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Excerpt from 'Nightscapes: Nocturnal Landscapes, Author Marc Armengaud, Editorial GG Gustavo Gili, Barcelona, 2009

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Page 1: Introduction
Page 2: Introduction

8 Nightscapes 9 Nightscapes

Exterior de noche, siglo XXI

Estamos viviendo un período de intensa agi-tación respecto a la faceta nocturna de las ciudades, en el que se está produciendo una renovación de la propia idea de urbanidad nocturna, reducida hasta hoy a los barrios de discotecas y conductas desmesuradas. Hablamos de paisaje, puesto que se trata de una dimensión perceptiva que une transver-salmente una paradójica diversidad de esta-dos urbanos y sociales que, ciertamente, ape-nas son visibles. La personalidad nocturna de una ciudad se ha convertido en el detonante de su atractivo, en un contexto de competiti-vidad internacional entre las distintas calida-des de vida de Toronto, San Francisco o Lon-dres. En París, unas inmensas escenografías temporales transforman la totalidad de la metrópoli durante las Noches Blancas o en Paris-Plage; en Shanghái, la proliferación de fachadas digitales redefi ne la arquitectura como un paisaje numérico; en Estocolmo, la ciudad se convierte en una gigantesca instala-ción rosa durante una sola noche para cele-brar una cadena solidaria contra el cáncer.Ahora bien, estamos atravesando una época que, además, asiste al retorno a la ciudad de violentos disturbios y de unos apagones ge-nerales que eran considerados cosas del pa-

Paisajes nocturnos contemporáneosContemporary nocturnal landscapes

Exterior, night, 21st centuryWe are living through a period of intense agitation in terms of the nocturnal face of our cities, which renews the very idea of noc-turnal urbanity, hitherto reduced to local ar-eas with their discothèques and their excess. One speaks of landscape, because this is a perceptual dimension which transversally unites a paradoxical variety of urban and so-cial states, some of which are barely visible. The nocturnal personality of a city has be-come the detonator of its power of attrac-tion, in a context of international competi-tion between qualities of life in Toronto, San Francisco or London. In Paris, immense temporary scenographies transform the en-tire metropolis during the annual Nuits Blanches or Paris Plage events. In Shanghai the proliferation of digital facades redefi nes architecture as a computerised landscape. In Stockholm, the city becomes a gigantic pink installation for a night in order to celebrate a chain of solidarity against cancer. But we are also living through a period which witnesses the return of violent distur-bances or of blackouts one thought long past. On the outskirts as in the centre, in the zones of activity as in the leisure or housing areas, “after closing time” these cities under-

Imagen nocturna de una calle de Shanghai. Nocturnal image of a street in Shanghai.

Page 3: Introduction

8 Nightscapes 9 Nightscapes

Exterior de noche, siglo XXI

Estamos viviendo un período de intensa agi-tación respecto a la faceta nocturna de las ciudades, en el que se está produciendo una renovación de la propia idea de urbanidad nocturna, reducida hasta hoy a los barrios de discotecas y conductas desmesuradas. Hablamos de paisaje, puesto que se trata de una dimensión perceptiva que une transver-salmente una paradójica diversidad de esta-dos urbanos y sociales que, ciertamente, ape-nas son visibles. La personalidad nocturna de una ciudad se ha convertido en el detonante de su atractivo, en un contexto de competiti-vidad internacional entre las distintas calida-des de vida de Toronto, San Francisco o Lon-dres. En París, unas inmensas escenografías temporales transforman la totalidad de la metrópoli durante las Noches Blancas o en Paris-Plage; en Shanghái, la proliferación de fachadas digitales redefi ne la arquitectura como un paisaje numérico; en Estocolmo, la ciudad se convierte en una gigantesca instala-ción rosa durante una sola noche para cele-brar una cadena solidaria contra el cáncer.Ahora bien, estamos atravesando una época que, además, asiste al retorno a la ciudad de violentos disturbios y de unos apagones ge-nerales que eran considerados cosas del pa-

Paisajes nocturnos contemporáneosContemporary nocturnal landscapes

Exterior, night, 21st centuryWe are living through a period of intense agitation in terms of the nocturnal face of our cities, which renews the very idea of noc-turnal urbanity, hitherto reduced to local ar-eas with their discothèques and their excess. One speaks of landscape, because this is a perceptual dimension which transversally unites a paradoxical variety of urban and so-cial states, some of which are barely visible. The nocturnal personality of a city has be-come the detonator of its power of attrac-tion, in a context of international competi-tion between qualities of life in Toronto, San Francisco or London. In Paris, immense temporary scenographies transform the en-tire metropolis during the annual Nuits Blanches or Paris Plage events. In Shanghai the proliferation of digital facades redefi nes architecture as a computerised landscape. In Stockholm, the city becomes a gigantic pink installation for a night in order to celebrate a chain of solidarity against cancer. But we are also living through a period which witnesses the return of violent distur-bances or of blackouts one thought long past. On the outskirts as in the centre, in the zones of activity as in the leisure or housing areas, “after closing time” these cities under-

Imagen nocturna de una calle de Shanghai. Nocturnal image of a street in Shanghai.

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10 Nightscapes 11 Nightscapes

sado. Tanto en la periferia como en el cora-zón de la ciudad, tanto en las zonas de actividad como en los barrios residenciales o de ocio, todas estas ciudades sufren, “tras la hora del cierre”, unas mutaciones que a menudo son discretas, pero que resultan tan masivas como las que se producen durante el día. Y la diversidad de todas estas situacio-nes forma un gran paisaje social, cultural, económico y, a veces, incluso político, com-pletamente inexplorado: ¿una “nueva fronte-ra”, quizá? Estos retos interesan especial-mente a los actores de las nuevas movilidades: la noche multiplica las posibili-dades, en un contexto de redefi nición de las mismas. Incluso cuando los fenómenos de estandarización urbana se producen tam-bién por la noche, podemos descubrir que cada ciudad posee una personalidad noctur-na original que sigue ofreciendo resistencia a dichas estandarizaciones, puesto que, por la noche, nada es fácil, ni continuo, ni efi -caz. Es una fuente de inspiración urbana que resulta esencial cuando se trata de plan-tear el problema del “espíritu del territorio”.

Mega-postes publicitariosEl icono de los paisajes nocturnos contem-poráneos se encuentra en el Bund de Shanghái (situado simétricamente al Pu-dong), un frente urbano de varios kilóme-tros completamente redibujado durante la noche por medio de iluminaciones digitales, hasta el extremo de que el paisaje parece concebirse y percibirse a partir de ahora con arreglo a su transformación nocturna. En toda Asia, las calles están quedando cu-biertas de “pantallas diurnas” que prolongan la estética de la noche, esbozando la idea

de una nueva estación urbana, ciertamente artifi cial, pero esencialmente nocturna. En Tokio, el antiguo modelo de la neoyorquina Times Square se ha extendido por tantos barrios que se ha convertido en sí mismo en un proyecto de metrópoli.En Europa y en América del Norte, este interés por la luz se ha puesto de manifi esto en numerosas capitales y grandes ciudades que están renovando sus “planes de ilumina-ción”, aunque a partir de otras tradiciones paisajísticas, más preocupadas por las relacio-nes con la existencia diurna. Toda Europa está sumergida en el mismo sodio anaranja-do, con la excepción de los centros urbanos, que reinventan personalidades polícromas.Ahora bien, ¿con qué criterios habría que pensar hoy en día la iluminación? ¿Perma-nencia o renovación constante? ¿Con la lógica de las estaciones o de los aconteci-mientos? Estas preguntas surgen de nuevo junto con la preocupación (¿contradicto-ria?) por un desarrollo duradero.

Ciudades nocturnas temporalesExiste otra gran tendencia nocturna contem-poránea que consiste en la programación de grandes acontecimientos de una o varias no-ches de duración, que conllevan transforma-ciones de la experiencia urbana a escala me-tropolitana: Noches Blancas, Noches de Museos, Festivales de Luz o Noches musicales se suceden en todas las grandes capitales, y París juega el papel de laboratorio para la mayoría de estos formatos. Las ciudades reinventan el calendario de las fi estas urbanas, más allá de la búsqueda de nuevos ritos sociales. Con la transformación de la ciudad ordinaria en ciudad surreal se acelera una mutación fun-

go changes that are often discreet but just as massive as those of day. And the diversity of these situations forms an extensive social, cultural, economic, and even at times politi-cal, landscape which still remains largely un-explored: a “new frontier”, perhaps? These issues are of particular interest to all who are protagonists in the new mobility systems: night reduces possibilities, in a context of re-defi ning possibilities. Even if the phenomena of urban standardisation exist at night, too, one discovers above all else that each city has an original nocturnal personality which still resists such standardisation, because at night nothing is easy, nor continuous, nor effi cient. This is an essential source of urban inspira-tion for the issue of a “sense of territory.”

Mega-billboard-polesThe icon of these contemporary nightscapes is in fact on the Shanghai Bund (and sym-metrically at Pudong), an urban frontage many kilometres long that is entirely recon-fi gured at night by digital illuminated signs, to the point that from now on this landscape seems to be perceived and conceived on the basis of its nocturnal transformation. Throughout Asia the streets are in the proc-ess of being covered with “daytime screens” that prolong the aesthetic of the night, limn-ing in the idea of a new urban season, artifi -cial, to be sure, but nocturnal in essence. In Tokyo the old New York Times Square mod-el is in evidence in so many areas that it has become a metropolitan project in itself. This interest in light is instituted in Europe and North America by numerous capitals and big cities that renovate their “Lighting Plan”, but on the basis of other traditions of

the landscape, more concerned about the relation with the diurnal state of things. The whole of Europe is bathed in the same or-ange sodium light, with the exception of the city centres which reinvent themselves with polychrome personalities. But according to which criteria does one think about illumi-nation today? Permanence or permanent re-newal? Seasonality or the event-driven? The questions are echoed by the (contradictory?) preoccupation with sustainable develop-ment.

Temporary nocturnal citiesThe other great contemporary nocturnal tendency is the programming of big events for one or more nights, which involve trans-formations of the urban experience at the metropolitan scale: Nuits Blanches (Open Nights), Museum Nights, Light Festivals or Music Nights” succeed each other in all the major capitals (with Paris playing the part of a laboratory for most of these formats). The cities reinvent a calendar of urban festivities, but this way beyond the search for new social rites. With these transformations of the ordi-nary city into a surreal one, a fundamental change is brought about: instead of submit-ting to the spatial constraints conceived on the basis of functionality and the laws of ex-change alone, the urbanity of space is oscil-lated in time. The nocturnal state permits fl exibility. This fl exibility can then become a value intrinsic to the city; instead of always being the same, it must be different all the time. At other scales, this movement is read in the schedules of certain football matches programmed after midnight (in Barcelona of course), or in the success of nocturnal

Paisajes nocturnos contemporáneos Contemporary nocturnal landscapes

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10 Nightscapes 11 Nightscapes

sado. Tanto en la periferia como en el cora-zón de la ciudad, tanto en las zonas de actividad como en los barrios residenciales o de ocio, todas estas ciudades sufren, “tras la hora del cierre”, unas mutaciones que a menudo son discretas, pero que resultan tan masivas como las que se producen durante el día. Y la diversidad de todas estas situacio-nes forma un gran paisaje social, cultural, económico y, a veces, incluso político, com-pletamente inexplorado: ¿una “nueva fronte-ra”, quizá? Estos retos interesan especial-mente a los actores de las nuevas movilidades: la noche multiplica las posibili-dades, en un contexto de redefi nición de las mismas. Incluso cuando los fenómenos de estandarización urbana se producen tam-bién por la noche, podemos descubrir que cada ciudad posee una personalidad noctur-na original que sigue ofreciendo resistencia a dichas estandarizaciones, puesto que, por la noche, nada es fácil, ni continuo, ni efi -caz. Es una fuente de inspiración urbana que resulta esencial cuando se trata de plan-tear el problema del “espíritu del territorio”.

Mega-postes publicitariosEl icono de los paisajes nocturnos contem-poráneos se encuentra en el Bund de Shanghái (situado simétricamente al Pu-dong), un frente urbano de varios kilóme-tros completamente redibujado durante la noche por medio de iluminaciones digitales, hasta el extremo de que el paisaje parece concebirse y percibirse a partir de ahora con arreglo a su transformación nocturna. En toda Asia, las calles están quedando cu-biertas de “pantallas diurnas” que prolongan la estética de la noche, esbozando la idea

de una nueva estación urbana, ciertamente artifi cial, pero esencialmente nocturna. En Tokio, el antiguo modelo de la neoyorquina Times Square se ha extendido por tantos barrios que se ha convertido en sí mismo en un proyecto de metrópoli.En Europa y en América del Norte, este interés por la luz se ha puesto de manifi esto en numerosas capitales y grandes ciudades que están renovando sus “planes de ilumina-ción”, aunque a partir de otras tradiciones paisajísticas, más preocupadas por las relacio-nes con la existencia diurna. Toda Europa está sumergida en el mismo sodio anaranja-do, con la excepción de los centros urbanos, que reinventan personalidades polícromas.Ahora bien, ¿con qué criterios habría que pensar hoy en día la iluminación? ¿Perma-nencia o renovación constante? ¿Con la lógica de las estaciones o de los aconteci-mientos? Estas preguntas surgen de nuevo junto con la preocupación (¿contradicto-ria?) por un desarrollo duradero.

Ciudades nocturnas temporalesExiste otra gran tendencia nocturna contem-poránea que consiste en la programación de grandes acontecimientos de una o varias no-ches de duración, que conllevan transforma-ciones de la experiencia urbana a escala me-tropolitana: Noches Blancas, Noches de Museos, Festivales de Luz o Noches musicales se suceden en todas las grandes capitales, y París juega el papel de laboratorio para la mayoría de estos formatos. Las ciudades reinventan el calendario de las fi estas urbanas, más allá de la búsqueda de nuevos ritos sociales. Con la transformación de la ciudad ordinaria en ciudad surreal se acelera una mutación fun-

go changes that are often discreet but just as massive as those of day. And the diversity of these situations forms an extensive social, cultural, economic, and even at times politi-cal, landscape which still remains largely un-explored: a “new frontier”, perhaps? These issues are of particular interest to all who are protagonists in the new mobility systems: night reduces possibilities, in a context of re-defi ning possibilities. Even if the phenomena of urban standardisation exist at night, too, one discovers above all else that each city has an original nocturnal personality which still resists such standardisation, because at night nothing is easy, nor continuous, nor effi cient. This is an essential source of urban inspira-tion for the issue of a “sense of territory.”

Mega-billboard-polesThe icon of these contemporary nightscapes is in fact on the Shanghai Bund (and sym-metrically at Pudong), an urban frontage many kilometres long that is entirely recon-fi gured at night by digital illuminated signs, to the point that from now on this landscape seems to be perceived and conceived on the basis of its nocturnal transformation. Throughout Asia the streets are in the proc-ess of being covered with “daytime screens” that prolong the aesthetic of the night, limn-ing in the idea of a new urban season, artifi -cial, to be sure, but nocturnal in essence. In Tokyo the old New York Times Square mod-el is in evidence in so many areas that it has become a metropolitan project in itself. This interest in light is instituted in Europe and North America by numerous capitals and big cities that renovate their “Lighting Plan”, but on the basis of other traditions of

the landscape, more concerned about the relation with the diurnal state of things. The whole of Europe is bathed in the same or-ange sodium light, with the exception of the city centres which reinvent themselves with polychrome personalities. But according to which criteria does one think about illumi-nation today? Permanence or permanent re-newal? Seasonality or the event-driven? The questions are echoed by the (contradictory?) preoccupation with sustainable develop-ment.

Temporary nocturnal citiesThe other great contemporary nocturnal tendency is the programming of big events for one or more nights, which involve trans-formations of the urban experience at the metropolitan scale: Nuits Blanches (Open Nights), Museum Nights, Light Festivals or Music Nights” succeed each other in all the major capitals (with Paris playing the part of a laboratory for most of these formats). The cities reinvent a calendar of urban festivities, but this way beyond the search for new social rites. With these transformations of the ordi-nary city into a surreal one, a fundamental change is brought about: instead of submit-ting to the spatial constraints conceived on the basis of functionality and the laws of ex-change alone, the urbanity of space is oscil-lated in time. The nocturnal state permits fl exibility. This fl exibility can then become a value intrinsic to the city; instead of always being the same, it must be different all the time. At other scales, this movement is read in the schedules of certain football matches programmed after midnight (in Barcelona of course), or in the success of nocturnal

Paisajes nocturnos contemporáneos Contemporary nocturnal landscapes

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damental: en vez de sufrir las limitaciones espaciales pensadas únicamente a partir de la funcionalidad y las leyes del intercambio, se hace oscilar la urbanidad del espacio en el tiempo. El estado nocturno favorece la fl exi-bilidad, la cual puede convertirse en un va-lor intrínseco de la ciudad que, así, en lugar de ser siempre la misma, tiene que ser siem-pre distinta. A otras escalas, este movimiento puede leerse en los horarios de algunos par-tidos de fútbol programados para después de medianoche (sobre todo en Barcelona), como también en el éxito de los paseos noc-turnos en monopatín, que reúnen semanal-mente a miles de ciudadanos en París o en Nueva York. En los barrios confl ictivos del norte de París, los equipamientos deportivos permanecen abiertos también por la noche, con el fi n de canalizar la energía de unos jó-venes ociosos que pasaban las noches en los portales... Así pues, la noche contemporánea es el espectáculo de unas prácticas nuevas, que suscitan unas nuevas programaciones es-paciales. ¿Qué es un espacio público especí-fi camente nocturno? ¿Qué es un jardín en la oscuridad? ¿En base a qué principio habría que desarrollar un proyecto? Si la noche es lo efímero, lo frágil, lo espontáneo, ¿de qué modo podemos construir este elemento sin desnaturalizarlo? Observar el paisaje de las ciudades por la noche signifi ca plantearse el problema de los valores de un proyecto noc-turno. La noche es una situación que permi-te reactivar el discurso sobre los valores urba-nos en un contexto de sociabilidad, pero también de curiosidad espontánea, unos es-tados que son propicios a unas formulacio-nes innovadoras. La noche temporal es el laboratorio urbano de numerosas ciudades.

La noche políticaY, sin embargo, no se trata de un paisaje idí-lico: la noche constituye una temporalidad en la que la ciudad debe tomar aliento, debe recuperarse. Ahora bien, se va convirtiendo cada vez más en el teatro de unos accidentes que son la expresión de un sobrecalenta-miento del sistema diurno, que se libera en este estado intermedio: por una parte, por medio de apagones reiterados (Toronto 2003, Italia 2004), una metáfora mecánica de dicho sobrecalentamiento, pero sobre todo por medio de los disturbios nocturnos, como los de París en 2005 o los de Copenha-gue en 2007. Estos acontecimientos pueden adoptar la forma de marchas con antorchas, en el caso de las protestas pacífi cas (contra el régimen de Milosevic en Belgrado, en 1999), y/o de guerrillas urbanas, cuyo objeti-vo consiste en crear un enfrentamiento en-tre las fuerzas policiales y los jóvenes margi-nados, generando la imagen televisiva de un caos radical inscrito en el orden social. Así pues, en nuestra época, la noche constituye un teatro político de primer orden. La temá-tica de la guerrilla es la preferida por nume-rosas “tribus” de artistas y activistas desde principios de los años noventa, que contem-plaron la aparición del fenómeno de las fi es-tas rave: centenares o miles de personas se reúnen en plena noche en un descampado que se convierte provisionalmente en una ciudad techno en el corazón de un paisaje periurbano, postindustrial o a veces incluso rural. Antes de que la policía pueda interve-nir, la noche toca a su fi n... Piratas informáti-cos, trabajadores sociales, músicos, diseñado-res de páginas web, militantes ecologistas radicales, activistas nocturnos como los

outings on roller skates bringing together thousands of citizens during the week in Paris or New York. In the diffi cult areas in the north of Paris the sports facilities also elect to open at night to help channel the energies of idle youngsters who were spend-ing their nights in hallways. Nighttime today means the spectacle of new practices that give rise to new kinds of spatial program-ming. What is a specifi cally nocturnal public space? What is a garden in darkness? On the basis of which principle does one develop a project? If night means the ephemeral, the fragile, the spontaneous, how does one con-struct this element without distorting it? To observe the cityscape by night means to ask oneself about nocturnal design values. Night is a situation which permits one to reactivate a discourse about urban values, in a context of sociability, but also of spontaneous curios-ity, states that are favourable to innovative formulations. Temporary night is the urban laboratory of many a city.

Political night It isn’t an idyllic landscape for all that: night is that temporality when the city must get its breath back, rectify itself. As it is, it increas-ingly becomes the theatre of accidents which are the expression of an overheating of the diurnal system that is released in this mid-state: on the one hand with recurrent black-outs (Toronto 2003, Italy 2004), a mechanical metaphor of this overheating, but above all with nocturnal riots as in Paris in 2005 or Co-penhagen in 2007. These events may take the form of torch-lit processions for non-violent protests (against the Milosevic regime in Bel-grade in 1999), and/or of an urban guerrilla whose aim is to bring about a confrontation between the police and marginalised young-sters, creating the televised image of radical chaos within the social order. Night is a major political theatre of our time, then. And the imagery of the guerrilla has been privileged by numerous “tribes” of artists and activists since the beginning of the 1990s and the phe-nomenon of raves: hundreds or thousands of people meet at dead of night on a bit of dere-lict land that temporarily becomes a techno town in the middle of a periurban, post-in-dustrial or at times even rural landscape. Be-fore the police have managed to intervene, the night is over. Hackers, social workers, mu-sicians, web designers, militant radical ecolo-gists, nocturnal activists like the members of Reclaim the Streets and artists like Space In-vaders or Blinkenlights have developed tac-tics of urban interventionism, some of which are already on display in the museums, be-cause they suggest new forms of re-conquered public space and exhibit our need to re-ap-propriate the urban territory for ourselves.

Paisajes nocturnos contemporáneos Contemporary nocturnal landscapes

Una calle de Toronto. A street in Toronto.

Page 7: Introduction

12 Nightscapes 13 Nightscapes

damental: en vez de sufrir las limitaciones espaciales pensadas únicamente a partir de la funcionalidad y las leyes del intercambio, se hace oscilar la urbanidad del espacio en el tiempo. El estado nocturno favorece la fl exi-bilidad, la cual puede convertirse en un va-lor intrínseco de la ciudad que, así, en lugar de ser siempre la misma, tiene que ser siem-pre distinta. A otras escalas, este movimiento puede leerse en los horarios de algunos par-tidos de fútbol programados para después de medianoche (sobre todo en Barcelona), como también en el éxito de los paseos noc-turnos en monopatín, que reúnen semanal-mente a miles de ciudadanos en París o en Nueva York. En los barrios confl ictivos del norte de París, los equipamientos deportivos permanecen abiertos también por la noche, con el fi n de canalizar la energía de unos jó-venes ociosos que pasaban las noches en los portales... Así pues, la noche contemporánea es el espectáculo de unas prácticas nuevas, que suscitan unas nuevas programaciones es-paciales. ¿Qué es un espacio público especí-fi camente nocturno? ¿Qué es un jardín en la oscuridad? ¿En base a qué principio habría que desarrollar un proyecto? Si la noche es lo efímero, lo frágil, lo espontáneo, ¿de qué modo podemos construir este elemento sin desnaturalizarlo? Observar el paisaje de las ciudades por la noche signifi ca plantearse el problema de los valores de un proyecto noc-turno. La noche es una situación que permi-te reactivar el discurso sobre los valores urba-nos en un contexto de sociabilidad, pero también de curiosidad espontánea, unos es-tados que son propicios a unas formulacio-nes innovadoras. La noche temporal es el laboratorio urbano de numerosas ciudades.

La noche políticaY, sin embargo, no se trata de un paisaje idí-lico: la noche constituye una temporalidad en la que la ciudad debe tomar aliento, debe recuperarse. Ahora bien, se va convirtiendo cada vez más en el teatro de unos accidentes que son la expresión de un sobrecalenta-miento del sistema diurno, que se libera en este estado intermedio: por una parte, por medio de apagones reiterados (Toronto 2003, Italia 2004), una metáfora mecánica de dicho sobrecalentamiento, pero sobre todo por medio de los disturbios nocturnos, como los de París en 2005 o los de Copenha-gue en 2007. Estos acontecimientos pueden adoptar la forma de marchas con antorchas, en el caso de las protestas pacífi cas (contra el régimen de Milosevic en Belgrado, en 1999), y/o de guerrillas urbanas, cuyo objeti-vo consiste en crear un enfrentamiento en-tre las fuerzas policiales y los jóvenes margi-nados, generando la imagen televisiva de un caos radical inscrito en el orden social. Así pues, en nuestra época, la noche constituye un teatro político de primer orden. La temá-tica de la guerrilla es la preferida por nume-rosas “tribus” de artistas y activistas desde principios de los años noventa, que contem-plaron la aparición del fenómeno de las fi es-tas rave: centenares o miles de personas se reúnen en plena noche en un descampado que se convierte provisionalmente en una ciudad techno en el corazón de un paisaje periurbano, postindustrial o a veces incluso rural. Antes de que la policía pueda interve-nir, la noche toca a su fi n... Piratas informáti-cos, trabajadores sociales, músicos, diseñado-res de páginas web, militantes ecologistas radicales, activistas nocturnos como los

outings on roller skates bringing together thousands of citizens during the week in Paris or New York. In the diffi cult areas in the north of Paris the sports facilities also elect to open at night to help channel the energies of idle youngsters who were spend-ing their nights in hallways. Nighttime today means the spectacle of new practices that give rise to new kinds of spatial program-ming. What is a specifi cally nocturnal public space? What is a garden in darkness? On the basis of which principle does one develop a project? If night means the ephemeral, the fragile, the spontaneous, how does one con-struct this element without distorting it? To observe the cityscape by night means to ask oneself about nocturnal design values. Night is a situation which permits one to reactivate a discourse about urban values, in a context of sociability, but also of spontaneous curios-ity, states that are favourable to innovative formulations. Temporary night is the urban laboratory of many a city.

Political night It isn’t an idyllic landscape for all that: night is that temporality when the city must get its breath back, rectify itself. As it is, it increas-ingly becomes the theatre of accidents which are the expression of an overheating of the diurnal system that is released in this mid-state: on the one hand with recurrent black-outs (Toronto 2003, Italy 2004), a mechanical metaphor of this overheating, but above all with nocturnal riots as in Paris in 2005 or Co-penhagen in 2007. These events may take the form of torch-lit processions for non-violent protests (against the Milosevic regime in Bel-grade in 1999), and/or of an urban guerrilla whose aim is to bring about a confrontation between the police and marginalised young-sters, creating the televised image of radical chaos within the social order. Night is a major political theatre of our time, then. And the imagery of the guerrilla has been privileged by numerous “tribes” of artists and activists since the beginning of the 1990s and the phe-nomenon of raves: hundreds or thousands of people meet at dead of night on a bit of dere-lict land that temporarily becomes a techno town in the middle of a periurban, post-in-dustrial or at times even rural landscape. Be-fore the police have managed to intervene, the night is over. Hackers, social workers, mu-sicians, web designers, militant radical ecolo-gists, nocturnal activists like the members of Reclaim the Streets and artists like Space In-vaders or Blinkenlights have developed tac-tics of urban interventionism, some of which are already on display in the museums, be-cause they suggest new forms of re-conquered public space and exhibit our need to re-ap-propriate the urban territory for ourselves.

Paisajes nocturnos contemporáneos Contemporary nocturnal landscapes

Una calle de Toronto. A street in Toronto.

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miembros de Reclaim the Streets, artistas como los Space Invaders o los Blinkenlights, han desarrollado tácticas de intervencionis-mo urbano, algunas de las cuales ya se expo-nen en los museos, puesto que proponen nuevas formas de espacio público reconquis-tado y exhiben nuestra necesidad de reapro-piación del territorio urbano.

La noche legalExiste en la noche contemporánea una ten-sión estratégica entre lo legal-jurídico y lo ilegal-espontáneo, y muchos políticos instru-mentalizan el “miedo a la oscuridad” para justifi car unas políticas represivas que tienen como consecuencia un incremento del efec-to de relegación: por ejemplo, suprimiendo los transportes públicos por la noche en los barrios más sensibles, o bien justifi cando la videovigilancia permanente de los espacios públicos. Ahora bien, la realidad de la inse-guridad nocturna demuestra que es durante el día cuando se producen los peligros rea-les. La noche es un teatro de fantasmas. Pero la dimensión política de la noche no sólo es represiva, como podemos leer en algunas de-cisiones jurídicas recientes:· La sensibilidad hacia el problema de la po-lución nocturna ha llevado al estado belga a desarrollar un programa de apagado de la iluminación de sus autopistas, conocidas en todo el mundo por su iluminación integral, visible desde la luna.· El derecho europeo al trabajo otorga a las mujeres el mismo derecho al trabajo noctur-no que a los hombres (hasta entonces habían estado tan protegidas que se había generado una forma de discriminación contractual).La lectura de estas políticas resulta cada vez

más difícil, puesto que van más allá de los marcos ideológicos surgidos a raíz de la gue-rra fría. La transformación del estatuto jurí-dico de la noche constituye una de tantas manifestaciones de ello: mientras los gran-des grupos privados presionan para que se acelere la apertura de las ciudades 24 horas al día, los 7 días de la semana, las grandes ciudades crean unas Ofi cinas del Tiempo cuya misión prioritaria consiste en reconsi-derar los horarios de ciertos servicios públi-cos con el fi n de adaptarlos mejor a las con-ductas reales de los habitantes. Numerosas ciudades, como Roma, Helsinki o Barcelona, han empezado a desarrollar unas políticas específi camente nocturnas dirigidas a unas categorías de usuarios que tienen necesidad de una nueva temporalidad urbana adapta-da, como, por ejemplo, el desarrollo de guarderías nocturnas, o la implantación de unos transportes públicos que siguen unos itinerarios adaptados a la realidad de los fl u-jos nocturnos, o la apertura de las bibliote-cas públicas hasta horas muy avanzadas.

¿Inventar la noche?Así pues, si algunas de estas nuevas situacio-nes nocturnas son objeto de programas pú-blicos muy ambiciosos, o de un interés cada vez mayor de los grandes operadores priva-dos hacia la esfera urbana, la mayoría de di-chas situaciones consiste en primera instan-cia en unos movimientos expresivos o creativos que agrupan a los adolescentes de los guetos, artistas, arquitectos, músicos o paisajistas que cruzan esta nueva frontera todavía fl exible, abierta, indecisa. Se trata de un terreno de juego ampliado en el que las reglas importan menos que la posibilidad de

Legal night There is a strategic tension between what is legal/juridical and what is illegal/spontane-ous in this contemporary night, and numer-ous politicians instrumentalise this “fear of the dark” in order to justify repressive poli-cies whose consequences are to accentuate the effects of relegation. For example, by suppressing public transport at night in sen-sitive areas, or by justifying the constant vid-eo surveillance of public space. But the reali-ty of nocturnal insecurity shows, in fact, that the hours of daylight are the time of real danger. Night is a theatre of phantasms. But this political investment of the night is not only repressive, as can be read in many re-cent judicial decisions: · Sensitivity to the issue of nocturnal pollu-tion has led the Belgian state to launch a programme of extinguishing the lighting of its motorways, which are nevertheless known throughout the world for their integral light-ing, visible from the moon. · The European right to work has given women the same right to work nights as men (hitherto, women were so protected that this has ended up generating a form of discrimi-nation in hiring). The reading of these policies has become more diffi cult since they do not fi t the ideo-logical frameworks born of the Cold War. The transformation of the juridical status of the night is one manifestation of this: while the major private groups push for the accel-eration of big city opening times twenty-four hours a day, seven days a week, the big cities themselves create Time Offi ces whose ur-gent mission it is to rethink the schedules of certain public services in order to adapt

them to the real practice of the inhabitants. And many cities like Rome, Helsinki or Bar-celona have begun to develop specifi cally nocturnal policies orientated towards types of users who need a new, adapted, urban temporality, like for example the develop-ment of night crèches, of public transport systems that keep to itineraries that go with the reality of nocturnal fl ows, or the opening of public libraries into the small hours.

Inventing the night? If certain of these new nighttime situations are the given, then, of ambitious public pro-grammes or of the ever-increasing interest of big private operators in the urban sphere, most of these situations are fi rst and fore-most movements of expression and creation that rally adolescents from the ghettos, art-ists, architects, musicians or landscape de-signers who develop this still fl exible, open and undecided new frontier. An enlarged playground in which the rules count for less than the possibility of getting the margins of manoeuvre into the game. Is the night, an indeterminate contemporary landscape, to be invented? One links up here with the romantic theme of night as fallow land, in-between state, ter-rain vague, rough draft, suspension. This un-decided territory must be explored, auscul-tated, and be described. An attempt made time and again for Paris, with Restif de la Bretonne compiling his Nuits de Paris at the end of the 18th century (which Zola or Sou-pault will echo), or with a camera by Brassaï in the 1920s and 30s, and even later with the Situationist derives, themselves the direct heirs of Surrealist practices or of Walter Ben-

Paisajes nocturnos contemporáneos Contemporary nocturnal landscapes

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miembros de Reclaim the Streets, artistas como los Space Invaders o los Blinkenlights, han desarrollado tácticas de intervencionis-mo urbano, algunas de las cuales ya se expo-nen en los museos, puesto que proponen nuevas formas de espacio público reconquis-tado y exhiben nuestra necesidad de reapro-piación del territorio urbano.

La noche legalExiste en la noche contemporánea una ten-sión estratégica entre lo legal-jurídico y lo ilegal-espontáneo, y muchos políticos instru-mentalizan el “miedo a la oscuridad” para justifi car unas políticas represivas que tienen como consecuencia un incremento del efec-to de relegación: por ejemplo, suprimiendo los transportes públicos por la noche en los barrios más sensibles, o bien justifi cando la videovigilancia permanente de los espacios públicos. Ahora bien, la realidad de la inse-guridad nocturna demuestra que es durante el día cuando se producen los peligros rea-les. La noche es un teatro de fantasmas. Pero la dimensión política de la noche no sólo es represiva, como podemos leer en algunas de-cisiones jurídicas recientes:· La sensibilidad hacia el problema de la po-lución nocturna ha llevado al estado belga a desarrollar un programa de apagado de la iluminación de sus autopistas, conocidas en todo el mundo por su iluminación integral, visible desde la luna.· El derecho europeo al trabajo otorga a las mujeres el mismo derecho al trabajo noctur-no que a los hombres (hasta entonces habían estado tan protegidas que se había generado una forma de discriminación contractual).La lectura de estas políticas resulta cada vez

más difícil, puesto que van más allá de los marcos ideológicos surgidos a raíz de la gue-rra fría. La transformación del estatuto jurí-dico de la noche constituye una de tantas manifestaciones de ello: mientras los gran-des grupos privados presionan para que se acelere la apertura de las ciudades 24 horas al día, los 7 días de la semana, las grandes ciudades crean unas Ofi cinas del Tiempo cuya misión prioritaria consiste en reconsi-derar los horarios de ciertos servicios públi-cos con el fi n de adaptarlos mejor a las con-ductas reales de los habitantes. Numerosas ciudades, como Roma, Helsinki o Barcelona, han empezado a desarrollar unas políticas específi camente nocturnas dirigidas a unas categorías de usuarios que tienen necesidad de una nueva temporalidad urbana adapta-da, como, por ejemplo, el desarrollo de guarderías nocturnas, o la implantación de unos transportes públicos que siguen unos itinerarios adaptados a la realidad de los fl u-jos nocturnos, o la apertura de las bibliote-cas públicas hasta horas muy avanzadas.

¿Inventar la noche?Así pues, si algunas de estas nuevas situacio-nes nocturnas son objeto de programas pú-blicos muy ambiciosos, o de un interés cada vez mayor de los grandes operadores priva-dos hacia la esfera urbana, la mayoría de di-chas situaciones consiste en primera instan-cia en unos movimientos expresivos o creativos que agrupan a los adolescentes de los guetos, artistas, arquitectos, músicos o paisajistas que cruzan esta nueva frontera todavía fl exible, abierta, indecisa. Se trata de un terreno de juego ampliado en el que las reglas importan menos que la posibilidad de

Legal night There is a strategic tension between what is legal/juridical and what is illegal/spontane-ous in this contemporary night, and numer-ous politicians instrumentalise this “fear of the dark” in order to justify repressive poli-cies whose consequences are to accentuate the effects of relegation. For example, by suppressing public transport at night in sen-sitive areas, or by justifying the constant vid-eo surveillance of public space. But the reali-ty of nocturnal insecurity shows, in fact, that the hours of daylight are the time of real danger. Night is a theatre of phantasms. But this political investment of the night is not only repressive, as can be read in many re-cent judicial decisions: · Sensitivity to the issue of nocturnal pollu-tion has led the Belgian state to launch a programme of extinguishing the lighting of its motorways, which are nevertheless known throughout the world for their integral light-ing, visible from the moon. · The European right to work has given women the same right to work nights as men (hitherto, women were so protected that this has ended up generating a form of discrimi-nation in hiring). The reading of these policies has become more diffi cult since they do not fi t the ideo-logical frameworks born of the Cold War. The transformation of the juridical status of the night is one manifestation of this: while the major private groups push for the accel-eration of big city opening times twenty-four hours a day, seven days a week, the big cities themselves create Time Offi ces whose ur-gent mission it is to rethink the schedules of certain public services in order to adapt

them to the real practice of the inhabitants. And many cities like Rome, Helsinki or Bar-celona have begun to develop specifi cally nocturnal policies orientated towards types of users who need a new, adapted, urban temporality, like for example the develop-ment of night crèches, of public transport systems that keep to itineraries that go with the reality of nocturnal fl ows, or the opening of public libraries into the small hours.

Inventing the night? If certain of these new nighttime situations are the given, then, of ambitious public pro-grammes or of the ever-increasing interest of big private operators in the urban sphere, most of these situations are fi rst and fore-most movements of expression and creation that rally adolescents from the ghettos, art-ists, architects, musicians or landscape de-signers who develop this still fl exible, open and undecided new frontier. An enlarged playground in which the rules count for less than the possibility of getting the margins of manoeuvre into the game. Is the night, an indeterminate contemporary landscape, to be invented? One links up here with the romantic theme of night as fallow land, in-between state, ter-rain vague, rough draft, suspension. This un-decided territory must be explored, auscul-tated, and be described. An attempt made time and again for Paris, with Restif de la Bretonne compiling his Nuits de Paris at the end of the 18th century (which Zola or Sou-pault will echo), or with a camera by Brassaï in the 1920s and 30s, and even later with the Situationist derives, themselves the direct heirs of Surrealist practices or of Walter Ben-

Paisajes nocturnos contemporáneos Contemporary nocturnal landscapes

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16 Nightscapes 17 Nightscapes

jugar con los márgenes de maniobra. La no-che: ¿un paisaje contemporáneo indetermi-nado, todavía por inventar?Retomamos aquí el tema romántico de la noche como terreno yermo, espacio interme-dio, terrain vague, maraña, suspensión. Este territorio indeciso debe ser explorado, aus-cultado y descrito: una tarea abordada en bastantes ocasiones en el caso de París, con Restif de la Bretonne escribiendo sus Nuits de Paris a fi nales del siglo xviii (a las que devol-verán el eco Zola o Soupault), o con Brassaï y su cámara fotográfi ca en los años veinte y treinta del siglo pasado y, más tarde, con las derivas situacionistas, herederas directas de las prácticas surrealistas o de Walter Benja-min. En todos estos casos, la exploración de un territorio nocturno se identifi ca con su apropiación, signifi ca comunicarse con unas dimensiones urbanas que son rechazadas por la efi cacia ordenada y productiva del día. Pero no basta con limitarse a estas constata-ciones románticas: hay que introducirse en estas dimensiones y cualifi carlas. La noche no es solamente una atmósfera, constituye una complejidad específi ca, y esto es lo que hay que explorar para distinguir las distintas modalidades nocturnas, que en algunos ca-sos se corresponden con unos emplazamien-tos y en otros, con unas actividades o unas herramientas de comunicación o de trans-porte.

Leer la nocheEl paisaje no sólo se lee y se practica como una situación espacial, sino también como un acontecimiento temporal. Así, para com-prender la diversidad de las experiencias ur-banas contemporáneas, hay que realizar el

esfuerzo, con cierto sentido de permanen-cia, y sobre todo de las permanencias pro-pias de los distintos lugares donde se viven dichas experiencias, de volver a desplegar el territorio vivido. Ahí donde estamos, ¿qué hora es? La mayoría de los lugares lleva con-sigo un “cronotopo” que hay que saber leer para sacarles provecho. La noche es el entor-no temporal en el que esta toma de concien-cia es más sorprendente y más abierta: en primer lugar, porque el espíritu nocturno es por naturaleza más receptivo; y en segundo lugar, porque desvela una intensifi cación de las diferencias urbanas, de profundidades re-novadas. La sensibilidad perceptiva propone un retorno espontáneo a la experiencia de nuestro medio, aunque se trate de un descu-brimiento paradójico: ¡por la noche no se ve nada! Así pues, la noche reclama la coopera-ción de los demás sentidos y de la imagina-ción, con el fi n de paliar lo que nos falta: una modalidad de visión “nictálope”. Se tra-ta de una crisis perceptiva que hay que supe-rar funcionando por medio de hipótesis e intuiciones, y también por medio de la expe-riencia: andar en el vacío.

Leer las ciudades por la nocheEn las ciudades del siglo xx, la noche es emi-nentemente un tiempo no funcional y muy poco productivo que pone en cuestión un sistema cuya regla es el día y la excepción es la noche. Las ciudades han sido concebidas para satisfacer los criterios funcionales diur-nos y, desde un punto de vista programático, lo específi co de la noche es una extensión de dichas funciones: limpieza, puesta a pun-to, abastecimiento de stocks... Es un tiempo destinado a renovar la escena para la reanu-

jamin. In all these instances, to explore a nocturnal territory is to appropriate it for oneself, is to communicate with the urban dimensions that are refused us by the or-dered, productive effi cacy of daytime. But one cannot stop short at romantic state-ments: it is necessary to re-enter these di-mensions, and to qualify them. The night is not only an atmosphere, it is a specifi c com-

plexity, and it’s that which must be explored by trying to distinguish nocturnal modes that correspond for some people to particu-lar places, and for others to activities or tools of communication or of transport.

Reading the nightThe landscape is read and practised as a spa-tial situation, but also as a temporal event. And so, in order to understand the diversity of contemporary urban experiences it is nec-essary to make the effort to reopen out the territory lived with some sense of duration, and above all durations specifi c to the differ-ent places in which they are experienced. What time is it, where we are? Most places have a “chronotopos” that you have to know how to read in order to make the most of. Night is the temporal environment in which this awareness is most striking and most open: because the nocturnal mind is by na-ture more receptive, and also because it dis-covers an intensifi cation of urban differenti-ations, of renewed depths. Perceptual sensibility proposes a spontaneous return to the experience of our environment, even if it is a paradoxical rediscovery: at night one sees nothing! Night, then, calls for the coop-eration of our other senses and for imagina-tion, so as to mitigate what it is we lack (a “nyctalopic” mode of vision). This is a per-ceptual crisis that must be overcome, in functioning via hypotheses and intuitions as much as through experience: by stepping out into the void.

Reading cities at nightFor the 20th-century city, night is fundamen-tally a non-functional and feebly productive

Paisajes nocturnos contemporáneos Contemporary nocturnal landscapes

Imagen nocturna del bulevar des Italiens, 1932. Nocturnal image of the Boulevard des Italiens, Paris.

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jugar con los márgenes de maniobra. La no-che: ¿un paisaje contemporáneo indetermi-nado, todavía por inventar?Retomamos aquí el tema romántico de la noche como terreno yermo, espacio interme-dio, terrain vague, maraña, suspensión. Este territorio indeciso debe ser explorado, aus-cultado y descrito: una tarea abordada en bastantes ocasiones en el caso de París, con Restif de la Bretonne escribiendo sus Nuits de Paris a fi nales del siglo xviii (a las que devol-verán el eco Zola o Soupault), o con Brassaï y su cámara fotográfi ca en los años veinte y treinta del siglo pasado y, más tarde, con las derivas situacionistas, herederas directas de las prácticas surrealistas o de Walter Benja-min. En todos estos casos, la exploración de un territorio nocturno se identifi ca con su apropiación, signifi ca comunicarse con unas dimensiones urbanas que son rechazadas por la efi cacia ordenada y productiva del día. Pero no basta con limitarse a estas constata-ciones románticas: hay que introducirse en estas dimensiones y cualifi carlas. La noche no es solamente una atmósfera, constituye una complejidad específi ca, y esto es lo que hay que explorar para distinguir las distintas modalidades nocturnas, que en algunos ca-sos se corresponden con unos emplazamien-tos y en otros, con unas actividades o unas herramientas de comunicación o de trans-porte.

Leer la nocheEl paisaje no sólo se lee y se practica como una situación espacial, sino también como un acontecimiento temporal. Así, para com-prender la diversidad de las experiencias ur-banas contemporáneas, hay que realizar el

esfuerzo, con cierto sentido de permanen-cia, y sobre todo de las permanencias pro-pias de los distintos lugares donde se viven dichas experiencias, de volver a desplegar el territorio vivido. Ahí donde estamos, ¿qué hora es? La mayoría de los lugares lleva con-sigo un “cronotopo” que hay que saber leer para sacarles provecho. La noche es el entor-no temporal en el que esta toma de concien-cia es más sorprendente y más abierta: en primer lugar, porque el espíritu nocturno es por naturaleza más receptivo; y en segundo lugar, porque desvela una intensifi cación de las diferencias urbanas, de profundidades re-novadas. La sensibilidad perceptiva propone un retorno espontáneo a la experiencia de nuestro medio, aunque se trate de un descu-brimiento paradójico: ¡por la noche no se ve nada! Así pues, la noche reclama la coopera-ción de los demás sentidos y de la imagina-ción, con el fi n de paliar lo que nos falta: una modalidad de visión “nictálope”. Se tra-ta de una crisis perceptiva que hay que supe-rar funcionando por medio de hipótesis e intuiciones, y también por medio de la expe-riencia: andar en el vacío.

Leer las ciudades por la nocheEn las ciudades del siglo xx, la noche es emi-nentemente un tiempo no funcional y muy poco productivo que pone en cuestión un sistema cuya regla es el día y la excepción es la noche. Las ciudades han sido concebidas para satisfacer los criterios funcionales diur-nos y, desde un punto de vista programático, lo específi co de la noche es una extensión de dichas funciones: limpieza, puesta a pun-to, abastecimiento de stocks... Es un tiempo destinado a renovar la escena para la reanu-

jamin. In all these instances, to explore a nocturnal territory is to appropriate it for oneself, is to communicate with the urban dimensions that are refused us by the or-dered, productive effi cacy of daytime. But one cannot stop short at romantic state-ments: it is necessary to re-enter these di-mensions, and to qualify them. The night is not only an atmosphere, it is a specifi c com-

plexity, and it’s that which must be explored by trying to distinguish nocturnal modes that correspond for some people to particu-lar places, and for others to activities or tools of communication or of transport.

Reading the nightThe landscape is read and practised as a spa-tial situation, but also as a temporal event. And so, in order to understand the diversity of contemporary urban experiences it is nec-essary to make the effort to reopen out the territory lived with some sense of duration, and above all durations specifi c to the differ-ent places in which they are experienced. What time is it, where we are? Most places have a “chronotopos” that you have to know how to read in order to make the most of. Night is the temporal environment in which this awareness is most striking and most open: because the nocturnal mind is by na-ture more receptive, and also because it dis-covers an intensifi cation of urban differenti-ations, of renewed depths. Perceptual sensibility proposes a spontaneous return to the experience of our environment, even if it is a paradoxical rediscovery: at night one sees nothing! Night, then, calls for the coop-eration of our other senses and for imagina-tion, so as to mitigate what it is we lack (a “nyctalopic” mode of vision). This is a per-ceptual crisis that must be overcome, in functioning via hypotheses and intuitions as much as through experience: by stepping out into the void.

Reading cities at nightFor the 20th-century city, night is fundamen-tally a non-functional and feebly productive

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Imagen nocturna del bulevar des Italiens, 1932. Nocturnal image of the Boulevard des Italiens, Paris.

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dación de las actividades diurnas. Así pues, la noche, en tanto que paisaje nocturno, la mayoría de las veces es el espectáculo de esta ausencia, pautada por los comandos del per-sonal de mantenimiento y las camionetas eléctricas de reparto.La ciudad nocturna queda reducida en el imaginario colectivo a la ciudad de los juer-guistas, aunque en realidad se trata cada vez más de un paisaje tan lleno de actividad y de trabajo como el del día: tan sólo la actividad comercial cambia y hace una pausa. Las fá-bricas y algunas ofi cinas ya no cierran, e in-cluso algunos sectores alcanzan su punto ál-gido de efi cacia (logística).También por este motivo, la demanda más obvia de la noche es el estudio de la movili-dad. La movilidad retoma todos los grandes temas estratégicos de la actualidad: accesibi-lidad, espacios públicos, desterritorializa-ción, nuevas prácticas de comunicación, medición del impacto de las políticas públi-cas..., pero también creatividad, mestizaje, capacidad para poner en tela de juicio los itinerarios inscritos...

¿Dónde está la noche?¿Hasta dónde hay que ir para encontrar la noche, la auténtica noche? El campo, deser-tifi cado y, a la vez, atrapado por los sistemas urbanos, tiene una noche todavía más incier-ta. Ni siquiera tiene ya un cielo para contem-plar si se encuentra dentro de la órbita de una aglomeración importante. La polución nocturna es tan violenta que incluso la Unesco ha catalogado el cielo como patri-monio de la humanidad, con el fi n de inten-tar detener la desaparición del cosmos debi-do a la iluminación terrestre. Los orígenes

de la mente humana, sin embargo, proce-den en buena parte de esta contemplación del cielo durante centenares de miles de años, hasta el nacimiento de unos conoci-mientos propiamente humanos. Esta profun-didad histórica de la noche sólo se compren-de hoy por medio de operaciones del marketing del ocio. ¿Es realmente necesario esperar la “noche de las estrellas” del mes de agosto para que recordemos que siguen es-tando allí, sobre nuestras cabezas? ¿Y, sobre todo, para escuchar lo que nos dicen?¿Habrá que pensar la noche por defecto? ¿A qué se parece el mundo mientras estamos durmiendo? La realidad del paisaje nocturno propone poéticas poderosas: el sol de media-noche, las ciudades vistas desde un avión, el Carnaval de Río, la aurora boreal, pero tam-bién las siluetas de los travestis del Bois de Boulogne, los disturbios urbanos de noviem-bre de 2005 en Francia o de marzo de 2007 en Copenhague, las reuniones clandestinas de los apasionados del tunning en los aparca-mientos de los supermercados donde se ini-cian las “carreras”, o los grupúsculos de auto-res de grafi tis que se reúnen para tatuar las infraestructuras con sus grandes frescos.

IntensidadesLa noche, como metáfora de la naturaleza, susceptible de modifi car el programa de la ciudad, puede revelar experiencias extremas o bien excepciones urbanas. La noche cons-tituye una experiencia que sólo se pone de manifi esto como una colección de intensida-des (negación de la noche como suspensión, silencio, sueño), y sólo en tanto que tempo-ralidad ordinaria constituye un auténtico reto, político, económico, artístico y social.

time that puts in crisis its system in which the norm is day and the exception night. Cities are thought out in order to satisfy the func-tional criteria of daytime, and what is specif-ic to the night from the programmatic point of view is an extension of these functions cleaning, overhauling, restocking it’s the time for reconditioning the stage for the resumption of day-based ac-tivities. The night as nocturnal landscape, then, is more often than not the spectacle of this absence, accented by teams of mainte-nance men and electric delivery vans. The nocturnal city is reduced in the collec-tive imagination to the city of revellers, whereas it increasingly involves a landscape as active and hardworking as in the daytime: it is only commercial activity which changes and takes a break. The factories and, moreo-ver, certain offi ces no longer close; certain sectors (like logistics) attain their peak of ef-fi ciency, even. It is also for this reason that the “setting the world on fi re” of night involves the study of mobility: the latter confi rms all the big stra-tegic issues of today: accessibility, public space, deterritorialisation, new communica-tions practices, measuring the impact of public policies, but also creativity, hybridisa-tion, an ability to re-question the itineraries inscribed.

Where is night? Where must one go to fi nd “real” night? The nocturnal countryside, at once depopulated and overtaken by urban systems, is yet more uncertain of its night. It even has no more fi rmament to admire if it is in the sphere of infl uence of a large agglomeration. The noc-

turnal pollution is so violent that UNESCO has even classifi ed the night sky as a heritage of humanity, in order to try and arrest the ef-facement of the cosmos by ground lighting. The origins of the human mind are never-theless largely a product of the contempla-tion of the heavens during hundreds of thousands of years, until a specifi cally hu-man kind of knowledge is born. The historic profundity of night is no longer understood except by leisure-marketing operations: is it really necessary to wait for the Nuit des Étoiles in August to remember that the stars are out there, above our heads? And above all what they say to us? Do we have to imagine night on account of its very absence? What does the world look like when we’re sleeping? The factual aspects of the nightscape suggest a powerful poetics: the midnight sun, the body of cities seen from a plane, the Carnival in Rio, the Aurora Borealis, but also the silhouettes of transves-tites in the Bois de Boulogne, the urban riots of November 2005 in France or March 2007 in Copenhagen, the clandestine gatherings of customising fans in supermarket parking lots from where their “rodeos” start, or the small groups of taggers who meet up to tat-too their huge frescoes on public infrastruc-tures.

IntensitiesNight as a metaphor of nature, capable of modifying the programme of the city, and revealing of borderline experiences or of ur-ban exceptions. Nighttime, an experience that is only noticed as a collection of intensi-ties (negation of the night as suspension, si-lence, dream), while it is as an ordinary tem-

Paisajes nocturnos contemporáneos Contemporary nocturnal landscapes

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dación de las actividades diurnas. Así pues, la noche, en tanto que paisaje nocturno, la mayoría de las veces es el espectáculo de esta ausencia, pautada por los comandos del per-sonal de mantenimiento y las camionetas eléctricas de reparto.La ciudad nocturna queda reducida en el imaginario colectivo a la ciudad de los juer-guistas, aunque en realidad se trata cada vez más de un paisaje tan lleno de actividad y de trabajo como el del día: tan sólo la actividad comercial cambia y hace una pausa. Las fá-bricas y algunas ofi cinas ya no cierran, e in-cluso algunos sectores alcanzan su punto ál-gido de efi cacia (logística).También por este motivo, la demanda más obvia de la noche es el estudio de la movili-dad. La movilidad retoma todos los grandes temas estratégicos de la actualidad: accesibi-lidad, espacios públicos, desterritorializa-ción, nuevas prácticas de comunicación, medición del impacto de las políticas públi-cas..., pero también creatividad, mestizaje, capacidad para poner en tela de juicio los itinerarios inscritos...

¿Dónde está la noche?¿Hasta dónde hay que ir para encontrar la noche, la auténtica noche? El campo, deser-tifi cado y, a la vez, atrapado por los sistemas urbanos, tiene una noche todavía más incier-ta. Ni siquiera tiene ya un cielo para contem-plar si se encuentra dentro de la órbita de una aglomeración importante. La polución nocturna es tan violenta que incluso la Unesco ha catalogado el cielo como patri-monio de la humanidad, con el fi n de inten-tar detener la desaparición del cosmos debi-do a la iluminación terrestre. Los orígenes

de la mente humana, sin embargo, proce-den en buena parte de esta contemplación del cielo durante centenares de miles de años, hasta el nacimiento de unos conoci-mientos propiamente humanos. Esta profun-didad histórica de la noche sólo se compren-de hoy por medio de operaciones del marketing del ocio. ¿Es realmente necesario esperar la “noche de las estrellas” del mes de agosto para que recordemos que siguen es-tando allí, sobre nuestras cabezas? ¿Y, sobre todo, para escuchar lo que nos dicen?¿Habrá que pensar la noche por defecto? ¿A qué se parece el mundo mientras estamos durmiendo? La realidad del paisaje nocturno propone poéticas poderosas: el sol de media-noche, las ciudades vistas desde un avión, el Carnaval de Río, la aurora boreal, pero tam-bién las siluetas de los travestis del Bois de Boulogne, los disturbios urbanos de noviem-bre de 2005 en Francia o de marzo de 2007 en Copenhague, las reuniones clandestinas de los apasionados del tunning en los aparca-mientos de los supermercados donde se ini-cian las “carreras”, o los grupúsculos de auto-res de grafi tis que se reúnen para tatuar las infraestructuras con sus grandes frescos.

IntensidadesLa noche, como metáfora de la naturaleza, susceptible de modifi car el programa de la ciudad, puede revelar experiencias extremas o bien excepciones urbanas. La noche cons-tituye una experiencia que sólo se pone de manifi esto como una colección de intensida-des (negación de la noche como suspensión, silencio, sueño), y sólo en tanto que tempo-ralidad ordinaria constituye un auténtico reto, político, económico, artístico y social.

time that puts in crisis its system in which the norm is day and the exception night. Cities are thought out in order to satisfy the func-tional criteria of daytime, and what is specif-ic to the night from the programmatic point of view is an extension of these functions cleaning, overhauling, restocking it’s the time for reconditioning the stage for the resumption of day-based ac-tivities. The night as nocturnal landscape, then, is more often than not the spectacle of this absence, accented by teams of mainte-nance men and electric delivery vans. The nocturnal city is reduced in the collec-tive imagination to the city of revellers, whereas it increasingly involves a landscape as active and hardworking as in the daytime: it is only commercial activity which changes and takes a break. The factories and, moreo-ver, certain offi ces no longer close; certain sectors (like logistics) attain their peak of ef-fi ciency, even. It is also for this reason that the “setting the world on fi re” of night involves the study of mobility: the latter confi rms all the big stra-tegic issues of today: accessibility, public space, deterritorialisation, new communica-tions practices, measuring the impact of public policies, but also creativity, hybridisa-tion, an ability to re-question the itineraries inscribed.

Where is night? Where must one go to fi nd “real” night? The nocturnal countryside, at once depopulated and overtaken by urban systems, is yet more uncertain of its night. It even has no more fi rmament to admire if it is in the sphere of infl uence of a large agglomeration. The noc-

turnal pollution is so violent that UNESCO has even classifi ed the night sky as a heritage of humanity, in order to try and arrest the ef-facement of the cosmos by ground lighting. The origins of the human mind are never-theless largely a product of the contempla-tion of the heavens during hundreds of thousands of years, until a specifi cally hu-man kind of knowledge is born. The historic profundity of night is no longer understood except by leisure-marketing operations: is it really necessary to wait for the Nuit des Étoiles in August to remember that the stars are out there, above our heads? And above all what they say to us? Do we have to imagine night on account of its very absence? What does the world look like when we’re sleeping? The factual aspects of the nightscape suggest a powerful poetics: the midnight sun, the body of cities seen from a plane, the Carnival in Rio, the Aurora Borealis, but also the silhouettes of transves-tites in the Bois de Boulogne, the urban riots of November 2005 in France or March 2007 in Copenhagen, the clandestine gatherings of customising fans in supermarket parking lots from where their “rodeos” start, or the small groups of taggers who meet up to tat-too their huge frescoes on public infrastruc-tures.

IntensitiesNight as a metaphor of nature, capable of modifying the programme of the city, and revealing of borderline experiences or of ur-ban exceptions. Nighttime, an experience that is only noticed as a collection of intensi-ties (negation of the night as suspension, si-lence, dream), while it is as an ordinary tem-

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En caso contrario, siempre permanecerá en el espíritu de los tiempos debido a su poder de atracción y en manos de los dueños del día, en lo referente a su organización coti-diana.Tomar en consideración el paisaje nocturno signifi ca situarse ya en el terreno de la políti-ca no institucional (por ausencia de institu-ciones de la noche): la desigualdad espacial y la accesibilidad, las leyes y el trabajo noctur-nos, y el incremento de las segregaciones, la creatividad como modalidad de la vida noc-turna, las nuevas economías nocturnas, etc.¿La noche como alter-paisaje? Tal vez todavía estamos a tiempo de que unos nuevos dise-ñadores iluminen esta nueva frontera.

porality that it is a veritable challenge, political, economic, artistic and social. If not, it will always remain in the temper of the times due to its power of attraction, and in the hands of the masters of the day, as far as its day-to-day organisation is concerned. To have the nightscape in view is already to situate oneself on the terrain of non-institu-tional policy (for want of institutions of the night): spatial inequality and accessibility, nocturnal laws, night work and accentuated segregation, creativity as a way of nocturnal life, the new nocturnal economies.The night as “alter-landscape”? There is per-haps still time for the designers to be the reconnoiterers of this new frontier.

The authors of Nightscapes are all three members of an architecture and landscape design studio (AWP) that addresses the challenge of “territorial reconfi guration”. In their practice they have dealt with it in terms of the issues of mobility, public space, new media, interdisciplinary creativi-ty, collaborative design platforms and even of nocturnal gardens. All these inputs have been addressed by articulating urban ex-ploration, analytical cartography, creativity shared with local protagonists and users, and fi nally implementations within the framework of temporary kinds of experi-mentation or perennial realisations. The set-tings of Nightscapes are therefore those which nourish them, after providing a por-trait of fi fteen or so territories in Europe, North America and Asia. However, not eve-ry nightscape is in this book, for Night-scapes traces three routes in the dark, routes capable of fostering design thinking and dynamics:

1. The nightscape as a mirror of human thought.Ever since the Neolithic period and cave paintings which show us night hunting, the status of the nocturnal is a cultural given that founds the system of thought of all hu-man society. In the history of European ide-as the nightscape is fi rstly a matrix for ra-tional thought (to wrest oneself from the ambiguity of the shadows), then a narrative or poetic subject which represents that which stands aloof from social convention (love, witches, art), and lastly a spectacular landscape constructed in the image of the preceding accounts (gardens, architecture,

Los tres autores de Nightscapes son miem-bros de un taller de arquitectura y paisaje (AWP) que plantea el tema de la “reconfi gu-ración territorial” y lo ha abordado en sus prácticas sobre los retos de la movilidad, de los espacios públicos, de los nuevos medios de comunicación, de la creatividad interdisciplinar, de las plataformas de cola-boración en proyectos, y también de los jardines nocturnos. Todos estos campos han sido tratados mediante la articulación de la exploración urbana, la cartografía analítica, la creatividad compartida con ac-tores y usuarios locales, y han sido mate-rializados en el marco de experimentacio-nes temporales o bien de realizaciones permanentes. Así pues, los paisajes de Nightscapes son los paisajes que los ali-mentan, tras haber realizado el retrato de unos quince territorios de Europa, América del Norte y Asia. Sin embargo, este libro no trata todos los paisajes nocturnos; Nights-capes traza tres rutas en la oscuridad, ca-paces de alimentar refl exiones y dinámicas de proyecto:

1. El paisaje nocturno como espejo del pensamiento humano.Desde el Neolítico y las pinturas rupestres que nos muestran cacerías nocturnas, el estatus de lo nocturno constituye un lega-do cultural fundamental del sistema de pensamiento de todas las sociedades hu-manas. En la historia de las ideas euro-peas, el paisaje nocturno constituye en pri-mera instancia una matriz para el pensamiento racional (sustraerse a la ambi-güedad de las sombras), y más tarde un tema narrativo o poético que representa

Paisajes nocturnos contemporáneos

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20 Nightscapes 21 Nightscapes

En caso contrario, siempre permanecerá en el espíritu de los tiempos debido a su poder de atracción y en manos de los dueños del día, en lo referente a su organización coti-diana.Tomar en consideración el paisaje nocturno signifi ca situarse ya en el terreno de la políti-ca no institucional (por ausencia de institu-ciones de la noche): la desigualdad espacial y la accesibilidad, las leyes y el trabajo noctur-nos, y el incremento de las segregaciones, la creatividad como modalidad de la vida noc-turna, las nuevas economías nocturnas, etc.¿La noche como alter-paisaje? Tal vez todavía estamos a tiempo de que unos nuevos dise-ñadores iluminen esta nueva frontera.

porality that it is a veritable challenge, political, economic, artistic and social. If not, it will always remain in the temper of the times due to its power of attraction, and in the hands of the masters of the day, as far as its day-to-day organisation is concerned. To have the nightscape in view is already to situate oneself on the terrain of non-institu-tional policy (for want of institutions of the night): spatial inequality and accessibility, nocturnal laws, night work and accentuated segregation, creativity as a way of nocturnal life, the new nocturnal economies.The night as “alter-landscape”? There is per-haps still time for the designers to be the reconnoiterers of this new frontier.

The authors of Nightscapes are all three members of an architecture and landscape design studio (AWP) that addresses the challenge of “territorial reconfi guration”. In their practice they have dealt with it in terms of the issues of mobility, public space, new media, interdisciplinary creativi-ty, collaborative design platforms and even of nocturnal gardens. All these inputs have been addressed by articulating urban ex-ploration, analytical cartography, creativity shared with local protagonists and users, and fi nally implementations within the framework of temporary kinds of experi-mentation or perennial realisations. The set-tings of Nightscapes are therefore those which nourish them, after providing a por-trait of fi fteen or so territories in Europe, North America and Asia. However, not eve-ry nightscape is in this book, for Night-scapes traces three routes in the dark, routes capable of fostering design thinking and dynamics:

1. The nightscape as a mirror of human thought.Ever since the Neolithic period and cave paintings which show us night hunting, the status of the nocturnal is a cultural given that founds the system of thought of all hu-man society. In the history of European ide-as the nightscape is fi rstly a matrix for ra-tional thought (to wrest oneself from the ambiguity of the shadows), then a narrative or poetic subject which represents that which stands aloof from social convention (love, witches, art), and lastly a spectacular landscape constructed in the image of the preceding accounts (gardens, architecture,

Los tres autores de Nightscapes son miem-bros de un taller de arquitectura y paisaje (AWP) que plantea el tema de la “reconfi gu-ración territorial” y lo ha abordado en sus prácticas sobre los retos de la movilidad, de los espacios públicos, de los nuevos medios de comunicación, de la creatividad interdisciplinar, de las plataformas de cola-boración en proyectos, y también de los jardines nocturnos. Todos estos campos han sido tratados mediante la articulación de la exploración urbana, la cartografía analítica, la creatividad compartida con ac-tores y usuarios locales, y han sido mate-rializados en el marco de experimentacio-nes temporales o bien de realizaciones permanentes. Así pues, los paisajes de Nightscapes son los paisajes que los ali-mentan, tras haber realizado el retrato de unos quince territorios de Europa, América del Norte y Asia. Sin embargo, este libro no trata todos los paisajes nocturnos; Nights-capes traza tres rutas en la oscuridad, ca-paces de alimentar refl exiones y dinámicas de proyecto:

1. El paisaje nocturno como espejo del pensamiento humano.Desde el Neolítico y las pinturas rupestres que nos muestran cacerías nocturnas, el estatus de lo nocturno constituye un lega-do cultural fundamental del sistema de pensamiento de todas las sociedades hu-manas. En la historia de las ideas euro-peas, el paisaje nocturno constituye en pri-mera instancia una matriz para el pensamiento racional (sustraerse a la ambi-güedad de las sombras), y más tarde un tema narrativo o poético que representa

Paisajes nocturnos contemporáneos

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22 Nightscapes 23 Nightscapes

lighting). These histories of nightscapes are propositions for contemporary creations of one sort or another.

2. Infrastructural landscapes as the con-temporary scale of night. The organising of the territory at regional scales is the appropriate scale for exploring and questioning the urban nights of today. Ever since the advent of electricity, cities are read, in the fi rst instance, as a territory of infrastructures. As it is, the latter are fur-ther and further away from the city centres. Deserting the festive centralities, explora-tion leads to the third outer ring around the city [en 3e couronne], the foot of power sta-tions, empty parking lots or logistic plat-forms. How does one connect this noctur-nal reality with the lived territory? This question is a crucial issue in terms of terri-torial planning and lasting development.

3. Conceiving nocturnal public space and architectural strategies.The contemporary city combines three different levels of specifi cally nocturnal spa-tial intervention. These strategies are peren-nial or temporary, fi xed or mobile, some-times seasonal, sometimes interactive. This section provides a portrait of lighting engineers, architects, landscape designers and interdisciplinary, urban experimentation groups who have developed remarkable projects for the defi ning of a nightscape pe-culiar to our times, even if certain works are not very recent creations. A school does not emerge from these eclectic citations, but the necessity to explore new directions does. At the beginning of his career Alvar

todo lo que va más allá de las convencio-nes sociales (el amor, las brujas, el arte) y, fi nalmente, un paisaje espectacular cons-truido a semejanza de una narración previa (jardines, arquitectura, iluminación). Cada historia de un paisaje nocturno es una pro-puesta para una creación contemporánea.

2. Los paisajes infraestructurales como escala contemporánea de la noche.La organización del territorio a nivel regio-nal constituye la escala más adecuada para explorar y cuestionar las noches urbanas de la actualidad. Desde la llegada de la electricidad, las ciudades deben leerse en primera instancia como territorios de infra-estructuras. Ahora bien, éstas se encuen-tran cada vez más lejos de los centros ur-banos. Dejando a un lado las centralidades festivas, las exploraciones nos llevan hasta la tercera corona, al pie de las centrales, a los aparcamientos vacíos o a las platafor-mas logísticas. ¿De qué modo podemos re-lacionar esta realidad nocturna con el terri-torio vivido? Este problema representa un reto crucial para el proyecto territorial y para su desarrollo duradero.

3. Concebir espacios públicos y estrate-gias arquitectónicas nocturnas.La ciudad contemporánea abarca niveles muy distintos de intervenciones espaciales específi camente nocturnas. Estas estrate-gias pueden ser permanentes o tempora-les, fi jas o móviles, a veces estacionales, otras veces interactivas. Esta parte del es-tudio se refi ere a los técnicos de ilumina-ción, arquitectos, paisajistas y grupos inter-disciplinares de experimentación urbana

que han desarrollado proyectos signifi cati-vos con vistas a la defi nición de un paisaje nocturno adecuado a nuestra época, aun-que algunas obras no sean realizaciones recientes. De todas estas menciones ecléc-ticas no se desprende una escuela, sino la necesidad de explorar nuevas direcciones. En los inicios de su carrera, Alvar Aalto es-cribió: “Por la noche, los edifi cios tienen que dormir.” Creía que la ciudad era un fe-nómeno vivo que ilumina los edifi cios, y que con ello bastaba. Más tarde, sus clien-tes exigieron que sus edifi cios estuviesen iluminados, ¡y fueron edifi cios notables! La noche acoge todas las contradicciones con el fi n de tejer un paisaje que, por su natura-leza, es abierto.

Aalto wrote, “At night the buildings must sleep.” He thought that it is the city as a living phenomenon that lights the buildings, and that this suffi ces. Later, his clients de-manded that his buildings be lit, and they are remarkable! Night welcomes all contra-dictions in order to weave a landscape that is by nature open-ended.

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lighting). These histories of nightscapes are propositions for contemporary creations of one sort or another.

2. Infrastructural landscapes as the con-temporary scale of night. The organising of the territory at regional scales is the appropriate scale for exploring and questioning the urban nights of today. Ever since the advent of electricity, cities are read, in the fi rst instance, as a territory of infrastructures. As it is, the latter are fur-ther and further away from the city centres. Deserting the festive centralities, explora-tion leads to the third outer ring around the city [en 3e couronne], the foot of power sta-tions, empty parking lots or logistic plat-forms. How does one connect this noctur-nal reality with the lived territory? This question is a crucial issue in terms of terri-torial planning and lasting development.

3. Conceiving nocturnal public space and architectural strategies.The contemporary city combines three different levels of specifi cally nocturnal spa-tial intervention. These strategies are peren-nial or temporary, fi xed or mobile, some-times seasonal, sometimes interactive. This section provides a portrait of lighting engineers, architects, landscape designers and interdisciplinary, urban experimentation groups who have developed remarkable projects for the defi ning of a nightscape pe-culiar to our times, even if certain works are not very recent creations. A school does not emerge from these eclectic citations, but the necessity to explore new directions does. At the beginning of his career Alvar

todo lo que va más allá de las convencio-nes sociales (el amor, las brujas, el arte) y, fi nalmente, un paisaje espectacular cons-truido a semejanza de una narración previa (jardines, arquitectura, iluminación). Cada historia de un paisaje nocturno es una pro-puesta para una creación contemporánea.

2. Los paisajes infraestructurales como escala contemporánea de la noche.La organización del territorio a nivel regio-nal constituye la escala más adecuada para explorar y cuestionar las noches urbanas de la actualidad. Desde la llegada de la electricidad, las ciudades deben leerse en primera instancia como territorios de infra-estructuras. Ahora bien, éstas se encuen-tran cada vez más lejos de los centros ur-banos. Dejando a un lado las centralidades festivas, las exploraciones nos llevan hasta la tercera corona, al pie de las centrales, a los aparcamientos vacíos o a las platafor-mas logísticas. ¿De qué modo podemos re-lacionar esta realidad nocturna con el terri-torio vivido? Este problema representa un reto crucial para el proyecto territorial y para su desarrollo duradero.

3. Concebir espacios públicos y estrate-gias arquitectónicas nocturnas.La ciudad contemporánea abarca niveles muy distintos de intervenciones espaciales específi camente nocturnas. Estas estrate-gias pueden ser permanentes o tempora-les, fi jas o móviles, a veces estacionales, otras veces interactivas. Esta parte del es-tudio se refi ere a los técnicos de ilumina-ción, arquitectos, paisajistas y grupos inter-disciplinares de experimentación urbana

que han desarrollado proyectos signifi cati-vos con vistas a la defi nición de un paisaje nocturno adecuado a nuestra época, aun-que algunas obras no sean realizaciones recientes. De todas estas menciones ecléc-ticas no se desprende una escuela, sino la necesidad de explorar nuevas direcciones. En los inicios de su carrera, Alvar Aalto es-cribió: “Por la noche, los edifi cios tienen que dormir.” Creía que la ciudad era un fe-nómeno vivo que ilumina los edifi cios, y que con ello bastaba. Más tarde, sus clien-tes exigieron que sus edifi cios estuviesen iluminados, ¡y fueron edifi cios notables! La noche acoge todas las contradicciones con el fi n de tejer un paisaje que, por su natura-leza, es abierto.

Aalto wrote, “At night the buildings must sleep.” He thought that it is the city as a living phenomenon that lights the buildings, and that this suffi ces. Later, his clients de-manded that his buildings be lit, and they are remarkable! Night welcomes all contra-dictions in order to weave a landscape that is by nature open-ended.