historia educación mexico dos
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VII. LA POLTICA EDUCATIVA DE JOS VA SCO NCELOS
LV AR O : MA .T UT E
:MARCO H ISTRICO
EN L lES de abril de 1920 hicieron crisis las expectativas en torno a
la su cesi n p resid en cia1 . P or u na p arte, el can did ato fu erte d e o po sici n,
lvaro Obregn, escap al cerco que le haba tendido la polica dela
ciudad de M xico; por otra, Adolfo de 1a Huerta, gobernador de Sono-
ra, lanz en unin de Plutarco::E lias C anes y la legislatura de ese E stado,
el Plan de Agua Prieta, dirigiao a la . .lacin con objeto de desconocer el
gobierno de Venustiano Carranza. Todo habia comenzado al mediar
el ao anterior, cuando Obregn se postul com o candidato indepen-
diente a la Presidencia de la Repblica. Venustiano Carranza, con el
deseo evidente de prolongar su poder, dio su apoyo al embajador de
'lxico en \Vashington, ingeniero Ignacio Boni11as, para lanzar su
cand idatura. O tro aspirante era el general Pablo G on zlez, cu ya fuerza
d im anaba. d el dilatado nm ero de elem entos m ilitares co n que contab a
en la zona central de la Repblica. M ientras Boni11as v Gonzlez se
preparaban, Obregn tom am plia ventaja. D e hecho, er~ el nico que,
para marzo de 1920, ya haba recorrido prcticamente m s de m edio
territorio nacional, en una bri11ante cam paa en la cual haba estable-
cido m ltiples relaciones en todas las poblaciones que haba visitado. S u
campaa fue interrumpida en marzo para que se presentara a declaraI
en el proceso que se le instrua al general rebelde -Roberto Cejudo.
Obregn acudi a la capital y el 12 de abril tuvo lugar su escapatoria
rumbo al sur. Nueve das ms tarde dio principio la rebelin de AgU:1-
P rieta, secun dada por casi todos lo s m iem bros d el E jrcito N acional que
en lugar de combatir, dieron su apoyo a los sonorenses. Da a da se
. s um aban m ilitares a las defecciones, de m anera que el gobierno de Ca-
rranza se debilit m s y m s.
E l 7 de mayo Carranza abandon 1a capital, tratando de negar a
V eracruz. E n A ljibes, Puebla, se vio precisado a abandon ar el ferrocarril
que 10 conduca a su destino incierto , cuando tuvo la noticia de que
no recibira apoyo de parte del general G uadalupe Snchez, encargado
de dar1e proteccin en la fase final del viaje. Desde Aljibes, la comi-
[ 166]
LA PO LTIC A ED UC AT JV A D E JO Sf: V i\SC ON CE LO S
16 7
tiva presidencial march nmibo a la Sierra de Puebla desde donde
tratara de negar al Golfo. El da 20, un general recientem ente am nis-
tiado con el gobierno, Rodolfo Herrero, condujo a la com itiva de PatJa
a Tlaxcalantongo, en donde, en la madrugada del 21, un ataque sor-
opresivo fue suficien te p ara q ue las balas alcanzaran a don V en ustiano
y le quitaran la vida.
En la capital, desde el da 7 el duefo de la situacin era Pablo Gon-
z1ez quien, sin asumir 1a presidencia, nom br un gabinetc para que
atend iera los asuntos adm inistrativos de cada ram o del gobierno . lvaro
Obregn se present ms tarde, escoltado por su brazo derecho per-
dido , Benjam n HiB, y el general zapatista Genovevo d.e 1 a O El da 23
el Congreso, reunido a pesar de la desbandada de m uchos diputados el-
rrancistas, nom br presidente p rovisional a A dolfo de la H uerta, qU ien
asum i el poder el 10 de jnnio.
Los aguaprietistas lograron su objetivo al contar con el apoyo tIe ]a
m ayora del Ejrcito, as com o de los principales grupos rebeldes al go-
bierno
.
de Carranza. Las alianzas pactadas antes de la cada del vicjo
gobernante y otras que prom ovi la adm inistracin provisional de D e la
H uerta, dieron por resultado que :M xico se encontrara en relativa calm a
y no fuera m enester invertir dem asiada fuerza hum ana y presupuestal
en combatir grupos alzados. Los seis meses de gobierno de Adolfo de
la Huerta presentan un panoram a de contrastada tranquilidad con res-
pecto a la convulsin de los ai10s anteriores. :M ientras este clima sc
alcanzab a, O breg n con tinuaba su trabajo electo ral y, despus, al resul-
tar electo Presidente de la R ep bJica, prepar su gob ierno. L a consoli-
dacin interna contrast , sin em bargo, con el fracaso ante e1 exterior.
Los Estados Unidos no reconocieron al nnevo gobierno m exicano y ello
d io m otiv o a p ro ble ma s p os te rio re s.
A pesar de que el mundo se encontraba en recesin, provocada por
los ajustes econm icos que trae consigo el fin de un conflicto blico de
proporcin tan enorm e com o 10 fue la prim era Guerra I\lundial, ?vlxi-
co pudo lograr una balanza de pagos favorable gracias a u na produccin
de metaJes y petrleo considerable, v tambin a qne, a causa de la
pacificacin interna, el m ercado local volva a 1a norm alidad perdida
h aca m uch o tie mp o.'
1 En torno a ]a suce,in presidencial en
]
9 20 , v a se A lv ar o J \1 at nt c,
L a c ar rC Ta d e
caudillo,
J \I x ic o, E l C oJ eg io d e : \I x ic o, 1 98 0,
]
95 pp. (Jl ,toria dc la Rnolucin M exi-
cana, 8) y John \V . F. DulJes,
A yer en M xico. U na crnica de la Revolucin.
1919-
1936 trad. Julio Zapata, M xico, Fondo de C ultura Econm ica, 197'7, 653 pp.
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LA POLTICA EDUCATIVA DE JOS VASCONCELOS
Obregn y De la Huerta no slo contaron con el apoyo de rebeldes
que dom inaban algunas zonas del pas. Tam bin procuraron contar con
la simpata de algunos de los ms connotados enemigos de Carranza
que sufran destierro. Indudablemente dos de los individuos ms no-
tables dentro de esta categora eran A ntonio l. V illarreal y Jo s V ascon-
celos. Am bos haban perm anecido fuera de M xico desde 1915, cuando
fracas e1 intento del gobierno convencionista de Eulalio C utirrez
de someter tanto a Carranza como a Vi]}a y Zapata. A lo largo de cinco
aos, Villarreal y Vasconcelos, juntos a veces y solos la m ayor parte del
tiem po, haban luchado contra C arranza desde fuera. Su aislam iento los
im posibilitaba para obtener el xito deseado. N o fue sino hasta que en-
traron en contacto con Obregn y De la Huerta cuando sus nombres
v olv iero n a circu lar e n la p re nsa d iaria d e la cap ital, escrib ien do artcu lo s
contra el rgim en carrancista que capitalizaban los nuevos hom bres de
la oposicin. Al triunfo del m ovim iento, Villarrcal colabor com o ea.
mandante de la zona de Nuevo Len y pas a ocupar la cartera de Agri-
cultura v Fomento con De la Huerta y, por su parte, Vas cancelas se
hizo ca;go de la rectora de la Universidad Nacional. La tarea de la
reconstrucci n nacio nal com enzaba. cuando el civilism o elitista de C a-
rran za S UcU ll1 ba a nte el m ilitarism o p op ulista d e O br eg n .
JO S}~ V ASC ON CEL OS: U N PE RFIL
Com o tantos otros iniciadores de la Revolucin, Jos Vasconcelos re.
sulta perfectam ente catalogable dentro de la clase media. Nacido en
Oaxaca el 27_de febrero de 1882 era hijo de un funcionario aduanal.
Tal circunstancia propici que de nio pasara sus primeros aos de
m anera trashum ante y. posteriorm ente, en Piedr3s Negras, Coahui1a,
de cuy a estancia l m ism o n arra, con una lucidez m agistral, sus prim eros
recuerdo s. Sus pad res se preocuparon siem pre por pro porcionarle ant-
dotos nacion a1istas efectivos quc c\'itaran una excesiva penetracin de
,
lo s elem en to s n orte am eric an os q ue c J p eq ue o e du can do rec ib a c n la
esc uel; elem en tal d e E ag lc P ass , T ejas. E l eq ui1 ib rio lo grad o en tre h og ar
v cscuela dot de una aguda conciencia a Vasconcelos para valorar las
diferencias entre ense1an za, vida, historia y cultura d e los dos pueblos.
D el pe1igro de sucu mbir frente al podero so im pacto del B orte, la fam ilia
V asco nce lo s se d efen da co n le ctu ras c om o
1\1xico
a travs de
lo s
siglos,
L A P OL T IC /\ E DU CA TIV A D E JO S V A SC ON CE LO S
16 9
entonces recin editado, el consumo de dulces oaxaqueos y viajes a
ciudades norteas pero con tradicin, com o Durango. Esos elem entos
y los pleitos a puetazos con los nios estadounidenses, por causas his-
t ricas y presentes, forjaron la m entalidad d e un o de los m s destacados
propagad ores del nacionalism o cu1tural m exicano. M s tarde, el padre
decidi llevar a la familia a un lugar en el que se la protegiera de la
p aulatina yanquizacin y obtuvo su traslad o a la aduana m artim a de
Cam peche. El cam bio experim entado por el joven Jos fue m uy grande.
S u ad olescen cia tra nscu rri en u n :lI nb ito d istin to , co n trad ici n p ro pia,
aunque distinta;} la tipicamente mexicana del centro, y, sobre todo,
amable y en contacto COll dos elementos muy ricos: la naturaleza y la
lectura. Por una parte la adolescencia de V asconcelos se produce cerca
del mar y de las huertas de frutas exticas, para quien haba sido veci-
no del desierto; por otra, la adolescencia de Vasconcelos transcurre en
una lectura voraz, copiosa y com partida. Prim ero con su m adre. dam a
de notable cultura literaria, y despus con la hija del director de la es-
cuela, ante quien asumi un aire inocentemente pedante de gua y
mentor, y de la que recibi noticia de otros autores y libros que no
conoca. Finalm ente, la adolesccncia qued atrs y hubo que hacer
el viaje a la capital para ingresar en la Escuela N acional Preparatoria,
que por el tiempo del arribo de Vasconcelos ya no era el plantel de
bien ganada fama que haba fundado Cabino Barreda, pero que segua
siendo el baluarte p rincipal del po sitivism o. D e esa etapa son las lectu-
ra s d e C om te , S pen cer, 1 \ 1 1 1 1 y p ro vie ne l a c on cie nc ia d e l a p os ib ili da d
de sustituir un dog ma, el religioso, por otro, el cientfico. V asco ncelos
se ve tentado por esa posibilidad, pero sus races no lo hacen abjurar;
tan slo alejarse. Acepta al positivismo, pero no en la forma como
lo hacan Porfirio Parra o A gustn Aragn, pontfices m exicanos de la
doctrina.
De la poca prcparatoriana data otra pasin: las mujeres, que Vas-
concelosJrata de equilibrar con la lectura. Desde entonces surge la
costUl11bre de leer a los clsicos sin perder el tiem po en los com enta-
dores y los segun dones. V asconcelos siente soberbia inte1cchlal ante la
mediocre figura de un pariente suyo. profesor de una lgica extrada
de manuales y no de textos originales. Tambin desde entonces surge
un gran dolor: la muerte de su madre y las segundas nupcias de su
padre. E l paso a la Escuela de Jurisprudencia lleva a Vasconcelos a la
m olicie y la crpula de la vida estudiantil, que ocasion co nstantes los
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LA PO LTICA EDU CATIVA D E JOS VA SCONCELO S
de faldas alternados con la lectura devota del D ante. Los prim eros tra-
bajos los tiene cuando ha traspasado la cuesta inicial de una carrera
a la que slo asista a presentar exm enes y a las c1ases que s conside-
raba que valan la pena, como las del ilustrc Jacinto Pa11arcs. Final-
m ente, gracias a su exce1ente ingls, lo contrat u n bufete norteam eri-
cano que le proporcion un buen ingreso m ensual que le perm iti viviI
c on c ie rt a h olg ur a
L a lectura v el am biente faculbJtivo 10 n evaran a establecer rc1 acin
con aquel10s con quienes se poda identificar. En 1908 form a parte dd
Ateneo de la J
uvcntud y participa en sesiones prolongadas en las que sc
reunan a leer a Platn, o a Nietzsche, cn C1S3 de1 arquitecto Jess
T. Acevcdo, Antonio C aso, Pedro Henrquez Uref1a, e1 joven Alfonso
Reyes y muchos otros que destacaran en el campo de las letras y el
p en sam ie nt o me xi ea no s.3
Junto con algunos amigos del A teneo y fucra dc l se siente llamado
por la campaa de Francisco 1. M adero. En 1909 forma parte del Par-
tido i\ntirreek ccionista y l1eva a cabo viajes (le propag anda en fav or dd
candidato opositor a Porfirio Daz. La suerte le perm ite escapar de una
apreh ensin y de ah no le queda m s que m lIch;:r a su prim er dcstierro.
A l triunfo del m aderism o, V asconcelos presta grandes servicios ;11 r.
gim en, sobre todo en el seno del Partido Constitucional Progresista. El
hecho de no beneficiarse con puestos pblicos hizo que su prestigio
aumentara. Al sobrevenir la cada y muerte del presidente J\1adero,
Vasconcelos fue aprehendido, pero pudo escapar y ocultarse cn Nlix-
coac, para despus aban donar d e nu evo el pais. E l C onstitucionalism o
10 eomision a Estados Unidos y Europa, y a su regreso se acerc a las
fuerzas carrancistas, do nde sim patiza con t1g unos elem ento s, pero no
2
L a f ue nt e p ri nc ip al e s l a a ut ob io gr af a d el p IO p io J os V as co nc elo s,
Ul ise s c r ioUo,
1935. H ay m ltipJes recdiciones y, desde luego, puede verse en las Obra s c omp leta s,
2 vo ls., J\I x ieo , L ibr ero s M ex ican os U nid os, 1 957 . S ob re la v id a y ob ra d e V aseon ce Jos,
Cfr. Jo s Jo aq u n B lan co , S e l lamab a V as co nc el os . U n a e yo ca ci n c ri ti ca , ]1,,1xico,Fondo
d e C ultu ra E con m ica , 19 77, 2 15 p p. S ob re los pr im ero s a 0 s, a un qnc b rev e, es ex ce len te
el trabajo de jolln Skirius, l\'locedades de V ~sconcelos , trad. de Jorge H ernndez
Campos,
Vuelta,
v. IV, nm. 43, junio de 1980, pp. 6.16. De este mismo autor, Jos
Vas co nc el os }' l a c ru za da
d e 19 29 , t rad . de F lix B lan co , M x ico , S iglo X XI , 19 78 , 2 35 p p.
3 A lfonso R eyes, Pasado inm ediato , en Juan H ernndcz Luna (ed.), Conferencias
d el A te ne o
de
l a I uw nt ud ,
prlogo, notas y recopilacin de apndices de... M xico,
Centro de Estudios Filosficos, Universidad Nacional A utnom a de M xico, 1962,
215 pp. (N ueva B iblioteca M exicana, 5), pp. 187
ss.
L\ POLTIC\ EDUC\TIV ,-\ DE JOS VASCONCELOS 171
as con el P rim er Jefc. Francisco V illa le parece un salvaje, pero adm ira
el hecho de haber destruido a la parte m s fuerte del EjcitoFedera1.
Obregn le parece simptico e inteligente. Finalmente, a la hora del
triunfo sobre Huerta y de la divisin revolucionaria, Vasconcelos fue
portavoz de la razn: sostuvo que deba prevalecer la Soberana Con-
v encin R evo lucionaria, com o asam blea que em itiera los acuerd os fu n-
dam entales. A com pa a A ntonio 1. V i11 arreal com o m ejor candid ato
a la presidencia y cuando ste sc retir, aconsej a Eulalio Gutirrez.
Este gobernante le ofreci la Secretara de Instruccin Pblica desde
donde V asconcelos prcticam ente m an ejaba las relacio nes exte:iorcs v
muchos asuntos internos de M xico, en e1 escaso par de meses en qu~
Gutirrez se esforz por gobernar, a pesar de ViBa. Finalmente, Vas-
concelos redact el m anifiesto en el cual Gutirrez desconoca a Vil1a
:::
como jefe de armas, al igual que a Carranza, y se lanz a la frontera
por va terrestre, poniendo su vida en peligro ms de una vez. Entre
1915 y 1920 viajar de San Antonio a Nueva York y de ah a Lima, para
regresar nuevamente a los Estados Unidos, donde l1ega a la pobreza
extrem a en Nueva Orleans. De all sali , en un golpe de suerte, rum bo
a California en una aventura de promisin millonaria que termin en
una m odesta posicin. Por entonces escribe su Pitgoras y sus Estudios
jn dostnicos, se reencuen tra con V iJ]arreal v am bo s ch arlan con O bre-
gn. De esa entrevista a su regreso slo media la cada de Carranza. Al
sobrevenir sta, M iguel A lessio R ob les, posteriorm ente secretario par-
ticular de D e la H uerta, 10 incorpora al rgim en triunfante. En la recto-
ra de la U niversidad, V asconcelos se dedicar a estructurar la poltica
e du ca tiv a d e la R ev olu ci n
ESTABLECIM IENTO D E LA SECRETA RA DE EDUCA CIN PBLICA
A parte del A rtcu lo 3 9, su radicalism o y sus alcances, la C onstitu cin
de 1917 introdujo otra novedad con respecto a la relacin entre el
Estado y la educacin: suprim i la Secretara de Instruccin Pblica
y BeJ1as Artes. Esta institucin, como se sabe, fue creada por el go-
bierno de Porfirio Daz en 1905, gracias al consejo e inters de Justo
S ierra, quien la encabez, habiendo pasado de 10 que fu e la subsecreta-
.~.Esta parte de la vida de Vasconcelos en
L a t or me nt a,
segunda parte de
Ulises
crwUo,
M x ic o, E di ci on es B ot as , 1 93 6.
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L\ POLTICA EDUCATIVA DE JOSf, VASCONCELOS
ra de instruccin pblica, dependiente de la Secretara de Justicia, a
ser una entidad autosuficiente. L a razn fundam ental para 1iquidar la
institucin a travs de la cual el E stado podra establecer la poltica edue
cativa fue que la ju risdiccin de la secretara po rfiriana se extenda slo
al Distrito y los territorios federales, en virtud de que cada Estado se
responsabilizaba -o dejaba de hacerlo- de la educacin que se jm-
partiera dentro de su territorio. La supresin de la Secrctara fue, apa-
rentemente, una accin democrtica, toda vez que se encargara a
cada municipio de dotar a su poblacin de la educacin bsica, segn
postulaba el Artculo 39 Lo precario de los presupuestos de muchos
ayuntamientos, por no decir la totalidad, hizo que se avanzara muy
poco en los tres aos del gobierno constitucional de Carranza. M as el
problem a no radicaba en este argum ento. D e hecho, para dar autntica
c oh eren cia al p os tu lad o co nstitu cio nal h aca fa1 ta u na acci n co ord in a-
da del Estado, de alcance federal, es decir quc abarcara a la tota1idad de
la R ep b lica. S lo a s se p od ran c on so lid ar lo s p rin cip io s rev olu cio na-
r io s e n m ate ria e du ca tiv a.
Para que ello fuera posible era m enester rea1izar una reform a cons-
titucional, lo cual im plicaba esfuerzos m ayores, entre los cuales el de
prim era im portancia era contar con la anuencia de dos terceras partes
de las legislaturas de los estados de la R epblica, aparte de la m ayora
del Congreso de la Unin. Se seala esta circunstancia, en virtud de
que se da por supuesto que los nuevos gobernantes estaban de acuerdo
en la necesidad de llevar a cabo la reforma del texto constitucional, y
estab lece r u na S ecretara d e E du caci n P b 1ic a.
M ientras tal empresa se llevaba a cabo, Jos Vasconcelos se haca
cargo de la rectora de la Universidad Nacional y desem peaba fun-
ciones que iban ms all del mbito puramente universitario. Esto se
deba a razones tanto legales com o prcticas. A partir de 1917 se haba
co nstituido el D epartam en to U niversitario y de B ellas A rtes, cuyo titu-
lar era al m ism o tiem po rector de la Casa de Estudios. Por extensin, el
Departam ento legislaba en m ateria educativa para el Distrito y los te-
rrito rio s fed erales, 1 0 cu al ib a m s all d el lm ite u niv ersitario .
Con las atribuciones legales y con las necesidades que im ponan las
circunstancias, Vasconcelos em prendi desde la rectora una accin
tendiente a darle coherencia a la educacin en sus distintos n iveles. R e-
vis las direcciones de los planteles, inici la dotacin de desayunos
gratuitos para escolares y com enz a delinear la accin propicia para
LA POLTICA EDUCATIV:\ DE JOSE V ASCONCELOS 173
que cuan.do la ley estab leciera la Secretara ya hubiese u na p rctica, un a
trayectona que seguir y no esperar a que la ley creara la costum bre.
.
La .i,dea fundam ental de la ley de Vasconcelos se sintetiza en la orga-
I1 lzaC IO nd ep artam en tal d e la S ecre tara. P or u na p arte, la fu nci n b sica
s e H :a liz ar a a .
travs del D epartam ento E scolar, integrado por cu antas
seCCIOnes hubIere m enester, de acuerdo con la realidad escolar en sus
distinto s niveles, desde el j~ad n de nios h asta la U niversidad.' L as no-
vedades vendran con los departam entos que com plem entaran la tarea
e~co~ar: el de ~ibliotecas y el de B ellas Artes. Con el prim ero se garan-
t~z?na el m atenal de lectura, para fortalecer la educacin que se im par- -
tlIla y
~l
d e B ella s A rtes co ord in ;n a las activ id ad es artsticas, co mp le-
m entanas de la educacin. Adem s de esos tres departam entos funda-
m entales, habra otros de carcteF-especial com o el dedicado a la des-
an alfab etiza ci n y a la ed ucaci n in d-g rn a.
Vasconcelos tena un concepto claro de organizacin as como las
ideas directrices centrales. Pero haba que esperar. Lleg el m om ento
en ~ue Obregn ocup la presidencia y 10 reconfirm en su puesto y
le dIO su apoyo para lJevar adelante sus tareas y proyectos. Y sobre
t?d ?, h ub o d e. d ed icarse a la tare;:, d ifciJ, d el co nv en cim ie nto , q ue co n-
SJstIa en relacIOnarse con las legislaturas de los estados para ganar su
voto y lograr la reform a constitucional. De esta m anera, el buen cono-
cedor del territorio m exicano, que desde su ju ventud haba sido V asco n-
celo s volv ~_; algunas entidades, ahora en plan de fun cionario p blico,
con la mISIOn
d~
exponer SllS ~lanes y entusiasmar a gobernantes y
m aes:ros. Despu~s de esos recorndos, el proyecto de ley se discuti por
las camaras y, fmalmente, b reforma constitucional fue aprobada y
promulgada el 20 de julio de 1921. E l decreto de creacin de la Secre-
tara de E du~ acin P b1ica. data del da 25 de ese m es, pero~e pro mulg
el 29 de septIem bre del m Ism o al1o. E n octubre siguiente, Jo s V ;:S CO ll-
celo s p ro test co mo titu lar d e la n uev a d ep en de ncia.5
5 Son varios los 1ibros en los cuajes \'2sconceJos narr su experiencia al frente de la
Secretara de E ducacin y ]a rectora de la U niversidad. La circunstancia genera], en
E l d e sa s tr e, tercera parte de Ul is es c r;o [/o . C ontinuacin de La tormenta (1938). La
obra m s, pr~ cis3 es
De Robinsn a Odiseo
( 19 35 ), p er o t am bi n a po rt .a n e 1e me nt o';
L a, 'a za c os ml ca
(1925),
Indologa
(1926) v la
B re ve h is to ri a d e M x ic o
( 19 37) . T oda s
estan en la ed. Clt. de Obra s c omp leta s. Pa la c omp lemen ta r , Cfr. La e du ca ci n p b li ca
en fv xico a travs de los m ensajes presidenciales desde la consum acin de la
I
ndepen-
d en cz a h as ta n ue st ro s d a s, prlogo de J. M . Puig C asauranc, M xico, Secretara de Edu-
cacin Pblica, 1926, X VII-505 pp., cuadros (pp. 211-237, 426-432. E sta obra fue re-
c op i1 ad a p or S al va do r No vo ).
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LA POLTICA EDUCATIVA DE JOS VASCONCELOS
U NA A CC I N E DU CA TIV A IN TE GR AL
Jos Vasconcelos tena una idea clara de la misin que deba desem -
pear la Secretara a su cargo. Para l, el proceso educativo era algo
totalm entc
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L A P OL 1T IC A E DU CA TIV A D E J OS E V ,- \S CO NC EL OS
sim ilar a la de la portada vieja. Dentro del edificio, que se habilit para
sala dc conferencias -y que durante m uchos a10s alberg a la Hem ero-
teca Nacional- los m ensajes de la nueva educacin estuvieron plas-
m ados en m urales y vitrales, a cargo de Roberto M ontenegro, quien fue
el prim ero de los pintores m exicanos encargados de interpretar los sm -
bolos del nuevo nacionalism o m exicano, en los m uros de los edificios
que dependan de la Secretara de Educacin Pblica.
L a pintura y la escultura recibieron gran reh abilitacin . L os artistas
se integraron al movimiento nacionalista y decoraron los muros de la
Escuela Nacional Preparatoria y del nuevo edificio que, una vez con-
cluido, sera el P alacio de E ducacin. E n esos m bito s desarroJ1ab an sus
trabajos Jos Clemente Orozco, Die~o Rivera, Jean Charlot, Xavier
Guerrero y, por el lado de la escultm a, Ignacio As nsolo, entre otros.
Pero no se trataba de que slo los artist~e expresaran, sino de ensc-
ar al pueblo a ex presarse. A do lfo B est IV Iaugard elab or un excelente
m todo de dibujo para los escolares, que durante m uchos a10s fue gua
in su perab le. Jo rg e E nciso , n otab le d ib ujan te, p articip en esas tareas.
L a m sica no poda quedar atrs. Despus de diez a110S de barbarie,
13 O rquesta Sinfnica N acional fue rehabilitada bajo h batuta d e Julin
CarrilJo, quien ofreci conciertos de los grandes maestros tanto en la
ciudad de M xico com o en algunas de provincia. Vasconcelos com enta
.
q uc e st o p ud o l og ra rs e g ra ci as a l g en ero so p re su pu es to d e q ue g oz la S e-
cretara, es decir, hasta 1 923, inclusive. L a creacin m usical fue igual-
m ente estim ulada. Esta labor corri a cargo, principalm ente del m aes-
tro Joaqun Beristin, que supo asimilar las formas populares en un
lenguaje expresivo y adecuado. Vasconcelos seala que no se trataba
de crear un fo1clorismo estril, sino de buscar puntos de partida para
integrar al m exicano a una cultura m usical que no divorciara las form as
cultas de las pop ulares. Sin em bargo, al final todo qued en folclorism o.
Se habilitaron prgolas en Chapultepec, en el Parque Espa1a, para
presentar orfeones y conjuntos gim nsticos en fcstivales al aire 1ibre.
A sim ism o, se em prendi un a obra colo sa1: la construcci n del E stadio
N acio nal, al su r d e la co lo nia R om a, esp acio id eal p ara g ran des festiv ales
d e p articip aci n m asiv a en d on de se in teg raran las a rtes y las h ab ilid ad es
corporales. El Estadio se inaugur en 1924 Y
en gran parte fue costeado
co n d on ativ os e n ef ectiv o.
La visita de grandes personalidades del m undo intelectual de habla
espaola fue prom ovida por Vasconcelos. As fue con el viaje a M xico
LA POLTICA EDUCATIVA D E )OSf: VASCONCELOS 177
del not~ble m iem bro de la generacin espaiola del 98, Ram n del Va-
ll~ Inclan y de
~a escri ora chilena, posteriorm ente prem io Nbel de
L Iteratura, G ~bnela M I~ tral, ~ntre otros. Particularm ente im po rtante
fue la presen cIa de G abnela i\1lstral porque n o slo se 1im it a im partir
c~~das sobre tem as de su conocim iento, sino que ayud en tareas espe-
c lf rc as d e l a S ec re ta r a.
.
To~o. ese mundo, creado alrededor del escolar y del ciudadano, se
m ten slfIca ba .eo n la creaci n d e n uev os p lan teles y e scu elas. V asco nce-
los fue especIalm ente sensible al im pulso de creacin de centros esco-
lares de e.nseanza t~?ica, tanto para hom bres com o para m ujeres. En
este sentIdo, su ge~tIon representa ecos magonistas, en lo tocante a
rech~ z~r la p roducC In de profesionistas estriles y preferir la de tcni-
cos utII.es. Incluso se dio origen a la fundacin del Instituto Tcnico
~nd~stnal, .cuy~s i?stalaciones no se negaron a concluir. Dentro del
am?I~?
um versl~ano, la Escuela de Industrias Qum icas de Tacuba.
reclbJO. ~n
g ran Im p.u lso o ficial y , a su v ez, co ntrib uy a la ra mificaci n
?e ach~ldades tendIentes al fortalecim iento de la enseanza tcnica e
mdustnaI. No se sacrific este rengln por el esttico. De hecho se
t:ata~a de ~ roporcion ar una form acin integral a los individuos. S e r~pe-
tIa: es mejor s~r.un bu~n .artesano que un mal abogado .
.
Toda es~a actIvlda?, ~I b Ien t.uvo su centro en la capital, pudo ram i-
f r.carse h acIa la p ro VIl1 Cla. F ue Im po rtan te la realizaci n d e co ns tan tes
g uaso a los es~ados, cuy os gobernadores reciban a los funcionarios del
G obIerno F ederal con sim pata. L a S ecretara de E ducacin P '
bl
'
t b l
.
d
u rea,
~s
a a cump
Ie~.
o con su tarea. P ese a m odificacion es po steriores, que
I~cluso contradIjeron el program a vasco ncelista, con su so la inercia se
h .1Z Opresente p or lo m eno s veinte a os, aun que ya despojado d e la m s-
tIca que le infu ndi su creador.6
LA LECTURA: EL ELEM ENTO FUN DAM ENTA L
EI ~ El desastre, tercer volum en de la tetraloga iniciada con el Uljses
cnollo en la. que Jos Vasconcelos narra su vida, se expresa que si un
pueblo. no tIene qu leer m s vale dejado analfabeta. Esta frase tena
por objeto defender la accin editorial de la Secretara de Educacin
.
6 Ibdem. E ste a par tad o i nte nta c on sid era r ]o s p rin cip ales aspe cto s q ue ap are cen e n las
d Iv ersa s o bra s de V asco nc eIo s so bre el tem a. V ase n ota an ter ior .
.
-
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178
L.\ POLTICA EDUCATIVA DE JOSf: V ASCONCELOS
P b lica d e lo s ataq ues q ue le lan zaro n lo s d iario s. V asco nce lo s co nsig ui
quee1 presidente Obregn permitiera que los TaIIeres Grficos de la
Nacin pasaran a la Secretaria de Educacin y que, adems, se dotara
su Departam ento E ditorial de nuevas prensas. A sim ism o, la Secretara
inici el establecim iento v dotacin am plia de libros a las bibliotecas.
Sin m aterial de lectura, tda la accin edu cativa descrita en el apartado
precedente no tena sentido y, sobre todo, le faltara su principal basa-
mento.
La industria editorial mexicana tena una vida muy precaria en los
a110S que co rran parejo s con la R evo lucin M exican a, entre otras cosas
porque careca de un m ercado amplio. Por otra parte, las bibl~otecas
eran pocas y la mayora funcionaban ms como bodegas o depsItos de
,.;:: l ibros que com o lugares de lectura. En ese sentido, las largas tem pora-
da5---'iue
pas Vasconcelos exiliado en los Estados Unidos le hicieron
ver la importancia de que un pas cuente con centros de lectura. Para
l resultaba de mayor inters la biblioteca prctica, donde hubiese li-
b ro s d e in fo rm aci l~ y ap ren dizaje, q ue co lecc io nes d e in cu na bles y lib ro s
raros. stas tam bin tienen sentido, aceptaba, pero resultaban m s ne-
c es ar ia s la s o tr as .
E s muy . si an if ic at iv o
q
ue durante el primer ai10 de su gestin como
b
rector, todava antes de la creacin de la Secretara, se hayan echado a
andar 198 bibliotecas, divididas en 64 m unicipales, 80 obrer< s y 54 es-
cobres. con una dotacin total de 20 000 libros para todas. Dos aos
ms tarde, el nmero subi a 671, incluyendo 21 ambulantes y una
circulante. A las nuevas bibliotecas se les dot de 65000 volmenes,
que sumados a los cien mil repartidos entre 1921 Y
1 92 2 s e d em os tr ab a
eIocuentemente el inters oficial por incrementar la lectura y hacer
que sirviera de com plem ento a las cam paas de alfabetizacin.
Paralela a la idea de la creacin del Estadio Nacional y del edificio
de ia Secretara. Vaseoncelos tena otra relativa a la edificacin de una
B iblioteca Naci~nal que hubiese quedado frente a la Alam eda Central.
Lector asiduo de la Biblioteca Pblica de Nueva York, de la del Con-
greso de \Vashington, de otras m enores pero selectas com o la Hunting-
ton de San M arino, cercana a Los Angeles y la de Nueva O rleans, estaba
consciente de la im provisacin qu e significaba alberg ar a la B iblioteca
Nacional en el local de la antigua iglesia de San Agustn, donde pese
al m agno esfuerzo de don Jos M ara Vigil, quedaba m ucho por hacer.
El presupuesto que hubiesen im plicado todos esos proyectos no esta-
LA POLTICA EDUCATJVA DE JOS V ASCONCELOS 179
ba
a~
alcance de los recursos del erario, por 10 que el de la Biblioteca
NacIOnal fue un proyecto frustrado y hubo de continuar en su sede de
las calles de Uruguay hasta 1979. No obstante, Vasconcelos cre dos
~ ib lio tecas im po rta ntes: la Ib ero am erican a, esp ecializad a en o bras rela-
tIvas a la cultura, histo ria y rea1idad latinoam ericana, alojad a a un cos-
tado de la Secretara, y la Biblioteca Cervantes, dedicada a la literatu-
ra y que se alberg en un edificio nuevo, en la colonia Guerrero. Los
m iem bros de la generacin del Ateneo de la Juventud saban valorar el
~rte c~lonial y uno de sus m iem bros, eJ arquitecto Jess T. ;\,cevedo,
m flu yo n ~~ ch o
para que se adoptasen modelos novohispanos para la
construcclOn de una nueva arquitectura m exicana. L a Biblioteca Cero
vantes es uno de los m ejores ejem plos que ilustran esta tendencia.
M ~s la lectura no slo se realiza en establecimientos pblicos. La
utopla (~e un hombre culto, de un buen lector, es que en todas las casas
d~
lo s eIl1 dad ~n os h ub ie se lib ro s y , p articu larm en te, aq uello s cu yo m en -
saJe y contem do fuesen universales. Jos Vasconcelos com o va se dijo
era un gran lector desde su infancia. Es por ello que ll~g a d~cir, frent~
a la crtica pusilnim e, que sostena que los niilos no com prender:m a
lo s ,cl~ sico s, q ue en realid ad lo s n i'Io s eran in telig en tes p ero se v olv an
estu pld os al lleg ar a lo s d iecisis a ilo s. E l p la n v asco nce1 ista d e ed icio nes
era publicar cien obras fundam entales de ]a cultura universal v al m is-
m o tiem po, 1ibros de ndole tcnica que sirviesen de auxilia~s docen-
te s y e le me nto s d e a uto ap re nd iz aje .
Se procedi por 10 m ism o a editar los dsicos de la literatura univer-
sal, an tiguos y m odernos, adem s de obras au xiliares didcticas. E ntre
los ~tim os hu~o libros de carcter elem ental de lectura. Sin em bargo,
10 m as sobresalIente fue la coleccin de los clsicos. En libros de for-
m ato regular, em pastados en verde, y con el escudo universitario en los
forro~ interiores,. el p blico recib i, a precio s m uy bajos, obras com o
La l1ada, L a o d ~ .ea, las tra ged i~ s d e E sq uilo , S f ocles y E urp id es , tre s
v .o lun~ene s de
DIalogas
de Platon, las Enadas de Platino, los Evange-
lIos, lIteratura hind, textos del budism o, Fausto de Goethe, la Divina
Comedia
y, junto a ellos, libros como la Historia de la
antiaedad.
de
Justo Sierra y los Prin pios criticos so bre e l v ir re ina to , de A gustn' R i-
vera y
S:n Rom~, sacerdote liberal, fallecido en 1916, polm ico y
fam oso. E n sum a, lIbros fun dam entales en ediciones de g ran tiraje, para
que llegasen a todos lados y sirviesen de basam cnto espiritual en la for-
m aci n d e la H uev a cu ltu ra m ex ican a.
.
-
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]
80
LA POLTICA EDUCATIVA DE JOS VASCONCELOS
Cada libro tena un estudio introductorio, tom ado ya de algn texto
de literatura o de filosofa y, en ocasiones, un glosario de trminos de
comprensin difcil. Las traducciones eran, las que hubiese a mano,
como las de Segala y EstaeHa, de Homero, o se proceda a hacer1as del
ingls o del francs, pues no se trataba de ve:ter textos, de las ~enguas
clsicas al castellano cuan do lo urgente era editados. A s , por ejem plo,
el texto de Plotino traducido del ingls, por el joven colaborador de
Vasconcelos, Daniel Cosa V i11egas tena como prlogo un estudio
del em inente especialista alem n E duard Seler.
-
Aos ms tarde, Vasconcelos segua sintindose orgulloso de esta
parte de su tarea, acaso la ms perdurable. No faltaron crticas en su
tiem po, pero respond i a todas. L os edito res se queja~an de cO ,m peten-
. cia desleal, por parte del gobierno, cuando el Secretano les haCIa ver 10
contrario: la tarea editorial les abrira m ercado, con los nuevos lecto res
q ue l os c l si co s h a br a n d e c re ar . , . .
La labor editorial se complet con otros elementos bas cos: la edI-
cin de la revista El 1\laestro, qu e contena u na m iscelnea de texto s
de los m s variados autores y que serva m agistralm ente com o vehcu-
lo de difusin cultural.7 Adem s de esta excelente revista, resum en del
saber contem porneo, con la participacin de Gabriela M istral, la Se-
cretara de Educacin public una antologa llam ada Lecturas clsicas
para m ujeres,8 destinada a form ar una im agen tpica d e la m .njer latino-
americana y a hacer que participara de la lectura. E l otro hbro, verda-
dera obra m aestra en su gnero es igualm ente una antologa: Lecturas
clsicas para nifios.9 sta es obra de inters perm an ente. E st dispu~sta
en dos volm enes, el prim ero recoge los textos de la antigedad anen-
tal v helnica, ya con resm enes, ya con seleccin de fragm entos de las
g ra ~d es o br as d e la lit.e ra tu ra u niv er sa l.
E~
seg undo se, ~edic~ a los tex-
tos de las edades m edIa v m oderna, hasta llegar a Amenca. Se parte de
o br as c as te lla na s, c om o
El Cid,
el Conde Lucanor y Don
Quijote,
para
llegar a leyendas germ nicas y resm enes de algunas piezas de Shakes-
peare y pequeos textos del M xico antiguo, del Per colonial y otros
relativos a hroes latinoamericanos com o Hidalgo y Bolvar. La obra
7
E ste te ma e st m uy b ie n t ra ta do e n B la nc o,
op . c it .,
pp . 1 02 -] 1 3 ,
cf.
t od o e l c ap t ul o
l lamado C ivi l iz ac i n
y barbarie . E l F ondo de Cultura E conm ica ha reeditado en 1980,
e n f ac s mi l, l a r ev is ta E l Ma es tr o. S u c on su lt a e s f un da me nt al .
8 H ay reim pre si n, d e P or r a, 19 69.
9 H ay reim presin, a cargo de la Comisin de los Libros de Tcxto Gratuitos, 1971,
facsimilar.
LA POLTICA EDUCATIVA DE JOS VASCONCELOS 181
est bellam ente ilustrada por Roberto M ontenegro y E nrique Fernn-
dez L edesm a. C ontribuyeron a su elaboraci n, G abriela M istral, Palm a
Guilln, y algunos m iem bros del grupo de los C ontem porneos, com o
sera co no cid o h acia 1 92 8 el in teg rad o p or X av ier V illa urru tia, S alv ad or
Nava, Jos Gorostiza y Jaim e Torres Bodet, entre otros, y que trabaja-
ban entonces en la Secretara.
No alcanz Vasconcelos a editar las 100 obras que se propona, pero
s logr inundar el pas con libros, bibliotecas pblicas y privadas, as
com o m otivar a los lectores a entregarse a los clsicos y, en general, a las
ob ras publicadas entonces p or la Secretara de E ducacin P blica.
F IN D EL E XP ER IM EN TO
N o slo en el rengln ed ucativo, sino en m uchos otros, los tres prim eros
aos del gobierno de Obregn fueron promisorios y llenos de logros.
H ubo copio so reparto agrario, construccin de cam inos, edificaci n de
obras pblicas, restauraci n de la fisonom a de las ciudad es, m ayor flujo
de capital, aumento de fuentes de trabajo, en sum a, entre 1920 y 1923
se vivi un clim a de-recuperacin, y de construccin revo lucionari~ de 10
que en el decenio anterior se haba destruido por las guerras. Sin em -
bargo, no pudo ser permanente esta breve edad que muchos aoraron
desp us com o dorada. L a sucesin presidencial y el reconocim iento del
nuevo rgimen por parte de los Estados Unidos habran de ensombre-
cer el panoram a poltico, econm ico y social de M xico para 1924.
E l reconocim iento de los Estados U nidos, cost que se hicieran gran-
des co ncesiones que otorg el gobierno m exicano a lo s representantes
del norteam ericano en los Convenios de Bucareli. Posteriorm ente so-
brev ino la fuerte presin ejercida po r los petrolero s estadounidense~ en
co ntra d el g ob iern o m ex ican o, p ero , so br e to do , las g ran des d ificu ltad es
surgidas a raz de la lucha por ]a sucesin presidencial.
Adolfo de la Huerta y Plutarco Elas Calles eran los ms viables as-
pirante a suceder a Obregn. Am bos contaban con partidarios, pero
los sectores medios se inclinaban por De la Huerta y los obreros por
Calles. Los cam pesinos y el ejrcito seguan firm es con Obregn, dis-
puestos a marchar por el rumbo que l les indicara. Cuando la balanza
de] poder se inclin por Calles, De la Huerta renunci a la Secretara de
H acienda y protest p blicam ente por los co nvenios suscritos en B uca-
-
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J82
LA POLlIICA EDUCATIVA DE JOS VASCONCELOS
reli, para ganar el reconocimiento del gobierno norteamericano. La
situacin se hizo toos cuando fue asesinado el senador de Cam peche,
Field Jurado, porem mentos del Partido Laborista. En diciembre un
buen nm ero de gelB 'trales a poy a De la Huerta y tuvo lugar una lucha
en la cual se estim a CIue particip contra el gobierno, un 60 % d el E j r-
cito. O breg n volvi al cam po d e bata1 1a y nuevam ente exhib i sus d otes
de m ilitar com peteDle, derrotando a los rebeldes. La victoria, sin em -
bargo, tuvo un alto costo para el erario nacion a1.
E llo repefcnti en el presup uesto de la S ecretara de E ducacin. Plu-
tarea E 1as C a11es,qnien ya para entonces estaba enem istado con V as-
concejos. qued com o candidato poderoso. Los elem entos de la Confe-
d eraci n R ev olu cio naria d e O brero s M ex ican os (C RO M) , p artid ario s d e
C alles. lanzaron contin uas crticas, revestidas de un extrem ism o socia-
l iz 3n t y popn Ji st a,
;;}
la p oltica ed ucativ a d el S ecretario d e E du caci n,
quien renunci al mediar 1924, despus de haber tenido lugar la
in au gu rac i n d el E stlad io N acio na1 . O cu p su lu gar el su bs ecretario , B er-
nardo J. Castlum, quien continu con el programa trazado por el pri-
m er titular de la derenden cia. M s adelante, en el gobierno siguiente, la
accin educativa oficial tom rum bos distin tos. No obstante, com o se
apunt ;;Interiorm ente, la inercia que llevaba la fuerza im prim ida por
Vasconcelos a la po1tica educativa nacional se hizo sentir, no en el
cam po oficial, sino en la cultura m exicana. L a obra trascendi los 1m i-
tes que impuso el mom ento, para sedim entarse en la sociedad a la cual
e st aba d ir ig i da .
VIII. LA ESCUELA QUE SURGE DE LA REVOLUCIN
RA L M EJA Z IG A
1NTRODUCCIN
L A E DU CA CI Nd e u n p ueb lo cu alq uiera s lo p ued e v alo rarse m ed ian te
el ~studio de los antecedentes que la conforman, y dentro del marco
soc~a l e n
e~
que opera y desde el cual se proyecta hacia el futuro. Los-
penodos aIslados, aun los m s significativos, sin la concatenacin que
los en1a~~ ni las relaciones de ca~a y efecto que los producen, son de
poca uhhdad para el estudioso, =pues con frecuencia slo sirven para
j~stificar o exaltar los valores del presenT e q ue desem bocan, p or su pro-
p~a naturaleza, en el cam po de las especulaciones polticas que 105 m ar-
gman de la ciencia histrica. Pero si se estudian entretejidos con 105
elem entos y factores del m arco social en el que ocurren la historia de la
educ~cin se convierte en sem entera donde af10ran la; ense anzas que
perm Iten abordar, con m ayores posibilidades de xito, los problem as
acu mu la do s en el tiem po .
L os m s relevantes cam bios que registra la educacin correspond en,
e~
todo caso, a las tran sform acion es so ciales que em an an de las revolu-
CIones que ocurren en el m bito de la ciencia y de la tcnica, en el de las
estructuras econm icas y polticas y en el de los ilim itados cam pos de
l~
cultura. Y cuando su estudio se integra con el de las dems institu-
CIOnes q ue las revoluciones suelen construir y en las que se apoyan, sus
r~ sult~do s se to rnan im perecederos por las exp eriencias qu e-ofrecen a la
hIstona. L a revoluci n de Indep endencia, por ejem plo , no podra enten-
derse nunca sin el estudio integral de los tres siglos de Colonia ni a es-
p ald as d el fo nd o cu ltu ral p reh isp n ico .
Al ~a~gen de ~sos antecedentes, jam s se apreciaran en su justo va-
lor pohbco y sOCIal l os esfuerzos de la escuela lancasteriana que nace
en el ~eno ~llismo del imperio iturbidista con una nueva concepcin
educatIva; m tam poco la dinm ica adm inistracin de Valentn Gm ez
~aras
,Y
del ~octor M ora que plasm a, en norm as de derecho positivo, la
frlosofra sOCIal de la nacin que nace y que la revolucin de Ayut1a
expresa jurd icam ente en la C onstitucin Poltica de 185 7.
.
[ ]
83 ]
-
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18 4
LA ESCUELA QUE SURGE DE .oA R EVOLUCIN
Los eslabones que siguen en la cadena histrica se sucldan a los del
periodo en que la Reforma, la Constitucin y la Repblica llegan a
puerto de salvamento tras el episodio del Cerro de las Campanas, en
m anos de la generacin form ada por las. aulas escolares liberadas de la
escolstica colonial y m adurada polticam ente en las hichas internas
y externas de las que Mxico sale avante, pues es entonces cuando el
pas entra plenamente al escenario universal como Estado, como Na-
cin y com o Pueblo.
Pero no obstante que la educacin queda jurdicam ente bajo la potes-
tad del Estado envuelta en la doctrina del positivism o, M xico desem -
boca en 13 dictadura qu e equilib ra ellatifundism o interno con el capita-
lismo externo hasta el en t ronque de los siglos XIX y XX- Por tanto, se
~ 'im po ne la n ecesid ad d e es tu diar esta sn tesis
.co~
la s t cn ic as .d e l.a
cien.
cia hist rica para obten er las enseanzas y ntahzar l3s expenenclas que
aporta la Revolucin, pues slo as podrn aprovecharse unas y otras
pra encauzar los rum bos de las instituciones nacionales de hoy, entre
las cuales destaca la educacin del pueblo porque es sta la que habr
de preparado para enfrentarse al futu ro en todas sus dim ension es.
En la evolucin de un pueblo todos los aspectos y periodos se conec-
tan 110rizo tal y verticalm ente de m anera incyitable; el estudio de ellos
ex plica la acci n de los elem entos y factores que sobreviven, y cap a~ita
a las nuevas generaciones para co rregir los errores y fortalecer los aC Ier-
tos que la evaluacin histrica detecta. Por ejem plo, si la cor~iente in-
telectual del liberalism o que postula el positivism o com o doctnna de la
educacin conduce a :M xico a la dictadura; y sta a su vez acenta las
contradicciones sociales que producen el estallido revolucionario de
191O, se requiere profundizar el estudio de este periodo histrico para
obten er de l ex periencias frescas y cientficam ente vlidas que ayuden
a vivir el presente y a preparar el futuro.
E l positivismo adoptado por 13 Reforma no puede tener el? M ~xico
el m ism o sentido histrico q\le en Europa, pues en nuestro pals el Idea-
lismo no rebasa an la ciencia experim ental del Renacimiento, y las
tcnicas p roductivas tam po co han g enerado el m aterialism o proletario
p or cau sas d e su in cip ien te d esarro llo .
M xico carece entonces de las bases de sl1stentacin q ue el liberalis-
m o requiere: no tiene una econom a propia
n
c ap it al es . f j os .p ar a p ro -
m overla, su produccin industrial y el com ercIO son caSI m exlstentes y
la a gr ic ultu ra d em as ia do r ud im en ta ria p ar a s os te ne rlo s.
y
con una gran
LA ESCUELA QUE SURGE DE LA REVOLUCIN
185
masa de su poblacin sumida cultural mente en las sombras de la pre-
h isto ria, el esfu erzo lib er al lan gu id ece en e l cu rso d e la d ictad ura ap risio -
nada e~tre el latifundismo que obstruye las rutas del progreso y el
capitalism o que, con sus m todos m odernos de explotacin, ddorm a
el desarrollo del pas a partir del ltim o tercio del siglo XIX.
Por su parte, el positivism o, com o filosofa de la educacin, tiende
fundam entalm ente a la form acin de una clase dirigente capaz de con-
solidar el pod er poltico, a fin de evitar la vuelta a la escolstica colo nial
que por siglos m antiene a la sociedad m exicana dentro de la rbita de la
Iglesia, pero descuida la preparacin de las nuevas generaciones para
d efen derse d e lo s im pacto s d el im perialism o.
Toca a la Revolucin, como producto de las contradicciones en que
se debate la dictadura, plantear la solucin de los problem as que el pas.
~carga a cuestas desde la cada de Tenochtitlan y entre los cuales el de la
tierra y el de la educacin se yerguen con dim ensiones inconm ensura-
bles. En este periodo histrico los problem as prehispnicos y colonia-
les, los de la Reform a y los de la dictadura se acum ulan y agigantan, pero
la R ev olucin tiene el deber de solucionarlos p ara m antener inc lum es
los legados de independencia, libertad y soberana hist ricam ente reci-
bidos, y a que todo pueblo aspira.
Algunos de esos problem as han dejado de existir por el sim ple correr
del ticm po; otros persisten acrecentados p or no haberse resuelto a tiem -
po, y los m s han aparecido con las nuevas estructuras sociales que trae
co nsigo el desarro llo. Pero la esencia y sntesis de lo s conjun tos filos-
ficos del pueb lo m exicano subsisten inalterables, expresados jurdica-
m ente en la Constitucin Poltica vigente que, con doctrina poltica y
program a social, gu a a n la v ida nacional.
y
si el nexo normativo de una sociedad constituida en Estado es la
ley, el nexo formativo es la educacin, lo cual im pone la necesidad de
integrar la accin de am bas porque, cuando se desajustan, la dinm ica
social se encarga de lograr el equilibrio m ediante el choque de los con-
trarios conforme a las leyes de la historia. Pero como no es posible
adaptar la sociedad a una educacin idealizada por el fervor poltico o
la m ecnica transnacional, debe ser sta la que se adecu e a las realidades
econm icas, polticas y culturales de aqulla en todos y cada uno de sus
n iv eles ev olu tiv os q uc s ig uen el cu rso d e la in teg raci n so cial.
De no ser as, jam s podr obtenerse la perspectiva cabal de un siste-
m a educativo operante y eficaz que coad yuve a la solucin de los proble-
-
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186
LA ESCUELA QUE SURGE DE LA REVOLUCIN
mas nacionales. Y en tanto la educacin no se estudie con el rigor de la
cien cia histrica, seguir su mida en la neb ulosidad que la aisla, le im pi-
d e co ntin uid ad y la ex po ne a erro res d e ap reciaci n. S u estu dio cie ntfico
pues, dentro del contexto en que se desarrol1a, es un im perativo inapla-
zable para no m algastar el tiem po que es el m s preciado de los valores.
Tenemos que resolver en una generacin 10 que hace siglos debiera ha-
berse resuelto, pero debemos hacerla con premura porque nuestra nacio-
nalidad peligra al embate de fuerzas externas. Una vigorosa cultura
propia, un alm a nacional bien perfilada, ser 10 nico que pueda salvam os
de ]05 imperia]ismos de todo orden, y, a la vez, significar la ms valiosa
aportacin que pudiram os hacer al adelanto de la hum anidad.'
L EG AD O E DU CA TIV O
Desde el triunfo definitivo de la Repblica liberal los esfuerzos del
gobiern o se dirigen a la organ izacin de las escuelas p reparatorias, supe-
riores y particulares, m s bien que a la vulgarizacin de la enseanza
prim aria, elem ental o rudim entaria; se enderezan al cultivo y desarrol1o
de la alta intelectualidad de unos pocos, ms que a educar a la ruda y
rezagad a m entalidad de las m ultitudes; a form ar una aristocracia del ta-
lento, ms que a una gran alfabetocracia. La administracin de Daz
sigue el m ism o derrotero: da im pulso a las escuelas preparatorias, nor-
males y de artes y oficios; pone especial atencin a la de Bel1as Artes y
en las profesionales de jurisprudencia, m edicina y minera; funda el
Consejo General de Educacin Pblica; abre la Escuela de Altos Estu-
dios, y finalm ente inaugura de m anera solem ne y rum bosa la U niversi-
dad Nacional. . .
Herm osa y g randiosa estructura de m rm ol1evantada sobre cim ien-
tos de aren a A usencia de genuina educaci n n acional, de educacin
c ap az d e c re ar p atr ia e n t od os lo s r in co ne s d e n ue str o te rr it or io
2
Los
censos de 1910 confirm an las expresiones anteriores, pues revelan que
de 15 m illones 160 m il habitantes, slo saben leer yescribir 3 m illones
645 m il; el ndice de analfabetism o es de 78 % , pues el positivism o vuel-
ve la espalda a la estructura cultural de M xico y a las ingentes necesi-
dade s popu l ares .
1 S e nz , M oi s s.
M xi co nt eg ro .
Im prenta T orres A guirre. Lim a, Per, 1939.
2 V era E sta ol, Jo rg e. L a R ev ol uc i n M ex ic an a. O rgenes y Resultados. Porm a, M .
x ic o, 1 95 7.
LA ESCUELA QUE SURGE DE LA REVOLUCIN
187
.
Exis~en 6 m illones de indgenas de los cuales dos tercios padecen
IncapacIdad para aprend er; y dos m iH ones de indios, en nm eros redon-
?oS, que no hablan castellano y son, por consiguiente,
absolutamente
In cap aces d e recib ir
enseanza.
3
Esta afirm acin m uestra el sentido
de
l~
filosofa im perante al fin alizar la dictadura y que, con la frialdad de
la ~Ifra, ratifica el siguiente dato: en 1910 se titulan en M xico 110 pro-
fesIO nales: d e lo s ~ uales 2 6 s on ab og ad os, 1 4 in gen ierO s y 3 arq uite cto s.
En cam bIO ese m Ism o ~1}0 en el Colegio M ilitar, entre alum nos, aspi-
ran tes y sarg en to s co mIS Io nad os en in stru cci n, eg re san 1 86 m ilitares.4
As funciona la dictadura hasta el da en que agoniza
Sin embargo, aunque los Congresos Pedaggicos de 1882, 1889
Y
1890-1~91 organizan tcnicam ente la escuela prim aria com o agencia
educatrva del E stad o, las veintiocho E scuelas N orm ales existentes vier-
ten pu ados de m aestros, la abund ante literatura pedaggica -libro s,
fol1etos, perid icos especializado s, etc.- y las leyes sob re educacin
expedi?as en 18~8, 1896
Y
1908 han dado forma jurdica a la poltica
educatrva de la dIctadura, la escuela co ntina com o una institucin aris-
to crtica e in div id ualista q ue f un cio na fu nd am en talm en te en lo s cen tro s
urbanos y m arg ina a las com unidades cam pesinas e indg enas, para quie-
n es la esc uela es u n b ien in alcan za ble.
Cierto es que hacia 1890 la teora pedaggica ha desplazado ya los m -
todos lancasterianos establecid os en 1822, que las escuelas' norm ales
inician el pro ceso de profesionalizacin de la enseanza sustituyendo al
grem io de las nobles artes de ensear a leer, escribir y contar~ ', y que
las norm as del derecho positivo que rigen la educacin reb asan poltica-
m ente a las orde~~nzas coloniales en la m ateria. C ierto, tam bin, que
]a Ley de EducacIOn, formulada por Joaqun Baranda en 1888 y regla-
m entada en 1892, estab lece el carcter gratuito, obligato rio v laico de la
educacin p~i,m aria ~lem ent~l y superior, y que la Ley de -1908 postu-
la la educacIOn nacIO nal e m tegra] com o aspiracin suprem a. Pero a
3 V era Estaol, Jorge. Ibidem.
4 S ec re ta ri a d e E du ca ci n P b Ji ca y B el la s A rt es .
Informe.
Tom o X VII. a bril y m ayo,
Mxico, 1911. .
5 D esde q uc se e st ab lece la p ol tica c du cati la d el E stad o m ex ican o en la C on stitu ci n
de 1857, el Artculo 3e ha m odificado tres veces: en 1017, 1934 v 1046. Ha tenido
d~:z
L eye s R egla me nta rias: en 18 61,1 867 .1 86 9 Y 1 874 d ur an te el ti~ mp o qu e la g en era -
clon lberal representada por Jurez tiene la direccin poltica del pas; en 1888, 1896 v
1908 durante la dictadura, y en 1939, 1942
Y
1973 en el curso de la Rn'olucin; Lo~
-
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12/80
188 LA ESCUELA QUE SURGE DE LA REVOLUCIN
pesar de todo y de la palabrera liberal con que se adorna la dictadura,
la ciencia y la tcnica as com o la pujanza de nuestros poetas slo sirven
p ara reflejar al exterior un falso brillo o engalanar las reun iones palacie-
g as d e la a ris to cr ac ia .
M xico en la poca porfiriana estaba infestado de pobreza, escaso
de operarios patriotas, falto de un tejido social e inarm nico en sus cul-
turas. Slo tiene de la pobreza un orden; de la patria un fulgor; de la
sociedad un ensayo, v del conocim iento un lujo.
6
se es el legado
que recibe la Re~oluin, por 10 cual el apotegma de Tierras y escue-
la s co nstitu ye el p ro gram a en el q ue to das las co rrien te s co in cid en
'= -
REVOLUCIN
y
EDUCACIN
Cuando M adero lanza vigorosam ente el Plan de San Luis que anuncia
la Revolucin de 1910, el partido liberal m exicano ya ha hecho cim brar
lo s cim iento s en que descansan las estructu ras sociales de la dictadu ra, y
despertado al pncblo en sus propios centros de trabajo mediante la ac-
cin revolucionaria. Por ello las m edidas agrarias q ue cautelosam en te
L im antom se propon e llevar al cabo com o antiguo profesor de econom ia
y representante del Porfirismo resultan demasiado tardias al chocar
frontalmente con la Revolucin que ya no puede detenerse. De la mis-
m a m anera, los Convenios de Ciudad
J
u rez, en lo s cu ales la d ictad ura
y la Revolucin pactan la perpetuacin de la primera y la cesacin de
la segunda, se vuelven inoperantes frente a los campesinos de calzn
blanco que con fusil al hom bro llenan el paisaje social de M xico.
Pero tanto el P lan de San Luis como el Programa del partido liberal
m exicano han apuntado ya, aunque desde n gulos distintos y conducidos
tam bin por clases sociales divergen tes, que los problem as fundam en-
tales son el de la Tierra y el de la Educacin: el primero para hacer
justicia a las clases sociales que la trabajan y el segundo para integrar
cu ltu ralm en te a M x ico .
y
como ni la dictadura en su etapa final, ni la Revolucin en la ini-
cam bios registran el ritm o del desarrollo social com o term m etro vital de los aconteci.
mi;:ntos histricos.
6 Valads, Jos C.
E l P or fi ri sm o ( Hi st or ia
de un rgim en). E ditorial Porr a, M xi-
c o, 1 94 1.
LA ESCUELA QUE SURGE DE LA REVOLUCIN
189
cial pueden resolver de inmediato el problema agrario debido a las
fuerzas del exterior que m anipulan a las del interior para im pedido, el
g obierno de transicin represen tado por Fran cisco L e n de la B arra pre-
tende abo rdar aisladam ente, por el cam ino de la educacin, la solucin
de los problemas nacionales. Toca, pues, al gobierno surgido de los
Convenios de Ciudad Jurez abrir el parntesis que, en la historia de la
educacin de M xico, no se cierra todava; es decir, el de la educacin
p ar a to do s.
De esta manera, con el Decreto que se propone crear las Escuelas Ru-
dim entarias para ensear a leer y escribir y las operacio nes' del clculo
m s u su ales, p rin cip alm en te a lo s in dg en as, la S ecretaria d e In stru cci n
P blica y B ellas A rtes queda autorizada p ara establecer escuelas en cual-
quier parte de la Repblica, donde el analfabetism o sea m ayor.7
y
aunque dicho Decreto pretende tratar paternalm ente a los conglo-
m erados indgenas, dando com ida y vestido a los m s necesitados, con
un presupuesto inicial de 300 m il pesos anuales, las condiciones reales
im posibilitan su realizacin. Sin em bargo, el problem a de la educacin
popular queda planteado y poco ms tarde, m ediante una encuesta p-
blica que propicia el gobierno de M adero, se orienta la conciencia na-
cional y los hom bres del pueblo, convertidos en gobernadores y jefes
m ilitares, abordan la so lucin no slo de los problem as educativo s, sino
de los agrarios, obreros y de justicia social que indivisiblemente y en
c on ju nto p os tu la la R ev olu ci n.
E NC U ES TA N A CI ON A L
D urante el g obierno de ]\;Iad ero, el ingeniero A lberto J. Pani com o sub-
secretario de Instruccin P bJica y B ellas A rtes, abre una encuesta na-
7 Porfirio D az renuncia el 25 de m ayo de 1911; al da siguiente asum e la Presidencia
Francisco Len de la B arra quien, cinco das despus, expide el D ecreto que autoriza el
estab lec im ien to d e la s E scu elas R udim en tar ias. i Par ece qu e e n un os cu an to s' d as se p re.
ten de reso lv er un p ro bl em a d e sI gl os
8 L a abolicin de las deudas a los peones y la prohibicin del trabajo para saldarJas; la
f ij ac i n d e l a j or na da d e t ra ba jo y d el d es ca ns o s em an ar io ; e l f ra cc io na mi en to d e l at if un di os
v el reparto de tierras; la obligacin de los patrones para sostener escuelas prim arias de
~ nse an za laic a, y la cr eaci n d e o rg an ism os p ar a re gu lar las re lacio nes de t rab ajo , ete . se
esta ble cen p or m edio d e ley es lo cale s en las e nti dad es co ntro lad as p or el co nstitu cio na .
lism o, an tes de reu nirse e l C on greso C on stitu yen te d e 19 16.
-
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190
LA ESCUELA QUE SURGE DE LA REVOLUCIN
cio nal p ara recab ar o pin io nes y o rien tar co n e1 las la rev isi n d el D ecreto
relativo a las Escuelas Rudim entarias.9 Pero al analizar el Decreto la
encu esta se convierte en p onencia oficial pues, de antem ano, considera
que dichas escuelas im parten s lo una enseanza de carcter ab stracto
y rudim entario . Y corno dificultades principales para su aplicacin,
se ala: a) la h etero gen eid ad tn ico -lin g stica y d istrib uci n g eo grfica
de la poblacin ; b) las deficiencias m entales del con glom erado indge-
na; e) su escaso valor como plan de educacin integral; d) la nociva
.acci n que en gendra predicar socialism os ag rarios de tipo orozqu ista o
- zap atista, y e) la estrech ez d e su p resu pu esto .'o
En consecuencia propone: a) m odificar el Decreto excluyendo a los
adultos; b) am pliar el plazo a dos aos para dism inuir la p~breza peda-
ggica del programa; c) enriquecer ste con nociones elementales de
g eo grafa e h isto ria, d ib ujo y trab ajo s m an uales; d ) esta blecer la p osib ili-
dad de agregar el canto y las actividades tecnolgicas, y e) la form acin
del persona] docente m ediante el establecim iento previo de escuelas
n or males reg io nales , as co rn o d e escu elas p rcticas in du striales o ag rco -
las. L a encuesta pues, transform ada en ponencia, expone claram ente la
poltica educativa y la filo sofa social que sustenta el gobierno su rgido
de la transaccin de C iudad Jurez.
S~n ~ mbargo, despierta actitudes autnticam ente revo lucionarias, pre-
C Isa Id eas y conceptos educativos, y prom ueve el en cauzam iento de un a
educacin po pular. U na de las respuestas m s significativas a dicha en-
cuesta es la del profeso r G regario T orres Q uin tero, la cual, por su conte-
nido cientfico que descansa en la realid ad social, tien e un in discutible
valor para el trazo de la poltica educativa de la Revolucin. En e1la
dice: L as escuelas rudim entarias nada tienen de raro ni de nuevo. Son
algo m s qu las escuelas de 'leer, escribir y contar' de que tanto se ha
hablado. .. No son un anacronism o pedaggico, son una extensin del
sistema escolar que ya existe en los campos y que va a satisfacer una
necesidad. Tienen todava, en nuestro pas de 78 % de analfabetos, un
g ra n p ap el q ue d es em pe 'a r.
9
R ec ib e e l n om b re d e E nc ue st a P an i p or qu e e s l q ui en l a s us cr ib e a uto riz ad o p or e l
gobierno de M adero, cn calidad de Subsecretario dc Instm ccin P blica v B ellas A rtes
cuyo titular es Jos M ara Pino Snrez, a la vez que vicepresidente de la Repblica. '
1( )
P ara apreciar histricam ente el punto d, es necesario tornar en cuenta que Z apata
lla desconocido ya el gobierno de M adero y proclam ado el Plan de A yala.
LA E:SCUELA QUE SURGE DE LA REVOLUCIN
19 1
E n relaci n co n la h etero ge neid ad tn ico -lin g stica, afirm a: E so ; en
m i concepto, no es una dificultad. No es difcil ensear a leer y escribir
y, para el. c aso, ]0 mismo da ense'ar a cien que a un milln de indivi-
duos. T am poco es obstculo la heterogeneidad de razas y costum bres.
Lo mism o da establecer una escuela para blancos que para negros. . .
R especto a que lo s m aestros d eben co nocer la len gua nativa para ense'ar
la len gu a n acio nal, se'ala: L a en se an za d e las len gu as ex tran jeras ex i-
g~ de lo s profesores la condicin de ignorar la lengua de sus discp ulos, a
fm de que la enseanza no sea por traduccin que es el peor de los m-
todos, sino por trasm isin directa, tal com o hem os aprendido la lengua
I1l,tterna sin in term edio d e ningu na otra. . .
.Por cuanto a ]a pobreza del program a, dice: Se equivocan quienes
afIrm an q ue la en se'an za d e ]a lectu ra y la escritura no contribuyen a la
educac~n del e~pritu; pues cada una de esas m aterias posee un podcr
educativo de pnm er orden; si a e1las agregam os la ense'anza de la len-
gua y el clculo, obtenem os un conjunto respetable capaz de producir
u na e du ca ci n integral, tal corno la entienden algunos, es decir, en el
sentid o de que estim ule la totalidad de las facultades del espritu infan-
til.
y
esto es tan cierto, que una sola de dichas materias puede servir
p ara p ro du cir esa 1 lam ad a ed ucaci n in teg ra1 .
11
L o s lib ro s d e lectu ra cu id ad os am en te esco gid os y escru pu lo sam en te
preparados -aade- pueden 1levar lo necesario, en grado elem ental,
para la form aci n del m ex icano y d ar una explicacin de los fenm enos
naturales y sociales m s im po rtantes. L a lengua, ]a lectu ra y ]a escritura
son poderosos instrum entos educativos capaces de form ar el alm a y el
co raz n d e lo s m ex ican os.
12
FERVOR POR UNA ESCUELA NUEVA
En ]a Encuesta Pani proliferan las opiniones acerca de la educacin y
])
T or re s Qu in te ro , G r eg or io .
L a i nst ru cc i n r ud im en ta ri a e n l a R ep b li ca ,
e st ud io p re -
sentado en e] Prim er C ongreso C ientfico M exicano. Im prenta del lV Iuseo N acional de
A rq ue ol og a , H is to ri a y E tn ol og a . M x ic o, 1 91 3.
1 2 C om o a uto r d el libr o de lectu ra
Una f ar 'n il ia d e h r oe s,
T or res Q uin ter o da u n t'jem -
p]o de ]0 que afirm a; pues con ese libro varias, generaciones de m exicanos se integran
cien tfic a, cu ltur a] y cv icam en te a] alm a na cio na l d uran te las p rim eras d cad as d el p re -
s en t e s ig lo .
-
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19 2
LA ESC UELA Q UE S URG E D E LA R EV OLU CIN
una de tantas es la del profesor Rafael Ram rez quien publica su prim er
libro en 1915 con el ttulo de La educacin industrial. En l dice: Es
preciso enfocar la escuela hacia los am plios h orizontes de la agricultu-
ra. . . L a educacin ind ustrial es un grito de rebelda, un acto de protesta
contra esa educacin que nos mata la voluntad, pervierte los ideales y
agota la confianza. . .
13
Y con el lenguaje peculiar, sencillo y ntido que an no ha tenido
tiem po de pu1ir, expone los conceptos siguientes: a) los oficios no son
ms que un medio para desarrollar la aptitud tcnica; de ah la idea de
hacer en la escuela primaria un lugar, un distinguidsimo lugar, a los
trabajos m anuales; b) la instruccin es un m edio y no un fin, por 10 cual
la enseanza debe ser variada e im partirse m ediante el contacto directo
,
entre alumnos y maestros; c) en todo momento hay que poner en manos
de los educando s in strum entos tiles para p roducir, y no com o talism n
para abrir las p uertas a carreras h echas; d) toda adquisicin intelectual,
as com o el progreso educativo correspo ndiente, im plica q ue las nocio-
nes aprendidas sean confirmadas por los actos del discpulo; e) en las
escuelas de tod o tipo se d ebe educar prim ero ; ed ucar y adiestrar d espus,
y educar y especializar al fin. . .
Por tanto -agrcga- no especialicemos en la escuela tan temprano
a la juventud y dediqumonos, con ahnco, a darIe una slida y amplia
cultura tcnica; pues siem pre ser m s efectivo y determ inante ]0 que
el m ed io so cia ] im po ng a. . . E s n ecesa rio o rien tar ]a en se an za cie ntfica
dc las escu elas en el sentido de las aplicacion es in mediatas a las agricul-
tu ra, a ]a industria, al com ercio y a las actividades m anuales, pero siem -
pre, y en todo caso, fundar toda enseanza en mtodos conducidos por
o rientadores pro fesiona]es. ]1 N o cabe duda, la llam ada E ncuesta Pani
m otiva la m aduracin de la doctrina educativa que desde la escuela pri-
maria, y a partir del ltimo cuarto del siglo xrx, se viene form ando en
M xico al contacto con las corrientes universales de la pedagoga m ar-
g in ad as d el p os it iv ismo
]5
De ah que el genera] Cndido Agui]ar, com o gobernador y jefe m i1i-
1 3 R am r ez, R af ae l. L a ed uca ci n in du stria l. O bra s C om pleta s, tom o IV, M xico, 1915.
14 R am r ez , R af ae l. Ibidem. .
1 5 E sta s co rr ien tes d e la p ed ag og ia un iv er sa l ] as re pr esen tan el al em n E nr iq ue L aub -
scher y el suizo Enrique Rbsam en; pero el m exicano Carlos A. Carrillo las adapta y
e nr iq ue ce d n do le s c ar ta d e n at ur al iz ac i n.
LA ESCU ELA Q UE S URG E D E LA R EV OLU CIN
193
tar de Veracruz, convoque alos maestros de la entidad al Primer Con-
greso Pedag gico con el fin de o rientar el criterio oficial para fo rm ular
los puntos completos de un plan de organizacin escolar en el estado,
capaz. de satisfacer las ingentes necesidades q ue sobre la m ateria reeJa-
m an lo s id eales rev olu cio nario s .' E l m ism o a o el g en eral Jo s S iu ro b,
gobernador y jefe m ilitar constitucionalista de Guanajuato, pone en
m anos del profesor M oiss SenzIa organizacin de otro congreso pe-
daggico qu e rebasa los lm ites de la entid ad p ara consolidar los postu-
lados revolucion arios por m edio de la educacin .17
Pero u no de los esfuerzos m s significativ os para la form acin d e la doc-
trina de la Revolucin es, sin duda algun~ el que se lleva al cabo en el
Estado de M xico en 1915, gobernado y ~mandado por el general Pas-
cual M orales Molina, quien dispone la creacin de las Escuelas del
L ug ar, cu yo p rin cip al o bjeto es p erfeccio nar las in du strias, artes y o ficio s
de creacin m exicana a que se dedican nuestros indgenas .'8 El solo
nombre expresa toda una filosofa y una sociologa educativa, pues la
poblacin que dispersa la C onq uista, m argina ]a C olonia, m oviliza la R e-
form a, som ete la dictadura y vita]iza ]a Revo]ucin, requiere que cada
com unidad tenga una escuela de acuerdo con sus necesidades v caracte-
rsticas regio nales -econm icas, polticas y cu1tura]es- pr~viam en te
estudiadas y jerarquizadam ente atendidas, para orientar y conducir la
accin com unal hacia plano s superiores de vida. L a idea de estandariza-
cin, con moldes transnacionales, em pieza a ceder e] paso a ]a accin
so cia]jzadora d el potencial hum an o inm erso en tod a com unidad.
L a d octrina y m ecan ism os son sencillos: se estudian las condicion es
so cio cu 1tu ra]es p red om in an tes en cad a lu gar en su v iv ir co tid ian o Y .L co n
ese marco de referencia, se crea ah la escuela capaz de movilizar las
fuerzas internas y el potencial hum ano del lugar, para im pulsar el desa-
rrollo de la com unidad entera hacia m ejores niveles de vida.'9 Esa es la
]6
A ese C ong reso asiste el licen cia do L uis S n che z P on t n q uie n, d ur a~ te ]a P resid en -
cia de M an ue l vila C am ac ho , d irig e ] a S ec reta ra de E du cac in P bJica .
]7
E n d ich o C on greso p ar ticip an los p rof eso res L au ro A gu ir re, C sar A . R uiz , T or ibio
V elasco, Em ilio B ustam ante y otros; y a M oiss Senz le toca conducir la poltica educa-
tiva de M x ico co mo of icial m ay or, su bse cret ario y en ca rg ad o d e] d espa ch o su ce siv am en -
te, durante los gobiernos de C alles y P ortes G il.
]8
L ey O rgnica de la educacin popular del Estado de M xico de diciem bre de
]
915,
de la cual se desprende el Decreto Nmero 4 de enero de 1916 que establece las
E sc ue la s d e] L ug ar .
]9
P odra existir un program a m ejor para im pulsar el desarrollo de la com unidad con
-
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19 4
LA ESCUELA QUE SURGE DE LA REVOLUCIN
comunidad-escuela que la R evolucin concibe para fortalecer la vida de
los pueblos y evit;:lr su desintegracin, por lo cual se p uede afirm ar qu e
c on eso s in gred ie ntes em pieza a to mar fu erza la escu ela au tn ticam en te
mexicana.'o
E NS AY O D E E DU CA CI N P RE CO N ST IT UC IO N AL
El constitucionalism o designa a Salvador A lvarado gobernador y jefe
m ilitar de Yucatn. AH, tras som eter a los hacendados henequeneros
de la casta divina , servidores de la dictadura y del im perialism o sobre
el escenario m s esclavista que feudal de la pennsula, lleva al cabo uno
de los m s valiosos ensayos sociales, que definen los perfiles de la R e-
volucin.
A borda, m ediante una pJtica de intervenci n estatal, la solncin de
los pro blem as laborales, hacendarios, agrarios, m unicip ales y d e educa-
cin. Las leyes que para el caso expide se hal1an tan estrechamente
vinculadas, que se les da el nom bre de l as c nco herm anas: se es el m ar-
co de la po l ti ca educa ti va que em pieza a institucionalizar la R evolu -
cin. Y m ientras m illares de hom bres luchan con las arm as en la m ano,
otros lo hacen con el intelecto y, por cuanto a stos, unos actan sobre
las realidad es existentes y otros inspirado s por sistem as filosficos uni-
versalm ente conform ados ' Sin em bargo, todos luchan por cam biar las
e str uc tu ra s s oc ia le s p er pe tu ad as p or la d ic ta du ra .
R especto a la educacin indgena, Alvarado dice: No podem os ani-
quilar al indio com o hicieron los colonos ingleses con los pieles rojas
o los bfalos. Tam poco podem os fundar la Repblica sobre un cim ien-
to de esclavos. El indio, por s solo, constituye uno de nuestros ms
su propio potencial? H abr una form a m s eficaz para vincular la accin de la escuela
con la de la com unidad? Sera operante hoy una escuela com o esa para retener en pro.
vecho de la com unidad a los elem entos que educa en concordancia con sus propias nece-
sidades, aspiraciones c intereses vitales? .
20 La R evolucin desintegra, de F)IO a 1917, a las com unidades rurales desplazando
a su s m orad ore s. L a escu ela ru ral tr ata d e rete ne rlo s p or m ed io d e la in teg ra ci n y el d esa-
rro lJo comunales.
21 Fuera de los recintos universitarios se form a un grupo de intelectuales para luchar
en contra de las doctrinas que desde haca tiempo -dice M . G. M arin- eran verdad
o bliga tor ia e n M x ico ; es de cir , c on tra el p ositiv ism o of icia1 . E stu dian a P la tn , S cho .
penhauer y Kant; a Bergson, \Villiam Jam es, Schiller y Taine, as com o a Nietzsche,
Crocc y Hegcl. En 1906 fundan una Sociedad de Conferencias que en 1909 se convier.
te en el A teneo de la Juventud, y en 1911 en la U niversidad Popular M exicana.
LA ESCUELA QUE SURGE DE LA REVOLUCIN
195
grandes problemas pues va en ello nuestro futuro, todo nuestro desti-
no com o nacin. Para alcanzarlo no tenemos ms que un medio eviden-
te: la educacin. La educacin del indio no est en ensefiarle a leer,
escribir y contar, est en algo m s: en el trabajo, en el trabajo intelig ente
y, sobre todo, en mejorarle su vida fsica, intelectual y moral... El
indio es un elemento productor; no es ni debe ser una mquina, es
un hombre v debe ser tambin un ciudadano, un ciudadano que tra-
baje con eficacia, para su bien y para el de la comunidad: debe vestir
m ejor, alojarse m ejor, com er m ejor, saber Jcer, escribir v contar, y las
dem s m enudencias de nuestros pro graD 1as escolares ho,: en uso. .'.
En este punto .Alvarado clama: No es el program; del que debe-
mos preocupamos mucho; e1 mismo programa puede servir en manos
3fe un maestro para embrutecer al discpulo y, en manos de otro, para
e1evarlo . Lo ms importante es el mtodo, el espritu de la educa-
cin ' La pedagoga terica -agrega mordazmente- ha entrado a
:Mxico por sns aduanas en forma de tomos ms o menos bien empas-
tados, que traen 13s doctrinas ms en boga segn las noticias o los in-
tereses de los lib reros o tradu cto res.
.
Nuestros educadores se preocupan por obtener de sus alumnos m-
quinas parlantes de todos los cono cim ientos hum ano s, hacindolos leer
y m s leer libros y n1
-
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LA ESCUELA QUE SURGE DE LA REVOLUCiN
tal como existen en realidad. No deben estimularse la formacin de
facultades m entales hurfanas, sino poner al nio en contacto directo
con el objetivo, tal com o es... .
24
T IT UB EO E DU CA TI VO
Si bien las leyes preconstitucionales representan un avance en la con-
secucin de la educacin popular, la Constitucin de 1917 que resu-
m e todas las inquietudes sociales parece propiciar lo que algunos con-
sideran retroceso en materia educativa. Pero si se juzga sin la pasin
de las banderas polticas de entonces y que an suelen perdurar, puede
.
considerarse se com o el momento en que la~aguas revolucionarias
buscan su nivel. El caso es que el Congreso Constituyente, en su
afn de liquidar las jefaturas polticas con las que la dictadura ata la
vida democrtica a la voluntad de los gobernadores designados por el
propio dictador, y con el propsito de crear el municipio libre como
aspiracin suprem a.. de la organizacin poltica y adm inistrativa en los
estado s, suprim e la Secretara de Instruccin Pblica y B eB as A rtes.:
Sin embargo, ni el municipio adquiere la libertad y autonoma ad-
m inistrativa a que aspira como clula social de la democracia, ni la
educacin se vigoriza, pues la lucha arm ada ha desintegrado la vida m u-
nicipal, el hambre diezma a la poblacin y la penuria ancestral de los
ay un tam ien to s les im pid e aten der la ed ucaci n e1 em en taJ.2 6
La Federacin, por su parte, queda im pedida para ]]enar los inm ensos
vacos de la estructura escolar en los estados y, al prohibir la ensean-
-
za de toda religin en los establecim ientos particulares de educacin,
priva a una parte del pueblo del beneficio que en ese aspecto poda
24 Alva rado , S a lv a do r .
An to log ia id eo lg ica ,
por A ntonio Pom pa y Pom pa. Sep-Seten-
taso Nm . 305. M xico, 1976.
2' E l m unicipio libre com o aspiracin poltica no es e] que establece H ernn C orts
a su llegada a V eracruz, pues el conquistador funda su ayuntam iento en un cam pa-
m en t d e so lda do s y n o co mo c or po raci n q ue ad min istr a ]a v id a m un ici pal .
2 E n 1794 slo existen diez escuelas prim arias oficiaJes, seg n refiere el conde de
Revm;gigedo, virrey de la Nueva Espaa. En 1843 -poca de Santa Anna- son ya
1 mil 310, aunque casi en su totalidad del clero, pues el Ayuntamiento de la capital
slo paga tres. Durante el gobierno de Sebastin Lerdo de Tejada ascienden a 5 200,
casi todas sostenidas por los ayuntam ientos, m s 2 m il particulares y 117 del clero.
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p ro du cir la in ic ia tiv a p riv ad a
.07 L os resultados son funestos, pues slo
en la capital de la Repblica se cierran 128 escuelas elementales, que
dejan a 25 m il nios sin instruccin. . En otros municipios -hoy dele-
gaciones del Departam ento del Distrito Federal- el desastre es m ayor:
en T acubaya y Xochim ilco, por ejem plo, que antes de la Constitucin
con taban con 22 y 36 escuelas prim arias respectiv am ente, qu edan todas
suprimidas.
y
si bien la C onstitucin extirpa las jefaturas polticas corno jnter-
m ediarias entre los m unicipio s y los gobierno s estatales, las escuelas de-
_jan de funcionar en manos de los ayuntamientos pues la educacin
primaria en Mxico es y ser siempre, o por mucho tiempo, de carc-
ter federal, com o lo son las cuestiones agrarias y del tra(:ajo, debido
a la estru ctu ra so cial y a su tr ay ecto ria h ist rica. 8
Al llegar el ao de 1919 en 14 estados de la Repblica se han reforma-
do ya las leyes de educacin conforme a la Constitucin de 1917, v
en 17 de eBos se conservan an las de la dictadura. El total de mae~-
tros en la Repblica asciende a 9 560, de los cuales 3 221 tienen ttulo
profesional y 6 399 carecen de l. En 29 entidades federativas se soso
tienen escuelas preparatorias y profesio nales de diseo positiv ista, a las
cuales sirve de m odelo la Escuela Nacional Preparatoria de la capital
de la Repblica. En total existen 35 escuelas preparatorias: 12 de abo-
gados; 7 de m dicos alpatas; 1 de m dicos hom epatas; 6 de ingenie-
ros; 4 de profesores de obstetricia; 1 de dentistas; 36 de profesores nor-
malistas; 5 de farm acuticos; 2 de notarios; 3 de enferm eras;
1
de
bellas artes, y 7 de clrigos. Total, 129 escuelas de las cuales 122 son
de diseo positivista y 7 escolstico. En el pas existen 88 escuelas de
tipo tcnico -m ineras, industriales, com erciales y de artes y oficios-
de las cuales 71 son oficiales. y 17 de carcter particular.
Pero al crearse la Secretara de Educacin Pblica en 1921 hay ya
25312 maestros de educacin primaria en la Repblica, lo que en
comparacin con los 9 560 existentes en 1919, supone un aumento de
15752; es decir, de 164.76 % , lo cual revela el impulso educativo que
la R ev olu ci n tra e co nsig o.
n Rabasa, Emilio. La
r ev o lu c i n h i st ri ca
de
Mxico.
Librera de la Vda. de Ch.
B ou ret. P ar s, 1 92 O .
28 La Ley Federal del Trabajo, com o el Cdigo A grario y la Ley Federal de Educa-
cin tienen carcter norm ativo en su aplicacin para todo el territorio nacional. S on el
co m n d en om ina do r de las e ntid ad es d e la F ede rac i n e n la m ate ria.
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LA ESC UELA Q UE SU RG E D E LA R EV OLU CIN
DESBROZAMlENTO
La Revolucin toma forma institucional con el gobierno de Venus-
tiano. C arranza, pero parete detenerse frente a dos grandes problem as
que exige inmediata solucin: el agrario y el educativo. Adems.]a
lucha armada remueve a ambos al poner en contacto a hombres an-
tes separados por siglos de evolucin social; al activar las fuerzas so-
ciales que contraponen los privilegios de unos y las carencias de otros;
al favorecer ]a irrupcin de nuevos ncleos de poblacin quc entran a
la vida poltica del pas, y al atraer a su cauc~a las generaciones con-
form adas ya con las vivencias filosficas que aspiran a un nuevo orden
social.
E l p r.eblem a agrario tropieza con m urallas que es im po sible destruir
o franq~ ar J2Q .que se levan tan sob re las estructuras latifundistas y ecle-
sis ticas trad icio nales q ue el ca pitalism o ex tcrn o m an ip ula co n tcn icas
im perialistas para im pedir su solucin E l nico cam ino abierto cs,
pues, el de la educacin; de ah que a la cada de C arranz,i, propiciada
por el Plan de Agua Prieta, y tras el interinato de Adolfo de la Huerta,
el gobierno de lvaro O bregn restablezca la Secretara de Educacin
Pblica que el C ongreso Constituyente haba suprim ido. Esta depen-
d encia se propon e atend er el clam or pblico qu e pide la fed eralizacin
de la enseanza, reconociendo el fracaso de esa misma enseanza, a
causa de los sistem as que hoy nos rigen .3o
y
congruente con su cometido, la nueva Secretara de Educacin P-
blica concibe la educacin como un servicio pblico, para salvar a
los nios, educar a los jvenes, redimir a los indios, ilustrar a todos y
difundir una cultura generosa ]enaltecedora ya no de una casta, sino
de todos los hombres . 1 D ivide su accin en tres grandes ramas o de-
partamentos: el escolar, el de Bibliotecas y Archivo y el de Bellas
Artes cuyas tareas son fundar escuelas especiales para la educacin de
los i~dio~; escuelas rurales en todo el territorio nacional, para educar
especialm ente en aquellos conocim ien tos d e aplicacin inm ed iata, que
20 E l A rtc ulo 2 7 co nsti tuc ion al e nc ue ntr a, de sd e su na cim ien to , m ura llas in fran que a-
bles que impiden su realizacin; tambin las tiene el Artculo 123, pero las que se opo-
nen al Artculo 3\> s on de menor consistencia aun en la actualidad.
3 0 V a sc on ce lo s, J os .
E xpo sici n d e m otiv os a l p ro ye cto
d e le y
para la creacin de
u na S ec re ta r a de E du ca ci n P b lica F ed era l. Universidad N acional. M xico, 1920.
3 1 V asc on ce lo s, Jo s . Ibidem.
LA ESCUELA QUE SURGE DE LA REVOLUCIN
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perfeccionen los trabajos m anuales y las industrias de cada regin , y
escuelas de educacin prim aria y superior en todas las ciudades de la
Repblica.
Crea un cuerpo de agentes' viajeros que recorren el pas, para estu-
diar y dar a conocer las necesidades de las distintas regiones del territo-
rio nacional y organizar, de acuerdo con ellas, los serv icios