huyssen memoria

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  • 8/11/2019 Huyssen Memoria

    1/16

    Traducci6n de

    SILVI

    FEHRMANN

    NDRE S HUYSSEN

    EN BUSCADEL

    FUTURO PERDIDO

    Cultura

    y

    memoria en tiempos

    de globalizaci6n

    FoN oo

    DE CULTIJRA

    EcoN MICA

    MEXICO - ARGENTINA - BRASIL - COLOMBIA - CHILE - ESPANA

    ESTADOS UN DOS DE AMERICA - PERU - VENEZUELA

  • 8/11/2019 Huyssen Memoria

    2/16

    I

    Memoria: global

    nacional museol6gica

    I

  • 8/11/2019 Huyssen Memoria

    3/16

    1. Preteritos presentes:

    medios, politica, amnesia

    Uno de

    los fen6menos culturales y polfticos mas sorprendentes

    de

    los

    ultimos afios es

    l surgimiento de Ia memoria como una preocupaci6n

    central de Ia cultura y de Ia poHtica de las sociedades occidentales, un

    giro hacia l pasado que contrasta de manera notable con

    Ia

    tendencia

    a privilegiar

    l

    futuro, tan caracteristica de las primeras decadas de

    Ia

    modernidad del siglo XX. Desde los mitos apocalipticos sobre Ia

    ruptu-

    ra radical de principios del siglo XX y el surgimiento del

    hombre

    nue

    vo

    en Europa

    a traves de los fantasmas de

    Ia

    purificaci6n de

    Ia

    raza o

    de Ia clase propios del nacionalsocialismo y del estalinismo, hasta el pa

    radigma norteamericano de Ia modernizaci6n posterior a Ia Segunda

    Guerra Mundial, Ia cultura modernista siempre fue impulsada por lo

    que podria denominarse fu uros presentes .

    1

    Des

    de Ia

    decada de 1980,

    el foco pareceria haber pasado

    de

    los futuros presentes a los preteritos

    presentes, desplazamiento en Ia experienciayen Ia percepci6n del tiem

    po

    que debe ser explicada

    en

    terminos hist6ricos y fenomenol6gicos.

    2

    S

    in emba

    rgo, el foco contemporaneo sobre Ia memoria y Ia tempora

    lidad tambien contrasta de manera notable co n recientes e innovadores

    trabajos sobre categori

    as

    como

    es

    pacio, mapas, geografias, fronteras, ru-

    Dcbo ta nto el titulo de este ensayo como Ia

    no

    ci6n de futuro prese

    nte

    a trabajo de Rein

    hart

    Koselleck, Futures Past Boston, MIT Pr

    ess,

    1985.

    2

    Naturalmente, Ia noci6n enfatica de futuros presentes sigue operando en

    Ia

    imaginerla

    neoliberal so

    br

    e Ia globalizaci6n financiera y

    el

    ectr6nic

    a,

    una version del paradigma moder

    nizador a

    nt

    erior tan desacred itado, actualizado para el mundo pos-Guerra Fda.

    13

  • 8/11/2019 Huyssen Memoria

    4/16

    II

    1\lN f..

    ll ll i t l l l )

    l l l

    I I IUl i iHI

    tas comercial

    es, mi

    graciones, desplazamientos y diaspora

    s,

    que sc rcali

    zan

    en

    el contexto de los estudios culturales y poscoloniales. En efecto,

    hasta hace no demasiado tiempo existla en los Estados Unidos un con

    senso muy difundido segun el cual, a fin de comprender la cultu ra pos

    moderna era necesario desplazar el foco de la atenci6n de la problemati

    ca d

    el

    tiempo y de la memoria, que se as ignaba a las formas tempranas

    del alto modernismo, hacia la categor{a del espacio como

    una

    clave para

    el

    momento posmoderno.

    3

    Sin

    embargo,

    los

    trabajos de ge6grafos como

    David H arvey

    4

    han demostrado que separar tiempo de espacio supone

    un

    riesgo para la comp

    re

    nsion plena, tanto de la cultura moderna como

    de la posmoderna. En tanto categorias de

    la

    percepci6n de

    ra{z

    hist6r

    ic

    a

    y fundamental contin

    ge

    nci

    a,

    tiempo y espacio siempre

    es

    tan estrecha

    mente ligados de manera compleja; prueba de ello

    es Ia

    intensidad de los

    discursos de la memoria presentes

    por

    doquier mas alla de las fronteras,

    tan caracter.fsticos de la cultura

    co

    ntemporanea

    en

    los mas diversos Juga

    res

    del mundo. En efecto, la tematica de

    las

    temporalidades diferenciales

    y la de las modernidades

    qu

    e se dan a diferentes ritmos surgieron como

    claves para una comprensi

    on

    nueva y rigurosa de los procesos de globa

    li

    zaci6n a largo plazo, concepcion que rrata de ir mas lejos que una me

    ra actualizaci6n de los paradigmas occidentales de Ia modernizacion.

    5

    Discursos de Ia memoria de nuevo cufio surgieron en Occidente

    despues de

    Ia

    decada de

    1960

    como consecuencia de Ia descolonizacion

    de los nuevos movimientos sociales que buscaban

    hi

    storiograflas al

    ternativas revisionistas. La busqueda de

    otras

    tradiciones y Ia tradi

    ci6n de los

    o

    tro

    s

    vino acompafiada

    por

    multiples postulados

    so

    bre el

    3

    De

    manera paradigmatica, en

    el

    clasico ensayo de Fred Jameson Postmo dern ism or the Cul

    tu

    ral

    Logic of L1te Capitalism ,

    New Left Review num.

    146, julio-agosto de 1984, pp. 53-92

    [traducci6n castcllan

    a:

    El Posmodernismo como l6gica cultur

    al

    del capitalismo tardio , en

    Fred Jameson,

    Emayo;

    sobre

    elposmodernismo

    Buenos Aires, Imago

    Mundi,

    1

    99

    1].

    4

    David Harvey, The

    Condition

    o

    Postmodernity

    [La condici6n posmoderna]. Oxford, Basil

    Blackwell, 1989.

    5

    Cf. Arjun Appadurai,

    Modernity at

    Large: CulturaL

    Dimmsiom

    o

    GLobalization

    [La moderni

    dad ampliada: dimensiones culrurales de Ia globalizaci6n], Mine:ipolis y Londr

    es,

    University

    of M innesota Press, 1998, especialmeme cap. 4; rambien Ia edici6n especial Alter/Narive

    Modernities [Modernidad

    es

    alterlnativas).

    Public Cult11re

    num. 27, 1999.

    1

    1

    I I I ll l l tl 1 1 I I N II 1\11 I tit t,, l t t

    A.

    i \f\IN I , 1

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  • 8/11/2019 Huyssen Memoria

    5/16

    IN

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    A I 1 1

    l l l

    IH l

    I'IIU ll

    l H l

    intensa cobertura en los med ios internacionales, que reavivaron cod ifi

    caciones posteriores a la Segunda Guerra de la historia nacional en

    Francia, Austria, Italia, el Japon, e incluso en los Estados Unidos y ulri

    mamente tambien en Sui za. El Museo del Holocausto de Washington,

    planificado durante

    la

    decada de

    1980

    e inaugurado

    en 1993,

    dio Iugar

    al

    debate sobre

    la

    norteamericanizacion del Holocausro.

    8

    Las resonanci

    as

    de la memoria del Holocausto no se det uvieron a

    ll

    f

    Hacia fines de la de

    cada de

    1990

    cabe preguntar en que medida se puede hablar de una glo

    balizacion del discurso del Holocausto.

    Naruralmente, fue la recurrencia de l

    as

    pollti

    cas

    genocidas

    en

    Ruan

    da, Bosnia y Kosovo en la decada de

    1990,

    decada

    que

    se alegaba pos

    historica, lo

    que

    mantuvo vivos los discursos sobre la memoria del

    Ho-

    locausto, contaminandolos y exte

    nd

    iendo su alcance mas alla de su

    referencia

    or

    iginal. De hecho,

    es

    interesante observar c6mo en el caso

    de las masacres de Ruanda y Bosnia a princ ipios de la decada de

    1990

    las comparaciones con el H olocausto se ropaban con la feroz resisten

    cia

    de

    los po liticos, de los med ios y de gran parte del publico,

    no

    solo

    en raz6n de las innegables diferencias hisroricas, sino mas bien por el

    deseo de resistir a la intervencion.

    9

    Por otra parte, la intervenci6n

    hu-

    manitaria" de la

    OTAN

    en el Kosovo y

    su

    legitimaci6n dependieron en

    gran medida de la memoria del Holocausro. Las caravanas de refugia

    dos

    que

    cruzan l

    as

    fronreras, las

    mu

    jeres

    y

    los nifios abarrotados

    en

    tre

    nes para ser deportados,

    las

    historias de atrocidades, violaciones siste

    mat

    i

    cas

    y cruel destrucci6n moviliza

    ron

    u

    na

    polltica

    de

    la

    cu

    lpa

    en

    Europa

    ye

    n los Estados Unidos asociada

    con

    la

    no

    intervencion en l

    as

    8

    Cf. Anson Rabinbach, "From Explosion to Erosion: Holocaust Memorialization

    in

    America

    since Bitburg" [De

    Ia

    explosion a

    Ia

    erosion:

    Ia

    memoria del

    Ho

    locausto en America desde

    Birburg]. History

    and

    Memory 9:1/2, otofio de 1997, pp. 226-255.

    Obviamente

    el

    uso de

    Ia

    memoria del Holocausto como

    un

    prisma para los

    ac

    onrecimien

    tos de Ruanda

    es

    altamente problematico en

    Ia me

    dida en que

    no

    puede dar cuenta de los

    problemas

    es

    ped ficos que surgen en

    el

    seno de una politica de

    Ia

    memoria poscolonial. Sin

    embargo, eso nunca estuvo en cuesti6n en Ia cobertura mediatica occidemal. Sa bre politi

    cas de Ia memoria en vari

    as

    zonas del Africa

    cf.

    Ricard Werbner (ed.), Memory

    and the Post

    colony:

    African Anthropology and the Critiqru

    o Power [La memoria y Ia poscolonia: amro

    pologfa africana

    y

    cdtica del poder], Londres

    y

    Nueva

    York,

    Zed Books, 1998.

    I 'll llltlltt

    ,

    l ' l l l .1 I'l

    l I ,

    f\1

    1 lit l ,, l't

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    , I

    /\

    17

    dt 1

    .tcl.l\

    de I

    JJO

    1910 y con

    cl

    fracaso en Ia in rervenci6n en la gue-

    11 , 1 dt Bosni.l de J992. En este sentido,

    Ia

    guerra del Kosovo confirma

    tl 1 ltci

  • 8/11/2019 Huyssen Memoria

    6/16

    I

    ll

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    lJI{U

    1'1 .

    IU

    l

    ll H l

    ana

    lisis pormenorizado, caso

    por

    caso. Mientras Ia comparaci6n COil d

    Holocau

    sto

    p ~ . e d e

    activar en terminos retoricos determinados discut

    sos sobre

    Ia memori

    a traumatica,

    tambien puede

    servir como recuerdo

    e

    ncubridor

    o bien bl

    oquear

    simplemente Ia reflexion sobre historias lo

    cales espedficas.

    Sin embargo,

    cuando

    se trata

    de

    preteritos presentes,

    Ia mem

    oria

    del

    Ho

    locausto y

    su

    Iugar

    en

    Ia reevaluaci

    6n

    de

    Ia

    mod

    ernid

    ad

    occ i

    dental no llegan a constituir toda la historia. Hay

    una

    serie de argu

    mentos secundarios que constituyen el relato actual sobre Ia me

    moria

    en su alcance mas amp lio y que diferencian claramente

    nu e

    stra epoca

    de las decadas anterio res del siglo XX. Me permico

    enumerar

    algunos de

    los fcn6menos mas destacados. Desde Ia decada

    de

    1970, asistimos

    en

    Europa

    yen los Estados Unidos a Ia restauracion histo ricista

    de

    los vie

    jos ce

    ntro

    s urbanos, a paisajes y

    pu

    eblos enteros devenidos museos, a

    diversos c

    mp r

    cnclimiento s para proteger el

    patrimonio

    y el acervo cul

    tural hercdnclos, a

    Ia

    ola

    de

    nuevos edificios para museos que

    no

    mues

    l

    ra

    signos de r

    ct

    roccder, al

    boom

    de

    Ia

    moda

    retro y

    de

    mu

    ebles que re

    produccn los anriguos, al

    marketing

    masivo

    de Ia no

    stalgia, a

    Ia

    ob

    scsivn au

    lomu

    sealizacion a traves del videograbador, a Ia escritura de

    memo

    ri

    as y con fesiones, al auge de

    Ia

    autobiografia y de

    Ia

    novela his

    t6r ica

    posmoderna

    con

    su

    inestable negociaci6n entre el hecho y la

    fi

    e

    cion , a la difusion de las practicas

    de

    Ia

    memoria en

    las arres visuales,

    co n frecuencia centradas

    en

    l medio fotografico, y al

    aumento

    de los

    do cumentales hist6ricos

    en

    television, incluyendo un canal en los Es-

    tados Unidos dedicado enteramente a Ia historia, el History Channel.

    Por el lado traumatico de Ia

    cultura

    de Ia memoria, y

    junto

    al discurso

    sobre

    el

    Holocausto cada vez mas ubic

    uo

    ,

    no

    s

    encontramos con

    Ia vas

    ta bibliografia psicoanalftica sobre el trauma, Ia controversia sobre el

    sfndrome de Ia memoria recuperada, las obras historicas y actuales

    en

    relacion

    con

    el genocidio, el SIDA , la esclavitud, el abuso sexual, las

    po-

    lem icas publicas cada vez mas frecuentes so

    br

    e

    an

    iversarios, conm emo-

    raciones y monumentos, Ia incesante pletora de apologias del

    pa

    sa

    do

    que

    en

    los ultimos tiempos

    han

    salido de boca de los lfderes

    de Ia

    igle

    sia y de los polfticos. Finalmente, aunque ya

    con un

    tenor que reune

    ..

    I'l l

    II

    II I I I ,., I ' l l Sl N

    II

    S 1\

    11

    I l l I

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    , /\MN I 'i l l\

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    II

    I

    11111111

    111n

    y lt.llllll.l, b obscs i6n

    mundi

    al por

    el

    naufragio

    de

    un

    'I"'' 'I"'

    '>n cl pasa

    do

    y

    con

    la memoria; s

    in

    embargo, es n

    ec

    esario in

    d 1[, 1on mayor profundidad para dar cuenta

    de

    aquello que bien po

    tld

    1

    dtJiotninarse una cultura de Ia memoria, como

    Ia

    que

    se

    ha

    ld1111dido

    en las sociedades delAtla

    mi

    co

    Norte

    desde fines de la decada

    1

    l 'l

    / 0.

    Esa cultura de

    Ia

    memoria viene surgiendo desde hace bas an-

    ' '

    111po

    en esas socieda

    de

    s p

    or

    obra del

    marketing

    cada vez mas exito-

    11

    . ] , l.1

    in

    du

    stria cultural occidental,

    en

    el comexto de lo que Ia sociolo

    ' 1

    1 d1 Ia

    cultura alemana denomino

    rlebnisg

    ese

    llschaft'.

    En

    otras

    I 1 n l l t del mundo esa cultura de Ia memoria cobra

    una

    inflexion mas

    . 11('

    1t.1m

    c

    nte

    polftica. En especial desde 1989,

    las

    tematicas de lame-

    I

    111

    ,1

    y

    del olvido han surgido

    como

    preocupaciones dominances en los

    II 1 ,, 1lt

    .

    11

    d Schulze,

    Die Erlebnisgesellschaft:

    Kultursozi

    ologie

    der Gegmwart [La sociedad de b

    ~

    111 i.t: sociologla de

    Ia

    cul tura del presente]. Frankfurt/N ueva Yo

    rk

    , Campus, 1992.

    El

    1

    11111110

    ; rl

    eb

    ni

    sgtsellschaft,

    literalmente sociedad d e

    Ia

    vivencia

    ", es

    dif

    ici

    l de traducir. Se

    , , ll o ll ' .1un a soc iedad que priv

    ileg

    ia las

    ex

    periencias

    ~ e n s a s ,

    pero superfic

    iales,

    oriemadas

    1,,, j,,

    1.1 lc

    li

    cid

    ad in

    stanranca en

    el

    prese

    nt

    e

    y el

    rapido consumo de bienes, acomecimien

    ,

    ult

    ur:Ucs

    y

    estilos de vida vuel tos masivos a

    craves

    del marketing.

    El

    analisis de

    Sc

    hulze

    ,

    t l l l l t b ~ j o cmplrico-sociol6gico sabre Ia soc iedad alemana que evita tanto los parameuos

    '

    vos del

    paradigma de d

    ases

    de Bourdieu como

    Ia

    oposici6n que Benjamin trazaba

    ,

    1111

    u1flcxion

    cs

    filos6ficas entre Erle

    bnis

    y Erfohmng', como Ia diferencia entre una vi-

    '

    1111

    .1 cflm era,

    y Ia

    aurent i

    ca

    expe

    ri

    encia profunda.

  • 8/11/2019 Huyssen Memoria

    7/16

    20

    EN UUSCA DEL FU IURO >II

    >O

    paises poscomunistas de Europa del Estey en la

    ex Un

    i

    on

    Sovietica, si

    guen siendo claves en la politica de Medio Oriente, dominan el discur

    so publico en la Sudafrica

    posapartheid

    con su Comision por la Verdad y

    la Reconciliacion y son

    omn

    ip resentes en Ruanda y

    en

    Nigeria, impul

    san el enardecido debate que hizo erupcion en Australia alrededor de la

    cuesti6n de la generacion robada , constituyen una pesada carga para las

    relacion

    es

    entre el Japan,

    China

    y Corea; finalmente, determinan con

    al-

    cance variable el debate cultural y politico con respecto a los desapareci

    dos y a sus hijos en las sociedades posdictatoriales de America Latina,

    po

    niendo en

    el

    tapete cuestiones fundamentales sobre las violaciones de los

    derechos humanos, la justicia y Ia responsabilidad colectiva.

    La difusion geogdfica de dicha cultura de la memoria es tan amplia

    como variados son los usos politicos de la memoria, que abarcan desde

    Ia

    movilizaci

    on

    de pasados mfticos para dar un agresivo sustento a l

    as

    po

    lfti

    cas

    chauvinis

    tas

    o fundamentalisras (por ejemplo,

    Ia

    Serbia poscomu

    nis

    ca

    ,

    cl

    populismo hindu en la India), h

    asca

    los intentos recientes

    en Ia

    Argcminn

    ye

    n Chile de crcar

    es

    feras publicas para Ia memoria real ,que

    co

    ntr:Hrcs Lcn : po

    lf

    tica de los regimenes posdictatoriales que persiguen

    d olvido n

    tr

    nvcs canto de la reconciliaci6n y de

    las

    amnistias oficiales

    dd

    silcnciamiemo represivo.

    12

    Pero al mismo tiempo, claro esta,

    no sk:mprc rcsulra

    fac

    il trazar la lfnea que separa el pasado mitico del pa

    s:

    J

    o

    que sea donde fuere, es una de

    las

    encrucijadas que se plan

    tcnn n toda politica de la memoria. Lo real puede ser mitologizado de la

    misma manera en que lo mitico puede engendrar fuertes efectos de rea

    lidad. En suma, la memoria se ha convertido en una obsesi6n cultural de

    monumentales proporciones en el mundo entero.

    Paralelameme, resulta importance reconocer que

    mientr

    as

    los dis

    curses de Ia memoria en cierto registro parecen ser globales, en el fen

    do siguen ligados a las historias de naciones y es tados espedficos. En la

    12

    Sobre C hile vease Ne

    ll

    y Richard, Res

    iduos

    y metdforas:

    Ensayos de critica

    cultural

    sobre

    e Chi-

    e

    de a

    trans

    icion

    Sant

    iago, Edito

    ri

    al

    Cua

    rro Propio, 1998; sobre Ia

    Ar

    ge

    ntina

    vease Rita

    Arditt

    i

    Searching

    for Life:

    The Grandmotherso he

    Plaza

    de Mayo and the

    Dis

    appeared

    Chil-

    dren o

    rgentina [L

    as

    Abuelas de Plaza de

    Mayo y

    los nifios desparecidos de

    Ia

    Arge

    ntina

    ],

    Berkeley/Los Angel

    es/L

    ondres, Un iversity of California Press 1999 .

    I'l l

    I I

    Ill

    I I

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    I

    H

    I

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    I 11 l .f l

    it

    A, A

    MNF'llA

    lt '

    d ida t'

    l [UC l

    as

    nac ioncs particulares luchan

    por

    crear sistemas po

    l t iros clcmocr:iticos como consecuencia de historias signadas

    por

    los

    r m i n

    i o s

    en masa, los

    apartheids

    las dictaduras mi litares y los tota

    lltarismos, se en

    fr

    e

    man

    como sucede con Alemania desde la Segunda

    ( ;ucna con la tarea sin precedentes de asegurar la legitimidad y el fu

    t I 1 0 de SU organizacion pol

    ft

    ica

    por

    medic de la definicion de meto-

    dos que permitan conmemorar y adjudicar errores del pasado. Mas a

    li

    a

    de las diferencias entre la Alemania de posguerra y Sudafrica, la Argen

    t na o Chile, el ambito

    politico

    de las practicas de la memoria sigue

    n d o

    nacional, no posnacional o global. Esto, por cierto, ciene impli

    c : ~ c o n s para la tarea interpretativa. En la medida en que

    el

    Holocaus

    to en tanto

    tropos

    universal de la hisroria traumatica se desplazo hacia

    oc

    ros contextos no relacionados,

    uno

    siempre debe preguntarse si y de

    qu

    e manera el Holocausto profundiza u obstaculiza las practicas y las

    lu

    chas locales por la

    memor

    ia, o bien

    si

    y de

    que

    manera tal vez cum

    pi

    e c

    on

    ambas funciones simultaneamente. Resulta clare que los deba

    t

    es

    sobre la memoria nacional siempre escan atravesados

    por

    los efectos

    de los medios globales y

    por

    su foco

    en

    temas como el genocidio y la

    limpieza etnica, la migraci6n y los derechos de las minorias, la victimi

    zaci6n y Ia imputacion de responsabilidades. Por mas diferentes y es

    pe

    dficas de cada

    lu

    gar que sean las causas, eso indica que la globaliza

    cion y

    Ia

    fuerte revision de los respectivos pasados nacionales,

    regionales o locales deben ser pensados de manera conjunta; lo que a

    su vez lleva a preguntar si las culturas de Ia memoria contemporaneas

    pueden ser leidas en general como formaciones reactivas a Ia globaliza

    ci

    on

    econ6mica. Es este el ambito en

    el

    cual podrian emprenderse nue

    vos es tudios comparados sobre los mecanismos y los

    tropos

    del trauma

    hist6rico y de las pd.cticas con respecto a la me

    moria

    nacional.

    Si en Occidente la conciencia del tiempo de la (alta) modernidad bus

    caba asegurar

    el

    futuro, podria argu

    mentar

    se que la conciencia del tiem-

  • 8/11/2019 Huyssen Memoria

    8/16

    I I

    I 1111',1 A II I Ill

    I I JI{

    t l 11

    l{ l l l

    l l l

    po de fines del siglo imp

    li

    ca la tarca no mcnos ricsgosa de asumir la

    responsabilidad por el pasado. Ambos intentos es t:l.n acosados por el

    fantasma del fracaso.

    De

    all se desprende una segunda

    in

    stancia:

    el

    gi

    ro hacia la memoria y hacia

    el

    pasado conlleva una

    enorm

    e paradoja.

    Cada vez mas, los cdticos acusan ala cultura de la memoria contempo

    n1nea de amnesia, de anestesia ode obnubilacion. Le reprochan su fa

    l-

    ra

    de

    capacidad y

    de

    vo

    lunt

    ad

    para recordar y lamentan la perdida de

    conciencia historica. La acusacion de amnesia viene envuelta inva riable

    mente en una critica de los medias, cuando son precisamente esos me

    dias (desde la prensa y la television a los

    CD-ROM

    e Internet) los que dia

    a dfa nos dan acceso a cada vez mas memoria.

  • 8/11/2019 Huyssen Memoria

    9/16

    I I N lll 1

    t A I II

    11

    111 11(1 I

    1 1

    IU >II H >

    zacion" consiste

    nt

    e en erigir recordatorios

    publi

    cos y privados. El giro

    hacia

    Ia

    memoria re cibe un impulso subliminal del deseo de anclarnos

    en un

    mundo

    caracterizado por una creciente inestabilidad del tiempo

    y por Ia fracturacion del espacio

    en

    el que vivimos. Al mismo tiempo,

    sabemos que incluso este tipo de estrategias de memorializacion pue-

    den terminar siendo transitorias e incompletas. D e modo que hay que

    volver a

    preguntar

    ~ p r

    que?

    y,

    especialmente,

    ~ p r

    que ahora?,

    ~ p r

    que esta obsesion con la memoria y el pasado?, 2por que este miedo al

    olvido? 2Por que estamos construyendo museos como sino existiera el

    manana? Y por que el Holocausto se ha transformado uni camente en

    una suerte de cifra ubicua de nuesrra memoria del siglo XX con un al

    cance inconcebible unos veinte afi.os arras?

    Ma

    s a

    li

    a de cuales hayan sido las causas sociales y polfticas del

    boom

    de

    la

    memor ia con s

    us

    diversos subargumentos, geografias y sectores, algo

    es seguro: no podemos discuti r la memoria personal, generacional o pu-

    blica sin contemplar la e norme influencia de los nuevos medios como

    ve

    h(culos de toda forma de memoria. En este sentido, ya

    noes

    posible

    scguir pcnsando seriamente en el Holocausto o en cualquier otra forma

    de lrauma historico como una tematica etica y polltica sin incluir las

    m

    t. tl

    tiples formas en que se vincula en Ia actualidad con Ia mercantiliza

    cion y la espectacularizacion en peliculas, mu seos, docudramas, sitios de

    Internet, libros de fotografias, historietas, ficcion e incluso en cuentos

    de hadas

    (La

    vita

    e

    bella,

    de Benign

    i)

    y

    en cancion

    es

    pop.

    Aun

    cuando

    el Holocausto ha sido mercantilizado interminablemente, no significa

    que toda mercantilizacion lo trivialice inde

    fe

    ctiblemente como hecho

    historico. No ex iste un espacio puro, exterior a Ia cultura de

    Ia

    mercan

    d a, por mucho que deseemos que exista. Por lo tanto, es mucho lo que

    depende de las estrategias espedficas de representacion y mercantiliza

    cion

    y

    del co ntexto en que ambas son

    pu

    es tas en escena.

    De

    manera si

    milar, la

    Erlebnisgese

    ll

    schaft

    (sociedad de la vivencia entretenida) pres

    un

    -

    l' ll l

    I

    IIlii t > , 1'1 1 'd f Il l S Ml

    I

    II 1 1

    ll

    l 'A, AI\ 'dA

    l.

    lllll'

    ll

    tl'

    t1ivia

    l,

    c.;o

    nstilLiida por cstilos de vida, especra.culos y aconteci

    d' t1>

  • 8/11/2019 Huyssen Memoria

    10/16

    .

    \ I I IJHII JI(JIIIICI

    culcura

    co nt

    e

    mpod.n

    ea

    se

    ubican

    pr

    cci

    sa

    mente en c1 umbra entre

    la

    memoria del trauma y los medias comercial

    es.

    Resulta demasiado sen

    cillo argumenrar que

    los

    evenros,

    la

    diversion y los espect:kulos de

    las

    sociedades medial

    es

    conrempod.n

    eas

    solo existen para brindar alivio a

    un cuerpo soc

    ial

    y politico asolado por los

    fa

    nrasmas de profundos re

    cuerdos de violencia y genocidio perpetrados en su nombre, o bien sos

    tener que son puestos en escena para reprimir esa memoria.

    Es que

    el

    trauma es comercializado en

    Ia

    misma medida

    qu

    e Ia diversion e incluso

    ni si

    qu

    iera para consumidores tan diferenres. Tambien resulra demasia

    do facil sugerir que los espectros del pasado que acosan a

    las

    sociedades

    modernas con fuerza b

    as

    ta ahora desconocida estarian en realidad arri

    culando,

    por

    via del desplazamiento, un creciente temor al futuro

    en

    un

    tiempo en que tambalea fuertemenre Ia

    fe

    en el progreso propia de

    Ia

    modernidad.

    Sabemos

    muy bien que los medias no transportan la memoria pu

    b

    li

    ca con inocencia: Ia conftguran en su estructura y

    en

    su forma mis

    ma. Y aquf

    (e

    n linea c

    on

    ese argumenro de

    McLuhan que

    tan bien

    se

    mantiene en

    cl

    ticmpo:

    el

    medio

    es

    el mensaje) es

    donde

    se vuelve su

    ma

    m.

    e

    nt

    c significative que el poder de nuestra electronica mas avanza

    da dcpcndn por cnrero de l

    as cantid

    ades de memoria; acaso Bill Gates

    sea In

    t'

    dti

    m:t

    cncarnaci6n del viejo ideal norteamericano: mas

    es

    mejor.

    Sin embargo, "mas" ahora

    se

    mide en bytes de memoria

    yen

    la capaci

    dad de rcc

    icl

    ar el pasado. Tomese como testimonio el hecho profusa

    mcntc difundido de

    qu

    e

    Bi ll

    Gates adqui ri6 la mayor coleccion de fo

    ros or

    iginales: en

    e1

    camino que va de

    Ia

    forografla a

    su

    reciclaje digital,

    el

    arce de Ia reproducci

    on

    m nica del que hab laba Benjamin (la fo

    t

    og

    raffa) recupero

    el

    aura de lo

    or

    iginal. Esto lleva a sefialar

    qu

    e el ce

    lebre arg

    um

    enro de Benjamin sobre la perdida o decadencia del aura

    en la modernidad represenraba solo la mitad de

    Ia

    historia; olvidaba

    que para comenzar fue la modernizacion misma la que creo el efecro

    auratico.

    Hoy

    en dfa, es la digitalizacion Ia que vuelve aud.tica Ia foto

    graffa "original". Despues de todo, como bien sabfa Benjamin, a in

    dustria cultural de Ia Alemania de Weimar tambien necesitaba de lo

    aud.tico como estrategia de marketing.

    I I I

    HII

    c1, 1 111 > I N M l I l l l

    l'>,

    1 1

    >I

    I A

    Atv

    iN I . lA

    1.7

    St< tnt e pcrmiticlo volvcr cntonces por un instante al viejo argumento

    ,oht l l t industria cul tural

    ta

    l como lo articulo Adorno, para oponerse al

    optin1ismo injusriftcado de Benjamin con respecto a los medios tecnol6-

    gi,os. Si hoy cs Ia idea del archivo totalla que lleva a los rriunfalisras del

    l

    ih

    crcspacio a embarcarse en fantasias globales a Ia McLuhan, a

    Ia

    hora

    dc cx plicar el ex ito del sfndrome de la memoria parecen ser mas perti

    ncnr

    es

    los inrereses lucrativos de los comercia

    li

    zador

    es

    masivos de la

    mcmoria. Dicho

    en

    rerminos sencillos,

    en

    este momenta el pasado

    vcnde mej

    or

    qu

    e el futuro.

    Aunque

    n

    ose puede

    dejar de pregunrar por

    C

    LiaOt

    O tiempo mas.

    Co

    nsiderese

    por

    ejemplo el ti

    tu

    lar de

    una ocu

    rrencia aparecida

    en

    ln t

    erne

    t: E

    l

    De

    partamenro Retro de l

    os

    Estados

    Un

    idos advierte:

    ' Puede estar acaba

    ndoseno

    s el pasado"'. El

    primer

    parrafo de este rex

    to en

    broma

    reza:

    E

    n una conferencia de prensa reali

    za

    da el pasado

    cHa

    lunes, el secretar io del Departam

    ento

    Rerro de los Estados Uni

    dos, Anson Williams, hizo una seria advertencia sobre una 'crisis na

    cional de lo retro' , sefiala

    nd

    o

    que

    's

    i se manti

    en

    en los niveles actuales

    de consumo de lo retro

    en

    l

    os

    Estados Unidos s

    in ningun

    contro

    l,

    ya

    en el afio

    2005

    nos podemos quedar absolutame

    nt

    e sin pasado'". Pe

    ro no hay por que preocuparse. Seguimos conra

    nd

    o con el marketing

    de pasados que nunca existieron, tal como lo testimonia el reciente

    lanzamiento de la lfnea de p r

    od

    ucros Aerobleu, que apela a la nostal

    gia de las decadas de

    1940

    y

    1950,

    toda una lfnea creada con

    muc?a

    ascucia alrededor de un club de jazz parisino ftcticio, que nunca exts

    ti6, pero

    dond

    e

    se

    aftrma

    qu

    e tocaron todos los gra

    ndes

    del jazz de la

    era del be-bop; Ia gama de productos abarca diarios

    or

    iginales, graba

    ciones

    or

    iginales en

    CD

    y recuerdos originales, t

    odo

    lo cual se

    pued

    e

    comp

    rar en los Estados Unidos

    en

    cualquier l

    oca

    l de los grandes al

    macenes Barn

    es Nob

    l

    e.

    1

    5

    Las remakes originales" estan de

    moda y,

    de

    ma

    nera similar, los te6ricos de la cultura y los criticos estamos ob-

    15 Dennis Cass, S acrebleu

    Th

    e Jazz Era Is Up For Sale: Gi ft Merchandisers Take License with

    History" [La era del jazz en vema: comcrciances de regalos se roman licencias con la H isro

    ria], Harper s

    Magazine,

    diciembre de 1997 , pp. 70-71.

  • 8/11/2019 Huyssen Memoria

    11/16

    H

    I 11

    11

    ,1 A I

    II

    I H I I i l l

    ll

    i I IU l l l

    H

    l

    sesionados c

    on

    la re

    pr

    esen taci6n, Ia repetici6n y la cultura de la copia,

    con

    o sin

    e1

    original.

    .

    Con

    todos esos fen6menos en marcha, parece plausible preguntar

    s1,

    una

    vez que haya pasado el oom de la memoria, existira realmente

    alguien que haya recordado algo. Si todo el pasado puede ser vuelto a

    h ~ c e r ~ a c a s o

    no estamos creando nuestras propias ilusiones del pasado

    m1entras nos encontramos atrapados en

    un

    presence que cada vez

    se

    va

    achicando mas, un presente del reciclaje a cor to plazo con el unico fin

    de obtener ganancias, un presence de la producci6n just-in-time del

    entretenimiento instantaneo y de los placebos para aquellos temores e

    inseguridades que anidan

    en

    nuestro interior, apenas por debajo de la

    superficie de esta nueva era dorada, en este nuevo fin de siglo? Las

    computadoras ni siquiera advirtieron la diferencia entre

    el

    afio 2000 y

    el afio 1900 el famoso problema del afio

    2000 .

    ~ A c a s o nosotros la

    notamos?

    V

    Los criticos de la amnesia propia del capitalismo tardio ponen en du-

    da que

    la

    cultura mediatica occidental deje nada apenas parecido a una

    memoria real o a un fuerte sentido de la historia. Basandose en el ar

    gumento

    ~ s t a n d a r . d e

    Adorno, en que la mercantilizacion

    se

    equipara

    con el olv1do, sosuenen que

    el

    marketing de la memoria

    no

    genera si

    no

    amnesia.

    En

    lo esencial,

    no

    me parece un argumemo convincente,

    ya que deja demasiado afuera. Resulta demasiado facil culpar a las ma-

    quinaciones de la industria cultural y a la proliferacion de los nuevos

    medios de todo el dilema en el

    qu

    e nos encontramos. Deb e haber al

    go mas en juego en nuestra cultura, algo que genere ante rodo ese de

    seo del pasado, algo que nos haga responder tan favorablemente a los

    mercados de la memoria: me atreveria a sugerir

    qu

    e lo que esta

    en

    cues

    t ~ o n es una transformacion lema pero tangible de la temporalidad que

    tlene Iugar en

    nu

    es tras vidas y que se produce, fundamentalmente, a

    traves de la compleja interaccion de fenomenos tales c

    omo

    los cambios

    111 II l

    l l

    , IH I '.1 I I , I\

    I

    I l

    l