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9 Aæo 110/No. 7 L UEGO de la subida de Gerardo Machado al poder, el país no tuvo que esperar largo tiempo para sentir sobre sus libertades la mano crispada de una dictadura. El ase- sinato del director de El Día , Armando AndrØ, fue el heraldo del terror con que el otrora carnicero de Camajuaní quiso demostrar que estaba dispuesto a dar por terminado el caos de la repœblica y comenzar su obra regeneradora. Unos petardos que explotaron en septiembre cerca de la taquilla del teatro Payret y en otros puntos de La Habana, a todas luces fruto de una provocación policíaca, resultaron el pretexto para que se dictara un auto de procesamiento y prisión que incluía a dirigentes obreros, como Alfredo López, y a comunistas, como el anciano Carlos Baliæo y el joven Julio Antonio Mella. En el caso de este œltimo, la prisión tenía un doble motivo: encerrar por largo tiempo al dirigente comunista y sacar de la circulación al líder estudiantil, en momentos en que ya el Ømulo cubano del sÆtrapa venezolano Juan Vicente Gómez comenzaba a entrar en los resultados de la reforma universitaria de 1923, para convertir la universidad en un cuartel de policía. Mella en la calle, era un peligro. Los implicados en la causa fueron excluidos de fianza. El joven líder se declaró en huelga de hambre. En la primera fila del comitØ que luchó por su libertad, junto a Leonardo FernÆndez SÆnchez, RubØn Martínez Villena, Gustavo Aldereguía, Jorge Vivó y Aureliano SÆnchez Arango, tomaron lugar los JULIO ANTONIO MELLA A 95 aæos de su nacimiento, una semblanza de la œltima etapa en la vida del gran revolucionario cubano, quien hizo una lectura creadora del marxismo desde su propia realidad Por ROLANDO RODR˝GUEZ* venezolanos Eduardo y Gustavo Machado, Salvador de la Plaza y Carlos Aponte, quienes, entre otros, cuidaron con celo la puerta de la habitación de la clínica La Purísima, del Centro de Dependientes, adonde llevaron al fundador de la FEU cuando la huel- ga comenzó a deteriorar galopante- mente su organismo. Mella venció en su lucha Machado tuvo que autorizar que se le seæalara fianza, pero una evidente amenaza de muerte comenzó a cernirse sobre su vida y a principios de 1926, auxiliado por Gustavo Aldereguía y su hermano Feliciano, embarcó clandestinamente rumbo a CentroamØrica; luego de un periplo por Honduras y Guatemala, logró llegar a tierra azteca. En MØxico Mella y los venezolanos De la Plaza, Gustavo y Eduardo Machado, quienes arribaron despuØs, se acoplaron de inmediato a la vida de la izquierda mexicana. Incorporados a la sección correspondiente de la Liga Antim- perialista de las AmØricas, Mella entró a formar parte de su comitØ ejecutivo central. Como Øl mismo referiría, lo hicieron miembro de la redacción de su órgano de prensa, El Libertador, y a De la Plaza se le encargó su ad- ministración. TambiØn ingresaron en la Liga Pro Luchadores Perseguidos y en la Liga Anticlerical, en nombre de la cual editaron El Bonete, que dirigía De la Plaza. En los primeros días de 1927, Mella ingresó en el Partido Revolucionario Venezolano (PRV), cuando se fundó como una agrupación política de frente œnico nacional revolucionario, con un programa agrario antimpe- rialista. Pretendían juntar en el PRV todas las fuerzas posibles, para llevar adelante la revolución y derrocar a Vicente Gómez. Postergaban para despuØs los rumbos socialistas. La idea concebida por los venezolanos y Mella se dirigía a organizar la lucha por la vía armada, pero no quedaba ahí. El proyecto se completaría, segœn promovía el cubano, cuando una vez eliminada la dictadura de Caracas, sus compaæeros y cuantos latino- americanos estuviesen dispuestos, marcharan a Cuba para librarla del oprobioso rØgimen del carnicero de Camajuaní. Pensamiento y acción sin fronteras Uno de los principales redactores de este periódico, la figura de Mella se erguía ya sobre las fronteras nacionales y se dibujaba en el continente. FRANCISCO BLANCO

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Page 1: JULIO ANTONIO MELLA Pensamiento FRANCISCO BLANCO y …bohemia.cu/wp-content/uploads/2018/04/Pag-9-13-Mella-ya.pdf · En 1925 estuvo con Carlos Baliæo entre los fundadores del primer

9Año 110/No. 7

LUEGO de la subida de GerardoMachado al poder, el país no tuvoque esperar largo tiempo para

sentir sobre sus libertades la manocrispada de una dictadura. El ase-sinato del director de El Día,Armando André, fue el heraldo delterror con que el otrora carnicerode Camajuaní quiso demostrar queestaba dispuesto a dar por terminadoel �caos� de la república y comenzarsu obra �regeneradora�.

Unos petardos que explotaron enseptiembre cerca de la taquilla delteatro Payret y en otros puntos deLa Habana, a todas luces fruto de unaprovocación policíaca, resultaron elpretexto para que se dictara un autode procesamiento y prisión queincluía a dirigentes obreros, comoAlfredo López, y a comunistas, comoel anciano Carlos Baliño y el jovenJulio Antonio Mella. En el caso deeste último, la prisión tenía un doblemotivo: encerrar por largo tiempo aldirigente comunista y sacar de lacirculación al líder estudiantil, enmomentos en que ya el émulocubano del sátrapa venezolano JuanVicente Gómez comenzaba a entraren los resultados de la reformauniversitaria de 1923, para convertirla universidad en un cuartel depolicía. Mella en la calle, era unpeligro. Los implicados en la causafueron excluidos de fianza.

El joven líder se declaró en huelgade hambre. En la primera fila delcomité que luchó por su libertad, juntoa Leonardo Fernández Sánchez,Rubén Martínez Villena, GustavoAldereguía, Jorge Vivó y AurelianoSánchez Arango, tomaron lugar los

JULIO ANTONIO MELLA

A 95 años de su nacimiento, unasemblanza de la última etapa en la vidadel gran revolucionario cubano, quienhizo una lectura creadora del marxismodesde su propia realidad

Por ROLANDO RODRÍGUEZ*

venezolanos Eduardo y GustavoMachado, Salvador de la Plaza y CarlosAponte, quienes, entre otros, cuidaroncon celo la puerta de la habitación dela clínica La Purísima, del Centrode Dependientes, adonde llevaronal fundador de la FEU cuando la huel-ga comenzó a deteriorar galopante-mente su organismo.

Mella venció en su lucha �Machadotuvo que autorizar que se le señalarafianza�, pero una evidente amenaza demuerte comenzó a cernirse sobre suvida y a principios de 1926, auxiliado porGustavo Aldereguía y su hermanoFeliciano, embarcó clandestinamenterumbo a Centroamérica; luego de unperiplo por Honduras y Guatemala,logró llegar a tierra azteca.

En México

Mella y los venezolanos De la Plaza,Gustavo y Eduardo Machado, quienesarribaron después, se acoplaron deinmediato a la vida de la izquierdamexicana. Incorporados a la seccióncorrespondiente de la Liga Antim-perialista de las Américas, Mella entróa formar parte de su comité ejecutivocentral. Como él mismo referiría, lo

hicieron miembro de la redacción desu órgano de prensa, El Libertador,y a De la Plaza se le encargó su ad-ministración. También ingresaron enla Liga Pro Luchadores Perseguidosy en la Liga Anticlerical, en nombrede la cual editaron El Bonete, quedirigía De la Plaza.

En los primeros días de 1927, Mellaingresó en el Partido RevolucionarioVenezolano (PRV), cuando se fundócomo una agrupación política defrente único nacional revolucionario,con un programa agrario antimpe-rialista. Pretendían juntar en el PRVtodas las fuerzas posibles, para llevaradelante la revolución y derrocar aVicente Gómez. Postergaban paradespués los rumbos socialistas. Laidea concebida por los venezolanos yMella se dirigía a organizar la luchapor la vía armada, pero no quedabaahí. El proyecto se completaría, segúnpromovía el cubano, cuando una vezeliminada la dictadura de Caracas,sus compañeros y cuantos latino-americanos estuviesen dispuestos,marcharan a Cuba para librarla deloprobioso régimen del carnicero deCamajuaní.

Pensamientoy acción sin fronteras

Uno de los principalesredactores de esteperiódico, la figurade Mella se erguía

ya sobre las fronterasnacionales y se dibujaba

en el continente.

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En 1926, Mella, Gustavo y EduardoMachado y De la Plaza habíaningresado en el Partido Comunistamexicano, sección de la III Inter-nacional. En el caso de Mella tuvoque autorizarlo Carlos Contreras(Vitorio Vidali), representante de laInternacional Comunista en el senodel Partido Comunista Mexicano(PCM), pues los bisoños comunistascubanos, bastante lastrados por elanarquismo, a cuenta de su huelgade hambre, cometieron el error desepararlo por dos años de sus filas. En1927, la Internacional Comunistaorientaría al primer Partido Comu-nista cubano reintegrarlo a ellas.

Mella pasó a formar parte delcomité central ejecutivo del partidomexicano y luego también de su burópolítico. Cuando, en 1928, RafaelCarrillo Azpeitía, secretario generaldel PCM, y Carlos Contreras to-maron rumbo a Moscú para par-ticipar en el VI Congreso de laInternacional Comunista, Mellaquedó varios meses al frente de laorganización.

Para entonces, la figura del lídercubano, uno de los principalesredactores del periódico El Machete,

se erguía sobre las fronterasnacionales y se dibujaba en elcontinente. En 1927, cuando AugustoCésar Sandino retó a las fuerzasimperialistas estadounidenses quehabían invadido Nicaragua, Mella,desde la Liga Antimperialista, de laque era ya secretario continental, y

el Socorro Rojo Internacional,participó en la fundación del Comi-té Manos Fuera de Nicaragua(Mafuenic); desde luego, a su ladoestuvieron los venezolanos, losmexicanos, los peruanos y los sal-vadoreños. A esas alturas, ya habíaparticipado en el Congreso Mundialcontra la Opresión Colonial y el Im-perialismo, celebrado en Bruselas (acontinuación, viajó a Moscú), y sindescuidar su tarea como periodistarevolucionario, tomaba parte en lalucha de los campesinos mexicanosy los mineros de Jalisco.

Como derrocar al sátrapa vene-zolano constituía el objetivo cardinaldel PRV, y para eso se necesitabanarmas, sus dirigentes reanudaroncontactos con el general ÁlvaroObregón, expresidente de la repú-blica mexicana quien, con toda se-guridad, sería elegido de nuevo en laspróximas elecciones. Este, tiempoantes, junto con Felipe CarrilloPuerto, el gobernador socialista deYucatán, había estado en disposiciónde proporcionarles pertrechosbélicos para una expedición contraGómez. A algunas entrevistas conObregón asistió Mella.

Los venezolanos designaron comojefe de la expedición al general EmilioArévalo Cedeño, a quien le encarga-ron adquirir en Santo Domingo unagoleta con la que navegaría hastaTampico, en donde recogería lasarmas. Con la idea de reunir un po-co más de fondos, Arévalo Cedeñotuvo la nefasta idea de embarcar

En sus años de estudiante, fue el gran líder en la lucha por la Reforma Universitariay en la fundación de la FEU, de la que llegó a ser presidente.

En la universidad practicó varios deportes, entre ellos, el remo.

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en la nave un cargamento de ron, queintroduciría en México de contra-bando. Al llegar a Tampico y tratar dedesembarcarlo, los aduaneros lo de-tectaron. Atrapado, Arévalo declaróque pertenecía al general Obregón.El embuste constituyó un llamado ala catástrofe. Indignado por tamañasestupidez y chapucería, el sonorenseanunció a los venezolanos que no lesentregaría ni un solo fusil.

Cuba

Frustrado ese intento, Mella puso enprimer orden el combate por laliberación de Cuba. En los primerosmeses de 1928 fundó la Asociación deNuevos Emigrados RevolucionariosCubanos (Anerc), de carácter de-mocrático, en la cual tuvieran cabidatodos los que estuviesen por plantarlecara a la dictadura machadista, trans-formar radicalmente la condiciónsemicolonial de la Isla y llevar adelantereformas sociales.

Mella, en abril de ese año, en suartículo ¿Hacia dónde va Cuba?,publicado en Cuba Libre, órgano dela Anerc, hizo explícita su concep-ción de que el derrocamiento dedicho gobierno se produciría por lavía armada y en el enfrentamiento�según proyectaba� participaríanunidos los integrantes de UniónNacionalista (organización antima-chadista que reunía a politiqueros y

a gente honesta) y los obreros. Segúnsus palabras, había que llevar a Cubapor el camino de una �revolucióndemocrática, liberal y nacionalista,ya latente en los hechos�.

Se le acusó entonces de haberviajado en secreto a Nueva York paraentrevistarse con Carlos Mendieta,la figura central de Unión Nacio-nalista. De ser así, lo habría hechocon vistas a obtener la participaciónde esa organización en la lucha yestablecer un frente unido en unacarga compacta contra la dictadura.El líder tenía presente que estaagrupación arrastraba a grandessectores populares, y su lógicapolítica le decía que debía con-quistarlos si quería triunfar.

El joven luchador, en su calidadde talentoso pensador y teórico, fueindiscutiblemente uno de losprimeros en echar a un lado lasvisiones eurocentristas que inva-dían la Internacional Comunista yconcluir que, en el continenteamericano, no habría emancipaciónsocial sin liberación nacional,aunque también afirmó en ¿Qué esel ARPA?: �liberación nacionalabsoluta solo la obtendrá el prole-tariado, y será por medio de larevolución obrera�.

Hay quien ha querido ver en lasposiciones de Mella una dicotomía casiirreductible entre el nacionalismo y

el comunismo, es decir, liberaciónnacional y socialismo, sin comprenderla verdad: el gran revolucionario,frente a las visiones de cartabón, eracapaz de hacer una lectura delmarxismo desde su propia realidad,articulando orgánicamente ambasconcepciones. Por algo había des-cubierto muy temprano al Apóstol yescribió sus Glosas al pensamiento deMartí, prolegómenos de un libro quequería redactar.

Cuando el tirano Machado, en juliode 1928, se proclamó candidato únicopara un nuevo período de gobierno,que contendría la extensión en dosaños más (por encima de los cuatroconstitucionales) del mandatopresidencial, Mella vio llegado elmomento de poner en marcha susplanes. A esas alturas, ya habíaobtenido el armamento que Obregónhabía pensado entregar al PRV. De ahíque Leonardo Fernández Sánchez, susegundo, afirmara años después quedisponían de armas primitivamentedestinadas a la lucha contra JuanVicente Gómez.

Posiblemente, entrado el año,Mella comunicó sus objetivos y lasvías de lucha concebidas paraderrocar la dictadura a MartínezVillena, ya mentor del primerPartido Comunista de Cuba, quienlos aceptó y pidió enviar un men-sajero para que los explicara alcomité central de la organización.Quizás, por eso, en agosto, en elmayor secreto, Mella viajó al puertode Veracruz en busca de una formade entrar ilegalmente en Cuba.También comenzaba a tratar deconseguir los medios con quetransportar la expedición a la Isla.

Por fin, Fernández Sánchez llegóa Cuba el 10 de octubre siguiente,con la misión que Mella le había en-comendado: establecer contactoscon Martínez Villena y con el na-cionalista Carlos Mendieta. No seguiaba por los acuerdos del VICongreso de la Internacional Comu-nista, terminado poco antes, en elcual se había delineado la estrategiade clase contra clase; es decir, lahegemonía de los partidos comu-nistas y el proletariado a la hora deemprender la liberación nacional.Ya se demostraría que Mella teníatoda la razón del mundo.

En la tarea de establecer rela-ciones con la dirección nacionalista,Villena ayudó a Fernández Sánchez,

Con Rubén Martínez Villena creóla Universidad Popular José Martí.

En 1925 estuvo con Carlos Baliñoentre los fundadores del primer PartidoComunista de Cuba.

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partiendo de los vínculos que habíacontraído con personajes de esafiliación durante el Movimiento deVeteranos y Patriotas. Así, el enviadode Mella sostuvo una entrevista conel viejo y noble general FranciscoPeraza, en el local del periódicoUnión Nacionalista, y le dio aconocer los planes. Lamentable-mente, estaba presente FranciscoRey Merodio, administrador del ro-tativo y soplón de los aparatosrepresivos machadistas. El jefe de lapolicía secreta, Santiago Trujillo,conoció del hecho y, de inmediato, lopuso en conocimiento de Machado.La noticia selló, de una vez, la de-terminación del tirano: el joven líderdebía morir.

Hasta entonces, la dictadurahabía hecho esfuerzos infructuosospara lograr su extradición desdeMéxico e incluso, según EduardoMachado, se había pretendido aten-tar contra su vida, intento frustradoporque los asesinos no pudieron darcon él en la casa de la calle Bolívar.Bien lo sabía el venezolano, porquelo habían atacado tras confundirlocon el fundador de la FEU; y ciertopolicía declaró que los responsableshabían sido cubanos. Gerardo Ma-

chado comprendió que una extra-dición no prosperaría fácilmente,debido a la oposición de la izquierdamexicana. De manera que le urgíaactuar más drásticamente.

El crimen

La providencia pareció ayudar. JoséMagriñat, quien durante la campañaelectoral de 1924 había atentadocontra el ahora secretario deGobernación de Machado, RogerioZayas Bazán, había llegado a LaHabana, tras un exilio de cuatro añosen Ciudad México, donde le habíanpresentado a Mella. Aprovechandosu situación, se vendía como ene-migo del gobierno. Por tanto, era elhombre adecuado para acercarse aMella, precisar sus movimientos y deesa forma facilitar la acción de losasesinos.

Lo citaron a palacio. El hampónllegó a la cita atemorizado, puescreyó que iban a matarlo. Todo indicaque Machado en persona le explicóla misión. Debía aprovechar sucontacto con Mella y dirigir la acciónde dos sicarios: Arturo Sanabria yAgustín López Valiñas, quienesserían enviados a la capital azteca aejecutar la sentencia.

Eduardo Machado le había ad-vertido al cubano, que no anduvierasolo de noche con Tina Modotti, unafotógrafa italiana que era entoncessu compañera sentimental y deluchas, porque lo estaban buscan-do para matarlo. Pero según elvenezolano, Mella era bastanteingenuo en cuestiones de clan-destinaje, y decía que el dictadorcubano no tenía ramas policiacasinternacionales.

El 10 de enero, Mella había tra-bajado buena parte del día junto aDavid Alfaro Siqueiros en la con-solidación de la ConfederaciónSindical Unitaria de México, queambos habían fundado. Por cierto, loscriterios sobre las bases consti-tutivas de la organización le habíantraído serios debates en el seno delPCM. Con un pensamiento propio,ajeno a dogmatismos y sectarismos,Mella había defendido la tesis de quela entidad debía acoger a los sin-dicatos separados de la oficialistaConfederación Obrera de México(CROM), tesis que finalmente habíasalido triunfadora.

Además de tales diferencias, elítalo-argentino Vittorio Codovilla,enemigo visceral de los cubanos, lohabía acusado ante el PCM de haberescrito un artículo sobre el im-perialismo inglés, en el cual coincidíacon las tesis de Trotski. Y una reso-lución del primer Partido Comunistacubano le exigió subordinación alPCM y no crearle compromisos cri-minales (por sus acciones en laAnerc y la organización de la luchaarmada).

Aquella noche de enero Mellaconcurrió al café Hong Kong, dondehabía citado a Magriñat �hastaentonces lo había eludido, porque leparecía sospechoso�, quien supues-tamente debía informarle de ungrave asunto que había conocidodurante su viaje a Cuba. Como Ju-das con el beso, la compañía delsimulador tenía el propósito deidentificarlo ante los asesinos, sinposible confusión.

Durante el encuentro, Magriñatle confió a Mella que por órdenes deMachado habían viajado a Méxicodos hombres con el fin de asesinarlo.Con esa noticia verídica pretendíaestablecer una coartada. Él, le habíaadvertido del peligro. La noticiacoincidía con la trasmitida desdeNueva York por Fernández Sánchez,

Junto con otrosdelegados

al congresoantimperialista

en Bruselas.

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quien arrestado en Cuba, habíasalvado milagrosamente la vida yhabía sido expatriado a EstadosUnidos.

Mella salió del lugar y recogió aTina Modotti en las oficinas delCommercial Cable Co., en San Juande Letrán e Independencia, desdedonde, por instrucciones suyas, lafotógrafa había enviado un mensajea Sergio Carbó, director de LaSemana, uno de los pocos órganosde la prensa cubana todavía nosometidos a Machado. En él se lepedía al periodista que desmintierala patraña de que durante una fiestaMella había profanado la banderacubana, provocación gestada por latiranía, para lograr la extradición delrevolucionario, con el concurso deRaúl Amaral, quien se hacía pasarpor liberal disidente.

Cerca de las 11:00 p.m., la parejadobló por la Avenida Morelos y tomópor la calle Abraham González,donde estaba su domicilio. Mella lerelataba a Tina la conversación conMagriñat y le hacía conocer sussuspicacias hacia el individuo,cuando a sus espaldas, desde unvallado que cercaba en la esquina unsolar yermo, dos sombras emer-gieron. Se escucharon dos disparos;al parecer fue solo López Valiñas,quien disparó, porque Sanabria no

consiguió reunir el valor suficientepara hacerlo. Las balas alcanzaronal joven. Una le atravesó la espalda ysalió por el abdomen, la otra lo hirióen un brazo. Instintivamente, enbusca de amparo, atravesó la calle yllegó a la otra acera. Se derrumbó enel contén opuesto en tanto lossicarios huían hacia Morelos y Tinacomenzaba a pedir ayuda. En el suelocomenzó sus inculpaciones. Señalanalgunos testigos que acusó de laagresión a Machado y la embajadacubana. También que declaró:�Muero por la Revolución�.

Fue transportado a la Cruz Roja, yantes de ser intervenido quirúr-gicamente repitió las acusacionescontra el dictador cubano y apuntóque Magriñat tenía que ver con elatentado. Mella no pudo sobrevivir asus heridas. Después de la media-noche aquel joven que aún no habíacumplido 26 años, precoz hasta loinverosímil, expiró.

En la despedida del duelo, en elZócalo, Diego Rivera expresó que elimperialismo yanqui no era ajeno alcrimen. Desde luego, no lo podíaprobar. Sin embargo, todo pareceindicar que tenía cuanta razón cabesuponer. Ya desde 1927 era posiblehallar el nombre de Mella en losinformes de inteligencia de laembajada de Estados Unidos en

México. En uno, de 12 de agosto de1927, que el mayor Harold Thompson,agregado militar interino en esanación, dirigió al Jefe de la SecciónLatinoamericana del Militar In-formation Division, en Washington,se le señala como secretario de laLiga Antimperialista y se le calificade �a radical Cuban student andagitator�.

También, en otros informes sobreactividades que se desarrollabancontra el imperialismo yanqui enMéxico, aparece Mella como re-presentante de la Asociación deNuevos Emigrados RevolucionariosCubanos. Y Tina Modotti es señaladacomo integrante de la Liga Anti-fascista. Asimismo, la embajadaenviaba a Washington ejemplares deCuba Libre, El Machete y Re-dención y nunca faltaba en estosórganos de la prensa revolucionariael nombre del joven líder.

Con Mella caía una de las figurasque en la historia de Cuba resaltancon centelleo de brasa, un héroe,patriota y antimperialista, revolu-cionario latinoamericano y comu-nista, quien comprendió quecualquiera de nuestras tierras deAmérica era solo una parcela denuestra generosa y ancha patriacomún. De ahí, un párrafo que ellíder cubano escribió en la cárcel,durante su huelga de hambre, ypublicó en Venezuela Libre: �Hapasado ya del plano literario aldiplomático el ideal de la unidad dela América. Los hombres de acciónde la época presente, sienten lanecesidad de concretar en unafórmula precisa el ideal que, desdeBolívar hasta nuestros días, se haconsiderado como el ideal redentordel continente�.

Fuentes consultadasLa compilación Mella; documentos yartículos. Documentos localizados porel autor de este trabajo en el NationalArchives, Washington D.C., Estados Uni-dos de América.Tina Modotti, su compañera sentimental en los cuatro últimos meses de su existencia.

*El autor es profesor titular de Histo-ria de Cuba de la Universidad de LaHabana y miembro de la Academia dela Historia.

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