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  • Voces Recobradas2

    Jefe de GobiernoDr. Aníbal Ibarra

    Vicejefa de GobiernoLic. María Cecilia Felgueras

    Secretario de CulturaLic. Jorge Telerman

    Subsecretaria de Patrimonio CulturalArq. Silvia Fajre

    Directora del Instituto Históricode la Ciudad de Buenos Aires

    Prof. Lidia González

    GOBIERNO DE LA CIUDADDE BUENOS AIRES

    Imagen de Tapa: Logomatic, Instalación Interactiva, de Gustavo Romero,

    3er. premio (Artes electrónicas) Salón Nacional de Artes 2000.

  • Voces Recobradas 3

    LA ÚLTIMA DICTADURA

    VOCES RECOBRADASVOCES RECOBRADASVOCES RECOBRADASVOCES RECOBRADASVOCES RECOBRADASRevista de Historia OralAbril 2001 - año 3 - nº 10

    Es una publicacióndel Instituto Histórico

    de la Ciudadde Buenos Aires

    Avda. Córdoba 1556, 1er. pisoC.P. 1055 - Capital Federal

    Tel: 54-11-4813-9370Telefax: 54-11-4813-5822

    E-mail:[email protected]

    DirectoraDirectoraDirectoraDirectoraDirectoraLidia González

    Asesora EditorialAsesora EditorialAsesora EditorialAsesora EditorialAsesora EditorialLiliana Barela

    Secretarios de redacciónSecretarios de redacciónSecretarios de redacciónSecretarios de redacciónSecretarios de redacciónMercedes Miguez

    Daniel Paredes

    RedactoresRedactoresRedactoresRedactoresRedactoresLucía Inés DorinLaura Martino

    Asistente de redacciónAsistente de redacciónAsistente de redacciónAsistente de redacciónAsistente de redacciónCecilia Bellizzi

    DiseñoDiseñoDiseñoDiseñoDiseñoy comunicación visualy comunicación visualy comunicación visualy comunicación visualy comunicación visual

    Jorge MalloFabio Ares

    ColumnistaColumnistaColumnistaColumnistaColumnistaHebe Clementi

    ColaboraronColaboraronColaboraronColaboraronColaboraronen este númeroen este númeroen este númeroen este númeroen este número

    Liliana BarelaGraciela Browarnik

    Hebe Clementi Marina DemarchiLuis M. Donatello

    Elizabeth JelinFederico Lorenz

    SuperSuperSuperSuperSupervisión de ediciónvisión de ediciónvisión de ediciónvisión de ediciónvisión de ediciónRosa De Luca

    TraduccionesTraduccionesTraduccionesTraduccionesTraduccionesAdolfo Balbi

    (Inglés y Francés)María Fernanda

    de Sousa Tomé (Portugués)

    Colaboración especialColaboración especialColaboración especialColaboración especialColaboración especialMargarita Roncarolo

    CorrecciónCorrecciónCorrecciónCorrecciónCorrecciónRosa De Luca

    Lilia Meli

    AdministraciónAdministraciónAdministraciónAdministraciónAdministraciónGraciela KesslerGraciela Porcel

    Luis Kirzman

    El contenidode los artículos firmados

    es responsabilidadexclusiva de los autores

    ISSN 1515 - 1573

    Editorial por Lidia González ................................................................................................

    A 25 años del golpe. Estado y Memoria ........................................................................................

    Fechas en la memoria social .........................................................................................................

    Los Montoneros y el golpe de Estado de 1976 ........................................................................

    Recuerdos negados. Malvinas: la Historia Oral y nuestro pasado reciente .............................

    Recordar el silencio .....................................................................................................................

    Entrevista a Rosa Roisinblit, vicepresidenta de Abuelas de Plaza de Mayo .........................

    Entrevista a Gabriela Alegre, directora general de Derechos Humanos del GCBA ...................

    Apuntes teóricos ......................................................................................................................

    Para tener en cuenta .....................................................................................................................

    34

    717

    2634

    4349

    5458

    S u m a r i o

    E d i t o r i a l

    i admitimos que “la historia es, en primera y última instancia, elregistro que cada generación hace de sus generaciones pasadas” —quérecordar, cómo y para quién—, la manera que elijamos para ser representados,habla mucho acerca de quiénes somos. Monumentos, nombres, fechas, son marcasque la memoria social recupera en cada conmemoración para darle nuevossentidos, otros significados.La dictadura del Proceso, iniciado en nuestro país el 24 de marzo del 76,despojó a la sociedad de sus derechos fundamentales, impuso silencio a travésdel terror y borró las historias individuales, desapareciéndolas.Mientras no contemos con registros escritos, con los archivos del horror, lostestimonios orales son los que nos permitirán ir reconstruyendo estas historias,una historia argentina, tan propia y a la vez tan parecida a otras historias dedespojo e injusticia.Voces Recobradas dedica este número a conmemorar el 24 de marzo de 1976,el 2 de abril de 1982 y también todas las fechas que cada uno de nosotrosguarda en su memoria particular del terror.Hebe Clementi reflexiona acerca del sentido del 24 de marzo; Elizabeth Jelinanticipa parte de la introducción al texto donde estudia y compara lasconmemoraciones en Argentina y América relacionadas con las fechas de lamemoria social; Liliana Barela nos habla del monumento como registro de lamemoria; Luis M. Donatello analiza el 24 de marzo en la interpretación demilitantes Montoneros; Federico Lorenz parte del 2 de abril para desentrañar lostraumas de la historia como experiencia metodológica —cuando el relatoindividual no está comprendido en la historia común— y Graciela Browarniky Marina Demarchi entrevistan a hijos y familiares de desaparecidos en“Recordar el silencio”.Hemos realizado dos reportajes: a Gabriela Alegre, Directora General de DerechosHumanos del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, quien nos habla de cómo elEstado ha constituido sus propias organizaciones en defensa de los DerechosHumanos y a Rosa Roisinblit, Vicepresidenta de Abuelas de Plaza de Mayo,ejemplo de una lucha tenaz por la justicia y la identidad de los niños secuestrados.La ausencia de tantas voces nos impulsa a continuar con este compromiso.

    L. G.

    S

  • Voces Recobradas4

    A 25 años del golpe (24 de marzo de 1976)ESTADO Y MEMORIA

    LA ÚLTIMA DICTADURA

    Sola de toda soledadPero no tan solaPorque a su lado, la foto de un rostroQue siempre tendrá 20 añosSola de toda soledadPero no tan solaPorque adentro, corazón adentroUna voz te dice:Si no es hoy será mañanaLa verdad no se resigna,La verdad no se cansa de esperarPorque sabe, la verdadQue hay algunos que no secansan de buscar

    Rodolfo Braceli

    Foto de Alicia D´Amico en: Jelin, Elizabeth y Vila, Pablo, Podría ser yo, Buenos Aires,Cedes y De la Flor, 1987. (Autorizada su reproducción por la autora.)

  • Voces Recobradas 5

    LA ÚLTIMA DICTADURA

    La MemoriaEste trabajo tiene

    como objetivo ratificarla validez de unamemoria de la que noescapa ningún adulto,de un pasado que tienela fuerza de un presentecontinuo, de unainquietud permanenteporque no alcanza laconfianza serena deconocer. Hay unblanco, un vacío, queno podremos llenar amenos que logremostrazar un puente paratransitar la memoriaparticular y la general,que frente a aquellajornada suscita todavíaespanto, en unaconstante dialécticaentre pasado ypresente.

    La necesidadpermanente de apelar ala memoria nos hallevado a inaugurarvarias efemérides quese otorgan la propiedadexclusiva de ser “lamemoria”. Esto explicala necesidad demantener vivo unhecho para evitar elolvido. En un ya clásicotrabajo Yerushalmi haexpuesto los daños queacarrean los períodosde silencio en latransmisión de lashistorias a través de lasgeneraciones. Aquí elsilencio, el olvido,deberá ser conjuradopor la memoria. Lo quepodemos agregar a esteconcepto subjetivo de lamemoria es el enfoque

    científico de la historia.La historia comoproductora de unconocimiento queexplique, que permitacomprender y no sólocondenar.

    Cuanto más clara ycompleta sea laexplicación, más fácilserá la comprensión.

    Estado,nación yrepresentatividad¿Por qué dedicar en

    esta explicación unespacio que habledesde el Estado? Talvez porque es desdeeste lugar desde dondese organizó ladictadura más violentay terrible que sufrieranuestro país. Porque lafigura del“desaparecido” fuediseñada y elegida porese “gobierno” parallevar un planperfectamenteorganizado: “es unignoto, undesaparecido, noexiste”. Esta crudadefinición de Videlasirve hoy para ratificartanto espanto. Borrarlo,desaparecerlo. Noexiste.

    Restaurar esteEstado sería un trabajolargo y duro. AquelEstado que viene desdela historia, que seapoya en general en susFuerzas Armadas paraasegurar su identidad yque se asocia a laperduración de algunas

    constantes “patricias”como garantía deprescindencia. Esa noinclusión generó desdemucho tiempo atrásuna falsa concienciapatriarcal,ampulosamenteprotectora. Hemostransitado décadas coneste estigma que viciabainiciativasdemocratizadoras,auspiciadoras deldiálogo, genuinamenteabiertas a laconstrucción del granPueblo Argentino.

    La Nación, quenació justamente alabrigo de ideasiluminadas por elhorizonte liberaleuropeo, asienta suscimientos en lavoluntad popularexpresada en el voto,sin limitaciones, yencuentra sus senderosentorpecidos porcortapisas a lademocracia quelegitima procedencias yse ampara en elconsenso popular.

    El Estado tiene laconnotación forzosa delo que está quieto,estático. No importaque no lo sea, susentido y funciónradica esencialmente enla estabilidad, lo queequivale a actuar conprudencia y legalidad,que en términos deteoría política significaguardar la

    El fin de siglo y el umbral del tercer milenio (1983-1999)A 25 años del golpe (24 de marzo de 1976). Estado y Memoria

    Autor Liliana Barela

    Éste ha sido unduelo para todos,sin distinción de

    educación,procedencia,

    pertenencias, quenos atravesó a

    todos por igual,desmontando

    cada mojón de laconciencia de

    cada argentinoen la

    construcción delcamino hacia la

    verdad.

  • Voces Recobradas6

    representatividad, laequidad, el acierto,tendientes al bienestargeneral. Desde el Estado,hoy año 2001, creemospoder afirmar al cabo detanta impotencia ysufrimiento, quecontamos con la fuerzasuficiente para surcar elpuente hacia el futurosin falaciasencubridoras y sindogmas también, perocon una memoria activa,que nos conforma ennuestra existencia depersonas y de nación, yque nos provee decontenidos subjetivosque atraviesan nuestrasconciencias y setraducen en memoriascomunes.

    Afuera quedan lasmáscaras artificiosas, olos maquillajes derepresentación. Está connosotros el signo delegitimidad y de lamemoria compartida.

    Éste ha sido un duelopara todos, sindistinción de educación,procedencia,pertenencias, que nos

    atravesó a todos porigual, desmontandocada mojón de laconciencia de cadaargentino en laconstrucción delcamino hacia la verdad.

    El dilema delEstado, en el caso deencarar el tema de larepresentación, es asumirsu función específicaapelando al pasado comonexo explicativo,pasando por nuestroreflejo del occidenteeuropeo y el escaso apegoa nuestro origenamericano, las guerrasinjustas, las ambicionescruzadas, que generaronEstados ligadosesencialmente al Poder, yque en última instanciadependieron de leyesde sangre derramada.Cuando la reflexión y laevidencia nosdemuestran el caminoseguro, y sin disimulos,más allá de lavenganza y del olvido,el sistemarepresentativoadoptado por nuestrosPadres de la Patria se

    ilumina con antorchasque nadie podráextinguir.

    Que no se dudeentonces de que hemosalcanzado la verdadrepublicana más plena,que los cimientos están ennuestras memorias y en laserena visión de que elmal radica en lamediocridad de quienesse apoyan en un poderdelegado, del que seapropian.

    Pero está en nuestraresponsabilidad vigilarel uso indebido dederechos y deberes. La“idea del Derecho haafirmado su autoridady el viejo armazón de lainjusticia no pudoofrecer ningunaresistencia a suacometida”, decía elprimer Hegel. He aquíla verdadera revoluciónque conocen lospueblos en este tercermilenio, construcciónque va siendo unademanda universallegitimadora, y quedeviene el laboratoriodel futuro.

    ¿Por qué nodesobedecieron?¿Por qué no leinformaron almundo sobre loque pasaba enese Infierno? ¡Noinformamos almundo porque elmundo lo sabía!Pero le daba lomismo.

    Liliana Cavani

    ElmonumentoLa piedra de toque

    quizás sea un lugarespecífico, que estatuyasu valor simbólico ylegitime la ley,construyendo una éticaunificadora. Los errorescometidos deben serverdaderos nudosgordianos a atravesar yeste 24 de marzo seráuna efeméride parasiempre, una demandaa cubrir por estageneración que es laque está plasmandonuestra historia de caraal futuro. La vocacióndel museo-monumentodebe acompañarse delconvencimiento de queel Estado seráconsecuente sostenedorde estas verdades justasy que el NUNCA MÁSse completará con unaconducta que todoscontribuiremos asostener. Es nuestrocompromisocuidadosamenteasumido.

    Todo es Historia, Nº 347, Junio de 1996, p. 21.

  • Voces Recobradas 7

    LA ÚLTIMA DICTADURA

    FECHASEN LA MEMORIASOCIAL

    l 11 de setiembre de 1973, las fuerzas armadasde Chile derrocaron al gobierno constitucionalpresidido por Salvador Allende. El Palacio de laMoneda fue bombardeado y el presidente Allendemurió dentro del palacio presidencial. Ladictadura militar inaugurada ese día, bajo elmando de Augusto Pinochet, se extendió durantediecisiete años, hasta las elecciones de 1989 y laasunción de Patricio Alwyin en 1990.

    En Uruguay, las violentas confrontacionespolíticas de comienzos de la década del setentadesembocaron en la suspensión de las libertades ygarantías constitucionales en 1973. El estado dic-tatorial se prolongó hasta 1985, cuando ganó laselecciones y asumió como presidente José MaríaSanguinetti.

    El 24 de marzo de 1976, en medio de

    confrontaciones políticas muy intensas, un golpemilitar desplazó a Isabel Perón como presidente deArgentina. Se inició la más sangrienta dictaduramilitar que conociera la historia argentina. Ladictadura se mantuvo hasta diciembre de 1983,cuando juró como presidente constitucional RaúlAlfonsín.

    Brasil y Paraguay comenzaron sus largasexperiencias dictatoriales antes. En Paraguay,después de un golpe militar en 1954, AlfredoStroessner fue “elegido” presidente, y sumóreelecciones durante treinta y cinco años, hasta el

    E

    El fin de siglo y el umbral del tercer milenio (1983-1999)Fechas en la memoria social

    Autor Elizabeth Jelin2

    CONICET - UBA - IDES

    Las conmemoracionesen perspectivacomparada1

    11 • 09 • 73 3

    1 • 03 • 64 1

    4 • 04 • 72

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    golpe que lo derrocó en 1989. Brasil, por su parte,sufrió un golpe militar en la noche del 31 de marzode 1964, y después de una inacabable transición,en 1985 se eligió un presidente civil. Habíanpasado veintiún años.

    Éstos son cinco países vecinos, con cincogeografías e historias muy diferentes y específicas.Sin embargo, además de compartir sus historias decolonialismo e independencia, hay varios rasgosque los vinculan en una “región” política —paralo cual se necesita una noción de región más fuerteque la basada en la simple proximidad territo-rial—. En primer lugar, hay una larga historia defronteras porosas, que han incluido movimientospermanentes de exiliadospolíticos. Desde comienzos delsiglo XIX, los exiliados políticosse caracterizaron por participaren la organización demovimientos de oposición eintentos de cambio en sus paísesde origen. Al mismo tiempo y enparte para ese mismo objetivomantuvieron contactos yvínculos cercanos con fuerzaspolíticas en los demás países dela región, formando alianzas ydesarrollando lazos desolidaridad duraderos.

    En segundo lugar, durantelas recientes dictaduras, larepresión estuvo coordinada enescala regional. Eldescubrimiento de documentosrelacionados con el Operativo Cóndor, que seinició con el descubrimiento de los “Archivos delTerror” de la policía secreta paraguaya en 1991 ycontinúa con nuevas revelaciones casi a diario,3

    pone en evidencia pública y legitima por laexistencia de textos escritos, lo que muchasvíctimas sabían por haberlo vivido “en carnepropia”4. En tercer lugar, y como contrapunto a loanterior, durante las dictaduras se fuerondesarrollando redes de solidaridad y denuncia delas violaciones a los derechos humanosfuertemente intercomunicadas e integradas, quesiguieron existiendo y trabajando después de lastransiciones (Keck y Sikkink, 1998; Lima, 2000). Lared de derechos humanos es global; es tambiénactivamente regional. En los años ochenta y

    noventa, los procesos de transición en los diversospaíses también estuvieron interrelacionados, condiálogos e intercambios permanentes entreestrategas políticos, analistas y activistas. Haymucho aprendizaje de los procesos que ocurren“del otro lado de la frontera”. Por supuesto,también hay rivalidades y conflictos.

    Un rasgo que los cinco países comparten en eltema que nos ocupa es que el pasado dictatorialreciente no está cerrado; es parte central delescenario político del presente. Las “cuentas” conel pasado no están saldadas, ni en términosinstitucionales ni en términos simbólicos. Amedida que pasa el tiempo y se torna posible

    concebir una distancia temporalentre pasado y presente,interpretaciones contrapuestas y amenudo rivales sobre el pasadoreciente y sus memorias se instalanen el centro del debate político ycultural, tornándose cuestionespúblicas ineludibles del proceso dedemocratización.

    ¿Dónde estudiar los procesosde construcción de memorias?¿Cuáles son los escenarios dondese despliegan los conflictos entrediferentes interpretaciones ysentidos del pasado? Un punto deentrada para abordar el tema es elespacio de las luchas acerca delsentido de ciertas fechas yprácticas conmemorativas.Algunas fechas pueden tener un

    sentido muy amplio, que incluye prácticamente atoda la población de un país, como el 11 desetiembre en Chile o el 24 de marzo en Argentina.Otras pueden tener sentido en un nivel local o re-gional. Para dar un ejemplo, en Ledesma, Jujuy, serealiza cada año una Jornada de derechos humanos ycultura, conmemorando la represión que ocurrió enjulio de 1976 (el Apagón del terror en el ingenioazucarero local). Finalmente, hay fechas consentidos personales o privados: el aniversario deun secuestro, el cumpleaños de alguien que ya noestá.

    En la medida en que existen diferentesinterpretaciones sociales del pasado, las fechaspúblicas mismas se convierten en objeto dedisputas y conflictos. ¿Qué fechas deben ser

    En la medida en queexisten diferentesinterpretaciones

    sociales del pasado, lasfechas públicas mismasse convierten en objetode disputas y conflictos.¿Qué fechas deben serconmemoradas? O, en

    otras palabras, ¿quién/esquiere/n conmemorar

    qué?

  • Voces Recobradas 9

    LA ÚLTIMA DICTADURA

    conmemoradas? O, en otras palabras, ¿quién/esquiere/n conmemorar qué? Pocas veces hayconsenso social sobre estas fechas. Y las mismasfechas tienen sentidos diferentes para actorespolíticos diversos que enmarcansus luchas políticas del ahoracon relación a esas fechas.

    Las memorias sociales seconstruyen y establecen a travésde prácticas y de “marcas”. Sonprácticas sociales que se instalancomo rituales; marcas materialesen lugares públicos einscripciones simbólicas, talescomo los calendarios. Los ritmosanuales —repetitivos y al mismotiempo cambiantes de un año a otro— ofrecen lasocasiones, las fechas y los aniversarios, para loseventos de recordación y de conmemoración. Perolas marcas e inscripciones no están cristalizadasuna vez que fueron instaladas. Su sentido esapropiado y resignificado poractores sociales diversos, deacuerdo con sus circunstancias yal escenario político en el quedesarrollan sus estrategias y susproyectos.

    Esta ubicación de lasmemorias en las circunstancias ycontextos de las luchas delpresente tiene una implicaciónimportante para la estrategia deinvestigación: la necesidad de“historizar la memoria”, o sea,analizar las transformaciones ycambios en los actores queintervienen, en sus sentidos y enlos climas culturales y políticosen que se desenvuelven lasprácticas de conmemoración.

    Argentina5El 24 de marzo de 1976 una

    Junta Militar depuso al gobiernoelecto y comenzó lo que ellamisma definió como “Proceso dereorganización nacional”6. Elnivel de conflictualidad políticahabía llegado a un puntoaltísimo, con expresiones

    cotidianas de violencia paramilitar y el accionarde la guerrilla armada, aunque ya en declinación.El golpe incluyó un elaborado plan diseñado paraeliminar sistemáticamente a opositores: el

    secuestro, la tortura y ladesaparición forzada de personasera parte medular de la propuesta.Desde ese año, el 24 de marzo seconvirtió en una fecha que evocasentidos diferentes para diversosactores. Desde ese año, nunca dejóde ser conmemorado.

    Durante la dictadura, elescenario público de laconmemoración estuvo ocupadopor el discurso militar. En

    realidad, el acto militar fue siempre “cerrado”, sinparticipación civil. El único punto de contacto en-tre militares y civiles era el “Mensaje al puebloargentino”, en el que se explicaba que los militaresse habían visto forzados a ocupar el estado para

    salvar a la nación del caos,la falta de gobierno y laamenaza terrorista.Aunque el discursonombraba al enemigo, “lasubversión”, no habíaconfrontación pública connadie. La represión erademasiado intensa comopara imaginar laposibilidad de expresarpúblicamente cualquiertipo de oposición eneventos y fechas deconmemoración. No habíavoces públicas en el país,sino dolores privados yresistencias silenciosas. Enel exterior, las campañasde denuncia y desolidaridad fueroncrecientes y cada vez conmayor impacto. Elaparentemente sólido murode la dictadura comenzó afisurarse unos añosdespués. A partir de 1980el discurso militar comenzóa incluir “respuestas” a las

    Las memorias sociales seconstruyen y establecena través de prácticas y

    de “marcas”. Sonprácticas sociales que seinstalan como rituales...

  • Voces Recobradas10

    acusaciones de violaciones a los derechoshumanos. Aunque quienes denunciaban ydemandaban no podían expresarse públicamentelos 24, sus voces estaban implícitas en lasrespuestas de la Junta. Desde 1981, y más aúndespués de la derrota en Malvinas en 1982, lasconmemoraciones oficiales fueron perdiendofuerza, y sólo consistían en respuestas a lasdemandas por la represión. En su último año,1983, no hubo mensaje público por parte de lasautoridades militares.

    Las organizaciones de derechos humanosfueron los antagonistas centrales en cuanto a lainterpretación de los hechos del 24 de marzo. Estehecho coloreó las actividades conmemorativasdesde la transición. La fecha se convirtió en unaocasión para expresar abiertamente las luchas delmovimiento de derechos humanos, con sus éxitos yfracasos. De hecho, fue el movimiento quien ocupóla escena pública de la conmemoración de la fecha,mientras que los partidos políticos y elgobierno se mantenían en silencio yestaban ausentes de la fecha. Durantelos primeros años después de latransición, las conmemoracionesincluyeron una gama muy amplia deformas de expresión, todas ellasligadas a la memoria de la dictadura ysus consecuencias: siluetas, murales,obras de teatro, además de las marchas y lospañuelos de las Madres.

    El empuje inicial fue seguido por unadeclinación en las conmemoraciones públicas,coincidiendo con las “derrotas” políticas de la Leyde Punto Final, Obediencia Debida y, finalmente,el indulto del presidente Menem en 1990.

    1995 marcó un momento de cambio, a partir delas declaraciones de Scilingo y la cercanía del 20°aniversario del golpe.7 Desde entonces, lasorganizaciones de derechos humanos handedicado mucho esfuerzo a las actividadesconmemorativas. A partir de 1996, lasconmemoraciones incluyen una presenciaimportante de jóvenes (especialmente a través delmovimiento HIJOS), expresiones estéticasnovedosas en este tipo de marchas (murgas) y lapresencia de diversos grupos sociales que, con supresencia, amplían el campo de demandasrelacionadas con la violación de derechoshumanos (minorías sexuales, minorías étnicas,

    víctimas de violaciones a derechos económicos—desocupados y despedidos, los “sin techo”,etcétera—. También se amplió la gama deorganizaciones que convocan a la conmemoración.La presencia de organizaciones sociales diversas—sindicales, sociales, políticas— en laorganización de la conmemoración implicanecesariamente la emergencia de disputas depoder acerca de si el 24 “tiene dueño” (Jelin, 2000).

    En todos estos años desde la transición, elestado estuvo ausente en las conmemoraciones. Laacción estuvo y está en manos de actoressocietales. Sin embargo, muchos líderes políticosparticipan en las marchas y eventos, e intentanubicarse en lugares de alta visibilidad,especialmente para la cobertura de los medios decomunicación de masas.

    En resumen, la historia argentina de losúltimos 25 años no muestra confrontaciones odiálogos públicos en ningún momento, sino más

    bien una alternancia en la voz que semanifiesta, primero la militar, después la delos actores sociales. También, aunque lasconmemoraciones del 24 dan pie para lamanifestación de las divergencias y luchasdentro del campo de los derechos humanos,es claro que desde la transición las únicasvoces que se escuchan son voces decondena al golpe militar y a la dictadura

    que se instauró ese día.

    Uruguay8En Uruguay no hay una fecha clara y única de

    conmemoración vinculada con la dictadura. Hayvarias posibles, todas ellas ligadas a los cambiosen el acontecer institucional del año 1973 (lainstalación del Consejo de Seguridad Nacional enfebrero, o la fecha del golpe de estado, 27 de junio).Sin embargo, la conmemoración de ese período yde esos acontecimientos ocurre en dos fechas querefieren a actos de violencia política: el 14 de abril(de 1972) y el 20 de mayo (de 1976).9

    El 14 de abril de 1972 el Movimiento deLiberación Nacional Tupamaros asesinó a cuatrofiguras políticas, después de anunciar que el “tri-bunal del pueblo” había condenado a muerte aonce personas. Esa misma tarde, la represalia sehizo sentir: fueron asesinados ocho tupamaros.Ese día marca un punto de inflexión en el rolrepresivo que los militares tomaron en relación con

  • Voces Recobradas 11

    LA ÚLTIMA DICTADURA

    la guerrilla, aun antes del golpe de estado unosmeses después.

    La empresa conmemorativa comenzó al díasiguiente, en el entierro de los cuatro líderespolíticos, quienes fueron identificados deinmediato como “mártires”, y se manifiesta en elprimer nombre que militares y políticos de derechadan a esa fecha, es claro: “Día de homenaje a lasvíctimas de la insania”. En 1975, los militarestransforman la fecha en una fecha oficial: “Día delos caídos en la lucha contra la sedición”. De estamanera, el gobierno dictatorial vinculaba sucruzada fundacional para un nuevo Uruguay conel recuerdo de los “mártires” que lo hicieronposible.

    En la transición, la fecha se tornófuente de conflictos. En 1985, el presidenteSanguinetti intentó cambiar el sentido dela fecha, cambiando su nombre: “Día de loscaídos en defensa de las institucionesdemocráticas”. La derecha y los militares seopusieron al cambio, porque se perdía elsentido de su lucha “anti-sedición”.Tampoco sirvió para ampliar el espectrosocial que aceptara esa conmemoración,ya que las fuerzas democráticasprogresistas no asumieron la fecha comopropia. El acto oficial en ese día semantuvo, pero muy disminuido. Losmilitares se recluyeron enconmemoraciones dentro de sus cuarteles,y las autoridades gubernamentales, quemantienen un acto público hasta el día dehoy, eliminaron los discursos alusivos apartir de 1987.

    La otra fecha, el 20 de mayo,conmemora el asesinato de cuatrouruguayos, cometido en Buenos Aires en1976. Se trataba de dos líderes políticosdemocráticos (el senador Michelini y elpresidente de la cámara Gutiérrez Ruiz) ydos líderes tupamaros. Durante ladictadura, la fecha se convirtió en unemblema para la oposición políticauruguaya, mayormente en el exilio. Erauna fecha que convocaba a un consensoamplio de las fuerzas democráticas.Después de la transición, la fecha sirviócomo espacio de conmemoración másamplio, recordando a todas las víctimas de

    la represión política por parte del estado. Se trata,claramente, de una fecha societal, que nunca fueintegrada al calendario estatal.

    El 14 de abril construye la representación deuna “guerra”. La narrativa es que en los añossesenta, el estado estaba en riesgo de ser destruidopor la “subversión”. Se hizo imprescindible lucharcontra ella con toda la fuerza, y en el proceso,pueden haber sido cometidos algunos “excesos”(hay discrepancias, entre distintos actores queaceptan la fecha, en cuanto a la necesidad y elgrado de esos “excesos”). El resultado fue lavictoria, la subversión fue destruida y el estadosobrevivió.

    El 20 de mayo construye una narrativa quedenuncia el terrorismo de estado. Elespectro de participantes también esheterogéneo, desde el centro a la extremaizquierda. En este caso, la narrativa delpasado reciente comienza en 1973, cuandolos militares tomaron el poder por lafuerza y la dictadura afectó la vidacotidiana de todos con sus prácticasrepresivas. No se habla de lo ocurrido an-tes de 1973, cosa que generaría enormesdivergencias entre los participantes enestas conmemoraciones, especialmente enla condena o aceptación de la lucha ar-mada.

    Ambas narrativas coexisten en el Uru-guay contemporáneo y no hay diálogo en-tre ellas. Quienes van a uno de los actosclaramente no se presenta en el otro.Ambas están “atrincheradas” en susposiciones, y hasta ahora parece haberpoco lugar para superar esta dualidad. Sinembargo, el reciente reconocimiento porparte del presidente Battle de que huboviolaciones a los derechos humanos du-rante la dictadura y la conformación de laComisión para la Paz pueden estarabriendo un espacio para la elaboraciónde nuevos sentidos del pasado dictatorialreciente.

    Chile10Desde 1973, el 11 de setiembre es una

    fecha altamente conflictiva en Chile. Laconfrontación entre una imagen del golpemilitar como experiencia “liberadora” y

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    otra que lo ve como aberración y desgracia estáninstalados en la sociedad chilena desde entonces.En el período inicial (1974-1977) quedaronplanteados los discursos antagónicos acerca del11: de un lado, el triunfo; del otro, silencio ysufrimiento. Las conmemoraciones oficialespúblicas eran masivas, dirigidas a mostrar la“recuperación de la paz interna”. Había marchasy espectáculos festivos en lugares públicos. Para laoposición, eran años de miedo, desconfianza yrepresión. La conmemoración era en espaciosprivados, como expresión de dolor y duelo. Unosaños más tarde, algunas expresiones visibles deeste dolor comenzaron a aparecer: mujeresvestidas de negro por las calles, o visitas alcementerio.

    En 1981, el régimen declaró al 11 como fechaoficial. Muy pronto, sin embargo, la“tranquilidad” nacional y la institucionalizacióndel régimen comenzaron a ser cuestionadasabiertamente. Durante la década de los ochenta,las luchas acerca del 11 eran violentas, abiertas,con confrontaciones en las calles. Las fuerzas deoposición comenzaron a organizar y expresar suprotesta frente al régimen. Las “protestas” sedesarrollaban todos los meses, los días 11. Hasta1987, el mes de setiembre traía renovada represión,también renovadas protestas. Fueron los“setiembres sangrientos”, con mucha represión ymuertes en barrios populares.

    La transición chilena fue compleja (Drake yJaksic, 1999, entre otros) y el 11 fue afectadodirectamente por esta complejidad. Se puedendetectar tres posiciones básicas: las elites políticasquerían distanciarse de la fecha y querían abolirlacomo feriado nacional; la izquierda y variosmovimientos sociales querían mantener laconmemoración del horror de la fecha comosímbolo de la continua lucha por la justicia; lospartidarios de Pinochet querían mantener la fechacomo símbolo del hecho heroico.

    Diez años después de la transición, el 11 desetiembre sigue siendo una fecha controvertida enla sociedad chilena, como si la controversia de casitres décadas atrás se hubiera abierto nuevamente(si es que alguna vez se había cerrado):11 ¿fue el 11la fecha en que Chile fue salvado del marxismototalitario y en que comenzó la reconstruccióndemocrática del país? ¿Fue la fecha de la muerte dela democracia, que sólo ahora puede comenzar a

    renacer? Este quiebre dual que marcó la fecha du-rante tantos años es, sin embargo, mucho máscomplejo hoy en día, y muchas voces intentan irmás allá de estas visiones dualistassimplificadoras. Las conmemoraciones incluyenclaramente luchas entre distintos “empresarios dela memoria” (Jelin, 2001), que están trabajandopara construir los legados y herencias que quierendejar a las futuras generaciones y a la posteridad.

    El 11 de setiembre ofrece un espacio renovadopara quienes tienen una larga experiencia departicipar en marchas masivas y enmanifestaciones públicas. Ofrece también unespacio para actores nuevos, inclusive paraquienes rechazan el sistema político existente,grupos marginales que se identifican sea comomapuches, como anarquistas, como izquierda, etc.Del otro lado, las manifestaciones frente a la casade Pinochet, o en la Escuela Militar, continúan. Esfácil de entender entonces que desde la transición,los presidentes chilenos prefieran estar fuera deSantiago el día 11.12

    Brasil13En la madrugada del 1º de abril de 1964 se

    produjo un golpe de estado en Brasil, una“revolución” en la terminología elegida por elnuevo régimen. Prefirieron desde ese momento in-augural, sin embargo, datar el evento el 31 demarzo y no el 1º de abril. La razón fue muysencilla: necesitaban una fecha “seria” y el 1º deabril no lo es.14 O sea, lo que se intentó establecercomo acontecimiento es una “revolución” quesucedió el 31 de marzo, y presentarla como fechafundacional de un proyecto de libertad y progreso.

    En los años siguientes, no hubo muchos actospúblicos o eventos especiales para laconmemoración de la fecha. Siempre huboconmemoraciones militares dirigidas hacia el inte-rior de las Fuerzas Armadas. Además, en unsentido institucional fuerte, el régimen utilizó elsistema educativo para la conmemoración. En eldécimo aniversario de la “revolución”, porejemplo, las escuelas debían trabajar con losalumnos el tema Diez años construyendo el Brasil. Loque contaba eran los logros del régimen en unclima de optimismo, no la referencia al pasadoanterior, tema que era rescatado en lasconmemoraciones y discursos oficiales. Paraconmemorar los diez años hubo una “Semana de

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    LA ÚLTIMA DICTADURA

    Conmemoraciones” con discursos ministerialestransmitidos por cadena nacional todos los días. Loslogros del régimen y el reequipamiento ymodernización de las fuerzas armadas eran unaconstante en esos discursos. Pero también lo era la“radiante alborada de fe cívica y conviccióndemocrática” que significó el levantamiento del 64frente al caos y la amenaza comunista.

    En ese período, no había lugar para vocesdisidentes, acalladas no tanto por la represióninicial de 1964 sino por la profundización dictatoriala partir de fines de 1968, cuando se instituyó el ActaInstitucional N°5, que limitaba la libertad deexpresión, incorporaba la censura en la actividadcotidiana, y que tuvo como efecto práctico unaumento muy sustancial de la represión directa.Podría decirse que a la ambigüedad de la fecha delgolpe del 64 se agrega en Brasil la dualidad defechas —la del 64 y la del 68— lo que impide datarde manera unívoca el cambio de condiciones de vidaligadas al cambio de régimen político.

    Diez años más tarde, en 1984, el clima deconmemoración era totalmente otro. Las fuerzas ar-madas reiteraban el significado histórico de la“revolución” como expresión máxima de laidentificación entre fuerzas armadas y pueblobrasileño, y llamaban la atención sobre la similitudde la amenaza reinante antes del golpe del 64 y laamenaza implícita queexistía en 1984. Es queen ese momento, lademanda social deelecciones directasy la urgencia de latransicióndominaban laescena pública.Los medios decomunicaciónhacían referenciaa un régimenmilitar“envejecido”. Lasvoces en el espaciopúblico eranmúltiples, con unaconfrontacióncentral, marcadapor el contrasteentre las

    consignas “Brasil, ámelo o déjelo” (consigna delgobierno dictatorial más duro, el del General Médicia partir de 1969) y “Directas ya”, la demanda dedemocratización que llevó a las elecciones de unpresidente civil en 1985.

    La conmemoración militar de 1994 (los treintaaños) fue la última. Los tres ministros militaresemitieron una orden del día conjunta, titulada “31 demarzo de 1964”, en la que una vez más señalabanque la intervención de las fuerzas armadas eranecesaria para proteger los valores básicos de lanacionalidad y la sobrevivencia de las instituciones,reiterando su visión del apoyo popular que tuvo la“revolución”. Desde los medios de comunicación demasas y el mundo académico, por otro lado,seminarios y suplementos fueron los espacios dondela reflexión crítica de la dictadura se desplegaba.

    Al año siguiente, 1995, asumía como presidenteFernando Henrique Cardoso, quien fuera perseguidopor el régimen militar. Por primera vez, no fueemitido ningún mensaje militar el 31 de marzo, y nohubo ninguna conmemoración programada.Terminaba así una tradición militar mantenida du-rante treinta años, que incluía la presencia delpresidente (inclusive de los presidentes civiles) enlos actos oficiales militares.

    La eliminación de la fecha en los calendariosoficiales, sin embargo, no implica silencio u olvido.

    Todos los años, la prensa dedica muchoespacio al tema, basando sus

    reportajes en memorias de per-sonas comunes o de

    grandespersonajespolíticos eintelectuales. Esuna fecha quesigue convocandoa intelectuales enseminarios yreuniones.Finalmente, apartir de 1987, laorganizaciónTortura NuncaMais entrega cadaaño, en esa fecha,la medalla “ChicoMendes”,instituida para

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    homenajear a quienes sufren o sufrieronviolaciones a los derechos humanos y a susdefensores, en el mundo entero.

    Paraguay15La cuestión de las fechas de conmemoración

    ligadas a la dictadura del Paraguay nos lleva en unadirección totalmente diferente. No hayconmemoraciones o memorias públicas de la fecha delgolpe de estado de 1954, ni de la asunción de AlfredoStroessner como presidente electo ese mismo año.Tampoco se ha instalado como fecha deconmemoración el día del golpe que derribó aStroessner en 1989 (ocurrido la noche del 2 al 3 defebrero). La fecha de celebración más importante du-rante el gobierno dictatorial, y que continúa siendo unafiesta popular desde entonces, es el 3 de noviembre, díadel cumpleaños de Stroessner.

    La celebración del cumpleaños deldictador como festejo público comenzópoco tiempo después de su toma delpoder. La celebración incluía unsaludo mañanero al dictador, con unalarga caravana de personalidades ypersonas comunes inundando deflores los jardines de su casa. Por lanoche, la fiesta popular se desarrollabaaño tras año en el barrio Stroessner,siempre con la inauguración de algunaobra pública.16 Y a lo largo del día, lasradios y otros medios de comunicación se dedicaban adifundir los saludos al General, con transmisión depolcas y canciones alusivas.

    El primer año post-transición (1989) no hubograndes celebraciones. Para muchos, la fecha podríahaber recibido el nombre de “Día de la infamianacional”. La noche anterior, hubo una “Vigilia contrala impunidad” en el centro de Asunción y al díasiguiente, una manifestación nacional de repudio a lafecha, convocada para reclamar castigos a losresponsables de la represión durante la dictadura yexigir justicia. Al mismo tiempo, en el barrio se reuníanpara recordar el cumpleaños, con llamados telefónicosde felicitación a Brasil, lugar de exilio del dictador. Alaño siguiente, no hubo manifestaciones de repudio a ladictadura, y las celebraciones en el barrio fueronreprimidas.

    Poco a poco, a lo largo de la década de los noventa,la fiesta barrial volvió a convertirse en el centro de laconmemoración, sin que hubiera ninguna actividad

    anti-dictatorial. El nombre del barrio fue cambiado, y elbusto de Stroessner retirado de la plaza. Aun sin lapresencia de las marcas personales del dictador, lagente se viste de fiesta (colorada), hay baile ydecoraciones alusivas, fuegos artificiales y llamadastelefónicas de larga distancia a Brasil. La fiestacombina los patrocinios políticos de líderes stronistasimportantes (pero que no se expresan de manerapública) y la organización de liderazgos locales en elbarrio.

    Posiblemente sea la desilusión con las condicioneseconómicas, políticas y sociales lo que explique lavigencia de esta celebración y la nostalgia por elpasado autoritario. Quienes celebran obtuvieronfavores y prebendas del régimen. Al mismo tiempo,quienes fueron reprimidos y silenciados no encuentranun espacio y una fecha adecuada para conmemorar las

    violaciones, sus demandas y sussentimientos. Sus memorias no hanconstruido rituales y conmemoracionespúblicas, que permitan un espacio decomunidad e identidad compartida. Susdemandas se actualizan en las variascoyunturas críticas que el país vivió en laúltima década (el intento de golpe deOviedo en 1996, las manifestacionesciudadanas en marzo de 1999, por ejemplo).En esos momentos, las fuerzasdemocráticas, compuestas por viejos quetienen memorias personales de la represión

    stronista y por jóvenes a quienes les fuerontransmitidas, salen al campo de lucha para contener laposibilidad de un retorno dictatorial. En esosmomentos, sin embargo, son las condiciones presenteslas que dominan la escena, y la memoria del pasado seesfuma.

    Es posible que pasado y presente estén demasiadocerca uno del otro en el Paraguay contemporáneo. Sinembargo, en ese escenario de desilusiones presentes eidealizaciones pasadas, existe el riesgo de que lasmemorias de “los gloriosos días de antes” se tornen la“verdad histórica” para una parte de las nuevasgeneraciones.

    Las conmemoracionesen perspectivaLas fechas y aniversarios son coyunturas en las

    que las memorias son producidas y activadas. Sonocasiones públicas, espacios abiertos, para expresary actuar los diversos sentidos que se le otorga al

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    LA ÚLTIMA DICTADURA

    ACUÑA, Carlos y SMULOVITZ, Catalina, 1995. “Militares enla transición argentina: del gobierno a la subordinaciónconstitucional”. En Juicio, castigos y memorias: derechos humanos yjusticia en la política argentina. Buenos Aires, Nueva Visión.CAETANO, Gerardo y RILLA, José, 1998. Historiacontemporánea del Uruguay. De la colonia al MERCOSUR.Montevideo, Colección CLAEH / Editorial Fin de Siglo.CELIBERTI, Lilian y GARRIDO, Lucy, 1989, Mi habitación, micelda. Montevideo, ARCA.DRAKE, Paul y JAKSIC, Iván (compiladores), 1999. El modelochileno. Democracia y desarrollo en los noventa. Santiago, Lom.FELD, Claudia, 2001. “El duelo es imposible y necesario”.Entrevista con Henry Rousso. En Puentes N° 2.JELIN, Elizabeth, 1995. “La política de la memoria: elmovimiento de derechos humanos y la construccióndemocrática en Argentina”. En Juicio, castigos y memorias:derechos humanos y justicia en la política argentina. Buenos Aires,Nueva Visión.JELIN, Elizabeth, 2000. “Memorias en conflicto”. En Puentes N° 1.JELIN, Elizabeth, 2001. Los trabajos de la memoria. Buenos Aires,en prensa.KECK, Margaret y SIKKINK, Kathryn, 1998. Activists BeyondBorders. Advocacy Networks in International Politics. Ithaca:Cornell University Press.LIMA, Samarone, 2000. Clamor: a memória em retalhos. Informede investigación manuscrito.LORENZ, Federico, 2000. “La memoria estimulada: los veinteaños del golpe militar”. Trabajo presentado en las Jornadas deInvestigación sobre memoria de la represión. Buenos Aires, IDES,agosto.MARCHESI, Aldo, 2001. “La guerra y la paz”. En Puentes N° 2.

    BIBLIOGRAFÍA

    pasado —reforzando algunos, ampliando ycambiando otros—. Hay algunas constantes, sin em-bargo, que responden a los marcos institucionales y alas modalidades en que diversos actores sociales seapropian de ellas y las enmarcan en sus propiasidentidades y en sus propios proyectos.

    Es bastante uniforme en los diversos países elsentido que los militares dieron a sus accionespolíticas, un discurso que pone el énfasis en su rol dedefensores de la nación (y, en casi todos los casos, lademocracia). Cuán público y amplio es su mensaje ocuán cerrado a la corporación militar y a los cuartelesdepende de las circunstancias, al igual que el grado derepercusión popular que puedan llegar a tener. Auncuando la presencia pública sea limitada, siempre lesqueda el espacio institucional propio para reafirmarsus identidades y su auto-justificación.

    Hay otra constante en esta historia comparada ycompartida: el papel secundario que tienen los partidospolíticos y el propio estado democrático en lasconmemoraciones. Claramente, no son actorescentrales en la elaboración de memorias sociales o en elintento de dejar “legados”. Son más bien los actoressociales —organizados en el movimiento de derechoshumanos o dispersos en la forma de protestaspopulares, heterogéneos y diversos— quienes intentanpresentar memorias alternativas a las de los militares,reclamando por una versión del pasado que rescate larepresión y el sufrimiento. Son ellos también quienesdemandan justicia y protestan por la impunidad.

    Hay tres cuestiones que pueden ser presentadascomo reflexión final. Primero, está claro que enmomentos públicos significativos como las fechas deconmemoración, no todos comparten las mismasmemorias. La memoria se refiere a las maneras en quela gente construye un sentido del pasado, y cómorelacionan ese pasado con el presente en el acto derememorar o recordar. Hay distintos tipos de “gente”:quienes vivieron personalmente el evento o período quese recuerda, y quienes son parte de un cuerpo colectivoque comparte una base de saberes culturales, a travésde complejos procesos de identificación, pertenencia ytransmisión. Debe tenerse en cuenta que estamoshablando de circunstancias traumáticas que puedendejar vacíos, huecos y fracturas en la posibilidad deexpresarse y de transmitir relatos. En el límite, lotraumático implica que no haya palabras, y enconsecuencia que no haya memorias narrativas, nohaya comunicación o transmisión, solamenterepetición de síntomas y silencios. Lo indecible se diceentonces en fragmentos y mensajes quebrados.

    Una cuestión —necesariamente abierta— se refierea las visiones y a la participación de las cohortes másjóvenes, que no han vivido personalmente los eventosque son conmemorados. Hay ocasiones en que losjóvenes manifiestan una total falta de interés enrelación con ciertos eventos del pasado. Otras veces,algunos jóvenes se comprometen totalmente ymanifiestan posiciones militantes en relación con esoseventos. Las diferencias entre cohortes —entre quieneshan vivido la represión en distintos momentos de susvidas personales, entre ellos y los muy jóvenes que notienen memorias personales del período de represión—y las relaciones y diálogos que se establecen entregeneraciones y cohortes producen una dinámica soci-etal específica en lo referente a la cuestión de la memo-ria. La información y el conocimiento, los silencios,sentimientos, ideas e ideologías, son los bienessimbólicos que son transmitidos. Sin embargo, hayincertidumbre sobre cuáles serán las nuevasinterpretaciones, tanto en el plano individual como enel grupal.

    En segundo lugar, las fechas de conmemoración,como parte de la memoria misma, sufrentransformaciones a lo largo del tiempo, visibles

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    1. Este trabajo presenta un anticipo de la introducción a unlibro (en preparación) preparado como parte del programaMemoria colectiva y represión: Perspectivas comparativassobre el proceso de democratización en el Cono Sur de AméricaLatina, patrocinado por el Social Science Research Council(Nueva York). El libro incluye artículos sobre cada uno de loscinco países (Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay),elaborados por los investigadores-becarios del programa.2. Elizabeth Jelin es investigadora del CONICET y directoraacadémica del Programa Memoria colectiva y represión.3. En el momento de escribir este texto, a comienzos de marzode 2001, la información periodística da cuenta de nuevosdocumentos que han sido de-clasificados por el Pentágono y elDepartamento de Estado de los Estados Unidos, que nosolamente indican que el gobierno de ese país estaba al tantodel Operativo y de su modus operandi, sino que comprometende manera activa a los Estados Unidos en dicho operativo.4. Por ejemplo, Celiberti (1989) relata el operativo de susecuestro en Porto Alegre y su traslado a Montevideo, dondepermaneció presa durante muchos años.5. Esta sección se basa en el trabajo de Federico G. Lorenz,“¿De quién es el 24 de marzo? Las luchas por la construcciónde la memoria del golpe del 76”, elaborado en el marco delPrograma Memoria colectiva y represión: Perspectivascomparativas sobre el proceso de democratización en el ConoSur de América Latina, patrocinado por el Social ScienceResearch Council (Nueva York), de próxima publicación. Doypor supuesto que los lectores conocen los hechos básicos de losúltimos 25 años en Argentina, razón por la cual se mencionansin mayores detalles. Para un análisis del proceso de transicióny del papel del juicio a los ex-comandantes y el movimiento dederechos humanos, Acuña y Smulovitz, 1995 y Jelin, 1995.6. Como señala Rousso (en Feld, 2001) no es posible pensarque primero viene un “acontecimiento” y después su memoriao conmemoración. En el momento del acontecimiento, susactores y los demás ya le dan un sentido y una interpretaciónsobre la cual se construyen los sentidos posteriores.7. El análisis de las conmemoraciones del 20° aniversario seencuentra en Lorenz, 2000.8. Esta sección se basa en el trabajo de Aldo Marchesi,“¿‘Guerra’ o ‘terrorismo de estado’? Las conmemoraciones entorno a las víctimas de la violencia política y la represiónestatal en el Uruguay”, elaborado en el marco del ProgramaMemoria colectiva y represión: Perspectivas comparativas

    sobre el proceso de democratización en el Cono Sur de AméricaLatina, patrocinado por el Social Science Research Council(Nueva York), de próxima publicación. Ver también Marchesi,2001.9. Una visión histórica general del Uruguay se encuentra enCaetano y Rilla, 1998.10. Esta sección se basa en el trabajo de Azun Candina, “Eldía interminable. Memoria e instalación del 11 de setiembre enChile”, elaborado en el marco del Programa Memoria colectivay represión: Perspectivas comparativas sobre el proceso dedemocratización en el Cono Sur de América Latina,patrocinado por el Social Science Research Council (NuevaYork), de próxima publicación.11. Sin duda, los avatares de la detención y procesamiento dePinochet desde octubre de 1998 influyeron en este “pasadopresente”.12. Esta tradición fue quebrada en 2000 por el nuevopresidente Ricardo Lagos, que participó en algunos eventos enesa fecha. La ironía fue la cena que los pinochetistasorganizaron en el restaurante “Los buenos muchachos”.13. Esta sección se basa en el trabajo de Alessandra Carvalho yLudmila da Silva Catela, “31 de marzo de 1964: una memoriadeshilachada”, elaborado en el marco del Programa Memoriacolectiva y represión: Perspectivas comparativas sobre elproceso de democratización en el Cono Sur de América Latina,patrocinado por el Social Science Research Council (NuevaYork), de próxima publicación.14. El 1° de abril es el “Día de la mentira”, similar al “Día delos Santos Inocentes” en Argentina, fecha en que se preparanbromas y mentiras que terminan con la frase “que la inocenciate valga”.15. Esta sección se basa en el trabajo de Myrian González Vera,“3 de noviembre, ‘fecha feliz’: los cumpleaños de Stroessner enParaguay”, elaborado en el marco del Programa Memoriacolectiva y represión: Perspectivas comparativas sobre elproceso de democratización en el Cono Sur de América Latina,patrocinado por el Social Science Research Council (NuevaYork), de próxima publicación.16. El barrio Stroessner fue inaugurado el 3 de noviembre de1957. Ese año, Stroessner colocó la piedra fundamental delbarrio, inaugurando una plaza y un busto en su homenaje,además de entregar casas a los primeros/as beneficiarios/as.Desde entonces, la fiesta barrial expresó la “gratitud” popularpor los favores del régimen.

    NOTAS

    especialmente en las manifestaciones públicas en lasfechas en cuestión y en los discursos políticos,cuando se los compara año tras año. ¿Se puedeentonces separar pasado y presente? ¿Es posible queel significado de un evento cambie tanprofundamente que la razón inicial de su existenciase torne solamente un “pretexto” para luchaspolíticas y sociales que siempre están relacionadascon el presente? Las actividades que se llevan a cabo¿son conmemoraciones de acontecimientos pasadoso vehículos de una lucha política coyuntural,semejantes a la propaganda electoral o a denunciasde enemigos políticos? En otras palabras, lo que nosestamos preguntando es sobre el lugar que puedeexistir en la esfera pública para la memoria social desujetos históricos.

    En tercer lugar, queda abierto el tema de larelación entre los procesos sociales y el estado, o másbien los procesos de legitimación y reconocimientode las responsabilidades. Ya fue recalcada laausencia del estado en las conmemoraciones. Ahorabien, si el estado fue el represor, ¿cómo se lo puedevolver a traer al escenario de la acción? ¿Asume elestado la responsabilidad por el pasado? ¿Oalternativamente rompe con ese pasado, como si nole fuera propio? El equilibrio entre legitimidad,responsabilidad y acción estatal es siempreinestable. Es claro que el tema está abierto, y lasaguas están revueltas, porque además de los actoressociales en cada país, aparecen en el escenarioinstancias internacionales legitimadoras de lasdemandas sociales.

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    LA ÚLTIMA DICTADURA

    LOS MONTONEROSY EL GOLPE DE ESTADO DE 1976:

    a relación de los Montoneros con el golpe deEstado de 1976 ha dado lugar a múltiples miradas.Una de las más frecuentes se ha centrado en lasmedidas adoptadas por los miembros de laConducción Nacional de Montoneros frente al hechodel golpe, haciendo hincapié en el conocimiento delmismo por parte de los dirigentes de la Organizacióny su actitud de militarizar aún más la estructura,dejando de lado al movimiento social que habíaacompañado el proceso histórico que se venía dandodesde 1969 (cf. Gasparini, 1988; Caparrós y Anguita,1998 y Caballero y Larraquy, 2000). En esta mismadirección, y coincidiendo con el relato de los ex-militantes, otros se centran en cómo la dirigenciamontonera dejó expuestas sus bases a la ola deviolencia represiva que se venía incrementando ennuestro país desde el año 1974 (para el primertérmino véase Caparrós y Anguita, op. cit., Ollier,1998, y para el segundo González Jansen, 1986).Ambas posturas coinciden en la información de lacual disponían los jefes montoneros frente a laposibilidad del golpe de Estado, puntualizando enlas tácticas adoptadas por la Conducción en loatinente a las bases. También, hay miradas queafrontan el fenómeno, viendo cómo los Montoneros

    contribuyeron a acelerarla espiral de violencia y,consecuentemente, afortalecer losargumentos golpistas (cf.Giussani, 1984;Vázquez, 1985; Verón ySigal, 1987; Itzcovitz,1987; entre otros). Desdeesta perspectiva, elproblema es analizadoen términos de unaestrategia política racional, imputando a losMontoneros una visión foquista —“cuanto peormejor”— de la política. Ello cae en una utilización,consciente o no, de la teoría de los dos demonios.

    Finalmente, otro tipo de visión al respectoconsiste en subordinar el hecho en sí a una lógicaestructural, sea ésta la guerra civil como máximaexpresión de la lucha de clases (cf. Marín, 1984;VVAA, 1995), o como resultante de desajustesnormativos en la sociedad argentina, reflejados enuna crisis del sistema político (cf. Waldman, 1982 yMoyano, 1999 y 1995). Ello deja de lado la capacidadde los actores para protagonizar la Historia y tomardecisiones políticas que abren la posibilidad depensar y actuar utopías fundamentales en el devenirhistórico.

    En este trabajo se persigue afrontar una actituddistinta frente al problema: ver la percepción delgolpe de Estado de los militantes montoneros2 , ensus distintos niveles, a fin de caracterizar lasignificación que el golpe tuvo para losprotagonistas de la tragedia3 .

    L

    El fin de siglo y el umbral del tercer milenio (1983-1999)Los Montonroos y el golpe de Estado de 1976

    Autor Luis Miguel DonatelloFacultad de Ciencias Sociales de la UBA/CONICET1

    ¿cómo fue interpretado por los militantes?

    Todo es Historia, Nº 347, Junio de 1996, p. 8.

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    Antes de proseguirse señalarán una seriede aspectos. En primerlugar es necesariodefinir qué eran losMontoneros. Desde unapercepción inmediata setiende a tomar bajo tal

    rótulo al amplio espectro de adherentes a la izquierdaperonista que irrumpió en la escena pública durantela campaña que llevaría a la presidencia de la Nacióna la fórmula Cámpora-Solano Lima el 25 de Mayo de1973 y que tuvo un marcado protagonismo hasta elenfrentamiento con Perón en Plaza de Mayo el 1° deMayo de 1974. Ésta es una caracterización errónea. Sibien esa generación de militantes apoyaba a la luchaarmada como camino hacia la construcción de unaArgentina “Peronista y Socialista”, y ésta fuereivindicada y monopolizada a partir de 1973 por losMontoneros4 , sólo unos pocos eran miembros de laOrganización Político-Militar. La mayoría eranmiembros de lo que se denominó por ese entoncescomo Tendencia Revolucionaria Peronista, cuyapolítica hacia afuera quedó subordinada en parte aMontoneros, a partir de la asunción de Cámpora.Esto nos permite entender que no es posible tratar alos Montoneros como un colectivo homogéneo, sinocomo una organización formal dentro de unmovimiento social más amplio, con distintos nivelesde participación política, de involucramiento frente alos acontecimientos y de percepción de los mismos.En este sentido, podemos ver cómo el golpe de Estadofue percibido en distintas formas, según el nivel demilitancia o “encuadre”, y que las actitudes frente almismo estuvieron condicionadas por ello5 .

    Montoneros, como Organización Político-Militar,sufrió distintas mutaciones en su estructuraorganizativa y en su funcionamiento, de acuerdo con

    las cambiantes coyunturas políticas (cf. Gillespie,1982 y Baschetti, 1996)6. Con la muerte de Perón el 1°de julio de 1974 y la asunción a la presidencia porparte de María Estela Martínez de Perón, laOrganización vuelve a mutar, lo cual obedeceprincipalmente a los ataques por parte de la Triple Ay la vuelta a la clandestinidad por parte de laOrganización, la cual, al menos desde su dirigencia,empieza a prepararse para una “guerra prolongada”.Aquí Montoneros incorpora a su estructura a unagran cantidad de militantes que antes había pasadopor los frentes de masas. Asimismo dispone quetodos recibieran instrucción militar. Se crean dosfrentes: el legal, constituido por las agrupaciones debase ya existentes, que eran a su vez las másexpuestas a la violencia, y el Partido Auténtico7 y elfrente militar. En segundo lugar, la Organizaciónpropiamente dicha, constituida por columnasregionales y una conducción nacional. Éstas, por suparte, tenían secretarías —de guerra, política, militar,logística, de propaganda—. Finalmente, en esteperíodo, al prepararse la Organización a unenfrentamiento de mayor envergadura a losacontecidos hasta ese entonces, creó dos niveles demilitancia. Por un lado, estaban los milicianos, cuyalabor era fundamentalmente logística ysuperestructural. Por otro, los combatientes,dedicados a operaciones de mayor envergaduramilitar. A esto se le suma la utilización de gradosmilitares en cada nivel: aspirante, oficial ycomandante. Por otro, los combatientes, encargadosde operaciones militares de importancia.

    Los momentos previos al golpeLos meses previos al golpe —tal como se ha

    señalado— la Organización se preparaba para unalucha prolongada8 . Sin embargo, ésta era sólo uno delos aspectos de la estrategia montonera. Laconstrucción del Partido Auténtico era la otra.

    Desde la Conducción Nacional y lasConducciones Regionales, se hacía un diagnóstico: el

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    LA ÚLTIMA DICTADURA

    peronismo, muerto Perón, estaba muerto, con lo cualla apuesta política era mucho más grande que larealizada en el período anterior. Por un lado,aparecía el objetivo trascendente: la Construcción delSocialismo Nacional. Por otro, un objetivocoyuntural: reconstruir las bases del peronismo comomovimiento social, como instrumento para el objetivosuperior. Finalmente, había presiones a corto plazo:enfrentar el terrorismo de Estado, y las posibilidadesde su intensificación ante el acontecimiento de ungolpe de Estado. Tal vez las aparentesincongruencias de la Conducción Nacional en eseperíodo obedecían a este triple dilema. Si bien nodisponemos de entrevistas a miembros de laConducción Nacional9 podemos rastrear supercepción de estas cuestiones através de una serie de documentos.En un artículo de la revista EvitaMontonera10, de enero-febrero de1975, planteaban para 1975 unafase de ofensiva táctica. Para ellopartían de un diagnóstico, según elcual, muerto Perón, el “movimientopopular” estaba en un momento detransición en la evolución de suconciencia hacia una opciónrevolucionaria. A la vanguardia (esdecir a los Montoneros) lescorrespondía llevar a cabo ladirección en esa etapa: (...) porque enesta etapa estamos transitando por lafractura del pueblo en su identidadpolítica11 . En este marco señalabanque: (...) No hay políticarevolucionaria, es decir de toma del poder para lostrabajadores y el pueblo, sin la construcción del podermilitar propio y la destrucción del poder militarenemigo12 .

    Sin embargo, al menos en el plano discursivo, sealejaban de la propuesta foquista. Sostenían que: (...)Esta campaña no tiene ningún propósito golpista, no nosinteresa provocar el golpe o sacar a los militares a la calle.En cambio, proponían una ofensiva táctica integral:ponerse a la cabeza de los reclamos sindicales contrala política económica gubernamental, ataques alsindicalismo burocrático, denunciar las violacionesdel gobierno a las leyes del sistema y denunciar laentrega del país a los monopolios extranjeros, lacreación de un “sindicalismo autónomo” y ellanzamiento del Peronismo Auténtico. Y, con objetode demostrar la integralidad de la lucha y dedemostrar que la filiación a la lucha electoral no

    implicaba renunciar a lalucha armada: (...) probaral enemigo que es imposible“pacificar” al país por larepresión mientras no sesatisfagan las aspiracionespopulares (...)13. En abrilde 1975, en unDocumento Interno14hace un análisisenmarcando su accionarde acuerdo con el rol dela Argentina en lacoyuntura internacional, sin perder de vista losanteriores objetivos. En ese informe, se contemplan

    distintos escenarios políticos deacuerdo con los márgenes de accióndel gobierno, señalándoseclaramente la posibilidad de: (...)Golpe militar con un intento inmediatode mayor represión y luego de haberseprobado su ineficacia y como salida a susituación, nuevas elecciones o un golpecon un intento populista (...).

    Estos elementos muestran que,desde la Conducción Nacional deMontoneros, si bien se contemplabael acontecimiento de un golpe deEstado, éste se consideraba comouna repetición de las anterioresintervenciones militares, las cualesderivaron en salidas electoralescontroladas15 .

    Para los cuadros medios, esdecir los oficiales16, encargados de las secretarías delas columnas, 1975 y principios de 1976 fue unmomento de cuestionamientos. Éstos tuvieron comoepicentros las Columnas Norte y Sur de Provincia17de Buenos Aires. Existían síntomas de desconfianza

    Los meses previos algolpe —tal como se ha

    señalado— laOrganización se

    preparaba para unalucha prolongada. Sinembargo, ésta era sólo

    uno de los aspectos de laestrategia montonera. Laconstrucción del Partido

    Auténtico era la otra.

    Todo es Historia, Nº 347,Junio de 1996, p. 10.

  • Voces Recobradas20

    con respecto a las ambivalencias de la CN(Conducción Nacional): (...) El Auténtico, unido alPartido Intransigente (PI) de Oscar Alende y a otraspequeñas formaciones, puede dar lugar a un frente conexcelentes posibilidades electorales. Espero que lososcuros del aparato no lo frustren (...) convirtiéndolo enuna simple máscara de esa actividad militar que nopocos compañeros siguen considerando la forma supe-rior de lucha18. Según PGC, militante con rango deoficial en Córdoba, a cargo de la Secretaría dePrensa, la disciplina militante, permitía superaresa desconfianza: (...) El año ése nos tuvimos quecuidar mucho —no te olvides que estaba operando elComando Libertadores deAmérica19—, pero, sin embargo yoseguía empecinada en hacer trabajode base. Si bien mi responsable [queera miembro de la Conducción Re-gional] me lo llegó a prohibir porcuestiones de seguridad, eso fue en laspostrimerías del golpe. Recién unosmeses antes empecé a recibirinstrucción militar y me la tuve quebancar (...). Pensá que en esa época lasconvicciones pesaban más, y nosotrosestábamos en un proyecto serio. Nohabía lugar para desplantes (...). DC,pareja de uno de los miembros dela CN, militante en una villa del Gran BuenosAires y de un grupo católico, relata cómo erancaracterizadas las críticas de la CN a los oficiales,y muestra una actitud distinta: (...) A mí siempre mepromovían y despromovían por mis actitudes“pequeñoburguesas”. Cuando empecé el entrenamientomilitar —en el año 75— pegué el grito en el cielo. Yo teníamuchos años de militancia y me costaba asumir la luchaarmada. La acepté durante los años de dictadura [Durantela Revolución Argentina], pero a partir del gobierno peronista,con todas sus limitaciones, yo quería desarrollar mis tareas de

    base. Y, a mí que había sidouna trabajadora desde los16 años, no iba a venir

    ningún pendejo a decirme que tenía que ir a una fábrica(...). Y ahí me fui (...).

    Para los militantes del nivel más bajo, tal vez, elpunto en el cual el disenso era más amplio era eltemor a descuidar la militancia de base. Por su parte,BJS, militante de la JTP (Juventud TrabajadoraPeronista) y por ese entonces oficial, manifiesta:(...) Cuando viene toda la onda de la reestructuración—bueno, eso es en términos de ahora— yo ya tenía hechoun trabajo importante en el sindicato. Y, de golpe, tenía queempezar a enganchar gente (...) a mí me interesaba mástrabajar en la cosa del Partido Auténtico (...). Meditémucho. Sin embargo, prioricé los objetivos colectivos por

    los que luchábamos —pensá que habíamenos individualismo que ahora— yacepté las líneas que nos bajaban.

    VE, militante que venía de laJUP (Juventud UniversitariaPeronista) de Derecho, relativiza laimportancia del disenso,subrayando la importancia de laconvicción: (...) Hubo un momentomás rígido en el 75, donde la Orga sepone a apretar más con el desarrollodel ejército. Y empieza a apretar másestrictamente los controlesorganizativos. Y entonces empieza afijar normas morales y éticas y la

    pelota (...) pero no le dábamos mucha pelota a ese tema.Por lo menos en el Frente Universitario no le damosmucha pelota a ese tema, medio que lo pasábamos.Tampoco era lo central y era muy hegemónico ese tipode cosas. Toda la líbido estaba concentrada en lapolítica y por eso transaban.

    QT, militante de Mendoza, habla de friccionesde otro tipo, cristalizados fundamentalmente en laoposición Centro-Periferia, y en la inadecuación dela lucha integral en ciertas regiones del País: Yendo ala parte más específica de la práctica política, la diferencia

    más importante, el interiorgeneró dirigentes enalgunos lugares muypuntuales, pero en el restola (...) cobertura nacionalde lo que se llamó unapolítica de la JP (JuventudPeronista), o del peronismorevolucionario, o de (...) erauna cosa pensada, decidida

    ... si bien se contemplabael acontecimiento de ungolpe de Estado, éste seconsideraba como una

    repetición de lasanteriores intervenciones

    militares, las cualesderivaron en salidas

    electorales controladas.

  • Voces Recobradas 21

    LA ÚLTIMA DICTADURA

    acá en Capital Federal yque se exportaba a lasprovincias. O sea, anosotros nos mandaban untipo de la JTP, venía untipo a darnos órdenesconcretamente. Y esosignificó en algún momentouna lucha, una disputa, alos que nosotros veíamoscomo “paracaidistas” yellos nos veían como“perejiles” (...).

    E.: —¿Por qué les decían así?Q.T.: —Y porque nosotros les decíamos: “Escuchame,

    vos venís acá, no sabés nada y querés darnos órdenes”,estamos todos locos. Lo que pasa es queellos lo que pretendían era masificar elgrado de desarrollo y el grado decoherencia que habían alcanzado en ellugar donde se gestó esa política o esaconcepción y esa táctica.

    Los testimonios coinciden enmostrar cómo las decisiones de laCN, en la coyuntura previa al golpe—marcada por los rasgosdescriptos— eran aceptadascríticamente. En los nivelesintermedios de la estructura, lascríticas apuntaban a lascontradicciones de la estrategiaglobal de los Montoneros —tensiónentre lo político y lo militar y entrelo social y lo militar—. En losniveles más bajos, las discrepancias se extendían a lacontinuidad del trabajo de base y de construcción.Sin embargo, este último aspecto marca una

    percepción fundamental que trasciende a losdistintos niveles de militancia: primaba la convicciónde un proyecto revolucionario por sobre las

    opiniones particulares. Con lo cualla posibilidad de luchar hasta lasúltimas consecuencias era unarealidad palpable dentro deluniverso de significaciones de losmilitantes. De hecho, laintensificación de la represiónparaestatal llevaba a ladesmoralización, pero no a ladeserción. Ésta se daba pordisidencias internas, pero no por lavisualización de la posibilidad deuna derrota. En palabras de CL,militante de Capital Federal: (...) Loque más nos preocupaba era el hecho deno tener consenso popular. Yo hasta elaño 76, 74, 75, 76, laburaba en unafábrica metalúrgica. Y en el 75 llegamos

    a manejar la fábrica. Sin estar homologados como comisióninterna ni mucho menos, pero la gente nos respondía. Y esote mantenía viva la fe.

    El GolpeLa percepción inmediata del golpe de Estado es

    difícil de rastrear. La Conducción Nacional no emitiócomunicados los días previos, ni después20 . Granparte de la controversia al respecto está vinculadacon el hecho de que la CN disponía de informacióndel golpe meses antes21 y no hizo nada para protegera sus militantes. Esta interpretación es, al menos,discutible. Si nos centramos en el universo de sentidode la época y tenemos en cuenta el grado de sacrificioy entrega de muchos militantes, y que, la muerte eraun fenómeno cotidiano —siendo la posibilidad demorir un hecho palpable, aceptado con sentidotrágico por parte de los militantes— podemos llegar a

    Firmenich sostuvo seismeses después del golpe:

    A fines de 1975 (...) yasabíamos que se daría elgolpe dentro de un año.No hicimos nada paraimpedirlo porque, en

    suma, también el golpeformaba parte de la luchainterna en el Movimiento

    Peronista.

  • Voces Recobradas22

    otras conclusiones.Firmenich sostuvo seismeses después delgolpe: A fines de 1975 (...)ya sabíamos que se daría elgolpe dentro de un año. No

    hicimos nada para impedirlo porque, en suma, también elgolpe formaba parte de la lucha interna en el MovimientoPeronista. Hicimos en cambio cálculos (...), y nospreparamos a soportar, en el primer año, un número depérdidas humanas no inferior a 1.500 bajas. Nuestraprevisión era ésta: si lográbamos no superar este nivel depérdidas podíamos tener la seguridad que tarde o tempranohubiéramos vencido. ¿Qué sucedió?Sucedió que nuestras pérdidas han sidoinferiores a lo previsto. En cambio, enel mismo tiempo la dictadura se hadesinflado (...) mientras que nosotrostenemos gran prestigio entre las masas(...) 22 . Independientemente de ladistancia entre la percepción de laCN y la realidad, de la brecha entreel cálculo político y la relación defuerzas, entre lo que pensaban loslíderes montoneros y lo que laHistoria demostró, esta afirmaciónpermite hacer una interpretación dela visión de la política que tenía ladirigencia montonera.Fundamentalmente, laOrganización era un instrumentopolítico, en un marco donde lapolítica y la guerra se hallaban enel mismo plano, y en el cual la“responsabilidad política” 23 entendida comoprotección de las vidas humanas, no era un planteoconcebible. Cuando el objetivo político es latransformación radical de la sociedad, esta objeción,

    pasa a segundo plano. Posteriormente, cuando losinterrogantes colectivos de nuestra sociedad fueron laconstrucción de un régimen democrático estable queproteja los derechos humanos de sus ciudadanosfrente a las graves violaciones de los años pasados, ocomo sucede actualmente, la búsqueda demecanismos integradores para afrontar la tremendaexclusión social que vivimos, la pregunta por losmedios “lícitos” adquiere una relevancia que antesno tenía.

    Centrándonos entonces en la cuestión que nosocupa, la Conducción Nacional de los Montonerosevaluó el golpe de Estado como un nuevo escenario

    dentro de la lucha integral quellevaban a cabo, en el cual seaprestaban a perder vidas. Dentrode esta visión instrumental de lapolítica —entendida además entérminos de guerra—, la vida de losmilitantes era un número más. Sinembargo ¿qué pensaban los propiosmilitantes al respecto?

    Tanto en los nivelesintermedios, como en los ámbitosinferiores, la reacción inmediata fuede sorpresa. La muerte pasó a seralgo natural: En esos días, la muerteera tan natural que casi nadie podíaregistrar su significado. Ir a una citasignificaba perder o conocer nuevaspérdidas. Ya no se decía “lo mataron”.No se decía “mataron a Federico,mataron a Clara”. “Perdió”. Morir eraperder. Terminar con el juego. (Caba-

    llero y Larraquy, 2000: p. 267). Según PGC—anteriormente citada— una de las reaccionesinmediatas era la destrucción de los parámetros depercepción de la situación: En realidad el golpe no nostomó por sorpresa. Pero nos descolocó la velocidad de losacontecimientos, para los cuales no estábamos preparados.El 24 de marzo, yo tuve que ir a levantar el local dondefuncionaba la estructura de prensa. (...) Si me hubieraquedado buscando la máquina de escribir que nos faltabanos agarraban a todos. Por suerte, HC, mi responsable, meordenó vehementemente que saliéramos. A los dos minutoscayeron. No nos agarraron de casualidad. A la tarde ya nosestábamos enterando de las primeras caídas. Parecía irreal.Era un grado superior de represión, que no tenía nada quever con el anterior. Salían de todas partes. El mundo se tederrumbaba (...). Si bien fue una cuestión de días, meacuerdo todo como si fuera en cámara lenta. Se dilataba eltiempo (...)24 . Las “caídas” de los compañeros y las

    En esos días, la muerteera tan natural que casinadie podía registrar susignificado. Ir a una cita

    significaba perder oconocer nuevas pérdidas.

    Ya no se decía “lomataron”. No se decía“mataron a Federico,

    mataron a Clara”.“Perdió”. Morir era

    perder. Terminar con eljuego.

  • Voces Recobradas 23

    LA ÚLTIMA DICTADURA

    pérdidas de las referencias. VE nos expone estoclaramente: La sensación que tenía no era exactamente demiedo... era más bien de rareza. Ibas a las reuniones deámbito para ver qué hacer ante el golpe, y, de un día paraotro faltaban la mitad de loscompañeros. Y tu responsable, queestaba tan perdido como vos, te decía:“A tal lo agarraron ayer, a tal otrohace tres días...” intentabas seguircon el funcionamiento clásico, pero lamáquina había estallado en pedazos.En aquellos casos en los cualestuvieron un tiempo más grandepara enfrentarse al hecho, larespuesta era distinta. Y laestrategia más común solía serautonomizarse momentáneamentede las decisiones de laOrganización. Como nos relataQT: (...) A mí me avisa dos días antesdel golpe un tío de mi mujer que era Capitán. Nosmanda a decir por mis suegros que nos vayamos que seiba a venir algo muy duro. Lo planteamos en la reuniónde ámbito, y decidimos plantear una estrategia porfuera de la “Orga”. Ahí dijimos. Nos vamos todos denuestras casas conocidas —yo me trasladé a San Juan, ala casa de unos amigos del secundario— y volvimos atomar contacto en un mes. Por suerte nos pudimossalvar todos, y a partir de ahí planteamos irnos delpaís. JGC, que militaba en la JTP de judiciales,muestra una pauta similar: No, de mi casa yo mevoy... Mirá, viene el golpe. En abril, o sea, no más de unmes después del golpe, se chupan a un compañero de laagrupación JTP, pero que a su vez militaba en una JPbarrial. Y a él lo chupan por el barrio, circunscripción 19,militaba este compañero. Este compañero que era de penal,de un juzgado penal, pero un penal ordinario (yo era fed-

    eral), Coquito le decíamos, (...). Se lo chupan vía JP barrial.Entonces, inmediatamente, los responsables de la JTP deJudiciales deciden: todos afuera de sus domicilios. Si bienseguíamos yendo a laburar, pero todos salimos del

    domicilio. Cosa que hicimos. O sea, queahí yo me voy de mi casa (...).

    Estos testimonios muestrancómo la propia rigidez de laOrganización implicaba unproblema. La ausencia decomunicación entre los niveles y elautoritarismo de las decisionesdeterminaron una cadena quedejaba a los militantes presos de lasmedidas provenientes “de arriba”.La ruptura de esta cadena dejaba alos militantes sin estrategias paraafrontar una situación que sepresentaba como nueva. Elaprendizaje organizacional previo,

    gestado en las luchas contra la dictadura de laRevolución Argentina resultaba insuficiente ante unfenómeno de una dimensión hasta ese entoncesdesconocida. El hecho de que aquellos militantes quese planteaban estrategias alternativas fueran los que

    La sensación que tenía noera exactamente de

    miedo... era más bien derareza. Ibas a las

    reuniones de ámbito paraver qué hacer ante el

    golpe, y, de un día paraotro faltaban la mitad de

    los compañeros.

  • Voces Recobradas24

    BIBLIOGRAFÍA

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    se autonomizaban momentáneamente de la Organizaciónmuestra claramente la “entropía” en la cual había caído.Los militantes veían que Montoneros se había convertidoen una maquinaria imperfecta quedevoraba a sus miembros.

    ConclusionesDe acuerdo con el propósito

    planteado al principio se haintentado reconstruir las visiones delos militantes montoneros conrespecto al golpe de Estado del 24 demarzo de 1976.

    Es interesante ver cómo, frente alas interpretaciones citadas, el hechode que la Conducción Nacional deMontoneros dispusiese deinformación con respecto al golpe y alos planes de las Fuerzas Armadasno fue un factor de peso. En parte,porque la visión de la ConducciónNacional de la posibilidad del golpeestaba integrada a la concepción dela política como una guerra y alplanteo de una lucha integral. Con locual consideraban como unfenómeno propio de la guerra que los militantes seexpusieran al enfrentamiento. Vimos también cómoesto generaba críticas por parte de los cuadros medios yde los milicianos de la Organización. Sin embargo, enellos primaba el espíritu de subordinación —no al

    autoritarismo de la Organización, ni a las medidas dela CN— sino al proyecto colectivo en el cual estabaninsertos. En este sentido, sostener que la cúpula de

    Montoneros traicionó, o dejóexpuestos a los militantes puede seruna visión certera. Siempre y cuandose tenga en cuenta el cálculo político,el planteamiento acerca de laresponsabilidad política comocategoría de análisis y la reflexiónproducto de la revisión del pasado ala luz de la derrota. Sin embargo —yesto es válido al menos para lostestimonios utilizados— en eluniverso de significación del mundode la militancia el cálculo político y lareflexión crítica estaban mediadospor la subordinación al proyectocolectivo como valor supremo. Ésteestructuraba una serie de parámetrosde percepción que interpretaban a lacoyuntura política y a losacontecimientosinmediatosdentro de lanoción de

    construcción de un orden nuevo.Parámetros que fueronviolentamente conmovidos apartir del golpe de Estado del 24de marzo de 1976.

    El hecho de que aquellosmilitantes que se

    planteaban estrategiasalternativas fueran losque se autonomizaban

    momentáneamente de laOrganización muestra

    claramente la “entropía”en la cual había caído. Los

    militantes veían queMontoneros se había

    convertido en unamaquinaria imperfecta

    que devoraba a susmiembros.

  • Voces Recobradas 25

    LA ÚLTIMA DICTADURA

    1 Este trabajo se encuentra enmarcado en el trabajo de Tesis deMaestría: Ética Católica y Acción Política. Los Montoneros, 1966-1976, para la Maestría de Investigación de Ciencias Sociales -Facultad de Ciencias Sociales-UBA, bajo la dirección del Dr.Fortunato Mallimaci.2 Para la reconstrucción del mundo de la militancia se hatrabajado con el método de “Historias de Vida”, realizandoentrevistas a ex militantes montoneros de Capital, GranBuenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Mendoza.3 Con el concepto de tragedia se intenta caracterizar unenfrentamiento irreconciliable entre múltiples actores, sin quehaya lugar a una interpretación maniquea, esta postura seopone a consolidar a la Historia como un drama didáctico.Véase al respecto Nolte, 1991.4 En realidad bajo tal nombre quedó establecida la fusión deuna fracción de las FAP (Fuerzas Armadas Peronistas), FAR(Fuerzas Armadas Revolucionarias), Descamisados yMontoneros en el año 1973.5 Montoneros surge hacia fines del año 1968. Existen diversasversiones sobre su génesis. En otro trabajo (cf. Donatello, 2000)se exploran los vínculos entre Montoneros y las redes socialesdel catolicismo post-conciliar.6 Desde 1968 hasta su fin, los Montoneros funcionaban enforma clandestina de acuerdo con los principios decompartimentación. Pero, en la medida que su estructuraorganizativa se complejizaba, este principio actuaba de fondo,juntamente con otros mecanismos. Entre 1968 y 1971 se movíaa partir de comandos —recién en 1971 se crearía unaConducción Nacional, a cargo de José Sabino Navarro— ydepartamentos (logística, información, etcétera). Entre 1972 y1973 se crearían dos estructuras, con el objeto de crear basespopulares que sustentasen la Organización Político Militar: lasUnidades Básicas de Combate (UBC), abocadasprincipalmente a operativos militares y la Unidades BásicasRevolucionarias (UBR), encargadas de generar vínculos entre laorganización y los movimientos sociales que venían surgiendodesde el Cordobazo. Aquí es donde Montoneros se acerca a lasagrupaciones de la Juventud Peronista (JP), a unidadesbásicas del peronismo y al abanico de movimientos socialesafines al peronismo instalando UBR’s en distintos “ámbitos”.Los miembros de las UBR´s no tenían un nivel de encuadrealto en la organización, pero funcionaban, en términos de unentrevistado, como bisagra entre la Organización y las masas.De esta manera, su organización, en tanto organización for-mal, no varía, pero sí sus bases sociales: a partir de laconformación de un frente de masas ligado a Montoneros,éstos se erigen en agrupaciones de superficie. Los militantesMontoneros —en tanto tales— siguen operando en laclandestinidad, mientras que los miembros, la tendencia,ocupan el aspecto legal de la política de Montoneros.7 Con respecto al Partido Auténtico véase el trabajo de LauraRodríguez (2000) en el cual se brinda un interesante marco dela percepción de los militantes locales de Misiones frente a lasúnicas elecciones en las cuales participó.8 En junio de 1975 los Montoneros secuestraron a los hermanosBorn, por cuyo rescate se pagó la cifra más alta en unaoperación de ese tipo en el mundo. En ese año se realizaron entotal 500 operativos entre los que se contaron —entre otros— elestallido de la Fragata Santísima Trinidad —el 22 de agosto—,

    NOTAS

    el estallido de una bomba en el Aeropuerto BenjamínMatienzo, perteneciente a la Fuerza Aérea —el mismo mes—y, el 5 de octubre, el ataque al Regimiento 29 de Infantería deMonte en Formosa. Estas acciones marcan un punto demilitarización antes