jorge sosa campiglia tapicista

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Los tapices de Jorge Sosa (Montevideo, 1957 - 2010 ) reunidos en esta publicación, que incluye ensayos y entrevistas a este artista uruguayo, discípulo y continuador de la obra de Ernesto Aroztegui.

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  • Jorge Sosa CampigliaTapicista

  • Jorge Sosa CampigliaTapicista

    pozodeagua televisinPincho Casanova Macarena Montaez 2011

    Investigacin, textos y seleccin de textos de Jorge Abbondanza, Carmen Anderson, Rosa Barragn, Olga Dominzan, Manuel Espnola Gmez, Beatriz Fernndez, Alicia Haber, Pablo Thiago Rocca, Magal Snchez y Alfredo Torres por Olga Larnaudie

    Entrevista de Pincho Casanova para El Monitor Plstico, ilustrada con fotogramas de video.Transcripcin de la entrevista, Macarena Montaez

    Fotografas de las obras: Pincho Casanova - Alvaro Quintana

    Otras fotografas: Macarena Montaez (MM) Alexandra Novoa (AN) Archivo de Jorge Sosa Campiglia (AJSC)

    Diseo grfico: Rodolfo Fuentes/ NAO

    Correccin de textos y traduccin al ingls: Soledad MontaezTraduccin de la Cronologa y del texto de T. Rocca: Nstor Pin

    Iniciativa y produccin: Macarena MontaezEdicin patrocinada por el Cr. Israel Lublinerman

    [email protected]

    Los editores agradecen especialmente a:Israel Lublinerman, Cecilia Azapin, esposa de Jorge Sosa Campiglia y sus hijas Mariana y Luca.Olga Larnaudie, Soledad Montaez, Carmen Anderson, Rodolfo Fuentes, Alvaro Quintana, Magali Snchez, Rosa Barragn, Olga Dominzan y Enrique Aguerre.Tambin a Mauricio Acosta, Luis Bergatta, Alexandra Novoa y funcionarios del MAPI (Museo de Arte Precolombino e Indgena).

  • Al poco tiempo de que falleciera Jorge Sosa Campiglia hablamos con el Cr. Israel Lublinerman para proponerle que financiara un libro de fotografas de la obra de Sosa. l, que haba sido su mecenas, era la nica persona que no iba a dudar en hacerlo posible. Su respuesta fue inmediata y afirmativa.

    Elegimos dar prioridad a la etapa dedicada a los retratos, por que estos son producto de una decisin trascendente en la vida del creador: dedicar sus mejores horas del da al tapiz y tejer retratos homenajeando a personalidades que lo influyeron en forma determinante.

    Se fotografiaron exhaustivamente los tapices y se acerc el lente a cada uno de las zonas del tejido, para poder apreciar las pasadas del hilo, los matices de color y la perfeccin de cada detalle. En los pequeos espacios de la obra como son los ojos de Frida Kahlo, los lentes de Pedro Figari, las cejas de Manuel Espnola Gmez o los labios de Salvador Dal se descubre la maestra tcnica, el logro

    plstico y la fuerza expresiva y singular de su obra.

    Le propusimos a Olga Larnaudie que con su texto presentara y contextualizara la produccin del artista. Adems, siendo Olga Directora del Museo de Arte Precolombino e Indgena (MAPI), fue quien arregl con Sosa los detalles para la instalacin de su taller en el segundo piso del edificio en la Ciudad Vieja de Montevideo, estando muy cerca de l todo ese tiempo. Fue el primer taller con luz natural que tuvo, all trabaj los ltimos meses de su corta vida.

    Recuerdo la muestra que organizamos en el Espacio Santos del Ministerio de Relaciones Exteriores: Urdimbre y Trama, Retratos (Agosto de 2008). Esa exposicin fue muy ansiada por Jorge. Estuvo largo tiempo esperando que se concretara la posibilidad de presentar un conjunto importante de retratos. Dise y realiz el montaje de la muestra con el apoyo de Luca, su hija menor. Cuid cada uno de los detalles en forma rigurosa y meticulosa. A partir de la inauguracin estuvo presente

    Presentacin de la edicinMacarena Montaez

  • todas las tardes para dialogar con quienes se acercaron a l. Meses antes, cuando Carmen Anderson le entreg el texto curatorial que haba preparado, expres que nunca haba sido tan bien interpretado. Qued profundamente agradecido con ella y se lo hizo saber siempre que tuvo oportunidad. Ese texto fue, en dos sentidos, casi premonitorio. Pues al comienzo plantea que, en las culturas andinas si una tejedora al morir dejaba su tela inconclusa, esta no poda ser terminada por otra persona. Y finaliza con la cita del Salmo139 que evoca el mtico vnculo de la trada: tejido, madre, vida. Jorge Sosa Campiglia falleci la misma semana de la muerte de su madre, dej en

    su telar un tapiz homenaje a Franz Kafka sin terminar. El rostro y la estructura de la obra quedaron definidos y as permanecer el retrato del autor de La metamorfosis; inevitable metfora de la vida interrumpida de su creador.

    Se extraa su presencia, su temprana y sorpresiva muerte nos apenar siempre. Ha dejado el legado de una obra excepcional. Por eso la importancia de este libro, para que se convierta en una referencia en la historia del arte textil uruguayo y que la obra de Jorge Sosa Campiglia quede virtualmente reunida en esta edicin. Tambin lo hicimos para homenajear al amigo, al artista.

    Macarena MontaezMontevideo, Marzo de 2011.

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    Las ltimas consecuencias (Retrato de Pedro Figari) 2004 - 1,50 x 1,80 m.

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    El viejo dolor (Homenaje a Ernesto Aroztegui)1998 - 1,50 x 1,90 m.

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    Esperando respuestas (Homenaje a Manuel Espnola Gmez)2001 - 1,50 x 1, 70 m.

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    Cronologa

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    1957-1968Jorge Artigas Sosa nace en Montevideo el 1 de febre-ro de 15. Vive en la calle Amrico Vespucio, con su padre, Artigas Sosa, su madre, Sofa Campiglia y Tere-sita, su hermana mayor. Asiste entre 13 y 1 a la Escuela Blgica n 3, de Avenida Milln 33.

    1969 -1974Realiza sus estudios secundarios en el Liceo Sarand n 1, en Avenida Milln 3. Abierto en 12, ste haba sido elegido como uno de los cuatro Liceos Pilotos de Montevideo, para una nueva experien-cia educativa, conocida como plan 3, que inclua Crear ambientes de convivencia y trabajo flexibles y aptos para una comunicacin entre el profesor y el alumno, en las actividades llamadas periliceales o extracurriculares. El trabajo en taller, con siete horas semanales, propona entre sus opciones expresin artstica, expresin musical y manualidades. Ernes-to Aroztegui, docente de dibujo egresado del IPA, participa de esta experiencia, y tiene a Jorge Sosa y a Magali Snchez entre sus alumnos de 1 y 4 ao. Ins Liard y Ral Zengotita, futuros artistas textiles, ya haban pasado por esos talleres.

    1975 1977Cursa primer ao en el Instituto Magisterial. En la entrevista realizada para El Monitor Plstico, cuenta la invitacin que le efectuara Aroztegui al terminar su ao liceal, y la forma en que lo recibi cuan-do decidi acercarse a su taller de la calle Jackson.1 Sortea la prueba; a partir de marzo 1 hasta ene-ro de 1, prosigue formndose all en el rea del dibujo- en la que tena una experiencia previa con caricaturistas- y se inicia en la tcnica del gobelino alto lizo. Realiza las dos franjas dedicadas al apren-dizaje. Contina varios aos procesando su obra en ese espacio, con la supervisin de Aroztegui. Entre

    Ver pg. 87

    el y el 30 de abril de 1 teje el tapiz rbol, un gobelino alto lizo, en lana sobre algodn, que es aceptado en el 3er. Encuentro Nacional de Tapicera, en el que acta Nelson Di Maggio como jurado ni-co. Registra en su cuaderno de bitcora un Paisaje clido del mes de febrero, kelim alto lizo, con figuras humanas caricaturescas y El candelabro, un diseo geomtrico en gobelino alto lizo, ambos tejidos en lana sobre algodn.2 Comienza a trabajar en la empresa de insumos navi-deos Effas, en la que permanecer aos, y llegar a ocupar cargos gerenciales.3

    1978Registra en el cuaderno seis tapices, con un diseo que propone figuras humanas en situaciones diversas. Entre enero y febrero teje Mingitorio y El secreto. El desencanto lo ocupa desde febrero hasta mayo, y est destinado a una exposicin colectiva en la Asociacin Cristiana de Jvenes. Realiza otras tres obras, Pareja, Pareja I y Pareja II, de dimensiones cercanas a los 1 cm. de lado, que sern enviadas al ao siguiente al 2 Encuentro Nacional de Tapiz en Miniatura en el que Manuel Espnola Gmez acta como jurado nico. Una de esas parejas es aceptada y destacada con un Asterisco Plateado.

    1979Entre enero y febrero contina tejiendo minitapices, un Retrato, y otros tres- Tringulo, Cantando en la lluvia y Narciso -en los que suma el hilo a la lana y el algodn. Interviene con Abrzanos fuerteen el 4 Encuentro Nacional de Tapicera. La ofrenda lo ocupa de agosto a diciembre.

    En el cuaderno, dibujo y/o foto en b/n.

    Hasta que logre dedicarse en forma exclusiva a la tapi-cera y la docencia

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    1980Se casa con Cecilia Azapin, estudiante de biblio-tecologa, que haba sido su compaera en el Liceo 1. Contina viviendo en el Prado, en la calle Trbol. Interviene en la Primera Muestra de Tapicera Uru-guaya en la Galera Bafisud de San Pablo.Teje Constructivo I y Constructivo II sobre diseos de Julio Mancebo. Realiza entre julio y diciembre Un seor muy viejo con unas alas enormes, un go-belino y pre-telar, en lana, sisal, pelo humano, plsti-co sinttico sobre algodn. Lo ubica en su cuaderno como un homenaje a Gabriel Garca Mrquez.

    1982Participa en el 5 Encuentro Nacional de Tapicera, realizado como homenaje a Fernando Garca Este-ban, y en el cual acta un jurado integrado por Ma-riano Arana, Ernesto Aroztegui, Alicia Asconeguy, Olga Larnaudie y Mara Luisa Rampini.Sosa figura en el catlogo con el tapiz La azotea, un gobelino alto lizo, que se exhibe junto con Navegan-tes en servicio, que haba comenzado a tejer en 11.

    1983En la Galera de Casa del Teatro se realiza la Pri-mera Bienal de Expresin Plstica BUEP-, que rene diversas tcnicas en pequeo formato. Jorge Abbondanza, Ernesto Aroztegui y Ma-nuel Espnola Gmez actan como jurados. Sosa recibe un Asterisco Dorado por Eremita y Mosconeo angelical que haba presentado junto con Personaje iterativo.

    1984 Nace su hija Mariana.

    1985En el Encuentro Nacional de Arte Textil: Tapicera, Sosa figura entre los diez tapicistas seleccionados por unanimidad, con Telrico descubrimiento, un gobe-lino alto lizo que fue tejido entre 13 y 14.

    Participa con Navegantes en servicio en el Evento Textil 5 realizado en Porto Alegre. La seleccin del envo latinoamericano a la 5 Trienal de Tapicera de Lodz, Polonia, realizada por el argentino Jorge Glus-berg, incluye a cuatro uruguayos, Ernesto Aroztegui, Jos Cardozo, Cristina Casab y Jorge Sosa. Las difi-cultades y el costo del envo llevan a que slo lle-guen a participar las obras de Cardozo y Casab. Sosa realiza exposiciones individuales en la sala Adol-fo Pastor del Taller de Artes Plsticas de Durazno, en la Junta Departamental de Sarandi del Y, en Durazno y en la Casa de la Cultura de Trinidad, Flores. El tapiz Navegantes en servicio es aceptado en el 33 Saln Municipal, el primero al salir de la dictadura, en el que integran el jurado Jorge Romero Brest, Germn Ca-brera, M Luisa Torrens y Octavio Podest.

    1986 Nace su hija Luca.

    1987Participa en Fray Bentos, Ro Negro, de una muestra colectiva realizada en el marco de un Encuentro Nacional de Artes Plsticas. Muestra su Obsesin monotemtica en el Encuentro Nacional de Arte Textil, organizado por CETU, donde actan como jurado Jorge Abbondanza, Mariano Arana, Carlos Caffera, Olga Larnaudie y Mara Luisa Rampini.

    1989 La familia Sosa Azapin se muda a la calle Asen-cio. Sosa interviene en una muestra del Centro de la Tapicera Uruguaya-CETU- en el Cantegril Coun-try Club de Punta del Este, Maldonado. Presenta La otra mitad al Encuentro Nacional de Arte Textil, en el que Jorge Abbondanza, Nelson Di Maggio, Olga Larnaudie, Mara Luisa Rampini y Gabriel Pelu-ffo, integran el jurado. Su obra es elegida, junto a la de otros 12 participantes en 4, para intervenir en el Evento Textil , realizado en el Museo de Arte de

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    Ro Grande do Sul, Porto Alegre. Exponen junto a 1 argentinos y 15 brasileos.

    1990Comienza a dictar cursos de tcnica del gobelino. Obtiene una mencin en el Saln del Tapiz y la Ce-rmica, convocado por el Banco Repblica. Participa en El tapiz gobelino en el Uruguay, una muestra orga-nizada por el CETU y la Alianza Francesa de Monte-video, con obras de Ernesto Aroztegui, Nazar Kazan-chian, Hebert Lpez, Magal Snchez, Jorge Sosa y Jorge Francisco Soto.

    1991-1992Sosa participa del Uruguayan Crafts, Washington DC. EEUU, con Entre el sueo y la vigilia tejido en 10. Este envo, organizado por el Ministerio de Relacio-nes Exteriores del Uruguay y seleccionado por Jorge Abbondanza, Alicia Haber y Olga Larnaudie, rene a 30 artfices, entre ellos siete artistas y grupos textiles.

    1993 Interviene en la muestra colectiva en homenaje a Ana Mara Mendaro de Abbondanza. Comienza a dictar cursos de perfeccionamiento tcnico para iniciados.

    1996Obtiene un premio en la Bienal de Primavera de Salto. Participa de la exposicin Tramas incon-clusas realizada en el Espacio Simn Patio, de La Paz, Bolivia.

    1998Su Obra Obsesin monotemtica es incluida en el Espacio Arte Actual del Museo Virtual del diario El Pas (MUVA).

    2000Obtiene de la Fundacin Lolita Rubial un Premio Morosoli por su trayectoria y el Premio Textil de la Bienal de Primavera de Salto con En el centro de la Tormenta.

    2001La muestra Silenciando Sombras, Snchez- Sosa, es presentada en la Galera Latina. El ca-tlogo incluye una separata con un texto de Manuel Espnola Gmez y el prlogo El Es-pejo de los Artistas de Jorge Abbondanza. Es convocado a participar en el 0 Aniversario del Museo Nacional de Artes Visuales. Expone en el Cen-tro Cultural de La Paloma, Rocha.

    2004Dumas Oroo, Magal Snchez y Jorge Sosa reciben el IX Premio Figari a la trayectoria otorgado por el Banco Central. Jorge Abbondanza, Aureliano Berro, ngel Kalenberg, Olga Larnaudie y Ricardo Pascale actan como jurado. Se realiza una muestra en la Sala Figari del Banco Central.

    2005Sosa se hace cargo del Espacio Montevideano, que rene obras de artfices uruguayos, en la calle Coln 151 de la Ciudad Vieja de Montevideo. Tambin instala all su taller durante dos aos. Su muestra Citas comparte la sala del Centro Municipal de Ex-posiciones-Subte, con Tramas, de Magal Snchez. El catlogo incluye un fragmento de la separata escrita en el 2001 por Manuel Espnola Gmez, un texto de Jorge Abbondanza y otro de Rosa Barragn. Jorge Sosa escribe A propsito de las citas y Magali Sn-chez Tejiendo con tramas discontinuas.

    2007Es seleccionado y recibe un premio en el Saln Mu-nicipal de Artes Visuales, asociado al Encuentro Re-gional de Arte. Este saln tiene como jurado de se-leccin a la argentina Eva Grinstein, la chilena Mara Cecilia Brunson y la uruguaya Alicia Haber.El espaol Brea y el cubano Gerardo Mosquera se integran al jurado para la premiacin.Sosa realiza junto con Jorge Soto el montaje de los re-tratos de Ernesto Aroztegui, Manuel Espnola Gmez

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    y Pedro Figari, que incluye un texto en el piso, debajo de cada obra. Viaja con algunas obras a EEUU, parti-cipa en la conmemoracin de los 10 aos de la World Textile Art (WTA) y es nombrado Visitante distin-guido por la Alcalda y Junta de Comisionados del condado de Miami-Dade. Realiza una presentacin audiovisual de su obra en el Centro Cultural Mxico, Miami. Expone y realiza una charla en la galera Ma-nolo Rivero de Mrida, Yucatn, en Mxico.

    2008Realiza la exposicin Urdimbre y trama (retratos), en la Sala Pedro Figari del Ministerio de Relaciones Exte-riores, curada por Carmen Anderson, coordinada por Macarena Montaez y producida por pozode agua televisin.Participa en el Museo Nacional de Artes Visuales de la muestra Arte textil 200, que rene a treinta artis-tas, con curadura de Jacqueline Lacasa, en el marco de Satlites de amor 0, Polticas de la afectividad.Su tapiz Luneras visiones (Homenaje al pintor Jos Cuneo) forma parte del Proyecto Borde Sur, una exposicin itinerante de arte contemporneo del Uruguay, organizada por el Ministerio de Relaciones Exteriores y curada por Jacqueline Lacasa, que se muestra en Espaa, Estados Unidos y Brasil.

    2009 Expone en el Espacio Cultural de la ciudad de San Jos en el marco de la Feria del Libro. Acuerda con la direccin del Museo de Arte Precolombino e Indge-na la instalacin de su taller en uno de los espacios de la planta alta del edificio.

    2010Jorge Sosa se hace cargo del acondicionamiento de su taller, y se instala en el mes de febrero. Trabaja con algunos alumnos, y planifica otras actividades de ex-tensin, as como la recuperacin de otra sala, para mostrar sus obras. Teje el retrato de Kafka hasta la tar-de del 23 de abril. Fallece esa misma noche.

    A la hora de poner la mesa ramos cinco:mi padre, mi madre, mis hermanasy yo. Despus mi hermana mayorse cas. Despus mi hermana menorse cas. Despus mi padre muri, hoya la hora de poner la mesa, somos cinco,menos mi hermana mayor que esten su casa, menos mi hermana menorque est en su casa, menos mi madre viuda, cada unode ellos es un lugar vaco en esta mesa dondecomo solo, pero estarn siempre aquA la hora de poner la mesa, seremos siempre cinco.Mientras uno de nosotros est vivo, seremos siempre cinco

    Jos Lus Peixoto

    Fue la ltima lectura que compartiste en la cena. Todos nos emocionamos. Hoy seguimos siendo cuatro. Cecilia Azapian.

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    La ubicacin histrico-crtica de la obra del artista textil Jorge Sosa Campiglia (1957-2010), implica ubicarla en el contexto en el cual este se forma y la realiza.1 Las menciones a quien fuera su maestro, las contribuciones de sus compaeros de formacin, los datos de las exposiciones en que intervino, van dibujando ese movimiento colectivo del que fue partcipe. La ubicacin precisa de los tiempos, las caractersticas de la creacin textil en el Uruguay y el aporte de sus actores, es un tema en buena medida pendiente en la historiografa del arte uruguayo.2 La investigacin, centrada en uno de los protagonistas ms significativos se enriquece a travs de este avance, y condice con la asumida filiacin de Sosa con la historia del arte textil uruguayo.3

    Paradjicamente, en un pas dedicado a la cra de ovinos, la actividad textil recin se afirma como expresin artstica a comienzos de la dcada de los setenta y logra manifestarse, segunda paradoja, como un empresa colectiva, en un pas en dictadura. La produccin lanera nacional haba llevado a una artesana fundamentalmente rural, que responda principalmente a necesidades domsticas.5 El hilado de la lana rstica, el teido, el tejido con agujas o con telar criollo o pretelar se practicaban desde la poca colonial. Dos emprendimientos, Artesanas Uruguayas a fines de los aos sesenta,4 y Manos del Uruguay activo desde entonces, han propuesto formas de tecnificacin y pautas de diseo para este sector de productos.5

    Arte Textil en el Uruguay Acerca de un maestro y de un impulso colectivo.

    Olga Larnaudie

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    Carlos Castellanos expone pinturas y tapices en la galera Durand Ruel de Pars, y despus en Montevideo, en ambos casos en 1927. Figuran en estas muestras obras de su serie Amrica Tropical y de lo que llam types indiens, pintados o resueltos como cartones de tapicera, los cuales sern ejecutados entre otros por Van de Velde, en Blgica. Guillermo Laborde incluye en los aos veinte el diseo de cartones en su curso de Pintura Decorativa de la Escuela Industrial de Montevideo. Joaqun Torres Garca y su hijo Augusto realizan cartones para los bordados o tejidos por familiares y discpulos.7 Oscar Garca Reino es becado por UNESCO como artista y docente para estudiar tapicera, entre 1956 y 1958, en la Manufacture Nationale des Gobelins en Pars y en la Escuela de Artes Aplicadas de Bruselas, con la intencin de poner en marcha un taller de enseanza en Montevideo, el cual no lleg a concretarse. Estos antecedentes puntuales confirman esa escasa atencin de los artistas a la tapicera.

    La historia inicial de lo que sera un amplio impulso textil fue varias veces contada, y ubica la presencia fundadora de Ernesto Aroztegui, pronto acompaado por su primer alumno, Mario Espaa, junto al trabajo independiente de Cecilia Brugnini y de Hebert Lpez.8 Son reconocidos como pioneros los trabajos bordados de Mara Lages.

    Ernesto Aroztegui llega a Montevideo desde Melo, se forma como docente de dibujo en el Instituto de Profesores Artigas, y se vincula al teatro El Galpn. Su primer trabajo textil es la reproduccin mediante zurcido de un tapiz nazca fotografiado en la revista El Grillo.9 Inicia entonces un paciente proceso de reinvencin tcnica; recuerda que En general todos nos metimos en el arte del tapiz con ardor y sin ninguna informacin sobre tcnica.10 El Taller Montevideano de Tapices dirigido por Aroztegui funcion en la calle Buenos Aires; aos despus se trasladara a la calle Jackson.11

    En esos aos, la creciente visibilidad de aquellos sectores que arrastran su ubicacin como artes decorativas y/o aplicadas lleva a varias exposiciones, tales como: el Primer Saln de Artes Decorativas en Montevideo en 1966, la Primera y la Segunda Bienal Internacional de Artes Aplicadas en Punta del Este en 1966 y 1967. Surgen espacios de difusin y venta, como ser, la Feria Nacional de Libros y Grabados y algunas galeras de arte. El Taller Montevideano presenta varias muestras de sus integrantes iniciales, y coordina en 1973 un Primer Encuentro Nacional de Tapiz.12 Se concretan pronto proyectos regionales, como la realizacin del Primer Encuentro de Tapicera Uruguayo Brasileo, organizado en 1975 en Montevideo por el Instituto Cultural

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    Uruguayo Brasileo (ICUB), y precedido por una Muestra de Tapicera Nacional que selecciona a los participantes uruguayos en la segunda muestra binacional.13 En 1976 y 1979 se realizan, tambin en Montevideo, dos Encuentros de Tapiz Miniatura. En 1977, tiene lugar el Primer Encuentro del Tapiz de Lana, organizado por el Secretariado Uruguayo de la Lana (SUL), el cual pide a los participantes el uso de cierto porcentaje de esa materia prima. La iniciativa demuestra el inters de una organizacin del rea productiva hacia el arte textil.14 Manos del Uruguay incorpora en esos aos la tapicera, realizada a partir de cartones de artistas plsticos.15 Un informe posterior, destinado a la Comisin Nacional de Comercio Exterior del Uruguay, analizar la posibilidad de exportar obras textiles a distintos mercados internacionales. Ivn Sartor haba fundado en 1976, junto a un grupo de jvenes, el Taller Sur, seleccionado para participar en 1977 en el Primer Encuentro Argentino-Brasileo- Uruguayo en el MNBA de Buenos Aires. El Taller Sur se har cargo de la organizacin del Tercer Encuentro. Otros nucleamientos, como el Taller Americano en Montevideo, el Taller Arbiza en Rivera, la posterior presencia de Muriel Cardozo en Rocha, entre otros, dan cuenta de un crecimiento del arte textil a nivel nacional.15 La fundacin del

    Centro de la Tapicera Uruguaya (CETU) en 1982, da una dimensin institucional a este sector, que llega a tener unos doscientos integrantes, y mantiene vnculos a nivel regional,17 antes de proponer iniciativas a escala latinoamericana.18 La sucesin de los encuentros se acompaa con variantes conceptuales y expresivas. Las comisiones directivas se apoyan en un equipo ampliado para la realizacin de los encuentros. Estos haban comenzado por ser de tapiz, y pasaron luego a ser de tapicera. En 1982 se agregarn tcnicas tradicionales y experimentales en la denominacin del Quinto Encuentro, dando cuenta de un proceso que era alentado por el mismo Aroztegui, como realizador y como docente. El Sexto Encuentro de 1985, ser de Arte Textil: Tapicera; a partir de 1987 y hasta la actualidad, sern diez los de Arte Textil.19

    Estos encuentros en la dcada de los ochenta reciben invitados del exterior en muestras paralelas, y convocan a artistas nacionales de otras reas como Wifredo Daz Valdez, Octavio Podest o Abel Rezzano, quienes abordan a su manera al espacio textil. Las propuestas experimentales incluyen en 1985 dos instalaciones en el espacio exterior. Algunos alumnos de Ernesto Aroztegui en la Escuela Nacional de Bellas Artes, comienzan a participar, e inciden en la diversidad de las propuestas.20 En 1988, CETU se hace cargo de organizar el Primer Encuentro Latinoamericano

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    de Mini-textil, con un jurado internacional y participantes de siete pases. La muestra se exhibe al ao siguiente en el Museo de Arte de Ro Grande del Sur, de Porto Alegre.21 El Segundo Encuentro Latinoamericano tiene lugar en Montevideo, en 1991.22

    El tapiz gobelino en el Uruguay, una muestra organizada por el CETU y la Alianza Francesa de Montevideo en 1990, reconoce la presencia inicial mayoritaria de la prctica del tejido en telar de alto lizo.23 En esos aos la visibilidad del arte textil comienza a decaer. La muerte de Ernesto Aroztegui, en 1994, parece coincidir en una simblica relacin de causa efecto, con esta situacin. Algunos hechos ubican nuevas actividades de los tapicistas, entre ellos un puente

    tendido con la actividad del Centro de Diseo Industrial, en la opcin Textil y Moda.24 El arte textil en el Uruguay toma nuevos rumbos con el trabajo curatorial de Alfredo Torres y en ocasiones de Clio Bugel, el cual, por su amplitud en el uso de materiales y tcnicas, implica una singular continuidad que cuestiona al mismo tiempo la posibilidad de sectorizacin. Mientras se realiza el Decimosexto Encuentro Nacional en el Museo de Arte Precolombino y Textil, Jorge Sosa est mudando su taller a ese museo, convencido de la opcin de su lnea de trabajo, desde hace tiempo minoritaria, respetuoso y al mismo tiempo desconcertado por el cobijo de la textilidad para algunas de las propuestas.

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    La primera en formato libro.

    Los datos utilizados en esta publicacin se basan en catlogos, informes, notas de prensa; provienen de los archivos - y de la memoria - de artistas textiles y de la autora.

    Un proyecto pendiente de Sosa era participar en la realizacin de una exposicin de Aroztegui, acompaada de una edicin acorde con la trayectoria de su maestro. Haba realizado un listado de las obras de ste, ubicando las colecciones en que se encuentran.

    4 Tambin al desarrollo de una industria textil.

    5 Docentes de enseanza media en el departamento de Lavalleja, Jos Cardozo y Carlos Villalba abordan en sus cursos el trabajo en el telar criollo, que tambin utilizan como equipo. Son destituidos, y posteriormente presos, en tiempos de dictadura. Cardozo realizar despus un valioso aporte como tapicista, y Villalba optar por su profesin de arquitecto.

    6 Manos del Uruguay se puso en marcha en 968, for-mando cooperativas de tejedoras, que reciban criterios de diseo, y una estructura empresarial que atenda a la difusin y la comercializacin.

    7 El equipo textil Maotima, femenino y de escala fami-liar, integrado entre otras por Manolita Pia y su hija Ifigenia, se encarg de bordar diseos de Torres Garca y algunos de sus alumnos. Elsa Andrada fue la primera de ellas en trabajar en telar.

    8 Brugnini es una realizadora particularmente significa-tiva, quien contina actuando a nivel creativo y docente. Regresa en esos aos de un perodo de formacin en Inglaterra, que la llevar pronto a la tapicera.

    9 La revista escolar El Grillo editada y distribuida por el Consejo de Enseanza Primaria y Normal, consta en su primera poca de 57 nmeros y se publican en el pero-do comprendido entre diciembre de l949 y setiembre de 966. Publicacin de Enseanza Primaria. Ver: www.sadil.fhuce.edu.uy/revistasuruguayas004/.../09_Martinez.htm

    0 Gabriel Peluffo. Los tapiceros de Montevideo (Entre-vista a Ernesto Aroztegui y Nazar Kazanchian). Semanario Marcha, Montevideo, 4-5-74.

    Mario Espaa, que haba dejado el Uruguay en los aos setenta, escribe en junio de 994 desde Salamanca, A Ernesto, in memoriam. Detalla en esa carta los prime-ros tiempos, con tanta emocin como informacin. Los dos fundan el Taller Montevideano de Tapices en 964. Se integran tres miembros ms, y en marzo de 967 redactan un acta fundacional que ubica su finalidad en la enseanza de la tapicera, fundamentalmente en la tcnica del kelim o gobelino.

    Mario Espaa enumera en su carta un total de ocho muestras, antes de ese Primer Encuentro. Estaban los dos fundadores, tres tapicistas ms que pronto abandonaron, y la incorporacin tiempo despus de Lilin Camors, Nazar Kazanchin e Ivn Sartor.

    El envo de Ivan Sartor, Cantegril con telas y objetos de deshecho, es censurado, el artista es encarcelado, y los miembros del jurado, Florio Parpagnoli y Mara Luisa Torrens, son interrogados.

    4 Fernando Garca Esteban, ngel Kalenberg y Mara Luisa Torrens actan como jurados. La convocatoria del SUL se volver Bienal, y se mantendr hasta la su VI edi-cin en 988.

    5 Como es el caso, entre otros de Jorge Damiani e Ins Liard.

    6 Un relevamiento realizado por el WCC Uruguay, y promovido por UNESCO, acerca de las diversas tcnicas ubicadas como artesanales, finaliza en marzo de 985 con un informe. A partir de entrevistas a un centenar de tapicistas, se ubica el trabajo de un 57% en Montevideo. Un 54% se form en talleres y un 68% son mujeres. La mitad de ellos, trabajan a tiempo completo y el 68% han alcanzado una formacin educativa secundaria o univer-sitaria.

    7 Incide el trabajo docente - y los vnculos- de Ernesto Aroztegui en Argentina y Brasil.

    8 El gremio de los artistas plsticos, UAPC, es invitado en 967 a enviar una muestra de Artesanas Uruguayas que incluye obras textiles. Esta misma institucin logra hacer llegar a Montevideo en 970, tapices que fueron tejidos en las manufacturas de Aubusson y Gobelins a partir de cartones de prestigiosos artistas franceses.

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    9 En el catlogo del 7 Encuentro, el de 987, un texto de Mara Luisa Rampini se refiere al [] TAPIZ, palabra engaosa encapsulada por siglos en una significacin unvoca. Segn el diccionario de la Real Academia Espaola pao grande tejido de lana o seda y algunas veces de oro y plata en que se copian cua-dros de historia, pases, blasones y sirve como abrigo y adorno de las paredes o paramento de cualquier otra cosa [] sucede que un amplio sector de pblico comparte esa idea tradicional del tapiz tejido adosado al muro como nica posibilidad. El de marzo de 0, la versin digital de ese diccionario contina ofreciendo como acepcin: Pao grande, tejido con lana o seda, y algunas veces con oro y plata, en el que se copian cuadros y sirve de paramento.

    0 Entre ellos Alejandra del Castillo, Eduardo Cardozo, Pablo Conde y Gustavo Real.

    Se exhiben obras de cincuenta y nueve participantes: quince de Argentina, quince de Brasil, dos de Colombia, dos de Cuba, dos de Chile, uno de Mxico, y veintids de Uruguay. Integran el jurado Lus Negrotti de Argenti-na, Joana de Acevedo Moura de Brasil, el artista polaco Anthony Starczewski, Olga Larnaudie y Ana Tiscornia por Uruguay.

    Participan veintisiete artistas de Argentina, dieci-nueve de Brasil y veintitrs de Uruguay. El resto llega de Colombia, Chile, Mxico y Puerto Rico; setenta y nueve en total. El Jurado est integrado por Gracia Cutuli de Argentina, Helosa Crocco de Brasil y Jorge Abbondanza de Uruguay.

    Un texto en el catlogo, firmado por CETU, seala que Dando comienzo una serie de exposiciones retrospec-tivas, el Centro de Tapicera Uruguaya se propone reunir obras de artistas textiles que por su elaboracin, calidad tcnica, y el inters de su propuesta han marcado el de-sarrollo del arte textil en nuestro medio. Hemos escogido en esta primera muestra a la tcnica del alto lizo, kelim o gobelino, por su carcter pionero en el Uruguay.

    4 A mediados del mes de enero muri en Montevideo el tapicista Ernesto Aroztegui. A la contundencia real de este hecho la desaparicin del maestro del arte textil uruguayo, promotor incuestionado de un oficio con escasos antecedentes locales parece vlido agregarle una dimensin simblica. La confirmacin de que es inevitable aceptar el fin de una etapa de protagonismo de manejos artsticos de primera lnea en ciertas tcnicas artesanales. Artculo publicado por la autora en 994, en la revista Arte y Diseo. Esto confirma lo desacertado que es hacer futurologa, sin prever posibles variantes.

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    Jorge Sosa, ese hombre de perfil bajo, cordial y meti-culoso, haba tenido como referencias, desde el comien-zo, a dos grandes artistas uru-guayos de fuerte personalidad y de actitudes imprevisibles. Ubicaba en primer lugar a Ernesto Aroztegui, su maes-tro, quien por su obra, su pensamiento, su generosidad docente y su entrega a un mtodo de formacin pecu-liar, es un punto de partida imprescindible para seguir los pasos de Sosa como artista textil. Estaba despus el pin-tor Manuel Espnola Gmez,

    Maestro: Tejiendo tu retrato descubr que segus vivo para m y para todos los que tuvimos el privilegio de ser tus alumnos. Gracias.

    El Sosa.1

    al que Aroztegui tambin reconoca como mentor. Espnola sigui de cerca el trabajo de Sosa y lo alent en el camino expresivo y temtico que decidi tomar, despus de la muerte de Aroztegui.2 Le dedic adems parte de uno de sus arrevesados textos, aquel que acompaa como Separata una exposi-cin en que Sosa comparta la sala y el con-tenido de ese prlogo con Magali Snchez.3 Ella es justamente la tercera a considerar en relacin a la trayectoria de Sosa, desde que estuvieron juntos en el Liceo Piloto y en el taller de Aroztegui, hasta que siguieron caminos paralelos en las opciones tcnicas, creando mundos propios y diversos en lo expresivo, adems de mantener una amistad duradera que se tradujo incluso en ms de una muestra en equipo.4

    Olga LarnaudieSer y Reconocer(se)

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    Jorge Sosa relata en ms de una entrevista su llegada al Taller Montevideano de Tapices de la calle Jackson, ms de un ao despus de la invitacin de Aroztegui a probar con la creacin textil cuando l terminaba los es-tudios secundarios y de un primer contacto con la tapicera en 1975, en el 2 Encuentro Nacional.5 Una vez sorteada la experiencia del juego inicial de seduccin y rechazo pro-puesto por su futuro docente,6 ingresa al ta-ller y comienza su etapa de aprendizaje. Sosa encontrar despus una explicacin genti-ca a la facilidad y el gusto con que se conecta enseguida con el trabajoso proceso del teji-do, vinculndolo al oficio de ambos padres, quienes se conocieron cuando trabajaban en una empresa textil. Despus de realizar las dos franjas habituales del curso de gobelino alto lizo7, las registra con el nmero uno y fecha su ejecucin entre marzo de 1976 y enero de 1977, en el cuaderno en el que ubica, de acuerdo al mandato de Aroztegui, las fichas de sus obras. Sigue trabajando en el taller bajo la supervisin de Ernesto Aroztegui, y a lo largo de 1977 realiza tres obras de mediana escala. Los dibujos y/o fotografas en blanco y negro que acompaan los datos, dan cuenta de una vacilacin inicial entre el diseo geomtrico (en rbol y El Candelabro), y el uso de representaciones y situaciones humanas caricaturizadas; una figuracin que mantiene

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    en los aos siguientes, y en la que adquiere ms soltura en sus pro-puestas de diseo de todos modos conven-cionales de 1978.8 La calidad del tejido jus-tifica su pronta y doble aceptacin, en una muestra colectiva de tapi-cera, donde exhibe El desencanto, y en el 2 Encuentro de Tapiz Miniatura, en el que Espnola Gmez, nico jurado, destaca una de sus Parejas con un asterisco plateado.Sosa entra al ruedo artstico a los veinte aos. El medio textil, nucleado por la inci-dencia dominante de Aroztegui, y por vas de difusin de concepcin colectiva, lo incluye muy pronto.9 La posibilidad de contar con la informacin de su cuaderno de bitcora, y de seguir cronolgicamente el proceso de sus obras, permite advertir los rpidos resultados de un trabajo sin duda tenaz, a travs del cual logra un crecimiento cultural y sensible que enriquece el diseo previo, al mismo tiem-po que se afirma en la realizacin tcnica, y puede ampliar los recursos expresivos. En un rea artstica en la cual las muestras indivi-duales no abundan, entre otras razones por el tiempo de realizacin que implica cada obra, su presencia en exposiciones colectivas es destacada a travs de distinciones y textos crticos a lo largo de su actividad. Roberto

    de Espada escribe, a pro-psito del 4 Encuentro: Se destaca netamente por sus valores la obra de Jorge Sosa Abrzanos fuerte, su concepcin, sus resoluciones tcnicas impecables, su propuesta

    plstica, lo convierten en la figura ms aten-dible de este Encuentro y en una segura es-peranza para la tapicistica nacional.10

    Excluyendo las franjas de aprendizaje, las ho-jas de trabajo se refieren a treinta y una obras anteriores a su serie final de retratos-home-naje, que no figuran en ese cuaderno. En sus tapices de 1979 y 1980 va afirmando un dise-o distintivo, caracterstico de una primera etapa que se extiende hasta el ao 1990. Se

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    alimenta enton-

    ces en distintos momentos de la historia del arte la pintura flamenca, el expresionismo en diversos tiempos y luga-res, el surrealismo y el hiperrealismo y en ocasiones encuentra un sustento literario.11

    Logra definir su propia imaginera, en la que mantiene su apego a la caricatura, en escenas que proponen una visin del mundo cues-tionadora y sutilmente irnica. Utiliza en-tonces dibujos a tinta para procesar el diseo y comparar ms de una versin, antes de ele-gir aquella que le servir de base para un teji-do en el que incluye otros materiales hilo, sinttico, crin, sisal, e incluso pelo humano para luego incorporar nuevas posibilidades expresivas, e inci-dir a nivel visual y tctil. Presenta un carnaval de suje-tos que visten de acuerdo a sus diferentes ocupaciones,12 una fauna variopinta, ma-yoritariamente humana, en la que aparece incluso un hombre mono.13

    La crtica menciona parte de esa amplia suma de elementos tcnicos y/o expresivos para destacar su envo al IV Encuentro Nacional. Amalia Polleri escribe entonces: Un volun-tario anacronismo campea en los tapices de Jorge Sosa Navegantes y La azotea, con su punta de intencionada referencia a lo actual [], y agrega que Sosa utiliza un dibujo de viejo grabado alemn.14 Mientras que Mer-cedes Sayagus seala que [t]ambin hay humor, surrealismo y caricatura en la muy personal figuracin de Jorge Sosa.15 Alicia Haber observa que tanto Sosa [como] Soto se inscriben dentro de una lnea mural ms tradicional: no renuncian al aspecto narra-tivo de tipo pictrico del tapiz ni a su plani-metra, plasmando en ambos casos un mun-do iconogrfico surrealista con una notable opulencia visual que contiene tambin su cuota de violentacin de lo convencional.16

    Una familia de simios domina la escena y se encuentra con testimonios del pasado huma-no en Telrico descubrimiento, tejido en-tre 1983 y 1984. Otro enorme simio invade el

    espacio del tejido y deja tan slo una franja in-ferior para los humanos en Obsesin monote-mtica, la obra de ma-yor tamao que haba realizado hasta enton-ces,17 para presentarla al VII Encuentro Nacio-nal de Arte Textil. 18

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    Ms que la voluntad de lograr la sugerencia del espacio en una realizacin bidimensio-nal, puede entenderse que el esfuerzo expre-sivo de Sosa tiene el propsito de utilizar al mximo el potencial que le ofrece los nuevos materiales textiles que incorpora para conse-guir la mxima conexin de la superficie del tapiz con la realidad de las ilustraciones, en general fotografas ellas mismas planas, por lo tanto que van reemplazando en for-ma parcial y pronto total, al dibujo, en la resolucin de sus diseos. Su proceso lo va llevando a buscar el logro de una recrea-cin de las imgenes con las cuales compuso cada diseo, a travs de una minuciosa resti-tucin textil. Vale como ejemplo el retrato de

    Toulouse Lautrec, que suma a la pilosidad de la barba y las cejas de una fotografa la curio-sa sensacin de un afiche tejido en el resto de la superficie.

    La serie de seis tapices en homenaje a Ma-gritte conforma un sector diferenciado en su produccin. Su conjunto final, el de los retratos-homenaje, se emparenta a nivel tcnico y expresivo con algunas de las obras dedicadas a Magritte, y tiene como dispara-dor la muerte de Aroztegui. Su maestro ha-ba realizado aos antes una serie de retratos reales y retratos fantsticos, y Sosa haba pen-sado en tejer a su vez el retrato del maestro.

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    Eplogo Yo quera pagarle con la misma moneda y homenajearlo. En ese momento Ernesto se muere, y a mi me provoc un cimbrona-zo muy fuerte y me tranqu, no saba como abordarlo19, recuerda el tapicista. 20

    No aparece ninguna obra fechada entre 1994 y el momento en que Sosa finaliza el retrato de Ernesto Aroztegui en 1998. Cumplido ese desafo de un reconocimiento a Aroztegui, cree haber terminado con el tema retrato, y teje otros dos tapices de la serie dedicada a Magritte. Vuelve despus atrs sobre su de-cisin y se propone retratar a una serie de figuras que han sido en su caso significativas. La lista es extensa, abarca la plstica, la lite-ratura, el cine, la msica. Trabaja un pro-medio de cinco a seis meses por obra, y llega a tejer veintin tapices entre 2001 y 2009, ms el inconcluso retrato de Kafka, al que llega a dedicar dos meses.

    Cuando Jorge Sosa se muda a su ltimo ta-ller, en el segundo piso del Museo de Arte Precolombino e Indgena, llega con varios de tapices; la mayora son retratos. Cuelga algunos de ellos, y los otros quedan enro-llados. Sosa est entonces muy seguro de la calidad tcnica y expresiva que ha alcanzado en su trabajo de tapicista y guarda una respe-

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    tuosa distancia de otros caminos abordados en la creacin textil. Quienes trabajbamos entonces en el MAPI tuvimos la oportunidad de seguir da a da el avance del retrato de Kafka, de acceder en vivo al arduo proce-so de trabajo imaginado pero no visible, de conocer el fotomontaje que haba llevado a un diseo en menor escala, cuya etapa final estaba sobre un papel calco, y de ver el uso referencial de esa ampliacin tamao natu-ral que iba quedando por detrs del tejido. Pudimos participar como espectadores de algunas de sus clases, tambin de la sorpresa de los visitantes uruguayos y extranjeros que se encontraban con su obra al recorrer el museo con el autor dispuesto a responder a sus preguntas.

    La intimidad de su proceso de creacin es-taba all prolijamente ordenada en una de las bibliotecas del taller, dispuesta para el anlisis de aquel que se ocupa de la creacin artstica a travs de la escritura histrica y/o crtica.21 Encontramos all libros y artculos sobre los artistas que haba retratado, tam-bin varias carpetas de recortes y fotografas. Pudimos acercarnos entonces a pruebas tan-gibles de su forma de trabajo y de la dimen-sin afectiva que le daba.22 Durante la etapa en que segua dibujando, Sosa tambin haba usado fotografas como base de sus diseos,

    un recurso que Aroztegui haba avalado en el caso de sus propios tapices.23

    Pas despus, definitivamente, de los dibujos a un sistema de fotomontaje a partir de re-cortes de prensa y de algunas fotos originales en el caso de protagonistas nacionales, para resolver el diseo adecuado, despus de un detallado estudio de las diversas personalida-des a travs de la mayor cantidad de fuentes visuales, histricas y analticas que estaba en medida de conseguir.24 La informacin conservada nos permite conocer las sucesi-vas variantes y enterarnos por ejemplo, de un dibujo agregado sobre la cabeza de Frida Khalo, o encontrarnos con varias fotos de su esposa apoyada sobre el telar, hasta llegar a definir cmo iba a aparecer su rostro, que acompa a Gustav Klimt en su retrato.

    El esperado corte final del retrato de Franz Kafka no alcanz a ser.El tapiz, con el proceso a mitad de camino, qued en el telar, adquiriendo una singular fuerza de comunicacin. La familia de Jorge deci-di dejarlo sin terminar siguiendo, qui-zs sin conocerla,25 la tradicin de las viejas tejedoras andinas, de que ninguna puede continuar un tejido inconcluso tras la muerte de una de ellas.26

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    Catlogo Silenciando Sombras. Galera Latina, Montevideo, 00.

    Conoca en realidad su proceso desde el comienzo, en el Taller Montevideano de Tapices.

    Silenciando Sombras. Galera Latina, Montevideo, 00.

    4 Jorge Soto, el menor de ese tro de jvenes que coincidieron en el Taller Montevideano, se abri despus haca otros medios expresivos.

    5 Ver las entrevistas realizadas para El Monitor Plstico (p. 87) y Dominzain, Olga. Arte textil en el Uruguay. 900-000. Tesis de Egreso Instituto Escuela Nacional de Bellas Artes. Biblioteca IENBA, Montevideo, 006

    6 Quien tuvo entre sus mtodos el poner a prueba la conviccin y el nimo de sus discpulos, como dan cuenta numerosas ancdotas referidas a su propio taller y a la IENBA.

    7 Se trataba de ejercicios establecidos con precisin por Ernesto Aroztegui, para abordar distintas soluciones tcnicas del gobe-lino. Realizadas en blanco, negro y rojo, la segunda inclua un sector que el alumno deba proponer sin supervisin. Informa-cin proporcionada por Rosa Barragn.

    8 rbol es aceptada por Nelson Di Maggio, quien acta como jurado nico en el er. Encuentro Nacional de Tapicera.

    9 Otro de los logros destacables de Aroztegui es liderar una colectividad textil sin formas de competencia visibles, y en que cada situacin expositiva es el resultado de un real esfuerzo plural bajo la responsabilidad de un equipo.

    0 En La Semana de El Da,Montevideo, //980.

    Explcito en el caso de Gabriel Garca Mrquez, obra titulada Un seor muy viejo con unas alas enormes.

    Nos lleva a pensar, por ejemplo, en James Ensor, aunque los personajes ejemplares de Sosa evocan diversos tiempos hist-ricos.

    En la ofrenda de fines de 979, y en Navegantes en servicio de 98-8 en el que rene a los poderosos sobre una barca.

    4 En Magnficos tapices. Semanario Correo de los Viernes, Montevideo, 5/0/98.

    4 En Tapices: la imaginacin al poder. Semanario Opinar, Montevideo, 4/0/ 98.

    6 En El encuentro de tapices: leccin a tener en cuenta. Diario El Pas, Montevideo, 5/0/98.

    7 Continuar optando desde entonces por el gran formato.

    8 Ver los textos de Alicia Haber y Alfredo Torres en relacin a este ltimo tapiz. (p. 74). Es razonable pensar que la simianiza-cin de algunos personajes, e incluso el juego con las diferen-cias de tamao, alude a la historia reciente, y al trmino popular

    gorila, importado entonces desde la Argentina, para referirse a los militares.

    9 Ernesto Aroztegui muere en enero de 994, el deterioro de su salud avanzaba desde tiempo atrs.

    0 Ver p. 87 Entrevista de Pincho Casanova a Jorge Sosa Cam-piglia en su taller de la Ciudad Vieja, Montevideo. Emitida en el programa de televisin El Monitor Plstico por Canal 5, Televi-sin Nacional de Uruguay en octubre de 007.

    La autora tuvo la posibilidad de acceder a otras fuentes de informacin, documentos y minitapices, gracias al aporte de la familia Sosa Azapin, y a varias figuras del arte textil que enten-dieron que la historia se escribe en equipo.

    Su hija Mariana no saba que un texto liceal que ella haba escrito sobre Cneo, estaba all guardado, junto con otras infor-maciones acerca de este artista.

    [] A m no me importa copiar de fotos porque es otro lenguaje, otra escala, otra dimensin y otra materia [] entre-vista a Ernesto Aroztegui en el Pas Cultural , Montevideo, 4 de mayo de 97, n 8. Citado por Alicia Haber en el catlogo de la muestra Cultura y fraternidad en el Museo Zorrilla, de mayo a junio de 005 4 Ver la cita de un texto de Rosa Barragn, p. 76.

    5 A nivel tcnico bien podra haber sido continuado, como se ofreci a hacerlo Magali Snchez.

    6 Ver Carmen Anderson, Arte del Tiempo (pp. 7, 7)

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    Fuentes de informacin

    Catlogos

    Abbondanza, Jorge. El portento redoblado. Silen-ciando Sombras. Snchez, Sosa. Galera Latina, Montevideo, julio-agosto de 00.

    Espnola Gmez, Manuel. Separata, anexada al ca-tlogo Silenciando Sombras. Snchez, Sosa. Gale-ra Latina, Montevideo, julio-agosto de 00.

    Espnola Gmez, Manuel. Fragmento de Separata. Catlogo Citas. Jorge Sosa Campiglia. Tramas discontinuas, Magali Snchez Vera. Centro Mu-nicipal de Exposiciones- Subte, Montevideo, agosto-setiembre de 005.

    Abbondanza, Jorge. El portento redoblado. Citas de Jorge Sosa Campiglia. Tramas discontinuas de Magali Snchez Vera. Centro Municipal de Exposiciones- Subte, Montevideo, agosto-se-tiembre de 005.

    Barragn Deus, Rosa. La impronta del Maestro y sus Discpulos. Citas de Jorge Sosa Campiglia. Tramas discontinuas de Magali Snchez Vera. Centro Municipal de Exposiciones- Subte, Mon-tevideo, agosto-setiembre de 005.

    Sosa Campiglia, Jorge. A propsito de las citas. Citas. Jorge Sosa Campiglia. Tramas discontinuas, Magali Snchez Vera. Centro Municipal de Expo-siciones- Subte, Montevideo, agosto-setiembre de 005.

    Anderson, Carmen. Arte del tiempo. Urdimbre y Trama (retratos) de Jorge Sosa Campiglia. Sala Pedro Figari del Ministerio de Relaciones Exte-riores, Montevideo, agosto de 008.

    Artculos y entrevistas en diarios, semanarios, revistas y formato digital.

    de Espada, Roberto. IV Encuentro Nacional de Tapiz. La Semana de El Da, Montevideo, //980.

    Sayagus Areco, Mercedes. Tapices: la imaginacin al poder. Semanario Opinar, Montevideo, 4/0/ 98.

    Polleri, Amalia. Magnficos tapices. Semanario Correo de los viernes, Montevideo, 5/0/98.

    de Espada, Roberto. Las tcnicas tradicionales, afi-nes y mixtas. La Semana de El Da, Montevideo, 6/0/98.

    Haber, Alicia. El encuentro de tapices: leccin a tener en cuenta. Diario El Pas, Montevideo, 5/0/98.

    Polleri, Amalia. Auge y brillo del tapiz. Semanario Opinar, Montevideo, 9/5/985.

    Haber, Alicia. Entusiasmos y riquezas. Diario El Pas, Montevideo,7/9/985.

    Larnaudie, Olga. VI Encuentro de Arte Textil. Sema-nario El Popular, Montevideo, 6- y 0/8/985.

    Polleri, Amalia. VII Encuentro Nacional de Arte Tex-til. Semanario Brecha, Montevideo, /8/987

    Torres, Alfredo. VII Encuentro de Arte Textil y Tapi-cera. Por caminos plurales Suplemento La Hora Cultural, Montevideo, /8/987.

    de Espada, Roberto. Seriedad y efervescencia creati-va. La Semana de El Da, Montevideo, /9/ 987.

    Revista Humboldt v. 9, N 94.988.

    Haber, Alicia Museo Virtual del diario El Pas (MUVA www.muva.elpais.com.uy/Esp/planta_baja/sala6/info/zoom 998 .

    Conteras, Pilar. Tramas inconclusas: tejidos, memo-

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    ria y homenaje. Semanario Pulso, La Paz, Bolivia, 9 a 5// 999.

    Chara, Mnica. Tramas inconclusas, paseo de los sentidos. La Prensa, La Paz, Bolivia, 8//999

    Abbondanza, Jorge. Dos grandes tejedores. El Pas, Montevideo, 4/7/00.

    Haber, Alicia. Desde la pintura al tapiz. El Pas, Mon-tevideo,7/8/00.

    Charla en la galera Manolo Rivero. El Yucatn, M-rida, Yucatn, Mxico, 8//00.

    Gonzlez Angulo, Gildo. El entramado del arte. El tapiz como forma de expresin. Opiniones, M-rida, Yucatn, Mxico, 9//00.

    Jorge Sosa visual. Suplemento Unicornio. Mrida, Yucatn, Mxico, // 00.

    Haber, Alicia. Tres artistas reciben el Premio Figari. El Pas, Montevideo, 8//004.

    Di Maggio, Nelson. Premio Figari en nuevo espa-cio. La Repblica, Montevideo, 0//005.

    Rocca, Pablo Thiago. Premio Figari 004. De pre-mios y magisterios. Semanario Brecha, Montevi-deo, 4//005.

    Moller, Julia. Entrevista. Programa Periscopio TV. Premio Figari, Canal 5, Televisin Nacional de Uruguay, Montevideo, emitido en 004,

    Di Maggio, Nelson. Dos maneras del tapiz. La Rep-blica, Montevideo, 5/9/005.

    Dominzain, Olga. Arte textil en el Uruguay. 900-000. Tesis de Egreso Instituto Escuela Nacional de Bellas Artes, Biblioteca IENBA, Montevideo, 006.

    Loustaunau, Fernando. El saln de los pasos perdidos. Semanario Bsqueda, Montevideo, /8/007.

    Moller, Julia. Entrevista a Jorge Sosa Campiglia. Pro-grama Periscopio TV, Canal 5, Televisin Nacional de Uruguay, Montevideo, emitido en 005.

    Casanova, Pincho. Entrevista a Jorge Sosa Campi-glia en su taller de la Ciudad Vieja. El Monitor Plstico Canal 5, Televisin Nacional de Uruguay, Montevideo, emitido en octubre de 007.

    Moreno, Ins. Tcnica y tiempo. La Diaria, Monte-video, /8/008.

    Rocca, Pablo Thiago. Retratos urdidos. Semanario Brecha, Montevideo, 9/8/008.

    Tomasini, Daniel. La historia en la trama. Los tapi-ces de Jorge Sosa Campiglia. Revista Dossier N 6, Montevideo, setiembre-octubre de 009.

    Abbondanza, Jorge. ltimo adis para un extraordi-nario tapicista. El Pas, Montevideo, 7/4/00.

    Torres, Alfredo. Jorge Sosa (957-00). Un gobe-linista notable. Semanario Brecha, Montevideo, 6/5/00.

    Bandrymer, Sonia. En el da de hoy falleci el artista uruguayo Jorge Sosa Campiglia AGENDARTE Boletn digital informativo. Montevideo. Ao V - N 46. 4 de Abril de 00. www.agendarteboletindigital.blogspot.com

    http://www.mapi.org.uy/04_exposiciones/sala_jorge_sosa.html

    http://arteycaricaturas.blogspot.com/00/04/fallecio-el-notable-tapicista-jorge.html

    www. Austral Market.com.

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  • No se puede ensear a crear, pero se puede crear un clima que propicie la creacin.

    De Umberto Eco: Para tener libertad creativa, es preciso tener limitaciones. La cuestin es que un alumno no sabe autolimitarse. Es un principio ligado al desafo: el autodesafo, y el desafo a quien limita.

    Los mecanismos de desarrollo de la imaginacin, de encontrar soluciones ingeniosas, de dominio de la materia, de expresividad, funcionan mejor cuando se cambia de tcnica con bastante frecuencia.

    Es mucho ms importante el ensear a investigar una tcnica, que el ensear una tcnica.

    La variedad de tcnicas a investigar se justifica, porque existe la posibilidad de que alguna persona se conecte con una o ms tcnicas, o sepa que no se conecta con ellas.

    Existe un potencial interior ilimitado en cada persona. Las limitaciones dentro de una tcnica ayudan a la exteriorizacin de ese potencial.

    En el aula, el alumno es ejercitado para hacer crticas objetivas y subjetivas. Las crticas objetivas no existen. Las subjetivas tienen un valor relativsimo.

    El alumno es llevado a hacer lo que le gusta, lo que desea y lo que siente, si es que l sabe que le gusta, desea o siente. Pero tambin aquello que no le gusta, no desea o no siente.

    Si usted deja salir para afuera todo lo que tiene adentro, se salvar, si usted no deja salir para afuera todo lo que tiene adentro, se destruir (Evangelio segn San Juan, apcrifo).

    El profesor deber utilizar cualquier mtodo y cualquier recurso para lograr que el alumno deje salir para afuera Los fines justifican los medios.

    [] Entre las pocas ideas que tengo como ms o menos verdaderas en cuanto a la creatividad artstica, podra sealar la importancia de lo irracional, los mensajes del inconsciente; movilizan la motivacin y el comienzo de una obra, proporcionan la misteriosa esencia de la famosa triloga de lo matrico-ontolgico-metafsico, sin lo cual parecera que un obra de arte no existe como tal. [] Podra casi aceptar que el tema de mis retratos no es el del personaje retrato sino una pretendida ambigedad que deseo llegue al espectador, la contradiccin que surge entre lo anecdtico y lo plstico. [] No. Sobre el hecho plstico, sobre la emocin esttica es intil todo lo literario que se le agregue. O casi. Y ms an cuando escribe un no escritor, que est obligado a hacerlo por causa de un catlogo. Hacer un autorretrato en palabras, no. Plstico s. Pero no.

    Algunos de los principios tcnico-didcticos del mtodo de Ernesto Aroztegui.

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    Ernesto Aroztegui. Catlogo 42 Bienal de Venecia. Montevideo, 1986.

  • Cuando uno ama a una mujer encuentra en sus ojos todos los ojos, todas las caderas en su caderaEsa multiplicidad tan solo la puede dar la unidad

    Gustavo Wojciechowski

    Poema colocado por Sosa en uno de los parantes de su telar

  • La identidad secreta (Serie: Homenaje a Ren Magritte)2000- 1,50 x 1,70 m.

  • 4

    La otra y el otro (Retrato de Frida Kahlo y Diego Rivera)2004- 2,00 x 1, 50 m.

  • 4

  • 51

    Almizcle y Trementina (Retrato de Juan Manuel Blanes y Carlota Ferreira)2002- 1,55 x 1,90 m.

  • 52

  • 53

    El paraso perdido del aduanero (Retrato de Henri Rousseau)Dedicado a Esther Reitzes2008- 1,50 x 1,70 m

  • 54

  • 55

    Polimorfismos picassianos (Retrato de Pablo Picasso)2009- 1,48 x 1,75 m.

  • 5

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  • 5

    Todas las noches (Retrato de Toulouse-Lautrec)2006- 1,20 x 1,60 m.

  • 5

  • 5

    Compartiendo el silencio (Homenaje a Gustav Klimt)2002- 1,60 x 1,90 m

  • 0

    Piezas del fotomontaje para el tapz Ingmar Bergman y el sptimo sello

  • 1

    Antes del silencio (Retrato de Ingmar Bergman)Dedicado a Israel Lublinerman.

    2009- 1,32 x 1,75 m.

  • 2

    El ojo (Retrato de Jos Gurvich) 2005- 1,27 x 1,79 m.

  • 3

    Fragmentos (Retrato de Leonardo Da Vinci)2007- 1,40 x 1,70 m.

  • 4

    Elementos vinculantes (Retrato de Paul Klee)2010- 1,38 x 1,72 m.

  • 5

    Descubriendo a Julio (Retrato de Julio Cortzar)Dedicado a Jaime Gil.2007-1,60 x 1,37m.

  • Gabo y la mariposa (Retrato de Gabriel Garca Mrquez)2008- 1,27 x 1,70 m.

  • Retrato Circa 2005

  • Semblantes y grafismos (Retrato de Vincent y Theo Van Gogh)2003- 1,38 x 1,78 m.

  • Las caras de la moneda (Retrato de Gala y Salvador Dal)2005- 1,40 x 1,70 m.

  • 0

  • 1

  • 2

    Jorge Sosa

    y sus vidas tejidas.

    Fue en el clima del taller de Aroztegui que se forj la per-sonalidad artstica de Jorge Sosa. Haba conocido al maestro durante sus clases de dibujo en enseanza secundaria. Invitado a acercarse al taller en un posterior encuen-tro, el joven se sin-ti inmediatamente identificado con el arte textil. Empren-di as el camino de un aprendizaje arduo, que implica vivir un tiempo, otro, punto a punto, tiempo hecho de amor y paciencia. Fue entretejiendo virtuosismo tcnico y urgencia creadora, definiendo una identidad arts-tica con perfiles propios. Y un da surgi la idea de rendir homenaje al maestro. Maduraba ya el proyecto cuando Ernesto Aroztegui falleci. Fue un momento de inflexin que conmovi a Jorge Sosa desde lo ms hondo de su ser, en la vivencia desgarradora del duelo, las tensiones entre la ausencia y el recuerdo, el temor reverencial ante la responsabilidad de tejer la esencia de una personalidad. Los hilos que unieran las vidas de maestro y discpulo se entretejieron para determinar la realizacin de una obra que sealara una trayectoria futura. [] Jorge Sosa retrata a Ernesto Aroztegui en un juego de miradas y de espejos. El maestro mira y se mira en un desdoblamiento isomrfico y anamrfico. Sosa apela al anamorfismo que Aroztegui empleara en su propio hacer creador para producir un vnculo evocador que entreteje al maestro y su obra. La superficie del tapiz se convierte en dimen-sin de espacio-tiempo, la personalidad no se reduce a una representacin nica sino mltiple, como las muchas metamorfosis que el proceso vital imprime en cada ser.

    [] [L]as citas evitan decir peor lo que otro dijo y dijo bien, y adems muestran siempre una direccin, una preferencia que ayuda a comprender al que la usa.

    Julio Cortzar, El examen.

    AN

  • 3

    Arte textil, Arte del tiempo.

    [] La vida de quien teje es una vida tejida;

    largas horas transcurren junto al telar. Las anti-

    guas tejedoras andinas eran sepultadas junto a su

    instrumental textil, y la tela que haba quedado

    inconclusa en el telar no poda ser continuada por

    nadie ms. El arte textil, como la msica, es un

    arte del tiempo. Cada cruce de trama y urdim-

    bre, como cada nota musical, va constituyendo en

    sucesin la composicin total. Por su naturaleza

    misma el textil implica ordenamiento estructu-

    ral. Una comn raz lingstica liga los trminos

    orden y urdir. El acto de colocar la urdimbre

    lleva implcito el concepto de comienzo, la accin

    de tejer simboliza el proceso constructivo y crea-

    dor []. El textil es orden y hechizo y tambin

    la esencia misma de la transmisin de un men-

    saje compuesto a partir de unidades mnimas de

    sentido. [] En cada pasada de trama quien teje

    debe tomar infinitas decisiones, considerando a la

    vez el rigor lgico de la estructura y la flexibilidad,

    textura y matiz de la fibra empleada. []

    Carmen Anderson.Curadora Urdimbre y trama (retratos), 2008.Fragmentos del texto Arte del Tiempo.

  • 4

    Obsesin monotemtica

    Jorge Sosa es un destacado tapicista que maneja con gran oficio el gobelino. Expresa en l, a travs de una lnea figurativa, diversos temas con elementos de poderosa fantasa. Plasma as nuevas temticas, insistiendo en la bsqueda del uso del color que singulariza a los movimientos de ruptura de la dcada del 80. Ha creado diversas obras basadas en personajes. Parte en general de la fotografa como referente esencial y luego cambia la realidad con colores y efectos especiales. Este tapiz se integra a toda una serie de temtica dedicada a la figura de un simio. En l, Jorge Sosa, con depurado y sabio uso del oficio, expresa un mundo de fantasa en el que predomina la enorme cara simiesca, imponindose a las figuras cotidianas de la realidad. Lo animal predomina en la realidad humana y ese rostro imponente genera un clima inquietante. Hiperrealismo y fantasa se entremezclan en este tapiz que habla tambin de nuevos senderos expresivos del arte uruguayo de los aos 80.1

    Alicia HaberDirectora del MUVAMuseo Virtual de Artes El Pas http://muva.elpais.com.uy

    1 Este tapiz figura en la sala 6, planta baja del Museo Virtual de Artes El Pas, es-pacio virtual de Arte Actual, junto con obras de Hugo Longa, Fernando Lpez Lage, Carlos Musso, Carlos Seveso, Alvaro Pemper, Virgina Patrone y Ernesto Vila. La muestra se dedica a una de las tendencias fundamentales de estos aos: la nueva expresin de la interioridad, de la intimidad, de la subjetividad de lo inconsciente, y diversas exploraciones del color en el terreno de la pin-tura y el tapiz.

    Sumergindose en una irona de neta

    acentuacin humorstica, Sosa consigue una de

    sus mejores realizaciones. A su vigorosa, fecunda

    capacidad de ejecucin, suma un impactante

    valor de imagen. Metforas de variadas lecturas

    interpretativas, dominada por una enorme cabeza

    de mono que se cierne sobre una farandulesca

    procesin humana. Posiblemente, una

    contempornea, terrena y cida reinterpretacin

    de la proporcionalidad medieval donde el tamao

    de las figuras guardaba una celosa relacin con el

    rango jerrquico divino.

    Alfredo Torres. VII Encuentro de Arte Textil y Tapicera. Por caminos plurales Suplemento La Hora Cultural. Montevideo, 22 de agosto de 1987.

  • 55

  • [] El recorrido expresivo de lo plstico y artesanal de Magali Snchez y Jorge Sosa me retrotrae a los co-mienzos de los aos setenta con cierta ambivalencia. Por un lado fueron aos estremecedores, de aconte-cimientos polticos, sociales y culturales imbricados indisolublemente entre s, dira inseparables, donde la destruccin del tejido social foment, analizado a la distancia, la contrapartida en nuestra sociedad que fue la necesidad de agruparnos y crear. Salvarnos del dolor y la soledad en un lugar de encuentros, de in-tercambio de informaciones y por qu no, de empe-cinada resistencia en la creacin. [...] Tericamente, y toda teora es discutible, pensamos que el Taller Montevideano de Tapices fue en parte un refugio y salvacin a la vez; crecimos tcnica y plsticamente bajo una estructura pedaggica singular, maleable, sin imposiciones vanguardistas, pero con la libertad propia y la bsqueda permanente de la experimen-tacin. [] En estos ltimos aos cada uno de ellos deriv a formas expresivas que difieren primero por el tamao. Magali vuelve a la miniatura y Jorge se mantiene en una escala macro, y segundo por el con-tenido. [] Jorge Sosa lo hace recreando la temtica del maestro, transformndola en sus enfoques, con firmeza y ambicioso recorrido. Con resultancias mo-vilizadoras pulsa las imgenes del retratado a partir de una exhaustiva biografa, amontona datos, se mete en las entraas de los agonistas, y busca afinidades entre sus existencias y lo an desconocido de ellos. De sus magnficos retratos se desprende la pasin, el desvelo, la entrega, y una filosa evaluacin psicolgica de estos personajes.

    Rosa BarragnTapicista y docente de tcnicas textiles e historia del arte textil en Uruguay. Compaera en el Taller Montevideano de Tapices.

    La impronta del maestro y sus discpulos. Catlogo de la exposicin Citas de Jorge Sosa Campiglia/ Tramas discontinuas de Magali Snchez Vera.

    Fue a fines de los aos 70 que me encontr con el

    muy joven Jorge, en el acogedor espacio del taller

    de Aroztegui. Era un tejedor disciplinado y ese

    rigor que se fijaba para su labor, le permita cumplir

    con su trabajo en una empresa y atender a sus

    bsquedas expresivas y su afirmacin tcnica, cuando

    poda concurrir al taller. Algunos fines de semana

    aprovechaba horas ms largas, para tejer a partir

    de ideas esbozadas y luego delineadas en general en

    la propia urdimbre. El maestro (como llambamos a

    Ernesto entre nosotros) era una referencia constante,

    que estaba ah creando , y no intervena si no lo

    solicitbamos. Cuando cualquiera de los tres jvenes

    que compartan el taller (Magali, Jorge Soto y nuestro

    Jorge) lo requera, contestaba con ms preguntas y era

    muy fino en las respuestas para que cada uno buscara

    su camino.

    Recuerdo las etapas que fue recorriendo Jorge, y su

    honestidad en las bsquedas. Recuerdo a Cecilia,

    su compaera, que lo pasaba a buscar. Me contaba de

    sus proyectos de conformar una familia, y observaba

    mucho a mis hijos y a Eugenia, la hija menor de

    Ernesto. Esa es la palabra, l observaba a los seres

    humanos, y luego volcaba esa mirada en miniaturas

    tejidas. Su paisaje humano estaba tambin alimentado

    por lecturas.

    Beatriz FernndezTapicista y docente. Compaera en el Taller Montevideano de Tapices.

  • Acerca de su eleccin por el arte textil: Si me hubieras preguntado esto el da que decid ir al taller de Aroztegui, te hubiera dicho que por descarte, que fue una posibilidad entre otras, y a lo sumo la curiosidad. Despus de casi veinticinco aos de estar en el tapiz, que ya hace tiempo forma parte de mi vida, entiendo que la figura de Aroztegui motiv el acercamiento. La vida te da algunas oportunidades, y yo acept una de ellas. Desde el primer da en que me sent frente a un telar sent la maravillosa situacin de estar conectado con lo que estaba haciendo, y todava hoy puedo decir que esa conexin se mantiene intacta. Independientemente de las posibilidades formales que la tcnica me otorga para materializar ideas, consolidar plsticamente un mundo interior, el oficio me gusta. En alguna oportunidad he tejido con diseos de otra persona disfrutando del trabajo, sin los conflictos o angustias que el proceso de creacin produce.2

    Acerca la ubicacin de su obra y de la etapa en que se encuentra: Me considero un artesano que luego de muchos aos de trabajo ha alcanzado un nivel de depuracin tcnica im-portante. Si bien la tcnica del gobelino es el soporte formal, entiendo que en alguna medida hay una bsqueda permanente de enriquecer con aportes personales este medio expresivo. Pienso que esto es lo ms valioso que tienen las formas expresivas tradicionales, la posibilidad que dan al individuo que las aborda de explorar dentro de las mismas. [] Hoy me encuentro en una etapa que podramos denominar de trnsito. La creacin es un proceso que de pronto se sabe o se intuye donde empieza, pero no dnde termina. Es difcil de definir, pero cuando parece que la cosa se agot y sobrevienen estados de angustia (motor de la creacin) aparecen mecanismos que te permiten seguir la ruta. Por eso pienso que definitivamente lo nico que sirve es: trabajar, trabajar y trabajar.

    Olga Dominzan Entrevista a Jorge Sosa (Fragmentos)1 Montevideo, 2006

    [] La urdimbre est fija en el telar, esqueleto vaco y expectante. La trama, llevada por mi mano, se entrelaza en ella cumpliendo, en un solo acto, las tres funciones imprescindibles: recubrirlo de cuerpo, volverlo tangible, dotndolo de un volumen que ocupe lugar en el espacio []. La trama da sostn fsico, figuras y colores. Para que esos sueos o deseos pre-imaginados se vuelvan realidad. [] Y as comienza el viaje. Una urdimbre desnuda, un montn de hilos que fueron fabricados para menesteres ms prcticos, como coser ropas o botones, y una imagen en papel como gua [].

    Magali Snchez Fragmento de Tejiendo con tramas discontinuasCatlogo Jorge Sosa Citas / Magali Snchez Tramas discontinuas, Subte, Montevideo, 2005

    1 Olga Dominzain (tapicista y docente): Arte textil en el Uruguay. 1900-2000. Tesis de Egreso Instituto Escuela Nacional de Bellas Artes, Montevideo, 2006.2 En el cuaderno manuscrito en que detalla el orden, caractersticas y destino de sus obras, siguiendo el consejo de Aroztegui, registra dos tapices (Constructivo 1 y 2), realizados en 1980, a partir de un diseo de Julio Mancebo.

  • [] por otra parte, cuando

    aborda el retrato de Aroztegui,

    por ejemplo, a travs del cual

    detiene una potencia equiva-

    lente, diramos, a la del gran

    Siqueiros, ms por la tensin

    interna pero visible que por

    la macicez densa del rostro, se

    sita muy, pero muy alto al tope

    de cualquier escala hiper- exi-

    gente. [] Al joven tapicista

    mencionado se le vol el terri-

    torio nacional debajo de sus pies.

    Qued en el aire, a solas con sus

    sesgos preferenciales, sin marti-

    rizarse demasiado con problemas

    identificatorios fundados en los

    talantes externos al propio suelo

    que pisa [].

    Manuel Espnola GmezFragmentos del texto incluido como separata en el catlogo Silenciando Sombras, Snchez / Sosa. Julio de 2001.

    0

    AJS

    C

  • 1

  • 2

  • 3

    Retratos urdidos

    Fue un alumno aventajado del pionero del arte

    textil uruguayo, Ernesto Aroztegui, y consigui no

    pocos reconocimientos por su labor como tapicista,

    entre los que destaca el Premio Figari 2004 que

    otorga el Banco Central del Uruguay a la trayectoria

    artstica. Jorge Sosa Campiglia vuelve a sorprender

    con una muestra de grandes retratos en gobelino.

    Los personajes paradigmticos de la cultura universal

    son redimensionados por el artista, solos (Garca

    Marquez, Toulouse-Lautrec, Ernesto Aroztegui,

    Julio Cortzar, Magritte, Espnola Gmez,) o en

    mticas alianzas ( Frida Kahlo y Diego Rivera, Gala

    y Dal, Theo y Vincent van Gogh, Leonardo y Mona

    Lisa) casi siempre multiplicados por trasvasamientos

    simblicos, saltos en tiempos y mundos narrados

    que duplican la presencia de estos personajes en una

    escalada vertiginosa, sin solucin de contigedad.

    Destaca sobre todo la refinada tcnica del tapiz,

    con un toque por momentos hiperreal, como una

    fotografa tramada en el spero color, pero por

    momentos tambin surreal, como en el relieve

    capilar que crece en algunas partes de los rostros

    e interpela al espectador con su desmesurada

    materialidad...

    Pablo Thiago Rocca Brecha, Agosto de 2008

  • 44

  • 5

    [] Debe ser nica en el panorama mundial del

    tapiz contemporneo, la obstinacin de algunos

    uruguayos al trasladar los valores, las dificultades

    y la hondura del retrato pictrico a una superficie

    tejida, como si la aguja y la lana pudieran responder

    con idntica fidelidad que la pincelada o la lnea.

    Y lo notable es que Sosa consigui que ese camino

    tan inslito respondiera como pretenda y lograra

    convertir el tejido en un instrumento de fantstica

    docilidad, para trasplantar uno de los gneros ms

    comprometedores, ampliando incluso esa destreza

    para ejercitarse en el paisaje. Como suele ocurrir

    con los tapicistas nacionales, Sosa hizo todo con

    sus propias manos, desde el diseo inicial en el

    cartn hasta el resultado final, a travs del laborioso

    y prolongado proceso que supone el tejido, que en

    el caso de piezas de gran formato exige una tarea de

    varios meses en jornadas absorbentes frente al telar.

    Esos desafos y esa dedicacin con su brillante

    producto son lo mejor que ahora queda para

    custodiar la memoria de un artista que entreg al pas

    la suma de su sensibilidad y su inagotable empeo.

    Jorge Abbondanza Fragmento de ltimo adis para un extraordinario tapicistaDiario El Pas, 27 de abril de 2010.

    5

    AN

  • Entrevista de Pincho Casanova

    a Jorge Sosa Campiglia,en su taller de la Ciudad Vieja,

    Montevideo.

    Emitida en el programa de televisin El Monitor Plstico por Canal 5, Televisin Nacional de Uruguay en octubre de 2007.

  • PC: Qu ests tejiendo ahora?JS: Ahora estoy tejiendo un retrato de Julio Cortzar, pas de los plsticos a los escritores, un poco para salir de la temtica de la plstica.

    PC: Las personas son siempre un motivo, en parejas o solas

    JS: El tema de los retratos arranc con un pri-mer retrato que fue el retrato de Ernesto Aroz-tegui que fue mi maestro. En un momento dado resolv hacerle un homenaje al maestro y se me ocurri porque sent que tcnicamente estaba preparado como para hacerlo sent la necesidad de hacerle un homenaje y hacer un retrato de l.

    Ernesto, sospecho que fue una de las primeras personas en el mundo y en la historia del textil que se meti con el retrato. La figura humana fue abordada por el textil, pero la recreacin fisonmica de personajes reconocibles creo que es la primera persona en el mundo. Yo quera pagarle con la misma moneda y home-najearlo. En ese momento Ernesto se muere, y a m me provoc un cimbronazo muy fuerte y

    me tranqu, no saba cmo abordarlo. Me cos-t mucho elaborar el duelo, no poda elabo-rarlo, en definitiva. Estuve como dos aos con el proyecto y no lo poda concretar y en deter-minado momento me largu con una idea que se me ocurri hacer. En la obra la fisonoma de l, realista iba a aparecer, lo que me costaba era redondear la obra y me decid por un diseo y ah me largu. Cambi mi disciplina de traba-jo; trabajaba en tapiz despus de trabajar ocho, diez horas en una empresa, o sea que le dedica-ba el cansancio al tapiz. Entonces decid hacer al revs, levantarme a las cuatro de la maana, dedicarme al tapiz y despus lo que sobraba se lo dedicaba al otro trabajo, las ocho horas.

    PC: Ya no ests ms dedicado a las ocho ho-ras?

    JS: No hace cinco aos que estoy dedicado a esto, gracias al aporte de una familia de colec-cionistas, el matrimonio Lublinerman-Reitzes, que me estn apoyando con mi obra, adqui-riendo mi obra, y hace cinco aos que me puedo dedicar de lleno todo el tiempo a tejer.

  • Te sigo con el cuento. Yo genero un clima educativo de Ernesto. Cuando empec el retra-to estaba solo absolutamente, en una hora en que todo el mundo duerme, pona la msica que escuchbamos en el taller, cree un clima educativo del Viejo. Y fue una de las expe-riencias creativas ms impresionantes que tuve. Por un lado pude elaborar ese famoso duelo y por otro lado me di cuenta que el Viejo no estaba muerto, que el Viejo estaba dentro de uno, que todo lo que haba sembrado es-taba viviendo de alguna manera dentro de m. Cuando estaba por terminar la obra, porque la idea era hacer un retrato y nada ms, adems yo tena cierto prejuicio con el retrato: una obra hecha por encargue y esas cosas, dije: Por qu no seguir haciendo una serie de retratos de creadores que si bien no tuvieron la influencia tan fuerte de Ernesto, pero que fueron refe-rentes en algn momento de mi vida? Enton-ces elabor una lista de referentes, que van des-de la plstica, la msica, la literatura, etc.

    Y se me present un primer prejuicio. Trato generalmente de vencer los prejuicios, pero siempre tenemos alguno. Era la comparacin que poda haber entre lo que haba hecho Er-nesto y lo que estaba haciendo yo, adems el prejuicio del retrato. La obra posterior fue otro tipo de obra, que estaba en otra lnea, y cuando la termin me dije: Qu me importan los prejuicios, lo que tengo ganas de hacer es el retrato, homenajear un montn de artistas que yo admiro o que fueron referentes!

    Volv a la lista y entonces apareci Espnola Gmez, apareci Cneo, Figari, Gurvich. Em-pec por los ms prximos. Espnola Gmez

    para m fue otra figura fundamental, cercana, con el que pods tener contacto fsico, haba una cosa ms emocional tambin. Fue la nica persona que pudo ver la obra, pude constatar su reaccin.

    PC: Cmo fue?JS: Fue una cosa lindsima. Fue una eta-pacuando empec con los retratos cuando mas contacto tuve con l. Yo lo conoc a los 20 aos en el taller de Ernesto, con 20 aos con mucha inexperiencia, conocerlo fue una experiencia muy fuerte. Pas un tiempo, yo saba que a Espnola le interesaba mi obra porque me manifest siempre una profunda admiracin por mi trabajo y su respaldo para que siguiera haciendo lo que estaba haciendo. Cuando empec con los retratos empez una vinculacin con Espnola, porque l supo del retrato de Ernesto, se lo llev para que lo viera y empez una serie de alabanzas. Bueno, es irreproducible todo lo que me dijo Espnola.

    Yo le plantee que entenda todo lo que me deca desde el punto de vista tcnico, pero des-de el punto de vista expresivo: le dice algo la obra? Y me mira y me dice: Pero djese de joder! Usted es consciente de lo que acaba de hacer? La verdad que no.

    Y bueno con su espaldarazo segu con los re-tratos, ya van como doce

    PC: Y por qu tus dudas respecto a lo expre-sivo?

    JS: No s si son dudas, pero el tema es que cierto sector crtico del Uruguay alaba en mi obra es la minora, vamos a aclarar conva-

  • lida el nivel tcnico, porque eso es irrefutable. El nivel tcnico que yo adquir en lo textil creo que tiene pocos equivalentes, hay cosas que rompen los ojos. Lo tcnico es un soporte que t tienes para expresar lo que t quieras, para concretar lo que quieras expresar. Tiene que haber un acuerdo entre lo tcnico y lo expresi-vo. En ese momento el viejo me estaba convali-dando que haba una unidad, una coherencia, entre lo que uno pretende y el soporte que est utilizando. Y dudas, porque la duda es algo que un creador tiene que tener permanentemente, la certeza no funciona ac.

    PC: Cuando vos te largas a hacer un tapiz de este tipo, ya tens una idea previa, una ima-gen o vas haciendo a medida que vas tejiendo?

    JS: No, lo primero que hago, porque no es recrear la fisonoma, la carita de fulano de tal, tiene que haber un sustento, un contenido, lo primero que hago es investigar.

    A ver un ejemplocualquiera de ellos puede funcionar, pero [Ren] Magritte, por ejemplo, que es uno de los pintores con el que me sent siempre muy conectado. Incluso tengo una serie que es un homenaje a Magritte, por que tom elementos de la obra de Magritte que los incorpor a mi obra, en otro momento, no en el momento de los retratos. Cuando abordo el retrato de Magritte comenc a comprar libros, como hago siempre, libros de arte o biografas, o lo que haya en el mercado editorial o lo que yo pueda comprar, por que los libros son car-simosempec a hurgar y me sent, adems de conectado con la obra con el Magritte creador. Hay una fotografa que muestra que si hay una fisonoma despegada de lo que podemos pensar

    del prototipo del artista, es l. Es un individuo hasta comn, que puede ser el vecino de al lado. El hombre trabajaba en su casa- haban fotos-que era una casa pequeo burguesa con el comedor, la lmpara arriba de la mesa, la mesita con el mantelito y es un poco tambin mi vida, porque yo tambin soy un pequeo burgus, que trabajaba en su casa. Magritte a la hora de almorzar, corra el caballete, se senta-ba a comer y terminaba de comer y segua con su pintura, una cosa muy domstica, apartado de la imagen de un artista bohemio. Desde ese punto de vista me siento sumamente conectado con l y con la obra, ni que hablar. Entonces la idea fue trabajar con la imagen de l, en dos etapas de su vida, sacadas de dos fotografas, utilizar conos magrittianos: la lechuza, la palo-ma, los pinos, los personajes vistos de atrs, los sombreros y generar una composicin educa-tiva de la obra pero hecha a la manera de Sosa. Porque estos personajes no estn trabajados igual, hay una tcnica distinta.

    PC: Ah lo vemos con Gurvich y lo vemos con Blanes.

    JS: Hay una mecnica, Ernesto siempre habla-ba que el creador tiene mecanismos para crear. Entonces empec a generar mecanismos que en apariencia pueden ser iguales, pero como el personaje siempre es distinto, la historia es distinta, el proceso de creacin de la obra siempre es una experiencia distinta. Nunca siento que estoy haciendo lo mismo, el da que me pase eso me meto en otra cosa.

    La experiencia con Van Gogh fue impresio-nante; yo lea las Cartas a Theo, cuando tena diecinueve aos. Cuando me met a hacer el

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    homenaje, volv a leer las cartas y fue emocio-nante darme cuenta lo que haba influido en m haber ledo eso, incluso l habla de su ad-miracin a los tejedores y yo no me acordaba. Entonces se empiezan a dar una serie de rela-ciones

    PC: Cmo empez el vnculo con los tejedo-res?

    JS: El primer contacto fue con Ernesto Aroz-tegui, porque l fue mi profesor de dibujo en primero de liceo y en cuarto. Cuando estaba por terminar sexto me encontr con el Viejo en la parada del mnibus. Le digo el Viejo porque me acostumbr con la gente de Bellas Artes a decirle as, l se autodenominaba el Viejo y me qued la costumbre. Me invita a aprender, a hacer el curso de tapiz. Me dijo: Si usted no tiene una carrera definida, de repente por el lado del tapiz, puede generarse una ca-rrera, una profesin. No le hice caso, me anot en una carrera, hice un ao que lo termin, peor abandon. Al ao siguiente me voy al ta-ller de Ernesto en la calle Jackson. Me atendi en la puerta y me tuvo una hora dicindome todas las razones por las que no poda aprender tapiz.

    PC: Contame alguna, qu te deca?

    JS: Que era una tarea muy lenta, en este mo-mento no me acuerdo de todas

    PC: Que te dobla la espalda

    JS: No, no, esa no fuepero me di cuenta ms tarde que l estaba probando mi resistencia, si yo aguantaba todas esas objeciones de repente pasaba la prueba. Cuando no pudo conven-cerme me hizo pasar al taller y estuvimos tres

    horas conversando, planificando el comienzo de cursos. Cuando empiezo el curso, lo hace-mos con telar chico que se llama telar de clase. Cuando me siento por primera vez a tejer en un telar no tena idea de lo que estaba hacien-do. Haba visto tapices pero no saban cmo se hacan. No saba lo que estaba haciendo pero tuve enseguida una conexin inmediata con el medio, eso que yo estaba haciendo algo tena ver conmigo.

    PC: La lana tambin?

    JS: Con los materiales, todo lo que estaba uti-lizando tena que ver conmigo porque no te digo que fuera fcil, hay un tema de aprendi-zaje, de recursos, pero nunca me cost, nunca lo hice forzado. Vaya a saber porque Algo gentico, no s.

    PC: Qu misterio!...

    JS: Despus de mucho tiempo creo que algo tiene que ver porque mis padres estuvieron vinculados al textil, pero a la industria textil. Mi padre dentro del campo de la tintorera. Mi pap es una persona que no termin la escuela. Naci en Rocha, cuando viene a Montevideo hace una serie de trabajos de albailera hasta que por azar consigui un trabajo en una f-brica textil. Era una persona que tena muchas ganas de aprender. Uno de los ingenieros qumicos que trabajaba era un hngaro que haba venido con un caudal de conocimientos muy importante despus de la Segunda Guerra Mundial. Y vio en l aptitudes para el trabajo y para aprender, entonces le ense todo el oficio.

    PC: Qu era?

  • 1

    JS: Que era preparar las tintas para teir las telas. Fijate que lleg a un nivel -mi viejo-que los Ingenieros Qumicos venan a preguntarle a l como hacerme conmueve.

    Mi Vieja trabajaba en los telares. Cuando se cas qued embarazada y dej de trabajar, en esa poca las mujeres tenan sus hijos y dejaban el trabajo. Hace poco me dijo: A m no me gustaba lo que haca, pero ahora estoy segura que me siento en un telar y no me olvid de nada. Me dije que las cosas tienen sus conexio-nes, de repente por ese ladoporque no pue-do explicarme como te sents frente a algo que nunca viste en tu vida y es como si lo hubieses hecho siempre. Algo de eso hay

    En la planta alta del local frente al telar donde teje el retrato de Cortzar.

    JS: Con respecto a la tcnica que yo utilizo bsi-camente esto sera lo que llamaramos gobelino tradicional. En realidad Gobelino es una marca, en el siglo XV se establece en Francia, en Pars una fbrica. Era la familia Gobelin, eran unos tintoreros que reclutaron tejedores y formaron la fbrica de tapices Gobelino. Por extensin todo lo que es parecido a eso se llama Gobelino. El tema es que cuando se produce la revolucin industrial todas las manufacturas textiles se vie-nen abajo, las artesanales. La fbrica de Gobeli-no que tambin haca todas telas que se utiliza-ban entra en decadencia. El tejedor era tejedor y el artista era el pintor cartonista que haca los diseos. El tejedor respetaba una tcnica mo-noltica de la que no se poda apartar. Cuando

    en el siglo XX empieza una revalorizacin del textil, en Europa surgen dos escuelas, la polaca y la catalana. A mi criterio la que mas aportes dio fue la polaca.

    PC: En qu se basa la tcnica del gobelino?

    JS: El gobelino no empieza de la nada. Cuando hablamos de textil hay dos elementos bsicos, el bastidor que es el soporte donde se pone la ur-dimbre. La urdimbre y la trama, dos elementos que se unen para conformar un tercer elemento que es la tela. La urdimbre son estos, los hilos de algodn y la trama formada por los hilos de co-lor, en este caso. La lana la compro en cualquier lanera y lo que hago es mezclarla para conseguir los matices que necesito. [Teje]

    PC: Esto es gobelino?

    JS: Esto es tejido. Te quera contar que en una oportunidad me encontr con un belga ac en Montevideo, me dijo que lo que estbamos haciendo en Uruguay era un mal uso del tr-mino, porque gobelino es una marca y tiene una serie de recursos que son estrictos. Que en Uruguay se daba un caso muy particular, que habamos inventado una forma de tejer. Que habamos incorporado el gobelino y el uso de texturas, por eso te hablaba de las escuelas polacas que empiezan a utilizar las fibras como medio expresivo. En Uruguay en la dcada del sesenta el Viejo Aroztegui se puso a investi-gar, porque tena inclinaciones para el lado de lo textil. Hizo el proceso del hombre primitivo que agarra un bastidor, le pone unos clavitos, arma una urdimbre precaria y empieza a pro-bar a ver que le sale. Y empez a descubrir co-sas en el tejido.

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    PC: Cmo qu por ejemplo? JS: Que mets un color dentro de otro y logras un degrad, una sensacin de claroscuro. Es un proceso lentsimo que le llev aos. En un mo-mento dado empez a comprar libros, no ac, porque no haba nada. Porque en Uruguay no hay tradicin textil. Y empez a cotejar lo que haba descubierto con lo que ya exista y adems hizo un relevamiento de todas las posibilidades textiles desde los orgenes hasta lo contempor-neo y gener una sntesis que dio lo que yo lla-mo la Escuela Arozteguiana de Textil que no tiene equivalentes en ningn lado. Porque los que estaban metidos en lo tradicional siguieron y siguen con lo tradicional; los que se metieron con la experimentacin hasta se divorciaron del tapiz, generaron lo que se llam esculturas blan-das o siguieron trabajando con la textura.

    Ac hay una sntesis de todo. Ac pods ver partes donde se ve el tejido primitivo que es urdimbre y trama nada ms; hay recursos de gobelino, esta la utilizacin de la mezcla, que eso en gobelino tradicional no existe. Ellos para hacer un degrad tenan un matiz para cada uno de los pasos. Ac no hay posibilidades de