jorge luis arcos, maría zambrano en cuba. memoria y legado

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María Zambrano en Cuba. Memoria y legado 1 Jorge Luis Arcos Ha transcurrido el tiempo suficiente, y se han realizado los estudios e invest imprescindibles, como para intentar valorar el legado de María Zambrano en Cub ! A pesar de "ue un fil#sofo cubano muy serio, en un reciente libro $ , pierde la oportunidad de valorar la impronta filos#fica de la autora de El Hombre y lo divin precisamente en las d%cadas "ue son ob&eto de su atenci#n, ese legado es sust acaso est' llamado a conocer un renacimiento en un futuro pr#(imo ) ! *arece "ue tanto en Cuba como en +spa a -y no s#lo en el 'mbito filos#fico sin gremio de los escritores. e(iste una tendencia a considerar el pensamiento asi y para nada ortodo(o de María Zambrano como de poco trasfondo filos#fico o ahí veleidades po%ticas! /tra tendencia es la "ue desconoce su singularidad y la c como una discípula de /rtega! 0u cercanía al grupo /rígenes le ha hecho hereda 1 +l presente ensayo es una versi#n reducida de un te(to mucho m's amplio "ue publicar%, even con posterioridad! +n 1223 se public# la recopilaci#n de María Zambrano, La Cuba secreta y otros ensayos ! Madrid, +ndimi#n, hecha por J! L! A!, donde se reconstruye hasta esa fecha su impronta cubana! 0endos de la revista Unión , 5La Habana, )1, 66 y 7$, 66)8 est' dedicados a M! Z! +n esta revista, desd se publicaron con frecuencia te(tos de y sobre M! Z! Lo mismo en las revistas cubanas La Gaceta de Cuba, Albur , Credo y Vivarium ! +n 1223 se efectu# en La Habana un Congreso 9nternacional sobre Marí Zambrano, donde, adem's de la presencia de Cintio :itier y ;ina <arcía Marruz, asistieron alg m's importantes amigos y estudiosos de M! Z! 5Jes4s Moreno 0anz, =ogelio >lanco, Joa"uín :erd <regorio8, incluido el presidente de la ;undaci#n "ue lleva su nombre! J! L! A! ha continuado diversos artículos sobre la relaci#n entre M! Z! y Cuba, el m's reciente ? El alma se da en la sombra ! La Cuba secreta de María Zambrano o la revelaci#n de lo sagrado@ 5 República de las Letras , Madrid, 2, abril, 6678! ;rancisco Javier Bosil Mancilla public# recientemente un importante te(to donde la reconstrucci#n de J! L! A! 5?+l e(ilio en Cuba de María Zambrano@, en María ambrano! "ensamiento y e#ilio ! Morelia, M%(ico y Madrid, 66)8! $ Ale(is Jardines! $iloso%ía cubana in nuce! Ensayo de &istoria intelectual ! Madrid, +ditorial Colibrí, 667! ) +se legado, por cierto, ser' muy profundamente asediado en el libro 'm(n irradiante , todavía in%dito, de Jes4s Moreno 0anz, "ue publicar' la +ditorial :erbum, de Madrid! La misma editorial proyecta la recopilaci#n 'slas 5pues incluye a *uerto =ico8, hecha por J! L! A! y "ue completa su investigac iniciada con La Cuba secreta y otros ensayos ! +d! Cit! 1

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El legado de Mara Zambrano en Cuba

Mara Zambrano en Cuba. Memoria y legado

Jorge Luis Arcos

Ha transcurrido el tiempo suficiente, y se han realizado los estudios e investigaciones imprescindibles, como para intentar valorar el legado de Mara Zambrano en Cuba. A pesar de que un filsofo cubano muy serio, en un reciente libro, pierde la oportunidad de valorar la impronta filosfica de la autora de El Hombre y lo divino en la isla, precisamente en las dcadas que son objeto de su atencin, ese legado es sustancial, y acaso est llamado a conocer un renacimiento en un futuro prximo. Parece que tanto en Cuba como en Espaa y no slo en el mbito filosfico sino en el gremio de los escritores- existe una tendencia a considerar el pensamiento asistemtico y para nada ortodoxo de Mara Zambrano como de poco trasfondo filosfico o ahto de veleidades poticas. Otra tendencia es la que desconoce su singularidad y la califica como una discpula de Ortega. Su cercana al grupo Orgenes le ha hecho heredar oblicuamente, ciertas crticas, algunas muy plausibles, que se le han hecho a la reinterpretacin polmica ms reciente de Cintio Vitier sobre el origenismo. Es cierto, por otra parte, que tanto la singularidad de su pensamiento -que ella denomin razn potica- como la propia manera en que lo expresa, contribuyen -gustos o limitaciones aparte o mediante- a aislarla de una especie de pensamiento muy instrumental que no reconoce o no es capaz de comprender el papel que la sensibilidad, la intuicin y todo lo ella denomin como categoras ntimas de la vida o el poder cognitivo de la imagen y el smbolo tienen en la conformacin de una cosmovisin ecumnica, integral, unitiva, hecha, en ltima instancia, para conjurar el advenimiento de la persona o, como ella gustaba llamar, del hombre verdadero. Si no se entiende esta teleologa proftica o propiciatoria, mal se pueden comprender muchas de las proyecciones y la textura misma de su discurso intelectual.Asimismo, hace falta considerar que Mara Zambrano construy la mayor parte de su pensamiento sobre la base no de lo alcanzado por el conocimiento dominante -que conoca por lo dems muy bien- sino de lo olvidado, sepultado, marginado precisamente por aquel conocimiento sistemtico, imperialista o totalitario, en el fondo, entonces, metafsico, en el sentido de furiosamente unilateral. De ah la necesidad de configurar una razn potica que atendiera a las categoras ntimas de la vida, las que a partir de Un saber sobre el alma (1950) -donde ya se desva de Ortega- y hasta su obra clsica, El hombre y lo divino (1955, 1973), conforman el centro mismo de sus bsquedas intelectuales y vitales. Con posterioridad, obras, entre otras, como Claros del bosque (1977), De la aurora (1986) y Los bienaventurados (1990), son, en cierto modo, adems que la consecucin ms radical del mismo empeo, la puesta en acto, la experimentacin o encarnacin misma de su razn potica. Con relacin a su legado cubano, habra que atender en primer lugar a su relacin con el grupo Orgenes, es decir, Jos Lezama Lima, Cintio Vitier, Fina Garca Marruz, Eliseo Diego, Virgilio Piera, Jos Rodrguez Feo, Gastn Baquero, el msico Julin Orbn, el orteguiano Agustn Pi, entre otros. Pero, tambin, habra que revisar su entraable relacin con Lydia Cabrera y, en general, con Medardo Vitier, Jorge Maach, Roberto Agramonte y el grupo de filsofos que colaboraban en la Revista Cubana de Filosofa, entre los que cabe destacar al hermano de Virgilio, Humberto Piera Lleras, GustavoTorroella, Rafael Garca Brcena, et al, as como con jvenes estudiantes de filosofa como Mario Parajn y Adrin Gonzlez del Valle. Tambin tuvo una singular relacin con otros importantes escritores, como es el caso de Jos Mara Chacn y Calvo, Camila Henrquez Urea, Alejo Carpentier y, presumiblemente, Fernando Ortiz. Ms recientemente, a partir y hacia fines de la dcada de los 80, el pensamiento potico de Mara Zambrano, ha sido profusamente divulgado en revistas cubanas, y de diversa manera ha sido recuperado en la obra de varios escritores cubanos. Aparte de quien esto escribe, pueden citarse los nombres de Enrique Sanz, Luisa Campuzano, Ivette Fuentes, Roberto Mndez, Margarita Mateo, Manuel Garca Verdecia y Antonio Jos Ponte. Ya de su relacin con Orgenes se ha escrito bastante, por lo que tratar de sintetizar y exponer lo ms relevante. No hay dudas de que Mara Zambrano, luego de su experiencia en Espaa con muchos de los poetas de la llamada generacin del 27 -vivencia que es evocada en Delirio y destino-, encontr un grupo potico afn y en cierto sentido semejante en los poetas que se nuclearon en torno a Espuela de Plata (1939-1941) y Orgenes (1944-1956). Con independencia de su relacin con poetas que no pueden considerarse parte del grupo Orgenes -tal es el caso, por ejemplo, del poeta puro Mariano Brull, con quien tuvo una gran amistad-, no hay dudas de que su relacin ms fecunda fue la que sostuvo, en primer lugar, con Jos Lezama Lima, y tambin muy especialmente con Cintio Vitier, Fina Garca Marruz, Eliseo Diego y -breve pero intensa- con Virgilio Piera. Hay que decir sin ms prembulos que el pensamiento filosfico de la autora de El hombre y lo divinoaunque ya orientado hacia la conformacin de una razn potica, a partir de la publicacin en Mxico, en 1940, de sus libros Filosofa y poesa y Pensamiento y poesa en la vida espaola, libros que fueron intensamente incorporados por Lezama, Vitier y Garca Marruz-, cal muy profundo y en cierta manera ayud a configurar lo que se puede llamar como el pensamiento potico origenista. Y represe en que, en el mbito iberoamericano, es este el aporte decisivo de Orgenes a la cultura contempornea, slo igualado por la afn aventura potica e intelectual del autor de El arco y la lira. Ms all de la relevancia de un texto como La Cuba secreta (1948), que prcticamente dot a Orgenes de una ontologa potica y filosfica, muchos de sus ensayos publicados tanto en la revista Orgenes como en otras revistas cubanas, formaron parte despus de su libro El hombre y lo divino. Algunas de sus fuentes fundamentales -Nietzsche, Scheller, Simmel- lo fueron tambin para los tres poetas mencionados. Lo reconoce explcitamente Cintio Vitier en su Experiencia de la poesa (1944), por ejemplo, pero sin dudas donde hubo ms entraable y mutua fecundacin fue entre Lezama y la autora de Claros del bosque. Todo el pensamiento potico lezamiano, que puede seguirse a travs de Analecta del reloj (1953), La expresin americana (1957), Tratados en La Habana (1958) y, finalmente, en La cantidad hechizada (1970) e Imagen y posibilidad (1981), est transido por su confluencia con Mara Zambrano. Incluso, una fuente ya temprana de Mara Zambrano que como le confesar posteriormente a Lezama lleg a convertirse en su ltimo maestro-, Louis Massignon, tiene una presencia muy poderosa en algunos ensayos capitales de Lezama, como los dedicados a Julin del Casal y, muy especialmente, a Juan Clemente Zenea, donde la imagen central para apresar el ncleo del destino trgico de Zenea, cuando alude a la flauta del maligno, proviene de la maravillosa cita de Massignon, con que Mara hizo preceder la primera edicin de Filosofa y poesa. La trascribo ntegramente porque, inexplicablemente, para el eterno desasosiego de Jess Moreno Sanz, quien la constat junto conmigo en La Habana en la edicin sealada, esa cita fue omitida inexplicable e irresponsablemente en las ediciones posteriores: Un telogo musulman, Hallach, paseaba un da con sus discpulos por una de las calles de Bagdad y le sorprendi el sonido de una flauta exquisita. Qu es eso?, le pregunt uno de sus discpulos y l responde: Es la voz de Satn que llora sobre el mundo. Satn llora por las cosas que pasan; quiere reanimarlas, mientras caen y slo Dios permanece. Satn ha sido condenado a enamorarse de las cosas que pasan y por eso llora.

De manera que muchas veces el legado de Mara opera a travs del pensamiento de Lezama. No puede comprenderse, pues, el pensamiento potico origenista sin la decisiva fuente de la razn potica zambraniana. Vitier, en su ensayo El pensamiento potico de Orgenes en diez puntos da reiterada fe de ello. Pero cmo no ver la presencia de Mara Zambrano, ya no slo en Experiencia de la poesa, que es confesa, sino tambin en La luz del imposible (1957) y en Potica (1960)?. Cierto que concurrentes fuentes cristianas y neotomistas tambin los unen. Pero, adems, al menos Lezama, Vitier y Garca Marruz asistieron a numerosas conferencias y cursos de Mara Zambrano en Cuba, donde tuvieron que nutrirse de un sin fin de incitaciones intelectuales, muchas de las cuales, pasaban a formar parte de sus respectivas cosmovisiones poticas. Mara, por su parte, conoci muy bien toda la obra potica y ensaystica de estos y otros escritores origenistas. La Cuba secreta, escrito a raz de la publicacin de la antologa hecha por Vitier, Diez poetas cubanos (1948), es una buena prueba de ello. Y no hay dudas tampoco de que ella tambin se enriqueci con las intuiciones poticas de estos creadores. O a veces compartan fuentes poticas comunes, como es el caso de Quevedo, San Juan de la Cruz o Antonio Machado. Muy recientemente, Jess Moreno Sanz, al leer El libro de Job (2000), de Fina Garca Marruz, ha encontrado notables afinidades entre las dos autoras al abordar este tema. Adems, como se comprueba en la correspondencia cruzada entre estos tres autores y Mara, ya avanzada incluso la poca de la revolucin, ese mutuo contacto dur hasta la muerte de la pensadora andaluza. Pero fue sin duda la obra de Lezama la que mayormente debi influir en el pensamiento de Mara, hasta tal punto que a la muerte de Lezama ella escribe su fundamental texto Jos Lezama Lima. Hombre verdadero. En un ensayo reciente, El alma de da en la sombra. La Cuba secreta de Mara Zambrano o la revelacin de lo sagrado, me detengo especialmente en la relacin entre ambos, y en particular en la significacin de aquel texto tan hermtico. Ella tuvo que ver en la aventura potica de Lezama un camino anlogo al suyo.Es muy significativo que en un temprano texto de 1953, Mart, camino de su muerte, que escribi Mara Zambrano inducida por Cintio Vitier y Fina Garca Marruz, est implcita su posterior nocin del hombre verdadero, que cuajar en el texto ya aludido de 1976, sobre Lezama, as como en De la aurora y Los bienaventurados. Es este un tipo de pensamiento de ndole cosmovisiva, que nada tiene que ver con cierta instrumentacin comunista del hombre nuevo, y s con las antiguas fuentes cristianas sobre el hombre nuevo o el hombre interior de San Pablo y San Agustn, y hasta con el mito del superhombre, de Nietzsche o, incluso, con el Homagno, de Jos Mart, para no hablar de las fuentes rabes o sufes.Dentro de la normalizacin de un pensamiento abierto a diversas corrientes filosficas contemporneas, es que se hace interesante la valoracin de la impronta que pudo tener el pensamiento de Mara -ya por entonces para nada equivalente al de su antiguo maestro, Ortega y Gasset-, dentro de la ltima hornada de filsofos cubanos durante la Repblica. Como analiza muy bien Alexis Jardines, fue ese ltimo pensamiento filosfico el que fue desterrado de la academia y de las publicaciones cubanas una vez que se termin por entronizar la enseanza exclusiva del marxismo-leninismo en Cuba. Desde este punto de vista, el pensamiento filosfico cubano actual tiene dos tareas impostergables por delante. Por un lado, la de imbricarse dentro de su propia tradicin y, por otra, salvar un vaco cognoscitivo de cerca de cuarenta aos, para poder actualizarse y abrirse a la diversidad del conocimiento actual. Dentro de ese necesario proceso, donde tampoco debe renunciarse a la valoracin del marxismo clsico y contemporneo, debe incorporarse a la academia el estudio del pensamiento de Mara Zambrano, mxime cuando en otro tiempo, durante ms de una dcada, ese pensamiento se desarroll dentro y en cierto sentido como parte de nuestra realidad.Puede afirmarse que un libro tan importante como El hombre y lo divino fue concebido y escrito casi ntegramente en Cuba. Y es que ella, en muchos sentidos vitales, pudo experimentar el mundo de lo sagrado tanto en Cuba como en Puerto Rico, preparada como estaba ya para ello, por su vivencia del destierro, por su vocacin rfica, que ella llama en carta a Piera, de las catacumbas, y que luego explcitamente desarrolla en su ensayo, publicado en La Habana Las catacumbas (1943). De una manera muy singular, ella, a la par que estudiaba y develaba las diferentes categoras de lo sagrado, las experimentaba con su propia vida, en uno de los despojamientos intelectuales y en uno de los enriquecimientos espirituales ms conmovedores y autnticos de la cultura occidental en el siglo XX. Es por eso que le confiesa a Medardo Vitier, que ella no va, sino que viene de la filosofa No hay que insistir en que Lezama Lima, con su peculiar aventura potica, realiz en cierto sentido ese mismo camino. Por eso ella le llam catlico rfico, y destac en el autor de Paradiso su vocacin de sacrificio. Tanto Lezama como Mara buscaban una sabidura unitiva, una sabidura que restituyera el mundo de lo sagrado a su instancia divina, que lo rescatara y salvara todo, la persona incluida, para una simblica pero tambin carnal resurreccin.Precisamente en mi ensayo aludido con anterioridad sobre la revelacin de lo sagrado creo que se demuestra lo importante que fue, vital y cognoscitivamente, la experiencia cubana, para el contacto directo de Mara Zambrano con el mundo de lo sagrado. Aqu es donde su amistad con Lydia Cabrera, quien develaba por entonces una zona importantsima del mundo de lo sagrado, adems del contacto profundo con la poesa cubana de entonces, se hace ms relevante y significativo. Es que el territorio de la poesa parece, en un principio inagotable. Lo mismo que una lectura contempornea de Dador y otros poemas de Lezama, puede significar para cualquier poeta una fuente continua de incitaciones poticas, lo mismo sucede, por ejemplo, con Claros del bosque, o con una zona de la obra de Mara prcticamente desconocida, su propia poesa. Una reciente lectura cubana de Delirio y destino y de Jardn de Dulce Mara Loynaz, revela una serie de afinidades que pueden prolongar el legado significativo de Mara al territorio de la novela. Lo mismo sucede con Paradiso y Oppiano Licario. Acaso una fuente significativa en la construccin de un personaje de esta ltima novela, Ynaca Eco Licario, sea la propia Mara Zambrano. Lo que desconocen muchos crticos es que los contactos ms fecundos entre escritores no suceden por los movimientos de las ideas claras y distintas sino por los imponderables de la creacin, por ese lgamo siempre latente, por esa reserva de misterio, imaginacin, por esa carga de vitalidad que toda verdadera obra de creacin porta como su ms distintiva singularidad, y que es, la ms de las veces, refractaria a toda crtica ms o menos tradicional. Un libro como el Diario de Jos Mart es un ejemplo paradigmtico, sobre el que, por cierto, escribiera Mara su conmovedor ensayo. Qu importa, por ejemplo, que la obra de Mara haya influido en una zona de la tendencia catlica y nacionalista cubana, ms all de referentes comunes, si importantes, muy obvios. Lo que importar siempre ser esa zona desconocida e imprevisible que porta el ms autntico discurso potico -ms all incluso de su plasmacin en los diferentes gneros literarios al uso-, acaso porque, como escribiera la propia Mara: La poesa es sentir las cosas en status nacens. Una zona importante de la obra de la autora de Claros del bosque se tocar siempre con el incesante incondicionado potico lezamiano, con su espacio gnstico, de ah, la fascinacin que siente, hacia el final de la vida de Lezama, Mara Zambrano cuando lee su ensayo Confluencias. Una zona ms polmica pero que no parece que puede pasarse por alto, ni siquiera en un futuro prximo, es el mito de la insularidad cubana, o antillana. Mara public en Cuba su interesante ensayo Isla de Puerto Rico. Nostalgia y esperanza de un mundo mejor (1940), ms poltico y utpico, que La Cuba secreta, y este, a su vez, ms potico y ontolgico, aunque ms proftico tambin. El mito de la insularidad ha tenido dentro de la cultura cubana un interesante recorrido. Desde el Coloquio con Juan Ramn Jimnez (1938), de Lezama, la necesidad de desarrollar una Teologa insular, como le pide un poco irnicamente Lezama a Vitier en una carta, la propia potica de lo cubano desplegada en Orgenes, el hito polmico que signific un libro como Lo cubano en la poesa (1957), de Vitier, ms la propia obra potica de Lezama, Vitier, Diego, Fina Garca Marruz, Baquero y Octavio Smith, por un lado, contrapuesta a la de Virgilio Piera con su Isla en peso, como reverso de la potica de lo cubano de un Lezama y un Diego -pero otra potica, otro mito al fin y al cabo-, o el reverso desmitificador de la obra ensaystica, potica y narrativa de Lorenzo Garca Vega, hasta las polmicas ms recientes dentro de la ms dinmica ensaystica cubana tanto de dentro como de fuera de la isla, o hasta el propio corpus potico o narrativo de las ltimas dos dcadas del siglo XX insular, donde otra nsula es entrevista, o hasta el movimiento conocido como Dispora, que se propuso proyectarse, mediante un desvo de Orgenes, hacia otra cosmovisin de la realidad, todo ese vasto, complejo y polmico espectro de la cultura cubana, no podr nunca independizarse de muchos de los tpicos desarrollados por Mara Zambrano en su ensayo La Cuba secreta, as sea como fuente significativa.

Otro tema interesante, pero hasta el momento casi indito, sera la valoracin del pensamiento de Mara Zambrano como un pensamiento transterrado, un pensamiento del exilio acaso su verdadera patria, como lo reconoci la propia Zambrano a su regreso a Espaa-. El hecho de que ella llegara a considerar a Cuba como su patria prenatal, espesa todava ms este delicado asunto. Cuando se realice una serena valoracin de la cultura del prolongado y diverso exilio cubano, muchas ideas de la autora de Los bienaventurados -donde le dedica por cierto una considerable parte de sus reflexiones al tpico universal del exilio-, volver a ser de alguna manera operante el pensamiento y el destino mismo de Mara Zambrano, tan ligado durante trece fecundos aos al destino de Cuba y de muchos de sus ms importantes escritores y pensadores.

De cierta manera una valoracin del legado de Mara Zambrano tendr que hacerse desde dos movimientos distintos pero complementarios. Uno ms arqueolgico, ya realizado en parte, pero todava lleno de sorpresas -como demostrar el libro de Jess Moreno Sanz-, y otro abierto al futuro. Es aqu donde vuelve a hacerse operante la profeca lezamiana, aquella con que culmina una carta a Mara, donde le dice:

Desde aquellos aos est en estrecha relacin con la vida de nosotros; eran aos de secreta meditacin y desenvuelta expresin. La veamos con la frecuencia necesaria y nos daba la compaa que necesitbamos. Eramos tres o cuatro personas que nos acompabamos y nos disimulbamos la desesperacin. Porque, sin duda, donde usted hizo ms labor de amistad secreta e inteligente fue entre nosotros. De ah empezbamos ya a verla con sus ojos azules, que nos daban la impresin de algo un tanto sobrenatural que se haca cotidiano. Yo recuerdo aquellos aos como los mejores de mi vida. Y usted estaba y penetraba en la Cuba secreta, que existir mientras vivamos y luego reaparecer en formas impalpables tal vez, pero duras y resistentes como la arena mojada.

Madrid, 30 de agosto, 2006 El presente ensayo es una versin reducida de un texto mucho ms amplio que publicar, eventualmente, con posterioridad.

En 1996 se public la recopilacin de Mara Zambrano, La Cuba secreta y otros ensayos. Madrid, Endimin, hecha por J. L. A., donde se reconstruye hasta esa fecha su impronta cubana. Sendos nmeros de la revista Unin, (La Habana, 41, 2002 y 53, 2004) est dedicados a M. Z. En esta revista, desde 1994, se publicaron con frecuencia textos de y sobre M. Z. Lo mismo en las revistas cubanas La Gaceta de Cuba, Albur, Credo y Vivarium. En 1996 se efectu en La Habana un Congreso Internacional sobre Mara Zambrano, donde, adems de la presencia de Cintio Vitier y Fina Garca Marruz, asistieron algunos de los ms importantes amigos y estudiosos de M. Z. (Jess Moreno Sanz, Rogelio Blanco, Joaqun Verd de Gregorio), incluido el presidente de la Fundacin que lleva su nombre. J. L. A. ha continuado publicando diversos artculos sobre la relacin entre M. Z. y Cuba, el ms reciente El alma se da en la sombra. La Cuba secreta de Mara Zambrano o la revelacin de lo sagrado (Repblica de las Letras, Madrid, 89, abril, 2005). Francisco Javier Dosil Mancilla public recientemente un importante texto donde completa la reconstruccin de J. L. A. (El exilio en Cuba de Mara Zambrano, en Mara Zambrano. Pensamiento y exilio. Morelia, Mxico y Madrid, 2004).

Alexis Jardines. Filosofa cubana in nuce. Ensayo de historia intelectual. Madrid, Editorial Colibr, 2005.

Ese legado, por cierto, ser muy profundamente asediado en el libro Imn irradiante, todava indito, de Jess Moreno Sanz, que publicar la Editorial Verbum, de Madrid. La misma editorial proyecta publicar la recopilacin Islas (pues incluye a Puerto Rico), hecha por J. L. A. y que completa su investigacin iniciada con La Cuba secreta y otros ensayos. Ed. Cit.

Un ejemplo paradigmtico, Lmites del origenismo, de Duanel Daz, publicado en 2005, por la Ed. Colibr.

Vase Cartas a Jos Rodrguez Feo, en Unin. La Habana, 53, 2004, y Mara Zambrano ante el cisma de Orgenes. Cartas a Jos Rodrguez Feo, en Repblica de las Letras, Madrid, 84 y 85, 2004.

Vase: Correspondencia entre Jos Lezama Lima y Mara Zambrano y entre Mara Zambrano y Mara Luisa Bautista. Edicin, introduccin y notas de Javier Fornieles Ten. Sevilla, Espuela de Plata, 2006.

Mara Zambrano. Filosofa y Poesa. Morelia. Mxico, 1940.

Rogelio Rodrguez Coronel. Lecturas sucesivas. Unin. La Habana, (50), 2003.

Vase: Correspondencia Ed. Cit.

Vase: J. L. A. Mara Zambrano y la isla como utopa, en su La palabra perdida. Ensayos sobre poesa y pensamiento potico. La Habana, Ediciones Unin, 2004, y, sobre todo, Jess Moreno Sanz. Insulas extraas, lmparas de fuego: las races espirituales de la poltica en Isla de Puerto Rico. En: Mara Zambrano. La visin ms transparente. Barcelona, Ed. Trotta, Fundacin Carolina, 2004.

Vase: Correspondencia Ed. Cit.

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