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La Buena Noticia Dios nos Habla hoy Lectura del Santo Evangelio según San Juan (20,1-9) 1 El primer día después del sábado, María Magda- lena fue al sepulcro muy temprano, cuando todav- ía estaba oscuro, y vio que la piedra que cerraba la entrada del sepulcro había sido removida. 2 Fue corriendo en busca de Simón Pedro y del otro discípulo a quien Jesús amaba y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.» 3 Pedro y el otro discípulo salieron para el sepul- cro. 4 Corrían los dos juntos, pero el otro discípu- lo corrió más que Pedro y llegó primero al sepul- cro. 5 Como se inclinara, vio los lienzos tumba- dos, pero no entró. 6 Pedro llegó detrás, entró en el sepulcro y vio también los lienzos tumbados. 7 El sudario con que le habían cubierto la cabeza no se había caído como los lienzos, sino que se mantenía enrollado en su lugar. 8 Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero, vio y creyó. 9 Pues no habían entendido todavía la Escritura: ¡él "debía" re- sucitar de entre los muertos! (Traducción de la Biblia latinoamericana) Nuestro Blog : http://orlandocarmona75.blogspot.com/ Comentarios y Sugerencias al Email: [email protected] LECTIO DIVINA DOMINGO DE PASCUA DE RESURRECCIÓN (CICLO B) Elaborado y diseñado por el Licdo. Orlando Carmona. Ministro de la Palabra. Publicación Bíblica Semanal. Paginas Web: www.pastoralfamiliarvenezuela.org/ ; www.apologeticacatolica.org/ http://es.catholic.net/ ; http://www.diariocatolico.net/ ; Nuestro Blog visítanos: http://orlandocarmona75.blogspot.com/ 08 de Abril del 2012 Año 3 N° 108

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La Buena Noticia

Dios nos Habla hoy

† Lectura del Santo Evangelio según San Juan (20,1-9)

1 El primer día después del sábado, María Magda-

lena fue al sepulcro muy temprano, cuando todav-

ía estaba oscuro, y vio que la piedra que cerraba la

entrada del sepulcro había sido removida. 2 Fue

corriendo en busca de Simón Pedro y del otro

discípulo a quien Jesús amaba y les dijo: «Se han

llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde

lo han puesto.»

3 Pedro y el otro discípulo salieron para el sepul-

cro. 4 Corrían los dos juntos, pero el otro discípu-

lo corrió más que Pedro y llegó primero al sepul-

cro. 5 Como se inclinara, vio los lienzos tumba-

dos, pero no entró. 6 Pedro llegó detrás, entró en

el sepulcro y vio también los lienzos tumbados. 7

El sudario con que le habían cubierto la cabeza no se había caído como los lienzos, sino que

se mantenía enrollado en su lugar. 8 Entonces entró también el otro discípulo, el que había

llegado primero, vio y creyó. 9 Pues no habían entendido todavía la Escritura: ¡él "debía" re-

sucitar de entre los muertos!

(Traducción de la Biblia latinoamericana)

Nuestro Blog : http://orlandocarmona75.blogspot.com/

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LECTIO DIVINA DOMINGO DE PASCUA DE RESURRECCIÓN (CICLO B)

Elaborado y diseñado por el Licdo. Orlando Carmona. Ministro de la Palabra.

Publicación Bíblica Semanal. Paginas Web: www.pastoralfamiliarvenezuela.org/ ; www.apologeticacatolica.org/

http://es.catholic.net/ ; http://www.diariocatolico.net/ ;

Nuestro Blog visítanos: http://orlandocarmona75.blogspot.com/

08 de

Abril del

2012

Año 3 N° 108

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Preguntas para la meditación

¿Qué significa que Cristo ha resucitado?

¿Has resucitado con Cristo?

¿Sabes que el Señor se encuentra en tu corazón?

¿Entiendes que Cristo venció la muerte por amor al hombre ?

¿Corres a buscar al Señor?

ORACION: ¿Qué le digo?

Elaborado y diseñado por el Licdo. Orlando Carmona. Ministro de la Palabra 2

*****

-Como el grano de trigo que, al morir, da mil frutos; resucitó el Señor.

-Resucitó el Señor, y vive en la palabra de aquel que lucha y muere gritando la verdad.

-Resucitó el Señor y vive en el empeño de todos los que empuñan las armas de la paz.

-Resucitó el Señor y está en la fortaleza del triste que se alegra, del pobre que da pan.

-Resucitó el Señor y vive en la esperanza del hombre que camina creyendo en los demás.

-Resucitó el Señor, y vive en cada paso del hombre que se acerca sembrando libertad.

-Resucitó el Señor, y vive en el que muere surcando los peligros que acosan a la paz.

CONTEMPLACION: ¿Cómo interiorizo el mensaje

MEDITACION ¿Qué me dice el texto?

Las mujeres son las primeras encargadas de anunciar la resurrección. El Evangelio nos dice que fue-

ron las mujeres las primeras mensajeras de la resurrección del Señor, incluso antes que los apóstoles.

Por su feminidad la mujer tiene una particular sensibilidad religiosa y humana. Comprende más rápida

e intuitivamente las verdades religiosas y las verdades humanas. Se inclina espontáneamente al valor

religioso, a la protección de la vida humana, al cuidado de los más débiles. A ella se le encomendó

anunciar el triunfo definitivo de Cristo sobre la muerte. Ella experimenta, como lo muestra el Evange-

lio, una particular fortaleza de espíritu porque comprende que se le ha encomendado de algún modo el

bien de los hombres.

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1 LECTURA ¿Qué dice el texto?

*****

Contemplemos la secuencia de la liturgia de este gran día. Ofrezcan los cristianos ofrendas de alabanza a gloria de la Víctima propicia de la Pascua.

Cordero sin pecado que a las ovejas salva, a Dios y a los culpables unió con nueva alianza.

Lucharon vida y muerte en singular batalla y, muerto el que es la Vida, triunfante se levanta.

¿Qué has visto de camino, María, en la mañana? A mi Señor glorioso, la tumba abandonada, los ángeles

testigos, sudarios y mortaja.

¡Resucitó de veras mi amor y mi esperanza!

Venid a Galilea, allí el Señor aguarda; allí veréis los suyos la gloria de la Pascua.

Primicia de los muertos, sabemos por tu gracia que estás resucitado; la muerte en ti no manda.

Rey vencedor, apiádate de la miseria humana y da a tus fieles parte en tu victoria sana.

Amén. Aleluya.

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Elaborado y diseñado por el Licdo. Orlando Carmona. Ministro de la Palabra

Propuesta Personal

Resucitar con Cristo y morir al pecado..

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5. ACCION: ¿A que me comprometo?

CATEQUESIS DE SAN AGUSTIN AL EVANGELIO

¿Qué necesidad tienes de lo que no amas? -Dámelo

Hoy se ha leído la resurrección del Señor según el

evangelio de San Juan y hemos escuchado que los

discípulos buscaron al Señor y no lo encontraron en

el sepulcro, cosa que ya habían anunciado las muje-

res, creyendo, no que hubiera resucitado, sino que

había sido robado de allí. Llegaron dos discípulos,

el mismo Juan evangelista -se sobreentiende que era

aquel a quien amaba Jesús- y Pedro con él; entra-

ron, vieron solamente las vendas, pero ningún cuer-

po. ¿Qué está escrito de Juan mismo? Si lo habéis

advertido, dice: Entró, vio y creyó (Jn 20,8). Oísteis

que creyó, pero no se alaba esta fe; en efecto, se

pueden creer tanto cosas verdaderas como falsas.

Pues si se hubiese alabado el que creyó en este caso

o se hubiera recomendado la fe en el hecho de ver y

creer, no continuaría la Escritura con estas palabras:

Aún no conocía las Escrituras, según las cuales

convenía que Cristo resucitara de entre los muertos

(Jn 20,9). Así, pues, vio y creyó. ¿Qué creyó?

¿Qué, sino lo que había dicho la mujer, a saber, que

habían llevado al Señor del sepulcro? Ella había

dicho: Han llevado al Señor del sepulcro y no sé

dónde lo han puesto (Jn 20,2).

Corrieron ellos, entraron, vieron solamente las ven-

das, pero no el cuerpo y creyeron que había desapa-

recido, no que hubiese resucitado. Al verlo ausente

del sepulcro, creyeron que lo habían sustraído y se

fueron. La mujer se quedó allí y comenzó a buscar

el cuerpo de Jesús con lágrimas y a llorar junto al

sepulcro. Ellos, más fuertes por su sexo, pero con

menor amor, se preocuparon menos. La mujer bus-

caba más insistentemente a Jesús, porque ella fue la

primera en perderlo en el paraíso; como por ella

había entrado la muerte, por eso buscaba más la Vi-

da. Y ¿cómo la buscaba? Buscaba el cuerpo de un

muerto, no la incorrupción del Dios vivo, pues tam-

poco ella creía que la causa de no estar el cuerpo en

el sepulcro era que había resucitado el Señor. En-

trando dentro vio unos ángeles. Observad que los

ángeles no se hicieron presentes a Pedro y a Juan y

sí, en cambio, a esta mujer. Esto, amadísimos, se

pone de relieve, porque el sexo más débil buscó con

más ahínco lo que había sido el primero en perder.

Los ángeles la ven y le dicen: No está aquí, ha resu-

citado (Mt 28,6). Todavía se mantiene en pie lloran-

do; aún no cree; pensaba que el Señor había desapa-

recido del sepulcro. Vio también a Jesús, pero no lo

toma por quien era, sino por el hortelano; todavía

reclama el cuerpo de un muerto. Le dice: «Si tú le

has llevado, dime dónde le has puesto, y yo lo lle-

varé (Jn 20,15). ¿Qué necesidad tienes de lo que

no amas? Dámelo». La que así le buscaba muerto,

¿cómo creyó que estaba vivo? A continuación el Se-

ñor la llama por su nombre. María reconoció la voz

y volvió su mirada al Salvador y le respondió sa-

biendo ya quien era: Rabí, que quiere decir

«Maestro» (Jn 20,16).

Sermón 229 L,1

CATEQUESIS DE SAN AGUSTÍN XVI AL EVANGELIO

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Elaborado y diseñado por el Licdo. Orlando Carmona. Ministro de la Palabra 4

La Familia: Meditando el Evangelio (Jn 20,1-9)

¡Cristo ha resucitado! En este Domingo de Pascua gritamos con todas nuestras fuerzas y desde lo más profundo de nuestro co-

razón: “¡Cristo ha resucitado de entre los muertos dándonos a todos la vida!”.

Este es el Domingo que le da sentido a todos los domingos en el que, con la ayuda del Espíritu Santo,

queremos hacer una proclamación de júbilo y de victoria que sea capaz asumir nuestros dolores y los

transforme en esperanza, que nos convenza de una vez por todas que la muerte no es la última palabra

en nuestra existencia.

A la luz de esta certeza hoy brota lo mejor de nosotros mismos e irradia con todo su esplendor nuestra fe

como discípulos de Jesús. Efectivamente, somos cristianos porque creemos que Jesús ha resucitado de

la muerte, está vivo, está en medio de nosotros, está presente en nuestro caminar histórico, es manantial

de vida nueva y primicia de nuestra participación en la naturaleza divina, de nuestro fundirnos como una

pequeña gota de agua en el inmenso mar del corazón de Dios.

Y nos levantamos con una nueva mirada sobre el mundo porque la resurrección de Jesús tiene un signifi-

cado y una fuerza que vale para toda la humanidad, para el cosmos entero y, de manera particular, para

los dolorosos acontecimientos que afligen a la humanidad.

La Buena Nueva de la Resurrección de Jesús es palabra poderosa que impulsa nuestra vida.

Por eso en este Tiempo de Pascua que estamos comenzando tenemos que abrirle un surco en nuestro co-

razón a la Palabra, para que la fuerza de vida que ella contiene sea savia que corra por todas la dimensio-

nes de nuestra existencia y se transforme en frutos de vida nueva.

Es así como la Buena Noticia de que Cristo ha resucitado cala hondo: se entreteje con nuestras dudas,

con nuestro ensimismamiento en la tristeza, delatando nuestra pobre visión de la vida y mostrándonos el

gran horizonte de Dios desde donde podemos comprender el sentido y el valor de todas las cosas. Cristo

resucitado se hunde en nuestro corazón y desata una gran batalla interior entre la vida y la muerte, entre

la esperanza y la desesperación, entre la resignación y la consolación.

San Gregorio Nacianceno, predicando en un día como hoy decía: “Ha aparecido otra generación, otra

vida, otra manera de vivir, un cambio en nuestra misma naturaleza”. ¡Esa es hoy nuestra seguridad!