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La Copa del pueblo de Aranjuez. Real Hipódromo Nacional de LegamarejoTRANSCRIPT
III CONGRESO DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS HISTÓRICOS
DEL SUR DE MADRID
“JIMÉNEZ DE GREGORIO”
Getafe, 21-22 y 23 de octubre de 2005
La Copa del pueblo de Aranjuez. Real Hipódromo Nacional de Legamarejo
LA COPA DEL PUEBLO ARANJUEZ. REAL HIPÓDROMO NACIONAL DE LEGAMAREJO
Un periódico de ámbito nacional daba la noticia, el día 24 de mayo de 1917, de
la inauguración del mítico y ya desaparecido Hipódromo de Legamarejo, tantas veces
recordado por la sociedad ribereña.
Quedará como fiesta de esplendor y se recordará en las futuras crónicas del
gran mundo para ponerla como término de comparación al relatarla la más brillante
que pueda haber, la que tuvo efecto en Aranjuez con motivo de inaugurarse el
Hipódromo1.
Desde 1917 hasta la llegada de la Guerra Civil, Sevilla, Barcelona, Madrid,
Granada, San Sebastián, Santander y Aranjuez, siete grandes circuitos a lo largo de la
geografía española en condiciones inmejorables para la práctica de las carreras de
caballos, llegaron a
celebrar 322 carreras de
liso y 462.
Para mayor
realce del deporte
hípico castellano, el
soberano español ya había ordenado construir un hipódromo en Aranjuez, en terrenos
de su Real Patrimonio. Allí, a lo largo del tiempo, se celebrarían los apasionantes
Derbys, ganados por tantos buenos caballos. Al correr de los años de Ruban,
Colindres, Orfeo, Duende, Pocholo... desfilarían victoriosos por estos campos regios3.
Como la construcción del hipódromo prometía ser un acontecimiento de rango
internacional, el pueblo de Aranjuez instituyó desde el inicio, a través del Consistorio,
1 ABC. 25 de mayo de 1917, p. 14. 2 FUENTECILLA, Jaime. Las Carreras de Caballos en España. Madrid, 1916-1966, p. 19. 3 Ibídem, p. 29.
un trofeo donado por suscripción popular. De ello queda constancia en las diferentes
sesiones plenarias al arribar la temporada hípica.
En el Pleno del día 11 de noviembre de 1916, siendo Regidor Manuel Sánchez
Carrizo, el Edil Emilio Sánchez Grediaga daba cuenta de que le habían llegado noticias
respecto a fiestas deportivas, carreras de caballos que parece se organizan para
celebrarse en esta población en la primavera próxima, considera que es preciso hacer
algo que contribuya a la mayor atracción de forasteros haciendo agradable su estancia
aquí para lo cual desea se reúna la Comisión de Fomento del Turismo; el Sr.
Presidente conforme con lo indicado ofrece convocar en tiempo oportuno4.
Meses después, en la sesión del día 19 de mayo de 1917, siendo Regidor el
monárquico David García Hidalgo, se trató sobre la
recaudación popular llevada a cabo para la donación
del trofeo por parte de la citada Comisión de
Turismo encargada de este asunto. El Regidor
Hidalgo hizo referencia a que dicha Comisión se
encargó [en anteriores reuniones] de la recaudación
para adquirir los objetos copa y reloj de bolsillo,
que el vecindario ha regalado para premios de las
próximas carreras de caballo y añadió que del
resultado de la petición popular, después de haber adquirido los trofeos, quedaba un
remanente de aproximadamente cuatrocientas pesetas, las cuales iban a ser destinadas,
si alcanzaba con esta cantidad, a solventar los gastos de la presencia de la Banda de
Música del Regimiento de León para amenizar esa memorable jornada.
4 AMAj. Pleno día 11 de noviembre de 1916. Sgn. 1.104 L, pp. 167-168.
Intervino el Edil Agustín Sánchez Gil, para argumentar que estaba de acuerdo
con lo propuesto por Hidalgo, pero siempre que esto no fuese un gravamen para las
arcas municipales, ante la escasa consignación que hay para festejos, que es
precisamente los de las ferias5. En el mismo sentido se expresaba el resto de la
Corporación, deseando una buena gestión a la Comisión encargada de este asunto.
El día 24 de mayo, en ciernes de
celebrarse las fiestas patronales del Real Sitio, se
daban cita en Aranjuez la nobleza y la
aristocracia, parte de Madrid estaba presente en el
nuevo foro hípico de Legamarejo. Damas y
damiselas, representación genuina de la belleza
española, luciendo vaporosas y elegantísimas
toilettes, propias de la estación estival, daban
sumo encanto al delicioso lugar6.
Pero los invitados de excepción eran
evidentemente SS.MM. los Reyes, que dieron un almuerzo en los jardines del Palacio
Real, donde departieron con S.M. la Reina Dª. Cristina, los Infantes D. Carlos, Dª. Luisa
y D. Fernando, la duquesa de Talavera y el Príncipe Rainiero, siendo también
acompañados por miembros de la nobleza. Después del almuerzo en coches tirados por
dos troncos de mulas, dirigiéronse los Reyes y demás invitados al Hipódromo donde
oyeron Sus Majestades al entrar una cariñosa ovación.
Un noble con popular cuadra de caballos, que ya era sobradamente conocido en
Madrid y otros circuitos, daba otro ágape a nobleza y personalidades, era el mítico
conde de la Cimera.
5 AMAj. Pleno día 19 de mayo de 1917. Sgn. 1.104 L, p. 300. 6 ABC. 25 de mayo de 1917. p. 14.
El Real Hipódromo ribereño era, según los entendidos en la materia, uno de los
mejor perfilados, reuniendo muchas cualidades. Por ejemplo tenía una recta de unos
800 metros, siendo el recorrido total de unos 2.000. Las curvas, anchas, espaciosas,
están perfectamente trazadas, todo es perfecto, y miles de entusiastas felicitaciones ha
de prodigarle la afición al autor del proyecto7.
Como apunte último a lo reseñado de ese día 24, resaltar que la Copa del
Vecindario de Aranjuez, la ganó la cuadra del Duque de Toledo con el caballo Le Bon
Beige, quedando en segundo lugar, el caballo Fontenoy de la afamada cuadra del conde
de la Cimera8.
En realidad, el Duque de
Toledo no era otro que S.M. el
Rey Alfonso XIII. El título
nobiliario solo era un argumento
técnico para que el Monarca –
gran aficionado al deporte hípico–, pudiera competir con sus caballos con el resto de las
cuadras en todas las reuniones y circuitos, porque es obvio que contra el Rey pocos
querían competir. Fuera él mismo o sus jockeys, la cuadra del Duque de Toledo con la
chaquetilla y gorra morada con la cruz encarnada de Borgoña9, siempre estaba presente
en las pistas ecuestres.
Transcurrida la memorable jornada hípica de la inauguración de las carreras en
Aranjuez, en el Pleno del día 26, el Regidor García Hidalgo, daba cuenta a la
7 Ídem. 8 Ibídem, p. 15. 9 FUENTECILLA, Jaime. Las Carreras de Caballos en España. Opus cit. p. 192. ¡Cuantas victorias las de
la chaquetilla y gorra morada con la cruz encarnada de Borgoña...! Piénsese que tal distintivo no reaparecerá jamás con el nombre del egregio propietario fallecido en Roma el día 28 de febrero del año 1941. Fue el Duque de Toledo.
Corporación de las palabras que el Monarca le había transmitido, para que a su vez el
Alcalde las trasladase a la Corporación y al pueblo de Aranjuez.
Su Real Majestad, vio el entusiasmo con que este noble pueblo contribuyó al
esplendor de la fiesta de Carreras de Caballos, organizadas para inauguración del
Real Hipódromo de Legamarejo, por lo que daba las gracias al vecindario.
En relación con esto, el Edil Calvo expuso que el pueblo al cooperar al
esplendor de la fiesta ha hecho una
manifestación de cariño y respeto a
las Reales Personas y ha cumplido un
deber de gratitud en justa
correspondencia a las constantes
atenciones y beneficios que con
predilección dispensa S.M. a esta población. La Corporación acordaba conceder un
voto de gracias a S.M. el Rey por sus atenciones y beneficios que reporta a favor de
esta población10.
Las reuniones hípicas en el Real Hipódromo ribereño comenzaban siempre a
mediados del mes de mayo. Aranjuez era, en esta época, el referente de las grandes
jornadas ecuestres, solapando al propio Madrid. El Monarca Alfonso XIII, al volante de
su automóvil, junto a su inseparable Marqués de Viana, realizaba el recorrido que
separaba la capital del Real Sitio para acudir a estas reuniones. Aranjuez alcanzaba su
cima de público tras la llegada de trenes y automóviles, y muchos vecinos del pueblo
encontraban puestos de trabajo en las instalaciones del hipódromo ribereño.
10 AMAj. Pleno día 26 de mayo de 1917. Sgn. 1.104 L, p. 302.
El Consistorio ribereño atendía año tras año su compromiso con las jornadas
hípicas, el trofeo del pueblo de Aranjuez estaba presente aunque se cambiase de
Regidor. De ello dan noticia una vez más, las actas plenarias.
El día 21 de marzo de 1924, con el Regidor José Gullón Beneítez11, se trataba
sobre la donación por suscripción pública de una copa para las carreras de caballos del
Real Hipódromo de Legamarejo.
El propio Gullón expuso al
Pleno, que el Consistorio como
órgano representativo del pueblo,
año tras año estaba presente en
las carreras de caballos con la
donación de un trofeo; por lo tanto, aquel axioma generado entre el pueblo y las carreras
no debía romperse. Por ello el Regidor propuso que siguiendo costumbre establecida
desde que se inauguró dicho Hipódromo, se adquiriese por suscripción pública,
encabezada por este Ayuntamiento, una Copa u objeto de arte que se regalaría para
premio, para una de dichas carreras12.
Terminada la intervención de Gullón, el resto de la Corporación acordó por
unanimidad abrir la suscripción en la misma forma que en años anteriores, siendo esta
encabezada por el Ayuntamiento con la cantidad de ciento cincuenta pesetas13.
Pero aquel año de 1924, el pueblo de Aranjuez iba a recibir a los soberanos de
Italia. Dentro de la visita de Estado, los Monarcas de ambos países realizaron
excursiones a varios puntos de interés turístico: El Escorial, Toledo y Real Sitio y Villa
de Aranjuez. La llegada en tren de los soberanos españoles e italianos fue todo un
acontecimiento, el pueblo estaba presente en las calles aclamando el cortejo real. El 11 José Gullón Beneitez fue Regidor desde el día 20 de octubre de 1923, hasta el día 1 de junio de 1925. 12 AMAj. Pleno día 21 de marzo de 1924. Sgn. 1.110 L, pp. 208-209. 13 Ídem.
referente de los Monarcas era pasar una agradable jornada en las carreras de caballos en
Legamarejo14.
Los resultados de las carreras, según Fuentecilla, estaban fuera de lo normal, era
como si este lugar fuera mágico para los equinos. Nunca se me olvidará que en el
precioso campo del Real Sitio se registraban resultados sorprendentes. Caballos de
gran rendimiento en Madrid, allí [en Aranjuez] se trocaban en poco menos que
inservibles. Y los mediocres, se las apañaban para hacer algún pinito que otro [en
Legamarejo]15.
En este Real Sitio y más concretamente en el Palacio Real, además de sus
maravillosas obras de arte,
lámparas, documentos, pinturas,
etcétera, se encuentra una sala
exclusivamente dedicada al
deporte ecuestre, toda ella
relacionada con el Monarca D.
Alfonso XIII. En ella se pueden
observar diversos trofeos ganados por la cuadra propiedad del Duque de Toledo, es
decir, del citado Rey. En las vitrinas se encuentran dos Copas donadas por suscripción
del pueblo de Aranjuez. Una de ellas corresponde a los dos años de la inauguración del
Real Hipódromo, en su frontal esta impresa la leyenda: Premio del Vecindario de
Aranjuez. Carrera de prueba, 27 de Mayo de 1919”. En otra está el segundo de los
14 ABC. 10 de junio de 1924, pp. 8-9. 15 FUENTECILLA, Jaime. Las Carreras de Caballos en España. Opus cit, p. 54.
trofeos con la inscripción: “Premio de Aranjuez, suscripción publica. 18 de Mayo de
1922. ANTIFAZ16. Este nombre correspondía al caballo ganador de la prueba.
Aquellas reuniones de la alta aristocracia fueron constantes en nuestra ciudad, al
ser el Monarca un gran aficionado a este deporte y Presidente Honorario de la Sociedad
de Fomento y Cría Caballar, y también al hecho de que, en general, el Real Sitio era
lugar de descanso de la Corona.
En 1930 ante el presagio de cambios políticos para el pueblo español, el
Monarca se deshace de su cuadra. Sus importantes
caballos, que le dieran tantos triunfos y
satisfacciones, pasaban a ser sólo un recuerdo.
Además de vencer cinco veces en La Poule, gana
cuatro años seguidos la Copa de la Reina, y en seis
ocasiones consecutivas la Copa de la Reina Mª.
Cristina. Se adjudica media docena de veces el Derby
de Aranjuez, dos el de San Sebastián17.
En 1931, con la llegada de la segunda
República, el Monarca y la familia Real salen para el
exilio. El pueblo de Aranjuez seguía con la donación
del trofeo por suscripción pública a través del Consistorio, y en Madrid, los altos
directivos de la Sociedad ecuestre dimitieron a causa de las circunstancias políticas del
momento.
Tras perder a uno de los más firmes puntales del meeting español, días después,
hubo una gran junta general en la que el Comité presidido por el Conde de Torre Arias,
16 Inscripciones de los trofeos ganados por la cuadra de caballos del Duque de Toledo –S.M. El Rey D.
Alfonso XII– que se encuentran en la sala del Palacio Real de Aranjuez dedicada al deporte ecuestre por El Rey.
17 Ibídem, p. 191.
presentó la dimisión colectiva con carácter irrevocable. En aquel indeciso momento, el
Conde de Velayos consideró deber guardar lealtad al presidente honorario de la
Sociedad (el Duque de Toledo) y aceptó la presidencia con la idea de que aquella
situación seria pasajera y Alfonso XIII no tardaría en volver18.
Otra de las afamadas cuadras ribereñas que tantas Copas del Vecindario de este
pueblo ganase en aquellas legendarias pistas del Legamarejo, la del Conde de la Cimera,
también entró en decadencia; desde la instauración de la República había cambiado el
nombre de su yeguada por el nombre de Juenga19.
Con la segunda República las carreras de caballos en el territorio español
siguieron su trayectoria, aunque sin la fuerza que antaño habían tenido debido a la
ausencia de su principal propulsor: el Rey Alfonso XIII.
El año 1933 fue, sin embargo, dentro del régimen republicano, el más brillante
en apariencia para Legamarejo,
gracias a la aparición de una Orden
del Gobierno del 2 de enero, que
hizo caducar la concesión otorgada
a la Sociedad de Fomento y Cría
Caballar para la utilización del
hipódromo de la Castellana en
Madrid, lo que trajo consigo que el hipódromo de Aranjuez adquiriera mayor rango y
esplendor20. La gran actividad en Legamarejo en ese año de 1933, lo corrobora la
prensa nacional donde, entre la gran cantidad de pruebas, destaca la del premio
Presidente de la República para una de las carreras21. Por otra parte, el Consistorio de
18 FUENTECILLA, Jaime. Las Carreras de Caballos en España. Opus cit, p. 64. 19 Ibídem, p. 70. 20 Ibídem, p. 69. 21 ABC. 13 de junio de 1933. Páginas deportivas.
Aranjuez, en la sesión plenaria presidida por Doroteo Alonso Peral, destinaba para la
suscripción pública de la Copa del Vecindario la cantidad de 5.000 pesetas22.
Transcurrido esta efímera temporada de esplendor, en la sesión plenaria del día
25 de agosto, se daba cuenta de que la Sociedad de Fomento, había comunicado la
suspensión de las carreras de caballos por el precario estado financiero de la Institución
caballar23.
Pero la Sociedad, a pesar de haber manifestado esta intención, y ante la falta del
hipódromo madrileño de la Castellana, lejos de hacer desaparecer las carreras de sus
pistas, había convertido oficialmente el Real Hipódromo de Legamarejo en el campo de
carreras. No cabía más solución que la de celebrar el programa en el hipódromo de
Legamarejo en Aranjuez. Allí se desplazaba la casi totalidad de las cuadras con el fin
de facilitar la continuidad del meeting, con el sano propósito de que no se hundiese el
turf de una manera definitiva24.
Más tarde, la Sociedad de Fomento decide que las reuniones hípicas se
circunscriban solamente al hipódromo de Lasarte en San Sebastián. Aranjuez había sido
una experiencia –durante este año– por las condiciones de emplazamiento y del estado
deficiente de los distintos recintos y de la pista. Este conglomerado de defectos, trajo
consigo el déficit producido durante los dos últimos años que allí se actuó. Las
reuniones en Aranjuez habían pasado a la historia. Toda esta situación más la ya escasa
presencia de público en las actividades hípicas y el costo de los premios que se
otorgaban, llevó a la quiebra financiera a la Sociedad de Fomento y Cría Caballar en
Aranjuez. Por lo tanto, 1934 fue el último año en el que se dieron cita los aficionados a
este deporte en el Real Sitio25.
22 AMAj. Pleno del día 28 de julio de 1933. Sgn. 1.114 L, pp. 168-169. 23 AMAj. Pleno del día 25 de agosto de 1933. Sgn. 1.114 L, pp. 194-195. 24 FUENTECILLA, Jaime. Las Carreras de Caballos en España. Opus cit, p. 69. 25 Ibídem, p. 70.
Años deprimentes para los meeting hípicos tras la caída de la Monarquía. Las
últimas carreras de caballos se llevaron a cabo en el hipódromo de Lasarte. Con la
primavera del año 1936 llegó lo que se preveía en el ambiente; la Guerra Civil vino a
paralizar la actividad hípica durante tres años largos. La lucha fratricida llevó a la
Patria a una situación ruinosa que tuvo repercusión en las carreras de caballos26.
En nuestros días se vuelve a hablar en foros públicos y privados de un posible
resurgimiento de aquel foro hípico, aunque antes cabe preguntarse ¿qué será de los
hortelanos ribereños que hoy ocupan esas tierras del viejo hipódromo de Legamarejo?
26 Ibídem, pp. 75-76.