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María Lanati Identidad Porteña: El Palacio de Aguas Corrientes y la arquitectura ecléctica

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INDICE

Declaración jurada………………………………………………………………………………..2

Curriculum Vitae…………………………………………………………………………………..3

Abstract……………………………………………………………………………………………..4

Palabras claves……..……………………………………………………………………………..4

Desarrollo……..…………………………………………..……………………………………..5-7

Palacio de las Aguas Corrientes, un patrimonio de la humanidad de nuestro país…5 Tradición en innovación. Primera y segunda mitad del SXV……………………….6-7 El desarrollo de la ciudad de Buenos Aires, ciudad Europea…………………………7

Conclusión…………………………………………………………………………………………8

Anexos………………………………………………………………………………………….9-11

Bibliografía……………………………………………………………………………………….12


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Declaración Jurada de autoría

A: Facultad de Diseño y Comunicación. Universidad de Palermo.

Por la presente dejo constancia de ser el autor del Trabajo Practico Final titulado “Identidad

Porteña: El Palacio de aguas corrientes y la arquitectura ecléctica” que presento para la asignatura Taller de Reflexión Artística III dictada por la profesora Griselda Pace.

Dejo constancia que el uso de marcos, inclusión de opiniones, citas e imágenes es de mi absoluta responsabilidad, quedando la UP exenta de toda obligación al respecto.

Autorizo, en forma gratuita, a la UP este material para concursos, publicaciones y aplicaciones didácticas dado que constituyen ejercicios académicos de uso interno sin fines comerciales.

07/12/2018 María Lanati

Fecha Firma y aclaración


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ABSTRACT

Identidad Porteña: El Palacio de Aguas Corrientes y la arquitectura ecléctica

Es interesante poder observar todo aquello que genera un entorno, yendo desde lo tangible a lo más abstracto, y viceversa. Todo lo que a uno lo rodea, forma parte del contexto, y el mismo no es nada sin una historia a su alrededor. A su vez, toda historia se da acorde a un marco social, ligado a factores económicos, políticos, geográficos que lo que hacen es generar una identidad. Es aquí, donde entran el arte y la arquitectura, jugando roles sumamente importantes a lo largo de la historia. A través de ellas, y a partir del análisis de los movimientos que se fueron dando a lo largo de los años, se puede lograr una mayor comprensión de cada obra, y así mismo, de su contexto, ya que las obras, tanto de arte como de arquitectura, son manifestaciones de lo que acontece en un tiempo y espacio determinados, connotando y conformando un entorno.

En el caso de Argentina, siempre se cuestionó la arquitectura y la identidad arquitectónica propia, debido a la fuerte inmigración europea de finales del siglo XIX y a las construcciones realizadas por los europeos con variaciones de estilos, dependiendo el movimiento artístico/arquitectónico del momento. Tal es así que en varias ocasiones, se ha llegado a la conclusión que la identidad de la arquitectura argentina, es justamente, la acumulación de diferentes estilos, conviviendo perfectamente el uno con el otro, determinando ya un estilo propio característico de aquí. Muchas veces, combinando dos estilos en un mismo edificio, llevándolo a un estilo ecléctico.

Un claro ejemplo de esto puede ser el Palacio de Aguas Corrientes de Buenos Aires, ubicado en C.A.B.A. Construido a finales del S XIX para suministrar agua corriente a la ciudad luego de la fiebre amarilla de 1871 que dejó 14.000 muertos, el ingeniero inglés John Bateman fue contratado para realizar un proyecto de agua, desagües, cloacas y empedrado de la ciudad. En la zona alta más cercana de la población de ese entonces se construyó un depósito para abastecer a toda la ciudad con capacidad para 72.700.000 litros de agua. Característico por su fachada ecléctica y por su excesiva ornamentación, es un edificio que presenta una arquitectura Renacentista en relación con una arquitectura Barroca, llevando al estilo ecléctico.

PALABRAS CLAVES

Arquitectura- Eclecticismo - Estilos – Convivencia- Identidad- Mirada porteña.


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DESARROLLO

Palacio de las Aguas Corrientes, un patrimonio de la humanidad de nuestro país. Su historia.

El gobierno había encomendado una obra de apariencia vistosa y de porte monumental, que evidenciara la importancia de las obras de saneamiento que se estaban ejecutando en la ciudad por aquel entonces. Sus diseños comenzaron a fines de 1871, y originariamente se pensó en un tanque para una población de 200.000 habitantes, a razón de 181 litros diarios por persona, que estuviera ubicado a no menos de 72 pies sobre el nivel del Río de la Plata. A partir de entonces, se sucedieron variaciones en el proyecto, aprobándose finalmente por el Gobierno en 1886. El diseño exterior del Gran Depósito en Buenos Aires se debió a Olaf Petrus Boye (1864-1933), un arquitecto e ingeniero noruego integrante de la Oficina de Bateman en Buenos Aires. Boye proyectó la arquitectura del Gran Depósito dentro del eclecticismo historicista entonces en auge en las principales capitales del mundo, combinando diversos estilos históricos, emparentados formalmente con la arquitectura francesa del Segundo Imperio y ciertos modelos centroeuropeos como el antiguo Palacio de Justicia de Amberes, Bélgica. Pero, más allá de esta consideración estilística, resulta claro que fue la inclusión de terracotas en variedad de texturas, colores y formas, lo que acentuó su exuberancia ornamental y decorativa, y otorgó al Palacio un carácter propio, típicamente victoriano. Luego de varias licitaciones, el diseño que quedo como el definitivo fue el Belga. Si bien lo común, era lo inglés, o bien lo francés, los belgas ofrecieron un precio mucho menor para fabricar las piezas de este Palacio.

La obra llevo alrededor de siete años, entre 1887 y 1894, ya que para construir semejante edificio con arquitectura ecléctica se demandó trabajando a diario más de 400 personas. El edificio fue concebido para armar como un rompecabezas a distancia, donde cada pieza tenía su lugar y donde, hoy día, se siguen exhibiendo algunas de ellas que quedaron de repuesto. El material escogido fue terracota y, más allá de utilizarse en aquella época, resultaba realmente útil para todo lo que eran cañerías y resistencia de hollín.

En su interior, el Palacio de las Aguas Corrientes esconde la primera mole de acero de la sanidad porteña, que supo ser el símbolo de la prosperidad y el modernismo que impero en el país a finales del siglo XIX.

Posee una estructura que puede contener hasta 72 millones de litros de agua y que está en una de las partes más altas de la Ciudad. La estructura de hierro tiene tres niveles, para ganar altura y fuerza en el agua. Sostenido por 180 columnas. Se considera que es una de las mayores estructuras que se construyó fuera de Europa en el siglo XIX. De hecho, se propone que la declaren patrimonio de la Humanidad, ya que no hay una de este tipo.

Visualmente, el ordenamiento de las fachadas del Palacio no se aparta de los principios de composición que regían la arquitectura académica de la época: cada una posee un basamento o zócalo inferior con bloques de terracota de carácter rústico y pesado que simulan un almohadillado, y por encima pilares enmarcando los grandes aventanamientos


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verticales con arcos rebajados. Estos pilares culminan, antes de llegar a la cornisa perimetral secundaria que los separan del segundo nivel, en pequeñas columnas enmarcando placas con motivos vegetales coloreados. En el segundo nivel, entre pilastras, se alternan paños ciegos con pequeños óculos, con otros en los que aparecen delgadas aberturas, más como escenografía que como iluminación de ambientes, pues en ese nivel ya se encuentran los tanques metálicos de reserva. Para las mansardas y cúpulas de cubiertas se utilizaron pizarras de Sedán, Francia, y cresterías ornamentales y remates con pequeñas persianas de hierro fundido y zinc puro.

El proyecto muestra una planta cuadrada con cuatro fachadas de 90 metros de lado y 20 de altura, construidas en ladrillos y reforzadas en sus esquinas con cuatro torres, con volúmenes levemente salientes. También se practicaron refuerzos en el centro de cada costado, con volúmenes en coincidencia con sus respectivos accesos; y además con contrafuertes puestos a intervalos a lo largo de los muros, entre estos volúmenes y las esquinas. Esta decisión estructural sirvió para jerarquizar las entradas con pilares y arcos rebajados, a la vez que en el acceso principal fue ubicada una cúpula central, dominando el conjunto. Por dentro, donde estaba la estructura de hierro de los tanques de reserva, en el centro de la manzana había un patio central cuadrado de 18 metros de lado que servía de iluminación y ventilación a los distintos niveles de los reservorios.

En mérito a sus valores patrimoniales el Palacio fue declarado en 1987 Monumento Histórico Nacional. Desde hace unos cuarenta años el Depósito dejó de funcionar y hoy alberga un importante Archivo Histórico de Planos, una Biblioteca y un Museo del Agua y de la Historia Sanitaria, que funcionan en el marco de un Programa de Integración Cultural creado por Agua y Saneamientos Argentinos, denominado “Fuente Abierta” y declarado de

Interés Cultural por la Secretaría de Cultura de la Nación.

Tradición e Innovación en el siglo XV. Un paso por la arquitectura de Italia y del Norte de Europa.

El Renacimiento, bajo la idea de que a través del renacer se hallaba la recuperación del poder y el prestigio de Roma, se instaló con fuerza para quedarse y marcar un cambio en el modo de crear, tanto en el arte como en la arquitectura, dándose en principalmente en Florencia, Italia, siguiéndolo después algunos más países de Europa, como lo fue el Norte. Para la arquitectura, Brunelesschi artista icónico del movimiento, propuso un nuevo modo de construcción en el cual, las formas arquitectónicas de utilizaban de forma libre con el fin de crear nuevas modalidades de belleza y armonía. Fue entonces donde aparecieron los nuevos sistemas de construir bóvedas, donde la forma se destaca a través del uso de pilastras de orden clásico, donde las proporciones vuelven a ser coherentes en relación con el gótico y donde la arquitectura paso a ser una disciplina donde cabía destacar ese cambio, basándose en la re lectura de las ruinas Romanas.

Ante los conceptos tan establecidos por Brunelesschi para la Iglesia, en la primer mitad del siglo XV, el problema se presentó cuando tuvieron que aplicar esos mismos conceptos en una tipología distinta. Fue entonces cuando Lean Battista, arquitecto Florentino encontró la solución cuando tuvo que construir un Palacio para la familia Rucellai. Se diseño un edificio corriente de tres pisos, en el cual empleo para su fachada una red de pilastras y


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entablamentos de orden clásico, se colocaron arcos entre pilares de orden dórico y ventanas de carácter gótico pero traducido en un estilo más clásico, haciendo menos notorio el arco apuntado. Fue entonces cuando lo nuevo y lo antiguo, entre tradiciones góticas, planteos arquitectónicos renacentistas, formas clásicas y modernas comenzaban a convivir, comenzó a fusionarse en este edificio y continúo generándose ya que varios de los maestros lo llevaron a la práctica.

La gran diferencia entre Italia y el Norte se da en la arquitectura. Como se mencionó anteriormente, Brunelescchi puso fin al estilo gótico en Florencia, pero después de un siglo los artistas adoptaron ese ejemplo, durante el siglo XV los artistas/arquitectos nórdicos siguieron aplicando el estilo, arcos apuntados, arbotantes, ornamentación en exceso, y junto al gótico flaminguero, aparecieron infinita variedad de decoraciones. Si bien también, hubo indicios de que los arquitectos nórdicos habían desarrollado un estilo de mayor simplicidad llamado el gótico vertical, donde en grandes rasgos, las líneas eran más frecuentes que las curvas y los techos eras de gran altura. Paralelamente a ello, se sumó la utilización de forma usual, el grabado sobre madera, pero para demostrar su dominio en los detalles comenzaron a realizarlo sobre cobre, dándole otra categoría al acabado en las fachadas. Extendiéndose luego el grabado en toda Europa.

El desarrollo de la ciudad de Buenos Aires, ciudad Europea.

Para poder comprender el punto al cual se quiere llegar en la conclusión, es importante hacer un breve paso por el desarrollo urbano de la Ciudad de Buenos Aires, siendo el mismo un factor clave para la comprensión de la visión porteña en relación con las demás provincias del país respecto al mundo. Buenos Aires atravesó desde sus comienzos un proceso de monumentalizacion de la costa, generando un frente urbano fluvial. Todo el desarrollo de la ciudad se fue dando mirando hacia el rio, mirando hacia Europa desde su origen colonial, donde el fuerte dominaba la ciudad. Esto ha generado una gran tensión de la ciudad hacia el rio, ya que si bien el desarrollo urbano fue dado mirando hacia Europa, Buenos Aires fue una ciudad que negó el rio. Este resultado de negación y de la forma de evolución de la ciudad, resultaba típico de las ciudades europeas, más bien francesas.

Como fue en lo urbano, también sucedió en la arquitectura, ya que Buenos Aires dadas sus fuertes inmigraciones se convirtió en una “ciudad Europea” dentro de América Latina, ajena en su aspecto edilicio a las demás provincias. Tendiendo siempre a lo monumental, la escala de los edificios construidos manifestó sus grandes semejanzas con los aires europeos, la toma de decisiones con respecto a lo urbano también contribuyo a ello, llevando siempre a Buenos Aires a mirar hacia fuera y, a su vez, separándose de las demás provincias del país las cuales tendían a mirar más a lo cercano, a lo típico, a lo regional.

En la arquitectura porteña esto se plasmó por ejemplo en los planos de urbanización, los cuales mostraban un desarrollo de boulevard con vista de esa calle, provocando una apertura de plaza y detrás, rematando una gran fachada. Un claro ejemplo de lo mencionado es la Avenida de Mayo, el edificio de Tribunales, Congreso, entre otros. Otra toma de decisión arquitectónica adquirida de Europa fue la construcción de palacios, y el carácter protagónico que adquirieron con el tiempo, provocando en la ciudad situaciones alrededor de ellos. Esto era típico en Europa también, y ejemplos de ello son las Usinas, los edificios de las estaciones Ferroviarias, los palacios que muchos hoy día son Embajadas


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y muchos pasaron a ser parte del patrimonio cultural. Un claro ejemplo de ello es el Palacio de Aguas Corrientes.

CONCLUSION

¿Tiene la ciudad Identidad propia?

El Palacio de Aguas Corrientes de la Ciudad de Buenos aires es un fiel reflejo de la identidad arquitectónica de la ciudad y la capacidad que tiene la misma de albergar tantos estilos, pudiendo los mismos convivir entre ellos y generar una identidad propia. En el palacio, de arquitectura ecléctica como muestra su fachada, tiene elementos renacentistas, barrocos, algún detalle gótico e incluso elementos de arquitectura nórdica, ya que al ser de origen Belga esto se ve relacionado. Lo interesante aquí, más allá del análisis arquitectónico que podemos realizar del edifico, es poder ver como un proyecto implantando en esta ciudad se puede ver el espíritu de la misma, buscando diferenciarse y categorizarse.

Si bien fue mencionado anteriormente, vale la pena hacer una síntesis de algunas características arquitectónicas del edficio para poder ver los estilos reunidos. El edificio en este caso muestra una escala inmensa, marcando esta monumentalidad buscada por los europeos, posee la tipología de basamento (en este caso no tan notorio) dada por un zócalo inferior de bloques de terracota, desarrollo y remate que tanto se utilizaba en aquella época, una fachada de orden clásico y academicista siguiendo un ritmo de pilares con exceso en el detalle, la ornamentación provocando una gran saturación visual típico del barroco, pero a su vez, el grabado de piezas característico de la arquitectura nórdica, los ventanales enmarcados con los arcos “suavizados” que se utilizaba en la época renacentista y a su vez, en el segundo piso pequeñas aberturas las cuales dejan ver que esta idea del gótico de grandes aventanamientos ya no era utilizada, con lo cual es un proyecto que alberga estilo renacentista, barroco, nórdico y victoriano. Posicionándolo en una categoría de arquitectura ecléctica.

Esta identidad ecléctica y europea también connota el espíritu del habitante porteño. Partiendo de la idea de que la arquitectura es un hecho social y que la misma, está totalmente ligada a lo que acontece a su alrededor tanto política como económica y socialmente, manifestando ese aire que vive la ciudad y hacia a donde “apunta” su

desarrollo. Tomando este punto de partida, y algunas lecturas del libro sobre la Historia Argentina de José Luis Romero, podemos decir que tanto la arquitectura de Buenos Aires como la forma de vida del famoso “porteño” aspira más hacia Europa y al clasicismo que a

sus origines, como sucede en las demás provincias del país, provocando una separación tanto edilicia como de ideología muchas veces en lo que respecta al habitante.

A su vez, Buenos Aires debido a las inmigraciones europeas dadas a lo largo de la historia es una ciudad que fue reuniendo todos estos estilos mencionados en cuanto a lo arquitectónico, muchas veces criticada por no poseer una identidad propia e intentar imitar a países extranjeros, pero también es valioso destacar que no cualquier ciudad tiene la capacidad de hacer convivir esos estilos, desde sus habitantes como de sus edificios y eso la hace tener carácter e identidad propia. Trayendo con ello, ventajas y desventajas.


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ANEXO

Palacio de Aguas Corrientes


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Palacio Ruccellai. Renacentista.

Palacio de Justicia, Ruan. Estilo gótico Flamígero.


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BIBLIOGRAFIA

https://www.lanacion.com.ar/2102425-el-palacio-belga-que-escondio-la-mole-de-acero-de-

la-sanidad-portena

http://arqa.com/arquitectura/el-palacio-de-las-aguas-corrientes.html

*Jorge TARTARINI. Arquitecto (FAU/UNLP, 1978). Especialista en preservación del

patrimonio urbano arquitectónico. Desde 1979 desarrolla en forma sistemática

trabajos de conservación, investigación y difusión del patrimonio cultural, e industrial

en particular. Ha realizado numerosas publicaciones sobre historia de la arquitectura

y patrimonio ferroviario y de las obras de salubridad.

Gombrich, Historia del Arte. “La conquista de la realidad”, “Tradición e innovación, segunda

mitad del SXV en Italia”, “Tradición e innovación, el siglo XV en el norte.”

Romero, Historia Argentina.

Varas Alberto, Arquitectura de Buenos Aires.

https://www.lanacion.com.ar/2102425-el-palacio-belga-que-escondio-la-mole-de-acero-de-la-sanidad-portena

https://www.lanacion.com.ar/2102425-el-palacio-belga-que-escondio-la-mole-de-acero-de-la-sanidad-portena

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