homilía del domingo 09 de noviembre
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Domingo XXXII del Tiempo Ordinario
¿Por qué celebramos esta fiesta?
• Este templo fue construido en el año 324, y lo importante de él es que así como la catedral metropolitana es la sede de monseñor Quirós, la Basílica de Letrán es la sede del Papa Francisco, como obispo de Roma.
Por lo tanto esta Basílica es el centro de toda la cristiandad: “Madre y cabeza de todas las iglesias de la
ciudad y del mundo”
¿Qué sentido tiene la fiesta de hoy?
• Los edificios llamados iglesias o templos, son la casa material donde recibimos los sacramentos, nos encontramos con la comunidad, rezamos.
• Es el lugar donde vive Cristo: sacramentado, en su Palabra, en el pueblo congregado, obras de misericordia, etc.
Una realidad todavía más excelente
• Aunque los templos materiales son necesarios y además sagrados, por ser la casa de Dios, nunca se compararán con nosotros, que somos el verdadero templo de Dios.
“Ustedes son la casa que Dios edifica” I Corintios.
Jesús en el Evangelio, también habla del “templo de su cuerpo”. Es lógico, lo más
sagrado antes de un edificio es precisamente nuestro cuerpo, que es
Templo del Espíritu Santo.
Por eso somos piedras vivas. Cada bautizado construye la Iglesia todos los días
con sus acciones muy concretas a favor de los demás. Como Iglesia, nuestra vida de creyentes
debe ser así:
una Iglesia que sea casa, hogar,
escuela y comunidad.
nos viene a
recordar que toda
la Iglesia
trasparenta el Reino
de Dios, por eso
nuestra parroquia debe hacer visible los
sueños de Dios.
Esta fiesta en el
marco de este domingo XXXII
• En el mes de febrero de 2015, nuestra parroquia cumplirá 150 años de fundación. Será una hermosa oportunidad de renovarnos como familia, como miembros de un solo Cuerpo y que es tarea de todos seguir construyendo con la fuerza de Dios, la Iglesia que Cristo fundó.
En comunión con nuestro Santo Padre, el Papa Francisco, debemos ser
una Buena Noticia en el mundo, siendo “defensores de los pobres”.
Una correcta visión de Iglesia
• Si el templo merece respeto, pues es el lugar de encuentro con Dios y con los hermanos.
• Nuestra asamblea debe reflejar un
verdadero espíritu de encuentro y
acogida, pues todos somos
bienvenidos en la construcción de los
cimientos para una comunidad más
comprometida.
Todos nosotros hemos sido consagrados
"templo de Dios" el día de nuestro bautismo. Por
esa razón todo hombre merece respeto,
estimación, valoración. "Si alguno destruye el templo de Dios, Él lo destruirá porque el
templo de Dios es santo: ese templo son ustedes".
• Cada hombre y cada mujer, sea barrendero o artista de cine, sea gobernante o un obrero sin trabajo, sea viejo o niño, sea un ejecutivo triunfante o un minusválido, sea una mujer llena de belleza o una mujer maltratada, sea un policía o un: todos somos "sagrados", somos templo de Dios, merecedores de todo amor, de todo respeto y de toda comprensión.
Cuidar la Iglesia
• La Iglesia se cuida cuando reconocemos que el cimiento puesto es el AMOR.
• Amando a Dios, amando al hermano, seremos capaces de renovar, reconstruir y sanar heridas, como una manera de redimensionar conceptos de iglesia “trasnochados”: iglesia juez o con rigidez, etc.
Que la Eucaristía nos haga vivir más intensamente los cimientos de nuestra fe. Que siempre que
entremos en este templo, o en cualquier otro templo, o siempre que pasemos por delante del mismo, se
renueven estos cimientos.
• Como Iglesia que somos, debemos dar frutos en el cumplimiento de los mandamientos, especialmente del mandamiento "nuevo" de la caridad que es el cimiento que sostiene a la Iglesia fundada por Cristo.