investigación acción educativa: un acercamiento a la...

Investigación Acción Educativa: un acercamiento a la competencia literaria

Geiber Olinse Agudelo Torres, [email protected]

Paula Alejandra Cruz Goéz, [email protected]

Eida Yuliana David Graciano, [email protected]

Trabajo de Grado presentado para optar al título de Licenciado en Lengua Castellana

Asesor: Camilo Herrera Rodríguez, Magíster (MSc) en hermenéutica literaria

Universidad de San Buenaventura Colombia

Facultad de Educación

Licenciatura en Lengua Castellana

Bello, Colombia

2018

Citar/How to

cite (Agudelo, Cruz, & David, 2018)

Referencia/Reference

Estilo/Style:

APA 6th ed. (2010)

Agudelo, G., Cruz, A. & David, Y. (2018). Investigación Acción Educativa: un

acercamiento a la competencia literaria. (Trabajo de grado Licenciatura en

Lengua Castellana). Universidad de San Buenaventura Colombia, Facultad

de Educación, Medellín.

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Dedicatoria

Primeramente, a Dios por permitirnos desarrollar esta investigación, por darnos fortaleza

y dedicación para continuar cuando nuestras fuerzas cedían ante las dificultades que se nos

presentaban, segundo a nuestros padres por brindarnos su amor, apoyo incondicional para

alentarnos a alcanzar esta gran meta; finalmente a cada uno de nuestros compañeros que con su

experiencia contribuyeron a la consolidación de este arduo trabajo.

Agradecimientos

Al que todo lo hace posible, a Dios, por darnos vida y salud en este proceso. Sin duda a

esos pilares de nuestra vida, nuestra familia. A esos padres, abuela, hermanos, e hija que tuvieron

la mayor paciencia para compartir y esperar, a ellos que fueron y son nuestra mayor razón de

seguir luchando; a la Institución Cultural Jesús Amigo por permitirnos llevar acabo la

intervención allí, a sus estudiantes que con su colaboración nos dejaron insumos para el abordaje

de la competencia literaria; también a nuestros asesores Diana Serna y Camilo Herrera, sin sus

conocimientos no hubiéramos alcanzado el objetivo.

Tabla de contenido

Resumen ........................................................................................................................................... 6

Abstract ............................................................................................................................................ 7

Introducción ..................................................................................................................................... 8

1 Planteamiento del problema .......................................................................................................... 9

1.1 Antecedentes ........................................................................................................................ 11

1.1.1 Contexto internacional ................................................................................................... 12

1.1.2 Contexto nacional .......................................................................................................... 15

1.1.3 Contexto local ................................................................................................................ 19

2 Justificación ................................................................................................................................. 24

3 Objetivos ..................................................................................................................................... 27

3.1 Objetivo general ................................................................................................................... 27

3.2 Objetivos específicos ............................................................................................................ 27

4 Marco teórico .............................................................................................................................. 28

4.1 Investigación Acción Educativa ........................................................................................... 28

4.2 ¿Qué es lectura? ................................................................................................................... 30

4.3 Experiencia de la lectura ...................................................................................................... 32

4.4 Literatura .............................................................................................................................. 35

4.5 ¿Educación o competencia literaria? .................................................................................... 37

4.6 Competencia literaria ........................................................................................................... 40

4.7 El maestro y su función en la adquisición de la competencia literaria de sus estudiantes ... 43

5 Metodología ................................................................................................................................ 46

5.1 Tipo de investigación: .......................................................................................................... 46

5.2 Enfoque: ............................................................................................................................... 47

5.3 Instrumentos ......................................................................................................................... 47

6 Resultados ................................................................................................................................... 49

7 Conclusiones ............................................................................................................................... 51

Referencias .................................................................................... ¡Error! Marcador no definido.

INVESTIGACIÓN ACCIÓN EDUCATIVA: UN ACERCAMIENTO A LA COMPETENCIA LITERARIA. 6

Resumen

Este trabajo de grado pretende hacer uso de la Investigación Acción Educativa como instrumento

que proporciona herramientas para corregir eventos problemáticos en el entorno educativo, en

este caso, para favorecer el acercamiento a la competencia literaria como nivel óptimo de

aprendizaje, asociado a la educación literaria. Tal ejercicio se realizó en la Institución Educativa

y Cultural Jesús Amigo de la ciudad de Medellín con estudiantes del grado noveno donde se

abrieron espacios para la lectura literaria, el posterior análisis y la composición de escritura

creativa través de la crónica narrativa.

Antes de la respectiva intervención, se incluyeron en el estado del arte una serie de

investigaciones que, desde el contexto local, nacional e internacional, han fundamentado la teoría

de la educación y competencia literaria, vistas como elementos que urgen en las escuelas y que

evitan que se desdibuje la función de la literatura en el escenario educativo y personal de los

estudiantes. Luego, se hizo un reconocimiento de conceptos alrededor de la literatura a la luz de

pensadores y autores que han escrito al respecto. Con el trabajo, no se desarrolló la competencia

literaria pero sí una movilización que partió del conocimiento de la población objeto y sus gustos

con relación a la lectura y escritura, la propuesta de textos de acuerdo con sus preferencias, la

composición escrita por parte de los investigadores y finalmente la escritura misma de los

estudiantes.

Palabras clave: Competencia literaria, Educación literaria, Investigación Acción Educativa,

Lectura, Literatura.


Abstract

This final project aims to make use of the Educational Action Research as an instrument that

provides tools to correct problematic events in the educational environment. In this case, to favor

the approach to literary competence as an optimal level of learning associated with literary

education. This exercise was carried out at the Jesús Amigo Educational and Cultural Institution

of Medellín with ninth grade students, where spaces for literary reading were opened, the

subsequent analysis and the composition of creative writing through the narrative chronicle.

Before the respective intervention, a series of investigations were included in the state of the art

that came from the local, national and international context, which have based the theory of

education and literary competence as elements that are urgent in the schools and that prevent the

role of literature in the educational and personal scenario of students as something blurred. Then,

there was recognition of concepts around literature based on thinkers and authors who have

written about it. With this work, literary competence was not developed but a mobilization that

started from the knowledge of the target population and their tastes in relation to reading and

writing, the proposal of texts according to their preferences, written composition by part of the

researchers and finally the writing of the students.

Keywords: Literary competence, Literary education, Educational Action Research, Reading,

literature.


Introducción

El presente trabajo deviene de lo que al parecer es una dificultad amplia en términos de

enseñanza y/o practica de la literatura. Se crearon inicialmente espacios de dialogo y reflexión

frente al sentido que se da a las practicas lectoras en la escuela, analizándolo especialmente desde

el punto de vista de la educación literaria como elemento que debe garantizar al menos un

acercamiento a la competencia literaria como capacidad que da cuenta de un ejercicio lector

consciente, interpretativo, crítico y que, al tratarse del campo literario, emita un valor estético,

aliado a la composición de textos de esa índole.

Alrededor de lo anterior, se hizo un rastreo bibliográfico que diera cuenta de algunas

investigaciones desarrolladas en el ámbito local, nacional e internacional para verificar el sentido

que se da a la competencia literaria y las herramientas que se generan para hallarla. En adelante,

se configuró un constructo teórico para entender una serie de conceptos derivados de la categoría

principal (competencia literaria) con el propósito de tejer acciones sistemáticas alrededor de las

mismas y que conduzcan en primera instancia a una resignificación de la labor del docente de

lengua castellana especialmente en su función como profesional fundante de estudiantes lectores

y en segunda medida, vinculada al planteamiento de acciones que motiven a la generación de la

competencia literaria.

De esta forma, se direccionó el trabajo desde la Investigación Acción Educativa como

mecanismo de investigación siendo este; además, otra de las categorías de análisis importante,

toda vez que se puso en cuestión precisamente la manera en que tal proceder (uso de la IAE por

parte del docente) puede generar herramientas que conduzcan a la comprensión y reflexión de

problemáticas asociadas en este caso con la practica con sentido de la lectura literaria , generando

con ella saber pedagógico que transforme clases de literatura.


1 Planteamiento del problema

Todo estudiante, tanto de colegios privados como oficiales, debe trabajar la literatura

desde el área de lengua castellana, debido a la importancia que se le otorga en tanto posibilita la

construcción de diálogos y puntos de vista con las realidades y ficciones que en las distintas obras

se revelan. No obstante, solo una minoría de alumnos dicen hacer una lectura literaria con agrado

y mientras tanto los demás la visualizan como el ejercicio molesto que tal vez se cumple cuando

el maestro recuerda la sistematización de notas.

Más allá de lo anterior, es pertinente indicar algunas situaciones que de cierta manera

establecen relaciones con el asunto de la apatía por la literatura. Uno de ellos es la ausencia de

bibliotecas en algunas instituciones educativas, donde muchos profesores ni siquiera alcanzan a

abordar los textos del canon curricular por la falta de estos y, paradójicamente, son quienes deben

gestionar y llevar al aula cuentos, poesías o novelas. Sin embargo, la existencia de estos espacios

tampoco garantiza un óptimo uso de textos literarios, pues ante todo debe existir quién lo

promueva, y es fundamental la presencia del agente que a través de un sinnúmero de estrategias

logre persuadir a los estudiantes para que al menos tengan acercamientos a la lectura literaria. Por

su parte, el bibliotecario de ciertas escuelas o colegios no representa hoy una figura importante,

de hecho, le suelen delegar funciones administrativas y que no se relacionan con la promoción y

motivación, estrategias que permiten acercamientos a la lectura literaria.

Algo similar ocurre con los profesores, quienes en su mayoría imponen la lectura, dejando

a un lado los gustos de los estudiantes. Adicional a esto, hace advertencias que bien podrían ser

una amenaza relacionada con las consecuencias a las que el alumno se expone si no hace la

lectura correspondiente y no se pone en cuestión la adquisición de conocimientos lingüísticos,

literarios y culturales por parte del estudiante, así como el hecho de valorar desde un punto de

vista estético una composición escrita y tomar la lectura especialmente como una experiencia de

goce. Lo anterior hace pensar en la ausencia de proyectos de promoción de lectura que sean

gestados y ejecutados a nivel institucional, donde incluso pueda involucrarse a otros profesores y

en general la comunidad educativa. En suma, también es evidente la insuficiente apropiación y

adopción de estrategias que busquen no solo aceptación, sino también que sean un estímulo y en

últimas que logren encauzar a los estudiantes en el hábito lector.


También se observa que el maestro visualiza los actos de lectura como una obligación y

en consecuencia sólo trata de dar cumplimiento al canon curricular, que sin dejar de reconocer su

trascendencia, no es un pretexto para dejar al margen otras propuestas literarias. De hecho, los

alumnos no tienen la oportunidad de hacer sugerencias con respecto a los ejercicios lectores.

Adicionalmente, no se otorga ni se construye sentido al leer cada texto, por el contrario, hay un

desligamiento de la realidad del estudiante, su contexto, de los asuntos culturales, entre otros. De

tal forma puede señalarse que la escuela y en especial el área de lengua castellana posee serios

vacíos en la formación para la competencia literaria; a los estudiantes les interesa menos saber de

autores de literatura y sobre todo leerla y vivirla. En ese sentido es el profesor, el bibliotecario,

entre otros, quienes deben asumir esa responsabilidad. En la escuela la educación literaria es una

base fundamental, pero apuntar al desarrollo de la competencia es lograr una transformación no

solo desde el punto de vista literario sino también desde las habilidades comunicativas y sociales,

de ahí que deba ser el propósito vital de cada escenario educativo.

Así las cosas, la presente investigación busca a través de un enfoque cualitativo,

comprender y detallar la manera en que puede haber un acercamiento a la obtención de la

competencia literaria entendida bajo el perfil que señala Daniel Cassany, Marta Luna y Gloria

Sanz en su obra Enseñar lengua del año 1994 y algunos aportes del profesor Pedro Cerrillo con

obras como Literatura Infantil y Juvenil y educación literaria. Todo lo anterior, a la luz de los

paradigmas que desde la Investigación Acción Educativa se postulan, teniendo en cuenta que con

esta se busca “perfeccionar la práctica mediante el desarrollo de las capacidades de

discriminación y del juicio del profesional en situaciones concretas, complejas y humanas”

(Elliott, 1993, p. 73), lo cual conduce a la siguiente pregunta de investigación:

¿De qué manera la Investigación Acción Educativa genera un acercamiento a la

competencia literaria de los estudiantes del grado noveno de la Institución Educativa y cultural

Jesús Amigo de la ciudad de Medellín?

En ese sentido la Investigación Acción Educativa actúa no solo como el método

investigativo bajo el cual se pretende crear una reflexión profunda que pueda ser llevada a la

práctica y comprender el problema aquí expuesto, suministrando instrumentos necesarios para la

resignificación de la praxis educativa a la luz de la competencia literaria en los estudiantes, sino

como referente sobre el cual gira el rumbo investigativo; esto es, como categoría productora de


conocimiento que se vuelve funcional en la medida en que es aplicado de manera

contextualizada.

Así pues, es válido señalar que el modo de aproximarse a la adquisición de una

competencia literaria es a través de la educación literaria, la cual debe estar configurada por

acciones sistemáticas que logren dicho propósito. Para esto, el docente puede implementar la

Investigación Acción Educativa como enfoque investigativo que le permita entender su realidad y

la de sus estudiantes para con base en esto generar estrategias, aplicarlas y crear espacios de

reflexión al respecto.

1.1 Antecedentes

La educación ha estado en constante transformación, lo cual ha provocado que muchos

docentes, padres de familia y otras entidades se preocupen por las habilidades desarrolladas por

parte de los niños y jóvenes, con el propósito de garantizar mejores procesos cognitivos. Es por

ello que la literatura se convierte en un posibilitador de nuevos saberes, fortalecimiento de

destrezas facilitando, además, un proceso de nuevas prácticas en el contexto educativo. Para ello,

no obstante, es necesario desarrollar la competencia literaria como el medio a través del cual el

ser humano hace una lectura autónoma, intencionada, general y a la vez minuciosa de los

distintos géneros literarios. Muchos países han desarrollado investigaciones alrededor de la

competencia literaria, apuntando que es primordial para la adquisición de los saberes, el

mejoramiento de las habilidades comunicativas, entre otras. A raíz de ello, en la actualidad se

encuentran a disposición de todo público muchas investigaciones con relación al tema que

concierne el presente estado del arte, dividiéndose en tres grandes niveles de la siguiente manera:

internacional, nacional y local. A nivel internacional, países como España, Cuba y Estados

Unidos han emprendido una búsqueda exhaustiva en pro de la competencia literaria y su

incidencia en el escenario educativo.

Como ya se mencionó; España, y siendo más específicos la ciudad de Barcelona, es uno

de los países más interesados en la competencia literaria y cómo a través de ella se logra mejorar

otros aspectos cognitivos. Es desde allí que fácilmente se hallan multitud de trabajos e

intervenciones adelantadas, que dejan al descubierto como tal componente es importante en la


educación de los niños y jóvenes. A continuación, se hará énfasis en dos investigaciones

realizadas en dicho país.

1.1.1 Contexto internacional

En el 2008, Antonio Mendoza Fillola realizó una investigación llamada “Función de la

literatura infantil y juvenil en la formación de la competencia literaria,” la cual partió de la

identificación del problema donde se evidencia que la competencia literaria es un gran

componente para el desarrollo de las habilidades dentro de la sociedad. No obstante, se hace

evidente que tal competencia no se desarrolla, ya que en la actualidad son pocas las entidades que

se preocupan por ello. Además, los libros dejaron de ser vistos como un posibilitador de saberes

para convertirse en textos largos y extensos, abordados más por imposición que por gusto propio.

(Mendoza, 2008).

A partir de ello, el investigador proporcionó teorías que ayuden a docentes y a toda la

comunidad interesada en abordar la competencia literaria como medio posibilitador de

conocimiento en cualquier contexto, brindando la oportunidad de aprovechar el saber y el gusto

del lector para emprender un viaje hacia lo desconocido y que le enriquezca su percepción del

mundo.

Para tal proceso se utilizó una recolección de datos a partir de conceptos y teorías ya

existentes sobre la competencia literaria que contribuye al fomento de la misma con niños y

jóvenes desde su autonomía. Para ejemplificar tales procesos cognitivos se citan poemas y textos

que dan cuenta de las múltiples interpretaciones que se le otorga a determinado texto. “Ello

permitió establecer cómo a través de la motivación a la lectura se puede garantizar el desarrollo

de una competencia literaria de manera asertiva” (Mendoza, 2008, p. 9).

Resumiendo, la propuesta de Mendoza (2008) el ser humano, desde hace muchísimo

tiempo, ha tenido la posibilidad de enriquecer su saber, por medio de las lecturas literarias, las

cuales remiten a la cómo la literatura llega a convertirse en un conjunto de producciones de

signos, a través de los cuales el ser humano pone en acción lo que el medio le proporciona,

garantizando así el despliegue de una competencia literaria adecuada, ya sea de forma oral o

escrita.


No obstante, toda obra literaria requiere un gusto inicial, pues solo así se garantizará un

desarrollo de las capacidades receptivas de los niños y jóvenes, y que solo a través de múltiples

actividades de lecturas se pueden ampliar las miradas acerca del mundo y de lo que esta

proporciona. Es de vital importancia que al momento de aplicar ejercicios con las lecturas se haga

un diagnóstico que permita evidenciar en qué estado están quienes leerán determinada obra,

luego se hace notorio una motivación antes, durante y después de la lectura que potencialicen las

capacidades de los lectores. Todo ello remite al objetivo de la competencia literaria dentro del

escenario educativo, el cual pretende que el ser humano permee todo tipo de lectura, y no solo

comprender lo que a simple vista se ve sino escudriñar en el fondo.

Para lograr lo anterior es necesario descodificar, analizar e interpretar los textos

abordados, ya que así se comprenderá y se construirá uno nuevo a partir de lo ya trabajado,

reelaborar conocimientos a partir de experiencias propias, para luego confrontarlos y producir

algunos más predominantes. Finalmente, para alcanzar la competencia literaria es necesario que

se haga desde el gusto de la persona, promoviendo así lecturas cada vez más críticas que

movilicen el pensamiento.

Con base en lo anterior, Mendoza (2008) concluye que:

Sin duda alguna, la competencia literaria pone en acción saberes lingüísticos,

metalingüísticos, enciclopédicos, estético-culturales, pragmáticos, los cuales

permiten al ser humano comprender la diversidad de contextos en los cuales se dan

textos de toda índole. Todo ello depende de cómo el lector está en constante

construcción; es decir, cómo busca ampliar sus horizontes dependiendo de la

evolución del referente hipo textual (p. 38).

Esta investigación se convierte en un referente importante para los antecedentes del

presente trabajo, pues se refiere a la función que cumplen la literatura infantil y juvenil para

desarrollar la competencia literaria, ya que se convierten en grandes posibilidades para que la

comunidad en general a través de lecturas de su agrado mejoren su comprensión lectora. En esta

tesis, además, se postulan evidencias sobre cómo la competencia literaria se desarrolla en todos


los ámbitos de manera positiva o negativa, donde leer se convierte en un proceso de

descodificación para lograr comprender e interpretar lo que el contexto proporciona.

Por otro lado, Cuba es otro país interesado en la competencia literaria. Es por ello que en

el año 2016, Mileidy Martínez, Eraida Campos y Yokio Castellón, realizaron una tesis doctoral

titulada “La formación de la competencia literaria: un reto para la educación de estos tiempos”,

iniciando bajo la premisa de que:

La competencia literaria a pesar de estar en constante evolución es poco utilizada,

pero sobre todo no se comprende su concepto y por consiguiente las personas la

emplean de manera errada, ya que se ve más como una imposición ante el mundo

académico y no como una posibilidad de adquisición del saber (Tiza, Campos y

Castellón, 2016, p. 3).

A raíz de lo mencionado, los autores propusieron diferentes conceptos y percepciones

sobre la gran influencia que la competencia literaria ha tenido a lo largo de los años y cómo desde

el ámbito educativo los docentes pueden incentivar a sus estudiantes a que exploren el mundo de

las lecturas, para convertir cada escenario en una nueva oportunidad de conocimiento desde el

gusto de los estudiantes. Además, proporcionan una mirada acerca de cómo las limitaciones al

momento de percibir las lecturas de manera objetiva y crítica obstaculizan la comprensión de los

textos de toda índole.

Para lograrlo usaron un método de investigación cualitativo, el cual buscaba teorías, que

fueran utilizadas en su totalidad o pequeñas referencias que sirvieran para abordar otras temáticas

dentro de los escenarios educativos, promoviendo la competencia literaria como mediador entre

la teoría y la práctica, garantizando así un proceso de enseñanza y aprendizaje a través de lecturas

y pensamientos críticos.

Esta investigación plantea que a lo largo de la historia la educación ha sufrido cambios

significativos y sin duda alguna la literatura ha sido fuertemente impactada,- puesto que primero

era vista como un posibilitador de conocimiento de gran importancia, pero que ahora se ha dejado

de lado bajo el reflejo de que las lecturas o los libros solo se ven bonitos desde lejos. Es desde allí


que la competencia literaria se ha convertido en una necesidad en la actualidad, ya que a través de

esta es que el ser humano produce nuevas ideas a partir de otras ya establecidas, aunque también

se evidencia que esta posee la gran limitación de que las percepciones son frías o mejor dicho

pobres en argumentación.

Para todo ello es necesario hablar del concepto de competencia literaria como un espacio

facilitador de saberes entre pares y como la habilidad desarrollada para lograr esto o aquello. Sin

duda alguna esta competencia permite que el ser humano se pruebe a sí mismo para proporcionar

otros saberes. El concepto de competencia literaria ha sufrido grandes cambios que han

pretendido que los docentes dejen el temor y busquen estrategias lúdico-prácticas que permitan el

crecimiento cognitivo por medio del gusto del estudiante que se convierte en una prioridad, sin

dejar de lado la transcendencia que tiene el docente pero sobre todo las teorías sobre el saber

hacer en el aula, con esta gran riqueza que se tiene por medio de un libro, un mundo paralelo,

mágico, pero sobre todo posible.

Así pues, las autoras terminan diciendo que la competencia literaria posee una gran

limitación al momento de ser desarrollada, puesto que presenta insuficiencia en la percepción

crítica de los diferentes textos literarios que leen los estudiantes. Así las cosas, hay que decir que

esta investigación es pertinente para lo aquí propuesto, pues suministra un sinnúmero de

conceptos sobre la competencia literaria, lo que esta implica y los retos que representa para el

ejercicio de la lectura literaria.

Como pudo evidenciarse, son varios los países que han desarrollado investigaciones en

pro de la competencia literaria, aunque cabe mencionar que en el presente estado del arte solo se

hizo referencia a tres tesis doctorales que permitieron vivenciar el gran panorama internacional

existente sobre tal tema. Por otro lado, a nivel nacional muchos educadores han emprendido la

ardua tarea de potencializar el concepto y las estrategias con relación a la competencia literaria,

aunque no siempre sea puesta en práctica de manera objetiva y precisa.

1.1.2 Contexto nacional

En Bogotá, en el año 2016, el profesor Héctor Pérez, Licenciado en español y literatura de

la Universidad pedagógica Nacional, desarrolló una investigación titulada Hacia la formación de


la competencia literaria. En esta se partió de la identificación de la gran problemática que se

evidencia en el ámbito educativo, pues a pesar de que todas las instituciones educativas cuentan

con enormes bibliotecas e incontables libros no se da una competencia literaria en los niños y

jóvenes del país a raíz de la apatía que han mostrado por los libros, entre otras cosas debido a su

extensión (Pérez, 2016).

A partir de ello se proporcionó una serie de conceptos sobre cómo ha venido

evolucionando la competencia literaria, siendo en primera instancia un espacio de comunicación.

No obstante, también se halla el desarrollo de dicha competencia, propuestas y metodologías para

trabajar tal componente dentro del escenario educativo desde el gusto de los estudiantes.

Para ello se utilizó un método de investigación de análisis y revisión minuciosa del avance

que ha tenido la competencia literaria, para suministrar distintas acotaciones a quienes deseen

trabajar dicho tema. Además, a través de esta metodología logran dejar a la disposición del

interesado un listado de los pasos que debe hacer un docente que está en busca de desarrollar la

competencia literaria en sus estudiantes, permitiendo así establecer que la base fundamental de tal

proceso requiere en primera medida del gusto de los niños y jóvenes, y a partir de allí generar una

sensibilización, que logre conectarlos con el mundo de los libros.

En resumen, la investigación plantea que la literatura siempre está inmersa dentro de todo

ámbito, especialmente el educativo. Es desde allí que hace muchos años se creó el término de

competencia literaria para conceptualizar esa habilidad que se desarrolla al momento de coger un

libro y poner en acción el pensar y sentir frente a la realidad, pero lastimosamente ello no se ha

venido trabajando, ya que se han interesado más por el aspecto lingüístico que por el desarrollo

de la misma competencia.

Cabe mencionar que la competencia literaria se logra gracias a la competencia

comunicativa a través de la cual se expresa el sentir, perspectivas sobre el mundo, sobre aquello

que transforma el quehacer cotidiano, pero para lograrlo se evidencia la necesidad de construir un

hábito lector, pues también se leen miradas, personalidades, contextos, que de una u otra forma

permiten cambiar lo que se piensa de sí mismo y de otros.


No debe olvidarse que la competencia literaria requiere que se despierte más por gusto

que por imposición. Si el maestro llega al salón y pone a los chicos a leer infinidad de textos o,

peor aún, un canon de la literatura con la excusa que a partir de allí les sacará muchas notas. Por

medio de evaluaciones, reseñas, solo garantizará mayor aburrimiento y poco aprendizaje. Todo

ello remite a la importancia de desarrollar un antes, durante y después de la lectura, una

sensibilización frente a lo que van a leer, lo que les gustaría leer, una organización secuencial de

qué se hará hoy para así dar paso a aquello o lo otro. Los libros no deben verse como algo tedioso

sino como otra forma de aprender desde lo que se conoce y agrada.

Con base en lo anterior, Pérez (2016) ultima que el docente se convierte en mediador

entre el saber y el estudiante, pues es desde allí que se hace evidente la importancia de que

busque no solo estrategias para sus estudiantes, sino que además los sensibilice ante lo que puede

descubrir a partir de una primera lectura. Desde otra perspectiva, deja al descubierto cómo la

competencia literaria ayuda al estudiante a potencializar su pensamiento crítico-reflexivo, a

percibir más allá de lo aparente. Por último, hace una breve invitación a generar mayores

momentos de lectura placentera en los que nutra el saber a partir de otros, pero sobre todo desde

el gusto propio de la persona, sin estar mediado como una valoración cuantitativa.

En consecuencia, el vínculo que se establece desde este trabajo investigativo está ligado a

la manera en que proporciona información de la historia y evolución del concepto de

competencia literaria, siendo así el punto de inicio para el trabajo con los niños y jóvenes. A su

vez, suministra una serie de pasos que puede seguir el docente, logrando así mejorar tal

componente en el ámbito educativo de sus estudiantes.

Otro estudio hecho en Bogotá por Maira Jiménez Valero en el año 2016, titulado La

literatura en la escritura creativa del grado 3B IED Aníbal Fernández de Soto J.M, parte de la

identificación de la problemática de que los niños del grado 3B de la Institución Educativa Aníbal

Fernández de Soto “poseen grandes habilidades lecto-escriturales, poco aprovechadas por la falta

de una intervención pedagógica que evidenciara las posibles actividades que se podrían trabajar

con tales niños para potencializar las habilidades de los pequeños a través de la competencia

literaria” (Jiménez, 2016, p. 4).


A partir de lo mencionado se propuso en primera instancia desarrollar una investigación-

acción que le permitiera encontrar información que pudiera ser puesta en práctica de manera

simultánea con los niños de 3B, dejando como insumo unas conclusiones, evidencias que dejaran

al descubierto cómo a través de la lecto-escritura se puede potencializar la competencia literaria.

También, para sustentar su trabajo se basó en grandes teorías que contribuyen al saber por medio

de la literatura y el desarrollo de la competencia literaria.

Así pues, propuso una intervención a partir de otras teorías ya conocidas, con el fin de

contribuir a la creatividad y desarrollo de la competencia literaria de los estudiantes del grado 3B.

Para ello empleó diarios de campo, observación no participante, encuestas y pruebas diagnósticas

para definir la problemática y desde allí emprender un viaje hacia nuevas formas de

conocimiento. Todo ello le permitió hallar grandes habilidades en los estudiantes, pero sobre todo

ver cómo a través del desarrollo de la competencia se pueden trabajar otras dimensiones del ser

humano, pero en especial el pensamiento crítico.

De manera concreta, la autora deja en evidencia que la literatura siempre ha sido un

aspecto determinante, ya que a través de esta se mejoran en muchos aspectos asuntos cognitivos y

actitudinales, es desde allí que se hace patente que los niños del grado 3B de la Institución

Educativa Aníbal Soto se dejan deslumbrar por los libros. Cabe decir que por su corta edad es

fácil contagiarlos del maravilloso mundo que proporciona la literatura.

Pero también se evidencia que la creatividad que desarrollan dichos niños es a veces poco

valorada por la falta de actividades que los motive. Es por ello que la intención de este trabajo

con enfoque de investigación acción educativa es promover en los niños un amor hacia la

literatura, desarrollando la competencia literaria que les permitirá crear otras posibles respuestas:

siendo más rápidos, empleando mejor el tiempo. Con base en lo anterior, Jiménez (2016)

concluye que la literatura es un medio de reconocimiento de cada persona, y dependiendo de las

estrategias empleadas se contribuye al desarrollo de una competencia literaria de manera

pertinente en los estudiantes. Además, habla de tres grandes niveles de desarrollo: “intervención,

recreación e imitación de manera adecuada, garantizando que las lecturas en voz alta, grupal y

juegos hacen menos mecanizados los procesos de literatura” (p. 12).


Es necesario indicar que cada niño es un mundo por explorar, que debe ser nutrido desde

su gusto, desde sus necesidades, solo así buscarán aprender otras cosas, sintiéndose el

protagonista de todas las historias que lee. La competencia literaria ayudara a concebir un ser

humano mucho más preparado y con una percepción del mundo más amplia, sin perder sus

horizontes.

La investigación se convierte en un referente importante para el planteamiento del

presente trabajo, pues deja un gran insumo de actividades, evidencias y conclusiones para el uso

de la literatura, convirtiéndose en el primer paso para desarrollar la competencia literaria como

posibilitador de nuevos saberes. Además, hace mención a infinidad de libros que pueden

retomarse con el fin de enriquecer el proyecto aquí propuesto, tanto para la construcción como

para el puesto en práctica de lo programado, con el propósito de encontrar o nutrir las estrategias

que permiten desarrollar la competencia literaria dentro del escenario educativo.

En síntesis y de acuerdo con los autores, las nuevas tecnologías de la información

permiten a los escenarios educativos potencializar los procesos cognitivos de los estudiantes sin

importar su grado de escolaridad. No obstante, los videos de cuentos infantiles desarrollan un

gran papel en los niños de la básica primaria, ya que permiten que estos potencialicen su

imaginación y destrezas para el mundo globalizado en el que se encuentran inmersos.

Esta investigación se convierte en un referente importante para el planteamiento del

presente trabajo, puesto que proporciona estrategias metodológicas ya empleadas en estudiantes y

docentes del Tolima, quienes dejan al descubierto cómo las nuevas tecnologías de la información

desarrollan un gran papel en la actualidad, donde tanto los niños como los jóvenes se ven

movidos y fuertemente impactados por los continuos cambios; en este caso, los videos de cuentos

infantiles que logran desarrollar en los niños mayor capacidad de imaginación e invención.

1.1.3 Contexto local

A nivel local se encontraron pocas investigaciones al respecto, puesto que en muchos

casos solo se han llevado a cabo artículos que hacen mención de tal tema o groso modo; sin

embargo, se puede complementar el presente estado del arte con las siguientes tesis doctorales en

educación:


En Medellín, en el año 2014 Jesús Pérez Guzmán realizó una tesis doctoral titulada La

enseñanza de la literatura en la escuela: diversidad de prácticas, multiplicidad de sentidos. En

esta el autor partió de la identificación de la gran problemática que se evidencia dentro del

escenario educativo, ya que la literatura es poco abordaba en las aulas de clase debido a que son

vistas más como largos y extensos textos que no proporcionan conocimiento, encontrando en los

medios tecnológicos rápidas respuestas que en muchos casos no son ni leídos sino copiados y

pegados a la hora de responder a una actividad académica (Pérez, 2014).

A partir de ello se propuso hacer un trayecto para de cómo la literatura es trabajada en la

escuela a nivel global, nacional y local, proporcionando miradas, configuraciones, y abordajes de

la enseñanza de la literatura a través de múltiples estrategias de implementación de las mismas,

para, de esta forma, dar a los docentes, algunos conceptos teóricos y referentes que ayudan a la

consolidación del trabajo de la literatura en la escuela, convirtiéndose este en el foco inicial de la

educación.

Para ello se utilizó un método de investigación-acción, bajo tres grandes capítulos

llamados: “Un acercamiento a la problematización de las prácticas de enseñanza de la

literatura”, “Miradas, configuraciones y abordajes: a propósito de la enseñanza de la literatura

en la escuela”, y finalmente “¿para qué leer?, acercamiento a los sentidos de la literatura en la

escuela”. Los tres capítulos ya mencionados permiten al docente poner en cuestión cómo debe

trabajar la literatura en la escuela, garantizando así el desarrollo de una competencia literaria para

los procesos de enseñanza y aprendizaje, dejando al descubierto cómo se ha venido cometiendo el

error de configurar los libros como algo tedioso y aburrido.

En resumen, no cabe duda de que todo proceso en la sociedad ha provocado grandes

cambios y la literatura no está lejana de tal realidad. Por tal razón, la tesis ya mencionada hace un

trayecto hacia el pasado y presente de la enseñanza de este aspecto educativo y cómo se convierte

en un ente investigativo para la enseñanza y aprendizaje. De otro lado, toda investigación

requiere una consignación de conceptos, estrategias que han garantizado de alguna forma el

trabajo y desarrollo de la competencia literaria, puesto que es desde allí que se refleja la

interpretación y consolidación de conceptos nuevos.


Es de vital importancia la competencia literaria, ya que a través de esta el ser humano

pone en marcha su pensamiento desde lo más simple hasta lograr lo más complejo, pero desde la

misma realidad social que se vive, empleando los cánones literarios y el gusto personal, nutriendo

las perspectivas de determinados temas.

Sin embargo, la literatura debe ser vista desde la experiencia, desde lo que esta

proporciona al mundo, cómo configura un nuevo pensamiento mucho más reflexivo e

interpretativo para finalmente autoconstruirse desde todos los ámbitos, sin dejar de lado la

esencia del individuo. Sin duda alguna la competencia literaria es posibilitadora de nuevos

saberes y enriquecimiento de otros. Para ello es trascendental el trabajo colaborativo de la

familia, escuela y sociedad, así se educarán niños y jóvenes en torno al mundo paralelo que es

posible gracias a los mágicos e interminables libros que permitirán que la competencia literaria se

haga realidad y no un simple espejismo.

Con base en lo anterior, el autor concluye que el docente se convierte en un actor

transformador de los procesos de enseñanza y aprendizaje en la escuela, ya que se evidencia que

dependiendo de la vinculación que tengan los niños en el escenario educativo con los libros, de la

misma manera será en su vida adolescente, proporcionando así un sinfín de experiencias

significativas para el trabajo de la literatura dentro del escenario educativo (Pérez, 2014)

Por último, es pertinente presentar la tesis de Rubén Hurtado del año 2005 con su

investigación titulada “La experimentación de estrategias pedagógicas para mejorar la

comprensión lectora de textos expositivos en niñas de quinto grado de educación básica y

primaria”, la cual tiene como propósito central compartir con los maestros de educación básica

primaria algunas estrategias pedagógicas que faciliten la formación de lectores autónomos,

capaces de utilizar la lectura como un instrumento de goce y de aprendizaje y realiza los

siguientes postulados: La lectura es un proceso global e indivisible; el sentido del mensaje escrito

no está en el texto sino en la mente del autor y del lector; el lector construye el sentido a través de

la interacción con el texto y que la experiencia previa del lector juega un papel fundamental en la

construcción del sentido del texto. Al respecto, Hurtado (2005) plantea:


Reconocer y valorar desde edades tempranas aquellas manifestaciones

orales o escritas de la competencia lectora, a partir de determinadas

situaciones de aprendizaje como lo es la promoción de los debates en el aula

motivados por la lectura de diferentes tipos de textos o situaciones de la

cotidianidad pedagógica que les implique a los niños entender un punto de

vista con sus respectivos textos (p. 26).

Por lo tanto, desde la perspectiva de esta investigación, cuando el docente abre un espacio

para el debate y no ratifica ni niega la validez de lo que los niños dicen y retoma los argumentos

que estos elaboran y los confronta con los contenidos del texto, ellos pueden producir

fundamentos razonables y complejos que les permiten desarrollar la competencia literaria.

Sin embargo, al subestimar el hecho de que los niños pueden desarrollar la competencia

literaria por medio de estrategias adecuadas, la escuela ha imposibilitado que estos desarrollen

dicha competencia tanto desde formatos orales como escritos. Así lo afirma Hurtado (2005).

Considerar la lectura en la educación infantil como un proceso simple,

determinado por la motricidad y no por el lenguaje y el pensamiento, hizo que se

perdiera con la infancia, una gran posibilidad didáctica para desarrollar el

pensamiento, la creatividad y sobre todo, la capacidad de argumentar (p. 21).

Asimismo, Hurtado (2005) emplea una metodología cuantitativa para indagar acerca de la

historia de la enseñanza de la lectura y la escritura y determina que:

En Colombia hasta los años setenta, la enseñanza de la lectura en la infancia se

abordaba esencialmente a partir de un método, fuera éste de corte analítico o

sintético en cada uno de éstos se proponía la secuencia ideal para hacer más fácil

el aprendizaje de la lectura. Es importante resaltar que la concepción de facilidad

era delimitada por el diseñador del método, sin un conocimiento profundo del

sujeto del aprendizaje, a partir de ahí se derivaron en Colombia y en el mundo

entero múltiples investigaciones con el propósito de demostrar la efectividad de

cada uno de estos métodos y la supremacía del uno sobre el otro, olvidando en

éstas la indagación sobre otras posibilidades de acompañamiento pedagógico a los


niños (as) en el aprendizaje de la lectura, otras posibilidades de intervención

pedagógica que fueran más coherentes con la realidad del niño, con su lógica de

aprendizaje (p. 24).

Por lo anterior, se denota entonces que desde siempre ha sido un reto para la educación

fortalecer dicha competencia y comprender lo que está en juego en las diferentes situaciones

sociales que se presentan, situaciones polémicas, de controversia, desacuerdos y conflictos de

intereses pedagógicos que como ya se sabe, representan modelos importantes para la formación.

Así pues, es evidente el aporte que se da al ejercicio aquí descrito en tanto sugiere que la

competencia literaria es lo que permite al sujeto conocer otros mundos y las opiniones de otros,

así como descifrar los mensajes provenientes de contextos en los que se intenta influir en nuestra

conducta. Es de vital importancia que desde la escuela se establezcan espacios comunicativos

para el desarrollo de dicha competencia en los niños y jóvenes, donde se realicen intercambios de

información desde sus experiencias y situaciones cotidianas, familiares y de nivel escolar como la

lectura y donde además se desarrolle la competencia literaria. Debe posibilitar espacios para que

los niños argumenten, den su postura frente a diversas situaciones, que puedan leer diferentes

portadores de textos, porque dicha competencia tiene su génesis en la infancia.


2 Justificación

La presente investigación es importante, entre otras cosas, porque la escuela, y en especial

los profesores de lengua castellana, deben contar con herramientas que se puedan adaptar al

contexto educativo, y que además sean necesarias y pertinentes en el logro de una competencia

literaria. Aquí se propone la búsqueda de estrategias que le permitan al profesorado convertir los

espacios de literatura no en temáticas sino en experiencias que se conjugan con la realidad de los

estudiantes y de sí mismos. También porque es necesario poner en cuestión los cursos o clases de

literatura y crear interrogantes sobre el sentido que estas tienen, así como la rigurosidad con que

se construyen, ejecutan y evalúan los propósitos alrededor de dicho aspecto.

Entretanto, las premisas que ayudan a crear cuestionamientos tienen que ver con la

manera en que es planteada y ejecutada la literatura en algunas instituciones educativas, donde

aparentemente se carece de acciones sistemáticas que permitan desarrollar encuentros

pedagógicos en los que se involucre la promoción literaria aliada a momentos de diálogo,

argumentación, valoración estética, y donde se “capacite al lector para que establezca las

pertinentes relaciones entre el texto, la intención del texto y la del autor” (España. Ministerio de

Educación Nacional, 2003. p. 130).

A raíz de lo anterior, la competencia literaria no es la prioridad de ciertas escuelas y

colegios, razón por la cual es necesario reflexionar su importancia y entender la manera en que

favorece tanto al estudiante en sí como a la institución. Otros asuntos que dan origen a la

investigación se relacionan con la manera en que los estudiantes de últimos semestres de

pregrado (Licenciatura en lengua castellana de la Universidad de San Buenaventura Medellín)

cualifican su formación profesional a partir de la apropiación de estrategias y la capacidad de

contextualizarlas una vez inicie su labor profesional. Por otro lado, es pertinente comprender la

importancia de la inclusión de una literatura en la que es sólida la participación que se compone

básicamente, del valor que se le da a cada composición escrita y sobre todo la comprensión de

ese lenguaje.

Así pues, esta es una investigación que sirve en primera medida para entender y pensar en

lo que se denomina competencia literaria y en segundo lugar; precisamente, para trascender de

una conceptualización, de tal manera que pueda evidenciarse un acercamiento a dicha

competencia. Mientras los estudiantes se sientan obligados a leer un texto no podrá hablarse de


escenarios literarios con sentido, sino de protocolos que dan lugar a una responsabilidad

curricular; sin embargo, cuando ocurre lo contrario, no solo se aborda el canon que desde el

Ministerio de Educación Nacional de Colombia [MEN] se propone, sino que hay mayor

oportunidad de tener en cuenta las recomendaciones y gustos de los estudiantes, pues como el

mismo MEN reconoce “el canon es construido según sea la experiencia de lectura de los lectores

mismos” (MEN, 1998. p. 54). Esto compone la funcionalidad del proyecto, representada, como

ya se dijo, por la puesta en práctica de una educación y enseñanza que propenda por la

competencia literaria.

En otro orden de ideas, hay que indicar que el área de lengua castellana es una de las

materias más importantes, en tanto otorga las herramientas para que el estudiante no solo se

comunique, sino que lo haga de manera asertiva y en esto hay que mencionar precisamente las

habilidades comunicativas tanto verbales como escriturales. En ese sentido, la literatura juega un

papel muy importante, puesto que es a partir de la experiencia de la misma que logra

comprenderse otros mundos posibles, distintas culturas representadas en las letras; además de ser

una manera de ampliar el léxico y actuar de manera crítica no solo ante la narración o

composición de la obra sino también ponerlo en relación con la realidad. Aunque la función de

las obras literarias debe apuntar especialmente a “formar el individuo como lector, en todo su

valor, precisamente porque en estas obras las cualidades semióticas de la (gran) literatura ya están

en ellas” (Mendoza, A. et al, 1999, p. 12). De ahí que su relevancia esté ligada con el proceder

literario autónomo, orientado, entendiendo su importancia y en especial que es una fuente de

entretenimiento integral.

Por lo anterior, son varias las poblaciones que resultarían beneficiadas luego de la

ejecución de la presente investigación. Una de ellas es la comunidad estudiantil, pues tanto niños

como jóvenes podrán hacer una ruptura de paradigmas relacionados con la desmotivación por la

práctica lectora literaria, asociada con otros factores tales como el enriquecimiento cultural, la

función metalingüística, etc. Otro grupo de personas de no menor importancia son los profesores,

tanto de lengua castellana como de otras aéreas. El primero porque es el posibilitador de lecturas

que sean del gusto de los estudiantes, ofreciendo los instrumentos y orientaciones adecuadas para

lograr tal propósito, Aquí conviene destacar la acotación de Quintanal. J y Téllez J. (2000) al

afirmar que el docente “debe poseer un derroche de imaginación estimulando a sus estudiantes a

hacer posible todo, ejecutando actividades que reflejen que los procesos formativos de lectura no


son monótonos y recurriendo a otras lecturas que enriquezcan las ya abordadas.” (p. 31). Y los

demás porque pueden evidenciar en los trabajos que designan a sus estudiantes asuntos como la

creatividad, fluidez verbal y escrita, la intertextualidad y sobre todo la habilidad para

comunicarse. En el mismo sentido se verán favorecidos los padres de familia y la institución

educativa en sí.

Finalmente, los resultados obtenidos servirán para entender no solo la posibilidad de una

promoción literaria sino también las implicaciones positivas que obedecen a la competencia. De

ahí que la información generada luego de la ejecución de este proyecto investigativo tiene que ver

con la manera en que es posible llegar a la competencia literaria, ligada con el suministro de

estrategias y herramientas adaptables al contexto educativo. Aquí se busca conocer alternativas y

procedimientos que desde el aula de clases y fuera de esta pueden llevarse a cabo para hacer de la

literatura un espacio de goce y academia, pero también entender la responsabilidad que poseen no

solo docentes sino también bibliotecarios, coordinadores e incluso personas ajenas a la

institución.


3 Objetivos

3.1 Objetivo general

Profundizar el conocimiento que desde la Investigación Acción Educativa se genera en

pro de un acercamiento a la competencia literaria de los estudiantes del grado noveno de la

Institución Educativa y Cultural Jesús Amigo de la ciudad de Medellín.

3.2 Objetivos específicos

Describir la manera en que la Investigación Acción Educativa conduce a un acercamiento

de la competencia literaria.

Explicar el conocimiento generado por la Investigación Acción Educativa con base en la

adquisición de la competencia literaria

Evaluar la pertinencia del aparato investigativo y su impacto en la mejora de la

problemática abordada.


4 Marco teórico

La presente investigación desarrolla las categorías de Investigación Acción Educativa,

educación literaria, competencia literaria y escuela, a través de las cuales se busca el diseño de

acciones que permitan la adquisición de una competencia literaria de los estudiantes, convirtiendo

el escenario educativo en un ambiente enfocado en los actos literarios. Se trata, desde luego, de

una construcción que parte del establecimiento de vínculos con autores que han dedicado sus

estudios e investigaciones no solo a comprender sino a intervenir la temática aquí propuesta.

Por lo anterior, se hace inicialmente un rastreo bibliográfico que permita entender qué es

el asunto de la Investigación Acción Educativa para que funcione no solo como método de

investigación sino también como categoría objeto de estudio; además, comprender a profundidad

a qué se hace referencia con la lectura, por qué es trascendental comprender cuáles son nuestros

aciertos al intentar definirla, entre otras cosas, porque de esto depende el significado del ejercicio

propiamente dicho. Pero no es solo conocer la concepción de lectura de modo general, es ir más

allá, para saber los impactos que desde un ámbito social se fundan a lo largo de la práctica

lectora. Así mismo, se construirán premisas que posibiliten en un sentido amplio la concepción

de literatura y el vínculo que establece la escuela con esta y sus estudiantes, como usuarios de

cada composición literaria, relacionado con la experiencia de la lectura.

Finalmente, se entenderá, culminada la construcción teórica, el concepto de competencia

literaria y más allá de esto poder comprender qué implicaciones tiene una vez el alumno la

adquiere. Por todo esto, será necesario poner esta última categoría en relación con la educación

literaria y para esto será justa la adopción de investigaciones que sean sugerentes en la

configuración de estrategias o acciones a seguir para cualificar la enseñanza y por ende llegar a la

meta que en el presente ejercicio investigativo se pretende: posibilitar un acercamiento a la

competencia literaria por medio de la Investigación Acción Educativa.

4.1 Investigación Acción Educativa

Lo que a modo general pretende la presente investigación es entender si la Investigación

Acción Educativa (IAE), como método de investigación, permite entender problemas

relacionados con la lectura literaria en el aula y más allá de esto, saber si esta se convierte en la

herramienta principal del docente, para desencadenar una serie de estrategias que permitan una


aproximación a la competencia literaria. Para esto es importante identificar el fin último de este

tipo de investigación, lo cual indicará las acciones pertinentes a realizar y la manera en que pueda

hacerse o no efectiva la solución de la problemática.

Entender la IAE exige remitirse a estudiosos que no solo la han definido, sino que además

han reflexionado sobre ella y han emanado saber pedagógico al respecto. Así, para autores como

Kemmis y McTahhart (1988), citado por Cabrera (2017) la Investigación Acción se define como

“una forma de indagación introspectiva colectiva emprendida por participantes en situaciones

sociales con objeto de mejorar la racionalidad y la justicia de sus prácticas sociales o educativas,

la comprensión de esas prácticas y las situaciones en que estas tienen lugar” (p. 23). Aquí el

asunto trascendental es la comprensión de la práctica educativa, toda vez que se convierte en el

medio a través del cual el docente entiende las dificultades y/o fortalezas del acto pedagógico

para transformarla según las realidades del estudiante: sus gustos, inclinaciones, entre otros. Los

autores hacen referencia a una justicia que debe vincularse con un hacer bien de las cosas, con

acciones no impuestas sino más bien, dando prioridad a lo autónomo y en todo caso al logro de

propósitos.

Pero la investigación acción educativa denota mayor rigor en lo pedagógico propiamente,

pues es un asunto que le compete directamente al profesor como conocedor de su área y

especialmente de sus estudiantes partiendo de observaciones que le permitan identificar las que

pudieran ser buenas prácticas educativas.

La IAE es una familia de actividades que realiza el profesorado en sus propias

aulas con fines tales como: el desarrollo curricular, su autodesarrollo profesional,

la mejora de los programas educativos, los sistemas de planificación o la política

de desarrollo. Estas actividades tienen en común la identificación de estrategias de

acción que son implementadas y más tarde sometidas a observación, reflexión y

cambio. Se considera como un instrumento que genera cambio social y

conocimiento educativo sobre la realidad social y/o educativa, proporciona

autonomía y da poder a quienes la realizan (Latorre, 2003, p. 23).

En lo que a este trabajo respecta, la IAE debe compartir precisamente espacios e

identificar otras maneras de crear y leer literatura. Para esto es necesario la practica educativa, en

otras palabras, es menester el contacto directo con los estudiantes para entender las motivaciones


que se fundan alrededor del espacio académico, para con ello ligar tales intereses con la narrativa,

lo lírico y lo teatral. Algo trascendental de este tipo de investigación es que no solo permite

generar unos resultados, sino que además exige de una creación puramente reflexiva por parte del

docente, convirtiéndose así en un agente que crea saber pedagógico, vinculado en este caso a su

experiencia en el intento por aproximarse a la adquisición de la competencia literaria de sus

alumnos. De esta forma, se busca la modificación de la práctica y su respectiva sistematización,

permitiendo que el docente se empodere no tanto de su perfil transmisor de conocimientos sino

más bien de su quehacer investigativo

4.2 ¿Qué es lectura?

Leer es una de las primeras prácticas que se establecen al iniciar la vida escolar. De

hecho, representa una de las mayores preocupaciones tanto de padres de familia como de

profesores, y es que se trata de un ejercicio que logra constituir parte de la esencia de cada

persona, pues gracias a ella la comunicación con el mundo es más sólida y asertiva, revela;

además, cada paradigma bueno o malo que la misma sociedad se ha encargado de crear. Una

ventaja que posee el ser humano es que puede leer aquello que le interesa. En ese sentido, hay

quienes se limitan a descifrar significados muchas veces escasos de cohesión y coherencia,

presentes en los mensajes de texto o chats; otros lo hacen influidos por el poder capitalista de la

publicidad; y hay quienes lo hacen por placer o porque es de su interés comprender el mundo en

el que habitan. Existen, en todo caso, un sin número de objetivos cuando se habla de la práctica

lectora.

Así pues, la lectura puede ser plasmada como el acto que interviene en el ser humano de

manera consecuente desde dos perspectivas: la primera, involucrando asuntos comunicativos y el

círculo de mera información; la segunda, como una estrategia que moldea el devenir de quien se

dijera es el lector consciente, quien no se limita a la prensa o canales publicitarios, sino que

involucra la lectura literaria y teórica. Pero entender lo antes mencionado exige definir a la luz de

la experiencia de diferentes autores la lectura y por consiguiente las implicaciones que en ella

subyacen. Un primer acercamiento, según el planteamiento de Chartier, R. (2002), es que:

Leer es dar un sentido de conjunto, una globalización y una articulación de los

sentidos producidos por las secuencias. No es encontrar el sentido deseado por un


autor, lo que implicaría que el placer del texto se origina en la coincidencia entre el

sentido deseado y el sentido percibido, en una especie de acuerdo cultural, como a

veces se ha pretendido en una óptica cuyo positivismo y elitismo no escapan a

nadie (p. 88).

Por lo tanto leer, no es solo identificar semánticamente el encadenamiento de palabras,

pues siendo así, habría que fijarse solo en la objetividad, que si bien puede representar una virtud

también es un limitante, en tanto restaría precisamente un sentido propio y por ende una actitud

crítica y propositiva frente a lo que se lee. Como defiende el autor, es importante establecer un

vínculo entre lo que se desea y el impacto generado para hablar del goce de la lectura, y eso en

gran parte se debe al acervo cultural, cuestión que en últimas configura el elitismo al cual se

refiere. Cuando hay una lectura que origina sentido y adicionalmente se convierte en un placer,

crea ideologías y pensamientos diferentes, sin negar que todo es el resultado de la interacción

social, del intercambio de experiencias y del conocimiento que del mundo real (y los elementos

ficticios puestos en cada obra literaria) se tiene.

Esto último puede relacionarse con la postura de Cassany (2006), quien argumenta que “la

orientación sociocultural entiende que la lectura y la escritura, son construcciones sociales,

actividades socialmente definidas” (p. 23). Esto implica que el ámbito social interviene incluso en

la motivación o generación de interés por la lectura, es decir, el nivel de complejidad para el

docente aumenta en la promoción de la lectura cuando el contexto social, familiar no estimula

específicamente esas características; más difícil es cuando el mismo profesor se aísla de ese

proceso o lo hace por mero cumplimiento. En concordancia con Cassany, el aspecto social

también se hace trascendental para la construcción de significados elitistas, pues se une al valor

literal, a nuestras concepciones del mundo y el espacio que nos rodea.

Otra acepción que permite tejer el significado de lectura, y que a su vez deja ver cierta

relación con lo antes registrado, es la de Solé (1992), quien de manera específica apunta que

“Leer es un proceso de interacción entre el lector y el texto, proceso mediante el cual el primero

intenta satisfacer los objetivos que guían su lectura” (p. 176). Como se ve, la lectura no es un

proceso indiferente a causalidades, por el contrario, hay razones que llevan a ese acto, ya sea el

goce, entretenimiento, o el logro de aprendizajes y conocimientos del mundo real. Ahora bien, el

hecho de que el autor no satisfaga unos objetivos no quiere decir que se prescindió de un proceso


de lectura, pero sí debe existir una interacción con el medio cultural, social y el escritor; debe

estar inmersa la construcción de sentido y todo ello se adquiere en la enseñanza, aquella que

orienta la escuela junto con otros agentes como la familia. Pero ¿Cómo ha de manifestarse la

experiencia lectora en el estudiante?

4.3 Experiencia de la lectura

Antes de dar respuesta es necesario pensar la lectura como una práctica con sentido que se

manifiesta para el docente y el estudiante como una manera de desafiar la ignorancia y permite

comprender una serie de situaciones que ni en las mismas aulas de clases pueden surgir, con ella

se crean actos comunicativos sin importar las distancias, pues todo contexto es válido y se puede

recrear a través de la imaginación, haciendo uso de la praxis lectora. Entre tanto, es importante

considerar que la buena lectura tiene consecuencias de tipo disciplinario y requiere de una

conciencia sólida en relación con las habilidades que deben adquirirse al momento de enfrentar

un texto, pues como se conoce, el buen lector no puede limitarse a descifrar signos lingüísticos

bajo la óptica literal, debe existir una trascendencia desde lo inferencial hasta lo crítico que

permita determinar, por ejemplo, las intenciones comunicativas y de alguna manera los elementos

pragmáticos que se fusionan en pro de tal objetivo.

Pero todo lo anterior (trascendencia en la lectura) se manifiesta a través de una buena

experiencia de la lectura, es decir, todo lo que sucede mientras se desarrolla el proceso lector y

sobre todo de comprensión. Dice Larrosa (2003) que “para que la lectura se resuelva en

formación es necesario que haya una relación íntima entre el texto y la subjetividad y esa relación

podría pensarse como experiencia” (p. 28). Lo que el autor propone, entonces, es que trascender

el asunto de la lectura, no es solo descifrar significados y tener sensaciones efímeras, un lector

debe dejarse mover, hacer que se funden cuestionamientos y sobre todo que se produzcan

cambios y nuevos puntos de vista frente al mismo texto y la realidad. La experiencia de la lectura

debe convertirse entonces en la esencia del ser. El lector es en últimas quien revive los personajes

y es el responsable de darle un valor de significado a la composición escrita, experiencia que se

da de manera individual, pues si bien un grupo de personas hacen una lectura con la misma

intención comunicativa, la experiencia es particular y por ende los sentimientos, sensaciones e


ideas. Más adelante se verá, por lo tanto, la manera en que la experiencia, según Larrosa, tiene

una estrecha relación con aquello a lo que se denomina competencia literaria.

Como se ve, la experiencia de la lectura se manifiesta en la intimidad sostenida entre el

lector y el texto, sin desconocer que no necesariamente se obtiene una experiencia cuando es un

texto agradable, pues también puede haberla cuando se pone en cuestión lo que allí se manifiesta

o incluso cuando no se comparte la postura del autor. Esto último por ejemplo ya implica

sostener otras habilidades: la crítica. En la escuela no solo debe leerse por goce, para comprender

o con la intención de recitar, a través de cuestionarios, diferentes apartados del texto casi que

literalmente. Ante dicho ejercicio urge poseer una postura crítica de lo que se comunica y la

manera en que es manifestado. Cuando el niño o joven hace uso de esta, es cuando marca la

diferencia, su estilo, estando en capacidad de desatar contrariedades o por el contrario, creando

más cuestionamientos para adoptar reflexiones al respecto.

De esta manera, es importante conocer a qué se hace referencia cuando se habla del nivel

crítico en la lectura, lo cual va más allá de un sentido meramente verbal. Así, autores como

Jurado (2014) señalan que “el diálogo entre los conocimientos del texto y los del lector

constituye la lectura crítica, que es en sí un juego en el asombro de identificar intencionalidades

en lo leído” (p. 10). Por lo tanto, aunque exista la posibilidad de subjetividad, el autor siempre

tendrá un objetivo con su escritura y esto es lo que en primera medida deberá comprender el

lector, y para amplia ese proceso es necesario establecer vínculos no solo con otros textos

(intertextualidad) sino también con el legado cultural que posee el alumno e incluso con su

realidad. Y entonces, ¿cómo lograr que el estudiante adquiera la capacidad crítica?

Son muchos los factores que influyen en el logro de ese objetivo, de hecho, no depende

única y exclusivamente del maestro, pero este sí ostenta gran responsabilidad y, se supone, es

quien permite en gran medida un acercamiento amplio al acto lector. Lo primero a recordar es

que el profesor debe contar con esa competencia. Esto ya implica que tenga un amplio canon de

textos leídos que utilizará para saber el tipo de texto a sugerir. En segunda medida, y como ya se

mencionó en apartados anteriores, no debe utilizarse la lectura únicamente como un pretexto para

llegar al conocimiento o a las temáticas del currículo, debe darse por el contrario la posibilidad al

estudiante de elegir la lectura que desee. Para esto es trascendental reconocer el contexto del

alumno, su realidad. De tal manera que ese texto se convierta en un referente o prototipo de sí

mismo, que lo llevará muy seguramente a compartir su experiencia sin necesidad de informes.


Cuando el estudiante lee de manera autónoma, pero con la orientación del profesor, reconoce los

hechos que el autor denuncia y eso lo lleva incluso a querer devorar otros textos. Otro aspecto

que la escuela debe tener en cuenta para lograr que el estudiante sea un crítico, es generar

espacios de lectura colectiva y, sin menor importancia, motivar para que se hagan composiciones

escritas a la luz de sus autores o temáticas preferidas.

Bien, pareciera por todo lo anterior que se ha resuelto el asunto de la lectura. >Sin

embargo, hay otros aspectos que son de igual importancia y que se requieren para poder afirmar

que se están formando lectores competentes de literatura en la escuela. Ligado a lo planteado

sobre la lectura crítica, conviene ahora hacer referencia a lo que para el (MEN), a través de los

lineamientos curriculares de lenguaje, demanda en el acto lector. Se trata entonces de los niveles

que sirven como referentes o estrategias metodológicas para cualificar el proceso de lectura

definidos en literal, inferencial y crítico-intertextual. Lo que Daniel Cassany denominó leer las

líneas, entre líneas y detrás de las líneas (cfr. Cassany, D. 2006, p. 52).

Pero adoptando los términos del MEN (1998) tenemos que:

El nivel literal “es el nivel que se constituye en primera llave para entrar en el

texto […]; el inferencial es cuando el lector logra establecer relaciones y

asociaciones entre los significados, lo cual conduce a formas dinámicas y tensivas

del pensamiento […]; finalmente el nivel crítico-intertextual, […] es la puesta en

red de saberes de múltiples procedencias (MEN, pp. 74 – 75).

Lo anterior se convierte, entonces, en un llamado de atención para algunas escuelas que

muy cumplidamente desarrollan el primer nivel, pero los otros dos se echan de menos, (aunque al

respecto hay que recordar que muchas veces no hay las condiciones para hacerlo). El nivel

inferencial es importante en tanto garantiza una comprensión parcial o total de la intención

comunicativa y aquí es donde empieza a complejizarse el asunto, pues requiere que el maestro

replantee cuestionarios y diálogos para adecuarlos tanto al texto como a la entidad pragmática. En

esa estructuración es necesario ser cuidadoso para que el estudiante no se sienta presionado ni se

desvincule del ejercicio.

Entretanto el nivel crítico-intertextual va muy relacionado con la propuesta de Fabio

Jurado; aquí se exige poner a disposición los conocimientos culturales y conceptuales que se

tienen, no solo para conseguir la comprensión total de la composición escrita, sino también para


retomarla en aras de cualificar prácticas cotidianas o su actuación frente a los demás, así como

para comprender su devenir y el de otros, asociado con lo político, histórico, lingüístico, etc. o,

por el contrario, para oponerse a su estilo, el lenguaje y la red semántica construida. En

definitiva, la lectura es la práctica que más debe potencializarse en la etapa académica, y ante

esto la literatura tiene mucho para aportar, pues ayuda a recuperar el espacio que bastante han

ganado los medios de comunicación. El cuento, la novela, un poema pintan con palabras y la

imaginación, la realidad de un niño, un joven y su contexto fácilmente logran captar la atención.

No obstante, esto exige de una promoción en la que se garantice a los estudiantes que leer es una

práctica que enriquece y beneficia su esencia, de ahí que una vez escudriñada la lectura y su

conjunto, el siguiente apartado esté dedicado a ese mundo mágico de la literatura.

4.4 Literatura

Comprender la manera en que se posibilita la competencia literaria en determinados

sujetos indica que ese asunto de la literatura tiene un lugar especial en el acto educativo y que

deben usarse ciertos instrumentos que faciliten la práctica lectora, es decir, el consumo literario.

Pero algo inicialmente importante es entender ese término, en tanto no es la mera configuración

de obras o la suma de palabras cohesivas y coherentes que narran algo. Tal vez haya algo más

allá del significado convencional. Así pues, autores como Mendoza (2003 a) definen la literatura

como “el conjunto de producciones, resultados de usos de la lengua según criterios estético; las

obras literarias son exponentes de la expresión creativa de la lengua” (p XII).

Al respecto, puede indicarse que la literatura parte específicamente de dos asuntos: la

composición escrita y lo estético. Lo primero entendido como la suma o encadenamiento de

palabras que a través de un estilo denotan significados que pese a involucrarse sentimientos o

realidades del autor, son por lo general netamente subjetivos, dando al lector la posibilidad de

entenderlo y comprenderlo según sus propias experiencias. La estética, por su parte, es articulada

precisamente para constituir la creatividad y en últimas para hacer los textos verosímiles. Así

pues, la poesía usa los elementos retóricos mientras que la narrativa involucra un lenguaje

cotidiano o que por lo menos se conjuga con la realidad del lector. Esto último se complementa

con la siguiente acotación:


La dimensión estética está presente en cualquiera de las manifestaciones humanas,

pero es en la literatura como arte en donde la función estética, entendida como el

efecto en el lector de la extrañeza y el asombro, de la pluralidad semántica y

simbólica, alcanza su mayor potencia. Esto quiere decir que siempre hay unas

obras más artísticas que otras y que no siempre la intencionalidad artística del

escritor se alcanza plenamente (Lomas, 2017, p. 5).

En ese sentido, la estética se constituye no solo como un elemento clave para encauzar a

los estudiantes en el mundo de la lectura literaria, sino que es de alguna manera la esencia de esta

expresión lingüística, la cual hace que el lector pueda hacer uso de su imaginación para crear

otros mundos, cuestionar sus realidades y aceptar el funcionamiento de otro cosmos que mucho o

nada se relaciona con la cotidianidad. Y es que cuando alguien lee literatura se esperan

impresiones, impactos, quizás miedos y hasta deseos de involucrarse en lo vivido en los relatos.

En un sentido muy similar, Utanda, Cerrillo, y García (2005) sostienen que “la literatura

enriquece la existencia, nos hace mejores y más sabios porque aprendemos y sabemos de muchas

situaciones y personajes comunes o singulares” (p. 174).

Aquí conviene hacer una distinción de los elementos que referencian autores como

Mendoza, et al. El primero hace un reconocimiento especial a lo estético que es en últimas el

elemento que cautiva a los lectores. Cada figura literaria y la organización sintáctica en alianza

con los elementos gráficos funcionan como estímulos que enganchan al niño, joven o adulto, de

ahí que resulte más agradable la lectura literaria que el texto académico. En definitiva, lo estético

es lo que configura la esencia literaria. Por su parte, los demás autores son conscientes del

conjunto benéfico acarreado en estos textos; es que no solo es la diversión o el goce. Detrás de

cada línea se observa la fundación de sentimientos y sensaciones, de una experiencia que

transforma pensamientos y actitudes a favor o en contra de lo que se dice; en el caso de la

narrativa, son los personajes los entes que no solo se comunican entre ellos, también lo hacen con

los lectores y por ende son los provocadores de sinapsis y de respuestas a priori, durante y luego

de la experiencia lectora.

Es así como ya hay una luz de entrada hacia aquellos asuntos que caracterizan la literatura

y que por ende la diferencian de otros textos. Terry Eagleton en Una introducción a la teoría

literaria no se limita a lo imaginativo, concepto superficial que se vuelve viral al tratar de


concebir o comprender el echo poético, narrativo o dramático. Para el autor, “la literatura

transforma e intensifica el lenguaje ordinario; se aleja sistemáticamente de la forma en que se

habla en la vida diaria” (Eagleton,. 1983, p. 8). Nuevamente, se hace referencia a lo estético, al

modo de configurar el lenguaje y ese uso estratégico del código lingüístico, que algunos maestros

toman como pretexto para encauzar a sus estudiantes en el ejercicio de la lectura. Así pues,

cuando los estudiantes leen a Yolanda Reyes con El Terror de sexto b, los cuentos de Rafael

Pombo, las realidades que plasma Edna Iturralde y Patricia Lara o el misterio que encarna las

obras de Edgar Allan Poe, necesariamente se vincula el aspecto imaginativo, pero también se

suma el humor, la caricaturización de la vida escolar, familiar, social; se plasman espejismos que

potencian la creatividad y se tejen historias que patentizan una realidad cruel pero con mensajes

esperanzadores; se añade además obras magnificas que bien pueden asociarse con otro mundo, el

cosmos de lo fantástico y lo maravilloso, el asombro. En definitiva, hoy en día hay diversidad de

contenidos literarios que permiten la adquisición de un hábito lector, que altera el

convencionalismo de la mente humana. De ahí que se convierta en un distractor o un medio para

evadir la realidad y es en todo caso una manera de constituir lo que en adelante tratará la presente

composición: la competencia literaria.

4.5 ¿Educación o competencia literaria?

Ya se ha hecho una identificación más o menos amplia de la concepción de lectura y lo

que implica en el lector, especialmente haciendo referencia a los niños, niñas y jóvenes en la

escuela asociado con la experiencia y las estrategias de la lectura. Así mismo, se abrió un

panorama en torno a la literatura para comprender su esencia y todo cuanto en ella existe. Ahora

corresponde añadir un elemento más: la competencia; esta, en alianza con lo literario. Para lo cual

se merece poner en cuestión el funcionamiento de la educación literaria y la manera como genera

o no competencia literaria.

En efecto, es necesario examinar en primera instancia el proceso de educación literaria

que es en últimas la manera en que podría llegarse a la obtención de la competencia. Pero educar

en literatura es precisamente desarrollar un acto pedagógico y dirigido en el que se establezcan

unos propósitos claros y pertinentes, es decir, no solo es leer un cuento al iniciar la clase para que

los estudiantes narren o mejor repitan lo que ya se escuchó, o yendo un poco más lejos, que


mencionen la enseñanza de la lectura. Ese, podría decirse, es un ejercicio que hace parte de esa

educación, así como lo son la identificación de personajes, capítulos, espacios, etc. Sin embargo,

son estrategias que tienden a molestar a los estudiantes si se tornan repetitivas.

La educación literaria entonces sería una acción sistemática a la que se hace el respectivo

seguimiento desde los primeros años de la vida escolar, y en ella se incluye la llamada promoción

de la lectura, que es tal vez el ejercicio a través del cual el estudiante es motivado y se potencia su

interés en la adquisición del hábito lector. Pero la dificultad muchas veces radica en la

competitividad de los docentes de lengua y literatura donde unos ejecutan su práctica a la luz de

lo antes mencionado, mientras que otros imponen barreras que impiden por ejemplo el acceso a

una literatura agradable. Para nadie es un secreto que en muchos escenarios educativos ni siquiera

hay un trabajo ordenado y pensado entre el docente de básica primaria, secundaria y media, y

resulta que esa es quizás la única manera de asegurar continuidad en los procesos y por lo menos

hacer que el estudiante comprenda la importancia de su ejercicio.

Cierto es que hoy se habla de la importancia de leer pero tal vez hay que caer en la cuenta

de que por más que se exhorte a los alumnos a que realicen dicho ejercicio muy pocos acatarán

tal sugerencia, en tanto hay muchas otras alternativas en el medio que sí han sabido arrebatar la

atención (el celular, por ejemplo). De esta manera, la mejor opción es actuar, pues los libros

cuentan historias y muestras imágenes, así como lo hace Facebook; permiten establecer diálogos

como el chat, con el agregado de que el libro enseña ortografía y muy seguramente una buena

escritura. Pero así como los empresarios publicitan su producto, así también el docente vende la

idea de leer con la diferencia en que el mayor beneficio recae en el alumno.

Pero al hablarse de educación literaria muchos docentes dirían que cumplen con el

ejercicio en tanto abordan el canon sugerido por el MEN o porque hacen referencia a reconocidos

autores que tal vez para el estudiante no representan significado alguno. En ese orden de ideas,

vale la pena identificar la educación literaria bajo el ideal de Cerrillo (2007); él indica que

actualmente “se necesita más que enseñar literatura - de acuerdo al concepto tradicional referido -

sea enseñar a apreciar la literatura, o en todo caso, poner a los alumnos en disposición de poder

apreciarla y valorarla (pp. 20 - 21).

Según lo anterior, la educación literaria debe estar basada en lograr que el educando

identifique la manera en que la lectura puede hacer parte de su vida y que tome un libro con la

misma obsesión con que usa el celular; todo esto por encima de la cátedra sobre la cual se otorga


información histórica o se pide recitar literalmente pasajes que tal vez han castrado la ilusión de

tener una buena experiencia de la lectura.

Conviene distinguir, entonces, más acepciones que amplíen el panorama sobre el asunto

de educar en literatura, para más adelante entender la manera en que se llega a la competencia

literaria. Así pues, la educación en y para la lectura literaria “es la preparación para saber

participar con efectividad en el proceso de recepción y de actualización interpretativa del discurso

literario” (Mendoza, 2008, párr 10). Aquí se habla ya de una habilidad que el estudiante debe

desarrollar, pero solo hay un ejercicio de interpretación y recepción cuando la lectura es un

asunto voluntario y deseado. También en la medida en que el docente se vuelve un ejemplo,

quien además permite transformar incluso las experiencias de vida de sus estudiantes en

literatura. De esta manera, ellos también son protagonistas y no solo se pone en la cúspide de la

ficción y lo verosímil a los autores reconocidos y que circulan en el aula; los estudiantes también

deben hacer gala de su realidad y sentimientos infantiles y juveniles que los constituye.

Con todo y lo anterior es justo hacer ampliar el panorama de la educación literaria, pues si

bien lo más elemental es que sea esta la manera en que se llega a la adquisición de la competencia

es cierto que va más allá de una de lectura, incluso de una evaluación parcial que pregunta por los

pasajes narrativos, poéticos o dramáticos. El docente y por qué no los bibliotecarios, deben tener

a su disposición herramientas y un conjunto de acciones desligadas de la creatividad, pero

también de su capacidad para extraer (con sus estudiantes), por ejemplo, lo ético, estético y

lógico de una obra. El primero, porque en toda creación literaria puede partirse de asuntos

racionales o reflexivos en relación con las actitudes y valores allí presentes; el segundo, porque se

trata de una composición escrita basada en una riqueza lingüística donde se incluye lo bello,

aquello que está fuera de lo común, las figuras literarias y retóricas; y lo lógico, entre otras cosas,

por la presencia de tramas, nudos que están configurados a la luz de un pensamiento y que

requieren de un conocimiento cultural y epistemológico del lector. En tal sentido, otra acotación

que respalda el asunto de la educación literaria es la de Roig-Rechou, (2012).

Es una metodología con la que se pretende dotar al mediador de un conjunto de

saberes culturales, literarios y sociales proporcionados por las enciclopedias y los

intertextos individuales, que le permita capacitar a los lectores para descubrir en


las obras literarias, modelos, pautas, convencionalismos, símbolos, mitos,

acontecimientos históricos (...) reacción individual ante la lectura (p. 362).

Adviértase pues que Rechou añade un elemento más: no solo es necesario una educación

literaria para el estudiante, también es tarea del docente capacitarse, con la diferencia de que este

no tiene un mediador que le indique lo que debe o no hacer, más bien se trata de un proceso

continuo de lectura que requiere aplicar las estrategias ya descritas: lo literal, inferencial y critico-

intertextual. Una vez el profesor ha desarrollado esa capacidad podrá con más facilidad hacer un

acompañamiento a sus estudiantes, que le permita, como ya se dijo, motivar a adquirir el hábito

lector y en adelante que pueda encontrar diversos elementos en las obras, todos en relación con su

realidad, la sociedad u otros textos.

Hasta ahora se han revelado aspectos característicos de lo que se entiende por educación

literaria y será un asunto que más adelante deberá retomarse. Por el momento, y conociendo que

es tal vez esto lo que posibilita la competencia literaria (tópico aquí más interesante), será

fundamental dedicar algunas líneas a estos últimos conceptos.

4.6 Competencia literaria

La competencia básicamente puede traducirse como habilidad, tal vez como esa capacidad

eficaz que se tiene para hacer o hablar sobre algo. Según la Real Academia de la Lengua

Española [RAE], la “aptitud o idoneidad para hacer algo o intervenir en un asunto determinado”

(párr. 1). Así pues, hablar de competencia literaria es dar por entendido que un sujeto está en

capacidad de algo en relación con la literatura. Ahora bien, ¿esa competencia se relaciona con el

acto lector o con la capacidad de comprender e interpretar? ¿Quiénes pueden y deben ser

competentes en literatura? Ya se dijo que educar en literatura es un asunto que converge en la

escuela, pero no se enseña simplemente como un contenido o como cualquier conocimiento

enciclopédico, va mucho más allá, más bien relacionado con la experiencia humana de sentir,

pensar y de expresarse. Cuando se habla de literatura en el aula se esperan unos resultados y no

solo se trata de que el estudiante lea bien, que lo haga de manera elocuente o que sepa interpretar.

Ello tiene otras implicaciones relacionadas estrictamente con lo subjetivo, la proposición, el

relacionar y comprender el mundo desde lo narrativo, lo lírico o lo dramático. Así las cosas, un

primer acercamiento parte de “una lenta y progresiva profundización en el conocimiento de


géneros literarios, figuras retoricas y en nuestra tradición cultural” (Cassany, Luna, Sanz, 2003, p.

488).

Si bien se dice que es una profundización en el conocimiento, aún continúa siendo una

definición particular y más adelante los mismos autores van a indicar cuáles son específicamente

esas características que definen a quien fuera un competente en literatura. Mientras tanto,

conviene decir que existe la competencia literaria en la medida en que hay docentes competentes

en la materia, y es una habilidad adquirida no solo en la medida en que se es muy buen lector,

sino también en la capacidad que posee en la composición literaria, medio a través del cual pone

a juego su discurso, ideas, pensamiento, lo crítico, estético, etc.

La competencia, entonces, es un asunto sobre el cual el profesor tiene una

responsabilidad, pero a él deben unirse otros agentes que ayuden en la promoción de la lectura,

que es en definitiva el primer y más importante paso. Jamás habrá competencia literaria si el

estudiante no lee y menos si lo hace con la ilusión de que sacará una buena nota. Esas otras

personas tienen que ser los bibliotecarios, quienes tienen que pasar de hacer mera entrega de

libros a ser en primer lugar un buen lector y en segunda medida a educar en literatura. Pero

también tiene que ver la familia y, si es necesario, también a ella se debe convencer y motivar

sobre la importancia del hábito lector y en especial el literario para que sean ellos quienes

fomenten desde el hogar esa práctica.

Ante esto, Mendoza, (2003 b) indica que “se desenvuelven las reflexiones de T. A. Van

Dijk sobre la habilidad o capacidad de los seres humanos para producir o interpretar textos

literarios, vinculando esta capacidad a factores pragmáticos y contextuales” (p. 305). En ese

sentido, la competencia literaria no solo es un asunto de lectura y acto interpretativo, sino

también la posibilidad de componer, ya sea narrativa, poesía o género dramático, haciendo uso de

un lenguaje estético, en alianza con los aspectos culturales, reales y ficticios. De ahí que se trate

de un trabajo arduo para alcanzarlo, pero que una vez se ha adquirido en un alto porcentaje,

puede hablarse de un ser humano que intelectualmente es integral, que es distinto y que ve con

otros ojos el mundo. Adviértase pues que es evidentemente la educación literaria el medio por el

cual se materializa la competencia, pero esta se desarrolla a partir de estrategias pensadas y

organizadas según el nivel académico de los estudiantes y requiere de un trabajo articulado con

diferentes agentes y saberes, poniéndolo en relación con las ideas de Cerrillo, (2007):


De una enseñanza de la literatura que atendía, sobre todo al conocimiento de

movimientos, autores y obras, se debe pasar a una enseñanza que busque que el

alumno aprenda a leer, a gozar con los libros y a valorarlos, es decir, hacer posible

la experiencia personal de la lectura, que, por su parte, conllevará un conocimiento

cultural variado, un análisis del mundo interior y la capacidad para interpretar la

realidad exterior (p. 22).

Ya han pasado cerca de diez años luego de la anterior publicación y, sin embargo, hoy se

encuentran escuelas y colegios en los que prima la entrega de información relacionada con

autores, fechas, y que se acumulan en cuadernos que por lo general funcionan como un depósito

de escritura al que no se hace seguimiento alguno, escasamente cuando se advierte de un examen

parcial. Tampoco se llega a la competencia literaria través de la imposición de textos que en

ocasiones alcanzan a ser desarticulados con las ideologías del estudiante y por el contrario, lo que

se logra es que este vea la necesidad de alejarse de ese mundo no pudiendo tener una experiencia

eficaz y solidad de la lectura.

A la pregunta entonces de si es más pertinente pensar en una educación literaria o

competencia literaria, hay que decir que una es el propósito de la otra, y ese objetivo exige que el

proceso educativo sea arduo, pertinente y perseverante. Por lo tanto, aunque no exista una materia

que se llame literatura o competencia literaria, es importante aprovechar cada espacio académico

y no solo de la clase de lengua castellana. Es que el hecho de que el alumno posea habilidades

para manejar y penetrar la literatura no significa que esas cualidades deban privarse en el área de

sociales, matemáticas o ciencias. De hecho, son muchos los niños y jóvenes escritores; sin

embargo, no se hace el seguimiento debido, ni se les da el protagonismo suficiente. El hecho es

que hablar de educación o competencia literaria implica ser sensible ante las emociones que

puedan expresarse en la propia escritura docente, pero también con la autoridad oportuna para

emitir juicios de valor a las composiciones de los alumnos y sobre todo ser un lector constante.

Finalmente, para entender por qué urge una educación que logre la competencia literaria

de los alumnos se incluye a continuación el perfil de quien fuera un niño o joven con estas

características de acuerdo al análisis que encarnan Cassany, Luna, Sanz, (2003) quienes indican

que:


Tienen suficientes datos sobre el hecho literario, conoce autores, obras, épocas,

estilos, etc., sabe leer e interpretar un texto literario, sabe identificar e interpretar

técnicas y recursos estilísticos, conoce los referentes culturales y la tradición, tiene

criterios para seleccionar un libro según sus intereses y sus gustos, incorpora la

literatura a su vida cotidiana, disfruta con la literatura (p. 489).

Según lo anterior, desarrollar la competencia literaria significa tener amplias habilidades,

no solo lectoras sino también escriturales, lo cual implica una ardua labor del docente, pues es en

últimas quien posee la máxima responsabilidad en el logro de tal propósito. Su enseñanza es

clave para que niños, niñas y jóvenes sean en primera medida unos fanáticos y exaltadores de la

literatura; en segundo lugar, debe lograr que dicha población adopte prácticas lectoras y vivan

significativas experiencias de lectura que los lleven a ponerla en relación con sus vivencias, pero

que además se vuelvan escritores de sus realidades o ideologías que los constituyen. Pero en sí,

¿cuál es el papel del maestro en la adquisición de la competencia lectora?

4.7 El maestro y su función en la adquisición de la competencia literaria de sus estudiantes

Si bien el mediador entre los hábitos de lectura y el estudiante puede ser un bibliotecario o

incluso la misma familia, es indiscutible que el maestro posee la que sería la mayor

responsabilidad en dicho asunto, en tanto es quien puede hacer un seguimiento al proceso de sus

alumnos y es, en definitiva, quien reconoce con mayor facilidad los textos que pueden

motivarlos. Así mismo, tiene la facultad de crear o adecuar didácticas que tengan ese fin y que

además puedan ligarse con los contenidos propios del área de lengua castellana (no está demás

advertir que no siempre la literatura se debe convertir en un pretexto para desarrollar contenidos

curriculares). En ese orden de ideas, el maestro cumple una función especial en el proceso de

educación literaria a través de su didáctica, pero, sobre todo, su bagaje como lector debe lograr

una conexión entre el estudiante y textos literarios de tal manera que resulte innecesario imponer

lecturas. Cuando, por el contrario, la autonomía lectora versa en la academia y pasatiempo del

estudiante, puede decirse que el maestro ha hecho una mediación eficaz y pertinente.

No obstante, esas funciones no solo deben ser más concretas, sino que requieren de la

experticia y conocimiento del maestro, pues de ello depende, por ejemplo, que los estudiantes

lean los textos adecuados para sus edades, dar continuidad al proceso lector y su posterior


reflexión, orientar tanto los espacios de lectura como de escritura literaria, etc. Desde este ángulo,

autores como Cerrillo, Larrañaga y Yubero (2002) registran las que para ellos son las funciones

del mediador (aquí entendido como el docente): “Crear y fomentar hábitos lectores estables,

ayudar a leer por leer, orientar la lectura extraescolar, coordinar y facilitar la selección de lecturas

por edades, preparar, desarrollar y evaluar animaciones a la lectura” (p. 32).

Se trata entonces de una labor ardua que implica en cierta medida hacer adaptaciones

curriculares en las que haya un vínculo con el libro y unos propósitos dirigidos precisamente a

fortalecer la formación personal y académica, a la luz de la lectura literaria, ejecutada a partir de

una seria planeación que involucra a docentes (sin importar si es o no de lengua castellana, pues

es en definitiva una experiencia que fortalece la praxis educativa de las diferentes áreas) y en

especial seguimiento y evaluación de dicho proceso, donde puedan definirse los aciertos o

acciones inequívocas que puedan transformarse. Desde esta misma perspectiva, y en relación con

la función del docente en la adquisición de una competencia lectora, puede tenerse en cuenta:

Formar básicamente la sensibilidad, la imaginación y la razón, planear diversos

talleres, que faciliten la enseñanza y el aprendizaje actico de la literatura, a través

de la lectura y la escritura; trabajar la escritura en aspectos relacionados con la

redacción, la composición y la conciencia del quehacer escrito; abrir espacios para

que los estudiantes partiesen en la selección de textos que se han de trabajar de

acuerdo con necesidades e intereses de la clase; planear y enriquecer el proceso de

lectura de manera que sea plural, activa y crítica (Cárdenas, 2000, p. 258).

Así pues, el papel del maestro en la adquisición de la competencia literaria parte de su

propio gusto por la lectura y la competencia que él mismo debe tener para posteriormente ser

quien promueve, planea a la luz de una didáctica, evalúa, involucra otros actores, tanto intra

como extraescolares. El maestro aporta no solo su conocimiento, sino también (y quizás más

importante) su propia experiencia lectora, por lo que queda claro un reto: lograr encauzar a los

estudiantes en el hábito lector, que sin duda es algo que debe partir desde los primeros años de

vida. Sin embargo, es una realidad hoy que gran parte de los alumnos de primaria e incluso de

secundaria no contaron con esa oportunidad. He ahí la función del profesor: hacer modificaciones

de tal manera que niños o jóvenes lean y ante ello es importante acatar su sensibilidad, sus


realidades. Afortunadamente, hoy se cuenta con una rica literatura en la que pareciera plasmarse

en un mundo verosímil y aparentemente de ficción la vida de cada individuo, de cada alumno.

Finalmente, la competencia literaria debería ser el propósito específico del área de lengua

castellana, pues se trata de un proceso que implica adoptar hábitos de lectura, que si bien es en

principio literaria, puede llevar a la decodificación de otros textos donde se busca generar

momentos de comprensión, interpretación y crítica al respecto. Aliado a lo anterior, se fortalecen

habilidades para la escritura, dando un uso estético a la misma, lo que se convierte en una

estrategia de comunicación y expresión de ideas. Todo esto se genera por medio de una

educación literaria que tiene en cuenta el contexto de los estudiantes, sus propias historias (que

pueden volverse literatura) y en definitiva, el valor que da el docente, no solo a su labor, sino

también a los espacios de promoción y hábito de la lectura.

Conviene, sin embargo, advertir que hoy son muchos los obstáculos que impiden un

óptimo desarrollo de actos educativos y dentro de ellos pueden encontrarse los medios de

comunicación o las TIC y ante esto, el docente se convierte en un profesional que debe ser

perspicaz en la selección de textos, la toma de decisiones e incluso en el vínculo que establece

con otros agentes educativos, de tal manera que se dé la oportunidad a los estudiantes de tener

extraordinarias experiencias de lectura en las que se identifiquen con personajes, aliado a esto que

se ponga a prueba la capacidad para generar literatura, siempre en alianza con una orientación y

acompañamiento pertinente y efectiva por parte del maestro. No obstante, para nadie es un

secreto que si el docente no tiene a su vez un acompañamiento o apoyo en su labor será una

ardua, más compleja. En ese sentido cabe cuestionar, ¿Cómo los entes gubernamentales apoyan y

defienden una educación basada en la competencia literaria? ¿Son adecuados los espacios que

hoy proporcionan escuelas y colegios en pro de la formación literaria? ¿De qué manera agentes

como el bibliotecario u otros directivos se vinculan en el proceso de educación literaria?


5 Metodología

5.1 Tipo de investigación: cualitativa

El enfoque sobre el cual estará regida la presente investigación es el cualitativo en tanto se

busca comprender la manera en que la Investigación Acción Educativa, como método de

investigación, permite una aproximación al desarrollo de la competencia literaria en los

estudiantes del grado noveno de la Institución Educativa y Cultural Jesús Amigo de la ciudad de

Medellín. Asociado a lo anterior, se busca generar vínculos con los estudiantes en mención,

mediante observación directa e interpretación de actitudes y expresiones frente a la práctica de

lectura literaria para el posterior análisis de eventos. Asimismo, se pretende la aplicación de

encuestas y ejercicios que posibiliten la producción, comprensión e interpretación literaria a la

luz de las experiencias personales.

De acuerdo con Denzin y Lincoln, (2005) citados por Rodríguez. y Valldeoriola (s.f.), la

investigación cualitativa “Consiste en un conjunto de prácticas interpretativas que hacen al

mundo visible. Estas prácticas transforman el mundo, lo convierten en una serie de

representaciones, que incluyen las notas de campo, las entrevistas, conversaciones, fotografías,

registros y memorias” (p. 46). En ese sentido, se busca a través de esta metodología lograr

importantes acercamientos con la población objeto de tal manera que pueda hacerse una

interpretación objetiva de lo observado y con ayuda de los instrumentos y técnicas, diseñar

mecanismos de acción que mitiguen la problemática ya planteada.

En el mismo sentido dice Strauss y Corbin, (2002) que “al hablar sobre análisis

cualitativo, nos referimos al proceso no matemático de interpretación, realizado con el propósito

de descubrir conceptos y relaciones en los datos brutos y luego organizarlos en un esquema

explicativo teórico” (p. 12). Ahora bien, a toda la información configurada, producto del acto

reflexivo de la realidad observada, se añaden las que serían premisas o acciones sistemáticas que

contrarrestan la problemática existente y la transformen especialmente en un asunto meramente

reflexivo por parte de los actores que se involucran en tal contexto, en este caso, los docentes y la

comunidad educativa.


5.2 Enfoque: IAE Investigación Acción Educativa

En aras de dar cumplimiento con lo hasta aquí planteado, se sugiere un tipo de

investigación que responda a la problemática que se quiere intervenir, y en especial al ámbito

educativo que es el contexto a intervenir. De este modo, la Investigación Acción Educativa (IAE)

se postula como una estrategia que permite el desarrollo de una investigación dirigida por agentes

cuya corresponsabilidad está orientada en y para el ámbito meramente educativo y pedagógico,

en este caso como un asunto dirigido por los docentes donde son los alumnos la razón de ser de

cada intervención y acción.

“La investigación acción se relaciona con los problemas prácticos cotidianos

experimentados por los profesores, en vez de con los “problemas teóricos” definidos por los

investigadores puros en el entorno de una disciplina del saber” (Elliott, 2005, p. 24). En adelante,

dice el autor que la Investigación puede y debería corresponder precisamente a los profesores,

pues son los poseedores de la experiencia, del contacto con sus estudiantes y en últimas porque

pueden ser parte de la problemática, incluso los creadores de la misma. Algo particular de esta

metodología y por ende de la presente investigación es que no solo se busca observar para

interpretar una realidad, sino que además es trascendental la creación de acciones sistemáticas

que puedan ser puestas a consideración del profesorado, por medio de una reflexión que se hace

de las mismas. Otro de los asuntos aquí importantes es la manera en que el maestro entra a

comprender y a hacerse consciente de la situación problema, de ahí que su postura frente a la

misma esté relacionada con la búsqueda de información o premisas que le ayuden a transformar

esa realidad y sobre todo que le permita poner en cuestión su propio campo de acción.

5.3 Instrumentos

En el ejercicio de poner en práctica la Investigación Acción Educativa es pertinente hacer

uso de estrategias que permitan entre otras cosas comprender si es posible una aproximación a la

competencia literaria por medio de la I.A.E. como tipo de investigación cualitativa, que intenta

poner en cuestión la acción del docente para que luego sea él quien construya saber pedagógico.

En este caso con relación a la manera en que puede hacer uso de la educación literaria con miras


a la adquisición de la competencia; esto es, de habilidades que permitan, como ya se dijo en

páginas anteriores, dar un valor estético e interpretativo a las obras literarias.

De esta forma, y para la presente investigación, será utilizada la entrevista

semiestructurada como método para recoger información profunda y que dé cuenta de asuntos

relacionados con el contexto del estudiante, así como su gusto por la lectura, la literatura, géneros

preferidos y en últimas su relación con la práctica lectora y la producción escrita. Este tipo de

entrevistas, para investigadores como Díaz-Bravo, Torruco-García, Martínez-Hernández y

Varela-Ruiz, (2013), “presentan un grado mayor de flexibilidad que las estructuradas, pues parten

de preguntas planeadas, que pueden ajustarse a los entrevistados, adaptándose a los sujetos con

posibilidades para motivar al interlocutor, aclarar términos, identificar ambigüedades y reducir

formalismos” (p. 163). Otra herramienta no menos importante es la narrativa, puesta en marcha a

través de encuentros literarios para crear discusión en torno a lo plasmado en las mismas,

contada, además, a partir de los temas preferidos de los estudiantes y cuya tipología estará basada

en cuentos, relatos autobiográficos, crónicas, que funcionarán como ejes motivadores no solo de

la lectura sino también de la posterior composición literaria. Dice Delory-Momberger (2015)

citada por Granados, Alvarado y Carmona (2017) que:

Las narrativas son formas colectivas que permiten comprender el mundo e

inscribir a los sujetos en la historia y en la cultura. Al contar historias, los sujetos

están narrando también la época que les ha tocado vivir. Al narrar se hacen

participes de una historia común, de la cual pueden sacar sentidos y

significaciones (p. 7).

Finalmente, será menester el uso de tales narrativas; esta vez compuestas por los

estudiantes, convirtiéndose en un pilar fundamental para verificar el impacto del ejercicio lector y

la manera como se fundan realidades y fantasías permeadas por lo verosímil a la luz de las

experiencias de los estudiantes. Así, se permitirá contar, expresar sentimientos, dibujar con

palabras sus ideas y pensamientos.


6 Resultados

La apertura de la intervención fue a partir de la aplicación de la entrevista

semiestructurada que permitió conocer el acercamiento que han tenido los estudiantes con el

insumo literario, y quienes demostraron tenerlo especialmente con la lectura. Asimismo, un

número importante de alumnos manifestaron sentir gusto por narraciones en las que se vincularan

experiencias reales, donde se hablara de guerra, de aspectos contemporáneos, para, según ellos,

recrear con mayor facilidad en su imaginación las historias allí contadas.

De acuerdo a las respuestas obtenidas en la entrevista, y como parte de la función de la

Investigación Acción Educativa, se escogieron textos narrativos basados en hechos reales,

compuestos a partir de un lenguaje sencillo y algunos de ellos haciendo referencia al contexto

local. Con el primer texto, “Unos segundos más de vida”, tomado del libro Cuando callaron las

armas de Edna Iturralde, hubo un acercamiento especial que generó un posterior debate

compuesto de comentarios, interpretaciones y cuestionamientos alrededor de la historia, puesta en

relación, además, con experiencias de los mismos adolescentes.

Al momento de evaluar el ejercicio de lectura, se propuso, derivado a ello, hacer una

composición escrita según fuera mas cómodo para los estudiantes, esto es, a través de poesía o

narrativa. Previo a esto, los investigadores compusieron y compartieron sus relatos o crónicas que

sirvieron de ejemplo y como instrumentos que motivaron la elaboración de dicho ejercicio. Pudo

observarse el interés por una buena escritura, la inclusión de estilos literarios nuevos y propios a

lo escuchado en los cuentos. Fue evidente el gusto que les genera contar sus experiencias, hechos

sobres los cuales estuvieron basados gran parte de los ejercicios.

En el transcurso de las intervenciones algunos estudiantes manifestaron no ser tenidos en

cuenta en lo que llevan de su proceso académico para la selección de textos literarios, sino que,

por el contrario, han sido impuestos, situación que les genera disgusto al tornarse más compleja

su comprensión y posterior análisis, limitados por lo general a la caracterización de elementos

puramente objetivos.

Pudo evidenciarse que no solo los textos literarios como cuentos, crónicas o novelas,

acompañados de una contextualización por medio del debate, los comentarios, la intertextualidad

y la puesta en relación con experiencias de los estudiantes, influye en la aproximación a la

literatura a través de la composición escrita. En ello también guarda especial importancia el


ejercicio que el mismo docente haga, al convertirse este en un ejemplo para sus estudiantes. La

investigación Acción Educativa exige un acercamiento con la realidad de la escuela, con los

problemas del escenario educativo y en este caso, una forma de cumplir con dicha función es

poner a disposición del alumnado las herramientas que como profesional se tienen, aliado a

virtudes que posee como el conocimiento de los gustos del grupo con el que trabaja, para luego

sincronizar tales hazañas con su propio ejercicio a través del cual volverá protagónicos a sus

estudiantes.


7 Conclusiones

En atención a los resultados, es importante que los docentes, especialmente de lengua

castellana, pongan a disposición del alumnado cuantas opciones de literatura sea posible a los

estudiantes; esto por lo menos garantizará en principio un mayor entendimiento y empatía con el

contexto literario. En adelante, la motivación dependerá en parte del conocimiento que el maestro

tenga de sus alumnos y la sincronización que establezca entre ese saber y sus estrategias en el

abordaje de textos literarios y su posterior análisis. Es importante apropiarse de herramientas

como la Investigación Acción Educativa, que es generadora de saber pedagógico, gracias al

ejercicio observacional, reflexivo y crítico frente a dificultades relacionadas con el acto de

enseñanza y aprendizaje, en este caso, vinculado al acercamiento de la competencia literaria

mediante el reconocimiento de unos entes problemáticos y el establecimiento de estrategias

posibles y en comunión con la población objeto: estudiantes.

La Investigación Acción Educativa es un instrumento que permite al docente establecer

acercamientos a la realidad educativa que dirige. Como se mencionó en páginas anteriores, la

IAE no se preocupa tanto por la generación de un nuevo conocimiento, como no lo fue en la

presente investigación, sino mas bien a partir de una observación, del contacto directo con los

estudiantes y del análisis hecho a cada eventualidad, positiva o negativa, para generar procesos

reflexivos que aterricen la realidad que funcionará como la base sobre la cual se construirán

nuevas prácticas. En el caso del presente trabajo, fue importante el mismo aporte de los alumnos,

sus experiencias, expectativas con relación al mundo que los rodea, sus propuestas.

Es claro que para el logro de una competencia literaria se requiere del tiempo necesario no

solo para abordar los textos sino también para estudiarlos, analizarlos a partir de las capacidades

de los estudiantes, estableciendo ejemplos por parte del profesor, pero sobre todo, involucrando

sus vidas y contexto. No obstante, a partir del ejercicio elaborado pudo establecerse un punto de

partida a la luz de la educación literaria, viendo los textos aislados de lo que es la extracción de

personajes o resumen de capítulos, más bien intentando humanizar cada historia contada,

haciéndola cercana. Lo anterior generó diferentes sensaciones que estuvieron vinculadas con

darle valor estético a los textos abordados, hacer interpretaciones basadas en lo real y lo ficticio

(suposiciones, inferencias), iniciar proceso de lectura autónoma, entre otros.


Es importante indicar que pese a que el enfoque de la investigación era descubrir si a

partir de la IAE es posible acercase al desarrollo de la competencia literaria, se encontró que tal

ejercicio posibilita el fomento de la escritura creativa; esto, aliado al acto de escribir del profesor

al convertirse en un ejemplo, en un autor que además escribe para sus estudiantes, para que ellos

lo comprendan, para que se sientan parte de esa historia que teje su maestro. Así pues, se ve que

la competencia literaria no se limita al ejercicio lector, sino que también debe convertirse en un

facilitador de escritura mediante el uso del lenguaje creativo, asunto que facilita, además, el

estudio de la ortografía y elementos de forma.


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Anexos


Por: Estudiantes investigadores

Terror bajo la cama

Lo que a continuación voy a contar es una historia para nada divertida; por el contrario, es

una de las vivencias más escalofriantes y difíciles que quizás me han permeado. Quiero plasmar a

través de las palabras la triste realidad de un país que aún no ha podido conseguir la paz y que, si

bien se trata de hechos ocurridos en las agonías del año 2003, no es desconocimiento que hoy se

viven situaciones iguales o algo peor que aquellas.

Nunca me he a atrevido a escribir al respecto y muy pocas personas conocen lo que aquí

expreso, pero el ejercicio de la escritura me animó a expresarme y a demostrar a ustedes alumnos

que esta una manera no solo de mejorar la escritura, ortografía y poner a prueba sus

conocimientos, sino que también es una forma liberarse y detonar todo sentimiento guardado.

Aquel día mi madre me llama como de costumbre, eran aproximadamente las ocho de la

mañana. Tal vez estaba en mitad de vacaciones, porque no recuerdo haber ido ese día a clases y

lo digo porque no es fácil olvidar la caminata de cuarenta minutos para llegar a la escuela. En fin,

entre las copas de un árbol podía divisar los primeros rayos del sol y entre tanto mi padre se

preparaba para irse al trabajo junto con mi hermano mayor que me supera cuatro años. Se han ido

y en casa solo quedamos mi madre y yo a quien en ocasiones muy rebeldemente le ayudaba en

los quehaceres del hogar.

Recuerdo muy claramente que escuchábamos un programa de radio de música romántica,

y si mal no recuerdo se llamaba Bodega para los amantes. Pasadas las diez de la mañana se

escucharon los latidos de dos perros que han sido las mascotas preferidas de mi familia y todo

parecía normal. Debe ser que hay animales cerca, expresaba yo en mis más ingenuos e inocentes

pensamientos. Esa ingenuidad llego hasta que vi ingresar a mi casa una fila de 30, 40 o 50

hombres y mujeres con un camuflado de color verde y armados hasta los dientes. De repente sentí

como se alteraba mi presión arterial e inmediatamente avisé a mi madre, quien no se alarmó, pero

yo sabía que en el fondo sentía algo muy similar a mi preocupación y miedo.

Llegaron y se presentaron indicando que pertenecían al Bloque metro, un grupo de

Autodefensas existentes en ese tiempo y que combatían con otras agrupaciones como la guerrilla


y el ejército. Nuestra mayor tristeza y temor se dejó ver cuando nos notificaron que se quedarían

allí por algún tiempo que no duró menos de tres meses.

La intranquilidad para todos fue calmándose, pues fuimos ganando confianza con estas

personas, hasta tal punto en que hacíamos favores y ellos nos remuneraban, ya se imaginaran

ustedes como debe ser la convivencia de cuatro miembros de una familia con un número superior

a 30 personas armadas.

Ya se volvía costumbre hablar con alguno de ellos en el corredor mientras desarmaba y

limpiaba su fusil o contaba su munición, o nos hablaba acerca del número de personas que había

llegado a asesinar estando en ese grupo insurgente, ya entenderán ustedes nuestra reacción.

Un domingo, que es el día de salir al mercado, salimos para el municipio. Yo por mi parte

me sentía feliz y con un poco de mayor seguridad, aunque podía detallar la preocupación de mis

padres al dejar en manos de gente armada el hogar, pero debíamos salir. Ese domingo nos

quedamos en el pueblo a petición de mi abuela materna. Fue una noche fugaz y que terminó con

el llamado de mi padre indicando que debíamos regresar a la finca. Eran las seis de la mañana

cuando tomamos la carretera. Los cuatro llegamos a nuestro hogar casi seguros de encontrar algo

destruido, no obstante, lo que iríamos a enfrentar era algo peor.

Procedimos a descansar y más demoró el reloj en marcar un segundo que en escuchar

inmediatamente una fuerte explosión que nos dejó perplejos, paralizados, con el corazón a punto

de salirse. Rápidamente, diferentes hombres empezaron a correr, gritar a activar sus fusiles.

Quedamos extrañados al no escuchar más detonaciones. Luego de quince minutos cuatro

miembros de esa autodefensa arribaron al patio de mi casa con uno de sus compañeros a quien se

le explotó una bomba en sus manos. Ya se imaginarán ustedes. A escasos 50 centímetro pude ver

a aquel moribundo hombre. No recuerdo su rostro, pero si puedo graficar en mi mente tres

grandes heridas que seguidos se posaron en su brazo, una serie inacabable de grapas y puntillas

clavadas en su cuerpo y por su puesto el gemido casi al borde de la agonía.

Aquel hombre fue supuestamente enviado al hospital en una hamaca, luego de salir de a

casa no volví a saber nada de él, pero realmente no creo que haya sobrevivido. Nuevamente mi

padre y mi hermano se devuelven para la carretera a tomar un trabajo colectivo que se había

programado para solidarizarse con un habitante de aquella vereda y mientras tanto mi madre y yo

quedamos en casa preocupados, con evidentes intenciones de escapar, pero, aunque lo quisiese y

anhelara, nunca sucedió. Pasadas las dos de la tarde de aquel lunes, vimos como aquel grupo de


hombres inicia a dispersarse como si algo les avisara que ya los iban a atacar, solo pasaron unos

minutos cuando se inició una tímida detonación de fusiles que muy pronto se convirtió en un

combate con asomo a no cesar.

Tres habitaciones había en mi hogar y mi madre decidió que nos escondiéramos en el

cuarto creyendo que estaríamos más seguros, aunque en realidad hasta allí podían alcanzarnos

granadas, proyectiles, balas y todos aquellos artefactos usados para atacar, o por lo menos eso fue

lo que estuve pensando todo el tiempo mientras estuve debajo de una cama sintiendo la vibración

de las explosiones mientras con un pie alcanzaba a tocar la pared.

Allí perdimos la noción del tiempo. Solo recuerdo que después de muchas horas de estar

allí, se dejaron de escuchar disparos, y eso ya era un motivo de descanso. En la pared junto a la

cual se ubica la cama que nos protegía había instalada una ventada vieja de madera poco segura,

tanto que en un instante pudimos escuchar claramente cuando alguien la abrió fuertemente. No sé

cómo estaba el corazón de mi madre lo que sí recuerdo es que el mío, creo, se debió haber

cambiado de lugar. Seguidamente vimos y sentimos que las tablas que soportaban el colchón de

aquel lecho se doblaban con un peso que al parecer se posaba en ellas, inmediatamente y muy

lentamente pude ver el pie que bajaba al piso con una especie de botas militarizadas.


Por: estudiantes investigadores

Libertad

No sé si es mi impresión o en verdad la ciudad se ha convertido en un océano de

oportunidades y sueños para muchos. No sé cuanta gente vive feliz en este encierro de humo, en

este círculo industrial esclavizante, en ese vaivén de sujetos que marchan como robotizados con

un recelo que no les permite cruzar ni siquiera el más mínimo saludo. Se quedan como

idiotizados con espectáculos que solo buscan fortalecer el poder capitalista, un embeleso se deja

ver en cientos de individuos cuando tienen al frente una marca, productos que se exhiben allí de

manera sistemática para crear necesidades, trampas que resultan ser efectivas, grandes doblegado

ras de la inteligencia humana.

Tantas cosas de la ciudad son objeto de adoración, se les rinde homenaje aun sabiendo

que poco remuneran el devenir de cada individuo. Hoy se normaliza que una persona ya tenga

por mejor compañero al tapabocas; es normal que andemos elevando nuestra voz porque el ruido

horripilante no deja comunicar nítidamente los mensajes al amigo que nos acompaña; es normal

que muchos se pierdan en la supuesta diversión que el party genera mientras en el hogar una

mujer se desespera al desconocer el paradero de su hijo; es normal que para un partido de fútbol,

igual que para un concierto, se concentren 30 o 40 mil personas para derrochar su poder

económico. Ya todo es normal.

Una tarde, en una de las calles centrales de Medellín, veía detalladamente una realidad

que para muchos es ajena, una muestra de la humanidad es cada vez más perverso, que pareciera

estar en declive, una sociedad que debe aprender más sobre el termino libertad. Un hombre tirado

en la acera, con su enredado pelo por la mugre, sus pies heridos y renegridos por la suciedad con

un viejo pantalón y una camisa rasgada a medio poner, sus compañeras, unas moscas que

ligeramente se posaban en su cuerpo, seguramente lamiendo aquellos moretones y lesiones para

después engendrar una infección difícil de curar. Más adelante, una señora que se veía joven aun,

tal vez fatigada del hambre, buscaba entre las porquerías que otros tiraron en la basura para

comer lo que parecían sobras de una bolsa plástica, para después, tal vez pasar su siesta en un


colchón verde, debajo de algún puente o donde se lo permitan, y, sin embargo; esto también es

normal.

¿Entonces qué es libertad? Libertad pueden ser muchas cosas… abrazar, amar, decir

buenos días, Dios lo bendiga, es alimentarse, estar en familia, con los amigos de forma sana, es

elegir lo que quiero siendo consciente que mis acciones y pensamientos no deben afectar al otro,

es tener la oportunidad de arrepentirse, es decir lo que piensa sin ofender y sin miedo de que el

otro lo censure, libertad también implica aislarse y pensar por momentos en sus ideales, sus

sueños, sus propósitos y la manera en que trabajará para lograrlos, libertad es no vivir del qué

dirán, es su lucha por ser una persona cada vez mejor, es libre quien ríe por sus triunfos pero

también quien llora y se desespera por sus derrotas y obstáculos de la vida, es libre quien

comprenda que se vive para ser feliz, para entender la realidad del otro, para no estar sujeto al

mecanismo económico del mundo, es ayudar al otro, es no ser ajeno al mundo que lo rodea.

Ahora pregúntese, ¿eres libre?

investigación acción educativa: un acercamiento a la...

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