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LA CONTINUACIÓN DEL PROCESO DE INDUSTRIALIZACIÓN EN ARGENTINA -La industria manufacturera y sus ramas: el empleo directo de mano de obra. Su relación con el contexto macroeconómico y su incidencia en éste- Exposición del Mg. José Villadeamigo y ulterior debate En la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires, noviembre de 2012 Mg. José Villadeamigo.- Hagamos un resumen. Yo voy a tomar parte del trabajo que abarca la continuación de la industrialización, específicamente, el rubro industria y la composición de la producción y el empleo industrial. Tomo los períodos que son compatibles con la primera y la segunda parte del trabajo. Hay una subdivisión del 50 hasta el 75: y otra del 76 al 2001, la que, a su vez, se divide en dos. Y, finalmente, de 2003 al 2011. Esta es la periodización que tomé. Ahora, lo que vamos a hacer es tomar el último sub-período de 2003 a 2011 y, eventualmente, hacer algunas referencias al pasado, con elementos comparativos, para que no se haga muy extenso. Lo que remarco son algunos conceptos centrales que me parece importante discutir. Uno de ellos es cómo se comportó la composición industrial, en términos de empleo y productividad del trabajo en este último sub-período, el de la reactivación industrial. El otro aspecto que tomé, y que me parece significativo, es la cuestión de qué ramas de la industria fueron más o menos dinámicas en empleo y productividad del trabajo. Y, por último, hago una comparación con los países en desarrollo del este de Asia, es decir, los países que hasta esta primera parte del siglo XXI siguen siendo exitosos en el proceso de industrialización y de crecimiento. Por ahí vamos a hacer algunas referencias a algunas excepciones que hay respecto de esos países, algunos casos ignotos. Finalmente, discuto el tema de la desindustrialización y tercerización, en el sentido de crecimiento del sector terciario de la economía. Luego, abrir paso a la última parte de esta temática que vamos a tocar con el ingeniero Zubieta: que es lo que nos parece que deberíamos hacer para continuar, en términos más exitosos, el proceso de industrialización y la reindustrialización que se está viviendo ahora. La idea que tenemos es que hay una limitación, hasta hoy, en el proceso de industrialización de la Argentina. Partimos del concepto de que el contexto macroeconómico es importante muy importante diría- para el proceso de crecimiento y de industrialización. Yo adhiero a la posición de que en economías como las de la Argentina y en las de varios países latinoamericanos todavía sigue siendo importante, para la industrialización, el crecimiento económico. Este último no se va a lograr de forma positiva, en forma competitiva, o con éxito si no hay una continuación en la etapa de la industrialización. Vamos a ver porqué. El contexto macroeconómico de principios de este siglo, en Argentina, es el fin de una larga recesión, que se había iniciado en 1998, y un período en el que el patrón dólar se había constituido en un factor que limitó en algunos aspectos importante- el crecimiento argentino;

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LA CONTINUACIÓN DEL PROCESO DE INDUSTRIALIZACIÓN EN ARGENTINA

-La industria manufacturera y sus ramas: el empleo directo de mano de obra. Su relación con el contexto macroeconómico y

su incidencia en éste-

Exposición del Mg. José Villadeamigo y ulterior debate

–En la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires, noviembre de 2012

Mg. José Villadeamigo.- Hagamos un resumen. Yo voy a tomar parte del trabajo que abarca la continuación de la industrialización, específicamente, el rubro industria y la composición de la producción y el empleo industrial. Tomo los períodos que son compatibles con la primera y la segunda parte del trabajo. Hay una subdivisión del 50 hasta el 75: y otra del 76 al 2001, la que, a su vez, se divide en dos. Y, finalmente, de 2003 al 2011. Esta es la periodización que tomé. Ahora, lo que vamos a hacer es tomar el último sub-período de 2003 a 2011 y, eventualmente, hacer algunas referencias al pasado, con elementos comparativos, para que no se haga muy extenso. Lo que remarco son algunos conceptos centrales que me parece importante discutir. Uno de ellos es cómo se comportó la composición industrial, en términos de empleo y productividad del trabajo en este último sub-período, el de la reactivación industrial. El otro aspecto que tomé, y que me parece significativo, es la cuestión de qué ramas de la industria fueron más o menos dinámicas en empleo y productividad del trabajo. Y, por último, hago una comparación con los países en desarrollo del este de Asia, es decir, los países que hasta esta primera parte del siglo XXI siguen siendo exitosos en el proceso de industrialización y de crecimiento. Por ahí vamos a hacer algunas referencias a algunas excepciones que hay respecto de esos países, algunos casos ignotos. Finalmente, discuto el tema de la desindustrialización y tercerización, en el sentido de crecimiento del sector terciario de la economía. Luego, abrir paso a la última parte de esta temática que vamos a tocar con el ingeniero Zubieta: que es lo que nos parece que deberíamos hacer para continuar, en términos más exitosos, el proceso de industrialización y la reindustrialización que se está viviendo ahora. La idea que tenemos es que hay una limitación, hasta hoy, en el proceso de industrialización de la Argentina. Partimos del concepto de que el contexto macroeconómico es importante –muy importante diría- para el proceso de crecimiento y de industrialización. Yo adhiero a la posición de que en economías como las de la Argentina y en las de varios países latinoamericanos todavía sigue siendo importante, para la industrialización, el crecimiento económico. Este último no se va a lograr de forma positiva, en forma competitiva, o con éxito si no hay una continuación en la etapa de la industrialización. Vamos a ver porqué. El contexto macroeconómico de principios de este siglo, en Argentina, es el fin de una larga recesión, que se había iniciado en 1998, y un período en el que el patrón dólar se había constituido en un factor que limitó –en algunos aspectos importante- el crecimiento argentino;

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a pesar de que uno ve que la economía se reactivó, comparando fines de los 89 con lo que transcurrió en los 90. En rigor, si hacemos una comparación de más largo plazo ese fue un crecimiento sesgado hacia la falta de inclusión, alto desempleo, subempleo y desindustrialización. Entonces, cuáles son los aspectos que yo destaco que cambiaron y que son favorables al proceso de industrialización y al crecimiento: hay un abaratamiento de las exportaciones, encarecimiento de las importaciones –esto era un efecto de la protección doméstica- y un descenso del salario, medido en dólares. Además hay una evolución favorable de los términos del intercambio, que fue durando, trimestre a trimestre, que hacía mucho tiempo que no vivía la Argentina. El gobierno encaró programas de empleo de emergencia, instaurando la teoría que propugnaba, en estos casos, que es que el Estado desempeñara el rol de empleador de última instancia; se resolvió la seria iliquidez en que se había desembocado y las dificultades bancarias como consecuencia de la crisis financiera y una modificación del gasto público debido a la reestructuración de la deuda y el default. Quedaron libres recursos ya que el 11 por ciento del presupuesto nacional se destinaba a atender los servicios de la deuda.

Hubo un aumento inicial de la demanda efectiva, y luego los efectos reactivadores se potenciaron con el aumento de la inversión privada que fue la que queda reflejada como consecuencia del acrecentamiento de la ocupación de la mano de obra, que fue rápido. Y luego, el de la propia inversión pública, cuando se fueron despejando esas condiciones. Pero eso fue un poco más adelante. Y el desempleo abierto y el subempleo involuntario habían descendido del 39 al 24 por ciento, en dos años; en 2011 ya estaba en el 14 por ciento. Es verdad que el ritmo del crecimiento de la PEA cayó, según indican datos del censo de población de 2010. Pero en rigor fue la demanda de trabajo reactivada la que explica ese crecimiento.

–Se muestran filminas. Mg. José Villadeamigo.- Ahí están las cifras que corresponden a eso. Se ve el comportamiento año a año de esa cifra; fíjense que la tasa de actividad aumenta. Y acá tenemos el gráfico. El subempleo involuntario está en color bordó y luego está el desempleo abierto. Acá está la PEA –datos oficiales-; lo que está en morado es una interpolación que hice yo. El crecimiento de la PEA desciende. En este contexto tiene lugar el comportamiento industrial que vamos a ver ahora. Aumentó el producto industrial; aumentó la participación en un momento de la industria. Ahí está el comportamiento; en un eje está en valores –pesos constantes- y en otro está la cifra en porcentajes. Allí está el PBI total. Fíjense que interesante el año en que empieza la serie: en 1980. En la década perdida, en que vemos esa caída de la industria y, luego, la recuperación. Pero esa recuperación no logra cambiar la participación, en forma sustancial. Esto es importante. Acá se ve ese mismo dato, el de la participación, visto en el más largo plazo. Esos datos son valores corrientes, a diferencia del otro. Fíjense que yo tomé estos datos de varias fuentes como CEPAL y algunos otros de teoría económica, pero no hay ninguno real sino que son todos copias del comportamiento. Estamos en el punto alto, allí, antes del 75; y, luego, una caída. Y, después, tenemos la recuperación final. La recuperación y, a continuación, una suave caída, en los últimos años. Ese es el comportamiento industrial total de la economía. Es interesante reflexionar sobre esto. Lo vamos a retomar luego.

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Esa es la conclusión: a pesar del fuerte incremento del valor agregado bruto de la industria, no logró sostener su participación en el PBI. Hay una reactivación, 2006-2009, en dicha participación y, luego, un muy suave ascenso al final.

Ahora veamos al empleo. ¿Qué pasa con el empleo? El dato que vamos a dar ahora es el dato base de un trabajo. Es muy interesante la estimación. Sacó de la matriz del sumo producto el total del empleo; no son las mismas cifras que antes, pero lo reflejan mejor. Porque respecto de las cifras de ocupación industrial, lamentablemente, no hay un dato que diga cuál es la serie y cómo continúa. Por de pronto, los últimos censos económicos no reflejan el total del empleo. A mí me pareció que esto era una buena indicación de lo que sucede en la realidad. Tomo esos valores absolutos, estimados a partir de la matriz de sumo producto y aplico a ellos los datos de evolución de la encuesta industrial mensual y anual que hace el INDEC. De ahí salen esos datos. Ahí están –año 1994- y llegamos hasta 2009.

Se ve cómo fue evolucionando el empleo. Lo destacable es que hubo en crecimiento.

Van a ver que hay una diferencia entre el dato inicial y el dato final. Son 442 mil; y aplicando los datos da una diferencia de 20 mil. Esa diferencia no está explicada por el problema de las participaciones. Pero, a grandes rasgos nos da ese aumento de ocupación; 440 mil empleos creó la industria, en esos años; y se distribuyeron en las ramas que están ahí.

Fíjense lo que surge de los datos de la encuesta. Ahí tenemos el total de 425 mil, lo

que da sumado a las ramas. Esta todo resumido. Vamos a ver la participación porcentual. Tenemos cuáles son las ramas que dieron lugar a ese aumento del empleo. Yo hice un agrupamiento de las ramas, a mano alzada. No se aleja mucho. Agrupo las ramas haciendo tres subconjuntos. El subconjunto de las tradicionales –que representan la absorción de un 47 o 48 por ciento, es decir, cerca de la mitad-; luego tenemos los productos intermedios –no menos de un tercio; y el 20 por ciento, aproximadamente, o un quinto, son las ramas más cercanas. –si usamos una taxonomía tecnológica de la industria- o las que utilizan media alta o alta tecnología. No quiere decir que sea estrictamente así en el caso argentino. Nos da que estas ramas –algunas dinámicas- contribuyeron a absorber quinto de toda esa mano de obra. Ahí está la conclusión de lo que dije recién respecto de estos datos pero lo interesante es que dentro de este 21,5 por ciento de empleo, incorporando esas ramas, aparecen industrias renacidas con este proceso de protección que hubo. Este restablecimiento empieza por ensamblar. Lo interesante –yo lo puse en un paper- es que hacia 1975, cuando se quiebra el proceso, esas ramas ya habían superado esta etapa, en buena medida. Esto deberíamos discutirlo con ustedes. Estamos recomenzando, muchos años después, en condiciones más desventajosas por las exigencias que plantea para la Argentina.

Entonces, lo que habría que pensar, en mi opinión, es discutir la significación de

reconstruir lo que había en los 70, a mediados de los 70, el modo de avanzar para lograr lo que no existe ni existió y, por último, tomar en cuenta las limitantes de la ISI y lo alcanzado como resultado de la evolución de la crisis 2001-2002. Esas son las cosas que hay que discutir.

Luego, la presentación en números índices. Éste es el empleo formal. Es la

contribución al empleo formal que hizo el empleo industrial. Ahora lo podemos dejar de lado. A grandes rasgos, podríamos decir que la industria contribuyó a formalizar el empleo. Hay un dato que yo traje, respecto de los sectores, el 17 por ciento de la formalización, hasta 2007. Después no conseguí datos compatibles. Tampoco tuve tiempo de buscar mucho más.

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Ahora, las ramas que van creciendo desde los 90 –estamos hablando de los 90 y de 2011- nos da que fueron el 15 y el 19 –casi un tercio-. El 15 representa alimentos, bebidas y tabaco; 19 es productos de cuero y marroquinería –es decir, lo que sale de las vacas-. Luego tenemos 21, 25 y 27, con el 12 por ciento, que es papel, productos de papel, caucho y plástico, y metales. Después, tenemos el 24, el 32 y el 34 que, en principio, son los que usarían tecnología media alta y alta. Sin embargo el concepto que deducimos nosotros es que en este último agrupamiento, a esta altura -2010 y 2011- no muestra todavía, en la medida suficiente, empresas que usen alta tecnología. Tampoco hay actividades productivas que estén en la frontera del conocimiento tecnológico; no hay. Eso es lo que está estudiando el ingeniero Luciano en la Facultad; está haciendo un trabajo de investigación sobre esto que es muy interesante.

Vamos a hablar de la productividad del trabajo. El incremento de la productividad es

imprescindible para que el proceso de integración productiva y de reconstitución del tejido industrial vaya a la par del aumento de la competitividad del sector. ¿Por qué señalamos esto? Porque si bien hoy hemos tenido un proceso de protección efectiva, a través de la devaluación cambiaria, estimamos que la devaluación no puede ser el único instrumento que facilite o que mantenga un proceso de industrialización; no puede ser. El aumento de la productividad tiene que estar permitiendo el alcance del rendimiento del trabajo. Eso es fundamental. ¿Cómo creemos que esto se logra?

En cuanto a la diversificación de la producción manufacturera no creemos que la

especialización constituya la solución. Ustedes saben que hay gente que dice que la Argentina se tiene que especializar en las materias primas elaboradas, en una mayor sofisticación, etcétera. Eso no sólo no basta sino que no logra el objetivo. Es fundamental, además de diversificar, incorporar tecnología. Es necesario aumentar la inversión en industria y, a través del empleo, tener trabajo y conocimiento. Este es el lema

Acá está la evolución de la productividad. Estos son los datos que salen de la encuesta industrial anual que elabora y publica el INDEC. Y tenemos el índice de volumen físico, que es la barrita que está ahí. Tenemos también el IHT, índice de horas trabajadas; y el IOO, índice de obreros ocupados. Dividiendo los índices nos da la productividad. En trece años, aumentó el 4.4 por ciento anual. Esto nos llama poderosamente la atención. En el paper está desagregado, y surge de la encuesta que elabora el INDEC. Esto es una cosa que los ingenieros deberían pensar bien. Ha habido este logro del aumento de la productividad -supongamos que refleja la realidad- que se dio con un proceso de reactivación de la producción y del empleo. No se dio el aumento de la productividad del trabajo -como en algunos años de los 90- con achicamiento de la planta de obreros ocupados -formales e informales-. Hubo períodos de bajo aumento del PBI y de la industria. En cambio acá no. Estamos consiguiendo este efecto con un proceso de reactivación sostenido. Como ustedes saben, hay algunos trabajos que ponen en duda el aumento del producto argentino diciendo que no se está incorporando bien, en cifras de valores constantes, lo que pasa con la inflación. Es un tema importante pero que no tenemos ahora el tiempo para tratarlo. Podríamos hablarlo, aunque ahora no lo tomé en cuenta. Una mirada a más largo plazo, sin embargo, muestra períodos con muy bajo crecimiento y, también, reducción de la productividad manufacturera. Es importante que la productividad del trabajo coincida, en primer término, con crecimiento del empleo industrial. En segundo lugar, crecimiento de la producción del sector. En tercer lugar, con diversificación

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de la producción manufacturera, con limitaciones, como las hubo, y con una reducción de la heterogeneidad estructural. Acá están las cifras de las grandes empresas. Yo tomé un trabajo publicado por Julio Berlinski, en Internet. En dicho trabajo él relaciona el comportamiento de las grandes empresas con su carácter de exportadoras. En la economía Argentina, las grandes empresas son exportadoras, importantes exportadoras. Tomé cómo se había comportado esto en los años 90, un período en el que, en general, el pensamiento liberal lo considera un período en el cual el contexto macroeconómico estaba respetando las decisiones individuales de los agentes económicos; la libertad de esos agentes, en un contexto de apertura, todo lo que la concepción pre-keynesiana logró imponer en el mundo, no solamente acá sino en todo el mundo. Yo veo que la industria manufacturera casi no aumentó la productividad en las ramas importantes. Es interesante. Son grandes empresas, no son los micro-emprendimientos que pueden reducir la cuestión ni las chiquitas, las que pueden reducir la cuestión. Lo de los 90 no funcionó. Lo que se ve acá es la mirada, a largo plazo, de la productividad del trabajo. Son promedios quinquenales. Está la variación del PBI a costo de factores. Y tengo el PBI por persona ocupada, no por hora trabajada. Esto implica alguna alteración pero es el dato que tenía disponible. Nos da esos comportamientos: 2,4 por ciento; son crecimientos medios anuales dentro de cada período quinquenal. En el período 60-64 es del 7 por ciento; es un período de alta capitalización en la Argentina. Había una caída de la tasa de actividad. Y ya en el período 65-69, por supuesto, cae, pero el crecimiento es el 50 por ciento mayor que en la década anterior. Y no es un crecimiento que desentone con lo que pasaba en otros países. Ese 4,3, en bordó, es una estimación no muy confiable. No conocemos la fuente. Ahí está el período 95-99. Fíjense que el 4.55 no se da en el contexto de la exigencia que mencionábamos sino con achicamiento de planta, con achicamiento de las ritmo de crecimiento, si tomamos una base distinta del año 89, y con una economía que desemplea gente. No puse los 80 porque el personal ocupado de esos años no me daba confiabilidad ya que no era homogéneo. Pero los 80 estaban en desventaja, acuérdense que fue la década perdida. Luego tenemos el 2000-2004, y las cifras que vimos antes, de 8,43. Esto es muy importante. Vemos que fue creciendo el PBI. El crecimiento fue muy chico; ahí está la crisis. Aquí tenemos lo que pasó en los países industriales avanzados. En el período 50-73, que está en color amarillo, hay una tasa que, en los Estados Unidos, que no llega el 2,5 por ciento. En Canadá, el 4 por ciento. También está Japón, el caso fundamental y, Europa, Alemania específicamente, en el mismo período. Más adelante, tenemos la caída, cómo se van desinflando, salvo Japón que mantiene un ritmo mayor que Europa, y los Estados Unidos. Lo que destaco es lo que pasó en Estados Unidos en cuanto a la productividad del trabajo. Es un factor que los europeos no puede mostrar. Acá tomo cuatro décadas. Fíjense lo que pasa con la participación en el PBI, en la década del 60: va cayendo; y ahí tenemos un 15 por ciento. ¿Cómo se compone? Vean el aumento de estos rubros -alimentos y bebidas, tradicionales- o como los llamaban en los 60 o 70, "vegetativos". No creo que el término sea adecuado. Miren cómo fue cayendo, cómo se

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fue desinflando. Yo siempre me quedo pensando, en el agotamiento del modelo subjetivo, en esos dos períodos; eso es un invento. Acá está la estructura de la producción en los países de Asia. Lo interesante del Asia -lo saqué de un artículo de Jesús Felipe y Estrada- es cómo los rubros en los que Argentina se consolidó son los rubros que los países del Asia van dejando atrás. Estamos en una especie de notoria oposición. Estos países del Asia son exitosos porque han crecido mundialmente, han tenido un cambio estructural y, algunos de ellos, están abordando lo que se llama "crecimiento inclusivo". Si uno examina eso ve que hay un contraste. Yo hice la comparación de Argentina con Corea. Acá tengo Argentina: el producto industrial y su composición. Lo que me llama la atención es la última columna, la que muestra el crecimiento pero dentro de un contexto contrastante con los países exitosos en desarrollo, no los países del centro. En el resumen está Argentina y los países en desarrollo del Asia; es un resumen. Tomé estos rubros que se destacan. Vemos cómo los más avanzados -Argentina está en el 11- parten del 18 y llegan al 35. La diferencia está bien clara. Los tradicionales; nosotros estamos siguiendo y ellos están bajando, a pesar de ser exportadores. Varios de ellos comenzaron siendo industriales, con importaciones. La mayor importancia, en Argentina, en los 70, lo tienen el grupo de actividades que están en el grupo 5. Luego, la contracción de la participación de estas actividades, en Argentina, en la década siguiente, la menor importancia actual de las actividades industriales más complejas y que exigen mayor grado de evolución productiva tienen importancia creciente en las actividades tradicionales. En otro cuadro, aparece el empleo, en el pre-industrial. Fíjense que China, en los 80 baja a casi el 14 y, ahora, estaría en el 11; ¡pero es China! India, más o menos, se mantuvo; Hong Kong -eso no es la de -industrialisation- cambió su rol cuando pasó a integrarse a China; se constituyó en una ciudad que presta servicios a China, financiamiento de comercio exterior. Varias rama de industrias se fueron a Shangai. ¡Ojo con una lectura superficial! Por eso pareció interesante el caso de Hong Kong. Fíjense que Corea cae en el pre-industrial, pero mucho menos. Singapur, es otro caso; y Taipei se mantiene. Luego, Indonesia, Malasia, Filipinas y Tailandia; ahí hay un proceso de industrialización. Ahí se ve Tailandia y Malasia. Por último, tenemos los países de la ex Unión Soviética, algunos de los cuales se "reprimarizaron", pero ese es un caso eminentemente exótico. Aquí está la comparación del empleo entre Corea y Argentina. Tomé el año 70 en ambos países. Fíjense qué interesante es la diferencia; cómo los coreanos, que comenzaron la industrialización con productos textiles, empezaron a exportarlos; alimentos, obviamente, mucho menos que nosotros. Y cómo los coreanos estaban, en cierto sentido, por detrás, en esos años. Es empleo industrial, pero el empleo, de alguna forma, refleja lo que pasa en la producción y en el rendimiento del trabajo. En todas estas economías, el rendimiento del trabajo termina siendo mayor que en el sector primario y que en el terciario. Luego lo vamos a retomar. Ahí está el índice de especialización: nosotros tenemos 20 y Corea tiene 15. El de Argentina lo tomé yo; el de Corea, lo presentó el autor, Felipe. Luego tenemos ambos países en 2002. Los 90 están reflejados; el tema de la desindustrialización. Hay toda una argumentación de algunos autores, del Banco Mundial, en donde Williamson que dice "¿qué problema hay con que se desindustrializaran en los 90 si no tiene nada que ver con el crecimiento? El terciario es el que caracteriza ahora a los países avanzados; tienen cada vez más gente en el terciario”. Ese es el argumento. Si América Latina tuviera más terciario ¿qué problema hay? Igualmente, el avance se podría dar" Yo estimo que eso es errado. Y se lo puede contraponer al otro argumento; me parece más ajustado a la realidad.

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Lo que yo sostengo es que el proceso de industrialización y desindustrialización

observado tiene que distinguir, por un lado, ese proceso vivido por las economías centrales, desarrolladas -Estados Unidos, Alemania, Francia, Holanda, Japón- que tiene una cierta naturaleza que consiste en que esas economías han alcanzado un alto rendimiento del trabajo, una elevada productividad, elevada competitividad internacional que domina el comercio internacional; el centro sigue dominando el comercio y la producción internacional en forma drástica -aún China no ha movido la aguja de ese dominio-. Ha habido una caída pero siguen siendo los que dominan la producción industrial mundial y el comercio internacional de los países industriales, del centro. Ellos pasaron a un aumento del terciario en forma natural. Hay una diversificación del terciario. Pero con un hecho fundamental: el terciario de estas economías tiene rubros con alta productividad. Y ¿cuál es una de las características del terciario? Que la productividad media del trabajo es menor que la de la industria y, en los países en desarrollo, mucho menor. En cambio, lo que hacen esos altos niveles de renta, esos altos niveles de desarrollo del trabajo en los países centrales, es ir hacia una diversificación, con rubros del terciario que constituyen lo que algunos llaman “cuaternario”, en donde estarían alojadas las actividades más sofisticadas, de más desarrollo, y en donde el terciario tiene productividades descollantes y desarrolla toda una producción la que, a su vez, va a favorecer a los otros sectores. Nada de esto sucede en Argentina ni en América Latina; en muchos países del mundo no existe tal cosa. El terciario termina siendo, en Argentina, el empleador de última instancia, sectorial. La gente es desalojada de otras actividades –el primario y el secundario desalojan- y se va al terciario. ¿Hay rendimiento elevado? Lo que dicen “hagan del terciario la actividad del conocimiento” es pura fantasía. Eso no va a resolver el problema de la ocupación y del rendimiento del trabajo, en estas economías en desarrollo. Antes de que pase eso hay que pasar por la etapa de la industrialización y crecimiento, y alcanzar niveles de renta más elevados. Porque no alcanza el mercado de los que tienen rendimientos de renta más elevados como para demandar lo que sería necesario demandar para que eso se desarrolle. ¿Para qué vamos a fomentarlo en forma no natural? Eso es lo que yo contesto. Irlanda es una fantasía, son cosas de la propaganda. Si hay una tercerización en donde la gente va a buscar empleo porque no tiene otra cosa que hacer, esa no es una tercerización que tenga algo que ver con la tercerización del centro. Lo que yo digo es que no hay una salida automática a través de una tercerización. Cambio estructural y catching up, cambio estructural y equiparación. El cambio estructural que se hace a través de la industria trae crecimiento de la productividad. Es un paso importante dicho cambio estructural hacia la equiparación con las situaciones económicas de las economías más avanzadas, eso es catching up. Veamos lo que decían algunos pensadores preclaros en los 80, y antes también. Me parece que esto es claro. Chenery decía, en un artículo del 86 que la tasa de crecimiento de la productividad del trabajo del conjunto de la economía se explicaba por el crecimiento agregado de las tasas de productividad del trabajo dentro de los distintos sectores de la economía –intrasectorial- y por la resultante de la reasignación del trabajo de los sectores menos productivos a los más productivos –intersectorial-. Hay un crecimiento puro de la productividad y un crecimiento que se adiciona al anterior. La composición del empleo puede incidir en este aumento de la productividad. Tomando esto de Chenery, la reasignación del trabajo desde un sector industrial con más alto nivel –o aún el primario- hacia el terciario, sabemos que aún en los países desarrollados el terciario tiene una productividad del trabajo media menor que la de la industria, que la de algunas actividades importantes y, aún del

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primario, casualmente. Argentina es un caso especial respecto del primario. Luego veremos porqué. Si yo tengo tercerización, lo que voy a tener es un descenso de la productividad media de la economía, no un aumento; y dicha tercerización puede desacelerar el crecimiento. Hay que distinguir, dentro de las actividades del terciario, lo que corresponde a la transformación propia de la economía de alta renta –post-industriales- de la de elevada productividad del trabajo. En general, la tercerización del trabajo en la economía no desarrollada implica una desaceleración o estancamiento de la productividad media de la economía. Ya lo decía Baumol: algunos textos la llaman “ley de Baumol”. Baumol es un economista que aún está vivo, que es muy lúcido, y que escribió un artículo, en el 85, que se llamaba “Asyntotic Stagnancy” o “estancamiento asintótico”. Él decía que, a medida que se tercerizaba la economía –se refería a los países en desarrollo y del centro- había, asintóticamente, un achatamiento en el crecimiento de la productividad del trabajo. En un trabajo de Felipe, de 2010 –que es muy interesante y por eso lo tomo- cita lo que dice Kaldor, quien enunció tres leyes. La tercera ley de Kaldor sostiene que el aumento de la industrialización puede introducir economías de escala y también, en una cierta etapa del desarrollo industrial, tener un cambio estructural o sea un efecto mayor sobre toda la economía; en una cierta etapa. Felipe relacionaba la tercera ley de Kaldor con el crecimiento asintótico que señalaba Baumol. Están bien emparentadas la una con la otra. Hay otro punto en donde aún las economías en desarrollo, cuando llegan al desarrollo industrial, van a sufrir el crecimiento asintótico. Una cosa es sufrirlo cuando tengo una renta de 7 mil dólares per cápita al año y otra cosa es cuando tengo una renta del doble o del triple. Son dos cosas distintas. Abramovitz señalaba que las economías en desarrollo se proveen de tecnología en los países del centro; les compran la tecnología a las economías que están en la frontera, pero el aprovechamiento por parte de estas economías depende de su capacidad de absorción tecnológica. Eso decía Abramovitz. Si uno analiza un poco más esto –yo lo traduje así-: “yo voy a importar tecnología, necesariamente, para usar tecnología incorporada, a través de la producción de bienes de capital”. Ahora cambian; esa producción de bienes de capital a a ser imprescindible en la medida en que yo avance en el proceso de industrialización, pero hay un punto que debe alcanzarse en dicho proceso, al que yo llamo “punto de inflexión cualitativo”, es decir, cuando llegó al despegue o al crecimiento industrial auto-sostenido. Ahí yo ya tengo adaptación tecnológica, manejo del mantenimiento tecnológico y, debería tener inicialmente, innovación tecnológica. Ese es el punto. Hay una cierta etapa en la que si yo me parezco estructuralmente a la economía de la cual importo los bienes de capital voy a poder tener capacidad de absorción tecnológica. Si yo importo, en una economía subsahariana, bienes de altísimo desarrollo, muy probablemente no pueda ser absorbido. Esto es lo que yo entiendo. Crecimiento e inclusión. La transformación estructural se da con la industrialización. Hay una transición hasta llegar a una etapa de industrialización auto-sostenida y, a partir de allí, va a haber que lidiar, un poco anticipadamente, quizás, con los problemas de la tercerización, y ahí sí habrá que preocuparse, también, del tema del conocimiento y demás. Pero para mí no es la solución. Hay muchas cosas de las que dije que son discutibles. Queda abierto el debate. Ing. Julio Fabris- Para comenzar, le quería hacer una pregunta. No me queda del todo claro si usted intenta hacer un balance de lo que ha sido esta década y cuál sería dicho balance,

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exactamente, con pocas palabras. Además, si usted lo ve como un punto de partida de un período hacia adelante, en términos económicos. En términos políticos, se complicaría. Mg. José Villadeamigo.- Intento hacer ese balance y creo que el proceso de reactivación es, realmente, positivo. Pero este es un nuevo punto de partida. Y este nuevo punto de partida exige, sí o sí, intervención del Estado para poder resolver la situación mundial, para acelerar el proceso de pasar de etapa. Ahora estamos ensamblando cosas. Hay un artículo de un autor que dice lo costoso que es el ensamble en Tierra del Fuego. Yo podría haber hecho las mismas cuentas en los 60, pero quince años después no es el mismo costo. El tema es que están ante una realidad económica distinta, en donde la Argentina y la región están en un contexto mundial diferente, en donde el proceso de industrialización tiene que proseguir, pero es más dificultoso. Es fundamental que el Estado desarrolle capacidad para hacer una promoción de la industria, pero a nivel de actividad. Las condiciones de las instituciones para la apertura industrial: Argentina debería adoptar una política industrial planificada, cosa que el gobierno está haciendo. Y, también, debería preocuparse –usando las palabras de Roby, del Banco Mundial, por el dinamismo tecnológico. Esto es lo que me parece a mí. Dr. Daniel Lucesoli.- Pienso que dentro de ese dinamismo tecnológico, me hubiera gustado, por décadas, contabilizar la cantidad de técnicos que han salido de las escuelas técnicas o de los ingenieros que han salido de todas las Universidades tecnológicas y nacionales que tenemos, de los que están en geología, de los que están en tantas otras actividades que están totalmente ligadas a la industrialización. Sinceramente, leí el trabajo, me gustó y le plantee a alguien que me había escrito que en mi vinculación con Corea noté que había una cultura de renovación, que ellos la tenían insertada desde la escuela primaria, donde había un desafío a innovar. Y que después de unos cuantos años, creo que todavía hay que calcular unos cuantos más como profesional, pero después de casi 40 años de salir de la Facultad me encuentro con profundas frenadas en lo que hace a la innovación y vengo de un área -Roberto me conoce bien- que es la industria automotriz, que viví desde los 70 hasta ahora.

Correlacionando la actividad industrial con la cantidad técnicos, ingenieros, geólogos y todos aquellos de distintas orientaciones que tenemos, me parecería importante, porque si vos no tenés una masa crítica, esto lo digo de empresas de cinco mil personas, si no tenés un grupo capacitado para reflexionar, seguimos importando por importar y a veces nos da vergüenza. Nos da vergüenza preguntarnos cómo esto no lo podemos hacer en el país. Hay que plantear el tema de la innovación. La innovación extensiva produce más empleo y la renovación sustitutiva, con otros usos de energía y demás, también produce más empleo. Y la innovación por eficiencia es la que menos empleo necesita: me patea la innovación por eficiencia al empleo. Yo creo que hoy nuestra temática es acrecentar el empleo sobre una base consistente de conocimiento. Esa es mi preocupación.

Mg. José Villadeamigo.- Estoy totalmente de acuerdo, esa es una de las facetas que el Estado tiene que encarar porque hasta ahora, como decías, ha habido un descuido. Ahora, ese descuido no es casual, tuvo que ver con una concepción que se impuso respecto de que las fuerzas del mercado van a saber cómo resolver eso. Yo creo que es una parte importante. El otro día estábamos discutiendo con un grupo sobre el tema de cómo hacer que la Universidad pueda articularse más a través de la innovación con las actividades productivas. Este es un punto importante y tiene que haber una conciencia de que no se puede ventilar más. Y, si no hay una política ad hoc, solo no va a surgir.

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Ing. Daniela Viera.- Un poco relacionado con este modo de renovación, me parece que también es importante hablar de la protección de la propiedad de las patentes, de los tratados que hace 50 años no había. Quería preguntarle a José que opina al respecto Mg. José Villadeamigo.- La verdad es que el tema de las patentes no lo conozco bien, habré leído alguna cosa u otra. No sé si el ingeniero tiene una opinión formada. Ing. Roberto Zubieta.- Sí, pero yo creo en la cosa previa. Por ejemplo yo quisiera mencionar algunas conclusiones macro sobre el tema de la industrialización que hicimos a lo largo de todo los simposios: en primer lugar, que el modelo neoclásico imperante en la argentina en los 90 y en el mundo (con todo el empuje que se le dio a partir de la mitad de los 80, etcétera), no soluciona el problema de la competitividad ni de la productividad en la República Argentina, ni del resto de los países en desarrollo. Hay muchas condiciones necesarias para ser competitivo y para hacer un desarrollo industrial como el de Corea; no tienen que ver con la visión Neoclásica.

Ahora bien, ciertamente, el próximo paso es estudiar el fenómeno de la tecnología y la innovación, es en eso en lo que estamos, donde entra el tema de las patentes. En este momento hay una gran discusión en el mundo. Usted toma una licencia y paga derecho de autor, dicho de una forma muy bruta. Este es un tema que está presente en la Argentina desde el pico de la industrialización en los años 70. Me acuerdo que en los años 70 hubo una ley, que la sacó Gelbard, en donde se planteaban cosas que se ‘daban a patadas’ con lo que después vino. Después vino todo el problema de que había que pagar royalties. Todo el tema es una cosa muy complicada. Eso es una cosa que viene un poco complicada.

Básicamente, quería significar que todavía no hemos encarado como grupo la

definición de cómo vamos a meter el ingrediente “tecnología” dentro del proceso de industrialización. Porque aquí se da un problema arquetípico de la interdisciplinariedad: el método que usan los economistas está basado en analizar lo que pasó -lo digo muy brutamente- y proyectar para el futuro en función de algunas variables, pero todavía no estamos de acuerdo –y nos agarramos virulentas discusiones- cómo se introduce el factor de la tecnología. Por ejemplo: en cinco años, a partir de un desarrollo tecnológico se creó un mercado que no existía, entonces ¿de qué me sirvió hacer toda una hermosa proyección que no tuvo en cuenta eso? Esto es una especie de figura que lo que quiero explicar.

Ahí hay dos criterios que, como buena situación interdisciplinaria, hay que encontrar

una metodología que combine ambas partes y que tenga un nuevo espectro de las cosas. Ese es un tema que no hemos resuelto, en este momento estamos en la cocina de esa corriente: ¿Cómo metemos la innovación y el tema de la tecnología, en sus distintos tipos, en estos intentos actuales de sentar las bases para un desarrollo industrial? La verdad es que los métodos de “planificación económica” basados en una raíz profunda de los modelos clásicos a mi juicio no funcionan. Es decir, tomo lo que pasó, lo proyecto para el futuro, etcétera. Además está la concepción del que pisa el piso de una fábrica de tecnologías complejas: sabe que las cosas cambian en tres años. Hay que poner en consideración esos gérmenes. Con José hemos discutido muchísimo qué importancia tiene el pequeño factor de la cultura tecnológica transformado en un hecho industrial. Y nos cuesta ponernos de acuerdo.

Respecto de acciones concretas de planeamiento del desarrollo en Argentina tenemos

el ‘Plan 2020’. Lo que pasa con ese trabajo es que en varios aspectos se trata de expresiones de deseo, es decir, no siempre se presentan los fundamentos de las metas planteadas. Tampoco queda claro el criterio para seleccionar los sectores que integran el Plan.

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Un ejemplo de algo que habría que revisar también es cómo se define la composición del importante sector de Bienes de Capital. Allí se muestra que éste ha crecido mucho en los últimos años, pero, al ver el análisis fino, se observa que el mayor impacto lo representan los ‘galpones’, o productos metálicos para fabricar ‘galpones’.

–Hablan varios participantes a la vez. Ing. Luciano Cianci.- Dentro del rubro “Bienes de Capital” se incluyen galpones. Eso hace que el rubro tenga un crecimiento mayor del que tendría si no tuviera ese componente.

–Hablan varios participantes a la vez. Ing. Luciano Cianci.- Respecto del plan, tuve la oportunidad de analizarlo en el marco de mi tesis. Lo que creo respecto de lo que dice Roberto es que el plan industrial de cualquier gobierno tendría un componente de eso. Es decir, poner proyecciones optimistas, resaltar cosas que están bien y quizás dejar de lado algunas que no andan tan bien. Por ejemplo, en alimentos, la industria frigorífica de carne vacuna no se toma pero sí se toma la de carne aviar que tuvo un desempeño muy bueno en los últimos 7 ó 8 años. Todas esas cosas me parecen naturales en un documento con cierto rebote político que produce un gobierno. Lo que yo intenté hacer además de analizarlo, que por ahí estaría bueno subirlo al sitio del PIUBAD así lo pueden ver todos, es generar un documento donde queden las partes del Plan que expresan conocimientos concretos, para construir sobre eso.

Después, respecto de lo otro que decía Roberto, de la diferencia que hay entre el mapeo de una situación y de su evolución en el tiempo, y del diseño de acciones específicas en el plano industrial o tecnológico, creo que lo que venimos construyendo en el marco del PIUBAD va en la dirección de integrar estas dos cosas, articulando las visiones desde la Economía y desde la Ingeniería.

Me parece que para lograr esa articulación los análisis agregados macroeconómicos

que se vienen haciendo deberían ir dando lugar a su vez a análisis a nivel de sectores productivos, como se hace, con todos los errores o las falencias que pueda tener, en el ‘Plan 2020’. De hecho ya algo estuvimos haciendo para aportar a esa construcción de abordajes sectoriales: por ejemplo en este cuatrimestre, en la materia ‘Estructura Económica Argentina’, correspondiente al Departamento de Gestión y a la carrera de Ingeniería Industrial de la FIUBA, se trabajó en una serie de monografías donde los alumnos además de aprender algunas cosas que se incorporó a las guías, contribuyeron a generar esta información fina de sectores industriales que se está necesitando (en estos casos se trabajó con la industria automotriz y con la de máquinas herramienta).

Después por supuesto que la cuestión tampoco se agota en la realización de esos

abordajes sectoriales, sino que el desafío es cruzar toda esa información con la aplicación de acciones y herramientas concretas que ya sí empiezan a formar parte con mayor fuerza, del ámbito de la ingeniería.

Una de ellas, y que me parece importante mencionar, es la que gira en torno al

concepto de Competitividad Productiva y del ‘Índice de Competitividad Productiva’, esto es lo que presentó Roberto en el Simposio N° 4.

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Es una herramienta que podría permitir transferir tecnologías de gestión al ámbito de la producción desde la Universidad o bien desde el Estado. Es decir, si bien la lógica de la herramienta puede aplicarse a otros tipos tecnológicos (tecnologías de producto o de proceso por ejemplo) se decidió focalizar en esta primera instancia en las tecnologías de gestión industrial, o de gestión productiva, de acuerdo a las siguientes consideraciones.

Varios estudios, entre ellos los que estuve leyendo en detalle en el marco de mi tesis,

hablan de que las grandes innovaciones de producto o de proceso no ocurren, o bien no brindan los resultados esperados al intentar ser generadas o incorporadas en una empresa o unidad productiva, si no se dan en el marco de un cierto contexto de buenas prácticas de gestión en general.

Y si eso se aplica para un país de desarrollo intermedio o semi-avanzado (donde es

defendida a su vez la tesis que menciono), para nuestro país aplica quizá aún más, porque gran parte de nuestro entramado productivo es precario, lo cual es natural teniendo en cuenta el contexto en que vivió nuestra industria desde la crisis del 75’ o desde 1976 en adelante, al menos hasta los primeros años de la década pasada.

El otro día, en una de las charlas, que también comentó José, con este grupo de la

FIUBA que se llama de ‘Innovación y Transferencia’, se hablaba de que este ‘Índice de Competitividad Productiva’, donde se puede nuclear todo el conocimiento de las diferentes áreas de gestión, sea una especie de herramienta institucional de nuestra Universidad, que pueda ser luego a su vez actualizada, optimizada, etc. –esto lo proponía Aníbal Cofone y es algo que me pareció razonable-, así como transferida a otros actores llegado el caso.

Es decir, completando la idea, usar herramientas específicas como ésta que menciono,

para mejorar el desempeño de ramas industriales específicas, así como la preparación de las empresas para el paso siguiente, vinculado con la generación o incorporación de innovaciones. Y, a su vez, que dichas ramas sean seleccionadas teniendo en cuenta los abordajes económicos ‘macro’ y sectoriales de los que se habló. Creo que esa es una buena manera de integrar la visión de economistas e ingenieros.

Ing. Roberto Zubieta.- Muy bien, ¿por qué no volvemos ahora un poco a lo que planteaba José? Dr. Alberto Müller.- A mi hay un tema que me inquieta bastante, que tiene que ver justamente con la visión desde la Economía de todas estas cosas. Creo que la Economía ha perdido cierta perspectiva, en el siguiente sentido: el primer libro de Economía de la época moderna, me refiero a ‘La Riqueza de las Naciones’, comienza con un célebre ejemplo que los economistas conocemos mucho, de una fábrica de alfileres, donde se muestra cómo la división del trabajo puede generar aumentos de productividad, etc. Pero entonces surgen algunos temas fundamentales de la disciplina que son distintos, el primero es cómo se generan ganancias de productividad, el segundo es cómo se apropia el excedente…

–No se alcanzan a percibir las palabras del orador. Dr. Alberto Müller.- …pero todo esto de alguna manera se perdió, de hecho luego, en el devenir de la Economía, se prestó más y más atención al tema del intercambio… de cosas que hay en el cielo…

–Risas

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–No se alcanzan a percibir las palabras del orador.

Dr. Alberto Müller.- Bueno no, de cosas que hay en el cielo no, pero se empezó a mirar el intercambio como algo en sí mismo; algunos tienen unas cosas, otros tienen otras, y las intercambian…

Ing. Luciano Cianci.- Dónde queda la producción entonces… Dr. Alberto Müller.- Claro, exactamente

–No se alcanzan a percibir las palabras del orador. Dr. Alberto Müller.- La cuestión de la producción y de la tecnología ha sido un tema de difícil abordaje desde la Economía…

–No se alcanzan a percibir las palabras del orador. Dr. Alberto Müller.- De hecho hay una rama de la Economía que se llama ‘Economía Evolucionista’… los tipos juegan con fuego, es decir, juegan sin tener demasiada conciencia de lo que están haciendo.

–No se alcanzan a percibir las palabras del orador. Dr. Alberto Müller.- Es decir, lo que uno puede hacer en todo caso desde la Economía es preguntarse cuáles son las condiciones de contexto que favorecen el desarrollo, y esta no es una mala pregunta y la Economía algo puede responder al respecto. Quiero decir, los ingenieros tienen su forma de abordar las cosas, de resolver problemas concretos... a ningún ingeniero se le ocurriría pensar en una teoría general de la producción, esa visión tiene más que ver con la forma de pensar del economista.

–Risas

–No se alcanzan a percibir las palabras del orador. Dr. Alberto Müller.- Es un tema complejo, quizá sean especialmente útiles visiones de economistas que entiendan de estas cosas de la producción y la tecnología, o perfiles profesionales de ese tipo, me refiero a aquellos con una visión general. El punto es crear las condiciones para que ocurra la innovación y todas estas cosas.

Ing. Luciano Cianci.- Eso está bárbaro, es lo que decimos en el trabajo del ‘Índice de Competitividad Productiva’, en lo que respecta a las condiciones del entorno. Dr. Alberto Müller.- Mirá, les cuento algo que dijo un economista… no recuerdo el nombre… es el economista encargado del informe de Desarrollo del Banco Mundial, lo invitaron a Económicas hace un tiempo. El tipo dijo, “uno no sabe por qué se desarrollan los países… pero una cosa está clara, la tasa de interés tiene que ser baja”.

–Risas

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Dr. Alberto Müller.- Pero ojo, que esto no es joda, no es chiste. Miren, el capital va donde hay crecimiento, la inversión se da donde hay mercados en expansión. No por las ‘condiciones’, las ‘señales’ de no sé qué. Los 90’ son un claro ejemplo de esto… estaban supuestamente todas las condiciones dadas para que haya alta inversión: teníamos a los trabajadores ‘domesticados’ firmando convenios colectivos a la baja, estabilidad macroeconómica… y la inversión no superó el 20% del PBI. Es decir, con que lo economistas podamos decir ‘éstas son las condiciones necesarias para el Desarrollo’, sería bastante… miren, el Banco Mundial, cuando era más feo que ahora, ahora quizá no esté tan feo, algunas cosas aprendieron… Ing. Roberto Zubieta.- También, después de todo lo que pasó… Mg. José Villadeamigo.- Algunas cosas están cambiando. Dr. Alberto Müller.- Bueno pero hace 20 años, en 1993 creo, sacaron un libro que se llamaba algo así como ‘el milagro del sudeste asiático’, donde tratan de explicar qué pasó allí, y dicen “aquí ocurrió el desarrollo, pero no fue por las políticas heterodoxas, la sustitución de importaciones, la planificación, el control de los flujos financieros…, y en cualquier caso, en otro lado esas cosas no funcionan”.

–No se alcanzan a percibir las palabras del orador. Dr. Alberto Müller.- De todos modos una tasa de interés baja resulta esencial. Yo en lo 90’ tenía la posibilidad de colocar un plazo fijo en dólares (igualmente dólares truchos, o dólares que después no fueron más dólares obviamente) al 8,5% anual... Ing. Roberto Zubieta.- Bueno, si me permitís una interrupción, creo que lo relevante es efectivamente ver qué hicieron en otros lados, sin creer que lo que existe en Corea nadie lo puede hacer. Dr. Alberto Müller.- Lo que yo digo de Corea es que tiene condiciones muy especiales… además de una alta homogeneidad cultural y muy baja desigualdad… Mg. José Villadeamigo.- Lo que estamos tratando de hacer es pensar que se puede, ver la manera de… Dr. Alberto Müller.- Mirá, hay algo importante que quiero aclarar, yo estoy de acuerdo con ustedes en algo: su tesis es válida, la cosa pasa por la industria, ese tema es incontrastable. Ahora bien, yo también digo ¿cuánto entendemos el tema ‘servicios’? Yo siempre digo esto: si vos le preguntas a un economista por un análisis sectorial, seguramente elija a la Industria y, en el 70% de los casos va a elegir a la Industria Automotriz. Esto pasa por una razón muy sencilla, la Economía aparece cuando aparece la Industria.

–No se alcanzan a percibir las palabras del orador. Dr. Alberto Müller.- El tema de los servicios es esencial, y entre ellos en particular por ejemplo el transporte. Ing. Roberto Zubieta.- Claro, lo que constituye las condiciones del entorno en que se desarrollan las empresas o unidades de producción.

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–No se alcanzan a percibir las palabras del orador.

Ing. Luciano Cianci.- Quería decir una cosa. Vos hablaste Alberto sobre qué rol podría tener la Ciencia Económica en pensar el desarrollo. Hablaste por ejemplo de esas condiciones del entorno de las empresas. Es algo que nosotros hemos modelado a grandes rasgos en el marco del trabajo sobre ‘Competitividad Productiva’. Dividimos esas condiciones del entorno en ‘competitividad macroeconómica’ y ‘competitividad mesoeconómica’. Los tratamos como condiciones necesarias para el desarrollo, pero no suficientes, porque para que se dé el desarrollo pensamos que se necesita de una cierta planificación o de acciones concretas a nivel sectorial, lo cual requiere de generar también conocimiento sobre los sectores productivos. De todas formas esas condiciones necesarias que mencionaba son fundamentales, porque de no darse satisfactoriamente pueden barrer con cualquier posibilidad de desarrollo.

–Hablan varios participantes a la vez. Dr. Alberto Müller.- Y sí, por ejemplo tenés la reforma financiera de Martínez de Hoz, eso fue mucho más importante que muchas otras cosas en lo que respecta a los efectos (negativos) para el desarrollo.

–No se alcanzan a percibir las palabras del orador.

–Hablan varios participantes a la vez. Ing. Luciano Cianci.- Pienso que hoy en día por ejemplo hay aspectos macroeconómicos, de la hora digamos, que desde la Economía se podrían abordar, para seguir generando marcos propicios y adecuados para el desarrollo. Pienso como un punto importante a la inflación. La inflación puede afectar en un momento la posibilidad de avanzar en el desarrollo, y la Economía seguramente dispone de herramientas… Dr. Alberto Müller.- Claro, la inflación que la resuelvan los economistas. Ing. Luciano Cianci.- Ustedes bailen con esa.

–Risas Ing. Luciano Cianci.- Claro, nadie se quiere meter con eso, pero que es un punto que está en el centro… Dr. Alberto Müller.- El problema con la inflación es que teorías de la inflación hay muchas…

–No se alcanzan a percibir las palabras del orador. Dr. Alberto Müller.- …si todos estamos convencidos de que va a haber inflación, va a haber inflación… Ing. Julio Fabris.- Claro, influyen hasta temas de psicología social.

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Dr. Alberto Müller.- Mirá, si las teorías monetaristas tuvieran el diagnóstico correcto de la inflación, no sería tan difícil resolverla, sería una obviedad.

–No se alcanzan a percibir las palabras del orador. Ing. Luciano Cianci.- Claro porque está esto que decís, ¿no? Que también se puede combatir la inflación barriendo con el crecimiento. Mg. José Villadeamigo.- Ese es el problema. Ing. Luciano Cianci.- Por ahí es algo para que la Economía, con otras disciplinas en conjunto, aborde. Es un tema para tratar, me parece. Dr. Alberto Müller.- También veamos algo. En todos los años más brillantes que tuvo la economía argentina existieron ciertos niveles de inflación…

–No se alcanzan a percibir las palabras del orador. Ing. Julio Fabris.- También es cierto que la media de la inflación en la Argentina, tomada año por año, está en el índice del IPC desde 1943, es de 200% anual. Uno dice: “Bueno, estas tomado la hiperinflación que te lleva la media para arriba. Tomemos la mediana” La mitad de los años hubo menos inflación, la otra mitad hubo mas inflación, y da 22%. O sea, también tenemos un miedo a la inflación.

–No se alcanzan a percibir las palabras del orador. Ing. Roberto Zubieta.- Sabés que pasa, ¿cómo se fijan los precios? Te suben el dólar el 10% y nadie hace la cuenta de cuánto es el componente importado de traer las cosas... Te suben el 10% todo. Ese es el mecanismo que usa todo el mundo. Ing. Eduardo Fernández.- Tiene que ver con cuánto está dispuesto a pagar el tipo… y eso es algo que no tiene nada que ver con los costos.

–Hablan varios participantes a la vez. Ing. Eduardo Fernández.- Yo quisiera detenerme un poco en el tema de la inflación, porque me parece central. Uno escucha hablar de las variables como si todas fueran independientes. Yo creo que entre que sean causa o efecto, o se repotencien, todas intervienen. Hay algunas que son más relevantes y otras que no lo son tanto. Pero mercados, producción, protección, innovación y gestión son todas variables absolutamente dependientes desde el punto de vista de una economía a futuro.

Tampoco separaría tan netamente industria de otras producciones de bienes y servicios, porque comparten una cantidad de variables importantes en cuanto al mercado, a costos, a tecnología y a disposición de distintos medios. Ojo que la producción de bienes y servicios tiene una cantidad de variables muy similares. No estoy hablando de los terciarios.

Dentro de los campos productivos no podría separar hoy los frigoríficos aviares, por

ejemplo, porque siguen exactamente las mismas pautas que la industria. Aunque posiblemente tengan problemas tecnológicos diferentes.

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Ing. Roberto Zubieta.- Es que nadie planteó eso.

Ing. Eduardo Fernández.- Pero acá se está hablando de industria con un carácter exclusivo y hay mucha producción de índole primaria o intermedia que comparte las mismas condiciones. Ing. Roberto Zubieta.- Estoy de acuerdo, yo creo que nadie discute eso. Ing. Eduardo Fernández.- Yo creo que, para armonizar instrumentos, la única forma es hacer planificación y, eventualmente, trabajar sobre ellos. Es decir, lograr consensos sobre determinadas pautas particulares, consensos de los académicos y de los actores.

–Hablan varios participantes a la vez. Ing. Eduardo Fernández.- Me aparece una duda por la separación que veo aquí entre sectores tradicionales, intermedios y de alta tecnología, de cómo han ido evolucionado en su productividad, como haciendo distinciones… cuando la economía del país funciona con la integración de todo eso. Si sacamos uno de esos sectores nos queda medio rengo el país. Mg. José Villadeamigo.- La idea que hay detrás de esto es la siguiente: que para conseguir un proceso de industrialización que te llegue al punto de inflexión del autosostenimiento necesitas diversificar y, en el caso de la Argentina y de los países menos desarrollados, esas ramas que hemos mencionado son las más raquíticas o las inexistentes. En ese sentido está planteado. Y si necesitas un avance tecnológico, lo tenés que aplicar en distintas actividades… en todas y cada una. Ing. Eduardo Fernández.- Eso que estás mencionando es el resultado de una evolución económica tecnológica que dio como resultado eso, porque a los mercados les faltaba eso, porque éramos capaces de hacer eso y por los recursos naturales. Es una consecuencia, no porque alguien se haya propuesto sacar de aquí y ponerlo allá.

–No se alcanzan a percibir las palabras del orador. Ing. Julio Fabris.- Quería decir una cosa un poco más amplia, no tan específico, que tiene que ver con la composición de PIUBAD, de ingenieros y economistas. Una cosa que me parece es que habría que ver es cómo es la combinación de esos perfiles. Por ejemplo, entiendo lo que dijiste sobre el tema de la educación tecnológica en los países que han tenido un desarrollo, pero también es cierto que los ingenieros aquí se tuvieron que ir a manejar un taxi en los 90. Segunda cuestión, el tema de la gestión como aporte y preparación para el desarrollo tecnológico, está perfecto, pero uno puede tener una vocación ingenieril y quiere hacer innovación, etcétera, pero si la plata está en importar, vas a terminar importando. Lo que digo es que si bien todos estos conceptos son correctos, en cierto sentido, deben tener un marco general. Es decir, llenar de ingenieros un país que no tiene industria no tiene ningún sentido, como desarrollar gestores en un país que no tiene posibilidad de tener una producción innovativa.

Entonces, de alguna manera, si bien rescato lo que dijiste respecto de los sectores de servicios, etcétera, también planteo de que el marco macroeconómico tiene su importancia y disiento en que el mercado nos ha llevado por aquí o por allá. O sea, hubo políticas

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macroeconómicas que han funcionado para desindustrializar. En economía hablamos de períodos de desindustrialización. Si uno piensa que no es así, entonces le va a dar prioridad al mercado. Ojo, sin mercado la economía capitalista no funciona. Pero es cierto que en cierto sentido se privilegió un determinado funcionamiento de mercado tanto durante el ministerio de Martínez de Hoz como el de Cavallo.

Me parece que, en general, el rol que debería cumplir el economista sería brindar y

discutir ese marco y permitir que los que están interesados más en el aspecto detallista puedan entenderlo y, quizás, compartirlo, o discutirlo, como sea. Y, por el lado de los economistas, un poco lo que dice Alberto, que es casi un ingeniero de tanta relación que ha tenido con los ingenieros, que el economista no puede quedarse en esas nubes, tiene que bajar. Mg. José Villadeamigo.- Lo que estás diciendo vos es verdad, es así. Ing. Julio Fabris.- Les aclaro que soy ingeniero de formación y de trabajo, y que hace diez años estoy en el tema económico. Mg. José Villadeamigo.- Es Ing. Civil. Ing. Julio Fabris.- Quiero decir, en cierto sentido, me pueden putear todos.

–Risas. Mg. José Villadeamigo.- La discusión tiene que ir por este carril: tomar muy en cuenta la cuestión de los contextos y dar respuestas. El economista tiene que pensar que ciertos parámetros que están metidos allí deben ser revisados. Por ejemplo, el intercambio puro y toda esa historia es algo que a esta altura tiene que dejarse de lado.

En estos momentos me inclino mucho a pensar en la importancia que en esta etapa actual de la Argentina tiene la participación de especialistas del área de la ingeniería y de la investigación científica. Yo creo que tienen un rol vital que cumplir en este momento en la Argentina. Ing. Julio Fabris.- ¿Desde qué lugar?, ¿desde el INTA o el INTI?, ¿o desde las empresas? Mg. José Villadeamigo.- Debería haber un órgano público. Lo que hicieron los órganos públicos en los países del Asia. Ing. Roberto Zubieta.- Las empresas también, mirá el INVAP. Dr. Daniel Lucesoli.- El INTA tiene realmente muy buen nivel…

–Hablan varios participantes a la vez. Dr. Daniel Lucesoli.- El INTI tuvo todas las posibilidades de ser como el INTA pero lamentablemente, será porque se metió en la avenida General Paz, porque se contaminó demasiado políticamente… cuando hay tipos adentro que son excelentes y que pueden apoyar a la pequeña y mediana empresa por ejemplo y participar en todas estas cosas. Bueno, pero si la contaminas políticamente se pierde más el tiempo en reuniones de ese tipo

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que en avanzar en cosas. Y te soy franco, yo soy un convencido de que se puede, pero dejándose de joder y trabajando. No hay otra posibilidad.

–Hablan varios participantes a la vez. Dr. Alberto Müller.- El INTA tiene una agenda más marcada.

–Hablan varios participantes a la vez. Ing. Eduardo Fernández.- También hay que tener en cuenta que el INTA trabaja con bienes que son de conocimiento comunitario. Si un tipo tiene un rinde mejor, va y se lo cuenta al vecino porque no afecta ni precio ni la competitividad. La industria trabaja en reserva, nadie le cuenta al otro. Son áreas de competencia totalmente diferentes.

–Hablan varios participantes a la vez. Ing. Roberto Zubieta.- La próxima reunión va a versar, sobre todo, de tecnología. Reitero, aquí hay un problema, que hay que poner a funcionar todo. Es decir, hay que ver una realidad que es la siguiente: como metes en un plano de desarrollo industrial el fenómeno tecnológico, teniendo en cuenta el punto de vista de la Economía.

–Fin de la reunión PIUBAD.