jesús le dice: -mujer, ¿por qué lloras? ¿a quién buscas

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Jesús le dice: -Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, tomándolo por el hortelano, le dice: -Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo iré a buscarlo. Jn 20, 15 Mis búsquedas…. Buscar forma parte de nuestra vida, es una disposición necesaria, busco lo que necesito, lo que me gusta, lo que me divierte, lo que me forma, aquello que pienso me puede ayudar a ser feliz y realizar mi proyecto de vida. A veces hay periodos en mi vida donde esa búsqueda es más evidente, soy más consciente de ella, me inquieta, me anima, me cuestiona. Otras veces mi vida parece un poco vegetativa, me dejo llevar, pongo el piloto automático, me conformo, me adapto. [ ¿En qué época me encuentro ahora? ¿Cuáles son mis búsquedas?] “¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?” (Lc 24,5) Me descubro a veces buscando fuera de sitio, impulsado quizás por falsas alegrías, por algún que otro deseo de poder, de reconocimiento, de prestigio, de confort….. Otras veces descubro que lo que busco, lo que me inquieta y me ocupa el tiempo no deja de ser un tanto superficial. Soy consciente de que mis miedos, mis comodidades, el conformismo pueden lastrar mi búsqueda o pueden orientarla hacia el vacío y la mediocridad. Descubro así esas búsquedas que me roban parte de mi tiempo y energía y a la larga no aportan casi nada. Buscar al que está vivo, buscar desde la vida. Encontrarme contigo señor, sentirte cercano y compañero de camino, me recuerda que tengo en mis manos la oportunidad de elegir, de apostar por una senda y no por otra, de escoger en qué utilizar mi tiempo, de cómo construir mis relaciones con los demás. Puedo elegir y tengo en mis manos muchas oportunidades. Por eso he de buscar lo que me da la vida, y por eso busco en medio de mis estudios, de mi trabajo y en mis relaciones, busco desde lo que vivo, desde lo que me pasa, me preocupa y ocupa. “En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: Buscad el Reino de Dios y su justicia. Y lo demás se os dará por añadidura”. Dios cotidiano. ¿Es que te escondes o acaso sigo un mapa erróneo? Quizás deba dejar de esperar a lo especial, a lo sublime, lo superlativo, lo excepcional. y buscarte en las horas quietas, en las conversaciones intrascendentes, en las palabras casuales, en las lecturas sin huella, en las letras minúsculas de mi historia; buscarte en lo prosaico, en los mensajes con motivo, en las tardes perdidas, en los trabajos con fecha de caducidad, en los días grises, en los sentimientos ligeros, en los fracasos sin lágrima y los aciertos sin acta. Quizás, sin yo notarlo, eres compañía discreta en los viajes de trabajo, luz suficiente en paisajes olvidables silencioso eco en la oración callada, fuerza justa en la lucha de cada día, roce casual en el esfuerzo compartido. ¿Dios escondido? O revelado en el envés menos brillante de la vida. JMRO “¡Te necesito, Señor!, porque sin Ti mi vida se seca. Quiero encontrarte en la oración, en tu presencia inconfundible, durante esos momentos en los que el silencio se sitúa de frente a mí, ante Ti. ¡Quiero buscarte! Quiero encontrarte dando vida a la naturaleza que Tú has creado; en la transparencia del horizonte lejano desde un cerro, y en la profundidad de un bosque que protege con sus hojas los latidos escondidos de todos sus inquilinos. ¡Necesito sentirte alrededor! Quiero encontrarte en tus sacramentos, En el reencuentro con tu perdón, en la escucha de tu palabra, en el misterio de tu cotidiana entrega radical. ¡Necesito sentirte dentro! Quiero encontrarte en el rostro de los hombres y mujeres, en la convivencia con mis hermanos; en la necesidad del pobre y en el amor de mis amigos; en la sonrisa de un niño y en el ruido de la muchedumbre. ¡Tengo que verte! Quiero encontrarte en la pobreza de mi ser, en las capacidades que me has dado, en los deseos y sentimientos que fluyen en mí, en mi trabajo y mi descanso y, un día, en la debilidad de mi vida, cuando me acerque a las puertas del encuentro cara a cara contigo”. Teilhard de Chardin NO QUIERO ALEJARME DE TI No quiero alejarme de Ti, donde Tú vayas, yo iré, donde Tú habites, yo quiero habitar. HASTA EN EL VIENTO Te he buscado en tantos sitios… …te veo en la fuerza de ese pueblo Que no se quiere rendir En la sonrisa del niño que no para de reír En el agua en el sueño En un beso o la amistad En la risa o en el llanto La mentira o la verdad La victoria o el fracaso La esperanza o la ilusión En la vida o en la muerte En un cuadro o una canción Y tendré que decir Que te veo hasta en el viento TODO MI QUERER Todo mi querer Es tener a Dios como refugio *Es tenerlo como dueño y guía (bis)

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Page 1: Jesús le dice: -Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas

Jesús le dice: -Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, tomándolo por el hortelano, le dice: -Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo iré a buscarlo. Jn 20, 15

Mis búsquedas…. Buscar forma parte de nuestra vida, es una disposición necesaria, busco lo que necesito, lo que me gusta, lo que me divierte, lo que me forma, aquello que pienso me puede ayudar a ser feliz y realizar mi proyecto de vida. A veces hay periodos en mi vida donde esa búsqueda es más evidente, soy más consciente de ella, me inquieta, me anima, me cuestiona. Otras veces mi vida parece un poco vegetativa, me dejo llevar, pongo el piloto automático, me conformo, me adapto.

[ ¿En qué época me encuentro ahora? ¿Cuáles son mis búsquedas?]

“¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?” (Lc 24,5) Me descubro a veces buscando fuera de sitio, impulsado quizás por falsas alegrías, por algún que otro deseo de poder, de reconocimiento, de prestigio, de confort….. Otras veces descubro que lo que busco, lo que me inquieta y me ocupa el tiempo no deja de ser un tanto superficial. Soy consciente de que mis miedos, mis comodidades, el conformismo pueden lastrar mi búsqueda o pueden orientarla hacia el vacío y la mediocridad. Descubro así esas búsquedas que me roban parte de mi tiempo y energía y a la larga no aportan casi nada.

Buscar al que está vivo, buscar desde la vida. Encontrarme contigo señor, sentirte cercano y compañero de camino, me recuerda que tengo en mis manos la oportunidad de elegir, de apostar por una senda y no por otra, de escoger en qué utilizar mi tiempo, de cómo construir mis relaciones con los demás. Puedo elegir y tengo en mis manos muchas oportunidades. Por eso he de buscar lo que me da la vida, y por eso busco en medio de mis estudios, de mi trabajo y en mis relaciones, busco desde lo que vivo, desde lo que me pasa, me preocupa y

ocupa.

“En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: Buscad el Reino de Dios y su justicia. Y lo demás se os dará por añadidura”.

Dios cotidiano. ¿Es que te escondes o acaso sigo un mapa erróneo? Quizás deba dejar de esperar a lo especial, a lo sublime, lo superlativo, lo excepcional. y buscarte en las horas quietas, en las conversaciones intrascendentes, en las palabras casuales, en las lecturas sin huella, en las letras minúsculas de mi historia; buscarte en lo prosaico, en los mensajes con motivo, en las tardes perdidas, en los trabajos con fecha de caducidad, en los días grises, en los sentimientos ligeros, en los fracasos sin lágrima y los aciertos sin acta. Quizás, sin yo notarlo, eres compañía discreta en los viajes de trabajo, luz suficiente en paisajes olvidables silencioso eco en la oración callada, fuerza justa en la lucha de cada día, roce casual en el esfuerzo compartido. ¿Dios escondido? O revelado en el envés menos brillante de la vida.

JMRO

“¡Te necesito, Señor!, porque sin Ti mi vida se seca. Quiero encontrarte en la oración, en tu presencia inconfundible, durante esos momentos en los que el silencio se sitúa de frente a mí, ante Ti. ¡Quiero buscarte! Quiero encontrarte dando vida a la naturaleza que Tú has creado; en la transparencia del horizonte lejano desde un cerro, y en la profundidad de un bosque que protege con sus hojas los latidos escondidos de todos sus inquilinos. ¡Necesito sentirte alrededor! Quiero encontrarte en tus sacramentos, En el reencuentro con tu perdón, en la escucha de tu palabra, en el misterio de tu cotidiana entrega radical.

¡Necesito sentirte dentro!

Quiero encontrarte en el rostro de los hombres y mujeres, en la convivencia con mis hermanos; en la necesidad del pobre y en el amor de mis amigos; en la sonrisa de un niño y en el ruido de la muchedumbre. ¡Tengo que verte! Quiero encontrarte en la pobreza de mi ser, en las capacidades que me has dado, en los deseos y sentimientos que fluyen en mí, en mi trabajo y mi descanso y, un día, en la debilidad de mi vida, cuando me acerque a las puertas del encuentro cara a cara contigo”.

Teilhard de Chardin

NO QUIERO ALEJARME DE TI No quiero alejarme de Ti, donde Tú vayas, yo iré, donde Tú habites, yo quiero habitar.

HASTA EN EL VIENTO Te he buscado en tantos sitios… …te veo en la fuerza de ese pueblo Que no se quiere rendir En la sonrisa del niño que no para de reír En el agua en el sueño En un beso o la amistad En la risa o en el llanto La mentira o la verdad La victoria o el fracaso La esperanza o la ilusión En la vida o en la muerte En un cuadro o una canción Y tendré que decir Que te veo hasta en el viento

TODO MI QUERER Todo mi querer Es tener a Dios como refugio *Es tenerlo como dueño y guía (bis)