALES La desintcgración de la economia natu-Y EL C A M P E S I N A D O r a l y e l desenvolvimiento de la econo­

mia basada en el dinero y los artículos manufactiu*ados, produjeron un efecto diferente en cl senor, según que este fuera de la casta rica o de la capa media. Los ricos, merced a sus caudales, no menos que a la explotadón que ejercían sobre gran número de gentes, podían seguir atendiendo a su economia per-

vSonal como antes, tanto más cuanto que los terratenientes encontra» ban un obstáculo en las enormes dimensiones de sus dominios, que no les dejaba administrar personalmente sus bienes. Además, como no tenían costumbre de hacerlo, resultaba que reorganizarias requeria mucha habilidad y conocimientos.

El senor feudal de alto rango continuó haciendo valer su inde­pendencia política, basándola en la relativa independencia política de su Estado respecto de los mercados y demás conexiones con otras haciendas.

La posición de los senores terratenientes en pequeno no era la misma, pues el cambio en las relaciones económicas les amenazaba

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con la ruina. Para evitaria, para sacar dcl desarrollo comerciai lo más que podia, cl pequeno terrateniente empezó a adaptar su cscasa economia a las nuevas condiciones de vida. Su Estado se dedicaba cada vez más a la venta de productos agrícolas. Los terratenientes en reducida escala que no podían haccr esto, caían gradualmente en la ruina, hasta que para ganarse la vida recuirían al oíicio de salteado* res 0 sc daban de alta en los ejércitos mercenários.

Por otra parte, el campesinado, bien que liberado de su calidad de siervo, se hallaba sujeto, por virtud de la economia basada en el dinero-mercancía, a una explotación mucho mayor. Simultáneamen- te comenzó a dividirse en campcsinos ricos y campesinos pobres- (Véase capítulo V ) .

LAS CLASES En el transcurso de esa época aparecieron nuevos gru- U H B A N A S pos sociales. En primer lugar íiguraban los mercade-

rcs y los usureros, que ganaban iníluencia a medida que el comercio crecía y circulaba más moneda. No sólo los campe­sinos y los artesanos, sino también muchos scnorcs feudales en malas condiciones, empezaíaan a resentir la pesada mano dcl capital mer­cantil y usurero. Los comerciantes y los usxircros se convirtieron así en árbitros del município o gobiemo,

Luego sobrevino la división entre maestros y operários. £^tos últimos llegaron a ocupar la posición de trabajadores a sueldo, cons- tituyendo el embrión del futuro proletariado. Aunque no tenian to­davia una gran importancia como elemento social, con sus rebeliones y levantamientos recordaban su existencia a los demás. En otras pala­bras, podia notarse ya la aparición y, simultaneamente, la diferen- ciación de nuevas clases urbanas.

Esta reorganización fundamental de clases produjo ciertos câm­bios en el sistema del Estado íeudal.

REFOR2AMIENTO DEL El poder del Estado pertenecía antes, de un PODER DEL ESTADO modo exclusivo, a los grandes senores feu­

dales. Todo terrateniente rico y noble era amo absoluto, "senor y soberano” en sus dominios. Por esta misma razón el poder central de reyes y emperadores sc hallaba relajado; no disponia de una base social seria. Con el desarrollo del comercio, las cosas cambiaron, sin comparamos el siglo X III con el siglo XV.

Como es sabido, en esas épocas había crecido y se había intensi­ficado la lucha de clases. Las masas explotadas se levantaban cada vez con mayor frecuencia, declarándose en rebelión armada contra los senores feudales. Baste recordar aqui las formidables “Jacqueries” de Francia y el movimiento efectuado cn gran escala por las masas de Inglaterra con Wat Tyler a la cabeza. Esa misma lucha de clases repercutia en los centros urbanos.

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Por tal razón, el poder central, cada vez más reforzado, se hacía absolutamente necesario para Ia clase reinante. En defensa de ese sistema de explotación, todos los que despojaban y robaban a las masas laboriosas, olvidando sus viejas renciUas, se unían formando un sólo bloque. Salvando el sistema, se decían, será más fácil dividir el botín. Así razonaba la nobleza, los comerciantes y los usureros, cn su afán de ayudar a reforzar cl Estado.

Todos los grupos sociales que se interesaban en el desarroUo del comercio y del artesanado, tenían ràzones especiales, además, para luchar en favor dc una organización estatal centralizada.

O B S T Á C U L O S A L DESARROLLO Durante el tiempo que COMERCIAL Y A LA INDUSTRIA MANUAL dominaron los senores

feudales independientes, el comercio no sufría menos a causa de la falta de un sistema mone­tário estable, ya que cada senor acuüaba su propia moncda. Ca­da senor feudal de alto rango, en su dominio era un obstáculo. Los asaltos en camino real y la falta de garantias para mer­caderes y artesanos; la carência de caminos adecuados y buenos medios de comunicación; las guerras constantes entre senores feudales, que tenian al país en continuo desorden, todo eso también representaba enormes obstáculos para el comercio y la industria.

Nadie cuidaba los caminos entonces; eran simples senderos que abrían los vehículos y cabalgaduras a fuerza de pasar por los mismos lugares. Con frecuencia era menester transportar las mercancias a iomo de animal, corriendo el riesgo de que las bestias se ahogasen en Ios lodazales. I^s senores no sólo no mandaban arreglar los caminos, sino que adrede Ios descomponían. Existia cn ese tiempo una regia según la cual “ todo lo que se detenía cn sus dominios, pasaba a ser propiedad del dueno del suelo por donde atravesaba el camino” . EI senor confiscaba igualmente las mercancias cuando algún carro se averiaba, o mejor dicho: "si el eje tocaba tierra” . Es cierto que algu­nas veces los senores construían puentes, pero la mayor parte de éstos se haUaba en tierra firme, pues no ios hacían con otro propósito que el de imponer contribuciones. El comercio encontro trabas extremas en forma de tributos y gabelas. En Alemania, durante el siglo XIV, había seiscientas casas de moneda. Lo que más se acunaba, era Ia moncda menuda, pues dc ese modo el comerciante se veia obUgado a equipar recuas para transportar los sacos de dinero. A menudo los senores desvalorizaban las monedas, unas veces cortándoles un pe­dazo si eran de oro o de plata, otras fundiéndolas y mezclándolas con cierta porción dc cobre. Esas monedas depreciadas las imponían exi- giendo su valor íntegro.

Todos estos obstáculos al comercio impedían grandemente el des­arroUo de una industria cuya producción se destinaba a crear un amplio mcrcado.

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Los intereses de la industria y el comercio estaban exigiendo la constilución de grandes Estados con poder fuerte y uniforme. Un poder así debía fijar limites a los privilégios de los diferentes senores feudales; garantizar la seguridad al comercio y a la industria; poner los caminc« y vias de comunicación cn orden, y simplificar el sistema monetário, ya que cada seâor acunaba su propia moneda.

Por entonces los mercados de las pequenas localidades comenza- ron a no dar abasto. Por su parte, el comercio se extendia a países enteros y trasponía las fronteras de Europa.

Dada Ia ampütud de Ias redes comerciales, se comprende que los mercaderes fueran los primercw en interesarse por la expansión dei Estado, de un Estado en que pudieran traficar como en su propia casa, b«jo Ia protección de su propio poder estatal y con toda clase de privilégios.

N U E V A FORMA DEL Como hemos dicho, muchos de los senores E S T A D O F E U D A L feudales de pocos recursos se adaptaban a

las nuevas condiciones econômicas y se de­dicaban al comercio; por esa razón también se hallaban interesados en la consolidación y extensión de un poder estatal unificado. Por otros motivos, los senores feudales de la capa inferior, que sufrían el nuevo sistema econômico y a menudo se veían arruinaujos por él, tenían los mismos intereses. Veían con envidia Ias posesiones de los grandes seüores y acudían al rey para que éste les ayudase.

Con el dinero que obtenía de los ricos habitantes dei burgo, el rey organizaba ejércitos equipados do armas de fuego, recién inventadas en Europa, que les proporcionaban gran ventaja sobre las torpes ca- ballerías de los nobles. Las tropas realistas derrotaban fácilmente a la caballeria de los grandes senores feudales, a quienes expulsaban dc sus posesiones, las cuales concedia el monarca entonces a los seno­res feudales que se hallaban a su servicio. El poder reforzado dei rey expresaba los intereses dc la nobleza terrateniente menor y media, cuyos aliados en esos tiempos eran los ricos, comerciantes y usureros. Los ricos no pudieron organizar su propio aparato estatal, sino sólo en casos como el de las ciudadcs-repúblicas de Italia, pues en otros países no eran suficientemente poderosos para ello; sc contentaban por el momento con las ventajas que la nueva forma de Estado feudal centralizado les otorgaba.

Este poder más centralizado de 1<» senores feudales,* se hacía sumamente necesario en aquel tiempo para que los explotadores aplastaran la creciente resistencia tanto de las masas rurales como de las urbanas.

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H istoria oel F eudalismo

C U E S T I O N A B I O :

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^Cuáles eran las clases interesadas cn reafirmar el poder del Estado central?

^En qué íorma impedia el sistema político antiguo él desenvol- vimiento del comercio y de Ia industria?

i Contra qué clases sociales iba dirigido ^ nuevo y fuerte poder estatal?

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XIX.-LÀ MONARQUIA EN INGLATERRALA CARTA MAGNA £1 desarrollo del Estado centralista de que aca­

bamos dc hablar, tenia sus peculiaridades sc> gún los diferentes países donde cstc sc erigia. Sabemos que en Ingla­terra durante el siglo X II, el poder no estaba tan dividido como en Francia o Alemania y que allí, aun los más poderosos entre los seftores, dependían más o menos del rey. Los senores feudales ingle­ses apoyaban la ampliación de !a autoridad real como un arma con qué defender sus propios intereses, esforzándose al mismo tiempo pop limitar el referido poder y poner término a sus extorsioncs. A fines del siglo X II y comicnzos del X III, los monarcas de Inglaterra, que se hallaban en guerra con Francia, muy a menudo obligaban a sus vasallos a que prestaran scrvicio militar y exigían demasiado di­nero a las ciudades.

Durante el reinado de Juan Sin Tierra, quien perdió a manos de los franceses casi todc« sus dominios del Continente Europeo (en la Francia dei Noroeste), a raiz de una serie de guerras infructuosas, los barones feudales sc declararon en rebelión, apoyados por el Clero. Ix»s rebeldes manifestaban que eran “el ejército de Dios y de la santa madre Iglesia” . Tenían de su lado a muchos pueblos de ricos. Cuando Londres, que era la capital del reino, les abrió las puertas, el monarca se vió obligado, ante la presión de los insurgentes, a firmar la “Carta Magna’\ en 1215.

Dicha Carta limitaba el poder del rey mediante la creación de un Consejo de seÃores. Sin la sanción respectiva de este Consejo, el mo­narca no podia imponer contribuciones ni privar a sujeto alguno de su libertad personal, con exclusión, claro está> de los campesinos- siervos. Los ciudadanos obtuvieron confirmación de “todas las anti­guas libertades” de Londres y otras ciudades; los comerciantes recibieron la promesa de una amplia libertad de accirá, y se prohibió a los funcionários del rey ejercer violência en contra de los trafican­tes. Para el caso de que el monarca no ctmipliera con sus obligaciones, Ia Carta daba a los tron es feudales el derecho de obiigar y presionar al rey, “en unión de los comunes de la tierra, por medio de la confis- cación de tierras, castillos y dominios, hasta que las infracciones fue- ran corregidas de conformidad con sus decisiones” .

Lo anterior significa que cn caso de no cumplir las referidas decisiones o lo convenido, se procederia a la presión armada, léase revuelta, contra el monarca.

Pero ni Juan ni su hijo Enrique I I I cumplieron efectivamente sus obligaciones. Este último juró solemnemente siete veees no in­fringir lo dispuesto por la Carta, y sicte veces seguidas faltó a su

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HXSTORIA BEL F eUDAUSMO 113

palabra. Los senores feudalcs se rebelaron y obtuvieron que se esta- bleciesen asamblesis especiales de ‘Oos vasallos del rey” , quo limitasen el poder de éste. Con cl tiempo, tales asambleas se convirtieron en institucioncs permanentes, que se llamaron parlamentos.

LA BEPRESENTACION DE LOS En cl primer “Gran Parlamento” , el E S T A D O S EN INGLATERRA ano de 1265, se sentaron los caba­

lleros ordinários y los representan­tes de los habitantes del burgo. De ese modo se vino a reflejar en la composicion del Parlamento la reorganización de clases que sc habia operado cn la sociedad. Tanto en Inijlatcrra como en otros paises de Europa, se establecía ya distincion marcada entre varios grupos espe­ciales, según e) ordcn dc propiedades.

A la diferencia dc bicnes correspondia fundamentalmente las di­ferencias de clases. Cada dominio poseía derechos especiales sancio­nados por la ley, sus privilcgios y obligaciones exclusivos, y a veces Uegaba a tener incluso su organización particular. Los dominios su­premos, que tenían muy pocas obligaciones a cambio de muchos privilégios, constituian la nobleza, o sea cl conjunto de setiores feuda­les, grandes u ordinários. El Clero ocupaba asimismo una posición privilegiada. Con el desarroUo del comercio y de la industria, el do­mínio de la ciudad constaba, cn lo relativo a su composición social, de ciudadanos ricos, únicamente. Era frecuente que comerciantes y arte­sanos formaran posesiones aparte. Las propiedades de las ciudades y lo mismo los comerciantes llamados “célebres” , poseían mucho menos derechos que la nobleza y el Clero. En cuanto al campesinado en general y los pobres de la ciudad« constituian una masa oprimida sin derechos dc ninguna especie.

En los comienzos del si^o XIV, el Parlamento inglés estaba orga­nizado sobre la base de la representación de esos estados o dominios. Condados y ciudades enviaban a cl sus representantes. L.os senores tanto espirituales como temporales, pero de alto rango, ocupaban sus escanos por propio derecho, mientréis que los caballeros de los con­dados y los ciudadanos, sólo podían hacerlo por elección. Durante el siglo XIV, el primer grupo, o sea el de los nobles, formó una Câmara separada, llamada la Alta o Casa de los Lores; el segundo grupo, com­puesto de senores de una categoria inferior, formó Ia Câmara Baja, csto cs, la Câmara de los Comuncs. Una parte dc los miembros de la Câmara Alta, obtuvieron el derecho de transmitir sus títulos por hcrcncia.

LA IMPORTANCIA El sistema de representación de los estados li- DEL PARLAMENTO mitaba el poder del rey. Además de esto, el

Parlamento vino a ser\qr como arma poderosa para restringir los privilégios de los seiíores feudales, y como medio

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de consolidar y unificar todavia más al Estado. De mayor importan- 5 cia para las clases impcranles, fué el reforzaraienlo dei “orden” dei Estado« 0 sca la creación de un aparato capaz de suprimir las rcbclio- nes de las masas cxplotadas que no gozaban de ningún sufrágio.

De esa suerte« con los consejos y asambleas que los lores integra- ban antes, se fué formando un parlamento, el cual se convirtió gra­dualmente en pilar dei Estado centralizado de los nobles, corrcspon- diendo en todo a los intereses de la cconomía mercantil que se estaba desarrollando en cl seno de la sociedad.

C U E S T I O N A R I O ;

iQ ué cosa es la “Carta Magna” ?

^Cuándo y en favor de qué intereses se estableció el Parlamen­to inglés?

^Qué cosa es un Estado y a qué se llama reprcsentación de Estado?

^Qué importancia tenía d Parlamento en el desenvolvimiento dei Estado?

^Por qué y cuándo se organizaron dos Câmaras y cuáles son?

^De cuántas clases se componía el Parlamento inglés en los siglos X n i y XTV, y qué cosa es en Ia actualidad?

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XX.-FORMACION DE UNA MONARQUIA DE ESTADO EN FRANCIA

L A DESUNION Francia no existia como unidad estatal uniforme DE F R A N C IA en los siglos X I y XII. Muchos de sus dominios

íeudales, realmente independientes, subordinados a distintos duques, condcs o príncipes de la Iglesia: arzobispos, obis­pos, abades, se hallaban discminados por todo el territorio dc Francia. Todos estos senores disponian de sus dominios como un propietario dispone de sus posesiones. Dividían éstas entre sus hijos; las repar- tían como dote a sus híjas y, con frecuencia, las cambiaban o Ias ven- dian. El mapa político de Francia variaba constantemente. Había reyes en Francia que pertenecían a las familia de los Capctos, la cual, por no estar compuesta de senores de alto rango, no cjercía un ver­dadero poder sobre el país, pues habia duques y condcs mucho más poderosos que sus miembros.

Pero las mismas causas delineadas más arriba, produjeron poco a poco la centralización del Estado francês. Esto quedó patentizado, ante todo, en el incremento de la autoridad real, que reflejaba los intereses de la mayoria de los senores feudales y sus aliados los mag> nates de la ciudad.

LUCHA DE LOS REYES CON Paulatinamente, los monarcas de Fran- LOS SEÍÍORES FEUDALES cia, unas veces por astúcia y otras por INDEPENDIENTES la fuerza, llegaron a consolidar sus po­

siciones a tal grado, que ya en los prin­cípios del siglo X III, el rey Felipe Augusto II empezaba a "recoger** sus tierras, cs dccir, a “rcdondear” los dominios del monarca, a costa dc los demás scnorcs feudales. “Fuerte y cruel como un pájaro de presa”, según la descripción de uno de sus contemporâneos, Felipe no tardó en agregar a sus posesiones buen número dc inmcnsas y ricas regiones de Francia. La mayor adquisición dc Felipe fué ia región Noroeste de Normandia, la cual ganó al rey inglcs Juan Sin Tierra, en una batalla decisiva en Bouvines, con la ayuda de tm ejército inte­grado por ciudadanos y tropas mercenarias alquiladas con dinero de los comerciantes y los usureros.

A fuerza de mostrarse patrono del comercio y de la industria, de protegerlos contra la competencia extranjcra, Felipe se conquisto la simpatia de los ricos burgueses; pero no pudo exceder la astúcia de los usureros, a quienes llamaba “esponjas a las que embebidas de agua se puede exprimir de nuevo” . Una de sus prácticas favoritas consistia en adulterar las monedas.

Con motivo del advenimiento al trono de unos de los sucesores

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de Felipe, Luis IX, los acaudalados barones feudales, aprovechando la cortísima edad dei monarca, se unieron al grito de “el rey es muy joven, seamos nosotros los amos” . Los barones intcntaron capturar al monarca para gobemar en su nombre; pero la familia dcl rey logró escaparse hasta una aldea cercana a Paris, donde se le unieron las trop^ dc nobles y burgueses. Con la ayuda dc la burguesia y de los pequenos terratenientes, Luis IX se salvó. Más tarde extendió nota- blemente su poder.

LOS ESTADOS GENERALES Aun antes dei siglo XTV, los monarcas E N F R A N C I A franceses solían reunir de cuando cn

cuando a los senores feudales, para dis­cutir los diferentes problemas de gobiemo. Esas asambleas se hicie- ron ahora más frecuentes, componiéndose, principalmente, de terra­tenientes medios y ordinários, aunque los reyes comcnzaban a invitar a los burgueses a dichas asambleas.

En 1302, Felipe IV, Uamado cl Hermoso, invitó a todos sus vasa- Uos “a un consejo para tratar asuntos de extrema importancia para todc» y cada uno de los presentes” . Esta asamblea vino a iniciar LOS ESTADOS GENERALES de Francia, que se reunieron con frecuencia desde entonces basta mediados dei siglo X V en que comenzó a decli­nar su importancia. Los Estados Generales consistían en una asam­blea de tres grupos de estados, a saber: la Nobleza, el Clero y los Ciudadanos. Cada una de estas asambleas o câmaras, discutia y vo- taba separadamente sobre las distintas cuestiones. Cada câmara dis­ponia de un voto que expresaba la opinión del estado o entidad social en general. Como los intereses de la nobleza y los dei clero eran casi siempre los mismos, el tercer estado, o sea el de los ciudadanos, se haUaba generalmente en minoria.

^Cuáles eran las cuestiones que los Estados Generales discutian? Podemc» citar algunos ejemplos dei reinado de FeUpe el Hermoso. En la primera convención, la asamblea demandó la liberación de los impuestos que se cobraban para beneficio dei Papa; además se dirigió al monarca pidiéndole que “no se sometiese a ningún poder, excepto el de Dios” , y que rompiese las relaciones con Roma, cosa que el rey sc apresuró a cumpUr, logrando una completa victoria en su lucha contra el Papado. Un obispo francês tomó el lugar dei Papa estable- cicndose en el Sur de Francia, en Avignon, en vez de hacerlo en Roma.

En otra de las asambleas, los Estados Generales pidieron la con- fiscación de Ia rica e industrial Flandes. Fué la bur^esía la que de un modo especial rnsistió en esto, declarando que “ tnitándose de lu­char contra el flamenco, los burgueses estaban dispuestos a ayudar al monarca en cualquier forma que fuera; listos para ir a donde cl los condujese, así como a pagar los gastos” . Naturalmente que esto

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último era de suma importancia para el rey; pero los Estados estu- vieron sobre todo de acuerdo en permitir que el monarca impusiese nuevas contribuciones.

Apoyados así por los Estados Generales, los reyes de Francia fue­ron poco a poco domenando la resistencia que separadamente les ha­cían los grandes sefiores feudales, con lo cual se creó un Estado “nacionar’ de nobles, se extendió el mercado de artículos manufactu­rados, se reforzó el poder central, aplastando sin misericórdia las re- beliones de campesinos y de pobres de la ciudad.

C Ü E S T I O N A R I O :

^Quc eran los Estados Generales?

^De cuántas clases se componían y cuáles eran las cuestiones que trataban?

iCuál es la diferencia entre los Estados Generales y el Parla­mento inglés?

■‘)Í!

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CAPITULO V III

ORIGEN DEL SISTEMA FEUDAL EN LA EUPOPA ORIENTAL

XXI.-OCASO DEL SISTEMA DE CLAN PATRIARCAL EN EL ORIENTE DE EUROPA

TRIBUS ESLAVAS Los finlandeses y los eslavos constituian la po-Y FINLANDESAS b laci^ principal de la parte oriental de Europa.

Durante el siglo XX, los finlandeses habitaban una región mucho más importante que ahora. Esto ha quedado con­firmado por los nombres de innúmenw poblados, rios y lagos: Oca y Moscú son de origen finlandês.

A l Sudoeste de los finlandeses se hallaba un territorio ocupado por tribus eslavas. Se componían estas últimas de gentes enteramen­te distintas a los finlandeses, por su lenguaje. Los territorios de los eslavos orientales estaban situados principalmentc a lo lai^o del Rio Dnieper y sus tributários. De ahí se extendían otros campamentos o colonias de eslavos al Norte y al Este, hacia Ilmen y Volkhov, así como hacia las dcrivaciones superiores dcl Volga y del Oca.

MANERA DE VIVIR DE LOS Acerca del modo en que vivían Ios es- ESLAVOS ORIENTALES lavos orientales y Ic« finlandeses, es

poco lo que se conoce, cxceptuando lo que hemos aprendido en excavaciones arqueológicas y sitios de anti- guas ciudades con sus ruinas. Datos muy valiosos han sido conserva­dos en las leycndas de antiguos historiadores eslavos, no menos que en los relatos dc extranjeros, sobre todo gricgos o árabes, que visita- ron las tierras eslavas y finlandesas. Ile aqui lo que un escritor árabe del siglo X dice sobrc la vida de los eslavos:

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120 A. G ukovsky y 0 . T rachtenberg

"EI país de los eslavos es una region plana y llena de bosques. Sus habitantes no cuentan ni con vinedos ni con campos cultivados. Hacen una especie de cântaro dc determinado órbol, y es eso Io que ttsan a manera de colmena en la que conservan la miei. Pastorean los puercos dei mismo modo que las ovejas. Siembran la mayor parte de las veces el maiz sorgo. Tienen muy pocos animales de tiro. El jr io en ese pais es tan riguroso, que los habitantes hacen una especie de cuevas en la tierra, encima de las cuales se agrega un techo de madera puntiagudo, cubierto con ti<>rra, Familias enteras viven asi; con pie- dras y lena encienden el fuego, calentando las piedras al rojo** (^).

LA AGRICULTURA DE LOS El relato dei autor árabe se ha ESLAVOS Y LOS FINLANDESES confirmado por la evidencia sa­

cada do otras fuentcs. En los si­glos DC y X, los eslavos se ocupaban sobre todo en la agricultura, que era de donde principalmente obtenían sus alimentos. La mayoría dc las tribus finlandesas contaban con una agricultura muy dcsarrollada. La tribu conocida con el nombre de meriana, usaba hoces y arados con calza de hierro. Los eslavos laboraban la tierra a mano, ayudán- dosc con un arado primitivo de madera, en forma de horqueta. maíz. considerado como el menos caprichoso de los cereales, era lo que iriás sc cultiváha. El área cultivada no alcanzaba una gran exten­sión; se cmpleaban generalmente los claros que quedaban entre los bosques; agricultura primitiva que sin duda, como aconteció en otros países, se hacía con brazos femeninos. Pero en el siglo IX ya empe- zaban los hombres a reemplazar a las mujeres en esa clase de tra­bajos. Tanto los eslavos como los finlandeses de las regiones boscosas, comenzaban a usar cl sistema "de quema”, cl cual se extendió mu- chísimo en la Europa Oriental y subsistió en algunas comarcas hasta el siglo XX:

"La parte mós difícil dei yúíema de *^quema**, es la tala de los árboies a de formar un claro para sembrar. Esto se hace por lo común en primavera. Se escoge un sitio donde haya poco árboies corpulentos; los órbolcs bajos y los arbutos se desarraigan con ha- chas, en tanto que de los árboies grandes se desprende la corteza, Los árboies talados se dejan en el lugar por espacio de un ano, des­pués de lo cual se escoge un domingo de sol, cuando corra brUa ligera y uniforme, para prenderles fuego; trabajo nada fácil. S i no hay vien- fo, muy a m ^ u d o el fuego se extingue; pero si el viento es demasiado veloz, el fuego quema de un modo desigual y puede convertirse en incêndio de todo un bosque. A esto se debta que la tala y la quema

(0 eflcritor árabe confundió las habitaciones de lo» eslavos con sui establccimientos de bafio.

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H is t o r ia DEL F iu d a u s m o 121

de los arboUs requirieran la participación de toda la familia, ü t w i íivez conseguido el claro mediante la quema de los árboles, se procedia a cultwarlo con ayuda de un azadón, sembrando granos. Los surcos eran abiertos con una rama de pino en forma de horqucta. Como an­tes, todo el trabajo se hacia a mano. Durante los primeros tres o cuatro anos, se fertilizaba la tierra con madera podrida y con los ce- nizaa de Iom quemas. A l principio se lograron buenas cosechas, pero luego decayó la producción rapidamente. Kn vista de eso era aban­donada Ia tierra que se iba agotando, y. al cabo de algunos anos se . volvia a cultivar; mientras, se buscaba otro claro” .

En tanto se sejíuia usando este método de agricultura en el cin- turón de bosques, los habitantes de las cstepas empezaron a labrar la tierra con un cabaJlo o un buey uncido al arado primitivo. Entre los eslavos estos trabajos los hacían los hombres. Como disponían de muy pocos animales de tiro, los eslavos decidieron ir a obtencrlos de lo.s habitantes de las estepus del Sur. De modo que hacia el siglo IX, tanto los eslavos como los ânlandeses, sc dedicaban de un modo especial a la labranza.

OTRAS OCUPACIONES DE Unas y otras tribus se dedicaban, ade- ESLAVOS Y FINLANDESES más a la caza en grande escala. Esta

última era la ocupadón íavorita dc los rpolianos que vivían en las inmcdiacioncs de la parte ccntral del Rio Dnieper. Según las leycndas consignadas por un analista antiguo, habia ccrca de Kiev un enorme bosque donde con trampa se solía 'cazar animales. En las regioncs del Norte la caceria era aún más importante, llegando en silgunos lugares a ser la única oeupación de la población entera. Pieles, miei y abejas constitm'an la principal exportación de Europa Oriental

COMUNAS DE CLANES Hasta ahora no hemos encontrado signosclaramente definidos que denoten la exis- *'

tcneia de clases entre eslavos y finlandeses del siglo IX, pues ambas razas vivían en clanes.

Dice un antiguo cronista que los eslavos vivían “cada cual cn su elan y cn su lugar” . Los parientes poseían la tierra en común: ca- ízaban en común; quemaban bosques en común, y combatian en común contra sus enemigos. El clan defendia a sus miembros. Un hombre “sin clan, sin tribu” , era un indefenso y podía dársele muerte como a un perro.

A medida que crecía la importancia de la agricultura, comenza- ron a aparecer ias “familias numerosaí;” ; de cuarenta o más gentes, ^y más tardo la “familia mordviana” , que se componía de cincuenta :iy hasta de sesenta personas. Los miembros de la “familia grande” í

'.-i , >, . í

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labraban juntos la tierra y vivían cn una morada común. Donde más duró este sistema, fué en los distritos llamados de “ tala” , cuya exten­sión no estaba al alcance de una familia corta en que hubiera a lo sumo dos 0 tres trabajadores adultos.

Entre eslavos y finlandeses abundaban esas familias grandes. Â la cabeza de cada una de ellas había un anciano.

UNIONES DE TRIBUS Las “grandes familias”, y antes que ellas losclanes, sc unian para constituir tribus, que

eran uniones sueltas de clanes que poscían el territorio en común. Las tribus eran gobemadas por consejos de ancianos dc los clanes. Ya en el siglo IX, muchas de esas tribus contaban con centros donde se reunían, ya fuera para hacer sus trueques u organizar sus “Juegos” . Así sc expresa im cronista hablando de los dias dc fiesta entre las tribus de aquel tiempo.

Esas mismas tribus formaban uniones militares entre los diferen­tes clanes. Los ancianos elegían a los jcfes que tomaban el mando de las fuerzas durante las guerras. A estos caudillos se les llamaba prín­cipes. El cronista arriba citado, expresa algunos nombrcs, por ejem­plo el de Mal, que fué el adalid de los drevalianos mencionados en conexión con el siglo IX,

Los centros dc tribus sc hallaban a menudo rodeados de fortifi­caciones hcchas con muros de barro o con estacas, para protegcrse dc los ataques. Estos centros no sólo servían para cambiar unos pro­ductos por otros y como lugares de rcunión y festivales, sino al mismo tiempo como centros militares; surgían en puntos adecuados para la defensa contra el enemigo, o bien para las comunicaciones; la mayor parte en los promontorios de las márgenes de rios.

DESINTEGRACIÓN DEL El sistema de clan patriarcal co-SISTEMA DE CLAN PATRIARCAL menzó a desintegrarsc a medida

que sc desarroUaba el sistema económico de los eslavos y los finlandeses, en la misma forma que acacció en otros pucblos. La transición dcl arado primitivo al arado tirado por animales, vino a cjercer una influencia enorme cn las re­laciones socialcs. Por otra parte, se hizo innccesario cl trabajo colec­tivo de las “familias grandes”, dc suerte que estas empezaron a divi- dirse en familias más reducidas, especialmente cn el Sur.

Cada familia modesta tenia su propia posesión definitiva en ma­téria de tierras arables y productos anexos. En vez de tierra poseída en común y labrada en común, apareció la granja individual, esto es, la propiedad privada de la tierra. Lo único que siguió siendo co­mún fueron los pastos, praderas y selvas.

La división de las famiüas numerosas en granjas, agregada al hecho dc habersc convertido en propiedad privada tanto la tierra

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como los medios de producción. condujo necesariamcnte a la des- igualdad y a la aparición dc ias clases entre eslavos y finlandeses, del mismo modo que había acaecido entre otros pueblos. Algunos de esos granjcros se hicieron ricos; poseían más ganado y tierras, al paso que los granjeros en menor escala comcnzaron a depender de ellos y a ser sus dcudores. El scctor más pudicnte de la tribu trató de aumen­tar sus riquezas lanzándose a incursiones en las comunas vecinas. Los prisioneros eran convertidos en esclavos, quedando sus ganados en posesión plena del vcncedor: el ganado era la fucnte principal de la riqueza en aquellos tiempos. Como resultado de estas incursiones se acrccentó el poder y se multiplicaron las fortunas de los jcfcs de tribus y sus oficiales militares. Esos jcfcs formaron así una clase especial, transformándosc, de caudillos elcctos que antes eran, en explotadores que se dedicaban a concentrar el poderio y el dinero en sus propias manos.

BÚLGAROS, La desintegración de la sociedad dc los eslavos y los K O Z A B E S finlandeses de Oriente, que no conocían antes las cia-Y VAREGAS ses, se acelero bajo la iníluencia y el contacto con

sus vecinos.Comerciantes de lejanos países comenzaron a penetrar en territorio finlandês y eslavo. Hasta el siglo X I sobresalicron en dichas empre­sas los árabes, según se ba podido verificar por los inmensos tesoros de monedas que con frecuencia se descubren en el Oriente de Europa, no menos que por los relatos acerca de mercaderes arábigos que, via­jando por cl Mar Caspio y Volga arriba, llegaron a ia región habitada por los búlgaros, pucblo que marcha a lo largo del Río Kama inferior y que formó allí im extenso Estado durante el siglo IX. La ciudad de Bulgar, a corta distancia de la desembocadura del río mencionado, era la capital de los búlgaros dcl Kama, además de un gran centro comercial.

Los mercaderes orientalcs acudían a cl en grandes caravanas, pues se han encontrado tumbas cerca de las ruinas de la referida ciudad, donde se hallan inscriptos los nombres de mercaderes proce­dentes del Cáucaso, dc Persia, de Asia Centrai. Las mercancías de tierras finlandesas y eslavas llegaban a la ciudad de Bulgar por las aguas del Río Kama, dcá Volga y sus tributários. Para los habitantes de esas comarcas, el comercio de los árabes cobró regular importancia, pero no lo fué menos para los eslavos.

ile aqui como describe un viajero árabe su encuentro con algunos mercaderes eslavos cn las márgenes del Río Itil (Volga):

“ Vi a lo$ rusos cuando venian con sus camaradas y se instaíaban a orillas del Río Itil (Volga). Todos Uevaban su espada al cinto, ade- tnái* de cuchillo y hacha. Desde que anclahan, cada uno de ellos lie-

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vaha consigo pan,, camc, leche, cebollas y alguna bebida caliente; se iban acercando a un elevado poste coronado por una cara como de hombre, en tomo de la cual se hallaban pequenas imágenes. Cada uno de ellos se iba acercando, y postrándose ante la imagen, murmu- raba: "/Senor, he venido de muy lejos y he traído conmigo tantas doncellas, tantas pieles de zorra y tantos cueros.. .!’* Y asi iba enu­merando todo lo que habia traído. Luego agregaba: “Te he traído este presente, deseo que me traigas un mercader con dizgemanes (mO’ neda), que me compre todo lo que yo deseo vender..

El nacimiento del reino kozâr en el Sur, ejerció una gran influen­cia sobre el desarroUo dcl comercio eslavo en Oriente. El kozar era un pueblo asiático que durante los siglos V II y V III creó un enorme Kstado a lo largo de las extensiones bajas del Volga y el Don. Durante mucho tiempo los kozares bloquearon cl camino a las demás tribus nômades de Asia; comerciaban con los árabes y los griegos. Por algún ticmp/O sometieron a su férula a una parte de las tribus eslavas. Imponían tributos, dice un cronista, a los polianos, a los se\'erianos y a los viatiches; “ tributo que consistia cn una ardilla por cada famiUa".

Hubo durante el siglo X otra ruta que ganó grande fama comer­cial, o sea el “gran camino fluvial” que va del Báltico ai Mar Negro. A lo largo de cUa se embarcaban en pequenos bajeles mercaderes y çáratas, los varcgas, como les llamaban los eslavos. Según las crôni­cas dc aquel tiempo, los varcgas conquistaron a las tribus eslavas y finlandesas del Norte, y sus príncipes avanzaron hasta el Volga. Es posible que los rusos que vcndían pieles a los viajeros árabes hayan sido varegas.

ORIGEN DEL Al formarse las clases entre los eslavos y los fin- ESTADO RUSO landeses, también apareció el Estado. Hacia los

siglos IX y X encontramos ya varios Estados im­portantes en la Europa Oriental Los príncipes búlgaros, ^cabezados por el Khan, sometieron a la población de las comarcas centrales del Volga y las del Kama, obligándolas a pagarlcs tributo en pieles y cabalgaduras. Las Uanuras del Sur eran entonces parte del reino de los kozares.

En cuanto a las tribus eslavas y finlandesas del Norte, fueron con­quistadas por los príncipes dc Novgorod» probablemcnte también de origen varega. Surgieron en el Volga y el Kama los principados de Rostov y de Muromsk, y a lo largo del Dnieper los príncipes polianos confiscaron las tierras de los drevlianos y de los severianos.

A mediados del siglo X, los dominios eslavos fucron imidos por Ia fuerza, formando un inmenso Estado que se extendía desde Nov- gCHTOd hasta Kicf. Este último punto pasó a ser el centro del Nuevo

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Estado Huso. Los sabios han dado diferentes intcrprctaciones al tér- mino “Ruso” . Unos creen que “Rus” (Rusia) se llamó en im principio a ima tribu varega del Norte, o bicn que era el nombre que se dió

ú;. a los destacamentos militares de diversas tribus. Otros consideran 1, que el origen de la palabra “Rus” viene del Sur de Rusia. Ij^or (el•7': ' viejo) fué el primer príncipe ruso auténticamente conocido. Le cono-

eemos, no tan sólo por Ias Icyendas, sino también por documentos que escaparon de ser destruídos. Acerca de Oieg, príncipe de K ief rela-

A cionado con un período anterior, sólo se le conoce por numerosasJ'! ieyendas que han subsistido.

Doscientos anos más tarde, al aparecer el lenguaje escrito, se consignaron Ieyendas acerca de los orígenes de Rusia. ellas .se ha-

ís blaba dei Estado ruso como si hubiera surgido a consecuencna de unaunión espontânea. Según el cronista, “ninguna ley existia entre aque­llos pueblos, y un clan se rebelaba contra otro clan; había honda discnsión entre ellos y las guerras de unos con otros eran frecuentes.Y luego se decían para sí: ‘ Btisquemos un príncipe que nos gobieme y juzgue con la verdad' . Y se marcharon a Ultramar ante la tribu varegá de Rus, Y los chudos, los eslavos y los criWches dijeron al Rus: " ^Nuestros lares son vastos y ricos, pero no hay orden cn ello^. Venid a gobernamos y sed nuestros amos’\ El primer príncipe, si hemos de creer a la crônica, fué Rurik, quien imperó en Novgorod; le siguió Oleg, que era capitán de su hijo Igor y que sometió a Kief, fundando allí ei Estado del mismo nombre.

Algunas autoridades en Ia materia han probado que este cuento del cronista no fué sino una leyenda ulterior, creada con el afán de ensaizar a los príncipes y justificar la necesidad de su reinado para que trajese orden al país.

C Ü E S T I O N A R I O :

iQué pueblos vivían en la Europa Oriental durante los siglos IX y X?

^Cuáles eran las ocupaciones básicas de los antiguos eslavos?

^Cómo se practicaba la agricultura en la antigüedad?

iQué relación existia entre el sistema económico y el social de los antiguos esJavos y finlandeses?

íEn dónde subsistió más tiempo la “ familia grande” como núcleo?

Compárese la vida de los antiguos eslavos con Ia dc los antiguos germanos de la época de Tácito.

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XXI!. — ES ESTADO DE KIEFLAS POSESIONES RURALES EN GRAN Como resultado de Ia desinte- ESCALA, EN LOS SIGLOS X Y XI gración dcl sistema de clanes,

la clase reinante, al íortale- eersc, confisco dilatadas posesiones de tierra. Hacia el siglo XI, pero muy especialmente hacia el siglo X II, los anules mencionan con fie- cuencia aldeas enteras pertenecientes a príncipes y “ boyardos” . Estos últimos eran los grandes terratenientes de aquella época.

Los príncipes y boyardos poseian, además, rebanctô numerosos de caballos y otro ganado. Uno de los príncipes dcl siglo X II tenia “ tres mil yeguas y tres mil caballos” . En los grancros y los s(')tanos de dichos príncipes se guardaban reservas de trigo, miei, plata y oro.

Junto con la comuna rural aparcció, pues, la clase de los terra­tenientes cn gran escala.

EL TRABAJO DE LOS ESCLAVOS Y LOS SEMIESCLAVOS EN LA ALDEA

En muchas de las aldeas perte- necientes a príncipes o ^yar- dos, la agricultura existia gra-

cias al trabajo dei esclavo. Hubo príncipe que llegó a poseer en uno de sus dominios hasta setecientos esclavos. Los de mayor edad, como baüíos, despenseros, escuderos, etc., eran los encargados de vigilar las labores de lacayos y demás subalternos domésticos. Con todo, el tra* bajo de los esclavos no era tan importante como cl de los campesinos.

La población rural en masa, que antes se componía de pequeiios I propietarios, llegó a depender de boyardos y príncipes. No siendo en

realidad esclavos, se dió cn llamar a esa masa rural explotada, los . “obligados” , en el sentido de siervos. Ellos mismcs dirigían sus res­

pectivas economias; tenían sus propios ganados y sus tierras arables; . pero representaban ya un grupo de la población económicamente

oprimido, cuyos derechos eran limitados.Uno de los artículos dei Riiskaya Pravãa, o sea el Código de los

Príncipes de Kief, ordena: "Cuando alguno de los obligado.«? muriese sin dejar hijos, su propiedad posará al príncipe^'. Si el heredero era la hija dei obligado, la herencia se hallaba igualmente limitada. Es- tablccíasc, asimismo, que dicho súbdito debería cumplir con la obli- gación de la corvée, en favor dei prínçipe.

Sucedia con frecuencia que estos hombres sc veían precisados a recurrir al amo en solicitud de prestamos. Entonces contraían el de- ber de trabajar cn las posesiones dei boyardo, cn pago dei buey, dei caballo o dei arado que recibían, Uegando, dc e.se modo, a fuerza de endeudarse, a ser considerados casi como esclavos; se les Uamaba zakup. Conforme a la ley antes cituda, “el amo tenía el derecho de

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H is to r ia del F e u d alism o

ff. * ví.

X

golpear a estos scmiescíovos, por cualquier negligencia en que tncu- rricscn” . Si trataban de escaparse, se convertían por ese solo hecho en esclavos verdaderos. El “ zakup” sólo podía servir dc tcstigo cn los tribunalcs cuando no había testigos libres.

Dc lo anterior se deduce que en los tiempos del Código Ruso (Ruslçaya Pravda) existia la posesión rural cn gran escala, que sub- >^gaba a la población campesina cn masa, al grado de que la po­blación solía depender enteramente del dueno de la referida posesión. Así fué como empezó a nacer en Europa Oriental el sistema feudal.

COMERCIO PIRATA Boyardos y príncipes se enriquecieron no tan CON BIZANCIO, EN sólo merced a esa explotación que ejercian so- LOS SIGLOS X Y XI bre la masa de habitantes, sino tambicn gracias

a que por otra parte cobró importancia el co­mcrcio pirata, especialmente allá por los siglos X y XI. Las más notables empresas militares de los primeros príncipes de Kief, se hallan relacionadas con cl comercio bizantino. Los príncipes rusos invadieron muchas veces el territorio de Bizaneio, y sus bandas ar­madas regresaban, despucs de la victoria, cargadas de botín. Pero Bizaneio era en los siglos X y X I tan fuerte, que las mcncionadas incursiones no siempre triunfaban. De manera, pues, que para obte­ner las mercancias bizantinas, que consistían en paüos finos, oro y vinos, tan codiciadas por los príncipes y los boyardos, fué neccsario que en lugar de las incursiones se abriera paso el comercio con los griegos.

Uno de los emperadores bizantinos nos dejó una descripción por­menorizada de lo que fuc este comercio de Ios rusos con los griegos. Cuenta allí que durante la primavera, las ligeras embarcaciones dc los mercaderes rusos, venidas de diferentes poblaciones (Novgorod, Smolensk, Lubich, Chernigov, Vishgorod), se reunian cn Kief. En junio salían en largas flotillas por el Dnieper, rio abajo. Para esca- parse de los frecuentes raudales, barcos y mcrcancías, por igual, eran remolcados a tierra. Luego volvian a bajar por el rio, a lo largo de la costa del Mar Negro, ya fuera a remo o por medio de velas.

En el camino les era menester vivir alertas contra los ataques de los nómades, quienes acochando las caravanas de los rusos por las turbulentas aguas del Dnieper, las perseguian a veces casi hasta el Danubio. A través de cstc “atroz cuanto peligroso y arduo camino” , los mercaderes rusos llegaban a Bizaneio.

El comercio con Bizaneio en esa época, se hallaba condicionado por tratados, siendo los principcs los que participaban más activa­mente en dicho comercio. Los productos rusos gozaban de gran de­manda en Constantinopla, particularmente los dc la caza y la agri­cultura, pues hay que decir que los príncipes exigfan siempre a la población vasalla como tributo, ya fuera piclcs, cera o mid.

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A este respccto, poseemos el cuadro extraordinariamente m er> diaho que los anales registran accrca de la muerte del príncipe Igor, donde sc cuenta cómo los príncipes rusos csquilmaban a sus súbditos. Tras de haber conquistado a los drevlianos, dicho príncipe les impuso un tributo que consistia en “una piei de marta negra por cada estan- cia o dominio” . En un principio, los drevlianos aceptaron paciente­mente y pagaron; pero cuando Igor, después de haber recibido él tributo vo lv ió con igual demanda, Ic « drevlianos agredicron a su guardia y lo ajusticiaron amarrándolo a las copas de dos árboies doblcgados, que al soltarse lo dcstro7^ron. ;

Pero la mercancia que por entonces constituía el principal reiv* glón del comício, no eran las pieles, la miei ni la cera, sino los esclar* vos. Los príncipes rusos Uevaban esa mercancia vivientc a Constan­tinopla, que era cn aquel tiempo el mcrcado de esclavos más grande que existia. Las continuas guerras emprendidas por los rcíeridoe príncipes contra turcos, eslavos y finlandeses, no tuvieron más obje­tivo que obtener dicha mercancia. Eran verdaderas cacerías de escla­vos. pues a la postre de cada campana, cl príncipe regrcsaba dueno de innumerablcs prisioneros.

Así, pues, los príncipes rusos en un principio no fueron tan sólo terratenientes, sino además duenos de esclavos y traficantes en el ramo. Ei_d^am)llp de.la esclavitud no cambió la base feudal de Ia

:'primitiva sociedad rusa, porque el esclavd era un objeto de exporttf- ‘ cion; no servia, como cn otras partes, a manera de energia para la

industria doméstica. El tráfico de esclavos enríqueció a las clases j* reinantes de la sociedad, arruinando de paso a las masas, pero tendió 1 más bien a crear una sociedad poseedora de esclavos.

LA LUCHA DE CLASES EN Esta profunda diferenciación del trabajo LAS CIUDADES RUSAS originó, durante los siglos X y XI, la

creación de centros urbanos en Eusia. Algunos de ellos, sobre todo Kief, alcanzaron grandes proporciones. La población de esas ciudades quedó dividida en dos clases profun* damente distintas entre sí. A la cabpza de la sociedad urbana figu- raba el traficante dc esclavos, y el príncipe defendia los intereses de esos traficantes, cuyas vidas, junto con la propiedad que tenían, estaban protegidas por el Derccho Ruso, que castigaba de modo severo los atentados contra ellos. El ascsinato de un dueno dc esclavos era castigado con una multa de dieciscis veces más gravosa que la que se pagaba por el dc un simple campcsino. I

Por otra parte, el elemento indigente de la ciudad dependia del rico. Las ciudades rusas dc los siglos XHT y XIV, refugiaban en su seno a poblaciones más bien vastas, cn Ias que estaban incluídos artesanos, modestos comerciantes y ^abajadores sin oficio definido, quienes acababan endeudándose con el rico. Este les prestaba dinero

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con un rcdito exorbitante, forma de csckivizar al pobre. El resto de lu población no sufria mcnos a causa de las exacciones de los prin- cipes, quicnes se apodcraban poco a poco del comercio de la sal, ven- dtóndola a precios exageradamente elevüdos.

Dc ahí nacieron cl descontento general y las frecuentes protestas populares. La primera do ellas surgíó en 1068, provocada por les des­calabro« dei príncipe dc Kief, Isiaslavo, en su combate con los nôma­des polotsianos. Viendo que el príncipe í5c negaba a darles flechas, decidieron destruir la cárccl dei mismo, quien huyó aterrorizado. Un aAo más tardo regresó L«siaslavo, acompanado de las tropas dei prín­cipe polaco; recobro su trono y castigó con indecible crueldad a Ic» que habían participado en la rebelión.

Habían transcurrido cuarenta anos, cn U13, cuando estalló otra insurección en Kief. Los elementos mcnesterost» fueron los primeros en dcrrumbar las moradas de los usureros y de los funcionários dei príncipe, haciéndose necesario que este ofreciera algunas concesion^ para acallarlos. Vladimir Monomaj expidió al fin un edicto, redu- cicndo el interés sobre préstamos y mejorando la posición de los dcudores. Dicha ley pasó a formar parte dei acervo contenido en la Ruskaya Pravda, código de derecho común.

LA INFLUENCIA En las poblaciones dei dominios de Kief, surgió a BIZANTINA la sazón una cultüra muy elevada. El botín, unido

al comercio, había enriquecido al estrato superior de los habitantes, de tal modo que las glorias de la suntuosa capital de Kief, las festividades, con especialidad las de Vladimir apodado el “Sol Rojo*’, que acostumbraban colmar de generosos presentes a sus “valientes soldados”, eran celebradas en cantos populares que mere- cieron el nombre de "builinas” . Estos cantos los componían los can­tores ambulantes, en loor dei heroísmo de sus diversos caballeros.

Hubo pueblos que influycron en la vida de príncipes y boyardos, principalmente Bizancio. Los esplendidos atavios principescos se con- feccionaban con telas bizantinas. De idêntico origcn fueron los arte­sanos que enseiíaron en Kief a construir edificios do piedra, de los que quedan aiín en dicha ciudad algunos ejemplares, pertenecientes a los siglos X I y XII. Bizantinos fueron también los artistas que decoraron con frescos y mosaicos las paredes de esas construcciones. Los pcndientes, diademas y otros ornamentos, a menudo cuajados de esmeraldas, perlas y piedras preciosas, se hacian siguiendo modelos bizantinos.

Las monedas rusas se acunaban en aquel tiempo conforme a pa­radigmas gricgos. Bizancio legó asimismo a Husia el lenguaje escrito y la ciência. Por último, príncipes y boyardos adoptaron allí la nueva religiôn, o sca la cristiana, pues la antigua religiôn de los clanes esla­vos consistían en creer en numerosos espíritus, de Ic« cuales se espe-

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rabo el bienestar de la Humanidad. A medida que se fué desarro=r: liando la agricultura, se adorô más y más a los dioscs de quienes dependia la cosecha: Sun-doshbog (el dios de la lluvia), Stribog (dios del viento), etc. Todos los dias de fiesta dc los eslavos se refe- rían a ocupacjone» de carácter agrícola o cosas relacionadas con cl ano, ya sc tratara dc la siembra, dc rccolectar la mies, o bien del equinoccio de inviemo o de ios primeros indícios dc la primavera. |

^ A l aparecer la clase dc los explotadores, la religión de los labra- dores perdió el carácter que tem'a en el clan primitivo y comenzó a extenderse, ai mismo tiempo que la religión cristiana, el instinto ■ comercial cntrc las clases imperantes. La influencia bizantina que • así se manifestaba, hizo que a principios del siglo X existiera en K ief la prim^a iglesia ortodoxa. *

Fué Bizaneio, en suma, la que fomentó con mayor ahinco el cristianismo en Eusia, pues de ese modo los gobemantes esperaban someter más fácilmente a sus peligrosos enemigos. La aceptaci^n del cristianismo significaba para los príncipes rusos un paso más en la senda dcl acercamicnto hacia Bizaneio. Además, los susodichos príncipe abundaban en la opinlón de que la Iglesia bizantina, a Ia vez que servia dc apoyo al trono del emperador, santificaría su pro­pio poderio, poniéndolo a una especial clevación ante los ojos de sus! súbditos. i

A fines dcl siglo X, cl príncipe de Kief, Vladimir, en companía de toda su guardia real, se convirtió al cristianismo, a raiz dc lo cual se inició la conversión de masas enteras de gentes. Obedcciendo a una ordcn del príncipe, toda la población de Kief, pobres y ricos, mendigos o trabajadores, se reunió a orilias del Dnieper para ser a llí; mismo bautizaba. Lo propio succdió en las demá.s localidades y aldeas ' del reino. £n casos de resistcncia se recurrió a la fuerza armada, ya que el sacerdote griego podía, armado a su vez de la cruz, fundar sus argumentos con ayuda de los soldados. Se cuenta en tomo al bautismo de los habitantes de Novgorod, que “mientras Putiata hacía cristianos con la espada, Dobrinia los convertia con el fuego” , pues los dos eran servidores del referido príncipe de K ief para tales ocasiones. l '

Las masas se negaron durante largo tiempo a accptar la religión de los boyardos. En Novgorod hubo hasta im mago que, no sin algún buen éxito, sc opuso al obispo cristiano. El príncipe, poniéndose de parte de la Iglesia, mandó reunir a todos los pobladorcs dc Novgorod en la plaza pública, y propuso que los que fuesen íielcs a la fe cris­tiana dicran un paso hacia adelante, yendo a colocarsc dcl lado del prelado. Y diciendo esto, agrega el cronista, “cl príncipe y sus solda- dos se acercaron hasta quedar junto al obispo, mientras cl populacho seguia al mago, habiendo un gran tumulto” .

£n las ciudades las clases bajas repudiaban la Iglesia cristiana,

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H istoria del F eudalismo 131

en tanto que en las aldeas no fallaban movimientos que se declara­ban con frecuencia en contra de los nuevos opresores. “Las revueltas se sucedían —dice un relato de aquella época—, y obispos, prelados y boyardos eran golpeados” ; lo que equivaJc a expresar que a obispos, prelados y boyardos por igual, se les consideraba como cnemigos co­munes de las masas laboriosas.

En tal virtud, el cristianismo, propagado por la imposición de las clases reinantes, no pudo modificar Ia escncia de la fe popular, pues del mismo modo que en la antigüedad, las masas seguían creyendo en los espíritus; contlnuaban adorando a los viejos dioses, aunque bajo nombres distintos, pues ocurría que muchos dieses del precris- tianismo adoptaban nombres de santos cristianos: Perun, que había sido el dios del rayo, se convirtió en el profeta Elias; Shitnided se transíormó en San Nicolás, apodado “el trabajador milagroso” ; San Jorge vino a ser el patrón de los hatos. Sólo se conservaron tal co­mo se efectuaron en la antigüedad, las fiestas relacionadas con la labranza.

Saltaba a la vista que para la consolidación de la sociedad divi' dida en clases, era de primordial importancia la conversion de Rusia. De ahí que fuese cada vez más necesario el papel de la Iglesia como auxiliar de los explotadores. Con el tiempo ésta llegó a ser uno de los más ficles aliados de las clases dominantes. Los sacerdotes predica­ban obediencia al príncipe, afirmando que “todo el poder viene de Dios'’. Los monjes exaltaban en sus anales a los príncipes.

Por semejantes métodos, la Iglesia no tardó en amasar valiosas fortunas, pues además los habitantes tenían que pagar al Clero por bautismos, bodas y entierros, sin contar que de parte de los boyardos y los príncipes, la Iglesia recibía cuantiosas donaciones. Con el si­glo X I comienza a desenvolverse en gran escala la propiedad de la Igle. iia, especialmente la de los monasterios: el de Kief-Pechersky logró poseer comarcas enteras, incluso con “sirvientes” y toda suerte de personal.

Existió, pues, junto a la clase conocida de los terratenientes legos y la de duenos de esclavos, la de los terratenientes espiritual^.

EL ESTADO DE KIEF A fines del siglo X y comienzos del siglo XI, EN LOS SIGLOS X Y XI se hallaban en posesión de los príncipes de

K ief inmensos territories, comprendiendo todas las tierras pertenecientes a las tribus finlandesas y eslavas del Sur y del Este. Las “druzinas” , o sean las tropas al servicio del prín­cipe, constituían Ia fuerza que creó y dominó a este vasto Kstado ru.so. Las druzinas fueron formadas en los tiempos de las grandes campaíias militares; estaban compuestas por “gentes combativas” que habían integrado en la Rusia Occidental la clase imperante de la

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época feudaL La que militâba en K ief había sido fonnada por tribus de diferentes proccdcncias. En otros tiempos hubo en sus filas mu­chos varegas, así como otros tipos de pobladores de las cstepas dcl Sur. Las druzinas eran tropas dc caballeria, lo que les daba ima enorme preponderancia sobre los ejércitos de eslavos y finlandeses. Vivían dei botín y dei tributo recogido entre las poblaciones conquis­tadas. El gobiemo dei país sc sostònía cn primer lugar con los tribu­tos colectados entre los súbditos dei príncipe dc Kief. Más tarde los príncipes comenzaron a participar en la administración de la justicia, que hasta entonces había estado en manos dc los ancianos y que vino a constituir un fabuloso venero dc rentas para los citados príncipes y sus gobemadores.

No había comunicaciones entre las diferentes partes dei país, y a más de predominar allí Ia economia natural, eran muy pocas las gen­tes que sc dedicaban al comercio, pues formaban sector escogido. De suerte que la unidad dei país todo, dependia exclusivamente dc las druzinas, siendo siempre resultado incstable de la victoria de im prín­cipe 0 de otro.

Los príncipes repartían sus dominios entre sus herederos: pero de todos modos, cl príncipe de Kief estaba considerado como jcfe nato. Sin embargo, de hecho no ejcrcía ninguna hegemom'a sobre los demás principados, pues hay que decir que el país se hallaba dividido en grandes posesiones de ese gênero, siendo los más salientes el dc Kiev, el de Galitsky, el de Volinsky, el de Chernigovsky, que estaban ubicados en lo que ahora es Ucrania; había, además, los principados de Roslov-Suzdal y el de Novgorod, situados en las tierras eslavas y finlandesas dei Norte. Por lo que hace a la region de Novgorod- Severslsy, t ^ a un príncipe; pero dentro de ese principado existían Ias comarcas de Putivi y Kursk, que tenían a la vez sus propios príncipes. Cada uno de esos príncipes contaban con su *‘druzina’* y vivia en guerra con los demás dominios independientes.

Cada príncipe reinaba en su dominio por medio de su mUicia y el consejo municipal de ancianos respectivos. De vez en cuando in- tervenía en su reino la “veche” , especie de asamblea vecinal com- puesta de todos los habitantes libres. El poder decisivo, empero, se hallaba en manos de la casta militar, que tenía por jefe máximo al príncipe.

La estructura política dcl Estado de K ief durante los siglos X I y XII, recuerda mucho a los primeros reinos feudales dc los germa­nos, verbigracia el de los francos en tiempos de los merovingios. Sin emtergo, el papel que las ciudades desempenaban en el de K ief era un tanto más importante que el desempefíado por las dei reino de los francos.

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DECADENCIA DE LA A partir del siglo X II, Kieí pierde su impor- REGION DE KIEF tancia como centro principal de los tcrrítorios

eslavos de Oriente. A mediados de dicho siglo íuc tomada y saqueada por las tropas dcl príncipe Suzdal. A raiz dc esta derrota y de la invasion de los tártaros en el siglo X m , Kief perdió su categoria dc capital para ser una población de segundo orden. Las principales razones de su dccadencia, junto con la de los antiguos pobladores rusos, íueron:

1) Ei cambio efectuado en la dirección de las rutas comerciales durante los siglos X II y XIII. Las Cruzadas habían cstablecido rutas directas desde la Europa Occidental a Levante. Habiendo perdido Bizancio su importancia como centro principal de comercio entre Oriente y Occidente, el más importante dc los compradores de escla­vos y de materias primas habia quedado en la ruina.

2) La expoliación de la región del Dnieper a manos de los nóma> des pechcnegas y de las hordas polovtsianas; esta invasión tártara vino a consumar la ruina de Kief y dc los antigu(^ pueblos rusos.

Fuera de esas dos razones básicas, existieren como tercera razón las guerras incesantes que los príncipes rusos hacian para conquistar tierras y csclavos.

Durante el siglo X II surgicron en Europa Oriental nuevos cen­tros: el Novgorod Rus del Norte; el del Noroeste y en el Surocste cl de Ucrania, csto es, los Estados de Volyn-Galitsky, al paso que la Dorada Horda Tártara impcraba cn el Sureste.

C Ü E S T I O N A R I O :

Describase la agricultura del período dc Kief.

íQuicn labraba la tierra de boyardos y príncipes?

;,Qué rasgos feudales pueden notarse en esta época de Kief?

;.En qué consiste que a los rusos dc Kief no se les considere como una sociedad poseedora de esclavos?

^Cómo se cxplica la agudización de la lucha de clases en los centros urbanos?

;.Por qué aceptaron los príncipes y los boyardos el cristianismo y cómo se propagó éste?

;Cuáles íueron las razones de Ia decadencia del reino dc Eâeí?

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XXIII.-LOS TARTAßOS y LA ORDA DE OROORIGEN DEL IMPÉRIO En los comienzos del siglo X II se desarro- MOGOLICO Uaron en Asia acontecimientos de suma im­

portancia que afectaron los destinos de la Europa Oriental. En lugar de los multiples dominios íeudales de árabes y turcos, surgió el gigantesco Estado mogol, el cual se extendió dcsde la Gran Muralla china hasta la Europa Central. Este imperio fué fundado por los mogoles, pueblo nômada venido de las Uanuras oriental«ís del Centro de Asia.

Entrado el siglo XII, el sistema del clan mogol se había desinte­grado, recaycndo la dirección de las tribus bajo \ma clasc feudal superior. La referida clase vivia de la explotación de los hombres que componían la tribu, cuando no del producto de incursiones a las co­marcas agrícolas vecinas. Los senores feudales del Estado mogol guardaban estrcchos lazos con China, pues a menudo entraban a ser­vir a las autoridades chinas tropas dc mogoles para resguardar de ias incursiones de otros nômades las fronteras de China. Del siglo X II al siglo X in , Temuchin, uno de los príncipes mogoles, reunió bajo su mando, por la fuerza de las armas, a un grupo considerable de tribus mogoles, lo que le permitió pasar de las meras incursiones de rapiiíâ a la conquista verdadera de la tierra.

Los dominios feudales que a la sazón se haUaban en manos de árabes y turcos y presas de ima aguda lucha de clases entre senores feudales y trabajadores, sc vieron en la imposibilidad de resistir a la invasión de los mogoles. Así, en un período sorprendentemente corto, fuc conquistada una inmensa región. En 1215 las tropas de Temuchin tomaron Pekín, y en 1221 habían conquistado ya el Asia Ccntral con sus grandes industrias y centros comerciales, Samarkan- da, Bujará y Ugrenche.

En el transcurso dc estas campanas, los mogoles crearon la fuerza militar más poderosa de aquel tiempo, compuesta, además de mogo­les, por tribus tártaras cn gran número, de Turquestán (*)..

El ejército mogol estaba bien armado. Artesanos persas y del Asia Central lo proveían del equipo militar necesario. Los m ogol« eran formidables como enemigos, temibles no sólo en campana, donde era muy difícil resistir al compacto empuje de su caballería. Su ma­yor habilidad consistia en poner sitio a ciudades y castillos, valiéndc^ de enormes catapultas y batanes para abrir brecha. Asimismo se distinguían en el arte de minar o soca\^ las murallas de las ciudades.

( ‘ ) Los tárteros constituian una parte tan considerable entre las tro> yaa mogoles, q w los nuavos conquista<}orcs eran llamados coa írecui:ncia, eti' peeialmente en Occidente, tártaros y no mog:olcs.

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LA CONQUISTA DE TIERRAS En los primeros veinte anos dei si- RÜSAS POR LOS TARTAROS glo XIII, Chinguisján, o sea ei Gran

Príncipe, como se llamaba a Temu- chin, envió a dos de sus lugartenientes por el Cáucaso a las Uanuras •;dei Mar Caspio. Los tártaros derrotaron allí a los polovtsianos y a los principcs rusos que los apoyaban. Con todo, los tártaros no pu- ,dieron permanecer en las estepas rusas, y en consccuencia tuvieron que regresar a Asia.

Tras la primera campana dc reconocimiento, nuevas fuerzas mandadas por Batu, nieto de Chinguisján, avanzaron sobre Europa Oriental. Habiendo subyugado los búlgaros dei Rio Kama y cstable- 'ciéndosc en las estcpas dei Volga, los tártaros conquistaron (1237-38) los principados rusos dei Noroeste. Las ciudades que opusieron re- jsistcncia fueron reducidas y saqueadas. Sin embargo, los tártaros no llegaron hasta Novgorod; viéronse detenidos por las inundaciones de primavera. Después de fijar ei tributo que las regiones conquis­tadas debían pagar, los tártaros regresaron a las estcpas. j

En 1239-40, los tártaros asoiaron las rejjiones del Sur (Ucrania), obligando a los príncipes suriancs a reconocer su hegemonia. De ese modo, casi toda Ia Europa Oriental quedó unida bajo la íérula tártara, |

LA HORDA Establecidos en las estepas meridionales, los tártaros se DE O R O mczclaron con los habitantes de la localidad y de la ,

region entera. La Horda de Oro, como se dió en llamar .al Estado feudal creado por ellos, quedó en un principio bajo la directa ^dependencia de la Gran MogoUa; pero con el tiempo se emancipó for­mando un Estado independiente. La aristocracia feudal tártara era •- la clase predominante en la Horda y la propietaria de grandes rebanos í y de muchas tierras. La principal ocupación de los pobladores con- j sistía cntonces en la cria de ganado, aunque la agricultura se hallaba . igualmente muy desarrollada. En las regiones meridionales, donde j escaseaba la lluvia, se empleaba la irrigación artificial, para lo cual se construyó un complicado sistema de prosas y canalcs. En la Horda dc Oro vivían numerosos artesanos persas y asiáticos venidíM dei Centro de Asia. El comercio con Oriente, que había sido intemim- pido desde Ia caída dei reino de los kozares cn cl siglo X, sc reanudó alcanzando enormes proporciones. Los mercaderes de la Horda em- prendían por el Volga viajes al Mar Caspio y hacia Persia, iban en caravanas hasta Amur y Sir-Darya, dirigiéndose do allí a Caracorum.Sarai, capital dc la Horda y centro de todo el Estado mogol, se hallabasituada cn una de las desembocaduras dei delta y llegó a ser una Jciudad populosa y muy rica. Existen todavia en el sitio que la mismaocuparu, grandes edificios en ruinas, adornados de dibujos a colores. 1En el mercado o bazar de Sarai se exponían, además de manadas de 'í

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caballos y artículos de cuero traídos por los tártaros, pieles do Rusia, costosos tejidos de Bujara y aun de la índia.

Sus lazos comerciales con Asia hicieron que la Horda de Oro cayera bajo la influencia de esa cultura. En los comicnzos los tártaros empleaban para escribir caracteres chinos; pero más tarde adoplaron los persas. Y por úJtimo, en cl siglo X IV adoptaron la religion del Lslam, tomándola del Asia.

La Horda era gobemada por khan, jerarquía que corresponde a la de príncipe, cuya autocracia ilimitada ha sido descripta con énfasis por todoj los que come Plano Carpini, famoso mercader italiano, \áa- jaron por aquellas regiones, Los khanes tenían, sin embargo, que reconocer la hegemonia de la aristocracia feudal tártara, cuyo poderio sobresalió especialmente en los siglos X IV y XV.

El sistema dc gobicrno de los tártaros se hallaba influído fuerte- mente por China, A l servicio de Chinguiskan militaron muchos ofi- ciales chinos. En cuanto al complicado sistema de exigir el tributo a los pueblos conquistados, fué copiado de los chinos y de los persas.

t LA TRIBU En los territorios rusos, los tártaros siguieron la táctica' TARTARA de dejar a los príncipes rusos primitivos en posesión de

sus dominios, aunque ya como vasallos dcl khan; es decir, . la población entera tenía que pagar tributo a los tártaros. Para facl- litar esto, organizaron una especie de censo dc todos los habitantes.

Unicamente los sacerdotes se hallaban exentos de pagar tributo. Por otra parte, el tributo no era la sola carga impuesta a los pobladores; existia además el pago de derechos sobre todas las mercancías Ueva-

; das al mercado para su venta. Pueblos y ciudades tenian que pro>í porcionar lugares de hospedaje o postas para que pudiera disponer

de cabalgaduras listas la oficialidad tártara. Asimismo fué organizado 1 el correo tomando la idea de los chinos.f En un principio cobraron los tributos por conducto de mercaderes

orientales; pero más tarde se valieron de los vasallos, es dccir, de los príncipes rusos. El sistema de tributo tártaro se mantuvo en el Estado moscovita hasta el siglo XVII. Los príncipes rusos continuaron exi- giendo a la población todas esas contribuciones, aun ya consumada la “liberación” del yugo tártaro.

EI pogromo, o sca el motín organizado por los tártaros, y el tri­buto gravoso que éstos imponían, acabaron por frenar en los territorios rusos el desarrollo econômico; todo, desde las multitudes enviadas al cautiverio y el traslado por fuerza dc artesanos para la Horda, hasta Ia confiscación de ganado, tendía, naturalmente, a retardar el desen- volvimiento econômico del país. Pero lo que la férula tártara retardó

: de modo especial, fué el crecimiento de las ciudades o centros urbanos.

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H is to r ia del F e u d alism o

C U E S T I O N A R I O :

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^Cómo surgió el Gran Império Mogol?

^Cómo pueden explicarse las victorias de Chinguisján?

^En qué consistia la estructura económica de la Horda de Oro?

^Cómo era gobernada la Horda?

^Cómo sc hacía el cobro del tributo exigido en territorio ruso?

^En qué forma afectó la férula de los tártaros al d^arrollo eco­nómico de Rusía?

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XXIV. - LOS SENORES FEUDALES y LOS CAMPESINOS, EN LOS SIGLOS XIII y XIV

LA AGRICULTURA fin el siglo XTEI quedó finalmente establecido el tsistema feudal en casi toda la Europa Oriental

Entonces sur^ ieron las relaciones de dicho sistema en principados co­mo Volynski, Galitszy y Novgorod, así como a orillas del Oca y del Volga. I..a clase dominante confisco Ias tierras y subyugó a las masas que las trabajaban.

Para formamos una idea de Io que fué el sistema social y eco­nómico de la época, vamos a examinar Icb principados del Noroeste:Rostov, Suzdal, Murom y Ryazan. La agricultura seguia siendo allí la ocupación principal de los habitantes. En los espacios que queda­ban entre bosque y bosque, se levantaban ruinosos caserios, a menudo compuestos de varias chozas, cuando no de ima o dos a lo sumo. En lugares donde abundaba la tierra cultivable, el sistema de labranza más extendido era el llamado de “quema” . Pero la tierra comenzaba a escascar, y los campesinos, en vez de dejar las tierras arables ya quemadas, como lo habían hecho hasta entonces, destroncaban los terrenos, o como decían ellos, “ rasgaban los árboles” . Esto nos da el origen de la {^abra rusa **dierevnaya”, que quiere decir aldea: de dierevo, en ruso “madera” . De suerte que una aldca cra allí un pa- raje previamente limpiado de arboleda.

Habitualmente la tierra de cultivo no era fertilizada, sino que se abandonaba por algunos anos hasta que sola recuperaba su fertilidad.En cl siglo X IV aparece en las regiones más estables el sistema lla­mado “de tres laboreos” .

Los principales aperos de labranza eran el arado de paio y un roturador de lo mismo. El maíz se cortaba con una hoz de hierro.Había muy poco ganado; pero se empleaban ya los caballos en las siembras, y proporcionaban alimento a la población las vacas y las cabras de ordefia.^ Fuera de la agricultura, los campesinos se ocupaban en otras co­

sas: colocaban cepos o trampas para cazar los diversos animalés que entonces abundaban en los leques, por ejemplo el castor, cuya exis* tencia era frecuente en las márgenes de los rios de la zona central; además, practicaban la pesca y el cultivo de la abeja.

El arte de esculpir en madera se había propagado mucho. Existia madera cn gran cantidad, matcria que en aquellos tiempos desem- pefiaba un papel dc importancia cn la economia. Por otra parte, el metal era muy raro y sc usaba tan sólo para fabricar armas y ciertas herramientas, por lo regular para calzar lanzas, flechas y arados.

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PROPIEDAD RAIZ DE Cada aldea poseia sus tierras arables pro> BOYARDOS Y PRÍNCIPES pias, campos de heno, selvas, ríos, pcsque-

rías, al mismo tiempo que colmenares. Los lindes de las posesione; se senalaban a veces mediante fajas de tierra o marcas hechas sobre árboies. Había aún muchas tierras bal­dias y no se habían definido bicn todavia las pertencncias dc las aldeas. Los terrenos indivisos pertenecían a la çomuna campesina, la cual ejercía cn esos tiempos algún poder.

La clase de terratenientes en grande escala sobresalía de la comu­na, y en las posesiones de ellos se notaba un incremento considerable, comparado con el de los siglos X I y X IL Los boyardos y los monas­terios tomaban por la fuerza las tierras de los labriegos, cuando no sucedia que los príncipes les concedian tierras a esos campesinos, a quienes maniataban finalmente por medio de préstamos dc que nunca se salvaban. Las tierras calificadas de “negras” y que no pertcnecie- ran a los senores temporales o cspiritualcs, eran consideradas como propiedad dei príncipe. Dc modo que las escasas pertenencias de la­briegos libres que todavia cn cl siglo X II existían, casi desaparecieron. La tierra, en suma, pertenecía a los boyardos o al príncipe. ^Cómo vivían y dirigían su economia estos terratenientes?

EL "VOTCHINA" O BIEN P A T R I M O N I A L DEL PRINCIPE DE M O S C Ü

Trataremos aqui solamente de los terra­tenientes máximos, es decir, de los prín­cipes. Tomemos por ejemplo uno de los principados rusos, el de Moscú, que con

el tiempo cobró tanta importancia. He aqui una descripción de lo que era en él siglo XHI:

'*Las márgenes dei Río Moacova se hallaban cubiertas por sel­vas vírgeneft. Las tierras bajas eran unos pantanos, al grado de que exwtô hoy en la ciudad de Aíoseú un lugar que lleva el nombre de *‘Boloto’\ que significa **ciénaga*\ No hubo grandes campamentos dentro dei territorio de este principado. En el sitio donde el Rio Ne- glinaya cae al Afoscova, se levantaban sobre una colina enormes edi­ficios de madera. La cumbre de esa colina se hallaba rodeada de pálizadas de encino, con íorre$ y aspilleras. Las entradas, dotadas de portones cubiertos de hierro, estaban defendidas por guardiaíi. tro de las murallas habia edificios de madera: moradas, almacenes y ■uno iglesia, todos apinados en desorden. He ahí el castillo dei prín­cipe de Moscú. No puede decirse que fuera muy grande, pues apenas comprendía en (ixtensión la tercera parte de lo que hoy ocupa el Kreinlin. Las selvas comenzaban casi de. sde el pie de las murallas. Sin embargo, los dominios dei príncipe de Moscú eran vastos. Po- seía bodegas abarrotadas d.> provision^.'}, grasas, harina y cueros, la mayor parte de lo <nml procedia de los campesinos que habitaban en los dominios dei príncipe. Traíanle todo el trigo, la avena y la fibra

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que necesitaba; también le iraian came, manteca, cueros, telos, hon- gos y cerezas, en pago del “obroc” , o sea la renta en enpecie.

"Además, el principe obtenia algunos de los productos cosechán^ dolos en sus proptas posesiones, y era dueno de multiples manadas de ganado caballar y hatos de ovejas o ganado vacuno. Los campos labranlios del príncipe eran cultivados por campesinos pobres e in- diiyiduo.f ^^obligados’* por ciertos vínculos de bienes del principe. Vnos y olros se veían precbsados a arar las tierras del senor y sem­brar en eiios maiz; ademáít, debian levantar la cosecha y acarrearla hasta la granja senorial, d^.sgranarla y vaciarla en las trojes. Los campesinos tenian también que cortar el rastrojo y el hcno para las cuadras del principe. iPara qué habia de poseer el principe .teme- janteii e.rten,^ones de tierras arables, cuarCdo podia obtener de los campesinos todo lo que nec.esitara?

*‘A esto se debia qun la faena de la corvée era relativamente Ur gera. Existían quehaceres mucho más pesados para los campesinos; verbigracia: cuando la cosa del principe requeria algunas reparacio“ nes, los campesinos tenian que ir a derribar drboles, coTwtmir, cavar fosas, levantar paredes o parapeios de adobe. Y si al principe se le ocurría salir dc cacerta —uno de stts pasatiempos más favoritos— los campe«nos tenian que prepcrar o acorralar la picza. Los casado- res y palafrerteros del principe “no sólo se hospedaban en las chozas de los campi’.nnos, sino que alii misTno alimentaban a las jaurias, ho- yando de paso los sembrados de los labriegos’*. Los pescadores del principe obligaban a dichos campesinos a que les asistiesen en sus redadas.

“Caíí todas las necesidades dcl principe eran cubie'rtas por el trabajo y la renta de los campesinos. Para la manufactura de artícu­los tenia artesanos, entre los cuales habia hasta esclavos, pero tarn- bién libres, que recorrian cliente por cliente.

“El Estado producia casi todo lo que se necesitaba en el kogar. Sin embargo, algunas de las cosas, tales como telas fiTias, ornamentos de oro y plata, etc., eran importadas de Europa Occidental o de los dominios tártaros. Las armas: armaduras, cascos, daga y lanzas, las traian de países lejanos de Oriente o de Occidente.

*XOS HUERFANOS" DE Las inmensos pertenencias de boyardos y L O S MONASTERIOS clérigos diferian muy poco de las del prin­

cipe. Existe un documento sumamente inieresante que data de fines del siglo X IV , en el cual se relata la posición que en esos m om ^tos guardaban los campesinos con respec­to a las tierras de los monasterios.

"Según ese documento, los labriegos de uno de los conventos (a los que. se designaba con el nombre de **huérfaTios del monasterio'*) se dirigían al Metropolitano, que era el prelado en jefe de la Iglesia

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ortodoxa, quejándose de que el nuevo superior del convento era muy crufíl con ellos. Deseando jija r las obligaciones que antes íenian los campesinoíf, ae había pedido aí viejo abad que las definiese. Deáase a ese respecto: “Los comptísinos rkoy pertenecieníes a ía aldea del monasterio, tenían que decorar el templo, rodear con cerca el monas- terio y el caviposanto, levantar edificios, arar las tierras de la abadia, además de sembrar, cosechar, acarrear y cortar el heno írayéndolo el monaaterio. Por Pascuas y el día de San Pedro debían iraer algu- no.<c presentes al abad. Los campesinos qtte no poseían ccbalíos, te­nian que moler el trigo, cocer el pan, moler la malta, elaborar la cen^eza y trillar el ccnteno. Sí el abad daba fibra de lino a los villo- rrios, éstos tenían que tejer redes y sedales. En las festividades de la lgle.<fia, todos los ccseríbs debían contribuir con una temera; en cierta ocoídón los campesinos pedian al abad la venia de reemplazar la ter” nera con tres cameros, Zo cuál el referido abad consentia, viendo ‘*que por el momento no había menester de ella”. Cuando el abad iba a los poblados, los habitantes tenian la obligación de dar a sus cabalgadu­ras el pienso, usando como tal la avena. He aqui lo que Cipriano, el Metropolitano de todas las Rusias, decía a los campesinos y al abad: "E l Abad debe gobemar a los “huérfanos^', y los *%uérfanos** deben obedecer a su Superior, ejecutando las labores jnonasteriales**. Esos eran los *"huérfanos” que pagaban renta en especie y desempenaban quehaceres oblipatorios, aunque viviesen en los dominios de otros boyardos con patrimonio familiar.

"LA ESTANCIA DEL A l lado de esos grandes domínios de boyar^ P O M E S C H C H I K " dos y monasterios, existían otros de peque­

nos terratenientes, los ‘progenitores de los boyardos*', llamados **pomeschchik” en tiempos ulteriores. Son muy numerosas las descripciones de esas pertenencias; daremos a conti- nuadón la de una que se hallaba ubicada en la región que actual­mente ocupa Leningrado.

"La vasta estancia del pomeschchik estaba situada en un vülo- rrio. Junto a ella había otra estancia, donde vivia su ‘*obligado’\ La tierra del pomeschchik la cultivaban los siervos; no era extensa; ape­nas tan grande como dos parcelas de labriego juntas. El resto de las pose.<tiones del terrateniente estaba ocupado por parcelas de campe^ sinos. En total, poseía tres estancias campesinas, en el villorrio y en las aldeas.

*%os campesino's pagaban ol latifundista veinticuatro cuévanos de maíz al ano, más trece de cebada y trigo. Sobre eso, todavia le entregaban al amo diecvtéis cargas de came y forrajes; siete reses descuartizadas; veiníiún borregos padres; trece cuartos delanteros de carTtero; veintiocho piezas de caza menor o aves; treinta y nueve

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quesos grandes; ocho poncheras de hutiro; tres hrazadas de ßbra de lino, y diecinueve barriles de cerveza'*.

LOS ESTADOS FEUDALES EN RÜSIA, Tanto entre los grandes co- DURANTE LOS SIGLOS XTO Y XIV mo entre los pequenos terra^

tcnicntes, predominaba por entonces la economia natural. Unos y otros vivían a costa dei cam­pesino, el cual recibía determinada parcela y los apcros correspon- dicntes. De dicha parcela ora preciso cubrir las neccsidades dei la- briego y su familia, después de satisfcchas los dei amo. En esa época los trabajos a latere no requerían mucho tiempo adicional, pues éste se introdujo por primera vez en los campos labrantíos monásticos. En cambio, los servieios prestados en la mansion del amo o en sus bosques, resultaban execsivamente gravosos. La más pesada de to­das esta obligaciones, en fin, era la renta pagadera con el desempenó do labores personales.

La técnica, tanto agrícola como artesana, era cn extremo pri­mitiva. Ei intercâmbio no se había desarrollado mucho. Todos estos rasgos fundamentales de la agricultura rusa de los siglc« X III y XIV, nos recuerdan la cconomía feudal de la Europa de Occidente, dei si­glo IX al siglo XI.

LOS CAMPESINOS, SU LUCHA Los campesinos luchaban dei CONTRA LOS SEÃORES FEUDALES mejor modo que podían contra EN LOS SIGLOS Xin Y XIV la confiscación de sus tierras

por los sefiores feudales y cl acrccentamiento de sus obligaciones. kitcntaban apelar ante el prín­cipe, cuando no abandonaban sus parcelas, como a menudo ocurría. Esta suerte de lucha de clase.s era posible por la relativa escasez de población en las regiones que se extendían al Norte, al Este y al Sur, Se daban casos en que los campesinos trataban dc desalojar a los se­nores. Los informes que acerca de este particular sc han conservado, se refieren mayormente a la confiscación de las tierras por los di­ferentes monasterios de la época. Así, verbigracia, cuando algunos monjcs iban a establcccrse cerca de vma comuna de campesinos, éstos los expulsaban por la fuerza, temerosos de que el “piadoso príncipe” fuese a conceder a los citados monjes las tierras con todos los labrie­gos que ellas contenían. Hay que decir que a los senores feudales les hacía falta cicrto poder estatal que les permitiese tener a raya a las masas campesinas.

EL ESTADO El terrateniente que en Rusia explotaba vastas exten? FEUDAL sioncs de tierra, lo mismo que el de Europa Occidental,

gobernaba a todos los campesino.<? radicados en sus po­sesiones, y ya en cl período de Kief, junto con la propiedad adquiria

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potestad sobre el campesinado en general. Los boyardos y los monas­terios dc la época feudal acabaron, a su vez, de consolidar este poder adjudicándoselo, a tal grado que el dueno de la tierra tenía al mismo ticmpo cl derccho de juzgar y el de castigar al campesino.

Por su parte, ei príncipe confirmo en gracia cspecial esos dere­chos antiguos del latifundista. Muchas de estas concesiones monás­ticas, que datan de los siglos X III al XV, se conservaron hasta los últimos tiempos, asegurando en primer lugar el derecho de Ias cor­tes patrimoniales y liberando a boyardos y monasterios de toda cla­se de tributos y servicios llamados de príncipes.

Para sujetar a los campesinos a la ob^iencia, el senor feudal hubo de poseer una íuerza militar en regia, por lo cual la organizo entre sus mismos servidores, pagándoles en cspecie, frecuentemente con parcelas. El senor feudal necesitaba también estos servidores para combatir con los scüorcs feudales vecinos. La fuerza de cada senor se media por el número dc servidores que tenía. Otro tanto acaeció en la Europa Occidental cuando los senores feudales de menor ca­tegoria conccrtaban arreglos con acaudalados senores, convirtiéndose en vasallos de estos. De ahí que la aceptación de im servicio fuese siempre acompanada de vma ceremonia especial en la que “el ser­vidor debía hacer una profunda reverencia frente a su amo” . Todos los boyardos eran considerados como vasallos del príncipe, y a su vez tenían de vasallos a todos los que de ellos recibían tierra y siervos a cambio de algún servicio. A esos vasallos menores se daba en Rusia el nombre de pomeschchik. Así se fué creando allí toda una “jerar- Quía íeudal” , en cuyos grados inferiores se hallaba colocado el po­meschchik; encima de él se destacaba el boyardo, y más arriba toda­via descoUaba el príncipe. Todas estas categorias, por su parte, eran encabezadas por los “grandes senores” y los “grandes príncipes” . En el peldano más elevado de la escala se hallaba el khan tártaro. En esa jerarquía feudal estaban comprendidos, como cs natural, los se­nores cspirituales, pues el Metropolitano, como jcfe máximo de la Iglesia ortodoxa, tenía, en consecuencia, sus boyardos y sus servido­res. El obispo de Novgorod, por ejemplo, en sus inmensas posesiones disponia de un ^an número de boyardos y de pomeschchik, de tal modo que formó un regimiento particular que servia en el ejército de Novgorod bajo la bandera personal del obispo.

Con lodo, los lazos entre los diferentes dominios feudales no eran estables; no habia entre dichos dominios relaciones econômicas lo suficientemente fuertes; por eso resultaba difícil constituir un Estado grande y uniforme. Los senoríos rusos eran tan numerosos que vivían en guerra perpetua unos con otros. Cada quien atacaba con sus servidores armados los territorios de otros príncipes, desalo- jaban a los servidores de éstos, se robaban el ganado y saqucaban las propiedades.

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El Estado feudal cn Kusia era una organización de las clases do­minantes, con la cual é:átas lograban garantizar la sumisión y la con­tinua expoUación dc los campesinos. Sobre la bãsc de posesiones vas­tas, el sistema de la coerción extraeconómica y la explotación de las masas campesinas, la monarquia feudal existió a modo de union de dominios feudales extensos, que practicaba las mismas formas admi­nistrativas y de burocracia que los grandes príncipes. Lc» vasailos de los príncipes tenian mayordomos, jueces y escuderos que r^en- teaban sus asuntos, no sólo dentro dei campo económico, sino asimis­mo cn cl jurídico y en el militar. Los príncipes, a su vez, tenían sus Vasailos, boyardí» e ‘Tüjos de boyardos”, cn una palabra, cl Gran Príncipe de Moscú fitíuraba a Ia cabeza de toda la jerarquía dc prín­cipes feudales, boyardos e "hijos de boyardos” .

El gobiemo central dei príncipe moscovita ostentaba también un carácter privado de casa real. Tenía todo un séquito de funcionários, escuderos y otros sirvicntcs dei príncipe, además de los administrado­res de palacio, quienes regentcaban igualmente todos los asuntos de la federación dc principados subvasallos. Les estaba permitido en ocasiones “abandonar” a su senor principal, el gran duque de Moscú; puede citarse como ejemplo la partida dei príncipe Kurbsky, que pasó a ser vasallo dei príncipe dc Lituania.

IAS C I U D A D E S DE El crecimiento de las ciudades durante LOS SIGLOS Xm Y XIV los siglos X I al XII, provocado jwr el des­

arrollo dei comercio pirata, fué de muy corta duración. La invasión tártara asestó a dicho comercio un ru<^ golpe. Por lo demás, la mayor parte de las ciudades dei Noroeste de Rusia eran, en el siglo XIII, de insignificante importancia como cen­tros comerciales o de industria manual. Incluso las ciudades como Rostov, Suzdal y Murom, se hallaban lejos de alcanzar un suficiente desenvolvimiento. Sólo dei siglo X II al XIV, al operarse la scpara- dón entre la industria manual y la agricultura, pudieron los centros dei Volga y dei Oca comenzar a crecer, bien que lentamente debido al poco desarrollo logrado por la industria y el comercio en generaL Otro tanto ocurría con la importancia política de dichas ciudades. La asamblea popular de las mismas se reunia con poquísima frecuen­cia, pues los príncipes, con asentimiento dc sus senores respectivos, los khanes tártaros, no hacian ningún caso a la asamblea. En los ana­les dei mencionado período pueden notarse ya los conflictos de clase, surgidos en las ciudades cuando las asambleas vecinales constituye- ron un foco de rebelión. Recucrdense las insurecciones de Rostov, de Vladimir, de Yaroslavi y de Suzdal.

En la región del Noroeste, la situación era muy distinta, pues allí sí crecían las ciudades; durante los siglos X III y X IV se desarrollaron

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debido al comcrcio exterior. En esa época, Novgorod era el centro más grande de Europa Oriental

C Ü E S T I O N A R I O :

^Cómo sc practicaba la agricultura en cl Noroeste de Rusia du­rante los siglos X III y XIV? (Compárese la situación con la de los antiguos eslavos).

^Cómo se formó en el Nordeste de Rusia la posesión en gran escala?

iCuál era la condición que prevalecia entre los campesinos de los dominios de príncipes y boyardos? (Compárese con alguna de épocas primitivas).

^De qué grupos se componía la clase de terratenientes y cuáles eran Ias relaciones que los unían?

^Por qué se desmembro el Estado feudal de los siglos X III y XIV?

^Cuál íué cl papel que desempenaron las ciudades en el Nord­este de Rusia, del siglo X lII al siglo XTV?

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ÊXXV.-NOVGOROD LÀ GRÀNDE

«

NOVGOROD LA GRANDE En Rusia» las regiones del Norte y delY SUS TIERRAS Noro^tc se desarrollaron de modo m i^

distinto a las del Volga y del Oca. Del si­glo X in al siglo XTV, suTgiô el extenso Estado de Novgorod. Puede decirsc que desde las primeras centúrias de la historia de Rusia, o sea del siglo X ai XI, este centro cobró enorme importancia. Los varegas tem'an que atravesar Novgorod para dirigirse a tierras ûnlandesas y eslavas. Con la población local y nuevos fundadores se formaban alli destacamentos que emprendian incursiones a las regiones meridiona* les, cuando no se dedicaban a conquistar a las tribus finlandesas vecinas: Chudi, Vesi, etc. Mas con t<xlo, hssta. el siglo X II Novgorod r^resentô siempre menos importancia que los centros del Mediodía, especialmente Kief.

Í3 rápido crecimiento de Novgorod comenzó en el siglo XIH. Hallándose situada a orillas del río Volkhov se comunicaba por sus rutas fluviales con el Golfo de Finlandia; con las regiones septentrio­nales al mismo tiempo que con tierras del Volga. Se convirtió en un enorme centro comercial. La fuentc principal de las riquezas de Novgorod eran las comarcas del Norte. Desde Novgorod salían ban­das que se embarcaban con nimbo a las selvas septentrionales, donde sometían a los pobladores. Esos exploradores que en muchos casos eran ai mismo tiempo mercaderes, solían penetrar hasta el Mar Hela- do, o sea al Oceano Artico, y en los Montes Urales. Las selvas del Norte eran extremadamente ricas en animales de pieles finas. Los novgoroditas, sorprendidos 3lxiíc la abundancia de esa clase de anima­les, tenían costumbre de decir que en los Montes Urales los castores caían del cielo. Las pieles constituían el más preciado botín en las tierras que conquistaban. Ellos cn persona se dedicaban a ia caza y exigían tributo en forma de pieles a los nativos.

Se desarrollaron allí otras ocupaciones, además de las peculiares a la caza. La pesca y la Cciza de animales marinos se practicaban en las márgenes del río; pero de un modo especial en las play as del Mar Blanco. En la región del Divina se explotaban las salinas, y del Ural se obtenian la Uamada “Plata Kama” . Lo que principalmente tendió a enriquecer a Novgorod como emporio, íueron las minas de plata, únicas en toda la Europa Oriental, ya que en aquellos tiempos (antes del descubrimiento de América) los metales preciosos eran muy csca- sos y el costo de la plata elevadísimo.

Los monasterios tenían una gran importancia en la explotación de las tierras conquistadas, pues los monjes scguían las pisadas de los mercaderes, predicando el cristianismo. El monasterio de Solovetsky,

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debido al comcrcio exterior. En esa época, Novgorod era el centro más grande de Europa Oriental.

C Ü E S T I O N A R I O :

.Cómo se practicaba la agricultura en el Noroeste de Rusia du­rante los siglos X III y XIV? (Compárese la situación con la de los antiguos eslavos).

iCómo se formó cn cl Nordeste de Rusia la posesión en gran escala?

iCuál era la condición que prevalecia entre los campesinos do los dominios de príncipes y boyardos? (Compárese con alguna de épocas primitivas).

^De qué grupos se componía la clase de terratenientes y cuáles eran Ias relaciones que los imian?

^Por qué se desmembró el Estado feudal de los siglos X III y XIV?

iCuál fué el papel que desempenaron las ciudades en el Nord­este de Rusia, del siglo X III al siglo XIV?

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XXV.-NOVGOROD LA GRANDENOVGOROD LA GRANDE En Rusia, las regiones del Norte y delY SUS TIERRAS Noroeste se desarrollaron de modo muy

* distinto a las del Volga y del Oca. Del si­glo X III al siglo XIV, surgió el extenso Estado de Novgorod. Puede decirse que desde las primeras centúrias de la historia de Rusia, o sea del siglo X al XI, este centro cobró enorme importanci& Los varcgas tem'an que atravesar Novgorod para dlrigirse a tierras finlandesas y eslavas. Con la población local y nuevos fundadores sc formaban allí destacamentos que emprendian incursiones a las regiones méridiona­les, cuando no se dedicaban a conquistar a las tribus finlandesas vecinas: Chudi, Vesi, etc. Mas con todo, hasta el siglo X II Novgorod representô siempre men<« importancia que los centros del Mediodía, especialmente lÒef.

El rápido crecimiento de Novgorod comenzó en el siglo X IIL Hallándose situada a orillas del rio Volkhov se comunicaba por sus rutas fluviales con el Golfo de Finlandia; con las regiones septentrio­nales al mismo tiempo que con tierras del Volga. Se convirtió en un enorme centro comercial. La fuente principal de las riquezas de Novgorod eran las comarcas del Norte. Desde Novgorod salían ban­das que se embarcaban con rumbo a las selvas septentrionales, donde sometían a los pobiadores. Esos exploradores que en muchos casos eran al mismo tiempo mercaderes, solían penetrar hasta el Mar Hela-

^ do, o sea al Océano Artico, y en los Montes Urales. Las selvas del * Norte eran extremadamente ricas en animales de pieles finas. Los

novgoroditas, sorprendidos ante la abundancia de esa clase de anima­les, tenían costumbre de decir que en los Montes Urales los castores

del cielo. Las picles constituian cl más preciado botín en las tierras que conquistaban. Ellos en persona se dedicaban a la caza y exigían tributo cn forma de picles a los nativos.

Se desarrollaron allí otras ocupaciones, además de las peculiares a la caza. La pesca y la caza de animales marinos se practicaban en las márgenes del rio; pero de un modo especial cn las playas del Mar Blanco. En la región del Divina se explotaban las salinas, y del Ural sc obtenian la llamada “Plata Kama” . Lo quo principalmente tendió a enriquecer a Novgorod como emporio, fueron las minas de plata, únicas en toda la Europa Oriental, ya que en aquellos tiempos (antes del descubrimiento de América) los metales preciosos eran muy esca- sos y el costo de la plata elevadísimo.

Los monasterios tenían una gran importancia cn la explotación de las tierras conquistadas, pues los monjes seguían las pisadas de los mercaderes, predicando el cristianismo. El monasterio de Solovetsky,

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situâdo en varias islas dei Mar Bianco, llegó a ser el mas rico de los monasterios dei Norte. Un poco más al Norte, en el distrito de A^r- mansk, estaba situado el monasterio de Pechersky, el cual fué funda­do en el siglo XVL Se hizo inmensamente rico debido a la excesiva explotación a que sujetaba a los nativos. Cuando dicho monasterio fué saqueado por los suecos, a fines dei siglo XVI, éstos encontraron allí “cereales, dinero, vestimentas, telas, cibelinas y pieles de zorra; toda clase de muebles de lujo y otros objetos monacales, con un valor total de 55,000 rublos oro” .

EL COMERCIO DE A Novgorod se traian las mercancías más valio- NOVGOROD sas que era posible obtener en todo el Norte, y

de ella eran exportadas, en su mayor parte, a países lejanos. Los novgoroditas establecieron un tráfico de impor­tancia con las regiones inferiores dei Volga, cambiando maiz por otras mercancías; pero su comercio con el Oeste era de una importancia especial. El referido comercio se creó en el siglo XVI; estaba rela- eionado con las redes comerciales dei Báltico y el Mar dei Norte, durante los siglos anteriores, X III y XTV. En los comienzos dcsem- peüaron un papel muy importantes los mercaderes de Gotland, islas dei mismo nombre en el Báltico. Más tarde figuraron de modo pro- minente los comerciantes de Hansa; traian a Novgorod paüos, lino, seda, vinos y especias, exportando de allí pieles, cera, miei, fibra de lino y otros productos. Los mercaderes de Hansa poseian sus propios establecimientos fortificados en Novgorod, sitio que a la vez les servia para sus permanencias habitual es.

La ciudad de No^orod estaba dividida en cinco partes, a las cuales se daba el nombre de “extremos”. Los artesanos ocupai^ dos de estos “extremos” , y el Kremlin se hallaba en el centro dcl barrio de Sofia. La plaza dei mercado estaba situada en el distrito comer­cial, y a muy corta distancia de allí se levantaban las colonias ale­manas.

La población de la opulenta Novgorod sc dividia en clases pro­fundamente distintas unas de otras. La capa superior se componía de boyardos, acaudalados propietarios de tierras. Las riquezas acu­muladas en manos de ellos y dei Clero, alcanzaban proporciones enor­mes dentro dei radio de Novgorod. Las cuatro quintas partes de todas las tierras allí comprendidas, eran propiedad de boyardos y monas­terios, hacia mediados dei siglo XV. Inmensos patrimonies pertene­cían a 1(» más acaudaladc» de los boyardos novgoroditas. La familia dc los Boretsky, una de las más prominentes, poseia en ese siglo casi todo el litoral dc la región baja y la región central dei Divina, amén de cuantiosas aldeas pesqueras a lo largo dei Mar Blanco.

Los dominios de los boyardos eran explotados conforme al siste­ma feudal; las tierras que cn ellos se cultivaban no eran muy exten-

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sas, y la mayor parte se daba a campesinos que pagaban renta en especie por las mismos. En ocasiones, dichos campesinos tenían que entregar la mitad de sus cosechas al senor. No podían los referidos campesinos separarse dc sus amos por propio albedrío, pues en los convênios celebrados por Ia comunidad con los príncipes, se estipu- laba de ordinário que éstos debían devolver a los boyardos de Nov­gorod todos los campesinos que los abandonasen, lo mismo que los siervos fugitivos.

Los boyardos gozaban de plena soberania sobre los labriegos dc sus dominios, a quienes juzgaban y castigaban. Los campesinos que moraban a lo largo de las costas del Mar Blanco, recordaron, durante mucho tiempo, cómo Marta Boretskaya, siempre que mostraba sus posesiones a los visitantes, senalaba el sitio donde acostumbraban ejecutar a sus súbditos.

La única cosa en que los boyardos dc Novgorod se diferenciaban de los scnorcs íeudales del Volga y del Oca, era que aquéllos se de­dicaban ul comercio en grande y a la usura.

Los mercadercs ricos, organi?.ados por cientos y cicntos, conser- vaban los más estrechos lazos con los boyardos, de tal modo que no había comercio cn pequeno, artesano (carpinteros, cobreros, hcrrer<», curtidores, ctc.) ni gente pobre que no dependicra directamente de los mencionados boyardos y de esa capa superior de mercaderes uni­dos. Las clases bajas trataban a menudo dc rcbelarse contra sus explotadores, a tal grado que cntrc los siglos X IV y XV, la lucha de clases se hizo particularmente aguda como resultado dcl creci­miento del comercio de la ciudad, no menos que de la usura ejercida por boyardos y mercaderes.

LAS LUCHAS POLÍTICAS Y La gran ciudad de Novgorod, con su SOCIALES EN NOVGOROD amplia población dedicada al comer- DURANTE EL S I G L O xm cio y las artes manuales, pudo al íin

liberarse dei poder de los príncipes. En el siglo X III logró triunfar de príncipes de menor categoria que intentaban subyugarla. Y durante cl siglo X III los artesanos novgo­roditas, a raiz de una serie de rebeliones en que tomaron parte dc modo sobresaliente, obtuvieron que ia ciudad sc transformase en co­muna autônoma.

Más de una vez los habitantes de Novgorod arrojaron fuera de ella a los príncipes que los molcstabun con sus ambiciones de poderio. En 1241, dice una crônica, “surgió cn Novgorod un motín tratándose de expulsar de la localidad al príncipe Yaroslav. La asamblea muni­cipal se rcunió en el patio de la residencia del principe, e Tvanka, uno dc los que formaban la guardia del propio príncipe, fué asesinado. A l dia siguicnte, mil hombres acaudiUados por Ratibor, junto con muchos adictos del senor, huyeron de la ciudad en busca de éste”.

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La multitud saqueó sus casas y demunbó sus mansiones, y sc dirigió una ceurtii al príncipe en la que sc enumeraban los crímenes que él había cometido en contra del pueblo: “Ahora bien, príncipe —concluía la carta—, como no podemos ya soportar más vuestra opresión, lo mejor será que nos abandonéis, ya veremos la man^a de encontrar otro príncipe” ,

El príncipc, a su vc?:, envió mcnsajcros a ia asamblea popular, ofreciendo que haría la paz en las condiciones que fuese menester y “en completo acuerdo con vuestros deseos” . Los novgoroditas le rcs- pondicron: “Príncipe, aléjate, no te necesitamos; si no, todo Novgorod irá a expulsarte” .

SISTEMA POLITICO Los príncipes continuaron reinando en Novgo- DE NOVGOROD rod despucs del siglo X III, pero con poder limi­

tado. I ^ autoridades del pueblo no las nom- braba el príncipe, sino que eran electas por la asamblea popular. El príncipc no podía juzgar sin la voluntad de la mayoría. y los condados del dominio no eran regidos ya por servidores de aquél, sino por los gobemantes de Novgorod. Más aún, el príncipe ni siquiera vivia en Novgorod, sino fuera dc los limites de la municipalidad. Continuaba mandando sus fuerzas militares; pero sus facultades como jefe del ejército del reino habían decaído mucho. Las fuerzas de cse ejército se componían de la milicia citadina mandada por comandantes pro- fesíonalcs.

La asamblea popular se erigió en supremo poder de la ciudad; a ella concurrían todos los pobiadores: boyardos, ricos, mercaderes y pobres, o como solía decirsc, los “cinco extremo.«?” , que integraban al Novgorod todo soberano. Tal asamblea decidia las cuestiones más importantes; expedia leyes y elegia funcionários, sobre todo al alcal­de y al comandante de la milicia municipal.

La asamblea era convocada a toque de campana en los patios de Palácio o a veces en Ia Mansion de Soíía. Con frecuencia habfa allí encuentros violentos, y era más frecuente todavia que los concurren- tes a.<sistieran a Ia referida asamblea luciendo sus “armaduras”, pues solían entablar verdaderas batallas.

Durante los siglos X IV y XV, la importancia de la asamblea po­pular fué dccreciendo a medida que aumentaba el poder de los boyar­dos; pcro a decir verdad, el poder había recaído en manos del consejo de boyardos, que llevaba el nombre de “Gospoda” y estaba constituí­do por los más prominentes hombres de Estado de la localidad. El presidente del consejo era el arzobispo de Novgorod, dueno de inmen- sos terrenos y fabulosas riquezas.

EL LEVANTAMIENTO DE 141S La capa baja de la población deNovgorod sc declaró más de ima vez

en rebelión contra el yugo ya insoportable de los boyardos. Las cró-

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nicas de Novgorod describen la forma en que artesanos y comercian­tes destruían los palacios dc los boyardos y quemaban los tableros donde éstos solían inscribir los nombres de sus deudores. Asimismo eran atacados los monasterios, que en materia de usura competían con los citados boyardos.

La más seria de ]as rcbeliones surgidas fué la dc 1418; las crônicas consignan una descripción completa de cila. Según esa descripción, comenzó así: “Un tal Stepanko, que a juzgar por el nombre pertcne- eía a las capas bajas dc la población, atacó al boyardo Danil Ivanovitch Vosgin y rcunió a una multitud gritando: “ Ayúdenme contra este villano” . Evidentemente, Danil era odiado por ellos, pues la turba después de golpearlo lo arrojô por el puente a las aguas dei Volkhov. Unos pescadores lo rescataron, por lo cual Ia multitud fué y destruyó la casa dc esos pescadores que habían salvado al aborrecido boyardo.

Poco tiempo después, ej boyardo en persona trató de vengai^e de Stepanko. Tras de aprehenderlo, lo torturó, cosa que vino a servir de estímulo para revueltas ulteriores; pero en esta ocasión no se llmi- taron a luchar contra Dunil, sino que sus ataques se extendleron a todos los boyardos en general. Una multitud de monasterios y resi- dencias de boyardos fueron saqueados. La batalla decisiva se des- arrolló en el puente dei río, donde zumbaban las flechas entre el estruendo de las armas y el clamor de las víctimas caídas “como en una guerra” . El conílicto terminó sólo mediante la intervención dei alcalde de Novgorod, quien logró concertar una tregua. Los aconte- cimientos de 1418 no operaron transformación alguna en el régimen social de Novgorod, pues el poder tanto econômico como político siguió en manos de los boyardos. Pero los referidos acontecimientos demuestran de un modo evidente las agudas contradicciones de clases que existían en el reino.

LA LUCHA DE LOS CONDADOS Las contradicciones entre Novgo- CONTRA NOVGOROD rod y sus condados vasailos no ce-

saban de agudizarse igualmente. A medida que se desarroUaba el tráfico, fueron surgiendo nuevos nú­cleos de población en territorio de Novgorod. El centro se negó a conceder independencia a dichos condados, aleijando que no eran sino dcpendencias de sus dominios. Todas esas depcndencias (Pskov, Ve- likiye, Luky, Russa, Torzhok, Ladoga, Korela, Koporye, Oreshok, Yami y otras) estaban gobemadas por autoridades senorialcs Uamadas “posadnikí” , y los alcaldes que estas nombraban tenian frecuentes choques con las asambleas locales.

En el siglo XFV, PjOjov, que era una de las dependencias más populosas de Novgorod, logró su independencia después de una san- grienta y prolongada lucha. Erigióse cn “hermana menor” de Novgo­rod, pero sin seguir sujeta a las autoridades de ésta. El tratado de

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1347, celebrado entre Pskov y Novgorod, estipula; “Los alcaldes de Novgorod no podrán ya erigirse en jueces ni hacer justicia en Pskov” . La lucha entablada por otras dependencias en contra de Novgorod, obtuvo menos éxito; tales fueron Velikye, Luky y Rzhev. Aunque imposibilitadas para liberarse de los boyardos, se hallaban siempre dispuestas a traicionar a No\'gorod y servir a otros amos.

Todas estas controdicciones debilitaron el poder del gigantesco reino de Novgorod..

Eharante el siglo XV, al trasladarse las rutas comerciales hacia Oeste y declinar el poderio de las ciudades hanscáticas, los lazos co­merei ales de N ovgo i^ y Pskov con la Europa Occidental, decayeron. Por último, el ccwncrcio pirata sostenido con los pueblos coloniales, encontró fuerte competencia en los mercaderes de Moscú. Y todo esto suscito una pugna entre Moscú y Novgorod, de la cual salió vic- toriosa la primera.

C Ü E S T I O N A R I O :

iCuáles tierras fueron decomisadas por Novgorod?

^Con quién comerciaban los novgoroditas?

^Cuáles fueron las razones del aumento habido en el comercio de Novgorod con el Occid^te en el siglo XIII?

^Cuales eran las condiciones de las diferentes clases de la potía- dón en aldeas y ciudades?

iCómo se libero Novgorod del poder de los principes?

iCómo era gobemada Novgorod en los siglos X III y XV?

Compárese el orden social de Novgorod con el ordcn social de las ciudades comerciales de Italia.

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XXVI. - FORMACION DEL ESTADO MOSCOVITA

FORMACION DE Mientras las tierras dcl Nordeste caíanGRANDES PRINCIPADOS bajo la férula de Novgorod, se formaban

importantes dominios en el Centro y en las regiones del Sur. Del siglo XTV al siglo X V se extiendc un pe­ríodo en que “ las tierras eran reunidas” por la fuerza en la Europa de Oriente. En la lucha cntablada entre diferentes senores feudales para posesionarèe de territorios y campesinos con el fin de explotar- los, los más poderosos lograron someter a la mayoría dc las comarcas. Los príncipes lituanos llegaron así a unir, durante ios siglos X III yXIV, por lo que hacc a las regiones occidentales, a Lituania, Rusia Blanca y la mayor parte de Ucrania. De ese modo se constituyó el gran principado lituano-ruso. A fines dcl siglo XIV, éste sc había unido con Polonia.

El Sudeste y la parte baja y media del Volga sc unicron, como sabemos, bajo el poder de la Horda de Oro, dominadora de ias rutas comerciales que conducian al Asia.

En la región del Volga y cl Oca, la “ reunión forzosa” de tierras se efectuo con mayor lentitud, debido a que por algún tiempo no hubo poder central que pudiera someter a otras comarcas. Durante los siglos X II y Xin, el principado de Vladimir se destaco cn primer término, pero no pudo mantener su prioridad. Solamente en los si­glos X IV y XV, tras tremendas luchas, surgieron los “grandes” prin­cipados a Io largo de las rutas comerciales del Volga y del Oca: el de Tvycr y el de Nishni-Novgorod en el primero de dichc« rios, y el de Ryazan en el segundo. Se formaron por entonces alianzas militares dc senores feudales en contra de Litusuüa, pero más especialmente para apoderarse dc nuevas tierras cn el Sur y en el Este.

Así fué como los príncipcs de Nishni-Novgorod emprendieron luchas dcspiadadas contra Mordava, deseosos de sujetarla a su ex­plotación.

CRECIMIENTO DE LAS RELACIONES Durante el sigio XV, él ECONOMICAS EN EUROPA ORIENTAL principado moscovita, que D U R A N T E LOS SIGLOS XIV Y XV se desarrollaba a: toda velo-

cidad, tomó los de Tvyer, Yaroslavi y Ni.«5hni“Novgorod. La intcgración de dominios relativa­mente estables y de consideración, pucde atribuirse a Ios câmbios operados en la vida económica de Ia Europa Oriental, que prei>araron el camino a la creación de un mercado uniforme. En cl siglo X III, el

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dominio feudal constituía una entidad que casi se bastaba a si misma; pcro el desenvolvimicnto ulterior del artesanado produjo, como acae­ció en Europa Occidental, una separación gradual del artesanado y la agricultura, así como el consiguiente crecimiento en el intercâmbio. Comcnzaron a brotar los mercados pequenos cn el pais. Es verdad que, al contrario de lo que ocurría en Europa Occidental, las artes urbanas adquirian un desarrollo extremadamente lento; pero las in­dustrias de la aldea, talcs como la escultura en madera, la pesca, etc., progresaban en algunas regiones, al grado de empezar a lograr mcr­cado para sus productos cn comarcas distantes. Diferentes regiones alcanzaron un alto nivel agrícola, por lo cual rcsultó en ellas un excedente de productos y principiaron a intensificarse las relaciones comerciales con otras regiones. Tal desarrollo se vió estimulado por la influencia del comercio de Novgorod, que atrajo todos esos pro­ductos agrícolas c industriales hacia un intercâmbio internacional. Empezaron a surgir centros de comercio e industria y a establecerse fuertes lazos económicos entre regiones muy distintas entre si, lo cual preparaba la unificación de toda la Europa Oriental cn tomo a Moscú.

CRECIMIENTO DE MOSCU A l corrcr del siglo X III, Moscú era unpequeno principado vasallo; fué la acti­

vidad comercial de los siglos X IV y XV la que lo Icvantó a primer tcrmino, a causa de cstar situado en importantes rutas fluviales.

Por Moscú pasaban, unos de subida, otros de bajada, numerosos barcos cargados de barriles de sal, cuando procedian de Astraján; de fardos dc cueros, si provenian de Kazán; de maiz de Ryazan o de cera de Smolensk. Los rccaudadores imponían considerables contri­buciones a los comerciantes dc trânsito.

Ya en los comienzos del siglo XIV, el principe de Moscú era el más rico entre todos los principes del Nordeste. Uno de los principes mc»covitas dc principia? del siglo XIV, Iván, fué apodado “Kalita”, que significa en ruso “saco de dinero” . En su testamento, que ha sido conservado, dividia entre sus hijos los bienes que poseia: villorios y aldeas, rebaiios de ganado, cadenas dc oro, vajillas de plata, abrigos de pieles y otros objetos diversos.

La fortuna les dió a los principes moscovitas la posibilidad de acrecentar sus posesiones y sojuzgar a los príncipes más pobres o de menor categoria. Resultaba mucho más difícil lidiar con los príncipes mayores, pues había que emplear la fuerza armada para someterlos. Contra eí principado de Tvyer, Moscú hubo de emprender una lu­cha sumamente prolongada, al grado de que sólo pudo subyugarlo a fines del siglo XV.

En esta ocasión Moscú recibió la ayuda de la Horda de Oro, pues el Khan, senor y soberano de todas las tierras de Rusia, protegia a

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todos aquellos príncipes que, aunque considerados como ricos, se mostraban económicamente débiles. El príncipe de Moscú pasó a ser el representante personal dei Khan, primer recaudador de tributos para éste y defensor de los intereses tártaros.

Cuando «1 embajador dei Khan fué asesinado en Tvyer por haber exigido excesivos tributos, “Kalita” , junto con las tropas tártaras, marcbó contra citado principado. Tanto esa como otras ciudades fueron incendiadas, los dominios saqueados y muchas gentes hechas prisioneras y reducidas a la esclavitud. Después de la matanza de Tvyer, el príncipe de Moscú ascendió a gran príncipe y de ahí « i adelante la caballería tártara, que constituía la mejor fuerza militar de aquellos tiempos, apoyó a Moscú en todas sus demás campanas militares.

Los príncipes de Moscú contaban además con el apoyo de otras fuerzas infhiyentes, entre ellas la Iglesia rusa. Vimos ya que al Clero pertenecían muchas propicdades rurales. El Metropolitano, jefe de la Iglesia ortodoxa, se traslado por entonces a Moscú, a raiz de una querella que había tenido con el príncipe de Vladimir. KaUta lo recibió con grandes honores. Sabia entendcrse con el Clero; por eso empezó hacicndoles a los preladc^ grandes rcgalos, construyó templos y así siK^vamente. La Iglesia, por su parte, prestó toda su ayuda a Moscú, contribuyendo a su crecimiento. En cierta ocasión en que ei príncipe de Nishni^Novgorod se negara a obedecer a las autMida« des de Moscú, el conocido abad Serguei, fundador de uno de los más ricos monasterios dei principado de Moscú, esgrimiendo un edicto dei Metropolitano, prohibió que se celebrase misa en los templos de Nishni-Novgorod y ordenó cerrar esos templos hasta que la población se sometiese a su mandato.

La imión dei príncipe de Moscú con la Horda, a la vez que con la Iglesia, vino a garantizarle a aquél toda victoria sobre los demás príncipes, a tal grado, que a mediados dei siglo X V la mayor parte de los principados d^ Volga y dei Oca habían reconocido ya la supre­macia dei dc Moscú.

A fines dei siglo XV, durante el reinado de Iván III, Tvyer, qae era el principal rival de Moscú, se hallaba completamente sometido (1485), y poco tiempo después el principado de Ryazan se v^a incluí- do en los dominios de Moscú.

Los príncipes de Moscú recurrían a todos los medios en su lucha contra los demás príncipes o senores feudales. Todos los métodos eran buenos para ellos, desde la traición, la falta a su palabra, el sobomo de los servidores de otros príncipes, hasta los castigos sanguinarios impuestos a los servidores dei enemigo, el cegar o envenenar a los rivales y adversarios conquistados. En ese aspecto, cd proceder de los príncipes de Moscú no diferia en nada dH de los “ rccogedores de tierras” en Francia.

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H istobia DEL F eudalismo 155

LA T ^ 4 A DE TIERRAS A £1 Estado de Moscú incluyó asimismo LAS TRIBUS FINLANDESAS regiones pobladas por otras razas. Sa­

bemos ya que los príncipes rusos ha- bian somctido a las tribus finlandesas que formaban la población principal de la región del Volga y del Oca. Parte de esas tribus fue­ron exterminadas por los rusos y el resto de ellas, asimiladas. Lucgo los rusos dirigieron sus actividades hacia el Este. Las tribus dc Mor- dava, Maru y otras, estaban más atrasadas en su desarrollo social que los rusos. El sistema feudal apenas comcnzaba a surgir entre ellas. Disponian de pocas armas y peleaban a pie, en tanto que les encmigos rusos peleaban a caballo, lo que cn aquellos tiempos signi* ficaba una grandísima ventaja, ya que no habia armas de fuego.

Los príncipes rusos se limitaron cn un principio a emprender incursiones contra los finlandeses, a arruinar las aldeas y destruir las cosechas dc estos, a tomar ganado y coger prisioneros, de quienes hacían servidores obligados a trabajar para ellos. Más tarde comen* zaron a confiscar las tierras, y en lugar del antiguo centro de Mor- dava, levantaron la ciudad de Nishni-Novgorod, la cual sc con\àrtió en primer baluarte de los rusos. Cuando los pueblos conquistadc» trataban dc rebelarse contra la \ãolencia de los invasores, se veían despiadadamente castigados; dc tal manera que a fines del siglo XIV, los príncipes moscovitas y rusos en general habían devastado todas las tierras de Mordava. Xlas tierras conquistadas alli eran inmediata* mente confiscadas por los senores feudales rusos. Los saccrdotes se- guían las pisadas a aquéllos, convirtiendo la población por la fuerza al cristianismo, además de obligarlas a pagar diversos tributos o gabelas al Clero ruso.

Muchos otros pueblos corrieron durante los siglos X IV y XV la suerte de Mordava. De esc modo el Estado moscovita Uegó a ser “la prisión de naciones” , como solía decirse para expresar que su estruc* tura descansaba en la opresión de otras nacionalidades. '

MOSCU Y NOVGOROD Hacia mediados del siglo XV, Moscú se ha­bía transformado ya en un enorme Estado.

La capital misma había crccido, convirtiéndose en un centro comer­cial e industrial de importancia. En el siglo X IV ya abimdaban en ^ la los mercaderes que traíicaban con Italia a través de Crimea; se habían cxtendido mucho los lazos comerciales con la Horda, y los mercaderes moscovitas viajaban a lejanas tierras dd Sur y del Este.Con todo, el tráfico del Norte encontraba algunos obstáculos a causa de los boyardos de Novgorod, que les hacían competencia. En ese mismo siglo estalló la guerra entre Novgorod y Moscú, con motivo de la región dcl Dvina.

Por último, ya en el siglo XV, Moscú logró vencer a su contrin- cante. La derrota de Novgorod se debió, como hemos explicado, a

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toda una serie de causas. Las fuerzas militares de Moscú estaban mejor organi/.ada.s que las de Novgorod, de modo que pudieron cortar a csta su abastecimiento de ccrcales que provenian de Ryazan. Pero la razón a que principalmente obedecia ei decaimiento de Novgorod, íué la intensificación de la lucha de clases tanto en la ciudad misma como en los dominios de ella dependientcs. Las clascs menesterosas de Novgorod sc hallaban dispuestas, con tal de librarse del yugo dc los boyardos novgorodinos, a sufrir el dominio de Moscú. La situa­ción de los condados vasallos no cra mejor, especialmente en la región del Dvina.

En 1471, Iván III, príncipe de Moscú, derrotó a las fuerzas de Novgorod; hizo que 6sta le cediera las tierras del Dvina, tras de ha- berse hccho pagar la suma de quince mil quinientos rublos a manera de indcmnización, cantidad que resultaba fantástica cn aquella época. No tardaron en ser abolida.s todas las libertades quo quedaban cn pie; la “vcche” o asamblea popular fué disuelta; “ la campana no deberá sonar ya más ni alcalde alguno scr clecto; todo cl poder debe rccaer en nucstras manos” . Tal era la voluntad del príncipe de Mos­cú, a la que Novgorod derrotada tenia que someterse. Fueron, pues, confiscadas las tierras pertenecientes a boyardos y mona.sterios y dis­tribuídas entre los servidores del {)rincipe de Moscú. Centenas de mercaderes fueron trasladados a Novgorod, y se desterró a otros tantos de los que residian en esta última localidad. Los estableci­mientos de la iLiga Hanseátiça fueron clausurados alli, con la inten- ción de fundar el centro comcrcial internacional en Moscú.

MOSC0 Y LA A l verse asi fortalecida, Moscú comenzó a cambiar HORDA su política con respecto a la Horda. Hasta fines del

siglo XTV, cl príncipe de Moscú se habia portado co­mo fiel ser^^dor del Khan, pero no tardó cn amprender lucha abierta contra la Horda, que sc hallaba despedazadu por diferencias jntestinas. Los príncipes t^taros cmpezaban a rebelarse contra la tirania del Khan y a crear Estados independientes. En el transcurso del .sigloXV, los janatos de Crimea y de Kazan se formaron con territorios que antes pertcnecían a la Horda de Oro. Aprovechando los distúr­bios que en la Horda ocurrian, Moscú cesó de pagar tributo a la referida Horda en 1480; desde esa fccha su príncipe dejó de ser vasa- 11o de los tártaros, pasundo a erigirsc cn monarca autócrata inde­pendiente.

SISTEMA FEUDAL DEL ESTADO Herberstein, embajador del empe- MOSCOVITA EN EL SIGLO XV rador germano, que por dos veces

con.secutivas visitó Moscú durante el siglo XTV, caracteriza el gobiemo del príncipc dc Moscú diciendo que “cl poder que él ejerce sobrc todos sus súbditos excede al de

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HiSTOniA DEI. F e x jd au sm o 157

todos los monarcas del mundo. El (Basilio III ) vino a compictar lo que habia comenzado su padre (Ivan I I I ) , que habia tornado a todos los demás príncipes las ciudades y fortalezas que poscían. Reinaba por encima de todo una cruel esclavitud. El soberano cjercía su poder lo mismo contra el Clero que contra los laicos, haciendo de las vidas de los demás lo que más le placía y como le cuadraba mejor” .

La nueva composición dei Estado de Moscú vino a aumentar el poderío dei príncipe moscovita. Sin embargo, ese príncipe cuyo po­derio deslumbro a Herberstein, continuaba gobemando al país en forma feudal; seguia en la dirección la antigua aristocracia rural, y esta clase privilegiada ora la que mandaba al ejcrcito dei príncipe; los embajadores se seleccionaban entre esa clasc, y era la “Duma de boyardos” dei príncipe de Moscú la que decidia en las cosas dei Estado, de consuno con aquóL

Toda la estructura administrativa del Estado tenía un carácter abiertamente feudal; más aún, el príncipe consideraba al país como suyo propio y continuaba repartiendo el territorio entre sus hijos; claro que el hijo mayor recibía más tierra que los demás.

No fué sino hasta cl siglo X V I cuando el Estado moscovita co­menzó a organizarse en forma resuelta. Esto se hizo posible tan sólo merced a los câmbios económicos operados en el transcurso dc ese siglo. A fines dei siglo XV, el Estado de Moscú era una enorme unión de senores feudales bajo el poder supremo dei príncipe de Moscú.

EL CAMPESINADO EN EL ESTADO MOSCOVITA

La unificación de las tierras bajo el cetro dei príncipe de Moscú, se vió acom- panada de grandes confiscaciones de

tierras a los campesinos y la distribución de esas mismas tierras entre los servidores dd príncipe. La queja continua de los campesinos era “aldeas y extcnsiones de tierras no labradas son expropiadas por bo­yardos, metropolitanos y monasterios”. Todavia eran más las tierras distribuídas entre los pomeschchik, que eran los latifundistas de en­tonces. El príncipe de Moscú repartia las tierras confiscadas entre los que le servían, a cambio de la obligación de portar las armas en favor de él.

Las tierras eran distribuídas entre los latifundistas en lotes de cien a ciento cincuenta hectáreas; a menudo sc destruían así las co­munidades de campesinos y se daba el caso de que \ina comunidad de ésas cayera bajo la potestad de varios latifundistas a la vez; pero lo que acabó de agravar la situación dei campesinado fueron las fae- nas obligatorias, que ya cn el siglo XV se multiplicaban intensificando Ia explotación dc los labriegos en general.

En cierto a.specto, sin embargo, parecia que las condiciones dei campesinado habían mejorado, pues en ese mismo siglo apareció el derecho dc “ rechazo” , esto es, el derecho que tenía cl campesino de

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abandonar al amo. En el código expedido en 1497 y publicado du­rante el reinado de Iván IV» existe un artículo concemiente al dcrecho del campesino para dejar a su amo '*una vez al ano, o sea una semana antes del dia de San Jorge en el otono (noviembre) y hasta una semana despucs”. De suerte que el campesino sólo podía abandonar al amo después de terminados los trabajce dcl campo, en otono.

El campesino al dejar al amo debía pagar a este cierta cuota senalada de ontemano por la ley. Generalmente ascendia a un rublo o medio rublo, que en esos tiempos representaba una cantidad impor­tante, pues con un rublo podia uno comprar hasta veinte borregos. Muy pocos eran los campesinos que podían entonces pagar esa suma, la cual, como era costumbre, nunca pagaba el campesino en persona, sino el nuevo amo de él. Así es que el derecho de “ rechazar” no venia a constituir en si goce de libertad por algún tiempo, sino simplemente el derecho de poder ir a trabajar con otro amo,

Poco más tarde, a mediad<» del siglo XV I, un alemán que habia residido muchos anos en Kusia, escribía: "todos los campesinos del país tienen el derecho de gozar de libcrtad el día de San Jorge, pa­sando a pertenecer a quien más les plazca” ; lo que quiere dccir que era imposible para los campesinos de Rusia no pertenccer por fuerza a alguien.

Entrado el siglo X V se inició una sorda pugna entre varios gru­pos de terratenientes; entre los boyardos por un lado y los latifuiv- distas por otro; entre senores feudales, ya fuesen del orden temporal o del espiritual para decidir a cuál de los dos bandos pertenecían los campesinos. Esa pugna fué detenida ya muy entrado el siglo XVI, cuando las contradiccioncs de clase en el Estado moscovita se hicieron insoportablemente agudas.

EUROPA ORIENTAL DURANTE La historia de Europa Oriental que LOS SIGLOS XIV Y XV ahora estudiamos, es la historia dc

la sociedad precapitalista, la de la sociedad feudal. X«a capa militar superior de esa sociedad había to­mado por la fuerza las tierras comunal^, sojuzgando a las masas trabajadoras. Toda socicdad clasista se halla basada en la apropiación de los medios de producción por la clase explotadora.

El campesino ruso de la época feudal, es cierto, trabajaba con su propio arado y su cabalio (en esto consiste la diferencia entre los campesinos del feudalismo y el trabajador de la época capitalis­ta) ; pero el principal medio de producción, o sea la tierra, era expro- piado por la clase militar imperante.

La conformación misma de la clase reinante exigia Ia creación de un Estado. Semejante “aparato de cocrción” fué establecido en Europa Oriental desde el siglo X Más tarde cambió su forma, pero subsistió en esencia. Tanto los principados desunidos de los siglos

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X n y X III, como la monarquia feudal de Moscú en el siglo XV, eran organlzaciones de las clases reinantes de terratenientes. La mira prin­cipal del Estado feudal, tanto en su aspecto primitivo como en su aspccto más desarroUado, fué siempre conservar sometidas a las cla­ses laboriosas.

C Ü E S T I O N A R I O :

^Qué clase de Estados surgieron en la Europa Oriental del siglo XV?

^Cómo puede explicarsc el crecimiento del Estado moscovita en los siglos X IV y XV?

iCómo aumentaron los príncipes moscovitas sus posesiones?

^Por qué es dable considerar al Estado moscovita de un principio como “prisión de naciones” ?

iPor qué fué conquistada Novgorod en su lucha contra Moscú?

iCuáles eran las relaciones entre Moscú y Ia Horda dc Oro?

Compárese “la rccolección de tierras rusas” por Moscú con la formación dc un Estado nacional en Francia.

iCuáles fucron los cambios operados en las condiciones de los campesinos en el Estado de Moscú, durante cl siglo XV?

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CRECIMIENTO DE LÀ INDUSTPIA Y LA AGRICULTURA DURANTE LOS SIGLOS XVI y XVII EN LOS p a ís e s d e EUROPA

OCCIDENTAL

XXVII.-DECAIMIENTO DE LÀ CORPOKACION ARTESANA

MAESTROS Y En el siglo XV I se desarrollaron de iin modo consi- JORNALEROS derable las relaciones de la mercancia como dinero;

se registro la separación entre la ciudad y Ia aldea; empezó a crccer el comercio interno y externo, así como la organiza- ción del crédito, todo Io cual contribuyó al decaímiento de la economia natural. La demanda de artículos manufacturados había progresado a grandes trancos y a saltos. La producción artesana se desenvolvió con suma rapidez.

Con la extensión del taller artesano y la creciente fortuna del amo, las contribuciones entre éste y sus aprendices o jornaleros, aumentaron también. El maestro ya no trabajaba en el banco, sino que se dedicaba a vigilar el proceso de la producción.

La creciente presión dcl capital comercial sobro el maestro, obü- gaba a este último a aumentar la explotación del jomalero, a costa del cual trataba de salir de sus propias dificultados. De éstas habia- remos más adelante.

El término del aprendizaje fué prolongado a diez anos y más. Unicamente unos cuantos afortunados entre los. aprendices, por lo regular parientes del mismo maestro, podían Uegar a ser maestros independientes. Era menester pasar exámenes muy difíciles. En algu­nas ciudades, verbigracia, un herrero tenía que hacer una herradura

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de la medida precisa, pero sin tomar la medida de la pezuna del animal, al cual generalmente apenas lo veia pasar frente a él, sin acercársele para nada. Es de notar, además, que no todos los que aspiraban a examinarse eran admitidos. Por otra parte, se les exigia cicrta suma de dinero como contribución a la tesorería de la corpo­ración, y para colmo de males, tenía el examinado que pagar la fifôta que en ocasión del cxamen era ofrecida al maestro.

La asistencia y el alojamiento que en los primen» tiempos esta­ban a cargo del maestro, $e reemplazaron después por una ligera compensación en dinero. El número de dias de fiesta fué reducido, y “ el San Lunes” , o sea el dia de descanso que se les otorgaba después del jolgorio del domingo, se suprimió. Todavia más, la jornada de trabajo fué aumentada a quince y hasta a dieciscis horas diarias. De ahí que el jomalero comenzara a extender sus “ fraternidades” , forma de luchar contra la cada vez más creciente explotación del patrón*

Del siglo X V al XVI, las uniones de operários se organizaron en gran cscala por toda Europa, y a veces nõ se circunscribian a una sola ciudad; surgían uniones en las que había aprendices o compaüeros de una misma especialidad, pero residentes en distintas localidades, o uniones que abrazaban buen número de fraternidades locales. En Francia, por ejemplo, tales lazos se establecían incluso entre operários 0 aprendices de diferentes oficios.

Llegaban a mostrar una gran solidaridad cuando presentaban sus demandas ante los maestros. En la mayoría de las ciudades, las aso­ciaciones de operários ocupaban edifícios especiales, que en Francia se llamaban MERE, que significa MADRE. Lo primero que un ope­rário hacía cuando llegaba a la ciudad, era visitar este edihcio, donde obtenía de ordinário alguna pequena cantidad de dinero. A lli se exponía una lista de maestros que proporcionaban trabajo, y cuando había alguna huelga en ia ciudad, se le ordenaba al recién vcnido que saliera inmediatamente de ésta. Tales hermandades, sin embargo, no abarcaban a todos los trabajadores del artesanado, sino tan sólo a los más expertos.

ESPECIAUZACION DE Imposibilitadas para satisfacer las crecientes CORPORACIONES demandas y temiendo la competencia de otras

corporaciones, varías entre ellas comenzaron a limitarse a una estrecha especialización. La pugna entre las espe- cialiraciones se volvió más y más intensa. El zapatero sc dcdicaba a haccr las tapaderas, y suelas y tacones únicamente podían ser aíiadi- dos por un artesano de la corporación de los armadores de suelas. En París hubo entre botoneros y sastres una disputa cn tomo del derecho que estos últimc« tenían de hacer botones de la mi.s*ma mate­ria que entraba en el traje. En Prusia, un carpintero no tenía derecho a usar piezas de metal; im herrero no podia hacer clavos; un panadero

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no podía confeccionar pasteles, ya que éslos eran de la incumboncia de una corporación especial. Para construir un cocedor era nccesario contratar a diez artesanos diferentes.

EL SISTEMA DE CORPORACIONES El nivel técnico del artesanado ERA UN OBSTÁCULO P A R A EL no podia, pues, dcsarrollarse al P R O G R E S O DE L A TÉCNICA paso y con el mismo ritmo que

se extendía la producción y su especialización. Los artesanos se aferraban a los viejos métodos, se- guían los mismos procedimientos que habían empleado “sus padres y sus abuelos”. Nada tiene esto de sorprendente, supuesto que la idea primordial de la corporación y su sistema, era eliminar la rivalidad. Cualquier mcjoramiento técnico adoptado por im maestro, lesionaba los intereses y el bolsillo de los demás artesanos. Por otra parte, la íntroducción de mejoramientos en gran escala, especialmente si se trataba de maquinaria, se hallaba fuera dcl alcance de la mayoría de los maestros y era incompatible con el reducido taller del artesano. Las corporaciones, en su lucha contra todo progreso técnico, demolían los talleres; quemaban las casas de los artesanos “dcsol^icntes’*; destruían telares y máquinas, y su furor los llevaba hasta a assinar a los inventores. Por más que estos métodos no podían detener el crecimiento de las mejoras técnicas, sí Io impidieron mucho. Tal he­cho bastaba a probar que cl sistema de corporaciones no podía satis- facer las nuevas cxigencias de la industria.

EL COMERCIANTE Y Antano los artesanos en persona vendían los LOS ARTESANOS productos de su taller; pcro en las nuevas

condiciones econômicas de producción no po­dían continuar haciendo eso, sobre todo en virtud de las proporciones desmedidas que el comercio había adquirido, pues el artesano no poseía éi dinero suficiente para Ia inversión o le faltaban conocimientos acerca de los distintos mercados, de modo que no le era posible em- prender un amplio comercio intermunicipal y en algunc» casos inter­nacional.

En cambio, cl mercader poseía ambas cosas, por lo cual podía imponer sus condiciones al artesano y quedarse con una considerable parte de las utilidades.

Cuando el artesano se veia en apuros, cl comerciante Ic prestaba dinero o le proporcionaba les materiales necesarios, exij^endo por ello un interés elevado. En caso de que el artesano no pudiera pagar sus deudas, llegado el vencimiento de ellas, caía completamente en las garras de los mercaderes u.«?urcros.

Llegó un día en que cl artesano pasó a depender enteramente del comerciante y tuvò que “bailar al son que le tocaban”. Existe un caso típico de un mercader de Ausburgo, población del Sur de Ale-

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mania, cuyo negocio consistia en dwtribuir pedidos entre los maestros artesanos de la corporación de trabajadores dei ámbar; los tomó a su servicio por determinado período, con la condición de que todos los artículos manufacturados por ellos durante el referido período, dcbe- rían serie vendidos a cl tan sólo y a cierto precio íijo. Así es que los artesanos de ese ramo no tenían derecho a trabajar para nadie más.

LOS GRÊMIOS DE Sucedió también que algunas corporaciones co- COMERCIANIES menzaron a depender de otras cuyos miembros

poco a poco se convertían cn comerciantes; ver­bigracia, cn la ciudad alemana de Solingen, centro muy conocido por la fabricación dc armas, los armeros se hallaban divididos cn tres clascs de corporaciones: la., herreros; 2a., tcmpladores y pulidores; 3a., forjadores de fundas y ensambladores en generaL Se prohibía vender partes sueltas, a fin de no arrebatar a otras corporaciones su$ ganancias. El resultado fuc que la venta de armas sc conccntró cn las manos de las corporaciones que hacian el acabado, únicas que tenían permiso de asistír a las ferias, ya que los miembros de las primeras dos habían hecho juramento de no salir nunca de Solingen, para que no divulgascn los secretos de su oficio. De esa manera los miembros de la corporación dc ensambladores se hicieron mercaderes encargados de distribuir materiales a herreros y pulidores, de quienes obtenían los productos terminados, a un precio estipulado.

A veces los mismos artesanos ya enriquecidos se volvían comer­ciantes, que compraban a otros artesanos sus productos con el fin de revenderlos. De suerte que de un modo u otro, los artesanos perdian su independencia, quedando cada dia más avasallados por el capital mercantiL

Como resultado det desarrollo operado en el comercio y en la producción, el sistema de grêmios se desmorono debilitado por ía lucha entre operários y maestros, por la rivalidad establecida entre las corporaciones a causa de la dependencia directa de los maestro« artesanos respecto de los capitolisfas comerciantes. El sistema feudal de la producción artesana en pequeno quedó, pues, desintegrado.

C U E S T I O N A R I O :

^Cómo lucharon Ice jomaleros en contra de los maestros ar­tesanos?

^Cómo comenzaron las corporaciones a espccializarsc?^Promovió cl sistema de grêmios cl desarrollo técnico de la

producción?^Por qué el artesanado pasó a depender dei comerciante y cuúles

fueron las formas que asumió esta dependencia?

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XXVIll.-LÀ INDUSTRIA CASERA y LAS MANUFACTURASCOMO NACTO LA INDUSTRIA CASERA

La decadencia lüterior de las corporaciones y grcmios, estaba intimamente relacionada con las industrias domésticas y su desarroUo. La

industria casera surgió habitualmente en las aldeas y como ocupación anexa dc las familias campesinas. A l paso que se fué de.senvoIviendo la ec.*)nomía mercantil, el campesino fué necesitando dinero para pa­gar a los propietarios de la tierra, así como para liquidar sus cuentas al usurcro o comprar los artículos que le eian precisos. En el hogar de los campesinos se empezaron a hacer telas, gêneros, tejidos a ma­no, objeto.s dc cuero y otros, en cantidades mayores de las que eran indispensables para su propio consumo; cl fin de ello era vender el sobrante. Pero ^quicn podía comprar esas mercancías en la aldea? En este sentido el artesano dc aldea sc haUaba en peores circunstan­cias que cl urbano. Por eso apareció inmediatamente el intermediário, que generalmente era alguno de los campesinos ricos de la aldea. A su vez, el intermediário comerciante era el que revendia esos artículos fabricados en el seno de la familia eampeslna, a los mercados. En un principio el mercader sólo compraba productos acabados; pero luego comenzó a proporcionar a los campesinos artesanos las matérias pri­mas que necesitaban, hasta que esc mismo intermediário acabó por ser cl distribuidor entre artesanos, de todo Io que como material les hacía falta, cl cual el artesano se cncargaba de elaborar a destajo.

Desde este momento el artesano quedó a merced de intermediá­rios y usureros que Ic chupaban la sangre.

DESARROLO DE LA INDUSTRIA DOMESTICA

Los artesanos de aldea trabajaban separa­damente, cn su hogar, con la ayuda de sus familiares, siendo frecuente que aun los

pequenuelos participaran cn las labores industriales. Estos artesanos no contaban con ningunas organizaciones propias y, en cambio, se hallaban, por dccirlo así, atados a sus aldeas. Todo esto facilitaba al usurcro su tarca de explotación. Además, esos artesanos no abando- naban la agricultura, sino que la practicaban como algo lateral. Estos scmiagricultores y a la vez semiartesanos; estos productorcs domésti­cos se conformaban con menos paga de la que los artesanos urbanos recibían. De ese modo la industria cascra llegó a ser un serio ots- táculo para la industria urbana. Los artesanos de la ciudad se que­jaban ante las autoridades contra los artesanos de aldca, diciendo, por ejemplo, que “entre los tejedores aldeanos había muchas personas sospechosas”, o bien que “sc ocupaban al mismo liempo en varios oficios y en los'trabajos del campo”, cosa que “perjudicaba grande-

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mente a los artesanos de la ciudad”. Pero esas quejas no conducían a resultados eficaces. Entonces los artesanos citadinos trataron de emplear la fuerza.

Se dió, pues, el caso de que habiendo descubicrto que los aldcanos de cierto pueblo se ocupaban en manufacturar telas, el gremio de tejedores se dirigió al príncipe su senor y obtuvo el permiso para ir a castigar a los “criminalcs” , expodición pimitiva que terminó con la destrucción de los telares y objetos pertenecientes a los infortunados trabajadores del campo.

Por otra parte, los comerciantes intermediários por Io común de­fendían al artesano campesino, no sólo fomentando su industria, que les dejaba bcnefícios, sino también ayudándolo a propagaria. Así fué como en Inglaterra, durante los siglos X V I y XVII, se cxtendió en gran manera la fabricación de telas y caicetines, y aun la de artículos de metal. Otro tanto pasó en Francia y en Alemania.

A l decaer la corporación, la industria casera se extendió asimis­mo, por conducto del intermediário, a los centros urbanos. El traba­jador urbano dedicado a la industria casera, al igual dcl artesano de la aldea, se haüó finalmente bajo el dominio completo del comer­ciante. Para poder obtener trabajo de otro maestro artesano, tenía que entregar a éste un tcstímonio del intermediário; nadie tenía derecho de dar trabajo a ese indivíduo, si el maestro con quien había trabajado anteriormente estaba descontento de su conducta, por lo cual, el pobre que caía de la gracia dcl intermediário, podia perma­necer sin trabajo meses y anos.

Gradualmente se fué desarrollando, pues, cierta forma especial de la industria doméstica capitalista. El trabajador recibía todos los materiales de la oficina distribuidora dcl empresário capitalista, a quien tenia el artesano que Uevar sus productos acabados y contra­tados a un precio fijo. Ei artesano se veia así transformado, de pe­queno maestro, en asalariado del empresário capitalista.

COMO NACIO LA El paso siguicnte fué la división del trabajo en- MANÜFACTÜRA tre las diferentes industrias domésticas. En este

caso el operário no producía ya el artículo com­pleto, sino parte de él tan sólo. Por ejemplo, cn la manufactura de relojcs, unos trabajadores hacían los muelles, otros los pêndulos, los terceros las carátulas, los cuartos las cajas, etc., etc. El artículo que­daba listo para el mcrcado únicamente después de ensamblar tc^as estas partes. Todos los pequenos maestros que producían estas dife­rentes piezas, trabajaban para un mismo capitalista.

La industria doméstica, al Uegar a ese punto dc desarrollo, se transforma cn manufactura capitalista. En esa suerte de manufac­tura, decenas y aun cientos de trabajadores contratados por el capita­lista, desempetiaban cada cual una parte cspecial dc determinada

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labor, con sus propias herramienlas y su propio material, por un salario fijo. En ellas, como cn las industrias artesanas, la mayor parte

-: dei trabajo se hacía a mano, pues manufactura quiere decir “hcchura a mano” .

Tanto el artesano como el operário doméstico eran pequenos propietarios que vendían al consumidor o al intermediário los artículos producidos en su pequeíio taller; el trabajador manufacturero era ya un proletário que vendia al capitalista su fuerza de trabajo. El co­merciante, intermediário o vendedor, se transformaba en manuíac-

; turero capitalista.

LA MANUFACTURA A l lado de esa manufactura “dispersa” , comen- CENTRAUZADA 2Ó a aparecer la manufactiira “centralizada” .

El capitalista reunia a gran número de traba­jadores esparcidos en miiltitud de chozas o cabanas privadas y los colocaba bajo un mismo techo, haciendo el taller o la fábrica. Este industrial proporcionaba a los obreros Ias herramientas. El trabajo en común elevó la productividad de la mano de obra; los obreros labo­raban bajo la inmediata vigilancia dei patrón o de su agente. Las innovaciones podían, desde luego, ser aplicadas con mayor facilidad y eíicacia que en los pequeõos talleres individuales; los gastos por concepto de renta, luz y transporte se redujeron. sin contar con que las herramientas y los materiales en general podían usarse con mu­cha mayor economia. Con la mira de eludir los diferentes reglamen- tos corporativos, con frecuencia se creaban manufacturas en el cam­po, escogiendo los poblados de más reciente desarrollo, o bien en los suburbios de los mismos centros urbanos. Existían, además, muchas manufacturas de tipo mixto. Verbigracia, en la manufactura bohemia del conde Waldstein no trabajaban en el taller central más que trein- ta tejedores; 400 laboraban a domicilio, en tanto que la hilaza era proporcionada por 300 siervos.

En tales circunstancias, los artesanos y trabajadores a domicilio, cuyos intereses eran lesionados cada vez más por la competencia de las grandes manufacturas, trataban de estorbar el crecimiento de éstas por todos los medios a su alcance. Pero ante el desarrollo for­midable del capital sc veían incapacitados para Uevar a buen término su labor de obstrucción contra la creciente demanda de mercancías y contra el poder dei Estado, para cl cual las manufacturas en grande eran de enorme utilidad particular, ya que podia extraer de ellas considerables contribuciones.

CONDICIONES DE TRABAJO En la manufactura centralizada, el EN LAS MANUFACTURAS trabajador perdió los restos dc inde­

pendencia que Ic quedaban como ar­tesano que tenia su propio taller o que laboraba en su hogar. El

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intermediário se preocupaba poco porque el trabajador Jaborara eu cualquier lugar, cuando quisiera y duranté el tiempo que desease.El trabajador tenia que terminar el artículo contratado; Io demás no le incumbia al intermediário. Pero el trabajador de la gran ma- nuíactura se transformaba en esclavo asalariado del capitalista. El dia de trabajo en esa época duraba cntrc catorce y dicciséis horas; los salarios apenas alcanzaban para no dejar al obrero que muriese de hambre; en la manufactura capitalista reinaba ima disciplina carcelaria; incluso en los dias feriados, cl trabajador no podia dis­poner de su tiempo.

He aqui una de las rcglas de cierta manufactura francesa del siglo XVH: "Los domingos y dias de fiesta, los trabajadores dehen asistir a mi^a, debiendo emplear el resto del dia en diversioncs ho­nestas a que scan inmtados; deben regresar ál hogar no más tarde de las nueve o las diez por los noches*\

Los trabajadores vivían en sus jacales, cuando no en barracas comuncs, o bien en los mismos talleres donde laboraban y dormían.Las condiciones de higiene en semejantes locales eran de tal modo detcstablcs, que los recién llegados no podían permanecer allí una hora sin sentirse enfermos.

La producción en gran escala, que se basaba en la fuerza que el obrero alquilaba al patrón, comenzó a penetrar desde los primeros tiempos en la industria minera (carbón y minerales). Las condicio­nes allí eran peorcs que en las manufacturas.

"E l trabajo del minero en Alemania —escribe un contemporâneo del siglo X V II— resulta adeaiado tan sólo para los caballos; hay mi^ neros que a lo vez que levantan el mineral con fuertes cinturones, bombean cl agua. Cuando tosen arrojan sangre por la boca. Todo el dia permanecen desnudos junto a la pesada puerta, y por el misero salario de un penique al dia, tienen que dar vuelta al malacate, con cl riesgo de que la manija los derribe por tierra a cada momcnío, quebrándose el cuello. Para ganar ese sueldo se necesita trabajar como bestia".

EL TRABAJO El manufacturero, en su afán de amasar utilidades,DE LOS NIÍ^OS empezó a usar en forma extensiva la labor de lo3

ninos y de las mujeres, por más barata. La de la infancia, sobre todo, le resultaba extremadamente módica, pues el artesano o campesino empobrecido, incapaz ya de mantener por me­dio de sus propias fuerzas a la familia, se veia en la imprcscindible obligación de enviar sus criaturas a trabajar, contcntándose con el más miserable de los jornales, con tal de comer. La labor dc los ninos, incluso de cuatro o cinco anos de edad, no constituía una exccpción, y hasta llegó a haber lugares especiales para el trabajo de los infantes.

En una descripción de la época, acerca de una visita a cierta fá<

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brica en Inglaterra, sc relata esto: *%o primero que los visitantes no- tdban al entrar en la fábrica era un cuarto muy espacioso, donde no había más que nmos, todo$ muy pobremente vestidos; estaban todos sentados en el suelo, recogiendo la Icna y separando la buena de la mala o corriente; ascendían en conjunto a 150 aquellos ninos, y todos pertenecían a familias de lo más pobre, pues se veia que todos eran criaturas enclenques. Cada uno de ellos recibíã, al caer la tarde, un penique*’.

Los cuerpos dc Ios ninos tenían cl aspecto de organismos gasta­dos por tanto trabajo; después de diez, doce y hasta catorcc horas por un salario miserable, se les pennitía “divertirse” , durante los cortísimos descansos, “con alcohol, tabaco y naipes” . Dormían cuatro o cinco en un mismo lecho infecto. Sus caritas pálidas y sus mcjíUas hinchadas, no menos que frccuentes ataques o erupciones de la piei, eran cl resultado de tan inhumana explotación.

Los obreros que intentaban abandonar cl trabajo, eran arrestados por las autoridades como fugitivos y se les hacía regresar a la fábrica. En muchos países, especialmente en Inglaterra, los huérfanos eran obligados a trabajar en las fábricas, por miles.

Más de una vez los economistas burgueses han expresado su honda satisfacción en lo que concicme al trabajo infantil, diciendo que “el trabajo cura a los ninos de la ociosidad’* y “hace rcaccionar su segunda naturaleza’*.

LA PRODUCCION EN GRAN La escasez dc trabajadores enESCALA CON TRABAJO FORZADO la manufactura, condujo a la

aplicación del trabajo forzadoen la producción en gran escala:

“ l/n conde oiemán expidió en 1616 un edicto, decretando: “ Todos los que estén capacitados para desempenar algún trabajo^ cualquiera que sea; todos los borrachos y los pordioseros que fueren encontra­dos vagando alrededor de los tobemos; en sumo, todos los ociosos, deberán ser obligados a trabajar en nuestras minas, por un solorio fijo. En caso de que se nxeguen a hacerlo, se les oplicarán grilletes, conduciéTidolos o Ios minas” .

"Durante el siglo X V I abundaban en toda Europa las casas lla­mados “de Trabajo” u **Hospicios”; en ellas se encerrálm y se les hacía trabajar duro, a todos los mendigos, vagabundos, huérfanos, demen­tes incluso. Los trabajos que allí desempenaban no eran ligeros, ni se hacia tampoco excepción para los enfermos, ancianos o ninos. No se les pagaba, alegando que el alimento que se les daba era más que suficiente como remuneradõn".

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LA LüCHA DE CLASES Acabamos de hablar de la explotación a DE LOS TRABAJADORES que los capitalistas sometían en sus fá- D£ LAS MANUFACTURAS bricas a los trabajadores. Pero cabe pre-

guntar ahora si los trabajadores intenta- ban por su parte luchar contra sus oprcsores. Por supuesto que sí; sólo que el proletariado estaba aún en íormación.

En primer lugar ^an pocos y luego se hallaban desorganizados, además de que no se habían liberado todavia de los prejuicios pecu­liares a campesinos y artesanos en general; sólo en forma muy vaga sc daban cuenta como clase de sus propios intereses y necesidades. Por eso sus intcntos no condujeron a ningún triunfo serio. Pero al mismo tiempo, el hecho de hallarse organizados y laborar juntos en una misma empresa grande, los unia, creando en ellos el espíritu de lucha.

Los obreros empleaban medios de lucha de que ya hemos trata­do; organizaban huelgas, boicoteaban a los maestros y constituían uniones que, hay que decirlo, eran muy débiles. En ocasiones csta- Uaban rebeliones, aunque en la mayor parte de las veces no pasaban dô meras escaramuzas y eran aplastadas rápidamente.

Un economista burguês de fines def siglo XVII, escribía acerca de las huelgas organizadas lo que sigue: "E l espíritu de rebelión se había difundido tanto entre los trabajadores, que en los centros co­merciales podían verse multitudes de setecientos a ochocientos obre­ros que simultáneamente abandonaban la fábrica y lo5 labore.-? no terminadas, porque se les habia reducido un cêntimo en sus salarios diários. Los más turbulentos empleaban la violência contra los que se mostraban ro2onables'\

A fines dc ese mismo siglo, cn Inglaterra fundaron una asociación especial los cardadores de lana. “Nadie —escribía un cronista de en­tonces— debío aceptar trabajo por una paga menor que la por ellos fijada; ningún maestro podia contratar a cardadores que no períene- ciesen a su asociación; si no cumplía con e. to, todos los demás tràba- jadores debían negarse a laborar en ese taller. No contentos con dejar ellos de trabajar, maldecían a los trabajadores que se quedaban la­borando en lo tolleres, los gólpeaban y hasta solian desfruirles sus herramientas*'.

Las autoridades prohibían las uniones de trabajadores, sujetán> dolas cn consecuencia a crueles persccuciones.

Existe un interesante protocolo en relación con cl movimiento dc los mineros en Alemania durante el siglo XVI, que dice: *‘Los mineros hicieron correr a jueces y jurados de la localidad de Sc.hnee- berg, porque queria reducirics los salarios; una parte dc los trabajo^ dores se diriçió a las montanes, y el gerente que en esa época regen» teaba ía explotación, tuvo que ocupar Schnee.herg con ayuda de las tropas armadas”. Este mismo movimiento de rebelión volvió a es-

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tollar dos anos más tarde, “cuaiido los mineros obligaron a los capa- taces y ayudantes a seguirlos, bajo pena de muerte, pues habían de­cidido en un principio oponerse a ios fuerzas llamadas para yuprimir su movimiento^’.

DESARROLLO DE En ese período la técnica de la producción en LA TÉCNICA gran escala estaba todavia basada en el trabajo

manual; mas con todo, se había logrado ya cierto adelanto en comparación con la industria artesana.

A fines dcl siglo XV sc comenzó a producir en Europa hierro fundido. Para obtener hierro entonces cra menester mczclar en los altos homos el mineral con carbón vegetal, pues no íué sino hasta mediados del siglo X V III cuando se empleó carbón de piedra en vez del vegetal.

Antes dcl siglo X V II no conocían los grandes tomos y la maqui­naria para laminar y cortar grandes piezas dc hierro. Fué en esa misma época cuando apareció el martillo automático para forjar hierro.

El acero ya era conocido entre los pueblos dc la antigua cí\t1í - zación, tales como Grecia, Babilônia y Egipto. Luego, cl arte dc hacer el acero casi fué olvidado; sólo cn los siglos X II y X III volvió a des- arroUarse en Europa. Hasta fines del siglo X V III y comienzos del XIX, cn el forjado dcl acero y del hierro se empleó un procedimiento completamente primitivo.

En lo que toca a las industrias textiles, cabe advertir que hasta el siglo XVI, el hilado sc hacía de la misma manera que en tiempos antiguos. Sin embargo, fué a partir de ese mismo siglo cuando em­pezó a propagarse por toda Europa la rucca mecânica.

En cuanto a los tejidos en telar mecânico, el primer inventor de que se liene razón fué Anton Müller, de Danzing, el ano de 1600. El invento consistia cn un telar de mano en el que se podían tejer si­multáneamente dc diez hasta veinte bandas de diferentes colores. Dicho telar era movido por una rueda y podía ser operado por un solo trabajador. Las corporacioncs de tejedores, temerosas de que su oficio cayese en la ruina, solían destruir esos telares; dieron muerte a Müller y arrojaron su cuerpo al río. Dc tal modo que la maquina­ria de hilados y tejidos no vino a hacerse extensiva en su uso sino hasta fines del siglo XVIII.

<.CuáI fué la fueraa motriz empleada en tales mecanismos? L a ' caldera de vapor se introdujo en la industria en el siglo XVIII; antes de esa época, aparte de sus propias fuerzas, el hombre se valia dc la _ tracción animal, de la energia hidráulica o del viento. El primer mo­lino de viento apareció cn Europa allá por los siglos X III y XIV. Se utilizo generalmente para moler el trigo; sólo en raras ocasiones se dedicaban esos molinos a otros usos.

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La energia hidráulica era de suma importancia; se empleaban ingeniös de esta fuerza para moler el maíz, elevar el agua y bombear en las minas; para aserrar madera y cortar árboies, para cargar mi­nerales y poner en marcha otros mecanismos. Se usaron aparatos es- pecialcs en la fabricación del papel, para aprovechar los desperdícios de telas y papeles viejos, no menos que para fundir el metal o res- quebrajar los minerales. Mucho después se introdujo el uso de estos ingeniös hidráulicos en la industria textil.

CAMINO DE LA PHODUCCION El crecimiento de la producción vi- C A P I T A L I S T A no a causar el decaimiento de la

economia natural tanto en el cam­po como en los centros urbanos; estimuló el florecimiento de las ciudades, acelerando ei ascenso e importancia del comercio, el cual a su vez condujo a los grandes descubrimientos geográficos. (Véase la lección X X X ). Ei desarrollo del comercio también estimuló el de la producción.

Por consiguiente, decayó el artesanado y con el la industria co­operativa. Los artesanos pasaron a depender del comerciante; miles de ellos arruinados a vcces, y otras obligados por los manuíactureros a “dispcrsarse” o a ccntralizarse.

Quiere decir que en el seno del feudalismo se erguia ya la indus­tria capitalista.

C Ü E S T I O N A R I O :

^Qué diferencia existe entre un operário y un artesano?

^Cuái es la diferencia entre la industria manufacturera capitalis­ta por una parte y artesanado por la otra?

^Qué diferencia hay entre manufactura centralizada y manufactu­ra dispersa?

^Qué condiciones de trabajo prevalecían en la producción en gran escala?

^Cuál es la diferencia de técnica entre la manufactura centrali­zada y la producción artesana?

<.De qué medios se valian los trabajadores para luchar contra los capitalistas en el periodo de las manufacturas?

íCómo se explicaria el fracaso dc los movimientos obreros de aqueliu época?

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XXIX.-LA SITUACIOM DEL CAMPESINADO EN LOS SIGLOS XVI y XVII

El desarrollo industrial y el consiguiente incremento de Ia pro­ducción urbana, al propio tiempo que la rápida expansión dei comer­cio y de la economia monetaria, redundaron en un aumento en ia demanda de productos agrícolas, víveres y matérias primas para la industria. Esta demanda ocasionó el deseo de acreccntar las ganan- cicis de las empresas rurales. La transformación de la economia na­tural en cconomía mercantil, que se había iniciado ya desde los siglos X III y XIV, se aceleró considerablcmente y sc extendió gradas a estos procesos evolutivos. (Véase capítulo V ). Más adelante entra­remos en mayores detalles relacionados con este punto. Por ahora nos limitaremos a recapitular lo dicho sobre el particular.

ADAPTACION DE LOS AI igual de los pequenos, los grandes se- TERRATENIENTES A LAS fiores feudales sc esforzaban por adaptar- KUEVAS CONDICIONES se ai cambio de condiciones económicas.

Claro que no todos lo lograron. Buena parte de ellos se arruinaron; tratando de escapar a tan crítica situa­ción, unas veces se aliaban con el buxgués (habitantes dei burgo), otras con la Iglesia, o bien con otros senores feudales terratenientes, cuando no iban a ofrecer sus servieios al rey. Y cuando alguno de estos medios les fallaba, recurrían a la excepcional y cruel represión, a la abierta expoUación de los campesinos. Vale decir que los terra­tenientes que se adaptaban convirtiéndosc en burgueses, no robaban menos a Ic» campesinos, sólo que de manera distinta.

La demanda de dinero como medio de comprar todo, dictaba al terrateniente nuevas regias de conducta económica e indicaba dife­rentes modos de explotación dei campesinado. En la mayoría de los países económicamente desarrollados, en la Europa Occidental (In­glaterra, Italia, Holanda, etc.), la liberación de los campesinos de la servidumbre pereonal se hallaba estrechamente relacionada con la privación de ia parcela que el terrateniente efectuaba, y económica­mente resultaba la más ventajosa de las formas. Las tierras dc 1< campesinos eran, pues, confiscadas en parte o por entero, y los due- iíos, cs decir, los cxpropiadorcs, solían darias en arrendamiento, si no decidían explotarlas con mano de obra alquilada.

Con tal propó.sito, los terratenientes tuvieron primero que des­truir todas las comunidades campesinas existentes; sus leyes y su orden comunes, allí donde seguían en vigor. Por ejemplo, en Ingla­terra nos encontramos con los “cercados”, o sea la manera de incluir

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en posesiones de los terratenientes las tierras comunales, con ob­jeto de privar a los labriegos de tierras destinadas a pastos. El “cer­cado” como sistema comenzó por prohibir a los campesinos que \isa- ran las tierras pertenecientes al senor y terminó en la confiscación por éste de las tierras comunales mismas, que el senor agregó sim- plemente a las suyas propias. En los países donde la cria de ovejas resultaba ventajosa, como en Inglaterra y parte de Espana, la mayo­ria de esas tierras comunales jtueron convertidas en pastaderos.

EL CAMPESINADO Con frecuencia succdla que los campcsinos “li- SIN TIERRA berados” y obligados en cambio a pagar fuertes

rentas cn dinero, impc^ibilitados de adaptarse a las nuevas condiciones económicas, quedaban arruinados^ abandonan­do voluntariamente sus tierras.

El desarrollo del comercio y de la producción agrícola ahondó y accleró la diferenciación entre campesinos ricos y pobres. Los cam­pesinos ricos compraron a los pobres sus parcelas; tomaron las tierras del senor en arrendamiento, y explotaron los brazos de Ias clases oprimidas. Esto, a su vez, vino a agravar Ia miséria entre Ias masas laboriosas del campo.

De los campesinos privados así de tierras, unos fueron empleados como trabajadores agricolas, mientras otros pasaron a ocuparse en Ia industria, en su mayor parte como obreros de fábrica, cuando no eran alquilados como soldados. El resto, considerable cn número, se veia en la imposibilidad de obtener emplco alguno. Los que no se convertian en vagabundos, mendigos o bandidos, sencillamente se mo-

j rian de hambre.f A medida que el poder central se desenvolvia más y más, se[ hacían inneccsarias las bandas armadas. Con el desarrollo de la eco-í nomía basada en el dinero, se volvió lujo desmedido el tener un gran

número de sirvientes, como antes lo hacían los terratenientes. La di- \ solución de las bandas armadas del feudalismo, por ima parte, y porf la otra, la de los criados supérfluos, aumentó el número dc los des­

ocupados, vagabundos y personas sin hogar.' Un escritor del siglo XVI, Sir Thomas More, nos dejó una vivida[ descripción de la vida de esas gentes: ávido terrateniente rodea

con una muralla (encloses) una área de rorios miles de acres de te­rreno; honrados campesinos son arrojados de sus hogares, cuando no por fraude, por lo fuerza... Y de ese modo Ias /amiUo5 campesinos se ven vagando por campos y camino.'i; hombres, mujeres, vit4do« o esposas, padres y madres con pequenuelos. .. venden por una «m ple canción todas sus períenencias misérrimas. Eso en el mejor de los casos. Y cuando la escasa fuente se agota, cosa que sucede muy pron^ to, la qué pueden dedicarse? A robar, para ser luego colgados de un

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á rb o l...f ') lY en qué consiste su crimen? Ton sólo en que no han podido encontrar trobojo, supuesto que ocupación la han buscado de Io mejor monero que han podido..

Las autoridades se csíorzaban por combatir la vagancia, impo> niendo los más crueles castigos. Durante el siglo XVI, en Inglaterra la Icy mandaba que “sc amarrase a una carretilla de mano a los men- digos o vagabundos aptos para trabajar y que se les azotara hasta que la sangre les brotase del cuerpo” , haciéndolos, después, que ju- rasen bajo palabra de honor que para otra vez trabajarían. (Y hemos dicho que les era materialmente imposible encontrar trabajo). Un vagubundo aprchendido por segunda vez, tenía que someterse al cas­tigo de que se le cortase la mitad de una oreja; y a la tercera, se le condenaba a muerte. \Y pensar que todos estos padecimientos tenían por origen el haber sido despojados de sus tierras por los mismos senores feudales que obligaban al gobiemo a aplicar estas horrendas leyes!

LA IJBERACION DE LOS SIERVOS Ya hemos dicho que la transfor- EN DIFERENTES PA IS^ mación de Ios campesinos en pro­

letários sin hogar y sin tierra, se debió a la liberación de la servidumbre personal. Describimos asi­mismo cómo Ios siervos eran liberados en Francia y en Inglaterra. En Italia el temprano desarroUo de la economia mercantil y el rápido descnvolvimiento de las ciudades, adonde los campesinos fugitivos iban a refugiarsc, condujo a la abolición de la servidumbre.

La liberación de los siervos cn Italia se realizó en los siglos X III y XIV, mediante arregios individuales celebrados con los senores feudales, que rccibian una especie de rescate de los labriegos.

En las regiones más desarroUadas de los Paises Bajos (Holanda), la antigua servidumbre desapareció bajo la influencia del desenvolvi- micnto comercial e industrial del país. A lli también los terratenientes confiscaban las tierras comunalcs de los campesinos, particularmente las destinadas a pastos o desperdícios, y las cedian en arrcndamiento por fuertes rentas a nucvos colonizadores. Dc eso resultaba una dife- renciación entre campesinos, pues un considerable grupo de labriegos sin tierra iba a dar a la industria naciente.

En el siglo XVI, la burguesia comienza a comprar tierras a los senores feudales y a organizar de un modo progresivo la explotación, con una técnica mejor. (Se cultivaba el Uno y se criaba ganado des­tinado al mercado). Con todo, en regiones de Holanda donde la vida urbana no se habia desarroUado todavia mucho, como en los distritos

<*) Si homos de creer e! usado por !os funcionários dei Ke^,diirantti et reinado de Enrique VTII fueron eolgadus cerc» dc setenta mü *‘ la- drones ontre pequenos y grandes*'.

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dei Nordeste, 1<» lazos feudales no desaparecieron, ni siquiera en el siglo XVI. í i i Espana la lil>eración de los siervos fué consumada tan sólo tras una persistente cuanto violenta lucha de los campesinos. Las condiciones de éstos variaban según la región. Más adelante vamos a referimos a una parte sumamente importante de Espana: Cataluna.

A raiz de la epidemia conocida con el nombre de “Muerte Negra” , en la segunda parte dei siglo XIV, la situación de los campesinos es- paüoles se hizo excesivamente grave a causa de la violência y la ex- poliación de los latifundistas. Creció el descontento entre los campe­sinos, al grado dc que los terratenientes se quejaban de que aquéUos “cavaban tumbas para ellos (los senores) y erigían cruces” , forma dc amenar^Jos con la muerte. A l fin estallaron varias insurreccio- nes; la más importante de todas fué la ocurrida en 1462.

Los rebeldes armados atacaban los castillos feudales y los monas­terios, y a toda demanda de pago por concepto de contribuciones o rescates, contestaban con un “LES PAGAREMOS CON GOLPES DE NUESTRAS LANS^S”. La rebelión no triunfó. Pero en 1484 ocurrló otra revuelta campesina, y como resultado dc ella el rey publicó un decreto liberando a los campesinos sier\ os mediante el rescate co- rrespondiente.

Hagamos, pues, un sumario de todo lo expresado acerca de la diferenciación y la proletarización dei campesinado, debidas, según hemos apuntado ya, al desarrollo de la economia mercantil; usemos para ello las palabras de Lenin:

"Un ffistema econômico destinado ya a los u«os dei mercado (cona de suma imjx>rtancia) ha dado senates de cambio. La adopdón de la economia mercantil constituye la riqueza de una economia in­dividual que depende dei mercado. Las fluctuaciones de éste originan y agudizan la desigualdad econômica, concentrando el dinero libre en las manos de unos cuantos y cattsando, cl mismo tiempo, la rutna de otras. El dinero se emplea naturalmente en la explotación dei pobre y se convierte en capital. La ruina llega a tal grado cuando el campesino se ve obligado a dejar por completo su tierra, pues ya no puede vender el producto neto de su trabajo; ahora sólo puede vender su fuerza de trabajo’*.

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CAPITULO X I

EL COMERCIO DE ULTRAMAR V LA POSESION DE LAS COLONIAS

XXX.-LOS GRANDES DESCUBRIMIENTOS GEOGRÁFICOS

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Durante esc ticmpo ocurrieron grandes câmbios en el dominio del mercado internacional. El Mar Mediterrâneo era la ruta princi­pal dc ese comercio, antes del siglo XV. Y como es sabido, los mer­cadores italianos fueron los que más se distinguieron por su tráfico. Hubo un momento en que superaron a todos sus rivaies; pero ya en el siglo XTV la importancia del comercio italiano había decaído. A mediados de ese siglo los italianos recibieron un rudo golpe: los turcos, ya en posesión del Asia Menor, ocuparon Constantinopla y el Mar Negro. Estas conquistas aislaron a los centros italianos de 1<» del Cercano Orionte. Pero lo peor consistió en que durante la domi- nación turca los viajes hacia la índia se hacían extremadamente di- fícücs. Las caravanas de mercaderes penetraban cada vez menos en estas tierras distantes, al grado de que los comerciantes llegaron a considerar a la índia como un país de leyenda y de fabulosas rique­zas. Esto era verdad cn parte; pcro agrandada por los relatos de los pocos mercaderes que regresaban de allá. Era difícil atcstiguar la verdad dc tales Ieyendas, pues el viaje requeria largo ticmpo; en ir y venir se empleaban aõos enteros.

De ahí nació la idea de buscar nuevas rutas a la índia que, ade­más de más cortas, fueran menos peligrosas.

CONOCIMIENTOS Del siglo X II al siglo XV, los barcos europcos GEOGRÁFICOS menudearon sus viajes a grandes distancias. Los

emprendidos del Báltico y del Mar del Norte al- rededor dc las costas dc Europa y al Mediterrâneo, se hacían más fre-

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cuentes, así como el pa$o de esos barcos por el Estrccho dc Gibraltar hacia eí Océano Atlântico.

Sc dcscubricron por cntonccs varios grupos de islas en la parte oriental del Atlântico, y había galeras que extendían sus viajes hacia el Sur, a lo largo de las costas de Africa.

Todos estos viajes vinieron a ampliar el horizonte geográfico de los navegantes, preparando la base de grandes descubrimientos en los siglos XV y XVI.

No existia en esos tiempos una idea exacta de lo que podía ser el globo terráqueo. Sin embargo, gracias a ese desarroUo de viajes marítimos, algunos geógrafos o viajeros creían ya que más hacia el Oeste, aUende el Océano, debían existir tierras desconocidas. No faltó quien concibiera la idea de que, viajando hacia el Oeste, se podría al fin y al cabo Uegar a Ia India.

En este sentido tiene particular importancia la opinión expresada por cl físico, astrônomo y geógrafo italiano, Paolo Toscanelli. Influído por las descripciones de viajes relatados por sus contemporâneos, Ue- gó a la conclusiôn de que la Tierra tenía la forma de un globo y que Ia opinión por entonces existente acerca de que ia Tierra era plana, estaba equivocada. ToscanclU dibujô un mapamundi en que la índia se haUaba situada al otro extremo del Océano Atlântico de cara a Europa, donde en reaUdad había de encontrarse América, de la cual Toscanelli ni siquiera sospechaba la existência.

La creencia de que Ia Tierra tenía la forma de un globo, dió lugar a la esperanza de Uegar a la índia viajando hacia el Oeste, idea ten­tadora. No faltaron hombres arrojados que cometieron tal empresa. El primero en reaUzar cse plan fué el famoso navegante Cristóbal Colón, quien decidió probar la exactitud de las teorías dc Toscanelli

EL DESCUBRIMIENTO Colón era hijo de un artesano, un hilandero DE A M E R I C A de Gênova. Como marinero pobre que era, ca­

recia del dinero suficiente para emprender viaje tan arríesgado. Pudo conseguir del gobiemo espafiol los medios para realizar sus planes, después de superar dificultades inauditas. Sobre todo, encontró resistcncia en el Clero, pues éste veia en la idea de Colón nada menos que un atentado contra las “Santas Escrituras” . Los clérigos sostenían que la Tierra no podía ser un globo, pues en el EvangeUo está escrito que es plana como un disco y el Océano un abismo sin fondo. Pero fué vencida la oposición del Clero, el cual tuvo que someterse a los intereses dcl gobiemo hispano y de sus merca­deres, que en esos tiempos rcunían a todo el país en un solo Estado centralizado. Los comerciantes se esforzaron por asegurarse nuevas rutas, por obtener nucvos y más ricos territorios, por despojar a los nativos. I-os deseos de los mercaderes eran, naturalmente, apoyados por el rey; de tal modo, que las protestas de los clérigos no tuvieron

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buen éxito y Ia expedición de Colón fué, consiguientemente, organi­zada. Se le proporcionaron tres carabelas. Con tan escasa flota, que conducía ciento veinte gentes en total, Colón salió a princípios de agosto del ano de 1492, del modesto pucrto espanol de Paios, con rum- bo a las Islas Canadas. A llí sc detuvo la cxpedición por algunos dias para tomar provisiones y reparar los barcos, que al cabo pusieron proa hacia el Oeste a través del mar occano.

Transcurrieron dias y semanas enteras sin observar trazas de tierra. Los marineros comenzaban a inquietarse. Los supersticiosos temían que aquel viaje no tuviese fin; que el Océano, como parecia, no tuviera limites, y que “Dios” los fuera a castigar por haberse atre­vido a cruzar aquel Océano. En una ocasión las embarcaciones trope- zaron con ima faja cubierta de algas, lo que les hizo alentar Ia espe- ranza de ver tierra muy pronto. Las aves marinas vinieron luego a reforzar esa esperanza, pues cn aquellos tiempos se tenia la creencia de que esas aves no podían volar muy lejos de la costa. Pero pasaban dias y semanas y la tierra no aparecia a la vista. Creció la ansiedad, Se robustecia la demanda de deshacerse de Colón y regresar a Espafia. Transcurrieron setenta dias completos. A l fin, imo do los vigias de las carabclas divisó cn el horizonte una tira de tierra, y el viaje tocó a su fin. Colón creia haber llcgado a la India, pero en realidad no habia arribado sino a una de las Islas Bahamas. Poco después, esa misma expedición de Colón descubrió las islas de Cuba y de Haiti.

En los anos subsecucntes, Colón emprendió tres viajes a Ias tie­rras recién descubiertas. Descubrió las islas de Puerto Rico, Jamaica y varias de las Antillas. En su creencia dc haber descubierto la índia, Colón llegó a tomar en un principio la Isla de Cuba por una de las costas de la Península Indica. Disipado ese error de Cristóbal Colón, se dió a csas islas el nombre de índias Occidentales, y a los naturales de ellas el de indianos. Por lo que hace al nombre dado al Continente, o sea el de “América” , hay que decir que se le dió más tarde en honor de otro navegante, el florentino Américo Vespucío, quien tomó parte algunas veces en los viajes al Nuevo Mundo, habiendo con tal motivo compilado y puesto en detalles una fascinadora descripción de las nue­vas tierras.

IA RUTA MARÍTIMA A l mismo tiempo que Colón se hizo al mar A L A I N D I A con rumbo a América, en busca de una nueva

ruta, fué descubierta la verdadera ruta ma­rítima que se buscaba, la que se dirigia no hacia el Oeste sino hacia el Sur, a lo largo de las costas de Africa. Desde los comienzos del si­glo XV se habían intentado viajes en esa dirección, particularmente por navegantes portugueses, no ya con la mira dc Uegar a la índia, sino con la de capturar a los naturales so pretexto dc convertirlos aí cristianismo, pero en reaUdad para reducirlos a la esclavitud. La fina-

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lidad de los portugueses era la rapina y el despojo de las nuevas tie­rras, ricas en oro y toda clase de tesoros. Cada ano avanzaban más y más hacia el Sur, hasta que por último, en 1486, Bartolomé Díaz en- eontró el Cabo de Buena Esperanza. La expedición de este navegante Uegó a establecer con certeza que sí era posible doblar el Continente AÓicano por el Sur. Sólo les faltaba atravesar el Océano Indico.

Diez anos después, o sea cn 1497, una expedición mucho mayor que la anterior, salió de Lisboa en cuatro grandes barcos, bajo las órdenes de Vasco de Gama. En un principio siguieron los pasos de Díaz; luego doblaron el Cabo de Buena Esperanza y comenzaron a navegar hacia el Norte, a lo largo de la cos^a oriental de Africa. Allí se encontraron con los puertos comerciales de los mercaderes árabes, los cuales recibieron a los portugueses cn cierto modo mal dispues­tos, pues los tenían por rivales peligrosos. Sin embargo en uno de esos puertos, al parecer Melinde, la expedición dió con un práctico árabe que los guiara- Con su ayuda lograron cruzar el Océano Indico, Uegando a las costas de Malabar.

Así fué encontrada la ruta que conduce de Europa a la índia.

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EL P R I M E R V I A J E Poco después dei descubrimiento de ALREDEDOR DEL MUNDO América se hizo el primer viaje alrede-

^or dei mundo. Empezó en 1519 bajo la dirección de Magallanes, português de origen, pero que sc hallaba al servicio de Espaôa. A instéincias dei gobiemo cspanol lsumió el car­go de la expedición que fué a conquistor nuevas tierras y a descubrir rutas marítimas más cortas hacia países asiáticos. Magallanes cruzó ^ Atlântico en la dirección dei Suroeste. A l locar la costa dei Bra-sil, algo al Sur dei Ecuador, navegó a lo largo de ella, hacia el Mediodía, y Uegó al extremo meridional dei Continente. A llí descubrió, entre el Continente y la Tierra dei Fuego, el estrecho que une al Atlântico con el Pacífico y que sc conoce ahora con cl nombre de Estrecho de MagaUanes.

Poco después esa misma expedición cruzó el Pacífico, pretendien- do someter por la fuerza armada a la población nativa de las islas si­tuadas en la parte Suroeste dei Océano. Durante el infmctuoso inten­to de conquistar una de esas islas, Magallanes cayó herido de muerte. El resto de la expedición trató entonces de regresar a Espana lo más pronto posible. De las Islas Molucas, sin Uegar a la índia, atravesaron cl Océano Indico, Uegando a la costa meridional de Africa. Habían dejado atrás la parte principal de la ruta, entrando a lo que ya les era familiar. Por último, al cabo dc tres anos de comenzada, o sea en 1522, los supervivientes de la expedición regresaron a Espana. (

Tal fué el primer viaje alrededor dei mundo. t

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C V E S T I O N A B I O :

iPoT qué se buscaban nuevos caminos hacia la índia en la segun­da mitad del siglo XV?

^Cómo fué descubierta América?

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"^XXXL-EL SAQUEO DE LAS COLONIASVeamof? ahora en que forma sometieron los europeos a las nuevas

tierras descubiertas y cómo las saquearon.Los primcros conquistadores del Nuevo Mundo eran, por Io regu­

lar, aventureros, i^ividuos mitad bandidos mited. militares, cuyaá actividades contaban'cònTã prôtéècÍóíi'dCCtdíiIâ'y aun las bendiciones de sus respectivos gobiemos. En Espana se llamó a estos caudillos “conquistadores*’. Uno de ellos, Cortés, conquistó a México; otro, Pi- zarro, conquistó al Peru; ambos llevaron a término sus empresas apro- vechándose dc la enorme ventaja que los europeos poseían en materia de técnica militar, pues los conquistadores empleaban armas dc fuego totalmente desconocidas para los naturales de América.

Los conquistadores obtuvieron de los reyes espanoles considera­bles privilégios. De hecho ellos gobemaban las provincias con­quistadas.

EXTERMÍNIO DE Las tierras conquistadas fueron sometidas al más LOS NATIVOS despiadado robo en gran escala, El capitalismo na­

ciente, en sus primeras etapas se vió tinto en la sangrc de miUones de aborígenes, que morian bajo la inicua explo­tación de los conquistadores blancos. Dice un historiador que “nos­otros los europeos nos haciamos ricos porque tribus enteras dc nativos eran asesinadas; en nuestro propio interés personal, continentes ente­ros quedaron devastados”.

En 1503 se establecieron en Jamaica los primcros espanoles, y en 1558 habia desaparecido la población india. En “La Espanola” , nombre que Colón dió a la Isla dc Haiti, habia cl ano de 1508, momento de SU conquista, sesenta mil habitantes aborigenes, de los cuales queda­ban en 1548 solamente quinientos. La población nativa dc Cuba des­apareció en 1550. Otro tanto podía observarse con respecto a muchas otras regiones tomados por los europeos. Los pobiadores naturales pcrecian, como es fácil suponersc, a causa dc la intensa explotación a que se les sujetaba.

Incluso los funcionários del gobierno encontraban a menudo exce- siva la explotación. Un virrey de esa época escribía en un informe al rey (1560):

**En todos los dominios de Espana, las trilrns aborigenes tienden a desaparecer por completo, cuando no se hacen raras. Los nativos obondonon .vtw kogares y sus tierras, viendo que no tienen para ellos ningún valor a causa de los excesivos tributos tanto en especie como en dinero a qtie se les somete. Se mudan a otros lugares, van o re/u-

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giarse en las selvas, enfrentándose con el peligro de ser tarde o tem^ prano presas de los animales feroces. Son muchos los que se suictdan, según he podido comprobar mediante observadones personales o por medio de encuestüs entre los colonos locáles”.

ESCLAVITUD DE Dcsdc los comicnzos de su colonización, los con- LOS NATIVOS quistadores espanoles empezaron a esclavizar a

los naturales del país. Los anales registran consi- derablc cantidad de testimonios cn rclación con la existencia que Ue- vaban estos pobres esclavos. A continuación transcribimos lo que dice “La Historia del Nuevo Mundo” escrita por un contemporâneo de la Conquista:

"En parte debido a la carência de alimentos y en parte a la pena que les causaba la separación de ítus padres, madres e hijos, la mayo­ría de los nativos —cuatro mil gentes en total— capturados por el capitán espanol Pedro de Cádiz en la Isla de Camango, del Archipié- lago de índias, perecieron en el camino hacia el puerto de Cumán. Cada vez que alguno de los esclavos en cuestión se veta incapacitado por la fatiga para seguir el paso de los demás camaradas, los espano- ies, temiendo que esos nativos se quedasen atrás para poder atacarlos, los atravesaban con sus espadas dándüle.<í allí mvfmo muerte sin piedad. Era una esceria terrible la que presentaban aquellas pobres criaturas torturadas, víctimas del cansando y a tal grado agobiadas por el hambre, que apenas podian tenerse en pie. Marchaban unidos por el cuello, los brazos y las piernas, con cadenas. Todos los nativos capturados como esclavos eran marcados con hierro candente. Los capitanes separan una parte de los esclavos destiná-ndolos a su posesión particular, y el resto lo distribuyen entre sus soldados. Estos, a su vez, los ju^gan a los naipes euatido los venden. Los mercaderes que adquirian esta mercancía a cambio de alambre o azúcar y otros víve­res, Uevaban esos esclavos a regiones de las colonias espanolas donde creian que hubiese gran demanda. En el viaje muchos de estos escla­vos se lês morían a causa de la poca agua o simplemente de las condi­ciones infectas que rcinabaíi en los borcos, pues los mercaderes los embarcaban como bestias en las bodegas, donde no sólo carecían del espado necesario, sino hasta de aire para respirar**.

El extermínio de los aborígenes de América se operaba con tal rapidez, que los conquistadores se vieron amcnazados por la posibili­dad de falta de brazos en las colonias. Esto alentó cierto movimiento contra Ia esclavitud en América. Como precursores de ese movimien­to aparecieron los padres misioncros de la Iglesia católica, quienes acompanaron a los conquistadores cn número conj?idcírable. Los mi- sioneros se esíorzaban por obtener la libertad de los nativos rcducidos

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a la esclavitud y convertidos por la fucrza al cristianismo. Mas esos mismc» misioncros no protestaron jamás contra la importación de csclavos del Viejo Mundo a América. Los misioncros eran los que predicaban la religion. Es de notar que los misioneros cristianos cn general, han sido siempre, y lo son, un elemento muy activo al servi­cio de la política dc despojo que adoptan los capitalistas especialmente en los países colonialcs.

L A T R A T A DE Cientos dc miles de esclavos negros eran cap- ESCLAVOS NEGROS turados cn Africa y enviados como ganado a

América. La exportación de ncgros de Africa para América continuó por siglos; la cifra mayor fuc alcanzada du­rante el siglo XVII, pues se calcula que cntonces ascendió la expor­tación anual a cicn mil cabezas.

La explicación de tan tremendo comcrcio radica, indudablemcnte, en la ganancia excepcional que del ncgocio se derivaba.

Rara vez bajaba del cincuenta por cicnto, y en cuanto al máximo obtcnible, podia extendcrse a un ciento cincuenta por ciento y hasta el doscientos por ciento. El informe comercial respectivo del ano de 1693, contiene las siguicntes cifras: Esclavos comprados por 29,200 libras y vendidos por 240,000 libras” . Eso sin contar con que habia otras cla.%s de comercio con los nativos, que no eran menos ven- tajosas.

EL COMERCIO OBUGATORIO He aqui cómo describe un historiadorY LOS MONOPOUOS cl referido comercio colonial:

"Rcctbiamos polvo de oro y metal en hruto a cambio de objetos completamente ningún valor. Zcpaío.ç viejos se vendían en las colonias por trescientos ducados; una capa espanola valia mil duco- dos. Los infortunados nativos . e veían obligados a comprar cosas cuyo empleo les era enteramente desconocido; pero por temor no se atre- vian a objetar el aceptarlas. A pesar dc que cn la mayorla de los casos contaban escasamente con qué sustentarse ellos y sus familias, se vetan a menudo forzados a vestirse de seda y terciopelo, a adomar las deteriorada.<t paredes de sus tristes chozas con espejos; se les ven­dían encajes, botones, libros y mil cosas más que para ello represen» taban poco o ningún uso, y todo o prccios fantásticos. En cambio, cuando nosotros comprábamos algo de ellos, lo haciamos a precios irrisoriamente bajos”.

Lios europeos obtenían ganancias enormes con el comercio de nar­cóticos, particularmente con el opio, cn la India y China; comcrcio que sembraba la ruina entre los pobladores nativos. El opio y el alcohol conducian a la degencración de la población del pats; pero

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mercadcres y especuladores derivaban de ellos considerables fortunas.Lo siguiente demuestra en qué forma se hacían las fortunas me­

diante semejante tráfico. Un inglés enviado a la índia, a una r^ ión alejada de los centros donde se producían el opio, obtuvo del gobierno el monopolio del opio para abastecer a toda la región. Vendió sus concesiones a una empresa por 40,000 libras esterlinas; el comprador, a su vez, volvió a vender el privilegio exclusivo, el mismo día, por 60,000 libras esterlinas, y el último tenedor eonfesó que sus ganancias en el negocio ascenderían indudablemente a una suma mucho mayor.

SOCIEDADES El caso antes citado no constituía ninguna excepción. ANÔNIMAS Su ejemplo se multiplicaba en la historia del comer­

cio colonial. Tal manera dc enriqueccrsc en los países recién dcscubiertos, sólo se hacía posible en virtud del activísimo apoyo que los gobiemos respectivos prestaron, desde xm principio, para que al amparo de sus pabellones nacionales se confiscaran las primeras colonias. Con frecuencia el comercio colonial se concedia en forma de monopolio a importsmtcs compaüías, que poseían en la región dc sus actividades casi todos los derechos y la sanción de las autoridades.

Las más conocidas entre estas companías son la Holandesa y la Inglesa de índias Orientales. La Companía Holandesa de índias Orientales fuc la primera que se fundó, pasando a servir de modelo a iodas las demás companias que después se establecieron. El capital suscripto de la Companía Holandesa asccndía a 6.500,000 florines. El referido capital se dividió en 2,150 acciones de a 3,000 florincs cada una. Más de la mitad de todas las acciones pertenecían a comercian­tes de Amsterdam. El accionista recibía dividendos anuales, o sea su parte de utilidad líquida, de acuerdo con el importe de las acciones que poseía. Los dividendos eran generalmente muy elevados, llegan­do a veces hasta un sesenta y setenta y cinco por ciento. Por los derechos de monopolio sobre el comercio colonial y las exclusivas correspondientes. Ia empresa pagaba al gobiemo un tributo anual de varios millones dc florines, suma que sc cubría con toda facilidad mediante los fantásticos ingresos que la empresa percibia.

LAS COLONIAS EN LOS Durante la era de los grandes descubri- ESTADOS EUHOPEOS mientos geográficos, cl centro del comercio

internacional fué desviado hacia las playas del Océano Atlântico, dc modo que las ciudades y los Estados que bordeaban ese Océano comcn/aron a desemptóar un papel muy im­portante en el tráfico internacional. Venecianos y genoveses ccdieron el lugar de honor a portugueses y cspanoles; después de ellos vino Francia y poco a póco Holanda e Inglaterra la reemplazaron.

Los portugueses hicieron los primeros descubrimientos en las

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costas occidentales de Africa y cn parte de la India. Se establecieron en Ceiián, Malaca, Sumatra, Java y otras islas. En 1563 tomaron Macao, China. Los portugueses Uegaron asi a cjercer monopolio so­bre el comercio de alcohoics y licores, perfumes, azúcar y algodon, entre otros. Lisboa se convirtió en centro del comercio internacional; por allí pasaba todo el tráfico entre Europa y la India. Portugal era el amo del Océano Indico. El comercio de los árabes quedó destruído. Ningún barco podia pasar sin permiso de los portugueses; de otro modo era considerado como pirata. Mediante tratados comerciales celebrados con los principales jcfes de tribus, los portugueses logra­ron rcservarse cl comercio exclusivo en las colonias.

Mientras los portugueses se establecían cn la índia, los espanolcs fueron extendicndo sus conquistas por América, hacia donde eran atraídos por ricos yacimientos de oro y plata. Conquistaron a México, al Perú y a Chile, es decir, a países ricos en los mencionados metales preciosos. En cambio, las tierras, aunque fueran féri:iles donde no abundaba el oro y la plata, no atrajeron a los espanoles. En sus mapas calificaron estas tierras de “incosteables” .

En suma, los portugueses por medio del monopolio comercial ejercieron la rapina en la índia; los espanoles, a su vez, la ejercieron sobre América.

Pero a fines dei siglo XV I la posición privilegiada dc monopolio, tanto de Portugal como de Espana, empezó a decaer. Holanda, Fran­cia e Inglaterra habían comenzado a minar la supremacia de los dos países referidos; a menudo organizaban contrabandos; en otras oca­siones salian abiertamente en son de guerra contra los viejos países coloniales. Espaüa y Portugal eran más débiles que sus adversarios, tanto desde el punto de vista económico como müitarmentc. Esto vino a determinar de antemano el resultado de la pugna.

Los holandeses suplantaron a los portugueses en la índia, sin gran dificultad, aunque no pudieron al fin sostenerse allí por mucho tiempo. En los comienzos dei siglo X V II fueron desalojados por los ingleses, quienes, por su parte, tropezaron con la rivalidad de los franceses. Sólo después de una lucha tenaz pudieron los ingleses afianzarse en esta rica colonia, que fué “la joya más brülante de la corona inglesa” .

Las conquistas ^panolas en América r(Sultaron más perdurables. Pero si es cierto que los espanoles retuvieron en sus manos una mayor autoridad política sobre las colonias en Centro y Sudamcrica, econó­micamente esas colonias caían cada vez más bajo la influencia de los holandeses, franceses e ingleses.

j A la larga, lojt principales conquistas coloniolcs fueron explota- I das no por los primeros colonizadores —<iue fueron portugueses y \ espanoles— sino por la burguesia de Holanda, Francia e Inglaterra.

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XXXIi.-DESARROLLO DE LA CIRCULACIÓN MONETARIAEL ORO Y enorme e inaudito desarroUo del comercio mundial, lo LA PLATA La conquista y la rapina de las colonias produjeron un

cual hizo menester una circulación monetaria de pro­porciones colosales. El oro y la plata fluían del Nuevo Mundo hacia Europa, cuando no de la índia. En un principio los europeos no extraían de las minas de América estos “nobles” metales; se confor­maban con pUlar Ios depósitos nativos. Exigían dincro como rescate por cada jeíe de tribu capturado; profanaban santuarios, tomando los adornos de oro de las paredes de los templos, y se robaban los ornamentos dc los hogar<s nativos.

Pero cuando hiibieron terminado de despojar de estos tesoros a los pobiadores, los europeos decidieron explotar por su propia cuenta los yacimicntos de oro y plata que existían en los países recién des- cubiertos.

PLA TA e x t r a í d a (E n kilogramos)

Anos Europa América Total1493 — 1520 45,100 45,1001521 — 1544 61,000 13,300 74,3001545 — 1560 64,700 199,200 263,0001561 — 1580 50,000 214,900 264,9001581 — 1600 41,300 305,100 346,400

La tabla que precede denota el rápido aumento de la producción de plata, habido en América durante el siglo XVI. Nótcse que la producción de plata en el mismo período permancció constante y aun disminuyó en Europa, hacia fines de cse siglo.

REVOLUClON EN La afluência de plata y oro Uegó a scr tanta, que L O S P R E C I O S su valor comenzó a decaer rápidamente; esto

guardaba paralelo con un descenso en la capa- cidad de compra del dinero en circulación y un aumento relativo en los precios de todas Ias mcrcancías. Primeramente pudo notarse este aumento de precios cn Espana, pues fué allí adonde empezaron a Ue­gar las mayores remcsas de metal. A mediados del siglo XVI, pero muy particularmente en la segunda mitad del mismo, cl alza dc pre­cios se hizo visible en todos los países de Europa. Se calculó que en cuanto a Espana c Inglaterra, esta alza de precios alcanzaba a un

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ciento cincuenta por ciento, y en Francia y Alemania, a mi ciento por ciento.

Kl precio de los cerealcs subió más que el de todos los demás pro- 't.duetos. En Inglaterra, entre los anos de 1550 a 1590, se elevaron en Jun ciento cincuenta por ciento; en Francia, hasta un doscientos por ciento; en Alemania, en un doscientos ochenta por ciento; cn Sajonia, hasta un cicn por ciento. Esta sensible baja del valor del dinero, el Jdescenso en su capacidad de compra, se conoce en la historia como la a“revolución en los precios” . El alza de los precios de los artículos de . J primera necesidad excedia al alza habida en los salarios. Por eso “ la >revolución en los precios” vino a asestar un rudo fíolpc a las masas vtrabajadoras. Lo siguiente puede servir de ejemplo: “En Francia un ■albafiil y un carpintero po^an ganar en los primeros cinco luslros dcl siglo XVI, alrededor de sesenta centavos al dia, y en los últimos cinco lustros sus salarios se elevaron a cerca de noventa centavos, o sea un cincuenta por ciento. Pero en los primeros cinco lustros, se­senta centavos eran el precio de catorce li^cs de trigo, mientras que en los últimos cinco lustros del siglo mencionado, con esos mismos sesenta centavos apenas podían comprarse cuatro litros de trigo.

La “revolución en los precios” fué asimismo en detrimento de los intereses de muchos terratenientes que arrendaban sus tierras por prolongados periodos, a veces hasta por varias generaciones, y percibian las rentas conforme a los términos estipulados antigua- mcntc, en tanto que los precios de la tierra tendían a subir. En Francia, una hectárea de tierra arable costaba en 1501-1525, alrede­dor, de setenta pesos, mientras que de 1560 a 1600 tenia ya un valor de doscientos cincuenta pesos.

D E S A R R O L L O DE LOS En la Europa Septentrional comenza- BANCOS Y LOS CAMBIOS ron a establecerse grandes casas tanto

bancarias como comerciales e indus­triales, de importancia hasta ahí desconocida en Italia, dando como resultado que la opulência de casas florentinas como las de Bardi y Peruzzi cediera el lugar de honor a nuevas formas dc actividades financieras.

Los banqueros germanos gozaban en pleno siglo X V I de una fama cspecial, del propio modo que los comerciantes y los industria­les; vcrbigracia: la casa de Fuggers, que era una antigua empresa de Ausburgo. Los Fuggers, cn la primera etapa de su empresa, que existia ya en el sigio XIV, comcnzaron a hacerse muy poderosos mediante el tráfico entre Italia y cl Norte de Europa. Ausburgo se halla situada en el Sur dc Alemania, sobre la ruta comercial de Italia.

La casa ya mencionada constituía el tipo representativo del ca-

Ipitalista de nuevo cufio. A la vez que comerciantes, eran ya empre­sários manufacturcros; lo mismo adquirian minas de plata en el

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H is to r ia del F e u d alism o

Tirol y de cobre en Hungria, que sc volvian los principales dueüos de minas en Europa. Como ^nqueros fomentaban las haciendas de varios gobiemos europeos, aumentando asi su importancia politica. En el siglo XVI, los Fuggers invirtieron su capital en el comcrcio co­lonial, y su influencia llegó al cenit. En 1511, el capital dc la em­presa ascendia a doscientos mil florines, los cuales se habian multi- nlicado para 1527 a dos millones de florines.

Sus negocios como dueü(» de minas se desarrollaron todavia más. Aumentaron su producción en las minas de Corintia, que eran de zinc y de plomo; poscian minas de oro en Silesia; minas de mercú­rio cn Espaüa. Además, los Fuggers tenían fábricas en Vicna, Lcip- zing, Breslau, Nuremberg, Amberes, Roma, Venecia y muchas otras ciudades más. Hacían grandes operaciones de crédito, y entre sus acreedores figuraban multitud de pequeno-burguescs y personas de grandes fortunas. En 1546, los Fuggers poseían un capital dc cinco millones cien mil florincs.

La siguiente ctapa en el d^arroUo del crédito y el comercio, so- bre\acne con la organización de los cambios. La Bolsa es una unión ordinaria de comerciantes donde se conciertan toda clase de opera­ciones. Difiere de la feria, pues en aquella cl comcrcio sc cfcctúa sin que haya venta real de mercancias, y muy a mcnudo hasta sin mues- tras, supuesto que la calidad de las mcrcancías quo sc contratan cs establecida de antemano; a eso se llama “mercancia norma” . Es evi­dente que en una Bolsa sólo se puedc comcrciar con mercancías in- tercambiables, esto es, mercancias que puedan ser proporcionadas de un lote. En primcr lugar, las Bolsas comerciaban con toda clase de monedas circulantes, o billetes de los diferentes banqueros. Después comenzaron a traficar con otras mercancias: pieles, arenques, cerca- les, lana y demás productos coloniales, como pimienta y cspccias.

La primera Bolsa fué creada durante el siglo X V cn Brujas. Las opcraciones se concertaban en tm principio en la plazucla que esta­ba frente a un poderoso mercader cuyo nombre era Van der Bourse, donde durante dias y dias enteros podian verse multitudes de merca­deres tanto locales como extranjeros. El nombre del mercader Bour­se, dió origen más tarde al nombre dcl lugar que sirvió de asiento a toda clasc de opcracioncs de cambio. En el siglo XVI, la Bolsa de Brujas perdió su suprcma importancia; fué superada por la dc Lyons, y dcspucs por la de Amberes. Este último lugar llegó a scr, durante cl siglo XVI, el ccntro principal del comercio mundial.

operaciones de credito y la.«? Uowiu?, rí?(íun<iojçíi,.yn .considerflbie, mUne-níò en Jd'1-mporiància (iet c o ita l _coni<^cjal. La nueva close

'*Huirgt 'sia urhana'se convirtió en fuerza socialimportante.

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190 A . G u k o v s k y y O. TRACHTE:rBERG

C U E S T I O N A R I O :

^Cuáles fueron las causas de “ la revolución, en precios” ?

iQué clases resmtieron y cuáles ganaron con la “revolución en precios” ?

íQué fué lo que estimuló el crecimiento de la usura?

iQué cosa son las Bolsas?

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CAPITULO xn

LA LUCHA DE CLASES EN ALEMANIA y HOLANDA DURANTE EL SIGLO XVI

XXXIII.-LA REFORMA EM ALEMANIAEl desarrollo económico de la Europa Occidental y el quebranta-

miento del viejo orden feudal, se operaron, por lo general, en una atmosfera de intensa lucha de clases. De ello es ejemplo sobresa­liente Alemania.

A princípios del siglo XV I se crea en Alemania todo un sistema de conflictos de clases sumamente complicado. La intensidad de dichos conflictos aumentó a causa del decaimiento económico inicia­do a la sazón. ^A qué razones obedccía ese decaimiento?

Hay que recordar que la vida económica de Alemania se hallaba estrechamente relacionada con la de Italia, así como con las rutas comerciales que atravesaban Europa de Norte a Sur. A l desviarse di­chas rutas del Mediterrâneo hacia cl Atlântico y trasladarse el prin­cipal ccntro internacional de Italia a Espaiía, Holanda e Inglaterra comenzaron a minar la posición económica de Alemania. Desde en­tonces ésta queda alejada de las rutas medulares del comercio inter­nacional y no vuelvc a participar con la misma amplitud que antes en el progreso económico.

♦ El debilitamiento económico de Alemania vino a servir de obs­táculo para su unidad política; impedia su transformación en Estado con un poder central, tal como eran Francia, Inglaterra, ^pana y otros países. De esa suerte Alemania continuó dividida en una mul- titud de principados independientes, tanto espiritual como tcmporal- mente, imidos sólo de nombre por una autoridad imperial casi sin fuerza algtma. La descomposición económica agudizó todas las con- tradicciones de los germano.s, dando lugar a im extenso y complicado movimiento dirigido principalmente contra el orden feudal. Este mo-

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vimiento estaba cstrcchamcntc ligado a la lucha en contra de la Iglesia católica.

LA IGLESIA ROMANA Y Ya en el siglo X I la Iglesia romana fi- LAS CLASES SOCIALES giiraba en Ia liza mundial como organi­

zación poderosa que pretendia desem- penar un importante papel cn la política europea. El Papa de Roma había sido declarado “Vicário del Senor cn la Tierra” , supremo go- bemante dei mundo, cuya maldición podia dispersar las fuerzas de todos y cada uno de los reyes y emperadores. Sin embargo, a medi­da que se robustecia el crecimiento dc los Estados nacionales, tales como Francia, Inglaterra, Espaôa, etc., sobre Ia base de un desarrollo económico, más poderosa era la autoridad central de la corona y mayor se hacia el deseo dei rey por evitar la ingerencia dei Papa en las cosas temporales de este mundo.

Los tributos y gravámenes que la Iglesia romana impom'a a la población trabajadora dc todos los países de Europa Occidental, re- sultaban particularmente onerosos. El Papa había establecido como contribución permanente el pago de una décima parte de todos los cereales y productos. Más tarde se anadieron otros, aparte de los ya consagradas, como los recabados al asumir los prelados sus funcio­nes o emprenderse con cualquier motivo alguna visita a Roma.

Aunque !os reye.s no se oponían en principio a todos estos tri­butos, sí hubieran deseado que esos dineros fuesen a parar en los bolsillos régios en vez de destinarse a Roma. En cuanto a los senores feudales, particularmente los que a causa de la intcnsificación dei sistema mercantilista se veían arruinados, no dejaban de mostrarse á\idos frente a los cada vez más ricos dominios de la Iglesia. Pero los principales enemigos de Roma eran los nuevos burgueses y sobre todo las masas cxplotadas.

La burguesia sentia envidia por las riquezas dei senor feudal, y naturalmente padecia al ver las imposiciones de Ia Iglesia; anhelaba apoderarse de los bienes y tesoros dc ésta, para explotar a su antojo a las masas, “liberándolas” de las garras dc la misma Iglesia; para salvarse de la influencia y tutela dei Clero, que inter\'enía en todas las actividades sociales. P\ié entre la burguesia donde nació el mo­vimiento de reforma de Ia organización clerical, en pro de una depu- ración de “ pies a cabeza” cn los carcomidos organismos dei catolici^o.

Las masas explotadas odiaban a la Iglesia católica considerán- dola como inspiradora de todas Ias opresioncs, como Ia espina dorsal de todo cl orden feudal, como la organización que tcndía a suprimir toda independencia y, por último, como el principal despojador de los trabajadores, que se hallaban enredados cn una serie intermina­ble de impuestos y alcabalas cn favor dei Clero.

A medida que se afirmaban las relaciones mercantiles, crecía la

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H ístchíxa DEL F e u d a lism o 193autoridad de la Iglesia, voMéndose ésta cada vez menos escrupulo­sa. Roma se vió cuajada de palacios y templos decorados por los más egregios artistas; la vida de loe papas y demás dignatarios de la Iglesia, era un mar de placeres y de lujos. Para poder responder a tantas exigencias, la institución particlpaba en diferentes empresas económicas que requerían considerables capitales.

Llegó dia en que no se conformó con los impuestos y los diezmos, los cualcs percibía a más de las ganancias que sus dominios le pro­ducían, y se dedicó abiertamente a prestar ^nero a rédito. Buscaba, en otras palabras, nuevas fuentes de ingresos.

“Una de las mejores la constituyó el comercio en toda suerte de ^^oraciones celestes"' y "milagros*', tráfico que estaba organizado en forma de negocio: ‘NOSOTROS TENEMOS UNA MERCANCIA QUE VENDER Y USTED EL DINERO CON QUE COMPKARLA^\ Según el precio, asi era la porción de rezos que el pecador obtenía para salud de su alma, cuando no recibía un certificado de remiíión de sus pecados; por dinero, en fin, eran vendidas o simplemente mostradas multiples reliquias **milagrosas'\ No faltaron monaste^ rios que coleccionaran cotólogos ilustrados con discnos de esas reli­quias y otros objetos “sagrados’\ En el de “Todos Santos'*, en Wit- tenburgo, Alemania, solían exhibit, naturalmente por dinero, la piei del mártir Bartolomeo; trozos de heno del pajar que le sirvió de lecho, al lado de los restos del algodón con que la Virgen Maria tenía costumbre de tejer, y mil fantasias por el estilo. Con el propósito de extender su comercio, inventaron una infinidad de santos nuevos; verbigracia: en los comienzos del siglo X V I, los clérigos empezaron a anunciar a Santa Ana como la abuela del Senor, de la cual llega” ron a vender los dos dedo.-? gordos por una suma muy respetable.

‘‘La mercancía que más demanda tenia entonces, eran los ccrti- ficados que la Iglesia extendía especialmente para que los pecados fuesen al instante perdonados: /los indulgências.' Las había de todos los precios; la mayor de todas era la que servía para que se le per- donasen a uno no solamente los pecados cometidos, sino asimismo los que estuviera por cometer. Se dieron casos en que obispos y pa­pas concedieran la exclusiva en este ramo a ricos prestamistfis o mer- caderes interesados en el negocio.

“El procedimiento era de lo más sencillo. Se contrataba c un monje cualquiera para que dijese un sermón, haciendo la alabanza de la mercancía, Tras de ese monje se hallaba, a poca distancia, el agente de los baiiqueros excltisivos.

“Otro de los negocios más pingües que la Iglesia tenía, era la venta de altos puestos jerârquicos; al que pagaba más se le erigia en obispo o en abad. A fines del siglo X V se publicaron en Roma, para utilidad de los compradores, listas donde se daban los precios

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realeA de las diferentes dignidades eclesiásticas. El precio dependia de los ingresos que el puesto produjese por si mismo. Los obispos en persona se encargaban de asignar los impueittos que la población de su re.'rpectivo obispado tenia que pagar, y .^egún su.t propios intereses lo iban diciaTido, vendian parroquxas a funcionários de menor catcf goria. De esa manera los citados prelados recuperaban cwm vecet los gastos efectuados para asegurar, por ejemplo, la posición del obispado de Maguncia, entre 1505 y 1513. Los obispos fueron cam~ biados en esa ocasión tres veces seguidas, y en cada una de la poblo- ción tuvo que pagar por concepto de tributos y gabelas, la cantidad de veinte m il florines. El ahad del monasterio de Estrasburgo tenia den parroqutos, que le producían rentas en verdad fabulosas.

' ‘La vida ociosa de sacerdotes y monjes se caracterizaba por lo licenciosa, pues generalmente la pasaban entre orgtas y borracheraSt cuando no en glotonertas. A individuos que, paro citar la opinion de un e.<icritor de la época, eran *‘indignos de cuidar el ganado’\ se les considcraba como suficientemente buenos para desempefiar el oficio de '^pastores espirituales". Consiguieniemente, a medida quo acrecia el poder de la Iglesia, se notaba un aumento en los cnmenes cometidos contra clérigos perezo.^os que no se ajustaban a las leyes del pat«. Sólo los tribunales eclesiásticos podían en esos tiempos juzgar y condenar a los clérigo.^” .

I. U T E R O De lo que más sufria por aquel entonces Alemania, era dc las exaccioncs de la Iglesia, ciertamente. La Iglesia

romana se aprovechó mucho de la debilidad que causaba el desmem- bramiento politico del pais, no menos que de ia descomposición eco­nómica que ya se hacia sentir. Países como Francia. Espana e In­glaterra pudieron, sin necesidad de romper con el catolicismo, librar- sc del yugo del Papa.

“ iQué hubiera sido de la Santa Sede si Alemania hubiera sus­pendido sus pagos?”, se prcguntaba en cicrta ocasión el Papa Pio II.Y al punto se respondia: “La Santa Sede hubíérase vlsto reducida a la cscasez y a la pobreza” . El tráfico de las indulgências era particu­larmente productivo en ese pais; por eso afirmaba el dicho: “Roma está construída con pecados de alemanes” .

Las principales causas de la Kcforma alcmana podcmos expre- sarlo, se reducen a lo siguiente: a) agravamicnto de las contradic­ciones clasistas durante el siglo XVI; b) fortalecimiento de la lucha contra el ordcn feudal; c) actitud negativa de diversas clascs socia­les frentc a la Iglesia romana; d) extorsiones a que los papas so- metieron al pais.

En 1517 el teólogo Martin Lutcro (148.V1546), de Wittenburgo, se declaró abiertamente en contra del tráfico de indulgências, movi-

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H isto ria del F eüdalísm o 195

miento que a su vez estimulo una amplia opc^ición en desfavor dc la Iglesia romana.

En un principio, Lutero creyó que cl Papa no era responsable de todos los abusos y los robos de sus sacerdotes y sus monjes; pcro no tardó cn convencerse de que había caído en un profundo error. Con cl apoyo de uno dc los más poderosos príncipes germanos, cl dc Sajonia, y dándosc cucnta de la símputía que su causa inspiraba a la mayoría dc la población, Lutero comcnzó a invitar a csta a “un ataque armado contra los corruptores, cardenales y saccrdotes, que no son .sino ima banda de romanos »>domitAs” para que podamos ‘lavamos las manos en su sangre”. Exigia en csc llamamiento que se privara al Papa dc su poder temporal, como quien hace otro tanto con el más “miserable y odioso pecador” ; pedia, además, la anula- ción de todos los privilégios concedidos en pro del Clero, y el dere­cho de los laicos a escoger “sus guias espirituales” ; la abolición de los monasterios que no eran sino “nidos de SANTOS INSANOS” , al mismo tiempo que la supresión de la mayor parte de los rituales eclesiásticos.

Las ideas de Lutero vinieron a ser como Ia chispa que pone fue­go al polvorin. Pero Lutero no era en modo alguno lo que ahora llamamos revolucionário, pues representaba los intereses de los prín­cipes y de las capas superiores dc la burguesia; no tardó en mostrarse dispuesto a pactar, adoptando una actitud más bien moderada; de ahí a poco abandonó sus más radicales y trascendentes demandas. Pero al dar él la senal, sc inició toda una serie de ataques ardientes contra el Papa y el catolicismo en general. Desde entonces el Papa es denominado en Alemania “el chango vestido de púrpura” ; a.simis- mo se dice mucho: “ El Papa y sus aves de rapina” , frases que han adquirido allí el valor de verdaderas maldiciones.

Después de Lutero aparecieron multitud dc predicadores que lla­maban a la rebelión contra Roma. Turbas dc artesanos en pequefío y de campesinos entraban a los monasterios, hacían pedazos las imá­genes y ornamentos litúrgicos, expulsando a los sacerdotes y a los monjes. Sus canciones favoritas eran por el estilo de ésta:

Del Salvador con permvto;Rindamos gracias ál Senor.Y los curas, al chamizo!Gradas o Dios nuestro 5enor...

A medida que se va desarrollando, este movimiento de Reforma se divide cn dos corrientes: la moderada, encabezada por Lutero, y la otra, más consccucnte y decisiva, que se denomina “Reforma popu­lar” . Los príncipes y la capa superior de Ia burguesia so conformaban con la secularización dc los dominios de la Iglesia, con la liberación

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del yugo de Roma y el establecimiento dcl Credo de Lutero, que se adaptaba a las demandas de la clase dominante.

LA REFOBMA Los habitantes pobres de la ciudad, en su mayoria P O P U L A R artesanos medios o pequenos comerciantes, cuando

no aprendices; en suma, trabajadorcs y amplias ma­sas del campesinado, fueron los que apoyaron desde un principio la Reforma popular dirigida en contra del orden social entonces existente.

“Lutero es un pcsimo reformador” , exclamó uno de los más cons­pícuos dirigentes radicalcs de esa Reforma popular: Tomás Münzer. Abiertamente proclamaban: “Luchar contra la autoridad del Papa; negarse a reconocer como válido el comercio relacionado con el per- dón de los pecados, el purgatorio, misas y otros abusos por el estilo, es tanto como quedarse a medio camino de la Reforma. Si nos dete> nemos en los meros ataques contra curas y monjes, no vale la pena haber comenzado”.

Las cosas, en efecto, fueron mucho más allá, pues a partir de aquel momento estallaron toda una serie de revueltas, una tras otra.

Los primeros en sublevarse fueron los tejedores de los centros industriales de Zwickau y Wittenberg, victimas desde hacia tiempo de Ia más afrentosa explotación por parte de los ricos comerciantes de panos. Aprendices y trabajadores cn el primero de los lugares arriba citados, apoyaron al punto las prédicas de Münzer, quien, no conforme con haber lanhado la lucha en contra de Roma, exigia ade­más una decisiva contienda contra los explotadores riccs. A la vez, Münzer y sus colegas exigían que se repartieran las riquezas entre los pobres y se aboUera toda desigualdad económica.

El movimiento cundió con toda rapidez, envolviöido a otros cen­tros urbanos y causando temores por igual a católicos y moderados, partidarios estos de Lutero. Mientras divulgaba el carácter clasista de las ensenanzas de Münzer, este último escribía: “Gracias por vues- tros triunfos, nobles germanos; de néctar les habéis embarrado los labic«, que por medio de vuestras oraciones piensan ya en obtener dominios y monasterios” .

LA REBELIÓN DE No tardaron en iniciarse intensas pugnas entre LOS CABALLEROS las clases. En 1521 estalló una revuelta de la pe-

queüa nobleza en contra de los príncipes, y en particular contra aquellos que gobernaban a la Iglesia. Era un mo­vimiento de pequefios terratenientes empobrecidos que se hallaban en la imposibilidad de adaptarse a las nuevas condiciones económicas. Hay que reconocer, sin embargo, que los mencionados caballeros no encontraron apoyo ni entre los campesinos explotados, ni mucho me­nos entre los desplumados artesanos urbanos. La artilleria de los

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príncipes destruyó las murallas de los castillos en otros tiempos inex­pugnables, y no tardaron en sofocar la rebelión.

Mucho más difícil resultó lidiar con cl poderoso movimiento campesino que estalló cn 1524, conocido en la Historia con el nombre de Gran Guerra dc Campesinos.

C Ü E S T I O N A R I O ;

^Cuál fué la causa dcl decaimiento económico de Alemania en el sifílo XVI?

^Por qué fué Alemania la que más padcció las cxaccioncs de Roma y en qué consistían esas cxaccioncs?

^Cómo comenzó cl movimiento de Reforma en contra de Roma?

í Quc cosa era la “Reforma popular” y en qué consistían ias mi­ras de sus dirigentes?

^Cuálcs fucron los móvilcs de la rebelión de los caballcros y cómo terminó?

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XXXIV. - LA GRAN GUERRA DE LOS CAMPESINOS

ni-

SrrUAaON de lo s c a m pe s in o s La “Uberacion” de los campesinos DE A L E M A N I A EN L O S de la*'s*efViaümbre personal, fué COMIENZOS DEL SIGLO XVI consumada en Alemania durante

los siglos Xin y XIV. Pero cia fines del siglo XIV y como consecucncia de la incipiente descom-i posición econômica y de la crisis, dicho proceso se detuvo primero y *, después retrocedió. De nuevo se introdujo la servidumbre, hacicn-\^ dose todavia más severa su aplicación: ' {

He aqui cómo describe Engels la situación de los campesinos ale- ■' manes en los comienzos dcl siglo XVI: j '

"E l compeiino soportaba el peso integro de todo el edificio social:,. príncipes, funcionários, nobleza, frailes, patrícios y burgueses. El príncipe como el baron, el monasterio como la ciudad, todos le trata-' \ ban como mero ohjeto, peor que a las bestias de carga. Como .*nervo,* estaba entregada a su senor atado de pies y manos. Siendo vasallo/. ■ los servieios a que le obligaban la ley y el contrato eran ya suficientes j ; pora aplastarlo; pero todavia se le aumentaban continuamente. Du-^ rante la mayor parte de tiempo, debia trabajar en las fincas del senor; \ con lo que goTuzba en sus ratos libres tenia que pagar los diezmos,* censos, pechos, tributo de guerra e impuestos regionales e imperial.No podia casarse ni morir sin que cobrase algo su senor. Además de los servieios regulares, tenia que recoger paja, fresas, bayas, conchas de caracol, ayudar en la caza, cortar lena, etc., todo para el senor,: La pesca y la caza perteTvecian al senor; el campesino tenia que collar y resignarse mientras que la caza del amo destruía su cosecha. Los senores se habían apropiado de casi todos los montes comunales, per­tenecientes a los campesinos. Lo mismo que de la propiedad, el senor disponia arbitrariamente de la persona del campesino y de la de su mujer e Tiijas. Cuando queria mandaba encerrar a tus -fáervos en el calabozo, donde los esperaba la tortura con la mt^ma seguridad que el juez de instrucdón les espera en nuestros dtas. Los inataba o los mandaba degollar cuando qtteria. |

quien ibo a defender al campesino? Los tribunales estaban j compuestos por barones, frailes, patricios o juristas que no ignoraban la razón por la cual se les pagaba, pues todas las closes altos del imperio vivían de la expoliación de los campesinos” .

Uno de los escritores de esa época habia de “cuatro ladrones que | en particular torturaban al campesinado germano; dichos ladrones r no eran otros que los mismos caballeros (terratenientes en pequena \

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H is to r ia del F eu d a lism o 199

cscala), los clérigos, los mercaderes y los intelectuales (los sabios abogados).

Los clérigos exigían, además de los derechos usuales que corres* pondían a los terratenientes por concepto de contribuciones, un tri­buto especial en favor de la Iglesia. En cuanto a lo.<5 comerciantes, agrupados en companías, compraban por una bicoca los productos agrícolas, elevando al mismo tiempo los precios de las mercancías o artículos industriales que se hacían indispensables para el campesino. Esos mi.smos comerciantes ejercían la usura, al grado de dejar a los pobres labriegos en la miséria, Pero nadie era más odiado que los íegulcyos que se prestaban para justificar la legislación que permitia scmcjante explotación.

Lutero escribía acerca de los usureros que: “en rclación con sus fortunas, devoraban a campesino por ano, cuando no devoraban a un caballero o a un principe rico” . Y agregaba: “sin que peligro alguno amenacc a semejante usurero, el cual no trabaja, sino que está en su casa sentado; y este bandido que vive cómodamente en su casa, puede comerse en diez anos a todo un mundo” .

Tras inauditos esfuerzos por liberarse del tremendo yugo que con los anos se volvia más y más insoportable, los campcsinos enta- blaron.a fines del siglo X V y principios del XVI, toda ima serie de insurrecciones.

Entre las más importantes podemos mencionar el movimiento campesino de 1493, ocurrido en las regiones occidentales de Alemania, más conocido con el nombre de “revuelta del zapato” . En contrapo- sición con la bota del caballero, el zapato era considerado como el cakado usual entre campesinos, y por eso los rebeldes lo Uevaban representado en sus estandartes. & ta revuelta, así como el movimien­to llamado “del pobre Conrado” en memória de uno de los dirigentes de la unión en Suabia (1574), fué fácilmente sofocada.

Pero éstos no eran sino los preliminares de ia gran guerra de campesinos.

COMIENZOS DE La rebelión empezó en 1524, casi simultáneamente LA REBELIÓN en diferentes partes de Alemania. En un principio

los campesinos, sin recurrir a la fuerza, se dirigían a los senores feudales y a los comerciantes para presentarles sus de­mandas. Eran acogidos con hilaridad.

En la población de Ulm, donde primero se reunieron los repre­sentantes campesinos de una de las regiones declaradas en rebeldia, el burgomaestre, o sea cl alcalde, les dijo: “Campcsinos, como las ranas en la primavera, que se juntan en multitud y comienzan a croar en alta voz, de tal modo, que la cigüena viene y las devora, son ustedes; gritan y gritan hasta que sus amos llegan y los golpean a todos” .

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En el espacio de una semana se concentraron en Ulm, esa vez, como unos treinta mil campesinos. Cuando los emisarios dc los seno­res feudales arribaron para entablar negociaciones, tuvieron que so- frenar, contra su voluntad, a los caballos, pues no se atrevieron a contener aqucUa masa dc gente. A decir verdad, fucron entonces ranas las que estuvicron a punto de devorar a la cigüena.

No habiendo logrado gran cosa mediante las pláticas, los campe­sinos procedleron a armarse, y formados cn destacamentos contra los terratenientes, se entregaron a saquear monasterios y a sitiar en otros casos los castillos para aterrorizar a sus amos. Los pobres de la población simpatizaban con los campesinos, a quienes a menudo ayu- daban; de los caballeros, no faltaron algunos que salicran individual­mente en auxilio de ios rebeldes, poniéndose del lado de cllos. Así, pronto consiguieron éstos apoderarse dc varias ciudades.

LAS MMANDAS DE ^Qué pedían los campesinos? Las demandas LOS CAMPESINOS diferían según la región a que los campesinos

pertei;iecían. Podemos distinguir tres regiones principales entre las abarcada.s por la rebelión. En la región meridio­nal, Suabia, fué donde estalló un movimiento exclusivamente campe- sino, destinado a evitar el retomo a la ser\idumbre y, en general, contra esa infame explotación de que acabamos de hablar. Los cam­pesinos medios peleaban por la tierra de que el sefior feudal los había despojado; el dueno del feudo era su competidor en el mercado, de suerte que esos pequenos agricultores defend ían la libertad de comer­cio, o sca la libertad de explotar a sus vecinos; querían liberarse de sefiores y usureros.

En la región central, Franconia, los campesinos encontraron alia­dos entre la pequena burguesia de los medios urbanos, Un poco hacia el Norte, en Turingia, cl movimiento cobró un carácter sumamente agudo y decisivo, debido a la ayuda de los mineros y la parte plebeya de los pobiadores del bxurgo, elemento pobre.

Comparemos ahora las demandas de los rebeldes conforme a ios distritos. Empezaremos por Suabia, donde los campesinos parecían mÁR moderados. Ile aqui lo que decía un escritor de aquellos tiempos:

"Los campesinos desean, ante todo, pertenecer a Cristo tan sólo y no conocer más amo que él; en segundo lugar, se niegan de wta manera decidida a trabajar en las posesiones del senorío; no quieren ya dar más polios en los dias de Pascuas, « i pagor el diezmo, pues declaran que esto es contrario al espíritu del amor de hermanos que debe reinar entre los hombres, agregando que no existe texlo alguTW en el Nuevo Testamento que Ios oblique o entregar tales cosas; en tercer lugar, se niegan a seguir escuchando exigencias relacionadas con impuestos, contribuciones o rentas, y en cuarto, opinan que los

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río$, hosqupy asi como los pájcros y la caza Tiienor que allí se crian, deben quedar a lo dispoíHción de lodo el mundo, ya que fueron crea- doi- para beneficio de iodos los hombres*\

^ Nótese cn las líneas arriba citadas la mención que se hace de 'Cristo y dcl Nuevo Testamento. Sabido cs que la religlón tenía una enorme importancia en aquellos tiempos. Por eso timto los lemas de ia rebelión campcsina como los de otros movimientos soclalcs de la época, tomaban una forma religiosa. Mientras por su lado los cam­pesinos apoyaban sus demandas en citas sacadas de las “Santas Escri­turas” , los nobles, por cl suyo, aplastaban los referidc» movimientos dcl modo más despiadado, pero con el dedo en la Biblia. No de otra manera fué compuesto el manificsto de los campesinos rebeldes, es decir, los famosos doce capítulos que aparecieron en fcbrero de 1525, de loa cuales han sido extractadas ias frases arriba insertas. Esos campesinos escribían dirigiéndose a sus explotadores: “E.s menester que os apresuréis a Ubertarnos del yugo de Ia servidumbre, a menos que con las “Santa Escrituras” nos demostrareis que debemos seguir siendo vuestros esclavos” .

En Franconia las demandas campesinas, a causa de la influencia muy marcada dc la burguesia citadina, se tomaron más moderadas; pero fué allí donde se formuló el proyecto de unir a toda la Alemania dispersa, haciendo de ella un sólo Ü^tado con un sistema monetário único; de abolir las restricciones sobre viajes y comercio; de acabar con los abusos medioevalcs, y por último, de garantizar la igualdad ante la ley y la justicia. Las rebçldes pidicron al propio tiempo que sc restringieran 1(W monopolios comerciales y la usura.

En Turingia, Tomás Münzer era uno de los paladines de la rebe­lión. “Unicamente allí —-escribe Engels—, bajo la influencia dirccta de Münzer, y cn otras rejjiones donde intervinicron algunos dc sus discípulos, los plcbeyos dc la ciudad fueron arrastrados por Ia tcm- pestad revolucionaria, a tal grado que los elementos proletários inci­pientes lograron, por cierto tiempo, alguna preponderancia sobre todos los demás factores del movimiento” .

“ El programa político de Münzer —escribía Engels cn otro lu­gar— se acercó mucho al comunismo. . . Representaba una brillante anticipación de las condieiones de liberación dc los entonces recién nacidos elementos proletários... Por la frase ‘‘reino de Dios”, Mün­zer entendia un orden social de tal tendencia, que no hubiese en él distinción de clases, ni propiedad privada, ni autoridad estatal ittdc- pendiente y ajena a los miembros de la sociedad. Toda autoridad existente debía obedecer y acceder a los demandas de la revolución,0 en caso contrario ser depuesta o derrocada” .

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DESARROLLO Y TERMINO Los senores feudales se vieron de pron- D E L A R E B E L I O N to sobrecogidos de espanto, y no poc(w

entre ellos esperaban ya que su pcderío tocara a su fin cn forma acelerada. El explotador estaba seguro, sin embargo, de que los campesinos no actuarían de consuno; de que cada grupo de ellos iria por su lado, sin una dirección firme y resuel­ta, y dc que no tardarían en scr víctimas fáciles de toda clase de promesas imposibles de cumplir. Perdidos todos sus temores, los se­nores feudales reunieron un formidable ejército que en una serie de batallas destruyó a las indisciplinadas y mal armadas, bicn que va­lientes tropas campesinas. En los lugares donde les f^taban fuerzas con qué resistir, se valían dc la falada. Dejándosc enganar, algunos destacamentos de campesinos empezaron a regresar a sus aldeas.

También Lutero contribuyó a aplastar esa rebelión, pues cn todos sus scrmones y mensajes apoyó de m an»a decidida a los explotado­res. A ese respecto escribía:

"Todo aquel que jmeda dehe golpear y, si es posible, estrangular a los campesinos; pero mejor todavia será apunalearlos, ya sea abier- íomente o en secreto, debiendo recordar que no puede haber nada más ponzonoso ni tnós perjudicial, y nada más injemal, que un rebel­de. Hay que matarlo como a un perro rabioso’\

El movimiento se manifestó con más fuerza en Turingia, Tomás Münzer logró prevenir alli a las poblaciones contra los falsos tratados dei enemigo y Hamó a los pobres de las ciudades, a los mineros y los labriegos en general; “Tomad las armas y participad en la lucha. Ahora es cuando los villanos nos temen cual canes verdaderos, e im­plorando misericórdia frente a nosotros, llorarán como criaturas de pecho; pero no hay que hacerles caso: golpead mientras el hierro está candente; no dejemos pasar el tiempo” .

Con la ayuda de los plebeyos de la ciudad, Münzer consiguió organizar una especie de colectividad comunista en Mulhouse. Dicha comunidad resistió durante dos meses a \os senores feudales y la burguesia. En Turingia también fué sofocado cruelmente el movir miento, y Münzer mismo encontró allí la muerte de manera trágica.

Finalmente, en la primavera de 1525, la rebelión de campesinos fué aplastada y ahogada en un torrente de sangre; Ia venganza de los explotadores fué espantosa. Los campesinos fueron perseguidos de allí en adelante de la manera más inhumana que es dable imagi­nar; los jefes dei movimiento, quemados a fuego lento, con derrochc de crueldad; cn vida se les arrancaba la piei, y aldeas enteras pere- cian cn las llamas. Más de den mü personas caycron víctimas dcl odio de los senores y sus mercenários.

Después empeoró todavia más la situación dc los campesinos en

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general; particularmcnte en los distritos del Norte, el recrudecimien- to de los métodos contra los siervos, dejaba al campesinado poco

k menos que en la miséria y el hambre.

t CAUSAS DE LA DERROTA Las causas principales de la derrota de - movimiento campesino fueron, po-

co más o menos, las mismas que produjeron la de los campesinos de Francia (Jacqueries) y la dc Wat Tyler en Inglaterra, de que hemos tratado ya. Sin necesidad de repetir por ello nuestro relato de los expresados movimientos, haremos hincapié en una sola de las causas \ mencionadas. El proletariado apenas estaba creándose y, como es i - í plj natural, no pudo encabezar al campesinado como lo hubiera hecho j ^ nuestros dias; esa fué la principal razón de la derrota de los cam- / pesinos, pues éstos se vieron incapacitados para lograr la Victoria * por sí solos.

^iFfir_j2H£jSL£ftt??£ê^T!Sdo^ha escritó Lenin— es una fuerza que en la gran mayoria de los ca.çornolía 7a dirección desus liífívimientos rtívatacioriarios?'Porqrtp las càndtciórces~econ^lcas de v ^ '^ ^ t r e 'estas masas son taic.ç qu#r el campesinado pof sí^rhvtmo está incãpacifado' para 'únirs'^ eti unar fuerza - •

Hay qiie decir qúVeh eSe caso Tá^ur.i^eãã germana no apoyó el movimiento, pues no era aún suficientemente fuerte para lanzarse a una lucha decisiva contra cl feudalismo. Por eso cs que habiendo ase^rado el fortalecimiento de la autoridad del pnncipe, además de cierto debilitamiento dc los caballeros, la niotura con Roma y la secularización dc Ios dominios de la Iplcsia, la bur^esía pudo incluso atacar a los rebeldes. Pero las trascendentales revueltas de los cam­pesinos unidos a los elementos plebeyos, amenazaban con socavar el orden feudal entero, que radicaba en la explotación.

LA COMUNA Nueve anos después dc la derrota del movimiento DE MUNSTER campesino, surgió una revuelta de artesanos unidos

a los pobres de Munster, ciudad de Westfalia. Los rebeldes entonces desaloiaron a las tronas del obisoo, v en febrero de establecieron ima Comuna comniic«ta de doce .síndicos. Poco desnués los síndicos transfirieron .su autoridad al iefe del nucblo. el sastre J^an von Tievden. Con tal motivo, Munster fué sitiada por las tronas del obisno. oue nnevarr»ente fueron rechazadas, pues no pu­dieron caoturar a la ciudad rebelde.

Un escritor de e«a étK>ca dice en su crónica: “Para comenzar, todos los nobladores llegaron a un convênio y resolvieron que en lo futuro toda la proniedad deberia ooseerse en común y que todo el mundo debía traer el oro. la plata y ias monedas que tuviera de proniedad particular. Se adoptó el .si^ema de comidas comuncs, pa­ra lo cual sc rcscrvaron varios edificios comunales. Cada casa de

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esas tenía as ilado un distrito y una parcela para cultivo, y sus puer- tas estaban abiertas dia y noche para todo el mundo. Todos los ciu- dadanofí estaban obligados a trabajar para la comuna, especialmente con objeto de embeliecer la ciudad. Las cercmonias de ia Iglesia católica fucron abolidas.

Pcro no hubo cambios decisivos en cl orden social de Munstcr; es dc particular importancia cn cstc sentido el hecho de que la organi­zación de los artesanos continuó lo mismo y la diferencia entre apren­diz y maestro se conser\'ó. Los sitiados procedieron luego a enviar mcnsajes a los pobres de todas las regiones circunvecinas; llamaban a los plebeyos diciéndoles: “Aqui tcndréis todo en abundancia; los más pobres de entre nosotros, que antes eran considerados como por- dioseros, son ahora tan ricos como los mismos hombres de im­portancia” .

Por su parte, los seííores feudales y los patrícios, temiendo que los pobres de los otros lugares siguieran cl ejemplo de Munster, se apresuraron a sitiar la plaza con refuerzo de tropas, y tras de san- grientas batallas, en junio de 1535, pudieron capturaria.

El castigo impuesto a los rebeldes fué peor que cruel, pues los ejércitos de los ricos y los scnorcs no perdonaron ni a mujeres ni a ninos. La ciudad fué saqueada totalmente. Tres de los dirigentes, von Leyden entre eilos, fueron paseados por toda la región, con fé­rreos coUarcs, como perros, hasta que en enero del aiío siguiente los cjccutaron en Munster misma. Es de observarse la crueldad dc los verdugos, que con imas pinzas al rojo les arrancaban pedazos de carne del cuerpo. Los cadáveres estuvieron cxpuestos al público por mucho tiempo, en una jaula de hierro, sobre el campanario de una iglesia

LA IGLESIA La Reforma popular sc vió finalmente derrotada, y LUTEBANA en una parte muy considerable de Alemania salió vic-

toriosa la moderada corriente de Reforma encabe/.adâ por Lutero; la nueva Iglesia luterana se estableció en diversos prin­cipados, de^e luego en lugar del catolicismo.

La burguesia y los abogados de la nobleza, que participaban de modo importante en el comercio de esc^ tiempos, no se oponian a que se ejerciera tal religión. Se pusieron abiertamente en contra del catolicismo feudal y en favor dc su propia religión, que, a más de ser nueva, les había costado más barata, pues se adaptaba más a sus intereses. Hay que aclarar que la Iglesia católica había llegado a restringir la vida económica mediante una serie fantástica dc fiestas y dias guardar, con sus correspondientes ceremonias, sermones, po- regrinaciones a lugares santos, no menc^ que debido a su hip<)crita prohibicíón de la usura; hipócrita décimos, porque la Iglesia era la primera en infringir la regia.

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En la Iglesia luterana el Clero estaba directamente subordinado a los príncipes y ciudadanos ricos; cl ceremonial en cila se había simplificado y era, además, cclebrado en lengua germana, mientras que en la Iglesia Católica siempre sc empleó el latín, acompanándo* lo de inusitado esplendor. Se tradujeron Us llamadas “Escrituras Sagradas” al alcmán; se suprimieron, en fin, una multitud de fiestas, percgrinacioncs y objetos sajjrados.

La base dei credo religioso de los luteranos consistia ahora en que el hombre puede lograr la “salvación ccleste” , no por medio dc “ buenos actos” y servieios especiales prestadc^ por la Iglesia, sino mediante la fe tan sólo. Hay que recordar que por “buenos actos” y por “servieios” la Iglesia Católica entendia toda clase dc donativos que se le hacian. “Finalmente —dice Engels con énfasis— los gru­pos burgueses obtuvieron una “ barata” religiôn con qué defender sus intereses” .

La Iglesia luterana ofrccía, además, ventajas a los príncipes feu­dales independientes de mayor cuantía» pues eran ellos los que más habían aprovechado el fruto de los movimientos sociales sofocados, en relación con la Reforma. En lugar de una Iglesia Católica ávida e independiente, los referidos príncipes habían obtenido cn la Iglesia luterana una organización enteramente sometida a su férula. Ks decir, que esos príncipes se enriquecieron a costa de la Iglesia Católica.

Para las masas trabajadoras, todo el “beneficio” conseguido vino a consistir en el cambio de una forma de explotación por otra no menos gravosa.

ENGELS Y LA “ Todas las pugnas contra el feudalismo —ha d iÁo R E F O R M A Engels— hubieron de asumir un disfraz religioso.

La imposibilidad de destruir la herejia protestante correspondia a la invencihilidad de la burguesia, que se había forta­lecido en el centro urbano. Cuando esta burguesia creó las fuerzas suficientes, la lucha en contra de los senores feudales adquirió una importancia nacional en vez de un mero carácter local. El primer acto de e.'ta lucha se efectuó en Alemania durante la llamada Refor­ma. La burguesia urbana no era todavia suficientemente fuerte para unirse bajo una . ola bandera, abarcando a los demás elementos en rebeldia: lo.t plebeyos de las ciudades, es decir, trabajadores, apren­dices, jornaleros, etc., unidos a los nobles más pobres y al campesi­nado dei pais. En un principio los nobles fueron derrotados; .nguió a eso la derrota dei movimiento campesino, que representaba la ciis- pide dei movimiento revolucionário de aquella época. Las ciudades no apoyaron a los campesinos y por consiguicnte, la revolución fué aplastada por las tropas de lo.ç grandes senores feudales, quienes re- sultaron beneficiados.

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*‘Toda una serie de revueltas por parie dc caballeros empobre­cidos, de campesinos y de ciudadanos, se vió cruelmente dominada. Desde ese momento —agrega Engels— la lucha degenero en un sin- /in de conßictos individuales, originados por los príncipes ante las autoridades centrales del emperador, y como resultado de estos con- /lictos, Alemania fué borrada.de las filas de naciones politicamente octivos en Europa, durante doscientos anos seguiàos’\

C Ü E S T I O N A R I O ;

iCual fué la causa principal dc la gran guerra de campesinos en Alemania? Dcscribanse las condiciones del campcsinado germa­no a principios del siglo XVI.

^Cómo comenzó la guerra campesina?

^Habían ocurrido antes algunas insurrecciones campesinas en Alemania?

Descríbase cl curso de la guerra campesina y digansc las de- m^das de los rebeldes.

f 2*Cuál fuc la actitud de Lutero frente a la insurrección?

í Q uc insurrecciones urbanas se conocen que sc re fieran a ese período?

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XXXV. - LA CONTRARREFORMA "i\

REACCION Kn un principio el desarroUo del protestantismo cncon- CATOUCA tro relativamente poca resistencia por parte dcl catoli­

cismo decadente. Los paises empezaron uno tras otro a scpararse de la Iglesia romana, en tanto que el Papa desdenosa- monte Uamaba al conflicto do Lutoro “disputa de monjes” . Pero a partir de la cuarta década cn cl siglo último, la situación cambió. La misma Igiesia romana hacc toda una serie de reformas intcmas, con el objelo de consolidar su autoridad. Se organiza, con el propó­sito de combatir al protestantismo, una multitud de cuerpos militan­tes del catolicismo.

La principal fuerza clasista.. de esta contrarreforma fueron los gru^s sociales_ (terratcnigiites, etc.), que se haUaban interesados en re^en^j^^'^eiiiirar. cí^rcnQyadQ, orden feudal. Rchechos después del primer goipe ascstado por la burguesia" y las clases explotadas, los grupos íeudales, a su vez comenzaron a atacar las fuerzas progresLs- tas, lo que rcsultó sumamente íácil, ya que la burguesia se hallaba tambicn medrosa al ver el amplio movimiento popular que tendia a minar el fundamento del orden de los explotadores.

REFORZAMIENTO En 1546 se reunió cl cónclave de Trident, con- DE LA INQUISICION tinuando sus trabajos hasta 1568. En cse cón­

clave fueron esforzadamente sostenidos los principales artículos de fe (dogmas) dcl catoUcismo y sc condeno^ protestantismo. Sin embargo, se introdujeron desde entonces algu­nos principios nuevos, tomados de “herejes” protestantes. ^

Se estabíeció al mismo tiempo en Roma la inexorable Inquisi- ción, cuya importancia habia decrecido. El nuevo jefe dc ella, el cardenal Garaffa, que más tarde fué Papa, empezó gustoso sus tra­bajos, arreglando en persona los edificios y lugares donde las inqui- sicion^ deberian celebrarsc, así como todos los instrumentos de tor­tura necesarios.

La Inquisición principió a trabajar a todo vapor. Cualquier tra- za de “hcrcjía” , por leve que fuese, daba inmediatamente lugar a torturas y martirios. Los sacerdotes intervem'an en todos los porme­nores de la vida individual. Baste decir que todo aquel que “por tres veccs consecutivas, iníringicra “ la paz dominical” , era consig­nado a galeras, tras de habcrle perforado completamente la lengua.

LA ORDEN DE La Ordcn de los Jesuitas pasó a scr entonces la más LOS JESUITAS importante de todas las organizaciones militares

con que contaba la Iglesia de Roma. Dicha Orden fué fundada en 1540 por el espanol Loyola. “Los soldados dc Jcsús”,

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al contrario de los domás monjes, que estaban obligados a vivir en monasterios alejados dei mundo exterior, podían vivir entre los pro­fanos y participar en cualquier asunto secular que se les antojasc.

Los jesuítas no lucían el hábito de los monjcs, por lo cual había much<K jesuítas secretos; trataban de penetrar por todas partes, par­ticularmente en los palacios de los reyes, de los nobles y hombres de •fortuna, para influir en sus tendencias p>olíticas. Su lema principal era: “EL FIN JUSTIFICA LOS MEDIOS” . No existia bajeza que un jesuíta no cometiera, con tal de salvar los intereses de la Ordcn. Su mira consistia ante todo, cuando m ^os en un principio, en com­batir el protestantismo y otras herejías, a fin de consolidar así la Iglesia romana.

La organización de la Orden se basaba en la esclavitud como dis­ciplina y en una centralización absoluta. A la cabeza dc la Orden se hallaba im “general” que vivia siempre en Roma. El dirigia las “pro­víncias” jesuítas, cs decir, los “Estados” distribuídos en diferentes países. Estos Estados dentro dei Estado, se hallaban bajo la direc­ción inmediata de jefes llamados “provinciales” ; a Ias órdenes de estos había “hermanos” de todas las categorias, hasta dar con los “novicios” , que eran los que tenían que hacer todos las labores me­nores 0 trabajos más sucios. Los miembros más jóvenes de la Orden eran los que se encargaban de ejecutar sin discusión los mandatos de sus mayores, tratárase de lo que se tratase. "Si la Iglesia declara negra alguna cosa que a nosotros nos pareciere blanca, tenemos que reconocer que es negra” , manifiesta Loyola en sus preceptc». Los miembros jóvenes debían portarse como “bobos cabales” en las ma­nos de sus mayores, “callados como un matorral” . En el seno de la Orden existia un sistema de espionaje mutuo, siendo legal el denun- ciarse entre sí. Incluso el general, que en el fondo gozaba de pode­res ilimitados, se hallaba sujeto a esa intervigilancia por parte de un concilio especial.

Los jesuítas organizaron universidades propias y tomaron pose­sión de un gran número de escuelas. Las dirigían tan bien, valión- dose de todos los medios pcsibles, que esas escuelas formaron mu­chos hombres que se vieron conducidos al último grado de fanatis­mo religioso. No en vano ensenó Loyola a sus discípulos que no olvidasen amaestrar a otros de modo que en el espacio de un mes, aun el más robusto de los jóvenes pudiera caer en un ^tado de delí­rio religioso que lo hiciera ver a “dios” , a los “sant<»” o cualquier otro “milagro” .

La Orden de Jesús no tardó en convertirse en una empresa rica, pues sus miembros disponían en diferentes sentidos de medios par« obtener recursos, cuales adquirían extrayéndolos de 1<» potenta­dos o dedicándose a negocios en gran escala, usura o especulación. Una multitud de barcos y de empresas pertenecían a la oMen. Tenía

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colonias propias en Sud Amcrica, donde los jesuítas saqueaban sin picdad a los nativos.

lo s jesuítas ayudaron muchisimo a la Iglesia católica durante el peligroso período de referenda. Por doquiera eran el baluarte dc la rcacción furibunda. Su actividad, sin embargo, gozaba de tanta indcpcndencia, que muchos Papas tcmian a la poderosa institución. Sus intrigas y sus confabulaciones, tramadas a trasmano, labor en que no omitian csfuensos, aun tratándose de asesinatos de reyes qué no eran de su agrado, les valieron mucha y honda cnemistad. Del siglo XVn al XVIII fueron expulsados de muchos países curopeos, no obstante lo cual siguieron conservando alli sus agentes secretos-

C U E S T I O N A B I O x

qué se da el nombre de Contrarreforma?

^Dónde comenzó y qué formas tomó?

^Qué fuerza clasista la apoyó?

^En qué consistia la organización de la Orden Jesuíta? Descri- base su carácter peculiar.

iCuál era el papel político de la Orden de los Jesuítas?

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XXXVl.—LA REVOLUClON EN LOS PAISES BÀJOSEL COMERCIO Y LA INDUSTRIA Mucho antes del siglo XVI, la EN LOS PAISES BAIOS • mdustria y el comercio se habían

desarrollado potentemente en los Países Bajos. Algunos escritores dcl siglo X IV dicen "que en cuanto a la cantidad de mercancías que a Flandes afluyen, no existe pafe que pueda compararse a éste” . A l mismo tiempo, csas regiones go­zaban ya dc fama por su industria de panos: Brujas, que entonces formaba parte de Holanda (Países Bajos), era la ciudad más rica dcl país.

Durante el siglo X\^, los centros mercantiles e industriales de los Países Bajos, en virtud del desplazamiento de las grandes rutas comerciales del mundo, se cambiaron hacia el Norofôte (Brabante) y hacia el Norte (Holanda de hoy).

Las riquezas o importancia que en un tiempo pertenecieron a Brujas, pasan así a Amberes, población de Brabante, favorablemente situada en la desembocadura dcl Río Scheldt. Amberes se convirtió en el centro más importante del tráfico internacional, a donde las mercancías afluían de Inglaterra y de las posesiones coloniales de Espana y Portugal, no menos que de las províncias germanas del Rhin. “En Amberes —dice un escritor de esa época— se conciertan más operaciones en el espacio de un mes que todas Ias que Venecia concertaba antes en dos aãos”. La mayoría de esas operaciones se celebraban en la Bolsa creada en Amberes por “ mercaderes” de to­das las naciones, y allí se hablaban todas las lenguas” . No menos de mil personas se congregaban en los patios y galerias del imponente edificio de la Bolsa. El tráfico de Amberes constituía aproximada­mente las tres cuartas partes de todo el comercio de Ic^ Países Bajos.

A l mismo tiempo creció rápidamente la riqueza de Holanda y de su pucrto principal, Amsterdam, a causa de las pescaderias, de los astilleros y el tráfico de cereales con los países del Báltico.

Hacia fines del siglo XVI, los Países Bajos abarcaron casi todo el comercio de trânsito que entonces se hacía entre Europa y los países de Ultramar. Los metales preciosos de América, las especias de la índia, los cereales y la madera de los países del Báltico, la lana de Espana y de Inglaterra, eran transportados en numerosas embar­caciones holandesas. Su flota mereció el nombre de “Acarreadora de Europa” . A principios del siglo XVII, los holandeses poseían más de la mitad de todos los barcos de carga que había cn Europa, y ha­cia fines de ese mismo siglo, las tres cuartas partes.

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EL DESARROLLO DE LA BURGUESXA

H isto r ia del F e u d a lism o

Con la rápida acumulación de las riquêzas aumentó cl poderio de la burguesia holandesa. No pocas ciudadcs y poblados se enriquecie­

ron, desarrollándose considerablemente.El gremio decayó como sistema industrial, y en su lugar se creó

la industria casera y la manufaclurera centralizada."Sin embargo, —afirma Engels— el sistema de Estado seguia

ftt pacn nnà la sn^rrtnH rra~7aHa veZ m'is TSUrgttesa"Ê1 enemigo inmediato del nuevo^^üfgues^^a ‘aífèrbiícía de Ta parté de la burguesia que se hallaba interesada en ei sistema de grêmios, era ahora el poderoso rey, que ejercía su autoridad en íavor de los nobles y para sacar más dinero a la burguesia holandesa. Otro de los ene­migos dc la burguesia era la Iglesia católica —médula de la monar­quia íeudal—, que poseía enormes riquezas invertidas en tierras y que conservaba en sus vastos dominios leyes semifeudales.

Los paises Bajos formaban parte en el siglo XVI, del enorme im­perio mundial de Carlos V de Habsburgo (1519-1556), que era al mis­mo tiempo rey de Espana, emperador de Alemania y dueno nato de colonias en América. Los Paises Bajos constituian la porción más rica de ese imperio “en el cual nunca se puso el sol” y del que el rey extraía las mayores ganancias que era posible sacar.

Ya expusimos arriba la situación del campesinado y cl desarrollo económico de la aldea en Ic« Países Bajos. (Vcase lección X X IX ). Cabe recordar aqui que cl amplísimo descnvolvimiento que ia econo­mia mercantilista llevaba adquirida, creció allí también, acentuándo- se en consecuencia la explotación de las masas del cámpo.

EL CALVmiSMO EN LOS PAISES BAIOS

La protesta de Ia burguesia y de las masas trabajadoras de Holanda, dcl mismo modo que en otros países, sc rclacionaba estrechamente

con el movimiento religioso. Ahí aparece dcsde un principio la fe luterana, notándosc luego la rápida extensión del calvinismo.

El predicador francês Jean Calvin, fundó Ia Iglesia reformada a mediados del siglo XVI, en Ginebra, Suiza.

La fe, tal como Calvin la predicaba, resultó muy cômoda para la burguesia de aquel tiempo, que era una burguesia que hizo su for­tuna a golpes y que luchaba a muerte por Uegar al poder.

“Los dogmas del calvinismo —expresa Engels— se adaptaron a las*dcmandas del sector más atrevido de la burguesia contemporâ­nea” . El calvinbmo declaró admisible la usura y manifestó que el comercio era *‘cosa consagrada por Dios” . Las características princi­pales del credo de Calvin eran: una severa simplicidad de vida; eco­nomia y avidez; un espíritu de militante y una intolerancia sin pie- dad ante los enemigos.

Todo calvinista pertenecía a Ia comunidad religiosa de la locali-

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dad en que vivia. Dicha comunidad se regia por un comité especial, el Uamado Consistorium; el poder máximo dentro de ese Consistorio recaía no cn los “predicadores” , que eran los sacerdotes, sino cn el “Prcsbitcrio” , esto es, en los ancianos electos entre los más ricos y más influyentes de los fieles.

Con la ayuda de la Inquisición, el rey y la Iglesia catóUca em­prendieron encamizada lucha contra los calvinistas holandeses; va­rios miles de éstos fueron ejecutados por “herejía” durante cl reina­do de Carlos V. Toda una serie dc edictos se expidieron, escritos “con sangre” más bien que con tinta, castigando con una muerte su­mamente dolorosa (verbigracia, enterrándolos vivos) no sólo a los “herejes” , sino también a todo aquel que osara alojarlos o que no informase acerca de su paradero pudiendo hacerlo.

LA BEVOLUdON Durante el reinado dei sucesor de Carlos V, o sea Felipe n de Espana, la situación de los Países

Bajos empeoró, pues Espana restringió y obstaculizó considerable- mente cl comcrcio do aquéUos. Felipe II intentaba con eso salvar a Espaíia de las garras de la competencia, estableciendo altas barreras aduanales y decretando prohibiciones de importación; favoreció si­multáneamente el servicio de transportes cspanol, en desfavor dei servicio similar de que Holanda disponia; asimismo prohibió la cx- portación de oro de Rspana. Se acreció paralelamente cn los Países Bajos ia fícbre de persecuciones de carácter puramente fiscal y re- Ugioso.

Empezaron a sucederse los distúrbios y la destrucción de ias iglesias catóUcas. Felipe II aprovcchó esta oportunidad para impo- ner a las províncias recalcitrates crueles castigos y mayores extor- sioncs en cuanto a dineros.

En 1567 sc envió a los Países Bajos un virrey, el sanguinario duque de Alba, quien creó un consejo especial, calificado con razón de “cruento” . Durante los primeros tres meses de su existencia, dicho consejo promulgó no menos de dos mil sentencias de muerte, siendo los bienes de los sentenciados puestos bajo embargo y cedidos para beneficio dc las arcas de Espafia. El duque de Alba estableció ade­más toda una serie de nuevas contribuciones, que de hecho vinieron a entorpecer la vida económica de Holanda.

En respuesta a eso, en el Norte de Holanda estaUó en el ano de 1572 una insurrección de masas que se extendió a todo el país. La mayor parte de los rebeldes la formaban artesanos pobres y otros trabajadores manuales de la ciudad, juntamente con los aprendices y trabajadores dei campo. Pero estas masas fueron entonces dirigi­das por la burguesia, la cual empleó con astúcia esas fuerzas para defender sus propios intereses, haciendo que se derramara la san­gre de los demás y no la suya.

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H is t o r ia DEL F e u d a lis m o 213

Los elementos adinerados alquüaron, en tal ocasión, no pocos soldados cn Alemania y en Francia; soldados mercenários que más tarde fueron enviados a pelear contra los espanoles. Estos últimos eran asimismo hostilizados por los barcos de los “mendigos” del mar, nombre despectivo con que se designaba entonces a los rebeldes en Espana; embarcaciones que cada vez que podían combatían sin pie­dad a los católicos. Pronto se puso a la cabeza de la rebelión uno de los nobles más cn boga y más acaudalados de toda Holanda: Guiller­mo de Grange.

En un principio, las tropas espaiíolas, compuestas de soldados endurecidos en mil batallas y conducidos por oficiales expertos, lo­graron vencer y repeler a los insurrectos, tomando pueblo tras pue­blo. Pero los poblados del Norte de Holanda presentaron una tre­menda resistencia, en particular durante el sitio de la importante ciu­dad de Leyden. Cuando se habían agotado todos los víveres y la ciudad estaba a punto de rendirse, los holandeses abrieron las com- puertas que servían para defender las partes bajas del territorio de inundaciones procedentes del mar. Los espanoles huyeron de la inundación, mientras la flota de los “mendigos marinos” acaireaba provisiones para alimentar a la ciudad.

Cuando las tropas del “galgo sanguinario” , como era apodado de Alba, comenzaron a sufrir las agonias de la derrota y la flota espano- la quedó destruída con ayuda de los ingleses, que proveían de muni­ciones de guerra a los holandeses, el rey llamó al duque de Alba. Pero ni cl nuevo virrey pudo atajar la rebelión.

Dc ahí a poco (1579) las regiones septentrionales empezaron a ; indcpendizarse en Estados, que posteriormente llegaron a crear lo que en su mayor parte constituyó a Holanda. A llí estableció la bur­guesia su reino, pasando a confiscar sin tardanza todas las riquezas de la Iglesia y de los senores íeudales.

La situación era muy distinta en las regiones meridionales, don­de Espana y Ia Iglesia católica contaban con el apoyo decidido de la la nobleza feudal, cuyo odio contra la “jauria de burgueses” era ya proverbial; también contaban con los grupos retardatarios del cam- pesinado. Los ^an o les lograron someter a Flandes y a Brabante, pero sólo después de una guerra tenaz y sangrienta; saquearon de un modo indigno a csas provincias, al grado de que tan sólo cn Amberes, donde perecieron cerca de 8.000 ciudadanos pacíficos y más de 1.000 casas íueron quemadas, las mercancías y el dinero embargados ascen- dían a seis millones de flori nes.

Casi la totalidad de la parte meridional del país, o sea lo que ulteriormente pasó a formar Bélgica, permaneció en manos del rey y de la Iglesia católica, debido a lo cual quedó toda la vida econó­mica de la referida región bajo la opresión cada vez mayor del ré­gimen feudal en decadencia. La burguesia holandesa, temiendo la

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competencia que podían hacerle a su comcrcio y a su industria, con cedió poco o ningún apoyo a los méridionales, mejor dicho, los trai- cionó. Con frecuencia los comcrciantcs holandeses proveían de armas y víveres a Ios espanoles, alegando que “el comercio dcbc siem­pre ser libre” y que, a guisa de buenos capitalistas, ‘^ay que arries- gar, aunque el camino de la ganancia atravicsc por el infiemo y se nos chamusqucn las velas” .

a COMEBaO Y LA INDUSTRIA DE HOLANDA EN EL SIGLO XVn

^Cuáles fueron los resultados de la revolución en los Países Bajos?Habiendo obtenido su indepcn-

dencia, Holanda continuo Ia guerra con Espana hasta mediados dei siglo X V Í Í , con el propósito de arrebatarle sus colonias tanto a ésta como a Portugal. 1^ victoria de los holandeses tuvo como consccuen- cia Ia conquista dc una base firme en la índia y algunas otras pose­siones, debilitando así Ia situación de sus vecinos meridionales, Flan­des y Brabante. Holanda se convirtió en el más rico de los países comerciales del mundo, el **dcchado dc países capitalistas” de dicho período, como Ic llamó Marx,'y se* dis^íngujo r la ablfeíta explota­ción de sus colonias, el despojo de tierras a sus campesinos y una poderosa tendencia al mercantilismo y a la cspeculación. La famosa Companía de índias Orientales se fundó para comerciar con la Índia y sirvió de modelo para constituir en otros países uniones de mer^ caderes. Ei ano de 1600 sc cstableció en Amsterdam un banco desti­nado a liquidar las cuentas entre comerciantes y manufactureros. El Banco dc Amsterdam fué el prototipo del imponente Banco de In- glateixa, fundado a fines de ese mismo siglo. Aunque menos adelan- tada que el comcrcio, la industria de Holanda se desarroUó en íorma muy considerable.

En 1628 Pierre Baille, francês, abrió una manufactura de lana en Amsterdam, con 110 telares. Casi al mismo tiempo, Jacob van Mol cstableció una manufactura de sedas en Utrcch, movida por fuerza hidráulica y con capacidad para 500 trabajadores. Además, ese mia- mo Mol poscía 1.100 telares manejados por hüandcros en sus respec­tivos domicilios. En total habia cerca dc 40.000 operários trabajando en las manufacturas de seda y de lana en Utrech, en el momento cul­minante de su prosperidad. En la misma época había ^000 obreros dc industria en Amsterdam, mientras que en toda Holanda, tan sólo los trabajadores dcl ramo de textiles ascendían a 660.000.

L A E S T R Ü C T U R A POLÍTICA DE HOLANDA

Holanda era ima república donde el podCT estaba confiado a los Estados Generales, reunidos en la Haya y en el Stadthalter.

IjOs rqjresentantes de los E.stados eran elegidos por ios Estados de provincia, los cuales, a su vez, eran nombjados por los conccjos mu-

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nicipales. Todo el poder en las ciudades se hallaba concentrado en las manos de la grsi»’ burguesia. No sólo los aprendices y jomaleros, sino hasta los artesanos y comerciantes ^"intermediários” , se hallaban privados de voz y voto en el gobiemo. Dc 1.200.000 a quo ascendia la población de Holanda, tan sólo 2.000 podian votar.

El arte, la filosofia y las ciencias florecieron cn Holanda debido al portento auge de sus riquezas, a la relativa tolcrancia de credos y a las “ libertades” burguesas (para los ricos).

SITUACIÓN DE LOS “Las masas trabajadoras de Holai]da. en 1648 TRABAJADORES eran las más exíxaustaí las más agobiaáas por

la ;pobreiàj las 'òiás _ralvi^em.ente explotadas de todas las naciones ei&òj>ç^ sin excepción” , sêgun lo expresó Marx òpõFtuhaininfeT M pfõme<Êó áe lã jornada de trabajo variaba aTff entre 12 y 14 horas, y en cuanto al trabajo de mujeres y ninos, reina­ba en todos los âmbitos la más brutal explotación. Las contribu- cioncs se acumulaban sin cesar, en tanto que los salarios permanecian estacionarios, cn un mismo nivel. Todos los artículos de primera necesidad eran gravados con fuertes contribuciones. Los pobres ama- saban el pan con cereales de desperdicio, sin molcr, a íin de ahorrarse lo dei impuesto sobre harinas. El gç^erío y, riquçíí)LS. de la bur- guesía, holaiyiesa estaban fundados éri el teabajp abrumador, en el agotamiento yTas pnvac^^ d<?‘,lOs tj’abaxadores, al propio tiempo que en el latrodnio d eü s colonias.

No ès', pues, de extraAar que durante el siglo X V II se hayan registrado en Holanda movimientos populares amplios, aunque in­fructuosos, encami nados contra la dictadura de la gran burguesia. Los trabajadores holandeses recurrían particularmente a las huelgas y demás métodos de lucha. En 1682 la Magistratura de Amsterdam amenazó con cárccl o flagelación a todo tejedor de panos que toma­ra parte en “asambleas secretas” . Diez anos más tarde la misma “ofensa” requeria la pena de muerte.

C U E S T I O N A R I O :

iPor qué se haUaba la bur^esía holandesa descontenta con el rógimcn que cntonces prevalecia?

iQué era lo que las masas trabajadoras querían realizar? iQué forma religiosa asumió esta protesta? iCuáles fueron los resultados de la revolución para las provin-

vias dei Norte y dei Sur?iCómo se efectuó después de la revolución el desarrollo econó­

mico de los Países Bajos?i£n qué situación se encontraban los trabajadores holandeses?

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CAPITULO x m

LA MONARQUIA ABSOLUTA EN FRANCIA DURANTE LOS SIGLOS XVII y XVIll

XXXVII.-DESAßROLLO DEL ABSOLUTISMOEn tanto que la república dc los “sacos dc oro” no ccsaba de

volverse rica en Holanda, el Estado autócrata de los nobles se des­arrollaba consolidándose en Francia, al igual que cn muchos otros países europeos.

ESTRÜCTURA La agricultura constituía la industria eje en Francia; ECONOMICA cn eso consistían “ todas sus minas regias y sus te-

soros peruanos” . Su principal exportación se com­ponía dc productos agrícolas, cereales, vino y frutas. Los propicta- rios de tierras se veían atraídos irresistiblemente hacia el comercio, y en ello los guiaba el afán de aumentar sus ingresos. Buena parte de la tierra habfa pasado, al mismo tiempo, a manos de burgueses que tras de comprar sendos castillos íeudales, adquirian títulos de nobleza.

A^pqu9 Irts-gim-vng Ha nombre, en murchas comarcas pre\^ ley^ y costunib£«fi Tcudales o semi-

T!on'fíêcuencia se veia qüeTós“ campesinos pagaran al pro- píetârio dc las tierras, mediante servicios personales, el importe de las parcelas que de hecho les pertenecían. De igual modo, la rcnta habitual entre scAores feudales, a.sí como la participación del pro­pietario en la cosocha de esas parcelas, junto con las contribuciones del Estado y los diezmos de la Iglesia, constituian aún penosa carga para los débiles hombros dcl campesinado, que dicho sea de paso no gozaba de ningunos derechos.

Lo mismo que en otros paises, como consecuencia del comcrcio que prospcraba, fué surgiendo dc entre el campesinado cierta clase

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de agricultores ricos, al grado dc que algunos de ellos llegaban a comprar las tierras dc los nobles. Pero esos nuevos propietarios íor­maban en realidad una insignificante minoria.

Era la Iglesia la que poseia los más extensos dominios. En^el siglo XV I la cuarta parte de toda la tierra cultivada pertenecía sd Clero. La industria abastecia principalmente a Ia población interior, pues conservaba su carácter puramente artesano. Pero a partir dei siglo XVI comenzaron a aparecer las manufacturas y se dcsarrolló la minería. A l mismo tiempo adquirió grandes proporciones el co­mercio con Oriente, de tal modo que ya en el siglo X V II el tráfico con las colonias francesas de América había cobrado primordial im- portancia en e l comercio exterior dei país. Junto con todo esto crecía la importancia dc la burguesia naciente.

Por ejemplo, Jacques Coeur, comerciante y banquero conocido, que había amasado una enorme fortuna traficando con los países de Oriente, se embarco en la industria minera, siendo de notar que todas sus empresas se distinguieron siempre por una explotación de tipo capitalista salvajamente marcado. Compró más de cuarenta do­minios; se convirtió en tesorero real y, finalmente, se le confirió tí­tulo dc nobleza.

FUNDACION DEL Como es sabido, el crecimiento de la economia ABSOLUTISMO comercial había dado lugar, desde el siglo XIV,

a la creación de una nueva forma de Estado feu- idal. Tal fué la llamada monarquia de Estados, la cual acre<.*entaba

■J considerablemente el poder central dei rey y, al mismo tiempo, sei hallaba en cierto modo limitada por los representantes de esos esta­

dos. EI poder real siempre gozó del apoyo dc los Estados Generales y de las ciudades, en Ia pugna cntablada contra los grandes senores feudales supervivientes. Luis XI, quien destruyó principados y du­cados, aspirando a conservar para sí los privilégios exclusivos, aj?estó a esos grandes seiíores un formidable golpe durante la segunda mi- tad dei siglo XV. Paralelamente fomentó el desarrollo dei comercio y de las artes manuales. Sus sucesores emprendieron toda una serie de campanas en Italia, con la mira de dominar las rutas comerciales que conducían al Oriente, e incluso intentaron confiscar las regiones más fértilcs de dicho país.

La ruina que en general causaron estas guerras infructuo^, anadida a las ya penosas exacciones, vino a agravar las contradic­ciones de claítes, originando un fuerte choque. Tanto la nobleza feudal como una buena parte de la burguesia de diversas ciudades, en cl Sur y el Suroeste de Francia aprovecharon la ocasión para afir­mar sus privilégios. La guerra civil estalló a mediados dei siglo XVL

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GUERRAS DE A l igual que en otros países, la forma externaLOS HUGONOTES dc la lucha dc clascs cra religiosa. Los descon­

tentos adoptaron las ensenanzas de Calvino; des­de entonces sc dió a los calvinistas franccscs cl nombre de hugonotes. Durante treinta anos seguidos, los últimos de esc siglo, no cesaron las guerras entre católicos y hugonotes; de 1563 a 1593, se registra- ron diez distintas. De ev ta.<; guerras incesantes resultó ima ruina sin precedente. A ello sc reíieren estas palabras de un contemporâneo: "Si algfui^ se hubics« quedado dormido hace ctLarenta anos y hu­biera despertado después de esas guerras, kabría sin duda pensado que no se hallaba en presencia de Franda sino del cadáver de ésta**...

í Quc propósitos pcrscguían los nobles hugonotes y los ediles municipalcs? Además de sus demandas en favor de la libre profe- sión del calvinismo y la independencia de su Iglesia, pretcndían al­canzar, y en esto consistia la médula de todo el conflicto, la dcvo- lución a las provincias francesas de Ios derechos y antiguos privilé­gios de que gozaban durante el reinado de Luis XI, en el siglo XVI. En otras palabras, lo que los insurgentes querían era debilitar al go­biemo central y su autocracia, dividicndo a Francia en dos, en la forma que lo habían hccho los principados y las ciudadcs libres de Alemania. Como los seüores feudales de este último país, las provin­das de Francia se sentían atraídas por las riquezas de la Iglesia.

El aspecto bélico se manifestaba durante las tréguas por ciertas violaciones y villanos ataques contra oponentes indefensos, dándose con frecuencia el caso de asesinatos dc paladincs advcrsarios. El 24 de agosto de 1572, ya tarde, acacció cn la ficsta de San Bartolomé, durante un armistício concertado, una horrenda masacre de hugo­notes. Más de 2.QOO pcrsonas pcrecieron degolladas la noche de csc día.

El rey Enrique III, y el duque de Guisa fueron asesinados en el transcurso de estas guerras, las cuales terminaron con el adveni- miento al trono de Enrique de Borbón, antiguo jefe de los hugonotes, que se había convertido al catolicismo considerando que “Paris bien valia una misa” .

FIN DE LAS En 1598, Enrique IV de Borbón mandó proclamar el REBELIONES “Edicto de Nantes” , concertando por tal medio la paz FEUDALES con sus antiguos aliados, en virtud de toda una serie

de concesiones, entre ellas la libertad de la Iglesia cal­vinista y la entrega de buen número de ciudades y fortalezas, que quedaron en poder de los hugonotes.

Durante el reinado de Enrique IV, la destrozada economia dcl país logró recobrar en parte su desarrollo, y por un intervalo corto sc instauro el podcr monárquico. En 1610, el rey íué asesinado por un católico fanático, y de nuevo cstalló la guerra civil.

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Fué durante esta mortífera guerra, en 1614, cuando los Estados Generales se reunieron por última vez.

El cardenal Richelieu desempenó un importante papel en los arreglos finales de esta guerra civil. Durante la primera mitad del siglo, Richelieu, en calidad de primer ministro de Luis X III, capturé la principal fortaleza de los hugonotes; mandó derribar los castillos pertenecientes a senores feudales, ajusticiando de paso a no pocos aristócratas recalcitrantes.

En la cuarta década del siglo XVII, siendo Luis X IV todavia me­nor de edad, la aristocracia hizo un último esíuerzo para desafiar al poder absoluto del rey. Esta “fronda” , como han dado cn Uamarle los historiadores contcmporáncos, no tardó en scr sofocada. Después, durante 140 anos, los monarcas de Francia fueron reyes absolutos dei país.

C U E S T I O N A R I O :

í A qué clase favoreció el absolutismo?

iQué grupos sociales lucharon contra cl?

iEn qué forma se desarrollo la lucha durante la segunda mitad dei siglo XVI?

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•Iif.-

XXXVIll.— EL ABSOLUTISMO EN SU CENITEL SISTEMA Ya dijimos que la nobleza formaba la base de la mo- DE ESTADOS narquia absoluta. Constituía el Estado supremo del

Reino, estaba investida de muchos privilégios ante la Icy y no pesaban sobre ella ningunas obligaciones. Aunque ex- traian hasta el último centavo de los campesinos, los nobles casi nada pagaban al tesorero del rey; ocupaban los más elevados puestos en la administración, dejando los trabajos más pesados y dc mayor responsabilidad a cargo de oficiales inieriorcs, cscogidos entre las filas de las clases ínfimas; se esforzaban por estar siempre cerca de la corte, donde pudieran obtener del monarca fuertes rcmuneraciones y valiosos presentes, sin necesidad de desempefiar grandes tareas.

El Clero era la otra clase privilegiada, paralela y aun en cierto modo más enctunbrada que la nobleza. Todos los altos puestos de la jerarquia eran ocupados por nobles. La Iglesia se hallaba exenta de contribuciones, además de recibir una renta anual de más de 100 millones de francos, por parte de los senores feudales.

A l revés de lo quo aconteció en Alemania, la Iglesia católica de Francia, a principios del siglo XVI, se hallaba en realidad subordina­da al rey, lo mismo que la nobleza, siendo uno de sus principales soportes.

La burguesia formaba la espina dorsal dcl “Tercer Estado”. Durante algún tiempo resultó ventajoso para ella prestar su apoyo a la monarqu» absoluta, pero eso no duró mucho. A medida que crecía su poder de cla.<?e, el patronazgo del rey se volvia no sólo gra­voso, sino verdaderamente oneroso. La burguesia se comenzó a sen­tir descontenta con su posición, humillante en comparación con la de los aristócratas, quienes Uevaban una vida de ociosidad y de lujo, arruinaban al país y, sin embargo, gozaban dc todos los privilégios.

Los burgueses, especialmente aquellos que no poseian grandes recursos, no podían lograr que se les hiciese justicia frente a la arro­gante nobleza. La altivez de los nobles puede juzgarse por el hecho que sigue: En los “Estados Generales” de 1614, uno de los diputados burgueses tuvo la idea de decir que los tres Estados dei reino eran como una sola familia compuesta de tres hermanos. Anadió que con frecuencia “ la casa arruinada por el hermano mayor (en este caso la nobleza) es restaurada por el más joven” . Los diputados aristó­cratas se sintieron ofendidos por tal comparación, habiendo declara­do que “no deseaban que los remendoneii les llamasen hermanos”, y agregaron: “Entre ellos y nosotros existe la misma diferencia que entre un amo y su lacayo” .

Andando cl tiempo, la burguesia llegó a abrigar la ambición de

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tomar el poder en sus manos, bien que durante todo el siglo XVTT tuvo todavia que coniormarse con la participación que le correspon­dia y que los aristócratas le pcrmitían en lo tocante al despojo dc las masas laboriosas.

Los campesinos, así como Ios artesanos en pequeno y los traba­jadores en general, que en otros tiempos pertenecieron ai Tercer Estado, no gozaban de ningunos derechos. Siendo los verdaderos productores de las riquezas de todo cl país, no eran admitidos ni a los ' ‘Estados Gencrales” , ni a ningún puesto oficial. En cuanto a los otros Estados, riyalizaban entre sí por lo que a despojar a las masas se referia, pues además de lo que los campesincs pagaban a los pro- pictarios de tierras, tenían que pagar al Estado hasta la mitad de sus rentas totales.

Cuando cl rey viajaba con su enorme scquito, miles de campesi­nos y trabajadores se veían obligados a abandonar sus ocupacioncs para ir a tapar agujeros y nivelar los caminos, construir puentes o abrir nuevas rutas. Cuando se necesitaban remadores en la flota, todos los convictos eran destinados a galeras, donde harapientos y muertfts de hambre, se les amarraba a bancos. A menudo «to s infe­lices se pasaban el resto de sus vidas trabajando bajo el azote del capataz.

La división de los pobiadores cn Estados, separó a éstos en ca­tegorias impermeables, con diferentes derechos y distintas obliga­ciones. Los dos Estados superiores gozaban de todos los derechos y no tenían obligaciones que cumplir. Del tercer Estado había, con todo, ima parte superior que estaba un tanto compensada por la ausência de derechos políticos, con el poderoso argumento del bolsi­llo repleto.

Los trabajadores, tanto dc aldeas como de ciudades, se hallaban realmente al margcn del sistema de Estados y sólo tenían obligaciones.

LA ESTRÜCTURA iCómo cra el Estado autócrata francês que llegó DEL ESTADO a su cenit durante los 42 aííos del reinado de

Luis XTV? ^Cómo estaba gobemado y cuál era su organización interior? A la cabeza dc la administración central se hallaba “el Consejo Real” , el cual fué perdiendo importancia a me­dida que crecía cl podcr de los Secretários de Estado. En los prime­ros tiempos, estos últimos eran simples funcionários que atendían a cuestiones especiales del Consejo Real; verbigracia: Negocios Ex­tranjeros, de Guerra, etc., pero que máí? tarde asumieron funciones de ministros que fiscalizaban, por medio dc sus respectivas canciUe- rías, al Estado. Entre ellos figuraba el Contralor General, cncargado del ramo dc Hacienda y Finanzas. Era el más prominente de todos, pues, como dccía un coetâneo, “Las finanzas son el alma del Estado, y el Departamento dc Control un Ministério que influye por todos

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H is to r ia del F extdalismo 223

ios medios, tanto públicos como secretos, cn el bienestar del Estado y del Pueblo” .

En las provincias, el Contralor General estaba representado por intendentes, funcionários nombrados por el gobiemo del rey. Ellos a su vez tenían como subordinados a determinados funcionários encar- gados de los distritos. Los puestos de la administraciòn m ^ c ip a l los ofrccía al mejor postor de la Tesorería, y se sabe de tentativas pa­ra vender el cargo de edil; pero tal proceder dió maios resultados.

El país entcro estaba cubierto de una tupida red de funcioná­rios subordinados a los ministros y, principalmente, al Contralor Ge­neral. Así estaba formada la burocracia (palabra derivada del fran­cês “bureau” y dcl griego “kratos” ) , tan característica en la monar­quia absoluta.

A medida que sc fué centralizando la administraciòn burocráti­ca, la nobleza afianzó más sus puestos, que tan pingües rentas le .dcjaban, pero tales puestos llegaron a ser meramente nominales. A mancra de ejemplo baste decir que todos los gobemadores gencrales de província radicaban en París y cuando querían visitar sus pro­vincias sólo podían haeerlo con permiso dcl rey. La policia, muy numerosa y baluarte del Estado burocrático, descmpenaba un papel importante en la administraciòn Junto con la censura eclesiástica, ella vigilaba a la prensa. Hubo casos en la historia de la monarquia francesa en que las autoridades mandasen cerrar todos los periódicos, imprentas y librerias, prohibiendo todo trabajo impreso, so pena de muerte. Naturalmente que las cárceles nunca estaban vacías.

Luis X IV acabó con los vestígios dc libertad que había en maté­ria de religión protestante, cancelando el Edicto dc Nanles. Muchos miles de hugonotes emigraron a les países protestantes circunveci- nos. Las Autoridades inter\^enían en los menores dctcdles de la vida privada; ellas decidían quién podia usar un carruaje y cómo tenía que ser decorado éste, quién podia y quién no podia usar sombrero con plumas; llegaban a indicar qué clase de alimentos debía comprar cada una de las categorias de que se componía la sociedad.

La burocracia era un parásito en el cuerpo de los trabaja­dores; engordaba a costa de ellos y les chupaba la sangre. Formaba una parte indispensable del aparato estatal de la autocracia, esa má­quina empleada para desplumar a las masas o, como otros dicen, para “bombear el dinero a los bolsillos de la nobleza y de la burguesia” , cuando no sirve para romper Ia resistencia dc los oprimidos.

CONTRIBUCIONES El despojo de las masas trabajadoras se efectua­ba, primero que nada, por medio de un sistema

muy complejo de gravámenes fiscales. Además de los subsidies co­munes y corrientes, en tiemp<w dc Luis X IV se introdujo todo im

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sistema de nuevas exacciones, sin contar la contribución do censo y los diezmos.

Las contribuciones rara vez eran cobradas sin recurrir a la fuer­za armada, lo que indica no sólo la carga que para los contribuycn- tes representaban, sino asimismo la manera violenta en que sc exigia el cumplimicnto de los pagos. Los campesinos ricos sobomaban a los recaudadores, de suerte que todo el peso de esas contribuciones venía a recaer sobre los pobres. Cabe advertir que la nobleza y el Clero se hallaban cxentos de dichas contribuciones. El número y el monto de las indirectas, o sea las contribuciones sobre artículos de consumo general, aumentaban a saltos, desmesuradamente.

El cultivo de vinedos, que era una de las principales ocupaciones de la población francesa, se hallaba de tal modo gravada con impues- tos, que un barril de vino aumentaba diez veces en precio para cuan­do llegaba a Paris procedente dei Mediodía. El impuesto de la sal inspiraba verdadero horror a los trabajadores. Les resultaba tan caro este artículo, que de buena gana hubieran preferido comer los alimentos sin sal; pero no se les permitia hacer tal cosa. A l contra­rio, existia una ley que exigia que todos los que tuviesen más de siete anos de edad compraran, cuando mcnos, siete libras de sal anuales, de la que se usa para cocinar, pues la que se empleaba para conservar la came o el pescado, tem'a que comprarse por separado. Toda viola- ción de esta ley era castigada como una acción criminal.

EL MERCANTILISMO Con el fin de acrecentar sus rentas, no menosque las fortunas burguesas y de nobles que se

ocupaban en el comercio, la monarquia autocrática seguia la política dei Uamado‘mercantilismo, la cual Uegó a su punto culminante de desarroUo bajo Colbert, primer ministro de Luis XIV.

Los mercantilistas sostenían que cuanto más dinero tuviera a su disposición, más rico seria el Estado. Para obtener más dinero, tenía que fomentar la exportación de mercancías manufacturadas y limitar las importaciones todo lo más que fuese posible, con objeto de crear una balanza comercial favorable; es decir para que el valor de las exportaciones exediera al de las importaciones. Con tal pro­pósito se hacía necesario promover el dcsarroUo de la industria fran­cesa, particularmente cn el ramo dc productos de lujo y en el de ar­mas. El comercio, especialmente con el exterior, debía asimismo fo- mcntarsc, lo cual requeria a su vez buenas comunicaciones y una marina mercante, si sc descaba evitar la competencia de las mercan­cías extranjeras. Había que levantar ima barrera aduanai lo sufi­cientemente elevada. A l poner en vigor todas estas disposiciones, el gobiemo se preocupaba de todo, menos dei bienestar de las masas. Muy al contrario, las autoridades se interesaban en que mercaderes y manufactureros se volviesen más ricos, a fin de poder aumentarles

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H istoria del F budaltsmo 225

los impuestos. En cfccto, cl elemento acomodado sc enriquecia más y más a medida que explotaban en mayor escala que nunca a los asa- lariados, aprendices, artesanos y masas campesinas cn general.

La monarquia absoluta necesitaba fantásticas cantidades de di­nero para el sostenimiento dc su corte resplandecientc, paru el eiér- cito y la marina, no menos que para la cada vez más numerosa bu­rocracia, y para hacer regalos al enjambre de nobles.

Perteneciendo a la burguesia, Colbert siguió una politica enérgi­ca de puro mercantilismo, que consistia en enriquecer a los “empre­sários” y reducir a los trabajadores a la mendicidad. Alentó la pro­ducción de alimentos dc lujo, de sedas, encajes, cspejos, etc. En su tiempo había 13.000 telares en Ia industria de sedas dc Lyon; algimas fábricas alcanzaron proporciones consideradas como gigantescas pa­ra la época. La de Van Robel, por ejemplo, llegó a ocupar 1.700 ope­rários. Los operários especialistas eran traídos de otros países.

A l mismo tiempo se ejercía una enorme presión sobre los traba­jadores. El gobiemo mismo se encargaba de provcer de mano de obra a las manufacturas; se impom'an en los cstablecimientc» fabriles con­diciones carcclarias; se anularon las fiestas so pretexto de acabar con la “ociosidad” ; por último, se redujeron los salaries y quedó estric- tamente prohibido que los operários fundasen organizaciones.

Colbert opinaba, por otra parte, que los manufactureros “no dían aprender a andar sin muletas” , es decir, sin instrucciones estric- tas y detalladas. EI gobierno era el que decidia la longitud y el color de todas las telas, así como el gmeso del hilo, etc., etc. Cual­quier violación de los reglamentos relativos era castigada de modo severísimo.

Las rentas de la monarquia crecieron rápida y substancialmente a resultas de las exageradas taxativas de la mencionada política del mercantilismo. Si en los principios del reinado de Luis X IV ascen­dían a 50 millones de francos, ahora alcanzaban hasta 165 millones de francos. Pero los eijresos de la corte iban siempre en aumento, comparados con los ingresos.

El sosíenimiento del rey y de su corte, a.«íí como las guerras con­tinuas que emprendían, absorbían talei*' cantidades, que ni con todas las severas y brutale$ exacciones fiscales se podía dar aborto c los gastou.

Luis consideraba que iodo el poder del pois pertenecía a él; con orgtillo declaraba; "E l Estado soy yo!” .

El rey, decía un escritor de 5U tiempo, **es la personificación del Estado; su voluntad es la voluntad de su pueblo. Es la imagen de Dios entronizado en los cielos y rigiendo al mundo” .

La vida del rey estaba arreglada de tal manera que ahondara y fomentase la idea de gue el poder del monarca era de origen divino.

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No conforme con los palacios ya existentes, Lu ii mandô que se eri- giesen olgunos más, entre los cuales el más suntuoso fué el construí­do en Versalles, cerca de París. 30.000 operários trabajaron durante 20 anos seguidos para fabricar este palacio con sus inmensos jardines y sus fuentes brotantes odmirobles. La mortandad entre esos obreros era algo que infundia pavor. Los cuerpos de los que fallecían eran transportados en furgones durante la noche. El trabajo no se pa­gaba; generalmentc los proporcUmaban soldados y campesinos del vecindario. A pesar de esto, el palacio de Versalles, amueblado a todo lujo, costó mó.<« de lo que el Estado recaudaba por concepto de impuestos en un ano.

La nobleza se traslado de las ciudades y las provincias a Versa­lles, rodeando al **Rey SoV", pues hay que decir que Luis X IV era así constantemente adulado por todo un séquito brillante y oropele»- co. El rey no escatbnaba los presentes y regalos a sus cortesanos, cuya vida era una ininterrumpida serie de festivales. Los úntcòs deberes de la aristocracia consistían en participar en todas las cere­monias solemnes que rodeaban el menor movimiento del monarca. El ‘despertar” del rey y su “aseo” matinal, del mismo modo que su *‘partida nocturna” y el acto mismo de "desvestirse”, eran ceremonias complicadas en las que intervenían una docena de los más enco- petados funcionários de la corte. Cada acto de dichas ceremonias es­taba sometido a la etiqueta palaciega; por ejemplo: era de estrieta etiqueta designar quién de los que ayudaban ál rey a desvestirse debería tirar de la manga derecha de su caml<ta y quién de la izquiei^ da. El menor detalle en la vida del monarca y de la corte requeria una ceremonia particular.

El objeto de esto era inspirar a loí espectadores la convicción de que el rey era “divino" y se hallaba colocado por encima de todos los demás mortales; pero sobre todo, que no podia comparársele o confundírsele con ninguna otra persona.

Los monarcas de otros países veían con envidia el ilimitado poder de Luis X IV y la magniflccncia de su corte, esforzándose lo más que podían por imitar al “Rey Sol” . Esto, unido al poderio militar y su parcial, pero elevadamente desarrollada cultura, promovió la difu- sión de la literatura, el arte, la ceremonia cortesana y el idioma íran- cés, en toda Europa.

EL PAUPERISMO La tremenda explotación de los masas trabaja­doras, tanto en la ciudad como cn provincia, al

lado del dispendioso sostenimiento de la corte y dcl enjambre aris­tocrático, condujo a im rápido empobrecimicnto del país y de las masas trabajadoras.

Los documentos relacionados con los primeros anos del siglo

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XVni, aseveran; “Se ha averiguado que en los últimos anos trans- curridos, una décima parte de toda la población sc ha visto reducida al pauperismo, en tanto que las nueve décimas partes restantes son demasiado pobres para poder darle una limosna, pues sc hallan cn idênticas condiciones de pobreza. La agricultura ha sido abandona- da; ciudades y aldeas están desiertas, mientras que la industria se haila cn condiciones de miscria tales, que no pu^e alimentar a los que cn ella trabajan”.

Las autoridades no se consideraban en modo alguno con el deber de mejorar las condiciones de las masas explotadas. Richelieu escri­bía: “Si el pueblo viv\era en la más amplia proítpendaã, resultaria que no se le podria contener dentro de los limites de sus deberes.El pueblo puede compararse con una mula que acostumbrada a lie- var carga, se le estropea más con el continuo y prolongado descanso que con el trabajo**.

POLmCA La ruina dei país se agravó con las guerras intermina- EXTERIOR bles que el Estado absoluto emprendiera como resul­

tado de su política de mercantilismo, que tanto lesio- naba los intereses de la burguesia y la nobleza de países competido­res. De tal modo, el establecimiento dc altos derechos aduanales afectó al comercio exterior de Holanda y de Inglaterra. En el pro­grama dei poder monárquico estaba incluído el extender sus territo- rios y adquirir colonias, pues las nuevas posesiones significaban fuentes de matérias primas, además de buenos mercados. El deseo de obtenerlas, constituía una causa más para la guerra.

Durante el reinado de Luis XIV, Francia adoptó una amplia y enérgica política dc conquista. Dc los 54 anos que duró el reinado de Luis ^ V , 33 los pasó en guerra, en ima lucha que absorbió ima suma igual a lo que el gobiemo recaudaba de impuestos en el espa­cio de diez anos seguidos. Esas campanas costaron la vida a 1.500.000 hombres. Las guerras dei abolutismo se hocían con la mira de arra­sar los territories conquistados. “A fuego y espada” era el lema de generales y mariscales, que en persona daban ejemplo de cómo de­bían cumplirse sus órdenes. El Ministro de la Guerra escribía en cierta ocasión a uno de esos generales: “Aunque Su Majestad está seguro de que le habéi.«; robado bastante en el país de donde ahora regresáis, se halla sin embargo muy satisfecho de lo que le habéis dejado”.

Francia emprendió guerras contra Holanda, Espaíia, Austria y \ los principados germanos. Después de 1780 comenzó otro período de \ guerras, durante el cual apareció un nuevo oponente: foglaterra. La • rivalidad en América, donde Francia había empezado a fundar colo- < nias, lo mismo que la competencia entablada en Europa, redundo en pugna entre Francia e Inglaterra.

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A consecuencia de sus ruinosas e interminables guerras, Francia aumentó sus territorios a costa de los vecinos débiles. Pero estas í conquistas no Ia compensaron de todas las pérdidas y sacrifícios que había siifrido. La decadencia del país, eso fué lo que Luis X IV legó a sus sucesores.

RA ZONES EN QÜE SE BASO LA La victoria del absolutismo en Eu- ; VICTORIA DEL ABSOLUTISMO ropa Occidental puede atribuirse (

a los sigmentcs factores: Primero \ y principal, el continuo crecimiento de la industria y del comcrcio. ^ Esto dió lugar al cambio de relaciones de clase en el proceso de la lucha.

Los medios y pcqueüos terratenientes, atraídos por el comercio, estaban int^:«sados en que se consolidara cl gobiemo central de la nobleza, que tenía que destruir una vez por todas la independencia de los grandes senores feudales, extendiendo las fronteras del Esta­do mejorando las vias de comunicación, aiuncntando las fuerzas de la marina, desarrollando la industria manufacturer a; en una palabra, proporcionando a los nobles las mayores ventajas posibles en cuanto a la explotación de las masas trabajadoras.

La burguesia apoyó ese sistema, porque no contaba todavia con fuerzas suficientes para establecer su propio poder. Se conformaba con las ventajas que el absolutismo le brindaba.

Además, los intereses de los terratenientes coincidían con los de Ia burguesia en su deseo común de una mano fuerte, gracias a la cual se facilitara Ia explotación de las masas trabajadoras; de un gobiemo central sólido que contara con falanges enteras de oficiales, con polícia y fuerzas numerosas en pie de guerra. En la mayoría de Ios países de Europa Occidental de aquel tiempo, existían más o me* nos las mismas causas para el desarrollo y consolidación de Ia mo> narquia autocrática.

C Ü E S T I O N A R I O :

íEn qué consistia el sistema de Estados y qué papel desempe­naban cn él dichos Estados?

iCuál era la situación de las masas trabajadoras, tanto en la aldea como en la ciudad?

Descríbanse los aparatos, central y local, de la monarquia ab­soluta.

^Qué era la burocracia? Descríbanse sus funciones.tQué era- el mercantilismo y cn interés de quiénes fué instau-

rado? .^Cuál era Ia situación económica de Francia en Ios comienzos

del siglo XVni?^Cuál era Ia base clasista del absolutismo?

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ti T .

CAPITULO X IV

EL DESARROLLO DE LA CIÊNCIA EN LOS SIGLOS XVI Y XVII

XXXIX-LA BURGUESIA y EL DESARROLLO DE LA CIÊNCIA

Durante los siglos XVI y XVII, la desintegración del feudalism mo se operó a grandes pasos, "liberando” , para usar la expresión de Marx, a *‘Ios elementos de la sociedad burguesa”.

“Mediante el progreso de la burguesia —escribe Engels— la ciência se fué desarrollando paso a paso y con una fuerza tremenda. La Astronomia, la Mecânica, la Física, la Anatomia y la Fisiologia volvieron a ser motivo de estúdios. Para desenvolver sus industrias, la burguesia necesitaba de la ciência que investigara las propiedades de los cuerpos y los fenómenos de la Naturaleza. Antano h ^ ía sido una simple y humilde servidora de la Iglesia, a quien jamás se le permitia traspasar los limites senalados por los mandataries de ia religión. En resumen ésto era todo, menos ciência en el sentido ver­dadero de la palabra. Ahora, la ciência se rebela en contra de la Iglesia y en favor de la burguesia, que necesitaba de sus servicios.

En aquellos tiempos la burguesia al emprender guerra con el feudalismo, luchaba contra el yugo de la Iglesia, en pro del conoci- miento científico que le era menester a sus intereses de clase. Italia fué la iniciadora de este procedimiento; pero a partir de los siglosX V y XVI, la cultura burguesa comenzó a difundirsc más allá de las fronteras de Italia, en países que poseian un comercio y una indus­tria desarroUados.

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LA TÉCNICA El progreso de los conocimientos teóricos estaba es- MnjTAB labonado estrechamente con las exigencias de la

técnica. Ecsulta en extremo característico que una de las primeras ramas que sc desarrollaron rápidamente en conexión con el adelante veloz de la cconomía comercial, fué la técnica militar.

Las ciencias militares adquirieron una grandiosa importancia durante los siglos XVI y XVII, cn los principales Estados centraliza­dos de Europa. En estas mismas lecturas hablamos hace poco de las innumerables guerras que Estados como Francia emprendían con el propósito de extender sus territorios, vencer las rivalidades econó­micas y obtener colonias. Dichas guerras eran entabladas por gran­des ejcrcit<», que reemplazaban a la milicia temporal de Ic® tiem­pos feudales, movilizada tan sólo en el período que duraba la acción bélica.

Hasta la segunda mitad dei siglo XVII, los ejércitos permanentes se componían generalmente de mercenários, que se dedicaban a la profesión de militares y vendían su espada al primer país que les pagaba. Después, las filas de los ejércitos se formaban con los pobres que abundaban entre la población, alquilando sus servieios para de­terminado tiempo. Cuando los voluntários escaseaban, se rccurría al procedimiento de levas, que consiste en aprehender a los pobres e incorporarlos por la fuerza en los batallones. Los ejércitos perma­nentes recibían armas de fuego, que ya en esa época habían sido considerablemente perfecionadas.

Engels dice: "Indttsíria y dinero se necesitaban para comprar armas. Lo« pobladores dei burgo poseian ambas cosas. Desde un principio, las orTnas de fuego fueron lax armas de las ciudades y de los reyes que éstas apoyaban, en la lucha contra la aristocracia feu» dal. Las inexpugnables murallas de los castillos senoriales, no podían ya resistir a los cânones de los burgueses. Las bolas de los fusiles de éstos horadában las armaduras de los caballeros. La supremacia de la nobleza en los campos desapareció junto con la caballeria cit- bie?ta de arm^i^uras de la nobleza, a medida que la burguesia des- arrolló la infantería y la artillerta, que pasaron a ser los principaie« factores de todo triunfo milHar^\

Hasta el siglo XIV, las principales armas de defensa habían sido la espada, la lanza, la flecha y otras de acero forjado en frío. En ese mismo siglo apareció en Europa la pólvora, y las armas dc fuego co­menzaron a usarse por doquiera.

Los primeros canoncs fueron hechos de hierros, más tarde de bronce, y disparaban balas de piedra. No existían armas de fuego ligeras todavia, y los cânones más pequeiios, para ser colocados, re­querían entonces los esfuerzos dc varios hombres.

El progreso de la Metalúrgica influyó mucho en la calidad y for­ma de las armas de fuego. En el siglo X V apareció im nuevo tipo de

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soldado: el mosquetero, armado de una nueva arma» la cual resulta- ba todavia tan pesada, que había menester de un soporte u horquilla especial. £1 15 % de Ias tropas se compusieron dcsde entonces de mosqueteros. A l siglo siguiente se invento un arma más ligera: la pistola, destinada al uso de la caballería. En el siglo XVII, Ios mos­quetes, que sc disparaban por medio de una mecha, fueron recmpla- zados por los fusiles de “piedra” , que se cargaban con mucha mayor facilidad.

Los cânones también se perfeccionaron. El uso de Ia cner^a hidráulica en la Metalúrgica, que vino a facilitar la perfccción del canón, íué de una notable importancia. Las balas de piedra en los cânones fueron reemplazadas entonces por Ias de hierro vaciado. Más tarde se inventaron las granadas llenas de pólvora y perdigones de plomo. No pocos hombres de ciência, matemáticc« y mecânicos, coadyuvaron con sus inventos y sus investigaciones para mejorar las armas de fuego. Mencionemos de paso a los italianos Tartali y Ga­lileo, quienes descubrieron la trayectoria del proyectil; a su discí­pulo TorricclU y otros. La creciente demanda de equipos militares tecnicamente perfeccionados, no podía ser ya satisfecha por simples artesanos o artífices manuales. Por ejemplo: el aüo dc 1652, el go* biemo inglés hizo un pedido urgente de 1865 amctralladoras y el número correspondiente de proyectiles para las mismas. Agentes es­peciales recorrieron el país entero, “tocando a la puerta de todos los maestros metalistas", sin que pudieran al fin encontrar quien satis- ficiese el pedido tan inesperadamente fantástico. Solo un fabricante en grande escala hubiera podido servir para ese fin.

IMPRESION £1 adelanto de la técnica se hallaba estrechamente li- DE LIBROS gado con cl progr^o dc la cicncia y la elevación gene­

ral de la cultura, elevación que no hubiera podido lo- grarse dc no haber sido por un inter<^nte descubrimiento efectuado cn el transcurso del siglo XV. Nos referimos a la imprenta.

Hasta el siglo XV, los libros se copiaban a mano, valiéndose para ello de escribas y de monjes. Figuráos el tiempo y los esfuerzos que se necesitaba gastar para copiar un libro voluminoso, especialmente si había que hacer varias copias. Mientras la demanda de libros fué reducida, cosa que se explica porque la casi totalidad de la población se componía de iletrados, el sistema dc copia a mano resultaba tole­rable. Pero al comenzar a desarrollarsc las escudas, Ic« conocimien­tos científicos y la pugna política consiguiente, ia situación cambió. La demanda dc libros, cn particular los baratos, aumentó enorme­mente.

El precursor de la imprenta fué el grabado, conocido en China desde el siglo X y difundido en Europa hasta a fines del siglo XIV.

EI cuadro o texto respectivo era grabado en una plancha de ma-

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dera que, cubierta de tinta, se aplicaba a un papel. Así se obtenía la impresión de Ia figura o dc las palabras que se querían grabar. Pero grabar de tal modo todo im libro, página por página, era cosa sumamente difícil. En los comienzos del siglo XV, el holandês Koster y el italiano Messino inventaron un tipo móvü que gozó de gran rc- nombre. Recortaban letra por letra y colocándolas juntas obtenían. palabras. De este modo, contando con un número relativamente corto de letras o tipos, se podia ya imprimir un libro completo.

Sin embargo, las letras de madera resultaban muy difíciles de manejar. Por eso la verdadera iniciación dc la imprenta está rela­cionada más bien con el nombre de Joharm Guttenbcrg, quien inven­to el tipo de metal movible y una prensa especial para hacer impre- siones. En 1455 Guttenbcrg publico el primer libro impreso por este procedimiento.

No tardaron en multiplicarse los talleres de imprenta. El ano de 1500 había en Nuremberg 25 establecimientos destinados a esos tra- bajos. La fabricación de papel fuc pcrfcccionada en esos tiempos, lo cual vino a abaratar mucho los libros.

En estas lecturas dimos cuenta ya de la intensificación de la lu­cha de clases en la época dc desintegración dcl feudalismo y advc- nimiento de la sociedad burguesa. Los libros impresos, las hojas sueltas y los periódica rcsultaron otras tantas armas poderosas para defender los intereses de cada clase en particular; para atacar al enemigo no menos que para propagar las ideas.

LA ASTROLOGIA El desarrollo de la ciência durante cl decaimien­to del feudalismo y la acumulación primitiva dcl

capital, están estrechamente eslabonados con cl crecimiento del co­mercio marítimo. No a otra razón obcdcccn las rápidas zancadas a que la Astronomia avanzó en los siglos XVT y XVII, en virtud de la importancia que para el cálculo del tiempo y la navegación ofrecía. La Astrologia fué la predecesora, e incluso por algún tiempo la rival de la Astronomia.

Se pensaba que los astros ejercían en forma misteriosa cierta in­fluencia sobre las vidas de las gentes y que los astrólogos podían pre­ver los destinos del hombre. Por eso los reyes y los potentados tu­vieron siempre sus astrólogos privados, sin cuyo consejo no se atre- vían a dar ningún paso que a ellc» les pareciese importante.

Claro que todo esto era pura supci^tición, pues la Astronomia como ciencía verdadera tenia que sostener una ruda lucha contra la pseudociencia de la Astrologia. Sin embargo, hay que reconocer que a esta última se debieron no pocos descubrimientos en lo tocante a la observación de los astros y la acumulación de conocimientc« po­sitivos acerca del movimiento de los cuerpos celestes, así como la construcción de observatories.

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LOS GRANDES Ei mâyor problema que esperaba solución de DESCUBRIMIENTOS la Astronomia, era el de las intcrrelaciones en- ASTRONOMICOS tre la Tierra, ei Sol y los planetas. Hasta cl

siglo XVI estuvo en pleno vigor la teoria de Ptolomeno, merced dl apoyo decidido que le p res ta i la Iglesia. Se aseguraba que nuestro globo terrestre era un cuerpo inmóvil, teoria mediante la cual resultaba imposible intentar ninguna explicación lógica relacionada con la órbita de Ios planetas en general No en vano cierto monarca después de escuchar semejante explicación, ex­clamó: “SI DIOS ME HUBIERA NOMBRADO SU CONSEJERO, YO LE HABRIA MOSTRADO COMO SIMPLIFICAR EL UNIVERSO”.

Copérnico, astrônomo polaco que vivió de 1473 a 1543, fué el primero en atreverse a atacar ia teoria de Ptoiomeo y en probéir que la Tierra gira en su eje y alrededor del Sol. Por mucho tiempo no osó publicar su descubrimiento, el cual hasta después de la muerte de él, salió a luz. Sus temores eran bien fundados, pues la Iglesia lanzó im furibundo ataque contra las ensenanzas que la ponían en peligro, sobre todo ésta que probaba que la Tierra es uno de los cuerpos celestes, idea que vino a socavar la doctrina de los curas acerca de que la Tierra era “el centro del Universo” y cl nombre “cl rey de la Tierra, crcado por Dios a imagen y semejanza de sí mismo” . Cualquier quebrantamiento dcl viejo engranaje, que tendiera a men- guar el concepto de inmutabilidad de la Iglesia feudal, perjudicaba a la autoridad eclesiástica. El libro de Copérnico fué suprimido por Homa, del mismo modo que otros libros en que se asentaba que la Tierra giraba. Por cspacio de doscientos anos, los autores de ias obras referidas se hallaron en entredicho, calificados de “ab.surdos, herejes, y contradictories al Evangelio” . Pero ninguna persecución de la Iglesia podía ya detener el progreso de la cicncia.

H isto ria del Feudalism o 233

Bruno GioTdano, pensador italiano, hizo toda tina serie de deduc- ciones filosóficas, hasândose en las ensenanzas de Copérnico diame­tralmente opuestas a las doctríTias de la Iglesia.

Dp.claraha que el Universo era infinito en espacio, dentro del cual el Sol no era el centro general, sino simplemente el centro de nuestro sÍ5íetna planetario, uno entre innwmerables sistcTT«« de mundos. Vna y las mismas leyes regían sobre todo el Universo, in- cluyendo a la Tierra; el Universo entero podia ser considerado como una entidad lógica. Negaba que Dios fitese el creador dcl Universo, colocado fuera de la Naturaleza; declaraba, sí que “dios” era una fuerza que pçncírabo en todo el Universo y radicaba en su seno. Na­turalmente que esto constituyó hasta cierto punto una fortuna para la religión, mas con todo contradecía las doctriwis habituales dcl Papa.

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El ano de 1600 jué mandado quemar en la hoguera por la Santa Inquisición.

Kepler, científico alemán, y Galileo, italiano, entre 1564 y 1642 continuaron investigando y desarrollaron las teorias de Copémico, Uegando a establecer leyes exactas con respecto a los movimientos de la Tierra.

GalUeo fué, a la vez que sabio, im artista. For su multipHcidad de dotes recuerda mucho a Leona^o da Vinci. Probó de modo de­finitivo la exactitud de las ideas modemas relacionadas con la cs- tructura del mundo. No hizo sus obscrvaciones mediante la vista, sino “vaUéndose de un telescopio que cl mismo construyó” . Es inte­resante notar que muchos astrônomos tardaron en confiar en el te­lescópio, instrumento que calificaban de “ infernal” y destinado a en­ganar al observador. Cuando GalUeo era ya anciano fué aprehendi- do por la Inquisición, y tras de haber sido puesto en la cárêel, obU- gado a “repudiar” púbUcamente su ciencia,

De sucrte que el progreso del conocimlento, y no sólo el de la Astronomia, se realizo mediante una aguda lucha contra la Iglesia, que no cesaba de perseguir y suprimir el pensamiento y los descu­brimientos modemos.

BACON Y LOS NUEVOS La nueva ciencia astronômica y los gran- METODOS CIENTinCOS des descubrimientos geográficos, oper»*

ron un hondo cambio en las perspectivas mundiales de la sociedad de aquel período. Uno de los grandes expo- nentes de este cambio de perspectiva fué el filósofo ingles Bacon, que nació cn 1561 y murió en 1626.

“Seria una verguenza para la Humanidad —escribe Bacon-^ que el mundo intelectual permaneciese dentro de los limites heredados de los tiempos antiguos en un período en que los rcgftones del m«n- do material, es decir, países, mares y planetas, abarcan una tremen~ da extensión y han sido profundamente efitudiados**.

El hombre debe ser "el amo y senor de la Naturaleza’*. Para ello necesita estudiaría. * El conocimiento es fuerza’', afirmaba Ba­con. Pero dicho estudio requiere un método correcto y científico de inuesítgaciÓTi. Bacon concentró sus cuidados en la creación de ese método.

Hn vez del razonamiento abstracto y sin base de los antiguos le- tradofi de la Iglesia, Bacon ensenaba que una observación exacta de la realidad, junto con una expcriencia debidamente preparada, son tndispensables y hay gwc establecerlas. “La Naturaleza hay (jue es- tudiarla a regia y compás’*. Una concepdón no puede ser deducida de otra. Es menester hacer deducciones generales basándose en ob-

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servaciones y en hechos demostrados por la experiencia. A este m i- todo de investigación Bacon le llamó INDUCCION.

LA HISTORIA En el siglo X V II se hicieron asimismo varios des- N A T U R A L cubrimientos importantes en Física, Química, Me­

cânica, Matemáticas y Biologia. Bastaria mencio­nar como ejemplo los nombres del físico Torricelli y del químico Boyle, quienes lograron establecer la ley relativa a la elasticidad del gas y el carácter de los principales elementos de ia materia, así como el del biólogo Harvey, quien descubrió la ley de la circulación de la sangre. Pero los más importantes de todos los descubrimientos se deben al sabio inglés Newton.

Newton (1643-1727) estableció las principales leyes del movi­miento de los cuerpos, creando así la base necesaria para la mecâni­ca científica. Fué él quien descubrió la ley de gravedad, explicando la rotación de la Tierra y otros cuerpos astrales. Valiéndose de he­chos simples como punto de partida, tales como la caída de ima pie­dra lanzada al aire, Newton pudo explicar la más complicada me­cânica celeste sobre la base de leyes establecidas por él mismo. Hi­zo asimismo varios descubrimientos importantes sobre Matemáticas; verbigracia: el estúdio del minuto infinito; y en Física, la teoria de la luz.

El progreso de la Historia Natural y de las Matemáticas hizo posible los importantes inventos técnicos realizados a fines del siglo X V m y comienzos del XIX.

H isto r ia del F eudalism o 235

C Ü E S T I O N A R I O :

qué razones obedece el desarrollo de la ciência en los siglosXVI y xvn?

^Qué condiciones técnicas facUitaron el perfeccionamiento de las armas de fuego?

ExpHquese la importancia de la imprenta en la lucha de clases. ^Qué opiniones prevalecían a mediados del siglo XVI acerca de

la posición dc la Tierra en relación con el Sol?^Quién las repudiaba y cuál era la esencia de las nuevas teorias? ^Cómo reaccionó la Iglesia frente a estas opiniones?^Por qué los antiguc^ métodos de investigación resultaban in-

adecuados para el desarrollo de la ciência?^Qué nuevos métodos científicos se descubrieron y quiénes los

descubrieron?

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V4j

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CAPITULO XV

LA REVOLUClON INGLESA DEL SIGLO XVII

XL.-DESARROLLO DE IAS RELACIONES CAPITALISTAS EN INGLATERRA DURANTE EL SIGLO XVII

LAS TIERRAS CERCADAS A fines del siglo XVI y comienzos delY LA DIFERENCIACIÓN X V II se operaron grandes cambios en ENTRE EL CAMPESINADO la vida econômica de Inglaterra. £n

esos tiempos la lana se vendia a precios muy elevados; los duenos dc terrenos deseaban, en consecuencia, aumentar sus pastaderos y dedicarse a la cria de ovejas. Los terra­tenientes emprendieron una campaiía contra los campesinos; asi fué como rcalizaron la división de las tierras comunales/^que resultaba tan ventajosa para ellos. £1 hecho es que la división se efectuaba generalmente no de acuerdo con el número de hercdades contcnidas en Ia comunidad, ni según ei número de miembros capacitados de ca­da familia, ni por el tamano de las familias, sino en proporción con las posesiones de los miembros de la comunidad. EI amo era consi­derado también como micmbro de la comunidad; pero era él quien poseía más tierra que todos los campesinos del distrito juntos. Na­da tienc, pues, de extrano que al repartir la tierra, la parte del león cayese en manos del senor, sin contar con que muchas de las tierras cran confiscadas por lus campesinos ricos. La porción que les venía a tocar a lo§ campesinos medios y pobres no era, por consiguiente, muy grande. A la hora del reparto obtuvieron lotes relativamente pequenos y muy a menudo nulos.

Los campesinos sin tierras, los “cottagcrs” quienes poseían mo­rada, pcro no tierra que labrar, fueron íw más perjudicados. Con frecuencia perdían hasta su huerto. So pretexto de que no poseían campos labrantíos, se les expulsaba de la aldea dcstruyéndoles sus chozas.

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La división de las tierras comunales fué^ así, ruinosa para la ma> yoríá dê los^cam^'^os liígTdSSà' dè esos tiempos.

Para'eiitbnccs yá sè^liabía formado en la aldca un sector de cam­pesinos acomodados. Las granjas de los más ricos se hallaban mejor organizadas que las de los campesinos ordinaries. No s(>lo poseian más caballada, sino que a menudo contaban con mayor cantidad de aperos; la tierra era fertilizada y cultivada en mejores condiciones. Los campesinos ricos obtuvieron todo csto no gracias a su industria particular, sino a fuer/a de explotar la mano de obra pobre. Cuando habia menester de semillas para sembrar, o de grano antes de la siembra; cuando im caballo o una res caía enferma, o se necesitaban aperos para las laborcs del campo; cuando hacia falta dincro para pagar los impuestos; en todos y cada uno de esos casos, el labriego pobre tenia que acudir al rico en busca de ayuda. Y naturalmente, este último prestaba el dinero preciso cobrando el elevado rcdito correspondicnte. Frecuentemente el labriego tenia que pagar su dcu- da desempenando algimas faenas, o bien en especie.

El antiguo sistcma comunal ningunas ventajas ofrecia al gran- jero rico y al senor. Representalja para ellos un grave obstáculo la obligación de las cosechas alternadas y el reparto de parcelas. De­seaban confiscar los pastos comunales y eran partidarios de que se distribuyesen todas las tierras de la comunidad. La situación empeo­ró con el hecho de que el reparto era efectuado generalmente por los terratenientes mismos. No se requiere gran esfuerzo para imaginar cómo las distribuian. No sólo escogian para ellos las mejores posesio- nes, sino que redondeaban bien sus dominios a expensas de los cam­pesinos. Estas tierras eran rodeadas por una cerca, de donde precisa­mente se dcriva el nombre de “cercados” , acto que significaba la to­ma por la fucrza de las tierras de campesinos. Pero los senores no se limitaban a dividir las tierras comunales, sino que además proccdian a desalojar dc sus posesiones a los pequenos arrendatarios, no obs­tante que éstos los habían explotado por varias generaciones. Y todo eso lo hacian los grandes terratenientes con el objeto de extender sus dominios, especialmente las tierras destinadas a pastaderos. Las ove­jas empezaron a expulsar al campesino que cultivaba Ic» cereales. Thomas Moore, el famoso escritor inglés del siglo XVI, decia que “las ovejas devoraban al pueblo” .

“Las ovejas, esos apacibles e inofensivos animales —escribe Moo­re— se habian vuelto tan cnteles y tan ávidas, que se arrojaban so­bre los gentes y los hocion soltr de sus tierras, kogares y aldeas. JVo- bles ricos y abades altamente respetados se precipitaban hacia los sitios donde la valiosa y suave lana era recogida, para apoderarse de las tierras... Millos y milias enieros de tierras qttedaban asi sin ctil- iivorse y eran transformadas en pastaderos. Derribobon cosas y ol-

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deas enteras, no dejando en pie más que los iglesias para usarlas como cohertizos‘\

“Los cercados” dcbilitaron el sistema feudal antiguo. Apareció entonces ün h'üevd tQ»~de teírár^Tenfercl Tlãmâab “gentry” , o sea la pequena nobleza, estrechamente relacionada con los mercados, la cual administraba sus dominios sobre nuevas bases. Invertia capita* les en las tierras fertilizándolas con abonos minerales, o bien dese- cando los pantanos. La renta y el servicio personal eran formas de explotación anticuadas que ningún provecho rondian, pues el tra> bajo del siervo era totalmente improductivo. pequenos nobles prçfcrífm pagar un modesto salario y alquilar löTsenrEclos del (ra- bájádof, ên vèz de emplear los siervos. Pero, ^qué significaba la subs­titución de la renta y cl servicio por el trabajo aiquilado? Significa­ba que las relacioncs feudales en las ãldeás habían sido rcemplazadas por las relaciones capitalistas.

DESARROLLO DE Pero las relaciones capitalistas no se desarrolla-j LA INDUSTRIA ron en toda Inglaterra con igual rapidez. Mu- >Y EL COMERCIO chos resíduos de feudalumo subsisUeron.por lar-'

go tiempo eíTíós condados del Norte y del Oeste, al paso que en los dcl Sur y los del Este el feudaUsmo se desmoronó ' más fácilmente. Esto se explica por el hecho de que la producción industrial, especialmente la manufactura dc lana, se había desarro­llado allí desde mucho antes. La manufactiura de lana —hilados y tejidos— sc propagó no tanto en los centros urbanos donde las restric- cioncs de los grêmios de operários la obstaculizaban, como en las aldeas. En casi todas las chozas de campesinos funcionaban los tela­res. Las telas eran toscas, no requerían mejoras muy complicadas en materia de técnica ni la alta maestría de los artesanos urbanos; pero por otra parte la cantidad de pafios que se fabrícaba en los poblados pequenos ora muy considerable. Satisfacían no solamente las nece- sidades del mercado interior, sino que se exportaban en grandes cantidades.

De tal modo el comercio exterior de Inglaterra se hallaba estre­chamente conectado c o » la agricultura y la industria del país. E íta peculiaridad era de suma importancia en la economia inglesa; en ese sentido Inglaterra contaba con grandes ventajas sobre Holanda y Espana, cuyo comercio estaba muy débilmente relacionado con la industria.

Inglaterra tema asimismo un tráfico colonial muy extenso; se organizaron allí companías comerciales que tenían por misión con- quistar nuevos mercados. El Estado las ayudaba en todos sentidos, dándolcs infinidad de privilégios y facilidades. Por lo general dichas empresas conscguían del Estado derechos de monopolio en los res-

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pectivos distritos donde desplegaban sus actividades; nadie más podía traficar en los distritos ocupados por esos monopolii^adores.

LOS MONOPOUOS Y LA CRISIS DE LA HACIENDA REAL

^Cuái fué la causa de esa propaga- ción de monopoIios? EI gobierno real de Inglaterra se hallaba suma­

mente necesitado do dinero. EI sostenimiento de ima corte dorada y de un dispendioso aparato estatal con su numeroso ejército de fun­cionários; ios subsidies a Ia Iglesia, pero muy particularmente las guerras continuas, requerian enormes stunas y grandes posibilidades para obtenerlas. El Estado trató por todos los medios de acrecentar ios ingresos de su presupuesto. En esos tiempos no existían cn Ingla­terra los impuestos permanentes. La renta del fisco procedia de los asientos de los dominios regios, de los derechos aduanales y otras fuentes de menor cuantía. Para haccr frente a los gastos extraordi- narl(^ los monarcas imponían contribuciones directas especiales. Por ejemplo, en Ios comienzos de una guerra se le asignaba a toda la población una contribución de censo, sin distinción de personas. Pero esos impuestos sólo podían decretarse después de un permiso especial del Parlamento, el cual daba a los reyes en tales casos los llamados subsidies; es decir, el dcrecho de cobrar un nuevo impuesto. Esto hacía que los monarcas dependicran del Parlamento, por lo cual, claro está, aquéllos preferían recurrir a otros medios para proveer dc fondos a la tesorcria del Estado. Con cse objeto los reyes vendían los derechos de monopolies, títulos y altos puestos de funcionários.

L*os monopolistas concentraban en sus manos no sólo el comercio que producía mayores ganancias, sino igualmente muchas de las ra­mas del comercio interior; en los comienzos del siglo XVII, tomaron en arrendamiento o monopolizaron el comercio de casi todos los pro­ductos de consumo general, tales como jabón, sal, carbón, hierro, vino, pieles, almidón, tabaco, cer\xza, arenques, pólvora, salitre, vi- drios, ladrillos, peines, alíileres, etc., etc.

No resulta difícil imaginar en qué escala afectaron estos mono­polies a los intere.ses de los consumidores. L<» arrendatarios clcvaban arbitrariamente los precios y ganaban montanas de dinero, mientras que la mayor parte de la población gemia bajo la calamidad de los altos precios. Pcro el sistema de los monopoIios no fué provechoso para la burguesia. El número de monopolistas no era crecido, de

"ísuerte que para la masa de la burguesia los monopoIios signiíicaban km grave obstáculo ol desarrollo de la actividad manufacturera.

Entretanto las rentas del Estado decaían a bajo grado. El déficit y la deuda estatal seguían acumulándose. En los comienzos del siglo XVII, el déficit del presupuesto de Estado ascendia a trescientas mil libras, y ias deudas estatales excedían de un millón de libras. Fal- taba dinero. La corte, además del aparato burocrático, absorbia enor-

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mes cantidades; pero lo que más dinero consumia eran las constantes gucrriis. Cada vez se veia el rey más obligado a pedir “subsidios” , lo cual tendia únicamente a agravar las relaciones de éste con el Parlamento. Se Uegó a crear un confUcto. El pOider regio» que era el balusirte dc los grandes senores feudales, sc encontró con la oposi- ción del Parlamento, que a su vez sc convirtió cn centro cn tomo del cual se unierbn la burguesia mercantil c industrial y los círculos burgueses de la nobleza.

Dicho confUcto fué complicado con discusiones acerca de la Igle­sia y sus reformas. Esta era una cuestión de gran importancia polí­tica. Durante largo tiempo la Iglesia católica de Inglaterra habia estado obteniendo pingües utiUdades merced a toda suerte de impues­tos a la población; se habia hecho extremadamente rica. A la cabeza de la Iglesia estaba el Papa. Los conflictos entre el rey y los papas a causa de las rentas dc la Iglesia, eran constantes. Las cosas habían llegado a un grado decisivo y sólo se requcrfa ya tm pretexto cual- quiera para que se operasc la ruptura. Ese pretexto fué encontrado durante el reinado de Enrique VIII. El Papa se negó a dar por válido el divorcio del monarca y su esposa. Este asunto aparentemente personal, dió motivo para romper relaciones con el Papa. El gobiemo ingles realizó una reforma moderada de la Iglesia. En 1534 el rey se declaró jefe de la Iglesia, la cual se Uamó, para distinguiria de la católica, Iglesia anglicana o episcopal.

Esta ruptura con el Papa fué su:ompanada de la confiscación de todas las tierras pertenecientes a los monasterios, amén de transferir a la tesorena dcl rey una gran parte de las rentas de la Iglesia. Pero la mira dcl monarca no fué Uegar a un rompimiento definitivo con el catoUcismo. La Iglesia catóUca constituía un soportc demasiado útil para la autoridad de los rcyos, de los senores y de los ricos cn generaL Los sacerdotes católicos se habían mostrado siempre arteros cn su profesión dc “padres espirituales de los pobres” . A esto obedecia el que la ruptura del monarca con el catolicismo no fuera definitiva por el solo hecho de haber aquél establecido la Iglesia anglicana. Cin­cuenta y seis anos después del rompimiento con el Papa, los reyes entraron en arreglos con los sacerdotes católicos. En esa ocasión la posición de la autoridad regia se haUaba profundamente afectada; el conflicto con la burguesia continuaba agravándose, por lo cual el abso­lutismo consideraba de un gran valor a cada nuevo aUado que se le adhena. Ningun aUado era más digno de confianza, en tal caso, que la Iglesia católica, enemigo de la revolución ascendente. De ahi nació el hondo descontento que no ccsaba de crecer en los círculos de la burguesia en lo concemiente a la condición que guardaban los asun­tos de la Iglesia. Pediase una reorganización completa del sistema eclesiástico, como en los demás países de Europa. Aparecieron entre la burguesia los Uamados "puritanos” , quienes soUcitaban la autono»

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mia para las congregaciones eclesiásticas, la abolición de la jerarquia y un cambio radical en materia de rituales. Los puritanos protesta- ron contra el esplendor feudal de la “alegre y vieja Inglaterra” . Co­mo verdaderos burgueses que comenzaban apenas a amasar fortunas, opinaban que los principales preceptos, tanto para la vida personal como para la que llevasen en la iglesia, consistían en la friigalidad y “la estricta moral” de la conducta.

CCȒFUCTO ENTRE EL PARLAMENTO Y EL REY

El Parlamento no estuvo de acuerdo con el rey en lo relativo a Ia cuestión de ia Iglesia. Había demasiados puritanos entre

los miembros del Parlamento, y las discusiones sobre ese asunto no eran sino un pretexto más para nuevos conflictos con la autoridad regia. Sin embargo, la principal fuente de desacuerdo seguia siendo la cuestión de impuestos. Las dificultades hacendarias influian en toda la economia. El comercio y la industria empezaron a decaer. No cesaban de Uegar al Parlamento peticiones y amargas quejas acerca del debüitamiento econômico y la ruina general del país.

Cada ano que pasaba, las relaciones entre el gobiemo del rey y el Parlamento eran más tirantes. Este último se negaba a ratificar toda nueva contribución, mientras que el gobiemo trataba siempre de justificar por todos Ios medios a su alcance los nuevos impuestos» a pesar del Parlamento. Los monarcas recxirrieron con frecuencia a desaforar a los parlamentos; pero cada nuevo Parlamento, en su tur­no, reforzaba su oposición. Finalmente, en 1629, el rey Cario I cesó de convocar al Parlamento. El gobiemo inglés rigió durante once aüos seguidos sin Parlamento, cobrando Ios impuestos conforme a edictos del monarca.

En 1639 saltó la chispa de ima rebelión en Escocia, frente a la cual el gobiemo inglés se apresuró a instaurar su sistema burocrático y Ia Iglesia anglicana, no obstante que el número de puritanos que en Escocia había era considerable. La rebeUón cundió con buen éxito, y los escoceses invadieron Inglaterra. Se entabló una guerra en toda forma que exigia gastos enormes, a tal grado que ya una completa bancarrota amenazaba al Estado.

La situación del poder regio era cada dia más critica. Después de un intervalo de once anos, el Parlamento vu^ve por fin a ser convocado. Pero ese Parlamento, conocido en la Historia con el nom­bre de “Parlamento breve”, no sólo no concedió al monarça jingún sul^idio para combatir a los esc^eses^ íc^H & ”,*smó‘ que inició ne-' g^iãciònés sécrêtas con èllòs. ' ' * '

“E ^ ‘PárTa'ffíciífõ'ívi?" inmediatamente disuelto y convocado uno nuevo. Pero éste se mostró todavia menos sumiso; aprovechando las victorias de los escoceses, no menos que la desesperada posición en que el rey se haUaba, sostuvo con energia sus demandas.

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En esos tiempos la situación de Londres era muy angustiosa. Mi> les y miles de habitantes de aquella populosa ciudad se agitaban ame- nazando con desobedecer en el primer momento dado. disolución del “Parlamento breve” fué recibida con visible descontento. Innú- meras turbas trataron de liberar a los prisioneros políticos y estuvie* ron a punto de asesinar al arzobispo Laud, conocido como reacciona* rio, consejero mayor en ^ ramo eclesiástico y uno de los funcionários más íntimos del monarca. La revolución en toda forma ^ a cosa de minutos. A eso se debió que el rey temiese volver a desaforar al Parlamento, viéndose obligado a hacer algunas concesiones. Este Parlamento, llamado “el largo”, continuó sesionando durante casi to> da la revolución.

EL PARLAMENTO LARGO Consciente de la fuerza que r^resenta-ba, dicho Parlamento solicitó inmediata*

mente que Strafford, que era el lord canciller, y el arzobispo Laud, fueran sometidos a un proceso ante éL Ambos ^eron sentenciados a muerte y ejecutados desde luego. El Parlamento lanzó una declara* dón (lá Gran Keprimenda) en que se enumeraban los principales crímenes cometidos por los funcionários reales y se pedían reformas de carácter burguês. La citada declaración mencionaba a los respon- sables de las d^dichas en que el país habia caído. De acuerdo con el Parlamento Ia mayoría de esos responsables pertenecían al Clero, a los consejeros y cortesanos del monarca.

El Parlamento pedia la remoción de dichas personas y que éstas fuesen al punto reemplazadas por gentes de la confíanza de éL Se envió una ley declarando que los impuestos podian ser cobrados tan sólo con permiso de esa institución.

Asimismo se envió una ley disponiendo la abolición de la Iglesia episcopal. En ese proyecto de ley se afirmaba que “ los dcrechos de los prelados deben destniirse en todas sus raíces y todo su ramaje” . Así fueron abolidas, en consecuencia, todas las típicas instituciones del Estado, tales como “La Câmara Estrella” , que era la corte supre­ma del rey, “ la Alta Comisión”, que era la suprema corte religiosa, etc.

El Parlamento le arrancó todas estas disposiciones a la autorídad regia bajo la amenaza de levantamientos populares. X a plebe invadió Ias calles. En primera línea íiguraban los trabajadores, aprendices y jomaleros. Tempestuosas multitudes circundaron el palacio del mo­narca, viéndose éste obligado a acceder a todas las demandas del Parlamento.

Pero al mismo tiempo que hacía concesiones, el poder regio pre­paraba el terreno para una cuidadosa rcvisión. El monarca a^ndonó Londres huyendo hacia el Norte del país, donde el régimen feudal se hallaba todavia atrincherado. En agosto de 1642, el rey declaró la guerra al Parlamento.

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C U E S T I O N A R I O :

iCómo fueron privados los campesinos de sxis tierras?

iQué fué lo que dió expresión a los vínculos entre la agricultura y el desarrollo de la industria capitalista?

iCuáles distritos de Inglaterra se hallaban atrasados y dónde se progagaron con mayor rapidez las relaciones capitalistas?

iQué papel desempenó el sistema de monopolies en el desarrollo de las relaciones capitalistas?

iCuál fué el papel de la cuestión hacendaría en el conflicto entre el Parlamento y el rey?

iQué carácter tenía la reforma religiosa a mediados dei siglo XVI?

iBajo qué circunstancias se convocó al Parlamento “ largo” ?

iQué leyes pudo realizar el Parlamento “largo” antes de que estallara la guerra civil?

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k- XLI.-LÀ GUERRA CIVIL

DELINEAMICNTO El pais se dividió en dos campos hostUes. El Nor- DE FUEKZAS te, la mayor parte de las comarcas occidentales

y buena parte del Centro; cn una palabra, más de la mitad del reino apoyó al monarca. Pero esos distritos estaban, amén de atrasados, muy pobres y dispersos. El Suroeste, rico y den­samente poblado, así como los condados industriales dcl Norte y de la región central, apoyaron al Parlamento; lo mismo hicieron los puertos, el comercio interior y demás centros industriales. El apoyo de Londres era de una importancia especial. Los banqueros, los co­merciantes ricos y los manufactureros —o sea toda la ciudad de Lon­dres— se adhirieron al bando del Parlamento, manifestándose dis- puestos a ayudar cn caso necesario con dinero.

En las primeras etapas de la guerra civil, las íuerzas del rey se mostraron superiores a las del Parlamento. El ejército del monarca se componía de la nobleza feudal, de campesinos retardatari(^ que generalmente se oponian a las nuevas ideas dc los reformadores pu­ritanos de la Iglesia. La oficialidad dc dicho ejército era de autêntica extracción militar proíesional que, a causa de su propio interés de clase, apoyaba al rey en su pugna contra el Parlamento. El ejército realista, al revés dcl Parlamento, contaban con buena caballería y se hallaba mejor preparado y equipado.

En el campo opuesto la situación era diferente. No existia esa misma unidad de clase, comenzando por el propio Parlamento. El Parlamento inglés constaba de dos Câmaras: la Câmara de los Comu* nes y la Câmara de los Lores. ,Los miembros de la Cám£U*a de los Lores, en su mayor parte, eran elegidos por derecho hereditário para ocupar sus respectivos curules y pertenecían a la clase de los terra­tenientes acomodados. Esa Câmara era el baluarte del régimen feudal. En la Câmara de los Comunes había también muchos repre­sentantes de la nobleza, pero de una categoria inferior. Muchos entre ellos apoyaban al monarca; pero había, además, todo un sector de terratenientes de tipo burguês que representaban a granjeros y co* merciantes; en suma, la mayoría del Parlamento estaba contra el rey. Desde un principio el Parlamento encontró apoyo entre los campesi­nos, artesanos, aprendices y jornaleros en general, o sea el prolctaria* do, tanto urbano como rural. Estas masas democráticas daban al movimiento en su conjunto un colorido rcvolucionario. Las masas explotadas no podian aún tomar la dirección y elaborar un programa de corte claro para su acción y defender sus intereses de clase. Se- guian los pasos de la burguesia, su dirección y sus lemas; pero junto

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con ella mostraban, al lado de un espíritu revolucionário, sus propios métodos “plebeyos” de lucha.

LA ACTITUD DEL La revolución se desarrolló con rapidez, provo- PABLAMENTO cando pronto la división en el campo antirrea-

lista, cosa inevitable. El Parlamento conducia la campana con poca energia y, por detrás del êsccnàríó, büscába la manera de concertar un arreglo con el monarca» a fin de poner tér­mino al movimiento revolucionário dcl pueblo antes de que fuese demasiado tarde. A l propio tiempo, el mismo Parlamento elaboro una multitud de disposicioncs que visiblemente favorecian a la burguesia y tendian a acabar con los resíduos del sistema feudal.

Con tal propósito, las tierras del rey y la jerarquia eclesiásticaf asi como las pertenecientes a senores feudales que apoyaban al mo­narca, fueron confiscadas. Todas fueron rematadas, lo cual sirvió no sólo para reparar las deficiencias de la tesoreria del Parlamento, sino a la vez para liquidar lo que quedaba de rastros feudales cn materia de propiedad. Con ello se enriquecieron muchos de los miembros del citado Parlamento, que compraban las referidas tierrsis casi regala­das. Hay que decir además que el Parlamento fué el primero en favorecer y fomentar la apropiación de las tierras “cercadas’\ En el sistema de impuestcKs se reflejaba otro tanto. Esta política estrecha de clascs se notaba asimismo dn la manera de gravar a los contribu- yentes cn general. liOs derechos “elevados” se calculaban sobre ar- ticulm de consumo general, lo cual significaba una nueva carga para fc« c^p ts in ’os y el proletariado, no menos que para los grupos semi- prolét^ós de la población urbana.

La lucHa de clasés se agravaba más y más. La situación se hi2» particularmente amcnazadora cuando contra el Parlamento se pro- nunció su propio ejército, En los comienzos este ejército no era peli­groso para el Parlamento, puesto que sus oficiales eran todos “gentes de confianza”, Los oficiales del ejército parlamentario trataron de probar al rey la supcrioridad de sus fuerzas y persuadirlo asi de la necesidad de haccr algunas concesiones. Pero por otro lado se halla­ban dispuestos a concertar un compromise con el rey, antes que someterse al carácter revolucionário de las filas del ejército, formadas en su mayor parte por campesinos, proletários urbanos y rurales o elementos semiproletarios.

Sin embargo, la sumisión del ejército no pasaba de ser temporal.

HEFOBMA DEL EJERCITO P A R L A M E N T A R I O

El latente disgxisto contra el Parlamento empezaba a cundir; éste ya no inspiraba confianza. El ejército sufrió varias derro­

tas graves, lo cual hizo aumentar el descontento. Poco a poco se fué viendo claro que los oficiales del ejército parlamentario se abstenían

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adrede de desarrollar una acción decisiva conlra las troj)as realistas. La pasión popular había llcgado al punto de cbuUición. El Parlamen­to tuvo entonces que hacer algunas concesiones. En 1645 se operó una gran reforma en el ejército. La composición social dei mismo sufrió un cambio importante. La mayor parte de plazas de grados bajos de la oficialidad, fueron cubiertas con campesinos, operários o pequenos comerciantes. Algunos de los representantes de este estrato social ocuparon los más elevados puestos dei alto mando.

La reforma de 1645 instauró un régimen democrático en el ejér« cito. Ix)s soldados asistían puntualmente a las reuniones» en las cuales se discutian cuestiones poUticas, además de las simplemente militares. Cada destacamento elegia sus representantes, los llamados agitado­res, que organizaban sin cesar conferencias. De ese modo el ejército podia presentar sus demandas y adquirir una importancia política de consideración.

El general Fairfaz fué nombrado jefe dei ejército, aunque en realidad dicho ejército se hallaba al mando de su ayudante Oliver Cromwell.

Procedente de Ias filas de Ia pequena nobleza atraída por enton- CCS hacia Ia órbita de la influencia capitalista, Cromwell, por su ori* gen, se hallaba lejos de las masas democráticas dei ejército; pero se opuso enérgicamente a la política moderada dei Parlamento; Uevó a efecto operaciones militares, y con decisiva habilidad logró victorias sobre el ejército realista. Esto le dió una gran popularidad, convir- tiéndolo por el momento en "caudillo” de las masas. Otra de las cosas que vinieron a aumentar la popularidad de Cromwell, fué su adhesión a las ideas radicales en las cuestiones relacionadas con la Iglesia.

En esa época existían dos tendencias entre los partidarios de la reforma religiosa. Los más radicalcs sc llamaban “ independientes” , y los moderados, “presbiterianos” . Estos últimos, que se hallaban apoyados por Ia mayoria moderada dei Parlamento, se limitaban a pedir la alMlición de los obispos y que la regencia estuviera en manos de presbíteros elegidos, con la salvedad, no obstante, de que la Iglesia deliria conservar su caráctcr oficial. Los independientes pcdían la separación de Ia Iglesia y dei Estado; libertad religiosa y la creación de un gobiemo que no tuvicra que depender dc las comunidades reli­giosas. Cromwell y la mayoría dei ejército organizado pertenecían al ala de los independientes.

Se hizo muy poderosa la influencia política dei ejército, el cual obtuvo que se expulsara a los realistas dei Parlamento y eligió desde luego a sus propios partidarios (independientes) como representantes ante este, así como en las elecciones que siguieron.

Momentáncamente esto acercó al ejército al Parlamento. Pero la unidad dei ejército era aparente. La mayoría aplastante dei ejército

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se componía dc campesinos, artesanos y trabajadores en general. En­tre los soîdados habia muchos tejedores. En los puestos bajos habfa igualmente muchos labriegos y trabajadores, algimos de ellos ocupa­ban puestos de mayor jerarquía, como por ejemplo el zapatero Hugh- son, el calderero Fox, el cochero Pride y el barquero Remsborough. Todos ellos eran comandantes de batûllones en el ejército reformado. Pero la mayoría de los altos jefes se hallaban más bien ligados al capital iBdustrial que se esforzaba por abolir las restricciones del “guild” (corporación) ; a los mercaderes que se hallaban descontentes con el sistema de monopolios de las grandes companías comerciales; a los terratenientes que querían liquidar decididamente el sistema íeudal de tierras. Tales eran los altos oficiales del ejército encabeza- do por Cromwell.

A raiz de las primeras reformas, el ejército del Parlamento ganó toda una serie de victorias importantes sobre las tropas realistas. El rey, con la esperança de salvarse, huyó a Escócia, país de donde era originaria la dinastia de los Estuardos; pero fué entregado por el Parlamertto escocês a cambio de una importante suma de dinero: cuatrocientas mil libras esterlinas.

LOS NIVELADORES La burguesia y los nobles que la apoyaban cre- ycron que la revolución había terminado; el

absolutismo monárquico quedó vencido; el poder estaba en manos del Parlamento, y las principales supervivencias de feudalismo, abolidas.^ Pero las masas populares en rebelión, se hallaban lejos de sentirse satisfechas. Nada habían ganado con la revolución; deseaban mejorar su situación económica; aspiraban a obtener derechos políticos y ima mayor libertad religiosa. El descontento no cesaba de cundir. Los pretensos '‘niveladores” , que militaban especialmente entre granje­ros, obtuvieron grandes triunfos.

El de los “niveladores” no era un movimiento nuevo. A princi­pios del siglo x v n eran llamados asi los campesinos rebeldes que, peleando contra Ia injusticia dc las “tierras cercadas” , destruían las cercas y trataban de conseguir cierto nivelamiento o reparto de tie­rras. Más tarde, durante la época revolucionaria, la composición cla­sista de los niveladores cambió, pasando a tener mayoría entre ellos los representantes de la pequena burguesia, tanto rural como urbana. Estos niveladores no aspiraban a igualar la propiedad; sus demandas eran mucho más modestas. Aspiraban a asegurar el sufrágio univer­sal, por lo general con ciertas limitaciones; la abolición de la autori­dad monárquica y el establccimiento de un Parlamento compuesto de una sola C^ámara, es decir, la supresión de la Câmara de los Lores; y por último, recuperar las comunidades rurales de las tierras “cerca­das” por los terratenientes.

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EL MOVIMIENTO La. mayoría d^los soldados dei ejército. perte- REVOLUCIONARIO nogjan Tns nivpladoreg. LoSEN EL ElERCITO soldados niveladores cíc^an sus representantes

(agitadores), quienes a su vez formaban consejos de diputados de los soldados. El ejército se convertia en centro de pro­paganda revolucionaria, y el Parlamento decidió poner fin a esta fuer­za que indicaba ya un grave peligro para las clases dominantes. Con tal motivo cl Parlamento entabló negociaciones secretas con el çpy, quien a Ia sazón se hallaba “preso” en uno dc sus castillos. Â1 mismo tiempo y so pretexto de dar termino a la guerra, se expidió una ley mandando que se licenciara parte dei ejército. El resto iba a enviarse para aplastar una rebelión que en pro de la independencia había cstallado en Irlan* da. Esta ley causó una enorme indignación en las tropas, Ias cuales se negaron a desmovilizarse y pidieron a los “grandes” , refiriéndose burlescamente a los altos jefes, que asumicran una actitud decisiva. Cromwell intentó dominar el movimiento; ocupó una posesión central y entró en pláticas con el Parlamento. Pero cuando este trató de licenciar al ejército, Cromwell fuc obligado a celebrar un convênio con los soldados. Simultáneamente se efectuó una astuta maniobra asegurandó a los “grandes” el papel dirigente cn los acontecimientos que se dcsarrollaban. Se estableció un consejo general dei ejército, compuesto de altos oficiales y de representantes de oíiciales y solda- dos (dos de cada grupo por cada regimiento). De ese modo la organi­zación de soldados quedó bajo la vigilancia de la superioridad. Todo lo que se necesitaba era esperar un momento oportuno a fin dc acabar con Ia oposición de los soldados; mientras tanto, esa oposición estaria supcditada, para Io cual se pensó en continuar el ataque contra el Parlamento. El ejército ocupó Londres y de hecho tomó el poder en sus manos.

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DOS PROYECTOS DE Dos proyectos de una misma Constitución apa- UNA CONSTITUCION recieron en ese tiempo; uno de los soldados,

denominado “C^nyg^Q dei Pueblp” , y otro de los oficiales, con el nombre de “Proposiciones Básicas dei Ejército” . El primero podia servir como ejemplo dei programa de los nivelado­res, el otro era tipicamente de los independientes.

El “Convênio dei Pueblo’' pedia un Parlamento plenipotenciário y Ia redistribución de las constituyentes; además de eso solicitaba que el Estado no interviniese en asuntos religiosos, y se manifestaba en contra de los préstamos y dei servicio militar obUgatorios; finalmen­te, declaraba nccesaria la abolición dei poder realista.

El programa de los independientes era mucho más moderado. También ellos pedían la redistribución de las constituyentes; solicita­ban ademá.s que se estipulara para los candidatos a elecciones dei Parlamento la cláusula comprobatoria de propiedad; proponían que

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se conservara el poder del rey, pero con muchas restricciones. Los independientes guardaron silencio en lo relativo a la supresión de la Câmara de los Xx>res, cosa en que los niveladores habian insistido.

Como buenos representantes de la naciente burguesia, reforzaban sus demandas económicas: instauración de un comercio y una indus­tria libres y abolición del sistema de monopoUos.

LA BURGUESIA Hasta aqui las diferencias entre los elementos de B E F U E R Z A que se componia el ejército parecían suavizadas por S U P O D E R la lucha intensa que era precisa para combatir al

enemigo común. Pero éste fué al fin vencido, de sucrte que el movimiento Uegó a un punto crítico y las contra­dicciones tanto en el ejército como en el pais entero, hubieron de estaUar con toda fuerza. Entre los soldados se hizo notoria la fer- mentación del descontento, y simultáneamente creció fuera del ejér* cito el movimiento revolucionário. Cromwell adoptó una actitud decisiva y aplastó definitivamente la rebeUón de los soldados. £3 Consejo General del Ejército fué desbandado y reemplazado por un Consejo de Oficiales.

Habiendo terminado con el movimiento revolucionário, los inde> pendientes tomaron precauciones contra el peUgro de una contrarre- volución por parte de los seúores feudales. Cuando en la primavera de 1648 la contrarrevolución de Jos partidarios del rey se encendió en diferentes poblaciones de Inglaterra, fué repeüda en forma san- grienta. En Escocia fueron asimismo sofocadas las reb^ones que estaUaron. Hacia poco que Escocia habia peleado contra cl rey, y ahora se convertia en arena de las rcbeliones realistas. Esta reanudación

j de la contrarrevolución en Escocia se debió al hecho de que los prcs- jbiterianos, viendo el reforzamiento de los independientes, temieron 'que la revolución volvicra a desarroUarse. Por eso abandonaron la actitud de ncutralidad que habian adoptado en Ic^ comienzos de la revolución, uniéndose abiertamente al campo de la contrarrevolución.

Se descubrió que muchos de los representantes presbiterianos del Parlamento estab^ en connivencia con cl rey, lo cual fué suficiente pretexto para que los independientes, respaldados por el ejército, pro- cedieran a depurar al Parlamento de todos los miembros que se mos­traban indeseables para los “grandes” . Después de esta “purga” no quedó en el Parlamento más que un reducido grupo de miembros, obedientes todos a los jefes del ejército. Entonces se nombró un tri­bunal que juzgara al rey. Dicho tribunal lo acusó de alta traición y lo sentencio a muerte. El 30 de encro de 1649, Carlos I fué ejecutado, y tres meses más tarde, en mayo de 1649, Inglaterra fué proclamada república gobemada por im Parlamento que nombraba ministros^ pero sin rey ni Câmara de Lores.

La decisión parlamentaria declaraba: "La Experiencia ha demos-

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trado que el ejercicio del rey cn esto país es inútil; representa una carga y un peligro para la libertad, la seguridad y el bienestar del pueblo. En consecuencia, queda abolido desde hoy” .

Así obtuvieron los independientes una completa victoria, después de lo cual se estableció una dictadura bxirguesa.

C Ü E S T I O N A R I O :

^En qué distritos se concentraron las íuerzas realistas, y cuáles fueron los que apoyaron al Parlamento?

^Cuál era la composición clasista del ejército del rey?

iCuál era la composición clasista del Parlamento y su ejército?

^Qué reformas decretó el Parlamento en el primer período de la guerra civil?

iQué distinciones de clase había entre los presbiterianos y los independientes?

^Quiénes fueron los niveladores y cuáles eran sus demandas po­líticas y económicas?

tCuál fué la causa del conflicto entre el ejército y el Parlamento?

^Qué posición adoptó CromwcU en este conflicto?

^Cuáles eran las diferencias principales entre los proycctos dc Constitución elaborados respectivamente por los soldados y por los oficiales del ejército?

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XLIL— LA DICTADURA DE LA BURGUESIALA REPUBLICA La burguesia ascendió al poder en una época en I N G L E S A que la situación tanto política como económica de

Inglaterra era extremadamente difícil. La guerra civil desorganizo el sistema económico. Varios anos de escasez y malas cosechas provocaron hambrcs. Las epidemias comenzaron a propagais. EI costo de la vida se acrecentó considerablemente, mien­tras que los salarios permanecian en el mismo nivel de antes. Ade­más, el gobiemo no cesaba de aumentar anualmente los impuest(fô. La industria, que hasta poco antes había prosperado, comenzó a de- crecer cn virtud de la escasa demanda. El mercado interne se para- lizó y el externo quedó casi cerrado a Inglaterra porque la mayoría de los países europeos donde el absolutismo dominaba, se negaron a reconocer al gobiemo dei “Commonwealth^’ (la República) y apo­yaban los designios de los numerosos emigrantes realistas. À este respecto, la corte de Francia se mostró de lo más activo, convirtién- dose en nido y centro de la contrarrevolución. Las colonias de In­glaterra también sc negaron a reconocer al gobiemo de la República.

Pero Ia situación en Escócia e Irlanda era la peor de todas. Se instaló una especie de estado mayor de la contrarrevolución cn la primera de dichas naciones, organizado por los presbiterianos tras de xmirse a la causa realista. Un ejército encabezado por el hijo dcl rey ejecutado, se equipó allí mismo. Irlanda, que se había levantado en armas desde 1641, quedó definitivamente separada de Inglaterra y entró en relaciones con grupos del Continente Europeo, hostiles a Inglaterra.

LOS EXCAVADORES El quebrantamiento de la vida económica delpaís, las privaciones de las masas, el hambre,

las epidemias, todo contribuyó a acelerar el movimiento revolucioná­rio, que desde ese momento comenzó a desarrollarse en amplia escala. Un movimiento extremo, denominado de “verdaderos niveladores” o “excavadores” , surgió en todo el pais. Los “excavadores” conside­raban que era absolutamente justo que el pueblo trabajador culti­vara y sembrara las tierras comunales, \àviera en ellas, sin necesidad de tener que tomarias en arrendconiento de nadie ni pagar renta alguna por ellas” .

Expropiaron dichas tierras y comenzaron inmediatamente a cul­tivarias.

Este informe, rendido al Consejo de Estado, dará una idea de la actuación de los “excavadores” : "Se nos informa que el domingo pa- sado un tal Everary, quien en una ocasión sirvió en cl ejército, fué

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despedido y ahora se hace llamar profeta, con Otwer y Colten, ocom- panodos de otros dos, todos radicados en Cohham, vinieron a St. George H ill en Surrey, y comenzaron a excavar en uno de los cos­tados de la colina, plantando allí nabos, zanahorias y ?wbichuelas. A l lunes siguiente volvieron al mismo sitio, sólo Que en número tmo- yor. A l otro dia, martes, quemaron la tierra que estaba cttbierta de matorrales, destruyendo cuarenta cuarterones de tierra baldia, con lo cual originaron grave dano a ía ciudad. El viemes próximo posa­do volvieron c aparecer, esta vez en número de veinte o treinta per­sonas, y se pusieron a exccvar la tierra durante todo el dia. Invita- ban a las gentes para que se les uniescn y les ayudasen, prornetién- doles alimentos, bebida y vestidos. Amenazaron con destruir toda la arboleda y todos los cercados, dejar todo abierto y seguir vigilan- do de modo que todo fuese seml^ado pronto. Declararon que en diez dias serian cuatro o cinco mil” .

Tales expropiaciones de tierras con propósito de agitación, no resultaron de gran valw práctico. Los grupos de “excavadores eran invariâblemente' dispersados por las tropas antes de que lograsen excavar el suelo. Por otra parte, los excavadores nunca ofrecían resistencia. Coníiaban tan sólo en sus medios pacíficos de lucha y pcrsuasión. £n sus llamamientos hacían hincaplé a menudo cn que sias miras cran pacíficas y en que no tenian ninguna intención de resistir a las autoridades. Más que im movimiento amplio de clase era ei de una simple secta religiosa, No lucharon contra la propie­dad privada de la tierra; declaraban querer cultivar, “en pro del bienestar general” , únicamente las tierras comunales, sin que abri- garan designio alguno en pcrjuicio de los pequenos propietarios.

El movimiento de los “excavadores” no se diíundió ampliamen­te; pero a causa de sus ligeras tendencias comunistas, sirvió de pre* texto a las autoridades para acusar, no sólo a los “excavadorcs” sino a todos los niveladores en general, de oponerse al “sagrado” derecho de propiedad, por más que los referidos niveladores estaban muy lejos de profesar tales ideas, pues en realidad eran típicos poseedores dc pcqueiías propiedades. Esta falsa agitación, que avivó los instin­tos dc dcfcnsa de los propietarios, no era sino una hábil maniobra que tendía a sembrar antagonismos entre los pequefi<» propietarios y los niveladores.

LA DICTADURA La burguesia sólo cspcraba este momento. De- DE LA BURGUESIA cidió que había Ucgado el instante de aplas­

tar, de ima vez por tbdas, el movimiento revo­lucionário de las masas, que había surgido en el transcurso dc la revolución burguesa. Todo estallido revolucionário era dominado inmediatamente por la fuerza de las armas, y se estableció un orden burguês firme en todo el país.

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Se emprendieron en seguida campanas en contra de los levan­tamientos de Escocia e Irlanda, que fueron sofocados cruelmente, sobre todo en esta última, donde cientos de miles de hombres fueron pasados a cuchillo y se confiscaron tierras en gran escala. Se esta- bleció en dicho país un régimen colonial. Los habitantes fueron en parte expulsados del territorio y en parte trasladadc^ a terrenos peores o menos extenscs, mientras que las tierras confiscadas se daban en pago a los servidores del ejército a quienes se les debían s^arios de todo un período, así como a los contratistas de ese mismo ejército. Escocia no tardó en participar de la suerte de Irlanda, del mismo modo que las colonias que se habian negado a reconocer al gobierno de la República (the Common wealth).

La burguesia celebró su victoria. Restableció al mismo tiempo que la tmidad de Estado, la *‘tranquilidad” en el país ^tero. Las naciones extranjeras reanudaron sus relaciones con Inglaterra y re- nacieron sus lazos comerciales.

Inglaterra emprendió una enérgica lucha contra sus competi­dores. En 1651 se expidió una **Ley de Navegación” especial, según la cual quedaba prohibido importar a Inglaterra mercancias extran­jeras, como no fuese en barcos ingleses o en barcos de los países donde las citadas mercancías eran producidas. De tal manera la Ley de Navegación vino a suprimir el comercio de trânsito con Inglaterra. Esa disposición perjudicó, en primer lugar, a Holanda, principal rival mercantil de Inglaterra y cuyo comercio era únicamente de transita La Ley de Navegación condujo a ima guerra con Holanda, guerra que terminó dos anos después en favor de Inglaterra. Holanda reconoció la Ley de Navegación inglesa y aceptó pagar una contribución em lo sucesivo. A l mismo tiempo Inglaterra celebró un pacto extrema­damente ventajoso con Portugal, por medio del cual los comerciantes ingleses gozarían de iguales derechos que Ic» portugueses que trafi- casen con las colonias portuguesas. Después de esto Inglaterra en­tabló una guerra con Espaâa y salió igualmente victoriosa.

EL PROTECTORADO Los triunfos cosechados en materia de politi- DE C R O M W E L L ca exterior, la repr^ón del movimiento re­

volucionário y la liquidación de la crisis eco­nómica, se debieron en general, según las clases reinantes, a Cromwell, cuyo poder había llegado al pináculo. De ahí que toda gestión ten- diente a consolidar el poder de Cromwell fuera acogida, tanto por la burguesia como por los terratenientes, con rotunda aprobación. Hay que decir que muchos de ellos se volvieron terratenientes gracias a ia revolución. Cuando en 1653 Cromwell disolvió al Parlamento Ua­mado de larga duración, nadie se atrevió a protestar: las masas po­pulares fueron aplastadas y las clases imperantes se mostraron ávi­das de crear un poder fuerte.

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Cromwell instituyú sin pérdida de tiempo un ilimitado poder dictatorial. Su dictadura quedó formalmente establecida en 1653, cuando el Cuerpo de Oficiales presentó una nueva Constitución y Cromwell fué declarado “lord protector” de por vida, de la República de Inglaterra. La Constitución disponia la existencia de un Parla­mento elccto a base de propietarios bien identificados. Pero aun ese Parlamento limitaba hasta cierto grado la dictadura personaL Apenas habia sido convocaQo cuando fué disuelto. Entonces comen­zó un nuevo período de dictadura militar ilimitada del lord protec­tor Oliver Cromwell.

Cromwell habia cumpUdo ya su sometido; habia vencido a la \ reacción feudal y sofocado el movimiento revolucionário. Resultaba ' ya innecesario. La burguesia, lo mismo que la nobleza, comenzaba a cansarse del régimen de dictadura militar. Tanto los realistas como . ios republicanos se hallaban descontentos.

LA RESTAURACION £n 1658 murió Cromwell. El poder quedó enmanos del alto mando del ejército. La única

solución que la burguesia y la nobleza podían vislumbrar, era la res- tauración de la monarquia. Asi salió a escena Carlos II, hijo del rey ejecutado. En 1660 el Parlamento restauro la antigua Constitución y declaró a Carlos II rey de Inglaterra. Este sc vió obligado a ofrecer toda una serie de garantias a las clases que lo habían elevado al poder. Solemnemente prometió que la tierra comprada durante la revolución, seria garantizada a los nuevos dueüos; declaró observar la Constitución y ser tolerante, conceder amnistía y pagar al ejército sus haberes atrasados.

@egúbli<^ fué reemplazada por una monarquia, pero esto no significai» re^úración dei régimen feudal.

La campaüa en contra de los **cercados” no comenzó en seguida, y las relaciones capitalistas continuaron propagándose en todas las ramas de la economia. £^to se notaba especialmente en la forma rá­pida en que el capital credâ. Los economistas de aquellos tiempos estimaron el aumento anual de la riqueza nacional de Inglaterra du­rante la segunda mitad dei siglo XVII, en dos millones de libras es­terlinas, aproximadamente. La suma era gigantesca dados los tiempos que corrían. La burguesia y la nobleza se enriquecian con inusitada celeridad; acumulaban sus fortunas a costa dei empobrecimiento de las masas trabajadoras, la proletarización de los campesinos, la ra­pina colonial y la despiadada explotación dei naciente proletariado industrial o dc los artesanos, quienes perdian definitivamente su pro­pia independencia.

Pero la parte dei león de la acumulada riqueza se derivaba dei robo de las colonias, particularmente merced al comercio de esclavos. El tráfico con las índias Orientales les acarreaba no menos de seis-

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cientas mil libras de renta, anualmente. Enormes ganancias sacaban de la producción industrial, entre las cuales, del mismo modo que antes, figuraba el ramo de panes. En esa época la exportación anual de parley asccndía a cerca de dos millones de libras esterlinas. La agricultura también dejaba substanciosas ganancias; leyes cspeciales sobre granos establecieron la exportación libre de 1(» cereales ingle­ses e imponían derechos a los granos extranjeros. Otro tanto sucedia con la came y cl ganado destinado al rastro. Los precios de las sub- sistencias subieron considerablcmente ocasionando miseria entre el proletariado, pero enriqueciendo a los terratenientes. Sus riquezas se acrecentaron igualmente a causa de la extensión del sistema de “cercados” , asi como en virtud de ciertas leyes encaminadas directa­mente cn contra de los labriegos medios o pobres. Por ejemplo: se expidió xma ley especial que limitaba muchisimo la libertad de mo­vimiento de los trabajadores del campo, lo cual evidentemente favo­recia la avidez del explotador y perjudicaba al trabajador.

Asi continuaban expandicndose las relaciones capitalistas; pero la reacción feudal, bien que sin penetrar en las profundidades de la vida social, se hacia sentir en la superfície. Los reaccionarios feuda­lcs comenzaron a aparecer en la corte y a ocupar importantes pucs- tCRs de Estado. El catoUcismo levantaba poco a poco la cabeza. El rey tendia las redes de la intriga al extranjero estableciendo relacio> nes secretas con Francia. Esto enfureció a los círculos mercantües e industriales de Inglaterra, pues entonccs el más peligroso compe­tidor del comercio exterior de ésta cra Francia.

Volvió a crecer el descontento entre los elementos de la bur­guesia. Aunque el poder del rey se haUaba limitado por el Parlamen­to, el cual, verbigracia, podia pedir la dimisión de los ministros que le pareciesen indeseables, aun en el caso de que se hubiera expedido sobr el particular cualquier ley especial, la burguesia trató de obte­ner mayores restricciones al poder dcl monarca. Muchos terratenicn­tes se hallaban igualmente disgustados al ver que revivia el absolu­tismo del rey. Surgió entonces una nueva pugna entre los parti­darios dcl monarca y los que sc oponian abiertamente a su politica.

TORIES Y WHIGS Los campos opuestos sc llamaban uno al otro “ tories” y “whigs”, respectivamente. Esta divi­

sión fué el comienzo de dos ampUos partidos poUticos quo más tarde fueron conocidos como partido conservador y partido Uberal. “Los

j tories” representaban sobrc todo los intereses de los terratenientes ricos que no se haUaban comparativamente envueltos en las rela­ciones capitalistas. Abogaban por el predominio del poder realista. “Los “whigs” eran los representantes dc los banqueros, comerciantes ricos y grandes terratenientes que se volvieron burgueses. Descaban aumentar la importancia del Parlamento y restringir todaWa más la

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autoridad del rey. De ia manera más cncrgica sostenían que debería darse cabal cumplimiento a sus demandas. Entre las masas empezó a notarse im movimiento revolucionário. Pero tanto los “tones” como los “whigs” temían que la revolución se repitiese y comcnzara la guerra civil. Por eso en el último momento se negaron a apoyar a los Estuardo.

EL LEVANTAMfENTO DE 1688 En 1688 ambos partidos llegaron aun convênio. Se decidió poner en el

trono a un nuevo rey más indicado, a Guillermo de Orange, quien firmó Ia declaración y el “bill of rights” 0 ) (declaración de derechos). Estos documentos anulaban por entero el papel del monarca en el gobiemo, transformándolo en im biombo detrás del cual los verda­deros amos de la situación, es decir, los terratenientes ricos y los burgueses acomodados, podían manejar sus negocios. Las facultades del rey para mandar las fuerzas militares, así como el derecho de veto, fueron abolidas; y se volvió a confirmar el exclusivo derecho del Parlamento de fijar los impuestos. La libertad de expresión para ' los miembros del Parlamento y el derecho de preser/tar petieiones al mismo quedaron formalmente establecidos. Una ley especial conce­dia la libertad de religión a las personas y sectas que no perteneciesen a la Iglesia anglicana dominante.

Este tipo de organización estatal, en Ia oual la autoridad del monarca se halla limitada por el Parlamento, se llama monarquia constitucional.

los acontecimientos de 1688 consolidaron los cimientos del nuevo régimen burguês parlamentario en Inglaterra. Fué la unxón de los nobles burgueses con la burguesia. Según Marx, el levantamien- to de 1688 “colocó en el poder, junto con Chiillermo, a los terrate- nientes y a los capitalisíoá” .

C Ü E S T I O N A R I O :

^Cuál era la situación interna e intemacional de Inglaterra en el período del establecimiento de la República?

0) A esto ae Ilama el '^Habeas Corpns Act", la cual en esencia dice que to<la perflona que se hallarô bajo‘'arr68to, pn»de solicitar un juicto inme^ato o bien la liberlad mediante fianza o canción. Dicha ley, a pesar de varias reser> vas que restringian su acción, limitaba con todo la administraciòn arbitraria.

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iCuál era la táctica y el programa de los “excavadores” ?

iQué cosa vino a originar la restauración de la monarquia?

iCómo se manifestó la reacción feudal después de la restaura­ción de la monarquia?

iCuál era la difcrcnda entre “whigs” y “tories” ?

lA qué clasc de sistema estatal se da cl nombre de monarquia coDstitucional?

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CAPITULO XVI

ORIGENES DEL ORDEN FEUDAL V DE LA AUTOCRACIA MOSCOVITA

EN EL SIGLO XVI

XLIII.-CRECIMIENTO DE LA ECONOMIA COMERCIALSE ACENTUA LA DIFERENCIACIÓN Ya en las centúrias preceden- SOCIAI DEL TRABAJO EN RUSIA tes de la historia de Rusia se

había iniciado la separación gradual de la industria artesana. En el siglo X V I dicho proceso con* tinúa accntuándose. Las artes manuales se dcsarrollaban muy len­tamente en el centro urbano, como antano. Eran raros los centros donde se creaban industrias importantes. El artesanado de la aldea sí crecía con notable rapidez. Especialmente en la región dei alto Volga resaltaba en primer término toda una serie de aldeas artesanas; sus productos eran vendidos en los más remotos mercados dei país. La agricultura adquirió asimismo un desenvolvimiento considerable a causa de la gran demanda de sus productos. El área sembrada aumento, en general, a expensas dei cultivo de nuevas tierras. En las comarcas más densamente pobladas, el sistema antiguo de culti­vo extensivo fué reemplazado por un sistema intensivo más produc­tivo. Se notaba un acreccntamicnto dei intercâmbio, basado precisa­mente en ese desarrollo dc las artes manuales y de la agricultura. La unificación política dei territorio ruso bajo la ferula moscovita, con­tribuyó igualmente al desenvolvimiento dcl intercâmbio. Facüitó ei desarrollo dei comercio entre diferentes regiones. Desde fines dei siglo X V se estableció en Moscú un sistema monetário uniforme, con el rublo moscovita por unidad principal. Algunos príncipes perdie- ron el derecho de “acuriar moneda con sus propios atributos per- sonales”.

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Para dar el cuadro general de la economia de Moscú, vale más referimos a las dcscripciones hechas por extranjeros que, a partir del siglo XVT, solían acudir a Moscú en busca de nuevas mercancías y nuevos mercados.

CIUDADES Y FERIAS A mediados del siglo XVI, una de las com- DEL SIGLO XVI pan ias comerciales inglesas, en busca de las

nuevas rutas que conducían a la índia y a China, envió tres barcos al Océano Artico, con la intención de que dieran la \Tielta a Asia por el Norte. Dos de esos barcos naufraga- ron, desbaratados por el hielo. El tercero fué remolcado hasta la des- em^cadxu’a del Dvina del Norte. El capitán, Chancellor, llegó a Moscú y fué recibido por el rey, obteniendo luego una carta cspecial del emperador Ivan el Terrible, por la cual permitia el libre comer­cio de los ingleses con Moscú.

Chancellor escribía en el informe que rindió de su viaje: **RUSIA es pais rico donde abundan la tierra y la población. Hay alli muchos peiicadores entre esa población, que pescan salmon y bacalao; obtic- nen asimwrrio grandes cantidades de grasa de ballena, la mayor parte de la cual procede del estuario del Dvina. En la parte septentrional del pais, eo:t£ten lugares donde se cazan animales de piel fina: el castor, nutria, oso gris, zorra (blanca, negra y roja), marta, armifio, ardilla y venado; también obtienen de ahi los dientes de un pescado que se llama foca o lobo marino. Los cazadores llevan su caza al ^Colmogory’*, donde hay una feria el dia de San Nicolás. A l Ocite del pueblo estd ubicoda la ciudad de Novgorod, en cuyas cercanias se cultiva el cánamo y el lino de suprema calidad; hay igxMilmente grande. cantidades de cera y miel de abeja. En Novgorod abunda el cuero, lo mismo que en Pskov, en cuyos alrededores se producen el cdfiamo, el Uno, la cera y la miel de colmena. Cerca de allt está si­tuada una ciudad que se llama Vologda; sus productos comerciales son: grasas, cera y lino, pero no en cantidades tan grandes como en Novgorod. El Colmogory provee a distritos enteros de .<al y pe. ca- dos salados. De Vologda a Yeraslavl hay doscientas millas, y esta última población es una ciudad muy populosa, Se venden alli pieles, grasa, mucho pan; hay también cera, aunque no en tan grandes can­tidades como en otras partes^\

El informe de Chancellor atestiguaba lo importante que era el dcsenvolvimiento mercantil de Rusia cn aquellos ticmpos. Ciudades vastas habtan sido creadas para el comercio. Las ferias ocupaban un sitio de importancia en el tráfico del pais. Un viajero alcmán decía acerca de una de estas ferias, situada en las márgenes dcl Rio Tolog, en los suburbios de Jolopy, que “duraba todo el ano y a ella acudian

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H isto ria del F eudalism o 261

turcos, persas, armcnios, bújaros, chemajanos, kisilbachinos, sibe- rianos, cherqueses, alemancs, polacos. Comerciantes de setenta ciu­dades rusas estaban agregados a la feria y tenian la obligación d& asistir siempre a ella” .

CRECE EL Ambos documentos mencionaban el desarrollo del co- COMERCIO mercio tanto interno como externo, este último con EXTERIOR Occidente y con Oriente, El círculo de relaciones mer­

cantiles del Estado de Moscú en cl siglo XVI, era más bien extenso. Los anuarios moscovitas se refcrían frecuentemente a la Uegada de embajadores extranjeros y de "huéspedes” (comer­ciantes extranjeros) a Moscú; se reexpedían cartas unas veces a Sha- majá, en cl Cáucaso, otras desde Bujará o Samarcanda, Jiva, etc., relativas a operacioncs mercantiles. El zar de Moscú, por su parte^ enviaba cartas y embajadores al Este, al Sur, al Oeste, al príncipe de Jiva, a Constantinopla, a Amberes, a Inglaterra, etc.

Precisamente a fines del siglo XVI llegaron a Moscú los comer­ciantes holandeses, principalcs competidores de los ingleses duran­te todo el siglo XVI.

AUMENTANLOS El desarrollo del comercio, con tendencia a un COMERCIANTES mcrcado en gran escala, vino a supeditar al pe­

queno productor y al pequeíio comerciante al ex­positor de la feria, lo mismo que había sucedido en el Occidente. En las localidades de primer orden se comenzó a formar im sector ae mercaderes ricos, de quienes fueron depcndiendo cada dia más los artesanos y los comerciantes cn pequeno, es decir, los huéspcdes y sus asistentes. La industria rural, que durante cl siglo XVI se des- envolvió con suma rapidez, cayó asimismo bajo el control dc esos mer­caderes. Además, los comerciantes no eran los únicos que desempe­naban el papel de intermediários, ya que hubo senores feudales, in< cluso representantes de la Iglesia, que no les iban en zaga. Silvestre, el confesor de Ivan el Terrible, era un acomodado intermediário comercial para quien trabajaban muchos artesanos: fabricantes de iconos, escribas que copiaban libros, plateros, herreros, carpinteros, maestros albaüiles, ayudantes dc éstos, etc., etc. El sacerdote em­presário los abria crédito y ellos tenían que reembolsarle ya fuera con productos acabados o bien con trabajo.

INFLUENCIA DE LA ECONOMIA En el siglo XVI, especialmente en MONETARIA SOBRE LA ALDEA su segunda mitad, se operaron di­

versos cambios de importancia en la agricultura. Una parte de los productos agrícolas eran vendidos como mercancia. Tanto en el mercado interior como en el exterior tenían mucha demanda. El mcrcado interior, gracias a una pobla-

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ción cada vez más crecida de las ciudades, requeria más y más pro- duclos y víveres, Moscú era un mercado de enorme extensión. El inglés Chancellor contaba que en las mananas era írecuente encon­trar hasta setecientos u ochocientos trineos que conducían al centro dc Moscú pan y pescado. El mercado exterior consumia lino, cána- mo, grasa y cueros, artículos que íormaban por entonces el grueso de ias cxportacioncs rusas.

£1 cambio hacia ia renta cn moneda hizo posible una cxplota- ción mucho más intensa de las energias campesinas. En primer lugar ias exacciones de poca monta fueron subtituídas por cl impuesto en dinero; dc tal manera los terratenientes podían comprar en el mer­cado cu2Üquier producto que les viniese en gana, sin necesidad de esperar a que llegase de la aldea.

Hubo otro cambio de enorme importancia: la creciente demanda dc productos agrícolas estimuló al terrateniente, invitándole a aumen­tar las tierras cultivadas. Como vimos antes, ese aumento era casi insignificante en cl sigio XV, pero en el siglo XV I fué rápido y con­siderable. Las dimensiones dei área sembrada por el senor consti­tuían en la mayoría de los casos el cincuenta por ciento de todas sus pos^iones. Los monasteríos fueron los primeros en aumentar la extensión de sus tierras arables, lo cual efectuaron quitando a los campesinos los terrenos necesaríos para ello. Los labríegos perte- necientcs a uno de esos monasterios nos describen cómo se efectua- ban tales despojos: "*Las autorídades monásticas se apoderaban de ias mejores tierras arables y campos de heno, anexándolas a sus res­pectivos monasteríos; a otros campesinos les arrebataban aldeas en­teras junto con el maíz y el salvado que allí guardaban, y tras de derribar todas las chozas, Umpiaban el paraje. Los labríegos, acom­panados de sus mujeres y prole, “vagaban en tomo de las aldeas” :

C U E S T I O N A R I O :

iPor qué se acentuo la diferenciación dei trabajo en ei siglo XVI? iCómo puede mostrarse la creación de un mercado nacional en

el siglo XVI?iCon que países comerciaba Moscú en cl siglo XVI? Indíquense

las principales rutas comerciales.iPor qué los artesanos pasaron a depender de los intermediários? iPor qué se substituyó la renta en especie con la renta en dinero

durante cl siglo XVI?iPor qué se extendió cl área sembrada de los senores en el si­

glo XVI?iPor qué aumentó ei terrateniente su tierra arable?

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XLIV.-NUEVAS CONFISCACIONES. - LA CONQUISTA DE SIBERIA

EXPROPIACION DE LAS REGIONES hos intereses creados por Ic» CENTRAL Y BAJA DEL VOLGA terratenientes servian de estí­

mulo al Estado de Moscú para fomentar las expropiaciones y la rapina colonial. Los nuevos merca- dercs apoyaban las conquistas de los sonores feudalcs. Asi logró Moscú imo de los más grandes triunfos en Oriente. Las tierras que se extendían a lo largo del Volga parecían una envidiable presa para los latifundistas rusos. Por su parte, el tráfico con Oriente vino a duplicar la importancia del Rio Volga como ruta comerciaL

Kazán fué tomado en 1552, despucs dc una encamizada guerra, y Astraján fué sometido cuatro anos más tarde. Entonces se inició una lucha despiadada por la dominación de las nacionalidades conquis­tadas. Los Marii prcsentaron una resistencia espccial frente a esa avidez moscovita. Pero la fuerza estaba del lado de los senores feu­dales, sin contar con que los conquistadores se aprovecharon de la discórdia que en esos momentos dividia a los habitantes de **tierra baja” y los de “ tierra alta” de dicha región. No a otra cosa se debió el que se quebrantara la oposición de Ios Marii, pero en mucho se debió tambicn al hecho de que los seâores feudales de la localidad ayudaron, sobornados por Moscú.

Habiendo llegado así al Mar Caspio, los seôores íeudales trata­ron de avanzar hacia el Oeste, con rumbo al Mar Báltico a fin de ejercer allí el dominio de los puertos; pero se encontraron con una tenaz resistcncia por parte de Jos seiíores feudales polacos y suecc^. Tuvieron que retirarse y conformarse con una ruta menos adecuada a sus propósitos: la del Mar Blanco. Las cosas habían presentado me­jor cariz en Oriente. A fines del siglo XVI, los invasores rusos ha­bian traspuesto los Montes Urales y penetrado hasta Siberia.

LOS STROGANOVS Los malhechores coloniales de Moscú siguie- EN EL URAL ron las huellas de los de Novgorod en Oriente.

Pieles, plata y otras riquezas naturales atraían a los codiciosos expedicionários moscovitas, sin que los pobiadores de dichas regiones pudier<m oponer ninguna resistencia.

Los Stroganovs figuraban en el número de poderosos comercian­tes empresários del siglo X V I que obtuvieron la poscsión de dilata­dos territorios en el Ural. El zar, Iván el Terriblc, conccdió a Grego­rio Stroganov extensiones enormes, cuyos habitantes vivían dispersos a lo largo del Rio Cama. Los Stroganovs construyeron poblados cn aquel sitio y comenzaron a atracr a los colonos, quienes tenían que

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los bosques y arar Isis tierras. Pero su negocio primordial lo constituían las minas de sal.

Los Stroganovs contaban con una fuente más de riquezas. En las selvas coHndantes dei Cama vivían tribus cuya principal ocupación era la caza, que les proporcionaba pieles muy valiosas. Sujetar estas nacionalidades oprimidas a la obediencia era la mira de los Stroga­novs; para ello organizaron inmediatamente destacamentos y cons- truyeron fortalc^^as equipadas con cânones y arcabuces.

LA CONQUISTA/ Cruzaron los Montes Urales en busca de pieles DE SIBERIA finas. En 1581 y con el fin de someter a los nati­

vos de Siberia, reunieron un destacamento com­puesto de cosacos, al mando de Yermac; mandaron proveerlo de pól­vora, buen número de arcabuces pesados, más algunos víveres para c l largo viaje; harina, cereales^ avena seca y galletas.

El destacamento logró trasponer los Montes Urales, a lo largo de caudalosos rios; refugio sus barcas en los brazos tributaries del Ob y emprendió la guerra contra el Estado tártaro de Siberia.

La victoria de ios cosacos (ascendian a 800) sobre el ejército, mucho más numeroso desde luego, dei Jan de Siberia Cutchum, se explica dc la misma manera que la victoria que los europeos alcan- zaran en los comienzos dei siglo XV I en América. Los cosacos, ar­mados de arcabuces, dispersaban con extremada facilidad a legiones de tártaros que por todo armamento llevaban arcos y flechas.

Así comenzó la conquista de Siberia.

EL B O T I N La primera camparia fué seguida de otras muchas. COLONIAL Los destacamentos y las diferentes bandas enviadas EN SIBERIA desde Moscú, no tardaron en posesionarse dei país.

La población local fué tratada con suma crueldad; los que intentaban oponer resistencia eran golpeados, colgados de Ic® pies, o bien se les obligaba a besar una espada empapada de sangre. Una vez conquistada la población, se le exigió el pago de tributos en pieles finas: castores, zorras, arminos y martas cebeilinas. El tributo medio que se le exigia a un hombre casado consistia cn diez cebeilinas, y el que se le imponía a un soltero, cn cinco. Se ve que la cebcUina en Siberia era considerada como dinero. Además dei tri­buto destinado al zar, era preciso pagar al sacerdote por los ser\âcios que prestaba; por im bautizo, verbigracia, hasta diez o quince onzas; por un enlace, dos cebeilinas, etc. Era corriente en boca de \os abo­rígenes decir: “Pagamos dos tributos. gobemador y otro al sacerdote’*. **

mercaderes, a la zaga de los conquistadores, se dedicaban al comercio como a un verdadero saquco. Con frecuencia se apoderaban no sólo dc las propiedad<», sino que adcmás convertían a los n a tív^

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H is t o m a del F e u d a lism o 265

en ^ lavos . Se creó un mercado constante de esclavos cn Yacutsk;- és historicoj^ue c l famoso conCiulstador de Siberia, Jabarof, en una de sus’ ^ctociosas campanàá se.hiw'dtrefi'd dç vôrios cientos de 'ellos.

Siberia representaba para Moscú una maravUlosa fuente de ri­quezas. Fabulosas fortimas sc formaron alli con una rapidez inusi­tada. Funcionário hubo que habiendo emprendido viaje a Siberia, Uevó consigo cuatro barriles de vino y un aparato para destilar aguar­diente, sin más propósito que el de embriagar a la población para desplumarla mejor. A l poco tiempo regresó a Moscú trayendo pieles por valor de cincuenta mil rublos. f.

C Ü E S T I O N A R I O :

^Cuáles eran las clascs de la población moscovita que necesitaban conquistar nuevas tierras?

^Cómo fueron conquistados el centro y la parte baja del Volga?

íQue clasc de economia practicaban los Stroganovs en el Ural?

^Por qué Siberia fué conquistada con tanta prontitud?

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X LV .- U LUCHA POR LA TIERRA y EL PODER ENTRE NOBLES y BOyARDOS

PROPIEDAD^ RURALES El desarrollo de la economia comercial in- DE LOS MONASTERIOS £luyó en la posición de los diferentes gru*

pos de terratenientes njsos. Los monastc> rios fueron los que mejor se adaptaron a las nucvas condiciones de la economia basada en dinero y mercancías; antes que los demás terratenientes empezaron a aplicar el sistema de “corvee” ; además, participaban de un modo activo en el comercio. Según informes de extranjeros, "los monjes eran los mercaderes que disponían de mayo­res medios en todo el Estado y los que traficaban con toda clase de mercaderias”. El monasterio de Troisk-Sergueiv solía enviar a Mc«cú caravanas enteras cargadas de maiz; el de Solovetsy vendia anual­mente ciento treinta mil puds de saL El negocio de la sal era la especialidad de otro monasterio muy grande y conocido, el de Kirilo Beloozcrsky, que vendia ese producto lo mismo en Ehrina o en Tver y Torjov que en Uglich, Kirmy, Rostov, Kineshma o Beloozero; en las localidades donde mayor precio alcanzaba, alli la vendían.

Por último, los monasterios se convirtieron en los banqueros más poderosos del siglo XVI; obtenian fabulosas ganancias de la agricul­tura y del comercio; pero no menos dinero ganaban explotando la superstición y la ignorancia de las gentes. Sumas importantes desti* nadas a “rezarles a los muertos” y otra suerte de donativos por el estilo, tendieron a enriquecer a los monjes, quienes aprovechaban esas sumas para prestarias a rédito. Entre los deudorcs de los mo> nasterios no sólo habia labriegos medios y pobres; toda la nobleza moscovita vivia sumamente endeudada con los “humildes frailes” .

Según un ilustre terrateniente feudal de aquellos buenos t i ^ - pos, “la Iglesia se convirtió cn el comerciante más rico, a la vez que en terrateniente; en UN AMANTE INSACIABLE DE L A PLATA". Tales eran los pareceres de sus propios coetâneos.

EL EMPOBRECIMIENTO Los boyardos no se adaptaron fácilmente a DE LOS BOYARDOS las nuevas condiciones. Los gastos para

sostener im numeroso equipo de domésticos y el ruinoso tren de la corte; el crecimiento constante de las necesi- dades, a causa del desarrollo del comercio; todo eso requeria grandes fuentes dc ingresos. El boyardo necesitaba mucho dinero, y la eco­nomia producía muy poco; por otra parte, como siempre andaba ocu­pado en la corte, rara vez asistia a su “ patrimonio” en la vecindad de Moscú y sus “patrimonios” distantes los visitaba aUá de cuando cn cuando.

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Histobu DEL F e u d a lism o 267

Á eso se debió que muchos boyardos se amiinaran, endeudán­dose con los monasteries y otros prestamistas.

TERRATENIENTES Los senores nobles o duenos de castillo se adap> S O L D A D O S taron mejor a las nuevas condiciones de la eco­

nomia basada cn el dinero como mercancía. En el siglo X V I el número de “pomeshchik” , es decir, latiíundistâs, creció considerablemente. Un ejército cada vez más numeroso era preciso para las guerras que Moscú emprendía. Los “hombres de servicio” , que formaban la principal fuerza militar, adquirian por ese servicio “pomostias” (dominios) y dinero. Por orden de las autoridades los latifundistas tenían que presentarse a prestar servicio militar, con dos o tres asistentes, una cabalgadura, armaduras y provisiones.

En sus propios dominios el “pomeshchik” (que disponia de cicnto cincuenta a doscientas hectárcas) empleaba métodos de verdadero desperdício y rapacidad feroz, explotando siervos y campesinos a sus anchas. Constantemente pretextaba necesidad de mayores extensio- nes y, por consiguiente, de mano de obra. La tierra sólo podia obte- nerse mediante la guerra, por lo cual dichos latifundistas estaban siempre azuzando al gobiemo para que conquistase nuevas tierras. Las regiones de “tierra negra” en el Sur y el Sudoeste, regiones del Volga, atraían de manera irresistible a los terratenientes. Había otro medio de conseguir tierras: expropiar a los boyardos y a los monas­terios. Los terratenientes veían con envidia las enormes posesiones de esos boyardos que habían ocupados las mejores tierras en el centro del pais y se habían convertido en verdaderos rivaies en matéria de brazos para la labranza, de modo que el patrimonio del boyardo vem'a a ser una traba para el desarrollo de la economia del terrateniente.

Se entabló una pugna encamizada entre boyardos y terrateniâi- tes, por tierra y siervos. Los defensores de los terratenientes ataca­ban a los boyardos llamándoles “indolentes sacos de dinero” .

DECLINA EL PAPEL POLITICO El Estado moscovita unido constitu- DE LO S B O Y A R D O S yó una monarquia feudal especiaL

Los principes y boyardos de esa fe- deración, generalmente seguían siendo en cada lugar los duenos natos de las tierras. Asi, por ejemplo, los príncipes Kurbsky y Shuisky contlnuaban siendo soberanos en sus territorios de Kurbitsa y de Shui, como antaôo; su posición cambió tan sólo en cl sentido de que habían pasado a ser va.sallos dcl príncipe moscovita^ quedando obli­gados a someterse a sus órdcnes y servirle con “ la espada y sus consejos” .

El príncipe de Moscú gobernaba a la unión de dominios con ayuda de los boyardos; tanto el poder central como el local se halla­ban en sus manos. La costumbre de precedencia de seãorío mostraba

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268 A . G u k o v s k y y O. T rachtenberg

el carácter feudal dei Estado moscovita. Las familias de boyardos se clasificaban en categorias conforme a un sistema dado; algunas eran consideradas dc mayor nobleza que otras. Cada familia se cn- cargaba a su vez dc que se respetascn esas categorias cuando se nom- braba a alguien para el desempeüo de tal o cual comisión oficial. El “origen” , desde el punto de vista de “prccedencia” , importaba más que el trabajo de muchos anos.

Los boyardos defendían con obstinación esa “ prioridad” . Si un nombramiento no correspondia a la nobleza de origen; si un boyardo era nombrado en forma que se viese subordinado a otro de menor nobleza, rehusaba el nombramiento con el fin de no “perjudicar el origen”.

La “prioridad” primaba por encima de todo en la vida cotidiana dei boyardo. En las festividades dei zar o en la Duma de los Boyar­dos, estos se sentaban siempre de acuerdo con su calidad. Si a a l^ ien se daba un asicnto que no corrcspondiese a su nobleza, era capaz de subirse a la mesa antes que sentarse en un puesto más bajo que el que las complicadas leyes de prioridad le concedian,

En el siglo XVI, los zares moscovitas habían limitado ya los de- rochas de los senores feudales. A los boyardos les exigian juramentos de lealtad por escrito. Sus amigos o conocidos debían presentar una garantia monetaria por su lealtad. De ese modo el príncipe Iván III, el conquistador de Novgorod, exigió un juramento escrito al príncipe Cholmsky, para lo cual siete boyardos hubieron de depositar una fianza en dinero por ocho mil rublos. Bajo el reinado dei hijo de Iván m , Basilio, los boyardos se quejaban de que el zar decidia im­portantes asuntos sin consultarlos, valiéndose tan sólo dcl intendeite y de su amanuense. Por lo que hace al gobiemo central, los funcio­nários de baja nobleza ganaban cada vez en importancia, al paso que en el gobiemo local dc las províncias el papel de los boyardos no cesaba de restringirse.

En el siglo XV I comenzó a constituirse en Kusia un orden auto­crático en forma de burocracia. Las relaciones entre el “ autocrata” de Moscú, quien a mediados del siglo XV I se agregó el título de zar, y sus servidores feudatarios, se enfriaron. Para combatir la volun­tariosa altivez dc los nobles, los zares buscaron apoyo en la nobleza rural y en la creciente clase de los comerciantes, como sucedió en Europa Occidental, así como en el sector de las altas categorias de boyardos que se hallaban estrechamente ligados con el mercado. Por otra parte, los latifundistas y los mercaderes estaban interesados en el reforzamiento de la autocracia. Sólo un poder sólido podia garan­tizar a los “pomeshchik” el dominio sobre los campesinos y la expan­sión de sus posesiones. Unicamente im Estado centralizado podia consolidar para los comerciantes y la nobleza feudal progrcsista el mercado nacional que les era necesario.

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4 r í " -

LOS "OPRICHNIKI" Un encuentro decisivo entre boyardos y “po- meshchik” estallò en Ia segunda nütad del : iglo

XVI; SU razón inmediata fué el fracaso de Moscú en su guerra con Livonia. Esta guerra había comenzado a raiz de la conquista de las regiones del Volga, que tem'a por mira tomar los puertos del Báltico: Narva, Revel y Riga, así como nuevas tierras que poder distribuir entre los “pomcshchik”. En un principio Moscú parecia triunfar; pero a las primeras victorias siguieron, desgraciadamente, las derrotas. Moscú consideraba que los boyardos eran culpables de esas derrotas. Había cierto fimdamento para ello; uno de los jefes militares más eminentes, el príncipe Kurbsky, traicionó a Moscú y huyó a Lituania.

Luego, durante el invierno dc 1565, el zar efectuó una revolución en materia de dominios ruralcs. La mayor parte de las tierras fueron tomadas a los boyardos; se estabíeció una vigilancia y ima corte espe­cial, la “Oprichnina” , para que los gobemase. En esta institución estaban asimismo comprendidos los grandes centros comerciales.

Los boyardos fueron expulsados de las regiones ocupadas por la “Oprichnina” y sus tierras distribuídas entre los “oprichniki” . Los poblados senoriales, es decir, los que pertenecían a los boyardos, fue­ron liberados de la autoridad feudal y sometidos directamentc al zar 0 su gobiemo.

La “Oprichnina” (0 tem'a por objeto confiscar las propiedades rurales de los boyardos y quitarles la autoridad local de que gozaban. Los príncipes fueron desalojados de sus cômodos hogares, donde ha­bían reinado autocráticamente, otorgándoseles posesiones en los limi­tes del país. La “Oprichnina” , encaminada contra los antiguí« grupos feudales de la sociedad moscovita, encontró apoyo no solamente en los “pomeshchik” , sino al mismo tiempo en los grandes mercaderes. Los comerciantes se interesaban cn la abolición de los feudos, pues éstos estorbaban la organización dc un mercado nacional uniforme. En ese movimiento dc reacción los mercaderes se hallaban dispuestos a apoyar, naturalmente, a la autocracia. Cierto sector de los boyardos de alta categoria, especialmente aquellos cuyas economias particula­res tenían conexión con el mercado, tambicn favorecieron volunta­riamente cl cstablecimiento de la “Oprichnina” . Entre ellos figuró el cntonccs futuro zar Boris Godunov.

Por otro lado, la capa superior de la Iglesia feudal dcfendió uná- nimemente los intereses de los boyardos. Estos intêntaron oponcr resistencia a la “Oprichnina” , conspirando contra el zar y los “po- meshchik” . El zar m ^dó castigar despiadadamcnte a “los traidores boyardos” y sus aliados, que, confiscadas todas sus tierras y propie­dades, fueron ejecutados después de crueles torturas.

H istoria del F eudalismo 269

<*) Ta “ Opricliina” era un dominio separado del Estado para b«neficio exclusivo de alfruna pernona; verbigracta, para la viuda d«l zar.

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270 A. G u k oVvSk y y O. T ractiteoteug

Durante todo ^ e período reinó el terror. A causa de esto el zar Iván rV recibió el nombre de “Terrible” . Los “Oprichniki” organi­zaron un destacamento especial para que combatiese la traición, el cual se hallaba investido dc plenos poderes.

Los directorcs de la “Oprichnina” perduraron en la memoria de las gentes, particularmente uno, Maluta Skuratov.

La ilDDrichnina” .era una in^tución de monarQuia_ahsüIuta, cnieseryia.para deienqer los mtereses ge los pon ^ iiçn ^ ; poseedort siérvos, â l miimô'Jtiempo W e a‘ Io^ "

ÏÀ moTiarquîa àbsotuta era el comité ejecutÎvo'Se los “pomesfi- chtkf* destinado a someter a las mosa^ campcsiTww, y w arma de clase destinada a escîavizar a los nacionalidades coloniales.

C U E S T I O N A B I O :

iCómo se adaptó la Iglesia a las relaciones de la economia dei dinero?

iCuáles fueron las razones que ocasionaron la caída de los bo­yardos en el siglo XVI?

iPor qué se hizo más aguda la lucha entre los latifundistas y los boyardos?

iPor qué los boyardos defendían obstinadamente la costumbre de la “prioridad” ?

iCuál fuc la csencia clasista de la autocrasia rusa?

^En interés de quién se creó la “Oprichnina” ?

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* 3

XLVi. - LÀ NUEVA SERVIDUMBRECRECEN LAS CARGAS El ^tablecimicnto dc la dictadxzra dc los DE LOS CAMPESINOS nobles tuvo una considerable influencia so­

bre el destino dc los campesinos cn el sigio XVI, especialmente en la segunda mitad de éste. La oposición de dichas masas en Ias regiones centrales no cesaba de ,crecer. Con el objeto dc aumentar el área perteneciente al amo, las tierras de los labradores pobres eran a menudo decomisadas, de tal modo que alli donde se extcndian las posesiones del amo aparecian inmediatamente masas de campesinos sin tierras. Los campos del senor eran cultiva- dos no sólo por estos campesinos sin tierras, sino por todos los cam­pesinos en general. Rapidamente empezaron a instituirse los servi­cios de campo. Los cambios operados cn la posición dc los campesinos durante el siglo XVI, serán fácilmente comprendidos si se comparan los mapas dc las tierras concedidas a los '‘pomeshchik” en los princi­pios y a fines del mencionado siglo.

En los comienzos del siglo XVX, las faenas dc los campesinos se enumeraban en la forma siguiente: “Y vosotros, campesinos, deberéis dar al terrateniente maiz y dinero y pagar renta como Io hacíais antes. Y él (el terrateniente) os juzgará y regirá”. A fines de ese siglo se escribía usualmente en las concesiones: “Y vosotros, labra­dores y campesinos sin tierras, estáis obligados a obedecer a vuestro terrateniente en todo; dcbéis arar sus campos y pagarle **íjntas de todas clases; y él, a su vez, os gobemará y os juzgará” . Hay que decir que el aumento de la “corvée” en el siglo XVI, no redundó en la abolición ni cn la reducción de la renta. A l contrario, los im­puestos se acrecentaron. De esta manera el desarrollo de la economia monetaria dió lugar al aumento de la “corvée” entre los campesinos.

El dcsenvolvimiento de la economia monetaria en Rusia, no sola­mente condujo a un aumento de ia “corvée” desempenada por el campesino, sino que al propio tiempo significó para éste tremendas obligaciones. En este sentido el desarrollo de Rusia diferia del de Inglaterra y Francia, aproximándose algo más al de la Alemania del Este y otros países de Europa Oriental, donde los centros urbanos y las artes manuales se habían desenvuelto con mayor lentitud. A fines dcl siglo XV I los terraténicntes rusos habían logrado que los campe­sinos quedasen anexados a sus respectivos senores.

GENTES UBHES La mira principal de los terratenientes del siglo REDUCIDAS X V I consistia en atraer las gentes a Ias tierras de A ESCLAVITUÔ ellos. Trataban por todos los medios de obtener

siervos, mejor dicho, csclavos, unas veces comprán- dolos, otras sencillamente reduciéndolos como podian a la esclavitud;

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272 A. GükovskyjY O. T rachtenberíT

,^restaban dinero al campesino libre con la condición de que si no se mos pagaba, quedaria* a la disposición de ellos como esclavo. A ese fconvenio se llamó “Convênio de vínculo” . Los terratenientes siempre encontraban manera de en^borraç^ar a la víctima y ésta íirmaba ya * en estado Se cbriedad.

LA TOMA DE Los senores feudales no se limitaban a reducir a los LOS SIERVOS siervos a esclavitud perpetua, sino que a la vez tra~

. taban de “vincular” a sus ti erras los campesinos lla­mados libres. Para lograrlo, cuando no se valían de la fuerza bruta, aiarovechaban la forma le g i ante la “negativa” del labriego pobre.Este sistema de captura dió lugar a serios conflictos entre los dife­rentes grupos de terratenientes.

En otono, pot el dia de San Jorge, los terratenientes ricos (bo­yardos y monasterios) enviaban a sus abogados para que trajesen xampesinos de otros dominic®; pagaban por ellos el “precio de res­cate” llevándoselos a sus seiíores. Con frecuencia sucedia que los duenos de otros domimos no consentían que los campesinos suyos salieran, y entonces la recepción que se ofrecia al solicitante era hos­til. Dice una queja de esos tiempos: “Los terratenientes golpean a esos intendentes y los sujetan con cadenas; a los campesinos no se les permite marcharse; cuando lo hacen sin consentimiento y los cap- turan, son torturados, despojados y encadenados” .

MODO DE ESCLAVIZAR Con el fin de que los campesinos explota- A LOS CAMPESINOS dos no rompiesen los lazos de esclavitud

a que estaban sujetos, muchos terratenien­tes les hacían cmpréstitos, ya fuese en dinero o especie. Tales emprés- titos habian existido antes cn los domimos de príncipes y en los monasterios; p^ro ahora se volvieron más frecuentes. Cuando un campesino sc establecía en las tierras de un terrateniente, rara vez disponía de ganado y herramienta agrícola; tampoco tenía dinero para construir una choza y su cobertizo; con frecuencia carecia asi­mismo de grano. Tenía, pues, que recurrir al amo en busca de ayuda.El “pomeshchik” , o sea el latifundista, celebraba un convênio con el labriego. En es convcnio quedaba enumerado todo lo que el senor proporcionaba al campesino; por ejemplo: un cabalio, una vaca, un puerco, dos ovejas; maíz, trigo y avena. A continuación seguían las obligaciones del labrador: éste debía pagar lá renta, además de cum­plir con las faenas llamadas “corvée” , es decir, las que deberian des- empeííar sin remuneración algima. A veccs el empréstito se hacía en dinero. En caso dc que cl labriego desea.se abandonar al “pomesh­chik” , tenía que devolver el empréstito más la ganan^a de usurero respectiva. Y a más eso, tenía que pagar lo correspondiente “al precio de rescate” según la Icy, el cual era ya de por sí elevado,

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H isto r ia del F e v d a l ism o 273

pero resultaba todavia más gravoso en virtud de que la mayor parte de los “pomeshchik” inventaban siempre algúa pago cxtraordinario por tal concepto.

PÜGNA DE LOS "POlfeSHCHIK" Todos estos métodos tondientes a . CON LOS BOYARDOS asegurar las energias del campesi­

no por raedio de esclavitud, cap­tura, préstamos, etc., tan sólo cran accesiblcs a los boyardos de alta categoria y a los monastérios más pudientes. Unicamente ellos podían enviar solicitantes que eonsiguiesen campesinos; sôltf ellos, especial­mente los monasterios, poseian suficiente dinero para escîavizar campesinos mediante empréstitos y podían, al propio tiempo, otorgar privilégios a nuevos colonos. A fines del siglo XV I y no antes, se vicron los campesinos de monasterios liberados de los impuestos del Estado. Por eso en la lucha para hacerse de brazos para el campo, los terratenientes pequenos y medios se hallaban en posici6n menos ven^ tajosa que los grandes terratenientes. Fueron los terratenientes en pequeno los que abogaron primero por la abolición del derecho que los labriegos tenian de “negarse a servir” .

Durante la actuación de la “Oprichnina” los terratenientes se valian de la dictadura para confiscar innumerables castillos de bo­yardos con sus respectivas dotaciones de campesinos. Asimismo fue­ron limitados los privilégios monásticos a fines del siglo XVI; los campesinos de los monasterios tenian entonces* que pagar impuestos de la misma manera que lo hacian los terratenientes. ^

De suerte que los terratenientes conquistaron a sus rivales los boyardos. Un nuevo amo, más rapaz, se habia venido a instalar en lugar del rico que antes explotaba indolente el dominjp. A l transfe- rirse las tierras al “pomeshchik” , se desatô una veraadera rapina contra el campesinado; los nuevos amos confiscaron la tierra y las propicdades de dichos campesinos, aumentando rentas y faenas gratis, la “corvée” .

RUINA DEL CAMPESINO El despiadado pillaje de los “pomeshchik"redundo en nûna para los campesinos.

“Los parajes donde en pleno siglo XV I sc veían aldeas completamente pobladas, ahora quedaban desicrtos” ; asi se expresa Chancellor. Y el inglés Fletcher cuenta que a fines del siglo X V I encontró en su camino, entre Vologda^y Moscú, aldeas enormes sin un solo habitante.

Los libros del ccaso en el siglo XVI, cstân Ucnos de notas seme- jantes: “Huycron con rumbo desconocido a causa de los impuestos zaristas; este dominio perteneciô al principe Obolensky y ahora se halla vacio; la habitación fuc destruída por los “Oprichniki” . Habia sitios dond^màs del noventa por ciento de las tierras se hallaban abandonadas. En las aldeas arruinadas o de población dispersa, los

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campcsinos comenzaban a dejar ei sistema de cultivo extensivo, pues no habia suficientes brazos para la agricultura.

AAOS DE PROHIBICION Sin la ayuda del Estüdo los terratenientesno podian retener en sus posesiones a los

campesinos, pues éstos huían o se trasladaban a dominios mayores. Con el fin de acceder a.Ias solicitudes de los terratenientes, el Estado moscovita empezó a prohibir que los campesinos recurriesen ai dere­cho de “negativa” . ^ un principio se expidieron decretos ordenando que los campesinos no fucran removidos durante cierto número de anos llamados “anos prohibidos” , el primero de los cuales fué el de 1581. A éste siguieron muchos más, todos prohibitivos. Los campe­sinos que abandonaban durante esos aãos sus parcelas, eran conside­rados como criminales y fugitivos; se les perseguia y, una vez locali­zados, se les obligaba por la fuerza a regresar al dominio de sus amos.

campesino perdió así el derecho de cambiar de amo. Aunque el derecho de “negativa” no había sido definitivamente abolido, en realidad ios anos de prohibicíón se prolongaban.

LA DESERCION COMO ASPECTO No les quedaba a los campe- ESPECIAL DE LA LUCHA DE CLASES since, para escapar a la rapa­

cidad de los terratenientes, más que un camino: desertar, cosa que hacían cada dia con mayor freçuencia, a fines del siglo XVI. Iban a regiones donde ios “pomesh- ch&” no habían penetrado todavia; donde la vida era difícil y peli­grosa, pero no había faenas gratis ( “corvée” ) que cumplir. Los fugitivos se marchaban principalmente hacia el Sur y hacia el Este; al Dnieper, al*Don, al Volga y a las montanas del UraL Allí, en los confines del dominio, emprendian nueva vida. En dichos sítios el colono quedaba rodeado de peligros, amenazado por Izis bestias fero­ces que poblaban las estepas virgencs del Mediodía. Existia ei peli­gro, todavia mayor, de los tártaros de Crimea que efectuaban incur- aiones en las estepas y se apoderaban de prisionerc« para ir a venderlos como esclavos. Por eso ios colonos meridionales andaban siempre armados.

LOS COSACOS íQué clase de vida Uevaban estos colonizadores, es decir, los cosacos, como se4es Uamaba entonces?

Los cosacos, durante el siglo XVI, trabajaban colectivamente en “ar- teles” (cooperativas) en las regiones bajas del Dnieper y del Don; Uevaban una vida semiscdenlaria, seminómade. Estos pescadores y cazadores armadc» solían también emprender incursiones con fines dc rapiôa; la toma de ganado perteneciente a los túrtaréb era una de las más frecuentes ocupaciones de Ios cosacos en el siglo XVI. Algu-

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nos de sus destacamentos remontaban por los ríos hasta el Mar Negro, y en botes iban hasta la costa de Turquia, robándola.

LOS "ANTIGÜOS" Los cosacos dei siglo XVI, no representaban una C O S A C O S masa absolutamente uniíormc como pucblo.

Dentro de esa masa habia una capa superior, de­nominada de los "antiguos” , que se componía de ricos y acomodados. Estos se apropiaban los mejores oficios y daban a los pobres sus redes de pescar; de ordinário se encargaban de la dirección dc las campanas militares, recibiendo en consecuencia la mayor parte dei botín. En esas plazas los “antiguos” tomaban posesión de la tierra, confiscando alli grandes praderas para sus caballadas; teniendo ncceadad de bra> zos, invitaban a trabajar a los siervos fugitivos y los explotaban en beneficio propio. Esos campesinos fugitivos eran destinados en las tierras dc los cosacos privilegiados a coger el heno o a otras labores agrícolas por el estilo. Los “antiguos” se convirtieron de hecho en terratenientes. Pero estos sefíores provinciales, que vivían tan aleja- dc», se diferenciaban de los feudales del centro de Rusia en que no se vaUan de los siervos como tales. La mayoría de los fugitivos se concentraba en ciudades jtmto a los manantiales de los ríos. A me­dida que la situación de las masas empeoraba en Moscú o en Polonia, el movimiento de emigración hacia los confines se volvió cada vez mayor. Durante la última década dei siglo XVI, Ucrania se hallaba repleta de fugitivos dei Norte. Toda esta masa de gentes desconten­tas estaba di^uesta a levantarse en contra dc la odiada Moscú al primer toque de clarín.

C U E S T I O N A R I O ;

Descríbase el cambio operado en las obligaciones dei campesino durante el siglo XVI.

iQué esfuerzos hacian los terratenientes para ascgurarse los bra - zos necesarios al cultivo de sus tierras?

iPor qué se expidió la ley contra el derecho de “negativa” dei campesino?

iCómo se explican las dcserciones en tomo de los dominios de Moscú?

iQué se entiende por la frase “anos prohibidos” ?

iCómo reaccionaban los campesinos contra la servidumbre?

iCómo aparecicron los “antiguos” entre los cosacos?

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XLVII.-LA GUERRA CAMPESINA EN LOS COMIENZOS DEL SIGLO XVII

SE AGRAVAN LAS CONTRAWCCIONES El latrocínio y la esclavi- DE CLASE EN EL ESTADO MOSCOVITA tud a que se había dado en

someter al campesino, es­taban exigiendo una lucha en contra de los explotadores, en contra del régimen feudal y del sistema de servidumbre. Las clascs bajas se vieron alentadas en sus rebeliones por la pugna entablada entre boyardos y terrateni^tes. Ya describimos la guerra entre los domi­nios de boyardos y los terratenientes nobles ( “pomeshchik” ) . A fines del siglo XVI, esta lucha se agrava todavia más, lo cual se explica por la crisis que atraviesa la economia senorial, la desolación que reina en el centro y la deficiencia que se nota en materia de brazos para el trabajo.

En los comienzos del siglo XVII, el gobiemo continuaba la polí­tica de Iván el Terrible en favor de los nobles. Los boyardos descon­tentos intêntaron restaurar su perdida autoridad, conspirando en la corte. P e tal suerte, la contradicción entre todos Ios terratenientes y la masa campesina esclavizada, se vino a complicar con las contra­dicciones entre los terratenientes mismos.

Las grandes hambres de 1602 a 1604 vinieron a empeorar la si­tuación; se debieron a la dcsenfrenada especulación de los nobles con el trigo, y la dcsolación que cundió en los distritos cercanos a Ia ca* pitai causó graves perjuicíos a las cosechas. La escasez de cosechas continuó durante tres afios; el pan subia de precio; muchos boyardos y terratenientes despedian a sus campesinos para no tener que alimen- tarlos con pan caro. Los campesinos, a su vez, trataban de marcharse al Sur, o bien formaban bandas armadas en Ios bosques, las cualcs solin acercarse a Moscú.

Entonces comenzó Ia prolongada guerra de campesinos en el Es­tado de Moscú. Los reaccionarios llaman a esta guerra ‘‘movimiento sedicioso” .

El primer movimiento importante empezó en 1604 en los confines d ^ Sudoeste. El jefe de esta rebelión de masas aprovechó los rumores que circulaban entre los cosacos y los campcsinos acerca de que el príncipe Demetrius, hijo de Ivan cl Terrible y pretcndiente al trono de Moscú, vivia aún y que merced a un milagro había escapado de las manos de los ascsinos enviados por Boris Godunov. Declaró que él era Demetrius en persona.

“Demetrius” fué acogido con entusiasmo por los terratenientes polacos y lituanos, que deseaban aprovechar el momento para confis­car Ias tierras de Ia región superior del Dniep^, por las cuales habian

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sostenido una prolongada lucha con Moscú. Con una fuerza reducida (cuatro mil) de polacos, cosacos y pequenos terratenientes de la peri­feria, “Demetrius” traspuso la frontera moscovita.

La campana de “Demetrius” rebeló a qué grado habia crecido el descontento en el propio Elstado de Moscú. Pero las fuerzas de “Deme­trius”, más que temor, inspiraban piedad. militares de Moscú no tardaron en derrotarlo. Sin embargo, crcció la oia de campesinos y de nuevo apoyó a “Demetrius” ; las filas del jcfc rebelde se vieron refor- zadas por masas de labriegos armados. Del Don vinieron cosacos por miles, y otro tanto hicieron los campesinos dcl Dnieper. Los nobles de la periferia también £^yaron a “Demetrius”. A las ordenes de Kromy, ei ejército entcro de Moscú traicionó al gobiemo y se adhirió a “De* metrius” . “Después de esto, la campana se convirtió en paseo triunfal. En Moscú misma las masas citadinas dieron un golpe de Estado antes de que llegase "Demetrius” ; allí el hijo de Boris, Teodoro, fué muerto, y Moscú envió sus plenipotenciários para que acogiesen al nuevo zar.

No obstante, "Demetrius’' mo pudo permanecer en Moscú más de once meses; su política puso en su contra a boyardos y comcrciantes. Uno dc sus decretos prohibía a los propietarios que solicitasen la res> titución dc los campesinos y siervos a quienes habían liberado durante las hambres: “Quien no ha podido alimentar a este campesino durante los anos de hambre, no necesita preocuparse más de él” , dccía el de* ereto. Esas disposiciones, que naturalmente resultaban en detrimento de los grandes terratenientes del centro, respondían a Ios intereses del campesinado rebelde y de los pequenos nobles del Sur. Los combatien- tes se necesitaban como trabajadores en el Sur. Asimismo fué recibi* do con descontento visible entre los grandes senores, el que se pro« porcionasen a ios guerreros fucrtes sumas de dinero; eso no les agradó a los comcrciantes de la ciudad. La población de Moscú fué incitada por el Clero contra “Demetrius” , pues éste había confiscado también una parte de las propiedades monacales.

Los conspiradores lograron por fin tomar cl poder en Moscú. “De­metrius” fué asesinado, y el organizador de la conspiración, el boyardo Shuisky, elevado a la categoria de zar, el 17 de agosto de 1606. El gobiemo del nuevo zar no tardó en disponer, mediante un edicto, la restitución de todos los campesinos fugitivos a los amos respectivos.

LA INSURRECCIÓN La alianza de siervos, campesinos y cosacos, no DE BOLOTNIKOV vocó inmediatamente una int^isificación d^

movimiento campesino entre las clases bajas. Los siervos de boyardos y los campesinos se uniert^, atrayendo a ellos a los ciudadanos de Ucrania, mosqueteros y cosacos, que comenzaron a nombrar sus propios directores al frente de las cárceles en las ciu* dades, a desvastar Ias propiedades de sus boyardos y saquear todo lo que a éstos perteneaa. Así describe im cronista el nuevo movimien-

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Rj>

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to iniciado cn Ucrania, La fuerza medular dei movimiento eran los campesinos y los siervos de boyardos, y estaba dirigida contra los dominios de éstos, que destruían a su paso. Iván Bolotnikov se hizo jefe dei movimiento; siendo siervo huyó de su amo para trasladarse a las estcpas donde moraban los cosacos; captiirado por los turcos, trabajó en las galeras cn Turquia; huyó a Venecia; de allí pasó a Po­lonia y de ésta a Ucrania. Todos los descontentos del gobiemo de Shuisl^ y de los boyardos, se unieron en un principio en tomo de él, incluso cierto grupo de nobles, especialmente los pequenos terra­tenientes de la frontera meridional y las clases medias de la nobleza. Los hermanos Lyapunov trajeron de las márgenes dei Oca un con­siderable ejército. Se creó una situación que recuerda mucho la que prevaleció en Alemania durante la gran guerra campesina, motivo por el cual grupos de caballeros arminados (Sickingen, Goerz von Berlichingen y Hutten) apoyaron en diversas ocasiones la insurrec­ción. El ejército de Bolotnikov aumentó rápidamente su número, y logró no pocas victorias; aproximóse a Moscú y la sitió. Según todas las apariencias, el gobiemo de Shuisky estuvo a punto de ser derro­tado; fué salvado gracias a la disidencia entre los rebeldes.

DISIDENdA ENTBE La alianza de siervos, campesinos y cosacos, no LOS REBELDES podía scr muy duradera. Los nobles se asus-

taron ante las proporciones que cobraba la re­belión de campesinos y empezaron a unirse a Shuisky. El movimien­to campesino fué traicionado por los nobles de Ryazan, Gregorio Sumbulov, Procopio Lyapunov y otros de la misma region, junto con algunos boyardos jóvenes. Pronto se unieron los de la pequcÃa no­bleza a las capas superiores. A las dos semanas de haber traicionado a los rebeldes, el noble Pashkov se adhirió al zar Basilio con qui- nientos boyardos jóvenes, y Bolotnikov tuvo que retirarse derrotado de Moscú.

DERROTA Y CASTIGO Cuando los nobles hubieron abrazado la DE LOS CAMPESINOS causa dei enemigo, el movimiento de Bo­

lotnikov pasó a componerse de puros cam­pesinos y siervos. La lucha siguió con mayor ímpetu, implacable. A raiz de la victoria de Shuisky sobre Bolotnikov en la proximidad de Moscú, cl primero hizo muchos prisioneros (cerca de seis mil). “En Moscú todas las cárceles estaban henchidas”, escribe un autor de esa época. Los prisioneros no duraban mucho en la cárcel; todas las no- ches los sacaban como ganado que se lleva al matadero; los verdugos los mataban por montones, a garrotazo Umpio; los cadáveres eran arrojados bajo el hielo en cl Río de Moscú.

Los rebeldes opusieron una resistencia muy tenaz.Los restos dei ejército de Bolotnikov trataron de dctener su r»-

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tirada en Kaluga, pero viéndose apremiados por las fuerzas zaristas, salieron hacia Tuia, lugar donde resistieron al enemigo durante largo tiempo. El ejército zarista logró ocupar la ciudad, pero para ello le fué necesario construir una presa a traves del Río Upa e inundar a Tuia. Desterrado al Norte, Bolotnikov fué primeramente cegado y luego ahogado. En cuanto a los prisioncros, siervos y campesinos en su mayoría, en parte fueron ahogados y cn parte restituídos a sus propios amos u ofrecidos a otros.

EL ZAR DE TUSHINO La derrota de Bolotnikov no fué ni con mu­cho el final de la guerra civiL Los destaca­

mentos de cosacos que se habían retirado, volvieron a atacar a Moscú, apoyados por los polacos. El jefe era otro impostor que también proclamó ser “Demetrius” en persona que se había salvado. I jOS co­sacos y los polacos se acercaron asi a Moscú con sus fuerzas, acampan­do en la aldea de Tushino, a siete kilómetros de distancia. Dos anos permanecieron allí, de suerte que el país tenía ya dos zares: vmo en Tushino y el otro en Moscú. El de Tushino, apodado el “ladrón” por las huestes cnemigas en Moscú, fué apoyado por los campesinos, los cosacos y la masa pobre. Pronto se le unieron algunos aliados tem- porales, renegados de entre nobles y boyardos. La “mejor gente” de Moscú apoyó al gobiemo, es decir, los ricos. En las ciudadcs mer­cantües y opulentas se entabló una lucha implacable entre ricos y pobres. Ofrece un interés particular la de Pshkov, donde habiendo los pobres subido al poder en el otono de 1608, recluyeron a los ricos en las cárceles, confiscaron las propiedades de éstos y retuvieron el referido poder por varios anos.

Acosados por el movimiento de las masas populares, \os boyar> dos y los nobles recurrieron a la intervención extranjera como única solución posible. Tanto M(»cú como Tushino discutieron seriamente la intervehción. Shuisky se dirigió a Suecia en solicitud de ajruda, y rccibió doce mil hombres de dicho país. La invasión de los suecos cn Moscú provocó la intervención de otras potências que tomaron parte en la guerra. Los polacos sitiaron a Smolensk en 160d. Se ce­lebró un acuerdo entre los boyardos renegados y los nobles de Tushi­no, por una parte, y el gobiemo de boyardos de Moscú, por la otra. En 1610 Shuisky fué depuesto y el trono ruso cedido a un príndpe polaco. “Vale más servir al rey de Polonia que sufrir la derrota de sus propios siervos y convertirse en servidor u obrero de ellos” , es­cribía un noblc de aquella época, Abraham Palitsin, ex tesorero, ade­más, del monasterio dc Troitsk-Serguei. Los boyardM y los nobles invitaron abiertamente a los polacos para que viniesen a ocupar cl país. El temor a la clasc enemiga hizo que los terratenientes rusos olvidascn su antigua enemistad con el rey y los nobles de Polonia. Sin embargo, las fuerzas polacas no pudieron restablecer el orden.

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Incluso en Moscúf que se hallaba rodeada de tropas polacas, no les fué dable evitar una insurrección. Tampoco las tropas succas, que habían ocupado Novgorod, pudieron hacer gran cosa en ese senti­do. La guerra de clases terminó gracias a la organización dc fuer­zas internas de la contrarrevolución; merced a la unión de todas las clases propietarias en lucha contra cosacos y campesinos. Además de !a nobleza, desempefíaron un papel muy importante la Iglesia y los mercaderes de las grandes ciudades, tanto del Norte como de las regiones del Volga. La burguesia u r l^ a , que empezó a sufrir a causa de la falta de tráfico, azorada frente al movimiento ascen­dente de las clases menesterosas, tanto urbanas como rurales, des­contenta además por el saquco de polacos y cosacos, organizó una milícia contrarrevolucionaria para acabar con la insmrección popu­lar; sus destacamentos de Nishni-Novgorod, al mando del príncipe Poschrsky y el acaudalado comerciante Minin, ocuparon Moscú en1612. La victoria de la milicia fué reforzada por la defección de al­gunos elementos cosacos: los acomodados, candidatos a las posesio­nes rurales, se pusieron del lado de la contrarrevolución.

Con ayuda de los mercaderes ricos, los nobles establecieron al fin la paz y el orden; es decir, aplastaron las insurrecciones revolu­cionarias.

LA NUEVA DINASTIA Con el propósito de organizar un nuevo go­biemo, se convocó en Moscú a un “Semsky

Sobor” , que viene a equivaler a lo que en Francia se llamó ESTADOS GENERALES. Después de largas discusiones, esa asamblea eligió en 1613 al joven boyardo Miguel Romanov. Naturalmente que la cuestión quedó zanjada no tanto en virtud de los méritos personales del bobo de Miguel Romanov, que apenas contaba dieciseis aiíos de edad, sino por la actividad desplegada por su padre, gran terrate­niente boyardo e inmensamente rico, que había tomado los hábitos bajo el reinado de Boris y ocupado el puesto de Patriarca en Tushino, durante el reinado de Shuisky, siendo más tarde nombrádo embajador en Polonia. Era una de las figuras más perspicaces de entonces, un aliado de príncipes y nobles, no menos que de los acaudalados.

La nueva dinastia elegida para ocupar cl trono como resultado de la victoria de la contrarrevolución, se impuso la tarea de resta- blecer y consolidar la servidumbre que había sido interrumpida por la guerra civil.

LAS CLASES EN LA SOCIEDAD De suerte que la guerra ci-MOSCOVTTA DURANTE LA PRIMERA vil en el Estado de Moscú GUERRA DE CAMPESINOS durante los comienzos del

siglo XVII, o sea de 1605 a1613, fué en términos generales un movimiento de campesinos y sier-

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vos exclusivamente. Junto con las principales clases explotadas, las capas inferiores de la población url^na participaron en Ia lucha en alianza con los campesinos. Los cosacos desempenaron un impor­tante papel en la guerra campesina; ocuparon ima posición interme­dia entre los campesinos y los terratenientes; fué característico el hccho de que el gran ejército de cosacos que se hallaba bajo las ór> denes de Moscú se dividiera en dos al aproximarse la milicia de Mi­nin; una parte de ese ejército, formada por las capas superiores, se dejó sobomar con promesas de tierras; la otra parte se dirigió al Sur para continuar la lucha. Finalmente se notaron del lado de los cam­pesinos combatientes algunos grupos dc nobles venidos a menos. Pe­ro estos eran simpatizantes ocasionales: no luchaban contra la ser­vidumbre como tal, sino contra la política de los boyardos; pedian, no la libertad de Ios siervos y de los campesinos, sino el aumento de concesiones en materia de tierra y dinero. Por eso no tardaron en traicionar el movimiento y Uegar fácilmente a un convênio con los grupos dirigentes; se encontraron en el campo de la contrarrevolu­ción junto con Ias fuerzas que fueron su base fimdamental, es decir, con los duenos de latifúndios y los comerciantes.

H isto ria del F eudalism o 281

C U E S T I O N A B I O :

^Cuáles fueron las principales contradicciones de clase en el Estado moscovita a principios del siglo XVII?

^Qué fuerzas apoyaron a Demetrius el impostor?

^Quiénes apoyaron al gobiemo de Shuisky?

^Quiénes integraron el ejército de Bolotnikov?

iQué intereses de grupo defendió el gobiemo de Tushino?

^Por qué apoyaron las clases propietarias la alianza con Polonia?

^Qué clases descmpefíaron el papel más importante en la con­trarrevolución?

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CAPITULO xvn

CPECIMIENTO DE LAS CONTPADiCCIONES DE CLASE EN EL ESTADO DE MOSCU y LA LUCHA DE LOS CAMPESINOS EN EL

SIGLO XVII

XLVIII. - LA ALDEA EN EL SIGLO XVIIESCLAVITUD FINAL El aniquilamiento del movimiento campesino DEL CAMPESINADO en los comicnzos del siglo XVII, originó en

Rusia el establecimiento de un sistema de ser­vidumbre todavia más implacable. Los duenos de siervos al triunfar esta vez, no volvieron a conceder a los campesinos la libertad de abandonar a un amo para escogcr otro; todos los anos, de alU en adelante, fueron anos “prohibidos” . El campesino tenia que conve- nir por fuerza en permanecer indefinidamente con un mismo amo.

Huir, eso era lo único que le quedaba como libertad; pero si lo hacía se convertia en fugitivo; era perseguido y al ser hallado dentro de cierto tiempo, se le obligaba a regresar al servicio del amo. El plazo para los "contumaces” se fijó en cinco anos, en un principio; pero a los terratenientes les pareció desde luego muy corto, pues no siempre podia un senor encontrar al siervo fugitivo cn tan reducido tiempo. EI terrateniente poderoso se hallaba en mejor posición a ese respecto; podia tener agente especiales que le localizaran a sus campcsinos fugitivos. El opulento monasterio de Troitsk-Serguei lle­gó a establecer en este sentido un negocio que es en verdad modelo. Como los terratenientes de pocos recursos no podían conseguir la cap­tura rápida de sus fugitivos, y como los campesinos lo mismo se huían de unos como de los otros terratenientes, inventaron entonces que los terratenientes debían elevar ante el gobiemo toda \ma serie de peti-

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ciones para que prolongase el plazo y, por último, para que lo aboliese por completo. En 1649 lograron semejante acuerdo. En cl Código del “Sobor ’, expedido en 1649, se estipulaba que los campesinos eran cedidos sin fijar plazo para la captura de los fugitivos. Desde esa fecha puede darse por instituída la servidumbre perpetua. El campe­sino anexado así de modo incondicional a su amo en el siglo XVII, le prestó mayores ser\âcios que en el siglo XVI.

EL TRABAJO EN En muchos lugares los trabajos del campo cn el LOS DOMINIOS dominio eran aunmentados hasta consistir en tres

dtas seguidos de faenas a la semana. En otras pa­labras, la mitad dc su tiempo no la destinaba el siervo a labores que redundaran en beneficio propio, sino a labores del amo. En ocasiones el trabajo para el amo sc prolongaba hasta cuatro dias en la semana. En verano, o bien durante la estación de siembra, cosecha o cultivo, el amo solía detener al siervo hasta que terminaban las labores, sin fijar día ni hora.

Además dc las faenas dcl campo, los campcsinos desempenaban otros trabajcs para el amo: cavaban estanques, construían molinos, jardines y cercados; cortaban madera y hacían balsas. La “corvée” , o sea trabajo extra que cl campesino siervo debía efectuar gratuita­mente para el amo, era particularmente pesada. El siervo no sólo debía acarrear al castillo los productos destinados a Ia alimcntación general, sino asimismo ei heno, la lena y los materiales de construc- ción que constantemente se requerían. No conforme con imponerles esas faenas gratuitas en su propio dominio, muy a menudo el amo enviaba a los campesinos o siervos a ejecutar, en su residencia de Moscú, o bien en algunos baronatos de su dependencia, trabajos de albanüería, de carpintería, etc.

ORIGEN DE LAS La situación del siervo empeoró todavia más MANUFACTURAS apenas cl amo se lanzó a empresas industriales. DE E S T A D O Boris Morozov, boyardo eminente e íntimo ami­

go dei zar Alejandro Michailovitch, emprendió en sus dominios particulares la producción de potasa para exportar al extranjero; sus posesiones abarcaban trescientas aldeas distintas y comprendían en total a cosa de ocho mil campesinos. Pues bien, los campesinos tenían que trabajar casi gratuitamente para esc amo, en el Estado de Moscú. Estaban obligados a cortar y acarrear lena y madera; a quemarla para sacar cenizas; en una p£ilabra, a proporcio­nar dicho producto a todas las empresas de Nishni-Novgorod y del Volga, para la exportación.

Los trabajadores de esas empresas eran golpeados por la más baladí de las faltas o descuidos; a menudo se los enviaba al trabajo antes dc amanecer y terminaban ya muy entrada la noche. Los cam-

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pesinos de Morozov eran capaces de aceptar cualquier trabajo por humillanto que fuese, antes que ir a las fábricas de potasa.

Después de csto es fácil comprender que ocurriesen motines en­tre Ios trabajadores de Moscú, quienes presentaban a las autoridades y al zar mismo petieiones y más petieiones; todo era inútil. Se dió el caso de que a un campesino le mandasen arrancar la lengua y lo desterrosen a Siberia por haber compuesto un discurso en términos al parecer descorteses. A esto obedeeió que más tarde, cuando Eazin se lan2Ó a la revuelta, los ‘^rebeldes más intrépidos y más valerosos” fueran originários de las aldeas de Morozov.

EL IMPtJESTO Los gravámenes a que se hallaba sujeto el campesi- EN ESPECIE no en esos tiempos, no se limitaban a la “corvée” .

Muchos eran los lugares donde el campesino, ade> más, pagaba renta por lo regular cn especie: came, leche, productos derivados de ésta; lino, lana; zapatos rústicos; riendas, coUares para amescs; hongos, fruta, etc.

Una de las aldeas pertenecientes a la posesión del primer dueno de siervos en el pais —cl zar de Moscú— tenía que pagar: mil ocho- cientos treinta y tres puds (cargas) de came de puerco; cincuenta puds de tripas ya preparadas para la salchicha; trescientos cuarenta y cinco puds de manteca de cerdo; mil setecientos gansos; ochocien- tos patos; dos mil cuatrocientos cuarenta y cuatro polios y quinientos camerc» padres al aúo. Los campesinos de otra sddea del zar paga* ban la renta en telas, más cuatrocientas tablas de lima-árbol; cien trozas de lo mismo; doscientas trozas de encino; doscientas tablas de pino; cuatrocientas tablas de castaÃo, arce y peral; cuatrocientas tro­zas dc esos mismos árboies; quinientas cabritillas; seiscientos tubos de vaqueta (para calzado) y mil bateas.

LOS CAMPESINOS EN Los terratenientes seculares se quedaban TIERRAS MONACALES atrás respccto de los monasterios, si sc com­

para el modo de explotar que unos y otros empleabaiL A llí la “corvée” iba en aumento de una manera fantásti­ca. Para extender sus tierras arables, los monasterios no titubeaban en apoderarse de la que poseían los campesinos: praderas, selvas y pesqucrías, todo lo abarcaban.

Los monasterios hacían traer pan por medio de sus propios agen­tes, y se lo vcndían a sus campesinos a precios siunamente altos. £sos mismos monasterios se dedicaban a la usura; les daban a los campe­sinos dinero y cereales o semillas a rédito muy elevado, pues I le g a l^ a cobrar como interés hasta más del cincuenta por ciento. Había monasterios que se aduenaban del comercio dc comarcas enteras. En el centro dc Ias vastas regiones del Volga, una de las más importan­tes ferias dc la historia se hallaba junto a las murallas del monaste-

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2S6 A. G u k o v s k y y O. T bacíitenberg

rio de Makarievski. Los monjes hicieron de esta feria una magnííi* ca fuente de ingresos. Los mercaderes que iban a exponer allí les

, pagaban pcaje. Ampliaron esc negocio a toda la región y obtuvieron así pingues utilidades.:>r * CONFISCACION DE NUEVAS TIEHRAS Para aumentar sus ingre-

POR LOS DUEffOS DE SIERVOS sc», Ios duenos de siervosno sólo acrecentaban la ex-

^ plotación del campesinado de sus respectivas regiones, donde la ser-■jí • vidumbre era ya cosa establecida, sino que conhscaban nuevas tie-

rras en el Este, pero muy especialmente en el Sur. La tierra negra ofrecia allí mucho mayores ganancias que las que acostumbraban lo­grar en cl centro, cuyas tierras estaban agotadas por Ios senores rapaces.

En los casos en que esas tierras confiscadas no estaban pobladas, los dueíios de siervos que mayor influencia tem'an, solicitaban cam­pcsinos que fuesen a colonizarias, cuando no removían a los suyos por la fuerza, o bien los traían de regiones de menor influencia. De ese modo un conocido boyardo, de nombre I. Romanov, pobló sus nuevos dominios en las regiones de Lebedinsky y Yeletsky, habiendo antes expropiado a determinados nobles que poseían pequenos do­minios. Otras veces, para poblar esas comarcas en el Sur, traían cam­pesinos de las más remotas regiones del Norte, y asi sucesivamente.

Cuando las nuevas tierras sc haUaban habitadas ya por cam­pesinos, la cosa era más fácü; únicamente las confiscaban y esclavi- zaban a los campesinos. Así fucron despojados todos los campesinos de Mordava y de las márgenes del Sura, en el siglo X V II los monas-

r terios desplegaron una actividad especial en materia de colonizacióny de esclavización de siervos. De tal manera se acrecentó la pobla­ción de siervos, tendiendo con ello a conservar el régimen feudaL

CAMPESINOS Los campesinos se huían por temor a la explotación rUCmVOS Y despiadada que reinaba en los dominios; sc marcha- REBELIONES ban al Don, al Ural y otras tierras de cosacos. Muchos

campesinos sc rebelaban contra sus amos. Las insu- rrecciones campesinas se extendieron considerablemente de 1640 a 1660. En un decreto del zar, fechado en 1658, sc hace constar en al­guna parte: “Hemos sido informados que los siervos y los campesi­nos saquean a los nobles y a los “hombres de servicio” de todas las categorias; roban sus propiedades, queman sus casas y los matan junto con sus esposa.*? c hijos; arruinan a sus seõores; huyen y van a vi\ár como fugitivos”.

A pesar de los severísimos castigos, el movimiento de campcsi­nos no cesaba. Pero hay que decir que antes de 1660, esos movimicn-

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pesinos de Morozov eran capaces de aceptar cualquier trabajo por himüUante que fuese, antes que ir a las fábricas de potasa.

Después dc esto es fácil comprender que ocurriesen motines en­tre los trabajadores de Moscú, quienes presentaban a las autoridades y al zar mismo petieiones y más petieiones; todo era inútil. Se dió el caso de que a im campesino le mandasen arrancar la lengua y lo destcrrasen a Siberia por haber compuesto un discurso en términos al pareccr descorteses. A esto obedeeió que más tarde, cuando Razin se lanzó a la revuelta, los “ rebeldes más intrépidos y más valerosos” fueran originários de las aldeas de Morozov.

EL IMPUESTO Los gravámenes a que se hallaba sujeto el cam p^- EN ESPECIE no en esos tiempos, no se limitaban a la “corvée” ,

Muchos eran los lugares donde el campesino, ade­más, pagaba renta por lo regular cn especie: came, leche, productos derivados de ésta; lino, lana; zapatos rústicos; riendas, coUarcs para ameses; hongos, fruta, etc.

Una de las aldeas pertenecientes a la posesión del primer dueno de siervos en el país —el zar de Moscú— tenía que pagar: mil ocho- cientos treinta y tres puds (cargas) de came de puerco; cincuenta puds de tripas ya preparadas para la salchicha; trescientos cuarenta y cinco puds de manteca de cerdo; mil setecientos gansc^; ochocien- t<K patos; dos mil cuatrocientos cuarenta y cuatro poUos y quinientos cameros padres al aíío. Los campesinos de otra aldea dcl zar paga­ban la renta en telas, más cuatrocientas tablas de lima-árbol; cien trozas de lo mismo; doscientas trozas de encino; doscientas tablas de pino; cuatrocientas tablas de castano, arce y peral; cuatrocientas tro­zas dc esos mismos árboies; quinientas cabritillas; seiscientos tubos dc vaqueta (para calzado) y mil bateas.

LOS CAMPESINOS EN Los terratenientes seculares se quedaban TIERRAS MONACALES atrás respccto de los monasterios, si se com­

para cl modo de explotar que unos y otros empleaban. A llí la “corvée” iba en aumento de una manera fantásti­ca. Para extender sus tierras arables, los monasterios no titubeaban en apoderarse de la que poseían los campesinos: praderas, selvas y pesqucrías, todo Io abarcaban.

Los monasterios hacían traer pan por medio de sus propios agen­tes, y se Io vendian a sus campesinos a precios sumamente altos. Esos mismos monasterios se dedicaban a Ia usura; les daban a los campe­sinos dinero y cereales o semillas a rédito muy elevado, pues llegaban a cobrar como interés hasta más del cincuenta por ciento. Había monasterios que se adueôaban del comercio de comarcas enteras. En el centro de las vastas regiones del Volga, una de las más importan­tes ferias de la historia se hallaba junto a las murallas del monaste-

H istoria del F eüdausm o 285

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rio de Makarievski. Los monjes hicieron de esta feria una magnífi­ca fuente de ingresos. Los mercaderes que iban a exponer allí les pagaban peaje. Ampliaron ese negocio a toda la región y obtuvieron así pingües utilidades.

CONFISCACION DE NUEVAS TIERHAS Para aumentar sus ingre- POR LOS DUEn OS de SIERVOS sos, los duenos de siervos

no sólo acrecentaban la ex- plotación dei campesinado de sus respectivas regiones, donde la ser­vidumbre era ya cosa establecida, sino que confiscaban nuevas tie­rras en el Este, pero muy especialmente en el Sur. La tierra negra ofrecia allí mucho mayores ganancias que las que acostumbraban lo­grar en el centro, cuyas tierras estaban agotadas por los sefíores rapaces.

En los casos en que esas tierras confiscadas no estaban pobladas, los duenos de siervos que mayor influencia tenian, solicitaban cam­pesinos que fuesen a colonizarias, cuando no removian a los suyos por la fuerza, o bien los traian de regiones de menor influencia. De ese modo un conocido boyardo, de nombre L Romanov, pobló sus nuevos dominios en las regiones de Lebedinsky y Yeletsky, habiendo antes expropiado a determinados nobles que poscían pequenos do­minios. Otras veces, para poblar esas comarcas en el Sur, traian cam« pcsinos dc las más remotas regiones dcl Norte, y así sucesivamente.

Cuando 1^ nuevas tierras se hallaban habitadas ya por cam­pesinos, la cosa era más fácil; únicamente las confiscaban y esclavi- zaban a los campesinos. Así fueron despojados todos los campesinos de Mordava y de las márgenes dei Sura, en el siglo X V II los monas­terios desplegaron una actividad especial en materia de colonización y de csclavización de siervos. De manera se acrecentó la pobla­ción de siervos, tendiendo con ello a conservar el régimen feudal.

CAMPESINOS Los campesinos se huían por temor a la explotación FUGITIVOS Y despiadada que reinaba en los dominios; se marcha- REBEUONES ban al Don, al Ural y otras tierras de cosacos. Muchos

campesinos se rebelaban contra sus amos. Las insu- rrecciones campesinas sc cxtendieron considerablemente de 1640 a 1660. En im decreto dei tôt, fechado en 165fi, se hace constar en al­guna parte: “Hemos sido informados que los siervos y los campesi­nos saqucan a los nobles y a los “hombres de servicio” de todas las categorias; roban sus propiedades, queman sus casas y los matan junto con sus esposas e hijos; arruinan a sus senores; huyen y van a vivir como fugitivos".

A pesar dc los severísimos cajrtigos, el movimiento de campesi­nos no cesaba. Pero hay que decir que antes de 1660, esos movimien-

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tos tenían un carácter meramente local. En ese ano estalló una nueva guerra de campesinos.

C Ü E S T I O N A R I O :

íQué grupo de terratenientes era el que de un modo particular insistia en la abolición de determinado plazo para el regreso de los siervos fugitivos? ^Por quê?

lA qué grado cambiaron en el siglo X V II la “corvée” y las rentas?

^Por qué aumentaron los gravámenes que los campesinos debían pagar?

Compárense los impuestos del siglo X V II con la situación en que se hallaban los campesinos en los siglos X III y XTV.

í A qué nuevas tierras fué extendida la servidumbre?

Demuéstrese que la economia de los feudatarios, aún la de los ricos, era en su mayor parte ima economia natural.

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XLDC-LÀS CIUDADES y LAS INSURRECCIONES URBANAS EN EL SIGLO XVII

LA SERVIDUMBRE COMO OBSTÁCULO La intensificación de la ex- DEL DESARROLLO ECONOMICO plotación del siervo llegó

a ser un obstáculo para el desenvolvimiento de la economia campesina. Las masas campesinas estaban obligadas a dar al senor todos los productos que les sobraban, y muy a menudo hasta la parte que les era más precisa para subsis­tir. Si el campesino empobrecido llevaba sus productos al mercado, lo hacía no tanto porque tuviera algún excedente, sino porque nece­sitaba dinero para pagar las rentas y los impuestos al Estado. Se da­ba el caso del campesino hambriento que iba a vender el lardo y los cereales. Por otra parte, las masas campesinas se veían imposibilita­das para comprar en el mercado, del cual lo único que consumían eran la sal y ciertos artefactos de hierro. La economia seguia siendo natural

La pobreza dc los campcsinos expoliados por el dueno de siervos, restringia la industria artesana, supuesto que no existia un mercado importante para los productos de ésta dentro del país.

Acerca de los campesinos rusos, un observador extranjero escri­bía a fines del siglo X V II lo siguiente: "Privándose de todo vcnden el total de s\is productos a las poblaciones vecinas y se conforman con pan negro. Se visten con telas sumamente corrientes y hacen calzado de corteza de árbol a fin de no tener que recurrir al zapa- tero”. Esta afirmación puede ser ampliamente aplicada a todos los campesinos del siglo X^^I.

DIFERENCIACION Si la masa del campesinado habia quedado DEL CAMPESINADO empobrecida y cn una situación do semiham-

bricnta, algunos de sus miembros habían po­dido, en cambio, mejorar sus condiciones explotando a los otros. Es­ta diíerenciación de los campesinos en clases puede observarse du­rante el siglo XVII, aun en las regiones puramente agrícolas. De tal manera, en los dominios de la región central existían entre los cam­pesinos algunos jefes de familia, de los cuales cada imo tenía “cuatro caballos, siete potrillos, cinco vacas, tres temeras, treinta ovejas y diez cerdos, mientras que las familias circundantes poseían a duras penas un puerco flaco y cuatro o cinco gallinas”.

Esa diíerenciación era todavia más notable en las regiones mer­cantiles. A llí la fuente de enriquecimiento para el campesino acomo­dado no era principalmente la agricultura, pues los campesinos ricos

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iH isto r ia del F e ü d a u s m o 289

contaban con molinos, embarcaciones y cantinas, y se dedicaban en particular al tráfico de productos agrícolas. El Código de 1649 con- tienc un párrafo cspecial prohibiendo a los campesinos pobres que abrieran tiondas o l^ ega s en las ciudades.

A l crecer, la incipiente burguesia de aldea se ve obstaculizada por la existencia del siervo; se advierte que el campesinado de las rgiones en que no había propiedades de nobles, verbigracia el Norte de Rusia, se hallaba en mejores condiciones. A eso se debe que entre los campesinos llamados “libres” del siglo XVII, podían encontrarse muchos mercaderes cn gran escala que traíicaban en regiones apar­tadas, incluso en Siberia.

DESARROLLO DEL En las aldeas la producción de mercancías pa- ARTESANADO ra el mercado interno, así como para cl externo, DE LA ALDEA ocupaba un lugar muy importante cn el siglo

XVII; la mayor parte de esa producción estaba en manos de artesanos rurales, al mismo ti^npo que los productos agrícolas. En la feria de Makarievsky se vendian cl lino de Liscovo, alfarería, sombreros y botas de fieltro de las que se hacian en el Volga; guantes y abrigos de zalea de los que se íabricaban en Mu* rashkino. En muchas aldeas de las comarcas centrales se desarrollo así el artesanado. Varias de ellas se convirtieron en centros indus­triales que producían mercancías para mercado distantes. En la aldea de Pavlovo, dentro del distrito de lo que fué Nishni-Novgorod (hoy C^rki), existían sesenta y cuatro talleres en el siglo XVII. Las fa­milias que no sc dedicaban a la agricultura ascendían a más de la mitad en Pavlovo: constituían un cincuenta y seis por ciento.

Durante cl siglo XVII, las regiones más importantes de Ia indus­tria de artes manuales se hallaban ya establecidas y continuaron te­mendo poco más 0 menos la misma importancia hasta el siglo XX. Las tcjerías en el distrito de Shuisky; el calzado en Kirmy; la cerra> jería y cuchillería como comercio en Pavlovo; los trabajos en made­ra de la región de Vladimir; la fabricación de iconos por artistas del Suzdal, y otras ramas dc la industria artesana, adquirieron una ma­yor importancia dentro de la economia de Moscú.

EL ARTESANADO El artesanado se desenvolvió con mayor lenti- EN LAS CIUDADES tud cn las ciudades. En la mayoría de los

centros urbanos los artesanos locales trabaja­ban para un mercado limitado; a menudo no hacían sino surtir pe­didos. Es interesantc notar que entre los trabajadores de Ia ciudad, Ia mayoría se ocupaba en la preparación de productos alimentícios: pan, bebida hecha de trigo (kvas), carne, etc., etc.

En las tiendas de la ciudad había por lo general productos de la aldea, pcro casi nunca de origen urbano. Fueron pocas Ias ciudades

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que durante el siglo X V II desarroUaran el trabajo al grado de poder enviar sus productos a mercados distantes. Los herreros de Tula; los curtidores de Costromsky y de Yaroslavsky; los paileros de Cazán, sí podían expedir sus productos a lugares lejanos. Comenzó a apare­cer la industria en gran escala cuando en 1632 se construyó en Tula la fábrica de un extranjero, Vinius, “para formar pedacería dc hierro y fundir minerales de este metal, para hacer ametralladoras, proyec­tiles y calderas; para forjar planchas de hierro y varillas” . En 1651 el boyardo Morozov, a quien ya conocemos, escribía: “un maestro en minería acaba de Uegar del extranjero; forja el hierro de un molino de agua, y ahora está instalando en mis talleres de Pavlovsk una fun- dición” .

En Ismailovo, aldca perteneciente al zar, se levantó una fábrica de vidrios. En otros lugares se construyeron fábricas de papel, fuera de algunas de telas y de terciopelo. Las salinas del lejano ^pten- trión o de las ladcras de los Montes Urales, así como los arenales, eran en esa época grandes empresas.

Sin embargo, casi todas esas empresas trabajaban para el Estado, o bien para el zar; no para cl mercado. Las fábricas de porcelana de Ismailovo, por ejemplo, producían exclusivamente para la corte del zar, y la mayoría de los operários eran siervos todavia,

DESARROLLO El desenvolvimiento industrial dió lugar a la es- DEL COMERCIO pecialización cn diferentes regiones del Estado EN EL SIGLO XVII de Moscá La división geográfica del trabajo

entre las diferentes regiones, que en el siglo X V II había aparecido ya, se acrecentó. En esa época ya se transpor- taban grandes cantidades de mercancías de unos distritos a otros, en algunos casos a miles de kilómetros. Como resultado del desarrollo logrado en el comercio, se estabíeció el capital mercantil. Los peque­nos comerciantes penetraban en la aldea: compraban artículos a los artesanos, quienes a su vez pasaban a depender del traficante. Pcro el mismo comerciante en pequeno empezó también a depender del mercader en grande.

El comcrcio al por mayor pasa a manos de los ricos o, como se les llamaba entonces, “huéspedes” . El zar mismo desempenaba un importante papel en el tráfico, lo mismo que sus más íntimos mag­nates. El zar era no sólo el primcr propietario de sier\ os, sino igual­mente el primer comerciante del país. Los “hucspedes” más opulen­tos eran sus agentes. Ellos rcgenteaban a la vez el tráfico exterior y su expansión.

Durante el siglo X V II el comercio se dcsarroUa particularmente con dos de los países más avançados de Europa Occidental: Inglate­rra y Holanda. El tráfico se hacía, casi de una manera exclusiva, con productos campesinos. Husia cxportaba pieles curtidas, cn un tiem-

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H istorlv DEL F eudalism o 291

po cereales; pieles finas, lino y fibras; madera, cáfiamo, alquitrán; mástiles y potasa. En cambio de sus productos agrícolas recibía pa­nos, telas, artículos coloniales o ultramarino:^ y otros de lujo, destina­dos exclusivamente para las clases acomodadas.

El comercio de muchas de esas mercancías constituía un mono> poIio, cl cual pertenecía al zar y a sus “huéspedcs” ; el tráfico de la seda de Persia, por ejemplo. Según decía un escritor extranjero, el zar daba seda persa, por medio de sus agentes, a cambio de panos, cobre, pieles y oro. Con el fin de obtener mayores ganancias de esas operaciones, se prohibía, por orden dei zar, que los comerciantes tra- ficaran con Persia en esa clase de mercancías. Con idêntico propó­sito se monopoUzó el comercio de cereales y cl dei caviar. El tráfico monopolista se convirtió en una de las fuentcs más importantes de enriquecimiento para los “huéspedes”, muchos de los cuales consi- guieron acumular enormes fortunas, a veces hasta un millón de ru­blos en dinero de cntonces. El “huésped” Gurvey labró con el ne­gocio dc pescaderías una fortuna tan grande, que “pudo construir un pucblo de piedra” en cl Ural, que le costó más dc doscientos mil rublos de plata; por espacio de veintisiete anos estuvo pagando a la tcsorería dei Estado quinicntos mil rublos de impuestos anuales.

LA IMPORTANCIA DEL El capital mercantil apareció como expio- CAPITAL COMERCIAL tador directo dc las masas de población»

especialmente en las fronteras dei Este y dei Norte, donde no se había desarrollado Ia propiedad dc los nobles; se dedicó a desplumar al campesinado “libre” cn el Norte de la Husia Europea, al mismo tiempo que a los criadores de ganado y a los ca- zadores dei Volga y de Siberia.

EI capital comercial no se limitaba al robo de las colonias, pues también adquirió gran importancia en cl centro; explotaba a los campesinos cuando traian al mercado sus productos agrícolas o ar­tesanos, y dominaba a los artesanos de la ciudad cuando éstos traian sus productos destinados al mercado exterior.

Habiendo adquirido una importancia primordial cn Ia economia dcl país, el capital mercantil en el K«stado de Moscú, durante el siglo XVII, no creó cn realidad un nuevo modo dc producción; se limitó a explotar a los pequenos productoros. EI capital comercial pudo vivir a sus anchas cn un Estado de siervos y dueíios de siervos; ora un aliado fiel de estos últimos, terratenientes que reinaban mer­ced a la cxplotación de los trabajadores, no menos que a la conserva- ción dcl régimen feudal y la servidumbre.

De suerte que al lado dei antiguo explotador, o sea el senor feudal, apareció el nuevo explotador, es decir, cl comercianíe mo~ nopoVisia.

Moscú era la ciudad mayor de todo el Estado; cn ella estabaV -

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concentrada aproximadamente la tercera parte de todo el volumen comercial del país. Los “huéspedes” dc Moscú rctenían cn sus manos c i comercio dc las principales mercancías. En rclación con el des­arrollo del comercio y la industria del artesanado, Moscú llegó a ser una gran ciudad; el centro de ella estaba ocupado por el Kremlin, rodeado éste de altas murallas y de torres. fortificaciones dcl Kremlin fueron construídas por artífices extranjeros, principalmen­te italianos; cn el interior se hallap los palacios, templos y ediíicios gubemamentales, todos dc piedra.

La ciudad de madera se extendía en círculos concêntricos al­rededor del Kremlin.

Los barrios dc artesanos (herreros, alfareros, plateros) estaban más allá de las grandes plazas ornadas de jardines y praderas dila* tâdas. Una considerable parte de la ciudad estaba ocupada por los d ^ in io s de los boyardos con sus amplias dependencias.

En el centro de Moscú, la vida de la población era activa. El núcleo principal de los negocios se hallaba en la Plaza Roja, situada precisamente bajo las murallas del Kremlin. A llí se veían hilcras de tiendas, cada una destinada a determinado artículo. El comercio en la Plaza Roja se hacía en establecimientos pequenos, o bien por medio de buhoneros, vendedores ambulantes. Un escritor extranjero de la época decía que de una tienda de Amstcrdam se podían sacar ciento o más de Moscú. En ocasioncs, en la misma tienda sc hallaban instalados dos mercadercs distintos. Pero Ia mayoria de estos co> znerciantes que se hallaban establecidos en ticnditas, carpas, chozas o simples biicas, eran agentes de los grandes mercaderes; es decir, dependían de 1<» “huéspedes” cuando no de los monasterios, que eran los que mandaban a los barrios de Ia ciudad las mercancías ma> nufacturadas en los dominios respectivos, para su venta. Incluso el zar tenía sus depósitos en lo que se llamaba “Gostinny Dvor” , o sea puerta de los “huéspcdes” .

SE AGRAVAN LAS El capital de ios grandes comerciantes ex- CONTRADICCIONES DE plotaba de una manera implacable a pe- CLASE EN LA CIUDAD quenos productorcs y a pequenos vende­

dores. Merced a su posición de monopolis­tas, eran los “huéspedes” los que fijaban los precios a mercancías de exportación; se apoderaban de los principales abastecimientos de las ciudades industriales, y una vez la producción en sus manos, se dedicaban a especular; así elevaban cuando querían, por ejemplo, los precios de los cereales. Teniendo el derecho de vender primero que los demás, los “huéspedes” obtenían a precios muy bajos todas las mercancías que necesitaban, y explotaban a los comerciantes en pe­queno. Por eso eran odiados en pueblos y ciudades. Un escritor bien Informado escribía a ese propósito: “ES DE TEMERSE QUE SI

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ESTALLA UNA INSURRECCIÓN, EL POPULACHO COMO PRI­MERA PROVIDENCIA LES ROMPA L A CABEZIA A LOS HUES- PEDES” .

IMPUESTOS Y PEAJES Pcro el tráfico monopolista no era el único DE LAS AUTORIDADES medio dc expoliar a la población urbana.

Una de las razones más importantes d^ empobrecimiento dc las masas, era el inusitado peso de los impues­tos tanto directos como indirectos. Las contribuciones eran distri­buídas por las clases altas de )a ciudad y pesaban con todo rigor sobre los hombros de Ios de abajo. La falta de cumplimiento en el pago de Ios impuestos, se castigaban con una tunda cruel de golpes o de varazos, hasta que el contribuyente moroso pagara o sucumbiese.

La población se hallaba además en la ruina debido a las innú- meras tabeméis. Para aumentar sus ganancias, él gobiemo vendia el 'vodka” , y las gentes se embriagaban cn las cantinas dd zar. Existia un decreto de éste por el cual se ordenaba que no se arro­jara dc Ias tabernas a los borrachos. El cobro de las contribuciones se encomendaba, vendido por supuesto, a ricos comerciantes, quienes obtenian de ese negocio utilidades colosalcs. Además de los impues­tos propiamente dichos, existia el robo descarado de las autoridades mismas: “Somos arruinados por vuestros gobemadores, senor” , se quejaban los mercaderes ante cl zar. Hay que advertir que im go- l^mador, cuando era enviado a regir alguna provincia, necesitaba ir “provisto” . Lo que esta palabra significa se explica cn el ejemplo que sigue, sacado del libro de cuentas dc un aldeano:

.. .“Fui a ver al gohemador; le llevé v,n pen y una torta de c seis copec«; ochenta y dos copecs de solamillo, más un lechoncito de a ruhlo; un corderito de a treinta y nueve copecs; tres rublos en me­tálico. .. Para su sobrino le llevé un rublo; al otro sóbrinot treinta copecs. A la dama del boyardo, un rublo; al escudero, sesenta y tres copecs; al criado, sesenta y tres copecs; al empleado, un pan y una torta, más dos rublos cincuenta en efectivo; a la mujer de éste, cua­renta y ocho copecs, y a sus sobrinifo.^, un rublo.,."

Sigue la enumeración de los criados a quienes tuvo que dar algo en dinero. Toda csta jauría ávida tenía la vista clavada en las ma­nos de Ios que a cllos acudían.

En las instituciones gubemamentales dcl zar, nada podia lograrse sin el cohecho o el soborno. £ls cierto que el gobiemo amenazaba con fuertes castigos a los funcionários o empleados que permitieran tal pcrversión; pero la prohibición no pasaba del “prikaz” , o sea la ins­titución 0 decreto en sí, mientras que todo el mundo recibía propinas a trasmano, unas veces por conducto del hermano, la esposa o la hija, otras valiéndose dc los criados.

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INSUHRECCIONES La población citadina explotada por los mono- URBANAS DEL polistas, perseguida y robada por las autorida- S I G L O X V I I des, con frecuencia se lanzaba a la insurrección.

En cl ano de 1648 se registraron ciento sesenta y cinco motines en toda una serie de poblaciones, entre las que se contaron Moscú, Koslov, Voronctz, Kursk, XJstjTig el Grande, Pskov, Solvichegodsk, Novgorod, Tomsk, etc. En general, estos movimien­tos fueron ocasionados por la imposición de una contribución sobre la sal, que ascendia a cuatro veces cl importe de la de antes. La in­surrección era contra los boyardos, los funcionários del zar y los grandes comerciantes. El movimiento de Moscú tuvo una importan­cia particular; allí los rebeldes mataron a varios de los funcionários más odiados. El pueblo de Moscú queria saldar cuentas con el re­gente, el boyardo Morozov, que gobernaba el país a nombre dei joven zar Alejandro. El zar tuvo grandes dificultades para salvarlo, en- viándolo fuera de Moscú, a un monasterio lejano.

En 1650, las clases rebeldes de Moscú tomaron el poder y gober- naron la ciudad por espacio de varios meses. El gobiemo de Pskov, que se compoma de pequeüo-burgueses urbanos, confiscó las exis­tencias de cereales pertenecientes a los nobles, y durante tres meses consecutivos, la población de Pskov se defcndió contra las fuerzas enviadas de Moscú.

Más seria todavia fué la insurrección ocurrida en Moscú por los anos de 1670, en estrecha relación con Ia prolongada guerra con Po­lonia a causa dcl territorio de Ucrania. A fin de obtener dinero para esta guerra, el gobiemo decidió aumentar los impuestos agregando nuevos; por último, empezó a acunar monedas de cobre en vez de làs de plata; estas monedas eran acunadas en tan grandes cantida­des que su precio comenzó a bajar: por una moneda de a rublo de plata se pagaban quince rublos de cobre. El gobiemo recibía dc la población plata y Ic pagaba con cobre. Todas las mercancías subie- xon de precio. Las clases bajas eran Ias que más sufrían a causa de esto. Por otro lado, este p ro c ^ enriquecia a todos los que se de­dicaban a los negocios. El padre político dei zar, varios boyaitios acau­dalados y los “huéspedes'’ enviaban a Ia cosa de moneda sus objetos de cobre, como candelcros, calderas y sartcncs, y obtenían dinero contante y sonante.

Durante el verano de 1662, estalló cn Moscú una insurrección; circularon en muchos lugares proclamas en que se llamaba al pueblo para que sc Icvantase contra los grandes boyardos y contra los “hués- pedes” . Una multitud de ciudadanos fué a ver al zar, que vivia en una población cercana a Moscú; cn un principio, el monarca, teme­roso, prometió que tomaria en consideración Ias demandas de ellos, en vista de lo cual se retiraron a Moscú; pero cuando iban dc regreso, encontraron a una segunda multitud que se dirigia a Kolomcnskoi,

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rcsidencia del zar. Vohãendo todos a la morada real, los rebeldes hablaron con el zar, adoptando en esta ocasión, según testigos ocula­res, un lenguaje airado y descortês, acompaÃado de amenazas. Según esos mismos testigos cl zar al saber que los “ íusüeros” lo apoyarían, dió la orden de que *'a todos aquellos hombres se les pasara a cuchillo y los golpcaran, capturando a los que quedasen vivos” . La multitud fué dispersada. Siete mil hombres quedaron allí entre muertos y prisioneros. Ese mismo dia fueron colgados cien hombres, y muchos más fueron ahogados durante la noche en el Río de Moscú. El resto fué desterrado a diferentes regiones.

Las numerosas insurrccciones urbanas dcl siglo XVII, prueban a qué grado se agravaban las contradicciones de clase en las ciudades. Pero los plebeyos cn rebelión no podían establecer contacto con otras ciudades; tampoco cran apoyados por los campesinos.

Por eso los dueüos de siervos y los grandes comerciantes podían sofocar sin gran dificultad esas insurrecciones.

Las guerras de campcsinos eran mucho más peligrosas para ese Estado fadado a base de servidumbre.

C Ü E S T I O N A R I O :

iCómo se manifestaba el carácter natural de ia economia de Mos­cú en el siglo XVH?

iCómo se desarroUó el comercio extranjero en cl siglo XVII?

iPor qué la industria artesana se desenvolvió tan lentamente?

íPor qué sc desarrolla el comercio interior en Rusia durante elsiglo XVII?

^En manos de quiénes se hallaba el comercio al por mayor en Moscú?

^Por qué se hacían más agudas las contradicciones de clase en las ciudades?

^Cuáles fucron las causas de la rebelión en 1648? ^Contra quién fué dirigida?

iQué grupos de la población participaron en la insurrección del afk> de 1662?

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L - LA GUERRA DE CAMPESINOS EN UCRANIALA SUERTE DE UCRANIA. Del siglo X m al siglo X IV quedó DEL SIGLO XIV AL SIGLO XV establecido el orden feudal en Ucra­

nia y las regiones dei Noroeste. A l principio, las tierras ucranianas se hallaban en manos de los prínci­pes rusos y dc sus vasailos, príncipes y boyardos.

Durante el siglo XTV, las tierras de Ucrania cayeron parte bajo el dominio de Polonia y parte en el de Ldtuania. Más tarde ambos países se unieron en un Estado feudal mayor, bien que inestable. Desde esa época el territorio de Ucrania pasó a pertenecer al Estado polaco-lituano.

EL DESARROLLO DE LA El orden social, tal como se hallaba SERVIDUMBRE EN UCRANIA establecido en el Estado polaco-lituâ-

no, era muy similar al establecido en el Estado de Moscú, El Estado polaco-lituano era una monarqtua feudal unida, en la cual la nobleza vivia de explotar a los campesi­nos y donde, a partir dei siglo XVI, comenzó a dcsenvolverse también el comercio con productcs agrícolas. A l Oeste se mandaban grandes partidas de bueyes, especialmente a Alemania; el grano era enviado a los puertos dcl Báltico, y de alli reexpedido a países más distantes, como Inglaterra, Holanda, Espana. No tardó en notarse cierta de­manda de madera, la cual era enviada flotando por los ríos, o bien se quemaba para hacer potasa y remitiria al extranjero.

Del mismo modo que en el Estado de Moscú, el desarrollo dei co­mercio tanto interno como externo, dió lugar en Polonia y Lituana a cierto crecimioito de los dominios seAoriailcs y a im acrecentamien- to relativo de confiscaciones de tierras a los campesinos que las po­seian, en favor de los senores feudales. Las faenas gratuitas, por el estilo de la “corvée” , aumentaron allí con mayor rapidez que el Es­tado de Moscú. En el siglo XV, esas faenas eran desempenadas casi a diario por los campesinos. La dependencia de los campesinos res­pecto de su senor, era mucho más estrecha que en Mcscú cn pleno siglo XVI. El campesino era atraído hacia los dominios dei senor feudal, y éste pasaba a ser amo absoluto de la vida y dc la propiedad dei siervo.

COLONEACION DE LA Los campesinos huían de las excesivas UCRANIA DEL SUDESTE cargas y la autoridad de los senores; se

iban a las regiones dei Sudeste. En el si­glo XV I comenzaron a colonizarse así las estepas dei Dnieper. Al

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principio aparecieron las comunidades dc cosacos que se dedicaban a la ca/,a y a la pcsca.

Una comunidad de cosaco$ era al mwmo tiempo un ejército. Es­to es fácil averiguarlo por el ejemplo que nos presenta el centro mayor de las poblaciones del Dnieper; el !Saporoshye. El corazón del Zaporoshye era un enorme ^*ArteV\ especie de escuadrilla que trabajaban en las n^rgenes del Dnieper inferior. En una de las is­las construyeron un campo militar rodeado de muralla hecha con árboles caidos. La fortificadón fué dotada con artilleria que les qt*i- taron a los tártaros y o los turcos. L o.í cosacos vivían en cabanas de arbustos cubiertas con cueros de cabalio; se dedicaban a diversas ocupaciones; aXgunos casi exclusivamente a obtener el botín militar r^ecesario; otros a conseguir alimentos, ya fuera pescando o cazando.

Más tarde empezaron a penetrar en dichas regiones los labrado- res que cultivaban la tierra u hortalizas y colmenares. A lo largo de la ruta frecuentada por los tártar<», surgieron nuevos poblados y los antiguos cobraron nueva vida.

Sin embargo, una vez colonizadas aquellas comarcas por cam­pesinos, legaron los senores que habían alcanzado del rey concesiones 0 cncomiendas en forma de cnormes posesiones. A ambos lados del Dnieper aparecieron los latifúndios de los príncipes Vishnevetsky, Pototsky y otros. Los feudos se extendieron en áreas donde pastaban libremente las manadas, y los duenos libres de granjas, colmenares o pescadcrías, quedaron en poder de los amos. Se inició al punto una renida pugna de clases entre senores y labríegos. Los cosacos parti- ctparon intensamente cn esa lucha.

LOS COSACOS Los cosacos de Ucrania constituian, en los comien* DE UCRANIA mienzos del siglo XVII, una fuerza militar muy im­

portante. Las guerras permanentes con los tárta­ros y con los turcos dieron lugar a la organización de los cosacos en un ejército bien disciplinado. Las relaciones entre los cosacos y el gobierno de Polonia se complicaban. Las fuerzas de cosacos eran re­queridas con suma frecuencia para combatir a los gobiemos de Crimea y de Moscú. Por otra parte, el gobiemo de nobles de Polonia temia reforzar la potencialidad de los casacos; mientras por un lado les concedia toda suerte de favores, por otro recurría a precauciones especiales para restringir el crecimiento de las fuerzas cosacas. Una buena parte de ellos quedó contenida en registros y considerada co­mo al servicio inmediato del gobiemo polaco. Los cosacos acomoda­dos que figuraban en esos registros, formaban la capa superior (los “antiguos” ) y servia para tener a las demás capas, sobre todo a los campesinos pobres y medios, en constante sumisión; a su vez se fue-

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ron convirtiendo poco a poco en senores. Pero estos nuevos senores consideraban a los senores polacos como rivaies en la explotación dcl campesinado en general, Hay que decir que los sefiores feudales polacos no explotaban solamente a las masas campesinas; también solían tomar por la fuerza tierras arables, praderas y molinos, a los cosacos enriquecidos.

Este despojo, anadido a las restricciones excesivas del gobiemo contra los cosacos, originó entre éstos frecuentes rebeliones. Sobre todo sc suscitaron esas insurrecciones en el siglo XVI, en cuanto el gobiemo hubo construído una fortaleza a orillas del Dnieper, acerca de Zaporoshye, y comenzó a reforzar las guamiciones polacas en Ucrania. Este proceso de dominación duró ocho aüos, y durante el mismo, o sca de 1630 a 1638, ocurrieron cinco rebeliones. Los cosa­cos fueron finalmente derrotados y sus líderes cruelmente ejecuta­dos. El ejército cosaco quedó reducido a seis mil hombres. Quedó abohda la elccción de jefes cosacos, siendo éstos substituídos por polacos. Una parte de los cosacos estaban dispucstos a entrar cn arreglos con el gobiemo, en tanto que los más irreconciliables se concentraron alrededor de Zaporoshye, donde se inició de nuevo la insurrección.

LA REBELIÓN EI cabecilla dc este movimiento fué Bogdan DE EHMELNITSEY Khmelnitsky, un acaudalado dueno de tierras y

paladín de tropas cosacas. Habiendo recibido ofensa de un magnate polaco que mandó confiscar sus dominios, Bog­dan huyó a Zporoshye; en 1648 celebro un tratado con el príncipe de Crimea y emprendió en seguida una insurrección, pidiendo que se restaurasen las libertades de los c<^cos. A l fin, apoyado por todas las poblaciones cosacas, Knmelnitsk>' derrotó dos veces a los ejércitos polacos.

Las victorias de Khmelnitsky culminaron en una insurrección de masas campesinas. Los sier\'os se sublevaron en todo el territo­rio de Ucrania; saquearon los dominios de los senores, dando muerte a muchos “panes”, (así se dice “seííores” en polaco). Todo el Zapo- roííhye, más la región entera de Kiev, quedó en unas cuantas sema­nas en manos dc las tropas campesinas.

Entre los paladines campesinos se distinguió por entonces Má­ximo Krivonos, implacable enemigo de los senores feudales polacos. Destacamentos enteros formados por campesinos, se unieron al ejér­cito de Khmelnitsky, cuyas fuerzas no tardaron así en clevarse a más de cion mil hombres.

El movimiento encontró igualmente eco entre la población de Ucrania. Sin embargo, el incremento rápido de la insurrección cam­pcsina y particularmente su carácter netamente antifeudal, empezó a levantar sospechas entre los cosacos ricos o privilegiados. Las mi­

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ras de estos cosacos, que eran considerados como “fimdadores”, dife- rían mucho de las que Ias masas tenían. Mientras los campesinos an- helaban liberarse dc todos los amos, los “privilegiados” querían tan sólo explotar a los campesinos ucraxiianos, en lugar de los nobles polacos.

Por consiguiente, Khmelnitsky, adalid de los cosacos “privile­giados” , se apresuró a celebrar un pacto con Polonia, en vez de con­tinuar la lucha en contra de la misma. Tras reciente victoria, con- cluyó con la nobleza polaca en 1649 un nuevo tratado, el de Zborovsky, conforme al cual el ejército cosaco seria aumentado a cuarenta nül hombres. Los cosacos que se hallaban incluídos en los registros, no se sometieron ni a los senores ni a los funcionários...

El paladin cosaco adquirió un poderio muy considerable en Ucra- nia. Pero el tratado de Zborovsky no tomó en consideración a las masas campesinas. Los campesinos hubieron, pues, de regresar co­mo siervos a servir con sus respectivos amos. Luego el tratado de Zborovsky no era más que un convênio celebrado en favor de una clase dada, a expensas de las masas campesinas; esto salta a la vista. Los nobles polacos tomaron a recibir sus feudos, mientras que Khmel­nitsky y los suyos prometían todo su apoyo a los amos que regresa- sen. Las tropas de Khmelnitsky ayudaron incluso a sofocar el mo­vimiento dc los siervos.

Habiendo así traicionado a la causa, los cosacos “privilegiados” asesinaron y golpearon a los campesinos que seguian peleando. Uno de los paladines de estos campesinos logró considerables victorias; su nombre era Nechai.

Pero el tratado de Zborovsky no duró mucho en vigor. Se veia que Polonia había convenido en firmarlo bajo la presión de la de­rrota, pero con muy pocos deseos de respetarlo.

CONVÊNIO DE LOS COSACOS Una nueva guerra se inició en "PRIVILEGIADOS'' CON MOSCU 1651. Khmelnitsky, una vez más

enemigo de Polonia, fué empuja- do a celebrar una alianza con cl campesinado. Pero este acercamien­to tampoco subsistió mucho tiempo. En cl curso de una importante batalla, la de Beretcchko, los cc«acos dc la casta “privilegiada” , con Khmilnitsky, huyeron dejando el campo de la derrota, y las tropas contrarias procedieron a asesinar a los campesinos por miliares. Un nuevo tratado entre Khmelnitsky y la nobleza polaca, anuló Ias con- ccsiones que el de Zborovsky había otorgado, por lo cual osta vez ni los “privilegiados” quedaron satisfechos. Entonces una parte dc es­tos, que habían resistido hasta cl último momento y que al propio tiempo estaban alarmados frente al movimiento de masas» decidieron buscar ayuda entre las potências extranjeras; Crimea, Moldavia, Moscú. En 1654, los “privilegiados” , junto con Khmelnitsky, pacta-

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ron con Moscú- Los términos de la transacción eran los siguicntes: el ejército de los cosacos seria aumentado a sesenta mil; Ucrania se­ria gobemada por “helmen" (jefes) y se convcrtiría en Estado semi- independicnte como senorío de Moscú.

Mas con todo, Ucrania no pudo conservar esa independencia a medias, pues no tardaron en aparecer por alli los gobemadores y las tropas moscovitas.

La nobleza polaca se negaba a ceder el territorio de Ucrania a Moscú. Los cosacos "privilegiados” se dividieron cn dos gmpos: uno accedió en seguir bajo la férula de la nobleza polaca, y el otro se declaró en favor de Moscú. Una larga guerra entre esta última y Ucrania, terminó con la anexión de la mitad del territorio ucraniano a Moscú; la otra mitad quedó en posesión de los polacos.

Los cosacas “privilegiados” fueron poco a poco formando la clase dirigente en Ucrania, tomando tierras y subyugando a la masa cam­pesina. Por otra parte, los terratenientes duenos de siervos acudie* ron a ese país, pues el gobiemo de Moscú les concedió grandes cx- tensiones allí.

De suerte que el campesinado ‘ucraniano, tras de haber Âu/ri<fo una derrota en la guerra caDípcsino, en vez de continuar dependien>- do de la nobleza polaca, fué cayendo gradualmente en la esclavitud de los terratenientes rusos y de los cosacos '*privüegiados^\

C Ü E S T I O N A R I O :

^Qué fué lo que causó el desarrollo de la servidumbre en Polo­nia y Lituania?

^Cuáles fueron las causas de las insurrecciones cosacas cn los siglos XVI y XVII?

^Por qué la rebelión de Khmelnitsky adquirió tan enormes pro­porciones?

íQué orden social fué establccido en Ucrania después del con­vênio que la sometió a la autoridad de Moscú?

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LI.-LA GUERRA DE CAMPESINOS EN EL VOLGA O LOS LEVANTAMIENTOS DE STEPAN RAZIN (1670-71)

CAUSAS DE ESTA Lãs contradicciones de clase del EstadoGUEBRA DE CAMPESINOS de Moscú llegaron a su máximun en el

más vasto de los movimientos revolu­cionários acaecidos en la segunda mitad del siglo XVII: la insurrec­ción de Stepan Hazin.

Esta rebelión se extendió mayormente hacia la cu«ica baja y media del Volga, regiones que en pleno siglo X V II se hallabsm bajo el saqueo y el latrocínio de los esclavizadores moscovitas. El despojo manifiesto que de los campesinos de esas comarcas hacian los seno­res feudales y los funcionários rusos, fué la causa principalisima de esa rebelión. Los finlandeses y los tártaros, que eran los que más pre- dominaban en la población» se hallaban en condiciones de vcrdadera colonia, en la esclavitud. Los colonizadores rusos arrcbataron la tierra a los chuvashi y a los de Mordava; los obligaron a descmpe- nar trabajos muy pesados, tales como construcciones y defensas de los pueblos; los sometieron a gravosos impuestos y los anexaron a las fál^cas de potasa quc tenian cstablecidas en sus dominios.

Otra de las razones principales de la insurrección, fué la opre- sión ejercida por el capital mercantil en los poblados del Volga. El Rio Volga era para Moscú la ruta más importante hacia el Oriente, sobre todo hacia Persia. El capital com^cial explotaba alli tanto a los habitantes del burgo como a los campesinos que se dedicaban al comercio. A causa de esto, las ciudades la rebelión encontró apoyo entre las clases menesterosas de la población.

Otra de las cosas que estimularon la guerra de los campesinos en el Volga, fué la revuelta de las clases bajas en la región del Don, poblada por cosacos. El jefe de la insurrección, Stepan Razin, era también cosaco del Don.

COSACOS RICOS Y COSACOS Los cosacos del Don, como los que P O B R E S EN EL D O N habitaban a orillas del Dnieper, se

ocupaban durante el siglo XVII, generalmente, en la pesca, la caza y la agricultura; a veces se dedi­caban a hacer incursiones contra los tártaros o los turcos, embarcán- dose en ligeros bajelcs hacia el Mar Negro; dc allá rcgresaban con ricos botines, en los cuales inclufan esclavos que vendian después a Moscú. Las autoridades moscovitas apoyaban a los cosacos del Don en estas luchas contra tártaros y turcos. Adcmás, las capas superio­res de ia población cosaca procuraban vivir en paz con Moscú, de

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quien dependían económicamente todas las comarcas del Don. Sin el plomo, ia pólvora, pero sobre todo sin los cereales de Moscú, la existencia resultaba allí muy diíícil.

Pero no todos los cosacos eran amigos de Moscú. Durante d si­glo X V II había división entre ellos: existían dos capas, la do los “potentados'’ y la de los pobres. Los primeros poseían redes y aperos, praderas y ganado, al paso que los segundos tem'an que trabajar para esa casta. Los cosacos pobres solían participar en las incursiones; pero para tales pillajes era preciso tener armas y depósitos. Todo esto era proporcionado por los potentados. Pero éstos, al regresar de la incursión, se quedaban con una parte muy considerable del botín.

Por los anos de 1660 en adelante, sc acrecentó de una manera extraordinaríu el número dc pobres. Los fugitivos arribaban al Don en bandadas, cspecialmcnte a los poblados de la parte superior, ya en los confines dcl Don; eran siervos o habitantes de ciudades que sc hallaban bajo la opresión de la servidumbre, bajo la excesiva carga de los impuestos, y que huían de los gobemadores y de los senores feudalcs, no menos que de sus látigos. Muchos de los campesinos ucranianos que habían sido derrotados por los ejércitos polacos, fue­ron a dar allá también. Con esta afluência de fugitivos llegó un mo­mento en que el número de necesitados excedia al de acomodados. Esos pobres no deseaban vivir en paz con Moscú, viendo lo cual ésta, decidió atacar desde luego a his regiones superiores del Don. Los heraldos de la influencia moscovita eran los monasterios. Los pobres temían que al confiscar las tierras del Don, los restituyeran a sus antiguos amos feudales. Eligieron, pues, sus propios jefes, en contra* posición siempre con los nombrados por los cosacos acuudalados.

El gran dirigente de los pobres fué el cosaco Stepan Razín, quien no tardó en empezar a reunirlos para emprendcr una campaíia. Los cosacos pudientes no se opusieron a Ios preparativos de dicha cam- paüa, pues estaban anhelando quitarse de encima a tantos pobres como abundaban cn la región y que podían en un momento dado rebelarse en contra de ellos.

LA PRIMERA CAMPAn A De ordinário los pobres del Don empren- DE STEPAN HAZIN dían sus campanas hacia el Sur; pero des­

de el ano de 1650, esta ruta, conocida de los cosacos, se hallaba cerrada. Una fortaleza de primer orden, cons­truída por los turcos —Azov— cortaba el camino hacia el mar; las embarcaciones de los cosacos no podían. pues. pasar. Razín cscogió, en consecuencia, otra ruta, cs dccir, hacia el Este. Existe razón para creer que ya cntonccs tenía la íntcnción de entablar campana contra Moscú, aimque siempre pensó que esa campana no podría ser lan- zada directamente.

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*}'. En un principio condujo sus tropas a una abierta incursion enla región dei Volga, ruta comercial de mayor importancia por aque­llos tiempos. Empezó atacando a tin gran número de barcos mercan­tes pertenecientes al zar, al Patriarca, o sea quien encahezaba la iglesia rusa, y a varios comrcrciantes ricos de los que llamaban “hués- pedes". Los cosacos se apoderaron de las mercancías y dieron muerte a los empleados que las conducían; Ia tripulación de los barcos, in- cluyendo las guardias de tiradores que los acompanaban, fratemiza- ron incorporándose en las filas de Stepan Razin. Después de derrotar a los destacamentos enviados en contra de él desde Astraján, Razín descendió con rumbo al mar, y de alli se dirigió al Río Yaik.

A l ano siguiente —1668— lo. partidarios de Razín continuaron sus ifMntrsioncs. En e.*(ta ocasión llegaron hasta las /ro«teras de Per­sia, de donde regresaron trayendo rico botín. Las autoridades de Astraján no quiíicron entablar qu^ella con el jefe de los cosacos, pues no estaban muy seguras de su gente, sin contar con que también ellas codiciaban los tesoros tomados por Razin y sus hombres. Los que participaron en la incursion comenzaron a traficar activamente, dado que tanto los comerciantes locales como los que venían de pa­so, se hallaban deseosos de comprar a los cosacos objetos persas a precios relativamente bajos. Para las actividades subsecuentes de Razín, la campana de Persia era de considerable importancia. Las victorias del jefe propagaban por doquiera su influencia entre los cosacos, y los enormes tesoros que con frecuencia confiscaba, le ser­vían de preparación para campanas todavia más serias.

EL ATAQUE Muchísimas gentes llegaban a Kahalnik, lugar donde A M O S C U Razín había sentado sus reales, todas decididas a se­

guir al glorioso “atamán” üefe). En cuanto a los cosacos adinerados, no se atrevían a salir contra los paladines de los cosacos menesterosos. Aprovechando esto, Razín comcnzó a prcpa- rarse para cmprender ima lucha decisiva contra los esclavistas de Moscú. Los partidarios de Razín dieron muerte al agente quc Moscú había enviado al Don, y la asamblea dc cosacos rcsolvió también atacar a los boyardos.

La segunda campana de Razín empezó en la primavera de 1670. Para la campafia sobre Moscú, sin embargo, no cscogieron el cami­no más corto quc conduce al Norte, sino que dieron la vuelta por el Volga y el Río Oca. Como las comatxjas les eran familiares, espcraban conquistar allí el apoyo de Ias poblaciones, que se hallaban por to­das purtcs listas a rebelarse contra los amos al primer llamamicnto. A la cabeza de muchos miles dc hombres, Razín sc acercó a la ciudad de Tsaritsin (hoj' Stalingrado). Los habitantes al verto venir, le abricron las pucrtas. Sólo el gobernador, ai frente do un pequeno destacamento, intentó oponer resistencia; pero no tardaron los co-

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sacos en derrotarlo. De Tsaritsin, Razín pasó a Astraján. En el ca- mino se encontró con dos destacamentos dc liradorcs; al primero lo dorrotó con facilidad, mientras que el segundo, habiendo mandado fusllar a los oficiales, se unió a las tropas de Razín.

Otro tanto ocurrió en Astraján, Jamás hubiera podido apoderar* se de esta ciudad, bicn fortificada por cierto, de no haber sido por los numerosos simpatizantes con que alli contaba. Cuando las tro­pas de Razín emprendieron el asalto a la plaza, en lugar de agua caliente o hirviendo, de las murallas les arrojaban agua tibia, de tal modo que, lo mismo que en Tsaritsin, la única resistencia la opuso el gobemador y iinos cuantos nobles acompanados de ciertos co­merciantes extranjeros. Las autoridades residentes fueron pasadas por las armas, y los fondos de la tesorería y demás propiedades, di­vididos entre los cosacos y Ias gentes pobres. La población se distri- buyó entre las filas de cosacos, según era costumbre, por miles, cien* tos o veintenas, eligiendo a la vez sus respectivos atamanes o capi­tanes. Para la dirección de la ciudad quedó nombrado uno de los ayudantes inmediatos a Razín, que se Uamaba Basilio Us.

LA INSURRECCIÓN Después de asegurar la retaguardia con la cap- EN EL V O L G A tura de Astraján, Razín efectuó un movimien*

to ascendente por el Volga, durante el mes de julio. La región ocupada por él acababa de ser conquistada por los rusos. Antes del siglo XV II existían aUí muchos campesinos Ubres, es decir, fugitivos rusos y de otras nacionalidades. Sin embargo, en el siglo X V II esos ex-colonos habían sido ya despojados i>or los no­bles duenos de grandes dominios. Se habían construído fortalezas, monasterios, había sido distribuída entre la nobleza. Desde prin­cipios del siglo XVII, la explotación de los siervos era cosa estableci- da en las regiones del Volga, con no menos rigor que en los alrede­dores de Moscú. Un sinnúmero de revueltas ocurrieron por aquellos rumbos antes de que Uegcise a eUos Razín; dc allí que el movimiento fuese acogido con entusiasmo por el campesinado. Por medio dc car­tas alusivas, los emiados de Razín comenzaron desde un principio a sublevar a los campesinos contra los boyardos y los gobemadores. Por eUo muchas de tales revueltas ocurrieron antes de que Razín arribase a esos lugares. Los campesinos incendiaban los dominios y daban muerte a Ios senores feudales. Cierto observador extranjero escribía; “Los caminos se veían Uenos de siervos y campesinos que iban a unirse con Razín, y la exterminación de Ios nobles era el ob­jetivo del momento; todos los siervos, todos los campesinos asesina- ban a sus amos para Uevarle la cabeza al famoso “atamán” , quien después dc alabarles la proeza, los alentaba a proscguir la Uberación de la tierra de manos de “tamaúos monstruos” , que era como Ra^fn Uamaba a los nobles. No pocos duenos dc dominios saUeron huycr-

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do; cn los caminos era frecuente encontrar gentes con caras de no­ble, vestidas dc campesinas para salvar cl pcUcjo”.

Las diferentes naciones subyugadas dei Volga, tomaron asimis­mo activa participación cn la insurrección dc Razín, sobrc lodo los tártaros, los dc Mordava y de Chuvash. En algunos casos la insurrec­ción rccibió el franco apoyo de la pequena nobleza no rusa, o sea entre los tártaros, murzas, etc., recién convertidos; pero sobre todo cundió entre las poblaciones pobr<» o menesterosas; los artí^nos y los comerciantes cn pequeno; los cargadores y los simples hombres de cuerda que arrastraban las embarcaciones, venían en multitudes. Incluso se le unían “tiradores” que se rebelaban contra sus opresores comerciantes, usureros o gobemadores.

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LOS TRIUNFOS Saratov y Samara sc rindieron a Razín, sin comba- DE RAZIN tir. En los primeros dias de septiembre había lle­

gado a Simbirsk, después de ocupar en el espacio de mes y medio la zona comprendida entre este lugar y Astraján, o sea toda la re^ón inferior del Volga. En Simbirsk acaeció lo mis­mo que en Tsaritsin y en Astraján; los habitantes ayudaron a los cosacos a capturar la ciudad y a ejecutar a los partidarios del go­biemo. Con todo, el gobemador se hizo fuerte en la ciudadela dei lugar, donde quedó debidamente sitiado por las tropas de Razín.

Mientras el grueso de ]as trop^ sitiaban a Simbirsk, destacamen­tos aislados de campesinos se dirigian a distancia por el Oeste y el Norte. Los poblados dc los distritos de Penza fueron capturados uno tras otro. ^ el Oeste la rebelión se extendió a Tombovsky y a la cucnca del Rio Oca. Por el Norte, en la región de Nishni-Novgorod se concentro un importante destacamento dc campcsinos en dos cen­tros comerciales, Lyskovo y Murashkino. La participación de los obreros de las fábricas de potasa en estas campanas, fué muy consi­derable. Los rebeldes atacaron el monasterio en Makaryevsky, sien­do al principio rechazados. Pero cl segundo destacamento dc rebel­des lo captiu^ó, entrando a saco, pues era el principal centro de co­mercio y de explotación en toda la región.

Destacamentos enteros del ejército rebelde atravesaron el Vol­ga y llegaron a la región de los marii; en embarcaciones subieron al Norte por los tributários del Volga, el Vetluga y el ünza, capturando pueblos, destruyendo dominios de nobles y boyardos. Algunos agita­dores de las fuerzas de Razín pcnetraron hasta los confines septen- trionales: Vyatka, Usoyc y al Ustynk, dc modo que llegado el otoôo de 1670, los rebeldes tenían en su poder una parte muy considerable del país. El gobiemo zarista comenzó a abrigar serios temores por la región de Moscú,

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DERHOTA DE El trunfo dc la rebelión obligó a los esclavistas a LOS REBELDES reunir todas sus fuerzas; mediante edicto déí zar,

a sus regimientos fueron llamados tod<» hom* bres que se hallaban en servicio, advirtiéndoles que el que no se pre> sentasc seria sentenciado d muerte, ccmfiscándosele además sus bie> nes. Durante ocho dias, desde cl treinta dc septiembre, el zar Alexis estuvo pasando revista a los regimientos de nobles —sesenta mil hombres en total— reunidos bajo la bandera de Moscú. También se mandaron contra Razín los regimientos de formación extranjera, o sea lo mejor del ejército ruso instruído por extranjeros de Europa Ocddent2il.

Las tropas con que Razín hubo de enfrentarse, tenían en esta ocasión muy poco dc común con los destacamentos de “tiradores” , que fácilmente se pasaban del lado dc Razín. No, las tropas enviadas para socorrer a Simbirsk, al mando dcl príncipe Bariatinsky, consta- ban cn su mayor parte de terratenieates que considcraban a los re­beldes como sus peores enemigos de clase. Bariatinsl^ se abrió paso hasta Simbirsk y tuvo un encuentro en octubre con las fuerzas de Razín.

EI ejército del zar estaba m u ch o mejor equipado e instruído que la s tropas de Razín, que poseían pocos rifles y canoncs. La mayoria de los rebeldes portaban garrotes, azadas y zapapicos, cuando no hoces o simples horquetas. En el encuentro con las tropas de Baria* tinsky, Razín fué derrotado, y poco después salió de Simbirsk, heri- do, con rumbo ai Don, en companía de sus cosacos. A lli trató, aunque en vano, de continuar la lucha atrayendo nuevas fuerzas. En la pri­mavera de 1671, los cosacos “acomodados” tomaron Kahalnik y cap- turaron allí a Razín, a quien sc le aheiTO jó y condujo a Moscú, donde tras una cruel tortura fué ejccutado. Un cronista extranjero relata que en derrcdor d ^ sitio de la e jc c u d ó n había tres hileras dc solda­dos de confíanza y sólo se permitia la entrada a personas dc origen extranjero. Además, había tropas que guardaban todos los cruceros de la ciudad. Esas precauciones se tomaron para evitar tumultos; el zar temia que sc hubiesen organizado motines, dado que muchos de los partidarios dc Razín vivían aún. La muerte de Razín fué de lo más cruel que pueda concebirse.

LA lUSTICIA Pasada la derrota en Simbirsk, los campesinos si- Z A H I ST A guieron peleando; tanto los de Mordavia como los

tártaros mismos, sc hicieron fuertes. Pero las tropas del gobiemo acabaron por vencer a los diferentes destacamentos aislados, debido cn mucho a la falta de organización y unidad de estos. Astraján fué la última plaza que cedió, a fines de 1671.

Se desató una serie de expedicionc.s punitivas en toda la región del Volga. Los castigos eran terribles: se quemalni a los campesinos; se les colgaba; se les azotaba con látigo.^; se lea mutilaban manos y

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dedo. .’ se les cortaba la lengua. Aldea.<i enteras desaparecían bajo aquella ola de barbarie. El centro de enas operaciones era el pueblo d Arsamasy donde residia el verdugo mayor del zar, el príncipe Yury Dolgoruky. "Catwaba horror ver el poblado de Atííamas — ice un testigo extranjero—; su5 alrededores parecían el infiemo mismo. En todas partes se veían horcas y en cada una de ellas coigaban hasta cuarenta y cincuenta cuerpos de rebeldes. Por doquiera había cabe- zoH cortadas, humeantes de sangre. Tendidos en ramas o camas he chas de pálos, pactan los rebeldes moribundos; algunos de eUos per- manecían allí presas de horrendos dolores, hasta tres o cuatro dias seguidos. Así terminó el segundo intento serio de la masa campesina para liberarse del yugo de la servidumbre'*.

RASGOS DISTINTIVOS DE La causa fundamental de la Insurrec- LA REBELIÓN DE RAZIN ción dirigida por Stepan Kazin, comoCOMO GUERRA CAMPESINA la de la primera guerra de campesi­

nos rusos (dc 1605 a 1613), fué la lucha de Ios siervos y los campesinos que se hallaban a punto de serio, cn contra de la servidumbre; lucha por medio de la cual tra> taban de organizarso como productores libres en tierras libres. Los campesinos dc las naciones sometidas participaron activamente en la rebelión do Ka^in, la cual fué un movimiento superior a todos los motines ocurridos en la lucha del campesinado. La dirección perte­necía no sólo a los cosacos en general, sino más concretamente a los cosacos pobres, es decir, campesinos fugitivos o pescadores sin hogar, soldados o esclavos prisioneros de los cosacos ricc^. Junto con las clascs menesterosas de la población, con los trabajadores industriales o agrícolas, formaron el núcleo revolucionário del movimiento que logró extendcrse de una manera considerable.

A pesar de su carácter un tanto de bandoleros, Ios dirigentes de tal movimiento se habian trazado un plan, habian elaborado una táctica. Habiendo asestado un golpe duro cn la debida dlrccción, las tropas de Razin demostraron una enorme energia para levantar a las amplias masas de la población. Se ponía gran empeno en la agi> tación tanto orai como escrita, que íué lo que se llamó “cartas tenta­doras” . Razin se valia de campcsinos para estos trabajos; a veces de curas pobres fugados de alguna parroquia; de habitantes que se de> dicaban a la propaganda disírazados de mercaderes o de sacerdotes. Entre esos agitadores había no pocas mujercs. Una de ellas, Alena, campesina dudosa, que “ llevaba consigo ima carta a ciertos ladrones”, fué detenida y quemada a fuego lento, tras de sometcrla a otras torturas.

La plana mayor de los rebeldes desplegó una habilidad cxtra- ordinaria y mucha iniciativa en el mando de la.<* tropas. Los arma­mentos, especialmente la artillería, eran objeto de muchos cuidados. Como no sc disponía dc suficientes armas de fucgo con qué dotar a

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todo el ejército rebelde, sc proccdió desde luego a proporcionarle las llamadas “armas frías” . En Simbirsk, dice un informe de los go­bemadores, Razin movilizó para fabricar espadas y picas a toda suerte de gentes, las cuales trabajaban dia y noche, sin descanso. Con el fin de detener cl ataque de las tropas dcl gobiemo, se construian barricadas en las aldeas, cchando mano de troncos de árbol, carros» etc.; se enviaban avanzadas que cxplorasen los terrenos aledanos y anunciaran con tiempo la Ucgada de las tropas enemigas. e.

1.

■ACAUSAS DE LA DERROTA DE STEPAN RAZIN EN 1670*71

La derrota de la insxirrección enca- bezada por Razin se explica, princi­palmente, por el hecho notorio de

que en Husia, durante el siglo XVn, no existia aún una clase capaz dc conducir la lucha campesitia; no había proletariado.

El cosaco pobre no podía organizar bien el movimiento dc las masas en cl campo. Cada aldea peleaba valerosamente contra su propio explotador; pero fuera de ese radio local, la lucha no prospe- raba. Por eso el gobiemo podia derrotar fácilmcnte a los rebeldes» pues para ello le bastaba con dividirlos. En ese sentido no hay que negar importancia a la supremacia técnica que el cjército de la no­bleza tem'a respecto de las fuerzas campesinas pobres.

Además, hay que tomar en cuenta que los capitanes de Razin cometieron algunos errores ftmdamentales; èl principal consistió en la obstinación de querer por fucrza permanecer cerca de Simbirsk, en vez de lanzar el ataque contra Moscú.

Finalmente, el triunfo dei movimiento se debilito en las regio­nes nacionales a causa de la política dc clase, no suficientemente consecuentc, que seguíase en cuanto a los terratenientes locales. A l luchar implacablcmentc contra los esclavistas de Moscú, los partici­pantes en la rebelión de Razin se hallaban prestos a celebrar arreglos con los explotadores de sus propias localidades. Sólo el crccimicnto espontâneo dei movimiento contra la servidumbre entre pucblos no rusos, pudo obligar a Razin a lanzar cerca de Simbirsk el lema si- ííuiente: “A LOS MURZAS Y A LOS TARTAROS RICOS QUE POSEEN CAMPESINOS O SIERVOS, H AY QUE MATARLOS’*.

C U E S T I O N A R I O ;

iCuál fué la razón principcil de la guerra campesina de 1670-1671? ^ iPor qué aumentó la corriente de fugitivos al Don, allá por los

anos de sesenta dei siglo XVII?

tl-.r

iQué grupos de la población participaron en la insurrección deStepan Razin?

iCuál fué la mira de Razin y qué clase dc ordcn social cstable-, cieron las tropas dc éstc en los poblados que ocupaban? ^ '

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CAPITULO XVIII

FORMAClON DEL IMPÉRIO RUSO V LAS GUERRAS CAMPESINAS EN EL SIGLO XVIll

LII.-EL IMPÉRIO RUSO EN LOS COMIENZOS DEL SIGLO XVIII

GUERHAS Y Las devastaciones ocasionadas por la guerra campe- ANEXIONES sina a lo largo de las ríberas del Volga, dejaron el

camino abierto para los seüores de Moscú hacia el Sur y hacia el Este, particndo dcl Mar N e^o y sus estepas a la margen izquierda del Volga y el Ural de Occidente, El gobiemo de Moscú se anexó las regiones habitadas por los cosac<« del Don, más las tierras de calmuicos y basquiros.

Esas confiscaciones se extendieron por el Este, hasta Siberia. Durante la Edad Media los saqueadores rusos llegaron hasta el Amur, que está en los confines de China. El territorio expropiado así por el gobiemo de Moscú, llegó a duplicarse en el espacio de cien anos. El cuadro que sigue da una idea de ese crecimiento:

TERRITORIO RUSO EN LOS SIGLOS XV I Y XV II

Anos Millas cuadrad(»1590 .............................................. 130.1321682 .............................................. 268.0761726 282.4541796 .............................................. 352.472

La acrcccncia del territorio se debió principalmente a las apro- piacioncs llevadas a cabo en el Este. Los senores feudales mosco\â-

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tas catnmaron con menos suerte en la parte occidental, a pesar de que en esa dirección desplegaron mayores esfuerzos.

Durante el siglo XVI, comenzaron a luchar por una salida al Mar Negro y al Mar Báltico. Los senores rusos, igualmente que los comerciantes, tenian neccsidad de dichc« mares a fin de abrirse ca­mino hacia la Europa Occidental, pues para esto el Mar Blanco rcsul- taba poco o nada conveniente. Esa lucha duró todo el siglo X V II y fué Uevada primeramente hucia cl Sur, donde polacos y turcos rcsis- tieron; lucgo hacia el Noroeste, donde Suecia opuso todavia mayor resistencia. La guerra con Polonia y Suecia no fué cosa fácil, pues ambos paises en los comienzos del siglo XVII, se hallaban mejor equipados y económicamente eran más fuertes que el reino de Moscú, Rusia sufrió una derrota en esa ocasión. En los principios del siglo, hallándose Rusia en plena gucrra civil, tanto los senores polacos como los suecos trataron de ampliar sus posesiones a expensas de la débil Moscú. Los polacos se apoderaron de Smolenk, y por algún tiempo ejercieron dominio sobre Moscú. Los suecos hicicron retro­ceder del Golfo dc Finlandia a los rusos.

A mediados de ese mismo siglo Moscú atacó a Polonia, quc a la sazón se hallaba debilitada por la guerra de campesinos. Tras una prolongada lucha, Polonia fué conquistada por Moscú.

LA GBAN GUERRA A partir de entonces el oponente más peligroso DEL N O R T E para Moscú fué Suecia, pais que en aquella

época era el mayor productor de minerales de hierro y armamentos. Suecia reinaba, durante el siglo XVII, sobre Noruega y Finlandia; después de rechazar el Golfo de Finlandia a los rusos, ejerció predominio en la región que ho>' se conocc con el nombre de Estonia y Letonia, hasta Riga, dominando igualmente cn las playas del Mar Báltico. Esos fueron los tiempos de la Gran Guerra de Treinta Anos.

Los demás contendientes por las playas del Báltico, es decir, Moscú, Polonia y Dinamarca, at<anorizados ante la potencialidad de Suecia, unieron sus fuerzas y Ic hicicron la guerra.

Esa guerra comenzó con fuertes derrotas para los rusos; en 1700 un ejército sueco bien organizado destruyó cerca de Narva a las torpes tropas de Moscú; lo único que salvó a éstas de una derrota completa, fué que los succos, creyendo que todo habia terminado en el frente oriental, lanzaron el grueso de sus fuerzas contra Polonia. Durante la trcgua las fuerzas de Moscú lograron reorganizarse, y a fines de ese siglo pudieron formar regimicntos sobre modelos extranjeros. La mayor parte del ejército ruso estaba bien equipado y sometido a una disciplina, como los de sus vecinos. Del mismo modo se organizo la marina.

Extremando todas las fuer/as del pais, al grado de imponer una

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opresión terrible a los pobiadores, el gobiemo logró derrotar a los suecos después de veinte anos de lucha; sobre todo es digna de mención la victoria de Poltava. En 1721 fué concertada la paz, y Rusia recibió de Succia las playas del Mar Báltico y los golfos, dcsde Víborg hasta Riga. Las conquistas de la guerra del Norte tuvieron una gran influencia cn la historia ulterior del Imperio Ruso, como se llamaba al Estado moscovita. Sus dos enemigas, Polonia y Suecia, perdieron su poderio; la primera a fines del siglo XVIII, debilitada a causa de contradicciones dc clase, se convirtió en fácil presa de sa­queadores mucho más afortunados, quedando entonccs dividida entre Rusia, Prusia y Austria; Suecia, a su vez, se fué transformando poco a poco en una potência de segimdo orden.

LA LUCHA POH Durante el siglo XVH y la primera parte del EL MAB CASPIO XVIII, Rusia luchó por conquistar las regiones del

Mar Negro; su expediciones a Crimea y al Azof, a fines dcl siglo XVH, y contra Prut en los albores del XVÜI, ter­minaron en victorias a pesar de las enorme» pérdidas que costaron. Fué mucho despucs, ya en el último tercio del siglo XVIII, cuando Rusia tomó la<? regioncs septentrionalcs del Mar Negro.

Simultáneamente combatia en el Mar Caspio. Durante la se­gunda mitad del siglo XVI, Rusia imperó hasta Terec, es decir, hasta el pie del Cáucaso; celebró convênios con los duenos de feudos en Cabarda. Entonces se establecieron comunicaciones con Georgia, na- ción que, amenazada por Turquia y Persia, veia a Moscú como un posible aliado. Por su parie, Moscú contaba con la amistad de Georgia para establecer una base sólida en el Cáucaso, donde Moscú tardó todo el siglo X V II para arreglar todos sus asuntos, pcro refre- nándose en lo tocante a confiscaciones, actuando más bien pacifica­mente como intermediário en el tráfico de Persia con Europa. En císa época el comercio de sedas persas era de mucha importancia.

En el siglo XV III Rusia cambió su poHtica y comcnzó a incidir en confiscaciones. Apenas terminada Ia guerra del Norte, o sea en 1722, emprendió otra guerra contra Persia. Las fuerzas rusas ocu­paron Derbent, Bakú y Ias playas meridionales del Mar Caspio. Per­sia se vió obligada a ceder esas regiones, mas no por mucho tiempo, pues diez anos más tarde Rusia las había perdido. Estas guerras, vcmtajosas para los scfiore» rusos y el fomento de capitalcs en favor dc los grandes mercadcres, iníluyeron notablemente en el incremento dc la autocracia.

LA AUTOCRACIA RUSA La autocracia moscovita empezó a formar> EN EL SIGLO XVH se, como manifcstábamos arriba, cn el si­

glo XVI. Los nobles necesitaban un poder centralizado y fuerte para suprimir el movimiento de las masas opri-

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midas y confiscar nuevas tierras. En el siglo X V II la autocracia rusa se reforzó, organizando un gran aparato con qué gobemar al país. El ejército permanente; la oficialidad, especie de burocracia; la ha­cienda pública y la Iglesia, pasaron a ser los principales soportcs de esa autocracia.

Durante el siglo X V II el ejército fué cambiando gradualmente: los senores feudales ya no prestaban sus contingentes, y las fuerzas do aquél se convirtieron en permanentes y adiestradas conforme a los métodos extranjeros. El aparato burocrático de la autocracia mosco­vita creció y se desarroUó. A la cabeza del mismo se haUaban cin­cuenta “altos mandos", constituídos por cierto sin ningún plan y sin funciones bien definidas. Àlgunas de esas funciones, tales como las de embajadores, mosqueteros, artiUeros, mercadercs, mineros, etc., se hacían extensivas a toda la nación; otras se referían tan sólo a deter­minadas zonas. Toda una serie de funciones servia de un modo ex­clusivo para satisfacer las necesidades del palacio real. Algunas entre estas últimas eran de trascendencia, como la que consistia en la conservación del Gran Castillo y todos los valores que en él se guardaban; otras eran de poca monta, como la de boticário. Pcro cada fimcionario tenía sus tareas.

Esos mandos o altas funciones estaban a cargo de un boyardo. En la práctica esas funciones eran desempenadas no por conocidos senores feudales, sino por funcionários: empleados o subempleados. Había una cn que los empleados hacían todo el trabajo; era la de Asuntc» Secretos.

Así fué cayendo el gobiemo en manos de los funcionários. Los antiguos poderes feudales y las instituciones electivas locales, que­daron sutetituídos por oficiales dcl ejército y empleados subalternos enviados de Moscú. La decadencia de la representación política de la antigua nobleza, era evidente con la innovación dc los procedi- mientos a fines del siglo XVII.

Los numerosos funcionários y oficiales ejercían el derecho de juz- gar a la población, recaudar los impuestos y poner en vigor la escla­vitud por medio de la tortura.

En cl siglo X V II el Estado de Moscú se convirtió en monarquia autocrática que, además de su respectiva burocracia, tenía por apoyo un poder<»o ejército.

La Iglesia era im sóüdo apoyo del absolutismo y al propio tiempo el primer terrateniente explotador dc siervos. Por ejemplo: el mo­nasterio de Troitsk-Sergueivski fué el primero en convcrtir a sus campcsinos en sier\'os. Sus métodos de explotación no iban en zaga a los de otros terratenientes; eran tan bmtales como los de éstos. En ese sentido vino a santificar a la monarquia absoluta en el trato que daba a los siervos y a Ias masas oprimidas. Por eso decíamos que le sirvió de enorme refuerzo a la monarquia.

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REFOHMA DEL ESTADO EN LOS La guerra campesina de 1670-71; COMIENZOS DEL SIGLO XVHI los contínuos Icvantamientos ocu-

rridos en las poblaciones, así co­mo las guerras dc los primeros anos dei siglo XVIH, obligaron a los monarcas a introducir toda una serie de câmbios en cl sistema de gobiemo, que tendian a fortalecer la dictadura de la clase tcrrate- nicnte. Las reformas afectaron a todos los dominios. En los aiíos de la guerra dei Norte se operó toda una reorganización dei ejcrcito, el cual fué reformado conforme al estilo europeo, convirtiéndolo cn ins­titución permanente.

Las fuerzas de mosqueteros, que durante los levantamientos de masas encabezados por Razin eran juzgadas como sospechosas, fueron liquidadas en el reinado de Pedro.

El nuevo ejército se hallaba al mando dei poder central, quien se encargaba de alimcntarlo, vestirlo y armarlo con sus propios fon- dos; se componía de reclutas, generalmente sacados dei campesinado. El recluta, una vez aceptado en las filas, se quedaba allí hasta la muerte. oficiales pertenecían siempre a la nobleza. Las tropas de la capital gozaban de una importancia especial; de ordinário esta­ban constituídas por la juventud de la nobleza y se conocían con el nombre de “guardias” .

Asimismo fué reorganizado el sistema de gobiemo. En lugar de tantos mandos, se convino en emplear la forma sueca, cuyo gobiemo se compom'a de “diez colégios” . Entre estos diez colégios se hallaban divididos los diferentes departamentos. El Departamento de la Gue* rra quedaba a cargo dei ejcrcito y Colégio dei Almirante; el de Re­laciones Exteriores, al dei Colégio de Negocios Extranjeros, y asi su- cesivamcnte. Los tribunales y la policia pasaron a ser parte dei Colégio dc Justicia, en vez de estar divididt^ entre tantos mandos. Los gastos y contribuciones dei gobiemo, así como cl control de los mismc«, fueron encomendados a tres colégios distintos. Se integraron colégios para la dirección de minas, industrias, comercio, y uno espe­cial para los asuntos de la Iglesia: el Sínodo. El patriarcado quedó suprimido. El Sínodo se componía dc las autoridades eclesiásticas y el funcionário real que vigilaba sus actividades. De esc modo la Igle­sia fué al fin incorporada al servicio dcl gobiemo.

El órgano más elevado dei gobiemo era el “Senado” , quc ocupó cl lugar de la Duma de los Boyardos. El Senado era escogido entre los mandos rcales, funcionários obligados a ejecutar sin falta las ór­denes dei rey. Sólo unos cuantos de los boyardos pertcnecienies al antiguo círculo feudal, pcrmanecieron cn puestos de alta categoria gubcmativa; los demás fueron reemplazados por los más astutos y dútilcs hombres dc negocios. El ayudante íntimo dc Pedro era “Ale- xaska” Menchikov, hijo de un pcquefío artesano; era típico represen­tativo dei “personaje de nuevo título” que gobernaba el imperio en

H isto ria d e l Feudalism o 313

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el siglo X V in y que incluía a grandes terratenientes, comerciantes monopolistas y funcionários ladrones.

Las reformas llevadas a cabo en los comienzos del siglo X V ÏII reglamentaban el aparato gubemamental; pero la posición clasista dcl gobiemo seguia siendo la misma. A l organizar el ejército con­forme a los métodos europeos, así como un sis^ema de gobiemo más flexible a la vcz que más estable, la autocracia se aseguraba nuevos medios de conservar a las masas en la opresión y arrebatar nuevas colonia.s. La nobleza se regocijô de taies reformas y al zar Pedro, que fué el autor de ellas, le llamó “Pedro el G^ande'^

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D E S P O J O A L O S Las victorias recientcs del império se SERVIDORES DEL ESTADO compraron a costa de la ruina de las

masas. Doscientos mil campesinos fue­ron incorporados al ejército; la mitad de ellos murió en los campos de batalla o por enfermedades contraídas en campana. Muchos pere­cieron a causa dc los trabajos forzados que tenían que ejecutar en edificios, caminos» muelles, etc., para la creación de Ia nueva capital. Las guerras continuas requerían grandes sumas.

El zar manifesto al Senado que “ por todos los medios posibles precisaba conseguir dinero, pues éste constituye el elemento princi­pal para la guerra” . El dinero se rcunió emplcando todos los medios dables, al grado de que la moneda se depreció en fucrza de ponerle cada vez más latón y menos plata. Se impusieron nuevas contribu­ciones y sc aguzó el ingenio para hallar otros objetos que gravar. Incluso los féretros pagaron impuesto. Cuando todas estas medidas se declararon insuficientes, se recurrió a la de imponer el tributo denominado de "uma electoral” a toda la población masculina, desde el nino de pecho hasta el decrépito, pero teniendo buen cuidado de exccptuar a la nobleza y al Clero. Ni los esclavos quedaban cxcentos de la referida contribución, y muchos de los ex libres ciudadanos fueron obligados a cubrirla. El costo del sostenimiento del ejército se dividia entre el número de personas que pagaban contribuciones, determinando asi cuánto debía pagar cada indivíduo. El impuesto era sumamente gravoso para el labrador, ya de por sí empobrecido. Los recaudadores, a pesar de los despiadados métodos que para co­brar usaban, tenían por fuerza que reconocer que les era imposible colectar totalmente ese impuesto, en virtud de la pobreza que reina- ba entre la población.

En vista de cso, la autocracia del siglo X V m se transformo des­pués dc las reformas en dictadura de 1a nobleza feudal y gobernó al país en estrecha colaboración con los comerciantes.

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H is to r ia d e l Fexjda lism o 315

L A NUEVA Cuando la guerra con los suecos estaba a punto de C A P I T A L terminar y éstos trasladaron sus fuerzas a Polonia, Ias

tropas rusas ocuparon las márgenes del Rio Neva. En 1703 echaron allí, cn Ios extremos del delta, los cimientos de una nueva ciudad. Para la edificación de la nueva capital fueron Ucva- dos de iodos Ios cot^i?ies del pais miles de trabajadores, (jue abrieron canales, coTistrwi/eron fortalezas y un palácio para el zar. El clima insalubre, el hambre y las faenas insoportables, hicieron de Peters^ burgo (la ciudad de Pedro) un cementerio para muchos de esos trc- bajadores. Para cubrir las vacantes de los que perecian se trajeron otros. En una palabra, para construir esta ciudod no se escatimaron Tii dinero ni brazos.

Después de la conquista de los suecos por Ios rusos, la nuet^a ciudad pasó a ser Ia capital del imperio. No tardó en convertirse en el más grande de los puertos comerciales de Rusia. Le llamaron “ la ventana que da a Europa*\

CAMBIOS Ei ejército, la hacienda pública, el aparato del gobiemo, SOCIALES no fueron las únicas cosas que se rcorganizaron de

acuerdo con los métodos europeos. La influencia, espe­cialmente de Holanda y Francia, sc hacía sentir por doquiera cn la vida sociaL Los rusos viajaban por el extranjero con mayor fre­cuencia que antes. El zar mismo pasó varios mcscs en Holanda.

A Rusia iban y pcrmanccíah por algún tiempo muchos comer­ciantes, instructores militares y técnicos extranjeros. La nobleza rusa adoptó las costumbres y la cultura dc Europa Occidental. Los hombres comenzaron a rasurarse la barba, a vestirse, usar peluca y construir hogares al estilo europeo.

C Ü E S T I O N A R I O :

^Cómo se explica la victoria dc Rusia en la gran guerra del Norte?

iCuál fué cl significado de esa guerra?

^Qué batallas sc libraron para obtener la posesión de las playas del Mar Negro y cl Mar Caspio?

íEn qué sentido cambiaron los métodos del gobiemo a principios del siglo XVIII?

^Cuáles fucron los métodos que empleó la nobleza para imponer nuevas contribuciones a la población?

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Lill-DESARROLLO DE LA AGRICULTURA EN LA ALDEA FEUDAL DURANTE EL SIGLO XVIIl

CRECIMIENTO Durante el siglo X V III la demanda de productos DEL COMERCIO agrícolas aimientó, tanto en el mercado interior

como en el exterior. Por los puertos que acababan de ser conquistados comenzó a efcctuarse un tráfico dc importancia con toda la Europa Occidental, y era posible embarcar productos agrí­colas en cantidadcs mayores que cuando sólo se disponia de las co> municaciones dei Mar Blanco.

Especialmente Petersburgo llegó a ser un gran puerto. No tardó en superar al de Arkangcl. El ano de 1726 se dcscargaron en el primero de dichos puertos doscientos cuarenta y dos barcas, al paso que en el segundo sólo dejaron carga doce. Pero el tráfico se acre­centó igualmente en otros puertos recién conquistados, en los dei Mar Báltico, por ejemplo Narva, Revel, Viborg, Riga. El volumen dei comercio exterior durante el si^o XVIII, puede verse por las tablas siguientes:

Ano.ç Exportación Importación (£n millones de rublos)

1727 4.21762 ........................... 12.81796 ........................... 67.7

2.18.2

41.9

E X PO R TA C IO N E S RU SAS D U R A N TE E L S IG LO X V II I

(En miles de rublos)

Cánamo ............... 1.377 5.882L in o ...................... 1.071 335Grasas ................. 347 2.959Madcras ............... 202 1.297H ierro .................. 418 3.338Centeno ............... 2 413Trigo .................... — 294

Creció asimismo el volumen dei comercio interior en los ren­glones dei trigo, la carne y demás productos. El aumento operado en matcria de ferias fué como siguc: en 1744 sc efectuaron cn toda Rusia vcinticuatro, mientras que cn 1770 hubo más de setecientas. La abolición de Ias tarifas internas causó una notoria reanimación en el comcrcio general; esto ocurrió en 1753.

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SE A C E N T U A LA DIFERENCIACIÓN ENTRE EL C A M P E S I N A D O

Los productos agrícolas eran enviados al mercado tanto por los latifundistas como por los labradores libres. Los terrate­nientes cambiaban por dinero el produc-

to del trabajo desarrollado por el labriego, con el fin dc satisfacer la creciente demanda de mercancías importadas. El campesino pobre se veia obligado a vender todo el sobrante de su producción para pagar impuestos y gravámenes, mientras el campcsino acomodado que ven­dia el sobrante al mercado, empezó a desempenar un gran papel en el comercio.

El acrecentamiento del comercio dió lugar en muchos distritos a que so constituyera una burguesia campesina que explotaba a los labradores pobres. Los ‘Tculaks” (campesinos ricos) podían permitir- se el vender sus productos en Ia ciudad y alquilar brazos. La tran- sición del artesanado a la industria nacional capitalista, tampoco dejó dc provocar cierta diferenciación en la aldea, ocasionando la formación de una burguesia feudal compuesta de patrones e inter­mediários.

La aparición de una burguesia campesina es signo de que había comenzado a quebrantarse la economia natural del campo y a esta­blecerse distinción entre las diversas clases del camp^inado.

CORRIENTES MIGRATÓRIAS l^-J)E T R A B A J A D O R E S

Otro de los signos de relajamiento en . la economia natural campesina, con-

sistia en la acrecencia del artesanado en el campo de un modo local y, especialmente, por temporadas en­teras. El campesino más pobre se ganaba Ia vida trabajando en barcos, fábricas, cuando no se marchaba a Moscú u otras ciudades populosas, dedicándosc al oficio de carpintero, albaiíil, etc. De ahí que ya en el siglo X V IIl so notara cicrta escasez de brazos para la labranza cn áreas poco pobladas del Sur. La extensión de la mi- gración campesina sc demuestra con el simple hecho de que durante el afio de 1773 se recogieron cn la provincia de Yaroslav cincuenta y tres mil pasaportcs.

En cuanto al movimiento de tierras se puede explicar por los fuertes impuestos oficiales y las rentas en especie exigidas por los terratenientes, que obligaban a los campesinos a buscar trabajo de asalariados.

D E S A R R O L L O DEL DOMINIO LATIFUNDISTA EN EL SIGLO XVHI

Los propietarios de tierras se adaptaron a las nuevas condi­ciones de dos maneras; prime-

ramente aumentaron Ias rentas, sobre todo las que cobraban en dine-

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ro; la que imponían a razón de un rublo por persona en 1750, se elevó &i 1770 a dos y medio rublos. En algunos lugares ascendió a ^ rublos.

Sin embargo, durante la última mitad del siglo, cuando los pre­cios del pan y otros productos agrícolas empezaron a subir, el terra­teniente adoptó el sistema de ampliar sus terrenos senoriales, acre- ciendo, cn consecuencia, las faenas gratuitas del campesino. El cam­bio de la renta en espccie por la “corvée” y el apoderamicnto de una parte de la tierra del campesino, constituyen la característica de la economia íeudal que imperaba a fines del siglo XV7I.

El relato siguiente, debido a ia pluma de Radischev, cscritor re­volucionário que floreció en dicho siglo y más tarde fué desterrado a Siberia, describe las condiciones en que vivían los campcsinos de entonces:

“A unos «tantos pasos del camino vi a un labriego que atidaba arando. Hacía calor. Con^ulté m i reloj. Era la una y ctutrenta mi­nutos. Aquel labriego pertenecía sin duda a algú.n latifundista que no le imponía ninguna contribución. E l campesino araba con todas sus fuerzas. —iQue Dios os bendiga!, exclamé acercándome a él. Sin darse por entendido s i^ ió de frente hasta que acabó el surco. — iPuÊS que no le queda a usted tiempo entre semana, que anda tra- bajando en domingo y con tanto calor? ^ L a semana, seiwr, no tiene más que seis dias, que son los mismos que destinamos a labrar Za íterra dei amo; en las noche tenemos que acarrear la paja para las cuadras de él, si hace buen tiempo. No disponemos de un sólo día de descanso ni de tarde alguna para nuestro solaz. Sólo siendo flojo se muere uno de hambre. Ya ve usted, un cabalio descansa, y cuando éste se canse engancho el otro. — es esa la forma en que trabaja usted para el patrón? —No, senor, serta terrible matarse así. El dis­pone de cien manos para una boca, mientras que yo no tengo más que dos TTianos para siete bocaít. Y el dia que yo me muera ni siquiíra gracias dirá.., No seria el amo el que iria en todo caso a pagar los impuestos ni a damos alguna ayuda por insignificante que fttera..

En muchos otros lugares los amos sc conducian peor todavia, pues convertían a los campesinos en peones agrícolas de alquüer. En algunos distritos esos campesinos no recibían más que pan en pago de sus faenas. Este sistema no estaba muy en boga, pues más Ic con- venía al patrón dejarlcs a los campesinos cuando menos la aparien- cia dc que eran “duenos de sus parcelas”. Las tarcas oblágatorias no Habia ya manera de aumentarlas.

EL CAMPESINO CARECE Junto con la intensificación dc la explo- DE D E R E C H O S tación de los campesinos hay que tomar

cn cuenta que los derechos de éstos fue­ron cada vez más limitados. EI gobierno del siglo X V II amplió el

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SE A C E N T U A L A Los productos agrícolas eran enviados al DIFERENCIACIÓN ENTRE mèrcado tanto por los latifundistas como EL C A M P E S I N A D O por los labradores libres. Los terrate­

nientes cambiaban por dinero el produc­to dei trabajo desarrollado por el labriego, con cl fin dc satisfacer la crccicnte demanda de mercancías importadas. El campesino pobre se veia obligado a vender todo el sobrante de su producción para pagar impuestos y K^avámenes, mientras el campesino acomodado quc ven­dia el sobrante al mercado, empezó a dcscmpcnar un gran papel en el comcrcio.

El acrecentamiento dei comercio dió lugar en muchos distritos a que se constituycra una burguesia campesina que explotaba a los labradores pobres. Los "kulaks” (campesinos ricos) podían permitir- se el vender sus productos en la ciudad y alquilar brazos. La tran­sición dei artesanado a Ia industria nacional capitalista, tampoco dejó de provocar cierta diferenciación en la aldea, ocasionando Ia formación de una burguesia feudal compuesta de patrones e inter­mediários.

La aparición de una burguesia campesina es .signo de que había comenzado a quebrantarse la economia natural dei campo y a esta­blcccrse distinción entre las diversas clases dei campesinado.

H is to ria d e l Feudalism o 317

CORRIENTES MIGRATÓRIAS Otro de los signos de relajamiento en DE T R A B A J A D O R E S la economia natural campesisa^ con­

sistia en la acrecencia dei artesanado en el campo dc un modo local y, especialmente, por temporadas en­teras. £1 campesino más pobre sc ganaba la vida trabajando en barcos, fábricas, cuando no se marchaba a Moscú u otras ciudades populosas, dedicándose al oficio de carpintero, albanil, etc. De ahí que ya en el siglo X V III se notara cierta escasez dc brazos para la labranza en áreas poco pobladas dei Sur. La extensión de la mi- gración campesina se demucstra con el simple hccho de que durante cl ano de 1773 se recogleron cn la província de Yaroslav cincuenta y tres mil pasaportes.

En cuanto al movimiento de tierras se puede explicar por los fuertes impuestos oficiales y las rentas en especie exigidas por los terratenientes, que obligaban a los campesinos a buscar trabajo de asalaríados.

D E S A R R O L L O DEL DOMINIO Los propietarios de tierras se LATIFUNDISTA EN EL SIGLO XVIII adaptaron a las nuevas condi­

ciones dc dos maneras; prime­ramente aumentaron las rentas, sobre todo las que cobraban en dine-

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ro; la que imponían a razón de un rublo por persona en 1750, se elev6 ’en 1770 a dos y medio rublos. En algunos lugares ascendió a 20 rublos.

Sin embargo, durante la última mitad del siglo, cuando los pre­cios del pan y otros productos agrícolas empezaron a subir, el terra­teniente adoptó el sistema de ampliar sus terrenos scnoriales, acre- ciendo, en consecuencia, las faenas gratuitas del campesino. El cam­bio de la renta en especie por la “corvée” y el apoderamiento de una parte de la tierra del campesino, constituyen la característica de la economia feudal que imperaba a fines del siglo XVII.

El relato siguiente, debido a la pluma de Radischev, escritor re­volucionário que ílorcció en dicho siglo y más tarde fué desterrado a Siberia, descríbc las condiciones en que vivían los campesinos de entonces:

uTtos ciiantos pasos del camino v i a un labriego que andaba arando. Hacia calor. Consulte m i reloj. Era Ia una y cuarenta mi­nutos, Aqu,el labriego pertenecía sin duda o algún latifundista que no le imponía ninguna contribución. El campesino araba con todoa stis fuerzas. —íQue Dios o.í bendiga/, exclamé acercándome a él. Sin darse por entendido siguió de frente hasta que acabó el surco. — iPues que no le queda a ustcd tiempo entre semana, que anda tra­bajando en domingo y con tanto calor? —ha semana, senor, no fiene máí que seis dias, que son los mismos que destinamos a labrar la tierra del amo; en los noche tenemos que acarrear la paja para las cuadras de él, si hace buen tiempo. No disponemos de un sólo dia de descanso ni de tarde alguna para nuestro solaz. Sólo siendo flojo se muere uno de hambre. Ya ve usted, un caballo descansa, y cuando éste se canse engancho el otro. — es e.fa la forma en que trabaja usted para el patrón? —No, senor, seria terrible matarse así. E l dis­pone de (Hen manos para una boca, mientras que yo no tengo más que dos manos para siete bocas. Y el día que yo me muera ni siquiera gracias d irá ... No seria el amo el que iria en todo caso a pagar los impuestos m a damos alguna ayuda por insignificante que fuera..

En muchos otros lugares los amos se conducían peor todavia, pues convertian a los campesinos en peones agrícolas de alquiler. En algunas distritos esos campesinos no recibían más que pan en pago de sus faenas. Este sistema no estaba muy en boga, pues más Ic con- vema al patrón dejarles a los campesinos cuando menos la uparien- cia de que eran “duenos dc sus parcelas” . Las tareas obHgatorias no había ya manera de aumentarlas.

EL CAMPESINO CARECE Junto con la intensificación dc la explo- DE D E R E C H O S tación dc Ios campesinos hay que tomar

en cuenta que los derechos dc estos fue­ron cada vez más limitados. El gobiemo del siglo X V II amplió el

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-SVí-cK-»

poder dei terrateniente sobre el siervo. La ley de 1760 daba al dueno de tierras el derecho dc enviar sus labriegos a la cárccl o imponerles trabajos íorzados en Siberia. La ley de 1767 declaraba que el cam­pesino pertenecía al amo, quien por cualquier falta que aquél come- tiese p ^ ía flagelarlo y cncarcelarlo asimismo de por vida, en caso de que osara quejarse en contra dei patrón.

Los campesinos se volvieron esclavos, objetos; eran ganados o perdidos en el juego, cambiados por perros o vendidos en el mercado como ganado. Barcas enteras de campesinos llegaban a Petersburgo, donde éstos eran puestos a la venta. Variaban de precio, de tal ma> nera que un siervo bien adiestrado a menudo era vendido por cientos de rublos; los inexpertos costaban más baratos, y los niíios podían conseguirse por unos cuantos rublos la pieza.

lIlSTORXA DEL FEUDAUSMO 319

ACTITÜD INHUMANA El medio más en boga de quc se valían DE LOS PROPIETARIOS para retener a los campesinos era el látígo.

La menor falta era motivo de im severo castigo. Además dei famoso “gato de nucvc colas” , se u.saban con frecuencia otras torturas. En la región de Saratov, por ejemplo, se impom'a la siguiente pena: primero unos cuantos latigazos; lucgo se le afeitaba al sujeto la mitad de la cabeza o la mitad de la barba, se le cargaba de cadenas o se le golpcaba en cl cuello con un garrote, o bien .se le enterraban las unas en los músculos. Algunos de las la- tifundistas principales poseian cárceles dotadas de instrumentos de tortura perfeccionados y tm personal completo de verdugos. El cele­bre Saltikov llegó a atormentar cn sus posesiones hasta setenta y cinco campesinos en una sola vez.

C U N D E L A De .suerte que en el siglo XV III se registró una SERVIDUMBRE expansión temporal dei sistema de siervos. La

servidumbre no sólo se extendió como costumbre, sino que se inten.sificó como sistema; se estableció en muchas de las regiones recién conquistadas por Rusia; en Ucrania quedó instituída como orden general en pleno siglo XVIII, cpoca hasta la cual los campesinos habían conservado allí su libertad; llegó al grado dc que lC6 campesinos que \âvían en tierras dei gobiemo sin pertenecer a ningún terrateniente en particular, podían scr sometidos a servidum­bre. No era raro el hacer regalos de siervos a peraonas que habían prestado servieios a la emperatriz Catalina II (1762-1796), zarina que distribuyó, según parece, ochocientos mil en esa forma, gran parte de los cuales fueron donados a sus numerosos favoritos.

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C U E S T I O N A B I O :

iCómo creció en Rusia el comercio tanto nacional como inter­nacional?

^De qué modo cambiaron las obligaciones de los siervos en el siglo x v in ?

iCómo se explicaria el aumento de los servicios prestados gra­tuitamente por cl siervo al amo?

^Cuáles fueron las nuevas regiones donde se establcció la ser­vidumbre?

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LIV-CRECIMIENTO DE LA MANUFACTURA FEUDALEL D E S A R R O L L O DE Hemos dicho ya que durante cl si> L A I N D U S T R I A EN L O S glo X TO I se notaba en Rusia cierto c o m ie n z o s DEL SIGLO XVIII crecimiento dc las industrias ma­

nuales, cspccialmente en las aldeas, y que comenzaba a haber también grandes industrias. En ese siglo la industria se desarrollo con mayor rapidez a causa de la demanda tanto interior como exterior quc habia en materia de artículos ma­nufacturados. En el mercado extranjero hacian falta las matérias semimanufacturadas de Rusia, tales como pieles curtidas, fibras para calabrotes y velas de barco. El gobierno ruso a su vez necesitaba grandes cantidades de artículos manufacturados, como, por ejemplo, telas para vestir al ejército. El Estado protegia la gran industria, tal como lo hacian los países europeos, por medio de las tarifas aduana­les sobre mercancías importadas; otorgaba bonos a sus industriales; construía fábricas propicis; contrataba a especialistas extranjeros y atraía capitales de la misma procedencia. El gobierno ayudaba prefe­rentemente a las industrias relacionadas de algún modo con el ejér« cito. Tanto en Moscú como en la nueva capital. Petersburgo, y en Tuia, se instalaron fábricas. Se empezó a explotar la inmensa ri­queza dei Ural. I>a más antigua fábrica de aquella región fué cons­truída en 1699, y en 1723 el pueblo de Yakaterinburg (ahora Sverd­lovsk) se convirtió en centro de la industria minera dcl UraL

En el siglo X V II sólo había en Moscú unas cuantas fábricas; en cambio, para 1725 había registradas alrededor de 233, entre ellas mu­chas de consideración. La fábrica dei gobierno para la manufactura de artículos de marina, empleaba a mil ciento sesenta y dos operários. Un extranjero, de nombre Tamcs, tenía en sus talleres ochocientos cuarenta y un operários. Así podrían enumcrarse otras fábricas de importancia.

/LA GRAN iQué aspecto presentaba una fábrica en el si-MANUFACTURA glo XVIII? He aqui lo que a ese respecto es- EN LAS CIUDADES cribía un corresponsal extranjero:

"SgIíttios de la ciudad para vw tar txna gran fábrica, la cual está situada en un edifício grande de piedra. A l Uegar nos llevaron c ver todo y debo confesar que yo no esperaba que TameSy el propietario, poseyese una fábrica que le permitiera sacar tan enormes ganancias. Tiene ahora ciento cincuenta telares, mane- jodo.s en su totalidad por rusos, y produce toda clase de telas, desde la más corriente hasta Hnos muy costosos.

“Después de comer. Tames nos Uevó al compartimiento de mu-

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jeres, donde btten número de conrnctas trabajaban en máquinas de hilar. Las había sentenciadas a diez anos y más; otras se hallaban -7\ sentenciadas a toda la vida. Algunas tenían la nariz partida. £1 ?primer salón, de una limpiezo excepcional, contenía a lo« más jóvenes.Toda$ portaban vestidos igualei.

*‘Pasam05 luego a otros salones que no parecían tan limpios; al contrario, alií se notaba un olor insoportable. Por último, Tames no« condujo a un pabelón donde un grupo de veinte a treinta hombres tejian a sueldo, bien que en verdad la paga apenas alcanzaba para satisfacer las necesidades estrictas de un convicto’\

A fines del siglo X V III se establecieron talleres que obtenian los materiales semimanufacturados de los artesanos.

TRABAJADORES Los dueüos de manufacturas se valían de diferen- A N E X A D O S tes medios para conseguir operários; recibían pri­

sioneros que eran enviados a las fábricas como castigo; generalmente recogían también a “los enfermos o los mu- chachos que pedían limosna en las calles” , tipos de mendigo que abundaban en Rusia durante el siglo XVIII, tanto como en Inglaterra en el siglo XVI. Se puede calcular el número de vagabundos y por­dioseros en Rusia, contando las numerosas ordenes de policia cn contra de Umosneros, golfos, etc. A los duefios de fábricas no les agradaba este gênero de operários, pues cllos querían sienros. En 1721 el gobierno expidió un decreto pcrmitiendo a los dueüos de fá­bricas que comprasen esa clase de mano de obra, pero con la condi­ción de no vender separadamente a los siervos que así adquiriesen, sino con todo el conjunto dc la fábrica. A estos trabajadores, que en realidad quedaban anexados a la fábrica y no al dueno, se les daba el nombre de “campesinos agregados". De esa manera llegó a csta- blecerse cn Rusia el trabajo de los siervos en las fábricas.

PUGNA ENTRE LA NOBLEZA A mediados del siglo X V II los manu- Y LOS MANUFACTUREROS factureros de origen comerciante en­

contraron ima seria competencia por parte de los nobles, que también cmpezaban a dedicarse a Ia industria.Con el fin dc aumentar sus ingresos, los nobles no sólo extendían sus dominios en el campo sino que asimismo construían fábricas propias.En el siglo X V II eran raros todavia los manufactureros terratenientes; pero en el siglo XVIII, al contrario, abundaban.

Para protegerse de la competencia que les hacían los manufactu- rcros comerciantes, los de la nobleza obtuvieron del gobierno un de­creto que prohibía a los industriales de otra procedcncia comprar campesinos para dedicarlos a trabajos de fábrica. La nobleza insistió en que el derecho de comprar siervos deberia ser privilegio dc cllos.

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A fines del siglo XVIU las íábricas de la nobleza habían desplazado a las de industriales plebeyos.

LAS FABRICAS Las fábricas de feudos, particulamiente numero- DEL U R A L sasenel siglo XVIII, se instalaron en las regiones

del Ural. Lo que atraía allí a los manufactureros era la abundancia de metales y minerales, cuya demanda crecía sin cesar, sobre todo la de hierro y plomo. En los comienzos del siglo X V III fué fundada por Demidov Ia fábrica más grande del Ural. A mediados del mismo siglo se construyeron nuevas fábricas tanto pri* vadas como del gobiemo.

CRECIMIENTO DE FABRICAS EN EL URAL

De 1701 a 1723 se abrieron 11 fábricas privadas.„ 1724 „ 1733 „ „ 19 „„ 1734 „ 1743 „ „ 11 „„ 1744 „ 1753 „ „ 27 „„ 1754 „ 1764 „ „ 68 „

A principios del siglo X V III el promedio de la producción de hierro fundible ascendia a cerca de dos millones dc puds, y a fines de ese mismo siglo ya había subido a siete millones.

En un espacio de ticmpo relativamente corto, toda la pcndiente occidcntal de los Montes Urales, que son ricos en hierro y plomo, se vió cubierta de fábricas, muchas pertenecientes a seííores feudales, de los cuales los que gozaban de mayores privilégios monopolizaban grandes extensiones de terrene» que destinaban a íimdiciones. Para asegurarse la mano de obra necesaria se anexaban miles de campe> sinos que eran del gobiemo. La fundición de Shuvalo, por ejemplo, Ucgó a aprovechar así veinticinco mil de los que sc llamaban “ agregados” .

El incremento de la industria de la mineria en el Ural durante el siglo X V III hizo de Rusia uno de los principales países productores de minerales de hierro, el cual ésta exportaba en esos tiempos. La razón de ese aumento en la industria del Ural no se debió tanto a la técnica empleada como podría imaginarsc, sino más bien a la exage­rada explotación de la mano de obra y al bajo costo do producción: baratura de la lena usada como combustible, agregada a la alta cali- dad del mineral.

TÉCNICA MINERA La abundancia de mano de obra barata permi- EN EL SIGLO XVm tia a los dueâos de fundiciones abstenerse de

comprar maquinaria complicada. Sólo en ca­sos muy raros se utilizaban bombas para el agua.

Histqsia DEL Feudalismo 323

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La técnica, tal como la han modernizado los inventores de talen^ to, no se empleaba allí. Por entonces un ingeniero mecânico, Polzvr nov, invento t*na caldera de vapor, mejor todavia que Io5 que se usa­ban en Inglaterra para bombear el agua de las minas. Pues a pe­sar de esto no se utilizaba tal maquinaria. Las fábricas rusas no la necesitaban; tenian suficientes siervos baratas.

En la mayoría de los casos el trabajo se hacía a mano. Para fun­dir el mineral se empleaba leÃa en vez de carbón. Falanges enteras de campesinos se destacaban para que estuviesen proporcionando constantemente leiía con qué alimentar los homos de la metalurgia dei Ural-

CONDICIONES DE iCómo vivían los mineros? Unos cuantos de LOS MINEROS los más expertos ganaban salaríos comparativa­

mente altos, pues eran raros en realidad los ca- liíicados. La masa de los trabajadores vlvía en condiciones terríbles.La mano de obra en bruto se llevaba de las aldeas a las fábrícas, en ocasiones desde dcntos de kilometros de distancia. Todos los traba­jadores que asi eran transportados, tem'an que laborar en Ia fábríca más de doscientos dias al «mo sin interrupción, en los cuales estaban comprendidos los que duraba el trayecto. A causa de eso se desorga- nizó la agrícultura, pues a menudo no quedaban brazos para labrar la tierra; todos iban a parar a la fábrica. Adcmás, las condiciones en las fábrícas eran, más que penosas, inhumanas. Se empleaban inclu­so mujeres y ninos en la industria minera.

Cualquier falta, por leve que fuese, era castigada muy severa­mente: se golpcaba y azotaba a los trabajadores dei mismo modo que en los dominios feudales. A los siervos que intentaban escaparse los amarraban con cadenas, o bien con fajas de hierro sujetas al cuello, cosa que no l ^ dejaba dormir. Uno de los más grandes propietaríos de las fábricas mandó construir mazmorras especiales para castigar a sus siervos, cn las cuales se han encontrado esqueletos encadcnados.De ese mismo propietario se ha sabido que acuüaba moneda falsa y quo durante una investigación oíicial mandó ahogar a todos los operaríos que tenía destinados a esta clase de trabajos; para que el crímen no se descubríese los emparcdó después de ahogados.

LA LUCHA DE LOS CAMPESINOS Los campesinos tenian pavor ai EMPLEADOS EN FABRICAS trabajo de fábríca, que para

ellos era como purgar una pe> na; a menudo se fugaban con tal de escapar a esc trabajo y al trato consiguiente. Era cosa corriente que huyeran en grupos; en 1763 se dió el caso de que doscientos campesinos escaparon juntos de la fábrí-

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H isto r ia del F eudalism o 325

ca de Voznessensk. Hasta las revueltas eran frecuentcs. De ese mo­do el trabajo común cn las fábricas se prestaba para organizar a los campesinos y ensenarles a luchar. El ano de 1760 los trabajadores siervos de Demidov sc apoderaron de las fortiíicaciones de dos fábri­cas, pues hay que decir que en el Ural las fábricas eran al mismo tiem­po fortalezas. ÀUt se hicieron fuertes contra las tropas enviadas a so- focar el movimiento, y sólo se les pudo reducir al orden poniendo en juego la artillería pesada. Tales casos no eran ni con mucho aislados, y el gobiemo a menudo tenía que mandar expediciones punitivas con­tra los campcsinos en rebelión.

C U E S T I O N A B I O ;

iPor qué la industria rusa creció con mayor rapidez cn el siglo X V III que en el siglo XVII?

^Quó medidas adoptó el gobiemo para ayudar a la industria en grande?

^Cómo se suministraba la mano de obra en las fábricas?

^Por qué las fábricas de los nobles superaron a Ias de los indus­triales plebeyos en el siglo XVIII?

qué se debió el crecimiento de las industrias en el Ural?

^Por qué estaba tan atrasada la técnica de la mlneria rusa?

í A dónde iban a parar el plomo y el hierro del Ural?

Hágase un informe pormenorizado de las condiciones en que vi­vían los mineros.

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‘.J I

LV.-INSURRECCIONES CAMPESINAS EN EL SIGLO XVIII, ANTES DE PUGACHOF

LAS DESERCIONES Y La única defensa que les quedaba a los cam* LA INSUBBECC^ON p^inos contra la miseria creciente de la ser>

vidumbre y del trabajo forzado, los impuestos abrumadores, etc., era escapar o lanzarse a la insurrección. Durante el siglo X V m recurrian a ambos procedimientos. Muchos no encon- traban más remedio que la fuga; pero los más se decidían a participar en las insurrecciones. En todas partes del imperio empezaron los campesinos a tomar las armas. Los levantamientos más famosos fueron sin duda los de Bulavin y los de Basquiria, reino mogoL Pero a prin* cipios del siglo X V III ei movimiento principal cundió en las comarcas del Don y sus tributários, donde sentaron reales todos los campesinos que iban huyendo de las regiones centrales a fines del siglo XVIL En 1680 el gobiemo de Moscú sofocó toda una serie de revucltas con ayu­da de los cosacos “de rio abajo” . Las guerras de principios del siglo X V m y la intensificación de la explotación feudal, así como los mu­chos impuestos y facnas gratuitas, aument^on la corriente de fugiti* vos al Don.

A principios del siglo XV in , el gobiemo de Pedro I envió una ex­pedición contra la región del Don, ordenando que todo campesino es­capado fuese restituído a su amo. La expedición estuvo a cargo del principe de Dolgoniky, quien trató a los cosacos en forma brutal, quemando aldeas, golpeando y azotando a los fugitivos, cuando no les mandaba cortar los labios y las narices.

Esta actitud salvaje provoco una rebelión de los campesinos po­bres y pueblos enteros se levantaron en armas bajo las órdenes de Conrado Bulavin, desafiando a las fuerzas del zar en 1707. En febre- ro de 1708 Bulavin tomó todos los poblados de las márgenes superio­res del Don. El pueblo de Pristanks fué el tentro de la re l^ ón , pues alli se habían reunido miles y miles de campesinos escapados. La revolución se desarrollo con buen éxito. Bulavin ocupó el centro dcl distrito cosaco de Cheskavsky, mandó iusilar a todos los jefes que Servian de agentes al gobiemo dc Moscú, y el poder pasó a manos de los cosacos pobres; pero muy pronto contra los rebeldes se envió de Moscú un ejército de treinta y dos mil hombres que encontraron alia­dos entre las tropas de cosacos dc 21aporoshky, y Bulavin a su vez trató dc atraer a los tártaros de Crimea y a los cosacos de Cuban.

El movimiento de los campesinos pobres del Don hallo eco en los distritos circunvecinos; de los de Tomt>ov, Koslov y Borisoglevsky acudieron campesinos armados; también cundió entre las demás na­

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cionalidades oprimidas, tales como los calmuicos, los basquirios, los tártaros, los mordavios, los votiacos y otros.

£1 movimiento de Bulavin estaba en contacto con las rebeldes nacionalidades coloniales; entabló negociaciones con el sultán de Tur< quía y la Horda de Cubán; se propago a todos los distritos de Ucrania y del Don. En el pueblo de Yampol todos los habitantes se unieron a los rebeldes y en el Don fueron tomados muchos poblados.

A lo largo del Volga eran recibidas como libertadoras Ias fuerzas de Bulavin, uno de cuyos jefes, Nekrassov, capturo con ayuda de las poblaciones locales a l^mishin y a Tsaritsin. El ataque lanzado por las fuerzas de Bulavin contra Saratov no triunfo, y Bulavin al conti­nuar su lucha en el Don sufrió una derrota cerca de Azof, en julio de 1708; alli mismo y no deseando rendirse, se pegó un tiro. Inmediata­mente después de la derrota de Bulavin, los demás jefes, Goly y Dra- ny, fueron a su vez derrotados. Sólo Nekrassov pudo conducir parte de sus tropas a la región de Cubán.

En la mayoría de los distrítos situados a lo largo del Volga y del Kío Oca podían notarse movimientos de masas campesinas en forma de ataques a los terratenientes, incêndio de dominios, etc. Los pro- pietaríos procedían a sofocar las revueltas con brutal energia. Los poblados ubicados a lo largo de Ias aguas del Don centro de todo mo­vimiento, eran tomados por nobles y soldados en gran movilización. La región del Don dejó así de ser independiente, y la servidumbre no tardó en surgir alli también.

El movimiento iniciado por Bulavin fué una poderosa guerra cam* pesina en que los elementos plebeyos desempeüaron un papel im­portante. Después de Ia derrota de Bulavin el centro del moviznien- to fué desviado hacia el Este

Tanto en el Volga como en el Ural, terratenientes y comerciantes poT igual empeoraron la situación de las minorias nacionales: quir- guises, basquires, calmuicos y otros. Los oficiales rusos Ios robaban 8in píedad; los obligaban a que les pagasen fuertes tríbutos o a pres­tar servicio militar. £n cuanto a la l^esia, por la fuerza imponía su religión a los nativos.

EL ROBO DE TIERRAS Esta violência ejercida por terratenientes, B A S Q U I R E S funcionaríos y clérigos, causó disgusto entre

los pueblos oprimidos. A menudo había levantamientos entre los basquires, muchos de los cuales se ocupaban en la cría de ganado. Había elementos rícos que poseían grandes ganaderías, pues la difcrenciación de clases alcanzó un alto grado, pero sin que llegara a establecerse im verdadero sistema feudal.

Las ríquezas de la tierra y de 1<» minerales, que abundaban, lla­maron Ja atención do los saqueadores rusos. Los basquires tuvieron que soportar sobre todo innumerables inconvenientes por la construc-

H is to ria d e l F evda lism o 327

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Cion de los edificios destinados a fábricas. Los duenos de estas toma* ban los terrenes y sin escrúpulos talaban los bosques de los indígenas. Con frecuencia se hacia por la fuerza bruta esa toraa de la tierra y cuando compraban ésta era a precios verdaderamente irrisorios. Las fábricas de Avzyano-Petrovsky pagaban dc alquiler por cicnto ochen- ta mil “desiátinas” (una desiátina equivalc a 2.70 acres) 20 rublos anuales» y hubo en esa época comerciante que comprara hasta dos« cientas mil “desiátinas” por la suma de cuatrocientos rublos.

LUCHA DE LOS BASQUIRES EN LA Los conflictos armados eran PRIMERA MTTAD DEL SIGLO XVm muy frecuentes entre los bas-

quires y los despojadores rusos y a veces llegaban a convertirse en revueltas. En el espacio de cien anos, 0 sea de mediados dcl siglo XVU a mediados del siglo XVIII, so registraron diez grandes insurrecciones. La de 1735,'que ocasionó enormes exproplaciones de tierras basquires, fué de suma trascenden- cia. Cinco anos seguidos los basquires hicieron la guerra contra los ejércitíK rusos; como nômades, eran buenos guerreros; sus regiones fueron sometidas al orden hasta 1741, aüo en que se les batió con in> decible brutalidad. Una parte de las tierras pertenecientes a los bas­quires fué cedida a los elementos de otras nacionalidades, con la mira de conseguir aliados que ayudasen a los rusos en su bandolerismo. Se construyeron varias fortalezas en tierras de basquiria, y al mismo tiempo se prohibió a los basquires que fundiesen los metales y pose- yesen annas.

EL LEVANTAMIENTO A pesar de las cruelcs represiones de quc eran BASQUIR DE 1775 objeto, los basquires volvieron a levantarse

en 1775. El cura Batirsa, jefe de la insurrec­ción, explicaba que ella sc debia a tres cargas impuestas a los basqui­res: primera, la religiôn; segunda, los fuertes tributos, acompanados de servieios obligatorios y trabajos forzados, tales como suministrar maderas para la construccion de pueblos entcros; tercera, la prohi- bición absoluta de que los basquires extrajesen la sal para su uso péirticular, por lo cual éstos se vieron obligados a compraria a los conquistadores. Esta tcrcera “calamidad” estimuló a los levantados, pues en realidad significaba un gravoso impuesto en dinero. La re­belión cundió rápidamente, y desde el primer momento fué apoyada por los quirguises. Los basquires trataron dc reunir a todos los ma- hometanos del Ural en un solo movimiento contra los opresores ru.sos, y expidieron una proclama quc decia: ' ‘Todoa los fieles que no aatén de acuerdo con los rusos incrédulos no deben construirles su$ ciu­dades, acarrearles sus mercancías o pagarles impuestos y forraje; tampoco deben construirles fortalezas y fábricas, ni desempenar ser- vicios de cualquier indole que fueren” .

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El gobemador de Orenburgo, primer centro militar del Ural» pudo dominar a los rebeldes poniendo a los basquires contra los quirguises, aprovechando una vieja rencilla que existia entre ellos por los campos de nômades. Cuando el elemento más resuelto de los basquires se retiró más allá de los Montes Urales antes que ren­dirse, las autoridades rusas otorgaron a los quirguises el derecho de esclavizar a las mujeres y los ninos de los que habían huído. Los quirguises se entregaron al pillaje entre los basquires, motivo por el cual éstos, valiéndose a su vcz del consentimiento de los rusos, emprendieron una contraofensiva cn tierras de aquéllos. De esta manera el gobiemo ruso suprimió los levantamientos. Sin em­bargo, pasada la derrota de tales movimientos, los basquires opri­midos se hallaban listos para tomar las armas en la primera ocasión. Sólo Ios ricos podían, merced al sobomo y a los privilégios que los rusos Ics conc^ían constantemente, vivir en paz con el gobiemo de Moscú.

Historia del Feudalismo 329

C U E S T I O N A B I O :

^Cómo se explica que los movimient<» campesinos se hayan re- forzado en el siglo XVIII?

^Quienes participaron en el levantamicnto de Bulavin?

tQué fuerzas se opusieron a ese levantamiento?

^Qué signiíicación tuvo la derrota de los levantamientos para el Don?

^Por qué empeoró la posición de Ios pueblos no rusos del Ural en el siglo XVIII?

^Quc papel desempenó la Iglesia en la opresión de los pueblos que no eran rusos?

^Cuál fué la causa de los levantamientos de basquires cn el si­glo XVIII?

^Por qué no triunfaron?

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LV1.-LAS INSURRECCIONES DE PUGACHOF EN EL URALC A U S A S G E N E B A L E S DE Los incesantes levantamientos en L A S I N S U B B E C C I O N E S los distritos centrales (cuarenta ENCABEZADAS POB PUGACHOF en el termino de diez anos); las

luchas tenaccs de basquires y otros pueblos sometidos, así como las rebeliones entre campesinos que como siervos laboraban en las fábricas, fueron 1< prelúdios de nuevas guerras campesinas^ las más grandes de toda la historia de Rusia. Tal fué la respuesta nacional de las masas sujetas a la cre­ciente explotación feudal ejercida por los rusos nobles del siglo XVHI.

Las guerras con Turquía y Polonia, mediante las cuales el go­biemo esperaba encontrar Ia manera de fomentar en lo futuro la economia basada en el sistema de servidumbre, vinieron a reforzar las contradicciones de clases dentro del imperio. Dichas guerras dieron por primer resultado un mayor reclutamiento de campesinos para el ejército, un aumento de los impuestos y una reducción de las exportaciones y del comercio interior.

LOS COSACOS En el Ural se fueron a concentrar muchos basqui* DE YAITSQUI res descontentos con semejante régimen. El pro-

cedimicnto de esclavitud que se había implanta­do en la Rusia rural desde tiempos inmemoriales, aqui comenzó y terminó dentro del lapso correspondiente a la vida de una sola ge- neración. Durante el movimiento encabezado por Pugachof hubo muchas gentes que no sólo habian nacido entre los campesinos “ li* bres” , sino que toda su vida permanecieron en tal estado. Para hacer de todos los levantamientos un solo movimiento, era menester una fuerza que uniera a los elementos descontentos. Los organizadores del movimiento campesino, como en la época de Stepan Razin, fue­ron los cosacos pobres; pero en esta ocasión no los del Don sino los del Yaik, como se llamaba entonces al Río Ural.

Los cosacos del Yaik vivían en el siglo X V II del mismo modo, más o menos, que los del Don. El río les proporcionaba subsisten- cias. En las corporaciones de trabajadores, durante el siglo XVHI, comenzaba ya a haber diferencias de clase. Los ricos más antiguos en el oficio tenían en sus manos las industrias de pesquería y de la sal, y apoyaban al gobierno, cuyas miras eran hacer de los cosacos ima fuerza militar importante para emplearla contra los pueblos nômades de las estepas del Caspio. Mediante corruptelas, títulos y presentes, el gobiemo se ganó a los cosacos “antiguos” , o sea la casta de privilegiados, con ayuda de \os cuales los jefes militares rusos explotaban a las masas. Los cosacc^ pobres, cada vez más des-

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contentos con esa opresión de los “antiguos” y las crecientes deman­das dcl gobiemo, se rebclaron; empezaron por dar muerte a un ge­neral y su ayudante, enviados para pacificarlos. Pronto llegaron más tropas destinadas a sofocar el levantamiento. hos dirigentes del movimiento fueron aprehendidos, y las cárceles de Orenburgo se hallaron en pocos dias repletas. Una parte de los cosacos en rebel­dia logró escapar con rumbo a las estepas, donde emprendió un nue­vo levantamiento.

H isto ria d e l Feudalism o 331

PUGACHOF El jefe de este levantamiento fué un cosaco del Don, Emiliano Pugachot. Aunque semiletrado, era muy in­

teligente, resuelto y de gran acción; había errado por Rusia durante anos, legado hasta Polonia y al Cáucaso, viendo por todas partes la misma ruina y la misma opresión del pueblo; más de una vcz había estado en la cárcel.

Con objeto de sublevor más fácilmente al pueblo, Pugachof se declaró zar diciendo que él era **Peter Federovitch**, que se habia salvado por milagro. En ese tiempo Rusia estaba gobemada por Ca­talina II, quien defendia los previlegios de la nobleza y habia ascen­dido ál trono con la ayuda de los oficiales nobles después de haber derrocado a » i esposo Pedro, un tonto cuya poHtica no fué del agra- do de esa nobleza, Pedro una vez destronado, fué desterrado a uno de sus dominios cerca de Petersburgo, A llí los partidarios de Cata­lina le dieron muerte; pero entre el pueblo, que anhelaba una vida mejor, corrió pronto el rumor de que se hallaba con vida. Se dijo entonces que Pedro apoyaba a los campesinos y que por eso los nobles lo habían destronado. Pugachof decidió aprovechar estos rumores, en Ia m im a forma que "Kremnev’* y **Chemishov*\ que habían sido apáleados de muerte como impostores. Posiblemente a Pugachof le esperaba idêntico fin. En todo caso, se escapô de la carcel de Kozán, donde se hallaba recluido como impostor.

COMIENZOS DEL En la región del Yaik, donde los cosacos se ha- LEVANTAMIENTO bian preparado para un levantamiento, Puga-

chof se declaró zar de un punado de ellos. Se­gún su propio relato, había logrado salvarse de las garras de la zari- na, quien había mandado que lo buscasen; estuvo escondido durante algún tiempo y luego decidió levantar al pucblo en contra de Cata- lizia. No todos Ios cosacos creyeron lo que él dccía, pero sí lo acepta­ron unázümemente como jefe del movimiento.

L.a rebelión estalló en el otoAo de 1773. Pugachof escribía cn su manifiesto del 17 de septiembre: ^ En el nombre de nuestro poderoso

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emperador, el gran Pedro Federovitch, de toda Rusia. Del mwmo modo que vuestros padres y abuelos, queridos amigos, sirvieron antes a los zares ho.'9ía dar la última gota de sangre, asi debéts pelear ahora por la patria a mi lado, el gran senor y emperador Pedro Federovitch. Venid conmigo, cosacos, calmuicos, tártaros. Yo os aseguraré el río desde el maTiantial hasta su desembocadura, además de los cereales, heno, dinero, recompensas, pólvora, plomo y provisiones de boca” .

LAS FUERZAS El movimiento creció dejando pronto de ser el de DE PUGACHOF un reducido grupo de cosacos; se unieron a el los

basquires y los quirguises, quienes estaban en ge­neral descontentos con los procedimientos dcl zarismo. Las fuerzas de Pugachof se reforzaron así en gran manera. El elemento minero dió a la vez gran importancia al citado movimiento. En las fábricas dei Ural, las operários se sublebaron sin esperar la Ucgada de Puga­chof. Masas enteras se unían al levantamiento; grupos de campesinos se trasladaban para ello de aldea en aldea; imos se imían inmediata­mente a las fuerzas de Pugachof, mientras que el resto coadyuvaba dc otros diferentes modos. En ima orden que expediera a los obreros de ima fábrica en octubre de 1773, Pugachof decía: Así como vues­tros antepasados sirvieron a mis predecesores, asi me serviréis fiel­mente hasta dar la última gota de sangre en cumplimiento de mis órdenes. Preparadme dos morteros con bombas y enviádmelas en seguida*\ Otras fábricas hacian cânones para los rebeldes. Como re­sultado de este apoyo aportado por los campesinos que trabajaban en Ias fábricas, el movimiento revolucionário se vió tan bien equipa­do de artillería como las propias fuerzas dei gobiemo, y supo usaria, según quedó demostrado en el sitio de Oremburgo.

El levantamiento hizo surgir a muchos líderes enérgicos. Las masas no solo contaron con Pugachof, sino también con el cosaco Chi- kazarubin, un joven basquir de nombre Salavat-Yulayev, que era simple operário de la fábrica, Beloborodov y Jlopusa, quienes habían ocupado fábricas antes de que Pugachof arribase adonde ellas esta­ban. Todos le allegaron a Pugachof enormes contingentes de traba­jadores. Jlopusa era muy conocido entre los operários dcl Ural; había experimentado en su propia persona todos los horrores de las fábricas feudales y la servidumbre penal; desempenó un gran papel como dirigente de los trabajadores, Uegando a scr comandante de los destacamentos formados con operários y campesinos.

Desde el principio dei levantamiento se formó un colégio miU- tar, al cual se le encomendó la dirección dei movimiento rebelde. Este colégio se encargaba de todos los asuntos técnicos, de las provi­siones, de los tribunales, organizando a la vez un cuerpo cspecial pa­ra que administrase y encauzara los distritos que iban siendo conquis-

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tados. Ese era el gran Estado Mayor de los revolucionários. Por do­cumentos relativos a esos tiempos se ha podido comprobar la ener­gia y la pericia con que dicho Estado Mayor procedia

EL PROGRAMA A l paso que cl movimiento crccía, se ampliaba el DE PUGACHOF programa. Manifiestos y decretos, imo tras otro,

prometían a los pueblos que no eran rusos, “ tierra, aguas, pesquerías, etc., al mismo tiempo que reforzar esas medidas por medio de leyes” . Ofrecían a los campesinos la libertad y la eman- cipación de todo opresor. El movimiento se dirigia abiertamente con­tra todos los terratenientes. El manificsto del primero de diciemrre declaraba que “los terratenientes, enemigos de la ley y del orden a Ia vez que del emperador, quedaban sentenciados a muerte, además de confiscárseles sus dominios” . El levantamiento adquirió el carac­ter de un ambio movimiento de masas contra la cíase reinante, es decir, la nobleza.

TRIUNFOS DE Decididamente apoyado por las masas, Pugachof P U G A C H O F obtuvo en un principio grandes triunfos; los rebel­

des se apoderaron muy pronto de una serie de for­talezas en el Río Ural. El general Kar, que había sido enviado para combati rio, en lugar de la victoria que había creído alcanzar, tuvo que correr a toda prisa ante el arroÜador empuje de las fuerzas de Pugachof.

El levantamiento cubría ya a toda la región del Volga, cundien- do al Ural y luego por los rios Bieley, Ufa y Cama. El grueso de las tropas, al mando de Pugachof, siguió más tarde a Orenburgo, donde se hallaban presos buen número de participantes en la rebe­lión. Otra parte dc las fuerzas rebeldes sitió a Ufa.

DERROTA DE P U G A C H O F Cerca de Orenburgo y de Ufa pasó DURAPTTE £L OTOlíO DE 1774 Pugachof el inviemo, pero sin lo­

grar la toma del fuerte. El gobier­no tuvo entretanto tiempo de enviar refuerzos a los Montes Urales, y sus tropas vencieron en diferentes encuentros a varios destaca­mentos rebeldes.

Chika-Zarubin íué alcan íado cn su marcha, derrotado y tomado prisionero. EI 22 de marzo de ese mismo ano, el principal ejército de Pugachof tuvo una fuerte derrota; muchos de los jefes del movi­miento fueron capturados, entre ellos Jlopusa. El comandante de Ias fuerzas gubemamentales consideraba que la rebelión había sido finalmente destmída y que Pugachof no tardaria en ser aprehendido; pero sus esperanzas nõ se reaUzaron.

H istoria del F eudalismo 333

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C U E S T I O N A B I O :

^Por qué los Urales se convirtieron en centro de la nueva guerra campesina?

iQué fué lo que causó el levantamiento de los cosacos del Yaik?

^Por qué Pugachof declaró ser el zar Pedro en persona?

iQué objetivos perseguían los rebeldes en los comienzos del le­vantamiento?

;Por qué los basquires apoyaron a Pugachof?

^Cómo ayudaron los trabajadores al movimiento?

^Qué importancia tuvo el apoyo de los trabajadores para Pu- gachof?

^Qué distrito ocupó el levantamiento a fines de 1773?

iQué programa adoptó Pugachof a fines de 1773?

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V«' m

LVII-- LA GUERRA CAMPESINA EN EL VOLGALA TOMA Derrotado en los Montes Urales, Pugachof se dirigió a DE KAZAN Basquiria, do donde se encaminó hacia el Norte, espe­

rando recibir el apoyo de los campesinos y obreros en rebelión; allí logró formar un nuevo ejército. Aunque sufrió toda una serie de derrotas, pudo Uegar hasta la región del Cama; tomó sucesivamente varios pueblos, además de las fábricas de Votkinsky y de Ishevsky; en junio de 1774 se dirigió a Kazán, que en esos tiem­pos era el centro administrativo más grande de toda la comarca del Volga. Kazán fué tomada con ayuda de los pobres y los soldados de esa ciudad Una pequena parte de la nobleza se escapó detrás de las murallas del Kremlin de Kazán. A los pocos dias Pugachof se vió obligado a evacuar dicha plaza; el 17 de juUo cruzó el Volga, acompanado de cuatrocientas gentes de sus tropas.

LA DíSUHRECaON DE PUGACHOF El distrito al cual Puga-CONTRA LOS TERRATENIENTES RUSOS chof había pasado, e r a

muy diferente. A llí el sis­tema basado en la servidumbre había sido establecido desde hacia tiempo; no había cosacos, ni nômades, ni fundiciones; los campesinos siervos padecían tanta opresión como del otro lado del Volga; existían varios pueblos oprimidc«: tártaros, mordvianos, mariis; todos se ha­Uaban en extremo descontentos y prestos a responder a cualquier llamado del Estado Mayor de Pugachof.

£n el manificsto que hacia fines de juUo lanxó Pugachof a la masa campesina del Volga, se delineaba d siguiente programa de acción:

“Por la Grada de Dios, NOS, Pedro III, Emperador Autócrata de toda Rusia, mediante nuestro decreto nominal ^con merced paternal de monarca, concedemost a todos los campesinos que han essta4o hasta ahora sujetos o lo clase terrateniente, el privilegio de ser leales ser­vidores de la Corona y acordarse a sí mismos la emandpadón y la libertad; el de ser cosacos para toda su uida, sin que se lès eanjan el reclutamiento, los impuestos cualquier otra exacdón de dinero, pose- yendo en cambio tierras, bosques, pastaderos, pesquerías y salinas gratis; asimismo concedemos a los campesinos y ál pueblo en gene­ral, la emjxndpación de iodo tributo o imposidón por parte de la brt- bona nobleza de jundonarios urbanos y de jueces. Os deseamos re- dención de alma y una vida tranqüila, a causa de lo cual hemos inntrrido en el destierro y la miseria a que nos condenara la r il no&lc2:a.

“T como nuestra gloria asciende ahora en Rusia, mandamos por

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este decreto nominal nuestro, que se cuelgue y ejecute a todos lo« representantes de la nobleza que vxvxan en sus propiedades o patrimo» ni05, a todos los oponentes de nuestra autoridad, perturbadores del imperio, enemigos de los campesinos: ordenamos que se les träte de la mtítma manera que ellos trataron a sv3 catnpeyinos, c fin de que, despxUs de haber exterminado a los adversarios, o sea a la infame nobleza, todos gocen de calma y comodidades perpetuas*\

El programa de Pugachof respondia plenamente a las aspirado- nos del campesinado. noticia de Ia proximidad de Pugachof fuc suficiente para quc surgiera un levantamiento en contra de los terra­tenientes; para que los dominios de éstos fueran quemados o destruí­dos, dando de paso muerte a los amos. MulUtifdes de campesinos acudían al encuentro de Pugachof, cuyo ejército creció con inaudita rapidez; a los pocos dias de haber salido de Kazan, contaba con más de quince mil hombres. A los que no pudieron incorporarse a él, los fuc organizando por conducto de sus capitanes, salidos de entre los mismos campesinos. Uno de esos destacamentos, el de Ivanov, as* cendia a tres mil hombres y contaba con trece cânones.

La insurrección de Pugachof crecía, haciéndose amenazadora. Los rumores acerca dei zar campesino, corrían por todo el país y las distintas versiones llegaron hasta Moscú. Los nobles escuchaban te­merosos, en boca de sus criados y de los popes, las conversaciones a propósito de Pedro Fedorovitch.

DERROTA El gobiemo, asustado, procedió a concentrar todasDE PUGACHOF sus fuerzas con el fin de batir a los insurrectos y

evitar que llcgasen al centro; sc apresuró a firmar la paz con Turquia, al calrâ de cuatro anos dc lucha. Los mejores ge­nerales y grandes ^erzas militares fueron enviados contra Pugachof, tan a tiempo que l<^aron cortarle el paso hacia Moscú. AI Uegar a Kurmish, localidad entre Kazán y Nishni-Novgorod, Pugachof viró hacia cl Sur, perseguido por cinco ejércitos de provincia; en su reti­rada fué ocupando sin resistencia todos los poblados dcl Volga, uno tras otro. Las clases menesterosas de la población lo recibían con júbüo; desarmaban a las autoridades y procedían a celebrar el arribo de éL Sin embargo, no pudo Uegar a organizar esas fuerzas para el combate, pues antes lo atacaron las tropas dcl gobiemo, derrotándolo cl 24 de agosto cerca de Chomy-Yar. Acompanado de un reducido número de sus adeptos, atravesó cl Río Volga. Esperando salvar así sus propias vidas, algunos de tales adeptos lo declararon cautivo, en- tregándolo al gobiemo de Moscú.

C A S T I G O DE L O S Entonces comenzaron las más tremendas REBELDES DE PUGACHOF rcpresaUas conlra los que habían partici­

pado en las insurrecciones. A todos los sitios donde habían ocurrido levantamientos, se envlaron expcdiciones

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punitivas. El condo Peter Panin, al inspeccionar las regiones decla­radas en rebelión, dió a los cjecutores las siguientes instrucciones:

“En íodíw las aldeas o ciudades donde los habitantes hayan ase­sinado a los gobernadores o jefes nombrados por Su Majestad, o bien a terratenientes o sacerdotes, deberán ser ejecutados los asesinos o traidorw, cortándoles primeramente las manos y los pies; luego se expondrán sus cabezas y sus cuerpos, pasedndolos por las vias públi­cas. Todos los que hubieren apoyado a los rebeldes, sin excepción deberán ser cruelmente azotados en las galeras. Estos castigos deben ser adoptados en todas las aldeas o localidades donde los habitantes hayan participado en la reimclta, exponiendo cn una horca a cada culpable del lugar^.

A los jefes del movimiento no se les daba mejor trato. Belobo­rodov fué ejecutado en Moscú. Salavat y su padre fueron Uevados de fábrica en fábrica; luego a las aldeas dc Basquiria, y golpeados en cada uno de esos lugares de la manera más cruel que concebirse pue­da; después les cortaron las narices en público, y más tarde se les envió a una institución penal.

Pugachof mismo fué llevado a Moscú en una jaula. A llí lo sen- tenciaron a ser descuartizado en vida. El 10 de enero de 1775 fué ejecutado en Ia Plazuela de Bolot. Multitud de nobles se congrega- ron a presenciar la muerte del “ terrible" Pugachof- La esposa de im terrateniente relató después el acto de la ejecución, diciendo:

. .Nosotros tuvimos la fortuna de que nuestro camiaje quedara en frente de la plaza donde lo ejecutaron y pudimos ver hasta el último deta lle...”

LA DíSÜHRECCION DE PUGACHOF Como en los demás levanta- C O M O L A M A S G R A N D E DE mientos campcsinos, la ba- L A S G U E R R A S C A M P E S I N A S se del movimiento de Pu-

gachof fué la lucha de los siervos contra la servidumbre y la lucha en pro tie Ios libres produc­tores en tierras libres. El carácter especial del movimiento dc Puga- chof consistió en Ia participación amplia de los pueblos coloniales en esa guerra de campesinos.

Otra de las circunstancias distintivas importantes de la rebelión, fué la participación de obreros de fábrica en eso mo\àmiento. Rusia en el siglo X V III era un país de industria muy desarrollada, en com­paración con la del siglo XVII. La participación de los operários de fábricas no solamente permitió a Pugachof armar sus fuerzas, sino obtener dc las propias filas de ellos los mejores organizadores del mo­vimiento, verbigracia Beloborodov.

La madurez del movimiento de Pugachof se demostro en su ca­rácter de movimiento organizado. El programa de la insurrección de Pugachof fué mejor elaborado que el de la rebelión de Stepan Razin,

H i^ r ia DEL Feudalism o 337

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detalle que salta a la vista confrontando las “Cartas atraycntcs” de Razin con las numerosos manifiestos expedidos por Pugachof y su Colégio, y en cuanto al aspecto militar, aquella se hallaba mejor or­ganizada que las guerras campesinas dei siglo XVII.

CAUSAS DE LA DERROTA DE LA A pesar de todo la insurrección DÍSURBECCION DE PUGACHOF encabezada por Pugachof fu é

derrotada. ^Cuál fué la razón? Observando cl desarrollo del movimiento, notarémos lo dividido que se hallaba. Las masas que participaron en éste se organizaban para combatir contra sus más contiguos enemigos: los cosacos, por ejem­plo, sólo pcnsaban cn combatir a sus adversaries de Orenburgo; los basquires lo único que querían cra arrojar a los rusos duenos de fá­bricas de su territorio, y el avance sobre el Volga no les interesaba; los campesinos del Volga peleaban con sus propios terratenientes y rara vez salían de sus respectivos distritos.

A l lado de esta estrechez de critcrio típica dcl campesino, hubo otra causa dc gran debilidad: las difcrencias surgidas en el campo mismo de los rebeldes, entre grupos distintos de participantes en el movimiento. La mira principal, o sea la destrucción del sistema de siervos, era olvidada, pasando a primer término 1(» intereses priva­dos e individuales de cada grupo. Los basquires al atacar a los pro­pietarios de fábricas, a los terratenientes y al Clero, atacaban también a los trabajadores rusos y a los campesinos. De ahí que la unión entre basquires y mineros nada sólida fuese. Entre los basquires y Ios quirguises, asi como entre los primeros y los calmuicos, ocurrian gran­des qucrellas a causa de los pastaderos. Entre basquires y otros pueblos vecinos, tampoco podía haber un frente unido en la lucha contra la servidumbre. En cuanto a los llamados “ antiguos” de Ios cosacos, que pertenecían a la casta de los ricos, su ayuda fué tan sólo temporal, pues estaban siempre dispuestos a llegar a un arreglo con el gobiemo ruso. El movimiento de Pugachof fué, pues, dividido por contradicciones intemas.

Finalmente, aunque contaban con la cooperación de los trabaja­dores del Ural, las íuer/as de Pugachof estaban en general peor ar­madas y eran menos disciplinadas que las del gobiemo, lo cual se hizo sentir dc modo especial hacia las postrimerías dcl movimiento. Los campcsinos del Volga odiaban la servidumbre no menos que los dcl Ural o los basquires; pero no podían cmplcar las armas de igual manera, pues por lo general peleaban con garrotes, hachas y cadenas.

Hay que haccr notar, además, que la misma estrechez dc purtos de vista reinaba entre los trabajadores del Ural. Es menester recor­dar que cl operário del siglo X V III no era todavia un verdadero pro­letário; aun no se había desprendido de la economia rural. A mayor abundamiento, aun cuando llegaba a convertirse en obrero perma­

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nente, no era un proletário que tuviese conciencia de clase, pues sguía abrigando Ia idea de regresar un dia a la tierra.

Careciendo de una verdadera dirección proletaria, el movimiento de Pugachof no podía haber derrocado al orden feudaL Después de toda una serie dc victorias temporales en lugares aislados, ei movi­miento en general sufrió una derrota.

La derrota dei movimiento de Pugachof prueba una vez más Ia exactitud dei punto de vista en que reiterad^ente han hecho hin- capié los más grandes maestros dei Marxismo, o sea QUE ES IMPO- SIBLE QUE EL CAMPESINADO PUEDA LOGRAR L A VICTORIA SIN L A DIRECCIÓN DEL PROLETARIADO.

Los levantamientos dei campesinado, incluso en los casos cn que no se hallen aislados o desorganizados, como el de Stcpan Ra^n, jamás podrán lograr algo serio.

H isto ria d e l Feudalism o 339

CÜEST I ONARI Ot

iCon qué fuerzas contaba el movimiento de Pugachof en el Volga?

í Quó tarcas sc impuso?

iPor qué llegó a ser tan amenazador para el gobiemo?

iCómo se enfrentó el gobiemo a los rebeldes?

iPor quc acabó el movimiento de Pugachof en derrota?

iQué papel dcsempenaron los obreros en el levantamiento?

Compárense los levantamientos de Pugachof y de Razin, diciendo quiénes tomaron parte en ellos, cuáles eran los problemas con que tuvieron que enfrentarse y por qué sufrieron derrota.

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LVKI.-LÀ MONARQUIA DE LÀ NOBLEZÀ EN LÀ SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XVllI

BEFORMAS POUTICAS DESPÜES DE El aparato burocrático - mi- LA INSUBBECCION DE PUGACHOF litar de gobiemo, organizado

cn cl siglo XVH y comienzos del XVn i, se vió algo afectado por las luchas de los diferentes gmpos de la nobleza cn cl segundo cuarto del último de dichos siglos. De 1725 a 1762 hubo siete monarcas en el trono ruso; cuatro de ellos de­bieron su advenimiento a la ingerencia del elemento militar, y dos fueron removidos por ese nrüsmo elemento.

En ese período dc asonadas palaciegas, grupos de nobles, separa­damente, trataron repetidas veccs de tomar cn sus manos el poder y limitar la autocracia del zar cn beneficio de la nobleza. Las insu­rrecciones encabezadas por Pugachof obligaron a la pequena nobleza a abandonar la idea de una constitución, pues la lucha con el “ene­migo interno” requería un poder fuerte. Las reformas de Catalina n, establecidas después de esos levantamientos, estaban encaminadas a reforzar el aparato político, en pugna abierta con el campesinado. En 1775 cl país se hallaba dividido en cincuenta provincias; en cada dis- tzlto había estacionados varios destacamentos de soldador, con la misión de guardar “ la paz y el orden” ; la cabecera del distrito ga- rantizaba la ayuda del gobiemo a los latifundistas, en el caso de rebeliones por parte de los campesinos. Asimismo se reforzó el cuer­po de policia. En esa época la vigilancia del aparato policíaco y mi­litar estaba a cargo de Potemkin, el favorito de Catalina II.

**Durante el paseo matinal del favoritof una enorme multitxid de gentes lo asediaban en demanda de favores de todas clases; tanto era el poder que tenia. Las personal^ades más prominentes, inclu- yendo a gobemadores y altos funcionários en uniforme y con toda suerte de distintivos, venian desde leguas de distancia paraesperar la llegada de Potemkin, y éste no creía necesario ni siquiera apearse del carruaje cerrado en donde dormia o leia; de manera qua toda la oficialidad allí runida sólo podia hacer reverendas a los la­cayos y al rodn del príndpe”. (Pokrovsky).

PRIVILEÍHOS La zarina servía únicamente a la nobleza y a sua DE NOBLES aliados los grandes mercaderes, quienes necesitaban

un poder fuerte; por cso rodeaban al trono. El poder monárquico no ocultaba cl hecho de que su política favorecia a esa nobleza. Durante los levantamientos de Pugachof, Catalina II sc anun- ciaba como terrateniente de Kazán y participaba en la organización de la pequena nobleza como fuerza militar que acabara con las

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guerras campesinas. Toda una serie de leyes, expedidas durante el siglo XVni, vinieron a aumentar los privilégios de los nobles. Diez anos después de Ias insurrecciones de Pugachof, Catalina mandó pu­blicar “El Libro de los Derechos dei Noblc” , en el cual se hallaban enumerados todos los privilégios otorgados a dicha clase. Los mós importantes eran:

La nobleza puede transmitir su jerarquía, por medio de herencia, a sus hijos.

Sin proceso no pueden los nobles perder su categoria.Se les permite la libertad de comercio y de mercado.Se les permite exportar las mercancias de que disponían.Están exentos de impuestos personales.Pueden vivir en cualquier parte dei país y establecer sociedades

de nobles en los lugares adonde vayan.Sin proceso previo no podrán ser ejecutados.Sólo podrán scr ejecutados por personas de su propio niveZ social.No pueden ser sujetos a castigo corporal.Tanto ellos como sus descendientes son libres en todo tiempo.Tienen el derecho de comprar aldeas.Se les permite tener fábricas en las aldeas.La nobleza se distinguia del resto de la población en el modo de

vivir. Los nobles portaban espada en el cinto y sólo a ellos les estaba permitido viajar en carruajes cerrados. Iios hijos de la nobleza se cducaban en plantclcs especiales (colégios de cadetes e institutos para sus hijas).

Los nobles dei siglo XVIII , merced a sus privilégios, eran los amos dei país.

POUnCA EXTERIOR DE LA La autocracia continuaba a fines MONARQUIA EN EL SIGLO XVm dei siglo XVHI lo mismo que an­

tes cn materia de poltica exterior. Los problemas primordiales de esta política seguian siendo: primero, la adquisición de nuevas tierras por medio de inicuos despojos» para fijar rutas comerciales; y segundo, ayuda para la exportación de mer­cancías. Uno de los grandes triunfos de los terratenientes rusos hacia fines dei siglo XVIII, fué la ancxión de la mayor parte de Polonia. De mayor importancia aún fué la anexión de las playas dei Mar Negro a raiz de toda una serie de guerras con Turquia. Por los puertos dei Mar Negro se abrió camino, hacia mercados exteriores, al trigo ruso, el cual, a fines dei siglo XVIII, se convirtió en el producto más im­portante dei comercio foráneo de Rusia. Después de la victoria sobre los turcos, Catalina I I comenzó a idear la manera dc anexarsc a toda Turquia. Constantinopla constituyó, a partir do fines dei siglo, el objeto de la ambición constante de los terratenientes rusos, exporta­dores de trigo.

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FRACASO INEVITABLE Los triunfos de la política exterior, con sus DE LA SERVIDUMBRE anexioncs por Occidente, por el Este y por

el Sur, detuvieron en cierto modo la caída de la economia a base del trabajo de siervos. La decadencia de ésta se acelero después de la insurrección de Pugachof; a fines del siglo X V III y comienzos del X IX sc desarrollaba ya en las entranas de Ia servidumbre rusa el capitalismo. El derrumbamiento del feuda1ii>mo en Kusia se aceleró también a causa de la influencia de los cambios operados cn la Europa Occidcntal a fines del siglo XVIII. En lo» tiempos de la insurrección encabezada por Pugachof, Inglaterra em­prendió su revolución industrial, ün poco despucs nació la gran Pie- volución Francesa. Cuando la nobleza rusa, tras dc haber desbara­tado el movimiento campesino, rcforzaba su propia posición, en Francia la revolución había comenzado ya a derribar palacios de reyes y a destruir los jwrivilegios de la nobleza francesa.

C Ü E S T I O N A R I O :

^Qué relación existe entre las reformas de Catalina II y la in- surrección de Pugachof?

^Por qué se reforzó la lucha por el Mar Negro a fines del sigk» XVIII?

^Por qué la servidumbre obstaculizaba el crecimiento de Rusia?

^Qué formas tomó la decadencia del feudalismo en Kusia du­rante el siglo XVin?

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Pág.CAPITULO 1

EL ORIGEN DEL FEUDALISMO EN líUROPA OCCIDENTAL

I. — Decadencia del régimen esclavfsfa en el imperio romano.£1 colonato. - El patronazgo. - Insiirrcccioncs caznpcsinas. - Dcsintcgración poütica dc! Imporio Romano. « Cuestionario. 7

II. — Resurgimiento del Fexidalisfno Germano.Vida social de los germanos en los tiempos de César. - Los germanos en la épocs. de Tácito. - La vida Intima de los antiguos germanos. - La asamblea popular y los jefes mi­litares. - Desigualdad econômica. - Desarrollo de la posesión privada. - Las clases sociales. - Nacimiento de los Estados germanos. - Reinos bárbaros. - Cuestionario......................... ‘ 13

CAPTTUM» n

EL SISTEMA FEUDAL EN I.A EUROPA DE OCCIDENTE

(Siglos IX al X I)

III. — La economia feudal y la situación del campesino.La situación del campcsino. - Conâicioncs do vida entro los campesinos dc la época feudal. - Tócnica agrícola. - El se­norío feudal. - Economia natural - Cuestionario ............... 23

IV. — El Estado Fetidfll.Insurrcccioníy? camptísinas. - El Estado feudal - Inglaterra feudal. - Legislación gubernativa del Estado y Tribunales de Justicia............................................................................ 31

V. — Lfl Iglesia feudal y su ideologia.Misión política de los curas y de la Iglesia. - La lucha entre el poder secular y el espiritual. - La ideologia íeudal. - El catolicismo, religión feudal - La ciência feudal - Las es­cuelas y la educación. - Cuestionario................................. 38

CAPITULO raET. POBLADO FEUDAL

VI. — Deíarrollo dc la tndc ctfodina.Separación del artesanado y la agricultura. - Cómo nació la aldea. - El artesanado. - Mercados regionales. - La población de las ciudades feudales. - Cuestionario ............................ 45

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V." ai

ETOICE

Pág.VIL — Organizaciones de la gente del pueblo.

Asociaciones de comercianlcs. - Grcmios de artesanos. -Cuestionario ....................................................................... 51

VTTT, — La lucha de Ias ciudades contra los senores feudales.Trabas al comercio. - Historia dc la Comuna de Lanne». - Cuestionario ....................................................................... 53

CAPITULO IV

LUCHA POR LA SUPREMACIA COMERCIAL

IX. — Birancto y los Arabes.Crecimiento del Estado Bizantino. - Las guerras dc Bizãn- cio. - Los Arabes. - El Islam. - Las conquistas árabes. - El califato. - La cultura árabe. - Cuestionario ....................... 61

X. — El comercio mediterrâneo y las Cruzadas.Las Cruzadas. - La primera Cruzada, - Conquistas de losCruzados. • Cuestionario ..................................................... 67

XI. — El comercio en el noroeste de Europa.Las ferias. - Las ciudadcs comerciales de los germanos. - La liga de Hansa. > Cuestionario ................................... 72

CAPITULO V

REBEUONES CAMPESINAS EN EL SIGLO X IV

X n .- -E l campesinado y la ruina de la economia íiafurol en los «çUm x m y XIV.El comercio con productos do Ia apicultura. - Creciente presión sobre los campesinos. - Comienzo de la emancipa» ción de los siervos. - La tócnica agrícola. > Vida de los campesinos medios on ios siglos X III y XIV. - Cuestionario 77

x m . — Las fcbelioTies dc campcíinos en Francia.“Emancipación” do siervos. « Falta de brazos. - Intento de una nueva scrvidtunbre. - La “muerte negra”. - La

£aerra de cien afios y la ruina del campesino francês. - a jacquerie. - Rcvui^ta de los citadinos......................... 81

XTV. — /nátirr€cci0nc5 campesinas cn Inglaterra.Causas de la insiurección. - Los lollarditas. > La rebelión dc Wat Tyler. - Causas de la derrota de los campesinos. - Cuestionario ....................................................................... 86

c a p itu l o VI

LA LUCHA DE CLASES EN LAS CIUDADES

XV. — Repúblicas urbanas de ítolia.El crecimiento de la industria. - La industria de panos en Florencia. - Redoblada explotación del jomalero. - Obreros de alquiler y el pobre de la ciudad. - LÁ usura. - Los ban­queros y los bancog. - Dominación de la aristocracia ur- ^na. - Cuestionario .......................................................... 91

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VIKDICE m

Pág.XVI. — L«uantomientos ttrbonoi.

La revuelta do los "flacos” en Florencia. - Levantamientos de artesanos. - Lucha de operários conlra maestros. - Cues-lionario............................................................................... Ô8

XVII. — Nacimientó de la cultura burtrueM en Italia.Comienzos de la perspectiva mundial de los burgueses. - La literatura y el arte. - Teorías políticas ...................... 103

CAprnn.0 vn

EL ORIGEN DE LAS MONARQUIAS

XVIII. — Las clases en la sociedad europea occidental del siglo X IV fll siglo X V y desarrollo dcl poder monárquico.Los seüores feudales y el campesinado. - Las clases ur­banas. - Reforzamiento dei poder dei Estado. - Obstáculos al desarrollo comercial y a la industria manual. - Nueva forma dei Estado feudal. - Cuestionario ......................... 107

XIX. — La monarquia en Inglaterra.La Carta Magna. • La representación de los Estados en Inglaterra. - La Importancia del Parlamento. - Cuestionario 112

X X .F o rm oc ión dc uíwi monarquia de Estado en Francia.La desunión de Francia. - Lucha de los reyes con los se­nores feudales independientes. - Los Estados generales en Francia. - Cuestionario ..................................................... 115

CAPITULO vra

ORIGEN DEL SISTEMA FEUDAL EN L A EUROPA ORIENTAL

XXI. — Ocaso dei sistema de clan patriarcal en el oriente de Europa. Tribus eslavas y finlandesas. - Manera de vivir de los eslavos orientales. - La a^icultura de los eslavos y loe finlandeses. - Otras ocupaciones de eslavos y finlandeses. - Comunas de clanes. - Uniones de tribus. - Desintcgración dcl sistema dc clan patriarcal. - Búlgaros. Kozares y Va­regas. - Origen dcl Estado ruso. - Cuestionario ............. 119

XXn. — El Estado de Kief.Las posesiones rurales en gran cscala, en los siglos X yXI. - El trabajo de los esclavos y lot semicsclavos en la aldca. - Comercio pirata con Bizancio, en los Siglos X y XI. - La lucha de clases cn las ciudades rusas. - La influencia bizantina. - El Estado de Kief en los si^os X y XL - De­cadencia de la región de Kief. - Cuestionario ................. 126

CAPTTÜLO IX

EL FEUDALISMO EN LA EUROPA ORIENTAL DEL SIGLO X IUA L SIGLO XV

XXIIl. — Los tártaros y la Horda de Oro.Origen dei Imperio mogólico. - La conquista de tierras rusas por los tártaros. - I.a Horda de Oro. - La tribu tár­tara. - Cuestionario............................................................ 134

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Pág.

XXIV. — Los senores ieudãles y los campefúnos cn los ^nlos X llty X IV.La agricultura. - Propiedad raiz de Boyardos y principes. - El “votchina” o bicn patrimonial dí»l príneipc de Moscú. - **Los huóríanos” dc los monastcrios. - “La estancia del Pom*chich!k". - Los Estados feudales en Rusia, durante los siglos x m y XIV. - Los camptísinus, su lucha contra los senores feudales cn los siglos X in y XÍV. - Cuestionario 138

XXV. — Novgorod la grande.Novgorod Ia grande y sus tierras. - El comorcio de Nov­gorod. - Los luchas políticas y sociales cn Novgorod du­rante el siglo X in . - Sistema politico dc Nov6oro<l - El levantamiento dc 1418. • La lucha de los condados contra Novgorod. - Cuestionario .................................................. 146

XXVI. — Formación del Estado moscovita,Formación de grandes principados. - Crccinúento de las relaciones económicas en Europa oriental durante los siglos XrV y XV. - Crecimiento de Moscú. - La toma de tierras a las tribus finlandesas. - Moscú y Novgorod. - Moscú y la horda. - Sistema feudal del Estado moscovita en cl t>iglo XV. - El campesinado en el Estado moscovita. - Europa oriental durante los siglos X IV y XV. - Cuestionario....... 152

CAPrruLO X

CRECIMIENTO DE LA INDUSTRIA Y LA AGRICULTURA DURANTE LOS SIGLOS X V I Y X V II EN LOS PAISES DE

EUROPA OCCIDENTAL

XXVIL — Decaimiento de la corporación artesana.Maestros y jornaleros. - Especialización de corporaciones. - El sistema dc coiporacioncs era un obstáculo para el pro­greso de la técnica. - El conocrciante y los artesanos. -Los grêmios de comcrciantes. - Cuestionario .................. 161

XXVnX — La industrio cosera y la» jnanufacturas.Cómo nació Ia industria casera. - Desarrollo de la industria doméstica. - Cómo nació la manufactura. - La manufactura

. centralizada. Condiciones de trabajo cn las manufacturas. - El trabajo de los ninos. - La producción en gran escala con trabajo forzado. > La lucha de clascs de los trabajadores de las manufacturas. - Desarrollo dc la técnica. - Camino dela producción capitalista. - Cuestionario........................... 165

X X D L—*Zxi situactón del campesino en los siglos X V I XVJI.Adaptación de los terratenientes a las nuevas condiciones. - El campesinado sin tierra. - La liberación de los siervos en diferentes países............................................................ 173

CAPITXTLO X I

EL COMERCIO DE ULTRAMAR Y L A POSESION DE LAS COLONIAS

X XX . — Los grandes descubrimientos QeográSicos.Conocimicntos geo^áficos. - £1 descubrimiento de Amé­rica. - La ruta marítinu a la índia. - El primer viaje aire- dcdor del mimdo. - Cuestionario ...................................... 177

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Pág.XXXL — EI mq^eo de las colontoí.

Rxtemünio de lo« nativos. - Esclavitud de los nativos. - La trata de «»sclavos negros. - El comercio obligatorio y los . monopolio». - Socivdâdes anónima.s. - Las colonias cn los Estados eurupeos.................................................................. 182

XXXIT.— D c w ztto IIo de 1« circtiktción monetaria.El oro y la plata. - Plata extraída. - Revolución en los prcK:ios. - IHüsarrollo de los bancos y los cambios. - Cues- tionariô............................................................................... 187

CAPITULO xn

l X l u c h a d e c l a s e s e n AI.EMANIA Y HOLANDA DURANTEEL STGLO XVI

XXXIII. — La Reforma cn Alemania.Ia iglesia romana y las clases sociales. - Lutero. - La T fífo rm a popular. - La rebelión de los caballeros. - Cues- tionario .............................................................................. 191

XXXrV. — La gran guerra dc Ios campesino«.Situación de los campesinos de Alemania en los comien­zos del siglo XVI. - Comienzos de la rebelión. - Las de­mandas de los campesinos. - Desarrollo y término de la rebelión. - Causas de la derrota. - La Comuna de Munster. - La iglesia luterana. - Engels y la refoima. - Cuestionario . 198

XXXV. — La Contrarreforma.Reacción católica. - Reíorzamiento de la Inquisición. - I*a ordcn de los jesuitas. - Cuestionario................................. 207

XXXVL — La Revolución en los Paises Bajos.El comercio y la indiístria en los Países Bajos. - El dos- arrolio de la burguesia. - El calvinismo en los Paises Bajos. - La Revolución. - El comercio y la industria de Holanda en el siglo XVIL - La estructura politica de Ho­landa. - Situación de los trabajadores. - Cuestionario . . . . 210

CAPiruto x m

LA MONARQUIA ABSOLUTA EN FRANCIA DURANTE LOS SIGLOS XVH Y XV III

XXXVII. — Desarrollo del absolutismo.Estructura económica. - Fundación del absolutismo. - Gue­rras de los hugonotes. - Fin dc ]as rebeliones feudales. - Cuestionario ....................................................................... 217

XXXVUI. — El alMOlutismo en $u centi.El sistema de Estados. - La estructura del Estado. - Con­tribuciones. - El mercantilismo. - El pauperismo. - Politica exterior. - Raxones en que sc basó la victoria dcl absolu­tismo. - Cuestionario ........................................................ 221

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VI INDICE

Pàg.CAfmrLO XIV

EL DESAEROLLO DE L A CIENCIA EN LOS SIGLOS X V I Y XVII

XXXIX. — La burguesia y el de$arroUo dc la ctencia.La técnica militar. - Impresión de libros. - La HStroiogia. - Los grandes descubrimientos astronómicos. - Bacon y los nuevos métodos cicntificos. - La hiatoria natural - Cues­tionario ............................................................................... 229

CAPITULO XV

LA REVOLUCION INGLESA DEL SIGLO XVU

XL. — Desarrollo de Uw relaciones capitaiifita« cn InpUiterro du­rante el siffio XVU.Las tierras cercadas y la diferenciación entre el campesi­nado. - Desarrollo de la industria y el comercio. - Los monopoUos y las crisis de la hacienda real - Conflicto entre el Parlamento y el Rey. - El Parlamento largo. - Cuestionario ....................................................................... 237

X L I.— La guerra civil,Dclineamxento de fuerzas. - La actitud del Parlamento. - Reforma dcl ejército parlamenlario. - Los niveladores. - El movimiento revolucionário en el ejército. - Dos pro­yectos dc una Constitución. - La bttrguesia reiuerza su poder. - Cuestionario ........................................................ 245

XLn. — La dictadura de la burguesto.La República inglesa. - Los excavadores. - La dictadura de la burguesia. - El protectorado de CronweU. • La res­tauración. - Tories y Whigs. - El levantamiento de 1688. - Cuestionario ....................................................................... 252

cApmjw) XVI

ORIGENES DEL ORDEN FEUDAL Y DE LA AUTOCRACIA MOSCOVITA EN EL SIGLO XVI

yr.TTT— Crecimiento de la economia comercial.Se acentüa la diferenciación social del trabajo en Rusia. - Ciudades y ferias dcl siglo XVI. - Crece cl comercio ex­terior. - Aumentan los comerciantes. - Influencia do la economia monetaria sobre la aldea. - Cuestionario ........ 25&

XLIV. — Nuewas confiscaciones. La conquista de Siberia,Expropiación de las regiones central y baja del Volga. - Los Stroganovs en el UraL - La conquista de Siberia. - Elbotín colonial en Siberia. - Cuestionario ......................... 263

XLV. — La lucha por la tierra y el poder entre noble* y Boyardos.Propiedades rurales de los monasterios. - El empobreci- mienlo de los Boyardos. - Terratenientes soldados. - Decli­na el papel politico de los Boyardos. - Los “Oprichniki” . - Cuestionario ....................................................................... 266

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Pág.XLVI. — La nucva servidumbre.

i Crecen 3as cargas de los campesinos. - Gentes libres rc- ducidas a esclavitud. - La tuma dc Ios siervos. - Modo dc

% esclavizar a los campesinos. - Pugna do los ‘Tomeschik” con los Boyardos. - Ruina del campesino. - Anos de prohí-

i bición. - La dcserción como «specto cspecial de la lucha de clases. - Los cosacos. - Los “antiguos” cosacos. - Cues-

i tionario............................................................................... 271Ç XLVn. — La guerra campesina en los comienzos del siglo XVIL! Se agravan las contradicciones de clasc en el Estado mos> r covita. - La insurrección de Bolotnikov. - Disidencia entre r los rebeldes. - Derrota y castigo de los campcsinos. - El zar de Tuschino. - X>a nucva dinastia. - Las clascs cn la

sociedad moscovita durante la primera guerra de campe* sinos. - Cuestionario .......................................................... 276/

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CAPITULO xvn

CRECIMIENTO DE LAS CONTRADICCIONES DE CLASE EN EL ESTADO DE MOSCU Y LA LUCIIA DE LOS CAMPESINOS

EN EL SIGLO XVn

f - X L V m — La aldea en el siglo XVII.r- La esclavitud final del campesinado. - El trabajo cn los dominios. - Origen dc las manufacturas de Elstado. - EI

f- impuesto en especie. - Los campesinos en tierras monaca-les. - Confiscación de nuevas tierras por los duenos de

c, siervos. - Campesinos fugitivos y rebeliones. - Cuestionario 283c XLIX. — Las ciudades y las insurrecciones urbanas en el siplo XVII.* La servidumbre como obstáculo del desarrollo econômico. - i'.. Diferenciación del campesinado. • Desarrollo del artesa- •* nado de la aldea. - £1 artesanado en las ciudades. - Des- f arroUo del comercio en el siglo XVII. - La importancia del capital comercial. - Se agravan las contradicciones de

clase en la ciudad. •> Impuestos y peajes de las autorida-i , des. - Insurrccciones iirbanas del si^o XVII. - Cuestionario 288^ L. — La guerra dc campesinos en Ucrania.t La suerte de Ucrania del siglo XTV al siglo XV. - El des-* arroÜo de la ser\'idumbre en Ucrania. - Colonización de S . la Ucrania del Sudeste. - Los cosacos de Ucrania. - La í rebelión de Khmelnitsky. - Convênio de los cosacos “pri-f vilegiados” con Moscú. - Cuestionario ............................ 296{ LL — La guerra de campesinos en el Volga o los IcvantamientoêI de Stepan'Razin (1670-71).

Causas de esta guerra de campesinos. - Cosacos ricos y cosacos pobres en cl Don. - La primera campana de Stepan Razin. - El ataque a Moscú. - La insurrección en el Volga. - Los triunfos de Razin. - Derrota de los rebeldes. - Lâ jus­ticia zarista. - Rasgos distintivos de la rebelión de Razin como guerrn campcsina. - Causas de la derrota de Stepan Hazin cn 1670-71. - Cuestionario ...................................... 301

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V tn INDICC

Pág.CApmnx) xvm

FORMACIüN DEL IMPERIO RUSO Y LAS GUERRAS CAMPESINAS EN EL SIGLO XVUI

LII. — El Imperio ruso en los comienzos dei sigío X V III.Guerras y anexiones. - Territorio ruso en los siglos XVI yXVII. - La gran guerra dcl norte. - La lucha por el Mar Caspio. - La autocracia rusa en el siglo XVII, - Reforma dcl Estado en los conücnzos dei siglo XVIII. - Despojo a \os servidores dcl Estado. - La nueva capital • Cambios sociales. - Cuestionario ..................................................... 309

LIIL — DesarroUo áe la agricultura en la aldea ftmdal durante el tiglo X V n i.Crecimiento dei comercio. - Exportaciones rusas durante el siglo XVni. - Se acentúa la diferenciación entre el cam- pcsinado. - Corrientes migratórias de trabajadores. - Des­arrollo dei dominio latiíundista en el siglo XVIII. - £1 camt^ino carece dc dcrcchos. - Actitud inhumana de los propietarios. - Cundc la servidumbre. > Cuestionario........ 310

LIV. •—Crecimiento de la manufactura feudal.EI desarrollo de la industria en los comienzos dcl sigloXVIII. - La gran manufactura en las ciudades. - Trabaja­dores anc2cados. - Pugna entrè la nobleza y los monuíactu- reros. - -Las íàbricas dei UraL - Crccimiento de fábricas en el UraL - Técnica minera en el siglo XV IIL - Codicionet) de los mineros. - La lucha de los campesinos empleados en fábricas. - Cuestionario ..................................................... 321

LV. — ÍTiíurreccioncs campestTU» cn cl siglo X V III, antes de Pugachof.Las dcserciones y la insurrección. - £1 robo dc tierras basquires. - Lucha de los basquires en la primera mitad dei s^lo XVIII. - El levantamiento basquir de 1755. - Cuestionario ........ ............................................................. 326

LVX — Las insurrecciones de Pugachof en cl l7rol.Causas generales dc las insurrecciones encabezadas por Pugachof. - Los cosacos de YaitquL - Pugachof. - Comienzos dei levantamiento. - Las fuerzas dc PugachoL-Q progra­ma de Pugachof. - Triunfos de Pugachof. - Derrota dc Pu­gachof durante el otono do 1774.-Cuestionario ............... 330

L V n .— Lo guerra campesina en el Volga.La toma de Kazán. - La insurrección de Pugachof contra

«'• los terratenientes rusos. - Derrota de Pugachof. - Castigo delos rebeldes de Pugachof. - La insurrección de Pugachof como la más grande dc las guerras campésinas. - Causas de la derrota de la insurrección de Pugachof. - Cuestionario. 335

LVin , — La monarquia de la nobleza en la segunda mitad dei si­glo x v m .Reformas políticas después de la insurrección dc Puga­chof. - Privilégios dc nobles. - Polüica exterior dc la mo­narquia en el siglo XV IIL - Fracaso inevitable de la ser­vidumbre, - Cujestionario ................................................... 340

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