la educación española en los albores del siglo xx
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La educación española en los albores del siglo XX. Reflexiones para la actualidad
Rodríguez García, María, Universidad Pablo de Olavide,
[email protected] Resumen: La compleja situación de la educación en nuestro país, nos conduce a
pensar en las derivas de la misma así como en sus posibles reformulaciones. Pero
esto no es todo. La educación no es sólo una vía utilitaria para formar técnicos,
sino que es un medio de acción, de sentido y de revelación no sólo personal sino,
también, plural. La presente comunicación pretende incidir en esta última idea: la
educación como vía esencial de conocimiento del individuo y de la sociedad,
concretamente en lo que supone saberse perteneciente a un lugar, un contexto
histórico que nos enmarca e influye en nuestro “yo” más íntimo y personal. Para
trabajar estas ideas, nos ceñiremos al marco histórico-filosófico de principios del
siglo XX y su influencia actual.
Palabras clave: Historia de la educación, pedagogía social, filosofía española,
sociología.
1. Objetivos o propósitos:
Constatar la necesidad de ahondar en un análisis exhaustivo de la educación en nuestro
país atendiendo a las fuentes histórico-filosóficas más inmediatas.
2. Marco teórico:
La compleja situación de la educación en nuestro país, nos conduce a pensar en
las derivas de la misma así como en sus posibles reformulaciones. Es cierto que la
programación educativa debe recoger los principios esenciales que contribuyan al
crecimiento intelectual de los alumnos, pues es una de las principales vías de la
formación de profesionales en las futuras generaciones. Pero esto no es todo. La
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educación no es sólo una vía utilitaria para formar técnicos, sino que es un medio de
acción, de sentido y de revelación no sólo personal sino, también, plural. La presente
comunicación pretende incidir en esta última idea: la educación como vía esencial de
conocimiento del individuo y de la sociedad, concretamente en lo que supone saberse
perteneciente a un lugar, un contexto histórico que nos enmarca e influye en nuestro
“yo” más íntimo y personal. Para trabajar estas ideas nos ceñiremos a los primeros años
del siglo XX español, momento en el que se impulsaron programas educativos
aperturistas que abogaron por el sentido de la educación. En este proceso fue muy
importante la intervención del filósofo español José Ortega y Gasset, tal y como
veremos a continuación.
El objetivo de nuestro trabajo es reflexionar en torno a las posibilidades del
sistema educativo actual atendiendo a su historia más inmediata, con el fin de
reconsiderar la educación desde su sentido y no preeminentemente desde su utilidad.
Después del primer viaje de Ortega a Alemania (entre 1905 y 1906) la influencia
de la ciencia alemana se vislumbra en su obra en un intento por conjugar ésta con el
liberalismo político. Estos principios quedan expresamente recogidos en La pedagogía
social como programa político, una conferencia impartida por el filósofo en la Sociedad
“El Sitio” de Bilbao, en 1910. En ella, Ortega insta desde un principio a sus oyentes a
reconocer la verdad del pueblo español, su amargura (podría decirse que como elemento
característico) después de siglos de horror y el dolor heredado. España es para el
filósofo un dolor profundo y difuso hasta el punto de poner en entredicho la propia
existencia de la nación al tiempo que clama su construcción desde la alegría como
derecho político. El conocimiento de la realidad española en tanto que contexto vital, es
esencial para la configuración de la identidad personal.
Deudora de la pedagogía de Natorp, las palabras pronunciadas por el filósofo
madrileño en Bilbao muestran una severa crítica a España desde la combinación
pedagogía-política. Sin rodeos y sin dilación, Ortega enuncia claramente que “España
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es, pues, un problema”1 (Ortega y Gasset, 2004), al tiempo que, como hiciera años
después en Vieja y nueva política, presenta una dicotomía en la comprensión de la vida
española. Según apunta, hay dos maneras posibles de entender la patria. Por un lado
tenemos la atención al pasado y la mirada hacia un presente que puede sernos grato. Es
la convicción de que todo está ante los ojos, no hay más que mirar para ver y
comprender lo que nos es dado. Del otro lado tenemos una idea de patria que no se
concentra en su pasado y su presente sino que, por el contrario, es algo que todavía no
existe y que no podrá siquiera existir si no es creada por todos y cada uno de los
hombres que forman parte de ella. Patria, dice Ortega, “es precisamente el conjunto de
virtudes que faltó y falta a nuestra patria histórica, lo que no hemos sido y tenemos que
ser so pena de sentirnos borrados del mapa” 2 (Ortega y Gasset, 2004). España se
concibe entonces como un problema político cuyo diagnóstico difiere del resto de países
europeos. Si bien Francia, Inglaterra y Alemania tienen deficiencias, sus respectivas
sociedades cuentan, según Ortega, con todas sus funciones esenciales así como con
unos órganos de realización y práctica política en buen estado. Esta característica
favorece la salud de unos países cuya realidad política es sólida y cohesionada con los
intereses de la sociedad. El caso español es bien distinto. Según el filósofo, es menester
que la realidad social circundante se transforme, siendo la política el instrumento
capacitado para producir ese cambio o remodelación. En su discurso, Ortega dedica
unas palabras directas y comprometidas hacia un elemento esencial en la reformulación
del país: la educación. Como ya hemos apuntado, la conjunción entre la política y la
acción pedagógica es una de las bases que sustentan la transformación de la realidad. Se
busca al hombre, el sujeto de la biología misma (que es mucho más que su fisiología y
su organismo) y que no se encuentra aislado, sino que forma parte de un entramado
social, la humanidad: “el hombre como tal no es el individuo de la especie biológica,
sino el individuo de la humanidad. Concretamente, el individuo humano lo es sólo en
1 Ortega y Gasset, J. (2004): La pedagogía social como programa político. En Obras Completas Vol. II,
Madrid, Taurus. Pág. 88. 2 Ibíd. Pág. 88.
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cuanto contribuye a la realidad social y en cuanto es condicionado por ésta”3 (Ortega y
Gasset, 2004). Este ideal de comunidad se realiza, en parte, desde la labor de la
pedagogía social que bebe de la inspiración de Platón, Pestalozzi, y Paul Natorp. A
partir de dicho autor, Ortega comprende que
Si educación es transformación de una realidad en el sentido de cierta idea mejor que poseemos y
la educación no ha de ser sino social, tendremos que la pedagogía es la ciencia de transformar las
sociedades. Antes llamamos a esto política: he aquí, pues, que la política se ha hecho para nosotros
pedagogía social y el problema español un problema pedagógico4.
El programa reformista de Ortega, inspirado en parte en la obra de Natorp, se
muestra a la vez político (liberalismo de raigambre socialista) y pedagógico (al modo de
la ciencia alemana). En Pedagogía social como programa político, Ortega continúa en
la senda del neokantismo con el que entró en contacto en Alemania. Esta influencia no
es una cuestión baladí, sino que sienta las pautas del pensar orteguiano del momento así
como el que tendrá lugar en derivas ulteriores.
La crispación política contrasta con la emergencia cultural del momento. En un
intento de alcanzar para España las competencias europeas, se crea, en 1907 la Junta de
Ampliación de Estudios, si bien dicha institución empezó formalmente su andadura en
1910. La JAE permitió formar a más de dos mil becarios en los mejores centros
extranjeros5 (Tusell, 2007), además de impulsar la ciencia como bandera del desarrollo
3 Ibíd. Pág. 96. 4 Ibíd. Pág. 97. 5 Tusell, J. (2007): Historia de España en el siglo XX. Madrid, Taurus. En el capítulo que trata los influjos
de la Generación del 14, Tusell afirma, respecto a la JAE que fue la encargada de impulsar el desarrollo
científico en nuestro país, debido a que “desde comienzos de siglo, la ciencia fue objeto de un culto que
obtuvo mayor o menor éxito pero que, en general, permitió un importante avance en todos los terrenos,
que se vio acompañado por la formación de los principales científicos españoles más allá de nuestras
fronteras en la segunda década de siglo y que permitió luego que los grandes prestigios internacionales,
como Einstein, fueran recibidos en España. (…) Sus principales instituciones vertebradoras fueron el
Centro de Estudios Históricos, que tenía a su frente a Menéndez Pidal, y el Instituto Nacional de Ciencias
Físico-Naturales, presidido por Ramón y Cajal. Labor complementaria de la JAE fue desempeñada por el
Instituto-Escuela, creado en 1918 y nutrido principalmente de los especialistas en ciencias pedagógicas
procedentes de la Institución Libre de Enseñanza. Allí, a través de una moderna pedagogía basada en el
método activo y los ideales de Giner, se educaron buena parte de la generación liberal posterior. La
Residencia de Estudiantes y la de Señoritas completaron este panorama, ofreciendo un marco adecuado
para los universitarios cuyas familias residían fuera de Madrid”. Págs. 418-419.
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intelectual. La educación se convierte en una de las bases fundamentales para promover
la evolución y mejora social, al tiempo que se constituye como uno de los estandartes de
lucha por la vida pública nacional. Así, a finales del primer decenio se produce la
eclosión de las vanguardias en nuestro país. En 1909, Ramón Gómez de la Serna
publica en castellano el Manifiesto surrealista de Marinetti, si bien no fue hasta después
de la I Guerra Mundial cuando se asentaron estos movimientos. El discurso coherente y
racional también se vio afectado por la barbarie bélica, llegando a desfigurarse y
reestructurarse. En este punto se produjo la irrupción, en torno al año 1916, del
dadaísmo como movimiento crítico con la realidad de su tiempo así como con el arte de
corte realista.
El impulso dado a la ciencia en España se debe en gran medida a la formación
promovida por la Junta de Ampliación de estudios, que hace que el conocimiento
científico pase a ocupar un lugar destacable en la vida intelectual de la época y que los
propios artistas lo tengan presente en sus nuevas creaciones. Pero también, al mismo
tiempo, se pone el acento en los nuevos conocimientos, ésos que, por ejemplo, desde el
psicoanálisis, han abierto la puerta a una dimensión inconsciente de la realidad. Así, en
el caso de pintores como Salvador Dalí, los avances científicos quedan ampliamente
representados en su obra, pero sobre todo aquellos que tienen que ver con esta nueva
ciencia. Basta atender a esos juegos teóricos que el pintor catalán dio a conocer como
“método paranoico crítico”. Esta teoría consiste, según el autor en “un método
espontáneo de conocimiento irracional basado en la asociación-crítica de fenómenos
delirantes”6 (Neret, 2007). En esta asociación entra, también, el influjo de la ciencia, tal
y como consta en cuadros como Leda atómica7 o Cabeza rafaelesca estallando8, se ve
matizado por una reconstrucción onírica o, “paranoico crítica”. Por tanto, los
descubrimientos de Einstein sobre la relatividad del tiempo suponen una gran apertura
6 Neret, G. (2007): Dalí. Madrid, Ed. Taschen. Pág. 66. 7 Ibíd. Pág. 69. Dalí dijo respecto a esta obra que “es el lienzo clave de nuestra vida. Todo está
suspendido en el espacio sin que nada toque nada. La muerte misma se eleva a distancia de la tierra”. 8 Ibíd. Pág. 72. En esta obra Dalí afirma que “con más fuerza que los ciclotrones y los ordenadores
cibernéticos, yo puedo penetrar en un instante en los secretos de lo real… ¡A mí el éxtasis!... ¡A mí Santa
Teresa de Ávila!... Yo, Dalí, al reactualizar el misticismo español, voy a probar con mi obra la unidad del
universo, mostrando la espiritualidad de toda substancia”.
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en el campo del pensamiento y la literatura. Tampoco en este sentido puede ser
contemplada la realidad de modo unívoco. Y es preciso, en este marco de comprensión,
atender a la perspectiva individual. En este contexto emerge el perspectivismo
orteguiano, que constituye una de las bases de toda su obra. Meditaciones del Quijote se
instaura como el escenario en el que Ortega esboza su temprana teoría literaria, la
misma que se encuentra influida por el perspectivismo.
Las propuestas presentadas nos introducen en un marco educativo propicio para
el pensamiento, la capacidad crítica, el preguntar constante y la búsqueda de respuestas.
A principios del siglo XX se vivió en España un momento político y social convulso
que tuvo como contra respuesta una reflexión profunda en torno a la educación como
posibilidad para la emergencia de un futuro mejor. Quizá esta efervescencia crítica a la
par que activa es la que se torna necesaria en la actualidad de nuestro país con el fin de
remover los cimientos de una sociedad burocratizada que corre el riesgo de perder sus
ideas.
3. Metodología:
Método conceptual-teórico basado en el contraste de ideas y conceptos fundamentales
referentes a la educación y desde una perspectiva filosófica.
4. Discusión de los datos, evidencias, objetos o materiales
La discusión de los datos y las evidencias se encuentran en el desarrollo del texto
presentado. Para ello, hemos llevado a cabo una revisión exhaustiva de la bibliografía
utilizada y recomendada, poniendo en contraste a los autores. Hemos utilizado
preferentemente obras de historia de las ideas de autores principales así como
bibliografía secundaria referente a la misma temática.
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5. Resultados y/o conclusiones
Las propuestas presentadas nos introducen en un marco educativo propicio para el
pensamiento, la capacidad crítica, el preguntar constante y la búsqueda de respuestas.
Siguiendo como modelo la actividad educativa de comienzos del siglo XX, se buscan
los posibles nexos en común con la actualidad, llegando a parámetros de influencias y
divergencias. Los albores del siglo XX español sentaron las bases, desde una
perspectiva filosófico-histórica, de la progresión educativa así como de las
posibilidades actuales de la misma. No obstante, queda mucho por hacer para que la
educación deje de ser una asignatura pendiente así como una moneda de cambio de los
poderes políticos. Y eso es algo que, también, hemos querido constatar en la presente
comunicación.
6. Contribuciones y significación científica de este trabajo:
El presente trabajo supone una contribución filosófica a la cuestión de la educación en
nuestro país. A partir del análisis de las aportaciones al desarrollo educativo de
principios del siglo XX, se pretende constatar la necesidad de repensar los cimientos del
actual sistema educativo en aras de propiciar la formación de ciudadanos, no sólo de
técnicos o especialistas en las diferentes materias para el desarrollo de futuras
profesiones. Pese a que pueda parecer una evidencia, lo cierto es que los programas
educativos actuales pervierten el sentido originario de la educación como formación y
desarrollo personal y buscan, más allá de todo ello, crear personal cualificado que se
adhieran sin espíritu crítico alguno al mercado laboral y al sistema dominante.
7. Bibliografía
- Néret, G. (2007): Dalí. Madrid, Ed. Taschen.
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- Ortega y Gasset, J. (2004): Ensayo de estética a manera de prólogo. En Obras
Completas, Vol. I. Madrid, Taurus.
- Ortega y Gasset, J. (1987): Epistolario Completo Ortega–Unamuno.
Introducción de Soledad Ortega Spottorno; edición y notas de Laureano Robles
Garcedo; con la colaboración de Antonio Ramos Gascón. Madrid, El Arquero.
- Ortega y Gasset, J. (2005): Ideas sobre la novela. En Obras Completas, Vol. III.
Madrid, Taurus.
- Ortega y Gasset, J. (2004): Ideas sobre Pío Baroja. En Ensayos de crítica,
Obras Completas, Vol. II. Madrid, Taurus.
- Ortega y Gasset, J. (2005): La deshumanización del arte. En Obras Completas,
Vol. III. Madrid, Taurus.
- Ortega y Gasset, J. (2004): La pedagogía social como programa político. En
Obras Completas, Vol. II. Madrid, Taurus.
- Ortega y Gasset, J. (2004): Meditaciones del Quijote. En Obras Completas, Vol.
I. Madrid, Taurus.
- Ortega y Gasset, J. (2004): Prospecto de la “Liga de Educación Política
Española”. En Obras Completas, Vol. I. Madrid, Taurus.
- Ortega y Gasset, J. (2004): Vieja y nueva política. En Obras Completas, Vol. I.
Madrid, Taurus.
- Tusell, J. (2007): Historia de España en el siglo XX. Madrid, Taurus