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A. KOJÈVE Notas a la Introduction à la lecture de Hegel Nota a la primera edición (pp.434-435, ed. Gallimard, 1947): La desaparición del Hombre en el fin de la Historia no es entonces una catástrofe cósmica: el Mundo natural sigue siendo lo que ha sido desde toda la eternidad. Y no es tampoco una catástrofe biológica: el Hombre sigue viviendo en tanto animal que está de acuerdo con la Naturaleza o con el Ser dado. Lo que desaparece, es el Hombre propiamente dicho, es decir la Acción negadora de lo dado y el Error, o en general el Sujeto opuesto al Objeto. De hecho, el fin del Tiempo humano o de la Historia, es decir el aniquilamiento definitivo del Hombre propiamente dicho o del individuo libre e histórico, significa simplemente el fin de la Acción en el sentido fuerte del término. Lo que quiere decir prácticamente: la desaparición de las guerras y de las revoluciones sangrientas. Y también la desaparición de la Filosofía; pues al no cambiar más el Hombre esencialmente, no hay más razón de cambiar los principios (verdaderos) que están a la base de su conocimiento el Mundo y de sí. Pero todo el resto puede mantenerse indefinidamente; el arte, el amor, el juego, etc., etc.; en suma, todo lo que vuelve al Hombre feliz. Recordemos que este tema hegeliano, entre muchos otros, ha sido retomado por Marx. La Historia propiamente dicha, donde los hombres (las “clases”) luchan entre sí por el reconocimiento y luchan contra la Naturaleza por el trabajo, se llama en Marx “reino de la necesidad” (Reich der Netwendigkeit); más allá (jenseits) se encuentra el “reino de la libertad” (Reich der Freiheit), donde los hombres (se reconocen mutuamente sin reservas), no luchan más y trabajan lo menos posible (habiendo sido dominada la Naturaleza, es decir armonizada con el Hombre). Nota a la segunda edición (pp.436-437, ed. Gallimard, 1947): El texto de esta Nota (se refiere a la nota anterior) es ambiguo, por no decir contradictorio. Si se admite “la desaparición del Hombre en el fin de la Historia”, si se

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Notas del filósofo Alexandre Kojeve sobre la posthistoria

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  • A. KOJVE Notas a la Introduction la lecture de Hegel

    Nota a la primera edicin (pp.434-435, ed. Gallimard, 1947):

    La desaparicin del Hombre en el fin de la Historia no es entonces una catstrofe

    csmica: el Mundo natural sigue siendo lo que ha sido desde toda la eternidad. Y no es

    tampoco una catstrofe biolgica: el Hombre sigue viviendo en tanto animal que est de

    acuerdo con la Naturaleza o con el Ser dado. Lo que desaparece, es el Hombre

    propiamente dicho, es decir la Accin negadora de lo dado y el Error, o en general el

    Sujeto opuesto al Objeto. De hecho, el fin del Tiempo humano o de la Historia, es decir

    el aniquilamiento definitivo del Hombre propiamente dicho o del individuo libre e

    histrico, significa simplemente el fin de la Accin en el sentido fuerte del trmino. Lo

    que quiere decir prcticamente: la desaparicin de las guerras y de las revoluciones

    sangrientas. Y tambin la desaparicin de la Filosofa; pues al no cambiar ms el

    Hombre esencialmente, no hay ms razn de cambiar los principios (verdaderos) que

    estn a la base de su conocimiento el Mundo y de s. Pero todo el resto puede

    mantenerse indefinidamente; el arte, el amor, el juego, etc., etc.; en suma, todo lo que

    vuelve al Hombre feliz. Recordemos que este tema hegeliano, entre muchos otros, ha

    sido retomado por Marx. La Historia propiamente dicha, donde los hombres (las

    clases) luchan entre s por el reconocimiento y luchan contra la Naturaleza por el

    trabajo, se llama en Marx reino de la necesidad (Reich der Netwendigkeit); ms all

    (jenseits) se encuentra el reino de la libertad (Reich der Freiheit), donde los hombres

    (se reconocen mutuamente sin reservas), no luchan ms y trabajan lo menos posible

    (habiendo sido dominada la Naturaleza, es decir armonizada con el Hombre).

    Nota a la segunda edicin (pp.436-437, ed. Gallimard, 1947):

    El texto de esta Nota (se refiere a la nota anterior) es ambiguo, por no decir

    contradictorio. Si se admite la desaparicin del Hombre en el fin de la Historia, si se

  • afirma que el Hombre sigue en vida en tanto que animal, precisando que lo que

    desaparece, es el Hombre propiamente dicho, no se puede decir que todo el resto

    puede mantenerse indefinidamente: el arte, el amor, el juego, etc. Si el Hombre re-

    deviene animal, sus artes, sus amores y sus juegos deben tambin re-devenir puramente

    naturales. Sera necesario entonces admitir que despus del Fin de la Historia, los

    Hombres construiran sus edificios y sus obras de arte como los pjaros construyen sus

    nidos y las araas tejen sus telas, ejecutaran conciertos musicales como las ranas y las

    cigarras, jugaran como juegan los jvenes animales y se daran al amor como lo hacen

    las bestias adultas. Pero no se puede decir entonces que todo esto vuelve al Hombre

    feliz. Sera preciso decir que los animales post-histricos de la especie Homo sapiens

    (que vivirn en la abundancia y en plena seguridad) estarn contentos en funcin de su

    comportamiento artstico, ertico y ldico, visto que, por definicin, se contentarn con

    ello. Pero hay ms. El aniquilamiento definitivo del Hombre propiamente dicho

    significa tambin la desaparicin definitiva del Discurso (Logos) humano en sentido

    propio. Los animales de la especie Homo sapiens reaccionarn por reflejos

    condicionados a seales sonoras o mmicas y sus llamados discursos sern as

    semejantes al lenguaje de las abejas. Lo que desaparecera entonces, no sera

    solamente la Filosofa o la bsqueda de la Sabidura discursiva, sino tambin esta

    Sabidura misma. Pues no habra ms, en los animales post-histricos, conocimiento

    (discursivo) del Mundo y de s.

    En la poca en la que yo he redactado esta nota (1946), el retorno del Hombre a la

    animalidad no me pareca impensable en tanto que perspectiva futura (ms o menos

    prxima, adems). Pero he comprendido poco despus (1948) que el fin hegeliano-

    marxista de la historia no era algo por venir, sino algo presente. Observando lo que

    suceda a mi alrededor y reflexionando sobre lo que haba ocurrido en el mundo despus

    de la batalla de Jena, he comprendido que Hegel tena razn en ver en ella el fin de la

    Historia propiamente dicha. En y por esta batalla, la vanguardia de la humanidad ha

    virtualmente alcanzado el trmino y el objetivo, es decir el fin de la evolucin histrica

    del Hombre. Lo que se ha producido luego no ha sido ms que una extensin en el

    espacio de la potencia revolucionaria universal actualizada en Francia por Robespierre-

    Napolen. Desde un punto de vista autnticamente histrico, las dos guerras mundiales

    con sus cortejos de pequeas y grandes revoluciones no han tenido por efecto ms que

    alinear sobre las posiciones histricas europeas (reales o virtuales) ms avanzadas, las

    civilizaciones ms tardas de las provincias perifricas. Si la sovietizacin de Rusia y la

  • comunizacin de China no son algo diferente a la democratizacin de la Alemania

    imperial (a travs del hitlerismo) o al ascenso de Togo a la independencia, incluso a la

    auto-determinacin de los Papes, es nicamente porque la actualizacin chino-

    sovitica del bonapartismo robestpierriano obliga a la Europa post-napolenica a

    acelerar la eliminacin de las numerosas secuelas ms o menos anacrnicas de su

    pasado pre-revolucionario. De aqu en ms, este proceso de eliminacin es ms

    avanzado en las prolongaciones norte-americanas de Europa que en Europa misma. Se

    puede incluso decir que, en cierto sentido, los Estados-Unidos han ya alcanzado el

    estadio final del comunismo marxista, visto que, en la prctica, todos los miembros de

    una sociedad sin clases pueden apropiarse de todo aquello que les parece bien, sin

    tener que trabajar ms que lo que les dicta su corazn.

    Ahora bien, varios viajes comparativos efectuados (entre 1948 y 1958) a los Estados-

    Unidos y a la U.R.S.S. me han dado la impresin de que si los Americanos parecen

    chino-soviticos enriquecidos, es porque los Rusos y los Chinos no son ms que

    Americanos an pobres, aunque en vista de enriquecimiento. Me he visto obligado a

    concluir que el American way of life era el gnero de vida propio del perodo post-

    histrico, da tal modo que la presencia actual de los Estados-Unidos en el Mundo

    prefiguraba el futuro eterno presente de la humanidad entera. As, el retorno del

    Hombre a la animalidad apareca no ya como una posibilidad an por venir, sino como

    una certeza ya presente.

    Es luego de un reciente viaje a Japn (1959) que he cambiado radicalmente de opinin

    sobre este punto. He podido observar all una Sociedad que es nica en su gnero,

    puesto que es la nica en haber hecho una experiencia casi tres veces secular de vida en

    el perodo de fin de la Historia, es decir en ausencia de toda guerra civil o exterior

    (luego de la liquidacin del feudalismo por el plebeyo Hideyoshi y del aislamiento

    artificial del pas concebido y realizado por su noble sucesor Yiyeasu). Ahora bien, la

    existencia de los Japoneses nobles, que dejaron de arriesgar su vida (incluso en duelo)

    sin por ello comenzar a trabajar, no fue nada menos que animal.

    La civilizacin japonesa post-histrica se ha realizado en una va diametralmente

    opuesta a la va americana. Sin duda, no ha habido ms en Japn Religin, ni Moral,

    ni Poltica en el sentido europeo o histrico de dichas palabras. Pero el Esnobismo

    en estado puro crea all disciplinas negadoras de lo dado natural o animal que

    superan por lejos, en eficacia, a las que nacen, en Japn o en otros sitios, de la Accin

    histrica, es decir de las luchas guerreras o revolucionarias o del Trabajo forzado. Por

  • cierto, la cumbre (en ningn lugar igualada) del Esnobismo especficamente japons que

    son el Teatro N, la ceremonia del t y el arte de los ramos florales han sido y son an

    el patrimonio exclusivo de la gente noble y rica. Pero, ms all de las desigualdades

    econmicas y sociales persistentes, todos los Japoneses sin excepcin estn actualmente

    en grado de vivir en funcin de valores totalmente formalizados, es decir

    completamente vaciados de todo contenido humano en el sentido de histrico. As,

    en el lmite, todo Japons es en principio capaz de proceder, por puro esnobismo, a un

    suicidio perfectamente gratuito (la clsica espada del samuri puede ser reemplazada

    por un avin o un torpedo), que no tiene nada que ver con el riesgo de la vida en una

    Lucha realizada en funcin de valores histricos con contenido social o poltico. Lo

    que parece hacer creer que la interaccin recientemente iniciada entre Japn y el Mundo

    occidental no desembocar a fin de cuentas en una rebarbarizacin de los Japoneses,

    sino en una japonizacin de los Occidentales (Rusos incluidos).

    Ahora bien, visto que ningn animal puede ser esnob, todo perodo post-histrico

    japonizado sera especficamente humano. No habra entonces aniquilamiento

    definitivo del Hombre propiamente dicho, en tanto que habra animales de la especie

    Homo sapiens que podran servir de soporte natural a lo que hay de humano en los

    hombres. Pero, como he dicho en la nota anterior, un animal que est de acuerdo con la

    Naturaleza o el Ser-dado es un ser viviente que no tiene nada de humano. Para seguir

    siendo humano, el Hombre debe seguir siendo un Sujeto opuesto a un Objeto, incluso si

    desaparece la Accin negadora de lo dado y el Error. Lo que quiere decir que

    hablando de aqu en ms de una manera adecuada de todo lo que le es dado, el Hombre

    post-histrico debe continuar liberando las formas de sus contenidos, hacindolo no

    ya para transformar activamente a estos ltimos, sino para oponerse como una forma

    pura a s mismo y a los otros, ms all de cul sea su contenido.