la declinación de la forma simbólica -
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ALBERTO SLADOGNA 49
LA DECLINACINDE UNA FORMA
SIMBLICA
LA TEORA
Alberto Sladogna
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Qu solucin cabra esperar realmente en este caso de la palabra colectivo,
cuando lo colectivo y lo individual es estrictamente lo mismo? No, no se trata de
suponer en alguna parte un alma comn donde se efectuaran todos esos clculos,
no se trata de ninguna entificacin psicolgica, se trata de la funcin simblica.
Jacques Lacan, 1 de diciembre de 1954
Una de las condiciones que, al parecer, favorecieron la invencin del
psicoanlisis por Sigmund Freud fue la declinacin de la imago paterna.
Coinciden en ese punto un psicoanalista (J. Lacan),1 un
estudioso de la literatura (Joseph Frank)2 y un investi-
gador de la cultura (Jos M. Prez Gay).3 En estas lneas
haremos un recorrido por aquellos lugares donde una
forma consistencia del orden simblico est afectada por esa decli-
nacin que la lleva a su caducidad.
Esa declinacin se manifiesta en sntomas, inhibiciones, angustias que
pueblan la vida subjetiva: a) la severa crisis de la insti-
tucin familiar;4 b) la disolucin de los lugares
parentales;5 c) las dificultades crecientes, de mujeres y
hombres, para abordar la sexualidad;6 d) crecimiento
geomtrico de sntomas graves en el terreno de la edu-
cacin de los nios;7 e) impacto de la segregacin pro-
vocado por la ciencia y las tecnologas en la vida
cotidiana; y f) las consecuencias de la prdida de las
perspectivas ticas.
Para estudiar los efectos provocados por esa situa-
cin ponemos la atencin en ciertas transformaciones
1 J. Lacan. Los complejos familiares, Pe-trel, Barcelona.
2 Joseph Frank. Biografa deDostoievski, FCE, Mxico.
3 Jos Mara Prez Gay, El imperio per-dido, Cal y Arena, Mxico.
4 El aumento de los llamados niosde la calle, quienes en efecto son ni-os puestos en la calle, indica uno delos efectos, quizs no el menor, de esacrisis.
5 El avance de los instrumentos judi-ciales en la vida ntima de los sujetos:la reciente legislacin sobre la violen-cia intrafamialiar.
6 As es posible observar el avance delas ciencia mdica en la sexualidad acondicin de eliminar su nico com-ponente picante: el deseo.
7 Los problemas formulados por maes-tros, pedagogos y psiclogos en elcoloquio: Clnica con nios, orga-nizado en Saltillo por la Clnica de De-sarrollo Emocional de la SEP, los das22 y 23 de mayo de 1997.
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operadas en nuestro tiempo. Cul es la razn para tomar en cuenta el
mbito social, cultural y cientfico que rodea al psicoanlisis? En primer
lugar por un hecho sencillo y complicado: el psicoanlisis, la prctica de
la cura y el despliegue de su doctrina se desarrollan dentro de una socie-
dad y no puede no estar atravesado por ella; en segundo lugar, se trata
de tomar en cuenta que aquello que sucede en una cura o en una formu-
lacin doctrinaria estn organizados por elementos discursivos organi-
zados por una topologa de continuidad y torcin entre interior y exterior
que trasciende a los sujetos; es un hecho de estructura que los discursos
circulan ms all y ms ac de sus conciencias; en tercer lugar, en el
psicoanlisis en particular el que se desprende de las modificaciones
propuestas por Lacan, al demostrar el carcter constitutivo del campo
del otro,8 la diferencia entre social e individual (el carc-
ter dual de la indivi-dualidad es delatada por el sesgo
significante) deja de constituir una muralla que separa
el adentro del consultorio con el afuera sociocultural.
Los efectos implicados en mantener esa separacin pueden leerse en
algunos de los casos transmitidos por Freud; esa escritura, al igual que
otras ligadas a una invencin, estaba sometida a las constricciones que el
momento le impone a cada autor. La suma de prejuicios y perjuicios no
poda serle ajena; en efecto, Freud invento el psicoanlisis en las condi-
ciones singulares de la sociedad donde l viva:
El sublime azar del genio no explica quizs por s solo que
haya sido en Viena dentro de un Estado que era el melting-
pot de las ms diversas formas de la familia, de las ms ar-
8 En Introduccin del narcisismo deFreud se constata la diferencia entrela formulacin del Yo freudiano auto y el despliegue clnico efectua-do por Jacques Lacan con el llamadoestadio del espejo, donde el Yo seconstituye a partir del otro hetero.
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caicas hasta las ms evolucionadas, de los ltimos grupos
agnticos de campesinos eslavos a las formas ms reduci-
das del hogar pequeo burgus y a las formas ms decaden-
tes de pareja inestable, pasando por los paternalismos
feudales y mercantiles que un hijo del patriarcado judo
haya imaginado el Complejo de Edipo.9
Freud era un hombre de su poca y justamente por eso pudo dar un lugar a
lo que en esa sociedad produca inhibicin, sntoma y angustia; por consi-
guiente, no poda mantenerse alejado de los mismos. No se puede tocar el
fuego sin chamuscarse. En uno de sus historiales clnicos se detecta una
constriccin que operaba para la transmisin de una experiencia naciente.
Un lector advertido sobre la poca en que Freud tom contacto con el
llamado caso Juanito10 puede observar una ausencia
nada banal en el contexto de la fobia desarrollada
por Hans; se trataba nada ms y nada menos de la xeno-
fobia que rodeaba a su familia por pertenecer a la comu-
nidad juda. Era de tal intensidad la paranoizacin desatada por la
persecucin, que el padre de Hans ante su prximo nacimiento exter-
na la posibilidad de criarlo fuera de los marcos del judasmo. Pregunta a
dirigida Freud quien, por muy buenos motivos clnicos,11 indica no slo la
pertinencia sino la necesidad de que no quitarle al futuro
vstago la pertenencia a su origen con todas las conse-
cuencias que acompaen a ese origen. Esa indicacin no
fue integrada en el relato del historial, debido a ese clima
persecutorio que rodeaba tambin a Freud.12
9 J. Lacan,op.cit.
10 S. Freud. Anlisis de la fobia de unnio de cinco aos, Obras completas,1909 , vol. X, AE,. Buenos Aires, 1976.Slo a partir de la edicin alemana de1922 se agrega el calificativo de deskleinen Hans [el pequeo Hans].
11 A. Sladogna. Desplegado delSnthoma, Artefacto, una revista dela escuela lacaniana de psicoanlisis,nm. 1, 1990.
12 El calificativo de ciencia juda queamenazaba al psicoanlisis, no fueuna causa suprimir del caso ese sea-lamiento?
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El movimiento psicoanaltico no tom nota de las cir-
cunstancias trgicas de ese caso13 y en no pocas ocasio-
nes emple sus esfuerzos en difundir una serie de
generalizaciones que en nada benefician, en principio, al psicoanlisis para
hacer frente a los problemas subjetivos causados por las actuales vicisitu-
des a que se ven sometidos los sujetos que buscan hacer un lugar a su
experiencia de ante ellas. Para el psicoanlisis no se trata de las llamadas
condiciones objetivas, sino de la experiencia vivida frente a esas condi-
ciones. Una situacin semejante es la restringida acogida otorgada por los
psicoanalistas a los trabajos producidos por Han Israels, Schreber pre et fils
[Seuil, Pars, 1986 (Schreber padre e hijo)], y Daniel Devreese, Han Israel y
Julien Quaekelbeen, Schreber indit [Seuil, Pars, 1986 (Schreber indito)].
Esas investigaciones revelan una serie de elementos que no estaban con-
templados en el historial elaborado por Freud14 y no lo
estaban, entre otras razones, porque Freud slo tuvo ac-
ceso a las memorias redactadas por Schreber,15 y cons-
truy el caso con lo que tena a su alcance en el momento
de escribirlo. El movimiento psicoanaltico es vctima de
una inhibicin para incorporar aquellos elementos nue-
vos que puedan cambiar la perspectiva de tal o cual caso
abordado por Freud u otros psicoanalistas.16
Si el psicoanlisis se invent, entre otros motivos, como
lo seal ms arriba, por las condiciones de cierto mo-
mento histrico fechable y situable en determinado lu-
gar, corresponde entonces tomar nota que al cambiar esas condiciones,
algunas manifestaciones clnicas requieren ser abordadas en forma mni-
13 Bastar aadir que Hanna, la her-mana de Hans, fue internada por losnazis en un campo de concentracin,lugar donde fue asesinada.
14 Vase Janine Germond. La familiadel presidente Schreber, en Artefac-to, una revista de la escuela lacanianade psicoanlisis, nm. 3, noviembre,1992.
15 Daniel Paul Schreber. Memorias deun neurpata, Petrel, Barcelona, 1978.
16 Por ahora contamos con dos traba-jos que modifican ciertas afirmacionesde Lacan en casos que l abordo ensu tesis: J.Allouch, Erik Porge yMayette Viltard. El doble crimen de lashermanas Papin, Epeele, Mxico, 1995,y J. Allouch. Marguerite, Lacan la lla-maba Aime, Epeele, Mxico, 1995.Por ahora no hay nada semejante paralos cinco historiales escritos por Freudo de algunos de los casos tratados porMelanie Klein.
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ma, teniendo en consideracin esos cambios que constituyen una
trastocamiento, a veces, sustancial del campo del otro. Dicho de otra
manera, aunque parezca increble hay disposiciones doctrinarias, llama-
das tericas, del psicoanlisis que pueden modificarse ante nuevas cir-
cunstancias o frente a circunstancias no previstas cuando fueron
formuladas. Se juega aqu el destino mismo del psicoanlisis como expe-
riencia para que contine siendo un instrumento disponible para que
algunos sujetos puedan fabricar respuestas ante el sufrimiento.
En un artculo de 1995, Miguel F. Sosa llam la atencin sobre el hecho
de que el complejo de Edipo se hizo presente en los escritos de Freud
a modo de solucin de un problema que hoy podramos considerar como
de publicidad del psicoanlisis. As los psicoanalistas, volviendo a leer
desde esa perspectiva el texto freudiano, podran en-
contrar el poco o ningn papel que ese complejo juga-
ba para Freud en el curso de las curas. A esa llamada de
atencin se puede adicionar otra constatacin, descu-
bierta en tiempos recientes (fines de 1997), efectuada
por Lacan en el curso de uno de sus seminarios orales:
No hay padre simblico.17 Tanto el llamado de aten-
cin como esa observacin de Lacan permiten enfren-
tar problemas de la cura y de la doctrina sin tener que
reducir los mismos a los marcos del llamado complejo
de Edipo, tanto en la versin paterna como en la in-
versin que formul Fromm.18
Para localizar ese cambio actual19 de la situacin estudiaremos el im-
pacto en la vida privada e incluso ntima de los desarrollos del sistema
17 Seance du 9 de juin de 1971 duseminaire Dun discours qui en seraitpas du semblant et notes prepara-toires de Jacques Lacan, suplementogratuito para los suscriptores deLUnbvue, nms. 8-9: Il ny a pas depre symbolique, Pars, EPEL, 1997.
18 Vese Artefacto, nm. 5, mayo, 1995,cuyo tema monogrfico se titula:Fromm, una posicin freudiana.
19 Se trata de una actualidad histrica:hoy comienza a vivirse de forma gene-ralizada un producto requerido por elmodo de produccin capitalista: la se-paracin de la fuerza de trabajo de losmedios de produccin y el cambio dela nocin de trabajo por el impacto dela ciencia. Situacin estudiada, en de-talle, por Viviane Forrester. El horroreconmico, FCE, Mxico, 1997.
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judicial y de los avances de la ciencia en el campo de la muerte y en el
terreno de la reproduccin humana.
El 10 de noviembre de 1997, el perio-
dista Miguel ngel Granados Chapa
public su editorial en el peridico Reforma (Mxico,
D.F.) titulado Violencia en la familia. No fue posible
consultar directamente las instituciones jurdicas que
all se hacen mencin;20 sin embargo, el escrito trans-
mite un estado de cosas que trataremos de analizar.
El autor informa de la presentacin de una iniciativa de ley que dieron
a conocer todas las legisladoras, diputadas y senadoras, de todos los
partidos.
Una primer lectura constata un elemento para nada desdeable: la
naturaleza del problema en cuestin; la materia del legislador era tal que
sta su naturaleza interesaba a los diversos sectores polticos de
manera transversal haciendo caso omiso de las posturas polticas; ideo-
lgicas; morales y ticas de quienes impulsaban el proyecto. Cons-
tatamos que era su carcter de ciudadanas, tenan ya el carcter de
ciudadana/o lo que les permita exponer el proyecto, a eso se le suma su
condicin de mujeres. Nos interesa sealar, dada las respuestas de algu-
nos de los ciudadanos legisladores, que slo as ellas podan presentar
tal proyecto. Pero, una vez que qued establecido el correcto juego de la
representacin poltica, lugar donde la pugna por la instalacin de dere-
chos es constitutiva, queda flotando una pregunta: se puede pasar sin
solucin de continuidad desde una posicin poltica a legislar sobre cues-
La justicia es ciega:la igualdad ante la ley
20 Recientemente se dio a conocer laexistencia de un libro escrito porPatricia Olamendi. Sobre la violenciaintrafamiliar, editado por la Procura-dura Judicial del Distrito Federal; sinembargo no se ha localizado un ejem-plar del mismo. El texto contiene noslo la nueva legislacin al respectosino tambin estudios del problema.
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tiones donde estn en juego posiciones subjetivas, tanto de mujeres como
de hombres? Ms que contestar esta pregunta, simplemente la dejamos
esbozada para indicar que esa situacin revela que algo ya no funciona, y
si ya no funciona los sujetos se ven obligados a poner en marcha un
mecanismo distinto o al menos insertar otro que opere la funcin de
suplencia.
El psicoanlisis ante un problema tiene prohibida, por estructura, la
crtica; slo le queda el trabajo de analizar. As si un conjunto de ciudada-
nas se ven llevadas a presentar ese proyecto es la seal suficiente de la
ausencia de otra posibilidad. Constatar no implica ahorrarse el estudio
de las consecuencias: fue obligado producir un traslape de lugares, se
pasa del terreno de los ciudadanos, sea cual sea su presentacin sexuada
hombre/mujeres, al terreno de las pasiones familiares donde la sub-
jetividad juega sus buenas o malas pasadas. Las conductas de sus miem-
bros no siempre coinciden con la diferencia masculino/femenino, una
diferencia que la experiencia analtica no permite encasillar en la dupla
hombre/mujer, tratando de hacerlos coincidir trmino a trmino.
El texto de Granados Chapa brinda una informacin adicional: el pro-
yecto fue llevado al debate para su aprobacin con la participacin de un
solo hombre: y tambin por el presidente de la repblica...
Ahora bien, cules son las condiciones en el orden real a las que esa
iniciativa sale al cruce? Una iniciativa legislativa responde, y ste es el
caso, a un hecho o serie de hechos sobre los que slo ha quedado, al
parecer, una intervencin jurdica-estatal para detener, aminorar y penar
sus consecuencias: Slo en el Distrito Federal, y en lo que va del ao, se
han presentado 2.702 denuncias por maltrato al menor. En 1.714 de esos
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casos se prob que hubo maltrat fsico, psicolgico y sexual. En la mayor
parte de esas situaciones la agresin correspondiente ocurre en el seno de
la propia familia, lo que hace la vida cotidiana un verdadero infierno.
La informacin es precisa en dos aspectos: la violencia ejercida en
forma fsica y en el ejercicio de la sexualidad. Esa constatacin estadstica
indica la practica en diversos estratos sociales de una violencia que la
contencin simblica del parentesco familiar no pueden impedir ni dete-
ner. Aadimos otra constatacin, que no por trgica deja de ser menos
paradjica: la violencia sexual. Paradjica pues ocurre en un momento
donde la cultura se vanagloria, con grados diversos, de haber levantado
los prejuicios que afectaban a la sexualidad, donde
incluso en las escuelas se ensea educacin sexual.
Pese a todos esos avances aumenta de manera
geomtrica la violencia como instrumento para ejercer
la sexualidad.21 En materia de pasiones familiares ni la moral estoica ni la
educacin parecen resolver problema alguno.
El considerando del proyecto legislativo contiene un elemento difcil
de discriminar: la violencia... psicolgica. Esos trminos son herederos,
en una gran medida, de los primeros conceptos que el psicoanlisis
naciente logro transmitir: la teora traumtica. Agreguemos que su rpida
aceptacin y divulgacin impidi hacer ms preciso los contornos de ese
hallazgo. Veamos su formulacin:
Ha de emplearse su mtodo u otro de naturaleza anlo-
ga para dirigir retroactivamente la atencin del sujeto desde
el sntoma a la escena en la cual y por la cual surgi, y una
21 Sin contar el hecho de que lapedofilia y el ejercicio sexual sdico vease la plicula Tesis encuentran auna reanimacin singular a partir delos circuitos comerciales de los me-dios masivos de comunicacin, ventay distribucin de videocasetes.
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vez establecida una relacin entre ambos elementos, se con-
sigue hacer desaparecer el sntoma, llevando a cabo en la
reproduccin de la escena traumtica una rectificacin ps-
tuma del proceso psquico en ella desarrollado No me pro-
pongo exponer aqu la complicada tcnica de este mtodo
teraputico ni los esclarecimientos psicolgicos que su apli-
cacin nos procura. Haba de enlazar al descubrimiento de
Breuer mi punto de partida, porque los anlisis de este in-
vestigador parecen facilitarnos simultneamente el acceso a
las causas de la histeria. Sometiendo a este anlisis series
enteras de sntomas en numerosos sujetos, llegamos al co-
nocimiento de una serie correlativa de escenas traumticas
en las cuales han entrado en accin las causas de la histeria.
Habremos, pues, de esperar que el estudio de las escenas
traumticas nos descubra cules son las influencias que ge-
neran sntomas histricos y en qu forma. (Etiologa de la
histeria, 1896)
La teora traumtica tom nota, a su manera, de la sexualidad en su
aspecto traumatizante. Aquello que era considerado y as se le sigue
considerando en medicina como parte integrante de la dotacin natu-
ral de cada humano, tena un carcter traumtico bast para demos-
trarlo un slo un caso y, entonces, el trauma ms
all de su valor epistemolgico revelaba que la sexuali-
dad no es natural para los humanos costado muje-
res, costado hombres.22 El acceso a ello implica un
22 Esta divisin de costados no dejalado a las y a los homosexuales, puescomo verificaba Lacan se trata dehomo sexuales; su estilo de vivir la vidano los pone al margen de los avataresde la sexuacin y el impacto del de-seo en ella.
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procedimiento, a veces, complicado. Junto con ello se ha destacado que
la teora traumtica fue slo estudiada en el caso de pacientes (muje-
res) que sufran de histeria, queriendo ver en ello un signo peyorativo
hacia la condicin de mujer, o peor an de histrica. No est dems
aqu reconocer que, en efecto, las descripciones psicopatolgicas hereda-
das por Freud y el psicoanlisis de la medicina suelen emplearse como
armas de ataque.
El escndalo producido por el componente sexual del trauma fue em-
pleado para soslayar un escndalo mayor poco divulgado; en su in-
forme a la sociedad mdica, Freud, de por vida
permaneci en su membresa, no dej de mostrar la exis-
tencia de una histeria masculina ( hombres que pa-
decen de histeria?!).23
La cada posterior de la teora traumtica y el descubrimiento de la
fantasa en el psicoanlisis vino a resolver un problema y arrastr otro
ms grave. Ambos descubrimientos no consideraban a la transferencia
hacia aqul que escucha el relato del trauma o el relato de una fantasa.
Sin ella el operativo analtico para dar cuenta de un trauma o de una
fantasa resulta inoperante y con resultados contraproducentes. Uno de
esos resultados es que se le quit importancia a la realizacin, por tal o
cual sujeto, de una fantasa. Inclusive en la vida cotidiana, bajo el impac-
to de la vulgata analtica, se descartan problemas subjetivos por consi-
derarlos fantasiosos. Junto a esa situacin cuando se presenta una
efectuacin de la fantasa desde el campo del otro, el violador, para
citarlo en concreto, se sigue desconociendo el componente real de ese
relato. Decimos que si alguien logra su acceso al clmax sexual imaginan-
23 Vase Hannah Decker. Freud, Doraand Vienna 1900, The Free Press, Nue-va York, 1992; Peter Gay. La experien-cia burguesa. De Victoria a Freud, FCE,Mxico, t. I y II, 1992; Freud. Una vidade nuestro tiempo, Paidos, Buenos Ai-res, 1989.
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do una escena de violacin no es lo mismo, para ese alguien, ser vctima
de un acto violatorio en el real. No es la misma posicin de una hija que
fantasea escenas sexuales de violacin protaganizadas por alguna figu-
ra parental, que el caso de los nios y nias que en Barcelona eran con-
tratados con la anuencia de sus padres (stos reciban el pago) para
protagonizar actividades pedfilas. Es la diferencia establecida por
Kierkegard entre el actor de teatro que representa a un equilibrista y
el equilibrista que trabaja en un circo: el primero representa el riesgo; el
segundo hace un acto donde arriesga y se arriesga.
El contexto donde quedaron la teora traumtica y la fantasa en la
doctrina freudiana constituyen un obstculo para darle recepcin a los
mensajes que provienen de la cultura manifestacin del campo del
otro, mensajes con claras seales de la instalacin de nuevos compo-
nentes que afectan las experiencias subjetivas. El hecho de que se tenga
que legislar en nuestro pas y en otros sobre la violencia intrafamiliar es
un sntoma de que algo ha dejado de funcionar. Las constataciones de los
considerandos del anteproyecto, acompaadas de estadsticas casustica
porcentual de casos, y no por ello menos casustica, no parecen dejar
lugar a dudas. El texto nos informa de los resultados de una encuesta que
informa el porcentaje de vctimas: el 21% de las personas entrevistadas
ha sabido de una persona maltratada de dentro de su propia familia; los
nios son las principales vctimas (un 82 %) y las mujeres cubren el resto
del porcentaje total.
Frente a la situacin descrita expresan lo siguiente: los entrevistados
consideran, en un 72 por ciento, que las personas que maltraten a un
miembro de su familia deben ser castigadas.
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El 88% de los entrevistados desprende una conclusin que merece
citarse: [consideran] importante que existan mejores leyes para proteger
a la familia de las lesiones y comportamientos violentos, as como que la
violencia en la familia se tipifique como delito.
Granados Chapa con su agudeza analtica no deja escapar un detalle
nuclear:
Los datos y la cita anteriores provienen de la exposicin de
motivos de una extensa iniciativa de reformas a los cdigos.
El proyecto fue turnado el jueves en la Cmara de Diputa-
dos. Se turnaron para leer su contenido diputadas a los par-
tidos polticos all representados..., subrayando que el
fenmeno importa a todos los grupos parlamentarios, qui-
sieron prolongar el simbolismo de que se impregn la inicia-
tiva, firmada por el presidente de la repblica y todas las
mujeres que integran el Senado y la Cmara...
Su editorial deja al descubierto una demande24 que
ofrece una imagen del llamado al poder jurdico estatal
en un intento de poner freno a los actos violentos pro-
ducidos por los personajes sean hombres, sean muje-
res que ante la cada de la legalidad familiar, toman a
sta como el pequeo o gran coto del capricho que los
habita. Es de tal gravedad la situacin que el actual progreso promociona
sujetos que no encuentran freno a su desenfreno y a otros sujetos slo se
les puede ofrecer la apelacin al sistema jurdico para poner lmite a las
24 Demande es un trmino produc-to de la enseanza lacaniana y pasa nuestra lengua en forma parcial yparcializante, como demanda, per-diendo los matices y tonos que tieneen su lengua de origen. Y a eso se lesuma que la doxa lacaniana cree debuen tono descalificar las deman-das. Entonces, qu hacen ante unademanda de anlisis?
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tropelas a que son sometidos. Mientras Freud trat, mediante la cons-
truccin de un padre primitivo y todopoderoso poseedor de un
poder sin lmites sobre los hijos varones prohibindoles el acceso a las
mujeres, de fundar en ese mito la legalidad simblica paterna;25 hoy, los
sujetos que habitan la llamada modernidad reciben so-
bre ellos la violencia, y en lugar de contar con una lega-
lidad totmica que pudiese ofrecerles amparo, slo
tienen, y en muchos casos por suerte que as es, a una
legalidad ciega principio estruc-turante de la justicia
que se aplica a todos por igual, sin distinciones. El amparo institucional
ante el sufrimiento subjetivo de las vctimas slo de l puede dar
lugar a otro padecimiento como lo demostr Rene Spitz,
el hospitalismo que provoca marasmo subjetivo.26
La familia perdi un lugar de ordenador para su consistencia. Por
qu? Por el sencillo hecho de que la violencia, sea del tipo que sea ejercida
en su seno, requiere hoy de un simblico externo que ponga orden. Esa
intervencin jurdica puede reparar los daos objetivos y frenar una vio-
lencia desatada. La pregunta que queda en pie es la siguiente: A dnde
van a dar los efectos subjetivos de cada uno de los envueltos en esos
hechos? La violencia familiar dice la iniciativa no puede considerar-
se como un asunto que slo corresponde a la vida privada de las perso-
nas. Sus consecuencias afectan al conjunto familiar, que es el grupo
primario y fundamental de sustento de nuestra sociedad...
Quiz sea una pintura muy pertinente, en exceso pertinente, de la
crisis irresoluble de una forma simblica: la familia ya no puede dar
cuenta de sus dificultades, crisis y problemas; requiere ahora de un orden
25 En el mito freudiano la violencia el asesinato se descarga sobre esepadre primitivo dando lugar a fundaruna religin de amor a la vctima. Debenotarse que las mujeres en ese mitoestn como objeto de la rivalidad en-tre el padre primitivo y los hermanosde la horda. Slo la madre tiene unpapel activo.
26 Ren Spitz. El primer ao de vida delnio, Aguilar, Madrid, 1974.
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jurdico estatal y la intervencin de un poder ajeno a ella. Decimos enton-
ces que la eficacia de la mediacin simblica ve alterada sus consistencia.
No se trata de levantar la consigna de la histeria: todo tiempo pasado
fue mejor, pues una vez que eso ocurri, no puede volverse atrs, amn
de que ese pasado idlico slo es tal en la medida en que ya pas.
Aadimos un dato nuevo producido en forma directa por el sistema
jurdico-penal: la desaparicin en nuestro pas de la figura jurdica del
parricidio a partir de 1994, suplantada por la de crmenes de parentes-
co, junto con la del infanticidio.27 El paso de una fi-
gura a otra no carece de consecuencias: matar al padre
o a la madre es igualado a cualquier otro crimen pues el
acto, por el cambio de figura, puede atenerse a las atenuantes, como por
ejemplo: matar a la madre en legtima defensa. Entonces, el sistema
jurdico nos informa que la sociedad decidi otorgar al asesinato del pa-
dre un lugar semejante a cualquier otro crimen. Dicho de otra manera,
ese crimen ha dejado de ser EL crimen por excelencia. El psicoanlisis no
tiene ningn compromiso para defender un sistema u otro o la forma en
que cada sociedad decide penar un delito, slo le queda leer el cambio al
pie de la letra: las figuras parentales, de manera particular el padre, es
tomado como un ciudadano comn. Para el psicoanlisis sta es una
clara advertencia de que slo con la herramienta prestigiosa del llamado
complejo de Edipo no se puede dar cuenta de estos fenmenos, fen-
menos justamente provocados por una declinacin de la imago parental:
El Edipo, sin embargo, no podra conservar indefinidamente el estrellato
en unas formas de sociedad donde se pierde cada vez ms el sentido de la
tragedia, seal Jacques Lacan en 1960.
27 Cdigo Penal para el Distrito Federalen materia penal de fuero comn y paratoda la Repblica Mexicana en mate-ria de fuero federal, 19 edicin, Delma,Mxico, mayo, 1997.
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Pasemos ahora a otro componente que pone en jaque a la subjetivi-
dad de muy diversas formas, en distintos lugares y tiene consecuencias
en cada uno de los afectados, se trata del impacto de la ciencia en nuestra
sociedad actual, un impacto que no respeta la diferencia del grado de
importancia que la ciencia alcanz en cada sociedad. Por ejemplo, la alta
tecnologa cientfica y la masa importante de medios econmicos desple-
gados para producir avances en el terreno de las operaciones sobre el
ADN, llamado el alfabeto biolgico, incide inclusive en aquellos pases
donde no hay medios para tales investigaciones.
Lacan Formul la
siguiente pregun-
ta en 1960: Deber alcanzarnos la prctica, que tal vez algn da tendr
la fuerza de la costumbre, de inseminar artificialmente a las mujeres en
sedicin flica con el esperma de un gran hombre, para que saquemos de
nosotros mismos sobre la funcin paternal un veredicto?
A estos golpes sobre la consistencia del sistema simblico, golpes
cuyos alcances llegan al orden imaginario y al real, debemos aadir otro
proveniente del campo real: los avances cientficos en el terreno de la
procreacin. Los despliegues de la tecnologa cientfico-mdico en el te-
rreno de las tcnicas de la procreacin artificial afectan de forma directa a
un pilar del sistema de referencias; as la vieja expresin Mater certa,
pater incertus qued alterada, pues ciertas tcnica de inseminacin in
vitro emplean a una madre portadora distinta a la madre de crianza.
Ese cambio, mismo que ha permitido a ciertas mujeres tener acceso a la
maternidad, tiene un costo: la madre, en ciertos casos, est tomada por
El avance de la ciencia sobre laintimidad o Frankestein prt--porter
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la incertidumbre que antes slo afectaba al padre. El lugar materno queda
escindido entre la portadora y aqulla de la crianza, una escisin produci-
da por el avance de la ciencia, lo cual permite distinguir entre esa situa-
cin y la situacin de la adopcin. Estas formacin de inseminacin ya
son una prctica cotidiana y subrayan una correlacin entre los desarro-
llos de la ciencia para responder a las crecientes dificultades de mujeres y
hombres para encarar la procreacin, las dificultades para el embarazo,
interrupcin biolgicas del embarazo, partos prematuros, aumento geom-
trico de las tcnicas de parto inducido y disminucin del parto natural
entindase, simblicamente organizado por fuera del saber mdico.
Los avances de la imaginologa scanner, tomografa computarizada, re-
sonancia magntica, etc. en el campo de la concepcin, embarazo y
parto, tcnicas derivadas de la ciencia, han modificado el imaginario y las
tradiciones simblicas organizadas ante el real de un nacimiento. No se
trata de valorar una circunstancia en detrimento de otra, sino de consta-
tar un cambio, ni ms ni menos. Es necesario calcular que cada uno de los
problemas reales que esos avances han permitido resolver no carecen de
un costo, y sostenemos que esos costos y sus facturas se procesan en el
orden subjetivo.
Ese primer sealamiento indica que la ciencia no se lmita a la solu-
cin de un problema, sino que con sus avances genera problemas nuevos
e incluso, como es el caso del prrafo anterior, puede incidir en el aumen-
to de los mismos. Por qu? Por un hecho de estructura la ciencia no
requiere de la subjetividad, sino lo contrario: tiende a expulsar (forcluir) a
la subjetividad y si no la expulsa no est a su alcance tomarla en conside-
racin. Eso da cuenta de otro hecho, los avances de la ciencia no fueron
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ajenos a las condiciones necesarias y suficientes para la invencin del
psicoanlisis, de ah que l no renuncia a mantener un dilogo con ella.
Hoy sabemos que esos avances cientficos tampoco son ajenos a la gran
difusin alcanzada por prcticas esotricas, algunas de stas tratan de
desplegar un terreno que puede calificarse de ciencia-ficcin. La articula-
cin de ciencia con ficcin no debe hacernos retroceder,
ms bien nos indica que esas prcticas, por su carcter
de ficcin e incluso de impostura estafadora que pue-
den encubrir, no dejan de hacer aparecer algun elemen-
to de verdad.28 Presentemos uno de esos casos.
En los Estados Unidos funciona ya una
compaa, ya hay varias en operacin,
que se dedica a ofrecer un servicio. Las lneas que siguen corresponde a
los servicios ofrecidos por una de ellas: BioPreservation, Inc. Los servicios
y la informacin pueden consultarse va internet, pues tienen una pgina
de publicidad con secciones disponibles para el pblico y otras que estn
restringidas slo a los contratantes del servicio. Decimos contratantes y
no usuarios por ciertos inconvenientes que el lector podr comprobar en
la lectura de las siguientes lneas. Adems, el suplemento cultural del
peridico La Jornada, en su seccin La jornada virtual, a cargo de Naief
Yehya, public un texto que citaremos en extenso y del que tomamos el
ttulo para este apartado.
He aqu la presentacin literaria orden de ficcin de los servicios
ofrecidos por esa compaa, tal como los difundi el artculo ya mencionado:
28 La verdad tiene estructura de fic-cin, definicin lacaniana de la estruc-tura de la verdad. Ver J. Lacan. EscritosI y II, Siglo XXI Editores, Mxico, 1984.Agreguemos que Lacan, en sus lti-mos seminarios orales defina al psi-coanlisis como una estafa conconsecuencias; acaso podra existiruna estafa sin ellas?
Ruptura del con-trato con la muer-
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Tras meses de agonizar, X finalmente exal su ltimo alien-
to... Su mdico de cabecera revis sus signos vitales una vez
ms y lo declar muerto. Una de las enfermeras llam al
nmero telefnico que llevaba en una pulsera. En menos de
media hora un equipo de tcnicos se presentaron en la habi-
tacin. Metieron el cuerpo en una tina y lo cubrieron con
agua y hielo. Aprovechando el catter que an tena conec-
tado le introdujeron una veintena de sustancias, entre ellas
potasio, heparina y otros compuestos destinados a deprimir
el metabolismo, bajar la acidez del pH y bloquear el flujo de
calcio (el calcio deteriora las clulas cerebrales). Le hicieron
RCP (resucitacin cardiovascular) y tras esa preparacin ini-
cial transportaron el cuerpo inanimado a las instalaciones
de la empresa, donde lo conectaron va la arteria femoral y
una de las principales venas de la pierna a una bomba que dre-
n toda la sangre y la reemplaz con la substancia que
Dupont utiliza para limpiar los corazones y riones que van
a ser trasplantados. Ms tarde, le hicieron una operacin a
corazn abierto para ponerle nuevas vlvulas cardiacas (de-
bido a que se requiere un control preciso de la circulacin).
Durante las siguientes horas reemplazaron alrededor del 70%
del agua de su cuerpo por glicerol. El agua, principalmente la
que est entre las clulas, al congelarse se expande y forma
cristales que aplastan a las clulas (stas contienen mucha
sales, por lo que tardan en congelarse) y eso eventualmente
provoca que el cuerpo se envenene. El glicerol ni se expande
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al congelarse ni forma cristales, por lo que protege la estruc-
tura celular. Luego pusieron a X en un bao de aceite de
silicn donde lo enfriaron hasta 78 grados, lo envolvieron
en una bolsa de dormir y en una cpsula de aluminio. Du-
rante varios das fue rociado con nitrgeno lquido hasta
que alcanz los 196 grados. Entonces lo metieron en un
tanque de acero inoxidable semejante a un termo para
almacenarlo Hasta cundo? Hasta que la ciencia inventase
la manera de reanimarlo. El costo por poner a X en suspen-
sin es de 120 mil dlares.29
Los folletos de BioPreservations, Inc., dan una definicin de la actividad
que ellos llevan a cabo: la crinica, para ser ms especficos, la crionizacin
de cuerpos es un prospecto de inmortalidad que rompe el contrato con la
muerte adquirido por los sujetos al nacer; Freud citaba a Shakespeare:
Le debes una muerte a la naturaleza: A la crinica le conciernen las
tcnicas para congelar seres humanos que han sido declarados legalmen-
te muertos, con la intencin de conservarlos para una posterior cura,
reparacin y reanimacin.
A Naief Yehya no le pas desapercibido el parentesco de esta prctica
esotrica basada en la ciencia-ficcin con las practicas de los complica-
dos tratamientos que realizaban hace casi 5000 los egipcios con la ex-
pectativa de preservar a un hombre despus de la muerte.30 Sin embargo,
localizamos una diferencia, pues la momificacin egipcia estaba organi-
zada alrededor de una prctica religiosa, de total contenido subjetivo;
mientras que la crionizacin juega alrededor del tema de la muerte
29 Reescribir nuestro contrato conla muerte, La Jornada, Mxico, 22de febrero de 1998.
30 Idem.
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un tema que nuestra sociedad excluye, organizando una bisagra con
componentes producidos por la ciencia.
En 1967 un grupo de entusiastas conducido por el tcnico en repara-
cin de televisores Robert Nelson, puso en suspensin crinica al primer
humano, el doctor James Bedford (quien hoy en da sigue congelado). No
tenemos informacin para discriminar si se trata de un doctor del orden
mdico o del orden un ttulo de posgrado. La crinica perdi un poco de
glamour cuando en 1978 se descubri que Nelson, al no poder pagar las
cuentas del nitrgeno lquido, dej que algunos de sus pacientes se
descongelaran y, entonces, los efectos de la muerte sobre un cuerpo se
presentaron.
Si este relato de ficcin cientfica fuera slo eso, no sera en demrito
de lo que ciencia nos prepara para nuestro pasado futuro medida del
crecimiento cientfico, lo actual ya pas, recordemos que en forma re-
ciente el famoso MIT dio acelerados pasos cuando descubri el mecanis-
mo bsico del envejecimiento de las clulas; por otro lado, en toda farmacia
de nuestro pas es posible comprar una droga inteligente, antioxidante:
melatonina.
Si todava quedase alguna duda sobre lo que el futuro mdico-biolgi-
co nos augura y al que nos condena, ser menester recordar los avances
efectuados en el campo de la ciruga, de forma particular, en el trasplante
de rganos. Se trata de operaciones organizadas alrededor de una situa-
cin de urgencia vital para aquel que debe recibir un rgano. Su estado no
encuentra ninguna otra solucin al mal que le aqueja, y en efecto, as es.
A partir de all se inicia el borramiento subjetivo de la operacin. El dona-
dor cuando efecta su don de origen noble ya est muerto a excep-
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cin de esa libra de carne que otro recibe: no estamos
aqu en la realizacin plena del relato escrito por Mary
W. Shelley en Frankestein?31 A decir verdad ese relato se
qued corto en relacin con los relatos que se despren-
den del descubrimiento de la clonacin; agreguemos una
diferencia ms, estos relatos tienen ya un tiempo en la
ciencia ficcin (por ejemplo: Blade Runner con sus
replicantes), lo nuevo y distintivo es que ahora en-
cuentran su lugar en una revista de divulgacin cientfica.
En el nmero 138 de la
revista Ciencia y Desarro-
llo se public un artculo de Jorge Membrillo Hernndez, titulado: Clonar
o no clonar. Licenciado en investigacin biomdica, doctorado en el
Kings College de la Universidad de Londres, su tesis doctoral le vali la
condecoracin del Young Scientist of the Year y en la actualidad cursa su
posdoctorado en la Universidad de Harvard. A todas luces, salvo un error
grosero de informacin, estamos ante el escrito de un cientfico destina-
do a informar a un sector del pblico de los ltimos adelantos en la ma-
teria, nada lo ubica como escritor de ciencia ficcin.
Como corresponde, somos informados de que el trmino castellano
clonar proviene del ingls cloning, adaptado por la ciencia desde hace
cien aos para referirse a cualquier proceso que diera origen a organismos
genticamente idnticos. Aade una informacin: la clonacin es un pro-
cedimiento comn en la naturaleza, y en los mamferos, por ejemplo, los
gemelos idnticos son producto de ese procedimiento. Luego informa
31 Mary W. Shelley, hija de un tericoanarquista, W. Goodwin, y de una es-critora, Mary Wollstonecraft, quienfue la autora de Los derechos de lamujer, escribi con su novelaFrankestein en el ao de 1817 una pre-monicin de ciertos desarrollos departe de la medicina; ya en su pocaErasmus Darwin, abuelo del famosoCharles Darwin, junto con otros m-dicos consider esa narracin imagi-naria como hasta cierto punto posible.Agreguemos que el relato lanza unaescena donde un padre crea con des-pojos mortales a su propio hijo, sinmediacin de una mujer.
De Shakespeare al clonaro no clonar de la ciencia
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con precisin del operativo mediante el cual se dio luz a la ya celebre
oveja Dolly:
Lo que s podemos afirmar es que Dolly es el resultado de la
interaccin del ADN del ncleo (clula donadora) y el cito-
plasma del cigoto (clula receptora). A decir verdad, sta fue
el producto de dos hembras de las que se obtuvieron tanto
la clula donadora como la receptora, y por si esto fuera
poco, en una oveja diferente se implant el embrin para su
incubacin. Entonces Dolly tiene tres madres (madre nuclear,
madre de cigoto y madre uterina) y carece de padre... Como
mencion anteriormente, los experiementos de Gordon en
1975, en los cuales se produjo exitosamente una rana adul-
ta por medio de la clonacin, indicaran que este procedi-
miento en toda clase de animales est casi a la vuelta de la
esquina Es posible pensar que un clon humano sera muy
similar a su madre nuclear, quizs idntico, especialmente si
la madre de la madre nuclear es la madre uterina y si cual-
quiera de las dos mujeres es la donadora
del cigoto, ya que ambas comparten el
mismo ADN mitocondrial; en estas condi-
ciones, ambas, la madre nuclear y nuevo
clon tendran la misma experiencia de ges-
tacin, adems de compartir igual ADN
nuclear y mitocondrial.32
32 Este tipo de carencia no puede serreducida a los hallazgos de las caren-cias de X o Y sujeto para el ejercicio dela paternidad, carencias sealadas porJacques Lacan, en sus primeros semi-narios. No se trata de la misma ca-rencia, pues en este caso la carenciano es del sujeto sino de que no hayningn llamado a que alguien, un su-jeto, se haga cargo de esa funcin. Lacarencia paterna en la clonacin esproducto de que no hay lugar para esafuncin.
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Tratndose de un autor informado y, adems, de alguien que escribe de
experiencias que no le son ajenas, pues se trata de un investigador
biomdico, tenemos ante nosotros un adelanto del futuro que la ciencia
propone sobre la reproduccin humana, ser posible dejar de lado este
avance real sin considerar los cambios que produce sobre la subjetividad?
El artculo descarta la clonacin cuando se trata de generar una clase espe-
cial de personas o raza y declara que en ese caso se tratara de un procedi-
miento moralmente absurdo y repugnante. Lamentamos que sus
posiciones no indican nada sobre si es posible controlar un avance cientfi-
co, muy a pesar de su calidad moral y de la repugnancia que nos provoque. A
rengln seguido tenemos una respuesta: Pero hay diversas circunstancias
que deben considerarse y que quisiera discutir como ltimo punto.
Para ejemplificar las circunstancias que haran admisible una clonacin
humana, nos relata el caso protagonizado por la familia Ayala, de California,
EE.UU., a cuya nica hija, Anissa (16 aos), le fue diagnosticada leucemia
y, sin un trasplante de mdula sea morira en cinco aos. El problema a
resolver consista en localizar a un donador que el sistema inmunolgico
de Anissa no rechazara.
La familia Ayala estaba desesperada, pues cientos de donadores vo-
luntarios resultaron negativos Entonces, los Ayala planearon desespe-
radamente tener otro hijo que pudiera servir de donador para Anissa,
sabiendo que tenan slo un tercio de probabilidad de que ese nuevo hijo
tuviera una mdula sea compatible con la de la joven.
El autor no informa de dnde obtuvieron tal idea los Ayala, parece
probable que la misma les fuera indicada por algun miembro del equipo
mdico que intervendra en el transplante:
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Finalmente la seora Ayala qued embarazada. La agona por sa-
ber si el nuevo hijo tendra una mdula sea compatible con la de Anissa
fue inmensa. Contra todos los pronsticos, sta result compatible y a la
edad de dos aos a la nueva hija le fueron extrados algunos gramos que
sirvieron para salvar la vida de su hermana.
Para finalizar el autor debe ceder ante una evidencia y la frmula en
trminos morales: Es correcto que una pareja procree a un nuevo hijo
para salvar a otro? Es lcito traer a este mundo a un individuo para un fin
predeterminado?
Asistimos a una toma de partido moral y tica, tema que est en el
tapete en los crculos cientficos ligados a los avances de la clonacin;
estas reacciones morales o ticas se presentaron despus que el invento
ya estaba desplegado y, por ende, cuando un elemento del real hizo su
avance: ser la moral o la tica del bien un instrumento en condiciones
de detenerlos?, acaso hay algo con esa capacidad? La experiencia de
Hiroshima y Nagasaki lo desmienten, el empleo de los adelantos pro-
ducidos en el campo mdico-quirrgico por la experimentacin en los
campos de concentracin nazis y el hecho de que un laboratorio (Bayer),
el fabricante de las pastillas de gas empleadas para el exterminio en esos
campos, sea hoy considerado un modelo de la industria farmacetica,
parecen desmentir esa posibilidad.
Veamos ahora otro caso. En las cortes de justicia del estado de
California, EE.UU., se est dirimiendo una querella para determinar a quin
corresponde entregar la tenencia y crianza de una nia de dos aos de
edad. Hasta ah el caso se presenta como una ms de las situaciones
generadas por un juicio de divorcio, y en efecto se trata de eso pero con
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ciertos bemoles: a) la nia tiene cinco miembros dentro de la estructura
paternal; b) tres mujeres en el lugar de madre; c) dos hombres en el lugar
de padre.
El lector debe hacer un organigrama para visualizar la situacin: una
pareja A y B, en unin libre, luego de intentar tener descendencia por
medios naturales acuerdan recurrir a la inseminacin artificial, para ello
firman entre ambos un convenio por el que B reconoce como su hijo/a al
producto de tal procedimiento, comprometindose a hacerse cargo de
sus derechos y deberes como padre de la criatura. Se inicia el proceso, la
pareja A y B se separa, la inseminacin en marcha se hizo por la siguiente
va: se localiz a C, una mujer que presta su aparato reproductivo para
que se le implante la fecundacin de D un donador annimo y de E
otra donadora no annima. El seor B se niega a reconocer al pro-
ducto como su hija alegando que el mtodo de la inseminacin incluy a
otro hombre annimo que particip en la fecundacin; un juez acepta ese
criterio y disuelve el convenio entre A y B, agregando un componente
ms: A no es , por las mismas razones, la madre de la criatura, slo le
permite tener a la nia a su cuidado. La madre A presenta un recurso
de apelacin y ese procedimiento pone a jugar la localizacin del donante
annimo los laboratorios tienen un archivo de sus fros donadores;
es convocada la otra donadora, la madre E y, adems, se solicita y pro-
mueve la intervencin de la madre C. En definitiva ante tanta madre y
tanto padre la nia es hija de nadie.
Tanto en el caso de los Ayala como en el caso recin citado, el psicoa-
nlisis slo puede tomar nota de un hecho nuevo: la llegada al mundo de
sujetos humanos, mujeres u hombres, por la va de tcnicas cientficas de
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la reproduccin; en esas vas, en ms de un caso queda obliterada, al me-
nos en la llegada, algn contacto deseante. En el caso de la hermana de
Anisse, cul es el horizonte que la recoge en este mundo? Decimos que se
trata de un horizonte medular, pues ella es albergada all como garanta
para que sus padres no hagan frente a la trgica y posible muerte de una
joven hija.33 Nada se puede decir de quienes tomaron
esa opcin; sin embargo, tampoco se puede dejar de
observar el albergue que se le dio a la nueva hija, la so-
lucin; no har obligatorio para alguien la aparicin de
aquello que se quizo evitar?, quin est en condiciones
de decir una palabra al respecto?
En el caso de la nia llena de madres y de padres
basta leer lo que est all sobre la superficie, el cuerpo
de una nia sin ninguna madre o padre que puedan tomar sus lugares,
diremos que se trata de una nia expuesta.34 El trmino esposito, sin
hogar, es cercano a depsito, y los romanos tenan
una delicadeza que, para ciertos casos, convendra re-
cuperar: el nio quedaba expuesto para ser recogido por
quien lo deseara. Sin saberlo introducan el deseo, sin
saberlo en una sociedad gobernada por el amo, el deseo
apareca.
Es el momento de dar conclusin a este breve y suscinto recorrido por
el malestar en la cultura que hoy nos habita. En una cultura que no est
amena-zada como la romana por el amo, por ejemplo, las aventuras del
seor Clinton revelan que mientras el amo se dedica al goce, el poder lo
33 La muerte de una joven hija o de unjoven hijo pone a los afectados por eseduelo en condicin de tener que ha-cer algo ante una vida no realizada.Al respecto del cambio operado en laclnica y doctrina del duelo en el psi-coanlisis lacaniano ver: Jean Allouch.La ertica del duelo en tiempos de lamuerte seca, Edelp, Buenos Aires,1997. La traduccin del ttulo fran-cs no es correcta, pues se trata deuna muerte absoluta sin ninguna re-ferencia al par humedo-seco.
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ejerce el saber del maestro cientfico-tecnolgico en-
cargado de la direccin de las grandes corporaciones.35
La pregunta que la cultura dirige a cada uno de sus
integrantes tiene, parafraseando a Lacan, la siguiente
explicitacin: cmo es posible sobrevivir, en calidad de
sujeto, sin ser aplastado por el saber? Esta es una pre-
gunta que atraviesa las diferencias sexuales y de gne-
ro, pues de un lado o de otro la nica perspectiva posible,
al menos eso es lo que el psicoanlisis hoy puede ofrecer, es la constitu-
cin de un deseo con el cual se sostiene un sujeto, y ese sujeto no parece
pedirle autorizacin para existir a las diferencias de los sexos o a la dife-
rencia de gneros, ni tampoco le solicita a la legalidad jurdica sus dere-
chos de existencia. Ese sujeto depende de un objeto causante del deseo,
acaso sea sa la nica perspectiva posible para que tanto Anisse como su
hermana puedan encontrar un espacio vital frente al desamparo que de-
bieron enfrentar sus progenitores, pero esto ya es otra historia mien-
tras la otra nia queda en la calle, en la calle, calle, caye
34 En la tradicin romana, el padre sloera tal cuando tomaba al nio y lolevantaba en sus brazos mostrndoloal pblico, indicando su reconoci-miento de esa paternidad. Si no se pro-duca ese rito y el nio era dejado enel suelo, el nio quedaba expuesto,esposito en la calle. Ver de PhilippeAirs y Georges Duby. Historia de lavida privada. Imperio romano y anti-gedad tarda, Taurus, Madrid, t. 1,1990, p. 23.35 Es un hecho cotidiano que en la so-ciedad actual el ciudadano est des-