la cosa en el pensamiento (emanuele coccia)

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1 LA COSA EN EL PENSAMIENTO in A. Meinong, Teoria de lo objeto y presentacion personal, Buenos Aires, Miñoz y Davila, 2008, p. 11-43 Por Emanuele COCCIA Wirkliche Wahrheit ist immer unrealistisch F. Kafka I. La filosofía muchas veces ha tomado nota de su existencia, pero con el mismo espíritu distraído y negligente con el cual los teólogos antiguos pasaban revista de las divinidades y las herejías del pasado «pagano». Obsesionan al pensamiento mucho más de cuanto lo hace aquello que puede ataviarse con el título de “realidad” y de todo cuanto se jacta del prestigio de la evidencia. Son aquéllos que la metafísica, con un nombre al mismo tiempo irónico y revelador llama desde siempre “entes de razón” (entia rationis), casi como si la razón tuviese que ver sobretodo con ellos, casi como si solamente ellos constituyesen la verdadera Cosa del pensamiento. Un catálogo exhaustivo de éstos está lejos de haber sido ya compilado. Quienquiera intentase redactar uno debería hacer comparecer, como sugería la escolástica medieval, los hircocervos, las quimeras, los infinitos “otros Dioses”, ya sin ocupación, dado que han cesado de ser venerados y no han adquirido por el contrario el grado de realidad necesaria para llegar al culto de los hombres, los mundos posibles pero menos perfectos que el actual, pero también las montañas de oro, los El dorados trazados en los mapas de la esperanza pero nunca encontrados en la realidad, las ciudades perfectas proyectadas pero jamás construidas, los “cuadrados redondos”, los “hombres-león”, los Leviatanes, los Centauros, el rey calvo de Inglaterra y todos los resucitados al final de la historia 1 . 1 En una fácil paradoja en esta lista podría fácilmente incluirse también la propia teoría del objeto, que según las célebres palabras de G. Ryle «está muerta, sepultada y no resurgirá». Cfr. M. G. RYLE, Intentionality Theory and the Nature of Thinking, in Revue Internationale de philosophie, 27, (1973), pp. 255-265, aquí p. 255 («Let us frankly concede from the start that Gegenstandstheorie itself is dead buried and not going to be

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    LA COSA EN EL PENSAMIENTO

    in A. Meinong, Teoria de lo objeto y presentacion personal, Buenos Aires, Mioz y Davila, 2008, p. 11-43

    Por Emanuele COCCIA

    Wirkliche Wahrheit ist immer unrealistisch

    F. Kafka

    I.

    La filosofa muchas veces ha tomado nota de su existencia, pero con el mismo espritu

    distrado y negligente con el cual los telogos antiguos pasaban revista de las divinidades y las

    herejas del pasado pagano. Obsesionan al pensamiento mucho ms de cuanto lo hace

    aquello que puede ataviarse con el ttulo de realidad y de todo cuanto se jacta del prestigio de

    la evidencia. Son aqullos que la metafsica, con un nombre al mismo tiempo irnico y

    revelador llama desde siempre entes de razn (entia rationis), casi como si la razn tuviese que

    ver sobretodo con ellos, casi como si solamente ellos constituyesen la verdadera Cosa del

    pensamiento. Un catlogo exhaustivo de stos est lejos de haber sido ya compilado.

    Quienquiera intentase redactar uno debera hacer comparecer, como sugera la escolstica

    medieval, los hircocervos, las quimeras, los infinitos otros Dioses, ya sin ocupacin, dado

    que han cesado de ser venerados y no han adquirido por el contrario el grado de realidad

    necesaria para llegar al culto de los hombres, los mundos posibles pero menos perfectos que el

    actual, pero tambin las montaas de oro, los El dorados trazados en los mapas de la esperanza

    pero nunca encontrados en la realidad, las ciudades perfectas proyectadas pero jams

    construidas, los cuadrados redondos, los hombres-len, los Leviatanes, los Centauros, el

    rey calvo de Inglaterra y todos los resucitados al final de la historia1.

    1 En una fcil paradoja en esta lista podra fcilmente incluirse tambin la propia teora del objeto, que segn las clebres palabras de G. Ryle est muerta, sepultada y no resurgir. Cfr. M. G. RYLE, Intentionality Theory and the Nature of Thinking, in Revue Internationale de philosophie, 27, (1973), pp. 255-265, aqu p. 255 (Let us frankly concede from the start that Gegenstandstheorie itself is dead buried and not going to be

  • 2

    En esta lista infinita figuraran tambin Ahab e Ismael, Isabel Archer y Swann, Perceval y

    Pierre Bezuchov junto con todos los personajes que la literatura mundial ha intentado

    contemplar, con sus vidas, sus gestos, sus tics, sus pensamientos o sus emociones.

    Encontraran aqu su lugar todos los sueos y las imgenes que han animado y siguen

    animando cada noche el sueo de los hombres, los mundos paralelos diseados por las

    mentiras que desde siempre han permitido pensar y conocer algo distinto de aquello que es,

    el contenido de todas las promesas pronunciadas pero nunca realizadas, los paisajes hipnticos

    que la linterna mgica del bovarismo o de las religiones de los individuos o de los pueblos

    proyecta sobre la realidad que los envuelve y parece determinarlos. Es difcil de decir dnde

    viven precisamente. Ciertamente no pertenecen a ningn tercer reino y ninguna quinta

    dimensin podra tampoco acogerlos. A veces son de tal suerte indeterminados y defectuosos

    que no pueden ni siquiera confiar en un mundo posible contemplado por el intelecto divino

    que pueda ofrecerles un sustrato, una patria, un terreno en el cual radicarse y esperar un da

    volverse reales, acaecer2.

    Descuidados o abandonados desde siempre, entes prohibidos, la presencia de estas extraas

    criaturas no puede ser suprimida. De hecho nadie, a menos que ignore su propia palabra,

    podr negar que son algo constituido slo por el pensamiento, a menos que quiz utilice los

    trminos darse o ser de manera equvoca3. A diferencia de su fama, por lo dems, no se

    trata de ningn modo de presencias espectrales, intiles, daosas. Invisibles para los ms,

    combatidas como si fuesen malezas del aquel campo de la conciencia que la fenomenologa

    querra transformar en el productivo latifundio del quietismo y la buena fe, estas presencias

    prestan ms de un servicio a esta misma Razn que querra exiliarlas. Un objeto imposible es

    capaz de procurar un medio de conocimiento imprescindible para las investigaciones

    resurrected. Nobody is going to argue again that for exemple there are objects concerning which it is the case that there are no such objects).

    2 Cfr. Sobre el problema, el bellsimo libro de T. RAMELOW, Gott, Freiheit, Weltenwahl. Die Metaphysik der Willensfreiheit zwischen A. Prez S.J. (1599-1649) und G. W. Leibniz (1646-1716), Leyde New York Kln, E. J. Brill (Brills Studies in Intellectual History ; 72), 1997

    3 F. SUAREZ, Disputationes metaphysicae, Parisiis, Apud Peturm Menier 1619, Disp. LIV, De entibus rationis, p. 700

  • 3

    matemticas y extramatemticas4. Los ejemplos seran infinitos: en el curso de los siglos la

    quimera ha sido de hecho el case study que ha permitido a la lgica llegar a grados de perfeccin

    y de refinamiento impensables sin ella5. La ciencia moderna no sera concebible sin las res

    imaginabiles6 o los Gedankenexperimente7. El derecho ha sido a menudo definido como el imperio

    de las ficciones8, y la religin, cualquiera sea la actitud que pueda tenerse frente a ella, vive solo

    y sobretodo de estas realidades. El conocimiento histrico, ya sea que lo admita o no, se nutre

    por lo dems de objetos que tienen un grado de realidad decididamente inferior respecto del

    que poseen las res sensibiles. Pero el caso ms evidente es el nmero cero: por mucho tiempo

    excluido del sistema numrico, su introduccin ha causado una revolucin de la cual a duras

    penas seran calculables los efectos. Sin embargo el cero no es otra cosa que el paradigma de

    los objetos imposibles: no es otra cosa que aquello cuyo ser es semejante a su no-ser9. La

    mayor parte de los conocimientos humanos, de las ciencias que definen el modo y la forma en

    la cual vivimos y nos relacionamos con el mundo seran simplemente imposibles sin ellos. Su 4 A. MEINONG, ber die Stellung des Gegenstandstheorie im System der Wissenschaften, Leipzig 1907, p. 19: Ein unmglicher Gegenstand ist imstande, ein unentbehrliches Erkenntnismittel fr mathematische und aussermathematische Untersuchungen abzugeben.

    5 Es la propia quimera misma que lo ha reconocido, en una conmovedora confesin suya: My feelings towards philosophers are mixed. For centuries they have used me as an experimental animal, keeping me on a minimum of being. In a way I may owe my life but their experiments have weakened me so much, that the end may be drawing near. Se trata del esplndido diario de una quimera redactado por S. EBBESEN, The Chimeras Diary , in The Logic of Being. Historical Studies, ed. Simo Knuuttila / Jaakko Hintikka, D. Reidel Publishing Company (Synthese Historical Library, 28), Dordrecht-Boston-London 1986, pp. 115-153, p. 115.

    6 Sobre las hiptesis secundum imaginationem cfr. los numerosos trabajos de JOHN E. MURDOCH Philosophy and the Enterprise of Science in the Later Middle Ages in The Interaction Between Science and Philosophy, ed. Y. ELKANA, London 1974, pp. 6470, ID The involvement of logic in late medieval natural philosophy, in Studies in medieval natural philosophy, ed. by S. CAROTI, pp. 3-28; en el mismo volumen cfr. tambin el ensayo de H. HUGONNARD-ROCHE, Analyse smantique et analyse secundum imaginationem dans la physique parisienne au XIVe sicle, pp.133-153. Y sobre el problema en general cfr. S. Caroti, Nuove prospettive della storiografia di storia della scienza medievale : le proposte di John E. Murdoch, in Nuncius 7 (1992), pp.231-252.

    7 E MACH, Erkenntnis und Irrtum. Skizzen zur Psychologie der Forschung. Leipzig, 1905, p. 180 sqq. Y cfr. A. MEINONG, ber die Stellung des Gegenstandstheorie, cit., pp. 67-77.

    8 Yan THOMAS, Fictio Legis. L'empire de la fiction romaine et ses limites mdivales, in Droits 21 (1995), pp. 17-63.

    9 Es la bellsima definicin que de l da E. MALLY, que se cuenta entre los alumnos ms geniales de Meinong. Cfr. E. MALLY, Untersuchungen zur Gegenstandstheorie des Messens, in Untersuchungen zur Gegenstandstheorie und Psychologie, hrsg von A. MEINONG, Graz 1904, p. 134 sqq.

  • 4

    conocimiento y su ciencia es necesaria a cualquier doctrina humana: sin ellos apenas

    lograramos hablar. Y son necesarios en metafsica, as como en filosofa y en lgica, por no

    hablar adems de la teologa10. El mundo de la vida del cual la fenomenologa no cesa de

    trazar el mapa no es aquel pas ordenado que sta se esfuerza por imaginar. Con una mirada

    menos rstica de la que aporta el sentido comn, ste muestra una geografa mucho ms

    exuberante, frondosa, ecuatorial, donde lo irreal, lo imposible, lo inexistente o lo falso no son

    tierras colocadas ms all de sus confines, sino sus formas autctonas, sus habitantes ms

    antiguos. El mundo de la experiencia est en realidad constantemente poblado de criaturas

    inaprehensibles y de difcil definicin. Sera intil medir su naturaleza a travs de los

    instrumentos de la psicologa trascendental o de la ontologa. Verdad, realidad y unidad no

    logran expresar nada de sus contornos. Estas extraas criaturas no logran retener para s

    ninguno de los atributos que caracterizan a los objetos mundanos. Su nica cualidad es la de

    ser cognoscibles: no existen, no son verdaderos, a menudo no son ni siquiera lgicamente

    consistentes (no logran definir, entonces, algo unitario y no contradictorio), pero no obstante

    todos pueden ser conocidos. Inferiores al ser, inferiores al uno, inferiores a la verdad, se dan no

    obstante a conocer, son capaces de colocarse frente al intelecto y no slo de persistir dentro de

    l. En esto, no hacen otra cosa que mostrar la calidad ms basilar y trascendental de cuanto se

    llama objeto (objectum): aquella de estar frente (objicere) al sujeto pensante y al acto de

    pensamiento11.

    La imposibilidad de reducirlos a hechos meramente psicolgicos radica precisamente en la

    fuerza de su extraeza: resisten la asimilacin a cualquier otra naturaleza, humana, divina,

    objetual que sea. Objeto indica la cualidad que todo debe poder poseer, an antes de

    definirse respecto a la existencia y a la no-existencia, a la consistencia o a la inconsistencia, y

    tambin a la posibilidad de ser. Las cosas se distinguen segn el ser y el no ser, la materialidad y

    la inmaterialidad, la duracin y la extensin y se reparten entre los posibles y los imposibles.

    Pero no hay nada que no sea o no pueda ser objeto. La objetividad es la determinacin mnima

    10 F. SUAREZ, De entibus rationis, cit. p. 700: Est enim eorum cognitio et scientia ad humanas doctrinas necessaria; vix enim sine illis loquimur, vel in Metaphysica ipsa, vel etiam in Philosophia, nedum in logica, et (quod magis est) etiam in Theologia. Nec vero potest hoc munus ad alium quam ad Metaphysicam spectare.

    11 A. MEINONG, Presentacin personal, infra, p.000 : la etimologa del "ob-iectum" ofrece al menos una caracterizacin indirecta, mediante la referencia a las vivencias que captan el objeto y que, sea como fuere, no pueden ser consideradas, por ejemplo, como algo constitutivo para el objeto.

  • 5

    que cada cosa adquiere para poder comparecer en el campo de la experiencia sea sta

    pensamiento, emocin, presuncin, sentimiento. De hecho, no se puede conocer sin conocer

    algo o, en trminos ms generales, no se puede juzgar ni siquiera representar sin juzgar sobre

    algo, representar algo12. Y es as tambin para la alegra, dolor, as como [tambin para la]

    compasin y la envidia: uno se alegra de algo, se interesa por algo, al menos en la mayora de

    los casos no quiere o desea sin querer o desear algo13. Nadie ignora que este peculiar estar

    dirigido hacia algo le sobreviene al acontecimiento psquico tan extraordinariamente a

    menudo que induce al menos a conjeturar all un factor caracterstico de lo psquico frente a lo

    no-psquico14. La razn y la experiencia tienen siempre que vrselas con algo. La tradicin

    fenomenolgica, a partir de Brentano, est acostumbrada a reducir este algo a una simple

    propiedad de la conciencia: la cosa del pensamiento con la cual tenemos que vrnosla cada vez

    que pensamos, esperamos o sentimos, no tiene ninguna autonoma, es la forma propia de la

    razn, la intencionalidad. Todo fenmeno psquico est caracterizado por lo que los

    escolsticos del Medioevo han llamado la inexistencia (tambin mental) de un objeto, y que

    nosotros, si bien con expresiones que no estn exentas de ambigedad, llamaremos la relacin

    respecto de un contenido, la direccin hacia un objeto (no en el sentido de una realidad), o la

    objetualidad inmanente .

    Segn Brentano, todo fenmeno psquico contiene algo como objeto, an si no es en el

    mismo modo: en la representacin algo es conocido, en el juicio algo es aceptado o refutado,

    en el amor algo es amado, en el odio odiado y en el deseo deseado, etc15. Brentano pretende

    rastrear la doctrina de la inercia psquica [psychische Einwohnung] del objeto del pensamiento no

    slo en el De anima de Aristteles, sino tambin en Filn de Alejandra, en la teora del verbum

    mentis de Agustn, en Anselmo y en Toms de Aquino. El mrito de esta doctrina, tan

    difundida por haber hbilmente enmascarado sus aporas, es eludir el verdadero problema. La

    metfora por la cual se acostumbra a hablar respecto de las vivencias psquicas de

    12 A. MEINONG, Teora del objeto, infra

    13 A. MEINONG, Teora del objeto, infra

    14 A. MEINONG, Teora del objeto, infra

    15 F. BRENTANO, Psychologie vom empirischen Standpunkt, hrsg, von O. Kraus, I, Meiner Verlag, Leipzig 1924, p. 124.

  • 6

    contenidos16 transforma una relacin entre dos realidades (el dato psquico y el algo) en

    una relacin interna entre un continente y un contenido, y convierte la trascendencia del objeto

    en una forma, aunque sea no absoluta, de inmanencia. Si refirindose empero a las cosas la

    consciencia se refiriese verdaderamente a una parte suya, a un contenido suyo, no habra

    ninguna distincin entre conocimiento interno y conocimiento del mundo, y todo acto

    cognoscitivo sera una prosecucin del cogito, o bien del acto a travs del cual la conciencia se

    conoce a s misma17. El hecho de que el conocimiento tenga un objeto, o la objetualidad propia

    de lo psquico (Gengenstandlickhkeit des Psychischen) y del conocible, coincide con el hecho de

    que el conocer es sobre todo y por lo dems no conocerse a s mismo. Dado que todo

    conocer tiene un objeto que no es s mismo, se sigue que est en la naturaleza de todo conocer

    el trascenderse18. En la medida en que tiene que habrselas con un objeto, el conocer deja de

    ser un hecho puramente psicolgico y subjetivo. Viceversa, se llama objeto el lado no-subjetivo

    del pensamiento y del conocimiento, el lugar en el cual el conocimiento se abre a aquello que

    no es psquico, que no es subjetivo. En la incomodidad de describir la medida de la diversidad

    de este lado, se ha preferido hacer del algo conocido una parte de la conciencia. Bajo el ttulo

    de intencionalidad un tropo no exento de peligro19, se esconde as la tentativa de negar toda

    autonoma al objeto conocido, y en definitiva, toda forma de realidad. An Husserl haba

    expresado sus dudas. Me represento a Jpiter se lee en las Investigaciones lgicas, es decir tengo

    una cierta vivencia representativa, en mi conciencia se cumple el acto de representar al dios

    Jpiter. Se podr descomponer esta vivencia en un anlisis descriptivo tanto como se quiera,

    pero con esto no se encontrar jams algo como el dios Jpiter. El objeto mental inmanente

    no pertenece a la consistencia descriptiva de la vivencia y en verdad entonces ste no es ni

    inmanente ni mental. Pero no existe sin embargo extra mentem, de hecho no existe 20 .

    Ciertamente no es fcil comprender en qu modo una vivencia contiene una parte de 16 A. MEINONG, ber Annahmen, 2. Auflage, p. 104

    17 Cfr. para una crtica similar P. AUREOLO, Scriptum Super Primum Sententiarum, ed. E. M. Buytaert, vol. II, St. Bonaventure New York 1956, d. 3, sectio 14 II, pp. 713-4: Nec potest etiam poni quod sit ipse actus intellectus rosa illa apparens; tum quia intellectus primo cerneret suum actum et mediante eo cerneret obiectum et per consequens non intelligeret res directe

    18 Cfr. A. MEINONG, ber die Erfahrungsgrundlagen unseres Wissens, in Gesammelte Werke, V, p. 453

    19 A. MEINONG, ber Annahmen, 2. Auflage, p. 46.

    20 Cfr. E. HUSSERL, Logische Untersuchungen, in Husserliana, XIX, 1 p. 386-7.

  • 7

    realidad [ein Stck Wirklichkeit] tan considerable como el sol, o an algo tan absolutamente

    irreal como el cuadrado redondo, solo porque es capaz de aprehenderlo21. Transformando al

    objeto en una propiedad de la conciencia, se olvida que el proceso psquico al que

    designamos conocer no agota por s solo la consistencia del conocimiento 22 . El

    conocimiento es, por as decirlo, un hecho doble en el cual al conocer se le enfrenta lo

    conocido como algo relativamente autnomo hacia lo cual aquel no slo est dirigido, por

    ejemplo, en la forma de juicios falsos, sino antes bien algo que, por as decir, es aprehendido,

    captado o comoquiera que se intente describir de un modo inevitablemente grfico lo que es

    indescriptible23 . Esta autonoma frente a la vivencia que la aprehende [Selbstndigkeit gegenber

    dem erfassenden Erlebnisse] es algo propio del objeto no menos esencialmente de cuanto lo es a

    toda parte de realidad fuera de nosotros [Stck Wirklichkeit ausser uns] 24 . Reconocer la

    autonoma del algo conocido no significa todava reconocerle una existencia. La realidad de

    una autonoma tal se mide slo en la fuerza del estar frente al acto de conocimiento, de la

    resistencia a no ser reducido a hecho psquico, a no revelarse como siendo simplemente una

    mera parte del sujeto, un contenido de la conciencia. Si el algo con el que tenemos que

    vrnosla cada vez que conocemos, si la Cosa de la conciencia y del pensamiento fuese una

    realidad mental, la conciencia sera la cmara de espejos en la cual el sujeto no dejara de

    reflejarse, y todo cuanto llamamos experiencia sera una forma de exhausto narcisismo. Los

    entes de razn, criaturas menores del conocimiento, formas de experiencia sin verdad y sin

    realidad son ante todo la prueba ms evidente de la resistencia que el algo conocido opone a

    cualquier asimilacin a otra cosa que no sea s mismo, ya sea la realidad psquica del sujeto

    cognoscente o la realidad material de la cosa conocida. Por ello, stos pueden ser llamados

    objetos puros. Emanan un esplendor especial. El esplendor de algo que no tiene otra

    determinacin que la de la objetividad, destilada de toda verdad, y de toda evidencia.

    II.

    21 A. MEINONG, ber Annahmen, 2. Auflage, p. 104.

    22 A. MEINONG, Teora del objeto, infra

    23 A. MEINONG, Teora del objeto, infra

    24 A. MEINONG, ber Annahmen, 2. Auflage, p. 61.

  • 8

    Sobre ellos pesa desde hace siglos un extrao tab. Es claro que el encargo de explicar su

    naturaleza no puede incumbir sino a la metafsica25. Sin embargo, ha sido siempre quasi ex

    obliquo et concomitanter que ella se ha ocupado de stos, y cuando lo ha hecho ha sido, por lo

    dems, para repetir que no se trata de verdaderos entes reales porque no son capaces de

    verdadera existencia, ni tienen una verdadera semejanza con los entes reales, por lo que puede

    decirse que comparten con stos el concepto mismo de ente26. Hay algo similar al inexplicable

    miedo por los fantasmas que se anida detrs del horror con el cual la filosofa ha buscado

    contener esta extraa, inquietante fecundidad propia de la razn [quaedam foecunditas intellectus]

    que puede producir formaciones ficticias a partir de entes verdaderos, conjugando partes que

    no podran realmente formar un compuesto, como cuando fabrica una quimera o algo similar.

    Es de este modo como forma aquellos entes de razn que son llamados imposibles y que son

    denominados por algunos entes prohibidos27. No se puede dejar de contener su produccin

    porque su existencia es a menudo necesaria para la comprensin misma de lo real: el objeto

    adecuado del intelecto es el ente y la razn nada puede comprender si no es concibindolo

    como si fuese un ente. Cuando intenta pensar las privaciones y las negaciones, sta las concibe

    por consiguiente como si fuesen entes, y as forma entes de razn28. Hay algo, sin embargo,

    que impide acercarse con justa ecuanimidad estos casos de pensamientos sin realidad,

    reconocerles alguna dignidad, an si no es posible afirmar ninguna verdad sobre ellos. Est

    ms alejado un ente de razn de un ente real que un hombre pintado de uno verdadero,

    porque en el segundo caso hay una semejanza real en algn accidente, mientras que entre el

    25 F. SUAREZ, Disputationes metaphysicae, cit,, p 700

    26 Ibid., p. 701: neque sunt vera entia realia, quia non sunt capacia verae et realis existentiae neque etiam habent veram aliquam similitudinem cum entibus realibus ratione cujus habeant cum illis communem conceptum entis.

    27 Ibid. p. 702 Est tamen ertia causa proveniens ex quadam foecunditate intellectus qui potest ex veris entibus ficta conficere conjungendo partes, quae in re componi non possunt quomodo fingit chymeram, aut quid simile, et ita format illa entia rationis, quae vocantur impossibilia, et ab aliquibus dicuntur entia prohibita. In his autem conceptionibus non fallitur intellectus, quia non affirmat ita esse in re sicut ea conceptu simplici in quo non est falsitas.

    28 Ibid. Cum enim objectum adaequatum intellectus sit ens, nihil potest concipere nisi ad modum entis, et ideo dum privationes aut negationes concipere conatur eas concipit ad modum entiumet ita format entia rationis.

  • 9

    ente real y el ente de razn no existe ninguna29. Una reaccin tan inconcina por parte de un

    filsofo conocido por su equilibrio muestra cun escasa es la simpata de la metafsica por los

    conocimientos o las experiencias que no dan acceso a ninguna verdad y que por lo dems

    arrastran a la razn hacia algo que no tiene ninguna relacin de semejanza con lo Real y lo

    Verdadero.

    Las razones de esta amistad fallida son muy antiguas. Bolzano ya haba notado como en

    general Aristteles parece haber pensado solamente en la esfera de las cosas existentes, y no en

    aquella puramente posible o en aquella correspondiente a lo imposible30. Esta preferencia por

    las cosas existentes parece tocar la definicin misma de cuanto llamamos ciencia. No se

    puede conocer lo que no existe: en este apotegma de Aristteles31 resuena el antiguo nomos

    con el cual Parmnides haba inaugurado la filosofa en Grecia: ser e inteligibilidad noein y

    einai deben ser to auto (B3). Bajo sus auspicios, la metafsica se transform en una ideologa del

    realismo, que repele como no saber todo lo que no concierne a cuanto sta ha definido como

    real: de non ente non est scientia32. La proposicin ha de ser leda en ambos sentidos: no slo

    el saber sobre lo que no existe no es un verdadero saber sino que adems sobre lo que no posee

    existencia no debe haber ciencia. En las palabras del mismo Surez, el principio se formula de

    este modo: toda cosa tiene tanta inteligibilidad como cuanto ser posee33, o bien toda cosa es

    29 Ibid. plus distat in ratione entis ens rationis ab ente reali quam homo pictus a vero, nam hic saltem intercedit realis similitudo in aliquo accidente, quae inter ens reale et rationis nulla esse potest.

    30 B. BOLZANO, Wissenschaftslehre, hrsg. von W. Schultz, Leipzig, 1929, n. 118, Bd. 1, p. 558: berhaupt scheint Aristoteles nur an die Sphre der existierenden Dinge, nicht aber an jene des bloss Mglichen oder auch gar nicht Mglichen gedacht zu haben

    31 ARISTOTELES, Analitica posteriora I, 2, 71b 25. Sobre este problema cfr. el bellsimo ensayo de J. SCHMUTZ, Ralistes, nihilistes et incompatibilistes. Le dbat sur les negative truthmakers dans la scolastique jsuite espagnole, in Dire le nant, d. J. LAURENT, Cahiers de philosophie de lUniversit de Caen, 43 (2007), pp. 131-178. Importantsima es la tesis de doctorado indita sobre La querelle des possibles. Recherches philosophiques et textuelles sur la mtaphysique jsuite espagnole, 1540-1767, Ecole pratique des hautes etudes, Paris Universit libre de Bruxelles, 2003. El presente ensayo debe muchsimo a las reflexiones sobre la metafsica de la escolstica jesuita all presentes.

    32 Cfr. Auctoritates super prumum librum posteriorum aristotelis n 13, in J. Hamesse, Les auctoritates Aristotelis. Un florilge mdival. Etude historique et dition critique, Louvain, Paris 1974, p. 312: quod non est non contingit scire, ex quo habemus quod de non ente non est scientia

    33 F. SUAREZ, Disputationes metaphysicae, cit Disp. VIII, 7, 7, p. 205: quantum unumquodque habet de esse, tantum habet de intelligibilitate ut alias dixit D. Thomas, I, q. 16, a. 3.

  • 10

    cognoscible en la medida en la que tiene ser (unumquodque in tantum est conoscibile, inquantum habet

    de esse)34. La fuerza de este principio est en el prejuicio, jams puesto en cuestin, segn el cual

    todos nuestros saberes (o al menos nuestros intereses) pueden concernir slo a lo Real35. Es a

    causa de esta prohibicin jams infringida que la abrumadora mayora de los objetos no han

    encontrado ninguna patria en las ciencias tradicionales 36. Un exange eco de este prejuicio es

    lo que llamamos psicologismo. El psicologismo, en efecto, es el error de quien considera tener

    que encontrar en todo ente algo de real37, ya sea psicolgico o mundano. Segn se piensa

    espontneamente, lo que no existe fuera de nosotros debe existir al menos en nosotros38. Se

    puede decir as que acerca de cun poca razn lleva una opinin semejante, nos orientan del

    modo ms sencillo los objetos ideales, que subsisten, desde luego, pero que en ningn caso

    existen y, por consiguiente, no podran en ningn sentido ser reales39. El conocimiento se

    encuentra continuamente frente a irrealidades de este orden. La igualdad o la diversidad son

    por ejemplo objetos de este tipo: tal vez subsisten en tales o cuales circunstancias entre

    realidades pero no son por s mismas un segmento de la realidad40. Es innegable que el

    representar tanto como el suponer y el juzgar se ocupa de estos objetos y a menudo tiene

    motivo para ocuparse de ello muy minuciosamente. A su vez, tampoco el nmero existe

    adems de lo contado, en el caso de que esto ltimo efectivamente exista; esto puede

    reconocerse claramente por el hecho de que tambin se puede contar aquello que no existe41.

    La razn por la cual esto ha pasado tan fcilmente desapercibido es que el inters

    particularmente vivo por lo real, que forma parte de nuestra naturaleza, favorece la exageracin

    34 Cfr. sobre este problema el bellsimo ensayo de W. HBENER, Scientia de aliquo et nihilo. Die historischen voraussetzungen von Leibniz Ontologie Begriff, in Denken im Schatten des Nihilismus Festschrift fr W. Weischedel zum 70. Geburtstag ed A. SCHWAN, Darmstadt, 1975, pp. 34-54.

    35 A. MEINONG, ber Annahmen, cit. p. 61.

    36 A. MEINONG Presentacin personal, infra p.

    37 A. MEINONG, Teora del objeto, infra p.

    38 A. MEINONG, Teora del objeto, infra p.

    39 A. MEINONG, Teora del objeto, infra p.

    40 A. MEINONG, Teora del objeto, infra p.

    41 A. MEINONG, Teora del objeto, infra p.

  • 11

    de tratar lo que no es real como una mera nada42. Sin embargo, existe algo que la diarqua

    ordenada de mundo y alma o la imbricacin de psiquis y cuerpo no logran explicar. Hay algo

    que se halla fuera de la disyuncin entre lo fsico y lo psquico ya que est tambin fuera de lo

    real 43.

    Alumno hertico de Brentano44, espritu sobre el cual la complejidad, la tensin, la aspereza

    ejercitaban una antraccin particular45 Alexius Meinong parece haber sido el primero y el

    nico en la historia de la filosofa occidental en haber denunciado con fuerza que tambin lo

    no-real existente adems de lo no-existente, lo posible e incluso lo imposible puede

    constituir el objeto de conocimientos46. Los opsculos que publicamos aqu representan quiz

    el intento ms acabado y valiente de demostrar que hay tambin, justamente, un saber de lo

    no-real47. La totalidad de los saberes anotaba en un apunte que ha permanecido indito

    se basa sobre la distincin entre lo fsico y lo psquico, pero esto no es otra cosa que la

    preferencia por lo existente. Sin embargo, hay algo que vale la pena conocer pero que no puede

    existir48. Es difcil sobrevaluar la radicalidad del gesto con el cual ha repetido que en

    contraposicin con tal preferencia por lo real, que hasta el momento efectivamente todava no

    ha sido quebrantada por principio en ninguna ciencia, existe sin embargo la indudable

    necesidad de una ciencia que elabore sus objetos sin restringirse particularmente al caso

    especial de su existencia, de modo que, en este sentido, pueda ser calificada como libre de

    existencia [daseinsfrei] 49 . Meinong realiza para la metafsica y para la filosofa la misma

    42 A. MEINONG, Teora del objeto, infra p.

    43 A. MEINONG, Teora del objeto, infra p.

    44 Sobre la herencia de Brentano cfr. el bello volumen antolgico al cuidado de D. FISETTE E G. FRCHETTE, A lcole de Brentano. De Wrzburg Vienne, Paris Vrin 2007, sobretodo la introduccin, Le legs de Brentano, pp.13-160.

    45 E. DLLING, Wahrheit suchen und Wahrheit belennen. Alexius Meinong: Skizze seines Lebens, Rodopi, Amsterdam, 1999, p. 72.

    46 A. MEINONG, Presentacin Personal, infra, p.

    47 A. MEINONG, Presentacin Personal, infra, p.

    48 A. MEINONG, Kolleghefte und Fragmente, Schriften aus dem Nachlass, hrsg. von R. FABIAN und R. HALLER, Graz 1978, p. 245.

    49 A. MEINONG, Presentacin Personal, infra, p.

  • 12

    revolucin que el descubrimiento del inconsciente le haba permitido a Freud llevar adelante en

    la psicologa. Como la conciencia no es sino un accidente o una porcin de la vida psquica,

    as el ser, la existencia y la verdad no son sino accidentes de aquello que el conocimiento y

    cualquier forma de experiencia se ven obligados a afrontar. He llamado a esta ciencia []

    teora del objeto [Gegenstandstheorie]. Por qu, sin embargo, el saber acerca de lo no-real

    toma el nombre de teora del objeto?50 Por qu lo que est libre de la existencia debe ser

    llamado objeto?

    III.

    Es de la teologa que la filosofa ha heredado la obsesin por lo real que orienta todos sus

    intereses. sta se expresa sobretodo en una curiosa predileccin por todo aquello que es

    verdadero, bueno y uno: lo real parece enteramente definido dentro de los lmites de esta

    trinidad, y viceversa todo lo que la niega o la sobrepasa es groseramente desclasado como

    irrealidad. En virtud de este secreto silogismo la realidad de lo humano est perfectamente

    contenida en la posibilidad de conocer lo verdadero, de actuar coherentemente como un sujeto

    individual (la persona), de orientar la propia existencia hacia el bien; todo lo que no se deja

    describir en estos trminos no puede decirse efectivamente real. Es por ello que lo falso y lo

    ficticio (el conocimiento no destinado a lo verdadero) han devenido prerrogativas de la

    literatura, la accin contradictoria y no orientada necesariamente hacia el bien se ha

    transformado en materia privilegiada de estudio del psicoanlisis, la vida que supera la estrecha

    identidad individual y personal objeto especfico de la polica. Y es a causa de esta misma

    limitacin que los anlisis fenomenolgicos sobre el conocimiento humano han privilegiado

    siempre el caso ms obvio, el del conocimiento perceptivo verdadero, y desatendido por ende

    50 Es lo que Meinong se pregunta explcitamente en una nota pstuma. Cfr. A. MEINONG, Kolleghefte und Fragmente, cit,, p. 179-180: Warum heisst daseinsfreies Wissen Gegenstandstheorie, da doch auch Wirkliches Gegenstand ist? Betrifft Gegenstandstheorie nur daseinsfreie Gegenstnde? [] Nicht Gegenstand ist daseinsfrei, sondern Wissen, und daseinsfreies Wissen ist nicht etwa Wissen vom oder nur vom Nichtdaseinenden. Es befasst vielmehr Daseiendes wie Nichtdaseiendes. [] Wie rechtfertigt sich dieser Name da doch jede Theorie von Gegenstnden handeln muss, daher Gegenstandstheorie heissen knnte? Etwa daraus ist zu entnehmen, dass Name gegenstandstheorie nicht auf diesen nie fehlenden Umstand bezug nimmt. Es interesante notar que en este pasaje Meinong subraya que Gegenstandstheorie es un nombre insuficiente para esta ciencia pero que no existe otro mejor a disposicin[kein besserer zur Verfgung]. Tambin el nombre de fenomenologa le parece, sin embargo, tambin del todo inadecuado. Cfr. p. 289.

  • 13

    el error o la incertidumbre, la duda o la ilusin. No es difcil imaginar que los frutos de una

    observacin tan grosera sean igualmente tan toscos. Los entes de razn no son sino el

    nombre que estas experiencias ordinarias han asumido luego del exilio que han debido sufrir.

    Pocos han sido los filsofos capaces de intentar interrogarse sobre experiencias menos obvias.

    Pedro Auriol, quiz el ms cercano a Meinong por genio y espritu entre los filsofos del

    pasado, haba intentado destilar una verdadera y propia lista de lo que llamamos vulgarmente

    ilusiones [ludificationes]. Pinsese, escribe, en la experiencia que puede hacerse cuando,

    arrastrado sobre el agua por una barca, se cree que son los rboles de la ribera los que se

    mueven. Qu ocurre? Este movimiento, que de hecho subsiste como objeto delante del ojo,

    no puede ser identificado con la visin misma, puesto que si as fuese, el objeto de la vista sera

    la visin, y el ver no sera otra cosa que el verse ver, y la vista devendra una potencia reflexiva.

    No se puede, sin embargo, pensarse que este movimiento exista concretamente y realmente en

    el rbol o en la ribera, puesto que entonces se tratara de un movimiento real. Y an menos se

    puede pensar que este movimiento exista en el aire entre nuestro ojo y la ribera, porque ste no

    es atribuido al aire, sino al rbol. As, cada vez que se observa por largo tiempo el sol

    manchas redondas y lucientes [quaedam rotunditates lucidae] no dejan de aparecer delante de los

    ojos, y luego repentinamente se desvanecen Qu realidad puede reconocrseles a estas

    imgenes? An ms: cada vez que vemos un bastn inmerso en el agua, lo vemos roto. Ahora

    bien la figura del bastn roto no es algo que creamos nosotros mismos, pero no est tampoco

    en las cosas. Cmo explicar este objeto cognoscible y conocido que no parece tener ninguna

    realidad sino aquella que tiene apareciendo? La puesta en juego del error es justamente la de

    lograr aprehender este extrao mnimo de realidad que no tiene otra consistencia que la

    capacidad de aparecer, de darse a conocer51. Este tipo de experiencias, lejos de alejarse de la

    51 Es interesante notar que en un apunte pstumo Meinong retomar este mismo ejemplo para recordar cmo en el anlisis del conocimiento las anomalas subjetivas no deben ser removidas. Cfr A. MEINONG, Kolleghefte und Fragmente, cit., p. 169: Aber Physik geht hier ganz anders cor wie etwa beim im Wasser gebrochenen gesehenen Stab, wo Subjekt an Tuschung nicht beteiligt. Gang (sic) namentlich der physikalischen Forschung hat diese von Erscheinngen immer mehr entfernt: sekundre und auch primre Qualitten in ihrer Subjektivitt. Dann Fortgang der Theorie zu ganz erscheinungsunfhigen Atomen und selbst von raumbestimungen tunlichst losgelsten Kraftzentren. Cfr. tambin los fragmentos inditos estudiados por M. MANOTTA La fondazione delloggettivit. Studio su Alexius Meinong, Quodlibet Macerata 2005. La autora de esta esplndida introduccin al pensamiento de Meinong reconstruye la gnesis de la teora del objeto a partir de los

  • 14

    realidad y de la verdad, ensean que existen muchos objetos que no tienen otra propiedad que

    la capacidad de aparecer, de ser conocidos. Negarles la existencia significa retornar a una forma

    ms bien ingenua de parmenidismo. Quien niega que muchas cosas tengan solamente un ser

    de apariencia e intencin y afirma que todas las cosas que se ven tienen un ser fuera en la

    naturaleza de las cosas, niega toda ilusin [ludificatio] y cae en el error de aquellos que dicen que

    todo lo que aparece es52.

    Y es sobre todo en la que quizs constituye su obra maestra, el texto Sobre las suposiciones

    [ber Annahmen] (publicado en una segunda edicin corregida y ampliada en 1907) donde

    Meinong ha logrado encontrar una inspiracin similar a aqulla que haba guiado a Auriol. En

    esta obra, que espera an el reconocimiento que le corresponde de derecho, Meinong prefiere

    al anlisis sobre la conciencia clara y evidente o sobre las proposiciones afirmativas y privadas

    de duda, el estudio de un fenmeno ms cercano al error y a la incertidumbre, un objeto que

    en la praxis de la vida cotidiana es casi tan frecuente en la misma medida en que es dejado de

    lado en la teora53. En el concepto de suposicin [Annhame], que puede describirse como una

    zona intermedia entre la representacin y el juicio [Zwischengebiet zwischen Vorstellen und

    Urteilen]54 pueden condensarse un nmero ms bien grande de experiencias comunes: y en cada

    una de ellas, el algo al cual el conocimiento da acceso, la Cosa del pensamiento es algo menos

    obvio y menos evidente que un objeto existente y tangible. Meinong es prdigo en ejemplos.

    Cuando se escucha el relato de un crdulo notorio o de un supersticioso, an sin estar

    convencidos y sin dar ningn asentimiento a cuanto se escucha, se lo comprende: se conoce

    algo, y se hace experiencia de ello, pero de qu modo? Es lo que ocurre cada vez que se hojea

    un diario: se entiende todo an si slo para los casos ms raros se garantiza la confiabilidad de

    los relatos55. El conocimiento parece situarse aqu ms all de lo verdadero y de lo falso y

    resistir a la aprobacin y al asentimiento que el sujeto puede darle. Otro caso, muy frecuentado primeros trabajos de juventud sobre psicologa y teora de la relacin y de los anlisis de los cursos y de los apuntes an inditos (no incluidos en la antologa de R. FABIAN - R. HALLER).

    52 PETRUS AUREOLI, Scriptum Super Primum Sententiarum, ed. E. M. Buytaert, St. Bonaventure, New York 1956, vol. II, d. 3, sectio 14, p. 696-7.

    53 A. MEINONG, ber Annahmen, cit., p. 2.

    54 Ibid. p. 6.

    55 Ibid., p. 39.

  • 15

    por la fenomenologa de los inicios del siglo XX56, es el de las proposiciones negativas. Qu es

    lo que ocurre cuando se enuncia un juicio del tipo: los fantasmas no existen? Qu es lo que

    llegamos a conocer por medio de este juicio? Los fantasmas a los cuales negamos la

    existencia? O, al revs, la no-existencia del fantasma? Pero, qu significa conocer una no-

    existencia?57 Meinong llama objetivo el objeto propio del conocimiento de todo juicio: esto

    es cuanto puede normalmente expresarse por medio de una proposicin objetiva, la que puede

    introducirse gramaticalmente por la preposicin que. Ahora bien, este objetivo no es

    ciertamente una parte de la realidad [] pero sigue siendo no obstante algo que puede

    volverse objeto de un juicio afirmativo58. Pero, cmo describir este algo? Entonces, cada

    vez que sospechamos algo, sin tener sobre ello ni certeza ni seguridad, de qu tenemos

    conocimiento?59 Y qu experiencia cognoscitiva nos abre un juicio del tipo: no creo que Dios

    exista? Qu es lo que conocemos? Al Dios en el cual no logramos sin embargo creer un

    poco? A una no-existencia? No se trata slo, como ocurre a menudo con la semntica

    medieval, de preguntarse cul es el significado, el objeto de frases del tipo Socrates est homo,

    Socrate corrupto60. La cuestin no es meramente semntica, porque lo que est en juego no es

    simplemente el funcionamiento del lenguaje sino los lmites de la realidad a la que la

    experiencia da acceso, y sus relaciones con el ser.

    56 Cfr. entre los muchos posibles ejemplos la esplndida obra de A. REINACH, Zur Theorie des negativen Urteils. in Mnchener Philosophische Abhandlungen. Festschrift fr Theodor Lipps, hrsg. von A. PFNDER. Leipzig, 1911. pp. 196-254, que examina y critica la posicin de Meinong.

    57 A. MEINONG, ber Annahmen, cit., p. 42.

    58 Ibid., p. 43.

    59 Ibid., p. 54.

    60 Sobre el problema la bibliografa es enorme. Cfr. ahora la monografa de A. DE LIBERA, La reference vide. Thories de la proposition, Paris 2002, y sobre todo la antologa de textos editada por S. EBBESEN, Talking about what is no more. Texts by Peter of Cornwall, Richard of Clive, Simon of Faversham and Radulphus Brito, in Cahiers de l'Institut du Moyen-ge Grec et Latin 55 (1987). Respecto del problema de la verdad de proposiciones referidas al pasado la solucin ms interesante y genial es la avanzada por primera vez por Marsilio de Inghen, la llamada ampliatio. Cfr. E. P. BOS, Marsilius' of Inghen Treatises on the Properties of Terms. A First Critical Edition of the Suppositiones Ampliationes Appellationes Restrictiones and Alienationes with Introduction, Translation Notes and Appendices, Dordrecht and Boston, Lancaster 1983, p. 98: sciendum est quod ampliatio potest sic diffiniri: ampliatio est suppositivo termini pro suis significatis respectu diversorum temporum indifferenter.

  • 16

    Y que no se trata de un mero problema semntico lo demuestran dos grandes mbitos

    determinados de modo preponderante o incluso enteramente constituidos por suposiciones

    [Annhamen]61: el arte y el juego. El nio que juega a ser Sigfrido y se afirma entonces inmortal

    o que, al contrario, | en el uso del casco protector se piensa quizs invisible, no debe ser

    ciertamente inventado por un teorema. El juego presenta experiencias similares62, sin embargo

    nadie parece verdaderamente haberse hecho la pregunta acerca de qu hace quien juega a

    fingir propiedades o situaciones relativas a s mismo o a los otros mientras dura el juego y acta

    como si creyese en la ficcin. Qu es lo que conoce quien est jugando y en qu modo

    conoce eso que finge ser? El comportamiento intelectual de quien juega es algo menos que un

    juzgar pero algo ms que un simple representar. No se trata de una mera imaginacin positiva,

    porque imaginando ser algo diferente el nio debe negar al mismo tiempo ser aquello que

    tiene. Y por la misma razn no es tampoco una ilusin: jugar precisamente es un suponer63.

    Y es de estas serie de actividades similares al juego [spielhnliche Bettigungen] de las que hace

    uso la disciplina militar. Enteramente basado sobre esta forma intermedia de conocimiento se

    halla el teatro. La actitud intelectual del actor es tambin ella una forma de conocimiento difcil

    de clasificar si sta se basa sobre la grosera oposicin entre lo verdadero y lo falso, la

    representacin y el juicio. En la vida psquica del actor es necesario reconocer a las asunciones

    una posicin muy particular64. El ltimo gran mbito en el cual el conocimiento se da en la

    forma de una suposicin es la mentira65, y la paradoja del mentiroso puede as encontrar una

    explicacin psicolgica.

    No es ciertamente el amor por la paradoja o la complicacin, como escriba su alumno y

    padre de la de la Gestalt-Psychologie Christian von Ehrenfels, lo que ha llevado a Meinong a

    interrogar fenmenos cognoscitivos e intelectuales tan curiosamente dejados de lado por la

    fenomenologa o la metafsica. Como ocurra ya con Auriol, esta curiosidad es el testimonio de

    un amor por la cosa que supera su verdad y su actitud para existir. El realismo de la metafsica,

    61 A. MEINONG, ber Annahmen, cit., p. 110

    62 Ibid., p. 112.

    63 Ibid. p. 112

    64 Ibid., p. 114.

    65 Ibid., p. 116.

  • 17

    la preferencia por lo real coincide en verdad con una escasa atencin por los lmites de la

    experiencia, que no deja jams de superar los confines que la existencia o la verdad querran

    imponerle. Preguntarse qu es lo que sucede en realidad cuando nos enfrentamos a un

    cuadrado redondo no es distinto de preguntarse cul es la experiencia que tenemos cada vez

    que abrimos una novela66. Invocar lo falso o lo irreal como hacen los unos, o entonar el elogio

    de los mundos de invencin67 o del irreal en cuanto real68 como otros se vanaglorian de

    hacer con inane orgullo, es sin embargo, la solucin ms grosera. El inters de estos casos es

    en realidad enorme. Si stos ponen en serio peligro el dogma de la convertibilidad entre ser e

    inteligibilidad que ningn metafsico parece haber jams desatendido, es porque muestran que

    entre el ser y el pensamiento existe un desacuerdo ms serio y ms profundo que lo que la

    nocin de error, equivocacin o falsedad logran expresar. No se trata, de hecho, de

    casos aislados, no se trata de un desacuerdo emprico, sino de una no-coincidencia

    trascendental, metafsica habra que decir. Slo una fenomenologa del error, de lo

    contradictorio, de lo imposible (y no meramente de lo imaginario) o ms banalmente de lo

    hipottico, de lo incierto, de lo improbable es capaz de posar una mirada trascendental sobre

    estos casos e interrogarse sobre las condiciones de posibilidad de lo que ocurre en cada uno de

    ellos. La existencia del error, de las experiencias falsas e ilusorias, el encuentro con lo imposible

    o lo inconsistente no son un caso malogrado, en la misma medida en la que no se deben a la

    insuprimible fecundidad de la razn. El error es tambin slo posible porque el ser del

    conocimiento (o como escriban los escolsticos del Medioevo el ser de la apariencia) no

    coincide perfectamente con el ser de la realidad. Si es difcil decir si algo como un cuadrado

    redondo participa verdaderamente del ser, esto demuestra que entre el conocimiento y el ser

    no existe una convertibilidad universal ni aquella absoluta comunicacin ontolgica que

    encuentra all la metafsica, sino un verdadero y propio abismo. Los entes de razn son la

    fauna que puebla esta falla y que impide removerla.

    66 Cfr. E. Husserl, Logische Untersuchungen, 5. Untersuchung, p. 0000 : Suficientemente a menudo asumimos [nehemn wir an] aquello que viene referido sin tomar ninguna decisin con relacin a la verdad o la falsedad. Tambin cuando leemos una narracin, normalmente ocurre la misma cosa.

    67 Cfr. por ejemplo, T. PAVEL, Univers de la fiction, Paris, 1988.

    68 Cfr. el interesantsimo A. MILLN-PUELLES, Teora del objeto puro, Madrid 1990. El libro es un importante intento de pensar lo irreal ut sic. Sobre la confrontacin con Meinong cfr. las pp. 29 sqq.

  • 18

    IV.

    Su mtodo puede ser desconcertante. El adagio caro a Spinoza segn el cual verum est index sui et

    falsi aparece integralmente invertido: es el error quien demuestra aqu su naturaleza y la de la

    verdad (falsum index sui et veri) y parece que son la imaginacin o la ilusin las que explican el

    mundo y no lo existente y lo verdadero los que permiten relegar la ilusin en la esfera de la

    irrealidad.

    Sin embargo, hay dos fundamentos irrefutables. Contra la objecin de quienes negaban que se

    pudiese deducir la visin verdadera a partir de las visiones falsas o ilusorias (ex erroribus et

    deceptionibus non debet argui ad veras visiones) Auriol responda que no existe ningn acto de la

    potencia visiva que no participe de la esencia especfica de la visin (nullus est actus in potentia

    visiva qui non participet rationem specifica visionis).As, cuando decimos que las ilusiones son un

    engao y un error, no decimos de ningn modo que en ellas no haya visin, sino que la visin

    que en ella tiene lugar es falsa69. Tenemos en efecto el hbito de decir de aqul que piensa

    algo no verdadero que ese hombre no piensa, cuando es claro que en su intelecto hay un

    pensamiento que transita en lo falso. Hay una univocidad entre lo verdadero y lo falso que

    torna cualquier conocimiento (y, por consiguiente cualquier algo conocido) indiferente a las

    determinaciones que los atributos de verdad o falsedad pueden agregar. Imaginando el caso de

    un conocimiento falso que se vuelve verdadero por una mutacin ocurrida en el objeto

    percibido Auriol muestra que la verdad no define de ningn modo la realidad del

    conocimiento. Si el propio conocimiento numricamente idntico puede cambiar de valor,

    volverse verdadero all donde antes era falso y viceversa por la simple mutacin de la situacin

    del objeto, esto quiere decir que la verdad y la falsedad son para el conocimiento meras

    consideraciones exteriores que expresan slo su relacin al objeto pero no su realidad70. La

    69 PEDRO AURIOL, Scriptum Super Primum Sententiarum, ed. E. M. Buytaert, St. Bonaventure, New York 1952, vol. I Prooemium, section 2, a. 3, p. 203 cum enim ludificatos dicimus non videre sed decipi et videri sibi quod videant hoc non dicitur quin in eis sit visio, sed quia est visio falsa, sicut de intelligente quod non est verum, consuevimus dicere quod non intelligit, cum tamen constet quod in intellectu eius est intellectio quae super falsum transit

    70 PEDRO AURIOL, Scriptum Super Primum Sententiarum, cit., vol. I Prooemium, section 2, a. 3, p. 200 Verum et falsum insunt eidem notitiae numerali nulla immutatione facta in ipsa, sed tantummodo re mutata, [] unde eadem aestimatio qua Sortes aestimantur sedere vera est eo sedente, quae statim manens eadem

  • 19

    realidad de la visin no exige la real presencia del objeto existente, aunque la exija la verdad de

    la visin, en la medida en que la verdad agrega a la realidad de la visin una relacin de

    conformidad con la cosa71. El error demuestra entonces que la verdad no define de ningn

    modo el presupuesto para la inteligibilidad del objeto, y esto en sentido trascendental y no

    meramente emprico. La inteligibilidad no tiene necesidad de la verdad para poder consistir y lo

    experimentado no tiene necesidad del ser para poder legitimarse.

    La teora de las suposiciones de Meinong permite llegar a conclusiones an ms importantes.

    La caracterstica de la suposicin como actitud intelectual [intellektuelles Verhalten] es, de hecho,

    la capacidad de aprehender y comprender algo haciendo epoch respecto de la real existencia de

    este algo, no slo sobre el hecho de existir concretamente (como ocurre con el caso del relato

    del crdulo) sino tambin sobre la propia capacidad o actitud para ser (habilitas essendi). stas

    demuestran que el conocido persiste delante del cognoscente an cuando ste no se pronuncia

    sobre su ser. No cabe ninguna duda: lo que ha de ser objeto del conocer, no debe por ello

    necesariamente existir. Prescindiendo de particularidades, al objeto le es igualmente externo

    tanto ser como no-ser72.

    El mismo Husserl haba por un instante intuido esta extraa autonoma ontolgica del

    conocido respecto al sujeto cognoscente, esta soberana indiferencia del objeto conocido

    respecto de la realidad, la verdad, lo contradictorio. Para la conciencia, admite en uno de los

    pasajes ms bellos de sus Investigaciones lgicas, el dato permanece esencialmente idntico en el

    caso de que el objeto representado exista o en el que es algo ficticio o privado de sentido. No

    me represento a Jpiter en un modo diferente a como lo hago con Bismarck, o a la torre de

    Babel de manera diversa de la catedral de Colonia, as como no me represento un polgono

    regular de mil lados de otro modo que un poliedro regular de mil caras73. La misma Razn

    delante de ellos no se comporta de un modo distinto que delante de lo Verdadero, lo Real, lo

    numero falsa sit eo surgente. Sed huiusmodi apparitiones sunt falsae visionies et errores secundum istam evasionesm. Ergo ipsae eadem numero possunt esse verae et vel saltem sunt eiusdem speciei cum veris

    71 PEDRO AURIOL, Scriptum Super Primum Sententiarum, cit., vol. I, ibid. Realitas visionis non exigit realem praesentiam obiecti existentis, quamvis exigeat eam veritas visionis, pro eo quod veritas addit super realitatem visionis respectum conformitatis ad rem.

    72 A.MEINONG, Teora del objeto, infra, p.

    73 E. HUSSERL, Logische Untersuchungen, in Husserliana, XIX, 1 p. 387.

  • 20

    Sensato. A travs del anlisis de los entes de razn, entonces, una teora del objeto es capaz de

    determinar y reinventar aquellas propiedades y aquellas caractersticas que el conocimiento (y la

    experiencia tout court) no debe ni al ser ni a la realidad. Intentar negar su existencia significa ya

    reconocerles algn grado de realidad o de ser. Quien emite el juicio un perpetuum mobile no

    existe ha ya reconocido que el objeto al que le niega la existencia debe tener propiedades,

    mejor, propiedades caractersticas sin las cuales la conviccin de su no-existencia no tendra ni

    sentido ni justificacin74. Es intil intentar liberar a la razn de sus fantasmas: probar que los

    fantasmas no existen significa haber ya definido su naturaleza, enumerado algunas

    propiedades75, y tener propiedades significa tanto como ser-as (sosein). Estas criaturas

    tienen al menos alguna determinacin similar al ser (etwas Seinsartiges)76 que ningn juicio,

    ningn buen sentido o ninguna suposicin lograrn sustraerles. Intntese negar su verdad:

    stas seguirn resistiendo, exigirn ser conocidas primero y precisamente para entrar en el juicio

    que las declara falsas e inconsistentes. Reconzcase asimismo su insensatez, su incompletud, su

    inexistencia: stas se presentarn delante de aquel intelecto capaz de separar lo existente de lo

    no-existente, que para exiliarlas en la oscuridad del no-ser deber concederles ser algo: para

    hacer de ellas el sujeto de una predicacin sensata deber ya haberlas conocido. El hecho es

    lo suficientemente importante para formularlo expresamente como el principio de la

    independencia del ser-as respecto del ser 77. Es por medio de las investigaciones de su alumno

    74 A. MEINONG, ber Annahmen, 2. Auflage, p. 79.

    75 A. MEINONG, ber die Stellung des Gegenstandstheorie im System der Wissenschaften, Leipzig 1907, p. 38-40.

    76 A. MEINONG, ber Annahmen, 2. Auflage, p. 79.

    77 A. MEINONG infra p.. Se podra estar tentado y la erudicin raramente resiste este tipo de tentacin de vislumbrar en este principio una simple reformulacin del principio de indiferencia del esse essentiae tal como la escolstica medieval (y especialmente Enrique de Gante) lo ha formulado pero haciendo esto se comprendera mal el pensamiento tanto de uno como de otro. Sobre todo a este principio estn subordinados no solo objetos que justamente en lo fctico no existen, sino tambin los que no podran existir porque son imposibles. No solo la muy mentada montaa de oro es de oro sino que tambin el cuadrado redondo es ciertamente tan redondo cuanto cuadrado (infra p. XXX). Es indiferente a la existencia tambin aquello a lo cual se podra atribuir a duras penas alguna forma de ser. En segundo lugar, las res indiferentes al ser de Enrique tienen una existencia ejemplar en el intelecto divino. Cfr. A. DE LIBERA, La rfrence vide, cit, p. 233, y sobre todo P. PORRO, Possibilit ed esse essentiae in Enrico di Gand, in W. VANHAMEL (ed.), Henry of Ghent. Proceedings of the International Colloquium on the Occasion of the 700th Anniversary of His Death, Leuven University Press, Lovaina 1996, pp. 211-253, e ID., Universaux et esse essentiae: Avicenne, Henri de Gand et le Troisime Reich, in Le ralisme des universaux. Philosophie analytique et philosophie mdivale, Cahiers de Philosophie de lUniversit de Caen, 38-39 (2002), pp. 9-51.

  • 21

    E. Mally que Meinong fue llevado a enunciar este principio: el ser-as no presupone

    necesariamente la existencia78, o bien, no se ve, por decirlo de algn modo, afectado por su

    no-ser79. O tambin: aquello que no es de ningn modo exterior al objeto sino que

    constituye ms bien su esencia genuina consiste en su ser-as, que se adhiere [anhaftet] al objeto,

    tanto si ste es como si no es80.

    El objeto necesita el ser representado de ser posible an menos para no existir que para existir

    ni tampoco que, en la medida en que el objeto dependiera de ello, incluso del ser representado

    podra resultar a lo sumo una existencia la existencia en la representacin, es decir, ms

    precisamente, la pseudoexistencia. Expresndolo con mayor precisin: cuando afirmo el

    azul no existe, no pienso con ello de ningn modo en una representacin ni en sus eventuales

    capacidades sino justamente en el azul. Es como si el azul debiera en primer lugar ser una vez,

    para que pueda plantearse la pregunta por su ser o no-ser en general. Pero para no incurrir

    nuevamente en paradojas o en verdaderas incongruencias, permtase, por ejemplo, el giro: el

    azul, as como cualquier otro objeto, est dado, en cierto modo, previamente a nuestra decisin

    acerca de su ser o de su no-ser, en un modo que tampoco prejuzga su no-ser. Desde la

    perspectiva psicolgica, el estado de cosas tambin podra describirse as: si, respecto de un

    objeto, he de poder juzgar que no es, debo primero en cierta medida aprehender el objeto para

    poder afirmar el no-ser acerca de l o, ms precisamente, poder imputrselo [zuurteilen] o

    denegrselo [aburteilen] 81 . Es por ello que una doctrina que tenga como finalidad

    especficamente aquello que es indiferente a la existencia debe llamarse teora del objeto.

    Slo el objeto puro est ms all del ser y del no-ser, slo aquello que no tiene otra

    determinacin que la del objeto es por naturaleza allende el ser [auerseiend]82. Es como si el

    conocimiento (o la experiencia tout court) abriese a las cosas un suplemento de consistencia en

    la cual por un momento stas se constituyen en la indiferencia a toda determinacin

    78 A. MEINONG, ber Annahmen, 2. Auflage, p. 79.

    79 A.MEINONG, Teora del objeto, infra, p.

    80 A.MEINONG, Teora del objeto, infra, p.

    81 A.MEINONG, Teora del objeto, infra, p.

    82 A.MEINONG, Teora del objeto, infra, p.

  • 22

    ontolgica. Fuera-del-ser (Aussersein) es este espacio extrao al ser como a la nada que todo

    objeto a la vez abre y ocupa.

    V.

    La exigencia de abrir la metafsica a otra cosa que no sea lo simplemente existente es antigua;

    as la idea de una ontologa a priori o racional es verdaderamente antiqusima83. Responde a

    una evidencia ms bien banal, impuesta por el sueo tan a menudo acariciado en Occidente, de

    una ciencia general o universal, catholica84, como se gustaba escribir en la scholae. La filosofa

    83 E. HUSSERL, Entwurf einer Vorrede zu den Logischen Untersuchungen (1913), hrsg. von E. Fink in Tijdschrift voor Philosophie, 1(1939), pp. 106-133 y 319-339, aqu p. 322. El prefacio indito dedica un pargrafo entero ( 7) a la Auseinandersetzung mit Meinong, pero el tono es demasiado spero y poco objetivo. Reivindicando para el propio proyecto fenomenolgico el ttulo de ciencia a priori de los objetos en general [apriorische Wissenschaft von Gegenstnden berhaupt, p. 320] Husserl llega a reprochar a Meinong la fois de plagio confuso y contradictorio y de no haber estudiado suficientemente las Logische Untersuchungen, que hace tiempo que haban salido (sic) y rechaza la comparacin (ya frecuente en aquella poca) de sus investigaciones con las de Meinong.

    84 Cfr. J. CLAUBERG Metaphysica seu de Ente, quae rectius Ontosophia, Amsterdam, Apud Danielem Elzevirium 1664, I. Ontosophia, p. 1, 1-2: Est quaedam scientia, quae contemplatur ens quatenus ens est, hoc est, in quantum communem quandam intellligitur habere naturam vel naturae gradus, qui rebus corporeis et incorporeis, deo et creaturis, omnibusque adeo et singulis entibus suo modo inest. Ea vulgo metaphysica, sed aptius ontologia, vel scientia catholica, eine allgemeine wissenschaft, et philosophia universalia nominatur. Sobre estos problemas cfr. J. F. COURTINE Prsentation, in A. Meinong, Thorie de lobjet et Prsentation personnelle, Vrin Paris 1999, pp. 7-59. Sobre la relacin de Meinong con la segunda escolstica son importantsimos los trabajos de John P. Doyle., Another God, Chimerae, Goat-Stags, and Man-Lions: A Seventeenth-Century Debate about Impossible Objects, in Review of Metaphysics 48 (1995), pp. 771-808, Id. Between Transcendental and Transcendental: The Missing Link?, in Review of Metaphysics, 50 (1997), pp. 783-815; Id., Supertranscendental Nothing: A Philosophical Finisterre, in Medioevo, XXIV (1998), pp. 1-30; Id., On the Pure Intentionality of Pure Intentionality, in The Modern Schoolman, LXXIX (November, 2001), pp. 57-78; Id., Gedankendinge bei den Jesuiten des 17. Jahrhunderts, in Imagination -- Fiktion -- Kreation: Das kulturschaffende Vermgen der Phantasie, hrsg. von Thomas Dewender und Thomas Welt (Mnchen/Leipzig: K.G. Saur, 2003), pp. 213-228; Id., Gedankendinge und Imagination bei den Jesuiten des 17. Jh., in Imagination -- Fiktion -- Kreation: Das kulturschaffende Vermgen der Phantasie. hrsg. Von Th. Dewender Thomas und Th. Welt, Mnchen Leipzig, K. G. Saur - Verlag 2003. pp. 213-228, Id., The borders of knowability: thoughts from or occasioned by Seventeenth-century Jesuits, in Die Logik des Transzendentalen. Festschrift fr Jan A. Aerstsen zum 65. Geburtstag. hrsg. von M. Pickav, Berlin, New York: Walter de Gruyter 2003. pp. 643-658; Id., Wrestling with a wraith: Andr Semery, S. J. (1630-1717) on Aristotle's goat-stag and knowing the Unknowable, in The impact of Aristotelianism on modern philosophy. Edited by R. Pozzo, Washington, Catholic University of America Press 2004, pp. 84-112, Id. Hervaeus

  • 23

    moderna haba nacido con la exigencia de colocar a la metafsica frente a objetos que no haba

    sido jams capaz de pensar. Son objetos de nuestro intelecto dios, las criaturas universales, las

    singulares, las cosas espirituales, las materiales, los entes, los no-entes, la sustancias, los

    accidentes, lo real y lo imaginario escribi uno de los ms geniales metafsicos de la

    modernidad. Tambin cuando decimos que la quimera es algo imaginario, o que el hicocervo

    es imposible o algo similar, aprehendemos de hecho un cierto objeto85. Es esta exigencia de

    amplificacin del saber supremo lo que ha llevado a la completa transformacin de la

    metafsica en teora del conocimiento. La investigacin sobre los supra-trascendentales haba

    mostrado que el ente imaginable es ms vasto [latius patet] que el ente posible86. El intelecto

    se representa de hecho no slo las cosas posibles sino tambin las imposibles, en la medida en

    que stas sern capaces de devenir objetos respecto de la potencia intelectiva. La naturaleza del

    objeto es entonces comn al posible y al imposible. Por ello si se extiende la naturaleza del

    ente hasta hacerla tan vasta como la naturaleza del objeto, la naturaleza del ente comn ir ms

    all de la oposicin entre lo posible y lo imposible87. Fue necesario extender [latius extendere]

    el objeto considerado en la metafsica, la Cosa del pensamiento, hasta que en ella sea

    Natalis, O.P., (d. 1323) on intentionality: its direction, context, and some aftermath,in Modern Schoolman 83 (2006), pp. 85-124.

    85 TH. CAMPTON CARLETON, Philosophia universa, De anima, disputatio 18, sect 1, n. 2 Anversa 1649: Objectum [] intellectus sunt deus creaturae universalia singularia res spirituales, materiales, entia non entia substantia accidens entia realia et rationis: quando enim dicimus chimera est entia rationis; hippocervus est impossibilis aut aliquid huiusmodi objectum aliquod apprehendimus, de quo hoc affirmamus, sed illud objectum non est quid reale et possibile, tunc enim actu actus esset falsus, ergo concipimus aliquid impossibile, ergo res etiam impossibiles sunt objectum nostri intellectus

    86 TH. COMPTON CARLETON, Philosophia universa, Logica, disp. 2, sect 6, n. 5. Termini vero supertrascendentales sunt qui non de rebus veris tantum sed etiam de fictis affirmantur, ut intelligibile imaginabile unde ut dici solet, latius patet ens imaginabile quam ens possibile

    87 A. SEMERY, Triennium philosophicum Romae, Typis Tinassii, 1674, Logica Disp IV, q. 2, a. 1 (I pp. 473-4): Habebit tandem in significando amplitudine quam habet haec alia vox: obiectum. ad enim verum esse, quod multi pro vero admittunt, intellectum repraesentare sibi non solum possibilia sed etiam impossibilia tam haec quam illa habebunt rationem objecti respectu potentiae intellective et consequenter ratio obiecti erit communis possibilis, et impossibili. Igitur si rationem entis adeo extendas ut aeque late pateat ac ratio obiecti ratio entis communis evadet possibili et impossibili

  • 24

    comprendido pan noton, todo lo pensable, y que nada sea excluido de aquello que falta en otras

    posiciones88.

    De esta mayor extensin de lo cognoscible respecto del ser se puede tambin tener experiencia

    en el lenguaje ordinario. Con una observacin a mitad de camino entre la remarque etnolgica y

    la observacin de la psicologa evolutiva, uno de los padres de la ontologa moderna, Clauberg,

    haba intentado confirmar las nuevas tendencias de la metafsica con el ejemplo de lo que

    ocurre con los nios. Estos, en efecto, aunque no conozcan nada en sentido propio de todo

    aquello que experimentan, no ignoran sin embargo qu es una cosa o un algo. Es por ello que

    tienen el hbito de atribuir este nombre comunsimo de cosa o algo a todo, tambin a

    todo cuanto en verdad no existe ni podra existir. Asimismo los adultos imitan esta costumbre,

    cuando no logran recordar el nombre de una persona o de un lugar, y entonces recurren a la

    palabra comn de cosa o algo. As en alemn se dice Seor Coso (Der Dings), en

    francs Mr. Chose, vive en lo de Coso, chose en Coso, cmo se dice?89. La modernidad

    haba ya establecido que ms all del ente existen otros gneros, el de lo inteligible, el de lo

    algo, el del algo positivo, y haba ya admitido que el ente entonces no es el gnero

    supremo, sino una especie sujeta a otros gneros90. Sera equivocado sin embargo concebir la

    teora del objeto como la natural prosecucin de estas investigaciones en busca del gnero

    88 C. TIMPLER, Metaphysicae Systema Methodicum LIbris quinque, Hanoviae, MDCXVI, I, cap. I, prl V, p. 6-7: Metaphysicus enim non tantum contemplatur ens sed etiam non ens,| adeoque essentiam et privationem entis. [] proinde nos latius extendimus rem in Metaphysica consideratam ut sub ea pan noton, hoc est omne intelligibile comprehendatur, nhilque peniturs excludatur eorum, quae in aliorum sententiis desideramus. Sobre Timpler cfr. J. S. FREEDMAN, Academic Philosophy in the Late Sexteenth and Early Seventeenth Century. The Life, Significance, and Philosophy of Clemens Timpler, (1563-1624), HIldesheim 1988.

    89 J. CLAUBERG Ontosophia, cit. p. 3, 14 confirmatur ea quae de conceptu entis diximus exemplo cognitionis illius quam deprehendimus in infantibus. Hi enim licet nihil proprie de eo quod in considerationem venit, cognoscant, illud tamen non ignorant, quod sit res sive aliquid. Inde communissimum rei et alicuius nomen et conceptum omnibus, etiam iis quae revera nec sunt nec esse possunt, tribuere solent. Quem morem saepe imitantur ipsi adulti, quando personae aut loci alicuius nomen proprium eis non soccurrit. Tum enim commune rei et alicuius vocabulum usurpant. Sic Germ. Der Dings, Gal. Mr Chose, er wohnt zu Dings, chose, bey Dings

    90 C. TIMPLER l. II, cap. 2, probl I, p. 28 supra ens enim adhuc alia genera sunt collocata, nimirum intelligbile, aliquid, aliquid positivum; ideoque llus non est summum genus, sed species aliis generibus subiecta. Et per consquens perfecta definiri ipotest.

  • 25

    supremo91, y no es para nada exacto aproximar, como la malicia de los eruditos lo ha hecho

    muchas veces, la teora del objeto a la escolstica moderna (y en especial a la jesuita92). Es

    verdad que la teora del objeto parecera en efecto animada por la voluntad de proporcionar al

    anlisis a priori un material objetual de extensin ilimitada93. El mismo Husserl, que fue

    siempre hostil al proyecto de una teora del objeto y mantuvo respecto de sta una ciega mala

    fe, sugiri as ver en ella una tentativa vaga y mal lograda de este confuso proyecto moderno.

    Jams se me ha venido a la mente escribe en un prefacio indito a sus Investigaciones lgicas,

    asumir simplemente bajo el ttulo de ontologa o teora del objeto una ciencia como correlato

    del vago receptculo de todos los conocimientos y las ciencias a priori. La tarea del filsofo no

    es la de confundir sino la de buscar y fijar demarcaciones eidticas94. De este modo, sin

    embargo, se calla el hecho de que la teora del objeto nace en realidad como una crtica

    destructiva del proyecto metafsico moderno y no como su cumplimiento. No obstante la

    universalidad de sus intenciones, devenida a menudo fatal para sus resultados, no tiene an

    miras suficientemente universales para constituir una ciencia de los objetos. De hecho,

    adems la metafsica parece no liberarse de la predileccin por lo real: en efecto el sistema

    91 Meinong define el objeto como aquello para lo cual falta el gnero, no como el gnero supremo. Para definir correctamente qu es ante todo objeto escribe Meinong, faltan tanto el genus como la differentia; pues todo es objeto. (Presentacin personal, infra p. 0000) Cfr. tambin A. MEINONG, Kolleghefte und Fragmente, cit., p. 245: Gegenstand ist undefinierbar weil Genus zu Gegenstand nicht mehr vorliegt. Es ist eben alles Gegenstand. So fehlt nicht nur das Genus der traditionellen Definition sondern auch die Differentia; y p. 358: Da gegenstand alles ist, so undefinierbarkeit wegen Mangel an Genus wie Differentia.

    92 Como ha sido notado y como l mismo confiesa (cfr. Presentacin personal infra, p. 0000), MEINONG inici sus estudios universitarios dedicndose a la historia. Y sus primeros ensayos publicados tratan sobre la historia de la orden jesuita. Quiz no es una coincidencia si es en la escolstica jesutica espaola donde pueden encontrarse las especulaciones ms prximas a su teora del objeto. Cfr. A. MEINONG, Zur Geschichte des Jesuiten-Ordens seit der 2. Halfte des 18. Jahrhunderts, in Deutsche Zeitung, n. 558, Wien 20 Juli 1873, pp. 1-2, e Id. sterreichische Jesuiten-Gymnasien im achtzehnten Jahrhundert, in Deutsche Zeitung, n. 745, Wien, 28 Januar 1874, pp. 1-2.

    93 A. MEINONG, ber die Stellung des Gegenstandstheorie, cit., p. 36.

    94 E. HUSSERL, Entwurf einer Vorrede zu den Logischen Untersuchungen (1913), cit., pp. 322. Husserl define la teora del objeto de Meinong como ttulo por lo dems absolutamente vago de objetos aptridas. Con un juicio menos acrimonioso, Husserl escribi una vez a propsito de su relacin con Meinong: Wir sind wie zwei Reisende in einem und demselben dunklen Weltteil. Natrlich sehen wir oft dasselbe und beschreiben es, aber entsprechend unseren verschiedenen Apperzeptionsmassen vielfach verschieden, in EDMUND HUSSERL, Persnliche Aufzeichnungen, hrsg. von WALTER BIEMEL, in Philosophy and Phenomenological Research, Vol. 16, No. 3 (Mar., 1956), pp. 293-302, aqu pp. 295-6.

  • 26

    entero de la metafsica ha estado determinado por el inters hacia lo real95. Frente a las

    ambiciones de la teora del objeto un saber indiferente a la existencia [daseinsfreies Wissen] la

    metafsica aparece como una ciencia demasiado emprica mientras que al contrario es

    justamente la ausencia de suficiente empiria que los representantes de las ciencias particulares

    han reprochado a la metafsica antigua y moderna96. Sin embargo, una ciencia que se presenta

    como saber del ser en cuanto ser no puede menos que interesarse por alguna forma de empiria.

    Por ms que las tareas de la metafsica a su modo hayan sido tomadas tan generalmente,

    existen todava problemticas an ms universales que las de la metafsica, aquellas para la cual

    la orientacin hacia lo real, esencial para la metafsica, no constituye ya ningn lmite.

    Todo lo que coloca a la teora del objeto ms all de estos lmites y la separa al mismo tiempo

    de la tradicin moderna es algo totalmente diferente de una simple posteridad cronolgica.

    En una nota ms bien rpida del opsculo aqu traducido, Meinong recuerda al argumento

    ontolgico y sus analogas con la teora del objeto97. Esto no es, en efecto, sino un intento por

    resolver una cuestin metafsica de un modo simplemente a priori, por tratarla, en esta medida,

    como una cuestin meramente relativa a la teora del objeto. La coincidencia de mtodo no

    anula sin embargo las notables diferencias de intentos y resultados. El Dios de Anselmo es el

    objeto que permite articular una equivalencia absoluta entre la perfeccin absoluta de lo

    pensable y de lo cognoscible (el quo maius cogitare potest) con la perfeccin absoluta del ser (quod

    non possit cogitari non esse), el lugar de un acuerdo trascendental entre lo mximo del pensamiento

    y lo mximo del ser. Con razn, los intrpretes de Anselmo han subrayado varias veces que lo

    algo de lo que se trataba en el id quo maius cogitare nequit no puede ser concebido como un

    objeto: es ms bien una tarea, la del constante trnsito a una existencia tambin ella no-

    objetual98. Justamente por ello no se puede considerar la relacin con el ser de esta cogitatio

    absoluta como un caso especial del problema general de la existencia de un objeto. Bajo el ttulo

    95 A. MEINONG, Kolleghefte und Fragmente, cit., p. 182

    96 A. MEINONG, Kolleghefte und Fragmente, cit., p. 182

    97 A. MEINONG, Teora del objeto, infra, p.

    98 Cfr. el esplndido comentario de GEORGI KAPRIEV, Ipsa vita et veritas. Der Ontologische Gottesbeweis und die Ideenwelt Anselms von Canterbury, Brill 1998. Kapriev retoma tambin las consideraciones de K. JASPERS, Anselm, in ID., Die grossen Philosophen, Bd, I, Mnchen 1959, pp, 724-752, sobre todo pp. 739-40.

  • 27

    de objeto puro Meinong parece condensar una tarea exactamente inversa: se trata de colocar

    en el objeto la imposibilidad de cualquier trnsito trascendental entre cognoscibilidad y ser. El

    objeto puro est ms all del ser y del no-ser, ha disuelto, por lo tanto, toda relacin

    (negativa o positiva con el ser), y es en esto el exacto contrario del Dios de los telogos, as

    como el principio de independencia del Sosein respecto del Sein puede considerarse como el

    exacto recproco del argumento ontolgico anselmiano, tanto como de una larga tradicin

    filosfica que ha influido ampliamente el pensamiento rabe y latino. Parafraseado en el griego

    escolstico el principio de independencia del ser-as respecto de la existencia no afirma

    solamente la indiferencia de la quiddidad respecto del ser. Este intenta definir una categora de

    objetos (los objetos puros, entre los cuales el cuadrado redondo o la montaa de oro son los

    ejemplos ms obvios) respecto de los cuales la pregunta sobre la quidditas o ser-as (o bien la

    pregunta sobre el quid sunt, qu son) torna totalmente imposible o intil la referida a su

    existencia, esto es, la de todo lo que la filosofa medieval haba llamado anitas99. En todo ente

    es necesario hacer una distincin: son, de hecho, dos cosas bien diferentes saber qu es un

    ente, quid sit, y que ste sea, quod sit. Aquella la respuesta a la pregunta sobre qu es me

    concede una penetracin en la esencia de la cosa, esto hace que yo comprenda la cosa, que

    tenga una inteligencia o un concepto de sta o mejor an que tenga la cosa misma en el

    concepto. El otro punto, por el contrario saber que sta es no me lo proporciona el simple

    concepto, sino algo que va ms all del simple concepto y que es la existencia100. Ahora bien,

    inspirada por Avicena, la filosofa medieval haba aprendido a pensar al primero como algo

    sobre lo cual slo se puede preguntar si existe, antes incluso de preguntarse qu es. El primero

    99 La nocin de anniyya-anitas fue desarrollada y utilizada principalmente por el aristotelismo rabe, an si no faltan ejemplos latinos. El origen de la palabra es con toda probabilidad una sustantivacin del rabe anna, es decir que (dass, quod). Entonces si la quidditas expresa qu cosa algo es, la anitas expresa al contrario el hecho que de sta sea. Sobre el probema cfr. la obra maestra de M.-TH. DALVERNY, Anniyya-anitas, in Mlanges offerts Etienne Gilson, Pontifical Institue of Medieaval Studies, Toronto-Paris 1959, pp. 59-91, con la correspondiente bibliografa. Ms reciente G. ENDRESS, Proclus Arabus: Zwanzig Abschnitte aus der Institutio Theologica in arabischer bersetzung, Beirut and Wiesbaden 1973, p. 80, y el bello ensayo de P. ADAMSON, Before Essence and Existence: al-Kindi's Conception of Being, in Journal of the History of Philosophy 40 (2002) pp. 297-312.

    100 SCHELLING, Philosophie der Offenbarung, SW, II, 3 p. 57.

  • 28

    no tiene otra quiddidad que la misma anitas101. Su ser-as es su propio ser, puesto que no es

    algo ms all de su necesidad de ser, y sta es precisamente la anitas: la naturaleza, sus

    propiedades no son otra cosa que el hecho mismo de existir102. Toms reformula de este modo

    el argumento ontolgico anselmiano: la quiddidad de Dios es su propio ser, como dice

    Avicena, entonces no se puede pensar que Dios no exista103. La teora del objeto deriva de una

    evidencia contraria: soy capaz quizs yo de pensar en un ser sin pensar en algo que es?104.

    No slo existe un primado absoluto (y una autonoma de la quidditas respecto de la anitas, del

    Sosein respecto del Sein) sino que tambin existe una amplia regin en la cual el algo parece

    excluir cualquier posibilidad de relacin al ser y al no ser. El clebre principio segn el cual

    existen objetos de los cuales es vlido decir que no existen105 no es sino una barroca

    inversin del principio fundamental de la metafsica aviceniana. Si el Dios de Anselmo o de

    Avicena era aquel objeto cuya quidditas se reduce a la anitas, los objetos puros son aquellos cuya

    quiddidad torna imposible toda pregunta por la existencia o la no existencia, se coloca ms all

    de toda relacin con la anitas. Ya no se tratar de buscar al primero en lo que dice de s mismo

    soy el que soy, sino en todo lo que rechaza cualquier ligazn con el ser y el no-ser. Tambin

    en esto, entonces, la teora del objeto destruye o invierte la tradicin metafsica: los

    fundamentos de ambas ciencias parecen moverse en el mismo lugar pero para ir en direcciones

    exactamente opuestas.

    De Anselmo a Leibniz la teologa ha sido para Occidente el laboratorio, el alambique en el cual

    la filosofa ha practicado y consumado siempre el experimentum acerca de la conjuncin del

    pensamiento y la existencia. Ya sea que se mida con el mximo del pensamiento (aquello sobre

    lo cual no es posible mayor pensamiento, el quo maius cogitari nequit) o con su mnimo (en el algo

    aliquid , en el mnimo inteligible como hace Leibniz), la puesta en juego de toda teologa es

    la relacin recproca entre pensamiento y existencia; de esta relacin aqulla se quiere ciencia y 101 AVICENNA, Metaphysica, p. 398-9redibo igitur et dicam quod primum non habet quidditatem nisi anitatem quae sit discreta ab ipsa. dico enim quod necesse esse non potest habere quidditatem quam comiteteur necessitas essendi

    102 Ibid. p. 401, Igitur necesse esse non habet quidditatem nisi quod est necesse esse, et haec est anitas

    103 TOMS DE AQUINO, Super Sent., lib. 1 d. 3 q. 1 a. 2 arg. 4.

    104 A. MEINONG, ber Annahmen, cit., p. 135.

    105 A. MEINONG, Teora del objeto, infra, p.

  • 29

    medida. En su forma ms madura, como la que alcanza en la Philosophie der Offenbarung de

    Schelling, la teologa llega a concebir la idea de un simplemente existente, de una existencia

    pura como independiente de toda idea106.

    El meramente existente [das bloss Seyende] es el ser en el cual toda idea, esto es, toda potencia

    est excluida. Lo podemos llamar por lo tanto slo la idea invertida [die umgekehrte Idee], la idea

    en la cual la razn es colocada fuera de s [], es absolutamente exttica107. En este sentido,

    un tratado sobre los objetos que no existen, sobre la irreductibilidad del pensamiento al ser y

    sus formas es en algn modo un intento de interrogarse sobre todo cuanto se deposita en el

    fondo de aquel alambique o se evapora antes de que la conjuncin se consume. No se trata de

    invertir los resultados ltimos de la teologa haciendo del pensamiento el grado mnimo del ser,

    (el ens diminutissimum), sino de definir el pensamiento prescindiendo de toda relacin con el ser.

    Hay un abismo entre A y el ser de A108. La teora del objeto se inicia con el reconocimiento

    de que entre quidditas y anitas existe un abismo, que ya no puede ser colmado. Ya no se trata de

    encontrar lo que permitira sortear este abismo (Dios) y tampoco de refugiarse ms ac de este

    abismo (como en el fondo hace Kant)109. No se trata de llegar ni a una existencia absoluta que

    haga de la quiddidad una determinacin accidental, ni a una objetividad que niegue al ser el

    ttulo de atributo real. Se trata de llegar a la absoluta desunin entre anitas y quidditas, entre

    objeto y ser. Ms que definir el existente puro como el xtasis del pensamiento se intenta hacer

    del pensamiento el xtasis absoluto del ser y de la existencia, el xodo de las cosas y de las

    formas del ser y sus modos. A los mundos que la psicologa y la teologa miden a travs de los

    gradientes del ser y del no-ser, se aade entonces un plano cuya forma y espesor son

    enteramente definidos por una intensidad de extra-ser (Aussersein), de una soberana indiferencia

    106 F.W.J. SCHELLING, Philosophie der Offenbarung, Stuttgart und Augsburg 1858, p. 161.

    107 Ibid., pp. 162. Para una tentativa moderna de pensar algo como un absoluto sin pensamiento cfr. Q. MEILLASSOUX, Aprs la finitude, Paris, Seuil, 2006.

    108 A. MEINONG, ber Annahmen, cit., p. 137.

    109 Kant concede a la razn [] slo el concepto de Dios, y por consiguiente refuta el as llamado argumento ontolgico, argumento que quera deducir del concepto de Dios su existencia no hace para este concepto ninguna excepcin a la regla de que el concepto de una cosa contiene solamente el puro quid [Was], nada sin embargo del quod [dass], de la existencia. Kant muestra en general cun vano es el esfuerzo con el cual la razn busca alcanzar la existencia con deducciones que se trascienden a s misma, SCHELLING, Philosophie der Offenbarung, SW II, 3, p. 83.

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    tanto respecto del ser como del no-ser. En el despliegue de este plano la filosofa encuentra

    una tarea exactamente inversa a la que la teologa se haba dado con la demostracin de la

    existencia de Dios.

    VI.

    El objeto es sobre todo algo no subjetivo [Unsubjektivitt des Gegenstandes]. Las obras de arte,

    los sueos, las abstracciones tericas y las formaciones conceptuales y en consecuencia la

    matemtica lo demuestran puesto que no pueden ciertamente ser reconducidas a una

    produccin objetiva de los sujetos. Los objetos se dejan aprehender pero no producir por

    quien los aprehende110. Pero quedarse en la extraeza respecto de la esfera subjetiva o

    psicolgica no puede ciertamente bastar. sta es slo una determinacin negativa. Se lograr

    alguna vez decir qu es un objeto, se tendr xito alguna vez en determinar al menos

    positivamente en qu consiste este oponerse o resistir [entgegenstehen]111? En qu consiste este

    estar por as decirlo a disposicin de aquello que lo aprehende? Dicho de otro modo: en qu

    consiste que nuestro aprehender en primer lugar el juicio y luego el conocimiento y la

    representacin tenga su objeto?112. En el caso de un conocimiento positivo la respuesta es a la

    vez provista y enmascarada por la propia realidad. Pero justamente en el caso de un

    conocimiento negativo el problema se torna interesante. La positividad del objeto, su

    imborrable datidad es algo ontolgico [seinsartiges], el ser-afuera. El oponerse, el resistir del

    objeto consiste entonces en su estar-afuera, y en especial en el ser-as, que no falta en el ser-

    afuera 113 . El ser-afuera entonces garantiza la autonoma del conocido respecto del

    cognoscente, impide concebirlo como hecho intencional o contenido de conciencia, as como

    asimilarlo a lo que existe o puede hacerlo. El ser-afuera es la medida o el espacio de esta

    autonoma, que es mucho ms radical de cuanto la filosofa se haya ilusionado. No slo le

    interesan