introcuccion a la sociologia

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Presentación

5 El presente libro es la segunda versión del manual Introducción al análisis sociológico, editado por la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora en el año 2002. El sentido de aquel trabajo es continuado en el presente y expresa el propósito de proporcionar a los estudiantes de la Facultad de Ciencias Sociales las herramientas pertinentes para facilitar el desarrollo del curso introductorio al análisis sociológico. Consideramos relevante producir un texto que tome en consideración el particular conjunto de conceptos, teorías y problemas que caracterizan a dicho curso introductorio y que, en ese sentido, se convierta en un instrumento eficiente de aprendizaje. Con ese propósito, este libro sigue los contenidos propuestos en la estructura de nuestro programa de estudios, que consta de los siguientes puntos fundamentales: 1. La dimensión gnoseológica y epistemológica; en particular la vinculada con las ciencias sociales. 2. Una aproximación a la obra de los autores clásicos y sus concepciones fundamentales. 3. El estudio de los principales paradigmas de la sociología y sus respectivas visiones de la sociedad. 4. La comprensión del contexto sociopolítico actual y sus transformaciones institucionales. Los distintos capítulos han sido realizados por el equipo de docentes de la cátedra. A modo de homenaje al Licenciado Carlos Melli, querido compañero ya desaparecido, preservamos la introducción que realizó para la primera edición antes mencionada.

6Prof. Roberto R. MontenegroProf. TitularCátedra de Introducción a la Sociología.

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INTRODUCCIÓN AL PENSAMIENTO SOCIAL

Carlos Melli

9 En el ámbito de la teoría del conocimiento, es posible es¬tablecer una diferenciación entre dos ámbitos: el gnoseológico y el epistemológico. Gnoseología es una palabra com¬puesta, la podemos definir como la teoría del conocimiento en general, esto incluye todos los saberes científicos y aquellos que no adoptan este carácter. Epistemología es la rama filosófica que se pregunta qué es el conocimiento, cómo se conoce; alude directamente al método utilizado en el proceso de conocimiento. Esto nos va a servir para entender cómo en las diferentes corrientes del pensamiento social aparece la necesidad de construir diferentes métodos para el abordaje del objeto. Entendemos por epistemología a la ciencia que estudia los métodos científicos; por lo tanto, esto significa el méto¬do utilizado en el proceso de conocimiento. Vale preguntarse: ¿cómo conozco lo que conozco? Consiste en la construc¬ción de las categorías de análisis que el cientista social va a utilizar en la investigación de los fenómenos sociales. Además, cuando nos referimos al conocimiento, lo defi¬nimos como una relación: conocer implica siempre una re¬lación entre un sujeto (que conoce) y un objeto conocido. A lo largo de la historia de las ideas, hubo dos grandes escuelas: el realismo y el idealismo. En el realismo, la característica más importante es que el objeto existe independientemente del sujeto. Este objeto ocupa un tiempo y un espacio determinado, independientes del sujeto. En el realismo, se conoce a partir de una función contemplativa del sujeto. En esta relación el sujeto actúa como un elemento pasivo, mientras que el objeto actúa corno el elemento determinativo, porque es el que da

10las características a esta relación. Es decir que el objeto está ahí, afuera; sólo hay que acercarse con una batería de instrumentos para poder conocerlo. El sujeto sólo participa en la reconstrucción de este objeto fuera de sí mismo: se establece una relación especular. Cuanto mejor sea este espejo, cuanto mejor se re¬fleje esta imagen del objeto, más verdadera es la ciencia que lo explica. El realismo tuvo dos vertientes: el racionalismo y el empirismo. En el racionalismo, el objeto es abordado desde la razón, toma como base la lógica cartesiana. A su vez, en el empirismo, es abordado desde los sentidos, es decir, desde la experiencia sensible. En estas dos vertientes, el objeto sigue siendo determinativo en la relación de conocimiento. En el idealismo, el objeto abandona este lugar determinante de las características del conocimiento. El acento va a estar puesto en el sujeto; por lo tanto, se invierte esta relación al pasar a ser el sujeto el que determina la construcción del conocimiento. Es el sujeto el que construye el ámbito de la objetividad. Estas distinciones en el ámbito del conocimiento nos sirven para lograr una adecuada comprensión de lo social, puesto que, según la escuela (realismo o idealismo) a la que se adscriba un autor o una corriente de pensamiento determinada, distinta va ser la construcción de la teoría sustantiva de lo social. Cuando hablamos de la teoría sustantiva de lo social nos referimos a la explicación de las categorías, explicación que consiste en las definiciones conceptuales acerca de la sociedad, de lo social. Por lo tanto, podemos afirmar que esta teoría es la respuesta que da un autor a las preguntas: ¿qué es lo social?, ¿qué es la sociedad?

11 En las ciencias sociales en general y en la sociología en particular, el elemento diferenciador con otras ciencias como por ejemplo con las ciencias naturales, es que en aquéllas debe construirse el objeto. El objeto de estudio de la sociología se construye, mientras que en ¡as ciencias naturales el objeto de estudio aparece como un elemento dado, aparece como “data”, como cosa. Por ejemplo, en la biología, definida genéricamente como la ciencia que estudia a los seres vivos, éstos se nos aparecen “objetivamente”, concretos, por lo tanto están “ahí”; podemos abordarlos en la relación de conocimiento. Sin embargo, en las ciencias sociales el objeto de estudio no se nos aparece como elemento dado, sino bajo una sola forma: como construcción. Como construcción teórica producto de un proceso de elaboración realizado por el dentista social. Por lo tanto, el objeto de estudio aparecerá como un concepto construido, corno una abstracción. Esto se muestra claramente, por ejemplo, en el concepto de “clases sociales”. Estos dos elementos: la epistemología (¿cómo conozco?) y la construcción propia del objeto (¿qué conozco?), es lo que da a la sociología el carácter particular de ciencia. Podemos distinguir aquí dos momentos de análisis: uno subjetivo, cuando el dentista social construye, define el objeto social a estudiar, cuando selecciona la problemática social como objeto; y un segundo momento, cuando el investigador lo objetiviza a través del método. Existe la discusión acerca del carácter científico o no de las ciencias sociales y de la sociología en particular. Esta discusión emerge desde el mismo

12momento del surgimiento de la sociología, a fines del siglo XVIII. Por lo tanto es necesario tener en cuenta, también, el conjunto de condiciones histérico-sociales y los elementos dominantes del contexto histórico del proceso constitutivo de las ciencias sociales, del proceso constitutivo del conte¬nido y la forma de interpretar lo social,

Contexto sociohistórico de emergencia de las ciencias sociales En el proceso histórico de constitución de las ciencias sociales debe destacarse lo siguiente: constitución del sujeto como unidad teórica. Cuando se plantea la idea del sujeto como unidad de análisis de lo social, como nueva unidad teórica, se produce una ruptura con la vieja concepción de lo social. Esta nueva concepción se dio con el ingreso en la modernidad. Momento de ruptura con el viejo orden; pasaje del sujeto contemplativo al sujeto productor. Se empieza a estudiar al hombre como consecuencia de las grandes transformaciones que sucedieron en Europa a finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX. En el mundo antiguo y medieval el sujeto era percibido como contemplativo, estaba en comunión con la naturaleza, no le estaba permitido explicarla, esto era sólo patrimonio de Dios; por lo tanto, había una predeterminación metafísica en el proceso de conocimiento. Este conocimiento se veía mediatizado por la estructura jerárquica de conocimiento religioso. En la modernidad, el sujeto deja de ser contemplativo y pasa a ser productor. Sujeto productor que no sólo tiene que ver con la producción en general (burguesía), sino

13también con el proceso de conocimiento. A partir de este momento, el conocimiento no se contempla, se produce. El hombre produce su propio objeto de conocimiento. Podemos ver aquí la relación que existe entre la teoría y la práctica social. Relación que se explica, fundamentalmente, con la ruptura de lo teológico, y a través de esto, con la necesidad de buscar una respuesta secular. Es decir, las ideas fundamentales y constitutivas de la sociología surgen a partir del quiebre con el viejo orden, como consecuencia del pasaje del feudalismo al capitalismo. Es precisamente como consecuencia de la instauración de la modernidad donde aparecen las “ideas elementos” que conformaron la sociología. Por ello se puede afirmar que la sociología es hija de la Revolución Industrial y de la Revolución Francesa. Surge como respuesta a la crisis que provocó la caída del viejo régimen, como respuesta a los nuevos problemas que planteaba el industrialismo y la consolidación de la democracia revolucionaria. A partir de estos procesos históricos que significaron un momento de inflexión en la historia de la humanidad, las ciencias sociales tuvieron la necesidad de encontrar respuesta a estas crisis y, a su vez, buscar una explicación a las nuevas formas políticas, sociales y económicas que venían desarrollándose. Donde los marcos teóricos, hasta entonces producidos, no la daban. Así también, buscan un marco nuevo para la proyección de la resolución de la nueva problemática que se estaba desarrollando. Si bien el surgimiento de la sociología europea lo podemos tomar a partir de finales del siglo XVIII

14y principios del siglo XIX; estas nuevas ideas, que implicaron la constitución de una nueva ciencia social, son el resultado de un largo proceso histórico que podemos rastrear desde el siglo XV. Proceso histórico que podemos definir como historia de las ideas. Ideas y pensamientos dispersos que confluyen y se rearticulan en ese momento en una nueva manera de pen¬sar lo social.

Condiciones históricas del surgimiento de las ciencias sociales Las ideas que podernos definir, por ejemplo, como vertientes, son aquellas que desde el siglo XV se fueron formando a partir de la estructuración del pensamiento científico establecido por Galileo (1564-1642), con la utilización del método matemático y experimental, estableciendo relaciones de causalidad. Es decir, establecieron un “universo comprensible” y analizable sobre la base del “lenguaje matemático”. Esto llevó como consecuencia a la unidad conceptual entre la ciencia y la técnica, hasta entonces separadas, lo cual implicó la conformación de lo “tecnológico” corno instrumento de transformación. En el ámbito de la economía, en el siglo XV, comenzó la expansión oceánica que tuvo como protagonistas a España y Portugal. Este fenómeno provocó cambios en la estructura económica europea, básicamente con la interrupción el comercio con Oriente. En el ámbito de la política se consolido el poder centralizado en la monarquía absoluta: el poder político que estaba disperso entre los feudos se concentró en manos de los reyes. El proceso de centralización y

15concentración del poder político, que se dio en Europa, implicó la creación de las unidades nacionales. Como, por ejemplo, en España, se produjo la unión de Castilla y Aragón; en Inglaterra se consolidó a través de la monarquía de los Tudor después de la “Guerra de las dos Rosas”. Proceso de unificación necesaria para llevar a cabo el proyecto de colonización ultramarina, en donde se necesitó el poder de un Estado unificado, y por lo tanto fuerte, para desarrollar un ejército numeroso con capacidad económica para sostenerlo. Esto significó el levantamiento de las fronteras internas, la unificación de las leyes y el control único de las aduanas. En cuanto a la producción, se dio un proceso de concentración del trabajo urbano bajo la forma de pequeñas unidades productivas (talleres). Este tipo de producción impulsó el desarrollo de la manufactura, creando las condiciones para el surgimiento de la burguesía productora. Es decir, creando las condiciones para el paso de la burguesía comercial a la burguesía productora. En las zonas rurales comienzan a romperse los lazos feudales, relación cuyos actores más importantes eran el señor feudal y el campesinado servil. Esta ruptura trajo como consecuencia el surgimiento de diferentes formas de propiedad de la tierra por algunos sectores del campesinado, llevando así también a un proceso de concentración en la producción rural y creando grandes latifundios como grandes unidades productivas que serán el sustento del desarrollo urbano y de la industrialización rural. También se produjo un acelerado proceso de inmigraciones del campo a la ciudad. La burguesía, que necesitaba mano de obra para desarrollar la industria manufacturera, ofrecía en las ciudades trabajo asalariado.

16Se consolidaba así el poder de la burguesía mientras se debilitaba el poder de la nobleza. Es en este contexto, como vimos, donde se modifica la estructura productiva: mientras en las zonas rurales se resquebrajan los lazos sociales, la relación social de producción feudal, en las zonas urbanas se acelera el crecimiento de la producción industrial, con una demanda de mano de obra que se cubría en su mayoría por los sectores que iban del campo a la ciudad. Los desarrollos tecnológicos y científicos produjeron cambios en las formas de producción y a su vez en la estructura del pensamiento. La Revolución Industrial implicó transformaciones en las relaciones de producción y el surgimiento de una sociedad de clases. En Inglaterra el desarrollo de la industria textil, con la invención del telar mecánico, provocó la eliminación del propietario de los pequeños talleres. En consecuencia el trabajador independiente se convirtió en asalariado. Las fábricas que se ubicaban en las ciudades generaron un desarrollo urbano que transformó la estructura espacial, .apareciendo las ciudades como una nueva problemática de lo social. Esta transformación estructural dio lugar a que, en aquellos países donde se consolidó la unidad nacional (condición necesaria para la producción a gran escala), el desarrollo capitalista fuera mayor. Mientras que, por otro lado, en los países donde la unidad nacional tardó en consolidarse, como por ejemplo Italia y Alemania, el ingreso en el capitalismo se dio en forma tardía. En el caso de Alemania, que se encontraba fragmentada en Estados y principados independientes, donde la Iglesia ostentaba el monopolio institucional, el proceso de concentración política se dilató. Es en este

17contexto donde sur¬ge el movimiento crítico llamado la Reforma, cuyo líder fue Martín Lutero (1483-1546). En cuanto al pensamiento político religioso de la Reforma protestante, lo podemos sintetizar como la oposición al monopolio institucional de la Iglesia medieval, lo cual implica la independencia de las concepciones teológicas de lo política; por lo tanto, es la actividad religiosa disociada de la actividad política. Separación que produjo el desplazamiento de la mediación de la jerarquía eclesiástica a la esfera de la individualidad. Esto a su vez provocó una pérdida de poder de estos sectores a favor de la autonomía de la política. El aporte fundamental de este movimiento en las ideas revolucionarias del siglo XVIII, fue ubicar al sujeto como constructor de su propia religiosidad sin mediación de la instrucción eclesiástica. Italia también se encontraba fragmentada en diferentes Estados independientes, que al competir económicamente entre sí obstaculizaban el desarrollo de la producción a gran escala; y. por otro lado, frenaban el proceso de consolidación de unidad nacional, que garantizara a la bur-guesía las condiciones necesarias para la producción y la competencia con otros países donde el proceso de unidad nacional y constitución del poder centralizado ya se había dado. Es en este contexto, surgió la teoría de Maquiavelo (1469-1527), expresando la necesidad de un poder centralizado y la idea de Nación (Estado) italiana que permitiera el desarrollo. Además, la constitución de la teoría con objeto propio independiente de la ética y la religión, que podemos definir como la lucha permanente por el poder en una realidad cambiante.

18Maquiavelo intenta “desteologizar la política”, construyendo nuevas categorías de análisis, dándole un lenguaje propio a la política como ciencia, enfatizando los conceptos de movimiento y de cambio. Pone en discusión, por primera vez, conceptos como poder y control político. Maquiavelo es redescubierto por el pensamiento decimonónico porque establece al sujeto como constructor de una nueva ciencia que rompe con la estructura de la moral de su época en pos de una ética secular. A partir del siglo XVII, Europa se encontraba bajo un proceso de cambio y de crisis, que llevó a la necesidad de explicar los nuevos movimientos sociales a partir de una ciencia racional, ya que no podían ser explicados desde lo teológico. Es así como aparecen teóricos sociales que, por un lado, tratan de explicar cómo la estructura social no surge a par¬tir de un mandato divino sino que es producto de la activi¬dad humana; y, por otro, se encuentran ante la necesidad de buscar herramientas lógico-metodológicas para entender los procesos que se dan en el interior de esa estructura. Es así como surge una escuela que se dio en llamar el Contractualismo, cuya problemática fundamental era el orden sociopolítico basado en el contrato entre los hombres y entre estos y el soberano. Los autores más destacados de esta corriente de pensamiento son Thomas Hobbes (1588-1679), John Locke (1632-1704), Montesquieu (1689-1755) y Jean-Jacques Rousseau (1712-1778).

19Thomas Hobbes Escribe en Inglaterra en el siglo XVIII, en el mismo momento en que se producen enfrentamientos económicos, políticos y religiosos, que desembocaron en la Revolución Industrial. La doctrina política de este autor, expuesto fundamentalmente en el Leviatán (palabra que hace referencia a un monstruo de carácter bíblico), parte del “estado de na-turaleza”. El estado de naturaleza del hombre es previo a la existencia de la sociedad y del Estado. Este momento se caracteriza por naturaleza antisocial, egoísta e irracional del hombre en su estado más primitivo. Describe así la guerra de todos contra todos, en donde “el hombre es naturalmente el lobo del hombre”. Este estado de irracionalidad, al ser el hombre un ser racional, es abandonado en búsqueda del orden y la organización política. Si bien el hombre se encuentra en libertad plena, en ese estado de naturaleza, la razón le indica que debe encontrar mecanismos para frenar la condición de anarquía e irracionalidad en la cual se encuentra. Esto se logra mediante un pacto, un contrato social. Un pacto en el cual todos renuncian a su libertad natural y se someten a un nuevo poder: el Estado, el Soberano. A través del contrato, los hombres aceptan el poder único del Estado que va a garantizar el orden social, convirtiéndose en súbditos sin ningún derecho, ya que éstos eran transferidos al Estado. En el contrato hobbesiano, los hombres renuncian a sus derechos para la manutención del orden que les garantice la seguridad y el fin de la anarquía. El ejercicio del poder absoluto por parte del Estado transforma a éste en un Estado absolutista. En los escritos de Hobbes se

20destaca la preferencia por la consolidación de un Estado absolutista donde el soberano ejerce el poder absoluto, donde el monarca es el único capaz de garantizar la segundad de sus súbditos, Si bien esta situación significa una opresión a éstos, es preferible a volver al estado de naturaleza. Hobbes reconoce que el deber de obediencia se interrumpe sólo cuando el soberano no garantiza el orden y la seguridad. Para este autor, hay tres tipos de organización política posible: la monarquía, si el poder es ejercido por uno solo; la aristocracia, si el poder es ejercido por un grupo selecto; la democracia si se gobierna a través de la “asamblea”. Como vimos anteriormente, Hobbes prefiere a la monarquía puesto que es donde, al concentrar las decisiones en una sola persona, existe menos margen de error en éstas, siempre y cuando garanticen el cumplimiento del mandato. John Locke Con la Revolución de 1688, producida en Inglaterra, cuando la burguesía protestante y parlamentaria triunfa sobre los sectores de la nobleza tradicional, se consolida la monarquía constitucional. Sistema de gobierno que se encuentra limitado por un régimen de tipo parlamentario, En este marco histórico se desarrolla la teoría de Locke. Para este autor, previo a la existencia de la sociedad o del Estado, el hombre se encuentra también en un “estado de naturaleza”, igual a Hobbes; pero a diferencia de éste, Locke describe este estado como una situación de paz y ayuda mutua. Plantea que los hombres en el estado de natura¬leza tienen determinados derechos naturales, por ejemplo, el

21derecho a la propiedad privada. Ahora bien, la necesidad de establecer un pacto (un contrato) entre los hombres se debe, no a la necesidad de evitar la anarquía, el desorden y la lucha de todos contra todos, sino al hecho de que este contrato asegura los derechos naturales del hombre. La delegación de los derechos al soberano es parcial, en la medida en que garantice el cumplimiento de los derechos naturales, innatos, inviolables y precontractuales, como los derechos a la propiedad privada, la libertad y la justicia. Ésta es una posición contraria a la teoría hobbesiana, donde la delegación de los derechos era absoluta. Un segundo aspecto diferenciador es que los súbditos podían revocar el mandato del gobernante cuando el soberano desconociera los derechos naturales de aquéllos. La conformación del Estado que surge a través de un contrato entre los ciudadanos es la de un Estado limitado, no la de un Estado absolutista. Precisamente, el límite es el cumplimiento de los derechos naturales del individuo. En la medida en que estos límites no se cumplan, existe el margen para la insurrección. Por la concepción del Estado limitado, la división de los poderes y el derecho de revocación del mandato, Locke es considerado como el precursor del liberalismo. Montesquieu En el Espíritu de las leyes, la obra más importante de este autor, es donde expone las tres teorías del derecho político: las formas de gobierno, la teoría de los climas y la división del poder. La primera definición importante que plantea el autor es la de Leyes, diciendo que “son las relaciones necesarias que resultan de la naturaleza de

22las cosas”; no hay una definición en el sentido jurídico estricto, abstracto, sino una definición en un-sentido natural. Las leyes deben ser tomadas como reflejo de la realidad, de, la naturaleza. En cuanto a las formas de gobierno, distingue tres formas posibles: monarquía, república y despotismo. En cuanto a la teoría de los climas, reconoce condicionantes climáticos y geográficos como determinantes en el modo de actuar de los hombres, marcando la especificidad del ámbito natural como condición diferencial de los hombres. Por último, en la teoría de la división de poderes, describe que en todo régimen político existen tres funciones diferenciadas y específicas; la primera, dictar normas que hacen y regulan la organización social y política de la sociedad; la segunda es la de mediar en los conflictos que generan la aplicación de dichas normas: por último, la tercera posición es la de aplicar las normas para la actividad del Estado. Cuando estas tres funciones son aplicadas por un solo “órgano” se produce el peor de los despotismos. En cambio, cuando las funciones se dan a través de tres poderes diferenciados con especificidad funcional, se logra equilibrio en el ejercicio del poder, frenando el abuso despótico y creando las condiciones para la aplicación de las leyes. Los tres poderes que distingue Montesquieu son: el poder legislativo, cuya función es la de crear las leyes; el poder ejecutivo para el ejercicio del derecho civil, cuya función es la de administrar justicia, y el poder ejecutivo, el responsable del ejercicio del gobierno aplicando las normas para el funcionamiento del Estado. Es sobre esta teoría donde se asienta el derecho político moderno.

23Jean-Jacques Rousseau Es en el Contrato Social en donde el autor expone los elementos centrales de su teoría. Parte de la idea de la existencia de una etapa anterior a la conformación del Estado, es decir, una etapa preestatal. Aquí coincide con el pensamiento de Hobbes y Locke, porque en la etapa previa de la conformación de la comunidad política, llamada “estado de naturaleza”, el hombre se encuentra en estado “puro”; es lo que Rousseau llama “el buen salvaje”. Es cuando el hombre aún no conoce la ciencia ni la civilización, como tampoco conoce la propiedad privada. El pasaje de este estado de naturaleza al Estado se produce a través del pacto social. Este pacto o contrato tiene como objetivo construir la voluntad general, en la cual cada uno de los miembros que la conforman es parte integrante. Es en el proceso de construcción de la voluntad general donde el hombre se convierte en ciudadano. Este hombre ha entregado sus derechos en pos de la voluntad general y los recupera en carácter de ciudadano. El contrato social surge como idea “regulativa” de la sociedad, como mediación en la organización social y política entre los nuevos ciudadanos y el Estado. La idea de sociedad no es una simple suma de individuos, sino una unión real entre los hombres organizados en comunidad. Es este carácter de sociabilidad el que logra la formación de una organización solidaria, donde cada individuo depende de la sociedad toda. Al subordinarse el ciudadano a la voluntad general se dejan de lado los intereses particulares, creando las condiciones para el surgimiento de las leyes.

24 Como venimos viendo, la reflexión acerca de la problemática social puede rastrearse a lo largo de la historia de la humanidad; pero la sociología como ciencia, como disciplina del conocimiento, surge a mediados del siglo XVIII. Rearticulando conceptos y pensamientos surgidos con anterioridad que emergen cuando se producen las condiciones sociales, políticas, económicas y culturales que permiten su desarrollo. Podemos definir la constitución de las ciencias sociales como un proceso con continuidad histórica, desde Maquiavelo (siglo XV), que analizó la política sin los condicionantes teológicos, en el marco del surgimiento de los Estados nacionales y centralizados, hasta los contractualistas (a partir del siglo XVI), que, en el marco del nacimiento del modo de producción capitalista, no pueden pensar a la sociedad sino como un contrato realizado entre los diferentes individuos. La sociedad no aparece ya como algo “naturalmente” dado, sino que es el hombre el que la crea y voluntariamente construye los mecanismos regulativos del poder. Es decir, nace la idea del contrato social y de las formas de representación política en un poder centralizado del Estado. Siempre la relación entre teoría y la práctica social es estrecha. El origen y el desarrollo de las diferentes disciplinas tienen que ver con el contexto histórico en que se plantean. Es decir, la teoría tiene que ver con los temas inherentes al desarrollo social.

El surgimiento de la teoría sociológica La sociología nace, como ciencia, en el marco del debate instaurado por los cambios producidos por

25la Revolución Industrial y la Revolución Francesa. Esto hizo que este debate se centrara, como plantea Robert Nisbet, en La formación del pensamiento sociológico, en los temas referidos a la situación de la clase trabajadora, la transformación de la propiedad, la ciudad industrial, la tecnología y el sistema fabril. Así como la Revolución Industrial transformó la estructura económica, la Revolución Francesa de 1789 transformó la estructura política. La primera de éstas tuvo un fuerte contenido en el ámbito de la producción y en el desarrollo de procesos productivos; mientras que la segunda protagonizó un fuerte proceso de reflexión ideológica, en el sentido del cambio profundo en la concepción de lo social y de lo político, caracterizado fundamentalmente por el contexto de racionalismo político, reservado antes a lo religioso. Es en este ámbito de la Revolución Industrial, como sustento material, y el de la Revolución Francesa, como sustento ideológico, donde surgen dos corrientes de pensamiento: el positivismo y el socialismo científico. El positivismo nace como una reacción a la filosofía racionalista de la ilustración francesa, en la cual la razón trasciende el orden existente, La filosofía racionalista explica los problemas sociales racionalmente, subordina la realidad social a la razón; mientras que, por el contrario, para el positivismo no es posible subordinar la realidad a la razón trascendental. La nueva problemática social obliga al abordaje científico, tomando a la sociedad como objeto de conocimiento. Es decir, leyes científicas que expliquen la evolución social. Las ciencias sociales deben constituirse

26de igual modo que las ciencias de la naturaleza: “positivamente”. Ahora bien, el concepto “positivo” alude a lo real, fáctico: lo observable, en contraposición de la metafísica. Por lo tanto, a la sociedad, para estudiarla positivamente, había que aplicarle los métodos de las ciencias naturales, especialmente los de la biología. Se utilizó la idea de “organismo” para estudiar a la sociedad, distinguiendo principalmente dos niveles de análisis: en primer lugar, el análisis de las partes que la componen (morfología social) y, en segundo lugar, el nivel de análisis de las funciones (fisiología social). La sociedad es vista como una relación articulada entre las distintas partes que la componen, cumpliendo una función que las trasciende y que conforman así una totalidad supraindividual, independientemente de la voluntad de los individuos. El positivismo parte de la idea de lo observable empíricamente, de lo real. Una vez definido el objeto de estudio —la sociedad—, se le debe aplicar los métodos de las ciencias naturales. De esta manera lo social se constituye como ciencia, donde la idea deprogreso se toma en sentido acumulativo y evolutivo. En general, se considera a Augusto Comte (1798-1857), como el padre fundador de la sociología. Define la ciencia que va a estudiar los fenómenos sociales corno física social. Fundamenta su análisis por la aplicación de los procesos de análisis de la ciencia de la naturaleza a lo social. El pensamiento de Comte surge como repuesta al Iluminismo y al pensamiento de la Revolución Francesa, en el marco de una filosofía positiva. Era necesario alcanzar la fase positiva, el tercer estadio, articulando la idea de orden y progreso. El orden era garantizado

27por el Estado católico feudal y el progreso parte del pensamiento democrático y liberal de la Revolución Francesa. Por lo tanto, la coordinación del primer estadio (etapa teológica) y del segundo estadio (etapa metafísica) culminará en la tercera etapa, la positiva. El objetivo de Comte era el de poner orden a una sociedad que veía como anárquica y caótica. El progreso era posible siempre y cuando existiese un orden establecido. La organización social se rige por las leyes de la naturaleza. La sociedad es considerada como un organismo en el cual las partes, cumpliendo una función solidaria, permiten la unidad del cuerpo social. Por lo tanto, el progreso debe darse en orden; si no, corre peligro la unidad del cuerpo social. Comte define la Sociología como la “…ciencia que tiene por objeto el estudio de los fenómenos sociales considerados con el mismo espíritu que los astronómicos, los físicos, los químicos o los fisiológicos, es decir, sujetos a leyes naturales invariables, cuyo descubrimiento es el objeto especial de investigación”. La actitud científica consiste en la búsqueda de leyes invariables, a través de la observación empírica de los hechos, que permiten no sólo enunciar las leyes, sino prever el comportamiento humano. Vale decir, la anarquía y el desorden se superan con la consolidación de la etapa positiva. De esta manera comienza el derrotero de las ciencias sociales, cuya discusión central perdura aún en la actualidad.

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LAS IDEAS CIENTÍFICAS DE SAINT-SIMONPor

Leandro Coppolecchio

“Las ideas no engendran ideas como las mariposas engendran mariposas”

Isaiah Berlin

31 Las ideas no surgen porque sí en la mente de las personas sino a causa de fenómenos sociales que pueden ser comprendidos con un método científico. Así lo postula la sociología y, por ello, Saint-Simon es considerado el primer pensador en poseer una «mirada sociológica». Su intento de arrebatar los frutos de la «ciencia moderna» para aplicarlos al estudio de lo social, le valdría ser “apodado el «Fausto Francés» porque Saint-Simon exigió una mutación completa de los modos de pensamiento”.1 Fue un Noble autodidacta pero contaría con importantes maestros como el «Enciclopedista» D´Alembert, ocasionalmente se entrevistaría con Rosseau y mantendría una relación permanente con la mayoría de los pensadores «Iluministas» de su época. No sólo fue un gran pensador. Fue un personaje aventurero, arquetípico de los vertiginosos procesos de su tiempo. En su juventud, combatiría en la lucha por la «Revolución Americana», se distinguiría como un héroe para la Francia «Monárquica», sentiría rechazo por la destrucción provocada por la «Revolución Francesa» y así lo confesaría en sus escritos: “No quise tomar parte en ella”; aunque sí estaba de acuerdo con sus principios de «igualdad, libertad y fraternidad» y de buena voluntad, “renunció a su título aristocrático”. 2 Rechazaría, como tantos otros en su época, a los movimientos revolucionarios. No obstante, coincidiría con los lemas más progresistas de la Modernidad pero le resultarían aterradoras las acciones de sectores radicales como los «jacobinos», así como la incongruencia de 1 BALANDIER, Georges. El Desorden. La Teoría del Caos y las Ciencias Socia-les. Gedisa. Barcelona. 1993. P. 65.2 BALANDIER. Op. Cit. P. 72.

32sus bases filosóficas. Es por ello, que “a pesar de las ambiciones y perspectivas que compartía Saint-Simon con Rousseau, ni Saint-Simon ni ninguno de los demás grandes personajes de la Ilustración francesa –con la excepción de Concordet y Turgot- sintió más que odio por Rousseau”. 3

El fundador del «anarquismo», Proudhon sería otro de esos ejemplos; “Saint-Simon como Proudhon eran opuestos a los jacobinos. La diferencia entre la «anarquía» de Proudhon, que consiste en la más completa descentralización” 4 y la postura saintsimoniana que muchos de los sociólogos comparten hasta la actualidad, se iría construyendo sobre una concepción orgánica del progreso. Para Saint-Simon, la sociedad debía sostenerse sobre la base de ciencias experimentales previas, como la física o la biología, surgidas de la nueva sociedad industrial, con sus hipótesis científicas intentaría capturar el movimiento, la abundancia y las turbulencias sociales de su tiempo y lo incitarían a “llevar la vida más original y más activa, a situarse personalmente en el mayor número de posiciones sociales diferentes, e incluso a crear relaciones sociales que no hubiesen existido. Su proyecto aventurero fue favorecido por una época fecunda en revoluciones, la Norteamericana, en la que fue compañero de La Fayete, la Francesa, a la cual adhirió antes de convertirse en sospechoso”. 5 Fue su voluntad responder con la moderna ciencia y no mediante la antigua filosofía, a la crisis generada por los hechos revolucionarios de fines del siglo XVIII, a sus 3 NISBET, Robert. Historia de la idea de Progreso. Gedisa. Barcelona. 1991. P. 344.4 IONESCU. Ghita. El pensamiento Político de Saint-Simon. FCE. México, 2005. P. 41.5 BALANDIER. Op. Cit. P. 66.

33cambios radicales y extravagantes contrapuestos a la evolución orgánica de la sociedad feudal. La monarquía francesa junto a la mayoría de las cortes europeas, habían surgido del «Sacro Imperio Romano» establecido en el Siglo IX. Un orden que había durado mil años, fue cortado de un tajo por la guillotina revolucionaria. Restablecer el orden mediante un método científico sería el objetivo de su obra. En Francia y en toda Europa, el pasaje del sistema feudal al capitalista venía impulsando procesos de secularización, individualización y abstracción. El comercio, las finanzas y el industrialismo propiciaban el desarrollo de nuevas maquinarias, tecnologías y ciencias, al mismo tiempo que propiciaban ideologías opuestas a las de la Monarquía. La burguesía al acrecentar su poder económico promovió cambios políticos que alcanzarían su expresión más dramática en los conflictos de 1789. Sin embargo, “cualquier escolar sabe hoy que la Revolución Francesa no inició los procesos de centralización, igualitarismo, colectivismo nacionalista, secularización y burocracia, hondos procesos en la historia de Francia”.6

Las ambiciones burguesas demandaban nuevas leyes. Tanto jurídicas como científicas. Jurídicas porque emergía otro sistema que exigía normas afines. Científicas porque la nueva formación industrial producía con más eficiencia al mejorar su tecnología. Los métodos de producción fabril asimilaban las nuevas epistemologías acrecentando su renta de capital. Las revoluciones en las ideas y las ciencias, en las esferas políticas y económicas alimentaron las ansías de aplicar los modelos teóricos a la realidad concreta y cotidiana de toda sociedad. 6 NISBET, Robert. La Democracia como Revolución. En: La formación del pensa-miento sociológico. Amorrortu. Argentina. 1977. P. 50.

34Así, “la pasión por la unidad geométrica y la simetría llevó a los legisladores revolucionarios, más allá de cuestiones relativamente triviales, como la reforma del sistema monetario y la estandarización de las pesas y las medidas, hasta la tarea más excitante de racionalizar las unidades de espacio y tiempo dentro de las cuales vivían los hombres”.7 Sin embrago, no sería la intención de Saint-Simon buscar o provocar cambios abruptos. Por el contrario, plantearía la necesidad de restablecer un orden orgánico interrumpido por las revoluciones. Es por ello, que “las ideas fundamentales de la sociología europea se comprenden mejor si se las encara como respuesta al derrumbe del viejo régimen”. 8

Esta conciencia de la crisis basta para legitimar la actualidad del pensamiento de Saint-Simon pero se establecen otras analogías entre su época y la nuestra: la certidumbre de una transformación, permanente hasta hoy, provocada por la «sociedad industrial» a la que debemos científicamente comprender y ordenar. Esta situación, lo llevaría a buscar un saber «positivo» basado en una epistemología fáctica y empírica. Diseñaría modelos y unidades de medida, desde datos concretos susceptibles de ser sometidos a experimentación. Emulando a los físicos y biólogos en sus laboratorios, estudiaría a la sociedad intentando cuantificar, con estadísticas y demás registros, las actividades en las fábricas, ciudades y Estados. Así emergió un «método» de estudio sobre él que se edificaría la «nueva ciencia social». A la que luego Comte, su discípulo, denominaría «sociología».“La sociología como ciencia de la crisis –fue una 7 NISBET, R. 1977. Op. Cit. P. 61.8 NISBET. Op. Cit. P. 37.

35respuesta- conservadora o propulsora de algunas reformas tendientes a garantizar el mejor funcionamiento del orden constituido […] Así definía Saint-Simon las tareas de la nueva ciencia”. 9 En un primer momento, intentarían desarrollar una física social, pues “tenía la esperanza de que las ciencias humanas llegaran a alcanzar la unidad y la elegancia de las ciencias naturales y le impresionaba, en particular, la ley de gravitación de Newton”. 10

Para Saint-Simon, la Revolución Francesa se produjo porque los que tenían el poder no pudieron contener el levantamiento ni controlar la presión ejercida por los grupos más desposeídos del «Ancien Régime». Observó que varios factores históricos, tanto económicos como culturales, golpearon la estabilidad del antiguo orden social que progresivamente, se tornó insostenible. El conflicto iniciado por los pobres ganó intensidad al coincidir con las demandas de otros sectores radicales, y a medida que la insurrección comenzó a triunfar, intelectuales y políticos provenientes de estratos medios y burgueses, como Marat, Danton o Robespierre se incorporaron en calidad de líderes revolucionarios. El drama final concluiría con la derrota política y gubernamental de las élites tradicionales, que habían basado su legitimidad en los mandatos de la religión. Así, sacerdotes, nobles y hasta los monarcas, Luis XVI y María Antonieta, serían ajusticiados en la guillotina por el autoproclamado «Reino del Terror». Tras el final del período revolucionario concluido con su derrota definitiva en la «Batalla de Waterloo» en 1815, los grupos 9 PORTANTIERO, Juan C. La sociología clásica: Durkheim y Weber. CEAL, Bue-nos Aires, 1985. P. 12.10 ZEITLIN, Irving. Ideología y teoría sociológica. Amorrortu. Buenos Aires. 2006. P. 72.

36liberales y socialistas, entre los que se encontraba Saint-Simon, demandaban hallar otras formas de legitimidad que reemplazarán a las antiguas. Después de la caída de Napoleón, Saint-Simon intensificó sus esfuerzos por conseguir seguidores, “creó una serie de periódicos: L´Industrie, L´Organizateur y Du Système Industriel” 11 para difundir su «Nuevo Cristianismo» y explicar resumidamente sus ideas reformistas a los sectores populares y medios porque “Saint-Simón aborrecía sobre todas las cosas a los «jacobinos» y a su heredero directo, Napoleón” 12 que habían llevado a la ruina tanto a Francia como a gran parte de Europa. Para Saint-Simon, a diferencia de las opiniones de los sectores conservadores, se debía abandonar tanto a la religión como a las especulaciones metafísicas para basarse en nuevas leyes científicas que garantizarán la organización social a largo plazo o se correría el riesgo de cometer errores similares a los de los revolucionarios. En una primera etapa Saint-Simon seguiría los principios de la física newtoniana para establecer su nuevo orden científico, “para que la sociedad posrevolucionaria recupere su unidad, una nueva élite científica, un consejo de Newton, debía reemplazar a la autoridad espiritual de la Iglesia con una doctrina científica unificada”. 13 Los procesos de secularización provocarían el pasaje de la religión a la ciencia. Esta problemática fue central en la obra de Saint-Simon, una muestra de su originalidad y agudeza para comprender la cuestión de la religión, es el hecho de que continuaría siendo un tema importantísimo 11 NISBET. Op. Cit. 1991. P. 346.12 IONESCU. Op. Cit. P. 7213 ZEITLIN. Op. Cit. P. 73.

37para futuras interpretaciones sociológicas desde Comte y Durkheim hasta Marx y Weber. En la propuesta particular de Saint-Simon la ciencia debía cumplir en el nuevo orden la misma función que la religión en el viejo. Por medio del «positivismo» que habría de consistir en la aplicación de los principios científicos a los fenómenos sociales. El conocimiento había pasado por diversas etapas de desarrollo, desde la teología a la metafísica y de ésta a las ciencias. En un primer momento, Saint-Simon albergó la esperanza de construir una física de lo social, intentando dar un salto en la historia de las ideas, al pasar de la especulación religiosa o filosófica a la comprobación empírica de los fenómenos sociales. Este intento metodológico sería recordado como «fisicismo» y concurriría al inicio de su pensamiento científico o «positivo». De este modo, Saint-Simon, “con el fisicismo, ha abandonado las etapas conjeturales para llegar a un estadio positivo en el cual todo conocimiento será unificado sobre una base científica positiva. Por consiguiente, llegamos a una conclusión ineludible: que Saint-Simon creó tanto el nombre como los principios fundamentales del positivismo”. 14

A diferencia de los cambios radicales promovidos por la revolución francesa, Saint-Simon veía un ejemplo, más orgánico y ordenado, en el caso de Inglaterra, en la que apenas un año antes de su «Revolución de 1688», Issac Newton había publicado los «Phylosophiae naturalis principia matetmatica». Un cuerpo teórico y un conjunto de leyes universales, que por primera vez en la historia, podían ser totalmente comprobadas

14 ZEITLIN. Op. Cit. P. 74.

38experimentalmente y reproducidas independientemente del espacio y el tiempo, dando origen a la física moderna. Así, “con Newton, la ciencia nueva parece haber alcanzado un logro del cual la Europa de las Luces hace un objeto de glorificación, Newton será, mucho tiempo después de su muerte, presentado como el símbolo de la revolución científica, el modelo inspirador de todo conocimiento erudito”.15

Saint-Simon percibe este giro original del «utilitarismo inglés» y se adentra en la comprensión de un proceso histórico caracterizado por la estrecha relación entre industriales y científicos. La «Revolución Industrial», incrementó la capacidad económica y el poder político de la burguesía inglesa. Paulatinamente, los propietarios del nuevo modo de producción, especializado en el uso de máquinas, habían incorporado los adelantos en el campo de la física y los incorporarían a la producción fabril. El desarrollo de nuevas tecnologías redundaría en máquinas más rápidas y eficientes para la producción de mercancías y, por consiguiente, más redituables para la lógica del sistema capitalista. En el auge paulatino de la industria, los intereses económicos habían ido evolucionando guiados por paradigmas que parecían ser irrefutables y que acrecentarían la renta de capital desde principios científicos inaugurales que ya se hallaban en Newton. Podemos observar su síntesis histórica en la «máquina de vapor» perfeccionada, un siglo después de la aparición de los «Principia» por el inventor James Watt, cuya patente data de 1769. Watt, tras asociarse con el empresario Matthew Boulton, fundaría la compañía «Boulton & Watt»

15 BALANDIER. Op. Cit. P. 48.

39llegando a ser una especie de paradigma no sólo industrial sino también científico y tecnológico para los liberales de la época. Este ejemplo histórico de Inglaterra sería para Saint-Simon crucial en el reordenamiento de toda Europa. Por ello, en su obra destacaría la relación entre el industrialismo y la física de Newton. La sociedad industrial debía emular el orden factico y concreto de la física, se trataba de constituir un método de análisis social tan sólido como el de Newton, intención que también perseguiría, su discípulo, Comte. “Saint-Simon logra definir las formas propias del conocimiento de lo social a través de una reflexión sobre las ciencias que han alcanzado ya el estatuto científico. Tal como lo comprendió claramente Auguste Comte, la epistemología de las ciencias sociales había de ser definida concretamente en la física newtoniana”. 16

Sin embargo, a poco menos de iniciar su última década de vida, abandonaría los supuestos del «fisicismo». Lo sabemos porque “los escritos de Saint-Simon posteriores a 1816 no reflejarán ya su entusiasmo inicial por las ciencias físicas”. 17 A pesar de ello, este período inicial no puede ser olvidado ya que suministra a Saint-Simon una justificación general de los métodos científicos y de las reglas de la observación, que debían ser institucionalizadas siguiendo el ejemplo de las ciencias naturales. “Tenemos que reconocer, dice Saint-Simon en «Le politique», que la política sea tratada, cultivada y enseñada de la misma forma que la física”. 18

Para Saint-Simon, en la futura sociedad industrial el

16 ANSARLT, Pierre. “Sociología de Saint-Simon”. Presses Univ. De France. Ed. Barcelona. 1971. Pp. 25-26.

17 ANSARLT. P. 36. 18 IONESCU. Op. Cit. P. 22.

40gobierno sería sustituido por la «administración de las cosas». Mientras que las relaciones políticas y el ejercicio del poder serían reemplazados por «la política de las capacidades». Propondría así una democracia sumamente igualitaria y estructuralmente equilibrada por las «corporaciones» en los sectores industriales, gremiales, científicos y tecnológicos, incluso en los artísticos e intelectuales, y cuyas actividades se volverían más orgánicas cuanto más avanzase la división del trabajo social. Esta concepción, del poder y la política, refutaría antiguas concepciones que “enfrentarían a Saint-Simon en una lucha sin cuartel con Maquiavelo y Hobbes”. 19 Tras las derrotas de Napoleón, las potencias europeas vencedoras dieron por finalizado los procesos revolucionarios, que se habían iniciado en 1789, restauranso a la monarquía Borbón en el trono de Francia. Por ello, a éste período de la historia francesa se lo recordará como la «Restauración». La consecuente, reacción conservadora contaría, además, con el apoyo de sectores locales y extranjeros de la Nobleza y la Iglesia Católica. Sin embargo, los gobiernos de Luis XVIII, de 1814 a 1824 y su sucesor, hasta 1830, Carlos X, debieron convivir con nuevas instituciones y formas jurídicas y económicas consolidadas gracias al desarrollo capitalista. Entre los ejemplos más significativos encontramos los límites constitucionales a la Monarquía y la existencia del Parlamento, donde los sectores que habían surgido con el avance del industrialismo: empresarios, comerciantes, clases medias y obreros, continuarían ejerciendo una gran cuota de poder. Saint-Simon, simpatizante de estos últimos grupos, comprendería la inutilidad de muchas de

19 IONESCU. Op. Cit. P. 25.

41las acciones políticas y económicas de los restauradores. La existencia de estas nuevas instituciones sería una cuestión prioritaria en las perspectivas sociológicas de los franceses, desde Saint-Simon, a fines del siglo XVIII, pasando por Comte en el XIX, hasta Durkheim quien llegaría a observar el progreso pleno de la industria en los inicios del XX, donde “continuando la tradición establecida por Saint-Simon. Durkheim vinculó el origen de las instituciones modernas al impacto producido por la industrialización”. 20

Esta compleja dinámica social promovida por la industrialización era incompatible con el «fisicismo» porque el modelo de la ciencia física postulaba que los fenómenos naturales permanecen constantes y a cada acción le correspondería una reacción determinada. Respecto “al principio del «Determinismo». Saint-Simon es perfectamente consciente de los límites de este postulado”. 21 Al tropezar con el obstáculo epistemológico radicado en las convenciones de la física. Saint-Simon comprendió que, por el contrario, lo social posee características orgánicas más que físicas. Por ello, reemplazará a la física por la biología para completar su método. Mediante un esquema denominado «fisiología social» le fue posible observar la anatomía de la sociedad como si se tratase de un cuerpo biológico cuyas partes u órganos, serían el equivalente a las personas, grupos y asociaciones. Si bien todos las instituciones desempeñarían funciones específicas, todas continuarían siendo dependientes del cuerpo social; e incluso “había observado que una rigurosa fidelidad a los principios de 20 GIDDENS, Anthony. “Consecuencias de la Modernidad”. Alianza. Madrid. 2004. P. 24.21 ANSARLT. Op. Cit. Pp. 38-39.

42-la física- podía conducir también a la justificación de una filosofía conservadora”. 22 Entre los años 1816 y 1818, las ideas económicas de Saint-Simon se alinearon expresamente con la concepción del «Laissez-faire» surgida de la escuela «clásica liberal» británica, pero “discrepa de la suposición de los economistas clásicos en el sentido de que la búsqueda del bienestar individual conducirá automáticamente al bien general”. 23 A partir de 1819, abandonaría definitivamente las nociones liberales, en particular la idea del «homo economicus» que consideraba al hombre como individuo aislado del resto de la sociedad y cuyas relaciones o motivaciones eran guiadas exclusivamente por los dictámenes del mercado. Por el contrario, su concepción de la economía política, se basaría en “los «Nouveaux Principes d´Economic Politique» de Sismondi publicados en 1819, obra en la que este demostró que los pobres sufren en grado sumo las crisis y la depresiones económicas y que por consiguiente, los utilitaristas y los economistas clásicos estaban equivocados”. 24 Para Saint-Simon la economía no puede separarse de la política. Lo atestigua su enfrentamiento con Jean-Baptiste Say, quien sería uno de los principales recepcionistas franceses de las propuestas originadas en Gran Bretaña por Adam Smith, a quienes Saint-Simon les reprocharía que “el observador social debe enfrentarse a una tarea que J. B. Say quería proscribir: estudiar las relaciones entre la economía y la política”. 25 Por el contrario, Saint-Simon rechazaría a muchos de los objetivos de 22 ANSARLT. Op. Cit. P. 40.23 ZEITLIN. Op. Cit. P. 75.24 ZEITLIN. Op. Cit. P. 76.25 ANSARLT. Op. Cit. 55-56.

43los liberales clásicos, considerando que debería ser la «ética cristiana» la base espiritual que garantizaría el orden en su visión igualitaria y fraterna de la sociedad industrial. En relación a la estabilidad social, su ejemplo a seguir sería la consistencia orgánica alcanzada por el sistema feudal, “Saint-Simon admiraba hasta tal punto la «unidad medieval» que la adoptó”. 26 En este sentido, tanto Saint-Simon como Comte, elogiarían a los conservadores católicos como Bonald y Maistre por sus propuestas de estabilidad espiritual, “Saint-Simon y Comte prodigaron sus elogios a Maistre y Bonald”. 27 Demostrado por la preocupación común en sus obras sobre el estudio de los períodos «críticos» y «orgánicos» de la historia Europea, y también por sus preocupaciones para encontrar formas legítimas de estabilizar el industrialismo y la democracia mediante las tradiciones culturales del catolicismo. La sociedad medieval, con su localismo, su jerarquía y su constitución religiosa, debía ser un punto de referencia para la concepción del orden en el nuevo régimen industrial.Si bien Saint-Simon y Comte admiraban la unida social de la Edad Media tanto como Bonald y Maistre, reconocían por el contrario que no había manera de volver atrás en la historia y optaron por reinterpretarlos para explicar el contexto de su época. Enfrentándose a los liberales clásicos y, concordando con Hegel, pero independientemente de él, Saint-Simon expondría una concepción del desarrollo histórico notablemente similar a la del «Maestro de Jena». No obstante, mientras Hegel contemplaría al desarrollo histórico como la creciente realización de la razón o el «Espíritu Absoluto»; Saint-Simon colocaría en este 26 ZEITLIN. Op. Cit. P. 83.27 NISBET. Op. Cit. P. 27.

44papel a una combinación que surgiría del conocimiento científico y el evangelio católico, como la nueva base de la sociedad industrial. Coincidiendo en ésta oposición rechazaría las perspectivas individualistas del progreso que esgrimían los liberales clásicos, “el freno del egoísmo en la nueva sociedad, iba ser el amor fraternal cristiano. «Amaos los unos a los otros» es el lema que Saint-Simon puso en la primera página de su «Sistema Industrial»”.28

Paralelamente, Saint-Simon, Comte y Durkheim, aunque con sus discrepancias, heredarían una misma mirada orgánica de la sociedad. Esta preocupación por el orden ya se venía observando desde los tiempos de Monstequieu. “La solidaridad social, en la medida en que puede existir en la sociedad moderna brota de la división del trabajo, que crea la interdependencia de individuos y grupos. Durkheim tomó esta idea de Saint-Simon, quien a su vez la había tomado de Montesquieu”.29 A Saint-Simon debemos ubicarlo entre los teóricos de un orden funcional y orgánico pero, paradójicamente, su obra también influiría decididamente en la de posteriores pensadores revolucionarios; “Marx reconoció estar «impregnado» por las ideas de Saint-Simon”. 30 Marx reelaboraría las problemáticas que había observado previamente Saint-Simon sobre los períodos revolucionarios, sus contradicciones y sus conflictos de clase. Marx nunca dejó de considerar a Saint-Simon como su antecesor. No obstante y a pesar de su afinidad Marx califica a Saint-Simon como un «socialista utópico». Para Marx, Saint-Simon no había logrado 28 ZEITLIN. Op. Cit. P. 8029 ZEITLIN, Irving. La clasificación de las sociedades propuesta por Montes-quieu. En: Ideología y teoría sociológica. Amorrortu. Buenos Aires. 2006. P. 30.30 BALANDIER. Op. Cit. Pp. 68.

45observar que los conflictos de clases conducirían a un inevitable enfrentamiento entre proletarios y burgueses, quizás porque en la época de Saint-Simon, todavía no era del todo evidente el potencial de la clase trabajadora. Autodenominado superador de Saint-Simon, Marx, se adjudicaría para sí, el origen del verdadero «socialismo científico». Incluso, en este sentido, otros pensadores posteriores opuestos al «materialismo histórico», como “Durkheim asignan a Saint-Simon el mérito de haber definido al socialismo en sus comienzos”. 31 Muchos sobrenombres valen para Saint-Simon: socialista, liberal, feudal, revolucionario, cristiano, conservador, utópico o científico, lo cierto es que Saint-Simon logró vislumbrar tanto al orden como a la crisis, atrapando a las ideas como a las mariposas.

31 BALANDIER. Op. Cit. Pp. 69.

46BIBLIOGRAFÍA ANSARLT, Pierre. Sociología de Saint-Simon. Presses Univ. De France. Ed. Barcelona. 1971.BALANDIER, Georges. El Desorden. La Teoría del Caos y las Ciencias Sociales. Gedisa. Barcelona. 1993.ELIAS, Norbert. El proceso de la civilización. Investigaciones sociogenéticas y psicogenéticas. FCE. México. 1989.IONESCU. Ghita. El pensamiento Político de Saint-Simon. FCE. México, 2005.GIDDENS, Anthony. El capitalismo y la moderna teoría social. Labor. España. 1992. NISBET, Robert. La formación del pensamiento sociológico. Amorrortu. Argentina. 1977.NISBET, Robert. Historia de la idea de Progreso. Gedisa. Barcelona. 1991.PORTANTIERO, Juan C. La sociología clásica: Durkheim y Weber. CEAL, Buenos Aires, 1985.ZEITLIN, Irving. Ideología y teoría sociológica. Amorrortu. Buenos Aires. 2006.

47

KARL MARX

Por

Alejandro Salamon

49Para abordar la temática de la producción teórica

de Karl Marx, lo primero que tenemos que poner en considera ción es la centralidad que posee, en este cuerpo teórico, el concepto de Producción de la vida material.

[...] Podemos distinguir al hombre de los animales por la conciencia, por la religión o por lo que se quie ra. Pero el hombre mismo se diferencia de los ani males a partir del momento en que comienza & pro-ducir sus medios de vida [...] (La ideología alemana p. 19).

Pero los seres humanos nunca producen simplemente como individuos, sino que siempre lo hacen como miembros de una determinada forma de sociedad. Por lo tanto, no hay ningún tipo de sociedad que no se funde en un determinado conjunto de relaciones de producción.

[...] En la producción, los hombres no actúan sola mente sobre la naturaleza, sino que actúan también los unos sobre los otros. No pueden producir sin aso ciarse de un cierto modo, para actuar en común y es tablecer un intercambio de actividades. Para produ cir, los hombres contraen determinados vínculos y relaciones, y a través de estos vínculos y relaciones sociales, y sólo a través de ellos, es como se relacionan con la naturaleza y como se efectúa la produc ción... (“Trabajo asalariado y capital”, Obras escogi das, vol. 1, p. 82).

Esta producción de la vida material es una producción social históricamente determinada. Es social porque se es tablece desde el punto de vista de la relación

50entre los in dividuos, y en el sentido de- la cooperación necesaria para producir; es siempre un organismo social el que produce. Y es histórica porque existe un sustrato natural, fundante, y de algún modo podríamos llamarlo “universal”, que es la necesidad de los hombres de satisfacer sus necesidades básicas.

[...] la satisfacción de esta primera necesidad, la ac ción de satisfacerla y la adquisición del instrumento necesario para ello conduce a nuevas necesidades, y esta creación de necesidades nuevas constituyen el primer hecho histórico [...J (ibíd., p. 28).

Y en este proceso histórico los hombres entran en rela ciones sociales condicionadas por el lugar que ocupan en el proceso de producción de bienes materiales, porque para Marx la sociedad no consiste en la suma de individualida des, sino que se expresa en tanto relación social indepen diente de su voluntad.

[...] La sociedad no consiste en individuos, sino que expresa la suma de relaciones y condiciones en las que esos individuos se encuentran recíprocamente situados. Como si alguien quisiera decir: desde el punto de vista de la sociedad no existen esclavos y ciudadanos: éstos y aquéllos son hombres. Más bien lo son fuera de la sociedad. Ser esclavo y ser ciudadano constituye determinaciones sociales, re laciones entre los hombres A y B. El hombre A, en cuanto tal, no es esclavo. Lo es en y a causa de la sociedad [...] (Elementos fundamentales para la crítica de la economía política, pp. 204-205).

51De esta manera, Marx entiende que los individuos

se constituyen a razón de sus medios, es decir, que la concien cia individual se estructura a partir de lo social, de la existencia social de este individuo; es así como el ser social va a determinar la conciencia individual, que va a estar condi cionada por la forma de producción material que le corres ponde a una determinada fase del desarrollo histórico.

[...] en la producción social de su existencia, los hom bres contraen determinadas relaciones necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de produc-ción que corresponden a una determinada fase de de-sarrollo de sus fuerzas productivas materiales. El conjunto de estas relaciones de producción forma la estructura económica de la sociedad, la base real so-bre la que se eleva un edificio jurídico y político y al que le corresponde determinada forma de conciencia social. El modo de producción de la vida material de-termina el proceso de la vida social, política y espiri-tual en general. No es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino, por el contrario, el ser so cial es lo que determina su conciencia [...] (Contribu ción a la crítica, de la economía política, Prólogo).

Es así como el modo de producción, o la forma en que se organiza una sociedad en un momento histórico determina do para producir los bienes necesarios, describe no sólo la manera, la forma en que se producen los bienes materiales sino la forma de organización de la totalidad social, en tan to estructura jurídica y política. Toda forma de producción engendra sus propias

52instituciones jurídicas y su propia forma de gobierno. Y lo que distingue a las épocas económi cas unas de las otras no es lo que se produce sino el cómo se produce, con qué instrumentos de trabajo se hace.

[...] Tal y como los individuos manifiestan su vida, así son. Lo que son coincide, por consiguiente, con su producción, tanto con lo que produce corno con el mo do cómo producen. Lo que los individuos depende, por lo tanto, de las condiciones materiales de su pro-ducción [...J (La ideología alemana, p. 19).

Para el análisis de cada sociedad se debe partir enton ces del análisis de la producción, considerando el proceso de trabajo, es decir, la transformación de la naturaleza que el hombre realiza para convertirla en algo útil que satisfaga una necesidad determinada.

Pero ese proceso de trabajo se manifiesta con forma his tórica concreta, en una relación de producción. Pues, a par tir de ese primer ‘’hecho histórico” de la constitución de nuevas necesidades, con la multiplicación de la población y la constitución de relaciones de intercambio aparecen, en la historia, diferentes sistemas productivos y, a través de és ta, el grado hasta el cual se ha desarrollado la división del trabajo.

Esta división del trabajo trae aparejada la formación de diferentes sectores sociales y a su vez determina la relación de los individuos entre sí.

[...] la división del trabajo sólo se convierte en ver dadera división a partir del momento en que se se-

53paran el trabajo físico y el intelectual [...] con la di visión del trabajo se da la posibilidad, más aún, la realidad de que las actividades espirituales y mate riales, el disfrute y el trabajo, la producción y el con sumo, se asignen a diferentes individuos [...] (ibíd., p. 33).

Y es así como esta división del trabajo se va a extender al campo de la distribución, como distribución desigual tan to cualitativa como cuantitativa del trabajo y sus productos; es decir, la propiedad. Estos dos términos son idénticos, división de trabajo y propiedad están íntimamente relaciona dos, ya que uno es producto del otro. Por lo tanto, cada eta pa histórica de la división del trabajo corresponde a una etapa particular de la forma que adquiere la propiedad.

[...] cada etapa de la división del trabajo determina también las relaciones de los individuos entre sí, en lo referente al material, el instrumento y el produc-to del trabajo [...] (ibíd., p. 21).

Marx distingue cuatro formas de propiedad, formas his tóricas de producción y de división del trabajo:

La primera de ellas es la propiedad tribal (o modo de producción tribal), en donde la producción es incipiente y la división del traba jo se encuentra en los primeros pasos de su desarrollo. La organización social se reduce a la ampliación de los lazos familiares al resto de la organización social.

La segunda forma de propiedad está representada por la antigua propiedad comunal y estatal (modo de

54produc ción esclavista), que es el resultado de la unión de diferen tes tribus para la formación de una ciudad. Es aquí donde se empieza a desarrollar la propiedad privada mobiliaria y más tarde la inmobiliaria. La producción de los bienes ma teriales está basada en los esclavos. La división del trabajo está aquí más desarrollada, en primer término entre la ciu dad y el campo, y luego dentro de la misma ciudad, entre el .trabajo industrial y el comercial.

La tercera forma de propiedad es la propiedad feudal o por estamentos (modo de producción feudal); este modo de producción tiene como base de producción el campo, y apa rece en la Edad Media luego de la caída del Imperio Roma no de Occidente. Es la rearticulación de elementos disper sos de las formas productivas anteriores, condicionadas por las conquistas de los bárbaros y la destrucción de gran par te de las fuerzas productivas de la propiedad comunal. También influyeron en su constitución la estructura del ejército germánico. Esta propiedad también se basa en la idea de comunidad (al igual que el modo de producción tri bal), pero no en la existencia de esclavos, sino en pequeños campesinos siervos de la gleba. Junto a esta forma de pro piedad de baso territorial se desarrolló, en las ciudades, otra forma de propiedad con base corporativa, fundada en el trabajo de los artesanos asociados en gremios, reprodu ciendo en éstos la misma estructura jerárquica semejante a la que imperaba en el campo.

[...] la forma fundamental de la propiedad era la propiedad territorial con el trabajo de los siervos a ella vinculados, de una parte, y, de otra, el trabajo propio

55con un pequeño capital que dominaba el tra bajo de los oficiales de los gremios [...] (ibíd., p. 24).

El desarrollo de la división del trabajo entre los distin tos gremios en las ciudades; el aumento de la población, de bido á la emigración hacia la ciudad de grandes masas de individuos en busca de mejores condiciones de vida; la con secuente aparición de trabajadores libres en doble sentido; la separación de la producción y el cambio; la escisión entre productor y medios de producción; la extensión del comercio por medio de mercaderes a otras ciudades y el avance de las comunicaciones; la evolución de las colonias con su conse cuente aumento de la navegación y la competencia entre las naciones, llegaron a tal punto de desarrollo, que sirvió de sustrato para la cuarta forma de propiedad (modo de pro ducción capitalista). En donde se constituye, a través de la propiedad privada de los medios de producción, una clase, la burguesía.

Este tipo de propiedad se ve condicionado por la gran industria y la competencia universal; desarrollándose el ca pital como relación, la propiedad privada pura queda des pojada de todo carácter comunitario y se elimina todo tipo de influencia del Estado sobre el desarrollo de la propiedad. Estas relaciones, que se establecen a partir del proceso de producción, aparecen en la historia como resultantes de luchas internas de los sistemas productivos anteriores (esclavismo, feudalismo) y del desarrollo propio de los medios de producción.

[...] La sociedad burguesa es la más compleja y de sarrollada organización histórica de la producción.

56Las categorías que expresan sus condiciones y la comprensión de su organización permiten al mismo tiempo comprender la organización y las relaciones de producción de todas las formas de sociedad pasa-da [....] (Elementos fundamentales para la crítica de la economía política p. 26).

Estos modos de producción son el resultante de la articu lación de los medios de producción, y el desarrollo de las fuerzas productivas, con las relaciones sociales de producción que se establecen a partir de este proceso.

Cuando Marx habla de fuerzas productivas se refiere a los medios de producción (instrumentos de trabajo y de pro ducción, conocimientos tecnológicos productivos y materias primas) y a la fuerza de trabajo (condiciones físicas y espi rituales de la población). Y, por otra parte, las relaciones so ciales de producción son aquellas bajo las cuales producen materialmente los individuos, cuya expresión jurídica son las relaciones de propiedad, es decir: tribal, comunal y es tatal, feudal o por estamentos o capitalista.

Es importante tener en cuenta que estos dos elementos —fuerzas productivas y relaciones sociales de producción— aparecen como diferenciados pero formando una unidad, pues están concebidos como diferentes en el sentido dialéc tico, es decir, diferentes en el seno de la unidad, en la uni dad del modo de producción.

[...] los medios de trabajo no sólo son escalas graduales que señalan el desarrollo alcanzado por la fuerza de trabajo humana, sino también indicadores de

57las relaciones sociales bajo las cuales se efectúa ese trabajo [...] (EL Capital, tomo I, p. 218).

En la concepción de Marx, el desarrollo de las fuerzas productivas es lo que permite explicar los cambios en la es tructura de las sociedades, es decir, el pasaje de un modo de producción a otro. Estas transformaciones, épocas de revo lución social, se producen como consecuencia de la contra dicción que, en determinados momentos históricos, se plan tea entre las fuerzas productivas y las relaciones de produc ción vigente, que se convierten en obstáculo para el desa-rrollo de las fuerzas productivas.

[...] Al llegar a una determinada fase de desarrollo, las fuerzas productivas materiales de la sociedad chocan con las relaciones de producción existente, o, lo que no es más que la expresión jurídica de esto, con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se han desenvuelto hasta allí. De formas de desarro llo de fuerzas productivas, estas relaciones se con vierten en trabas suyas. Se abre así una época de re volución social. Al cambiar la base económica se re-voluciona, más o menos rápidamente, todo el inmen so edificio erigido sobre ella [...] (Contribución a la crítica de la economía política, Prólogo).

En resumen, podríamos decir que toda producción so cial esta históricamente determinada en una sociedad con creta; lo que hay que observar es la forma en que se produ ce, las relaciones que establecen los hombres para producir y el modo en que participan de la apropiación de lo produ cido.

58Cuando hablamos de relaciones sociales de

producción no estamos hablando de relaciones humanas entre hom bres, sino de relaciones entre agentes que intervienen en la producción de los bienes materiales. Hombres que tienen una función bien determinada en la producción de estos bienes. Según la forma en que éstos se vinculan a los me dios de producción, se constituye una relación entre los hombres y los objetos (propietarios - no propietarios).

Es así como nos adentramos en la consideración de có mo los individuos se ubican en torno a la relación con estos objetos (medios de producción), con la propiedad y con las formas de apropiación del excedente socialmente produci do. Es decir, entra en consideración la cuestión de las cla ses sociales, definidas como grandes grupos de hombres que se diferencian entre sí por el lugar que ocupan en un siste ma de producción históricamente determinado, por las rela ciones en que se encuentran frente a los medios de produc ción, por su papel en la organización del trabajo y, por lo tanto, en el modo y proporción en que perciben la riqueza ge nerada.

Una clase puede apropiarse del trabajo de otra, por ocu par un lugar diferente en un determinado modo de produc ción. Por lo tanto, son grupos antagónicos, en donde uno se apropia del trabajo de otro a causa del lugar que ocupa en la estructura económica del modo de producción, lugar de terminado fundamentalmente por la forma como se relacio na con los medios de producción. Esto es, por la propiedad o no de los medios de producción, que son las condiciones materiales

59indispensables para el proceso productivo.

Pero hay que tener muy en cuenta que, para Marx, el concepto de clase social se estructura, no como posiciones o situaciones de clase, sino fundamentalmente como relación. Los antagonismos de clase no son antagonismos individua les, relativos a los sujetos, sino diferencias que sólo existen desde el punto de vista de la sociedad.

Esto permite definir las clases como relación social y la estructura de clases, no como conjunto diferenciado de po siciones que ocupan los individuos, sino como la suma de las relaciones y condiciones en las que esos individuos se encuentran recíprocamente situados.

El término de clase social, por lo tanto, no aparece corno elemento aislado, sino como un nexo entre relaciones que la determinan. Pero este concepto quedaría vacío de conteni do si no es tornado en cuenta como una totalidad articulada que le da sentido.

[...] Parece justo comenzar por lo real y lo concreto, por el supuesto efectivo; así, por ejemplo, en la eco nomía, por la población que es la base y el sujeto del acto social de la producción en su conjunto. Sin em bargo, si se examina con mayor atención, esto se re vela como falso. La población es una abstracción si dejo de lado, por ejemplo, las clases sociales de que se compone. Estas clases son, a su vez, una palabra vacía si desconozco los elementos sobre los cuales re posan, por ejemplo, el trabajo asalariado, el capital, etc. Estos

60últimos suponen el cambio, la, división del trabajo, los precios, etc. [...] (Elementos fundamentales para la crítica de la economía política. p. 21).

Habitualmente, Marx define el concepto de clase social sólo al referirse a la sociedad burguesa, es decir, a las rela ciones típicas de la sociedad capitalista. Y las distingue, principalmente, con los estamentos de la sociedad feudal, o con las relaciones de dependencia personales típicas de las sociedades precapitalistas. Pues, éstas aparecen como “...una limitación personal del individuo por parte de otro...” y las relaciones de clase del capitalismo aparecen como “...una limitación material del individuo, resultante de relaciones que son independientes de él y se apoyan en sí mismas...” [borrador] (Elementos fundamentales para la crítica de la economía política).

Estas relaciones de clase, en el interior del proceso de producción capitalista, adquieren condiciones únicas, en donde se manifiestan como relaciones recíprocas y contra puestas; es así como una constituye la negación de la otra.

Pero a su vez se reproducen en conjunto en el proceso mis mo de trabajo. Sólo en el modo producción capitalista el tra bajador libre (en su doble sentido) puede disponer de la ca pacidad de trabajo como su propiedad.

Es así como Marx analiza el proceso de producción capi talista, desagregando sus componentes’ fundamentales, constituyendo dos procesos contrapuestos:

611) El trabajador intercambia su mercancía —

el trabajo, el valor de uso que como mercancía también tiene un pre cio, como todas las demás mercancías— por determina da suma de valores de cambio, determinada suma de di nero, que el capital le cede.

2) El capitalista recibe en cambio el trabajo mismo, el tra bajo como actividad creadora de valores; es decir, recibe en cambio la fuerza productiva que mantiene y reprodu ce al capital y que, con ello, se transforma en fuerza pro ductora y reproductora del capital, en una fuerza perte neciente al propio capital (Elementos fundamentales pa ra la crítica de la economía política [borrador], p. 215).

En el punto 1 aparece el intercambio en forma sencilla, en donde, el trabajador entrega trabajo y recibe un salario; en el punto 2 el intercambio no es tan lineal, porque el ca pitalista entrega salarios (valores de cambio) por el uso del trabajo (por su valor de uso) sólo a fin de convertir este va lor de uso en valor de cambio adicional.

En el párrafo anterior hemos nombrado, además de los antagonismos de clase, dos elementos básicos para entender la forma en que se hace fáctica la explotación de una clase sobre otra en el modo de producción capitalista. Esto es el concepto de valor de uso y el de valor de cambio. Es decir, el doble carácter de las mercancías. Pues, fundamentalmente, el capitalismo es un modo de producción que tiene como ba se la producción y el intercambio de mercancías, y es en el interior de éstas donde Marx encuentra el centro del anta gonismo. Pues, en primera instancia, toda mercancía tiene este

62doble carácter, según su cualidad y según su cantidad. La utilidad de una cosa hace de ella un valor de uso.

[...] El valor de uso se efectiviza únicamente en el uso o en consumo. Los valores de uso constituyen el contenido material de la riqueza [...] (El Capital, to mo I, vol. I, p. 44).

Y, a su vez, un valor de cambio, en donde se refiere al valor que tiene un producto cuando se ofrece en intercam bio por otros productos.

[...] El valor de cambio se presenta como relación cuantitativa, proporción en que se intercambian va lores de uso de una clase por valores de uso de otra clase (ibid., p. 45).

Un objeto puede tener valor de uso tanto si es una mer cancía como si no; en cambio, ningún producto puede ser mercancía si no es a la vez un objeto útil. Es decir que el valor de cambio presupone una relación económica deter minada, y es inseparable de un mercado donde se intercambian los artículos; sólo significa algo en relación con mercancías.

Ahora bien, ¿cómo se constituye el valor de una mercan cía?, ¿qué elemento en el interior de una mercancía origina que tenga un valor diferente de otra?, ¿por mayor calidad y duración de las cosas?, ¿por su utilidad? ¿Acaso por medio de la oferta y la demanda se fija su valor en el mercado? ¿O está determinado por los costos de producción?

63He aquí el concepto central de la teoría del valor-

trabajo de Marx, en donde cualquier objeto, sea o no mercancía, sólo puede tener valor en la medida en que se ha desempe ñado cierta fuerza de trabajo humano para producirlo.

Pero el valor de cambio no puede deducirse del valor de uso. Puesto que, por ejemplo, una cantidad de trigo repre senta una cantidad de hierro determinada, pero si podemos relacionar estos dos productos es porque ambos elementos son iguales a un tercer elemento, es decir, que utilizamos una medida común entre ambos. Esta medida en común no tiene que ver con las cualidades físicas ni del trigo ni del hierro.

[...] Ese algo en común no puede ser una propiedad natural de las mercancías [...] es precisamente la abstracción de sus valores de uso lo que caracteriza la relación de intercambio entre las mercancías [...] (ibíd., p. 46).

Es así como un valor de uso vale exactamente lo mismo que otro; porque en cuanto a este valor las mercancías sólo son diferentes por su cualidad.

[...] si ponemos a un lado el valor de uso del cuerpo de las mercancías, únicamente les restará una pro piedad: la de ser productos del trabajo [...] (ibíd p. 46).

Hay muchas diferencias entre los distintos tipos de tra bajo (cultivar trigo o producir metales); entonces, del mismo modo que el valor de uso es una abstracción

64de las caracte rísticas físicas de las mercancías, el valor de cambio es una abstracción del trabajo humano; como plantea Marx, “traba jo general abstracto”. Entonces el trabajo abstracto es la ba se del valor de cambio, mientras que el trabajo útil es la ba se del valor de uso. Estos dos aspectos de la mercancía no son más que los aspectos de la misma fuerza de trabajo; por un lado, como fuerza de trabajo., como desgaste de energía fí sica del organismo y, por el otro, como tipo determinado de trabajo, es decir, como un conjunto específico de operaciones en que se canaliza esta energía, como algo propio de la pro ducción de mercancías para un uso concreto.

[...] Todo trabajo es, por un lado, gasto de fuerza hu mana de trabajo en un sentido fisiológico, y es en es ta condición de trabajo humano igual, o de trabajo abstractamente humano, como constituye el valor de la mercancía. Todo trabajo, por otra parte, es gasto de fuerza humana de trabajo en forma particular y orientada a un fin, y en esta condición de trabajo útil concreto produce valores de uso [...] (ibid., p. 57).

El trabajo abstracto es una categoría histórica, puesto que solamente es aplicable a la producción de mercancías. Ahora bien, si el valor de una mercancía está determinado por la cantidad de trabajo que ha sido incorporado a ella, esto no quiere decir que es el valor del trabajo individual incorporado, sino la cantidad de trabajo que la sociedad en tera gasta en producir determinado producto.

[...] Es sólo la cantidad de trabajo socialmente necesa rio, pues, o el tiempo de trabajo socialmente

65necesario para la producción de un valor de uso, lo que determi na su magnitud cíe valor [...] (ibíd., p. 48).

Este tiempo de trabajo socialmente necesario es el que se requiere para producir una mercancía en condiciones normales de producción y con “el grado medio de destreza e intensidad de trabajo” imperantes en una especialidad con creta en una determinado momento. Según Marx, este tiempo socialmente necesario es muy fácil de medir por es tudios empíricos. Por lo tanto, el valor de una mercancía se mantendría constante si fuera constante el tiempo de tra bajo requerido para producirla. Pero esto puede variar al cambiar las fuerzas productivas, es decir, un adelanto tec nológico que reduzca el tiempo socialmente necesario para producirla.

Ahora bien, el trabajo genera mercancías; la circulación de éstas es el punto de partida del capital. El capital apare ce por primera vez como dinero; el dinero en cuanto dinero y el dinero en cuanto capital sólo se distinguen, en un prin cipio, por su distinta forma de circulación. Es decir, en una sociedad donde las empresas pertenecen a capitalistas indi viduales que son propietarios de sus empresas y las organizan de acuerdo con sus intereses, sólo se relacionan las di ferentes partes en el intercambio (circulación) de los pro ductos en el mercado. Pero el intercambio no es exclusiva mente capitalista; puede haber intercambio entre producto res directos.

En líneas generales, podemos resumir como formas de circulación: 1) la forma directa de circulación mercantil (economía mercantil simple), en donde el

66productor de la mercancía es al mismo tiempo productor y dueño, y puede disponer de ella. El productor independiente logra obtener por medio de la venta de su mercancía el dinero suficiente para comprar otras mercancías que necesita para satisfacer sus necesidades y que él no produce. Produce el ciclo M-D-M (Mercancía-Dinero-Mercancía). Es decir, convierte una mercancía en dinero y reconvierte éste en una nueva mer cancía, vender para comprar. Y paralelamente a ésta nos encontramos con; 2) la forma de circulación capitalista (eco nomía capitalista), en donde el productor directo no es due-ño de los medios de producción. El capitalista quiere vender los productos para procurarse más dinero que el que gastó en producir una mercancía; el intercambio no tiene sentido si no le aporta más dinero. Produce el ciclo D-M-D’ (Dinero-Mercancía-Dinero). Es decir, convierte el dinero en mercan cías y lo reconvierte en más dinero, comprar para vender, Según Marx, el dinero que en su movimiento se ajusta a es te último tipo de circulación, se transforma en capital, “deviene en capital y es ya, conforme a su determinación, capi tal”.

[...] El ciclo M-D-M parte de un extremo constituido por una mercancía y concluye en el extremo configu rado por otra, la cual egresa de la circulación y cae en la órbita del consumo. Por ende, el consumo, la satisfacción de necesidades o, en una palabra, el va lor de uso, es su objetivo final. El ciclo D-M-D, en cambio, parte del extremo constituido por el dinero y retorna finalmente a ese mismo extremo. Su motivo impulsor y su objetivo determinante es, por tan to, el valor de cambio mismo [...] (ibíd., p. 183).

67Ahora bien, como vimos anteriormente en el

ciclo de ca pital, el capitalista “tiene necesariamente que comprar la mercancía por lo que vale y venderla por su valor, y, sin em bargo, sacar al final del proceso más valor del que invirtió”. Cómo se logra este mecanismo: sencillamente si encontra mos una mercancía que el-capitalista pueda comprar en el mercado y que, a través de su uso produzca valor. Y como vimos anteriormente, el origen último del valor es el traba jo humano: ¿la fuerza de trabajo es la única mercancía, capaz de generar valor.

Pero fuerza de trabajo no es una mercancía (valor de uso + valor de cambio) en cualquier sociedad, no lo es en el modo de producción esclavista ni en el feudal, puesto que existen condiciones necesarias para que ésta surja como tal. Este hecho central es la doble libertad de los obreros para vender su fuerza de trabajo en el mercado.

[...] libre en el doble sentido de que por una parte dispone, en cuanto hombre libre, de su fuerza de tra bajo en cuanto mercancía suya, y de que, por otra parte, carece de otras mercancías para vender, está exento y desprovisto, desembarazado de todas las cosas necesarias para la puesta en actividad de su fuerza de trabajo [...] (ibíd., p. 205).

Todo esto significa que la fuerza de trabajo también es una mercancía que se compra y se vende en el mercado, y si el valor de una mercancía depende del tiempo socialmente necesario para producirla, ¿cómo se calcula el valor de la “mercancía trabajo”? Esto es,

68el obrero consume energía en el proceso de trabajo que debe reconstituir; a su vez, tam bién deberá consumir cierta cantidad de bienes de consumo (comida, abrigo, etc.). Además, es necesario asegurar la multiplicación natural de los obreros; el trabajador debe tener medios para mantener a su familia y, por lo tanto, esto debe tomarse en cuenta cuando se calcula el valor de la fuerza de trabajo. Es decir, el valor de la fuerza de trabajo del obrero es el tiempo de trabajo socialmente necesario pa-ra producir lo que necesita para vivir. Entonces, el valor de la fuerza de trabajo como mercancía es igual al valor de to do lo necesario para producirla y reproducirla en una socie dad determinada (o sea, para que al otro día el trabajador pueda volver al trabajo, y pueda, además, tener hijos que reemplacen el desgaste natural de la fuerza de trabajo en el futuro).

[...] el límite mínimo del valor de la fuerza de traba jo lo constituye el valor de la masa de mercancías sin cuyo aprovisionamiento diario el portador de la fuerza de trabajo, el hombre, no puede renovar su proceso vital; esto es, el valor de los medios de sub-sistencia físicamente indispensables [...] (ibíd., p. 210).

Ahora bien, ¿cómo se materializa la ganancia del capita lista? Esto es porque en la producción industrial el trabaja dor produce en un día de trabajo mucho más de lo necesario para cubrir el coste de su subsistencia. Es decir, para produ cir lo que corresponde al valor del mismo trabajador se ne cesita sólo una parte del día de trabajo; la otra parte del día de trabajo (su producto) es apropiada por el capitalista. A modo de ejemplo, si el día

69de trabajo es de diez horas y el trabajador produce para su subsistencia en la mitad de ese tiempo, las cinco horas restantes son producción excedente de la que puede apropiarse el capitalista, es decir, trabajo no pagado. A este trabajo no pagado, Marx lo llama plusvalía.

Marx denomina “cuota de plusvalía” o “cuota de explo tación” a la proporción entre el trabajo necesario y el traba jo excedente. La plusvalía es la fuente de la ganancia, pero es la forma visible y superficial de ésta. Porque la cantidad de dinero que el capitalista tiene que gastar en salarios es sólo una parte del gasto en el proceso productivo, pues tam bién en él participan materias primas, maquinarias, edifi cios y otros elementos necesarios para el proceso producti vo. Al capital invertido en estos elementos, Marx lo llama Capital Constante, mientras que al gasto invertido en fuer za de trabajo lo denomina Capital Variable. El Capital Constante transfiere valor a una mercancía pero no crea valor en sí, lo transfiere en la medida en que es puesto en marcha por la acción del trabajo humano. Y el Capital Va riable crea valor, hace variar el valor de una mercancía de terminada. En contraste con la cuota de plusvalía, que es la relación con el capital variable, la cuota de ganancia debe calcularse haciendo referencia tanto al capital variable co mo al capital constante. La proporción entre capital cons tante y capital variable constituye lo que Marx denomina “Composición Orgánica del Capital”. Dado que la cuota de ganancia es inferior a la cuota de plusvalía, depende de es ta composición orgánica, puesto que la cuota de ganancia es mayor, cuanto menor sea el capital invertido en capital constante respecto al capital variable.

70Es así como Marx va a ir definiendo cómo la

forma de explotación está íntimamente relacionada con e] trabajo humano, es decir, explotación de los hombres, como clase, sobre otros. Pues se establecen como intereses contradicto rios en donde las diferentes clases participan, de distinta manera, en el proceso de producción, en relación con la pro piedad y el control de los medios de producción y en la for ma de expropiación del excedente producido; en donde las clases sociales son el eje en el que giran las relaciones de producción y de las cuales depende la organización política de la sociedad. Para Marx, la organización política y el po-der económico están íntimamente ligados, pues la forma de gestión política se basa en el modo de producción. El poder político de un grupo o de una clase descansa siempre en una función económica (Prólogo). Y la lucha de clases, según Marx, es una lucha política.

[...] toda clase que aspira a implantar su domina-ción tiene que empezar conquistando el poder políti co para poder presentar su interés como interés ge neral [...] (La ideología alemana, p. 43).

Y esta lucha política se da porque el poder político es, según Marx, la expresión oficial del antagonismo de clases dentro de la sociedad civil. El antagonismo entre proletaria do y burguesía es la lucha de clase contra clase, lucha que, llevada a su, más alta expresión, implica una revolución to tal (La miseria de la filosofía, p. 171).

71Porque la dominación que se basa en un proceso

pro ductivo tiene su correlato en la conformación ideológica que le da sustento en la universalidad de las ideas domi nantes. Las ideas de la clase dominante son las ideas do minantes de una época; esto es, la clase que ejerce el poder material en una sociedad determinada es, al mismo tiem po, su poder espiritual: Las ideas dominantes no son más que la expresión ideal de las relaciones materiales domi nantes (ibíd., p. 51). Las relaciones socioeconómicas y las relaciones políticas van a constituir una unidad. Así lo ex presa Marx: No digáis que el movimiento social excluye el movimiento político. No hay jamás ningún movimiento po lítico que, al mismo tiempo, no sea social (La miseria de la filosofía, p. 160).

Una característica de la sociedad capitalista es el proceso de concentración, no sólo económico sino también políti co, que se materializa en la construcción del Estado moder no, Estado capitalista que en un primer momento se estruc tura corrió una forma de lucha contra los restos del sistema feudal, y el luego es un instrumento de concentración polí tica de la burguesía.

La burguesía suprime cada vez más el fracciona-miento de los medios de producción, de la propiedad y de la población. Ha aglomerado la población, cen-tralizado los medios de producción y concentración de la propiedad en manos de unos pocos. La consecuencia obligada de ello ha sido la centralización política. Las provincias independientes, ligadas entre sí casi úni-camente por lazos federales, con intereses, leyes, go-biernos y tarifas aduaneras diferentes, han sido con-

72solidadas en una sola nación, bajo un solo gobierno, una sola ley, un solo interés nacional de clase y una sola línea aduanera (Manifiesto del Partido Comu nista, p. 41).

Esta concentración política, a través del Estado, es una necesidad instrumental de clase, pues a partir de ella se estructura como una organización exterior a la sociedad ci vil, en donde se erige en defensa de la voluntad general y como solución de los intereses contradictorios que en ella aparecen.

[...] La burguesía, por ser ya una clase, y no un sim ple estamento, se halla obligada a organizarse en un plano nacional y no ya en un plano local, y a dar a su interés medio una forma general. Mediante la eman-cipación de la propiedad privada con respecto a la co-munidad, el Estado cobra existencia especial junto a la sociedad civil y al margen de ella; pero no es más que la forma de organización que se dan necesaria mente los burgueses, tanto en el interior corno en lo exterior, para la mutua garantía de su propiedad y de sus intereses [...] el Estado es la forma bajo la que los individuos de una clase dominante hacen valer sus intereses comunes [...] (La ideología alemana, p. 72).

Y con esta forma de Estado se desarrolla el derecho pri vado que legitima los intereses particulares, dando el ca rácter de resultante de la voluntad general y creando una superestructura ideológica que cubre la explotación de cla se bajo el manto de relaciones “naturales” y en pos de la vo luntad general.

73De esta manera Marx nos va ir demostrando

cómo este mismo modo de producción va generando las condiciones objetivas para su desaparición. Puesto que el modo de producción capitalista es un sistema inestable de por sí, por que se encuentra construido sobre la base de antagonismos que sólo pueden resolverse por medio de cambios que terminarán por hundirlo. Esta contradicción proviene de su ca rácter clasista, es decir, por la relación asimétrica entre el capital y el trabajo. El funcionamiento del modo de produc ción capitalista (al igual que los anteriores) conduce irreme diablemente a su disolución. Esto no significa la destruc ción total de éste sino la superación a través de un proceso dialéctico. Porque el desarrollo del capitalismo engendra los cambios necesarios para su superación. Esto es: la cre-ciente conciencia del proletariado, como conciencia activa; la pobreza de los trabajadores en su conjunto; la miseria de los trabajadores desocupados (o como Marx los llama: ejér cito de reserva, el excedente relativo de población); la dismi nución de los salarios y el aumento de la desocupación por el proceso de concentración y de avance tecnológico; el ago tamiento de las fuerzas productivas.

Lo más notable y lo que más debe enfatizarse en la teo ría de Marx acerca del derrumbe capitalista, es su gran am plitud y flexibilidad. Las crisis catastróficas que se resuel ven finalmente en un proceso revolucionario son sólo una de las variantes posibles del proceso de derrumbe. Porque en cada posible tendencia de derrumbe el mismo Marx plantea una cantidad significativa de tendencias dilatorias. Esta lista incluye

74el desarrollo del monopolio, la conquista del mercado mundial, y significativamente Marx menciona en el texto Elementos fundamentales... también el pago de “salario excedente” a los obreros por parte de los capitalis tas. Teniendo en cuenta esto, Marx amplía significativa-mente el concepto del Prefacio... donde afirma: Ninguna formación social desaparece antes de que se desarrollen to das las fuerzas productivas que caben dentro de ella.

En las reflexiones sobre el método de la economía políti ca, Marx nos invita a repensar los elementos que participan en la construcción metodológica de su concepción teórica.

En primer lugar nos indica que el punto de partida es lo real, lo concreto, lo existente. Este lugar está dado caótica mente, es un momento conceptual confuso, ingenuo. Se tra ta de un pensamiento precientífíco, predominado por el co nocimiento cotidiano, pero considerado ‘’’mundo real” como punto de partida, pues aparece en este inicio una fuerte crí tica al pensamiento idealista Hegeliano, donde lo pensado era lo real. Marx invierte esta relación, en donde lo real es lo pensado. El “mundo conceptual’’ debe fundarse en el “mundo real” en la base material. Según Marx,

[...] Hegel da categoría de sujeto a los predicados, los objetos, pero lo hace separándolos de su verdade ra subjetividad, el sujeto [....] (Crítica de la filosofía del Estado de Hegel, p. 43).

Se ve aquí el intento por volver a poner al sujeto en

75el centro del proceso de conocimiento y como productor de su “objetivación” en las instituciones políticas del Estado. Un sujeto que vive y actúa en un mundo “real”, “material”, “concreto”.

[...] Lo concreto es concreto porque es la síntesis de múltiples determinaciones, por lo tanto, unidad de lo diverso. Aparece en el pensamiento como proceso de síntesis, como resultado, no como punto de parti-da, aunque sea el verdadero punto de partida, y en consecuencia, el punto de partida también de la in-tuición y la representación. En el primer camino, la representación plena es volatilizada en una determinación abstracta; en un segundo, las determina-ciones abstractas conducen a la reproducción de lo concreto por el camino del pensamiento. He aquí por qué Hegel cayó en la ilusión de concebir lo real como resultado del pensamiento, partiendo de sí mismo, se concentra en sí mismo, profundiza en sí mismo y se mueve por sí mismo, mientras que el método que consiste en elevarse de lo abstracto a lo concreto es para el pensamiento sólo la manera de apropiarse de lo concreto, de reproducirlo corno un concreto es piritual [...] (Elementos fundamentales para la crítica de la economía política [borrador], pp. 21-22).

En la cita anterior vemos, en resumen, toda la fuerza metodológica del ascenso teórico de Marx y su principal crí tica a Hegel. Planteamos como primer momento el punto de partida del pensamiento, y como primer momento metodo lógico la constitución de representaciones plenas, primer momento de abstracción

76conceptual. Es decir, representa ciones caóticas inicialmente confusas que ya han sido situa das en el mundo conceptual, como separación del mundo real. Y a partir de estas representaciones es donde comien-za la producción del conocimiento, como momento analítico de la razón, como abstracción. El pasaje de lo real y lo con creto a las representaciones plenas es un momento analíti co de separación de las partes del todo, y al considerar esas partes como una nueva totalidad, esta separación es la esencia de la abstracción. Momento claro pero simple, en donde aparecen las primeras construcciones conceptuales definidas, por ejemplo, producción, -consumo, división de trabajo, necesidad. De esta manera se llega a un tercer mo mento: la construcción de determinaciones abstractas, en donde se reproduce lo real por medio de la abstracción; hay una negación de la representación anterior. Este es el pri mer momento teórico. El estudio o investigación de las de-terminaciones, sean simples o complejas, por análisis, es el primer momento del método teórico para Marx —mera representación es un momento del conocimiento coti diano, precientífico, predialéctico (E. Dussel).

Cuando las determinaciones han sido descritas aparece el momento dialéctico por excelencia. El proceso de llegar al cuarto momento, a la totalidad construida. Este ascenso dialéctico consiste en partir desde lo abstracto para cons truir una totalidad concreta, situando a las partes definidas en el momento de las determinaciones en una nueva to talidad conceptual. El momento dialéctico consiste en ele varse de lo simple a lo complejo, elaborando las relaciones mutuamente

77constitutivas de sus partes, reconstruyendo un todo con mutuas codeterminaciones. La “construcción” dialéctica obedece a un doble movimiento: por un lado, los conceptos construidos y las relaciones mutuas entre sí, que se determinan y donde los opuestos se codefínen; y por otro lado, la construcción de una nueva totalidad. Es decir, lo que aparecía como opuesto en una primera instancia ahora forma parte de una unidad.

Llegado a este punto es necesario comprender el cami no de regreso desde este “mundo conceptual” al punto de partida del “mundo real”.

[...] Llegado a este punto, habría que reemprender el viaje de retorno..., pero esta vez no tendría una representación caótica de un conjunto, sino una rica totalidad con múltiples determinaciones y relacio nes [...] (ibíd., p, 21).

Pero antes de llegar al mundo real como “mundo conoci do” (último paso del método), Marx nos plantea dos momentos anteriores: el de las categorías explicativas y el de la totalidad histórica explicada. En las categorías explicativas se trata de la reconstrucción de un orden abstracto, situan do a los conceptos entre sí, no como surgieron históricamen te, sino como origen y movimiento lógico, como orden esen cial; por ejemplo, la categoría trabajo (después del proceso de abstracción; es decir, trabajo abstracto en general) se constituye en una categoría anterior a la de capital. Y en el caso de la totalidad concreta histórica, es la reconstrucción de la realidad en un orden concreto, con múltiples determi-naciones; es decir, la sociedad burguesa.

78Llegando a la realidad conocida, pero diferente.

Des pués de un arduo proceso de ascenso de lo concreto hacia lo abstracto, para luego regresar a este nuevo concreto conoci do, pero diferente de lo real, que se nos aparecía caótica mente, en un primer momento.

79

LA CONSTRUCCIÓN SOCIAL DEL INDIVIDUO

Una introducción al pensamiento de Durkheim

José María Serbia

811. Introducción

En el presente trabajo se abordan los conceptos centrales de Émile Durkheim, pilar ineludible del pensamiento sociológico, inicialmente describiremos su propuesta metodológica y posteriormente su planteo sociológico. Durkheim nació en Epinal, Francia en 1858 y murió en Paris en 1917 (durante la Primera Guerra Mundial). Fue criado en un hogar judío ortodoxo, logró su ingreso a la Escuela Normal Superior de Paris (École Normale Supérieure), uno de los centros educativos más prestigiosos de Francia. Se dedicó al estudio de la filosofía moral y de las ciencias sociales. Fue nombrado profesor de pedagogía y de sociología de la Universidad de Burdeos y de La Sorbona de Paris, comienza con sus enseñanzas en sociología, siendo el primero en enseñar esta ciencia en Francia. Sus principales obras son La División del Trabajo Social (1893), Las Reglas del Método Sociológico (1895), El Suicidio (1897) y Las Formas Elementales de la Vida Religiosa (1912). Contemporáneo de Max Weber su mirada sociológica difiere de éste, fortaleciendo la existencia de uno de los paradigmas clásicos (al igual que ocurre con Marx y Weber) de las ciencias sociales. Su postura es central dentro de lo que se llama la perspectiva o paradigma positivista. El positivismo plantea el estudio de la sociedad considerada como una totalidad a la que debe abordarse con el método científico de las ciencias naturales (con un enfoque metodológico cuantitativo) como herramienta y la objetividad científica como exigencia.

82Muchas de sus consideraciones metodológicas

y sociológicas son el resultado de la influencia de Saint Simón (Zeitlin, 2001), quien sienta las bases del pensamiento positivo para estudiar lo social. Tanto Marx como Durkheim plantean que la vida social se explica en su devenir por causas que van más allá de la conciencia y de la voluntad individual, en el caso de este último, por la forma en que se vinculan los individuos a partir de una determinada estructura social que los moldea. En su propuesta metodológica Durkheim afirma que lo social sólo se explica por lo social, a través de una postura objetivista (seleccionando las manifestaciones objetivas, exteriores y observables de los fenómenos sociales, descartando la interioridad de la subjetividad) a partir del empleo de las herramientas investigativas ya probadas por las ciencias de la naturaleza. Su teoría social aborda la complejización de las sociedades modernas, a partir de la dinámica creciente de la división del trabajo y analiza el aumento de la autonomía individual como fruto del progreso social, señalando el potencial peligro de la descomposición de este tipo de sociedades. Es muy interesante la reflexión que Robert Nisbet hace sobre el aporte de Durkheim, a quien compara con Sigmund Freud, ya que la producción intelectual de ambos tiene “…gran parte de la responsabilidad por haber encaminado el pensamiento social contemporáneo, desde las categorías racionalistas clásicas de volición, deseo y consciencia individual, hacia aspectos que son, en sentido estricto, no volitivos y no racionales” (Nisbet, 2003).

832. Objeto y método

2.1. Perspectiva metodológica

En 1895 Durkheim publica Las reglas del método sociológico donde fundamenta su propuesta de estudiar lo social con rigor científico. La definición del método y del objeto de la Sociología, y sus argumentos para justificarlos, representan el núcleo de este libro. Afirma que todas las ciencias deben regirse por los mismos preceptos y obligaciones metodológicas, y que, por lo tanto, la Sociología como ciencia debe dar cuenta sobre los fenómenos sociales empleando el modelo de indagación de las ciencias naturales. Los instrumentos y las técnicas de este tipo ciencias constituyen los parámetros metodológicos a seguir para analizar todos los fenómenos de la realidad.

Para Durkheim el objeto de la Sociología son los hechos sociales, fenómenos que sólo ésta ciencia puede analizar, ya que, “…una ciencia sólo puede considerarse definitivamente constituida cuando tiene por objeto un orden de hechos que no estudian las demás ciencias” (Durkheim, 1974). Específicamente, afirma que por medio de la investigación exhaustiva de un objeto, definido con precisión y especificado con claridad, es que puede efectuarse un análisis científico. La observación y la medición son dos reglas procedimentales indispensables a aplicar en este tipo de análisis (no es posible de explicar lo social por medio de ejercicios introspectivos o que intenten descifrar que siente o vivencian las personas). El método científico para el Durkheim debe basarse, principalmente, en

84la observación empírica de la dimensión exterior y cuantificable de lo que se va a estudiar (en el caso de la sociología los hechos sociales), por ello, importa su manifestación exterior, visible y medible, a fin de que se puedan elaborar enunciados científicos que expliciten con precisión los datos.

Durkheim plantea que el científico debe buscar el aspecto o la manifestación medible del objeto a estudiar. Por ejemplo, en uno de sus textos fundamentales, propone que para estudiar el suicidio (uno de los fenómenos que parece a todas luces un hecho individual pero que también es social) no hay que abordar las manifestaciones de las subjetividades involucradas sino que hay que analizarlo a través de una medida estadística estable, como la tasa de suicidios, permitiendo a través de ésta que el examen pueda abstraerse de lo particular. Establece, desde un enfoque sociológico, y contrariando al sentido común, que las causas sociales del suicidio están fuera de los individuos. El suicidio como acción individual debe estudiarse en el ámbito de la psicología, por lo cual la mirada sociológica debe ir más allá de las particularidades o de los casos individuales concretos; como acontecimientos subjetivos los suicidios no pueden ser analizados sociológicamente. El conjunto de suicidios revelados por la estadística permite estudiarlos como hechos sociales a fin de revelar su naturaleza social. Afirma el sociólogo francés que en cada sociedad y en cada momento histórico se presenta un determinado tipo de suicidio.

El suicidio egoísta se produce en sociedades que

85han sufrido un proceso de desintegración, promoviendo un alto grado de individualismo. Se materializa el “el culto al individuo”, lo cual supone que el yo individual se afirma con exceso frente al yo social. El individuo se percibe desajustado en la sociedad, con un horizonte que remite a su propia individualidad en una situación de normativas débiles. El suicidio egoísta se materializa por ausencia de una actividad colectiva significativa, la vida individual queda “…desprovista de freno y de significación. En el suicidio anómico son las pasiones propiamente individuales las que la necesitan y quedan sin norma que las regule” (Durkheim, 1994). El suicidio anómico se origina en sociedades con deficiencias en la regulación social (ausencia o fallas en la reglamentación moral), se da en contextos de crisis económica o cambios sociales muy vertiginosos. Fluctuaciones económicas, ascendentes o descendentes, pueden producir una tensión en las formas habituales de vida, produciendo un conflicto en las “…expectativas ordinarias de los que experimentan un súbito descenso o una súbita elevación de sus circunstancias económicas. De ello se sigue una situación anómica” (Giddens, 1994). El individuo sufre gran insatisfacción y pierde toda razón para vivir, perdiendo las referencias sociales.

El suicidio altruista se genera en sociedades excesivamente integradas, en ellas, el yo individual se somete a lo colectivo. Un caso típico de este tipo de suicidio es el soldado que entrega su vida por la patria. El suicidio fatalista se presenta en comunidades en los que hay un control de la sociedad sobre el individuo excesivo. La tasa de suicidios revela como en contextos

86determinados hay una constante y una estabilidad que no sería tal si el suicidio fuese un hecho absolutamente individual. Durkheim concluye que el suicidio varía en relación inversa al nivel de integración social del individuo.

Desde su enfoque la cuantificación y la medición de las cosas sociales es imprescindible para constituir regularidades que puedan tratarse estadísticamente. En ésta perspectiva la Sociología tiene que poder generalizar sobre lo particular. Considera Durkheim que el análisis de la especificidad y de la complejidad de lo social no puede partir del estudio de la subjetividad de los individuos, éstos no pueden ser el punto de partida del estudio de la sociedad. Su visión es holística, implica una determinada forma de considerar a la sociedad (la sociedad como una totalidad) que se opone al planteo liberal, el cual conceptualiza a la sociedad como una sumatoria de individuos.

Durkheim afirma que cuando la sociedad se complejiza productivamente se disuelven los factores (como las creencias mágicas y las cosmovisiones religiosas) que tradicionalmente funcionan cohesionando y asimilando semejantemente a los individuos con lo colectivo. La división del trabajo incide en que los factores de homogenización se vuelvan indeterminados y flexibles, permitiendo el desarrollo del pensamiento propio y de las facultades personales, para que desde ellas se pueda responder a las exigencias de este tipo de sociedades.

“…cuando se va a explicar un fenómeno social,

87es preciso investigar separadamente la causa eficiente que lo produce y la función que viene a llenar. Nos servimos de la palabra función con preferencia a la de fin precisamente porque los fenómenos sociales no existen generalmente con miras a los resultados útiles que ellos producen. Lo que hay que determinar es si existe una correspondencia entre el hecho considerado y las necesidades generales del organismo social y en que consiste esta correspondencia, sin preocuparse de saber si ha sido intencionada o no. Por otra parte, todas estas cuestiones de intención son demasiados subjetivas para poder tratarlas científicamente” (Durkheim, 1974).

Un tema central en el planteo metodológico durkheimiano está centrado en la restricción de las nociones previas, prejuicios o valoraciones del sociólogo sobre el objeto a investigar, “…los hombres no esperaron a que existiera la Sociología para tener ideas sobre la sociedad…”, por lo que es indispensable eliminar toda forma de conocimiento espontáneo. Las ideas previas o prenociones, pueden ser estudiadas por la sociología, pero no tienen que formar parte de las herramientas o conceptos a través de las cuales se conforma el saber científico. La investigación sociológica debe trabajar definiciones precisas, donde se explicite el alcance de su significado, con hechos comparables y procedimientos que permitan la medición de las cosas sociales.

Explica Durkheim ésta idea en la introducción de su libro El suicidio, en donde aclara el tema de las nociones previas y la actitud del científico ante éstas. Establece que, “…como la palabra suicidio surge

88constantemente en el curso de la conversación, podría creerse que todo el mundo conoce su significado y que es superfluo definirla. Pero, en realidad, las palabras del lenguaje corriente, al igual que los conceptos que expresan, son siempre ambiguas, y el estudioso que las emplease tal como las recibe en su uso, sin someterlas a una elaboración ulterior, se expondrían a las más graves confusiones. No sólo su significado está tan poco circunscrito que varía de un caso a otro conforme a las necesidades del discurso, sino que, además, como la clasificación cuyo producto no surge de un análisis metódico, antes bien, se limita a traducir las impresiones confusas de la gente (…) así, pues si nos dejamos llevar por la acepción recibida corremos el riesgo de distinguir lo que debe ser confundido o de confundir lo que es preciso distinguir…” (Durkheim, 1994).

El investigador está obligado a ser neutral al analizar la realidad social y no debe contaminar su producción con sus creencias, preferencias valorativas o sus estados afectivos. Los hechos sociales deben ser tratados como cosas, deben ser enfocados y analizados al igual que las cosas del mundo material, de forma desaprensiva. Durkheim destaca la necesidad de estudiar lo social desde su exterioridad, como si fueran entidades desprovistas de significación personal para el científico, quien debe tomar distancia de los mismos. De este modo, al producir un alejamiento entre el científico y su objeto, se evitar caer en afirmaciones provenientes del sentido común, de las creencias o desde la emocionalidad de quien investiga.

892.2. Los hechos sociales

Desde la perspectiva de Durkheim se diferencian los fenómenos sociales de los biológicos y de los psicológicos, aunque éstos condicionen o influyan en lo social, la sociedad debe explicarse por factores sociales. La sociedad no es la consecuencia de la yuxtaposición de realidades individuales. Durkheim conceptualiza que las formas de comportamiento social se encuentran por fuera de las conciencias y de las voluntades de los individuos (obviamente que era conciente que al mismo tiempo aquellas se materializan a partir de individuos concretos, quienes las llevan adelante en el transcurso de la vida social).

Durkheim establece que el objeto de estudio de la Sociología son los hechos sociales. Estos pueden definirse como las formas de actuar, sentir y pensar, que son exteriores al individuo y que ejercen una fuerza o presión de influencia sobre él1. Son modalidades sociales que ejercen una coacción desde el exterior al individuo, o que son generales en la extensión de una determinada sociedad, manteniendo su presencia más allá de sus manifestaciones individuales. Algunos ejemplos clásicos de hechos sociales son el lenguaje, el derecho, el suicidio o el sistema monetario. De su definición se desprenden las dos propiedades centrales del hecho social, su exterioridad y su coercitividad.

1 “En toda sociedad existe un grupo determinado de fenómenos que se distinguen por caracteres bien definidos de aquellos que estudian las demás ciencias de la Naturaleza (...) consisten en maneras de hacer o de pensar, reconocibles por la particularidad de que son susceptibles de ejercer una influencia coercitiva sobre las conciencias particulares” (Durkheim, 1974).

90La exterioridad del hecho social no es planteada

como un criterio empírico (Giddens, 1994) ya que, esto llevaría a pensar en una situación ridícula, en la que la sociedad existe sin personas, por el contario, Durkheim afirma que, la sociedad existe en los individuos que la componen, pero que, lo que da la existencia de lo social es la “combinación” de sus elementos (las relaciones entre los individuos en un contexto preexistente). La exterioridad significa que los hechos sociales preexisten al individuo, quien, además, finaliza su existencia antes que aquellos. Esta propiedad no significa que los hechos sociales no se instituyan o se materialicen en individuos que reproducen y dinamizan lo social. Las personas nacemos en una determinada sociedad que funciona con determinada organización previa, de la cual sólo somos un elemento más y la que nos instituye un nombre, una identidad cultural, un lenguaje, creencias, formas de sentir y empuja nuestro comportamiento hacia determinados valores y creencias. Estas formas de comportamiento exteriores a la conciencia individual poseen un carácter coercitivo sobre la persona, aunque no siempre las personas son concientes de esa fuerza imperativa sobre sus pensamientos, emociones y comportamientos.

“La exterioridad del hecho social respecto de nuestra conciencia está claramente marcada por la anterioridad histórica de las reglas sociales en relación con nuestra existencia. Esto significa que existe un proceso de aprendizaje por medio del cual aprendemos a actuar conformemente a lo que se espera de nosotros, sin estar todo el tiempo sometidos a un mandato o a la penosa obligación de reflexionar sobre lo que nos

91conviene hacer” (Steiner, 2003).

La coerción o coacción de los hechos sociales no se despliega fundamentalmente en el sentido físico sino en un sentido moral. La coerción, que funciona como modos de regulación social, está en íntima relación con la integración social. Su presión sobre la conciencia individual, en la mayoría de las ocasiones, es inadvertida, ya que su presencia se naturaliza en el transcurso de lo cotidiano. Desde los primeros años de nuestra vida hasta el fin de la misma estamos expuestos y somos conformados en nuestra subjetividad a partir de nuestros vínculos con los otros (grupo de pares, familia, instituciones). Las costumbres, los valores o las creencias internalizadas desde la infancia son vivenciadas como emergentes de la propia individualidad, como emergentes naturales de la existencia personal.

Quizás los hechos sociales que tienen que ver con las emociones son los más difíciles de ver como tales, ya que solemos asociarlos a respuestas naturales espontáneas de nuestra individualidad. Por ejemplo, una de las emociones que se perciben como inherentes al organismo humano es el asco. William Ian Miller explica, en su libro Anatomía del asco, como esta emoción es más que una simple sensación de respuesta natural y espontánea del individuo. Argumenta que el asco, como todas las emociones, “…son sentimientos que van unidos a ideas, percepciones y cogniciones y a los contextos sociales y culturales en los que tiene sentido tener esos sentimientos e ideas. Las emociones también tienen funciones y suelen motivar acciones.

92Confieren a nuestro mundo esa cualidad peculiar de animación: le convierten en una fuente de temor, alegría, ultraje, asco y deleite. Pero también pueden restar al mundo animación habiendo que provoque aburrimiento y desesperación. Y también sientan las bases de nuestro carácter y personalidad, de nuestras actitudes hacia nosotros mismo y el mundo que nos rodea”.

Como ya afirmamos, los hechos sociales son producidos por la sociedad y en su funcionamiento ejercen una presión sobre los individuos para que éstos adopten las configuraciones subjetivas acordes a lo exigido por lo colectivo. A menudo los hechos sociales son imperceptibles y se hacen visibles o explícitos para la persona cuando trata de resistirse a ellos, o cuando intenta transgredirlos. Esta presión social puede funcionar de carácter formal (o institucional), materializándose en controles sociales externos al individuo, como las leyes escritas, la instrucción de la educación, o puede ejercerse de manera informal, actuando a través de controles sociales internos como las modas, la vergüenza hacia ciertas manifestaciones o las reglas de convivencia cotidiana.

La coerción de los hechos sociales se vincula en su concreción con las sanciones, “…existen sanciones que favorecen ciertos comportamientos (sanciones positivas) o que se aplican a los que no actúan de conformidad con lo que se espera (sanciones negativas). La sanción negativa (…) puede tener muchos aspectos, que van desde las formas más organizadas de la coacción (el derecho penal o las reglas morales) a las formas

93más impalpables (la risa, la burla, etc.) pasando por las convenciones o los usos. La coacción puede ser solo indirecta, como sucede con el empleo de una técnica de producción no adaptada a las condiciones de mercado y de la competencia o con el uso de la lengua común” (Steiner, 2003).

Durkheim establece que hay tres categorías de los hechos sociales, los hechos más lentos en cambiar, que los llama morfológicos, como las creencias y las prácticas que se constituyen con una determinada organización (la religión, el derecho, las reglas de intercambio monetario), las corrientes sociales que se constituyen dentro de esta formas estructuradas (manifestaciones que se traducen en la vergüenza, la inhibición, la euforia o la indignación pasajeras de una multitud ante determinados eventos) y los movimientos de opinión, que pueden ser más duraderos que los anteriores o que pueden disolverse rápidamente.

3. Planteo sociológico

3.1. Definición de sociedad

Durkheim plantea, a diferencia de los contractualistas (Hobbes y Locke), que la sociedad no es un producto de las voluntades individuales, sino que es una realidad sui generis (nueva), diferente a las realidades individuales. En esta definición está presente la metáfora de que la sociedad es como un organismo (idea proveniente de Saint Simon). La sociedad no es la

94suma de individuos, ya que, éstos al entrar en interacción generan realidades que se independizan de ellos y que pueden perdurar a la existencia individual. Además, en su materialización las sociedades adquieren características que no se hallan presentes en el plano individual. Es imposible pensar que la sociedad es el producto de voluntades individuales, ya que, cada individuo sólo tiene un conocimiento ínfimo o recortado de la vida social y, en muchos casos, sus ideas sobre la realidad están distorsionadas por sus prejuicios o emociones.

Una idea central de este sociólogo francés es que el individuo es un producto de la sociedad (aunque en las sociedades modernas nuestro sentido común nos indique lo contrario). El individuo “…es una abstracción, está sumergido en un grupo que, a su vez, se halla subordinado a la Sociedad” (Zeitlin, 2001). Durkheim afirma que, hasta el propio egoísmo es, en gran medida, un resultado de la sociedad. La sociedad, por lo tanto, no es una agregación de elementos (individuos) sino una totalidad orgánica, que funciona indivisiblemente, aunque con diversos grados de diferenciación, y cuya cohesión o integración depende de una moralidad compartida.

Durkheim asegura que la superioridad de la sociedad sobre el individuo con una idea innovadora, que presenta a Dios como una metáfora de la sociedad, “…hay una realidad que tiene todas las características que la gente atribuye a lo divino. No es la naturaleza, ni tampoco es algo metafísico. Es la sociedad misma. Porque la sociedad es una fuerza mucho más grande que cualquier individuo. Nos trajo a la vida y puede

95matarnos. Tiene un poder tremendo sobre nosotros. Cada uno de nosotros depende de ella de innumerables maneras. Usamos herramientas y habilidades que no inventamos; hablamos un lenguaje que llegó a nosotros a través de otros. Casi todo nuestro mundo material y simbólico nos es dado a través de la sociedad. Las instituciones en las que vivimos –nuestra forma de vida familiar, la economía, la política, lo que sea- viene de las prácticas acumuladas de los demás, en definitiva, de la sociedad. Esta es la verdad fundamental que expresa la religión. Dios es un símbolo de la sociedad” (Collins, 2009).

La sociedad, a través de sus instituciones (escuela, justicia, policía) y de la socialización, impone a los individuos pensamientos, cosmovisiones y sentimientos que dinamizan la conservación de la sociedad, constituyendo una moral para la sociedad. Los vínculos sociales nos sujetan a los grupos y a las instituciones de las que formamos parte, haciendo de cada uno nosotros sus “instrumentos dóciles”. Durkheim asevera que tomar conciencia de “esta subordinación necesaria” es la “mejor dirección” a seguir. Esta regulación social “…permite pasar del universo infinito de las pasiones y de los deseos humanos (socialmente determinados, pues la individuación es el resultado de la solidaridad orgánica) al mundo cerrado y jerarquizado de las pasiones sociales” (Steiner, 2003).

Para que una sociedad funcione con armonía las desigualdades sociales y laborales deben ser la expresión de las desigualdades naturales, de las capacidades y

96talentos personales. Para Durkheim la sociedad es una realidad supraindividual, superior a todos los individuos y a los grupos que la conforman, su cohesión es el resultado de compartir una moral, esto es, un conjunto de creencias, sentimientos y formas de comportamientos en común. Estos elementos, “…según Saint Simón y según Durkheim, son el cemento real de una sociedad” (Zeitlin, 2001). Los fines morales son de la sociedad y, por lo tanto, están más allá del alcance de la comprensión profunda del individuo. Para Durkheim, las sociedades no están fundadas en un contrato a partir de intenciones volitivas individuales, así como la división social del trabajo no es el resultado de las decisiones racionales de los individuos. En una sociedad ser libre y autónomo no significa hacer lo que a cada uno le venga en gana, actuar sin frenos ni límites supone todo lo contrario. A partir de la obediencia y del ajuste del comportamiento individual a las formas sociales (la disciplina del propio hacer) es posible que el individuo sea libre, ya que, así puede controlarse y actuar en coherencia y armonía con lo que la sociedad exige. La sumisión del individuo a la sociedad es una dependencia liberadora. El autodominio es la primera condición de la libertad de la persona.

La sociedad es una unidad moral, entendiendo a ésta como una totalidad histórico-social de prescripciones de conductas específicas y definidas. La sociedad produce el alcance del sentido, que motoriza los significados de la existencia individual y colectiva. A partir de la socialización, con el despliegue de los controles sociales externos, como la escolarización, comienzan a funcionar los controles sociales internos.

97La sociedad se internaliza a través del proceso de socialización (educación escolar y familiar), es fuente de significados, organizando sentidos para el sujeto. Los sentidos generados socialmente se materializan en las conciencias individuales aunque, a menudo, el individuo vivencia estos sentidos como emergentes de su propia individualidad.

“Es la sociedad (…) la que nos saca de nosotros mismos, la que nos obliga a tener en cuenta otros intereses además de los nuestros; es la sociedad la que nos ha enseñado a controlar nuestras pasiones, nuestros instintos, a dictar leyes para ellos, a refrenarnos, a renunciar a nosotros mismos, a sacrificarnos, a subordinar nuestros fines personales a fines superiores” (Durkheim, 1975).

3.2. Tipos de conciencia

Para Durkheim en cada individuo existen dos contenidos de conciencia, dos orientaciones en su subjetividad, los provenientes de su socialización que le preexisten y que funcionan más allá de su voluntad y las propias de su existencia personal. Existen, por lo tanto, dos tipos de conciencia, una conciencia individual y otra colectiva, la primera es el resultado de las experiencias de vida que tiene cada individuo, pero que es el producto de las experiencias colectivas. La segunda es fruto de las prácticas sociales.

98Las experiencias personales se nutren del lenguaje

incorporado y de las categorías perceptivas (tiempo y espacio son centrales) que permiten mirar el mundo dentro de determinadas formas. En cada cultura hay un repertorio de emociones, motivaciones e inhibiciones que son normales de sentir y de ser expresadas. A través de la socialización (primaria y secundaria) los agentes socializadores las externalizan como prácticas sociales y se internalizan en los sujetos socializados como normales2 (Berger y Luckmann, 1995). La sociedad moldea al individuo de distintas formas, permite una mayor o menor individualidad, de acuerdo con procesos que se suceden a nivel de la organización y del equilibrio interno de la misma sociedad. A nivel de la psiquis humana Durkheim establece que “…en toda conciencia hay dos conciencias: la del individuo, y la de la sociedad en el individuo”. La sociedad se halla en el exterior del individuo, pero también, en el individuo mismo, quien se constituye interiormente desde la exterioridad social.

La conciencia colectiva funciona como un sistema de acumulación que dinamiza formas sociales (instituciones, valores, modalidades de hacer, de sentir y de pensar) que son propias de la vida social, los individuos se encuentran con esas formas preexistentes, como un conjunto de normas y reglas que son el marco de su existencia. En gran medida funciona a partir de un proceso de socialización que ejerce el moldeamiento

2 Para Durkheim “…la normalidad puede determinarse (…) por referencia al predominio de un hecho social dentro de las sociedades de un determinado tipo. Cuando un fenómeno social se encuentra en todas las sociedades de un mismo tipo, en la mayoría de ellas, tal fenómeno puede considerarse como normal para aquel tipo de sociedad…” (Giddens, 1994).

99de los individuos, que inadvertidamente, incorporan esas reglas sociales, ideales, creencias y valores en la subjetividad, o sea, una moral que funciona entre generaciones, posibilitando que esas formas se reproduzcan conservando la identidad colectiva.

“En lo más íntimo, nuestra conciencia misma es social. Pensamos con palabras, pero nosotros no la hemos inventado. No podríamos pensar si no tuviéramos ideas y lo que guía nuestra conducta son determinados ideales. Pero ni las ideas ni los ideales podrían haber sido creados por nosotros mismos en forma aislada” (Collins, 2009).

En las sociedades primitivas, con estructuras sociales simples (con lazos de solidaridad mecánica), la conciencia colectiva recubre la conciencia individual de cada uno dejando poco espacio para el pensamiento propio, esta existencia social está organizada rígidamente por imperativos y prohibiciones sociales que funcionan homogéneamente sobre una multiplicidad de individuos. La fuerza de la conciencia colectiva implica coerción y, también, extensión. Los sentimientos, los valores y las creencias colectivas tienen una fuerza extrema que se manifiesta con rigor para quienes perturban las interdicciones sociales en todos los comportamientos individuales. En las sociedades complejas, organizadas por vínculos de solidaridad orgánica, esta fuerza de la conciencia colectiva se encuentra debilitada por el aumento del espacio de desarrollo de la conciencia individual, se producen márgenes más amplios de interpretación individual de los imperativos sociales.

1003.3. Tipos de solidaridad

El cambio social es un resultado del desarrollo de la división del trabajo, que se materializa según Durkheim en los tipos de sociedad, las que se diferencian según el tipo de solidaridad (vínculos sociales) que se establece entre sus integrantes. Son distinguibles dos grandes tipos de sociedades, las que se integran a partir de lazos sociales de solidaridad mecánica y las que lo hacen con solidaridad orgánica. Para Durkheim no se pueden explicar los fenómenos de diferenciación social y de solidaridad orgánica partiendo de los individuos, las sociedades con solidaridad orgánica emergen de las sociedades con solidaridad mecánica, donde, además, de la diferenciación productiva colaboran en su transformación el aumento poblacional y las transformaciones técnicas. Fundamentalmente, la división de las tareas explica el pasaje de un tipo de sociedad al otro.

Durkheim establece que la solidaridad mecánica, propia de las sociedades primitivas, descansa en la omnipresencia de la conciencia colectiva y el escaso desarrollo de la conciencia individual, como consecuencia de una división del trabajo rudimentaria. Durkheim afirma que en las sociedades tradicionales (solidaridad mecánica) la especialización y diferenciación de las tareas es elemental. La tradición y la religión ejercen una fuerza social que limita el desarrollo de la individualidad. La sociedad con solidaridad mecánica tiene una gran estabilidad, se presenta como una unidad cultural de creencias y sentimientos. En este tipo de sociedades la

101propiedad es comunal, las relaciones de parentesco y de fuerte localismo son vitales, las tareas no son complejas ni diversificadas, prima la homogeneidad de intereses y de las formas de ver el mundo, hay una moral en común reforzada por la regulación de las pequeñas comunidades. Su estructura es simple, se divide en diversos segmentos sociales, son homogéneos entre sí, cada uno de los cuales desempeña las mismas funciones.

Dentro de cada una de estas comunidades (segmentos) quizás la mayor diferencia es la del sexo de sus integrantes. Las personas tienen las mismas experiencias vitales, se alimentan, se visten y se divierten de la misma manera, casi siempre están cohesionadas por las mismas ideas religiosas, la igualdad de los miembros crea las identidades y los lazos familiares son muy fuertes. Las desviaciones son reprimidas con castigos y sufrimientos para preservar la conciencia colectiva. La conciencia colectiva, para ser preservada, cuenta con mecanismos para reprimir las desviaciones (desterrar o ejecutar al que infringe las normas es una practica común).

“Las sociedades en la que los principales vínculos de cohesión se basan en la solidaridad mecánica tienen una estructura agregada o segmentaria: esto es, se componen de grupos político-familiares yuxtapuestos (grupos de clan) que son muy semejantes entre sí por su organización interna. El conjunto de la tribu forma una sociedad porque es una unidad cultural: porque los miembros de los distintos grupos de clan se adhieren todos al mismo conjunto de ideas y sentimientos

102comunes. De este modo, cualquier parte de tal sociedad puede desmembrarse sin que esto signifique una gran pérdida para los demás; de un modo parecido a como los organismos biológicos sencillos pueden fragmentarse en varios cuerpos que no dejan de ser unitarios y autosuficientes” (Giddens, 1994).

En cambio, en las sociedades con solidaridad orgánica la división del trabajo es mayor, se complejizan las actividades, los individuos se diferencian por su especialización productiva, generando un entramado de interdependencias funcionales y de cooperación de las fuerzas laborales en diferentes tareas y roles, que producen la integración del individuo con los demás. El seguimiento de las reglas sociales y la moralidad sobre las labores es fundamental para el correcto funcionamiento de la totalidad social, en la que todos sus miembros participan de una manera u otra para que se dé el cumplimiento normativo exigido por la sociedad.

En las sociedades modernas (con elevada división del trabajo) la integración moral se constituye y se dinamiza a través de las diferencias y la interdependencia entre sus miembros. Supone una forma de solidaridad más compleja y enriquecedora (permite el desarrollo de los individuos), ya que descansa en la división complementaria de las tareas. A través de la especialización laboral se enlazan entre sí los individuos, nadie es autosuficiente, todos necesitan de todos, por ello, la dependencia es mayor que en las sociedades simples (solidaridad mecánica). La conciencia individual que así se desarrolla contribuye a la unidad social, al mismo

103tiempo que satisface las necesidades individuales.

“En la sociedad tradicional la gente se encontraba sujeta a la tiranía del grupo: la individualidad estaba subordinada a la presión de la conciencia colectiva. La expansión de la división del trabajo y el debilitamiento de la conciencia colectiva permitieron escapar de esa tiranía, pero la disolución del viejo orden moral amenazaba al individuo con otra tiranía, la de sus propios e inagotables deseos. Un individuo sólo podía ser libre si se constituía como un actor autónomo, capaz de controlar sus impulsos” (Giddens, 1997).

Para Durkheim en las sociedades complejas, con solidaridad orgánica, hay una interdependencia funcional, existen grupos diferentes, con morales diferentes pero que deben ser superpuestas o coherentes con la moral o conciencia colectiva. En este tipo de solidaridad no debe suprimirse la competencia entre los individuos, sino que debe moderarse. Mas allá que haya una moral para cada clase y profesión, debe haber también una moral de la totalidad, común a todos. El desarrollo de la conciencia individual genera que la conciencia colectiva sea general e indeterminada. Como las morales particulares pueden entrar en conflicto hay instancias que aseguran el orden entre esos elementos heterogéneos, a partir de la presencia del Estado y de los grupos secundarios (laborales). Durkheim afirma que la conciencia colectiva en las sociedades modernas se transforma con respecto a la que existía en las sociedades pretéritas. Un valor central de la sociedad con solidaridad orgánica está asociado al “culto al individuo”, el cual supone una solidaridad con

104el sufrimiento del otro, basado en el deseo de igualdad y justicia entre las personas. Los ideales de la Revolución Francesa (1789) de libertad, igualdad y fraternidad guían este proceso de evolución social.

Los tipos de solidaridad se expresan para Durkheim en los fenómenos jurídicos, distinguiéndose dos formas básicas de derecho, cada una de ellas característica de cada uno de los tipos de solidaridad. El derecho represivo o penal castiga las faltas, los crímenes y ofensas a la conciencia colectiva. El derecho restitutivo se orienta en el restablecimiento de un estado de las cosas, cuando se ha cometido una falta se busca reparar el daño cometido.

En las sociedades de solidaridad mecánica prevalece el derecho represivo, el cual sanciona cualquier infracción sobre el sistema de valores y de creencias compartido por la totalidad social. El castigo reviste una gran importancia para el mantenimiento de la conciencia colectiva, el trasgresor es escarmentado severamente si se considera que su acción ofende o perturba el funcionamiento moral. Prevalecen las sanciones visibles, las manifestaciones de fuerza de la sociedad sobre aquellos que la ponen en peligro, tanto en su extensión como en su particularización. La fortaleza de la conciencia colectiva permite extender el alcance de lo que se considera un delito, es decir, aquellos actos que violan una norma, sentimientos o prohibiciones que colisionan con la conciencia colectiva.

La función del castigo es la de satisfacer la conciencia común, que se vulnera por el acto cometido

105por uno de los miembros de la comunidad, el infractor. El derecho represivo o penal exige un castigo visible y, a menudo, físico del culpable, que funciona socialmente como una reparación ofrecida a los sentimientos colectivos puestos en peligro. La administración y materialización de la justicia penal se dinamiza por el accionar de la comunidad, a diferencia del segundo tipo de sociedades (con solidaridad orgánica), donde la administración de la justicia se encuentra a cargo de un cuerpo de especialistas, lo que es coherente con la profesionalización característica de la división del trabajo.

A diferencia de las sociedades con reducida diferenciación, en las sociedades con solidaridad orgánica el derecho restitutivo es central, ya que éste demanda a los individuos que cumplan con las leyes o que restituyan a aquellos que resulten perjudicados por sus acciones, su acción jurídica busca reparar o reestablecer las relaciones dañadas. En estas sociedades se producen formas morales y jurídicas cuyos principios legales tienden a la restitución, ya no se castiga con la intención de ejercer una venganza, sino para reconstruir un equilibrio anterior. Las personas no suelen reaccionar emocionalmente ante el incumplimiento de las leyes. Con el derecho restitutivo se pretende reintegrar un estado de cosas considerado justo por la sociedad.

3.4. La importancia de la división del trabajo

Para Durkheim la división del trabajo ocupa un

106lugar central en su teoría, ya que le permite explicar el desarrollo de las sociedades y sus formas de cohesión social. La división laboral posibilita la especialización, la integración y la cooperación de los individuos en diferentes tareas y roles. Durkheim establece que hay factores que influyen en el aumento de la división del trabajo, como la creciente densidad demográfica (concentración de la población), la formación y el desarrollo de las ciudades y los cambios tecnológicos, que, por ejemplo, permiten reducir los tiempos para transportarse. Estos factores son los motores que generan la densidad moral, y sobre todo su complejidad, a través de la incorporación de las vías de comunicación y de la transmisión social de manera constante.

Fundamentalmente, la división del trabajo resulta de una combinación del volumen, la densidad material y la densidad moral de la sociedad. El volumen es el número de individuos pertenecientes a una colectividad, la densidad material y moral resulta de la intensidad de las comunicaciones y los intercambios activos de los individuos, a mayor número de relaciones entre los individuos, mayor probabilidad de que trabajen juntos, más estrechas las relaciones comerciales y competitivas, y mayor la densidad. En la lucha por la existencia la diferenciación social esto permite que un número más elevado de individuos sobrevivan diferenciándose. En este tipo de sociedad el problema fundamental radica en que el aumento del individualismo se cumpla conjuntamente con el ideal de fraternidad humana, manteniendo un cierto nivel de funcionamiento de conciencia colectiva, sin la cual la solidaridad orgánica

107conduciría la disgregación social.

“…la creciente división del trabajo, según opinaba, conducía a una solidaridad de intereses entre todas las clases (partes) de la sociedad. Llama a las clases funciones y las ve como coordinadoras, cooperativas y unificadoras, nunca antagónicas (…) si el sistema industrial sólo era un sistema de funciones, todo lo que se necesitaba para asegurar su armonioso funcionamiento era una regulación apropiada” (Zeitlin, 2001).

La división del trabajo genera una solidaridad más compleja, integra a los individuos a lo social por interdependencia, a partir de las diferencias. Posibilita el desarrollo de una situación en la que los individuos puedan desplegar sus talentos y potencialidades, encontrando satisfacción y conformidad con el orden social. Esta dependencia mutua es creciente como resultado del aumento de la división del trabajo. Para Durkheim en las sociedades diversificadas es necesario organizar y coordinar las acciones de una multiplicidad de personas y de grupos ocupacionales para el funcionamiento predecible y armonioso del orden social. Estos ajustes productivos deben estar revistos de una moralidad que permitan la efectividad del autocontrol exigido socialmente.

La división del trabajo funciona adecuadamente cuando cada persona, según sus talentos, accede a una tarea acorde a sus capacidades y que, por consiguiente, lo satisface. Esta situación facilita que los trabajadores incorporen la moralidad específica a su tarea (que debe

108ser compatible con la moralidad colectiva) y contribuyan al enriquecimiento de una cohesión diferenciada de la sociedad. La división del trabajo puede, por diferentes circunstancias, presentar desajustes, como cuando los talentos no se corresponden con las tareas, produciendo lo que Durkheim llama división forzada del trabajo (funcionamiento que genera conflictos en la sociedad). Durkheim no considera que naturalmente existan los antagonismos entre las clases sociales, como afirma el marxismo, los conflictos no son normales, su existencia se debe a un funcionamiento desajustado de la división del trabajo.

Durkheim confía que en las sociedades complejas cada uno se posicione laboralmente en el lugar al que naturalmente está preparado para ocupar. Las diferencias resultan, así, de la direccionalidad de los más capaces en la ciencia y en la industria, éstos dirigen a la sociedad, pero no poniéndose por encima de los otros, ya que esa sólo es su función. Este funcionamiento permite que cada uno atempere y modere sus instintos egoístas, posibilitando que una moral secular integradora de las funciones diferenciales de la sociedad.

Una ética de la satisfacción con la tarea realizada hace que los individuos se conformen con su destino y no pretendan más allá de lo que merecen o que puedan obtener por su capacidad. Se requiere que la satisfacción no pase por tener menos o más, sino que, los individuos se convenzan que no tienen derecho a más de lo que pueden conseguir. Deben reconocer la superioridad moral de la autoridad, generándose una “…intensa fuerza moral

109capaz de moderar y regular las diversas funciones y de someter el egoísmo y los intereses especiales” (Zeitlin, 2001).

3.5. El Estado y los grupos secundarios

Durkheim afirma que la sociedad tiene una autoridad moral sobre sus integrantes, pero que necesita para su desarrollo de una autoridad más concreta, la del Estado3. La autoridad estatal resulta de la sociedad, y se hace necesaria ya que los hombres son naturalmente seres abocados a la satisfacción de sus instintos egoístas, si es que nada los limita. El Estado emerge dentro de una determinada sociedad, expresando la vida social que lo produce. El Estado debe generar nuevas ideas y, a la vez, debe guiarse por la dinámica de la sociedad. Considera que es inevitable para el funcionamiento de las sociedades complejas la constante ampliación de las esferas de intervención del Estado como un fenómeno irresistible que debe complementarse con el

3 “No es exacto decir que el Estado encarna la conciencia colectiva, pues ésta lo desborda por todos lados. Ésta es difusa en gran medida; hay, en cada instante, multitudes de sentimientos sociales, de estados sociales de todo tipo de los cuales el Estado no percibe más que el hecho debilitado. El Estado no es la sede no más que de una conciencia especial, restringida, pero más alta, más clara, que tiene de sí misma un sentimiento muy vivo. Nada tan oscuro e indeciso como estas representaciones colectivas que se hallan esparcidas por todas las sociedades: mitos, leyendas religiosas o morales, etc. No sabemos ni de dónde vienen, no adónde tienden; no las hemos pensado. Las representaciones provenientes del Estado son siempre más conscientes de sí mismas, de sus causas y de sus objetivos (…) el Estado es un órgano especial encargado de elaborar ciertas representaciones que tienen valor para la colectividad. Estas representaciones se distinguen de las otras representaciones colectivas por su mayor grado de conciencia y reflexión” (Durkheim, 2007).

110funcionamiento de grupos secundarios.

Los grupos secundarios o profesionales, para Durkheim, son asociaciones, desde las cuales se materializan moralidades específicas generadoras de solidaridad y regulación, que sirven para equilibrar la relación entre el individuo y el Estado. Estas corporaciones profesionales o laborales deben agrupar a empresarios y obreros en las diferentes ramas de la economía, su función radica en establecer principios legales y morales acordes a la actividad en cuestión que regulen sus relaciones. Por ello, estos vínculos reglamentados pueden limitar los conflictos entre los diferentes actores económicos, los contactos entre ellos enmarcados en el accionar de los grupos secundarios deben ser recurrentes para consensuar objetivos y para organizar la actividad en común. Son instancias sociales intermediarias que evitan que el Estado asfixie a los individuos o que se comporte de forma tiránica frente a ellos, son como poleas entre los objetivos de la planificación estatal en general, las metas de cada sector productivo y la necesaria autonomía del individuo. La función primordial de estos grupos es el fortalecimiento de la reglamentación moral de las actividades productivas. Estas corporaciones productivas no son autónomas ni están enfrentadas al Estado, se hallan subordinadas y resguardadas por la autoridad moral y legal de la esfera estatal.

“Los gremios de oficio deben convertirse una vez más en una institución pública. Basados en la estructura de clases existente, su función sería establecer principios morales y legales de carácter general que regularan

111las relaciones entre las diversas ocupaciones y clases” (Zeitlin, 2001).

La autoridad moral, ejercida principalmente por el Estado y, en menor medida, por estas asociaciones ocupacionales, es fundamental para el sostenimiento del orden social moderno. El funcionamiento de la sociedad no puede respaldarse exclusivamente en la fuerza, debe basarse en la creencia de la moralidad de la autoridad. Para Durkheim, el Estado tiene dos funciones centrales, la protección de los ciudadanos y la dirección de la sociedad para que concrete sus fines. Los intereses comunes a toda nación deben personificarse en el Estado. Según Durkheim la sociedad encomienda a determinados individuos el poder de dirigirla para que cumplan sus intereses e ideales. La nación se cohesiona como resultado del funcionamiento de “lazos ideales”, no necesariamente racionales, como los hábitos, las costumbres, los símbolos y los relatos que materializan el amor a la patria. Deben procurarse los conocimientos que permitan identificar estos intereses e ideales y colaborar para seleccionar los medios más adecuados dentro de determinadas circunstancias.

La función del Estado es doble, debe proteger a los ciudadanos, los unos de los otros y, al mismo tiempo, conducir a la sociedad a la realización de su propio fin. Cada sociedad tiene fines e intereses que le son propios, que en su alcance no son accesibles al individuo. El Estado es central para inculcar una forma moral de vida, para que empleadores y obreros, grupos e individuos con intereses diferentes moderen sus apetencias y encuentren

112en las normas morales una fuerza para disminuir los conflictos y fortificar la solidaridad social, por ello debe realizar una planificación racional y extender sus raíces en todas las direcciones de la producción y evitar que ningún grupo secundario o ocupacional tenga ventajas o privilegios.

“…hay en cada momento corrientes sociales que llevan a la colectividad en tal o cual sentido determinado, y que no emanan del Estado. Muy frecuentemente, el Estado experimenta su presión, más bien que darle impulso. Hay así toda una vida psíquica que está difusa en la sociedad. Pero hay otra que tiene por sede especial el órgano gubernamental. Es allí donde se elabora, y si influye sobre el resto de la sociedad no es más que secundariamente y de modo de repercusión (…) hay, pues, una vida psíquica colectiva, pero esta vida no está difusa a todo lo largo del cuerpo social; aun siendo colectiva, está localizada en un órgano determinado. Y esta localización no proviene de una simple concentración en un punto determinado de una vida que tiene orígenes fuera de este punto. Es en parte en este mismo punto donde nace. Cuando el Estado piensa y se decide, no se debe decir que es la sociedad la que piensa y se decide por él, sino que éste piensa y se decide por ella. No es éste un simple instrumento de canalizaciones y concentraciones. Es, en cierto sentido, el centro organizador de los grupos mismos” (Durkheim, 2007).

1133.6. Anomia e individualismo moral

La libertad y el individualismo son pilares del desarrollo histórico de las sociedades modernas, según Durkheim este desarrollo social nos ha liberado de las tradiciones y de las imposiciones de un medio social asfixiante a la individualidad. La existencia de sociedades complejas (solidaridad orgánica) promueve la diferenciación y el desarrollo de la individualidad. Esta complejidad y diferenciación social son más enriquecedoras pero presentan el riesgo de en su seno se desencadenen procesos de debilitamiento de la moralidad y de la cohesión social. La crisis de las reglamentaciones morales como consecuencia del desarrollo de las tendencias egoístas presentes en el desarrollo de la individualización en las sociedades puede acelerar procesos anómicos, de disgregación social.

Para Durkheim el individualismo es una tendencia irreversible. El aumento de la esfera individual no significa la libertad absoluta del individuo, la falta de límites tiene un impacto negativo en la sociedad y en el individuo. Dejarse arrastrar por sus instintos hace que uno sea un esclavo de sus pasiones. El individuo para ser libre y para ejercer su libertad debe someterse a los principios sociales que permiten el funcionamiento social. La disciplina de las reglamentaciones morales específicas (grupos secundarios) y generales (Estado) son inevitables para materializar el “individualismo moral”, que descansa en los valores de la revolución francesa, como la fraternidad, la justicia, los derechos individuales y el valor supremo de la vida humana.

114“El sentimiento del valor supremo del individuo

humano es así un producto de la sociedad, y es ésta la que lo separa decisivamente del egoísmo. El culto al individuo no se basa en el egoísmo, sino en la difusión de sentimientos completamente contrarios al egoísmo: la compasión por el sufrimiento humano y el deseo de justicia social” (Giddens, 1994).

Para Durkheim la anomia significa la ausencia de normas orientadoras del comportamiento moral de los individuos. La anomía se asocia al debilitamiento normativo y a la crisis de las formas reguladoras de las interacciones sociales. El proceso anómico se desencadena por el funcionamiento incorrecto de las instituciones sociales a cargo de la reglamentación moral de la sociedad. El avance de un individualismo desprovisto de moralidad puede generar efectos negativos en términos de egoísmo (deseos no refrenados por lo social) y de anomia, la cual supone una perplejidad e inseguridad en el fundamento de los comportamientos y decisiones ante la realidad.

En el pasado las formas sociales tradicionales asfixiaban al individuo en términos de autonomía pero brindaban seguridades y certezas, al entrar éstas en crisis y disolverse en términos de su capacidad de coerción se disparan efectos positivos (capacidad crítica para enfrentar las imposiciones sociales) y negativos (angustia, confusión ante la multiplicidad de valores, disgregación de vínculos desarraigo, inquietud, inconformidad). La anomia implica una situación social desorganizada, que alienta un comportamiento no social, es la disolución

115de los controles sociales que no pueden armonizar los conflictos y las diferencias entre grupos e individuos. En las sociedades contemporáneas emergen factores de propensión a la anomia como la incertidumbre del individuo frente a su realidad, su aislamiento moral, la falta de direccionalidad social, la sensación de un “vacío de futuro” y las dificultades para que las personas puedan proyectarse vincularmente en un futuro con certidumbres. Como establecen Boltanski y Chiapello (2002), la liberación de las tradiciones producen un efecto paradójico en términos de anomia, “…si las conquistas de autonomía han traído consigo un número creciente de personas en situaciones de ansiedad, no parece que todo el mundo haya logrado acceder a las promesas del desarrollo personal”.

Como ya establecimos, para Durkheim el Estado moderno no está en oposición al individuo, al contrario, es la instancia estatal quien garantiza la conquista de los derechos individuales. El Estado es quien debe garantizar que las relaciones contractuales laborales se den en un marco de justicia y moralidad El “culto al individuo” tiene su causa en lo social y, por ello, es tarea del Estado promover el individualismo moral, protegiendo los derechos civiles de los individuos y permitiendo que cada uno de ellos administren su libertad con moralidad. La educación es central para que el individuo se conforme con su destino específico y acepte las normas morales. La educación, permite internalizar ciertos principios morales que facilitan la aceptación de la autoridad social para producir y mantener un orden social estable. Estos principios, cuyos orígenes

116son sociales, estarían implicados “…en el bienestar de los demás: era la moralidad de la cooperación (…) el individualismo (…) se basaba en los sentimientos de solidaridad con el sufrimiento humano, en el deseo de igualdad y de justicia” (Giddens, 1997).

La educación moral para Durkheim debe ser instrumentada estatalmente como parte de un proyecto de fortalecimiento moral de la sociedad, con eje en el respeto del individuo y de éste hacia los otros. Un moral no religiosa funcionaría como un cemento social, uniendo por vínculos de dependencia y necesidad mutua, contando con la educación como herramienta vital para la integración y el sostenimiento de una homogeneidad mínima para su reproducción a partir del fortalecimiento de la menguada conciencia colectiva. La educación estatal debe desarrollar individuos autónomos con una disciplina que refrene su egoísmo y permita vivenciar la importancia de los otros, “…Durkheim arraiga la necesidades egoístas en la estructura biológica (es decir prosocial) del organismo de cada persona; pero deja también bien claro que el egoísmo es en gran parte producto de la sociedad; por ejemplo, el impulso hacia la prosperidad económica individual es una creación de la sociedad moderna (…) el individualismo no es lo mismo que el egoísmo, pero el incremento del primero amplia el alcance de las inclinaciones egoístas. La situación de anomía que predomina en ciertos sectores de las sociedades modernas refleja precisamente la extensión del ámbito de los motivos y gustos personales, lo cual es consecuencia de un largo proceso de desarrollo social” (Giddens, 1994).

117Según Durkheim en las sociedades modernas,

donde el individualismo (el culto al individuo) es preponderante, el alejamiento de los procesos anómicos depende del grado de éxito que tenga el Estado y los grupos secundarios en socializar a los individuos para que tomen conciencia de su dependencia frente a la sociedad en su conjunto. A través de la especialización de las tareas revestidas de una moralidad específica y a través de una educación estatal que posibilite una moralidad general se pueden moderar las ambiciones y el egoísmo humano, generando una división de funciones concretadas en un equilibrio de interdependencia moral. La multiplicación de valores debe integrarse en un proceso donde el individualismo moral se materialice con autonomía personal y, a la vez, con una conciencia de la dependencia de cada uno con respecto a los otros. Para Durkheim el planteo liberal propone una existencia social que desprecia la vital presencia de la moralidad, sólo plantea la existencia del interés individual. Los principios morales son los elementos que permiten constituir un colectivo social (que ejerza la función de autoridad moral) donde se regulen los apetitos insaciables de los individuos.

El Estado tiene la responsabilidad de establecer y proteger los derechos individuales. Su desarrollo es análogo al incremento de la división del trabajo y, por ende, de los lazos de solidaridad orgánica. Recomienda la abolición de la herencia por suponer que ésta obstaculiza la división natural del trabajo, las propiedades deben ser manejadas por las autoridades de las organizaciones ocupacionales. Durkheim afirma que la división del

118trabajo puede encontrar en las injusticias (entre las que menciona la herencia) de su funcionamiento motivos para la existencia del conflicto y la desintegración. El Estado no debe tolerar desigualdades muy profundas, las diferencias saludables son las que resultan de las disposiciones y los talentos naturales de los individuos. Para Durkheim el desarrollo de la división del trabajo debe producirse espontáneamente, las personas deben poder elegir su trabajo y su forma de vida.

4. Conclusiones

El panorama económico actual se caracteriza por un sistema industrial Postfordista (Sennett, 2007) que se transforma tecnológica y organizacionalmente (emergencia y consolidación de un modelo, caracterizado por la organización flexible del trabajo, la terciarización, la automatización y la robótica aplicada a la producción) y por la importancia que cobra la rentabilidad económica producto de los negocios financiero. La aceleración en el proceso de concentración de capital (dinamizado por las transacciones y la rentabilidad financiera), se hace prioritaria la mejora permanente de la tecnología productiva y comercial, a fin de bajar los costos y aumentar la competitividad frente a los otros oferentes. Los mecanismos de mercado sin regulación o control estatal operan de forma no planificada, generando una elevada incertidumbre en las transacciones económicas dependientes del volátil capital financiero. Esto impacta en las estructuras burocráticas empresariales, que son reemplazadas por instancias flexibles de prestaciones

119temporales de servicios basados en contratos de trabajos precarios. Se transforma la estructura empresarial y las modalidades de gerencia para enfrentar contextos de turbulencia en formas maleables de organización.

Los trabajos especializados se integran en programas o proyectos de baja estabilidad y de un alcance recortado. La mano de obra es encauzada a través de agencias externas de contratación laboral, quienes proveen demandas puntuales de empresas a partir de sus necesidades. Las nuevas pautas laborales (contratos terciarizados, de alcance temporario, con tareas descentralizas y responsabilidades compartidas en entornos grupales competitivos) impactan en la subjetividad y la vida personal. Desde la cosmovisión neoliberal todas las personas deben manejarse como empresarios de su propia vida, independientemente de su condición material o social, ya que el éxito sólo depende de la explotación que cada uno haga de su propio potencial. La nueva cosmovisión laboral rompe la empatía y la solidaridad social entre compañeros de trabajo, instaurando comportamientos egoístas al interior de los espacios laborales, facilitando y fortaleciendo los procesos de precarización laboral. Las doctrinas gerenciales elogian la cooperación, la comunicación empática y el trabajo en equipo para vender la precarización como una oportunidad para reinventarnos continuamente.

En las organizaciones contemporáneas la pretendida “gestión de uno mismo” (hacerse cargo individualmente de los riesgos de la trayectoria

120laboral, omitiendo o invisibilizando la responsabilidad de la economía y del Estado en el contexto en el que el trabajador actúa) disuelve la separación entre los tiempos libres y los tiempos de obligación laboral. La idea de la nueva gerencia laboral es fusionar lo emocional con las disposiciones técnicas del sujeto, las prácticas laborales e íntimas en un entrelazamiento para conseguir el empleado total. El panorama brevemente descripto se produce en articulación con un modelo estatal neoliberal, que remite a un modelo de sociedad considerada como una agregación de individuos, este modelo socioeconómico está basado en los siguientes pilares: desregulación económica, presencia menguante de la intervención del Estado, políticas sociales focalizadas, intervenciones asistencialistas hacia los excluidos y prestaciones de servicios básicos (salud, educación, transportes) privatizados o mixtos.

El Estado se repliega y se reemplaza la lógica del ciudadano por la del consumidor. La acción estatal de intervención sobre lo social funciona dentro de un esquema de solidaridad voluntaria y filantrópica hacia los individuos que menos tienen. El individuo debe hacer frente a las incertidumbres autónomamente, debe poder adaptarse a las turbulencias de la vida con sus propios recursos (Rosanvallon, 2007). Según Robert Castel (2004) estas iniciativas motorizan una dinámica de descolectivización, reindividualización y aumento de la inseguridad, a los cuales podríamos agregar otras consecuencias, como la insatisfacción con el trabajo y un panorama incierto sobre el futuro4. Factores que 4 “Más de la mitad de los españoles cree que no accederá a un trabajo acorde con sus habilidades, un tercio de los jóvenes graduados se sienten sobre cualificados

121son, para la perspectiva de Durkheim, disparadores de estados de anomia.

“En el plano subjetivo, el aligeramiento de las constricciones sociales se compensa con la extensión de la responsabilidad individual y el aumento de las cargas psíquicas, haciendo gravitar en trono al sujeto el peso del mundo social (…) los sujetos no son titanes, (…) vencidos por el compromiso que cargan, no sólo se revelan como incapaces de responder a las exigencias desmedidas, sino como totalmente impotentes. El sujeto encuentra apoyos o estalla” (Papalini, 2015).

Durkheim establece que el peligro de la disgregación social resulta cuando los individuos se encuentran carentes de normas morales y organizaciones que direccionen, contengan y protejan su vida ante las incertidumbres del desarrollo de sociedades muy dinámicas. El individuo no encuentra más referencias en su horizonte que él mismo. Robert Castel (2004) explica que el repliegue del Estado y la pérdida de fuerza de los lazos sociales para generan cohesión social produce una frustración colectiva, intensificando un malestar que busca responsables o chivos expiatorios. Afirma que el resentimiento es una respuesta social que no predispone al sujeto a la generosidad hacia los otros, por el contario, para el empleo que desempeña y casi los mismos se ven estancados y con pocas opciones de aprender más. Son los datos que arroja una macroencuesta europea realizada recientemente a casi 50.000 trabajadores de los 28. Las respuestas de España dibujan un panorama pesimista con datos generalmente peores que la media europea. Los expertos reclaman más formación práctica en los estudios e implicación en el aprendizaje a lo largo de la vida (…) la encuesta europea de habilidades y empleos ahonda con casi 50.000 encuestados en los desajustes entre el conocimiento del trabajador y el empleo al que accede. Además del desajuste que perciben los universitarios, un 40% de los españoles creen que tiene más habilidades de las que necesitan en su trabajo habitual (39% en Europa), aunque también más de la mitad (53%) consideran que estas quedarán anticuadas en cinco años”. http://economia.elpais.com/economia/2015/10/30/actualidad/1446234123_613806.html?id_externo_rsoc=FB_CM.

122induce una actitud defensiva5 y en su análisis establece que se dirige hacia los grupos o categorías sociales más próximos a su situación social.

En sociedades que se transforman incesantemente, que se modifican las relaciones sociales y productivas con cada vez mayor intensidad, se requiere de una presencia reguladora del Estado. Pierre Rosanvallon (2007) ante esta situación establece la necesidad de “…encontrar un nuevo cemento colectivo. El problema es que los lugares de lo que se llama civismo ordinario –la conscripción, la escuela, el barrio mismo- se han descompuesto progresivamente. Las instituciones en las cuales el individuo podía proyectarse para identificarse con la nación (…) se volvieron más frágiles y más banales”.

Papalini (2015) plantea ante este marco de desconcierto y de “endeble situación existencial…” cuatro opciones. Una es la vía revolucionaria, a la que califica como un intento heroico de destrucción del presente orden social que cuenta con ínfimas probabilidades de éxito. Una segunda opción es el aumento de la tolerancia (resiliencia) del individuo, echando a mano de apoyos, tales como medicamentos, drogas, terapias y religiones.

5 “…es incongruente pedirles a los grupos más desfavorecidos que sean sus propios sociólogos y que elaboren ellos mismos la teoría de su situación (al proletariado industrial del siglo XIX le llevó mucho tiempo hacerlo, antes de constituirse en clase obrera). Se puede comprender perfectamente que una reacción social tome el atajo más corto y saltee largas cadenas de razonamiento que habría que desplegar para dar cuenta de todos los componentes de esta situación, que escapa a menudo incluso a los economistas prestigiosos y a los profesionales de las ciencias sociales” (Castel, 2004).

123La tercera opción es volver al modelo estatal6 y económico previo al neoliberalismo, el Estado protector o social (Castel, 2004). Una última opción es fortalecer las agrupaciones de cooperación mutua basados en la identificación de problemas comunes, pero que parta de una acción local trascendiendo el tema y el espacio social para su articulación y coordinación con otros grupos. Podríamos pensar, en vista a lo que estableció Durkheim hace más de cien años, que los dos últimos caminos deberían complementarse necesariamente.

6 El Estado neoliberal se constituye en oposición crítica al Estado de Bienestar o Social (que a partir de la Segunda Post Guerra Mundial funciona articuladamente con políticas económicas keynesianas), este tipo de Estado (Social) interpela al ciudadano como titular de derechos, asentándose en políticas universales (provisión de bienes, transferencias monetarias y prestaciones de servicios públicos en áreas vitales para la construcción de la cohesión social, como la educación) a fin acolchonar las diferencias que produce el mercado. Este modelo estatal tiene como fundamento la seguridad (civil y social), “…liberados de toda regulación colectiva, los individuos viven bajo el signo de la amenaza permanente porque no poseen en sí mismos el poder de proteger y protegerse (…) la seguridad es la condición primera y absolutamente necesaria para que los individuos, desligados de las obligaciones- protecciones tradicionales, puedan hacer sociedad” (Castel, 2004).

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127

RACIONALIZACIÓN Y JAULA DE HIERRO

EN MAX WEBER

por

José María Serbia

128

1291. Introducción

La producción intelectual de Max Weber (1864-1920) supone para la sociología una de las bases de su construcción como ciencia. Junto a Emile Durkheim y Karl Marx representan los llamados clásicos de la sociología (aunque Weber y Marx no hayan sido precisamente sociólogos). Su pensamiento se ha plasmado en obras fundamentales como La ética protestante y el espíritu del capitalismo, Sociología de la religión, Economía y sociedad (elaborado con posterioridad a su muerte por su esposa y colaboradores), entre otros. Una de las problemática que emerge de sus obras tiene que ver con la ruptura con visiones homogéneas del mundo, características de las sociedades tradicionales, como consecuencia de un proceso de racionalización, el cual tiene múltiples manifestaciones, que remiten a ámbitos muy diversos de la vida social.

Su obra es una referencia ineludible para analizar la configuración de las subjetividades en un marco social, cultural y económico apoyado en el funcionamiento de grandes organizaciones. El presente texto no pretende dar un panorama completo de su vasta producción ni pretende sintetizarla, sino que, se dirige a presentar el tema de la racionalización, como proceso social que continúa manifestándose en la actualidad. Max Weber identifica a este desencanto (o desmagificación, como plantean algunos analistas de su obra) del mundo como resultado de un proceso de racionalización. Para Weber la racionalización reconfigura diferentes dimensiones de la vida social y subjetiva, generando un mundo avanzado

130en muchos aspectos pero deshumanizado.

Si alguien pretendiera entender el proceso de racionalización en occidente y sus expresiones en la sociedad contemporánea podría mirar su muñeca y reflexionar sobre como el reloj que allí se encuentra es una herramienta vital para la organización de su vida cotidiana. La cronometrización del mundo, basada en la estandarización horaria, es uno de los efectos más permanentes y, quizás por eso, uno de los más imperceptibles en la configuración no sólo de las actividades laborales, políticas o económicas sino también de las prácticas cotidianas y afectivas de todo miembro de la sociedad moderna. Si revisamos nuestra billetera encontramos nuestra cédula de identificación con una serie de datos y una numeración que señala nuestra singularidad que nos resulta imprescindible para participar de la vida social y de su orden legal. Viajar en un transporte, trabajar en una organización, realizar ejercicio físico en un centro deportivo, comer en un restaurante son actividades que tienen en común el hecho de realizarse bajos ciertas condiciones en determinados espacios sometidos a reglas de funcionamiento.

La irracionalidad es una palabra que cotidianamente tiene connotaciones negativas, inversamente, las personas emplean la palabra racional o racionalidad como un adjetivo para designar a los comportamientos prudentes o sensatos, se utiliza el término como un sinónimo de la cordura en contraposición a lo irracional, que se asocia a la demencia o al delirio. Estos significados de racionalidad se diferencian de los

131que se van a utilizar en este texto, por ello, para precisar los conceptos a emplear se define lo racional inicialmente como aquellos hechos, comportamientos o pensamientos configurados bajo el uso de la razón, presentado así una coherencia o lógica interna.

Una aproximación al concepto de racionalización, desde la sociología weberiana, liga el término a los comportamientos predecibles que descansan en procesos subjetivos de calculabilidad, en la aplicación de procedimientos mentales que entrañan una determinada lógica, consistentes y evaluativos con respecto a datos empíricos fiables para tomar decisiones con previsión de sus consecuencias. El proceso de racionalización moderna se asocia al desarrollo de organizaciones a gran escala en el ámbito político, económico y social. Esta forma de organizar la vida social se diferencia de lo que sucedía en el pasado, ya que, la población en las sociedades premodernas resolvía la satisfacción de sus necesidades básicas a partir de la autoproducción, prevalecía en la dinámica social una organización política y económica sustentada en elementos tradicionales y personales. Todos los ámbitos sociales de las sociedades modernas1 funcionan a través de una red de organizaciones (empresas, sindicatos, partidos políticos, aparatos estatales, ONGs, centros culturales) que persiguen determinados objetivos, priorizando la eficiencia y el comportamiento preestablecido, en detrimento de la espontaneidad y la naturalidad.

1 Se emplea este término de forma genérica para designar a la formación social histórica resultante de la revolución industrial y de la revolución francesa. Hoy caracterizada por los regímenes democráticos liberales y relaciones económicas capitalistas.

132Según Weber la racionalización es un

fenómeno que se puede hallar en diferentes contextos y momentos históricos pero que en occidente moderno2 presenta peculiaridades que permiten explicar muchas características objetivas y subjetivas que perduran en la sociedad contemporánea. La metáfora, atribuida a Weber, que expresa la inevitabilidad de la racionalización en las sociedades modernas ha sido la “jaula de hierro”, quizás en la actualidad, debido los cambios producidos en las últimas décadas en el sistema productivo, haya que repensar esta figura que denota rigidez y artificialidad por otra metáfora que represente lo que hoy implican las manifestaciones de la racionalidad.

2. Max Weber, conceptos claves

2.1. Epistemología y metodología en Weber

Uno de los núcleos centrales de la obra de Max Weber (1864-1920) es la expansión y la “inevitabilidad” de un proceso de racionalización en la sociedad moderna sostenido por formas burocráticas de organización y de gestión de la vida social, política y económica. La sociología que desarrolla tiene como punto de partida lo que la propuesta sociológica durkheimiana descarta como insumo del conocimiento científico, la subjetividad humana. Weber no comparte la metáfora organicista 2 El concepto de “modernidad” se utiliza en este trabajo genéricamente a fin de dar cuenta de una período histórico determinado (emergencia del una economía de mercado y de formas burocráticas de administración) en su plano material e ideológico. Lo “moderno” se emplea como para señalar las sociedades que resultaron de las revoluciones burguesas en occidente.

133clave en la visión positivista de la sociedad, desde su óptica la sociedad no es una totalidad integrada, no posee una unidad articulada y organizada alrededor de conjunto compacto y homogéneo de valores consensuados. Weber concibe a la sociedad moderna como un conjunto de órdenes sociales con reglas específicas, que deben analizarse desde múltiples perspectivas fundamentadas, con el foco puesto en los actores sociales, desde las intenciones y expectativas propias y de los otros, para así comprender el sentido de sus acciones y del entramado de relaciones que establecen entre sí. Para el pensador alemán las sociedades son realidades históricas constituidas por diferentes entramados de relaciones sociales, que, en el caso de la sociedad capitalista se distingue por vertebrarse a través de formas burocráticas, fundamentalmente, en el orden político y económico.

Desde una perspectiva multicausal3, Weber establece que la abstracción (abordaje a través de conceptos y teorías) que el científico necesita llevar adelante para aproximarse a la realidad empírica implica recortes de la misma, que, necesaria e inevitablemente, coinciden con sus criterios valorativos. Desde el enfoque weberiano no existen criterios atemporales o universalmente válidos para organizar el sentido de la 3 “Weber no hace sino dar una imagen del mundo en la que cada hombre sólo se diferencia del resto en tanto que las circunstancias sociales que le rodean son distintas y, por tanto, ante estímulos diferentes tienen reacciones y búsquedas distintas. Con ello, ofrece un panorama en el que se elimina cualquier superioridad metafísica relativa a la raza o a la cultura. Para nuestro autor, el mundo está compuesto por seres humanos ante los cuales se han presentado una serie limitada de problemas a los que ellos han dado respuesta en uno u otro sentido, con arreglo a la gestión de su propia racionalidad. Weber no percibe la historia como una línea, sino como una

mancha que va ampliándose o reduciéndose…” (Piedras Monroy, 2004).

134existencia, la justificación de una determinada moral supone una decisión de sentido siempre arbitraria sobre múltiples cosmos de ideales, creencias y valores, ya que “…el mundo no posee ningún valor ni sentido, abierto o encubierto; son los hombres, por el contrario, en su interpretación de él, siempre variada y contrapuesta, quienes pueden otorgárselo. Es esta una verdad, para Weber, suficientemente mostrada por el curso total de la historia universal, así como por cualquier examen imparcial de la experiencia cotidiana; y es una verdad tanto más evidente cuanto más racionalizada sea la concepción del mundo” (Ruano de la Fuente, 1996). Plantea que no existe posibilidad de consagrar racionalmente, o a través de técnicas basadas en la calculabilidad, una ética universal o la supremacía de una constelación de valores e ideales por sobre otros. Considera que los ideales son vivenciados como sagrados para aquellos que comparten una época cultural o una forma de vida, estos ideales se reafirman en competencia con otros compartidos por otras personas que a su vez los consideran sagrados para ellos, no habría un progreso o camino hacia una ética mejor o superadora de las anteriores.

Weber establece que desde el análisis científico no se puede decir si una ética es positiva o negativa, mejor o peor que otra, debido a que no hay técnica que permita evaluar la superioridad racional de una serie de valores por sobre otros En esta definición la ciencia sólo puede describir lo existente, puede establecer las realidades posibles como consecuencia de ciertas condiciones y a partir de ciertas decisiones o bajo cierto

135conjunto de valores. Por lo tanto, desde la ciencia, en tanto sistema experto apoyado en la confiabilidad técnica especializada, no se puede afirmar racionalmente como se debe vivir, lo que debe hacerse o cual es la moralidad más conveniente a seguir. A través de la ciencia sólo se pueden realizar diagnósticos, establecer factibilidades del obrar y analizar las consecuencias de determinadas decisiones.

El científico debe clarificar a los demás su postura ideológica y sus valores a fin acercarse a la objetividad en su postura en su accionar profesional. A partir del saber científico se pueden analizar cuales son los costos que implican determinadas decisiones, se puede realizar un análisis técnico para definir el grado de coherencia entre un comportamiento y determinados valores que supuestamente sirvieron como guías de aquel o se puede evaluar cuales son las acciones o los medios más eficientes o más coherentes en relación a un fin. La ciencia no posee instrumentos ni un criterio estandarizado, medible o de calculabillidad para discernir si una constelación de valores es superior a otra. Los valores no pueden validarse ni justificarse científicamente4, si pueden establecerse las consecuencias factibles que resultan de la aplicación de ciertas decisiones o los resultados que ciertos valores o fines tienen sobre comportamientos o decisiones especificas.

4 “Weber rehúsa aceptar la existencia de una personalidad moral unitaria bajo la acción humana; es más, indica de forma consistente que las diferentes esferas de la existencia o diferentes ordenes de la vida no constituyen los fragmentos anómicos de alguna totalidad negada. Para Weber, existen muchos dominios éticos diferenciados, y ninguno de éstos representa versiones diferentes de algún único bien homogéneo o forman ninguna jerarquía natural” (Du Gay, 2012).

136Para Weber la realidad es infinita e inabordable

para quien pretendiese conocerla integralmente5, la vida carece de un sentido fuera del que los humanos puedan atribuirle. El sentido que los individuos le asignan a la realidad resulta de procesos subjetivos dentro de determinados órdenes sociales que inciden en su construcción. Su planteo epistemológico radica en que los fenómenos sociales son pluridimensionales y multicausales6, para analizarlos deben enfocarse desde múltiples perspectivas para así alcanzar una visión más satisfactoria de lo que se pretende conocer. Desde sus intereses y perspectivas las personas, inclusive los actores científicos, establecen qué es la realidad para ellos o qué es lo relevante de la misma, son ellos quienes recortan segmentos y fracciones de esa realidad, que consiste en un fluir caótico e irracional de procesos y eventos intrínsecamente indefinidos. En gran medida las diferenciaciones de las sociedades derivan en un

5 “El número y la índole de las causas que determinaron cualquier evento individual son siempre infinitos, y nada hay en las cosas mismas que indique que parte de ellas debe ser considerada. El único resultado de cualquier intento serio de conocer la realidad sin presupuestos seria un caos de juicios de existencia acerca de innumerables percepciones particulares (…) lo único que introduce orden en este caos es la circunstancia de que, en cada caso, sólo una parte de la realidad individual reviste para nosotros interés y significación, porque únicamente ella muestra relación con las ideas de valor culturales con las cuales abordamos la realidad (…) un regreso causal exhaustivo desde cualquier fenómeno concreto en su realidad plena, no sólo es imposible en la práctica, sino sencillamente disparatado.” (Weber, 1997).6 “…el Estado, por ejemplo, puede considerarse en una multiplicidad de aspectos. En la medida en que realiza actividades económicas per se, es un fenómeno económico, al menos en parte; y en el grado en que las políticas del Estado tiene consecuencias para la vida económica está relacionado con lo económico; finalmente, en cuanto a los intereses económicos influyen sobre las diversas políticas gubernamentales, el Estado es una institución económicamente condicionada” (Zeitlin, 2001).

137conflicto entre sistemas de creencias y valores, que no puede ser resuelto por métodos racionales y empíricos. La legitimidad de la autoridad no es consecuencia de la imposición lógica de verdades alcanzadas o reveladas, sino que adquiere validez en la medida en que las relaciones de dominación surgen de las creencias compartidas de la sociedad.

Weber afirma que, más allá que el accionar humano se constituye a partir de intereses ideales y materiales, las ideas son centrales en la configuración de las cosmovisiones (que a su vez influyen sobre esos intereses materiales) o “visiones del mundo” que orientan y configuran el sentido que los actores construyen7. A pesar de la fuerza de los “cosmos de valores”, Weber coincide con Marx en que el plano económico es la dimensión en la que se libra la lucha por la existencia material, y que, por lo tanto, es un aspecto central en la explicación de lo social8. Afirmando que la economía es dirigente y no dirigida en cuanto a su determinación con

7 “…lo que cuenta es en principio conocer la peculiaridad especial del racionalismo occidental (y dentro de este el racionalismo occidental moderno) y explicar su surgimiento. Debido al significado fundamental de la economía, todo intento de explicación ha de tomar en consideración ante todo las condiciones económicas. Pero esto no puede hacer olvidar el nexo causal inverso. Pues en su surgimiento el racionalismo económico no depende no sólo de la técnica racional y del derecho racional, sino también de la capacidad y disposición de las personas para ciertos tipos de la conducción práctico-racional de la vida” (Weber, 1998).8 “El orden económico capitalista de nuestros días es un cosmos inmenso en el que el individuo se encuentra desde que nace y que para él (al menos como individuo) está dado como una casa de hecho inalterables en la que tiene que vivir. Este cosmos impone al individuo, en la medida que está enredado en el nexo del mercado, las normas de su actuación económica. El industrial que actúa continuamente en contra de estas normas es eliminado económicamente, igual que el trabajador que no quiere o no puede adaptarse a ellas acaba en la calle como parado” (Weber, 1989).

138respecto al resto de los fenómenos sociales, Weber resalta que la dimensión material de las relaciones sociales es un aspecto central en la explicación de lo social, pero rechazando que el capitalismo pueda explicarse unilateralmente desde los factores económicos, “…en vez de generalizar de lo económico a lo político, Weber generalizaba de lo político a lo económico: la especialización burocrática de las tareas (que constituía, ante todo, la característica del estado racional-legal) era considerada como el elemento más integral del capitalismo” (Giddens, 1997).

Weber (1997) especifica y distingue lo que, desde el marxismo, se engloba como el aspecto económico de la vida social, para él debe hacerse una diferenciación entre los fenómenos estrictamente económicos (relaciones sociales, organizaciones creadas deliberadamente para cumplir con una finalidad económica y cuya tarea sea sustantivamente esa, como los bancos, la bolsa o una fábrica), los relacionados con el plano económico (son interacciones, modos de conducta u organizaciones que no son económicos pero que se vinculan con éste plano en relaciones de influencia mutua, como la religión o los partidos políticos) y los condicionados por lo económico (son hechos, organizaciones o relaciones que no están en el plano económico pero que su existencia y la forma en que se desarrolla depende de este plano, como sucede con los desarrollos artísticos).

Weber (1978) conceptualiza a la actividad económica como el ejercicio coherente y pacífico orientado a generar utilidades o las probabilidades de las

139mismas. Aunque remarca el cariz pacífico de la actividad económica, señala que cualquier tipo de violencia puede también estar orientada económicamente, pero que, su respaldo normativo es diferente que la provista pacíficamente9, “...detrás de cada economía existe y debe existir un elemento coactivo –manejado en la actualidad por el Estado, en épocas pasadas a menudo por estamentos- e incluso un posible régimen económico socialista o comunista del provenir necesitaría de la coacción para poner en práctica sus ordenamientos; ahora bien, esta coacción no es precisamente una actuación económica, sino tan sólo un medio para asegurarla”.

La sociología weberiana está dirigida a comprender la actividad social a través de la interpretación, apoyada en la elaboración de esquemas de tipos ideales. Estos esquemas son construcciones conceptuales que se elaboran a partir de un concepto

9 “A principio de la Edad Moderna la concentración de obreros dentro de los talleres se operó en parte por medios coactivos; pobres, vagabundos y criminales fueron obligados a ingresar e la fábrica, y hasta entrado el siglo XVIII los obreros de las minas de Newcastle iban sujetos con argollas de hierro. Pero precisamente en este siglo se operó por doquiera la sustitución del trabajo servil por el contrato de trabajo. Este significaba: ahorro de capital, pues eran menores las inversiones que las que implicaba la compra de esclavos; desplazamiento del riesgo del capital hacia el obrero, mientras que, antaño, la muerte del esclavo constituía una pérdida de capital para su dueño, desaparición de las preocupaciones causadas por la reproducción de los obreros, problema que determinó el fracaso de la explotación esclavista ante la imposibilidad de obtener la reproducción de esclavos constituidos en familia; posibilidad de una división racional del trabajo, respondiendo exclusivamente a fines de carácter técnico, ya que si bien existieron precedentes de ella, no se constituyó como principio hasta que se logró la concentración del trabajo en un taller; finalmente, posibilidad de un cálculo exacto, factible, solamente sobre la base de la asociación de taller y trabajo libre” (Weber, 1978).

140(como por ejemplo, la dominación o la acción social), el cual, primero, se define con precisión y, posteriormente, se acentúan las características y las tendencias esenciales que para el investigador tiene el fenómeno en estudio. Desde las regularidades elaboradas se realzan los aspectos que se consideran vitales para organizar un esquema conceptual.

Los tipos ideales suponen una reducción intencional de la complejidad de la realidad, a través de la elaboración de escasos tipos que se diferencien netamente uno de otro sin que haya posibilidad de que sus características se superpongan, las mismas deben estar integradas con coherencia en el interior de cada tipo. Los casos empíricos que se analizan con esta técnica incluyen con diferentes variabilidades los elementos de cada tipo ideal, en términos de probabilidad de su ocurrencia. Un tipo ideal no necesita limitarse a acentuar aspectos de la realidad puede también postular procesos de desarrollo e incorporarlos al esquema teórico de tipos ideales, debe construirse “… mediante la abstracción y la combinación de un número indefinido de elementos que, aunque se encuentran en la realidad, rara vez o nunca se descubren en forma especifica (…) no se forma a partir de una serie de reflexiones puramente conceptuales, sino que se crea, se modifica y se precisa por medio del análisis empírico de problemas concretos, y a su vez aumenta la precisión de este análisis” (Giddens, 1994).

La edificación de un esquema de tipos ideales de un concepto determinado no representa un fin en sí mismo, sino que, supone un procedimiento que implica

141una abstracción de la realidad concreta e histórica para clasificar, ordenar, distinguir y analizar un mundo social constituido por lo irrepetible de sucesos inabarcables. Weber establece que los tipos ideales no suponen una descripción de la realidad “auténtica”, como tampoco implican esquemas en los que incluir la realidad de forma ejemplar, más bien funcionan como conceptos lí-mites, estrictamente ideales, con los que se contrasta y compara la realidad para aclarar determinados aspectos referidos a sus manifestaciones empíricas.

Las conceptualizaciones que Weber desarrolla en forma de tipos ideales no tienen como intención que funcionen como un reflejo de la realidad, sus nociones son propuestas como herramientas de análisis. Son esquemas que implican una serie de abstracciones para guiar el cotejo y la comparación entre la realidad empírica y la conceptualización en cuestión, “…estas formas de orientación pueden considerarse en modo alguno como una clasificación exhaustiva, sino como puros tipos conceptuales, construidos para fines de la investigación sociológica, respecto a los cuales la acción real se aproxima más o menos o, lo que es más frecuente, de cuya mezcla se compone” (Weber, 2012).

La sociología, para Weber, es una disciplina científica interpretativa, que debe no sólo describir las posiciones y conductas de los actores, sino que, fundamentalmente, le corresponde comprender10 el 10 Weber diferencia la comprensión directa de la comprensión explicativa. La primera supone un acto de captación basado en una identificación mental y afectiva, por la cual se intenta revivir lo que el otro hizo, o ponerse en lugar de ese otro. Esta compresión que se basa en la reviviscencia de lo vivido por otro “…acarrea el riesgo de confundir la vivencia propia con la del sujeto de la acción que se

142sentido que estos le atribuyen a su comportamiento o que están implícitos en su accionar. La sociología comprensiva parte de la acción del individuo, y desde allí, analiza las relaciones para comprender realidades sociales superiores. Como el individuo es el único que realiza comportamientos con sentido la teoría sociológica debe concebir conceptos como Estado, Instituciones o Capitalismo remitiendo a las «acciones comprensibles», de los hombres individuales participantes11. El interés científico de Weber no está puesto en capturar las vivencias de los individuos, “…tampoco le interesan sus acciones por sí mismas, sino el establecimiento de nexos causales entre varias acciones del mismo agente (típico) o entre las acciones de varios sujetos diversos en un mismo contexto (…) el universo de los acontecimientos singulares es puramente contingente” (Cohn, 1998).

pretende conocer (…) el recurso a la comprensión no envuelve en absoluto ninguna modalidad de intuición y no le debe nada a ningún tipo de psicologismo” (Cohn, 1989). La comprensión explicativa conveniente para el análisis científico se basa en instrumentar evidencias que permitan clarificar el comportamiento y las relaciones sociales observadas y los sentidos que las dinamizan y la direccionan, es buscar la conexión de sentido de la acción y la relación social dentro de una trama de motivos, contextos o secuencias de comportamientos involucrados en esa conducta o relación. La comprensión “…depende, para ser utilizada con alguna eficacia, de un cierto grado previo de conocimiento de regularidades empíricas (…) y de la situación en la que ocurre” (Cohn, 1989).11 “Para otros fines de conocimiento (p. ej. jurídicos) o por finalidades prácticas puede ser conveniente y hasta sencillamente inevitable tratar a determinadas formaciones sociales (estado, cooperativas, compañía anónima, fundación) como si fueran individuos (por ejemplo, como sujetos de derechos y deberes, o de determinadas acciones de alcance jurídico).Para la interpretación comprensiva de la sociología, por el contrario, esas formaciones no son otra cosa que desarrollos y entrelazamientos de acciones específicas de personas individuales, ya que tan sólo estas pueden ser sujetos de una acción orientada por su sentido. A pesar de esto, la sociología no puede ignorar, aún para sus propios fines, aquellas estructuras conceptuales de naturaleza colectiva, que son instrumentos de otras maneras de enfrentarse a la realidad” (Weber, 2012).

1432.2. Tipos ideales de acción social

El objeto de la sociología para Weber es la acción social, es la unidad mínima de su análisis sociológico. La acción social es el comportamiento del individuo socialmente orientado, su definición establece que es la conducta que el individuo direcciona desde un sentido o significado orientado hacia la acción de otros (los otros o el otro puede ser alguien en particular o nadie en concreto, alguien singular o una pluralidad, puede ese otro hallarse en el pasado, en el presente o en el futuro), este concepto implica un hacer (siempre que se enlace a él un sentido) que se manifiesta externa o internamente (permitiendo u omitiendo). Más allá de que éste análisis sociológico parte del individuo, los actores weberianos no operan sobre el vacío, no son entidades atomizadas, robinsons crusoes aislados del mundo, son individuos socializados que se encuentran dentro de una trama intersubjetiva, en relación con determinados órdenes sociales y las orientaciones de sentido y cosmovisiones que lo constituyen. La elección de valores, fines o los estados emotivos que orientan la acción son los disponibles en los órdenes sociales donde cada individuo ha sido socializado y en los que se halla situado.

Weber (2012) distingue las acciones sociales de aquellas que no lo son, las cuales se determinan porque su orientación no se dirige hacia la acción de otros. La acción social tampoco es una acción homogénea de una multiplicidad de individuos, ni el comportamiento influido por las acciones de terceros. Una acción no es social, por ejemplo, cuando se materializa a través de

144la imitación reactiva de un comportamiento ajeno, pero sí lo es cuando un individuo imita una acción de otro porque la misma está de moda o es considerada como distinguida. Weber rechaza de plano que los fenómenos sociales puedan explicarse desde una perspectiva psicológica, por lo que habría que aclarar que, a pesar de que su sociología tiene como punto de partida el actuar individual, “…rechaza sin equívocos la idea de que las instituciones sociales pueden deducirse, en sentido explicativo, de generalizaciones psicológicas. Puesto que la vida humana se configura principalmente por influjos socioculturales, de hecho es más probable que la sociología tenga que aportar más cosas a la psicología que ésta a la sociología” (Giddens, 1994).

Weber establece una distinción entre las motivaciones (conexiones de sentido) de los actores y el efecto agregado que tienen éstos sobre el plano social, los fenómenos sociales que se materializan como un efecto no previsto de los actores sociales. Las acciones sociales pueden tener consecuencia no buscadas o imprevistas por quienes las llevan adelante, lo que se produce en términos de impacto a partir de un determinado comportamiento puede ser ignorado o no estar contemplado en el sentido que le dio origen, por ejemplo, un comportamiento individual en la esfera del consumo como la compra de bebidas en envase de plástico en lugar de hacerlo en un envase reciclable puede impactar en la esfera medioambiental generando mayor niveles de basura no degradable. En el esquema de tipos ideales que utiliza Weber para dar cuenta de este concepto, dos de las acciones sociales son tipificadas como racionales (con

145relación a fines y con relación a valores) y dos como no racionales (afectiva y tradicional). Las acciones sociales racionales involucran procesos de análisis y de evaluación en la configuración del sentido que orienta al actor en vistas a su comportamiento. Las acciones no racionales, en cambio, carecen en su significación de estos procesos mentales y el individuo actúa ciegamente orientado por una tradición (costumbres, valores o ideales aceptados irreflexivamente) o por un estado emotivo, lo que impide que pueda evaluar el comportamiento más adecuado de acuerdo a los fines que quiere cumplimentar o que pueda establecer las posibles consecuencias de sus actos.

Lo racional o irracional es una cuestión de perspectiva, no hay una sustancia de lo racional, Weber explica que lo que para un sujeto que orienta su acción y participa del orden económico es racional, como el cálculo, la productividad y la eficiencia de todo comportamiento, puede ser considerada por un individuo inmerso en una cosmovisión religiosa como irracional, la dedicación vital de la existencia enfocada a la acumulación de bienes materiales puede ser existencialmente, para este punto de vista, un despropósito. A la inversa, un gerente de una gran empresa puede considerar el comportamiento de una persona que medita gran parte de su tiempo como una demencia. Lo que significa racional (el procedimiento evaluado por el actor como el más adecuado con respecto a un valor o el más eficiente en sus costos y consecuencias con respecto a un fin) o no racional depende no solo del punto de vista de cada actor, sino de la agregación social que está contemplada en sus consecuencias, o de la temporalidad de referencia

146en el que se manifiestan sus consecuencias. Weber afirma que “…algo no es en sí mismo «irracional», sino que se vuelve así cuando es examinado desde un punto de vista específicamente «racional». Toda persona religiosa es «irracional» para cualquier persona no religiosa, y del mismo modo todo hedonista ve cualquier forma ascética de vida como «irracional», aún cuando considerado en términos de sus valores fundamentales, una racionalización haya tenido lugar“ (Weber, 1998).

Las acciones no racionales del esquema típico ideal de acción social de Weber están categorizadas en la acción tradicional y la emocional o afectiva. Ambas son irracionales porque no intervienen en su materialización procesos de reflexión o de evaluación. La acción social tradicional es aquella que se lleva a cabo bajo la influencia de costumbres o hábitos muy naturalizados, este tipo de acción procede irreflexivamente del arraigamiento de obligaciones, ideales, deberes o valores poco precisos o de escasa coherencia, funcionando casi como un comportamiento mecánico. El significado de la acción se orienta por el anclaje de ciertos mandatos o creencias que provienen del pasado o que remiten indirectamente a este. El significado preciso de la finalidad o el valor que guía esa costumbre o ese deber es inaccesible a la conciencia del actor que concreta la acción. La acción social afectiva se concreta bajo un determinado estado emotivo, pasional o irreflexivo desencadenado u orientado por otros, esa emocionalidad en la subjetividad del actor nubla la deliberación o la evaluación de las consecuencias de su comportamiento. Para Weber (2012) el individuo en este tipo de acción casi actúa en un estado

147límite entre el accionar significativo y el no significativo (aquel comportamiento automático o reactivo).

Las acciones sociales racionales se clasifican entre las que se orientan por fines y las que se orientan con respecto a valores. En la acción social racional con relación a fines el sentido del comportamiento se constituye a través de la utilización de procesos de cálculo y de evaluación de los medios, que dispone sobre una base de conocimiento fiable para obtener un fin, aunque debe aclararse que en esta forma de acción el individuo no sólo evalúa y sopesa medios y resultados posibles sino también los fines que direccionan la acción. Es un comportamiento orientado por la utilidad, el individuo conciente sopesa las opciones con las que cuenta y de las probables consecuencias de la concreción de un determinado acto a realizar. El individuo evalúa las opciones de las que efectivamente dispone, examina los posibles obstáculos con los que pueda encontrar y analiza las consecuencias de su decisión eligiendo la de mayor probabilidad de concreción y de menor costo posible para la obtención de un fin elegido, también considerado dentro de las circunstancias posibles.

La evaluación puede ser subjetiva u objetiva, en el primer caso “…es una acción conscientemente orientada hacia la utilización planificada de los medios que son considerados subjetivamente correctos para un fin dado, la otra será exclusivamente aquella acción que emplee los medios que según la base experiencial y la información científica son considerados objetivamente correctos” (Ruano de la Fuente, 1996). Este tipo de

148acción social no sólo implica la decisión racional entre diversos medios con respecto a un fin (acción técnica12), sino también, la estimación entre diferentes fines preestablecidos que se presentan como alternativos, el contexto en el que se presentan y las posibles consecuencias que cada uno de ellos conlleva, sin contemplar los valores implicados en ellos. Weber no desconoce que detrás de los fines de cualquier acción del individuo hay una constelación de ideales, valores internalizados, emociones latentes o presentes que, con mayor o menor grado de conciencia, orientan, regulan, limitan y configuran la capacidad de analizar, no sólo los medios disponibles, sino también, los fines a perseguir. Para la consideración conceptual de este tipo de acción social, los valores o ideales se encuentran en el exterior de la trayectoria del comportamiento.

En la acción social racional con relación a valores el individuo evalúa y sopesa la coherencia y consistencia de su comportamiento con respecto a un postulado de valor (el cual está conformado por un “cosmos ético”, organizado y articulado, abstracta y formalmente, en torno a ideales y creencias generalizadas) materializándolo sin considerar las consecuencias de su obrar. Es una conducta realizada concientemente a partir de claras y

12 Weber (2012) entiende por técnica racional al conjunto de medios disponibles aplicables a una acción, evaluada intencionalmente con respecto a un plan, orientada por su condición de eficacia (reproducción fiable) y previsibilidad. Afirma que “…hay una técnica para cada forma de actividad: técnica de la oración, técnica de la ascética, técnica del pensamiento y de la investigación, técnica mnemónica, técnica de la educación, técnica del poder político o hierocrático, técnica administrativa, técnica erótica, técnica militar, técnica musical (de un virtuoso, por ejemplo), técnica escultórica o pictórica, técnica jurídica, etc.; y siendo cada una de ellas susceptible de los más diversos grados de racionalidad”.

149precisas convicciones. Es racional porque el individuo a partir de objetivos éticos, fijados reflexivamente de antemano, realiza coherente y sistemáticamente con respecto a ellos su actividad, estos valores o ideales están presentes intrínsecamente al curso de la acción. Ejemplos de este tipo de acción se manifiestan en situaciones donde el individuo se maneja por el honor, por el sentido del deber o por la humildad, pueden ejemplificar este tipo ideal de comportamiento que es evaluado consistentemente por el individuo. Los tipos ideales de acción social suponen un recorte analítico de la realidad para conceptualizar y entender la realidad, a partir de la decisión del investigador. Más allá de esta conceptualización, debe aclararse que en las prácticas sociales reales los fines que orientan la acción racional no surgen de forma aleatoria o desconectada de las condiciones sociales de los individuos, la racionalidad implícita en la elección de un medio por sobre otros para alcanzar un fin depende de el nivel de información que se posea a nivel individual, a nivel de la posición social de la información disponible socialmente en un momento histórico determinado.

A continuación se presenta una situación ficticia que busca ejemplificar la diferencia entre los dos tipos de acción social racional weberiana. Carlos solamente entabla relaciones eróticas con mujeres que cumplen con un ideal de belleza internalizado, en el diario devenir se le presentan oportunidades con chicas que no se ajustan a sus cánones valorativos de lo que para él es la belleza femenina (que remiten a un orden cultural que resalta ciertos atributos físicos), ante estas ocasiones Carlos

150analiza sistemáticamente a cada una de estas mujeres y decide si avanza en un encuentro amoroso, esta acción racional con relación a valores le imposibilita tener encuentros con el sexo opuesto más frecuentes, cosa que a él no le importa, se siente muy a gusto siendo coherente con sus valores estéticos. Félix, en cambio, concreta relaciones con las mujeres que le muestran una buena predisposición hacia él, su finalidad es aparearse todo lo que pueda, en vistas a esta finalidad, las consecuencias de salir con chicas que no necesariamente respondan a su gusto ha sido evaluada y sus decisiones se orientan en tal sentido, por supuesto, que su performance cuantitativa es mayor que la de Carlos, porque su acción racional con relación a fines le posibilita una mayor eficiencia cuantitativa.

2.3. Tipos ideales de dominación

Las acciones sociales que se enlazan generan una relación social13, esta se define a partir de una reciprocidad entre acciones sociales. Para que se produzca una relación social no es preciso que los intervinientes compartan el mismo significado al entablarla, una relación entre dos personas puede sostenerse en el tiempo y que el significado de la misma para cada una de ellas sea diferente, una de ellas puede sostener el vínculo por conveniencia y la

13 “Por relación social debe entenderse una conducta plural –de varios- que, por el sentido que encierra, se presenta como recíprocamente referida, orientándose por esa reciprocidad. La relación social consiste, pues, plena y exclusivamente, en la probabilidad de que se actuará socialmente en una forma (con sentido) indicable…” (Weber, 2012).

151otra por afecto14. Esta reciprocidad puede ser positiva o negativa, la existencia de una relación social no implica cooperación entre los intervinientes ya que esta puede ser una relación de conflicto. Las relaciones sociales pueden ser efímeras (disolverse casi instantáneamente) o bien, pueden ser duraderas y uniformizarse en el tiempo. Cuando las relaciones sociales son estables, se constituyen regularidades en el comportamiento y los mismos son previsibles formando estructuras duraderas, cuando esta estabilidad y durabilidad tiene un respaldo coactivo externo da lugar a una ordenación e institucionalización de las relaciones sociales.

Hay un tipo particular de relación social que es central para entender el proceso de racionalización moderno y para concebir la construcción del poder en un orden social o en una organización, y es el concepto de dominación, este concepto es definido por Weber (2012) como una forma particular de ejercicio de poder (relación social donde se produce la probabilidad de una de las instancias de la relación de imponer la voluntad propia a la de otros, aún con la oposición de estos) basado en un conjunto de creencias socialmente compartidas que consideran que ese ejercicio de poder es legítimo. Weber distingue la dominación de aquellas relaciones de poder basadas en la fuerza, ya que la dominación involucra una relación social asimétrica en la que se produce la

14 “Sabemos que para Weber la acción social es siempre significativa, y que la relación social lo es de manera aún mas profunda, ya que en ella no sólo interesa la orientación de la conducta del agente en relación con la de otro, sino sobre todo que el sentido de su acción está condicionado por su orientación en relación con el propio contenido significativo de las acciones de otro, o de otros agentes posibles” (Cohn, 1989).

152probabilidad de que una de las instancias de la relación pueda ser obedecida por la otra, esto implica la voluntad de acatamiento del dominado de los fines impuestos como si hubieran surgidos de sí mismo. La obediencia se concreta cuando el mandato tiene legitimación, esto es porque la dominación implica la creencia de los dominados en alguna fuente de validez, como el carisma, la tradición o un orden racional legal.15

Para que haya dominación debe haber una persona o un grupo que la ejerza, se debe contar con la voluntad de estos de ejercer su influencia y mandatos que expresen esta voluntad, en una situación diferencial a estos debe haber personas sobre las que se ejerce la dominación, quienes poseen la creencia de la validez del mandato, y la consecuente voluntad de obedecer. La dominación supone algún grado variable de organización del poder, que se estructura a partir de las creencias en su validez que lo legitiman y estabilizan. Un orden legítimo produce y regula comportamientos y relaciones sociales, garantizando a través de una administración un

15 “…el Estado se mantiene unido, del mismo modo que cualquier otra organización social, por una suerte de solidaridad precontractual o no racional. Weber describía la base del Estado como su legitimidad. No se trata de un cálculo racional del interés individual, sino de la creencia de que el Estado es válido y poderoso. La legitimidad puede existir solo en la mente de las personas, pero si existe allí, hace que el Estado sea fuerte. Cuando el Estado es fuerte puede obligar a las personas a obedecer y a la vez esto refuerza aún más su legitimidad. Todo el proceso se retroalimenta en forma circular. Una creencia irracional en el estado, cualquiera sea su fundamento, crea su propia realidad (…) las personas que comparten un sentimiento en común proveen las bases para que un Estado cuyos poderes pueden ejercer coacción sobre todos (…) esto no quiere decir que todos tengan que sentirse solidarios con los demás para que un Estado pueda existir. El régimen puede perfectamente ser una dictadura militar o tal vez un gobierno temporal de un partido político en particular” (Collins, 2009).

153ordenamiento interno que posibilita la estabilidad del mismo16.

Toda dominación requiere de un cuadro administrativo (grupo específico de personas bajo el poder de mando) que ejecute los mandatos (en cada tipo de dominación varían las características de este grupo social). El concepto de dominación fue desarrollado en un esquema de tipos ideales, los cuales no deben entenderse como sucesivos en un orden cronológico, ya que, por ejemplo, “el dominio carismático no es en modo alguno exclusivo de las primitivas fases de la evolución, así como, en general, los tres tipos fundamentales de la estructura de dominación no quedan simplemente insertados de un modo sucesivo dentro de una línea evolutiva, sino que pueden surgir simultáneamente en múltiples combinaciones. Pero lo cierto es que el destino del carisma queda pospuesto a medida que se desarrollan las organizaciones institucionales permanentes” (Weber, 2012). La dominación que se describe a continuación suele verse relegada o es de difícil surgimiento en sociedades basadas en organizaciones de gran desarrollo. 16 “…las leyes son legítimas si han sido legítimamente sancionadas; y la sanción es legítima si ha ocurrido de conformidad con las leyes que prescriben el procedimiento que ha de seguirse. Esta circularidad es deliberada. Weber rechazaba explícitamente las definiciones del estado moderno y de su ordenamiento jurídico centradas ya en los fines de esta comunidad política, ya en algunos juicios de valor especifico inspirados por la creencia de su legitimidad. Hacía observar que las comunidades políticas han perseguido, en un tiempo o en otro, todos los fines concebibles, y que pueden hacerlo sin perder por ello el carácter de un estado moderno, así como puede haber liderazgo carismático tanto si el caudillo es un santo como si es un déspota. Análogamente, la creencia en la legitimidad del orden legal puede estar fundada en el sentido práctico (por ejemplo, la utilidad del derecho para proteger la propiedad) o en algún valor último (el derecho, como emanación de la voluntad divina), o en alguna combinación de ambos elementos” (Bendix, 1970).

1542.3.1 Dominación carismática

En la dominación carismática la legitimación descansa en la creencia de los que obedecen al carisma de un liderazgo. El carisma es definido como una cualidad extraordinaria, sobrenatural o fuera de lo común que individuos o un grupo de personas le atribuyen a cierta figura o personalidad que se considera que la posee por razones fuera de lo común (Weber afirma que no importaba si las cualidades atribuidas al líder eran reales o no, lo central es que hubiese personas que tengan esa creencia). A quien se le atribuye el carisma por heroísmo o revelación personal está libre de cualquier vínculo con lo terrenal, con las obligaciones rutinarias o cotidianas.

Esta dominación carece de cuadro administrativo, el líder tiene un cuadro de íntimos, secuaces o seguidores. No se rige por reglas preestablecidas, sólo las que va creando el poseedor del carisma en el presente en el que se despliega la dominación. Los vínculos de la dominación son personales y de fuerte carga emocional, no remiten a ningún orden externo al de las personas que conforman esta dominación. Los seguidores se relacionan a través de una devoción por la creencia en las cualidades extraordinarias del líder, ajena a toda norma formal o tradición, Weber indica que “…la autentica dominación carismática desconoce todo código y estatuto legal abstracto y todo modo formal de adjudicación. Su ley objetiva emana concretamente de la experiencia muy personal de la gracia divina y de la fuerza divina del héroe” (Weber, 1985).

La dominación carismática desprecia los

155procedimientos formales, va más allá o desconoce las reglas establecidas proponiendo ideales y valores nuevos. Las bases materiales de su dominación son extrañas a la organización y la planificación racional. Esta dominación que emerge en situaciones de crisis de un orden establecido, implica un mandato inestable pero posibilita resolver situaciones que necesitan de la recreación de ideales o fines nuevos o que desplacen a los prevalecientes. El carisma es una fuerza que rechaza el pasado y por ello se constituye en un impulso revolucionario, resulta de una fuerza personal de cambio permanente, por ello su carácter inestable y frágil.

Weber asegura que la dominación carismática por sus características intrínsecas (ausencia de reglas formales, vínculos personales y emocionales estructurando la dominación, negación de la planificación) es ajena a la economía ordenada, por ello la base material de su sostenimiento es irracional y, por ende, frágil e imprevisible. Como esta dominación carece de un sustento material racional, sus apoyos materiales son extracciones ocasionales, provienen de formas inestables, como las dádivas, la extorsión, el pillaje, los saqueos y las donaciones, todas ellas modalidades que carecen de continuidad, poco aptas para el desarrollo y afianzamiento de la dominación. No existe una carrera de ascensos en el personal que rodea al líder, sólo la convocatoria de este hacia aquellas en circunstancias imprevisibles determinadas personalmente, “…no hay ninguna “jerarquía”, sino sólo intervenciones del jefe, (…) no existen ni “jurisdicción” ni “competencias” (…) no hay “sueldo” ni “prebenda” alguna, sino que

156los discípulos y secuaces viven (originariamente) con el señor en comunismo de amor o camaradería, con medios procurados por mecenas” (Weber, 2012).

Esta dominación es frágil, carece de apoyos o estructuras para su funcionamiento, se sostiene exclusivamente en el accionar personal del líder carismático, carece de una organización que le permita una estabilidad en el tiempo y especialmente esto se agrava cuando se plantea el problema de la sucesión del líder, ya sea por su desaparición física o por la pérdida de la legitimación del carisma atribuido al líder. El carácter extracotidiano propio del desenvolvimiento de la dominación carismática, que existe en una situación de presente permanente, puede configurarse en estructuras más estables por ejemplo, a partir de una tradicionalización de las órdenes pueden transformarse los seguidores del líder en cuadros administrativos patrimoniales.

La rutinización del carisma puede materializarse, según Weber (2012), a partir de una serie de variantes, como la búsqueda de un sucesor que dé señales de poseer el carisma que lo califique como líder ante la mirada de los dominados, derivándose hacia una nueva modalidad personal o hacia una forma de dominación tradicional. Weber asevera que “…la dominación carismática es de carácter específicamente extraordinario y fuera de lo cotidiano, representando una relación social rigurosamente personal, unida a la validez carismática de cualidades personales y a su corroboración. En el caso de que no sea puramente efímera sino que tome

157el carácter de una relación duradera -“congregación” de creyentes, comunidad de guerreros o de discípulos, o asociación de partido, o asociación política o hierocrática- la dominación carismática (…) tiene que variar esencialmente su carácter: se racionaliza (legaliza) o tradicionaliza o ambas cosas en varios aspectos” (Weber, 2012).

2.3.2 Dominación tradicional

En la dominación tradicional los mandatos se legitiman a partir de la creencia de los subordinados en un orden y en costumbres de carácter sagrado, provenientes de un pasado que produce una orientación habitual hacia la conformidad en la obediencia. La perdurabilidad en el tiempo tornan sagrado a ciertos valores o concepciones de las cosas, los que obedecen creen que esas reglas existieron desde siempre y por ello son válidas. La tradición supone visiones del mundo constituidas por creencias, ideales, valores y sentimientos que se transmiten sin cuestionamientos de generación en generación, muchas de ellas en consonancia con algún orden religioso. El orden tradicional funciona, a menudo, a partir de las reinterpretaciones de las reglas o normas que los que ejercen la dominación realizan para adaptarlas a sus necesidades o criterios personales.

La autoridad tradicional elabora sus mandatos orientados por la fuerza de la tradición, la cual demarca los espacios de libertad para quien ejerce la dominación, restringe que se puede y que no se puede hacer bajo reglas no escritas, la arbitrariedad de los mandatos es menor que en la dominación carismática. La obediencia

158generada en este tipo de dominación tiene más que ver con la disposición individual del gobernante que con el acatamiento de normativas fijas y preestablecidas. A su vez, los súbditos o servidores del señor poseen márgenes de libertad para reinterpretar la palabra que de arriba hacia abajo descendían de la autoridad. La obediencia se orienta hacia la persona que encarna la tradición, “…los mandatos de esta persona son legítimos de dos maneras: a) en parte por la fuerza de la tradición que señala inequívocamente el contenido de los ordenamientos, así como su amplitud y sentido tal como son creídos, y cuya conmoción por causa de una transgresión de los límites tradicionales podría ser peligrosa para la propia situación tradicional del imperante; b) en parte por arbitrio libre el señor, al cual la tradición le demarca el ámbito correspondiente” (Weber, 2012).

El soberano es considerado por los dominados (súbditos) como un señor que merced a su gracia y a una tradición que lo respalda designa a los puestos públicos, los cuales no son asignados por la capacidad y la competencia sino por lealtad y devoción. Esta dominación puede producirse con cuadro (patrimonialismo y sultanato) y sin cuadro administrativo (patriarcalismo y gerontocracia), cuando se presenta con cuadro administrativo, este tiene competencias marcadas por el soberano a partir de la tradición, su reclutamiento es patrimonial, se constituye como parte de los recursos privados del soberano, no se distinguen estos de los recursos del ordenamiento, por lo que las relaciones de dominación son básicamente personales y el mantenimiento de su equipamiento está provisto por el soberano.

159La actividad de los funcionarios tradicionales

con asiduidad se extiende fuera de lo que está expresamente señalado, el ejercicio de los cargos es remunerado, fundamentalmente, por el provecho que el soberano puede extraer de su labor. En los casos en que la dominación tradicional cuenta con un cuadro administrativo los miembros de este no son reclutados por el conocimiento profesional respecto del cargo sino que este le es “…asignado un cargo por privilegio o por concesión del señor (realmente o según ficción de legitimidad) o (…) mediante negocio jurídico (compra, prenda, arriendo), un derecho propio al cargo, gracias al cual no pueden ser desposeídos arbitrariamente. Por tanto la administración resulta, aunque limitada, autocéfala y autónoma. El administrador carece de todo derecho al cargo: tampoco posee formación profesional, ni dignidad estamental de funcionario. Los medios reales de administración son manejados totalmente en beneficio del señor, bajo su propia dirección. Cuando el cuadro administrativo depende por entero del señor, falta por completo una garantía contra las arbitrariedades de éste, que entonces pueden alcanzar su magnitud máxima” (Weber, 1958).

En la dominación tradicional no existen principios formales e impersonales estructurados y sistematizados como un orden regulatorio que orienten el devenir de la dominación, las regulaciones y prescripciones del actuar no están asentadas objetivamente, es la costumbre la que orienta el ejercicio de esta dominación, por lo que al no existir una referencia objetiva se refuerza la imposibilidad de creación de nuevos principios jurídicos

160o administrativos. Esta ausencia de formalización tiene consecuencias negativas (en términos de inestabilidad del orden) en la base material de esta dominación. La economía fiscal sobre la que se asienta es irracional, no existen procedimientos de extracción de recursos basados en técnicas de cálculo y previsión, el sostenimiento económico es discontinuo, no se mantiene establemente, ni es el resultado de planificación alguna, ejemplos de ello son formas primitivas de recaudación de impuestos, como prebendas, asignaciones tributarias en especie o rentas de tierras ancladas a vínculos tradicionales.

2.3.3 Dominación racional legal

En la dominación racional legal la creencia de los dominados, que da validez a este tipo de dominación, se orienta hacia un orden impersonal legal que, abstractamente, reglamenta y normaliza las actuaciones de sus miembros. Esta dominación se ejerce cotidianamente a través de un cuadro administrativo especializado, un aparato burocrático. La burocracia en Weber presenta un alcance restringido a los órdenes políticos de dominación ejecutando las tareas gubernamentales y un alcance ampliado del término que remite al cuerpo administrativo de cualquier tipo de actividad, este sentido lleva a emplear el término para analizar las modalidades de funcionamiento de cualquier tipo de organización en las sociedades modernas. Esta dominación desplaza la presencia de factores tradicionales o emocionales, como su funcionamiento se basa en relaciones impersonales se elimina la influencia de la presencia de lo personal. La dominación racional legal, que se materializa en

161organizaciones, tales como, el Estado moderno, las empresas capitalistas, organizaciones sociales sistemas de salud o recreativos, es racional en calidad de la instrumentalización calculable en el ejercicio del poder.

El cuadro administrativo de esta dominación es la burocracia, la cual está compuesta por lo siguientes elementos: a) estructura jerárquica, b) ejercicio continuado sujeto a ley de funciones reglamentadas con deberes y derechos, c) poderes para efectivizarlos y los medios coactivos para su cumplimiento, d) división de tareas organizadas en ámbitos de especialización, e) separación del burócrata o funcionario de los medios administrativos, f) los bienes se hallan separados del patrimonio del funcionario, g) gestión basada en documentos escritos, h) sueldo de base monetaria estipulado formalmente, i) relaciones impersonales orientadas por un orden legal, j) existencia de tareas cumplimentadas regularmente, a partir de una concepción abstracta del deber y k) reclutamiento a partir de la competencia en el cargo.

A diferencia de la dominación carismática, donde la autoridad que se ejerce desde lo personal no tiene ningún límite impuesto, y de la tradicional, donde el soberano debe actuar sin contradecir una serie de tradiciones poco explicitas y de amplia resignificación, en la dominación racional legal la autoridad al ordenar y mandar obedece estrictamente, a su vez, al orden impersonal que orienta su accionar. La orientación de los comportamientos hacia reglas abstractas e impersonales posibilita la calculabilidad y la previsibildad regular de

162las ordenaciones.

El reclutamiento del personal en los diferentes cargos se concreta a partir del saber certificado en el cumplimiento de la función requerida. Las actividades del personal burocrático son llevadas adelante por la provisión de medios materiales que son propiedad de la organización. El gran instrumento de la superioridad de la administración burocrática es el saber profesional especializado y la calculabilidad que posibilita el sometimiento del comportamiento a reglas impersonales, precisas y estables, prescriptas formalmente. Weber afirma que estos elementos hacen a la supremacía de esta forma de dominación por sobre las otras dos. La burocracia es la forma la forma más racional de ejercer una dominación en términos de precisión, continuidad, disciplina, rigor y confianza, uniformidad en las prestaciones o en la producción, evaluabildad, intensidad y extensión en el servicio, aplicabilidad formalmente universal a toda suerte de tareas, y susceptibilidad técnica para alcanzar el óptimo en sus resultados.

Las actividades exigidas a partir de los objetivos de la organización se distribuyen de forma estable y delimitada rigurosamente a partir de las órdenes de una autoridad superior, que dispone de los medios normativos y los recursos de coacción para que las tareas se cumplan en tiempo y forma. La responsabilidad de las decisiones descienden de arriba hacia abajo a través de canales formales al igual que la supervisión de las tareas. La forma racional legal de ejercer la dominación o de llevar adelante una organización implica que sus integrantes

163perciben una remuneración monetaria preestablecida en contraprestación de sus tareas, por ello esta dominación debe contar con un sistema de ingresos o de tributación estable sobre una base monetaria previsible y regular que permita la extracción de recursos de manera continuada, esta es una de las bases de la superioridad de la dominación racional legal por sobre las otras dos.

Weber reconoce que el funcionamiento burocrático real dista de funcionar según lo planteado en términos de su tipo ideal, ya que no siempre se cumplen lo definido conceptualmente. Más allá que la actividad diaria de los empleados y funcionarios estatales esté regulada por un conjunto restrictivo de normativas, disposiciones y mandatos que se establecen organizativamente, sus tareas se enmarcan en un determinado contexto, donde el Estado actúa con diferentes grados de autonomía con respecto a los conflictos e intereses de la sociedad. Los empleados de la burocracia no funcionan como maquinas impasibles de ejecución de tareas, ya que, son actores con intereses situados política y económicamente.

La burocratización es un fenómeno que se produce en sociedades donde las organizaciones son vitales para la dinámica de la sociedad, implica que la administración desplaza los objetivos o metas organizacionales para constituir fines propios “…así, se llega al punto de que el hospital esté fundamentalmente al servicio, no de la enfermedad humana, sino del propio hospital; la universidad, la iglesia y el sindicato llegan a estar dominados, a través de procesos de racionalización , por sus propias metas organizativas intrínsecas. Para

164Weber todo esto es la conclusión natural e inevitable de un proceso que comenzó cuando empezó a sustituirse el carácter directo del dominio basado sobre la propiedad por los procesos más racionales de la dirección y la administración” (Nisbet, 2003).

A fin de ejemplificar este modo de dominación puede ser conveniente presentar un caso histórico para entender como los tipos ideales no representan la realidad sino que funcionan como estructuras conceptuales que permiten una aproximación analítica a los casos a estudiar. Cada uno de los mismos nunca presenta todos los lineamientos propuestos desde el plano teórico. Un ejemplo que siempre se presta a confusión es el de la experiencia nazi en Alemania. En ocasiones, se señala este caso como ejemplo de dominación carismática, confusión que fundamentalmente, es resultado de las características de su líder, Hitler, al cual se le atribuyen cualidades carismáticas.

Zygmunt Bauman (2011) analiza el exterminio social de los nazis bajo esta perspectiva, establece que las tareas conducentes a este propósito (moralmente repugnable) no se diferenciaban formalmente de otros quehaceres burocráticos ya existentes en la organización, supervisión y ejecución estatal y empresarial. Solo una planificación precisa y coordinada, a través de protocolos formales de acción, basada en la deshumanización y distanciamiento de los objetos de intervención (millones de vidas humanas), a partir de un conjunto coherente de reglas abstractas, posibilitaron la capacidad de llevar adelante un emprendimiento impersonal de aniquilación

165a esa inmensa escala. La gestión administrativa del uso de los recursos, a fin de abaratarlos, y el control de la complejidad del emprendimiento fueron ejemplares en términos técnicos.

El proceso de racionalización en la experiencia nazi fue progresivo y no careció de incongruencias en comparación con lo establecido en el tipo ideal de dominación racional-legal weberiano. Según el experto analista del fenómeno del nazismo Ian Kershaw (2013) el holocausto no se hubiese producido sino fuera por la fanática voluntad de Hitler pero que tampoco se hubiese llevado a cabo sin la activa complicidad de la administración pública en la ejecución burocrática del exterminio y de los industriales alemanes, que se beneficiaron con la fabricación de los instrumentos para el asesinato masivo y el establecimiento de las maquinarias y fabricas instaladas en los campos de concentración.

La experiencia del nazismo debe ubicarse como un ejemplo de dominación racional legal, ya que representó un ejercicio de poder, organizado racionalmente, a partir de una estructura burocrática, jerárquica, piramidal, formalizada dentro de un orden abstracto que implicó una legalidad bajo los valores e ideales del nazismo. Weber explica que, en la cima de las dominaciones racionales legales puede haber un componente no racional y esto no invalida que la dominación sea encuadrada dentro de ese tipo ideal.

1663-Tipos de racionalidad

3.1. Racionalización y racionalidad

Desde los criterios teóricos de Weber y, más específicamente, desde el planteo de Stephen Kalberg se emplea en este texto el concepto de racionalidad para designar una lógica basada en la calculabilidad, la sistematicidad y la coherencia con respecto a principios teóricos, prácticos, valorativos o abstractos en la producción del sentido de la acción y la racionalización como un proceso por el cual se instala como un modo de vida, configurando heterogéneamente los diferentes órdenes de la vida social. La racionalidad resulta en el sentido de una acción en la ajuste entre medios y fines, entre opciones de comportamiento y valores, en la elección de las posibilidades según las expectativas y de manera sopesada y medida.

La racionalización implica la aplicación de algún tipo de racionalidad, se constituye como la transformación de las cosas que no son racionales bajo criterios de racionalidad. Weber la presenta como una tendencia hacia la organización de los diferentes órdenes de la vida social (político, económico, cotidiano, cultural) a partir de principios preestablecidos, coherentes, impersonales, sistemáticos y evaluables, su presencia en la configuración en los comportamientos y en la subjetividad no supone necesariamente la materialización de un determinado tipo racionalidad. Es un proceso de orientación y organización de la subjetividad, de los comportamientos y de las relaciones sociales de las sociedades modernas en los órdenes económicos,

167culturales, políticos y sociales. La racionalización libera a los individuos de las tradiciones, de lo imprevisto, de aquellas modalidades de regulación del comportamiento arbitrarias pero lo encierra en un cosmos asfixiante de reglas impersonales de difícil evasión. La capacidad técnica de las organizaciones posibilita que los individuos superen su dependencia de las formas de dominación tradicionales, pero paradójicamente, la técnica transformada en fundamento de la regulación del comportamiento representa una amenaza a la libertad y la creatividad.

La racionalización se apoya en el desarrollo técnico científico y en la aplicación intencional de reglas como ejes para evaluar el accionar humano, desplazando a la tradición, la emocionalidad y la espontaneidad de su horizonte. Supone un proceso de complejización de los diferentes ordenes de la vida (los conocimientos sobre el funcionamiento de la realidad económica, política, social, cultural aumentan día a día) pero, paradójicamente, esto mismo implica una simplificación de la vida en términos de procedimientos (cada vez es más fácil es manejar un automóvil, limpiar la ropa, transportarse de un lugar a otro) que pueden automatizarse en comportamientos casi irreflexivos en su concreción cotidiana.

En comparación con las sociedades premodernas en la que sus integrantes conocían los instrumentos que empleaban y sabían qué hacer para procurarse los elementos que le posibilitaban vivir, en la sociedad moderna el conocimiento se ha especializado y una de sus consecuencias es que la mayoría de la población

168emplea cotidianamente con eficiencia elementos pero que no saben cómo funcionan, como por ejemplo un lavarropas o un televisor, ante cualquier desperfecto no queda más remedio que llamar a un especialista para que revise el artefacto17.

La racionalización supone que un viajante de un transporte podría, si quisiera, acceder al conocimiento que le permitiese entender el desplazamiento del vehículo, descartando que en su funcionamiento intervenga alguna fuerza misteriosa. Weber (1998) establece que la racionalización se manifiesta bajo modalidades diversas18, puede desarrollarse con criterios diferenciales en el ámbito religioso, en el jurídico, en el militar, en el 17 “…la intelectualización y racionalización creciente (…) significan (…) el conocimiento o convicción de que, de desearlo, podríamos descubrirlo en cualquier momento. Por tanto, significan que, en lo esencial, no intervienen fuerzas misteriosas incalculables, sino que, en principio, podemos controlar todas las cosas mediante el cálculo. Ello supone un desencantamiento del mundo. Ya no es necesario recurrir a medios mágicos a fin de dominar o implorar los espíritus, como hacia el salvaje, para quien existían poderes misteriosos. Los medios técnicos y el cálculo cumplen esa función” (Weber, 1985).18 “…la expresión “racionalismo” puede significar cosas muy diferentes. Significa una cosa cuando consideramos el tipo de racionalización con el que un pensador sistemático elabora la imagen del mundo: un progresivo dominio teórico de la realidad a través de conceptos cada vez más abstractos y precisos. Racionalismo significa otra cosa cuando consideramos el logro metódico de un fin práctico y rigurosamente determinado por medio de un cálculo cada vez más refinado de los medios apropiados (…) “racional” también puede tener el significado de una “planificación metódica”. Y así son racionales estos métodos: métodos de ascetismo mortificatorio o mágico, de contemplación en sus formas más coherentes, por ejemplo, el yoga; o, el manejo de las máquinas de oraciones del budismo actualizado. Por regla general, son “racionales” todas las formas de ética práctica, sistemática y definitivamente orientada hacia fines precisos de salvación, en parte en igual significado en que es racional el método formal, y en parte en la medida en que se distingue entre preceptos “válidos” y lo que se presenta como dato empírico” (Weber, 1987).

169cultural, en el científico, en el político, en el económico o en el de la educación. El proceso de racionalización funciona, a partir de diferentes tipos de racionalidad, de forma disímil en cada sociedad y en cada ámbito de la misma, por ello lo racional y lo irracional es un asunto de perspectiva, ya que, toda actividad es plausible de racionalizarse, “…lo irracional no es algo sustantivo, sino por relación a un determinado punto de vista racional. Nada es racional o irracional en sí mismo, sino por referencia exclusiva al punto de vista valorativo desde el que la acción es considerada” (Ruano de la Fuente, 1996) 19.

Aunque la racionalización moderna es considerada por Weber (2012) como una modalidad histórica estructurada a partir de la posibilidad de contar un desarrollo científico, con el despliegue confiable de dispositivos técnicos y administrativos para dinamizar y organizar la calculabilidad, la evaluación exacta y permanente en los procedimientos según bases racionales y científicas, es necesario aclarar, que según el análisis weberiano el proceso de creciente racionalidad no se considera como la única explicación, o que suponga que es la correcta interpretación de la realidad de la sociedad capitalista.

19 “Hay, por ejemplo, racionalizaciones de la contemplación mística, que es un comportamiento que (visto desde otros ámbitos de la vida) es específicamente irracional, del mismo modo que hay racionalizaciones de la economía, de la técnica, del trabajo científico, de la educación, de la guerra, de la administración de la justicia. Además cada uno de estos ámbitos puede ser racionalizado partiendo de consideraciones ultimas y objetivos sumamente diversos, y lo que es racional desde un punto de vista puede ser irracional desde otro punto de vista (…) lo decisivo en su diferencia es que esferas fueron racionalizadas y en que dirección” (Weber, 1998).

170El cosmos de valores del capitalismo moderno

estuvo inicialmente impulsado bajo los principios éticos proveniente de la religión protestante, centralizados en el ascetismo, la constricción ante los placeres mundanos, la energía de la fe sobre la actividad profesional y el empleo del tiempo en forma productiva 20 (entre otros factores), posteriormente, este impulso de religiosidad se fue diluyendo permitiendo una creciente fragmentación de sentido integrada únicamente por los principios de la mercantilización.

Weber establece como un punto de inflexión en el desarrollo del proceso de racionalización la emergencia, la transmisión y la aplicabilidad del conocimiento científico en ámbitos cotidianos y extracotidianos. La ciencia moderna no solo tiene efectos de utilidad aplicables a la vida de todos los días sino que también genera saberes que se enfrentan a las tradicionales respuestas religiosas, como las que dan cuenta de la existencia del cosmos, el origen del hombre, la reproducción de los seres humanos, entre otros tópicos21. El pensamiento científico

20 “El ascetismo protestante intramundano (…) dirigió toda su energía contra el disfrute natural de las propiedades, freno el consumo y en especial el lujo. Por el contrario, descargó psicológicamente a la adquisición de bienes de los obstáculos de la ética tradicionalista, rompió las cadenas del afán de lucro al legalizarlo y considerarlo (…) querido por Dios. La lucha contra el deseo carnal y el apego a los bienes exteriores no era (…) una lucha contra el lucro racional, sino contra el uso irracional de las propiedades (…) el ascetismo no quería imponer a los propietarios una mortificación, sino el uso de sus propiedades para cosas necesarias y útiles de manera práctica” (Weber, 1998).21 “Para Weber, el ascenso de la ciencia como modo de conocer y experimentar auguró consecuencias particularmente decisivas, ya que amenazó con expulsar los valores por fuera de la arena de la “creencia” y ubicarlos en el reino del cálculo: con el advenimiento de la visión científica del mundo, incluso los valores pudieron ser sometidos a la observación empírica, a la medición matemática y a la prueba.

171no responde por los fines últimos de las cosas ni pretende resolver el significado de la existencia humana y del cosmos pero los conocimientos que ha generado sobre el origen y el funcionamiento de la vida y la dinámica del universo ha puesto en entredicho lo dogmas de fe de las grandes religiones.

Kalberg (2007) establece que en los escritos de Weber no hay un desarrollo puntual, ni una explicitación precisa de la racionalización como tema, para analizarlo éste debe ser rastreado en diferentes textos, ya que se hace mención del mismo de forma fragmentada y diseminada, está implicado al tratar otros temas. El concepto de racionalización no es unívoco, ni designa un desarrollo general de las sociedades, sino que, se puede vincular con diferentes modalidades de organizar realidades heterogéneas, a fin introducir regularidades en los comportamientos sociales. Estas formas de controlar el sentido y las acciones sociales pueden estar institucionalizadas, remitir a formas valorativas, funcionar como mecanismos impersonales de referencia o pueden ser ejecutarse a partir de intereses personales y pragmáticos. A partir de cierta racionalización se pueden generar modos de vida, o bien pueden hacer funcionar acciones acotadas en tiempo y lugar.

Enfatizó que con este desarrollo la ciencia se ubicó como la oposición más fundada a todas las visiones religiosas del mundo, las cuales, en tanto postulados éticos, afirmaban la “falta de sentido” de la vida mundana y de ciertas acciones, como resultado de su valoración de los caminos particulares de salvación” (Kalberg, 1977).

1723.2. Tipos de racionalidad

Kalberg considera que podrían distinguirse cuatro tipos de racionalidad: la racionalidad sustantiva, la racionalidad formal, la racionalidad práctica y la racionalidad teórica. La racionalidad sustantiva o material se plasma como un patrón de los comportamientos significativamente orientados por el acatamiento coherente con respecto a ideales, valores éticos o creencias internalizadas. Implica en la lógica del comportamiento una evaluación metódica de los actores sobre como cumplir determinados ideales o referencias valorativas. Este tipo de racionalidad responde a una perspectiva ética que orienta y configura los comportamientos sociales en esquemas de acción coherentes y previsibles con ciertos postulados de valor, que pueden funcionar de forma delimitada o con un alcance general. Esta orientación social se manifiesta en acciones ligadas sistemáticamente con regulaciones y parámetros normativos determinados por ideales y valores, como el deber, la decencia, la honorabilidad o la fidelidad a una nación.

Los valores representan guías que orientan la conformación del sentido de las acciones, la racionalidad aquí consiste en el ajuste consistente de los comportamientos y las relaciones22. La racionalidad que surge de la observancia a un orden ético implica 22 “…la racionalidad sustantiva ordena directamente la acción en patrones. Lo hace, sin embargo, no puramente en base a un cálculo de medios-fines acerca de las soluciones ante problemas rutinarios, sino en relación a un “postulado de valor” pasado, presente o potencial. No simplemente un valor singular, como puede ser una evaluación positiva de la riqueza o del cumplimiento del deber, sino un postulado de valor que implica conjuntos enteros de valores que varían en lo que abarcan, en su coherencia interna y en su contenido. Luego, este tipo de racionalidad existe como una manifestación de la capacidad inherente al hombre para la acción racional con arreglo a valores” (Kalberg, 1977).

173un punto de vista que fija la dirección del proceso de racionalización y se subsume hacia ese orden pero sin que se puedan establecer criterios o estándares universalmente validos para evaluar otros sistemas éticos o de creencias. Weber plantea un perspectivismo ético insuperable, que implica que las decisiones, evaluaciones y preferencias de los actores por ciertos ideales o valores, que posibilitan la consecución de los comportamientos para ajustarse a dichos valores, no pueden ser justificadas o avaladas por ningún criterio racional que vaya más allá de ese cosmos ético. Los valores son racionales para el actor en términos de ajuste evaluado hacia los mismos, es racional la acción en tanto es coherente con los ideales y creencias que conforman ese orden ético. Lo irracional es, contrariamente, la acción que responde a una multiplicidad de valores enfrentados o diferenciales23.

La racionalidad formal o instrumental descansa en una lógica que emplea la calculabilidad en la orientación del sentido de los comportamientos, no busca arribar al cumplimiento de un valor sino al de un fin determinado, cualquiera sea este, a partir de un conjunto de prescripciones, conocimientos empíricos, técnicas o reglas de un orden impersonal y abstracto. La

23 “…la racionalidad de los valores y de las orientaciones valorativas es determinada en virtud de la consistencia y de la cualidad unificante y sistematizadora de los valores mismos, que, en consecuencia, serán principios orientadores de un estilo de vida unitario. Sólo los valores que puedan ser abstraídos y generalizados, y transformados así en principios que puedan ser interiorizados como principios básicamente formales, y aplicados procedimentalmente, pueden ejercer una fuerza orientadora de la acción lo bastante intensa como para trascender las situaciones concretas y, en el limite, penetrar sistemáticamente todos los ámbitos…” (Ruano de la Fuente, 1996).

174impersonalidad propia de este tipo de racionalidad se manifiesta en la lógica de la acción técnica, que supone un recorte de una totalidad para que su operatividad sea eficiente, evaluable, posibilitando la reorganización de la realidad enfocada, a partir de finalidades o valores que están por fuera de esta esfera de acción. Este tipo de racionalidad siempre supone un funcionamiento dentro de una dimensión local de un orden que lo contiene, y desde donde surge el impulso o las finalidades de su intervención.

El funcionamiento impersonal de las relaciones de mercado implica la imposición de una racionalidad formal carente de un centro organizador, las acciones dentro del marco de estas relaciones económicas implican procesos de calculo y de evaluación de probabilidades de forma impersonal, que se impone tanto en el pedido de un crédito, en la planificación de la producción de bienes, la estrategia de comunicación en los servicios al publico o en la inversión en la bolsa. Si un trabajador pretende conseguir un crédito hipotecario, el banco lo tratará impersonalmente, a partir de las condiciones exigidas por el banco, a partir de los requisitos formales presentados por el solicitante “…la racionalidad formal legitima fundamentalmente un cálculo racional con arreglo a medios-fines similar, pero referenciándose en reglas, leyes o regulaciones ya existentes y aplicadas universalmente (…) en la medida en que reina el puro cálculo en términos de reglas abstractas, las decisiones se toman “sin consideración de las personas”. Una orientación de la acción hacia reglas formales y leyes equivale a un rechazo a cualquier arbitrariedad: aquí el

175universalismo y el cálculo con relación a regulaciones aprobadas se ubican estrictamente en oposición a la toma de decisiones relacionada con cualidades personales de los individuos implicados” (Kalberg, 1977).

La racionalidad material supone una orientación y ordenación regida por criterios que se distancian de pautas impersonales, para regirse normativamente con respecto a valores o ideales, por lo que supone criterios no abstractos o extraeconómicos, llevando a la acción social a guiarse por estos valores o ideales. La racionalidad formal es una modalidad de orientación y regulación de los actuaciones que requieren del incremento de las capacidades técnicas (aplicación de un conjunto de medios planificada e intencionadamente para cumplir con determinados requerimientos o fines) para consolidar un entramado de relación eficiente entre reglas y fines, dando lugar a un marco calculable de regulación y de prescripciones habilitantes y restrictivas de los comportamientos.

En la gestión económica la forma dinero representa el máximo de calculabilidad, impersonalidad y abstracción en los intercambios. En el orden jurídico es constatable que, mas allá que el funcionamiento de la racionalidad formal remite a la coherencia y la sistematicidad entre sus reglas y principios fundantes y la racionalidad material suponga una referencia a ideales o valores que están por fuera de la estructura normativa, ambas funcionan en la realidad concreta implicadas una en la otra, ya que “…la racionalidad material contiene de alguna manera elementos de la racionalidad formal, y

176la racionalidad formal contiene algo de la racionalidad material, pues todo el sistema de normas, jerarquías y procedimientos, etc.. se establece para aplicar determinados fines, para conseguir determinados objetivos. Además en un mundo con luchas en todas las esferas, se le presentan al derecho exigencias materiales, de realización de determinados objetivos, que pueden poner en cuestionamiento la racionalidad formal, en el sentido de que ponen en entredicho el formalismo jurídico…” (Abellan, 2004).

La articulación entre la racionalidad sustantiva y la racionalidad instrumental se presenta en la experiencia del nazismo como pocas veces en la historia. La racionalidad instrumental desplegada burocráticamente en el exterminio de millones de personas resultó de la materialización de una racionalidad orientada hacia los valores de la superioridad germana, de la preeminencia de la raza aria por sobre otras razas. Así, la población alemana fue escolarizada, socializada políticamente y conducida desde el aparato gubernamental con el fin de que se incorporaran los valores sostenidos por el régimen. La concepción ética del Tercer Reich, que se puede caracterizar como sexista, discriminatoria, racista y materialista, se consolidó en las prácticas sociales en Alemania en gran parte de la población, como resultado de la efectivización coherente de una racionalidad sustantiva. Ideales, creencias y valores conformaron una concepción de la existencia que legitimó las acciones del nazismo, materializándose en políticas gubernamentales, conformando en militares y funcionarios una racionalidad instrumental o formal, que no cuestionó los principios éticos del régimen.

177Mientras que la racionalidad formal se

materializa en una lógica que sopesa medios y fines, en coherencia con reglas, leyes o regulaciones resultantes de un orden impersonal abstracto, la racionalidad práctica se manifiesta en una actitud personal hacia el cálculo y la evaluación de las posibilidades disponibles en la resolución de los problemas cotidianos, a partir de patrones de acción racional con arreglo a medios-fines que se desprenden de los propios intereses pragmáticos. Por ello, la racionalidad práctica implica la presencia de procesamientos evaluativos y de calculabilidad orientando el sentido de la acción en el flujo aleatorio de los intereses cotidianos, casi al nivel de lo automatizado o de lo no premeditado, se presenta como resultado haber internalizado estos mecanismos de manera muy arraigada, para sortear los obstáculos que se le presentan al individuo en el devenir azaroso de la vida cotidiana. Este tipo de racionalidad supone que el razonamiento metódico forma parte de esquemas cognitivos o actitudinales en la adaptación pragmática del sujeto a las circunstancias de la vida moderna. Kalberg expresa que este tipo de racionalidad presenta un carácter impreciso, no remite ni a un conjunto de valores ni a fines provenientes de un orden impersonal y abstracto que sirva como referencia y coherencia, solo implica la administración en la resolución de las dificultades rutinarias, cotidianas y pragmáticas. Las disposiciones subjetivas que conforman la racionalidad práctica predominan en la cotidianeidad de las sociedades modernas debido a que se posee la disponibilidad de saberes empíricos, consejos profesionales, documentación técnica sobre aquellas cosas que atiene al desenvolvimiento de la vida cotidiana.

178Los saberes disponibles conforman un marco

empírico técnico desde donde se genera una orientación regular de este tipo de acción, por ello, la racionalidad práctica funciona no solo como un procedimiento personal interiorizado a partir del posicionamiento del individuo dentro una organización para controlar y ajustarse a la realidad objetiva, sino que, funciona como una disposición subjetiva cognitiva que orienta y conduce las decisiones de la acción en torno a ciertos fines o valores. La racionalidad práctica supone acciones de dominio sobre la realidad basadas en patrones que se dirigen a manipular las rutinas diarias, implica una tendencia sistemática y coherente con ciertos criterios probados de eficacia. En la racionalidad práctica, la ordenación de la acción deriva del cálculo intencional, pragmático y maleable con respecto a los intereses o fines de los individuos con respecto a la dinámica de las vicisitudes de la realidad diaria, esta orientación pragmática puede en su concreción a través de las rutinas diarias transformarse en protocolos de conducta implicando un nivel de automatización mental en la configuración del comportamiento. Opuestamente, la racionalidad teórica requiere necesariamente de un elevado nivel de conciencia en la organización del sentido ya que tiene como apoyo en el uso de procesos cognitivos desde una estructura conceptual.

La orientación que provee la racionalidad teórica alude a la utilización conciente, sistemática y fundamentada en el sentido de los comportamientos y en la lectura de la realidad a partir de esquemas conceptuales e ideas abstractas definidas con precisión y que coherentemente

179conforman cosmovisiones objetivadas (en conceptos) de la realidad. En las sociedades tradicionales este tipo de racionalidad basada en una cosmovisión religiosa era central en la organización unitaria del sentido. Este tipo de racionalidad proviene, en la actualidad, de la ciencia y de la técnica profesional, que establecen parámetros organizacionales y subjetivos. Aún es posible que la racionalidad proveniente del conocimiento religioso funcione en la esfera privada de aquellos individuos que profesen algún tipo de fe institucionalizada. La racionalidad teórica (religiosa o científica) posee una base de valores o supuestos sobre la que funciona, el funcionamiento de la ciencia implica la existencia de “…supuestos que escapan a la discusión racional no solo la validez de la lógica y de la metodología, sino también la validez de los valores internos que orientan la racionalización de la propia esfera científica. Y así, las ciencias de la naturaleza responden a la pregunta de que debemos hacer si queremos dominar técnicamente la vida; pero las cuestiones previas de si debemos, y en el fondo, queremos conseguir este dominio y si tal dominio tiene verdaderamente sentido son dejadas de lado o simplemente, son respondidas afirmativamente de antemano” (Ruano de la Fuente, 1996).

La racionalidad teórica basada en el conocimiento científico genera en la sociedad moderna una tendencia hacia la intelectualización y la profesionalización de la vida, empujando a los actores a una permanente confrontación con creencias o tradiciones, provee explicaciones y esquemas organizados y probados empírica y racionalmente para afrontar prácticamente la

180realidad, e influye en la cosmovisión de los actores, que percibir la realidad a través de estructuras conceptuales y sistemas derivados de la medición y experimentación empírica. En épocas pretéritas a la modernidad donde los portadores del saber eran los religiosos esta racionalización cerraba el sentido y la mirada del mundo con la aceptación en base a los principios y creencias de la fe. La objetivación conceptual y teórica de la realidad permite que la subjetividad produzca instancias posteriores de sistematización y ajuste en la interpretación de esa realidad. Esta racionalización provee el fundamento a los mecanismos de cálculo y de abstracción conceptual vitales para el funcionamiento de la racionalidad formal, además, de su impacto sobre la racionalidad práctica24.

Las subjetividades expuestas a los productos de la racionalidad teórica pueden transformarse, posteriormente, a partir de su circulación e internalización (a través de la educación o la exposición a fuentes de datos o recomendaciones profesionales) en protocolos estables y normativos que posibilitan la evaluación y conmensuración de comportamientos, las emociones y las costumbres, esto se verifica, por ejemplo, en la influencia de las guías de recomendaciones terapéuticas para problemáticas psicológicas o vinculares, que han excedido el ámbito de la terapia y que aparecen en revistas de interés general. Los procesos cognitivos

24 “La racionalización teórica y práctico-técnica guardan entre sí, sin duda, una estrecha relación de dependencia. Porque la racionalidad formal de una acción dirigida a un fin (…) se mide por la corrección del calculo de medios y de fines, y esta corrección objetiva es tanto mayor cuanto mayor sea el grado de intelectualización de la realidad” (Ruano de la Fuente, 1996).

181implicados en la manifestación de la racionalización teórica se enfrentan con la realidad para categorizarla, analizarla y explicarla en su dinámica a partir un cúmulo organizado y articulado de saberes o sistemas simbólicos con elevado grado de abstracción. Las creencias de las religiones organizadas o los supuestos teóricos de la ciencia pueden, según las circunstancias, circular y ser apropiados socialmente, influyendo en los comportamientos cotidianos. La racionalidad teórica presume una acción intelectual cognitiva que implica un manejo reflexivo de la realidad, la cual es segmentada abstracta y conceptualmente a través de la construcción de conceptos definidos unívocamente y con precisión.

Según Kalberg (1977) los diferentes tipos de racionalidad tienen en común que se basan en procesos mentales metódicos dirigidos a intentar configurar y controlar la realidad. La racionalidad supone una construcción de sentido dirigida a organizar y controlar la realidad, a fin de que ésta no se manifieste como un caos desordenado de percepciones particulares y efímeras. En todo proceso de racionalización se organiza metódicamente la infinita manifestación de hechos, sucesos aislados y acontecimientos dispersos. Más allá de que su significación sea consecuencia del cálculo entre medios y fines a partir de un orden formal, que nazca de la subordinación a un orden ético o que resulte de una calculabilidad pragmática, la racionalización se concreta como una modalidad de construcción del sentido, rechazando las concepciones y las significaciones particularizadas para ordenarlas y canalizarlas dentro de patrones de acción social, de esquemas de organización,

182de regularidades comprensibles. Los tipos de racionalidad sustantiva, formal, y teórica suelen ser decisivas en el proceso de institucionalización social y de conformación de realidades organizacionales, estructuradas como conjuntos de procedimientos, regularidades y normativas, en cambio, la impronta difusa de la racionalidad práctica la remite a la resolución de la vida cotidiana.

4-La tendencia hacia la racionalización

4.1. “La jaula de hierro de la burocracia”

La racionalización moderna, implica para Weber, un “cosmos” de difícil salida, con un carácter similar a lo inevitable, funcionando como una fuerza social sostenida en el funcionamiento administrativo de organizaciones a gran escala, influyendo, casi imperativamente, en plano de las subjetividades. Un concepto muy difundido atribuido a Max Weber que metaforizaría sobre la racionalización como destino probable de la vida de la sociedad moderna dentro de organizaciones burocráticas es la “jaula de hierro” de la burocracia. Esta imagen de una maquinaria que, desde afuera de la subjetividad, encierra férreamente a lo humano, de la que no habría escape, supone una estructura inerte que materializa la regulación de los participantes de los entornos organizados amenaza la libertad, la creatividad y la espontaneidad y todas aquellas características que hace a cada ser humano una persona única.

Eduardo Fidanza (2005) atribuye a Talcott Parsons

183la difusión y el malentendido de este término, a partir de la explicación de Weber donde subraya la importancia del impulso religioso y su posterior languidecimiento durante el desarrollo del orden económico capitalista25, el carácter religioso desaparece (o remite como creencia a la esfera personal) como factor de organización social siendo reemplazado por mecanismos impersonales que someten a los individuos a una férrea orientación del comportamiento26. Fidanza aclara que “…lo que llamamos

25 “El puritano quería ser un hombre profesional, nosotros tenemos que serlo. Pues al trasladarse la ascesis desde las celdas monacales a la vida profesional y comenzar su dominio sobre la moral intramundana, contribuyó a la construcción de este poderoso cosmos del orden económico moderno que, amarrado a las condiciones técnicas y económicas de la producción mecánico-maquinista, determina hoy con fuerza irresistible el estilo de vida de todos cuantos nacen dentro de sus engranajes (no sólo de los que participan directamente en la actividad económica), y lo seguirá determinando quizás mientras quede por consumir la última tonelada de combustible fósil. El cuidado de los bienes exteriores, decía Baxter, no debía ser más que ‘un liviano manto que se puede arrojar en todo instante’ sobre los hombros de sus santos. El destino ha convertido este manto ligero en férrea envoltura. La ascesis emprendió la tarea de actuar sobre el mundo y transformarlo; con ello los bienes exteriores (…) alcanzaron un poder creciente y al cabo irresistible sobre los hombres, (…) que no ha tenido semejante en la historia. Hoy su espíritu se ha deslizado fuera de esa envoltura, quien sabe si definitivamente. El capitalismo victorioso, descansando (…)

en un fundamento mecánico, ya no necesita (…) de su sostén” (Weber, 1988). 26 “Una máquina inerte es espíritu coagulado, y el sólo serlo le da el poder de forzar a los individuos a servirla, de determinar el curso cotidiano de sus vidas de trabajo de modo tan dominante como es efectivamente el caso en la fábrica. Es espíritu coagulado, asimismo, aquella máquina viva que representa la organización burocrática con su especialización del trabajo profesional aprendido, su delimitación de las competencias, sus reglamentos y sus relaciones de obediencia jerárquicamente graduadas. En unión con la máquina muerta, la viva trabaja en forjar el molde de aquella servidumbre del futuro a la que tal vez los hombres se vean algún día obligados a someterse, impotentes como los fellahs del antiguo Estado egipcio, si una administración buena desde el punto de vista puramente técnico llega a representar para ellos el valor supremo y único que haya de decidir acerca de la forma de dirección de sus asuntos” (Weber, 2012).

184“metáfora de la jaula de hierro” es una imagen retórica utilizada por Weber en una de las últimas páginas de La Ética Protestante para expresar la pérdida del sentido religioso original que inspiró, según su interpretación, al primer capitalismo (…) no consta que Weber haya usado en alemán la expresión que Parsons tradujo como “jaula de hierro” (iron cage). El término textual de Weber es [ein] stahlhartes Gehäuse, que literalmente podría vertirse como “estuche”, “envoltura”, o incluso “jaula”, “dura como el acero”, y que suele traducirse por “férrea envoltura”, o bien por términos similares que evocan un caparazón duro y opresivo”.

Una analogía interesante ofrece Derek Sayer (1995) que se diferencia de la convencional “jaula de hierro”, estableciendo que la figura de un “caparazón” como la que transporta un caracol es más adecuada, ya que supone una imposición que limita al portador pero sin la cual no podría vivir, a diferencia de la figura de la jaula que supone una estructura externa, con una posibilidad de salida, la “…Gehäuse, en cambio, es una prisión mas rigurosa, la coraza de la propia subjetividad. La dependencia de la petrificación mecanizada se ha vuelto parte integral de los que somos”. Yolanda Ruano de la Fuente (1996) habla de una “acerada coraza”. Michael Löwy (2012) reconoce la productividad de la metáfora popularizada por Parsons, y explica que el término Gehäuse puede designar varias cosas, como “…el carozo de un fruto, la valva, concha o la caparazón del caracol, la caja de un reloj pulsera, el cofre de un reloj de pared, un habitáculo, una celda”.

185Löwy considera que el término habitáculo es sin

duda preferible a caparazón, por ello, discrepa con Peter Baehr quien propone reemplazo del término jaula por caparazón (shell) porque esta supone que forma parte orgánicamente del sujeto, Löwy dice que, precisamente por ello, el término no es adecuado ya que la metáfora weberiana supone un entorno artificial exterior y por lo tanto, el término habitáculo sería más conveniente de emplear. El funcionamiento organizacional de las sociedades contemporáneas quizás llevaría reflexionar que la racionalización hoy funciona como una cubierta que combina rigidez y flexibilidad, es artificial en tanto se impone desde afuera de la subjetividad pero también es orgánica, ya que surge y se sostiene desde las disposiciones subjetivas expuestas a una cultura orientada a la racionalidad formal.

Con respecto al desarrollo del capitalismo como fruto del crecimiento progresivo y global de la racionalidad en etapas universales se plantea un debate en curso. Ante este tema se presentan perspectivas disímiles, una de ellas, a la que adscriben Giddens (1994)27, Ruano de la Fuente (1996)28 y Kalberg (2005), establecen que no hay en Weber una propuesta evolutiva o lineal, en el planteo del pensador alemán la racionalización no funcionaria como una fuerza que predetermina el transcurso inevitable de la historia, el núcleo del argumento se 27 Anthony Giddens descarta cualquier linealidad progresiva y univoca de la racionalización en el planteo weberiano, al afirmar que, la racionalización en “…las diferentes instituciones de las sociedades occidentales muestra una distribución irregular (…) la racionalización es un fenómeno complejo, que toma muchas formas concretas, y que se desarrolla variablemente en diferentes campos de la vida social”.28 “…la teoría de la racionalización weberiana no es una teoría de etapas universales de desarrollo de la razón…”

186funda en que la sociología comparativa basada en tipos ideales de Weber es multicausal, lo cual niega cualquier lógica interna de los procesos sociales.

Eduardo Weisz, aunque acepta que esta multicausalidad de lo social invalidaría pensar en Weber como un propulsor de una propuesta analítica progresiva y teleológica, sintetiza los planteos interpretativos sobre la intencionalidad teórica weberiana, tomando una postura a favor de aquellos que, como Wolfang Mommsen y Friedrich Tenbruck, reconocen en Weber una tensión entre un enfoque en el determinismo de la racionalidad como fuerza motriz operante en la historia y una perspectiva de patrones históricos no lineales, intentando matizar estas posturas al afirmar que, “…Weber se ubica de cara al proceso de racionalización (…) como frente a una fuerza operante en la historia…”, aunque, “…esa fuerza abstracta, opera, pero solo lo hace combinada con otras variables que hacen relativa su incidencia histórica. De este modo, el proceso de racionalización como motor histórico actúa en todas las sociedades, pero abstractamente, sólo circunstancias excepcionales permitieron que (…) esa tendencia histórico-universal haya podido incidir de modo decisivo” (Weisz, 2011).

4.2. La dimensión institucional de la racionalización: Estado, Mercado y Derecho moderno

El fenómeno de la racionalización en el occidente moderno ha tenido un recorrido singular generando una sociedad fuertemente burocratizada, a partir de su dimensión institucional, puede analizarse como se materializa en espacios de elevada densidad social en

187donde las prácticas sociales son anónimas, constrictivas y ajustadas a las exigencias y las reglas de los espacios sociales organizacionales. Tres instituciones son los pilares de este desarrollo, el Estado moderno, el derecho racional legal, y las relaciones económicas de mercado. El Estado moderno es definido como una “asociación de dominación con carácter institucional que ha tratado, con éxito, de monopolizar dentro de un territorio la violencia física legítima como medio de dominación y que, a este fin, ha reunido todos los medios materiales en manos de su dirigente y ha expropiado a todos los funcionarios estamentales que antes disponían de ellos por derecho propio, sustituyéndolos con sus propias jerarquías supremas” (Weber, 2012).

Para Weber no hay ninguna finalidad o tarea inherente que caracterice al Estado sino su medio básico e indispensable, la coacción física. Weber establece que el Estado moderno implica un orden político, administrativo y jurídico con autoridad legítima y legal sobre todas las personas y los comportamientos que se realizan dentro del territorio de su jurisdicción. Es una asociación territorial basada en reglamentaciones objetivas con regulación legislativa que son la base del accionar cotidiano de un aparato de funcionarios que administran los asuntos estatales y con la monopolización en el uso de la coerción física legítima. Sus características y su funcionamiento se corresponden con el tipo ideal de dominación racional legal y su instrumentación depende de la burocracia estatal. La base de la legitimación del Estado descansa en un entrelazamiento subjetivo de creencias, las cuales no son consecuencia de la legalidad

188o la existencia formal de una la estructura impersonal, “…no se trata de un calculo racional del interés individual, sino de la creencia que el Estado es válido y poderoso. La legitimidad puede existir solo en la mente de las personas, pero si existe allí, hace que el Estado sea más fuerte. Cuando el estado es fuerte, puede obligar a las personas a obedecer y a la vez esto refuerza aún más su legitimidad. Todo el proceso se retroalimenta en forma circular. Una creencia irracional en el estado, cualquiera sea su fundamento, crea su propia realidad (…) las personas que comparten un sentimiento común proveen las bases para un Estado cuyos poderes pueden ejercer coacción sobre ellos” (Collins, 2009).

El germen político organizacional del Estado moderno se encuentra en las monarquías absolutas, como estructura de dominación inició su desarrollo entre los siglos XIV y XV, cuando los reyes se beneficiaron del resquebrajamiento del orden feudal para concentrar su poder, generando profundas transformaciones en los mecanismos del gobierno y en el ejercicio de la dominación29. En el orden feudal las funciones del posterior Estado moderno se hallaban repartidas entre los caballeros, la iglesia y los nobles propietarios de la tierra, era un dispositivo descentralizado de ejercer

29 “En todas partes, el desarrollo del Estado moderno se inicia a través de la acción del monarca. Este prepara el camino para la expropiación de los depositarios autónomos y privados del poder ejecutivo que le rodean, de aquellos que poseen por derecho propio los medios de administración, ejército y organización financiera, así como bienes políticamente útiles de todo tipo. En conjunto, el proceso presenta un paralelo total con el desarrollo de la empresa capitalista a través de la expropiación gradual de los productores independientes. Al final, el Estado moderno controla los medios totales de organización política, los cuales de hecho quedan reunidos bajo un solo dirigente” (Weber, 1985).

189el poder. El orden jurídico medieval, era consecuencia de la atomización de la autoridad, carecía de leyes generales y se basaba en derechos particulares. Al soberano monárquico del Estado feudal le quedaban muy pocos derechos inmediatos de dominación. A causa de la descentralización y disgregación del control de los recursos de poder (como el bélico) los límites territoriales de la dominación estatal eran difusos y móviles.30 Esta dominación de carácter tradicional no podía mantener su ordenación de modo continuo, sino sólo temporalmente, interviniendo coyunturalmente para eliminar la perturbación del orden estatal que se deseaba mantener, como consecuencia de esta dispersión el orden consistía en un conglomerado de numerosas unidades de dominación, grandes o pequeñas, unidas entre sí por el inestable vinculo feudal. Los Estados modernos se constituyeron como un dispositivo organizado, estructurado formalmente, reconocido políticamente por otros Estados, con su poder centralizado, en constitución paralela con los grandes mercados y con la producción capitalista. Instituciones como la justicia, la burocracia administrativa, la extracción racional de recursos económicos (fiscales) y el ejército profesional fueron racionalizándose de forma concentrada en torno a la figura del soberano, por ello las monarquías absolutas representaron una etapa de transición hacia la 30 Las relaciones feudo-vasalláticas se basaban en pactos de lealtad, que originaban un orden jerárquico tradicional de señores, vasallos y subvasallos. El mecanismo se basaba en que los señores protegían, mantenían y proporcionaban un feudo a sus vasallos, a cambio de la fidelidad y prestación de servicios diversos de éstos. Los feudos, ya tuviesen base territorial o fueran cargos públicos, eran hereditarios, en este contexto, las funciones públicas se encontraban privatizadas, cada feudo era un microestado, los reinos y territorios de la Edad Media eran, tanto en lo interior como en el exterior, una unidad transitoria de poder político.

190conformación de los Estados modernos, ya que sentaron las bases materiales e ideológicas para la consolidación de una nueva forma de estatalidad31.

El entramado centralizado de administración y legalidad del Estado moderno supone la condición necesaria para la existencia y desarrollo de una esfera de derechos crecientes de ciudadanía (civil, política, social y cultural) ya que, “…los derechos individuales, no funcionan como limites trascendentales en la acción del Estado, sino que mas bien son el producto de la acción de los Estados soberanos. Como famosamente argumento Weber, tales derechos y su séquito de libertades dependen, para su efectividad, de la presencia de unas burocracias centralizadas y jerárquicas” (Du Gay, 2012). El aumento de la racionalización bien puede estar al servicio de valores no democráticos que empleen a la burocracia como un instrumento aceitado a sus valores y fines. Weber advierte que en el plano político la democracia necesita de la burocracia pero no a la inversa, la burocratización del Estado no implica necesariamente la democratización en el funcionamiento político de la sociedad. La democracia y las formas burocráticas están íntimamente relacionadas, su relación es de dependencia de la primera con respecto a las segundas, pero no a la inversa. No se pueden sostener y ampliar los derechos de ciudadanía sin que el Estado establezca 31 “La racionalización del gobierno –que abarca la centralización, la generalización y también la abstracción del poder- sacó a Europa del feudalismo y la condujo, a través de las monarquías absolutas, a la nación-estado contemporánea, en su forma democrática. Si se logra evitar una racionalización burocrática más total, e incluso totalitaria, será solo por la fuerza permanente de los valores morales y estéticos, que de alguna manera seguirán siendo para los hombres los limites de la racionalidad pura” (Nisbet, 2003).

191y formule reglamentaciones burocráticas y disponga del personal adecuado para su mantenimiento y control, si pueden existir formas burocráticas en organizaciones no democráticas o en regímenes políticos autocráticos.

La racionalización moderna de la esfera estatal se materializa gracias al Derecho moderno, obra de juristas y profesionales que estructuraron de forma lógica, sistemática y formal un entramado de normativas aplicables a “…los miembros de la comunidad (…), pero también a aquellas personas que, dentro del territorio o del ámbito de poder de la comunidad en el que se establece el derecho, se encuentren en una relación social que el propio ordenamiento de la comunidad declare relevante…” (Abellan, 2004), generando un formalismo legal que puede funcionar en complementariedad con la legitimación del ejercicio de la dominación. El derecho regula el accionar humano a través de reglamentaciones que responden a determinados contenidos económicos, políticos e ideológicos, como respaldo objetivo del orden social está organizado formal y técnicamente, descansando en las prácticas regulares de un personal especializado y legitimado en su ejercicio jurídico. La legitimación del Estado y el desarrollo de la economía de mercado descansan en la racionalización del derecho.

El Derecho moderno además de ser una estructura racional basada en reglas abstractas e impersonales se caracteriza por ser aplicado a partir de un cuadro profesional especializado (“un estamento de juristas”) que conforma un aparato de coacción legal, legitimado para efectivizar su cumplimiento. Este orden legal supuso

192para la esfera económica un respaldo para el accionar empresarial y para el resto de los órdenes sociales un modelo para una administración eficiente para todo tipo de organizaciones. Weber considera vital la existencia del derecho como procedimiento formal de pacificación en los conflictos de interés en las sociedades modernas. El proceso de racionalización en el derecho moderno se evidencia en la formalización, generalización y sistematización de los contenidos normativos que lo constituyen, este cosmos de reglas jurídicas es racional al haber “…incorporado procesos de generalización y de sistematización. Por generalización, se entiende la reducción de los motivos determinantes para decidir en el caso concreto a uno solo o a varios principios. Sistematización del derecho, por su parte, significa que los principios jurídicos forman entre si un sistema de reglas lógico, claro, exento de contradicciones y, sobre todo, sin lagunas” (Abellan, 2004).

Según Weber (2012) la Economía de mercado es el resultado de una serie de factores vitales entrelazados, entre los que se cuentan, la organización capitalista del trabajo formalmente libre (esto es, la existencia de una amplia masa de trabajadores asalariados libres formalmente de vender su fuerza de trabajo y obligados en hacerlo para tener un sustento material), el desarrollo de la administración jurídica racional del Estado moderno (Giddens, 1994), la separación de la economía domestica en respecto de la empresa (basado en la separación jurídica del patrimonio de la empresa de la empresa del patrimonio personal), el progreso de ciencia occidental con el consecuente uso

193técnico de sus conocimientos, la contabilidad racional y la ausencia de obstáculos al intercambio económico, con la consecuente comercialización de la economía, cuya consecuencia es la posibilidad de transformación de los bienes patrimoniales en bienes transferibles, lo cual permite el surgimiento de un elemento vital del capitalismo, la especulación. La comercialización implica la creación de títulos ofertados en el mercado de participación en empresas y en las rentas del Estado generando una racionalización nunca antes vista. Weber establece que la moneda es el procedimiento más racional para administrar la actividad económica, ya que, permite la calculabildad y la previsibilidad, por ello, surge este entramado de vínculos donde las relaciones entre los actores económicos, como los propietarios de bonos y sus acreedores de la banca hipotecaria, no responden a ningún criterio personal.

Desde su perspectiva la administración de las relaciones de mercado promueve fríos vínculos carentes de toda carga emotiva, sin amores ni odios. Las relaciones personales carecen de valor o relevancia en un sistema de relaciones donde los criterios son abstractos e impersonales, neutralizando cualquier consideración que no sean las que resultan de las reglas codificadas y objetivas a las que deben atenerse aquellas. El Capitalismo supone una búsqueda metódica de rentabilidad, a partir de una expectativa calculable, apoyada en el intercambio en un sistema abstracto, como es el dinero. En su funcionamiento la racionalidad formal del mercado requiere de apoyos en la racionalidad material que brinda el orden jurídico legal. Que la

194racionalidad formal “…se defina a partir de la noción de calculabilidad, no implica que esté libre de supuestos, sino que sólo significa que éstos se colocan fuera de su definición” (García Blanco, 1986). La lógica de mercado que se presenta en los discursos liberales bajo ropajes de neutralidad valorativa necesita reforzar la no relación con creencias, valores o ideales para legitimarse como un mecanismo social neutral de ejecución en el intercambio social.

Weber establece que la racionalización opera desde afuera, desde la dimensión institucional, hacia adentro (subjetividad). La racionalización va solidificándose en torno a las organizaciones para posteriormente modificar a las personas (a través de la educación y la instrucción), “…la disciplina de las empresas industriales descansa completamente en una base racional, pues con ayuda de métodos de medición adecuados, calcula el rendimiento máximo de cada trabajador lo mismo que el de cualquier medio real de producción. El adiestramiento y ejercitación racionales basados en tales cálculos alcanza manifiestamente sus mejores triunfos en el sistema americano del scientific management, el cual extrae las últimas consecuencias de la mecanización y organización disciplinaria de la empresa. El aparato psicofísico del hombre es aquí completamente adaptado a las exigencias que le plantea el mundo externo, el instrumento, la maquina, en suma, la función. De este modo se despoja al hombre del ritmo que le impone su propia estructura orgánica, y mediante una sistemática descomposición según la función de los diversos músculos y por medio de la

195creación de una economía de fuerzas llevada hasta el máximo rendimiento, se establece un nuevo ritmo que corresponde a las condiciones de trabajo” (Weber, 2012).

5-El caos organizado

5.1. Procesos de reorganización económica

El aparato industrial, resultante de la Revolución Industrial se dinamiza, dando lugar a modificaciones en su interior y en la relación con el espacio social en el que se estructura y en el que opera a partir de ese período, el Mercado. Progresivamente, el sistema industrial aceleró la dinámica de la racionalización, este proceso introdujo la lógica del cálculo y la eficiencia en los procesos productivos, el trabajador se insertó como un engranaje de una maquinaria fabril de escala masiva. En el Capitalismo del siglo XIX se forja la creencia de que es posible un orden social administrado burocráticamente. Frederick Taylor desarrolla ideas que contribuyen al intento de estructurar y mecanizar el funcionamiento productivo (medición y segmentación de la jornada de trabajo, a fin de reducir los tiempos muertos, descenso de los costos por unidad, vinculación de lo pagado a lo producido y el debilitamiento de los sindicatos), estandarizando las acciones del trabajador se lo subordina a una lógica mecanicista.

Los aportes técnico-productivos de Frederick Taylor giran en torno a la búsqueda de eficiencia,

196cronometrizando la corporalidad y el ambiente y las herramientas de trabajo, en base a una consideración del trabajador como el ejecutante controlable de tiempos y acciones simples, el cual no aporta ningún saber solo se acopla a lo establecido por la dirección. El trabajo especializado basado en un oficio no es necesario porque un protocolo de producción orienta el comportamiento del operario. Estas transformaciones tecnológicas permitieron una forma de producir llamada Fordismo (sistema de producción masiva y uso generalizado de la cadena de montaje, mecanizada por nuevos adelantos técnicos).

Richard Sennett (2007) afirma que a finales del siglo XX en el sistema capitalista se producen una serie de transformaciones de gran complejidad que conllevan consecuencias en lo social, lo político y lo económico. El desarrollo tecnológico en el campo de la producción (automatización, descentralización), el transporte, la información (miniaturización, procesamiento y almacenamiento de los datos) y la comunicación (circulación de datos y mensajes en tiempo real). El elemento central para entender la transformación organizacional de las empresas está en la transferencia del poder en las grandes empresas de la dirección de las mismas hacia los accionistas, quienes se convierten en instancias de evaluación y de presión sobre la administración de las compañías en las que invertían. Una gran cuota del poder pasa a manos de los accionistas lo cual implica que emerge una nueva forma de gestionar la organización económica. Se acelera el proceso de concentración de capital, se hace prioritaria la mejora

197permanente de la tecnología productiva a fin de bajar los costos y aumentar la competitividad frente a los otros oferentes, se transforma la organización empresarial y las modalidades de gerencia para enfrentar contextos de turbulencia.

La incertidumbre de mercados desregulados basados en el predominio del capital financiero impacta en las estructuras burocráticas, que son reemplazadas por instancias de prestaciones temporales de servicios basados en contratos de trabajos precarios. El capital orienta su inversión hacia países con mano de obra barata y sobrecualificación laboral buscando el talento barato, generando condiciones de trabajo que tienen múltiples consecuencias, entre ellas, en la salud de los trabajadores, esta es una realidad que se encuentra ampliamente documentada; aunque ésta información no circule masivamente, esporádicamente, gana algún titular en algún periódico de gran consumo32. La 32 Recientemente salió a la luz el caso de Foxconn el fabricante asiático de los principales productos de Apple. Este fabricante de los productos de Apple recibió denuncias por las condiciones laborales a las que someten a sus trabajadores. La organización SACOM (Centre for Research on Multinational Companies and Students & Scholars Against Corporate Misbehaviour) comprobó las violaciones de los derechos laborales de este fabricante. Publicó un informe en el que se destaca que se han producido explosiones que produjeron cuatro muertos y heridos debido a la acumulación de polvo de aluminio (producto altamente inflamable) en el lugar de trabajo, se comprobó que los empleados pasan más de diez horas de pie, con apenas unos minutos de descanso, estaba instaurado en las instalaciones el “modo silencioso”, que no permitía hablar a los trabajadores de otra cosa que no fuesen asuntos relacionados con el trabajo en la planta, se reiteran errores en los cálculos salariales y el exceso de de horas extras. La sucesión de muertes en las fábricas de Foxconn llevó al fabricante a obligar a sus empleados a firmar un contrato con una cláusula que les impide suicidarse, el contrato hace prometer al trabajador que no se suicidará y que eximirá de toda responsabilidad a la compañía en “el caso de heridas producidas por causas no accidentales.

198influencia de los inversores en la administración de las empresas generó el denominado “capital impaciente”, los términos temporales de retorno de lo invertido y las ganancias esperadas son de corto plazo comparado con los tiempos del capitalismo industrial. Esta orientación del capital produce una presión sobre la necesidad de bajar costos, desmontar estructuras para implementar una reestructuración del trabajo que discurre a nivel internacional.

Los trabajos especializados se integran en programas o proyectos de baja estabilidad, encauzados a través de agencias externas de contratación laboral, quienes proveen la mano de obra puntual que las empresas necesitan. La reorganización laboral tiende a materializarse “…en forma de cadenas productivas flexibles y dinámicas. Las diferentes empresas y actores económicos actúan de forma semiindependiente, pero dentro de un engranaje en el cual las distintas unidades participan en diferentes etapas, desde el inicio del proceso hasta la entrega al usuario o consumidor” (Zabludovsky Kuper, 2009). A partir de estos cambios surge una nueva “geografía del poder”, donde conviven sectores de la producción que siguen organizándose de forma piramidal y otros sectores de la economía en las que se disuelve este tipo de ordenación, surgiendo una trama flexible de mando y de descentralización de las tareas, con estructuras que se pueden desmontar y trasladar con facilidad y con contratos de trabajo individualizados33. A través del trabajo domiciliario, 33 “Las empresas han intentado eliminar capas enteras de la burocracia para convertirse en organizaciones mas horizontales y flexibles. En lugar de organizaciones con estructura piramidal, la dirección de empresas prefiere ahora concebir las organizaciones como redes (…) los ascensos y despidos tienden a no estar estipulados en normas claras y fijas, como tampoco están rígidamente definidas las tareas: la red redefine constantemente su estructura” (Sennett, 2012).

199descentralizado, el cumplimiento de horarios y de tareas flexibles el control y la vigilancia asumen nuevos rostros34. Las organizaciones que flexibilizan su estructura requieren mano de obra maleable con actitudes proclives a que puedan adquirir nuevas competencias. El saber profesional o técnico, que es medular como característica en el tipo ideal de dominación racional legal, no supone que todos los miembros de una organización lo posean, en la producción fabril las tareas automatizadas requieren una especialización mínima. Las organizaciones laborales establecen mecanismos explícitos e implícitos de ingreso y de regulación organizacional, a fin de socializar o resocializar al empleado a la imagen de la empresa y de los objetivos y protocolos institucionales. Los empleados jóvenes y sin experiencia sindical representan una óptima materia prima acorde al moldeamiento organizacional de las identidades laborales (Battistini, 2004).

“La microgestión del tiempo sigue realizándose a paso acelerado, aunque el tiempo parezca desregulado en comparación con los males de la fabrica Smith o del fordismo (…) el trabajo está descentralizado desde el

34 “La ausencia de autoridad en la oficina es una consecuencia de los cambios en la forma burocrática del nuevo capitalismo. La empresa moderna ha querido eliminar capas de burocracia, actuar a través de equipos y células de trabajo, pero en pocas ocasiones esas empresas reformadas se convierten en terrenos de juegos nivelados. En todo caso, el esfuerzo de crear una organización más flexible centraliza el poder en la cima. Gracias a la utilización de las tecnologías de la información, es posible transmitir órdenes desde este núcleo central rápidamente y a todo el conjunto, con menos mediación e interpretación a lo largo de la cadena de mando que en las burocracias piramidales de viejo estilo. La dirección puede además calcular los resultados de forma instantánea y sin ayuda, gracias a la informatización de los datos empresariales” (Sennett en Giddens y Hutton, 2001).

200punto de vista físico, pero el poder ejercido sobre los trabajadores es mas directo (…) en la rebelión contra la rutina, la aparición de una nueva libertad es engañosa. En las instituciones, y para los individuos, el tiempo ha sido liberado de la jaula de hierro del pasado, pero está sujeto a nuevos controles y a una nueva vigilancia vertical. El tiempo de la flexibilidad es el tiempo del nuevo poder” (Sennett, 2012).

5.2. Subjetividades ante nuevas racionalizaciones

Los nuevos modelos de producción y trabajo basados en nuevas formas flexibles de producción, generan nuevas modalidades de organización dentro del proceso de racionalización moderno (Sennett, 2007). En el trabajo nada es seguro o permanente, los horizontes temporales laborales se reducen y se tornan inciertos. En el interior de las organizaciones las reglas pueden mutar de acuerdo a la brumosidad resultante de la dinámica del mercado, por ello, las normas se vuelven inestables, invisibles, la cadena de mando se desarticula, se atomiza y las obligaciones se sofistican, pareciera que el control se relaja, pero no es así solo cambian las apariencias de esa “caparazón de hierro”. Las nuevas pautas laborales (contratos terciarizados, de alcance temporario, tareas descentralizas, responsabilidades compartidas, grupales) impactan en la subjetividad, surgen nuevos ideales de autorrealización y emprendimiento personal.

Las doctrinas gerenciales se presentan como modalidades amables, horizontales, participativas y con un barniz antiautoritario, ya que promueven la

201cooperación, el trabajo grupal, con la promesa de dinamizar las ganas de progresar, promoviendo las motivaciones y las expectativas personales en la esfera laboral, impidiendo el estancamiento, la mediocridad y la abulia. El discurso empresarial busca organizar la racionalidad práctica y material invisibilizando una realidad, que en el mercado de trabajo la capacidad de negociación entre los empresarios y los trabajadores es desigual. Esta nueva ética de trabajo, se basa en anulación entre el tiempo de trabajo y el tiempo personal, la nueva racionalización empresarial coloniza no sólo la vida laboral sino también la vida íntima, todas las áreas de la vida son potencialmente gerenciables por el propio individuo. Nuevas recetas buscan que cada uno se haga “empresario de si mismo) su jerga descansa en la gestión de la esfera individual del trabajador por parte de él mismo, haciendo hincapié en sus capacidades maleables, sus recursos emocionales y actitudinales, su capacidad de trabajo en equipo, de comunicarse empáticamente y de estar predispuesto a la cooperación. Estas capacidades son necesarias en las organizaciones laborales flexibles, para adaptarse a un marco caracterizado por la incertidumbre, en el sentido de adaptarse a la dinámica del mercado, el resultado no planificado de la demanda mercancías.

Sennett analiza las consecuencias en las subjetividades laborales de una nueva racionalización orientada por las modalidades “horizontales” y “participativas”. Cita al sociólogo Giddeon Kunda quien da cuenta como inciden en los trabajadores las nuevas modalidades flexibles y grupales implementadas en

202las organizaciones, con el concepto de “interpretación profunda“ explica cómo la empresa obliga a los empleados a manipular su fachada y su conducta con los demás compañeros y jefes para producir una imagen adecuada a las exigencias de un trabajo en equipo; así, los individuos utilizan máscaras (frases, formas de dialogar, actitud proactiva) poniendo en escena ficciones o simulacros que se adecuan a lo previsto por la empresa pero que no se corresponde a lo que harían espontáneamente sin la vigilancia directa o indirecta de los jefes. Sennett citando a otro investigador, da cuenta como surgen nuevas formas de enmascarar el posicionamiento laboral “…el sociólogo Robin Leidner ha explorado los guiones escritos que en la realidad se le entregan a los empleados en las empresas de servicios; lo que estos guiones tienden a hacer es establecer la cordialidad del empleado más que dirigirse al fondo de la preocupación de un cliente. En un mundo laboral estilo torniquete, las máscaras de la cooperatividad están entre los únicos objetos personales que los trabajadores llevan con ellos de una tarea a otra, de una empresa a otra. Si esta formación en capacidades humanas es sólo un acto, es también una cuestión de mera supervivencia (…) dentro del equipo, las ficciones que niegan la lucha individual por el poder o el conflicto mutuo sirven para reforzar la posición de los que están arriba” (Sennett, 2012).

Michela Marzano, en su libro Programados para triunfar, expone la jerga empresarial que desarrolla junto con las políticas de desregulación y flexibilización laboral, para manipular emocionalmente a quienes son

203los destinatarios de las mismas. Se presenta un mundo laboral donde los factores tradicionales que explicaban la desigualdad en el ejerció del poder en la organización y en el entramado capitalista desaparecen, la felicidad y la realización personal en el trabajo dependen de uno mismo. Recursos millonarios de las empresas, capacidad de lobby sobre los actores políticos y judiciales, se invisibilizan, y parecen carecer de cualquier importancia. El discurso empresarial se orienta sobre la creencia de que todas las personas son emprendedores, empresarios de su propia vida, independientemente de su condición material o social, solo depende de la explotación que cada uno haga del propio potencial, esto será lo que determine nuestro devenir futuro, es la voluntad individual el único mecanismo para desarrollar el potencial para tener éxito, esta lectura implica que si las metas no se alcanzan la responsabilidad es exclusivamente del individuo.

El nuevo discurso empresarial supone una ruptura con el discurso “paternalista” que hacia recaer la responsabilidad de las acciones dentro de una organización en su autoridad (política, económica, social o religiosa), ya que, establece que está en las manos de cada individuo el mejorar su situación de insatisfacción y transformar la frustración en éxito. El mérito, los logros, así como la responsabilidad de conseguirlo y también el potencial fracaso es exclusiva responsabilidad personal, pretende una identificación y un apego emocional pleno entre el trabajador y su trabajo35. Esta cosmovisión rompe la empatía y 35 “Se debe tener éxito en la vida como se tiene éxito en un régimen. Se debe tener éxito con los hijos como se tiene éxito en las vacaciones. Se debe tener éxito con la pareja como se tiene éxito con una salsa…a partir del momento en que uno se hace las preguntas adecuadas y se somete a las reglas adecuadas, solo puede obtener los resultados adecuados (…) si no tienes éxito con tu régimen o si tu hombre te

204la solidaridad social entre compañeros de trabajo, instaurando el individualismo al interior de los espacios laborales, facilitando y fortalece, ya que los legitima, los procesos de precarización laboral. Este discurso oculta realidades conflictivas, esencialmente contradictorias, se constituye sobre la bese de contradicciones “…pide a los individuos una cosa y su contrario; rendimiento y desarrollo personal; compromiso y flexibilidad; empleabilidad y confianza; autonomía y conformidad (…) pongamos un ejemplo. En el caso del discurso de la autonomía del trabajo, la empresa propone, o incluso exige a sus trabajadores, cada vez más autonomía, pero al mismo tiempo les fija unos objetivos y unos calendario que no son discutibles; los trabajadores se consideran autónomos en la medida en que organizan su trabajo como quieren para conseguir los resultados esperados. Pero la autonomía de la que se habla no es más que un pretexto falso. Los únicos márgenes de libertad que la empresa deja a sus trabajadores tiene relación con los medios que emplean, lo cual no les permite, evidentemente, ejercer una autonomía real (…) ¿por que hablar entonces de autonomía? Esta bonita afirmación al final solo sirve para una cosa, para hacer que los trabajadores sean íntegramente responsables de sus posibles fracasos” (Marzano, 2011)

Para la perspectiva empresarial el trabajador debe auto racionalizarse, ya que el mercado laboral es un entorno muy competitivo donde cada individuo debe dar lo mejor de sí mismo y debe diferenciarse del resto, abandona es culpa tuya…no has sido firme. No has dominado la situación No has tenido suficiente confianza en ti…tú eres quien debe gestionar tu vida, dicen los empresarios del alma” (Marzano, 2011).

205exponiendo la posesión de capacidades racionales como el conocimiento de idiomas, el manejo de herramientas tecnológicas como de capacidades emocionales, como las habilidades comunicativas, flexibilidad para trabajar en grupo, creatividad, iniciativa y motivación, deben formarse en competencias transversales para insertarse en puestos de trabajo cambiantes, y esto no tiene por qué ser frustrante para ellos. El trabajador debe evaluar y calcular sus disposiciones y utilidades, debe despersonalizarse, no debe mostrarse tal y como es, es mas, no debe ser de ninguna manera en particular, ya que debe ser empleable. Le incumbe al individuo gestionar no solo sus recursos, técnicos y afectivos, sino además una imagen hacia los otros apropiada para evidenciar que es fácil de usar y que se encuentra siempre dispuesto a cumplir con las exigencias turbulentas en las que se encuentran las organizaciones empresariales, sin que le falte un plus anímico. La extensión de la gestión a cualquier ámbito de la vida personal implica la abolición, entre otras cosas, de la vida privada y la intimidad. Todo espacio, vínculo o comportamiento es potencialmente gestionable, los afectos, los conflictos, las relaciones laborales, la salud, el comportamiento sexual, entre otros.

Abundan dentro de este proceso de racionalización de la subjetividad laboral una explosión de publicaciones, charlas y cursos de formación destinados a convertir toda la vida dentro de un proceso de gestión, vivir es gestionarse a si mismo. La reingeniería de los recursos humanos instrumentalizado por el coaching y los procesos de capacitación se dirigen

206a alisar y organizar los contornos de la subjetividad y del comportamiento para que encaje, o por lo menos para que el trabajador sienta que el sistema económico no es el responsable de su trayectoria personal. La búsqueda de empleo se constituye en un trabajo en sí mismo, el desocupado no sólo debe estar motivado para trabajar sino para buscarlo de forma eficiente, debe disponer de un CV, de estrategias comunicacionales eficaces y de una autropresentación de su imagen para la entrevista de trabajo, además, los consultores le recomiendan que convierta sus redes sociales en una vidriera para ser mas empleable (desde la presentación de la propia corporalidad hasta la imagen de las amistades y vínculos íntimos). La imagen y el comportamiento virtual deben ser acordes a las expectativas del empleador. Facebook, como otras redes sociales, puede convertirse en algo decisivo, ya que una mala imagen puede predisponer negativamente a los empleadores, por ello, debe parecer un buen empleado, tener opiniones correctas en todas sus manifestaciones en la red, un comportamiento extraño, una imagen indecorosa, opiniones extremas o un humor acido pueden ser desencadenantes de una evaluación negativa.

6. Conclusiones

En las sociedades occidentales la racionalización discurre en todos los intersticios de la vida, se manifiesta en el funcionamiento de las grandes organizaciones hasta en las variadas formas que adopta la subjetividad para integrarse en este modo de vida. El proceso de racionalización funciona inadvertidamente

207constituyendo parámetros de la vida objetiva (prácticas sociales en relación a instituciones, reglamentos, bienes, orden legal) y subjetiva (conformación de actitudes, emociones, perspectivas, percepciones). Conforme la vida económica y política se hace más compleja y diferenciada, la administración burocrática de los sistemas económicos, políticos y sociales modernos se hace cada vez más impres cindible. La racionalización se vuelve esencial para el desenvolvimiento de la vida, además de implicar una forma de organizar y estabilizar la concreción de objetivos e intereses organizacionales. El proceso de racionalización se ha incorporado en las subjetividades, en forma de disposiciones, de protocolos de respuesta, de herramientas cognitivas y emocionales, permitiendo a los sujetos medir, calcular, analizar y evaluar sus actos, su entorno, los comportamientos de los otros y sus posibles consecuencias.

La racionalización es una colonización del sentido bajo formas organizadas, que es vital para el funcionamiento de las sociedades postindustriales. Esta organización del sentido, basada en protocolos de acción y pautas de orientación de la subjetividad depende, en gran medida, del funcionamiento de la racionalización en la vida organizacional y cotidiana. La vida social se complejiza aumentando su incertidumbre y los dispositivos de racionalización buscan adaptar sus regulaciones para funcionar en un marco de previsibilidad. La burocratización de la vida moderna adopta múltiples formas, presenta una heterogeneidad mayor que en el pasado. La producción y difusión del pensamiento científico es una condición del desarrollo

208de este proceso, los mecanismos sociales específicos que lo posibilitan descansan en el acceso de la población a la escolarización y a la información.

Abordar el concepto de racionalización en Max Weber supone una gran dificultad, ya que el concepto en sí mismo no está desarrollado explícitamente, sino que, se encuentra disperso en su obra y se explicita en los analistas que han trabajado en profundidad su obra, el tema presenta la ventaja que permite abordar fenómenos sociales de diverso alcance. Se puede pensar en la racionalización como una dimensión vertebral de la ampliación de los derechos de ciudadanía y del desarrollo de los valores democráticos pero también se la puede asociar a regímenes políticos y económicos tiránicos. A partir de la tipología elaborada por Kalberg debe entenderse que el proceso de racionalización puede funcionar instrumentalmente para obtener con eficacia la obediencia hacia objetivos puntuales, o en relación a un conjunto articulado de órdenes, regulaciones y normas (económicas, culturales o políticas), puede, además, posibilitar la organización e internalización de un sistema de creencias y valores, desde una justificación conceptual coherente con una base teórica.

En las sociedades contemporáneas la racionalización en tanto institucionalización se visibiliza en las formas estatales, mercantiles y legales regulando los comportamientos sociales. También puede presentarse como mecanismo subjetivo en las lógicas personales para que el individuo se maneje ante los acontecimientos de la vida cotidiana. Más allá de que

209la calificación de lo racional o lo irracional no pueda establecerse desde un sólo criterio, la racionalización subjetiva no representa un elemento o cualidad implicada en la psiquis de la persona, sino que es una capacidad variable (cercana a funcionar como un protocolo de acción en base a la coherencia y la sistematización) fruto de una socialización.

Weber establece que la lógica de racionalización en el funcionamiento de las organizaciones burocráticas y su omnipresencia se naturaliza debido a la socialización de las personas transformándose en disposiciones emocionales cognitivas y perceptivas y también porque funcionan como parte de las rutinas diarias, tanto del tiempo de trabajo como del tiempo libre. Progresivamente, se consolidan estructuras de racionalización (protocolos y entramados de normas y reglamentos) en los diferentes ordenes de la vida social, la consolidación de estos sistemas de regulación permiten que los individuos utilicen estos mecanismos para orientar su comportamiento pudiendo recurrir a los mismos para disponer que decisión adoptar, asemejando este tipo de acción racional a la acción tradicional, en la cual el sujeto actúa en relación a la tradición o la costumbre.

La racionalización no funciona como un proceso social lineal, ni automático, ni unívoco. En las sociedades modernas supone una tendencia cimentada en avances, crisis y reconfiguraciones. La concepción de Weber sobre la historia descarta la existencia de una fuerza unidireccional y previsible impulsora de

210los acontecimientos, no considera que haya un sentido presocial del devenir de la realidad social. La mayoría de los analistas de la obra de Max Weber coinciden en que su mirada sobre el proceso de racionalización no supone que esta funcione como una direccionalidad irreversible de su incremento en las sociedades modernas. Hecha esta aclaración hay que subrayar que para Weber el desarrollo de la razón es una tendencia dirigida a dar sentido coherente y unificado de una existencia caótica y fragmentaria a fin de actuar consistentemente con respecto a esa lectura de la realidad.

En las últimas décadas se han transformado las formas productivas, organizacionales, sociales y culturales pero es verificable la presencia ineludible del proceso de racionalización advertido por Weber. Es inconcebible que cualquier prestación de servicios (salud, educativos o recreativos), cualquier provisión de bienes o que cualquier intercambio que involucre a una multiplicidad de individuos pueda materializarse sin basarse acciones profesionales organizadas burocráticamente. Ninguno de los analistas citados en este trabajo afirmaría que hay en el planteo de Weber una intención de profetizar a través de sus conceptos, pretendiendo así establecer un pronóstico irreversible sobre el devenir de las sociedades capitalistas.

A pesar que su análisis del proceso de racionalización derive en la metáfora de la cubierta o caparazón de hierro de la burocracia, sugiriendo un destino inevitable, no es conveniente encuadrar a este pensador alemán dentro de aquellos intelectuales que

211involucran en su teorización una evolución o el desarrollo de una secuencia de etapas predeterminadas del devenir social. Ni siquiera hay en Weber un concepto de sociedad (como sí lo hay en Durkheim), no hay fuerzas inmanentes que impulsan la acción de los seres humanos, ya que estos se orientan significativamente dentro de órdenes sociales fundamentalmente a partir de sus intereses ideales y materiales, produciendo regularidades que sostienen o dinamizan dichos ordenamientos. Teniendo en cuenta este marco es que se aborda la temática de las manifestaciones de la racionalización en la sociedad contemporánea.

Max Weber (1978) establece que una de las condiciones del surgimiento del capitalismo fue la diferenciación de la vida en dos órdenes separados el privado y el público, correspondiente al hogar y al trabajo. En la economía contemporánea la gestión de uno mismo disuelve esta separación, los tiempos libres y los tiempos de obligación laboral se entremezclan, ambos funcionan por un mismo método. La fuerza impulsora de la racionalización actual proviene de diversas formas organizacionales (privadas y estatales) y de la influencia del saber científico en el conocimiento vulgar. La intimidad y la energías vitales deben ser gestionadas eficiente y proactivamente, debe organizarse la vida íntima con eficiencia, ya que esto puede incidir en la productividad. La idea es fusionar lo emocional con las disposiciones técnicas del sujeto las prácticas laborales e intimas para conseguir el empleado total. Aunque en las empresas la racionalidad formal es central para su funcionamiento racionalizador (a partir de la contabilidad racional

212se instrumenta un mecanismo impersonal dirigido a maximizar la rentabilidad monetaria y a minimizar los costos) se presentan elementos convencionales (tradicionales) o emocionales en los individuos y en sus relaciones. En la nueva gestión organizacional estos elementos no racionales son reutilizados para aumentar el proceso de racionalización y productividad de los empleados. La emocionalidad se configura en términos de racionalización siguiendo pautas concretadas en recomendaciones, consejos o dictámenes profesionales con los que se presiona para que los sentimientos se canalicen hacia determinados comportamientos, gestos y posturas.

“Lo que Weber más temía era que estos sistemas crecieran con un grado de racionalización cada vez mayor y que un creciente número de aspectos de la vida fuera racionalizado. Él previó una sociedad en la que la gente estaría encerrada en una serie de estructuras racionales y donde su única movilidad consistiría en ir de un sistema racional a otro no menos racional. Así, las personas de instituciones educacionales racionalizadas a trabajos racionalizados, y de lugares de recreo racionalizados a hogares también racionalizados. No habría ningún modo de escapar de la racionalización; la sociedad no llegaría nunca a ser otra cosa que una red, sin fisuras, formada por estructuras racionalizadas (…) un buen ejemplo de lo que Weber más temía lo encontramos en la racionalización actual de las actividades recreativas. Podemos pensar en el tiempo de ocio como un esfuerzo por escapar de la racionalización de nuestra vida diaria. El mundo no racionalizado de la

213diversión es una vía de escape del mundo racionalizado en el que todos vivimos actualmente. El único problema que se plantea es que, a lo largo de los años, esa válvula de escape ha sido racionalizada y ha empezado a incorporar los mismos principios que la organización burocrática (…) la diversión se ha convertido ya en otro ámbito racionalizado, antes que en una manera de escapar a ella” (Ritzer, 1998).

En ninguna organización privada o estatal, autocrática o democrática, sus miembros tienen total libertad de acción, ya que todos ellos se encuentran subordinados tanto al propietario privado en las empresas como en las organizaciones estatales a las disposiciones de quienes gobiernan y de las normas establecidas. Ni aún en una ONG los participantes se comportan en contra de las reglas sin que tengan una probabilidad de quedar sancionados o expulsados. Todas las estructuras, reglamentos y protocolos de acción organizacional limitan el comportamiento dentro de estos espacios pero también impiden que se impongan criterios arbitrarios o imprevisibles que deterioren la dinámica de su funcionamiento.

Como consecuencia de la racionalización, el campo de acción cotidiano las personas pueden evaluar elecciones más adecuadas para alcanzar ciertos fines con ciertos márgenes de libertad, en los ordenes sociales basados en el funcionamiento de organizaciones, el individuo cuenta con opciones predeterminadas desplegadas en protocolos de respuesta, sustentadas en procedimientos calificados como inmejorables, que han

214sido evaluados y, en algunos casos, reglamentado su utilización, obligando a los comportamientos individuales a ajustarse a los requerimientos organizacionales. La flexibilización laboral y la reingeniería aplicada a las organizaciones contemporáneas requieren para su materialización de ámbitos racionalizados, los cuales restringen la libertad y la espontaneidad de los individuos. Las organizaciones modulan las expectativas sobre el comportamiento de sus integrantes, quienes deben someterse a sus reglas eficientemente probadas de funcionamiento, conformando una “cubierta o caparazón de hierro” que brinda seguridad y estabilidad pero que constriñe su libertad y su espontaneidad, de la cual es muy difícil evitar.

En cada orden social (económico, político y cotidiano) la racionalización funciona con consecuencias diferentes. Desde la esfera empresarial las nuevas modalidades laborales exigen que los trabajadores involucren aspectos irracionales (sentimientos, creatividad, innovación, motivación) de su ser para tener posibilidades de permanecer y progresar. En el ámbito político es posible considerar aspectos positivos de la racionalización ya que los procesos burocráticos son vitales para la consolidación de los derechos ciudadanos y para el desarrollo de los procedimientos democráticos. En la vida cotidiana los individuos pueden acceder a repertorios y saberes empíricos sobre como desempeñarse “profesionalmente” como esposos, padres, amantes, amigos o para equilibrar la economía del hogar (ésta dimensión en la que se manifiesta no se desarrolla en este texto). Por todo esto, es que persiste el debate sobre

215un tema planteado por Weber desde hace varias décadas, y justifica una discusión sobre la metáfora que mejor representa al pensamiento weberiano sobre la tendencia hacia la racionalización, popularizada como la jaula de hierro de la burocracia (la cual ha sido revisada por sus más conspicuos analistas para ser reformulada como estuche rígido como el hierro).

Las condiciones económicas, organizacionales y cognitivas actuales descriptas en este texto transmutan la metáfora, de esa “jaula de hierro” de las sociedades capitalista de décadas atrás se pasa a una “caparazón de metal líquido”, que supone una mayor maleabilidad en la racionalización objetiva y subjetiva. La racionalización contemporánea llevaría a pensar que en lugar de un estuche duro como el hierro, la racionalización actuaría como una membrana de vidrio metálico36, rígida, flexible y maleable, que entra en simbiosis con las subjetividades, tornándose en nuevas exigencias o en sentido común, capaz de adecuarse a horizontes complejos cargados de incertidumbre. La racionalización habría mutado (elementos antes descartados, como los sentimientos, son ahora aprovechados), aunque seguiría funcionando restrictivamente sobre el sujeto, ya no sólo desde afuera hacia adentro (como ocurre en los ámbitos laborales) sino, también, desde la propia subjetividad como mecanismo para llevar una vida económica, política y cotidiana “profesional”, más eficiente.

36 Nuevas aleaciones de metal para conseguir flexibilidad, rigidez y resistencia. http://www.abc.es/20110302/ciencia/abci-hallan-nuevo-material-fuerte-201103021319.html

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223

APORTES DE AUTORES CONTEMPORÁNEOS AL LENGUAJE DE LA SOCIOLOGÍA

por

Roberto Montenegro

225En este texto recorreremos autores que han

realizado contribuciones importantes al desarrollo de la teoría socio lógica en el siglo XX, subrayando el anclaje que ésta tiene en el aporte de los clásicos, pero también identificando la espe cificidad de los nuevos aportes. Los enfoques teóricos y los interrogantes que plantean, en algunos casos, están di rectamente vinculados con las ideas de los fundadores; en otros, están afectados en mayor grado por dispositivos de enunciabilidad localizados en el presente.

Como hemos visto en las primeras partes del programa, las ciencias positivas, entre ellas la sociología, emergen en un campo sociohistórico en el que se cruzan y afectan múl tiples series heterogéneas. A continuación realizaremos al gunos señalamientos, tomando en consideración la obra de los fundadores de la sociología. Pero tales señalamientos no tienen intención de ser exhaustivos, pues para una mayor comprensión remitimos al lector a las exposiciones realiza das en las partes en las que hemos trabajado la obra de los fundadores, desarrollando sus concepciones tanto sustanti vas como epistemológicas.

El propósito en este capítulo es remitirnos al punto de anclaje histórico de las contribuciones a la teoría social en la actualidad, aun cuando esta búsqueda y sus recorridos se encuentren lejos de agotar el tema.

Saint-Simon, como uno de los pensadores entre aquellos que consideramos generadores del lenguaje de la sociología, se encontraba inmerso en las problemáticas sociales de lo que Robert Nisbet describiera como un

226quiebre de la socie dad y de las instituciones tradicionales. Ya hemos visto có mo, ante un nuevo dominio de objetos que desafiaba la ca pacidad de comprensión de los hombres de la época, y es tando implicado como ellos en un mismo horizonte cultural y temporal, Saint-Simon ha debido responder a las interpe laciones que se dirigían a todo agente social comprometido con ese tiempo de grandes transformaciones. Saint-Simon realiza de hecho una intervención en la trama discursiva de la época. Intervención que adquiere carácter político, pues se inscribe en el escenario de lucha entre distintas fuerzas que se enfrentaban en el contexto de transformaciones vin culado con los procesos de industrialización y de pasaje de la sociedad tradicional, básicamente rural, a la sociedad urbana e industrial moderna. Este autor se encuentra ubi cado en el momento histórico en el que el examen del com portamiento humano y el estudio de la trama sociocultural, se convierte en sistemático, obedeciendo al mandato que ca racterizará como pocos a la sociedad moderna, aquel que obliga a la reflexión permanente sobre las realizaciones so ciales y culturales.

La ruptura del orden tradicional y el surgimiento de nuevas formas sociales impulsaron también a la aparición de nuevos modos de pensar que, como hemos visto al iniciar este programa de estudios, se expandió a todas las esferas de las actividades humanas, involucrando tanto el examen y exploración del mundo natural como las realizaciones de la vida social.

A lo largo del siglo XIX y principios del XX, el lenguaje de la sociología adquiere una densidad e

227identidad propias, dando respuestas a las demandas sociales de la época y, al mismo tiempo, esforzándose por delimitar su propio campo, pues aun durante buena parle del siglo XIX la sociología mostraba, en múltiples aspectos, su inscripción en la tradi ción filosófica occidental.

EL pensamiento organicista, que explica la realidad, el mundo, como si fuese un organismo, tiene antecedentes en Platón y Aristóteles. La verdadera realidad, para ellos, po día ser concebida como algo viviente, un universo de ideas que trascienden el mundo que se nos ofrece a los sentidos.

El positivismo, por otro lado, explica el mundo sólo desde la experiencia, apelando a los “hechos”, las “fuerzas”, etc. Sus explicaciones basadas en entidades de la naturaleza —por lo que se le denomina naturalismo— también se encontra ban en expresiones de la filosofía del mundo antiguo, como en el atomismo y en los sofistas. Tanto el idealismo como el positivismo, han recorrido, con distintas modalidades y en riqueciéndose en su trayectoria, el pensamiento filosófico occidental, hasta alcanzar al mundo moderno.

Esta convergencia de tradiciones, cuya complejidad no podemos abordar aquí, permite localizar la obra de Auguste Comte en el marco del esfuerzo realizado durante el si glo XIX para hacer de los estudios sobre los fenómenos socia les una práctica científica similar a la que se observaba en las ciencias naturales. Así, los métodos propios de la socio logía son la observación, la comparación y la experimenta ción —como lo expresa

228Comte en su Filosofía positiva—, siendo este último el de menor aplicabilidad. Destaca el pa pel que juega la comparación en los procesos de investiga ción. Es así como, apelando a la historia, Comte pudo desa rrollar su conocida ley de los tres estados en el desarrollo de la humanidad. Sus aportes, que han sido juzgados de mane-ra contradictoria, parecen inscribirse aún en una línea de pensamiento que permanece afectada por la reflexión filo sófica. Esto va a sufrir un desvío significativo en la obra de quien fuera uno de sus grandes lectores: Émile Durkheim.

La sociología alcanza presencia institucional y reconoci miento social merced a los aportes de distintos autores; pe ro en este escrito sólo consideraremos, por su trascenden cia, a los tres grandes teóricos cuyas obras han constituido el fundamento de tradiciones reconocibles en el pensamien to social, y cuya capacidad para incidir en el dominio de la sociología llega hasta el presente.

Paradigmas o tradiciones institucionalizadas en sociología

Materialismo histórico.

Las ideas de Karl Marx adquieren plena significación en la concepción denominada materialismo histórico. En su diálogo polémico con el idealismo y con la concepción historiográfica alemana, señaló con énfasis el carácter constitu tivo de la dimensión económico-social, asociada a los meca nismos de producción y

229reproducción de la vida social. Co mo hemos visto, Marx asienta la concepción del cambio so cial en la existencia de las clases sociales y sus conflictos, los que operan como los verdaderos operadores de las trans formaciones históricas.

Hombre comprometido con los espacios de lucha social de su tiempo. Marx articula permanentemente los estudios e investigaciones a una orientación de carácter político. Procura elaborar y ofrecer herramientas conceptuales váli das para el análisis crítico de la sociedad capitalista con el propósito de que puedan ser utilizadas en la lucha de cla ses. Como sabemos ésta es, a juicio de Marx, el modo con creto que asume el conflicto en la sociedad capitalista cuan do se determina históricamente.

El marxismo asumió su identidad distinguiéndose de las otras tradiciones teóricas que deberemos considerar (el funcionalismo y las corrientes interpretativas). Sin embar go, hay diversas posiciones teóricas en las escuelas que con forman el pensamiento marxista, algunas de cuyas simili tudes y diferencias procuraremos al menos señalar.

En los tiempos que siguieron a la terminación de la Se gunda Guerra Mundial, hubo un gran desarrollo del pensa miento crítico que se orientó a tratar cuestiones propias de campos antes descuidados o inexistentes. Las problemáti cas de los géneros, la condición de la mujer, los fenómenos de la exclusión, la crítica a las múltiples manifestaciones de las formas de opresión, contaron, entre otros pensadores re levantes, con figuras como Simón de Beauvoir y Albert Camus, preocupados por los

230múltiples rostros que asume la opresión y por la búsqueda de los senderos de libertad del hombre contemporáneo.

Después de 1945, Jean-Paul Sartre se aproxima al mar xismo desde la filosofía fenomenología. Pero ese acerca miento lo realiza rechazando el determinismo económico y subrayando el valor de la libertad del sujeto que se encuen tra implicado en diversas experiencias sociales, con lo que se opone a las orientaciones dominantes en el marxismo de la época. Desarrolla así una teoría de las mediaciones, o si tuaciones sociales, como las que se dan en la familia, en el grupo, y lo considera terreno de emergencia de la intención y el proyecto del actor.

Sus posiciones lo llevarían a sostener numerosas polé micas con representantes del pensamiento de izquierda francés, particularmente con los más apegados a los linea mientos del denominado “marxismo oficial”. En Crítica de la razón dialéctica, un texto de 1960, se propone indagar las condiciones que llevan desde las situaciones en que se desestructuran los cuadros de inscripción y de captura de los sujetos —produciendo una liberación de las potencias colectivas en escenarios de efervescencia revolucionaria—, hasta la aparición de un nuevo orden instituido que vuelva a capturar a los sujetos en sus nuevos mecanismos de disciplinamiento. Sartre señala el paso de la serialidad — el orden impuesto desde el exterior— al grupo en fusión, que se constituye como mediador en el que se instala la posibi lidad de que los sujetos puedan crear, auto-organizarse, participar directamente en la vida colectiva. Las libertades

231individuales pueden no tocarse, o entran en interacción, coordinándose; pero también pueden, y esto es un hecho in sistente en la historia de las revoluciones, regresar a la inercia de lo que este autor denomina “conjuntos prácticos”, las instituciones, y al aprisionamiento de las determinacio nes que provienen de los mecanismos sociales.

Sartre intentó desplazar del centro de atención al reduccionismo economicista del marxismo tradicional, que hacía de la esfera económica social una instancia de deter minación fundante de todas las manifestaciones de la vida social. Para ello puso de relieve la importancia de la libre voluntad individual y posibilitó así un espacio de revisión crítica de los postulados del marxismo vigente hasta ese momento.

Inspirándose en él hubo intelectuales que tomaron en sus manos la responsabilidad de pensar sobre otros princi pios las problemáticas de la salud mental. Ronald Laing y David Cooper se dedicaron a trabajar la presencia de la vio lencia latente del medio familiar. Esta violencia, implícita en la estructura misma de la familia contemporánea, pro duce, entre un conjunto de manifestaciones de carácter pa tológico, la aparición de la psicosis. La enfermedad mental queda, en consecuencia, vinculada al medio social e institu cional y, para estos autores, abre un campo de indagación clínica y de crítica institucional que desborda el ámbito ex clusivo de una especialidad de la medicina. Laing y Cooper, desde Gran Bretaña, contribuirán a conformar lo que pos teriormente se va denominar “movimiento antipsiquiátri co”, al que

232aportaron también autores como Donald W. Winnicott y Franco Basaglia.

Dada la calidad de los aportes y la incidencia que tie nen, aún en nuestros días, no podemos dejar de presentar a los integrantes de la denominada Escuela de Frankfurt, también conocida como Escuela Crítica. Esta vertiente, que retorna críticamente la tradición del materialismo histórico nace antes de la Segunda Guerra Mundial. La orientación original se realizó bajo el impulso inicial de Max Horkheimer, especialmente después de 1930 cuando debió hacerse cargo de la dirección del Instituto de Investigación Social, creado en 1923.

El Instituto se proponía renovar la concepción marxista, promoviendo una orientación que superase las cristalizaciones del marxismo oficial, incluso las prácticas vigentes en las organizaciones políticas de la época. El Instituto se pro puso estudiar aspectos económicos, políticos y filosóficos, para lo cual se basó rio sólo en ¡os aportes del materialismo histórico, sino que revalorizó la obra de Max Weber y ade más incorporó los aportes del psicoanálisis con el propósito de profundizar las investigaciones sobre los vínculos que li gan la estructura social y la personalidad individual. Tam bién son de destacar las reflexiones sobre el arte, los aportes a una teoría estética y los trabajos de Theodor Adorno sobre las manifestaciones de la música.

El Instituto presentó un proyecto multidireccional, tam bién asumido por Herbert Marcuse. F. Pollock, Theodor Adorno, K. Wittfogel, L. Lowenthal, F.

233Borkenau, G. Sholem y Félix Weil, lista a la que debemos agregar al psicoa nalista Erich Fromm. También habría que considerar como participante del momento fundacional a Walter Benjamín. La influencia del Instituto llega hasta autores contemporá neos como Habermas y Schmidt.

Entre los primeros estudios realizados por el Instituto figuran los efectuados sobre la autoridad y la- familia, obra de tipo colectivo que se realizara bajo la dirección de M. Horkheimer, Se consideran en ellos la génesis del autorita rismo, y la relación existente entre la estructura familiar patriarcal y el desarrollo del autoritarismo. En el estudio de la estructura familiar burguesa, se observa que la mis ma posibilita el desarrollo de la personalidad individual; pero, por otro lado, asigna lugares de acuerdo con ciertos principios operativos útiles para la socialización de sus miembros. Esto permite la articulación del sujeto indivi dual a las pautas que impone el medio social, de modo que la familia es un ámbito de mediación que posibilita el ajus te de la personalidad individual a las condiciones que impo ne el medio.

Esta línea de investigación, continuada por Theodor Adorno en los Estados Unidos, tiene una pauta maestra. Lo que guía la realización de los trabajos es la distinción que se establece entre dominantes y dominados en el seno de las sociedades, concepción que, como sabemos, es tributaria del pensamiento crítico de Marx.

La separación dominantes-dominados impronta las re laciones entre los seres humanos a tal punto, que

234en el proceso de conformación del sujeto a lo largo de la historia, la capacidad de pensar, la posibilidad de ejercitar el pensa miento reflexivo, está asociada a la’ existencia de esa sepa ración, como lo muestran los efectos de la relación entre amos y esclavos, que, siguiendo la vertiente hegeliano-marxista, para los autores de la Escuela de Frankfurt, tiene ca rácter dialéctico. Las condiciones de posibilidad para el des pliegue de las facultades intelectuales están vinculadas con la diferenciación que establece la institución de la esclavi tud. Esta genera una masa de productores que están some tidos al designio de los amos, los cuales se liberan del con tacto directo con los objetos de trabajo. La población some tida libera del tiempo de dedicación y las penalidades pro pias del trabajo a las élites que ejercen dominio sobre las bestias y los hombres. El ejercicio del mando se distancia de las operaciones de pura ejecución, que quedan en manos de los esclavos. Por consiguiente, el trabajo intelectual se separa del trabajo manual y funda la posibilidad de que una minoría desarrolle productos propios del pensar en di versos dominios, incluyendo esa específica dimensión que es la dimensión estética. En esta línea interpretativa de la historia, de matriz hegeliano-marxista, la distinción que se para a dominantes y dominados se prolonga en las sociedades contemporáneas, aun cuando sean otras las figuras his tórico sociales que hoy expresan esa separación fundamen tal; de ahí que tenga consideración privilegiada para los pensadores de la Escuela de Frankfurt el examen crítico de la sociedad y la cultura de su época.

Cuando avanzaron las fuerzas autoritarias en

235Europa, los sostenedores del pensamiento crítico y los opositores a la maquinaria social y política de dominación totalitaria, quedaron sometidos al exilio, los suicidios y las ejecuciones. La posibilidad contemplada en un primer momento, en el sentido de que transformaciones revolucionarias pu dieran llevar adelante los postulados de la teoría crítica, queda trunca cuando, en la década del treinta, avanza el autoritarismo en Europa. El ejercicio del terror demostró que era posible interrumpir toda tarea de liberación por parte de los actores sociales democráticos. Contradiciendo las expectativas ideológicas de la Escuela, el avance del fascismo y el stalinismo se imponía como la negación de las posibles transformaciones sociales en el sentido de la de mocracia y la liberación. Estas formas sociales cerradas parecían, más bien, dar testimonio de que era posible im plantar regímenes aún más terribles que aquellos que se pretendía superar.

En los Estados Unidos de América, las condiciones del capitalismo avanzado hacen pensar en la posibilidad de ex tender tales condiciones al resto del mundo. En 1942, la neutralización de las contradicciones que se habían señala do como inherentes al sistema capitalista clásico, lleva a reelaborar la teoría crítica. Esta recoge y procesa el conjun to de las condiciones históricas que se estaban produciendo en Europa y en los Estados Unidos. El Estado autoritario es el antecedente de dos obras de Horkheimer, publicadas en la posguerra: Dialektik der Aufklárung (Dialéctica del Iluminismo), en colaboración con Adorno, y Zur Kritik der instrumentellen Vernunft (Crítica de la razón instrumental). Ambas alcanzarían gran repercusión y sus aportes llegan hasta nuestros días.

236En estas dos obras se abandona definitivamente

la perspectiva revolucionaria. Ahora una de las tesis centrales considera que existe una lógica de la dominación que pue de ser expresada como dominio de la naturaleza por el hom bre, y dominio del hombre por el hombre. Las condiciones de producción de esta lógica de dominio hay que rastrearlas en la Ilustración. Los autores sostienen que el desarrollo de la sociedad, desde entonces, es el que corresponde a un mun do administrado y totalitario, por lo que el concepto de ra zón debe ser sometido a una profunda crítica.

Para los frankfurtianos el concepto de razón, separado del contexto metafísico, ha terminado por quedar como me ra razón subjetiva, es decir, la razón focalizada en los me dios, en el cálculo, incapaz de guiar a los fines últimos. Es en la ciencia donde mejor se puede apreciar esta condición de los automatismos puestos al servicio de fines que no han .sido considerados, evaluados y reflexionados en sí mismos, como tales fines.

En los últimos escritos Horkheimer abandona toda po sición política, incluso movimientista, pero no se aleja de la teoría crítica. A ésta le corresponde expresar aquello que no puede hacerse oír, poner palabras a la denuncia que no pue de desarrollarse en virtud del peso de la razón instrumen tal (razón de medios, “tecnológica”). Esta, en un despliegue que se encuentra sólo centralizado en los medios, automáti camente desarrolla una burocratización total, afirmación que muestra puntos de contacto con los postulados de Max Weber.(1) Es necesario también conservar la posibilidad de crítica, de denuncia, propia

237de la autonomía de la persona lidad individual, como asimismo sostener la idea de diferen ciación.

Como hemos reseñado, el Instituto de Investigación So cial pudo establecerse en los Estados Unidos gracias a los aportes de muchos colaboradores, entre ellos Félix Weil, un argentino que contribuyera al desarrollo de la Escuela des de sus inicios; también colaboraron los círculos académicos norteamericanos y numerosas figuras particulares. El Ins tituto pudo sobrevivir así entre otras expresiones cultura les conformadas por quienes huían del nazismo. Sin embar-go, no todos los miembros del antiguo Instituto siguieron cerca de su núcleo central. Tempranamente se alejaron al-gunos, como Fromm. A lo largo del tiempo se apartarían otros, como fuera el caso de Marcuse.

Los miembros del antiguo Instituto, cuando se estable cen en los Estados Unidos de América, trabajan en los ám bitos académicos y también en distintos organismos del Es tado. Esa colaboración se intensificó cuando los Estados Unidos entraron en guerra contra el régimen nazi.

Una novedad que se produce, en virtud de la influencia del medio en el que se instalan los frankfurtianos, es la rea lización de trabajos de campo, como el que efectuara Theodor Adorno sobre la personalidad autoritaria. Si bien es cierto que como pensadores de la Escuela sus integrantes nunca cayeron en el empirismo cerrado que profesaban las ciencias sociales en Norteamérica, ciertas características culturales de los medios académicos del exilio produjeron marcas que

238operarían desde ese momento en las concepcio nes de los autores que estamos considerando.

Pese a que la producción de los frankfurtianos siguió desarrollándose en distintos dominios, como círculo sus au tores no se integraron de modo pleno en el mundo intelec tual norteamericano. Esto les permitió sostener una mira da crítica de la sociedad avanzada, posicionados como esta ban en las fronteras de la cultura académica instituida. Otra cuestión que bacía de la Escuela una presencia inters ticial tenía que ver con el idioma, pues los principales re presentantes consideraban que sólo en la lengua alemana podían trabajarse los ternas, cuestiones y conceptos de or den filosófico. Esta fue una de las razones que motivaron el regreso del Instituto a la Alemania de posguerra.

Dedicaremos unas líneas a la situación de los exiliados alemanes opositores al nazismo que se radicaron en los Es tados Unidos. Es de destacar, por un lado, la ayuda que siempre recibieron de distintas personas e instituciones, lo que hizo decir a uno de ellos que le había asombrado la can tidad de ‘’hombres de buena voluntad” que encontraron en el exilio. Pero esto no es válido sólo para los miembros del Instituto. Todos los intelectuales europeos, aun cuando pro viniesen de las más diversas corrientes filosóficas y políti cas, pudieron desarrollar sus actividades sin inconvenien tes durante las décadas del treinta y del cuarenta, incluso en el ámbito oficial, como ya tuvimos ocasión de señalar.

Este encuentro fue más fructífero para la vida intelec tual norteamericana que para la europea, aunque

239también la cultura académica estadounidense incidió sobre los exi liados europeos. Los aportes de distintos grupos de intelec tuales a las ciencias sociales de los Estados Unidos hizo que éstas realizasen un giro cualitativo. Autores como Kurt Lewin, Alfred Schütz, todos los miembros de la Escuela Crítica, Schoemberg, T. Mann, etc., produjeron una conmo ción en los puntos de vista filosóficos y conceptuales sobre la sociedad vigentes hasta ese momento. En otras dimen siones de la cultura formal también se produjeron impactos por la presencia de escritores y científicos, artistas, cineas tas, etc., que obligaban, en virtud de la altísima calidad de sus producciones, a ser tomados en consideración por sus aportes a la música, la plástica, la filosofía, las letras y la ciencia.

El acontecimiento que produciría grandes fracturas en tre los emigrados y su país adoptivo, e incluso entre los pro pios exiliados, fue el clima de sospechas y persecuciones que provocó en su momento el macartismo, en el marco de la Guerra Fría. Si bien es cierto que, salvo en algún caso particular, esto no afectó las relaciones entre aquellos que eran identificados como pertenecientes a la Escuela Crítica aun cuando se hubiesen alejado del Instituto, la persecu ción ideológica provocó, al parecer, algunas líneas de diver gencia profunda. Así, por ejemplo, para Martin Jay, esto profundiza las diferencias que separaban a Marcuse de Horkheimer y de Adorno, más allá del respeto mutuo con que siempre se trataron.

Pero no fueron sólo cuestiones derivadas de la

240situación en América las que llevarían a que el Instituto volviera a instalarse en a Alemania. Después de la caída del nazismo se produce, entre la propia intelectualidad alemana de pos guerra, el retorno de las obras que había realizado la Es cuela de Frankfurt antes de marchar al exilio. Por otro la do, se genera un fuerte movimiento, con centro en la ciudad de Frankfurt, que deseaba reinstalar el Instituto como ho menaje a quienes lucharon contra el nazismo. También in teresaba a la ciudad recuperar en Horkheimer a un sobre viviente de la cultura de Weimar, de modo que se lo invita insistentemente para que realice una visita a Frankfurt. Horkheimer es finalmente recibido por la ciudad en 1947 con todos los honores. Da conferencias en la universidad y es nuevamente invitado a regresar, comprometiéndose la ciudad y otras instituciones a solventar los costos de tal re greso. Horkheimer, y antes que él Adorno, quedan conven cidos que deben volver a Frankfurt. Como resultado de las visitas del año 1947, se empiezan a dar los pasos que llevarían a la restauración de la cátedra que éste tenía en la universidad antes de marchar al exilio, y en 1950 se inaugura formalmente el Instituto en Frankfurt. En el año 1951 la Universidad de Frankfurt otorga el rectorado a Horkheimer. En todos esos años habían estado retornando a Alemania, entre otros, F. Pollock y Adorno. Pero no todos regresaron: L. Lowenthal, Marcuse, K. A. Wittfogel y E. Fromm, se quedaron en los Estados Unidos.

La Escuela Crítica asume, en los últimos años de su de sarrollo, ciertas características conservadoras, particular mente en los escritos de Horkheimer y Adorno.

241Sin embargo, esta tendencia no aparece en la obra de Herbert Marcuse, cuya influencia, especialmente a través de Eros and civilization. A philosophical inquiry into Freud (1953) —Eros y ci vilización— y One-Dimensional Man (1964) —El hombre unidimensional—, fuera muy fuerte en el pensamiento que guió el comportamiento y la acción de la juventud rebelde de fines de los años sesenta, marcada por la oposición a la Gue rra de Vietnam, los pronunciamientos contra las políticas neocoloniales y el auge de corrientes de oposición, tanto en el Oeste como en el Este, a las instituciones establecidas.

Posibilitado como vimos, entre otras razones, por los aportes de un argentino instalado en los Estados Unidos de Norteamérica durante el exilio (F. Weil), por el apoyo de la comunidad académica local, y debido ciertamente a la persistencia en la continuidad de un proyecto de indaga ción crítica, el Instituto de Investigación Social pudo conti nuar sus actividades hasta que retorna finalmente a Euro pa. En su trayectoria el Instituto muestra la presencia de los dos mundos inscriptos ya en el momento mismo de su constitución.

Como estamos viendo, en el escenario histórico de pos guerra, varias serían las corrientes de pensamiento que to maron en consideración importantes aspectos de las tesis de Marx, incluso del marxismo; pero sin adherir dogmática mente a ellas. Enfocando dimensiones particulares, que ha bían sido descuidadas .hasta ese momento por quienes se consideraban inspirados en el materialismo histórico, los investigadores realizarán estudios sobre la esfera del tra bajo, la educación, los

242problemas de la ideología, las clases sociales, etc., desde la perspectiva que les ofrecía el mate rialismo histórico.

Una corriente de pensamiento que afectará fuertemen te a todas las ciencias sociales, es el desarrollo del estructuralismo. De la mano de Lévi-Strauss, el estructuralismo, cuyo campo inicial fuera la antropología, después de los años cincuenta incidió en numerosas áreas de investigación y posibilitó los aportes de Roland Barthes en semiología y de Louis Althusser en sus lecturas de la obra de Marx.

Mientras es posible pensar que Marx procura explicar los hechos recurriendo a la historia y por la evolución de las relaciones sociales, el estructuralismo suspende la explicación histórica y busca las leyes de transformación de las es tructuras sociales. (2)

Esta metodología estructural, Althusser la emplea para leer la obra de Marx, de la cual extrae la idea de que es ne cesario realizar una tarea de elaboración, propia del cientí fico, para poder revelar el carácter y los efectos de la estruc tura sobre sus componentes y relaciones.

Desde los años cincuenta y sesenta, lentamente se fue abandonando la concepción que distinguía estructura /su perestructura —hilo conductor de la teoría, según lo expre sa Marx en el Prefacio de 1859—. También se abandonan vocablos —como burguesía, lucha de clases, conciencia de clase—. Pero, al lado de esta declinación del materialismo histórico, entre las comunidades rivales —de marxistas y jóvenes estructuralistas— se dieron relaciones de compe tencia y también de complicidad.

243Todas estas circunstancias llevaron a que el tipo

de dis curso que vaticinaba como inevitable el desarrollo de la ba se material de las sociedades, el avance de la ciencia y de la tecnología, y la consecuente ampliación de los derechos y las libertades de las mayorías, cediesen su eficiencia como discurso anunciador de lo porvenir. Ese “profetismo”, que venía desde tiempos de Saint-Simon, pasando por Comte y el mismo Marx, en la segunda mitad del siglo XX se retira junto con el mismo movimiento que desplazaría del escena rio cultural a la idea de “progreso”.

Sin embargo, la presencia del marxismo, en sus distin tas modalidades, se extiende hasta la década del setenta. A partir de esa época, y como efecto de múltiples factores, in cluso por las transformaciones profundas de los escenarios sociales a escala mundial, el paradigma materialista-histó rico entraría en cierto ocaso.

Al llegar a los ochenta, se produce un fuerte retroceso de la presencia de las elaboraciones realizadas dentro de las concepciones del materialismo histórico. La que se denomi nara “determinación en última instancia’’ ha sido refutada muchas veces, y se ha prestado atención creciente a desa rrollos que ya venían acrecentando su presencia desde va rios años antes. Desde entonces se profundizan los estudios sobre las estrategias y decisiones individuales, las luchas de competencia y los conflictos, las comunicaciones y los fenó menos de orden microsociológico. Todo ello llevó a que se abandonara el determinismo economicista que tanto había caracterizado a las corrientes de pensamiento

244inspiradas en el materialismo histórico a lo largo del presente siglo. (3)

Positivismo

Hacia la finalización del siglo XIX, contribuyendo a con solidar la sociología sobre una base científica, Émile Durkheim procura establecer con precisión el dominio propio de la sociología. Ya hemos visto cómo explica la cohesión so cial, fundamentando la presencia de los lazos de sociabili dad en la existencia de una poderosa fuerza de carácter mo ral. También realiza una teoría del conocimiento asentada en el principio de que los hechos sociales deben ser estudia dos como si fuesen cosas. Refuerza el postulado de la unici dad de método y establece sólidas bases metodológicas pa ra que el estudio de los objetos sociales se realice con el ri gor con que lo hacen las ciencias naturales, particularmen te la biología, de gran influencia en el pensamiento de Durkheim.

Para exponer someramente el desarrollo del funciona lismo, como expresión de una concepción que atribuye exterioridad y regularidad a los fenómenos sociales, seguiremos su contexto de surgimiento en el siglo XIX, luego veremos su deriva en el funcionalismo norteamericano, fundamental mente en una presentación esquemática de Talcott Parsons y de Robert K. Merton.

El funcionalismo, a fines del siglo XIX, significó la apari ción de una novedad en el dominio filosófico. Una de sus ca racterísticas fue haber puesto el acento en las relaciones y en las actividades, no en los datos sustantivos. Si hasta ese momento el concepto de

245“función” aparecía como una deri vación de las formas o estructuras consideradas como algo estable, identificable, ahora es la función la que aparece co mo variable independiente y las formas y estructuras de penden de ella. Esta concepción tuvo consecuencias impor tantes en la biología y en las ciencias sociales. (4)

Entre las distintas acepciones del término “función”, la que asume un rol central en la teoría social es la que conci be a la función como actividad útil —en sus dos modos: satisfacción de necesidades y realización de fines—. (5) La inte gración de partes interrelacionadas en conjuntos y la inter dependencia de los componentes sociales, aparece ya en las concepciones de Comte, de Spencer y de otros pensadores.

Á juicio de diversos autores, la importancia dada a la relación parte-todo, y el hecho de tomar en consideración el aporte que realizan los componentes a la totalidad de la que forman parte, ha sido típica en la concepción de Durkheim y también de William Thomas. Debido al hecho de que los principios básicos del funcionalismo derivan del organicismo positivista, es posible observar fuertes inscripciones de esta última concepción en autores que normalmente no son considerados funcionalistas.

El modelo primario de interpretación funcional es el tipo orgánico de sistema. Tanto Comió, como Spencer y Durkheim, han tomado como marco de referencia a los sistemas en gran escala. De este modo, hablan de “la humanidad”, “la sociedad”, etc., con lo cual su orientación se realiza so bre un nivel macrosociológico extremadamente abarcativo,

246Si bien el funcionalismo encuentra su campo de

inscrip ción en el organicismo, produjo una desviación respecto a éste en algunos puntos fundamentales. Por un lado genera lizó el concepto de sistema orgánico, no restringiéndolo sólo a un tipo o a formas totales —como las ya citadas—. Por otro lado, asignó un lugar central a la idea de sistema y, - además, desvinculó el concepto de sistema básico de la so ciedad, de la sociedad históricamente dada.

El más prestigioso de los teóricos de la sociología funcio nalista norteamericana fue Talcott Parsons (1902-1979), cuyos aportes se consolidaron después de la Segunda Gue rra Mundial. Sus trabajos tomaron como referencia a la esfera política, profesional y de la familia. Desde la perspec tiva funcionalista, sus trabajos estudian las características estructurales y funcionales de los diversos componentes so ciales, o institucionales, y sus relaciones.

En su obra The Social System, de 1951, Parsons piensa el sistema social como una totalidad compuesta de actores en interacción. Estas personas se mueven de acuerdo con sus motivaciones, en virtud de las cuales procuran obtener el máximo de satisfacción en el marco de situaciones que están estructuradas según un sistema simbólico, en cuyo marco cultural se producen las interacciones.

La acción social está estructurada no sólo por el sistema social, sino también por los sistemas de la personalidad de los sujetos individuales y por los sistemas culturales. La so ciedad es concebida como

247un macrosistema que tiene capa cidad de sostenerse a sí mismo y de mantener la interacción social, para lo cual debe transmitir las pautas del sistema a sus integrantes.

La sociedad—unidad básica del análisis para Parsons— es pensada como un sistema interactivo en el que las relaciones entre actores conforman su estructura. Las personas participan en el sistema social de acuerdo al status-rol en que se encuentren. El status otorga la posición respecto a los demás (aspecto estático), y el rol se vincula con lo que hace, con el “papel” que desempeña (aspecto dinámico).

Las instituciones son unidades de un nivel de integra ción mayor que abarca al conjunto de status-rol cuando es tos se vinculan y generalizan. Cuando hay un conjunto de instituciones centrales, en su entorno se conforma una co lectividad.

En la perspectiva de Parsons, las normas sociales asu men un lugar central, pues se articulan tanto en los status-rol como en las instituciones. La estructura social, compues ta por instituciones, éstas por roles y aquéllos, a su vez, por expectativas mutuamente compartidas, tiene capacidad de regulación por el papel que cumplen las normas sociales, cuya eficacia está garantizada por estar integradas en las instituciones.

El otro autor que contribuyera al desarrollo de la con cepción funcionalista en sociología, es Robert K. Merton. (6) Para este autor existen ciertas funciones que son conocidas por quienes participan de la vida social, son efectuadas de modo consciente e intencionalmente, y se

248denominan fun ciones manifiestas. Para ejemplificar esto, Merton toma la ceremonia realizada por una comunidad indígena de Nuevo México —los Hopi— quienes creen que la danza ritual pro vocará la lluvia necesaria para su producción agraria. Ésta es la función manifiesta. Pero hay otro tipo de funciones, que no son conscientes y que no han sido realizadas inten cionalmente por quienes las realizan. En la ceremonia hopi, la danza incentiva la tendencia a la cohesión social, evita la caída en la desmoralización y en las tendencias disolutorias de la comunidad. Esta es la función latente.

Merton considera que las culturas que estudian los antropólogos tienen poca densidad demográfica, están muy cohesionadas y tienen un alto nivel de solidaridad. Esto fa cilita la posibilidad de identificar distintas funciones. Pero, en las sociedades complejas de la actualidad, existen ten dencias a la desintegración social, de modo que las activida des relacionadas con estas tendencias producen una ame naza para los lazos sociales solidarios. A estos aspectos del comportamiento social, Merton los denomina disfunciones, pues no ayudan, corno es el caso de las funciones, a mante ner la cohesión social. Así, si bien la religión posibilita el mantenimiento de lazos solidarios, cuando se producen enfrentamientos entre distintos grupos religiosos, estallan conflictos sociales que pueden amenazar el orden social.

El funcionalismo ha sido acusado de adjudicarle a la so ciedad ciertas cualidades que no posee. Así, le atribuyen el tener “necesidades” y el plantear “objetivos”, cuando esto es propio de los sujetos individuales. Se

249imputan a la sociedad ciertas características, como el tener propósitos, lo cual su pone concebirlas como un “supersujeto” dotado de necesida des y que construye sus instituciones con la finalidad preci samente de cubrir esas necesidades.

Hasta aquí hemos visto que tanto el materialismo his tórico corno el positivismo se han desplazado lentamente, en las últimas décadas, del centro del escenario cultural, pero sin desaparecer totalmente, lo cual ha posibilitado la coexistencia de perspectivas en la situación actual. Sin em bargo, en parte por la caída de los denominados “paradig mas hegemónicos”, en parte por transformaciones profun das en lo social y quizás también en la episteme de época, la tendencia a cuestionar toda búsqueda de fundamentos últimos, etc., ha posibilitado la presencia relevante del ho rizonte que denominamos hermenéutico o interpretativo.

Es esta relevancia la que nos lleva a realizar una explora ción de sus condiciones de emergencia y del papel que jue ga en la teoría social actual, dedicándole un desarrollo ma yor que el que realizamos en el seguimiento del materialis mo histórico y del positivismo en el siglo XX. No obstante, creemos que el trabajo efectuado desde la Parte II respecto a estas corrientes, y lo dicho en esta parte, habilitan la po sibilidad de profundizar los postulados de esas dos corrien tes en otros espacios académicos.

250La tradición interpretativa, hoy: constitución del horizonte hermenéutico

La deriva weberiana

En este punto expondremos las realizaciones de autores que han recogido las problemáticas planteadas por la tradi ción explicativa, la tradición comprensiva y los enfoques bolistas e individualistas en las ciencias sociales. Estas pro blemáticas se presentan tanto en lo que hace a la teoría so cial, como en lo referido a la teoría del conocimiento social. Apuntamos, en suma, a las condiciones de posibilidad para el desarrollo del horizonte hermenéutico en la teoría social contemporánea.

También expondremos autores que con algunas reser vas pueden ser incluidos en la tradición hermenéutica, co mo es el caso de Michel Foucault, y otros, cuya inscripción tampoco puede hacerse con absoluta certeza, pero que, con los debidos recaudos, pueden incluirse como pertenecientes a la citada tradición interpretativa.

En el caso de Max Weber, como se recordará por las ca racterísticas de su perspectiva epistemológica, no es posible localizar una teoría social que se proponga alcanzar los fun damentos últimos de la sociedad. Su relativismo, en cuanto a la elección de los fenómenos significativos culturalmente y al dualismo metodológico que postulara, lo llevaron a subra yar la importancia de los juicios de valor y el interés cognos citivo en el proceso de conocimiento.

251Como individualista metodológico procuró

definir con precisión las condiciones de posibilidad para la acción so cial. Hemos visto que Weber indaga por el sentido de la acción social, para lo cual postula que el investigador, asen tándose en juicios de valor y movido por su interés cognos citivo, debe realizar una selección entre los hechos que con forman la realidad, la cual es concebida como una realidad infinita. De modo que el procedimiento científico requiere que se efectúe una delimitación, un recorte arbitrario, decidiendo qué tipo de fenómenos privilegiará (económicos, políticos, religiosos, etc.). Así, en la ética protestante y el espíritu del capitalismo, presta atención a las transforma-ciones en la dimensión ético-religiosa. Sin embargo, una vez realizada la selección, cesa la arbitrariedad, pues la so ciología, como ciencia, procura comprender, interpretando el sentido de la acción social, pero busca alcanzar un cono cimiento causal que permita explicar el curso y los efectos de la misma. De modo que allí, procediendo de acuerdo con los mandatos de la ciencia, se procurará realizar imputa ciones causales, buscar evidencia empírica, etc.; se pondrán en acto los juicios de hechos, propios del conocimiento cien tífico.

Para Weber, las transformaciones en el dominio religio so, específicamente en la ética, produjeron una conmoción profunda en la subjetividad de las comunidades cristianas orientadas al protestantismo. Al modificarse radicalmente la relación con la divinidad, con el mundo, con el propio ser, con el trabajo, y entre los mismos hombres, la transforma ción ética ha producido un nuevo contexto sociohistórico, que identificarnos como

252el propio de un capitalismo nacien te. Para fundamentar estos enunciados Weber ofrece docu mentación de distinto tipo, remite a evidencia debidamen te verificable de carácter historiográfico, siguiendo los pro cedimientos propios del hacer científico. Como hemos di cho, el interés cognoscitivo se limita a la selección arbitra ria de hechos sociales, a la delimitación que realiza el au tor, motivada por juicios de valor que permiten seleccionar como dimensión estratégica, en este caso, las característi-cas que asume una nueva ética en la esfera religiosa. Una vez tomada esta decisión, el objetivo, que es de carácter científico, debe buscar explicaciones causales y mostrar evidencia empírica, siempre dentro del campo que se haya seleccionado.

En el campo de la producción teórica de Max Weber, co bra relevancia el concepto de comprensión (Verstehen), cu yos alcances hemos podido apreciar al describir su teoría de la acción social. La comprensión ocupa un lugar central, por un lado, por el alcance que tiene para dar cuenta del comportamiento social humano, por otro, de acuerdo con rol que jugara en la distinción entre Ciencias de la Naturaleza y Ciencias del Espíritu.

Como se recordará, la acción social implica un compor tamiento que toma en consideración al otro, implica un comportamiento mutuamente referido, posibilitado porque los sujetos tienen la capacidad de comprender las motiva ciones de sus semejantes y orientarse conforme a ellas. De acuerdo con esto, estamos en presencia de una concepción teórica en la que la distinción sujeto cognoscente-objeto a conocer

253se difumina. El objeto de la sociología es un sujeto y su dominio de acciones, un agente que tiene capacidad de comprensión, de acción y transformación del mismo mundo natural y objetivo del que se encarga la sociología. Esta concepción difiere de la tradición iluminista- y racionalista que diera lugar al desarrollo científico y tecnológico, al au ge de las Ciencias de la Naturaleza, que se ofrecían como modelo para los nuevos campos de saber, entre ellos, la so ciología.

Es la acción significativa, tal como fuera elaborada por Weber, tal que será retomada para la reflexión crítica en la fenomenología de A. Schutz. Éste prolonga el interés de la filosofía fenomenológica, particularmente los últimos apor tes de Husserl, quien se concentrara en el mundo de la vi da (Lebenswelt). Schutz desarrolla un programa para vin cular la reflexión fenomenológica con la sociología, así [...] su programa está realmente dedicado a la feno menología descriptiva del mundo de la vida: la intersubjetividad no aparece como un problema filosófico, sino sociológico. (7)

Por la importancia de los aportes de la fenomenología a la sociología, como también a la psicología y a la psicología social, expondremos a continuación los desarrollos realiza dos en esta corriente por A. Schutz.

254Fenomenología: Alfred Schutz

Schutz considera que el sujeto humano se constituye en un determinado espacio social, un mundo cultural particu lar en el que adquiere identidad como tal sujeto. Por tan to, no es una entidad abstracta, sino un sujeto implicado en la historia, en el mundo de la vida, una compleja trama sociocultural que lo convierte en un sujeto situado. Por ello, las perspectivas que tenga de la realidad, las imágenes que se forje de su mundo, de sus semejantes, de sí mismo y de las relaciones propias de la vida social, están dominadas por su pertenencia al citado mundo.

Schutz estudia cuáles son las condiciones que se dan en el mundo de la vida circundante, en el que se instala un su jeto que tiene la capacidad de comprender y dar sentido a la realidad. Se pregunta por las cuestiones fundamentales de carácter social que permiten la construcción del mundo en que viven los sujetos de una determinada sociedad y épo ca. Este mundo conocido, familiar, es el propio del sentido común para tales hombres. Es un mundo naturalizado, no se cuestiona lo que allí aparece como realidad. Esto ocurre porque es un mundo tipificado, lo cual significa que los ob jetos, las personas, los valores, las creencias, etc., se inte gran en construcciones típicas, es decir, en ciertas abstrac-ciones realizadas por el interaccionar de los sujetos que se convierten en datos objetivos. Estos datos adquieren objetividad porque han sido definidos de ese modo en el interaccionar de los actores en la vida cotidiana. Ellos han proce dido a definir cada situación tomando

255en consideración los componentes del campo en el cual están situados y los han priorizado, produciendo así cierto ordenamiento.

De ese modo, asignar significado a una figura en cierto contexto social, atribuyéndole los atributos de “médico”, de “docente”, etc. implica una fórmula del tipo S es P, en la cual se predica algo de un sujeto; pero, para hacerlo, es ne cesario excluir otras opciones que muy bien podrían actua lizarse (mujer/varón; joven/viejo, perteneciente a tal o cual cultura o clase social, etc.). Las tipificaciones derivan, de acuerdo con Schütz, de una idealización conforme a lo que es considerado pertinente en determinado marco de interac ción. Esta idealización se produce, socialmente, en un en torno sometido a la reciprocidad de perspectivas, la cual consiste en la posibilidad de asumir el punto de vista de otros, de modo que desde ese lugar virtual en el que cada uno de los actores se puede ubicar es posible construir un punto de vista común, el cual será el propio de una comuni dad de actores sociales

Una vez que algo ha sido acordado como pertinente por tal comunidad, eso se impone como válido para guiar la ac ción social pertinentemente; en los casos citados, un ámbi to donde se produzca la relación médico-paciente, o docente-alumno.

Como efecto de la presencia de tales perspectivas, tra bajadas en el interior de una trama intersubjetiva, se cons truyen tipificaciones de los objetos y de las figuras. Estos objetos y tipificaciones trascienden a los sujetos individua les, pues pertenecen a un mundo compartido

256que especifica los roles, ideas, objetos, etc., definidos como propios para, por, y en ese mundo construido por las realizaciones de la intersubjetividad. De ello se sigue que la configuración en cuestión es un campo de pertinencia simbólico, porque los vocablos significan a los componentes del campo, éstos son nombrados y compartidos en virtud de una misma competencia cultural, por pertenecer a una misma comunidad lin-güística, en sentido amplio. El lenguaje aparece como la es tructura que da coherencia a las “cosas”, arrancándolas de la constante fluidez de la realidad. El lenguaje puede reali zar esto en virtud de su potencia nominativa, posibilitando así la circulación de sentidos en una trama simbólica.

Para las generaciones posteriores a las que realizaron los procesos instituyentes, aquellos procesos que han lleva do a la consolidación de ciertos espacios sociales, el conjun to de objetos culturales sedimentado se les presenta como un mundo natural. Las normas y rutinas, las prácticas re gladas y los códigos conforman una realidad estable, en la que se clausuraron sentidos para afirmarse como tal realidad. Por lo tanto, en la perspectiva fenomenológica que es tamos siguiendo, la “realidad” aparece como producto cons truido y reconstruido por la interacción en el mundo íntersubjetivo de vida, y es de allí de donde derivan los criterios de realidad. (8)

En el proceso para definir típicamente una situación en tra en juego el sistema de pertinencia ya mencionado. La misma se estructurará de acuerdo con reglas y normas pau tadas por la cultura de una

257comunidad particular. Vemos aparecer una vez más la importante función que le asigna Schütz al lenguaje, en tanto es el medio tipificador por ex celencia, que anticipa así los desarrollos actuales de la an tropología lingüística, tal como se expresan en los aportes de Jurij Lotman.

El aprendizaje de las tipicidades y objetos significati vos conforman el marco en el que se procesan los modos de definición de situaciones para los actores. La acción como tipo, se alcanza mediante el recurso de poner entre paréntesis los presupuestos de las situaciones concretas. Tal ac ción tipo apunta a conjuntos de elementos abstractos. Co mo vimos en la fórmula S es P, tomar una característica tiene que ver con un interés científico, o se realiza por al gún interés práctico, para definir pertinentemente una si tuación. Pero el conjunto de propiedades que han sido de jadas de lado en el momento de realizar la opción, regresa mediante la connotación, e interviene en la interacción en virtud de la existencia de reglas implícitas y por la eficacia de la dimensión simbólica, que produce efectos en las con ductas y en las interacciones. De estas cuestiones se ocu pará otro autor que consideraremos brevemente más ade lante: Aaron Cicourel. Antes, expondremos los importantes aportes de la Escuela de Chicago y del interaccionismo simbólico.

Interaccionismo simbólico: George H. Mead

Los desarrollos qué ejercieran gran influencia en la so ciología norteamericana desde la década del treinta no reco gen la tradición local. En la obra de

258Talcot Parsons no se to ma en consideración los aportes de la filosofía social prag mática norteamericana, ni los desarrollos metodológicos de la denominada Escuela de Chicago, vinculados a su vez con una gran cantidad de investigaciones de carácter empírico. Como esta última se desarrolla en la trama del pragmatis mo, y alcanza una identidad cuyos efectos han tenido amplio alcance en la teoría social, realizaremos una presentación del campo filosófico del pragmatismo norteamericano para localizar allí las concepciones de George Mead.

En una breve presentación del pragmatismo como co rriente filosófica que incidiera en dicha escuela, señalare mos que el pragmatismo emerge en un campo de diálogo cruzado por problemas e inquietudes relacionados con los efectos culturales posteriores a la Guerra de Secesión nor teamericana, con las características de una naciente socie dad de la técnica, y con la construcción de una nación que debía responder, entre otras complejas cuestiones, a la con solidación de una sociedad multiétnica.

Los pensadores que siguieron la orientación pragmática estaban interesados, como se hace evidente en el caso de John Dewey, quien apuntara a reformar la educación, en esforzarse por contribuir al desarrollo de una potente socie dad civil, alejada de las prácticas autoritarias y antidemocráticas. Desde la fundación de su escuela en la Universi dad de Chicago, en 1896. Dewey impulsó el desarrollo de una pedagogía particular y una concepción de la acción co munitaria que apuntaba al cambio social y al incremento de la

259capacidad para intervenir en situaciones concretas, ante problemas concretos. Desde el punto de vista político se tra taba de impulsar la formación de ciudadanos que estuvie sen en condiciones de desarrollar una sociedad y culturas democráticas, por lo cual los planteamientos de Dewey, en materia de problemas económicos y políticos, asumieron, en ocasiones, características radicalizadas.

Los pensadores pragmáticos, desde Charles S. Peirce y William James hasta Dewey y otros autores, realizaron sus desarrollos polemizando con la tradición cartesiana. Esta tradición es laque ha legado al pensamiento occidental la concepción de un yo pensante, que duda metódicamente, y que, al hacerlo, pone en cuestión el estatuto de todo lo da do, de todo aquello que se ofrece como instituido. Al librar se de esta línea de pensamiento, han podido postular la constitución del mundo basándose en la certeza de sí, de modo que, volviéndose sobre ese espacio interior que la filo sofía contribuyera a instituir, y que denominarnos la Men te, se puede aspirar a buscar la verdad. La filosofía moder na, prolongando el envío cartesiano, con mayor intensidad aún desde Kant, ha procurado alcanzar esa verdad, conci biéndola como la expresión de la representación correcta de la realidad. La búsqueda de la verdad, por tanto, es una búsqueda cognoscitiva de la realidad, la que es pensada co mo la representación adecuada alcanzada por un sujeto pensante individual y solitario.

Por lo contrario, el pragmatismo se desarrolla como una corriente de pensamiento que alcanzaría gran predicamen to en Norteamérica desde fines del

260siglo pasado y las prime ras décadas del siglo XX, Formulando una teoría pragmática del orden social, se guía por el principio de que el control so cial implica autorregulación colectiva, y que los problemas sociales se resuelven colectivamente también. Tal concep ción queda vinculada con el plexo de ideas existentes en el medio social y cultural de la época, y lugar en que se formu lara.

Estas ideas se referían a la democracia y al carácter de la comunicación tal como era concebida en los ámbitos cien tíficos. Como consecuencia de esto, la búsqueda de la verdad se desplaza como proyecto para ser realizado por el yo car tesiano, para ser identificada con una actividad de carácter cooperativo, relacionada con la búsqueda de solución a los problemas reales y concretos que surgen en la acción públi ca de los actores sociales. Por tanto, se pasa de la concepción de la verdad como representación adecuada, a la verdad co mo expresión de un incremento del poder para operar en un entorno. Esto modifica de raíz la relación entre conocimien to y realidad, fundando una nueva concepción que, inscrip ta en el pragmatismo, va a producir efectos en la obra de George Herbert Mead. (9)

En la concepción pragmática, la comunicación entre los sujetos de un colectivo se convierte en dato esencial, pues todas las personas están motivadas para participar en un dominio comunicacional que necesariamente los afecta; los problemas y su resolución implican acciones de carácter pú blico, y son cuestiones de interés social. Por esta razón, la comunicación dirigida

261a resolver problemas situacionales asume una condición relevante en lo relativo al orden so cial. Esto asume aún más importancia cuando observarnos

La Escuela de Chicago se inscribe en la tradición refor mista y pragmática que acabamos de reseñar y cuyo espacio de emergencia se produjera en las particulares condiciones de conformación de la sociedad norteamericana hacia la se gunda mitad del siglo XIX. No podemos desarrollar los apor tes de los fundadores, o de quienes incidieron en la confor mación de la escuela; sólo citaremos sus nombres para ubi carlos en el marco sociohistórico en que se inscriben. En pri mer lugar William James, quien estudiara, hacia 1890, las relaciones entre el individuo y la sociedad, y los fenómenos del hábito y de la conciencia como proceso. Otros de los ini ciadores son el ya citado Dewey y Charles H. Cooley, quien desarrollara el concepto de “yo espejo”, una forma de deno minar al “yo social” de James, en el que se presta atención a las construcciones ideacionales de imágenes, que nos ha cemos en nuestra vida de relación con otras personas y que permiten acomodar nuestros gestos y comportamientos en las relaciones sociales.

Debemos citar asimismo a un autor que estudió la dependencia de los sujetos individuales res pecto a la sociedad y cultura a la que pertenecen, pero tam bién a la dependencia de éstas en su relación con los indivi-duos. Nos referimos a William I. Thomas, autor, junto con Florian Znaniecki, de una obra ya clásica que ha sido inclui da como perteneciente al interaccionismo simbólico: El cam pesino polaco. En ella se estudian las

262transformaciones que sufren las personas, las familias y el orden comunitario en general, de los inmigrantes polacos en Norteamérica.

Paralelamente a estos desarrollos, George Herbert Mead estudió distintas situaciones de acción en las que el hecho de tomar en consideración los objetos del entorno no implicaban necesariamente una continuación de la acción según las expectativas de los actores. Esto obedece a la existencia de intercambio simbólico, en virtud del cual la autorreflexión lleva a las siguientes consecuencias:

a) las acciones se conviertan en signos gestuales;

b) los actores reaccionen ante las propias acciones, que son tomadas como símbolos.

Las acciones propias, concebidas como signos gestuales, toman en consideración los gestos de otros que, convertidos en significativos, posibilitan los distintos cursos de acción en la vida social. Mediante el lenguaje, la circulación simbólica genera modelos de conducta en los que se inscriben expecta tivas reciprocas, compartidas por el conjunto de quienes par ticipan en la acción colectiva.

Como rasgo común al interaccionismo simbólico, el aná lisis de las actitudes ocupa un lugar central en la obra de Mead. Este concepto permite comprender las características de los actos, pues los mismos están vinculados a una dispo sición para la acción. Las actitudes implican estados orgáni cos y mentales, pues

263expresan estados instrospectivos y al mismo tiempo son un punto de partida para el acto, dado que éste implica, en el comienzo, una idea que se juega en el dominio de la interacción social. El lenguaje transforma los meros gestos en signos verbales, un específico tipo de gesto que es común a todos los integrantes de una misma comuni-dad lingüística. Se constituye un universo simbólico de ca rácter reglado, de modo que el comportamiento social impli ca un orden en el cual el comportamiento mutuamente re ferido11 entre los actores se torna previsible. Los distintos comportamientos sociales siguen guiones precisos y están articulados; pero también tienen plasticidad, pues los acto res deben asumir papeles situacionalmente y posicionarse de acuerdo con las características de los interlocutores.

Veremos a continuación un tópico central en la obra de Mead: el juego. (10) Éste asume toda su importancia desde la constitución misma del yo, haciendo explícita la articula ción entre el dominio social y el personal. Es jugando a asu mir roles como los niños responden al comportamiento de otros que los incitan a la asunción de ciertos papeles que son propios del medio social en que se encuentran. Así, ju gar a ser uno de los padres, maestra, médico, etc., significa el desplazamiento por distintos- papeles o roles, e implica un aprendizaje.

Con el tiempo, estando ya en condiciones de asumir cua lesquiera de los roles que posee un juego organizado, el ni ño puede desempeñar uno específico, pues conoce las reglas del juego, posee la configuración total y las relaciones regla das que vinculan a los distintos roles. Las

264actitudes de to dos aquellos que están involucrados en el juego se hacen propias, son interiorizadas, dice Mead, y conforman el otro generalizado, que no es otra cosa que el conjunto de actitu des de la comunidad a la que el niño pertenece. De este mo do, la comunidad puede regular el comportamiento de los sujetos individuales mediante el otro generalizado, que se presenta como un esquema o modelo social de alcance gene ral. Este ofrece las reglas a las que deben ajustarse los com portamientos requeridos por el orden social.

Procesos de comunicación: Aaron Cicourel

Aaron Cicourel retoma la orientación que apunta a es tablecer sistemas de legalidades subyacentes a las prácti cas lingüísticas, pero con el propósito de estudiar la inte racción humana. Abandona, en consecuencia, el énfasis puesto en la existencia de un hablante ideal que es conside rado sólo en su capacidad para realizar hechos de lenguaje, basándose en su competencia lingüística. Cicourel desplaza su atención hacia las situaciones concretas en que se produ ce la enunciación. Tales situaciones están regidas por re glas de razonamiento práctico, que se ponen en acto en los espacios sociales donde se realizan procesos interactivos. Por tanto, esas reglas de razonamiento práctico se encuentran implicadas en los escenarios de la vida social, se dan en situaciones concretas y es lo que se conoce como “performance”, es decir, la realización real y efectiva de intercam bio comunicativo. (11)

265La actividad social, que requiere del contacto

con el otro, parece impensable sin la existencia del lenguaje; pero Cicourel encaró la problemática de los procedimientos interpreta tivos tratando de establecer el lugar que ocupan destrezas sociales que no son necesariamente propias de la competen cia lingüística, y que usualmente se consideran realizaciones derivadas de la capacidad de lenguaje ya adquirida. Tal pro yecto obedeció a las observaciones que realizara en distintas situaciones de comunicación, de las que

Cicourel extrajo con clusiones como las que glosamos a continuación:

a) Para hacerse comprender y ser comprendidos no se re quiere sólo el poseer competencia lingüística, es decir, el conocimiento que otorga el ser hablante de una lengua. También intervienen señales visuales, el conocimiento de la situación, ciertos indicios, etcétera.

b) Entran en juego los conocimientos previamente adquiri dos, la improvisación, se realizan interpretaciones pro visorias y se espera que en el proceso de intercambio se vaya aclarando el sentido que sigue la comunicación.

c) Por otro lado, en una situación de comunicación, siem pre está implícito el conocimiento acerca de quién habla y de qué se habla. Lo que se encuentra implícito es el co nocimiento que los actores tienen de la estructura social cuando realizan procesos comunicativos en los contex tos de interacción.

Para Cicourel, el lenguaje implica un amplio

266conjunto de destrezas de carácter social, no lingüísticas, que posibi litan los procesos interpretativos. El acento es puesto en los procedimientos interpretativos que permiten los procesos comunicacionales en ámbitos concretos de actuación social.

Vecina a esta línea de investigación y teorización, la etnometodología realizaría sus aportes contemporáneamente a los enfoques que estamos viendo.

La etnometodología: Harold Garfinkel

La etnometodologia propone estudios situacionales que se realizan en ámbitos institucionales concretos. En tales ámbitos los actores sociales desarrollan prácticas sociales cotidianas, efectivizando la reproducción de las institucio nes singulares en la medida en que esas prácticas están so metidas a ciertas reglas y normas establecidas como váli das.

La etnometodología se organiza siguiendo la idea de que todas las personas son actores competentes, que saben comportarse adecuadamente por el hecho de ser miembros de la sociedad y de la cultura en la que desenvuelven su vi da. Es decir que, en sus prácticas en distintos ámbitos de actuación, se comportan con el conocimiento y la capacidad de operación propias de un sociólogo.

La realidad es un efecto del discurso, toda vez que el lenguaje ordinario la constituye al describirla

267y simultá neamente describe aquello que constituyó. De esta manera, aquello acordado como real adviene descrito por la gente. De ahí la posibilidad de analizar esas prácticas sociales or dinarias, a las que acabamos de hacer referencia, en la localización en que se realizan las interacciones.

La etnome todología considera que cualquier grupo social es competen te en su campo de actuación, que es capaz de comprender el sentido de sus acciones y también que tiene la capacidad para pensarse a sí mismo.

Centrándose en las prácticas, y en el razonamiento práctico, sea éste propio del profesional o del profano, a la etnometodología le interesa estudiar cuáles son los métodos que se emplean para dar sentido a la acción social, y simul táneamente realizarla, en los ámbitos pertinentes y de ma nera cotidiana: tomar decisiones, comprometerse, peticio nar, comunicarse, etcétera.

Así como normalmente para la sociología el saber de sentido común es un obstáculo, o un componente residual, para los etnometodólogos las representaciones de sentido común, las creencias y el comportamiento corrientes, el aco pie con el que coordinan sus acciones los actores en la inte racción concreta, son centrales para la emergencia de con ductas socialmente organizadas.

La objetivación del mundo social, que usualmente reali za la sociología, lleva a concebir el orden normativo, las re glas y las estructuras sociales como existentes exteriores y autónomas respecto a la interacción social. Los “modelos” se desplazan del horizonte explicativo

268en el que se elabora ron para convertirse en implícitos naturalizados, efecto de un movimiento cercano al descripto por Weber, cuando nos habla, y nos previene, acerca del fenómeno de “substancialización de la teoría”. Esto provoca la inercia de un objeto que se mantiene constante y al que, como al “lecho de Pro-custo”, deben ajustarse los hechos, aun cuando los mismos refuten las hipótesis vinculadas a tal objeto. Para la etnometodología, los “modelos” mencionados son las permanen tes efectuaciones de los actores, de modo que permuta la hi pótesis de la “constancia del objeto” por la de “proceso”. Donde otros observan la presencia de cosas, hechos, datos, etc., el enfoque etnometodológíco distingue un proceso por medio del cual la organización social se está creando conti nuamente y asume así los rasgos de aparente estabilidad.12

En un texto de 1970 —On Formal Structures of Practi cal Action— Garfinkel y Sacks subrayan la idea de que lo que denominamos “realidad social” está siendo permanen temente producida por los actores, de modo que son las ac ciones de los mismos las que producen los hechos sociales. (13)

Contrariamente a la idea, muy fuerte en la tradición parsoniana, de que los actores siguen las determinaciones del sistema de reglas, la etnometodología procura estudiar los métodos que emplean los actores para realizar las nor mas. En esa actualización las reglas se hacen observables y pasibles de ser descriptas.

El estudio de los procesos mediante observación, regis tro minucioso y análisis de las acciones, debe dar

269cuenta de la producción de información, del tratamiento que se da a la misma en los intercambios y del modo en que se utiliza el lenguaje como recurso. Todo ello permitiría:

[...] poner al día los procedimientos empleados por los actores para interpretar constantemente la rea-lidad social, para inventar la vida en un bricolage permanente [observar, en resumen) cómo fabrican un mundo ‘”razonable” para vivir en él. (14)

La etnometodología y los estudios de las situaciones de conversación realizan un examen de la afirmación de Durkheim, quien sitúa el principio fundamental de la sociología afirmando que los hechos sociales deben ser tratados como si fuesen cosas. De tal examen resulta que, debido a la ob jetividad de los hechos sociales, se genera una realidad con tinua, que se produce y reproduce localmente. Esta reali dad social, siempre realizada por los integrantes de la mis ma, es descriptible y puede ser objeto de constante refle xión. Es el fenómeno fundamental del que se ocupa la socio logía.

Los etnometodólogos proponen en consecuencia el estu dio situacional. Como vemos, consideran, siguiendo a Schütz en esta línea de pensamiento, que las interacciones que se producen en la vida cotidiana imperan, con sus mar cos de sentido, tanto sobre los actores, como sobre los obser vadores. La acción social se asienta en el intercambio con versacional y es “indéxica” de modo que el habla es situada en un contexto que impone las reglas tácitas para la reali zación de los actos de locución.

270Los etnometodólogos proponen en consecuencia

el estu dio situacional. Como vemos, consideran, siguiendo a Schütz en esta línea de pensamiento, que las interacciones que se producen en la vida cotidiana imperan, con sus mar cos de sentido, tanto sobre los actores, como sobre los obser vadores. La acción social se asienta en el intercambio con versacional y es “ indéxica de modo que el habla es situada en un contexto que impone las reglas tácitas para la realización de los actos de locución.

Características de la teoría social contemporánea

Como se desprende de lo dicho en los puntos anteriores, en la teoría social contemporánea, la sociedad es concebida como una obra en constante realización. Es pensada como una producción permanente realizada por los propios acto res sociales, en un incesante proceso de elaboración del me dio social y cultural en el que viven. Ello está posibilitado por el hecho de que comparten ese mundo, que ellos mismos producen y reproducen mediante una compleja trama de procesos interpretativos, operaciones concretas en las cua les la acción social requiere que los sujetos pongan en prác tica sus conocimientos y destrezas, el repertorio de conoci-mientos prácticos y de reglas procedimentales, que se nece sitan para la realización de los encuentros cotidianos. Estos encuentros, acordados programáticamente, y las conse cuentes rutinas que se despliegan siguiendo ciertos guio nes, permiten la existencia de los distintos ámbitos institu cionales que sostienen el orden social.

271Los actores operan en situaciones concretas, de

modo que esta “obra de destreza”, que es la sociedad, supone en cada miembro la capacidad de activar competencias. Como tuvimos ocasión de ver en el apartado sobre Aaron Cicourel, los agentes sociales tienen las capacidades propias de un “teórico social práctico” que hace uso de sus recursos teóri cos y prácticos de manera espontánea cuando realiza en cuentros rutinarios.

Por otro lado, la etnometodología propone realizar estu dios de los espacios de interacción en que los actores sociales desarrollan prácticas sociales cotidianas, siguen las ru tinas de las distintas actividades y efectivizan la reproduc ción de las instituciones singulares. La etnometodología se organiza siguiendo la idea de que todas ¡as personas son, como dice Schütz, “sociólogos en estado práctico”.

Para la sociología, fundamentalmente aquella pertene ciente a la tradición positivista, todo lo que es propio del sentido común es considerado desechable o confuso, debi do a la distorsión que produce la falta de reflexión riguro sa. En cambio, para los etnometodólogos, las reglas que guían la conducta de los actores en la interacción concre ta, son centrales para la configuración de los espacios so ciales.

Como tuvimos ocasión de ver para la etnometodología, los “modelos” mencionados son emergentes de las prácticas que realizan los sujetos, de modo que privilegia la idea de “proceso”. Donde la mentalidad más positivista observa la presencia de cosas, de hechos, de datos, etc., la mirada etnometodológica

272llama la atención sobre los procesos me diante los cuales se crea una apariencia de organización so cial estable.

Entre las nuevas corrientes, la denominada sociolingüística no puede ser localizada como disciplina única, sino como una de las denominaciones que recibe el conjunto de proposiciones e investigaciones que dirigen su atención a las vinculaciones existentes entre lenguaje, sociedad, cultu ra, o comportamiento, y que no presentan un enlace cohe rente. De ahí que nos encontremos con denominaciones co mo “sociología del lenguaje”, “etnolingüística”, “antropolo gía lingüística”, o “lingüística antropológica”, entre otras.

El supuesto más generalmente aceptado es la distinción entre lenguaje y sociedad —o lenguaje y cultura—. Una vez establecida la distinción, se procede al estudio de su relación, tomando uno u otra como causa, y a su opuesto como efecto.

En el plano metodológico, la lingüística adquirió ca rácter de ciencia modelo, incidiendo fuertemente en el de sarrollo de la semiología y sobre la etnología, como lo demuestran los trabajos de Lévi-Strauss, quien ha procurado que sus estudios obtengan la precisión y verificabilidad que alcanzaran los desarrollados por la lingüística. (15)

Otra perspectiva es la que prescinde de la distinción lenguaje-sociedad como polos opuestos. Postula el estudio del lenguaje como un hecho social, como un comportamien to, lo cual implica que se ha delineado un objeto teórico: nuevo, alejado de los dos

273conjuntos que se intentaran rela cionar. Este nuevo objeto puede denominarse antropología lingüística, o antropología del lenguaje. (16)

La hipótesis que considera al lenguaje como modo de ac ción, adquiere carácter científico a partir de los trabajos de Bronislaw Malinowski, quien estudia enunciados lingüísti cos según su función (expresar, contactar, etc.). La función “fatica” del lenguaje fue incluida por Román Jackobson co mo una de las que integran su modelo, hoy denominado “clásico”, de la comunicación, y admite su origen en los aportes de Malinowski. (17)

Desde los inicios de la década del sesenta, en los Esta dos Unidos se produce un gran desarrollo de los estudios so bre lo que se denomina antropología lingüística, realizados por lingüistas, psicólogos y etnólogos, preocupados por el estudio de las condiciones de enunciación. (18)

Desde entonces se ha constituido un amplio campo de atravesamientos en el que las fronteras disciplinarias, co mo dijimos en otro pasaje, se vuelven difusas. Una de las orientaciones importantes que han seguido las teorizacio nes y las investigaciones de campo, se propone reconciliar estructura y acción, concibiendo las relaciones sociales co mo estructuradas por reglas integradas en las prácticas, las cuales son realizadas por actores activos comprometidos en situaciones concretas. A continuación recorreremos esta orientación en la obra de Anthony Giddens.

274Perspectiva interpretativa y teoría social: Anthony Giddens

Uno de los autores contemporáneos que ha contribuido significativamente al desarrollo de la teoría social es el ya citado Anthony Giddens. Sus elaboraciones se han orientado hacia las problemáticas de la teoría de la praxis social, hacia las cuestiones involucradas en la producción y la reproducción de los espacios institucionales y de la vida social en general. El contexto cultural en el que desarrolla sus primeros trabajos estuvo dominado por el funcionalismo de Talcott Parsons y de Roberto K. Merton, también por un marxismo de características ortodoxas.

Las indagaciones críticas, que Giddens realizara tem pranamente en su desarrollo, lo llevaron a efectuar una des construcción de la concepción vigente sobre las estructuras sociales y sobre los individuos. Las primeras eran concebi das como realidades existentes en el tiempo y el espacio, con lo que adquirían una objetividad trascendente al accionar de los sujetos sociales. Respecto al estatuto asignado a los individuos, revisará críticamente la imagen que los muestra como actores desvinculados de los marcos institucionales. Para Giddens, la estructura social no es un dato objetivo, in dependiente de los actores sociales. Sin el accionar de éstos las estructuras no existirían, pues deben ser constantemen te configuradas en los encuentros prácticos que realizan los agentes sociales en distintos ámbitos institucionales.

275Anthony Giddens recorre también los aportes

de la fenomenología, el interaccionismo simbólico y la filosofía del Lenguaje, desarrolla la línea de pensamiento y de trabajo de Harold Garfinkel y de Peter Winch. Al resumir el significado de las sociológicas interpretativas, Giddens encuentra ciertas similitudes en los siguientes puntos:

a) La operación llamada Verstehen es una operación genérica, propia de toda situación de interacción social, no só lo una técnica de investigación. Esta conceptualización su pera la idea vigente en las ciencias sociales que entendía esta operación como un fenómeno de orden psicológico, de pendiente de una comprensión intuitiva, y que planteaba la necesidad de formulaciones “operacionales”, o en términos de rasgos observables.

b) No hay diferencia entre los recursos de que se vale el pensamiento de sentido común y los recursos que emplean los investigadores. Los legos poseen una “teorización prác tica”, la cual es el fundamento en que se basan, corno agen tes sociales, para hacer que las conductas se realicen.

c) El acopio de conocimiento que se pone en ejecución or dinariamente implica un conocimiento que se orienta prag máticamente. Este supuesto generalmente no se manifies ta en términos de proposiciones sometidas al control que exige la ciencia.

d) Los conceptos que usa el científico están relacionados con una comprensión precedente. Ésta es

276una comprensión previa de aquellos conceptos que usan los legos al construir el sentido de su mundo.

Giddens señala algunos límites a lo dicho: fundamental mente, el no haber subrayado con la suficiente fuerza la im portancia de la praxis social, entendiendo por ella el víncu lo complejo entre el sujeto, su proyección y la transforma ción de la naturaleza.

También sostiene que hay escaso reconocimiento del lu gar que ocupa el poder en la vida social. Para Giddens, los aportes citados anteriormente no toman en consideración el hecho de que las normas, o las reglas sociales, al ser so metidas a interpretaciones diferenciadas, quedan someti das a distintas producciones de sentido. Se abre así un campo de conflictividad necesario, pues las tensiones y los enfrentamientos se producirán en ocasión del encuentro de estas distintas formas de interpretar las normas, las re glas y los recursos. Las interpretaciones diferenciadas ins talan la lucha de intereses, pues la particularización de las interpretaciones implica operaciones de la negatividad, y son éstos los componentes esenciales en los conflictos sin gulares y concretos que recorren los espacios instituciona les.

Por último, según Giddens, la fenomenología existencial, la filosofía del lenguaje y la etnometodología no dan respuesta a los problemas ligados a la transformación ins titucional.

El “clima de época”, que desplazara del centro del esce nario cultural a la epistemología y a la búsqueda de funda mentos, desdibujó también al positivismo con sus

277proposi ciones nómicas y sus requisitos de observación empírica en busca de descripciones exactas y objetivas de la realidad.

La teoría de la estructuración se opone al positivismo, tal como se desplegara en las ciencias sociales, pues éste se postula como forma privilegiada de conocimiento y de legi timidad epistemológica. (19) Anthony Giddens apunta a la elaboración de teorías sobre las estructuras sustantivas de la sociedad, de modo que ataca la interdicción que tempra namente formulara el positivismo contra los postulados metafísicos.

Como se recordará, uno de los mandatos centrales del positivismo era el de no buscar el fundamento de los fenó menos en entidades que no fuesen pasibles de verificación. El positivismo exige no buscar esencias ocultas detrás de los fenómenos, tarea que no corresponde al espíritu de la ciencia sino a las producciones especulativas de la filosofía. Sin embargo, autores también considerados positivistas han prestado atención a la cuestión metafísica, entre ellos Karl Popper y Thomas Kuhn.

En lo que se ha denominado “postempirismo”, dentro del cual habría que inscribir la crítica “débíl” al positivismo que realiza Giddens, hay un rechazo a los postulados de fuerzas o cualidades abstractas, lo cual muestra que la crí tica del positivismo decimonónico a la metafísica tradicio nal se sigue sosteniendo; pero también se admite la impor tancia de componentes ontológicos en la teoría científica. Estos componentes aluden a procesos y propiedades funda mentales capaces de actualizarse

278situacionalmente. Las teorías sustantivas, que apuntan a situaciones históricas concretas, son las que deben estar sujetas a la posibilidad de refutación empírica.

En la teoría de la estructuración de Giddens, esto se ex presa en términos de ciertas capacidades genéricas propias del ser humano, y condiciones fundamentales que estas ca pacidades generan. Pero no hay un rescate de componentes transhistóricos o de “necesidades” concebidas como univer sales. Al poner el acento en los agentes sociales y su capa cidad de determinar distintos grados de sistematicidad, Giddens propone la elaboración de teorías sustantivas que puedan apuntar a marcos de referencia concretos, a la es pecificidad sociohistórica que asumen los procesos y los pro ductos sociales y culturales.

Esta postura, que presta atención a las circunstancias singulares históricamente dadas, concibe la vida social co mo una “realización cualificada”—skilled perfomance—. La tarea de los agentes históricos, tal como la postula Giddens, se diferencia de la concepción de Garfinkel, pues éste se centra sólo en lo discursivo, mientras que Giddens, por el contrario, subraya la capacidad de intervención de la con ducta humana en los acontecimientos o en los estados de cosas dadas. La capacidad de agenciamiento se vincula con la potencia transformativa de la acción social, que presenta aspectos tanto propios del dominio lingüístico y discursivo, como no discursivos.

Lo relevante para Giddens, además de dar toda su im portancia a los procesos conversacionales en los “contextos etnográficos” son las conductas no

279discursivas, como los gestos físicos, o las posturas corporales, que son irreductibles a ese tipo específico de práctica social que es la conver sación. Cuando la teoría de la estructuración encara las de nominadas técnicas praxiológicas, distingue una conciencia práctica —conciencia de las técnicas sociales— y una con ciencia discursiva —capacidad para dar expresión verbal a las cosas y estado de cosas—. La conciencia práctica es la denominación que recibe el conocimiento tácito, implícito, diríamos inmediato, de las técnicas sociales. Es una forma de conciencia ‘’antepredicativa”, que nos hace recordar el concepto de “mundo-a-la-mano” de la fenomenología existencial, y cuyo requisito es el de un actor que participa com petentemente del mundo en que tales técnicas se dan, un mundo conformado por la trama de ‘”conocimiento mutuo” en el que se relacionan actores competentes. La conciencia discursiva alude a aquella que es propia de los enunciados, capaz de expresar en términos lingüísticos las técnicas so ciales, e implica la idea de reflexividad.

Para Giddens la constitución del mundo social depende del acopio de conocimientos orientados pragmáticamente. Esto es lo que hace posible un “mundo social significativo”, que habitualmente se da como implícito y no se expresa en proposiciones. De modo que el papel fundamental que la teoría de la estructuración les asigna al lenguaje y a las ca pacidades cognitivas debe ser considerado en términos de su inscripción (su “embutido”, dice la traducción al portu gués) en las actividades prácticas de la vida, las cuales, en cierto sentido, el lenguaje constituye. (20)

280El nominalismo (21) y relativismo en que caen las

corrientes de investigación22 que provienen de la filosofía del len guaje o de la etnometodología, se ven limitados por la im portancia que les otorga Giddens a las conductas rutina rias, a las reglas transituacionales y al potencial cognitivo del ser humano. Estas corrientes, al igual que el interaccionismo simbólico, ya habían anticipado estos desarrollos, de modo que será conveniente localizarlos en el horizonte de las problemáticas que plantea, a la tradición sociológica, la teoría de la acción social, por un lado, y el estructural- funcionalismo, por otro.

El papel activo de los agentes respecto a las formas es tructuradas de conducta se presenta en la concepción de la conducta simbólicamente mediada, que había sido desarro llada por Herbert Blumer, asentándose en los aportes de George Mead, en el marco de la denominada Escuela de Chicago.

Para Blumer las situaciones y espacios de interac ción están “estructurados” por las definiciones e interpreta ciones que se han realizado previamente. Desde este punto de partida podría haber concebido propiedades transitua cionales de la interacción, colocándose en una perspectiva colectiva; pero su atención se dirigió al estudio del signifi cado de las situaciones no definidas y a considerar las si tuaciones como punto de partida para la producción de nue vas alineaciones interactivas.

El énfasis en las situaciones puntuales, la atención prestada a las posibilidades de innovación en la conducta situada, y la postura metodológica de H. Blumer, que pedía centrarse en las características especificas y únicas

281de todo objeto de investigación, llevó a que su propuesta quedara reducida a los límites de la conducta social situada. (23)

Para Garfinkel, como hemos visto, los actores sociales no son simples marionetas movidas por las normas y reglas sociales, actuando como presencias exteriores, sino que és tos las crean, adaptan y sostienen activamente. Los actores sociales son productores de los ‘”contextos etnográficos” en los que producen y reconocen las formas estandarizadas de conducta. Tal contexto es el resultado de los procesos de indexación permanente que realizan sujetos en situación.

La actualización de normas y tipicidades en situaciones locales y contingentes, sometidas a gran estandarización, según Garfínkel, excluye considerar posibles innovaciones. Esto marca una diferencia con Blumer, que, como vimos, centra su atención en las transformaciones y cambios de la conducta. Metodológicamente Garfinkel demanda que cual quier fenómeno investigado debe ser considerado como la organización de una práctica concreta en situación, y que toda práctica se autoorganiza en cuanto representación del orden social y en cuanto a su hacerse inteligible. Las cues tiones relativas a la reproducción de las prácticas sociales, y la atención prestada a las propiedades durables (propie dades colectivas) operando en los métodos y procedimientos organizados que se realizan en los contextos etnográficos, quedan de lado por el efecto de la impronta metodológica.

282La teoría de la estructuración acepta como

necesario metodológicamente que la investigación empírica se base en las explicaciones interpretativas asentadas en lo expre sado por los propios participantes de la acción social. Pero las formas recurrentes de conducta no pueden ser el límite donde se detenga la indagación sociológica. La teoría de la estructuración pide que se aborden también los procedi mientos que rigen la reproducción y la transformación social, así como el campo de efectos que producen distintos tipos de actividades tomados en sentido genérico. La atención prestada a los procesos mediante los cuales se reproducen las formas de conducta, implica que tales procesos han sido encarados examinando lo que se ha denomi nado “microrrealidad”, y distintas variedades de macroestructuras. Los acontecimientos de orden “micro” son suce sos situados, en los cuales los actores pueden tener “rnacroperspectivas” implícitas y emplear, en sus intercambios con versacionales, conjuntos de “macrorreferencias”, producto de “pautas de asociación repetitiva” que los individuos rea lizan con relación a cierto espacio u objeto físico. Para un autor como Randall Collins las “macroestructuras” pueden ser reducidas a “microacontecimientos” producidos por acto res que poseen capacidades cognoscitivas limitadas.

Giddens va a elaborar un enfoque distinto sobre las si tuaciones de copresencia social —experiencias de encuentros localizados—. Por un lado, relativiza el estatuto de las cir cunstancias materiales en que se da el comportamiento so cial recurrente; por otro, subraya el papel de las capacidades cognitivas de los actores

283en situación. Al desplazar la aten ción del dominio físico a la trama simbólica de producción de sentido, permite que se deje de prestar tanta importancia a los requisitos de copresencia corporal. La diversidad de cana les de las redes comunicacionales de la actualidad restan im portancia a la necesidad de encuentros cara-a-cara entre los agentes, e incluso modifican modifican la significación del medio físico en la realización de los procesos interactivos.

La teoría de las instituciones sociales, en Gíddens, se asienta en la atención prestada a las actividades rutinarias institucionalizadas, que constituyen la praxis social. Los aspectos físicos interactúan con las rutinas sociales, no co mo “marco” pasivo, sino como conjuntos de datos que son categorizados, relacionados y movilizados en el curso del desarrollo de las rutinas sociales. La conjunción entre los aspectos cognitivos y conversacionales con los componentes materiales implicados en la conducta social, Giddens la rea liza mediante el concepto de locale (modo de vincular aspectos materiales en el curso de las rutinas sociales). En este sentido un locale es parte del escenario de interacción que contribuye con sus límites a la concentración de la interac ción en cierta dirección. Ahora, uno de los aportes intere santes de Giddens es que distingue el ámbito de interacción donde se realizan los encuentros cara-a-cara, del espacio social, pues éste se muestra descentrado respecto a los con textos de presencia. Los determinismos y las pautas socio-culturales que operan en ellos pueden estar alejados en el tiempo y espacio, y no obstante producir efectos relevantes y hasta fundamentales, más aún cuando las

284situaciones so ciales, hoy, no pueden ser pensadas sin tomar en considera ción la incidencia de las actuales tecnologías de la informa ción y la comunicación.

Aportes al horizonte de la teoría social actual

La reconciliación entre acción social, concebida como conducta situada y corno acontecimiento, y el concepto de estructura, se realiza por medio de una concepción central de la teoría de la estructuración: la de dualidad de estruc tura. Ésta postula que las normas se manifiestan en las prácticas institucionalizadas. Pero si estas normas son co lectivas, universales en términos lógicos, no pueden ser re ducidas a situaciones singulares en los casos en que se rea lizan, por lo que hay que reconocerlas como transituacionales.

Las propiedades estructurales de las colectividades, que incluyen reglas y recursos, no operan sólo corno instrumen tos para la reproducción. Tales componentes estructurales a su vez son reproducidos como efecto o resultado de un pro ceso en el que medio y resultados están enlazados recursivamente. Esta concepción, que en Giddens parece derivar del horizonte de oposiciones propio de las ciencias sociales —individuo-sociedad; holismo-individualismo; psicologismo-sociologismo; teoría de la acción-estructuralismo—, tiene cierto parecido con los desarrollos de la teoría de los sis temas autónomos, en la que convergen aportes de la ciber nética y la biología.

En la teoría de los sistemas concebidos como autorregulados, la clausura de un sistema, cuyas

285relaciones funda mentales le dan identidad como tal y le posibilitan separar se de su entorno, se produce por las relaciones y procesos que mantienen sus componentes. A su vez, la existencia misma de los componentes, las relaciones y procesos sólo es posible por la clausura que genera la membrana al separar, el sistema de su entorno. Esta concepción recursiva, que en laza componentes y procesos con totalizaciones producidas en virtud de ellos, y simultáneamente muestra a tales tota lizaciones como productoras de elementos y relaciones, ha sido explicada en términos de causalidad ascendente y cau-salidad descendente. En una postura similar a la que vimos en el caso de Giddens; el énfasis ya no está puesto en los fi nes del sistema, sino en el modo y la capacidad de éste pa ra autorregularse.

El enlace de la doble estructuración parece tener simili tudes con lo que acabamos de ver y acercaría el aporte de Giddens a lo que se denomina “paradigma de la compleji dad”. Sin embargo, una diferencia, entre otras importantes con respecto a la concepción de los sistemas autónomos, es que en la teoría de la estructuración las propiedades estruc turales pueden permanecer en estado virtual, como huella mnémica, anclada en la mente de los agentes competentes, a la espera de que una situación de encuentro inaugure prácticas generalizadas y durables en que la estructura es reconstruida.

Como esta estructura sólo existe en las prácticas socia les, adquiere toda su importancia el papel asignado a los agentes, a sus conocimientos y su capacidad de accionar constructivamente. Éstos negocian

286permanentemente el sen tido de la acción en las rutinas cotidianas, con lo que la pro ducción y reproducción de la vida social, aun con los anclajes que impiden su caída en lo meramente aleatorio, se mantiene abierta al accionar humano. Esto ya lo anticipó Weber cuando sostuvo que un “estado” sólo existe en la imputación de sentido pertinente que realizan los actores que lo consti tuyen y orientan su acción en consecuencia.24

El procesamiento del sentido se realiza permanente mente en los espacios que vinculan la acción con el contex to. Los contextos configuran las acciones situadas con sus características. Para orientarse, los agentes recurren a las cualidades que son propias de tales situaciones, y así orien tan recíprocamente su acción de acuerdo con lo que ha sido considerado pertinente para ‘realizar una adecuada defini ción de la situación en la que se encuentren comprometidos.

La producción de significaciones generada en el lengua je sólo es posible por el accionar concreto, por la realización situada, de las praxis sociales. Aquí cobra sentido la orde nación espacial y temporal, que opera en la generación y el mantenimiento del significado. La conversación informal permite generar una trama de sentido en la que se presen ta la realidad como la propia de ese mundo. Esa producción de significaciones se realiza mediante la indexicalidad (25)- del contexto realizada por los agentes y por la puesta en ac to de los conocimientos en que los mismos son competentes.

En la interacción se constituye un dominio significati vo, se establece un orden moral, en el sentido

287de Durkheim, una dimensión que es producto de las relaciones de poder. (26)

Ahora bien, la interacción significativa depende de que exista reciprocidad en la recepción, por lo cual la significatividad, aquello que está cargado de sentido, es producida en la interacción y está sometida a procesos de negociación permanente.

La acción y el poder están relacionados, pues este últi mo está ligado a la capacidad para generar o movilizar re cursos, por lo que se vincula directamente con la producción de significaciones en la interacción. Los marcos de signifi cado acontecen en virtud de la existencia de diferencias de poder insitas a las actividades prácticas, toda vez que el po der y las normas implícitas en las prácticas regladas están en un constante proceso de acomodación mutua.

No se trata, por tanto, de sostener la existencia de una comunicación programada, de significados fijos y ya dados, sino de concebir una construcción sostenida activamente por los agentes sociales, que envuelve la interacción signi ficativa, los componentes morales y las relaciones de poder, Las estrategias de control hacen que la reproducción de los ordenes sociales se vuelva probable, aunque no se pueda garantizar totalmente su continuidad, pues existen inade cuaciones que se producen situacionalmente, además del hecho de que los procesos interpretativos son fundantes de los espacios institucionales, y siempre están abiertos a los posibles deslizamientos de sentido.

288Después de haber expuesto algunos aportes de la

obra de A. Giddens a la perspectiva interpretativa, en los próxi mos apartados desarrollaremos las contribuciones realiza das por otros autores contemporáneos que hemos incluido en el horizonte interpretativo. Para ello hemos tomado en consideración distintos tipos de inscripciones localizables en sus obras; también algunos rasgos que, a nuestro crite rio, son lo suficientemente significativos corno para ubicar los en el mencionado horizonte discursivo. Los autores a ex poner son los siguientes: Michel Foucault, Fierre Bourdieu y Jürgen Habermas.

289Citas

1. Dentro de la dominación racional es esencial la burocracia como herramienta de la dominación.

2. Pierre Ansart: Las sociologías contemporáneas, Amorrortu, Buenos Aires, 1992, pp, 19 y ss. Es necesario señalar que el pro blema de la concepción “historicista” de Marx no es sostenido por todos los que interpretan sus obras. Este párrafo sólo busca su brayar lo relevante que se ha vuelto en esa época el concepto de estructura y el denominado enfoque estructuralista.

3. Anthony Giddens: Sociología, Madrid, Alianza, 1995, pp. 745 y ss.

4. Horace Kallen: Encyclopaedia of the Social Sciences, vol. VI, pp. 523-524, en D. Martindale, La teoría Sociológica, natura leza y escuelas, Aguilar, Madrid, 1979, p. 519.

5. Cfr. D. Martindale: op. cit, pp. 520-522.

6. Su obra principal es Social Theory and Social Structure, Glencoe: Free Press, 1957.

7. Anthony Giddens: Las nuevas reglas del método sociológico, Buenos Aires, Amorrortu, 1993, p.29.

8. Cfr. Alfred Schütz: “Elaboración de los objetos mentales en el pensamiento de sentido común”, en Irving L. Horowitz (comp.), Historia, y elementos de la sociología, del conocimiento, Buenos Aires, EUDEBA,

2901974, pp. 98 y ss; véase también Alfred Schütz: Es tadios sobre, teoría social, Buenos Aires, Amorrortu, 1974.

9. Se puede consultar, entre los varios trabajos existentes, el de Hans Joas, “Interaccionismo simbólico”, en Anthony Giddens, Jonathan Turner y otros, La teoría social, hoy, Madrid, Alianza, 1990; pp. 112 y ss.

10. Consultar, de George Mead, Espíritu, persona y sociedad, Paidós, México, 1990. Para el caso particular del juego, véase pp. 182 y ss.

11. Aaron Cicourel: “La adquisición de la estructura social”, Publicación de la Facultad de Psicología, UBA.

12. Esta capacidad para producir la realidad social como efec to del accionar de actores competentes que tienen capacidad para elegir, valorar, definir, comparar, etc., fue señalada por Harold Garfinkel ya en 1967, en Studies in Ethnomethodology.

13. El texto, que había sido trabajado previamente por Turner en Ethnomethodology, es citado por Alain Coulon en La etnometodología, Editorial Cátedra, Madrid, 1988, p. 33

14. Alain Coulon: op. cit., p. 34.

15. La obra de Lévi-Strauss que ofrece las condiciones de de sarrollo, las problemáticas y los resultados de carácter metodoló gico del estructuralismo es Antropología estructural, EUDEBA, 1977.

29116. Véase Oswald Ducrot y Tzvetan Todorov:

Diccionario En ciclopédico de las Ciencias del Lenguaje, Siglo XXI, 1989, pp. 82 y ss.

17. Román Jakobson: Ensayos de lingüística general, Planeta-De Agostini, Barcelona, 1985, pp. 356 y ss.

18. O. Ducrot y S. Todorov: op. cit., pp. 84 y 85.

19. Ira J. Cohen: “Teoría de la estructuración y praxis social”, en A. Giddens y J. Turner, op. cit., pp. 354 y ss.

20. De consulta imprescindible sobre la teoría de la estructu ración es el trabajo de Giddens, La constitución de la sociedad, Arnorrortu, Buenos Aires, 1991.

21. En una primera aproximación, diremos que para el nomi nalismo sólo existen, tanto en la mente, corno en la realidad, los objetos individuales. Las ideas o conceptos universales sólo son nombres. En este contexto alude al énfasis que estas corrientes de investigación ponen en las entidades singulares concretas, en los fenómenos locales, situados, y en atenerse sólo a lo descriptible.

22. En una de las acepciones actuales de la noción de relati vismo se plantea que el conocimiento está sometido a cambios constantes, y con ellos nuestra forma de concebir la realidad. Las concepciones que hemos visto ponen en evidencia esa orien tación.

29223. Cfr. el trabajo de Ira J. Cohen, en Giddens y

Turner, op. Cit., p. 373.

24. Max Weber: Economía y sociedad. Esbozo de sociología comprensiva, FCE, Buenos Aires, 1992, p. 13.

25. Se denomina “indéxica” a la propiedad que tienen las ex plicaciones para asumir un sentido de acuerdo con la situación y con el uso que se les da. Las explicaciones están enlazadas a las acciones, de modo que están implícitas en la constitución de las si tuaciones.

26. Anthony Giddens: Las nuevas regias del método sociológi co, op. cít, pp. 104 y ss.

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295

MICHEL FOUCAULT: VERDAD Y PODER: DOS ASPECTOS DE UNA MISMA SITUACIÓN

Por

Fabiana Piñaranda

297Introducción

Breve referencia sobre su metodología

Sin duda, Michel Foucault es uno de los filósofos más polémicos de los últimos tiempos. Sus obras nunca han de jado de levantar amplias discusiones en las temáticas que ha tomado como objeto de análisis.

Todo su arte está atravesado por una profunda imperti nencia, cuyo ejercicio más frecuente es el negarse a aceptar las normas de cortesía filosófica que restringen el campo de lo que puede ser interrogado y transforman el pensamiento en un conjunto de problemas “bien planteados”. Es decir, a todo interrogante, planteado dentro de un marco determi nado, le corresponde una respuesta “sensata”.

Precisamente, el planteo de su obra es suspender la va lidez del conocimiento que se presenta como obvio, dejar que surjan nuevas preguntas y evitar así cualquier tipo de escolarización del pensamiento.

El método foucaultiano radica en la desconfianza de todo tipo de evidencia, rechaza cualquier forma de determinismo y teología. De esta manera, emplea el lenguaje como principal arma, para intentar deshacer las evidencias de un mundo que se nos presenta como natural y aparece como verdadero. Provoca así una ruptura con la concepción tradicional del lenguaje donde la palabra se reduce a su defini ción operacional (su significado).

298No se trata de un cambio de contenidos

(actualización de nuevas verdades), ni tampoco do una alteración de la forma teórica (renovación del paradigma).

Lo que está en cuestión es lo que rige a los enunciados entre sí para constituirlos en un conjunto de proposiciones aceptadas científicamente. Es decir, se trata de ver qué efectos de poder circulan entre los enunciados científicos.

A esto lo denomina el método arqueológico del saber. Analiza la construcción del pensamiento, no desde el lugar de la lengua o los signos, sino desde la genealogía, de/ las relaciones de fuerza, desarrollos estratégicos, tácticas.

La historia se entiende, no desde su “significado”, sino desde la guerra, la lucha, la batalla.

Ni la dialéctica (como lógica de la contradicción), ni la semiótica (como estructura de la comunicación) pueden dar cuenta de lo que es la inteligibilidad in trínseca de los enfrentamientos. Frente a esta inteligibilidad, la dialéctica es un modo de esquivar la realidad siempre azarosa y abierta, plegándola al esqueleto hegeliano; y la semiología es un modo de esquivar su carácter violento, sangriento, mortal, plegándola a la forma apaciguada y platónica del lenguaje y el diálogo. (1)

Se trata de relaciones de poder y no de significados.

Una forma de historia que da cuenta de la

299constitución de saberes, discursos (que en sí mismos no son ni verdade ros ni falsos) y sujetos, entrelazados en las redes del poder, en relación con el campo de sucesos.

La construcción de la verdad como prácticas del poder

Insertarnos en su obra, si bien no es tarea sencilla es uno de los pasos fundamentales para entender cómo se construye la subjetividad y cómo se articula con la cons trucción de las relaciones sociales.

En este sentido, implica comprender cómo las prácticas sociales generan poder, lucha, enfrentamiento pero tam bién un saber, que no se da de una vez para siempre, sino que es el resultado de una construcción social que está en permanente cambio. También produce sujetos sociales.

De este modo, la obra de Foucault implica un aporte va liosísimo al pensamiento crítico o alternativo de las cien cias sociales.

Resulta de gran interés su obra, no justamente por las respuestas que el autor nos pueda dar, sino por los interro gantes a los que nos obliga a plantear, como ejemplo: ¿cuá les son las condiciones que posibilitan el orden social en el que estamos insertos?, ¿cómo se construye y cómo se natu raliza un orden?, ¿cuáles son los efectos que produce en la subjetividad dicho orden, y cómo se construye la verdad?, etc.

300Este trabajo intenta vincular algunos de los

conceptos claves que desarrolla el filósofo, como el de poder y saber, y su construcción social. Para ello se tomarán dos de sus obras: Historia de la sexualidad y La verdad y las formas jurídicas.

El poder relacional

En Historia de la sexualidad, el pensador trata de ana lizar la formación de cierto tipo de saber sobre el sexo en términos de poder, no de represión o ley.

Para lograrlo, intenta conceptualizar diferenciando po der de “el poder”, entendiendo a este último como alguna de las formas terminales del poder:

• La soberanía del Estado, entendida como un conjunto de aparatos e instituciones garantes de la sujeción de los ciudadanos a un Estado determinado.

• La forma de una ley, un modo de sujeción que se opon dría a la violencia.

• La unidad global de una dominación, un sistema gene ral de dominación ejercida, por un grupo sobre otro y cu yos efectos, a partir de sucesivas derivaciones, atrave sarían el cuerpo social entero.

Éste es el sentido como el poder es concebido de mane ra clásica, un centro de poder que emerge de arriba hacia abajo penetrando en toda la sociedad.

Un análisis en términos de poder tiene que comprender:

301• La multiplicidad de las relaciones de fuerzas

inmanen tes y propias del dominio en que se ejercen y que son constitutivas de su organización.

• El juego que por medio de luchas y enfrentamientos incesantes las transforma, las invierte, las refuerza.

• Los apoyos que encuentran en otras de modo que formen una cadena o un sistema, o al contrarío, los corrimien tos o contradicciones que aíslan a unas de otras.

• Las estrategias que las tornan efectivas, y cuya cristaliza ción institucional toma forma en los aparatos estatales, en la formulación de la ley, en las hegemonías sociales. En este sentido podemos hablar de una ampliación o una redefinición en cuanto a la concepción del poder.

Para Foucault, el poder es un ejercicio, lo cual requiere de ciertas condiciones de posibilidad. No hay un foco único de soberanía, un punto central del cual irradian formas de rivadas y descendientes; son las relaciones de fuerzas, mó viles, las que inducen por su desigualdad a estados de po der, pero siempre locales e inestables.

El poder es omnipresente, está en todos lados, y esto es distinto que decir que lo engloba todo; más bien, significa que viene de todas partes.

Lo permanente, lo repetitivo, lo autorreproductor

302del poder, es el efecto de estas movilidades de las relaciones de fuerzas, encadenamiento en que se apoya cada una de ellas/ y trata de fijarlas.

Para Foucault: [...] hay que ser nominalista y el poder no es una institución, ni una estructura, ni una potencia de, la que algunos estarían dotados: es el nombre que se presta a una situación estratégica compleja en una sociedad dada. (2)

Luego desarrollará algunas proposiciones acerca del poder:

1- El poder no es algo que se adquiera, arranque o comparta algo que se conserve o que se deje escapar; el poder se ejerce a partir de innumerables puntos y en el juego de relaciones móviles y no igualitarias.

2. Las relaciones de poder no están en relación de exterio ridad respecto de otros tipos de relaciones (procesos eco nómicos, relaciones de conocimiento, relaciones sexua les), son inmanentes constituyen los efectos inmediatos de las particiones, las desigualdades y desequilibrios que se producen y son las condiciones internas de tales diferenciaciones; no se hallan en la superestructura con un simple papel de negación y prohibición; desempeñan un papel productor.

3. El poder viene de abajo, no hay una oposición binaria y global entre dominadores y dominados; hay múltiples relaciones de fuerzas que se forman y actúan en los apa ratos de producción, la familia y las instituciones, sir ven de soporte a amplios efectos de escisión que reco-

303rren el conjunto del cuerpo social. Éstos forman una lí-nea de fuerza general que atraviesa los enfrentamientos locales y los vincula. Las grandes dominaciones son los efectos hegemónicos sostenidos continuamente por la intensidad de todos esos enfrentamientos.

4. Las relaciones de poder son intencionales y no subjeti vas. No hay poder que se ejerza sin miras y sin objeti vos, la racionalidad del poder es la de las tácticas, las cuales apoyándose unas en otras dibujan dispositivos de conjunto.

5. Donde hay poder hay resistencia o porque hay poder hay resistencia, y ésta nunca está en una posición de exte rioridad respecto del poder. El poder es una relación, no puede existir sin una multiplicidad de puntos de resistencia, que desempeñan el papel de adversario. Los puntos de resistencia están presentes en todas partes dentro de la red del poder. Por lo tanto, respecto del po-der no existe un lugar del gran Rechazo. La resistencia constituye el otro término de las relaciones de poder, son el elemento enfrentador. También están distribui-das de manera irregular: los puntos, los nudos, los focos de resistencia se hayan diseminados con más o menos intensidad en el tiempo y el espacio. Pueden existir grandes rupturas radicales — en el sentido inglés del término —, pero generalmente hay puntos de resistencia móviles y transitorios que dividen a la sociedad frag-mentando unidades y reagrupando. La revolución es la codificación estratégica de estos puntos de resistencia, así como el Estado reposa en la integración institucio nal de las relaciones de poder.

304En este sentido, de manera sucinta, podemos

decir que lo que se discute es:

— el principio de localización: según el cual el poder de be entenderse como poder del Estado. Se debe escoger un estudio minucioso, que pase por canales más finos, de for mas más ambiguas, que conforman las redes del poder, ya que cada uno en el fondo es titular de poder y por lo tanto lo difunde. A esto lo denomina “microfísica del poder”;

— el principio del modo de acción: según el cual el poder actúa por medio de mecanismos de represión a través de la ley. Debe entenderse la ley no como aquello que escinde dos esferas (legalidad-ilegalidad). La ley no es un estado de paz, o un conjunto de normas de convivencia, sino el ejercicio actual de una estrategia;

—el principio de la propiedad: según el cual el poder es algo que posee un grupo sobre otro (por ejemplo, el poder de una clase sobre otra). El poder no se posee, se ejerce. El poder no es una mera superestructura (en el sentido del marxismo es tructural, y su metáfora del edificio). Hay que abandonar el modelo de un espacio piramidal por un espacio inmanente he cho de segmentos, por eso podemos afirmar que está en todas partes.

Los mecanismos del poder deben ser analizados dentro del campo de las relaciones de fuerza.

305El Poder produce Verdad

A partir de este análisis de Michel Foucault, surge un interrogante que es: ¿Cuáles son las relaciones de poder (traducidas como prácticas sociales) que generan la producción de dominios de saber o verdad?

De este modo, el autor, en La verdad y las formas jurí dicas, expone cómo las prácticas judiciales, en la conforma ción del mundo occidental capitalista, a fines del siglo XIX, construyen una verdad, una subjetividad y las formas de saber que dieron origen a la sociología, la psicología, la cri minología, psiquiatría, etc. Cómo el conjunto de prácticas jurídicas y penales permite discernir entre lo bueno y lo malo y por lo tanto las formas de reparación; lo permitido y lo prohibido y las formas de rehabilitación o reinserción so cial. Cómo se crean prácticas de control social y de vigilan cia que prevengan las “malas” conductas.

Por lo tanto, debe quedar claro que el poder no sólo es represión, no siempre dice no; si no, no siempre se obedece ría. En este sentido el poder produce cosas, induce placer, forma saber, produce discursos.

De esta manera se forma un saber del individuo normal o anormal.

Corno las prácticas sociales pueden llegar a engen drar dominios de saber que no sólo hacen que apa rezcan nuevos objetos, conceptos y técnicas, sino que hacen nacer además formas totalmente nuevas de sujetos y sujetos de conocimiento. El mismo sujeto de

306conocimiento posee una historia, la relación del sujeto con el objeto, más claramente, la verdad mis ma tiene una historia. (3)

El trabajo de Foucault sobre la genealogía del sujeto moderno, en tanto objeto del poder, está profundamente li gado a la emergencia de su preocupación corno teórico polí tico (Dumm, 1996). La tarea de explicar subjetividad y transgresión, en su obra, es más que esclarecedora.

Foucault ha trabajado para desmitificar el sujeto y mostrar cómo ha sido creado en condiciones sociales determinadas y qué efectos produce en tanto se presenta para nosotros como una verdad-evidencia. Pero no como sujetos pre-dados, ni eternos, sino como sujetos constituidos en procesos estratégicos, los cuales son a su vez constituyentes de una realidad. De esta forma niega la posibilidad de existencia de un “sujeto trascendente”.

Esta última idea de negación del sujeto trascendente puede entenderse como una crítica al marxismo, que consi dera al proletariado como el sujeto histórico definido se gún el lugar que ocupa en la producción, cuyo objetivo es, a la vez que se emancipa, emancipar a la humanidad, a tra vés de la revolución socialista. (Para ampliar el concepto, se recomienda leer, de K. Marx. La cuestión judía [1844], en Escritos de juventud; El Manifiesto Comunista [1848], en Obras escogidas.)

Es decir, se intenta dar cuenta de la constitución misma del sujeto en su trama histórica.

307Foucault se interesó por el poder en tanto

adquiere distintas formas que convierten a los humanos en sujetos. La subjetividad es una creación del poder.

Por esto mismo, puede sostener que hay dos historias de la verdad: por una lado, la historia de las ciencias, la histo ria del conocimiento, que se rige por sus principios de regu lación; pero, por otro lado, está la historia de la verdad, que se conforma en otros espacios, que no son los formales del conocimiento, y que también dan lugar a nuevas subjetivi dades, dominios de objeto, tipos de saber, donde el conoci miento es una forma de ejercicio de poder.

Por lo tanto, esto implica otros espacios de lucha y enfrentamiento, donde se confrontan relaciones de fuerza.

Esto conlleva otra concepción de la historia que no es la historia efectiva o verdadera, en el sentido lineal acumula tiva y progresiva; sino una historia global que apunta a res tituir la forma de conjunto de una civilización, la cosmovisión de una época que se expresa en diversos sucesos y es pacios e incluye la historia de la vida cotidiana.

Es sustancial comprender que la verdad no está fuera del poder, ni carece de poder. La verdad es una construcción social y no tiene origen, es una producción dada gracias a múltiples coacciones

Toda sociedad construye su verdad, o lo que es lo mis mo, crea los tipos de discursos que hace funcionar

308como ver daderos o falsos

Por verdad debemos entender un conjunto de proce dimientos regulados por la producción, la ley, la re partición, la puesta en circulación y el funcionamiento de los enunciados.

La verdad está ligada circularmente a sistemas de poder que la producen y la sostienen, y a efectos de poder que induce y la prorrogan. (4)

En sí misma la verdad es poder. Hay un régimen de la verdad, pero no entendido como ideológico o superestructu ral, sino como una permanente construcción de la misma, a través de un conglomerado de prácticas sociales, que a su vez están atravesadas por el poder.

Por medio de este análisis Michel Foucault nos va a decir que el problema político central no es la conciencia alienada (en el sentido marxista), o la ideología como velo, sino la verdad misma o por lo menos la producción de dicha verdad.

Por lo tanto, si el conocimiento mismo encubre una rela ción de poder, debemos aprehenderlo no como filósofos —adecuación o amor al objeto—, sino como políticos, y así poder armar de manera eficaz un modelo de ciertos domi nios de saber a partir de las relaciones de fuerza y relacio nes políticas en la sociedad.

Su objetivo es transformar la crítica hecha en una críti ca práctica que tome la forma de transgresión posible. Di cha crítica debe tener un enfoque histórico —

309al que Fou cault, como Nietzche, llama genealogía—.

Notas

1. Foucault, Michel: Un diálogo sobre el poder, pp, 133 y 134. Buenos Aires, Alianza, 1990.

2. Foucault, Michel: Historia de la sexualidad, p. 113, México, Siglo XXI, 1995.

3. Foucault. Michel: La verdad y las formas jurídicas, p. 14. Barcelona, Gedisa, tercera reimpresión, 1998.

4. Foucault, Michel: Un diálogo sobre el poder, op. cit,, p. 145,.

310Bibliografía de consulta

Dumm T.: Michel Foucault and the Politics of Freedom, London-New Delhi, Sage Oaks, 1996.

Foucault, M.: Historia de la sexualidad, México, Siglo XXI, 1995.

——————: La verdad y las formas jurídicas, Barcelona, Gedisa, tercera reimpresión, 1998.

--------------: Un diálogo sobre el poder, Buenos Aires, Alianza, 1990.

----------------: Microfísica del poder, Madrid, La Piqueta, segunda edición 1979.

Macey, D.: Las vidas de Michel Foucault, Madrid, Cátedra, 1993.

Marín, J. C.: La silla en la cabeza, Michel Foucault en una polémica acerca del poder y el saber, Buenos Aires, Nueva América, 1987.

Murillo, S.: Foucault: Saber-Poder, Buenos Aires, Oficina de Publicaciones del CBC, UBA, 1995.

311

PIERRE BOURDIEU

Por

Daniel Albano

“Reivindico el derecho de pensar con los clásicos y contra ellos”

Pierre Bourdieu

313Introducción

La cita tiene como finalidad mostrar el interés de la obra de Pierre Bourdieu como un diálogo permanente con las luces y sombras del pensamiento de los clásicos. Su gran aporte a la teoría social contemporánea reside en buscar puentes y relaciones entre ellos, nexos antes inadvertidos debido a actitudes dogmáticas tendientes a cristalizar anti nomias por intereses o pereza intelectual.

En esta particularidad y, por lo tanto, en sus efectos (nuevas relaciones conceptuales para viejos dilemas), radi ca la originalidad de su aporte teórico y metodológico.

En gran parte debemos a Bourdieu el que muchas cáte dras de Sociología aborden de manera sistemática y articu lada el pensamiento de los tres autores a los que considera mos clásicos: Marx, Durkheirn y Weber. En su obra El oficio del sociólogo deja claro esta pretensión y nos alerta de la “lectura” sesgada de las escuelas estructural-funcionalistas y el marxismo vulgar, que tienden a realizar una síntesis del pensamiento de Durkheim y Weber contraponiéndose en forma absoluta al pensamiento de Marx.

En su noción de la sociedad y de lo social, tanto Marx co mo Durkheim aparecen como “marcas” fuertes en su discur so. Pierre Bourdieu los tiene presentes cuando recalca la importancia que adquiere para el análisis social el registro de aquellas realidades objetivas que están más allá de la conciencia de los diversos agentes y que en gran parte con figuran su subjetividad (pensemos

314en la definición de hecho social). Este momento, llamado “objetivismo”, forma parte de su estrategia de análisis. Pero, corno dijimos, es sólo un momento, dado que no es posible explicar los fenómenos so ciales, que son acciones humanas, como meros reflejos de esas realidades objetivas. Los hombres tienen espacios de libertad para redefinirlas y pensarlas, y por lo tanto para modificarlas.

Otra marca posible es la firme convicción de Bourdieu en la multideterminación de los fenómenos sociales. Esto implica que en la realidad social el aspecto material no es más importante que el simbólico, es decir, que lo material no es ontológicamente previo a lo simbólico. Por lo tanto, es ta posición niega que todo fenómeno social pueda ser expli cado en ‘’última instancia”1 por el aspecto económico o ma terial. Tal postura redefine la clásica distinción entre es-tructura y superestructura, y va a ser determinante en la conformación de la teoría de las clases sociales que propone Pierre Bourdieu. Es indudable que en esta marca están pre sentes las opiniones de Max Weber.

Estas observaciones previas, algo parciales y esquemá ticas, tienden simplemente a dejar algunas referencias de cómo el pensamiento de Bourdieu se interconstruye con el de los clásicos.

315Destruyendo falsas antinomias: los problemas a resolver en la teoría social

En la noción de Bourdieu de “sociedad” y de “lo social” se denota un gran esfuerzo por superar la oposición entre subjetivismo y objetivismo.

En términos más simples, la estrategia teórica de Pierre Bourdieu radica en la superación de la falsa dicotomía entre aquellos que postulan la primacía de la estructura social sobre el sujeto, y viceversa, para explicarla lógica del funcionamiento de lo social.

Su estrategia consiste en volver visible la relación de interdependencia entre ambos enfoques a la hora de explicar los fenómenos sociales.

El problema que encarnan estas visiones antagónicas donde priman uno u otro de los dos polos —la estructura social (objetivista) o la del sujeto (subjetivismo) reside en que reducen y, por lo tanto, sesgan la complejidad de las ac ciones humanas:

— Por un lado, la preeminencia de la estructura social obje tiva por sobre el actor social genera una forma de com presión objetivista que se expresa en aquellas visiones donde la explicación de lo social recae sobre la estructu ra, ignorando que los actores perciben, piensan y constru yen esas estructuras para luego actuar sobre esa base. Esta noción aborda al problema de la producción del or den y el cambio social como un fenómeno predetermina do e inexorable, y por lo tanto éstos acontecen más allá de las voluntades humanas. Tal

316explicación supone el descubrimiento de “leyes” que determinan comporta mientos inevitables. La acción humana aparece como una mera consecuencia de esas leyes.

— El otro polo reduccionista se encarna en el subjetivismo, en el cual los sujetos piensan, explican o representan el mundo social, ignorando las estructuras objetivas en las que esos procesos existen. Pierre Bourdieu dice que es ta visión se olvida de que son estas estructuras las que posibilitan que los sujetos se socialicen de una determi nada manera y no de otra, Tal noción aborda el proble ma del orden y el cambio social como algo planeado conscientemente, generalmente ligados a individuos portadores de un liderazgo omnipoderoso. Aquí la expli cación supone la reconstrucción de las intenciones de los actores autosuficientes y autónomos que son plena mente conscientes de su accionar.

Para Bourdieu una de las formas de retomar la comple jidad de las prácticas sociales corno fuente de producción y reproducción de la sociedad es postular que la sociedad no es ni una estructura sin sujeto (caso objetivista) ni un suje to sin estructura (caso subjetivista).

Así, las acciones humanas no responden ni son un refle jo mecánico de las condiciones materiales ni tampoco son, productos de “elecciones puramente racionales” por parte de sujetos totalmente autosuficientes y autónomos. La propuesta de Pierre Bourdieu implica ver dichas acciones como el producto de la doble existencia de lo social, y por lo tanto de la relación dialéctica de las estructuras objetivas con las estructuras subjetivas de los

317agentes. En términos más con cretos, hay que tener en cuenta cómo las estructuras obje tivas van a condicionar a las estructuras mentales (formas de ver, percibir, sentir lo real) y como éstas, a través de ser las que guían a las prácticas sociales, condicionan a esa es tructura objetiva; por lo tanto, las prácticas sociales se retroalimentan de este círculo en permanente transformación.

En palabras de Bourdieu:

[...] por, un lado, las estructuras objetivas forman la base para las representaciones y constituyen las constricciones estructurales que influyen en las in-teracciones [acciones sociales]; pero, por otro lado [y en esto radica su visión dialéctica], estas representa-ciones deben también tenerse en cuenta, particular-mente si deseamos explicar las luchas cotidianas in-dividuales y colectivas que transforman o preservan estas estructuras. (2)

Esta visión dialéctica de las prácticas sociales que tra ta de romper con las falsas dicotomías entre el objetivismo y el subjetivismo, también puede observarse en otras for mas discursivas: la oposición entre Individuo y Sociedad. En toda ocasión explícita su rechazo a pensar que entre los individuos y la sociedad existen relaciones externas, y que como consecuencia se privilegie en la explicación un polo sobre otro; todo lo contrario, ambos se interconstruyen:

“Es la sociedad la que hace a los individuos. Y son és tos lo que construyen a la sociedad”.

318Las prácticas sociales como objeto de estudio

Siguiendo con la necesidad de superar falsas dicotomías y para no caer en un intelectualismo sin referencias empí ricas, Pierre Bourdieu se propone constituir las prácticas sociales como objeto de estudio. Éstas son visualizadas co mo producto de la relación dialéctica entre sujeto y estruc tura y, a su vez, como lugar privilegiado de observación de dicha relación.

Para ser más precisos, Pierre Bourdieu nos muestra que en la noción de práctica social está la llave para resolver es ta falsa dicotomía dado que

[...] la práctica es a la vez necesaria y relativamente autónoma con respecto a la situación considerada en su inmediatez puntual, porque es el producto de la relación dialéctica entre una situación y un habitus”. (3)

Necesaria, en la medida en que toda práctica se da en, o tiene relación con, un contexto o trama de relaciones concretas. Relativamente autónoma porque, a su vez, la prác tica dependo de las representaciones y las categorías con las cuales el sujeto interpreta ese contexto y actúa en con secuencia.

En un sentido sociológico las prácticas sociales son “to mas de posiciones” (estrategias) que los agentes desarrollan según ciertas disposiciones internas o formas de represen tación de lo social (habitus), que a su vez son configuradas por la posición social (campo) que ocupan esos agentes. Por lo tanto, las prácticas no están

319objetivamente determinadas por la “situación” ni son el producto del libre albedrío.

Los conceptos de habitus y campo para abordar el análisis de las prácticas

Siguiendo con lo expresado más arriba, los conceptos de campo y habitus son especialmente construidos para abor dar ésta relación dialéctica que se da en todas las prácticas sociales, como producto que surge de la relación entre las estructuras sociales objetivas y las estructuras mentales de los sujetos.

La noción de campo refiere a esa posibilidad de dar cuenta de las relaciones sociales objetivas. Como afirma Su sana de Luque, “Los campos son espacios estructurados de posiciones”. Esta noción surge para analizar no solamente las diferentes posiciones, sino también las relaciones obje tivas que existen entre estas posiciones más allá de la con ciencia que acerca de ellas tengan los agentes.

En cuanto a “dar cuenta de”, no es una frase dicha sin intención: implica que al observador no se le presentan en forma transparente esas relaciones, sino que debe recons truir, o mejor dicho descubrir, las relaciones que organizan al objeto de estudio.

Un objeto social será aquel que encierre un conjunto de relaciones internas, un sistema de relaciones cuyo análisis pueda abrir paso a la explicación del fun-

320cionamiento. (4)

No se pueden entender las posiciones dentro del campo sin entender el conjunto de relaciones de las cuales éstas emergen. Bourdieu, en su pensamiento relacional, identifi ca lo real con relaciones antes que con sustancias (o sus pro ductos).

Por ejemplo, no se puede entender el fenómeno “pobre za” y, por lo tanto, a los agentes posicionados como “pobres”, si no visualizo cuáles son las relaciones sociales que consti tuyen este fenómeno. No puedo comprender a la pobreza co mo algo ajeno y externo a la riqueza. Son las relaciones so ciales que se establecen en un espacio social históricamente determinado las que hacen ricos a uno y pobres a otros; por; esto, para el autor, las relaciones “’son más reales” que los “pobres” y “ricos” en el sentido de que son estas relaciones las que crean a los agentes llamados pobres, ricos, obreros y proletarios, etcétera.

Por lo tanto, este pensamiento relacional afirma que tanto la riqueza como la pobreza no son producto de las ca racterísticas específicas o propias de cada agente, indepen dientemente de la red de relaciones que mantienen con las otras clases en el seno de un espacio social. Esto equivale a la pobreza, más que como un resultado, como un proceso, fruto de determinadas relaciones sociales (de explotación o dominación según Marx o Weber).

En resumen, las relaciones sociales constituyen un sis tema de posiciones en las cuales los agentes se

321enfrentan por la apropiación de la riqueza socialmente generada.

Volviendo a las prácticas sociales: tales prácticas son ejercidas por agentes que luchan por conservar o transfor mar sus posiciones (estrategias) dentro de un campo o espa cio social definido, rescatando así lo que Pierre Bourdieu entiende como lo mejor del legado marxista: la dinámica social del campo es regulada por el conflicto entre agentes di ferenciados en posiciones, según la distribución inequitati va de ciertos bienes (capital) capaces de conferir poder a quien los posea.

Esto implica entender el Espacio Social como un escena rio de luchas sociales, donde se despliegan los múltiples conflictos (en múltiples campos), debido a que las relacio nes sociales están atravesadas por la desigualdad o, más exactamente, por desigualdades, según la naturaleza de los bienes que consideremos (materiales o simbólicos).

La desigualdad social, por ende, no es producto sólo de una desigualdad económica, sino que refiere a un fenómeno complejo que incluye el conjunto de diferencias en la pose sión tanto de bienes económicos, culturales, simbólicos y sociales. (5)

La diversidad de campos que se encuentran en un espa cio social dependerá, en general, de la diversidad de bienes que son considerados relevantes o socialmente significati vos de producir, consumir y acumular por todos los agentes sociales en un momento histórico determinado. Es decir, to dos los agentes tienen un interés

322general por participar en el juego social, pero también tendrán un interés específico, debido a las distintas posiciones que ocupan. Cada agente tratará de buscar un mejor posicionamiento en relación con la acumulación de bienes.

Es en este sentido que la concepción del capital que de sarrolla el autor se diferencia de la marxista, dado que en tiende a éste no sólo como de orden económico, sino extendi do a las demás esferas de lo social: el capital puede definir se como un conjunto de bienes que se producen, consumen, se invierten, se pierden; por lo tanto, cada campo se define a partir del capital que en él esté en juego.

Pierre Bourdieu, asimismo, relaciona distintos capitales con los diferentes tipos de desigualdad:

“En nuestras sociedades, la desigualdad que se pue de llamar dominante es la que concierne al capital económico, que no deja cíe proporcionar posibilida-des de adquisición de otros capitales. Pero la desi-gualdad puede consistir también en aquella relacio-nada con la posesión del capital simbólico, del capi tal social y del capital cultural. No es lícito confun dir estas desigualdades, por más que se puedan acu mular”. (6)

Esto viene a decirnos que la constitución de diversos campos deviene de la diversidad de capitales o bienes y que cada uno de estos campos, si bien se puede agregar a otros en un espacio social mayor, no pierde en el proceso su espe cificidad y autonomía en sus leyes y reglas de funciona miento.

323Esta noción que permite reconstruir la trama

de los dis tintos determinantes de la desigualdad social, nos conduce a la posibilidad de construir una teoría de las clases socia les que tenga en cuenta tal complejidad social.

La posición de cada clase en el espacio social global es, entonces, el resultado del conjunto de las posiciones relati vas que ocupan los agentes en los campos específicos. Siguiendo a Alicia Gutiérrez:

[...] en ese espacio, los agentes y los grupos de agen tes se definen por sus posiciones relativas, según el volumen y la estructura del capital que poseen. Más concretamente, la posición de un agente determina do en el espacio social se define por la posición que ocupa en los diferentes campos, es decir, en la distribución de los poderes que actúan en cada uno de ellos (capital económico, cultural, social, simbólico, en sus distintas especies y subespecies)”. (7)

En esta lógica de construcción de las distintas clases es necesario establecer algunas aclaraciones que para Pierre Bourdieu aparecen como estratégicas.

En primer lugar, no debemos olvidar que estamos “ela borando” el espacio social y que tal clasificación es siempre una clasificación teórica y no real.

“La ciencia social no ha de construir clases sino espa cios sociales dentro de los cuales puedan ser diferen ciadas clases [...] En cada caso ha de construir y des cubrir el principio de la diferenciación que permite

324re-engendrar teóricamente el espacio social empíri-camente observado.

La validez misma de la clasificación amenaza con incitar a percibir las clases teóricas, agrupaciones ficticias que sólo existen en una hoja de papel, por decisión del intelectual del investigador, como clases reales, grupos reales”. (8)

Pierre Bourdieu señala aquí que las personas inscriptas en las semejanzas estructurales y que conforman así la cla se teóricamente construida, tienen sólo la probabilidad de actuar en conjunto, sin que ello signifique que mecánica mente se constituyan en una clase en el sentido marxista, esto es, grupos movilizados en pos de unos objetivos comu nes, y en particular contra otra clase.

Hay que distinguir que una clase pasa de la clase sobre el papel a la clase real a costa de una labor política de mo vilización.

En segundo lugar, esta construcción debe ser contextualizada históricamente.

Nada permite suponer que este principio de diferen ciación vaya a ser el mismo en cualquier tiempo y en cualquier lugar [...] Pero salvo las sociedades menos diferenciadas, todas las sociedades se presentan co mo espacios sociales, es decir estructuras de diferen-cias que sólo cabe comprender verdaderamente si se elabora el principio generador que fundamenta es-tas diferencias de objetividad. Principio que no es más

325que la estructura de la distribución de las for mas de poder o de las especies de capital eficientes (relevantes socialmente) en el universo social consi derado, y que por lo tanto varían según los lugares y los momentos. (9)

Así entonces, la constitución de cada clase va a estar da da según el volumen global del capital que poseen los agen tes bajo sus diferentes especies (económico, cultural, social y simbólico), y en segundo término, según la estructura de su capital, es decir, el peso relativo de las diferentes espe cies de capital económico y cultural, en el volumen total de su capital.

Como afirmábamos más arriba, la noción de clases así constituidas supera la visión economicista que remite la configuración de las clases a un solo capital, el económico, permitiendo rescatar todos los aspectos —tanto materiales cómo simbólicos— que hacen a la composición de las mis mas en toda su complejidad. No niega el importante papel de lo económico como principio de diferenciación, sino que lo sitúa en relación con otras formas de capital, rescatando así su relevancia de una forma no mecánica y vulgar en la constitución de las clases.

Esta postura teórica y analítica tiene, consecuencias tangibles. Uno puede suponer que los que carecen de capi tal económico se integran automáticamente en una clase movilizada políticamente. Esta proposición está lejos de ser valedera a la hora del análisis de las prácticas si tomamos en cuenta cómo, en el interior de un mismo sector social, de finido sólo por lo económico, se producen fuertes diferencia ciones

326sociales según la adquisición diferencial de capital cultural, social y simbólico en su trayectoria.

Un ejemplo de estas diferenciaciones en las estrategias o tomas de posición lo constituyen los considerados “nuevos pobres” con relación a los pobres “estructurales” o pobres históricos. Los primeros se diferencian de los segundos no tanto en su aspecto económico como en sus aspectos cultu rales, sociales y simbólicos, dado que en la trayectoria his tórica de esos sectores se adquirieron y se perdieron distin tos tipos capital en forma diferencial.

Otro ejemplo histórico nos remite al desencuentro pro ducido entre las fracciones de la “clase obrera” argentina —representadas por partidos de la izquierda: socialistas y comunistas— y el peronismo. Este último fue caracterizado en forma despectiva como “aluvión zoológico” o “cabecitas negras”, “marginales”, “desclasados”. Este discurso cons truyó una distinción jerárquica en función de resaltar que esas masas movilizadas —si bien compartían el bajo volu men de capital económico— carecían de capital cultural, so cial y simbólico, y por lo tanto no tenían legitimidad para conducir las luchas de su propia clase, evidenciando los intereses de una fracción de clase que reclama para sí el mo nopolio legítimo de la representación de los intereses de la clase obrera.

Las diferencias, por cierto objetivas, entre estas fraccio nes de clase, signaron las prácticas culturales y políticas de la clase obrera argentina. La base social del peronismo se nutrió fundamentalmente de la población

327inmigrante del campo que veía en la ciudad una posibilidad de acceso a un empleo mejor remunerado y más estable. Son estos sectores los que constituirán la “nueva clase obrera” provista de una trayectoria de adquisición de bienes culturales, sociales y simbólicos propia y fuertemente diferenciada, de aquella cla se obrera constituida en los asentamientos urbanos a prin-cipio de siglo.

Queda claro que una visión economicista tiene conse cuencias fuertemente reduccionistas a la hora de dar cuen ta de las diferentes prácticas sociales y estilos de vida que signaron a estos sectores sociales.

Otro ejemplo, más lejano a nosotros, es el que Bourdieu expone en su trabajo sobre la distinción: en el mismo nos muestra la relación existente entre el espacio de las posi ciones sociales y su relación con los estilos de vida. Nos plantea que, si bien los catedráticos de enseñanza superior (obviamente de Francia) comparten con los profesionales liberales y los empresarios del comercio e industria una posición similar en cuanto al volumen del capital global, mantienen entre sí una gran diferencia con respecto a la estructura del mismo. Los catedráticos poseen una gran cantidad de capital cultural y una menor de capital econó mico, mientras que para los empresarios es a la inversa. Esta situación implica que si bien los dos grupos de agen tes comparten un volumen global similar, esta situación no debe llevarnos a considerar mecánicamente que los dos agentes tengan un similar estilo de vida y percepción de lo social.

En resumen, para Pierre Bourdieu la posesión

328en dife rentes grados y en diferentes tipos específicos de capita nos posibilita construir analíticamente distintas “clases probables”, entre las cuales se establecerán relaciones de fuerza que tenderán a reproducir o subvertir las relaciones de dominación existentes.

Quienes ocupen una posición de dominación dentro del campo intentarán conservar la estructura y las relaciones de fuerza establecidas. Ése será su interés específico y, en función de ello, desarrollarán sus estrategias, utilizando el capital que posean, acumulado de luchas anteriores (la no ción histórica se hace presente). Por el contrario, quienes sean dominados intentarán modificar las relaciones de fuerza establecidas. La estructura del campo se define co mo el estado de dichas relaciones entre los agentes e insti tuciones que forman parte de la lucha. (10)

El habitus como puente entre las condiciones objetivas y las estrategias de los agentes

Una vez desarrollado el concepto de campo se hace ne cesario dar cuenta de cómo el espacio social al que se hizo referencia, organiza las prácticas y las representaciones de los agentes, y por qué los sujetos, conforme a determina das posiciones sociales, toman partido y establecen estra tegias,

La noción de habitus viene a dar cuenta de la conforma ción de una determinada subjetividad, nacida a raíz de la internalización de condiciones objetivas.

329Esta noción le permite al autor tomar distancia

de las posiciones reduccionistas de las prácticas de los agentes mencionadas en los párrafos anteriores.

“Una de las funciones mayores de la noción de habitus consiste en descartar dos errores complementa-rios nacidos de la visión escolástica: por un lado, el mecanicismo, que sostiene que la acción es el efecto mecánico de la coerción por causas externas; por otro lado, el finalismo, que en particular con la teo-ría de la acción racional, sostiene que el agente ac-túa en forma libre, consciente, ya que la acción es fruto de un cálculo de las posibilidades y beneficios. En contra de ambas teorías hay que plantear que los agentes sociales están dotados de habitus, incor porados a los cuerpos a través de las experiencias acumuladas: estos esquemas de percepción, aprecia ción y acción permiten llevar a cabo actos de conoci miento práctico, basados en la identificación y el re conocimiento de los estímulos condicionales y con vencionales a los que están dispuestos a reaccionar, así como engendrar, sin posición explícita de fines ni cálculo racional de los medios, unas estrategias adaptadas y renovadas sin cesar, pero dentro de los límites de las imposiciones estructurales de las que son producto y que los definen.” (11)

Pierre Bourdieu trata de demostrarnos con esta concep ción de la práctica cómo los agentes actúan de acuerdo con un sistema interiorizado que la mayoría de las veces apare ce negado a la conciencia de los mismos. Es justamente a través de la incorporación del habitus

330como se pueden en tender las acciones reguladas por un sentido práctico más que por motivaciones racionales y conscientes. Éste apare ce como un conjunto de disposiciones prerreflexivas (incons ciente cultural) que predisponen a los sujetos a actuar de una forma en vez de otra y que a su vez son el producto de la interiorización de determinadas reglas de juego expresa das en los campos.

En este sentido el habitus viene a resolver la paradoja de ser una acción con sentido, pero que no obedece a un fin o intención estrictamente consciente por parte de los agen tes. Bourdieu propone el ejemplo del “juego”, en el que los jugadores, una vez que han interiorizado sus reglas, ac túan conforme a ellas sin reflexionar sobre las mismas ni cuestionárselas. De alguna forma, se ponen al servicio del propio juego en sí. Esa interiorización y automatismo de las reglas de juego, que son las que determinan la capaci dad de acción de los jugadores, se corresponden con ese “cuerpo socializado”, con el habitus generado en los diver sos campos sociales.

Ritzer (12) lo describe de forma simple: “el habitus funcio na por debajo del nivel de la conciencia y el lenguaje, y más allá del alcance del escrutinio introspectivo y del control de la voluntad’. Aunque no somos conscientes del habitus y de su funcionamiento, se manifiesta en la mayoría de nuestras actividades prácticas, como en el modo de comer, caminar, hablar: pensemos en cómo se diferencian según las distin tas posiciones”.

Si bien el habitus opera como una estructura, las perso nas no responden mecánicamente a él o a las

331estructuras externas que operan sobre ellas.

En síntesis, se trata de una estructura estructurada (por las condiciones sociales objetivas), predispuesta a fun cionar como estructura estructurante, es decir, en tanto principio generador y organizador de las prácticas y de las percepciones que sustentan estrategias y ajustes a las situa ciones particulares. Esto evita los extremos de pensar las prácticas sociales como innovación impredecible o como determinismo absoluto, de tal modo que —por ejemplo— ante cambios en el entorno, el sujeto tendrá de los mismos una interpretación particular (mediada por su experiencia) pe ro efectuada desde y a través de su habitus, y tratará de adaptarse a las situaciones en función de lo que dicte tal in terpretación.

Así entonces, unos sujetos situados en condiciones socia les diferentes adquirirán disposiciones distintas, ligadas a lo que se denomina disposiciones de clase o habitus de clase: como dice S. de Luque: “La posición ocupada en el campo es el factor principal de las variaciones de los esquemas de per cepciones y categorizaciones que constituyen el habitus”.

La tarea consiste entonces en explicar que los aprendi zajes sociales que los sujetos realizan a lo largo de su tra yectoria histórica y social, forman los esquemas de pensa miento y de percepción con los que aprehendemos la reali dad, y a partir de la cual construirnos una visión del mun do determinada (punto de vista). Por lo tanto, es de crucial importancia para este autor dar cuenta de que estos apren dizajes realizados en los distintos campos inculcan disposi ciones duraderas de percibir,

332actuar, valorar de cierta ma nera en contraposición a otras formas.

Esta inculcación tiene relevancia en la medida en que —como afirma Terry Eagleton—13 “…tiende a generar en los agentes sociales las aspiraciones y acciones que son compa tibles con los requisitos objetivos de sus circunstancias so ciales” es decir, con los requisitos de reproducción. Y prosi gue: en su nivel más vigoroso, descarta todos los demás modos de desear y comportarse como algo sencillamente impensable”

Bourdieu considera, por lo tanto, a la reproducción social como la inculcación de ciertos habitus que se constituyen en estrategias tendientes a la reproducción de las reglas de juego, reglas que estructuran el campo y con ello la repro ducción de las posiciones de dominados y dominadores. Pa ra el autor, el habitus no es solamente una estructura cognitiva y de comunicación: es fundamentalmente un sistema de dominación, dado que permite instalar en los cuerpos, de forma inconsciente y por lo tanto de difícil reconocimiento, principios clasificatorios que tienden a legitimar las diferencias sociales como innatas o naturales, más que como construcciones del propio orden social .

Para sintetizar: entendemos al habitas como la media ción entre las relaciones objetivas y los comportamientos individuales. Es, a la vez, producto de la internalización de las condiciones objetivas y condición, de las prácticas indivi duales. Es la “dialéctica de la internalización de la externalidad y de la externalizacion de la internalidad”.

333La imposición de un habitas de clase como violencia simbólica

Si entendemos la constitución del habitus corno disposiciones a actuar, percibir, valorar, sentir y pensar de una cierta manera más que de otra, y entendemos además que quienes ejercen el poder simbólico tienen en sus manos la posi bilidad de “construir verdad”, de imponer una determinada visión del mundo social y sus categorías, puede verse enton ces que —en la medida en que las estructuras objetivas del orden social son internalizadas por los agentes y moldean sus habitus— las diferencias sociales que él establece tien den a ser percibidas como diferencias “naturales”.

Es así como el concepto de habitus se vuelve estratégi co a la hora de entender la reproducción de un orden social: justamente son esas percepciones de las desigualdades so ciales como algo natural o como el único orden socialmente “posible” las que originan que los agentes desarrollen prácticas sociales que contribuyen a la reproducción de las relaciones de fuerza establecidas y, por lo tanto, de la do minación.

Por eso Pierre Bourdieu ve en el plano simbólico una importancia semejante a la del campo económico y, consecuentemente con ello, pone en el centro del debate al poder simbólico, entendiendo a éste como al que posee la facultad de construir la realidad, la construcción de lo posible. Por ende, genera disposiciones duraderas.

Para el analista social se vuelve imprescindible descu brirlo allí donde menos se deja ver, allí donde es

334perfecta mente desconocido y por lo tanto legitimado: el poder sim bólico es, en efecto, ese poder invisible que sólo puede ejer cerse con la complicidad de aquellos que no quieren darse cuenta de que lo padecen o, incluso, de que lo ejercen.

Esta línea de descubrir la eficacia del poder simbólico y por lo tanto de desenmascarar su funcionamiento, lleva a analizar la función del sistema educativo con relación a su papel en la reproducción social de las relaciones de domi nación.

Justamente el sistema educativo aparece en el discurso dominante como aquel que garantiza la igualdad de oportu nidades y se propone como un mecanismo eficaz para com batir la perpetuación de las desigualdades sociales. Esta ideología meritocrática (14) va a ser duramente criticada por Pierre Bourdieu.

La tesis elaborada en La reproducción, afirma que la dominación es delegada también en el sistema escolar, el que asegura la legitimación de lo arbitrario cultural defini do por las clases dominantes.

Lo arbitrario cultural implica que la enseñanza no es la transmisión de contenidos socialmente neutros, sino una imposición arbitraria, en la medida que determinado recor te del universo cultural (realizado por la clase dominante) se hace pasar por una cultura universal. Justamente en esto radica lo arbitrario. Toda acción pedagógica es, al mismo tiempo, una imposición de una cultura de clase (habitus), lo que la hace por definición arbitraria, un acto de imposición o de violencia simbólica.

335Vemos que la unificación cultural y lingüística

va unida a la imposición de la lengua y de la cultura de la clase dominante como legítimas, y a la relegación de todas las demás a la indignidad (dialecto). El ac-ceso a una lengua o de una cultura particular a la universalidad tiene el efecto de remitir a las otras a la particularidad; además, debido a que la universa-lización de las exigencias así instituidas no va pare ja con la universalización del acceso a los medios pa ra cumplirlas, favorece a la vez la monopolización de lo universal por unos pocos y la desposesión de todos los demás así mutilados, en cierto modo, en su hu manidad. (15)

El sistema escolar recibe por parte del Estado la dele gación de imponer lo arbitrario cultural y ejerce, por dicha delegación, el derecho al ejercicio de esta violencia simbó lica.

Ahora bien, la violencia simbólica se traduce en la incorporación, a través del trabajo pedagógico, de un habitus de clase que no es otra cosa que la interiorización de ese ar bitrario cultural, bajo la forma de un conjunto de disposi ciones duradero y transponible, generador de prácticas que apuntan a la reproducción social.

En su trabajo sobre la génesis del Estado como un espa cio que tiende a la concentración del poder, es interesante citarlo cuando habla del rol que desempeña aquél en la “construcción de las mentalidades”:

“En nuestras sociedades, el Estado contribuye en una parte determinante a la producción y reproducción

336de los instrumentos de construcción de la realidad social a través del) funcionamiento del sistema es colar, lugar de consagración donde se instituyen, entre los elegidos y los eliminados, unas diferencias duraderas, a menudo definitivas. A través del marco que impone a las prácticas, el Es tado instaura e inculca unas formas y unas catego rías de percepción y de pensamientos comunes, con lo cual crea las condiciones de una especie de or questación inmediata de los habitus que es en sí misma el fundamento de una especie de consenso so bre este conjunto de evidencias compartidas que son constitutivas del sentido común”. (16)

El sistema de enseñanza selecciona ciertas significacio nes que trata de instituir como sentido común ilustrado, y elimina otras, conforme a la cultura de los grupos o clases dominantes. De esta forma colabora por medio de la violen cia simbólica a la reproducción de las relaciones de fuerza existente.

La escuela, a través del ejercicio de esta inculcación, re nueva la estructura de distribución del capital cultural, le gitimando su distribución inequitativa y las consecuentes exclusiones del capital escolar (subespecie del capital cultu ral).

Y como toda legitimación, busca principalmente que aquellos que no lograron el éxito escolar, los desposeídos de la cultura, internalicen el discurso pedagógico que justifica su exclusión por el hecho de no poseer determinadas cuali dades necesarias para la adquisición de capital cultural.

337El fracaso escolar sufrido por los sectores

populares es entonces caracterizado como “problemas de aprendizaje”, en lugar de ser explicado por la gran diferencia existente entre el habitus de clase impartido en la escuela (próximo a las clases dominantes) y el habitus de clase originario de su campo familiar. La distancia social entre el capital lin güístico ligado a la clase dominante impartido en la es cuela y el capital lingüístico de los sectores populares —condenado de antemano como dialecto a corregir por el trabajo pedagógico— hace que los mismos estén en inferio ridad de condiciones y de posibilidades con respecto a otros sectores sociales. Dicha inferioridad es tomada como una condición personal, más que social.

Los propios sectores populares ven en el “fracaso esco lar” una característica de su propia incapacidad —”a mí no me da la cabeza”, yo no sirvo para los estudios — reforzan do y justificando, con esta percepción, muchas de las desi gualdades sociales generadas por la falta de capital cultu ral. Se legitima de esta forma la distribución desigual de capital cultural, y, por lo tanto, aumenta la asimetría de po der a favor de las clases dominantes.

Para finalizar, el objetivo de estas luchas de orden sim bólico del cual el sistema educativo es una pieza importan te —aunque no la única—, es sin duda la conquista de la le gitimación y, en definitiva, la legitimación de la domina ción. Por alejadas de las contiendas sociales que parezcan estas luchas simbólicas, contribuyen de hecho al manteni miento de las ‘superioridades” de clase, de las distinciones y de

338los rechazos que aseguran la renovación de las domi-naciones.

Para Pierre Bourdieu no puede haber una ciencia social neutra con respecto a las luchas sociales. Retoma el impe rativo moral de poner el conocimiento en la perspectiva de una lucha emancipadora, que tienda a la impugnación de la legitimidad de las desigualdades sociales establecidas. Una ciencia que posibilite descubrir lo arbitrario de las desi gualdades sociales allí donde se quiere ver la “necesidad” o la “naturaleza”, y, a su vez, que descubra la necesidad, la coacción social, allí donde se quería ver la elección, el libre arbitrio.

Cada texto suyo conlleva este compromiso: el de pregun tarse por qué un orden social no puede ser de otra manera, lo que implica desnaturalizar todas las formas que asume el poder.

339Notas

1. Esta crítica remite más a cierto marxismo economicista que al propio K. Marx.

2. Véase Ansart Pierre: Las sociologías contemporáneas, Amorrortu, Buenos Aires, 1992. Los paréntesis no corresponden a la cita original.

3. Ibíd., p. 237.

4. Ibíd., p. 35.

5. Un ejemplo de posesión de bien simbólico es el hecho de que la mayoría de las personas crea legítima la posesión inequi tativa de bienes. En el caso de los empresarios: que la acumula ción de capital económico sea vista como que éste obtiene ganan cias justas por ser emprendedor y arriesgar su capital y no como una extracción de trabajo ajeno. Con relación a la posesión de bienes sociales, refiere fundamentalmente al prestigio o también al conjunto de alianzas o “contactos” que permitirían mejorar o mantener una posición social. Esto puede verse en la situación en la que, dados dos agentes con un mismo capital cultural o califi cación profesional, el puesto de trabajo le corresponda a aquel que posee relaciones sociales (“contactos”) o bien una credencial impartida por una institución con un “prestigio social” compara tivamente mayor (v. gr.; Colegio Nacional Buenos Aires, Carlos Pellegrini, etcétera).

6. Pierre Bourdieu: Cosas dichas, Gedisa, Buenos Aires, 1988

3407. Pierre Bourdieu: Las prácticas sociales,

Editorial Universi taria, U. Nac. de Misiones – U. N. de Córdoba. 1995.

8. Pierre Bourdieu: Razones prácticas, Anagrama, Barcelona, 1997.

9. Ibíd., p. 48.

10. Ibíd.

11. Pierre Bourdieu: Meditaciones pascalianas, p. 183, Ana grama, Barcelona, 1999.

12. George Ritzer: Teoría sociológica contemporánea, Mc Graw Hill, Madrid, 1996

13. Terry Eagleton: Ideología. Una introducción, Paidós, Bar celona, 1997.

14. La ideología meritocrática fomenta la idea de que la distribución diferencial del capital escolar (capital cultural) está dada por las diferentes capacidades “naturales” de los individuos. Este supuesto se basa en que se garantiza un acceso al capital cultural a todos los individuos. Esta representación tiende a negar la diferencia entre igualdad de oportunidades e igualdad de posibilidades.

15. Pierre Bourdieu: Espíritu de Estado. Génesis y estructu ra del campo burocrático, en Razones prácticas, op. cit.

16. Ibíd., p. 117.

341Bibliografía de Bourdieu

Condición de clase y posición de clase, en Estructuralismo y sociología, Nueva Visión, Buenos Aires, 1973.

El oficio del sociólogo, Siglo XXI, Buenos Aires, 1975.

La reproducción, Laia, Barcelona, 1977.

Campo del poder y campo intelectual, Folios. Buenos Ai res, 1983

La distinción, Taurus, Buenos Aires, 1988.

Cosas Dichas, Gedisa, Buenos Aires, 1988.

Sociología y cultura, Grijalbo, México, 1990.

El sentido práctico, Taurus, Madrid, 1991.

Respuestas. Por una antropología reflexiva, Grijalbo México, 1995.

Razones prácticas, Anagrama, Barcelona, 1997.

Meditaciones pascalianas, Anagrama, Barcelona, 1999.

343

EL PROCESO DE GLOBALIZACIÓN

Por

Carlos Cozzi

345Introducción

La globalización alude al incremento de los intercambios y a los efectos (homegeneizantes y desestructurantes) de la competitividad económica, de los lazos sociales, de las actitudes políticas, de las identidades sociales y el debilitamiento de los Estados Nación en relación al mercado.

El presente trabajo ofrece una visión introductoria de este fenómeno. Se ha recurrido a citas de expertos de esta temática tan compleja y multidimensional con el fin de enriquecer el tratamiento. El trabajo propone un acercamiento al tema, su relación con el proceso económico, político, cultural. Luego se desarrollará la globalización en la construcción de las identidades sociales, y se destacará la relación de lo global y lo local.

1. Aproximaciones al fenómeno de la Globalización.

Quizás sea Robert Reich, Ministro de Trabajo del ex presidente estadounidense Bill Clinton, quién haya expuesto con mayor claridad y crudeza las perspectivas que se presentan en la actualidad, debido a la agudización y profundización de las contradicciones en el sistema vigente: “Estamos pasando por una transformación que modificará el sentido de la política y la economía en el siglo venidero. No existirán productos ni tecnologías nacionales, ni siquiera industrias nacionales (...) lo único que persistirá dentro de las fronteras nacionales será la población que compone un país. Los bienes fundamentales de una nación serán la

346capacidad y destreza de sus ciudadanos. La principal misión política de una nación consistirá en manejarse con las fuerzas centrífugas de la economía mundial que romperá las ataduras que mantienen unidos a los ciudadanos, concediendo cada vez más prosperidad a los más capacitados y diestros, mientras los menos competentes quedarán relegados a un más bajo nivel de vida. A medida que las fronteras dejen de tener sentido en términos económicos, aquellos individuos que estén en mejores condiciones de prosperar en el mercado mundial serán inducidos a liberarse de las trabas de la adhesión nacional, y al proceder de esta manera se desvincularán de sus colegas menos favorecidos”. (1)

Este párrafo nos parece quizás la mejor forma de introducirnos en la problemática de la globalización y sus consecuencias sociales, económicas, políticas. Es Anthony Giddens (2), quién aporta un concepto fundamental para poder iniciar la comprensión del complejo institucional moderno, el de mecanismo de fiabilidad, compuesto de sistemas abstractos, o sea, de un conjunto conformado por las señales simbólicas y los sistemas expertos que tienen por objetivo establecer marcos para garantizar seguridad e identidad y proveen seguridad ontológica a los actores sociales, impidiendo el desastre de la inexistencia de la norma. Agrega que, “La confianza cotidiana, anclada en los sistemas abstractos, proporciona seguridad; pero éstos, al caracterizarse por su racionalidad e impersonalidad no pueden ofrecer las relaciones de reciprocidad, los vínculos personalizados, ni la intimidad, que caracteriza a las relaciones propias de los contextos locales”.

347Como lo plantea Ianni “Ocurre que el

mundo no es más exclusivamente una colección de naciones, estados-naciones, en sus relaciones de interdependencia, colonialismo imperialismo, bilateralismo, multilateralismo”. (3) Aparecen dudas sobre los conceptos pueblo, clase, grupo, minoría, opinión pública, ya que parece que la certeza que caracterizaba a estos vocablos en otros tiempos, hoy no tienen esa fuerza.

Se podría decir que vivimos una época de la historia con una determinada velocidad de los cambios, y sobre todo la falta de predicción sobre estos cambios. Se lo podría llamar “Globalización” en tanto “...uno de los factores es que operan con los mercados- de bienes, de servicios y de ideas.... pero por el otro lado observamos objetivamente, el rápido achicamiento del mundo, evidenciado por la enorme velocidad y amplitud de los bienes materiales e inmateriales que se mueven, cada vez con menos obstáculos, en el planeta”. (4)

Nos encontramos con algunos fenómenos que resultan complejos de definir, aunque los efectos que produce -según algunos autores- generan encantamiento, temor, angustia, incertidumbre, desorientación. Dos relevantes fenómenos condensan estas ideas: por un lado se motoriza una sensación de que no hay control acerca de los destinos individuales y colectivos de los distintos actores y por otro lado la disolución de las fronteras y de los territorios (comunidad, estados nacionales). Personas, bienes, servicios, capitales e ideas circulan por el mundo sin tantas barreras e impedimentos como

348antes. Este proceso crea vínculos y espacios sociales transnacionales. Beck (5) dice que lo nuevo es “… la autopercepción de esta trasnacionalidad en los medios de comunicación, en el consumo, en el turismo, nueva es la traslocalización de la comunidad, el trabajo y el capital, nueva es también la conciencia de peligro ecológico y también la aparición de industrias culturales”.

Siguiendo con Ianni (6) rescatamos de su pensamiento el siguiente párrafo: “La problemática de la globalización, en sus implicaciones empíricas y metodológicas, o históricas y teóricas, puede ser colocada de modo innovado propiamente heurístico, si aceptamos reflexionar sobre algunas metáforas producidas precisamente por la introspección y la imaginación desafiadas por la globalización. Hay metáforas que, como expresiones descriptas e interpretativas fundamentales, circulan combinadamente por bibliografías sobre la globalización: economía-mundo, sistema mundo, shopping center global, ciudad global, capitalismo global, mundo sin fronteras, tecnososmo, planeta tierra, desterritorialización, miniaturización, hegemonía global, fin de la geografía, fin de la historia y otras”.

2. Metáforas y globalización

La utilización de la metáfora para intentar explicar, describir, comprender la globalización nos permitirá sustituir las definiciones, que resultan complejas, parciales y poco efectivas, y rescatar las imágenes como forma de comunicación, que imprimen

349el sentido afectando el modo en que percibimos, pensamos y actuamos. En éste artículo se pretende intentar tratar la globalización desde sus dimensiones más significativas, y en un segundo momento introducir la perspectiva de lo “global y lo local”, como una forma de precisar ese fenómeno de perpetuar lo propio, lo que está conduciendo a la revalorización de lo local.

Con el término globalización se asocia siempre una doble significación. Para algunos simboliza la esperanza de progreso, paz, la posibilidad de un mundo unido, pero al mismo tiempo significa dependencia, falta de autonomía y amenaza. La globalización de la economía es una de las dimensiones más importantes que ofrece la denominada globalización. También coexisten otros procesos como la democratización, también a escala mundial, pero bastante lejana a la posibilidad de una democracia plena, participativa, con un estado fuerte, con una vida cotidiana y un sistema de solidaridades en relación con la población y el territorio.

Según autores como Coriat (7) el origen de la globalización está en las relaciones interdependientes, sostenidas en relaciones asimétricas entre los países. Es una nueva fase de la internacionalización de los mercados (8), con características singulares abajo descriptas.

3. Competitividad, economía y Globalización.

“Con su explotación del mercado mundial, la burguesía ha impreso un sesgo cosmopolita a la

350producción y al consumo de todos los países. Las viejas industrias nacionales se han ido y se siguen yendo a pique, presionadas por nuevas industrias cuya entrada en escena constituye un serio peligro para todas las naciones civilizadas”. Esta cita es del Manifiesto Comunista de Marx y Engels (1948) en el que ya se visualizaba el rol cosmopolita de la burguesía.

La homogeneización de las sociedades es una creación del control estatal y de diferentes prácticas sociales como las del mercado laboral, la ecuación de ciertos consumos, están regulados desde el punto de vista nacional. Entonces pensar la primera modernidad (9) a nivel de Estado Nacional se sometió a debates en los últimos años. El ordenamiento de las sociedades modernas tiene anclaje al modelo de organización política del Estado Nacional. Tanto Marx, Weber y Durkheim pensaron una definición territorial acerca de la sociedad moderna y del modelo de la sociedad nacional-estatal. La soberanía política resultante de este tipo de pensamiento es obsoleta frente a la estructura hegemónica del poder como poder sustantivo de la globalización.

Es válido pensar que dentro de las consecuencias de la globalización, la capacidad de acción de los estados en un entorno internacional, se vuelve más complejo y complica dos cosas fundamentalmente: la autonomía estatal y la soberanía estatal. Ejemplo de esto que decimos son los acuerdos de la internacionalización de los procesos de decisión política, la dependencia en políticas de seguridad en la producción de armamentos, la división del trabajo a nivel internacional, etc.

351La agudización de la internacionalización

provocó demandas y cambios, se abandona el paradigma industrialista de los sesenta, y se despliega una revolución tecnológica, transformándose las telecomunicaciones y la información. Si bien, siguiendo la línea expositiva de Coriat, decimos que la línea de la competitividad nos presenta una situación paradojal, ya que nos lleva por un lado a una estrategia de sobrevivencia para las empresas y por el otro lado una exclusión de los trabajadores del mercado. Pero decimos que en esta identificación compleja de la competitividad, solo pensable en esta etapa globalizadora, existe un “plus ideológico”, un excedente justificatorio que pretende afianzar políticas que mágicamente solucionen problemas económicos, sociales y políticos. Esta globalización como ideología ocurre cuando hay una apropiación de intereses para un sector pero que son considerados como válidos para el resto.

García Delgado en su último trabajo desarrolla esta idea. (10) “La política queda encerrada dentro del “plus ideológico” conquistado por el establishment, que logra asimilar los requerimientos de la globalización a sus propios intereses. Una situación en la que, bajo la apariencia de la no intervención estatal y con el justificativo de la libertad de los mercados, se interviene y toman decisiones dirigidas a beneficiar a unos pocos, y a consagrar reglas de juego y la seguridad jurídica de los contratos, así como para mostrar como irreversible la escisión entre competitividad y cohesión social”.

352El mercado y la competitividad no podrán

solucionar problemas estratégicos como las consecuencias de las desigualdades económicas, la presencia de megaunidades económicas, las redes de información y comunicación transcontinentales. ¿Serán capaces de orientar la gobernabilidad de sistemas complejos que requieren orden y seguridad?

Como lo decíamos anteriormente estamos viendo que el fenómeno de la globalización envuelve un conjunto de procesos vinculados a la producción, circulación, consumo de productos y servicios a escala mundial. Implica el uso de instrumentos como base de datos, patentes, tecnologías y sistemas de información, comunicación y transporte. Estos procesos se orientan a satisfacer mercados mundiales diversificados y personalizados, de acuerdo a ciertas normas cuasi- universales.

En lo organizacional, legal, económico o tecnológico, estos procesos se dan en una red, de modo que no existe territorialización o localización precisa de estos componentes. Dos objetos pertenecientes a grandes máquinas ilustran esto: las tarjetas de crédito y el automóvil.

Ferrer (11) denomina ficciones de la realidad a la revolución tecnológica y las condiciones de competencia, y por lo tanto las decisiones se toman fuera de los espacios nacionales, se tomarían en espacios planetarios. A partir de estas ficciones sobre la naturaleza y el alcance de lo antes manifestado “lo único que actualmente puede hacerse es adoptar políticas amistosas para los

353mercados, tales como desregulación de los mercados reales y financieros, el achicamiento del estado a las expresiones mínimas consistentes con la preservación de la seguridad y el orden jurídico, el equilibrio fiscal y la estabilidad de los precios”.

La globalización es para algunos un hecho sin antecedentes, nunca antes los países estuvieron sujetos a acontecimientos que los afectaran tan profundamente. En este punto hay otro autor (12) que expresa “buscamos confirmar con estas reflexiones una nueva hipótesis que la globalización no es un proceso dinámico, autónomo de la historia social y económica del sistema internacional y que ella es eslabón de un proceso que se inicia con la internacionalización y sigue con la trasnacionalización”.

Parece que lo más significativo del proceso de globalización en este siglo fue el afianzamiento del orden mundial y la aceleración de los flujos, que caracteriza sin dudas a la globalización económica como un sistema. Pero al mismo tiempo la globalización política como cultural no puede articular y constituirse en un discurso hegemónico, llevando en su interior múltiples fracturas, varios repertorios, donde se podría decir que confluyen varias identidades lingüísticas y territoriales.

La fábrica global es la nueva organización cuyo objetivo es la centralización de los factores productivos, de la tecnología y de las redes comunicativas/informatizadas que inciden en el mercado consumidor. Las ideas de muchos autores es que ésta fábrica global es una metáfora de la realidad y que este proceso entre otras

354consecuencias tiende a “disolver las fronteras”. Dice Ianni al respecto (13) “... provoca la desterritorialización y la reterritorialización de las cosas, gentes e ideas”.

4. Identidades culturales a partir de la globalización.

En relación con esta temática planteada nos surge inmediatamente la necesidad de ver que lugar ocupa la conformación de las identidades. Será definida por su arraigo a un territorio (desterritorializado) o constituirse en una identidad multicultural (García Canclini, 1996)

Será pertinente pensar en una identidad nómade que transite y se desplace fuera del territorio originario. Las culturas (14) “se organizarán mas allá de los territorios, siguiendo los procesos de internacionalización económica, financiera, comunicacional, migratoria, turística, es decir movimientos de capitales, de personas, de finanzas, de mensajes que ponen en relación a grupos de distintos territorios. Las etiquetas de marcas que nos habíamos acostumbrado a vincular con un territorio, Francia o Estados Unidos, descubrimos que ahora corresponden a una maquiladora de Hong Kong o del norte de Méjico, y estas prendas son usadas en todo el mundo ¿Qué significa encender el televisor o ir al cine y encontrarnos con una co-producción en la que participaron cuatro países, hay artistas de esos países, técnicos, paisajes heterogéneos. Esa película, como el coche Ford, tienen sus marcas norteamericanas, pero en verdad el proceso de producción muestra una estructura de composición desterritorializada”.

355Este pasaje de García Canclini es lo

suficientemente ilustrativo para fotografiar estos conceptos. “Algunos han sugerido que tal vez sería aplicable al campo cultural la noción de ensamblado multicultural. Así como hay ensambladoras que producen coches con partes de distintos países y los juntan en un lugar, podríamos reconocer que en general las culturas tienen estos procesos de ensamble. Por ejemplo, coches Ford montados en España, con vidrios hechos en Canadá, carburador una fábrica global. Otro de los ejemplos, de la vida cotidiana, que testimonia una nueva forma de definir la identidad lo constituye este testimonio del mismo autor. (15) Siguiendo este análisis, a la luz de pensar en identidades cambiantes, inestables, con sensaciones precarias de seguridad, hay algunos sectores que no visualizan estas identidades a partir de la incertidumbre y convocan al reencanto fundamentalista de la defensa de la lengua, del territorio, de la defensa del ser nacional, etc. Esta mirada está asociada con otro proceso el de la discriminación (algo así como globalización discriminante). (16)

Algunos autores (Robertson, Lash, Urry) contradicen el acreditado concepto de macdonalización del mundo. (17) La globalización cultural no significa que el mundo se haga más homogéneo culturalmente. La globalización se la puede referenciar como –glocalización- que es un proceso lleno de contradicciones. Algunos sociólogos han sostenido tesis acerca de la convergencia de la cultura global, tesis que pretende explicar la creciente universalización de los modos de vida, de los símbolos culturales y modos de conducta

356trasnacionales. “Lo mismo en una aldea de la Baja Baviera que en Calcuta, Singapur o en las favelas de Río de Janeiro se ven los mismos culebrones televisivos, se llevan los mismos vaqueros y se fuma el mismo Marlboro como signo de naturaleza libre e incontaminada. Como convencer a un niño italiano que el Topolino- como lo llaman en Italia a Mickey Mouse- es americano”. (18)

Bajo el discurso del mercado mundial en definitiva aparece un solo mundo, como un solo mundo mercantil, en este mundo las culturas y las identidades locales se desarraigan y sustituyen por símbolos mercantiles. El mundo contempla una verdadera guerra entre empresas telefónicas, bancos, televisión, software. Pero sin embargo, esta tesis de convergencia no tiene en cuenta las paradojas y ambivalencias teóricamente elaboradas e investigadas. Finalmente la globalización es paralela a la localización. Se confirma el nacimiento de lo local cuando se traslocalizan globalmente particularismos locales. Se puede hablar de paradojas de las culturas glocales.

Entonces, la teoría de la macdonalización del mundo, no produce necesariamente ninguna unificación cultural, la producción masiva de símbolos no origina el surgimiento de algo que parezca a una cultura global. Del entramado global, dice Bauman, se aíslan símbolos culturales y se tejen identidades diversas. Con esta lógica global-local se produce una polarización y estratificación en ricos globalizados y pobres localizados.

Lo nuevo de la era global es que se ha perdido el nexo entre pobreza y riqueza y esto es, según Bauman,

357a causa de la globalización que divide a la población mundial en ricos globalizados, que dominan es espacio y no tienen tiempo, y pobres localizados que están pegados al espacio y disponen de tiempo pero no tienen nada que hacer. Se rompió el lazo que tornaba la solidaridad necesaria. La segunda modernidad incluía a los más ricos como a los más pobres. El capitalismo global hoy se ha desprendido de toda responsabilidad respecto al empleo y la democracia, está socavando en el fondo su propia legitimidad.

5. Globalización y Estado

Para Cristina Reigadas (19): “En un mundo planetario y transnacionalizado los espacios nacionales se hallan sometidos a la acción de fuerzas tanto integrativas como desintegrativas que expresan la ambigüedad y conflictividad existente entre el proceso de globalización que borra fronteras económicas, políticas, sociales y culturales, y la persistencia e irrupción de múltiples y diversas singularidades que impiden sostener su carácter unidireccional y adjudicarle un sentido unívoco a los cambios y transformaciones que comporta”.

Una vez planteado el tema de la fábrica global como elemento característico de la organización anclada en una estrategia globalizante podemos pensar que lugar se le asigna al Estado. Se ha venido abajo una premisa esencia de la primera modernidad, la idea de vivir y actuar en los espacios cerrados y delimitados de los Estados Nacionales.

358Si bien acordamos que hay un achicamiento

del mundo por las comunicaciones y el transporte, la instantaneidad de los eventos políticos y de los movimientos de capital y la emergencia de identidades definidas por afuera del estado nacional, nos queda la pregunta acerca del papel que le está asignado al estado ante la desconfiguración de sus límites fijados al territorio. La tendencia y la actividad económica-política que entendemos están relacionadas con la globalización, prescinde de los Estados en tanto capitales, trabajadores y empresas se conectan directamente con los mercados mundiales.

Al mismo tiempo un proceso análogo resulta con las categorías sociales, dificultando su acción colectiva y agudizando la conformación de su representación en el proceso político. La pregunta acerca del presente y futuro del estado y globalización nos remite a la forma de construir la política, objetivo no esperado en este breve trabajo.

Tal vez, a partir del concepto de globalización, aparezca las dudas al hablar de lo exterior y de lo interior, hecho determinante para identificar la nación y la ciudadanía. Si bien la presencia globalizante es innegable, atribuirle la muerte del estado, de la nación y de la ciudadanía resulta un simplismo. O Donnell (20) dice: “Empezamos a ver aquí una paradoja: al mismo tiempo que la globalización tiende a erosionar la autoridad del estado sobre su territorio, en tanto la globalización funciona básicamente mediante la expansión de diversos mercados, requeriría de estados

359dotados de la gran autoridad necesaria para mantener la efectividad de su legalidad, incluyendo por cierto un poder judicial ágil, eficiente y honesto. La preservación y permanente actualización de su legalidad es una primaria responsabilidad del estado, hacia sus ciudadanos(as) y hacia los diversos mercados, nacionales y transnacionales, que atraviesan su territorio. Para esto hace falta un estado que sea fuerte...”.

Podemos coincidir con la mayoría de los autores que afirman que la economía mundial es dirigida por la empresa global. Su prestigio estuvo basado en la supuesta eficiencia y la flexibilidad. Hay una nueva alianza entre las empresas y los estados locales, donde las primeras necesitan a los estados para continuar con este proceso, mientras que los estados nacionales necesitan a las empresas para posicionarse como legítimos políticamente.

Decíamos que, a pesar de ser contradictorio, la globalización está, parece que seguirá estando, y paradójicamente ese estado también seguirá estando, con capacidad esperada para de garantizar un determinado orden normativo y de garantizar que los impactos sociales de la globalización sean mínimos. Entre los problemas que plantea lo global, podemos expresarlo en:

a) los mecanismos de regulación desarticulados y la liberalización de los mercados ha producido la movilización de recursos financieros y de capitales industriales a escala global. Estos recursos escapan a los marcos de regulación del Estado-Nación.

360b) Las fusiones y las alianzas interempresas

generan campos oligopólicos, justificándose bajo el argumento de que es necesario para incrementar la competitividad nacional o regional.

c) Bajo el principio del incremento de la competitividad se desestructura la legislación laboral y son restringidos o desaparecen los programas sociales.

d) Crece la exclusión social.

6. Lo Global y lo local

Una de las líneas de pensamiento que se está desarrollando con fuerza en muchos autores es la que está caracterizada por lo que han denominado pensar globalmente, actual localmente. Pensar globalmente tiene que ver el impacto de lo remoto en lo local y viceversa, mientras que actuar localmente supone a agentes que son cuerpos que tienen localización temporo-espacial.

Veamos el siguiente ejemplo. Cuando un grupo de manifestantes de una provincia manifiesta reclamando por sus salarios caídos puede estar recibiendo el impacto de políticas internacionales del FMI, o del abaratamiento de la mano de obra en China, o de la suba de tasas en los EEUU. Estas acciones, a su vez, pueden tener impacto en la decisión de inversores internacionales. Pero no deja de ser una acción localizada, imposible de trasladar así nomás a otra región del planeta.

361Es precisamente este sentimiento, el de perpetuar

lo propio, lo que está conduciendo a una revalorización de lo local. La necesidad de mantener lo ancestral, la pervivencia de los símbolos distintivos de las comunidades, el apoyo a las tradiciones y la potenciación de las lenguas propias ha gestado un nuevo impulso de lo local como proyecto de resistencia a los procesos de homogeneización.

La interacción entre lo global y lo local aparece como característica básica del nuevo escenario creado de la mano de la convergencia de las telecomunicaciones, la informática. Las nuevas tecnologías permitieron la globalización, pero también facilitaron la aparición de lo local.

Son muchas las manifestaciones surgidas como respuesta a la globalización. La singularidad cultural se constituye en dispositivo resistencial frente a los intentos de estandarización en el entramado tecnológico y económico. Se trata de un movimiento ascendente que cuestiona lo tecnoeconómico de la globalización. Este movimiento se expresa con fuerza desde las identidades territoriales- el mundo local- y emplea los medios de comunicación locales, poderosos elementos de consolidación de la identidad cultural. Los usuarios utilizan las nuevas tecnologías – por ejemplo, Internet- para producir y distribuir bienes y servicios, al mismo tiempo que se movilizan por problemáticas del mundo de la cotidianeidad, de la vecindad.

Sergio Caletti (21) dice que “... la identidad social no viene dada, por ejemplo, por los consumos en

362lo que se participa, sino por la intersección entre estos consumos y el propio lugar imaginario desde el cual se los realiza. Desamparo y estigma son precisamente posicionamientos que resultan de estas situaciones relacionales y, en virtud de los cuales, puede tanto terminar imitándose a Madonna- por decir- como al mismo tiempo participando en una reunión de Comisión Vecinal: conectarse a una institución política local para negociar clientelísticamente al propio apoyo a cambio de algún beneficio particular, y emular a las estrellas para, en el baile de la noche, dejar de ser quien se teme efectivamente ser”.

Creemos que el pensamiento de Caletti en relación a la constitución de las identidades colectivas, más allá de un sistema simbólico (ropa, música, etc.) y de la vecindad territorial, es una visión más realista de lo planteado por García Canclini con respecto a la correlación entre ciudadanía y consumo. Este autor plantea (22) “Al repensar la ciudadanía en conexión con el consumo y como estrategia política, buscamos un marco conceptual en el que puedan considerarse conjuntamente las actividades del consumo cultural que configuran una dimensión de la ciudadanía, y trascender el tratamiento atomizado con que ahora se renueva su análisis.

En el mismo trabajo ejemplifica sus conceptos “En las nuevas generaciones las identidades se organizan menos en torno a los símbolos histórico-territoriales, los de la memoria patria, que alrededor de los de Hollywood, Televisa o Benetton (...) la identidad

363pasa a ser concebida como el punto focal de un repertorio estallado de mini-roles más que como el núcleo de una hipotética interioridad contenida y definida por la familia, el barrio, la ciudad, la nación o cualquiera de esos encuadres declinantes”.

De acuerdo a las distintas dimensiones de la globalización, y para concluir provisoriamente, surgen dos visiones básicas: una de carácter “ideológico o fundamentalista” tal como ya ha sido expuesto, donde predomina lo económico, y fundamentalmente desaparece la posibilidad de enfrentar a los actores mundiales y locales. La otra posibilidad de conceptualizar a la globalización es la que está más cerca de la integración efectiva de países constituyendo bloques económicos, políticos, preservando algunos márgenes de maniobra política relevante.

Ideas principales

- Los mecanismos de fiabilidad, conformado por señales simbólicas y sistemas expertos, proveen marcos de seguridad y formas de establecer modelos mentales a los actores sociales.

- Los conceptos: pueblo, nación, grupo, minoría, opinión pública, pierden sentido y certeza en esta realidad globalizante.

- Para poder estudiar el fenómeno de la globalización es necesario recurrir a la metáfora, que

364permite sustituir las definiciones.

- El origen de la globalización está en las relaciones interdependientes y asimétricas entre los países. Es una nueva fase de la internacionalización de los mercados.

- La globalización genera un plus ideológico que pretende asegurar la libertad de los mercados y la no intervención del estado.

- La fábrica global es la unidad productiva del proceso de globalización en función de la centralización de los factores productivos, de la tecnología y de las redes comunicativas.

- Las identidades culturas se constituyen ( para algunos autores) en el territorio o son identidades multiculturales

- Existe (para Canclini) un ensamblado multicultural que se comporta en forma análoga al ensamblado industrial

- Existe una relación paradojal entre fortalecimiento de la globalización y fortalecimiento del estado nacional, de la defensa del espacio

- Las nuevas tecnologías permitieron el afianzamiento de la globalización, pero también facilitaron la aparición de lo local.

- La construcción de las identidades sociales (Caletti) está en la intersección entre el consumo y el imaginario.

365Notas

(1) Reich, R.: El trabajo de las naciones. Hacia el capitalismo del siglo XXI. Ed Vergara Bs As 1993.

(2) Giddens, A. Consecuencias de la modernidad. Ed Alianza Madrid 1993.Reseña bibliográfica realizada por el Prof. Montenegro y que constituye material obligatorio de Cátedra

(3) Ianni, O.: Metáforas de la Globalización. Art. Pub. en la Rev. de Ciencias Sociales UNQ 1995

(4) O Donnell, G.: Estado, democracia y globalización. Art. publicado en Realidad Económica 158.

(5) Beck, U.: Que es la globalización. Ed. Paidós. Barcelona .2008

(6) Ianni op. cit.

(7) Coriat, B: Los desafíos de la competitividad. Eudeba 1997.

(8) Coriat describe varias etapas que resulta importante precisar:

a) Una primera etapa que se podría definir como internacionalización, que ocurre desde fines del siglo XIX hasta la 1ra G. Mundial. Época de soberanía económica, fortaleza de los Estados Nacionales intercambio internacional de productos .b) la segunda etapa es la mundialización que abarca desde los fines de 2da G Mundial Hasta los comienzos de la década del 70 y

366cuya característica más importante es la presencia activa de las empresas multinacionales sobre todo el mundo, utilizando verdaderos procesos industriales y financieros. c) la tercera etapa que comienza en los 80 se caracteriza por el surgimiento de elementos relacionados con lo que se denomina globalización, y cuyas características principales son la desregulación, la regionalización y el fin de modelo americano de organización empresarial.

(9) Varios autores acuerdan que se puede definir como primera modernidad al período que abarca el proceso de industrialización y la creación de la sociedad de masas. En este período la estructura cultural y social era la familia, pero luego ese núcleo se rompe dando lugar al proceso de individualización, aumentando la incertidumbre del individuo.

(10) García Delgado, D. Estado-Nación y globalización. Ed Ariel 1998.

(11) Ferrer A: Hechos y ficciones de la Globalización.

(12) Bernal-Meza, R.: Globalización: ¿Proceso e ideología? Art. de Realidad Económica N 139.mayo de 1996.

(13) Ianni, opus. Cit.

(14) García Canclini, N.: Cultura y comunicación: entre lo global y lo local. Ed UNLP 1996.

(15) “Me acuerdo de algunos ejemplos trabajados por antropólogos europeos: una investigadora que estudia

367migrantes italianos en Suiza fue a ver una familia que vive en una comunidad fronteriza, en Zurich, entrevistó a su madre, y mientras el hijo veía televisión en inglés, la madre hablaba con la antropóloga en italiano. En algunos momentos la madre introducía expresiones en alemán para explicar su situación, pese a ser italiana, y le hacía preguntas al hijo que, molesto porque quería seguir viendo televisión, le decía en alemán- Ich bin american-. En realidad era italiano y estaba en Suiza, pero era su manera de situar, de definir su identidad.”

(16) Canclini, N.: “Recuerdo haber leído en The Ángeles Time cartas de habitantes de Los Ángeles cartas de habitantes que decían: no podemos seguir permitiendo que vengan tantos mexicanos a crear desorden, corrupción, delincuencia, inseguridad, que alejan a los inversores vietnamitas, chinos o coreanos que están viniendo a California”.

(17) Macdonalización: es un concepto elaborado por el sociólogo Ritzer, lo más destacado es asimilar como los principios que mueven a esta cadena (coincidentes con los principios del más puro capitalismo) se extienden al resto de la esfera de la vida. Es la sumatoria de eficiencia, cálculo, uniformidad y predicción, automatización, etc.

(18) Beck, U.: opus cit.

(19) Reigadas, C.: Globalización: entre la diferencia indiferente y la utopía de la justicia. Ponencia Congreso de Ciencias Políticas. Mendoza .1995.

(20) O Donnell, opus cit

368(21) Caletti, S.: Notas sobre la globalización, desde sus márgenes. Rev. Cs Sociales. UNQ set de 1997.

(22) García Canclini, N.: Ciudadanos y consumidores. Ed Grijalbo

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