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http://www.educarchile.cl/ntg/familia/1559/article- 95622.html EDUCAR CHILE Creciendo juntos 27 de Diciembre de 2004 Preocupante realidad: Obesidad adolescente Según un estudio del Inta, la obesidad se ha cuadruplicado entre los menores de 6 a 17 años en la última década. La mayoría de los jóvenes con sobrepeso, deben su problema a la forma en que han sido criados, dice el sicólogo. Por ello es importante que la familia revise qué valores asocia a la comida,. Estudian indican que sólo el 5% de los adolescentes está excedido de peso a raíz de enfermedades. El resto come más de lo que gasta en su actividad diaria. Christian Feuchtmann, sicólogo del Programa de Obesidad y de la Unidad de Adicción de la Universidad Católica, hace una clara diferencia entre estar y ser gordo. Lo primero es algo temporal, en cambio lo segundo es permanente. La obesidad se ha cuadriplicado entre menores en la última década con las consiguientes derivaciones que puede tener en su salud física y mental. Un adolescente obeso requiere de atención y apoyo especializado. "Hubo una época en que las penas se calmaban con comida o con un chupete que es un sustituto del alimento", señala Christian Feuchtmann, sicólogo del Programa de Obesidad y de la Unidad de Adicción de la Universidad Católica. Por ello no es raro que cuando estamos nerviosos tendamos a comer más. En los adolescentes esto puede ocurrir por el proceso de cambios físicos y sicológicos que experimentan. "Vivimos en una sociedad llena de estímulos. Los jóvenes de hoy necesitan más claves para encontrarle sentido a las cosas. Entonces, muchos llenan sus vacíos afectivos con comida. Además, el grupo enfrenta una sobreexposición

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http://www.educarchile.cl/ntg/familia/1559/article-95622.html

EDUCAR CHILECreciendo juntos 27 de Diciembre de 2004 Preocupante realidad: Obesidad adolescente Según un estudio del Inta, la obesidad se ha cuadruplicado entre los menores de 6 a 17 años en la última década. La mayoría de los jóvenes con sobrepeso, deben su problema a la forma en que han sido criados, dice el sicólogo. Por ello es importante que la familia revise qué valores asocia a la comida,. Estudian indican que sólo el 5% de los adolescentes está excedido de peso a raíz de enfermedades. El resto come más de lo que gasta en su actividad diaria. Christian Feuchtmann, sicólogo del Programa de Obesidad y de la Unidad de Adicción de la Universidad Católica, hace una clara diferencia entre estar y ser gordo. Lo primero es algo temporal, en cambio lo segundo es permanente. La obesidad se ha cuadriplicado entre menores en la última década con las consiguientes derivaciones que puede tener en su salud física y mental. Un adolescente obeso requiere de atención y apoyo especializado.

"Hubo una época en que las penas se calmaban con comida o con un chupete que es un sustituto del alimento", señala Christian Feuchtmann, sicólogo del Programa de Obesidad y de la Unidad de Adicción de la Universidad Católica.

Por ello no es raro que cuando estamos nerviosos tendamos a comer más. En los adolescentes esto puede ocurrir por el proceso de cambios físicos y sicológicos que experimentan. "Vivimos en una sociedad llena de estímulos. Los jóvenes de hoy necesitan más claves para encontrarle sentido a las cosas. Entonces, muchos llenan sus vacíos afectivos con comida. Además, el grupo enfrenta una sobreexposición alimentaria. Son targets apreciados por la publicidad porque son influenciables y porque pronto serán adultos consumidores", asegura Feuchtmann.

Un estudio del Inta indica que la obesidad se ha cuadruplicado entre los menores de 6 a 17 años en la última década. Esto principalmente a raíz del aumento del consumo de comida chatarra que es barata, atractiva para los jóvenes, fácil de preparar y rica en grasas. A ello, señala el estyudio se agrega el sedentarismo que se ha reforzado por las horas frente al televisor y el computador.

Sólo el 5% de los adolescentes está excedido de peso a raíz de enfermedades. El resto come más de lo que gasta en su actividad diaria. Por lo mismo, un tratamiento para adelgazar o para mantener el peso mientras crece, debería comenzar con la visita a un médico para que descarte patologías que puedan provocar el peso excesivo. Después, el menor puede ser derivado a un especialista en nutrición que realice un plan de acuerdo a sus características individuales.

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La mayoría de los jóvenes con sobrepeso, deben su problema a la forma en que han sido criados. Por ello es importante que la familia revise qué valores asocia a la comida y cómo está asumiendo la alimentación infantil. "Con qué ideas la relacionamos: es rica, es un premio, es entretenida o una demostración de afecto. Además en nuestra cultura los ritos están asociadas a alimentarse en exceso: en el 18, los matrimonios, la Navidad o los asados hay que aprovechar de comérselo todo en vez de comer hasta quedar satisfechos. Por eso cuando nuestro hijo se saca un 7, no debiéramos llevarlo al Mac Donalds, sino que a dar un paseo en bicicleta".

Feuchtmann señala que la adolescencia es una etapa egocéntrica en que el joven actúa movido por sus propias necesidades. Por lo mismo, para motivarlo a bajar de peso los argumentos deberían apelar a su cuerpo. "En su proceso de búsqueda de identidad su primera definición de sí mismo es su corporalidad. Por eso a esta edad son tan importantes la ropa, el pelo o la marca de las zapatillas, porque su autoestima está basada en cómo se ve".

Por ello, el sicólogo explica que los adolescentes con sobrepeso suelen pasarlo mal. "Normalmente adoptan una de dos estrategias para enfrentar el entorno: o son muy extrovertidos y terminan siendo el gordo simpático o son muy tímidos y se aislan sufriendo de ansiedad". Por lo mismo es fundamental el rol que la familia adopte para ayudar al menor a manejar esta enfermedad. "Lo primero es que estén concientes de que precisamente se trata de un cuadro médico y que no sólo es un descontrol del joven que va a mejorar con una actitud reprobadora de los kilos demás", recalca el profesional.

La familia debe hacerse cargo de un cambio en la casa. "No es un cambio micro sino uno macro. No se trata de hacer dieta, ni comer sólo lechuga sino que es un cambio de estilo de vida completo. No es alimentación ligth sino que alimentación sana. No es un régimen sino que son buenos hábitos y el fomento de la actividad física", explica Feuchtmann.

Entre los hábitos a incentivar, el sicólogo menciona el comer a sus horas. "Por sus actividades los adolescentes tienden a comer desordenado, saltarse comidas y comer mucho fuera de sus casas. Los padres deben enseñar que la comida no está a libre disposición y que hay horarios. Además, como es difícil controlar qué comen cuando estan fuera, no hay que darles dinero indiscriminadamente para que gasten en comida chatarra".

La familia también puede apoyar al menor no comiendo en exceso, mientras él, por ejemplo, está tratando de reducir su consumo de pan.

Un cambio de estilo de vida es un proceso lento que dura meses, pero cuyos resultados son duraderos. Por lo mismo, el sicólogo advierte sobre quienes promueven "cambios rápidos, fáciles y bonitos" ya que suele tratarse de dietas extremas que pueden afectar la salud y que suelen tener un efecto de rebote, es decir, al término del régimen se recuperan los kilos perdidos y se engorda aún más.

Asimismo, señala que hay que tener mucho cuidado si alguien receta fármacos para reducir el peso. "Sólo existen dos medicamentos aceptados por la Organización Mundial de la Salud para tratar la obesidad, pero su aplicación debe ser supervisada en un tratamiento médico que se extienda en el tiempo. Lo que suele ocurrir es que algunos

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médicos recetan anorexígenos, que son distintas mezclas que contienen algún tipo de anfetamina que es una droga que provoca dependencia y es perjudicial".

Y aunque actualmente vivimos en una cultura que valora la belleza física, el sicólogo señala que el menor no debiera ser motivado a bajar de peso para verse bonito, sino que para sentirse bien consigo mismo. En este sentido los padres deben ser claros y directos en sus mensajes. "Si continúa comiendo excesivamente, simplemente pueden decirle que ‘estás gordo, no te puedes mover bien y te cansas fácilmente. Tus compañeros te pueden molestar y no es sano que tengas un peso que no te corresponde".

Los padres además pueden ayudarlo escuchándolo si su entorno se burla de los kilos demás. "Están aprendiendo a ser adultos y parte de ello es manejarse en situaciones sociales. Lamentablemente los papás no pueden defenderlos, pero si pueden darles un espacio para que se desahoguen ya que comunicar lo qué les pasa los alivia".

Christian Feuchtmann hace una clara diferencia entre estar y ser gordo. Lo primero es algo temporal, en cambio lo segundo es permanente. Por lo mismo señala que es importante tratar la obesidad en esta etapa, antes de que el adolescente asuma que es obeso porque entonces le costará mucho más bajar de peso. Además, al disminuir su autoestima muchos se aíslan y pueden llegar a una depresión. Ésta reduce aún más el nivel de actividad y con ello se mantiene la gordura transformándose en un círculo vicioso.

http://www.inta.cl/cedinta/programas.htm

Programa Obesidad Infanto-Juvenil (CEDINTA)

La experiencia de vida aumentó significativamente en el último siglo y de la misma forma la prevalencia de las enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT). Entre estas enfermedades destacan: la Diabetes tipo 2, la hipertensión arterial y las enfermedades cardiovasculares isquémicas que están entre las causas más frecuentes de muerte precoz en el adulto y se asocian estrechamente a la obesidad. Hábitos nutricionales inadecuados que se inician tempranamente y un estilo de vida sedentario son factores involucrados en la génesis del sobrepeso.

Los niños y adolescentes obesos constituyen un grupo de alto riesgo de cardiopatía y Diabetes tipo 2 en la vida adulta. Existen estudios que establecen que los trastornos metabólicos (hiperinsulinismo e hipercolesterolemia) observados en la obesidad infantil y juvenil se asocian a un alto riesgo de cardiopatías isquémicas en el adulto.

Como una forma de abordar este problema, altamente prevalente de la población chilena, el INTA, a través de su Centro de Diagnóstico (CEDINTA) ha creado una Clínica de Obesidad Infantil, la que cuenta con un equipo multidisciplinario de profesionales de vasta trayectoria en el área (médicos, nutricionistas, psicólogos y preparador físico).

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Este Programa está dirigido a enfocar de manera integral la problemática de la Obesidad, incluyendo la prevención en los sujetos en riesgo (sobrepeso).

OBJETIVOS PRINCIPALES DEL PROGRAMA:

Realizar un enfoque y un manejo integral de la obesidad del niño y del adolescente que contribuya a un éxito a largo plazo, tanto de la prevención como del tratamiento de la obesidad. Modificar conductas con respecto a hábitos de ingesta y de actividad física, promoviendo hábitos nutricionales y estilos de vida saludables. Conseguir la normalización de los trastornos metabólicos que conducen a las enfermedades crónicas del adulto, a través de dietas formuladas. Dentro del Programa, se incluyen Talleres nutricionales teóricos y prácticos para enseñar a preparar una dieta saludable, Talleres psicológicos para preparar al niño y a su familia para el definitivo cambio de hábitos y talleres para mejorar la capacidad física.

Los Programas clínicas están apoyados por los más completos y modernos laboratorios del INTA. El CEDINTA realiza los siguientes exámenes especializados para el estudio del sobrepeso:

Estudio de composición corporal por bioimpedanciometría y por densitometría por pesaje bajo la inmersión.Exámenes bioquímicos (perfil lipídico, Curva de tolerancia a la glucosa (insulinemia, test de sobrecarga a insulina y otros exámenes hormonales).Calorimetría indirecta de corta y larga duración (12-24 hrs.)Gasto energético en condiciones de vida libre, mediante agua doblemente marcada.Gasto energético por actividad física.Cálculo y elaboración de dietas experimentalesCálculo y elaboración de dietas ajustadas a necesidades de energía y nutrientes energéticos (índice glicémicos, relación de ácidos grasos, etc.)El Programa médico y nutricional contempla un control mensual los primeros 6 meses y bimestral, el semenstre siguiente. En el segundo año los controles son trimestrales.Los Talleres de Psicología duran 3 meses.Los Talleres Nutricionales se realizan de acuerdo a la demanda de los pacientes.Los Talleres de Actividad física se realizan una vez por semana, durante los primeros meses. Eventualmente, cada 15 días con indicaciones individuales.

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http://www.pediatraldia.cl/gordos_nofelices.htm

Los niños gordos no son felices

Sedentarismo y malos hábitos alimentarios causan principalmente sobrepeso y obesidad, razones de ser de una serie de transtornos metabólicos y psicológicos que afectan la calidad de vida de los niños. En Chile casi el 30 por ciento de los niños en edad escolar son obesos. Un niño obeso tiene 10 veces más probabilidades de ser un adulto obeso.

Las investigaciones actuales acusan que la gente con sobrepeso no es precisamente la más bella, y por lo mismo, no es la más saludable, y que los kilos de más son nefastos para vivir bien. Lo cierto es que se ha comprobado hoy que tanto el niño como el adolescente acumulan bajo esos kilos extra muchas enfermedades, desde diabetes mellitus y afecciones al corazón hasta graves problemas traumatológicos (rodillas juntas, agudización de sus pies planos). Psicológicamente, las cosas son tal vez peores: en forma evidente esta "personita" pasa su existencia con una muy baja autoestima que, en muchas ocasiones, redunda en un bajo rendimiento escolar y menor sociabilidad. SIN FELICIDAD "Los niños gordos realmente no son felices".

De hecho, el niño obeso será, probablemente un adulto obeso; de ahí la necesidad de que tanto los padres como los educadores entiendan que sobrepeso y obesidad son problemas de salud, que deben ser tratados desde un comienzo para evitar males mayores en la vida adulta.

¿A qué se debe realmente que en Chile tan alto porcentaje de niños y adolescente sufran de obesidad?

La respuesta la tienen los especialistas en el tema, quienes señalan que todo se debe a los malos hábitos nutricionales familiares, a una oferta ilimitada de productos ricos en grasas y azúcares, y a una mayor capacidad adquisitiva respaldada por un marketing que induce al consumo poco saludable. Se asegura que, "por otra parte, en los escolares prevalecen los hábitos sedentarios, donde las horas de inactividad física (tiempo dedicado al sueño, TV, estudio , transporte motorizado hacia y desde los establecimientos educacionales, etc) predominan ampliamente sobre las horas de actividad física". Se suma la falta de infraestructura para la realización de deportes tanto a nivel de establecimientos educacionales como de locales comunales; La orientación en la asignatura de educación física que antepone la destreza física a la práctica deportiva y el desconocimiento, por parte de la población, de los beneficios de una vida saludable. Finalmente, está el hecho de que el aumento de la construcción en altura con espacios reducidos para el esparcimiento físico y recreacional, lleva a los niños y a adolecentes a apegarse a otro tipo de actividades como la televisión, los juegos de nintendo, la computación, etc. Que ocupan gran parte de su tiempo libre.

En Chile la prevalencia de obesidad en escolares entre 6 y 16 años ha aumentado de 5 por ciento al 25 por ciento en los varones, y del 10 al 27 por ciento en las mujeres, entre 1986 y 1997. USA y Japón tienen cifras de obesidad muy similar a las nuestras, solo que ellos han recorrido el mismo camino en un mayor número de años (Chile 10 años,

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USA, 30 y Japón, 20). En países como el nuestro, donde ha existido una explosión del desarrollo económico, se observa la misma tendencia en obesidad.

Nuevos modelos de vida"La estrategia más adecuada para disminuir la prevalencia de la obesidad, y de esa forma la de las enfermedades cardiovasculares y diabetes, es promover en la población hábitos nutricionales y estilos de vida saludables desde etapas temprana de la vida". Se agrega que los hábitos de consumo y los estilos de vida de un pueblo están fuertemente influidos por factores sociales, políticos y económicos, educacionales, culturales y familiares, entre otros, por lo que conseguir la meta de promover conductas saludables significa involucrar a todos los sectores que, de una u otra forma, regulan estas conductas. El INTA, ha asumido el rol de integrar a los diferentes sectores, entregando el apoyo y la asesoría necesaria para que ello ocurra. Así se está trabajando con el MINSAL, Ministerio de Educación, JUNAB, JUNJI, ONG e industrias de alimentos, para elaborar en conjunto propuestas y acciones concretas tanto de prevención como de tratamiento. Se enfatiza que "uno de los objetivos del INTA es, precisamente generar conocimiento sobre las patologías nutricionales que más afectan la salud y la calidad de vida de los chilenos, con el fin de proponer soluciones concretas para el tratamiento y prevención, y la obesidad es una de ellas.

Como tratar la obesidad infantil"El tratamiento individual de la obesidad infantil suele ser poco exitoso y ello se debe a la falta de objetivos y metas claras, así como de un enfoque integral que abarque todos los aspectos involucrados en su génesis", El objetivo del tratamiento individual debe ser el lograr y mantener hábitos nutricionales y estilos de vida que permitan un equilibrio constante entre la ingesta y el gasto calórico y que corrijan o prevengan alteraciones metabólicas, ya que estas perpetúan la obesidad y preceden a las enfermedades crónicas del adulto, asociadas al sobrepeso. Se señala que "tradicionalmente los programas de obesidad han sido dirigidos a conseguir una disminución del peso corporal, utilizando dietas restrictivas que no estimulan el cambio de hábitos ni corrigen los transtornos metabólicos. Por otra parte, la alta prevalencia de obesidad (50 a 60 por ciento) en los padres y madres de niños obesos, señala la necesidad de integrar a la familia a todos los pasos del tratamiento".

Lo psicologico

Por otra parte, destaca que el aspecto psicológico también debe abordarse: muchos transtornos del apetito encubren disfunciones familiares o problemas de autoestima y sociabilidad, los que pueden influir en las conductas con respecto a ingesta y actividad física. "Un mal manejo de un trastorno psicológico puede dificultar un cambio hacia conductas saludables, contribuyendo al fracaso del tratamiento", enfatiza. Final mente se explica que todos estos aspectos han sido considerados para implementar el protocolo operacional del Programa de Tratamiento de la Obesidad Infantil y Juvenil del INTA. Este tiene como objetivos principales, en primer lugar, realizar un enfoque y un manejo integral de la obesidad del niño y del adolescente que contribuya un éxito a largo plazo,

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tanto de la prevención como del tratamiento de la obesidad. En segundo lugar, modificar conductas con respecto a hábitos de ingesta y de actividad física, promoviendo hábitos nutricionales y estilos de vida saludables en el paciente y en su familia, y finalmente, conseguir la normalización de los transtornos metabólicos que conducen a enfermedades crónicas del adulto en los pacientes afectados. El Programa está formado por un equipo multiprofesional que incluye pediatra, endocrinólogo, nutricionista, psicólogo, enfermera y técnicos profesionales de apoyo (gastrónomo).Dentro del programa se incluyen talleres nutricionales teóricos y prácticos para enseñar a preparar una dieta saludable y talleres psicológicos para preparar al niño y a su familia para el definitivo cambio de hábitos, dice finalmente la especialista.

Fuente Inta

Dr. Pedro Barreda

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http://escuela.med.puc.cl/paginas/publicaciones/ManualPed/Obesidad.html

OBESIDAD INFANTILDra. María Isabel Hodgson B. --------------------------------------------------------------------------------

EPIDEMIOLOGIA

La prevalencia de obesidad en la población infantil y adolescente ha aumentado significativamente en las últimas décadas, llegando a constituír un importante problema de salud pública.

La situación nutricional de los niños, en Chile, se enmarca dentro de un modelo de transición epidemiológica, en que se han superando en gran medida los problemas de deficiencia y se enfrenta a un aumento de la malnutrición por exceso.

La prevalencia de obesidad en población bajo control de 0 a 6 años, ha aumentado en un 65% en los últimos doce años, alcanzando cifras de 7.6% para obesidad y de 17.8% para sobrepeso, en 1998. En niños que ingresan a Primer Año Básico, la prevalencia de obesidad se ha duplicado en igual período y, según estadísticas de la Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas de 2000, el 18% son obesos. En escolares y adolescentes, el aumento del sobrepeso y de la obesidad es aún mayor, con un incremento anual en la tasa de prevalencia de 1.5 puntos porcentuales, en la última década. De manera que actualmente, 1 de cada 4 a 5 niños de este grupo etario es obeso, y 1 de cada 3 está en riesgo de serlo.

En Latinoamérica, se observa una tendencia similar, aún cuando las prevalencias varían de un país a otro, siendo Chile el que tiene la mayor prevalencia de obesidad. En EEUU, alrededor de un 22% de la población pediátrica (6 a 19 años) presenta malnutrición por exceso, considerando el índice de masa corporal (IMC) como criterio diagnóstico.

Es importante destacar que, de acuerdo a los resultados de estudios de seguimiento, los niños que son obesos a la edad de 6 años tienen un 25% de probabilidad de ser obesos cuando adultos y en los que son obesos a los 12 años, esta probabilidad aumenta al 75%.

DEFINICION

Se considera obesidad a un exceso de peso corporal, a expensas fundamentalmente de la masa grasa, situación que altera la salud del individuo y lo pone en riesgo de desarrollar una enfermedad crónica. Clínicamente, un niño se considera obeso cuando su peso supera en más de un 20% el peso medio ideal para su edad, talla y sexo. Para mayor certeza diagnóstica, esto debería ser complementado con algún índice que permita estimar grasa corporal, como por ejemplo, la medición de pliegue tricipital.

El peso para la edad, en forma aislada, no es un buen indicador porque pueden ser catalogados como obesos niños con talla por encima de la media o niños con mayor

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desarrollo muscular y cantidad normal de tejido graso, o a la inversa, ser considerados normales niños de baja estatura con escasa masa magra y exceso de grasa corporal.

De acuerdo a los criterios actualmente en uso, para la evaluación del estado nutricional en el lactante y en el niño menor de 6 años, se considera obeso a aquél cuyo peso para la talla se ubica por sobre 2 DS en los gráficos de referencia del NCHS para el sexo correspondiente, y sobrepeso o en riesgo de obesidad cuando este indicador se ubica entre +1 y +2 DS.

Para los niños mayores de 10 años o que han iniciado desarrollo puberal, la OMS recomienda el uso del índice de masa corporal (IMC), que se calcula dividiendo el peso actual por la talla al cuadrado. Los criterios sugeridos para definir obesidad son: IMC mayor al percentil 95 o bien, IMC mayor al percentil 85, asociado a medición de pliegues tricipital y subescapular superior a percentil 90 de los valores de referencia del NCHS. Ha habido distintas sugerencias en relación a las tablas de referencia recomendadas para IMC (Must, tablas locales, curvas elaboradas por grupo internacional de obesidad), pero aún persiste controversia al respecto, ya que algunas de ellas favorecerían un subdiagnóstico.

En el grupo de 6 a 10 años pueden usarse ambos criterios, esto es, IPT o IMC.

La edad de comienzo y la severidad del cuadro son las determinantes más importantes en la historia natural de la obesidad infantil. La probabilidad de mejoría espontánea es inversamente proporcional a la magnitud de la obesidad.

FACTORES ETIOLOGICOS

En el origen de la obesidad participan el aumento de la ingestión de calorías, la disminución del gasto energético y factores genéticos.

La obesidad se produce por una alteración en el balance energético, en el cual la ingestión de energía en los alimentos excede el consumo energético por parte del organismo y, por lo tanto, el exceso se almacena como triglicéridos en el tejido adiposo. Los períodos más sensibles o de mayor riesgo para que esto ocurra son el primer año de vida y la pubertad debido a que, por cambios en la composición corporal, la masa grasa tiene un incremento más acelerado en estas etapas.

Los factores ambientales que contribuyen al desarrollo de obesidad son múltiples, siendo los más destacados la sobrealimentación y el sedentarismo.

La sobrealimentación desde épocas tempranas de la vida debido al reemplazo de la lactancia materna por la lactancia artificial, a la introducción precoz de la alimentación complementaria y al aporte de alimentos en cantidad superior a la necesaria, se ha correlacionado con aparición posterior de obesidad; sin embargo esto parece estar más relacionado a un aporte calórico excesivo que a la práctica alimentaria en si misma. El cambio observado en las últimas décadas en los hábitos de comer, con la introducción de alimentos que aportan muchas calorías, especialmente en base a grasas y azúcares

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refinados, favorece un consumo de nutrientes superior a los requerimientos promedio y contribuye al desarrollo de sobrepeso y obesidad desde la niñez.

La menor actividad física, producto de las condiciones de vida moderna, el reemplazo de las actividades recreativas al aire libre por visitas a centros comerciales y el uso masivo de la televisión y el computador como pasatiempos han contribuido a fomentar un estilo de vida cada vez más sedentario.

Dado que la familia cumple un rol preponderante en relación al desarrollo de hábitos alimentarios y al establecimiento de patrones de actividad física que pueden favorecer o desalentar la obesidad, la intervención a este nivel debería ser usada como herramienta preventiva.

Con respecto a la influencia genética, se sabe que los hijos de padres obesos tienen mayor probabilidad de ser obesos, especialmente si ambos padres lo son, y también existe una alta correlación de obesidad en gemelos univitelinos criados en una misma familia o por separado, como lo han demostrado diversos estudios. El mecanismo de acción aún no está claro, pero existen algunas evidencias que sugieren una mayor eficiencia en el aprovechamiento de la energía.

En menos del 5% de los casos la obesidad es secundaria a enfermedades endocrinas o genéticas específicas.

En los últimos años, la investigación se ha orientado hacia la búsqueda de sustancias producidas en el organismo, como expresión de un gen, que participen en la regulación de la ingesta alimentaria o que modifiquen el gasto energético. Entre ellos están la leptina, algunos neuropéptidos, proteínas "desacoplantes" y otros, cuya acción en seres humanos no ha sido bien definida. Existiría un mecanismo de regulación mediado por la leptina, para frenar los depósitos de grasa cuando éstos se expanden, pero su acción no es inmediata y su eficiencia es limitada.

EVALUACION DEL NIÑO OBESO

Al evaluar al niño es necesario efectuar una anamnesis detallada que incluya antecedentes personales como: edad de inicio del sobrepeso, magnitud y progresión de éste, posibles factores o situaciones desencadenantes, encuesta alimentaria, descripción de hábitos del paciente y su familia en relación a la alimentación y actividad física, presencia de otros síntomas o manifestaciones clínicas asociadas.

Es importante hacer una adecuada evaluación dietética, consignando los hábitos alimentarios del niño, para identificar aquellas conductas que puedan llevar a una ingesta calórica excesiva y permitan focalizar la acción. Esto puede complementarse con un recordatorio de 24 horas o evaluando tendencias de consumo.

También es necesario evaluar la actividad física realizada por el paciente, a fin de descubrir las oportunidades para incrementar gasto energético.

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Entre los antecedentes familiares, es importante averiguar por presencia de obesidad en otros miembros de la familia, existencia de enfermedades crónicas no transmisibles (diabetes mellitus, hipertensión, dislipidemia, enfermedades cardiovasculares), situación familiar, personas con las que vive el niño, persona responsable de su cuidado y percepción de la familia respecto al estado nutricional del niño.

En el examen físico es fundamental la antropometría, la que debe considerar peso y talla para poder calcular IPT o IMC según la edad del niño. Es importante estimar panículo adiposo y su distribución, en lo posible con medición de pliegues cutáneos y además se deben consignar presión arterial, desarrollo puberal, presencia de estrías, presencia de acantosis nigricans, hirsutismo, alteraciones ortopédicas, hepatomegalia y presencia de otros signos sugerentes de patologías asociadas o que permitan sospechar obesidad secundaria (talla baja, dismorfias, retraso mental, hipogonadismo).

La evaluación clínica debe complementarse con un estudio de lípidos plasmáticos, transaminasas y otros índices, en caso de hepatomegalia, por la posibilidad de hígado graso. En adolescentes con obesidad mórbida, o en niños mayores con antecedentes familiares de diabetes mellitus tipo II y/o presencia de acantosis nigricans es recomendable solicitar además una glicemia y una insulinemia basal. En general, no es necesario efectuar exámenes adicionales a menos que exista sospecha de patologías específicas.

COMPLICACIONES

Ahora bien, ¿por qué tomar medidas de prevención y tratamiento de la obesidad en niños? Diversas observaciones muestran que la obesidad que aparece y se consolida en la pubertad tiene un gran riesgo de mantenerse en la adultez, y se asocia a una morbilidad y mortalidad superior a lo esperado en la edad adulta, ya sea como factor de riesgo independiente o como favorecedor de otras enfermedades crónicas no transmisibles (hipertensión arterial, diabetes mellitus tipo II, enfermedades cardiovasculares).

En el corto plazo, las complicaciones más prevalentes de la obesidad grave son, en el ámbito psicológico: la baja autoestima, dificultades de socialización e incluso un bajo rendimiento escolar. En el área médica, propiamente tal, hay que destacar las dislipidemias (hipercolesterolemia, hipertrigliceridemia), las alteraciones ortopédicas, las alteraciones hepáticas (esteatosis, esteatohepatitis), las cifras tensionales elevadas y el riesgo cada vez mayor a desarrollar intolerancia a la glucosa.

TRATAMIENTO

La obesidad de la infancia y adolescencia es de difícil manejo, por lo tanto, el ideal es evitar que el niño o adolescente llegue a ser obeso, de aquí que los mayores esfuerzos en el control de salud deberían estar orientados a la entrega de contenidos educativos que estimulen hábitos de vida saludable, lo que también debería ser reforzado a nivel

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escolar, y a la detección precoz de cambios en la ganancia ponderal que tiendan al sobrepeso y a la obesidad.

El tratamiento debe contar, por lo menos, con tres pilares fundamentales de intervención:

Prescripción dietéticaDependiendo del grado de obesidad y de la edad del niño, ésta debe considerar una adecuación a los requerimientos reales del niño o una restricción calórica moderada que se logra disminuyendo el aporte de grasas e hidratos de carbono refinados (sin olvidar aquéllos presentes en jugos y bebidas), ordenando los horarios de alimentación, evitando el consumo entre comidas y limitando el tamaño de las porciones. Fomento del ejercicioEs necesario con el fin de estimular un aumento de la actividad diaria y por ende del gasto energético, con elementos atractivos para el niño. El aumento de la actividad física debe ir orientado a lograr cambios en las actividades de la vida diaria, a disminuir el tiempo dedicado a actividades sedentarias (televisión, computador), a estimular actividades recreativas al aire libre y, en los niños mayores, a fomentar la participación en actividades deportivas de acuerdo a sus gustos y preferencias, poniendo énfasis en actividades que valoren la participación en equipo más que la competencia individual. Modificación conductualDebe estar orientada a lograr cambio de hábitos cuyo efecto se prolongue en el tiempo. Se basa principalmente en la automonitorización, llevando un registro de alimentación que incluya tipo de alimentos consumidos, cantidad, lugar y circunstancias, lo que permite identificar conductas no saludables y ayudar a cambiarlas; educación para reconocer patrones de alimentación y ejercicio recomendables y estimular el control aprendiendo a distinguir entre hambre y apetito y establecer algún tipo de refuerzos positivos, que no incluyan alimentación. Es importante aprender a hacer cambios iniciales pequeños, pocos y permanentes en el tiempo, y en la medida que éstos se logren, ir agregando otros. Para obtener resultados positivos es indispensable que exista motivación y colaboración de la familia, lo que se ve facilitado por el trabajo en equipo y exige sensibilidad y empatía del profesional en su trabajo con el niño y su familia, y a la vez la convicción de su parte de que la obesidad es un problema crónico de salud que puede ser tratado y mejor aún, prevenido.

Inicialmente, es necesario evaluar si existe una voluntad para el cambio, en el niño o adolescente y en su familia. Las familias que no están listas para cambiar pueden expresar una falta de preocupación acerca de la obesidad del niño o creer que es inevitable y no mostrar interés en efectuar cambios. Dependiendo de la severidad de la obesidad, las familias que no están aún dispuestas al cambio pueden beneficiarse de consejo para mejorar la motivación o postergar la terapia hasta que ellos estén listos.

METAS DE LA TERAPIA

La meta primaria para manejar la obesidad no complicada es obtener hábitos de alimentación y actividad física saludables y no el alcanzar un ideal de peso corporal, por lo que se debe enfatizar los cambios conductuales y mantenerlos. El establecer como

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uno de los objetivos de tratamiento, la frenación de la ganancia ponderal o la reducción de peso va a depender de la edad del niño, de la gravedad de la obesidad y de la presencia de complicaciones asociadas. Las metas sugeridas en relación al peso se muestran en la figura 1.

http://escuela.med.puc.cl/paginas/OPS/Curso/Lecciones/Leccion04/M2L4Leccion.html

Curso Salud y Desarrollo del adolescenteMódulo 2: Lección 4Supervisión de Salud del adolescente

Dra. Tamara Zubarew G.

Pediatra. Especialista en adolescenciaDepartamento de Pediatría. Pontificia Universidad Católica de Chile

Características de la consulta de supervisión de salud de adolescentes

La Asociación Médica Americana recomienda un control de salud anual a adolescentes basado en la multiplicidad y rapidez de los cambios biopsicosociales que ocurren en esta etapa y la necesidad de la identificación precoz de los factores y conductas de riesgo.

La supervisión de salud debe ser un esfuerzo compartido entre adolescentes, padres, profesionales de salud, profesores y otros actores involucrados en el proceso de crecimiento y desarrollo del adolescente.

Dado que el adolescente concurre poco a los servicios de salud, cada visita de supervisión de salud debe ser una oportunidad de evaluación clínica integral biopsicosocial y de educación al adolescente y su familia.

Las claves del éxito de la consulta de supervisión de salud del adolescente radican en:

Establecer una relación médico-paciente empática Asegurar la confidencialidad de la atención Entrevistar y examinar al adolescente solo, excepto situaciones puntuales Evitar el rol parental, tanto como el rol adolescente Hacer partícipe a la familia Estimular autonomía y responsabilidad del adolescente Escuchar activamente, observar comunicación no verbal, hacer preguntas

abiertas Estimular las fortalezas del adolescente Establecer alianzas terapeúticas Crear una ambientación adecuada y acceso fácil a los servicios de salud. Incluir establecimientos distintos a servicios de salud para realizar actividades de

promoción de salud: escuelas, centros comunitarios, clubes deportivos.

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La dinámica habitual de una visita a adolescentes considera un contacto inicial con el adolescente y su acompañante que permita indagar los motivos de consulta de ambos, que pueden ser diferentes, y observar la interacción entre ellos. Luego se realiza la anamnesis y el examen físico completo, de preferencia con el adolescente sólo. Al final de la consulta se reúne al adolescente y su acompañante para discutir los hallazgos de la supervisión de salud, el diagnóstico, el plan terapeútico y se entregan las recomendaciones al adolescente y su familia.

La Organización Panamericana de la Salud ha desarrollado una ficha clínica estándar y precodificada para aplicar en la primera entrevista del adolescente, cuyo objetivo es facilitar la obtención y recolección de datos.

Factores de riesgo a evaluar durante la supervisión de salud del adolescente1. Relativos al adolescente

Problemas escolares o vocacionales Alteraciones conductuales Aspectos sociales (grupo de pares, ruptura con la familia) Aspectos emocionales (depresión, ansiedad, intento de suicidio) Sexualidad Abuso de sustancias Conductas accidentógenas Problemas médicos (acné, vicios de refracción, escoliosis, dismenorrea,

etc.) Trastornos de peso y talla, problemas nutricionales, anorexia, bulimia Sedentarismo Quejas somáticas Enfermedades crónicas

2. Relativos a la familia Disfunción familiar o de pareja Violencia doméstica: abuso físico, sexual o psicológico Padre lejano o ausente Enfermedades discapacitantes familiares Abuso de sustancias Problemas económicos y/o judiciales. Crisis del ciclo vital familiar: separaciones, duelos, traslados,etc. Problemas de comunicación familiar Aislamiento social

3. Relativos a la comunidad Pobreza Vivienda inadecuada

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Tóxicos ambientales Vecindarios inseguros Violencia, abuso sexual Trabajo y sus condiciones Escasas oportunidades laborales al completar los estudios Baja calidad de la educación Falta de oportunidades de actividades extracurriculares culturales,

recreativas, etc. Discriminación Falta de acceso a servicios de salud Servicios públicos inadecuados

En resumen, la consulta de supervisión del adolescente debe ser integral, utilizando un enfoque biopsicosocial y familiar. En la evaluación psicosocial del adolescente siempre debe estar presente la evaluación de las siguientes áreas:

H = Hogar: genograma, estructura y funcionamiento familiar E = Educación: rendimiento escolar, conducta y relaciones con sus pares A = Actividades extraescolares, pertenencia a grupos D = Drogas, Dieta S = Sexualidad S = Suicidio

Objetivos de la supervisión de salud del adolescente

Los objetivos de la supervisión de salud del adolescente son:

Diagnosticar y tratar precozmente los problemas de salud Prevenir complicaciones Apoyar a alcanzar el máximo potencial de desarrollo del adolescente Educar al adolescente y su familia Entregar habilidades de uso adecuado de servicios de salud

Una adecuada supervisión de salud contribuirá a disminuir las conductas de riesgo y favorecerá el desarrollo saludable del adolescente.

El profesional de salud debe identificar y reforzar las fortalezas o factores protectores de los adolescentes, sus familias y la comunidad, los que están interelacionados y son dependientes entre sí.

Los profesionales de salud deben supervisar el grado de desarrollo de los logros de la adolescencia y otorgar guía y apoyo a las familias para alcanzar un óptimo cumplimiento de las tareas del adolescente.

1. Estimular y reforzar las fortalezas o factores protectores del adolescente, su familia y la comunidad:

1. Fortalezas del adolescente: Buena salud física y un estado nutricional adecuado

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Buena imagen corporal Responsabilidad en apropiados hábitos de salud Estado físico adecuado Carácter positivo, amistoso. Buena relación con sus pares Habilidades sociales Experimentar esperanza, alegría, éxito, amor. Autoestima alta Manejar el stress Nivel de autonomía apropiado a la edad Desarrollo de la identidad personal Conducta sexual responsable Respetar derechos y necesidades del otro Establecer metas educacionales y vocacionales Establecer un sistema de valores

Fortalezas familiares: Provee necesidades básicas: comida, techo, ropa, seguridad, atención de

salud Entiende los cambios emocionales propios de la adolescencia Estimula actividades que favorecen la autoimagen del adolescente Dedica tiempo al adolescente Premia logros del adolescente Favorece el desarrollo de amistades Reconoce el cambio de rol adolescente y parental Otorga educación sexual Estimula la independencia y responsabilidad de los adolescentes Desarrolla un equilibrio entre apoyo, tolerancia y límites apropiados Apoya las metas educacionales y/o vocacionales del adolescente Provee de sistema de valores y modelos

Fortalezas de la comunidad: Provee de oportunidades educacionales y vocacionales de calidad Provee de actividades para adolescentes: recreativas, deportivas,

educacionales, sociales. Otorga apoyo a familias con necesidades especiales Dispone de legislación que proteja a adolescentes Otorga servicios integrales de salud y educación, con actividades

diferenciadas para adolescentes Otorga un medioambiente libre de riesgos (tóxicos, violencia, polución) Asegura transporte público y derecho a vivienda