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Lesiones perimortem: Siete lesiones inciso-cortantes en el cráneo (Figuras 1, 2b, 2e). Una lesión en el maxilar derecho con daño en premolares y molares, y en el cuerpo mandibular izquierdo con daño en el incisivo central, incisivo lateral y canino (Figuras 1, 2a, 2c, 2d ). La penetración observada en cada lesión (Tabla 1) es parcial en las marcas: 3, 5, 6, y completa hasta penetrar en la bóveda craneal en las marcas: 1, 2, y 4, penetrando en la cavidad oral en 7. Este daño produce la fragmentación del hueso con un desplazamiento de la pared rugosa de la incisión en el lugar de impacto en la marca 2, produciendo una descamación unilateral (Figura 2b). Todas las marcas de corte que se observan en el cráneo tienen una sección transversal en forma de V, donde la pared anterior se muestra lisa y recta, y la posterior rugosa y descamada (Figura 2e). La disposición de las lesiones señalan a una agresión dirigida de manera oblicua y desde una posición superior, probablemente realizadas con el brazo derecho. En la Figura 2a se observan los dientes superiores derechos y inferiores izquierdos, seccionados con un corte oblicuo y limpio. En las Figuras 2b y 2c se puede ver como la fuerza del impacto seccionó la corona y la raíz dental de todos los dientes afectados, quedando expuesta la cavidad pulpar. El plano formado por esta lesión facial es de un ángulo de 45º desde el plano de Frankfort y coincide con las secciones de las lesiones craneales. Tipo de arma utilizada: Todas las lesiones perimortem observadas son consistentes con las marcas producidas por un objeto afilado pero pesado, similar a las espadas utilizadas durante los enfrentamientos militares en la Edad Media. El trauma de fuerza aguda o cortante realizado por una espada tiende a ser lineal, con una sección en U o en V que se caracteriza por un borde limpio y bien definido, con una superficie plana y lisa, y otro borde menos recto, a veces curvado, que deja una pared rugosa y descamada en la superficie [8]. Las espadas pesadas con bordes afilados que se usan de manera cortante producen lesiones por aplastamiento además de la penetración, y se pueden causar más lesiones si se remueve el arma incrustada con un movimiento de torsión, como hemos podido observar en las descamaciones de la lesión 2. En el frontal derecho, el trauma antemortem fue provocado por objeto contundente, que se evidencia por un área deprimida, con deformación plástica y biselado [9]. Si bien se pueden considerar diferentes causas, como ser golpeado con un objeto duro no identificado o un accidente, el impacto de un arma redondeada parece ser la causa más probable de la lesión. Un golpe con un arma en la cabeza era una táctica efectiva y de uso frecuente, ya que permitía deshacerse rápidamente del oponente [13]. En este contexto, considerando tanto el trauma como la violencia asociada, el individuo PRII-5-11-Nc-a tenía múltiples lesiones en la cabeza y cada una de ellas podría haber sido letal, lo que podría tomarse como un ejemplo arqueológico de “over-killing“, como son también los casos registrados de batallas conocidas [10,14-16]. En [16] también se encontraron fracturas de la raíz de la corona de los dientes anteriores con las porciones de la raíz restantes todavía presentes dentro de sus cavidades. Aunque, en este caso, la lesión traumática del aparato de masticación fue grave, no fue letal, como lo demuestran los claros signos del proceso de curación dentro del hueso maxilar en el caso del individuo de Byczyna (Polonia) que además comparte cronología [17]. Espada del Museo de León: Como parte del ajuar del siglo XVII de un individuo de la misma zona de enterramiento (PRII-6-2-Nc-a) se recuperó dentro de la necrópolis una espada ropera española (Figura 4). La espada ropera era el arma blanca, larga, flexible y ligera que portaban todos los soldados de los Tercios españoles, muy utilizada en los inicios de le Edad Moderna. Símbolo de clase, estaba destinada para batirse en duelo, a diferencia de la espada medieval de hoja rígida y pesada de doble filo destinada a cortar o perforar corazas [18]. Con referencia a los datos históricos sobre el armamento español [18], se puede inferir que las lesiones traumáticas observadas en individuo PRII-5-11- Nc-a fueron infligidas con un tipo de espada más cercana a la Edad Media. Introducción La violencia en las ciudades en el norte de España durante los inicios de la época Moderna es poco conocida en parte debido a la escasez de registros osteoarqueológicos. Teniendo en cuenta la ubicación y el tipo de traumas presentadas, el esqueleto PRII-5-11-Nc-a, exhumado de la necrópolis de la iglesia de San Salvador de Palat de Rey (s. XVI-XVII), ciudad de León (España), proporciona la oportunidad de reconstruir la dinámica del enfrentamiento interpersonal en esta región en aquel momento. Material y Métodos Se analizará el esqueleto PRII-5-11-Nc-a, exhumado de la necrópolis de la iglesia de San Salvador de Palat de Rey, ciudad de León (España). Necrópolis: situada en el interior de la iglesia de San Salvador de Palat de Rey (s. XI-XIX), la más antigua de la ciudad y que perteneció a la Orden Militar de San Juan de Jerusalén, del Hospital o de Malta desde 1215 hasta 1845, vinculada al Camino de Santiago [1,2]. Datación relativa del enterramiento: siglos XVI-XVII. Orientación: Aunque se ha perdido su orientación original, el conjunto de inhumaciones (>350 individuos) de la necrópolis presenta orientación E-O. Huesos presentes: cráneo: bóveda craneal y zona maxilar; cuerpo mandibular; humero izquierdo; húmero derecho diáfisis y epífisis distal; radios: diáfisis parcial y epífisis proximales; hueso piramidal de la mano izquierda; fémur, tibia y peroné. Estimación del sexo: Según la morfología del cráneo [3,4]. Estimación de edad: Según la transparencia radicular [5]. Estimación de la estatura: Basada en la longitud fisiológica del fémur izq. [6]. Marcadores músculo-esqueléticos: Siguiendo el método de Coimbra [7]. Criterios diagnósticos de las lesiones violentas: Lesiones analizadas macroscópicamente y con un aumento bajo (3x); mediciones con calibre (precisión de 0,01 cm), de acuerdo con las criterios indicados por Lewis [8] para lesiones cortantes y Galloway et al. [9] para lesiones por objeto contundente. Las anotaciones (Tabla 1) incluyeron la ubicación (Figura1) y forma de la lesión, las medidas (longitud, anchura y profundidad máximas) desde el borde óseo no dañado, la presencia de descamación (unilateral y bilateral), agrietamiento, rotura y aspecto. Se clasificaron según la forma del impacto, golpe con un objeto cortante, punzante o contundente. Distinción de traumas antemortem, perimortem y postmortem: Se considerarán lesiones perimortem aquellas que carecen de respuesta de cicatrización, ausencia de diferencias en el color entre las superficies de fractura y el tejido óseo próximo, y la presencia de características de fractura ósea fresca, incluida la suavidad de los bordes de la fractura, las líneas de fractura concéntrica y de radiación, los ángulos de fractura obtusos o agudos [9,10]. Resultados y Discusión Perfil biológico: Hombre de >30 años, estatura de 163 6,90 cm. Patología oral: Periodontitis aguda (Kerr=3), caries oclusales en el esmalte de los molares (Hillson=3) y desgaste dental medio (Smith=5). Cambios entesiales: En visión ventral, el húmero izquierdo presenta una cavidad compatible con un cambio entesial debido a una acción repetida del músculo subscapular. Los húmeros presentan formación ósea en el origen del extensor radial corto del carpo. El fémur izquierdo presenta cambio entesial en la inserción del músculo glúteo menor, y ambos fémures en la inserción del músculo psoasilíaco. Lesiones antemortem: Lesión por objeto contundente en la zona derecha del frontal (Tabla 1) con curación (bordes suaves sin signos de actividad). Osteoma sésil plano en la zona media del hueso frontal (5x5 mm) (Figura 3d). Esta neoplasia ósea benigna tiene una etiología confusa y la asociación con un traumatismo no está clara [11]. Periostitis activa en el aspecto medial posterior de la tibia izquierda (Figura 3). En la radiografía se observa la porción de hueso dañando e inflamado, con formación de hueso que compensa la pérdida de masa ósea en la porción infectada. La periostitis tibial unilateral es más probable que se presente debido a una infección localizada secundaria a traumatismo profundo u otras afecciones de los tejidos blandos, como úlceras o trastornos venosos [12]. Laura González-Garrido 1,2 , M. Teresa Ferreira 2,3 , Sofia N. Wasterlain 2,3 1 Área de Antropología Física, Departamento de Biodiversidad y Gestión Ambiental, Universidad de León, España, [email protected] 2 CIAS - Research Centre for Anthropology and Health, Department of Life Sciences, University of Coimbra, Portugal, [email protected] 3 Laboratory of Forensic Anthropology, Centre for Functional Ecology, Department of Life Sciences, University of Coimbra, Portugal, [email protected] Marca Huesos afectados Forma Longitud (mm) Anchura (mm) Profundidad (mm) Características de la lesión 1 Frontal (centro/derecho) Lineal 41,2 1,3 3,04 (penetrante) Inciso-cortante 2 Ambos parietales (corta sutura sagital) Lineal 37,8 (incompleta) 1,7 4,27 (penetrante) Inciso-cortante + descamación unilateral 3 Parietal izquierdo Lineal 39,7 1,84 1,33 Inciso-cortante 4 Parietal izquierdo Lineal 46,18 1,35 3,54 (penetrante) Inciso-cortante 5 Parietal izquierdo (sobre sutura sagital) Lineal 23,9 (incompleto) 1,2 (incompleto) 3,5 (incompleto) Inciso-cortante 6 Parietales (corta sutura sagital) Lineal 7,63 (incompleto) 1 (incompleto) 1,8 (incompleto) Inciso-cortante 7 Maxilar superior derecho y cuerpo mandibular izquierdo Lineal Mx: 34,3 Md: 22,2 Total: 56,5 Mx: 11,6 Md: 7,6 - Inciso-cortante 8 Frontal derecho Circular 21,5 x 24,9 0,6 Contuso Remodelado antemortem ¿LA CARA DE LAS CRUZADAS? Múltiples lesiones craneofaciales perimortem en un adulto masculino de la necrópolis de San Salvador de Palat de Rey (s. XVI-XVII) León, España Conclusiones Los múltiples traumas perimortem en el individuo PRII-5-11-Nc-a y el mecanismo probable de su producción, sugieren que fue víctima de violencia interpersonal, probablemente un asalto o un combate cara a cara con un oponente diestro que estaba usando un arma de filo cortante, posiblemente una espada. El conjunto de lesiones craneales puede indicar que la cabeza era un importante objetivo, demostrando la intención de incapacitar a la víctima rápidamente. El número de lesiones observadas aún puede estar sub-representado debido al hecho de que las heridas que afectan a los tejidos blandos no se pueden observar en el esqueleto [19]. Además, este individuo posee una combinación de traumas antemortem, curados y activos, y traumas perimortem, que sugieren que este individuo sufrió múltiples incidentes traumáticos, posiblemente debido a su carrera militar o a la violencia que imperaba en las ciudades de los inicios de la Edad Moderna. Todas las lesiones fueron producidas por un objeto afilado pero pesado, similar a las espadas utilizadas durante los enfrentamientos militares en la Edad Media. El perfil biológico y las lesiones sufridas podrían sugerir que el individuo era militar y que falleció durante una disputa interpersonal. Este estudio puede contribuir a entender la violencia en las ciudades en el norte de España durante los inicios de la época Moderna. Figura 4. Espada ropera de taza semicalada, necrópolis de la iglesia de San Salvador de Palat de Rey, León (siglo XVII). Foto cedida por el Museo de León En encabezado: fragmento del cuadro de Antonio de Pereda, San Guillermo de Aquitania Agradecimientos: Museo de León 1 1 2 3 4 7 8 7 4 1 2 5 6 8 6 2 4 5 3 1 8 7 Figura 1. Distribución de las lesiones en la zona craneofacial (Modificado de [3]). Cada color corresponde a una marca descrita y caracterizada en la Tabla 1 Figura 2. Distribución de las lesiones craneofaciales. (a) Zona maxilofacial, (b) Maxilar superior (c) mandíbula, se recuperó solamente la zona del mentón (d) Hueso frontal, podemos observar la descamación unilateral de la marca 2 (flecha verde). Osteoma sésil plano (flecha azul), (e) Huesos frontal, y parietales. Detalle de la sección de la marca de corte 4 2a 2e 2c 2b 2d 0,5 cm Figura 3. Periostitis en la zona media posterior de la tibia izquierda. En la radiografía se observa la porción de hueso dañando (delimitada en blanco), con formación de hueso (flecha roja) 10 cm 1. Julio González J. 1994. Alfonso IX. Madrid: CSIC, Instituto Jerónimo Zurita, II, 316. 2. Barquero-Goñi C. 2013. La orden militar de San Juan y la Reconquista desde el siglo XII hasta el siglo XV. Medievalismo, 23, 43-60. 3. Buikstra JE, Ubelaker DH. 1994. Standards for data collection from human skeletal remains. Fayetteville, AR: Arkansas Archeological Survey. 4. White TD, Folkens, PA. 2005. The human bone manual. Oxford: Elsevier/Academic Press. 5. Lamendin et al., 1992. A simple technique for age estimation in adult corpses: The two criteria dental method. J For Sc 37(5): 1373-1379. 6. Mendonça MC. 2000. Estimation of height from the length of long bones in a Portuguese adult population. Am J Phys Anthropol. 112(1):39-48. 7. Henderson et al., 2016. The new ‘Coimbra Method’: A biologically appropriate method for recording specific features of fibrocartilaginous entheseal changes. Int J Osteoarchaeol. 26: 925–-932. 8. Lewis JE. 2008. Identifying sword marks on bone: Criteria for distinguishing between cut marks made by different classes of bladed weapons. J Archaeol Sc 35(7): 2001-2008. 9. Galloway et al., 2014. Diagnostic criteria for the determination of timing and fracture mechanism. In VL Wedel, A Galloway (Eds.), Broken bones. Anthropologiocal analysis of blunt force trauma, 47-58. Springfield, Illinois: Charles C Thomas Publisher. 10. Novak SA. 2000. Battle-related trauma. In: Fiorato V, Boylston A, Knüsel CJ. (Eds.), Blood Red Roses: The Archaeology of a Mass Grave from Towton, AD 1461. Oxbow Books, Oxford, 90-102. 11. Eshed et al., 2002. Button osteoma: Its etiology and pathophysiology. Am J Phys Anthropol. 118: 217-230. 12. Roberts CA. 2019. Infectious disease: Introduction, periostosis, periostitis, osteomyelitis, and septic arthritis. In JE Buikstra JE (Eds.), Ortner's Identification of Pathological Conditions in Human Skeletal Remains. Academic Press, 285-319. 13. Powers N. 2005. Cranial trauma and treatment: a case study from the medieval cemetery of St Mary Spital, London. Int J Osteoarchaeol. 15, 1-14. 14. Pérez-Fernández et al., 2015. Perimortem fractures in the osteological collection of Aljubarrota (Portugal). J Anthropol Archaeol. 40, 82-88. 15. Constantinescu et al., 2017. Fighting to the death: Weapon injuries in a mass grave (16th-17th century) from Bucharest, Romania. Int J Osteoarchaeol. 27: 106-118. 16. Łukasik et al., 2019. Victims of a 17th century massacre in Central Europe: Perimortem trauma of castle defenders. Int J Osteoarchaeol. 29: 281- 293. 17. Cieślik et al., 2017. The face of conflict: Significant sharp force trauma to the mid-facial skeleton in an individual of probable 16th-17th century date excavated from Byczyna, Poland. Int J Paleopathol. 17:75-78. 18. Dueñas-Beraiz G. 2004. Introducción al estudio tipológico de las espadas españolas: siglos XVI-XVII. Gladius 24, 209-260. 19. Knüsel CJ. 2005. The physical evidence of warefare-Subtle stigmata? In MP Pearson, IJN Thorne (Eds.), Warfare, violence and slavery in prehistory, 49-65. Oxford: Archaeopress.

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Page 1: ¿LA CARA DE LAS CRUZADAS?cias.uc.pt/wp-content/uploads/2019/07/GonzalezGarrido... · 2019-07-02 · (precisión de 0,01 cm), de acuerdo con las criterios indicados por Lewis [8]

Lesiones perimortem: Siete lesiones inciso-cortantes en el cráneo (Figuras 1,

2b, 2e). Una lesión en el maxilar derecho con daño en premolares y molares, y

en el cuerpo mandibular izquierdo con daño en el incisivo central, incisivo

lateral y canino (Figuras 1, 2a, 2c, 2d ). La penetración observada en cada lesión

(Tabla 1) es parcial en las marcas: 3, 5, 6, y completa hasta penetrar en la

bóveda craneal en las marcas: 1, 2, y 4, penetrando en la cavidad oral en 7. Este

daño produce la fragmentación del hueso con un desplazamiento de la pared

rugosa de la incisión en el lugar de impacto en la marca 2, produciendo una

descamación unilateral (Figura 2b). Todas las marcas de corte que se observan

en el cráneo tienen una sección transversal en forma de V, donde la pared

anterior se muestra lisa y recta, y la posterior rugosa y descamada (Figura 2e).

La disposición de las lesiones señalan a una agresión dirigida de manera oblicua

y desde una posición superior, probablemente realizadas con el brazo derecho.

En la Figura 2a se observan los dientes superiores derechos y inferiores

izquierdos, seccionados con un corte oblicuo y limpio. En las Figuras 2b y 2c se

puede ver como la fuerza del impacto seccionó la corona y la raíz dental de

todos los dientes afectados, quedando expuesta la cavidad pulpar. El plano

formado por esta lesión facial es de un ángulo de 45º desde el plano de

Frankfort y coincide con las secciones de las lesiones craneales.

Tipo de arma utilizada: Todas las lesiones perimortem observadas son

consistentes con las marcas producidas por un objeto afilado pero pesado,

similar a las espadas utilizadas durante los enfrentamientos militares en la Edad

Media. El trauma de fuerza aguda o cortante realizado por una espada tiende a

ser lineal, con una sección en U o en V que se caracteriza por un borde limpio y

bien definido, con una superficie plana y lisa, y otro borde menos recto, a veces

curvado, que deja una pared rugosa y descamada en la superficie [8]. Las

espadas pesadas con bordes afilados que se usan de manera cortante

producen lesiones por aplastamiento además de la penetración, y se pueden

causar más lesiones si se remueve el arma incrustada con un movimiento de

torsión, como hemos podido observar en las descamaciones de la lesión 2.

En el frontal derecho, el trauma antemortem fue provocado por objeto

contundente, que se evidencia por un área deprimida, con deformación

plástica y biselado [9]. Si bien se pueden considerar diferentes causas, como

ser golpeado con un objeto duro no identificado o un accidente, el impacto de

un arma redondeada parece ser la causa más probable de la lesión. Un golpe

con un arma en la cabeza era una táctica efectiva y de uso frecuente, ya que

permitía deshacerse rápidamente del oponente [13].

En este contexto, considerando tanto el trauma como la violencia asociada, el

individuo PRII-5-11-Nc-a tenía múltiples lesiones en la cabeza y cada una de

ellas podría haber sido letal, lo que podría tomarse como un ejemplo

arqueológico de “over-killing“, como son también los casos registrados de

batallas conocidas [10,14-16]. En [16] también se encontraron fracturas de la

raíz de la corona de los dientes anteriores con las porciones de la raíz restantes

todavía presentes dentro de sus cavidades. Aunque, en este caso, la lesión

traumática del aparato de masticación fue grave, no fue letal, como lo

demuestran los claros signos del proceso de curación dentro del hueso maxilar

en el caso del individuo de Byczyna (Polonia) que además comparte cronología

[17].

Espada del Museo de León: Como parte del ajuar del siglo XVII de un individuo

de la misma zona de enterramiento (PRII-6-2-Nc-a) se recuperó dentro de la

necrópolis una espada ropera española (Figura 4).

La espada ropera era el arma blanca, larga, flexible y ligera que portaban todos

los soldados de los Tercios españoles, muy utilizada en los inicios de le Edad

Moderna. Símbolo de clase, estaba destinada para batirse en duelo, a

diferencia de la espada medieval de hoja rígida y pesada de doble filo

destinada a cortar o perforar corazas [18].

Con referencia a los datos históricos sobre el armamento español [18], se

puede inferir que las lesiones traumáticas observadas en individuo PRII-5-11-

Nc-a fueron infligidas con un tipo de espada más cercana a la Edad Media.

IntroducciónLa violencia en las ciudades en el norte de España durante los inicios de la

época Moderna es poco conocida en parte debido a la escasez de registros

osteoarqueológicos. Teniendo en cuenta la ubicación y el tipo de traumas

presentadas, el esqueleto PRII-5-11-Nc-a, exhumado de la necrópolis de la

iglesia de San Salvador de Palat de Rey (s. XVI-XVII), ciudad de León (España),

proporciona la oportunidad de reconstruir la dinámica del enfrentamiento

interpersonal en esta región en aquel momento.

Material y MétodosSe analizará el esqueleto PRII-5-11-Nc-a, exhumado de la necrópolis de la

iglesia de San Salvador de Palat de Rey, ciudad de León (España).

Necrópolis: situada en el interior de la iglesia de San Salvador de Palat de Rey

(s. XI-XIX), la más antigua de la ciudad y que perteneció a la Orden Militar de

San Juan de Jerusalén, del Hospital o de Malta desde 1215 hasta 1845,

vinculada al Camino de Santiago [1,2].

Datación relativa del enterramiento: siglos XVI-XVII.

Orientación: Aunque se ha perdido su orientación original, el conjunto de

inhumaciones (>350 individuos) de la necrópolis presenta orientación E-O.

Huesos presentes: cráneo: bóveda craneal y zona maxilar; cuerpo mandibular;

humero izquierdo; húmero derecho diáfisis y epífisis distal; radios: diáfisis

parcial y epífisis proximales; hueso piramidal de la mano izquierda; fémur, tibia

y peroné.

Estimación del sexo: Según la morfología del cráneo [3,4].

Estimación de edad: Según la transparencia radicular [5].

Estimación de la estatura: Basada en la longitud fisiológica del fémur izq. [6].

Marcadores músculo-esqueléticos: Siguiendo el método de Coimbra [7].

Criterios diagnósticos de las lesiones violentas: Lesiones analizadas

macroscópicamente y con un aumento bajo (3x); mediciones con calibre

(precisión de 0,01 cm), de acuerdo con las criterios indicados por Lewis [8] para

lesiones cortantes y Galloway et al. [9] para lesiones por objeto contundente.

Las anotaciones (Tabla 1) incluyeron la ubicación (Figura1) y forma de la lesión,

las medidas (longitud, anchura y profundidad máximas) desde el borde óseo no

dañado, la presencia de descamación (unilateral y bilateral), agrietamiento,

rotura y aspecto. Se clasificaron según la forma del impacto, golpe con un

objeto cortante, punzante o contundente.

Distinción de traumas antemortem, perimortem y postmortem: Se

considerarán lesiones perimortem aquellas que carecen de respuesta de

cicatrización, ausencia de diferencias en el color entre las superficies de

fractura y el tejido óseo próximo, y la presencia de características de fractura

ósea fresca, incluida la suavidad de los bordes de la fractura, las líneas de

fractura concéntrica y de radiación, los ángulos de fractura obtusos o agudos

[9,10].

Resultados y DiscusiónPerfil biológico: Hombre de >30 años, estatura de 163 6,90 cm.

Patología oral: Periodontitis aguda (Kerr=3), caries oclusales en el esmalte de

los molares (Hillson=3) y desgaste dental medio (Smith=5).

Cambios entesiales: En visión ventral, el húmero izquierdo presenta una

cavidad compatible con un cambio entesial debido a una acción repetida del

músculo subscapular. Los húmeros presentan formación ósea en el origen del

extensor radial corto del carpo. El fémur izquierdo presenta cambio entesial en

la inserción del músculo glúteo menor, y ambos fémures en la inserción del

músculo psoasilíaco.

Lesiones antemortem: Lesión por objeto contundente en la zona derecha del

frontal (Tabla 1) con curación (bordes suaves sin signos de actividad).

Osteoma sésil plano en la zona media del hueso frontal (5x5 mm) (Figura 3d).

Esta neoplasia ósea benigna tiene una etiología confusa y la asociación con un

traumatismo no está clara [11].

Periostitis activa en el aspecto medial posterior de la tibia izquierda (Figura 3).

En la radiografía se observa la porción de hueso dañando e inflamado, con

formación de hueso que compensa la pérdida de masa ósea en la porción

infectada. La periostitis tibial unilateral es más probable que se presente

debido a una infección localizada secundaria a traumatismo profundo u otras

afecciones de los tejidos blandos, como úlceras o trastornos venosos [12].

Laura González-Garrido1,2, M. Teresa Ferreira2,3, Sofia N. Wasterlain2,3

1Área de Antropología Física, Departamento de Biodiversidad y Gestión Ambiental, Universidad de León, España, [email protected]

2CIAS - Research Centre for Anthropology and Health, Department of Life Sciences, University of Coimbra, Portugal, [email protected]

3Laboratory of Forensic Anthropology, Centre for Functional Ecology, Department of Life Sciences, University of Coimbra, Portugal, [email protected]

MarcaHuesos

afectadosForma

Longitud

(mm)

Anchura

(mm)

Profundidad

(mm)

Características

de la lesión

1Frontal

(centro/derecho)Lineal 41,2 1,3

3,04

(penetrante)Inciso-cortante

2Ambos parietales

(corta sutura sagital)Lineal

37,8

(incompleta)1,7

4,27

(penetrante)

Inciso-cortante +

descamación

unilateral

3 Parietal izquierdo Lineal 39,7 1,84 1,33 Inciso-cortante

4 Parietal izquierdo Lineal 46,18 1,353,54

(penetrante)Inciso-cortante

5Parietal izquierdo

(sobre sutura sagital)Lineal

23,9

(incompleto)

1,2

(incompleto)

3,5

(incompleto)Inciso-cortante

6Parietales

(corta sutura sagital)Lineal

7,63

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1,8

(incompleto)Inciso-cortante

7Maxilar superior

derecho y cuerpo

mandibular izquierdo

Lineal

Mx: 34,3

Md: 22,2

Total: 56,5

Mx: 11,6

Md: 7,6- Inciso-cortante

8 Frontal derecho Circular 21,5 x 24,9 0,6

Contuso

Remodelado

antemortem

¿LA CARA DE LAS CRUZADAS? Múltiples lesiones craneofaciales perimortem en un adulto masculino de la necrópolis de San Salvador de Palat de

Rey (s. XVI-XVII) León, España

ConclusionesLos múltiples traumas perimortem en el individuo PRII-5-11-Nc-a y el mecanismo probable de su producción, sugieren que fue víctima de

violencia interpersonal, probablemente un asalto o un combate cara a cara con un oponente diestro que estaba usando un arma de filo

cortante, posiblemente una espada. El conjunto de lesiones craneales puede indicar que la cabeza era un importante objetivo,

demostrando la intención de incapacitar a la víctima rápidamente. El número de lesiones observadas aún puede estar sub-representado

debido al hecho de que las heridas que afectan a los tejidos blandos no se pueden observar en el esqueleto [19]. Además, este individuo

posee una combinación de traumas antemortem, curados y activos, y traumas perimortem, que sugieren que este individuo sufrió

múltiples incidentes traumáticos, posiblemente debido a su carrera militar o a la violencia que imperaba en las ciudades de los inicios de la

Edad Moderna. Todas las lesiones fueron producidas por un objeto afilado pero pesado, similar a las espadas utilizadas durante los

enfrentamientos militares en la Edad Media. El perfil biológico y las lesiones sufridas podrían sugerir que el individuo era militar y que

falleció durante una disputa interpersonal. Este estudio puede contribuir a entender la violencia en las ciudades en el norte de España

durante los inicios de la época Moderna.

Figura 4. Espada ropera de taza semicalada, necrópolis de la iglesia de San Salvador de Palat de Rey,León (siglo XVII). Foto cedida por el Museo de León

En encabezado: fragmento del cuadro de Antonio de Pereda, San Guillermo de Aquitania Agradecimientos: Museo de León

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Figura 1. Distribución de las lesiones en la zona craneofacial (Modificado de [3]). Cada colorcorresponde a una marca descrita y caracterizada en la Tabla 1

Figura 2. Distribución de las lesiones craneofaciales. (a) Zona maxilofacial, (b) Maxilar superior (c)mandíbula, se recuperó solamente la zona del mentón (d) Hueso frontal, podemos observar ladescamación unilateral de la marca 2 (flecha verde). Osteoma sésil plano (flecha azul), (e) Huesosfrontal, y parietales. Detalle de la sección de la marca de corte 4

2a

2e2c

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2d

0,5 cm

Figura 3. Periostitis en la zona media posterior de la tibiaizquierda. En la radiografía se observa la porción de huesodañando (delimitada en blanco), con formación de hueso(flecha roja)

10 cm

1. Julio González J. 1994. Alfonso IX. Madrid: CSIC, Instituto Jerónimo Zurita, II, 316.

2. Barquero-Goñi C. 2013. La orden militar de San Juan y la Reconquista desde el siglo XII hasta el siglo XV. Medievalismo, 23, 43-60.

3. Buikstra JE, Ubelaker DH. 1994. Standards for data collection from human skeletal remains. Fayetteville, AR: Arkansas Archeological Survey.

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5. Lamendin et al., 1992. A simple technique for age estimation in adult corpses: The two criteria dental method. J For Sc 37(5): 1373-1379.

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