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J U E G O
DE
M A D R I D : EN LA IMPRENTA B E Y E N E S ^ y -
Galle de la Almuilenn.
Se hallará en la librería de Cuesta, frente á las Covachuelas.
J U E G O D E DAMAS.
Los utensilios necesarios para el juego de Damas son: un tablero, especie de tablilla cuadrada marcada con sesenta y cuatro cuádreles taranceados, los treinta y dos en blanco, y los otros treinta y dos en negro (estos cuadrados se llaman casas); veinte y cuatro damas o' peones, piezas chatas y redondas, las doce de madera de'ébano, ó moradillo, y Jas otras doce de marfil o hueso, o de madera de acebo. E l tablero está marcado por lo común en una tabla ordinaria, y también con bastante frecuencia en una tableta que se coloca sobre las rodillas. A cada lado de ella lleva una caja de correderas, en que se depositan las damas.
A las Damas solo juegan dos personas, poniéndose enfrente una de otra: elige cada cual su color, y si se juega con una señora se la cede el color negro para qué resalte mas la blancura de sus manos.
Cada jugador pone á su derecha sus peones en varios montoncitos, después los presenta , conviniéndose en las ventajas que el
4 mas diestro haya de conceder al mas de'bil, las cuales deberán ser proporcionadas á la diferencia que hubiere entre los dos jugadores. E l que recibe la ventaja juega siempre el primero ; pero siendo iguales se sortea la primacía.
Colocar una dama en la casa correspondiente á su color se llama dar un paso; en el juego de Damas al uso de Francia, que es de lo que tratamos, los peones comen hacia adelante y hacia atrás, y sallan muchas casas marchando,; lo que no sucede en el juego de Damas á la polaca; de donde se sigue que las combinaciones en este último juego son mas varias, y es por lo mismo preferido, y casi el único que se usa actualmente. Vamos, pues, á esplicarló con individualidad, remitiendo por lo que falte aqui á la descripción del juego de Damas á la francesa, pues, que, á escepcion de las diferencias que se advierten en esta, las reglas- son las mismas. Todo lo que se ha dicho al principio se aplica á las damas a la polaca.
Damas á la polaca.
£1 tablero á la polaca tiene cien casas,
y se emplean cuarenta peones, veinte Blancos y veinte negros: se podrían colocar indistintamente los peones en las casas blancas o negras; pero el uso ha prevalecido en favor de las primeras.
E l tablero se debe colocar de manera que el trictac (i) se halle á la derecha de cada jugador : es, pues, el trictac con respecto á los peones negros, las casas cuarenta y cinco y cincuenta. Asi el tablero se halla dividido naturalmente en dos partes: los peones negros Ocupan las veinte casas que se estienden desde él número uno hasta el veinte inclusive, y-los blancos están colocados en igual número de casas desde el número treinta y uno hasta el cincuenta. De donde se sigue que restan en los peones de ambos jugadores dos hileras de casas desocupadas, sobre las cuales se juegan los primeros peones. - i.° Asi que se ha tocado un peón hay obligación de jugarlo si no hubiese obstáculo que lo impida; de donde proviene la máxima dama tocada, dama Jugada.
2 . 0 Se considera por tocado un peón des-
" ( i ) Por ésta palabra se denota a.qní el pa-rage donde se colocan las damas en montoncitos¡
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de que se le ha puesto el dedo encima; por lo demás el jugador es dueño de jugatlo á donde le convenga, no habie'ndolo dejado.
3.° Cuando se quiera tocar uno o' muchos peones para acomodarlos, se debe decir antes arreglo, porque á falta de esta precaución podría el adversario obligar á jugar al peón tocado que le acomodase hacer avanzar,, con tal que no Jo impida algún obstáculo.
4.° La marcha de un peón es siempre hacia adelante, á derecha é izquierda, de casa blanca á casa blanca, y no dando mas que un paso á la vez, esto es, no tocando mas que á una casa : mas cuando tiene que comer adelanta dos, tres, cuatro y aun mas, y entonces puede también retroceder.
,5.° Cuando.un pepn tiene delante de sí otro de,color opuesto, y este tiene detras de él una casa blanca desocupada, el primero salta por encima del segundo, lo toma y se coloca en esta casa.
6.° Y si hubiese muchos peones del adversario, detras de los cuales se hallase casa vacía, el peón que come continúa saltando por encima, se coloca en la última casa yacía , y toma todos aquellos por encima de los cuales ha pasado. '
7 ° Conviene observar que cuando hay muchos peones que comer no se debe alzar ninguno hasta que el que toma ó come no esté asentado en la casa donde ha de parar. (Mas seguro seria ir levantándolos al paso que fuese saltando por ellos.)
8.° Se advierte que el peón que come nó solo no puede volver á pasar, antes por el contrario, se debe parar en la casa adonde ha pasado ya; casa sobre la cual hay un peón que forma parte de los que han de ser tomados , si este peón tiene otro por detras, aun cuando hubiese ademas muchos peones que tomar; sino que también el peón colocado detras del que debe tomar, tiene derecho á comer á este peón si hay alguna casa desocupada ; por ejemplo:
E l jugador de los peones blancos tiene uno en,cada una de las casas 2 7 , 3 2 , 33 y 3 7 , y una dama en la 4.3 , y el adversario tiene un peón negro en cada una de las tres casas , 3 , 4 - y 9 , una dama en la casa 1 o, otra en "la i 3 , y un peón en la 1 9 .
La dama negra de la casa i 3 , que tiene que comer cuatro, está obligada á colocarse en la 2 1 ; porque la detiene el peón de la 3á que no puede tomar hasta después de haber-
8 se asentado; de modo que el péon blanco que se halla detras de esta misma dama negra de la casa 28 la come, asi como otros dos peones, y á la dama de la casa 5.
g.° Si hubiese muchos peones que tomar, y al tomarlos dejase algunos en el tablero, el ..adversario tiene el ¿erecho de soplar, esto es, apoderarse, si le conviniese, del peón con que ha comido. Es , pues, dueño de soplar ó no soplar. Este último caso obliga al adversario á que coma, y este no puede resistirse á ello.
1 0 . Si el que tiene la acción para soplar ha tocado el peón antes de soplarlo, ya no puede obligar al adversario á que lo juegue, y debe tomarlo, en conformidad á la regla dama tocada, dama fugada. , 1 1 . Si se resiste á tomar o comer pierde la partida, en virtud de la máxima general: guien deja la partida la pierde.
1 2 . Si teniendo que tomar por un lado solo, se coge o' toca por equivocación otro peón distinto del que se debia tomar, d teniendo que tomar d comer por varios lados se tocase un peón diferente del mas ventajoso, el adversario tiene el desecho.de soplar á la vez el peón que debería comerse por un orden re-
9 guiar, y obligar á* jugar el peón tocado:
1 3 . Después de haber jugado ya no se puede soplar si el jugador que no ha comido desde luego toma en la siguiente jugada\ ó si ?e\ peón que debia. comer ha mudado de posición; mas si las cosas quedan como estaban, el jugador que ha descuidado el soplo puede volver á él y hacer tomar, aun después de muchas jugadas, sea que haya advertido ó no la falta del adversario.
14. Una jugada se considera por hecha en el momento en que sé ha sentado d dejado el peón. '
1 5 . También se está en el caso de soplar cuando en lugar de comer lo mas, ó - lo que mas vale, se come lo menos o lo mas débil.
1 6 . Se entiende deberse comer lomas, cuando no habiendo que comer por un lado mas que uno d dos peones, hay que comer mas por otro.
i 7. Hay que comer lo que mas vale éii igualdad de número, cuando por un lado se presentan peones y por oiro damas, ó una dama ,y peones: pues se debe comer del lado de las. damas, ó de la dama, en atención á que una dama vale mas que un peón. Pero ya es tiempo de esplicar la diferencia que hay
IO entre estos dos nombres aplicados á un mis-^ mo objeto.
1 8 . Cuando un peón arriba á una de las casas en donde se ha de hacer dama se le pone encima otro peón de su color, y toma el título de dama,
i.g. Los peones blancos lo adquieren en las casas una, dos, tres, cuatro, cinco, y los negros en las 461 47, í8, 4 g y 5o-. . '
20. Hemos dicho >que las damas valen mas que los peones; no obstante, si se ofrece haber que comer por una parte tres peones, y por otra un peón y una dama, ó dos dar mas, es preciso, para evitar el soplo, comer los tres peones, en atención á que son mas en número que las damas.
2 1. No basta que un peón pase por alguna de las casas en donde se adquiere la cualidad de dama; es preciso que pare allí por una jugada que termine en ella: asi un peón que hubiese llegado á las casas de las damas, como tenga que comer aun, debe continuar su marcha y quedar peón; si se detuviese injustamente, en la casa de damas, y omitiese comer los peones que aun le faltase, se le puede soplar Jos que ya hubiese comido. (La suposición que se hace en esta regla es quir
mérica, aun cuándo los peones tuvieran mo-vimiento hacia atrás.)
2 2 . Una dama se diferencia de un peoy, no solo en el valor, sino en la marcha, y el modo de comer. i.° Porque en su martíha el peón no da mas que un paso hacia adelant e , á no ser que tenga que comer, y no lo hace sino de casa á casa; en lugar de que la dama puede caminar de un estremo al/otro del tablero, si no está el paso obstruido/, esto es , si en este espacio no hay algún pcíon de su color, ó peones del color opuesto unidos ( i ) . 2 . 0 Se diferencia también la dama díil peoh , por el modo de comer, en que puede recorrer muchas casas á Ja vez, estando desocupadas, ó que haya peones contrarios* en disposición de ser tomados, de manera qué puede volver de izquierda á derecha, y dar un giro á veces por todo el tablero.
2 3 . Cuando dos jugadores iguales se que* dan al fin de una partida el uno con tres damas, el otro con una sola, pero en la línea
( i ) U n a d a m a no a v a n z a mas que un p e ó n ; su ú n i c o , p r i v i l e g i o es m a r c h a r hac ia a d e l a n t e y h a c i a a trás . ( E s t o no es e x a c t o , pues r e c o r r e l a s l í n e a s en todas d i r e c c i o n e s , si n o h a y p e o nes c o n t r a r i o s r e u n i d o s . )
irle enmedio, esta partida necesariamente es tablas.
2Í. La dama sola, no ocupando la línea de enmedio se gana por muchas jugadas; pe-XQ como no son forzosas, y es indispensable que la partida se concluya, es regla general que el jugador de las tres damas no pueda obligar á su contrario á jugar mas de quince suettes, y este no puede resistirse, aun cuan* do dé ventaja o partido al otro; v
2^. El jugador de las tres damas que dé partiijo tampoco • puede exigir mas que las quince jugadas.
26. Pero si el partido que hace un ju-r gador consiste en las tablas, se le conceden veinte fugadas; hechas las cuales queda concluida la partida, y perdida para él si el'ad-versarioha conservado hasta entonces su dama.
2 7 . En una partida en "que se fijan las-jugadas no se puede esceder de ellas, á protesto de que la jugada escedente es una consecuencia necesaria de la precedente; porque la partida se gana infaliblemente en el acto de la última jugada.
2 8 . Una jugada no es completa mientras ambos jugadores no jueguen una vez cada uno, esto es, tantas veces uno como otro; ;
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y asi, cuando el que ha comenzado juega por la vigésima, ó por la vigésima quinta'vez, esta no es completa hasta que el adversario ha jugado también por igual número de veces.x
2 9 . Cuando al remate de una partida un jugador que no tiene mas que una dama ofrece al otro que tiene una dama y dos peones, ó dos damas y un peón, comerle los dos peones ó el peón, á fin de empezar las jugadas fijadas, este último debe aceptar la oferta, so pena de que el primero pueda dejar la partida como hecha tablas.
3 0 . Si un jugador hace una jugada errónea, su adversario es arbitro en obligarle á que juegue en regla, ó de consentir el peón ó. la dama mal jugada en la casa donde sé halle.
3 i. No se incurre en pena por jugar un peón que no se podia jugar.
3 1 . Tampoco hay pena por jugar peones del contrario si pueden jugarse, ni en igual caso sufrir el soplo, aunque hubiere que comer; porque para adquirir el derecho de soplar es preciso locar peones que no se puedan jugar. (Parece que está regla se debe entender en sentido inverso.)
3 3 . Si un jugador da al otro de partido
"4 «na mitad, un tercio, una cuarta parte déla partida o del peón, resulta la obligación co
mún á ambos de jugar dos, tres, ó cuatro partidas para llenar el convenio. Estas parti
das no sorí realmente mas que una: por cuya razón si va al desquite, es preciso jugar de nuevo el mismo número.
34 Si al fin de una partida se hallase un jugador con una dama y un peón, hará bien en dar el peón cuando pueda, porque se defiende mejor la partida сод una sola dama. (Véase el tratado del juego de Damas por Ma
nouri.) 35. Hacer ianto por tanto se llama á
la acción de dar á comer uno ó muchos peo* nes, una ó muchas damas, para poder comer otras tantas á su adversario. Por esta especu
lación los diestros jugadores, eludiendo juga
das, o preparándolas, despejan su juego, for
tifican la parte débil, y toman una posición ventajosa. Por este mismo medio de tanto por tanto un solo peón contiene frecuentemente á muchos encerrados.
36. Ahora "veamos la jugada de reposo. Esta es una actitud en la que el uno de los jugadores tiene que tomar muchas veces de seguida, y el otro por, consecuencia que jugar
libremente y sin tropiezo. ¡Mientras que el primero hace presas, el segundo arregla sus peones , de manera que hace una jugada que el contrario no la puede impedir; ó se coloca detras de upo ó muchos peones próximos á ser aprehendidos. Esta jugada se llama de reposó, porque el peón del segundo jugador, apostado detras de los del adversario, o' dispuesto para hacer una jugada , está quieto esperando su vez para moverse. El lance de reposo es casi siempre el producto de la precipitación del adversario, que viendo á un peón en actitud dé ser tomado se pone detras, se ve obligado á lomarlo, y da tiempo al otro jugador para formar un plan ventajoso. Sin embargo, la suerte de reposo es á veces una jugada de combinación.
3j. Cuando se vean dos peones de un mismo jugador, colocados de manera que detras de cada uno hay una vacía, y entre ambos otra en donde el adversario se puede meter, se da el nombre.de límela á esta posición. ¿Se mete en efecto? Uno de estos peones es tomado.por precisión, respecto de que es imposible jugarlos, y por consiguiente salvarlos á ambos á un tiempo. -
La luneta ofrece frecuentemente muchos
peones á la captura tanto de un lado como de otro. Como es lo mas ordinario una pieza armada por un jugador diestro, se debe estar alerta ; porque es muy natural pensar que no sin motivo se espone el adversario á perder uno ó mas peones. E n semejante caso antes de entrar en la luneta consideraos como si fuerais vuestro colega, y meditad lo que haríais si tuvierais que jugar su juego.
Estas son las reglas fundamentales del juego de las Damas, las jugadas mas comunes , y las observaciones mas importantes. Cualesquiera otras esplicaciones más prolijas serian inútiles, porque no podrian reemplazar el tiempo y la esperiencia, que son los únicos que enseñan á parar las jugadas, á combinar la posición de los peones y damas. Hemos llenado nuestro hueco: lo demás depende del talento, dé la inteligencia, y de la aplicación de los jugadores.
Damas fébátidds.
El nombre de este juego indica su naturaleza y circunstancias: en efecto, se van"rebatiendo ó rebajando en él todas sus damas., unas tras otras, y se colocan todas de llano en hilera.
/ Los preliminares son los mismos que del trictac: se juega entre dos solamente en un trictac provisto de quince damas de color diferente * dos cubiletes y sus dados.
Cada jugador debe poner sus damas en el tablero del trictac, lo mas cerca que se pueda del principio, centro en donde forma seis pilas; o montones de sus damas sobre todas las flechas que están á su lado: en cada Una de las tres primeras flechas inmediatas ásu principio gane dos damas que hacen seis, y sobre cada'una de las otras tres que hay hasta la banda de separación, coloca igualmente tres, que con las seis precedentes componen las quince de<cada jugador.
Es menester poner todas las damas una sobré otra, y no aparcadas en forma de casa.
Asi cómo en el trictjae, se nombra el punto mayor de los dados el primero: los do^ bles no se tantean mas que una vez: se permite mudar de dados, y &xm romperlos (pararlo), á no ser que se haya estipulado de antemano lo contrario. El del mayor punto empieza el juego. Véase como se juega.
Ya que están las damas apiladas, el que tiene la acción de comenzar tira los dados, •después rebaja de encima de la pila dos da-
Damas 3
• 8 mas, con arreglo á los números que ha sacado.
Debe contar por la casa mas inmediata al principio (lo que se observa constantemente) ; asi el jugador que saca seis y as baja la dama que está apilada en la primera casa en donde no hay mas que dos damas, y por ella juega el as. Respecto del seis abate una de las tres damas que hay en la casa contigua á la tabla de separación.
Esto quiere decir que el as se toma de la primera casa d. pila, el dos de la segunda, el tres de la tercera, el cuatro de la cuarta, el cinco de la quinta, y el sesto de la sesta, que es la última.
Se ve desde luego que esta manera de ju^ gar los números es harto diferente de la de los otros juegos de tablas, en donde por lo cor mun para jugar un seis se coloca la dama seis flechas mas adelante del sitio de donde parte, en lugar de que en esle no se hace mas que bajar la dama á la misma flecha en que estaba apilada.
Después que hubieseis jugado el seis y el as , el adversario juega el dado á Su vez: lo tira llanamente, como habéis debido hacerlo sin detención, y lo hace chocar á lo menos á vuestra banda. La tirada es siempre válida
T 9 en el trictac, á no ser que el dado quede en el aire: si, por ejemplo, el adversario lleva un dado sencillo, juega del mismo modo que vos; pero si saca un doble, tiene derecho á jugar otra vez, y esto hasta que saque un número sencillo; regla que hace á veces el juego demasiado irritante. .
Hay que observar dos cosas esenciales: i . ° La regla precedente. i.° Todo lo que no puede jugar un jugador, lo juega el otro en suposición de que pueda: y si no pudiere, no se juega la suerte ni por uno ni por otro. Supongamos, pues, que*vuestro adversario ha hecho dos y as ; que ha jugado, y que habéis jugado en seguida y sacado el mismo punto: vuestro contrario juega otra vez, y hace nuevamente dos y as: no los juega ni vos tampoco, porque ni el uno ni el otro tenéis ninguno de estos números, pues los habéis abatido ya.
Este juego no exige casi nías que u n a atención asidua á los números que saca la persona contra quien se juega, á fin de no descuidarse en jugar Jo que ella no juega, porque el adversario no tiene obligación de advertiros vuestro juego; anles por el contrario exige su interés que omitáis todos los
30 números que pudierais hacer para llevárosla delantera.
Bájanse, pues, las damas de encima de las pilas; esta es la primera operación del juego: se vuelven á levantar; esta es la segunda. Asi es que el jugador que primero las ha rebajado saca á cada tirada de dados las damas por el mismo Orden que las ha jugado antes.
Por ejemplo, si hace ases saca las dos damas, de la primera casa, y como ha hecho un doble juega otra vez: si hace otra pareja de ases.no saca nada; porque no se permite jugar parejas de ases con una sola dama, tomándola de la segunda casa: la razón es porque cada casa en,este juego tiene su número lijo y marcado * y la segunda no puede servir sino para jugar un dos d doses, la tercera un tres, y asi de las demás. Aunque hemos dicho que los números que un jugador no puede hacer los hace el otro, está regla tiene acrui su escepcion; porque, por ejemplo, si habéis abatido el as, el dos, el tres &c, os faltase aun que rebajar un cinco, un seis, y el adversario habiendo abatido todo y sacado una pareja de ases haya sacado otra, eu este taso ni el uno ni el otro sacareis nada: e'l
21 porque no tiene pareja; que,jiugar, Vos por ser regla general en este juego no sacar nada mientras no se haya rematado de rebajar toadas las damas. Asi es que no habiendo acabado de. rebajar vuestras damas, nosolámeiE' te no podéis jugar lo que el adversario no juega , sino que no tenéis el arbitrio de jugar ni aun los números que hacéis, siendo el con-" trario quien los juega por vos, hasta que hayáis rebajado hasta la última dama; de donde resulta que muchas veces aquel no tiene mas que dos ó tres damas qué sacar cuando se verifica vuestro último punto, y aun alguna vez solo una: mas toda vez que ha tenido efecto el abatimiento de vuestra última dama, sacáis con mayor prontitud que él, porque ya nada hacéis en su favor, á no ser estraordináriamente desgraciado. A l contrario , él trabaja siempre para vos; porque teniendo pocas damas no es tan fácil sacar los números que le faltan, y todas las veces que le salgan pequeños queda en inacción: y asi acaece frecuentemente que el que ha empezado á sacar pierde la'partida.
La regla de que "dama tocada, dama jugada" no tiene cabimiento én el juego de damas rebajadas, poique cada pila de ellas tie-
'42 He marcado su número, y es imposible jugar el mismo número de diferentes sitios,- y asi suponiendo que bagáis una cuaderna, y que «n lugar de rebajar las damas de cuarta casa hubieseis abatido dos de la quinta, debéis Tolver estas dos damas á su casa, y jugar •vuestra cuaderna con las de la cuarta.