la filosofìa analítica en colombia

5/15/2018 La Filosofìa Analítica en Colombia - slidepdf.com

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CAROLINA RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ

LA FILO SO FIA

ANALÍTICA

EN COLOMBIA



ISBN: 958-9482-35-X

la. edición: 2002

© Autora: CAROLINA RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ

© Editor: EDITORIA L EL BÚHO LTDA.Calle 54A N° 14-13 Of. 101Tels.: 2551521

casaeditorial@007mund o. com

Diagramación e impresión:EDITOR IAL CODICE LTDA.Carrera 15 N° 53-86 In t.lTels.: [email protected] Bogotá, D.C.

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A m i am igo y m aestro, Germán Marquínez Argote



ÍNDICE GENERAL

Pag.

Presentación Magdalena Holguín ............................................................... 11

Introducción .......................................................................... 13

Capítulo 1¿QUÉ ES LO ANALÍTICO?................................................. 15

1. ¿Cómo caracterizar el tem a de lo analítico?............... 16

2. La idea de analiticidad y el método analítico............... 243. Relación entre la ciencia y la filosofía .......................... 28

4 Las nuevas tareas del filo sofa r..................................... 29

5. Temas y problemas filosóficos de la tendenciaformalista........................................................................ 34

a El atomismo lógico................................................. 34b. La teoría de las descripciones............................... 36c. La teoría pic tó rica................................................... 37d. Los lenguajes form alizados................................... 39

6. Temas y problemas de la tendencia na tu ra lis ta........ 40

a El sentido com ún .................................................... 41b. La renuncia al form alismo ..................................... 42c. Los juegos de lenguaje........................................... 45d. El lenguaje ordinario .............................................. 45e. Los actos de habla ................................................... 47f. La teoría de la argumentación............................... 51



7. Aplicación del método analítico a los problemas

filosóficos........................................................................ 53a La verdad................................................................. 53b. La representación y el conocimiento.................... 56c. Los estados m entales............................................ 58d. La ética.................................................................... 59

Capítulo 2EL DESARROLLO HISTÓRICO DEL ANÁLISISFILOSÓFICO EN COLOMBIA........................................... 63

1. Período de 1960-1970: Primeros b ro te s ...................... 63

2. Período de 1971-1980: Em ergencia .............................. 64

3. Período de 1981-1990: Expansión ................................. 684 Período de 1991-2001: El “boom” ................................. 74

Capítulo 3RECEPCIÓN DE LOS TEMAS Y PROBLEMASANALÍTICOS EN COLOMBIA........................................... 85

1. Caracterización de lo analítico ..................................... 85

2. La idea de filosofía.......................................................... 90

3. El atomismo lógico......................................................... 95

4. Los juegos de lenguaje.................................................. 98

5. Lenguaje privado y estados m enta les.......................... 100

6. Los actos de hab la .......................................................... 102

7. La pragm ática................................................................. 107

8. La teoría de la argumentación ...................................... 109

9. Aplicación del método analíticoa problemasepistemológicos.............................................................. 118

a. La verd ad ................................................................ 122b. El escepticismo....................................................... 126

8



c. Fundamento y generalización ............................... 129d. Los estados m en tales ............................................ 132e. La ética.................................................................... 133f. Las proposiciones m atem áticas ........................... 137

Capítulo 4VALORACIÓN Y VIGENCIA DEL ANÁLISIS FILOSÓFICO........................................................................ 143

1. Rorty y la refutación del análisis filosófico................. 143

2. Valoración del análisis filosófico en Colombia ............. 150

Conclusiones.......................................................................... 163

índicg alfabético por a utores.......................................................167

Bibliografía general.............................................................. 181

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PRESENTACIÓN

Uno de los factores que contribuyen a la debilidad de nuestras comunidades académicas es el desconocimiento de nuestrahistoria intelectual y de los caminos que hemos recorrido en ella.Es por esta razón que el trabajo aquí presentado constituye unvalioso aporte para el conocimiento de nosotros mismos. En él, laautora hace un recuento sistemático del desarrollo de la filosofíaanalítica en Colombia, desde los primeros escritos relacionadoscon esta corriente de pensamiento, en la década de 1960, hasta lasmás recientes publicaciones.

El libro comienza con una caracterización de lo analítico,donde se contrastan y complementan varias descripciones de estatendencia. Procede luego a exponer y caracterizar detalladamentela evolución de este tipo de filosofía en las décadas siguientes.Después de este recuento histórico, encontramos una presentación temática. Este capítulo resulta del mayor interés, pues en élse hace un esfuerzo por ofrecer al lector una información completa sobre los diversos temas en los que han trabajado los estudiosos colombianos, presentando una síntesis de sus principales ideassobre los temas seleccionados. E sta aproximación perm ite ha cerse una idea más clara sobre las líneas de interés de cada unode los autores, sus influencias y la manera como ha abordado unoo varios de los problemas que conforman la amplia perspectiva de

la orientación analítica. El libro concluye con una evaluación delos desarrollos expuestos y de la actividad filosófica adelantadaen la segunda mitad del siglo XX en Colombia.

Además del estudio comprensivo que conforma el cuerpoprincipal, el libro incluye un índice alfabético de todas las publicaciones reseñadas, que resulta de una enorme utilidad para quien



se interese por esta corriente, pero también para todos los investigadores que se ocupan de la historia de las ideas y por el ejercicio filosófico adelantado en nuestro país.

La forma como está pensado y organizado el trabajo contempla todos los aspectos que puedan ser de interés para caracterizaradecuadamente la evolución de una corriente de pensamiento ennuestro medio. En él se evidencia una dispendiosa labor de investigación que, más allá de presentar la producción bibliográfica en elcampo elegido, quiere ofrecer un análisis y una evaluación de la

misma dentro de un marco teórico previamente delimitado.

No podemos insistir lo suficiente en la importancia de realizar un traba jo como el emprendido por Carolina Rodríguez, queviene a complementar una serie de investigaciones, lamentablemente no tantas como desearíam os, sobre la recepción de la filosofía en Colombia y sus desarrollos desde la Colonia. Frente aquienes reclaman, legítimamente, la ausencia de una identidad ennuestro quehacer filosófico, una de las posibles respuestas, másque una reflexión abstracta sobre nuestro presunto ser comocolombianos o latinoamericanos, es mostrar un esfuerzo sostenido en el tiempo que consolida y cohesiona a una comunidad académica en torno a una serie de problemas teóricos.

El carácter concreto de esta investigación muestra que, si

bien no podemos decir que haya aportes originales en el campoestudiado, sus conclusiones son alentadoras: la cantidad y calidadde la producción reseñada nos muestra que hemos recorrido ungran trecho, aun cuando falte todavía mucho por hacer. Como lodice la autora frente a algunas apreciaciones pesimistas de nuestroejercicio filosófico, no debe desdeñarse la importancia y necesidadde actividades como la divulgación y la exégesis. Para quienes nos

hemos dedicado a la enseñanza de algunos pensadores analíticos,apreciar la distancia que nos separa hoy de los incipientes intentospor difundir este movimiento filosófico, realizados hace más deveinte años, represen ta un logro apreciable. Para todos los quetrabajam os en una disciplina que, no sólo en lo que se refiere a latendencia analítica, sino a todas en general, apenas ahora alcanzaun momento de aclimatación profesional, un trabajo como éste per

mite contemplar con mayor esperanza su futuro en nuestro país.M a g d a l e n a H o l c u í n

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INTRODUCCIÓN

Cuando Jorge Gracia realizó en 1985 la compilación de El análisis filosófico en América Latina, tomó como grandes centros de recepción a Argentina, Brasil y México, debido a que enestos países el análisis parece haber ganado carta de ciudadanía.

En lo que a Colombia se refiere , los resultados no fueronmuy alentadores. Es más, el autor asumió la descripción del casocolombiano en una extensión menor a página y media dentro desu voluminosa antología y no escogió ningún material de pensadores nacionales para publicarlo en la selección de textos represen

tativos.

Como justificación para esta exclusión, Gracia argum entóque la actividad filosófica colombiana es tardía y limitada; comocausas de ello atribuye la existencia de una tradición católica yconservadora, inmune al influjo de tendencias no metafísicas.

Además, la reflexión ha estado orientada hacia la recepción decorrientes tradicionales y con un talante más continental, de modoque el territorio colombiano no constituye un suelo propicio parala aclimatación del análisis: “E l efecto del análisis filosófico en Colombia resulta m uy limitado y la reacción que ha suscitado ha sido principa lmente negativa”.

Ahora bien, han transcurrido 17 años después de la publicación del trabajo coordinado por Jorge Gracia y las preguntas quesurgen a pa rtir de esto son las siguientes: ¿Sigue siendo el análisis filosófico una tendencia marginal y muy poco cultivada ennuestro país? ¿Cuál es el aporte colombiano en la recepción delanálisis filosófico en América Latina? ¿Puede considerarse el aná-

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lisis como una tendencia normalizada en nuestro medio intelectual?

Teniendo como telón de fondo los anteriores cuestiona-mientos, en este trabajo me propongo realizar un balance acercade la recepción del análisis filosófico en Colombia, en el periodode 1960 al 2001. Tengo en cuenta tanto los autores, temas, problemas, categorías y tendencias que han sido materia de aclimatación, como las tareas y proyecciones que tiene esta línea de investigación en nuestro país.

La visión panorámica que presento goza de amplitud e intenta ser lo más completa posible. Sin embargo, pueden existirm ateria les documentales cuya referencia no se incluya en estevolumen y de los cuales es importante tener noticia para que en

futuras ediciones se realice una cartografía cada vez más exhaustiva del análisis filosófico en Colombia.

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Capítulo 1 ¿QUÉ ES LO ANALÍTICO?

El análisis filosófico surge en Inglaterra en las primerasdécadas del siglo XX. Encarna, en buena medida, aquello que

Rorty1denomina como giro ling ü ístico : 1.a filosofía toma comom ateria de reflexión el tema del lenguaje. Este cambio en la dirección adoptada por el pensar filosófico constituye, según Ha-berm as2, un nuevo paradigma filosófico que deja de lado la filosofía de la conciencia para privilegiar la relación del lenguaje con elmundo. De acuerdo con esta idea de Habermas, las nuevas ten

dencias que surgen en el siglo XX están marcadas por el interéshacia el lenguaje, interés que substituye la relación sujeto - objeto por la relación entre las proposiciones y las cosas.

La noción de paradigma aparece caracterizada por ThomasS. Kuhn3, en el texto La estructura de las revoluciones científi-cas. El paradigma constituye un conjunto de explicaciones, hipó

tesis y problemas coherentes con una determ inada visión de larealidad. Los paradigmas científicos se rompen desde fuera, debido a elementos revolucionarios que se oponen a la manera “normal” de hacer la ciencia. Desde la postura de Kuhn interpreto lafilosofía del lenguaje en el terreno de la filosofía, al igual queHabermas, como un nuevo paradigma, que sustituye el concepto

central del paradigma anterior (la conciencia), por un elementorevolucionario que funda un paradigma autónomo: el lenguaje.Esta revolución paradigmática implica una epistemología sin su

jeto, pues lo importante es dilucidar qué es lo que se quiere de-cir, cuando se dice algo.

1Cfr. RORTY, Richard . El giro lingüístico: dificultades m etafilosóficas de la filosofía lin -güística. traducción de Gabriel Bello. Paidós, Barcelona, 1990.2 Cfr. HABERMAS, Jürgen. Conocimiento e interés. Editorial Tecnos, Madrid, 1996.8Cfr. KUHN, T.S . La estruc tura de las revoluciones científicas. FCE, México. 1995.

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Sin embargo, considero que es preciso no llamarse a engaño, cediendo a la pretensión de considerar “lo analítico” como unaescuela o movimiento compacto. Más bien, “lo analítico” constituye un conjunto de autores y posturas heterogéneas, de signo

contradictorio en algunos casos. Por esta razón, antes de considerar los aportes del análisis filosófico a las reflexiones sobre ellenguaje o su lugar en el marco del pensamiento contemporáneo,o de señalar sus coyunturas más significativas, me parece perti nente delimitar qué es lo analítico, identificando los problemas ycampos pertinentes inherentes a esta temática.

1. ¿Cómo caracterizar el tema de lo analítico?

Una primera dificultad para caracterizar el tema de lo analítico consiste en el riesgo de confundir la filosofía lingüística, lafilosofía del lenguaje, el análisis lógico y el análisis filosófico, como

si se tra ta ra de una sola vertiente conceptual de carácter homogéneo. Aunque es posible rastrear ciertos “aires de familia” eneste grupo de tendencias, es necesario establecer distincionesmuy claras en tre ellas, en la medida en que vecindad no significanecesariamente identidad y equivalencia.

De esta m anera, un requisito metodológico preliminar meinvita a definir la filosofía del lenguaje como un nuevo paradigmafilosófico surgido en el siglo XX, cuyo tema central es obviamenteel lenguaje y que se explicita bajo la forma de análisis filosófico,hermenéutica, estructuralismo, entre otros. Así las cosas, el análisis filosófico es susceptible de se r entendido como un capítulomuy importante dentro de la filosofía del lenguaje, que da cuenta

del fenómeno rotulado por Rorty comogiro lingü ístico.

El análisis filosófico tiene dos vertientes fundamentales, derivadas ambas de la obra de Wittgenstein: de un lado, se presentala tendencia de tipo formal y universalista, orientada hacia la construcción de una sintaxis lógica de carác ter ideal, encarnada por

Whitehead, Russell, el primer Wittgenstein y el Círculo de Viena;de otro lado, se evidencia el reto rno hacia el lenguaje cotidiano,expresado en la segunda filosofía de Wittgenstein, en la vertienteneoanalítica, -constituida por la escuela de Oxford-, y en la nue

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va retórica planteada por Perelman y Olbrechts - Tyteka. Eneste orden de ideas, el análisis se bifurca en una línea formal

seguida en Cambridge y por el Círculo de Viena; y en una línea naturalista, orientada hacia el lenguaje ordinario y las formasde vida, manifestada por autores como Austin, Ryle, Strawson,Hart, Perelman, etc.

Denominaciones como “filosofía lingüística” y “filosofía ana

lítica” hacen referencia al eje de trabajo constituido en Oxfordbajo el liderazgo de Austin. La razón por la cual en esta investigación insisto en hablar de análisis filosófico y no de filosofía ana-lítica es porque la prim era denominación es mucho más amplia,mientras que la segunda restringe lo analítico a lo oxoniense.

Por su parte, el análisis lógico se distingue por su sesgo

antimetafísico y tiene que ver con los procedimientos implemen-tados por el Círculo de Viena y por algunos filósofos neo-realis-tas. La característica más notable de este tipo de análisis consiste en la descomposición de las proposiciones en sus elementosformales y sintácticos. Como es evidente, el análisis lógico constituye un capítulo, -en tre otros-, del análisis filosófico, que co

existe simultáneamente con las nuevas posibilidades investigativasdem arcadas por el pensamiento oxoniense.

En síntesis, el análisis filosófico es una de las tendenciasque se presen tan en el interior del paradigma constituido por lafilosofía del lenguaje. El análisis, a su vez, se subdivide en dosgrandes bifurcaciones, a saber: análisis lógico y análisis del lenguaje ordinario (filosofía lingüística).

Una vez demarcado el análisis filosófico con respecto a otrastendencias, me parece necesario implementar una segunda exigencia metodológica: plantear un conjunto de criterios que permitan establecer con claridad qué autores y posiciones teóricas

serían susceptibles de ser tomados por analíticos.

Pese a la dificultad de caracterizar al análisis filosófico, pensadores como Muguerza, Gracia, Sierra Mejía y Rabossi, le hanapostado al proyecto de demarcar unos criterios epistemológicos

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y metodológicos que permitan la distinción de lo analítico conrespecto a otras tendencias.

Jo rge Gracia, editor de la compilación titulada E l análisis filosófico en Am érica L atina4, en su estudio introductorio plantea no solamente la dificultad de caracterizar de una manera homogénea el movimiento analítico, sino también la necesidad deencontrar unos criterios básicos, aunque sean flexibles y provi

sionales, para realizar tal caracterización. Metodológicamentees pr ioritaria para em prender la tarea de reconstrucción de latendencia analítica en el ámbito latinoamericano. Los criteriosplanteados por Gracia son los siguientes:

1. El papel del análisis filosófico está relacionado con el l

guaje; 2. El análisis se caracteriza por su interés en la lógica y suuso en el discurso filosófico; 3. El análisis posee una actitud positiva hacia la ciencia.

Para el planteamiento de estas características el autor pro cedió a realizar una breve reconstrucción conceptual del pensamiento de Moore, Russell y el Círculo de Viena. La prim era difi

cultad, que tiene su procedimiento metodológico, consiste en quela muestra que toma del análisis filosófico es parcial e incompleta, porque no considera coyunturas tan im portantes como lasrepresentadas por Wittgenstein y los filósofos de Oxford. En esteorden de ideas, los criterios de Gracia no abstraen las características verdaderam ente comunes a los momentos y autores más

importantes del movimiento.

Debido a lo anterior, se explica por qué Gracia omite lossectores del análisis filosófico referidos al lenguaje natural y ordinario por centrarse en el formalismo universalista del grupo deCambridge y del Círculo de Viena. Todo esto se deriva del incon

veniente metodológico de que el autor haya planteado como fundamento para el establecimiento de los criterios una decisión detipo histórico. E s decir, que la impertinencia e imparcialidad de

4Cfr. GRACIA, Jorge. El análisis filosófico en América L atina. FCE, México, 1981. p. 11-22.

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algunos de los criterios formulados por Gracia se deben al hechode que partió del origen del análisis filosófico para caracterizarlo

en su totalidad.

En cuanto al primer criterio, resulta demasiado vago, porque afirmar que el análisis filosófico se centra en el lenguaje invita a errores como el siguiente: que la hermenéutica, por ejemplo,que está evidentemente in teresada en el lenguaje, pudiera ser

asumida como una tendencia “analítica”. En lo correspondiente asu segundo criterio, referido al presunto interés por la lógica ysu uso en el discurso filosófico, hay que replicar que en el pensamiento contemporáneo son muchas las coyunturas epistemológicas inspiradas en un papel fuerte de la lógica, sin quenecesariamente sean analíticas; además, reduce el análisis filosófico al análisis lógico y esto es incorrecto, porque sólo resulta

válido para los sectores analíticos que se ocupan de la construcción de lenguajes ideales y formalizados. A partir de Austin y elsegundo Wittgenstein se da una propensión mayor por la pragmática que por la lógica y esto Gracia no lo tiene en cuenta.5

Finalmente, el tercer criterio también resulta endeble. Es

más, sólo parece válido para Russell y sobre todo, para el Círculode Viena. Los demás autores analíticos no manifiestan una actitud cientificista a ultranza, como sí se vivió en los primeros momentos del análisis filosófico.

Además de Jorge Gracia, otro importante antecedente a ni

vel latinoamericano es Rubén S ierra Mejía. El pensador colombiano plan tea un diálogo con los textos del argentino EduardoRabossi, en aras de resolver la cuestión de los elementos perti nentes para la caracterización del movimiento analítico. En cuanto a los criterios de abordaje propuestos por Rabossi, Sierra Mejíaexamina los siguientes: 1. El análisis del lenguaje en su dobleproyección: como tarea lógica y lingüística; 2. La crítica a la me

tafísica; 3. El saber científico como objeto o corpus central delanálisis filosófico.

5 El filósofo colombiano Adolfo León Gómez ha definido este fenómeno como el primado de la razón práctica.

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Sierra Mejía no da por hecho la validez de esta caracterización, ya que señala que el análisis del lenguaje, la actitud anti

metafísica o el esfuerzo por hacer de la filosofía una tarea científica no son aspiraciones exclusivas de la filosofía analítica. Antesbien, las tendencias conceptuales más diversas parecen converger a propósito de estos intereses y en consecuencia, sigue pen diente la tare a de acceder a una mejor caracterización del análisis filosófico, asunto que S ierra Mejía asume como tem a centralde su ensayo. Los avances, que Rubén Sierra Mejía presenta con

respecto a Eduardo Rabossi al caracterizar la filosofía analítica,radican en la proposición de los siguientes criterios:

1. El antecedente conceptual constituido por Wittgenstein,por cuanto que este autor identifica que los problemas filosóficossurgen a pa rtir de un empleo incorrecto del lenguaje y que esgracias al lenguaje que estos mismos problemas se pueden acla

ra r y / o disolver; en este sentido, la filosofía es concebida comouna actividad de tipo terapéutico, centrando su hacer en el lenguaje. El fundamento proporcionado por Wittgenstein se bifurcapor una lado, hacia la construcción de lenguajes formalizados,aspiración propia del positivismo lógico y, por otro, hacia la dimensión pragmática del uso del lenguaje cotidiano encam ada porla filosofía lingüística de Oxford.

2. El carácter sincrónico asumido por la filosofía analítica,cuyo interés no radica en hacer una reconstrucción histórica yevolutiva, sino más bien realizar un estudio del lenguaje en unaquí y en un ahora, pretendiendo dar cuenta del estado actual.

3. La filosofía del lenguaje como una tarea que desplaza laparticipación del sujeto en aras de la objetividad, por cuanto queel análisis filosófico pre ten de hacer una crítica del lenguaje encuanto tal y no una crítica o examen a la razón. (Se dejan de ladolos aspectos y enfoques “mentalistas” del problema). En estamedida se empieza a articular una epistemología sin sujeto, debido a que ahora la prioridad es el abordaje del problema del len

guaje y de su relación con el mundo.

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4 La pretensión de cientificidad, que reduce la filosofía auna actividad eminentemente analítica; es decir, que no tiene expectativas doctrinales, explicativas ni totalizantes, porque no essintética. La ta rea analítica de la filosofía hace que esta actividadrealice una transferencia de los métodos científicos a su propioquehacer.

Tomando en cuenta los criterios de Sierra, mi investigaciónlos asume completamente y los complementa a través de las si

guientes consideraciones:

1. El análisis filosófico recurre en cualquiera de sus versio nes al estudio de los lenguajes formalizados y/o cotidianos; 2. Enel análisis filosófico se da la aparición de la dicotomía entre unateoría especular y una teoría naturalista con respecto al lengua

je; 3. Resulta relevante la demarcación entre ciencia y filosofía,

bien para asumir los métodos de la ciencia, -como fue la pre tensión del Círculo de Viena-, bien para instaurar una racionalidadfilosófica que busca a lternativas al formalismo y al logicismo; 4.Los problemas filosóficos se derivan de utilizaciones equívocas yambiguas del lenguaje; 5. Para las distintas formas del análisisfilosófico resulta relevante la elucidación de los enunciados; 6. Lafilosofía es una actividad terapéutica y dilucidadora; 7. La finalidad del análisis filosófico no es el descubrimiento de nuevos datossobre el mundo.

A continuación presento una matriz con una síntesis de loscriterios has ta ahora expuestos, incluyendo los aportados por lainvestigación, con la finalidad de discutirlos y justificarlos. Este

ejercicio perm itirá la selección de los documentos relevantes ypertinen tes para la actividad de reseña.

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CRITERIOS PARA LA DESCRIPCIÓN DE LO ANALÍTICO

Tabla 1J. GRACIA E. RABOSSIs R. SIERRA C. RODRÍGUEZ

El papel den análisisfilosófico está re lacionado con el lenguaje.

Interés por la lógica

y su uso en el discurso filosófico.

Actitud positiva hacia la ciencia.

Las proposicionesno empíricas de tipono sintáctico sonproblemáticas.

El análisis del lenguaje en su dobleproyección: comotarea lógica y lingüística.

La crítica a la metafísica.

El saber científicocomo objeto o cor-pus central del análisis filosófico.

W ittgenstein comoantecedente.

El carác ter sincrónico.

Una epistemologíasin sujeto.

La filosofía comoterapia del lenguaje.

La pretensión decientificidad

Estudio de los lenguajes formalizadosy/o cotidianos.

Dicotomía entre lateoría especular y

una naturalista conrespecto al lenguaje.

Demarcación entreciencia y filosofía: 1.Para asumir los métodos de la ciencia.2.Para instaurar unaracionalidad másflexible que busca

alternativas al formalismo y al logicismo.

Los problemas filosóficos se derivan deutilizaciones equívocas y ambiguas dellenguaje.

Es relevante la elu

cidación de los enunciados.

La filosofía es una actividad terapéutica ydilucidadora.

La finalidad del análisis filosófico no es eldescubrimiento denuevos datos sobreel mundo.

A la luz de todo lo anterior, resulta válido afirmar que elanálisis filosófico es producto del giro lingüístico y que uno de suselementos comunes consiste en el reconocimiento de que los pro-

6 Cfr. RABOSSI, Eduardo. Estudio preliminar a Cómo hacer cosas con las palabras. Paidós,Barcelona, 1990.

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blemas filosóficos provienen de un uso inadecuado del lenguaje.Por ello, la tarea de la filosofía es fundamentalmente terapéutica,

en la medida en que su actividad es aclarar y dilucidar los enunciados, sean formales o cotidianos.

Con Russell y el prim er W ittgenstein se funda la teoríaespecular, en donde las proposiciones dan cuenta suficiente acerca del mundo. E stas proposiciones traducen los hechos y el lenguaje m uestra su es tructura común. La concepción especular se

articula a través de pretensiones reconstructivas, replicativas ypictóricas, en donde los enunciados reflejan con toda fidelidad laestructura intrínseca del mundo. La postura del atomismo lógicotiene como implicación el tra ta r de evitar la ambigüedad del lenguaje ordinario a través de la construcción de sintaxis lógicas decarácter ideal. E n esta tendencia formalizante, -ocupada de lalógica de predicados-, encontramos a los filósofos de Cambridge

(Frege, Russell y el primer Wittgenstein) y a los representantesdel Círculo de Viena.

Sin embargo, es necesario reconocer que el análisis se bifurca en una nueva dirección, con los filósofos de Oxford, denominados también neoanalíticos. E sta segunda etapa del movimientoda cuenta de un interés por la producción real de los discursos,por el contexto de uso de los enunciados y por sus implicacionespragmáticas. La prioridad en este segundo episodio del análisisfilosófico consiste en la caracterización del lenguaje cotidiano paraacceder a la comprensión de los juegos de lenguaje. De esta m anera, es como se da una sustitución de la lógica formalizante porla pragm ática. La filosofía lingüística de Oxford, en lo que con

cierne al planteamiento de los actos de habla, sien ta las basespara el desarrollo ulterior de la teoría de la argumentación desarrollada por Perelman y Olbrechts. Gracias a la contextualizaciónan terio r la investigación, decidí asumir el tratamiento del análisis filosófico en sus tres vertientes: Oxford, Cambridge y la teo ría de la argumentación.

Una vez establecidos los criterios conceptuales y metodológicos, a partir de los cuales mi investigación piensa y define alanálisis filosófico, procedo a continuación a describir los grandestemas de y problemas inherentes a esta tendencia de pensamien-

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to. En ningún momento pretendo reducir los problemas analíticos a los que aquí son presentados, porque privilegio aquellosmás globales y representativos, sin detrimento de otros.

2. La idea de analiticidad y el método analítico

La idea de analiticidad corresponde al ideal de descomponeruna realidad en sus partes esenciales, para que estas seansusceptibles de convertirse en objeto de un estudio minucioso. Anivel metodológico, es tradicional hacer una oposición en tre elanálisis y la síntesis como procedimientos lógicos opuestos. Mientras el análisis se orienta hacia la parcelación de una estructu raen mínimas unidades de abordaje, la síntesis tiene como objetivoel generar descripciones generalistas de los fenómenos. Bien puededecirse que mientras el análisis de interesa por la parte, la síntesis estudia el conjunto, la totalidad.

Descartes7es un pionero en la aplicación de los métodosanalíticos a la filosofía, como una forma de desplazar los procedimientos m atemáticos a la reflexión, de carácte r epistemológico,con la pretensión de hallar un grado confiable de seguridad ycerteza. En Las Reglas para la dirección del espír itu8, se refiere Descartes al análisis y a la síntesis como procedimientos ade

cuados para la reflexión filosófica.

Posteriorm ente Kant utiliza también el concepto de análisisy lo hace depender de la idea de síntesis, ya que para él nadapuede se r analizado sin que una síntesis previa del entendimientoque le haya conferido existencia como objeto de análisis. La ana-lítica trascendental se ocupa de los elementos apriori de la ra

zón teórica, que se consideran principios del conocimiento: “Esta analítica consiste en descomponer todo nuestro conocimiento

7 Cfr. DESCA RTES, René. E l discurso del método. Alianza Editoria l, Madrid, 1987. En lasegunda regla del método, implementa un procedimiento de tipo analítico.8 DESCARTES, René. Reglas para la dirección del esp íritu. Alianza Editorial, Madrid, 1984.(Ver reglas 5 y 10).

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a priori en los elementos del conocimiento puro del en tendi-miento”9.

La analítica trascendental se compone de dos partes: la ana-lítica de los conceptos (exposición de las categorías y justificación de su uso), que hacen posible pensar en general los objetos,y la analítica de los principios, en la que analiza la capacidaddel entendimiento para formular juicios sintéticos apriori sobrela experiencia.

Además de Descartes y Kant, otro antecedente decisivo parala constitución de la idea de analiticidad fue Hume. Para estefilósofo, las palabras represen tan a las ideas; para saber si unapalabra tiene significado, hay que averiguar cuál es la idea querepresenta y se conoce la idea averiguando la impresión de dondeprocede.

Este principio lo aplicará Hume cuidadosamente al análisisde palabras tales como sustancia, causa, libertad y otras, quesuelen considerarse palabras clave de la filosofía tradicional.Ahora bien, las ideas se en trelazan espontáneam ente unas conotras, constituyendo un mundo ordenado. Las leyes por las quese asocian las ideas en la mente son la semejanza, la contigüidad

en el espacio o en el tiempo, y la relación de causa y efecto. A estaasociación o relación, por su importancia en la ciencia de la naturaleza, dedicará Hume un análisis especial. Toda idea deriva, portanto, de una impresión y, por lo mismo, no hay ideas innatas. Loque sí admite Hume es que la mente posee cierta tendencia na tura l a la asociación de ideas, cuyo resultado principal es la constitución de ideas complejas:

“Nuestra imaginación tiene una gran autoridad sobre nues-tras ideas; y no hay ideas, que siendo diferentes entre sí, ella no pueda separar, y juntar, y componer en todas las varieda-des de la ficción"10.

9KANT, I. Criticade la razón pura. Alfaguara, México, 1988. p. 102. $ 110, B 103.10HU ME, David. Compendio de un tratado de la naturaleza hum ana. Revista Teorema, Valencia 1977, p. 31.

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Es posible reconocer que las ideas de la analiticidad expuestas por Hume tienen una estrecha relación con el desarrollo

ulterior del atomismo lógico de Be rtrand Russell. Sobre todo,porque Hume entiende la filosofía como una labor orientada haciael análisis de conceptos. Ahora bien, el tipo de conceptos queHume sugiere para analizar, poseen la particularidad de serirreferenciales desde el punto de vista del atomismo lógico. Esdecir, que estas categorías filosóficas no tienen un correlato objetivo en la realidad. Más adelante concluirá Russell que con esta

clase de categorías no es posible construir proposiciones significativas.

El principal legado de la tradición moderna consiste en proponer el análisis como una herramienta o instrumento metodológico que permite la descomposición de una estructura en sus

partes constitutivas, partes que pueden ser reales o conceptuales. E sta postura en torno a la analiticidad es recuperada por G.E. Moore, para asociarla con el esclarecimiento de los enunciados filosóficos: una proposición posee una estructura lógica y uncontenido gramatical, que pueden ser analizados para el establecimiento de su significado. El objetivo de Moore fue fundar unmétodo filosófico opuesto al idealismo de Bradley.

A partir de Moore se deriva el interés por realizar un análisis lógico y lingüístico de los enunciados, a través de procedimientos analíticos. Sin embargo, es preciso tener en cuenta queMoore no reduce la actividad filosófica al análisis. Dice Graciaque:

“Si se buscara nombrar al filósofo más representativo del mo-vimiento en su origen estoy seguro que la mayoría escogería aG. E. Moore. Su efecto en el curso del movimiento analítico fue enorme. No obstante, este efecto parece haber sido más de perso-nalidad que de opinión, pues no fueron tanto las conclusiones a las que llegó, algunas de las cuales fueron provisionales y luego las descartó, para sorpresa de sus colegas, sino la forma

en que llegó a ellas lo que cambio el curso de la filosofía”.11

11GRACIA, Jorge . Ob. Cit. p. 12.

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A propósito de lo anterior, señala Passmore que Edward

Moore se mantuvo alejado de “las grandes controversias de nues-tro tiempo”12. Más bien debe ser interpretado como un filósofo de filósofos. No está interesado en discutir tesis particulares de losfilósofos, sino en realizar una metaobservación que le permitaabstraer los grandes procedimientos que se han manifestado entre ellos. A Moore le interesa más bien las formas de operar dequienes se dedican a la filosofía, que las verdades que ellos pretenden establecer.

Lo relevante de la actividad filosófica de Moore consiste enque no se dedica a explicitar cómo representa y define su métodoanalítico. E s en la praxis, en su forma de escritura y en el part icular tratamiento que le da a los problemas formulados, que

Moore ejemplifica este procedimiento. Más que un método ordenado con unas prescripciones especificas, el autor entiende elmétodo analítico como una actitud minuciosa, que destaca losdetalles, que establece distinciones.

Lo que persigue el autor es búsqueda de la aclaración de losproblem as filosóficos por medio del análisis. Siempre tuvo unaimpresión de confusión con respecto a lo que otros filósofos postulaban. El lenguaje ordinario siempre le pareció claro, pues serefería al sentido común; por su parte , los dichos de la cienciatambién le resultaban claros y llanos. A este respecto Moorellegó a explicar lo siguiente:

“Pienso que el mundo o las ciencias nunca me habrían plan-teado ningún problema filosófico. Lo que me ha planteado

problemas filosóficos son las cosas que otros filósofos han di-cho sobre el mundo o las ciencias ”.13

12PASSMORE. 100 años de filosofía. Alianza Universidad, Madrid, 1994. p. 205.13GRA CIA Jorge. Ob. Cit. p. 12

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Russell hace una crítica a la filosofía tradicional porque

aparece para él desconectada de la realidad y, lo que es másgrave, marginada de la ciencia. Ante esta situación, propone quela filosofía no es fecunda si se encuentra separada de la ciencia:

“La imaginación del filósofo debería estar impregnada de concepciones científicas y él debería convencerse de que la ciencia nos coloca ante un nuevo mundo, que posee conceptos

nuevos y métodos nuevos, no conocidos en otros tiempos y que la experiencia ha comprobado que son fructíferos, allí donde los viejos conceptos y los viejos métodos se habían mostrado estériles ”14.

Todo esto le perm ite argum en tar a que su concepción delmundo es la resu ltante de una fusión holística entre la física, la '

fisiología, la lógica y la matemática.

Wittgenstein, por o tra parte, se mostró interesado en realizar una demarcación entre la ciencia y la filosofía. Su interés, poroposición a Russell, no fue el de hacer científica a la filosofía, sinodem ostrar que su campo de acción es diferente al de la ciencia,

sin que por ello sea ilegítimo. Según Wittgenstein, la filosofía através de los siglos se ha venido adjudicando tareas que de suyono le corresponden, tales como explicar, justificar o fundam entar. Estas actividades corresponden más a la ciencia que a lafilosofía y por ello es necesario ubicar cada cosa en su lugar. Laciencia es tá encargada de producir nuevos conocimientos y descripciones acerca del mundo, mientras que la filosofía debe limi

ta r su acción al análisis y crítica del lenguaje.

En cuanto a Austin se refiere, él no se muestra indiferenteante el lenguaje científico, como mal acusa Russell a los oxonianos,pero admite que no es un filósofo de la ciencia ni reflexiona sobreella. Austin no la niega ni excluye su lenguaje, simplemente, re

3. Relación en tre ciencia y filosofía

14REALE, G. y AN TISSERI, D. Historia del pensamiento filosófico y científico. EditorialAriel, Madrid, 1980. p. 570.

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conoce que el lenguaje ordinario, si bien no constituye la últimapalabra, por lo menos, sí rep resenta la primera. E s por esta r a

zón que Austin se aparta del análisis del lenguaje científico y optapor el estudio del lenguaje natural u ordinario.15

4. Las nuevas tareas del filosofar

El paradigma constituido por la filosofía del lenguaje ha traí

do consigo el redimensionamiento de las tareas propias de la filosofía. A part ir del examen de las relaciones de convergencia entre la ciencia y la filosofía, -o desde el ideal de su demarcación-,resu lta significativo el hecho de que la filosofía debe darle unareorientación a su actividad, a partir de las nuevas herramientasconceptuales y metodológicas que le posibilita la idea de ana-

liticidad. Como pensadores que se dedican a reflexionar en tornoa la labor de filosofía de orientación analítica hay que mencionar aMoore, Russell, Wittgenstein, Austin y Perelman.

La realidad cotidiana nunca perdió la naturalidad paraMoore. Hablando en térm inos wittgenstenianos, Moore nuncapensó en el mundo como sobrenatural y por ello no lo consideró

como un problema filosófico. Se atiene más bien a la lógica delsentido común, como forma de acceso privilegiado y directo aesta cotidianidad, que los filósofos en su perplejidad no sabencomo abordar. Para Moore una buena parte de los problemasfilosóficos resultan de la falta de claridad en las pregun tas a lasque pretenden responder.

Ahora bien, entre Moore, Russell y la filosofía oxoniana existeun importante punto común, como lo es la pretensión de disolveruna gran cantidad de problemas filosóficos y metafísicos a partirde una m ejor utilización de las categorías lingüísticas. Sin embargo, los métodos que tanto Russell como Austin emprendenson completamente diferentes. Mientras que los filósofos deOxford

consideran que una gran cantidad de pseudo problemasfilosóficos se puede reform ular y/o eliminar, tomando como re-

Cfr. AUSTIN, J. L. Cómo hacer cosas con las palabras. Paidós, Barcelona, 1984.

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curso el lenguaje ordinario o cotidiano como materia primera deanálisis, Russell cree que la solución de una gran parte de losproblemas de la filosofía y de su conexión más efectiva con laciencia depende de la incorporación de lenguajes formalizados.

Ciencias como la matemática o la física han dado cuenta de laposibilidad de romper con el lenguaje corriente en aras de laconstrucción de lenguajes artificiales de naturaleza formal. Si lafísica y la matem ática han podido articular su m etalenguaje deuna manera técnica, el reto para la filosofía es que también puedahacerlo.

A partir de estas posturas de Russell, las proposiciones dellenguaje deben estar sustentadas en la existencia e interconexiónde hechos atómicos diversos, lo cual pone en entredicho la dirección asumida por la filosofía tradicional. Es decir, que si seretorna al problema de la referencia, se encuentra que la filosofíallega a plan tear descripciones denotativas que no cuentan con unreferente en el mundo exterior y que en consecuencia, estas carecen de significado.

Bien se tra te de la teoría de las descripciones de Russell,bien se hable de la relación entre hechos y proposiciones quepostula la teoría pictórica de Wittgenstein, lo cierto es que por

ambas vías se está demostrando que el rango de problemas queplantea la filosofía -en especial la metafísica-, son pseudoproblemas que pueden eliminarse planteando un uso adecuado y normativo del lenguaje.

Tanto Russell como el primer Wittgenstein insistirán en

que los problemas insolubles de la filosofía están mal planteadosy que sólo un análisis lógico que contribuya a la construcción deun lenguaje técnico puede solucionar este impase. Incluso, hayque afirm ar que Wittgenstein va todavía más lejos, en la medidaen que formula que sólo las ciencias naturales tienen la posibilidad de acceder a este metalenguaje y dado que la filosofía nopuede definirse como una ciencia, debe abandonar su pretensión

explicativa y argumentativa; es decir, la filosofía no es una doctrina sino una actividad, cuya tarea principal es hacer aclaracionescon respecto al lenguaje.

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Ahora bien, aunque el segundo Wittgenstein discute muchas de las posiciones manifestadas en el Tractatus, la idea de

filosofía guarda cierta continuidad. El interés de W ittgensteinconsiste en dejar en evidencia que la complejidad de la filosofía noestá constituida por su materia sino por nuestro entendimientoenm arañado y su particular manera de utilizar las estruc turasdel lenguaje, pues de la filosofía no se sacan conclusiones; la ta rea de la filosofía, más que argumentativa es de naturaleza escla-recedora.

Según Wittgenstein, cuando los filósofos creen resolver unproblema surge un amplio espectro de opositores que lo desvirtúan. Esto sugiere la idea de círculo vicioso, donde no es posibleacceder al planteamiento de conclusiones claras y contundentes.La perplejidad se resuelve en función de un conjunto de proposi

ciones claras o se disuelve, en caso de entender que su origen sedebe a un malentendido o confusión. Los filósofos, para liberarsede la confusión, a cada movimiento parecen enredarse más entresus redes.

En el segundo Wittgenstein la naturaleza de la filosofía noes explicativa ni descriptiva, ya que todo problema filosófico su r

ge de una perplejidad que rompe la naturalidad y la cotidianidad.La filosofía se extraña cuando reduce su tarea a la explicación; noresulta necesaria porque no es el preámbulo a una investigaciónmás completa.

En este punto Wittgenstein adopta una posición similar a lade Moore. Los problemas filosóficos surgen porque el filósofo no

acepta la naturalidad de la vida: la considera como un milagro yde esa manera la torna problemática. La filosofía no es más que elproducto de las trampas tejidas por el lenguaje y la terapia desenmascara el truco. Pa ra Wittgenstein es mejor reto rn ar a lanaturalidad de las situaciones primitivas llamadas juegos de lenguaje, como formas vitales de comunicación en tre los seres hu

manos. Él habla de juego, porque es una actividad que hace partede la vida cotidiana de las personas. El proceso va desde unaherramienta hasta una forma de vida y no tiene sentido ir másallá.

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A la luz de esto se entiende cómo la perplejidad filosófica noes una enfermedad de la vida cotidiana. La relación entre el uso y

las formas de vida es lo verdaderamente relevante; por desconocer esto, el filósofo desnaturaliza los conceptos. Una alternativapara conjurar el embrujo de la filosofía consiste en optar por los

juegos de lenguaje, que elucidan y permiten ver más de cerca yposibilitan dejar de lado las formas muertas de los filósofos:“alma”, “ser”, “cosa en sí”.

Para Austin, a diferencia de Russell y el prim er Wittgens-tein, la filosofía no tiene por misión curar al hombre de la perplejidad filosófica, ni de la resu ltante angustia metafísica, sinodescubrir la verdad. Se trata de verdades interesantes y profundas, y para su descubrimiento recomienda la paciencia y mucho

trabajo en equipo.

Austin aspiró a contribuir a la creación de una ciencia verdadera y comprensiva del lenguaje. Su idea de filosofía es muy singular: la relaciona con un saco en el cual se depositan todos losresiduos, todos los problemas insolubles porque no se ha encon

trado un tratamiento que encuentre un asentimiento unánime, yaque cuando se encuentre se formará una nueva ciencia que tenderá a separarse de la filosofía si logra definir mejor su objeto deinvestigación y afirma su autoridad: se trata de la ciencia del lenguaje.

En este punto es necesario aclarar que la postura de Austinante el análisis filosófico y, en particular, la teoría de los actos dehabla, tiene claros efectos no solamente para la filosofía del lenguaje en general, sino también para la lingüística en particular. Aeste nivel hay que decir que el análisis de Austin se distingue delllevado a cabo por los lingüistas, psicólogos y científicos porqueno se interesa exclusivamente por el funcionamiento sintáctico y

semántico, no se detiene sólo en la subjetividad de la prácticalingüística ni consolida las regularidades del uso de la lengua enleyes naturales. Para Austin el lenguaje no tiene sentido si no serefiere al mundo, a la comunicación lingüística y a las convenciones sociales. Para que haya la comunicación que alcanzamos conel lenguaje debe existir primero un conjunto de signos y segun

do, debe existir algo diferente a las palabras: el mundo.



Perelman, como Austin, vincula las posibilidades generadaspor el método analítico con grandes problemas de la filosofía con

tinental. Si Austin se dedicó también al tema de la libertad o de laverdad, poco ortodoxo en la tradición analítica, Perelman por suparte vincula sus reflexiones sobre el lenguaje y los macro actosargum entativos a problemas eminentemente prácticos como larazonabilidad, la eticidad, la verdad, etc.

Tanto en la filosofía analítica de Oxford como en la teoría dela argumentación se evidencia el desplazamiento de la lógica formal por la pragmática. Austin rechaza duramente la falaciadescriptivista que fue característica del positivismo lógico yPerelman sustituye la lógica formal por la argumentación. Lanueva retórica contrapone la demostración a la prueba razonada

y de esta manera, tan to Austin como Perelman renuncian a losformalismos en favor de la pragmática.

Una característica fundamental de la nueva retórica, consiste en su posición contraria al absolutismo en filosofía. No sepretende el acceso a verdades últimas ni a saberes definitivos. El

lenguaje es un medio flexible y además, donde todo está dicho deuna vez y para siempre, no. queda posibilidad alguna para la argumentación.

Mientras las filosofías fundacionalistas creen en el carácterabsoluto de la verdad, las no fundacionalistas, que promueve lanueva retó rica , se atienen al carácter falible y finito, tanto delconocimiento como del ser humano. Ahora bien, así como existenfundacionismos de tipo metafísico, que apelan a verdades eternase inmutables, también existen fundacionismos de tipo experimental y formalista, como el encarnado por el positivismo lógico. Puesbien, ante es tas dos clases de fundacionalismo la teoría de la argumentación pretende constituir una respuesta, pues parte de la

creencia del carácter relativo, contextual y situado de los conocimientos. E n otro caso, si partimos de la evidencia absoluta de laverdad, esta estaría sustraída a toda crítica y en ese caso no ten dría sentido la argumentación.

La filosofía sería entonces un intento racional, aunque no

científico, por resolver problemas inmaduros. Cuando hay dife



rentes explicaciones alternativas, no hay paradigma, sino argumentos y propuestas. Como un mecanismo para situar la teoría

de la argumentación del lado de las filosofías no fundacionistas,es necesario tener en cuenta los siguientes principios planteadospor Perelman:

1. El principio de integridad o de totalidad; 2. El principio dedualidad o de alteridad; 3. El principio de revisabilidad; 4. El

principio de responsabilidad.

Gracias a la teoría de la argumentación es posible superartanto el escepticismo como el dogmatismo. La introducción de unprincipio de decisión, de justificación y de responsabilidad exigeuna teoría de la argumentación.

5. Temas y problemas filosóficos de la tendencia formalista

Como autores de la tendencia formalista clasifico a los pensadores del Círculo de Viena, a Russell y al primer Wittgenstein.En cuanto a los temas planteados por estos filósofos, desarrollaré a continuación el atomismo lógico, la teoría de las descripciones, la teoría pictórica y los lenguajes formalizados.

a El atomismo lógico

Según Betrand Russell, el análisis filosófico no asume objetos sino conceptos. Los juicios no se expresan acerca de las ideas,porque recaen sobre los conceptos. Una cosa no es un objeto sinouna interconexión de conceptos; las relaciones que se pueden establecer entre ellos constituyen las proposiciones. El análisis deestas proposiciones es la labor más importante que propone el

atomismo lógico.

El atomismo lógico en Bertrand Russell constituye un enfoque que pre tende hacer una síntesis en tre la lógica y el empirismo radical; esto sería posible, porque gracias a la lógica elsujeto tiene la posibilidad de acceder a las estructu ras generalizadas que perm iten desa rrollar un correcto razonamiento y



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por su par te el empirismo aporta premisas que se pueden definir bajo la forma de proposiciones atómicas y moleculares. Deesta manera, resulta que las unidades últimas del análisis filosófico son los átomos, cuyo contenido no es físico sino esencialmente lógico.

Un hecho atómico está en la base de una proposición atómica y perm ite corroborar su contenido de verdad o falsedad. El

mundo en última instancia remite a hechos que desde este pun to de vista se convierten en proposiciones, atómicas cuando setrata de hechos simples y moleculares cuando los hechos seencuentran interconectados a través de varias proposicionesatómicas.

En el ámbito de la relación que debe existir en tre la filosofía, la lógica y el lenguaje, Russell siempre quiso m ostrarsecomo un:

“Atento analista del lenguaje, sometió toda su vida al ‘micros-copio de la lógica’ toda una serie de cuestiones filosóficamente relevantes y con frecuencia difíciles y enmarañadas. No obs-

tante, siempre hizo esto guiado por la preocupación acerca de la relación que debe existir entre el lenguaje y los hechos, para que se dé un conocimiento válido... ”16

Asumiendo una postura cercana a la del atomismo deRussell, Moore llegó a postular que la verdad de una proposi

ción puede establecerse cuando ella está en una relación de correspondencia con la realidad. Lo único que distingue a una proposición verdadera de una falsa es que la prim era guarda unacorrespondencia con la realidad. Sin embargo, esta correspondencia es una propiedad que por su simplicidad resulta inanalizable. Conocer no es más que tener conciencia de una rela ción entre conceptos.

La posición atomista lógica fue abandonada por Moore conel paso del tiempo. Lo importante ya no es si las proposiciones

16 Ib id e m . p . 67 .



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corresponden o no con los hechos. Más bien la cuestión radica enque toda proposición está expresando una creencia y en este con

texto, manejar la dicotomía verdad / falsedad resulta demasiadosimplista.

A mi modo de ver existe una estrecha relación entre elatomismo lógico y la teoría pictórica. Tal vez la distancia consisteen el tipo de relación que cada una de estas posturas plantea

entre la ciencia y la filosofía.

b. La teoría de las descripciones

Antes de Russell, Frege ya había logrado distinguir entre

“referencia” y “significado”. La problemática a es te respectoera el descubrir que a propósito de un enunciado cualquiera,existía la posibilidad de que careciera de realidad y sin embargo, estuviera dotado de significado. Por ejemplo, el hecho dehablar de un círculo cuadrado tenía significado, pese a que en larealidad sea imposible referirse a una entidad con estas carac

terísticas.

Ante esta encrucijada, Russell niega la posibilidad de a tri buir algún género de existencia, así sea abstracto, a los enunciados y categorías que no poseen una referencia externa. Para solucionar los malos entendidos derivados de la construcción deestas expresiones denotantes, propone establecer un tipo de análisis que permita elidir es ta clase de expresiones. Un análisis detal naturaleza perm itiría eliminar la fórmula “un círculo cuadrado”, negando la posibilidad de que pueda corresponder a algúngénero de existencia.

A partir del análisis de las descripciones introducido por

Russell, en el tipo de reconstrucciones que él plantea desaparecen las expresiones denotantes y no se utilizan las formas delverbo “existir” o “ser” en funciones no copulativas. Todo lo anterio r le permite plantear al autor la distinción entre descripcionesno definidas o ambiguas y descripciones definidas. De esta manera, su intención fue la de llegar a eliminar ciertas paradojas y

contradicciones propias de la metafísica, porque el tipo de expre



siones denotantes que utiliza son incompletas y, en consecuencia,carentes de significación.17

c. La teoría pictórica

De acuerdo a lo expuesto en los párrafos anteriores, se en tiende que la teoría pictórica es una nueva versión del atomismo

lógico. En lo que concierne al primer Wittgenstein, -al del Trac-tatus, su actitud es de completa aprobación18 ante las tesis¿tomistas de Russell, porque considera que este autor, al tr a ta rde descubrir el esqueleto central del lenguaje, está llegando auno de los puntos esenciales tan to de la lógica como del trabajofilosófico. La siguiente cita da cuenta de ello:

1. El mundo es todo aquello que acontece; 2. Estos hechos se pueden reducir bajo la forma de hechos atómicos; 3. El pensa-miento es una proposición exacta; 4. La proposición es una

función de verdad de las proposiciones elementales; 5. La for-ma general de verdad es la estructura de la proposición; 6.

Aquello de lo que no se puede hablar es mejor callar19.

En el texto anterior se evidencia la cercanía de Wittgensteinal atomismo lógico. Tesis como la traducción del mundo a hechos,la correlación entre estos hechos y la construcción de esquemasproposicionales, sean estos simples o complejos, no son para nadanuevas; tienen un antecedente en la filosofía de Russell.

E l procedimiento mediante el cual argum enta Wittgensteinen el Tractatus es el siguiente: de una ontología pretende inferiruna teoría del lenguaje, sustentada en esquemas eminentementelógicos. Cuando el au tor afirma que el mundo puede reducirse ahechos, de alguna m anera es tá haciendo una tarea de demarca

E n cu an to a los argumentos críticos a la teoría russelliana de las descripciones sobresale el dequien afirma que el lenguaje ordinario carece de una lógica exacta y en consecuencia,

se le debe reprochar a Russell la confusión que hace entre el uso del enunciado con el enunciadomismo.1 8 Wittgensteinsólo se distancia del atomismo lógico al realizar una descripción trascendental de

simples, como no empíricos.19 WITTGENSTEIN, L. Tractatus logicophilosophicus. Alianza, Madrid, 1985, p. 17.

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ción que pretende ponerle linderos a lo existente. Es decir, mundo es todo lo que puede definirse bajo el modo de hechos y en esesentido, Wittgenstein está construyendo una teoría acerca de larealidad, que le permitirá acceder a una filosofía del lenguaje.

Ahora bien, la estructura del lenguaje proposicional de alguna manera evidencia la expresión del mundo a través de loshechos, porque gracias a las proposiciones se pueden captar yrepresentar fielmente los hechos. Dicho en otros términos, lasproposiciones del lenguaje actúan al modo de un vehículo o dispositivo que posibilita la reducción de los hechos a categorías comunes, hasta traducirlos en un esquema lógico. Así, la finalidad del

lenguaje es eminentemente representativa y replicativa, porquehablar de la realidad implica hacer una copia de la misma.

De este modo, gracias a las virtualidades replicativas dellenguaje, los hechos reales se traducen en proposiciones atómicas, las cuales esperan dar cuenta de hechos igualmente atómi

cos. Los hechos son el sustrato del acto lingüístico básico, que esla proposición atómica, en cuanto estructura de la cual se puedepredicar verdad o falsedad. Los hechos atómicos son los que permiten demostrar el estatuto de verdad de una proposición atómica y una proposición molecular no es más que una compleja combinación de proposiciones atómicas.

Es así como la ontología se convierte en una lógica, debido altránsito que se da del mundo de los hechos al planteamiento deproposiciones. E sta posición del primer Wittgenstein fue inte rpretada por Russell y los neopositivistas lógicos20como una filosofía que postula que sólo es representable y cognoscible el

20Es indudable el impacto que el primer Wittgenstein, a raíz de estas ideas, ha desempeñado enel neopositivismo lógico. Sin embargo, hay que tener en cuenta que si bien es cierto que el mundopuede referirse a hechos, los cuales son el fundamento objetivo de la ciencia, más allá del límitedel mundo existe otra realidad, que es de naturaleza inexpresable, como lo reza la sexta proposición del Tractatus. De esta manera, Wittgenstein presenta argumentos de corte positivistapero no se limita a este positivismo, porque este carácter inexpresable del mundo da cuenta deun pensamiento de tipo místico. La concepción del mundo, para muchos es antimetafísica, pero

como el mismo autor reconoce, el sentido del Tractatus no es lo que se dice sino lo que no se dice,cuyo fondo se ría em inentemente místico y ético. De esta m anera, las esferas de la ética y lareligión no aparecen negadas o refutadas, sino simplemente desplazadas de los límites del mundo al ámbito de lo inexpresable.

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sustrato aportado por la realidad empírica, dado que el mundo noparece exceder el conjunto de los hechos y la verdad o falsedad

de una proposición se determina por el grado de adecuación quepresente con respecto a la realidad.

d. Los lenguajes formalizados

Una considerable diversidad de opiniones existe en tre losfilósofos analíticos y lingüistas en cuanto a la naturaleza del análisis conceptual o lingüístico. Algunos están in teresados sobretodo en aclarar el significado de palabras específicas o frases comoun paso esencial para hacer afirmaciones filosóficas claras y pre -cisas. Otros están más ocupados en de term inar las condiciones

generales que deben darse para que una declaración lingüísticatenga sentido; su propósito es establecer un criterio que dife rencie las oraciones significativas de las absurdas. Otros analistas seinteresan en crear lenguajes formales, simbólicos, que responden en su origen a una estructu ra matemática. Su afirmación esque la solución a los problemas filosóficos puede hacerse con m ayor eficacia, si son formulados en un lenguaje lógico riguroso.

Un lenguaje formal permite represen tar mediante fórm ulas casi cualquier expresión de este mismo lenguaje, y amplíaconsiderablemente la capacidad de formalizar -limitada a unoscuantos tipos de enunciados, preferentem ente los categóricos-de la lógica clásica aristotélica, también llamada lógica tradicio

nal. Un lenguaje formal se identifica con el conjunto de fórmulasque pueden formarse siguiendo sus reglas: el conjunto de fórm ulas bien form adas de un lenguaje. Todo lenguaje formal supone:1) un conjunto de símbolos, que constituyen el alfabeto del le n guaje, y 2) un conjunto de reglas de formación de fórmulas. Si seañade una tercera condición, a saber: 3) un conjunto de reglas detransform ación de unas fórmulas en otras, se obtiene, adem ás,un cálculo lógico o un procedimiento de deducción.

Un lenguaje formal o un cálculo lógico permite, en conse cuencia, decidir: 1) si un símbolo pertenece al lenguaje; 2) si unafórmula determ inada es una expresión bien formada del lengua

je; y 3) si una secuencia sintáctica de fórmulas constituye una

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demostración o una deducción. En todo caso, un cálculo o un pro

cedimiento de deducción pone de manifiesto que todo razonamientoválido equivale a una expresión lógica que siempre es verdadera.Una tal expresión es una «verdad lógica» o una «verdad formal».

La lógica de enunciados y la lógica de predicados son doslenguajes lógicos formales. La distinción entre uno y otro se basaen la distinta capacidad expresiva del lenguaje. Los símbolos dellenguaje de la lógica de enunciados se refieren, básicamente, aenunciados y a conexiones en tre enunciados, dejando intacta suestructura interna, mientras que los símbolos de la lógica depredicados penetran en el interior de los enunciados y se refierena los términos de que se componen los enunciados. El tema de loslenguajes formales fue propuesto por Russell21 y por algunos

rep resentantes del Círculo de Viena.

6. Temas y problemas de la tendencia naturalista

Muchos filósofos asociados al movimiento na turalista han

enfocado el análisis hacia el lenguaje común o natural. Las dificultades surgen cuando conceptos como tiempo y libertad, porejemplo, son considerados al margen del contexto lingüístico enque suelen aparecer. La atención al lenguaje utilizado de una forma común es la clave, según piensan, pa ra resolver numerososproblemas filosóficos.

Dentro de la tendencia naturalis ta ubico a los autores quese oponen a los lenguajes formalizados y que pretenden recupera r el lenguaje cotidiano como objeto de estudio de la filosofía.Como pensadores representativos de esta tendencia es posiblemencionar al segundo W ittgenstein, a los filósofos de Oxford y a

Perelman, entre otros.

Teniendo como fundamento las propuestas formuladas porestos autores, a continuación examinaré temáticas centrales parala tendencia naturalista, tales como el sentido común, la pragmá

21Cfr. RU SSEL L, Bertrand. Los principios de la matemática. Espasa -Calpe, Madrid, 1983.



tica, los juegos de lenguaje, el lenguaje ordinario, los actos dehabla y la teoría de la argumentación.

a. E l sentido común

El prim er pensador analítico en hablar de la importanciadel sentido común fue Moore, porque él no es un filósofo técnico.

No está interesado en conectar la filosofía con la ciencia ni muestra grandes tendencias formalistas. Su escritura se distinguemás bien por una notable claridad y simplicidad. Parece que tam bién en Moore se aplica el dicho wittgensteniano de que todo lo que pu ede ser dicho, debe ser dicho con claridad. Este autortiene una forma de proceder d istinta a la de Russell, ya que no

emplea la aparatosa simbología de la lógica matemática.

Su interés siempre fue doble; de una lado, se orientó hacia lacomprensión del lenguaje ordinario y de otro, se inclinó hacia elanálisis de la je rg a empleada por los filósofos. Establece que noexiste un método analítico unificado, porque cada tipo de lenguaje

exige un tipo de análisis particular. Supone que todas las expresiones utilizadas en el lenguaje corriente son verdaderas y claras; esta claridad, por el contrario, no es tan natural en el lengua

je filosófico. Sin embargo, no se tra ta de dos métodos distintos,sino de una doble proyección del mismo método, que no se definea priori, porque se construye en la praxis y no tiene unas reglas

preestablecidas.

Moore rechaza el idealismo y por ello su filosofía tiene rasgos neorrealistas. Retoma la verdad del sentido común, más alládel metalenguaje de la filosofía y de las pretensiones verifi-cacionistas propias de la ciencia. La tarea de la filosofía es realizar una descripción completa del mundo. Moore le otorga un granvalor al sentido común, aunque no pueda probarse la veracidad desus proposiciones. Debido a lo anterior, Moore es consideradocomo un filósofo del sentido común.

Gracias a la influencia de E. Moore, Russell pudo liberarsede algunos rezagos de idealismo que aún se hallaban implícitos

en su pensamiento. Mientras Bradley tenía una visión peyorativa



del sentido común, porque lo interpretaba como una m era apariencia, tanto Moore como Russell toman la vía contraria; es decir, piensan que la realidad aparece correctamente interpretadapor el sentido común, siempre y cuando éste no se encuentre

influido por la religión o la filosofía. De esta m anera, el mundoque antes era una entidad sutil y abstracta, bajo esta consideración empieza a convertirse en algo sólido y variado.

Por ningún motivo podría decirse que Russell haya hechoparte de la tendencia natura lista. Sin embargo, con el paso deltiempo, el reconocimiento, que tanto Moore como Russell hacendel sentido común, de alguna manera preparó el terreno para elsurgimiento de la filosofía oxoniense.

b. La renuncia al formalismo

El naturalismo, -como posibilidad derivada del segundoWittgenstein y del trabajo filosófico del grupo de Oxford-, no fuede buen recibo en todos los círculos analíticos. Russell inclusodesarrolló una actitud completamente contraria a la pragmáticay llegó a descalificar a algunos representantes del pensamientooxoniense, al argum entar las siguientes razones:

1. Pretende excusar a los filósofos de un conocimiento riroso de la matemática, la física y la lógica; 2. Debido al simplismopropuesto, cualquiera se hace filósofo y esto hace de la disciplinaalgo trillado y superficial; 3. La pragmática elude la tarea de lafilosofía en lo que concierne a la construcción de su propio meta-

lenguaje, elevando a categorías filosóficas las palabras más ordinarias y corrientes del habla común.

La consecuencia inevitable de seguir al segundo Wittgenstein consiste en la eliminación del lenguaje técnico y especializado. Según Russell, la versión del análisis filosófico medianteuna orientación naturalista resulta

“una disciplina inútil carente de relevancia y de interiores. Discutir hasta el infinito lo que entienden los necios cuando

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dicen necedades puede resultar divertido, pero muy difícil-mente es importante’’.22

Basta recordar en este punto que el distanciamiento deRussell con respecto a Wittgenstein consistió en el giro pragmático que adoptó este último. En Investigaciones filosóficas Wittgenstein plantea una crítica a la lingüística tradicional, porque ésta considera el lenguaje como un corpus constituido a par

tir del agregado de nombres que denominan objetos y relacionesentre ellos, como por ejemplo los sustantivos, los verbos, losconectores lógicos, etc. Los procedimientos de la lingüística tra dicional no dan cuenta del lenguaje natural y de los procesosmentales realizados por las personas, porque son extrem adamente nominales y abstractos.

En el caso de Austin, como en la mayoría de los autores analíticos, no solamente es importante lo que ha planteado a nivelteórico, porque resu lta aún más revelador el procedimiento y elmétodo empleado a través de su actividad filosófica. El autor practica la terapia filosófica, de acuerdo a la orientación curativa adju

dicada a la transición entre el primer y el segundo Wittgenstein23.Está atento a las patologías lingüísticas como medio para descubrir lo normal y, además, se in teresa en clarificar los conceptospara encontrar siempre la precisión: estos mecanismos le perm iten establecer diferencias entre las expresiones. Como él mismoafirma, las palabras son nuestros instrum entos y como mínimodebemos utilizar instrumentos claros; debemos saber lo que significamos y lo que no significamos y estar prevenidos contra lastrampas que nos tiende el lenguaje.

22 Ibídem. p. 575.La eventual influencia del segundo W ittgenstein en la filosofía de Austin es un tema espinoso

y polémico. Mientras autores como Reale y Pasmoore consideran que las Investigaciones filo -sóficas han ejercido una influencia notable en la forma como Austin llegó a plantear el métodoanalítico y su relación con la filosofía, así como la opción por el lenguaje ordinario, los contextosde uso y las formas de vida, Rabossi es enfático en negar esta influencia y más bien se dedica aseñalar las diferencias y contradicciones que existen entre es te dos autores. Por mi parte , nopuedo precisar si Austin fue un lector de Wittgenstein o no, porque su influencia procede másde Aristóteles, Leibniz y Moore, si considero que se dan grandes similitudes: 1. La opción porla pragmática por encima de la lógica formal. 2. La reivindicación de las formas de vida y dellenguaje común. 3. El in terés particular por el uso de las expresiones en contexto o como diríaWittgenstein, por los juegos de lenguaje.



L a pragmática nace de la noción de acto de habla, formulada p o r John L. Austin a partir de 1955. Según Austin, la funcióndel lenguaje en la comunicación no es meram ente descriptiva,sino que al hablar realizamos actos. Paralelamente a las teoríasde Austin, Paul Grice, a partir de 1967, sostuvo la tesis de que loscontenidos comunicados indirectam ente en la comunicación corresponden a los aspectos no veritativo-condicionales de los enunciados, es decir, lo que está implícito no depende únicamente del

contenido informativo del enunciado del que se podrá decir,según las circunstancias, que es verdadero o falso. Una distinciónfundam en tal en pragm ática es la oposición en tre frase y enunciado.

L a frase , caracterizada por su estruc tura sintáctica y su

significado, es una entidad abstracta y constituye el objeto deestu dio de la lingüística. En cambio, un enunciado es una frasecompletada por las informaciones que se obtienen de la situaciónen la q ue es enunciada; es el producto de la enunciación de unafrase y constituye el objeto de la pragmática.

L a necesidad de introducir la dimensión pragmática en elestud io del lenguaje se pone en evidencia a la hora de explicardeterm inados enunciados que no tienen función referencial, sinoautorrefe rencial (enunciados performativos), que tienen la pro piedad de implicar otros enunciados (la inferencia).

Como consecuencia más relevante del giro naturalista, dado

tanto por Wittgenstein como por los filósofos oxonienses, vale lapen a d es ta car que el significado de un concepto o enunciado sem an ifie sta en la práctica, a través del uso que los hablantes lea tr ib u y en en un contexto o juego de lenguaje determinado. Deesta m a n e r a , las proposiciones no significan nada en sí mismas,porque el único procedimiento válido para acceder a la significa

ción e s el examen de los juegos de lenguaje manifestados en lasexpresiones cotidianas.

E n es te punto es necesario señalar que la pragmática seale ja to talm ente de la expectativa de construir un metalenguajeuniversa l, para centrarse en las expresiones lingüísticas particu

la re s . Una crítica frecuente que se le hace a la pragmática oxo-



niense consiste en que la filosofía tiende a confundirse con la lingüística, ya que se detiene minuciosamente en el estudio analítico

de los casos específicos.

c. Los juegos de lenguaje

La expresión juegos de lenguaje es empleada por Witt-

genstein para designar una de las tesis fundamentales de Inves-tigaciones filosóficas: la pluralidad de usos y funciones del len guaje. Tal como se presenta en la forma natural del discursoordinario, el lenguaje se asemeja a una caja de herramientas conmuy diversas aplicaciones; las palabras, como las herramien tas,sirven para muchas funciones.

El lenguaje puede describirse también como un juego lin güístico; en él sucede lo mismo que con los juegos: todos distin tos, pero todos con la característica común de esta r sometidos areglas; reglas que, a veces, se construyen o modifican a medidaque se juega. Tal vaguedad necesaria le es esencial al lenguaje, siha de ser entendido como una «actividad» o una «forma de vida».

Por eso afirma Wittgenstein que «el significado de una palabra essu uso en el lenguaje».

El desconocimiento de los juegos de lenguaje y de sus r e glas surge en los filósofos por el terror al vacío. Pero las palabrasno están en el vacío porque tienen vida propia. Seguir una reg la

no es proceder a un cálculo lógico desde el lenguaje privado.

d El lenguaje ordinario

En cuanto a la tendencia naturalista, resulta significativa la

crítica que Russell hace a su m anera de entender el análisis filosófico, en lo concerniente a la imposibilidad de fundam entar lainvestigación a partir del lenguaje cotidiano.

Russell ante el segundo W ittgenstein, -el de Investigacio- nes filosóficas-, asume un tono de fuerte crítica, porque considera que este autor ha dado un retroceso con respecto a los

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logros anteriores, porque el trabajo hecho en el Tractatus aparece en gran medida desvirtuado. El mismo Russell llega a afirmarque:

“El nuevo Wittgenstein parece haberse cansado de pensar en serio y parece haber inventado una doctrina para convertir en innecesaria dicha actividad. Ni por un momento considero que sea verdadera una doctrina que manifiesta unas conse-cuencias tan lúgubres”.24

Russell, que mostró una actitud decididamente favorableante los primeros frutos de la obra de su discípulo, condena convirulencia los resultados planteados por el segundo Wittgenstein,debido al interés de este último por el lenguaje ordinario.

La dificultad que tiene Russell con el lenguaje ordinarioconsiste en que el único tipo de lenguaje que es compatible con el

atomismo lógico es el formal. Inclusive, la oposición entre estasdos formas de lenguaje es tal, que en las primeras reflexiones deAustin se nota como existe de alguna manera una contraposiciónentre el lenguaje científico y el lenguaje natural.

Pese a la crítica de Russell al lenguaje ordinario, Austin

accede al planteamiento de la teoría de los actos de habla, endonde los enunciados aparecen divididos en enunciados cons-tatativos y performativos. Las proposiciones constatativas sonpropias del lenguaje lógico y científico porque se refieren a aserciones dotadas de valor veritativo y por ello son susceptibles dese r falsas o verdaderas e implican demostración y verificación.Por otra parte, los actos de habla performativos se refieren al

lenguaje cotidiano y no son clasificables por su contenido epistemológico sino por su eficacia. Es decir, que los perform ativosno pueden ser catalogados como falsos o verdaderos sino comoafortunados o infortunados.

Para desarrollar la tarea de la filosofía de descubrir la ve r

dad, Austin opta por la vía del análisis del lenguaje ordinario,

24REA LE y ANTISSERI. Ob. Cit. p. 574.

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porque piensa que el principal objeto de la investigación filosófica es el de desenreda r problemas que se le platean a aquellosque piensan y hablan en lenguajes ordinarios, aunque en realidad no todos los problemas filosóficos que se plan tean son deesta na turaleza . Sin embargo, el au tor justifica su escogenciacuando afirma que el lenguaje ordinario incorpora la experiencia y la agudeza heredadas de muchas generaciones de hombresy que tal agudeza se ha centrado en las ocupaciones prácticasde la vida.

e. Los actos de habla

Bien puede decirse que Austin formula dos teorías cerca delos actos de habla. E n la primera versión, el autor se ocupa de ladistinción entre enunciados performativos y constatativos, mientras que en la segunda avanza hacia la caracterización de los actos locutivos, ilocutivos y perlocutivos. La segunda versión de lateoría de los actos de habla fue perfeccionada por Searle, discípulo de Austin.

En la primera versión de su teoría, Austin distingue entrelas afirmaciones que realizan un acto y las que describen la rea lidad. Su objetivo fundamental era rebatir la convicción, am

pliamente extendida entre los filósofos anglosajones, de que lafunción del lenguaje es describir un estado de cosas y, por tanto,que las afirmaciones del lenguaje son verdaderas o falsas. E stepostulado, al que Austin llama «la ilusión descriptiva», es cuestionado a partir de esta primera distinción entre enunciados quedescriben realmente, llamados constatativos, susceptibles de serverdaderos o falsos, y enunciados mediante los cuales se realizan

actos, llamados performativos, susceptibles de ser afortunados odesafortunados. Para que un performativo sea afortunado debeexistir un determinado procedimiento, reconocido por convención, dotado por convención de un determinado efecto, y que comprenda el enunciado de determinadas palabras por determinadasPersonas en determ inadas circunstancias.

En una segunda versión de la teoría de los actos de habla,Que no supone una diferenciación temporal, Austin constata que

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sostener que un enunciado performativo resu lta un éxito si secumplen determinadas condiciones, equivale a decir que un per

formativo es un éxito si determinadas afirmaciones son verdaderas , precisamente las que describen estas condiciones.

Ante el peligro de indistinción entre performativos y cons-tatativos, Austin propone tres tipos de actos de habla: (1) actolocucionario, que se realiza por el hecho de decir algo; (2) acto

ilocucionario, que se realiza al decir algo; (3) acto perlocucionario,que se realiza por medio de decir algo.

Austin retoma la distinción entre performativos y cons-tatativos y sostiene que en una afirmación el hablante realiza unacto ilocucionario igual que cuando hace una advertencia, y que

no existe contradicción en admitir a la vez que un enunciado sirvepara realizar un acto y que este enunciado o, mejor dicho, la proposición que expresa es verdadera o falsa.

El inconveniente que evidencia es ta prim era teoría de losactos de habla es que Austin se encuentra en la dificultad deplantear un mecanismo efectivo que permita distinguir entre losenunciados constatativos y los perlocutivos. Para ello crea untes t, en donde los verbos que se formulen en primera persona ycuya enunciación implique acción, serían los performativos. Sinembargo, después de un detallado estudio de casos descubre queel test es insuficiente porque muchos enunciados pueden serduales: pueden informar y aconsejar al mismo tiempo, hecho que

los haría constatativos y performativos simultáneamente.

Para salvar esta dificultad, Austin abandona su primera postu ra para formular la teoría general de los actos de habla, que esmucho más amplia y exhaustiva que la anterior. El interés ya noestá en separa r los enunciados descriptivos de los realizativos,

sino más bien en ilu strar con mayor complejidad las enunciaciones del lenguaje natural. En este punto puede decirse que elautor ha logrado superar la falacia descriptivista, porque no leparece apropiado considerar que un enunciado carezca de sentidosi no puede ser tomado por verdadero.



A partir del análisis de la dimensión realizativa propia de losperformativos, Austin concluye que “todos los decires son ha

ceres”porque las palabras son herramientas de intervención conrespecto al mundo; cuando hablamos hacemos, por lo menos, tresclases de cosas y por ello el autor introduce la categoría de actos de habla, la cual se subdivide en los siguientes elementos:

1. Acto locucionario: se manifiesta cuando emitimos al

gunas palabras de un vocabulario, en determinada construccióngramatical y con un significado específico. Este acto a su vez sesubdivide en tres micro-actos: el fonético (emitir sonidos), fático (además de sonidos, em itir palabras del algún código, organizadas gramaticalmente y con determinada entonación) y rético (usar el fema con un sentido de una referencia, es decir, con un

significado).

2. Acto ilocucionario : Es lo que hacemos al decir algo.Desde el punto de vista de Strawson, el acto ilocucionario expresa lo que hacemos al decir lo que decimos. Este acto desborda engran medida el campo de lo performativo explícito.

3. A c to perlocucioñario: lo constituyen los efectos o consecuencias que los actos ilocucionarios producen sobre los pensamientos, sentimientos o acciones del auditorio o de quien emitela expresión o de otras personas. La particularidad de este actode habla consiste en que decir implica hacer. En otras palabras,este acto de habla se realiza en la medida en que se enuncia. El

ejemplo típico está en las promesas y las órdenes. Como condiciones preparatorias para un acto perlocucioñario son necesariaslas siguientes: a. Condiciones de derecho o autoridad, b. Condiciones de sinceridad. En caso contrario, el acto no sería nulo,pero sí abusivo, c. Condiciones esenciales. La persona que ejecutael acto perlocucioñario se compromete en ciertas creencias o

intenciones. Esta teoría general de los actos de habla puedeapreciarse de una forma más clara y precisa en el siguiente cuadro descriptivo:



TOPOLOGÍA DE LOS ACTOS DE HABLA

Tabla 2

ACTO ILOCUCIONARIO ACTO LOCUCIONARIO ACTO PERLOCUCIONARIO

ActoJudicativo:

Actos de hablade tipo jurídico.

CondenarDecretarEvaluar

Acto Fonético: Se refierea la producción de sonidos. Trabaja la dimensiónfonética y fonológica.

No tiene sibdivisiones

Acto

Compromisorio:Obligan locutor

a adoptaruna actitudo a efectuaruna acción.

PrometerJurar

Apostar

Acto Fático: Trata la

producción de vocabloscon entonación y construcción gramatical. Implica algunos aspectosfonológicos y sobre todo,sintácticos.

ActoEjercitativo:

Ejercicio depotestades,derechos oinfluencia.

Ordenar

InstarAconsejarPrevenir

Acto Rético: Se ocupa dela construcción con sen

tido, que implica significado y referencia. Aquí setrabajan las tres dimensiones clásicas del signolingüístico desde un punto de vista semántico.Acto

Comportativo:Implica

reacción frentea la situación

de otro.

AgradecerDisculparFelicitarMaldecir

ActoExpositivo:

Ponen demanifiesto el

modo como lasexpresiones

encajar en un

argumento oconversación.

ConcederSuponerPostular

A partir de la teoría de los actos de habla de Austin, surge lateoría de la argumentación, como un caso especial de macroactode habla.

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f. La teoría de la argumentación

Tradicionalmente se ha vinculado la obra de Perelman a con

textos de tipo ético, político y jurídico, debido a la orientacióne m i n e n t e m e n t e práctica que hace de la racionalidad. Ahora bien,creo que la inclusión de la nueva retórica25 como un capítuloespecial del análisis filosófico es menos arbitraria de lo que pare ce en un prim er momento. Las razones conceptuales que tengopara argum entar en es ta dirección son las siguientes:

L La obra del colombiano Adolfo León Gómez constituyemi primer indicio de la condición de analiticidad que le es inherente a la nueva retórica. Es sabido el particular interés que ha mostrado Gómez Giraldo por la teoría general de los actos de hablade Austin y de su intención de considerar el discurso argumentativo, m ateria del interés de Perelman, como un macro acto de

habla, susceptible de abordarse con los procedimientos imple-raentados por la pragmática oxoniense. El trabajo de GómezGiraldo ha consistido en gran parte en realizar una síntesis teórica en tre la filosofía analítica de Oxford y la nueva retórica, hechoque dem uestra que al menos no estoy incurriendo en una visiónecléctica del problema.

2. La teoría de la argumentación tiene como interés el análisis de juegos de lenguaje particulares. E ntre los juegos másrelevantes, está el filosófico, el político, el ético, el jurídico, etc.

3. La teoría de la argumentación incorpora el interés por ellenguaje ordinario expresado por el segundo Wittgenstein y por

Austin. Sin pretender manifestar que Perelman y Olbrechts tengan como fundamento obras como Investigaciones filosóficas oCómo hacer cosas con las palabras, sí resulta evidente la afini

El nombre de nueva retórica obedece a la pretensión que tienen su autores de indicar el corte

Ge la teoría de la argumentación con respecto a la retórica tradicional. La idea es limpiar a lanueva re tórica de cualquier connotación de tipo despectivo que la conecte con la manipulación ocon la distorsión de la verdad. De la misma manera, la razón del nombre se deriva también delinter és por m os trar que la retórica va más allá del orna to del discurso y de las figuras deldiscurso. De esta manera, la nueva retórica tendría como objeto la argumentación a pa rtir decondiciones como la veracidad y la razonabilidad.



dad teórica que se presenta entre estas posturas aparentementediversas. El lenguaje ordinario es interesante para la nueva retó rica, porque en ningún momento se establecen categorías entre

los discursos o se postula que unos sean más importantes queotros. E s tan importante la arenga, el discurso religioso o la a rgumentación jurídica. No se está hablando de lenguajes formalizados, sino de enunciados generados por hablantes diversos encircunstancias de argumentación, teniendo de presente los dispositivos discursivos y los auditorios a los cuales están dirigidos.

La teoría de la argumentación es una disciplina que estudialas técnicas discursivas, que perm iten producir o acrecentar laadhesión de un auditorio. Uno de los fenómenos retomados por lateoría de la argumentación es la persuasión y establece diferencias notables entre ella y la convicción. Perelman, en El imperio retórico26, realiza una descripción de los elementos más relevan

tes que intervienen en la argumentación, como lo son la personaque argumenta, el contenido de la argumentación y el interlocuto r o auditorio.

De igual manera, se dedica a explorar la argumentación comouna técnica discursiva, que parte del lenguaje cotidiano y quedeja de lado el formalismo propio de la lógica. No define la argu

mentación como una disciplina normativa sino descriptiva, en lamedida en que tra ta de explicar los mecanismos argumentativosque subyacen a los macro actos de habla.

Una noción central en la teoría de la argumentación es la deauditorio; por auditorio es posible entender al orador que intentapersuadir, que puede ser uno mismo, otra persona o un conjuntomucho más amplio. El auditorio es una construcción del orador ysi lo construye mal, es tá condenado al fracaso en su intento depersuasión. Por ello, es importante la adaptación del orador alauditorio, aunque también es importante reconocer que el oradorno necesariam ente debe identificarse con las creencias y valoraciones de su auditorio; esto no implica insinceridad.

26PERELMAN , Chaïm. El imperio retórico. Editorial Norma. Colección Vitral, Bogotá, 1998.

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Perelm an realiza una distinción en tre auditorios particulares y auditorios universales. En el primer caso, el orador no necesariamente comparte las creencias del auditorio, mientras queen el segundo sí lo hace. En auditorio universal está compuestopor el conjunto de todos los seres humanos razonables y competen tes. La importancia de esta clase de auditorio consiste en quecualquier persona que actúe como interlocutor estaría en condición de aceptar las razones propuestas, en el caso que éstas fue

ran válidas y convincentes. Como funciones básicas del auditorioPerelman establece la deliberativa, cuya importancia consiste enque permite tomar decisiones, y la epidíctica, en donde la argumentación parece una competencia.

7. Aplicación del método analítico a los problemas filosóficos

El análisis filosófico se ha considerado no sólo como unatendencia o corriente, sino también como un método susceptiblede ser aplicado a los temas y problemas “tradicionales” de lafilosofía. Los tópicos más frecuentes para la aplicación del “método analítico” son la verdad, la representación , el conocimiento,los estados mentales y la ética.

a. La verdad

Tradicionalmente la verdad ha sido entendida como la rela ción de adecuación o correspondencia entre el juicio y el hecho al

que se refiere. Dicho en otros términos, la verdad estaría dadapor la equivalencia entre la realidad y el pensamiento.

Me parece importante destacar en este punto que Russell,con su concepción sobre el atomismo lógico, incluye un nuevoelemento a la teoría clásica de la verdad como correspondencia:el lenguaje. Para Russell y el primer Wittgenstein la verdad no

es la correspondencia entre las cosas y la mente, sino la identidadentre los hechos y las proposiciones. Además, considero que laimplicación de esta postura atomista lógica respecto a la verdad,da cuenta de una actitud representacionalista a nivel epistemológico.

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Tarski va más allá de Russell, porque reconoce que la verdad no es una condición inherente a los hechos sino a los discursos y en ese sentido, sería una propiedad susceptible de ser adju

dicada a los enunciados declarativos. Tarski se adhiere a la ideade verdad como adecuación y la vincula a una teoría semántica,porque la verdad es un término semántico que sólo se explicita através del metalenguaje.

Sin lugar a dudas, existe alto grado de parentesco en tre el

atomismo lógico de Russell y la necesidad de la construcción deun lenguaje formal, con la teoría semántica de la verdad de Tarski.No en vano este último autor, apoyado en Russell, le concede alos metalenguajes la posibilidad de articular un lenguaje simbólico perfecto, que disuelva las ambigüedades y que posibilite lacertidumbre. En este punto es importante destacar que esta opción por los metalenguajes implica que la verdad se constituye

como un valor objetivo, porque resulta ser una característica delos enunciados en cuanto tales y no un hecho psicológico enunciado con quien los profiere.

Ahora bien, el neopositivismo, -que también recibe la influencia del pensamiento de Russell-, sustituye el tema de la

verdad por el de la verificación y el sentido de los enunciados,porque la verdad de una proposición depende de su verificabilidad.De esta actitud promovida por el Círculo de Viena, se desprendeel análisis lógico de los enunciados, ya que éstos son susceptiblesde comprobación formal y empírica. La prim era se refiere al entendimiento del significado de las proposiciones o descripción desu analiticidad, mientras que la segunda tienen que ver con lacontrastación de estas mismas aserciones con los hechos: la verificación empírica implica la confrontación de las deducciones conla experiencia.

Así como los postulados del atomismo lógico y del neopositivismo fueron discutidos desde la pragmática oxoniense, tam

bién constituye objeto de crítica la teoría de la verdad como correspondencia en que estas tendencias se han fundamentado.Austin, al realizar su teoría sobre los actos de habla y al establecer la diferencia entre enunciados constatativos y performativos,descubre que no todos los enunciados constituyen proposiciones

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verdaderas porque no siempre equivalen a los hechos. La conclusión a la que llega Austin es que la teoría de la adecuación debeser complementada con una teoría pragm ática sobre la verdad.

Según Austin, para una definición de la verdad deben existirdos conjuntos de convenciones, a saber: descriptivas (palabras,situaciones, cosas que se encuentran en el mundo) y demostrativas (que correlacionan las palabras con las situaciones históricas

que se encuentran en el mundo). El significado de “es verdadero”en una prim era aproximación vaga tiene que ver con una “correspondencia” entre enunciados y hechos; según Austin, para quehaya verdad, se requ ieren signos convencionales, situaciones yacontecimientos.

La postura pragmática implica que la verdad de un enunciado está dado en su significado y este último sólo se manifiesta enla práctica lingüística de los hablantes, es decir, en lo concreto.De lapragmática se desprenden las concepciones que tanto Austincomo Quine proponen acerca de la verdad, las cuales tienen encomún el abandono de los ideales universalistas y representacionalistas en el terreno del conocimiento.

Un autor, que no puede clasificarse dentro de la pragmáticaoxoniense, es el segundo Wittgenstein. Sin embargo, existen algunas posturas de la filosofía lingüística que resultan cercanas alas desarrolladas en Investigaciones filosóficas. Uno de los puntos de contacto que existen entre el segundo W ittgenstein y la

filosofía de Oxford lo constituye la visión no generalista de laverdad. Según este autor, la verdad es un tipo de condición queaparece dentro del juego de lenguaje científico, pero que no esinherente a la infinitud de juegos de lenguaje posibles. Dicho enOtros términos, la verdad es una regla que se articula dentro dellenguaje científico, pero que no gobierna la estructura de los demás juegos, entre ellos el de la filosofía. Es por esta razón queWittgenstein considera que lo propio del juego de lenguaje filosófico no es el descubrimiento de la verdad, sino la descripción yelucidación de los enunciados.

Ahora bien, considero que este giro pragmático que el análisis filosófico ha dado en torno al tema de la verdad, alcanza su

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máxima expresión con las posturas de Perelman y Olbrechts,en la nueva retórica. En este contexto la verdad ya no dependeexclusivamente de la razón formal y de sus alcances científicos,porque tam bién está relacionada con las proyecciones de la ra zón práctica, donde no sólo cabe lo racional, sino también lo

razonable.

A parti r de los postulados de la nueva retórica la verdaddeja de se r universal y necesaria, porque depende de lo que unauditorio esté dispuesto a conceder o validar de una manera prag mática. La validez esta sujeta a la forma en la que se argumentay no solamente al contenido de verdad o falsedad de los enuncia

dos. Más aún, hay que destacar que Perelman no habla tanto de laverdad como de la adhesión. Esta opción se deriva de su compromiso con una filosofía de ca rácter no fundacionalista, que en suspretensiones regresivas manifiesta su desconfianza ante el formalismo y la generalización.

Perelman se ha apartado radicalmente de la teoría de laverdad como adecuación y su idea de la adhesión no presentaninguna relación con la epistemología del atomismo lógico o conla aspiración de la verificación, tampoco es posible considerarlocomo un autor escéptico o relativista. Simplemente, la verdadpara él deja de ser un valor absoluto y se convierte en una consecuencia pragmática del macroacto de habla denominado arg u

mentación.

b. La representación y el conocimiento

Las anteriores posturas ante la verdad tienen implicacionesen cuanto a la teo ría del conocimiento se refiere. Mi tesis es la

siguiente: una teoría de la verdad como adecuación, incluyendo lasemántica de Tarski, implica una actitud representacional antela ciencia, mientras que las posturas pragm áticas de la verdad,encarnadas por Wittgenstein, Austin y Quine, implican una ruptura con cualquier forma de representacionalismo.

Por ejemplo, la postu ra atomista lógica de Russell implica

una visión representacional del conocimiento, en la medida en

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que se aspira a traducir los hechos del mundo a través de proposiciones. Algo similar sucede con la teoría p ictórica formuladapor el prim er Wittgenstein en el Tractatus. En esta obra el autorcree que el mundo es algo existente de por sí, independiente de laconciencia del sujeto y la ta rea del lenguaje es reflejar fielmentelas relaciones que se dan entre los hechos del mundo a través deuna combinatoria proposicional. Como es evidente, la teoría pictórica no es más que una versión ampliada del atomismo lógico yademás, ambas tienen en común una postura de carácter repre-sentacional.

A diferencia de Wittgenstein, Moore plantea una filosofía decorte antifundacionalista, ya que se opone al absolutismo idealista propuesto por Bradley. Se dice que es no fundacionalista,porque no supone condiciones trascendentales, metafísicas niideales en el conocer. Las cosas son como son, independientemente de que haya o no un sujeto que haga abstracción de sus propiedades. Moore paulatinamente nos está introduciendo en unaconcepción que resulta significativa para diversos sectores delanálisis filosófico: la epistemología sin sujeto.

El segundo Wittgenstein, a través de Investigaciones filo -sóficas relativiza la posibilidad de acceder a la verdad, a travésde su concepción de los juegos de lenguaje. Cada juego de lengua

je tiene unas reglas diferentes y sólo en uno de ellos la verdad

sigue siendo una idea relevante: en el científico. Estas nuevasposturas ante el lenguaje hicieron que Wittgenstein redirec-cionara también su visión acerca de la realidad. Abandona la postu ra ontológica y representacionalista del Tractatus, para acceder a la complejidad de los juegos de lenguaje, complejidad queno puede ser reflejada o replicada de ninguna manera.

Por otra parte, la dimensión pragmática de la filosofía analítica también ha abandonado completamente el ideal representacionalista y simplemente se dedica a considerar el lenguajedentro de contextos concretos. Para los filósofos oxonienses re sulta indefendible una posición que piense la teoría del conocimiento como una relación isomórfica entre una realidad objetivay una mente que la refleja fielmente.

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La explicación que Rorty desarrolla en La filosofía y el espejo de la naturaleza27 ayuda a entender cómo la distinciónen tre unos saberes duros y otros blandos pierde validez a la luzde la postura antirrepresentacionalista. Por ello surge la siguientepregunta: ¿Son necesarias las representaciones para una epistemología que va más allá de la filosofía las ciencias y que se centraen el uso pragmático del lenguaje? A esto hay que ag regar que“la demarcación entre filoso fía y ciencia que llegó a im poner-se fu e posible gracias a la idea de que el núcleo de la filo so fía era la teoría del conocimiento28’’. Por consiguiente, con el giro

lingüístico que describen Rorty y Haberm as se hace posible eltránsito de una filosofía de la conciencia hacia una filosofía dellenguaje, en donde el tem a de la representación constituye unpseudoproblema.

Wittgenstein, Quine y Davidson, en tre otros, han refutadola distinción en tre cuestiones de hecho y cuestiones de ideas, de

m anera tal que sus propuestas filosóficas se han articulado sinoperar a par tir de estas distinciones. En últimas, el pragmatistasugiere que en vez de invocar dualidades tales como idea-hecho,lenguaje-hecho, mente-mundo y sujeto-objeto para explicar laintuición de una realidad que existe independientemente del su

jeto, es necesario rechazar esta “criteriología” por una aproxi

mación a los contextos particulares.

c. Los estados m entales

Según Eduardo Rabossi, la investigación de los estados mentales consiste en el análisis y la evaluación de las teorías que

intentan dar cuenta de algunas de las relaciones entre el sujeto yel mundo a pa rti r de las propiedades semánticas de los estadosmentales, por un lado, y del lenguaje natural, por el otro. Lasprim eras tra tan a los estados m entales como estados constituidos por representaciones que poseen propiedades semánticasanálogas a las de las expresiones lingüísticas. Las segundas, si

27 Cfr. RORTY, Richard. La fi lo so fía y el espejo de la naturaleza. Cátedra, Madrid, 1983.“ RORTY, Ob. Cit. p. 128.

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bien admiten la existencia de estados mentales no proponen unasemántica pa ra los mismos. El interés consiste en analizar quépapel explicativo desempeñan los estados mentales y las expres iones lingüísticas, y cuáles son los fenómenos que se intentandar cuenta a partir de las propiedades que se les atribuyen. Paraello resulta pertinente aclarar cuestiones relacionadas con losámbitos de la representación, las capacidades cognitivas y la comunicación.

Rabossi se ha ocupado de la reconstrucción y las críticas delas teorías semánticas del contenido mental en relación con cuestiones ontológicas (realismo acerca de los estados mentales), conceptuales (qué es representar) y epistemológicas (rol explicativode las representaciones). Actualmente, su trabajo se centra en elaná l is i s de las teorías de la mente y del lenguaje que se oponen al

proyecto de una semántica del contenido mental. Esto perm itirá^valuar si los estados mentales y las expresiones lingüísticascorresponden a ámbitos explicativos diferentes.

d. La é tica

La reflexión ética que parte de una inspiración analítica noretoma tem as tradicionales como el bien, la felicidad o el deber.Antes bien, el objetivo de su estudio lo constituye el lenguaje moral y ladescripción que puede llegar a hacer de los enunciados. PorOposicióna la ética normativa, cuyo interés consiste en sopesar lasrazones en virtud de las cuales un hecho puede ser calificado como

justo, correcto o bueno, la metaética es un metalenguaje que tra tade los enunciados con que afirmamos que algo es justo, correcto obueno, y de los problemas implícitos en el lenguaje moral.

Esta postura se conoce con el nombre de metaética o éticaanalítica y tiene su fundamento en el pensamiento empirista inglés. En el texto de David Hume Tratado sobre la naturaleza

humana23, subtitulado como Intento de introducir el método ex

Cfr. HUME,David. Tratado sobre la naturaleza hum ana . Editora Nacional, Madrid, 1977.

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perimental de razonamiento en los asuntos morales, represen

ta la aspiración por llevar a cabo, en el mundo moral humano, loque Newton había hecho con el mundo físico: un tipo de investigación basada en la observación y experimentación. A partir de esteprograma epistemológico Hume se apartó del racionalismo y seinteresó por establecer la relación entre los hechos y los valores,deduciendo la imposibilidad de derivar normas de hechos, temaque la tradición filosófica posterior ha tipificado como una forma

de falacia naturalista.

La inquietud formulada por Hume fue retomada por Mooreen su obra Ética30. Moore somete la ética a la lupa del análisis. Asu juicio, la ética se pregunta cuestiones indiscernibles, como porejemplo, el sentido de los juicios bueno y malo. Para Moore estas

nociones no son analizables y, en consecuencias, no se puedendescomponer. In ten tar hacerlo es incurrir en la falacia natura-lista. Lo bueno no es una cualidad observable y objetiva que haceparte de las cosas y no de los enunciados. Por ello, la ética no esun problem a de racionalidad ni de objetividad; recurriendo a laidea de sentido común, Moore desplaza el contenido de la ética alámbito de la intuición31.

A propósito de la posición intuicionista planteada por Moorees que t iene relevancia la dicotomía es/debe, es decir, la exclusión en tre los hechos y las normas. Un conjunto de enunciadosdescriptivos no puede conducir a conclusiones de tipo normativo.Al asumir esta postura, el autor se declara en contra del na

turalismo ético y de las teorías metafísicas. En este contexto valepena preguntarse ¿Cuál es la validez de los enunciados morales?Esta es una pregunta central para la ética analítica.

Una respuesta a la anterior pregunta la constituye el pres criptivismo es la teoría ética de R. M. Haré32, opuesta al emo-

30 Cfr. MOORE, G. E. Ética. Editorial La bo r/T erce r Mundo, Bogotá, 1989.31La postura intuicionista promovida por Moore tiene una gran influencia en el pensamiento queW ittgenstein expone en el Tractatus. En este contexto la ética no parece ser objeto de la re flexión filosófica, sino una cuestión eminentemente subjetiva e injustificable.32Cfr. HARE, R. M. The language of morais. Clarendon Press, Oxford, 1952. (No existe versióncastellana del texto).

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tivismo y al descriptivismo, que establece criterios de tipo formalpara juzgar acerca de un juicio moral: un enunciado es un juiciomoral sí: 1. Contiene un imperativo o enunciado prescriptivo quemanda o aconseja hacer o no hacer algo y 2. Es universalizable,porque se impone a todos y en cualquier circunstancia. Por tanto,

se tra ta de un formalismo moral, puesto que afirma que es moraltodo enunciado que sea, a la vez, prescriptivo y universalizable,sin referencia alguna al contenido. El lenguaje moral pertenece ala función del lenguaje que se denomina prescriptiva o imperativa: aquella que tiene por objeto orien tar la conducta práctica.

Para analizar los enunciados morales, Haré distingue la partefrástica y la parte néustica. La primera refleja el contenido delenunciado, o lo que alguien dice; la segunda indica la postura queel hablante propugna ante dicho contenido, o el uso que hace delsentido del enunciado. Así, por ejemplo, «no matarás» puededesglosarse en su fr ástico, «los hombres no matan a sus seme

jantes», y en su néustico «y ésta es la conducta que te exhortovivamente a poner en práctica».

El descriptivismo de H are articula una variante del form a-lismo ético; se tra ta de una propuesta metaética que, en principio, no se in teresa ni por los fines ni por las consecuencias de losactos morales (no es teleologico), sino que funda la moralidad de

un acto en el hecho moral de que se percibe su obligación (esdeontológico). La ética de H are, para quien moral es sólo aquellaacción que se ajusta a la prescriptividad y a la posibilidad de universalización, es un ejemplo de formalismo ético.

Otra alternativa ofrecida por la m etaética está dada en el

emotivismo. Este enfoque teórico sostiene que los enunciadoséticos -los juicios morales- no son informativos, sino que ejercensólo la función de expresar o suscitar sentimientos o emociones.La prim era parte de la afirmación es generalmente admitida; lasegunda, discutida. Esta propuesta fue inicialmente por Ogden yRichards en E l significado del significado; también es acogidapor Ayer en Lenguaje, verdad y lógica, por Stevenson en Etica y lenguaje y en general, por aquellos que se oponen al intuicionismoético.

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Según Ayer33, el enunciado «hiciste mal en mentir» tiene elmismo valor fáctico o cognoscitivo que el enunciado «has menti

do», aunque le añade un cierto tono de reprobación. El contenidode los enunciados éticos no es otro que la expresión de los propiossentimientos hacia este hecho, así como el deseo de incitar a losdemás a estos mismos sentimientos. Por ello, los juicios morales,al no ser descriptivos, no son ni verdaderos ni falsos y, en consecuencia, la ética no admite ningún tratam iento racional.

Desde el punto de vista de la epistemología se sus ten ta aveces que el emotivismo ético se fundamenta en la teoría ética deHume, quien sostiene que «la moralidad se determina medianteel sentimiento». Pero, en Hume, esto quiere decir que en todohombre hay una misma naturaleza emotiva, igual a la de cualquier otro hombre, que le permite sentir la moralidad del mismo

modo. E sto permite poder hablar de una moralidad universal; elemotivismo, en cambio, que se remite a las emociones particu lares de cada cual, no.

En cuanto al descriptivismo, es necesario mencionar queesta tendencia se opone al intuicionismo y al prescriptivismo,

porque defiende que los enunciados morales no contienen ni intuiciones de lo que es bueno o malo, ni forzosamente prescripciones o enunciados de valor. Hay, por tanto, enunciados moralesformados por simples enunciados descriptivos, y hay argumentaciones morales que, de premisas no valorativas, permiten deducir conclusiones valorativas.

33 Cfr. AYER, A. J. Lenguaje , verdad y lógica. Eudeba, Buenos Aires, 1965.

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Capítulo 2

EL DESARROLLO HISTÓRICO DEL ANÁLISIS FILOSÓFICO EN COLOMBIA

En esta sección realizo un balance retrospectivo del proceso de recepción del análisis filosófico en Colombia. Para ello tengo en cuenta los criterios conceptuales y metodológicos elaborados en el capítulo anterior y también un conjunto de 159 reseñascorrespondientes a un igual número de textos escritos en nues

tro país, cuyo método o contenido es analítico34. El objetivo consiste en llevar a cabo una metalectura de la información, paraordenarla, categorizarla y sistematizarla teniendo como crite rios básicos la periodización por décadas y la articulación de líneas de investigación.

1. Período de 1960-1970: Primeros brotes

En esta década empieza el proceso de recepción del análisisfilosófico en Colombia; sin embargo, es necesario señalar que dicha recepción es supremamente incipiente y aparece más comoun esfuerzo aislado en algunos autores que como una tendenciadel pensamiento de la época. Además de esto, es importante hacer notar que los autores que en esta década producen artículossobre W ittgenstein, tema tratado en exclusividad en este momento, lo hacen en el conjunto de una producción intelectual másamplia, que versa sobre diversos temas.

34Este capítulo es el resultado de la lectura, análisis y comentario de 159 textos de orientaciónanalítica que se han escrito en Colombia en el periodo de 1960 al año 2001. Los documentoscorresponden a libros, artículos y traducciones publicados en el país. Al final de esta investigación es posible consultar el índice alfabético en los cuales se ordenan estos textos.

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De este modo, Max Bense (144), Carlos B. Gutiérrez35 (061)y Carlos Patino Rosselli (092), constituyen los primeros brotes del pensam iento analítico en Colombia. Pa ra la década a laque pertenecen sus artículos sus voces son todavía esporád i

cas y aisladas. E l común denominador en estos tre s autores esel in teré s por W ittgenstein, ya que otra s manifestaciones delanálisis filosófico no aparecen todavía en este período. Estosescritos fueron difundidos en las revistas Eco e Ideas y Valo-res, que son las pioneras en la publicación de artículos sobreel tema.

El artículo de Max Bense se desarrolla a parti r del Trac tatus y las Investigaciones f ilosóficas, textos desde dondep resen ta una panorámica del pensamiento de W ittgenstein,haciendo énfasis en la relación entre lenguaje y filosofía. Poro tra parte , el in terés de Patino Rosselli se proyectó hacia elexamen de los juegos de lenguaje, para situarlos en el con

texto general de su filosofía. Finalmente, Carlos B. Gutiérrezrealizó una aproximación fenomenológica en torno a la filosofía de W ittgen stein , haciendo una crítica al fenómeno delsolipsismo.

2. Período de 1971-1980: EmergenciaDurante los años 70 crece notablemente el nivel de recep

ción del análisis filosófico en Colombia con respecto a la décadaanterior, pero el proceso aún se encuentra en una fase muy temprana e incipiente. Si bien es cierto que la producción intelec tual en torno a la temática se cuadriplica, también es verdad

que es tá muy lejos de normalizarse esta tendencia del pensamiento anglosajón en nuestro medio. En la tarea em ergente dela aclimatación del análisis filosófico durante el periodo, sobresalen dos de sus figuras más relevantes en el conjunto total delproceso: Rubén Sierra Mejía (105, 106, 138, 141, 142 y 143) yAdolfo León Gómez (057).

35Este documento fue publicado por prim era vez en el año de 1953.



En lo concerniente a Rubén Sierra, hay que mencionar queasume en esta década un compromiso bastan te intenso en la publicación y difusión de temas relativos al análisis filosófico, en lasrevistas Eco, Ideas y Valores y Aleph. El común denominador deeste grupo de trabajos e stá dado en la pretensión de socializar

diferentes aspectos del pensamiento analítico por medio de actividades de reseña y traducción de autores que resultaron muysignificativos para es ta época: Víctor Kraft, Austin, Ducrot ySaussure. También hay un intento de caracterización socio-cultural de la Viena de Wittgenstein, por parte de autores como A.Janik y S. Toulmin.

Las traducciones realizadas por Rubén Sierra durante esteperiodo fueron:

Las dos filosofías de Wittgenstein (138), de David Pears-Bryan Magee. El texto expone el método filosófico deWittgenstein, a partir de la típica distinción en tre los dos periodos intelectuales de este autor.

Performativo constatativo (139), de Austin, cuya tesis central radica en establecer si existe una prueba o test para determinar si un verbo es perfomativo o constatativo. En la teoría general de los actos de habla Austin logra resolver el problema dela distinción entre perlocutivos y constatativos.

Popper y el Círculo de Viena (140), de Víctor K raft. Esteau tor tr a ta de establecer las convergencias y divergencias dePopper con respecto al neopositivismo.

De Saussure a la filosofía del lenguaje (141), de OswaldDucrot. El objetivo de este autor consiste en establecer la evolu

ción de la lingüística estru ctu ralista contem poránea hacia unafilosofía del lenguaje de corte analítico, teniendo como escenariola descripción de los actos de habla. Ducrot asume y explora loscomentarios de la filosofía estructuralista y post-estructuralistacon respecto a los actos de habla. Esta temática fue abordadatambién por el colombiano Adolfo León Gómez, quien retoma el

estado de es ta discusión en su texto Lenguaje, comunicación y verdad (007).

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El texto titulado La Viena de W ittgenstein (143), de AlianJanik y Stephen Toulmin, que ofrece una visión general del textoLa Viena de Wittgenstein, destacando la relevancia del mismo en

la historia de una cultura determinada. El escrito abarca la vidasocial e intelectual de la Viena durante los últimos años del imperio austro-húngaro. De otro lado, Janik y Toulmin se proponendar las bases históricas para una lectura del Tractatus logico

philosophicus, lo que genera polémica, debido a que tradicionalmente se le ha dado al Tractatus una interpretación lógica. En

últimas, lo valioso del texto no es en sí la tesis filosófica que plantean sus autores, sino la reconstrucción histórico cultural delcontexto de Wittgenstein.

El aporte de estas traducciones realizadas por Sierra Mejíaconsiste en la difusión de temas analíticos y epistemológicos quetienen en común la preocupación por la filosofía del lenguaje yque dadas sus especificidades, manifiestan como elemento genérico el abandono de la filosofía de la conciencia pa ra dar el girolingüístico del que habla Rorty.

Más allá de la divulgación de temas relacionados con la filosofía del lenguaje, el principal aporte de Sierra en este periodo loconstituye su texto La filosofía analíticai 106). El documento sepropone p resentar una visión orgánica y unificada de es ta ten dencia de pensamiento: se trata de una síntesis cuyo objetivoconsiste en indicar una prim era caracterización de lo analíticopara empezar a solucionar ambigüedades y confusiones conceptuales. Se tra ta de un intento preliminar del autor por demarcar

qué es lo analítico, esfuerzo que él desarrollará ampliamente enperiodos posteriores.

Al lado de Rubén Sierra Mejía, una segunda figura que aparece en el panorama analítico de esta década es Adolfo LeónGómez, con un artículo denominado Presuposiciones y presu -

posiciones absolutas (057). Aunque la participación del autor enesta década parece reducirse a un solo documento, señala ya suinclinación neoanalítica, en la medida en que plantea un problema típicamente oxoniano: el estudio pragmático de las presuposiciones. Este tipo de abordaje constituye una anticipación de las

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posturas que ante el análisis filosófico Gómez Giraldo desarrollará más adelante, particularm ente desde la filosofía de Austiny Searle.

En el texto 057 Gómez Giraldo introduce una breve caracterización histórica del tema y presenta luego de una manera genérica los distintos tipos de presuposición, conduciendo su argu mentación desde la lingüística. El au tor desarro lla el conceptode presuposición absoluta, la cual se halla más vinculada a lostemas filosóficos que los otros tipos de presuposiciones y hace un

paralelo entre Collingwood y Wittgenstein , con la finalidad deesclarecer las coincidencias y divergencias que ofrecen estos dosteóricos a partir de sus concepciones metodológicas. Dentro deeste contexto conceptual, León Gómez pretende derivar nuevospresupuestos de trabajo para abordar el tema de la persuasión yla argumentación. Aún dado lo anterior, es preciso señalar que el

texto ofrece un desorden expositivo tal, que muchas ideas quedansueltas, siendo demasiado complicado acceder a la comprensióndel mismo, no tanto por la complejidad del tema, como por elárido y sinuoso estilo de Adolfo León Gómez, defecto que superará en futuros trabajos.

De todo lo expuesto anteriormente se deduce que RubénSierra Mejía es la figura más relevante durante esta década, seguido de Adolfo León Gómez. Sin embargo, me parece importante reseñar un trabajo que aparece durante este período, escritopor Jaime Carbonell Parra, titulado E l pensam iento de W itt-genstein (034). Este texto tiene como objetivo divulgar algunos

aspectos significativos de la vida y obra de Wittgenstein; ilustrala diferencia entre los dos periodos del autor y la influencia ejercida por él en el desarrollo de la filosofía posterior. Una de lascaracterísticas del documento es su simplicidad, hecho que dacuenta del un incipiente y fragmentario proceso de recepción delanálisis filosófico en Colombia. Aunque el documento carece de

aparato crítico y posee una estructu ra elemental, hay que abonarle su intención divulgativa y la intención de continuar el proceso de la recepción de Wittgenstein en nuestro país, el cual fueiniciado por Max Bense, Carlos Patiño Rosselli, Carlos B. Gutiérrez y Rubén Sierra Mejía.

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Por otra parte, Razón y sinrazón del agnosticismo (077) esun trabajo de filosofía de la religión que realiza una tipología delas diferentes formas de agnosticismo en la cultura contemporánea. Aunque el texto por definición no es analítico, tiene un valor

muy importante para la década del 70, dado que GermánMarquínez Argote desarrolla el tema a partir de la distinciónen tre el primer y el segundo Wittgenstein, a la vez que exploralas relaciones entre Kant y Wittgenstein, mostrando la similitudde sus posiciones para el agnosticismo.

El recurso argumentativo de Marquínez está dado a través

de la comparación permanente entre el Tractatus y las Investi-gaciones, lo que le permite prep arar una respuesta al autor, discutiendo y desvirtuando sus posturas agnósticas, a la luz de lafilosofía de la religión. Un aspecto que hay que destacar del ar tí culo en cuestión es su sorprenden te actualidad; con ello quieroseñalar el mérito de un documento que no es especializado, esdecir, que no tiene como tópico central la filosofía del lenguaje yque discute con Wittgenstein, cuando en Colombia este autorapenas empezaba a ser recepcionado.

Otro texto importante para este período lo representa Ló-gica matemática (013), también de Germán Marquínez Argote,escrito en coautoría con Gregorio Hoyos. Aunque el autor no pue

de calificarse como inscrito en la tendencia analítica, este trabajoconstituye un hito significativo en la recepción de la lógica enColombia. El escrito se carac teriza por un estilo expositivo sobrio que emplea ejemplos claros y adecuados, para incursionaren las temáticas más relevantes de la lógica contemporánea. Estedocumento, al lado de Lógica m atem ática (018), de JesúsHernando Pérez, prep ara el terreno para la aclimatación de los

tópicos y problemas relevantes para el sector formalista el análisis filosófico.

3. Período de 1981-1990: Expansión

Continúa Rubén Sierra Mejía dominado la recepción del análisis filosófico en Colombia, sobre todo durante los tres primerosaños de esta década. Su interés esta vez se despliega en torno a

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las figuras de Russell y W ittgenstein, explicitado a part ir de laproducción de los trabajos 020,109,103,111 y 112.

En Una nota personal sobre Bertrand Russell (111), Sierra Mejía se propone señalar el lugar e importancia de Russellen el discurso filosófico contemporáneo, destacando que ante todofue un ensayista dominado por la pasión analítica sin el interés deconstruir un sistema filosófico. S ierra Mejía concede importan-cia también a la constante actitud de búsqueda intelectual elRussell, hecho que le permitió a este último evaluar y supera r

tesis propias y ajenas. El artículo es eminentemente divulgativoy didáctico, en el sentido en que no explora argumentaciones complejas con respecto al autor, porque más bien se dedica a presentar una contextualización muy general de la obra de Russell.

Por otra parte, en El nuevo Wittgenstein (109), Sierra m a

nifiesta interés por abordar las nuevas dimensiones que este autor desarrolla en su segundo periodo de pensamiento. E n Pre entación (110), Rubén Sierra realiza una introducción general a

un número de la revista Texto y Contexto de la Universidad de losAndes, en donde esboza una panorámica introductoria al temadel análisis filosófico, como preparación a la lectura de los textos

de Gödel, Russell, Koyré y Tugendhat que aparecen editados eneste volumen.

El texto Recepción e incidencia de la filosofía analítica (112), fue presentado por S ierra como co-ponencia a la intervención de Magdalena Holguín en el mismo congreso y por ello aparece titulado de igual forma. Pese a la gran contribución a laaclimatación y difusión del pensamiento anglosajón en Colombia,Rubén Sierra Mejía se resiste a se r encasillado como un “filósofoanalítico”; reconoce su gran tendencia especulativa y tradicionala la que dice no estar dispuesto a renunciar. La filosofía analíticale interesa como método y no como contenido. Considera exagerada la tesis de Magdalena Holguín en cuanto a que son muy

pocos y muy raros quienes han escrito de filosofía analítica enColombia. De igual manera, rechaza otra postura suya en dondeatribuye a Rubén Sierra el ser uno de los filósofos analíticos másimportantes del país.

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Además de esto, hay que mencionar que Sierra desarrollacon mayor profundidad un trabajo que ya había esbozado en ladécada anterior, ( La filosofía analítica, 106), a través de un nuevo escrito que cumple de una forma más contundente el objetivopropuesto inicialmente. De esta manera, en Apreciación de la

filosofía analítica (103), el autor logra plantear un alto en elcamino, a través de un ejercicio conceptual riguroso, en el cualpretende demarcar y diferenciar el análisis filosófico de aquellastendencias próximas que no lo son en propiedad. La tarea asumida por Sierra consistió en establecer unos sólidos criterios tantoa nivel epistemológico como metodológico que permitieran iden

tificar lo analítico, de lo que no lo es.

Este texto de S ierra Mejía posee el valor de se r el primeroy tal vez el único que supera la lectura de los autores por losautores, para visualizar la dificultad de acceder al análisis filosófico como un corpus homogéneo y unificado. En síntesis, el gran

logro de S ierra consiste en haber aportado desde Colombia unesta tuto epistemológico para la caracterización de lo analítico,superando algunas interpretaciones que daban como un hecho lapresunta claridad conceptual en torno a la naturaleza de estatendencia.

Ahora bien, el texto 020 también lo titula Sierra Mejía Apre-ciación de la filoso fía analítica. Sin embargo, este constituyeun cuerpo de ensayos diversos en donde se publican nuevamentelos documentos 103 y 107. En una primera instancia el libro ofrece una caracterización conceptual de la filosofía analítica, teniendo en cuenta que los pensadores analíticos desde Wittgenstein

definen la filosofía como una práctica o actividad y no como unadoctrina. Además, Sierra está interesado en establecer la vinculación de Popper con el positivismo lógico y por ello presenta lascríticas que este autor ha hecho a los estudiosos del lenguaje,tanto a nivel lógico como filosófico, a part ir de argum entos eminentemente epistemológicos. El texto emprende también una

tarea filológica con el fin de esclarecer el sentido del “aprioris-mo” al contrasta r la teoría de Kant con la posición del formalismo. Por último, en contextos diferentes, como el de la literatura,plantea un análisis filosófico de la obra de J. L. Borges, con lapretensión de llegar a desarrollar una semántica borgiana.

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El documento Lenguaje y teoría en la epistemología en Karl Popper (107), que ya había sido publicado por la Fundaciónpara la Promoción de la Filosofía en 1985, -luego de la presenta ción que hizo Sierra en el V Coloquio de Filosofía-, fue nuevamente editado por la Universidad Nacional de Colombia en 1987. Está

dedicado a la comprensión de la relación entre lenguaje y teoríaen la epistemología de Karl Popper, en donde Sierra destaca elpapel del mundo 3 y la crítica al positivismo lógico. Sierra Mejíaafirma que cuando se tra ta de exponer las ideas de Popper sobreel lenguaje, se evidencian tres aspectos que constituyen el núcleode su pensamiento: 1. Las críticas al análisis lógico del lenguaje ya la filosofía del lenguaje común; 2. Su doctrina del tercer mundoen la que el lenguaje tiene un papel especial en las relacionesentre los mundos 1 y 2, y en la que reconoce sobretodo que la‘plena conciencia del yo puede surgir solamente a través del lengua je’; 3. Su declaración explícita que reduce las funciones dellenguaje a cuatro: a) expresiva, b)estimuladora, c) descriptiva yd) argumentativa, reconociendo que las tres primeras las toma

de Buhler y la cuarta forma pa rte de su descubrimiento.

Al igual que en la década anterior, la presencia de RubénSierra Mejía es decisiva para la recepción del pensamiento analítico en Colombia a lo largo de este periodo, ya que posibilita lacomprensión de la filosofía analítica a part ir de criterios epistemológicos en donde resulta crucial la fundamentación que pro

porciona Popper.

También la personalidad de Magdalena Holguín resulta significativa para la recepción del análisis en esta década, con textoscomo La ontología del Tractatus (067), La filosofía inglesa con-temporánea (134) y Recepción e incidencia de la filosofía ana-lítica (068). El objetivo primordial, que la autora persigue a tra vés de estos escritos, consiste en la aclimatación del pensamientoanalítico en Colombia y en la comprensión de los factores que handificultado o retrasado este proceso.

En los documentos 134 y 68 Magdalena Holguín contribuyea la comprensión del desarrollo de la analítica tanto en Inglate

rra como en Colombia. El texto 082, escrito por Roland Hall ytraducido por Magdalena Holguín, explora el desarrollo históri

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co, que ha tenido la filosofía inglesa en las décadas del 60, el 70 yel 80, teniendo en cuenta los textos, autores y tendencias mássignificativos. En la ponencia 068 Magdalena Holguín explora elproceso de recepción que la filosofía analítica ha tenido en nuestro país, señalando que se manifiesta un evidente atraso con respecto a lo experimentado por otros países latinoamericanos. Luego del examen de diferentes factores, la au tora concluye que elanálisis aún constituye una tendencia exótica en nuestro medio y

que, en consecuencia aún no se ha normalizado. Por otra parte, enel documento 067, Magdalena Holguín se compromete con la ta rea de difundir el pensamiento de Wittgenstein en Colombia, eneste caso, a partir del análisis de los elementos ontológicos quese manifiestan en el sustrato atomista lógico del Tractatus.

Otro personaje central en la recepción del análisis filosófico en Colombia en este periodo es Adolfo León Gómez, con lostextos La teoría de las fuerzas ilocucionarias e n A u stin (059)y Etica, persuación y racionalidad (055). En el primer documento Gómez se dedica a carac ter izar la teoría de los actos dehabla de Austin, mientras que en el segundo tiene como objetivo

dimensionar el papel de la ética en el contexto de la nueva retó rica. Para llevar a cabo su cometido en 055, el autor incursiona enla discusión planteada por Perelman, a propósito de la razónpráctica, la argumentación y la eticidad. El interés de estos escritos radica en que el autor introduce por primera vez el tra ta miento de temáticas trabajadas por la filosofía oxoniense y lateoría de la argum entación. Ya desde esta época se aprecia elobjetivo filosófico que persigue Gómez Giraldo a través del análisis: la vinculación conceptual entre Austin y Perelman, en arasde una filosofía que amplíe sus horizontes mediante el lenguajecotidiano, teniendo como idea regulativa la razón práctica y nosolamente la formal.

Además de Rubén Sierra, Magdalena Holguín y Adolfo LeónGómez, durante este periodo aparecen personalidades como Alfonso Tamayo Valencia, Danilo Guzmán, Juan José Botero y JuanManuel Jaramillo.

Alfonso Tamayo se dedica exhaustivamente al tema de Witt

genstein, a través de textos como La vida de Wittgenstein (121),



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W ittgen s te in y la pedagogía (122), Consecuencias de la teoría p ic tó r ica en el “Tra cta tus” de Wittgens tein (177), Ludw ig Wittgenstein. E l giro lingüístico en filoso fía (120) y Observa-ciones sobre el cuaderno azul de Wittgenstein (123). El interésdel autor ha sido evidentemente el de divulgar el pensamiento de

Wittgenstein en Colombia haciendo énfasis no sólo en sus aspectos biográficos, sino, sobre todo, retomando los aspectos conceptuales más importantes en el pensamiento de este filósofo.

Danilo Guzmán es autor de dos artículos bastante re p re sentativos de este periodo: Lo analítico (063) y La noción de

gramática en Wittgenstein (064). En el primero de ellos es posible observar una pretensión similar a la de Rubén Sierra Mejíapor desarro llar una comprensión preliminar que permita discernir con claridad qué es lo analítico; el texto perm ite abordar laidea de analiticidad y las implicaciones que esta posibilidad poseea nivel metodológico. El segundo texto se inscribe en la líneageneral de este periodo, dedicada a hacer difusión del pensamiento de Wittgenstein y a trabaja r problemas particulares de supensamiento a través de obras específicas.

Por otra parte, autores como Juan José Botero y JuanManuel Jaramillo no trabajan pensadores y obras particularessino que optan por el tratam iento de problemas lógicos, episte

mológicos y semánticos a parti r de una inspiración analítica.En el caso de Botero, en Actitudes proposicionales: form a lis -mo y m entalism o en semántica (028), p lan tea un cambio deactitud a propósito de la relación entre el lenguaje y la mente.E n lug ar de estudia r el sentido a partir de las significacioneslingüísticas, propone considerar a estas significaciones como

constituidas a p a rti r de los contenidos intencionales de nuestros estados mentales. E l autor confronta los modelos form ales y los modelos mentales y explica la manera como éstos dostipos de modelos sirven pa ra explicar algunos problemas rela tivos al sentido y a la referencia. E n lo que corresponde a JuanManuel Jaramillo, en Justificación pragmática de la induc-ción (071), desarrolla la forma-tipo de la argumentación, la inducción y el problema de la justificación; en In ferencias e implicaturas (072) adopta una postura más próxima al pensamiento oxoniense.



Como temas de interés general que surgen en otros pensadores colombianos pertenecientes a este periodo, pueden mencionarse la descripción del Tractatus, la caracterización del primer y segundo W ittgenstein, el análisis de la naturaleza de lasproposiciones matemáticas y la descripción de los juegos de lenguaje. También se destaca el estudio de la pragmática oxoniense,particularm ente desde los actos de habla de Austin. De esta manera, el interés parece fluctuar en tre las dos tendencias del análisis encarnadas por Wittgenstein y la pragmática de Austin. Laexcepción la constituyen, como se dijo anteriormente, Juan JoséBotero y Juan Manuel Jaramillo, quienes no escriben en funciónde autores sino de problemas y preguntas de carácter analítico.

4. Período de 1991-2001: El “boom”

Si bien es cierto que de un periodo a otro se viene notando lagradual expansión del análisis filosófico en nuestro país, no es

menos verdad que en la última década se da una especie de“boom". Este periodo del pensamiento colombiano parece serfundamentalmente analítico, ya que prácticamente se dobla laproducción de textos especializados con referencia a los años 80.Durante la década de los 90 se intensifican las actividades dereseña y traducción y se presenta también una proliferación de

libros especializados. Tal vez este es un rasgo característico de laúltima época, en donde ya no predominan tanto los artículos independientes como sí los libros, las publicaciones conjuntas, lostrabajos de tesis laureados en programas de pregrado y postgradoy la realización de eventos nacionales sobre lenguaje y análisisfilosófico.

Aunado a lo anterior, otro hecho que ayuda a comprendermejor el signo de estos nuevos tiempos es el siguiente: RaúlMeléndez Acuña gana en 1998 el Premio Nacional convocadopor el Ministerio de Cultura en la modalidad de obra filosóficainédita, con un escrito titulado Verdad sin fundam entos: un a indagación del concepto de verdad a la luz de la filo so fía de

Wittgenstein. Todo lo anterior da cuenta de cómo el análisisfilosófico ha dejado de ser un ejercicio conceptual exótico ennuestro medio.

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En realidad, vale la pena empezar a hablar de una primeraetapa en la normalización del análisis filosófico en Colombia, nosolamente desde el punto de vista cuantitativo, considerando lamasiva producción de artículos y otras publicaciones especializadas, sino también a partir de una óptica más cualitativa, en donde

sería necesario tener en cuenta la realización de eventos comoforos y coloquios, la apertura de un programa de Maestría y otrode Doctorado en la Universidad Nacional de Colombia, la discusión en la Universidad de los Andes acerca de la relación entre elanálisis filosófico (la versión de Hart) y el discurso del derecho,los esfuerzos de aclimatación realizados por la Universidad del

Valle y la producción de trab ajos de grado especializados en eltema, de un alto nivel académico.

Estos nuevos avances dan cuenta de un mayor impacto delas actividades de docencia e investigación en la formación filosófica de los estudiantes de program as de pregrado y postgrado,del incremento de la traducción y divulgación de textos clásicosanalíticos y de un interés cada vez más evidente por parte de lascomunidades académicas por incursionar en los tópicos derivados del pensamiento analítico, no solamente desde la filosofía,sino desde un espectro más amplio de disciplinas humanas, aunque es necesario y deseable que estas tareas se fortalezcan cadavez más.

En este último periodo del desarrollo del análisis filosóficoen Colombia es posible observar la articulación de líneas de investigación de ca rácter temático, que aglutinan los diferentesesfuerzos de nuestros intelectuales. Obviamente, estas líneasde investigación no son producto de un esfuerzo de carácter

institucional o de un acuerdo previo en tre los especialistas en eltema; mas bien, se presentan como una alternativa al sistem atizar e in te rp re ta r la información recolectada. Indudablementeestas líneas se pueden fortalecer y articular con el paso deltiempo.

Los temas más relevantes que se recuperan a través deestas líneas de investigación son los siguientes: el lenguaje cotidiano y la pragmática oxoniense, la filosofía de las matemáticas,

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los estados mentales, Wittgenstein, la teoría de la argum entación, entre otros. Veamos:

En cuanto a la pragm ática oxoniense, la más imponente figura de esta tendencia investigativa es Adolfo León Gómez, de laUniversidad del Valle, quien posee cinco trabajos duran te el periodo que articulan el interés por la filosofía de Austin con lasampliaciones y contribuciones de Searle. Adolfo León Gómez continúa su incursión en el tema de los actos de habla y la teoría de la

argumentación y comienza a realizar un desplazamiento de estostemas hacia contextos jurídicos, éticos, filosóficos, literarios eincluso cotidianos, como la risa y el humor.

La contribución de Gómez Giraldo en este periodo se manifiesta a través de los siguientes textos:

En Filosofía analítica y lenguaje cotidiano (006), el textopresenta la teoría de los actos lingüísticos de Austin, para luegoilu stra r las modificaciones, objeciones y ampliaciones de las queha sido objeto en la crítica contemporánea. En esta presentaciónGómez destaca la diferencia entre performativo y constatativo yel concepto de fuerza ilocucionaria, al mismo tiempo que pone derelieve las contribuciones de Austin a la comprensión del lengua

je ordinario. A este nivel de autor colombiano desarrolla una completa conceptualización acerca de temas como el arrastre, la pre suposición y la implicación. Además de los argumentos de Austin,Gómez Giraldo se centra en la teoría de la argumentación dePerelman, insistiendo en que esta puede ser considerada como un

macroacto de habla. El texto de Gómez es riguroso y se distinguepor su profundidad y complejidad.

En E l primado de la razón práctica (008) la intención fundam ental Gómez en este libro consiste en fusionar la teoría deAustin con la de Perelman. También está interesado en señalar

las limitaciones en el tratamiento lógico de la argumentación, aldimensionarla desde el ámbito pragmático. Se apoya también enlas críticas que Strawson ha señalado con respecto a la lógica,para esbozar su idea de “razón práctica”. Al asumir el tem a de larazón práctica, trabaja elementos fronterizos entre la lógica y la

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ética, siendo en este punto coincidente la postura de Gómez Giraldocon la de Monsalve, pues estos dos autores colombianos retomanalgunos problemas de la filosofía continental a la luz de la teoríade la argumentación, porque desde su perspectiva analítica, larazón se ve comprometida con la acción. Los grandes tem as que

se exponen en este breve tratado han sido consignados por GómezGiraldo en otros textos.

En Breve tratado sobre la m entira (005), Gómez aborda elproblema de la m entira desde diferentes enfoques y perspectivas. Adopta un punto de vista filosófico, a l hacer referencia alestudio de la m entira desde la amplia teoría del lenguaje. Además, el autor reflexiona en torno a la mentira desde la teoría de laargumentación, lo cual vincula la problemática con el contextodel derecho. Posteriormente, Gómez realiza una disertación éticasobre la mentira, enfatizando en las implicaciones morales y re curriendo a la ejemplificación de tipo histórico. Es necesario destacar que además del nivel filosófico, jurídico y moral, el autor

analiza el papel de la mentira dentro de los escenarios políticos.Finalmente, en el epílogo estudia el tema de la mentira en elámbito de la litera tura, a partir del abordaje de algunos textosclásicos. Los anexos que presenta el libro son atractivos y poseenuna estructu ra diferente, al vincular de manera jocosa distintosreferidos a la mentira.

En cuanto a Argumentos y falacias (004), la pretensión deGómez Giraldo en este texto radica en demostrar que los tr a ta dos de lógica tradicional al desarrollar el tema de las falaciasincurren en grandes confusiones en su intento de aplicar la lógicaformal a la argum entación. El libro es un complemento o conti

nuación de El primado de la razón práctica (008). Retoma importantes aspectos de la nueva retórica de Perelman y Olbrechts.La exposición comienza con la reconstrucción de la teo ría de laargumentación y con la distinción entre argumentación y prueba.Posteriormente, se examinan los problemas de la petición de principio y los tipos de falacias existentes. Lo importante para elau tor es ilu strar la vinculación en tre argumentación y lenguajeordinario, favoreciendo como siempre el primado de la razón práctica sobre la lógica formal.

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Por otra parte, en Lenguaje, comunicación y verdad (007),Gómez está interesado en dem ostrar el primado de la comunicación sobre la expresión del pensamiento, sin renunciar al contenido de verdad que supone el lenguaje. Esto implica ir más allá deldebate entre estructuralismo y Gramática Generativa Transfor

macional para acceder a una discusión más amplia y de cortepragmático, articulada desde la teoría de los actos de habla deAustin y de la teoría de la argumentación de Perelman. El textoes de gran valor en la medida en que responde a un debate crucialplanteado en la lingüística contemporánea, resolviéndolo a tr a vés de una articulación novedosa, que incluye elementos delracionalismo crítico de Popper, de la nueva retórica de Perelman

y Olbrechts y de la teoría de los actos de habla de Austin y Searle.Otro valor importante de este libro consiste en dem ostrar la malainterpretación que Chomsky ha hecho del cartesianismo. Así mismo, consigue ilustrar también que esta confusión de Chomsky entorno al pensamiento cartesiano fue rápidam ente asimilada porla lingüística contemporánea.

En Seis conferencias sobre teoría de la argumentación (009), el auto r se propone recupera r argum entos desarrolladosen sus libros anteriores y se dedica a caracterizar la nuevaretó rica o teoría de la argum entación y estab lecer su conexióncon la teo ría de los actos de habla de Austin y Searle. El textoes el resultado de la actividad de docencia e investigación queAdolfo León Gómez ha desarrollado desde hace varios años en

la Universidad del Valle. El libro está compuesto por conferencias de tipo ilustrativo y divulgativo que pretenden introducir alos estudiantes a los temas básicos de la teoría de la argum entación y la clasificación de los actos lingüísticos, según Austiny Searle.

Estos escritos, aunque son rigurosos, persiguen una finali

dad eminentemente expositiva, dado que se tra ta de sistematizarlos ejercicios docentes de Adolfo León Gómez, en la Universidaddel Valle. La mayoría de estos temas ya han sido tratados por elau tor en escritos como E l primado de la razón práctica (008),

Argumentos y falacias (004), en tre otros. Lo que hay que desta car en este documento, por encima de los otros mencionados, esla claridad y concisión del texto, así como la diagramación y pre

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sentación del documento, mucho más dinámica y original que enlos textos que le preceden.

Como es evidente a partir de la reseña de los textos anteriores , en la década de 1990 al 2000 la Universidad del Valle recibe

una gran influencia de la filosofía lingüística de Austin y de lanueva retórica a través de la personalidad intelectual de AdolfoLeón Gómez. Una prueba de esta preferencia por la pragmáticaoxoniana la constituye el texto de Shoshana Felmant, El escán-dalo del cuerpo hablante (137), traducido por Emma RodríguezCamacho de la Universidad del Valle. En él se hace una in tere sante relación entre los actos de habla de Austin y la teoría psi-

coanalítica, proyectando esta fusión hacia la literatura, particu larm ente hacia el caso de Don Juan. Al igual que un capítulo VIdel libro Apreciación de la filosofía analítica (103), de RubénSierra Mejía, dedicado al tema de Borges y la sección V de Breve tratado sobre la men tira (005), de León Gómez, Felmant en sutexto procede a establecer relaciones claras y dinámicas entre lafilosofía analítica y la literatura.

En una línea similar a la que trabaja Gómez Giraldo en laUniversidad del Valle, se inscriben los textos de Alfonso Monsalveproducidos en la Universidad de Antioquia. En el texto tituladoTeoría de la argumentación (016), el autor pretende retom ar ydifundir en Colombia un pensamiento muy poco trabajado, el de

Perelman. Para Monsalve, esta orientación filosófica tiene la ventaja de restrin gir los excesos del positivismo lógico y de aplicaralgunas ideas sobre el derecho y la política, de procedencia eminentem ente continental.

El autor realiza un discurso eminentemente expositivo enel que caracteriza a grandes rasgos el pensamiento de Perelman

- Titeka Olbrechts y lo relaciona con algunas concepciones sobrela retórica y la dialéctica en Platón y Aristóteles, para procederposteriorm ente a reconstruir las principales tesis de la teoría dela argumentación. Todo lo anterior le permite a Monsalve elabora r algunas nociones sobre el derecho y la filosofía a parti r delpensamiento de Perelman, para culminar con una crítica aPerelman fundamentada en Apostel, Grice, Piaget y Von Wright.

El libro de Monsalve, editado por la Universidad de Antioquia,

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corresponde a la tesis de Doctorado en Filosofía, que AlfonsoMonsalve presentó en la Universidad Javeriana, teniendo comodirectores a Jaime Rubio y Adolfo León Gómez.

Ahora bien, la preocupación de Alfonso Monsalve porconceptualizar acerca de la teoría de la argumentación tambiénse manifiesta en La noción de auditorio universal (085), trabajopresentado en el Congreso Iberoamericano de Filosofía desarrollado por la Universidad de los Andes. El autor aplica la noción deauditorio universal, que proviene de la teoría de la argum en tación, a la dimensión ética de la filosofía del lenguaje. Monsalve

presen ta las características de la retórica como teoría de la a rgumentación y posteriormente analiza la noción de auditorio universal y las correlativas de sentido común y razonabilidad. Luego aplica estas nociones a la ética contemporánea y finalmente,critica la relación que Perelman establece este auditorio universal e imperativo categórico.

El artículo de Monsalve es de una escritura impecable y deuna estructu ra muy clara. Tiene el mérito de hacer extensiva lateoría de la argumentación de Perelman a contextos pragm áticos, trascendiendo el análisis del lenguaje ordinario, paradimensionar una nociones básicas de la nueva retórica, tal comolo es la de “auditorio universal”. Además, logra interconectar la

filosofía del lenguaje con su preocupación por la ética y la política.El documento de Monsalve da cuenta de una aplicación concretade la teoría de la argumentación y sobre todo, experimenta en laposibilidad de articular un sector de la filosofía analítica con lostem as “clásicos” de la filosofía sistemática.

Por otra parte, Alfonso Monsalve, en el texto Lógica deón-tica (083) presen ta las diferencias más notables en tre la lógicaóntica y la deóntica, estableciendo la conexión de esta última conlas normas y metanormas. E l artículo realiza un recorrido por lahistoria de la lógica deóntica a partir de la caracterización de susprincipios fundamentales y de sus categorías claves. Posteriormente, el au tor emprende un análisis de las modalidades ónticas

y deónticas, concluyendo que las modalidades ónticas ponen sobre un mismo plano la totalidad de los mundos posibles, mientras

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que las deónticas los clasifica en mundos privilegiados o positivosa los cuales les da aprobación y mundos estigmatizados comonegativos. Monsalve remata su texto con una indagación acera dela m ateria de análisis de la lógica deóntica y para ello recuperalas nociones de “norma” y “metanorma”. El autor resuelve elproblema desde el punto de vista de Von Wrigth, concluyendoque tanto norma como metanorma hacen parte de la lógicadeóntica y que el privilegio exclusivo por la metanorma hace par

te de la lógica descriptiva. Este documento de Monsalve es extrem adam ente técnico y complejo; es de carácter reconstructivoy no explícita con facilidad la postura conceptual del autor.

En lo tocante al estudio del pensamiento de Wittgenstein,se destacan au tores como Alfonso Tamayo (119,188), Pablo deGreiff (041), Magdalena Holguín (065, 066 y 010), José Gajate

(052), Juan Guillermo Hoyos (069), Ja iro Iván Peña (017, 093),Carlos Cardona Suárez (003, 035, 036), Raúl Meléndez Acuña(015, 079, 080 y 136), Juan José Botero (031), Felipe Castañeda(040), Jorge Aurelio Díaz (042), Alfonso Flórez (051), AlejandroGordillo (060), Alfonso Monsalve (081,086), Jaime Ramos (095)y Luis Eduardo Suárez (116). Estos textos retom an la distinción en tre un prim er y segundo W ittgenstein, privilegiando laexplicación de alguno de estos dos momentos del autor. Además, se interesan por m ostrar líneas de continuidad, conexiones y relaciones de coherencia a nivel program ático e ntre elTractatus logico philosophicus y las Investigaciones f ilosó -

ficas.

Otros tem as relevantes giran en torno al concepto de filosofía en Wittgenstein, a su relación con el arte, a su actividad comocrítica del lenguaje y a su carácte r terapéutico. Como un tópicoderivado de los anteriores aparece el problema epistemológico:la naturaleza de las proposiciones, los fundamentos, la verdad, laracionalidad, el escepticismo, el acuerdo y la imposibilidad de loslenguajes privados. Paralelamente, surgen también intereses en

torno a la relación en tre psicología y filosofía, los juegos de lenguaje, el significado, la gram ática de los colores, el naturalismotrascendental, la percepción, la posibilidad de los estados m entales, la validez de la ética y el papel de la religión.



Por otra parte, existe un conjunto de escritos producidos enel período de 1990 al 2001, que constituyen una línea de investigación muy un itaria y coherente. Estos textos reflexionan sobrelas proposiciones matemáticas y la relación existente entre filo

sofía y matemáticas. Se inspiran también en W ittgenstein, seacomo apoyo o como contradiscurso y se producen, en su mayoría,en la Universidad Nacional de Colombia.

Los problemas de investigación más frecuentes se refierena la fundamentación matemática, el debate entre realismo y

funcionalismo, la función epistemológica de las matemáticas y lacritica analítica de la geometría. Este interés por la filosofía delas matemáticas se manifiesta en escritos como Aportes epis-temológicos del hacer matemático (075), de Javier de Lorenzo,

Anotaciones sobre una traducción: la cuarta parte de Remarles on the fou nda tions of mathematics, de Ludwig W ittgenstein

(081) y ¿Es la matemática fuente de problemas filosóficos ?(082),de Alfonso Monsalve, W ittgenstein y el debate sobre la funda mentación de las matemáticas (093), de Jairo Iván Peña, Realis-mo vs. Funcionalismo (131), de Sandra Visokolskis, Wittgenstein y la filosofía de las matemáticas (003), de Carlos Cardona Suárez,Filosofía de las matemáticas (037), de Cardona y Meléndez.

Wittgenstein es, indiscutiblemente, el autor analítico quemás ha sido objeto de exégesis en Colombia. En la última décaday en una proporción menor, el pensamiento de Quine ha empezado a interesa r a un grupo de intelectuales, entre los que es preciso mencionar a Juan José Botero (032), William Duica (043,044),Ignacio Ávila (023, 025), Cristhian Schumacher (099), SusanaGómez (053) y Douglas Niño (088). Los temas que han ocupado lareflexión de estos autores se relacionan con la ontología, la semántica, la epistemología, la indeterminación de la traducción, lainterpretación radical, la crítica a los dogmas del empirismo, elnaturalismo pragmático, los hechos semánticos y las oracionesobservacionales.

En cuanto a la investigación de los problemas filosóficosutilizando el método analítico se destacan autores como CristianSchumacher, Juan José Botero, Roberto Palacio, Jacques Poulain,

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David Papineau, Luis Eduardo Hoyos, Alejandro Rosas, FrançoiseLatraverse, G arrett Thomson y Mario Laserna, en la década de1990 al 2001 plantean artículos con arreglo a la resolución decuestiones y problemas desde una inspiración analítica, sin recur ri r necesariam ente a la caracterización reconstructiva de unautor especifico. Esto supone ya un trabajo más especializado, node tipo divulgativo, sino crítico hermenéutico y en este sentido,constituyen aportes un poco más novedosos y que realizan unaexigencia mayor a las competencias del lector. Estos tem as tie nen relación con la semántica de lo mental, la representación, la

teoría causal de la referencia, las implicaciones filosóficas de lapragm ática, la psicología filosófica, los estados mentales y la re lación entre la mente y el mundo.

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Capítulo 3

RECEPCIÓN DE LOS TEMASY PROBLEM AS ANALÍTICOS EN COLOMBIA

En el capítulo anterior realicé una caracterización históricapor periodos del proceso de recepción del análisis filosófico enColombia. A continuación voy a desarro llar una sistematizaciónconceptual de esta recepción, atendiendo a las líneas temáticasmás relevantes que se han venido presentando en el período de

1960 al 2001.

1. Caracterización de lo analítico

Rubén S ierra Mejía es uno de los pioneros en la recepcióndel pensamiento analítico en Colombia y tiene el mérito de dedicarse a reflexionar en torno al problema de la analiticidad y sucaracterización. Escribe en 1977 un artículo publicado en la re vista Eco, titulado La filosofía analítica (106). En él se propone como tarea fundam ental describir la tare a y función de lafilosofía analítica. Según el autor, un elemento característico dees ta tendencia está dando en una profilaxis del lenguaje, que

perm ite a éste alcanzar la claridad requerida por los discursossignificación.

Sierra Mejía explica que el empirismo lógico elabora unateoría del significado basada en el presunto isomorfismo entre laestructura lógica del mundo y la estructura lógica de las propo

siciones y que opone el lenguaje formal al común, en detrimento dee s t e último. Por su parte , la filosofía analítica, o filosofía lingüís-t ica, rep resenta un abandono a las posiciones iniciales del positi-

vismo lógico, cuya actitud predominante es una desconfianza hacía el lenguaje corriente. Por tal razón, es ta variedad de análisisd irige su atención al habla común y a sus mecanismos de significación.

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Sierra reconoce la dificultad de expresar una tesis unitariade la doctrina de los filósofos analíticos y referencia algunas pos

turas importantes, destacando la de John L. Austin, cuyos aportes en torno al análisis del lenguaje, le merecen especial atención. Concluye que tanto el positivismo lógico como la filosofíaanalítica suponen que las desviaciones de la ciencia obedecen ausos inapropiados del lenguaje y por esto reducen la filosofía aanálisis lingüístico.

Ahora bien, Rubén Sierra Mejía no se limita a lo esbozado enel texto anterior, porque en un nuevo escrito alcanza aredimensionar de una manera más amplia el problema de investigación que le ocupa. En Apreciación de la filosofía analítica (111), ofrece una caracterización de esta tendencia, teniendo encuenta los criterios epistemológicos y metodológicos que se pue

den ab straer en cuanto a tareas, método y procedimientos, deuna orientación de pensamiento compleja y disímil. El autor empieza por definir los criterios metodológicos que le perm itiránseleccionar el corpus de trabajo a tener en cuenta, a pa rtir de laintroducción del concepto de pertinencia como categoría de análisis, que actúa al modo de un principio limitativo con respecto alcorpus, presen tando la ventaja de perm itir la construcción deuna óptica o punto de vista para enfocar el problema. Además delrecurso a la pertinencia, como principio de demarcación, que facilita la construcción de un horizonte visual para encuadrar el problema de la filosofía analítica, Sierra Mejía introduce un segundoprincipio: el de invarianza, a partir del cual espera fijar unasreglas de comportamiento teórico en la escritura de su ensayo, al

modo de un compromiso continuo y permanente con el punto devista adoptado.

Tal como se mencionó en el primer capítulo de esta investigación, Rubén Sierra aborda la caracterización de lo analítico aparti r de la discusión de los criterios propuestos por Eduardo

Rabossi, criterios que fueron descartados previa discusión por elautor colombiano y a partir de allí avanza hacia la formulación deotros principios.

En necesario mencionar en este punto que el texto de Sierra Mejía se distingue por una arquitectura impresionante, que

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da cuenta de una estructura bien formulada y de un desarrolloargum ental coherente, secuencial, amplio y pertinente. La construcción metodológica se realizó a partir de la implementación dealgunos postulados del estructuralism o en lingüística, como lapertinencia y la sincronía y de principios de la epistemologíapopperiana.

También es importante señalar que el autor entiende la filo

sofía analítica como la construcción de lenguajes formalizados ytambién como la descripción del uso del lenguaje ordinario. E stabifurcación que reconoce en lo analítico encuadra respectivamente en la división de la obra de Wittgenstein. De esta manera, Sierra permite entender cómo un mismo autor puede influir en dosmanifestaciones del análisis completamente diferentes.

Una razón por la cual la caracterización que Rubén Sierraha hecho de lo analítico tiene en cuenta lo expresado por autoresinternacionales y no asume bibliografía colombiana, consiste enque en nuestro país su trabajo no tenía precedentes. Otra figurainteresada en la comprensión de lo analítico es Magdalena Holguín,que al igual que Sierra, se ha dedicado a la traducción de textos

analíticos escritos por autores ex tranjeros. En su interés porcomprender a fondo el desarrollo histórico del movimiento analítico en Europa, la autora realizó la traducción de La filosofía inglesa contemporánea (134), de Roland Hall.

El documento presenta un recorrido por tre s décadas de la

filosofía inglesa, -período del 60 al 80-, mostrando cómo durantelos años 60 y 70 la preocupación analítica fue fundamental y cómotiende a decrecer, por tre s razones fundamentales: 1. El contacto que el pensamiento inglés ha venido teniendo con la filosofíacontinental; 2. El interés cada vez más acentuado por la historiade la filosofía; y 3. La falta de apoyo institucional y gubernamental a los investigadores de la filosofía analítica, quienes ven des

mejoradas sus condiciones de vinculación laboral, a diferencia delos gloriosos tiempos vividos por Ryle, Austin, Russell y Moore.

Una de las hipótesis centrales que m aneja el artículo 134,consiste en afirm ar que si bien la filosofía analítica goza de muybuena salud, porque extiende su influencia hacia el pensamiento

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de habla inglesa y hacia muchos países, no ocurre lo mismo con lafilosofía lingüística, quien prometía grandes desarrollos a partir

de Austin, pero que con su muerte se condujo irreversiblementehacia su extinción.

El texto de Roland Hall traducido por Magdalena Holguínresulta ser una útil e imprescindible carta de navegación a lahora de carac terizar la filosofía analítica, no sólo desde el planohistórico sino también conceptual, dado expone distinciones rigu

rosas acerca de qué implica trabajar desde diversas orientaciones del análisis, tales como la filosofía lingüística y la lógica filosófica.

Aunque Magdalena Holguín no lo dice expresamente, pienso que compara el caso colombiano con el anglosajón, a partir del

material que le ofrece Roland Hall. Él atribuye a las dificultadesinstitucionales, el hecho de que el interés por el análisis filosóficoen el pensamiento anglosajón esté decreciendo en la actualidad.Además aduce a este factor causas como la falta de apoyo gubernam ental y las condiciones laborales en el medio universitario.Considero que Holguín toma como inspiración el texto de Hallpara analizar el proceso de recepción de la filosofía analítica ennuestro medio.

En 1988 Magdalena Holguín participó en el IV CongresoInternacional de Filosofía Latinoamericana, sobre Tendencias actuales de la filosofía en Colombia, con un trabajo sobre la

Recepción e incidencia de la filosofía analítica (068). En él

manifiesta que la filosofía analítica es cultivada por muy pocospensadores en nuestro medio y que no se ha normalizado, porqueno existe apoyo institucional en la educación superior para fomentarla, a excepción de los quijotescos esfuerzos realizados porla Universidad Nacional de Colombia y por la Universidad delValle.

Para Magdalena Holguín, el primer texto de filosofía analítica data del año de 1945, escrito por Julio Enrique Blanco, endonde el autor argum enta de la forma más vehemente en contradel Círculo de Viena. Sin embargo, esta aparición tem prana notendría continuidad y permanencia en el desarrollo del análisis



en nuestro medio intelectual. La autora es enfática al reconocerla diferencia que existe entre Colombia y Argentina, por ejemplo,en cuanto a la recepción de esta tendencia del pensamiento anglosajón. Mientras en Argentina existen congresos, publicaciones

seriadas y sociedades filosóficas especializadas en el tema, enColombia este proceso de recepción es aún incipiente y fragmentario; la recepción es tard ía y marginal y en consecuencia, no seha normalizado aún, hecho que se manifiesta en una actividaddocente asistemática y en la tímida conformación de los primerosgrupos.

La reseña de Magdalena Holguín cubre el periodo de 1977 a1984 y como criterio para la selección de los autores señala untipo de trabajo continuo y sistemático en cuanto al análisis filosófico. Estos autores son Adolfo León Gómez, Rubén Sierra Mejía,Jaim e Vélez Sáenz y Danilo Guzmán. Doce años han transcurri

do después de su escritura y nuevos hechos filosóficos permitenafirm ar que la orientación analítica por fin empieza a norm alizarse en nuestro medio: hay un buen número de tesis de pregradoy postgrado que se interesan en el tema y un flujo perm anentede publicación con los formatos de texto, artículos, traduccionesy reseñas. Aunque el proceso no es tá aún consolidado, evidentemente ha m adurado de una manera significativa después de

las consideraciones que Magdalena Holguín presen tó en esteartículo.

Rubén Sierra, quien participó en el mismo congreso dondeMagdalena Holguín formuló el balance anterior, en su texto deréplica, titulado también Recepción e incidencia de la filosofía

analítica (112), realiza algunas anotaciones importantes; expresa que considera exagerada la tesis de Holguín en cuanto a queson muy pocos y raros quienes han escrito desde una perspectivaanalítica en Colombia. De igual manera, rechaza la afirmaciónque lo encasilla como uno de los filósofos analíticos más importantes del país.

Para argum entar las anteriores afirmaciones, S ierra pro cede a hacer mención de otros nombres relevantes y significativos para la recepción de la filosofía analítica en nuestro país. Setra ta de las figuras de Juan Manuel Jaramillo (Universidad del

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Valle), Ju an Guillermo Hoyos (Universidad de Antioquia) y unautor poco conocido y publicado: Carlos Emilio García (Universidad de Caldas).

Sierra pretende desvirtuar la postura de Magdalena Holguíndonde afirma, reiteradamente, el carácter incipiente de la filosofía analítica en nuestro medio. A este propósito, formula una pre gunta que resulta inquietante: ¿qué tendencia, autor o corrienteno es todavía incipiente y balbuceante en Colombia?

Otro aspecto que Sierra trae a colación para refutar aHolguín, consiste en la dificultad de dem arcar con claridad quiénes un filósofo analítico y por qué criterios lo es. De esta manera,la filosofía es una tendencia amplia y desdibujada, que alude vagamente al empirismo contemporáneo. Pese a la gran contribución

a la aclimatación y difusión del pensamiento anglosajón en Colombia, Rubén Sierra Mejía se resiste a ser encasillado como un“filósofo a n a lí t i c o ";reconoce su gran tendencia especulativa ytradicional a la que dice no estar dispuesto a renunciar. El análi-sis filosófico le interesa como método v no como contenido.

2. La idea de filosofía

El proceso de recepción del pensamiento analítico en nuestro país ha estado mediado por el interés de redim ensionar elnuevo papel que a la filosofía le corresponde, pues los intelectuales colombianos advierten que el análisis plantea una fuerte revolución con respecto a la manera en la que la filosofía se entendíatradicionalmente. Uno de los autores que ha inspirado la reo rientación de la práctica filosófica es Ludwig Wittgenstein.

Francisco Suárez tiene un trabajo orientado justamente pores ta expectativa: La filosofía en los primeros escritos de W itt-

genstein (113). Él muestra cómo fue elaborado el concepto defilosofía en los escritos tempranos de Wittgenstein, básicamenteen el periodo transcurrido entre Notes o f Logic y el Tractatus. El autor introduce el tema a través de una apreciación del horizonte intelectual de Wittgenstein y de los problemas planteadosdentro de este contexto. En este sentido, desarrolla el proceso

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de formación filosófica del autor austríaco, así como las influencias que recibió de Hertz, Frege y Russell. Suárez concluye quela filosofía en Wittgenstein no es una doctrina, ni siquiera es una

forma de lógica.La mayoría de las preguntas hechas por la filosofía carecen

de sentido y de esto se deriva la falla para entender la lógica denuestro lenguaje. Ante esto, la labor de la filosofía no es más quela de crítica y análisis del lenguaje. Wittgenstein en el Tractatus proporciona una crítica del lenguaje. AI fijar las posibilidades

reales del lenguaje, la filosofía pone límite al ámbito de la realidad susceptible de ser nombrado a través de proposiciones.

E sta claridad ganada por Suárez, en torno a la tarea de lafilosofía como crítica del lenguaje, aparece complementada porAlfonso Tamayo en Observaciones sobre el Cuaderno azul (133).

Tamayo pretende demostrar cómo la filosofía en Wittgenstein seexpresa bajo la forma de crítica del lenguaje, abordando el problema del significado desde una descripción de su gramática; esen este contexto donde em ergerá la metáfora de los “juegos delenguaje”.

También en el Cuaderno azul manifiesta Wittgenstein que

es necesario desenmascarar cuatro tendencias perjudiciales parael espíritu filosófico, todas ellas fundamentadas en el ansia degeneralidad: 1. Buscar elementos comunes a todas las entidadesque incluimos bajo un término general; 2. La tendencia a pensarque quien ha comprendido un término general se encuentra enposesión de una imagen mental que se refiere directam ente a

dicho término; 3. Considerar que si existe un mundo físico susceptible de ser explicado a partir de causas, existe sí mismo unmundo interno o mental al cual cada individuo tiene acceso y quetambién puede explicar; y 4. El trasladar métodos y prácticos detipo científico a la filosofía, lo cual constituye una fuente primariade la metafísica y que deja al filósofo en la confusión y perplejidadtotal.

De este modo, Tamayo logra dem ostrar que la argum entación de Wittgenstein es tá dirigida a sanear a la filosofía de pretensiones y explicaciones de tipo científico, dado que constituye

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una actividad de crítica hacia el lenguaje. De esta suerte, uno delos trabajo s principales del filósofo consiste en romper la sem e

janza externa entre una proposición empírica y una proposiciónmetafísica, para tra ta r de satisfacer el único anhelo legítimo de lafilosofía, consistente en hallar una forma de expresión natural ypropia.

También Carlos Cardona Suárez, en Wittgenstein: filoso - f ía y matemáticas (003), se m uestra interesado en dem ostrar elpapel que el au tor le adjudica a la filosofía, en tanto ta re a es-clarecedora y descriptiva. Se tra ta , en lo fundam ental, de unaactividad que da cuenta de los juegos de lenguaje y por ello notiene pretensiones explicativas.

La filosofía no ha tenido un objeto claro de estudio y esto hallevado a la perplejidad filosófica. Cuando se resuelve un problema surge un amplio espectro de opositores que lo desvirtúan.Esto sugiere la idea de círculo vicioso, donde no es posible acceder al planteam iento de conclusiones claras y contundentes. Laperplejidad se resuelve en función de un conjunto de proposiciones claras o se disuelve, en caso de entender que su origen sedebe a un malentendido o confusión. Los filósofos, para liberarsede la confusión, a cada movimiento parecen enredarse más entresus redes.

A parti r de esto Wittgenstein plantea la filosofía como una

labor terapéutica, que perm ita deshacer la complejidad. Cardonaexamina el intento de Kant como un prim er esbozo de actividadterapéu tica a través de la crítica de la razón, señalando que sequeda entram pado en el idealismo trascendental. El paso en falso que da Kant consiste en emprender la filosofía como una actividad terap éutica a parti r de la crítica de la razón, en lugar deasumir la crítica del lenguaje, cosa que si hace Wittgenstein.

Cardona es enfático en señalar la dicotomía que existe entreel primer y el segundo Wittgenstein, argumentando que la filosofía como terapia es el punto conectivo que permite plan tear unasolución de continuidad entre el Tractatus y las Investigaciones

filosóficas. El autor retoma del Tractatus la idea que la filosofía

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no es una ciencia natural y en consecuencia, que no debe esta r“junto” a ellas. De esta manera, explica que Wittgenstein renun

cia a un cientificismo a ultranza, lo que le permite abandonar lastareas irrealizables de la filosofía.

A diferencia de la ciencia, la filosofía no implica explicaciónsino actividad y por ello su tarea es fundamentalmente es-clarecedora porque su objetivo es elucidar perplejidades, mostrando el origen de estas a partir de la crítica del lenguaje. A este

respecto, el empeño por desnaturalizar el lenguaje cotidiano esla ta rea filosófica, en lugar de crear un lenguaje aséptico y librede anomalía; la tarea consiste más bien en emplear el lenguaje deacuerdo a regla de un juego apropiado.

Debido a todo lo anterior, la filosofía no descubre, no explica,no resuelve, no deduce, no valora, no fundamenta ni justifica. La

tare a de la filosofía es descriptiva, entendiendo por descripción,no la enumeración exhaustiva sino la elucidación: aclarar la gramática y el uso de los términos que provocan perplejidades.

Cardona Suárez pone de manifiesto que los problemas filosóficos no se agotan cuando se resuelven sino cuando se desvanecen. El objeto de la terapia consiste en reconciliar al filósofo con

la vida corriente , tomando como mediación el lenguaje. W ittgenstein desplaza el interés de una filosofía sistemática y to ta lizadora hacia una de carácter terapéutico y esclarecedor.

Además de Tamayo, Suárez y Cardona, Magdalena Holguín,en el texto La filosofía como crítica del lenguaje (066), tambiénplantea que Wittgenstein considera que la crítica del lenguajecomo la única actividad propiamente filosófica y esto se encuentra estrecham ente vinculado a la idea que el Tractatus expresade filosofía y de su relación con el lenguaje. La autora m uestracómo Wittgenstein entiende que la mayor parte de problemasfilosóficos son problemas de lenguaje.

Holguín hace énfasis en el interés de Wittgenstein porexplicitar aquellos aspectos de la filosofía en los cuales se haadoptado una postura científica. Expone además cómo se concibe

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la filosofía como una metateoría. En síntesis, la autora pone demanifiesto los esfuerzos de Wittgenstein por romper con losparadigm as y métodos de la ciencia, porque la filosofía debe poseer un ámbito propio. En este sentido, la más urgente tarea del

filósofo consiste en utilizar los recursos que le brinda el análisisconceptual para identificar los aspectos de su quehacer específicos a los que, inadvertidamente, ha incorporado explicaciones yproposiciones científicas.

Esta distinción en tre ciencia y filosofía, también es abordada por Jairo Iván Peña en Wittgenstein y la critica de la racio-nalidad (017). En el Tractatus, Wittgenstein expresa que la totalidad de las proposiciones verdaderas constituye el andamiajelógico de la ciencia natural; si la filosofía no es una de las cienciasnaturales , en consecuencia no pueden existir proposiciones filosóficas verdaderas. Todo esto contrasta con el concepto tradicional de “ filosofía”, según el cual las proposiciones de este

discurso son verdaderas y además necesarias. A partir de todo loanterior, Peña destaca que W ittgenstein plantea la tarea de lafilosofía como una forma de descripción; la labor de esta clase deactividad no debe seguir el modelo de la explicación causalista,que hace parte del trabajo científico.

Así las cosas, la filosofía no enfrenta problemas empíricossino conceptuales, en donde se deben disolver las confusionesgeneradas por una mala aplicación del lenguaje. La filosofía comocrítica del lenguaje, permite establecer que los sinsentidossurgen de la utilización de expresiones por fuera del juego delenguaje correspondiente. La dificultad de los problemas filosóficos reside básicamente en la utilización de palabras fuera de

contexto. En este orden de ideas, la tarea de la filosofía consisteen detectar lo que funciona mal en el planteamiento de los problemas de interés filosófico para establecer relaciones de interdependencia, conexiones, condiciones e implicaciones, más quepara precisar definiciones estrictas de carácter lingüístico oproposicional.

Hasta este punto diferentes autores colombianos han venido examinando la distinción en tre ciencia y filosofía en el pensamiento de Wittgenstein, así como la labor crítica y descriptiva de

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esta última. Además de estos elementos, Juan Guillermo Hoyos,en el texto Wittgenstein: un concepto polémico de filosofía (069),remite a la singularidad del aforismo en la escritura filosófica,que rompe el modelo tradicional de la filosofía como un corpusde sistemas y doctrinas. Hoyos explora las implicaciones del

concepto de W ittgenstein en torno a la filosofía, la cual ya noconstituye un contenido sino una actividad en la que pone en

juego la comprensión como una particular manera de ver lascosas.

Además, Hoyos aborda los resultados que se obtienen a par

tir de la filosofía como actividad: el descubrimiento de sinsentidosy transgresiones que la filosofía tradicional ha hecho a propósitodel lenguaje, los cuales conducen a la “oscuridad” y a la “seducción” del pensamiento. También plantea que Wittgenstein no estáinteresado en el lenguaje por el lenguaje mismo, sino en cuantoéste atañe de un modo directo a la actividad filosófica, porque la

investigación se centra propiamente en el esclarecimiento y disolución de algunos problemas filosóficos y no de otro tipo, como loslingüísticos, por ejemplo.

Hoyos hace notar que tanto en el Tractatus como en las Investigaciones filosóficas se da un enfoque de la filosofía comoactividad porque Wittgenstein considera que muchos de los problemas filosóficos planteados por la tradición corresponden a unuso incorrecto del lenguaje, el cual sólo puede depurarse a travésdel análisis.

3. E l atomismo lógico

El atomismo lógico es uno de los problemas inherentes alanálisis filosófico menos acogido en nuestro medio. Un pionero enla recepción de Russell en Colombia lo constituye Rubén SierraMejía. En Apreciación de la filosofía analítica (103), señala laimportancia que inicialmente tuvo para Russell el análisis del

lenguaje en la solución de los problemas filosóficos. Con el fin deseñalar la relevancia y los alcances del análisis, Sierra Mejía expone los aportes del atomismo lógico. Los átomos de que hablaRussell como elementos primarios del conocimiento no son de

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naturaleza psicológica sino lógica y el análisis constituye un examen de las proposiciones como expresiones del pensamiento, consentido completo.

Así mismo, Sie rra Mejía plantea una crítica a Russell entorno a su desacuerdo con Aristóteles señalando que en él hayuna sustitución de la metafísica aristotélica y que su interés porfundam entar ontológicamente la teoría de las presuposicionescarece de categorías que le den coherencia a su teoría de losobjetos.

Rubén S ierra desarrolla los dos aspectos pertinentes parael análisis de las proposiciones relacionales que plantea Russell,a saber: 1. Demostrar las limitaciones de la teoría aristotélica del

juicio; y 2. Rechazar la concepción monista que Bradley ofrece dela lógica. De otro lado, se presenta la introducción a la teoría delos hechos, demarcando su propósito central y la manera como

pretende construir el campo de referencia del lenguaje lógico yestablecer claramente las fronteras entre éste y los aspectosgramaticales; para ello tiene en cuenta los problemas que se lepresentan al lógico con el uso del lenguaje común. Por otra parte,el texto hace referencia a la teoría de los tipos de Russell, la cualdice que debemos distinguir en tre el lenguaje que se refiere a

propiedades de individuos y aquel que se refiere a propiedades depropiedades de individuos. El autor reflexiona sobre el hecho deque estudiar el lenguaje a la luz de esta teoría revela palabras deniveles metalingüísticos.

Otra aproximación al atomismo lógico, que tiene en cuentala teoría pictórica es la desarrollada por Pablo de Greiff en el

texto Salvando a Wittgenstein de Rorty: Un ensayo sobre los usos del acuerdo (041). Dentro de su estrategia argum ental elautor recurre a la reconstrucción de las concepciones ostensivasdel lenguaje, teniendo en cuenta posturas como las de Aristótelesy San Agustín, para explicar cómo estas ideas permiten la ulterio r constitución del atomismo lógico en el Tractatus. Posterior

mente procede a caracterizar la crítica que Wittgenstein formulaacerca de esta orientación tradicional y ostensiva del lenguaje,criticando su pretensión eminentemente nominal y deíctica, que

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además de no dar cuenta del uso, implica una epistemologíarepresentacional.

El texto El “Tractatus” y el Círculo de Viena (073), deJuan Manuel Jaramillo, reconstruye la teoría pictórica,representacional o figurativa del lenguaje propuesta porW ittgenstein, que consiste en pensar que el lenguaje tiene unaestructu ra, si no idéntica, muy semejante a la que el mundo re presen ta. A propósito de la teoría pictórica se exploran algunosargumentos propios del atomismo lógico. La consecuenciaatom ista en Wittgenstein implica que el verdadero método para

comprender la paradoja del lenguaje consiste en no decir nadasino aquello que se puede decir y por ello las únicas proposicionesque tienen sentido son las de la ciencia.

Alfonso Tamayo parece ir más allá del enfoque propuestopor Juan Manuel Jaramillo, ya que en Consecuencias de la

teoría pictórica en el “Tractatus" de Ludwig Wittgenstein (117), tra ta de explicar que a pa rti r de la concepción figurativaes posible hacer una taxonomía de las proposiciones de la ciencia, la filosofía, la lógica, las matemáticas y la ética. Tamayoincursiona en un tema que Jaramillo apenas había dejado planteado: la distinción entre las proposiciones científicas y filosó

ficas, en donde las primeras podrían traducir los hechos atómicos a través de enunciados. El texto de Tamayo retoma delTractatus la existencia de tre s clases de proposiciones, a sa ber: las tautológicas (analíticas), las genuinas (sintéticas) y laspseudoproposiciones.

Según Tamayo, Wittgenstein busca trazar unos límites a laexpresión de los pensamientos por medio del lenguaje y para estoelabora la teoría pictórica. E sta teoría señala las condiciones querequiere un simbolismo adecuado, que dé cuenta de la relaciónlenguaje-mundo y concluye que solamente las proposiciones dela ciencia na tural dan información sobre el mundo. Lo an teriorperm ite entender que W ittgenstein ha realizado una labor deanálisis filosófico que señala lo que se puede hacer con proposiciones significativas y también ubica a la lógica en el terreno formal, que nada dice del mundo pero que revela su estructura.

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Jairo Iván Peña en Wittgenstein y la critica de la raciona-lidad (017), recupera como parte de su argumentación la concep

ción de “juegos de lenguaje”. El autor realiza una aproximación alas concepciones de Wittgenstein sobre el lenguaje y el significado. Explica que entender un lenguaje supone comprender cómofunciona y en tal sentido, destaca los juegos de lenguaje como unsistema abierto de palabras y expresiones lingüísticas integ radas con un conjunto de acciones determinado; tal sistema de expresiones se halla constituido por un conjunto de actividades su

jetas a reglas.

Ahora bien, Peña reconoce que el tema del significado a laluz de los juegos de lenguaje tiene que redimensionarse. ParaWittgenstein la relación entre el lenguaje y la realidad está dadapor su uso y no por sentidos establecidos a priori; la inmediataconsecuencia de los juegos del lenguaje consiste en un significado

contextual, no universal, de los enunciados. El significado de unapalabra es su uso. Las representaciones lingüísticas ya no estándeterminadas por las cosas y por los nombres que se refieren aellas, sino por las reglas de los juegos de lenguaje derivadas delos contextos en los que se aplican.

Estos juegos del lenguaje, se configuran a través de reglaspropias y de criterios de aplicación de conceptos, sin que elloimplique que estas reglas los precedan lógicamente, como condición de posibilidad para ellos. Con todo, las reglas tampoco sonúnicamente formales, a la manera de las reglas lógicas, por cuanto que se encuentran en íntima conexión con situaciones de ordenfáctico y práctico. Mediante la reconstrucción de estos argumen

tos de Wittgenstein, Jairo Iván Peña insiste en el contenido pragmático de los juegos de lenguaje.

La propuesta de los juegos de lenguaje condicionados porun contexto determinado expresa que Wittgenstein no se interesa por la captación inmediata de una verdad, sino por la acciónhumana y su relación con las formas de vida. El juego de lenguaje

implica hablar a través de un código particular que expresa unaactividad o forma de vida, entendida esta como un sistema abierto

4. Los juegos de lenguaje

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de actividades lingüísticas y extralingüísticas que incluyen losdiversos modos de pensar y sus maneras de incidir sobre lasactividades en general.

De esta manera, Peña logra concluir que los juegos de lenguaje desustantivizan la verdad y le arrebatan su condición deuniversalidad, porque no en todos los juegos es posible validar lasmismas cosas. Más aún, la verdad es una aspiración privativa del

juego de lenguaje científico, aspiración que no es legítima dentrodel lenguaje filosófico y que, en consecuencia, no tiene por quéusurpar. Además, dudar también forma pa rte de los juegos de

lenguaje; al igual que la verdad, la duda significativa también esintrasistém ica y sólo tiene sentido plantearla en juegos de lenguaje que puedan operar si algo ya ha sido enseñado como fundamento. De este modo, en la adquisición de un juego de lenguaje nohay conocimiento sino entrenamiento36. La duda tiene sentido enel sistema conformado por nuestras creencias; para dudar dealgo es preciso com prender el significado del objeto del que se

está dudando.

El abordaje que hace Jairo Iván Peña a través de su libro esbastante complejo y riguroso, aún cuando es preciso reconocerque no se separa de las líneas generales de la interpretación tópica de Wittgenstein. Aunque Peña no aporta interpretaciones arries

gadas, de todos modos el texto vale la pena en la medida en querealiza una exposición coherente y cuidadosa sobre los juegos delenguaje a lo largo de sus capítulos.

Otro de los textos producidos en Colombia, orientado haciala comprensión de los juegos de lenguaje de Wittgenstein, es elde Carlos Patiño Rosselli Los juegos de lenguaje de Ludwig

Wittgenstein (092). Aunque el trabajo de Patiño es bastante anterior al de Jairo Iván Peña, me interesa retorm arlo en este punto, porque resu lta valioso por su insistencia en la multiplicidadde los juegos del lenguaje. Por oposición al cuadro que nos pre senta la unitario y esquemático que presenta la lógica, la varie dad de los medios y utilizaciones del habla son infinitos. Los ju e

36Esto le ha valido a Wittgenstein la identificación con el conductismo epistemológico.

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gos de lenguaje cumplen la función de términos de comparación,que tiene por objeto esclarecer el funcionamiento de nuestro lenguaje, por medio de la similitud y discrepancia entre ellos. Los

juegos lingüísticos implican “orden” y “claridad”, aspectos quese manifiestan en la disolución de los problemas filosóficos.

También constituye un aspecto importante del texto dePatiño Rosselli el papel que le otorga a los factores extralin-güísticos en la determinación del significado. Este énfasis deldocumento se deriva de la identificación que hace Wittgensteinen tre los juegos de lenguaje y su uso, ya que estos implican siempre situaciones externas; el componente extralingüístico resultaimportante, según Rosselli, en la semántica de Wittgenstein

5. Lenguaje privado y estados m entales

La posibilidad de los estados mentales y su relación con el

lenguaje privado es otro tópico analítico recepcionado por los autores colombianos. Jairo Iván Peña (017), presenta la labor filosófica de Wittgenstein en torno a la psicología y desarrolla unasíntesis del dualismo cartesiano con respecto al tema de la mente.

Al rechazar la cosificación de los fenómenos mentales,Wittgenstein descarta el paralelismo psicofísico, enfrentándose

al dualismo conductista y al reduccionismo filosófico, en cuantoque ambas posiciones parten de supuestos comunes de la visiónmecánica del cuerpo. Todo esto lleva a Wittgenstein a la negaciónvehemente de la existencia de “sujetos metafísicos” y del “yotrascendental”. La inmediata consecuencia de la disolución deestas entidades se expresa a través de la imposibilidad de loslenguajes privados.

De otro lado, Peña destaca que en la temática de la menteson cruciales las reflexiones aportadas por Ryle y Strawson, quienes desde distintos planos y enfoques contribuyen ampliamenteal desarrollo sistemático de la posición planteada por Wittgenstein. En términos generales, Ryle muestra porqué ciertos

usos de conceptos referen tes a facultades y procesos mentalesconstituyen violaciones a las reglas lógicas. La mente no se en

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cuen tra en el espacio ni sus funciones están sujetas a leyes mecánicas; las operaciones de la mente no son observables y sudesarrollo es privado. De esta manera, se incurre en un errorcategorial, al presentar los hechos de la vida mental como si pertenecieran a un tipo o categoría lógica, cuando en realidad, p er

tenecen a otra, de modo que el sistema conceptual cartesianodescansa en un e rro r lógico.

Strawson, por su parte, aporta en Individuos, reflexionesinteresan tes en torno al concepto de persona. En concreto, vincula el intento de entender las es tructuras lógicas y gram atica

les de nuestro esquema conceptual al análisis categorías específicas; a parti r de este abordaje, susceptible de ser denominadocomo “ filosofía de la mente”, Strawson asume la una “metafísi-ca descriptiva”, entendida como la descripción de la es tructuraefectiva de nuestro pensamiento sobre el mundo. Finalmente,Strawson plantea el carác ter primitivo de la persona y Peña sesiente tentado a concebirla como un compuesto de dos géneros desujeto: un sujeto de experiencias (una conciencia pura, un ego) yun sujeto de atributos corpóreos (aspecto material).

Peña también emprende la espinosa discusión acerca de laposibilidad de los denominados “ procesos mentales”. El problema radica en que W ittgenstein no ofrece una teoría sistemática

de la mente; en general, aborda la filosofía de la psicología comouna investigación de conceptos, restringida a la descripción de suuso. Por supuesto, W ittgenstein no pretende establecer la esencia del pensamiento; lo que hace es describir las aplicaciones diversas, los usos generales que se dan al concepto, el cual estálejos de ser unívoco.

Fue el estudio del funcionamiento del lenguaje el que acentuó en Wittgenstein el interés por el campo mental y por elloprocedió a aclarar los conceptos psicológicos, con el ánimo delograr una mejor comprensión de la realidad. Sin embargo, laconclusión a la que llega es la negación de la existencia de laconsciencia como punto de partida para la reflexión filosófica.

Además, para Wittgenstein resulta imposible la formulación deun lenguaje cuyos términos adquirirán significado en virtud deun proceso esencialmente privado.

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En este sentido, no resulta posible situarse desde un puntode vista lógicamente anterior al lenguaje intersubjetivo, de modoque el intento de constitución de un mundo privado se basa forzosamente en conceptos de significación pública, pues únicamenteen ellos es viable a la construcción y / o descripción de ese ámbito

pretendidam ente privado. En síntesis, la autarqu ía semánticapropia del lenguaje privado debe desecharse para reconocer quelos conceptos de sensación y lenguaje de la sensación tienen uncarác ter público y objetivo.

Ahora bien, Jairo Iván Peña afirma que Wittgenstein no nie

ga los procesos mentales en su conjunto. Lo que rechaza es unanoción particula r de proceso m ental, entendido como un mecanismo o evento misterioso, en un medio inexplorado. A partir delos argumentos anteriores puede seguirse el distanciamiento deW ittgenstein con el conductismo, corrien te psicológica que noadmite la existencia de procesos mentales. La crítica de W itt

genstein al dualismo y al lenguaje privado no ataca a los fenómenos mentales, sino aclara la manera como se habla de éstos.

Además de Jairo Iván Peña, otro autor que contribuye a ladiscusión sobre la posibilidad de los estados mentales y su re la ción con el lenguaje privado es Juan José Botero (028,029,033),planteando un cambio de actitud a propósito de la relación entre

el lenguaje y la mente. En lugar de estudiar el sentido a partir delas significaciones lingüísticas, afirma que es necesario considera r las significaciones como constituidas a partir de los contenidos intencionales de nuestros estados mentales.

6. Los actos de habla

El tem a de los actos de habla constituye un tópico de importancia capital entre los autores colombianos que se han interesado por la pragm ática oxoniense, entre quienes se destaca AdolfoLeón Gómez.

Un trabajo interesante sobre los actos de habla lo constituye El acto de prometer en Hume y el acto de habla performativo e n A ustin (090), de Alejandro Patino, que presenta un paralelo

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entre el acto de prometer de Hume y el acto de habla performativode Austin, estableciendo los aspectos en que ambas estas difieren y convergen.

Alejandro Patiño señala los aspectos frecuentes por losque se suele identificar el pensamiento de Hume, tales como suconcepción empirista y psicológica del conocimiento, la distinción entre ideas y cuestiones de hecho y el desdén hacia la teología y la metafísica. Presen ta luego los planteamientos de Humey Austin, quienes exponen, en tre otros autores, como modelotípico de expresiones las que tienen que ver con el deber y elacto de prom eter. Sin embargo, m ientras que para Austin losperformativos son afortunados o infortunados, para Hume sonloables o censurables, pero no verdaderos ni falsos. No obstan te, ambos autores dan gran importancia a la expresión del acto,ya que ésta constituye las condiciones de sinceridad del mismo.

Según las indagaciones de Patiño, Hume anticipa la existencia en el lenguaje de los performativos que Austin expone en sulibro, También, se da cuenta de que la realización de este tipo deexpresiones está condicionada por el contexto y las circunstancias adecuadas y además, alcanza a vislumbrar la noción de presuposición. Tanto Hume como Austin fueron conscientes del sur

gimiento del acto infortunado, cuando las condiciones que permiten la realización de tales actos no son las adecuadas.

En síntesis, Patiño concluye que el realizar el acto de prom eter no es algo trivial, sino que implica el cumplimiento de unaserie de requisitos que hacen de éste un acto complicado. El

texto de Patiño es una descripción precisa del acto de prom etercomo un acto sometido a reg las constitutivas, a las que los demás actos de habla también se hallan sujetos. En últimas, hablar es adoptar una forma de conducta regida por reglas constitutivas.

Mientras Patiño se dedica a aplicar la teoría de Austin, sin

ninguna revisión ni refutación, Adolfo León Gómez, en su textoFilosofía analítica y lenguaje cotidiano (006), no sólo hace unareconstrucción pormenorizada del pensamiento de Austin, sinoque, a p art ir del reconocimiento de las críticas que le formulan

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otros autores, desarrolla la rectificación de algunas limitacionesde la teoría austiniana.

Un interés de Austin es el de reivindicar la sensatez de lasexpresiones m odestas del lenguaje cotidiano; tuvo el mérito dedescubrir los enunciados performativos, que son enunciados quegeneralmente se disfrazan de enunciados fáticos o descriptivos,pero cuya función no es la de describir o registra r nada con verdad o falsedad, sino hacer, realizar el acto significado por el enunciado. En consecuencia, los performativos no describen aquelloque hacemos ni describen qué estamos haciendo, sino que re la cionan el significado y el enunciado. M ientras que el enunciado

descriptivo representa un estado de cosas preexistentes o coexis-tentes, el enunciado performativo, por el simple hecho de serproferido seriamente y en circunstancias apropiadas, instaura unestado de cosas.

Así, al lado de los enunciados descriptivos e informativos,que Austin bautiza genéricamente como constatativos, existen

enunciados performativos. Los primeros son susceptibles de serverdaderos o falsos, pero los segundos no lo son. No obstante, losperformativos deben cumplir con algunas condiciones para serafortunados. Si estos faltan, se presentan los infortunios, queaparecen cuando las personas o las circunstancias no son las apropiadas.

Austin logró hacer una teoría de enunciados heterogéneosque tienen en común que al proferirlos, cuentan cómo hacer estoo aquello, en virtud de convenciones no lingüísticas. Esto haceque los enunciados performativos sólo sean modismos en los cuales los significados de las palabras individuales no sean de granimportancia y para los cuales la sustitución de sinónimos no es

posible.

El fin ilocucionario de una fuerza ilocucionaria es lo que elenunciador tiene la intención de realizar, cuando lleva a cabo unacto ilocucionario que tiene esta fuerza. Los principales fines sonel aseverativo, el comisivo, el directivo, el declarativo y el expresivo. Diferentes fuerzas ilocucionarias pueden tener en común el

mismo fin ilocucionario, pero, aunque el fin ilocucionario es el

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componente principal de la fuerza ilocucionaria, no se identificacon ella.

Las condiciones de contenido proposicional de una fuerzailocucionaria son las que deben satisfacer una proposición paraser un contenido proposicional apropiado de un acto de esta fuerza en un contexto de enunciación. Cada acto ilocuconario tienetambién condiciones preparatorias que son los estados de cosas,cuya existencia se presupone cuando se realiza este acto. Lascondiciones de sinceridad de un acto ilocucionario son los estadospsicológicos que el anunciador debe ten er a propósito del contenido proposicional de su acto, si lo realiza sinceramente. El grado

de potencia de las condiciones de sinceridad, coincide con la fuerza que el locutor expresa el estado psicológico de su actoilocucionario.

Gómez Giraldo señala que, mientras Searle dice que un actoilocucionario implica la satisfacción de las condiciones preparatorias y expresa el estado especificado en las condiciones de since

ridad, Vanderveken dice que el acto presupone las condicionespreparatorias y expresa la condición de sinceridad. Tal como sepresentan las cosas, parece ser que la definición de Searle esambigua y la de Vanderveken falsa, por lo menos si él entiendepor presuposición igual que presuponer.

Es preciso que en cada acto ilocucionario se dé la direcciónde ajuste requerida. Esto hará que para la clase de los ase-verativos, un acto será verdadero si el ajuste es exitoso y falsocuando falla. De los actos comisivos se dice que se mantienen ono. Uno directivo se sigue u obedece, o se rehúsa y se desobedece.Para los declarativos, el éxito de la actuación equivale a un éxitode ajuste, pues el enunciador realiza el fin ilocucionario al instau

ra r en el mundo el estado de las cosas representado por el contenido proposicional.

Toda diferencia de sentido en la fuerza ilocucionaria se re fleja en una diferencia de compromiso en el nivel de la fuerzailocucionaria. Lo anterior conduce a la noción de actos ilocucionariosrelativamente incompatibles: dos actos son relativamente in

compatibles cuando no es posible realizar un compromiso ilo-

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cucionario afortunado en un contexto de uso. Un acto ilocucionarioes autodestructivo, cuando es incompatible consigo mismo, es decir, cuando un locutor no puede comprometerse con él en un contexto de uso. En síntesis, un acto ilocucionario es autodestructivocuando es incompatible consigo mismo, es decir, cuando un locu

tor no puede comprometerse con él mismo en un contexto.

Además, Gómez Giraldo se interesa por Searle, ya que agrega un nuevo análisis su teoría de los actos lingüísticos. Consideraque los actos más simples de significar (querer decir) son aquellos en que el locutor profiere una frase y quiere decir exacta y

literalm ente lo que dice para producir algún efecto ilocucionarioen el auditor, e inten ta producir ese efecto logrando que el locutor reconozca su intención de producirlo y que reconozca estaintención en virtud del conocimiento que tiene el auditor de lasreglas que gobiernan la emisión de la frase. Pero no todos loscasos de significar son de este tenor.

Un caso especial de es ta m anera de significar es la que sepresenta en los actos lingüísticos indirectos en los que el locutorprofiere una frase y quiere decir lo que dice, pero también quieredecir algo más. En un acto indirecto el enunciado tiene dos fuerzas ilocucionarias, puesto que se realiza indirectamente un actomediante la realización d irecta de otro acto, porque el locutor

dice una cosa, pero implícitamente está afirmando algo más. Estoplantea el problema de la interpretación, a saber: ¿cómo el auditor comprende el acto indirecto cuando la frase que él escucha ycomprende significa algo más? Ante esto Searle propone que enun acto indirecto el locutor comunica al auditor más de lo quedice, confiando en su información básica, mutuamente compartida, que puede ser lingüística o extralingüística y apelando a lospoderes generales de racionalidad e inferencia del auditor.

La teoría de Searle tiene poder explicativo y el mérito deintegrar las teorías de la conversación y de los actos lingüísticos.Sin embargo, ha recibido críticas de fondo, como la formulada porRécanati, quien afirma que Searle sólo distingue en tre la afirma

ción de la frase y el sentido comunicado en cierto contexto, mientras Austin distingue la significación de la frase, que es el sentidodeterminable del fema en el momento del acto rético.

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Gómez Giraldo reconoce que los actos de habla de Searlecorresponden a las “implicaturas”corrientes, no tanto porqueellas se agregan a la significación o porque visualizan el acto literal, sino en cuanto en el acto literal el significado es fundamentalpara descubrir la interpretación del acto indirecto realizado; la

forma del acto litera l significado perm ite descubrir su función.Así, el autor plantea desde Searle un nuevo análisis a la teoría delos actos lingüísticos y examina los aportes y críticas de otrosteóricos al tema.

En algún sentido, los actos indirectos corteses son literales

significados que pueden ser entendidos como verdades realizadas. Una tare a planteada a investigaciones posteriores a la deLeón Gómez consiste en aclarar las dudas y deficiencias en loconcerniente a los grados de indirección y a las formas de la misma. Por el momento este problema sólo queda planteado y puedecomplementarse con una lectura de Van Dijk.

León Gómez insiste demasiado en la innovación que TeunVan Dijk ha introducido a la idea del macro acto lingüístico; estetiene como funciones cognoscitivas usuales reducir y organizarla información, constituyendo un medio para hacer explícito elpropósito pragmático de un discurso y tanto como para determinar las funciones globales de la conversación. Van Dijk afirma

que los actos de habla funcionan por separado como una introducción a la conversación y como aseveraciones acerca de la situacióny sus causas, resultando una preparación completa de una petición de ayuda.

7. La pragm ática

En el campo pragmático, Gómez Giraldo expone consideraciones filosóficas sobre el arrastre y la presuposición, incluyendola posición que con respecto al tema han adoptado diferentes teóricos. Según el autor, a nivel de los enunciados existen tres for

mas de conexiones:1. El arrastre, que es una conexión fuerte entre enun

dos y fundamenta nuestra concepción de la lógica, pero es difícil

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su tratamiento en ella. Sus sinónimos, deducción, implicaciónilativa o inferencial, sugieren que no se tra ta de una simple implicación material o estricta, relación en tre enunciados en dondesólo se tiene en cuenta su valor de verdad.

2. La implicación, ya no la material, representa lo que sedeja entender o lo subentendido; tal fenómeno lingüístico, quefue detectado por G. E. Moore, es una forma de implícito: ella nose afirma sino que más bien se expresa, se da a entender o sesubentiende. Toda afirmación implica una creencia en lo afirmado, es decir que la implicación no es una relación semántica entre

enunciados, sino una relación pragmática.

3. La presuposición, expresa una conexión descubierta enun contexto puramente filosófico y se refiere a lo implicado pragmáticamente; lo presupuesto no es dicho, no es puesto sino impuesto por el locutor como un cuadro implícito de referencia paradesarrollar la comunicación; ésta es una de las características de

la comunicación ordinaria, pues da cabida a todas las posibilidades de lo implícito; el lenguaje corriente no se centra en unafunción epistémica expresada bajo la forma de enunciadosveritativos, como lo muestran Austin y Strawson. Las presunciones rep resentan acuerdos o premisas de la argumentación, relativas a lo “real” y se consideran como “verdad de provisión” en

caso de que lo contrario no se pruebe y resulten ser algo más queconjeturas.

Por otra parte, Gómez Giraldo realiza una distinción entreenunciados performativos y enunciados constatativos mediantela distinción entre haceres y decires, de una manera pragmática.Según Gómez, Austin descubrió que los performativos son afor

tunados o fallidos, mientras que los constatativos son verdaderoso falsos; también descubrió que los performativos arras tran, implican pragmáticamente y presuponen la verdad de ciertos enunciados. Tal descubrimiento hace borrosa la distinción tajante entre haceres y decires.

La dimensión pragmática inherente a la expresión per-formativa consiste en la realización de una acción y las acciones

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sólo pueden realizarlas personas. Así que es obvio que quien usala expresión debe ser quien la realiza. A este respecto, EmileBenveniste explica que el enunciado performativo, en cuanto acto,es único; como acto individual e histórico un enunciado perfor

mativo no puede repetirse; toda aparente reproducción es un actonuevo realizado por quien tiene la investidura para ejecutarlo.

Un enunciado performativo que no es acto, no existe; por elhecho de ser acto es único, no se puede repetir, y su reproducciónpor otra persona lo convierte en enunciado constatativo. De estemodo, se le atribuye al performativo la propiedad de ser suire-

ferencial, de referirse a una realidad que el mismo constituye porel hecho de ser enunciado en las condiciones que lo hacen acto. Enresumen, el enunciado performativo es aquel que nombra el actorealizado, debiendo nombrar la actuación lingüística y su autor.

No obstante, Benveniste al no aceptar que el performativo

como acto crea una institución nueva y confunde la creación deuna situación nueva e intrínseca, con el efecto empírico y extrínseco sobre el interlocutor. Sin saberlo, no distingue la fuerzailocucionaria (que será un sustituto de la performatividad), deefectos causales y empíricos perlocucionarios.

8. La teoría de la argum entación

En Colombia son los dos los au tores que se han dedicadosistem áticamente a la teoría de la argumentación: Adolfo LeónGómez Giraldo (004,005, 006,008,009) y Alfonso Monsalve (016y 085).

En Argumentos y falacias (004), Gómez Giraldo explora elobjeto de estudio de la argumentación su definición y la diferencia existente en tre argumento y razonamiento. Concluye que elargum ento resulta ser el centro de la retórica, m ientras el ra zonamiento lo es de la lógica. Como un tema derivado de la ten

sión existente en tre argumentación y lógica formal, Gómez tam bién tr a ta el tem a de la verdad, la falsedad, la corrección y laincorrección.

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Las posibilidades de argumentación se derivan de lo quecada auditorio está dispuesto a conceder. Por ello, el orador debeadaptarse a su auditorio y argum entar desde sus valoraciones,creencias y premisas. A partir de Copi, Gómez Giraldo establece

la tipología de las clases de argum entos:

ARGUMENTO AD HOM INEM AD HUMANITATEM

STRICTU SENSU (aceptado solamente

por auditorios particulares). E s de natura leza persuasiva.

Supone la noción de auditorio universal. Es

convincente y debe aceptarlo todo oradorpor la validez en las premisas de su argu mentación.

AD PERSO NA M. Es abusivo y se dirigeen contra del orador. Puede ser un argu mento falaz. Consiste en replicar con lo mismo y por ello puede considerarse como unsofisma.

Esta dirigido a la humanidad adulta, razonable y competente.

También Gómez Giraldo realiza la clasificación de lasfalacias argum entativas más frecuentes: 1. Lingüísticas o verbales: se presen tan cuando el orador incurre en ambigüedades,equivocaciones y anfibologías; 2. Falacias de preguntas complejaso de pregun tas esotéricas: se dan cuando se formulan preguntas oscuras y de difícil comprensión, con el ánimo de confundiral interlocutor; 3. Falacias de composición y división; 4. Falaciasm ateria les o de redundancia; y 5. Falacias por generalizaciónprecipitada.

Como alternativas para ev itar las falacias, el autor reco mienda no caer en las ambigüedades, utilizando sinónimos y elrecurso al diccionario. Sin embargo, observa que el lenguaje ordinario no es rígido e inmóvil y, en ese sentido, no existe un métodoúnico para descartar las falacias definitivamente.

Otra de las expectativas de Gómez con su reconstrucción dela teoría de la argumentación consiste en dem ostrar el fallo en elque incurre un orador al argumentar desde la petición de principio y establecer su relación con otras disfunciones argumentativas.

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La petición de principio es la falla más grave en la que puedeincurrir un orador. Consiste en postular como premisa admitidala conclusión que el auditorio debería aceptar con la argumentación. Gómez Giraldo ejemplifica esta anomalía argum entativa apartir de Port Royal e ilustra también la diferencia entre lógicaformal, argumentación y petición de principio a partir de Popper.De esta manera, el autor estudia a profundidad la petición deprincipio y la relaciona con fenómenos similares, tales como elcírculo vicioso o dialelo y el argumento refutativo de regresión alinfinito. (Este último fue clasificado por Russell como regresióninaceptable y regresión inocua). Gómez Giraldo propone un estu

dio de casos para analizar la generalización de las consideraciones sobre la regresión al infinito.

Por otra parte, a Gómez le interesa dem ostrar que existeuna diferencia notable entre la lógica formal y la argumentación,para señalar a partir de allí las posibilidades del filosofar. El

autor distingue en tre demostraciones y derivaciones a partir dePopper y relaciona la verdad y la lógica con el carácter valederode las premisas. Gómez ilustra con toda claridad cómo la nuevaretórica parte de la oposición entre argumentación y demostración, intentando rehuir el formalismo lógico, sobre todo, cuandoéste se entiende como prueba formal a partir del cálculo de

prem isas en el interior de un sistema cerrado e impersonal quepresupone un lenguaje unívoco e intemporal; la nueva retóricatoma como eje esta oposición, porque considera que la argumentación es intemporal y abierta.

Una caracterización similar de la lógica formal GómezGiraldo la presenta en El primado de la razón práctica (008). Enella busca dem ostrar que fren te a la evidencia absoluta no hayargum entación posible y, en consecuencia, la lógica tradicionalanula la argumentación. Desde Perelman, destaca el valor dellenguaje ordinario para al argumentación, ya que hace posible laambigüedad, la vaguedad y permite la evolución. En este contexto, Gómez realiza nuevamente la distinción en tre el lenguaje del

razonamiento y el de la argumentación.

Perelman retom a la idea de que la hipótesis vale por lasconsecuencias que se puedan extraer de ella. Por ello, explica el

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principio de integridad y dualidad para dar cuenta del carácterfalible del conocimiento y plantea otros principios en esta mismadirección, como el de revisabilidad y el de responsabilidad.

Al sostener que toda filosofía se hace desde una postura,

está argum entando en contra del dogmático y del escéptico, valiéndose del principio de responsabilidad; ante el dogmático porfundamentalista y frente al escéptico porque abandona la posibilidad de conocer; de todos modos, tanto el uno como el otro estánviolando el principio de responsabilidad, expresado como la necesidad ineludible de adoptar una postura y de justificar por qué seasume. La toma de partido no es algo imposible, o ya dado y sustraído a la crítica: encarna más bien una actividad de la que espreciso rendir cuentas a través de la argumentación.

La salida ante este reto consiste en buscar un modelo deracionalidad distinto al formal o explicativo. Según Gómez Giraldo,esta búsqueda es posible porque Perelman parte de las posturas

del racionalismo crítico de Popper, pero las proyecta sobre elmundo de la ética y el derecho. A este respecto hay que señalarque la postura del filósofo no tiene nada que ver con la de lógico ola del matemático. En cambio, si tiene una gran relación con ladel juez. Aun quien se pretende indiferente o imparcial incurreen esto, porque no escoger también es elegir y toda escogenciaimplica una deliberación. Nadie puede abstenerse de elegir permanentemente y es menester que cada uno argumente por qué ydesde dónde elige lo que elige.

Es el modelo jurídico el que ilustra cómo se da la toma dedecisiones y qué consensos, debates y desacuerdos se pueden daral respecto. La idea de justicia sería la más importante que la

teoría de la argumentación retom a de la praxis del derecho. Eneste contexto, Gómez se pregunta, ¿Cómo se puede fundamentaruna regla de justicia? Básicamente del hecho de que seres considerados como semejantes son tratados de la misma manera. Laconsecuencia inmediata de esto es que se da la primacía de laargum entación sobre la lógica formal. La justicia es una virtudracional, porque dar razones es justificar en el orden práctico, no

demostrar de una manera formal o experimental.

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Sin embargo, no todo es justificable. Son precisamente losactos defectuosos o criticables los que no están sustraídos a critica y los que, en consecuencia, deben ser justificados con mayorurgencia. Además, hay que tener en cuenta que siempre se partede una tradición y en ella se continúa a menos que se tengan

razones sustentadas para lo contrario.

La fortaleza y justicia de los argumentos se mide en queellos puedan prevalecer racionalmente sobre los precedentes.La argumentación está situada históricamente, es decir, que esrelativa, flexible y se encuentra sometida a un contexto. Si laargumentación depende de los auditorios y de las especificidadesde los mismos, un argumento falaz es muy sólido en un auditorioy en otro no.

La lógica no formal es asumida para evaluar los juicios devalor, como creencias y decisiones; es en este ámbito donde surgela nueva retórica, como un complemento de la teoría de la demos

tración. Los argumentos siempre se definen en términos prag máticos, ya que lo que se transfiere de la premisa a las conclusiones no es su verdad, sino su adhesión.

Ante todo, la argumentación es una acción que promueveuna disposición particular para obrar en un auditorio. Por ello,tiene una gran relación con los actos perlocutivos de Austin, dadoque su interés es persuadir, disuadir y convencer.

Gómez retoma la idea de que la lógica es un sistem a cerrado, intemporal y que no cambia, mientras que la argumentaciónes abierta, flexible, temporal y situada. Un argumento nunca esdefinitivo y suficiente, jamás se cierra. El lenguaje de la lógica es

fijo, estático y fuera de contexto. El de la argumentación es cotidiano, ambiguo y en permanente evolución. Finalmente, el autorculmina examinando el papel de lo cómico en la argumentación,como una forma de sanción para el ridículo, las fallas argumentativas y las incompatibilidades. También retoma y explica laclasificación de los argumentos según la tipología establecida porPerelman y Olbrechts-Titeka: cuasi lógica, basada en la estructura de lo real, que funda la es tructu ra de lo real y argumentos

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que producen disociación o dualidad. Es necesario que gran partede las tesis expuestas en El primado de la razón práctica (008)luego aparecen recuperadas en Argumentos y falacias (004).

La argumentación es importante porque amplia el campode la razón. Permite ver diferentes posibilidades teóricas y analizar sus relaciones con la lógica formal. El filósofo se fundamentaen la razón, porque promueve valores de tipo universal y estáinteresado en convencer por medio de su discurso a seres racio

nales informados.

En este punto Gómez incluye, otra vez, la clasificación entre argumentos ad hominem y ad humanitatem. De ello se derivala concepción de auditorio universal, que es precisamente la idearegulativa que permite distinguir entre la argumentación convincente y la simplemente persuasiva. La filosofía no debe olvidar larazón práctica: esto le permitirá mantener la distinción entreontología y teoría científica. El filósofo no es neutro; su teoría esinteresada, pero al mismo tiempo, debe tra ta r de ser imparcial.Debe someter sus tesis a la aprobación o desaprobación de unauditorio. Argumentar no es constreñir, porque todo argumentodebe respetar la libertad y la responsabilidad de los demás. Ade

más, el filósofo jam ás produce una obra completa y definitiva.

Gómez insiste en el primado de la argum entación sobre lalógica demostrativa. Retoma la distinción entre constatativo yperformativo, a través de un tes t para identificar los realizativos.Expone otra vez la teoría general de los actos de habla de Austin,

señalando los aportes de Searle e inserta la teoría de la argumentación como un paso adelante en el estudio de los actos discursivos.Lo novedoso del asunto consiste en que estas son condicionespara la realización de los actos de habla y Gómez las adapta comorequisitos para una buena argumentación.

Otro de los intereses de Gómez consiste en explorar la rela ción en tre la argumentación y lo cómico. La risa resu lta se r unaexpresión de comunión o acogida en la argumentación, en cuantosupone la adhesión del auditorio. Lo cómico del discurso es unapatología que permite discernir los límites entre el lenguaje normal y el serio. La risa también puede actuar como una sanción de

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conducta extravagantes a través de la exposición al ridículo: Sanciona los olvidos, incompatibilidades y distracciones y obliga aser vigilantes en cuanto al uso del lenguaje. Además, la risa cumple una función persuasiva. En este punto es necesario aclarar

que la relación entre lo cómico y la argumentación también fuetratad a en El primado de la razón práctica (008), en Seis confe-rencias sobre teoría de la argumentación (009), y en Breve tra-tado sobre la mentira (005).

La teoría de la argumentación de Perelman y Olbrechts -Tyteka hace parte de una disciplina que pretende describir todoslos elementos que componen la argumentación no formal e igualmente presente describir las maneras como en estos campos noformales evaluamos nuestros argumentos.

La interpretación no formal busca persuadir a un publico ypara ello debe partir de premisas que acepte el auditorio a quien

se dirige el hablante. Esta caracterización conduce a que la argumentación no puede partir de premisas que no cree o que no acepta el auditorio pero que el interlocutor considera que sí lo hace.Esto ha conducido a los lógicos a pensar que la argumentación esde mala fe y en últimas falaz, porque “todo argumento debe comenzar con premisas a las cuales ambas partes asienten”.

La argumentación parte de premisas y pretende llegar aconclusiones; premisas y conclusiones hablan de datos que pueden ser extraverbales o lingüísticos. Los primeros son datosambiguos y por ello tienen que ser interpretados. Al interpre tardatos objetivos se hacen inferencias a partir de indicios o sínto

mas, mientras que el interpretar datos lingüísticos supone untrabajo mediado por los signos.

Los datos son ambiguos y admiten una pluralidad de interpretaciones; sin embargo, no es aceptable la existencia de interp retaciones infinitas ni la posibilidad de que todas las in terpretaciones sean correctas. Gómez Giraldo afirma que existenprincipios interpretativos como el contexto, la coherencia el principio de claridad. Ellos por separado o en conjunto pueden emplearse, según sea el caso de la situación argumentativa. Todainterpelación es selectiva porque siempre tra ta de hacer presen

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tes los elementos que interesan a quien realiza el ejercicio deinferencia. Por esta razón, toda interpretación puede ser parcialy tendenciosa.

La incom patibilidad se parece a la contradicción, pues enambos casos se tra ta de dos afirmaciones en tre las cuales hayque escoger, a menos que se renuncie a ambas; pero la diferenciaentre contradicción e incompatibilidad radica en de la natu raleza misma de las cosas. Frente a las reglas o norm as incompati

bles se impone una jera rquía que implica el sacrificio de una delas dos reglas en conflicto. Pero, en ocasiones, se recurre a técnicas que permiten elidir la incompatibilidad o aplazar la decisión.Algunas de las incompatibilidades más frecuentes son la mentira, la hipocresía, la ficción, el silencio, la enfermedad diplomática y la mala fe.

Otro texto fundamental para entender el abordaje que enColombia se ha hecho de la obra de Perelman es Teoría de la argumentación (016), de Alfonso Monsalve. El autor busca rela cionar la teoría de la argumentación de Perelman y Olbrechts -Titeka con las posturas clásicas sobre la dialéctica y la retórica,reconstruyendo los pasos que da Perelman para culminar en lapropuesta de la nueva retórica. Parte de una concepción de la

justicia y de una idea del derecho de corte positivista, pero almismo tiempo reconoce el inconveniente de descalificar comoirracionales y desprovistos de contenido cognitivo a los juicios devalor. Perelman se da cuenta que los hombres valoran los juicios,no desde la lógica, sino desde la persuasión; esto lo rem ite a la

retórica aristotélica, en la que explora los puntos de conexiónen tre la dialéctica y la retórica.

La retórica ilustra el arte de la argumentación y la dialéctica y da cuenta de la especificidad del discurso persuasivo. Sinabandonar la reconstrucción de las ideas aristotélicas, Monsalve

avanza hacia la caracterización de las clases de discurso retóricoque se dan en el estagirita, para proponer después algunas nociones sobre la elección y la deliberación que se hallan contenidas enla Etica a Nicómaco. Todo lo anterior le permite ilustrar el gra do de aprovechamiento que tienen Perelman y Olbrechts-Titekacon respecto al legado aristotélico y el redireccionamiento que le

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dan a esta perspectiva en la construcción de su teoría de la argumentación y en la relación que ella tiene con la acción.

Monsalve tiene el mérito de retornar a las nociones clásicassobre la retórica, no sólo para ilustrar, -como se ha hecho tradi

cionalmente-, cuál es el corte o superación que hacen Perelman yOlbrechts-Titeka, sino también para indagar qué elementos dellegado aristotélico aparecen refundidos en la obra de estos dosautores.

Al igual que Gómez Giraldo, Monsalve presenta la distin

ción básica entre argumentación y demostración, propugnandopor el primado de la razón práctica con respecto a la lógica tradicional. Esto le permite desarro llar una crítica al razonamientomatemático, pues considera que constituye una importante manifestación de la racionalidad, pero no la única. En la reivindicación de las prácticas argumentativas el autor introduce la noción

de auditorio y su respectiva clasificación, así como la distinciónen tre p ersuad ir y convencer, según corresponde a la antigua ynueva retórica, respectivamente.

Tomando como fundamento todo lo elaborado hasta el momento, -la relación entre la antigua y la nueva retórica y la juicio

sa reconstrucción de la teoría de la argum entación-, Monsalveincursiona en el ámbito jurídico, conceptualizando aspectos comola prueba, las antinomias, las ficciones jurídicas y otros elementos. Esto le perm ite avanzar hacia la noción de justicia, examinándola no solamente desde el derecho, sino también desde lafilosofía.

Es notable que Monsalve genera posturas críticas e ilustranuevas posibilidades para la ampliación de la teoría de la arg umentación. La obra de Adolfo León Gómez representa un crucialantecedente del texto de Monsalve. Sin embargo, es importanteresaltar que Gómez se propone como objetivo, conectar la teoríade los actos de habla con la nueva retórica y con algunas posturasa nivel del racionalismo crítico, pero se ciñe de manera ortodoxaa las posturas genéricas de la teoría de la argumentación, mientra s que Monsalve pretende ir más allá.

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Otro aspecto importante para Monsalve consiste en desarro llar críticas a la teoría de la argumentación expuesta por Pe-relman y Olbrechts - Titeka teniendo como categorías d irec tri

ces las ideas de verdad y racionalidad. Monsalve retom a algunasposturas que refutan algunos postulados fundamentales de lanueva retórica. Entre las críticas más relevantes está la defensade la lógica formal, la revisión de la noción de argum ento constru ida por Perelman y la crítica a la idea de racionalidad. E starevisión perm ite que el autor revise de una manera la noción de

verdad y racionalidad en Perelman.Alfonso Monsalve destaca los aportes revolucionarios e

innovadores de Perelman, ilustrando también sus puntos débilesy sus ambigüedades. No se limita a presen tar una reconstrucción divulgativa de la nueva retórica, ya que asume posturas abiertamente críticas y revisionistas con respecto a la teoría de la

argumentación, en su particular afán de conectarla con algunosde los grandes problemas del pensamiento continental y de lafilosofía sistemática.

9. Aplicación del método analítico a problem as

epistemológicos

Jairo Iván Peña en (017), afirma que en la obra de Witt-genstein no se encuentran desarrollos explícitos relativos al temade la razón y que sin embargo, hay claras alusiones este respecto, en relación con los juegos de lenguaje. La razón no explica nifundamenta los juegos de lenguaje, pero tampoco se opone a ellos.

En suma, no hay exterioridad desde donde puedan ser juzgados,lo que le impide al filósofo establecerlos como verdaderos e imposibilita su u lterio r fundamentación. A este respecto, lo que sepropone W ittgenstein es una modificación de la perspectiva re specto de la problemática de los fundamentos. A partir de estapostura se han generado críticas que denuncian a Wittgenstein

como el profeta de un relativismo antropológico.

La idea de una teoría del conocimiento fue desarrollándosecomo una forma de dilucidar si nuestras representaciones sonexactas. De esta manera, la epistemología pretende explicar la

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naturaleza del conocimiento como una manera de garan tizar suéxito en el descubrimiento de la verdad, mediante el desarrollode una teoría de las representaciones, encontradas en una p re sunta relación con la verdad.

Sin embargo, Peña señala que resulta pertinente abandonarla noción del conocimiento como una representación exacta, producto de procesos mentales especiales y expuesta como parte deuna teoría general de la representación. Para tal apreciación, sefundamenta en Ferrater, para quien no existe una representaciónexacta de lo que captamos en un momento dado, porque las cosas

que vemos son aproximadas.

Jairo Iván Peña plantea que una filosofía centrada en loepistemológico y que gira en torno a la razón, como producto dela mente, no reconoce un papel relevante p ara el cuerpo. E n taldirección, la reivindicación del papel del cuerpo dentro de la pro blemática del conocimiento fue considerada en la reconstrucción

de la subjetividad por parte de Schopenhauer y Nietzsche, quienes dejaron de asumirlo como una estructu ra fuera de la mente.No es posible entender la subjetividad humana, sin tener en cuentala relación en tre percepción y experiencia y sin examinar su conexión con el cuerpo. Se reclama entonces el papel y funcióngnoseológica del cuerpo como estructu ra fundam entadora de la

objetividad y como fuente de racionalidad.

Una persona piensa, comprende y razona en la medida enque se halla inserta en el mundo y actúa en él como un ente corpóreo individualizado e independiente, pero en continua relación conla exterioridad. E l ejercicio del pensamiento y por ende, el del

razonamiento, pasa por la corporeidad del sujeto pensante. A esterespecto Wittgenstein plantea una crítica a los intentos de es tablecer una teoría del conocimiento de alcance universal, allendede los juegos de lenguaje y de las formas de vida de donde emergen.

Ahora bien, el acceso a la problemática de la racionalidad noes susceptible de ser planteado exclusivamente desde Witt

genstein. Así lo señala Rubén Sierra Mejía, cuando aborda en 103la discusión acerca de la racionalidad y la filosofía analítica a partir del pensamiento popperiano.

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Sierra formula una aproximación al pensamiento epistemológico de Popper, racional y empirista, teniendo en cuenta quepara éste la ciencia no es episteme sino doxa. Sierra Mejía hacereferencia a la manera como se ha reconocido que el centro delpensamiento de Popper se encuentra en su criterio de falsabilidad

como principio de demarcación entre la ciencia y la metafísica,en síntesis como un principio legitimador de teorías cuyo fundamento es la lógica. Se pone en evidencia la postura que frente alas teorías positivistas asume este autor, para quien toda teoríaes un sistema de enunciados aproximativos, mediante los cualesnunca se ten drá la posibilidad de llegar a la verdad. Por otraparte, se plantea la reintroducción del principio empirista con elque este au tor evita una interpretación m eramente formalistade la ciencia.

Sierra Mejía precisa que la epistemología de Popper pre tende ser una epistemología sin sujeto cognoscente y, a este respecto, enuncia que para la objetividad del conocimiento hay quesuprim ir el análisis del sujeto dentro de la epistemología. Conrespecto al racionalismo de Popper reconoce que no va más alláde reconocer que la teoría precede a la observación y que aquellaes un producto del entendimiento humano; es por eso que elracionalismo popperiano debe entenderse en el exacto sentidoque él le da cuando califica a su teoría de racionalista. Por otra

parte, se hace alusión a la inalterable posición crítica que asumióPopper fren te a la reducción de los problemas filosóficos a problemas lingüísticos o lógico-lingüísticos, como lo propusieron lospositivistas vieneses, y cómo más adelante amplió su crítica a lafilosofía del lenguaje común.

De otro lado, Sierra considera que la posición de Popper esuna respuesta al neopositivismo en su intento de con struir unlenguaje nominalista para la ciencia empírica, en el que sus t é r minos sean controlables referencialmente. Cabe aclarar, quePopper rechaza el nominalismo en cuanto teoría semántica, comolo plantea en su crítica a Carnap, pero sin tomar una posición en

torno al problema metafísico de los universales, que está vinculado con el nominalismo lingüístico. Su nominalismo se refiere ala teoría de la definición, que se opone al esencialismo introducido por Aristóteles, para quien la definición es la expresión de la

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esencia de una cosa. En síntesis, se trata de reestablecer la

distinción tradicional en tre definición real (esencialista) y definición nominal.

Sierra Mejía hace especial énfasis en la interpretación quePopper llama nominalista pa ra oponerla a la esencialista elaborada por Aristóteles. A este respecto la crítica de Popper secentra en el reconocimiento del carác ter disposicional de los té r

minos universales, que permite recuperar la función descriptivade esos términos y por consiguiente, de las teorías en que ellosaparecen. Para resumir, Sierra Mejía dice que los universales, encuanto términos indefinidos, dan razón: 1. de la universalidad delas teorías, 2. de su carácter descriptivo, y 3. de la anticipacióndel hecho que describen. En síntesis, los universales se constitu

yen en el elemento no empírico de las teorías

No solamente Rubén S ierra realiza un acercamiento a lafilosofía analítica a partir de la epistemología. También Pablo deGreiff, en Salvando a Wittgenstein de Ror ty (041), emprendeeste enfoque, mediante el cual espera demostrar que una concep

ción ostensiva tiene como consecuencia un paradigma repre-sentacional, mientras que una concepción del lenguaje referida aluso en situaciones cotidianas tiene como correlación una epistemología de tipo pragmático similar a la de Rorty.

Si bien es cierto que la intelección del lenguaje como una

caja de herram ientas tiene que ver con el pragmatismo de Rorty,en ningún caso puede afirmarse que la noción de acuerdo sea lamisma, porque el acuerdo en Rorty aparece mediado por el número de personas, es decir, por la comunidad, mientras que enW ittgenstein el acuerdo se constituye con arreglo a las normasdel lenguaje (determinados por la costumbre social), independientem ente que sea producto de uno o varios sujetos.

La postura que asume el autor del texto se articula a partirde la filosofía del segundo Wittgenstein. Por otra parte, hay quemencionar que existe una gran diferencia en tre Wittgenstein yRorty, que Pablo de Greiff deja de lado, a saber: que Rorty planeael lenguaje como una mediación o procedimiento que puede legiti

mar el conocimiento en función de su utilidad. Más allá de este



interés práctico y a diferencia de Wittgenstein, Rorty nunca re flexiona sobre la naturaleza y estructura del lenguaje. Otra objeción que puede form ulársele al texto de Pablo de Greiff consisteen que equipara indistintam ente el pragmatismo tanto en filosofía como en lingüística, cuando en realidad en cada disciplina estacategoría hace alusión a concepciones has ta cierto punto próximas, pero no idénticas.

a. La verdad

Raúl Meléndez Acuña le ha dedicado un libro completo altema de la verdad: Verdad sin fundamentos: una indagación acerca del concepto de verdad a la luz de la filoso fía de W itt-genstein (015). El prim er capítulo del libro toma como centro deexplicación el Tractatus y a partir de él Meléndez Acuña realiza

una reconstrucción del tema de la verdad en el primer Wittgenstein. La dinámica argum entativa radica en exponer la teoríaespecular del lenguaje, en donde la verdad es asumida como correspondencia.

Meléndez retom a los aspectos más relevantes del atomismológico, la teoría figurativa del lenguaje y la distinción en tre deciry mostrar. Si bien es cierto que son muchos autores “clásicos”los que han manejado el tema de la verdad como correspondencia, también lo es que Meléndez Acuña quiere ilu strar los matices particulares de la postura wittgensteniana. Uno de los intereses consiste en caracterizar el avance de Wittgenstein conrespecto a Russell y, sobre todo, a Frege. E sta sección expone

con todo detalle la noción de verdad que subyace al Tractatus. Elobjetivo es explicar cómo evoluciona el pensamiento del autor entorno al tem a del lenguaje y la verdad, evolución que no se dacomo una solución de continuidad, sino como una ruptura yMeléndez está interesado en acentuar este hiato.

Para reconstruir la primera postura de Wittgenstein el auto r se atiene a la relación de correspondencia en tre las proposiciones y la realidad, que el Tractatus propone; esta correspondencia permite que el lenguaje actúe como un gran espejo denaturaleza eminentemente representativa. De esta manera, el

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primer capítulo está orientado a examinar las concepciones básicas de W ittgenstein sobre las que apoya la versión de la verdadcomo correspondencia: la ontología atomista, la teoría pictóricadel significado y el isomorfismo entre lenguaje y realidad.

Posteriormente, el autor expresa que el Tractatus y las Investigaciones filosóficas corresponden a ideas diferentes acerca de la verdad; mientras que en el primer capítulo estableció

que el prim er Wittgenstein postula la verdad como correspondencia, el segundo lo hace, en referencia a las Investigaciones

filosóficas, de una manera completamente diferente. Meléndeztoma como punto de partida la ruptura que W ittgenstein hacecon respecto a su pensamiento anterior.

Raúl Meléndez ilustra cómo Wittgenstein critica y abandona la imagen del lenguaje como espejo y los supuestos sobre losque había hecho descansar su versión de la verdad como correspondencia. Una de las razones que al autor a este cambio de posición consiste en el reconocimiento del carácter unilateral de estaforma de entender el lenguaje, cuya función única sería reflejarla realidad con absoluta fidelidad. Para librarse de este prejuiciode “pureza cristalina”, Wittgenstein ahora aborda el lenguaje deuna manera más amplia y compleja, asumiendo la diversidad defunciones que desarrolla y la pluralidad de contextos en los quese manifiesta bajo la forma de “juego”.

En este contexto Meléndez Acuña se interesa por aclarar el

papel central que juegan nociones como “significado” “uso”y“aplicación de reglas”. La nueva visión del lenguaje adquiereautonomía frente a lo real. El sentido del lenguaje se deduce delos usos significativos que se les puede dar en diferentes contextos, de acuerdo a normas y reglas compartidas, que se articulana partir de formas de vida. Además, hay que agregar que Meléndez

Acuña desarrolla la tarea fundamental que persigue en su escrito: indagar acerca de una nueva manera de entender el conceptode verdad que esté en consonancia con los nuevos planteamientosde Wittgenstein.

También Jairo Iván Peña explora la idea de verdad en la obrade Wittgenstein. Con el ánimo de presentar las premisas del au

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tor, formula que desarrolla un conjunto de reflexiones relativas ala problemática de la certeza, cuyo análisis debe abordarse a pa rtir de la distinción entre una certeza subjetiva y otra objetiva. Al

contrario de lo planteado por el escepticismo, que alude a la disposición de un lenguaje privado inexistente, se puede concluir quesólo desde la certeza lingüística se hacen posibles el conocimientoy la duda. La fundamentación de la certeza remite a todo aquelloen la cual ésta se basa para garantizar su carácter de tal.

A este respecto, Salvando a W ittgenstein de Rorty (041),de Pablo de Greiff, introduce el tema de la relación de Wittgensteincon el tem a de la duda, la verdad y el acuerdo. El objetivo quepersigue Pablo de Greiff consiste en demostrar que Rorty hahecho una interpretación equivocada de Wittgenstein en lo que serefiere al carácter pretendidam ente justificatorio y comunitario

del acuerdo. Otro de los propósitos de Pablo de Greiff consiste endesvirtuar la militancia de Wittgenstein en el “conductismo epistemológico ”, atribuida por Rorty.

De Greiff parte de la reconstrucción de la crítica que Rortyha hecho del paradigm a representacional, donde se entiende laverdad y el conocimiento como la adecuación de juicios con respecto a una realidad exterior al sujeto, para proceder de estamanera a p lantear la dicotomía entre la objetividad y la solidaridad (acuerdo pragmático sobre la validez de las cosas, de naturaleza intersubjetiva).

A partir de esta opción de Rorty por la solidaridad, en detrimento de la clásica pretensión de objetividad, De Greiff procede acaracterizar la noción de acuerdo en Rorty con un tinte eminentemente colectivo y comunitario, pues es en un aquí y en un ahoradonde el conocimiento adquiere validez, con arreglo a un procesode tipo público. De esta manera, el conocimiento no se valida porsu veracidad y objetividad como por su utilidad, la cual parececonstituida por un grupo social.

Por otra parte, Juan José Botero en (028), plantea la tesis deque la semántica apropiada para el tratam iento de las actitudesproposicionales, es la semántica de los mundos posibles. Estaapela a la teoría de los modelos y constituye una extensión de la

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semántica de primer orden, por la consideración de una multiplicidad de mundos posibles como dominio de interpretación. Seinterpretan los enunciados por medio de funciones que ligan cadaexpresión a su extensión en cada mundo posible, permitiendo de

esta manera definir las condiciones de verdad de cada expresiónde un lenguaje relativamente a un mundo posible. De otro lado,se presentan las diferencias entre el enfoque de la semánticaformal, que tra ta de proporcionar modelos de interpretación quenos permiten tomar decisiones a propósito de la verdad o falsedad de las proposiciones y caracterizar rigurosam ente el con

junto de implicaciones válidas entre las expresiones del lenguajeque se considera, y el enfoque de la semántica cognitiva o men-talista, que trata de estudiar lo procesos cognitivos implicados enel empleo y la comprensión del lenguaje.

En una línea distinta, pero complementaria al problema quese viene tratando, Adolfo León Gómez, en Filosofía analítica y lenguaje cotidiano (006), realiza un abordaje del tema de la verdad, no desde Wittgenstein, sino desde Austin. Según Gómez, elsignificado de “es verdadero” en una aproximación preliminartiene que ver con una “correspondencia” en tre enunciados y hechos, para que haya verdad se requieren dos, de acuerdo conAustin. La verdad es una propiedad de las afirmaciones y no de

las frases. Una afirmación es verdadera, cuando corresponde alos hechos, entendidos como situaciones y eventos. Por el contrario, el valor de falsedad implica corresponder a un hecho, pero deuna manera indirecta.

Según Austin para que haya la comunicación que alcanza

mos con el lenguaje debe haber un conjunto de signos que elinterlocutor pueda observar; además, tiene que existir algo distinto de las palabras: el “mundo”. E ste mundo debe exhibir semejanzas y desemejanzas, pues si todo fuera indiferenciable de lodemás, no se podría predicar nada al respecto suyo. Más aún,para los propósitos de una definición de verdad debe haber dosconjuntos de convenciones: descriptivas, que correlacionan laspalabras con los tipos de situación, cosa, evento, etc., que se encuentran en el mundo; y demostrativas, que correlacionan laspalabras con las situaciones históricas que se encuentran en elmundo.

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Gómez afirma que cualquier teoría satisfactoria sobre la verdad tiene que habérselas con la falsedad (en el sentido de afirmación y negación) y sólo puede sostenerse que el predicado “esfalso”, cuando es superfluo o indirecto. Por su parte, White afirma que lo que hacemos cuando decimos que algo es verdadero y

lo que decimos cuando decimos que algo es verdadero, es decir, loque nos dice cómo son las cosas, no son lo mismo, pero tampocoson incompatibles. Además, usamos el predicado “verdadero”para expresar aceptación con lo que se dice, por lo que queremosdecir con verdadero es que lo que se ha dicho es como es.

Con relación a la teoría de la verdad de Austin, por el hechode exigir la presencia de los dos tipos de convenciones, es restrin gida, puesto que sólo permite definir la verdad por afirmacionesque pretenden ser verdaderas sobre fundamentos empíricos. Lateoría de Austin sólo puede aplicarse a proposiciones particulares y a universales restringidas.

No podemos formular el postulado simple de que la verdadde los enunciados depende de los hechos, como cosa distin ta delconocimiento de éstos; la referencia depende del conocimientoque se tiene al emitir la expresión. En cuanto la distinción entreafirmaciones universales ordinarias y afirmaciones universalescientíficas se puede aplicar para las primeras el procedimiento

de restricción (universal restringido) y para las segundas el derefutación.

b. El escepticismo

Para entender el escepticismo en W ittgenstein es funda

mental el texto W ittgenstein y el escepticismo (010), de M agdalena Holguín. La autora reflexiona en torno a la manera cómoWittgenstein se refiere a los postulados escépticos, abordando elproblema desde diversas perspectivas, sin pretender argumentar a favor o en contra del escepticismo. De este modo, el trabajointenta delimitar las posturas que Wittgenstein plantea frente a

algunas tesis básicas del escepticismo, con la pretensión de mostr a r que no se pueden sep ara r de una concepción general de lafilosofía como actividad analítica y descriptiva.

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Magdalena Holguín presenta las características principales del método de Wittgenstein, que lo distinguen de las posturastradicionales y recientes que se han aproximado a la problemática del escepticismo. Profundiza básicamente en la separación queplantea Wittgenstein en tre el concepto de filosofía y de ciencia;

luego, reflexiona en torno al tema de la duda y la certeza y presenta las principales objeciones formuladas por Wittgensteincontra de la duda escéptica.

A propósito del solipsismo, Holguín presenta una serie dedistinciones más bien epistemológicas que metodológicas, en

tre lo subjetivo y lo objetivo, lo interno y lo externo, lo privado ylo público, dada la relevancia que éstas tienen en los argum entos escépticos y su pertinencia para el desarrollo de este abordaje. E n relación con los argumentos que se plantean aquí sedestaca la primacía que se otorga a las expresiones del lengua

je, que W ittgenstein analiza mediante el principio de contex-

tualización orientado primordialmente a reubicar los conceptosempleados por el solipsista dentro de los juegos de lenguaje,donde se utilizan intersubjetivamente. Finalmente, MagdalenaHolguín desarrolla el tema de los fundamento, cuya implicaciónes eminentemente epistemológica, ya que a partir de él se discute la naturaleza misma de la filosofía como actividad y el pro

blema de la justificación del conocimiento.

Para Wittgenstein la filosofía es una actividad entendida comola aclaración lógica o conceptual del pensamiento, que se expresaen elucidaciones. Se diferencia de la ciencia, entre otras cosas,básicamente en su alcance y en que el método para abordarlas esdiferente. En este sentido pretende Wittgenstein de modo general, desligar el concepto científico del filosófico, en térm inos deteorías o dogmas, sin desconocer sus posibles relaciones, suspuntos de contacto y sus límites.

El abordaje filosófico propuesto por W ittgenstein consiste en el diseño de una metodología, para llevar a cabo elu

cidaciones conceptuales, básicamente descriptiva, pues no pre tende es tud iar el lenguaje como fenómeno, sino exam inar losusos concretos de los conceptos que modifican la comprensiónde los mismos.

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La relación entre el escepticismo y la duda, desde donde sedesarrollan, teniendo en cuenta los postulados de otros autores,los aspectos pertinentes a la certeza, y se extraen las conclusiones que a parti r del estudio de la duda y la certeza surgen en el

escepticismo. De este modo, Magdalena Holguín referencia aque el fin explícito buscado por la duda como método es el deponer en cuestión todas las posibles fuentes de conocimiento,tratando de abarcarlas totalmente. Su carácter metódico depende del alcance de la justificación racional, lo que permite diferenciar la duda escéptica de la duda filosófica, cuyo objeto es

diferente. La duda se refiere siempre a un valor objetivo del conocimiento propiamente dicho; por tal razón, Wittgenstein afirma que la forma apropiada para aclarar un concepto es referirsea situaciones reales o imaginarias de aplicación del mismo dondeéste resulta intersubjetivamente comprensible y de las que deriva su significado.

Con la aplicación del método “topológico”, denominado así por Bouveresse, W ittgenstein desarrolla una prim era teoríaargumentativa sobre la duda escéptica, donde la duda significativa se reduce a algunos juegos. En este sentido, cuando seafirma que la duda presupone la certeza, la metodología deW ittgenstein perm ite m ostrar que las certezas en que se apo

ya no son sólo intelectuales y por eso es necesario considerarlas circunstancias concretas junto con los actos lingüísticos,ya que es ta conexión resu lta ser una clave de la atribución designificado.

También Magdalena Holguín presenta una serie de distin

ciones epistemológicas y metodológicas, que son parte fundamental de los argumentos escépticos. A este respecto, se abordan lasdescripciones específicas realizadas por Wittgenstein en torno ala manera de establecer tales consideraciones y la motivaciónque induce a otros autores a realizar esta tarea. A partir delsolipsismo, como instrumento básico, se exponen toda serie deconceptos que permite aclarar y evidenciar posibles convergencias entre los escépticos y los dogmáticos, así como refu tar am bas posturas, mediante argumentos que las invalidan.

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Un tema derivado del escepticismo es el del fundamento.

Por esto, el libro de Magdalena Holguín, W ittgenstein y el es-cepticismo (010), constituye una guía para entender esta problemática en el au tor austr iaco. El texto articula algunos postulados en torno al problema de los fundamentos; reflexiona en tornoal problema de la justificación del conocimiento, a las propuestasescépticas y a las refutaciones dogmáticas.

Mientras escepticismo se refiere, a la posibilidad de unafundamentación racional en general y no necesariamente a la posibilidad de garantizar la verdad de ciertos conocimientos, Witt-genstein tra ta de invalidar las dos posibilidades tradicionales defundamentación del conocimiento impidiendo toda respuesta dog-mática al escéptico. Una de sus propuestas más radicales es la desustituir el ideal de fundamentación completa por el de la clari-dad. El autor coloca al escepticismo y a los problemas relacionados con él en una nueva perspectiva.

c. Fundamento y generalización

Otro aporte significativo a esta discusión se encuentra enWittgenstein: Filosofía y matemática (003), de Carlos Cardona

Suárez. En él establece que la naturaleza de la filosofía no esexplicativa ni descriptivay que todo problema filosófico surge deuna perplejidad que rompe la naturalidad y la cotidianidad. Unavez desvirtuada la nostalgia por la generalización y por las explicaciones sintéticas, resulta imposible p lan tear el problema delos fundamentos. La filosofía no es un discurso que permita fun

damentar y lo que es más importante, la m atem ática no tiene fundamento.

La filosofía se extraña cuando reduce su tarea a la explicación. La descripción tampoco es necesaria porque no es el preámbulo a una investigación más completa. Los problemas filosóficos

surgen porque el filósofo no acepta la naturalidad de lavida: laconsidera como un milagro y de esa manera la torna problemática. La filosofía no es más que el producto de las trampas tejidaspor el lenguaje y la terapia desenmascara el truco.

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Es mejor retornar a la naturalidad de las situaciones primitivas llamadas juegos d e lenguj e, como formas vitales de comu-nicación en tre los seres humanos. En este contexto se habla dehabla de juego, porque es una actividad que hace parte de la vidacotidiana de las personas. El proceso va de una herram ienta a

una forma de vida y no tiene sentido ir más allá. Wittgesnteineludela formulación mentalista del significado: el signo por s í sólo está muerto y adquiere vida y significado en el uso: significares ser usado. La propuesta de Wittgens tein consiste, no en anali-zar la realidad, sino los conceptos. El objetivo del análisis es exa-minar cómo se aplica una palabra y en tender que no hay nada

sublime detrás de ella. Lo único que se puede observar en ella esuna forma d evida

El desconocimiento de los juegos de lenguaje y de sus re glas surge en los filósofos por el terror al vacío. Pero las palabrasno están en el vacío porque tienen vida propia. Seguir una regla no

es proceder a un cálculo lógico desde el lenguaje privado.

Otro problema que surge en la filosofía es que no reconocecomo legitimas sino una clase de explicaciones: las generalidades, nunca se apoya en casos concretos, por un ansia de glo-balización que tiene. Es por esto que se llega a la sublimación delos términos generales y esto expresa la nostalgia del filósofo porlos métodos propios de la ciencia. El autor es reiterativo al criticar la arrogancia del filósofo en sus pretensiones generalistas yfundamentalistas, desarrollando así una actitud despectiva anteel caso particular.

Como una respuesta a esto, Cardona destaca que Witt-

genstein propone la ejemplificación como un método indirecto deexplicación y por ello la aclaración del significado de las palabrasdebe estar ilustrada por casos concretos. La indagación por losfundamentos es vana. Según Wittgenstein no aprendemos a fun-damentar primero para después actuar. La distinción entre pro posiciones necesarias y contingentes es una falacia que nos lleva

e establecer la ilusión del fundamento.

También Jairo Iván Peña, en W ittgenstein y la crítica de la racionalidad (017), contribuye al esclarecimiento de la pro

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blemática sobre el fundamento. Afirma que la necesidad de fundam entar el conocimiento ha marcado profundamente la actividad filosófica, formulando programas epistemológicos y teoríasdel conocimiento que puedan dar cuenta de cómo se conoce loque se conoce y de cómo en frentar las dudas que surgen. En

esta perspectiva, desarrolla postulados básicos de autores comoBacon, Hume y Moore y de corrientes como el racionalismo y elempirismo, en torno al tema de la posibilidad del conocimiento yen consecuencia, en torno a la certeza. Un razonam iento, parase r consecuente, debe acomodarse a leyes lógicas porque si seprescinde de la lógica se incurre en lo irracional. Al respecto seha señalado el fracaso de considerar al pensam iento en térm inos de lógica formal tradicional, por cuanto que la búsqueda desu corrección como parám etro diluye lo vital, eficaz y creativo.Dicho en otros términos, una lógica formal carente de un procedimiento semántico es incapaz de m anejar situaciones signif-cativas.

Es más adecuado considerar la lógica como un problemahumano, como una técnica con relación a la cual el logro dea s p i raciones de consistencia y completud implica un alto precio entérminos de significación y acotamiento de la realidad. Sonmuchas las críticas planteadas con relación a una presunta unificación de todos los discursos humanos recurriendo a una term inología lógica de alcance general, para efectos de examinar yestablecer reglas correspondientes al razonamiento y a las creencias de todos los seres húmanos y sociedades posibles.

Peña llega a afirmar que si bien se puede hablar de más deuna imagen de la razón, siempre habrá de existir una que es másimportante que las demás. Por otro lado, en tanto que los mode

los de la razón se encuentran vinculados a sistemas de referenciay a campos de problemas, cabe asumir la racionalidad como unared articuladaen un complejo ámbito de estrategias,.reglas,.técnicas y métodos que han dado los resultados esperados, en cuanto a lar solución de los problemas. En suma, la racionalidad nopuede ser separada de las reglas de construcción y aplicaciónconceptual con las cuales se enfrentan los problemas que surgenal interior de nuestras formas de vida.

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Finalmente, el cuestionamiento que desde Wittgenstein cabeformularle a la racionalidad clásica puede hacerse también ex-tensivo a una presunta racionalidad moral y social formalmente

análoga, que se sustrae a los sistemas de referencia éticos y polí-ticos de los individuos y comunidades.

Una persona piensa, comprende y razona en la medida enque se halla inserta en el mundo y actúa en él como un entecorpóreo individualizado e independiente, pero en continua relación con la exterioridad. El ejercicio del pensamiento y por ende,el del razonamiento, pasa por la corporeidad del sujeto pensan te. A este respecto W ittgenstein plantea una crítica a los inten tos de establecer una teoría del conocimiento de alcance universal, allende de los juegos de lenguaje y de las formas de vida dedonde emergen.

d. Los estados mentales

Juan José Botero es uno de los autores que en Colombiamás ha trabajado la problemática de los estados mentales. In tro duce el tem a de las representaciones de la mente tomando como

centro de argumentación a Searle. Botero plantea que el uso dela noción de representación Searle debe entenderse en el mismosentido en que se emplea en la filosofía del lenguaje, y su sentidoen la filosofía de la mente se agota enteram ente en la analogía quese puede establecer entre los estados mentales y los actos dehabla. El autor estudia el lenguaje y su relación con los estadosmentales, de donde se concluye que los actos de habla y los es ta dos mentales condujeron a Searle a ocuparse de la naturaleza deéstos y a formular su teoría de la intencionalidad.

Por otra parte , Botero plantea las tres analogías en tre losestados intencionales y los actos de habla, esto es, entre forma ycontenido, dirección de adecuación y condiciones de satisfacción.

Así mismo, desarrolla ideas puntuales en torno al contenido re presentativo y las condiciones de satisfacción. Searle afirma quela clave para comprender la intencionalidad es la representacióny que la clave para comprender la representación son las condiciones de satisfacción. Eso lleva a Botero a precisar aspectos

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generales con respecto a la intención y la acción y a la naturalezaauto-referencial de la intencionalidad presente en ellas. El autorexpresa que es suficiente que demos cuenta de su contenido intencional, incluyendo en él su elemento causal.

Juan José Botero establece la relación entre la representación y el objeto intencional, donde el estado intencional está dirigido hacia su objeto por medio de un contenido representativo.

Además, plantea el caso de las actitudes proposicionales, en lascuales el contenido representativo debe ser satisfecho por unestado de cosas, por un objeto intencional.

En suma, para saber lo que es un estado intencional es necesario identificar, cuáles son sus condiciones de satisfacción, bajoqué aspectos están ellas representadas por el contenido rep re sentativo y cuál es el modo psicológico del estado en cuestión.Otros temas abordados por Botero son la intencionalidad y elcognitivismo, a partir de los cuales Searle expone una teoría quecaracteriza a ciertos estados mentales no es su naturalezaontológica, sino en virtud de un rasgo esencial que él denominaintencionalidad, y que consiste en es tar referidos a objetos o es

tados de cosas del mundo.

e. L a é tic a

Son muy pocos los autores colombianos que trabajan el tema

de la ética desde una orientación analítica; cabe destacar a JaimeVélez Sáenz, Alfonso Tamayo, Adolfo León Gómez, Angela Uribe,Juan José Botero y Alejandro Rosas.

Ética y filosofía analítica (129), de Jaime Vélez Sáenz, expone algunas teorías éticas desarrolladas bajo la influencia delanálisis. Después de definir la ética dentro del contexto normati

vo tradicional, el autor procede a relacionarla con las tendenciasque surgen dentro de la filosofía analítica. A este respecto, losfilósofos analíticos desarrollan una reflexión teórica en torno a laacción moral, evaluando sus condiciones, finalidades y principiosque la fundam entan. A partir de esto el texto introduce el concepto polémico de “metaética”, cuyo propósito es meramente

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descriptivo y consiste, según Kai Nielsen, en un análisis del hablamoral cotidiana.

A part ir de las teorías metaéticas se realiza una agrupación

en tres grandes categorías, a saber: naturalistas, intuicionistas yno cognitivistas (o emotivistas). Además, de la exposición de estas tres tendencias, el autor persigue como propósito argumentalestablecer analogías y diferencias entre estas tres posturas básicas, identificando también cuál es el tipo de parentesco que guardan con respecto a la filosofía analítica.

Por otra parte, La ética en W ittgenstein (118), de AlfonsoTamayo, tiene una intención distinta de la de Vélez Sáenz, en lamedida en que no se interesa por una tipificación de las corrientesde la ética analítica; más bien prefiere centrarse en la reconstrucción de las ideas éticas de un autor particular. Tamayo presenta el pensam iento ético de Wittgenstein, con la finalidad decontribuir en la elucidación del debate sobre la ética y su relacióncon la filosofía contemporánea.

El autor aborda la dimensión ética desde los planteam ientos de W ittgenstein, quien reconoce que este discurso está másallá de los límites de lenguaje y por ello, hace parte del ámbito de

lo innombrable. El lenguaje da plena cuenta del mundo y éste sepresen ta bajo la forma de hechos traducidos por el pensamientoa través de proposiciones lógicas. Tamayo insiste, de acuerdo conlas ideas de Wittgenstein, que la ética excede los límites del mundo en la medida en que la clave para su comprensión está en unsujeto de tipo metafísico. Dice el autor en uno de sus ce lebérri

mos aforismos del Tractatus: “de lo que no es posible hablar esmejor callar”, relegando de esta manera el campo de la ética y lareligión hacia el ámbito de lo innombrable.

Además, es necesario mencionar que en el texto se planteandos grandes vías que Wittgenstein reconoce para el abordaje de

los valores: se t ra ta de la distinción entre lo relativo y lo absoluto: es justamente en el marco de lo absoluto en donde pueden sersituadas las valoraciones morales. Finalmente, Alfonso Tamayohace una exposición de las tres tendencias de la filosofía analíticacontemporánea en relación con la ética, saber: el naturalismo

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(donde ubica el utilitarismo), el intuicionismo y el emotivismo, enuna línea de argumentación similar a la explorada por Jaime VélezSáenz.

Gracias a este texto es posible entender el tipo de influenciaque W ittgenstein ejerce en la metaética, a parti r de las consecuencias de su postura atomista lógica, defendida en el Tractatus. Muchos in térpretes afirman que W ittgenstein aleja la ética alámbito de lo incomprensible, dado que sólo importa el mundo y elreflejo que de él se puede hacer a través de las proposicioneslógicas y lingüísticas. Otros estudiosos plantean una vía de inter

pretación completamente diferente: por tra ta rse la ética de undiscurso que está más allá del mundo de hechos atómicos y que,en consecuencia, se halla proyectado hacia lo absoluto, adquiereun velo místico, cuya sacralidad no puede ser abordada ni di-mensionada por la lógica de la ciencia.

Otro autor colombiano que se interesa por el tema de laética analítica es Adolfo León Gómez. En Filosofía analítica y lenguaje cotidiano (006), busca abordar las relaciones entre ética y persuación, por un lado y entre presución y racionalidad, porotro, tomando como base tres autores (Charles L. Stevenson,Austin y Perelman) que tra ta de enlazar mediante su propia te sis: hay una relación entre ética, persuación y racionalidad.

Gómez explica que para Moore existen las verdades éticas,cuya tare a consiste en determ inar qué cosas son buenas en sí mismas; el análisis del lenguaje constituye sólo una tarea p reliminar, mientras que para Ayer la tarea de la filosofía moral consiste en la dilucidación de los términos éticos, ya que reconoce

que estos conceptos éticos no sólo sirven para expresar sentimientos, sino también para despertarlos y así estimular la acción, algunos de ellos tiene la función de mandamientos.

El desacuerdo ético siempre implica disenso en la actitud ytambién desacuerdo sobre creencia. Cuando se dice que una acción particular es buena no se está atribuyendo una propiedad aalgo sino afirmando la actitud frente a una cosa. Una diferencia deactitud no implica necesariamente un desacuerdo; lo que causa ladisputa es el deseo de cambiar la actitud del otro.

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Los conceptos y afirmaciones éticas sí poseen un significadodistinto con respecto a las afirmaciones científicas. Tienen unsignificado que es en parte imperativo. Se nota aquí la diferencia

con Ayer, porque las afirmaciones éticas son genuinas afirmaciones y no simples expresiones de sentimientos y el significadoemotivo hace parte de su significado.

Los enunciados éticos son dinámicos, porque tienden a modificar la actitud del interlocutor; de acuerdo con Stevenson, lamoral es persuación: los conceptos y enunciados morales sonpersuasivos. U sar un término ético es tra ta r de influir sobre losdemás. Proponer un asunto moral es pedir ser influido. Llegar auna decisión moral es un proceso similar al de la autogestión, enel que se tra ta de acallar nuestro yo “malo” y promover al “verdadero”.

Gómez expone la posibilidad de responder a la pregunta decómo derivar un debe de un es; es decir, de la manera en que sepodrían inferir normas de hechos, partiendo de tres posibilidadespropuestas por Perelman, Ladriére y Searle, que apuntan en direcciones en diferentes sugieren y fundamenta el salto o la derivación. Perelman y Ladriére aceptan la tesis clásica de que no esposible derivar un valor de una proposición descriptiva, pero sugieren mecanismos de tránsito de un ámbito a otro, que de algunam anera justifican este salto. Searle admite que una cosa es elcomportamiento dentro de la institución de la promesa, donde eldeber está ligado al hecho institucional de manera analítica; yotra, el comportamiento exterior a la promesa, que para Searleno es inadmisible en principio, puede contradecir el hecho in te

rior a la institución porque “cuando prometemos debemos hacerlo prom etido”.

Searle ilustra lo anterior con el siguiente argumento: lasderivaciones es - debe no tienen ninguna conexión necesaria con lamoralidad. Lo inmoral no es incumplir con algo que prometimoshacer, sino no hacer algo que debemos, porque esto sí es muy

im portante y valioso. Sería posible derivar “debes” a pa rtir dehechos institucionales, porque Searle reconoce un nexo entreobligaciones lingüísticas y deberes morales, porque: 1. No todaslas obligaciones contractuales son eliminables; y 2. Existe una

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moral de reglas (si se quiere estática) según la cual un acto moralrequiere adecuarse a una regla, porque presupone su existenciay requiere un detrimento real o eventual, consentido por el agente, es decir, un sacrificio.

Gómez Giraldo no defiende que todo acto moral es un actolingüístico; sólo pretende sugerir que algunos actos lingüísticospueden involucrar aspectos morales. La realización del acto deprom eter es una condición preparato ria de ese acto en el que loprom etido, que sale del curso normal de los acontecimientos-,sea algo factible; el objetivo es garantizar la satisfacción de una

prom esa que implica una molestia, en el caso de que se cumplacon lo prometido.

f. Las proposiciones matemáticas

Uno de los autores que trabaja en el tem a de la filosofía delas matemáticas es Javier de Lorenzo. En Aportes epistemo-lógicos del hacer matemático (075), intenta demostrar que lamatem ática posee una función epistémica real y que no se limitaa ser un sistem a de carácter simbólico.

Frente a la concepción tradicional heredada del pasado, queve la matemática como un hacer formal y no al modo de un meroinstrumento lingüístico, que nada dice acerca de la realidad. Pretende m ostrar el aporte epistémico de la matem ática como unobjeto cultural, atendiendo a su carácter constitutivo para lasciencias y el razonamiento y a su talante condicionador para una

captación de lo real. A partir de la función epistémica del hacermatemático, hay acceso a la construcción de mundos posibles,condicionando los sistemas representacionales correspondientes.

El autor propone superar la visión lógico formal de la m ate mática, heredada de la tradición, y admitir que sí posee contenido

cognoscitivo. De esta suerte, de Lorenzo dirige una fuerte críticaal positivismo lógico, que limita la matemática a un carácter fundamentalm ente analítico y a priori, en donde la matemática carece de contenido fáctico y epistémico. Indirectam ente tambiéndirige una dura crítica a Wittgenstein, quien piensa en las propo

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siciones matem áticas como verdades vacías de contenido y, porello, el giro lingüístico por él propuesto argum enta que esta clase

de proposiciones sólo tiene que ver con la sintaxis y con el contexto de uso formal en el que se construyen.

Si ello fuera así, se pregunta de Lorenzo, ¿cómo sería posible que una forma pura posea un poder instrumental tan fuerte?Muchos autores olvidan, que además de la física, la matemáticatiene una gran aplicabilidad en otros campos. Una postura como

la tradicional implica graves inconvenientes: 1. La división entreuna m atemática pura y otra práctica y aplicada; 2. La dualidaden tre un conocimiento puro y uno científico; y 3. La pertenenciade la matemática a un mundo eidético-formal o puram ente mental, que nada dice de lo real.

El au tor propone una posición diferente a la convencional,argumentando que la matemática es una construcción humana.Como proceso y producto depende claramente de unas situaciones temporales y sociales, en condiciones de interdependencia.La matem ática incide a su vez el desarrollo de cierto tipo de sociedad al ser un elemento constitutivo para el conocimiento. Las

ventajas epistémicas de esta postura serían básicamente las siguientes: 1. Se gana una determinada captación y organizacióndel mundo; y 2. Se trabaja con una racionalidad conceptual válidapara el razonamiento.

Ante el debate de la fundamentación de las matemáticas yde la irreferencialidad de sus proposiciones, el autor expresa nosolamente que la matemática tiene fundamentos, sino que además puede llegar a fundamentar diversos objetos de la cultura.La matemática no es un corpus de proposiciones irreferenciales,porque así como están condicionadas por el mundo sociocultural,al mismo tiempo ejercen un evidente influjo sobre él. Pese a queel au tor en ningún momento cita a Wittgenstein, pe rm anente

mente se refiere a Russell, refutándolo, por considerar que lasproposiciones matemáticas no son irreferenciales como él y sudiscípulo afirman.

Por otra parte, Wittgenstein y el debate sobre la fundam en-tación de las matemáticas (093), de Jairo Iván Peña, avanza en la

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discusión sobre las matemáticas con el siguiente postulado: Laverdad es intrasistémica y existe una relación de interdependencia entre ésta y la aceptabilidad general, presen tada como racional. E l que no haya lugar exterior a los juegos de lenguaje desdedonde puedan evaluarse, le impide a la filosofía establecerlos comoverdaderos y por ello no los puede fundamentar. En este contexto, el autor plantea que la matemática es un particular juego delenguaje, que carece de fundamento, que no describe nada, peroque se comporta como una regla.

El autor muestra la evolución del pensamiento matemático

de W ittgenstein, su relación intelectual con Russell y la pléyadede pensadores contemporáneos suyos, que trabajaron la lógica yla matemática. Ya al en trar en materia el autor explica que paraW ittgenstein la matemática es un método lógico, pero que no sederiva de proposiciones lógicas. De todos modos, al igual que lasproposiciones lógicas, las proposiciones m atemáticas no dicen

nada acerca del mundo ni representan cosas existentes en él.Estas proposiciones carecen de contenido cognoscitivo y más bientienden a desempeñar el papel de regla, proporcionando el entra mado para una descripción.

Las reglas sirven como paradigmas o modelos y son de ca

rácter necesario, pero consideradas en sí mismas carecen defundamentación última. Si bien es cierto que los juegos de la matemática se definen a parti r de reglas, también es verdad que noencuentran justificación. Tanto las proposiciones lógicas comolas matemáticas terminan por encontrar validez en los juegos yconvenciones que les son propios, en tanto se les aplican técnicas

de transformación enunciativa, de acuerdo con el conjunto de re glas que conforman el respectivo método de cálculo, con relaciónal cual existe acuerdo en m ateria de aplicación y uso de reglas.

W ittgenstein es enfático en señalar que carece de sentidotoda pretensión de contar con una fundamentación última, seaesta de orden científico o filosófico. La alternativa al reduccionismode cualquier tipo está dada en prestar atención a las variedadesdel lenguaje exigible para la elucidación matemática. Gracias atodo lo an terio r y a la idea de juegos de lenguaje, Wittgensteinlogra ilustrar que frente a la pretensión de conseguir pruebas de

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los sistemas, una contradicción en matemáticas es perjudicialsólo donde es ta causa inconsistencias, ya que no existe una verdad absoluta e inmutable; esto daría cuenta del carácter in-trasistémico de la verdad.

La filosofía no es algo que tenga que hacerse antes que otracosa y en ese sentido no fundamenta nada. Es en el contextoprecedente donde de una manera muy clara puede apreciarse elalejamiento de Wittgenstein de la obsesión de búsqueda de fundamento, de la estructu ra objetiva de la realidad, de la certezamáxima y del rigor pleno, condiciones que tradicionalmente ha

bían sido como un requerimiento racional, en donde la filosofíaera una instancia meta crítica para las disciplinas científicas.

Gracias a su artículo, Jairo Iván Peña participa en el debateplanteado en la Universidad Nacional de Colombia acerca de laposibilidad de fundamentación de las matemáticas y de plantear

las de una manera pseudo-empírica, a lo cual responde negativamente, dado que considera que a partir de W ittgenstein esnecesario reconocer que las proposiciones matemáticas estáncompuestas por conceptos formales, que no son conceptos genui-nos y que son muy diferentes a las proposiciones idealistas. Deeste modo, insistirá demasiado en el carácter irreferencial de lasproposiciones matemáticas, que no describen porque se comportan prescriptivamente al modo de reglas.

Wittgenstein: sobre la naturaleza de las proposiciones m a-temáticas (115) es un texto que le permite participar a LuisEduardo Suárez en el debate sobre los fundamentos de las matemáticas; gracias a la elucidación de la naturaleza de las proposi

ciones matemáticas en Wittgenstein, logra ilustrar cómo esteautor refu ta las posturas tradicionales de la filosofía matemática,como el convencionalismo, el formalismo y el intuicionismo.

Con la finalidad de caracterizar la posición de Wittgensteincon respecto a las proposiciones matemáticas, Suárez defiende

que hay una gran continuidad entre el Tractatus y sus obrastardías, hecho que se manifiesta en la teoría del “mostrar”.Además de esto, sostiene que las proposiciones matem áticasestán ligadas a los usos que se hacen de ellas, de modo que su

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análisis guarda una gran relación con los usos del lenguaje descriptivo.

Suárez articula esta estrateg ia argumental a partir del re conocimiento de que para Wittgenstein la matemática no necesa

riamente es una descripción de objetos y ello desvirtúa de algunamanera el platonismo matemático. A partir de todo lo an terior esposible establecer que las proposiciones matemáticas no son descriptivas, son tautologías obvias y funcionan para explicitar loque es esencial para nuestras formas de pensamiento y lenguaje.No puede describirse cuál es la relación entre las proposiciones

matemáticas y el mundo referencial. Desde Wittgenstein no haymodo de justificar las matemáticas como un cuerpo autónomo deproposiciones sobre objetos. Es mejor decir que las proposiciones matemáticas son prescripciones o formas de reglas y a partirde las cuales se pueden hacer una gran variedad de aplicaciones.

Ahora bien, una contribución capital al esclarecimiento deltem a que nos ocupa, la constituye el libro de Carlos Alberto Cardona, titulado Wittgenstein: filosofía y matemática (003), en elcual el autor se pregunta acerca de cuál es el papel que desempeñan en la filosofía de Wittgenstein, las reflexiones a propósito dela matemática. El trabajo corresponde a una tesis de grado de laFacultad de Filosofía y Letras, del Colegio Mayor de NuestraSeñora del Rosario, dirigido por Magdalena Holguín. Plantea quelos matemáticos ingenuos han tenido escaso contacto con la matemática y por ello asumen de una manera despectiva y peyorativa la incursión de la filosofía al interior de su disciplina. CardonaSuárez considera que la disyunción entre filosofía y matemáticaes errónea y limitada, porque proviene básicamente del temor de

sentir vulnerada la seguridad tradicional y cuasi inamovible delas matemáticas, que habían pretendido ser el modelo de disciplina que opera a partir de proposiciones universales y necesarias.

El objetivo del autor consiste en contribuir al esclarecimiento de las relaciones que guardan las reflexiones acerca de los fun

damentos de la matemática con respecto al conjunto general de lafilosofía de Wittgenstein. Así, Cardona ingresa en la discusión acercade sí la matemática posee un fundamento o no. Su respuesta es queno, dado que las proposiciones matemáticas carecen de contenido

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lógico y actúan a nivel de reglas, pues la matemática constituyeotro de los muchos juegos de lenguaje posibles.

Por otra parte, Realismo vs. funcionalism o matemático:

Una alternativa (131), Sandra Visokolkis, en el texto se proponese propone construir una imagen más realis ta de la matemática,en donde no se ve con malos ojos la existencia de proposicionesindecibles. Según la autora , la filosofía analítica desde sus comienzos marcó para la matemática y la lógica un lugar de relativo privilegio, aislándola del contexto de lo empírico, dentro del

cual la tendencia ha sido un intento de adoptar un criterio unificado a través de una metodología dominante. A partir de esto, intenta justificar que la noción de demostrabilidad, entendida comola noción fuerte de la justificación de la matemática ha jugado unpapel condicionante en la distinción analítico-sintético, subyacentea la orientación analítica, a tal punto que haría imposible cualquier propósito holista de incluir la matemática en el corpus de loverdaderamente científico.

Teniendo como meta no abandonar la fecundidad de un proyecto derivado de Quine, Sandra Visokolskis propone una alte rnativa de realismo matemático, que tiene su raíz en la confrontación de las tesis realistas y antirealistas respecto a las entidades

matemáticas sostenidas por Hilary Putnam y H artry F ield re s pectivamente; esto brindaría la oportunidad para interconectarla matemática con otras disciplinas científicas, lo cual posibilitaría considerarla como una actividad pseudo-empírica.

La autora discute dos posiciones básicas del realismo plató

nico a part ir de una crítica ontológica y semántica. A parti r deeste trabajo, se extraen como conclusiones relevantes para elartículo el hecho de que la matemática debe tener contacto con elmundo empírico, no restringirse a una imagen deductiva impuesta por el ideal de demostración y aislarse de la pretensión de unnominalismo puro e irreferencial.

Otra contribución interesante en torno al tema de lafundamentación de las matemáticas puede leerse en el artículode Alfonso Monsalve ¿Es la matem ática fuen te de problemas

filosóficos ?(082).

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Capítulo 4

VALORACIÓN Y VIGENCIA DEL ANÁLISIS FILOSÓFICO

¿Cuál es la actualidad y vigencia del análisis filosófico? Enrealidad , puede decirse que las opiniones están divididas. Así como existen filósofos que consideran a la orientación analíticacomo un paradigm a vigente en el pensamiento contemporáneo,a la vez hay otros que señalan el estrepitoso fracaso de esteproyecto, especialmente en lo que tiene que ver con el positivismo lógico. En este punto podría citar críticas de todos los talantes y tenores. Sin embargo, voy a cen trarm e en la formuladapor Richard Rorty, dado que constituye una de las más incisivasy sistemáticas.

1. Rorty y la refutación del análisis filosófico

Como meollo de la crítica de Rorty es necesario mencionarlos siguientes problemas: el representacionalismo, el método, ladisolución disciplinar y la falta de criterios para el consenso. Enlo que concierne al tem a de la representación, considera que la

verdad como concordancia y la adecuación entre una realidadexterna y la estructura de la conciencia del sujeto es un pseudo-problema para la filosofía, dado que no es posible sostener en laactualidad que el conocimiento de la realidad sea copia o repro ducción de la misma. No obstan te esto, el análisis filosófico re presentado por su sector más formalista, insiste en defender elparadigm a representacional y en continuar pensando la verdad

como correspondencia. Más aún, es la filosofía analítica contemporánea quien más ha dado lugar a la radicalización de dicotomíasrepresentacionalistas que ya venían siendo formuladas desde laAntigüedad:

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“Si nos desembarazaram o s de la idea de que hay representa-ciones entonces queda escaso interés en la relación entre la mente y el mundo. De este modo, a uno le fa lta rá interés tanto

en las viejas disputas entre idealistas y realistas como en las querellas contemporáneas dentro de la filosofía analítica so-bre “realism o'' y “antirrealism o”.37

La epistemología contemporánea rehuye a cualquier intento de universalización, intento del cual se encontró cautivo el for

malismo propio del Círculo de Viena. Los nuevos paradigmasepistemológicos hablan insistentemente del carácter cada vez másrelativo de la verdad y del acceso a concepciones más flexiblesdel conocimiento. Es en este contexto en donde la filosofía analítica se reconoce bajo el signo del formalismo y el rigorism o. Enun sentido similar al de Rorty, Hilary Putnam asume la refu tación del análisis desde argumentos de impronta an tirepresen-

tacionalista:

“El rechazo del horizonte cerradamente analítico cumple, para P utnam , con el abandono de la idea totalizante y determinista de la epistemología, es decir, de un método universal sobre la base del cual establecer quién tiene razón dentro de dos inter-locutores, independientem ente del contenido de la dispu ta" .38

Para un proyecto epistemológico como el del Círculo deViena, la crítica de Rorty al fracaso del paradigma represen-tacional resulta devastador. Sin embargo, es necesario anotarque no son susceptibles de la misma crítica los enfoques natura listas de Wittgenstein ni Austin. Tampoco esta crítica resulta

pertinente para le nueva retórica, pues su objetivo consiste enpromover una filosofía no regresiva, que mira con desdén la nostalgia del fundamento.

Más aún, a W ittgenstein ha merecido con frecuencia unaimputación contraria al representacionalismo, como la de escep

37RORTY, Richard. El giro lingüístico: dificultades m etafilosóficas de la filosofía lingü ís-tica. p. 161.38 BORRADORI, Giovanna. Conversaciones filosóficas. E l nuevo pensamiento norteam eri-cano. Bogotá, Grupo Editorial Norma, 1996. p. 90.

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ticismo. En el ejercicio que el autor emprende en Investigacio -nes filosóficas, intenta socavar los fundamentos de la verdad ysólo sobreviven los juegos de lenguaje, como una m anera paraform ular la verdad, de una manera intrasistémica. Es por estarazón que uno de los cuestionamientos que se le suele formular alpensamiento de Wittgenstein tiene que ver con el relativismo y elcarácter fragmentario y social de la verdad, hecho por el cual elau tor resulta ileso ante la crítica de Rorty.

En lo concerniente a la segunda crítica, Rorty niega convehemencia que se pueda considerar al análisis como un métodofilosófico; considera que el “método analítico”y la idea mismade “analiticidad” resu ltan nociones sospechosas, más cuandoQuine ha logrado bo rrar la distinción en tre analítico y sintético.

El autor, al situ arse frente a lo que él denom ina “filosofía lingü ística”, pre tende abstrae r un conjunto de procedimientos ydispositivos susceptibles de encuadrar en una clara es tructu rametodológica. Sin embargo, admite fracasa r en este intento,porque:

''Ahora encuentro imposible aislar tal método especificar un

procedim iento de investigación (“lógico” o “lingüístico” en tan to que opuestos a otro “fenomenológico” u “ontológico”) que distingue al últim o W ittgenstein del pr im er Heidegger

De la falta de claridad y consistencia del método se derrum ba un imaginario bastante arraigado en la cultura filosófica contemporánea, como lo es la distinción entre un pensamiento anglosajón y otro continental. Aún cuando algunos autores ceden a latentación de caracterizar el análisis a través de semejante contraposición, Rorty evidencia cómo la supuesta claridad inherentea lo analítico no es más que un modo peculiar de confusión. Enrealidad los pensadores analíticos no cuentan con criterios paraformular sistemáticamente un método filosófico y carecen de ele

mentos de demarcación para sepa rar su territorio, del correspondiente a la “filosofía continental”.

39 RORTY, Richard. Ob. Cit. p. 164.

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El nuevo pensamiento norteamericano se muestra cada vezmenos interesado en seguir apostando a la fragmentación geográfica de la filosofía. Putnam es otro autor “posanalítico” que, al

igual que Rorty, rechaza la distinción en tre un pensamiento “an-glosajón”y otro “continental

“Creo que la idea de una “filosofía continejital”, en oposición a un a filoso fía angloamericana, no es pertinente hoy. Las diferencias nacionales han reaparecido. Hoy, por ejemplo, la diferencia entre la filosofía francesa y la filosofía alemana

me parece que está incrementando tanto que el concepto mismo de continental philosophy ha perdido su u ti lid ad ”.40

Además de lo anterior, es preciso señalar que autores comoPopper y Rorty centran su crítica a la filosofía analítica, poniendo de manifiesto que el afán de superar los modelos y estructu

ras del pensamiento tradicional se han quedado en ciernes. Porejemplo, el Círculo de Viena pretendió superar la metafísicaoccidental por considerarla especulativa y ambigua, pero te r minó haciendo del análisis lógico una nueva forma de metafísica.De esta manera, el intento de ir más allá de la filosofía mismafracasa:

“Así, en la medida en que el giro lingüístico hace una contribu-ción específica a la filosofía , creo que en absoluto es metafi losófico”.41

Otro de los puntos de crítica formulados por Rorty, es laconstante modificación en el program a epistemológico de la filosofía analítica. Estos súbitos cambios no se entienden como parte

de un ciclo evolutivo sino como una estrategia para reestructurarel proyecto cada vez que en él se da un nuevo fracaso:

“E n la medida en que los filósofos analíticos están típ icam en -te entrenados para prestar escasa atención a la historia del

pensamiento , y en la medida en que su propio sentido de la función y papel cultural de su disciplina carece de un ancla

40 BORRADORI, G. Ob. Cit. p. 94.41RORTY, R .Ob. Cit. p. 161.

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hacia barlovento, el punto de m ira de sus investigaciones tien -de a vira r bruscamente de década en década”.42

La tendencia analítica en la actualidad se debate en un dilema del que difícilmente podrá salir bien librada. Por un lado,aparece la opción de definir unas rígidas fronteras disciplinares,apelando al ideal popperiano de la demarcación. A la luz de estaposibilidad, el análisis filosófico define un marco restringido detemas de investigación, en tre los cuales se destacan la lógica y el

lenguaje. Gracias a esta forma de clausura:

“A la corriente analítica se atribuyen una m araña de culpas, como la estandarización del discurso filosófico dentro de ríg i-dos confines disc iplinares y profesionales, que llevó a la fi lo -sofía a un terrible aislamiento de la historia, de la cultura y de la sociedad ”.43

Ahora bien, si los au tores analíticos deciden renunciar a laclausura disciplinar, como ha sucedido en el caso de la orientaciónoxoniense, corren un nuevo peligro. Si en el medioevo la filosofíase convirtió en una ancilla theologiae, en la actualidad la filosofíade orientación analítica puede tornarse en una subdisciplina de lalingüística.

“E n la medida en que los filósofos se transformen a sí mism os en ling üis tas empíricos se habrá logrado un consenso un a vez más entre los investigadores, al costo de la relevancia para los

problemas filo sóficos tradic ionales ”.44

Es así como la opción a ultranza por el lenguaje ordinarioresulta se r una posibilidad tan sólo aparente, ya que en ella reside la amenaza de la disolución de las fronteras disciplinares y laconversión de la filosofía en un saber diferente, aunque metodológicamente sea más técnico. Ante esto, F errate r Mora reconoceque el contacto del análisis con la lingüística hace perder la

42Ibídem. p. 167.43BORRADORI, G. Ob. Cit. p. 40.44RORTY, R. Ob. Cit. p. 100.

147



disciplinariedad y culmina en un holismo que derriba las fronteras de la filosofía.

El reto para el análisis consiste en una defensa del campoespecífico de la filosofía, articulada con una apertura hacia el abor

daje de temas tradicionales como la ética o la política. Esto facilitaría la renovación del proyecto analítico, recuperando el ideal deresolver problemas filosófico y no sólo de disolver pseudoproblemas del lenguaje.

Otro de los problemas que el análisis enfrenta en la actuali

dad tiene que ver con el cumplimiento de las expectativas generadas con respecto a la tarea misma de la labor filosófica. Desdesu origen, la tendencia analítica tuvo cierto tinte mesiánico, dadoque, -con un tono de inspiración kantiana-, cuestionaba los escasos resultados que había dado la filosofía en tantos siglos de re flexión. Se llegó a considerar que la filosofía tradicional no habíallegado a producir ninguna conclusión fiable debido al uso inadecuado de las estructu ras del lenguaje. Por esta razón, una de laspromesas inherentes al program a analítico estaba dada en la posibilidad de garantizar el carácter progresivo de la filosofía, re huyendo los pseudoproblemas metafísicos y de sus engañosassoluciones especulativas. Sin embargo, al hacer un balance delproyecto, gran parte de las expectativas iniciales ceden an te el

desconcierto. Ante esto Rorty señala que:

“Acep tar esta noción lim itad a de la función de la filosofía lingüística nos ayudará a ver por qué los filósofos que han adoptado el giro lingüístico quedan convencidos del valor de su proceder a pesar del reconocimiento creciente de que la cha-chara sobre la “form a lógica", el “análisis de conceptos y las

“verdades necesarias’’ han suscitado m ás problemas que los que han resuelto ”,45

Según Rorty, la filosofía analítica ha fallado en su empresaporque no presenta ningún criterio de eficacia para valorar lacertidumbre de las ideas que propone: 1. No existen pruebas

15Ibídem. p. 115.

148



adecuadas pa ra determ inar si un lenguaje es ideal; 2. Como unhecho derivado del anterior, se tiene que no es posible decre tar

que los problemas tradicionales son irrelevantes; 3. Para los filósofos analíticos no existen criterios adecuados para llegar a unacuerdo racional; y 4. En el intento de disolver los pseudoproblem as filosóficos, el acuerdo es solo especializado y carece degeneralidad. En síntesis:

“La m edida del acuerdo entre los filóso fos lingüísticos acerca de los criterios de eficacia filosófica es interesan te , proporcio-nal a la relevancia de sus resultados para los problemas fi lo -sóficos trad iciona les”.46

Según Rorty, el problema radica en que la filosofía lingüística parece alen tar la esperanza de claridad sobre la cuestión me

todológica aún dada la imposibilidad de llegar a un acuerdo oacceder a resultados concluyentes. Además, aunque los pensa dores analíticos defiendan un ideal de neutralidad y asepsia ideológica, lo cierto es que el análisis no carece de supuestos. EnCarnap y Ryle, por ejemplo, ha fracasado el proyecto de una investigación filosófica transparente.

Otra crítica interesante formulada por Rorty, consiste enque la pregun ta en torno a la significación, recurrentem ente formulada por el análisis filosófico, no puede ser contestada sincircularidad, lo cual supone de suyo una falacia argumentativa.De un error lógico como este fueron víctimas Carnap y Ayer. Si elfundamento del análisis lo constituye el tema de la significación y

este rep resen ta un terreno movedizo, “no está claro que estos desarrollos vayan a ayudar a los “filósofos lingüísticos ” a con-seguir la clase de verdades conceptuales que buscan”.47

Rorty finaliza su libro con una conclusión pesim ista sobreel giro lingüístico como revolución filosófica. Parece que para el

autor la filosofía es menos rígida y más dialéctica, dado que reacciona de una forma vehem ente ante la coerción ejercida por el

46Ibídem. p. 99.47Ibídem. p. 100.

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formalismo de la orientación analítica, al mismo tiempo que noestá dispuesto a aceptar que la filosofía se convierta en una simple técnica de la argumentación.

Al reflexionar sobre las críticas de Rorty surge un in terro

gante: ¿En Colombia estamos recepcionando el análisis de unamanera postuma?

2. Valoración del análisis filosófico en Colombia

En el panorama académico nacional es posible hallar tantodefensores como detractores del análisis filosófico. En cuanto alos defensores, se puede considerar a la mayoría de los autoresreferidos en capítulos anteriores. Los detractores, por su parte,refutan la orientación analítica a través de la docencia principalmente y es menos frecuente que expresen una crítica sistemáticapor escrito.

Sin embargo, el texto “Sobre el filósofo pro fesional”, deCristhian Schumacher, constituyó el tema de varias sesiones dela Sociedad Colombiana de Filosofía y ofreció la oportunidad apensadores como Jorge Aurelio Díaz, Carlos B. Gutiérrez, JuanJosé Botero. Jaime Ramos y Lisímaco Parra , entre otros, para

exponer sus consideraciones en torno a la formación del filósofo y,también, acerca de la filosofía analítica.

El florero de L lorente de estas discusiones lo constituyóel calificativo de “romántica”que Schumacher asignó a un modoparticular de hacer filosofía, más dialéctico y menos técnico. La

prim era reacción a este apelativo surgió de Jorge Aurelio Díaz,quien encontró ocasión no sólo para re fu tar a Schumacher, sinotambién para realizar consideraciones importantes en torno ala tendencia analítica. Díaz le discute a Schumacher su pre ten sión de:

“englobar dentro de esa crítica a todos los que hayan podido estar en desacuerdo con el carácter hegemónico que ha pre-tendido tener la así llamada “corriente analítica”. Porque Schu-macher, sin decirlo expresamente, parece como si sólo recono-

150



ciera dos maneras de hacer filosofía: la que ha sido llamada “analítica", y que tal vez sería mejor precisar como nomina lista

y empírica, y todas las demás, a las que engloba bajo el discu-tible calificativo de románticas”. 48

Jorge Aurelio Díaz considera que la filosofía analítica tieneun predominio “hegemónico” en el Departamento de Filosofía dela Universidad Nacional de Colombia. Este predominio es producto, según él, de la gran explosión de bibliografía filosófica acaecida durante las últimas décadas y de su recepción acrítica. Estasuperproducción de textos filosóficos, -la mayor parte de ellosbajo una impronta analítica-, dem erita el rigor y la seriedad que

conviene a la filosofía:

“No vamos a negar que por m últiple s razones, entre las que no cabe subvalorar las de carácter simplemente económico, el área anglosajona y en particular, los Estados Unidos, han venido convirtiéndose en los mayores productores de filosofía. En el ámbito universitario esta producción masiva, dentro de la cual

no dejan de haber pensadores dignos de respeto, me parece que distorsionan bastante la evaluación que podamos hacer sobre lo que se ha venido produciendo en este siglo".49

De esta m anera, Díaz atribuye la falta de calidad de la filosofía del siglo XX, a la producción indiscriminada de textos analíticos; son fruto de un afán de innovación, de estar a la orden del

día y rep resentan en su mayoría, posturas filosóficas que no re sisten el juicio crítico de la historia y la tradición. A los ojos deJo rge Aurelio Díaz, una buena parte del análisis filosófico es florde un día, algo que impacta a los filósofos de hoy, pero que probablemente no tendrá nada que decir a las generaciones venideras:

“Además, mucho me temo que los exquisitos controles de cali-dad a los que se refiere Schumacher, no estén operando de la manera conveniente, cuando leo la producción filosófica en exceso abundante del área anglo sajona”.50

48 DÍAZ, Jo rg e Aurelio. Una crítica "romántica” al roman ticismo. Ideas y Valores N° 104

(Ene. 1997); p. 32.49Ibídem. p. 32.50 Ibídem. p. 33.

151



De otra parte, Díaz asume una postura de escepticismo ydesconfianza ante el análisis filosófico, ya que lo juzga como un

ejercicio eminentemente conceptual y “nominalista”, de m anera que se m uestra inoperante para funcionar como una guíareguladora de la acción. El análisis filosófico re su lta entoncesun saber estéril, porque “si la filo so fía se asum e como una m anera de orientar la vida, no resulta posible hacerla a peda-citos”.51

Es conocida la crítica que Ferra te r Mora formula al análisisfilosófico al hacer énfasis en su carácter exegético, que, según él,en algunos casos extremos puede culminar en bizantismo y escolasticismo. Un teno r similar aparece en una observación rea lizada por Díaz, para quien la escolástica decadente y la filosofía

analítica contemporánea tienen un valor similar. E n estas dostradiciones reconoce un esfuerzo estéril colmado de discusionesinútiles, cuyo modelo de filosofía resulta insuficiente y no logramejorar aquello que critica en la tradición inmediatamente p re cedente:

“La cuestión central consiste en la manera como concibamos el quehacer filosófico. S i se trata de una simple tarea artesanal m ediante la cual colaboramos a dilucidar algunos problemas que, por alguna razón nos hayan parecido interesantes, creo que para ello podríamos diferenciar mejor las tareas y ofrecer a cada una de ellas los instrum en tos que la filoso fía les puede

fa c ilita r”.52

Gracias a una conocida expresión de Cristhian Schumacher,en la que alude a la orientación analítica como una forma dehacer filosofía a pedacitos, a los sectores más críticos no les hafaltado ocasión para resaltar el talante fragmentario que subyacea esta forma de pensamiento. Como Schumacher, también

F erra te r Mora reconoce que esto hace parte del espíritu analítico, poniendo un marcado acento reprensivo a esta condicióninsular del saber:

51Ibídem. p. 35.

52 Ibídem. p. 36.



“Dentro del giro analítico se ha venido reconociendo que en

varias ocasiones se puso un empeño excesivo en considerar cualquier problema, o manejar cualquier concepto, aislada-mente, tomándose demasiado al pie de la letra el sentido más monstruoso de “aná lisis”.53

Un poco más cercano a Schumacher, pero sin da r lugar amalos entendidos, Botero reprocha en Díaz la pre tensión de

una “filosofía tota l”, que acaso en una era postm oderna y hasta postfilosófica, ya no resulta sostenible. En esta querella dela filosofía a pedacitos, la argum entación de Jaim e Ramos sem uestra m ás conciliadora, pues si bien se muestra distanciado con respecto a la idea totalizante y sintética de la filosofía,no renuncia a la articulación del análisis con la filosofía p rác

tica:

“Ciertamente la concepción de la filoso fía como un medio para alcanzar un a visión “Sub specie ae te m ita tis” no es precisa-mente popular en estos días, pero no deja de ser significativo el que quizás los dos más importantes representantes de la

filosofía analítica, filosofía a pedacitos, la del método riguro-so, la que llegó a llamarse filosofía lingüística, insiste en la dim ensión ética y política de la filo so fía ”.54

Ahora bien, mientras Jorge Aurelio Díaz percibe la orientación analítica como una tendencia predominante en nuestro medio, Lisímaco Parra expresa que la “La filoso fía analítica aún

no acaba de cuajar ”.55 También Juan José Botero se muestrainconforme ante:

“La ins istencia del profesor Díaz en achacarle todos los males de la filosofía contemporánea al “área anglosajona". E n p r i-mer lugar, me parece francam ente irrisorio, en nuestro contex-

to, hablar de que la “filo so fía ana lític a” pretende tener un papel “hegemónico”. No sé cuantos profesores de filosofía en Colombia se reconocen como pertenecientes a esta corriente,

53FERRA TE R MORA, José. Cambio de marcha en filosofía. Madrid, Alianza, 1978. p. 114.RAMOS, Jaim e. El ejercicio de la filosofía. Ideas y Valores N° 104 (Ene. 1997); p. 84.

55 PARRA, Lisímaco. El trabajo filosófico y la comunidad filosófica. Ideas y Valores Ne 104(Ene. 1997); p. 74.



pero me atrevo a decir que para contarlos sobra con los dedos de una m ano”.56

En párrafos anteriores aparece una afirmación de Díaz endonde cuestiona la calidad de la filosofía norteamericana, a la que

juzga “analítica”de por sí; filosofía que se hace sospechosa decarecer de la altura académica necesaria, ya que es producida enserie. E s preciso hacer notar que estas afirmaciones sugierenmayor envergadura a las producciones de otras tradiciones filo

sóficas, como la francesa o la alemana, aunque tal vez sean menoshegemónicas en la cultura universitaria colombiana. Juan JoséBotero, por su parte, tiene inconvenientes en aceptar es ta posición, porque:

“E n los Estados Unidos, país mencionado por el profesor Díaz, conviven muchas corrientes y me atrevería a afirm ar que, dada

la moda actual, “los analíticos” em piezan a ser m in o ría ”.57

Una razón a favor de la postura de Botero la aporta GiovannaBorradori, quien considera que dentro del nuevo pensam ientonorteam ericano la filosofía analítica ha sido abandonada por unconjunto de pensadores que ella cataloga como “posanalíticos”, entre los cuales cabe citar a Quine, Davidson, Putnam, Rorty,Cavell y Nozick. Ellos han protagonizado en las últimas décadasla denominada fractura analítica, como un esfuerzo de superación del proyecto epistemológico del Círculo de Viena:

“S i es verdad que a pa rtir de Quine y continuando con Da-vidson y Putnam, el proyecto analítico ha sido vaciado desde

el interior por medio de sus m ismo s instrum entos , con Rorty y Cavell se siente agredido desde el exterior ”.58

De acuerdo con los argum entos de Borradori, la validez yhegemonía del paradigma analítico se ha puesto en crisis y depaso, también está en tela de juicio la objetividad de algunas posiciones de los críticos del análisis filosófico en Colombia; según

56 BOTERO, Juan José. Defensa del plu ra lismo. Ideas y Valores N° 104 ( Ene. 1997); p. 42.57Ibídem. p. 43.58BORRADORI, G. Ob. Cit. p. 39.

154



Botero, la postura de hostilidad ante esta corriente es productode una mentalidad prejuiciosa, derivada del desconocimiento y la

incompetencia técnica. Esta tesis es abiertam ente russeliana; ensu versión original, estuvo destinada a rep render a los filósofosde Oxford por su actitud desdeñosa ante la lógica, actitud quetambién parece se r objetable a muchos pensadores colombianos.

Botero afirma que Quine, aunque es una figura de indiscutibles quilates, todavía no es considerado como un filósofo de en

vergadu ra por parte de los opositores del movimiento analíticoen Colombia. Esto explicaría, al menos en parte, el notable esta do de precariedad e incipiencia en la que se encuentra la recepción de Quine en nuestro medio intelectual.

En este punto vale la pena hacer un alto en el camino para

formularse las siguientes preguntas: ¿Cuál es el lugar del análisis filosófico con respecto a otras tendencias filosóficas extranjeras naturalizadas en el país? ¿Qué factores reta rdaron o impidieron una anterior recepción del análisis filosófico? ¿Qué expectativas e imaginarios han existido en nuestros intelectuales con re specto al análisis filosófico?

La intelectualidad colombiana ha estado marcada por unatradición fuertem ente orientada hacia la teología, la metafísicay el derecho. Aún en el siglo XX, el pensamiento filosófico sigueesta orientación especulativa, de modo que los tem as relativosal lenguaje no empiezan a se r significativos sino hasta la décadadel 70.

La importancia de los postulados políticos y religiosos y desu articulación para el direccionamiento de la joven repúblicaconstituyó la prioridad para las tres prim eras décadas del sigloXX en Colombia. Esta postura contrasta con el auge del positivismo y del empirismo lógico, actitud de la cual emergió el movimiento analítico en Europa. Nuestro país, completamente aleja

do de la actividad intelectual desarrollada por el pensamientoanglosajón, optó por un ambiente ideológico de tipo ortodoxo yconfesional. La filosofía inspirada en esta dinámica no constituyóuna búsqueda autónoma del saber, porque, como lo señala TovarGonzález:

155



“De este periodo de la historia de las ideas, paradójicamente hemos recibido como legado una ausencia, la ausencia del es-

p íritu crítico de la cultura colombiana”.59

Tal vez esto corresponda con la actitud rabiosa, desdeñosa y

caricatural que Botero ha adjudicado a los detractores del análisis filosófico.60 El autor señala cómo la filosofía analítica en Colombia suele ser estigmatizada con imputaciones de positivismo,imperialismo o con la identificación de una peligrosa “razón instrum ental”, que generan una mentalidad prejuiciosa e intolerante, restringiendo cualquier intento de aproximarse al análisis con

una mirada serena y desapasionada.

Si bien es cierto que el análisis filosófico ha sido objeto desospechas que hoy podrían tenerse por infundadas, no es menosverdad que para muchos pensadores de inclinación continental,la tendencia analítica en nuestro medio aparece asociada con acti

tudes de arrogancia y pe d a n te ría intelectual. Mientras que losanalíticos tienden a reconocer en otras tendencias falta de rigorlingüístico o una actitud meram ente especulativa, los representantes de otras tradiciones filosóficas distintas a la analítica, re conocen en ella un divertimento técnico para especialistas, perosin consecuencias relevantes para la reflexión. En cuanto a lapetulancia académica, Lisímaco Parra anota que:

“Entre nosotros, ocurre a menudo que, so pretexto de pro fundi- zar en la recepción, se cae en una extrema repetición que se aprovecha de ese público inexperto, no suficientemente infor-mado, que son las sucesivas promociones de estudian tes”.61

Carlos B. Gutiérrez, por su parte, dice no a la filosofía analítica como método único y al mismo tiempo, critica el snobismo y“ progresitis” en la que ha incurrido el pensamiento colombiano,pendiente en seguir la moda intelectual de turno. Según él, desdelos albores del pensamiento occidental se ha presentado la proli

59 TOVAR GONZÁLEZ, Leonardo. Tradicionalismo y escolástica. En: La filosofía en Colom-bia. Bogotá, Editorial El Búho, 1992. p. 399.60 Cfr. BOTERO, Ju an José. Ob. Cit. p. 39.61PARRA, Lisímaco. Ob. Cit. p.

156



feración de métodos filosóficos, cada uno con un particular tonomesiánico, creyendo ser los redentores de una filosofía en crisis;a este respecto, el análisis filosófico no representa ninguna excepción.

Ferrater Mora propone como idea regulativa para valorar críticamente los aportes de la filosofía analítica, superar la disyunción y las actitudes excluyentes. De acuerdo con su pro-

puesta, la salida no es el escepticismo sino el integracionisrno, sin seguir el punto de vista oficial. De esta manera, aunque la an alítica no sea un enfoque suficiente, no quiere decir por ello que sea deplorable.

Existen cuatro actitudes fundamentales para situarse frente a la filosofía analítica. La prim era de ellas, -y tal vez la másarraigada en nuestro medio-, es la del prejuicio y la descalificación poco informada. Esta actitud es en sí misma cuestionable, yaque descarta aquello que no conoce, arguyendo razones insufi

cientes. Una segunda actitud, tan nociva como la prim era, estádada en la aceptación superficial del análisis como un dogma impermeable a toda crítica e intento de justificación racional. E stapostura suele darse como una sacralización de la actividadexegética, circunscribiendo al análisis un grupo restringido deeruditos y especialistas:

“E n Colombia no hacemos filoso fía n i historia de la filosofía sino exégesis divulgativa de textos filo só ficos”62

Además del prejuicio y el dogma, existen otras dos actitudesfrecuentes, a saber: el vasallaje y la asimilación critica. La primera de ellas corresponde a la dependencia disciplinar del análisis filosófico con respecto a las ciencias del lenguaje, lo cual atentacontra la identidad misma de la filosofía como un campo autónomodel saber. La segunda actitud, asimilación crítica, exige que elfilósofo se sitúe ante el análisis evitando tanto las expresionesdogmáticas como las prejuiciosas, de modo que pueda sopesarlode una manera racional, identificando sus oscuridades y puntos

ciegos, sin desconocer las ventajas y fortalezas que ofrece:

62Ibídem. p. 68.

157



“El giro lingüístico no se perpetúa necesariam ente a sí mismo, pero tiene bastantes posib ilidades de desarrollo ”.63

Si bien es cierto que en Colombia se ha venido dando una pri

mera fase de normalización del análisis filosófico, también es verdad que de las cuatro actitudes antes señaladas, la de la asimilacióncrítica es la que menos se ha promovido. La recepción que se hahecho del análisis en nuestro medio intelectual es principalmentedivulgativa o, en el mejor de los casos, de una actividad exegéticaen donde tra ta de reconstruirse la postura de un autor como Witt-

genstein ante un determinado campo de problemas filosóficos.

Ahora bien, personalmente considero que tanto la divulgación como la exégesis son actividades importantes y necesarias.Sin embargo, la desilusión de muchos intelectuales colombianosconsiste en que estas dos tareas consisten la esencia misma del

ejercicio filosófico en el país, de modo que no se avanza hacia laconstrucción de un pensamiento original. A propósito de esto re sulta oportuno citar unas palabras de Lisímaco Parra:

“Que no somos creadores de filosofía, es decir, que no hemos producido ningún pensamiento sistem ático o fragm entario innovador, es algo que me parece evidente ”.64

No obstante lo anterior, la crítica de Lisímaco Parra va másallá del desconcierto ante la ausencia de un pensamiento innovador; también tiene que ver con las condiciones mismas en las quese llevan a cabo las actividades de divulgación y con el impactoque estas ejercen en el auditorio universitario:

“A sí como la divulgación suele depender en exceso de las habi-lidades “carismáticas” de los divulgadores: el resultado es un

público incauto deslumbrado, pero no informado ,65

La caracterización de Parra ante el ejercicio de la divulgación del pensamiento analítico conviene más al histrionismo que a

63FERRATER MORA, J. Ob. Cit. p. 114.64 Ib íd em . p. 69.65 Ib íd em . p. 75.

158



la filosofía. Esto recuerda las posturas de Jorge Aurelio Díaz yCarlos B. Gutiérrez, cuyo común denominador es progresitis, snobismo y producción masiva. Las críticas formuladas porParra evocan un refrán popular: “En el pa ís de los ciegos el tuerto es rey"; si bien es verdad que en Colombia no se ha produ

cido un texto analítico capaz de convocar la atención de la comunidad académica internacional, también resulta ser cierto que enla última década ha estallado un boom bibliográfico en torno alanálisis, sin que cantidad implique necesariamente calidad.

Y no se tra ta de un problema de mala voluntad o de falta de

talento, sino más bien de posibilidades institucionales que garanticen una mejor infraestructura para la producción de ideas filosóficas en Colombia. Aunque la opulencia no sea sinónimo degenialidad, la carencia y las condiciones paupérrim as sí suelenser causa de atraso:

“No sin razón podríam os aducir como causa de tal m ed ianía a la absoluta y rotunda precariedad de nuestros rid icu lam en-te llamados archivos y bibliotecas. Con nuestra estruc tura alo sum o podríam os a spirar a refritos de uso interno.66

Aunque ciertamente el presente no es muy prometedor, para

subsanar en parte esta situación, Parra propone:“la discusión y no la mera coexistencia con los colegas; la repercusión consciente de nuestro propio pasado intelectua l y el reconocimiento social que debemos saber lograr y no sólo lamentar, son tareas cuyo cumplimiento adecuado implica una comunidad filosó fica consistente. Con ella como supuesto es

posible superar lo que he denominado el carácter casual, y estéril, de nuestra recepción y tal vez entonces nuestra reflexión

filosófica pueda exhibir unos matices peculiares que la hagan interesante, en lugar de los actuales refritos destinados a una activ idad docente poco exigente’’.61

Ahora bien, ante la argumentación un tanto pesimista deLisímaco Parra, es posible contraponer una cita de Carlos B.

66 Ibídem. p. 73.67Ibídem. p. 78.

159



Gutiérrez, pues si bien los pensadores colombianos no puedenser definidos como creadores, tampoco todos deben gozar deltalante de simples repetidores. Gutiérrez, fundamentado las ideasde Gadamer en torno al carácter productivo del comprender, -endonde la labor del lector va más allá de la simple reproducción

para dar lugar a la aplicación-, expresa lo siguiente:

“Esto lo he recordado fren te a quienes ven en el trabajo filo sófi-co en Colombia reducido por muchas razones casi totalmente a la docencia un trabajo secundario escasamente repetitivo, an -tipoda de la genialidad creadora de quienes produjeron los tex -tos clásicos que al parecer exis ten en sí, inmutables por toda la

eternidad y dispensados de toda mediación, de manera que quienes quieran comprenderlos desde nuestra situación sólo ten-gan que dar un salto por encima del tiempo y deslizarse en la mente de Kant, sin necesidad de una interpretación permita comprenderlo en términos de nuestras preguntas”.68

De acuerdo con todo lo anterior, la actividad productiva in

herente a todo ejercicio comprensivo provee a los intérpretes denuevas posibilidades de actualización de la tradición, -analíticaen este caso-, desde la dinámica de los contextos particulares deconversación filosófica. Esta actitud exige que el análisis filosófico en Colombia goce de una carta de ciudadanía, como si sucedeen Argentina, México o Brasil. Al mismo tiempo, implica una ac

tividad académica más depurada y consistente, que goce de calidad y honestidad y que perm ita una asimilación crítica y si esposible, creadora, del análisis en nuestro medio. A propósito deesto, las palabras de Carlos B. Gutiérrez resultan nuevam enteesperanzadoras:

“E l trabajo filosófico en Colombia al cabo de años de “norm a-

lización” discurre en u n notable plu ralism o que ahora se abre diálogo crítico, ausente hasta ahora en el empeño por la na tu -ralización de las ideas y las teorías entre nosotros. Hay una

preocupación compartida por la calidad de la reflexión fi lo -sófica y hay conciencia de la situación margina l de ésta en el

plano cultural del p a ís”.69

68 GU TIÉR REZ, CARLOS B. No al método único. Ideas y Valores N° 104 (Ene. 1997); p. 92.69 GUTIÉR REZ, CARLOS B. Presentación. Ideas y Valores N° 104 (Ene. 1997); p. 18-19.

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Aunque la tendencia analítica es en muchos puntos objetable, -como quedó demostrado con las posturas de Putnam yRorty-, también es verdad que constituye un proyecto susceptible de ser reordenado en el futuro. En últimas y como señalaFerrater, el análisis filosófico no puede ser ignorado ni aceptadoacríticam ente, sino asumido y ponderado en su justo valor. Considero que una cartografía del pensamiento filosófico contemporáneo debe crear sus coordenadas tomando como un dato indispensable de ese paisaje a la orientación analítica, asumiendo susterrito rios estériles y fértiles, con sus cumbres y sus laberintos

subterráneos, con sus caminos sinuosos y zonas de declive:

“No se tra ta siempre, o sólo, de sen tar los prin cipios de la cartografía, o de corregir mapas de acuerdo con estos princi-

pios, sino también de hacer mapas que hagan posibles las ex-cursiones filosóficas y hasta perm itan descubrir nuevos terri torios".70

70 FERRATER MORA, J. Ob. Cit. p. 99.

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CONCLUSIONES

El proceso de recepción del análisis filosófico en Colombia

ha avanzado desde un estado marginal e incipiente, hacia uno demayor articulación y desarrollo. Aun teniendo en cuenta que hacen falta muchos elementos para consolidarlo, es posible hablarde una fase de incipiente normalización, en virtud de los progresos que surgen en la última década. Lejos de pre tender m ostrarel análisis filosófico como una tarea acabada o finiquitada, el obje

tivo es mas bien ilus tra r el tipo de desarrollos que se han presentado has ta el momento, con la finalidad de demarcar líneas deacción para continuar en este trabajo de aclimatación.

Parece lejana la época en la que Magdalena Holguín, en elcontexto de un Congreso Internacional de Filosofía Latinoameri

cana, hablaba de la filosofía analítica como una actividad esporádica, sin patrocinio institucional, sin divulgación y sin un amplionúmero de seguidores en la comunidad filosófica colombiana.

Sin embargo, al realizar el balance del análisis filosófico enColombia, éste se encuentra en una posición de retraso y desventa ja con respecto a naciones como México, Argentina y Brasil. Engeneral, la diferencia radica en que en estos países latinoamericanos la recepción se llevó a cabo primero y se vio seguida de lafundación de publicaciones especializadas, de la consolidación degrupos de estudio, de la articulación de sociedades analíticas, dela fundación de nuevas facultades, del otorgamiento de becas paraestudiar en Estados Unidos y Europa y, sobre todo, de la apari

ción de obras analíticas, que van más allá de la interpretación ylos comentarios.

En Colombia, la recepción del análisis filosófico no se iniciahasta la década de 1970, con esfuerzos aún aislados e incipientes.No existen, -ni siquiera hoy-, publicaciones especializadas, ni

menos aún, sociedades de sesgo analítico. Esto rep resenta unadesventaja notable, no solamente para la normalización del análi

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sis filosófico, sino también para la actividad filosófica en general,porque cuando países como Argentina, Chile, México, Ecuador,Perú, Brasil y España, en tre otros, están interconectados a tr a vés de redes, bases de datos, catálogos en línea y otros recursosde In ternet, Colombia todavía no hace presencia.

En favor de la analítica puede decirse que en capítulos anteriores se señaló el incremento perm anente de artículos y otraspublicaciones. Sin embargo, es preciso recordar en este punto,que la mayoría de la bibliografía reseñada en esta investigación esde tipo divulgativo y en algunos casos interpretativo. Esto es

consecuencia de la dificultad de trabajar, no por problemas filosóficos, sino en la reconstrucción de obras y autores. Falta unmayor nivel crítico y propositivo, para ir de la hermenéutica haciala creación. Este paso, por ejemplo, ya ha podido darlo Argentina, a través de Mario Bunge, con su texto Causalidad y de TomásSimpson con Formas lógicas, realidad y significado. Como es

evidente, Colombia aún queda en deuda con la publicación obrasno reconstructivas, aunque puede mencionarse como excepciónparcial la obra de Adolfo León Gómez.

Como figuras descollantes del análisis filosófico en Colombia es necesario mencionar a Rubén Sierra Mejía, Adolfo León

Gómez Giraldo y Magdalena Holguín. A su lado, aparece una nueva generación de pensadores analíticos, entre quienes se des tacan Juan José Botero, Raúl Meléndez Acuña, Carlos CardonaSuárez, William Duica, entre otros.

En el caso particular de Adolfo León Gómez, hay que mencionar que este au tor ha tenido gran contacto el discurso de lalingüística, especialmente en lo concerniente a la polémica entreestructuralism o y gram ática generativa transformacional, en lacuál no opta por ninguno de los dos términos de la distinción; estadicotomía la resuelve a través de la teoría de los actos de habla deAustin y Searle y de la teoría de la argumentación de Perelman yOlbrechts-Titeka. En Gómez Giraldo se presenta una equilibra

da combinación entre los elementos de la nueva retórica, laneoanalítica y el racionalismo crítico de Popper. La actitud in telectual de Gómez, -difundida a través de postgrados, seminarios,cursos y publicaciones especializadas-, ha ejercido un fuerte im

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pacto en la Universidad de Valle y en la construcción de una comunidad académica de impronta analítica, en donde sus discípulos continúan procesos de investigación en esta línea teórica.

En el caso de Rubén Sierra, recibe la influencia del análisis

filosófico, no tanto por sus temas y contenidos como por sus posibilidades en cuanto método. C iertamente Sierra Mejía no puedeni acepta ser definido como un filósofo analítico; lo cierto es quesus esfuerzos intelectuales han contribuido, más que a la naturalización de un pensador analítico en particular, a construir loscriterios para la definición conceptual y epistemológica del análi

sis filosófico.

Por su parte, Magdalena Holguín ha desempeñado un importante trabajo de docencia e investigación, cuyo eje principalha sido el pensamiento de Wittgenstein; este hecho fue uno de losfactores que permitió la construcción de comunidad académica

en la Universidad Nacional de Colombia, en donde en la actualidad se halla bastante arraigada la tradición analítica.

Es importante continuar el trabajo de recepción del análisisa pa rtir de líneas de trabajo específicas y de una lectura crítica dela tradición que nos precede. Falta un mayor número de eventos,

la creación y fomento de publicaciones especializadas en el tema,la articulación de grupos de estudio permanentes y la creación deuna sociedad analítica, como la que existe desde hace ya variosaños en Argentina y México.

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ÍNDICE ALFABÉTICO POR AUTORES

1. LIBROS

001 BO TER O, J. y ROSAS, A Mentes reales: la ciencia cognitiva y la naturalización de la mente. U niversidad N acional de Colombia, Bogotá, año 2000.

002 CASTAÑEDA, Felipe y C H IN C H ILL A , E m peratr iz . Frag-m entos sobre filoso fía del lenguaje. Bogotá, Ediciones U nian-des, 2000.

003 CAR DON A SU Á RE Z, Carlos. W ittgenstein: filoso fía y m ate-mática. Santafé de Bogotá, Facultad de Filosofía, Colegio Mayo r de N u es tra Señ ora del Rosario, 1998, 190 págs.

004 GÓ MEZ GIRALDO , Adolfo León. Argum entos y falacias. Edi ciones Universidad del Valle, Cali, 1997.

005 ______________ . Breve tratado sobre la M entira . EdicionesUniversidad del Valle, Cali, 1994,189 págs.

006 ______________ . Filosofía analítica y lenguaje cotidiano. Biblioteca Colombiana de Filosofía, Universidad Santo Tomás,Bogotá, 1990. 309 págs.

007 ________ . Lenguaje, comunicación y verdad. Universidad del Valle, Cali, 1997. 229 págs.

008 ______________ . El primado de la razón práctica. EdicionesUniversidad del Valle, Cali, 1991, 146 págs.

009 ______________ . Seis conferencias sobre teoría de la argum en -

tación. AC Editores, Cali, año 2000.

010 HO LG U ÍN, M agdalena. Wittgenstein y el escepticismo. Universidad del Valle, Cali, 1997, 97 págs.

011 HOYOS, JUA N G U ILLE RM O. L a lógica de los conceptos: u n estudio sobre algunos casos imag inarios en el I I Wittgenstein. Italia: U.S.N., 1980, 393 págs.

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012 ______________ . La lógica de los conceptos: un estudio sobrealgunos casos imaginarios en el II Wittgenstein. PontificiaUniversidad Gregoriana. Facultad de Filosofía, 90 págs.

013 M A RQ U ÍNE Z ARG OTE, Germán y HOYOS, Gregorio. Lógica matemática. Bogotá, U niversidad Santo Tomás, 1974,154 págs.

014 M A RQ U ÍNEZ ARGOTE, Germán y SANZ, Ju an José. Lógica programada. Universidad Santo Tomás, Bogotá, 1979, 279págs.

015 M EL É N D EZ ACUÑA, Raúl. Verdad sin fundamentos: una indagación acerca del concepto de verdad a la luz de la filo so -

f ía de W ittgesntein. S antafé de Bogotá, Ministerio de C ultura,1998, 265 págs.

016 M ON SALV E, Alfonso. Teoría de la argumentación. Universi dad de Antioquia, Medellín, 1994.

017 PEÑ A , Jairo Iván. Wittgenstein y la crítica de la racionali-dad. Santafé de Bogotá. Ediciones Ecoe, 1994.

018 P ER E Z, Jesús Hernando. Invitación a la lógica matemática. Bogotá, Universidad nacional de Colombia, 1979.

019 RO D RÍG UE Z, César. La decisión judicial. E l debate de Hart y Dworkin . Universidad de los Andes, Editorial Siglo XXI,Bogotá, 1997, 191 págs.

020 SIER R A , Rubén. La apreciación de la filo so fía analítica. Centro Editorial Universidad Nacional de Colombia, Bogotá,1987.

021 VARIOS. Discusiones sobre el lenguaje: memorias. Manizales,Universidad de Caldas, Fondo Editorial, 1991.

022 V ÉL EZ CORREA, Jaime. E l análisis m arxista: Ensay o críti-co. Bogotá, Editorial Theologica Xaveriana, 1977, 57 págs.

2. ARTÍCULOS

023 ÁVILA CAÑ AM ARES, Ignacio. Indeterm inación de la tra-ducción y m etafísica descriptiva. Re portes F ilosofía y H um anidades N° 4 (May. 1999).

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024 ______________ . Inducción y proyectabilidad: el extraño casode las iguanas. R ep ortes F ilosofía y H um anidad es N° 12 (Sep.

1999).

025 ______________ . M anuales de traducción y hechos semánticos: A propósito de la indeterminación de la traducción en Quine. Ideas y Valores N° 115, (Abr. 2001); p. 45-71.

026 ______________ . Sistem as intencionales y escepticismo. Reportes Filosofía y Humanidades N° 16 (Oct. 1999).

027 A LH A JJ, Norman. Fundamentos contemporáneos de la filo-sofía del lenguaje. Lenguaje N° 2-3, (1972); p. 21-34.

028 BOTERO, Juan José . Actitudes preposicionales: form alism o y m entalismo en semántica. Id eas y Valores N° 71-72 (Abr. / Dic.1986).

029 ______________ . A propósito de la representación. Ide as y Valores N° 90-91, (Abr. 1993).

030 ______________ . ¿Desmoralizar la promesa? Ideas y ValoresN° 103, (Abr. 1997); p. 79-85.

031 ______________ . La noción de imagen del mundo. En: El pen-samiento de L. Wittgenstein. D epa rtam ento de Filosofía, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 2001.

032 ______________ . Presentación de W.V.O. Quine: Epistemología, se-mántica, ontología. Ideas y Valores N° 115, (Abr. 2001); p. 5-43.

033 ______________. ¿Son “opacos” los estados mentales? Los crite-rios de Chisholm. Ideas y Valores N° 102 (Dic. 1996).

034 CA RB ONE LL PARRA, Jaime. El pensamiento de Wittgenstein. Revista Javeriana Vol. 90, N° 449 (Oct. 1978); p. 537-360.

035 CARDON A SU ÁR EZ, Carlos. La naturaleza de los aforismos

del Tractatus. En: El pensamiento de L. Wittgenstein. Departamento de Filosofía, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 2001.

036 ______________. Reglas gramaticales y colores: La aproxim a-ción de Wittgenstein. R epo rtes F ilosofía y H um anidades N ” 3(Abr. 1999).'

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037 CARDONA, Carlos y M E L É N D E Z , Raúl. W ittge n stein: Filo sofía de las matem áticas. En: E l pensamiento de L. Wittgenstein. Departamento de Filosofía, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 2001.

038 CA STAÑ EDA , Felipe. Anselmo de Caterbury y e l argumento ontológico de la existencia del demonio. Ideas y V alo res N° 105(Dic. 1997); p. 62-77.

039 ______________. Filosofía del lenguaje en Anselmo de Canterbury a partir de un estudio del “De Potestate”. Proyecto de

Investigación, Facultad de Ciencias Sociales CESO -Departamento de Filosofía- Uniandes, 2000.

040 ______________. Ver y ver como: W ittg en ste in y la percepc ión.E n: E l pensamiento de L. Wittgenstein. D epa r tam en to de F ilo sofía, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 2001.

041 DE G R E IFF , Pablo. Salvando a Wittgenstein de¡ Rorty: Un ensayo sobre los usos del acuerdo. Ideas y V alo res N° 82 (Abr.1990); p. 51-64.

042 DÍAZ , Jo rg e Aurelio. W ittgenstein y la religión. E n : El pensa-miento de L. Wittgenstein. D epartamen to de Filosofía , U niver sidad Nacional de Colombia, Bogotá, 2001.

043 DUICA , William. Ciencia en un sentido radical. R e p o r te s F i losofía y Humanidades N° 5 (May. 1999).

044 ______________. Ciencia y contenido empírico. I d e a s y ValoresN° 115 (Abr. 2001); p. 105-120.

045 ______________. Donald Davidson, de Evine Simón. Ideas y

Valores N° 105 (Dic. 1997); p. 88-91.

046 ______________. Evidence and inquiry. Towards rec onstructionin epistemology (Evidencia e investigación. H ac ia la recons trucción en epistem ología), de Susan Haack.

047 ______________. Saber Mítico: Una aproximación filosófica.Facultad de Filosofía y H um anidades, U niv ersid a d del R osario. Reportes Filosofía y Humanidades N° 13 (Sep . 1999).

048 D UIC A, W illiam y ROSAS, A lejandro. Philosophical natu ralism, de David Pap ineau . Ide as y Valores N° 107 ( Ago. 1998).

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049 FL O R E Z , Alfonso. A lgunas anotaciones sobre el uso lógico del lenguaje en Caroll. Universitas Philosophica Vol. 3, N° 6(Jun. 1986); p. 116-122.

050 FL O R E Z , Alfonso. ¿Una filosofía del lenguaje en Ockham? Universitas Philosophica Vol. 7, N° 613 (Dic. 1989); p. 9-30.

051 ______________ . Uso, significado y juegos del lenguaje. En: El pensamiento de L. Wittgenstein . Departamento de Filosofía,Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 2001.

052 GA JATE , José. Wittgenstein. E dito ria l el Búho, Bogo tá, 1994.

053 GÓ MEZ, Susana. Naturalism o pragmático e indeterminación de la traducción. Ideas y Valores N° 115, (Abr. 2001); p. 73-104.

054 GÓ MEZ GIRALDO, Adolfo León. El Cogito Cartesiano: infe-rencia o actuación. Foro Nacional de Filosofía, 1992. p. 179-193.

055 _______________ . Etica, persuasión y racionalidad. En: VII

Coloquio de Filosofía. Colegio Mayor de Nuestra Señora delRosario. Ediciones Rosaristas, Bogotá, 1986.

056 ______________. É tica y política. En: Coloquio de Filosofía, Ética y Política. Bogotá, Ediciones Rosaristas, 1986.

057 ______________ . Presuposiciones y presuposiciones absolutas.Ideas y Valore? N° 53-54 (Abr. 1978) p. 159-173

058 _______________ . ¿Se pueden form aliza r los argumentos? X II IForo Nacional de Filosofía, U nivers idad Tecnológica de Pe reira,2000. (Sin publicar) 16 págs.

059 _______________ . La teoría de las fuerzas ilocucionarias en A ustin . Ediciones de la Fundación para la Promoción de la

Filosofía, Cali, 1985. p. 45-71.

060 GO RD ILLO, A lejandro. ¿Puede o no decirse del metro patrón que tiene 1 metro? Ideas y Valores N° 105 (Dic. 1997).

061 G U TIÉ R R E Z , Carlos B. E l solipsismo en W ittgenstein: apre-ciación de la crítica desde u n pun to de vis ta fenomenológico. Parte I. Ideas y valores Vol. 6, N° 21-22 (Oct. / Abr. 1964-1965); p. 103-120. Parte II. Vol. 7. N° 25-26 (Abr. / Sep. 1965);p . 15-35.

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062 G U TIÉ R R EZ , M aría Elsa. La percepción en la filosofía de A lfred Ayer. Ideas y Valores N° 87-88 (1994).

063 GU ZM ÁN , Danilo. Lo analítico. Id ea s y Valores N° 66-67 (Abr.

1985); p. 93-100.

064 _______________ . La noción de gramática en W ittgenste in . Edi ciones de la Fundación p ar a la Promoción de la Filosofía, Cali,1985, p. 15-22.

065 H O LG U ÍN, Mag dalena. La concepción de la Filosofía de W itt

genstein. En : El pensam iento de L. W ittgenstein. Depar tamento de Filosofía, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá,2001.

066 _______________. La filosofía como crítica del lenguaje. Ideas yValores N° 87-88 (Ábr. 1992); p. 7-18

067 _______________ . L a ontología del Tractatus. Ediciones de laFundación p ara la Promoción de la Filosofía, Cali, 1985. p. 7-14.

068 ______________ . Recepción e incidencia de la filosofía analítica.E n: Biblioteca Colombiana de Filosofía, Universidad SantoTomás, Bogotá, 1988, p. 283-288

069 HOYOS, JUA N GU ILLERM O. W ittgenstein: u n concepto po-lémico de filosofía. Universidad de Antioquia Vol. 61, N° 228(Abr. / Jun. 1992); p. 23-37.

070 _______________ . M ind and world. Revista Ideas y Valores N°110 (Ago. 1999); p. 137-147.

071 JAR AM ILLO, Jua n Manuel. Justificación pragmática de la inducción. Ideas y Valores N° 73 (Ábr. 1987).

072 ______________. Inferencias e implicaturas. Ediciones de la Fundación para la Promoción de la Filosofía, Cali, 1985, p. 73-86.

073 _______________ . E l “Tra cta tus” y el Círculo de Viena. Uni

versitas Philosophica Vol. 7, N° 13 (Dic. 1989); p. 31-41.

074 LA SER N A , M ario. Geometría griega: la demostración y el método matemáticoexperimental. Idea s y Valores N° 92-93 (Dic.1993); p. 59-77.

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075 LO RE N ZO DE, Javier . Aportes epistemológicos del hacer matemático. Ideas y Valores, N° 92-93 (Dic. 1993).

076 M AR Q U ÍN EZ ARGO TE, Germán. Filosofía de la religión. Universidad Santo Tomás, Bogotá, 1986.

077 _______________ . Razón y sinrazón del agnosticismo. Revistade Filosofía, Universidad Santo Tomás, 1972.

078 M E JÍA QU INTANA, Oscar. El derecho: liturgia del proce dimentalismo. Revista de Derecho Privado Vol. 9, N° 17 (Dic.

1995).

079 M E L É N D E Z ACUÑA, Raúl. Lengu aje , realidad y é tica enW ittgenstein. En: El pensamiento de L. Wittgenstein. Depar tamento de Filosofía, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 2001.

080 ______________ . El problema de la opacidad referencial de loscontextos modales. Id eas y Valores N° 96-97 (Abr. 1995); p. 67-87.

081 MON SALVE, Alfonso. Anotaciones sobre una traducción: la cuarta parte de Rem arks on the fou nd ation s o f rnathematics, de Ludwig W ittgenstein, en versión de Isidoro Reguera. E s t u dios de Filosofía N° 1 (Feb. 1990); p. 99-103.

082 ______________ . ¿Es la m atem ática fuente de problemas filo -sóficos? Ediciones de la Fundación para la Promoción de laFilosofía, Cali, 1985, p. 23-30.

083 _______________. Lógica deóntica. Foro Nacional de Filosofía.1992, p. 203-217.

084 _______________. Lógica y argumentación. Estudios de Filosofía N° 2 (Nov. 1990); p. 9-23.

085 _______________. La noción de auditorio universal. CongresoIberoamericano de Filosofía, Bogotá, 1995, p. 578-588.

086 ______________ . Ludwig W ittgenste in: Rem arks on the fo u n -da tions o f rnathematics. 19421944. P arte IV E studios de Filosofía N° 1 (Feb. 1990); p. 105-124.

087 MO NSALVE, Luisa. La noción de acto ilocucionario en A ustin y Searle. Franciscanum Vol 37, N° 111 (1995).

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NIÑO, Douglas. Oraciones observacionales en la filo so fía de W.VO. Quine: Presentación y Crítica. Ideas y Valores Ñ° 115(Abr. 2001); p. 121-135.

PALACIO, Roberto. Criterio de compromiso ontológico, onto-

logía y re lativ idad ontológica (en la filo so fía de W.V.O. Quine). Ideas y Valores N° 96-97 (Abr. 1995); p. 89-113.

PATIÑO, A lejandro. El acto de prometer en Hume y el acto de habla performativo en Austin. Ideas y Valores N° 78 (Dic. 1988);p. 65-77.

______________ . El primado de la razón práctica. Praxis Filosófica N° 4 (1993).

PATIÑO ROSELLI, Carlos. Los juegos de lenguaje de Ludwig Wittgenstein. Eco, R ev ista de la Cu ltu ra de O ccidente Vol. 8, N°1 (Nov. 1963); p. 39-56.

PEÑA, Jairo Iván. W ittgenstein y el debate sobre la funda

mentac ión de las matemáticas. Ideas y Valores N° 92-93 (Dic.1993); p. 133-155.

RAMOS, Jaime. La ciencia cognitiva y su im pacto potencial en la ciencia y la educación en Colombia. Inform e conjunto delos comisionados Vol. p. 681-764.

RAMOS, Jaime. La gramática de los enunciados psicológicos. En: El pensamiento de L. Wittgenstein. D ep ar t amen tode Fi losof ía , Univers idad Nacional de Colombia, Bogotá,2001.

ROSAS, A lejandro. Prometer en falso: La contradicción prác-tica y el imperativo categórico. Ideas y Valores N° 103 (Abr.1997); p. 86-93.

______________ . Realidades morales. Ensayo de psicología filo -sófica. Revista Ideas y Valores N° 110 (Ago. 1999) p. 133-136.

SCHU M ACH ER, C hr is tian . Sobre la semántica de lo mental. Ideas y Valores, Bogotá, N° 83-84 (Dic. 1990).

______________ . Cómo podemos saber acerca de las iguanas, por ejemplo. Reportes Filosofía y Humanidades N° 2 (Abr.1999).



100 ______________. Sobre la fadicidad de la memoria. Ideas yValores N° 103 (Abr. 1997); p. 53-68.

101 SIER R A M EJÍA, H ernán . Noción de Sujeto en Bertrand Russell . Id ea s y Valores N° 71-72 (1984).

102 _______________. Significación y actos de habla indirectos. Ideasy Valores N° 78 (Dic. 1988).

103 SIE R R A M EJÍA , Rubén. Apreciación de la filosofía analíti-ca. Ideas y Valores N° 63 (Dic. 1983); p. 47-58.

104 . Epiménides el mentiroso. Cuad ernos de Filosofíay Letras, Bogotá, 1981.

105 . Demostración de la im posib ilidad de la m eta- física de A. J._ Ayer. Aleph N° 6 (1974); p. 3-13.

106 _____________ . La filosofía analítica. Eco N° 183 (1977); p.95-102.

107 _______________. Lenguaje y teoría en la epistemología de Karl R. Popper. Ediciones de la Fundación para la Promoción de laFilosofía,Cali, 1985. p. 31-43.

10 8 ___________. Lógica y filosofía del lenguaje en Bertrand Russell. Cuadernos de Filosofía y Letras, Vol. II, N° 4 (Abr.1979); p. 107.

109 _ ___________ . El nuevo Wittgenstein. Aleph N° 32 (1980);p. 3-5.

110 _____________ . Presentación. Cua dernos de Filosofía y L etrasVol. IV N° 1-2 (Ene. / Jun. 1981); p. 5-9.

111 _____________ . Una nota personal sobre Bertrand Russell.Aleph N° 32 (1980); p. 3-4.

112 _____________ . Recepción e incidencia de la filosofía analíti-ca. En: B iblioteca Colombiana de Filosofía, U niversidad SantoTomás, Bogotá, 1988. p. 289-292.

113 SU ÁRE Z, Francisco. La filosofía en los prim eros escritos de Wittgenstein. Universitas Philosophica N° 13 (Dic. 1989); p. 9-29.

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114 SU Á RE Z, Lu is E duardo . N a tura leza de la verdad m a te -mática. U n iv er sita s P hilosop hica Vol. 2, N o 4 (Ju n. 1985); p .79-93.

115 _______________. Wittgenstein: sobre la naturaleza de las pro-

posic iones matemáticas. Universitas Philosophica Vol. 5, N° 8(Jun. 1987); p. 69-74.

116 ______________ . Sobre juegos y otros divertimentos. UniversitasPhilosophica Vol. 9, N° 17-18 (Dic. 1991 / Jun. 1992); p. 115-131.

117 TAMAYO V ALE N CIA, Alfonso. Consecuencias de la teoría

pictórica en el “Tractatus” de Ludwig Wittgenstein. UniversitasPhilosophica Vol. 5, N° 9 (Dic. 1987); p. 129-142.

118 ______________. La ética en W ittgenste in. Cuadernos de Filosofía Latinoamericana N° 50-51 (Ene. / Jun. 1992); p. 145-157.

119 ______________. Ludwig Wittgenstein. La f ilosofía como arte.Cuaderno s de F ilosofía Latinoam ericana N° 61 (Oct. / Dic. 1990);p. 5-15.

12 0 ___________. Ludwig Wittgenstein. E l giro lingüístico en filosofía . C uadernos de L ingüís tica H ispánica Vol. 3, N° 1 (Dic.

1989); p. 17-32.

12 1 ___________ . La vida de L. W ittgenste in . R evista Educación

y Ciencia N° 2 (1986).

122 _______________. Wittgenstein y la pedagogía. Revista Educación y Cultura (1986).

123 _______________ . Observaciones sobre el cuaderno azul deWittgenstein. U niversitas Ph ilosophica Vol. 7, N° 13 (Dic.1989);

p. 43-56.

124 TOVAR G ONZ ÁLEZ, Leo nardo. Filosofía de las ciencias y análisis filosófico. En: La filosofía en América Latina. Editorial El Búho, Bogotá, 1993.

125 U R IBE BOTE RO, Ángela. Una discusión en torno a cómo se ju stifica una norm a moral. R epo rtes Filosofía y H um anidadesN° 11 (Sep. 1999).

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126 VA LEN CIA RE STR EPO , Gustavo. Alexandre Koyré: u n cri-tico del po sitivism o en la histor ia de las ciencias. Estudios deFilosofía N° 1 (Feb. 1990); p. 27-53.

127 VARGAS, G ermán. Juegos de lenguaje y mundo de la vida.

Franciscanum Vol. 35, N° 103 (1993).

128 ______________ . El primado de la razón práctica. Cuadernosde Filosofía Latinoamericana N° 48-49, (Jul. / Dic. 1991. p. 167-179. (Reseña al texto de Adolfo León Gómez).

129 V É LE Z SÁEN Z, Jaim e. Ética y filosofía analítica. Cuader

nos de Filosofía L atinoam erican a N° 36-37 (Jul. / Dic. 1988); p.159-172.

130 ______________ . ¿Identidad de los indiscernibles? Una obje-ción a Ru ssell y Ayer. Cuadernos de Filosofía Latinoamericana, Bogotá, 1989.

131 VISOK OL SK IS, Sandra. Realismo VS. Funcionalismo m ate-

mático: una alternativa. Ideas y Valores N° 92-93 (Dic. 1993);p. 169-175.

132 ZULUAGA, M auricio. P utna m y la teoría causal de la referen-cia. Ideas y Valores N° 96-97 (Abr. 1995); p. 115-141.

3. TRA DU CCIONE S DE ARTÍCU LOS Y LIBR O S

133 H O LG U ÍN, M agdalena. Ayer: analizar lo que queremos decir, de Oswald Hanfling. Grupo Editorial Norma, Santafé de Bogotá, 1998.

134 _______________ . La filosofía inglesa contemporánea, de RolandHall. Ideas y Valores N° 70 (Abr. 1986); p. 105-116.

135 _______________ . La sombra del lenguaje, de François Latra-verse. Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 1995.

136 M EL ÉN D EZ ACUÑA, Raúl. Wittgenstein: la na turaleza hu -mana, de P M. S. Hacker. Grupo Editorial Norma, Bogotá,

1998, 78 págs.

177



137 RO D RÍG UE Z CAMACHO, Em ma. El escándalo del cuerpo hablante: Don Juan con Austin o la seducción de las dos len-guas , de Shoshana Felmant. Ediciones Universidad del Valle,Cali, 1993, 175 págs.

138 SIER R A M EJÍA, Rubén. Las dos filosofías de W ittgenstein , de David Pears-Bryan Magee. Eco N° 170 (1974); p. 131-149.

139 ______________ . Performativo constatativo, de Joh n Austin. EcoN° 211 (1979); p. 88-99.

140 _______________. Popper y el Círculo de Viena, de Víctor K raft.

Eco N° 218 (1979); p. 144-168.

14 1 ____________ . De Saussure a la filoso fía del lenguaje, deOswald Ducrot. Eco N° 186 (1977); p. 342-372.

14 2 ____________ . La tarea de la epis temología y sus apoyossemánticos. Ideas y Valores N” 45 (1973); p. 169-192

143 ______________ . La Viena de W ittgenstein , de A lian Janik yStephen Toulmin. Ideas y Valores N° 47 (1976); p. 114-117.

4. AUTORES EXTRANJEROS PUBLICADOS EN COLOMBIA

144 B E N SE , Max. Ludwig W ittgenste in . Eco Vol. 4, N° 6, (Abr.1962); p. 421-430.

145 BO U V ER ESS E, Jacques. Frege, crítico de Kant. Estudios deFilosofía N° 1 (Feb. 1990) p. 83-98.

146 GOD EL, K urt. La lógica matemática de Russell. Cuadernos deFilosofía y L e tra s Vol. IV N° 1-2 (Ene. / Jun. 1981); p. 45-73.

147 KO YR E, A lexander. Epiménides el mentiroso. (Conjunto ycategoría). Cuaderno s de Filosofía y L e tra s Vol. IV N° 1-2 (Ene.

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