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Importancia de la obra de Smith Adam Smith (1723-1790) fue un filósofo británico cuyas reflexiones lo llevaron al ámbito de la economía, donde elaboró su famoso tratado Investigación sobre la naturaleza y causa s de la riqueza de las naciones, el cual constituyó el primer intento de analizar los determinantes del capital y el desarrollo histórico de la industria y el comercio entre los países europeos, lo que sentó las bases de la moderna ciencia de la economía. Smith nació en Kirkcaldy, Escocia, y es poco lo que se sabe acerca de su vida. Recibió su enseñanza elemental en Kirkcaldy, Escocia, y a los 14 años, en 1737, Smith ingresó en la universidad de Glasgow, ya notable por ser el centro iluminista escocés. Ahí fue influido profundamente por Francis Hutcheson, un famoso profesor de filosofía moral, de cuyas perspectivas económicas y filosóficas habría de separarse luego. Se graduó en 1740 y obtuvo una beca en Oxford, donde permaneció en el Colegio de Balliol. De 1748 a 1751 fue profesor ayudante de Retórica y Literatura en Edimburgo, actividad que causó una impresión profunda en algunos contemporáneos notables de Smith. Durante ese periodo estableció estrecha amistad con el filósofo escocés David Hume, que perduró hasta la muerte este último en 1776, amistad que influyó mucho en las teorías económicas y éticas de Smith. En 1751, a la edad de 27 años, fue designado profesor de Lógica y de Filosofía Moral en Glasgow. Bajo el tema de la filosofía moral abarcó los campos relacionados de teología natural, ética, jurisprudencia y economía política. Más tarde sintetizó el fruto de sus enseñanzas en una de sus obras más conocidas,

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Importancia de la obra de SmithAdam Smith (1723-1790) fue un filósofo británico cuyas reflexiones lo llevaron alámbito de la economía, donde elaboró su famoso tratado Investigación sobre lanaturaleza y causa s de la riqueza de las naciones, el cual constituyó el primer intentode analizar los determinantes del capital y el desarrollo histórico de la industria yel comercio entre los países europeos, lo que sentó las bases de la moderna cienciade la economía.Smith nació en Kirkcaldy, Escocia, y es poco lo que se sabe acerca de su vida. Recibiósu enseñanza elemental en Kirkcaldy, Escocia, y a los 14 años, en 1737, Smithingresó en la universidad de Glasgow, ya notable por ser el centro iluminista escocés.Ahí fue influido profundamente por Francis Hutcheson, un famoso profesorde filosofía moral, de cuyas perspectivas económicas y filosóficas habría de separarseluego. Se graduó en 1740 y obtuvo una beca en Oxford, donde permanecióen el Colegio de Balliol.De 1748 a 1751 fue profesor ayudante de Retórica y Literatura en Edimburgo, actividad que causó una impresión profunda en algunos contemporáneos notables de Smith. Durante ese periodo estableció estrecha amistad con el filósofo escocés David Hume, que perduró hasta lamuerte este último en 1776, amistad que influyó mucho en las teorías económicasy éticas de Smith.En 1751, a la edad de 27 años, fue designado profesor de Lógica y de FilosofíaMoral en Glasgow. Bajo el tema de la filosofía moral abarcó los campos relacionadosde teología natural, ética, jurisprudencia y economía política.Más tarde sintetizó el fruto de sus enseñanzas en una de sus obras más conocidas,Teoría de los sentimientos morales (1759). En 1763 renunció a la universidadpara convertirse en tutor de Henry Scott, tercer duque de Buccleuch, a quienacompañó durante un viaje de 18 meses por Francia y Suiza. Durante ese viaje conocióa los principales fisiócratas franceses que, como vimos, defendían una doctrinaeconómica y política basada en la primacía de la ley natural, el orden y el origende la riqueza en la actividad agrícola. Smith se inspiró en las ideas de FrançoisQuesnay y Anne-Robert-Jacques Turgot para establecer su propia teoría.De 1766 a 1776 vivió en Kirkcaldy, donde escribió Investigación sobre la naturalezay causas de la riqueza de las naciones (1776), que marcó la aparición en lahistoria de la economía como ciencia independiente de la política y la filosofía. Entreotros pensadores del siglo XVIII, a Smith se le considera el fundador de la cienciaeconómica, pues escribió el tratado más completo sobre economía que dio lugar alo que más tarde se llamó escuela de economía política inglesa.Smith fue nombrado director de aduanas en Edimburgo en 1778, puesto que desempeñóhasta su muerte. Pero antes de su deceso, en 1787 se le distinguió comorector honorífico de la Universidad de Glasgow.84

Su principal obra económica, La riqueza de las naciones, trata sobre el progresoeconómico y las políticas que pueden fomentarlo o frenarlo, por lo que susideas se reconocen como un punto de vista pragmático contra las políticasproteccionistas de los mercantilistas, y una defensa del libre cambio. Al criticar lasdenominadas falsas doctrinas de la economía política , Smith tuvo que analizar elfuncionamiento del sistema de libre empresa. Él considera que en una economíade libre mercado, con mercados competitivos, cada individuo de los que participanno tiene influencia sobre los precios; por tanto, todos tienen que aceptar losprecios del mercado y sólo podrá variar la cantidad intercambiada a esos precios.No obstante, la fijación de los precios se logra por la interacción de todos los agentes

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que operan en el mercado. Smith decía que la “mano invisible” del mercado aseguraque la sociedad saldrá beneficiada a pesar de lo que quieran los individuos.La riqueza de las naciones es una descripción detallada de cómo la “mano invisible”opera en la economía de la sociedad. En los libros I y II, Smith trabajasobre dos preguntas: cómo un sistema de libertad perfecta opera bajo las limitacionesde la naturaleza humana y cómo las instituciones, inteligentemente diseñadas,84 Cfr. Gabriel Franco, “Estudio preliminar” en Adam Smith, Investigación sobre la naturaleza y causas dela riqueza de las naciones, Fondo de Cultura Económica, México, 1990.propician una sociedad ordenada. El autor establece las formas de organizacióneconómica de la sociedad como la divisió n del trabajo, el uso de la moneda, el preciode las mercancías, el valor de los bienes individuales y explica las “leyes” queregulan la división de la “riqueza” entera de la nación, lo cual Smith vio como laproducción anual de bienes y servicios y su distribución entre tres clases: trabajadores,propietarios y fabricantes.En La riqueza de las naciones se pone de relieve un mecanismo institucionalque actúa para reconciliar las posibilidades de una obediencia ciega a las pasiones.Este mecanismo protector es la competencia, un arreglo para que el deseoindividual apasionado sea socialmente benéfico. La mano invisible que regula laeconomía se muestra en el resultado de esta lucha competitiva para la mejora delser. Smith explica que al rivalizar los individuos en sociedad, los precios de losbienes van hacia abajo, a sus niveles “naturales”, los que corresponden a sus costosde producción. Además, al inducir el trabajo y el capital para moverlos haciaocupaciones o áreas más provechosas, el mecanismo competitivo restauraconstantemente los precios a esos niveles “naturales”. Con esas propuestas, Smith nosólo proporcionó una base para la identificación de estos precios “naturales”, sinoque reveló también un orden fundamental en la distribución de los ingresos entretrabajadores, cuya recompensa eran sus sueldos; los propietarios, cuyos ingresos eransus alquileres, y los fabricantes, cuyas recompensas eran sus ganancias. 85

Por ello la mano invisible es capaz de transformar los vicios privados, como elegoísm o, en ventajas sociales como maximizar la producción, resultado de lacompetencia.Pero esto sólo sucede si los mercados competitivos disponen de un marco legal einstitucional adecuados; así, Smith representa el primer intento en la historia delpensamiento económico por diferenciar el estudio de la economía política del de laciencia política, la ética y la jurisprudencia, que son las áreas donde se define el marcolegal e institucional adecuado para una sociedad.Derivada de esas ideas, su tesis central es que la mejor forma de emplear el capitalen la producción y distribución de la riqueza es aquella en la que no interviene elgobierno, es decir, en condiciones de laissez-faire y de libre cambio.Para Smith, sin interferencia del gobierno, la producción y el intercambio de bienesaumenta y, por tanto, se eleva el nivel de vida de la población. Si el empresario privado,tanto industrial como comercial, puede actuar en libertad mediante una regulación y uncontrol gubernamental mínimos, necesarios, se crea mayor riqueza y bienestar.Para defender este concepto de un gobierno no intervencionista Smith estableció elreferido principio de la “mano invisible”, según el cual todos los individuos, al buscarsatisfacer sus propios intereses, son conducidos por la “mano invisible” para alcanzar elmejor objetivo social posible. Por ello, cualquier interferencia en la competencia entrelos individuos por parte del gobierno será perjudicial.En esa obra Smith también aborda aspectos de la riqueza y pobreza de las naciones y, a

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partir de ellos, expone una teoría simple del valor, o de los precios, que sirvió de basepara toda la economía clásica y neoclásica posterior. Hace un análisis de los procesos decreación y distribución de la riqueza y demuestra que la fuente fundamental de todos losingresos y la forma en que se distribuye la riqueza estriba en la diferenciación entre larenta, los salarios y los beneficios o ganancias.La relevancia de gran parte de La riqueza de las naciones, en lo que se refiere a lafuente de la riqueza y los determinantes del capital, sigue siendo la base del estudio85 Cfr. Adam Smith, Investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones, Fondo deCultura Económica, México, 1990.teórico en el campo de la economía política y constituye una guía para el diseño de lapolítica económica de un gobierno.86

La influencia de la obra de Smith radica, en gran parte, en las posibilidades dedesarrollo de sus teorías que tuvieron muchos de sus seguidores. Revisemos algunos delos conceptos principales de su teoría.División del trabajoEn el libro I de La riqueza de las naciones Smith somete a discusión el conceptode la división del trabajo para poder hacer un análisis de las ganancias derivadas dela especialización y el intercambio, principios sobre los que descansa la teoría de losmercados.Así, Adam Smith señala: “El progreso más importante en las facultades productivasdel trabajo y gran parte de la aptitud, destreza y sensatez con que éste se aplicao dirige en todas partes, parecen ser consecuencia de la división del trabajo.”87 Portanto, tal división no es el efecto de la sabiduría humana, sino consecuencia de latendencia del hombre de cambiar una cosa por otra. Dicha tendencia es tambiénconsiderada como resultado del interés personal que mediante el cambio da satisfaccióna múltiples necesidades.Con base en ese criterio, Smith niega la afirmación fisiocrática de que la riqueza la creasólo la actividad agrícola, y pone de relieve la utilidad y fecundidad del trabajo. Eltrabajo agrícola, manufacturero o comercial tiene la misma jerarquía y, por tanto, lariqueza es el resultado de la colaboración de cuantos trabajan.Hay diversos trabajos y diversas complicaciones para realizarlos; algunos requierenun trabajo colectivo como el navío del marinero, el molino del batanero o el telar deltejedor, pero incluso en la producción de artículos más simples se requiere una divisiónlaboral.Para demostrar esa colaboración y la productividad que se deriva de ella hay un ejemploque se cita con frecuencia para describir las ganancias que se obtienen de laespecialización y de la división del trabajo en la fabricación de alfileres. Smithexplica cómo en una pequeña factoría la colaboración de tan sólo 10 obreros permitela realización de 18 labores distintas y el producto alcanza la cifra de 48 mil alfileres,como resultado de la especialización y división del trabajo. Agrega que los hombres porsí solos apenas podrían satisfacer sus más esenciales y apremiantes necesidades; encambio, gracias a la división del trabajo centuplican su producción y bienestar:Un trabajador sin adiestramiento en esta tarea... y que no esté acostumbrado al manejode la maquinaria que en ella se emplea... por más que trabaje apenas podrá hacer unalfiler en un día y desde luego, no podrá hacer veinte. Pero dada la forma en que estatarea se ejecuta hoy día, no sólo la fabricación misma constituye un oficio particular,sino que además está dividida en un cierto número de ramas, de las cuales la mayoríaconstituyen a su vez oficios particulares. Un hombre estira el alambre, otro lo endereza,un tercero lo corta, un cuarto lo afila, un quinto lima el extremo donde irá la cabeza,

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hacer la cabeza requiere dos o tres operaciones distintas, ponerla es un trabajo especial,esmaltar los alfileres otro; de este modo, la importante tarea de hacer un alfiler se divideen unas dieciocho operaciones distintas, ejecutadas por distintos obreros en algunasfábricas, mientras que en otras un mismo hombre ejecutará dos o tres. He visto unapequeña fábrica de este tipo donde sólo trabajaban diez hombres y... [cada unofabricaba]... cuatro mil ochocientos alfileres por día. Pero si hubiesen trabajado86 Cfr. Germán Augusto Gutiérrez Rodríguez, Ética y economía en Adam Smith y Friedrich Hayek, UIA,Departamento de Filosofía, México, 1998.87 Adam Smith, Investigación sobre la naturaleza y causa de la riqueza de las naciones, Fondo de CulturaEconómica, México, 1994, p. 7.separada e independientemente, y sin que ninguno de ellos hubiese sido educado paraesta tarea particular, seguro que no podrían haber hecho veinte, y ni siquiera un soloalfiler al día .88

Debido a la división y combinación de las diferentes operaciones, en forma conveniente,hay capacidad de confeccionar gran cantidad de unidades. En todas las demásmanufacturas y artes, los efectos de la división del trabajo son semejantes a esaproducción, aun cuando en muchas de ellas el trabajo no puede ser objeto de semejantesubdivisión ni reducirse a tal simplicidad de operación. Sin embargo, la división deltrabajo, en cuanto puede ser aplicada, es una ventaja que ocasiona un aumentoproporcional en las facultades productivas del traba jo.Se supone que la diversificación de numerosos empleos y actividades económicases consecuencia de esa ventaja. Tal división se produce generalmente con másamplitud en aquellos países que han alcanzado un nivel más alto de laboriosidad yprogreso. El trabajo necesario para generar un producto acabado se reparte, por reglageneral, entre muchas manos, aunque ello sucede casi siempre en la industria.La agricultura, por su propia naturaleza, no admite tantas subdivisiones del trabajo,ni hay división tan completa de sus operaciones como en las manufacturas.En las zonas agrarias es imposible separar tajantemente la ocupación del ganaderoy la del labrador, como se separan los oficios del carpintero y del herrero o delhilandero y el tejedor; porque en el campo la persona que ara, siembra y recolectael grano suele ser la misma. La oportunidad de practicar esos distintos tipos detrabajo va produciéndose con el transcurso de las estaciones del año, por lo quees imposible que un hombre esté dedicado constantemente a una sola tarea.A partir de ese ilustrativo ejemplo, Smith concluye que la división del trabajotiene tres ventajas, cada una de las cuales lleva a una mayor riqueza económica:1. los trabajadores aumentan su habilidad, destreza y maestría si se dedican auna labor en particular;2. se logra un ahorro de tiempo considerable, y3. la especialización favorece el perfeccionamiento de las labores y la invenciónde maquinaria.Esta última ventaja es resultado de la atención del individuo en la producciónde un objeto en particular, a causa de la división del trabajo, y de la búsqueda deprocesos industriales que puedan acelerar la producción.Para Smith, “los hombres son más propensos a descubrir métodos más fácilesy expeditos para alcanzar un objetivo cuando toda la atención de sus mentes estáconcentrada en un objeto, que cuando se disipa entre una gran variedad de cosas”.89

Si bien el autor puso énfasis en las ventajas, pues reconoció los beneficios de laespecialización en sus comienzos, también señaló que un trabajo especializadoestá restringido por el tamaño del mercado y la acumulación de capitales.

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Así, cuando el mercado es muy pequeño, nadie se dedica por entero al productode su trabajo por la falta de capacidad del mercado para cambiar los sobrantes.Por otra parte, el capital acumulado favorece la especialización ya que capacita ala mano de obra.Como resultado de la colaboración derivada de la división del trabajo, Smith seopone al impuesto único tal como lo proponían los fisiócratas y sugie re un impuestomúltiple.Los efectos de la división del trabajo en las actividades generales de la sociedad seidentifican más fácilmente, considerando la forma en que opera en algunas actividades88 Ibidem, pp. 8 y 9.89 Ibidem, p. 12.económicas; la división es mucho menor en las que se destinan a ofrecer satisfactorespara las pequeñas necesidades de un reducido número de personas, pues el número deoperarios es bajo y los empleados que cubren los diversos pasos o etapas de laproducción pueden reunirse en el mismo taller. Por el contrario, en las manufacturasdestinadas a satisfacer los pedidos de un gran número de personas, cada uno de losdiferentes ramos de la obra emplea un número considerable de obreros, por lo que luegoes imposible reunirlos en un taller pequeño.La interpretación de Smith sobre la división del trabajo además de poner en relieve laespecialización profesional, se refiere también a la división del trabajo entre individuosque están empleados en trabajos productivos y los que tienen empleos que considera noproductivos, es decir, entre aquellos empleados en la producción de bienes físicos y losempleados en la producción de servicios. 90

Espontaneidad de las instituciones económicasSmith elaboró sus ideas sobre la espontaneidad de las instituciones económicas,conjuntamente con el carácter benéfico de las mismas, de acuerdo con un criterio muygeneralizado en el siglo XVIII según el cual lo natural y espontáneo es justo yventajoso. Por ello, la idea de la espontaneidad de las instituciones económicas esconsecuencia de la concepción del naturalismo e individualismo, propia de la época quese manifiesta en la filosofía de Adam Smith, quien sostiene que el mundo económicomarcha movido por el interés personal de los individuos, que no han requerido deninguna voluntad superior a sí mismos, de ninguna deidad. Y añade que tal mundo seasemeja a un gran ser vivo que crea sus órganos indispensables mediante la acción demillares de hombres que actúan por su cuenta sin preocuparse de los demás y sin dudarsobre los resultados de sus empeños: sus actos son producto de un impulso personal quese hace colectivo. La economía de la sociedad participa de la espontaneidad de losgrandes organismos naturales, pero ello no implica necesariamente que la sociedadresultante tenga las mejores instituciones.Muestra de esa espontaneidad son la división del trabajo, la moneda, la acumulacióndel capital y la teoría de la oferta y la demanda, entre otras.En el caso de la división del trabajo, Smith afirma que no hay una programaciónracional que haya llevado a los individuos a realizar actividades distintas ycomplementarias, sino que esto es consecuencia de la propensión que tiene elhombre decambiar un producto excedente, que no requiere, por otro que considera necesario y útil.Dicha tendencia es también, como se dijo, resultado del interés personal que mediante elintercambio da satisfacción a múltiples necesidades.Algo similar ocurre en el caso de la aparición y el uso de la moneda, que facilita loscambios y la creación de riqueza, la cual demuestra sus ventajas sobre el trueque de lassociedades primitivas. Así, la moneda no nació por un acto del poder público o por la

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acción reflexiva de la sociedad, sino por la consideración espontánea de que suexistencia era más conveniente para los intercambios como medio de adquisición, yaque el hombre debía tener, además de los productos especiales de su trabajo industrial oagrícola, una cantidad de medio circulante, pero de naturaleza tan especial que fuerageneralmente aceptado por todos en el mercado.De este modo se formaliza el uso de la moneda como medio para el intercambio deproductos. Fue mucho más tarde cuando el poder público intervino para señalar cuños,pesos y otras características de la moneda.A diferencia de la teoría mercantilista, Smith sostenía que la moneda no es riqueza.90 Cfr. Pedro Astudillo Ursúa, Lecciones de historia, op. cit ., p. 299.La moneda es, para él, sólo una mercancía; la verdadera riqueza de un país estáconstituida por las casas, las tierras y todos los objetos susceptibles de consumo.Por tanto, al valorar la renta anual de un país hay que excluir la moneda, que no tieneotra finalidad que hacer circular las riquezas, lo que deja en libertad sustancialescantidades de oro y plata que pueden ser exportadas para adquirir instrumentos detrabajo y que hacen posible el aumento de la riqueza. Adam Smith sostiene que si losbancos de emisión lanzan al mercado más billetes de los que reclama la circulación, losprecios se elevarán, se importará gran cantidad de mercancías y los billetes serándevueltos a los bancos para ser cambiados por oro y plata. Además, si los bancos emitenbilletes en demasía, se verán obligados a conservar mayor cantidad de metálico parasatisfacer las demandas de reembolso.La acumulación del capital es otro ejemplo que, según Smith, no es resultado de laprevisión colectiva en las sociedades, sino de la acción simultánea y concurrente de losindividuos que, con el uso de la moneda, ante la incertidumbre delfuturo y el deseo demejorar su situación del momento, ahorran espontáneamente y emplean sus ahorros demanera productiva. Ese deseo individual es el principio del que deriva la opulencianacional, la pública y la privada, y es lo bastante poderoso para impulsar el progreso.La adaptación de la teoría de la oferta y la demanda sirve también a Smith parafundamentar la espontaneidad de las instituciones económicas. En los procesoseconómicos, cada uno produce a su capricho, pues no hay un previo acuerdo entre losproductores sobre qué, cómo y cuánto producir y cuánto se va a consumir.Así, se pregunta el autor: ¿cómo es que se equilibran la oferta y la demanda? Comorespuesta afirma que son las variaciones del precio las que permiten este ajuste, y apartir de ahí formula su teoría de los precios, en la cual distingue dos valores: el valor deuso o valor subjetivo y el valor de cambio. Para Smith solamente tiene interés elsegundo y así se desentiende del valor de uso y de la relación entre ambos. Señala que lamovilidad constante de los precios de las mercancías es resultado de la ley de la oferta yla demanda, y al considerar que estas fluctuaciones no pueden ser expresión delverdadero valor de las mercancías, trata de descubrir bajo esa movilidad de precios otroprecio al que llama precio real o precio natural, como veremos más adelante.Otra de las instituciones que se adapta espontáneamente en la economía es la población.Teoría del valorEl estudio sobre el valor que Smith incluye en La riqueza de las naciones es un capítuloque va precedido de consideraciones sobre las ventajas de la división del trabajo y deluso del dinero en las sociedades avanzadas. Como ya se dijo, la división del trabajo esuna propensión de la naturaleza humana al intercambio de productos, por lo que cadaindividuo debe disponer de un excedente sobre sus necesidades inmediatas, para poderintercambiarlo. Por otra parte, el dinero es un medio de aceptación general para facilitarel intercambio, debido a que se puede transportar con facilidad. Derivado de esas dos

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premisas, el valor se determina por las reglas que la gente observa cuando intercambialos bienes por dinero o por otros bienes.Smith planteó el concepto del valor en los términos siguientes:… la palabra valor tiene dos significados distintos: unas veces expresa la utilidad de unobjeto particular y otras veces la capacidad de comprar otros bienes que confiere laposesión del dinero Podemos llamar al primero valor de uso y al otro valor de cambio .Las cosas que tienen un gran valor de uso frecuentemente apenas tienen valor decambio; y, por el contrario, aquellas que tienen un gran valor de cambio apenas tienenvalor de uso. Pocas cosas hay más útiles que el agua, pero con ella no se puede comprarcasi nada. Por el contrario, un diamante apenas tiene valor de uso y, sin embargo, sepuede cambiar por una gran cantidad de bienes.92

La economía clásica en general fue incapaz de resolver esta paradoja del valor, o sea, ladiscrepancia entre valor de uso y valor de cambio, porque Smith se propuso explicarsólo el valor de cambio, o el precio relativo, y sus variaciones a lo largo del tiempo. Deacuerdo con ese criterio, se toma al trabajo como medida del valor.El libro I de La riqueza de las naciones, en sus capítulos 5 a 7, contiene el núcleo de ladiscusión acerca del valor de cambio, aunque las interpretaciones posteriores de Smithen este aspecto se han visto confundidas a menudo por el hecho de que en esos capítulosparecía examinar simultáneamente la medida del valor (precio) y la causa del valor. Esadiferencia aparece en el capítulo 5, donde afirma que “el valor de una mercancía para lapersona que la posee y que no tiene intención de consumirla, sino de intercambiarla porotras mercancías, es igual a la cantidad de trabajo de que puede disponer o comprar conla misma. El trabajo es, por tanto, la medida real del valor de cambio de todas lasmercancías”.93

Así, la medida del valor, el precio, se equipara con la causa del valor, el trabajo.Pero se presentan algunas dificultades teóricas y prácticas en la propuesta de una teoríadel valor trabajo; Smith lo puso de manifiesto al tratar de establecer la proporción devalor entre cantidades distintas de trabajo. En el caso de un heredero, dice:El poder quele atribuye directa e inmediatamente esa posesión es la facultad de comprar; una ciertafacultad de disposición sobre todo el trabajo, o sobre todo el producto de éste, que seencuentra en el mercado. Su riqueza es mayor o menor precisamente en proporción a laamplitud de esa facultad, o a la cantidad de trabajo ajeno o de su producto, lo cual parael caso es lo mismo, que aquella riqueza le coloca en condiciones de adquirir. El valoren cambio de cualquier cosa es precisamente igual a la amplitud de esa facultad,conferida al propietario. 94

Es por ello que el valor de cambio tiene distintas asignaciones aunque provenga de unsolo origen, que es el trabajo. Acerca de ello Smith afirma: “Pero aunque el trabajo es lamedida real del valor de cambio de todos los bienes, generalmente no es la medida porla cual se estima ese valor. Con frecuencia es difícil aver iguar la relación proporcionalque existe entre cantidades diferentes de trabajo. El tiempo que se gasta en dosdiferentes clases de tarea no siempre determina de una manera exclusiva esa proporción.Han de tomarse en cuenta los grados diversos de fatiga y de ingenio. en una profesión cuyo aprendizaje requiere el trabajo de diez años, que un mes deactividad en una labor ordinaria y de fácil ejecución. Mas no es fácil hallar una medidaidónea del ingenio y del esfuerzo. Es cierto, no obstante, que al cambiar las diferentesproducciones de distintas clases de trabajo se suele admitir una cierta tolerancia enambos conceptos. El ajuste, sin embargo, no responde a una medida exacta, sino alregateo y a la puja del mercado, de acuerdo con aquella grosera y elemental igualdad,que, aun no siendo exacta, es suficiente para llevar a cabo los negocios corrientes de la

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vida ordinaria.La mayor parte de las gentes entienden mejor qué quiere decir una cantidad de una mercancía determinada, que una cantidad de trabajo. Aquélla es un objeto tangible, y ésta, una noción abstracta, que aun siendo bastante inteligible, no es tan natural y obvia”.95

La producción de valor individual, mediante el trabajo, alcanzaba también el valorsocial. Para Smith la riqueza nacional no se medía por el valor de los metales preciosos,sino por el valor de cambio del producto anual de la tierra y el trabajo del país, de lacolectividad social, y consideraba que la esencia de la riqueza era la producción debienes físicos solamente. Esto lo llevó en el libro II a distinguir entre trabajo productivoe improductivo. Según esta distinción, el trabajo productivo es el que produce un bientangible que posee un valor de mercado. El trabajo improductivo, por el contrario, setraduce en la producción de cosas intangibles, como los servicios prestados por losartistas o los profesionales.Smith caracterizaba sus actividades docentes como un producto esencialmenteimproductivo, puesto que no tenía como resultado bienes tangibles que se vendieran enel mercado. También incluyó en esta categoría los servicios de abogados, médicos yotros trabajadores orientados hacia los servicios. Así, Smith apuntaba a la distinciónentre las actividades que aumentan la inversión agregada neta, cosas tangibles, quecontribuyen de este modo al crecimiento económico de una sociedad, y aquellasactividades intangibles que satisfacen meramente las necesidades de las familias.Cabe destacar que Smith no consideró inútiles a los trabajadores improductivos, sinoque simplemente no consideró que sus actividades fomentasen el objetivo delcrecimiento económico. Por ello no es posible hablar de un concepto único del valor,sino que éste se modifica de conformidad con cada una de las actividades que realiza elindividuo y del tiempo en que éstas se realizan, así como del precio que adquieren en elintercambio. Smith señala: … desde el momento que cesó la permuta y el dinero seconvirtió en el instrumento común de comercio, es más frecuente cambiar cualquiermercancía por dinero, y no por otra cosa. El carnicero rara vez proporciona carne de reso de carnero al panadero, a cambio de pan, sino que la llevaprimero al mercado, donde la cambia por dinero, y después cambia parte de ese dineropor cerveza o por pan. La cantidad de dinero que obtiene por la carne regula asimismola cantidad de esos dos artículos que obtiene más tarde. Luego, para él, es más naturaly sencillo estimar el valor de la carne por la cantidad de dinero, que es la mercancía quesirve de primordial intermediario, que no por el pan, que sólo llegan a serobjeto de cambio por mediación de otro bien, y le es también fácil decir que la carne deeste tendero vale tres o cuatro peniques la libra, que no hablar de que vale tres o cuatrolibras de pan. De donde resulta que es frecuente estimar el valor de cambio de toda mercancía por la cantidad de dinero, y no por la cantidad de otra mercancía o de trabajo que se pueda adquirir mediante ella.El oro y la plata, como cualquier otro bien, cambian de valor; unas veces son más caros,y otras, más baratos; unas veces son más fáciles, y otras, más difíciles de adquirir. Lacantidad de trabajo que una determinada cantidad de esos metales puede adquirir o de lacual permite disponer, o la cantidad de otros bienes que se pueden adquirir o de loscuales se puede disponer por su mediación, depende, en todo caso, de la abundancia oescaso rendimiento de las minas que se conozcan en el momento en que dichos cambiosse efectúan.

Así, el valor tiene como causa básica al trabajo, lo que Smith considera la base delprecio real, y su medida de intercambio es el precio nominal. En palabras de Smith: “...

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el trabajo, al no cambiar nunca de valor, es el único y definitivo patrón efectivo, por elcual se comparan y estiman los valores de todos los bienes, cualesquiera que sean lascircunstancias de lugar y de tiempo. El trabajo es su precio real, y la moneda es,únicamente, el precio nominal. Pero, aunque para el trabajador siempre tengan igualvalor idénticas cantidades de trabajo, no ocurre así con la persona que lo emplea, puespara ella tiene unas veces más, y otras, menos valor. Las compra, en unas ocasiones, conuna mayor cantidad de bienes, y en otras, con menor cantidad de los mismos, por lo cualse hace la idea de que el precio del trabajo varía como el de todas las demás cosas,siendo unas veces caro y otras barato. En realidad, son los bienes los que son caros obaratos, en un caso o en otro.De acuerdo con esa acepción vulgar puede decirse que el trabajo, como los otros bienes,tiene un precio real y otro nominal. El precio real diríamos que consiste en la cantidadde cosas necesarias y convenientes que mediante él se consiguen, y el nominal, lacantidad de dinero. El trabajador es rico o pobre, se halla bien o mal remunerado enproporción al precio real del trabajo que ejecuta, pero no al nominal.La distinción entre el precio real y el nominal del trabajo y de las mercancías no esmateria de mera especulación, sino de mucha importancia y utilidad práctica. El mismoprecio real representa siempre el mismo valor; pero el mismo precio nominal puedetener valores distintos, en atención a las variaciones en el valor del oro y de la plata. Asípues, cuando se vende un terreno, reservándose una renta perpetua, es de granimportancia para la familia titular de ese derecho que dicha renta conserve siempre elmismo valor real y no consista en una cierta suma de moneda, pues, en este caso, suvalor estaría expuesto a dos clases de variaciones: por una parte, las que provienen delas diferentes cantidades de oro y de plata que, según los tiempos, pueden contener elcuño de la misma denominación, y por otra, la que dimana de los diferentes valores deiguales cantidades de oro y plata en época distinta”.97

De esa manera, la teoría del valor de Smith se ocupa primordialmente del valor decambio, cuya causa es el trabajo, que es el que da el valor real, y la medida que seestablece mediante el precio que se intercambia por el uso de la moneda, lo queconstituye su valor nominal.Teoría de la poblaciónAunque Adam Smith no se orientó particula rmente a los aspectos económicos de unateoría de la población, identificó las características de la propiedad en su proceso decambio histórico.Smith identificaba cuatro etapas económicas. Las dos primeras eran el periodo cazadory el periodo pastoril de culturas nómadas prefeudales. Les seguía la etapa agrícola yfinalmente la comercial. Cada etapa se caracterizó por una estructura diferente enderechos de propiedad. Una cultura cazadora no reconoce derechos exclusivos depropiedad. Todos los miembros de la sociedad están relativamente en pie de igualdad,económica y social, y existe poca demanda para una estructura formal de gobierno,porque la población es escasa y nómada. En ese tipo de cultura, el viejo y el sabio por logeneral tienen el liderazgo, y el resto de la sociedad impone a sí misma la subordinacióna aquéllos, debido a su experiencia e inteligencia superior. Sin embargo, a lo largo deltiempo el egoísmo produce una evolución sociopolítica y un crecimiento económicoconsiderables. La sociedad civil se constituye, en gran medida, como consecuencia de lapropiedad privada y de la acumulación de riqueza, sin dejar plenamente su condiciónnómada. Es en la época del pastoreo, segundo estadio de la sociedad, cuando aparecenlas desigualdades de riqueza y se introduce entre los hombres cierto grado de autoridady de subordinación que no podía existir con anterioridad. Aparece así un poder civil.

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El gobierno, al configurarse como garante de la propiedad, se instituye en realidadpara la defensa de aque llos que tienen alguna propiedad contra los que carecen de ella.En este estadio, la sociedad civil con la apropiación privada del territorio establece unajerarquía de riqueza que lleva a una jerarquización del poder con transferenciashereditarias del mismo, así como de las propiedades adquiridas y legalizadas. En estaestructura, el pobre otorga al rico su lealtad a cambio de la protección de éste.Con el tiempo, las culturas nómadas tienden a ser sustituidas por comunidades agrícolasestables. Con este tipo de vida se hacen también más estables los suministros dealimentos, se aumenta la especialización y la población es mayor. En la Edad Media,este tipo de sociedad se fue encerrando en una estructura económico-política conocidacomo feudalismo . El gobierno civil, durante el feudalismo, estaba muy centralizado, entanto que cada uno de los señores feudales administraba justicia en su propio dominio.En Europa, este sistema duró desde la caída del Imperio romano hasta finales del sigloXV.Como se dijo, el egoísmo fue el causante de la transición de las sociedades nómadas a laagrícolas, y de igual modo, explicaba Smith, se desarrollaron las sociedadescomerciales, con la peculiaridad de estimular el crecimiento de las ciudades comocentros comerciales. Después de la caída de Roma, los comerciantes y artesanosurbanos recibieron el mismo tratamiento fiscal que sus equivalentes rurales, losagricultores. Sin embargo, a medida que los habitantes de las ciudades se fueronhaciendo más independientes, lograron una exención general en algunos “impuestoscomerciales”. Surgieron como una primitiva clase de “librecambistas” y, desde luego,como los primeros capitalistas. Además, la gente de las ciudades se aliaba97 Ibidem, p. 34.recuentemente con el monarca contra un enemigo común, los señores de la tierraagrícola. El rey otorgaba a menudo concesiones a las ciudades, a cambio de su lealtadcontra los señores feudales. Estos desarrollos llevaron al autogobierno en las ciudades ysuministraron una base firme para la expansión del comercio, particularmente en lasciudades costeras. El floreciente comercio independizó aún más a las ciudades de losfeudos y éstas se convirtieron en refugio de capitalistas dispuestos a tomar su camino, ypermitió a los siervos encontrar un refugio contra la explotación feudal, porque elderecho urbano protegía a los siervos fugitivos,siempre que hubiesen evitado su capturadurante un año.Smith señala que las ciudades se engrandecieron con la huida de los siervos, ya que siun agricultor pobre acumulaba un pequeño capital, lo ocultaría a su señor, pues era aéste a quien pertenecía, y aprovecharía la primera oportunidad para escapar hacia laciudad.La servidumbre era una forma de explotación debido a que los campesinos estabanvinculados a la tierra y debían una determinada cantidad de trabajo al terrateniente.Pero como acumulaban pequeños excedentes, se encontraron con que podían superaresa obligación pagando rentas monetarias a los terratenientes, en lugar de serviciosde trabajo. Ello se hacía de la siguiente manera: primero, los excedentes se cambiabanpor dinero en los mercados de granos locales; luego, el dinero se utilizaba para“conmutar” su obligación laboral. Esto produjo con frecuencia una situación en la que elcampesino casi se convertía en un pequeño hombre de negocios independiente.Podía arrendar tierra al señor, vender la producción para cubrir su renta y quedarse conla diferencia para él. El efecto acumulativo de este comportamiento iba a erosionar loslazos tradicionales del feudo y a sustituirlo por el mercado y la búsqueda del beneficiocomo principio organizativo de la producción.

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A mediados del siglo XIV, las rentas monetarias superaban el valor de los servicios detrabajo en muchos lugares de Europa.Los señores parecían dispuestos a cooperar con el nuevo ordenamiento institucional, enparte por la modificación de sus modelos de consumo, que exigían cantidades crecientesde efectivo para comprar lo necesario y los bienes de lujo a los comerciantes urbanos.Poco después, el señor del feudo se convirtió en un simple terrateniente en el sentidomoderno; pronto apareció un “mercado” de tierras, basado en el derecho individual deposeer una propiedad y respaldado por el derecho de contratos. A partir de ahí sólohabía un paso para la especialización y la división del trabajo, signos de la eraindustrial, que Smith conoció en sus albores.Como en 1776 ya se había desarrollado el sistema comercial, Smith declaró que elcrecimiento económico dependía fundamentalmente de la amplitud de lacomercialización y de la división del trabajo.98

La ley del interés personalel interés personal como principio rector del mundo económico seencuentra ya en diversos autores. Por su parte, Adam Smith exalta la actividadindividual que protege y promueve su capital, sobre las acciones públicas, laslegislaciones o los actos de gobierno. Por ello dice: “Cada individuo en particular seafana continuamente en buscar el empleo más ventajoso para el capital de que puededisponer. Lo que desde luego se propone es su propio interés, no el de la sociedad; peroestos mismos esfuerzos hacia su propia ventaja le inclinan a preferir, de una maneranatural, o más bien necesaria, el empleo más útil a la sociedad como tal.En primer lugar, todo individuo procura emplear su capital lo más cerca que pueda de sulugar de residencia y, por consiguiente, se esforzará en promover, en los límites de susfuerzas, la industria doméstica, con tal que por dicho medio pueda conseguir lasutilidades ordinarias del capital o, por lo menos, ganancias que no sean mucho menoresque éstas”.102

En el caso del comercio, Adam Smith señala: “En consecuencia, si son iguales, o casiiguales, las utilidades, cualquier mayorista prefiere naturalmente el comercio nacional alexterior de consumo, y éste al de transporte entre pueblos extraños.En el comercio interno nunca tiene el capital tan lejos de su vista como en el externo,dedicado al consumo. Puede conocer mejor el carácter y la situación de las personas enquienes ha de depositar su confianza para manejarlo, y cuando lo engañen, estará más altanto de las leyes del país para conseguir una satisfacción cumplida. En el comercio detránsito el capital del traficante se encuentra como dividido entre dos naciones extrañasy, atendida la naturaleza del tráfico, nunca será necesario que parte del mismo venga asituarse bajo su inmediata disposición y vigilancia.Del capital que un comerciante de Amsterdam emplea en transportar trigo desdeKoenigsberg a Lisboa, y fruta y vinos de este puerto al otro, la mitad debe estarnecesariamente en una de estas plazas, y la mitad restante en la otra, sin que seanecesario situar en la ciudad de Amsterdam una porción de dicho capital. La residencianatural de semejante comerciante debería ser Koenigsberg o Lisboa, según lascircunstancias, y sólo una causa muy particular puede obligarle a preferir Amsterdam.Únicamente la incomodidad que experimenta, al verse tan separado de su capital, leinclinará a conducir a dicha plaza parte de las mercaderías de Koenigsberg que destina aLisboa, y parte de los artículos lusitanos que transporta a Koenigsberg...El mercado doméstico se convierte, por decirlo así, en el centro en torno al cual girancontinuamente los capitales de los habitantes de cualquier país, así como el centro hacia

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donde naturalmente gravitan, a no mediar causa extrínseca que los desplace a otrosdestinos más lejanos.Un capital empleado en el comercio interno pone en movimiento... una mayor actividadeconómica, proporcionando ocupación e ingresos a un mayor número de habitantes, sise compara con un capital de igual volumen empleado en el comercio exterior para elconsumo; y un capital empleado en esta especie de tráfico goza de igual ventajarespecto al que trabaja en el comercio internacional, que se desarrolla entre diferentesplazas extranjeras. En el caso, pues, de que las ganancias sean iguales, o casi lasmismas, cada uno de los individuos pertenecientes a una nación se inclinaránaturalmente a emplear sus capitales del modo más adecuado para fomentar la industriadoméstica, proporcionando ingresos y oportunidades de ocupación al mayor número desus connacionales”.103

En el caso de la industria, Smith señala: “Quien emplea su capital en sostener laindustria doméstica procura fomentar aquel ramo cuyo producto es de mayor valor yutilidad. El producto de la industria es lo que ésta añade a los materiales que trabaja y,por tanto, los beneficios del fabricante serán mayores o menores, en proporción al valormayor o menor de ese producto. Únicamente el afán de lucro inclina al hombre aemplear su capital en empresas industriales, y procurará invertirlo en sostener aquellasindustrias cuyo producto considere que tiene el máximo valor, o que pueda cambiarsepor mayor cantidad de dinero o de cualquier otra mercancía.Pero el ingreso anual de la sociedad es precisamente igual al valor de cambio del totaldel producto anual de sus actividades económicas o, mejor dicho, se identifica con elmismo. Ahora bien, como cualquier individuo pone todo su empeño en emplear sucapital, en sostener la industria doméstica y dirigirla a la consecución del producto querinde más valor, resulta que cada uno de ellos colabora de una manera necesaria en laobtención del ingreso anual máximo para la sociedad”.104

Smith exalta el interés personal como base de la economía, tomando como parámetroel capital: Ninguno se propone, por lo general, promover el interés público, ni sabehasta qué punto lo promueve.Cuando prefiere la actividad económica de su país a la extranjera, únicamente considerasu seguridad, y cuando dirige la primera de tal forma que su producto represente elmayor valor posible, sólo piensa en su ganancia propia; pero en éste como en otrosmuchos casos, es conducido por una mano invisible a promover un fin que no entrabaen sus intenciones. Mas no implica mal alguno para la sociedad que tal fin no entre aformar parte de sus propósitos, pues al perseguir su propio interés promueve el de lasociedad de una manera más efectiva que si esto entrara en sus designios. No sonmuchas las cosas buenas que vemos ejecutadas por aquellos que presumen de servirsólo el interés público. Pero ésta es una afectación que no es muy común entrecomerciantes, y bastan muy pocas palabras para disuadirlos de esa actitud.Cuál sea la especie de actividad doméstica en que pueda invertir su capital, y cuyoproducto sea probablemente de más valor, es un asunto que juzgará mejor el individuointeresado en cada caso particular, que no el legislador o el hombre de Estado. Elgobernante que intentase dirigir a los particulares respecto de la forma de emplear susrespectivos capitales, tomaría a su cargo una empresa imposible y se arrogaría unaautoridad que no puede confiarse prudentemente ni a una sola persona, ni a un senado oconsejo, y nunca sería más peligroso ese empeño que en manos de una persona losuficientemente presuntuosa e insensata como para considerarse capaz de realizar talcometido.105

De acuerdo con lo anterior, Smith plantea los riesgos de restringir el interés personal:

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“Conceder monopolios en el mercado doméstico a cualquier especie de industria enparticular es, en cierto modo, como indicar a las personas particulares la manera comodeben invertir sus capitales, y en la mayor parte de los casos, ello se traduce en unamedida inocua o en una regulación perjudicial. Será inútil una reglamentación de estaclase, evidentemente, si el producto doméstico se puede vender tan barato como el de laindustria extranjera, y si no puede venderse en esas condiciones, será por lo generalcontraproducente. Siempre será máxima constante de cualquier prudente padre defamilia no hacer en casa lo que cuesta más caro que comprarlo. El sastre, por esta razón,no hace zapatos para sí y para su familia, sino que los compra del zapatero; éste no cosesus vestidos, sino que los encomienda al sastre; el labrador no hace en su casa ni lo unoni lo otro, pero da trabajo a esos artesanos. Interesa a todos emplear su industriasiguiendo el camino que les proporciona más ventajas, comprando con una parte delproducto de la propia, y con su precio, que es lo mismo, lo que la industria de otroproduce y ellos necesitan”.106

Por ello el interés personal en el manejo del capital es más prudente que el que ejerce laadministración pública: Lo que es prudencia en el gobierno de una familia particular,raras veces deja de serlo en la conducta de un gran reino. Cuando un país extranjero nospuede ofrecer una mercancía en condiciones más baratas que nosotros podemos hacerla,será mejor comprarla que producirla, dando por ella parte del producto de nuestra propiaactividad económica, y dejando a ésta emplearse en aquellos ramos en que saqueventaja al extranjero. Como la industria de un país guarda siempre proporción con elcapital que la emplea, no por eso quedará disminuida, ni tampoco las conveniencias delos artesanos, a que nos referíamos antes, pues buscará por sí misma el empleo másventajoso. Pero no se emplea con la mayor ventaja si se destina a fabricar un objeto quese puede comprar más barato que si se produjese, pues disminuiría seguramente, enmayor o menor proporción, el producto anual, cuando por aquel camino se desplazadesde la producción de mercaderías de más valor hacia otras de menor importancia. Deacuerdo con nuestro supuesto, esas mercancías se podrían comprar más baratas en elmercado extranjero que si se fabricasen en el propio. Se podrían adquirir solamente conuna parte de otras mercaderías, o en otros términos, con sólo una parte del precio deaquellos artículos que podría haber producido en el país con igual capital la actividadeconómica empleada en su elaboración, si se la hubiera abandonado a su naturalimpulso. En consecuencia, se separa la industria del país de un empleo más ventajoso yse aplica al que lo es menos, y en lugar de aumentarse el producto permutable de suproducto anual, como sería la intención del legislador, no puede menos de disminuirconsiderablemente.107

Por ello, Smith alerta en contra de las legislaciones que restrinjan el interés personal:“Es cierto que por medio de esas reglamentaciones se puede adquirir a veces unamanufactura particular antes que adoptando el criterio contrario, fabricándose, al cabode algún tiempo, en el país, con la misma o mayor baratura que en el extranjero. Peroaunque la industria doméstica pueda desenvolverse con ventaja de ese modo por uncanal particular, mejor que por cualquier otra forma, nunca se inferirá por ello que lasuma total de su industria, o el importe de su ingreso, tenga que aumentarse conreglamentos semejantes. La actividad de la sociedad sólo puede aumentar a medida quesu capital crezca, y este incremento sólo puede verificarse mediante el ahorro gradual desus rentas. El efecto inmediato de esos reglamentos es disminuir los ingresos de lasociedad y lo que disminuye sus ingresos no origina un aumento tan rápido del capitalcomo el que se hubiera producido si tanto sus actividades como los capitales siguieransu propia iniciativa en busca de sus naturales colocaciones.

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Aun aceptando que la sociedad, por falta de aquellos reglamentos, nunca llegase aadquirir la manufactura particular que pretende establecer, no por eso seríanecesariamente más pobre en periodo alguno, porque en cualquier tiempo su capital ysus actividades podrían haberse empleado en diferentes ramos y de la manera másventajosa, atendidas las circunstancias del momento. En todo caso, sus ingresoshubieran sido lo más amplios posible de acuerdo con la rentabilidad de su capital, ytanto éste como aquéllos habrían aume ntado con la máxima celeridad”.108

Ahora bien, para que el interés personal se mantenga es necesario que losGobiernos moderen su exigencia impositiva, ya que regularmente suelen gastar más enbeneficio propio. Los gobiernos son siempre los mayores pródigos de la sociedad yutilizan el dinero que otros han ganado, con más liberalidad, por lo que aumentanincesantemente la deuda pública. El Estado es un mal administrador, porque sus agentesson desidiosos, negligentes y dilapidadores, y sin interés en la administración pública.Por tanto, para que la empresa privada sea útil a la comunidad, el empresario debe estarestimulado por el interés personal y contenido por la libre competencia dentro de justoslímites.Smith también manifiesta hostilidad hacia las grandes empresas colectivas, incluso lassociedades por acciones, porque anulan el interés personal; solamente las justifica paraalgunas actividades como los bancos, compañías de seguros, de sostenimiento oconstrucción de canales y suministro de agua a las ciudades, entre otras.Esta idea, no propia, del interés personal, la relacionó Smith con una concepciónfilosófica de la cual era copartícipe: el naturalismo, que asume de manera optimista.Naturalismo y optimismo de Adam SmithEn el breve capítulo segundo del libro 1 Smith estudia la economía en su relación con laconducta humana en general, y aunque no hay ninguna mención explícita del sistemafilosófico que sustente los principios económicos de Smith, regularmente utilizaargumentos para poner de relieve la suprema bondad del orden natural y señalar lasinevitables imperfecciones de las instituciones humanas. Este sistema esindudablemente naturalista.Si se dejan a un lado las preferencias y las restricciones artificiales, propias de laconducta humana, se establecerá por sí solo el sencillo y obvio sistema de la libertadnatural, pues ese orden de cosas que la necesidad impone está promovido por lasinclinaciones naturales del hombre. Son las instituciones humanas las que frustran confrecuencia esas inclinaciones naturales. Esas ideas las desarrolla Smith en su obraTeoría de los sentimientos morales, donde señala que la conducta humana es movidanaturalmente por seis motivaciones: el egoísmo, la conmiseración, el deseo de ser libre,el sentido de la propiedad, el hábito del trabajo y la tendencia a permutar y cambiar unacosa por otra.Con estos parámetros de conducta, cada hombre es, por naturaleza, el mejor juez para laorientación de sus propios intereses; por tanto, las instituciones sociales deben dejarloen libertad para que los satisfaga a su manera. Si se le deja en libertad, propia de sunaturaleza, no sólo conseguirá su provecho, sino que también impulsará el bien común.Este proceso se logra porque la sociedad se ha organizado según un sistema en el queprevalece el orden natural establecido por la Providencia. Es por ello que las diferentesmotivaciones de la conducta humana están equilibradas cuidadosamente, que elbeneficio de un individuo no puede oponerse al bienestar de todos.Por ese designio natural, el amor propio va acompañado de otras motivaciones,especialmente de la conmiseración y de las acciones que de ahí resultan, lo que implicael provecho de los demás a través del de uno mismo. Esta creencia en el equilibrio

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natural de las motivaciones llevó a Adam Smith a la convicción de que al buscar supropio provecho los individuos son conducidos por la mano invisible que promueve unfin que no estaba en su propósito.Como derivación de esta creencia en el orden natural, el autor citado destaca los efectosnegativos de las instituciones sociales y particularmente la de los gobiernos.Señala que cuando el gobierno interviene en los negocios humanos, por lo general suparticipación es dañina. En cambio, cuando los gobiernos entienden y promueven elorden natural, al permitir a cada individuo de la comunidad buscar el mayor provechoposible para sí mismo, éste, obligado por la misma ley natural, contribuirá al mayor biencomún.Para Smith, los gobiernos deben reconocer en el sistema natural sólo tres deberespropios que, si bien son de gran importancia, resultan “llanos y comprensibles para elentendimiento común”. El primero es el deber de la defensa contra la agresiónextranjera; el segundo, el deber de establecer una buena administración de justicia, yeltercero, sostener obras e instituciones públicas que no serían sostenidas por ningúnindividuo o grupo de individuos por falta de una ganancia adecuada.Con esas acciones, que implican la paz en el interior y con el exterior, la justicia, laeducación y un mínimo de empresas públicas que desarrollen la infraestructura socialnecesaria, tales como carreteras, puentes, canales y puertos, pueden percibirse todos losbeneficios que el gobierno es capaz de otorgar. Fuera de eso, la “mano invisible” es máseficaz pues se deriva del orden natural.Por ello, cuando Smith aplica las reglas del orden natural a la economía, se constituyeen un adversario de toda forma de intervención del Estado en los negocios ordinarios dela industria y el comercio. Ello se debe a que parte de la idea de que el equilibrio naturalde las motivaciones personales opera con la mayor eficacia en los asuntos económicos ycada individuo espera obtener el mayor provecho posible para sí mismo; pero como esmiembro de una comunidad y su búsqueda de ganancias puede ser llevada a caboúnicamente por los caminos que señala el orden natural de la sociedad, ello repercutenecesariamente en su beneficio.De acuerdo con las motivaciones, los individuos se relacionan s ocialmente mediantela división del trabajo, con la que el hombre aumenta la productividad de su esfuerzo,pero deja también de ser independiente de los demás. Según Smith:”…el hombrereclama en la mayor parte de las circunstancias la ayuda de sus semejantes y en vanopuede esperarla sólo de su benevolencia. La conseguirá con mayor seguridadinteresando en su favor el egoísmo de los otros y haciéndoles ver que es ventajoso paraellos hacer lo que les pide.Quien propone a otro un trato le está haciendo una de esas proposiciones. Dame lo quenecesito y tendrás lo que deseas, es el sentido de cualquier clase de oferta, y asíobtenemos de los demás la mayor parte de los servicios que necesitamos. No es labenevolencia del carnicero, del cervecero o del panadero la que nos procura el alimento,sino la consideración de su propio interés. No invocamos sus sentimientos humanitariossino su egoísmo; ni les hablamos de nuestras necesidades, sino de sus ventajas… De lamisma manera que recibimos la mayor parte de los servicios mutuos que necesitamos,por convenio, trueque o compra, es esa misma inclinación a la permuta la causaoriginaria de la división del trabajo”.109

El cambio hace posible la satisfacción simultánea de los intereses individualesy, consecuentemente, de los de la colectividad. Todo individuo, al usar su propiedado su trabajo para su beneficio, produce con fines de cambio, es decir, con losfines que determinan las necesidades de todos los demás miembros de la comunidad.

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Aunque no lo desee, por su mera condición de miembro del orden socialnatural está obligado a conceder un beneficio a cambio del que recibe, ya que todos109 Cfr. Robert B. Eklund Jr. y Robert F. Hebert, Historia de la teoría económica…, op. cit., p. 113.están obligados a poner los resultados de sus esfuerzos en un depósito común, dondecada individuo pueda adquirir lo que necesite del producto del talento de otroshombres.110

Para Smith, en todos los procesos más complicados de la industria y del comercioexiste el mismo orden inherente que gobierna los actos más sencillos de laproducción y el trueque. En las diferentes ramas del comercio interior y exterior oen la relación de la industria con la agricultura está vigente el principio de que el ordensurge espontáneamente y la interferencia sólo traería una disminución delbeneficio.Es por ello que todas las medidas que tome una autoridadcon intención de favoreceruna industria o de suprimir otra, o de estimular a la agricultura frente a laindustria, o viceversa, serían desacertadas por estar fuera del orden natural. Losestímulos que llevaran a una industria más capital del que iría a ella de un modonatural y las restricciones encaminadas a alejar parte o todo el capital de una industriaen la cual se emplearía si no hubiera restricciones, estarían mal concebidos. Nopromoverían el bien social al que estaban destinados, ya que entorpecen la búsquedaindividual de la mayor ganancia posible, con lo que disminuyen la gananciacomún.La base para el desarrollo del capital descansa en la idea de Smith acerca de lanaturaleza humana. Primero, da por supuesto que el esfuerzo uniforme, constantee ininterrumpido de todo hombre mejora su condición. Los que se esfuerzancontinuamente por hallar el empleo más ventajoso del capital que puede manejar,obtienen mejores resultados. Es cierto que se procura el propio interés y no el dela sociedad, pero el estudio de su propia ventaja natural lo conducirá a preferir elempleo más ventajoso para la sociedad. Al perseguir el propio interés, se promuevea menudo el de la sociedad con más eficacia que si en realidad lo intentase.Como todo hombre es el mejor juez del empleo de su tiempo y su trabajo, seestablece de modo espontáneo el evidente y simple sistema de libertad natural. Todohombre, en cuanto no violente las leyes de la justicia, queda en completalibertad para procurar su propio interés a fin de competir tanto con su capital comocon su habilidad, con cualquier otro hombre o asociación de hombres.Según Smith, mediante el análisis del comportamiento se puede penetrar en elsecreto de las pasiones humanas y sus instintos, que no radican en el alma porobra del azar, sino del mecanismo sabiamente dispuesto para promover la felicidadde las criaturas. Al analizar las pasiones, los sentimientos y los instintos sedescubren las leyes de las acciones humanas, que tienen un carácter necesario yson eternas e inmutables.Es evidente que los principios teológicos de Adam Smith llevan el sello del deísmo.Dios es el supremo hacedor del universo y en su absoluta sabiduría haordenado el mundo como si fuera un mecanismo, que marcha con una regularidadperfecta. La divinidad no sólo es la expresión de la sabiduría absoluta, sinotambién de la bondad que se propuso como fin supremo la creación de la felicidaddel hombre. La razón puede desentrañar este mecanismo y comenzar por elanálisis del alma, que constituye una de las partes componentes de ese mundo,tan vasto en sus dimensiones como bien ordenado en sus finalidades.Como se advierte, en el pensamiento de Smith al naturalismo se le adhiere el

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optimismo, ya que considera que en las instituciones económicas cada hombre haceconstantemente un gran esfuerzo para mejorar su condición, lo que se constituye en110 Ibidem, p. 151.un principio de preservación capaz de prevenir y corregir los malos efectos de unaeconomía política. Ante una economía política parcial y opresiva, que indudablementees más o menos retardataria, no siempre se puede detener el progreso deuna nación hacia la riqueza y la prosperidad y mucho menos hacerla volver atrás.Por ello, en el cuerpo social la sabiduría de la naturaleza ha adoptado numerosasy amplias precauciones para remediar en gran parte los malos efectos de la locuray de la injusticia del hombre.Y la mejor institución económica, para remarcar el optimismo de Smith, es lacolocación del capital. Ésta se efectúa de forma favorable al interés de la sociedad,pues genera la división del trabajo, promueve el incremento de capitales, limita laindustria y determina la cantidad de población y moneda necesarios, lo que demuestrasu carácter benéfico y prueba que la producción está organizada de modofavorable a los intereses de la sociedad y que, por tanto, hay una identidad entrelos intereses individuales y el interés social. Así, el capital, por el casi imperceptibleimpulso del interés personal, va recorriendo toda la economía: 1. la agricultura,2. la industria, 3. el comercio al mayoreo en el interior, en el exterior y en el delos transportes, y 4. el comercio al por menor.Éste es un orden económico espontáneo, derivado de la conjunción de interesesindividuales, que está fundado: a) en la cantidad de trabajo que cada actividadpone en movimiento, y b) en su contribución a la renta nacional. Por ello se consideraque la visión económica de Smith es optimista, pues piensa que todos losindividuos de la sociedad persiguen sus intereses particulares para la satisfacciónpersonal, y no toma en consideración diversos factores que inciden en la actividadeconómica como las tradiciones culturales y las formas arcaicas de producción. 111

Comercio internacionalEn este rubro Smith hace una aplicación de sus diversas propuestas teóricas,principalmente la del interés personal, la de la división del trabajo y la del liberalismoeconómico, así como de su afirmación de que la finalidad y el propósito de todaproducción es preponderantemente el consumo. Por eso considera que el interésde la producción merece atención únicamente hasta donde es preciso para fomentarel deseo del consumidor.Es cierto que antes de Smith hicieron sus propuestas sobre esa materia DavidHume y los fisiócratas; pero recordemos que para la fisiocracia el comercio, en elque se incluía al internacional, era un mal necesario. En cambio, para Smith el comerciointernacional es ventajoso por sí mismo, con tal que llegue en el momentooportuno y se desarrolle en forma espontánea.Para fundamentar su propuesta, Smith formula su crítica general del proteccionismo:1. 1a industria general de un país nunca puede exceder del empleo que se déa su capital; 2. los aranceles altos y las prohibiciones favorecen a los monopolios,en beneficio de ciertas industrias, pero no los acrecientan, y 3. los capitales seorientan de la manera más adecuada por la mera acción de los particulares y constituyeun absurdo la imposición de leyes para emplear capitales dedicados a producirdentro del propio país lo que puede comprarse más barato en el extranjero, contrariandolas ventajas del reparto natural entre las diversas naciones, como consecuencia dela aplicación de la división del trabajo en el orden internacional.No obstante que Smith plantea el fomento al comercio internacional en beneficio

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del consumidor, para poder destacar sus ventajas se coloca en la posición delproductor y sostiene que el comercio internacional es el medio para exportar el sobrante111 Cfr. Pedro Astudillo Ursúa, Lecciones de historia…, op. cit., p. 78.de la producción interna, y ello provoca la intensificación de la división deltrabajo del país exportador y, por consiguiente, su capacidad productora; asimismo,el intercambio beneficia a los negociantes de los dos países.A pesar de que la concepción liberal de Smith pretende restringir la intromisióngubernamental en los asuntos económicos, presenta las excepciones siguientes:1. proteger una industria particular, cuando ello es necesario para la defensa delpaís, como fue el caso de la construcción de naves estimulada por la Ley de Navegación;2. imponer aranceles a la introducción de un producto extranjero, cuandolos productos nacionales similares están gravados por un impuesto en el exterior, conel objeto de restablecer la igualdad, y 3. establecer los derechos de represalia comomedio para lograr que los países ext ranjeros deroguen algunos impuestos o derechosaduanales.Los industriales descubrieron, en la idea del mercado libre y sin trabas propuestapor Smith, la justificación teórica que necesitaban para cerrar el paso a losprimeros intentos del gobierno por remediar las condiciones de esos tiempos. Porque lateoría de Smith llevaba indudablemente a una doctrina de laissez-faire en la que seponía de relieve que cuanto menos interviniera el gobierno sería mejor porque, comose indicó, los gobiernos son derrochadores, poco responsables e improductivos.Por el sabio designio de la Providencia, la mutua relación de comercio entre loshombres es necesaria para su bienestar. Todo hombre requiere ayuda de los demás, ytodo país puede lograr ventajas cambiando algunos de sus productos, naturales oartificiales, que le sobran, por los productos extranjeros que requiere. Como loshombres están dotados de diversos talentos e inclinaciones, que naturalmente lesdisponen y ajustan a distintos menesteres, y se encuentran en la necesidad de dedicarsea determinados oficios y ocupaciones en una sociedad determinada, de lamisma manera sucede con todos los países que sean más o menos dispares en la claseo calidad de sus productos naturales o artificiales. Así, comerciando con lospaíses remotos todos los individuos obtienen ganancias, que se extienden a lascomunidades.El pensamiento de Adam Smith es un testimonio de la creencia del siglo XVIII deque se podía llegar en forma natural y providencial al triunfo inevitable de la razóny del orden sobre la arbitrariedad. Sin embargo, no se exige un esfuerzo porhacer el bien, sino que se debe dejar que surja como consecuencia o producto delegoísmo. El fin era poner toda esa fe en una inmensa maquinaria social y racionalizarlos instintos egoístas, convirtiéndolos en virtudes sociales.