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La figura de fray Antonio Margil de Jesús en los escritos de fray Simón del Hierro.
Salvador Moreno Basurto Universidad Autónoma de Zacatecas
“¿se atreve, fray Simón, que vamos a quemar el mundo.
Pues dispóngase.”
Fray Antonio Margil de Jesús.
A lo largo del siglo XVIII los Colegios Apostólicos de Propaganda Fide tuvieron
un papel importante en la promoción de cultura y evangelización en el imperio
español. Sin embargo como instituciones religiosas recién importadas en
América, hacía falta tener sus propios santos. Hacía falta la imagen de un hijo
de estos colegios portador de una aureola que encarnara lo ideales del fraile
misionero. Las primeras crónicas como la de fray Isidro Félix Espinosa
exaltaron las figuras de fray Antonio Linaz como el fundador de los colegios en
América, el insigne fray Juan Bautista Lázaro con su vida ejemplar, y las de
fray Francisco Casañas de Jesús María y fray Pablo Rebullida como
protomártires de los colegio americanos.
Sin embargo, la imagen de fray Antonio Margil de Jesús predominó por
encima de cualquier candidato a santo a lo largo del siglo XVIII, no solamente
por encima de aquellos protomártires de los colegios apostólicos, sino del resto
de cualquier candidato a los altares novohispanos, tal como lo asegura Antonio
Rubial1. El mismo fray Isidro Félix Espinosa publicó una cuasihagiografía de
Margil de Jesús2 que sirvió de apoyo en otra símil obra de fray Hermenegildo
Vilaplana3 siguiendo el mismo discurso exaltatorio. En el siglo XIX debido a las
1 Antonio Rubial La Santidad controvertida México, FCE, colección Historia, 1999.
2 Fray Isidro Félix Espinosa, El peregrino Septentrional Atlante: Delineado en la Exemplarisima Vida del
Venerable Padre F. Antonio Margil de Jesús México, Jose Bernardo de Hogal, 1737 3 Fray Hermenegildo Vilaplana, Vida portentosa del americano septentrional apóstol El V.P. Fr. Antonio
Margil de Jesús… México, Imprenta de la Biblioteca mexicana, 1763.
vicisitudes pro nacionalistas, la producción margiliana decreció y solamente
apareció la vida de Margil de Jesús del P. fray José María de Jesús Guzmán
publicado en Italia a fin de seguir con el proceso de canonización del misionero
valenciano4.
El siglo XX apareció la obra del P. Rogelio Conde5 y la clásica obra de
Eduardo Enrique Ríos6 en donde aparece por primera vez una primera
biografía histórica de nuestro personaje sin exaltar sus virtudes
cuasihagiográficas y presentarlo como un personaje histórico de México. A
Todas estas obras promargilianas hay qué agregar aquellos esbozos
biográficos insertos en las crónicas o historias tanto del colegio de Querétaro
como el de Guadalupe de Zacatecas.
Dentro de esta moda margilista faltó por aparecer la obra de fray Simón
del Hierro que nació con el siglo XVIII y que fue el compañero de Margil de
Jesús de su último viaje y de su muerte en 1726. Los manuscritos de fray
Simón del Hierro permanecieron guardados durante más de doscientos años
hasta que aparecieron publicados por fray Rafael Cervantes Aguirre en 19857.
En dos tomitos forrados en pergamino, se narran las actividades misioneras de
del Hierro y las informaciones sobre el colegio de Guadalupe del mismo
religioso pero ya como el primer cronista de esta misma institución.
Es interesante resaltar los manuscritos de fray Simón del Hierro relativos
a Margil ya que, en cierto sentido, es el motor de su Diario. El primer escrito
intitulado Breve relación de la última salida y misiones que hizo el R. P. fray
4 Fray José María Guzmán Notizie Della Vita, Virtu, Doni e Miracoli del Ven. Servo di Dio Fr. Antonio
Margil de Gesú, Roma, 1836. 5 Rogero Conde El V. P. Antonio Margil. Misionero de Nueva España Madrid, Imprenta de hijos de T.
Minuesa, 1929. 6 Eduardo Enrique Ríos Fray Antonio Margil de Jesús Apóstol de América, México, 3a. edición, Editorial
Jus, 1959. 7 Rafael Cervantes Aguilar (sic), (ofm) Fray Simón del Hierro (1700-1765) México, UNAM, 1985.
Antonio Margil de Jesús está contenido en el capítulo I de nuestra obra. El
segundo manuscrito sobre Margil es Información jurídica sobre el hábito y
capilla del V. P. fray Antonio Margil de Jesús8 redactado en 1768 y el tercero
escrito posteriormente en 1772 titulado Breve relación cierta del conocimiento
que tuve el V. P. fray Antonio Margil de Jesús, desde el año de 1707 hasta el
de 1726, en que murió9.
El primer manuscrito sobre Margil es igualmente el primero de su diario,
fungiendo a manera de una relación de actividades o mejor un derrotero,
escribiéndose sobre la marcha. Esta relación inicia con el término de la
guardianía de Margil el 17 de febrero de 1725, aunque la andanza comenzó
hacia los primeros días de septiembre. La razón se debió a que terminando su
guardianato fue nombrado como presidente in capite esperando la llegada de
8.Si bien en la obra de Rafael Cervantes se menciona como capítulo X, en realidad aparece en el capítulo
XII. Uno de los tantos errores de impresión. 9 Rafael Cervantes A. Op cit, pp 292-303.
Grabado margiliano en Fray
Hermenegildo Vilaplana, Vida
portentosa del americano
septentrional apóstol El V.P. Fr.
Antonio Margil de Jesús…
México, Imprenta de la Biblioteca
mexicana, 1763.
Fray José María Guzmán Notizie
Della Vita, Virtu, Doni e Miracoli
del Ven. Servo di Dio Fr. Antonio
Margil de Gesú, Roma, 1836.
fray Ignacio de Herice nuevo guardián del colegio10 a la vez que obtenía las
patentes para una nueva misión. Así lo dice Félix Espinosa:
Antes de acabar la Guardianía, se hallaba el V. Padre con letras
patentes de Nro. Rmo. Padre Comisario General de Indias, para que
pudiesse agregar Compañeros de estas Seraphicas provincias: y sin
limitación de tiempo ocuparse en hacer Misiones en las partes más
remotas de estas Indias, porque así lograsen la doctrina las almas, que
carecían de ella por la inopia de Evangélicos operarios.11
Los compañeros agregados que Félix Espinosa no nombra son fray Andrés de
Passos del Colegio de Querétaro, fray Juan López de Aguado y a fray Manuel
de las Heras de la provincia de Michoacán, según del Hierro. Frailes que se
agregarán poco a poco a Margil y a su compañero del Hierro en la misión “en
las partes más remotas” como lo dice el padre Espinosa12. En realidad son
poblaciones ubicadas entre los estados actuales de Zacatecas, Jalisco,
Michoacán, Guanajuato, Querétaro y México. Así que más que remotas eran
en realidad poblaciones ya catequizadas, algunas dentro de los caminos
principales otras no. Esta última caminata de Margil acompañado de otros
cuatro frailes, entre ellos del Hierro, suma setenta y tres localidades que
visitaron los religiosos: cuatro ciudades, veintitrés haciendas, treinta y nueve
pueblos y siete estancias y ranchos. Todo durante más de nueve meses (17
octubre de 1725 - 2 de agosto de 1726). Realmente una larga caminata.
10
Félix Espinosa, Op cit, p 302. Cfr Fray Hermenegildo Vilaplana, Op cit, p 168. Rafael Cervantes A Op
cit, p 329. 11
Félix Espinosa Op. cit,, p 303. 12
Ibídem.
Fray Antonio Margil de Jesús
Margil elige a fray Simón del Hierro, para esta misión. Las
personalidades de ambos religiosos contrastan notablemente. Uno: peninsular
con fama ya de santo, con una larga experiencia en las misiones, tanto ante
fieles como entre infieles, y por si fuera poco al ocaso de su vida, como se verá
más adelante. El otro, por su parte: oriundo de la ciudad de Zacatecas con
apenas veinticinco años de edad, cinco años de religioso profeso y dos años de
sacerdote13 y sin experiencia en la actividad misionera. Ambas personalidades
quedan manifiestas cuando el veterano incentiva al novato con la frase “¿se
atreve, fray Simón, que vamos a quemar el mundo. Pues dispóngase [sic]”.14
Ahora bien, del Hierro solamente narra las acciones, que en cierto modo
son repetitivas: oficiar misas, confesar, rezar el rosario, pláticas, cantos del
alabado, etcétera. Al respecto dice Félix Espinosa:
En muchas partes salían a recibir al Siervo de Dios en esta misión
con cruz alta, y músicos instrumentos. En otras ponían arcos a las
entradas de los pueblos y en distancia de tres leguas sucedió tal vez,
que barrieran el camino, y lo adornaron con ramos verdes a los lados
en señal de su espiritual regocijo.15
Las entradas y salidas en cada población son las que cambian, dependiendo
del número de habitantes. Si es de poca densidad, las entradas eran toda una
fiesta al igual que las salidas. En las ocasiones en que el pueblo tenía
sacerdotes o religiosos, se le solicita licencia previa para ejercer sus oficios, tal
es el caso con el pueblo de Juchipila: “Se escribió al padre guardián de
13
Rafael Cervantes A. Op cit, pp 17-18 y 351-356. 14
Ibídem, p 20. Véase nota 2. 15
Isidro Félix Espinosa, Op cit., p 304.
Gochipila, que es la cabecera, pidiéndole su bendición y licencia para decir
misa, y dicha, se salió al otro día”16. En el caso de las entradas a las ciudades
se optaba por entrar y salir de noche, refugiándose en el convento de la orden.
A más población más tiempo se invertía en las actividades religiosas. En
algunas ocasiones en un solo día se trabajaba en dos poblaciones como las
haciendas de la Quemada y la Encarnación en el día 18 de octubre de 172517 y
el 28 de abril de 1726 en los pueblos de Chucándiro, Siquimitio y Tarímbaro,
cerca de la ciudad de Valladolid (hoy Morelia)18. En cambio en las ciudades el
tiempo de estancia oscilaba entre un mes como en Guadalajara (2 de
noviembre a 18 de diciembre) y Valladolid (30 abril a 5 de junio) y dos semanas
como en Querétaro (7 a 21 de julio) y México (2 a 26 de agosto). ¿Por qué el
grupo decide quedarse menos tiempos en estas dos últimas ciudades muy
grandes y principales? Tal vez se debiera a que ambas ciudades por estar
habitadas ya no por religiosos sino conformada por conventos, no necesitaban
tanto su presencia, contrastando con la necesidad en pueblos alejados. Del
Hierro lo sabe y así lo expresa en la ciudad de Guadalajara
Bien quisiera el celo de éste que se hiciera misión en la ciudad, pero
conocía también su prudencia no ser bastantes para las funciones y
ocurrencias de una misión en una ciudad tan populosa [con] sólo dos
compañeros, y así, aunque no se hizo la misión con toda solemnidad
que pide, se hizo en cuanto al fruto...19
16
Rafael Cervantes A. Op cit, p 22. 17
Ibídem, p 21. 18
Ibídem, p 33. 19
Ibídem, p 24. Hace una relación de edificios y personal religioso de la ciudad.
La primera intención que se tenía era ir hacia Valladolid, pero Félix Espinosa
dice que “...recibió cartas con que le llamaban a Guadalajara, para componer
ciertas discordias, que ya sonaban con el eco de escándalos”20. Así que
hicieron un largo recorrido desviándose a dicha ciudad. Para cuando llegaron
...era la empresa de concordar los ánimos ardua, y mientras se daba
tiempo a digerir las crudezas del encono, se aplicó a los fervores de
su celo, haciendo plática [...]. Ya quiso el Señor se concertasen las
paces tan deseadas con edificación de todos y mucho crédito del
Interlocutor piadoso.21
Arricivita menciona este mismo incidente sin explicitarlo como los anteriores
indicando la solución
Cuando se restituyó al Colegio, tuvo Cartas de Guadalajara, y de
mucha atención y respetos, que exigían ser correspondidas, en que
con instancia le llamaban, para que su consumada prudencia y
persuasión viva, compusieran muchas discordias, que tomadas como
empe[...], eran piedra del escándalo. Para resolverse, consultó al
Rmo. Padre lector de la Compañía de Jesús y a su Prelado, los que
defirieron a la súplica como justa y necesaria, su condescendencia.22
Fray Simón del Hierro, por su parte, se limita a referir también escuetamente el
problema y después de narrar las actividades de la Misión en la ciudad, y a
20
Espinosa Op cit, p 303. 21
Ibídem, p 304. Cfr. Vilaplana Op ci., p 168.
22 Arricivita, Op cit., p 107.
punto de salir de ella, relata su solución: “… a ratos perdidos se concluyó y
compuso el negocio, aún con ser muy grave y que costó alguna dificultad;
otros negocios se compusieron como resultas de la misión, que de estos fuera
muy molesto tratar”23. Ninguno de los cuatro autores (Espinosa, Vilaplana,
Arricivita y del Hierro) mencionan ni detallan en qué consistió este escándalo24.
Lo interesante de este primer manuscrito para los margilistas es la
andanza de Margil. Fray Simón narra detalladamente desde la enfermedad
que le cogió en el camino hasta las exequias en la ciudad de México.
Relatando sus últimas actividades que fue dejando a lo largo de la misión. Así
narra, su última plática pública; dice fray Simón “... y la plática fue la última que
hizo el padre Margil [...] y se acabó a las diez de la noche con la estación del
alabado”25, su última misa la dijo “…el día de San Ignacio, que fue 31 (julio),
[…] misa sin ya poder casi tenerse en pie”26; hasta el volante que le facilitaron
fieles para su llegada a México. Con la llegada a México fray Simón se desvive
por narrar su muerte o tránsito. Terminada las exequias continúa con su
derrotero hasta llegar al Colegio de Guadalupe a finales de abril de 1726.
Fray Simón es explícito en la misión Zacatecas-Guadalajara-Valladolid-
México, pero no así la ruta de regreso México-Pachuca-San Luis Potosí-
Zacatecas. Su narración se ahoga en leguas recorridas, actividades en
asentamientos humanos, fechas, y hasta horas. Todo acompañado de la
influencia devocional que Margil de Jesús tuvo sobre la gente. Después, en la
misión de retorno a Zacatecas, ya no es pródigo en detalles. Existen
23
Rafael Cervantes A. Op cit, pp 24, 26. 24
Fray Simón fue el primero que escribió sobre este escándalo. Por lo que es posible inferir que Félix
Espinosa pudo haber tenido en sus manos los manuscritos de del Hierro para redactar no solamente este
asunto sino otros más. Vilaplana y posteriormente Arricivita se apoyaron en Espinosa para sus escritos
margilológicos. Estudios posteriores podrían argumentar más sobre este asunto. 25
Rafael Cervantes A. Op cit, p 36. La fecha: 27 julio de 1726, a menos de un mes de su muerte. 26
Ibídem.
anacronismos, además de que la ruta ya no se puede continuar dentro de su
narración. En este viaje misiona por los estados de México, Hidalgo, norte de
Veracruz y oriente de San Luis Potosí durante ocho meses (26 agosto-24 abril),
hasta llegar por el este al Colegio de Zacatecas. ¿Por qué pues fray Simón del
Hierro resume la segunda parte de su caminata si casi se realizaron en el
mismo tiempo (la primera en nueve meses y la segunda en ocho)?
No hay un discurso, ni hagiográfico ni milagroso, sobre Margil en el
diario de del Hierro -como fray Isidro Félix Espinosa y sobre todo Vilaplana27-
pero existe un discurso providencialista28 en su caminata, pues en su primer
viaje la sola presencia de Margil es ya una garantía del éxito del viaje y en el
viaje de regreso (ya sin Margil) próximo a llegar al Colegio menciona
Y, pasando luego adelante, se llegó a los cerros Santiago y se paró
en el mismo camino, a las tres de la tarde, para descansar, haciendo
noche debajo de una palma: no había más comida que un poco de
chocolate y se había perdido el molinillo; pero no faltó Dios, pues
dispuso que llegando, unos pobres indios, socorrieran con carne que
traían y miel de maguey, y así no hizo falta la cena: pues Dios
dispuso la mesa en el desierto.29
Fray Simón del Hierro escribió en su derrotero el último viaje de Margil antes de
que las aspiraciones novohispanas de tener un santo del norte se vieran
cristalizados en oficios, trámites y solicitudes. Aún más, fray Simón redacta
27
Confróntese con los milagros relatados por Arricivita sobre la procesión en Guadalajara a punto de
suspenderse por el sol inclemente o la señora demente en Acámbaro (a la que Margil le concedió la
Comunión); relatos que del Hierro no menciona. Arricivita, Op. cit, pp 108, 109. 28
Entiéndase este concepto desde la perspectiva agustiniana, donde Dios es el que rige la hechura de la
historia y al hombre sólo le queda participar en ella. 29
Rafael Cervantes A. Op cit, p 49.
fríamente las acciones misioneras de su compañero en 1725 y 1726. Cuando
narra la muerte de Margil no se halla ningún elemento exaltador y, a su regreso
al colegio, no hace algún comentario sobre los sucesos acaecidos en la ciudad
de México. Además de que nuestro autor sólo dedica tres párrafos sobre la
muerte del fundador del colegio de Guadalupe, precedidos por cuatro párrafos
que describen su enfermedad a medida que iban a la ciudad de México30.
Discurso e intención que cambiará en los siguientes cuadernillos.
El siguiente documento Información jurídica sobre el hábito y capilla del
V. P. fray Antonio Margil de Jesús ocupa el número diez de la lista de
manuscritos escritos por fray Simón. No es un diario, ni memorias; en realidad
son actas ordenadas por sus superiores para autentificar el hábito de Margil de
Jesús.
El documento original –guardado en el archivo de Zapopan- inicia con el
Acta discretorial reunidos el 22 de julio de 1768. Donde el colegio de
Guadalupe tiene “la dicha de poseer el hábito y capilla que usó N. V. P. fray
Antonio Margil de Jesús en los tiempos últimos de su vida y al mismo tiempo de
su fallecimiento”. Sin embargo como no existían pruebas que autentificaran las
vestimentas salvo por la tradición, se le solicitó a fray Simón del Hierro que
verifique su autenticidad respondiendo a un cuestionario de ocho preguntas. En
otra Acta discretorial fechada el 3 de agosto del mismo año se le notificó a fray
Simón el decreto, imponiéndosele “el precepto formal de santa Obediencia [...]
de decir la verdad en lo que fuere preguntado”31. La tercera parte de este
documento es el Interrogatorio con la misma fecha del 3 de agosto. Este
documento tripartita es pequeño debido a que consiste en un documento
30
Ibídem, pp 36-38. 31
Ibídem, pp 262-263.
oficial. Sin embargo, pese a las respuestas directas de fray Simón del Hierro al
interrogatorio, hay más dudas que certezas.
Fray Simón, por estos tiempos, con sesenta y ocho años de edad, ya era
un religioso jubilado y venerable para la comunidad, por lo que el discretorio le
impuso un interrogatorio relativo al hábito de fray Antonio Margil de Jesús que
vistió el día de su muerte, cuarenta y dos años después ¿Por qué se tardó
tanto tiempo en autentificar el hábito ya no de un posible santo sino el de un
fundador? ¿Por qué del Hierro envió el hábito al colegio a pocos días de la
muerte de Margil? ¿Ya lo quería ver como santo y por eso lo envió? ¿Dónde
está la carta que mandó a Herice? No existen respuestas a estas interrogantes.
Un exhaustivo esfuerzo eurístico en un futuro podría ofrecernos una luz a
estas preguntas.
El último documento margiliano, escrito en 1772, titulado Breve relación
cierta del conocimiento que tuve el V.P. fray Antonio Margil de Jesús, desde el
año de 1707 hasta el de 1726, en que murió quizá emanó del interrogatorio y
Retrato de fray Simón del Hierro (1700-
1775). Museo del Convento de
Guadalupe. Zac.
con la inconformidad de del Hierro por no haber sido más puntual en su
derrotero de 1725-1726. El escrito se redactó alrededor de una serie de
circunstancias históricas novohispanas: la serie de renuncias y traslados de
misiones del norte por parte de los colegios de Guadalupe y Querétaro y la
causa de Margil de Jesús para elevarlo a los altares.
Fray Simón redactó ocho fojas foliadas relativas a la experiencia que
tuvo con el ya venerable Margil, incluyendo los testimonios de otros religiosos,
que -sin decir quienes- tuvieron contacto con el cuasihagiografiado32. Escribió
sobre la figura de Margil como misionero entre fieles e infieles, su muerte, su
imagen hagiográfica. Como se verá más adelante, su escrito, a diferencia de su
derrotero 1725-1726, está lleno de intenciones y apreciaciones subjetivas en
pro de la figura margiliana.
Por primera vez, nuestro autor redactó en primera persona, lo que no
había hecho antes, ni siquiera en la primera caminata con Margil. En nuestro
documento narra cómo lo conoció, el apostolado de Margil en la ciudad de
Zacatecas antes de conocerlo y ya como religioso del colegio. Llama la
atención en su escrito margilista el encuentro que tuvo por primera vez con
Margil, él siendo un niño y por ende exaltando la figura del valenciano
...me causó grande admiración la veneración que todos le daban,
aclamándole por santo: todos se arrodillaban a besarle la mano [...] y
aún los muchachos se atropellaban, siendo necesario algunas veces
que se parara, para darles lugar a que le besaran la mano: A todos
32
Rafael Cervantes A. Op cit, p 303.
saludaba, diciendo. Ave María y a todos los despedía, diciendo: Adiós
Adiós.33
Escribe brevemente las misiones de fieles que fundó Margil durante su estancia
en el colegio de Guadalupe (misión de Guadiana, Guadalajara, San Luis Potosí
y México), igualmente sus misiones con infieles (Nayarit, Reino de León y
Texas). Posteriormente narra, igual de breve, la misión de 1725-1726 exaltando
las virtudes casi hieráticas de Margil: como un místico34, un devoto
predicador35, la exaltación de su figura popular y su muerte36 acompañada por
sus exequias, su cuerpo incorrupto y sus milagros póstumos.
Para cuando fray Simón del Hierro redactó los dos últimos manuscritos
promargilianos, en 1768 y 1772 respectivamente, se estaba dando una
efervescencia en pro del valenciano en la Nueva España. Para elevar a los
altares a un santo tenían que pasar 50 años a partir de su muerte. La causa de
Margil de Jesús tenía que esperar hasta 1776 para que la Sagrada
Congregación de Ritos en Roma aceptara los trámites para la causa. Sin
embargo, los franciscanos de los colegios apostólicos en América actuaron con
demasiada anticipación. A dos años de la muerte del candidato- 1726- los
colegios iniciaron los trámites de introducción. En 1765, fray Miguel del Rosal
del colegio de Guadalupe solicitó al cabildo de la ciudad de México que pidiera
a Carlos III interceder por Margil en Roma. Éste intercedió en 1766 y Clemente
XIII al año siguiente emitió un decreto que daba por iniciado el proceso de la
emisión de las letras remisoriales. La Congregación de Ritos ponía en duda la
33
Ibídem, p 293. Las cursivas son de fray Rafael Cervantes. Margil llegó a Zacatecas en 1707, Simón del
Hierro contaba con apenas siete años. 34
Ibídem, p 297. 35
Ibídem, p 298. 36
Ibídem, p 300.
anticipación de la causa hasta que el papa Clemente XIV decretó en 1769 su
apertura oficial37.
Con fray Simón del Hierro se cierra la generación de religiosos que
trataron directamente con Margil -Félix Espinosa murió en 1755-, así que sus
manuscritos pueden considerarse como un verdadero testimonio margiliano
tanto sobre la vida del misionero valenciano, como de la imagen que se tuvo de
él después de su muerte.
También con del Hierro se cierra la primera generación de religiosos del
colegio de Guadalupe, dando paso a la siguiente que se encargará de
continuar la labor de estos primeros. Las misiones seguirán siendo el objetivo
principal de la nueva camada de religiosos, que, de igual manera redactarán a
fin de resaltar la relevancia del colegio.
A manera de conclusión
El Colegio de Guadalupe nació con el siglo XVIII y la figura margiliana fungió
como apoyo para su despunte. Sin embargo, le faltaba logros qué exaltar.
Antes de que aparecieran nuestros escritores, el colegio tendría qué hacer
primeramente sus acontecimientos. Los primeros escritos que si bien fueron en
un primer momento informes, manuales o proyectos –fuentes primarias, en el
sentido tradicional de la historiografía-, fueron la pauta para que más adelante
se estructuraran las historias.
Cuando fray Antonio Margil de Jesús inició su caminata final, su
compañero de viaje fray Simón del Hierro dio origen a la primera crónica del
colegio en 1725. Sin embargo a lo largo de la vida de este protohistoriador, sus
37
Antonio Rubial Op cit, pp 284-285.
escritos carecieron de valor e importancia como lo demuestran las obras de
Félix Espinosa, Vilaplana y Arricivita, cronistas de los colegios apostólicos en la
Nueva España de la segunda mitad del siglo XVIII.
La importancia la tuvo cuando del Hierro empezó a envejecer, y al
adquirir fama de ser el último compañero de viaje del religioso presto a subir a
los altares por el deseo de la sociedad novohispana, se vio obligado a relatar
Información jurídica sobre el hábito y capilla del V. P. Fray Antonio Margil de
Jesús en 1768 y sobre todo su Breve relación del conocimiento que fue del V.
P. fray Antonio Margil de Jesús, desde el año de 1707, hasta el de 1726 escrito
en 1776. Ambos documentos fueron escritos por un fray Simón ya viejo y que
en los interiores del colegio ya también fungía como un veterano misionero.
Fray Simón del Hierro fue el primer escritor que narró los acontecimientos del
nuevo colegio apostólico, y a lo largo del tiempo otros religiosos seguirían sus
pasos. De igual manera sus escritos margilianos se pueden considerara como
una fuente primaria, además que poseen el mismo interés e importancia que la
larga lista de obras que rescatan la memoria de fray Antonio Margil de Jesús.