impuestos en la nueva españa

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Universidad Nacional Autónoma de México Facultad de Economía División de Estudios Profesionales Historia Económica de México I Prof. José María Pérez Llamas Ensayo “La Bancarrota del Virreinato: Finanzas, Guerra y Política en la Nueva España” Alumno: Pazos Salinas Bruno Iván Fecha de entrega: 23/03/15

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Ensayo sobre materia fiscal en la Nueva España.

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Page 1: Impuestos en la Nueva España

Universidad Nacional Autónoma de México

Facultad de Economía

División de Estudios Profesionales

Historia Económica de México I

Prof. José María Pérez Llamas

Ensayo“La Bancarrota del Virreinato:

Finanzas, Guerra y Política en la Nueva España”

Alumno:Pazos Salinas Bruno Iván

Fecha de entrega: 23/03/15

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Los análisis del cambio de régimen colonial y de las razones de fondo del movimiento de independencia usualmente se centran en el aspecto social y en el político. El texto se refirió a la necesidad de abordar la no tan ahondada tesis de que el problema económico -con toda su complejidad- es pieza fundamental para el derrumbe de un Estado.

Hay argumentos de peso para asegurar que esa es una razón tan importante como las otras. La historia remonta inevitablemente a la aceleración del proceso de derrocamiento del rey Luis XVI por las características deficitarias de su gobierno: sin duda uno de los puntos de partida más tangibles sobre la que se apoyaron los revolucionarios. El caso de EU no se queda atrás, y solo haría falta hacer referencia a una mala política de extracción para dase cuenta que eso también aceleró mucho el movimiento independista.

Uno de los puntos a destacar para el estudio es la base económica de las reformas borbónicas (centrándose en lo fiscal), y su impacto subsecuente en la sociedad novohispana: impacto que se traducirá inevitablemente en una aceleración de los movimientos de independencia, como llegó suceder en otros países.

Aunque la historiografía ha puesto en duda la eficacia de las reformas borbónicas como un absoluto (su finalidad, la revolución y optimización del aparato burocrático y el afianzamiento del poder real sobre todas las corporaciones; además de la unificación política por medio de la reafirmación de la dependencia), y a veces se les desestima, se debe reconocer su rotundo éxito en materia fiscal o de recaudación.

Aunque algunos historiadores -como Klein- tienen la creencia de que ese aumento de la recaudación fue una consecuencia directa del crecimiento de la economía novohispana, lo cierto es que el fenómeno tiene suficientes divergencias como para adjudicar ese aumento únicamente al crecimiento proporcional de la economía. La minería, que según datos de ese historiador era considerada la principal actividad, tuvo de 1770 a 1809 una baja considerable, lo que explica la serie de medidas que se aplicaron en favor de las minas.

Las al cábalas demostraron por su parte ser la mayor fuente de recaudación para la Corona, en parte gracias al privilegio de los monopolios estatales como el Tabaco.

En un sentido más específico el tributo indígena, también parte de la realidad fiscal de la Corona -aunque en mucha menor medida, desde luego- ha sido muy poco estudiado. Por las propias características de los mismos pueblos, el tributo de esta índole pudo a veces ser mejor indicador demográfico que una fuente de riqueza para la corona.

Hablar de cualquier cosa relacionada a la política fiscal de una ciudad (o en este caso, Colonia) aboca inevitablemente a pensar en la lógica económica: la tributación de un Estado hacia sus propios ciudadanos tiene que ir siempre en función de la capacidad económica de estos para soportar las presiones fiscales. Sí la tasa de impuestos es alta pero la economía crece a buen ritmo, la misma igualdad hará que sea posible y nada perjudicial

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pagar ese nivel de impuestos. No obstante, en el caso contrario, sí las presiones fiscales aumentan a un nivel mucho mayor al dinamismo propio de esa economía se corre el riesgo inminente de que sea un bache contraproducente para el correcto desarrollo de la economía.

Las formas de tributación también fueron importantes: se tiene constancia de que la aplicación de medidas recaudatorias a los sectores populares provocó que la colonia contribuyera, según Klein, un 70% más al tesoro que la propia metrópoli española.

La política fiscal, que denominaré contra cíclica por no ir a la par del dinamismo de la economía novohispana, no tardó en mermar la capacidad popular de pagar los impuestos dictados por la Corona. Esto, aunado a la creciente necesidad de recursos para solventar necesidades militares, provocó que se optará por una política de endeudamiento. Los personajes pudientes de la sociedad novohispana se convirtieron en los acreedores de la corona. La ayuda prestada por los comerciantes fue, a falta de otra palabra, desinteresada en un sentido relativo. No obstante los mineros apostaron a solicitar una serie de concesiones virreinales a su actividad (por ejemplo, el congelamiento del precio del azogue. Sobra decir que sus requerimientos fueron respetados.

En este sentido otra forma de recaudación que cabe dentro del endeudamiento fue el donativo: una recolección extraordinaria de fondos que se hacía sin distinción entre los distintos grupos y clases sociales de tosa nueva España: además de los mineros y comerciantes, gremios como el de artesanos, músicos e incluso bailarines (los últimos dos, parte del teatro real) hicieron sí no bien tan cuantiosos sí considerables donativos. Esto fue más notorio aún con la firma del "préstamo patriótico", firmado desde la metrópoli en el que los donantes eran publicados con gratitud en la gaceta de México, con resultados igual de positivos dada la expansión que tuvo: desde el virrey hasta los peones de las haciendas donaron proporcionalmente a sus ingresos.

Los indígenas, que, como ya se ha mencionado, no formaban parte del esquema fiscal principal en un principio, también fueron considerados para estas políticas. Dado que esas personas usaban lo poco que tenían para su supervivencia, el hecho de que la corona llegara al extremo de usar sus contribuciones fue señalado por Humboldt como algo indignante.

Las medidas fiscales tomadas por la Corona, como se podía prever, minaron a todos los sectores sociales poco a poco y provocaron una escasez de metales en la economía. Estos efectos se vieron más gravemente a principios de 1804.

Entre el periodo comprendido entre 1780 y 1808, es importante destacar que la mayoría de los recursos recaudados procedieron de la iglesia; entre las medidas implant6adas por las reformas borbónicas, se obligó a las autoridades eclesiásticas a aportar sumas a la metrópoli.

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No obstante, en el caso de la iglesia los medios para sustraerle recursos fueron en un principio bastante variados, como por ejemplo el aumento de los impuestos eclesiásticos específicamente.

En los distintos préstamos de los que se tiene registro se llega a encontrar que las instituciones eclesiásticas llegaron a contribuir a veces con más del 60% de la recaudación total para la corona en tiempos de guerra, por medio de distintos mecanismos recaudatorios -entre ellos, destacar por ejemplo los novenos reales: la aportación de la iglesia a la Corona de un noveno de sus diezmos recaudados-. En ese sentido, es menester recalcar que la iglesia fungió como el principal bastión de financiamiento de la Corona en tiempos de necesidad.

Aunado a las contribuciones directas, también existieron las indirectas. Parte de las propiedades de la iglesia pasaron a manos de la corona por medio de la expropiación.

La razón detrás de esta colaboración de la iglesia a las finanzas del Estado obedece de forma principal a la conveniencia que aún significaba para la primera el tener un buen trato con los segundos; pero toda la carga fiscal a la que fue sometida poco a poco fue minando incluso esa idea: el descontento de ciertos sectores eclesiásticos sería fundamental para que decidieran abrazar en su momento las causas de la independencia.

Los distintos conflictos con Inglaterra no hicieron más que volver más crítica la situación deficitaria de toda la Corona: además de la reducción de las remesas desde México, España se veía contra la pared ante las exigencias económicas de Napoleón y la depreciación de los vales reales expedidos.

La Corona sólo podía hacer una cosa; ratificar una mayor presión fiscal sobre las comunidades comerciales y eclesiásticas, por medio de la ratificación de la Consolidación de los Vales Reales a la Nueva España, por parte del Virrey Iturrigaray. Se hizo extremo énfasis en gravar a todos aquellos que legaran a las capellanías para recolectar fondos adicionales. Estas medidas, que afectaron a los terratenientes principalmente, no hicieron más que generar protestas de todo tipo.

Tanto los mineros como los hacendados también protestaron; una nueva oleada de impuestos, aunada la consciencia popular de que Iturrigaray malgastaba fondos para criterios personales, no hacían más que provocar descontento tanto de los sectores pudientes como de los que no lo eran.

La parte de los indígenas también es importante de señalar. Como se ha mencionado antes, la necesidad dineraria de la Corona había obligado a las autoridades virreinales a presionar incluso a esas comunidades que en un principio -ya percibido como lejano- no formaban parte del esquema tributario de forma significativa. Así, por medio de las donaciones forzosas, se habían vaciado las cajas populares de esas comunidades, provocando que éstas

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se quedaran sin sus principales medios de contingencia ara cualquier crisis. Las juntas de consolidación, los órganos encargados de recaudar los fondos, dejaron más que moribundas a las distintas comunidades.

Al final, los recursos, que se suponen deberían haber logrado contribuir a la nivelación de la propia deuda interna -lo cual se podría haber logrado en cierta forma, al lograrse reunir 10 321 800 pesos-, se usaron para solventar un compromiso internacional apremiante; la deuda exigida por Napoleón, antes mencionada. La comprensión de esta decisión se puede apoyar en el hecho de que la presencia militar napoleónica, la más grande del mundo conocido entonces, aunada a una debilidad institucional monárquica, hacían que el general francés estuviera en una situación de ventaja para imponer sus condiciones a España; cosa que terminó haciendo primero en ese aspecto tributario, para después hacerlo de forma directa al intervenir e invadir España deponiendo a sus débiles gobernantes. La insistencia en la comprensión de los actos de Napoleón obedece, a mi criterio, a que fueron en gran parte estas acciones las que desencadenaron otras que afectaron directamente los movimientos de independencia no sólo de México, sino de toda Latinoamérica.

Las consecuencias directas de la política fiscal ejercida por la Corona no tardaron: Iturrigaray fue depuesto en 1808 por sectores de comerciantes conservadores. Aunque a veces se tenga la creencia de que esa pequeña revuelta contra el virrey fue auspiciada únicamente por la moción de regirse autónomamente, como había propuesto Primo de Verdad e Iturrigaray apoyaba, al analizar todos los hechos relacionados con la política tributaria de la Corona se puede llegar a la conclusión de que todos estos hechos fueron mermando poco a poco la situación hasta que estalló de diversas formas por el descontento; una de ellas, representada por el derrocamiento del virrey.

Como se decía al principio de este ensayo, al analizar la independencia de México en sus distintas facetas (en nuestro caso, las causas) por lo general la atención de la mayoría se va a los conceptos sociales y políticos. Analizando los datos expuestos y viendo las cosas desde una perspectiva económica, se puede llegar a la conclusión interesante de que en su mayoría, las reformas borbónicas sólo aceleraron la independencia; pero más importante, que las reformas económicas contenidas en ella fueron, a falta de otra palabra, decisivas para la conformación y elección de bandos en el movimiento de independencia que estallaría unos años antes.

Así, como un ejemplo didáctico, se puede explicar la conducta de odio y resentimiento de las comunidades indígenas hacia las autoridades por las distintas presiones fiscales que desembocaron en la desaparición de sus colchones de contingencia comunitarios, lo cual también explicaría con cierta razón el por qué este sector de la sociedad fue de los primeros en respaldar fielmente la revuelta comenzada por Miguel Hidalgo.

Por otro lado, y aunque de forma no tan simple, es mediante el análisis desde la perspectiva económica como podemos determinar cuáles eran las motivaciones personales de los

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sectores acomodados respecto a la guerra de independencia; solo teniendo claro que el objetivo fundamental de estos sectores fue siempre conservar sus privilegios económicos es como podremos comprender el hecho de que las posturas de estos sectores –criollos en su mayoría- fueron la mayor parte del tiempo ambivalentes, obedeciendo intereses pero también, un pequeño resentimiento por todas las presiones fiscales ejercidas por la Corona.

El tema es muy complejo. Así, el poder analizarlo desde diversas perspectivas puede ayudar a, por lo menos, intentar explicarse de mejor manera los hechos que forjaron nuestra historia.