honra a tu padre y a tu madre, y no matarás

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INTRODUCCIÓN: LAS PALABRAS AFECTAN Recientemente el Dr. Andrew Newberg, director del centro de investigación de la Universidad Thomas Jefferson de Filadelfia, realizó una serie de investigaciones para demostrar el impacto de las palabras negativas en el cerebro, y a través de imágenes por resonancia magnética funcional (IRMf) se pudo comprobar los cambios neuronales que ocurren en el cerebro. Como parte de la investigación se mostró a las personas en estudio palabras negativas por menos de un segundo, y de pronto en el cerebro se podía ver la liberación de docenas de hormonas y neurotransmisores que producen estrés. Estos productos químicos cerebrales inmediatamente interrumpían el funcionamiento normal del cerebro, afectando la lógica, la razón, el procesamiento del lenguaje y la comunicación. Así mismo se mostró que con sólo el hecho de ver una lista de palabras negativas durante unos segundos, hacía que una persona muy ansiosa o deprimida se sintiese peor, y cuanto más se enfocaban en esas palabras, más daño se producía a las estructuras esenciales que regulan la memoria, los sentimientos y las emociones. Esto demostró que cuando una persona piensa de manera negativa una y otra vez, por mucho tiempo, puede afectar seriamente el sueño, el apetito, y la capacidad para experimentar felicidad y satisfacción a largo plazo. Pero algo mucho más interesante es saber que las palabras negativas no sólo afecta a la persona que se lo dice así misma, sino que también afecta al cerebro de la persona quien lo escucha de otra persona, haciendo de esta manera que la persona reaccione con ansiedad, irritabilidad, y enojo; afectando así la cooperación y la confianza. De hecho, siempre se ha dicho que estar alrededor de gente negativa es lo peor que a uno le puede pasar.

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Se establece relación entre el quinto y sexto mandamiento de la Ley de Dios. Se utiliza el argumento de otros autores.

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Page 1: Honra a Tu Padre y a Tu Madre, y No Matarás

INTRODUCCIÓN:

LAS PALABRAS AFECTAN

Recientemente el Dr. Andrew Newberg, director del centro de investigación de la Universidad Thomas Jefferson de Filadelfia, realizó una serie de investigaciones para demostrar el impacto de las palabras negativas en el cerebro, y a través de imágenes por resonancia magnética funcional (IRMf) se pudo comprobar los cambios neuronales que ocurren en el cerebro.

Como parte de la investigación se mostró a las personas en estudio palabras negativas por menos de un segundo, y de pronto en el cerebro se podía ver la liberación de docenas de hormonas y neurotransmisores que producen estrés. Estos productos químicos cerebrales inmediatamente interrumpían el funcionamiento normal del cerebro, afectando la lógica, la razón, el procesamiento del lenguaje y la comunicación.

Así mismo se mostró que con sólo el hecho de ver una lista de palabras negativas durante unos segundos, hacía que una persona muy ansiosa o deprimida se sintiese peor, y cuanto más se enfocaban en esas palabras, más daño se producía a las estructuras esenciales que regulan la memoria, los sentimientos y las emociones. Esto demostró que cuando una persona piensa de manera negativa una y otra vez, por mucho tiempo, puede afectar seriamente el sueño, el apetito, y la capacidad para experimentar felicidad y satisfacción a largo plazo.

Pero algo mucho más interesante es saber que las palabras negativas no sólo afecta a la persona que se lo dice así misma, sino que también afecta al cerebro de la persona quien lo escucha de otra persona, haciendo de esta manera que la persona reaccione con ansiedad, irritabilidad, y enojo; afectando así la cooperación y la confianza. De hecho, siempre se ha dicho que estar alrededor de gente negativa es lo peor que a uno le puede pasar.

LA ALIMENTACION

Todos sabemos que uno de los males de la vida moderna es la mala alimentación. Los hábitos alimenticios se han vuelto irregulares, con una mayor tendencia a comer mal, abusar de las comidas chatarras, dejar de lado alimentos saludables como frutas y verduras, y todo ello acompañado de una vida sedentaria. Por ello, debemos tener en cuenta cuáles son las consecuencias de una mala alimentación.

Riesgos de alimentarse mal

Todos necesitamos consumir determinados tipos de alimentos y nutrientes que contribuyen a nuestra salud física y mental. El desbalance nutricional, por exceso o falta de nutrientes, afecta nuestro cuerpo de diferentes maneras generando, trastornos de

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salud que pueden llegar a ser graves. Entender esto es fundamental antes de sufrir los riesgos de una mala alimentación así como los efectos inmediatos en la salud.

PARTE II:

Acabamos de escuchar cuáles son algunas de las formas “desapercibidas”, con las cuales podemos llegar a matarnos y hacerlo con otros. Pero existe una en especial, que destruye la espiritualidad, y contribuye poderosamente en la forma en que visualizamos y concebimos a Dios: Deshonrar a nuestros padres.

Las figuras paterna y materna, fueron establecidas en el plan de Dios para la humanidad, porque es una manera palpable de generar una concepción o idea de la relación que Dios quiere tener con nosotros. Con base en esto, surge un interrogante. ¿Cómo podría un joven en el siglo XXI, identificar el tipo de relación que Dios desea que exista entre padres e hijos?

Las generaciones actuales enfrentan enormes desafíos en cuanto a mantener intacto el hogar, atender las necesidades de los hijos y cuidar de padres ancianos en medio de la alocada vida moderna. Entre éstos, la relación con los padres a veces sufre desproporcionalmente. Hijos y padres a menudo viven lejos, se comunican poco y llega el momento cuando lo único que los une son los recuerdos de la niñez y la herencia.

Sin embargo, Dios nunca deja abandonados a quienes desean cumplir su voluntad. Revela a través de las Escrituras, su plan, y la conducta que debemos mantener en distintas situaciones de la vida. Y es precisamente en la vida de Jesús, y en ciertos textos explícitos de la Biblia, donde encontramos la respuesta a la pregunta:

Jesús entendía perfectamente el significado de “honra a tu padre y a tu madre” (Éxodo 20:12). Él mismo inmortalizó en la cruz su solicitud por María, su madre, al pedirle al joven discípulo Juan que se encargase de ella. Pero, ¿qué significa honrar a nuestros padres en nuestros días? Ayuda saber que en el idioma hebreo, la lengua original de este mandamiento, “honrar” (Kabad) a nuestros padres es reconocer que son personas de peso, personas enriquecidas de valor, personas de importancia.1

En el Antiguo Testamento, honrar a los padres se consideraba algo tan sagrado y solemne como la observancia misma del santo sábado. Levítico 19:3 confirma: “Cada uno temerá a su madre y a su padre, y mis días de reposo guardaréis. Yo Jehová vuestro Dios”. Así lo entendió y practicó el rey Salomón, quien al recibir la visita de su madre en el palacio “se inclinó ante ella” y la hizo sentar a la diestra de su trono (1 Reyes 2:19). Con mucha razón entonces escribió más tarde: “¡haz, pues, que tu padre y tu madre se sientan felices y orgullosos!” (Proverbios 23:25, DHH). Para el sabio, no hay edad en la que los padres no sean objeto de honra. En Proverbios 23:22 instruyó: “cuando tu madre envejeciere, no la menosprecies”. Despreciar es cortar de tajo; en cambio, menospreciar es herir por partes. En cualquiera de los casos es despojarlos del valor que Dios les concedió. Despreciar es lo opuesto de “honrar”. Toda deshonra a los padres, según el pasaje del Antiguo Testamento, hace “maldito” al hijo que lo comete (Deuteronomio 27:16).

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Toda maldad hecha contra los padres, es denigrante para el hijo que la practica. Advierte el verso bíblico: “El que roba a su padre o a su madre, e insiste en que no ha pecado, amigo es de gente perversa” (Proverbios 28:24. NVI).

En términos prácticos, honrar a padre y madre es:

1. Obedecerles:

En general, la obediencia a nuestros padres debería ser absoluta, y aunque es

cierto que esto tiene límites, cuando las órdenes dadas por los padres nos sitúan

en deshonrar a Dios, debemos obedecerlos, porque según EFESIOS 6:1, esto es

justo, y además, nos genera una serie de beneficios:

“Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo.

Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa;

para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra.”

2. Respetarlos:

Pero honrar a “padre y a madre” es algo más que seguir instrucciones, es respetarlos a

ellos primeramente como personas. El lenguaje que usamos, los gestos, el trato que les

damos cuando fallan y se equivocan, todo debe estar saturado de total respeto.

Sencillamente, no debemos ofender a nuestros padres bajo ninguna circunstancia. Cuando

explicó este mandamiento, Jesús dijo: “Porque Dios mandó diciendo: Honra a tu padre y a

tu madre; y: El que maldiga al padre o a la madre, muera irremisiblemente” (S. Mateo

15:4). Esto quiere decir que no darles a los padres el respeto debido es un asunto

sumamente delicado. El sabio advirtió: “Al que maldice a su padre o a su madre, se le

apagará su lámpara en oscuridad tenebrosa” (Proverbios 20:20).

Maldecir incluye toda forma de irrespeto: desde zaherirles hasta mentirles, desde

denigrarles hasta gritarles. Dios nos pide que nuestra relación con los padres esté regida

por el respeto. Por ejemplo, respeta a sus padres el hijo que no se avergüenza de ellos

porque carecen de preparación académica. Los respeta la hija que no se ríe de sus padres

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cuando, por el efecto de los años, ellos han perdido sus destrezas físicas y mentales que

se gastaron mientras, muy seguramente, hacían posible una vida mejor para sus hijos.

3. Cuidarlos

Honrar a padre y a madre es algo más que portarse bien para que nunca

les llegue ningún mal reporte de nuestra conducta. Jesús abordó a los

religiosos de sus días quienes, al parecer, les decían a sus padres que la

ayuda que ellos les daban era a la vez su ofrenda a Dios (S. Mateo 15:5).

Inmediatamente Jesús les dejó claro que eso era deshonrar a sus padres

(vers. 6). 

Además de tratar con buenas palabras a nuestros padres y de obedecerlos,

hace falta ir a lo práctico, al tema de su sostén material, particularmente en

su tercera edad. El apóstol Pablo escribió: “Pero si alguna viuda tiene hijos

o nietos, ellos deben ser los primeros en ayudarla en todas sus

necesidades, así como ella antes los cuidó y ayudó” (1 Timoteo 5:4).3 Pablo

invoca aquí el argumento de la remuneración para recordarnos a los hijos

que nuestros padres ya nos pagaron por adelantado lo que nosotros

debemos hacer hoy por ellos.

Dios nos recuerda lo importante que es cuidar lo que entra en nuestra boca,

para que lo que salga de ella sea de bendición para otros. Si no somos

capaces de obedecer, respetar y cuidar a nuestros padres, difícilmente lo

haremos con el resto de quienes nos rodean.

Hoy dale un abrazo a tus padres, si viven aún, y demuéstrales tu amor

cumpliendo con los tips que Jesús te da hoy. Dios te bendiga.