huizachtepetl, geografía sagrada de iztapalapa

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Huizachtepetl

Geografía sagrada de Iztapalapa

Ismael Arturo Montero García (coord.)

MMII

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HUIZACHTEPETLGEOGRAFÍA SAGRADA DE IZTAPALAPA

DR© Ismael Arturo Montero García

ISBN 968-6789-00-6

Primera edición: 2002

Cuidado de la edición y diseño:Ricardo Bonilla

Composición tipográfica:Gabriela Cruz Arteaga

Editado por la Delegación IztapalapaAldama núm. 63, Barrio San Lucas,0900, México, Distrito Federal.

Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño dela tapa, puede ser reproducida, almacenada, transmitida outilizada en manera alguna ni por ningún medio, ya seaelectrónico, químico, mecánico, óptico, de grabación oelectrográfico, sin el previo consentimiento por escrito deleditor.

Impreso y hecho en México/Printed and Made in Mexico

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Indice

PresentaciónRené Arce Islas

IntroducciónIsmael Arturo Montero García

El Medio Ambiente del Cerro de la EstrellaDirección Ejecutiva de Conservación y Restauración de RecursosNaturales, Dirección de Sistemas de Áreas Naturales Protegidas,Secretaría del Medio Ambiente del Gobierno del Distrito Federal

Espeleología en el Cerro de la EstrellaJosé Montiel Castro

Formativo y Clásico Temprano en la península de Iztapalapa,caso particular: Cerro de la Estrella o Huixachtécatl

Lucia Adriana Felipe Valencia

Dos explicaciones de la descripciónde un fragmento arqueológico del Cerro de la Estrella

Hans Martz de la Vega

El Templo del Fuego Nuevo del Huizachtécatl.Un espacio ritual en el Cerro de la Estrella

Miguel Pérez Negrete

VII

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La Ceremonia del Fuego Nuevoen el “Cerro de la Estrella”, (Huizachtepetl)

presidida por el Dios del Fuego, (Xiuhtecutli Tletl)Silvia Trejo

Xiuhmolpilli y Mamalhuatztli: Atadura de años y el encendedor debarrena para hacer el fuego: de Teotihuacan al Huizachtepetl

Francisco Rivas Castro

La fiesta azteca del Fuego Nuevo y el culto de las PléyadesJohanna Broda

El sistema cavernario del HuizachtepetlIsmael Arturo Montero García

Los petroglifos hallados en el Cerro de la EstrellaMateo Wallrath

Los dioses del Templo Mayor de la ciudad de Mexico-Tenochtitlancustodiados en el Cerro de la Estrella de Iztapalapa,

Códice Miguel León PortillaJorge de León Rivera

Cuatro categorías de piezas virreinalesen el museo Fuego Nuevo, Iztapalapa, Distrito Federal

John Joseph Temple Sánchez Gavito

Iztapalapa: tradición, fe y pasiónSilvia Zugarazo Sánchez

Dossier

La custodia de la zona arqueológica del Cerro de la EstrellaDaniel Hernández Ramírez

Historias y hechos extraordinarios del Cerro de la EstrellaAdrián Chávez Villanueva y Luis Felipe Pérez

El grabado y el HuizachtepetlRosa María Núñez

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INTRODUCCIÓN

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Presentación

E l material que ahora ofrecemos es un conjunto de documentos articulados parahomenajear no a una persona, sino a un lugar, a un espacio, a un ser que ha sido

protagonista de distintos eventos históricos relevantes, es un sitio donde convergenelementos cósmicos, donde la tierra, el agua, el cielo y el misterio de sus cuevas yoquedades han jugado un papel esencial para la construcción de mitos diversos y larealización de ritos masivos que le imprimen singular importancia.

Es un lugar donde los aztecas encontraron el sitio indicado para renovar su existen-cia reposada en la obsesión permanente por la entropía, por el debilitamiento, porel final del futuro. Desde su concepción, el cosmos engendraba su propio deterioro, eltiempo se desintegraba, la energía se extinguía en el calor de la vida.

Nadie como los aztecas, ninguna cultura en el mundo parece haberle concedido unadimensión hasta tal punto dramática al problema del orden universal, en donde laenergía individual es puesta al servicio de la comunidad y esto se representaba en lossacrificios humanos en la ceremonia del Fuego Nuevo, para ser vida de la muerte.

Los sacerdotes alimentaron a sus dioses a través del sacrificio para garantizar la rela-ción entre el universo y el mundo humano. El sacrificio era la solución escogida para elmantenimiento incesante de la vida y el orden.

En el mismo lugar se elige la fundación de un pueblo que presenta, en términos deasociación, la primera parada de los aztecas cuando parten de Aztlán, aquel lugar don-de habitaban los más ancianos, los más sabios. Precisamente en una montaña torcida,que tenía siete cuevas rellenas de agua, Teoculhuacán. Es ahí donde apareció Huitzi-lopochtli, su dios tutelar, que los acompañó en todo su recorrido hasta llegar a la granTenochtitlan.

La similitud de cerro de la Estrella o El Cerro de los Huizaches con esa montañatorcida, es, sin duda, la asociación sagrada que encuentran los aztecas para llamar alpueblo fundado en las faldas del cerro, Culhuacán.

PRESENTACIÓN

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Uno de los conventos más importantes que edificaron los españoles durante el tiem-po del Virreinato para eficientar su tarea evangelizadora, lo construyen precisamenteen Culhuacán.

Por otro lado, es en el mismo cerro donde se decide realizar, a finales del siglo XIX–en un tiempo de importancia universal–, “Semana Santa”, la escenificación teatralmás grande del mundo sobre la pasión de Cristo. En este magno evento, que se realizaaño con año, se puede apreciar el fenómeno de sincretismo entre dos culturas que sedescubren para formar una nueva nación; asimismo, todos los pueblos de Iztapalapaestán compuestos por un nombre en lengua náhuatl y otro en castellano.

Iztapalapa tiene el orgullo de contar con el Cerro de la Estrella , como un símboloque genera sentido de identidad y pertenencia entre sus habitantes; sin embargo, ac-tualmente se encuentra en condiciones de deterioro, de riesgo, de desgaje todos losdías; lo ha devorado paulatinamente la mancha urbana a través de invasiones y ventasapócrifas; sin embargo, también existen muchas personas que, sabiendo la importanciadel lugar debido a su historia, cultura y nobleza ecológica, tratan de conservarlo, cui-darlo y protegerlo.

Este trabajo es una forma de valorar en toda su dimensión al Cerro de la Estrella através de investigaciones serias y profesionales, con la participación de arqueólogos,historiadores, biólogos, ecologistas, antropólogos y espeleólogos, cuyo propósito con-siste en que sus lectores encuentren, de manera sencilla, elementos que nos permitantratarlo con más atención y respeto.

René Arce IslasJefe Delegacional en Iztapalapa

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INTRODUCCIÓN

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Introducción

Huizachtepetl, también Cerro de la Estrella, es sin duda el paisaje más simbólico deIztapalapa en nuestros días. Esta eminencia de 225 m de altura, se alza y se resiste

como una ínsula dentro de la ciudad de México, que como la más poblada del mundole amenaza en sus vestigios arqueológicos y en su medio ambiente frente al avanceurbano de poblaciones marginales.

Iztapalapa y Huizachtepetl conformaron antiguamente una península, cuando exis-tían los grandes lagos de Texcoco y Xochimilco. Las evidencias materiales señalan unaprimera fase ritual para el Huizachtepetl en su cima para el Preclásico, alcanzando suapogeo durante el Clásico con el culto de filiación teotihuacana a las deidades acuáti-cas; pero su apoteosis la alcanzó en 1507 con los aztecas, en la última ceremonia alFuego Nuevo que se realizara antes de la Conquista.

Huizachtepetl es un sitio privilegiado para el campo de la interacción humana, porquecomprende un paisaje metafórico, se sirve de sus cuevas, del dominio del paisaje, de suubicación y de sus manantiales (hoy la mayoría exiguos) para marcar los confines delo mundano y lo sagrado como el linde del universo pensable. Al menos, así lo ha sidodesde el Preclásico, y ha podido trascender hasta nuestros días de diversas formas comoun artefacto cultural que ha demostrado un alto valor utilitario.

Los autores aquí reunidos observan la geografía sagrada del cerro, la describen, laexplican y dan coherencia al volumen que desde un enfoque novedoso y homogéneopone a consideración del lector la necesidad de rescatar este reducto ecológico e histórico.Se habla in extenso del medio ambiente, de la arqueología, de la cosmovisión y de lahistoria. El enfoque es interdisciplinario. Todos los textos presentados son inéditos en elpaís, los trabajos son resultado de acuciosas investigaciones vigentes y recientes que si-guen en su presentación un esquema cronológico que es antecedido por dos trabajos queapuntan sobre el medio ambiente. La lectura de la obra no tiene una secuencia enca-denada, por lo que se puede elegir cualquier titulo en el orden de interés para el lector.

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HUIZACHTEPETL

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La primera colaboración corresponde a la Dirección Ejecutiva de Conservación yRestauración de Recursos Naturales de la Secretaría del Medio Ambiente del Gobiernodel Distrito Federal (CORENA) que, como entidad de gobierno a cargo de la salvaguardade este espacio forestal nos presenta el registro más actualizado y confiable de las especiesanimales y vegetales que aún subsisten en el área. Pero el equipo de especialistas deCORENA no está ajeno a las contradicciones sociales que enfrenta con los asentamientosirregulares del somonte, en el texto nos exponen sus expectativas y proposiciones. Sinduda alguna, ésta es una lectura indispensable para quien desee conocer el conflictosociedad-naturaleza que enfrenta el Cerro de la Estrella en nuestros días.

Los resultados de un trabajo muy singular del medio ambiente, pero en este casosubterráneo, son los de José Montiel Castro, que con su equipo de colaboradores de laAsociación Base Draco se dieron a la tarea de realizar la topografía de las once cuevas,que para el proyecto de registro espeleoarqueológico (en este volumen como El sistemacavernario del Huizachtepetl) eran representativas del Cerro de la Estrella. En una laborvoluntaria digna de resaltar, estos espeleólogos se suman a la intención de preservar elcontexto subterráneo aún existente al interior de la ciudad de México.

Entrando en cuestiones históricas tenemos la investigación Formativo y Clásico Tempra-no en la península de Iztapalapa, caso particular: Cerro de la Estrella o Huixachtécatl de LucíaAdriana Felipe Valencia, que como arqueóloga se interesa por las evidencias materiales másremotas halladas en el área de nuestro interés. Sus líneas son características de una investiga-dora joven y sagaz que expone de manera clara y cronológica sus ideas para un público noespecializado en la materia que desea adentrarse en los orígenes de Iztapalapa.

Dos explicaciones de la descripción de un fragmento arqueológico del Cerro de la Estre-lla, es el análisis de otro joven arqueólogo que hace de un conjunto de ruinas al somontedel cerro en su ladera norte. El trabajo de Hans Martz de la Vega, resulta de lasexcavaciones del Proyecto de Investigación, Protección y Adecuación de la Zona Arqueoló-gica del Cerro de la Estrella del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) ensu temporada de 1998. Ante la carencia de publicaciones especializadas sobre la ar-queología del Cerro de la Estrella, no obstante décadas de investigación y distintasexcavaciones, esta exposición de resultados, junto con las de Miguel Pérez Negrete(también en este volumen, infra) son un valioso aporte para los estudiosos del tema.

Una completa recopilación de los reportes de las excavaciones en el templo-pirámidede la cima durante el siglo XX, nos presenta Miguel Pérez Negrete en su trabajo ElTemplo del Fuego Nuevo del Huizachtecatl. Un espacio ritual en el Cerro de la Estrella. Sinduda, se trata de una importante contribución a la literatura arqueológica en la que laexperiencia personal del autor no queda fuera del texto, ya que durante la temporadade 1998, Miguel Pérez se sumó a las excavaciones del INAH contribuyendo con susminuciosas observaciones de la excavación.

Silvia Trejo, profesora de la Escuela Nacional de Antropología e Historia y beca-ria del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT) en el doctorado de

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INTRODUCCIÓN

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antropología simbólica de la ENAH, examina La Ceremonia del Fuego Nuevo en el “Ce-rro de la Estrella”, (Huizachtepetl) presidida por el Dios del Fuego, (Xiuhtecutli Tletl), suexperiencia como historiadora del arte le permite adentrarse en una serie de novedosaspropuestas que sin duda serán de utilidad para los investigadores no sólo de la historiay arqueología de Iztapalapa, sino también de los mitos y ritos de antaño relacionadoscon la deidad del fuego, Xiuhtecutli, lo cual permite percibir el trasfondo común de lareligión mesoamericana.

Xiuhmolpilli y Mamalhuatztli: Atadura de años y el encendedor de barrena para hacerel fuego: de Teotihuacan al Huizachtepetl, es la colaboración del arqueólogo FranciscoRivas Castro de la Dirección de Investigación y Conservación del Patrimonio Arqueo-lógico del INAH. Francisco Rivas alcanza un fascinante análisis de la cosmovisiónprehispánica a través de la ceremonia de encender el fuego, en una larga tradición que nosviene del Clásico, remontándonos así a los orígenes y significado de la ceremonia delFuego Nuevo y su relación astronómica tan discutida en los ámbitos académicos actuales.

Sin duda, entre los investigadores más destacados de la cosmovisión azteca contem-poránea contamos con la doctora Johanna Broda, que nos aporta La fiesta azteca delFuego Nuevo y el culto de las Pléyades un ensayo que no teníamos la fortuna de tenerpublicado en México,1 y que en esta ocasión podemos ofrecer a los interesados en elanálisis del complejo tema del Fuego Nuevo. La accesibilidad de la información en estetexto nos permite adentrarnos en los datos arqueológicos, y etnohistóricos que com-prueban la antigüedad de estos ritos, la evidencia etnográfica astronómica le da razón alos restos materiales que sirven de analogía y evocan sugestivas imágenes para entenderlos hechos del pasado.

El editor del Museo Fuego Nuevo, Ismael Arturo Montero García presenta las con-clusiones del “Registro espeleoarqueológico del Cerro de la Estrella” en el artículo Elsistema cavernario del Huizachtepetl resultado de una primera temporada con el Proyectode Investigación, Protección y Adecuación de la Zona Arqueológica del Cerro de la Estrella delINAH en 1998 y de una segunda en 2001, como becario del CONACyT para el doctoradoen antropología simbólica de la ENAH. Montero aporta elementos para sustentar que laimportancia ritual del Huizachtepetl radica desde tiempos remotos en sus cuevas y loes aún con el culto a Nuestro Señor de la Cuevita en Iztapalapa.

Con la idea de preservar al menos en el papel y en la imagen fotográfica la plásticade las piedras labradas que subsisten, el arqueólogo Mateo Wallrath nos ofrece su regis-tro y descripción en Los petroglifos hallados en el Cerro de la Estrella, como reconocidaautoridad en la materia nos entrega sus consideraciones de estos singulares elementos,que como nunca se encuentran amenazados por intereses mezquinos, por el vandalismo

1 Broda, Johana, “La fiesta azteca del Fuego Nuevo y el culto de las Pléyades”, en Lateinamerika Studien, 10,Space and Time in the Cosmovision of Mesoamerica, Franz Tichy (ed.), Universität Erlangen-Nürnberg,München, 1982.

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y por la ignorancia. Su estudio adquiere relevancia primordial para el caso que justificala inmediata salvaguarda del Huizachtepetl.

Como epílogo para los temas mesoamericanos, y como preámbulo para el periodovirreinal, el historiador Jorge de León Rivera, del Mueso Fuego Nuevo, nos hace unaincitante invitación con su colaboración Los dioses del Templo Mayor de la ciudad deMexico-Tenochtitlan custodiados en el Cerro de la Estrella de Iztapalapa, Códice MiguelLeón Portilla con este atrayente argumento, Jorge de León nos permite evaluar desdeotra perspectiva la relevancia de este monte para la Historia de México.

En un equilibrado y muy bien logrado escrito, el arqueólogo John Joseph TempleSánchez Gavito, nos permite asomarnos a la vida cotidiana durante el virreinato enIztapalapa utilizando para ello el material arqueológico. Su artículo Cuatro categorías depiezas virreinales en el museo Fuego Nuevo, Iztapalapa, D. F. son un agradable anecdotariode hechos y costumbres, que lamentablemente tenemos escasas oportunidades de leer.

Intencionalmente esta obra no debía dejar por fuera los hechos recientes que seviven cuando se celebra la Semana Santa. Afortunadamente, Silvia Zugarazo Sánchez,del Museo Fuego Nuevo, nos ilustra con Iztapalapa: tradición, fe y pasión. La perma-nencia ritual de este monte queda así demostrada con millones de visitantes durantela recreación de la pasión y muerte de Jesucristo. Sin duda el mensaje que se guarda en laresurrección, es el de la esperanza en una nueva vida, arquetipo para los ciudadanos deesta complicada ciudad de México.

Voces del Huizachtepetl, es, a la manera de un dossier, el espacio reservado paracuatro colaboradores del “Registro espeleoarqueológico del Cerro de la Estrella” quenos aproximan al sentir cotidiano en el Huizachtepetl: Daniel Hernández nos da supunto de vista como custodio de la zona arqueológica del Cerro de la Estrella; AdriánChávez Villanueva y Luis Felipe Pérez en Historias y hechos extraordinarios del Cerro dela Estrella nos permiten apreciar el imaginario colectivo, que no por fantástico, es menosnotable. Por último, Rosa María Núñez, como artista plástica, que con su obra hailustrado los espacios entre cada artículo de este libro, nos hace apreciar su visión en Elgrabado y el Huizachtepetl. Es necesario apuntar que la temática de los separadores sedesprende de la influencia ejercida por los petroglifos del Huizachtepetl, con lo cual se haquerido dar relevancia a la plástica indígena interpretada por un artista contemporáneo.

Esta obra es el resultado del esfuerzo individual de muchos voluntarios, que con elapoyo del Jefe de Gobierno de la Delegación Iztapalapa, René Arce, llega a feliz térmi-no con su publicación. Agradecemos a las autoridades, investigadores y colaboradoresla decisión de obsequiar a la comunidad esta producción, que se suma al interés colectivopor la cultura de Iztapalapa, y de todo el Distrito Federal. Asimismo, a Yhali RosasLombera Laguna, por su atinada guía y apoyo, lo que demuestra, una vez más, su valíacomo impulsor de la cultura; a Ricardo Bonilla, por el cuidado dedicado a esta obracon atinados comentarios y grata compañía; a Antonio Urdapilleta por haberme traídoa Iztapalapa; a Nicolás García Ortiz por permitirme sumarme al Proyecto de Investiga-

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INTRODUCCIÓN

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ción, Protección y Adecuación de la Zona Arqueológica del Cerro de la Estrella del INAH, asu cargo; a Jorge de León y Silvia Zugarazo por las puertas siempre abiertas en el museoFuego Nuevo, y por propiciar la idea de este libro; a Don Memo Sánchez, a DanielHernández, a Jorge González y a Juan José Durán por esos interminables días de pros-pección en laderas y cuevas; a la Mesoamerican Research Foundation por el patrociniopara la segunda temporada del “Registro Espeleoarqueológico”; y a Lorena Esteban porsu contribución fotográfica. Finalmente quiero reconocer a la Universidad del Tepeyacdonde tengo mi adscripción académica por las facilidades para la compilación de estetexto.

Ismael Arturo Montero GarcíaNaucalpan, enero de 2002

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El Medio Ambiente del Cerro de la Estrella

Dirección Ejecutiva de Conservación y Restauración de Recursos Naturales, Dirección de Sistemas de ÁreasNaturales Protegidas, Secretaría del Medio Ambiente del Gobierno del Distrito Federal

Introducción

E l Cerro de la Estrella se ubica al sureste de la ciudad de México. Las coordenadasgeográficas extremas son: 19°19’15” y 19°21’20” de latitud norte y 99°04’25” y

99°06’ 30” de longitud oeste dentro de terrenos jurisdiccionales de la Delegación Polí-tica de Iztapalapa. Constituye el último reducto con una extensión considerable derecursos naturales y áreas cubiertas de ecosistemas naturales con bosque de matorralxerófilo, pastizales, y áreas cubiertas de vegetación producto de reforestación, forman-do así un macizo forestal. Estos ecosistemas cumplen con las funciones de producciónde oxígeno, captura de bióxido de carbono, y barrera eólica, continuidad del ciclohidrológico para la cuenca de México, y como una barrera natural que limita el creci-miento de la mancha urbana. El Cerro de la Estrella tiene una superficie total de 143hectáreas, según lo dispuesto en el decreto que lo establece como zona sujeta a conser-vación ecológica.1

Esta área ofrece funciones vitales para la ciudad de México que se identifican comolos siguientes servicios ambientales:• Hábitat para especies de flora y fauna silvestres• Producción de oxígeno y captura de bióxido de carbono• Continuidad del ciclo hidrológico en la cuenca de México• Barrera natural que limita el crecimiento de la mancha urbana• Barrera contra el viento

1 Según aparece publicado en el Diario Oficial de la Federación el 30 de mayo de 1991.

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• Contiene valores escénicos y paisajísticos• Continuidad de procesos evolutivos• Campo para la investigación científica• Barrera física que mitiga los efectos provocados por las tolvaneras2

Fisiografía y topografía

El Cerro de la Estrella, al igual que las demás elevaciones del Altiplano Central, deacuerdo con Rzedowski (1998), pertenece a la Provincia Fisiográfica del Eje VolcánicoTransversal. El área se localiza específicamente en la Subprovincia Lagos y Volcanes delAnahuac, conformada por sistemas de topoformas características de sierras volcánicasque en general cubren un total del 36.3 % de la superficie de la Delegación Política deIztapalapa (INEGI, 1999).

El Cerro de la Estrella pertenece a la cadena de volcanes Chimalhuacán -Cerro de laEstrella-Santa Catarina. Es relativamente viejo con declives erosionados y, en general,con pendientes suaves y largas. En la parte más alta, el cerro presenta dos chimeneas delava, estructuras que corresponden a sus antiguos cráteres. Se considera que es un le-vantamiento motivado por la actividad de gases subterráneos que no tuvieron suficien-te fuerza para producir una erupción, dando lugar a una serie de cavernas dispuestas através de las formaciones lávicas que lo constituyen. El rango altitudinal abarca de los2250 m/nm a los 2440 m/nm en su parte más alta.

Geología

La historia geológica de la cuenca de México relacionada con actividad volcánica escercana a los 50 millones de años (Mooser, 1957). Sin embargo, el proceso de origen yformación del Cerro de la Estrella comprende una estructura orográfica de origen vol-cánico en la parte central de la cuenca que se establece aproximadamente hace 700,000años. Es contemporáneo a la Sierra de Las Cruces y la Sierra Nevada, tal vez las forma-ciones orográficas con mayor importancia en la cuenca de México. Al haber finalizadoya su actividad volcánica, comienzan a sufrir de acelerados procesos de erosión que conel tiempo conforman el abundante material de relleno de origen aluvial presente en lacuenca en tiempos posteriores.

El cerro está formado por grandes masas de basalto, depositadas sobre capassedimentarías del periodo Cuaternario que formaba el fondo de lo que era un solo lago.Parte de estos sedimentos fueron cambiando su constitución física al contacto con lasrocas ígneas y actualmente se encuentran revistiendo la superficie de la montaña en

2 Durante la temporada de sequía, el Cerro de la Estrella desvía y mitiga las tolvaneras procedentes del norte dela ciudad, que generalmente acarrean partículas sólidas suspendidas de diverso origen y que pueden ocasio-nar problemas en la salud de la población.

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EL MEDIO AMBIENTE…

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forma de toba. Los basaltos no se encuentran totalmente cubiertos por los anterioresmontes, si no que en algunos puntos aparecen en la superficie del cerro, formandopequeños peñascos, que probablemente indiquen la línea de ruptura del terreno. Ademásde basaltos, esta formación se compone de tobas, conglomerado de tobas de basalto y decenizas interestratificadas con arenas y gravas con diferentes grados de intemperismo.

Edafología

Los tipos de suelo presentan en su mayoría horizontes muy bajos. Normalmente estánreducidos a mantos rocosos expuestos, grava gruesa suelta y en el mejor de los casos auna capa de cerca de 20 cm de suelo arcilloso, tepetate y materia orgánica colindantecon la roca madre.

La capacidad de campo se estima baja, considerando la poca o casi nula capacidadque tiene el suelo para retener el agua. El suelo tiene grandes cantidades de sales desodio, lo que normalmente trae por consecuencia una pérdida de estructura del suelo yuna fuerte compactación del mismo, seguida de una notable falta de aireación y pene-tración radicular en las capas más superficiales.

Considerando la topografía del lugar, es común observar sobre las veredas, la mayo-ría de gran pendiente, gran cantidad de material arrastrado desde las partes más altas.Esto como producto de las características del suelo mencionado.

De acuerdo con la clasificación FAO-UNESCO, tres son los tipos de suelo que sepresentan:Litosol. Abarca las partes más altas y abruptas, con pendientes muy fuertes mayores de

45%. En general, se localizan arriba de los 2400 m/nm. Ha sido gravemente alteradapor la carretera asfaltada, sobre todo al norte de la pirámide. Son suelos muy suscep-tibles a la erosión hídrica y coluvial, riesgo acentuado al retirar la vegetación y expo-nerlos directamente a los agentes del intemperismo.

Litosol-Cambisol. Ubicados en zonas de pendientes fuertes (30-45%) se presenta enaltitudes entre los 2350 y 2400 m/nm. Tiene suelos de mayor desarrollo con grancantidad de materia orgánica proveniente de las gramíneas que abundan en toda laladera. Se caracterizan por tener una profundidad de 10 cm hasta la roca madre,tepetate o caliche duro, sus características son variables en función del material quelos forma, pueden ser arenosos o arcillosos y su susceptibilidad a erosionarse depen-de de la topografía de la zona donde se encuentren. Los litosoles están asociados conalgunos cambisoles.

Cambisol. Zona de pendiente moderada (10 a 30%). Aproximadamente entre los 2330 y2350 m/nm, presenta suelos de mayor evolución de la unidad Cambisol. Son suelosjóvenes que se presentan en cualquier clima. Se caracteriza por presentar en el subsuelouna capa formada por terrones de algunos materiales como arcilla, carbonato de calcio,fierro y manganeso; alta compactación y baja permeabilidad en el Horizonte C; pre-

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sentan fertilidad moderada a alta, y una gran capacidad para almacenar cationes yagua. Estos suelos se dividen en dos: de alteraciones moderadas y los de alteracionesseveras; los primeros se ubican en la ladera norte del cerro, y una porción se encuen-tra desprovista de la cubierta escasa de gramíneas utilizadas para el pastoreo. Lossuelos con alteraciones severas se localizan en la porción sur, y son resultado de laactividad agrícola y urbana; se encuentra cubierta por gramíneas y eucaliptos, conindicios de incendios frecuentes.

Andosol. Zona de pendiente suave (2 a 10%). Se encuentra localizada por debajo de los2330 m/nm, presenta suelos tipo Andosol, los cuales en condiciones naturales tienenvegetación de bosque de pino, abeto y encino, se caracterizan por tener una capasuperficial de color negro o muy oscuro y por ser de textura esponjosa o muy suel-tos, poseen una alta capacidad de retención de humedad, misma que se libera lenta-mente. Sus principales limitantes son la alta fijación e inmovilización de fósforo, locual ocasiona graves deficiencias de este nutrimento en las plantas y su altaerodabilidad.

Hidrología

El cerro presenta seis corrientes intermitentes principales de agua pluvial, y 28 de ca-rácter secundario, por lo que en la época de lluvias se crean corrientes torrenciales quecontribuyen a crear una grave erosión hídrica. En términos generales, la zona del Cerrode la Estrella presenta una precipitación que va de 600 a 800 mm, pero el promedioanual es de 645 mm. Sin embargo, la alta permeabilidad del material geológico domi-nante en la zona, hace del cerro una importante zona de recarga del acuífero del Distri-to Federal. En un estudio sobre la recarga del acuífero de la ciudad de México, sereporta que la zona está constituida por piroclásticos y lavas de mayor antigüedad quelas rocas y materiales de la Sierra de Santa Catarina-Chichinautzin, con una capacidadde infiltración de media a alta, con más pozos perforados que rinden caudales de 80 a100 l/s. Con fines comparativos se presentan los mismos parámetros para las regionesde la Zona de Transición de Tlalpan (baja a media; 60 a 80 l/s), la Zona de Tlalpan-Xotepingo (media a alta; 40 a 70 l/s), la Zona del Ajusco (baja a media; no determina-do) y la Zona de la Sierra de Guadalupe (nula a baja; no determinado).

Hidrológicamente el Cerro de la Estrella está clasificado como RH26Dp, donde“RH26” corresponde a la Región Pánuco, la “D” a la cuenca del Río Moctezuma, y la“p” a la Subcuenca del Lago de Texcoco-Zumpango

Clima

Los datos obtenidos de la estación meteorológica de Iztapalapa No. 09-029 (García,1981), localizada a 19°22´ latitud norte y 99° 06´ longitud oeste, apuntan que el clima

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EL MEDIO AMBIENTE…

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de la zona corresponde a templado subhúmedo con lluvias en verano [C (Wo)(w)b(i’)g].Con una precipitación anual de 600 a 650 mm y la temperatura media anual de 16 a 17°C.

Factores biológicos

VegetaciónLas comunidades vegetales dominantes en épocas de lluvias son de tipo herbácea yarbustiva que se localizan en las barrancas de poco acceso, teniendo un total de 105especies:Matorral xerófilo. Estos elementos son dominantes e incluye vegetación arbustiva y

subarbustiva, cuya composición florística está constituida en un 60% o más por lossiguientes elementos: Acacia farnesiana y Acacia schaffneri (huizaches); Eysendhartiapolystachia (palo dulce); Mimosa biuncifera y Mimosa acanthocarpa (uñas de gato);Yucca filifera (yuca); Opuntia imbricata y Opuntia spp.(“nopal”); Mammilaria spp.;Schinus molle (“pirul”), Nolina recurvata (“palmita”), Pittocaulon praecox (“palo loco”),Bursera fagaroides (“copal”), Tecoma stans (“nixtamaxóchitl”), Montanoa tomentosa,Salvia grahami, y Agave spp. (maguey). En los estratos herbáceos se encuentrandiversas especies de gramíneas y compuestas anuales.

Pastizales. Bajo esta denominación, se define aquella vegetación herbácea en dondedominan las gramíneas, algunos pequeños relictos de pastizales naturales, entreotros se encuentran Muhlenbergia robusta (zacatón), Setaria geniculata (zacate cerdo-so), Cynodon dactylon (grama), Bouteloa spp. Los pastizales se asocian al matorralxerófilo.

Vegetación introducida. Con base en el estudio de la Dirección de Áreas Naturales Pro-tegidas de la CORENA (1999), la vegetación dominante para los terrenos dentro dela poligonal de 1991, es un bosque artificial resultado de pasados programas dereforestación, de Cupressus lindeyi aproximando un total de 48.75 ha (cedro blanco)– Eucalyptus spp. con 43.97 ha (eucalipto) – Schinus molle 30.76 ha (pirul), - Acacia5.50 ha, en el orden marcado de acuerdo a la abundancia encontrada para cada una delas especies y con una densidad total estimada de 255 individuos por hectárea.Es importante mencionar que en diferentes sitios del cerro, entremezclados en el

bosque artificialmente creado, se localizan varios “manchones” naturales de individuosde Eysenhardtia polystachya con un total de 701 individuos, de los cuales la gran mayo-ría se encuentran vivos. Se han establecido con distintos niveles de erosión, en terrenosdesmontados, en terrenos con pendiente, en áreas con matorrales, en bosques de encinoy pastizal; creándose por consiguiente un mosaico sobrecargado de plantaciones dediferente edad.

De acuerdo a Espinosa de Rul y Rzedowski (1968), hace aproximadamente 12,000años durante el Pleistoceno, en el Cerro de la Estrella existió un bosque de encinossimilar a muchos de los que actualmente existen en la cuenca de México en sitios con

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precipitación media anual entre 850 y 1150 mm. Según los registros fósiles encontra-dos en la ladera sur, la especie dominante era Quercus rugosa compartiendo el habitatcon otras siete especies de Quercus, y representantes de los géneros Synphoricarpos,Arbutus, Salvia, Ribes, Senecio y, Buddleia.

Fray Bernardino de Sahagún (1956, cit. por Espinosa de Rul y Rzedowski, 1968),refiere que durante la época colonial, el Cerro de la Estrella era conocido comoHuixachtlan, en nahuatl, “lugar de los huizaches”, nombre común dado a varias espe-cies de plantas del género Acacia. Lo anterior hace suponer que estas plantas debieronde haber sido lo suficientemente abundantes como para dominar la fisonomía del ce-rro en tiempos prehispánicos y virreinales.

Para mediados de la década de 1980 el cerro ya no presentaba ecosistemas naturales.Asimismo, el tipo de vegetación dominante era un bosque artificial dominado porárboles de Eucalyptus spp., Pinus spp. y Cupressus lindleyi, producto de los diversos pro-gramas de reforestación.

Fauna

De acuerdo con diferentes trabajos realizados en la zona, por los reportes existentes enla administración del parque hasta diciembre de 1999, por las observaciones del perso-nal encargado de la administración, y por los reportes de vecinos encontramos repre-sentados cuatro de los cinco grupos de vertebrados presentes en la cuenca de México.Se considera un total de 81 especies que corresponden a dos especies de anfibios, cincode reptiles, 51 de aves y 23 de mamíferos.Anfibios. Se reportan: rana verde (Hyla eximia), rana (Rana tlaloci), y sapo (Hylactophrine

augusti).Reptiles. Están representados por lagartija, (Cnemidophorus gularis), víbora de cascabel

(Crotalus molessus), y víbora fina (Crotalus triseriatus).Aves. Se llega a observar gorrión (Carpodacus mexicanus), tecolotito (Otus asio), golon-

drina (Hirundo rustica), dominico (Carduelis psaltria), y tortolita (Columbina inca).Mamíferos. Se reporta la presencia de conejo castellano (Sylvilagus floridanus), coma-

dreja (Mustela frenata), ardilla gris (Sciurus aureogaster), tlacuache (Didelphisvirginiana), tuza (Crateogeomys merriami), ratón de campo (Peromyscus maniculatus,P. boylii, P. truei, Liomys irroratus, Microtus mexicanus), y murciélagos (Myotis lucifugus,M. velifer, Tadarida brasiliensis, Eumops underwoodii).

Cabe señalar que el grupo con mayor número de especies es el de aves con un 63%,seguido por los mamíferos con un 28%, reptiles con el 6%, y anfibios con el 2%.

El grupo de mamíferos está restringido a las zonas de matorrales y pequeños bosquetes.Dentro del grupo de los invertebrados son comunes y abundantes durante la tempora-da de lluvia los insectos coleópteros (escarabajos), lepidópteros (mariposas) y ortópteros(chapulines), así como moluscos gasterópodos (caracoles).

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A la fecha, de las 81 especies de fauna silvestres, dos son endémicas, y de acuerdo conla Norma Oficial Mexicana NOM-059-ECOL-2000, tres presentan alguna categoría deprotección: una en peligro de extinción, una amenazada, y otra con protección especial.

Problemática ambiental

Los problemas ambientales, la degradación acelerada y la pérdida de terrenos impor-tantes de la cubierta forestal hacen evidente la necesidad de implementar un procesode reordenamiento de las actividades humanas y del manejo de los recursos naturalesque se han visto mayormente afectados por procesos de diversa magnitud en losúltimos 15 años, por lo que se propone establecer un área natural protegida concarácter de parque urbano comprendiendo las superficies correspondientes a la zonade El Calvario y La Pasión, así como la incorporación de terrenos ocupados porasentamientos humanos.

Con excepción de la ladera Este que está ocupada por el Panteón Civil de Iztapalapa,el cerro está prácticamente rodeado por el área urbana. De esta forma, la amenaza deurbanización constituye uno de los principales problemas de la zona.

Invasión de tierrasLa invasión de tierras provocó efectos negativos de gran magnitud sobre la mayoría delos elementos del medio, principalmente sobre el suelo y la vegetación, ya que alterarondirectamente las características edáficas y eliminaron sustancialmente partes importan-tes de la cobertura de la flora nativa,además la presión por este factor es co-tidiano en particular en su ladera sur,donde existe un amplio espacio en gra-ves condiciones de deterioro ambiental.En varias ocasiones estas amenazas fue-ron solucionadas a través de desalojosmediante el uso de la fuerza pública. Noobstante, para 1999, el área invadida porasentamientos humanos irregulares den-tro de la poligonal de “Zona Sujeta aConservación Ecológica del Cerro de laEstrella”, se estimaba en 10-09 ha, con 668 viviendas ocupadas por 622 familias (Di-rección de Usos y Destinos del Suelo-CORENA, 1999).

Daños arqueológicosDebido a la gran cantidad de visitantes que utilizan al espacio arqueológico del templo-pirámide del Fuego Nuevo, ubicado en la cima como un gimnasio, aunado a los factores

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erosivos naturales el monumento se está deteriorando ocasionando pérdida de los valo-res arqueológicos y culturales que son de gran importancia.3

Tiraderos de basuraSe trata de depósitos de basura al aire libre que han causado perturbación a la flora yfauna silvestres, como al paisaje. Los lixiviados que se producen en los tiraderos seinfiltran al subsuelo, contaminándolo y pudiendo estar perturbando negativamente lacalidad del agua, originando, además, un problema potencial de salud pública.

Tiraderos de cascajoLa interacción del área natural con la zona urbana es directa a través de numerososaccesos irregulares abiertos en la barda perimetral inconclusa de piedra, rematada conmalla ciclónica, que resguarda parte de la superficie libre del cerro. Lo anterior consti-tuye un fuerte impacto ambiental en la zona ya que es fuente de perturbación constan-te para el área natural. Que de manera cotidiana se realiza a través de estos accesos.

IncendiosLos incendios influyen directamente sobre la composición y calidad de la vegetación,esto a su vez provoca la pérdida del hábitat de la fauna nativa; además de las propiasplantas y por tanto de área verde, y la emisión de contaminantes a la atmósfera.

ErosiónEste factor ha incrementado sus efectos a consecuencia de la problemática anterior-mente citada, la magnitud de este impacto se ve reflejada en el incremento de las velo-cidades de escorrentía, las que a su vez llegan a obstruir el drenaje urbano, ocurriendoinundaciones en diversas colonias en la época de lluvia.

Pérdida de fauna silvestreLas poblaciones de la fauna silvestre del cerro se reportan reducidas y fragmentadas,debido entre otras causas a la alteración de sus hábitats por los cambios del uso delsuelo de forestal a agrícola, como por asentamientos humanos, presencia continua deincendios, y pastoreo.El Cerro de la Estrella, ha perdido a la fecha el 85% de su superficie original, siendouna de las causas principales la situación legal en la que actualmente se encuentra.

El Plan Parcial de Desarrollo Urbano de la Delegación de Iztapalapa, clasifica latotalidad del Cerro de la Estrella como un Suelo de Conservación, lo que implica sumanutención, restauración y manejo con criterios que conlleven a su recuperación. Lo

3 Asimismo se encuentran dañados por el grafiti y el vandalismo númerosos petroglifos y cuevas con estuco.(N. del E.).

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cierto es que la protección que esta clasificación otorga, no ha sido suficiente paraenfrentar los graves problemas ambientales que presenta, como los asentamientos hu-manos irregulares, la presión de crecimiento urbano y el deterioro de los recursos natu-rales y la erosión del suelo.

En virtud de lo anterior y con la finalidad de proteger los recursos naturales asícomo detener el avance de la marcha urbana, se hace necesario declarar como áreanatural protegida no reservada a la Federación la totalidad de los terrenos correspon-dientes al suelo de conservación para posteriormente desarrollar un programa de ma-nejo que defina claramente las políticas de preservación, protección aprovechamientoy restauración del área natural protegida.

En el área que nos ocupa uno de los problemas más graves lo constituyen losasentamientos irregulares, que por su grado de urbanización impiden que se lleven acabo obras de regeneración de los elementos naturales. Respecto a ello la Comisión deRecursos Naturales y Desarrollo Rural (CORENA) en coordinación con la DelegaciónIztapalapa y la Dirección General de Regulación Territorial (DGRT), dentro del polígo-no propuesto del área natural protegida, se han excluido los terrenos con asentamientosirregulares irreversibles.

Con esta acción además se resuelve la demanda social vinculada a la regulación depredios ocupados por asentamientos humanos consolidados.

Por lo que se refiere a la Ley Ambiental del Distrito Federal, publicada en la GacetaOficial del Distrito Federal el 13 de enero de 2000, considera como áreas naturalesprotegidas de la competencia del Distrito Federal, entre otras, a los parques urbanos yseñala en sus artículos 91 al 103 las características y procedimientos que deben obser-varse para el establecimiento de áreas naturales protegidas en el Distrito Federal. Enellos destaca que uno de los objetivos del establecimiento de dichas áreas es la regula-ción de los usos del suelo, así como el manejo, conservación, cuidado, restauración, ymejoramiento de los recursos naturales.

El establecimiento de esta área natural protegida ayudará a contener las invasionesde asentamientos irregulares, además de favorecer la realización de acciones para regu-larizar las superficies que presentan invasiones por asentamientos irregulares, la ade-cuación de la poligonal al muro ecológico construido, la corrección en las superficiesque rebasan el límite estatal y empatar las poligonales de las expropiaciones por causade utilidad pública, efectuadas mediante el decreto del Ejecutivo Federal publicado enel Diario Oficial de la Federación el 29 de mayo de 1990.

Rasgos socioeconómicos

Aspectos socialesDe las 1,100 hectáreas del “Cerro de la Estrella” decretadas originalmente como Par-que Nacional, se estima que se han perdido por urbanización cerca del 85 %. Aunque

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la estrategia general de recuperación administrativa para los asentamientos humanosirregulares, mediante el reordenamiento a través de reubicaciones y desalojos, ya hasido planteada por las dependencias responsables, en fechas recientes y hasta junio de2000, sólo dos acciones de desalojo han sido ejecutadas.

Como ya se mencionó, el cerro se encuentra completamente rodeado de zona urba-na a excepción de la ladera este. En la tabla 1, apreciamos los principales datossocioeconómicos de las 13 colonias que tienen influencia directa sobre el área libre de

Tabla 1. Las Colonias con influencia directa en la Zona Sujeta a Conservación Ecológica“Cerro de la Estrella”.4

USOBarrio, Colonia Superficie Población Densidad Programa Programa o Pueblo (ha) (hab) (hab/ha) Parcial 1987 Parcial 1996

1 Ampliación El Santuario 12.35 2954 239.22 H2B, PERF,ZP,CE H3/50,RE

2 Amp. Ricardo Flores Magón 13.05 4414 338.24 H2B H3/50,I3 Ampliación

Veracruzana 3.29 610 185.41 H2 H3/40

4 El Manto 28.36 14408 508.04 H2B HM3/50, H3/40

5 El Mirador 4.19 1427 340.48 H2B H3/50

6 Estado de Veracruz 2.25 359 159.56 H2 H3/40

7 Estrella del Sur 50.13 9660 192.69 H2 H3/50

8 Fuego Nuevo 43.22 11505 266.2 H2 H3/50

9 Lomas El Manto 3.48 556 159.77 H2B H3/40

10 Los Reyes 57.09 5377 94.19 ES, H2 H3/50, E, EA

11 San Juan Cerro 36.62 7772 212.23 H2B, EM1.5 HM3/50, H3/40 E

12 Valle de Luces 1a Sección 11.13 1683 151.18 H2 H3/50

13 Valle de Luces 2a Sección 11.15 1538 137.92 H2 H3/50

14 Valle de Luces 3a Sección 9.12 3126 342.76 H2 H3/50

TOTAL/PROMEDIO 285.43 65389 237.71

4 Según datos del Sistema de Información Geográfica de la Dirección Ejecutiva de Ordenamiento Ecológico.Comisión de Recursos Naturales y Desarrollo Rural.

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asentamientos humanos. Esta área urbana se distribuye de la siguiente manera: al nor-te-noreste, las colonias El Manto, Lomas El Manto, Estado de Veracruz, AmpliaciónVeracruzana y San Juan Cerro; al norte-noroeste, las colonias Ampliación El Santuario,Ampliación Flores Magón, Estrella del Sur; al oeste-suroeste, las colonias Los ReyesCulhuacán, Valle de Luces 1ª. Sección, Valle de Luces 2ª. Sección y Valle de Luces 3ª.Sección; al sur, Colonias Fuego Nuevo y El Mirador.

La mayor parte de estas colonias cuentan con los servicios básicos de alumbrado,agua potable, drenaje y teléfono. Sus avenidas y calles principales están pavimentadas ylas construcciones en su gran mayoría son de cemento y concreto.

En las porciones noreste (El Manto) y oeste (Valle de Luces) de la Zona Sujeta aConservación Ecológica, existen tres tanques de almacenamiento y suministro de aguade aproximadamente 5,000 m3 de capacidad en volumen. Ambos tanques fueron cons-truidos por la Dirección General de Construcción y Operación Hidráulica (DGCOH)bajo autorización de la Delegación Política de Iztapalapa.

Uso actual del suelo

Con base en los decretos federales de Parque Nacional (D.O.F., 24/VIII/1938) y ZonaSujeta a Conservación Ecológica (D.O.F., 30/V/1991), los terrenos comprendidos den-tro de estas poligonales tienen el carácter de Área Natural Protegida y los usos y desti-nos de estos deben regirse de acuerdo a lo marcado en estos decretos y/o en losordenamientos legales aplicables en la materia.

No obstante, como ya se mencionó, debido a la indefinición jurídica de la propie-dad de la tierra dentro de la poligonal de Parque Nacional, actualmente el 85% de estasuperficie se ha perdido en el proceso de urbanización que ha sufrido la zona.

El intento de salvar la superficie libre restante de Parque Nacional, a través de unnuevo Decreto de Área Natural Protegida con carácter de Zona Sujeta a ConservaciónEcológica, tampoco pudo impedir la pérdida de superficie protegida.

En este segundo caso, debido nuevamente a indefiniciones legales en la tenencia dela tierra y a la falta de interés y atención al área por parte de las dependencias guberna-mentales responsables. De esta forma,asentamientos humanos apoyados porprocesos de urbanización que no debie-ron darse; al paso del tiempo se fueronconsolidando a tal grado que actualmentela mayor parte de estos son colonias querodean la superficie libre del cerro y quecuentan con todos los servicios públicos.Este proceso ha llevado a perder aproxi-madamente el 16 % (23.4 ha) de las 143

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ha decretadas bajo la segunda categoría referida. Es necesario especificar que aproxima-damente 10.4 ha de estas 23.4 ha se encuentran ocupadas actualmente por asentamientoshumanos irregulares no consolidados.

Desde el punto de vista normativo y con base en el Programa Delegacional de De-sarrollo Urbano de la Delegación Política Iztapalapa, versión 1997, el uso de sueloasignado a esta área es el de Preservación Ecológica (PE), una de las categorías de esteprograma más restrictivas, donde se definen como zonas que por sus características eimportancia en el equilibrio ecológico, deberán ser conservadas, restauradas y maneja-das con criterios que conlleven a su recuperación. Además de ser zonas boscosas y enalgunos casos deforestadas, que deberán ser recuperadas y preservadas de la invasión deasentamientos.

Infraestructura y servicios

Ocupando un total de 6.4 ha, existen algunas instalaciones precarias dedicadas a fun-ciones administrativas, educativas, de servicios y de campamentos.Casetas de vigilancia. En total son siete casetas de vigilancia distribuidas sobre la mayor

parte del parque urbano. No obstante, todas se encuentran en un grave estado dedeterioro, que prácticamente las hace inservibles.

Cuerpo de Policía Montada. De la Secretaría de Seguridad Pública. Establecidas en sumomento para controlar la gran inseguridad en la zona, los resultados de su actua-ción, en voz de los propios vecinos, han dejado mucho que desear. No obstante, losrecorridos de vigilancia a caballo y a pie, por parte de estos elementos policiacos, soneventos relativamente frecuentes dentro del Cerro de la Estrella.

Barda perimetral. La parte norte y sur de la poligonal de la Zona Sujeta a ConservaciónEcológica Cerro de la Estrella se encuentra cercada con una pequeña barda de pie-dra de aproximadamente 0.5 m de altura rematada con malla ciclónica de 1.5 m. Ensu mayor parte, esta protección se encuentra muy deteriorada y son frecuentes lasentradas clandestinas de vehículos y peatones.

Educativas. Una palapa anexa a la cabaña, es utilizada por la Unidad de Servicios Edu-cativos de Iztapalapa (USEI) dependiente de la SEP, para actividades de informaciónambiental, recreación y campismo con gru-pos escolares de la zona, también en este si-tio fue construida una plancha de concretodonde son instaladas tiendas de campañapara que los grupos escolares pernocten.

Museo Fuego Nuevo. Cumple con diversas acti-vidades educativas de visitas guiadas en don-de se muestran diversas piezas arqueológicashalladas en el área circundante.

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Servicios. Ubicados en la ladera norte-noroeste se puede resumir en lo siguiente:• Camino asfaltado que sube a la cima.• Mirador panorámico ubicado sobre el camino asfaltado.• Zona de asadores muy cerca de la cima, a un lado del camino asfaltado.• Escalera de acceso al montículo que soporta el templo-pirámide del Fuego Nuevo

en la cima.• Numerosas veredas utilizadas por corredores y visitantes en general.• Área para acampar ubicada en instalaciones de “La Palapa”.• Baños públicos ubicados en instalaciones de “La Cabaña”.• Servicio eléctrico, alumbrado, teléfono, drenaje y agua potable para el Museo Fuego

Nuevo e instalaciones de la Policía Montada.• La Cabaña cuenta con servicio eléctrico, una cisterna para almacenamiento de agua

tratada y fosa séptica.• Aparatos para ejercicio físico ubicados entre el Museo Fuego Nuevo y La Cabaña.• Juegos infantiles ubicados en el limite sur de la zona sujeta a conservación ecológica,

en su parte colindante con la colonia Fuego Nuevo.

Aspectos legales

Antecedentes de protección del área• Agosto 24 de 1938. Decreto por el que se establece el Área Natural Protegida de

competencia federal, Parque Nacional “Cerro de la Estrella”. Superficie original-mente decretada 1,100 ha (D.O.F., 24/VIII/1938).

• 1980. Se establece el Plan General para el Desarrollo Urbano que determina la zo-nificación del Distrito Federal en Área de Desarrollo Urbano (ADU) y Área de Con-servación Ecológica (ACE) (actualmente suelo de conservación). La superficie librede asentamientos humanos del Cerro de la Estrella, queda integrada dentro de estaúltima categoría.

• 1982. Actualización del Plan General para el Desarrollo Urbano. En esta actualiza-ción se establecen los usos y destinos para el Área de Conservación Ecológica (ACE),quedando la superficie libre de asentamientos humanos del Cerro de la Estrella bajola protección de este instrumento legal (G.O.D.D.F., octubre 18 de 1982).

• Junio 18 de 1987. Se publica en la Gaceta Oficial del Departamento del DistritoFederal, la nueva versión del Plan General para el Desarrollo Humano (ADH) y elÁrea de Conservación Ecológica (ACE). La superficie libre de asentamientos huma-nos del Cerro de la Estrella queda integrada dentro de esta última categoría.

• Julio 16 de 1987. Se publica en el Diario Oficial de la Federación la línea divisoriaentre la Zona de Desarrollo Urbano y el Área de Conservación Ecológica. Estanueva división, substituye la declaratoria de usos y destinos del área de conservaciónecológica del Distrito Federal de fecha 18 de octubre de 1982.

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• Mayo 7 de 1990. Se ratifica la declaratoria de la línea entre la zona de desarrollourbano y el área de conservación ecológica publicada el 16 de julio de 1987.

• Mayo 30 de 1991. Decreto por el que se establece el Área Natural Protegida decompetencia local, Zona Sujeta a Conservación Ecológica “Cerro de la Estrella”.Superficie originalmente decretada 143 ha (D.O.F., 30/V/1991)

Acciones oficiales

La Comisión de Recursos Naturales y Desarrollo Rural (CORENA) ha realizado las ac-ciones siguientes:Prevención y combate de incendios forestales• Limpieza de brechas corta fuego• Chaponeo.• Líneas negras• Acondicionamiento y rehabilitación de caminos• Vigilancia y control de incendiosReforestación• Plantación anualVigilancia ecoguardas y policía auxiliar• Vigilancia del área natural protegida• Apoyo a combate de incendios forestales

ZONA CARACTERÍSTICAS POLÍTICAS DE PROTECCIÓN

I PRESERVACIÓN • Cerrar veredas y caminos de acceso para evitarla erosión de suelo y así permitir su recuperación.

• Evitar que el público realice talas clandestinas.• Implementar programas de reforestación.• Restringir el paso al público en general en

áreas de reforestación.• No introducir flora exótica.• Evaluar periódicamente el estado de la zona.• Realizar obras de conservación de suelo.

II CONSERVACIÓN • Realizar programa de monitoreo.• Recolección de germoplasma de especies

endémicas, de la zona.• Elaborar trabajos de investigación.• Reforestar el área con vegetación endémica.

Tabla 2.

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ZONA CARACTERÍSTICAS POLÍTICAS DE PROTECCIÓN

• Realizar actividades de cajeteo, tutoreo y podas.• Controlar el tránsito de visitantes.• Señalar los caminos y senderos que podrán ser

utilizados, dependiendo el estudio a realizar.III EJIDAL • Delimitar unidades de manejo.

• Cerrar veredas y caminos de acceso al público.• Llevar a cabo programas de restauración ecológica.• Actividades de cajeteo, tutoreo y podas.

IV CULTURAL • Dar el uso adecuado a los lugares histórico-culturales.

• Darle la importancia necesaria a los vestigiosarqueológicos.

• Delimitar áreas de trascendencia arqueológicaprohibiendo el acceso cerca del lugar.

• Limitar el acceso al público a las cuevas deimportancia histórica.

• Elaborar un programa de manejo en coordina-ción con el INHA para la conservación ymantenimiento de los restos arqueológicos.

V USO PÚBLICO • Establecer lugares apropiados para la realizaciónde actividades tanto deportivas como recreativas.

• Señalar áreas de acceso.• Marcar el uso adecuado de las instalaciones.• Establecer áreas para la realización de diversas

actividades.• Promover las áreas histórico-culturales.• Poner señalamientos apropiados de acuerdo a

las actividades que se realizan.VI RESTAURACIÓN • Llevar a cabo programas de restauración ecoló-

ECOLÓGICA gica intensiva.• Realizar reforestación con especies endémicas

del lugar• No introducir plantas exóticas.• Cerrar caminos y senderos inapropiados de la zona.

VII INSTALACIONES PARA • No abrir nuevos espacios naturales para construirEL ÁREA NATURAL cualquier tipo de instalaciones.

PROTEGIDA • Hacer uso adecuado de los espacios designadospara el mantenimiento y cuidado del área.

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Educación ambiental, promoción y difusión• Atención a visitantes y operación a los campamentos.• Impartición de cursos sobre prevención y combate de incendios adscrito al personal

del Cerro de la Estrella.Protección de recursos naturales• Construcción de barda perimetral.• Siete casetas de vigilancia• Operativo de Semana Santa• Operativo “Entrada de la primavera”.

Propuesta

Atendiendo a criterios biológicos legales y administrativos se determinan siete zonasprincipales cuyo manejo deberá estar sujeto a políticas específicas.

En la inteligencia que en el programa de manejo del área se establecerá su zonifi-cación detallada, en la tabla 2 se presentan siete zonas principales para su proteccióninmediata.

Actividades y usos restringidos

Durante la realización de actividades en el Área Natural Protegida del Cerro de laEstrella, no se permite el desarrollo de las siguientes:• Verter o descargar contaminantes en el suelo, subsuelo y en cualquier clase de cauce,

vaso o acuífero, así como emitir cualquier sustancia contaminante que pudiera po-ner en riesgo los ecosistemas o las poblaciones locales.

• Interrumpir, rellenar, desecar o desviar los flujos hidráulicos.• Realizar actividades cinegéticas o de aprovechamiento de especies de flora nativa y

fauna silvestre.• La apertura de caminos, veredas, brechas, senderos y otras vías de acceso, a excep-

ción de aquéllas necesarias para la vigilancia, contingencia o saneamiento del ÁreaNatural Protegida.

• La construcción de obras e infraestructura, a excepción de las necesarias para elaseguramiento de los ecosistemas y el desarrollo de actividades de protección, edu-cación ambiental e investigación.

• Establecimiento de rellenos sanitarios.• Aquellas que alteren o modifiquen la fisiografía, microcuencas, o sitios de recarga,

ni detonar, desviar o impedir el libre escurrimiento o infiltración del agua.• El establecimiento de asentamientos humanos.

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• El aprovechamiento y manejo de las especies de flora y fauna silvestre que se en-cuentren bajo alguna categoría de protección (según la NOM-059-ECOL-1994) y sushábitats, a excepción de la investigación científica y reintroducción.

• El aprovechamiento de recursos forestales maderables y no maderables, sin la auto-rización correspondiente de la Secretaría del Medio Ambiente.

• Llevar a cabo actividades recreativas fuera de las rutas y senderos interpretativosautorizados o aquellos que para tal fin sean instalados por la Secretaría del MedioAmbiente.

• La construcción de obras de infraestructura, sin la autorización correspondiente dela Secretaría del Medio Ambiente.

• La ampliación de la frontera agrícola y agropecuaria, sin la autorización correspon-diente.

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tres nativos de México, Trillas, México, 1982.Rzedowski, J., Vegetación de México, Limusa, México, 1968.Sánchez, S. O., La Flora del Valle de México, Herrero, México, 1980.Secretaría del Medio Ambiente-CORENA-Delegación Iztapalapa, Plan de Rescate Ecológico

“Cerro de la Estrella”, México, 1996.Secretaría de Programación y Presupuesto, Carta topográfica Ciudad de México E14-

39. Esc. 1:50,000, México, 1980. Secretaría de Programación y Presupuesto, Carta Hidrológica de Aguas Superficiales,

Ciudad de México E14-2. Esc. 1:250,000, México, 1983.

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Espeleología en el Cerro de la Estrella

José Montiel Castro

La primera imagen que viene a la mente al escuchar el término espeleología, es eltrabajo a grandes profundidades, enormes galerías, caudales de agua fría y un gru-

po de intrépidos exploradores que se internan en las entrañas de la tierra, en suelocalizo, sorteando peligros a cada paso. Esto está bien, principalmente en lo que seconoce como espeleismo, o sea, la incursión a cavidades subterráneas naturales desde unpunto de vista deportivo. Pero, pensar en una verdadera práctica de la espeleología, quees el estudio de las cuevas, se piensa en las mismas peripecias del espeleista, aunándoselela dedicación, preparación y equipo acorde al estudio en cuestión.

El campo de acción por excelencia es el terreno calizo, muy alejado de la ciudad deMéxico, pero en esta ciudad, la más densamente poblada del mundo, se encuentrancavidades de origen volcánico, con una enorme riqueza de testimonios de nuestra an-cestral cultura, testimonios que por tenerlos tan obvios, no han sido considerados ade-cuadamente; sólo un pequeño grupo de especialistas de diferentes disciplinas que entiempos diferentes se han abocado a su estudio, no sólo de las cuevas sino de diferentesfocos de interés logrando, en algunos casos, a trabajar interdiciplinariamente.

La invitación que Arturo Montero me hiciese para participar en un proyecto quetrataba de conjuntar los diferentes estudios ya realizados, aunados a uno más reciente,encaminado a testimoniar, con arduo trabajo de campo y gabinete en el que variosinteresados ya tenían algún tiempo trabajando, me permitió poder realizar la topogra-fía de algunas de las cavidades que en visitas de prospección y registro, ofrecían aspec-tos de interés diversos.

En la figura 1, apreciamos una fotografía aérea del área nuclear del Cerro de laEstrella denotando la ubicación de las espeluncas registradas al final de la segundatemporada del registro espeleoarqueológico realizado por Montero y colaboradores.

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Del tipo de las cuevas

Las cuevas en la zona del Cerro de la Estrella son de origen volcánico, están conforma-das en lava (rocas ígneas), la lava es materia rocosa fundida que llega a la superficieterrestre por un cráter volcánico o por una fisura de la corteza. Mineralógicamente,las lavas están formadas por silicatos con un elevado contenido de elementos voláti-les. En contacto con la atmósfera, las lavas se solidifican rápidamente, dando lugar alas rocas volcánicas. La temperatura de las lavas es muy variable; en general no sobre-pasan los 1,200 ° C., ni menos de los 700 ° C. La fluidez de las lavas dependen de sucontenido en sílice; las pobres en sílice (basálticas), son muy fluidas y pueden reco-rrer muchos kilómetros por pendientes poco inclinadas. Las lavas ricas en sílice(riolíticas), son más viscosas y menos fluidas, por lo que se mueven más despacio yrecorren menos distancias.

Desde el punto de vista espeleológico, la lava da origen en algunos casos a la formaciónde cuevas que habitualmente son de desarrollo horizontal, que yace en la superficie,bañada por la lava. Se forma al discurrir de la lava y ésta se enfría en el exterior y siguefluyendo en un plano más bajo (más caliente), hasta dejar un conducto normalmentede forma tubular, y también se pueden formar por burbujas de aire en la lava.

De la calidad topográfica de las cuevas

En el medio espeleológico mundial se contemplan siete grados de calidad detopografía subterránea, de los cuales, el grado cinco es el más difundido yaceptado por su calidad, dadas las características y dificultades de las grutas yes precisamente el grado cinco el que se empleó para las mediciones para este

Figura 1. Ortofoto del Cerro de la Estrella (1999)con la proyección de cada una de las 142 oquedades localizadaspor el registro espeleoarqueológico, cfr. Montero en este volumen.

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ESPELEOLOGÍA…

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proyecto, usándose brújula y clinómetro “suunto”, flexómetro plástico de 30m, además de la libreta de tránsito, aunándosele unos dispositivos con “leds”rojos1 para una mayor precisión en la lectura de los puntos topográficos.

Aspectos particulares de las cuevas topografiadas

Desde el punto de vista espeleólogo, llamó la atención la “Cueva del Cuervo”, mismaque topografiamos inicialmente en mayo de 1998 (fig. 2), por las claras evidencias deincursiones de personas no involucradas con técnicas especiales. Asombró el hechode observar botellas de licor, de cerveza y trozos de madera usados como teas. Parallegar al lugar en cuestión, tuvieron que arrastrarse por espacio de 13 m por un angostopasaje que, al llegar al otro extremo, se encuentra repartido en un complicado laberin-to, de muchos vericuetos.

Esta cavidad se localiza a unos 50 m de la cerca que delimita el área deMuseo del Fuego Nuevo.

1 Exclusivos de la Asociación Base Draco

Figura 2. Topografía de 1998 de la Cueva del Cuervo,catalogada como C-080.

La cueva que se registró como C-69 (figura 3), presenta un desarrollo másbien corto, pero casi en el fondo, considerable descendente. Del piso emanauna corriente de aire, lo suficientemente fuerte como para apagar mi encende-dor que expuse a la corriente con flama alta y en repetidas ocasiones. Si fueseuna cavidad cualquiera, no hubiese dudado en desobstruir y tratar de continuarla exploración, pero tratándose de un lugar con claras evidencias arqueológicas,

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esto sólo podrá intentarse al amparo de un permiso y proyecto específico. Sevieron restos de cerámica en superficie. Esta cavidad presenta un obstáculosingular; a unos cuantos metros de la cueva, mora una familia que argumentacontar con los derechos de habitación y cultivo. En la primera visita se portaronamables, aunque llegaron muchos parientes y estaban por todos lados, en nues-tra segunda visita se nos negó el aproximarnos a la cavidad, con una actitudintimidatoria.

Próxima a la anterior, enla cueva C-067 (fig. 4) sepuede observar que laoquedad está parcialmen-te al aire libre con unamenor parte subterráneacon cortos espacios que asimple vista se presumencomo brazos, pero no de-jan de ser simples “abrigosrocosos internos”.

Una belleza de cavidad esla llamada “La Estucada” (fig.5), misma que presenta unestuco muy amplio. La cavi-dad es un abrigo rocoso con

Figura 3. Cueva C-069, también denominada “Macalochin uno”

Figura 4. Cueva C-067, también denominada “Macalochin dos”

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ESPELEOLOGÍA…

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una vista panorámica de un sector del este de la ciudad, se localiza fuera de loscaminos que los visitantes frecuentan pero no se ha salvado del vandalismo.2

La entrada a la Cueva del Oso, C-131 (fig. 6) está orientada con vista aloriente, y presenta un recorrido que inicia con una anchura del pasaje únicode casi tres metros, llegando a estrecharse progresivamente hasta llegar amenos de 70 cm. La altura inicial es de 2.30 m y casi al final es de menos de30 cm, destacándose por tener un solo pasaje ligeramente descendente yuniformemente estrechándose hacia su interior.

2 Véase, en este volumen, las fotografías de la oquedad, en Montero.

Figura 5. Cueva C-106, también denominada “La Estucada”

Figura 6. Cueva C-131

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Otra cavidad muy interesante resultó ser “La Encalichada” (fig. 7), desdeel punto de vista topográfico, resultó ser muy complicada al tomar lecturas acontraluz, puesto que el 90% se encuentra en zona de penumbra, presenta,además, varios accesos y cuerpos rocosos intermedios que complicaron latoma y anotación de lecturas.

Figura 7. Cueva C-026, también denominada “La Encalichada”

La cueva C-040 (fig. 8), presenta dos accesos, uno más bajo que el otro, surecorrido que es corto, ofrece fuertes irregularidades que obligan a emplearlas manos para progresar en los desniveles y pendientes variados.

Figura 8. Cueva C-040

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ESPELEOLOGÍA…

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La cueva C-002 (fig. 9) es una pequeña oquedad que no requiere de ilumina-ción artificial, por ofrecer una entrada muy amplia y pequeñas proporciones.

La cueva C-006 (fig. 10) presenta un salón inicial amplio de forma ovala-da, en dirección norte, ofrece acceso a un pequeño pasaje oscuro que giraligeramente hacia el NNO, viendo al Sur se localiza otra entrada que podría-mos denominar como acceso secundario, por ser más angosto que el consi-derado como el principal.

Figura 9. Cueva C-002

Figura 10. Cueva C-006

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Muy pequeña resulta la cueva C-059 (fig. 11) y muy laberíntica paratopografiar, ostenta cinco espacios de acceso, uno de ellos es un pequeñotiro desescalable sin mayor dificultad técnica; otro acceso se podría contem-plar aparte, puesto que se localiza en la bóveda principal y se requeriría deequipo para trabajo vertical.

Figura 11. Cueva C-059

Por fuera de los muros del museo, se encuentra un amplio abrigo rocosocatalogado como C-077 (fig. 12) tiene dos ingresos viables, uno por medio deuna rampa de desnivel descendente y otro por entre paredes que ofrecen unangosto pasaje que está a cielo razo. Entre ambos accesos está la totalidad dela cueva que tiene desniveles diversos llegando en algunos puntos a más detres metros de profundidad.

Figura 12. Cueva C-077

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Resulta maravilloso el contemplar a simple vista, el caudal de evidenciasde nuestros antepasados, que a flor de tierra, en las cuevas, en las rocasinternas y a plena luz del día se vislumbran y que son un legado que está ennuestras manos el poder preservar, estudiar y entender, con presupuesto osin él, puesto que si nos esperamos a que lo que por años no se ha dado,hoy se logra con el trabajo de estudiosos e interesados, independientes,públicos y privados que se han abocado a sacar a la luz, un granito cultivadode éste nuestro patrimonio.

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Formativo y Clásico Temprano en la península de Iztapalapa,caso particular: Cerro de la Estrella o Huixachtécatl

Lucía Adriana Felipe Valencia

La ocupación humana en la cuenca de México en la época prehispánica no se resu-me a la saga mexica que es por demás conocida, al haber repelido de manera inau-

dita el ataque de los conquistadores españoles, etapa considerada por los cronistas comoel parteaguas de la historia mexicana. Pero seguramente, más de una persona se habrápreguntado quiénes ocuparon este territorio antes del gran Imperio Tenochca. Es nece-sario ir más allá de las fuentes escritas para lograr revelar a los habitantes de la cuenca deMéxico en épocas anteriores, cuál era su modo de vida y, ¿por qué no?, la importanciaque representan para los posteriores ocupantes. Desgraciadamente se desvanece a travésdel tiempo el rastro de los hombres, la falta de continuidad de los pueblos hace que suhistoria se pierda; sin embargo, gracias a la arqueología es posible escudriñar entre elpolvo para seguir sus huellas en las diferentes épocas.

Este espacio está dedicado a los primeros asentamientos humanos en el Cerro de laEstrella, localizado en la porción sureste de la cuenca de México en lo que se ha deno-minado Península de Ixtapalapa,1 región que tiene su límite occidental en dicho cerroy hacia el este se prolonga hasta el Cerro Pino, pasando por el cerro Santa Catarina. Sedenomina península, ya que antiguamente formaba el límite sur del antiguo lago deTexcoco, con aguas salobres y el límite norte de los lagos Chalco y Xochimilco, de aguadulce (fig.1), siendo una barrera de tierra longitudinal rodeada de agua, a excepción desu extremo este; el área total de la península es de 215 km2.

1 Blanton, 1972.

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Durante 1969, Richard Blanton, de la University of Michigan, realizó un recorridode superficie en la Península de Ixtapalapacomo parte de un programa de envergaduramayor llamado “Coordinated Anthropo-logical Research in the Valley of Mexico”,ideado por Eric Wolf, de la University ofChicago. El recorrido de superficie para ubi-car sitios llevado a cabo en varias regiones,permitió conocer una gran cantidad de vesti-gios prehispánicos que ahora se encuentrandestruidos o bajo las poblaciones modernas.

En el Cerro de la Estrella, Blanton repor-tó asentamientos prehispánicos, pero actual-mente las faldas de este cerro se encuentranocupadas por la mancha urbana casi en sutotalidad, debido al trepidante avance que pre-sentó sobre estas áreas naturales en las déca-das pasadas la ciudad de México, siendoprácticamente imposible estudiar algunos delos sitios pertenecientes al Periodo Formati-vo que en ese lugar se localizaban, ya que lamayoría de ellos han sido destruidos. La afectación no sólo involucra los vestigios ar-queológicos, también al medio, presentándose una degradación de la fauna y vegeta-ción original; hoy, las especies vegetales propias de este lugar has sido reemplazadas porbosque inducido, principalmente con árboles de eucalipto (Cinnamomum camphora).

El Formativo Temprano (1900-900 a.C.)y Formativo Medio (900-500 a.C.)

La continuidad de la ocupación humana en la Cuenca de México se puede asegurardesde hace 24, 000 años,2 esto a partir de los hallazgos en Tlapacoya, estado de Méxi-co, que muestran la llegada de los primeros grupos nómadas, que avanzaban hacia elsur en busca de lugares más prósperos. En esta época observamos que el mal nombrado“Valle de México” cumplía totalmente con sus funciones de cuenca ya que, como sabe-mos, el área que hoy ocupan la ciudad de México y el área metropolitana estaba ocupa-da por un conjunto de lagos, que originalmente formaron uno solo. De tal manera quelos recién llegados se encontraron con un lugar próspero donde podían permanecer

2 Lorenzo y Mirambell, 1986.

Figura 1. Localización del Cerro de la Estrella,siendo el límite oeste de la Penínsuala de Iztapalapa.

(Basado en Niederberger, 1987,Paleopysages… CEMCA).

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FORMATIVO Y CLÁSICO…

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Fecha Periodo Fase

1200-900 a. de C. Formativo temprano Ixtapaluca

Bomba

900-500 a. de C. Formativo medio La Pastora

500-250 a. de C. Formativo tardío Ticomán

250 a. de C. –150 d. de C. Formativo terminal Patlachique

Tzacualli

Tabla 1. Cronología del Formativo en la cuenca de México (tomada de Parsons, 1986).

aprovechando los recursos del lago por lo menos de manera temporal, que para enton-ces se trataba solamente de refugios invernales.3

Los primeros pueblos sedentarios en la cuenca de México subsistieron a la perfec-ción con un modo de vida lacustre, combinando la caza y recolección con una produc-ción agrícola que se incrementaba conforme se desarrollaban técnicas de cultivo, comolo es el control de riego por inundación4 o el tardío sistema de chinampas, y otrasadaptaciones como lo es el sistema de pilotaje en edificaciones y el sistema de represa-miento y diques.

Es en el periodo llamado Preclásico o Formativo (consultar tabla 1), donde se crista-liza un modo de vida aldeano que temporalmente coincide en todo Mesoamérica. Apartir de esta fecha podemos observar un cambio en el patrón de asentamiento de lospobladores prehispánicos que, dependiendo de las características de las diversas zonas,darán un diferente matiz para el desarrollo de cada una de las grandes culturasmesoamericanas.

A partir del Formativo Temprano la actividad humana inicia su impacto comoelemento transformador del paisaje; en la cuenca de México, se pueden observar losasentamientos hacia la zona noroeste de la cuenca (el Arbolillo, Tlatilco y Zacatenco),5Los asentamientos se encuentran en las partes bajas de laderas o cerca de arroyos siendoésta una situación favorable para la agricultura al utilizar el agua de lluvia para la irriga-ción, en un inicio por gravedad y más adelante por medio de simples canales. Estosin dejar de lado la ocupación de la ribera lacustre, que era otro nicho favorable, por laposibilidad de explotar los recursos acuáticos, además del cultivar implementandoel método de inundación en áreas bajas aledañas al lago, aumentando en gran medida

3 Barba de Piña Chan, 1980.4 Serra Puche, 1988.5 Piña Chan, 1955.

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la productividad agrícola por lo que la mayoría de los sitios se ubicaron en los2300 msnm aproximadamente, eliminando así el peligro que constituyen las heladassobre los cultivos.

Generalmente, en el Formativo Temprano los sitios son pequeños, por lo que se hanplanteado sistemas regionales de economía autónoma ubicados en las orillas del lago,específicamente en Xochimilco, con acceso directo a los recursos básicos (agrícolas ylacustres) y centros mayores en lugares estratégicos controlando pequeños centros depen-dientes para aprovechar recursos de otras zonas ecológicas, que sería el caso de Cuicuilcoy Tlatilco, sitios que contaron con una arquitectura pública.6

Según el reporte de Blanton, no existe ocupación en los periodos temprano y mediodel Formativo en el Cerro de la Estrella, aunque los primeros asentamientos en laPenínsula de Ixtapalapa se presentan desde el Formativo Temprano, en Tlapacoya y alnorte y sur del macizo de Santa Catarina.7 Es obvio que la densidad de poblacióndurante la parte temprana del Formativo era muy baja comparado con los periodosposteriores. Esto se puede entender en términos de productividad agrícola, donde laabundancia de restos de comida silvestre en las excavaciones sugiere la gran importan-cia de la recolección en la dieta de esos hombres.8

Se puede asumir como una evidencia de la jerarquización social, durante el For-mativo Medio y Superior en la Cuenca de México, la diferencia existente en el trata-miento mortuorio, preparación del difunto, ofrendas, orientación, etcétera que seencuentra claramente en lugares como Tlatilco.9

En el Formativo Medio representa un crecimiento en la población más rápido queen cualquier otra etapa prehispánica. A partir de este momento se puede observar conmayor claridad la presencia de una clase privilegiada con acceso a productos provenien-tes de lugares lejanos y otros materiales exóticos que nos indican un status. El consumode estos bienes reforzó el sistema económico basado en el intercambio a larga distanciaextendido en ese momento en todo Mesoamérica, justificándose el movimiento de lossitios importantes a lugares estratégicos donde se podía mantener el control de lasincipientes rutas de comercio. Se trata entonces no solamente del comercio o intercam-bio de productos imperecederos, tenemos también el comercio de productos de consu-mo básico que en tiempos de escasez se convierten en un indicador de “riqueza”. Además,como parte de un sistema de intercambio ritual, se pudieron establecer obligacionesrecíprocas entre los participantes, por lo que tendremos una circulación invariable deproductos durante años de prosperidad y escasez.

6 Parsons, 1986.7 Blanton, op. cit.8 Niederberger, 1976:278.9 Piña Chan, 1955.

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FORMATIVO Y CLÁSICO…

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El Formativo Tardío (500-250 a.C.)

Hubo un crecimiento en la población de 20,000 a 70,000, representando una expan-sión de 3.5 veces.10 El crecimiento fue mucho menos rápido que el presentado en elFormativo Medio, aún así, se alcanzó un nivel impresionante. Fue importante que lossitios originados en el Formativo Temprano decayeron y los del Formativo Medio seextendieron, además aparecen nuevos sitios en terrenos bajos con drenaje natural cercade las orillas de lagos, estableciéndose sitios con arquitectura pública monumental comoCuicuilco y Chalco. Se infiere la existencia de una jerarquía social por lo menos en elsur de la cuenca de México, donde se puede hablar de manera probable de un controlregional del que Cuicuilco sería el centro rector. En ese momento la zona norte de lacuenca se encontraba casi desierto.

Es entonces cuando se presenta la primer ocupación humana sedentaria en el Cerrode la Estrella, siendo denominado por Blanton11 como el sitio Ix-LF-1212 (fig. 2), asen-tándose en el pie de monte bajo13 a 2260 msnm y ubicado en las coordenadas 488.95E y 2137.95 N (UTM).14 Se encoentraron erosionadas las laderas al oriente del sitio. Elsuelo generalmente tiene un metro de pro-fundidad, pudiéndose usar para lograr uncultivo por escurrimiento. El sitio es repor-tado en su momento cubierto por residen-cias que a las afueras al oriente del actualpueblo Culhuacán, usándose estos campospequeños en el área para el cultivo de lluviade maíz, nopal y maguey, aunque hoy es-tán cubiertos por la ocupación moderna.Los restos arqueológicos propios de estaocupación, esencialmente cerámica, tienenuna dispersión extremadamente inconstan-te en una área de 15 hectáreas. No se en-contraron estructuras arquitectónicas.Blanton lo clasifica como un pueblo com-pacto con una población estimada entre150-375 habitantes. En este sitio ya ha-bía excavado con anterioridad Eduardo

10 Parsons, 1986:175.11 Blanton, op. cit.12 Ix (Ixtapalapa), LF (Late Formative), 12 (número de sitio).13 Blanton la caracteriza como una zona de ligeras pendientes y suelo poco erosionado de más de 1m de profun-

didad generalmente, que pudieron ser usadas para el cultivo por escurrimiento.14 Parsons et al., 1983:64

Figura 2. Ocupación humana de carácter sedentariodurante el Formativo Tardío (Basado en Blanton, 1972).

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Noguera en 1967, al que llamó Belem, asignándolo también al Formativo Superior.15

Piña Chan16 indica que existen grupos, además del Cerro de la Estrella (Belem), en SanCristóbal, Ecatepec, Xaloztoc, Zacatenco, Ticomán, Azcapotzalco, Lomas de Becerra,Cuicuilco, Contreras, Tetelpan, Cerro del Tepalcate, Tlapacoya, El Tepalcate,Chimalhuacán, Papalotla, Tepetlaoztoc, San Sebastián, Teotihuacan y quizás algunosmás. Respecto a relaciones del sitio de Belem con otros contemporáneos, GeorgeVaillant17 encuentra similitudes cerámicas entre este sitio con Ticomán y Ixtapoyan.

Este sitio en el Cerro de la Estrella tiene importancia al ser de las primeras ocupacioneshumanas en la cuenca de México que no están asociados directamente a la ribera lacustre,significando una adaptación a nuevos ambientes acorde a las necesidades agrícolas, apare-ciendo en la Península de Ixtapalapa el uso de contenciones para terracear las laderas delos cerros en asentamientos al norte del Cerro Tetecon y el Cerro Tecuautzi.18 El sitio másimportante para esta época dentro de la cuenca es Cuicuilco. En esta época se intensificael cultivo y la explotación de los recursos lacustres con el fin de sustentar la gran pobla-ción establecida en la cuenca de México. Hasta el momento no se han realizado estudiosque pretendan evaluar la agricultura prehispánica en asociación de los manantiales extin-tos del Cerro de la Estrella, cuya importacia en otras partes del lago, al sur, se consideratrascendente en el desarrollo de la agricultura temprana.19

Formativo Terminal (250 a.C.-150 d.C.)

Este periodo es la transición entre el Formativo y el Clásico, considerado como el“proceso básico para la formación del estado en la cuenca de México”.20 Al principio deesta etapa se encuentran ya como centros regionales de importancia Cuicuilco yTeotihuacan, al suroeste y noreste de la cuenca, respectivamente. Al mismo tiempoaparecen sitios con una mayor protección que en tiempos anteriores, localizados en laparte alta de cerros de la Península de Ixtapalapa, como es el caso del sitio del Cerro dela Estrella, el Ix-TF-1321 (fig. 3), a 2385 msnm. siendo sus coordenadas UTM 490.57 E2138.50 N.22 Este sitio junto con otros son para Parsons23 el indicador de la “existenciade una frontera sociopolítica, en un contexto posiblemente hostil entre Teotihuacan yCuicuilco”.

15 Noguera, 1970:118, Noguera usa el término Preclásico Superior.16 Piña Chan, op. cit:26.17 Vaillant, 1931:338.18 Blanton, op. cit:52.19 Smith, 1987:31 y ss.20 Parsons, 1986:175.21 Ix (Ixtapalapa), TF (Formativo terminal), 13 (número del sitio).22 Parsons et al., 1983:66.23 Parsons, 1986:177.

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FORMATIVO Y CLÁSICO…

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Los vestigios arqueológicos se esparcende manera ligera sobre un área de aproxi-madamente 41 hectáreas. Ninguna estruc-tura fue encontrada. Blanton calcula unapoblación de entre 410-1025 habitantes.Además, propone que son construidos du-rante este periodo algunos terraceados concontenciones de piedra en el Cerro de laEstrella y por la presencia de material For-mativo Terminal dentro de las cuevas plan-tea una posible ocupación y la modificaciónde ellas.24

La importancia de este sitio se da al serel único que queda de los tres sitios consi-derados de defensa, siendo que los otros dosya están destruidos. Investigaciones en estesitio podrían ayudar a conocer de qué for-ma se llevaba a cabo la interacción entreCuicuilco y Teotihuacan. Actualmente el terreno donde se ubica se encuentra protegi-do por el Distrito Federal con la categoría de Parque Ecológico.

Es necesario puntualizar que la ubicación de Teotihuacan y Cuicuilco es estratégica,el primero se encuentra sobre el paso de las rutas de comercio hacia la huasteca y lacosta del golfo y el segundo pudo haber controlado el paso hacia Morelos, en este casola importancia reside en la capacidad de controlar las rutas de comercio que, comomencioné anteriormente, fue durante este periodo de vital importancia. En este casoTlapacoya, que también cuenta con arquitectura pública, funciona de manera similar,ya que controla el paso hacia el valle de Puebla, además de que se establece como uncentro rector en esta porción de la península.

Sobreviene en este periodo un importante cambio al bajar drásticamente la densidadde población en el sur y suroeste debido a la erupción del Xitle. Teotihuacan debió haber-se fortalecido al adoptar a los grupos que emigraron desde el sur de la cuenca tras laerupción que además de destruir Cuicuilco al final del Formativo, desestabilizó el sistemapolítico económico de los incipientes centros urbanos del área, provocando su abandono.

Los sitios del Clásico Temprano en el Cerro de la Estrella

Según Parsons, se dio un incremento considerable en la población de la cuenca deMéxico durante el Clásico Temprano, que no se alteró mucho durante el resto del

Figura 3. Ocupación humana de carácter sedentariodurante el Formativo Terminal (Basado en Blanton, 1972).

24 Blanton, op. cit.:61a.

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periodo, mientras tanto Teotihuacan se conservaba como el único gran centro rector.También plantea la existencia de un eje principal de distribución de asentamientos enel centro norte de la cuenca, con “una notable correlación entre sitios grandes (o relati-vamente grandes) y dos valles (Teotihuacan y Cuauhtitlan) con ríos permanentes yzonas aprovechables para el riego a escala relativamente grande”,25 existiendo una ter-cera zona hacia la parte baja del río Amecameca. En esta época, a diferencia del Forma-tivo, la población se concentra al norte de la cuenca.

De tal forma que Teotihuacan, siendo el principal centro, no contaba con una com-petencia considerable y fue posible que extendiera su rango de acción hacia el sur de lacuenca. Y es precisamente en el Ce-rro de la Estrella donde se encuentranrestos de asentamientos con influen-cia teotihuacana,26 ya reportados porBlanton en el citado informe, estosson Ix-EC-35, Ix-EC-36 e Ix-EC-37(fig. 4).

El sitio Ix-EC-3527 se encuentra enel pie de monte bajo, en una suavependiente, el suelo es arcilloso de 1mde profundidad y color café, severa-mente erosionado en algunos lugares.Localizado exactamente a 21 350 m/nm,Y con coordenadas UTM 490.55 E, 21138.00 N. Este sitio ocupa parte delactual panteón civil, y el resto, parala época del reporte, es un terrenoagrícola. Los vestigios arqueológicosextremadamente ligeros se extiendenen un área de un hectárea aproxima-damente, no se encontró ningunaestructura asociada, se le adjudica una población de entre cinco y 10 habitantes.

El sitio Ix-EC-3628 se encuentra en lo que fue el límite del lago a 2240 m/nm, concoordenadas UTM 492.30 E y 2139.20 N, sobre un suelo salitroso de color castañooscuro y con menos de medio metro de profundidad, en algunas zonas se puede perci-bir la presencia de material azteca asociados a posibles salinas. Los restos arqueológicos

Figura 4. Ocupación humana de carácter sedentario duranteel Clásico Temprano (Basado en Blanton,1972).

25 Parsons, 1986:183.26 Pérez Negrete, en este volumen.27 Ixtapalapa, Clásico Temprano, sitio número 35.28 Ixtapalapa, Clásico Temprano, sitio número 36.

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se esparcen ligeramente en una total de 33 hectáreas. Actualmente el sitio es cruzadopor la calzada Ermita-Iz tapalapa (dirección E-W). Para Blanton es imposible calcular ladensidad de población para este sitio debido a la alta concentración de material toltecay azteca, pero Parsons29 le asigna un aproximado de 330 habitantes.

Otro sitio, el Ix-EC-3730 se encuentra en la zona de pie de monte bajo en la partemenos escarpada de la cuesta norte del Cerro de la Estrella, a una altura de 2295 m/nm ycoordenadas UTM 490.07 E, 2139.57 N, el suelo es arcilloso, generalmente de 1m omenos de profundidad y en algunas zonas se encuentra muy erosionado.

Durante sus recorridos, Blanton encuentra pocas evidencias del Clásico, pero gra-cias a las excavaciones llevadas a cabo por Manfred Reinhold de 1977 a 1979, sedescubrió un conjunto habitacional (plano 1),31 al estilo del palacio teotihuacano de

29 Parsons et al., 1983:69.30 Ixtapalapa, Clásico Temprano, sitio núm. 37.31 Tomado de Pérez Negrete.

Plano 1. Conjunto habitacional del Clásico Temprano, denominado, El Santuario.

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Quetzalpapálotl, en el centro del patio se realizó un pozo estratigráfico donde se obtuvoun entierro múltiple (cuatro infantes) asociado con objetos de cerámica y restos demamífero que probablemente pertenecen a un perro; a dicho conjunto se le adjudicauna fecha entre el 300 al 400 d.C, que coincidiría con la época Teotihuacan II-A/ III.Por debajo de éste se encontró la subestructura I-A que se estima fue construida hacia elaño 200 a.C, esta edificación consiste en un relleno de tierra preparado sobre la rocamadre donde fue construida la plataforma piramidal de un solo cuerpo y en ella untemplo con acceso hacia el oeste, flanqueado por dos pilastras. Se encuentra en esteconjunto la subestructura II, que cuenta con muros de adobe con base de mamposteríay en algunas partes se conserva el piso estucado. Segun Reinhold, el palacio cubre unárea aproximadamente cuatro veces más grande que el área de la suestructura I-A, elconjunto además poseía al menos nueve montículos que evidenciaban estructuras ma-yores dentro de una área proximada de 600 por 300 metros.32

Los restos del conjunto habitacional están muy deteriorados, se encuentran rodea-dos de casas modernas, al oeste del lugar que se utiliza actualmente como Calvario enla celebraciones de Semana Santa y siendo utilizado como depósito de basura o escom-bro por parte de los vecinos.

Blanton33 observa que a diferencia de otros sitios grandes asociados a terrenos conpotencial agrícola, este lugar no es idóneo para esta actividad, por lo que considera quela aglomeración de población se deba posiblemente a que este sitio era un centro deintercambio, administrativo o ceremonial.

El que haya sido un centro de intercambio requeriría el control o acceso a una rutacomercial y el control sobre otros sitios de explotación directa al medio, siendo depequeño tamaño los otros dos sitios de este periodo del Cerro de la Estrella, como paraproponer una extracción de tezontle y sal lo suficientemente grande como para crearseaquí un sitio de estas características. Es atractiva la hipótesis de que se tratara de uncentro ceremonial, lo que implica que el actual Cerro de la Estrella se convertiría desdeese momento en un lugar sagrado, tal vez por sus cuevas.

Comentarios finales

La ocupación del Cerro de la Estrella se prolonga en el tiempo centurias antes de lostiempos en que se construyó el Templo del Fuego Nuevo, gracias a los estudios realiza-dos en la zona se pueden conocer solamente algunas características de los pueblos queallí se desarrollaron. Profundizar en las investigaciones podría revelar algunas incógni-tas como la filiación étnica de sus habitantes, sus sistemas de organización social o lascaracterísticas específicas de sus sistemas de comercio y subsistencia, por mencionar

32 Reinhold, 1977-1979.33 Blanton, op. cit:80.

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sólo algunos. Pero, como ya se mencionó, es prácticamente imposible organizar unestudio en la zona de la magnitud del supervisado por Blanton, desgraciadamentemuchos vestigios del Formativo y el Clásico en el Cerro de la Estrella han desaparecidocubiertos por la ocupación moderna.

Sin embargo, hay aún varias incógnitas que celosamente guarda el Cerro de la Estrellacomo lo es el espacio ritual que representa el Templo del Fuego Nuevo y las cuevas,pero debe de concebirse como una localidad geográfica que albergó una gama de cultu-ras con un vínculo común: la relación ambiental e ideológica con su cerro sagrado. Ellugar por sí mismo posee importancia al cumplir 2, 500 años de ocupación humanacontinua.

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Dos explicaciones de la descripciónde un fragmento arqueológico del Cerro de la Estrella.

Hans Martz de la Vega

Los resultados que se presentan a continuación forman parte de los trabajos de regis-tro y conservación arqueológicos que se llevaron a cabo durante los meses de enero

a abril de 1998 en los sitios arqueológicos de la ladera norte del Cerro de la Estrella porparte del proyecto arqueológico “Cerro de la Estrella”, dirigido por el arqueólogo Ni-colás García Ortiz de la DICPA del INAH.

En este caso se presenta la información que me corresponde procedente a la delsector A de las Villa Estrella que ahora conforman un centro comunitario.

Es necesario aclarar que las investigaciones con las excavaciones del sector A, juntocon las del sector B, a unos 20 m al oriente de este, se realizaron en plenitud durantemedio año de 1976, por parte de Monumentos Prehispánicos del INAH, dirigido por elarqueólogo Eduardo Matos Moctezuma, quien comisionara al Proyecto Cuenca deMéxico del arqueólogo Jürgen Brügemann y éste encargara en campo a la P.A. Marga-rita Treviño Acuña. Por lo que lo que aquí se reporta es solamente lo que quedó sobrela superficie de aquellas excavaciones de rescate, de cuyo registro no se tiene cuenta masque en dos informes técnicos y una tesis presentada en Perú hasta 1988 después deonce años de los trabajos, y en ningún lado de los materiales arqueológicos obtenidos,y ahora, los que tienen para su clasificación fueron recolectados de los restantes deaquellas exploraciones que quedaron en los escombros liberados por nosotros.

Antecedentes del sitio

Excavaciones de rescateDurante el año de 1976, en la ladera norte del Cerro de la Estrella, se localizaronelementos de construcciones prehispánicas, cuando se comenzaban a construir edifi-

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cios que albergarían adultos indigentes (lámina 1). Fue así que lo reportaron al Institu-to Nacional de Antropología e Historia (INAH), quien de inmediato asignó el rescatearqueológico al Proyecto cuenca de México delDepartamento de Monumentos Prehispánicos,dirigido por el arqueólogo Jürgen KurtBrügemann.

Paso inmediato fue comisionar a MargaritaTreviño a excavar y registrar todo de cuanto fue-ra posible, y consolidar lo acordado por las au-toridades. En la metodología de campo dividióel área de trabajo en tres zonas: Zona Este 1, ZonaEste 2 y Zona Central.

Aprovechó las calas de cimentación que en laZona Este 1 hicieran para la construcción mo-derna, para conocer los perfiles expuestos.

Trabajó durante la mitad del año de 1976,siendo auxiliada por varios compañeros, entreellos estaban Reyna Cedillo y Diana Wagner. Laprimera entregó su informe de campo, del cualse ocupó toda la información en el escrito gene-ral de Treviño de 1996 Informe de los trabajos delRescate Arqueológico en el Cerro de la Estrella, la segunda entregó un anteproyecto enfebrero de 1977 Anteproyecto de investigación. Arquitectura Coyotlatelco en el Cerro de laEstrella, Iztapalapa, mismo que terminara por ser su tesis de licenciatura del año de1988 Arquitectura Coyotlatelco en el Cerro de la Estrella; Iztapalapa, México D.F., presen-tada en Arequipa, Perú. Al final de este apartado se tratará.

En general encuentra con las excavaciones “tres épocas o asentamientos, con sus dife-rentes etapas constructivas (…), habitaciones de las diferentes épocas presentan evidencias(…) de haber sido recuperadas” (Treviño, 1996:46). Se puede basar únicamente en laZona Este 1 y Zona Central porque allí excavó hasta el final de los objetivos que setenían.

De lo que Margarita Treviño describe solamente son evidentes tres niveles de hastaseis descritos por ella, que pueden ser etapas temporales.

En la descripción que hace usa el término de nivel y son las siguientes:Primer nivel: encuentra sólo un piso (piso 1 en la Zona Este 1 y posteriormente describeen la Zona Central un talud que conforma una plataforma ceremonial (Ibídem:8 y 11).

Segundo nivel: encuentra dos pisos (piso 2 y piso 3) además de muros (muro 1 ymuro 2) de habitaciones en la Zona Este 1. De ocho entierros, seis pertenecen a estazona. En la Zona Central se distingue bien cómo es una zona habitacional con pasillosy un cuarto con su entrada al norte. Los muros parten del talud ya mencionado hacia

Lámina 1. Localización del Sector A enel Cerro de la Estrella (tomado de Pérez 1998).

a) Conjunto Aguirre, b) Villa Estrella,sector A y B, c) Museo Fuego Nuevo.

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al norte. Los muros están casi orientados a los cuatro puntos cardinales. Hay un hogaro tlecuil al centro (Ibídem:8, 9 y 11).

Tercer nivel: sólo se menciona que es una unidad habitacional donde encuentra lareadaptación porque hay muros de adobe con muros paralelos de piedra. Los pisos deestuco son anaranjados y se observa un sistema de drenaje por dos canales (canal 3 ycanal 4) (Ibídem:11).

Excavaron ocho entierros que describe brevemente (Ibídem:25). No todos los mate-riales los identifica como tipos cerámicos (Ibídem:44).

En resumen para la temporalidad cree que es una ocupación Coyotlatelco, del Clá-sico Tardío-Posclásico Temprano porque los materiales cerámicos son Teotihuacán IV,“Protocoyotlatelco” y Coyotlatelco (Ibídem:45).

En la última etapa constructiva encuentra una intensa ocupación como lo señalaBlanton (1972) para el cerro (Ibídem:44 y ss.).

Únicamente me corresponde precisar sobre la Zona Central y la parte sudoeste de laZona Este 1.

Una vez terminado el rescate, siguió el objetivo inicial de construir los edificiosmodernos. Sin embargo, en la Zona Central, que es finalmente la que se da a conoceraquí como el sector A y de la que nos ocuparemos en todo el escrito, se modificó lafinalidad para la que se le tenía, porque el terreno es accidentado como para albergarindigentes, transformándolo en un internado infantil que tenía “a su cargo el cuidadode niñas abandonadas y maltratadas” (Sánchez, 1991:2). Así fue que durante más dediez años la zona permaneció con el acceso libre y con ello su deterioro constante,perdiéndose la consolidación realizada y más de lo que no se exploró. Posteriormente sevolvió a modificar su funcionamiento, hoy conocido como Centro Social Comunita-rio Villa Estrella (clave 41-179). Allí se le dio una protección colocando una mayaprotectora “aunque tiene fácil acceso” (Ibid.).

Hasta aquí contamos con la información oficial, y continuamos con la de carácterinterpretativo que trata de hacer Diana Wagner, en 1988, de lo que llama arquitecturaCoyotlatelco.

No da cuenta de los entierros y de las ofrendas asociadas a la arquitectura por lo quelas especulaciones deben ser sin duda de menor acierto que las anteriores, por el simplehecho de nombrarle a toda la ocupación como arquitectura Coyotlatelco, además deque la información arqueológica, didáctica digamos, es esencialmente la misma; esdecir, toma el registro y lo interpreta, aunque formó parte de las excavaciones y delregistro mismo. Podemos decir que mucha información se perdió en el proceso de suestudio. El hecho no radica en si existe o no ésta, porque de algún modo queda clarapara algunos investigadores:

“características arquitectónicas adicionales a las encontradas por Rattray (1966:72),han sido recientemente en otros sitios como: Xico, Tlalpizahuac y La Mesa […], Tula

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(Patiño, 1994). Incluyen el uso de los tlecuiles, columnas en los pórticos, patios hun-didos, drenajes y una disposición asimétrica de cuartos, siendo algunas de estas carac-terísticas muy diferentes a la de los conjuntos departamentales teotihuacanos. Es deesperarse que en cuanto se haga una tipología de clases de elementos constructivos yarquitectónicos como la hecha por Patiño (1994) para los sitios Coyotlatelco de Tula,se puedan encontrar más diferencias o similitudes entre los distintos agrupamientosCoyotlatelco.” (García Chávez, 1995:21).

Patiño (1995) reconoce ciertos elementos de los que destacan dos de tradición delCentro-Norte, frontera definida por Rosa Brambila (1996) y Ana María Crespo y Car-los Viramontes (1996), y se trata de los patios hundidos y de las salas hipóstilas (plata-formas columnadas), las cuales no se identificaron en el Cerro de la Estrella.

Sin embargo en la tesis, Wagner no establece una idea clara a partir de los elementoso distribuciones de lo que es netamente Coyotlatelco, e ignora los trabajos de patrón deasentamiento que sugieren asentamientos teotihuacanos en la Península de Iztapalapa,solamente afirmando que existió una continuidad, misma que no está fundamentadapor el registro.

Se conocen nueve pisos de los cuales son solamente cinco determinantes de nivelesconstructivos y los demás de las renovaciones. Lo importante de este trabajo es que losdos primeros niveles no se reportan tal cual en el informe anterior, y explica que en-cuentra cuartos con alineamientos semejantes a los de los dos niveles subsiguientes, eltercero y cuarto, a los que se hará mayor referencia en este escrito. Los encuentra en lasZona Este 1 y 2, que actualmente se encuentran debajo del edificio moderno, por loque no lo incluimos en la descripción posterior. También es importante conocer elhecho de que descubrieron un quinto nivel constructivo. En éste también identifica loque corresponde a los cuartos, pero tampoco podemos hacer referencia al mismo puesactualmente no se cuenta con el nivel del sector A. Solamente excavando las áreas verdesdel centro comunitario es como se logre identificar y estudiar más sobre el tema.

Reconocimiento de superficieEl arqueólogo Manfred Reinhold, que fuera comisionado por el INAH durante 1977para llevar a cabo un reconocimiento superficial en la ladera norte del Cerro de laEstrella, para presentar un informe de donde llevaría a cabo sus excavaciones durantelos años de 1977 a 1979, exploró al norte de la Villa Estrella encontrando los siguienteselementos arquitectónicos:

“Las terrazas en formas rectangulares y bien pueden ser prehispánicas que sirvieronpara el cultivo o para edificios. […] se pudo reconocer […] anaranjado delgado sindecoración, Coyotlatelco, rojo sobre blanco, rojo sobre café, doméstica […]. Estasterrazas parecen pertenecer al sistema de terrazas ya parcialmente excavadas en laVilla Estrella.” (Reinhold, 1977b:2).

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Conservación:Desde 1977 hasta 1997, 20 años, solamente se tiene reportado que en una ocasiónrecibiera conservación. El arqueólogo Carlos Salas, quien fuera por siete años aproxi-madamente el arqueólogo encargado del Cerro de la Estrella (Salas, 1998: comunica-ción oral), escribe:

“En este lugar se hizo limpieza general, y una vez terminada se consolidaron losmuros, sólo con piedra y lodo, tomándose registro fotográfico.” (Salas, 1984:3).

Dicho registro fue entregado al actual cronista de la delegación Iztapalapa, aunque porel momento no se ha tenido la oportunidad de revisarlo.

IV. Descripción del sector y de su arquitectura

El sector A se encuentra por debajo del nivel que comprende a la ladera norte del Cerrode la Estrella (láminas 1 y 2, fotografía 1), sobre la cual se halla la actual colonia ElSantuario, y a sus lados se hallan dos edificios modernos del Centro Social Comunita-rio Villa Estrella, así como al norte está situado un patio para infantes. Por lo mismoestá delimitado por una maya ciclónica que impide el acceso de éstos, aunque del ladode los edificios es de 1.40 m de altura y con un acceso de entrada al oeste. Al norte correel riesgo de caerse pues ya cuelga por el centro.

Su extensión de norte a sur es de 33.5 m, y de este a oeste es de 26 m aproximada-mente.

A continuación se describen las épocas constructivas (Morelos, 1993:89 y ss.) a quepertenecen cada uno de los elementos arquitectó-nicos o inmuebles. Es importante el tomar encuenta que no se mencionarán los cuartos del pri-mer y quinto nivel, que quedan al principio y alfinal de la larga secuencia cronológica que se si-guió en este sitio por no tenerse en superficie alrealizarse la limpieza.

Primera Época ConstructivaConsiste en una plataforma cuyas dimensiones to-tales nos son desconocidas debido a que sólo setiene reporte de un talud-tablero de 18.70 m y0.60 m de altura (solamente el talud y 0.70 m contodo y el listel inferior) orientado al sur. Su límiteal este se ha conocido en donde efectivamente esuna esquina en talud. De su lado este no se cono-ce, aunque ha sido interrumpido por una época Lámina 2. Planta general del Sector A.

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constructiva que le sigue y nos es desconocida. De cómo se ha construido la platafor-ma, conocemos que fue un relleno de roca tezontle roja y negra (extraída del cerrosobre el que se localiza el sitio, pues son dos formaciones geológicas y ésta es correspon-diente a la última; así como de lodo, aparentemente como cementante. Posteriormentea que la nivelaran; con roca de tezontle labrada en forma rectangular se decidieron ahacer el talud (talud 3; lámina 3 y fotografía 2). La base y el extremo superior fueronanguladas a 25° aproximados para ofrecer la inclinación debida. Fueron recargadassobre la piedra del relleno y usaron un cementante blanco para fijarlas unas y otras.Además estaban recubiertas por un enlucido de estuco rosa-blancusco. Parece ser queen las excavaciones realizadas en 1976 encon-traron los listeles (también reconocidos comocornisas, moldura o franja inferior), (Gendrop,

Fotografía 1. Toma sureste-noroeste del Sector A Vi-lla Estrella con la retícula de trabajo. Al fondo lapiedra separada de acuerdo al trabajo que presenta.Se retiró el escombro de la Segunda Época Cons-tructiva. Contando en un orden descendente se no-tan los muros, con orientación aproximada sur-norte,tenemos el muro 1; el muro 2 y nótese cómo existeuna huella o continuación de este al norte; el muro3 del que parten los muros 5 y 6 (respectivamente dederecha a izquierda) con una orientación aproxi-mada de oeste-este. En el margen inferior se nota elsoporte del canal 4, de sur a norte aproximadamen-te totalmente deteriorado y aún con alguna roca decanal por levantar. En el espacio de la izquierda seestaba comenzando la limpieza ya que puede notarseaún escombro. También puede notarse la delimita-ción por la maya ciclónica con las edificaciones modernas.

Lámina 3. Alzados de los muros 3 y 5, talud 5.

Fotografía 2. Toma norte-sur del talud 3 al comienzode la limpieza. Se observa además cómo inicia

el muro 1 con dirección al norte.

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1984:50) y los pegaron con mortero al extremo superior sin cubrir todo el talud 3.Éstos fueron los listeles superiores e inferiores del tablero, el cual se desconoce su for-ma. Los listeles, al igual que el talud 3, fueron elaborados en tezontle rojo y negro. Loque sucedió es que para las épocas constructivas siguientes el patrón de urbanismo eneste sector cambió, se reutilizó el talud 3 pero no con su tablero, al hacer esto, loquitaron y tal vez lo reutilizaron para otras obras o lo abandonaron.

Segunda Época Constructiva (fotografía 1):Ésta se puede observar totalmente desde el límite del talud hacia al norte. Digamos quees una reocupación del nivel (el primero de únicamente dos niveles) en que desplantael talud 3. Primero es un piso color rojizo; es decir, bajo una capa de grava de tezontlese halla una de tezontle molido y sobre de ésta una de ceniza volcánica que soporta ladel estuco pigmentado en rojizo. Posteriormente existe una renovación. También utili-zan grava de tezontle consistente en ocho centímetros para después con la de tezontlemolido y de ceniza, encontrarse el estuco ahora de color cal y al parecer menos resisten-te. Estos pisos (1 y 1a) fueron reutilizados y utilizados en interiores, vestíbulos y pasi-llos habitacionales; se sabe por la disposición en que se encuentran sus muros. Se hanidentificado siete muros que sobrevivieron a la construcción moderna. Desde el muro1 al muro 4 la orientación es de sudoeste a noreste así como que su ancho promedio esde 55 cm y todos ellos son irregulares en sus alturas máximas y mínimas y el modo deidentificarlos es en un orden que va de oeste a este y de norte a sur. El muro 1 (lámina 4),comienza desde su unión con el talud 3, de la Primera Época; a los tres metros secorrige con dirección al norte y desde allí a los 4.80 m comienza un talud (talud 1),(fotografía 3), de dos metros de largo por 1.50 m de ancho con vista al oeste. En totalel muro mide 7.80 m. Es de los pocos que conocemos toda su extensión. El muro estáconstruido de tezontle rojo y negro sin carear,se buscaba el lado más efectivo para su vertica-lidad, y se unieron con lodo como cementante.

Lámina 4. Alzados de los muros 1 y 2.

Fotografía 3. Toma suroeste-noreste antes de la limpiezadel extremo norte del muro 1 del que desplanta además el talud 1.

Se observa cómo está por debajo de la banqueta 3 en talud.

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Al parecer después de cierta altura se utilizó adobe y empalizado con madera paraelevarlos a la altura requerida. Llevaban éstos un revestimiento consistente en unacapa de lodo que después se estuco pigmentada en rosa. En este muro no aparece casieste revestimiento. El talud 1 tiene veinte centímetros de ancho por 1.90 m de largoy 56 centímetros de alto. Está construido con tezontle pulido rojo y negro, en rectán-gulos. El muro 2 (fotografía 4), que desde donde inicia, se encuentra situado a 3.10 mdel muro 1 y a 3.20 m del talud 3, y el extremo norte no lo conocemos ya que seinterrumpió con el edificio moderno. Es justo en donde inicia que se observa larenovación del piso, mide 11.20 m de largo hasta donde se interrumpe al norte.Está hecho al igual que el muro 1 y tampoco presentaba restos de revestimiento.Junto con ese muro conforma un pasillo (pasillo 1) con acceso al norte y al oeste. Aleste también conforma un pasillo (pasillo 2), pero no conocemos su límite ni accesoy/o salida. Al este y conformando el pasillo con este último, justamente se encuentrael muro 3. Parte del norte al sur desde el talud 3, con un largo de 11.8 m. Desdedonde parte son 2.55 m al muro 2 y 2.40 m donde se interrumpe por la construcciónmoderna; y por ello no conocemos suverdadera extensión. Únicamente seaprecia una huella de éste con las pie-dras que formaron el desplante, perocomo se hallaban tan cerca de las ca-las de cimentación, pocas pudieronmantenerse firmes (fotografía 5). Fueconstruido igual que los muros 1 y 2y tampoco se halla evidencia del re-vestimiento de estuco rosa. Hacia sueste forma parte de la delimitación deun vestíbulo y de un cuarto (cuarto 1,fotografía 6). De hecho, puede enten-derse como el muro oeste de ambos.A 10.20 m al este sobre el talud 3 par-te justo el muro 4 o extremo este delcuarto 1 y del vestíbulo, con una lon-gitud de 2.20 m. El largo total no seconoce, porque fue igualmente inte-rrumpido por el edifico moderno.Pudo ser igual o más largo que el muro3 (lámina 5). Se encontró revestimien-to de estuco rosado en ambas caras. A30 cm al este se encuentra el límite ola esquina del talud 3.

Fotografía 4. Toma sureste-noroeste del muro 2 antes deintervenirlo para su conservación.

Fotografía 5.Toma suroeste-noreste del muro 3. Puede notarseque en la margen en donde desplanta existen restos del pisooriginal. Se observa la retícula para el trabajo de registro.

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Continuamos con los muros 5, 6 y 7. Ahora la orientación de éstos va de oeste a estecon cierta inclinación norte-sur. También podemos decir que su ancho promedio es de55 cm. El muro 5 (lámina 3, fotografía 7) parte a los 8.10 m del muro 3. Mide 95 cmen sus últimos 1.50 m de su largo total de 2.40 m de oeste a este. También en esteensanchamiento a manera de rectángulo se presenta un talud (talud 2) con cara alnorte, y de condiciones tales como el talud 1 en el muro 1. Las condiciones en que seencuentra son de deterioro y presenta tanto en el talud 2 como en el revestimiento queve al sur, el estucado color rosa. A 2.10 m hacia al sur comienza otro que es el muro 6(fotografía 8), de 4.65 m de largo. Justo en la longitud se nota una ampliación de 25 cm.

Fotografía 6. Toma oeste-este del cuarto 1 de laSegunda Época Constructiva. Después del registroarqueológico y de colocar el agua de cal sobre lospocos fragmentos de piso estable se comenzaría acubrirles con la capa fina de tierra cribada, comopuede notarse en el espacio del fondo de la toma,detrás del soporte del canal 4, que es en donde seencontró piso en mejor estado de conservación yque también corresponde al cuarto 1.En el margen superior puede notarse cómo y dóndese colocó la tierra y la roca levantada de esaspartes, debido a las limitaciones de espacio con quese contaba. Podemos notar el soporte del canal 4,realizado en 1976, presenta un hueco en su extremo norte, hecho con la finalidad de que las corrientes de aguageneradas por las lluvias pudieran escurrir sin destruir. Se puede observar en la esquina inferior derecha laherramienta con la que se trabajó.

Fotografía 7. Toma sureste-noroeste del muro 5. Se puedeobservar como de su perfil norte desplanta el talud 2 y su

paño este es el extremo oeste del vestíbulo del cuarto 1.También se puede observar el lado este del muro 3 y el muro

6, además de los restos de piso original.Lámina 5. Tercer nivel constructivo(tomado de Warner 1988:plano).

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Conforma al norte junto con el muro5, el vestíbulo y con el talud 2 el ex-tremo norte del cuarto 1. Este muroes en el que más estuco rosa se conser-va. A 1.90 m del muro 6 se encuentrael muro 7. Mide 1.65 m de largo, aun-que pudo medir los 3 m al unirse almuro 4. No conocemos el paño oeste,que formó parte de la entrada por elnorte del cuarto 1. Este paño está des-truido. Presenta estuco sobre todo ensu cara norte.

A partir del muro 1, justo a los 7.55m desde que se origina en el sur, seencuentra una banqueta en talud (banqueta 1), con lo que formaría una cornisa pre-senciada por una roca de basalto de 30 por 40 cm. Tiene 2.45 m de largo al oeste y 15 cmde ancho. Presenta una capa de estuco deteriorada. Esta banqueta comienza justo des-de la esquina en que se ensancha el muro 1, y es muy posible que comparta el momen-to de ocupación con el talud 3. Se requiere de excavaciones para saberlo.

A 2 m al norte del talud 3 se encuentra un tlecuil u hogar. Consiste de un espaciocavado de medidas variables, al norte 60 cm, 65 cm sur, 55 cm oeste y 50 cm este. Decada lado contiene dos rocas de tezontle debidamente careadas en rectángulo. Ya fueexplorado durante 1976, y por ello la evidencia más profunda es a 87 cm en la que seencontraba una botella moderna de cerveza. La profundidad total pudo ser de 20 cmaproximadamente según Wagner en 1988. No se presentan quemadas las caras de lasrocas quedando solamente un revestimiento de cemento de 1976 para cuidar su movi-miento. No sabemos si fue usado como fogón. Y podemos definirlo con base en otroelemento. Éste se encuentra a 2.10 mal este del muro 5. Es una huella de loque en 1976 durante las excavacio nesregistraron como una pilastra (foto-grafía 9).

Por la profundidad a las calas de ci-mentación del edificio moderno, pudoser destruido. Sin embargo, si fue unpórtico, nos indica la entrada a untemplo según Rattray (1972:203).Además de que los pisos de esta épocase hallaron quemados sin decir el tipoo mostrar ilustración (Treviño, 1996).

Fotografía 8. Toma sureste-noroeste del muro 6 en el ánguloinferior izquierdo. Nótese cómo en su parte este existen dos

momentos constructivos, pues se observa un paño y unaampliación que no se conoce en dónde terminó.

Fotografía 9. Toma este-oeste del vestíbulo. En la esquinainferior derecha se aprecia una huella tapada por cemento de1976, que pertenece a lo que reportaron como una pilastra.

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Entonces se piensa que pudo ser cere-monial por el Fuego Nuevo (Ibid.), ode desocupación porque: “presenta hue-llas de haber sido abandonado, debi-do, probablemente, a un incendio, yaque los pisos aparecieron cubiertos deceniza y gran cantidad de ollas sobreél.” (Treviño, 1996:45). Por otro lado,pudo ser una cista contenedora dealguna escultura o figura de alusión re-ligiosa, dentro de un templo. De otromodo solamente se tratase de una casa.

La Tercera Época Constructiva ( fo-tografía 10):Es un poco más delicada de definir y menos clara respecto de las dos anteriores. Tene-mos que quienes construyeron durante este tiempo, taparon la Segunda Época Cons-tructiva, y nivelaron a la altura de la plataforma de la Primera Época, y pensamos quequitaron los muros ya descritos hasta la altura de la plataforma (el empalizado y eladobe), y rellenaron todo esto de tierra nivelándolo y tal vez construyendo algún pisode estuco. Hay evidencia de un piso de estuco blanco (piso 4) construido con base auna capa de tezontle en grava y molido. Sin embargo, es similar al piso de renovaciónde la Segunda Época. Si no entonces estaríamos hablando de una fase de desocupaciónen la que pudieran ser 50 años y con ello el desplome de los techos y el adobe de losmuros quedando a nivel de la plataforma y posteriormente llegaran los habitantes delperiodo Epiclásico. Con ello pensaríamos de unafase propuesta por Rattray (1999), de abandonoque va del ¿650? al 750 en que comienza elCoyotlatelco (cuadro 1).

Se hallaron 4 canales, indicándonos que en esemomento existió un complejo funcionamientode desagüe, sin embargo es posible que sólo doshayan sido utilizados simultáneamente (canal 3 y4; lámina 6; fotografía 10). Al oeste encontramosel canal 1, y fue una de las causas de que el talud3 fuera interrumpido; es decir, cuando necesita-ron un canal por esa zona, el extremo oeste deltalud 3, tuvieron que quitar las rocas de éste paraque pudiera pasar por debajo de la plataforma,ya que se encuentra a centímetros por arriba delpiso de esa época. No conocemos su verdadera

Fotografía 10. Toma sureste-noroeste del sector. En el extremoinferior izquierdo pueden notarse los canales 2, 3 y 4.

Pertenecen a la Tercera Época Constructiva. Al fondo untrabajador interviniendo el muro 2.

Lámina 6. Alzados y plantas de los canales 3 y 4.

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extensión y faltaron algunos centímetros que no se pudieron descubrir, sin embargoconocemos hasta donde existe actualmente, pues fue interrumpido por la construcciónde la banqueta del edificio moderno, en un total de 9 m desde el talud 3 hasta al norteo a la plancha moderna de cemento. Está construido con roca de tezontle como base ycurveada al centro a manera de que pudiera correr agua por allí, y con una capa deestuco blancuzco, mantenida por dos partes, también de tezontle careado, puestas sobrelas de la base, y unidas con estuco. Tuvo una serie de tapas, quizá lajas, que contuvierontoda la tierra y roca que estuvo sobre éstos, y como control de la corriente que fluyó. Elcanal 2, con una extensión de 3.20 m y un ancho promedio de 20 cm tiene un ánguloaproximado de 25° acimutal, y se piensa que corrió por derriba del muro 3 de la Segun-da Época; sin embargo, la dirección que presenta es en la que llevan los canales 3 y 4; esdecir, que pudo tener la misma función, pero anterior, y que por ciertas causas fueinterrumpido su funcionamiento, además de que éste fue, de los cuatro, el que nopresentaba una extensión real, y por ello o fue retirado en la excavación o en tiempos deocupación. El canal 3, que no es otro que el que se uniera al canal 4, a 4.80 m desde elnorte, donde está su límite actual. Tiene 35 cm de ancho promedio y al igual que losanteriores existe una curvatura en el labrado de la roca para su funcionamiento exclu-sivo como canal, además de la curvatura en sólo algunas de éstas y con su capa deestuco blancuzco. Solamente presenta en esta extensión, una innovación en lo que serefiere a los canales. La roca de base está hecha como un solo canal; es decir, que a loslados se dejó una pared de 5 ó 6 cm aproximados de alto para que fluya el agua. Lo queno sabemos es si esto fue la mitad de la pared y la otra fuera la roca de la tapa, o quizácon mayor altura, para su debido funcionamiento, pues no quedó resto alguno de laexcavación. El ancho de esta pared es de 10 cm promedio. El canal 4 es igual que el 1 yel 2, porque quizá fue poco después realizado. Consiste en una extensión actual de 12 my 40 cm de ancho promedio. Está en dirección sur-norte con una desviación de 25°acimutal, igual que el canal 2. Fue hecho antes que el canal 3 e interrumpido para queéste funcionara, pues en la excavación de 1976 lo encontraron interrumpido, y en ellimpiado de escombro sí se hallaron rocas de basalto, y tierra, además de que por derri-ba corrió el muro 9 descrito de la Tercera Época Constructiva. Los primeros 3.80 m desur a norte fueron los interrumpidos. La orientación es igual que la del canal 2, por loque se deduce, tuvo la misma función pero posterior a éste. Actualmente este canalcorre sobre un soporte de tierra, y pasa por el centro de la entrada que existió en elposible Templo de la Segunda Época de Construcción o cuarto 1. Este muro falso esresultado de la excavación de 1976, de la tierra que cubría esa Segunda Época, y que semantuvo con una capa de cemento por ambos lados. Actualmente se halla casi destruidoy lo que resta del canal es una extensión de norte a sur de 6.10 m; posteriormente hayun espacio de 5 m de deterioro y finalmente un tramo restante con la canal de 90 cmdel canal 4, además de que justo allí dejaron un puente para el escurrimiento del aguay está elaborado con el mismo cemento.

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DOS EXPLICACIONES …

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Cuadro 1. CRONOLOGÍAS CULTURALES RELATIVASAÑOS PERIODOS CUENCA VALLE REGIÓN TLAXCALA VALLE DE TRADICIÓN TRADICIÓN

DE DE DE TULA -PUEBLA PUEBLA Y CHUPÍCUARO CHUPÍCUAROMÉXICO TEOTIHUACÁN EXTREMO SUR

DE TLAXCALA14001300

PosclásicoTardío

1250 (1250-1519)

Cholula -Huejotzingo

1200 Azteca (1200-1519)1150 (1150-1500) Azteca Tlaxcala1100 (1100-1500) (1100-1520)

Mazapan1000 (¿1000?-1150)

Posclásico TollánTemprano (950-1150/

950 (950-1250) 1200)

Mazapan Coyotlatelco Corral (¿900? Xometla Terminal

900 1150) (900-¿1000?) (900-950) Cholulteca850 Corral (850-1200)800 (800-900)

CoyotlatelcoCoyotlatelco Oxtotipac

750 (750-¿900?) (750-900)

Epiclásico Prado700 (700-900) (700-800)

Abandono Texcalac Olmeca-Xicalanca650 (¿650?-700) Metepec (650-1100) (650-750)600 (600-850)

Metepec Xolalpan Tardío550 Clásico (550-¿650?) (550-650)

Tardío500 (500-700)

Xolalpan XolalpanTardío Temprano

450 (450-550) (450-550)400

Xolalpan TlalmimilolpaTemprano Tardío

350 (350-450) (350-450)Clásico

Temprano300 (300-500)

Tlalmimilolpa TlalmimilolpaTardío Temprano

250 (250-350) (250-350)200

Miccaotli- Tlalmimilolpa

Temprano Miccaotli150 (150-250) (150-250)

Protoclásico(100 dne Tenanyecac

100 -300) (100-650)Tzacualli Tzacualli

Tardío Tardío50 (dne) (50-100) (50-100)

Tzacualli TzacualliTemprano Temprano

0 Formativo (0-50) (0-50) Complejo ChupícuaroTerminal Chupícuaro (400 ane-300 dne)(100 ane- (650 ane-300 dne)

100 (ane) 100 dne)Autores Adaptado Rattray 1999 Millon 1993 Cobean 1990 García Cook García Cook y Adaptado por Adaptado por

por Sanders 1973 Merino 1984 Branniff 1996:61 Branniff 1996:61citado enMc Clung

1984:Tabla 2

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Aquí se construyó un basamento piramidal de dos cuerpos (lámina 7, fotografía 11),que en la manera en que aparecen las construcciones asociadas a éste, podría ser laprimera construcción importante de la época. El primer cuerpo o cuerpo 1 (fotogra-fía 12) mide aproximadamente 7.50 m de largo y 4.5 m de ancho. Asociado se encuen-tra un muro que tiene una orientación oeste-este. Fue construido con la misma roca delos muros, de tezontle rojo y negro. Tiene 4.50 m de largo. Se trata de muro que une elbasamento a otros elementos que desconocemos, posiblemente otra serie de cuartos.También tapa un pasillo lateral al basa-mento (pasillo 3). El cuerpo 2 (foto-grafía 12) tiene 68 cm máximo y 30cm mínimo de altura por 6.60 m delongitud y 3.30 m de ancho. Igualmen-te desconocemos su largo, porque estáunido también al muro que delimita alsur, y su ancho está en parte destruido.Sobre este segundo cuerpo tenemos unpiso extraordinario por lo diferente res-pecto de los demás (piso 5). Consisteen una capa de lodo o barro, despuésuna capa de canto rodado blanco, qui-zá extraída del manantial que existió alnorte del cerro (referencia verbal), ysobre ésta una capa de grava de tezontle

Lámina 7. Alzados del basamento piramidal.

Fotografía 11. Toma noroeste-sureste del basamentopiramidal de dos cuerpos. Se observa sobre el segundo cuerpoel piso 5. Este piso fue roto en 1976 y se observa que pudieraser el más resistente de los que existen en este sector. Arriba

pudo haberse encontrado un tercer cuerpo perteneciente a otraetapa constructiva, sin embargo parece más consolidación de

1976 que un elemento original.

Fotografía 12. Toma oeste-este de la esquina del basamentopiramidal y muro 10 (a la izquierda) hasta donde se llegó en

1976. En la esquina del basamento piramidal dondecomienza el segundo cuerpo existe el tronco de un tepozán

(Buddleia cordata ssp.) que fue cortado para evitar eldesplome de la pared norte del primer cuerpo. Además se nota

en la base del basamento una capa de cemento que evita elderrumbe de la tierra, colocada también en 1976.

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rojo que molido soportaba una capade ceniza volcánica y un estuco rojo-anaranjado muy resistente. Se puedever en el núcleo de los cuerpos la tie-rra, lodo y roca de tezontle con lo quelo elaboraron, de lo demás no se co-noce (fotografía 13). Sobre el piso delsegundo cuerpo se encuentra una cu-bierta natural de 20 cm aproximada-mente, y sobre ésta un alineamientode rocas, (siete claramente visibles) detezontle, que acomodaron en 1976. Pa-reciera que son parte de un tercer cuer-po o inclusive otra ocupación sobre elbasamento, pero es en extremo dudo-so. Se desconoce dónde están las escalinatas. Al oeste del basamento, se halla un mogo-te de tierra de origen natural que quedó de la excavación (1976), y que pegaron concemento los lados para que no se perdiese la evidencia. El problema que presenta es quetiene asociados algunos elementos arquitectónicos como el chaflán de estuco, las ban-quetas 4 y 5 y pisos de estuco. La banqueta 5 en talud igual a la banqueta 1 consiste enuna alineación de ocho rocas en talud como la alineación que está por debajo delmuro 1, a diferencia de que éste tuvo cornisa. Del lado oeste de la banqueta 5 existe unpiso color rosado claro. Consiste en una capa de tezontle y después con ceniza pegaronel estuco pigmentado. Al sur comienza a elevarse en curva a manera de chaflán, pero nose conoce su límite, quizá se levantare en un ángulo de 90°. Al este no existe un piso.Sin embargo, al oeste del mismo basamento se halla un piso blanco-grisáceo por debajode su nivel, lo que significa que pertenece a un nivel anterior. Frente a la banqueta 5, yde hecho en función de este nivel, encontramos también ese piso blanco-gris sobreuna capa de tezontle en grava y una de ceniza. En su norte, en la cara del cuerpo 1, senota un cambio de técnicas de construcción; sin embargo, solamente es una formade tapar un espacio que tiene un significado diferente en dicha estructura. Se trata delajas que cubren 1 m por 30 cm del paño norte, tal vez cubriendo algo como unaofrenda o entierro. Además se nota un paño anterior con rocas debidamente carea-das, esto porque quedó al descubierto en la excavación de 1976, y pertenece a uncuerpo anterior o quizá a que esté cubriendo algo. Se encuentra a la altura justo delde las lajas. Al frente, a 1.15 cm, se encuentra otro alineamiento consistente en rocatezontle careada tanto como paño y con capa de estuco como de su cara alta, por loque sirviera como banqueta (banqueta 3). Entre el muro 10 y el basamento, justo endonde está la banqueta 3, está cubierto por un relleno de roca de tezontle y de basal-to grandes, pero con 1.20 m de largo que quedó descubierto y de 30 cm de ancho.

Fotografía 13. Toma oeste-este del piso 5 en el quese observa cómo se elaboró sobre una base previa de piedrade canto rodado pequeña. Arriba está el que tal vez fueraun tercer cuerpo perteneciente a otra etapa constructiva;sin embargo, parece más parte de los trabajos de 1976

que un elemento original.

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En el perfil natural se nota cómo exis-te parte de un núcleo, que cubría estesupuesto cuerpo, ya que el muro 10(pudo ser un cuerpo posterior del ba-samento piramidal o la parte lateral endonde se tenía el contacto con los mu-ros, sin embargo sí es posterior a labanqueta 3 mas no sabemos si a loscuerpos 1 y 2. El muro 10 (fotografía14), al norte, a 2.40 m, es mucho másevidente, debido a que se respetó en laexcavación (1976), tiene un largo de4.50 m oeste-este, 98 cm máximo y38 cm mínimo de altura, y 1.05 m delpaño norte-sur. Este último paño está construidocon grandes rocas de tezontle careadas también entalud de 10 cm, con huellas de estuco. No se co-noce un piso asociado al estuco como tampoco aldel cuerpo 1 del basamento. El relleno que presen-ta esta parte fue de basalto grande, y se encuentransostenidas, las que quedaron descubiertas, con unacapa de cemento de 1976 para la conservación.

Con el muro 10 existe una serie de cuartos,que existieron sobre la nivelación de la SegundaEtapa; es decir, una extensión al norte del segun-do nivel del piso. De ello queda muy poca evi-dencia, pues al excavar en 1976, lo rompieronpara conocer las épocas existentes (lámina 8, verzona central). Los constructores aprovecharon ellímite norte del muro 10 construyendo otra ban-queta, de un grueso de 90 cm, de forma escalo-nada hacia al este, quizá elaborado como elementoarquitectónico ceremonial u ornamental, con la roca careada de tezontle, y de altura 38cm máximo y 2 cm mínimo, así como en una extensión de 4 m sin conocer con certe-za, pues presenta un rompimiento de 1976. Como límite oeste, existe el muro 8 (foto-grafía 14), orientado sur-norte, de 55 cm máximo de ancho construido por roca tezontley con lodo como cementante, quizá con adobe en su parte posterior, a partir de deter-minada altura. Su altura es de 60 cm máximo y 25 cm mínimo.

Como evidencia de un interior (cuarto 2; fotografía 15)) está el piso 3° consistenteen una capa de lodo de 25 cm en promedio, después una capa de tezontle en grava de

Fotografía 14.Toma este-oeste. El margen izquierdo es elmuro 10 y unido de menor tamaño es la banqueta 2 o

banqueta en su forma horizontal escalonada y termina con elmuro 8 orientado norte-sur. Se nota también el interior del

cuarto 2 roto en 1976.

Lámina 8. Cuarto nivel constructivo(tomado de Warner 1988:plano).

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8 cm, posteriormente una capa detezontle negro molido y una capa deceniza de 3 cm para soportar al estucomuy resistente, color rojo-naranja,como el que se presenta en el basamen-to piramidal. Conocemos en el sitiouna extensión de 6.50 m al este, por-que hasta allí se pudo limpiar el es-combro. De este último muro iniciael muro 9, orientado este-oeste, cons-truido de adobe, aunque presenta rocatezontle en su base. Éste era el límitesur del cuarto 2 del que ya no quedanmás restos. Consiste en un ancho de30 cm, y 1.40 m de largo hasta donde fue roto.

El muro 11 actualmente lo encontramos como si hubiera sido parte del azolve dellugar, sin embargo era un muro que separaba un patio (patio 2) del pasillo 3. Consistede paredes de tezontle.

Antecedentes arqueológicos

A continuación se tratará de dar una síntesis de la ocupación del Cerro de la Estrella delos periodos del Formativo al Posclásico Temprano y de su interacción con Mesoamérica.

Para el Cerro de la Estrella, aunque son muchas las fuentes históricas, e inclusivesean entre éstas de las más antiguas de Mesoamérica, han sido pocas las investigacio-nes que atañen a nuestra área de informe. Conforme vamos avanzando desde el pe-riodo Formativo vamos acrecentando la problemática, hasta llegar a un punto en elcual damos cuenta que es de trascendencia la exploración que aquí se puede realizar,para despejar preguntas y cuestionamientos acerca de preguntas de origen de sistemasde vida, llevados a cabo en la cuenca de México y el Altiplano Central, e inclusivemuchas otras áreas relacionadas como lo es la frontera norte de Mesoamérica o el cen-tro-norte, o la frontera noroccidental mesoamericana. Me refiero a la problemática quepresenta el Clásico, con el auge y la transformación del estado teocrático y su interacción,así como en el Epiclásico, su caída y la formación de la esfera Coyotlatelco, su desen-volvimiento en las áreas vecinas y no vecinas, su desaparición y el desarrollo de culturasque comienzan a mostrarse como un nuevo estado incipiente, y finalmente el inicio ydesarrollo del Posclásico Temprano antes y al momento del control tepaneca.

En todo esto, lo importante es saber qué papel jugaron las culturas establecidas en elCerro de la Estrella. Ahora no es posible decirlo, sin embargo sabemos que es mucho loque con investigaciones puede aportar la zona a la arqueología mesoamericana.

Fotografía 15. Toma norte-sur del cuarto 2 de la terceraÉpoca Constructiva. Se observa el cuarto 1 en su parte este

limitado por la construcción moderna y el soporte del canal 4y arriba el piso sobre el que descansa el pizarrón del cuarto 2.

Se observa que liberaron este cuarto en 1976.

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Vaillant, en 1938, obtuvo materiales del Cerro de la Estrella y Culhuacán y losutiliza para establecer su cronología de la cuenca de México. Es el primer investigadorque hace referencia para conseguir explicar una mecánica dentro de la investigación.Hasta 1951, Custer vuelve a identificar tipos cerámicos en sus excavaciones estratigráficasen Culhuacán y allí mismo destaca también la excavación de 1950, publicada en 1953de Antonieta Espejo. Pero no es sino hasta 1970, cuando Laurette Séjourné lleva a cabointensas excavaciones detectando la cerámica estratigráfica y publicándolo inmediata-mente en un libro que es indispensable a la investigación del cerro. Con ello afirma laexistencia de asentamientos en Culhuacán desde 696 ó 699 dne como lo dijoChimalapain, e inclusive de un asentamiento anterior. Con base en lo anterior y conlas fuentes históricas, Eduardo Noguera (1970), lleva a cabo una excavación entreCulhuacán y el Cerro de la Estrella, en un sitio llamado Belem. Allí hizo tres pozos yobtuvo materiales que demuestran que allí se vivió desde el Formativo Medio hasta elPosclásico.

Basándonos en los estudios realizados por Richard Blanton de principios de lossetenta para la península de Iztapalapa, de los de Jeffrey Parsons en la región deZumpango y al sur la subcuenca chalca-xochimilca, y los de William T. Sanders en elValle de Teotihuacán, se utilizará la cronología relativa publicada en Sanders (et al.,1979), para poder ir explicando el desarrollo que se expone para la cuenca de México.

Primer Periodo Intermedio, Fase 3 (200-0 a.n.e.):En esta época se observa un patrón de asentamiento en la península de Iztapalapadiferente a todos los demás conocidos. Como su localización está entre Cuicuilco, alsuroeste y Teotihuacán al noreste, es evidente que se logran mantener en su región lospobladores, a base de una defensa que se proporcionan en las cimas de los cerros y en elpie de monte escarpado, y de una aparente reducción o agrupamiento en reducidasáreas de hasta 40 hectáreas, y por ello se reporta una reducción de la población y elabandono de extensas zonas. En este caso el Cerro de la Estrella es un lugar estratégicopor la panorámica que ofrece de toda la cuenca de México (Parsons, 1987:47 y ss.).

Es justo en su finalización, cuando el estado que imperaba, Cuicuilco ha sido des-truido por la actividad volcánica del Xitle. (ibid.).

Primer Periodo Intermedio, Fase 4 (0-400 dne)Es el comienzo del periodo Clásico.

Esto es porque a la caída de Cuicuilco, el estado incipiente que nacía, Teotihuacán, ganabaterreno y se convertía en el estado imperante de Mesoamérica, y su auge cultural. Anterior-mente se nota cómo se abarcan grandes regiones y el patrón abarca las laderas en general. Lasmigraciones procedente, de fuera de la Cuenca la ocupa hasta sus límites. No solamenteen la cuenca de México se observan movimientos hacia el valle de Teotihuacán, tambiénal norte de Tlaxcala comienza a haber una ruralización (García Cook, 1996; García Cook yMerino, 1997), y en el valle de Puebla está surgiendo otro estado, Cholula (Müller, 1973),que no es antagónico a Teotihuacán y comparten la fuerza político-territorial y cultural.

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El asentamiento, por lo menos 40 veces más grande que cualquier otro al interior dela cuenca, es Teotihuacán. Se debe a que absorbió gran capacidad de mano de obra yservicios que un estado como éste tendría. El asentamiento del Cerro de la Estrellatiene una extensión de entre 60 y 80 hectáreas como los otros centros locales de CerroPortezuelo y Atzcapotzalco (Cobean, 1990:32, Parsons, 1976, Wagner, 1988: lámina 9).Constan de arquitectura cívico-ceremonial modesta (Parsons, 1987:56).

Para estos investigadores (Sanders, Parsons y Blanton), desde mediados de esta fase(0-400 dne) y hasta principios de la fase Metepec (650-750 dne) este asentamiento vaa ir creciendo pero no se va a modificar.

Para los años 200 y 300 dne existen dos problemas.

“La ausencia de cronología de cerámica lo suficientemente precisa parea delinearcambios en la demografía y en el patrón de asentamiento” y la “incapacidad paraevaluar la función de los sitios y dentro de ellos.” (Ibid:38).

Por lo que los cambios notables los conocemos entre los años 100 a.n.e. a 100 dne yentre 600 dne a 800 dne (Ibid.).

Horizonte Medio (400-700 d.n.e):Es el auge estatal controlado por Teotihuacán. En el Cerro de la Estrella la ocupa-

ción crece hacia las faldas hasta llegar a ser un núcleo de 80 hectáreas aproximadamente(Blanton, 1972; Parsons, 1987:56; Cobean, 1990).

Durante estos últimos 50 años Teotihuacán va a sufrir, a la vez que está en plenoapogeo cultural, las primeras migraciones por causa de un desajuste en el sistema socialy se nota cómo los mecanismos de este sistema, que desde el año 200 dne ha sidocontinuo, dejó de funcionar (650 dne), aunque Rattray en 1999 propone una modifi-cación para ese ajuste hacia el 550 a 650 fase Metepec.

Se cree que Teotihuacán ha sido debilitado por fuerzas también externas que hanejercido centros que aparecen como Cholula, Tula y Xochicalco. Lo que sí es verdad,como ya se dijo, que Cholula no fue su rival y que inclusive se dividió la parte surestedel Altiplano en cierta medida y que mucho menos fue un centro periférico que regíapara éste, además de haber caído por el año 600 dne por la influencia de grupos olmecas-xicalancas provenientes de la costa del Golfo y que posteriormente habitarían Cacaxtla.Tula, para ese momento, no existía como estado aunque se conocen 14 sitios en laregión, de los cuales uno abarcó 80 hectáreas a un kilómetro de la Tula posclásica.Como centro regional, con estructuras ceremoniales, Tepeji del Río fue el asentamien-to más grande del Clásico al norte de la cuenca (Diehl, 1987:133). En cuanto aXochicalco existen dos posturas, la primera es de quienes creen que influye sobre laruta de comercio que comunicaba a Teotihuacán con el sur mientras que Sanders yPrice piensan que debido a la falta de hegemonía que se siguió fue posible su existencia,que aparecieron pequeños estados que lucharon un regionalismo o integración.

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Así que ninguno de estos estados fue el que debilitó a la hegemonía que se tenía enla cuenca de México.

García Cook propone que fue al este de la cuenca justo donde se encontraba el“corredor teotihuacano” y con éste la “esfera teotihuacana” que lo rodeaba. En susinvestigaciones de Puebla-Tlaxcala observa cómo existe un cambio en dicha esfera almantenerse los sitios con cierta influencia pero ya con una lucha por el control regio-nal entre ellas y protegiendo su autonomía, así se debilitaría el corredor y con ello lacomunicación con el este y sureste de Mesoamérica. Se observa cómo Tlaxcala comien-za a tener más zonas pobladas, quizá por el regreso de la gente que alguna vez tuvo quemigrar a Teotihuacán, esto al norte de Tlaxcala y conocido como complejo Acopinalco(Merino Carrión, 1989), que apenas se veía comenzar. Además, sí se nota la influenciade un grupo de oriente, quizá el Tajín, que mantiene un control al noreste e influyeapoyando a estos grupos a desequilibrar a Teotihuacán. Sin embargo, investigacionesmás recientes les ha permitido pensar que no es el Tajín sino Cantona, en la cuencaoriental de Puebla. Este estado surge por estas fechas y va a mantener el control de losyacimientos de obsidiana, además de mantener su hegemonía aún poco estudiada (GarcíaCook y Merino Carrión, 1998, comunicación personal).

De todas maneras Teotihuacán aún es el centro más grande de la cuenca de Méxicocon 10,000 pobladores, aproximadamente (Millon, 1988).

Fue Jiménez Moreno quien propuso al periodo Epiclásico como la fragmentaciónpolítica, cambios de patrones de asentamiento, generación de numerosos centros ycambio de mecanismo de apropiación y comercio de los bienes (López, 1995; Sugiura,1996:234). Básicamente se nota por el ocaso de la gran urbe, Teotihuacán, de la desar-ticulación del macrosistema político económico que se nota en ciertas regiones delAltiplano, de la frontera noroccidental, de la norte y de la de occidente (Sugiura,1996:238). Como veremos más delante solamente va a causar efecto en algunas zonasdel altiplano: la cuenca de México, la región de Tula y al este de Hidalgo, al norte,noroeste y sur de Tlaxcala, el valle de Toluca, el este de Morelos, en el valle de Puebla yalgunas otras zonas, y fuera en el bajío y noreste de Michoacán entendido aquí comohorizonte (cfr. López, Sugiura; García Cook, 1996 y 1997; Merino Carrión, 1989;Rattray, 1966 y 1987; Müller, 1978; Parsons, 1978; Cobean, 1990).

En la cuenca se nota una ruralización “acelerada por procesos de reacomodamientoy reordenamiento, genuinamente locales o de la propia región” (Sugiura, 1996:250).

En relación con el periodo anterior:

“la secuencia de patrón de asentamiento de la Cuenca de México sugiere que hubouna considerable continuidad demográfica entre tales comunidades […] relacio-nadas con Teotihuacán, y las Coyotlatelco […], en especial en el caso de asentamientoscon poblaciones grandes Coyotlatelco como son Teotihuacán, Azcapotzalco, CerroPortezuelo y Cerro de la Estrella”. (Cobean, 1990:33).

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Concretamente entre los años 600 y 800 dne se da ese cambio de patrón y se mantie-nen, como decíamos, grandes ocupaciones concentradas. Son seis y se hallan al sur deTeotihuacán. El Cerro de la Estrella alcanza una extensión de 169 hectáreas con 4,500habitantes aproximadamente, según Blanton. El Cerro Portezuelo también compartela arquitectura cívico-ceremonial con plataformas de templos, solamente que éste al-canza las 380 hectáreas de extensión con 10,000 habitantes aproximadamente. Haydos asentamientos al norte de Texcoco con 380 hectáreas y 15,000 habitantes, otro aloeste de Chalco de 200 hectáreas y 7,000 habitantes y el último en Acapotzalco. Entretodos ellos existen de 20 a 30 kilómetros de distancia y un control de 10 a 15 kilóme-tros, según sea el caso (Parsons, 1987:59, 61 y s.; Blanton, 1972). Sabemos que unatameme o persona prehispánica que transportaba, puede cargar 20 kilos por 30 kilóme-tros y 25 kilos durante 25 kilómetros (García Cook, 1998, que tomó de las fuenteshistóricas, comunicación personal).

Lo anterior está poco estudiado, además de saber que: “los asentamientos articula-dos de niveles bajos nos dejan ver cómo se extendió el complejo Coyotlatelco congrado de regionalismo” (Sugiura, 1996:239). También:

“…tampoco hay informes publicados sobre excavaciones a gran escala del ClásicoTardío y Postclásico Temprano (“arquitectura doméstica”) en la Cuenca de México,similares a las excavaciones residenciales publicadas por Helean […] y Peña y Rodríguez[…] para Tula, y Sisson […] para el Valle de Tehuacán.” (Cobean, 1990:30).

La esfera Coyotlatelco es la única explicación viable de los últimos desplazamientos dela gran urbe al absorber a esa gente. En Tlaxcala, los catorce asentamientos de la cuencade México, la Sierra de Guadalupe y al occidente y valle de Toluca, así como los nuevospoblamientos en la región de Tula al desaparecer los antiguos asentamientos, así comoChalco (Parsons, 1987:238).

En general, la esfera Coyotlatelco ha podido ser estudiada por la cerámica. Cuandose dice que es una esfera, se sustenta por la semejanza en el nivel tipo-variedad, a dife-rencia del Bajío y Michoacán donde son más los atributos a reconocer (Cobean,1990:37). Es muy poca la evidencia de una transición Metepec-Coyotlatelco, puesaparecen interactuando, en la fase Metepec ya aparece la Coyotlatelco en Teotihuacán.Se ha propuesto la fase de Oxtoticpac por Sanders (1965), “como un portador demuchos atributos o elementos cerámicos de transición entre culturas de estos dos pe-riodos.” (Ibídem:33). Sin embargo, no existen algunos indicios fuera del valleteotihuacano, inclusive en muy pocos lugares de éste y por ello no es sustentable. Aefecto de ello, surge el problema de origen y desarrollo de lo Coyotlatelco. Dicha fasede Oxtoticpac, según Blanton lo encuentra con mayor representación en la Penínsulade Iztapalapa que en el mismo Teotihuacán. Sin embargo el hecho de que hay unabandono entre lo teotihuacano en el valle y lo Coyotlatelco, es apoyado por investiga-

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dores como García Chávez (1991) y sí hay quien ha observado elementos de transicióncomo Good (1972), en Huextoc, en Oxtoticpac.

La principal característica es que los tipos rojo/café y rojo/bayo son cerámicas detradición occidental y norteña desde inicios del Clásico. De ahí que hayan surgido dosposiciones, los investigadores que sustentan su origen en el Bajío o Querétaro y la quequienes piensan que surgió en la cuenca de México. Los primeros se sustentan con losmateriales arrojados en investigaciones. Se cree que se desarrolla a partir del auge finalde Chupícuaro junto con la tradición del tipo blanco levantado. En la cuenca sólo sehan hallado al oeste, en la Sierra de Guadalupe, cerámica de poca elaboración con losatributos, con ello sería de las tempranas, sin embargo está próximo al valle de Tolucapor donde pudo haber penetrado tal tradición. Otro sitio presenta “los tres tipos clavesdiagnósticos (…) del complejo Prado de Tula. Son muy similares a los del Clásico en elBajío” (Cobean, 1990:180). La fase Prado va del 700-800 dne (cuadro 1), y ya en esemomento hay Coyotlatelco más elaborado en la misma cuenca además de que:

“es muy probable que hubiera varios asentamientos Coyotlatelco (esto es Teotihuacán,Cerro de la Estrella, Cerro Portezuelo y posiblemente Xico) con poblaciones más gran-des que las de Tula en la fase Corral y Prado, por lo cual es dudoso que esta ciudadtuviera control sobre ellos”. (Ibídem).

Lo que sí es un hecho es que en la región de Tula, los asentamientos de esta esfera sonnuevos, a diferencia de los de la cuenca de México sin interrupción aparente, segúnCobean.

Enrique Nalda (1984) hace recorridos de superficie en Querétaro y excava en SanJuan del Río, y obtiene un fechamiento de entre 400-800 dne para un tipo cerámicorojo/bayo de diseños similares a los de Tula (lo llamó rojo/bayo El Mogote), pero no dela cuenca. Pienso que Tula mantuvo buen tiempo la cerámica a como llegó hasta la faseCorral (800-900 dne) que son iguales (Cobean, 1990:38 y 180). Rattray, por todo ello,piensa que en Teotihuacán existe una población local pero con muchos extranjeros quehan difundido de inmediato al final de Metepec de esta esfera.

El problema radica en que al norte de Hidalgo o por el acceso al centro, no hay estaesfera u horizonte y entonces la llegada tendría que ser por los valles de Temazcalzingoe Iztlahuaca en el estado de México. En el valle de Toluca sí existe esta esfera, pero lacerámica presenta ya atributos del Coyotlatelco Tardío. Por lo tanto Sugiura y otros, nocreen que venga del norte y creen que se origina en la cuenca con algunas técnicasdecorativas que existían en la zona norte (Sugiura, 1996:243). Lo atribuyen a otomíesque habitaban en el norcentro que recibieron la influencia del bajío y lo fusionaron conlo teotihuacano (Ibídem:241). En Toluca la cerámica es indicador del estado social,cuando hay mayor variabilidad en un sitio se cree es de mayor jerarquía (ibidem:247),caso que observamos en el Cerro de la Estrella (Martz s.p., Moguel, 1994).

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El problema de la esfera Coyotlatelco está ilustrada con base en investigaciones,sobre todo por Rattray (1966). Es la cerámica, la que durante más de tres décadas se havenido estudiando, y hace una distinción entre la temprana y la tardía, así como las nue-vas formas que aparecen portando lo teotihuacano. Entre ello cabe destacar para lastempranas las vasijas de bordes cilíndricos y como tardías las ollas rojas bruñidas decuello elevado y las cucharas largas (Rattray, 1987:83).

Segundo Periodo Intermedio, Fase 2 (950-1200 dne):Posterior a la esfera Coyotlatelco surge la esfera Mazapan, y el problema básico es

que de donde surge ésta no hay presencia de la anterior, excepto por algunos registros.Abarca, sólo en algunas regiones un momento al principio, desde el Posclásico Tempra-no (900-1250 dne), para que se suceda en la parte final la esfera Tollan (Cobean,1990:39 y s.).

Antecedentes históricos

Es importante, como se mencionaba arriba, el hecho de que existe información escritareferente a la historia prehispánica del lugar, que se mencione de menos la más impor-tante para que se forme la idea general de las posibilidades y casos a estudiar comomínimo.

A partir del año 650 dne comienzan las migraciones de los grupos chichimecashacia al Altiplano Central debido a las temporadas de sequías que se reportaron para elnorte o Aridoamérica. Basándonos en la interpretación de Jiménez Moreno (1954-1955), se piensa que por el año 900 dne, aproximadamente, penetró un grupo de estafiliación, dirigidos por un hombre de excelentes cualidades, llamado Mixcoatl Camachtli(“Culebra de Nubes”), y conocido como Totepeuh o Mizcoamazatzin (“El conquista-dor”). Fue entrando por el valle de Toluca para conquistarlo al igual que posteriormenteal Valle de los Gigantes situado entre Teotihuacán y Acolman. Lo que se piensa de estosgrupos es que eran en extremo violentos, chichimecas (“perros salvajes”), (Guevara,1991), y por ello lograban vencer a sus adversarios. Inclusive cuando llegan al Altiplano esel momento en que surgen los estados militaristas (Piña Chan, 1967 y 1975). Posterior-mente pelean contra la Tula arqueológica y Tlilotepec, hasta vencerles.

Lo interesante es que una vez vencidas estas regiones de gran intensidad para esosmomentos, no se establecen allí, sino que van a ir al sur de la cuenca de México avencer a los grupos huitznahuacanos, que habitaban lo que Mixcoatl fundaría despuéscomo Colhuacán (Culhuacán). Después con esa capital “chichimeca”, posiblementesituada en las laderas occidentales del Cerro de la Estrella al oriente de la actual pobla-ción central de Culhuacán, van a enfrentar a los tlahuicas en el estado de Morelos, y enTepoztlán, Mixcoatl conoce a Chimalman, que obligada por las mujeres del puebloacepta enfrentarle para establecer la alianza o relación, y es justo allí donde la fecunday queda preñada. Al poco tiempo de dar a luz Chimalman, Mixcoatl es asesinado por

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su capitán Ihuitímal, quien toma el mando y es ahora “rey” de Colhuacán. Con ello,Chimalman huye al pueblo de sus padres, Michatlauhco, donde se da lugar el naci-miento de Ce Acatl Topitzin (“Nuestro Príncipe Uno Caña), en el año de 945 ó 947dne, según la historia del padre Olmos; cerca de Tepoztlán donde va a crecer y llegar aser el sacerdote de Quetzalcóatl (“Serpiente Emplumada”), deidad benéfica que reinadurante todo el periodo teotihuacano. Así es que se convirtió en el mítico Ce Acatl To-pitzin Quetzalcoatl. También es conocido, según Jiménez Moreno, como Tepoztécatlpor vivir su niñez allí (se fundamenta en el folclor del siglo XVI). Cuando en Colhuacánsaben de todo ello lo buscan, y le piden que vaya a gobernarlos, pero él solamente va enbusca de los restos de su padre Mixcoatl, que al encontrarlos se dirige al parecer en elCerro de la Estrella, en donde los incinera y entierra para construir sobre ellos el Temploque lo elevó a la categoría de un dios, se sabe que el Templo del Fuego Nuevo de la cimadel cerro no sólo cuenta con fases de ocupación mexica o anterior sino que se remontamínimo a la época tolteca (Ramírez, 1984). Posterior a ello, el asesino lo busca y le retaa muerte, saliendo victorioso Quetzalcóatl. Entonces decide gobernar junto con el dios alque representa en Colhuacán. Desde ese momento se conoció al Cerro de la Estrella porMixcoatepetl (“Cerro de las nubes de serpientes”), (Noguera, 1970:91). Esto es lo que seconoce del Cerro de la Estrella porque según las fuentes, Cholula después del letargo quetuviera entre 600 a 900 dne, aproximadamente, fue invadido por grupos olmecas-xicalancaspara obtener un poderío sobre el sur de la cuenca de México. El grupo comandado porQuetzalcóatl emigra hacia al norte hasta Tulancingo en donde habitó por cuatro años yluego toman Tula, ahora como su nueva capital militar.

Posteriormente se conoce la huída de Quetzalcóatl cuando es traicionado porTezcatlipoca, al darle éste de beber el octli poliuhqui (pulque). Como había tenidorelaciones con una mujer y había dejado de ofrendar a la mañana, no merecía ser elsumo sacerdote y tenía por lo tanto que abandonar la región. De allí parte a la costa delGolfo para llegar a la península de Yucatán. Pero esto ya no lo tomaremos en cuenta,además de que aquí comienza a dificultarse aún más la historia por las contradiccionesde las fuentes acerca de los sacerdotes y gobernantes en Tula.

Por el momento mantendremos como verídica en nuestro esquema la propuesta deJiménez Moreno con lo que entonces Quetzalcóatl fue el primer gobernante y Huemacel último antes del derrumbe de la metrópoli.

Antes de la caída de Tula los habitantes eran de filiación nonoalca, antagónicos aQuetzalcóatl por venerar al dios Tezcatlipoca. Los tolteca-chichimecas adoraban y ren-dían los rituales de Quetzalcóatl. Los primeros emigran poco a poco al valle de Tehuacány a Coixtlahuaca, Oaxaca, y los toltecas-chichimecas a Cholula y Colhuacán. Por elaño 1224 llegan Xolotl y los acolhua con su larga peregrinación y vencen finalmente alresto de Tula.

Como resumen podemos mencionar algunas relaciones inmediatas. Si las primerasmigraciones de los chichimecas son por el año de 650 dne entonces seguramente se

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trata de movimientos dentro del cambio que se generaba entonces para dar comienzo alo que llamamos el periodo Epiclásico. Ya para ese año Rattray propuso el comienzo deun periodo de abandono en el valle de Teotihuacán y es hasta el año de 750 dne quecomienza la fase Coyotlatelco. Sin embargo, como podemos ver, los grupos habitaronal sur de la cuenca de México en Culhuacán o mejor dicho en el Cerro de la Estrellaque para la ladera norte es donde estaba el asentamiento y no el de Culhuacán queahora conocemos; por lo que el área puede llamarse como Culhuacán arqueológico.Allí se estableció según la historia una nueva corriente cultural y sufre modificacionescuando Mixcoatl llega hacia el año 900 dne, que es justo cuando comienza a gestarse elPosclásico Temprano. Suceden hechos que la tradición oral reporta como rubro deconquista y es el mismo Cerro de la Estrella en donde Mixcoatl es enterrado por su hijoy verdadero sacerdote de Quetzalcóatl, el dios de mayor trascendencia entonces. Así ellugar se vuelve una vez más sagrado. Sin embargo los enfrentamientos provocados por losgrupos olmecas-xicalancas del valle de Puebla-Tlaxcala hace que se emigre al norte endonde aparentemente se tenía en parte lazos estrechos y allí se genera un Estado, el tolteca.Esto nos permite pensar que los antecedentes del patrón de urbanismo de Tula puedenser en parte los de Culhuacán, que en nuestro sector A se observan en la fase Coyotlatelco,a diferencia de que allá es para la Mazapan o Posclásico Temprano inicial (900/950 dne).

Discusión

El sector presenta tres Épocas Constructivas, de las que se puede plantear una discusiónen dos direcciones. Las primeras dos podrían pertenecer al periodo Clásico y la tercera alEpiclásico, o bien la primera para el Clásico siendo las siguientes dos para el Epiclásico.

Tomando en cuenta los antecedentes arriba señalados y la descripción del sitio po-demos confirmar que se sucedieron básicamente tres sucesos históricos.

Por época entendemos que son “ocasionadas por motivos ideológicos, por necesida-des de modificación urbana o arquitectónica o por influencia” (Morelos, 1993:89).

Tomando la primera dirección tendríamos que:La Primera Época Constructiva está definida por una plataforma en talud-tablero

(talud 3) que presenta las condiciones ceremoniales del Clásico Temprano.La Segunda Época Constructiva pertenece al Clásico Tardío, desde la fase Tlalmi-

milolpan Tardío o Teotihuacán IIIA (450-550 dne) hasta los finales de la fase Metepeco Teotihuacán IV (650-750 dne). En realidad se observa el mismo comportamientoque en el centro político-económico de Teotihuacán en el que “hubo sitios donde el es-pacio abierto de la primera época fue ocupado en la segunda por habitaciones y losespacios de circulación” (Ibídem:90). Lo observamos en la Primera Época Constructivacon la plataforma en talud-tablero (talud 3), cuyo espacio debió ser ceremonial, ademásde que aún se podía contar con el espacio significativo, por un control demográfico,y es cuando surge el crecimiento medido en la cuenca de México, y en especial para la

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Península de Iztapalapa. Posteriormente, en la Segunda Época Constructiva, se readap-ta este espacio, e inclusive se utiliza este talud 3 como uno de los límites de las habita-ciones y espacios de circulación que se construyen. Por lo tanto se nota un crecimientode población y la reutilización de los espacios. En los poblados como éste que adquie-ren mayor importancia sobre los demás como lo han supuesto Sanders y Parsons.

“el modo de integración y distribución de estructuras y espacios es común en las dosépocas y es extensivo a todas las regiones del valle como mínimo; el proceso constructi-vo también lo es, entonces es posible inferir lo que la arquitectura representaba; enTeotihuacán sirvió como elemento sociopolítico unificador, centralizador y, por la nece-saria división entre ciudad-campo, se impuso como dominante, dando a los habitantesde la ciudad una posición social por encima de la de los agricultores del valle”. (Ibídem:92).

La Tercera Época Constructiva se observa por el patrón de urbanismo.En la cuenca de México se suceden acontecimientos de cambio y reajustes en la

política y economía cuando la hegemonía teotihuacana va desapareciendo y con ellatambién el periodo Clásico (700 dne). Sin embargo se sucede una cultura conocidapara el periodo en la cuenca de México y en algunas regiones como la de Tula, en queposteriormente se va a desarrollar a una escala homogénea.

Consiste en un basamento piramidal, y por una serie de casas alrededor de éste. Enello observamos el patrón que Helean reporta para la antigua Tula.

Estos dos espacios de construcción son utilizados simultáneamente, como una agru-pación de pocas casas compartiendo un espacio central e intercomunicadas, y con unbasamento piramidal cuya función es la de un templo (Mastache, 1994, Stocker, 1974a:lámina 10).

Esto corresponde para el Cerro de la Estrella y en general para la Península de Izta-palapa así como también para sitios como Tlalpizáhuac (Pfannkuch y Granados, 1993),Xico (Parsons et al., 1983) y Portezuelo (Hicks y Nicholson, 1964); que durante losaños de 700-900 dne como un periodo de reajuste y reacomodo en el que las poblacio-nes de grandes dimensiones con más de 100 hectáreas significan un nivel sobre lasdemás ocupaciones, además de que son habitadas a su máximo. Después del 950 dneno se tiene evidencia de ocupación del Posclásico Temprano, y existe un abandonocomo en las ocupaciones anteriormente mencionadas.

En resumen, tenemos que para las Épocas Constructivas del Clásico, existe un pa-trón común al de Teotihuacán en su Primera y Segunda Época Constructiva (Morelos,1993), y que se fortalecieron los espacios con ocupaciones cada vez más por habitacio-nes intercomunicadas (450-750 dne), y para la época perteneciente al Epiclásico, senota una reocupación de la ladera, con el patrón del Posclásico Temprano en Tula(Helean, 1974; Paredes, 1990), herederos en gran parte del Periodo Epiclásico (700-900/950 dne), y con alta cantidad de la cerámica Coyotlatelco, desde la temprana

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hasta la tardía, y finalmente un abandono total sin reocupación prehispánica, que pos-teriormente habita en el área que hoy conocemos como Culhuacán.

Me inclino más por esta primera visión del área de estudio, sin embargo la cerámicacon la que se cuenta casi en su mayoría pertenece al Complejo Coyotlatelco del sur dela cuenca de México propuesto por García Chávez (1995), y que son pocas las eviden-cias de cerámica teotihuacana por el momento. Puede tratarse de que los materialesobtenidos sean de superficie específicamente de la Tercera Época Constructiva, pues elsector quedó limpio de materiales de las fases anteriores. Por otro lado se debe señalarque los materiales cerámicos están siendo clasificados actualmente. Entre ellos tenemosalgunos materiales relacionados a los teotihuacanos, la Coyotlatelco y posiblemente lasfigurillas femeninas planas con piernas y atavíos que son referidas en Tula para la esferaMazapan, tipo 2 y 7 (Stocker, 1974b:47 y ss.), de la que no tenemos presencia, por loque es posible también sean más tempranas aquí y de origen Coyotlatelco. Otra carac-terística es que a unos 300 m al norte sobre la misma orientación sur-norte en la laderadel cerro existen construcciones prehispánicas referidas al Clásico Medio por ManfredReinhold, quien las explorara entre 1977 y 1979. En sus excavaciones encontró ofren-das y cerámica teotihuacanas y además explicó en su informe que se trataba de unpalacio teotihuacano.

Queda nada más sacar a colación la segunda visión posible del área. Se trata de quela Primera Época Constructiva sea de filiación teotihuacana, solamente que a decir porla cerámica, se trata del Clásico Tardío. Le sigue una fase de abandono como se señalóen la descripción, por la evidencia de fuego en los pisos. La Segunda Época es dereferente para el cambio de sistema, y las construcciones son solamente habitacionales yde menor calidad arquitectónica, como lo es en otros lugares de la cuenca, inclusive en elmismo Teotihuacán, sin embargo el caso del Cerro de la Estrella goza de privilegios parael Epiclásico. La Tercera Época Constructiva se trata de los mismos habitantes de la esferaCoyotlatelco, que renuevan sus espacios, sin embargo se nota una diferencia de la con-cepción de utilización de los espacios porque construyen un basamento piramidal y cuar-tos adosados a éste, que son los antecedentes de lo que posteriormente sucede en Tula.Finalmente podemos notar que no cambió en mucho una de otra de las opciones queaquí se presentan. Solamente cambia en el hecho de que la primera respalda el procesode desarrollo teotihuacano, y la segunda más el de la cultura Coyotlatelco que a decirpor la cerámica es más viable (láminas 9-11), aunque nos inclinamos más por la primera.

Recomendaciones

Importancia de temporada posteriores:El sector quedó limpio, registrado y consolidado en cuanto se pudo, sin embargo es

importante consolidarlo y reintegrar cada uno de los elementos arquitectónicos, asícomo liberar algunos elementos que no se identificaron, y hacer alguna excavación en

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los cuadros de la retícula que se indicaron en el apartado VII del informe técnico (Martz,1998), para conocer algunos detalles, y por otro lado tapar, con tierra y alguna cribada,algunos espacios que impedirían mayor problema a la destrucción del sector A.

Otro aspecto importante, es que al excavar se pueden obtener materiales cerámicos,inclusive posibles de fechar y con ello considerar una cronología relativa más próximaa la riqueza que ofrece el Cerro de la Estrella. Con ello quiero decir, que hay queexcavar para saber si hubo arquitectura durante fases anteriores a Tlalmimilolpan Tar-dío (450-550 dne), y si hubo un abandono relativo entre la fase Metepec (650-750dne) y la Coyotlatelco (700-900/950 dne) para aportar datos entre estas etapas.

Lámina 10. Cerámica del sector A superficie (referente a GarcíaChávez, 1995): a. Forma 10 cajete con incisión de fondo plano;

b. Forma 12 cajete de silueta compuesta; c. Forma 11 cajetetrípode de fondo plano; d. Forma 14 cajete de base anular; e.

Forma 16 cajete de base anular rojo/café.

Lámina 9. Cerámica del sector A superficie (referente a Noguera,1965:99; García Chávez, 1995): a) Vasija teotihuacanoide; b)Forma 4 cazuela; c) Forma 5 jarra de asa doble; d) Forma 27sahumador; e) Forma 6 comal.

Lámina 11. Cerámica del sector A; superficie (referente a GarcíaChávez, 1995): a. Forma 17 cajete hemisférico rojo/café; b. Forma20 cajete rojo/crema; c. Forma 24 cajete trípode sellado rojo/café; d.Forma 13 cuchara.

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El Templo del Fuego Nuevo del Huixachtécatl.Un espacio ritual en el Cerro de la Estrella

Miguel Pérez Negrete

En 1974 y 1975 fue liberada la edificación prehispánica conocida como Templo delFuego Nuevo en el Cerro de la Estrella, después de siglos de permanecer cubierta

tras su destrucción en el Virreinato. La excavación fue llevada a cabo por CarlosHernández Reyes, con ayuda de Roberto Jiménez Ovando, bajo la dirección de JorgeAcosta; un poco después se les unió Gilberto Ramírez Acevedo; la restauración se rea-lizó después de la exploración por Gerardo Cepeda. Este artículo es un extracto de mitesis de licenciatura El Templo del Fuego Nuevo, surgida a partir de mi participación enel Proyecto Arqueológico Cerro de la Estrella, a cargo de Nicolás García, en el año de1997 y 1998, donde la restauración y medidas para evitar la erosión de ese monumentoarqueológico corrieron a cargo de Antonio Urdapilleta.1

Arqueológicamente, el Templo del Fuego Nuevo se notifica desde 1867, cuandoJosé Fernando Ramírez en su edición del trabajo de fray Diego Durán, Historia de lasindias de la Nueva España, indica que subió al cerro aledaño a Iztapalapa en 1852.Eduard Seler buscó también la existencia de este templo en 1889, subiendo al cerro yencontrando los restos de una estructura muy destruida.2 De las posteriores investi-gaciones arqueológicas, la información ha estado encriptada a lo largo de años, mu-cha de ella perdida y otra dispersada. En el referido trabajo, el acopio de información

1 Abundis, et al. 1975; Blanton, s.f., 1972; Cepeda, 1975; Durán, 1954a, 1954b; García Ortiz, 1997; HernándezReyes, 1954a, 1954b; 1975c; Jiménez Ovando, 1975; Pérez Negrete, 1998; Ramírez Acevedo, s.f., 1976,1984; Salas, 1954a, 1984b.

2 José Fernando Ramírez, en Durán, 1995: cap. IX. Seler en Reinhold, 1977.

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y fotografías, así como la entrevista a investigadores que tuvieron relación con ese sitioarqueológico, ha sido primordial. Muchos aspectos son presentados brevemente eneste artículo por dos motivos: uno de ellos es que la investigación no ha concluido,existiendo faltantes o incertidumbres que prefiero omitir por el momento, abocándo-me a presentar aquella información que se considera segura; por otra parte, he decididono publicar ahora ciertos datos, como muestra de respeto a todos aquellos investigado-res que ofrecieron sus resultados inéditos para la tesis: éstos son arqueólogos yantropólogos físicos que tuvieron la amabilidad de darme parte de sus conocimientos ydocumentos del Templo del Fuego Nuevo.3

Este templo está referenciado ampliamente en las fuentes históricas. Algunas lo se-ñalan como lugar donde se prendía el Fuego Nuevo: fray Toribio Motolinía, frayBernardino de Sahagún, Francisco López de Gomara, Hernán Cortés, HernandoAlvarado Tezozomoc, fray Bartolomé de lasCasas y en Historia de los Mexicanos por susPinturas,4 además de estar representado enel folio 42r del Códice Telleriano Remensis,(fig.1) donde se denomina “iglesia del fue-go nuevo” y por lo tanto en el folio 87r delCódice Vaticano A.5 Esto sin contar las otrasfuentes históricas que representan pictórica-mente al Huixachtécatl en la ceremonia delFuego Nuevo.

Respecto al nombre del cerro, Durán serefiere a él como Vixcihtla y Vixachtla;Bartolomé de las Casas como Vixachtla, aligual que López de Gomara. Sahagún lollama de dos formas, Uixachtécatl yUixachtlán, aunque este último nombre lorefiere a la sierra donde se localiza, mientras que Torquemada retoma de la mismaforma los dos nombres; Tezozomoc se refiere a él como Huixachtécatl y Huixachtla;Domingo Chimalpáhin se refiere de tres formas en un párrafo, pareciendo usar

3 He sido moderado en el uso de esos documentos en este trabajo a la espera que la tesis sea concluida pronto,agradeciendo de antemano la ayuda proporcionada por Richard Blanton, Clemency Coggins, Nicolás García,Susana Gurrola, Carlos Hernández, Roberto Jiménez, Hans Martz, Enrique Méndez, Arturo Montero, JeffreyParsons, Hector Patiño, Gilberto Ramírez y Carlos Salas; que si bien en se han involucrado en mi tesis más de30 investigadores a quien tengo que agradecerles, los nombrados aquí han cedido desinteresadamente suinformación.

4 Motolinía, tratado I, capítulo 5; Sahagún, libro IV, parte II; López de Gomara, capítulo CCXXXV; Cortés,1983:133; Tezozomoc, capítulo XCVII, Bartolomé de las Casas, 1999:83; Historia de los Mexicanos por susPinturas, en Garibay 1996:41.

5 Códice Telleriano Remensis; Códice Vaticano A

Figura 1. Representación del Templo del Fuego Nuevoen el folio 42r del Códice Telleriano Remensis.

Arturo Montero
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Huixachtecatl para la zona, Huixachtecatépetl para el cerro, usando tambiénHuixachtlan, sin quedar claro si es este mismo lugar u otro; este último nombre esusado también en el Códice Chimalpopoca. En Historia de los mexicanos por sus pinturaslo llama Vizachitlan.6

En el Virreinato seguía conservando su nombre tal y como aparece en un plano de1589,7 indicado como Huixachtla. En sí, parece ser que existía un cerro con el nombrede Huixachtécatl localizado junto a Culhuacán e Iztapalapa, es decir el Cerro de laEstrella, y otro en las inmediaciones de la Sierra de Guadalupe, que se denominabaHuixachtitlán,8 punto de migración de los mexicas al norte de la cuenca y referidopictográficamente en algunas fuentes históricas y por Historia de los Mexicanos por suspinturas, apareciendo como Huixachtitla en la Crónica Mexicayotl,9 aunque, es posibleque Huixachtitlan se refiera también al área que ocupaban los asentamientos deColhuacan, Itztapalapan, Mexicatzinco y Huitzilopochco.10 Este cerro recibía el nombrede Huixachtécatl por estar cubierto por árboles de huixachin,11 conocido como huizache;más tarde, el nombre de Cerro de la Estrella lo tomó porque aquí se ubicaba un ranchodel mismo nombre, y no debe confundírsele con Citlaltépetl, una elevación situada enel noreste de la cuenca de México, cuyo nombre significa “cerro de la estrella”.12

Hacia el final de la ocupación prehispánica en la cuenca de México, se continúahaciendo evidente una organización surgida desde tiempos atrás en la transiciónPreclásico-Clásico13 se trata de la conformación del Estado, cuyos medios coercitivos serealizaban activamente, mediante la institucionalización de grupos de fuerza, como loes el ejército, y pasivamente con la ideología,14 que tiende a residir en institucionescomo la religión.15 Esta última se forja con estractos antiguos de creencias, como sonlos cultos personales y comunales,16 a las que se le suman nuevos elementos propios delgrupo que ostenta el poder en un momento histórico particular.

6 Durán, 1995, capítulo IX; López de Gomara, capítulo CCXXXV; Bartolomé de las Casas 1999:83; Sahagúnlibro IV parte II, libro VII capítulo XI; Torquemada libro II, capítulo XVII, libro X capítulo XXXIII; Tezozomoc(1987) capítulo XCVII de Crónica mexicana y página 46 de Crónica mexicáyotl; Chimalpahin 1998:143;Códice Chimalpopoca 1992:59; Historia de los mexicanos por sus pinturas en Garibay 1996:48.

7 Número 2206 del Ramo Tierras del Archivo General de la Nación, tomado de Salas, 1989.8 Pedro Carrasco, (1996:256).9 Tezozomoc, 1998:38.10 Propuesta de Pedro Carrasco (ibid.) al analizar los datos de Alva Ixtlilxóchitl.11 Rémi Siméon, 1992.12 Piho, 1996:60.13 Parsons, 1989:175.14 La ideología o sistemas ideológicos son un “complejo conjunto de formas, de contenidos, de principios y de

niveles mentales que desempeñan un papel esencial en el proceso de producción de una sociedad” (Godelier,1989:10).

15 Esto no quiere decir que la religión se mantenga ajena a la violencia como forma impositiva.16 Felipe Bate (1998:91 indica que la religión se desarrolla a partir de las cosmovisiones de formas míticas de la

mayoría de productores de origen comunal, proyectándose analógicamente las nuevas relaciones sociales.

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La religión como tal se considera dominante17 dentro de los estados de la antigüe-dad y es por lo mismo una forma de poder,18 pero no sólo eso, es también la base deuna estabilidad dentro del sistema de relaciones de producción de las clases sociales.19

El templo surge al manifestarse la religión concretamente en el espacio urbano,20 sien-do la sede de rituales como actividad del grupo sacerdotal, especializado y separado delgrupo regente,21 aunque este último mantiene relación al vincularse estrechamente elculto con la política en una herramienta hegemónica.22

El templo hace trascendentes una serie de actividades rituales, ubicándose en luga-res específicos, ya sea que un espacio geográfico se considere sagrado y propio para laedificación de un templo ahí, o por el contrario, la construcción de un templo haga porsí mismo sagrado un lugar.23 En sí, para las culturas del México Prehispánico, el templomantiene una doble función: en primer lugar indicar un espacio liminar, es decir, aquéldonde se fusiona el mundo natural con el mundo sobrenatural,24 formando una puertade acceso a las divinidades a manera de vínculo comunicativo; por otra parte, la natu-raleza de los estados antiguos con una diferenciación marcada entre el centro y la peri-feria,25 donde la unidad entre ambos sectores es mantenida a la fuerza, hace que losmecanismos coercitivos pasivos sean de gran importancia, siendo el templo lugar don-de se desempeñan ceremonias altamente impactantes, creadoras de una conciencia y deuna identidad que agrupa paulatinamente diversos grupos al sistema estatal residenteen el centro hegemónico, y a la vez es pretexto para el uso de acciones coercitivas activas.

La evaluación del Cerro de la Estrella como lugar escenográfico donde se desempe-ñaron ceremonias rituales religiosas con fines de impacto multiétnico, y parte de lasacciones coercitivas de diversos grupos hegemónicos a lo largo de la historia, es unaspecto propuesto en la referida tesis de licenciatura, considerando el espacio ritualdesde el punto de vista arqueológico, siendo el tema de estudio concreto el Templo delFuego Nuevo.

17 Godelier y Caveing, 1974:31 y s.18 Godelier, 1989:11.19 Sobre la función y las consecuencias de la religión consúltese Renfrew, 1997:50.20 El espacio urbano es organizado institucionalmente siguiendo la lógica de prácticas que el mismo Estado

asume en el seno de una formación social (Castell, 1978:247 y s.).21 Cfr. Wiesheu, 1996:82.22 La hegemonía involucra la fuerza del poder político de la clase dominante, surgido de una interacción

institucionalizada entre clases, donde la ideología está al servicio del orden estatal (cfr. Poulantzas, 1982:62y ss.).

23 Broda (1997:140) indica la existencia de dos tipos de santuarios en la cuenca de México: 1) los templos y 2)adoratorios o “lugares sagrados” en el paisaje.

24 Los lugares liminares son aquellos en que se presenta una zona liminar que es el contacto y coexistencia entreel mundo tangible de los hombres, y el otro mundo, el de las divinidades; este último accesible únicamenteen estos espacios donde la celebración religiosa tiene la finalidad de proporcionar un puente o canal entreambos mundos (cfr. Leach, 1993:112 y s.).

25 Ver Eisenstadt, 1985:44.

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El Templo del Fuego Nuevo, en la cima del Huixachtécatl, es conocido por celebrarallí los mexicas la ceremonia del Fuego Nuevo o Xiuhmolpilli (que significa atadura deaños) en 1507 dne. Aún así, este lugar fue usado ritualmente siglos atrás, teniendo unhistorial muy largo que involucra el uso de distintos grupos y por lo tanto, ceremonialesconcretos distinguibles a lo largo del tiempo. El Templo del Fuego Nuevo es un conjuntoarquitectónico compuesto de un basamento piramidal que alguna vez albergó un tem-plo, con su respectiva plaza, asociado a otra terraza al oeste, a menor altitud (fig. 2).

26 Usamos la cronología empleada por Parsons (1989).

Figura 2. Conjunto arquitectónico del Templo del Fuego Nuevo.

Este conjunto fue modificado en la Época Prehispánica varias veces, componiéndosede un total de cuatro sobreposiciones, otorgándoseles por lo menos a las últimas tresuna ubicación temporal mediante un fechamiento relativo por comparación tipológicade las ofrendas asociadas. La cronología que usaremos será la siguiente, dividiendo alperiodo Posclásico en tres partes:26

• Posclásico Temprano: 950 dne a 1150 dne• Posclásico Medio: 1150 dne a 1350 dne• Posclásico Tardío: 1350 dne a 1520 dne

En el Posclásico Temprano (950 dne a 1150 dne) las ruinas de Tula existentes en elestado de Hidalgo, eran sede de la ciudad de Tollan Xicocotitlan, de la cual las fuentes

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históricas narran su importancia y esplendor, siendo conocida por ser lugar de residen-cia del gobernante Quetzalcóatl. La realidad arqueológica contrasta con las maravillosasdescripciones de ella, tal vez por haberse concentrado ahí la idea arquetípica de ciudaddivina, posiblemente existente centurias antes.27 Según las fuentes históricas, esta ciudadmantuvo relaciones muy próximas con Colhuacan, población prehispánica que se lo-calizó donde se encuentra actualmente el barrio de San Francisco Culhuacán, D.F.

Poseemos información que en la cuenca de México las tres cabeceras eran Tollan,Colhuacan y Otumpan.28 Además, Colhuacan fue parte de la migración tolteca, antesde instalarse en Tollan y también después de su caída,29 regresaron muchos de ellos aColhuacan, haciendo de ella una nueva ciudad tolteca.30 Pero Colhuacan no fue elprimer asentamiento localizado en las faldas del Huixachtécatl, teniendo ocupacióndesde el Preclásico Superior, el Clásico Temprano y el Epiclásico,31 desconociendo has-ta ahora si había una continuidad cultural entre ellos.

Durante la época tolteca, en la cima del Cerro de Colhuacan, que posteriormentesería llamado Huixachtécatl, se localizaba un modesto templo en un lugar donde ya-cían una serie de edificaciones, cada una cubierta cuando se construía una nueva etapa.En algún momento del Posclásico Temprano –no sabemos si durante el apogeo deTollan o tras su caída–, se retiraron las piedras de la fachada del basamento existente yse degollaron los muros del templo hasta cierta altura, construyéndose una nueva eta-pa. Se propone que entonces el cerro se llamaba Mixcoatépetl por construir ahí elgobernante tolteca Mixcóatl un templo.32

Este nuevo templo estaba alojado sobre un basamento piramidal de 19.65 m ensentido norte-sur y no más de 18 m en sentido este-oeste. No conocemos las caracterís-ticas del templo, posiblemente sea similar al de la etapa anterior,33 es decir, un doblecuarto donde uno es un vestíbulo con dos pilastras por el que se entraba a un recinto

27 Cfr. López Austin y López Luján, 1996:186 y s.; Davies, 1977.28 Chimalpahin (1991:15) refiere que las tres entidades de mando eran en un principio, Tullan, Otumpa y

Culhuacan, posteriormente desaparecen las dos primeras, pasando a ser sustituto de Tollan, Cohuatl ichan(Coatlinchan) y de Otumpa, Azcaputzalco; además, coloca como predominante sobre los otros dos gober-nantes al de Culhuacan, Yohuallatónac, colocándose a la derecha de éste el señor de Tollan y a la izquierda elde Otumpa. También Sahagún (1999:29, 134, p. 614) nos indica que antes de la fundación de Tenochtitlánlas capitales eran Azcapotzalco, Coatlichan y Colhuacan. En el Códice Vaticano A, se dice que el dominioestaba primero en Colhucan, Tenayuca y Xaltocan, y después en Azcapotzalco, Coatlinchan y Acolman,siendo transferido a México, Tacuba y Tezcoco, aunque los que realizan la explicación se refieren errónea-mente a Cuauhtinchan (Anders y Jansen, 1996:291).

29 Jiménez Moreno (1954:223) expone la tesis de que los toltecas instalaron su capital en el actual Cerro de laEstrella, teniendo que trasladarse al norte por presiones de los olmecas históricos.

30 Véase Cartwrigth, 1982:22.31 Para el Clásico Temprano sobresale el centro local Ix-EC-37 y para el Epiclásico el centro regional Ix-ET-13

(Blanton, 1972).32 Noguera, 1970:113.33 Este templo fue excavado en 1997 por el Proyecto Arqueológico Cerro de la Estrella.

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interno. El uso de clavos arquitectónicos de tezontle nos indica que se trataba de unaedificación robusta, lo suficientemente fuerte como para soportar una techumbre depiedra y argamasa.

El basamento piramidal sobre el que desplantaba el templo, tenía acceso por eloeste, por una ancha escalinata con sus respectivas alfardas, considerándose la existen-cia de dos cuerpos. Respecto a la técnica constructiva, los muros se realizaron conpiedra basáltica local trozada, colocada en cuatrapeo y pegada con lodo, para despuésenlucir los muros con un delgado recubrimiento de cal.

El desplazamiento y ampliación de esta etapa constructiva respecto a las preexistentesmotivó que se construyera un adoratorio frontal un poco más grande, para ello se demolióparte del altar de la etapa anteriorpara levantar nuevas paredes,aprovechando el hueco existente,menos ancho que el espacio recien-temente formado. Por dentro se pin-tó de azul y fue colocada unaofrenda consistente en al menos20 cráneos infantiles y otros hue-sos humanos, junto con trespectorales de jadeita (fig. 3), unespejo de pirita, un número des-conocido de cuentas negras y ver-des, y algunos caracoles marinos,entre los que se encuentran olivasy Spondylus sp. Los restos humanos mostraban exposición al fuego y cortes.34

Para poder entender a esta ofrenda, debemos considerar que los cerros eran lugaresdonde se hacían rituales para los tlaloques, dioses del agua,35 indicados a veces comoservidores de Tláloc. Esta relación agua-cerro surge por la observación de la naturalezaen tiempos prehispánicos, ya que al ver la aparente formación de nubes en la cúspidede las elevaciones, eran concebidas como morada de entidades supranaturales que crea-ban el fenómeno de la lluvia; además, los tlaloques se invocaban para proteger lossembradíos, asociándose a la agricultura.36

34 Esta ofrenda es denominada como número 2. La información de las ofrendas proviene principalmente de losinformes de Carlos Hernández (1977) y de Ramírez Acevedo (1977 y 1984), siendo de gran importancia elestudio del material inédito proporcionado por ellos dos y Roberto Jiménez Ovando.

35 Sahagún, libro I capítulo XI, libro II, capítulo XX; Durán, capítulo XVIII. Véase Broda, 1991, 1997 y 1999.36 Tratado de los dioses y ritos de la gentilidad, en: Garibay, 1996:126: “...invocan a ciertos espíritus que se llaman

tlaloques y tlamacazques, suplicándoles que tengan cuidado de la cementera guardándola de los animalejos,como tejones, ardillas y ratas, para que no les hagan daño; luego las siembran”. Sobre el uso de figurillas encerros y milpas véase Heyden, 1996:132 y ss.

Figura 3. Piezas de jadeita procedentes de la ofrendados del Templo del Fuego Nuevo

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Como parte de la fiesta de los tlaloques se realizaban sacrificios de niños,37 por loque esta ofrenda en la cima del cerro po-see cierta asociación al culto de propicia-ción de la lluvia, coincidiendo el color azulcon que se pintó el altar-cista por dentrocon el color de las entidades acuáticas. Peroparece ser que llevaba implícito otro sen-tido, la celebración de una ceremonia delFuego Nuevo, donde desconocemos si al-gunos objetos aparecidos en esta ofrendasean reutilizados del altar cista anteriordestruido, pero la asociación intencionalde éstos conjuntan los indicadores que seasocian a esa ceremonia: espejo de pirita,los pectorales de jade, muestras de exposi-ción al fuego de la ofrenda38 y representa-ciones de personajes muertos con espejoen el pecho (fig.4).

La ceremonia del Fuego Nuevo es definida como el encendido de una flama sagradacon un intervalo de tiempo establecido, o en ocasiones especiales, acompañada de ri-tuales y tabúes.39 Se encuentra distribuida en América40 y en la cuenca de México eracelebrada por distintos grupos en distintas fechas.41 En el México Prehispánico, estaceremonia se realizaba cada que terminaba el lapso de 52 años, y era necesario asegurarla continuidad del nuevo ciclo haciendo “descender el fuego del cielo”.42 Los toltecascelebraban el Fuego Nuevo,43 al igual que los colhuas,44 por lo que no es difícil conside-rar que el templo en la cima del Cerro de Colhuacan sirviera de escenario para dichaceremonia en tiempos de coexistencia con Tollan. En este caso, el templo conjunta la

37 Ver Román Berrelleza, 1990.38 Coggins, 1987. Además, se encontraron dos figurillas con espejo en el pecho, una es un fragmento en piedra

verde, aunque sin ubicación precisa, y la otra es una del Posclásico Temprano realizada en arcilla, pero que fuereutilizada en la ofrenda del Posclásico Medio (la ofrenda 3).

39 Harlen, 1947.40 En América (Harlen, 1947) se reporta entre los iroquois, karok, hopi, zuñi, natchez, takamancas, incas y por

supuesto, grupos del México Prehispánico: Chichen Itzá, Kiminaljuyu, Becán y Zaculeu (Coggins, 1987),Xochicalco (Sáenz, 1967) y Tajín (Piña Chan, 1998), ver nota 40.

41 López Austin (1989:99), refiriéndose a la Historia Tolteca Chichimeca y a Ixtlitlxochitl nos dice que el FuegoNuevo era celebrado por los chichimecas, los acolhuas y los totomihuaques.

42 Remítase a López Austin, 1963; Andrés, Jansen y Reyes García, 1991; Paso y Troncoso, 1981.43 En Tula se ha encontrado un vaso con la representación de una ceremonia del Fuego y un Xiuhmolpilli o

atado de cañas (Hernández Reyes, 1954b; 2000).44 En el Códice Chimalpopoca (1992:15) se indica que los colhuas realizaron una ceremonia de Fuego Nuevo en

su migración, previo a asentarse en las faldas del actual Cerro de la Estrella.

a bFigura 4. a) fragmento de piedra verde procedente

del Templo del Fuego Nuevo; desconocemossu contexto exacto. b) placa de jade procedente de Tula,

Hidalgo (Coggins, 1987).

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dualidad agua-fuego, concretada en una lógica de consecución regeneración-fertilidad,Fuego Nuevo-propiciación de la lluvia, tal como aparece en el vaso de Tula (fig. 5 y 6).El sentido de fertilidad se observa en otra ofrenda que fue colocada en esta época bajoel piso, al frente de la alfarda sur.

45 Esta ofrenda se denomina número uno.46 Stocher, 1974:42.

Figura 5. Vaso procedente de Tula con larepresentación del ceremonial del FuegoNuevo (cortesía de Carlos Hernández).

Figura 6. Dibujo del vaso de Tula(cortesía de Carlos Hernández).

Esta ofrenda se compone de figurillas mazapa, ollas Tláloc y figurillas “Tepictli”,entre otros objetos.45 Las figurillas mazapa poseen una cronología estimada en la cuencade México para el Posclásico Temprano.46 Son llamadas también figurillas galleta o“gingerbread” por técnica de manufactura en molde que les otorgó un acabado tosco(fig. 7); en nuestro caso se presentan femeninas, masculinas con atavíos de guerrero yalgunas antropomorfas con características zoomorfas (fig.8), llamando la atención lapresencia del “pectoral de mariposa” tolteca. Algunas representaciones de guerrero lle-van anteojeras y bigotera, atributos propios de Tláloc. Es común en muchas de ellastengan atributos de ave.

Las ollas Tláloc poseen una base de pedestal sobre la que se ubica el cuerpo globularen que, mediante pastillaje, se colocaron las anteojeras, bigotera y colmillos, para porúltimo ubicarse un cuello angosto que por lo regular lleva un moño en el desplante.

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Todas están hechas en cerámica. Se considera que estas ollas se usaban en asociación alculto acuático y de los cerros; se localizaban en todos lo lugares donde se rendía culto aTláloc.47

Las figurillas “tepictli” han sido llamadas así por la similitud existente entre éstascon representaciones que notifica fray Bernardino de Sahagún,48 se trata de imágenesde los montes dedicadas a los dioses del agua de las cuales hacían tanto de las elevacio-nes prominentes o de dioses; “los que las hacían poníanles dientes de pepitas de calaba-za, y las ponían en lugar de ojos unos frijoles negros... en los demás atavíos poníanselossegún la imagen con que los imaginaban y pintaban, al dios del viento, comoQuetzalcóatl; al agua como a la diosa del agua; a la lluvia, como al dios de la lluvia, y alos otros montes según las imágenes con que los pinta”;49 fray Diego Durán también lasnotifica: “ponían muchos otros cerrillos de la masa de tzoalli; con sus ojos y su boca, loscuales todos tenían sus nombres, que eran el uno Tláloc, y el otro, Chicomecóatl, eIztac Tepetl y Amatlalcueye y juntamente a Chalchiuhtlicuye, que era la diosa de losríos y fuentes que de este volcán salían, y a Cihuacóatl”.50 Sahagún da también elnombre de Tepictoton para figurillas en forma humana en honra a los cerros.51 Las quese ofrendaron en el Cerro de Colhuacan son más tempranas y hechas de arcilla. Lasfigurillas tepictlli eran llamadas originalmente figurillas acampanadas52 ya que poseen

47 Remitirse a Solís, Townsend y Pastrana, 1996:162.48 Sahagún, libro II: capítulo XVI.49 Sahagún, libro I, capítulo XXI.50 Durán (1984) tomo I, capítulo XVIII. Véase Broda, 1997:142.51 Sahagún, libro I, confutación.52 Hernández Reyes, 1975a y 1975c.

Figura 7. Pieza procedentede la ofrenda uno del Templo delFuego Nuevo. Figurilla mazapa.

Figura 8. Pieza procedentede la ofrenda uno del Templo del Fuego

Nuevo. Figurilla mazapacon atributos de ave.

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un cuerpo hueco y esbelto de cono globular invertido, variando de cilíndrico a ligera-mente rectangular, sobre el que se colocaron las cabezas de distintos personajes, identi-ficando principalmente a deidades acuáticas. Nuevamente llamala atención la existencia del “pectoral de mariposa” tolteca enalgunos de ellos. Existen cinco variantes iconográficas: a) lasque poseen anteojeras, bigotera y colmillos (fig. 9), b) las queposeen falda de plumas; c) Las que emergen de fauces de ani-males; d) las que representan un personaje con tocado que si-mula la representación de ácatl (caña) o un triángulo hacia arriba,y e) sin atributos definidos. Sin detallar más en torno a ellas,únicamente se expresará el sentido ritual que tuvo el templo enesta etapa: la propiciación de la lluvia y una ceremonia del Fue-go Nuevo, ambas realizadas por un Colhuacan tolteca.

Es posible que la deidad asociada al Fuego Nuevo seaMixcóatl, ya que en Historia de los mexicanos por sus pinturas seindica que en un año 2 ácatl, Tezcatlipoca cambió su nombre aMixcóatl y prendió por primera vez el fuego.53 Esto es muyposible debido a la importancia que tenía Mixcóatl en elPosclásico Temprano. En Historia de los Mexicanos por sus pinturas se dice que el diosque veneraban era Cinteutl, hijo de Piltzintecutli.54

En el subperiodo conocido arqueológicamente como Posclásico Medio (1150 dne a1350 dne), Colhuacan tuvo un gran peso político en la cuenca de México, siendoconsiderado un centro regional que influyó notablemente en su época de apogeo.55 ElCódice Ramírez dice del nombre los culhuas que “quiere decir gente de la tortura ócorva porque en la tierra de donde vinieron está un cerro con la punta encorvada:compónese de coltic que significa cosa corva y desta partícula hua, que denota pose-sión: y así dicen Culhuas” (op. cit:19).

Dos aspectos formaron posiblemente el linaje e importancia política de Culhuacan: laherencia tolteca adquirida de forma directa al caer la ciudad de Tollan Xicocotitlan,y la ubicación aledaña a una topoforma sagrada, el cerro jorobado, cerro de Culhuacan.

Un acontecimiento redujo temporalmente la hegemonía Colhua: la conquista deesta ciudad por parte de los chichimecas establecidos en Tenayuca. Después de ello, a lapar de la reposición Colhua, iban surgiendo nuevos asentamientos que requerían de

53 Historia de los mexicanos por sus pinturas, en: Garibay, 1996:33: “Y en el segundo año después del diluvio –queera acatl–, Tezcatlipuca dejó el nombre y se le mudó en Mixcóatl, que quiere decir “culebra de nube... Y quisoen este hacer fiesta a los dioses y para eso sacó lumbre de los palos, que lo acostumbraba sacar, y fue elprincipio de sacar fuego de los pedernales, que son unos palos que tienen corazón, y sacando el fuego, fue lafiesta hacer muchos y grandes fuegos”.

54 Garibay, 1996:40.55 Véase Caamaño, 1988.

Figura 9. Pieza procedentede la ofrenda uno del

Templo del Fuego Nuevo.Figurilla “tepictli”.

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la adopción del linaje tolteca mediante una relación de parentesco con la clase en elpoder de Colhuacan, renaciendo la influencia política de él.

Colhuacan llega a su apogeo, aunque siempre inmerso en pugnas internas y unagastante lucha con Xochimilco, cuitlahuacas ticidas y por delimitar su territorio conlos chalcas, los cuales habían tenido también un retraimiento de su territorio cuandoantes su mojonera se ubicaba en el actual Cerro de la Estrella, dándole paso a los cui-tlahuacas.56

Nuevamente cambia el sistema político en la cuenca al ser conquistada la ciudad deTenayuca por Azcapotzalco, cambiando la capital chichimeca a Coatlinchan,57 siendoahora capital del Acolhuacan en la ribera oriente del Lago de Tezcoco. A la larga secrearían lazos políticos y culturales muy importantes entre el acolhuacan y los colhuas,formando un bloque pasivo de resistencia al expansionismo tepaneca, aunque no sefusionaron como alianza bélica.

Durante este subperiodo, los mexicas se habían establecido temporalmente en terri-torio de Colhuacan, tras su derrota en Chapultepec, asentándose en un lugar conocidocomo Tizapan.58 Su estancia ahí les sirvió para emparentar con los pobladores deColhuacan y empaparse así del linaje tolteca de esa ciudad.59 Tiempo más tarde, losmexicas serían expulsados por los colhuas y se instalarían a la larga en un lugar dondeconfluían los territorios tepaneca, colhua y acolhua, fundando Mexico Tenochtitlan,60

haciéndose vasallos del los primeros y solicitando un rey a los segundos, aunque noperdieron la oportunidad de emparentar con coatlinchan.61

Colhuacan poseía medios coercitivos entre los que se encontraba un cuerpo armadoy el uso de la ideología como parte de la creación de una identidad y unidad, ademásdel uso del linaje como sistema de influencia política. Incluía el uso del templo comomedio escenográfico de impacto social. En Histoire du Mechique, se dice que los deColhuacan introdujeron los sacrificios entre los de Tezcoco, asociando esta actividad asu buen trato y consideración como gente noble; mientras que en el Códice Chimalpopocatambién se indica que los colhuas que llegaron a Cuauhtitlan, en el Posclásico Tardío,construyeron su templo, y comenzaron a hacer sacrificios, introduciendo esa prácticaahí y a la larga creando una obligación con el templo, sucediendo que al haberse negado

56 Cartwrigth,1982:23; En el Códice Chimalpopoca se narran los acontecimientos políticos que repercutieronen delimitaciones territoriales.

57 Offner, 1983:25 y s.58 Véase Códice Ramírez: 27 y s.; Historia de los Mexicanos por sus pinturas: 50 y ss.;59 Davies, 1977:25; Umberger, 1996:88.60 Tezozomoc, 231:(1987).61 Véase Historia de los Mexicanos por sus pinturas: 57; Códice Ramírez: 34; parte del linaje mexica está represen-

tado en el folio 29 v del Códice Telleriano Remensis.

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algunos chichimecas a someterse al culto, tomaron los colhuas acciones represivas.62 Seindica en esta parte que las deidades colhuas eran Toci, Chiucnauhçomatli y Xochi-quétzal, además de que edificaron una casa para la deidad Mixcóatl.

Colhuacan en apogeo construyó un nuevo templo en su cerro, encima del preexis-tente. Ya para entonces este espacio ritual religioso tenía antecedentes ceremoniales ypor lo que hemos visto, cierto valor ancestral; posiblemente era símbolo del linajetolteca. Así, con las mismas características que el basamento de la etapa anterior fuelevantada una nueva etapa. Para ello fue devastado la parte norte del edificio de la etapaanterior, y montada directamente la nueva sobreposición en parte de la escalinata y losmuros del sur. Esto obedeció nuevamente al tamaño limitado de la cúspide. Los murosen talud construidos sobre el piso de la etapa anterior fueron “cimentados” al elevarunos 30 cm la altura del piso de la banqueta, quedando así enterrado su desplante.

Si bien la sobreposición se montó sobre la etapa antigua, la edificación alcanza porprimera vez gran tamaño, realizándose modificaciones a la cúspide para formar la plazasuperior y terrazas asociadas; aunque no negamos que algunas obras se hayan realizadodurante la etapa anterior, es en ésta donde se logra una modificación evidente. La plazaes conformada en sus cuatro lados mediante muros de contención. Los muros másgrandes se hicieron en el lado sur, donde se requirió rellenar masivamente con rocas.También en el lado este de la plaza fue necesaria la edificación de un muro de conten-ción para poder ubicar más alto el desplante del muro del basamento de la estructurapiramidal.

El basamento fue construido con muros de piedra pegada con lodo y recubiertos deuna capa de argamasa, siendo ahora las piedras, excepto de las escalinatas, de basaltolocal parcialmente careado y picoteado. Las esquinas se dispusieron con enormes pie-dras de sillería y los paramentos poseen un arremetimiento creando una moldura. Porprimera vez se usa piedra no local: las escalinatas se realizan mediante bloques de andesitacareada a manera de almoadillas, siendo los escalones construidos con dos hileras de estaspiedras sobre las que se les coloca una amplia laja de las mismas características, de ahí sedesplanta el siguiente escalón.

El basamento medía 19.60 m por 20.70 m, en sentido norte-sur y este-oeste, res-pectivamente. El eje de simetría longitudinal se recorrió 1.5 m al sur con respecto a laetapa anterior. La estructura del templo fue robusta evidenciado por los clavos arqui-tectónicos hallados pertenecientes a esta etapa.

Sobre el piso de la etapa anterior fue delimitado un espacio al frente de las escalina-tas, respetando el altar de esa etapa constructiva. Este espacio fue enmarcado con piedrasreflejando el nuevo eje oeste-este de la estructura, colocándose aquí una ofrendaantes de poner el piso de la nueva etapa. No sabemos si fue construido un altar encima

62 Códice Chimalpopoca: 29 y ss.

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con las nuevas dimensiones ya que no hay evidencias de él, siendo posible que se usarael altar de la época anterior, o que fuese destruido antes de construir el altar de lasiguiente etapa. Además, se construye un sistema de tres altares, donde se dispusieronun altar al norte y otro al sur del altar central.63

La ofrenda, como ya se indicó, se colocó en la parte frontal de la estructura, frente alas escalinatas, sobre el piso de la etapa anterior y sellado por esta nueva etapa, es decir,pertenece cronológicamente a esta última.64 En su interior fueron colocados alrededorde 70 cráneos infantiles y otros huesos largos, junto con flautas, cuentas, cinco platosAzteca I, y una figurilla tolteca reutilizada en este contexto.

Las flautas presentan un número variable de orificios, teniendo todas un remate enel extremo distal con efigies de divinidades o animales. Así encontramos una flauta defelino, otra de guajolote, una más de tortuga y una flor de calabaza; además de unTlaloc y una cara humana con tocado; de esta última hay varios ejemplares.65 Poseemosdos posibles asociaciones a cultos específicos según los materiales arqueológicos encon-trados, uno de ellos es a Tezcatlipoca y el otro es al culto acuático en los cerros.

A Tezcatlipoca los mexicas celebraban en la fiesta de Tóxcatl un sacrificio donde unjoven que encarnaba esa deidad, previo a su muerte, iba tocando y rompiendo flautasconforme subía las escalinatas hacia la parte superior del templo, camino a la espiga desacrificio.66 Además, en Histoire du Mechique, Tezcatlipoca le pide al viento que traigade la casa del sol los músicos, con sus instrumentos, para hacerle honra; para ello nece-sita un puente sobre el mar, que será formado por sus criados, entre ellos la tortuga;67

respecto al guajolote, es un animal que se asocia a esa deidad.68

Sahagún nos informa que en la fiesta de Atemoztli, se celebraba a las imágenes de loscerros a las cuales se les ofrendaba comida y les cantaban toda la noche. Para ello “tañíansus flautas y no tañían los flauteros sino unos mancebillos que buscaban para esto”,69

para posteriormente sacrificar dichas imágenes de cerros, y quemar todos los atavíos depapel que les habían puesto, los cajetillos, petates, llevando esto a los adoratorios quellamaban ayauhcalco.

63 Hoy no existe evidencia de los altares, únicamente ciertos rellenos en donde Carlos Salas (1984b) y ManuelDurán (1954a) los reportaron.

64 Esta ofrenda es denominada número 3, los datos provienes de Carlos Hernández, Jiménez Ovando y RamírezAcevedo, aunque para este trabajo se han renombrado las ofrendas.

65 Algunas flautas poseen una decoración rojo sobre crema, por lo que Hernández Reyes las asocia a una técnicade manufactura Coyotlatelco. En las excavaciones llevadas a cabo en Huexotla en el 2000, donde participé,se encontró cerámica ceremonial en ofrenda, sobre todo sahumadores, con una decoración rojo sobre crema,asociados a cerámica azteca temprano.

66 Sahagún, libro II, capítulo XXIV.67 Garibay, 1996:111.68 Heyden, 1994:186.69 Sahagún, libro II, capítulo XXXV.

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Esta ofrenda puede reflejar un ceremonial propio del culto a los cerros, vinculandolos instrumentos musicales y el sacrificio de niños. Llama la atención de que se pue-do haber tratado de una ceremonia de gran importancia y por lo tanto con gran des-plegado de elementos escenográficos, lo cual está acorde con la importancia que debióhaber tenido Colhuacan y el grado de impacto en los asentamientos de la región quecausaba el linaje y el ceremonial Colhua.

A principios del Posclásico Tardío, el gobernante de Azcapotzalco era Tezozomoc;habiendo obtenido ya gran poder, tenía como subordinados a Tlatelolco y Tenochtitlan.Azcapotzalco se localizaba al oeste del lago de Tezcoco, teniendo otra ciudad importanteal sur, Coyoacan, también de filiación Tepaneca. Al norte, se localizaban los señoríos oto-míes como Xaltocan y al sur la región chinampera, formado por múltiples grupos comoculhuas, xochimilcas y cuitlahuacas, caracterizados por fricciones continuas entre ellos;al este del lago se encontraba el bloque acolhua, formado por una unidad política entregrandes ciudades de filiación acolhua como Coatlinchan, Huexotla y el naciente Tezcoco,con el reino de origen teochichimeca de Tepetlaoztoc y múltiples asentamientos meno-res de diversidad étnica. Al sureste, los chalcas se habían mantenido aparentementeajenos a acontecimientos políticos de la cuenca de México, aunque poseían tambiénun linaje tolteca directo.

Tezozomoc inició con el poder bélico de sus vasallos un ataque directo y paulatino asus vecinos, emprendiendo así una serie de conquistas para anexarse tributarios. Hacia1399, según la cronología del Códice Telleriano Remensis, los mexicas conquistanColhuacan, incendiando su templo,70 además de existir evidencias arqueológicas deque el templo en la cima del cerro de Colhuacan fue destruido, posiblemente en esteacontecimiento. La cuenca de México se encontraba hacia un nuevo orden político. Lacaída de Colhuacan significaba el acceso de Azcapotzalco hacia la región chinampera, ytambién una entrada por tierra al sur del bloque acolhua y a los chalcas.71

En 1414 sucede la guerra Tepaneca-Acolhua que termina con el sometimiento delAcolhuacan y la posterior destrucción de Azcapotzalco en 1428,72 surge la Triple Alian-za México-Tenochtitlan, Tezcoco y Tacuba, considerada una formación estatalsegmentaria;73 este tipo de organización tenía el nombre de excan tlatolyan,74 que si

70 El suceso puede verse en el folio 29 r del Códice Telleriano Remensis, en el folio 74 r del Códice Vaticano A y enfolio 2 del Códice Mendocino (David Carrasco, 1999:16). Cartwright (1982:45) le otorga la fecha de 1377.Véase Historia de los Mexicanos por sus pinturas: 54.

71 Offner, 1983:36.72 Dibble, 1996:95 y ss.; Offner, 1983:43. La escena de la guerra Tepaneca Acolhua se observa en la plancha III

del Códice Xolotl. López Austin y López Luján (1996: 1995) le otorgan la fecha de 1430 a la destrucción deAzcapotzalco.

73 Pedro Carrasco (1990:18) lo define como Estado Segmentario en donde “se entiende por segmentario lassubdivisiones de una entidad política, que abarcan generalmente, tanto un territorio como una población decaracterísticas culturales distintivas y que desempeñan, cada una, funciones especializadas”.

74 López Austin y López Luján, 1996:195.

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bien se formaba por tres capitales, eventualmente se centralizaría el poder en Tenoch-titlan, en la figura de una sola persona, llegándose a establecer el Imperio Tenochca.

El surgimiento del centro hegemónico México-Tenochtitlan requirió la incorpora-ción de estrategias de control, adecuando además elementos simbólicos para confor-mar la nueva ideología estatal, la cual, más que ser segregativa, trataba de aglutinarmúltiples creencias de distintos grupos conquistados. La ceremonia del Fuego Nuevono fue la excepción, hasta entonces cada grupo celebraba una diferente según sus calen-darios, pero ahora dicha ceremonia debía reflejar la existencia de un solo centro hege-mónico: un fuego nuevo para todos, el tiempo se regeneraría una sola vez, bajando elfuego del cielo por aquellos que ostentaban el poder y ellos lo darían a los demás.

La imposición de culto era muy marcada, existiendo una dependencia ideológica alser un grupo responsable de la continuidad de la vida del mundo, por lo que una grancantidad de etnias en todo el territorio estaban a la expectativa. El paso hacia unacentralización de la ceremonia del Fuego Nuevo no fue rápida. Parece ser que en 1455se sincroniza dicha ceremonia en varias ciudades,75 además de que en territorios con-quistados que quedaban lejos, se celebró al mismo tiempo. Queda duda76 si el FuegoNuevo era prendido en el actual Cerro de la Estrella y tomado por varios grupos, o quefuese llevado al centro ceremonial de México Tenochtitlan y de ahí tomado por losotros grupos; existe la posibilidad de que en la ceremonia de 1455 fuese tomada porvarios grupos, como se indicó, y que en la ceremonia posterior de 1507, la centraliza-ción hacia Mexico Tenochtitlan fuera más evidente.

Para hacer legítima la ceremonia del Fuego Nuevo sobre la de otros grupos se eligióun lugar de tradición, el Cerro de Colhuacan, al que posiblemente se le renombrócomo Huixachtecatl, para diferenciarlo así del centro poblacional conquistado previa-mente, Colhuacan.77

La introducción del Huixachtecatl al paisaje ritual mexica78 fue como culto a lasdeidades del agua, es decir, haciendo ahí un ayauhcalli, una “casa de la niebla”, lugardonde se rendía culto a los Tlaloques.79 Esta elección no es extraña al considerar elculto que se rendía ahí en el pasado, retomándose el mismo sentido ritual. Además,sería el escenario para la celebración cada 52 años del Xiuhmolpilli o atadura de años.

Para evaluar la importancia de tal ceremonial es necesario considerar la diferenciaexistente en los estados antiguos entre el centro y la periferia. Junto con la acción de la

75 Véase la lámina XVIII del Códice Azcatitlan.76 Del Paso y Troncoso, 1981; Mora-Echeverría, 2000.77 Esta hipótesis es propuesta por Laurette Séjourné (1991:38).78 Broda (1997:130) define paisaje ritual o ceremonial mexica como aquél que está culturalmente transforma-

do en la Cuenca de México, donde había numerosos santuarios y lugares de culto que tenían significado paralos mexicas y donde llevaban a cabo los ritos que conformaban parte del ciclo anual de fiestas.

79 González Torres, 1972.

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fuerza directa y la integración poblacional mediante la inserción de habitantes y gober-nantes procedentes del centro hegemónico, la religión posee un gran valor cohesionante,creando paulatinamente una identidad. Así, la ceremonia del Fuego Nuevo, centrali-zando la atención sobre un lugar escenográfico de valor ancestral, era fuente de unarelación de dependencia periferia-centro. La ceremonia del Fuego Nuevo de 1507 fuediferente a la anterior, la llama fue “bajada del cielo” únicamente en el Huixachtecatl, yllevada al centro, a Mexico Tenochtitlan, y de ahí repartida a todos los confines.

Los mexicas construyeron para celebrar el Xiuhmolpilli un nuevo templo en la cimadel Huixachtécatl. Para realizar esta etapa se hizo un despliegue enorme de fuerza ymateriales necesarios en la infraestructura que se consideró necesaria para el Templodel Fuego Nuevo. Se observa en esta etapa un cambio importante en sistemas construc-tivos, aunque el diseño arquitectónico es el mismo. Se desplantó la fachada oeste aproxi-madamente 5 m de la fachada de la etapa anterior, las otras fachadas fueron montadasdirectamente sobre las ya existentes. Ahora no se usó el lodo como aglutinante, sinouna argamasa de cal y tezontle que otorgó gran resistencia.

Los muros norte, sur y este, en talud, se construyeron colocando primero un muro-núcleo de piedra masiva pegada con argamasa en un grosor de 40 cm, para posterior-mente colocar la parte del muro-paramento mediante lajas montadas con la mismaargamasa para alcanzar un grosor total de 120 a 123 cm. Posteriormente se recubrió lacara del muro con un grueso aplanado de argamasa de matriz arenosa. Algunas piezasque posiblemente eran de ofrendas previas a esta etapa fueron integradas a la estructuraempotrándolas entre el muro antiguo y los nuevos muros, junto a algunos cráneosinfantiles. Toda la piedra usada en los muros era local.

En la fachada oeste se construyó primero el muro para después montar las alfardas.Las escalinatas son de piedras alóctonas, posiblemente andesita, realizadas con bloquesbien tallados, pero diferente a la piedra usada en la escalinata de la etapa anterior.Parece ser que el altar frontal de la etapa anterior, o era inexistente y se construyerondirectamente sobre el altar dos etapas previas (reutilizado en la etapa anterior), o fueretirado y usadas las piedras que lo conformaban, aunque de ser así, no fue destruidototalmente ya que se hubiera alterado también el altar ya existente. Lo que es claro, esque se construyó un altar frontal más grande sobre el lugar donde estaban los de lasetapas anteriores, pero la paulatina ampliación de la fachada oeste resultó en que elaltar frontal quedara incluido en las escalinatas, marcando un arranque doble de éstas,sin saber en la actualidad si esta división se continuaba hasta arriba, o después de reba-sar la altura del altar, se volvían a unir los escalones en una sola serie.80 Dentro del altar,entre éste y el altar de la etapa anterior, fue depositada una ofrenda, la que describire-mos más adelante.80 La idea de que el altar frontal de la última etapa separara deliberadamente la escalinata en dos, es original de

Gilberto Ramírez Acevedo. Antonio Urdapilleta considera que era similar al altar de las ranas en TemploMayor de Mexico-Tenochtitlan.

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Al frente se colocó una banqueta cuya superficie era de gruesa argamasa; la plaza ylas banquetas laterales se cubrieron de lajas. Las dimensiones del basamento en estaetapa constructiva fueron de 21.25 m en sentido norte-sur y 23.50 m en sentido este-oeste sin contar la banqueta frontal, que mide de ancho 2.50 m. Al sur del altar frontalfue colocada una ofrenda más, antes de colocar el recubrimiento de argamasa, como seindicará adelante.

A la par de la edificación de esta etapa, se amplió nuevamente la plaza, hasta alcan-zar ésta y el basamento un total aproximado de 53 por 27 m, además de incluir un altarcentral de 5 m de lado, existiendo evidencia de que era acompañado de otros dosaltares colocados al norte y sur de él, al igual que en la etapa anterior; los tres se encuen-tran totalmente desaparecidos hoy. Al oeste de la plaza, se ubica un petrograbado con“escalerillas” y una pocita, donde se adecuó el afloramiento rocoso para hacer un accesoa la mencionada plaza, rellenando un hueco de argamasa y tallando unos escalones enla roca madre; en este acceso, donde termina la superficie de la cúspide, se une con otraexplanada a 8.50 m por abajo.

A esta explanada llegaba una calzada que subía desde la base del cerro,81 construidaen esta última etapa, rematando en una escalinata de anchas alfardas que libraba eldesnivel existente hasta la plaza del Templo del Fuego Nuevo. La calzada hoy desapare-cida debió haber tenido un poco más de 4 m de ancho, ubicándose al oeste de lacúspide, seguramente desde los 2250 a 2440 m/snm.

La explanada es una angosta terraza de 33 por 10 metros, en sentido norte-sur yeste-oeste respectivamente; contenía una serie de elementos arquitectónicos asociadosa una cueva: un pequeño altar de 1.70 por 1.20 m, así como una estructura que pareceser un contenedor de agua. Este último era de forma rectangular de 3.30 por 2.65 m,coincidiendo la parte superior de las piedras con el nivel de plaza, formándose dentrode él una superficie a menor nivel. Es posible que este espacio funcionara desde épocasmás tempranas, pero alcanza su mayor magnitud arquitectónica durante la utilizaciónmexica de este espacio ritual religioso. La asociación a la cueva y a la cúspide de estaexplanada ceremonial es evidente, existiendo hoy restos de algunas posibles estructurasmenores, como altares, construidos frente a la cueva. Por debajo del contenedor deagua se encontró una ofrenda consistente en una escudilla de pasta café alisada, frag-mentada, que cubría un trozo de concha, fragmentos de obsidiana y una cuenta esféri-ca ligeramente bruñida, con perforación bicónica.82

Regresando al Templo del Fuego Nuevo, en esta etapa se hace una ampliación,donde el basamento conservó sus dimensiones, modificándose algunas partes de lafachada oeste. Las alfardas fueron ampliadas 50 cm en la cara externa, la banqueta

81 La calzada es reportada por José Fernando Ramírez y Eduard Seler. Véase nota 2.82 Denominada ofrenda A. Reportada originalmente por Ramírez Acevedo (1984:21).

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frontal en su porción norte fue levantada 10 cm, y aquí mismo, de este lado, sobre elprimer escalón se levantó un muro posiblemente para crear un nicho.

De la última etapa de utilización prehispánica, tenemos notificación de algunoselementos que nos permiten una mayor aproximación de cómo era la estructura gene-ral antes de ser destruida tras la conquista española. Se encontraron ocho piedras cilín-dricas de aproximadamente 1 m de alto tiradas al borde de la banqueta frontal, juntocon improntas en esa banqueta que indicaban que estaban empotradas verticalmente,proponiéndose que eran usadas en los sacrificios masivos que se hacían tras la ceremo-nia del Fuego Nuevo.83 Parece ser que la construcción del nicho en la porción norte dela banqueta restringió la disposición de las espigas a la porción sur.

El templo en la parte superior del basamento debió ser muy masivo, con una cresteríade clavos de tezontle rematada de almenas; las encontradas durante la excavación ar-queológica de 1974 y 1975 (fig. 10) guardan ciertasimilitud con las que se representan en el CódiceTelleriano Remensis.84 También se encontró un frag-mento de rostro de Tláloc de 24 cm de alto tallado entezontle con pigmento azul y rojo.

En esta etapa, existieron portaestandartes y brace-ros tallados en piedra, (fig.11) así como una Cuauh-xicalli, es decir, una piedra de forma cilíndrica, pintada,asociada al sacrificio humano. Esta piedra fue vistapor los españoles al subir al actual Cerro de la Estrelladurante la conquista de México, arrojándola cuestaabajo.85

Respecto a las ofrendas, la que se colocó dentro delaltar frontal estaba compuesta de una máscara teo-tihuacana, una figura antropomorfa de piedra, tambiénteotihuacana, y un vaso plumbate con forma de mono.En el Templo Mayor de Mexico-Tenochtitlan se han encontrado objetos de culturasmás tempranas reutilizados por los mexicas, procediendo algunos de Teotihuacan,evidenciando la importancia que tenía esa ciudad del Clásico como lugar sagrado.86

Por otra parte, la ofrenda que se colocó por debajo del enlucido de la banqueta, al surdel altar frontal, consistía en un brasero trípode sobre el que se pusieron tres cráneosinfantiles.

Figura 10. Almenas

83 Notificación e idea propuesta por Ramírez Acevedo (1984:19).84 Las almenas y otros elementos arquitectónicos se publicaron en el diario El Sol de México del 20 de enero de

1975 en un artículo de Ricardo Camargo (1975).85 Véase nota anterior; Tezozomoc, 1987:638 (capítulo XCVII).86 Matos, 1988:114.

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No tenemos medios hasta ahora para ubicar el momento exacto de la elaboración dela última etapa constructiva y su ampliación. Como hipótesis podría plantearse que fueedificada para celebrar la ceremonia de 1455, y su posterior ampliación se realizó paraconmemorar el siguiente Fuego Nuevo en 1507, a la vez que se construyó un pequeñocuarto sobre la banqueta en su parte norte, a manera de nicho. Únicamente podemosasegurar que se trata de la estructura mexica donde se celebró la última ceremonia delFuego Nuevo del México Prehispánico.

Para entonces Colhuacan ya se encontraba como ciudad secundaria, siendo ahorade gran importancia Iztapalapan, por lo que en muchas fuentes se referencia al Cerro dela Estrella como el Cerro de Iztapalapa.

Algunas consideraciones

La utilización del actual Cerro de la Estrella como espacio ritual religioso se realizaseguramente desde el Posclásico Temprano, aunque estudios posteriores y la finaliza-ción de la sitada tesis con el análisis de la etapa constructiva más temprana puedadarnos fechas más antiguas para este lugar sagrado.

Además, nos lleva a confrontar un problema arqueológico latente: la coexistenciaTollan-Colhuacan y el valor de los asentamientos Azteca I en la conformación políticade la cuenca de México durante el Posclásico Temprano y Medio. Por el momentoquiero indicar la importancia que debe darse a las ciudades-estado existentes en elPosclásico Temprano y Medio en la creación de geografías sagradas propias y localesque posteriormente serían elevadas a una envergadura mayor por el Imperio Tenochca:el estudio de manifestaciones rituales tempranas nos llevaría a entender de mejor ma-nera el proceso de creación de una ideología estatal tardía. También nos invita a consi-

Figura 11. Objetos procedentes de la última etapa constructivadel Templo del Fuego Nuevo (Camargo, 1975).

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derar que las grandes ceremonias religiosas no son propias del Posclásico Tardío, pareceser que éstas son realizadas desde el Posclásico Medio por los centros regionales existen-tes, siendo necesario estudiar de qué forma los tepanecas, acolhuas, culhuas, chalcas yotros grupos organizaban su propio paisaje ritual y considerar el grado de enajenaciónde recursos destinados a santuarios.

Ante los resultados preliminares, podemos proponer a los cerros como espacios sa-grados que son utilizados a lo largo del tiempo por diversos grupos, ya que los regíme-nes políticos caen y surgen nuevos, pero el sentido del cerro continúa, muchas vecesotorgando un linaje como lugar ancestral, por lo que es posible encontrar la reutilizaciónde los espacios rituales en esas topoformas. Es así que el Huixachtécatl posee un sentidocomo centro de culto a las divinidades acuáticas y, a la vez, como sede de la ceremoniadel Fuego Nuevo. Este sentido temprano se conservó en tiempos tardíos, siendo tantotemplo para ceremonia a Tláloc, como lugar donde se celebraron las dos últimasceremonias del Fuego Nuevo del México Prehispánico. Para entonces, el Huixachtécatlya era un centro ceremonial de primer orden al conjuntar en él una serie de elementosrituales como cuevas, petrograbados y el templo, siendo posiblemente lugar de realiza-ción de cultos personales y comunales, además de aquellos de vinculación imperial.

Resta indicar el grado de conservación del monumento arqueológico. Desde su ex-cavación y liberación en 1974 y 1975, se ha presentado una erosión y destrucciónpaulatina y descontrolada que ha deteriorado el inmueble al grado de que muchoselementos arquitectónicos están perdidos, y de cuya existencia sabemos gracias a lospocos informes y planos. El problema más grave que presenta la estructura es un grancorte en la parte norte, creando una inestabilidad estructural en el material deleznablesobre el que se construyó el Templo del Fuego Nuevo; por esto se ha agrietado el pisodel templo de la etapa más temprana y hay una inclinación debida a un colapsamientoevidente.

Advertiré que en este trabajo he tratado de manifestar la forma en que seguramentefue este templo, usando todas las evidencias seguras, algunas ya no existentes, conteni-das en informes y fotografías. El grado de conservación actual de cada una de las etapasy el historial de destrucción y restauración de los últimos años, se podrá encontrar enotro título de la presente obra y así ampliar esta información.

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La ceremonia del Fuego Nuevoen el “Cerro de la Estrella”, (Huizachtepetl )presidida por el Dios del Fuego, (Xiuhtecutli Tletl )

Silvia Trejo

E n tiempos de los mexicas, en medio del hogar, sobre las tres piedras del fogón, semantenía siempre el fuego encendido en cada casa, día y noche. Sobre este fuego

se cocinaba el primer bocado y era ofrecido al Dios del Fuego. En todos los pueblos delAnahuac, es decir, en todos los pueblos situados en las islas y alrededor del lago deTexcoco, y en todas las provincias, cuentan las crónicas de la época de la conquista, quecada 52 años se extinguía el fuego en todas las casas, templos y altares.1

Al atardecer del último día del año, los hombres comenzaban a tirar a las acequiasy lagunas las imágenes de sus dioses, las tres piedras del fogón y las manos de metates ymolcajetes.2 Los sacerdotes se vestían con los atuendos de sus dioses y entonces, cuan-do empezaba a oscurecer, partía una lenta y solemne procesión desde el centro deTenochtitlan presidida por un gran sacerdote del barrio de Copolco, especializado enesta específica ceremonia, y durante todo el camino, ensayaba cómo prender el fuego.La creencia era que de no poder encenderse, se acabaría el linaje de los hombres sobreesta tierra y que aquella noche y aquellas tinieblas serían perpetuas; el sol no volvería asalir, bajarían del cielo unas mujeres horrendas, las tzitzimime, y los devorarían a todos.Las mujeres embarazadas se ponían una máscara sobre el rostro hecha con una pencade maguey y las encerraban en las trojes, porque si no volvía a salir el sol, se convertirían1 Sahagún, Historia General de las Cosas de la Nueva España. Editorial Nueva España, S. A., 3 tomos, México,

1946. t. II, p. 26. Durán escribe que cuatro días antes se apagaba todo fuego. Historia de las Indias de NuevaEspaña y islas de tierra firme. Editora Nacional, 2 tomos, México, 1965. t. I, p. 472.

2 Sahagún, op. cit., Ibidem.

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en feroces animales. A los niños también les ponían su máscara y no los dejaban dormirya que podrían volverse ratones.3

A eso de media noche llegaba la procesión a Huixachtitlan,4 y ascendía alHuizachtepetl, lugar hoy conocido como Cerro de la Estrella ,5 enclavado entre los pue-blos de Iztapalapa y Culhuacan (fig. 1).

En su impresionante cima, desde la cual se vislumbratodo el Anahuac, había un templo y frente a él un altar;sobre éste último, yacía un cautivo de guerra especial-mente escogido para la ocasión. En silencio, todos es-peraban hasta ver salir por el oriente tres estrellascaracterísticas acompañadas de otras siete alineadas enforma de gancho. Los hombres se hacían tres quema-duras en la muñeca a honra de aquellas estrellas. Decíanque al que no se le marcaran, cuando muriera, en elmictlan, “región de los muertos”, sacarían fuego de susmuñecas, barrenándolas como acá se saca fuego delpalo.6

Tres veces ofrecían incienso, porque tres eran las estrellas; al verlas, junto a las otrassiete estrellas, los mexicas gritaban: “¡Ya ha salido Yoaltecuhtli y Yacahuitztli!”.7 Esa erala señal. El gran sacerdote procedía entonces a encender el fuego sobre el pecho delcautivo. Sobre un copo de algodón colocaba horizontalmente una caña que tenía he-cha una muesca, luego introducía ahí la punta de otra caña que frotaba entre sus manoshasta que la chispa saltaba sobre el algodón. Cuando lo lograba, le abría el pecho alcautivo, arrancaba su corazón y lo lanzaba a las llamas. Todos los habitantes del Anahuacse regocijaban al ver la llamarada de la gran hoguera, cortaban sus orejas con navajas

Figura 1. Glifo topónimo deHuixachtitlan. (Peñafiel, 1977:124)

3 Sahagún, op. cit., p. 26 y s.4 Antonio Peñafiel (Nombres geográficos de México, 1977:124), explica el nombre jeroglífico del lugar

Huixachtitlan: “Un árbol de huizachi, huixachin, planta de las leguminosas (Acacia albicans, K.), mimosamuy conocida, con los caracteres más prominentes de sus frutos y espinas, dos hileras de dientes á un ladoque dan la terminación tlan, constituyen este jeroglífico, que significa: “Entre los huizaches.” Según CecilioA. Robelo (Nombres geográficos de México, 1977:41), para Huitzachtitla “el nombre propio mexicano esHuixachtitlan, que se compone de huizachin (Acacia albicans, K.), de donde se ha formado el aztequismo“huisache” y de titlan, entre; y significa: “entre los huisaches”. Uixachtlan es el nombre que utiliza Sahagúnen su obra (1946:II, 26), también significa “Entre los huizaches”. Durán lo nombra Uixachtla y Uixachtecatl(Durán, 1965, I:472). Eulalia Guzmán informa con relación a las cartas de Cortés que otro nombre de estelugar es Huizachtepetl, “Cerro de los huizaches” (Guzmán, 1958:297); Huizachapan, el nombre menos co-mún, significa “En o sobre los huizaches”. También es conocido como Huixachitlan o Huixtlan (Dicc.Porrúa, 1986:1459).

5 Lo más probable es que Huizachtepetl se refiera al cerro, y que Huizachtitlan o Huixachtitlan haya sido laregión alrededor del mismo. El nombre de “Cerro de la Estrella”, parece proceder de una familia apellidadaEstrella que habitaba en las inmediaciones. Comunicación personal de Jorge de León.

6 Sahagún, op. cit., II, p. 17 y Códice Florentino, Libro VII, cap. 3, p. 234.7 Sahagún, op. cit., Ibidem.

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como sacrificio y ofrendaban la sangre que goteaba esparciéndola en dirección al fuego.Con esta ofrenda de sangre hacían penitencia y merecían las bondades de los dioses.8

La bondad más grande que recibían los hombres de sus dioses era que al haber cumpli-do el rito de encender el fuego exitosamente, volvería a salir el sol por el oriente al díasiguiente, así tenían asegurada la vida por otro ciclo de 52 años y continuarían viviendodurante el Quinto Sol o quinta era. Su enorme temor era que, según sus creencias, enuno de esos períodos, se acabaría otra época, como ya había sucedido cuatro vecesantes. Y sin sol se extinguían los hombres sobre la faz de la tierra.9 Celebrar la solemnefiesta del Fuego Nuevo cada cincuenta y dos años, tenía como fin o intención, diceSahagún, “renovar... el pacto, o concierto, o juramento de servir a los ídolos...”.10 Todoslos sacerdotes de México-Tenochtitlan y de todas las poblaciones comarcanas, que paraeso habían asistido a esta ceremonia en el Huizachtepetl, tomaban fuego de la hogueracon una tea de pino y la mandaban con corredores muy rápidos a sus respectivos pue-blos. Los que la llevaban a Tenochtitlan prendían directamente el fuego en el templo deHuitzilopochtli, de ahí la transportaban a los otros templos y la gente acudía en multi-tudes para obtener el fuego y prenderlo nuevamente en sus hogares. Era tal la luz de lasllamas esa noche que parecía de día.11

Fray Bernardino de Sahagún, quien más abunda en detalles sobre esta ceremonia,especifica que esas dos cañas con las que se prendía el fuego, mamalhuaztli,12

“barrenadores” o “astillas de palo”, eran vistas en el cielo en las tres estrellas brillantes dela constelación de Tauro y que de ahí les vino la manera de sacar el fuego. Dice: «losmastelejos del cielo, que andan cerca de las Cabrillas, también que es el signo del Toro».13Cuando esos mamalhuaztli celestiales cruzaban el cenit de Tenochtitlan cada 52 años secumplía un ciclo, a este cierre le llamaban “atadura de años”, xiuhmolpilli o toxiuhmolpiliay luego empezaba otra cuenta de años.14

8 Sahagún, op. cit., II, p. 26 y ss. Apunta Durán que, además de incienso, también sacrificaban un gran númerode hombres y que su sangre era la ofrenda al Dios del Fuego, con la que se untaban los sacerdotes, sus templosy las imágenes de sus dioses (op. cit., I, p. 473).

9 Sahagún, op. cit., I, p. 400; Durán, op. cit., I, 472.10 Sahagún, op. cit., Ibidem.11 Sahagún, op. cit., II, p. 28 y s.12 Según el diccionario de Molina, mamalhuaztli viene del náhuatl mamali , “taladrar” o “barrenar algo”. Bajo

mamalhuaztli , este autor indica que su significado es “astillejos, constelación”. (Molina, 1977: 52).13 Sahagún, op. cit., II, p. 17.14 Sahagún, op. cit., II, p. 25. Literalmente ataban los años al unir un haz de 52 cañas amarradas con un mecate.

Por eso, a esta misma ceremonia se le denominaba también “gavilla de años”. No consta en las fuentesninguna nota referida a esta acción que debe haber sido muy importante en todo este rito, el acto simbólicode cerrar un ciclo, sin embargo, se han encontrado varios ejemplos de estas gavillas votivas elaboradas enpiedra enterradas dentro de altares. Algunos de estos objetos se encuentran en la Sala Mexica del MuseoNacional de Antropología e Historia. Toxiuhmolpilia quiere decir “átanse nuestros años”. También decíanxiutzitzquilo , lo que significa “se torna el año nuevo”. Ibidem. En el diccionario de Molina aparece comoXiuitl molpia, traducido por, “Término de tiempo que tenían y contaban en cincuenta y trez años”. (Molina,1977: 159). Equivocado en el número de años.

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El ciclo de cincuenta y dos años o la cuenta o rueda de los años, visualizado precisa-mente como una rueda, se concebía como un periodo dividido en cuatro espacios detiempo (fig. 2). Cada uno de estos espacios temporales estaba ubicado hacia uno de loscuatro rumbos cardinales, las cuatro partes del mundo y cada uno duraba trece años; loque hace trece por cuatro veces, igual a cincuenta y dos. Para la cuenta se intercalabanalternadamente los años de cada sección, contando del uno al trece. Cada una de estasdivisiones tenía un signo con su respectivo nombre. Se contaba en sentido levógiro,esto es, en contra de las manecillas del reloj y comenzaba con el signo tochtli, “conejo”,orientado hacia el medio día o sur, llamado huitztlampa; le seguía el signo acatl, “caña”,cuyo rumbo era el oriente o tlacopa; tecpatl, “pedernal” era el tercer signo, dirigidohacia el septentrión o sur, el mictlampa, ycalli, “casa”, era el cuarto signo que regíael occidente o cihuatlampa.

Teóricamente el nuevo ciclo iniciaba ence tochtli, “uno conejo” y seguía a ome acatl,“dos caña”. Pero en tiempo de los mexicasesta ceremonia se celebraba en ome acatl.Más abajo se tratará de explicar esta dis-crepancia.

Una vez prendido el Fuego Nuevo, aldía siguiente continuaba una serie de ri-tos domésticos. La gente alegre al ver salirel sol, se ponía vestidos nuevos y renova-ban sus utensilios y enseres caseros. Echa-ban incienso y cabezas de codornices a lahoguera que prendían en el centro de suspatios a honra del Dios del Fuego y de losotros dioses. Con sus sahumerios ofrecían incienso a las cuatro partes del mundo, yluego comían semillas de amaranto, “alegría” con miel. Después de esto ayunaban sinsiquiera tomar agua. Al medio día empezaba una ceremonia pública donde se sacrifica-ban cautivos o esclavos, la ofrenda más preciada por los dioses. Sacaban a las mujeresembarazadas que tenían encerradas y si alguna paría ese día, le ponían como nombre asus hijos Mopilia; a sus hijas Xiuhnenetl, “Muñeca de año”.15

Tres años después de la entronización de Moctezuma Xocoyotzin en 1504, acaeceun Fuego Nuevo, el último realizado por los mexicas antes de la llegada de los espa-ñoles. Para la ceremonia, el tlatonai, “gobernante”, mandó traer de todos los territo-rios conquistados, cautivos que tuvieran en su nombre el apelativo Xiuh. Un guerrerode Tlalteloco llamado Itzcui hizo prisionero a Xiuhtlamin, oriundo de Huexotzinco.

Figura 2. Rueda de los años. (Códice Florentino,tomo II, libro XVII, cap. 3, folio 21 rv. p. 247).

15 Sahagún, op. cit., II, p. 29 y s.

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Al guerrero lo llamaron desde entonces Xiuhtlaminmani, que quiere decir “tomador deXiuhtlamin. Sobre el pecho del cautivo, ese año de 1507, se prendió el último FuegoNuevo en el Huizachtepetl.16

Xiuhtecutli preside la ceremonia del Fuego Nuevo

La ceremonia del Fuego Nuevo que se acaba de describir, extraída de las fuentes delsiglo XVI, recopilada después de la conquista entre mexicas y tlaltelolcas primordial-mente, muestra la importancia crucial de una creencia religiosa basada en lo que seconvirtió en un mito y cuyo ritual, celebrado cada cincuenta y dos años, lo revivía. Estemito, conocido como el “Mito del Quinto Sol”,17 narra que después de que Tezcatlipocay Quetzalcoatl, los hijos del dios creador Ometeotl, habían regido alternadamente cua-tro eras anteriores en su función de Soles, y que terminaron en catástrofes ocasionadaspor antagonismos entre ellos, los dioses principales se reunieron en Teotihuacan paracrear una quinta era o “Quinto Sol”. Ometeotl y Xiuhtecutli, los dos dioses más anti-guos y primigenios, –el segundo probablemente sea un desdoblamiento del primero–,eligen a un dios más humilde y menos protagónico que Tezcatlipoca y Quetzalcoatl,para que gobierne como Sol la siguiente época. En la negrura de una noche eterna seprende una gran hoguera en el teotexcalli,18 nombre náhuatl que significa “casa sagradade piedra”, esto es “templo”; los templos se construían sobre enormes plataformas depiedra, las llamadas pirámides. Por lo tanto este crucial evento debió ocurrir sobre laPirámide del Sol, sino de la Luna. El dios elegido, Nanahuatzin, tiene que arrojarse aesa hoguera para, mediante su auto inmolación, salir convertido en Sol, iluminar ycalentar el mundo, para que después los dioses continúen su acción creadora.

Este acto ejemplar divino instaura el sacrificio humano en el fuego. Los hombresrealizan un contrato con los dioses y prometen repetir este rito cada año, pero sobretodo cada cincuenta y dos años, al final de cada ciclo, porque como ya se dijo anterior-mente, había la creencia de que podría acabarse la era del Quinto Sol. Los hombresdebían “merecer”19 el beneplácito de los dioses a través del sacrificio, rituales de todaíndole prescritos por su liturgia, oraciones y ofrendas. La ceremonia del Fuego Nuevoen el Huizachtepetl era por lo tanto, la conmemoración de este acontecimiento, el másimportante de su sistema ritual, ya que gracias a su realización los dioses les permitíana los hombres continuar viviendo. Las emociones que se jugaban en este ritual eran unauténtico terror mortal y una alegría posterior de dimensiones cósmicas.

16 Sahagún, op. cit., II, p. 30.17 Este mito se haya consignado en varias fuentes. Cito la de “La leyenda de los soles”, en Códice Chimalpopoca ,

1975: 121 y s.)18 Ibidem.19 De ahí que los hombres genéricamente se designaran con el nombre náhuatl de macehualli , “merecedor”.

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Conociendo este mito se entiende por qué Xiuhtecutli presidía la ceremonia. Comoactor principal de este acto trascendental, crea indirectamente el fuego, lo enciendejunto con los otros dioses y ordena el primer sacrificio ígneo. Xiuhtecutli es el fuegocreador sagrado. Desde este acto primigenio y fundador de donde surge Nanahuatzintransformado en el Quinto Sol de la Quinta Era, desde entonces, es Xiuhtecutli quienprende el Fuego Nuevo en el pensamiento religioso; materialmente es un sacerdote queencarna al dios durante la ceremonia. Ese entonces, ¿cuándo fue?, ¿tuvo un principio?,¿es sólo un mito? Por supuesto que era un mito,pero parece que sí tuvo un origen, como mu-chos de los mitos.

Consta en la Tira de la Peregrinación20 quelos mexicas antes de la fundación de Tenoch-titlan, compartían esta tradición netamentemesoamericana, ya que en su peregrinacióndesde Aztlan hasta su llegada al Anahuac, en elaño 1143 prenden un Fuego Nuevo en Coa-tepec, también llamado Cohuatlicamac.21

En la figura 3 hay un cuadro que enmarca el glifo “dos caña”. Dos círculos con unpunto en su centro representan dos unidades de tiempo, a su lado se encuentra el signode “caña”22 reconocible por la figura de un tallo cilíndrico y corto con dos pares dehojas de cada lado y una frontal en su base. En la parte inferior de la caña se ve elmecate anudado en el centro que “ata los años”. La caña está colocada en un recipienteque se dibujó convencionalmente con un corte vertical. De este glifo sale una línea quelo une con el glifo que representa el encender del fuego con la técnica del barrenado.Este acto se figura dibujando un madero rectangular en cuyo centro superior se hallauna caña encajada e inclinada hacia un lado, del otro lado salen dos volutas que repre-sentan humo. La imagen significa que en un año “dos caña” se celebró un fin de ciclode cincuenta y dos años, y se encendió un Fuego Nuevo.

Un mito de la peregrinación mexica, recopilado por Torquemada, cuenta que alláen Coatepec, “Cerro de la Serpiente”, donde se detuvieron los mexicas tres años, un día

Figura 3. Primer Fuego Nuevo encendido por losmexicas durante su peregrinación en el año 1143.

(Tira de la Peregrinación, lámina VI).

20 También llamado Códice Boturini o Tira del Museo. Actualmente en el Museo Nacional de Antropología eHistoria.

21 Algunos investigadores creen que los mexicas no tenían esta cuenta calendárica, ni ninguna otra y que elhecho de que aparezcan fechas en este códice se debe a que al rehacer su historia y sus libros, las incluyeronposteriormente.

22 La caña en referencia es la traducción del náhuatl dada por los cronistas a acatl, que “es un carrizo de tallosduros, huecos, que vive con frecuencia en lugares húmedos... [Phragmites communis] y pertenece a la familiabotánica de las Gramíneas”. (Bárbara Torres en Galarza, 1992:45). También acatl se refiere a otro u otrosgéneros de gramíneas que eran plantadas lejos del agua (Bambusa o Arthostilydium). Servían para hacerflechas y sus hojas son de color azul turquesa.

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aparecieron dos pequeños envoltorios. Al desenvolver uno encontraron una piedra pre-ciosa verde y resplandeciente. Se formaron inmediatamente dos bandos que empeza-ron a disputársela. Huitziton, que era su guía y el mismo Huitzilopochtli, para conciliarlosles sugiere abrir el otro envoltorio en el que se encuentran sólo dos maderos. Uno de losbandos, después conocidos como tlaltelolcas, insiste en quedarse con la piedra que eraun jade. Entonces Huitziton aconseja al otro bando, los mexicas, que se queden con lospalos. Enseguida les enseña cómo sacar fuego con ellos, inventando de esta manera unaacción que les serviría tanto que los tlaltelocas terminan arrepintiéndose.23

Tres elementos hay que remarcar en este mito. Primero que los mexicas no soloreinventan su historia, sino también sus mitos. Huitzilopochtli toma el lugar deXiuhtecutli en múltiples acciones y lugares, se inviste con sus atuendos y usurpa susemblemas. Por lo tanto en este mito mexica él tenía que ser el protagonista de la inven-ción del fuego. Otro aspecto es la importancia de los palos barrenadores comparadacon una piedra de jade, más apreciada que cualquier otra cosa. Y por último el sitiodonde esto acaece: el Coatepec, que es un cerro que rememora aquel templo en lacumbre de la pirámide, el teotexcalli de Teotihuacan, que menciona un mito más anti-guo y conocido de los mexicas, el mito del Quinto Sol. Más tarde se volverá sobre esteúltimo punto.

Los mexicas, una vez asentados en Tenochtitlan, también solían esculpir en piedraeste magno advenimiento, la “atadura de años”. Además de que aparece en algunosejemplos de “gavillas de años” pétreos, mencionados en la nota 14, subsiste otro monu-mento conocido como el Teocalli de la Guerra Sagrada,24 donde puede observarse el cetochtli y el ome acatl.

Hay indicios de que antes, en Xo-chicalco, hubo una corrección o co-rrelación de calendarios y que probablemente este acontecimiento tuvo lugardurante un Fuego Nuevo (fig. 4); tam-bién hay una piedra que lo conmemo-ra.25 César Sáenz, arqueólogo directordel Proyecto Xochicalco en el momen-to de su descubrimiento, interpreta laimagen en relieve de esa piedra, comoel primer Fuego Nuevo celebrado enXochicalco en un año ce tochtli, “unoconejo”. Figura 4. Piedra conmemorativa del primer Fuego

Nuevo celebrado en Xochicalco, Morelos.(Sáenz, 1967, fig. 1. Dibujo de Abel Mendoza).

23 Torquemada, 1975, I: 115 y s.24 Actualmente en la Sala Mexica del Museo Nacional de Antropología.25 Se exhibe en el Museo de Cuauhnahuac, en Cuernavaca, Morelos.

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Pero también hay ciertos signos que nos hacen creer que no fue el primero celebradoen Mesoamérica. Mucho antes, en Teotihuacan, tal como lo cuenta el mito, se celebróel primer Fuego Nuevo. Presento a continuación una serie de conjeturas, –no se puedehacer otra cosa con un pasado ágrafo–, y una posible evidencia para demostrar que fueen Teotihuacan donde se inicia el Fuego Nuevo.

La primera que hay que tomar en cuenta es precisamente que el mito del “QuintoSol” tiene una ubicación precisa: Teotihuacan, concretamente sobre el teotexcalli. Ensegundo lugar hay que señalar la profusa presencia, en este sitio, de esculturas que hansido interpretadas, con razón, como Huehueteotl, el “Dios Viejo”. En tercer lugar, enla “Ciudad de los Dioses” es donde aparece por primera vez representado el glifo delaño (fig. 5) y la gavilla de astillas o cañas (fig. 6).

El icono, identificado como el “glifo del año”, al aparecer junto a un glifo calendáricoy que lo distingue de las fechas calendáricas usadas como nombres propios, surge comotal desde Teotihuacan y, a partir de ahí, es un signo ubicuo en toda Mesoamérica letra-da o glífica. Consta, en Teotihuacan, de una figura rectangular como base con uncírculo o un ojo alado en su centro; un triángulo en el borde superior y una figuraromboidal tras esta última.

Su forma evoca un brasero con una llama. Pero también evoca los rayos o picos conlos que se representa una estrella, o la mitad de ella. Esta lectura nos parece más probableya que un icono similar ha sido identificado como Venus en otros sitios (fig. 7). Estaforma sería prototípica de las estrellas importantes, interpretación reforzada al hallarseen su base un ojo, que es símbolo de estrella y de cielo nocturno, ojo que es intercambiablepor un aro y un círculo concéntrico, con o sin párpado. Esta forma es el mismo ele-mento que ostenta en su cola la serpiente nahual de Xiuhtecutli, la Xiuhcoatl (fig. 8).

Figura 5. Glifo del año. Almena. Teotihuacan.(Von Winning, 1987, t. II, fig.2c, p. 27 y s.).

Figura 6. Gavilla en tapa tipo campanade incensario, sobre un Huehueteotl. (VonWinning, 1987, t. II, fig. 17a, p. 22 y s).

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Por otro lado, la proliferación de esculturas del anciano, Huehue, encorvado y senta-do con las piernas cruzadas al frente, las manos sobre las rodillas y un brasero sobre sucabeza, encontradas muchas de ellas en lospatios de las unidades habitaciones, habla deun culto al fuego que se ha extendido al ám-bito domestico, tal y como lo leemos en lavida cotidiana de los mexicas referida más arri-ba. La imagen del incensario con tapa campa-na en la que se representó una gavilla de astillaso cañas puede darnos la idea de esta acciónritual referida al fuego y a la celebración delFuego Nuevo.26 El Dios del Fuego entre losmexicas era conocido principalmente bajo losdos nombres de Xiuhtecutli y Huehueteotl.

El nombre de Huehueteotl, (fig. 9) “Dios vie-jo”, hace alusión a su antigüedad y mayoría de edadcon relación a los otros dioses. Era el padre y ma-dre de los dioses y de los hombres, por eso tambiénle llamaban Tota, “Nuestro padre”. Creemos queesta es la forma arcaica de representar al Dios delFuego, aunque se siguió figurando en plenaTenochtitlan, y que Xiuhtecutli es una advocaciónmexica, ya que sólo aparece en este sitio. A esteúltimo se le confirió toda la simbología deHuehueteotl: ser padre y madre de todos los diosesy los hombres, habitar y regir los cuatro rumboscardinales desde el centro del mundo y ser la enti-dad creadora y dadora del elemento fuego. La ima-gen de Xiuhtecutli mexica en escultura (fig. 10),su descripción en las crónicas, su mismo nombre y surepresentación en los códices muestra más énfasisde esta deidad como auténtica regidora del Fuego Nuevo.

Así, Xiuhtecutli, aparece generalmente como anciano; con el color rojo y amarilloen el cuerpo y cara, los colores del fuego; la parte inferior de su cara pintada con negro,en alusión a lo negro de lo quemado, sus atuendos, su pájaro sobre la banda de la frente

26 Se ha encontrado este tipo de figuras en épocas anteriores, pero no es este el lugar para discutir la génesis dela iconografía del Dios del Fuego. Baste señalar aquí que Huehueteotl, asumiendo que estas figuras represen-ten a la divinidad ígnea, identificada como tal por su aspecto senil y la presencia de un brasero, adquiere unlugar capital y central en la sociedad teotihuacana.

Figura 7. Caracol teotihuacano pintado al fresco.(Von Winning, fig. 1a, t. II, p. 27 y s.).

Figura 8. Xiuhcoatl mexica. The BritishMuseum, Londres. (Nicholson, 1983, fig. 8).

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y en ocasiones su cara pintados de color azul turquesa, color que traduce toda la polisemiade su nombre. El primer vocablo con el que se compone su nombre: xihuitl, significa“año”, “hierba”, “turquesa”, “azul turquesa” y “cometa”,27 su nombre completo eraXiuhtecutli tletl. Tletl significa fuego.

Se le representa y se le describe con sus dos cuernos en forma de caña encajados ensu tocado, que simbolizan tanto los mamalhuaztli con los que se prendía el FuegoNuevo, la fecha ome acatl cuando se hacía estacelebración cada cincuenta y dos años y la alinea-ción de las tres estrellas de la constelación deTauro que también se veían como cuernos. Ladescripción de este dios en las crónicas y su ima-gen en los códices (fig. 11) lo muestran con suserpiente a cuestas, la misma serpiente sobre laque saca lumbre: la Xiuhcoatl, “serpiente del año”azul turquesa, su nahual, cuyo hocico alargadose curva en forma de gancho guarnecido de sieteestrellas en forma de ojos. Ya se mencionó que enel pensamiento religioso de los indígenas prehis-pánicos, las estrellas son ojos que nos miran desdela bóveda celestial; muchas de ellas ojos de dioses,como los del Dios de Fuego. Las siete estrellasen forma de voluta son las Cabrillas mencionadas

27 En náhuatl, xihuitl se convierte en xiuh, por un fenómento fonético llamado metátesis. (Garibay, 1978:28).Galarza (1992:52) también ha interpretado este término como “precioso”.

Figura 11. Xiuhtecutli. Códice Borbónico.(Códice Borbónico, 1985, lám. 9).

Figura 9. Huehueteotl. Teotihuacan.MNA (Arte precolombinode México, 1990, fig. 17.

(Fotografía: Mario Carrieri).

Figura 10. Xiuhtecutli.Tenochtitlan. Museo Templo

Mayor. (The Art in the GreatTemple, 1981, fig. 44).

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por Sahagún, corresponden a las Pléyades pertenecientes a la constelación de Tauro. Elgrito: “¡Ya ha salido Yoaltecuhtli y Yacahuitztli!” significa: «Ya ha salido el Señor de laNoche, y El de la Nariz de Espina», Xiuhtecutli y Xiuhcoatl respectivamente. No sola-mente creaba a los cometas con su serpiente de fuego desde el quinto cielo dondehabitaba, era una constelación. Finalmente para explicar todo el simbolismo de sunombre, se mencionará que un rito que la gente realizaba inmediatamente después deencenderse el Fuego Nuevo era tocar las hierbas, “para dar a entender que ya se comen-zaba la cuenta de otros cincuenta y dos años”,28 en señal de renovación de la fertilidad.Por último, para aclarar la acción fundadora de Xiuhtecutli como regidor del FuegoNuevo en la fecha ome actl, y la magna ceremonia celebrada cada cincuenta y dos añosrealizada en el Huizachtepetl, se mencionaran algunos datos consignados en las fuentes.Para Sahagún, cuando describe el mecanismo del calendario dice que empezaba en “unoconejo”; pero cuando describe la ceremonia del Fuego Nuevo asegura que era en “doscaña”. Este autor afirma en sus obras que el último Fuego Nuevo se celebró en 1507;apunta asimismo que discrepa mucho la fecha del comienzo del año, pero que cotejan-do con varios ancianos sabios de Tlaltelolco y los eruditos alumnos de los colegios,concluyeron que comenzaba el 2 de febrero; 29 para el cronista Fray Diego Durán era el24 de febrero. Sin embargo, según el Programa Astronómico LodeStar Plus consultado,en 1507, Tauro pasó tangencialmente por el cenit el 15 de octubre.30

Pero, ¿cuándo y cómo se instauró la fecha? La respuesta se buscó en la época en quelas Pléyades pasaron por el cenit de Teotihuacan y esta búsqueda, en otro programaastronómico,31 dio como resultado el año 612. Fecha en la que muy probablemente secelebró el primer Fuego Nuevo en ese sitio.

La discrepancia del inicio del ciclo en ce tochtli o en ome acatl, es aclarada por elhistoriador Orozco y Berra, quien dice que para entonces el nuevo ciclo debía comen-zar en “uno conejo”, el signo inmediatamente anterior a “dos caña”, pero que fue du-rante el gobierno de Moctezuma I, cuando se estableció la costumbre de iniciar el cicloel año dos carrizo, porque el año uno conejo era aciago.32

Para concluir baste decir que en Tenochtitlan, dos meses del año Izcalli y XocotlHuetzi, estaban dedicados a la honra de Xiuhtecutli; a lo largo de los veinte días queduraba cada mes se celebraban grandes ceremonias. Las principales ofrendas que reci-bía eran cautivos de guerra y codornices. El mismo tlatoani, “gobernante” en turno, le

28 Sahagún, op. cit., II, p. 25.29 Sahagún, op. cit., I, p. 407 y II, p. 30 y s.30 Programa astronómico para computadora. Autor: Wayne C. Annala, editado por Zethyr Services, Pittsburgh,

1990. Agradezco al Doctor en Astronomía Jesús Galindo, del Instituto de Astronomía de la UNAM, porproporcionarme esta información.

31 Starrynight backyard. Este dato se debe al Doctor en Antropología, Fernando Martín a quien agradezco sugentileza.

32 Sáenz, 1967:32.

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ofrendaba incienso y bailaba frente a su templo. El día de su entronización el tlatoanise vestía con los atavíos de Xiuhtecutli. En estas ceremonias y en muchas otras dondese le honraba, los hombres se sacaban sangre de las orejas, ponían las gotas en la uña deldedo índice o en la del corazón y las arrojaban al fuego. El sangrado se hacía con finasnavajas de obsidiana, con punzones afilados de hueso o con espinas del árbol huizache,huiztli33 o huitztli 34 que crece y le da nombre al cerro Huizachtepetl, “Cerro de loshuizaches”. Era el dios patrono de los tepanecas de Azcapotzalco y de Coyoacan quie-nes descendían de su linaje y era dios de los mercaderes quienes le hacían muchasofrendas durante el ritual de partida hacia otras comarcas.35 También se le adoraba ensu propio templo llamado Tzonmolco y en el Tzonmolco Calmecac que era dondevivían los sacerdotes del dios Xiuhtecutli y donde también se sacaba fuego nuevo. Ambosedificios estaban situados en el centro ceremonial de Tenochtitlan.36 Sin embargo, aquíen el Huizachtepetl, Xiuhtecutli presidía la ceremonia más importante de todo elAnahuac, rememorando el mito del Quinto Sol, realizado en el teotexcalli de Teotihuacan,cuando pasaban Yoaltecuhtli con su Yacahuiztli cerca del cenit en el cielo nocturno.Tiempo y espacio se recrean de la misma manera para continuar viviendo.

33 Garibay, 1978:345.34 Molina, 1977:157r.35 Sahagún, op. cit., II, pp. 111 y ss.36 Sahagún, op. cit., I, p. 253 y s.

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Xiuhmolpilli y Mamalhuatztli:atadura de años y el encendedor de barrenapara hacer el fuego: de Teotihuacan al Huizachtepetl

Francisco Rivas Castro

Cada nuevo año es una nueva vida. La naturaleza, muerta más que dormida, enresurrección más que en despertar, se engalana de nuevo con ropajes verdes y floridosque sustentan al hombre. Xihuitl significa hierba; Xihuitl significa año. El hombretomaba entre sus manos de la hierba renacida para posesionarse del tiempo, para queéste continuara la espiral de su recorrido por otro siglo más. (López Austin, A, 1964:74).

El uso del mamalhuaztli –encendedor de barrena– y del Xihumolpilli –atadura deaños–, hecha con maderos atados, parece tener sus principios en Teotihuacan.

Para su identificación y a falta de textos ofrecidos por informantes, varios investigado-res han recurrido a la imagen, inmersa en escultura, pintura y motivos en cerámica uobjetos de caracol o madera obtenidos del contexto arqueológico de la gran urbe delClásico mesoamericano. Es en estos textos donde tenemos referencias iconográficas quenos permiten escudriñar algunos aspectos de los rituales y elementos de la cosmovisiónteotihuacana. En este breve trabajo abordaremos los dos elementos relacionados con laproducción del fuego celeste: el mamalhuaztli y del xiuhmolpilli o atadura de años.

En Teotihuacan tenemos un dato muy valioso en un fragmento de mural del barriode Techinantitla (Millon, 1988-IV) existen cinco fragmentos del mismo, uno en el Mu-seo de Arte de Chicago, el segundo en el Museo de Arte de Cleveland, el tercero en elMuseo de Arte de Kimball, en Fort Wort, en el Museo de Historia Natural de NuevaYork, el cuarto en el Rijkmuseum Voor Volkerkunde, de Leiden, y el quinto en elMuseo Rufino Tamayo, de Oaxaca. Se sabe de su ubicación por el descubrimiento de

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pequeños fragmentos de una pierna de un personaje, descubiertos por Millon en elsitio de Techinantitla en 1983. Este fragmento fue localizado en un talud, como partede los pórticos de los pasillos en torno a un patio.

Se trata de la representación de un sacerdote con tocado de cipactli-serpiente-ojoemplumado con dientes de cocodrilo y orejas de mamífero; de la boca del personajebrota el glifo de la palabra con emblemas de conchas y caracoles en su interior y porel exterior flores de lirio, con el ojo emplumado, el glifo del rayo-año con chalchihuites; elpersonaje se representó de perfil, va sembrando semillas de flores con la mano derecha,en su mano izquierda lleva una bolsa para copal. Flanqueando a la izquierda y derechade este personaje se ve un atado de diez maderos y, sobre éstos, cinco pencas de magueycortadas que muestran sus púas y espinas laterales (fig. 1).

Figura 1. Sacerdote teotihuacano con atado de leños y púas de maguey.Dibujo tomado de Berril Kathleen, et al. 1988, p. 197.

El sacerdote de la pintura mural de Techinantitla, lleva unas sandalias con el glifodel ollin (movimiento) que es una metáfora de la vida (Sullivan, T., 1982:29) atrás en lacintura porta un espejo con emblema (Taube, K., 1983) en su rostro se ve un discoredondo a manera de tlaxapochtli, tiene su boca abierta.

En la porción superior de la pintura se ve una serpiente con doble cabeza, decoradacon discos y triángulos (obsidiana y jades-chachihuites) orlada por el glifo del chevrónmixteco que en el contexto teotihuacano se asocia con guerra; y con atlatl “lanza dar-dos” como emblemas de la guerra en varias vasijas según apreciaciones de Langley(1986:64 y s.) también aparece representado en las orillas del quechquemitl “falda” dela gran diosa en las pinturas de los pórticos de los recintos de Tetitla y con la pinturaque decora sus manos dentro de un cuarto del pórtico. Entre la serpiente bicéfala condientes aserrados bajo la gran serpiente, vemos pares de serpientes entrelazadas con elsímbolo de ollin “movimiento”. Junto a los maderos para el fuego sagrado y asociadosa la petición de fertilidad a la tierra en el momento de sembrar, se pintaron púas de

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maguey como parte de la ofrenda, acción que desarrolla la oficiante, pienso que sepuede tratar de una mujer por tener el tlaxapochtli o “afeite facial”, emblema de lasdeidades femeninas.

El tocado del personaje es una composición de rasgos mixtos que tiene orejas demamífero, dientes de cocodrilo y una sola fauce pronunciada que recuerda al cipactli-xiuhcoatl o serpiente de fuego, metáfora de la época de secas (Caso, A., e Ignacio Bernal,1952; Coggins, C., 1987). Esta cabeza prominente y su tocado son indicadores de suidentidad, en el torso del personaje, sólo se representaron prendas, emblemas y orna-mentos que permiten distinguir en su vestido el rango, estatus y ocupación al cualestuvo afiliada (Coggins, C., 1987, op. cit:197). El glifo de la palabra es similar al ta-maño de la cabeza y el tocado, que denota la importancia del personaje representado.

En cuanto al maguey, por el tipo de pencas representadas, pienso que se trataba delagave atrovirens, más que el salmiana (maguey pulquero) que también crece en el vallede Teotihuacan, el maguey se representó de diversas maneras en la pintura mural,arqueológicamente se han recobrado fibras de maguey (Linné, C., 1934:109; 1942:57).En este caso, las púas o espinas se pudieron usar para el autosacrificio y como ofrendaque ya existía desde tiempos teotihuacanos, como se consignó en el mito del quinto solen el Códice Chimalpopoca, donde se menciona a Teotihuacan como lugar donde seoriginó el mítico sol (Códice Chimalpopoca, Anales de Cuauhtitlan y Leyenda de losSoles, 1975).

En los tiempos Mexicas el sacrificio se realizaba para conmemorar cuando el sol emergíade la tierra o en las ceremonias para encender el fuego nuevo cada siglo mesoame-ricano de 52 años Xiuhmolpilli, atadura de años, en Teotihuacan se ofrendabanatados de maderos con púas de maguey, que en este caso pueden considerarse metáfo-ras del palo o mamalhuaztli que perfora y taladra para crear el fuego (Sahagún, B.,1953, libro 7: II).

La gran diosa teotihuacana era invocada en manifestaciones duales (gemelas) que estu-vo asociada al fuego celestial y como deidad que daba o quitaba la vida, en este sentidotenía relación con cipactli –moustruo cocodriliano que desde tiempos olmecas, se aso-ciaba a la tierra voraz que consumía la sangre de vida y el agua y retornaba la vida conlos productos de las milpas, en una acción de reciprocidad con los hombres. En con-junto, toda la escena en la que aparecen los atados de madera para quemar y las púas demaguey, se refiere a la fertilidad agrícola: la tierra, el principio femenino, la matriz, porotro lado, la penca espina como metáfora del mamalhuatztli y los maderos para hacer elfuego, como el principio masculino: el pene que penetra a la tierra para fertilizarla.

Como lo anotó Hasso Von Winning en un trabajo sobre los emblemas para que-mar: “La cuenta del Xihuitl, en Teotihuacan es tenue pero se tienen referencia icono-gráficas de atados para quemar, algunas asociadas con numerales y otras no (fig. 2).

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Sabemos que en Teotihuacan existieronelementos del tonalpohualli, calendario ri-tual de 260 días, y aunque todavía no se haesclarecido de manera íntegra, al revisar elmaterial epigráfico y su simbolismo encon-tramos frecuentemente que los numeralesse han interpretado como elementos deco-rativos. Todo parece indicar que los sacer-dotes teotihuacanos no se interesaban enrecordar eventos históricos asociados condatos calendáricos, pero sí abundan repre-sentaciones de rituales y cultos a través deimágenes con un significado ideográfico.

El atado con maderos encendidosy su asociación con el glifo Ade Alfonso Caso

Existe una magnífica lápida de Soyaltepec, Veracruz (Boltz, I,1975:72, p. 20) (fig. 3). Se esculpió en bajorrelieve a unpersonaje suntuoso que lleva en sus manos atados de made-ros encendidos, probablemente en un acto ritual de cele-bración de fuego nuevo, porta un tocado con cabeza y faucesde reptil, arriba de este tocado se identifican dos glifos (glifoA de Alfonso Caso). Encima de este elemento se ven dosmanos portando este mismo elemento, sobre ellos se ve unavasija y un petate, el personaje tiene unas orejeras circula-res, una nariguera y un bezote, de su boca sale una lenguabífida y la virgula de la palabra, lleva un tocado de plumapreciosa, bajo la pluma de la porción de atrás de la cabezade serpiente vuelve a aparecer el emblema de los maderosatados y con flamas.

En este contexto es significativa la presencia de dos car-tuchos con el glifo A de Caso, que según este autor es deorigen zapoteca (Caso, 1967:172 y s.), el principal elemen-to es un nudo y una cuerda atada en el centro; este glifoaparece muy estilizado y elaborado en Xochicalco en la pie-dra de Chalco y en la lápida de Chichén Itzá (fig. 4), estemismo glifo aparece en Teotihuacan en pequeñas placas debarro y orlado de plumas, como en un cartucho, pero sin

Figura 2. Atados para quemar en escultura y cerámicateotihuacana. Dibujos tomados de Haso Von Winning,

1979, fig. 2.

Figura 3. Personaje de la lápidade Soyaltepec, Veracruz.Dibujos tomados de Von

Winning, 1979, fig. 2 y 4.

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numerales (fig. 5). Alfonso Caso sugirió una equivalencia con el glifo de malinalli“hierba torcida”, por lo tanto puede equipararse con el símbolo de atadura de añossegún Von Winning (1979:22).

En este contexto iconográfico, el personaje representado en la lápida de Soyaltepec,Veracruz, indica la acción de “atar” asociado al elemento de nudo; por otro lado, ambosglifos están asociados a una cuerda. Al atarse de la cuerda y nudo se expresa el concepto“atadura de años”, los atados y las flamas indican en este contexto un ritual del fuegosagrado, posiblemente la celebración del “fuego nuevo” que se obtenía al quemarlos atados en ocasión de completar el ciclo. Según Von Winning, los entrelacessobre los cuales está parado el personaje de la lápida lo vinculan con Cholula, Puebla,y con un estilo tajinoide de las volutas (op. cit: 23).

Representación del Xiuhmolpilli en unalápida de Chichén Itzá

En una lápida de Chichén Itza en Yucatán (fig. 6)(Lizardi Ramos, 1955), se tiene evidencia de un ele-mento consistente en un glifo de doble rombo, es pro-bable que el glifo con figura romboidal sea un atado dehierba, ceñido por dos elementos rectangulares parale-los, en su porción baja y media; del lado izquierdo seven cuatro numerales y cuatro de su lado derecho; en laparte superior vemos una barra numeral cinco, sobrela cual se representó el glifo de xihuitl o año; del lado

Figura 4. Nudos y cuerdas en Xochicalco, Chalco,y la lápida de Chichen Itzá.

Dibujos tomados de Von Winning, 1979, fig. 4.

Figura 5. Glifo A de Alfonso Caso,significa nudo y atado.

Figura 6. Lápida de Chichen Itzácon el símbolo de atadura de años,relacionado con el planeta Venus.Dibujo tomado de Von Winning,

1979, fig. 2.

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izquierdo se ve el glifo de Venus como estrella con ojo estelar, si sumamos los numera-les 8+5 nos da 13, que multiplicado por ocho veces nos da 104 años que coincidiríancon el ciclo sinódico de Venus, elemento glífico que se representó del lado izquierdoabarcando todo el elemento numérico de la lápida. Por otro lado, existe otra posibili-dad de lectura de los numerales de la lápida, la barra que ciñe los rombos y que separalos cuatro numerales de punto podrían implicar la cuenta de 13 sigue por 4=52 años sianalizamos esta posibilidad y la comparamos con los datos del libro séptimo compiladopor fray Bernardino de Sahagún que habla sobre el ritual del fuego nuevo tenemos:

…así cuando se atan nuestros años siempre va a andar, a brotar el año. Dos cañaquiere decir, que entonces se llega, entonces concluye cincuenta y dos años, porqueentonces se unen, se juntan, se encuentran (las cuentas de los años). Ya que (los nume-rales) de los trece años han dado vuelta por los cuatro rumbos, así como se ha dicho,por lo que se dice, que entonces se atan, se ciñen nuestros años. una vez más la hierbaera asida, lo que significa, la hierba ha nacido. (Florentine Codex, 1953, traducciónde capítulo décimo, undécimo y decimosegundo del libro séptimo del CódiceFlorentino, López Austin, 1964:74).

Con base en esta descripción, propongo que este hecho se puede haber representado enla lápida de Chichén Itzá, no sólo un ciclo de 52 años si no dos que consignan un ciclosinódico de Venus de 104 años.

Respecto a la doble cuenta de 52 años, se anotó lo siguiente en el Códice Florentino:

Todo mundo la asia para que así otra vez comenzara (su vida), por otros cincuenta ydos años, para así alcanzar ciento cuatro años, lo que se llama una vejez, dos vecesdan la vuelta, por dos veces salen a buscar su atadura de años. (Op. cit:75).

Así se llegaba a la mayor cuenta del tiempo ce huehuetiliztli, este rasgo correspondíaa la coincidencia de la celebración del siglo y de la revolución aparente de Venus,observada por los habitantes de Puebla y la Mixteca1 conocimiento que los nahuas talvez obtuvieron de ellos,2 5 años de Venus corresponden a 8 terrestres, por lo que 65 delos primeros se celebraban cada 104 de los segundos o sea dos Toxiuhmolpia. (LópezAustin 1964:75).

Las evidencias iconográficas y datos de las fuentes históricas, demuestran que la “atadu-ra de los años” elemento importante en el ritual Mexica del “fuego nuevo” tiene sus

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principios en contextos teotihuacanostempranos, donde los ciclos fueron repre-sentados de manera ideográfica con los sig-nos de atados de leña, lazos torcidos ynudos. Todos estos elementos tienen sucorrespondencia en el contexto mexica re-presentados en la página 36 del Códice Bor-bónico, donde se representó la ceremoniadel fuego nuevo, el cual se hacía con ma-malhuaztli “barreno para hacer fuego” y quetambién era una constelación que se consi-deraba en esta celebración en el Huizach-tepetl (hoy Cerro de la Estrella).

En cuanto a escultura también tenemosejemplos de atadura de palos o carrizos aso-ciados a los numerales dos acatl (dos carri-zo) o ce miquiztli (uno muerte) (fig. 7), elprimero referido al encender fuego y el se-gundo a la muerte del siglo según Alfonso Caso (1969). Se trata de hacer réplicas deatados de leña que representaban el xiuhmolpilli o siglo de 52 años que moría, al igualque quemar los 52 carrizos.

Al completar un ciclo de 52 años, entre los mexicas se celebraban dos tipos deceremonias: la primera consistía en enterrar el xiuhmolpilli en un altar zompantli “altarde cráneos” como lo señaló Alfonso Caso (1967) y la segunda fiesta de renovacióngeneral precedida por el acto de taladrar el fuego nuevo en la cima del cerro Huizach-tecatl o Huizachtepetl “cerro de los huizaches” hoy llamado de la estrella, en Iztapalapa,ubicada al sur de la cuenca de México.

La evidencia de estas dos celebraciones, aparte de tener sus referentes iconográficasen el Códice Borbónico, están ampliamente documentados en las fuentes históricas delsiglo XVI y también por elementos arqueológicos. Hacia el siglo XV y XVI la celebracióndel ritual del fuego nuevo sólo concernía a los altos funcionarios o sacerdotes, mientrasque en el acto de taladrar el fuego nuevo participaba todo el pueblo en peregrinaciónhacia el cerro de los huizaches, prueba de ello es su inclusión en la página 36 del CódiceBorbónico, donde se pintaron mujeres, niños, ancianos, cubriéndose el rostro con más-caras de penca de maguey para evitar el daño de las tzitzimimes, deidades femeninasdescarnadas que se creía bajaban a devorar a los hombres en eclipses totales de sol o enel momento en que se apagaban todos los fuegos en espera de un nuevo siglo indígenaque se volvía a instaurar al encender el fuego nuevo con tlecuil en el pecho de unsacrificado en la cima del Huizachtecatl, donde existía un templo que era uno de losayauhcalli “casa de niebla” donde descendía el fuego celeste. El sacerdote del barrio de

Figura 7. Escultura de atado de leña o de carrizoque significan ataduras de años,

la primera depositada en un altar zompantli,y la segunda escultura con el numeral ce-miquiztli

(uno muerte). Escultura mexica. Dibujos tomados deAlfonso Caso, 1967:135, fig. 6 y 139, fig. 11.

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Copolco (ubicado en el actual de Santa María Cuepopan, según Monzón, 1949:35)era el encargado de taladrar el pecho del cautivo a la media noche, cuando llegaban alcentro la constelación de las siete cabrillas o tianquiztli según anotó fray Juan deTorquemada (1979, t. I:210).

La duración de los periodos de renovación representada por los atados de leña enTeotihuacan aún la desconocemos, pero es probable que fuera también de 52 años yaunque desconocemos si también se sepultaban atados, tenemos referencias arqueoló-gicas de ellos en esculturas localizadas entre los escombros del desplante de la pirámidedel sol, así como en representaciones de cerámica y pintura mural asociadas a púas demaguey como parte de la ofrenda.

En conclusión, encontramos elementos de continuidad ritual entre Teotihuacan,Cholula, Xochicalco, Cacaxtla y Chichén Itzá, referente a la atadura de maderos paraquemar, que significan la celebración de fuego nuevo desde tiempos teotihuacanos queposteriormente fue retomado por grupos nahuas como los mexica, lo cual habla de unacontinuidad resignificada de larga duración, relacionada con rituales de renovación deltiempo cronológico, mítico y la renovación cíclica de la naturaleza, asociada con Ve-nus, con la lluvia, el maíz y la aparición de constelaciones como las siete cabrillas, segúnlas fuentes históricas. ¿Que significa hoy para los habitantes de Iztapalapa el antiguotemplo del fuego nuevo?, tal vez un elemento de identidad regional o un lejano recuer-do de la magnificencia del Cerro de la Estrella.

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La fiesta azteca del Fuego Nuevoy el culto de las Pléyades

Johanna Broda

En este ensayo se combina el estudio del ritual mexica, que consiste en la interpreta-ción antropológica del material de las crónicas del siglo XVI, con un análisis de las

propiedades calendáricas y astronómicas del culto de las Pléyades en Mesoamérica. Laconstelación de las Pléyades o Cabrillas es un grupo de estrellas, siete de las cuales sonclaramente visibles, que se encuentran en el signo de Toro en una posición muy cercanaa la eclíptica. Se han consultado datos astronómicos1 así como material de tipo etnográ-fico y comparativo sobre el curso de las Pléyades, lo que ha sido una gran ayuda paraentender mejor la concepción que en la época mexica se tenía de esta constelación ypara ver cómo se le relacionaba con los ciclos calendáricos, climatológicos y agrícolas. Des-pués de analizar estos aspectos plantearemos al final la cuestión de los diferentes nivelesde simbolismos en la fiesta del Fuego Nuevo, en cuanto a la íntima mezcla entre astrono-mía, calendario, culto y simbolismo político que se puede detectar en las ceremonias.

El trabajo que presento aquí forma parte de una investigación más extensa sobre“Culto y sociedad mexica: Un estudio sobre ideología y estructuras de poder en elMéxico prehispánico” (Ms).2 En aquel estudio planteo en términos más amplios laproblemática arriba señalada de los diferentes niveles de simbolismos que conectaban

1 Agradezco a A. Aveni el haberme proporcionado una serie de datos astronómicos sobre las Pléyades quemanejo en este trabajo, y se citan en el texto. Sin ellos no hubiera podido hacer este estudio. Asimismo,quisiera expresar mi reconocimiento a F. Tichy por sus valiosos comentarios al trabajo así como su constanteapoyo a mi investigación. Por cortesía de F. Tichy se reproduce aquí su cuadro 1.

2 Investigación patrocinada por el Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Nacional Autóno-ma de México, y en 1980 por una beca del Ministerio Federal Austríaco para América Latina. Quiero expre-sar mi reconocimiento a estas instituciones.

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culto, sociedad y estructuras de poder, analizando un gran número de ceremonias enrelación con la interpretación general de la organización sociopolítica y económica delos mexicas.3

Las ceremonias

Sólo algunas fuentes4 describen esta fiesta. Las descripciones más extensas se encuen-tran en Sahagún y Motolinía, mientras el Códice Borbónico contiene una representa-ción pictográfica muy interesante dedicada a ella.5 Según Motolinía

es de notar la […] fiesta que hacían en el fin o postrero día de aquellos cincuenta ydos años, y en el primero día que comenzaba nuevo año[…] e nueva hebdomada:ca(e)el postrer día del postrer año.

Y Sahagún afirma que

después que cada una de las cuatro señales había regido trece veces a los años, secelebraba en los años ome acatl la fiesta “toxiuh molpilia” , que quiere decir “átensenuestros años”, y porque era principio de otros 52 años, decían también xiuhtzitzquilo,que quiere decir “se torna el año nuevo” (HG VII, cap. 10:269).

Esta fiesta se celebraba en Tenochtitlán, Tetzcoco, y “en todas las provincias, pueblos ycasas de toda esta Nueva España” (Motolinía, HG IV), y era precedido por un ayunogeneral de tres días (CNE). En la víspera de la fiesta, o cuatro días antes (Durán), seapagaban todos los fuegos en las casas como en los templos. Los fuegos que perpetua-mente ardían en los templos, sólo se extinguían este día. Además la gente quebraba lasollas, los cántaros, comales y vasijas de su uso doméstico. Los vecinos de Tenochtitlántiraban sus ídolos y útiles caseros al agua de las acequias y a la laguna. Limpiaban muybien sus casas y finalmente apagaban todas las lumbres (HG VII:270).

3 En el capítulo sobre la “Fiesta del Fuego Nuevo y el culto de las Pléyades” del manuscrito mencionado,presento una serie de datos más detallados que en la versión resumida de esta ponencia.

4 En las citas se usan las siguientes abreviaturas:CNE= Costumbres de Nueva España, 1945.Durán II:453= Durán 1967, tomo II:p. 453.HG VII:269= Bernardino de Sahagún, Historia General de las Cosas de Nueva España, libro VII, capítulo 10,ed. A.M. Garibay, 1956, t. 2:p. 269.HMP= Historia de los mexicanos por sus pinturas, en: Pomar-Zurita, 1941:pp. 209 y ss.

5 Códice Borbónico, 1974; Sahagún HG, libro IV, apéndice: 2a parte; 1956, t.1:374 y ss.; libro VII, cap. 10-13;1956, t. 2:269 y ss.; Motolinía ,1967, cap. 16;40-42; Las Casas, 1967, cap.16, 9, 170:101; HMP 1941:213,228,231:CNE 1945:62 y s.; Dúrán, 1967 II:453 y s.

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Ya puesto el sol, los sacerdotes se ponían los atavíos de los dioses, convirtiéndose deesta manera en representación de estos mismos. “Y al principio de la noche empezabana caminar, poco a poco y muy despacio, y con mucha gravedad y silencio, y por esodecían tonenemi, que quiere decir, caminan como dioses; … y el sacerdote del barrio deCopolco,6 cuyo oficio era de sacar (la) lumbre nueva, traía en sus manos los instrumen-tos que servían para este efecto; y desde México por todo el camino iba probando lamanera con que fácilmente se pudiese hacer lumbre” (HG VII:271). Se dirigían en di-rección a Iztapalapa-Colhuacan, donde a dos leguas de México se encontraba el cerroHuixactlan o Huizachtecatl en cuya cumbre había un templo. A este santuario le teníaespecial devoción y reverencia el señor de México, Motecuhzoma (Motolinía). La pro-cesión arribó en la cumbre cerca de la media noche. En el cielo nocturno los sacerdotesobservaban el movimiento de las cabrillas o Pléyades. “Miraban …si estaban en medio,y si no estaban esperaban hasta que llegasen; …y cuando veían que ya pasaban delmedio, entendían que el movimiento del cielo no cesaba y que no era allí el fin delmundo, sino que habían de tener otros 52 años seguros que no se acabaría el mundo”(HG IV:376).

En el momento en que esta constelación pasaba el cenit, el sacerdote de Copolcosacaba fuego con el palo de fuego o tlequahuitl que “estaba puesto sobre el pecho de uncautivo que fue tomado en la guerra, y el que era más generoso” (HG VII:270). Despuésde haber prendido el fuego, le abrían el pecho, sacándole el corazón, y arrojaban éste ytodo el cuerpo a una gran hoguera que habían hecho y que era visible desde lejos.

En esta hora estaban en los cerros circunstantes que cercaban a toda esta provincia deMéxico, Tezcoco, Xochimilco y Quauhtitlan gran cantidad de gente esperando a verel fuego nuevo, que era señal que el mundo iba delante; y como sacaban el fuego lossátrapas, con gran ceremonia, en el cu de aquel cerro, luego se estaban allí a la miralevantaban luego un alarido que le ponían en el cielo, de alegría, que el mundo no seacababa y que tenían otros 52 años por ciertos (HG IV:376).

Al ver aquella luz, la gente empezó a hacerse salir sangre de sus orejas con unas navajaspequeñas y esparcían la sangre en dirección de la lumbre.

Hasta la aparición del fuego nuevo, toda la población había pasado un miedo pavo-roso, ya que creían que si no se pudiese conseguir lumbre, se acabaría la humanidad entinieblas eternas y el sol no volvería a salir nunca más; descenderían del cielo los mons-truos tzitzimime para comerse a la gente. Por eso, toda la gente se subía a las azoteas desus casas, mientras encerraban a las mujeres preñadas, porque si la lumbre no pudieseobtenerse, estas mismas se convertirían en tzitzimime. A los niños no se les dejabadormir porque estaban en peligro de volverse ratones (HG VII; Códice Borbónico).

6 Sobre el barrio de Copolco, cfr. Caso, 1956:30 y s. ¿Era un barrio otomí? (Vetancourt, 1870 III:132).

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Los sacerdotes que participaban en la ceremonia en la cumbre del Huixachtecatl,una vez encendida la gran hoguera, prendían en ella unas hachas. En primer lugar lasllevaban al Templo Mayor de Tenochtitlán . Según Sahagún, la lumbre se colocaba enun brasero lleno de copal delante del ídolo de Huitzilopochtli (libro IV). Otra fuenterelata que se hacían ofrendas de incienso y papel delante de Xiuhtecutli; “y despuésllevaban el fuego a casa de Motecuhzoma y del Señor que gobernaba y de allí se repartíapor toda la tierra” (CNE).

Tanto el Códice Borbónico, como Motolinía, indican que las principales ceremoniasdel Fuego Nuevo realmente tenían lugar en el Templo Mayor de Tenochtitlán . En lalámina correspondiente del Borbónico se representa el glifo del cerro de Huixachtecatlcon el palo de producir el fuego (arriba extrema derecha). Pero este cerro no ocupa deninguna manera la posición central de la lámina. En ésta encontramos el templo de laciudad. Huellas de pies conducen del cerro a este último templo pasando (a manoderecha) por casas llenas de gente que, protegida por máscaras de maguey, está diri-giendo su mirada hacia la aparición del gran fuego, escena descrita también por Sahagún(cfr. arriba).

Alrededor de la gran hoguera se encuentran cuatro personajes enigmáticos, sacerdo-tes que parecen encender unas hachas, o según la interpretación de K.A. Nowotnyestarían más bien alimentando el fuego con la leña. Por el lado izquierdo se acercan a lahoguera siete sacerdotes, más, vestidos como los dioses Quetzalcoatl, un dios del pulque,Ixteocale, Xipe, Ixtlilton, Cinteotl-Xochipilli y Teteoinnan (Nowotny 1974:22). Estossacerdotes, que según Nowotny representan a “todos los dioses”, igualmente van aca-rreando las desmedidas hachas.

La descripción de Motolinía parece concordar con el Códice Borbónico. Explica queuna vez encendido el fuego en el Huixachtecatl

…luego encendían tea, é antes que nadie encendiese, con mucha priesa é brevedadllevábanla al principal templo de México; y puesto la lumbre delante de los ídolos,traían un captivo tomado en guerra, y delante el fuego sacrificado le sacaban el cora-zón, y con la sangre el ministro mayor rociaba el fuego, á manera de bendición. Estoacabado, estaban allí esperando de muchos pueblos para llevar la lumbre nueva á lostemplos de sus lugares, lo cual hacían de licencia del gran pontífice; y esto hacían conmucho hervor y brevedad, aunque el lugar estuviese 15 ó 20 leguas (Motolinía1967:42).

Del Templo Mayor de Tenochtitlán se llevaba el fuego tanto a los templos menores ybarrios de la ciudad como a los pueblos de los alrededores. “Y era cosa de ver la muche-dumbre de los fuegos en todos los pueblos, que parecía ser de día… y aquella multitudde gente que venía por la lumbre, y así hacía hogueras grandes y muchas en cada barrio,y hacían muy grandes regocijos” (HG VII:272). En las provincias y pueblos lejanos

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hacían de manera independiente las mismas ceremonias, y en todas partes había granregocijo y alegría (Motolinía).

La gente renovaba todos los utensilios de su casa y se vestía de atuendo nuevoponiéndose también nuevas alhajas. En los patios de sus casas, ofrecían copal a loscuatro rumbos y lo echaban después a la hoguera que habían prendido; también sacrifi-caban codornices arrancándoles la cabeza. Este día comían la masa sagrada de tzoalli.

Al medio día comenzaban los sacrificios de cautivos (HG IV:273). Según Motolinía,400 hombres eran sacrificados en Tenochtitlán. Este último dato establece una co-nexión con Panquetzaliztli, fiesta en que se representaba dramáticamente el mito de lalucha de Huitzilopochtli contra los 400 huitznahua.7 Además, Motolinía describe in-mediatamente después de la fiesta del Fuego Nuevo la de Panquetzaliztli.8

También Durán informa que se sacrificaba un gran número de víctimas al dios delfuego.9 Este cronista se refiere a la última celebración de la fiesta del Fuego Nuevo bajoMotecuhzoma II (en 1507) y menciona que sacrificaron 2 mil cautivos traídos de laguerra de Teuctepec, lo que demuestra que con esta ocasión se hacían también sacrifi-cios en masa de prisioneros de guerra, al igual que en varias otras fiestas del calendario.10

La fecha calendárica de la fiesta del Fuego Nuevo

El Códice Borbónico señala que la fiesta del Fuego Nuevo se celebraba en Panquetzaliztli.El mes se representa por el dios Huitzilopochtli y su templo que lleva el símbolo delmes, un poste con una bandera de papel. Tanto Motolinía (op. cit.) como Mendieta(1971:101) apoyan esta información. Sin embargo, otra circunstancia nos permite fe-char la fiesta del Fuego Nuevo todavía con más exactitud. Partimos de la afirmación deSahagún de que

este tiempo de año traíanlo de antiguo contados; no se sabe cuando comenzó, perotenían por muy averiguado, y como de fe, que el mundo se había de acabar en el fin

7 Cabe la posibilidad de identificar a los 400 huitznahua del mito del nacimiento de Huitzilopochtli con lasPléyades. El Popol Vuh parece referirse al mismo mito cuando relata “Hunahpu e Ixbalanqué, después dehaber vencido a los Ahauab de Xibalbá, subieron hacia el cielo y el uno fue puesto por Sol y el otro por Luna,subiendo también los 400 muchachos que mató Zipacná, los que fueron puestos por estrellas” (Popol Vuh1973:102). Girard sugiere que estas estrellas hayan sido las Pléyades (s.f.:283). En cuanto a Coyolxauhqui, lahermana de los 400 en el mito del nacimiento de Huitzilopochtli, hay una serie de indicios según los cualesella se relacionaba también con las Pléyades, según revelan ciertos mitos mayas por una parte, y un mitonavajo por otra (Cfr. Broda Ms.).

8 Cfr. Motolinía, 1967:42, 57,58; entre las pp. 43 y ss., se intercala un texto que es de otro autor, por eso, la p.57 es la continuación de la p. 42.

9 Según Durán, estos sacrificios se hacían en el cerro mismo (II:454). Sin embargo, no da más detalles sobre ellugar.

10 En cuanto a los sacrificios en masa de cautivos al regreso de campañas militares victoriosas, Cfr. Broda, 1980.

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de una de estas gavillas de años; y tenían pronóstico y oráculo que entonces había decesar el movimiento de los cielos, y tomaban por señal al movimiento de las Cabrillasla noche de esta fiesta, que ellos llamaban toxiuh molpilia; de tal manera caía quelas Cabrillas estaban en medio del cielo, a la media noche, en respecto de este horizon-te mexicano (HG IV:376).

Se trata del fenómeno astronómico del paso de las Cabrillas por el cenit a media noche(es decir, su paso por el meridiano), hecho que tiene un gran interés en sí. Las Cabrillaso Pléyades figuran entre las constelaciones estelares más importantes de la cosmovisióny mitología de los pueblos indígenas de América, ocupando este lugar destacado desdelas llanuras y el Suroeste de Norteamérica hasta el área andina, el Gran Chaco y Brasil.

Entre los nahuas se llamaban miec o miac, “muchos”, “multitud”; parece que otronombre de ellos era tianquiztli, o “mercado”, y que existía una relación simbólica espe-cífica entre la constelación y el mercado, siendo el “mercado” un lugar donde se reúnela “multitud”.11 Según los Primeros Memoriales de Sahagún, las Pléyades estaban ade-más íntimamente asociados con otra constelación, llamada el mamalhuaztli o “palospara producir el fuego”, asociación que parece contener una clara referencia a los ritosdel Fuego Nuevo.12 En algunas lenguas mayas encontramos antiguamente el nombrede “multitud” o “algo amontado” equivalente al término nahuatl,13 mientras que enyucateco y lacandón las Pléyades se llamaban “tzab” o “sonaja de cascabel”, nombreque las relacionaba con el dios creador maya Itzamna.14 Es de notar como datoetnográfico curioso que entre los navajos de Norteamérica, el dios del fuego creador detodas las estrellas, tenía como su símbolo también a las Pléyades.15 En términos másgenerales, las Pléyades parecen haber jugado entre los indígenas de Norte a Sudaméricaun papel importante conectado con la creación del cielo nocturno, con el fuego y elfogón, así como el ciclo agrícola (Cfr. Levi-Strauss, 1964:222 y ss.). Coe sugiere que enMesoamérica las Pléyades, en lugar de Polaris, eran consideradas el centro del firma-mento (Coe, 1975:24).

11 Schultze-Jena, 1950:56-59; Tezozomoc, 1944:396: Orenstein Ms. En cuanto a la relación específica de laconstelación con el mercado, cfr. Broda Ms., donde exploro en más detalle las posibles relaciones entre lasPléyades, la fiesta de Tecuilhuitontli y aspectos míticos de las diosas Toci-chantico-Cihuacoatl y Coyolxauhqui.

12 Códice Matritense del Real Palacio, fol. 282 v., trad. por L. Schultze-Jena 1950:56 y ss.: HG VII, cap. 3: 1956,t. 2:262: CF VII, cap. 3.

13 mol, “montón, congregación” (Reko): mo’ots (mu’uts), “los que viajan juntos” (chuj) o “puñado” (quiché)(Orenstein Ms.).

14 Tozzer, 1941:133: Brinton, 1894:58.15 Según el Chilam Balam de Chumayel (Roys, 1933:134), el dios creador Itzamna lleva el símbolo de tzab en

su cara. Por otra parte, el dios creador de los navajos se reconoce también por el símbolo de las Pléyades quemarca sus mejillas (Haile, 1974, citado en Coe, 1975:24). Desgraciadamente no se informa cómo era estesímbolo. En este contexto, la comparación con la diosa mexica Coyolxauhqui resulta sumamente interesan-te. Según es bien sabido, su característica específica era el símbolo de cascabeles (cascabeles de cobre) quellevaba también en las mejillas.

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Cálculos astronómicos permiten constatar que el paso de las Pléyades por el cenit amedia noche tenían lugar en la época mexica (1500 d.C.) alrededor del 16 de noviembre(comunicación personal de A. Aveni). Según la correlación del calendario mexica de F.Tichy que estamos aplicando aquí (Cfr. cuadro 1, según Tichy Ms. a),16 esta fechacoincidía con los últimos días del mes prehispánico de XIV Quecholli. Tomando enconsideración que variaciones en las condiciones atmosféricas y topográficas así comoinexactitudes en la observación debidas a la falta de aparatos sofisticados, pueden cau-sar una diferencia de varios días, las fechas astronómicamente calculadas sólo tienenuna validez aproximada para la época prehispánica (cfr. el cuadro 2). Por eso, lo impor-tante no es tanto el día exacto, sino el hecho de que podamos fechar la fiesta del FuegoNuevo en los últimos días de XIV Quecholli, o los primeros de XV Panquetzaliztli, res-pectivamente.17

En su correlación, Tichy intercala aquí además a los nemontemi, posibilidad queindican algunas fuentes antiguas (Kubler y Gibson, 1951:47) (Cfr. cuadro 1. Aunqueconsidero que se necesitarían más pruebas para colocar aquí a los nemontemi en lugarde a principios de febrero, cuando comenzaba el año según Sahagún, es de notar, sinembargo, que el simbolismo de las ceremonias de la fiesta del Fuego Nuevo encajaríamuy bien con los nemontemi en esta fecha. Además existe otra hipótesis según la cualestos días hayan servido para hacer la corrección del calendario, cada 52 años, median-te la intercalación de 13 días. En 52 años la diferencia entre el año vago y el año solarsumaba exactamente 13 días, y surge la posibilidad de una corrección del calendario encombinación con la fiesta del Fuego Nuevo, posibilidad que, sin embargo, no se hapodido comprobar hasta el momento.18

Otro problema en relación con la fiesta del Fuego Nuevo se refiere al año en el cualtenía lugar. Aunque algunas referencias en las fuentes parecen indicar que la fiesta secelebraba en los años ce tochtli, con los cuales empezaba el ciclo calendárico de 52 años(Motolinía, 1967:40; HG VII, cap. 8-13), sin embargo, otros datos demuestran clara-mente que la fiesta del Fuego Nuevo caía siempre en el segundo año del ciclo, o sea 2acatl.19

16 En el Ms. citado (Broda Ms.), capítulo sobre “Calendarios y astronomía”, explico en más detalle la vincula-ción entre la correlación de Tichy y mi reconstrucción de las fiestas del calendario. Esta correlación nospermite asignar una fecha fija a las fiestas de los meses. No es el lugar aquí de explicar las implicaciones másamplias de esta correlación fija (cfr. Broda Ms. y Tichy, 1976, 1978, 1980, Ms. a y b).

17 En su breve síntesis de la religión mexica, Carrasco afirma también que “una vez en cada ciclo, en un año 2caña, se pensaba que podría llegar el fin del mundo. Había entonces una gran ceremonia durante el mes deQuecholli o en Panquetzaliztli, cuando se sacaba fuego nuevo, y más tarde, al llegar el mes Tititl, se enterrabauna gavilla de varas que representaba el ciclo” (Carrasco, 1976:262). Desgraciadamente, Carrasco no indicasus fuentes para esta suposición.

18 Cfr. Broda, 1969:49 y s., y Ms., cap. sobre “Calendario y astronomía”. Esta hipótesis fue propuesta porprimera vez por Serna en el siglo XVII (1892:80, 81, 88), y reelaborada posteriormente por Sigüenza yGóngora, Gemelli Carreri, Clavigero, y en el siglo XX, por Zelia Nuttall (1904).

19 Cfr. Broda Ms.; Códice Mendocino, lám. I. III, XIV; HG VII:269.

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Cuadro 1. El calendario solar mexica, los meses y la orientación en el espacio: (Según F. Tichy, 16. 12. 1977,basado en Tichy 1976, cuadro 9, modificado; fechas según el calendario gregoriano).

A Calendario gregoriano 1975.B Días con determinadas direcciones a la salida y puesta del sol.C Desviaciones (de ángulos) de pirámides y edificios; de E a N, ángulos negativos (salidas

del sol en la mitad estival); de E a S, ángulos positivos (salidas del sol en la mitad invernal);las puestas del sol llevan los valores opuestos.

E Calendario mexica con 360+5 días, 18 periodos de días+5 nemontemi (19,-23. 11.);comienzo con xv Panquetzaliztli el 24,. 11., o con 1 Atlcahualco el 12. 2. según Sahagún.Los seis grupos de periodos de 60 días se relacionan con los seis puntos cardinales(según Carrasco, 1979, p. 55).

F Tonalpohualli de 260 días, dividido en 4 periodos de 65 días o 20 semanas de 13 días.Ss y Sw Solsticios de verano y de invierno.C 19 y C 20.5 Pasos por el cenit en el meridiano en 19º y 20,5º latitud Norte.M Los días de la mitad del año, 24.3. y 20.9., mitad estival - mitad invernal.

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Aunque no queda muy claro cómo se reconciliaba en la práctica esta aparente con-tradicción entre el comienzo de la cuenta calendárica por una parte (ce tochtli) y lafecha de la fiesta del Fuego Nuevo (ome acatl) por otra, encontramos una comproba-ción sorprendente de nuestra interpretación en el relato mítico sobre la creación delmundo. Según este relato la cuarta edad del mundo fue destruida por lluvias e inunda-ciones y, como consecuencia, el cielo se cayó sobre la tierra. Al entrar el mundo en suquinta edad, en el primer año era ce tochtli, los cuatro dioses creadores, con ayuda decuatro hombres creados por ellos, alzaron de nuevo el cielo y las estrellas. Despuésdieron vida a la tierra. En el segundo año, ome acatl, Tezcatlipoca se transformó enMixcoatl y con unos palos sacó Fuego Nuevo; se hizo fiesta a los dioses y se encendie-ron grandes lumbres (HMP:214 y s.). Este relato nos revela que existía una explicacióny un prototipo míticos para la celebración de la fiesta del Fuego Nuevo, en la cual seconmemoraba esta primera acción de Tezcatlipoca-Mixcoatl. Era por esta razón que lafiesta tenía que celebrarse siempre en los años dos acatl.

Una característica sobresaliente del calendario mexica era precisamente esta íntimamezcla entre mito y culto por una parte, y por otra, las regularidades matemáticasinherentes al calendario, así como la observación astronómica. A estas últimas doscaracterísticas me referiré en lo que sigue.

El mes de XV Panquetzalizti muestra en términos calendáricos una curiosa corres-pondencia por V Toxcatl, mes del cenit del sol. Esta correspondencia está llena deimplicaciones. Llama la atención que el día 18.11. es simétrico al 17.5., día del primerpaso cenital del sol en la latitud geográfica de Tenochtitlán . Al 18.11. le correspondeun acimut de la salida del sol con 110º15’ desviación E a S (+20º15’), mientras el 17.5se caracteriza por un acimut de la salida del sol de 69º45’, o -20º15’ desviación del ejeE hacia el N (cfr. Tichy, 1976, 1978; cuadro 1977). En la latitud geográfica deTenochtitlán (19º30’), el ángulo de ±20º15’ ocurre cuatro veces al año, o sea en losdos pasos cenitales del verano (17.5. y 27.7.) y simétricamente dos veces en el invierno(18.11. y 24.1.). La importancia de las dos fechas del invierno parece residir en lasimetría calendárica que se produce; simetría tanto de los acimuts de la salida del sol,las desviaciones en la orientación de edificios mirando hacia estos acimuts, como de losperiodos de día que los separan de los solsticios de verano e invierno respectivamente.Así, la distancia entre el 17.5. y el 21.6. son 35 días, y 34 días entre el 18.11. (desvia-ción de ±20º15’) dividen el año en dos partes casi iguales, una de 186 días (17.5. al18.11.), y la otra de 179 días (18.11. al 17.5.) (cfr. el cuadro 1). Es muy sugestivopensar que los mexicas hayan intentado fijar en su calendario las fechas del inviernoque correspondían a los pasos cenitales en el verano. Naturalmente hay que tener enmente que el cenit era la única fecha del ciclo solar que variaba de región en región;pero quizás este hecho explica precisamente la importancia de Panquetzaliztli y Toxcatlen el valle de México, dos fiestas en las que el simbolismo solar jugaba un papel desta-cado en las ceremonias.

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El calendario mismo da innumerables posibilidades de jugar con periodos de tiempo,y por las cualidades matemáticas inherentes a los ciclos, estas combinaciones siempredan algunos resultados. Estoy convencida de que no solamente nosotros caemos vícti-mas del encanto que ofrecen estos cálculos, sino que ésta fue también una de las prin-cipales ocupaciones, por no decir obsesiones, de los sacerdotes astrónomos prehispánicos.

Es de notar que en este caso el estudio del ciclo de las Pléyades en relación con laestructura interna del calendario solar, nos ha llevado a reconocer en el calendariomexica la fecha del anti-cenit (nadir) del sol, cuando a fines de noviembre el sol pasa amedia noche 180º debajo de la posición que alcanza a mediados de mayo en el día delcenit. Se desprende de nuestro análisis, que esta fecha era sumamente importante en elcalendario mexica puesto que el nadir del sol coincidía en ella con el paso de las Pléyadespor el meridiano a media noche y además coincidía con la fiesta del Fuego Nuevo cada52 años. Esta observación es significativa, ya que hasta ahora se conocían muy pocosdatos sobre la existencia del concepto del anti-cenit en Mesoamérica.20 Sin embargo,sabemos por el otro lado que este concepto jugaba un papel destacado en el área andinasegún han demostrado las investigaciones de T. Zuidema (1977), G. Urton (1981) y A.Aveni (1982). Para los incas esta fecha simbolizaba el dualismo del eje vertical-antiverticalque era fundamental en su cosmovisión y que sigue siendo una tradición viva en partesdel área andina hasta el día de hoy.

Al cenit del sol en mayo le corresponde el comienzo de la época de lluvias, mientrasque el nadir en noviembre coincide con el comienzo de la estación seca. Durante estaúltima parte del año el sol es más claramente visible que durante la estación de lluvias,hecho que parece reflejarse en la relación mítica importante que el sol tiene con losmeses de noviembre/diciembre (Atemoztli/Panquetzaliztli) en la cosmovisión prehispá-nica. En un trabajo reciente, S. Milbrath señala que mientras en su primer paso cenitalel sol se encuentra en conjunción con las Pléyades, en su nadir pasa por la constelacióndel Escorpión. Las constelaciones de las Pléyades y del Escorpión, situadas a 180º dedistancia una de la otra, expresan, por lo tanto, una relación de contrarios al mismotiempo que de complementos estacionales, vinculados con el cenit y el nadir del solrespectivamente (Milbrath, 1980). Es de notar que G. Urton ha estudiado fenómenossimilares en el altiplano andino, donde hasta el día de hoy existe la concepción de unaoposición entre las Pléyades y la cola del Escorpión, oposición que expresa unaestructuración básica del tiempo y del espacio en forma de un diagrama cósmico. Lasdos constelaciones que llevan ambas el nombre collca (“almacén”, “granero”), dividenel tiempo y el espacio del cielo nocturno en dos secciones más o menos simétricas;

20 En un trabajo reciente, S. Milbrath (1980) explora en más detalle el significado del nadir del sol en el caso deMesoamérica. Cfr. también Gritard (s.f.) que señala una serie de datos etnográficos sumamente interesantesprocedentes de la región chortí.

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representan un eje que se puede usar como línea de orientación para calcular distanciasen el espacio celestial y terrestre; además, la observación de los collca está íntimamenterelacionada con el ciclo agrícola (Urton, 1981, cap. 7, fig. 33 y 34).

El culto de las Pléyades en Mesoamérica

Datos astronómicosLa relaciones de simetría interna del calendario solar que hemos señalado en los párra-fos anteriores se conectan con una serie de hechos astronómicos propios del ciclo de lasPléyades. La enorme importancia atribuída a esta última constelación en Mesoaméricaparece derivarse precisamente de su íntima vinculación con el ciclo solar según tratare-mos de demostrar en las páginas siguientes.

Resulta que al paso de las Pléyades por el meridiano a media noche, que tiene lugaren noviembre, le corresponden, a una distancia de aproximadamente seis meses, las dosfechas importantes de su puesta y salida helíacas a fines de abril y fines de mayo, respec-tivamente. El acontecimiento más importante del ciclo es la salida helíaca, o sea elprimer orto de la constelación en el cual se ve al amanecer antes de la salida del sol. Estefenómeno ocurre una vez al año y su observación sistemática representa una manerasencilla y precisa para determinar la duración del año tropical. En varias civilizacionesantiguas usaban este método para fijar la duración del año en su calendario (Aveni,1972:539; Nilsson, 1920:276 y s.).

En el cuadro 2 exponemos los periodos relevantes del curso de las Pléyades, confecha para el año 1500 d.C. (entre paréntesis las fechas actuales) y la latitud de 19º30’N- 21ºN (la latitud de Tenochtitlán de 19º30’N, no muestra prácticamente ningunavariación con los datos de 21ºN). El cuadro se basa en los datos astronómicos segúnAveni, 1980, y comunicación personal. Para los fines que nos interesan aquí hemostratado de explicar de la manera más sencilla posible las fechas principales del ciclo delas Pléyades y de imaginarnos cómo se presentaban éstas al observador del cielo nocturno.

Expuesto de esta manera, el curso anual de las Pléyades resulta sumamente intere-sante. Debe haberse presentado al observador prehispánico como un “curso contrarioal sol”. Según se desprende del cuadro, las Pléyades salen a fines de mayo con el sol (alamanecer) por el Este, lo que significa una salida “paralela” al sol (E-E). Su movimientoen adelante es contrario al sol hasta que en noviembre salgan a la puesta del sol por elEste (Oe-E). A fines de noviembre empiezan a ponerse al amanecer por el Oeste, con-trario al sol (E-Oe); y finalmente desaparecen cada día más temprano hasta ponerse afines de abril por el Oeste paralelamente a la puesta del sol (Oe-Oe). Después iniciansu periodo de invisibilidad que dura aproximadamente un mes, al cabo del cual salennuevamente parelelamente al sol.

No sabemos cómo se representaban los mexica el curso de la constelación en térmi-nos míticos, ni cuáles fueron sus explicaciones objetivas de este fenómeno astronómico.

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Cuadro 2. El ciclo de las Pléyades: año 1500 d. C. - latitud 19º30’ - 21ºN.(entre paréntesis las fechas actuales).

Cuadro elaborado en base a los datos de Aveni, 1980:109-117, y comunicación personal.

Abril 26 - mayo 29 No son visibles.(mayo 3 - junio 4)

Mayo 29 (junio 4) El primer día en que salen por el E antes de amanecer.Salida helíaca (amanecer) En adelante salen cada día más temprano que el sol,(salen por el E al amanecer, hasta noviembre. En este periodo se ven al principioantes de la salida del sol, sólo al amanecer, progresivamente se ven desdeparalelas a éste). la noche hasta el amanecer.

Noviembre 1 (nov. 7) Aparecen después de la puesta del sol por el E.Puesta helíaca (amanecer) Entre noviembre 1 - noviembre 18 se ven de la puesta(se ponen por el Oe antes del sol (saliendo por el E) hasta el amanecer (ponién-del amanecer, salen después dose por el Oe), o sea durante este mes son visiblesde la puesta del sol por el toda la noche.E, contrarias al sol).

Noviembre 16 (nov. 22) Pasan por el cenit a medianoche.Cenit a medianoche

Noviembre 18 (nov. 25) Empiezan a ponerse por el Oe antes del amanecer.Salida helíaca (crepúsculo) Se ven de la puesta del sol (saliendo por el E)(salen por el E después de hasta antes del amanecer (poniéndose por el Oe).la puesta del sol, se ponenpor el Oe antes del amane-cer, contrarias al sol).

Abril 26 (mayo 3) Desde noviembre 18 - abril 26 se ponen cada díaPuesta helíaca (crepúsculo) más temprano hasta ponerse el 26 de abril por el(se ponen después de la Oe antes de la puesta del sol. Esto significa quepuesta del sol por el Oe, desaparecen de la vista durante un periodo deparalelas al sol). aproximadamente un mes, hasta el 29 de mayo

cuando salen nuevamente por el E al amanecer.

Estas fechas sólo tienen una validez aproximada, ya que variaciones en las condicionesatmosférica y topográficas pueden causar una diferencia de varios días por ambos lados.Todas las fechas según el calendario Gregoriano.

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Sin embargo, las regularidades de este curso parecen haber impuesto en la cosmovisiónprehispánica una cierta “simetría opuesta” entre el curso del sol y el de las Pléyades,simetría que astronómicamente se relacionaba con el paso del sol por el cenit.

El mes de mayo, cuando las Pléyades desaparecen de la visibilidad seguida despuéspor su salida helíaca al amanecer, es precisamente el mes del cenit del sol; correspondeal mes prehispánico de Toxcatl. En el territorio mesoamericano (desde Copán, Hondu-ras, con la latitud geográfica de 15º N, hasta Aguascalientes con 22º N), el primer pasocenital del sol tiene lugar entre el 1 de mayo (15º) y el 1 de junio (22º), mientras elsegundo paso ocurre entre el 12 de agosto (15º) y el 11 de julio (22º) (Tichy, Ms. b; cfr.el cuadro 3).

Los pasos del sol por el cenit tenían una extraordinaria importancia en Mesoamérica;el primer paso cenital destacaba además por su estrecha relación con los fenómenosclimatológicos y, por lo tanto, con el ciclo agrícola. Se trata de un fenómeno climatoló-gico propio del trópico de que el comienzo de la época de lluvias dependa del primerpaso del sol por el cenit. Esta es también la época apropiada para la siembra en elcultivo de temporal, o más bien la fecha cuando ésta debe haber terminado. Lo particularen el caso estudiado es que los fenómenos del cenit del sol, del comienzo de la estaciónde lluvias y la siembra hayan coincidido con las fechas claves del ciclo de las Pléyades,o sea su ocultación durante el mes de mayo y su nueva aparición a fines del mes.

Latitud Pasos del sol Distancia Periodos Desviación deNorte por el cenit días número la puesta del Lugar

I II sol (acimut)

15º mayo 1 - agosto 12 103 2 x 52 + 15º33’ Copán/Honduras16º mayo 4 - agosto 9 97 + 16º40’17º mayo 8 - agosto 5 89 + 17º48’ Monte Albán18º mayo 12 - agosto 1 81 2 x 40 + 18º58’ La Venta19º mayo 16 - julio 28 72 2 x 36 + 20º08’ Cholula20º mayo 20 - julio 23 64 + 21º21’ Tula20º25’ mayo 22 - julio 21 60 3 x 20 + 21º51’ Uxmal, C. Culiacán21º mayo 25 - julio 18 54 + 22º34’ Mérida22º junio 1 - julio 11 40 2 x 20 + 23º50’ Aguascalientes23º junio 10 - julio 2 22 + 25º07’23º26,5’ junio 21 0 + 25º42’ Alta Vista (JB)

Cuadro 3. Los días del paso del sol por el cenit entre 15º y 23ºN, su distancia y las desviaciones de la puesta del sol(año 1975) (cuadro según Tichy, Ms. b).

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La coincidencia de estas fechas es particularmente sorprendente para Teotihuacánen el periodo del inicio de sus grandes construcciones. Alrededor del año 150 d.C., lasalida helíaca de las Pléyades ocurrió precisamente en la fecha del primer paso del solpor su cenit en la latitud geográfica de Teotihuacán (19º41,5’ : 18 de mayo). La observa-ción de este hecho astronómico parece haber motivado a los constructores de esta granciudad de atribuir una especial importancia a la constelación. Así, por ejemplo, el acimutde la puesta de las Pléyades (14º40’ Oe a N) posiblemente influenció también en laorientación de uno de los ejes principales del plano de Teotihuacán (15º21’ Oe a N).21

Sin embargo, debido a la precisión de los equinoccios que resulta en un cambiolento del acimut de las salidas y puestas, la salida helíaca de las Pléyades ocurre cada 70años un día más temprano (Aveni, comunicación personal).22 Por lo tanto, las Pléyadesno permiten mantener una correspondencia exacta entre la fecha de su salida helíaca ylos fenómenos solares, o con las orientaciones en la arquitectura. El hecho de queencontremos la orientación de 16º-17º de Teotihuacán repetida posteriormente entantos otros sitios, parece ser más bien una repetición de una orientación consagradaen términos político-religiosos, pero que ya no correspondía al fenómeno astronómi-co, el de la puesta helíaca en este caso (cfr. Aveni 1975:170; 1977:7).23

Por otra parte, hay noticias de que en el momento de la Conquista, los grupos de lacosta del Golfo contaban el principio del año a partir de la desaparición helíaca de lasPléyades, que para esta época acontecía a fines de abril24 (cfr. cuadro 2). Seler sugiereque este evento astronómico, junto con el paso del sol por el cenit unos 20 días mástarde, marcaban la importancia del mes de Toxcatl que, según interpretación de esteautor, era además el primer mes del calendario indígena (1899:166).

Esta interesante posibilidad de que haya existido una conexión entre la observaciónde las Pléyades, el cenit del sol y el principio del año prehispánico, requiere ser investi-gada más a fondo. Equivaldría, en otras palabras, a la existencia, en Mesoamérica, deun “año de las Pléyades”.25 Sin embargo, la conclusión principal que se desprende de lo

21 La avenida de los Muertos se encuentra en un ángulo recto con relación a este eje (15º 25’ N a E) (Aveni,1975:168 y ss.; 1977:5).

22 La precesión de las Pléyades, de un día cada 70 años, no es grande, sumando 20 días en 1400 años que habíantrascurrido desde épocas teotihuacanas. Es decir, a mediados del siglo XV, la diferencia con el año 100 d.C.eran unos 20 días, mientras actualmente llegan a constituir aproximadamente 29 días. Hoy día la salidahelíaca de las Pléyades ocurre el 4 de junio (Aveni, 1980:110).

23 Además existen otras posibilidades de explicación para la orientación de 16º-17º. Según demuestra F. Tichy(Space and Time in the cosmivision of Mesoamerica, 1982), el ángulo de 17º10’ resulta también de unsistema de dividir el año en cuatro partes de 91, 93, 92 y 89 días respectivamente, correspondientes a losrumbos de E-N-Oe-S. Se trata de una división interna del calendario que estaba íntimamente conectada conasociaciones cosmológicas y no dependía de la latitud geográfica.

24 Petrus Martyr, 1512:15; citado por Seler, 1899:166; cfr. Dütting 1979:147.25 Lo que significaría que la duración y el comienzo del año, se hayan calculado a partir de la puesta helíaca de

las Pléyades a fines de abril. Cfr. también Förstemann (1891) sobre la posibilidad del “año de Pléyades” entrelos mayas clásicos.

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arriba expuesto, no era, quizás, la correspondencia exacta de días fijos, sino, en térmi-nos más generales, la coincidencia de una serie de fenómenos de tipo astronómico,climatológico y socio-cultural: La desaparición de las Pléyades del cielo nocturno prece-día el día del cenit y con esto anunciaba el comienzo de la época de lluvias. Era la épocacuando en el altiplano central terminaba la siembra, y ésta, según es bien sabido, varíapor unos días y semanas de región en región, debido a las grandes diferencias ecológicasy de altura en el área mesoamericana. Además, como hemos visto, las fechas de los pasosdel sol por el cenit, varían también según la latitud geográfica. En el área maya, delsureste de México, Guatemala y Honduras, el sol pasa por el cenit en los primeros díasde mayo, fecha que coincide en esta latitud con el inicio de la siembra. El texto jeroglí-fico del Códice Dresden (31b-35b) indica que los mayas prehispánicos considerabanque la desaparición de las Pléyades26 señalaba el “comienzo de la estación de lluvias” y,al mismo tiempo, la preparación de la milpa para la siembra27 (Dütting, 1979:147,148).

Por el otro lado, la salida helíaca de las Pléyades ocurría unos días después del pasodel sol por el cenit, lo que subrayaba nuevamente la íntima relación entre el curso deambos astros; el hecho de que las Pléyades salieran nuevamente después del cenit solar,podría haberse interpretado como consecuencia de este último acontecimiento impor-tante.

Datos etnográficos modernos

Nuestra interpretación de los datos arqueológicos viene a ser corroborada de manerasignificativa por datos etnográficos modernos. Hasta la actualidad, las Pléyades tienenuna gran importancia entre los campesinos mayas de Chiapas, Guatemala y Honduras.Entre los tzotziles de Chiapas sirven hasta el día de hoy para determinar ciertos perio-dos de la noche en relación con la luna y Venus.28

Los cakchiqueles y quichés de Guatemala las relacionan específicamente con el co-mienzo de las lluvias, Se dice que los mo’otas (Pléyades)29 cambian de andar de “detrásdel sol” a “delante del sol”, cuando comienzan las lluvias a mediados de mayo (Remington,1977:82,83). Indudablemente, se trata de una referencia a los fenómenos menciona-dos del curso de las Pléyades.

26 La puesta helíaca, expresada por el glifo tzab.chi-ah, “las Pléyades son comidas” (Dütting, 1979:147).27 cab.chol/col-pak.al, “se afloja la tierra para sembrar” (Dütting, 1979:147).28 Datos de San Pablo, Chenalhó y Larraínzar, Chiapas (Köhler, 1982). Para la época prehispánica informa

Landa que los mayas observaban las Pléyades y Géminis durante la noche para determinar la hora de laestrella de la mañana (ed. Tozzer, 1941:132). Sahagún da una información muy parecida para los mexica(Primeros Memoriales: Códice Matritense del Real Palacio, fol. 282 v., trad. por Schultze-Jena, 1950:56-69).

29 mo’ots (mu’uts), “los que viajan juntos” (chuj) o “puñado” (quiché) (Remington, 1977:82-83).

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Pero además, los quichés y cakchiqueles consideran a las Cabrillas el signo del mesde noviembre, cuando se les llama fetal akap, “señal de la noche”, porque salen a lapuesta del sol y son visibles toda la noche (op. cit.).

Entre los choles, kekchis y chortís, la siembra se suele iniciar el 25 de abril, fechaque marca también el principio del año y el comienzo de la estación de lluvias (Sapper,1897:281; Wisdom, 1940:462). Los chortís que habitan la región fronteriza entreGuatemala y Honduras, cerca del territorio del gran centro clásico, Copán, celebranestos días importantes ceremonias para atraer la lluvia que culminan con la fiesta de laSanta Cruz el 3 de mayo (Wisdom, op. cit.). Según Girard, los chortís atribuyen unagran importancia a las noches del 25 al 30 de abril que preceden el primer paso del solpor el cenit, fenómeno que en esta latitud ocurre el 1 de mayo. Durante estas nochesobservan en el cielo nocturno el Orión, la cruz del Sur y sobre todo las Pléyades (more),cuya posición anuncia para ellos el cenit del sol y con eso la llegada de las lluvias. El 1de mayo tiene lugar la siembra del maíz.

Por otra parte, la celebración del solsticio de invierno que entre los chortís dura del19 al 27 de diciembre, se relaciona también con la observación de las Pléyades. Lossacerdotes del culto indígena dicen que en esta época las Pléyades y Orión salen a lapuesta del sol y desaparecen al amanecer. El 25 de abril las Pléyades cambian su posi-ción. Hemos visto que después de un periodo de ocultamiento, las Pléyades apareceránnuevamente a principios de junio por el Este acompañando a la salida del sol. Para loschortís estos significa que las Cabrillas “renacen” y empiezan nuevamente su cursoanual en correlación con el paso del sol por el cenit (Girard, s.f.:98-162; 334,335).

Aquí cabe señalar otra circunstancia de una continuidad conspícua de ceremoniasprehispánicas hasta la actualidad. Hoy día se celebra el 3 de mayo en todo México yGuatemala el día de la Santa Cruz, fiesta católica sobrepuesta sobre las ceremoniasprehispánicas de la siembra.30 Se trata de la fiesta mexica de Huey tozoztli dedicada aChicomecoatl y Tlaloc. Según la correlación de Tichy (cfr. el cuadro 1), este últimomes prehispánico terminaba el 2 de mayo, mientras el 3 de mayo empezaba Toxcatl. Enla época mexica, la puesta helíaca de las Pléyades ocurría alrededor del 26 de abril, o seaa mediados del mes Huey tozoztli, precediendo así el comienzo de Toxcatl, mes del cenitdel sol.31 La continuidad señalada hasta la actualidad se debe a que sigan existiendo las

30 En cuanto a datos etnográficos modernos, cfr. Broda (notas de campo 1980, Ameyaltepec, Guerrero); Olivera,1979; Köhler, 1977.

31 S. Milbrath (1980) da una interesante exposición sobre las características astronómicas que se relacionan conel 3 de mayo, basándose en Girard (1949, s.f.). Según estos autores, la fiesta católica de la Santa Cruz parecevincularse directamente con el concepto de los antiguos mayas de una cruz astronómica formada por laintersección del curso este-oeste del sol (la eclíptica) en el cenit, y el curso norte-sur de la Vía Láctea (Girard,1949:566). Las Pléyades son una constelación central para esta cruz puesto que están situadas sobre la eclíptica;también se encuentran cerca de la Vía Láctea y alcanzan la posición del cenit en la latitud de Mesoamérica.Girard señala que las constelaciones más importantes de los chortís de Honduras son aquellas que están situadassobre la eclíptica, en cercanía de la Vía Láctea, y se asocian con pasos por el cenit (Girard, 1949:422, 456, 566).

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mismas condiciones climatológicas y del ciclo agrícola de temporal, que comienza enestos días.

Datos comparativos

No sólo existen datos que comprueben la importancia de la observación de las Pléyadespara Mesoamérica, sino que las encontramos en estrecha relación con el calendariotanto en Norte como en Sudamérica. Existen numerosas referencias a la importanciade esta constelación entre los indios pueblo del Suroeste de los Estados Unidos, juntocon la observación del sol, de la luna, Venus y Orión (cfr. Aveni, ed.1975:33, 57, 63,73, 74). Entre los tewa recibían el nombre de “estrella de verano” porque en esta latitudsu orto helíaco anunciaba el comienzo del verano (op. cit.:33). También hay noticiassobre los sherente y los pawnee de las llanuras de Norteamérica,32 así como entre losblackfeet y los navajos.33

En el área andina, los incas adoptaron el culto de las Pléyades del reino de los chimual conquistar éste.34 La constelación simbolizaba en el antiguo Perú los graneros delmaíz y se les daba culto porque hacían crecer el maíz (Frazer, 1933; Urton, 1981, cap.7). Es de notar que en esta latitud sur la desaparición de la Pléyades se relacionaba conla época de la cosecha, al contrario de Mesoamérica (cfr. Zuidema, 1977; Broda Ms.).En muchas otras regiones de Sudamérica, desde el Paraguay hasta el Brasil, la observa-ción de las Pléyades se conectaba con el comienzo de las lluvias y con el ciclo agrícola,a veces también con el principio del año (Frazer, op. cit.:309, 310; Nilsson, 1920:275).En el noreste de Sudamérica, el “año de las Pléyades” tenía una difusión muy amplia(cfr. Von den Steinen, 1891).

Sin embargo, no sólo en el Nuevo Mundo sino también entre numerosos pueblosde Asia, Polinesia, Melanesia, Australia, Africa y la Antigüedad Clásica de Europa, lasPléyades jugaban un papel muy importante.35 Aunque la mayoría de estos pueblos eranagricultores, figurando prominentemente entre ellos los antiguos griegos, también en-contramos grupos de cazadores-recolectores como los aborígenes de Australia o los deKamchatka del norte de Asia. La particularidad de las Pléyades ha sido, a nivel mun-dial, su íntima conexión con los fenómenos climatológicos, los ciclos naturales y poste-riormente, después de la invención de la agricultura, con las actividades agrícolas y elcalendario. Su asociación con la lluvia explica la importancia que tenían aún entretribus de cazadores-recolectores (como los australianos), ya que entre éstos el culto dela lluvia jugaba también un papel fundamental.

32 Aveni, (ed.) 1975:169; ed. 1977:133; Levi-Strauss, 1964.33 Frazer, 1933, part V, vol. I:311-312; Orenstein Ms.; Coe, 1975:24; Haile, 1974.34 Müller, 1972:61, 62; Frazer, op. cit.:310.35 Cfr. Frazer, op. cit.:307-319; Enciclopedía Universal Ilustrada 1928, vol. 59:906-910; Nilsson, 1920:275-277.

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Aunque falta mucho por investigar al respecto,36 el material comparativo nos sirvepara hacernos ver que la problemática estudiada en Mesoamérica no es de ningunamanera única. Esto nos permite interpretar con más seguridad los datos particularesque han surgido del análisis de la fiesta del Fuego Nuevo. La gran mayoría de las cultu-ras tuvieron cuenta del curso de las Pléyades paralelamente a la observación del sol, laluna, el planeta Venus, y algunas otras constelaciones. Cabe preguntarse si la distribu-ción tan universal del culto de las Pléyades no se debe, quizás, a un estrato cultural muyantiguo, anterior a la migración de los cazadores-recolectores paleolíticos al NuevoMundo. Los comienzos de la observación de los astros seguramente datan de estasépocas remotas. En sus migraciones, estos pueblos se orientaban por el sol e igualmentepor el cielo nocturno.

En este contexto cabe señalar que los primeros inicios de la observación de las Pléyadesen Mesoamérica parecen remontarse al horizonte olmeca, a, por lo menos, el año 1000a.C. (Chesley Baity, 1975:380; Hatch,1971), coincidiendo así como los principios dela observación astronómica sistematizada y la formulación del calendario. Hemos vistoque en Teotihuacán esta constelación tenía una importancia muy particular, al coinci-dir su salida helíaca con el cenit local del sol (para 150 d.C.). Los datos etnográficosrecientes de México y Guatemala nos demuestran que hasta hoy día las Cabrillas hanconservado esta íntima relación con el cenit y el comienzo de la época de lluvias. Esteejemplo nos deja entender con particular claridad la importancia de ciertas observacio-nes astronómicas para el campesino prehispánico, observación que sigue teniendo vi-gencia para el campesino actual. Los fenómenos astronómicos sirven para anunciar lafecha propicia para la siembra, y de esta manera se asociaban también simbólicamenteen el calendario ritual prehispánico. La importancia de las Pléyades en el culto mexica sederivaba del hecho de que marcaran el inicio y el fin del ciclo agrícola del maíz de temporal,dividiendo el año en dos partes: el del cultivo y el de la cosecha y del descanso.

Diferentes niveles de simbolismo en la fiesta del Fuego Nuevo

De lo arriba expuesto se puede concluir que un nivel del simbolismo de la fiesta delFuego Nuevo se conectaba con el culto de la lluvia y la agricultura. En este sentido esde notar que el Cerro de la Estrella en cuya cumbre se sacaba el Fuego Nuevo, es uncerro agujereado por innumerables cuevas. Según la cosmovisión prehispánica, los ce-rros tenían la función de retener el agua “como vasos grandes o como casas llenas deagua” (HG XI, cap. 12; t.3:344). El agua de las fuentes, los ríos y lagos procedía delTlalocan o paraíso del dios de la lluvia y se encontraba bajo el mando y dominio de esta

36 Cfr. el capítulo del manuscrito citado (nota 3), donde presento datos más detallados que indican futurasposibilidades de profundizar en este estudio.

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deidad. Pero los dioses de la lluvia eran también los antiguos dueños de la agricultura(cfr. Broda, 1971). Encontramos muchos santuarios prehispánicos construidos encimade cuevas, así por ejemplo la pirámide del Sol en Teotihuacán (cfr. Heyden, 1975), o lasconstrucciones de Xochicalco.

En este sentido, la fiesta del Fuego Nuevo conformaba con el simbolismo generaldel culto mexica que giraba alrededor de la fertilidad y el simbolismo agrícola, tal comoes lógico en una sociedad cuya base material fundamental era la agricultura, y que vivíaen un ambiente natural amenazado constantemente por la falta o el exceso de las lluvias(cfr. Broda Ms.). Sin embargo, con este simbolismo se mezclaba otro que nos interesaespecíficamente en nuestra investigación. La celebración de la fiesta del Fuego Nuevotenía claras pretensiones políticas y de demostración del poder. Así dice Motolinía queel Señor de México, Motecuhzoma, tenía especial devoción y reverencia al templo quese encontraba en la cumbre del Huixachtecatl.

Es de notar, de paso, que este cerro se situaba en una posición estratégica singular enmedio del valle.37 Los participantes en la ceremonia eran los sacerdotes mexica atavia-dos como dioses. La ceremonia nocturna en la cumbre del cerro era presenciada desdelejos, desde “los cerros circunstantes”, por toda la población del valle que, al aparecer laluz del Fuego Nuevo, empezaba a hacerse autosacrificios de sangre. El fuego era pren-dido en el pecho de una víctima que se había escogido entre los más valientes cautivosde guerra.

Pero el Fuego Nuevo no se repartía en el cerro mismo, sino que era llevado al Tem-plo Mayor de Tenochtitlán , o quizás al palacio de Motecuhzoma. El templo y el pala-cio representaban el corazón del imperio mexica; eran no sólo el centro político sinotambién el axis mundi (Eliade), centro religioso y mítico en términos de la cosmovisión.Allí se hacía otro sacrificio humano, y se rociaba el fuego con la sangre del cautivosacrificado. “Esto acabado, estaban allí esperando de muchos pueblos para llevar lalumbre nueva a los templos de sus lugares, lo cual hacían de licencia del gran pontífi-ce”. Es obvio el significado político de esta ceremonia:

Previamente se tienen que extinguir las lumbres en todos los templos y las casas; lasciudades del valle se hunden en la oscuridad. El Fuego Nuevo que es el símbolo de unnuevo ciclo de 52 años, es producido por los sacerdotes mexica. Se reparte desde la sededel poder político-religioso del imperio, el Templo Mayor de Tenochtitlán . Los emisa-rios de los pueblos conquistados acuden allí para recibir el Fuego Nuevo de manos del

37 Este cerro, que abarca un gran número de cuevas y restos arqueológicos sin explorar, tenía una gran impor-tancia simbólica en la cosmovisión prehispánica del valle de México. Aún el día de hoy mantiene parte de suvalor mágico para los habitantes de Iztapalapa donde subsiste una ideología campesina local articulada demanera anacrónica con la aglomeración urbana del D.F. del cual forma parte (agradezco estas informacionesa Saúl Roldán, de la Escuela Nacional de Antropología e Historia).

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sumo sacerdote mexica; lo llevarán a sus respectivas ciudades garantizan así la continui-dad del orden cósmico y de la vida social. Los ritos establecen una relación de depen-dencia entre los pueblos conquistados y el centro mexica, dependencia religiosa querefleja relaciones sociales, económicas y políticas más amplia.38

La fiesta del Fuego Nuevo se había celebrado ya antes de la fundación de Tenochtitlán(HMP:228; Códice Mendocino, lám. I), y se celebraba igualmente en otros centros polí-ticos alejados; era un rito que formaba parte de la tradición cultural mesoamericana yera compartido por diferentes grupos étnicos. Sin embargo, hemos señalado aquí cómoadquirió funciones de la demostración de poder de los mexica como pueblo dominan-te del valle de México y el imperio. La fiesta del Fuego Nuevo proporcionaba la legiti-mación del dominio mexica, expresándola en términos religiosos en el culto de lasPléyades, constelación íntimamente relacionada con el sol, las lluvias y la agricultura.La pretensión de que el Estado mexica jugara un papel necesario en este culto, expresa-ba a nivel ideológico la pretensión de su supremacía política. Aunque los gobernantesmexica trataron de esta manera de hacerse indispensables para la reproducción de losfenómenos naturales y para la continuidad del mundo, no lograrían la aspiración decimentar tan firmemente las estructuras de su gobierno. El último tlatoani MotecuhzomaXocoyotzin, hizo construir un nuevo templo en el Huizachtecatl,“el Cerro de la Estre-lla”, que fue ignaugurado el año 2 caña, 1507. Como es bien sabido, ésta iba a ser laúltima fiesta del Fuego Nuevo que se celebrara en territorio azteca independiente (Có-dice Telleriano-Remensis, lám. XXV).

38 Es de notar que el culto del fuego ha jugado un papel importante en todas las culturas del mundo. En Europalumbres se encendían con ocasión de eventos astronómicos, interpretados en términos cristianos (los fuegosde San Juan, 21.6), en relación con la Semana Santa, el ciclo agrícola y numerosas otras ocasiones del calen-dario campesino. En varias civilizaciones antiguas el fuego se conectaba con la legitimidad del poder político(el culto de las vírgenes vestales en Roma), la purificación religiosa y el culto de los muertos (ritual hindú)(cfr. Frazer, 1933, part. VII, vol. I).

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CERRO DE LA ESTRELLA

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† La topografía de algunas de las cuevas mencionadas en este artículo podrá ser consultada en el texto deMontiel, en este volumen, a partir de la designación de cada cueva por su número de registro (ejem. C-069),que corresponde a la clave asignada por el Proyecto de Investigación, Protección y Adecuación de la Zona Arqueo-lógica del Cerro de la Estrella del INAH. Asimismo, la clave PT (ejem. PT-06) para los petroglifos del sitio.

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El sistema cavernario del Huizachtepetl †

Ismael Arturo Montero García

Introducción

El Huizachtepetl fue uno de los cerros rituales más significativos del México anti-guo. Su importancia radicaba en su ubicación, manejo del paisaje y a la gran can-

tidad de cuevas consagradas. Así lo demuestran al menos los códices, y las evidenciasarqueológicas. Las cuevas fueron las receptoras de la deidad en múltiples formas yadvocaciones. Acompañaron a la cueva, la religión, el mito, el ritual y el sacrificio. Ahíse escenificaron los mitos cosmogónicos y otras tantas liturgias que apenas hoy empe-zamos a interpretar. En el Huizachtepetl la cueva fue venerada, de ahí el sentido deespeleolatría que intento sustentar en este título.

El Cerro de la Estrella o Huizachtepetl (fig. 1) en la actualidad es un sitio envueltopor lo mítico, los lugareños hablan de fenómenos paranormales y de fantásticas histo-rias acontecidas en sus cuevas. En ellas losvestigios arqueológicos son evidentes, perono se había realizado con anterioridad unregistro sistemático, ni siquiera se sabía conexactitud con cuántas cuevas contaban yqué guardaban en su interior.

Antecedentes

A finales de 1997, fui invitado por inves-tigadores del Instituto Nacional de Antro-pología e Historia (INAH) para realizar la Figura 1. Aspecto de la ladera sur del Huzachtepetl, 1997.

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prospección espeleoarqueológica del Cerro de la Estrella, posteriormente me incorporéal Proyecto de Investigación, Protección y Adecuación de la Zona Arqueológica del Cerro dela Estrella, y para finales del primer trimestre de 1998 contábamos con resultados pre-liminares publicados en 1999 y 2000.1

A finales del año 2000 el arqueólogo Tim Tucker, de la Mesoamerican ResearchFoundation, me ofreció el apoyo económico para concluir el registro y presentar losresultados en la Annual Meeting of the Society for American Society en el simposio deno-minado New Light on Ancient Mesoamerican Caves Use, para abril de 2001 en NuevaOrleáns. Para la disertación en el aspecto teórico se sumó el reconocido arqueólogo decuevas James Brady, de la Universidad de California. Ambos preparamos el trabajodenominado Cerro de la Estrella and Caver for Ritual Use (2001, s.p.), que ademásincorpora los trabajos de campo que realicé de febrero a marzo de 2001 con los cualesse concluye el registro espeleoarqueológico en su totalidad. Es necesario apuntar queesta última temporada es parte del programa de acreditación para el doctorado enAntropología Simbólica que cumplo en la Escuela Nacional de Antropología e Histo-ria (ENAH) con beca del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología CONACyT.

Desconocemos la publicación de algún trabajo de exploración sistemática para lascuevas del sitio. Sólo obtuvimos algunas citas aisladas para dos cuevas en el Informe deExploración del Sitio Arqueológico del Cerro de la Estrella (Ramírez, 1984:21 y s.).Por otra parte, en el mapa de la Subdirección de Registro Público de Monumentos yZonas Arqueológicas del INAH de 1991 sólo se destacan cuatro cuevas. Para la décadade 1970 se reportan trabajos de salvamento arqueológico al somonte, sobre la BarrancaMoctezuma en cuevas (no definidas) ahora cubiertas por un relleno sanitario clandes-tino de donde fueron rescatados del saqueo entierros secundarios con ofrendas (Nico-lás García Ortiz, comunicación oral, 1998).

La trascendencia del Huizachtepetl motivó trabajos arqueológicos en todo el siglopasado, ya sea en sus alrededores o en la cima en el templo del Fuego Nuevo. La prime-ra intervención fue de Franz Boas en 1911, de aquel entonces y hasta el presente se hansucedido nueve temporadas de excavación (cfr. García, 1997:5) pero en ninguna deellas se han investigado metódicamente las cuevas y las laderas de la montaña con susmúltiples petroglifos y terrazas. Sólo hasta ahora realizamos un registro sistemático,justamente cuando el monte sucumbe ante la mancha urbana que arrasa y devora todovestigio del pasado.

Recorrido de superficie

Los recorridos de superficie preliminares se efectuaron entre el 8 y 12 de diciembre de1997. La prospección sistemática del cerro y el correspondiente registro espeleoarqueo-

1 Cfr. Montero, 1999b, 2000a, y 2000b.

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lógico se iniciaron el 5 de enero de 1998 continuando los trabajos por tres semanas. Sinembargo, el registro quedó incompleto por carencias presupuestales. De esa prospecciónse delimitaron las principales zonas de interés arqueológico sobre una carta topográficaelaborada por el INAH (1991). Es nece-sario apuntar que dos registros se reali-zaron fuera del parque nacional eniglesias construidas sobre espeluncas quecorresponden a la “Iglesia de NuestroSeñor de la Cuevita” C-143 y la “Iglesiade Nuestra Señora de Lourdes” C-144,ambas en el somonte septentrional.

En la primera temporada se registra-ron 27 espeluncas, utilizando para su ex-ploración materiales como cuerdas,mosquetones y otros accesorios que fue-ron suministrados por la Escuela Nacio-nal de Espeleología de la Cruz Roja Mexicana.

Esta temporada culminó con la entrega del in-forme correspondiente al director del Proyecto deInvestigación, Protección y Adecuación de la Zona Ar-queológica del Cerro de la Estrella, arqlg. NicolásGarcía Ortiz, el 14 de febrero de 1998. Estos mis-mos resultados también son publicados actualmen-te en una página en internet.2

Pasados tres años, se realizó la segunda tempo-rada, del 12 de febrero al 17 de marzo de 2001,una vez tramitados los permisos correspondientesante las autoridades del INAH y la delegaciónIztapalapa. Destaca en esta temporada la partici-pación de voluntarios en las labores de prospec-ción, registro, topografía (fig. 3), dibujo y fotografía.

Durante la temporada, antes de realizar los tra-bajos de espeleometría, un equipo de limpia de ladelegación se encargó de retirar la basura de lascavidades que se encontraban más sucias, esta ac-tividad obedeció a motivos de salud e higiene en beneficio de los investigadores (fig. 2).Sin embargo, el grupo cavernario denominado V Septentrional, no fue limpiado por-que el gran volumen de residuos sobrepasaba nuestros alcances.

2 Dirección: http://montero.planet.com.mx/iztapalapa.htm

Figura 3. Trabajos de espeleometría por laAsociación Base Draco en C-131 (foto

Lorena Esteban, 2001).

Figura 2. Retiro de basura de la cavidad C-006 con laprotección pertinente (foto: Lorena Esteban).

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Además contamos con asistencia de personal de Seguridad Pública, para proteger-nos de posibles actos de la delincuencia durante nuestra estancia que pudieran afectara nuestras personas y equipos.

En poco más de un mes registramos 117 espeluncas, este significativo avance obede-ció a la experiencia de la primera temporada, al trabajo entusiasta de los voluntarios, alapoyo del gobierno de la delegación Iztapalapa, y sobre todo a la adquisición de unmoderno sistema de cartografía digital con los fondos de la beca del CONACyT.

La prospección exhaustiva en 261 has3 en dos temporadas ha permitido cuantificarel potencial subterráneo del Huizachtepetl en 144 formaciones subterráneas. El formatoen las cédulas del registro que se integró durante la primera temporada se depuró parala segunda, nuevos elementos fueron constituidos según las necesidades del estudio. Elregistro espeleoarqueológico recayó en una base de datos accesible con el softwareMicrosoft® AccessTM de la suite Office 2000TM para Windows 95TM y versiones subsecuentes.

Medio ambiente y espeleología

El Cerro de la Estrella alcanza su cima a 19º 20´38.1" latitud norte y 99º 05´23.5"longitud oeste. Su altitud es de 2,455 m/nm, y su altura sobre el nivel medio de la ciudad deMéxico es de 225 m. Originalmente presentaba una vegetación de huizaches, pero en laactualidad observamos una comunidad vegetal artificial de plantaciones exóticas com-puesta por eucaliptos (Eucalyptus globulus), coníferas de la familia de las pináceas (Pinaceae)y del género Abies. No se detecta fauna o flora original por la acción antrópica. En mu-chos casos la delgada capa de suelo y la fuerte erosión provocan la caída de árboles y laerosión extrema. El clima es semiseco, según la clasificación de Koeppen, le correspondeel tipo “BS” con 20 días de heladas al año y precipitación media anual de 600 mm.

3 Corresponde a la “Zona A” de la Subdirección de Registro Público de Monumentos y Zonas Arqueológicas(INAH, 1991).

Figura 4. Representaciones del Huizachtepetl y de huizaches entextos antiguos. A la izquierda en la Tira de la Peregrinación, al

centro en el Códice Mendoza, y en la derecha como aparece en lalám. 34 del Códice Borbónico.

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Se suma a la descomposición del ambiente múltiples senderos de corredores y visi-tantes que provocan una mayor erosión sobre las pendientes más pronunciadas. Másgrave aún es la pisada equina, que con pretexto de tradiciones y recorridos turísticosdestruye la delgada capa de suelo. Al final de cuentas no quedan ni siquiera los famososhuizaches4 (fig. 4) que le dieron nombre al cerro y que han sido desplazados por euca-liptos, pinos y pastos; de la fauna, lo mismo, a lo sumo algunos roedores y reptilesmenores.

Geología y edafología

La porción sudeste de la cuenca de México presenta extrusiones ígneas que se emplaza-ron en los planos de mayor debilidad y que constituyen la estructura geológica deno-minada graben y cuyos límites están marcados por dos fallas normales (fig. 5). En lafalla norte están delineados los volcanes del Cerro de la Estrella, Peñón del Marqués yChimalhuacan, y en la falla sur la Sierra de Santa Catarina.

Fisiográficamente el Cerro de la Estrella es un horst.5 Se trata de un edificio volcáni-co extinto, relativamente viejo por sus declives suaves y largos en todas direcciones quele dan una forma cónica. Data del cuaternario, con una antigüedad oscilante entre los65,000 y 45,000 años. La gran masa está compuesta por andesitas basálticas. El volcánse formó por la extrusión de material móvil caliente, que surgió a lo largo de una

4 Arbusto o arbolillo espinoso de hojas bipinadas con hojuelas lineares muy pequeñas y flores amarillas encabezuelas globosas aromáticas. Su fruto es una vaina cilíndrica y oscura que contiene tanino. Acacia farnesiana.Leguminosa (Martínez, 1987:463).

5 Elevación con respecto a terrenos adyacentes planos.

Figura 5. Extracto del mapa técnico de la Comisión Hidrológica de la Cuenca deMéxico. Cit. por Camacho, et al., 1997.

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El cerro está cubierto por una delgada capa de suelo vegetal con sedimentos deduripán poliédrico con tendencia a feosen fase dúrico (Ramírez, 1984:3, cit. a Flores,1976), por debajo de esta capa se encuentra material tobáceo cuyo espesor es variable,dicha toba se extiende por toda la región de Iztapalapa. Los basaltos, en algunos sitiosaparecen en la superficie como en la cima que se yergue a la manera de un escalóngeomorfológico o meseta escalonada; sobre estos cantiles en la cima y en los flancoseste y sur se propagan los grupos cavernarios más numerosos. El magma que les dioorigen debió ser muy fluido y depositado en presencia de agua como lo demuestra lapresencia de tezontle (Camacho, op. cit.).

Durante el siglo XIX aún existían varios manantiales de aguas termales con tempera-turas oscilantes en 22º C. reminiscencia de una antigua actividad volcánica.

Geomorfología

Según la tradición oral, el Cerro de la Estrella recibió esta denominación6 por la confi-guración de sus arroyos, que se observan como irradiando desde la cumbre y dirigidosen todas direcciones.

El Cerro de la Estrella no tenía originalmente la forma actual, evidentemente fuemás cónico, como todo aparato eruptivo. El volcán perdió su forma y sus dos cráterespor la degradación y la devastación debidas a la vigorosa erosión de origen pluvial yeólica. Aún hoy en día por las tardes y noches fuertes vientos azotan la montaña.

6 Para otros el nombre del cerro corresponde al de la Hacienda de la Estrella, nombre legado por el apellido desus antiguos propietarios durante la etapa virreinal. El apelativo no corresponde con ninguna relaciónastronómica de alusión prehispánica o virreinal.

Figura 6. Corte geológico del Cerro de la Estrella según Camacho, et al., 1997.

1. Basalto compacto. 5. Toba caliza.2. Basalto en lajas. 6. Tierra vegetal.3. Escoria basáltica o tezontle. 7. Arena volcánica.

fractura con dirección este-noreste y oeste-sudoeste. Posee dos cráteres, aunque paraCamacho (et al., 1997) no están bien definidos. Las rocas que constituyen el volcán loclasifican como un volcán compuesto (fig. 6). Sus derrames basálticos están cubiertos eintercalados por material tobáceo y escoriáceo.

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Conforme se desciende, el incremento en el volumen de las aguas aumenta mode-lando una escarpada topografía, con saltos de agua, y aún cañones de muy fuerte pen-diente como en la Barranca Moctezuma en el flanco este. Al somonte hacen su apariciónlos abanicos y conos aluviales, los azolves se acumulan donde las aguas toman contactocon la cuenca de México.

Para Jorge de León (comunicación oral, 1998) la presencia de manantiales y posi-blemente algunos de ellos termales justifican la tradición oral de Iztapalapa que aseguraque en la Barranca Moctezuma existía un manantial utilizado como baño por el empe-rador homónimo. No obstante, al momento tan sólo se han detectado reducidosescurrimientos al interior de algunas cavidades. Al parecer las alteraciones ambientaleshan desecado los cuerpos de agua perenne de antaño.

Aspectos espeleológicos

Todas las cavidades pertenecen a una misma formación de rocas ígneas7 que afloran enla superficie sobre una amplia porción de la región. Las circunstancias especiales delmomento eruptivo por su precaria intensidad formaron dos cráteres, ninguno de ellosen la actualidad bien definido. Esta erupción frágil aunada a la presencia de agua per-mitió que la lava se enfriara rápidamente formando capas escoriáceas8 y en otras zonasmasas de roca compacta, distribuidas sin orden aparente con muchas fracturas y grietasen todas direcciones, que en algunos casos permitieron la formación de espeluncas.

Siguiendo la línea de investigación geotécnica de la División de Ingeniería en Cien-cias de la Tierra de la UNAM para Iztapalapa (Camacho, op. cit.) y adaptándola a nuestrasobservaciones en las 144 espeluncas registradas, se propone una taxonomía espeleogené-tica a parir de las siguientes categorías:1. En basaltos escoriáceos (fig. 7). La mayoría de las oquedades en el Cerro de la Estre-

lla se originaron por burbujas de vapor entre basaltos escoriáceos que no lograronformar bloques compactados. Los derrumbes son comunes en estos conglomeradosinestables, donde las fisuras determinaron el desarrollo de la cavidad.

2. En basaltos de bloque (fig. 8). Estas cuevas se desarrollaron por los vapores atrapa-dos durante la consolidación de grandes bloques de basalto. También se destaca lapresencia de fisuras que determinaron el desarrollo de las cavidades.

3. En basaltos lajeados (fig. 9). Estas cuevas se observan entre basaltos en forma delajas determinadas por el enfriamiento de la lava.

4. En cañadas por agentes erosivos. Los diversos afluentes que drenan desde la cumbrehan configurado cañadas donde el impulso del agua sobre rocas volcánicas con fisurasy fracturas de no muy elevada dureza y compacidad establecen líneas de ataque para

7 Andesitas basálticas y tezontle (Yarza, 1984:162 y s. y Mosser, 1988:25).8 Residuos impuros de lava esponjosa.

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los agentes del intemperismo, quese suman a la propia destrucción porabrasión, impacto y desbaste, mo-delando así cavidades paralelas alafluente con un mínimo desarrollocon respecto a su profundidad.

El Conjunto Cavernario Cerro de la Es-trella de manera general presenta espe-leométricamente escaso desarrollo,difícilmente se alcanzan zonas verda-deramente hipogeas. En sí, destacanzonas endógenas sobre las cuales seaprecian gran cantidad de derrumbesy azolves, la presencia de clastos del tipograviclásticos ilustran formas de colap-so especialmente a la entrada, a la ma-nera de portales de hundimientoprovocados por la interperización dela roca (Espinasa, 1990). Se observanderrumbes muy recientes e históricos,y profundas grietas perpendiculares alfrente de los cantiles que definen lameseta escalonada de la cima. En suma,esta geomorfología promete futurosderrumbes a considerar por la precariaestabilidad de las oquedades sobre todoen la temporada de lluvias cuando lasfiltraciones permiten que la toba pier-da su resistencia.

En las cavernas no cársticas9 comoen el presente caso, el agua no es elagente principal para la formación sub-terránea. No obstante, por las caracte-rísticas de las rocas diaclasadas en el áreapudimos apreciar filtraciones aún du-rante la temporada de estiaje.

El Conjunto Cavernario Cerro de la Estrella comprende 144 oquedades, en ningúncaso hay interconexión entre las cavidades que permita sustentar las múltiples leyendas

Figura 7. Aspecto de la espelunca C-102, claro ejemplo de losefectos de una burbuja de vapor en una formación de

basaltos escoriáceos durante la fase eruptiva.

Figura 8. C-071, formación subterránea compuesta debasaltos de bloque en la ladera meridional.

Figura 9. Basaltos lajeados formando la cueva C-108.

9 La caverna cárstica se forma física y químicamente de material rocoso de tipo calizo en disolución.

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respecto a extensos subterráneos. Lo que observamos son diferentes accesos para unamisma cavidad, este fenómeno obedece a diferentes razones: en algunos casos se tratade derrumbes que dejan al descubierto una galería, y en otros al vapor que forjó untúnel entre la lava. No se detectan grandes desarrollos espeleométricos, el mayor alcan-za más de 100 m en C-141, es un cálculo relativo porque no la exploramos por la grancantidad de basura en su interior. Por otra parte C-120, C-080 (cfr. p. 25), C-131 (cfr. p.27) C-040 (cfr. p. 28) y C-01110 están entre las más grandes con alcances entre 30 y 36m. Entendemos que las cuevas del somonte tienen mayor desarrollo que las de alturassuperiores por el proceso geológico. Así que, no dudamos que entre las espeluncas hoyabsorbidas por la mancha urbana en el somonte se tengan cuevas con dimensionesmuy superiores a nuestros registros. La profundidad máxima es de 15m en C-011, y eltiro vertical más profundo es de 9 m en C-094. El desarrollo de las cavidades es hori-zontal y sólo en cinco casos es vertical.

No se detectaron formas de vida troglobia. Al parecer sólo algunos insectos habi-tan las cavernas acompañados por mamíferos, reptiles y murciélagos ocasionales enla cueva C-026 (cfr. p. 28). La presencia humana ha alterado el medio ambientedejando al descubierto una inmoderada destrucción. El hecho de mayor peligro sonlos microorganismos en los depósitosde basura y en estado de descompo-sición, a lo cual se suman excremen-tos humanos y de animales queproliferan por todos los pisos cubier-tos por capas de polvo producto deazolves recientes. Estos ambientesfaltos de ventilación y bajo agentesconstantes de humedad y oscuridaddeterminan un hábitat propicio parala reproducción de gérmenes11 por loque se hace necesario un estudiolitográfico acompañado por el aná-lisis de vectores biológicos (cfr. la pro-tección utilizada en la fig. 2). También ha de considerarse la presencia de colonias deabejas africanas por lo que recurrimos a protección especial durante la prospección(fig. 10).

Según los resultados de este registro, apreciamos un fenómeno geológico singular enla ladera suroeste en cuevas compuestas por basaltos escoriáceos y de bloque donde los

10 Cueva del Diablo.11 Se hace referencia a microorganismos entendidos como gérmenes patógenos que pueden provocar enferme-

dades como: el protozoario flagelado Tripanosoma, el Miasma que es un efluvio de cuerpos y substancias endescomposición, la Asperilasis, y las bacterias del grupo Cocos por referir sólo algunas posibilidades.

Figura 10. Máscara y guantes para protección deabejas africanas (foto: Lorena Esteban).

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techos de grandes oquedades se han derrumbado en tiempos históricos, a lamanera de portales de colapso o hundimiento. A este fenómeno hemosdenominado formación “tipo circo” porque así lo parece por su contornocircular y su depresión central, en donde las paredes albergan nichos yabrigos rocosos, como sucede en la cuevas C-064, C-067 (cfr. p. 26), C-070 yC-071 (cfr. también fig. 8).

Del análisis del registro, asimismo apreciamos que en esta ladera están ausenteslos nichos. Suponemos que obedece a la menor presencia de basaltos escoriáceos, asítambién el número de abrigos rocosos es menor en relación con las otras laderas delcerro.

En esta misma región dos espeluncas excepcionales C-069 (cfr. p. 26) y C-071, nosólo por los estéticos petroglifos asociados, sino por las variables espeleoclimáticas apre-ciadas de las cuales aún no tenemos una explicación fehaciente por carecer de un estu-dio especializado. En C-069, una corriente de aire perceptible se expele de la cavidad.En C-071, apreciamos un incremento en la temperatura de 2º C con respecto al exte-rior a la manera de las cuevas de calor.

La mayor concentración de abrigos rocosos es en los cantiles del escalón geomorfo-lógico de la cima, sobre todo en la ladera sur. Por otra parte, encontramos el mayornúmero de oquedades en la cañada de Moctezuma con 42 unidades.

La acumulación de aguas de lluvia es factible en algunas oquedades al somonte porel escurrimiento en las cavidades con desarrollo descendente, las inundaciones podríanser aprovechadas con fines rituales o domésticos.

Arqueología

El Conjunto Cavernario Cerro de la Estrella ofrece un caso excepcional en la articulaciónde dos disciplinas: la arqueología y la espeleología; aportando en este enlace propuestastrascendentes para el estudio del pasado y ofreciendo nuevas posibilidades de investigación.

Al inicio de la exploración suponíamos medio centenar de espeluncas para toda el áreaque comprende el actual parque nacional, conforme avanzamos, el número se incrementóen un 45%, y para la segunda temporada en el año 2001 registramos un total de 144.

Los elementos arqueológicos más importantes asociados al conjunto caverna-rio son los petroglifos, muros y estucos.12 Entendemos que esto es así, porque sonlos únicos que han trascendido al saqueo y el deterioro. A los dos primeros sededica un apartado más adelante.

Del último, los estucos, sólo se han detectado en tres cuevas: C-026 (cfr. p. 28),C-106 (cfr. p. 27) y C-108. En C-026, son pocos los remanentes en las paredes, perono es aventurado imaginar que gran parte de la caverna estuviera cubierta, es

12 Pasta de grano fino compuesta de arena y cal que se endurece por secado para enlucir las paredes las cuevas.

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posible que sobre los estucos se rea-lizaran pinturas murales con temasreligiosos, como se aprecia en la cue-va del Cerro de Ecatepec13 (Montero,2000c) que es muy similar a C-026en su temporalidad y conformacióngeológica. La caverna C-026, es reve-renciada en la actualidad, como siheredara una tradición que la guar-da de la basura, y cuando el grafitise hace presente “algunos” la pin-tan14 para ocultar la agresión de losvándalos. Su orientación al flanco sur, con dominio en su tiempo del paisajelacustre de Xochimilco, su manantial al interior,15 su proximidad a otras cavernas,a petroglifos y fisuras próximas que promueven manantiales la hacen una cavidadindicada para el uso ritual, pues eltrabajo de estucado no era propioen la antigüedad para fines ornamen-tales de uso habitacional.

En la ladera este, a 2355 m/nm doscuevas de escasas dimensiones, C-106 y C-108. En la primera alteraronsu interior para ampliar y acondi-cionar el espacio subterráneo mol-deando dos cámaras, una de ellas,al norte, con estucos lastimosamenteestropeados tanto en las paredescomo en el piso (fig. 11).

El muro que las divide apenas se alza a no más de 50 cm, destaca suorientación al este, lo que en un momento nos situó frente a un posiblemanejo astronómico por su orientación y dominio del paisaje.

Treinta y cinco metros al norte de C-106 (cfr. p. 27), C-108. Esta es una cuevacon una sola una cámara, que en su pared este tiene un nicho estucado (fig. 12).

Lamentablemente el deterioro ha dejado poco que estudiar, aquí el grafiti noes el agente destructor porque siempre está oculta por la vegetación. Es posible13 La similitud se inscribe en que se trata de cuevas con escaso desarrollo, instaladas en volcanes extintos de la

cuenca de México en cuyo somonte prosperaron asentamientos prehispánicos desde el Preclásico hasta elPosclásico.

14 Está cubierta por capas de cal aplicadas por compresora, de ahí que los vecinos la denominen “La Encalada”.15 Hoy se encuentra seco, pero una fisura húmeda rodeada por pasto verde aún en época de seca denota su

actividad.

Fig. 11. Los estucos estropeados por grafiti en C-106.

Figura 12. Al interior de C-108, un nicho aúnconserva su estuco (foto: Daniel Hernández).

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que los estucos correspondan a diferentes épocas, pues entre los fragmentosencontrados por todo el piso apreciamos diferentes texturas y colores.

Entre estas dos cuevas, en la parte alta encontramos un par de muros quesuponemos de contención; por el flanco sur corre un cuerpo de agua quecorresponde al afluente central de la Barranca Moctezuma, aunado a un grupode veintidós cavidades. Los atributos anteriores obligan a presumir la presenciaritual en ambas cuevas.

La importancia ritual de la cueva en la sociedad mesoamericana presentaelementos de carácter ideológico con los cuales se reviste una visión interme-diaria entre el hombre y la naturaleza a partir de lo sobrenatural, incidiendo pormedio del aparato religioso en la capacidad de reproducción. En otras palabras,las cuevas funcionaron como centro ritual, en ellas, se buscaba garantizar lascondiciones óptimas para la reproducción de la sociedad.

El auge ritual de toda la zona se inicia durante el Clásico, puede ser anterior.Pero al momento, sin el trabajo de excavación, las únicas evidencias son lospetroglifos tipo “Muesca Teotihuacana” (fig. 13), típica manifestación de ese perio-do y cultura (Matthew Wallrath, 1998, comunicación oral. Véase texto en estevolumen.) que encontramos siempre próximos a los grupos cavernarios. La pre-sencia ritual prehispánica en la caver-na está determinada por la fuerza dela religión y la sociedad complejamenteorganizada y delimitada a partir de unproceso ideológico que comprendeuna tradición histórica emanada des-de el Preclásico 1,400 a.C. con los pri-meros bosquejos de las deidadesacuáticas representadas en cavernasolmecas, continuando en el ClásicoTeotihuacano de 0 a 800 d.C. dondetoman forma las representaciones delantecesor de Tlaloc, el Tlalocan y laimportancia de las montañas y cavernas, para continuar durante el Posclásico de900 a 1521 d.C. y aún con vestigios durante el virreinato y la actualidad.

La cueva como vivienda es un tema obligado de la espeleoarqueología. En elCerro de la Estrella es poco probable que durante su momento de apogeo ritualdesde el Clásico y hasta el Posclásico las cuevas fueran morada. Todo el cerro erasagrado, sería un tabú darle otro uso. Pero remontándonos al pasado, inclusivedurante sociedades preagrícolas es probable que el uso de la cueva fuera habitacional.Las condiciones ambientales eran propicias en esa península lacustre, rica en flora yfauna para la caza y recolección. Las cuevas señaladas para este uso se encuentran

Figura 13. Petroglifos tipo “Muesca Teotihuacana” en laladera sudeste hallados por el doctor Stanislao Iwaniszewski.

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al somonte, próximas a cuerpos de agua como afluentes y manantiales. Considere-mos C-080, en un cauce, sobre una suave pendiente en la ladera norte, próxima a laorilla del lago. O al sur, en las cuevas del Grupo Meridional con pequeños promon-torios encima de terrenos planos al somonte. En éstas, el desarrollo subterráneo esmayor a 20 m, se cuenta con amplios salones en donde se puede estar de pie ycontar con una ventilación e iluminación moderada que hacen agradable la perma-nencia. En el espacio epigeo, amplios terrenos planos para desarrollar las activida-des cotidianas. Si consideramos agricultores tempranos, las condiciones para irrigacióny fertilidad se satisfacen en los terrenos próximos a las cuevas citadas. Aún en laactualidad observamos agricultura de temporal en las laderas sur, norte y oeste,como sucede en las proximerías de la cueva C-067.

Propongo el primer momento de apogeo ritual durante el Clásico, así lodemuestra la presencia arquitectónica del somonte, y los motivos de los petroglifosde este periodo. Un segundo momento para el Postclásico con los toltecas y suapostesis por la presencia mexica y la realización del Fuego Nuevo en 1507.Durante estos momentos la caverna funcionó como un sitio sagrado, receptorde la deidad en múltiples formas ya sea acuáticas y/o ctónicas con diferentesadvocaciones. Acompañaron a la cueva, la religión, el mito, el ritual de paso, yel ritual de sacrificio. También ahí se desarrollaron los rituales iniciáticos y losmitos cosmogónicos en donde se nace, individual y colectivamente en el arque-tipo de matriz que es la cueva. Las asociaciones simbólicas son múltiples.

Petroglifos*

Se detectaron seis grupos de petroglifos (fig. 14), las más notables concentraciones seubican al sur y al norte, en las laderas este y oeste no hay mayor evidencia. Los gruposse encuentran asociados a formaciones subterráneas. Aún no se han registradosistemáticamente y carecen de nominación, pero es posible que utilicemos epónimos.

Destacan las formas de muescas en todos los grupos (fig. 13) que corresponden a moti-vos teotihuacanos, lo que nos ayuda a determinar la temporalidad del uso ritual del cerro.

En el grupo I Septentrional algunas inscripciones en dos rocas apenas perceptibles(PT-06) que descubrimos durante la segunda temporada.

Para el grupo II Del Mueso, o Zopilocalco para Matthew Wallrath, desta-can los rostros de Tláloc, diseños geométricos, el rostro y cuerpo de unbatracio (PT-05), y posibles cuentas calendáricas. Por arriba de la cueva (C-077) (cfr. p. 30) el conjunto (PT-13) con muescas y lo que algunos definencomo un rostro de Quetzalcoatl por su tocado cónico.

Del grupo III De la Cima o De la Cruz en el informe de Wallrath, destacan lasmuescas PT-01 y una cabeza de jaguar en bulto que es estudiada por el investi-* Véase Wallrath, en este volumen.

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gador citado. Este grupo esta íntimamente asociado a las cuevas aledañas (C-01y C-02) (cfr. p. 29), al templo de la cima en el cual se encuentran incrustadasalgunas piedras con motivos geométricos, y que hemos catalogado como PT-04.

El grupo IV Ritual es en donde hemos localizado la mayor dispersión depetrograbados, destaca al sudeste un círculo solar contiguo a un numeralaislado16 en una pared en medio de cuevas registrado como PT-10, el cual nohabía sido descrito con anterioridad. Por arriba de lo que parece una mese-ta, dispersos los motivos de muescas teotihuacanas catalogadas como PT-12,y otras variantes en PT-03, PT-08, y PT-09. Adentro de la cueva C-012 unasincisiones registradas como PT-05 que suponemos astronómicas y que sontratadas más adelante.16 Se encuentra muy erosionado, ya que fue trabajado sobre roca escoriácea. Puede tratarse del número cinco o

siete (Carmen Aguilera, comunicación oral, 1998).

Figura 14

Registro de Petroglifos parael Cerro de la Estrella

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Al sur, el grupo V El Miradorcon rostros humanos, uno contocado, un xilcalli,17 elementoszoomorfos, maquetas de estruc-turas piramidales y grecas porarriba de la cueva C-065.

Amenazado por la mancha ur-bana el grupo VI Meridional condos conjuntos, uno a la boca de lacueva C-069 y el otro por arriba enlas inmediaciones del este. Lospetroglifos de la boca se registra-ron como PT-11 (fig. 15) y demues-tran el más complejo trazo de todo el sitio arqueológico. Al norte de la cueva a nomás de siete metros grabados con motivos numerales que hacen recordar ele-mentos del Clásico de Xochicalco, bien pareciera que se trata de un “amarre deaños”, se aprecian elementos numéricos y calendáricos Wallrath en este volumen.

El conjunto PT-14 con rostros de Tlaloc, motivos geométricos y posibles meca-nismos de cómputo para Wallrath quien denomina a este grupo como Tepetzingo.

Arqueoastronomía

Se realizaron tres incursiones matutinas en 1998 y unaen 2001 para efectuar observaciones solares sobre elhorizonte de la Sierra Nevada durante el amanecer. To-das en invierno, pues la orientación de los muros de laestructura nos conducen a fechas delimitadas entre el 5y 19 de febrero. Así por ejemplo, el 8 de febrero de1998, se efectuaron los cálculos respecto a la posicióndel sol (fig. 16), para determinar la orientación de laestructura18 del templo, fijar el norte astronómico y de-finir posiciones solares con respecto al calendario.

Es necesario apuntar que investigaciones anterio-res realizaron mediciones en el Templo del FuegoNuevo sobre muros restaurados. Los resultados de esasobservaciones pueden estar alteradas en algunos días,pues se ajustaron a muros producto de derrumbes, en

Figura 15. Petroglifo principal del grupo PT-11(foto: Daniel Hernández).

Figura 16. Teodolito alineado porGalindo e Iwaniszewski con

referencia a los muros del templo.

17 Orificio en la roca.18 Al respecto véanse los trabajos de Sprajc, 1997 y Ponce de León, 1982.

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tanto que los cálculos de 1998 se rea-lizaron sobre muros recién descubier-tos por la excavación arqueológica.

El 12 de febrero, según lo dice frayBernardino de Sahagún en su Historiade las cosas de la Nueva España era elinicio del año mexica. Así que justa-mente cuando iniciamos los trabajosde la segunda temporada en el año2001, casualmente lo hicimos el 12 defebrero. Ese día apreciamos la salidadel sol a 115º Z19 sobre una elevaciónde la Sierra Nevada conocida comoTehuicocone (fig. 17). Relacionando esta dirección con los muros perceptibles de laestructura encontramos que justamente están alineados con el basamento más ex-terno del edificio.

Además de los cálculos hechos en el Templo del Fuego Nuevo y sus alrededores,se descubrió en la cueva C-012 líneas paralelas PT-05 y perpendiculares trazadas amanera de marcadores petroglíficos sobre una laja, inclinada, según el desarrollo dela cavidad, con una claraboya en el costado, por la que se introducen los rayossolares durante los días próximos al solsticio de invierno, marcando así fechassignificativas aún por definir. No se ha ejecutado el estudio específico de la misma.

No sería aventurado suponer que todo el cerro fuera utilizado como un observato-rio astronómico, así lo percibimos por los diversos elementos apreciados en: el templode la cima; en la cueva C-069 orientada a la puesta solar con sus petroglifos calendáricosy de cómputo; en la cueva C-012 con su claraboya al igual que en C-084 y C-079; en lacueva C-106 acondicionada con estucos y su muro orientado al este, posiblementepara apreciar el equinoccio y otras fechas. En suma, los elementos arqueoastronómicosabren una nueva línea de investigación para el Cerro de la Estrella.

Muros y terrazas

En tres flancos del cerro se detectaron muros que permiten la formación de terrazas,suponemos que estas estructuras arquitectónicas fueron diseñadas con el objetivo dedetener la erosión. El primer muro (Muro-01) fue hallado en la vertiente sudoeste pordebajo de la cueva C-028, en una ladera de mediana pendiente, no se hicieron medi-das ya que es necesario chapear todo el terreno. Dos muros más (Muro-03 y Muro-04)y una terraza fueron encontrados en la Barranca Moctezuma, se trata de los muros ya

Figura 17. Amanecer observado desde el Templo del FuegoNuevo para el 12 de febrero de 2001

(foto: Rosa María Núñez).

19 Otra variante es la de Durán (1951) quien afirma que el año nuevo comenzaba el 12 de marzo. Sin embargo,utilizamos el 12 de febrero porque en varios alineamientos por toda Mesoamérica coinciden con esta fecha.

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mencionados entre las cuevasestucadas C-106 y C-108. Uno de losmuros de contención es interesante porsu altura superior a los 2 m, su desa-rrollo perceptible bien alcanza los 12m de longitud (fig. 18). Se ubica sobreun terreno de acentuado declive.

En la ladera norte son varias las te-rrazas, pero el terreno no es muy de-clive, su ubicación al somonte bien lashace parecer terrazas de cultivo, se en-contró un muro al que registramos como Muro-02. Para todos los casos no se detectóningún consolidante, apreciamos un trabajo un tanto burdo con rocas medianamentetrabajadas por lo que no es posible al momento determinar su antigüedad.

Criterios etnohistóricos

A todo este discurso viene una pregunta primordial: ¿Por qué celebrar en elaño de 1507 la ceremonia del Fuego Nuevo en la cima del Huizachtepetl?Consideremos que el paso cenital de las constelaciones Mamalhuaztli yTianquiztli puede ser admirado sin perturbación desde cualquier parte delaltiplano. Consideremos entonces la siguiente propuesta.

El templo del Fuego Nuevo en la cima del Huizachtepetl muestra múltiplesrestauraciones, pero no es un gran monumento en términos arquitectónicos. Por-que el monumento es el mismo Huizachtepetl, la montaña deificada que con suscuevas determina un lugar sagrado. Es el axis mundi, el punto de origen delcalendario y por lo tanto de la vida. Y como la vida según los mitos prehispánicosse originó en Chicomoztoc, que es el lugar de las siete cuevas,como veremos más adelante (fig. 19). Entonces planteo que elHuizachtepelt era el arquetipo de ese mito, acompañado de surespectivo rito. Así, esta elevación sobre la región lacustre adquirióimportancia. Desde este centro del universo religioso admiraban elmovimiento del sol por el horizonte durante el año trópico, lasfechas eran precisadas por la geografía del relieve perceptible du-rante el amanecer y el atardecer. El espacio sagrado del Huizachtepetlcon sus cuevas, manantiales y dominio del paisaje permitía la arti-culación del cosmos en una unidad ritual.

Chicomoztoc es el mito de nacimiento y origen mesoamericanomás documentado por las fuentes. En esos mitos y ritos de nacimien-to se comprende la separación de la matriz materna e incorporación

Figura 18. Muro 03 del grupo VII Moctezuma Bajo.

Figura 19.La cueva

primigenia; sitiomítico de origen.

Códice Azcatitlán.

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a la vida. El primer rito de todo ser, es el nacer, la caverna es el arquetipo de la matriz,es ahí, donde se denota su relación con el origen de la vida (Chavalier y Gheerbrant,1986:263). En la mayoría de los casos los ritos iniciáticos en cavernas son, como afirmaMircea Eliade, la materialización del regressus ad uterum.

Revisemos las fuentes históricas del mito de Chicomoztoc en las culturas mesoamericanas.El nacimiento de los dioses para los nahuas fue colectivo según aprecia-

mos en la Monarquía Indiana de Torquemada lib. IV, cap. XIX, vol. II, (1976:68)comenta que 1,600 dioses nacieron en el lugar llamado de las “siete cuevas”Chicomoztoc, cuando un navajón o pedernal calló del cielo:

...dijeron que esta diosa (Umecihuatl o Citlalicue) había parido en el cielo mu-chos hijos, y después de todos estos partos había parido un navajón o pedernal,que en su lengua llaman tecpatl, de lo cual admirados y espantados los otrosdioses, sus hijos acordaron de echar del cielo al dicho navajón, y así lo pusieronpor obra, y que cayó en cierta parte de la tierra, llamada Chicomoztoc, quequiere decir : Siete-Cuevas, y que luego salieron de él mil seiscientos dioses y diosas.

Otra referencia similar se encuentra en el mismo vol. IV, lib. VI, cap. XLII, p. 120, perose agrega sobre el servicio de los hombres y la creación de éstos desde el inframundo:

De lo que estos indios tenían y creían acerca de sus dioses o demoniosy de la relación del primer hombre.

Cuenta el venerable y muy religioso padre fray Andrés de Olmos, que lo que coligió de laspinturas y relaciones que le dieron los caciques de México, Tetzcuco, Tlaxcalla,Huexotzinco, Cholulla, Tepeaca, Tlalmanalco y las demás cabeceras[...] y una diosa,llamada Citlalicue, y que la diosa parió un navajón o pedernal[...] y que cayó en ciertaparte de la tierra, donde decían Chicomoxtoc[...] Dicen que salieron de el mil seiscientosdioses y diosas, los cuales dicen, que viéndose así caídos, desterrados y sin algún serviciode hombres, que aún no los había, acordaron de enviar un mensajero a la diosa, sumadre, diciendo que pues los había desechado de sí y desterrado, tuviese por bien darleslicencia, poder y modo para criar hombres, para que con ellos tuviesen algún servicio.La madre respondió, que si ellos fueran los que debían ser, siempre estuvieran en sucompañía; mas pues no lo merecían y querían tener servicio acá en la tierra, quepidiesen a Mictlantecuhtli que era señor o capitán del infierno, que les diese algún huesoo ceniza de los muertos pasados y que sobre ello se sacrificasen, de allí saldrían hombrey mujer, que después fuesen multiplicando. Oída pues la respuesta de su madre (quedicen les trajo Totli, que es gavilán) entraron en consulta y acordaron que uno de ellos,que se decía Xolotl, fuese al infierno[...] que por cuanto el dicho Mictlantecuhtli[...] eradoblado y caviloso mirase no se arrepintiese después de dado lo que se le pedía; por lo

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cual le convenía dar luego a huir con ello sin guardar razones[...] Y Mictlantecuhtliafrentado de que así se le fuese huyendo, dio a correr tras él, de suerte que por escaparseXolotl, tropezó y cayó, y el hueso que era de un braza se le quebró y hizo pedazos, unosmayores y otros menores; por lo cual dicen los hombres ser menores unos que otros[...] losdioses y diosas se sacrificaron, sacándose sangre de todas las partes del cuerpo (segúndespués los indios lo acostumbraban) y al cuarto día, dicen salió un niño. Y tornandoa hacer lo mismo, al otro cuarto día salió una niña; y los dieron a criar al mismo Xolotl.Disparate muy grande, pero como de gente ciega no hay que maravillar que así locreyesen y dijesen.

Otra fuente, fray Jerónimo de Mendieta (1945, cit. por Castellón, 1989a:149) corroboraesta versión: agrega que una vez nacidos estos 1,600 dioses viéndose así caídos ydesterrados, sin hombres que estuvieran a su servicio, pues aún no los había, acorda-ron en enviar un mensajero a la diosa Citlalinicue, su madre, pidiéndole que, en vistade su destierro, tuviera a bien darles licencia y poder para crear hombres que estuvie-ran a su servicio, sin embargo su madre les respondió que para tal efecto tendrían queacudir a Mictlantecuhtli, para que les diese algún hueso o ceniza de los hombresmuertos en épocas anteriores, y que deberían sacrificarse sobre estos huesos para quesurgiera el hombre y la mujer que luego se multiplicarían. Fue Xólotl, “el gemelo” elencargado de descender al inframundo por la búsqueda de los huesos.

Por cierto, para algunos vecinos de Iztapalapa fue el mismo Quetzalcoatl yno Xólotl, quien buscó los huesos de los ancestros en el Cerro de la Estrella,en una tradición oral que sin duda está influida por los mitos citados.

Pero en Chicomoztoc no sólo nacen los dioses, también de grupos étnicos.El mito más difundido en Mesoamérica respecto al nacimiento de un grupo étnico enuna espelunca, es el mito nahua que menciona a Chicomoztoc o Chicomoztotl (Aztlán)como lugar de origen de los nahuas e indios de la Nueva España.

Aunque una cosa se ha de tener por infalible; y es, que todos concuerdan, en que sonadvenecidos, y que su origen, es hacia aquellas partes de Jalisco, que es al ponienterespecto de México: y para mayor claridad de lo que vamos tratando, es fuerza decir,la variedad de pareceres, y dichos que se han podido conseguir: unos dicen, quesalieron de aquella gran cueva, que ellos llaman Chicomoztotl, (que quiere decir, sietecuevas) y que vinieron sus pasados poco, apoco, poblando, tomando, dejando, omudando sus nombres... (Torquemada, 1976, lib. I, cap. XI, vol. I, p. 31).

...diremos de los mexicanos, la salida que hicieron del lugar, que llamaron Siete Cuevas,y llegada a esta laguna mexicana, por los sitios... (idem, lib. I, cap. XLVIII, vol. I, p. 74).

El lugar donde sucedió el caso referido en el capítulo pasado se llama Chicomoztoc,que quiere decir, sitio y pasaje de Siete Cuevas; en el cual lugar estuvieron nueve años

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y de aquí queda averiguado cómo no tienen los mexicanos y todas las demás nacio-nes y familias, que vinieron a poblar esta Nueva España, su origen y principio de estasSiete Cuevas; por lo dicho hemos visto que no es sitio donde se ranchearon por espaciode tiempo de nueve años. Por lo cual el padre Acosta –Padre Acosta, libro 9–, noteniendo cumplida relación de la legítima sucesión de ellos, dice en el libro séptimo desu Filosofía Moral, quede estas Siete Cuevas tienen su origen, ni tampoco dice absolu-tamente los indios que cueva quiera significar su origen y descendencia; al cual sigueAntonio de Herrera, cronista mayor de las Indias, en el libro segundo, década tercera,capítulo décimo. Y lo mismo digo del historiador Gomara, en el libro que intitulaConquista de México, donde dice que los mexicanos salieron de un pueblo llamadoChicomoztoc...” Con referencia a otras tribus: “Que trata de cómo los ulmecas,xicalancas, y zacatecas, llegaron a poblar las tierras de Tlaxcallan, los cuales lasposeyeron por mucho tiempo. Común opinión es entre todos los naturales de todo lodescubierto de esta Nueva España, que salieron de un lugar llamado Siete Cuevas…(ibid, lib. III, cap. VII, vol. I, p. 353 y lib. II, cap. II, vol. I, p.115).

Contamos con representaciones iconográficas de cuevas en el Códice Atlas de Durán queilustran la habitación (fig. 20) pero la que más destaca es la que muestra a Chicomoztocrepresentado en círculos los lugares de donde salieronlos xochimilcas, chalcas, tepanecas, culhuas, tlalhuicas,tlaxcaltecas y mexicanos (fig. 21), o bien como la boca deun monstruo que es una cueva de donde salen los hom-bres. También hay representaciones de este tema en elCódice Selden I; el Códice Ramírez; el Códice Antonio deLeón; y la Historia Tolteca-Chichimeca (Heyden, 1976:19).

En algunas narrativas, al igual que Chicomoztoc semenciona el mítico lugar de Tamoanchan, es descritocomo el paraíso de la Diosa Madre, la madre de todoslos seres, “el lugar de descender, la casa del nacimien-to, el Cincalli...” así Durán describe a Cincalco o Tamoan-chan como la caverna que es la casa del maíz, “el lugarde la vida humana en su origen” (Heyden, 1976:19).Este Tamoanchan, “Lugar del Descendimiento” se re-presenta por un árbol partido en la cultura zapoteca,particularmente en un hueso labrado perteneciente a la ofrenda de la Tumba siete enMonte Albán, por donde descienden a la tierra, los niños que se forman en el trecenocielo, en la mansión del dios creador (Caso, 1969:197). Tamoanchan en su represen-tación arbórea, es el árbol florido, del que provienen las flores sagradas. Con ello seconfirma su relación con los alucinógenos y los hongos tan usados en ciertos ritossubterráneos en toda Mesoamérica (Garza, De la, 1990:57).

Figura 20. Los mexicas en una cuevasegún el Códice Atlas de Durán.

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Con referencia a Tamoanchan y el origen de los pueblos mexicanos relacionándolocon Chicomoztoc Sahagún (1985:610 y ss.) en su libro X, cap. XXIX, que trata sobre lasgeneraciones que han poblado la Nueva España, narra que las gentes comenzaron a salirde Tamoanchan de donde fueron a Xomiltépec, y de ahí a Teotihuacan. De este últimopartieron a diferentes rumbos. Iniciaron entonces el peregrinar por mucho tiempo, pade-ciendo hambre y sed, hasta que llegaron a un valle entre peñascos donde había sietecuevas que tomaron como oratorios en donde hacían sacrificios todos los tiempos quetenían costumbre. Posteriormente su dios les habló diciendo que no habrían de permane-cer ahí, y fuéronse [sic] hacia el poniente, y cada familiaantes de partir hizo sacrificio en esas siete cuevas, por locual todas las naciones de esta tierra, gloriándose, sue-len decir que fueron criadas en esas siete cuevas, y quede allá salieron sus antepasados, lo cual es falso porqueno salieron de allí, sino que iban a allí a hacer sussacrificios cuando estaban en el valle dicho. Acaso elHuizachtepetl cumplía un uso similar para finales delsiglo XV y principios del XVI para los mexicas.

En la cosmovisión de la antigüedad el espaciogeográfico no está únicamente contenido al paisaje,trasciende a la anatomía. A este respecto, Castellón(1989a:148) citando a Ruiz de Alarcón propone quelas sietes cuevas están relacionadas con las siete aber-turas del cuerpo humano y por ello su correlaciónmítica (fig. 21).

Del Huizachtepetl ya hemos apuntado laconcordancia calendárico astronómica. Ahorapasemos a la correlación de ese calendario yel concepto mítico de Chicomoztoc. LucreciaMaupomé (1982:16 y ss.) respecto a astrono-mía prehispánica hace referencia a la constan-te 1040 (fig. 22) para la cuenta larga del tiempo.Se creía hasta hoy, que sólo existía este núme-ro entre los mayas; pero se encuentra en elsímbolo de Chicomoztoc, Castellanos atribu-ye 1040 años a cada una de las cuatro piedrasque conforman el cuerpo Cóatl en el Manus-crito Mixteca y 1040 años al árbol viejo queestá sobre ellas; así propone que los cincoglifos representan 1040 x 5 = 5200 años.Tomados estos años de 360 días cada uno, son 5200 x 360 = 1872000 días. A partir de este glifo

Figura 21. Chicomoztoc comoarquetipo de matriz en la Historia

Tolteca Chichimeca

Figura 22. La constante 1040 para la cuenta largadel tiempo en el símbolo de Chicomoztoc en el

Manuscrito Mixteca.

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se encuentra la misma duración de la época, que se conocía sólo en el área maya, Castellanosmenciona los 5200 años en su trabajo, que es extraordinario desde todos los puntos de vista. Esteúltimo criterio llama la atención al considerar que la cuenta de los años se celebraba en el Cerrode la Estrella. Articulación entre cueva, computo, calendario, cosmos y mito.

El registro espeleoarqueológico

Marcamos once áreas donde la congregación de formaciones subterráneases mayor, y donde la presencia de restos arqueológicos asociados es másrepresentativo (fig. 23).

I. Grupo de las Iglesias

Comprende dos cuevas al interior de iglesias católicas, se trata del Santuariode Nuestro Señor de la Cuevita y la Iglesia de Nuestra Señora de Lourdes.

La espeleolatría en la ciudad de México no ha quedado en el pasado, es unadevoción que aún se vive en Iztapalapa. Las cuevas permanecen como lugar deculto. Así lo demuestra la moderna iglesia de Nuestra Señora de Lourdes construidasobre una cueva para una colonia proletaria donde la adecuación se hace eficiente.Pero donde más sorprende es en la iglesia de Nuestro Señor de la Cuevita, donde elfervor indígena a una cueva es sustituido por un santuario virreinal. La superviven-cia del paganismo al lado del catolicismo. La devoción indígena se encuentra enconfusión, en una mala inteligencia que la aleja de la ortodoxia y del dogma, en uncontinuo proceso donde la escasa noción que se tiene de Dios obedece a uninadecuado desarrollo de la evangelización, que conduce a interpretaciones equi-vocadas del santoral y del ritual. Persuadidos los indios por la nueva fe, ya porfuerza, o por convicción, los cultos de antaño se mantuvieron en una táctica desustitución, donde el fervor al santuario desde el pasado y hasta el presente, es suapoteosis. Al final de cuentas, el culto a Nuestro Señor de la Cuevita incorpora cultosde reemplazo donde la conmemoración no se interrumpe, sólo se transforma, en labúsqueda, en la intención que eleva al hombre espiritualmente. Definitivamente,esos indios, hoy la mayoría mestizos del espacio urbano, en su paganismo al ladodel catolicismo son la evidencia de la batalla nunca ganada por la evangelización.

II. Grupo Septentrional

Al somonte de la ladera norte del Cerro de la Estrella. En este espacio se escenifica lacrucifixión de Cristo durante la Semana Santa. No se realizó la prospección de lasespeluncas pues la mayoría se encuentran azolvadas por basura y cascajo, y las restantesestán habitadas por indigentes y drogadictos. Destaca del conjunto una gran formación

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que tiene su desarrollo por debajo de la calzada ErmitaIztapalapa C-141, informantes locales la describen de gran-des dimensiones y profundo desarrollo. La relación ar-queológica más representativa es la proximidad de lascuevas con los núcleos habitacionales de tradiciónteotihuacana20 y un conjunto de petroglifos (PT-06) muyalterados y apenas perceptibles.

III. Grupo del Museo

Casi por debajo del moderno edifico que alberga al Museo Fuego Nuevo tene-mos la cueva C-077 que antaño contaba con un manantial y donde aún esperceptible un muro del que no hemos determinado temporalidad, quince

Figura 23. Registro espeleoarqueológico.

20 Intervenidos arqueológicamente en 1978 por Manfred Reihold.

El registro espeleoarqueológicodel Cerro de la Estrella

I Grupo de las iglesiasII Grupo SeptentrionalIII Grupo del MuseoIV Grupo NordesteV Grupo de la CimaVI Grupo Moctezuma AltoVII Grupo Moctezuma BajoVIII Grupo RitualIX Grupo SuroesteX Grupo El MiradorXI Grupo Meridional

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metros al norte uno de los más estéticos grupos de petroglifos de todo el cerro(fig. 24). Por debajo de este grupo la trayectoria de una cueva azolvada (C-079).Por arriba de C-077 también detectamos petroglifos con motivos lineales ygeométricos. La relación cueva-petroglifo (Montero, 1999) permite entenderque estos petroglifos21 nos transmiten un mensaje que se puede interpretarcomo la delimitación de un espacio ritual subterráneo con respecto a otro secu-lar epigeo; para tal motivo se utilizaron motivos religiosos, geométricos, abstrac-tos, zoomorfos, y fantásticos como es recurrente en todo el Cerro de la Estrella.

En el Cerro de la Estrella es poco probable que durante su momento de apogeo ritualdesde el Preclásico y hasta el Posclásico las cuevas fueran habitación. Pero remontándonos acomunidades anteriores, inclusive para las fases preagrícolas es probable el uso residencial.Las cuevas señaladas para este uso se encuentran al somonte, próximas a cuerpos de aguacomo afluentes y manantiales. Consideremos la “Cueva del Cuervo” (C-080) al Este del museoen un cauce, sobre la suave pendiente de la ladera norte, próxima a la orilla del lago.

Figura 24. Grupo de petroglifos PT-02. Destacan los motivos acuáticos como ranas y efigies de Tláloc

IV. Grupo Nordeste

En las paredes de esta cañada al mesomonte y somonte se distribuyen dife-rentes oquedades, sólo tres de ellas destacan por su tamaño. En la mayoruna claraboya nos hace suponer una alteración antrópica, como sucede enla mayoría de las cuevas, lo que para James Brady (comunicación oral, 1999)es un hecho a destacar para investigaciones posteriores.

No obstante, durante la prospección de 2001 no detectamos material arqueológicode superficie significativo. Además encontramos que el acceso a la cima por este flancoes escarpado. Por lo tanto no consideramos a este grupo de relevancia arqueológica.

21 El análisis de los petroglifos lo ha realizado para este proyecto el arqlg. Matthew Wallrath.

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V. Grupo de la Cima

En la cima del Cerro de la Estrella se construyó un templo-pirámide de tresestructuras predispuesto por los mexicas. Estaconstrucción comprende etapas anteriores quelo remontan al Preclásico (Ramírez, 1984:22).Al norte del templo cuevas originadas por elderrumbe, al oeste y sur entre los afloramien-tos de roca las cuevas más importantes de estegrupo (fig. 25). Respecto a los petroglifos losencontramos entre el material de construccióndel templo y en el extremo distal al oeste de laplataforma que conforma la cima.

La articulación de la cueva y la pirámide enun espacio tan reducido comprende el enlacede estructuras sacralizadas en una sobreposiciónque permite generar un axis mundi de fuerzasmísticas impresionantes producto de la adhe-sión de las regiones cósmicas: el inframundo esla cueva; el plano terrestre es el cerro; y el planoceleste es el templo-pirámide de la cúspide.

VI. Grupo Moctezuma Alto

La barranca Moctezuma es el terreno más agreste del cerro, y tambiénuno de los espacios más interesantes y alterados culturalmente. Destacala cantidad de cuevas a lo largo y ancho del drenaje.

En la porción superior de la barrancala “Cueva del Oso” C-131 (fig. 26) asemejaun útero. Esto es significativo porque enlos mitos y ritos de nacimiento prehispá-nicos, la caverna es el arquetipo de laoquedad creadora que es la matriz de lanaturaleza humana y divina personifica-da en Chicomoztoc. En esta abstracciónentendemos la incertidumbre de la co-munidad por explicarse lo que le antece-de, y este antecedente está en el útero dela Madre Tierra como un conducto detránsito entre el tiempo sagrado y el tiempo humano, como ya quedó apuntado.

Figura 25. Las cuevas C-001 (superior) yC-002 (inferior) del grupo V De la Cima.

Figura 26. Cueva del Oso (C-131) (foto: James Brady, 1999).

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Sobre la misma cota altitudinal, peroen la vertiente norte la “Cueva del Em-budo” C-094 presenta el mayor tiro verti-cal detectado al momento, noencontramos material arqueológico desuperficie, posiblemente por la desme-surada alteración que seudo excursionis-tas han hecho de la oquedad (fig. 27).

VII. Grupo Moctezuma Bajo

Por debajo de las anteriores espeluncas, en unterreno de acentuado declive apreciamos mu-ros de contención que permiten la formaciónde terrazas artificiales, su altura superior a 2 men algunos tramos y desarrollo de al menos 12m muestran una considerable altera-ción de la pendiente. La magnitud dela obra sobre la pronunciada pendientenos hace descartar el uso habitacionalo agrícola de las mismas, opinamosque fueron construidas para prevenirla erosión y resguardar las cuevas comorecintos rituales. Próximo al muro lo-calizamos la cueva más acabada pormanos indígenas de todo el cerro, fuemodelada para enfatizar dos cámarasendógenas que en su momento estu-vieron estucadas, por cierto hoylastimosamente estropeadas (fig. 28). Ya apuntamos en páginas anteriores que elmuro central está orientado al este lo que invita a una investigación detenida de laoquedad.

Al somonte de la barranca una multitud de oquedades. Desde pequeñosnichos tapeados que en su momento resguardaron entierros y ofrendas22 has-ta cuevas de mayor tamaño que son actualmente ocupadas por pepenadoresque trabajan en un relleno sanitario próximo, que al ir incrementando sutamaño ha sepultado algunas cuevas de importantes magnitudes.

Figura 27. Planta y corte de la Cuevadel Embudo (C-094).

Figura 28. La cueva C-106 muestra sus estucos lastimosa-mente alterados por el grafiti, al centro destaca un muro.

22 En la década de 1970 trabajos de salvamento arqueológico rescataron 19 entierros con ofrendas de laBarranca Moctezuma (cfr. García Ortiz, 1997:5 y ss).

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VIII. Grupo Ritual

Al sur del templo-pirámide una amplia plataforma natural que se desborda abruptamenteen un cantil con 36 oquedades, presenta suficientes evidencias litúrgicas como paradefinir al conjunto como ritual. La cueva más importante es C-026, que con sus trayectosestucados en antaño, su extraña limpieza única en todo el cerro, sus amplias dimensio-nes iluminadas, y sus detallados cuidados como la cubierta de pintura que la cubre delgrotesco grafiti demuestra que hay personas devotas dedicadas a su cuidado. Destacatambién su orientación al flanco sur, con dominio en su tiempo del paisaje lacustre deXochimilco, su manantial al interior, su proximidad a otras cuevas con manantial comoC-017, sus muros de contención aledaños y los petroglifos de los grupos PT-03, PT-08, PT-09 y PT-03 donde se enfatiza un círculo solar contiguo a un numeral aislado entre un parde escalinatas labradas en la roca que conducen a la plataforma superior.

La cueva C-012, como ya se ha comentado, promete una interesante posibi-lidad para estudios arqueoastronómicos, ya que la cueva se ilumina a través deuna apertura en el techo durante los días próximos al solsticio de invierno, unpetroglifo de líneas paralelas orientadas al norte y perpendiculares destaca so-bre una laja inclinada que es bañada por los rayos del sol. Es posible queestemos frente a un reloj solar que permitía ajustar el calendario. Recordemosque el Cerro de la Estrella fue utilizado por los mexicas para la ceremonia delFuego Nuevo, la festividad calendárica más importante de ese entonces.

La cueva más grande del conjunto y sin duda la más celebre de todo elcerro es la “Cueva del Diablo” (fig. 29). Las leyendas narran su extraordinariaextensión y sus cualidades místicas, pero cuando la exploramos percibimossus estrechas dimensiones, tal vez era más grande, pero hoy está azolvada.

Figura 29. A la izquierda planta, en la derecha corte “A-B” de la Cueva del Diablo, C-011.

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Al fondo encontramos restos de brujería de sierra bastante recientes, re-miniscencia de su importancia ritual de antaño.

IX. Grupo Suroeste

Un grupo de cuatro cuevas, bien identificadas todas ellas a los lados de una cañadade moderada inclinación y drenaje. Se trata de cavidades laterales, ampliadas por laerosión, en todas ellas se encontró suficiente material cerámico en superficie parallamar nuestra atención. Es probable que la cañada fuera uno de los accesos ritualesa la cima, siendo dedicadas sus cuevas para depositar ofrendas. No proponemos unuso ritual porque se trata de abrigos rocosos no aptos para la estancia humana.

X. Grupo El Mirador

Por debajo de un moderno mirador emplazado en la ladera oeste destaca un importantegrupo cavernario. En su extremo norte cuevas deterioradas y sucias por los desperdiciosde los habituales visitantes de fin de semana, no hay mayor evidencia arqueológica quefragmentos de cerámica diseminados por la ladera; al sur, un conjunto de petroglifosdelimitan el espacio hipogeo de la cueva C-065, destacan los orificios hechos en la rocacomo recipientes rituales de agua de lluvia, se presentan también algunos más recienteselaborados en cemento, sin duda un culto de propiciación acuática que prevalece unidoa los reducidos terrenos colindantes dedicados a la agricultura.

XI. Grupo Meridional

En la ladera sur, un par de petroglifos marcan la entrada de la cueva C-069 enlos límites de la zona urbana, lamentablemente hoy azolvada por la basura, seencuentra secuestrada por propietarios apócrifos que nos impiden su estudio.El petroglifo principal (PT-11) marca una fecha al estilo de Xochicalco (Ramírez,1984:22 y Matthew Wallrath, 1998, comunicación oral), aledaña a esa cavidadotras cuevas presentan amplios salones de más de 20 m de extensión endonde se puede morar cómodamente por su adecuada ventilación e ilumina-ción. En el espacio epigeo, amplios terrenos planos para desarrollar las activi-dades cotidianas y agrícolas bajo condiciones favorables de irrigación. Aún enla actualidad observamos actividades agrícolas.

Conclusiones

Técnicamente la exploración subterránea del Cerro de la Estrella hoy en díano ofrece mayores complicaciones, sorprende entonces su abandono de

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Figura 30. Chicomoztoc, “El lugar de las siete cuevas” ,según el Códice Atlas de Durán.

toda investigación sistemática. También sorprende la apatía de la comuni-dad por dejar las cuevas, estucos y petroglifos a la suerte de los vándalos, elgrafiti, la basura y el saqueo.

La ocupación habitacional puede ser muy antigua, remontándonos posiblemen-te a sociedades preagrícolas, de ello aún no tenemos evidencia arqueológica. Perodel uso ritual sí tenemos la certeza de que al menos desde el Preclásico fue objetode culto en esa cima, para el Clásico se construyeron nuevas etapas en el templo-pirámide, los petroglifos tipo “Muesca Teotihuacana” hacen manifiesta su importan-cia que se mantiene hasta el Posclásico con los toltecas que llegaron a ofrendarcerámica proveniente de Guatemala y conchas marinas Pelecipodos Spondilus(Ramírez, 1984:22) en su templo. Pero las solemnidades en estas laderas perduranhasta nuestros días en el santuario de Nuestro Señor de la Cuevita y con cultosajenos al dogma católico con ofrendas de flores, veladoras y ritos en sus cuevas.

La relevancia ritual del Cerro de la Estrella tanto en la antigüedad comoen la actualidad responde al dominio del paisaje, su ubicación, y sus carac-terísticas ambientales.

El Cerro de la Estrella es el arquetipo de Chicomoztoc, el lugar donde esemito se lleva al rito (fig. 30)

Desde este centro del universo religioso era posible admirar el movimien-to aparente del sol a través del horizonte, las fechas eran precisadas por lageografía del relieve perceptible durante el amanecer y la puesta del sol. Elespacio sagrado era el cerro que junto con sus cuevas, manantiales, y elpaisaje hacían de todo una misma cosa: la articulación del cosmos.

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Los petroglifos hallados en el Cerro de la Estrella

Mateo Wallrath

De los varios sitios arqueológicos localizados en el Cerro de la Estrella o Huixachtepetl,cinco nos han llamado la atención debido a que se distinguen por la presencia de

petroglifos asociados con cuevas. Están ubicados en varios lugares en la mitad superiordel cerro que se caracteriza por la presencia de más de un centenar de cuevas, abrigosrocosos y unas cavernas. Además del binomio petroglifos-cuevas, también nos hemosencontrado con un tercer elemento asociado: la pirámide, representada de diversasmaneras. Finalmente, contamos con un cuarto elemento: el agua. El nivel del fondo delas cuevas estudiadas se encuentra más bajo que el nivel de sus entradas, lo que las hacepropensas a llenarse de agua en temporada de lluvias y, por ende, no son idóneas comopara servir de habitación o residencia permanente. Los datos mencionados y sus relacio-nes entre sí nos llevan a reflexionar sobre la naturaleza y función de estas cuevas. Alparecer lo que presenciamos es la unión entre elementos naturales y actividades huma-nas o los elementos cueva-agua relacionados con petroglifos-pirámides o la unión entreel hombre y su entorno.

El estudio en curso –que se ha enfocado principalmente hacia los petroglifos– nosllevaron también a sugerir que se grabaron como consecuencia del estudio de fenóme-nos astronómicos. El interés que tienen ciertos petroglifos reside en sus asociaciones,directa o indirectamente, con eventos celestiales. En otras palabras, la observación deciertos eventos celestiales –como la salida del sol en días claves del año–, la primeraparición del planeta venus en el cielo matutino después de 584 días, la posición dela constelación de las Pléyades en el Zenit nocturno cada 52 años (evento principalen la ceremonia de Toxiuhmolpilli) en la fiesta del Fuego Nuevo, causaron la forma-ción de ciertas conductas o patrones de conducta que se manifestaron en la elaboración desistemas calendáricos y la grabación de glifos en rocas. En general, los diseños asociados

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con eventos celestiales más frecuentes en-contrados son hileras de muescas que per-tenecen a la época teotihuacana (Ad 300-750dne). La presencia teotihuacana también semanifiesta en los varios basamentos encon-trados en las laderas inferiores del cerro. Cabeseñalar que hemos identificado petroglifosque pertenecen a épocas posteotihuacanas(fig. 1).

Los cinco sitios comparten rasgos icono-gráficos semejantes. Sin embargo, cada unose distinguen de los otros por la presenciade elementos propios.

Hasta el día de hoy hemos identificado185 petroglifos que se distribuyen en 46rocas. Estas cifras son preliminares y suje-tas a modificaciones. Desde el punto de vistaestadístico, los diseños más comunes sonlas caras antropomorfas, 30 en total, segui-do por las filas de muescas que suman 25, yTlaloques con ocho representaciones, y nu-merosos dibujos tipo garrapatos cuya inter-pretación está por realizar.

Los cinco sitios estudiados son: Zopilocalco que rodea parcialmente el Museo Fue-go Nuevo (fig. 2); la Maqueta, así nombrado en honor de una maqueta de pirámidetallada en una roca por el rumbo del Mirador. Tepetzingo(Cerro Chico) en el extremo sur-sur-poniente del cerro,que resalta por la diversidad de sus petroglifos. El tercersitio, Tonallo, es la sede del símbolo del sol y se ubica enel área este-sureste superior del cerro. Finalmente, tene-mos La Cruz, –así nombrado por el arqueológo ArturoMontero– localizado en la cima del cerro.

Debemos mencionar que gran parte de los petroglifoshan sufrido daños, como erosión natural, modificacionesefectuadas por los visitantes, entre otras causas, etcétera.

Zopilocalco: se divide en tres zonas. Zopilocalco Nor-te (fig. 3) consta de un montículo de grandes rocas quehace función de pirámide y que se yergue a unos metros alnorte de una amplia cueva (C-077); gran parte de las rocasfueron colocadas intencionalmente sobre un montículo

Figura 2. Zopilocalco Norte. Se distingue porun Tláloc de gran dimensión.

Figura 3. Zopilocalco Norte. Esculturarepresentando a un animal mítico.

Figura 1. Zopilocalco Norte. Estos petroglifospertenecen a varias épocas culturales.

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natural muy bajo para darle la apariencia depirámide. La parte oriental está horadada porun corto túnel que, según testimonio del di-rector del museo, Jorge de León, conteníahuesos humanos. La pirámide y su túnel nosrecuerdan a Teotihuacan.

Entre docenas de rocas, sólo seis fueronconsideradas como idóneos para grabar di-seños. Las tres principales con el mayor nú-mero de glifos son orientados hacia el ponientey ostentan elementos como tlaloques, carashileras de muescas finas, un animal mítico bautizado“cuezllin” por los empleados del museo, una cenefa deolas (fig. 4), elemento comunmente encontrado en lacerámica de Teotihuacan. El estudio de los tipos de ele-mentos y su ejecución indican que pertenecen a variasépocas culturales, a saber:

Zopilocalco Sur : conjunto de seis rocas que coronanla orilla superior de la boca de la cueva se distinguenpor la presencia de siete caras y siete hileras de muescas(fig. 5).

Zopilocalco Este: se trata de 20 elementos iconográfi-cos repartidos en diez rocas que no son directamente aso-ciados con una cueva en particular (C-077). Dos rocasnos llaman la atención: la primera que ostenta tres hilerasde muescas y que suman cincuenta y dos, número alusivoa un toxiuhmopilli, o atadura de años (fig. 6). La segundaconsta en una cabeza piramidal con un pequeño tazónen la parte superior y una cara toscamente grabada. A mijuicio, representa una maqueta del Popocatépetl o DonGoyo (fig. 7). Al limpiar la base de esta roca para tomar

Figura 4. Zopilocalco Norte. Cenefa de olastipo Teotihuacan.

Figura5. Zopilocalco Sur. Bajorre-lieve representando una cara

antropomorfa con gorro puntiagudo.

Figura 6. Zopilocalco Oriente.Cuenta de 52 años o Toxiahmolpilli.

Figura 7. ZopilocalcoOriente. Probablemaqueta del Popoca-tépetl con tazón en laparte superior. Lacara esculpida nos re-cuerda que se trata deDon Goyo. Proba-blemente de la épocamexica.

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fotografías, nos topamos con un puño de microfragmentos de obsidiana o microlascascon un promedio de unos tres a cinco milímetros, probablemente desechos de untaller, que fueron tal vez utilizados como ofrenda.

La Maqueta: ‘mayormente hileras de muescas, con una cara antropomorfas en bajorre-lieve, se concentran en un espacio reducido encima y en la orilla de una cueva (C-065).La maqueta de una pirámide, tallada en una roca, se en-cuentra a unos nueve metros del conjunto de petroglifos(figs. 8 y 9).

Figura 8. La Maqueta. Pequeñapirámide esculpida

en la roca.

Figura 9. La Maqueta. Bajorrelieve probablemente defactura reciente, ejecutado con cincel o martillo.

Tepetzingo: el sitio se distingue por la diversidad de tipos de petroglifos, la mayoríagrabados en seis rocas que rodean parcialmente la cueva (C-069). Se destacan glifos deaño cuya relación con eventos astronómicos nos resta establecer, (muy parecidos a losque se encuentran en Xochicalco, Morelos, y que pueden referirse a ceremonias deFuego Nuevo) (fig. 10) una composición grande que costa de una cara, dos ruedascomo soles (fig. 11). Más al oriente de la cueva (C-069) nos encontramos con unacomposición que consta de un grabado que nos parece ser un mecanismo de cómputo,tipo ábaco, acompañado de dos tlaloques (fig. 12).

Figura 10. Tepetzingo. Petroglifos con tres fechas y unsímbolo del año, relacionados con Xochicalco, Morelos.

Figura 11. Tepetzingo. Entre otros, se distingue unacara, dos ruedas solares, etcétera.

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Tonallo: el área se caracteriza por sus nu-merosas cuevas y abrigos rocosos formadosen yacimientos de capas volcánicas de pocaconsistencia, propensos a la erosión y pocoaptos para grabar glifos. Sin embargo, enuna pared vertical se encuentra un tonalloo símbolo del sol acompañado de seis o sietetazones (hoy se quedan cinco y medio) (fig.13). En la parte superior, encima de las cue-vas, se encuentran dos hileras de muescas.Una hilera aislada y una cara antropomorfacompletan el inventario.

La Cruz: los elementos catalogados son una curva de grandes dimensiones, la pirá-mide del fuego nuevo, tres hileras de muescas, una cabeza de jaguar de bulto y unyacameztli o símbolo de la luna (fig. 14). Cabe mencionar que los símbolos de la lunay del sol se localizan en lados opuestos delcerro, al este el tonallo que anuncia la sali-da del astro rey y al poniente la puesta desu compañera, la luna.

Las conclusiones preliminares sacadas denuestros estudios revelan que las cinco zo-nas fueron consagradas a ceremonias queinvolucraron tanto la observación de fenó-menos celestiales como la celebración defiestas religiosas. Nos resta, en trabajo pos-terior, analizar en detalle el papel desempe-ñado por cada petroglifo

Figura 14. La Cruz. Cabeza de jaguar de bulto.

Figura 12. Tepetzingo. Composición que constade dos tlaloques, un mecanismo de cómputo,

una hilera de muescas, etcétera.

Figura 13. Tonallo. círculos concéntricos,símbolo del sol, acompañados de cinco o seis depresiones

de tipo tazones.

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Los dioses del Templo Mayorde la ciudad de México-Tenochtitlancustodiados en el Cerro de la Estrella de IztapalapaCódice Miguel León Portilla

Jorge de León Rivera

Por el rumbo de San Lázaro, en el extremo oriental de la primigenia traza urbanahecha por el “jimétrico” Alonso García Bravo, se localizaba un callejón, continua-

ción de las calles de Chiconauhtla, Puente del Cuervo y de los Plantados, que recibiócomo nombre el topónimo vasco o éuscaro de “Lecumberri”, (Buen Lugar Nuevo),donde se construyó bajo el sistema de panóptico, en la época Porfiriana, la Penitencia-ría de la ciudad de México, imponente y sólido edificio que fue abandonado para sersustituido en la actualidad por los reclusorios regionales. Después de una remodelaciónpionera en su género, se ha instalado ahí la sede del Archivo General de la Nación,repositorio que guarda gran parte de la memoria histórica de nuestro país.

En dicha institución, en el ramo de Inquisición, tomo XXXVII, exp. 3 bis se puedeconsultar un expediente fechado en el mes de julio de 1539 (en la parte superior apare-ce tachado el año de 1540), en cuya carátula se lee,

Proceso del Fiscal del Santo Oficio de la Inquisición, contra Miguel indio bezino deMéxico que en su lengua se dice Pochtecatl Tlaylotlatl. Secretario Miguel López,Idolatría.

Adjunto al legajo se encontraba un documento pictográfico, actualmente separado delregistro principal, remitido al denominado “Indice de Iustraciones”, catalogado bajo el

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rubro 4848, 979/2652, “Manuscrito tradicional indígena, ídolos del templo deHuitzilopochtli”. Denominado erróneamente como Prehispánico, en una postal edita-da por el Archivo General de la Nación, donde se reproduce en forma incompleta, bajoel título de “Descripción de cómo ocultaron sus ídolos”.

Códice Miguel León-Portilla

Con motivo de una exposición de reproducciones de Códices, presentada por EduardoOntiveros Nevares, moderno Tlacuilo, pedí a Eduardo realizara una copia del picto-grama aludido, el cual fue empleado como portada de la invitación al evento.

Al preguntarme el lic. Ontiveros sobre el nombre que debería llevar la cédula res-pectiva, le sugerí lo llamara Códice Miguel León-Portilla, en reconocimiento a quienhace más de veinticinco años cuando ingresé al Seminario de Cultura Náhuatl, queimparte la UNAM, me comentó, “busque en el Archivo General de la Nación, un códicesobre los Dioses de la Ciudad de México, que estuvieron ocultos en varios lugares,entre otros en el cerro de Culhuacán” también conocido como Huizachtepetl, o Cerrode la Estrella, en la delegación de Iztapalapa, de la cual soy cronista.

La InquisiciónAntecedentes Históricos

El término Inquisición deriva del verbo latino Inquiriré, que significa: investigar, averi-guar o indagar. La Inquisición religiosa, tiene sus orígenes en la Roma pagana cuandose somete a persecución a los cristianos, adoradores de un Dios único y diferente. Se lesentrega a la muerte en el circo o en torneos gladiatorios.

Según Paul Alphandéry, catedrático de Historia del Dogma en la Sorbona de París,

en el año de 1022 el Rey Roberto ordena la ejecución en Cerdeña a los discípulos deVilgardo, un hereje de Ravena, y son quemados en Orleans, los trece cathari, surgien-do así la primera intervención del brazo secular.

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En Francia, Italia, Alemania e Inglaterra, los herejes son ejecutados, en la hoguera opor estrangulación, sin intervención directa de la jerarquía religiosa.

En Goslar, Asti, Milán, Lieja y Colonia continúa el acoso a los cosmáticos, con laoposición de los obispos, que hacían eco a una tendencia anterior manifestada porpadres de la Iglesia tan importantes como San Agustín, San Martín de Tours, SanAmbrosio, San León, San Juan Crisóstomo y San Bernardo; tendencia que cambiócuando los Papas Alejandro III, Lucio III, e Inocencio III, acataron las presiones de em-peradores y reyes, para imponer castigos que llegaban frecuentemente a la pena demuerte en localidades como Estrasburgo, Cambrai y Troyes.

De acuerdo con la Biblia, en el Deuteronomio existen preceptos legislativos contrael servicio a dioses ajenos o de pueblos vecinos

Si en alguna de las ciudadades que tu señor Dios te dará para habitar, oyeres aalgunos que dicen: De tu señor han salido unos hijos de Belial y han pervertido a losvecinos de su ciudad, diciendo: Vamos y sirvamos a dioses ajenos que vosotros noconocéis, infórmate con cuidado, y averigua bien la verdad del hecho, si hallares sercierto lo que se dice, y que efectivamente se ha cometido una tal abominación, inme-diatamente pasarás a cuchillo a los moradores de aquella ciudad y la arrasarás contodas las cosas que en ella haya, hasta las bestias. Y todos los muebles que hubiere losjuntarás en medio de sus plazas y los entregarás a las llamas a una con la mismaciudad, de manera que todo se consuma en honor del señor Dios tuyo; y quede comoun sepulcro sempiterno...

Si un hermano tuyo, un hijo de tu madre, si tu hijo o tu hija, o tu mujer que es laprenda de tu corazón, o el amigo a quien más amas como a tu misma alma, quierepersuadirte, y te dijere en secreto: Vamos y sirvamos a los dioses ajenos no conocidos nide ti ni de tus padres, dioses de las naciones que te rodean, vecinas o lejanas, de uncabo del mundo a otro, no condesciendas con él, ni le oigas, ni la compasión te muevaa tenerle lástima y a encubrirle. Sino al punto le matarás; tú serás el primero el alzarla mano contra él, y después hará lo mismo todo el pueblo. Muera cubierto de piedras;por cuanto intentó apartarte del señor Dios Tuyo...” (Deuteronomio, cap. XIII, V.12 al 16). Basándose en dicho precepto el pueblo de Israel mató por lapidación aSan Esteban por haberse alejado de Jehová para seguir las enseñanzas de Cristo.

La Inquisición Española

La práctica de castigar la herejía viene de tiempos muy antiguos, los herejes proceden-tes de Tracia y Bulgaria llegaron a Italia, Orleans y Aquitania y en el sur de Francia,donde surgió la iglesia de Albi, dando lugar a los denominados albigences, que al huirde la inquisición se refugiaron en España, donde dicha institución no tuvo gran

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importancia durante la Edad Media, según Alphondéry porque esa nación “había sidosucesiva o simultáneamente arriana con los visigodos, católica con los hispano-roma-nos, musulmana por conquista, y el judaísmo se había desarrollado bajo un régimen depaz religiosa”.

En el siglo XIII las antiguas doctrinas maniqueas amenazaban la estructura monolíticadel cristianismo, por lo que el Papa Gregorio IX estableció una institución eclesiásticapara combatir y castigar a quienes pretendían socavar la fe, fundando la InquisiciónMonástica en 1231, utilizando decretos imperiales de Federico II, nombrando a frailesde las órdenes franciscana y dominica como los primeros inquisidores.

En virtud de la Bula Declinante, fueron enviados inquisidores al reino de Aragón el26 de mayo de 1232.

En Castilla, donde no existió el tribunal medieval, al casarse Fernando de Aragóncon Isabel de Castilla, se solicitó al papa Sixto IV la formación de una Inquisición decarácter Nacional, el que la autorizó el 1° de noviembre de 1478, y el 17 de septiembrede 1480, la orden dominica comenzó el trabajo de extirpar la herejía, a la vez que sedaba paso a un proceso tendiente a lograr una unidad política y el establecimiento deuna ortodoxia religiosa frente a un gran número de judíos cuya conversión al cristianis-mo se ponía en duda, llamándoseles “marranos” y a los moros conversis “moriscos”grupos que caían en la herejía cuando retornaban a sus antiguos ritos ancestrales, sien-do expulsados al terminar la conquista militar con la toma de Granada en 1492, mis-mo año en que Cristóbal Colón llegaba al Nuevo Mundo.

Para lograr los objetivos, se fundó el real Patronato Español, mediante el cual elPapa le concedía injerencia sobre ciertas áreas de las funciones eclesiásticas, en obse-quio a las empresas de reconquista.

El funcionario principal de la Inquisición Española era el “Gran Inquisidor” llama-do más tarde “Inquisidor General” nombrado por la corona y confirmado por el Papa,quien creaba tribunales provinciales cuando lo juzgaba necesario.

Se formó el “Consejo de la Suprema y General Inquisición”, órgano del estadoCastellano, para auxiliar al Inquisidor General en todos los asuntos de la fe. Existíancinco consejeros nombrados por el inquisidor con aprobación Real.

Para lograr la unidad religiosa todos los españoles y extranjeros residentes, que sebautizaran como católicos, estaban sujetos al inquisidor y a la suprema, donde se veíanlas desviaciones de la ortodoxia: herejía, brujería, blasfemia, bigamia, inmoralidad y lacensura a escritos tanto a mano como impresos.

La suprema exigía “limpieza de sangre” a los candidatos a ocupar los nombramien-tos de la corona, y trataba de mantener fuera de las colonias a cualquier persona consi-derada sospechosa.

En el siglo XVI, Lutero fue tenido como el gran enemigo de la iglesia española, aligual que algunos grupos erasmistas que estaban en el límite de la ortodoxia, siendoperseguidos como traidores y fomentadores de descomposición social.

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La Inquisición en el Nuevo Mundo

La Bula Intercoetera expedida por el Papa Alejandro VI, el 4 de mayo de 1493, conce-día a España y Portugal el dominio territorial de las tierras recién descubiertas, con elobjetivo básico de propagar la religión católica entre los naturales.

El Cardenal Ximenez de Cisneros, Inquisidor General de España, delegó sus faculta-des de inquisidor en los obispos de indias, con el fin de preservar la fe y vigilar a los judíosy moros conversos, según se asienta en un documento fechado el 22 de julio de 1517.

El 7 de enero de 1519 el Inquisidor General Alonso Manrique, delegó su autoridaden el obispo de Puerto Rico Alonso Manzo, y en fray Pedro de Córdoba Viceprovincialde la Orden Dominica en las Indias.

La Inquisición en la Nueva España

El juicio más antiguo de la inquisición mexicana se remonta a 1522, cuando se enjui-cio por concubinato a un indígena de Texcoco llamado Marcos.

En 1523 se emitieron dos edictos, uno en contra de los herejes y judaizantes y otrocontra las personas que de palabra u obra, cometieran actos pecaminosos.

Fray Martín de Valencia fue el primer fraile con facultades de inquisidor en virtudde la Bula Omnímoda.

En 1526 el dominico Tomás Ortíz, tomó el cargo de Comidario del Santo Oficio,pero se retiró casi inmediatamente a España, dejando a Domingo de Betanzos comoprincipal de la orden y, por lo tanto, inquisidor.

En 1528 Betanzos fue a Guatemala para establecer su orden en esa localidad, que-dando a cargo de ella fray Vicente de Santa María, quien en su periodo tiene de notablepara el caso que nos ocupa el enjuiciamiento a un escribiente que incitaba a los indíge-nas a practicar la idolatría.

La Inquisición en el periodo de fray Juan de Zumárraga

En 1527 se erigió el Obispado de México. El primer obispo, Zumárraga, tomó elpuesto de inquisidor como juez eclesiástico ordinario, cuando el 27 de junio de 1535,Alonso Manrique, inquisidor General de Sevilla, lo designa inquisidor apostólico. FrayJuan organizó su tribunal que entró en funciones el 5 de junio de 1536, con la ayuda detres secretarios: Miguel López de Legazpi, Martí Campos y Diego de Mayorga; comofiscal quedó el doctor Rafael de Cervantes. A Agustín Guerrero se le designó tesorero.Nuncio: Cristóbal de Canego; receptor: Martín de Zavala; alguacil: Alonso de Vargas,Juan Rebollo era juez oficial en las ausencias de Zumárraga. Como intérpretes onahuatlatos, fungían fray Bernardino de Sahagún, Alonso de Molina, Motolinía, yFrancisco de Maldonado, entre otros.

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La idolatría después de la Conquista

De acuerdo con Motolinía, los españoles toleraron la idolatría de 1521 a 1524, año enque se comenzaron a confiscar y destruir los ídolos, que eran ocultados debajo de losaltares y cruces, para en realidad venerar al demonio, colocado también sus ídolos enlugares como bosquesillos o colinas y cumbres de montañas, y en sitios “que incitabanal grato reposo”.

Los indígenas recién bautizados siguieron con sus ritos antiguos, ya que como decían,estaban “nepantla” (en medio) y eran “plantas nuevas en la fe”, hecho que hacía opinar amuchos sobre la conveniencia de no tenerlos sujetos a la jurisdicción del Santo Oficio.

El virrey don Antonio de Mendoza y la idolatría

Desde su llegada a la Nueva España, don Antonio manifestó su preocupación contralos herejes, apóstatas e idólatras, sobre todo cuando consideró que los indígenas debe-rían ser sometidos a severos castigos para que olvidaran sus añejas prácticas.

El 10 de junio de 1539 auxiliado por los oidores Tejada y Santillán, publicó unasordenanzas bajo la forma de “provisión real”, que fueron pregonadas a los indios en suspueblos, dando lugar a una cadena de denuncias.

Primeramente ordenamos y mandamos que a los indios de esta Nueva España así alos que están en nuestra real cabeza como encomendados en personas particulares seles dé a entender, digan hagan saber que han de creer y adorar en un solo Dios verdade-ro, y dejar e olvidar los ídolos que tenían por sus dioses y adoraciones que hacían apiedras y al sol y a la luna, o a otra cualquier criatura y que no hagan ningunossacrificios ni ofrecimientos a ellos, con apercibimiento que el que lo contrario hiciere, sifuese cristiano, averiguándose ser verdad algunas cosas de ello, mandaremos y por laprimera vez le sean dados luego cien azotes públicamente y le sean cortados los cabellos;y por la segunda vez sea traídos ante los dichos nuestro Presidente y Oidores con lainformación que contra él hubiere, para que se proceda contra él conforme a justicia...

Iten. Si alguno no quisiere ser cristiano, que no le admitan ni reciban a oficioalguno ni dignidad en él tal pueblo ni en otro; y si dejare de serlo por tenerlo en poco,dando mal ejemplo a los que lo son o quisieran ser, que lo azoten e trasquiles; e sicontra nuestra religión cristiana algo dijere o publicare, sea traído preso ante los di-chos Presidente y Oidores de la dicha nuestra Audiencia con la información para quesea gravemente castigado.

Iten. el indio o india, que después de ser bautizado idolatrase o llamare a los demo-nios, ofreciéndoles copal o papel, o otras cosas, por la primera vez sea preso y luego lo

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azoten y trasquilen públicamente; y por la segunda será traído como dicho es a lanuestra Audiencia con la información que contra él hubiere.

El juramento de Antonio de Mendoza

Yo don Antonio de Mendoza, Visorrey e Gobernador de esta Nueva España e Presi-dente de esta Real Audiencia, e nos los Oidores de esta dicha Real Audiencia e alcal-des, alguaciles mayores y menores, regidores caballeros, escuderos, y hombres buenos,vecinos y moradores de esta gran ciudad de Tenoxtitlan México e de otras cualquierciudades, villas e lugares de esos reinos de la Nueva España que presentes estamos,como verdaderos e fieles cristianos e obedientes a la Santa Madre Iglesia, juramos yprometemos por Dios y por Santa María y por la señal de la cruz y por los santosevangelios que delante de nosotros e cada uno de nosotros están puestos, que tenemos yguardaremos e haremos tener y guardar la santa fe de Nuestro Señor y RedentorJesucristo e lo que la Santa Madre Iglesia de Roma tiene cree, predica y manda. E queesta santa fe con nuestras fuerzas todas defenderemos en tal manera, que los herejes ylos creyentes e defendieren, recibieren e empararen sean penados e castigado, e asímismo los disfamados y sospechosos del dicho crimen de la herejía e apostasía persegui-remos e tomaremos e haremos tomar e prender en cuanto pudiéramos e nuestras fuer-zas bastaren, e que los acusaremos e denunciaremos a la Santa Iglesia e al SeñorInquisidor donde quiera que estuviere mayormente, siendo nosotros e cada uno delos requeridos e que no les daremos ni cometeremos ningún oficio ni beneficio a lasdichas personas pestíferas, sospechosas e disfamadas del dicho deliton de la herejía, e quenos los recibieramos en ni los tenemos en nuestra familia ni en nuestro servicio, nitomaremos consejo de ellos ni de alguno de ellos sabidamente; e si por, ventura algunosde nosotros por ignorancia hiciere lo contrario de lo suso dicho, después que a nuestranoticia viniere luego le repeleremos y alanciaremos de nosotros al tal hereje; y en todas lascosas que al oficio y ejercicio del Santo Oficio de la Inquisición y ministros de él perte-nezcan y convengan, seremos obedientes a Dios Nuestro Señor y a la Santa Iglesia deRoma, y al reverendo Señor Inquisidor, así con nuestros oficios como con nuestras perso-nas, e ansí nos ayude Dios e estos santos evangelios e la cruz que ante nosotros tenemos.

Zumárraga y los ocultadores de ídolos

El 28 de febrero 1536, a un mes escaso de que Zumárraga estableciera su tribunal, unespañol llamado Lorenzo Suárez, encomendero de Tonacapan en el actual estado deHidalgo, denunció a dos indígenas Tocátetl y Tlaníxtel, vecinos de dicho pueblo porser sacerdotes paganos y tener nueve ídolos ocultos.

Por medio de un interprete Otomí, admitieron practicar sacrificios dirigidos aTláloc, dios de la lluvia, para mitigar una gran sequía en la región, además de cobrar

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tributos para sus deidades y consintieron en que casi todos los caciques tenían ídolosocultos.

Se les llevó montados en un burro por las calles de las ciudades de México y Tlatelolco,proclamando sus faltas en español y otomí; parte de los ídolos fueron quemados públi-camente en Tlatelolco y la otra mitad destruidos en el tianguis de México.

Los procesos de 1539

Las ya mencionadas ordenanzas del Virrey Mendoza, del 10 de junio de 1539, fueronpregonadas no una vez, si no tres veces en el año, dando como resultado cinco denun-cias ante la Inquisición con su correspondientes procesos.1. El 20 de junio, Mateos, un indígena pintor, denuncia a Miguel Pochtecatl Tlaylotla2. El 22 de junio, Francisco, natural del pueblo de Coconauhtla, denuncia a don Carlos

Chichimecatecuhtli, también conocido como Ometochtzin, cacique de Texcoco, nie-to de Netzahualcoyotl, e hijo de Netzahualpilli, provocando una cacería de ídolos enla región Acolhua, supervisada por el Gobernador don Lorenzo Luna, quien era her-mano natural de don Carlos, y que finalmente fue quemado, dando lugar a innume-rables críticas, propiciando la destitución de Zumárraga como inquisidor apostólico,siendo substituido por el famoso Visitador General, Francisco Tello de Sandoval.

3. En el mes de septiembre, Zumárraga al parecer tenía información de que algunosídolos mencionados en el proceso de Miguel Tlaytlotla, parecían estar ocultos en elpueblo de Ocuituco, por lo que envió a su visitador especial, Juan González, ainvestigar, quien descubrió que el cacique de dicho pueblo, conocido como donCristóbal, su esposa Catalina y su hermano Martín ocultaban ídolos.

4. En el mismo mes de septiembre, el día 13, Tlilanci, indígena del Pueblo de Izucar,en el hoy estado de Puebla, fue procesado por el cura del pueblo y comisario delSanto Oficio, fray Hernando de Oviedo, por ocultar ídolos en unas cuevas.

5. Por último en diciembre de 1539, en un proceso íntimamente ligado con el denun-ciado por el indio Tlahcuilo, don Baltazar, cacique del pueblo de Culhuacán, en laactual delegación Iztapalapa, compareció ante la Inquisición, acusado de que dieci-séis años antes había ocultado en el cerro Huizachtepetl, hoy conocido como de laEstrella, los ídolos del templo de Huitzilopochtli. De estos dos casos nos ocupare-mos a continuación.

Idolos del Templo Mayor

Denuncia de hechos:El viernes 20 de junio de 1539, estando en audiencia el Santo Oficio, fray Juan de

Zumárraga, primer obispo de la ciudad de México e Inquisidor Apostólico contra laherética pravedad y apostasía, dijo

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por cuanto a su noticia es venido, porque de ello le dio relación Mateos, indio pintorde México, que cuando esta Ciudad se tornó a ganar, los ídolos que en ella había, enel cu del Ochilobos (templo de Huizilopochtli) de esta Ciudad con otros muchosdemonios que ellos adoraban, los quitaron del dicho cu y llevaron a casa de Miguel,indio vecino asimismo de México, y porque si los dichos ídolos se hallasen, sería muygran servicio de Dios y bien de los naturales de estas partes, y se cree y tiene por ciertoque se desarraigaría y empezaría más de verdad a desarraigar su infidelidad e idola-tría porque teniéndolos allí se presume tener el corazón más allí que a la verdad denuestra santa fé y donde deben, mando que en este Santo Oficio se haga de elloinformación para punir e castigar a los que lo han encubierto o tienen o saben de ellosy no lo han venido a decir siendo xpianos batizados, o aquellos que lo fueren.

Testimonio del indio pintor

El mismo día declaró el acusador, Mateo indio pintor natural y vecino de la ciudadde México, por medio del intérprete fray Alonso de Santiago, probablemente Alonso deMolina, quien mucho tiempo residió en el claustro de Santiago Taltelolco, quienasentó:

declara es hijo de uno que se decía Atolatl, vecino de esta Ciudad de México, que fuemuy privado de Moctezuma y persona a quien el dicho Moctezuma daba parte de sussecretos, y que el dicho su padre tenía un ídolo envuelto en que adoraba, muy pesadoque nunca lo desataban, sino que lo adoraban y que ninguno había que fuese muyprincipal lo desataba, por reverencia que le tenía y porque decían que quien lo desa-tase se moriría; y que éste envoltorio el dicho su padre lo llevó a Escapuzalco,(Azcapotzalco), a casa del cacique de allí en el tiempo que se ganó esta Ciudad deMéxico de los xpianos, y lo puso en casa de aquel cacique que se decía Ocuicin,(probablemente, Oquichtli: hombre marido), a donde lo tuvieron cierto tiempo enmucha veneración encubierto; e que sabe más, que el dicho Señor cacique deEscapuzalco y un principal suyo, que se dice Tlilanci, (quizá derivado de Tlilatl:Abismo profundidad de las aguas y esotéricamente se daba este nombre según RemiSimeón, a “el agua conservada en jarras cubiertas con tablas o con vasijas vidriadas,colocadas en el templo dedicado al dios de la medicina”), que dieron a su padre de estetestigo a guardar otros cuatro ídolos que se decían el uno Ciguacuatl, (Cihuacoatl:mujer serpiente) y otro Tespuchtl, (Telpochtli: joven. Según Sahagún, “Se daba tambieneste nombre al dios Tezcatlipoca, quien era siempre representado bajo la forma de unjoven”) Espa y el otro Tlatlauque Tezcatepoca, (Tlatlahuhqui: rojo enrojecido) y elotro Tepegua, (Tepehua: Dueño de los Montes, ) y que este testigo y un hermano suyoque se dice Pedro decían entre sí, “¿de donde han traído estos Señores estos ídolos?”;y que en este estado estuvieron los dichos ídolos en el dicho pueblo de Escapuzalco un

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año, poco más o menos; y que allí los iban a adorar y a ofrecer copal mandado de loscaciques de Escapuzalco.

El viaje con Cortés a la Hibueras

El comisionado de Moctezuma y Ocuicin, cacique de Azcapotzalco y su principalTlilanci, fueron con Cortés a Honduras donde murieron.

…y que en este tiempo fue el Marqués, Capitan a la sazón de los xpanos, á la provin-cia de Gueymula y llevó consigo al cacique de Escapuzalco y á su principal Tilanci, supadre de este testigo: antes que se fueses los dejaron muy encargados los dichos ídolos;y que el dicho su padre murió estando el dicho Marqués en la dicha guerra deGueymula, é que después vino nueva como el dicho cacique de Eszapuzaco y el dichoTlilanci eran muertos en la guerra de Gueymula, é que entonces, un viejo que se decíaNahueca, dixo á este testigo y á su hermano: “¡pobres de vosotros, ya sabéis cómo elcacique de Escapuzalco y Tlalancia é vuestro padre son todos muertos;“porque el dichoNahueca era principal viejo y que tenía cargo de las cosas de Tlilanci, dixo á estetestigo y á su hermano: “ya sabéis que tenemos estos dioses á cargo; guardémosles parasi en algún tiempo nos los demandaren los Señores;” é que en este tiempo mandaba enMéxico un Señor que se decía Tlacuxcalcatl Nanauaci, y este principal y el señor deTula, que se decía Yxcuecueci, enviaron una noche por los dichos ídolos a Escapuzalcocon dos indios que se decían, el uno Coyoci y el otro Calnahuacatl, los cuales fueron aldicho Nahueca, que los Señores de México en Tula pedían los dichos ídolos, y el dichoNahueca lo dixo, á este testigo y á su hermano, cómo venían por los ídolos, y ellosdixeron que los truxieron, y este testigo y su hermano vinieron con ellos y los llevaronen esta Ciudad á casa de Puxtecatl Tlaylotla.

A continuación el indio pintor relata cómo llevaron incienso y tortillas a los ídolos paraadorarlos, y diez días más tarde Coyoci le dijo “aquellos ídolos que truximos ya noestán allí, ¿á donde los han llevado?” y que el pintor le respondió que no sabía, ni losupo ni nunca más los vio y que es todo de lo que se acuerda porque en aquel tiempoera muy niño.

Declaración de Pedro, indio vecino de México

Corrobora la declaración de su hermano Mateo, estando presentes como intérpretesFray Alonso de Santiago y Juan González

cuando los cristianos tomaron esta Ciudad de México, se acuerda este testigo que supadre, que se decía Tlatolatl, se huyó de esta Cibdad con un ídolo que decían que era

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el dios de los mexicanos muy antiquísimo (Huizilopochtli) y le dieron cuatro ídolosotros á guardar que se decían Tescatepocal y Ciguacuatl, y Telpuchtl, Tepegua, y ledixeron que los guardase todos” prosigue con la muerte de los Señores en el viaje conCortés, cómo los ídolos fueron llevados a México por Tlacuxcalcatl Cinaguacaci, acasa de Miguel Puchtecatl y como Coyoci les informó que ya no estaban allí, agregan-do que “habra un año que su Señoría (Fray Juan de Zumárraga) fue a Toluca aconfirmar, e les dixo é predico que todos los que supiesen de algunos ídolos lo viniesena decir... y lo vino a decir para que su ánima se salve.

Declaración de Miguel Puxtecatl Tlayotla

Por medio del clérigo intérprete Juan González, dijo que era natural del barrio de SanJuan, cristiano bautizado hace más de veinte años, que no conocía Tlatolatl, pero sí aCinahuaci y a Tlacuxcalcatl Nahuaci, Señor de México, y que no sabe de si dicho señorenvió por ídolos, pero “que los dichos Coyoci y Acalnahuacatl truxieron una noche a laposada de este testigo cinco envoltorios de ídolos; que este confesante no supo que eranídolos, más de cómo los truxieron cubiertos de una estera”, que el Señor de México fuea su casa a ofrecerles incienso y copal, y que al cabo de diez días se los llevaron no sabea dónde.

Fue preguntando cuál es la causa que la primera vez que le preguntaron si sabía de losdichos ídolos, ó si había estado en su posada, dixo que no lo sabía y negó que no habíanestado en su casa, y desde que supo que había testigo vino a confesar la verdad quehabían estado en su casa, dixo que no se acordaba en la primera vez, y después comovido la escritura (el códice) y se acordaron, le vino a la memoria lo que había pasado.

Nombramientos de fiscal y defensor

El viernes primero de agosto de 1539, estando en la audiencia el Juez Comisario delSanto Oficio, Juan Rebollo, por ausencia de Zumárraga, se nombró fiscal a Cristóbalde Canego, y en virtud de que Miguel “es indio y persona ignorante de las leyes yderechos, é no quede indefenso

se dio por defensor a Vicencio Riverol, Provisor de causas que al presente estaba.

Los profetas antiguos

El catorce de octubre de 1539, comparece el indio Fransisco, natural del pueblo deChiconauhtla, quien por medio del intérprete Alonso Mateo “dixo que un indio que sedice Tocoal, vecino de esta Ciudad de México, en el barrio de San Pablo, y Culoa,

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Totepeu, y Cihuateque paneca, y Chachicinayotecal, y Culua Tlapisque, y Achicatl,indios naturales de México, son todos ellos profetas, y éstos saben de todos los de latierra y donde están, porque ellos lo salían saber; y que esto es público e notorio”.

El mismo día acuden a testificar los indios Miguel y Martín, alguaciles del mismopueblo, quienes ratifican la declaración de Francisco “que los susodichos todos eran pro-fetas, y que ellos sabían y saben de todos los ídolos de esta tierra, porque no lo puedensaber otros mejor que ellos por ser como son profetas, y que Moctezuma se regía por suconsejo de ellos en las cosas de sus dioses”.

Declaraciones de Culoa, Achacatl, María y Juana,respecto a los ídolos

El 24 de octubre de 1539, Culoa Tlapisque, natural del barrio de Santa María, decincuenta y siete años, dijo que era profeta “y tenía la cuenta de los demonios y cargode hacer las cosas que para ellos era menester, é que oyo decir a Tomolo, difunto, queera del mismo oficio que este confesante, que Palacatl, y Cuzcasuchatl, e Izcuen, yCocacal, indios vecinos de México, que andan con Diego, Señor de México, (DiegoPanitzin, Gobernador de México-Tenochtitlan) tienen y guardan á los dichos ídolos,porque sus padres de ellos los solían tener y guardar, y ellos, despues de la muerte de suspadres sucedieron en la guarda de los dichos ídolos y los traen é tienen junto a Tula.

Diego Panitzin discute en Azcapotzalcosobre si se les debían dar los ídolos a los frailes

…otro si, dixo: que puede haber ocho ó diez años, poco más o menos, que estando enel pueblo de Escaízalco este que declara y don Diego, Señor que ahora es de México, yAchacal, principal, y otros tres principales, platicando sobre que los padres habíanprehendido á un principal sobre que diese el ochilobos, (Huizilopochtli) dixo el dichodon Diego que le parecía que debían dar el ochilobos á los frailes: que les parecía; y elAchacatl, principal, dixo que no se debía dar, é que en ninguna manera no se lesdiese; y así determinaron que no se les debía dar ni diese é que así no se les dio, e queeste que declara oyó decir al dicho Achacal, podrá haber siete años: “ya he visto á miDios por los ojos, y está en Tepuchcalco, en Temascaltitlan, porque allí lo guardan; éasimismo dixo: que el dicho ochilobos tenía cuatro mantas de muy ridos Chalchuyes,(chalchihuitl: piedra preciosa) transparentes, las cuales dichas mantas tenían é guar-daban Coautlayautl y Tomicao, indios vecinos de México, que son ya difuntos, y quesus mujeres é hijos de los dichos indios tienen las dichas mantas, porque este testigovido las dichas mantas en poder de los dichos Coautoyautl y Tomecao, indios y que sebusquen las dichas mantas, y que este confesante las conocerá, y que esta es la verdady lo que de este caso sabe.

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A continuación declaró Achacatl, indio principal de México, de cincuenta y cincoaños, bautizado hace un año, a quien le preguntan si es verdad que hace ocho añosintervino en Ecatepec (anteriormente se dijo en Azcapotzalco) en una plática con donDiego, Señor de México, negando que tal cosa había pasado, se le pide que recorra biensu memoria y que si lo dijese será galardonado.

Declaración de María, mujer de Martín, indio mercader

El día primero de noviembre del mismo año, declaró María, india natural de México,quien dijo ser esposa de Martín, indio mercader, y que junto a su casa había un merca-der de nombre Cuix “el cual tenía un ídolo que se decía Chinanquiactl Malinci, ente-rrado en su casa, e que puede haber siete ó ocho años después de ser muerto Cuixmercader, vinieron a la dicha casa Yxcoa y Yautl Xacopalanque, indios, y el dichoXacopalanque cavó donde estaba enterrado el dicho ídolo, y lo sacaron, y los dichosYxcoa y Yautl lo tomaron y lo llevaron no sabe á donde, más de que en presencia de estaque depone lo sacaron y llevaron, y señaló el bulto del ídolo ser de una vara de medir,de grande, poco más o menos, y que estaba envuelto y no vido de qué era el dichoídolo, y que cuando lo sacaron estaba presente otra india que se dice Xococi y un indioque se dice Mautiloque”.

Juana india ratificó lo dicho por María, aceptando haber presenciado los hechos.

Acusación del fiscal Cristóbal de Canego

El 5 de agosto del mismo año, el anuncio del Santo Oficio, Xtobal de Canego acusacriminalmente a Miguel Puctecatl, de que “con poco temor de Dios y en gran peligrode su ánima, ha tenido encubiertos los ídolos más principales y más antiguos que solíanestar en los ochilobos de esta Cibdad de México... y no los ha querido dar ni descubrir,puestos que ha sido requerido y amonestado muchas veces perseverando en su perti-nencia idolatoría... en lo cual el dicho Miguel, allende de las penas en derecho estable-cidas, ha cometido muy graves y atroces delitos, por los cuales debe ser castigado gravey atrozmente, condenándole como á idólatra, sacrificador y guarda de demonios, y sinecesario fuese relaxándolo al brazo seglar, y haciendo en su persona y bienes todos losautos y sentencias y castigos que en tal caso se requerían”.

El reverendisimo señor inquisidor Zumárraga mandó dar traslado de la acusacióna Vicencio Riverol “defensor de la otra parte”, quien el veintidós de agosto da res-puesta diciendo que la acusación “no procede ni de derecho se debe recibir... porqueno contiene día cierto, ni mes ni año, ni las otras solemnidades que de derecho serequieran en semejantes acusaciones, é porque no concluye delito... caso negado quelo contenido en la dicha acusaciones procediese, no sería en tiempo” alegando ade-más que en esa fecha no estaba bautizado ni vivía como cristiano, y que cuando los

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ídolos los llevaron a su casa estaban envueltos y atados, sin saber lo que eran, y que nopodía dar aviso al Capitán (Hernán Cortés) ni había obispo ni inquisición en esa épo-ca, “mediante lo cual yo soy sin culpa de lo que se me pide, y en caso que alguna se mepudiere imputar será de negligencia é omisión, y esto se tiene por muy liviano caso enlos de mucho tiempo convertidos; é si necesario es, para limpiar alguna mácula óescrupulo de mi conciencia, pido misericordia” agrega que se debe respetar la calidadde su persona, y que los testigos sólo hablan de oídas y eran sus enemigos capitales,pide se le de por libre y le declaren buen cristiano, y “ser recibido a pruebas”.

El 26 de agosto el defensor Vicencio Riverol, introduce un escrito en el que Miguelsolicita hablar con algunos indios que desea presentar como testigos de cargo, el 29 delmismo mes se le contesta en forma negativa dándose “el pleito por concluso... les dio éasignado término de treinta días” para presentar su defensa.

Nombramiento a fray Bernardino de Sahagún como interventor

El 2 de septiembre insiste en que se permita a Miguel hablar con indios y españolespara establecer su defensa, y que se nombre a un religioso de San Francisco “queestuviese presente al tiempo él negociase” lo que era urgente “porque de la dilaciónrecibe perjuicios”.

El mismo día se nombra para tal efecto a fray Bernardino de Sahagún, “lector delcolegio de Santiago, y no a otro” por lo que se infiere que el defensor Riverol habíarealizado arreglos previos.

El 22 de septiembre Mateo, el indígena pintor, y su hermano Pedro, ratifican sudeclaración anterior agregando que no saben nada nuevo.

Interrogatorio para la probanza de los testigos de descargo

Un día después, Riverol proveyó por escrito seis preguntas muy bien meditadas paraexaminar a los testigos de descargo, en presencia de fray Bernardino.

El 8 de noviembre, el defensor pide “que para hacer su probanza tiene necesidad deotros quince días de tiempo... y pide justicia”. Zumárraga alega que “no ha lugar”.

El 9 de noviembre, se pide que el proceso siga abierto y la presentación de testigos dela defensa cuya lista se ha entregado al intérprete, respondiendo el Inquisidor, que no halugar. El 11 de noviembre el fiscal pide se dé por terminado el juicio y se dicte sentencia.

Sentencia de tormento y oposición del defensor

El viernes 30 de enero de 1540, se falla “que para mejor saber la verdad del delito deque es acusado el dicho Miguel Tlaclatlauloci, le debemos de condenar é condenamosá que sea puesto á cuestión de tormento”.

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Miguel dice que la sentencia es injusta ya que no se le ha probado nada y los testigosson hombres viles y no cristianos, solicitando además “apelación remota” y que ésta semande a España en el primer navío.

El 13 de febrero de 1540, se le informa que la apelación es otorgada, pero se da elproceso por concluso.

El 16 del mes de marzo, Miguel se desiste de la apelación y consiente en que se leatormente, solicitando se suspenda la ejecución por estar enfermo y correría muchopeligro su vida.

Tormento al indio Miguel Tlaylotla

El 21 de mayo, estando presente el intérprete Pedro de Molina, le dan tormento aMiguel por medio del burro (el potro), desnudo y atado le dan vuelta a los garrotes portres veces, y también es sometido al tormento de agua, contestando “que le maten óhagan de él lo que quisieran, porque no tiene otra cosa que decir” por lo que lo desata-ron en virtud “que el dicho Miguel es viejo y flaco” reservándose el derecho de volverloa atormentar.

Reclusión en el monasterio de San Franciscobajo la vigilancia de fray Pedro de Gante

El después de lo susodicho día, su Señoría Reverendísima, visto el dicho tormento,dixo: que mandaba é mando que el dicho Miguel Tlaylotla sea entregado al Padrepara que esté recluso en el monasterio de San Francisco de esta Cibdad, para que ellísea ilustrado en la cosas de nuestra santa fé, y estando allí recorra su memoria, ypesquise que se hicieron los dichos ídolos y donde están y lo manifieste y declare en esteSanto Oficio, y que no salga del dicho monasterio sin su licencia y mandado.

El códice “de cómo ocultaron los ídolos del Templo Mayorde la Ciudad de Mexico-Tenochtitlan”

El códice original está manufacturado en una sola hoja de papel de maguey, consigna-do en pinturas jeroglíficas a varios colores, y con un texto caligráfico explicativo enlengua castellana y glosas en náhuatl. Su importancia radica en que nos muestra unarepresentación de los bultos de las deidades del templo mayor, dibujadas por un indiopintor que sobrevivió a la conquista y tuvo oportunidad años más tarde de tenerlas a lavista, además de haber sido usado como denuncia de idolatría ante la Inquisición. En élvemos representados los envoltorios de los cinco ídolos en cuestión. En la parte iz-quierda tenemos el envoltorio más pequeño, correspondiendo a Huitzilopochtli, con-tenido en una red o matlatl (matleyehua: hacer una cosa en forma de red), en la parte

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superior una glosa en náhuatl lo identifica (Vicilopochtli), debajo del bulto se apreciala cabeza de un individuo con los ojos cerrados para significar su fallecimiento, y unaglosa que dice: Tlatolatl, de quien sabemos era “muy privado de Moctezuma, a quiendaba parte de sus secretos”. A continuación aparece el envoltorio de Cihuacoatl, (mu-jer serpiente) diosa de Culhuacan, quien según Durán “tenía una boca muy grandeabierta y los dientes regañados, la llamaban la hermana de Huitzilopochtli”. De acuer-do con Sahagún “También la llamaban Tonantzin... y fue la mujer que primero parió...El Tloque Nahuaque creó un varón y una mujer, ella era Cihuacoatl, llamaban la tam-bién Quilaztli... también le decian Tititl, siempre paría gemelos, se aparecía vestida deblanco en la noche, voceaba y brahamaba[...] traía una cuna a cuestas, como quien traea su hijo en ella y se ponía en el tianquiztli entre las otras mujeres, y desapareciendodeja ahí la cuna, y al mirar en ella hallaban un pedernal y decían que fue Cihuacoatl laque lo dejó ahí”. Tenía en el Templo Mayor un edificio que se llamaba Tlillan (lugar dela negrura), y su nombre se lo daban como título al vicegobernante de los mexica. Desu cabeza asciende una línea que conecta las cabezas de cuatro personajes mencionadosen la denuncia, hacia la derecha Tlilacin y Hoquicin se encuentra frente a frente y estánacompañados de la vírgula de la palabra para indicar que sostienen una conversación,en medio de ellos entre guiones se observa el número 41. A la izquierda tenemos doscabezas, una con la glosa “Nahueca” y otro de incierta grafía. Después puesto de pieaparece Telpochtli, con los brazos hacia arriba y pegados al cuerpo, notándose el cuellomás estrecho que la parte superior del cráneo. Su nombre significa “el joven” siendouna advocación de Tezcatlipoca, que “por ser el verdadero dios, nunca envejecía, no secansaba y caminaba más aprisa que los otros dioses,[…] cuando venía a la fiesta del mesTeotleco llegaba dos día antes”.

El cuarto bulto identifica por su glosa a Tlatlauhqui Tezcatlipoca (Espejo humeanterojo), de acuerdo con las crónicas Tonacatecutli y su mujer Tonacacihuatl habitaban enel treceno cielo, enjendrando cuatro hijos: Tlatlauhqui Tezcatlipoca que nació todocolorado, Yayauqui Tezcatlipoca que nació negro y era el principal de los hermanos, eltercero fue Quetzalcoatl y el cuarto Omiteotl, por otro nombre Inaquizcoatl, que naciósin carnes o con sólo huesos en forma de esqueleto, “y a este adoraban los mexicanoscon el nombre de Huitzilopochtli”. Es de notar que al igual que Telpochtli, se le repre-senta de pie.

El quinto ídolo “Tepehua” se encuentra sentado, sobre una cueva “oztoc”, de la cualemergen las fauces de Tlaltecuhtli (el Monstruo de la Tierra), en la parte superior estádibujado un atavío compuesto por una borla de plumas de la cual depende un mantodel mismo material, delante de él vemos lo que parece ser un instrumento de labranzaprobablemente el usado para enterrar a los ídolos, el nombre en náhuatl nos indica quees un coatopilli (bastón serpentino), consta de un palo mayor engarzado con otro demenores dimensiones en forma de cuchillo, adornado en la parte alta con un colgajo deplumas. A continuación está representada una banderola ritual (pantli) también

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adornada con plumas. Olmos dice que Tepehua es el dios de los montes, sobre sufigura se encuentra una ave con pico de águila, sin relación aparente con la deidad.

Cinco individuos se observan en la parte derecha del códice, en la porción inferior,el acusado “Pochtecatlaylotlac” con los ojos abiertos porque todavía estaba vivo, mien-tras que las cuatro cabezas de la parte superior tienen los ojos cerrados como los muertos,los dos primeros sostienen un diálogo y son “Tlacuccalcatl Onohuacatz y Ixcuecueci”,en la parte media la grafía no nos permite identificar a otros dos individuos.

En el margen inferior izquierdo se lee una leyenda en castellano “Este es el padre deMateo y a éste dejó estos ídolos a guardar Hoquicin Azcapotzalco tlatoani y con elTlilatzin que era también gran principal”.

Dónde quedaron los ídolos del Templo Mayor

En un proceso paralelo y contemporáneo del que hemos venido siguiendo promovidopor la Inquisición (tomo 42 núm. 8) en contra de don Baltazar de Toquezcuauhyo,indio Cacique de Culhuacan por ocultar ídolos, se tomó declaración a don Andrés, indiodel mismo pueblo, quien por lengua de Juan González, clérigo intérprete dijo: “Queoyó decir a su primo Pablo, que en su lengua se dice Zua, que cuando los cristianosvinieron, mandó Moctezuma llevar a Culhuacan las figuras de los ídolos de... espacioen blanco.. (más adelante por otro declarante se sabe que eran Huitzilopochtli) yTezcatlipoca y Topilce (Quetzalcoatl), y que los escondieron en una cueva que se diceTencuyoc, y que nunca se han buscado ni llegado a ella, y que los llevó Axayaca, hijo deMoctezuma.

Analizando la documentación, se llega a la conclusión de que los ídolos del TemploMayor fueron depositados en una cueva del cerro de Culhuacan, conocido comoHuizachtepetl en la época prehispánica y de la Estrella en la actualidad, donde debende encontrarse hasta nuestros días.

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Bibliografía

Greenleaf, Richard E., Zumárraga y la Inquisición Mexicana, México, FCE, 1988.González Obregón, Luis (ed.), Procesos de indios idólatras y hechiceros, Archivo General

de la Nación, 1912.Nuttall, Zelia, L´evéque Zumárraga et les idoles principales du grand temple de México,

en: Jounal de Is Société des Americanistes, París, tomo XLI, 1911.

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Cuatro categorías de piezas virreinalesen el Museo Fuego Nuevo,Iztapalapa, Distrito Federal 1

John Joseph Temple Sánchez Gavito

Recordación

Tuve la fortuna de participar en la primera fundación del museo que ahora disfruta-mos, a principios de los años setentas del siglo pasado, haciendo el cedulario de las

piezas que por entonces mayoritariamente había donado Rafael Álvarez Pérez.El recinto se localizaba en aquella época en una casona de tres plantas sobre lo que se

denominaba Avenida 5, y funcionaba en las dos primeras como una bien surtida biblio-teca. En lo que venía a ser un amplio cuarto de servicio, en la azotea, se localizaba elabuelo del actual museo.

Su modestia no impidió que fuera inaugurado por un grande de la literatura mexicana,don Carlos Pellicer, quien fue atentamente invitado por la entonces delegada de Iztapa-lapa, la profesora Martha Andrade de del Rosal. El escritor firmó el libro de invitadosdistinguidos, con una bella dedicatoria.

Los materiales que la exhibición comprendía entonces eran exclusivamente pre-hispánicos, recuperados de zonas cercanas a Iztapalapa por don Rafael, en una época enla que no existía el control ni la ley que impedía el saqueo de sitios arqueológicos.

Sin embargo, durante las visitas que hice a su casa para hacer el primer guiónmuseográfico, observé que tenía en su casa muchos más objetos, algunos procedentes

1 Ésta es la versión para publicación de la conferencia que dio en el Museo del Fuego Nuevo el 31 deenero de 1999.

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del estado de Guerrero –tierra de su primera esposa, ya fallecida– los que hubieranenriquecido sustancialmente la colección.

De todos esos materiales, no recuerdo haber visto alguno de los que a continuaciónvoy a proporcionar datos pertinentes a su cronología, distribución y contexto. Supongo,sin tener bases para ello, que proceden de Iztapalapa o sus alrededores, lo que justificasu presencia en el Museo del Fuego Nuevo.

No descarto el hecho de que es posible que él los obtuviera en otra parte, precisa-mente por ser virreinales, o que los hubiera adquirido posteriormente.

Las categorías de objetos a las que alude el título de la presente publicación son, enorden cronológico, los siguientes:• Un tejolote de basalto• Una vasija con incrustaciones de porcelana• Una figurilla zoomorfa (toro)• Dos cajetes pulqueros

Introducción

No ha sido fácil el estudio de los objetos virreinales. Su investigación seria empezó por1960, y se intensificó a partir de los años ochentas. Actualmente, los cursos de MaterialesArqueológicos que impartimos en la Escuela Nacional de Antropología e Historia, nose conciben sin el estudio profundo y serio de artefactos hechos después de la conquistade México-Tenochtitlan.

Sin embargo, aún existen muchas trabas para asimilar con gusto la investigaciónde temas novohispanos. El dolor causado por la conquista de México, el daño quea veces involuntariamente hiciera la iglesia católica a nuestro país (sin incluir lasdivisiones causadas por las religiones protestantes) y el liberalismo actual, que jus-tifica mucho de su existencia a partir del denuesto del virreinato, han hecho queconsideremos como etapas gloriosas la prehispánica y la republicana, exclusiva-mente, con una niebla intermedia, desconocida, vergonzosa y oscura, que es lanovohispana.

Nuestra etapa virreinal no es únicamente eso. Hay acontecimientos dignos de serretomados por habernos formado como los mexicanos mestizos que somos, de persona-lidad universal. Gran parte de lo que nos ha formado no se explica sin conocer elcarácter de las personas e instituciones surgidas en el virreinato a partir del elementoeuropeo, que a su vez tiene de fenicio, árabe, griego, romano, bizantino, africano,godo, judío y musulmán.

Es por ello, y por tantas cosas agradables que significa este museo, que saludo congusto la presencia un tanto involuntaria de estas piezas. Espero no desilusionar a laspersonas que las creen cronológicamente prehispánicas y que, por ello, han tejido his-torias de bronce o, mejor dicho, de cobre, en torno a ellas.

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2 Siméon, Rémi, Diccionario de la Lengua Náhuatl o Mexicana, Siglo XXI, México, 1977, p. 542.3 Ibid., p. 446.4 Molina, Fray Alonso de, Vocabulario en Lengua Castellana y Mexicana, y Mexicana y Castellana, Porrúa,

Biblioteca Porrúa núm. 44, México, 1977, p. 112 v., edición facsimilar de la de 1571.5 Cabrera, Luis, Diccionario de Aztequismos, PREMIA Editorial, 1992, p. 128.6 Ramírez Acevedo, Gilberto, Informe técnico del rescate arqueológico (evaluación) de los montículos localizados en

el barrio de los Reyes, Delegación Tláhuac, México, D.F. Denuncia 92/74, Archivo Técnico de la Dirección deArqueología, INAH, México, s.p.

7 González Rul, Francisco, Informe de los trabajos realizados en el Proyecto de la Nueva Central de Abastos,Iztapalapa, D.F. Dos tomos, 218 pp. Análisis: Adrián Martínez Meza. Archivo Técnico de la Dirección deArqueología, INAH, 1981, lám. IV.

8 Se encontró una concentración importante cerca de lo que es el Templo Rojo del Sur.9 Para una lectura más amplia en este sentido, recomiendo mi tesis Los molcajetes del siglo XVI. Su valor cronológico.

ENAH, 1998.

Tejolote

Su nombre se deriva del náhuatl texolotl, y significa mano de mortero.2 Su raíz procededel verbo teci, que es machacar o moler con la piedra.3 Sin embargo, los modos dereferirse a la esta muela son diversos. Texoni es otra palabra para referirse a él.4 Másrecientemente se le ha llamado Temolote, que es un pequeño muñón cilíndrico depiedra, casi esférico, con que se muelen el chile o las especias en el molcajete.5

Cuando uno piensa en molcajetes, la imagen que nos viene a la mente es la de unode piedra, generalmente un basalto con cierta cantidad de burbujas –preferentementepocas– para que muela bien. Sin embargo, la arqueología nos ha mostrado que el tipode molcajete que se utilizaba para preparar salsas era hecho en cerámica, a partir más omenos del año 900 d.C. Son muy raros los que encontramos, especialmente para lo queera México-Tenochtitlan, hechos en piedra, a menos que hayan sido manufacturadosen este siglo.

El tejolote que se exhibe en el Museo Fuego Nuevo presenta los siguientes rasgos:asidera cuadrangular de planta de la misma forma, con canaladuras que dividen encuatro secciones la parte superior hasta el acinturamiento, formando cuatro lóbulos, ytiene además machacador triangular con planta circular.

Similares a éste, he registrado otros para Tláhuac,6 Hualquila7 (cerca de la Centralde Abastos) y Templo Mayor,8 lo que implica su presencia más en la zona urbana queen la rural. Como está asociada a cerámicas de las que en arqueología denominamosAzteca III tardía y Azteca IV naturalista,9 debe haberse utilizado de aproximadamentede poco después de 1500 hasta más o menos 1560.

Su presencia ubicua, tanto en el medio rural como urbano de la cuenca de México,se vio interrumpida por un despoblamiento debido a varias razones que se desarrolla-ron durante la primera mitad del siglo XVI a partir de la conquista española.

Y es que las zonas rurales se despoblaron por las siguientes causas:• Mortalidad

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10 Chimalpahin Cuauhtlehuanitzin, Francisco de San Antón Muñón, Relaciones Originales de ChalcoAmaquemecan, FCE, 1965, p. 235. (La califica de gran mortandad).

11 Ibid., p. 252. (Dice que murieron cantidad de infantes).12 Malvido, Elsa, “Las epidemias en la Nueva España en el siglo XVI: una nueva patología”, en: La Ciencia

Moderna y el Nuevo Mundo, Madrid, España, 1985, pp. 367 y s.13 Chimalpahin, op. cit., pp. 260 y s. Destaca que mató muchísima gente, hombres y mujeres de las clases nobles, así

como de los colonos.14 Ibid., p. 262, señala que fue en 1549.15 Id., p. 267.16 Id., pp. 282 y ss. Dice que en toda la extensión de la Nueva España la peste mató cantidad de gentes de nosotros

los nativos, y de negros, y que sólo algunos españoles murieron de ella.17 “Anales de Juan Miguel (Anales de Tlatelolco y Azcapotzalco)”, en: obras de Robert H.Barlow, Monjarás-

Limón-Paillés, (eds.), INAH/UDLA, 1989, p. 256.

• Inundaciones• Política de asentamientos• Colonización y conquista interior• Minería

Mortalidad. Con la llegada de los europeos empezó un intercambio de gérmenesque segó la vida de millones de indígenas americanos, especialmente de los niños, loque ocasionó huecos generacionales que afectaron gravemente la reproducción socialmexica.

No se sabe exactamente la cantidad de muertos que hubo por cada una de las epide-mias, y hay que considerar que éstas se asociaban a otros factores físicos y psíquicos.Mencionaré algunas de las epidemias más importantes del siglo XVI:

1520: viruela negra10

1531: sarampión11

1538: varicela12

1545: cocoliztli o peste bubónica13

1550: paperas o parotiditis14

1564: tosferina15

1576-79: cocoliztli o peste bubónica16

Para su atención, la mayor parte de los indígenas que habitaban en las zonas ruralesfue trasladada hacia los hospitales que había en la ciudad de México, y muchos noregresaron a sus comunidades.

Inundaciones. En el siglo XVI, y para efectos de despoblación de la zona rural, sepuede decir que solamente hubo dos inundaciones importantes: la de 1526 y la de 1555.

La primera anegó varias zonas del lago con aguas saladas,17 pero una vez humede-cidas con agua dulce pudieron ser ocupadas nuevamente. En cambio, la segunda,sacó de las chinampas menos altas a los indígenas, haciendo que se tuvieran que ir avivir a las cabeceras (Vid infra) hasta que bajaran las aguas. Los campesinos que nohabían levantado su cosecha, la perdieron. Ante la escasez, varios prefirieron quedar-se a trabajar en las cabeceras para ganar el sustento.

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Políticade Asentamientos

Cuando los españoles llegaron a la cuenca de México, encontraron una muy altadensidad de población. Donde mayor orden había era en las zonas urbanas, ya quelas casas estaban dispuestas en tlaxilacalli, o calles, y calpulli, que son barrios. En sumayor parte estaban ordenadas reticularmente, como después iba a quedar la capitalde la Nueva España.

En las zonas rurales, no obstante, no había la misma disposición. Vemos los ma-pas de estos asentamientos, y no vemos una distribución ordenada, sino más bien alazar.

Debido a esto, el control para tributo por persona, tanto en servicio como en espe-cie, se dificultaba. También presentaba problemas la cristianización, o la administra-ción de los últimos sacramentos, en caso de agonía, ya que cuando no se guiaba a lossacerdotes, éstos no localizaban a las personas que lo necesitaban.

Para tener un mayor control de la masa indígena se dispuso, como se había hecho enla Isla La Española, congregar, es decir, juntar a los indígenas, en el pueblo importantemás cercano, también llamado cabecera, a las comunidades dispersas.

La liga del campesino con su tierra dificultó muchísimo esta política, hasta que laepidemia de peste bubónica de 1545 y la inundación de 1555 resolvieron en favor delos españoles esta política,18 despoblando el área rural de la cuenca.

Colonizacióny conquista interior

Una vez sometidos los mexicas, la ambición española proyectó su expansión hacia otraszonas que pudieran rendir en honor y riquezas tanto o más que el centro de México.

De los naturales que primero se echó mano fue de los que habitaban la cuenca deMéxico. Posteriormente, de los tlaxcaltecas.

Expediciones, por nombrar algunas, como la de Cortés a Hueymollan19 (la actual Hon-duras) en 1525; la de Mazariegos a Chiapas20 en 1528; la de Nuño de Guzmán al

18 La aplicación de esta política de asentamientos viene explicada con mayor amplitud en Gerhard, Peter,“Congregaciones de Indios en la Nueva España antes de 1570”, en: Lecturas de Historia Mexicana 2, pp.30 y ss.,El Colegio de México, 1991.

19 Medina González, Xóchitl de Guadalupe, Histoire mexicaine depuis 1221 jusqu’en 1594 (Ms.No.40 del Fondode Manuscritos Mexicanos de la Biblioteca Nacional de París), Estudio historiográfico, paleografía y traduc-ción del náhuatl al español, tesis, ENAH, 1991, p. 115, dice que “fueron a morir los tlatohque de todas partesde aquí de México[...] solamente unos cuantos sobrevivieron”.

20 Riva Palacio, Vicente, Compendio general de México a través de los siglos, tomo II, Editorial del Valle de México,1974, p. 117, dice que Mazariegos le pide al virrey “doscientos indios de México con sus familias, prometién-doles muy buenos asientos”.

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occidente de México21 en 1530; la punitiva contra los indios de Juchipila22 en 1541; lasemprendidas a partir de 1546 hacia las zonas aledañas a las recién descubiertas minas deZacatecas;23 la guerra de 1553 en esta zona24 y la que fue a la Florida25 en 1559, porsólo mencionar algunas, drenaron una enorme cantidad de fuerza de trabajo y de hom-bres cabeza de familia que ya no regresaron a cumplir su ciclo reproductivo social ynatural. Muchos quedaron muertos. Otros, como servidores de los españoles que colo-nizaban aquellas zonas.

Minería

Existe una paradoja que quizá resuelva en el futuro el estudio de la minería a mediadosdel siglo XVI.

Consiste en que, mientras la cantidad de población disminuía alarmantemente ensitios densamente poblados, como en las cabeceras de la cuenca de México (quizá enmás de 90% en los primeros 60 años posteriores a la conquista), en los centros mine-ros, especialmente en El Bajío durante la primera mitad del siglo XVII, la poblaciónaumentaba continuamente.26

Puede hipotetizarse, con documentación fidedigna, que hubo un importante flujode mano de obra indígena hacia las minas, muy probablemente a partir del descubri-miento de las de Zacatecas en 1546, mencionado arriba, huyendo así de todas lascalamidades humanas y naturales que había en el centro de México.

Esta despoblación causó un gran desaliento entre los sobrevivientes, que deben ha-ber anticipado el fin del mundo. Sabemos que los aztecas pensaban que cada 52 añosexistía tal posibilidad.27 Todos se preparaban para esta eventualidad, pero también parala de que se renovara el ciclo vital. Se consigna que la última vez que habían encendidoel fuego nuevo, en 1507, lo encendieron con dificultad en el pecho de un cautivo, locual era un mal presagio, que se cumplió con la conquista.

21 Chimalpahin, op. cit., p. 245, comenta sobre la suerte de estos indígenas, ocho mil de México, que tuvieronel mismo destino que los de Hueymollan, es decir, que “allá murieron todos, solamente algunos vinieron deregreso” y que sus tamemes, que eran quince mil, , “la mayoría de ellos murió [en esa conquista]”, escribeSimpson, Lesley Byrd, The Encomienda in New Spain. The Beginning of Spanish Mexico. University of CaliforniaPress, Berkeley, California, 1982, p. 92.

22 Chimalpahin, op. cit., p. 260, que dejó una gran cantidad de bajas.23 Muñoz Camargo, fray Diego, Historia de Tlaxcala. Editorial Innovación, México, 1978, p. 261.24 Medina, op. cit., 122.25 Códice Osuna, p. 8 r. Servicio de Publicaciones del Ministerio de Educación y Ciencia. Madrid, 1976, 2

tomos. La traducción de la glosa náhuatl dice que “cuando fueron a Florida los mexihca tenochca, los guerre-ros y algunos estimados príncipes que eran hijos de los señores, allá fueron a morir y algunos regresaron”.

26 Miranda, José, “La población indígena de México en el siglo XVII”, en: Historia Mexicana, vol. XII, núm. 2,octubre-diciembre de 1962, El Colegio de México, pp. 182 y ss.

27 Como en las culturas occidentales se pensó que el fin del mundo iba a llegar en el año mil y, recientemente,en el dos mil.

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Pero también se hacían otros sacrificios. Además del ulterior ofrecimiento de uncautivo, entre otras ceremonias para renovar el fuego, después de apagarlo en todos losconfines del dominio mexica, “cuando ya se acercaba el día señalado para sacar nuevalumbre, cada vecino de México solía echar, o arrojar en el agua o en las acequias, olagunas, las piedras o palos que tenían por dioses de su casa, y también las piedras queservían en los hogares para cocer comida, y con que molían ajíes o chiles, y limpiabanmuy bien las casas y al cabo mataban todas las lumbres”.28

El último Xiuhmolpilli que se recordó en las fuentes, fue el de 1559.Uno de estos registros dice a la letra

Año 2-Caña 1559. Fue la época en que, como decían los antiguos, era la ligadura denuestros años.29

Ya no se podía sacrificar a un cautivo en el Cerro de la Estrella para saber qué deparabael futuro a los mexicas, pues existía un enorme celo por evitar volver a la religiónprehispánica, tanto de parte de los españoles como de algunos indígenas proclives aellos; pero aún se podía sacrificar simbólicamente gran parte de la vajilla y tejolotes quetenía una familia.

Y se le puso un diplomático ultimátum a los dioses, específicamente a Tezcatlipoca.En resumen, una oración, de la que aquí presentamos un fragmento, hace una saluta-ción respetuosa y a continuación, un recuento de los males, que se pueden sintetizar eneste párrafo:

¡Ay dolor, que ya la gente popular se va acabando y consumiendo! Gran destrucción ygrande estrago hace ya la pestilencia en toda la gente; y lo que más es de doler, que losniños inocentes y sin culpa, que en ninguna otra cosa entendían, sino en jugar con laspedrezuelas y en hacer montoncillos de tierra, ya mueren como abarrajados, y estrelladosen las piedras y en las paredes –cosa de ver, muy dolorosa y lastimosa– porque ni quedanlos que aún no saben andar, ni hablar, pero tampoco los que están en las cunas.30

a continuación, pasa a la advertencia:

No convendría, señor, que os olvidásedes de haber misericordia de los soldados y hom-bres de guerra, que en algún tiempo los habréis de menester, y mejor será que muriendo

28 Sahagún, fray Bernardino de, Historia General de las Cosas de la Nueva España, tomo II, Porrúa, BibliotecaPorrúa núm. 9, 1969, p. 270.

29 Chimalpahin, op. cit., p. 265. De cualquier manera, prácticamente todos los anales de tradición indígena dela cuenca de México hacen referencia a este acontecimiento.

30 Sahagún, fray Bernardino de, Historia General de las Cosas de la Nueva España, Porrúa, México, 1969, tomo II,pp. 55 y s.

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en la guerra vayan a la casa del sol, y allí sirvan de comida y bebida, que no quemueran de esta pestilencia y vayan al infierno.31

Los mexicas cumplieron su amenaza.32 Ya no se recordó el Xiuhmolpilli de 1611. ¿Paraqué?

Vasija con incrustaciones de porcelana

Como se puede determinar por los datos anteriores, el final del siglo XVI y principio delXVII vio una decadencia terrible en la cantidad de población de la cuenca de México.Para reponerla, surgió una afortunada casualidad que trajo renovadas energías a la NuevaEspaña: la expulsión de medio millón de moros, aún los convertidos al cristianismo,entre 1609 y 1614. Esto le quitó gran parte de su fuerza laboral a España.33

Se ha puesto mucha atención a minorías como la de los judíos, no solamente enNueva España, sino en todo el mundo, dando muy interesantes investigaciones sobresu estado en aquel momento.

Sin embargo, y a la luz de nuevos estudios y datos, hemos detectado una presenciacada vez mayor de los moros por fuentes indirectas como son los restos arqueológicos.34

Pero no somos los únicos en haber notado esta carencia: el sentimiento general esque la cuestión no ha sido suficientemente estudiada por los investigadores.35

La vasija que nos ocupa tiene cuerpo semiesférico, base convexa, fondo cóncavo,cuello cilíndrico, borde vertido y cuello pequeño. Las asas son sólidas, verticales y trilo-buladas.

Su decoración consiste en incrustaciones de porcelana en las asas (una por cadalóbulo) y horizontales paralelas cerca del borde, arranque del cuello y bajo las asas.

También presenta impresiones circulares dispuestas en series verticales entre lasbandas de incrustaciones y una serie horizontal bajo la banda inferior de las incrus-taciones.

Este tipo cerámico ha sido llamado también mestizo,36 ya que exhibe característicasde trabajos mexicas, moros y negros, y presenta la mayor riqueza decorativa: engobe,bruñido, aplicación de batihoja de oro, negativo (en algunas ocasiones se debe a la

31 Ibid., p. 58.32 De la misma manera que los tzotziles castigan a los santos que no les cumplen.33 “Spain. History”, en: Encyclopedia Americana, t. 25, 1980, p. 416.34 En la vitrina dos de la sala ocho de arqueología histórica del Museo de Templo Mayor hay una figurilla de

alrededor de 1600 vestida a la usanza mora. La pieza ilustraba parte de la conferencia de Malvido Miranda,Elsa, El ser humano entre la Geografía y la Sociedad: el traje típico mexicano, DEH/INAH, s.f., 19 pp.

35 Ots y Capdequí, José María, Historia del Derecho Español en América y del Derecho Indiano, Aguilar, 1968,p. 36.

36 Lugo Olin, Ma.Concepción, Cerámica colonial en la Nueva España, tesis, UNAM, 1971, p. 53.

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37 Fairbanks, Charles, “A Feldspar-inlaid Ceramic Type from Spanish Colonial Sites”, en: American Antiquity,1966, vol. 31, núm. 3 pp. 430 y ss.

38 Para entender este síndrome con un ejemplo reciente, ver Fanon, Franz, Los condenados de la tierra, FCE,México, 1972.

huella que dejó la zona donde iba el oro), pintura blanca fugaz, negra y azul, aplicacio-nes modeladas y moldeadas, incisiones, esgrafiado, impresión, repujado y la incrusta-ción de feldespatos, calcita, vidrio y porcelana, que es el caso que estamos tratando. Enmúltiples casos, contiene varias de estas características en un solo ejemplar.

Su distribución es amplia: fuera de la ciudad de México se ha encontrado en lapenínsula ibérica, el resto de América Hispana e inclusive tan lejos como Mombasa,Kenya.37

Aunque el periodo de su manufactura puede ir de la segunda mitad del siglo XVI a laprimera mitad del XX, consideramos que, por su decoración, y por su asociación conotras encontradas en diversos proyectos arqueológicos en la ciudad de México, el ejem-plar del Museo Fuego Nuevo es de mediados del siglo XVII.

Figurilla de toro

El consumo de pulque aumentó mucho a partir de los primeros cinco años de la con-quista, una vez liberados los indígenas de las restricciones que existían para beberloantes de la llegada de los españoles.

Y tal aumento llegó aparejado con una gran angustia: la destrucción de la culturaindígena, de su cosmovisión, de sus historias escritas en códices, aunada a las calamida-des enunciadas líneas atrás; todo provocó que llegara entre los naturales esta congojaque en términos psicológicos modernos se conoce como desgane vital.38

Pero no hay que pensar en el pulque solamente como una bebida para fugarse de larealidad. También era considerado bebida refrescante, especialmente donde no habíaagua potable pero sí magueyes; y no hay que olvidar que además funcionaba, y todavía seusa, como alimento y medicina.

El pulque, a principios de la época colonial, se vendía en puestos destinados a aten-der a 100 indígenas. La persona que servía el pulque era una mujer, y no hubo ningúnproblema importante hasta que los españoles y mestizos notaron que esta bebida deja-ba muy buen dinero, en los años sesentas, del siglo XVII. Poco a poco acapararon laspulquerías, las hicieron más grandes, y para evitar problemas de los que empezaban asurgir, dispusieron que unas fueran para hombres y otras para mujeres (24 y 12 respec-tivamente).

Sabemos que los consumidores podían ir con sus niños; el único problema era queestuvieran entretenidos mientras los padres bebían.

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39 Supongo que como las que se han encontrado en diversas partes de la ciudad de México, e inclusive laperiferia de la cuenca de México. Ver de Carrillo y Gariel, Abelardo, “Terracotas de la Sierra de las Cruces”,en: Boletín INAH, núm. 40, junio 1970, pp. 48 y ss. No está de más anotar que el autor considera que formanparte de nacimientos navideños.

40 Sigüenza y Góngora, Carlos de, “Alboroto y motín de México, del 8 de junio de 1692”, en: RelacionesHistóricas, Biblioteca del Estudiante Universitario, núm.13, UNAM, 1972, p. 139.

41 Siméon, op. cit., p. 72.42 Soberón, Arturo y Miguel A. Vázquez, “Las pulquerías en la ciudad de México durante el virreinato”, en:

Museo del Virreinato, núm. 10, mayo 1988, pp. 9 y ss.43 Temple, John, “El cajete pulquero en la época colonial. Noticias para su cronología”, en: Memoria del Primer

Congreso Nacional de Arqueología Histórica, Enrique Fernández Dávila y Susana Gómez Serafín, (coords.),1998, pp. 221 y ss. Presento en este artículo los sellos de algunas pulquerías.

Con este sano fin, los que tenían el negocio del puesto de pulque contrataban alfarerosllamados coconeteros, que hacían muñecos de barro para que los niños jugaran.39 Entreestas figurillas, había algunas que representaban españoles, a las que algunos indígenas,aprovechando la rebelión del ocho de julio de 1692, mataron simbólicamente.40

La de nuestro museo es una figurilla modelada a mano, sin otra decoración que losojos con impresiones circulares. Debe haber sido manufacturada a finales del siglo XVII.

Cajetes pulqueros

Su nombre se proviene del náhuatl, que quiere decir escudilla.41 Estos son los objetosrecuperados en mayor proporción en cualquier contexto colonial promedio de la ciu-dad de México, más específicamente para los siglos XVIII y principios del XIX.

Al principio se especuló que su abundancia se debía a que en estos cuencos se repar-tía comida entre los pobres en épocas de epidemia, lo cual se afirmó no teniendo másbase que la cuantitativa. Sin cuestionar esta casa de naipes metodológica, los arqueólogossiguieron investigando dando esta afirmación como axioma.

No obstante, gracias al estudio de diversas fuentes de información de la época virreinal,se pudo saber que era para el consumo de pulque, aun cuando se afirmaba que noexistían documentos que pudieran informar sobre un artefacto tan común, porque erainnecesario mencionarlo.42 El Museo Fuego Nuevo tiene dos de ellos, manufacturadospoco después de 1750.

Estos cuencos fueron hechos en molde, con engobe rojizo, alisados y tiene la mayorparte de ellos en el fondo un sello, que nos da a conocer la pulquería de la que procede;43

en los de nuestro museo, la marca es un monograma en el que predomina la letra “A”.El sello también garantizaba que la cantidad que se servía en ellos era la permitida

por la ley. El uso de estos cajetes estaba restringido a la ciudad de México.¿Cómo es que fueron a dar a Iztapalapa, si es que ahí se encontraron?Nuestras investigaciones empezaron con los cuadros de castas, que son escenas

costumbristas que muestran las diferentes mezclas raciales definidas para la Nueva Es-

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44 “Manifiesto del celo de un religioso ministro de los naturales acerca de el estado de la república de los indioscon el pulque, que beben y la perdición que tienen”, en: Vetancurt, Fr. Agustín Teatro Mexicano, folios 95 yss., Porrúa, México, 1971 (edición facsimilar de la de 1698).

45 Sigüenza, loc. cit.46 El recetario, que tiene otras fórmulas complicadas, debe haber sido hecho a fines del siglo XVIII. Se puede

consultar en González Claverán, Virginia, La expedición científica de Malaspina en Nueva España 1789-1794.El Colegio de México, 1988, pp. 172 y ss.

paña. Lo interesante de esto es que cada una se mostraba en un contexto laboral corres-pondiente a los individuos pintados. Dicho estilo llegó a la América hispana en lasegunda mitad del siglo XVII.

Las escenas que nos importan muestran pequeños puestos de pulque –jacales– aten-didos por una bella mujer, generalmente morena, atendiendo a los parroquianos, de losque ya se habló antes. A veces los niños prueban el pulque en un cajete más pequeño.

Todo esto era un escándalo para los religiosos de la época, que auguraban decaden-cia moral.44

La rebelión de 1692 les dio la razón en cierto modo, y fue tanto el miedo quetomaron españoles y criollos, que la bebida fue prohibida por cinco años.45

No obstante, la nostalgia que por los ingresos que generaban los derechos del pulquetenían en el gobierno virreinal, se volvió a permitir su consumo argumentando que elproblema no era el pulque, sino las plantas que le añadían (peyote, semillas de cáñamoy ololiuhqui) para hacerlo un explosivo curado.

En las pulquerías se servían dos o tres cuartillos de pulque blanco –que era el fino–por medio real. El precio incluía el del cajete, debido a lo que éste podía ser llevado porel parroquiano conforme lo fuera consumiendo en una carreta a donde fuera despuésde comprar su pulque.

Otra de las razones por las que puede haber llegado a Iztapalapa este par de cajetes,es la de que se exentaba de pago de derechos por entrar a la ciudad de México a loscarros que introdujeran mercancía y se llevaran por lo menos una arroba de basura alsalir de la ciudad de México.

Existían varias recetas para hacer curados de pulque. Vayan como muestra las siguientes:Chilode: chile ancho, epazote, ajo y un poco de sal se incorporan con el pulque, y

adquiere tanta fortaleza como el aguardiente.Nochocle: zumo de tuna, pulque ríspido y agua, fermentado queda gustoso al paladar.Polla Ronca: a una cantidad de pulque blanco se echan zarzamora, capulín, pimienta

y azúcar, o panocha, cuyo uso no admite dilación.Pulque de Almendra: según la cantidad de pulque se regula de almendra, a la que se

quita la cáscara, se muele y revuelve con el pulque y se agrega el azúcar correspondiente.Sangre de Conejo: al pulque blanco se revuelven tunas que producen el nopal que

nombran tapón, las extregan en las manos y pasado rato se cuela por cedazo quedandolo líquido de color de sangre, a que se le agrega el dulce correspondiente.46

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Se bebió pulque en la ciudad de México hasta mediados del siglo pasado, en quedecayó su consumo en favor de la cerveza. Ahora, con esta bebida, se hacen mezclasmás mesuradas.

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Iztapalapa:Tradición, Fe y Pasión

Silvia Zugarazo Sánchez

Año con año se representa la Pasión de Cristo en Iztapalapa. Se congrega una mul-titud para seguir paso a paso los tres días de la representación popular; es decir:

Domingo de Ramos, Jueves y Viernes Santos.Sin importar religión, edad o nivel, todos nos involucramos en ella, algunos de

forma más directa como participantes, organizadores o visitantes, otros sólo seguimoslos acontecimientos a través de los medios de comunicación –radio, televisión y pren-sa–. Lo interesante es que voluntaria o involuntariamente la seguimos de cerca.

Los orígenes virreinales

¿Cómo inicia esta tradición? Para tratar de buscar sus orígenes, tenemos que remontarnosal momento mismo de La Conquista.

Iztapalapa en esa época era una de las repúblicas llamadas de indios que se encarga-ba de atender cuestiones de orden económico, político y religioso; las cabeceras muni-cipales estaban organizadas en barrios para facilitar el pago del tributo, la distribuciónde la fuerza del trabajo indígena y, de igual forma para facilitar la evangelización. Paraello los misioneros se valieron de varios métodos, uno de ellos fue el teatro como ins-trumento pedagógico. Hay que recordar que el teatro español aparece en la edad mediacomo una prolongación del culto religioso, llegando más tarde a la Nueva Españajunto con sus costumbres y fiestas religiosas pero con una serie de transformaciones,debido a que los misioneros comenzaron a adaptarlas a las necesidades propias de laeducación religiosa indígena. De igual forma, estos últimos fueron haciendo sus propias

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aportaciones dándose, a partir de este momento, la conjugación de elementos paganosy religiosos. Es importante destacar la similitud que debieron encontrar los indígenasentre sus antiguos sacrificios y la muerte de Cristo.

Podemos señalar que la utilización del Teatro Evangelizante fue la forma en que losmisioneros introdujeron la representación de la pasión de Cristo y que más adelanteharían suya los indígenas. Apoyando esta idea tenemos la referencia de Chimalpahin:

Año 13 Caña 1583 . . . También entonces llevaron a México el Santo Crucifijo quese había aparecido en San Guillermo Totoloapan; lo llevaron al día siguiente deRamos. Hasta el Rastro de Xolloco, vinieron a recibirlo y encontraron todas las diver-sas órdenes de religiosos: Agustinos Dominicos Franciscanos y los clérigos de nuestrospadres de La Compañía de Jesús y Teatinos.Al principio lo condujeron a la Iglesia de San Pablo y después se lo llevaron para laIglesia de San Agustín, en donde hasta ahora está.Nuevamente entonces se hizo procesión en el Viernes Santo por los religiosos de SantoDomingo y los españoles. Hicieron una representación de la Pasión de Nuestro SeñorJesucristo, así como de su entierro que fue cosa maravillosa el seguir los sufrimientospadecidos por Dios Nuestro Señor, que nunca se había ejecutado cosa igual en lasiglesias de México.1

Con base en esta referencia no cabe la menor duda de que fueron los dominicos quie-nes introdujeron la representación de la Pasión de Cristo a la Nueva España en épocamuy reciente a la Conquista. Más adelante prosigue el autor.

“Año 4 Caña, 1587... Este mismo año por primera vez se hizo una representación dela Pasión de Nuestro Señor Jesucristo en Viernes Santo en Coyoacan.” 2

Desgraciadamente no encontramos referencia acerca de la pasión en Iztapalapa en esemomento, pero seguramente de Coyoacán debió difundirse con rapidez por toda laciudad y, por tanto, también en Iztapalapa.

La tradición en Iztapalapa

Por referencia de otras fuentes sabemos que en el año de 1833 el cólera morbus se dispersopor la República Mexicana, habiendo entrado por Tampico, Tamaulipas, causó graves estragos

1 Francisco de San Antón Muñoz Chimalpahin, Relaciones originales de Chalco Amaquemecan, paleografiadasy traducidas del náhuatl al español por Silvia Rendón, prefacio de Ángel Ma. de Garibay, México, FCE, 1965,p. 287.

2 Ibid., p. 292

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IZTAPALAPA: TRADICIÓN…

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en Veracruz, Guanajuato y la Ciudad deMéxico; en esta última murieron alrede-dor de catorce mil personas solo en agosto,para septiembre la epidemia había desapa-recido.3 Cuentan a este respecto los izta-palapenses que dicha epidemia diezmófuertemente a su población, por lo cualpidieron a su señor principal, el Señorde la Cuevita, tuviera piedad de ellos yterminara con tanta muerte y desolación.Realizaron entonces una procesión dejóvenes y niños por haber sido entre ellos el mayor número de muertos; prometierontambién construirle un templo si su petición era escuchada y, como la epidemia desa-pareció, más adelante repitieron la representación de la Semana Santa año tras año pararecordar y dar gracias por los beneficios recibidos del Señor de la Cuevita.

Estos son los antecedentes históricos más directos acerca del nacimiento de esa tra-dición en Iztapalapa. Posteriormente, con las Leyes de Reforma, la Iglesia vio dismi-nuida su intervención en la vida social de la comunidad, dándose una clara separaciónentre ella y el Estado llegando incluso a ser dos fuerzas en choque. En el ArchivoGeneral de la Nación se localiza una carta de José María Suárez dirigida al C. Presidentede la República Mexicana, don Benito Juárez, fechada el 30 de noviembre de 1867 enMexicaltzingo, en la cual se acusa al párroco de Iztapalapa, fray Antonio Sánchez, del“cobro de las limosnas del nombrado santuario del señor de la cueva”, en la que seescriben los cobros por casamientos, entierros, limosnas, etcétera, y como el mismo eratesorero y se pagaba por cada una de las actividades que realizaba:

...ocho por cada sermón, dieciséis por cada procesión aunque vaya sólo el fiscal puesdice que éste va representando su autoridad, más doscientos por la Semana Mayor ,(esto es si no hay judíos que crucifiquen al Señor) si los hay, pasa de trescientos , peropara que se persuada usted del estado en que está un pueblo que vive en las puertas deMéxico, hay una disposición: de que, la Semana Mayor a los que hacen de SanDimas o Mal Ladrón hace de ser dos indígenas vivos a estos los cuelgan de los arcosdesde el Viernes Santo por la mañana no más con un taparrabo y una cabellera y nolos bajan hasta la hora del descendimiento y después de esta operación los atan de losbrazos y los sacan en la procesión del santo entierro para que vayan a presenciarlo ypor esto, se les cobra la limosna correspondiente.4

3 Enrique Florescano y Elsa Malvido, Ensayo sobre la historia de las epidemias en México, (Colección Salud ySeguridad Social, Serie Historia), México, IMSS, t. II, pp. 418 y ss.

4 Documento 22/186, AGN.

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Como vemos, este párrafo nos confirma que la representación de la Muerte del Reden-tor se realizaba en Iztapalapa en 1867, fecha de dicho documento.

Tenemos noticias de otro momento histórico significativo para esta representación.Cuentan que en el tiempo de la Revolución, estando Zapata en Iztapalapa (Santa Ma-ría Aztahuacan), no se llevaría a efecto la repre-sentación de Semana Santa por falta de recursos,al enterarse Zapata, él mismo proporcionó loscaballos y todo lo necesario para que pudierallevarse a cabo.

Después de este panorama general del ori-gen de esta tradición, vamos al momento ac-tual. Empezaremos por la organización y losrequerimientos para poder participar en ella. Elcomité organizador, más conocido como Con-cilio, está integrado por el presidente, secretario, tesorero y los encargados de los tresdistintos grupos: las vírgenes y mujeres del pueblo, el de Cristo y los apóstoles y eltercero, el de los nazarenos. Este comité está compuesto sólo por hombres, sus cargosson hereditarios y básicamente son dos o tres familias quienes lo integran. En estepequeño círculo es donde está depositado prácticamente el mantenimiento de la tradi-ción, son ellos los que tienen bajo su cargo la dirección de la festividad, la vigilancia yel convenir con el poder eclesiástico y el civil para su mejor realización. Los preparati-vos se inician en enero con la selección de los participantes, para Cristo se reúnen entreenero y abril, algunos de los requisitos para los candidatos son que profesen la fe cató-lica al cien por ciento, tengan una vida ejemplar y, por supuesto, muestren parecidofísico con el personaje. Después de haber elegido al actor principal, se selecciona ala Virgen; uno de los elementos que califican es la estatura, el segundo requisito es laactuación para la cual entregan copia del parlamento.

Finalmente se designa en deliberación del Concilio, el cual aseguran que es total-mente democrático aunque a veces pudiera pensarse que hay favoritismo para los inte-grantes de las familias que organizan esta representación.

Luego viene la asignación de los papeles secundarios, como las mujeres del puebloy los apóstoles. Los de Herodes, Pilatos y los sumos sacerdotes y pontificios están reser-vados para los miembros del Comité.

Es importante hacer notar que no permiten la participación de migrantes, ya queeste ritual está organizado a partir de una estructura barrial. Una vez terminada laselección se procede a los ensayos, que también comienzan en enero, éstos se realizanen una casa, la “Casa de los ensayos”, cuyo gran patio pertenece a uno de los integran-tes del Comité Pro-fiestas de Semana Santa.

Citaremos algunos de los principales personajes que intervienen en la Representa-ción: Jesucristo, la Virgen María, la Verónica, la Samaritana, Poncio Pilatos, Samuel,

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Beli-Bet, el Judío Errante, Barrabás, Dimas el Buen Ladrón y Gestas, el mal ladrón,sólo por mencionar algunos. La procesión comienza el Domingo de Ramos ¡por finel momento esperado ha llegado, hay un gran movimiento y nerviosismo! Se inicia eldesfile de los penitentes que van custodiados por los soldados romanos, su vestimentaes una túnica morada con una banda blanca bordada con elementos afines al aconteci-miento que va desde los hombros hasta la cintura, todos llevan sus palmas; en la proce-sión participan también las vírgenes del pueblo que llevan una túnica de color claro yuna corona de flores. Esta procesión va precedida por el ángel y tiene como fondomúsica de banda, donde el clarín es el instrumento que más destaca acompañando a laVirgen que va junto a la Magdalena. El recorrido es por la calle de Azteca y luego porMariano Escobedo y Ayuntamiento, se dirigen a la iglesia de San Lucas en donde laspalmas serán bendecidas por el sacerdote. Al iniciar el acto litúrgico, el sacerdote entraseguido por la procesión, y pide a los miembros del Concilio que suban a su lado.

Los asientos están destinados para la Virgen y los nazarenos que habrán de caminarno sólo todo ese día sino también el Jueves y Viernes Santos todos y cada uno tienen unlugar específico, la Virgen María, María Magdalena y Jesús colaboran haciendo laslecturas del Evangelio. Todos lo participantes fueron confesados el día anterior.

Los días de la Pasión

Jueves Santo. Nuevamente “la Casa de los Ensayos” se encuentra aglomerada, está ador-nada con moños morados y blancos de papel crepé, en este lugar se visten los partici-pantes. Cristo se prepara y antes de salir tiene que orar en el altar de la casa para iniciarel recorrido de cada una de las capillas de los ocho barrios: La Asunción, san Ignacio,santa Bárbara, san Lucas, san Pedro, san Miguel y de ahí hasta la capilla de san Felipe.Regresan a san Pedro que está en la calle de Primave-ra, después retornan a la Capilla de San José, en lacalle de Allende, para dirigirse al Santuario del Señorde la Cuevita; finalmente irán a la explanada del Jar-dín Cuitláhuac en donde escenificarán el lavatorio delos pies y la Última Cena.

El escenario es un gran armazón decorado con co-lumnas romanas y una larga mesa y sillas que ocupa-rán Cristo y los doce apóstoles, el cortejo empieza asubir escalones presididos por el ángel, después Cristoy los apóstoles; a la derecha está Pedro y Cristo rezaun Padre Nuestro para iniciar posteriormente los diá-logos. Los visitantes siguen con atención y solemni-dad lo que sucede, y ya entrada la noche hay quedirigirse al Cerro de la Estrella; ahí va a realizarse la

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escena del Huerto de los Olivos, en donde el diablo se aparece a Cristo diciéndole novale la pena su sacrificio lo que da fin al acto.

Viernes Santo. Es el día más importante: la culminación de tantos sueños e ilusionesy esfuerzo. A muy temprana hora empiezan a llegar los nazarenos, muchos de ellosdescalzos y con coronas de espinas llevando cruces de distintos tamaños y peso, quemanifiestan así la magnitud de los favores pedidos o recibidos. Los soldados romanosse dirigen a la cárcel donde Cristo ha pasado toda la noche para ser conducido a laexplanada en donde será azotado.

Posteriormente Pilatos lo mandará con Herodes, quien le pedirá que resucite a Da-vid para creerle que es hijo de Dios, finalmente se dicta la sentencia: su crucifixión enel Monte Calvario; todo el drama está acompañado por arias entonadas por el tenormexicano Humberto Gravioto. Se inicia el camino al calvario (Cerro de la Estrella), essin duda el momento más difícil porquehay que recorrer aproximadamente cua-tro kilómetros cargando la cruz que pesacien kilos y con una corona de espinasauténticas. Es difícil el ascenso al cerrobajo el fuerte sol del medio día; algunospenitentes son ayudados por sus fami-liares a cargar la pesada cruz muchos deellos van descalzos. Aquí tiene lugar lastres caídas que están distribuidas de lasiguiente manera: la primera en la callede Ayuntamiento y la segunda enCuahutémoc y la tercera en la calle de Hidalgo en donde sale a su encuentro la Verónica,en la calle Estrella, la samaritana ofrece agua a Jesús, aquí se da el encuentro con SimónCirineo que el ayuda a cargar la cruz. Los Nazarenos van colocando sus cruces muycerca de los tres principales. Judas se cuelga y muere ahorcado en un árbol cercano.Cristo es amarrado a la cruz por los brazos y pies y dice lo siguiente “Todo está consu-mado. Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu” Al bajar del cerro tiene lugar laprocesión del silencio que recorre los ocho barrios de Iztapalapa y culmina en el santua-rio del Señor de la Cuevita. En esta procesión participa poca gente.

Todo ha terminado. Los cerca de cuatro mil participantes se retiran satisfechos a suscasas, muchos con la tranquilidad de haber pagado su manda; otros por haber sidocentro de atracción no sólo nacional sino internacional. Los organizadores están ex-haustos, pero ya piensan en la representación del año próximo. Es así como Iztapalapavive su pasado, su presente y su futuro en una conjugación de elementos paganos yreligiosos, una lucha constante para rescatar y mantener vigentes nuestras manifesta-ciones culturales.

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Dossier

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La custodia de la zona arqueológica

Daniel Hernández Ramírez

E l custodio es el responsable de la vigilancia y mantenimiento de los vestigios que seencuentran dentro de la zona arqueológica.

El hablarle de la custodia del Cerro de la Estrella es un tanto difícil, ya que es un sitioextenso y tiene distribuidos vestigios en toda la zona arqueológica como son:• Resto de basamentos.• Petroglifos.• Cuevas con estucos

Lo de mayor importancia es la estructura que se encuentra en la cima y algunos de losvestigios se encuentran dentro de predios particulares y en las cañadas que son de difícilacceso (la mayoría de éstos se encuentran dañados).

Algunas de las actividades que como custodio se tiene que realizar en la zona, esdesyerbar las estructuras, chaponear alrededor de las misma, reportar el estado de conser-vación, daños que ocasionen los visitantes y la naturaleza. Aplicar las medidas de seguri-dad que sean convenientes en los eventos de gran magnitud como son: el 21 de marzoy en la Semana Santa, para proteger principalmente el Templo del Fuego Nuevo que se

encuentra en la parte superior del cerro. Serealizan recorridos guiados a visitantes de di-ferentes escuelas y dependencias para conoceralgún sitio en especial.

En cuanto al apoyo de los diferentes pro-yectos de investigación que se han realizadoen la zona arqueológica, son diferentes las ac-tividades que he tenido que realizar, como lacoordinación del personal de campo, subir

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material al cima del cerro para la consolidación del templo, recorridos con el espeleólogoArturo Montero para el registro y levantamiento topografíco de las cuevas, así comotambién el apoyo de la toma de fotografías para los diferentes proyectos que se hanrealizado y la colaboración del sondeo en la zona C del Cerro de la Estrella.

Desafortunadamente, para la realización de muchas actividades no se cuenta con elequipo y herramienta adecuados, ya que, debido a las condiciones en que se encuentrala zona, he tenido varios accidentes como son: caídas, que traen como consecuencialesiones en la cadera y rodilla; picaduras de abejas, entre otras.

Altercados con algunos elementos de la montada, y amenazas de personas que tie-nen propiedades dentro de la poligonal del área arqueológica y de grupos tradicionalis-tas que realizan eventos.

A pesar de todo, es agradable trabajar de custodio ya que uno tiene la oportunidadde aprender y desarrollar todas las actividades y gracias a eso el reconocimiento porparte de diferentes investigadores y algunas personas de la comunidad.

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Historias y hechos extraordinarios del Cerro de la Estrella

Adrian Chávez Villanueva y Luis Felipe Pérez

“Donde vean una águila devorando una serpiente, ahí sera donde deberán empezarla construcción de lo que sera la ciudad de nuestra raza”.

Según las historias, esta orden de Huitzilopochtli la recibieron los antiguos mexicasen el interior de una de las cuevas del Huizachtepetl o Cerro de la Estrella.

Otro extraordinario relato que nos encontramos en el libro Tenochtitlan en una islade Ignacio Bernal es el siguiente:

Mixcóatl después de caer como una tromba sobre los restos de teotihuacan sigue sucamino hacia Culhuacán, donde funda una ciudad, poco después de que se unió achimalma y, estando embarazada, unos usurpadores matan a Mixcóatl, su mujer serefugia en Tepoztlán para evitar que mataran a su hijo. Con el paso del tiempo, ydebido a sus brillantes cualidades y al prestigio de su nacimiento, Ce-acatl Topiltzin,se convierte en el sacerdote de Quetzalcoatl y toma el nombre de esta deidad.Siendo Quetzalcoatl un hombre joven, un partido legitimista parece haberlo llama-do para ocupar el trono de Culhuacán; antes de recuperarlo busca los restos de supadre, Mixcóatl, y los entierra en el Cerro de la Estrella, y sobre éste construye untemplo y eleva a su padre a la categoría de dios.El usurpador se preocupa por estos acontecimientos y ataca a Quetzalcoatl, el cualdesde la cima del Cerro de la Estrella, lo vence y mata, recuperando el imperio de supadre y convirtiéndose en jefe indiscutible de los toltecas.

Este bello relato nos muestra la importancia de este lugar, imagine amable lector,desde este cerro le habló Huitzilopochtli a su pueblo para que fundaran la gran ciudad

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de Tenochtitlan, aquí están enterrados la mayoría de los héroes extraordinarios de nuestracultura, que después fueron confundidos con dioses, debió haber sido estremecedora lalucha, en la que el mismo Quetzalcoatl desde la cima del cerro vence y mata a losusurpadores y asesinos de su padre, Mixcóatl. Independientemente de la leyenda, loshechos –no menos lúdicos– nos indican que en la época antigua tenía una gran impor-tancia, ya que cada 52 años se encendía el Fuego Nuevo y se repartía por todo elcontinente de la antigua Ixachilan, hoy americaya. En la época moderna, el Cerro de laEstrella ha sido enriquecido con historias y relatos tan extraordinarios, –y hasta invero-símiles– de los cuales hemos recopilado sólo una pequeña parte de los mismos. Aquíencontrará desde apariciones, hasta OVNIs.

Una de las historias o leyendas más intrigantes es que en el interior del Cerro de laEstrella hay un lago. Una de las personas que nos relató el suceso es Jorge Rodríguez,que trabaja para la delegación de Iztapalapa y nos refiere lo siguiente

Por el año de 1950, cerca de ocho personas se metieron a explorar en una de las cuevaspara probar que la existencia de un lago interno, pasaron más de ocho horas y nosalían; la gente se empezó a preocupar pensando que tal vez se habían extraviado, seorganizaron para buscarlos, pero no terminaban cuando aparecieron sanos y salvostrayendo con ellos, como prueba de sus historias, varios garrafones con agua de esemismo lago, comentaron que todavía había restos de lo que parecían unas chalupas otrajineras. El lugar es grande y parece que ese lago o río sigue un cauce; ya casi no meacuerdo de qué más contaron, pero sé dónde más o menos queda esa cueva dondeentraron, hoy la protege una barda.

Otro relato:

Lo siguiente sucedió por el año de 1960. Yo vivía en las faldas del Cerro de laEstrella, y en las noches veía desde mi casa unas extrañas esferas como de fuego quebajaban y subían el cerro; recuerdo que cuando veía esas esferas de fuego pensaba quecomo podía subir tan rápido y bajar a una velocidad que ni un ser humano podíahacerlo, la gente decía que eran brujas, pues no lograban explicárselo de otra manera.Lo peculiar radica en que la gente que tenía caballo contaba al siguiente día que éstosamanecían con unas heridas raras, ya que no parecían hechas por murciélagos o algoparecido, les chupaban la sangre a los caballos pero las heridas no sangraban; por lotanto, se lo achacaban a las brujas.Ya en los años 70 me comentaba la gente que vive por el lugar que varios estudiantesde secundaria se han adentrado en las cuevas y han muerto; al rescatar los cuerpos sehan encontrado momificados; Jorge de León, que es director del museo Fuego Nuevoy cronista de la delegación de Iztapalapa, nos informa que el Cerro de la Estrella fueun volcán y que tal vez todavía puedan existir gases tóxicos propios de los volcanes y

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HISTORIAS Y HECHOS …

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que eso sea la causa de que la gente que se adentraba en la Cueva del Diablo y moríase momificaba.

Luces y esferas luminosas

Uno de los enigmas que hemos investigado en el cerro, son los de las esferas luminosas.El siguiente relato nos lo contó Carlos de los Santos:

Por el año de 1998, era un día en que hubo una ceremonia en la pirámide; al ser elencargado de que no se quedara nadie –ya ve usted por eso de los rateros y marihua-nos–, eran como las 12:30, y realizaba mi recorrido checando visualmente por laCueva del Diablo, cuando observé un resplandor en la explanada de la pirámide,pensé, “ya se quedó gente y prendieron una fogata”. Empecé a subir las escaleras,conforme iba avanzando, la extrañeza hizo presa de mí porque el hecho de que nooyera voces ni viera nadie asomándose, mi pensamiento recurente era que ya habíadetenido a los infractores. Cuando terminé de subir, mi sorpresa fue muy grande, yaque lo que había ahí no era gente, era una bola de luz, que estaba en la base de lapirámide, su resplandor no era muy brillante, mas bien opaco, giraba sobre sí misma;me quedé paralizado, no sé si por el miedo o por lo extraordinario de esa cosa, meparecía que flotaba; no sé cuánto tiempo pasó. La esfera empezó a girar mas rápido, ydespués sucedió algo más extraño, la bola luminosa se dividió en otras cuatro, forma-ron una figura, la grande al centro y las otras cuatro mas chicas a los lados, una decada lado, como un cuadrado; la que estaba en el centro empezó a girar con másfuerza y empezó a iluminarse ahora sí con brillo, las otras cuatro también empezarona brillar; llegó un momento en que una de las esferas chicas se fue hacia los volcanes,otra a donde se mete el sol, otra al sur y la última al norte, pero la grande se elevócomo dos metros y se deshizo en mil colores, como de un fuego artificial. En ese mo-mento la pirámide se cimbró y reaccioné, me bajé corriendo como loco hasta la caba-ña y me encerré. Nunca he podido explicarme qué sucedió esa noche.A la gente que le he platicado lo ocurrido me dice que es la energía que dejan losdanzantes; otros me dicen que son las brujas, otros que son OVNIs. Yo la verdad no séqué pueda ser. Lo único que sé es que esas esferas, en ciertas épocas, son visibles.Ese día no dormí nada, lo que sí recuerdo es que me sentía con muchas ganas de hacerlas cosas, no me sentía cansado a pesar de no dormir toda la noche.

Este fue el testimonio de uno de los guardabosques que habían en ese entonces en1998, al año siguiente falleció.

En el año de 1996 recibimos el reporte de que el lado oriente del cerro se estabanapareciendo esferas o fuegos misteriosos, acudimos con los dos guardabosques que pre-fieren guardar el anonimato, ya que puede afectar su trabajo, nos comentaron que al

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estar realizando un recorrido de rutina por un lugar que ellos llaman de “las abejas”como a eso de las 20:00 horas

...notamos que se estaba alumbrando esa zona. Pensando que era un incendio, nosacercamos al lugar para evaluar si necesitábamos ayuda o la podíamos apagar solos; ledecía a mi compañero, “no hay que dejar que se extienda el fuego, si es grande llama-mos abajo (a la delegación) para que manden gente y herramienta”, pero al acercar-nos a unos 10 metros, nos dimos cuenta que no era fuego, era una luz como unaesfera. Nos pusimos nerviosos y, al aproximarnos más, nos dimos cuenta que esa cosaflotaba a unos dos metros del suelo. En ese momento corrimos a la cabaña y nosquedamos adentro. Al día siguiente checamos y sólo encontramos el pasto y la hierbaaplastada que, a pesar de estar seca, no había ni rastro de fuego, ni cenizas, nada quese pareciera a un incendio.

Aquí termina el relato de los dos guardabosques que quedaron impresionados con loque pasó aquella noche.

Motivados por el anterior relato, realizamos una investigación de campo y nos dedi-camos a tomar fotos del lugar donde nos habían dicho sobre ese fuego misterioso;tomamos fotos y esperábamos encontrar restos de material dañado, y en su lugar en-contramos lo que sólo era un circulo que formaba la hierba aplastada, el resto del áreano guardaba esa proporción. Continuamos buscando algo que nos diera respuesta,como una lámpara, un espejo que reflejara la luz de la ciudad, etcétera, pero nuestrabúsqueda a ese fenómeno fue infructuosa. La única evidencia –si pudiera considerarsetal–, son unas fotos del lugar donde se observan unas luces rojas, pero sólo aparecen enel círculo, en el resto de la zona se aprecia el color normal.

Otro de los casos sobre luces enigmáticas lo encontramos con el investigador yperiodista Yohanan Díaz, a quien le sucedió una experiencia fuera de lo común en unade las cuevas que se encuentran del lado oriente.

En el año de 1998 acudí a realizar una investigación acerca de unas luces extrañasque se veían por esa zona. En compañía de mi esposa Silvia, nos adentramos a lacueva, y mientras tomábamos fotos del lugar, escuchamos ruidos y voces; nos asusta-mos un poco porque pensamos que eran unos drogadictos y debido a que traíamoscámaras y equipo, eso nos ponía en riesgo. Le dije a mi esposa, “guarda todo y vamosa salirnos”, pero cuál era mi sorpresa que esas voces provenían del interior de la cueva,no muy grande, pues se alcanzaba a ver el fondo, parecía que estaban trabajando enalgo, y ese ruido era como si saliera de las paredes, salimos de allí para checar afueratal vez esas voces se traspasaban por la pared, no encontramos a nadie alrededor, porlo regular entre semana el cerro esta solo. En eso estábamos cuando algo llamó miatención hacia arriba, lo que veía era extraño, una luz verde que a pesar que era de

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día brillaba, tenía la forma de una dona; la observé por un tiempo y posteriormentedesapareció, fue algo muy extraño.

Ecos del pasado

En el año de 1999 sucedió algo que se le ha aparecido no a poca gente. Se trata de laaparición del guardián del lugar –como lo llaman todos los que viven en esa zona delCerro de la Estrella–. La siguiente historia nos la contó el niño Ángel Chavez, que en laactualidad tiene 12 años.

Estaba en el área de las palapas, jugando, mientras mi papá estaba platicando con unode los vigilantes del cerro, en eso volteé a ver a un señor que se me quedaba mirando, yque estaba vestido con un traje como de los danzantes, tenia un escudo y un como paloen la otra mano; en la cabeza tenía un adorno de plumas como los que danzan, perosabía que no era de verdad por que se veía medio transparente, le hablé a mi papa paracontarle lo que estaba viendo, pero cuando llegó, ya había desaparecido.

El relato de este niño no es el único. Mucha gente cuenta sobre el misterioso guardiándel lugar, le llaman el abuelito. Otro testimonio de esas apariciones del pasado nos locuenta un doctor que tiene una fama y reputación conocida. Nos confió una historiaque pasó en los años ochenta:

En esa época frecuentaba mucho el cerro –siempre en compañía de varios amigos queeran aficionados a la arqueología–, nos encontrábamos en una de las cuevas que lellaman La Encalada (C-026)1, estábamos observando el poco estuco original que quedabay buscando petroglifos, cuando una de las personas nos hizo una señal como de silencioy señaló en una cavidad poco profunda; se oían como agua y murmullos. Esta personaentró en un estado como de trance y nos empezó a narrar que estaba viendo una ciudadantigua, el ajetreo de la gente, era una ciudad mexica, nos contaba las pirámides queestaba viendo, las casas, etcétera. Salió de ese trance y quedó muy cansada. Cierto o no,puede que exista otra realidad que coexista con ésta; no lo sabemos, son cosas inexplicables.

Estas historias son, sin duda, hechos extraordinarios sucedidos en torno al cerro, peroquizá lo que más nos llamó la atención es el relato del licenciado Mario Artemio Rome-ro, encargado del Museo Fuego los fines de semana y días festivos.

En una ceremonia de la representación del Fuego Nuevo sucedió algo muy extraño.Eran alrededor de las 18:00 horas, en el cielo se veían nubes que amenazaban con

1 N. del E.

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llover; esto nos preocupaba ya que podía echar a perder una ceremonia tan importante.A pesar de la preocupación de todos nosotros, la ceremonia se desarrollaba con normali-dad; los danzantes habían formado con flores un tapete con algunas representacionesprehispánicas, el fuego se había encendido y el copal estaba humeando, cuando se desatóla lluvia pensé “ya se echó a perder todo”, cuando uno de los danzantes nos dice: “no sepreocupen”: enseguida se postró enfrente de la ofrenda y, por increíble que parezca, dejóde llover en esa parte que estábamos. Eso me impresionó mucho. Por cierto, recuerdo quela prensa lo mencionó como “un hecho extraordinario en el Cerro de la Estrella”.

A manera de conclusión

En esta época todo puede ser posible, en física cuántica ha habido importantes avancesque en el siglo pasado y antepasado no eran “posibles”; partículas con extraños compor-tamientos, con extraños nombres como “encanto”, “extraño”, “arriba”, “abajo”, “neutrinos”,“bozones” etcétera. Teorías como de que no podía la luz viajar a mas de 299,000 km/seg.Este concepto ha cambiado, y hoy algunos científicos la han acelerado a mas de 300veces, algunos otros científicos empiezan a hablar de dimensiones, universos múltiples.Tal vez todos los relatos e historias que contamos hoy no tienen respuesta, pero en unfuturo no muy lejano tendrán una explicación lógica y comprensible.

La mayoría de la gente sabe lo que ha visto, oído y sentido para ellos eso es lo queimporta, como nos contó el señor Carlos Santos:

no me importa que no me crean, porque yo sé lo que vi y sentí; la pirámide vibró y esasesferas nunca las podre olvidar.

En la vida hay hechos que no podemos explicar, y aunque contamos con escasos recur-sos, tratamos de darle seguimiento al fenómeno, algunas conclusiones a las que hemosllegado son las siguientes:1) El cerro que en la antigüedad era un volcán, tiene todavía algunas zonas magnéticas,

lo cual puede ocasionar la aparición de tan extrañas esferas o bolas luminosas, yaque al cargarse de magnetismo pueden surgir esa extraña manifestación.

2) Algunas apariciones pueden deberse a que en el aire se guardan ecos del pasado,imágenes, voces, sonidos etcétera. Aún no sabemos qué pasa, pero tanta gente nopuede estar mintiendo. En las investigaciones hemos usado técnicas de programa-ción neurolingüística para observar si la gente está mintiendo o recordando, y llega-mos a la conclusión de que los testimonios aquí descritos han sido reales. Tal vezusted, amable lector, sí ha visitado este parque ecológico y le ha pasado algo inexpli-cable, y se dará cuenta que no es el único, en la vida siempre hay y habrá cosasextraordinarias que para la ciencia no tendrán explicación y la cual al sentirse impo-tente cerrará los ojos y dirán “eso no existe”.

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El grabado y el Huizachtepetl

Rosa María Núñez

Era mañana de febrero. Por alguna razón que nadie –ni yo misma– podría explicar,presentía, o quizá sentía ya, que sucederían eventos que marcarían, quizá, la manera

de pensar y sentirme nuevamente mexicana; que tenía raíces bien firmes en algún lado.Que la mercadotecnia, la televisión, en fin, la tecnología eran cosas que no eran yo, queexistía algo más allá de los libros de texto o el discurso que te aprendes en primariasobre Juárez o cualquier otro héroe nacional que de momento no me viene a la cabeza.No, mi primer visita al Cerro de la Estrella era algo más; se trataba de “sentir” tus raíces,no sólo de conocerlas; de aprender in situ, de re-conocer mi existencia aquí y ahora.

Se dice que las coincidencias no existen y ahora lo sé de cierto, porque cuando mehicieron la invitación a formar parte del equipo que trabajaría en el Cerro de la Estrella,un entusiasmo me recorrió el cuerpo y la mente. Y cómo no iba a ser así. Cuandoconocí al responsable del proyecto, Arturo Montero, la enseñanza fue desde el primermomento. La empatía fue total y el trabajo no fue sino una serie de sentires tan especia-les que sólo cuando laboro en los grabados experimento algo similar.

El primer día intentaría tomar el instante justo en el punto exacto de la salida delsol, de frente a mi tripié recién desempacado en el punto más alto del Cerro de laEstrella, y la cámara estaba ansiosa de que presionara el obturador, pero había queesperar, como el cazador que espera a su presa y ésta se constituía de ideas para nuevosgrabados.Nunca pensé la gran variedad de anécdotas que se conformarían en el tiempo queintentaría colaborar como dibujante. No sólo terminamos interviniendo como media-dores entre integrantes de la mancha urbana, paracaidistas no muy convencidos de queseríamos inofensivos a sus intereses personales y el grupo formado por representantesde la delegación Iztapalapa, el INAH y otras instituciones.

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HUIZACHTEPETL

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Teníamos una gran oportunidad ante nosotros ir al rescate patrimonio cultural, la he-rencia ancestral de un grupo que anterior al descubrimiento de América, ya se reuníaahí justo donde nosotros intentábamos medir cuevas, tomar notas, dibujar petroglifosentre otras muchas actividades. La pregunta era entonces si lo lograríamos, aunquetuviésemos el apoyo de la delegación e instituciones coordinadoras dentro del parqueecológico Cerro de la Estrella, las expectativas eran muchas.A medida que el proyecto tomaba su cauce me alejaba más de la posibilidad de dibujarárboles, cuevas o petroglifos, me había involucrado de tal manera en el proyecto que loúnico que no había logrado era hacer cualquier boceto cercano a un dibujo sobre elcerro; sin embargo, estoy convencida de que en cada idea que plasmo dentro de mitrabajo como grabadora o pintora, he buscado impregnar la esencia de las ideas, de lostemas a los cuales intento darles un carácter personal, e inclusive creo que no tendríancada uno de ellos ese riesgo tan especial si no fuera por la metodología en que hefundamentado mi estilo de hacer, de crear, de desarrollar mi pasión, pues. Esto esconocer o acercarme lo más posible al tema de el cual he de buscar plasmar algo de misentir y de mis ideas sobre los que hombres y mujeres de otro tiempo y que su vezheredaron o quizá crearon otra historia con sus manos de lo que hoy es nuestro. Y tenerla sensación de poseer este capital de vivencias del que nos apropiamos, o quizá nosabíamos que siempre fue nuestro, que fue mío, venciendo la barrera del tiempo yespacio.Mi sentir dentro de la cueva, que mágica combinación de sensaciones y de ideas, eldeseo de morir ahí abrigada, segura, dentro de la cueva, el silencio, la obscuridad, lanada. Después un anhelo por la vida... por la luz... por la libertad.Cueva del Oso, febrero de 2001.

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esta obra se terminó con elantiguo año nuevo, doce defebrero de dos mil dos, y eltiraje consta de dos milejemplares, más sobrantes.

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