la fuerza del destino

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Libro sobre el destino.

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AlamuertedeFranco,Gabriela,laprotagonistadeLa fuerza del destino, regresa aEspaña desdeMéxicocumpliendo su vieja promesa de exiliada. EnMadrid,donde reside su hija, ya con su vida hecha, Gabrielaemprende,enlasoledaddeunacasaenlasafueras,unanuevaetapadesuexistencia.Entrelarememoracióndelpasado y la observación lúcida y entristecida delpresente, transcurren sus días, iluminados sólo por lacercanapresenciadesuhijaylasvisitasdesunieto,aquienleuneunarelaciónllenadeternurayesperanza.La permanente incursión en los recuerdos desvelaaspectos inéditos de la personalidad de Gabriela, suscontradiccionesysusdeseos incumplidos, susdudasysusseguridades.Lafuerzadeldestinoesunsoliloquioconstantequeplanteapreguntasdedifícilrespuesta.Porejemplo: ¿acaso el destino, el azar, condicionan elrumbo de nuestra vida? Gabriela no lo cree así: «Eldestino es el carácter», asegura citando a un clásico.Tercera y última parte de la trilogía iniciada conHistoria de unamaestra y continuada conMujeres denegro, por las páginas de estos tres libros, de lecturaindependiente, discurre casi un siglo de la historia deEspaña.Una reflexiónsobre lavejezy la soledady laconcienciadelinútilesfuerzodevivir,nosdanlaclavedeestainolvidablenovela.

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PrimeraparteSegundaparteTerceraparte

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JosefinaR.Aldecoa

Lafuerzadeldestino

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JPortada:JulioVivasIlustracióndeÁngelJové©JosefinaR.Aldecoa,1997©EDITORIALANAGRAMA,S.A.,1997ISBN:84-339-1060-4DepósitoLegal:B.34312-1997PrintedinSpain

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Leshommesmeurentetilsnesortpasheureux.

AlbertCamus,Calígula

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PrimeraparteElplazo

Paramíacabólaguerraaqueldíadenoviembreenque llamó mi hija. Yo estaba en la Hacienda. LlamóJuana. Me sobresaltó como siempre oírla, tan lejos ycontantaclaridad.Habíamoshabladohacíapocosdías,poresomechocómás.Mamá,medijo.Francoacabademorir. Haz las maletas. Te esperamos... La llamadaparecíauntelegrama.Estabaexpresadaentérminosdetelegrama. Juana estaba nerviosa. Todo tranquilo, sí.Todo tranquilo. Cuando colgué el teléfono me quedéinmovilizada. Había llegado el momento, se habíacumplidoelplazoquemehabíaimpuesto,elplazoquehabía exigido a mi hija que respetara. El final deldestierro.ElregresoytambiénladespedidadeMéxico,delamitaddemivida.Losamigosllamaronenseguidadesde Ciudad de México. Estaban exaltados. Unosreían, otros lloraban. Brindaban con champán por suscuarenta años perdidos. Por su exilio. Por los quemurieron.Yonoestabaalegre.Demasiadotarde.NomesentíaconfuerzasparabrindarporEzequiel,mimaridofusiladoel18dejulio,pornuestrossueñosrotos,pormivida truncada. Era el 20 de noviembre y pocos díasantesyohabíacumplidosetentayunaños.

Repasarlosrecuerdosescomotirardelhilodeunovillo. La vida es como un ovillo de lana bien

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enrollado, apretado, redondo.Buscas la punta del hiloescondido, la que está al fondo. La que has dejadosuelta para que asome al final. Coges ese extremo ytiras, y suavemente van desenroscándose las primerasvueltas, lasqueundía formaronelcorazóndelovillo.Tirasytiras.Elhilosedeslizaportusdedos,sedeslizaáspero o sedoso, depende de su calidad.Así la propiavida.Megustatirardelhilo,ycuántasvecesmecanso,meagotoyabandono.Otras,nosédejarlo.Meproduceunaexaltaciónespecialsentirelrocedelovividoentrelosdedos.Esasvariantesenel efectode los recuerdosdependendemuchascosas,hastadeldíaquehace.Consoltodoparecediferente.Brillaelsolyelhilocorresinsentir,allávanlosmomentosalegres,saltanjuguetones,ríenentretusdedos.Peroluegoestánlosdíasnublados,los cielos amenazadores, la lluvia persistente ymonótona, que aísla al mundo de ti y te empuja alúltimorincón,elmásprotegidodelacasa.Esosdíaselhilo se desprende de los dedos y ahí queda,abandonado,responsabledesombraspasadas.Detenidoenunnudodelalanaotrabadoenunpuntodifícildelrecuento.

En esas ocasiones me muevo por la casa, meacerco a la cocina, repaso las provisiones que están apunto de agotarse. Hago listas para la tienda. Ordenolos cajones de la cómoda, tropiezo con la pelota deCrazy.Selatiro,corretrasella,melatrae,lacojoysela vuelvo a lanzar lejos. Sonrío. El ovillo ha quedadoabandonado cerca de la butaca, en un costureroimaginarioqueunaveztuve.

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El teléfonosuena.Casisiempresuenaa lamismahora,hacialasseis.Esahoraseñalaunhuecoentrelasdospartesdelavidadiariademihija.Marcaelfinaldesu jornada de trabajo y el comienzo del anochecer,cuando ella tiene previsto asistir a un concierto, unareunión,unaconferencia.Acontecimientosquepuedenprolongarse después en horas de charla, discusión oproyectos con los compañeros. Ellos, Juana y sumarido, tienenque tomarparte en todo loque sucede.Tienenqueestarinformados,atentos,esperarlaocasiónpara actuar, recibir e interpretar consignas, aceptarlas,rechazarlas,argumentar...Mamá,estamosenelcorazóndeestegrancambiohistórico.Tenemosquecolaborar.Es muy fácil criticar sin hacer nada. Hay quecomprometerse.Yoasientoy tratodeconvencermedeque están en lo cierto. Retrocedo en el tiempo aaquellos años nuestros, a aquella España que vivícuandoerajoven,antesdequeelexiliomeconvirtieraenunfantasma.Todoeradistintoentonces,medigo.Mivida era muy poco complicada. Se trataba de sacaradelante, con nuestro esfuerzo, a un puñado de gentesque teníamos cerca y nos necesitaban. Tu padre y yoperdidos por los pueblos, Juana. Luchando con laignorancia y el abandono y la injusticia. Enseñando aleer a los chicos y a discurrir por cuenta propia a losadultos...

Juanaha llamadoa las seis, como todos losdías.¿Qué has hecho hoy, mamá? ¿Necesitas algo? No

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Necesitonada.Esprimavera.Lalluviahacesado.Elsolasomaunmomentoantesde iniciar la retirada.Prontolas sombrasdescenderán sobreel jardín, sobre lacallesilenciosa. Los coches empezarán a regresar. Oiré losgolpes de las puertas de los garajes al caer. Luego, elsilencio. Los vecinos están ahí. Se han encendido lasluces que iluminan un ángulo de mi jardín por laderecha.Losotros,losquevivenamiizquierda,lleganmástarde.Nodanlaluzdelporche.Bajanlapersianayseencierranhastaeldíasiguiente.Nosalenmásquelosviernes.Sonmédicoslosdos;debendellegarcansados.Tienendoshijosyamayoresquenovivenaquí.

Tengomiedo.Así como suena,miedo.El quenotuve nunca. Pero este de ahora no es un miedo apeligros reales. Es miedo a la noche, a la oscuridad.Miedoa lasoledad.Porque laverdadesquesola,casinunca había vivido. Doy veinte vueltas antes deacostarme, recorro la casa, la exploro. El piso bajo esfácil.Elsalón,eldormitoriodeJuanaySergio,subaño,su salita. ¿Cuánto tiempo hace que no se quedan adormiraquí?Alprincipiotodoeranpromesas.Verás,encuantollegueelbuentiempononosvasaechardeaquí.Los fines de semana, las vacaciones cortas. Luego,nada. Pero ¿qué fines de semana si no paran? Tanpronto un mitin aquí como una conferencia allá. Eldormitorio siempre está vacío. Una ojeada: todo enorden, todo silencioso. Luego tengo que echar unvistazo al cuarto de atrás, al de servicio, la ducha, ellavadero. La despensa, la cocina y ya está. Ahora a

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subir lasescaleras,queaestashorasyamecansan.Elpisodearriba.Micuarto,eldeMiguel,eldeinvitados.Losbaños.Cuandotodoestáenordenymeenfrentoalasoledaddelanoche,elmiedosevaadueñandodemí.El que no tuve en Guinea. El que no tuve en aquelpueblode laminacuandolarevolucióndel34.Elquenotuvecuandolaguerra,niluegoenMéxico.Miedoalos fantasmas de la soledad... El viento golpea loscristales de las ventanas, sacude las ramas de losárboles, silba entre las rendijas de las persianas. Elperro levanta las orejas cuando me oye moverme,inquieta,enlacama.Tranquilo,Crazy.Elperro.Quiénme iba a decir a mí que al final iba a hablar con unperro.Fue ideademinieto, regalodeMiguel.Mamá,dijo Juana, cómo te habrías puesto si el perro te loregaloyo...Yesverdad.Yoquenuncaquise tener encasa gatos ni pájaros. De todos modos, se cambia.Siempre somos igual y a la vez se va cambiando endetalles.Secambianlospuntosdevista.Yseaprende.Se aprende hasta el último día de la vida, estoyconvencida. La noche es larga pero ahora, enprimavera, se va notando cómo crecen los días.Amanecepronto.Ycon laprimera líneade luzquesefiltraporlapersiana,lospeligroshanterminado.Laluzdel día esmi salvación. La noche es larga cuando notienesanadieaquiencuidar.Unniño,porpequeñoquesea, te hace olvidar el miedo. Pero cuando nadie tenecesita,empiezalasoledad.Yelmiedoalasoledad.

Anoche soñé conOctavio.Un sueño de esos que

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yo llamo sentimentales, porque no sólo aparecen lasimágenes más o menos claras de las personas y lascosas, sino también los sentimientos. Suelen sersentimientos teñidos de tristeza o de angustia que nodesaparecen al despertar. Al contrario, me arrastrantodo el día, me zarandean en una devastadoramelancolía. Sólo la improbable llamada de Miguelpodríaborrar los efectosdel sueño.Lavoz alegrequemeenternece:Gabriela,acabodellegar,tevoyaver,tecontaré, ¡qué viaje! Prepárate... La voz deMiguel, lavisitadeMiguel.Memiroalespejo,mearregloelpelo,memuerdo los labios para que tengan color.Mi nietoMiguel...Bueno,puesanochesoñéconOctavioysoñéconMéxico. Estábamos los cuatro, Octavio y yo conJuana,mihija,yMerceditas,lahijadeOctavio.Lasdoseranniñasysemanteníanunpocoaparte,alotro ladodelsalónque,comosueleocurriren lossueños,eraelsalón de la Hacienda pero a la vez tenía muebles,rincones del salón de esta casa que Octavio nuncaconoció. Todos estábamos silenciosos. Octavio mehabía cogido la mano y decía en voz baja: Nunca osdejaré marchar. Parecía triste y cansado como solíacuando empezó a estar enfermo. No cuando nuestrashijaseranniñascomoenelsueño,sinocuandoeranyamayores.JuanaestudiabaenMadridyMerceditasteníanovio.Yonodecíanadaperodejabamimanoentrelassuyas, notaba su calor unpoco febril, su leve presión.En el sueño reviví aquel contacto de la piel y laseguridadquemetransmitíaesecontacto.

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Hoy no ha venido Antonia, la asistenta, y no hecruzadopalabraconnadie.Crazymesigueportodalacasa pero rara vez le hablo. Le cuento historias ensilencio;me dirijo a él, le acariciomientras recuerdo.Creoqueélmeentiende,notamiestadodeánimoenelritmodemismovimientos.Simemuevoconvivezaesporque he dormido bien o porque hace sol o porquellama Miguel. Acerco el auricular a la enorme orejapeludayMiguelhablayCrazysequedamirándomeygruñe suavemente mientras mueve el rabo. Los díaspesados,cuandotardoenlevantarmeymederrumboenlabutacayleoodormito,Crazysuspiraysetumbaamilado,esperandoqueledediquealgunaatención.Enesosdíasbajosescuandosuelohablarledeverdad.Lehabloporque pienso que mi tristeza le desconcierta y tieneque saber que no ocurre nada, que todo va bien, queestamos protegidos en nuestra guarida, aislados delmundo, pero vivos y felices. Que poco a poco nosiremosacostumbrandoaestanuevasoledad.

Aellosselodijecuandohacedosañosdecidieroncambiardecasa.Hacedloquequeráis,peroyodeaquínomemuevo.Mamá,noseasterca.Sivierasesepisotevolveríasloca.Undúplexconjardín,fíjate.Enesazonamaravillosa, tranquila pero céntrica a la vez. Arribatienes tu cuarto,mejor dicho tu suite, con tu baño, tuvestidor, y enfrente la de Miguel. Nosotros tenemosabajounespléndidopisoparanosotrossolos.Aunladolossalonesynuestrazona,yalotroladolacocinaylapartedelservicio.¿Teimaginasloqueesvivirjuntosy

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a la vez independientes?No, les dije, no quiero irme.Juanamiró a sumarido y se encogió de hombros. Séque soydifícil ymipostura es antipática, perohayenesa reacciónunpuntodevenganzapor suabandonoyunvagodeseodeindependenciarelativa.Eradiferentecuandovivíanaquí.Todospasabaneldíaenlaciudad,peroalanochecerlosteníadevueltayeranunashorasintensasdeconvivenciaycercanía.Aunqueregresarantarde,yosabíaquellegaríanyquecadaunodenosotroshabíatenidoundíapropio,sininterferireneldíadelosdemás. Por otra parte,me he aferrado a esta casita, aestacoloniaqueconservacasasdehacecincuentaaños,cuandoera,deverdad,unpueblo.Sieltiempoesbuenocierro la puerta, cojo la llave y salgo a pasear. A laderecha se extiende una urbanización moderna, lanuestra.Lascasassontodasiguales,lasbicicletasdelosniñosabandonadasenlaentradadelgaraje,loscochesamedio caminode la rampa sindecidirse a entrar.A laizquierda, en la parte antigua, las casas son diferentesunas de otras. Hay casas grandes, villas con jardinesextensos, fuentes de mármol, árboles frondosos detroncos gruesos.Y otras pequeñas, de una sola plantapegada a la tierra. En una calle cercana, una villarodeada por una torre y rematada por un descuidadojardín destaca por su tamaño y su esplendordesvencijado.Elnombreestáincrustadoenlapared,enuna cerámica blanca con letras doradas: El Paraíso.Cuandopasodelante,unasombrasemuevearribaenlatorre.Allí vive, segúnAntonia, un hombremayor.Alpareceresunsolitario.Comoyo.

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Yo nunca había vivido en Madrid. Más aún, noconocía Madrid. Cuando me recogieron en elaeropuerto me quedé deslumbrada. No me habíaimaginado tanto movimiento, tanta luz y esplendor.LleguéatiempoparalasNavidades.Juanamellevabaatodas partes, de compras, de museos. Miguel habíacambiadomucho.Hacíatresañosquenoleveía.Teníacatorcecuandomeloquitaronyacababadecumplirlosdiecisiete. Alto, con otra voz, con otra soltura en laconversación. Pero los mismos ojos rientes, la mismadulzuraen laboca.Semequedabamirandoysonreía.¿No me has olvidado, Miguel? No, decía, pero memiraba con gran atención, tratando de recuperar losaños de su infancia en México, cuando sus padresviajaban por el país y allá en la Hacienda nosquedábamos los dos. Todavía Remedios me ayudabamucho, ella tan dispuesta a todo, tan conocedora detodos los entresijos de la vida en la casa. Ay mimexicanito, decía,mi niño es comoyo,mitad de allá,mitad de acá.Qué gloria, doñaGabriela, enseñar a sunietolasletras,ustedquehadesbravadoatantoniñoensu tierra y a tanto indito aquí... Porque seguíamanteniendolaescuelaqueabríundíaenlaHacienda,paralosinditos,reciéncasadaconOctavio.Meocupabade vigilar y controlar las clases y los programas, perodesde que Merceditas se fue a vivir a la ciudad meayudabanpersonasnuevas.Aquéllafueunamalaépocadenuestrasrelacionesfamiliares.Comounabombamellegóundíalanoticia:JuanayAlejandro,miyerno,el

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padredeMiguel,ibanasepararse.Porqué,porqué,mepreguntabaa todashoras.Te lo explicaré todocuandollegue,me dijo Juana.Demomento, no se lo digas alniño.Me llamaba desdeCosta Rica, pero iba a tardaruna semana en volver. Cuando apareció sola, se mehundió el mundo. Siempre creí que volverían juntos,que todo se arreglaría. Pero no fue así. Juana esperómásdeunaño,pensandoquéibaahacerconsuvida,yen el 72 semarchó aEspaña. En cuanto organizó suscosas allí, se presentó en la Hacienda para buscar alniño.Meloquitaste, ledigocuandohablamosdeello.Y Juana se pone furiosa ¿Qué querías que hiciera,mamá?Yo no podía quedarme enEspaña sin el niño.Por qué no viniste con nosotros si tanto te costabaseparartedeél...Yonomefui.Faltabantresañosparala muerte de Franco, un acontecimiento que se habíaconvertidoenmetainalcanzableparamuchosexiliados.Estúpidameta,decíanalgunos.Nohayplazoquenosecumpla,decíayo.Aquellamuerteeraun símbolo,unarevancha personal. Para mí significó, además, larecuperación de Miguel. Al principio, cuando llegué,vivíamostodosaquí,enestacasa.Minieto,mihijaconsunuevomaridoyyo.Elnuevomaridoeraunantiguonovio,Sergio,elprimeroyalparecerelmásimportantede los amores de Juana. El que un día cedió ante laintransigencia de su madre y cortó su relación conJuana, que había sido intensa, íntima y total. No mepreocupóelaspectomoraldelahistoria,aunqueJuanapensara lo contrario. Pero síme preocupó el dolor deJuana, el daño hecho a Juana y la huella que la

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experiencia podía dejarle. Veinte años después pudecomprobarquelahuellahabíasidoimborrable.

Nomearrepientodehabervuelto,esodesdeluego.Pero lavueltamehaenvejecido.Lonoto, losientoentodomicuerpo.Enpocosañoshepasadoaconvertirmeen una anciana. Tonterías, mamá, dice Juana. Te veomejor que nunca. Mira qué piel tienes y lo ágil queestás... Todo eso es verdad, pero la clave es otra. Hepasado a convertirme en un ser inútil. A veces mepongo a leer los anuncios del periódico a ver siencuentroalgoasí:Senecesitapersonaconexperienciapara trabajo con niños especiales, difíciles,abandonados.Mamá,esoseríaacabarenlaparroquiadetumohaciendocaridad.Sal,muévete,matricúlateenuncursodearteodejardinería.Muchasmujereslohacencuando los hijos crecen y ellas no tienen necesidadesmateriales... ¿Cuando los hijos crecen? Juana, querrásdecircuandocrecenlosnietos...

ElúltimodíaqueMiguelvinoavermemeexplicósus proyectos. Hace dos años, cuando llegué, élterminabaelbachillerato.Ahoraestáen launiversidadperonoquiereseguirconBiológicas,comoparecía.Nopiensa dedicarse a investigar la vida de los anfibios,como aseguraba. Me aburro, dice, es todo pequeño yreducido.Quierovivirlibreyrecorrerpaísesyconocergente y comprenderla, ¿entiendes?Recorrer la tierra ycolaborarenalgoque tengaquevercon lanaturaleza,su conocimiento, su conservación... Quiere hacer un

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curso demicrofotografía, para luego colaborar en unaeditorial o en una buena revista. Y viajar, Gabriela,visitarpaíseslejanos.Tellevaré,yaloverás.Algúndíadaremosjuntoslavueltaalmundo...

Cuando hablo de Guinea y le cuento lo quesignificóparamí laescuelaque tuveallí,adviertoquememiraconciertaadmiración.Esloquemásvalorademibiografía.

La conversación sobre su futuro fue hace quincedías. Ahora está recorriendo la sierra de Cazorla conunosamigos,entiendadecampaña.Cuandovuelva,leinvitaréacomer,sóloaél,porqueaJuanayaSergionohay quien pueda ponerles de acuerdo para el día y lahora.

Desdelachimenea,elárboldelavidaresplandece.Lo ilumina un foco del techo, aunque, en realidad, elfoco pretende iluminar un cuadro colgado más alto,sobrepasando laúltima ramadelárboldecerámica.Elcuadro es oscuro, un retrato anónimo en sienas yamarillosytierras.Elcuadrolodejaronaquí.Nocreasque tenemosmucha pared libre en la casa nueva, dijoJuana.Elárbolnipensaronenllevarlo.Selotrajeparaella cuando vine. Me parecía que era un trocito deMéxico.Gracias,mamá,pero¿sabesqueseencuentranaquí, en algunas tiendas que importan artesanía deAmérica?Asíquemehequedadoconél.Merecuerdalas palabras demimadre:Con un poco de tierra paraecharraíces,conunpocodelluviayunpocodesol,elárboldelavidasigue,nosepuedesecar.Mimadre,qué

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remotaylejana.Avecesmepregunto:¿Existióalgunavez?¿Algunavezfuiniñaytuveunamadre?

Después de varios días de lluvia, hoy sale el sol.Brillaconfuerzayahora,alasdocedelamañana,hacecalor.Abrolapuertadeljardín.Hayqueaprovecharlosrayosdelsoldemediodía.Nomehabíadadocuentadeque lasmimosas están en flor.Las ramas cargadas deflorecillas apretadas, apiñadas en bolas amarillas,asomanporencimadelastapiasdeladrillo.Desdelejoshuelealilas.Lilasyvioletasdemiinfancia:hallegadola primavera. Me he puesto un chal ligero sobre loshombros;sobreelvestidodelanamalvayblanco.PasodelantedeElParaíso.Todaslasventanasestánabiertas.Debajo del remate de la torre hay un trozo de paredlimitado por curvas, una pared— pantalla cuajada decristalesdecoloresalosqueelsolarrancadestellos.EnElParaíso tambiénhay lilas.Peronoveoel árbol.Loqueseveesunapalmera.Lapalmera,justoenmedio,yelminaretepolicromadomerecuerdanunafotografíadeunavillaenlaCostaAzulquevienunlibrodeOctavio.Algún día iremos, Gabriela. La Costa Azul es unparaíso...

Unavaga ensoñación está empezando a perturbarmipaseo.Medetengoyrespirohondoelaire frescoycaliente de la primavera. Vámonos a casa, Crazy.Vamos a almorzar al sol. Mañana puede llover y seacabó este paseo de hoy, este olor, estas ganas derespirar, de andar, de estirar los brazos al sol. Estaalegría...

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Lavidaesuncuentomuylargo,sobretodosiselocuentaunoasímismo.Porquenohayungesto,niunmovimiento que hagas, ni un paso que des, que no tetraigarecuerdos.Setevaentretejiendolavidacomoloshilos de un tapiz que estuvieras bordando en distintoscolores. Cojo aquel hilo, dejo éste. Corto. Y ahoravuelvoatrásyretrocedoycojoelhiloverdeesperanza,esdecir,cojoelprimerañoenquetrabajé.Enel tapiztodo va entremezclado, trabado, como unencadenamiento de lo vivido, y todo circula en unamisma corriente, la corriente de la sangre que temantiene despierta mientras vives. En el tapiz salenaquellos pueblos de montaña, ásperos, miserables,donde yo fui a entrenarme con mi entusiasmo demaestra joven, recién salida del cascarón. En aquelpueblo había un señor viejo, o a mí me lo parecíaporque yo era muy joven. Él fue el primero que mehablódeGuinea.Teníaunsombrerodepajafinayseloponía para salir al prado detrás de su casa, cuandopesabaelsol.YolevisitabayélempezabaacontarmesuaventuraenaquellastierrasdeÁfrica.Eramiúnicoamigo,miúnicoconsejero,tratabadeayudarmeasaliradelante. El invierno era eterno y nos quedábamosincomunicados, aisladosdelmundoque se extendía alotroladodelasmontañas...

Si me detengo en un nudo que sobresale en eltapiz, el año 1972, por ejemplo,medetengo en lo deldivorciodeJuana.Loentendíy loacepté,peroesono

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quiere decir que no me diera pena en su momento,cuandomelodijoymequedésumidaunavezmásenlaincertidumbre de un futuro inmediato. ¿Y ahora qué?Porque, claro, yo sabía que todo aquello cambiaría suvidapero también lamía.Yegoístamentepensaba:Seacabó el tener a Miguel conmigo. Se acabó latranquilidad de mi vida. Es decir, que la noticia deldivorciomedejóinquietaperonoporloqueellacree,Juana, que siempre ha tenido de mí una ideaequivocada.Ellasiemprehacreídoqueyosoypuritana,estrecha de mente en todo lo moral. Y no es así. Nocreo que en mis opiniones o mis actitudes o en mipropia vida haya dado señales de tanta rigidez. EsverdadquenuncaleheconfesadoaJuanaquequizásyotambiénme hubiera divorciado de su padre si hubieraocurridoalgomuyespecial.Porejemplo,sisepresentaÉmile así de golpe en aquel pueblo deCastilla dondecoincidimos su padre y yo, donde nos conocimos yvivimos ya casados. Bueno, pues si allí se presentaÉmile...¿LedijealgunavezqueelmédicodeGuineasellamabaÉmile?Noestoysegura.PerodeGuineasíquele hablé. De aquella locura mía, de aquel deseo deescapar,deaquellanecesidaddevivirexperiencias.Encuanto pude, pedí una escuela enGuinea, el sitiomáslejanoalquepodíaaspirar.Lopedíyme lodieronenseguida.Aquellonofuelargoperomereciólapena.Allíme enamoré de verdad de un médico negro que sellamaba Émile. A Juana no le conté lo delenamoramiento. Hay cosas difíciles de contar a unahija. Sólo le hablé de la personalidad deÉmile, de su

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luchapormejoraraquelpaísatrasadoyexplotado.Perolodemás,no.No lehablé a Juanademi amorporquetodoquedóennada,porquenotuvimostiempodequeaquello se convirtiera en algo definitivo. Por eso digoquesiundía,yacasadaconEzequiel,vieneabuscarmeÉmileymepidequemevayaconél,¿quiénmediceamíquenolohubierahecho?

La nube ya está aquí. Encenderé la chimenea ytomaré el café dentro. Ya empieza a llover. Pero estalluvia no es nada al lado de las lluvias de Guinea.Rápidas y torrenciales. Lo arrasan todo. Se llevan pordelantechozas,cultivos...Peroasíytodoyomehabríaquedado allí si mi salud hubiera resistido. ¡Qué malestaba cuando me mandaron a la península! TeníamuchafiebreyenmisdeliriosaparecíasiempreÉmile.Yo hubiera vuelto aGuinea pero nome dejaron.Quélocura, decían mis padres. Me coaccionaron, meobligaron a quedarme. Yo era joven y soñadora desueñospequeñosygrandes.HabíahechoenGuineaelmismo trabajo que iba a seguir haciendo en otrospueblos:educar,lucharparaquelosniñossupieranmásy en consecuencia se defendieran mejor de lasinjusticias a que estaban sometidos. Ésos eran lossueños grandes. Pero luego estaban los sueñospequeños, la exaltación personal, la atracción que sesienteporunapersona,eldeseoviolentodepermanecersiempre a su lado, la necesidad de estar entre susbrazos. Eso no lo sentí yo por Ezequiel. Así quecompartíamoslossueñosgrandes,perolospequeñosseescondían en los lugares ocultos de nuestra cabeza y

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nuestrocorazón.Almenosenmicaso.Enelsuyonosé,aunquesiempreadivinéquelefaltabaalgo,quetambiénélsesentíaatraídoporpersonasdiferentesamí...

Lalluviahacesado.Sonlascuatrodelatarde.Voyaadormecermeunratojuntoalachimeneaperodejolapuertaentreabierta.Megustaelolorqueentra,unoloratierramojada,aflores,ayerbahúmeda...

Miguelhavuelto.Mellamaymedicequevieneacomer.Polloa lamexicana.Como lohacíaRemedios,me pide, muy picante. Vengo hambriento. Te llevofotos.Verásquémaravilla...¿Hasllamadoatumadre?,le pregunto. Y él contesta: Sí, pero no estaba. Novolverá hasta la tarde. No come en casa nunca, ya losabes. Le he dicho a su secretaria que voy a estarcontigo...

Luegodicesumadrequenoleveelpelo...Siellaestuviera en casa esperándole... Pero ¿qué tonterías semeocurren?¿CómovaaestarJuanaencasacomoyo?Tampoco tú,mamá, deberías quedarte en casa todo eldía.Siempre repite lomismo.No seda cuentadequenonecesitodistraccionessinoresponsabilidades.Llenarmi tiempoconalgoútil,algoquenecesiten losdemás.El tiempo.Tiempoes loqueyopedíaantes.Tenerunpocomásde tiempoparamí.Ymirapordóndeahoraque tengo todoeldía librepara leer,parapasear,paraimaginar, ahora he perdido el interés por casi todo.Porqueparaestarvivonohayquedetenerse.Lomejores andar, correr detrás del tiempo. Medir el tiempo,administrarlo, estar siempre a la caza de un minuto

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libre... Hay que ver lo que fue aquel año último deOctavio.Vercómoseapagaba,cómosufría.Yyoasuladoconstantemente.Leabrigabayleabanicaba,segúnelfríooelcalorquehacía.Lecambiabadepostura,ledabadecomeren laboca.Estuvesindormirnochesynoches. Abandoné hasta la escuela de la Hacienda, ladejé en manos de Merceditas y de las ayudantes queentonces tenía.Quería tenerocupadaaMerceditas.Nopormí, no. Por ella. Aquella criatura viendomorir alpadre. Un día que ya estaba mal, muy mal, me dijoOctavio:Cómohaspodidoperdonarme...Loshombres,qué poco se enteran de las cosas. Cómo he podidoperdonarle, qué pregunta. Y por qué no se le ocurriópreguntar:Cómovasapoderrespirar,andaroabrirlosojos cuando yo no esté. Eso no se lo preguntaba él.Siempreaferradoasuculpa,tanpasada,tanlejanaquede no ser por su pregunta ni siquiera yo la hubierarecordado, anegada como estaba en el dolor por lapérdidacercana.¿Esmidestino,pensabayo,perder loque amo? A Octavio no le gustaban las grandespalabras.Eldestino,elamor,lavida,lamuerte.Nuncahabló de su muerte. Decía: Cuando yo no esté. O:Cuando me haya ido. Y nunca como reflexión sinorefiriéndose a cosas concretas. Algo que había queafrontar,unamedidaqueensumomentoseríanecesariotomar.Nonecesitabapalabrasimportantes.Peroteníalavirtuddetransmitirlaalegríayelcariñoolaquejaconpalabrassencillas.Nosabeslomalqueestabacuandoteconocí... No sabes lo que es ahora llegar a casa yencontrarte... Y al final: Cómo has podido

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perdonarme...

Alcruzar lacalleparaentraren la tienda,saledeellaelancianodeElParaíso.Llevaenlamanounacajaenvuelta en papel transparente. Parece una caja debolsitas de té. Se detiene, se hace a un lado paradejarme entrar. Se lleva la mano al sombrero de pajaclara. Yo digo: Buenos días. Desde dentro, la tenderanosmirasonriente.Alacercarmealmostrador,dice:Uncaballerodelosqueyanohay.Porqueloqueesahora,si te descuidas te llevan por delante, te empujan... Seinclina sobre elmostrador,mira alrededor y añade envozbaja:Otematan...Yoasientovagamenteysacolalista:guindillas,chile.¿Tieneacomeralafamilia,eh?Mire,yoempecéatraerestascosasquemepidecuandosuhija se instaló aquí, porque, claro, algunas veces levenían invitados de allá o quería ella hacer para losamigosesosplatostansabrososytanfuertesquetienenustedes en México... Esta mujer habla demasiado.Aprovecha las visitas de los clientes para desahogarsey, a la vez, indagar las claves de las vidas ajenas...Porquesuyernonoparecedeallá,¿verdad?,tanclaritoelpeloylosojosazules.Leviundíaconsuhija...

Yonovoyaexplicarlemividapormuchoquelointente. Espera que le diga: No, yo no soymexicana.Soyespañolaperomemarchéallíhaciaelaño...Yminieto sí, mi nieto es hijo de mexicano. Mi hija sedivorció y el que usted dice, Sergio, es su segundomarido,español,sí,muyespañol...

Seguramenteella, la tendera, tieneunresumende

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la vida del anciano archivado en algún pliegue de sufichero:meimaginounatiraalargadaydobladamuchasvecesdetalmodoquecadainformacióntieneeltamañode una tarjeta postal. Allí estaré también yo, mi vidaescrita en una ficha: la señora que llegó un día deMéxico, me ha dicho su asistenta. Parece que se fueparaalláporcosasdelaguerra.Tuvolasuerteinmensade encontrar un hombre rico que se casó con ella. Lahija es del primer marido, sí, del que mataron en laguerra.Noséquiénes lohicieron,perosiellase fueaMéxico no pregunte... Mi ficha. Con los datos muyclaros para poder pasarlos a cualquiera que se crucealgún día conmigo al salir de la tienda y sientacuriosidad por saber quién soy, en qué calle de lacoloniavivo,quélugarocupoenestemundopequeñoyensimismado.

Gabriela,elmundoescadavezmáspequeño,diceMiguelmientrascomeconverdaderogusto.Esperoquemesalgaesteproyecto.Hepreparadounplandeviaje,unguión,unálbumconmisfotografías.LehepedidoaSergio,queconocea tantagente,quemedigaaquiéndebodirigirmeparaquemeescucheymeasesore...

Sergio le puede ayudar, es verdad. Él conoce atodoelmundo.Quiénmeibaadeciramí,despuésdetantos años, veintitantos, que iba a encontrarme conSergio, que iba a conocer a aquel amor frustrado deJuana cuando vino a estudiar a la universidad.Pensándolobien,nuestravida,ladeellaylamía,tienenalgodenovela.Vamosaver.Primerolomío.Saltarde

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aquelpueblodemispadres,alpiedelamontaña,conelrío, el mercado, la casa en la que siempre fui feliz...Saltar de allí a Guinea, después de haber recorridoalgunos pueblos. Y de Guinea vuelta a España y elencuentro con Ezequiel y nuestra vida juntos, dosmaestrosentusiasmados,locosporenseñar,poreducar,porcambiarelmundoquenos rodeaba, tanpobre, tanmezquinoeignorante.Yluegoaquelveranodel36quenunca podré olvidar. La muerte por entonces de mipadre y, a los pocos días, la guerra y la noticiasusurrada de oído en oído hasta llegar amí: Ezequielfusilado. El viaje con Juana, tan pequeña. Elcementerio:Aquíestántodosjuntos,medijoEloísa.Nosénicuántosson,peroantesdeenterrarlosvinieronlasfamilias y fueron poniendo nombres a aquellas carasterribles, contraídas unas, serenas otras, a aquelloscuerpos deshechos por la pólvora. Yo certifiqué aEzequiel,medijo,yolereconocíyahífiguraenlalista,con mi padre y todos los compañeros. Había queenterrarlosdeprisay,luego,cadaunoquereclame,quesepresente,quedépruebasdesuparentescoparapodermover la tierra y sacarlo si lo autorizan. Gabriela,olvídalo.Yasabesdóndeestá.Otrosnieso.Dejaalosmuertosquietos...

Ya sé cómo pensáis tú ymi padre ymimadre ySergio, dice Miguel, pero yo no me siento capaz deembarcarme en política. De verdad, no sé si será porhaberlavivido tandecerca.Además,hayotras formasdehacercosasquemerezcanlapena...

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A Juana no le gusta. A Sergio le parece frívolo,estoysegura.Ellostienentantoempeñoenparticiparenlavidapolíticadelpaís,enmodernizarlo,transformarloeconómicamente, convertirlo en un país europeo...Nosé si Miguel acierta. Algo de su padre hay en eseempeño por lanzarse a conocer otros mundos y otrasformas de vida. Las gentes que viven mal, que estánabandonadasenbarriosmiserablesdeciudadeslujosas.OreducidasalhambreenÁfricaolaselvaamazónica.Algodel padrepreocupadopor la antropología, por lacausa del indio. Todo eso, ¿no es política? El mismoMiguel,elniñoquetodavíaes,creequepolíticaessólola guerra de las ideologías. Y él se dice a sí mismo,comoEloísamedijoamí:Dejaa losmuertosquietos.Es decir: No te empeñes en la revancha, el turno, elpartidismo. Y tiene razón. Los jóvenes tienen razóncuandoprefierenlascausasgrandesynoblesy totales.Tambiénesascausassonpolítica...

Yalleganlosvecinostrasnochadores.Elmotordelcoche, el golpe de la puerta del garaje.Yodigo: ¿Porquénosequedaránadormirenlaciudad?Nodisfrutandeljardínnidelsoldelmediodíanidelapazartificialde este lugar entre colonia y pueblo, entre ciudad ycampo;estehíbridodenaturalezaycivilización.Llegany se encierran. Por la mañana salen temprano. Yvuelven a estas horas. Trabajan, comen, cenan en laciudad. Y duermen aquí al lado. A veces oigo laspersianasquesubenobajan,peronadamás.Losfinesdesemanaselevantanmuytarde,salenyregresanporlanoche,muchomástardequeelrestodelosdías.Por

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aquí, los hijos no vienen nunca.Los amigos tampoco.SeveránenMadrid...Meinteresalagente.Meintriga,quiero explicarme por qué actúan así y no de otramanera.Mepreguntoparaquéquierenunacasaymásuna casa en las afueras sólo para dos personas. Undomingo, estaba yo en el porche desayunando, oí quesalían, como todos los domingos, hacia Madrid. Ibandiscutiendo. La calle estaba silenciosa. Por eso pudeentender lo que decían. De ningunamanera, decía él.Eso vete quitándotelo de la cabeza, porque no estoydispuesto...Suvozeraenérgicaydura,unavozáspera,unavozenfadada.Ellacontestóirritada:Esolodirástúperonovoyaquitarmenadadelacabezaysiquieroloharé, te guste o no y tenga las consecuencias quetenga...Elmotordelcochesaliendodelgaraje,lapuertaquesecierrayotravezelsilencio.Porunosminutosmequedé pensando en la causa de la discusión, deldesacuerdo, del enfrentamiento. Luego lo olvidé.Tiempodespués,semanasdespués,serepitiólamismaescena.Ahoraeraellalaquedecía:Niseteocurra,deningunamanera... ¿Porqué?,preguntabaél.Porqueesun juego peligroso, aseguraba ella. También eradomingo.Desdeel jardínme llegabanclaras lasvocesde losdos.Lasúltimaspalabrasdeél, fueron:Loharéte guste o no, tenlo presente... Empecé a llamarles,desde entonces, los trasnochadores enfrentados. Hoy,como todos los días, han regresado tarde. No hablan.Cierran la puerta del jardín, el coche se desliza en larampa del garaje. Por la puerta interior entrarán en lacasa.Nosési,dentro,sehablarán,seamarán,pelearán.

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Aquí sólo se oye el silencio. La luz de la farola entrapor la persiana semicerrada de mi cuarto. Hay unperfumeintensodeveranoanticipado.Aromasquemelleganmezcladosyturbadores.Losaromasdeminiñez:la casa de mis padres con su huerta alrededor. Eljazmín, el saúco, lamadreselva, los rosales trepadoresquealcanzanmiventana.Delmontecercano,traídoporla brisa, se desliza hasta mí el olor del tomillo, elromero,lalavanda.Elolordelatierrademiinfancia.

Elotrodíaleíenlaprensalanoticiadelapróximarehabilitación de los maestros de la República quehubieran sido represaliados. Un castigo de cuarentaaños por haber querido preparar a los niños para unmundomásabiertoymásjusto.Porhaberqueridoqueaprendieran más cosas y pudieran alcanzar una vidamejor.DiceJuanaqueespere,queellosvanaenterarsedel reconocimiento de mis derechos, del tratamientoque van a damos en cuanto al tiempo pasado. Hanmuertomuchos.Ylosqueestamosvivosyanotenemosfuerzas para volver a trabajar. ¿Qué esperan denosotros? Cálmate, dice Juana ¿qué prisa tienes? Notengoprisa,heperdido laprisa.Denadasirvequemediga: Soy joven por dentro, pienso con claridad,mantengoelentusiasmo.Noescierto.Estoycansada.

Mimadremuriócuandoeramuchomásjovenqueyo ahora. La recuerdo vigorosa, ágil, pero al final erauna anciana.Aquel final rompiópara siempre la partedemividasólomía,loquequedabademisorígenes:mi

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infancia, mi pasado. Cuando estábamos en México,Juana siempre quería que le contara cosas de esepasado.Teníaverdaderaobsesión con lamemoria.Noquieroolvidarloqueviví,decía.Yquierosaberloqueviviste tú cuando yo no había nacido. Ese deseo desaber y recordar le venía de nuestro destierro. Teníamiedo de perder las raíces, la familia, el paisaje, losnombresdelasplantas,losjuegosinfantiles.

Al regresar de España, con la carrera terminada,MerceditasseguíaviviendoenPueblayveníaavemosdevezencuando,perosiempreestabaocupadaconsumaridoy sus hijos.Así quepasábamosmucho tiemposolas Juana y yo.Estuvo Juana una temporada grandesindecirloqueibaahacer,elrumboqueibaadarasuvida, a sudestino.Yuna tarde,despuésdel almuerzo,sumidas las dos en una somnolencia de sombra ymecedora,ella,queparecíaadormilada,medijoenvozmuy clara: Tienes que hablarme, tienes que contarmeconmuchacalma tuvida.Quieroquemehablesde laEspaña que tú conociste y sobre todo de tu vidapersonal,díaadía,delosabuelos,delosamigos,todo...

Así empecé a contarle, poco a poco, lo que ellaqueríasaber.Eraunaespeciedemilyunatardes,milyuna sombras, mil y una mecedoras. Llegaba hasta unpunto significativo y lo cortaba hasta el día siguiente.Peronoempecéenlainfancia.Lainfancia,Juana,tienepoco que contar. Se incorpora a nosotros, quedadepositadaenelfondodenuestroseryseconvierteenesencial. Pasa a formar parte de tu sangre y es elesqueletoquesoportatucuerpo,peroapenasrecuerdas

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loquesentíasypensabas.Sóloalgúnepisodiointenso,algún choque emocional, una muerte, una catástrofequedangrabadosconciertaclaridad.Lainfanciacomohistoria personal se convierte con el tiempo en unpuñadodeanécdotasyunacadenadesensaciones,olor,color, sabor, vagas imágenes distorsionadas. Todavíaahora,unabrisa frescaenuna tardedeverano, elolordelaleñaquemadaenelotoño,eltactodelanieveenelinviernolevantanparamíelvelodelpasado.Revivoelinstante seleccionado ami pesar, reconstruyo la brevehistoria que el estímulo sensorial ha despertado.Todavía ahora, oigo los pasos de mi madre en lasescaleras de esta casa que sustituye a aquella de mispadresevocadaporlafraganciadeljardínenprimavera.Oigosuspasossinsonido,elrocedesusdedossuavesarropándome. En noches como éstas, el perfume quebrotaba de las plantas en flor inundaba mi cuarto deniña, me adormecía con su esencia balsámica. Ellavenía,mimadre,todaslasnoches,apartabademifrenteunmechón rebelde,acariciaba levementemismejillas.Todavíaahora...Pero,Juana, ledije,serámejorquelahistoriaempieceapartirdelaedadquetútienesahora,cuandoyoterminélacarreray,comotú,dudabasobreloqueibaahacerconella...

Lefuicontandodíaadía, tardeatarde,hastaquellegué a un punto de la historia en el que ya no quisecontinuar.Quizásporquehabía llegadoal finaldeunaetapa,alaprofundaescisiónentrenuestravidaanteriorylaqueinauguramostrágicamenteaqueldíadejuliode1936.Además, ledijeaJuana, todoloquesigueyalo

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recuerdastú,losabestú,estácercatodavía.

Alotroladodelacalle,enfrentedeestacasa,viveunacantante.Esmuyjoven,tieneelpelolacioynegro,aspecto agradable. Poco más. La cantante vive sola.Hay muchos solitarios en este falso pueblo, en esteconjuntodecasasindividualesqueparecenhechasparafamiliasgrandes.Tambiénhayniños,claro.Niñosquesevanporlamañanaenautobusesescolaresyregresanal atardecer. En invierno es de noche cuando llegan.Ahora, ya cerca del verano, todavía tienen tiempo dedarunavueltaenbicicletapor lascallesde lacolonia.Perolacantantevivesola.Recibevisitas,esosí.Gruposdeamigosqueorganizan,alparecer,bastanteruido.Yoapenaslosoigoporqueellugardereunióneslapartedeatrásdelacasa,laqueyonoveo,laquetieneunjardíngrande conmuchos árboles. Cuando pienso en ella lallamo la cantante india, porque tiene unos rasgosligeramente exóticos y ese pelo tan negro y las faldaslargas,deflores.Haceunosdíastuveocasióndehablarcon ella. Una de esas noches de junio que duran tanpoco.Demadrugada,subílapersianahastaarribaparaqueentraraelfrescordeljardín.Ylavi.Estabasentadaen el último escalón de la entrada principal. Tenía lacabezaentrelasmanos.Lafaldadevuelolecubríalaspiernas, juntas, y los codos apoyados en las rodillassobresalíancasialaalturadelacara.Nosemovía.Mepuselabataybajéalacalle.Sesobresaltóligeramentealoírlapuertademijardín.Mevioyvolvióaesconderla cara entre sus manos. ¿Le ocurre algo?, pregunté

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desdelaacera.¿Necesitaalgo?Moviólacabezadeunlado a otro, negando. Abrí la verja, me acerqué a suescalera y volví a insistir. ¿No tiene llave? ¿Seencuentra bien? Entonces habló: La llave la tieneEnrique.Medijoque laguardaríaparaquenopudieraentrar y salir a mi antojo... Parecía cansada. La calleestaba absolutamente desierta. Venga a mi casa, leordené.Nopuedequedarse aquí toda la noche, loquequeda de la noche... Apartó lasmanos de la cara,memiró y dijo: No. Luego, giró la cabeza y se quedóescuchando. En seguida se oyó el motor de un cocheacercándose. Se levantó de golpe, salió a la acera yempezó a agitar las manos. Las farolas de la calle lailuminaban como en un escenario. El coche frenó yEnrique se abalanzóhacia ella, la tomóen susbrazos,subiólosescalonesconsuligeracarga.Yoretrocedíycrucé la calzadahastamicasa,dondeyaestabaCrazyalborotado de gemidos y llanto, arañando la puerta demi cuarto, donde le había dejado encerrado. No mepude volver a dormir. Vigilaba el primer atisbo delamanecer, la débil línea de luz que avanzaba desde elfondodemicallehastamicasa,miventanaabierta,midesvelo.

Por lamañanael coche seguíaallí, abandonadoalapuertade lacantante.Por la tarde llegóun ramodefloresconuna tarjeta sin firma,en laquese leía sólo:Gracias.

Juana me llama temprano. Me pregunta si meapetecería ir con ellos este verano a algún lugar del

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Mediterráneo, todavía no saben cuál. Quieren alquilarunacasacercadelmar.Procurodejarlarespuestaenelaire. Prefiero esperar y ver si, cuando llegue elmomento, me siento o no con fuerzas. Recuerdo elveranopasado.Eraenelnorte,escierto.Llovíamuchoycaíenunestadocasidepresivo.Desdelaventanaveíalosmontesverdes.Labrumaloenvolvíatodo,cubríadeunsilencioespeciallatierra.Yosalíaaljardín,paseabapor el sendero de gravilla rodeado de hortensiashermosísimas, macizos de color rosa o azul. Y unaangustia física me invadía. Me he acostumbradodemasiadoal sol.El soldeCastilla, el sol deMéxico,hastaelsolenemigodeGuinea.Meheacostumbradoaasociar la vida al sol. Quizá elMediterráneo... Por lopronto,tienealgoafavor:elsol.

Juanaesasí,activa,urgente.Seleocurreunacosayquiereorganizaríaya.Necesitatenertodomuyclaro,ir por delante del futuro, proyectar.Amí tambiénmegustaproyectar,perohetenidopocasocasionesdevivirsobre proyectos. Mi vida ha ido sucediéndose a símisma de acuerdo con unas situaciones en las que yoinfluía poco. Más que proyectar, lo que he hecho hasido elegir alguna vez lo posible, lo que estaba a mialcance. Elegí marcharme a África cuando era muyjoven. Elegí emigrar a México por Octavio. Elegíregresar aEspaña pormi hija.Todo lo demás ha sidounacontinuaaceptacióndeloúnicoquesemeofrecía.Pueblos, escuelas, Ezequiel. Otros pueblos. Otrasescuelas. Juana, desde que era muy niña, elaboraba

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fantasías. Me contó, años después, cómo habíainventado nuestro futuro la primera vez que vio aOctaviopaseandoporlascallesdelaciudad,lacapitalde laprovinciaa laquehabíamosllegadoalcomienzodelaguerra.Octavioensucocherojo,conMerceditassentada a su lado.El viudo, le dijeron.Unviudomuymisterioso. Nadie sabe de dónde ha salido. Y ella,Juana, fabuló al instante: ese viudo, joven y solitariocomomimadre,podría casarse conellaynos iríamosporelmundoloscuatro,ellosdosynosotras,lasniñas,en el coche rojo, insólito en aquella época y en unapequeña ciudad castellana. Fue como un fogonazo.Nuncamás,dijoJuana,volvíapensarenello,yluego,cuandoloencontréencasadeAmelia,cuandosupequeera amigo de sus padres, cuando tú aceptaste un díaveniraconoceralafamiliademiamiga,entoncesnosemeocurrióproyectar...

Juananosuponunca,porquehaycosasquenosedicen, se formulan apenas a uno mismo pero no sedeclaran,que,ajenaasussueñosmomentáneos,aquellatarde,enelsalónde lacasadeAmelia,entrepersonastan distintas a las que había tenido siempre a mialrededor,tambiényoacariciéundeseofugaz,unbreveesbozodeproyecto.MirabaaOctavioymedecía:Estehombre es diferente a todos los que conozco... Desdeaquel primer día vi en Octavio una amenaza, unapromesayunatentación.

El futuro no existe, leí en una cerca que protegeunasobras a lavueltade la esquina.Estaba escrito encarbón y había un contraste entre el grave contenido

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filosófico del mensaje y la inmadurez del trazo. Elfuturo no existe. Pero tampoco el pasado, me dije,completando la negación. Sólo el presente másinmediato tiene el peso específico de lo real. LaaparicióndeOctavioalteróporcompletomipresente.Alospocosdíasdeconocemosmedejóencasaunanotaenunsobre:Gabriela,megustaríatantovolveraverla.¿Quélepareceeljuevesalasseisenlapuertaprincipalde la Catedral? Me pareció una carta de adolescente,poco seria. O quizás era yo la excesivamente seria yaquella propuesta encerraba una afirmación dejuventud. A mis treinta y siete años no me habíadetenido a pensar que era una mujer joven todavía.Octavio me hizo recuperar mi verdadera edad. Aaquellaprimeracitasiguieronotras.Nodijeanadieloque estaba ocurriendo entre nosotros. A Juana menosque a nadie.Me parecía prematuro hablar del hombreque había cambiado el rumbo de mi vida. Tenía queesperar hasta estar segura de aquella locura. Porquelocurameparecía lanzarme sin apenas reflexión a susbrazosy,aúnmásgrave,asusplanes,que incluíanunlargoviajeaunpaísdesconocidoyuncorteconmividaanterior.YsobretodosignificabadecidirennombredeJuanasufuturo.

Crazymeesperaantesdedoblarunacurvaquemedejaatrás,ocultaparaél.Cuandollegoasualturasigueandandoyotravezsedetiene,vigilante,anteelmenorobstáculo, una desigualdad del terreno, un montón depiedras o una rama de árbol atravesada. Cada día

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subimosallí,alaexplanadaenloaltodelaloma,paracumplirunrito: ladespedidadeldía, lacontemplacióndel sol en retirada. Las primeras estribaciones de lasierra limitan el horizonte. El sol, rojo brillante, sehunde suavemente entre dos montes. Durante unosinstantes permanecemos quietos, abrumados por elesplendor del ocaso. Luego, al descender, un rastrotitubeante de luz grisácea anuncia la inminencia de lanoche.Allá arriba, hemos ganado unosminutos al solfugitivo.

Miguel ha venido a visitarme. Parecía triste. Hehablado con mi padre, abuela... Siempre me deprimehablar con él. Parece apagado, aburrido. ¿Cuándovienes?,me pregunta.Y no sé qué decirle.Me cuestamucho trabajo volver. Me da miedo volver.Precisamente porque aquellome atrae yme atrapa enseguida.Luegoestáélysuincapacidadpararehacersuvida. Siempre estoy dividido, abuela, entre estas dosmitades...

Sonríe débilmente. Cuando pronuncia la palabra«abuela»,algoandamal.Élprefiererehuirla,llamarmeporminombreparaacercarmemásaél,asujuventudarrolladora.Abuela,¿quéhago?Laspreguntassonmuyfáciles. Lo difícil son las respuestas. Comprendo suangustiosa duda, la dificultad que encierra vivir en undesgarropermanente,padreymadreydospatrias.Hazcoincidir un trabajo con la visita, le sugiero. Búscatealgún pretexto real, un reportaje allí o en algún paíscercano.Algoqueteobliguea iry teobligueavolver

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enunplazodetiemporazonable...ElpadremexicanodeMiguel,elmaridodeJuana,

miyernoAlejandro,antropólogo,indigenista,rebeldey,casisiempre,sombrío.Nuncaentendímuybienaquellaunión. Juana es alegre, inquieta, apasionada. Él,reflexivo, paciente, hermético, intelectualmenteimplacable.

Cuando Juana regresó a México después determinarsusestudiosyserefugióenlaHaciendacomoenuncálidoalbergue,yopenséquenuncamásvolveríaa España. Llegaba herida por un fracaso amoroso, sesentía culpable por no haberme acompañado cuandomurió Octavio. Se aferraba a nuestra vieja Remedios,quelamimabaylacuidabaconfervor,aMerceditasyasus hijos, a la escuela. Su vida se reducía a esarecuperación del afecto abandonado durante tantotiempo. La Hacienda volvió a ser alegre. SubíaMerceditas desde Puebla, en busca de la hermanaperdida. Más que hermanas, decía Remedios. Porquedígame usted, doña Gabriela, ¿cuántas hermanas deverdad conoce usted que se quieran tanto?... SubíaAdelaidasuspirandosiempreporsuhermanomuertoypor el otro, el bueno de Ramón. Está fatal, decíaAdelaida. Pero estos hombres, qué poco valen... Alprincipio, Juana se quedó en laHacienda.Peroprontose cansó. Tengo que hacer algo relacionado con micarrera,mamá.ConHistoriadeAméricapodrétrabajaraquímejor que en otra parte, ¿qué te parece?... A lospocos meses de instalarse en Ciudad de México yahabíarecuperadosuvitalidad,suenergía.Undía,nose

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me olvidará nunca porque tuve una especie desobresalto inexplicable, llegóa laHaciendaymedijo:Quiero que conozcas a Alejandro. ¿Qué Alejandro?,preguntéyo.Yella, riendoyconunbrilloespecialenlosojos,contestó:Elhombredemivida,mamá...

¡Quéparecidasyquédistintasnuestrasvidas!Digoparecidas en lo de casamos conmexicanos las dos.Ydistintas casi en todo lodemás.SiOctavionohubieramuerto, yo nunca me habría movido de la Hacienda.Losquevivimosjuntosfueronunosañosgloriosos.Depuertas afuera no sé si se veía.No sé simi hija pudoadivinaralgunavezelfuego, lapasión, laviolenciadenuestroamor.YadesdequenosconocimosenEspaña,desdequedecidíseguirleasupaís,actuéimpulsadaporlafascinaciónqueOctavioejercíasobremí.Duranteelmes que pasamos en Lisboa a la espera de arreglarpapeles y pasajes, las noches se volvieron días.Vivíamos la noche los dos, entregados uno al otro,mientras las niñas dormían juntas en elmismo cuartodelhotel,agotadasde lasvisitasyexcursionesdiarias.Pasaba yo al cuarto de Octavio o él al mío, y en elarrebato de nuestro amor nos descubríamos y nostransfigurábamosunoenelotroylosdosenelmismodelirio interminable. Amanecía y nos despedíamoslentamente, adormecidos y absortos en lacontemplación del cielo gris que dejaba una luzplateadasobrelasaguasdelabahía...Nochesardorosas,días tiernos en los que divagábamos somnolientos porcalles, cuestas y jardines de la ciudad bellísima, de la

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mano de nuestras hijas, que disfrutaban su aventuraajenasalatransformacióndenuestrasvidas.Juana¿quépensaría?Niungesto,niunindiciopudovislumbrarennuestra contenida reserva. Siempre juntos los cuatro,vagábamos por la ciudad o viajábamos en coche alugarescercanos.Mostrábamostodoelentusiasmoquelasniñasnecesitaban,porlosnuevoslugaresrecorridos,padresperfectosdevacacionesconsushijas.

Pasó bastante tiempo antes de que le hablara aJuanademirelaciónconOctavioydenuestraintencióndecasamos.Alprincipiofuiyolaquemarcóunaetapade reflexión, de adaptación, de convencimiento porambaspartesantesdedarpasosdefinitivos.TrabajéenCiudad de México, viajamos a Puebla, conocí a lafamiliadeOctavio,asushermanosRamónyAdelaida,asusobrinaRosalía.NopisélaHaciendahastaquenoscasamos.Fueallídondepasamosnuestralunademiel.Muypocosdías,porque losdosdeseábamos tenerconnosotros a las niñas lo antes posible. De Pueblasubieronunatarde,conducidasporAdelaidaysuviejochofer, y Juana corrió hacia mí, se agarró a mi faldafuerte,fuerte,peronolloró.

¿De dónde vienes, Crazy? ¿Tienes padres,hermanos?CuandoMigueltetrajoyteinstalóamiladoparaquenoscuidáramoselunoalotro,medijo:Esunregalodeunamigo.SellamaCrazy.Erauncachorroyhabíaquedarlebiberón.¿Ysumadre?,pregunté.Nosé,medijoMiguel.Yseencogiódehombros.EsomehizopensarqueCrazyveníadeuncriaderoodeunatienda

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de animales. ¡Crazy!, le llamo. Me mira, levanta lasorejas con un movimiento rápido. Crazy es dorado ynegro.Unpastoralemánespléndido.Ungranamigoyunenemigoferoz.

DesdemuyniñoMigueladorabaalosperros,perosuspadresnuncalehabíanpermitidoteneruno.Tantosniñoshambrientos...,ytodosesosargumentos,yasabes,Crazy. Nobles argumentos hipócritas, dice Miguel,porqueunservivo,cualquieraqueseasucomplejidadbiológica, tiene derecho a ser alimentado, a serprotegidodelexterminio...

Miguel, Miguel. Cuando nació pensé en seguidaqueibaasermío.Yasífue.Ellos, lospadres,estabantan ocupados con sus cosas... Cada dos por tresaparecían por la Hacienda: Mamá, nos vamos, tedejamosaMiguel.Yyofeliz,porqueotravezmividateníaunsentido.MiguelcorríaporlaHaciendavigiladodecercaporCatalina,suniñeradelaciudad,unabuenamujerque le seguía siemprey establecía conmigounarivalidadinevitable.Miguel,nocorrastanto...,decíayo.Yella:Déjelecorrerqueesoleharálaspiernaslargas.Miguel,veteadormir,decíaella.Yyo:Esperaunpocoqueelniñonecesitaunratitodecuentosdesuabuela...

Miguelconmigoysuspadresdeestadoenestado,tomando notas, investigando piedras y legajos,levantando los ánimos y las rebeldías de las gentes.Alejandro era el más apasionado. Era lo suyo, era supuebloy lovivía intensamente. Juana tambiénvibrabacon la lucha, con lasbatallasdeAlejandro,peroyo laveía ausente aveces, cuandovolvíanycontabany los

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ojosdeAlejandrobrillabanconrabia.Juanaestabaynoestaba allí.Me daba cuenta de lo cambiada que habíavuelto de España. A veces el exaltado discurso deAlejandro se interrumpía cuando ella regresaba de suabstracción y me pedía: Cuéntanos algo de la guerracivil, mamá. Y de las causas de la guerra. Alejandroestá deseando sabermás cosas de España... Alejandrosonreía y sí, sí estaba interesado en todas las causasjustas,entodaslasluchas,enlosdestinosdetodoslospaíses...Yohablabaamipesar.Meentristecíarevivirelpasadoquesiempreestabaahí,escondidoenel fondo,amenazando con levantarse para mi desasosiego.Hablabaymeinflamabasinquererrecordandoaquellosaños de promesas y derrotas. Algún día, decía Juana,algúndíatodocambiará.Ytodosguardábamossilenciosumidoscadaunoensuspropiasesperanzasydudas,eneltemidovaivéndelfuturoincierto.

Crazyladra.Algosemueveahífuera,enlacalle.Algo sucede. Subo la persiana.En la casa de enfrentehayluz;enlacasadelacantanteindia.Peronoesunafiesta.Lasfiestassoneneljardínqueyonoveo,quenovemos los que vivimos a este lado de la calle. Crazy,cállate. Vecinos silenciosos salen de los jardinescercanos. De otras casas, más alejadas, llega gente.¿Qué ocurre?Y, sobre todo, ¿cómo ha sabido todo elmundoquealgoestásucediendoenesacasa?Untantándesatado por movimientos inesperados, sonidos nousuales y por tanto desconcertantes, alerta la calle.Cualquier alteración se detecta en el silencio de la

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madrugada.Desdemi ventana en el primer piso se vetoda la escena. Un pequeño grupo permanece de pieantelapuertadelacantante.Lapuertaestáabierta.Saleungemidodelinterior,unlamento,unayqueseelevayaumentadevolumen.Elgruponosedecideaentrar.Alo lejos se oye la sirena de una ambulancia que seacerca. Se abren ventanas y se encienden luces a lolargo de la calle. Nadie pregunta: ¿Qué pasa? Todosestáncalladosytaciturnos.Algunosvancompletamentevestidos como si acabaran de llegar a sus casas en elmomentoenque surgió la señaldealarma, el confusoSOS. de las situaciones anormales. Un coche que sedetiene a deshora. Un golpe violento al cerrar laportezuela. Otro coche que llega acelerado y aparcajunto al primero. Deduzco todo esto porqueefectivamentehaydoscoches,unoalladodelotro,antela casa, en un lugar donde no suele aparcar nadie. Lacantantenotienecoche.Yotampoco.Losdemástienenespacio suficiente delante de sus casas sin contar conlos garajes. De los dos coches, uno es azul y el otroblanco.Yocreoqueeselblancoelquellególanocheenquelacantante,acurrucadaenelescalónsuperiordesu entrada, esperaba al parecer a Enrique. Laambulanciaseacercaporelfinaldelacalle.Seapartanlos componentes del grupo, que ha ido aumentandopocoapoco.De laambulanciabajandoscamillerosyotrapersona,¿unmédico?,vestidostodosdeblanco.Elsupuesto médico pregunta al que tiene más cerca:¿Quiénha llamado?,ynadie contesta.Como lapuertaestá abierta, los tres hombres de blanco avanzan entre

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los observadores y traspasan el umbral. Un nuevogemido se deja oír. Y luego nada, el silencio. A lospocosminutos salen los sanitarios y transportan en lacamilla desplegada un cuerpo. Un cuerpo pequeño,delgado, unbultoque apenas levanta la sábanaque locubre.Ahoraempiezan losmurmulloscontenidosperoaudibles. Es ella, sí, es ella.Detrás de los enfermerossaleelmédicocondosmuchachos.UnoesEnrique,sinlugar a dudas, el otro, un desconocido. Abandonan elcoche blanco y suben los dos al azul. Conduce eldesconocido.Laambulanciaseponeenmarcha,nosinantesdirigirseelqueparecemédicoalosmáscercanosy decirles: La llevamos a la Paz, por si alguienpregunta. Es urgente. Cuando la puerta de laambulanciasecierradegolpe traselmédicoyarrancafinalmente,losreunidosempiezanahablarmuyalto.Sequitan la palabra, se piden y se dan informaciones.Decididamente, no voy a bajar.No hay nadamás quehacer. Ella está ya camino del único lugar en quepueden ayudarla. Mañana nos dará Antonia toda lainformación.Adormir,Crazy.Bajolapersianayapagola luz.El rumor de las conversaciones se prolonga unrato. Luego, lentamente el grupo se va disolviendo amedidaquelaexcitacióndelosreunidosremite.Delaventanaabierta,porlasrendijasdelaspersianaspenetracon una intensidad especial el aroma de las rosas quecubren mi fachada. 23 de junio, recuerdo. Mañanaempieza el verano. Mejor dicho, ha empezado ya.Probablemente al mismo tiempo que la niña, lacantante, la que lloraba y reclamaba a Enrique hace

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unas noches, vencida por una nueva desesperación, seha embarcado en un viaje sin retorno. En el últimomomento una llamada de terror habrá llegado hastaEnrique.Nosésiprontootarde,sirecibióenseguidaelmensajebalbucienteo lo recibióal llegara sucasadelabiosdeunamadre,uncompañerodecuarto,oquizánofueélsinoelocupantedelcocheazulelquealcanzóla llamada de la niña en un intento de rectificar,retroceder,pedirayuda.Lafarolay la lunabrillanconfuerza,demodoqueenmicuartoveoconclaridadlasformas,losobjetos.Esdifícil,casiimposible,pensarendormir.Unaclaridadnuevaentrade la calle.Provienede la casa abandonada. Se han dejado olvidada la luzdel vestíbulo. Su resplandor se anuncia a través delcristalqueremataenunacurva, lapartesuperiordelapuerta.

Cuandomuriómimadre, yo estaba sola.CuandomurióOctavio,también.Ezequielmuriórodeadodesuscompañeros,depiejuntoalatapiadelcementerio.Lostresmurieron al amanecer. Lamuerte que ha rondadoesta calle, la lúgubre escena de hace un instante,remueveenmimemoriamuertesquefueronpróximas.Todosmurieronenestepuntoenquesealejalanocheparadejarpasoalaluzlechosadeunnuevodía.Todosmenosmipadre.Élmurióporlatarde,conelocaso.Sefueapagandoconel sol, se retiraron losdosalmismotiempo. Una angustia añadida me asaltó entonces.Sabíamosqueaquellamuerte iba a llegar en cualquiermomento. Estábamos las dos, mi madre y yo,

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preparadasparaese trance.Pero lacoincidenciaconlaimplacableoscuridadañadióamidolorunnuevomatizfuneral.Fuesólouninstante.Encendílaslucesyabracéamimadreque sehabía inclinado sobre la camaparacumplir con los ritos ineludibles. Cerrar los ojos, unirlasmanosybesarlafrentedemipadremuerto.

Lamuerte de esta niña es unamuerte ciudadana.Esa soledad, ese desquiciamiento.Y nosotros, los quevivimos por aquí, ese despertar en plena noche yencontrarte un drama a tu lado que nadie ha podidoevitar.Todosquietos,alapuertadelaniña,esperandoque algo sucediera. Ni una voz ofreciendo ayuda aaquellosmuchachos.Paralizadostodos,respetuosos.Enunpueblonotedejanmorirsincompañía.Yasé,yaséqueenlospueblostambiénhaysolitariosqueaparecenundíaensupajar,colgadosdeunaviga.Lamuerteesun asunto solitario; lo sé. Pero vivir aquí es peor queviviren laciudad.Peorquevivirenunacasadepisosdonde acabas, sin querer, conociendo a los vecinos yraro será que no haya alguno, al cabo del tiempo, aquienacudirsiesnecesario.Estodelascasitasaisladasunasdeotrasporsusjardines,esto,telodigoyo,Crazy,eslomáscercanoalacompletasoledad.Solosestamostodos.Solayo.Sola,enlasaladeautopsiasdelhospital,lacantante.Pobrecriatura.

Cadadosotressemanasmevienenabuscaryvoya comer conmi hija, quiero decir mi hija y Sergio yMiguel. Ellos querrían, dicen, que fuera todos los

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domingos,peronopuedoobligarmeniobligarlesaesaasiduidad. Por lo general estamos solos, en familia,porque,piensoyo,novieneacuentomezclarfamiliayamigosy,además,creeránqueyoprefierotenerlosparamísola.Loquesísueleocurriresque,amediatarde,sepresente alguien a tomar café o una copa, a discutirasuntos de trabajo con ellos o simplemente a charlar.Juanaha convertido su casa enun lugar confortableyatractivo, muebles bonitos, libros, cuadros, muchasplantas.Seestábienallíylosamigosestánagusto.Ylocomprendo.Juanahasabidocrearunclimagratoasualrededor.Desdemuypequeñase fijabaen losobjetosbellos. Necesita armonía, equilibrio. Su manera deexpresarse,devestirserespondenalamismanecesidaddefinuraydelicadeza.Juanaesalegrepornaturalezayquierequetodoseavivoyoptimistaensumundo.Quédistintas somos, me dice con frecuencia. Tú eres tanseria, tan austera, tan perfeccionista. No exactamente,Juana, ledigo.Perono acabade creerlo.Mehavisto,desde que nació, bajo esa apariencia triste y sombría.Los años de la guerra, tan duros. Los que siguierondespués, hasta que decidí lanzarme a la aventura deMéxico. La suya fue una infancia marcada por laescasez,elmiedoyelaislamiento,peroricaenafecto.Dosmujeres,mimadre y yo, vivíamospara ella, paracuidarla y educarla y compensar de mil maneras laasperezadelambiente.Encuantoamí,esciertoquesoyseria, severa, prudente. Y eso tiene que ver concircunstancias anteriores a la guerra, a los pueblos, aEzequiel.Tienequevercon la influenciademipadre.

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Yconelcarácterdemipadre.Elmismoquealparecerheredé yo. Heredada o aprendida, su postura ante lavida fue forjandomi infancia.Meeducaron en lamásexigentedelaséticas.Unaéticalibredelasnormasdeuna religión concreta. Privada del perdón de lospecados y aceptando como único control la propiaconciencia. Eso era lo esencial en la conducta de mipadre: la implacable lucidezde la conciencia. ¿Yoeracomoél?Sí y no.Le seguía ciegamente pero tambiénsufría con sus exigencias. Cuando era muy joven yllegaba el verano, salía con mis amigas, me acercabaconellasalasromeríasdelospuebloscercanos.Habíamúsicaybaile.Loschicosseacercabanalosgruposdechicas y las sacaban a bailar. Yo nunca, nunca bailé.Gabriela laseria,Gabriela la formal,decían.Yyoconunasganasdebailar...Peronopodía,mesentíarígida,inmóvil, incapaz de decir una palabra, de sonreír, delanzarmeenbrazosdeloschicosconocidos.Hastaquépuntopuedeafectamoslainfluenciaprimera,laquedaformaanuestra infancia.Ohastaquépuntodesarrollaunastendenciasyoscureceotrasigualmenteauténticas.El hecho es que toda mi vida tiene que ver con esadificultad para gozar de los momentos alegres, deconsiderarinútilyfrívolalaalegríadevivir.Ycuandoen Guinea conozco a Émile, un personaje nuevo yatractivo, filántropo, rebelde, entregado a su pueblopero vital, gozador de las cosas hermosas de la vida,mezcla de sumundo exótico y la educación francesa,entonces vuelvo a España enferma, desesperada,frustrada.Mástarde,noibaaserEzequielquienpodía

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habermecambiado.Ezequielestabacercademipadreyde sus ideales. La entrega a los demás, la lucha porconseguirunmundomejor.Todoellonoble,generoso,exaltado. Pero ni un resquicio para la vida personal,para detenerse a mirar alrededor y observar cómocambian las estaciones; cómo nuestros sentidosproclaman la belleza del mundo; cómo la juventudgolpea nuestro cuerpo reclamando aromas, tactos,sabores,músicas...NadadetodoesotuveconEzequiel,peronoimporta.Desarrolléotrascosasqueyaestabanenmí y que él reconoció al instante. Embriagados dealtruismo, ascetas convencidos, compartíamos la tareamásdesinteresadayfértil,educaralosabandonadosensusdesiertosculturalesdurantesiglosde lahistoriadeEspaña. Atraso, ignorancia, miseria eran palabras queEzequiel pronunciaba con rabia. Ignorancia fue mipalabra elegida, en la que me centré para librar mibatalla. Ezequiel las juntó todas y las fusionó en unasola:injusticia.Apostóensuluchacontraesainjusticiayganósumuerte.

De una radio cercana llega una voz vibrante,redonda, plena. Una espléndida voz de sopranocantandoelariadeunaópera.PuedeserTosca.Todaslasventanasestánabiertasenestahermosamañanadejunio.Lamúsicavienedemiizquierda,delacasaenlaquevivenlosmédicos.Ellosnoestánaestashoras.Nosonellos losqueponenlaradioa todovolumen.Eslamujerquelimpia,y,aveces,cantaellamisma.Enestemundosilenciosoqueeslacoloniaenplenodía,saber

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que hay alguien vivo reconforta.Termina el aria y nologro entender al locutor que anuncia la siguienteinterpretación.De todosmodos, no importa porque yalaoyente invisiblehacambiadodeemisora.Encuentraalfinalgoasugusto.Lacoplaaflamencada iniciasusacordes.Cierrolaventanaymevoyhaciaatrás,haciaeljardínquepocasvecesfrecuento.Estácubiertodeyedray en el centro crece un olivo. Los bancos de maderaocupan las esquinas. Me recuerda el patio de laHaciendaconsupozodesombrayelcieloalto,arriba,uncuadradosiempreazul.Allílosbancossondehierroy la buganvilla crece y se enrosca en tomo a unapalmeragigante.Porprimeravezdisfrutéenaquelpatiode horas de música. Me llegaban desde la sala deOctavio, de nuestra sala, que era suya porque allítrasladaba los libros que leía, sus papeles, su pick-up.Con Octavio fui por primera vez a la ópera. Habíaempezado la temporadayélmedijo:¿Tegustaríaquefuéramosa la ciudadunpardedías?Podríamosver alosamigosy,sobretodo,iralaópera.

En el gran vestíbulo de Bellas Artes, antes deempezar la representación, saludamos a mucha gente.Octavio,quéalegríaverte,decían losamigosque ibanacompañados por mujeres enjoyadas y distantes. Memiraban desde arriba, desde la altura de sus peinadoscomplicados y sus trajes ostentosos. Tenía a Octaviocerca, aOctavio que se dirigía amí a cada instante ytambién sonreía.Me di cuenta que éstos eran amigosdiferentes a los que habían ido a nuestra boda.Pertenecían a otro mundo. Por otra parte, la boda se

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celebró en la intimidad y asistieron los amigosvinculados aEspaña, simpatizantes de laRepública, ymuchosexiliadosespañoles.Losquenosrodeabanenelteatromeobservaban tratandodedescubrir siyo ibaaser estimuló u obstáculo para una posiblereincorporación de Octavio a su mundo social. Larepresentación me fascinó. Los trajes, las luces, losdecorados. Y, sobre todo, la música arrolladora, lasvoces humanas que alcanzaban momentos de bellezaescalofriante. Nunca antes había oído cantar así. Enaquella primera radio que Ezequiel compró y quepresidía nuestra cocina como un talismán, nuncasonaronvocescomoéstas.Oalmenosnuncalasoímos.Porque eran otras las voces que buscábamos, las quenecesitábamosoír.VocesquenosacercabanaMadrid,donde se fraguaba todo. Voces de informadores ypolíticos. Promesas de futuro. Promesas de un destinoqueestabandispuestosaconseguirparanosotros.Vocesairadasopersuasivas, voces serias.Peroópera, nunca.La ópera fastuosa, recamada, que se desarrollaba antemisojosymisoídos,megustó.Añosdespués,conservélos discos de Octavio, pero rara vez tuve el valor deoírlos.Lasóperasqueoígrabadasylasque,devezencuando,veíamosenCiudaddeMéxico,quedaronatrás.La radio que invadió mi intimidad hace un instante,despertóenmí con todanitidez laveladacompletadeaquellaprimeranochemusical.Recuerdoque, justo alentrarenelpatiodebutacas,yo ibaunpocodelanteyOctavio avanzaba detrás con uno de sus amigos. Unhombre atractivo, de mediana edad, pelo gris, ojos

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negrísimos.Decía:Séquelatienesentucasa.Octavioseencogiódehombros.Yonolatengo,dijo.Trabajaenmicasa.Sequedaronunpocorezagadosynopudeoírelrestodelaconversación.ComprendíquehablabandeSoledad,reciénllegadaparaayudarmeenlaescuela.Amilado,otroamigodeOctavioquesehabíaadelantadohasta alcanzarme, sonrió: Une femme fatale, dijo. Ysupe que hablaba de Soledad. El escaso francés queaprendí en mi carrera afloró milagrosamente. Fatale,comoeldestino,añadíconunadesenvolturainesperada.Cuando regresábamos al hotel le dije a Octavio: Mesientounpocoajenaaestagente.Yotambién,dijoél,poresovivoenlaHacienda.Lafuerzadeldestinoeralaópera.Nosabíayoentoncesqueeldestinomeesperabaalavueltadelaesquina.Laclaveestabaenaquelbrevecomentario:¿Latienesentucasa?ASoledad.

Estosúltimosdíasheestadounpoco triste.Juanalonotaenseguida.¿Estásbien?Lacantinelaeterna.Sí,estoybien.Estásmuy sola ahí. ¿Porquénovienesdeunavezconnosotros?Ysino,¿porquénotebuscamosun apartamento cerca de casa? Los hay maravillososcon un gran salón, dos dormitorios para que puedasteneraalguiencontigoosimplementeporsialgunavezse quiere quedar Miguel... Habla sin que yo lainterrumpa. Se desahoga. Sé que está inquieta a vecescuandopiensaenmí,cuandosuponequevoyaponermeenferma. No, le digo, no, Juana. Soy muy fuerte. Laconvenzoamedias.Ellanopuedeveniracadainstante.Tienemuchas cosas que hacer y yo soy una testaruda

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quenoledafacilidades.Nohayrazónalgunaparaqueyo siga aquí sola. Es una reacción irracional que tuvedesde el principio, desde que ellos se fueron de estacasa. ¿Os vais? De acuerdo, pero yo me quedo ytendréisqueadmitirquemehabéisabandonado.Juanano quería seguir aquí. Esta casa llenó una etapa, meexplicaba. Cuando me vine a vivir con Sergio megustaba este lugar un poco apartado de la genteconocida.Sobre todode su familia, de sumujery sushijas.Peroahoratodohacambiado.Todoestáclaro,laseparación,eldivorcio,nuestromatrimonio.

El destino. Recuerdo aquella carta dramática queJuana me escribió desde Madrid. Ya había muertoOctavio. Yo no quería de ninguna manera que ellahiciese un viaje precipitado a México. Era su últimocursoymediomiedoque loperdiera.También temíaderrumbarme si ella llegaba. Aquella carta me dejóestupefacta. Nunca pensé que mi hija fuera a dar unpaso así. Me encontré razonando que una mujer nopodía entregarse así como así a un hombre sin estarcasadaconél. Indignadaconmigomisma, rechacémisprejuicios con energía. Sólo una cosame preocupaba.Que aquel amor que tanto la había absorbido fuerasincero.Selodijeenunacarta.Sitodoesserio,sinoesfrívolo, si lo has vivido de verdad, no tienes nada dequeavergonzarte.Mástarde,cuandoyalacartaestabarumboaEspaña,reflexionéytuvequeaceptarquehastaen mi concesión había un punto de prejuicio ymezquindad. Si todo es serio... ¿Era obligatorio quetodofueraserio?Podíaserserioysiniestroofrívoloy

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maravilloso.Peronoestabaatiempoderectificarnilohicenuncadespués.

Cuando Juana volvió a México no hablamosmucho del asunto. Sólo una breve alusión que ella sesintió obligada a hacer. Sergio es un inmaduro, dijo,absolutamente presionado por su madre, una mujerterrible, cerrada, con una visión del mundo digna deotrossiglos...

LamadredeSergiohabíamuertocuandoellossevolvieronaencontrarenMadriddeformanotancasualdado el ambiente que Juana frecuentaba. Sergio otravez.Yotracarta. ¿Recuerdasmiprimeramor,mamá?Loheencontradootravez.Sergio sehaconvertidoenunhombrehechoyderechoentodoslosaspectos.Creoque hoy no hubiera dado la espantada de hace veinteaños.Yaséloquemevasadecir:loscuarentanosonlos veinte. Pero lo cierto es que ha cambiado. HaconseguidounacátedradeEconomía.Estáseparadodesu mujer y tiene dos niñas. Ha sido un reencuentroemocionante para los dos. Su mujer es hija de unbanquero, no trabaja. Lo que sumadre quería.Ahora,con la separación, tiene que pasarle un verdaderodineral,perodicequesesientelibreysereno.Yfeliz...

Sergio otra vez. No supe si alegrarme o sentirlo.Desdeelprincipiosospechéque lavueltaaEspañadeJuanateníamuchoqueverconsuestanciapasada.NoqueellavolvieraenbuscadeSergio, sinodealgoquehabíaquedadopendienteensuexperienciaespañola.Yque iba a resolverlo. Con Sergio o con alguno de sus

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compañerosdeentoncesque,lovienseguida,lehabíandejadounahuellaqueAlejandrofueincapazdeborrar.Las cosas empezaban a cambiar. De aquel viaje deexploración Juana llegó a México transfigurada. Mellevo al niño, dijo. Y tú debes venir con nosotros. Sellevó al niñode acuerdo conAlejandro, que noopusoresistencia.Nuncapudeentendersupasividadanteunaseparacióntanimportante.Yomeneguéaseguirles.Nomientras viva Franco, había prometido una vez. Y locumplí.

Estánsacandolosmueblesde lacasadeenfrente,losmueblesdelacantante.Ahíestánsuspertenencias,ala vista de todos. Cuando morimos, nuestras cosaspierdentodasuimportancia.Noimportaesepianoqueella tocaba, esa maleta llena de ropas. Sus zapatossilenciosos de bailarina. Sus collares, pulseras,pendientes. Las cartas que recibía, los recortes deprensa, los discos que escuchaba.Todo se agolpa a lapuertapor laque salióundía, aunpasode lamuertedefinitiva.Cuandosemuerejoven,elderrelictoesmásescaso. A más años, más objetos abandonados a lasolas. Unamuerte tardía equivale a unmaremoto. Lasaguas inundan las entrañas de la casa y sacan a lasuperficiecosasgrandesychicas,lacamaquesustentónuestrossueñosysoportónuestraspesadillas,labutacapreferida. Y los objetos pequeños de uso diario,asideros minúsculos que nos ayudaron a superar losdespertaresylosatardeceres.Elplato,elvaso,elreloj,lasgafas,elespejoquenosacompañóalolargodelos

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años...Demasiadosdespojos...Alguienvendráaocuparlacasavacíaylasombra

delacantantequedaráborradadelafazdelatierra.Suscosas se esparcirán como cenizas a los cuatro puntoscardinales.Me entiendes, Crazy, me escuchas cuandopienso,mueves el raboenunapermanentemuestradeamor.Vamos,avanza,no tecrucesenmicamino.Hasobservado, tehasdadocuentadetodoloquesepuedesentirenpocossegundos,mientrascierrolapuertadelacasayabroladeljardínytambiénlacierro...

Al cruzar la calle, percibo el olor del jazmín quetrepa hasta las ventanas de la cantante. Lo plantó elmismo jardinero que suele venir a arreglar nuestrasplantas. Huele como la intensidad del ocaso que seacerca. Este olor me vuelve a México, a la tierracalientedelaHacienda.

Allíel jazmínnoerablanco.Teníamosunaparedcubierta de jazmín morado. Lo llaman jazmín delParaguay...Vamos,deprisa,Crazy,onollegaremosaloaltodelacuestaparadeciradiósalsol.Deprisa,quenoquieroyoqueeljazmínmetrastornemásdelacuenta.Cruza con cuidado.Yomiraré a los lados... La rutinaacorta el tiempo. Junta mañana con tarde, día connoche.Paraqueeltiemposeestirehayquellenarloconcosas diferentes. Este nuestro es un camino largo ydesiertoquenosetuercenunca,quenotieneramalesniobstáculos.Nisorpresas.Siempreigual.

Parece que Juana trabaja en una asociación odepartamentodeunorganismo;algoque tienequever

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con las relaciones hispanoamericanas. Se ocupa sobretodo de estudios económicos y de cómo ampliar lasrelaciones que España podría tener con la AméricaLatinacuando lossocialistas,dice, lleguenagobernar.Queserápronto,mamá,yaloverás...¿Osocuparéisdelaeducación?,pregunto.Porsupuesto,mecontesta.Lesoigohablarsiempredelomismo,laeconomía,Marx,elcapitalismo, las fuentes de producción, el productointerior bruto... Mamá, no hay desarrollo culturalcuando hay hambre, carencias materiales. Y luego,fundamental, la sanidad, la vivienda... Lo sé, replico.Perotampocohaytodoesosineducación.¿Porquénopuedehacersetodoalavez?...EmpezamoshablandodeAmérica para acabar hablando de España. Hay quecambiarlascosasderaíz,diceJuana.Aveces,cuandoles oigohablar les digo:Medoy cuenta de lo jóvenesque sois, históricamente quiero decir. Porque los queandáiseneljuegopolíticonohabéisvividoloanterior,no recordáis lo anterior... La historia no va a saltos.Cada etapa es consecuencia de la anterior...Memiranun poco indiferentes. Como si no entendieran a quévienenmisrazonamientos.

Meheencontradounpaísquenosepareceennadaalquedejé.Hayunesplendoreconómicoinimaginableenlosañoscuarenta,cuandoyomefuiaMéxico.Peroajuzgarporloqueellosmismosdicen,porloqueleo,haygrandesproblemassinresolver.

Desde mi aislamiento, sólo Antonia, la asistenta,con susquejasdecómoestá lavida,y la señorade latienda,consusnostalgiasfranquistas,meobsequiande

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vez en cuando con una visión del mundo desde dosángulos opuestos. Antonia es viuda. Su marido eraconductor de una empresa de transportes. Murió aconsecuenciadelasheridassufridasenunaccidente.Ladejó en una situación bastante precaria, con tres hijosqueyavansiendohombres...Loqueimportaahora,medice,esquelascosascambienderaízylosquevenganseandelosnuestrosyseocupendelostrabajadores.Asuvez ladueñade la tiendadice: ¿Ustedcreeque sinFrancoestamosmejor?Nilosueñe.PorqueFrancoeraelordenyeltrabajoparatodossinprotestasnihuelgasdeesasquehayporahífuera,poresospaíses.SemuereFranco. ¿Y qué nos espera ahora? Menos religión,menos moral, ningún freno para la juventud. Ya loverá...SequejandelapolicíaylosguardiasdelaépocadeFranco.Peroyolesdigo:Amínuncamehadetenidolapolicía.A laspersonasdecentesnadie lasmolesta...Lasdoscarasdelamonedahastaenesepequeñorincóndemicoloniaquepareceunlugar irreal,desconectadode la vida del país.Muchas veces, enmis soliloquios,me pregunto qué será de nosotros. Nosotros comopueblo, como país. Han sido tantos años de espera ydesesperanza, que da miedo que no se afirmen loscambios que se están produciendo, la legalización delos partidos, la creación del Parlamento, la libertad deexpresión...

Estánanunciadas lasprimeras elecciones.ElgranmomentodesdelamuertedeFranco.Muchosmilesdeespañolesnohanvotadonunca.Nopuedopormenosde

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rememorarlasúltimasqueviví;lainquietud,lazozobray la alegría de la victoria en aquel febrero del 36.EntoncesfuiavotarconEzequielaloaltodelpueblo,alasescuelasdelamina.Ezequielyyo,conDomingoeInés,nos reunimos luegoencasadedonGermánysuhijaEloísa.Nuestroviejoamigoestabatristeenmediode la euforia general. Don Germán era un hombresensato, moderado en sus juicios, un republicanoliberal, un humanista, culto y respetuoso con todos.Creoquenoestabasegurodelavictoriadelaizquierda;mejordicho,delasconsecuenciasquesederivaríandela victoria del Frente Popular. Aunque no llegó aimaginarquelesquedabantanpocosmesesdevidaaélyaEzequielyatantosytantosespañoles.Inés,siemprecombativa,siempreexaltada,decía:Ahorasíqueeselmomentodedarlelavueltaatodo,tenemosquesacudiralpaísdeunavez,aversilaRepúblicatieneelvalordecumplir todas sus promesas... Ezequiel asentía,sombrío.Yosonreí.Necesitabacreerquetodoibabien,perolaactitudunpocotristededonGermánmeafectó.VicómoEloísa, laúnicapersonaquelequedabaenelmundo, le cogía lamano y se la apretaba. Brindamostodos por la victoria conseguida.Ahí, donGermán seanimóeinicióelbrindisconunaspalabrasconmovidas:Porlalibertadylajusticia,porlaeducaciónylaculturadeestepaísnuestro...

He ido a votar sola. Sabía que era un actoemocionante para mí y no quería testigos cercanos.Comprobé que llevaba el documento de identidad:

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GabrielaGonzálezPardo,nacidaen1904.Alintroducirla papeleta en la urna supe que recobraba la libertadperdida. Junio de 1977, pensé, impulsada por lafascinacióndelasfechas.Cercademí,enlalargacolaque se había formado en las escuelas de la colonia,estaba el anciano de El Paraíso. Al verme sonrió y,comootrasveces,llevólamanoalaladesusombrero.No sé qué recuerdos, qué pesadillas, cruzaban por sufrente,perosusoledadysusilenciolerodeabandeunaaureolademelancolía.Salióantesqueyoymeesperóenmediodelacalle.Secolocóamiladoycaminamoslos dos sin palabras: el paso ágil, la figura erguida, elaireunpocosolemnequenosidentificabacomoloqueéramos, dos supervivientes de sucesos históricos. Nocruzamos palabra hasta llegar a mi casa. Allí, miacompañante se detuvo, me miró fijamente, entreinquisitivo y cordial, y dijo: ¿Qué nueva andanzahistórica nos reservará el destino?... Guardé unmomentodesilencioantesdecontestar:Eldestinoeselcarácter.Lo leíenalgunaparte.Meparecequeesunacitadeunclásico.Elcarácter...Interpretoquesealudealcarácterindividualperotambiénalnacional...Luegomeencogídehombroslevementey,risueña,dilamanoalancianoarroganteytristequemedejóirconunlevemovimientodecabeza.

El resultado de las elecciones ha sido alentador.Una buena parte de los españoles ha votado a laizquierda. En casa de Juana se vive una tensiónenfervorizada. Los socialistas empiezan a preparar la

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ofensiva, desde su papel de primer partido de laoposición.Me voy interesando, tengo que tomar parteen las conversaciones. No quiero inhibirme de lo queestá ocurriendo, de lo que todavía está por venir. Poreso, intervengo y digo: Tenéis que pensar en laexperienciapasada,enel cicloque seacabadecerrar.Para no caer en lasmismas debilidades, ofuscaciones,fallos...

Memiranconincredulidad.ProbablementevenenmíloqueyoveíaenlaactituddedonGermánenplenaRepública: unos temores inadmisibles en una personade izquierdas. O quizá simplemente ven la eternaalusiónalovividodelosviejos.

Estas reuniones en casa de Juana y Sergio megustanymeagotana lavez.Hablarconmuchagente,oírsusopinionesquemesugierenréplicas,meestimulay me excita demasiado. Luego, me cuesta trabajodormir.Cuandollegoacasa,mesumerjoenunbañodeagua caliente. Necesito relajarme. Trato de vaciar micerebro de la carga de las palabras, sonrisas, ceñosfruncidosqueheacumuladoalolargodelatarde.

En el baño, dentro del agua,me toco la piel. Larecorro con las manos. La piel es mi límite. Existodentrodelapiel.Estelímitedelgado,continuo,suaveatrozosyatrozosáspero,señalamiseparacióndetodoloquemerodea.Memuevodentrodemipiel,meacercoaotraspieles,otrossereshumanosigualmenteencerradosensímismos,protegidosyencarceladosensupiel.Loúnico cierto es este entramado de venas, nervios,huesos, músculos que la piel oculta. La sangre y los

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finísimos hilos conductores. Los sentidos alerta,apartando obstáculos, ofreciendo tentaciones. De pieladentro, soy el mundo. Lo que me rodea puededesaparecer en cualquier momento. Si yo me alejo,desaparece. Si se destruye ante mis ojos, desaparece.Yosoyelúnicomundoreal,elúnicoquesientocomoexistente. Este pequeño mundo ambulante quetransportooqueme transporta, flotaenunaatmósferainestable.Aveceshaytempestadesquelozarandean,obrisassuavesquelomecen...Meadormezcoenelaguatemplada.Dentrodelaguapierdohastalaconcienciademipiel.Elaguamerodeayextiendemislímiteshastaelcontactosólidodelabañera...

Megustaelverano.Elcalormedevuelvealugarescálidosen losque fui feliz,GuineayMéxico.Guinea,mis veintitrés años, la escuela en lo alto de la playa,abajoelmar.Losniñosnegrosconsusanchassonrisas,mirándomeconatención.Calor.Crazybuscalasombra,suspirayseadormece.Calor,diceAntoniasecándoselafrente.Calor.Pero esun calor seco, ledigo.Ustednosabeloagotadorquepuedeserelcaloracompañadodehumedad. Estoy de nuevo en el recuerdo de Guinea.Émile.Calor.Sucasaesfresca.Unacasaenpenumbra,puertas y ventanas semientornadas, las aspas delventiladorcolgadodeltecho.Élmerespeta,elnegro,elmédicoquehaalcanzadosutítuloenFrancia,yodiaelpeso del imperialismo europeo, me respeta. Estásentado a mi lado, deja la silla, casi se arrodilla paramostrarmeunaseriedefotografíasdeunlibroquevaa

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publicarenParísunamigosuyo.LaverdaddeGuinea.Lamiseria,eltrabajobrutaldelosguineanos.Yluego,la sombra blanca de los europeos vestidos de lino,protegidos con sombreros. Nombres, denuncias dealgunos hacendados. Émile, el calor. También él y yovestimosdehiloblancocomoloseuropeosdelasfotos.Émile se queda pensativo contemplándolas. No semueve.Ellibroestáapoyadoenelbrazodemiasiento.Éltienelacabezainclinada,demasiadoinclinadasobreel libro. No puedo resistir la tentación y acariciolevemente la cabeza africana, el pelo rizado y áspero.Se sobresalta. Porque él no osaría, no hubiera osadoparecidoacercamiento.Memirayreconozcoenaquellamirada el fulgor de la ira. ¿Te doy pena?, pregunta.Luego,élmismorectifica.Havistoenmiasombrounaprueba de su error.Antemi rotunda respuesta:No, élsonríe,cogemimano,labesa.Émile.¿Vivirá?¿Porquénuncahesabidonadadeél?Laplaya,elagua,laarena,elzumodepapaya,losbañosenlaorilla,porlanoche,el aguacaliente, laarenacaliente.Émile,perdidoparasiempre.Vivo omuerto enGuinea o huido a Francia.Émile,eldescubrimientodelapasión...

Antes de sumergirme en el mundo del calor deMéxico,suenaelteléfono.EsJuana.Mamá,lotuyoestáapuntodesalir.Nosétodavíalafechaexacta.Tevanarehabilitar,comoatodoslosdemás.Peronosésivaapoderhacersetodoaquí.Parecequecadaunotienequeira laprovinciaenqueha tenido laúltimaescuela,esdecir,laprovinciaenlaquefuedepurado,peronadaesseguro,todavía...Nodudouninstante:Nopuedeser,le

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digo.Noiré...LosargumentosqueJuanamedanomesirven.Es

demasiado tarde para todo. También para tender unpuente de cuarenta años que no quiero, de ningunamanera, recorrer. Destruyo sus argumentos con unrazonamiento irrebatible.Tengo setenta y cuatro años.Sería una rehabilitación simbólica. Una especie decompensación por tantos años que nadie me puededevolver... Pero no puedo volver a aquel pueblo y aaquella ciudad... Ha sido un error solicitarlo.Demasiado tarde. No necesito el dinero. Sabes quetengo de sobra con la renta queme dejóOctavio.Nonecesitonada,nada...Juanacuelgaelteléfono.Noestádeacuerdoconmireaccióndesmesurada.Estoysegura.Soberbia, dirá. Y tiene razón. No tengo derecho apermitirmeestearrebatodesoberbiacuandohaytantos—¿oquedandeverdadalgunos?—regresadosdeotrospaíses como yo, o de las catacumbas interiores, paraaceptarhumildementeelsueldocongeladoenunpuntolejanodeltiempo.Porqueellossílonecesitan.

Decididamente el día de junio se ha nublado.NomequedanenergíasparaacercarmealsoldeMéxico,lacálida tierra, el olor, el sabor, las noches y los días...No.

DesdemivueltaaEspaña,confrecuenciaregresoalainfancia.EnMéxico,no.Allíraravezrecordabaosoñabalosdíasdeminiñez.Lafuerzadeaquelpaísmeabsorbió por completo. O la fuerza de Octavio y mipasiónporél.Elhechoesquenuncasentínostalgiadelosañospasadosenelpuebloy lacasademispadres.

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Sinembargo,desdequehevuelto,sueñomuchasvecesque estoy allí, que entro en la cocina nada máslevantarmeydesayunoelgrantazóndecaféconleche,las rebanadas de pan tostado, lamantequilla hecha encasa.

Y,luego,elpaseoporeljardínparacomprobarlosminúsculos cambios que la noche produce en lasplantas.Lasgotasderocíoen lasfloresreciénnacidasqueyodescubríacadamañana.Laparraenroscándosealentramadodehierro,creandountoldovegetalsobreelpoyodepiedra.Elarroyoquecruzaelprado,lagruta,la casita de las herramientas donde yo guardaba misjuguetes. El nogal centenario. El camino bordeado degrosellas que serían blancas, rojas y negras cuandoestallara su fruto al final del verano. Frutos pálidosayer, coloreados, maduros, teñidos en el reposo de lanocheporelcaloracumuladoenlasúltimashorasdelatarde.Y,luego,lashojasquesecaenconlosprimerosvendavalesdel otoño, las ramas tronchadas, los suelosdorados,ocres,rojizos,eltapizdelashojasqueduraráunos días hasta que las lluvias los conviertan en unapastahúmedayresbaladiza.

Los inviernosgélidos.Lanievequeseacercaporlasmontañas, que se cuela por los desfiladeros de lasmontañas y azota la huerta desnuda...Mi padre, en elsueño,mehabla,meexplicaalgo,despiertaenmíunacuriosidadnueva,unnuevodeseodesaberelporquédelascosas.Comosolíahacercuandoeraniña.Mimadreentregadaalaspequeñastareasdelacasa,moviéndosedeunladoaotro,deladespensaalacocina,delasalita

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al pozo. Mi madre me sonríe, pero no me habla. Mimadre,sólounasombradurantemiinfanciayluego,enlosañosduros,miapoyoymisosiego.Enmissueños,mispadressiempreestánvivos,yyosiempresoyniña.

Esos días, los que siguen a las noches de lossueños, tiendo a sumirme en somnolencias que medevuelven fragmentos de lo soñado. Dulce torturadeseadayalratorechazadaconenergíapararecuperarelmovimientohaciaunfinpropuesto:lapequeñametaquemeplanteoparalosdistintosmomentosdeldía.

Esomeocurreaquídesdemiregreso.¿Derribésinsaberlo las defensas, las barreras que apartaban elpasadolejanodelpresenteincierto?Cuandolanochedapasoaldíatratodeconcentrarmeenlalectura.Aveceslo consigo. Pero al amanecer los sueños se escapan,vuelven a conmoverme, a perturbarme, a introducirmeenel torbellinode sensaciones cuyacombustiónno sehabíaproducidototalmente.

EnelpaseodiariodoyunrodeoparapasaranteElParaíso.MehadichoAntoniaqueelancianosehaido.Me detengo a contemplar la casa. Las ventanas estáncerradas y un pájaro picotea en lamesa del jardín. Elpájaro vuela y de un saltito pasa al sillón demimbre,abandonado. El sillón en que él, seguramente, serecostabaapensar, dormir, dejarpasar el tiempo.Hayun silencio rumoroso en el jardín. Una lagartija sedesliza con su rabo latigueante por la pareddesconchada de la casa. El remate de cristalescoloreadosbrillaalsol.ElParaíso,escritoen letrasde

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mosaico dorado, tiene un desconchón en la erre. Meabrumaladeprimentesensacióndequeelancianonohahuido, sino que ha desaparecido, ha dejado de existir.Es ya un muerto para mí porque nunca, nunca, levolveré a ver. Siento una absurda decepción que meirrita. Nadie es responsable de las fantasías quedespiertaenlosdemás.

Cadaciertotiempo,ycomodecasualidad,Miguelme pregunta por su abuelo Ezequiel. Le interesanmucho sus ideas políticas, su actuación, que le llevóprimeroalacárcelenel34ydespuésasumuerteenel36.Me cuesta trabajo hablar de todo eso, pero es miobligaciónymeexijorigorenloquecuento.Tuabueloeraunhombrebueno...,empiezosiempreasí.Noséporqué esa necesidad de aludir a la bondad de Ezequiel.Inmediatamente siento el deber de aclarar: bueno,noble, leal,auténticoyuna larga listadeadjetivosquematicen la afirmación primera. Le hablo luego de susorígenes,desuinfanciaterrible,delhambre,lamiseria,la orfandad que sufrió.De la solidaridad con la pobregentequeesaexperienciadesarrollóenél.Suelecciónde la carrera de maestro, después de un tiempo en elseminario, adonde le envióel curadelpuebloenvistade su inteligencia... Le cuento cómo era cuando leconocí,cuandosepresentóantemíporvezprimera,enunavisitadecompañero,comomaestrodelpueblomáscercanoalmío.Demiternuraporlaabsolutasoledadyeldesamparoenelquevivía...YloqueMigueldeseabasaber, su afiliación y su actividad en el Partido

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Socialista,sucompromisoconlosminerosenelpuebloalquenostrasladamosjuntos,despuésdenacerJuana.UndíaenquehabíamoshabladomásqueotrasvecesdeEzequiel,fuiabuscarparaentregárselalaherenciaquerecibídesuabuelo:elcarnetdelPartidoSocialista,unretratodePabloIglesiasyunprogramaconlabanderarepublicanaencuyo interior figurabaelanunciodeunmitin en el que Ezequiel iba a participar. Miguel sequedósilencioso,unpocoimpresionado.Quéefectotanraroestabandera,dijo.Peromegusta,añadióconunasonrisa. Qué pena que no tengas fotografías de esostiempos, del abuelo y los mineros y la gente de lacalle...Notengofotosnidelaboda,ledigoyo.Lapenaesquetúnohubierasestadoallíparahacerelreportajedelavidaenaquellospueblos...

Recuerdolibros,revistas,películasenMéxicoqueretrataban la España de entonces. Yo no podía veraquellos testimonios gráficos con serenidad. Estabatodomuycercanoylasimágeneserandemasiadorealespara soportarlas. Ahora, hubiera querido tenerlo todoaquípara regalárseloaMiguel.Pero tú loencontrarás.Sepublicarontantoslibrossobrenuestraguerraysobretiemposanterioresaella.Tambiénaquí llegaránalgúndía.Puedequetodavíaseapronto...

La visita deMiguel me ha desvelado. Hablamostanto, me anima tanto sentirle cerca. Hace calor. Nopuedodormir.Measomoaljardínyelaromadelgalándenocheme trastorna.Esunaromasuave,penetrante,finísimo.AsciendehastamiventanayMéxicoseinstalaen mi tranquilo recinto. Una fragancia, un color, un

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sonidodespiertanenmítorbellinosdesentimientos.Meinquieta pensar hasta qué punto estos estímulossensoriales son más fuertes que los interminablesdiscursos con que me obsequio a mí misma. Oídos,ojos, tacto, paladar, olfato, ventanas fieles abiertas afuegos nunca extinguidos, avivadores de esos fuegosque habitan mi pasado. El perfume de esta noche dejunio vivida ya hace años en un jardín deMéxicomedevuelvelosbrazosdeOctavio,losbesosdeOctavio,laapasionada transformación, la inexplicable concienciadel enajenamiento. La casa de nuestros primerosencuentros. Una casa construida en el centro de unjardín,vecinaalacasadelostíosdeOctavio.Unacasahabitualmente vacía, deshabitada, heredada porOctavio:Aquípasómimadresuinfanciaysujuventudhasta que se casó. No quiero venderla ni cambiarla.Algún día será para mi hija y ella decidirá... Objetosdetenidos en el lugar que un día les fue asignado.Jarronesyretratos,pianosmudos,arañastintineantesalmenorgolpedeaire,alabrirlaventanacomoentonces,cuando Octavio me amaba y del parterre ascendía elperfumeenloquecedor.

MásdeunvezmepreguntóJuana:¿FuistefelizenMéxico?, o ¿Fuiste feliz con Octavio? Qué difícilrespuesta. Nunca fui tan feliz, tenía que haberlecontestado. Pero también: Y fui terriblementedesgraciada, aquel tiempo, aquella larga etapa en queSoledad entró en nuestra casa y lo trastornó todo,enloqueció a Octavio y a mí me destrozó por dentro.

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Creíantodosquenomedabacuentaporqueignorabanlo que luego ocurría en nuestro dormitorio. A mispreguntas, Octavio se cubría la cara y decía: No metortures, por favor.Yyo, laverdaderamente torturada,teníaquecallaryesperaraldíasiguienteyalotroparaver si algún cambiome devolvía el aire, que hasta elaire me faltaba en aquellos días. Juana me hapreguntado muchas cosas, pero a los hijos se lescuentanlasverdadesparciales.Unamadreescapazderecibir el peso de las confidencias de un hijo pordolorosasybrutalesquesean.Peronopodemoscargara un hijo con el peso de nuestros descalabros. Porqueellosnuncaestánpreparadosparaaceptarlo.CuandolapreguntadeJuanafue:¿FuistefelizconOctavio?,yolecontesté:Sí.Yundía,cuandovolvióapreguntar:¿Másqueconmipadre?,volvíacontestarle:Sí.Estoysegurade que eso no podía herirla. El recuerdo del padreestabamuy lejano y la presencia de Octavio eramuyfuerte todavía, aunque ya había muerto. Por aquellaépoca, Juana andaba a vueltas con su separación deAlejandro.Nomecontestó,nimedijo loquepensabademirespuesta.

ConfrecuenciaapareceenlaprensaelnombredeSergio. Su carrera política sigue adelante. En lascomidasdelosdomingos,cuandovoyapasareldíaconellos, se suele hablar de política. Haremos lo quepodamossinpasarfacturas,dicen,sinviejosodios.Lesdigo:Venganzano,peromemoriasí.Perdonad,peronoolvidéis. Juana ríe: Mamá, nunca te he visto tan

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enfervorizada. Los viejos sueños, le contesto, no herenunciadoalosviejossueños...

Los tengomuy claros en la memoria. Ya sé queahoranohacefaltairalospueblossinluzconungrupoelectrógeno para llevarles el cine. Ya sé que todostienen luz y televisión, pero la verdadera revolucióneducativanosehahecho.¿YelpoderdelaIglesia?¿Hadisminuido?Semiranyse ríen.TodosmenosMiguel,que me coge la mano y decide: Tú y yo nopertenecemos a este mundo, abuela. Tú y yoemigraremosotravez,yaloverás...Soyyolaquecierrala discusión: Todo seguirá lomismo hasta que un díavolvamos a empezar. Aunque yo no lo vea... Alatardecer,Miguelmedevuelveacasa.Lacarreteraestállena de coches. Es verdad que España ha cambiado.RecuerdolaimpresiónquecausóaJuananiñaelcocherojo deOctavio.Todo elmundo semaravillaba.Debedesermexicanoporelacento,lehabíadichoaJuanasuamigaOlvido, lavecina.Yono lasescuchaba, sumidaen mis constantes incertidumbres. ¿Qué hacer en unaciudadhostilalosvencidos,quemeestabaimpidiendotrabajar,quemeasfixiabaymedeprimía?Mímadrenoqueríaoírhablardeviajes,huidas,exilios.Yonopodíaimponerleundestierrodeningúntipo.Osvaisvosotras,medecía.Mimadremeentristecía.Ella,quehabíasidomisoportedesdequenacióJuana,meestorbabaporquelosciclosvitalessevancumpliendoyhayunmomentoen que no necesitamos a los padres. Hay unaeliminaciónnaturaldeloqueyanosirve.Hayunpuntoen el que la función paterna no es necesaria. ¿Soy yo

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necesaria a alguien? Sumida enmis preguntas, nomedoycuentadequehemosllegado.Elperromeesperaenla verja del jardín. Ladra en cuanto oye el coche deMiguel. Reconoce el ruido del motor. Miguel sedespide.Noquiereentrar.Tengoqueveralosamigos,Gabriela.Supiel finaa trozos, a trozos rasposapor labarba mal afeitada, se detiene un momento sobre micara.Cuídate,amormío,ledigo.Meabrelapuerta,meenciendelaluz,meacompañahastaelsalón,conCrazyal ladosaltandoyladrando.Mevuelveabesar.Adiós.Sólocenounté.Meacuestopronto.Hojeoelperiódicoantesdeapagarlaluz.LosdomingosquevoyacasadeJuana nome da tiempo a leerlo por lamañana. En laprimera página leo que han muerto dos mineros enAsturias. Un accidente. Lo de siempre. La noticia,repetida,frecuente,medesvela.Porotraparte,lavisitaa casa de Juana siempre me trastorna. Tanto hablar,discutir, tanto remover argumentos y recuerdos excitami imaginación y me impide conciliar el sueño. Tuaislamientovoluntario, tu faltadecostumbredehablarcon gente, diría Juana. Ya lo sé. La muerte de losminerosmetrasladaaaquellasnochesenlacasadedonGermán, con Eloísa, Inés y Domingo. Siempre, alprincipio o al final, la política. La política real,acuciante, la necesidad inmediata de resolver losproblemas de los mineros. Problemas cercanos eineludibles.Problemaseconómicos,sí,peronoteóricosni asépticos. Salarios de hambre, despidos, injusticias.Elpeligroeneltrabajo.Ezequielseexaltaba.Nopuedeser, tenemos que hacer algo.Algo era comprometerse

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másymás.Sepasabalavidaarriba,enelpuebloalto,participabaenlasreunionespolíticasdelamina.Yomequedaba abajo, en la zona agrícola del pueblo dondeestaban nuestras escuelas y llegaba sólo el polvo delcarbón,elsonidodelassirenas,dondeolíaelcampoyseoíaavecesalasvacasmugirenloscorrales.Yoséque él estaba a gusto con los compañeros. Sé querespetaba mi ausencia, pero hubiera preferido unaGabriela activista, luchadora como Inés, que utilizabasu trabajo en las escuelas de la Compañía como unmedioparamantenerseenelcentrodelpobladominero.Yo la admiraba yme parecía bien su actitud. Pero nome sentía capaz de imitarla. Yo permanecía en casa,atendía amihija, corregía los cuadernosde losniños,preparabalostemasparaeldíasiguiente.Cumplíamisobligaciones de madre y maestra. Sabía, me dabacuenta,queesonoerabastante.ElardordeEzequielmeconmovía.Teníaunfondodeamargurayresentimientomuy justificados.Desconfía de los ricos, desconfía delosseñoritos,acabantraicionándote,decía.NolodecíapordonGermán,queeraunhombrejusto,inteligenteybueno.DonGermánnoletraicionó.Murióasuladoenlas tapias del cementerio, con rabia y valentía. ComoEzequiel. Domingo e Inés desaparecieron a tiempo ynuncavolvíasabernadadeellos.

Y,mirapordónde,mevienealamemorialanocheaquella en que se andaba preparando la voladura delpuente,enel34.AquellanocheEzequielllegómuerto,reventado, y se quedó dormido sobre la cama, sinquitarselaropanilasbotas.Selasquitéyo,leacaricié

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los pies. Le despojé cuidadosamente de la chaquetillapardaquellevaba,suciadedíasdelluviaypolvo.Seladobléydeunbolsillosaltóunpapel.Lodesdobléyleí:Siempreenlalucha,juntos,aunquesemueraunodelosdos. Y una hoz y un martillo y una I, con un trazoretorcido.Una I fuerte, agresiva, con un rasgo que seenroscabaenlacolumnaverticaldelaletra.Mequedéparalizada.Algoqueyonohabíapercibidoclaramente,pero que me hacía rechazar a Inés, se había idofraguandoamisespaldas.

Ezequiel e Inés. Todo era posible, absolutamenteprobable.Cierto.Nunca pudimos discutir el contenidodeaquelpapel.Laocupacióndelpuebloporelejército,la cárcel de Ezequiel. ¿Qué importancia tenía aqueldescubrimiento,aquellarelaciónsurgidaenelfervordela lucha política, sus afinidades, mi lejanía? Inésdesaparecióynuncavolvíaverla.

¿Y qué hubiera pensado Ezequiel de Octavio?Señorito, señorito de izquierdas, pensando una cosa yhaciendo otra. Qué simple todo, qué fácil, Ezequiel.Octavio era el producto de un medio en que nació ycreció, de una casta especial en unpaís especial. Peronoquitesméritoasusideas.Erainteligenteysensibleyaceptaba todasmis críticas a las situaciones ambiguasen que a veces se debatía. Octavio no te hubieratraicionado.Me traicionó amí, pero no por las ideas.Por la pasión, por el deslumbramiento, por laadmiración que le producía aquella mujer, brillante,atractiva,joven.OctaviometraicionóconSoledad.Ytúcon Inés. Os entiendo a los dos, ahora, al cabo del

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tiempo, cuando todo se ha vuelto borroso, lossentimientos, las frustraciones, el dolor de losdescubrimientos.Sóloquedalalíneaargumental.Comoenunanovelaquenomehubiera sucedidoamíy, enconsecuencia, no me hubiera afectado... No puedodormir.Haceyaratoqueheoídoelgolpedelapuertadelgarajedemisvecinos.Noveobienel reloj.Por laventanaentraunaligeraclaridaddelacalle.¿Metomolapastillaono?Loquemásmepreocupadelapastillano es el dolor de cabeza de mañana, el ligeroamodorramientoquearrastrarétodoeldía.Mepreocupalo que sueño, lo que altera esa droga la sima de losrecuerdos.

Me hieren los sentimientos olvidados que selevantan durante el sueño artificial yme hacen sufrir.¿Qué descanso es ése? Prefiero desvelarme con lacabezamásomenosclara,perocontroladapormí.Porejemplo, ahora voy a decidir olvidarme de ellos, deEzequiel y deOctavio.Yponerme a pensar en lo queguardo intacto. El fondo de ese pozo dichoso delpasado.Voy a pensar, ordenadamente, enmis niños ymis escuelas. Desde aquella primera, en Tierra deCampos, hasta la última, en Los Valles.Ordenadamente. Esa parcela de mi vida apareceluminosa en mi memoria. Serena, satisfactoria ytransparente.Loúnicoque tengoclaro.Loúnicode loque estoy segura. He dedicado lomejor demi vida aayudaralosdemás.Yenesonomeheequivocado...

¿Quiereque ledigauna cosa?, preguntaAntonia.

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Lesonríoytomalasonrisacomounaafirmación.Puesmire, loquevoyadecirleesmuyclarito:quenoséloquehaceusted aquí, en este pueblo, en esta colonia ocomo quiera llamarla, cuando podía usted vivir comouna reinacon suhija, al laditode laCastellana. ¿Peroustedsabeloqueesvivirallí?SaleustedpasitoapasitoysevadandounpaseohastaSerrano,hastaelMuseodel Prado, hasta la Puerta del Sol. Y si esmucho, secogeusteduntaxi.Perovamosaver,¿quépintaustedaquísola,rumiandotodoeldíacomosituvieranoventaaños? ¿Sabe lo que le digo?La soledad envejece y levuelveaunounpoco trastornado.Queno lodigoporusted,queesmuylista.Peroesoocurre.Hayquevivirentrelagenteyverpordóndevanlostiros.Mire,yo,enmitorpeza,cuandovengoeneltrenaquíasucasa,voyobservando a los otros viajeros que, lamayoría comoyo, vienen a trabajar.Ymedapor pensar qué familiatendrán, qué problemas o qué alegrías.Me gusta amíobservaryponermeapensar.Asíqueusted,conloquesabeyloquevale,aquíencerradaconelperro.Nomediga,porfavor...

Tiene razón Antonia. Una pasividad especial mehainmovilizadodesdequelleguéaEspaña.Sihubieraseguido trabajandoestaríamásviva.Meheconvertidoenunaviejaociosa.Conunarentaquemedaparaviviry una hija que está ahí, vigilando de lejos mi vida.Dependoexclusivamentedemibuenasalud.Silasaludmefalla,seacabó.¿Yparaquéquierolabuenasaludsimepasolavidaaquí,parada?Porqueleerunrato,oírlaradio,darunpaseonosonactividadessuficientespara

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personas vivas y capaces. Siempre dándole vueltas alpasado,¿quésentidotiene?Mipasadoserácomoeldetodos:unasumadecosasbuenas,malas,regulares.Unmontón de sensaciones viejas, imágenes gastadas,cenizas. ¿Qué hago aquí? Esta parálisis tiene muchoqueverconaquelplazoquememarquéundía.Eraunreto.No sabíaquién llegaría antesa esepunto final, aesamuertesegura,siéloyo.Ycuandosucedió,cuandoganélaapuesta,cumplílapromesaquemehiceundíayregresé.Me pareció que todo estaba en orden, que yapodíamorirtranquila.¿Yporqué,mepregunto,mehequedadovacíadeproyectos, de fuerza?Amedidaquepasan los años se cierran las posibilidades de elegir.Hay días que no puedo soportar la angustia física queme produce este lugar. La sensación de estar a ras detierraenestacasitabaja,alaquequitanluzlosárbolesdeljardínydelacalle.Noveolapuestadesolcomoenla Hacienda, desde lo alto de la finca. Me quedabamirando los ocasos frutales, vinosos, los ocasos deCastilla, allí. Necesito la tierra ancha, con horizontes.Esta casa es una celda, una prisión, una cueva.Alrededor del caserío suburbano no hay camposcultivados,bosques,montes.Sólootrofalsopuebloconcasitas nuevas, gasolineras, tiendas, clubesdedeporte.Tampoco tienen la fuerza del cemento y el hierro, elcristal,elacero,lascallesllenasdemultitudes,elritmovivo de la ciudad. Ahora es diferente. Ya no podríavivirenesemundoqueJuanaySergiosehanbuscado.Yo,sola,estoymejoraquí.Aquídondequedamossólolos viejos y algún ama de casa a la que abandonan

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durante el día el marido y los hijos. Vivimos en unpueblo fantasma, sin amaneceres y sin puestas de sol.Yoseguirésubiendocadadíahastaloaltodelacolinaparavivirelocaso.Y laangustia limpiae intensaqueproduce la identificación con la naturaleza. Aldespedirnos, Merceditas me dijo: Éste es tu hogar.Vuelve cuando quieras. Pero la Hacienda es sólo suhogar.Yyotengolomásparecidoalmíoaquí,cercadeJuanayMiguelySergio.

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SegundaparteLaesperanza

Todavíaquedanenelairerescoldosdelveranoqueha sido largo y caluroso. No te quedes aquí, decíaJuana,venteunosdíasconnosotros.Estabaninvitadosauna casa en el norte. El verano pasado fueron alMediterráneo y al final nome decidí a acompañarlos.Ahoravuelvenalnorte.Yaverás,medecíaSergio,estáen el límite entreAsturias yGalicia. Es un pueblo depescadores.Salimosenbarcatodoslosdíasyvolvemossiempre con algo. ¿Al mar yo?, ¿en barco yo?, lereplico.Me ha tocado vivir en tierra adentro y elmarmedamiedo.Sólodesdelaorilla...

Recuerdo cuando fui hasta Puerto Vallarta conOctavio. Fue después de Soledad, después de ladesaparicióndeSoledad.Desdeelventanaldelhotelseveía el iracundo Pacífico. Me gustaba mirarlo,contemplarlodurantehoras,peronoacercarmeaél,noponerme al alcance de sus olas vertiginosas. Un díafuimoshastaunrincón tranquilo,unaespeciedebahíacerrada,comounlago.Allíconocíel tactodeaquellasaguas cálidas. Comimos en una hermosa terraza llenade flores, frente a frente los dos. Una brisa suavellegabadelmar.Octaviomemiraba,meobservaba,yenunmomentodelalmuerzomecogiódelasdosmanos.Las retiré con cierta brusquedad. Una nube oscuracubrióelsolyenunosminutosestaballoviendoconla

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violencia irresistible del trópico. El agua atravesó ladébil protección de palma trenzada y nos empapó enunossegundos.Corrimoshaciaelinteriorabandonandolamesa, lacomiday laconversación.Dentro,Octaviopasósumanopormishombrosymeacercóasucuerpoensilencio.Algoseempezóadiluirenmiinterior.Másqueelbañoenelmar,másqueelsuntuosocontactoconlasaguastempladas,lalluviafueunaliviopasajeroparamisdesazones.

Antoniallegatarde;abrelapuertaalperro,subeamihabitación.¿Lesirvoeldesayuno?Sueloquedarmeunratoreposandomissueñosomisdesvelosnocturnos.Los analizo, les doy vueltas. Retraso la hora deenfrentarme con la realidad cotidiana.Desayuno en lacama,mebañoluego.Antemíseextiendeundíavacío.¿Lo he elegido, de verdad, yo? Ya nadie necesita miayuda sobre la tierra. Tampoco tengo fuerzas paraemprendertareasnuevas.

Esun intervalo inquietanteéstequevivo,entre lainutilidad totalqueaúnnoha llegadoy laausenciadeactividad de una persona todavía eficaz en el trabajo.¿Cómohellegadoaestepunto?¿Porquéhevuelto?Déalgúnmodo,estapreguntaquemehagomuchasvecesresumetodas lasdemás.EnlaHaciendaseguíaabiertala escuela para los niños de los trabajadores. Aquelempeño que ocupó tantas horas demi vida seguía enpie.Conmásayudaqueantes,perobajomiguíayconmiparticipacióndirecta.Hastaeldíaquedecidívolver.¿Por qué y adonde? Un ramalazo de nostalgia

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permanente me atraía hacia aquí, hacia Juana y minieto,losúnicos,losprincipaleshilosquemeatanalavida.Era fácil decir:Regresaré cuandoFrancomuera.Erauncompromisoconmigomisma,algorepetidoalolargo de los años. Pero si Juana hubiese seguido enMéxico,sinosehubieradivorciadodeAlejandro,aúnseguiríamos allí. Ellos moviéndose por el país,estudiando a sus indios, investigando orígenes,costumbres, registrando injusticias.Yo conmis niños,igualestodos,losdeGuinea,losdelamina,losinditos.Trabajando hasta el fin, hasta que un día no pudieramoverme, ni discurrir, ni hablar.He vuelto ami país.¿Qué hay mío aquí? Juana y Miguel, se lo dije aMerceditas,se lodijea todos.Peroapartedeellos,noheencontradonadamío.Loquedejéhadesaparecido.No puedo volver a encontrarme con mi escuela, mipueblo, mi juventud. He vuelto tarde o quizásdemasiadopronto.Tardeparaeltrabajo.Prontoparaeldescanso. ¿Dónde encontraré la esperanza? Crazy,totalmente despierto, me mira y mueve la cola. Dealgunamanera,mepide que abandone la butaca ymepongaenmarcha.Antonia llegaconunalistadecosasque hay que comprar. ¿Va usted o voy yo?, interrogaimperativa. Voy yo, le digo. Crazy me entiende, sedirigea lapuerta.Salgotrasél.AlpasardelantedeElParaíso, la casa continúa cerrada. Hay un cartel quedice: Se vende, y un número de teléfono. Una ligeraopresión se instala enmipecho.La casa sevende.Supropietario ¿habrámuerto?, ¿estará enfermo?¿Seréyocapaz de marcar ese número, pedir datos, informes,

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precios,preguntarhábilmenteporeldueño?...Crazy,note alejes, no corras, ¿me oyes? Aunque no pronunciepalabra, Crazy se detiene. Aquí, justo al lado, está latienda.Elbrevediálogoconvencional.Buenosdías.Unpocofrescos.Mejor.Elveranosehaprolongadotanto...Un viento no muy fuerte arranca las hojas de losárboles.Algunas tienenuna capadeverdor.Otras sonamarillas. Dentro de poco la colonia entera estarásumergidaendoradosyrojos;elesplendormadurodelotoño.

Eslafamiliaquevivealotroladodelacalle.Claroque la conoce usted.Mire: son elmatrimonio y cincohijos.Tresdeellaydosdeél.Losdeellapasanelfindesemanaconelpadre,queya tieneotra familia.Losdeél,alrevés,pasanlasemanaconlamadreyelfindesemanaahí,en lacasa.Oseaque loschiquillosnuncaseencuentran.Bueno,pueselpequeñodeél,quetieneunos tres años, se perdió anoche, ¿usted lo entiende?Loshabíandejadosolosyelmayor,desieteaños,nosevaya usted a creer que tan mayor, se distrajo. Elpequeño cogió la calle y hala, a explorar.Menosmalque coches hay pocos y todo el que vive aquí entradespacioenlacolonia.Peroimagíneseustedquésusto.Elcríohubounmomentoquenosabíaparadóndetirar.Menosmalquellegabaunvecinodetrescallesmásalláylovioylesonóaquellacaritay llamandoadistintascasas acabaron localizando la suya pormedio de otrovecino. Usted, que ha sido maestra en otros tiempos,¿quéopina?Esta juventuddehoy ¡cómovive!Eso sí,

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venga hijos. Y luego a separarlos de los padres paramezclarlos con otros nuevos. El disloque, oiga, ¡quéabandonadosvivenlospobrecitosmíos!...

Mihijaeramiangustiaymialegría.Unaobsesión.Niunmomentopodíadejarlasola.Siempre tuvecercademímujeres queme echaban unamano, pero Juanaiba conmigo a todas partes.Mientras viviómimadre,quémejorcompañía.Yluego,cuandoellamurióynosquedamos solas las dos, yo me pasaba el díamaquinando: ¿adonde nos vamos?, ¿qué hago para notenerquesepararmedeella?Eraelfinaldelaguerrayella tenía ocho años cuando comprendí que la derrotaera total y que nadie iba a ayudarnos nunca más enaquelnuevopaísquesenosveníaencima...

En México jamás la dejé sola. Santa Remedios,cómolacuidaba.

Pero, así y todo, yo sabía que tenía celos deOctavio. Se veía, se notaba, aunque Octavio fue unapersona maravillosa con ella. Pero Juana tenía celos.Eso es lo malo de haber vivido solas y juntas tantotiempo.Octavionuncaselasdiodepadre,esono.Perola quería, la cuidaba, se ocupaba de ella con toda lasensibilidad y la atención del mundo... Yo creo queJuana le empezó a tomarmanía cuando ocurrió lo deSoledad. Ella tenía una edad mala y además queríamucho a Soledad y de pronto ver aquel fallo deOctavio, aquella huida, aquel abandono de todasnosotras. ¿Qué pensaría Merceditas? Adoraba a supadreynuncadijonada.Pero aquella niña sinmadre,solos también los dos, el padre y ella, hasta que

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entramos nosotras en su vida... Creo yo que Juanadescubriódemasiadoprontolasdebilidadesquellevanaloshombresyalasmujeresatraicionarlotodo;adejara un lado obligaciones, deberes, qué sé yo. Y piensotantas veces en la propia Juana yamujer, cómo pudomarcharse a España y dejarme con Miguel, niñotodavía.Romperconsumarido,consuvida,delaqueparecía satisfecha, y volver a Madrid. Yo creo que abuscar otra vez a aquelmuchacho que le había hechotanto daño. Para ella era una cuenta pendiente, unfracasoquenopodíasoportar.Oestaríaverdaderamenteatadaaaquellaprimeraexperienciaamorosa.Elcasoesquecortóporlosano,medejóalniño,medejótambiénáAlejandro,queveníaavermecadadosportresdesdesu piso deCiudad deMéxico.Yo tuve con él toda lacomprensiónyel cariñoposibles.CuandoJuanaveníaalgunavez,pocas,averalniño,medecía:Mamá,túnohas digerido mi divorcio. Yo lo negaba, pero eraverdad. No digería el abandono de Alejandro y surepercusión en el niño, mi nieto. Todo esto antes desabernadadelreencuentroconSergio.Sergiomegusta,metienequegustara lafuerza,porqueconmigoesunmuchachoestupendo.Perohayalgoenél,debedesersufamilia,sucasta.Aunqueélseadistinto,¡quédifíciles arrancar las raíces! Ya sé que lo que cuenta es laformaciónpersonal,laformadepensarydevivir,yveoque ellos se quieren y en casi todo están de acuerdo.Perohayalgoquenodesaparece.Lasexperienciasdelainfancia no se olvidan. Yo, por ejemplo, después detantos años de comer en buenas vajillas, siempre bien

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servida,rodeadadepersonasquemelohacíantodo,alláenlaHacienda,ahoraqueestoysolavuelvosindarmecuenta a las costumbres del pasado. A comer en lacocina con el menor aparato posible. Todo a mano,siempreelmismoplato,elmismocubierto.

¿Le dejo la mesa preparada en el comedor?, mepreguntabaAntoniaalprincipio.Yyo:Nosemoleste.No.Porque en el fondobuscaba las costumbresdemiinfancia. Estoy segura de que la madre de Sergio,aquella mujer implacable, soberbia, autoritaria, queexigíalaperfecciónenlosmodales,enlasformas,enlosuperficial, nunca habría renunciado a la complicadapresenciadelosritos,aunqueestuvierasola.Nosonmigente. Por eso yo tampoco podría, aunque quisiese,vivirconellos.

DetrásdeSergioveo la sombrade aquellamadrequeledominabayleimpidióensumomentocontinuarconmihija.Lamadreyanovive,perovivenelpadreylos hermanos, la familia. Tanta dificultad cuando losdoseranlibresyahoratienenqueaceptaraJuanasinoquieren perderle a él. Sergio tardó en liberarse de lamoralfamiliar,muchomásquedelaideologíafamiliar.YlasniñasdeSergio,siempreconsumadre.QueeslamujersoñadaporlamadredeSergio...

Anochesoñéconmimadre,que,siviviera,tendríaya cien años. Soñé que la llevaba a París. Ya habíamuertoOctavioyconlailógicatemporaldelossueñosyoledecía:ConeldineroquehadejadoOctaviovamoslas dos a París. Mi madre me miraba tristísima y mehablabasinvoz.Creíleerensuslabios:Mejorseráque

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lleves a Juana. Juana va a París muchas veces conSergio, mamá. También fue cuando se casó conAlejandro. El sueño me despierta un sabor amargo.Tengounadeuda conmimadre.Nunca le dimásquetrabajo. Le pedí ayuda, compañía. Pero no le devolvínada alegre a cambio, una fiesta, un viaje. En lanebulosa de la duermevela pienso: Me gustaría tantopoderllevardeverdadamimadreaParís.Unainmensatristeza me despertó por completo para comprobar larealidadirreversibledelpasado.

Trato de volver a la luz de la consciencia.Ahorasólo me gustaría viajar con una persona, conMiguel.Miguel joven y fuerte, venciendo para mí todos losobstáculos.Podríairacualquier lugarsiélmellevara.Miúltimoamor.RecuerdoquecuandoconocíaOctaviopensé:Podríadarconéllavueltaalmundo.SólolohepensadodeélydeMiguel.

Vuelvoadormirymedespiertoporlamañanaconlacabezamuypesada.Llueve.Lasprimeraslluviasquesellevaránlosrestosdelverano.Medoycuentadequevivo pendiente de la meteorología. Espero, ávida, lasnoticias del tiempo en la televisión. Como si fuera ahacer una excursión, una travesía de montaña, unanavegación.Reflexionosobreello,measombro.

¿Porquéelclima?Esloúnicodeloquenodebopreocuparme. Tengo calefacción, chimenea, una casasólida,ningunaobligacióndesalira lacalle.¿Porquéesapreocupacióncotidianaporlaprevisióndeltiempo?Creo que dependo físicamente de las fuerzas de lanaturaleza:viento,lluvia,frío,calor.Mibienestarfísico

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dependedelclima.Esodebedeser.Lavejezmeacercacada vez más a los mundos primarios. Como losanimales y las plantas, como la tierra, dependo delclima parami equilibrio. Por otra parte, cada vezmepreocupamáselbienestar elemental: quenomeduelanada, que nome falle nada, que lamáquina funcione.Queelcuerpofrágil,efímero,perecedero,aguante.

HayunartículodeSergioenelperiódicodehoy.Estánenplenaluchapolítica.Atacandesdelosescañosdelaoposición,desdelaprensa,desdelasconferenciasylosdebates.Eselmomento,diceJuana.Estamostancerca de conseguir lo que queremos...Miguel está enGrecia.Sergiolehaconseguido,alfin,unpuestoenlapartegráficadeunarevistaqueacabadesalir.Seráunaprendizajedelatécnicaydelavidadelreportero.Susueño es África. Allí no hay más que guerras ydisturbios, le digo. Se ríe. ¿Te vienes conmigo?, dice.Merío.

La vejez alberga resplandores aislados. Pequeñashoguerasquenosehanextinguidoyquedandetenidasenunrecododelcamino.Iluminanmomentosfugaces,dan un calor de rescoldo que se reaviva al moverlo.Esos relámpagos, esos débiles fuegos corresponden alpresente.Sonrestosdeunincendioprolongadoquemásallá de lo previsto brotan de pronto, ponen enmarchacircuitos oxidados, activan las funciones del cerebro,aceleran el recorrido de la sangre. Son residuos de unvigorbiológicoque,hastael final, reaparecenconuna

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rebeldíaindestructible.Asíseexplicaporqué,algunosdías,sientotodavíaquetodoounapartedeltodoaúnesposible.Empezaravivirotravez.Mantenerabiertoslosojos ya cansados; someter el oído a una gimnasia deatención,aunadisciplinaquenosobligueasuplirconla experiencia el sonido perdido que no hemosalcanzado a recoger. Es un esfuerzo consciente yvoluntario. Al poner en juego las reservas dormidas,avivamos todo un entramado de asociacioneslaberínticas. El proceso adquiere un ritmo casi normalduranteuntiempo,hastaqueelcansancionosinvadedenuevo y nos dejamos llevar por la inercia salvadora.Otravezelreposo,larelativaindiferencia,larenuncia.

Hoyhevividoduranteunashoraslaintensidaddeeseprocesoefímero.

El atardecer se anunciaba glorioso después de undíaclaro,cielobrillantesinunanubeenelazul.Yunabrisa sosegada que apenasmovía las últimas hojas delosárboles.Crazysabíaqueeraundíadepaseorápido,paso ligero sin el freno de las piernas pesadas por elbochornoylapresiónaplastantedelasnubes.Olfateaelaire y respira hondo. Me mira y averigua que estoybien.

Detrás de mí marcha a buen paso, se detiene devez en cuando, olisquea aquí y allá, contemplaaparentemente el vuelo bajo de los pájaros; suspira ycontinúa.Dandounapequeñavueltapasaremosdelantede El Paraíso. La verja del jardín está abierta. Medetengo un instante. Ha desaparecido el cartel queanuncia laventade lacasa.Lasventanasdelpisoalto

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están abiertas. La imagen de alguien inidentificablecruza apresuradamente la ventana. Empiezo a andar.Segundosdespuésunavozreclama:Señora.Mirohaciaatrás y allí está erguido, el pelo blanco aureolando sunoblecabeza,lasmanoslevantadasenunsaludo,él,elanciano, el dueño desaparecido de El Paraíso. Lachaqueta beige de punto, la camisa de cuadros con elcuello abierto le dan un aire juvenil. Me detengodubitativa y pienso, al mismo tiempo, que deberíahabermepuestootrotraje,otroszapatos.Recuerdoquenomemiréenelespejoynosésimipeloestárevueltoo si los mechones se me agrupan ordenadamentealrededorde lacara, Juaname lo repite:Mamá,debesestar siempre preparada a que pueda llegar una visitainesperadamente... Absurda suposición, suelo pensar.Peroahora...Elancianoavanzadecididohaciamí.Cogemi mano con las dos suyas: Qué alegría, dice. ¿Havuelto?,lepregunto.Hevendidolacasaalfin,contesta.Ysecreeobligadoaaclararalgomás.Nopodíaseguiraquísolopormás tiempo...¿Yusted?,añade.Siemprecon sus paseos y su perro... También yo siento lanecesidad de dar explicaciones: Paseo hasta la lomacuandohacebuentiempo.Megustaverlapuestadesoldesdeaquelalto...Mirohaciaarribainquieta.Hoyvaaser maravillosa. Él me contempla un momento ensilencio y luego añade: La alcanzo. Voy a cerrar lapuertayenseguidalaalcanzo.Crazysehadeslizadoenel jardín desde el comienzo de la conversación. Lellamo:Vámonos,Crazy.Yacudeenseguidaamilado.Estoyabsurdamenteturbada.Aceleroelpasoynotouna

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opresiónenelpechoquemeobligaa irmásdespacio.Respiro hondo. Calma,me digo, calma. Oigo pasos ami espalda, pero no vuelvo la cabeza.Una sombra secolocaamilado.Vaustedabuenritmo.Pasearesunagran cosa. Hace usted muy bien. Yo también doypaseos. Vivo cerca del Botánico y hasta allá me voytodos los días. Me gusta ese jardín... No lo conozco,digo.¿Noloconoce?Puestienequeirundíahastaallí.Es uno de los lugares más hermosos deMadrid. Estácasi vacío. Va poca gente. ¿Quién tiene tiempo parapasear en las grandes ciudades? Hay árbolesmaravillosos, ejemplares magníficos. Y en primavera,las flores...Megustaen todas lasestaciones.Hastaeninvierno es una belleza. Ahora, en otoño, los coloresson inimaginables. Qué gamas de tostados, amarillos,verdes...Vayaustedundía.Yosueloestarporallíhacialasdoceyleadviertoquesoyunbuenguía...

Enloaltodelalomaelsoliniciasudescenso.Porun momento callamos los dos. A lo lejos, en elcomienzo de la sierra, entre dos montañas, se vasumergiendoelsolrojo,perfectamenteredondo.Luego,quedaenelcieloel recuerdodesu luz.Unrosafuertetiñeelhorizonte.Haciaeloeste,haciaPortugal,todavíaestará visible el sol entero. Pienso en los atardeceresqueOctavioyyovivimosenLisboa,mientraslasniñasjugaban cerca. El recuerdo de Octavio y el frío de latardesinsolmeestremecen.

¿Nos vamos?, pregunto. Y descendemos juntos,dosamigosancianosyunperro.Elancianomemirayson-' ríe. Ha sido un buen encuentro, asegura. Yo

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también sonrío. A eso le llamo yo los restos de, laspequeñashogueras.SiselocontaraaJuana,sereiríademíymediría,unavezmás,quenopuedoestarsola.Ome urgiría, con humor, a trasladarme a Madrid parapoder pasear conmi amigo por el JardínBotánico.Elamigo,dequiennosénielnombre,sedespidedemí,besamimanoconelegancia¿yunpuntodecoquetería?

Hecenadoconapetito.Heabiertolaventanayhecontemplado la noche fresca, cuajada de estrellas.Luego, he buscadomúsica en la radio y la he dejadopuestaenlamesaalladodemicama.

Nohepodidoencontrarningúnprogramadeópera.Me he detenido en Mozart. Sinfonía n.° 41, Júpiter.Creoqueestoyempezandoadormirme.

El clima de Madrid y de su sierra cercana megusta. Se parece a los climas de mi infancia y mijuventud.Mesetaymontaña.Hoy,porejemplo,hueleaverano todavía. O a comienzos del verano. Llega delmonte cercano un aroma de tomillo y romeroabsolutamentemío.Metraerecuerdosmásintensosquelaimagenvisualoeltimbredeunavoz.Sonmensajesprofundos,mensajes adormecidos en lomás hondodemimemoria. El tomillo es la fiesta de San Juan en elpueblo de mis padres. La noche de San Juan, lahoguera,elchocolatequetomábamosniñosyjóvenesalamanecer.Habíaqueirmuyabrigado;hastaenjuniolamontaña es fría. Era el único día del año en quepasábamos la noche fuera de casa. Todas mis amigasteníanhermanosmayores.Noscuidaban,nosvigilaban.

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Cuandoelsueñonosvencía,nosinstalabanenrefugiosnaturales excavados en la peña. Llevábamos mantastejidaspor lasmujeresdelpuebloen las largasnochesdeinvierno.Despuésdelaescaladahastaloalto,hastalaladeraquecoronabalamontañarocosa,despuésdelahoguera y los cantos y las risas, estábamos exhaustas.Pronto amanecería y era entonces el momento másimportante de la fiesta. Cuando la hoguera quehabíamos saltado y adorado se iba volviendo brasa yhabíaqueprepararelchocolate,elgrandesayuno.

Sueño muchas veces con la casa de mis padres.Sueñosenlosquemezclopresenteydiferentestramosdel pasado. En ocasionesOctavio está allí. Yo le voymostrando cada rincón, la sala, la cocina, losdormitorios,elemparrado,elbancodepiedradondehepasado tantashorasdemi infancia leyendonovelasdeaventuras,ymástarde,enlaadolescencia,lasprimerasnovelas de amor. Recuerdo que en aquella época,cuandoyoteníadoceotreceaños,enlospueblossolíanmeter por debajo de la puerta un folleto con elcomienzodeunanovela.Lostítuloseranmisteriososytentadores.Rosa,lahijadelamoroDemadresolteraareinadelhogar.Lasportadasofrecíandibujosrealistas,de trazos fuertes y gruesos. Perfiles angelicales orostrosavejentadosporelsufrimiento.Yomeapropiabainmediatamente de los cuadernillos y los leía aescondidas,peromequedabaconlamielenloslabios.Después de cuatro o cinco páginas se acababa lahistoria. Continuará. Pero había que suscribirse, pagarunacantidadpararecibirtodaslassemanaslasnovelas

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porentregas.Nuncaconseguíconvenceramimadredesemejantetrato,ysólouna,Amorypecado,pudeleerlacompleta, porque me la prestó una amiga afortunada.Los mundos apasionados y terribles que las novelasreflejaban, los abismos de vicio a que se veíanexpuestas muchachitas imprudentes me dejabanimpresionada. La honra, el desengaño, el rechazopaterno a las jóvenes perdidas no acababa decomprenderlosdeltodo.Peroavivabanmiimaginaciónymeturbabanconeldeseodesabermás,dedescubrirmásacercadeesavidapeligrosayabocadaaldesastreque describían minuciosamente los autores de lanarración...Enlasnochesdeinvierno,lasmujeresdelacasasereuníanenlascocinasdelpueblo.Unaleíaylasotras escuchaban y luego surgían los comentarios, lasinterpretaciones, los juicios morales. Recuerdo un díainsólito en quemimadremié dejó dormir en casa deunaamigaporalgunarazónquenologrorememorarypude participar en el rito narrativo. La escasa luz, elfuegodelhogararasdelsuelo,enelquehervíaalgoenel puchero colgado de un gancho, impregnaban elrecintodeunaatmósferafantástica,decuentodebrujasy maleficios. Sin embargo, lo que atraía a aquellasmujeres,lohecomprendidomástarde,noeralomágicoque yo imaginaba sino lo humano de las situaciones,con las que sin duda se identificaban unas y seatemorizaban otras. Cuando se agotaban loscomentarios,seproducíaunsilenciopensativoentrelasreunidas. Hasta que la mayor, madre o abuela,levantabalasesiónydirigiéndosealasjóvenesalertaba

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delahora,elsueño,eldescanso.Mientras,loshombresya llevaban mucho tiempo dormidos. Llegaban de lacalle cansados del trabajo y la taberna, cenabanfrugalmente y se despedían con un murmulloininteligible, entre queja y gruñido. De todo esto lehabía hablado a Octavio en las noches cálidas de laHacienda,cuandosalíamosalporcheonosquedábamosen el patio, con el cielo por techo y el perfume deljazmín envolviéndonos por completo. Era un buenmomento para las confidencias del día o el regreso alpasado.Generalmenteerayolaquehablabaenmiafándemostrarme como era para queme conocieramás yme comprendiera mejor. Cuando en mis sueñostransporto a Octavio a los lugares de mi infancia,continúo aún dominada por ese empeño de hacerlepartícipedelospasosperdidos,lasexperienciaslejanas,todoloquepudieradarlenuevasfacetasdemímisma.Él hablaba poco de su pasado. Resúmenes escuetos,datos sueltos que surgían al hilo de la conversación.Peroraravezunintentodecontaralgoquetuvieraqueverconlosafectosdelainfancia,elamorylapasióndelos años jóvenes.Yo lehabíahabladodeEzequiel, denuestro matrimonio y de mi convicción de que lanuestra había sido una unión basada en el cariño y elcompañerismo más amistoso, pero muy alejado de loqueyoentendíaporamor.AOctavionolegustabaquehablaradeello.Nosésieraporcelosretrospectivosoporunaespeciedecríticafuriosaaloqueélllamabamiincreíble frialdad: ser capaz de casarme sin estarenamorada, de tener una hija y de vivir con Ezequiel

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hasta sumuerte. Si yo le preguntaba por lamadre deMerceditas, me contestaba taciturno: la adoraba. Locual me encogía el corazón, porque sabía que nuncaborraríaaquellahuelladelamorvividoconotramujer.Los dos guardábamos silencio y él se levantaba conenergía, me cogía de la mano y me conducía aldormitorio sin palabras. Del patio ascendía el aromamareantedelgalándenochequeOctaviomandóplantarbajonuestraventana.Enlasnochescálidaselperfumenos trastornaba. Las flores pequeñas, los racimos defloresquepermanecíancerradosporeldíaseabríanalanochecer y desprendían un olor dulce y sensual. Alcerrar la puerta, Octavio me abrazaba con fuerza, mebesaba y me decía: No hables siempre del pasado.Estamosvivoslosdosynosqueremosconlocura.Conlocura, nos amábamos hasta la madrugada. Misangustias se evaporaban y me sentía mujer completa,arrebatadapor lavehemenciadeOctavioyelardordemi propio delirio. Yo siempre había creído que elsegundo hombre, el segundo marido, sería unaexperiencia tranquila, una compañía y un afectoprofundo. Pero en mi caso fue todo lo contrario. Alvolver del viaje de novios yo pensaba: ¿He estadocasadaalgunavez?

Hacetiempo,¿unmes?,quenovoyacomeracasadeJuana.Habloconellaporteléfonotodoslosdías.Séque están muy ocupados, Sergio anda metido en laredacción provisional de la Constitución. Un grantrabajo de grupo, con gente de diferentes partidos

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políticos.Haydificultades,pero tienen laesperanzaderesolver los problemas que se presentan. Españanecesita una Constitución para poder hablar dedemocracia. Juana sigue orientando su actividad hacialosproblemasderelaciónconlaAméricaespañola.Meparecemuy bien. Es su carrera, sabe de eso. Y lo havivido.Pasoapaso,Juanavaconstruyendosudestino,enérgicaydecidida.Comoella es.Eldestinodependede unomismo, de la manera de ser y también de lascircunstancias, desde luego. Pero sobre todo de unomismo. Parece que las vidas se van desarrollandoregidasporlacasualidadynoesasí.Eldestinoescomouna cadena de actitudes, de hechos que llevan a unaconsecuenciafinal.Parececasualperoeselresultadodeun plan, de un programa inconsciente en parte y enparte elaborado. Por eso, nadie escapa a su destino,porque nadie escapa a su carácter. Yo misma estoydonde ahora estoy por mi carácter. Si nunca hubieraqueridomoverme, si no hubiera creído en lo que nosespera lejos y fuera de nuestromundo, nunca hubieraarriesgado mi esperanza de una buena plaza en unaescuela cercana a mi familia. Tampoco hubiera ido aMéxico si no hubiera creído en lo que creo: que elmundo está esperándonos para que lo veamos y lotoquemos.Yesoqueyobienpocasocasiones tuve enaquellosañosdurosydifícilesdemijuventud.HayqueveraJuanay,todavíamás,hayqueveraMiguel.Vayvieneporelmundoasusañosynoselimitaparanadaalasposibilidadesqueleofreceestepaísnielotro.Quépocosedecidea regresarconsupadre.Desobrasabe

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que la libertaddeviajardepende sólodeél,de loquehaga,nodeloquelediganlosdemás.Noquiereestaratadoanadieyhacebien.Jovenylibre,ciudadanodelmundoy preocupado de los problemas de esemundo.Comprendo su interés por las gentes de países quevivenenlamiseriamásabsoluta.Elmedice:Gabriela,por qué sólo vamos a preocupamos de nuestrosproblemas. Hay tantos en el mundo. Sí, le respondo.Eso sentí enGuinea cuando comprobé quemi trabajoallíeraigualdeútilomásútilaúnqueelquehacíaenEspaña.YlovolvíasentirenMéxico,enlaescueladelaHacienda.Sí, ledije.Si yo fuera jovenahora comotú,siyohubierapodidoelegiruncaminomásanchoenel mismo sentido de ayuda a los demás, me hubieragustadoserinvestigadoradeenfermedadestropicalesomédico en la selva americana, no sé... Miguel mecomprendeyyocomprendoaMiguel.Dealgúnmodo,losdossoñamoslosmismossueños.

Debería usted ir al médico, me dice Antonia.Porque me ha visto contemplar mis manos, la unadandomasajealosdedosdelaotrayseguramenteconungestodeinquietud.Ellahaobservado,lomismoqueyo, que mis dedos se van deformando a golpes.Primero, lospulgares.Seensancharon losnudilloscondolor, parecía que de un día a otro se me habíanensanchadoloshuesos.Luegosedetuvoeldolor,perola inflamación no desapareció.Los dedos se quedaronpara siempre más anchos. La articulación se volviómenosflexible.Esdifícildoblarcompletamenteeldedo

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enestascondiciones.Luego,aisladamente,todosfueroncambiando. Algunos sin dolor, sin darme cuenta.Extiendo las manos, me contemplo los dedos y loscomparo. En general, la derecha está peor. Pasa eltiempo y un día el anular izquierdo empieza a doler.Casi lo veo crecer, aumentar el hueso. ¿Por qué estadeformaciónqueproducelavejez?¿Porquélavejeznodeberíalimitarsealadebilidad?

Hayqueencenderlacalefaccióntodoslosdías.Yano es suficiente con la chimenea al atardecer. Me dapereza salir. Muchos días no me asomo ni al jardín.Crazymemiraasombrado.¿Nodamoselpaseohastalaloma?No,Crazy.Estoycansada.Elotoñoesduroparamí.Luego, cuando el invierno llega, ya está el cuerpoacostumbrado al encogimiento del frío, a las piernasentumecidas. Cuando yo abandoné las heladas deCastilla, el frío de Castilla fue como volver a nacer...Cuando llegué a México yo me decía: Va a ser lomismo este calor, estos olores, esta tierra... Es verdadquetambiénmedecíaotrascosasamímisma:Vaaserlo mismo el amor en el trópico que en los montespeladosyquemadosporelhielo,enelpolvonegrodelaminaqueserespiraatodashoras.Vaaserlomismoelplacer de abrazar este cuerpo de hombre suave yvibrante, este fuego, este dejarse ir, este morder laalmohada para ahogar los quejidos del placer... Laverdadera Gabriela es la de México, Juana, deberíadecirleamihija,quesiempremehatenidoporaustera,sacrificada, dura. Juana, nome conoces. Es difícil serencadamomentocomorealmentesomos.Siyoadopto

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una postura exagerada ante un acontecimiento o mevistodeunmodoquemeparece excéntricoo comoybebomásdelacuenta,tengoremordimientos.Esoesloheredado,lorespiradoenmiinfancia.Loquemimadreme inculcó. Lo que mi padre entendía por recto yacertado. Y sin embargo yo, íntimamente, siempre hequeridoserexagerada,excéntrica,excesiva.Siemprehequeridovivirintensamente.Comotúdices,Juana:Sólotenemos losmomentos alegres. Tienes razón, pero yoluchoentre lasdosGabrielasquehayenmí, laque túcreesquesoyylaqueyo,enelfondo,quieroseryhesidoaveces.Laquenosoyahora,porejemplo.Sino,estaría en la ciudad, viendo pasar los coches desde laventana, observando la calle, sintiendo el rumor de lavida afuera. Saliendo a comprobar que todo palpita,sucede, cambia. Sin embargo,me limito a contemplardesde esta ventana el jardín inmóvil, la cercanía delinviernoquellegapocoapoco,consualientofríoysurastrodestructor.

HerecibidocartadeMéxico,deAdela,lahermanadeOctavio.La pobre está desconsolada con la noticiaque me da: Ramón, el solterón eterno, el bondadosoRamón que tanto ha cuidado de su hermana y de susobrina Rosalía, se va a casar. Lo leo dos veces.Imposible.PiensoenelRamónplácidounpocotímido,unpocoapagadoqueconocí.Siemprepresente,peroala vez lejano a todo. Me lo imagino en su butaca,adormilado después de comer, sin intervenir nunca enlos asuntos familiares a no ser para ocuparse de

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problemasprácticosderivadosdelaadministracióndelpatrimonio. Ramón, que se había convertido en unaespecie de compañero fiel para su hermana desde queella enviudó, Ramón, el padrino-tío de Rosalía... Yahora,¿sevaacasar?Loquenohizonialostreintania los cuarenta lo va a hacer a los sesenta. Señor, diceAdela, ¿por qué me mandas esta cruz? Sigo leyendo,me pregunto: ¿Quién es ella? Y al saberlo, no meparece tanto disparate.Ella es unamujer de cincuentaaños, conocida, viuda, sin hijos, amiga de la familia,buenapersona,quevivemuysola.

Empezó a venir a visitamos, no sé por qué, conmásfrecuenciadelaacostumbrada.AlprincipioRamónno se inmutaba. Sólo la cortesía de siempre que yaconoces.Luisa,¿unatazadeté?,Luisa,¿teacompañoacasa que no son horas?, Luisa, ¿vienes a almorzar eldomingo? Pero todo sin salirse de lo educado, de losocial, de la amistad sin más. Un día ya me chocó,escribeAdela, porqueme dijoRamón:Adela, ¿qué teparece queme ponga, que voy a salir con Luisa?Mechocó, pero nome preocupé porque, al fin y al cabo,que salieran los dos en buen plan, dos solitariosmayorcitos,respetables,¿cómoibaainquietarme?Perohijamía,Gabriela, ésta fue laprimeravezy envariassemanasserepitiólacitamuchasveces.YRamón:Noandobienderopa,Adela.VamosairalteatroovamosairavisitaraunasamigasdeLuisa.Hastaqueundíame planté delante de él y le dije: Ramón, tú vas aexplicarme ahoritamismo loque te ocurre.Porquenoesnaturaltantasalidalosdossolos,tantoLuisaytanto

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arreglarte y tanto espabilarte, tú, que antes te pasabaslas tardes adormilado... Y ahí le tienes que se meencrespaymedice:Notemetasenmiscosas,Adelita,queyavasiendohoradequevivamivida.Jesús,Jesús,siOctavio levantara la cabeza...Yonovolví a decirlenada y ahí convivimos sin apenas hablamos, con unenfadodeesosdehermanoscuandoaúnvivesenlacasade los padres. Un enfado juvenil, quiero decir. Hastaqueunatardesemeacercaymepasaelbrazopor loshombros, yo de espaldas sentada en mi butaca yhaciendocrochet.Yélquemeaprietaloshombros,talcomometenía,medioabrazada,ymedice:AtiéndemeAdelita, que tenemos que hablar... El corazón meempezóalatiratodavelocidad.Desobrasabíayoqueallí iba a suceder algo grave. Y así fue. Sin máspresentación me lo soltó: que él y Luisa pensabancasarse,quelavidaescortaynohayquedejarlapasar,queellossehabíantratadoyabastanteyestabanmuydeacuerdo en todo y, dado que ella no tenía hijos ni élobligaciones, quémejor cosaquevivir juntospasandoporlasacristíacomoesnatural...LacartadeAdelameentristeció y me hizo sonreír al mismo tiempo. PobreRamón,encerradoensu indolencia,su indecisiónysucomodidad. Sin más futuro que el de sus sobrinasRosalíayMerceditasysuhermanagruñonaymaternal,protectorayprotegida.EldolordeAdelateníaquevercon lasoledad.Suhija lejos,enEstadosUnidosdesdehace años, siguiendo el rumbo de los negocios de sumarido.Visitándolesysiendovisitadaenfechasclave,Navidad,cumpleaños,aniversarios.Adela,solaya,pero

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conRamónencasa...Gabriela,cómoteechodemenos.Tú eres serenayme tranquilizaríasmucho.Sé quenovendrás,peroquieroquesepasqueparaRamónseríalaalegríamayortenerteconnosotrosparaestasfechasatiy a Juana y al marido de Juana, aunque no leconozcamos.Miguel pasó hace poco por aquí, vino aPuebla desdeCiudad deMéxico, donde estaba con supadre.Élnoshaprometidoquevendrá.Ymetemoqueserá el único de esta cortísima familia española, tanquerida.

HabléconJuanaporteléfonoyseechóareír.Nolo puedo creer, decía. Es imposible... Pero yo estabaaquejada de un ataque de melancolía. Pobre Ramón,pensaba.Y, almismo tiempo, dichosoRamón, quehaencontrado tarde, pero aún a tiempo, su compañía. YAdelasola.Nosabesloqueesestasoledad,meexplica.Noquierocontestarle:Sílosé.TúhastenidoaRamónhasta hace unos días sólo para ti. Yo vivo sola porelección desde hace años. Tu hija está en Chicago,lejos,esverdad.Lamíaestáapocoskilómetros,perosulejanía esparamí igualmente real.Porqueella está ensusasuntos.Yyolanguidezcoenestaespeciedelimbodel que no puedo salir porque no encuentro la puertapormuchoquemeesfuerceenbuscarla.

Lasoledad.Unoslabuscan,lanecesitan,laeligen.Otros se consumen en ella. Está empezando a llover.Una lluvia suave y fina. De esas que nos cala sinnotarla.Necesito salir. El impermeable, la capucha, elparaguas.Nosvamos,Crazy,a respirarairepuro.Hoynohaysolnipuestadesol,peropodemossubirhastala

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lomadetodosmodos.Estalluvianomolesta.NoeslalluviadeMéxicoquecaedegolpeyloarrollatodo,esviolentaydescontrolada.Yluegosaleelsol.Peroéstano es lluvia seria. Cae despacio, resbala sobre elparaguas, sobre el impermeable, sobre tu piel. Nogolpea, acaricia la lluvia. Estamos en otoño. Hay queestarpreparadosparalatristeza.

Cuando yo era niña la lluvia era una tortura, unimpedimento importante, porque con la lluvia no sepodíasalirdecasa,nosepodíajugarfuera,enlahuertaoenlapraderacercanaalrío.Nosepodíabuscaralasamigasdelascasasvecinasparacorrerysaltaroestarsentadas charlando sobre el muro de piedra de lacarretera. La lluvia era un enemigo de los niños. Lospastores secolocabanmantaspor lacabezaogorrasysombreros viejos y aguantaban la lluvia si no habíacercaunrefugioounacuevaprotectora.Perolosniñosno necesitaban salir.Al terminar la escuela, envueltosen mantones de lana, había que regresar a casa yquedarse allí hasta la horadedormir.Mimadre temíaloscatarros,laspulmonías,lasgravesconsecuenciasdeuna mojadura en aquel tiempo sin impermeables nipenicilina.Más tarde,'cuando Juana nació, yo puse enpráctica lanormademimadre:Si llueve,nosepuedesalir. Juana me miraba reclamando justicia ycomprensión,peroyohabíaheredadoconlameticulosapasiónporloscuidadosdemihijalasrotundasmaníasdemimadre.Hoy,solíadecirme,anoserporverdaderanecesidad no se debe salir a la calle. La necesidad se

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presentó un día lluvioso, en forma de un arrebato decampanas que llamaba a concejo a los vecinos. Algograve ocurría. Mi madre se lanzó a la calle paraaveriguarlo.Mipadrenoestabaencasa.Mequedésolaymiprimerareacciónfuesalirdesabrigadacomoestabayponermeenmediodelacalledesiertaarecibirelaguacon los brazos abiertos. Con la caramirando al cielo,mebañabaenlalluviaprohibida.Nunca,nuncadisfrutémásdelagua.Lanormatransgredida,ladesobediencialiberadoraseuníaalplacerfísicodelaguafríasobremiropaempapada.Micuerpochorreaba;elpelo,comounpequeño paraguas, desprendía, de cada mechón, hilosde agua que caían en círculo sobre mis hombros. Alpocotiempoempecéatiritar,entréencasa,mecambiéderopaymeacerquéalfuegodelacocinaencendida.Cuando llegómimadre todavía tenía el pelo húmedopero ella no se fijó. Venía muy seria. ¿Qué haocurrido?, le pregunté. Me miró fijamente, comovolviendo de una honda preocupación y me dijo: Hadesaparecido la hija del cartero, la pequeña, la de lostirabuzonesrubios.Laestánbuscandoloshombresporel monte y el río... Apareció dos días más tarde,flotandoenelagua,unpueblomásabajo,conelcuerpohinchadoylostirabuzonesdeshechos.

Todas las noches leo un rato antes de dormir.Lalectura me serena, me da ocasión de sumergirme enotrasvidas,otrosambientes,otrospaisajes.Viajandoenel libro, página a página me llega la paz. Muchasnochesmeduermoconlaluzencendidaymedespierto

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al cabo de unas horas, herida por el resplandor de lalámpara.Hoy estoydistraída y nome concentro en loqueleo.Cierroellibro,apagolaluz.Piensoenlacartade Adela. Conversaciones, escenas, situaciones en lasqueapareceRamón,elRamónqueyoconocí.Tratodeadecuarlo a este Ramón que va a empezar una nuevavidaasuedad.Tienealgodeconmovedoryestimulanteestadecisióndeunhombreyamayor.Quieredecirquenunca es tarde para vivir. Esa capacidad paraincorporarse a proyectos aparentemente absurdos apartirdeunaedad,meparecealentadora.¿Acasoyonoacaricio de tarde en tarde planes fantásticos queencierranunanuevaposibilidad?

Un coche se detiene en la calle. El vecino de allado. La puerta del garaje se cierra de golpe. Estoycompletamentedesveladaperonoenciendo la luz.Medeslizoporun tobogándedivagaciones.Si toco fondome dormiré. Vuelvo otra vez a Ramón. Qué extrañossomoslossereshumanos.Todalavidaquieto,Ramón,todalavidaajenoaloqueparalamayoríaeshabitual:encontrar la compañía de alguien para compartir lavida.Pero él no, él eradiferente, no reaccionaba a lastentacioneseimpulsosdelosotros.Yahora,alavejez,se encuentra con la mujer que había estado siemprecercayenlaqueélnuncasehabíafijado.Silahubieraencontradodeprontoenunlugarnuevo,sihubierasidounamujerexóticaenalgúnsentido,loentenderíamejor.PeroLuisaeslamujerdelapuertadeallado,elpaisajede tan conocido ignorado, no apreciado, no tenido encuenta de tan próximo y familiar. Si hubiera sido una

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mujercomoSoledad,atractiva,brillante,llenadevida...PeronofueSoledadlaqueconquistóaRamón.Soledadconquistó aOctavio, el hermanoque se habíamovidoen círculos sociales interesantes entre gentesaficionadasalamúsica,alarte,alacultura.ÉsaeralasociedadquehabíafrecuentadoOctavioyen laquesedebíadesentiragusto.Detodosmodos,escuriosoqueenningunodesusdosmatrimoniosactuóOctavioconlógica.Suprimeramujer,lamadredeMerceditas,vivíaaisladaenlaHaciendadesupadre.Eralaúnicahijadeunmatrimonio español afincado enMéxico. El padre,un labrador de un pueblo entre León y Galicia, unhombre pobre que luchó mucho y llegó a tener unaapreciable fortuna. Octavio conoció a aquella niña, aaquellaadolescente,ysecasóconella.LaencerróenlaHacienda y se despidió de su vida en la ciudad. ¿Porqué?, le pregunté un día. Se me quedómirando y yocreoquenofuedeltodosincerocuandodijo:Porhastíodeesavidaquefrecuentéenlosañosdeestudianteyenlosprimerosenqueejercídeabogado...Piensoquenoera sincero porque luego sucedió lo de Soledad, queencajaba muy bien en aquel mundo entre poderoso ybohemio al que él había renunciado.Cuandomurió lamadre de Merceditas, Octavio enloqueció. Fue dandotumbosporpaísesyciudades,siempreconsuñiñitaallado,hastaquellegóaEspañaydecidióiralencuentrode los abuelosde la niña.Los encontró escondidos ensu pueblo natal, viviendo en el abandono más total,ajenos a su dinero, a la fortuna que habían dejado enMéxico. Ni siquiera la nieta les sirvió de consuelo.

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Nunca se recuperaron de la muerte de su hija.RegresaronaEspañaparavivir en la locura.Enciertomodoloentiendo.Miguelesmaravillosoensímismo,peromipasiónesJuana.YoadoroaMiguelporqueeselhijodeJuana,suprolongación,suconsecuencia.Hayuncordónumbilicalquenohecortadonuncayquenosunealostres,JuanayMiguelyGabriela.Yqueundíameunirá,sinqueyo llegueaverlo,a loshijosya losnietos de Miguel. En esa cadena de seres que mepertenecenyalosqueyopertenezco,quierocreerqueirédejandopedazosdemímisma.Una formaespecialdésonreír,ungesto,elcolorde losojos, lamaneradeandarylaangustiaquemeinvadecadaatardecerdeundíadefinitivamenteido.

Con la inseguridad del exiliadome pregunto confrecuencia:¿Dóndeestáelnúcleodemivida?¿En lostreintayochoañosdeEspañaoenlostreintaytresdeMéxico?¿Pertenezcoaaquíoaallí?Enunodelosdossitios debo de estar de paso, pero no he logradoaveriguarencuáldelosdos.ElespacioqueyoocupabaenMéxico,elhuecoqueyollenabademodonatural,seha cerrado sobre sí mismo. Todo ha vuelto a quedarcomo antes de aparecer yo en escena. Y, al regresaraquí, el hueco que dejé al irme también se hadesvanecido. Se han borrado los límites que dabanformaamicuerpo,amipresencia.Yelvacíodemísehadiluidoenelvacíogeneral.He regresadoaunpaísirreal. ¿Por qué he vuelto? Ni una sola de lasexperiencias que viví tiene que ver con lo que ahora

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vivo.Aquellospueblos,aquellasescuelas,laRepública,la revolución de octubre, la guerra civil, handesaparecido.Lahistoriahaseguidosucursoytreintaytantos años han cambiado la faz de esta tierra.Me heinstaladoenMadrid,o,mejordicho,ensusalrededores.Vivounavidaaisladaenunpaísquemedapocoyalque yo no doy nada. He vuelto demasiado tarde paraincorporarme a la vida activa, para compartir con losjóvenes la aventura de la libertad. Les oigo hablar,entusiasmarse, proyectarun futuro sin errores.Hayunnuevo dios en las ideologías: la economía. Derechas,izquierdas,centro:economía.Séqueesoesimportante,pero insistomachaconamentecon Juanay susamigos.¿Creéisquehahabidonuncaunpaíslibresinunsólidocimientocultural?Educadalosniños.Educadlosenlatolerancia, en la solidaridad. Transmitidles lo másimportante que tenemos: la herencia cultural... Se mequedan mirando con respeto, momentáneamentedistraídosdesusueñoeconómico.Esverdad,asienten,yalosabemos.LuegocitanaMachado,aHernández,aAlbertiyaPicasso.Losabemos,notepreocupes,peroantesquenada,loprimeroesquelagentecomamejor,reciba asistencia sanitaria, enseñanza gratuita.Llegamos a ese punto de acuerdo que nos une y nosidentifica.Pero tengomiedoa lahistoria.Alahistoriavividayalaaprendidaenloslibros.Siempremellevaal mismo final: un final desastroso. Si me hubieraquedado enMéxico, ¿habría acertado? Sin Juana, no.Ella, lejana y ocupada como está, sigue siendo laprincipal razón de mi existencia. Prefiero este

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aislamientoelegido,este lugarajenoamividapasada,pero teóricamentemío, a laprolongacióndel exilioenlaabundanciaquemeproporcionólabodaconOctavio.Mientras duró, fue hermoso. Pero no hubiera podidoseguir. No desde que Juana nos abandonó. No sinJuana.YsinOctavio.

Medespiertoconlaprimeraluzdelamañana.Unaluzfría,grisácea.Unaopresiónangustiosamesubedelpecho a la garganta. Entre brumas somnolientas sereavivan las imágenesdeunsueñoquehe tenidohaceun momento. En el sueño, alguien llama a mi puertaaquí, en esta casita en que vivo y duermo. Bajo lasescaleras.Abro lapuerta sinpreguntarquiénes.Enelumbral está Soledad, pálida, delgada, envejecida. Meatenazaelmismodolorquemehadespertado,lamismatensión. Soledad no habla. Tiene los ojos llenos delágrimas. Yo apenas puedo articular palabra, con estatorpeza para moverse o expresarse que sobreviene enlos sueños. Trabajosamente pronuncio tres palabras:Octavio no está. Ella parece no creerme. Mira a sualrededor.Seacercaaunamesacercanaalachimenea,toca levemente los marcos de los portarretratos: lasfotografías son todas deMiguel.Miguel niño,Migueladolescente,Miguel.Giraen redondobuscandocon lamiradaun rastro,unahuelladeOctavio.Yomuevo lacabeza,negandolapresenciadelhombrequeellabusca.Soledadllevaelmismotrajedeldíaenquesefueparasiempre,cuandoOctaviolaacompañóhastalafronteracon Guatemala. Como entonces, ella se dirige a la

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puertaymedice:Adiós.Eldespertar coincideconelgolpede lapuerta al

cerrarse tras ella. Me levanto de la cama y bajo lasescaleras. Necesito comprobar que no ha sido real elportazo del sueño. El motor de un coche alborota lasilenciosamañana.Elvecino.Lapuertadelgaraje.Essu hora de salir. La última oscuridad se confundetodavíaconlaluzdelamañana.Crazyhabajadodetrásdemíy esperaque le abra lapuertade la cocinaparasaliraljardíndelapartedeatrásdelacasa.Vuelveenseguida, huyendo de la humedad y el frío. CuandoAntonia llegue, lo sacará a la calle para dar su paseomatinal.Esperaquemeprepareeldesayuno.Sesientacerca de mí y sigue mis movimientos con sus ojoscastaños.Lasorejascolormiel,tiesas,atentasalmenorsonido, latiguean imperceptiblementecuandomueve lacabeza.Cuandoalfinmeinstaloenlamesa,mueveelrabo y la boca semiabierta se dispone a recibir unagalleta. Es el rito cotidiano. La mañana transcurredentro de esa atmósfera oprimente que ha creado misueño. Seguramente sólo recuerdo el final, pero huboalgo, antes, que hizo aflorar del subconsciente a esaSoledad desconocida. Porque, en la realidad, Soledadnuncahubierallorado.Entróencasasonrienteycuandosemarchó para siempre, cuandomedijo adiós, estabaseria.Pero llorar,no.Llorar,nunca.Duranteel tiempoqueestuvoenlaHacienda,Soledaderalavivaimagende la alegría. Los inditos de la escuela la adoraban.Cadadíaletraíanpequeñosregalos.Unafruta,floresdecoloreshechasdepapeldeseda,pulserastrenzadascon

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lanas rojas, amarillas, azules. Desde que llegó me dicuentadequeeralaayudanteperfectaparamitrabajo.Pintaba con los niños, bailaba, cantaba.Hacía todo loqueyosoñabaparalaescuela,loqueyosolanopodíahacer con los alumnos aumentando día a día. Soledadnos fascinó a todos. Juana la buscaba para hacerleconfidencias,parapedirleopiniónensusproblemasdeadolescente.RemediosreíaenlacocinacuandoSoledadentraba y le reclamaba o le regalaba recetas. Contabahistorias, pedía información de las gentes que nosrodeaban en las casas dependientes de la Hacienda.Soledad era alegre, arrolladora. Su atractivo físicoalcanzabaatodos,seextendíahastaelúltimorincóndela Hacienda. A su paso todo se volvía luminoso. Sí,Soledad irradiaba un resplandor especial. No tardémucho tiempo en darme cuenta de los efectosdevastadores de su presencia, sobre Octavio y, enconsecuencia,sobrenuestravida...

Antonia me encuentra dormida. Me zarandea unpoco.Señora,señora.Quésustoverlaasí,dormidaenlabutaca.Yluegolapuertaabiertayelperrotumbadoalaentrada,bienatravesado,esosí,paraquenoentrenadie.Mehadadounvuelcoelcorazón.Hepensado:AdoñaGabrielalepasaalgo...No,Antonia,nomepasanada,ledigo.Nopuedoexplicarlequemehadespertadounsueño.Unsueñodeúltimahorade lanochequesehacruzadoconlosprimerosruidosdelamañanayhasidotan intenso que me ha llevado a revivir, con los ojoscerrados y la mente confusa, sensaciones intensas delpasado.SevequenoheconvencidoaAntoniaporque

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al mediodía llama Juana entre alarmada y molesta:¿Quéesesodemadrugarmásde la cuentayquedartedormida en la cocina con la puerta abierta? Mamá,mamá, no vivo tranquila con esta situaciónque te hasbuscado...

Pobre Juana. No puede soportar el peso de laresponsabilidad que tiene conmigo. Quisieraconvencerla de que no le reclamo nada, ni mearrepiento de haber vuelto, ni de vivir sola.Tímidamente,laconozco,medice:Lapróximasemananos vamos a París... Sí, un grupo de compañeros...Tenemos que encontrarnos con algunos lídereseuropeos...Mamá, nos hemos convertido en el primerpartidode laoposición,enelúnicopartido importantede la izquierda... Luego se dedica a hablarme deEuropa,deloimportantequeesEuropaparanosotros...La interrumpo: Juana, no habrás olvidado que cuandoterminastetucarreraaquí,enMadrid,yoteanimabaairaParís,acontinuarallítuformación.Peroteempeñasteen regresar aMéxico... Se lo digo con cierto tono dereproche,no lopuedoevitar.Peroella sabeque tengorazón.Cuando quiso venir a estudiar enEspaña yo loaceptéytuvemiedo.Pensé:Ahorasequedaráallíparasiempre. La perderé, tendré que renunciar a Juana.Cuando ella se vino a España, Octavio todavía noestaba enfermo, pero se había vuelto melancólico ytiernodespuésdelepisodiodeSoledad.Yomesentíaenpaz conmigo misma y con los que me rodeaban. Lascartas de Juana llegaban periódicamente. Me contabamuchas cosas. Pero yo tenía miedo a que se metiera

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demasiado de lleno en la vida política de losestudiantes. Pensaba que no podía resistir otrorevolucionarioenlafamilia.ElrecuerdodeEzequiel,sudetención después de la revolución de octubre, susmeses de cárcel y, al poco tiempo de salir libre, laterribleinjusticiadesumuerte,meobsesionaban.Juanasólo vino una vez a visitamos. Durante aquellos añoseradifícil viajar, pero cuando supoque la enfermedaddeOctavio era grave, apareció en laHacienda y pasóunas vacaciones con nosotros. A los pocos meses deregresar a Madrid murió Octavio. Cuando, al pocotiempo,meanuncióquevolvíaaMéxicoconsu títulode licenciada bajo el brazo y su nostalgia de todosnosotros,tuvemiedoylaaniméaquedarseenEuropa.Así somos los humanos de contradictorios. Yo queríaquevolvierayquenovolviera.Queríatenerlaamiladoy al mismo tiempo estaba asustada por una intuiciónqueme hacía temer que el regreso de Juana fuera unespejismo después del desencanto sufrido en MadridconaquelSergiojoveneinmaduro.Yasífue,porqueelencuentro con Alejandro, su entusiasmo por elindigenismo que él le transmitió, era una reaccióncontra aquella patria primera y una aceptación furiosade México. Ese nuevo encuentro amoroso, enaparienciadichosoyacertado,diopasolentamenteaunenfrentamiento y a un enconado desacuerdo.Yo sabíaque losañosdeEspañahabíansidodecisivosynomeextrañónadaqueundíaJuanavinieraa laHaciendaaverme y a explicarme que necesitaba alejarse deAlejandroymarcharseporalgún tiempoaEspaña.No

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sólo con el fin de serenarse sino también con laintencióndéverporsímismaloscambiosque,pocoapoco,ibanapareciendoenelpaís.Mipaís,habíadichoJuana, está renaciendo, está entrando en una etapa deaperturaalmundo,semueve.Yyoquieroestarallí...

Miguel se quedó conmigo. ¡Tantas veces me lohabíandejado!EnlaHacienda,Miguelerafeliz.Enmiescuelahabíaaprendidoajugar,aleer,acontar.Ahoravolvería a tenerlo para mí, probablemente por untiempo largo. Y fui la abuela más radiante queimaginarsepueda.

Haciamediodíalevantaelsol.Juanahadichoquevendráavermemañana.Ymehaobligadoaprometerleque iré a comer el domingo. El sol de septiembremereanima.Cojo la correa yCrazy entiende almomentomi mensaje. Salimos los dos a paso ligero, damosnuestrapequeñavueltaquesehaconvertidoenhabitualpara pasar ante El Paraíso. Un enorme cartel sobre lafachada anuncia que va a abrirse una residencia deancianosenaqueledificio.Unbrevesobresaltoaceleraloslatidosdemicorazón.SeacabóElParaíso,pienso.Se acabó el viejo. El Paraíso se llenará de ancianoshuérfanos. Volveremos a nuestro antiguo camino. Noquieroverlacaraaterradoradelavejezenesosfuturoshuéspedes de El Paraíso. Me saludarán, me miraránadmirados de mi libertad. Creerán con razón que soyunaafortunada,unalibertaaquiensusdueños,sinpedirnada a cambio, han regalado una forma de vidaabsolutamenteenvidiable.¿Yelanciano?,mepregunto.

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¿Habrá encontrado un sitio propio o habrá sidodepositado a su vez en otra instituciónmás cercana ycómoda, pagada con el producto de este Paraísovendidoyperdidopara siempre?Lecuentoa Juana lahistoriadelanuevaresidenciaylospobresviejos.Selodebo de contar de una forma entristecida y cómicaporque se echa a reír y dice: Te advierto que hayresidencias muy elegantes. Hay una cerca de ElEscorial,dondeestálamadredeunamigonuestro,queesunaauténticacincoestrellas...

Cuando Juana era niña ya tenía afición a loscollares, las pulseras, los trajes bonitos. Al ver miasombromimadretratabadeexplicarmequeJuanaeracompletamentedistintaamíyqueteníaqueaceptarlo.Juana siempre fue alegre, soñadora, imaginativa.Proyectaba constantemente historias fantásticas, viajesdeslumbrantes. Sus dibujos estaban llenos de hadas,princesas, palacios. Le atraía lo nuevo, lo exótico, lofastuoso.Nosédedónde leveníaese instinto.Noerademínidesupadre.Laausteridady laautodisciplinapresidieron nuestra vida en común los años que duró.SólocuandoencontréaOctavioempecéapercibiryo,casisindarmecuenta,elvalordelosobjetoshermosos.No como jactancia, no como símbolo de una clasesocialsuperior,sinolosobjetoscomoposeedoresensímismos de gracia, armonía, belleza. Juana valorabadesdemuyniñalacalidaddeunatela,elbrilloapagadode lamadera noble, el contraste de la línea arriesgadaenundiseñomodernoal ladode ladifícil sencillezde

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una creación clásica. La percepción de la belleza delmundo, un paisaje, una flor, un animal, un árbol, latransformaban. La fuerza violenta de la belleza teníapara ella, desde muy pronto, un valor excepcional.Éramos diferentes, como mi madre adivinaba. Mássabiaqueyo,mejorobservadora,loqueyotomabaporunfrívolojuegodeimitaciónera,yaenlosañosdesuinfancia,undespertardelasensibilidadestética.Desdeaquellacocinaquehacíalasvecesdecomedor,saladetrabajo, sala de estar y de vivir, desde la pobrezaforzosadesuinfancia,ellahuíaamundosmásalegresconlaimaginaciónylalectura.Y,consuintuiciónparaseleccionar,JuanaencontróensuamigaAmelia,queleabriósucasaconfortable,decoradaconelbuengustoylasencillezdelaspersonasrefinadas,unaformadevidaque ella andaba buscando, alegre y rica y plena deposibilidades.Allí,enaquellacasa,conocíundíaaunamigodelospadresdeAmelia:Octavio.DemodoquefueJuana,elinstintodeJuanaparadistinguirlomejor,elquenosllevóacambiarelgirodenuestravida.

Cambió Juana, cambié yo, cambió nuestrarelación. Al principio seguíamos pendientes ydependienteslaunadelaotra.AquellosprimerosañosenlaHaciendayomirabaaJuanaymedabacuentadeque, a veces, sufría. Aunque todos la recibieron muybien y fue desde el principio una tierna amiga deMerceditas,aunqueRemedioslaadoptóalinstanteylacolmaba de cariño, Juana sufría. Creo que erainevitable.Octaviosehabíainterpuestoentrelasdosdeunmodofísicoevidente.Unapuertasecerrabatodaslas

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nochestrasnosotros.¿QuépensaríaJuana?¿Temíaqueya nunca volveríamos a estar juntas como antes? Nohablábamosdenuestrossentimientos,apesardequeeldía era largo y había muchas ocasiones para laconfidencia. Pero esas formas de comunicación nuncahabían sido las nuestras. Sin palabras, sin expresionescariñosas ni protestas de incondicionalidad, yomostrabademilmanerasaJuanaquetodoseguíaigual,que nada ni nadie cambiaría nuestra profunda unión.Mástarde,enlaadolescencia,fueellalaqueempezóamostrarse reservada y un poco lejana. La llegada deSoledad contribuyó a esa nueva situación.EnSoledadhabíaencontradolaamiga,lainterlocutoraideal.Joven,peromayorqueella.Mayor,perosuficientementejovenparaponerseenellugardeJuana,aconsejarla,animarlay servirle de guía. No pensé en ningúnmomento queesa influencia fuera negativa. Soledad era inteligente,había vivido ambientes interesantes, había viajadomucho.Vibraba,seentusiasmabacontodo.LarazóndesuretiradaanuestraHaciendateníaquever,alparecer,conunamorfrustradoquehabíavividoconunhombremuy conocido en los medios influyentes de México.SoledaderaparaJuanaunaheroínadenovelaytambiénunnortequemehabíasustituido,enparte,enesaetapade su vida. Si las cosas no se hubieran torcido, si elrumbodelosacontecimientosnonoshubieraalejadoatodos, unos de otros, quizás Soledad hubiera sidotambién esa hermana mayor admirada y un pocoinaccesible,elejemploylametadeJuana.

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Aquí se lo traigo,dijoAntonia.Apareció antemíconunniñoagarradode lamano.Elfugitivo,comoelde la tele. El que se escapó... Se lo conté, ¿no seacuerda? El niño miraba a su alrededor. Se retorcíagirandoenredondoperosinsoltarlamanodeAntonia.Examinaba el salón, los objetos de la librería, losmuebles,elcestodelaleñacortadajuntoalachimenea.Crazy,sentadoamispies,apenassemovió.LevantólacabezaaloíraAntonia,mirófijamentealniñoydebióencontrarlo tan inofensivo que siguió dormitando.Antonia,implacable,seguíadandoexplicaciones.Meloencontréenlatiendaconlaseñoraquelesayudaenlacasa.Estabanpeleandolosdosyéstesevinohaciamí,seagarróamifaldaynomesoltaba.Yovialapobremujertanagobiadaquemelotrajeadarunpaseohastaaquí.Paraver si se lepasa la furia,porqueelangelitodebedetenermuchocarácter...Enmediodeloabsurdode la situación, hacerse cargo de un niño mediodesconocidoytraérmeloparaunavisitataninadecuada,nopudemenosdesonreír.ElniñoescuchabaaAntoniay me miraba a mí con una mirada traviesa decomplicidadyseducción.Algodormidomuchotiempose removió en mi interior. ¿Cómo te llamas?, lepregunté.Yél, bajando la cabezacon fingida timidez,casienunsusurrocontestó:JuanPablo.Dosnombres,exclamé, dos nombres muy bonitos... ¡Como losnombres no cuestan dinero!, rezongó Antonia, quehabíasoltadolamanodelniñoysehabíaidoalacocinaaorganizarlacena.Hacíamuchotiempoquenoteníaaun niño frente a mí. Reflejos perdidos, instintos

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olvidados me hicieron tenderle la mano y decirle:Acércate, no tengas miedo. Miraba a Crazy de reojo,peroseacercóysedejóacariciarelpelorevuelto,entrecastaño y pelirrojo. Juan Pablo tenía cuatro años, medijo. Casi cinco, informó Antonia. Y la criatura seaburre.Comoaquí con supadre sólo está los fines desemana, ¿qué va a hacer el hombre? ¿Te cuento uncuento?, le pregunté, y él asintió con un enérgicomovimientodecabeza.Sesentóenelsuelo,amilado,sobre la alfombramullida, y se dispuso a escuchar almismotiempoqueCrazylevantabalacabeza,molesto.Delfondodelamemoriaempezóasurgirlahistoriaquele gustaba a Miguel, una historia que yo habíainventadoparaélyquehablabadeaventurasenpuebloslejanos, rodeadosdemontañasy ríosybosques llenosde animales. De leñadores que se encontraban conlobos, de águilas con la pata herida que buscabanayuda,derebañosdeovejasperdidosenelmonte.JuanPablonorespiraba,suspirabadevezencuando,absortoenelritmodelanarración.Lahistoriapodíaalargarseoacortarse y siempre era distinta. Los cuentos de misniños en la escuela: una actividad inagotable que meacercaba a su mundo, me estimulaba y me incitaba aseguir inventando.Laescenaactualdebíadeserdignade una ilustración tópica: abuela y nieto. La hora delcuento. Una vez más tenía delante un niño que menecesitaba,aquienyoteníaqueenseñaralgo,ocurardealgo o entretener de alguna forma. El viejo instintoresucitaba y volvía a encontrarme en el mundoinsustituiblede losniños.El tiempohabía idopasando

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sin sentirlo. Antonia se acercó y me dijo: Voy allevarme al niño a su casa, no vayan a preocuparse...,aunque no creo, porque incordia lo suyo el pobrecito.Comonadielehacemalditocaso...Sinyodecirlenada,Juan Pablome dio un beso y se fue dócilmente de lamano de Antonia hacia la puerta. De vez en cuandomirabahaciaatrásymedecíaadiósconlamanolibre.

A la tarde llamó Juana, como siempre. Debió deencontraralegremi tonodevozporquemedijo:¿Quétepasa?¿Haocurridoalgomaravilloso?Sí, ledije,heestado contando un cuento a un niño vecino. Se meocurrequepodíasbuscarmeuntrabajoasí:contadoradecuentos.Juanarió,contenta:Nocreasqueestandifícil.Todopuede intentarse.Luegomehizo,comosiempre,un resumen de su día, a quién había visto, con quiénhabíaalmorzado,quéproyectoslesocupaban.Hayqueprepararelfuturo,dicealfinaldesuinforme.

Elfuturo,Crazy,¿conocesesapalabra?Sóloexisteel presente. Este calor de la chimenea encendida, esteatardecerfresco,deotoño,tupresenciaaquí,tusorejasdoradas,tulomonegro,tuspatascanela.LallamadadeJuana hace un momento, su voz en el teléfono... Elfuturo es el anuncio de la noche que llega en la quequizás no pueda dormir. Pero, en cualquier caso, mifuturonovamásalládeesosmomentosqueseacercaninevitablemente.Elotrofuturo,elqueplaneamihija,elquepreparaconsuscompañeros,nomepertenece.Sóloelpasadoesmío.Elpasadoy estepresente fugaz.Mifuturosólopuedeencerrarcansancio,enfermedad,vejez

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ydestrucción final. Juana,con tualusiónal futurohasborradolaalegríadehaceunmomento,cuandotedecíaqueunniñomevisitóyquejuntoshabíamosvividounbuenratoiluminadosporelresplandordeuncuento.

Alpocotiempodecasamos,Octavioquisoadoptara Juana legalmente. Es conveniente, quiero que tengasiempre mi protección económica y social. Yoreaccioné mal. Reconozco que fui injusta con él. Ledije: De ninguna manera. Juana tiene un padre y unapellido. Un apellido noble. Tardé muchos años encontarleaJuanalodelintentodeadopción.Ellaestuvodeacuerdoconmigoperomedijo:Estoyseguradequeal pobreOctavio le contestastemal, enfadada, furiosa.Lo reconozco. Reconozco que esas respuestas ásperastienen que ver con el roce de un punto sensible quealguienprovocasinpretenderlo.Porejemplo:undía,alpoco tiempo de instalarme aquí, en esta casa, todavíavivíamostodosjuntosenlacolonia,vinoaalmorzarelpadre deSergio, aquel amigo de amigos deOctavio aquien venía recomendada Juana cuando llegó a launiversidad.QueríaconocermeyJuanamedijo:Esunhombreinteligente,deunaderechacivilizadayliberal;ya loverás.Lamadreeramuchomás intransigenteentodo...No sé por qué, temí que el encuentro no iba aterminar bien. Al principio todo fue correcto y hastaagradable.Perofueinevitablequesurgieralapolíticaenla conversación. Eran días de efervescencia. Loscambios que se avecinaban, la puja de las fuerzasopuestas, los pactos, los compromisos. Y un deseo

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generalizado de que todo saliera bien. El país enterohervíadeopiniones, suposiciones',debates.Ennuestrasobremesa surgió el nombre: Franco. Franco y elrecuerdo de tantos años bajo su poder. De un modorelajado y natural, el padre de Sergio dijo: Francosomostodos,unpedacitodecadaunodenosotros...Yyo afirmé tajante: No. Él insistió: Aunque usted noquiera, sí. Franco no existe. Es la corporeización, laplasmacióndealgoquevamosarrastrandoatravésdelahistoria. Franco es nuestro miedo, nuestra ignorancia,nuestra inseguridad como país...No estoy de acuerdo,dije, rotunda, y luego guardé silencio. Hábilmente,Sergiofuedesviandolaconversación.Aldespedirse,elpadredeSergiomemiróalosojos,estrechómimanoymedijo:Gabriela,elretratoqueteníadeustederamuydesvaído. Usted es muchomás de lo que expresa eseretrato.

Juana se enfadó y me dijo que había sidodespectiva, incontrolada y no sé cuántas cosas más.Pero nome arrepentí como el día en queme negué aaceptarlapropuestadeOctaviosobrelaadopcióndemihija. En esas situaciones, poco frecuentes, en que yosalgo de mi moderación habitual, me acuerdo de mipadre, y del mensaje ético que presidía su vida. Larectitud, la honestidad y la justicia. Por cegadora quesealaverdad,porarrasadorayterriblequesea,hayqueaceptarla y defenderla. Él hablaba de verdades quevolvía científicas, objetivas y demostrables. Porqueestaba en contra de creer lo que no vemos. Ezequiel,

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¿podía haber sido un padre así para Juana? Quizá sí.Quizá Juana hubiera necesitado a Ezequiel como faroenesenavegarunpocoinciertodesuvida.Unaluzmássegura, más convincente que la mía. Porque yocomprendíaque,apesardenohabertraicionadoningúnprincipio de mi padre, había en mí un fondo deescepticismo que en muchos aspectos me hacía máslibreymenosintransigente,peromásinsegura.

¿Cómo hubieran juzgado mi padre y Ezequiel laconducta de Octavio? Octavio débil, Octaviovulnerable,quenosuporesistir la turbadoraseduccióndeSoledad.Quenopensó en el dañoquenoshacía atodas:asuhija,alamía,amí.Estoyseguradeque,encircunstancias parecidas, mi padre habría luchado ytriunfadosobreelcautivadorencantodeaquellamujer,sólo por no causarme sufrimiento. En cuanto aEzequiel,menosexigenteconlassituacionespersonalesymuchomáscon laspolíticas,habría sucumbidoparaluego someterse al castigo de su propia conciencia.Octavio era distinto. Sensible, vehemente, resistía lafuerzadelapasión,yalregresardelarrebato,másquearrepentirse,semostrabadesesperadoytierno,deseosoderecuperarlosamoresabandonados.

Unvendavaldelnoroestehavenidoarrastrándoseydescendiendohastaelcentro.Elcieloestáoscuro.Latristeza del día atrae una ráfaga de recuerdos tristes...No sé cuándo brotó la chispa. No sé cuándo amboscomprendieron que se estaba extendiendo la hoguera.Yonotabaloscambios.Sinquerer,adivinabaalgoque

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pasaba inadvertido a los demás pero que yo percibía.Soledad no miraba a los ojos a Octavio, no utilizabatécnicas descaradas de acercamiento. Pero todo lo quehacía, lo hacía para brindárselo a él. Cantaba, reía,bailaba,semovíaporlacasallenadevidayalegría.Yél la veía y se sentía fascinado. Soledad llenaba losespacios sin estridencias.Ynodescuidaba a nadie.Sedirigía a todos los habitantes de la casa con lamismaatención y delicadeza. La presencia de Soledad nosembriagaba y ella quería conseguir una entrega totalcomorespuestaasuembrujo.Nosconducíaasucampode atracción para hacemos girar dentro de un círculohechizado. Nos quería conquistar y le fue fácilconseguirlo.PerotodolohacíaporOctavio.OalmenosfueOctaviolaprincipalymásrápidadesusconquistas.Sin palabras, sin dirigirse a ella directamente,Octaviovibraba en su presencia. Y yo era la única que lonotaba. Advertía sus esfuerzos para evitar quetrascendierasuembelesamiento,suarrobo,sudeseodegritaryarrastrarlafueradelaHacienda, lejosdetodosnosotros.Durantemuchotiempo,ellossóloseveíanenlos puntos de encuentro habituales de la casa: elcomedor,lasala,elpatio.Noseencontrabanasolas,notenían ocasión de acercamiento, de intercambiar unapalabra o un gesto sin testigos. La Hacienda estabaorganizadadetalmaneraque,apesardesutamañoydelasnumerosasdependenciasque la rodeaban,habíaunhorarioyunasnormasnoescritasqueregíanlavidadenuestrafamiliaydelaspersonasquelacompartían.DemodoqueeraimpensablequeSoledadirrumpieraenel

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despachodeOctavio,situadoenelcentrodelazonadetrabajo, rodeado de almacenes y oficinas. Era muydifícil tenerunpretextoparallegarallí,aeseterritoriode hombres y trabajo: el administrador, los capataces,los peones. Luego estaba la escuela, con su exigenciapermanente,suhorario,sucercaníaalacasaprincipal,ala cual se acercaban las mujeres de los peones, lasmadres de los niños a quienes yo reclamaba muchasveces para hablarles de sus hijos y ayudarles acomprender lo que tratábamos de hacer. Los espaciosestaban delimitados por la costumbre y por la propiaestructurade laHacienda.Asíquecoincidíamos todosenlacasafamiliarparacomerydescansarporlatarde,refugiadosennuestrasrespectivashabitaciones,lugaresreservados y acondicionados de modo que cada unoencontrase un pequeño territorio privado en susmomentos de retiro y tranquilidad. Soledad tenía uncuarto espléndido situado al otro extremo del ala queocupábamos las niñas y nosotros. Juana tenía lacostumbre de visitar a veces a Soledad, en esas horastranquilastraselalmuerzo.EnesemomentoOctavioseencerraba en la sala.Leía o trabajaba en algún asuntoquerequeríaaislamientoycalma.Yosolíaestarfuera,enelpatio,dedicadaaleeroapreparartrabajosparalosniñosdelaescuela.Luego,alfinaldelatarde,dedicabamitiempoaexplicaraJuanayMerceditasalgoquenoentendíanenlasclasesdePueblayquedebíanverclaropara hacer un trabajo especial o un ejerciciocomplicado. En general, trabajaban solas cada día,después de regresar de la ciudad y de su pequeña

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escuela regida por una pareja de exiliados amigos.Soledad solía estar cerca en esas sesiones de ayuda ymepedíaque ladejara intervenir,demodoqueellaseocupabadeunaniñayyodelaotra,yaque,poredad,no coincidían en el mismo grupo las dos. Comoconsecuenciadenuestraformadevida,habíauncontrolno intencional que impedía a Soledad y Octavioencontrarse a solas. Eso fue el comienzo de misobservaciones y sospechas, cuando todavía measaltaban las dudas. ¿Acasomi amor por Octavio meinclinabaaexagerarlasdiferenciasqueenélnotaba,loscambios sutiles en su actitud conmigo? Al principiocabíandudas,pero luego las cosas seprecipitaron.Undía hubo que trasladar a Merceditas a una clínica enPueblaconunaapendicitisaguda.Laorganizacióndelacasa se vino abajo por ese motivo y el campo quedólibre para queSoledadyOctavio se encontraran todaslas veces que quisieran. El coche iba y venía abajo yarriba, de la Hacienda a Puebla, de Puebla a laHacienda. Yo pasaba los días con la niña, y cuandoempezóamejorarySoledadseofrecióaquedarseconella,eraOctavioquienlarecogía,quiendesaparecíadecasa a cada instante llevado por el ritmo de laconvalecencia deMerceditas y el desorden de la vidacotidiana. Entonces todo se hizo evidente para mí.Octavio parecía presa de un frenesí desacostumbradoque podía achacarse fácilmente a la enfermedad de suhija. Pero yo sabía que eso no era todo. No era porMerceditas por lo que abandonaba oficina, cuentas,consultas del administrador.No era por la niña por lo

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que desaparecía días enteros a caballo y regresabaagotadoysedormíadespuésdecenar, reclinadoensubutaca. Algo estaba torturándole, algo que necesitabacompensar con una actividad desmedida, horas deausencia y una lejanía que yo sufría sin poder hacernada. Acepté las explicaciones breves y contundentesde Octavio: No me pasa nada. La enfermedad deMerceditashasidoundurogolpe...Habíaquecreerenesa causa de su desasosiego.Y aceptar que nunca, enesosdías, sederrumbara enmisbrazos, sedesahogaraconmigoen la intimidaddenuestrodormitorio.Yonole llamaba ni reclamaba su presencia en ningúnmomento.Cuandoélsemetíaen lacama,avanzada lamadrugada,yo seguíadespiertaperonomemovía,nohablaba,nointentabaprovocarunencuentroni,muchomenos,unadiscusión.

Estoy cansada. Muchos días no puedo dar mipaseoporque lluevesincesar.Elotoñoseacercaymitorpeza aumenta. Las piernas me pesan y me duelen.Memuevoporlacasa.Paseodeunextremoaotrodelsalón.Paseoerguida,laespaldarecta,nopuedodejarmevencer. Está oscureciendo y sólo son las cinco de latarde.Suenaeltimbre.¿Quiénes?,pregunto.Peronadieresponde.Crazydespiertadesusomnolenciayvieneami lado moviendo el rabo. Recuerdo las advertenciascontinuas de Juana:No abras nunca sin saber a quiénabres.Miroporlamirillaysóloalcanzoaverlamangade un impermeable verde. Tengo puesta la cadena deseguridad. Me arriesgo a entreabrir la puerta. Crazy

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lanza un ladrido corto y sonoro y sigue moviendo lacola.Una figura alta y esbelta está de pie tratando derefugiarsebajoel tejadillo.¿Cómohapodidoentrarenel jardín?,mepregunto,porquela llaveestáescondidaen un hueco secreto de la tapia conocido sólo por losmás cercanos: ¡Miguel!, exclamo. ¡Miguel!, y él,terminadoelengaño,lasorpresaquepreparaba,gritaasuvez:Gabriela.Apenasaciertoasoltarlacadenaconlaprisaylosnervios.Miguelmelevantaenbrazos.Legusta tanto ser el fuerte, el protector. Suavementemedeposita enel suelo.Lemiroconarrobo.Todavíahascrecidounpocomás.¡Cuántotiempo!¿Porquénomeavisaste?Semeagolpanlaspalabras,laspreguntas,lasquejas.Sihubierasabidoquevenías...Piensoencenasmaravillosas, en una tarta que le gusta. Pero él llegasiempresinavisar,sinquenadie leespere.He llegadoestamañana,medice,peroqueríaveniraverteasí,degolpe, sinque tuvierasqueprepararmenada.Traeunabolsa grande en la mano. Ábrelo, me dice. Es unponcho rojo, con dibujos geométricos en blanco.Póntelo,meordena.Melopongoymemiracongestode exagerada admiración: Estás guapísima. Vienes deMéxico, ¿verdad?Verás,me dice, no pensaba ir, peroCalifornia estaba tan cerca, que no tuvemás remedioqueacercarme...Sevieneamilado,medaunbeso.Enestemomento soy absolutamente feliz.Al pensarlo, alformularme esta afirmación rotunda y verdadera, laslágrimasasomanamisojos,peronoquiero llorar.Noahora que soy feliz. Vamos, Gabriela..., dice Miguel,quelovetodo,queloobservatodo.Gabriela,cuéntame

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algo. ¿Qué talmimadre y Sergio?No había nadie encasa cuando llegué. Dormí varias horas y nadieapareció.Elporteromehadichoqueestándeviaje.Meimaginoquetienequeverconlapolítica,¿no?Nomeatrevoadecirle:Quédateaquíestanoche,conmigo.Porfavor. Pero es él quien lo dice: Tengomi bolsa en elcoche.Ymequedoaquíadormircontigo.Comoenlosviejos tiempos. Quiere decir hace tres años. CuandolleguédeMéxicoyélmeesperabaenelaeropuertoconunramoderosasrojas.Fueelprimeroquemesaludó,antesqueJuana.Meestrechófuerteydijo:Quéalegríatenerteaquí,connosotros,Gabriela...

Antonia entra excitadísima. Viene a darmenoticias, ella, lagran informadora: ¿Nosehaenteradousted? ¿A que no? Están sacando los muebles de allado.Sevan.Serepartentodoporquesehanseparado.Él se queda aquí pero con poca cosa. Casi todo se lolleva ella. Los hijos han intervenido, porque si no, yocreoquesematan.Oigausted,¿cómosepuedenodiardeesamaneradespuésde tantosaños,doshijos, tantavidajuntos?Ellasevaaunapartamento,queyo,eneltiempoquetrabajoporaquí,siempreheoídoqueesoesloqueellaquería,queellanoaguantabalacolonia.Elnoquierenioírhablardemoverse,sequedasolo.Elesmás callado pero, me parece a mí, más pacífico, másrazonador.Peroespereusted,veráloquetardaenllenarlajaulaotravez.Loshombres,yasesabe...

Apenas escucho el relato de Antonia. Miguel seacabadeiryestoytriste.Soyinjustaconél.Miguelme

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quiere.Mevieneaver siemprequepuede.¿Dedóndehe sacadoyoestanecesidadde tenerlo ami ladoparasiempre?Miguelnoesmíonidesuspadres.Miguelesél, libre y desligado de nosotros, destrabado de lasnecesidades de su infancia: cuéntame un cuento,llévame al zoo, cómprame un acuario. Miguel nosquiereperononospertenece.

Ha salido el sol y voy a dar un paseo largo conCrazy.Calzomisbotasdegoma.El sueloestará llenodecharcos.Memiroenelespejo, sonríoy lasarrugasdesaparecen.Laimpasibilidadlasseñala.Laacritudyelenfado las acentúan. Al sonreír, engaño durante unsegundo a la vejez. La mañana es templada y el solbrilla radiante en estemediodía deotoño.Cogemos elrumbodelapuestadesolaunqueelsolestéaltotodavíasobrenuestrascabezas.Alalcanzarlacimadelacolinanomirohaciaeloestedelosatardeceres.Mirohaciaeleste,haciaMadridqueseadivinaa lo lejos.Una líneadesigual de edificios rosados, diminutos por ladistancia. Allí andaráMiguel buscando a sus amigos.AllíllegaránJuanaySergio,mañana.

Comotodos lossábadosapareceJuanPablode lamano de Antonia. Viene a verme, a que continúecontándole nuevas aventuras de una historia que yaconsiderasuya.Juanameadvierte:Noteobligues,notecomprometas a ocuparte del niño con esa asiduidad.¿Tehan llamado lospadres?¿Tehandado lasgraciaspor tu atención?... No necesito que nadie me dé lasgracias.Además, nomemolesta el niño.Al contrario,

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medistrae.Esunapequeñaobligación,unacitafijaenla semana vacía de horarios. Juan Pablo ha venido y,después de nuestra hora del cuento, no tiene ganas deirse.JuegaconCrazy,quehavencidolareservainicialy le recibe con entusiasmo.Curioseapor el salón.Mepreguntaporcadaobjetoqueleinteresa:¿Quéesesto?¿Quiéntelodio?EnuncajónencuentrauncochecitodeMiguel.Teníamuchosyselosllevóalanuevacasaconciertatimidez.Yasoymayor,Gabriela,perolosquierotener cerca. Yo sabía que los coches habían sido susjuguetes preferidos. Algunos venían de México. Noquiso separarse de ellos. El cochecito olvidadoentusiasmó a Juan Pablo. Se tiró al suelo y empezó aempujarlo deprisa. Corría debajo de las butacas, de lamesa.Losacabay lovolvíaa lanzarpornuevasrutas.Antonia lo llamóparadevolverloasucasa.Es lahoradecomer,advirtió.Sequedómirandoelcocheypenséen dárselo, pero luego le dije:Mejor está aquí porqueasí, cuando vengas, sabes que tienes algo para jugar.Asintió, razonable. Antonia se asombraba. No sabeustedquédiferenciade cómo seporta aquí a cómo seporta en aquella casa... Salieron y cerré la puerta trasellos.Luegomedirigíalacocinayenaquelmomentotropecé con el cochecito abandonado, que se movióbajolapresióndemipie.Nolleguéacaermeperohiceun movimiento brusco al tratar de recuperar elequilibrio. Un dolor intenso fue la consecuencia. Mederrumbéen labutacamáscercanayallímeencontróAntoniaasuregreso.Apesardelhieloquemecolocócomopudo,elpieseinflamó.TuvequellamaraJuana:

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Unaccidenteestúpido,meretorcíelpieyeltobillomeduele... Juana suspiró y dijo: Voy en seguida. No temuevasdelsillón.

Vendada, escayolada, inmóvil, la autoridad deJuana se impuso: Traeré una enfermeramientras dureesto.QuelleguecuandosevayaAntoniacadadíayquese quede hasta que vuelva al día siguiente. PuededormirenelcuartodeMiguel...

Séque se trata deun accidente vulgar y no tienequever con lavejez, perome irrita ladependenciadeotraspersonas.Juanalonotayseponeseria.Lohacestododifícil,mamá.¿Porquénovienesdeunavezconnosotros? Tienes un cuarto para ti desde el primermomento.Ahorados,porqueMiguelsevaacambiaraunapartamento...Lodiceconnaturalidad,conaparenteindiferencia,peroyoséqueledueleporqueesaseñaldeindependenciadelhijoquieredecirqueestáempezandoa perderlo. Miguel tiene trabajo, gana ya suficientedinero. Y no la necesita... Pero la quiero, abuela, osquiero a todos, me dice muy serio en la primeraocasión, en la primera visita que me hace paraanimarmeygastarmebromasconlapiernaenaltoymimalhumor.Meha traídounmontónderevistasde lasqueaéllegustanydeotrasquepiensaquemepuedengustaramí.Mimadresehaquedadoasombrada.Pero¿quéquiere?Yanosoyunniño.Y,además,ellostienensuvidaenaquellacasallenadegenteovacíadeltodo...Tienesqueveniravermirefugio:unáticoenelRastro,muypequeñoperomuybien rehabilitado.YunavistasobrelostejadosdeMadridextraordinaria.Yatetraeré

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fotos...TienerazónMiguel.Latienentodos.PorqueJuana

acabadeentenderencarnepropiaelsignificadodeuncuarto vacío, un espacio imposible de transformar, dededicaraotrapersona,otrouso.TieneaSergio,noestásola, pero está empezando a sufrir el sabor ácido, eltactoheladodelasoledad.

Previsora, Juana decide que me traslade aldormitoriode abajo, el principal ymásgrande, el queocupabanelloscuandovivíanaquí.Asínotendrásquesubir y bajar las escaleras... Gobiernas muy bien,bromeo,tienesgrancapacidaddeorganizaciónysabesluchar contra los obstáculos. Serías una buena gestorapolítica...Seríeyyotambiénmerío.Estainmovilidadprovocada por mi tobillo nos ha acercado otra vez,comoenlostiemposenlosquelocompartíamostodo.Le pregunto por Miguel y noto que la reacción a mipregunta no tiene nada de humorístico. Miguel muybien,medice.Creoquesevaundíadeéstos.Ycambiade conversación. A primeros de diciembre laConstitución seva a someter a la aprobacióndel país.Espero que estés lista para ir a votar. Yo también loespero.Ysino,yavendráMiguelallevarmeenbrazos,digo sonriente. Juana también sonríe. Se ablanda, sesincera.Esperaque levayabienconestadecisiónquehatomado.Detodosmodos,encasatendrásiempresucuartoylaneverallena...

Inesperadamente aparece Sergio. No ha podidovenirantes, sedisculpa...Meconmueve lamiradaque

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ledirige Juana.Esunamiradade agradecimiento, conunasomode ternura.Lequita lacazadorahúmeda.Lepregunta: ¿Una copa? Él no contesta, distraído por lainformación que ha empezado a darme. Ya tenemosConstitución, Gabriela. Ya tenemos EstadoDemocrático. Todos, todos los partidos estamos deacuerdo. El país tiene un alto grado de madurez. Yaveráscomotodoelmundoapoyaesteavancemilagrosoque hemos dado... Juana viene con la copa. Muchohielo,unpocodewhisky.Agua.LabebidapreferidadeSergio.

Libertad, justicia, igualdad, respeto al pluralismopolítico. Sergio sigue hablando enardecido. Hantrabajado tanto... Ahora pueden descansar. ¿Pueden?No.TienenmuchoquetrabajarparaquelaConstituciónfuncioneysealabasedelfuturosoñado.

El traslado a la habitación del piso bajo suponemayorcomodidad,peromehadadopenadejar lamía.Sobre todo por la luz.Desdemi cuarto, arriba, veo lacalle,lascopasdelosárboles.Voysiguiendoenellaselpaso de las estaciones. El verde tierno de las hojascuandobrotanenprimavera.Elesplendorosofollajedelverano.Elcolordelotoño,queseextiendedorado,paraconvertirse luego en un castaño claro y finalmentetransformarse enmarrón. Hojas arrugadas, viejas, quecaenalsueloydejandesnudaslasramaspararecibiralinvierno.Arriba,desdemicuarto,veoelcielosobrelosárboles.Azuloblancoogris;elanunciodeloquevaaseresedía.Ydenoche,entrelasestrellas,haylucesque

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semueven deprisa y un lejano rumor demotores queme acerca a un viaje remoto. Desde una ventana unrayo de luz, un olor, un sonido pueden recrear elmundo.

Abajo,enel cuartode JuanaySergio,desdeestelugarenelqueescondominuevasoledad,yanooigolos coches de la calle cuando llegan los vecinos. Laventanadaalpequeñojardínqueseextiendeenlaparteposteriordelacasa.Elsilencioestotal.Estoycadavezmáshundidaenlatierra,máscercanaalatierra.Estoyenunacueva.Sóloveounaparedcubiertadeyedra.Lapareddeljardín.Layedrasevuelverojadíaadíacomotodos los otoños. No sé cómo Juana y Sergio podíanestar a gusto aquí. Reflexiono sobre mi estúpidaapreciación.¿Necesitabanellospaisajes,luz,atravésdelaventana?No.Sólosuscuerposestrechamenteunidos,supreferenciamutua,suamorimpetuoso.Siyotuvieraen tomo ami cuerpo unos brazos queridos. Si tuvieraunabocaprendidaalamía,¿paraquéelhorizonteyelsol? ¿Para qué la ventana? Sólo mi amado y yo,prisionerosdeamorenestepozo,abismadosennuestraprodigiosacompañía.

Crazy nome abandona.Ha aprendido en seguidaelcaminodeminuevorecinto.Duermeensualfombraal lado de mi cama. Repite los conocidos ritos. Lostraslada con facilidad de un sitio a otro siguiendo lahuelladesudueña.¿Cómohepodidovivirsinunperrotanto tiempo? Me he pasado la vida rechazandoocasionesdegozoyalegría...

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En esta quietud forzosa en que vivo siento elimpulso de organizar papeles y fotografías. Antes deque se retire a su cuarto, pido a la enfermera quemeayude,quebajedemiarmariocarpetasycajas.Nosépordóndeempezar.Lospapelesconservanciertoorden.Documentos, cartas importantes, certificados denacimiento,bodas,defunciones.Lahistoriademividaenformadeacta.Doyfe...Contodoesto,Juanapodrásaber cuandomemuera lo que tengo, lo que tuve, loqueperdí.Lospapelesatestiguanfríamentelaexactitudde la historia. Repaso uno por uno los documentosarchivados. Cambio alguno de sitio, agrupo otros.Medetengo un momento antes de abrir la caja de lasfotografías. Hace días que quiero buscar una, muyconcreta, para regalársela a Miguel. La descubro enseguida.Esunafotoenlaqueestamosélyyo,losdosjuntos y sonrientes.Yo estoy de pie, a la puerta de laHacienda. Una buganvilla morada forma un arcofrondososobreeldintel.Miguelestáamilado,subidoal poyo blanco. Debe de tener cuatro o cinco años.Desde la altura en que se ha encaramado, su cabezaalcanza lamía.Satisfechoporesecrecimiento ficticio,mepasaunbrazoporloshombros.Subrazonoabarcami espalda ymeobliga a inclinarmehacia él, quememiraconsatisfacción...

Ha sido un error hacer esto de noche. No voy acontinuar barajando las cartulinas sepias, blancas ynegras.Medispongoacerrarlacajayveoalfondo,eneldesordenderectángulosgrandesypequeños,elborde

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superiordeunafotografíaenlaqueapareceelrostrodeSoledad. La saco del revuelto conjunto y, con dosdedos, como sime quemara, la acerco amis ojos. Larecuerdo perfectamente. Es la fotografía de un AñoNuevoen laHacienda.Soledadseempeñóenquenosla hicieran. En ella, los personajes están colocados endistintos niveles. Octavio y yo sentados en un sofá.Merceditas y Juana en el suelo, y arriba, de pie, sola,detrás de nosotros, Soledad. Su cuerpo sobresale delgrupo.Lafamiliafelizyelhadaprotectoraqueextiendesus alas sobre nosotros. La noche anterior, laNochevieja,Soledadhabíaanimadolafiesta.BailóconDamián, el administrador, y con las niñas; nos sacó abailar aOctavio y amí, pero yome negué y los dejéabrazados siguiendoel ritmodeunbolerooun tango.Losdosgirabandesenfadadosyrisueñosynadiepodríahaber detectado elmenor signodeun sentimientoquenofueradebidoalaocasionaleuforiadelafiesta.Peroyo sabía por entonces demasiado. Había sorprendidomiradassostenidasun instante,delunoalotro.Gestosmínimos captados sin quererlo, aunque esapercepciónfuera el resultado del permanente estado de alerta enquevivía.Amínomeengañabalasolturaenelbaile,ladistendida formaenque reían, estimulandoal restodelosinvitadosaladanza...Cuandolafiestaterminó,nosbesamos todos. Sentí los labios de Soledad ardiendosobremimejilla,apenasunrocesuaveyrápidoquemedejólahuelladesuquemadura.YloslabioshuidizosdeOctavio, repentinamente fríos al descansar sobre losmíos. Nos despedimos y cada cual se retiró a su

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habitación.Octavioserefugió,comosolíaúltimamente,enlasalitaqueseabríaalfondodenuestrodormitorioyque era a la vez despacho íntimo, lugar de retiro yreflexión y, en los tiempos recientes, cobijo para laensoñaciónamorosa.

Yo los observabay esperabaque, undía, aquelloquecrecíaentrelosdossalieraalasuperficieparaquetodosloviéramos.Porentoncesempezaronlospaseosacaballo.Soledadqueríaconocerloslímitesdelasfincascercanas y Octavio no tuvo inconveniente enenseñárselos.Lospaseosterminaronundía.Erasábadoy al llegar la noche no habían regresado. Hasta elamanecer hubo batidas con el capataz al frente y laayuda de los hombres de la Hacienda. Yo creí quenunca volverían. Se han marchado para siempre, medecía, y esta seguridadme producía una sensación depazmomentáneaentreeldesconciertoyel temoraunaccidente que mostraban los demás. La intuición delverdaderodesastremepermitíaaparentarunaserenidadque todos admiraban. Los encontraron ya de día.Aparecieron rodeados de una corte de jinetespolvorientos, subiendo lacolinadel fondo. Iban juntosenelcaballodeOctavio.Vimosprimerosuscabezasyluego los cuerpos y las siluetas de los caballoscansados. Al verlos comprendí que era peor laconfirmación de su presencia física que laincertidumbre de su desaparición. Todami frialdad sevinoabajoyentrédeprisaenlacasa,dandolaespaldaalasmujeresquemeacompañabanyalacomitivaquese

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aproximaba.Meencerréenmicuartoynoquisesalirapesar de los requerimientos afectuosos deRemedios ydel convencimiento de que estaba actuando de modoinadecuado frente a aquella gente queme respetaba ymequería.Sabíaqueestabadandopie,conmiactitud,atoda clase de comentarios que quizás se hubieranevitadosiyohubierademostradoalegría,comprensióny alivio ante el regreso de los perdidos. Pero no pudefingir. Y tampoco quise hacerlo. Me dirigí hacia lacocina para dar las instrucciones del día a Remedios.Mientras, se oían fuera los cascos de los caballos, losmurmullos de los trabajadores que se disponían aencerrarlos, las recomendaciones del capataz. Poco apocoel silenciose fueextendiendosobre laHacienda.Soledad se había deslizado hacia su dormitorio.Octavio, hacia el nuestro, después de ofrecer unasomera explicación de los hechos: Nos perdimos, sehizolanoche,loscaballoscansados,eldeSoledadconunapatarota...Peroesoamínomeservía.Noeraésalanoticiaqueyoesperaba.Nointentéirabuscarleparapedirleexplicaciones.Quisedejarlapuertaabiertaasusdisculpas en el momento en que él lo consideraraoportuno. Quise, también, esperar la ocasión dedesahogar en él mi furia, mi humillación, mi rabia.Durmieron todoeldía.Porunmomento,measaltóuntemor.Recordé la pistola queOctavio guardaba en suburó.¿Serácapaz?,pensé.Pero fueun instante.Esuncobarde,medije.Unhombrecobarde.Comotodosloshombres cuando se trata de traiciones amorosas. Hayotras causasmás importantes que les pueden llevar al

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suicidio.Elamorylaculpaenelamor,no.El día transcurrió cansinamente. Sonámbula,

realicémistareashabituales.Laescuela,elalmuerzo,elreposoen lamecedoradelpatio fingiéndomedormida.Remedios iba y venía, revoloteaba en tomo a mídeseosa de hablarme, de consolarme, de solidarizarseconmigo.Peronoladejé.Hastalahoradelacenanosehizo visible Octavio. Dijo: Lo siento mucho. Soledadcontinuó encerrada en su cuarto. Cenamos los tres,Merceditas, Octavio y yo, en silencio. Por entonces,JuanaestabaenCiudaddeMéxicoconsusestudiosdebachillerato.AquellanochemefuiadormiralcuartodeJuana.EsperéhorasdespiertaperoOctavionoapareció.El sueñodedosnochesme rindióal finynodespertéhasta que la luz del día me golpeó la cara. Estabadesayunando cuando entró en el comedor Soledad.Llevaba en lamano unamaleta. Se quedómirándomeun instante y esperé que se disculpara de algunamanera. Pero no fue así. Salió de mi casa con unlacónico: Adiós. Como una ladrona, pensé, y me diovergüenza de mí misma. Nadie roba lo que se le haregalado. Octavio no entró en el comedor. Por laventanaabiertaviqueledecíaaladministrador:Mevoya acompañarla hasta la frontera. Se marcha aGuatemala... Por la carretera de la Haciendadesaparecióelcoche.Dejédeverloaldescenderporlaprimeracurvadelacolina...

Laenfermeramesacudesuavemente.Tieneustedque tomar su pastilla. Y desayunar... He dormido tan

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pocoqueeldespertar forzadomeponedemalhumor.Llueve.Unalluviapersistenteyserena.Antoniallegayla enfermera se despide hasta la tarde. Llama Juanacomo todas las mañanas desde mi caída. Nota mimalestar. ¿Qué ocurre?, ¿no has dormido bien? Nopuedo ocultarlo, tengo que reconocer que no, que lanoche se me ha hecho larga, insoportable, que lapostura es incómoda.De vez en cuando Juana guardasilencio. Me doy cuenta de que mis quejas deben desonarle a terrible cantinela. Trato de reaccionar: Es lalluvia, Juana. Es un invierno tan lluvioso... Ya sabesquenopuedosoportarlalluviayelcielooscuro.Nomeimporta el frío si hace sol, pero... Juana no me dejacontinuar:Cuídate,yenNavidades,siquieres,haremosuna escapada al sol...México, pienso. Pero sé que esimposible. Juana ya no volverá a México. Y yotampoco. El ciclo de la luz y el calor; el ciclo de laspasionesardientessehacerrado.

Crazy levanta los ojos hacia mí. Su mirada estriste. Apenas sale de casa. La fidelidad de Crazy, suadhesión a mi forzosa inmovilidad, me conmueven.Tiene razón Miguel. La tuvo cuando me advirtió altraerlo:Crazyseráelmejorcompañerodetusoledad.

SergiosueletraermelibrosquetienenrelaciónconlapolíticaylahistoriadeEspaña.Loshojeoperopocasveceslosleocompletos.Noesfaltadeinterés, ledigocuandomepregunta.Esquemedesvelandemasiadoyluegome cuesta trabajo dormir. Sobre todo ahora queestoytanquietapornecesidad.Aprovechoparadecirle:

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Hevividopartedeesahistoria...Cuandovieneysequedaaacompañarmeunrato,

le cuento cómo era la vida en los pueblos españolesdurante los años veinte y treinta. Y la llegada de laRepública, el mismo día que Juana vino al mundo.Predestinada, dice Sergio. Yo nací un año antes. Túnaciste monárquico, bromeo. El rey está muy bien,Gabriela,teloaseguro...Ojalá,lecontesto.

Sorprendentemente, Sergio me visita confrecuencia desde que estoy sometida a esta invalidezpasajera.¿Teaburres?,mepregunta.No,ledigo.Nomeaburro.Meatormento...Nopregunta:¿Porqué?Nimeconsuela,nimeaconseja.Leagradezcoqueno intenteindagarenmisfantasmas.Meatormento,podríadecirle,porque estoy siempre dándole vueltas al recuerdo.Mientrasquenofallelacabeza,mientrasqueyopuedatirardelhiloquequiera,destaparlacajadelostruenosamigusto:ahoraSoledad,ahoralaguerra,eldivorciodeJuana después. Rebusco entre las tempestades quearrasaron mi vida. Me atormento a mi gusto con elpasadolejano,elpasadocercanoyelpasadoinmediato,el que ha adquirido, hace un instante, la categoría depasado. Por ejemplo, la visita de Sergio hace unashoras,sinJuana,quehoyterminarátardeporquevienegente importante y hay que atenderla.Yo he quedadoparacenarconellosdespués.Vienenmuchosdefueraavercómonosvanlascosas.Quierenquelesexpliqueslarespuestadeestepuebloaladictaduraqueseva,alademocraciaqueempieza...

Esta noche me atormentaré con la ausencia de

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Miguel. Está lejos, en uno de sus largos viajes.¿Cumpliréelúltimodeseodemivida?¿Darélavueltaalmundoconél?

Lacasadeenfrente,lacasadelacantanteindia,yasehaocupado.Unaparejajovenhadescargadoenellasusmuebles,susbártulos,susmaletas,todonuevo.Unbagaje breve todavía que se irá acrecentando con losaños.No así enmi caso. Salí deEspaña sin otra cosaque la ropa y los objetos personales. El equipajeimprescindible para un largo viaje. Y cuando volví aEspaña lasmaletas tenían lamisma apariencia.Nuncatuvemueblesquemerecieralapenaconservar.Cuandoemigré, dejé las modestas pertenencias que meayudaronavivir:sillas,camas,unamesa,losplatos,loscubiertos. En México entré a vivir en una casaricamenteamueblada,sobradadeenseres.AlregresoaEspaña,mihijameinstalóenestacasayaltrasladarseella a la ciudad lodejó todo, como si el cambio fueraprovisionalypensaravolverundía.Loquehayaquínoes mío. Si yo tuviera que abandonar este cobijo,emprenderíaelviaje,unavezmás,sóloconmimaleta,haciaelnuevodestino.

Los nuevos vecinos se han instalado con ladecisión clara de asentarse. Llegan pertrechados desuficientes objetos que irán aumentando, cambiando,mejorando hasta convertir la casa en un hogarperfectamente alhajado. Hasta ahora, me dice ella,hemos vivido en un piso amueblado. Coincidimos al

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saliralacalle,elladispuestaaacercarsealatienda,yopreparadaparadarunpaseoconlaenfermerayCrazy.Es el primer día que salgo más allá del jardín. Memanejoconunsolobastónyenpocotiempo,hadichoeldoctor,podráustedpaseartodoloquequiera.

Losnuevosvecinossonagradables,pacíficos.Nopuedo evitar una punzada de tristeza al pensar en elfinaldelacantante.Lamujernosacompañaduranteuntrechoyhablasincesarconunaabrumadorasinceridad.Quiero tener un hijo pronto. No quiero esperar más.Pero mi marido dice que mejor esperar un poco areponernosdetantogasto...

Pienso en el primer matrimonio de Juana, en elapartamentoqueinstalamosentrelasdosenCiudaddeMéxico. Un apartamento que estaba vacío confrecuencia dado su constante nomadismo. CuandoMiguelnació,sedetuvieronporuntiempo,elsuficientepara que el niño fuera medianamente autónomo ypudieran dejármelo en la Hacienda. Es curioso. Nopuedo recordar qué opinaba Alejandro, qué decía enaquella época. Si estaba de acuerdo con la separacióndel niño, si le parecía bien o no que yo lo educara.Alejandro se ha convertido para mí en una sombra.Sobre todo desde que he llegado a España. Lo hesustituidoporSergio, y sólo cuandoMiguel nombra asupadrehagounesfuerzopor traerloa lamemoria.Ysiento un remordimiento pasajero y una pasajeranostalgiadeaqueltiempoperdido.

También Ezequiel ha quedado escondido,albergado en un rincón de la memoria. Cuando le

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necesito,sitengoquealudiraél,oevocarloohablarleaMiguel, como a vecesme pide, del abuelo, tengo quecavar hondo en ese pozo profundísimo donde yacedormido el fulgor de los días pasados. A veces lasimágenesbrotannítidas,lasescenassereproducenantemisojoscerradoscontodalaautenticidaddelmomentoreal.Otrasveces,bancosdeniebladifuminanelsucesoy emborronan el sentimiento. Y puede suceder que lacapadehielolevantadaundíaparaaislarelrecuerdosederrita, y el jirón de vida recordado fluya libre,arrastrado por brisas demelancolía. Es difícil enterrarparasiempreepisodioscompletosdenuestravida.Confrecuencia, sin saber por qué, sin pretenderlo nibuscarlo,saltanaprimerplanoconlatersuravividadelo que acaba de suceder.Así, la historia deOctavio ySoledad que iba a cambiar irremediablemente nuestrarelación...

NadavolvióaserlomismodesdequeSoledadsefue.Primero,transcurrieronloscincodíasqueOctavioestuvofuerasindarseñalesdevida.Enlaangustiadelaespera, tuve tiempo de analizar lo ocurrido y deprepararme a afrontar lo que quedaba por venir. Enmediodemipesadumbreunacosaaparecíamuyclara:loocurridoera lomásnaturaldelmundo.Soledaderahermosa,inteligente,apasionada.Joven.Siatodosnoshabía conquistado, ¿cómo iba Octavio a escapar a suencanto? No había en mi dolor ni una sombra deacusación o crítica moral. Sólo ocurría que, una vezmás,mimundosehabíaderrumbadoynosabíasiibaa

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sercapazdereconstruirlo.Entre la incertidumbre y la congoja esperé el

regresodeOctavio.Cuandoleviaparecerensucoche,suspiré aliviada. Le acompañaba Merceditas, que sehabíaquedadolosdíasanterioresconsutíaenPuebla,despuésdelallegadadeJuanaparapasarlasvacacionesde Semana Santa. Almorzamos los cuatro en unaaparienciadenaturalidadquenoimpidióelsilenciocasitotal de cada uno de nosotros. Después de almorzar,Octavio se encerró conmigo en nuestras habitacionesadvirtiendo: Tengo que hablar contigo. Caía la tardecuandoabandonamoslaestancia.Habíansidohorasdeafirmaciones, retractaciones. Un largo monólogo deOctavio que intentaba justificar las causas últimas delvértigo vivido. Por mi parte, me aferré desde elprincipioaunasolapregunta:¿Laquieres?Éltratabadehacermepartícipedesusvacilaciones:Nohasidoamor,decía,hasidoelsentimientodelamordepositadoporuntiempo en ella... Luego vinieron largas disertacionessobreeldolorquehabíamarcadoeldestinodeSoledad.Su bondad última, su generosidad, su decisión deretirarse para que nuestras vidas volvieran a su cauce.Las contradicciones se sucedían y mi única preguntaseguíasiendo:¿Laquieres?Escondiólacabezaentrelasmanos y dijo: Sí. Pero ten paciencia. Espera. ¿Y sivuelve?,pregunté.Octaviolevantólacabezaydijo:Novolveránunca.Ellaestácomprometidaenasuntosmásgraves. Su estancia entre nosotros fue sólo unparéntesis.Ahoravaaincorporarseaunaluchanobleypeligrosa...Nonecesitépedirmásdetalles.Recordélas

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cartassinremiteylospaquetesdecartasquedevezencuandoleenviabaalaHaciendasuamiga,laprofesoradelasniñasenPuebla.LaluchadequeOctaviohablabateníaquever,contodaseguridad,conlarevoluciónquefermentabaenGuatemala.

Salí, ledejé solo, sumidoen suconfuso laberintodedudasy seguridades.Eradenoche cuando saliódesuhabitación.Lemiréporprimeravezalacaraymedicuenta de su delgadez, de los profundos surcos de sufrente, de los pómulos salientes y las ojeras hundidas.Sobre su rostro se dibujaban las consecuencias de suangustiosoduelointerior.Nuestrosojosseencontraronyyo tratéde sonreír.Lasniñasvieronmisonrisay semiraron buscando una mutua certeza. Nuestras hijasdespertaronenmíelprimersentimientodeaceptación.

Nada volvió a ser como antes. Juana regresó aCiudaddeMéxico, pasada laPascua, despuésdeunasvacaciones demasiado prolongadas. Nos quedamossolos los tres, nosotros dos y Merceditas yendo yviniendo a sus clases de Puebla. Al terminar el cursoregresó Juana. Pero estaba de paso. Había llegado elmomentodepensarensusestudiossuperioresyellalotenía ya decidido: se iría aEspaña.Así que Juanameabandonó en un período negro de mi vida. Me dejódolorida y convaleciente de un desengaño quizásirremediable.Octaviotratabaderecuperarsuactividadhabitual,perolatristezaemergíadeprontoensurostro.Una tristeza que se adueñaba de él por completo, conlos síntomas de una enfermedad. Palidecía, sedesmoronaba, cerraba los ojos y se sumergía en el

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silencio y la inmovilidad más absolutos. Esto ocurríaaunqueestuvieraMerceditasasulado.Ellareclinabalacabezasobreelpechodelpadreytratabadedevolverlela energíavital con sucontacto.Peroélnodespertabade su inercia hasta que recuperaba el control de unabatalla en la cual había sido momentáneamentederrotado. La cara de terror de la niña cuando estosataques de inacción sobrevenían me impresionaba ytrataba de distraerla invitándola a seguirme, lejos delpadre y de su desfallecimiento. Le pedía ayuda encualquier pequeña tarea y aprovechaba para hablar deJuana y contarle sus impresiones de Madrid y de launiversidad.Añadía a propósito en las conversacionesalgún matiz frívolo, para que viera que yo no estabapreocupadayquedebíamos tomarcomoalgopasajeroel estado de ánimo de Octavio. Está cansado, leexplicaba, déjale descansar. Verás que pronto sedespiertaynosllama.Aunqueyosabíayellasabíaquenoerasueñonisiquierapesadillaeldesmayadoestadodelpadre,queamímeparecíaunsíntomadeladesganadevivirqueleembargaba.

Es difícil enterrar para siempre episodioscompletos de nuestra vida. La memoria reconstruye,pasoapaso,capítulosencadenadosdeunahistoriareal.El esfuerzo de concentración me agota. Tengo quesuspenderelprocesoparadescansar.JuegoconCrazy.Elhuesodegomavayvienedemibutacaa lapuertadel salón, de la puerta del salón a la butaca.Crazy esincansable. Reclamo la presencia de Antonia, que me

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distrae con su charla. El pretexto puede serinsignificante. Nos han dado una mermelada con unacapa de moho. ¿Qué le parece a usted? Esa mujer,muchorezarydarsegolpesdepechoyahítieneustedlahonradez: a ver si cuela. Recuerdo que ya el añopasado... Las protestas de Antonia son históricas. Seextienden a meses y años. Una acumulación depequeñas injusticias inolvidables que, de algúnmodo,desemboca en el recuerdo de las grandes injusticias.Los abusos, los pobres y los ricos, las trampas, losengaños...Antonianecesitaponerremediourgenteasuúltimaqueja.Voyahoramismo.MellevoaCrazyparaque dé una vuelta. El pobre Crazy, aburrido de mishorasdeencierro,sedirigealapuertasindudarlo.Poreltonodevozconoceelsentidodelafrase:Vamosalacalle...

Eldañoexistía.EldolordeOctavioerasincero.Ytambién parecía auténtico su regreso a la vida. Aldespejarselasnieblasdesuangustia,comosidespertaradeunsueño,Octaviosonreía,noshablaba,nosacercabaa su cuerpo. Acariciaba la cabeza de Merceditas ysujetabamicintura,quesevolvíatensayhostilbajolapresióndesubrazo,aunqueenmirostroaparecieseunasonrisa y yo tratara de mostrarle mi alegría por suretomo.Dispusodemicuerpomuchasnoches,peroyonopodíafingirraptosapasionados,pruebasdeunamorqueparecíairrecuperable.Yasí,nuestronuevovínculoseapoyabaenlacomprensiónylaternuraqueOctaviome inspiraba,másqueen launión físicaqueélquería

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resucitar.

Recuerdo frases hirientes y otras apagadas opesarosas. Rememoro resplandores aislados de laarmoníaperdida.Peronopuedorevivirloqueyosentía,loquepensaba,loquemehacíaseguiradelante,alladodeOctavio, tratando de curarle de su decaimiento.Hetachadodemimemoriaeldolordelaexperienciayheacumuladodatosexternosdelosquepuedodeducirmiverdadero estado de ánimo. Lo que no podría esreproducirlaaflicciónquedestilabacadaintentofallidoderenacerlapasiónvivida,decuyaexistenciallegabaadudarenelpáramosombríoqueporentonceshabitaba.

Me he despertado muy temprano después de unsueño fragmentado y escaso. Apenas ha amanecido.Doy la luzyalpulsarel interruptor loprimeroquehevisto,comosiempre,eselretratodeminietoalladodelalámpara.Deprontounvacíoaterradorsehainstaladoenmimente.Nopuedorecordarelnombredeminieto.Unacatástrofeinteriormetrastornaporcompleto.Esunanuncio, me digo, del deterioro total. He olvidado loque más amo. Recuerdo sin embargo que discutíanmucho sobre el nombre. Sé que decían: Pablo comoNeruda, como Picasso, comoCasals. Pero había otrosnombresque también recordabanapersonasdignasdereverencia y homenaje. He perdido a mi nieto y nopuedoconfesárseloanadie.Veoelasombro,lapena,siyollamaraaJuanaparadecirle:Heolvidadoelnombrede tu hijo. Se quedaría sin habla. Luego esbozaría

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torpesexplicaciones:Duermespoco,mamá.Tambiénamímepasaconlosnombres.Elotrodíasemeborróeldelasecretariamáscercanadeldespacho,laquetengoamiladoparatodo.Noerestúsola...Sí,Juana,peroyosoy la única que olvida el nombre de su nieto. Ycualquier día me olvidaré también de que te llamasJuana,comotuabuelapaterna,yquefuiyolaquequisoregistrarte con ese nombre. No llamo a Juana porquetengoquedescubriryosolaesapalabraquehahuidodemi mente. Tengo a mano una agenda que tiene unsantoral. Iré mirando desde el uno de enero hastadiciembre y encontraré ese nombre cuya ausencia mehundeenlaoscuridad.Sinopuedorecuperarelnombredequienamoestarédandounpasohaciaelolvidototal.SanGregorio...SanRaimundo...Vamos,doñaGabriela,despierte, que la llaman por teléfono. Se ha quedadodormidaconlaluzencendida.SantoDios.Sinoduermedenoche,¿cómovaaestardespiertaporeldía?Cojoelteléfono. ¿Será Miguel? Me quedo inmóvil. Miguel.Miguel. El nombre ha vuelto a mi memoria. Miguelcomo Cervantes, como Unamuno, como Hernández.Miguel...Eres tú, Juana...CreíqueeraMiguel.Mehedespertado hace un momento. Temo las noches, sí,porque no duermo, y luego, cuando llega el día, yaves...Ha sidoun sueño, pienso, el olvidodel nombre.Estoy segura.En sueños todo sucede al revés.Demismanossedeslizaun libroycaeal suelo.Me inclinoarecogerloyloalcanzoconfacilidad.Noesunlibro.Esla agenda.La agenda no es un sueño.La agenda parabuscarentre los santoselnombreolvidadodeMiguel.

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Nohasidounsueño.

Antoniameacompañaavotar.Crazyquierevenirtambién.Se resiste a quedarse encerrado.Sus ladridosexasperados, furiosos,nosacompañanhastael finaldelacalle.Caminobien,pero todos tienenmiedodequepuedacaerme.Noobstante,laenfermeravienesólodenoche.MehenegadoatenerlatodoeldíacomosugeríaJuana.Lamañana es deAntonia, y cuando ella se va,después de recoger la mesa del almuerzo, disfruto deunashorasdesoledad.Nadapuedeocurrirmeporeldía,y a las nueve de la noche ya está aquí la eficientecuidadora,seria,correcta,amable.HeidoconAntoniaavotarelreferéndumdelaConstitución.Nopuedoevitarelrecuerdodeundíalejano:eldíaqueseproclamólaRepública.Juananacióesedíaynuestraesperanzatuvoundoblesignificado,elnacimientodenuestrahijayelnacimiento de una nueva etapa histórica. Nuncaolvidaréelvolteardelascampanasqueseacompasabaalritmodemisdolores.YelllantovigorosodeJuanaalsaliralaluz.YlallegadadeEzequielacasagritando:Ya tenemos República, al tiempo que descubría lapresenciadesuhijaenmanosdelapartera.LaalegríadeEzequielmealcanzóenmediodeuna somnolenciainvencible.Peronopudedormirme.El llantodeJuanaseguía sonando en mis oídos y comprendí en esemomento que mi vida quedaba encadenada parasiempreaesellanto,aeseligeropeso,aesecalordemihija que Ezequiel depositaba suavemente sobre micuerpo.

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Alasnuevedelanochelosavancesdelasnoticiasparecenmuypositivos.Sepuedeasegurarya,sepuedepronosticar con toda certeza, que la Constitución harecibidolaaprobacióndelosespañoles.Juanamellamacuandoyaestoyen lacama,escuchando la radio.Estáentusiasmada. El resultado ha sido arrollador. UnanuevaesperanzaacabadenacerconestaConstitución.Desde mi soledad y mi cansancio y el temor alinsomnio,quieroabrazartambiénesaesperanza.

Desdequeestuveinmovilizadaconelesguinceheperdido agilidad. No podré volver a despedir el soldesde lo alto de la colina. ¿Despedir el sol endiciembre? Mejor será esperar a la primavera. Tengoquehacerejerciciosderehabilitación.Losempiezoconla enfermera que duerme en casa. A las ocho de lamañana,antesdequeellasevaya,antesdeque llegueAntonia. Antonia es pesimista en cuanto a esosejercicios. Le digo yo, asegura, que eso no sirve denada.Andeustedporsucuentaypierdaelmiedo.Mire,situvieranecesidaddetrabajarcomoyo,veríacomosemejoraba. Que ya lo sé, doña Gabriela, que usted hatrabajado mucho en su vida. Pero fíjese: le haperjudicado lo de venir aquí a España y quedarseaislada de todos en esta casa. Todo fue bien cuandovivían aquí sus hijos y su nieto. Pero ahora menudoplan...,solatodoeldíaconelperro...

Antoniaesmás jovenqueyoy loencuentra todofácil. Trata de animarme, de estimularme con un

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instinto rápido y acertado de lo que me conviene encada momento. La enfermera habla poco. Se limita acumplir con su trabajo, pero no se entrega comoAntoniaadivagacionessin fin.Antoniamerecuerdaaotras muchas mujeres que han vivido a mi lado a lolargodel tiempo,quemehanayudadoyhansidoparamí mujeres— hermanas, mujeres-madres. Cuántas mevienen a la cabeza. Regina en el pueblo de Tierra deCampos,Marcelinaenelpueblominero,RemediosenlaHacienda.Y estaAntonia, que esmi único vínculocon el mundo exterior. Por ella sé qué ocurre en lascasascercanasdelacolonia.Mecuentaquemiúltimoalumno, el niño que indirectamente me llevó a lainmovilidad,quiereveniryno ledejan.Másadelante,cuando la primavera llegue, le haré venir. La jovenvecinadeenfrentelehapreguntadoaAntoniapormí.Yle ha contado sus dificultades para adaptarse a lasoledad de la colonia. ¿Por qué no trabaja?, le hapreguntadoAntonia.Yellaleexplicaquesumaridonoquiere,yqueellamismaestátanpocopreparada...Poreso sueñacon teneresehijoqueelmarido leobligaaretrasarhastaquehayanpagadolacasaylosmuebles,elcocheylatelevisión.Recuerdoloscomienzosdemimatrimonio con Ezequiel. Vivíamos sin preocupamosdeldinero,enlamásabsolutaausteridad.Tuveamihijasintenerqueesperarapagarnada.Esverdadqueerantiempos en que no habíamuchas cosasmateriales quedesear y nuestros proyectos, nuestros deseos, iban porotrosrumbos.YluegoenMéxico,cuandovivívidaderica,lariquezanomediomayorfelicidad.Lafelicidad

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no me la dio el dinero de Octavio sino el amor deOctavioysucompañíayelapoyoqueprestóamihijayelquemedioamíconlaescuelaparalosindiosdelaHacienda. Nunca me preocupó el dinero. Trabajésiempre,yeltrabajoesloúnicoqueañoroenestaetapaúltimademivida.

Con la enfermedad de Octavio, me ocupaba detodas suscosas.Cuentas, cartas,pedidos, entregas.Dela marcha de los cultivos se encargaba Damián, yRamónmeguiabaen lascosasqueyonoentendía.Almorir Octavio estaba ya muy entrenada en lasresponsabilidadesdeaquellaempresaamediasentreelsigloxixyelxx.LaHaciendaeradeMerceditas,peroOctavio había dejado claro en el testamento que yoviviría allí y disfrutaría de libertad total para dirigirla.Me asignaba una discreta renta vitalicia, lo único a loque yo accedí, queme permitía vivir independiente yhasta ahorrar dinero. Si paso revista a los errorescometidos en mi vida encuentro sólo uno deimportancia:mi regresoaEspañaenbuscademihija.Estababienveniravisitarles,pasarunalargatemporadaconellos,perodebíhaberseguidocontodoloquemeocupaba la vida: la escuela, que erami estímulo ymialegría; laHacienda, que era el legado de trabajo queOctavio me dejó. Y la compañía de Merceditas, quesubíatodoslosfinesdesemanadesdePuebla.Alllegaraquíme he ido encogiendo, disminuyendo. Sin darmecuenta he venido a caer en la vejez. Una vejez triste,porque las circunstancias me han conducido a estevacío,estainacción,elconstantebuceoenlosrecuerdos

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quemeahoganaveces.Mepregunto:¿Soyvíctimademi destino individual o de un destino colectivo? Si laRepública no hubiera sido derrotada, yo nomehabríaquedadoviudaynuncahabría idoaMéxico. Juananose habría casado con Alejandro. Miguel no habríanacido.YOctavionohabríaexistidoparamí.Noquieroseguir conmis dudas.El destino histórico depende detodosnosotros,esreflejodelaconductacolectiva.Peromi destino personal depende sólo demí. ¿Por qué nomequedéyluchécontodosparaquealfinllegaraesterespiro de libertad, la Constitución, la democracia?Estoycansadadedarlevueltasaldestino.Hellegadoaestepuntodemividaporquehenacidoenunpaísyenunaépocaquemehanobligadoaelegir.Peroyosoymidestino.

Merceditasmeescribeymeanuncia lamuertedeDamián.Ladesaparicióndeestehombrebueno,testigode tantos años en la Hacienda, me afecta de modoexcesivo.Quizássindetenermeapensarlocreíaqueélsiempre estaría allí, entregado a la Hacienda conenergía y generosidad. Lo vivomuere, dijo Remediosuna vez, con su sabiduría infinita. Sólo las piedrasduran eternamente. Sólo lo que nunca ha vivido,perdura.Pocoapocoirándesapareciendolospersonajesque habitaron la Hacienda. Algunos ya se han ido.Octavio. Y ahora Damián. Y yo, con mi huida, heanticipadomimuertereal.SólolaHaciendaperdurará.Las piedras de la Hacienda, la torre, el patio, lascolumnas, el corredor del primer piso que se extiende

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porlascuatroalasdeledificio.Perounanuevavidasedespierta.Merceditasmeanunciaquesetrasladaconsufamilia a vivir allí. No quiere renunciar a las raíces.AlgodesuspadresalientatodavíaentrelosmurosdelaHacienda. Algo, también, mío. Sus hijos alegrarán lacasa ahora solitaria.Ha convencido a sumarido ymepromete que ella se encargará directamente de laescuela.Todovabien,escribe,peroyoestabanotandoquetuespíritusedesvanecíaynoquieroquelaescuelaseasólounlugarenelqueseenseñealeeryaescribir,sino el lugar que tú creaste, lleno de vida, deentusiasmo. Quiero que los niños canten y pinten ytengan curiosidad por lo que pasa fuera y lejos de sumundo. Que aprendan a conocer mejor lo que tienencerca para cuidarlo y conservarlo y, en lo que seaposible, mejorarlo. Y que aprendan a ser personaslibres, justas y responsables. El final de la carta deMerceditas encierra un mensaje de optimismo. Hesembrado algo que merece la pena, algo que hafructificado y mi viejo sueño sigue adelante. Educar,enseñar, transmitir a los niños todo lo mejor que elhombrehahechosobrelatierra.

Laenfermerayanoseiránunca.Juanamehadadoa elegir: o irme a vivir con ellos o la enfermera meacompañarátodaslasnoches.Desdelacaída,absurdaycasualcomofue,Juanapareceasustada.Avecesvieneavermeysemequedamirandofijamente,comosinome conociera. Trata de cambiar mi aspecto, meacompañaalapeluqueríadelacolonia.Undíaledije:

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Juana,¿recuerdaslosúltimostiemposdelaabuela?Sí,contestóunpocosorprendida.Rememoroparaella loscuidados que las dos le prestábamos. Juana seentristece.Lo recuerdo todo,no temolestes.Recuerdoaquelcuartoysuoloryloscuentosdelaabuela.Todo...Mi madre se fue apagando lentamente. No perdió larazón, ni lamemoria. Fue una larga despedida.Yo lacuidé hasta el fin. Murió en mis brazos; por eso larecuerdo sin angustia. Mi orfandad fue real porquenecesitaba todavía su presencia, su ayuda.Probablemente, si no la hubiera necesitado, si ella nomehubieradadomásque el dolorde sudecadenciaylasmolestias de su cuidado, sumuerte habría sido unalivio. Espero, le dije a Juana, que yo te dé tan pocotrabajo como la abuela me dio a mí. Juana me miraextrañada.¿Dequéhablas,mamá?Aúneresjoven,¿porquéhablascomounaanciana?Tratodesonreír.¿Pocos,setentaycinco?Puedequetengasrazón...

Juanamehallevadoalaconsultamédicaparaunexamenrutinario.Diceeldoctorquetodovabien,peroquemicorazónesuncorazóndebajovoltaje.Comolasbombillas de mi juventud que colgaban del techo sinpantalla y daban poca luz. Siempre he tenido uncorazónvivo,rápido,latidor.Peroahorano.Ahorahayqueponerlo enmarcha.Andar, caminar todos los díasunahora.Darévueltasalascallecitasdelacolonia.Medetendréunmomentoenlacasadelviejodesertor.Siélestuviera, puede que mi corazón volviera a latir confuerza, con energía. Quizá subiría el voltaje y la

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bombillavolveríaabrillarconotraluz.Peroasomaránlosancianosquehabitanlaresidencia.Memiraránconsusmiradasmortecinas,momentáneamente iluminadasporelrencor.Pasearé.Necesitomantenerabuenritmoelcorazón.

Medormíconlapreocupacióndelospaseosytuveun sueño raro. Fue un sueño y ahora quierenconvencerme de lo contrario. Dice Antonia que fueverdad,queocurriódeverdad.Yoestoyseguradequefueunsueño.Estabadormidaysoñéquehacíaundíaespléndido, un día muy apropiado para hacer unaexcursiónhastaloaltodélacolinaparaverlapuestadesol.Hacetantotiempoquenopuedollegarhastaallí.Elocasome angustia sobremanera.Mepareceque el díaque se va puede ser el último. Lo siento así desde laadolescencia.Nome resignoa lamuertedeldía.Yalmismotiempomeatraeelsolquesesumergeentrelosmontes dejando un trazo grueso de luz que marca elperfil rojo de la montaña. El resplandor permanecealgúntiempo.Luego,laluzrosada,blanca,seconvierteen un azul dudoso que se desvanece lentamente hastaconvertirse en negro azulado. En mi sueño yo queríavolverasentirladeslumbrantebellezadelsolcuandoseva.SindecírseloaAntonia,abrílapuertadelacalleysalíaljardín.Comosuelesucederenlossueños,noeraelatardecer.ElsolasomabasobrelastorresdeMadrid.Faltaban muchas horas para su retirada. Pero el airefresco de la calle vacía invitaba a andar. Crazy veníadetrás demí.Me seguía, vigilandomis pasos.Respiré

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con fuerza. El aire entraba en mis pulmones confacilidad.Estabaalegre.Andabaconsoltura.Québienseandaenlossueños,pensé,québienseandaysenadaysevuela.Medicuentadequenoestabavestidaconlaropa apropiada. Llevaba todavía el camisón y la bata,quecerréconfuerzasobremicuerpo.Retrocedíporunacallecitaqueno tenía salida.Luegoencontréunacalleancha y entré por ella. Una casa en construcción medesorientó.¿Dóndeestaba?Buscolacasademiamigo.Estácerrada.Haysillasvacíaseneljardín.Arriba,enlaventana del estudio, asoma una cabeza blanca, uncuerpodelgadoquemesaludaconlamano.Peronoesél.Esunamujer.Noimporta.Elancianohabrásalidoyesa señora será su madre. ¿Es posible que ese viejotenga todavíaunamadreviva?Volverémás tardeyélestará sentado en el jardín como otras veces. Es unsueñoagotador.Mecansomuchoperotengoqueseguirsi quiero llegar a la puesta de sol. Retrocedo; pasodelantedelatienda.Estácerrada.Alfinaldelacalleseven muchos coches. Sin saber cómo, habíadesembocadoenlacarretera.Medolíanlaspiernasynohabía nadie en los alrededores. Apoyada en la pared,descanséunosinstantes.Enlossueñostodoesposible.Sóloenlossueñosaparecelasalvaciónenunmomentocrítico. Por eso, enmi laberinto aparecióAntonia conlos brazos en alto al descubrirme, gritando: ¿Pero quéhaceustedaquí,doñaGabriela?Antonia,quemecogiódel brazo, me riñó cariñosa y me arrastró por nuevoscaminoshastacasa.Enseguidaestuvimosantelapuertaabierta del jardín. En algún punto del trayecto había

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perdidoaCrazy.PeroCrazyestabaallí,amilado...DiceAntoniaquenofueunsueño,quefueverdad.

Melodicecuandomedespiertoymedaeldesayunoyse va rezongando: Esto se lo tengo que contar a suhija... La enfermera dormida todavía y ella que seescapaasí,comoestaba,mediodesnuda,aesahoradelamañana...Señor,señor,quépesadilla.DiceJuanaquetiene razónAntonia, que gracias a queCrazy la fue abuscar al autobús y esperó a que llegara, y ella,asustada,siguióalanimalitohastalatapiaenqueyomeapoyaba después de tanto andar. Yo digo que es unsueño.Pero¿cómosabíaAntonialoqueocurrióenmisueño?Estoy terriblemente cansada.Quierodormir unpoco más, Antonia. Deja de murmurar y cierra laventana para que no entre el calor del mediodía. Meduermoenseguida.Sueño.Octavioestásentadoenunabutacaamiladoymediceenvozbaja:Cuandolleguelahora,iremoslosdosjuntosaverlapuestadesol...

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TerceraparteElsilencio

Juanahallamado.Agitada,nerviosa.¿Estásbien?Ponlaradio.Haocurridoalgo.ParecequelosmilitareshanocupadoelParlamento.Notemuevas.Ponlaradio.Tellamaréencuantopueda.Losabía,losabía.Ellosnose quedarán tranquilos. No podrán aceptar lademocracia. Antonia está en casa. La llamo.Encendemos la radio.Músicaclásica.Nohaynoticias.Antonia,¿quépasará?Tranquila,doñaGabriela.Novaapasarnada.Noselovamosatolerar.Estoytranquila.PeroJuanayMiguelestánenMadridynosotrasaquí.Yqué cree usted, ¿que esto no es Madrid? Esto es tanMadridcomolootro.Mire,precisamenteporestaparteempezaba el frente.Yo era una niña pero lo recuerdomuy bien. El cerro Garabitas. El Puente de losFranceses.¡Quesimeacuerdo!...

PuentedelosFranceses,nadietepasa,porquelosmilicianos,mamitamía,québienteguardan.

Lacantábamostodos,niñosygrandes.Yluegolopasaron y se quedaron. Pero ahora es distinto, mujer.Ahoranopasaránporquelagenteyasabemosmás,yanodamoslugaraquelleguemosaeso,aquepasenotra

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vezelpuente...

Estábamosvelandoamipadre.Llegóelrumorenlabocadeunavecina:Losmilitares sehan sublevadoenÁfricayvienenparaacá.Mimadreestabaabsortaensudolor, parecía sorda a todo lodemás.Sin embargo,escuchaba.Porquedijoenvozbaja:Mejorquetupadreno losepa.Mejorqueno lohaya llegadoasaber...Lavecina agorera se fue y nosotras nos quedamos solas.PenséenEzequiel,en lamina.Nopuedeser, ledijeami madre. El gobierno... Ella me miró con sus ojoscansadosytristes.Todopuedeser,dijo.

La radio continúa con la música. Juana llama.SiguenencerradosenelCongresodelosDiputados.Lacalle está tranquila.Todo elmundohace vida normal.Hay otros focos; en Valencia. Pero no tengas miedo.¿Miguel? Precisamente salió esta mañana paraCanarias. Un reportaje gráfico en La Gomera.Mamá,que se ponga Antonia. Antonia dice a todo que sí.Seguro que Juana le está pidiendo que me dé uncalmante.Quéobsesiónconloscalmantes.Todavíanose ha enterado, mi hija, de que estoy casi siemprecalmada. Demasiado calmada. La vejez es unaanestesia. Vuelvo a coger el teléfono. ¿Y Sergio?,pregunto.Le había olvidado, nome había preocupadoporélhastaesemomento.Hayunespaciodesilencio.LuegoJuanadice:EstáenelCongreso,encerradocomotodos.Lavejezesundistanciamiento.NomepreocupaSergio. Miguel está en Canarias. La otra vez Franco

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estabaenCanarias.Volódesdeallíalapenínsula.

Mimadre no lloraba. Repetía de vez en cuando:Mejor que tu padre no haya vivido para verlo. En elentierro,rápido,civil,nohubosermones.Todavíanosehabíaenfriadolatierrasobremipadreyyateníamoslacertezade lacatástrofeextendiéndosepor todaEspañacomounríodefuego.Elfuegollegaríaenseguidaalamina,aEzequiel.Yoestabasentadaenlahuerta,bajoelemparrado. Hacía mucho calor. Las mariposas sedeteníanun instanteencada flor. Juana jugababajoelnogal,enunapiedralisayplanadondenossentábamosa veces buscando la sombra frondosa del árbol. Juanacolocaba hojas de nogal con pétalos de rosa, y era laensalada.Enotrashojasordenabapiedrecitas.Yera lacarne.Sentabalamuñecaenelsuelo,juntoalamesa,yle daba de comer. Era la muñeca que le compróEzequiel y se la colocó en la escalera una noche deReyes...Todoestáensilencio.Piensoenelríocercano.Imaginounbañoenelrío.Hacemuchocalor.Mimadredice:Ni se te ocurra. ¿Novesquenohaynadie en lacalle?Nopasanadiehacialacarretera.Sóloelsilencio.De pronto, un ruido extraño, un ruido atronador.Aeroplanos, dice mi madre. En el cielo aparece uno,después otro. Vuelan bajo. Pasan sobre nuestrascabezas. Se puede ver el perfil de dos hombres concascos. Desaparecen detrás de la montaña de lashogueras de San Juan. En seguida se oye un truenoespantoso.Esdelotro ladode lapeña,haciaAsturias.CojoaJuanadelamanoycorremoshaciaelinteriorde

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lacasa.Bombardean.Ezequielestáenlamina...

Llama Juana, ¿qué hora es?... El Congreso estárodeado.Siguendentro,perovanarendirse.Notienenotra salida. Parece que ha sido un guardia civil. Haentrado encañonando a todo elmundo en elmomentoen que se votaba la investidura de Calvo Sotelo. Lacallesiguetranquila.¿Tieneslaradiopuesta?...

El avión volvió al día siguiente. Bombardeaba elotroladodelamontañaperoelestruendoserepetíaporlasestribacionesdelacordilleraCantábrica.

LasnoticiasdelaradioanuncianquevaahablarelRey.Crazymemirafijamente.Algonotaenmíquelehace sentirse inquieto. Le acaricio la cabeza. Ya estátodotranquilo,Crazy,ledigo.Mueveelrabo,serelajayseduermeamispies.

El24dejulio,alasdocedelamañana,llegóacasaMaría,lahermanadelalcalderepublicano,miamigadelainfancia.Entróenlacocina,sesentóenunasilla,setapólacaraconlasmanos,luegoseestirólafaldasobrelas rodillas. La cara descubierta era un campo delágrimas.Cálmate,ledije,cálmate.Peronosecalmaba.Dijo:Lastropasvanaentrardeunmomentoaotro.Loshombres se han echado al monte. Quieren pasar aAsturias. Luego guardó silencio un momento y supequeibaadecirlomásimportante,loquelehabíahechosalirdesucasayacercarseaquícorriendopor lacalle

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vacía,algoqueibaacaerimplacablesobrenosotras.Yahan tomado Los Valles, Gabriela, dijo. Se levantó yvino hacia mí. Me abrazó y entre sollozos me dio lanoticia:HanfusiladoaEzequielyaloscompañerosdelaminayadonGermán.TelomandaadecirEloísa,lahijadeeseseñor,pormediodeunoquelogróescaparyllegóasucasa,alaVentaVieja,yélselodijoaJuanitoeldelasmuías,yJuanitoamimadre,yaquímetienes,Gabriela...

Elcaminodelosrecuerdosdolorososmellevadeuna muerte a otra, de la muerte de Ezequiel a la deOctavio.SilamuertedeEzequielfuebrutal,repentina,abrumadora, lamuerte deOctavio fue una tortura, unsuplicio, una prolongada condena. Por entonces yahabíamos recuperado la paz y todo estaba como antesde Soledad. El combate había durado mucho.Demasiado,piensoahora.Simequedé,sinocortéconél, ¿por qué ese ensañamiento con Octavio? Misoberbia no aceptaba el fracaso. Noche tras noche lecastigaba. El aceptó el castigo y esperaba unmilagro,uncambiodeactitud.Undía,repasandolascartasviunsobre verde que destacaba entre todos los demás. Laletrameresultabafamiliar.Nohabíaremite.SeladiaOctavioyesperéquelaabriera.EsdeSoledad,advertíretadora. Él la abrió y dentro había una tarjeta postalconunpaisajedeGuatemala.Sinpalabras,Octaviomela dio. Sólo una línea escrita: Te recordaré siempre.Soledad.Toda la furiay la congojadeaquellosmesesse desbordó. Rompí en pedazos la tarjeta y luegome

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abracé con rabia al cuerpo deOctavio. Brillaba el soldel mediodía. Abrazados, entramos en nuestrodormitorio. Nuestra batalla fue ardorosa, desesperada,incruenta.Nohubonivencedoresnivencidos.

AhoraJuanavieneconmásfrecuencia.Sesientaamiladoymecuentalasúltimasnoticias.Vatodobien,medice.Dentrodeunañoestaremosdispuestosparaelrelevo.Quieredecirelrelevoenelgobierno,perotengoque detenerme unos momentos para entender. Unveranoesmucho tiempo.Otroveranoyotrootoño.Elinvierno y de nuevo primavera. Se me olvida quetodavía es primavera. Repentinamente siento lanecesidad de pasear por la colonia, entre los jardinesencerrados tras las tapias por las que se desbordan, aunoyotroladodelacalle,ramasdeárbolescuajadasdeflores, macizos apenas adivinados: petunias, alegrías,tulipanes. ¿Salimos? Juana acepta encantada. Tantosdías en casa no te conviene, dice.Recuerda lo que hadicho elmédico.Si tú vinieras todos los días pasearíamás, ledigo.Almirarlacaptoungestodedisgustoensucara.Elgestodurauninstante,perocomprendoquemipropuestasuenaaquejaylemolesta.Merebelo,nopuedoevitardecirle:Eresegoísta,Juana.Todotecuestatrabajo. Te fastidia sólo pensar en tener que acercarteaquí todos los días, para animarme a salir... Juana seenfada. Sabes que tengo trabajo. Te ha dadoúltimamente por encerrarte y dedicarte a meterteconmigo. El otro día me acusaste de dejarte sola...Mentira,grito,esoesmentira.Juanasellevalasmanos

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a la cabeza. Yo no recuerdo haberle dicho nadaparecido, pero la actitudde Juaname inquieta. ¿Estoyacasoperdiendo la razón?PongoatenciónyescuchoaJuanaque indagaconAntonia: ¿Comebien?¿Duermebien? Algo dentro de mí se revuelve de nuevo: ¿Porqué, ledigo, tantapreocupación?Medejassoladíasydíasyluegotepreocupas.Mientrashablo,yomismamehorrorizo. ¿Qué estoy diciendo? Juana está asustada.Nuncamehavistoasí,noheprotestadonunca,nuncalehereprochadosuabandono.Sifuerajusta,¿seríacapazde achacarle abandono? No estoy con ella porque noquiero.¿Cómovoyaexigirlequesuspendasuvidaysedediqueacuidarmehastaelúltimodía?Despuésdelosreproches, el silencio. Cierro los ojos ymemantengoinmóvil en la butaca. Crazy no se separa demi lado.Quiere llamarmiatenciónpensandoquedormito.Tiraun poco del chal con que me abrigo. Abro los ojos.JuanasusurraconAntonia,yCrazyquiereadvertirme.Comer, come poco, dice Antonia. Dormir, no se lopuedodecir.La enfermera es tanpocohabladora.Noscruzamosporlamañana:Holayadiós.Sihubieraalgoimportante,algoqueyotuvieraquesaber,yocreoquemelodiría.Detodosmodos,pregúnteleaella.Llámelaporteléfono...

Quisiera decirle: Juana, no me hagas caso. Laprimaverameexcitamucho;paramal.Memalhumora,me irrita.Seráporquees laépocadelañoenque todorevive; elmomentodehacerproyectos.Lavejezes laincapacidad de proyectar. Te quedas paralizado, tedetienesenloquevasahacerdentrodeunratooahora

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mismo. Proyectar, no. Va llegando el tiempo dedespedirse de paisajes, actividades, personas, objetos.Pocoapoco,hayque irordenandolasdespedidas.Sinolvidaranadie...Pero,Juana, teaseguroqueyonohedichoeso.Nohedichoquemetienesolvidadaenestacasayenestasoledadqueodio.Llamándometodoslosdías y viniendo a verme una vez almes. No te lo hedicho aunque lo pienso. Tú no puedes saber lo quepiensoyloquesiento.Hijamía...Lodigoynolodigo.Lo pienso y no lo pienso. Sufro, Juana, porque entretodosmetenéissola.SolaconCrazy,quemeescuchayme entiende y se pone demi parte... Sola, avanzandopasoapasohaciaelsilenciototal.Rodeadaya,ahogadayaenolasdesilencio...

La enfermedad de Octavio fue una condena, unamaldición.Poconosdurólaalegríadelreencuentro, lagloriadelareconciliación.¿Durómeses,semanas,días?Fueuntiempocortoynomedetuveamedirlo.Cuántolamenté después mi obcecación, mi hosquedad y miempeñoenhacersufriraOctavio,atodashoras,elpesode su culpa. Yo me sentía hundida en un bloque dehielo.Dentromehervíalarabiayfueesamismarabialaquederritióundíaelmuroquemeaislaba.Soloslosdos, Juana en España yMerceditas con sumarido enPuebla,vivimosporun tiempoenajenados,prisionerosde una misma locura recobrada. Después laenfermedad,labrevedaddelplazo,laintensasensacióndel bien recuperado, nos mantuvieron hasta el finalsumidosenuntrancedeamorinterminable.

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A los cincuenta años ya había enterrado a dosmaridos.Ningunodelosdosllegóaconocerlavejezylasoledaddelavejez.Juanatambiéntuvodosmaridos.Sedivorció,¿quéañosedivorció?Juana,ven,dimequéaño era cuando te divorciaste. Juana se ha ido, diceAntonia. No se ha despedido demí. Sí, señora, se hadespedidodeusted.Todosseempeñanendemostrarmequeestoymal,quemimemoriafallaoquenoatiendoanadaynomeenterode loque sucedeamialrededor.Juana se ha ido y no puedo acordarme del año de sudivorcio.Muchasvecesmeveoperdidaenel laberintode lamemoria. Pierdo la pista, el hilo queme lleva arecuperar una palabra huida, un objeto esfumado,guardado, ¿dónde? Toda mi vida se deshace enpreguntas ¿Dónde? ¿Cuándo? ¿Cómo? La niebla seextiende. En el silencio de la noche, en el silencioinfinitodelanoche,tengoquelevantarme,investigarelposiblelugar,lahuellaprobablequeelobjetohadejadoparaquemeayudearecuperarlo.Enestaflaquezadelamemoria,elpresenteyelpasadosealejandemí.Cadavez queda todo más remoto. A veces creo que no hevividoloquerecuerdo.Estátandiluido,tandifuminadoen el tiempo. Y un cansancio destructor paraliza mipensamientoymeobligaacesarmisbúsquedas.

Juanamedice:ElReyhaestadoclaroytajante:élobedece la Constitución. ¿Por qué me hablas de esoahora, Juana, después de tanto tiempo?No hace tantotiempo, mamá, hace un mes, más o menos... Te

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recordaba el golpe de febrero. La postura del Rey...Estásloca,Juana.ElReysehaidodeEspaña.Sinunagotadesangre.Sinviolencia.Perosehaido...Juanamemiraconesasombradesustoyangustiaquesereflejaen sus ojos cada vez que viene a verme. Mamá, teconfundesconlaRepública...CreoqueJuanatienetodalarazón.HedadounsaltoatrásylapalabraReymehacolocado en aquel día: el día que tú naciste, Juana, eldía en que se proclamó la República. Me estoyvolviendovieja,Juana.Acéptalo.

¿Quédíaempecéaenvejecer?¿Fueuncatorcedeabril,unochodemarzo,unquincedenoviembre?¿Quédía vacilé por primera vez al bajar una escalera? ¿Enquémomentocomprendíque lasarrugasde lapielmetraspasabanelalma?¿Quédíaempecéaendurecerme,aaislarmedeloquemerodea,aobservarmepordentro,avivir pendiente de los cambios más leves, de lossíntomas más insignificantes en el oscurofuncionamientodemicuerpo?¿Quédíaempecéavivirenelmiedo?Veo lavidacomounaseriedepequeñascatástrofessucesivas.Alcruzarlacalle,pienso,mevoyaresbalarycaer.Semecaeránlasbolsasalentrarenuncoche. No tengo manos para coger el bolso y elparaguasyagarrarmeaunabarandilla.Esoeslavejez.Yonuncahabíasidovieja,poresonosabíasiaquellasmolestias, aquel pequeño dolor, tenían que ver con laedad. Reflexiono y divago, mis dos ocupacionesfavoritas. Las dos se desarrollan en silencio y ensoledad.Estoyencogidaenmibutacafavorita,juntoal

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ventanaldesdeelqueveoeljardín.Laprimerasemanadeabril ha sidomaravillosa.Soly lluviasy sol.Todoparecía crecer día a día. Los almendros, que,desorientados, dieron su flor en febrero,muestran suscopasblancasasomandosobrelastapiasdelosjardines.Tambiénlaslilasseanticiparonsemanasalcalendario.Su aroma reaviva en mí la esperanza de todas lasprimaveras.Algo va amejorar, algo va a suceder.Unefímero resplandor ilumina mis sentidos apaciguados,torpes. Un espejismo. En seguida todo vuelve a suestado real. La referencia sensorial disminuye y, enconsecuencia, la asociación que provoca en elsentimientoyluegoenlasideas,sedebilita.Todocausamenos placer y menos dolor. Sólo la memoria, tanconfundida estos últimos días, se reaviva. En lamemoria permanece lo que debe permanecer, lovalioso, lo fundamental. Por otra parte, el desgastesensorialdelavejez—vermenos,oírmenos,saborearmenos—permite eliminar interferencias en el procesoderecordar.

Enprimaverayenveranosueñomás.Orecuerdomejor lo que sueño. Sueño con casas. Habito casasreales pero transformadas, convertidas en casasdeseadas o imaginadas. Sueño con la Hacienda peroestácolocadaenEspaña,enunpaisajeverdeconunrío.EnlaHaciendaapareceOctaviosentadoenunsillón,ala sombra del patio. Sueño con él, enfermo.Memira,habla, pero no entiendo ni una sola palabra. Él se dacuentayguardasilencio.Levanta lamano reclamandolamía.Laestrechadébilmente.Labesa.Sufromuchoy

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cuandomedespiertomeinvadeunadesolacióninfinita.Igual que cuando Octavio se fue con Soledad. En elsueñoOctavioharegresado,peroestáperdido.

Me ha dado por pensar en el divorcio de Juana.Cómo me preocupó ese divorcio. Juana me decía:Parecequeerestúlaquetevasadivorciar.Yopensabaen Miguel, en cómo le iba a afectar a Miguel esadecisión.Yleafectó.Además,fueunaseparacióntotal.Noesigualvivirenlamismaciudad,enelmismopaís,que estar tan lejos. Ahora ya es mayor y puedecomprender a sumadre y a su padre y las razones deambos para separarse. Miguel tiene casi perdido aAlejandro. Siempre que me habla de él, lo hacepesaroso. Miguel es bueno, sincero, transparente.Generoso a su manera. Generoso con las causasdifícilesyolvidadas.Aparentemente,másgenerosoconsu padre que con su madre. Porque a él lo ve másdesamparado.Miguel: lo que queda de mí.Mi futuroquenoveré.Miúltimoamor.

Recuerdo los últimos años de mi madre. Mirabahaciadentro.Seobservaba.Analizabacadalatido,cadasíntoma. Todo era una amenaza. Yo la veía cada vezmás lejana,más ausente. Seguramente asíme ve amíJuana.Salgo conella adarunpaseo.Crazynos siguedespacio. Pienso: ¿Tendrá celos de Juana? Hace untiempoeraélsoloquiénmeacompañabaenmispaseos.En nuestro recorrido por las calles de la colonia,pasamosanteElParaíso.Crazyhueleyretrocede.Enel

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jardínhaydosancianassentadasensillonesdemimbre.Nohablan.Selimitanatomarelsuavesoldeabril.Uncochesedetieneyunaparejademedianaedadsalealaacerayllamaaltimbre.Lesabrenyentransilenciosos.Vienenacumplirconunaobligaciónfilial.Unmalrato,ver a mamá o a papá así. Se justifican. Dime, Juan,Pedro, Salvador, ¿qué otra cosa hubiéramos podidohacer?Encasanohaysitio.Además,lacasaestávacíahasta la noche. Todos comemos, trabajamos,estudiamosfuera.Unafamiliaenlacalletodoeldía.Ymamá o papá ¿cómo va a estar solo? Una sombra demala conciencia les acompañará cuando salgan, en eltrayecto de regreso a Madrid, hasta que alcancen lapuerta de su casa y recuperen el ritmo de la vidacotidiana. Los hijos, la cena, el televisor, el sueño.Antesdedormirserecordarándenuevoalpadreoa lamadreabandonadosenElParaíso.Él,oella,suspirará.El otro, el que todavía no ha necesitado recurrir asolucionesextremasparasuspadres,cogerásumanoylaapretaráenunsignodecomprensiónosolidaridad.Ono.Odirá:Yaestábiendetantaexageración.Tupadre—o tu madre— es un privilegiado. Peor estaremosnosotroscuandonoslleguelahora.Élyellaguardaránsilencio, pero una tristeza sin nombre les envolverá.Tengomomentos,comoéste,absolutamentelúcidos,enlosqueloveotodoconunaclaridadextraordinaria.Loveoyloentiendoypuedorazonarlo.Peronolosiento.Elsentimientollegaamortiguado.Detodosmodos,soyconsciente de que mi torpeza aumenta. Pero no merebelo. La acepto y trato de contrarrestarla. No oigo

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bien, noveobien, nomemuevo con soltura.Peromerecojosobremímismaytratodeseguiradelante.Cadainiciativa es un reto. Si salgo victoriosa, no conquistounaalegríaespecial.Sifracaso,mehundomásymásenlamelancolía.

Elvecinodeallado,eldivorciado,yahaocupadolajaulacomoAntoniapronosticara.Alospocosmesesde su separación empezó a traer chicas. Parejasmomentáneas, casuales. Luego, etapas de soledad.Ahora ya tiene una compañera fija.Muchomás jovenque él. Calculo que tendrá la edad de sus hijos. Éstaparecequevaenserio.Hatrasladadobastanteequipaje.Maletas,untelevisor,unordenador,unperro.Crazyhatomado nota y a los ladridos del foxterrier harespondido marcando claramente su territorio. Hastaaquí, hasta la verja que separa nuestros jardines, es tucasa.Perodeesteladoempiezalamía,parecedecir.Laperrita—esperra,meha informadoAntonia—parecebatalladora. Olfatea entre la yedra que trepa por laseparación de nuestros jardines y ladra, provocando aCrazy. Él apenas le hace caso y Violante—se llamaViolante— se desespera. Hasta que, harto ya delconcierto,Crazydecideponer lascosasensusitio.Selevanta, se dirige al hocico de la perra y le lanza elgruñido más furioso que puede producir su garganta.También levanta la yedra con las patas y trata deinvestigarafondolapresenciadelserqueleinvitaolereclamadesdeelotroladodelavallavegetal.Ahorasí,Violantereacciona.Seesfumaensilencioyesperaotra

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ocasión para iniciar de nuevo el tormentoso contacto.Anécdotas así, la contemplación de dos perros que seenfrentan y tratan de establecer las normas de suconvivencia,meentretienenyme reconfortan.Hayunpalpitardevidaenesaconductaanimal,uncomplicadosistemaderelaciónquederivará,seguro,enunaamistadforzosa. Lo inmediato, el presente, me sumerge en larealidad, pero cuando me aíslo y me entrego acontemplardesdeángulosnuevos losviejos recuerdos,entoncespuedoperdermeenunamarañadesensacionesantiguasentremezcladascon lasnuevas.Un intrincadobosque de senderos ocultos, un bosque para perderse,como en los cuentos, hasta que llega la ayuda delpríncipesalvador.

Juan Pablo es hoy mi príncipe. Viene hasta mibutaca de la mano de Antonia. Trae en la mano unramitodefloresazules.Lashacogidoenelcaminodearriba,aclaraAntonia,elcaminoquesigueustedhastaloaltodelaloma.Hapasadobastantetiempodesdelaúltima visita del niño, pero no olvida los cuentos.Invento uno sobre la marcha, uno de una viejecitaperdida en un bosque y un niño de cinco años que labusca diciendo sin cesar su nombre hasta que suena,lejos, la voz de la anciana. Luego, interviene JuanPablo,cuandoelniñolaencuentra,latraeaquíparaquesesienteenlabutacaylecuenteaéluncuento...Crazylevanta las orejas, como si también él escuchara. Elniño,diceJuanPablo,ibaabuscarlaconunperrocomoéste,quetambiénsellamabaCrazy...

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Esyaverano.Sehuelelatierraseca,eltomillodehojas fuertesyduras, el romero, queAntoniamete enun frasco de alcohol para remedios caseros —Esbuenísimoparaelpelo,paraponer fuerteelpelo—; lahierbabuena...Mimadrecogíaramitasdelahuertaparaañadirla a diferentes guisos. Mi padre decía: Lahierbabuena,enCuba,selaponenalronconlimónyunpoquito de azúcar moreno. El ron es de los piratas,decía yo. Lo beben los piratas en las novelas deaventuras. Claro, contestaba él, los piratas han estadoalguna vez en Cuba y en otras islas del Caribe quetambién tienen ron. En el verano, mi madre hacíaensaladasjugosascontomateylechugayunahojitadehierbabuena.

¿De quién será ahora la casa de mis padres? Lahabrán cambiado o destruido para hacer otra, o quizá,simplemente, la han mejorado. Todo ha cambiado enlospueblos.Elmíoserámásgrande,másmoderno.Yanojugarán losniñosen lacarretera,porqueloscochessehabránadueñadodeella.Losjóvenesiránencochealas romerías del verano en los pueblos cercanos.Nosotros hacíamos el camino andando. Salíamostemprano, cuando el calor no molestaba todavía.Llevábamosmeriendaparapasareldía.Elcaminoeraalegre.Cantábamos,bromeábamos,llegábamoshaciaelmediodía y nos bañábamos en el río antes de comer.Luego,esperábamoslahoradelbaile,adormiladosbajounárbol.Elbaileeraenelpradodelaiglesia,alsondeuna orquesta de aficionados que iba de pueblo en

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pueblo en un carro arrastrado por muías que ellosmismosguiaban.Laschicasnoscolocábamosengrupo,mirandoelbaile.Loschicossolíanestaralotroladodelcorro improvisado quemarcaba los límites de la pistaimaginaria.Un juego de codazos transmitía de unos aotros mensajes nerviosos: Atrévete, vete a sacarla —ellos—.Sitesacaabailarnotehagaslamelindrosa—ellas-... Cansados de la fiesta, después del baile y losempujones y las risas, regresábamos al anochecer.íbamosjuntos,losdelpueblo,ylacercaníadelanocheinvitaba a los sustos y las historias truculentas. Laeternaestrategiadelmiedoqueconvertíaenprotectoresa los muchachos. Era necesario tener un elegido parapoderseguireljuegollenodeconsignascontradictorias.Te ha mirado. No le mires. Mírale. No te hagas lainteresante... Modestas maniobras que acababan enrisas, tironesdecoletasdeellos,bofetonesdeellas.Yalgúnbesorobado,rápido,apenaspercibido,quedejabaalavíctimadelacosoruborizadayfuriosayunsiesnoestemblorosaysatisfecha.

Este verano van a estar pocos días fuera deMadrid. No podemos, me explica Juana. Hay muchoque hacer.Además, no estoy tranquila si tú te quedasaquí. Por mucha Antonia y enfermera, no me quedotranquila. Sin energía, trato de convencerla de que elverano es la mejor estación para mí. ¿Qué me puedesucederenverano,conelcalorqueaumentalavida?Yque aquí no es el calor de Madrid. Es un calor muysoportable.Frescoporlamañana,casacerradaapiedra

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ylodoalmediodía,yalanochefrescootravez...Notepreocupes, Juana. Juanamira a Antonia porque no secreeestaactitudmía,pacíficaycargadaderazones.Esverano,Juana, ledigoresumiendo lacausayelorigendemiplacidez.

El espejo lo traje deMéxico. No era nuevo.Mehabía acompañado desde el día en que me casé conEzequiel. Me lo regalaron mis amigas de entonces.Cuando regresamos al pueblo de nuestras escuelas, locoloqué en seguida para que no se rompiera. A laizquierda de la cama, en una pared toscamenteencalada,comotodalacasa.Enelespejomehemiradomil veces.Lade conversaciones silenciosasquehabrétenidoyo conel espejo a lo largodel tiempo.Cuandoempecémi vida de casada,me quedaba abstraída,memiraba al espejo y pensaba: Iremos bien o mal, heacertado o he cometido un error. En el espejo memiraba a los ojos y pensaba en Émile. Pensaba en elprimer encuentro en el barco que nos llevaba a SantaIsabel. Y luego, en la amistad intensa y perturbadoraque yo convertía en fantasías. El espejo recibía,inalterable, mis confidencias. Sólo la luz cambiaba elbrillo de mis ojos, el color de mis mejillas, que seruborizabanalpensarenelmédiconegro.Esofuesóloalprincipio.EnseguidameacostumbréaEzequielamilado, Ezequiel en mi cama, Ezequiel y yo charlandohastamuytardedenuestrosniñosdelaescuela,delostrabajos con adultos, del futuro. Una vida serena yapacible que me protegía de los altibajos de la

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imaginación. Al espejo me asomé cuando supe queestabaembarazada.Laspreguntassevolvieronunpocoangustiosas,hastaquellegóeldíadelaverdadynacióJuana,ycuandotuvefuerzasparalevantarmemedirigíalespejoyallíestabamicaraojerosa,descolorida,peroconunaluznuevaenlosojosquemecontemplaban.Elespejoestuvosiempreentremiscosas,cercademíparaseguirenélmisoliloquio.TrajeelespejodesdeMéxicoy lo coloqué sobre la mesa que Juana instaló en micuarto para mis papeles y mis cartas. Cuando mesentabaenlamesa,sóloconlevantarlamiradaveíamicara reflejada en la superficie del espejo.Me miraba,meacercabahastacasirozarconlafrentelafrialdaddemiimagen.Hoymehedespertadoenmitaddelanochey he pensado en acercarme al espejo.Me fui hasta elfondo de la habitación en penumbra. Me senté en lamesaymiréhaciaarriba.Elmarcoestabavacío.Sóloelblanco marfil de la pintura de la pared ocupaba elespacio de mi cara, mis ojos, mis sombras reflejadas.Alguien ha roto el espejo y ha robado mi secreto.Arranco elmarco vacío y lo guardo en el cajón de lamesa. Juana dirá:Te pondré un espejo nuevo.Ella noentiende que el desaparecido se ha llevado mil carasqueyanuncapodrérecuperar.

Ayer me ocurrió algo extraño que tiene que verconlorealyloengañoso.Hubounagrantormentaporla noche. Los truenos que empezaron en la sierra seacercaban a nosotros.El calor excesivo se resolvió enunespectaculardesplieguederelámpagosytruenos.En

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lastormentasdemiinfanciahabíaárbolesdestrozados,pastores sorprendidos en pleno monte por la punteríamortaldelrayo.

Tras el último trueno se ha apagado la luz, en lacasa y en la calle. A esta hora todos duermen. Laenfermeraestácercaperonoseoyemovimientoalgunoensucuarto.Lascerillasylavelaquetantohanhechoreír a mi hija son mi salvación. Las tengo siempre amano,enlamesilla.Esunaprecauciónantigua,deotrostiemposenlosqueningúnserviciopúblicoeraseguro.Empieza a llover con fuerza. Una tromba de agua deverano. Con los cristales cerradosmiro a través de laventana.Eljardínpareceunapequeñapiscina.Elaguava a entrar en casa. ¿Despierto o no despierto a laenfermera?Aunque no veomucho,me doy cuenta dequelassillastienenlaspatastotalmentehundidasenelagua.Vuelvoalacamayespero.Nopuedodespertarauna persona que trabaja todo el día por una tormenta.Trato de dormir pero la lluvia continúa. Crazy no sedespierta.Nodebeolfatearelpeligro.Melevanto,cojolavelayabrolapuertademihabitación.Measomoalhuecode laescalera.Abajo,brillael suelo.Elparquetesunespejo.Elaguahaentrado.Deberíabajar,limpiar.Cuento los escalones. El agua llega hasta el númeroonce,elpenúltimo.Regresoalcuarto.Lavelaseapaga.Se ha consumido por completo en el rato que llevodespierta. No puedo hacer nada. El agua no llegaráhasta aquí... Qué bien he hecho volviendo a mihabitación en este piso. Una vez en la cama, tapadahastalabarbilla,extrañamentetranquila,meduermoen

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seguida. Al despertar recuerdo la lluvia. Miro por laventana.Amanece.Lasfarolasestánencendidas.Laluzde lamesilla también funciona. El jardín parece seco.Abrolapuertaparaasomarmealhuecodelaescalerayenelsalóntampocohayseñalesdeinundación.¿Lohesoñado todo? ¿Ha habido de verdad una tormenta?Sobre la mesilla está la vela consumida. Esta vela esreal.Ayererauntrozodeceraalargadoygrueso.Hayunaparte realyotraengañosaenmirecuerdo.Reales,seguramente los truenos. Real, el corte de la luz. Elagua, las sillas del jardín sumergidas en un lago, elsalón inundado son, seguramente, consecuencia demipreocupación, mi duermevela. Me doy cuenta de queesaconfusiónentrelarealidaddeformadaylarealidadrealesfrecuenteenlosúltimostiempos.Apartirdeundatociertomi imaginaciónsedeslizasincontrolhaciaasociacionesdiversas.¿Estodoestouncaminohacialalocura,hacialapérdidademiclaridadperceptiva?

Cuando se abandona un lugar en el que se havivido durante cierto tiempo, comienza en seguida eldesprendimientodelaspequeñasograndesrutinas.Hayun afán de distanciamiento inconsciente que trata dehacer menos dolorosa la partida. Cuando abandonéMéxico, me distancié afectivamente deMéxico. TuveunempeñoespecialenborrardemividalaHaciendaysushabitaciones,lafamiliadeOctavioenPuebla,pobreAdelaida,pobreRamónabandonados.SóloMerceditassigue dentro de mí. Me distancié de México en elespacio y en el sentimiento como una gran defensa.

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PeroMéxicoaparecíaacadainstanteenmisrecuerdosy el subconsciente lo hacía brotar en sueños ypesadillas.Me doy cuenta de que vivo en dos planos.Por una parte están losmomentos, cortos o largos, delucidez, como ahora mismo. Una lucidez inclusoexcesiva, hiriente, como esa luz que dan los focos demuchísimosvatios.Por otra parte están los estadosdesomnolencia,lascaptacionesbrumosasdelarealidad,lamezcla de noche y día, sueño y desvelo. Ahora queestoymuydespiertamerepitoloqueledijealmédicoen una ocasión: desde aquella caída, desde lainmovilidad forzosa del esguince, he descendidomuchos escalones hacia el abismo del desconcierto.Tengo la terrible impresión de irlo perdiendo todo:vista,oído,movimiento.Lavejezesirsedesprendiendodepersonas,cosas,paisajes,paraemprenderconmenosdolor la marcha definitiva. La vejez es insolidaria;discurreenunaserenafrialdad.Sóloelterroraperderalos escasos seres que quiero mantiene viva en mí larazóndeexistir.

Micansancioes infinito.Meduelecadadedodelpie.Estospiesquemehansostenidoymehanllevadode un sitio a otro... Siento los brazos cansados. Losbrazos que han abrazado, acunado, soportado tantospesos...Lacabeza.Todoelcansanciodelmundoseharefugiado enmi cabeza.El otoño se acerca.Desdemiventanaveolaenredaderadelatapiadeljardín,quesevuelve roja. Las nubes aparecen con frecuencia ydescargan su violencia sobre la tierra. Las lluvias se

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llevanloquequedadelverano.Elcalor,lasfloresquehace unos días languidecían, vivas todavía. El olor delashojasquemadasseextiendeporlacolonia.Elotoñocubre de humo la tierra. Los cuidados arrecian. Noestoy ni un momento sola. Percibo la presencia de laenfermera,ladeAntonia,ladeJuana,aunqueestéconlosojoscerrados.Siemprehayalguiencercademí,paraevitar que salga a la calle, quebaje sola las escaleras.Todos me vigilan y, a la vez, me disminuyen.Desconfían demi sensatez, demi autocontrol físico ymental. Lo noto y al mismo tiempo siento que ahoramenosquenuncameiríaavivirconJuana.Nocreoqueella lo desee. Perturbaría el ritmo de su casa,permanentementevisitada.Lastertulias,losencuentrosdetrabajo...MeenfadomuchoconJuana.Quétertulias,ledigo,quéencuentros.Loque tendríaisquehacer eslevantarbarricadasparadefenderosdeloqueseosvaavenir encima.Memira como si nome comprendiera.¿Noestá claro? Juanaacabade llegardeAlemaniadeuncongresodenoséqué.Alemania,ledigo,volveráalasandadas,peroyonoloveré.Nodigastonterías,megrita,meponesmuynerviosa.Ynoesverdad,porqueesella laquemepone locaamí.PeroJuanaesbuenaconmigo.Mesoporta,mequiere.Mecogelamanoylatienemuchotiempoapretada.Meacariciaelpelo,meloarreglacuando losmechones rebeldes seponen tiesos,cadaunoporsulado.Antoniamelavaelpelodevezencuando, pero eso no es suficiente para que la cabezatenga un aspecto armonioso, organizado, por dentro yporfuera.Hayquebuscaraalguienquevengaacasaa

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peinarte,diceJuana.No,ledigo.Déjameenpaz.

Nome han dicho queMiguel estuvo aquí.No lopuedo soportar, Antonia. Quién eres tú para nodespertarme. Quiero ver a mi nieto, quiero tenerlocerca, y una vez que viene, me lo ocultas, me dejasdormir aburridamente en vez de darme la alegría deverle,besarle.Quieroquesedécuentadequesoycapazdeentusiasmarmetodavíaconsusviajes,decontemplarsusfotos...Déjamelloraryvetelejosdemivista.SelodiréaJuana,nolodudes.Memorirésinverle.Esoesloquetúquieresyloquequeréistodos...

Era Navidad. Mi madre había preparado la cenamuy pronto. Coliflor con bechamel, pollo asado conpatatasysopadealmendras.Turronesdedosclases,elamarillo, de almendramolida, y el blanco, con trozosdurosdealmendrasin triturar.Mipadrebebíavinoenlascomidas.Mimadreyyobebíamosagua.Alterminarlacenamedieronunatazadetéconmiel.Esbuenoymuycaliente,tequitaráelcatarro.Yotosíaytosía,perohabíaqueridoestarallíenlacenadeNochebuena,unafiestaquetodoelmundoconsiderabalamejordelaño.Yoteníaonceañosymuchaspreguntasquehacer.¿EsverdadqueJesúsnacióenBelénhacemilnovecientosquince años?Sí, dijomi padre.Pero si tú no crees enJesús,¿porquélocelebramos?Elsonrió.CreoenJesúscomo persona, como personaje histórico, pero nadamás. Y celebramos su nacimiento porque es unacostumbre de nuestro país, algo que se ha ido

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transmitiendodepadresahijosatravésdelostiempos.Yesacostumbrenotienenadademalo.Noseasnuncaintransigenteconlossentimientos.Sólolasideasdebenser coherentes... Había poca gente en el pueblo quepensaracomoél.Pero le respetabany lequerían,yyodeduje entonces que él era tolerante con lossentimientos de los demás y firme con sus propiasideas.

Juanaseempeñaenllevarmealmédico.Nohabloentodoeltrayecto.Análisis,pruebas,reconocimientos.Mis males son del alma, le digo al doctor, joven,sonriente,especialistaennosotros,losmayores.Porquépierdeustedsutiempoconlosviejos.Mejorlosniños,siempremejor losniños.PienseenÁfrica,enAsia,enAmérica.Ocúpesedelosniños...Peroyocreoquetodoesto no lo digo. Sólo lo pienso con todoconvencimiento,conunacertezatotal.

Notienesnadaconcreto,mamá,mediceJuana.Ynoeresvieja.Mujeresmuchomayoresquetútrabajan,cuidan la casa, hacen vida normal. Podría contestarlemuchas cosas, pero no quiero discutir. No me duelenada, es verdad. No tengo síntomas alarmantes enningunapartedelcuerpo.Sólomolestiaserráticasqueaveces me producen miedo. Pero un cansancio terribleme devora. Por mí, ni me movía de la cama. Melevanto,mesientoenlabutaca.Paseo,sí,poreljardín:veintevueltasalcuadradodelapradera.Yluegoestánlas salidas con Antonia. Hasta la tienda, hasta lafarmacia que está bastante lejos, hasta el final de la

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calle, donde se tuerce para subir a la colina. No hevueltoacontemplarlaspuestasdesol.Peroirécuandollegue la primavera. El invierno es la noche y laoscuridad.Cuandomedespierto todavíaestáoscuro,yen seguida se hace de noche otra vez. Días cortos yodiosos.Megustaelsol.NopodríavivirenSuecia,enHolanda.Gabriela,mediceMiguel,cadaclimatienesubelleza. Estoy deseando ir a Alaska y quedarme allíalgún tiempo. La nieve es maravillosa, Gabriela. Nosiremos los dos y daremos un paseo en trineo, ¿teparece?Miguelme trata como a una niña.Me cuentahistorias como las que yo le contaba a él. Tienes quedejardehacertelaenfermaylaanciana,medice.Eresjoven.Y tenemosmuchas cosas que hacer juntos.Lasmentiras nome engañan, pero el amor deMiguelmereconforta. Le adoro, como al sol. Es el sol quenecesitaríatodoslosdíasyatodaslashorasdemivida.

Hoynopiensolevantarme,Antonia.Nubesymásnubes. ¿No lo ves?Me quedaré durmiendo, calentita,tranquila. Cierra la puerta y vete a hacer tus cosas.Déjameenpaz.

La vejez es una brumosa disposición ante todo.Una repetición borrosa de las sensaciones pasadascreyendo que las vivimos otra vez. Un suaveescepticismo.Unobsesivodeseodebienestarfísico.Noteloestoyexplicando,Juana.Losientoyessuficiente...

Los inviernos en el pueblo aquel perdido en la

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montaña, aquéllos sí que eran duros. Consumía velaspara leer en la cama, no había luz eléctrica. Sólo uncandilenlacocina,ysehacíadenochealastresdelatarde.¿Finlandia?,diceMiguel.Aquellospuebloseranpeor.¿Quésepuedehacersinluz?Sepuedendesgranarmazorcas demaíz. Se pueden devanarmadejas, hacerpunto, contar historias. Todo esto es a la luz de lalumbre.Peroni siquieraenmicaso.Lamujerquemealojaba vivía sola y apagaba el fuego y el candiltemprano,paraahorrar.Yoentrabaenmihabitación,unrefugio helado, miraba por la ventana y sólo veía elblancodelanieve,laúnicaluzqueiluminabaelpaisaje.Medias gruesas de lana, jerséis, chaquetas, gorros depunto quemimadre tejía paramí, todo era poco parametersedentrodelacama.Metapabahastalosojos,meencogíasobremímismayel ladrilloenvueltoen telasviejas,quemipatronahabíacalentadoenelhogardelacocina, iba cambiando de sitio, arriba, abajo, paraañadirunpocodecaloralassábanas.Yalotrodía,laescuela, losniñosateridos, lossabañonesde losniños,loscatarrosdelosniños.Losreuníaatodosencírculoal ladode laestufa,que tirabamalperoquedabaunailusión engañosa de calor. Los niños, sonrientes yhelados,memirabanesperandomipalabra,lapropuestade un trabajo, la narración de una historia real: cómovivenlosesquimales,cómosellamansuscasas,dóndeestásituadosupaís...

Antonia llega agitada: Está nevando, doñaGabriela, está nevando. Me levanto, me acerco a la

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ventanacerrada.Unoscopos,menudostodavía,golpeanelcristal.Lapraderadeljardínseestácubriendodeunacapablanca.Unaalegríainfantilmesacude.Atizabienla chimenea, Antonia. Sube el termostato de lacalefacción. No dejes salir a Crazy. Y prepárame unatazade lechemuycalienteconazúcaryunasgotasdecoñac. Está nevando como en mi juventud en aquelpuebloperdidoentrelasmontañas.¿AquiénpodríaleerhoyUnainvernadaentreloshielos...?

Mefatigodeleerconluzartificial.Meduelenlosojos. Los cierro y descanso. Juana se empeña entraermeunatelevisión.Juana,ledigo,nolahequeridocuandoestababien,menoscuandoheempezadoaestarmal, quiero decir a ver peor, a cansarme antes. Si nopuedo leer, tampoco puedo estar mirando la pantallahorasyhoras,estúpidamente...

Sergio me envía libros de historia y biografías.Sabe queme gusta ese tipo de lectura. Juaname traenovelas.Juanalanovelera.Desdepequeñaandabaalacazadeloscuentosfantásticos,lasnovelasrománticas,los libros que la transportaban a ambientes exóticos,islas, mansiones donde transcurrían las vidas de unospersonajesatractivosqueundíaseveíangolpeadosporla tragedia. Yo siempre he vivido con los pies en latierra.Poresomeapasionalahistoriaconmayúscula,lavida, con mayúscula, de las personas que han hechoalgoimportante.Lasnovelasdelaadolescencialasdejéatrásenseguida.Lanovela, lapartedenovelaquemetoca, la he vivido y no necesito escaparme a mundos

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imaginarios.Bastantetengoconmisrecuerdosbuenosymalosperoqueparecen,algunos,arrancadosdeunadeesas novelas de amor y sufrimiento y más amor.Bastante tengo con mis insomnios que me llevan sinquerer al mismo punto: la historia y la novela de mivida.

En febrero busca la sombra el perro, decía mimadre cuando un sol débil acariciaba la tierra. Enfebrero aumentan las horas de luz, pero todavía esinvierno. Todavía es tiempo de asar castañas en elhornoparacomerlasmientrassejuegaalparchísoalasdamas, en la cocina con la gran chapa encendida y elagua hirviendo en una enorme marmita de hierro.Recuerdos y recuerdos. Pero ¿volver atrás? Nunca.Mejor cada cosa en su sitio. Esto aquí y aquello allí.Nada de repetir lo vivido. Sólo el hoy es fresco yverdadero.Loquequedaatrásesunasombra,unreflejomortecino de instantes gloriosos, una suavereminiscencia de los dolores pasados. Un montón dehojas secas que han perdido el olor y el color y lasedosatexturadelaprimavera.Crazy,¿meescuchas?

De pequeña, Juana era preciosa. Carita redonda,ojos inteligentes, siempre alegre. Su padre la adoraba,con esa adoración un poco distante de la paternidad.JuanaqueríamuchoaEzequiel.Selanzabaasusbrazoscuandollegaba,lehacíapreguntas,lecontabahistoriasensulenguajequecadadíaavanzabaunpocomás.Elpadre hacía grandes planes para ella. Era la única

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ambición personal de Ezequiel: Juana educada, Juanapolíglota, universitaria, viviendo en una gran ciudad.Juana y todas las Juanas de España, decía a vecesqueriendoextendersussueñosalosdemás.Juanadecíaque sí, movía la cabeza arriba y abajo y asentía sinpalabrasconducidaporelfervordelpadre.Eransueñosimposibles de imaginar para una niña de cinco años,perohermososenlavoluntaddelpadre.Yoerarealista.La niña lo primero que va a hacer es aprender a leer,¿verdad,Juana?Yellatambiéndecíaquesí,queahoramismo.Leencantaba jugar con las letrasy aprendióaleer casi sola, antes de la edad que yo considerabaadecuada enmi programa escolar. Era el curso 1935-1936.El14deabril Juanahabíacumplidocincoaños.El18dejuliosequedósinelpadreysinlossueñosdelpadre.

LehepreguntadoaJuana:¿YAmelia?Ellasehaquedado mirándome como si hubiera oído algoinesperadoyextraño.¿Amelia?,harepetido.Tuamiga,tuqueridaAmelia...Alempezarlaguerraytrasladamosaviviralaciudad,suprimeraamigahabíasidoOlvido,unavecinadelacasa.PerolamásqueridafueAmelia.Laconocióundíacuandoempezóaasistiralaescuelanacional en que yo la inscribí. Amelia, la hija de losfarmacéuticos,consuhermosacasaenlasafuerasdelaciudad,queacogieronamihijacontodoelcariñoyqueun día me presentaron, en su casa, a Octavio... Juanaparecedespertardeunensimismamiento.Estoyseguradequeenesemomentosucabezaestabamuylejosde

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míydemipregunta.Haparecidodespertarenseguidayhadicho:Claro,mamá,Amelia...Hacemuchotiempoquenosénadadeella.Viveenelcampo.Secasóconun veterinario, ya te lo dije. Tiene tres hijos y parecefeliz...

Observo que Juana está muchas veces ausente.Cuandoestáconmigo,piensaensuscosas.Sobretodo,creo yo, piensa en la política. A Ezequiel le hubieragustadosaberqueellaestáafiliadaalPartidoSocialistay que tiene una parte activa en la lucha política. Lasvisitas frecuentes que me hace últimamente deben deserunproblemaparaella.Ledigo:Novengastanto.Teavisaremossialgovamal...Peroellanoestátranquilasi no me ve. Necesita observarme y comprobar missucesivos deterioros. Con tristeza y también, a veces,conciertaesperanzadequelosdeteriorosseprecipiten.Mamá,estásloca,medijoundíacuandoyosugeríquenoeranecesariaparanadieyporlotantoseríadeseablequeno tardaramuchoen llegar el final...Mamá, estásloca...¿Estoyloca?Quizás.

Merceditasme escribe y yo le contestaré cuandotenga fuerzas para hacerlo ordenadamente y contarlecosasdecadaunodenosotros.Siempredicequeundíavendrá a España. No acabo de creerla. Parece feliz,pero, al escribirme, estoy segura, se conmueve y elrecuerdodesupadreseextiendeentrelasdos,comounpuentesecretodecomprensiónymelancolía.LascartasdeMerceditas:TíaAdelaida bien, tíoRamónyLuisa,bien.Remedioscasiciegaperosigueopinandoydando

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órdenes por la casa— Se queda dormida en cualquiersitioperonoquieredejardetrabajar,dedirigirlotodo,comocuandotúestabas...

He tropezado con la alfombra en la que duermeCrazy y he caído de rodillas. Crazy me lame, aúllasuavemente, se queja. Nadie acude. La enfermeraduerme. No puede estar despierta noche y día. Melevanto como puedo. Parece que nome he roto nada.Norecuerdoporquémehelevantadodelacama.Miroel reloj.Las cuatro ymedia.Noche cerrada.Creoquesoñabaconbuscaralgo.Peronoséqué.Suboalacamaconcuidado.Nomeherotonada,tranquila,digonoséa quién. Tardo mucho rato en dormir de nuevo. Mistemores sevan cumpliendo.Peronomehe rotonada,todovabien,Juana.

LoprimeroquelepreguntoaAntoniacuandollegacon el desayuno es: ¿Quiénme ha quitado lamúsica?¿Qué música?, pregunta ella a su vez. La músicaaquella que le gustaba aOctavio... Se encerraba en eldespachoyoíamúsica.Conciertos.Sinfonías.Ópera.Amí, lo que más me gustaba era la ópera. Yo tenía lamúsica en mi cuarto. Seguramente se la ha llevadoJuana.La he oído tantas veces.Ahora que empieza laprimavera,quierooírmúsica.Ysentirelperfumedelasflores. Las dos cosas me recuerdan México. En lospueblos con nieve no huele nada, Antonia. En lospueblos con carbón, huele a carbón. Llama a Juana ydile que me devuelva la música que me ha quitado...

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Pronto olerán las lilas y el jazmín y los nardos. Perohasta el verano no volverá a despertar el galán denoche.Quiero oír otra vez la ópera, quiero que suenealta,quelollenetodo.Laóperahayqueescucharlaalta.La otra música no. El piano, la cuerda, suaves. Lassinfonías,nialtasnibajas.Elórganoenlacatedral,alto,y las voces del coro, sonoras... Díselo a Juana. LamúsicaeradeOctavio.Noeradeellay tampocomía.LamúsicalatrajoOctavioanuestravida...

Decíamimadre:Nogastesmásde loque tienes.Ayuda a quien te necesite. Limpia bien tu casa, tucuerpo, tu pelo. La casa demimadre brillaba. Olía acera,a jabón,a lejía.Todolimpio,elalmatambién.Ymipadre:La justicia sobre todas las cosas.El caminorecto. No te desvíes ni un milímetro. Morir con laconciencia tranquila. Y vivir con la cabeza alta. Dereligiónnomehablabaningunodelosdos.Peronadieera más rígido ni más severo que ellos en suscostumbres,ensuscomportamientosconsigomismosyconlosdemás.

Ahora que Juana viene con frecuencia, la sientomáslejanaquenunca.¿Soyyooesellalacausadeestalejanía?Nome cuentamuchas cosas porque sabe quenomeinteresan.Nomepreguntaellatampoco.Séqueno le importa lo que pienso, lo que siento, lo quemeatormenta. Repite siempre el mismo estribillomachacón: ¿Te duele algo? ¿Comes bien? A veces lecontesto sí o no. Pero si guardo silencio acude a

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Antonia,quenoesmuchomásexplícita.Quélevoyadecir, sumadreestá lomismoqueayeroantesdeayer,cuandoustedvino...Nosvengamoslaunadelaotra.Yomeniegoa tranquilizarla.Ella seniegaa tratarmeconcariño. Quiere datos concretos, de fichero médico:temperatura,tensión,comidas.Loquierecontrolartodo,para que su papel de hija no tenga fallos. Pero nomepreguntapor la verdadera enfermedadquepadezco: lasoledad. Tú la has buscado, me diría si le gritara laverdad. Juana, sino te importo,¿porqué lloras?Lloracuando se cree que estoy dormida, o cuando Antoniamuevelacabezaa losdos ladosdesdeelumbralde lapuerta,comodudandodemibuenasalud.Noselodigoa ninguna de las dos. Lo único que me duele es lasoledad.

Crazy también se aleja demí. Pasamuchos ratostumbadoamilado,perosedacuentadequeyanosoylamisma que lo sacaba a paseo, le daba de comer, lehablaba siempre, unas veces con palabras, otras sinellas. Me parece, cuando lo observo, que está triste.Suspira de vez en cuando.También él duermemuchomásqueantes.

Hay días que me despierto con energías. Quierolevantarme en seguida, salir al jardín, dar un brevepaseoporlacalle.HabloconAntonia.Lepidounplatoespecial.Leruegoquemearreglebienelpelo.Quierovestirme.Tirolabataquesehaconvertidoenmiprendafavorita. Vamos, Antonia, estoy mucho mejor. Ella

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siguemoviendolacabeza.¿Nomeve?¿Enquépiensaesta mujer? Todos los que me rodean son un pocoenemigos. La enfermera, la primera. Sólo me utilizapara hacer sus pruebas y pasárselas al médico:temperatura, inyección, pulso. Es verano. Hace calor.Quierosaliralacalle.Acualquiercalle.Quieroveralagenteviviryestarcontentadevivir...HoyJuananohavenidoynomepuedeveralegre...

Todalanocheheestadopensandoenlacarademimadre.Peronopuedoverla.Sóloalgúnrasgosuelto;lacarano.Semeescapaynopuedoretenerla...

Del despacho de Octavio se pasaba a una granestancia: labiblioteca.Labiblioteca lahabíaheredadoOctavio de su abuelo materno, un hombre muyinteresado en la investigación histórica. Había librosvaliosísimos. Las estanterías llegaban hasta el techo.Por una escalera de caracol se subía a un balconcilloque se extendía a lo largo de tres paredes.A Juana yMerceditas les gustaba subir allí y tocar los lomos delos libros que olían a cuero seco y antiguo. Desde elsuelohastaelbalcón,losarmariosconpuertasdecristalencerrabanlosejemplaresmásrarosyvaliosos.Librosen varios idiomas que procedían de aquella herenciafamiliar lo mismo que la cama con dosel de nuestrodormitorio, la mesa y la sillería del comedor, losaparadores y consolas, los espejos de marcostrabajados,lalámparadecristalybronce.Lasmaderaserannobles:caoba,palosanto,cedrina.

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Había una habitación que permanecía amueblada,peronadielaocupaba.EralahabitacióndematrimoniodeOctavioysuprimeramujer,ymelaenseñóelprimerdíacomoelrestodelacasa.Meestremecíalimaginaralosdosenaquellacamaoenaquellachaiselongue,oaella mirándose en el espejo del tocador, arreglándoseparaOctavio.Todoestabacomolopodíahaberdejadolaausentealsalirparaunviaje.Sobreunamesahabíauna fotografíadebodaqueapenascontemplé.Octaviocerrólascontraventanas,volvióacorrerlascortinasyelcuartodesaparecióenlapenumbra.

Me pregunto: ¿Quién abrirá nuestro dormitorioparaenseñárseloaalguien?

Tengo miedo. Hay alguien en este cuarto,mirándome.Seacercaamí,metoca,quiereenvolvermeen las sábanas. ¡No!, grito. No es un sueño. Estoydespierta.Seenciende la luzy laenfermerameagarralosbrazos,medice:Cálmese,cálmese,soyyo.Esella,lacarcelera.Latienenamiladotodoeldía,paraquenomeescape.Déjemequelatape.Duérmase.Estabaustedhelada...

El día es largo pero la noche es eterna. Estoysudando. Me quiero levantar, sentarme en la butaca.Peronomedejan.

Oigo a Juana cuchichear con Antonia. No esAntonia, es Sergio. No es Sergio, es un extraño, unmédico. Oigo palabras sueltas: la memoria, la mente,

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pequeños infartos cerebrales.No sé si es día o noche.Juana, tú no te vayas. Que se vaya este hombre... Elextrañodice:Sinocome...

No como. Las pastillas para dormir me dan sed.¿Adondeva?,preguntalaenfermera.Quieroiralbaño.Acabadeirusted.Quierovolver.Noseexcite.Espereaque la pastilla le dé sueño. Quiero ir. ¿Adonde?A lacalle.Alacalleno,mecontesta.

SiteportasbienvendráMiguelaverte,diceJuana.Siestás tranquila tedevolveremosaCrazy.Me lohanquitado. ¿Lo habéis matado?, digo. No, mamá. Lepones muy nervioso. Quiso atacar a la enfermeraporque legritabas.Tienesquecalmarte.Nopuedeser.Todoloquemedecísesmentira.PeronoséloquemehadichoJuana.Sóloséquehadicho:Miguel.Miguel,murmuro, Juaname besa en la frente. Reconozco suslabios,Juanamedice:Miguelvendráaverteestatarde.SevaaAmérica.AEcuadoryluegoaMéxico,avisitarasupadre.YaMerceditas,ledigo,yaOctavio.Mamá,¿quédices?,megrita Juana.AOctavio, sí, aOctavio.¿QuieresdeciraOctavio,elniñodeMerceditas?QuierodecirOctavio...

Miguel llega, me abraza: Abuela, me voy aMéxico,perovolveréenseguida...Volverástarde,digo.Volverépronto,replica.Volverástarde,insisto.Mamá,nollores.Silosé,noledejovenir.Miguelmebesalamano.VaaMéxicoaveraOctavio...

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Laenfermerameviste.Noquierosalir.Meviste.Mesientaenlabutaca.Sobrelacamahayunamaleta.Lavallenandoderopa.¿Adondevamos?JuanasiemprehabladeParís.NoquieroiraParís.LlegaJuana.Noheoído el coche, pero es Juana. Oigo sus pasos en laescalera.Mamá,vamosaver aunmédicomuybuenoquetevaaponerfuerteybien.Noquierolamaleta,ledigo.Sí,mamá.Vasaquedarteallíunosdíasparaquetehagantodaslaspruebas...Mejorenlaresidenciadelviejo.MejorenElParaíso.Juanadicequeno,quemelleva auna clínicamuybuena.Peromejor aquella tancerca de casa. No quieren dejarme ni un trocito deParaíso...

Memuevoenunlaberintodebarrascolocadasdetalformaqueentodaspartessepuedeencontrarunaalaqueagarrarse.Desdemiventanaveoelletreroenelala central: Clínica Geriátrica. El timbre está en lamesilla,amilado.Esuncuadradograndeconunpuntode luz en el centro. La cama es baja y la colcha hacejuego con las cortinas: un estampado de flores decolores alegres. La puerta se abre y una enfermeravestidadeverdeclaromedaunapastillaconunvasodeagua. No la tomo.Me sujeta con energía, me tapa lanariz,meintroducelapastillaenlabocaabierta.Luegomeinclinaunpocohaciaatrásymehacetragarelagua.Medaungolpecitosuaveenlacarayseva.

La cena llega en una bandeja. Sopa, croquetas,fruta, agua.La camarera, vestidadeblanco, seva.Novienenadieaayudarmeparaentrarenlacama.

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Me despierto sobresaltada. Oigo gritos. Una vozaniñada,quejumbrosa:Mamá,mamá.Alguiensemuevepor el pasillo. Los gritos siguen durante un cortoespacio de tiempo. Luego cesan. Una puerta se cierramuy cerca.Alguien entreabre lamía unmomento. Seva.

Sueñomucho, pero cuandodespierto no recuerdonada.Lossueñossehanatropelladounosaotros,sehanenredado entre sí y no logro recuperar el hilo deninguno.Habíamuchoscolores.Loscoloressemovíandeunladoaotroyyodecía:Esuntiovivoounacestadefloresmexicanas,depapel.Unaniñamuevelacestade un lado a otro, por eso semueven los colores. Laniña no es Juana ni Merceditas. Es una niña india.Aparece la enfermera en el sueño y le dice al doctor:Esta señora no habla. El doctor mira sus notas. Sí,habla. Está equivocado. Esta señora hablaba alprincipio,peroyanuncamáshavueltoahablar.

Me suben, me bajan, me traen, me llevan. Mesientan en una terraza soleada, desde la que se ve lasierraal fondo.El solestá tanbajoque, si aguantounpoco,veré cómoseoculta.Muycercahayunancianoenvueltoenunamantaysentadoenunasilladeruedas.Tienelacabezahundidaenelpecho,nosemolestaenmirarelpaisaje.Laenfermera llegaenelmomentoenqueeldiscosolar seescabulleentre lasdosmontañas.Me agarra del brazo y me conduce. Anda usted muy

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bien, dice. Lentamente recorro el larguísimo pasillohasta mi habitación. Tiene un número. Un 28. Tengoquerecordarloporsiundíamepierdo.

Más temprano que ayer se oye el grito de ladesesperada.Mamá,mamá. Lamadre de esta anciananopuedeoírlaya.Megustaríadecírselo,convencerladequenoinsista.Peroyonotrabajoconviejos.Yotrabajoconniños,quenollamanasumadreporquesonfelicesconmigo.

Nosécuántotiempohacequeestoyaquí.

Me han hecho muchas pruebas. Cascos en lacabeza,correasporelcuerpo,pinchazos,preguntas.Nocontestoanadie.Desistenenseguida.

Mehanpuestounamantamásgruesa.Empiezaelotoño,doñaGabriela,ynohayquefiarse.Esunachicajoven y risueña. Esbozo una sonrisa de simpatía. Ellarespondeconotra.

Sinohubieranacido, sinohubieracrecido, sinohubieratenidounahija,sinohubieraidoaMéxico.Sino...

Busca en el armario y me ayuda a ponerme unvestidode lanilla gris yuna chaquetade lana tambiéngris.Tiene visita, dice la chica risueña.Me cepilla unpoco el pelo,meecha colonia:Vamos.Bajamos en el

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ascensor y, de su brazo, me dirige al rumor que selevanta al fondo, en la cafetería. A los dos lados delancho pasillo hay barras gruesas y, cogidas de ellas,avanzanalgunoshombresymujeres,enunaforzosafilaindia.Vanencorvados,silenciosos.Unosedetieneyseponeahablarsolo.Juanaestásentadaaunamesa.Estáfumando.NoesJuanaporqueellanofuma.Selevanta.Sí,esJuana.

Juanavistedenegrocomosivinieradeunduelo.Perono.Enseguidaaclara:Tengounacenaluego.Mefijoeneltrajeunmomento.Esunbonitotrajenegroyestáguapísima.

Sisigueasí,sinocome,vaaserdifíciltodo,diceelmédico.Leoigo aunque estoymirando frente amí.Observounamanchaenloaltodelapareddeenfrente.Tiene forma de perro. Pero no de Crazy. De perropequeño.Elmédicosaledelahabitación.

Memirolasmanosdelgadas,huesudas,inmóviles.Sipudierahablar lediríaa Juana:¿Porquémehabéissacadodecasa,porquémehabéisseparadodeCrazy,por qué no dejáis a Miguel que venga aquí? MiguelsigueenMéxico,merecuerdaJuanacomosileyeraenmisojos.Parececansada,tieneungestoamargo.Juana,hijamía.

Sergio no viene. Ni Alejandro. Ni Octavio. NiEzequiel. Los hombres son cobardes y no quierencontemplareldolordelosdemás.

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Juana,hijamía...

Llueve. Nadie puede salir a la terraza porquellueve.Lamuchacha risueñamedice:Usted sí que esbuena, no como la del 38, que se nos escapó ayer.Cogiólapuerta,yluego,ahacerautostophastaMadrid,¿quéleparece?

Duermomucho,mucho.Lossueñosyanosondecolores,sonoscuros.Siempreestoyhundidaenelfondodealgosofocanteynegro.Sólounavez,unamanotratóde sacarme a la luz. Cuando emergí del todo me dicuentadeque lamanoeradeAntonia.Antoniamehaliberado del pozo de los sueños. Está delante demí ymedaunpaquetitoenvueltoenpapeldealuminio.Unbizcocho de los que le gustan, doñaGabriela... Sonríeunpoco,poco.Sevaenseguida.PobreAntonia.

Jueganalparchísenunasalacercanaalacafetería.Viejos y viejas. Me han obligado a bajar, para quepruebemis fuerzas.Me han sentado en unamesa.Hedado lavueltaa lasillayhequedadodeespaldasa lamesa,alparchís,alosviejos.

Muchosnopuedenmoverseohanolvidadocómoseanda.Losascensoressiemprevanllenosdesillasderuedas.Sitedescuidas,teaplastan.

No puedo comer. No sé por qué, pero no puedo

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tragar.Creenquelohagoapropósitoynoesasí.Esquenopuedo.Tampocopuedohablar. Ibaadecir:Miguel,peronopudearticularpalabra.

Eldoctormepregunta:Nombre,edad,dóndevivo,cuántos hijos he tenido, y luego contar del 1 al 20, lacapital de España..., preguntas ociosas para ver sirazono. Aunque no las decía, pensaba las respuestas.Sólofalléuna.Cuandomedijo:Soltera,casada,viuda.No podía encontrar la respuesta correcta. Soltera, no.Pero casada o viuda... Será dos veces casada y dosvecesviuda.Nosécuáleslarespuesta.

Hayperrosquevanenbuscadesuamokilómetroshastaqueencuentransurastro.¿DóndeestáCrazy?

Nos encierran con llave para que no nosescapemos.Mivecinahavenidoavisitarmedelbrazode la chica risueña. Cuandome ve, se abalanza haciamí,seinclinasobremí,casisecae.Mecogelasmanosydice:Mamá.Luegorepiteenuntonomásalto:Mamá.Ynosueltamismanos.¿Lerecuerdoasumadre?Grita:Mamá, mamá, mamá. La chica que la acompaña,asustada,tratadellevársela.Pobrehuérfana...

LasenfermerasnosonmonjasperohablanmuchodeDios.TengapacienciayDios laayudará.QueDiosno nos dé todo lo que podamos aguantar. Dios nosesperaconlosbrazosabiertos.Siyopudierahablarlesdiría: Los que creen también tienen miedo. Miedo a

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perderseynoencontrarseconlosseresqueridosenlosdistintosdepartamentosdelcielo.

Hallovidotodoeldíaodosdíasenterosomuchosdías. No lo sé. El otoño es triste. Era triste en lospueblosqueconocí, tristeen laguerra.Lospobresdelfrente se mojan, decía la gente. Empapados en lastrincheras. Y los muertos sin enterrar. Los de lacarretera, también. Los de las cunetas, también,empapadosdeaguasinnadiequelesentierre.

La camarera dice: ¿Cómo está, doña Gabriela?Comaesto,queescomidadeniños.Blandita,sabrosa...Peronopuedotragar.Medice:Vaahaberqueponerleungotaagotaparaquesealimente.

Se está bien así, floja, quieta. Medio dormida,mediodespierta.Estoynosénidónde,peroestoybien.Comoen laplayaaquelladelpueblomexicano.DecíaOctavio:Dagustodejarseir,quietosenelaguacaliente.Quémaravilla quedarse para siempre así...YOctavio,¿dóndeestá?Sehamarchadoperonoséadonde.Pareceque le oigo venir por el camino. Oigo los cascos delcaballo.¿Conquiénviene?Nolosé.

El transistor pasa pormi puerta. Suenamuy alto.Unavozsonoraestádiciendo:Osprometoquetodoennuestro país va a cambiar. Una reforma general, unmundomásjustoparatodosvosotros...Algoenelhilodel discurso me hace revivir la radio aquella de Los

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Valles,losentusiastasmensajesdelaRepública.Morirécon el sueño de la República. Le he dicho aMiguel:¿Lorecordarástú,siempre?Juanaseimpacienta.Claro,mamá, Miguel conoce tus sueños, Miguel losrecordará... Miguel, ¿qué República, qué sueños?, mepreguntoentrenieblas.

La enfermera me trae una taza de caldo. Intentaque la tome con una paja. No puedo tragar. DoñaGabriela,tómeseelcaldoquetieneustedqueiravotar.Se tiene que poner fuerte, que ya falta muy poco...¿Muy poco para qué? La enfermera parece contenta.Peronopuedotragar.Noinsiste.Seva.

Lapuertaseabreydetrásde lachicarisueñaquevieneaarreglarmelacamaasomaunacaraarrugadaysonriente. Una vieja que no conozco. Vivirá en ElParaíso,ahíallado,ysehabrácoladoencasasinquesedé cuenta Antonia. La vieja sonriente dice:Me van avenirabuscar.Lachicasonrientelecontesta:Ya,ya,yalo sabemos. Todos los días la vienen a buscar, perováyase a su cuarto que cuando vengan no la van aencontrar...Lacabezadesaparece.Lachicarisueñamedice: Siempre está con ese disco: me van a venir abuscar.Quémásquisiera...

Dolores no, dice el doctor... Más que unaenfermedad, es una negativa profunda ante todo. Peroeso tiene que ver también con su estado senil. Es elagotamientodevivir.Quéquiereusted...Laedadno.La

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edad no es avanzada, pero en esto no hay reglasexactas... Como una vela que se apaga, sí, como unfuego que se apaga. ¿De quién hablan? ¿Con quiénhablan?

Despierto en el silencio de la noche.No se oyenruidosyestáoscuro.Sólo la lucecitaqueestá siempreencendida como un farolillo en una calle larga ydesierta... Ahora lo veo todo claro. Nunca saldré deaquí.Mevoyamorir.Mispadreseranmásjóvenesqueyocuandomurieron.Mihistoriasevacerrando.Moriresloúltimoquepuedesucederme.Findelcapítulo.

Noséenquédíavivoperoséqueesoctubre.Laenredaderade la tapiaestará roja.Crazyse tumbaráalsol del otoño, pensará en mí a su manera. Notará miausencia.SelollevaráJuanacuandoyomuera.Miguelno,porqueMiguelnuncaestáquieto.JuanaoAntonia.Loharánpormí.

Moriresdespedirsedeunomismo.Esoeslopeordemorir.Dejardehablarconunomismoparasiemprejamás.

Juana viene cuando puede, pero puede pocasveces.Laselecciones,medice,laseleccionesmetienenmuycogida...

Creemosquelamuerteesunaespeciededestierrohacia algún lugar lejano desde el cual sufrimos la

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torturadelrecuerdodelosseresqueridos,deloslugaresquehemosamado.Noqueremosaceptarquelamuerteesladesaparicióntotal...

El transistor golpea las paredes. Lo haremos...,dicelavozrotundadeltransistor:Locumpliremos...Seoyenaplausos.Laenfermeradice,desdeelpasillo:Esetransistor, don José. La voz se oyemás apagada perocontinúasonando.

De todami vida volvería a tresmomentos. Uno,Guinea,conmisniñosnegros,laescueladelaplaya,elcalor. Y Émile todas las tardes, Émile los días libres.Otro, el día que nació Juana, el día que llegó laRepública.Y luegoMéxico,conJuananiñayel amordeOctavioquetransformómivida.Elcalordelosdíasyelaromadelasnoches.Ynadamás...

Noestoyasolascasinunca.Siempreentraysalealguien en la habitación. Médicos, enfermeras,camareras. Pero no me acompañan. Invaden miintimidad, me despiertan si duermo o me duermen adestiempo. No me dejan descansar, ni pensar. Heentradoenunmundo llenode agujerospor losque seescapan las ideas, los recuerdos, los proyectos. Heentradoenelvacíodelascompañíasnodeseadas.

Muchoscomenenelcomedor.Yohedichodesdesiempre que quiero comer en mi habitación. Hacemucho tiempo que como sola y no podría soportar

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comercontodosesosviejosextraños.Comosola,perono como, eso es lo malo. Lo malo es que no puedotragar,nisolaniacompañada.

Mehanencontradodormidaenelsuelo,alladodelacama.Nopuedoexplicarmeporqué.Norecuerdosiintentébajarynopudesubirosimecaíenmediodeunsueño.

Metienenaprisionadaenlacamaconunabotellade líquido colgada y una aguja en la vena. Como nohablocreenquenooigo,oquesioigo,noentiendoloque dicen. Pero se equivocan. Oigo y entiendo almédico:Lopeornoeslacabeza,lopeoreslaabsolutadesnutrición.Loquehayanmetidoenlabotellaentraenmicuerpoymesientomásviva,másdespierta.Yocreoqueelmutismoespsicosomático,diceeldoctoryaenlapuerta.SelodiceaSergio.Yleoigo.

Cuando te pongas bien te vamos a hacer unhomenaje, dice Sergio. Hoy ha venido él. Juana nopuede.Mecogelamanolibre,laquenocorrespondealbrazodelabotella.Porquegraciasatiyagentecomotú...Muevocontodalafuerzaquepuedolacabeza.No,no y no. Los homenajes son para los muertos. ComoEzequiel.¿Yquiénlehahechoaélunhomenaje?

Ellíquidodelabotellamehacevolverasoñar.Oarecordarloquesueño.Juanaespequeñayllora.Nomedejessola,mamá,tengomiedo.Yolacojoconelbrazolibre de agujas, la aprieto junto amí. El olor es el de

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Juana. Reconozco su perfume de ahora. Le digo: Yotambién tengo miedo. Pero no va a pasar nada. Sehabían llevado a su padre detenido, después de lavoladuradelpuenteaquel.Yellalosabía,aunquenoloentendía.Eraelaño1934. Juana tenía tresaños,yyo,treinta.

Remedios, Marcelina, venid, Regina, Antonia, sinome hubierais abandonado, yo no estaría así, comome veis. Si estuvierais aquí y me ayudarais alevantarme...Porqueyosolanopodrémovermenuncamás...Mefaltaunamujer.Nolaencuentro.Cómovoyaencontrarla si se hamuerto.Mimadre.Mamá,mamá.Nogrite,porfavor,doñaGabriela.

Pienso mejor ahora. Como si el líquido ese mellegaraalcerebro.Pensar,¿paraqué?Pensarmellevaarecordar. No quiero recordar. He pasado más tiemporecordandoqueviviendo.Porlomenosesomepareceamí.

Hoy hace sol. Entra un rayo por la ventana y vadirectoalospiesdelacama.Sedetieneenelbordedelamesafrenteamí.

El piso está silencioso. Los que pueden moverseestaránenlaterrazaoeneljardíninterior.Aesejardíndan las ventanas de algunas habitaciones. Es uncuadradito pequeño con plantas y una fuente consurtidorenmedio.Saleunchorritodeaguadelsurtidor.

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Seoyenvocesde las habitaciones, quejas, gritos.Haycuatro bancos en tomo al surtidor. Todos miran a lafuente. Si te sientas ves el agua y los bancos deenfrente, ocupados por prisioneros como tú, quepiensanonopiensanysedejanir.

Quierodormir.Quieroquecierrenlaventanaparaque no entre la luz. Toco el timbre. Entra en seguidaunaenfermera.Leseñalolaventanayleindicoconungestoquelacierre.Primerolapastilla,doñaGabriela,yluegopuededormir...Estámejor.Selenotaenlosojos.Le brillan más que estos días atrás. Estos días,¿cuántos? Nadie contesta mi pregunta porque no laformulo.Sólomeladigoamímisma.

Cierrolosojos.Elsueñovallegando,lasideasmebailan, estoy aquí pero almismo tiempo estoy enotraparte y no sé dónde.Aquí o allá, quémás da.Quieroestarcomoahora,vacía.Lacabezatranquilaylamenteenblanco.Quépaz...

Se abre la puerta. Se cierra.Murmullos de vocesconocidas.Noséquiénesson.Elsilenciodenuevo.Sehanido.Nopuedopensar.Quierodormir.

Porelpasillosepaseaeltransistor.Seoyeunavozclarísima que dice: Lo conseguiremos, y España serálibredeverdad...

El transistor es de alguien que camina despacio,tarda en llegar al final del pasillo. El que habla o

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discurseaesunpolítico.Norecuerdosunombre.Estoymedio incorporadaen lacama,perosigoprisioneradela botella y la aguja. Cada poco pasa alguien, entra,miraellíquido,sonríe.Ysevaaotrashabitaciones.Nosaldrénuncadeaquí.Pormuchoqueestelíquidohagamilagros,pormuchoquemejore,nuncamemoverédeestecuarto...

Tengo que decirle a Juana que recoja todas lascosas de mi cuarto, los papeles, los documentos, lasfotografías. El cuarto sigue como estaba, mamá, diceJuana,yalorecogerástúcuandovuelvas.Sivuelvo...

TengoqueesperaraquevuelvaMiguel.Haidoaverasupadre,mediceJuanacadavezqueviene.Yalosé... Tengo la cabeza tan clara en este momento quepodría recordar palabra por palabra lo que me dijoAlejandro cuando me despedí de él. Cuida del niño,Gabriela. Háblale de mí, que no me olvide. Que mevengaaver.¿YtúnoirásnuncaaEspaña?Creoqueno,medijo,creoqueno...

Siyonohubieravenido,noestaríaenestacama.Lacabezaclaramedice:A lomejornoestabasya enningunaparte.¿HubierasvividoestosañossinMiguelysinJuana?Volvícuandoteníaquevolver.Secumplióelplazo para la esperanza.Nome arrepiento,Alejandro.No me arrepiento ¿de qué?Me he distraído y me heperdido.Elrayodesolsehaesfumado.Estabasobremicamayse fuecorriendohacia lapuerta,hacia lamesa

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frenteamí.Lalluviasuenaenloscristales.Elrayodesolnoestáahoraaquí.Fueayer,haceunosdías.Eraunrayito fino y polvoriento... Juana no viene nunca. Oestuvo ayer, como el rayo de sol, y no me acuerdo.Quierodormirunpoco.Luegovolveré aver las cosasclaras. ¿Qué cosas? ¿En qué pensaba hace unmomento?Heabierto lamanoysemehaescapadoelhilode lacometa,playaadelante.Elhilode lacometaserá de Miguel. No importa de quién sea. Quierodormir.

Hamuertounamujerdeestepiso.¿Laquegritabamamá?Fuealanochecer.Seoíanpasosapresurados,lacamilla rodandoporelpasilloadelante.Llamaránasucasa y dirán: Lo siento mucho. Su madre... Ellas, lascamareras,ordenaránelcuartovacío...

Eso ustedes verán, dice elmédico.Nosotrosmásyanopodemoshacer,peroseríamejorparaellayparaustedes esta asistencia médica permanente, estecuidado. Le aseguro que en casa... No puedo hablar,peroescuchoyoigo.Megustaríaquemiraranhaciamíparaquevieranquedigo,conlacabeza:No.¿Noaqué?¿Airmeoaquedarme?Nolosé.

No puedo abrir los ojos. Las pestañasme pesan.Sondeplomo.No,laspestañasno.Lootro.Nosécómose llaman pero pesan. Oigo la voz delmédico. Nadiecontestaasuspalabras.Unamanofrescameacaricialafrente. El frescor de ese roce alivia el peso de los

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párpados.Lospárpados.Quépalabratanraraytanfácildeolvidar.Abrolosojos.EsJuana.Conunamanomeacariciayenlaotratieneunarosaroja.Laaprietaconelpuñocerrado.Medice,envozbaja:Hemosganado.Tiene los ojos brillantes de lágrimas. Quiero decirle:Cuidado, Juana, con esa rosa. No la aprietes tanto.Tiene muchas espinas. No puedo hablar y Juana nopuede adivinar lo que pienso. Deja la rosa sobre elembozodelasábana,cercademicara,yseva.Esunarosahermosa,peronotieneolor.Noescomoaquellasrosasquecultivabamimadre,rojas,rosadas,amarillas.

Lacama ruedaporelpasillo.Lacamaentera.Lamúsicaruedatambién.Pasilloadelante,escalerasabajo.La cama ha entrado en el ascensor. Ha salido. No séadondeme llevan. Por los pasillos demármol, por eljardíndelafuente.LamúsicaeslamúsicadeOctavio.LamúsicadelteatroconOctavio.ElteatrodelaÓpera,aqueldíaenquealguienledijo:Lahasmetidoencasa,yalosé.¿Aquién?Nomepuedoacordar.Delamúsica,sí. Era la preferida de Octavio. Ese transistor, dice laenfermera. Que quiten el transistor. Niego con lacabeza.Peronadiememira:Lafuerzadeldestinoeralaópera.Lafuerzadeldestino...

Se va, se va, dice el médico... La músicadesaparece. No la oigo. No hay nada que hacer. Nointentesnada,diceelmédico.Elmédiconopuedehacerque lamúsica vuelva. Pero la tengo toda dentro de lacabeza...

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Juana,hijamía,Juana...

LasMagnolias,marzo1997

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Índice

PrimeraparteElplazo 7SegundaparteLaesperanza 80TerceraparteElsilencio 163

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