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LA TEORÍA DEL PROCESO CIVILIZATORIO, que Elias elabora y rehace progresiva- mente, finaliza con un planteamiento que se aproxima a lo que hoy se deno- mina globalización. Diversos lectores de su obra han advertido esta conver- gencia,1 la mayoría de las veces con exagerado entusiasmo, ya que identifican plenamente la dinámica del proceso civilizatorio con la globalización tal como actualmente se entiende.No es esa la postura de este trabajo. Aunque no sea por una cuestión terminológica, habría que mencionar algunas diferencias (y el mismo Elias ha sido sensible al nexo profundo entre las palabras y las categorías del pen- samiento, por ejemplo, cuando indica que la sociología encuentra su límite en el lenguaje).2 Así es que no hay que ir tan lejos como para sostener que aquello que Elias llamaba civilización es lo mismo que —con otras pala- bras— hoy se designa como globalización. Sin embargo, es necesario consi- derar que tendencialmente el proceso civilizatorio, tal como lo describe Elias, se dirige hacia algo semejante a lo que se vive en este mundo globalizado

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Carlos BelvedereLa globalizacin: fase superior del proceso civilizatorio. Lmites y alcance de la Teora de ElasEstudios Sociolgicos, vol. XIX, nm. 2, mayo-agosto, 2001, pp. 527-549, El Colegio de MxicoMxico

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=59819210

Estudios Sociolgicos,ISSN (Versin impresa): 0185-4186 [email protected] Colegio de MxicoMxico

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Notas crticas

La globalizacin: fase superior del proceso civilizatorio. Lmites y alcances de la teora de Elias

Carlos Belvedere

LA TEORA DEL PROCESO CIVILIZATORIO, que Elias elabora y rehace progresiva- mente, finaliza con un planteamiento que se aproxima a lo que hoy se deno- mina globalizacin. Diversos lectores de su obra han advertido esta conver- gencia,1 la mayora de las veces con exagerado entusiasmo, ya que identifican plenamente la dinmica del proceso civilizatorio con la globalizacin tal como actualmente se entiende.No es esa la postura de este trabajo. Aunque no sea por una cuestin terminolgica, habra que mencionar algunas diferencias (y el mismo Elias ha sido sensible al nexo profundo entre las palabras y las categoras del pen- samiento, por ejemplo, cuando indica que la sociologa encuentra su lmite en el lenguaje).2 As es que no hay que ir tan lejos como para sostener que aquello que Elias llamaba civilizacin es lo mismo que con otras pala- bras hoy se designa como globalizacin. Sin embargo, es necesario consi- derar que tendencialmente el proceso civilizatorio, tal como lo describe Elias, se dirige hacia algo semejante a lo que se vive en este mundo globalizado. Se

1 Puede verse un panorama de esta cuestin en Roland Robertson, Globalization. Social Theory and Global Culture, Londres, Sage, 1996, cap. 7: Civilization, civility and the civilizing process, pp. 113-128.2 Los medios conceptuales y lingsticos de que actualmente disponen los socilogos no son en buena parte apropiados para las tareas que han de abordar (Norbert Elias, Sociologa Fundamental , Barcelona, Gedisa, 1982, p. 132.)

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trata ms de una anticipacin o una intuicin temprana que de una coinciden- cia total.A continuacin se analizarn las diversas formulaciones que ha tenido la dinmica civilizatoria en la obra de Elias, para entender de qu manera va acercndose a lo que podra considerarse como la descripcin temprana de los mecanismos de integracin global del mundo contemporneo.Ya en el ao 19363 se encuentra formulada la versin inicial de estaextensa teora. Los desarrollos ulteriores no sern ni ms precisos ni ms minuciosos: simplemente aportarn elementos nuevos, o ampliaciones de aspectos ya contenidos en este desarrollo inicial.Es frecuente que en la lectura de El proceso de la civilizacin se enfatice su carcter descriptivo. Se presenta a Elias como continuador de Tocqueville, no viendo en el progresivo camino de la pacificacin ms que una constata- cin histrica o mera ideologa. Pues bien: estas lecturas son, adems de parciales, superficiales.En la descripcin de las transformaciones del comportamiento y las cos- tumbres, subyace un esquema explicativo que debe ser considerado.4 Si los es- pacios se van pacificando progresivamente no es porque el hombre se haya enternecido o haya mejorado su talante moral. Ocurre que, al volverse ms complejas las cadenas de interdependencias recprocas que conforman las figuraciones en las que los hombres estn inmersos, se va incrementando la necesidad de previsin y control, a largo plazo, de las acciones propias y ajenas. Simultneamente, esto significa la centralizacin del poder y la ri- queza, de manera que los pequeos feudos van fundindose como producto de sucesivas luchas en menos y ms abarcantes unidades regionales, con su propio poder militar y poltico, hasta llegar a un monopolio de la violencia legtima, de la moneda y de los centros de decisin poltica. Con esto, se dan las bases de lo que seran los Estados modernos, en la medida en que se va pasando de los feudos a la corte, y de sta al Estado-nacin.Es por eso que se incrementa progresivamente la autocoaccin, no a consecuencia de un progreso espiritual sino porque esta concentracin de poder instaura una nueva instancia de previsibilidad desde el momento en que existe el monopolio de la violencia fsica.5 De all que la autocoaccin y

3 Norbert Elias, El proceso de la civilizacin. Investigaciones sociogenticas y psicoge- nticas, Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 1994. Vanse pp. 231-233, 263-264, 267,276, 345, 382, 392-395, 405, 464-466 y 499-500.4 ste se expone de manera ms sistemtica en el Resumen. Bosquejo de una teora de la civilizacin (op. cit., p. 449-532).5 Es curioso cmo en esta obra Elias, en recurrentes alusiones solapadas a la concepcin de

BELVEDERE : LA GLOBALIZACIN: FASE SUPERIOR DEL PROCESO529Estado de Weber, elide sistemticamente el trmino legtimo. Por ejemplo, aduce: La esta-

la incorporacin de nuevos pudores y desagrados sean correlativas al incre- mento de la coaccin externa, en la medida en que sta pueda ser interiorizada. Es decir: la autocoaccin no presupone el fin de la coaccin social; sin em- bargo, implica la transformacin de sta.El cambio es ms cualitativo que cuantitativo. Es decir: la pacificacin alude antes a la transformacin del carcter de la violencia que a una dismi- nucin de su magnitud. Ms all de si ella afecta hoy a una mayor o menor cantidad de personas, es preciso notar que ya no es aceptado socialmente el regodeo pblico en la aplicacin de sta. Mal podra siquiera el verdugo ufanarse del goce experimentado en el momento de conectar la silla elctri- ca, mientras que antao las matanzas del seor se celebraban con cantos, poemas y grabados en los que se ensalzaba de manera detallada e ilustrativa el acto en que se daba muerte a los enemigos. Actualmente, la justificacin de una guerra, una ejecucin, o cualquier acto represivo debe apelar a la razn, la libertad, y de manera especial a la pacificacin y la seguridad.Lo cierto es que, a partir de la constitucin de rganos especficos de vigilancia, represin y derecho, la coaccin se vuelve ms distante, imperso- nal, pero tambin ms internalizada y capilar. El individuo, entonces, ya no est a merced de la reaccin irracional e inmediata de los otros, pero tampo- co se le permite ni se permite a s mismo expresar sus emociones de manera espontnea y enrgica.El incremento de la complejidad y el alcance de las figuraciones no slo afecta el carcter de la violencia en las sociedades civilizadas sino tambin la relacin entre las clases sociales. Elias cree que existe una progresiva dis- minucin de los contrastes y las desigualdades de clase, y un correlativo

bilidad peculiar del aparato de autocoaccin psquica, que aparece como un rasgo decisivo en el hbito de todo individuo civilizado, se encuentra en relacin con la constitucin de insti- tutos de monopolio de la violencia fsica y con la estabilidad creciente de los rganos centra- les. Solamente con la constitucin de tales institutos monoplicos estables se crea este aparato formativo (op. cit., p. 453; cursivas mas). Expresiones semejantes pueden hallarse en diver- sos pasajes del mismo texto (vanse pp. 454 y ss., 463-464 y 498), y a lo largo de toda la obra de Elias. De manera ilustrativa, puede citarse un reportaje, en el cual Elias critica duramente a Weber. De ellas, menciona que una frase completamente acertada y que daba con el centro de la cuestin del Estado: aquella que lo relaciona con un monopolio central de la violencia fsica (Wolfgang Engler, Conversacin con Norbert Elias, en: Norbert Elias, La civilizacin de los padres y otros ensayos, Bogot, Norma, 1998, p. 516). Ntese que aqu vuelve a elidir el trmino legtimo, ya no hablando por cuenta propia sino leyendo a Weber. Esto es indicio de que la versin weberiana del Estado difiere de la de Elias en que ella lo concibe como mono- polio de la violencia legtima. Esta distincin no es menor, y puede ser interpretada en el sentido de que para Elias la violencia es ms un problema de hecho que de derecho, pues le preocupa antes la amenaza concreta que el problema poltico de la legitimidad.

aumento de la variedad y diversidad de funciones e individuos. Esto es: las clases bajas se elevan progresivamente (no slo porque aumenta su poder, sino tambin porque imitan e incorporan modales que otrora eran patrimo- nio exclusivo de las clases altas), a la vez que los sectores dominantes de la sociedad ven progresivamente recortadas algunas de sus prerrogativas y deben considerar cada vez ms los intereses e inquietudes del conjunto de la socie- dad. Elias expresa esta idea en trminos de una mayor dependencia de la clase alta y un mayor ascenso de la clase baja.6ste es, en sntesis, el primer desarrollo del proceso de la civilizacin en la obra de Elias. El mismo concluye con la descripcin de las sociedades occi- dentales ya civilizadas, y el intento por ampliar su modo de vida a otras latitudes, an valindose de medios no muy civilizados como la conquista y la colonizacin.Sin embargo, debido a que Elias ha insistido en diversas ocasiones en que el proceso de la civilizacin no tiene un principio (por ms que sus an- lisis suelen tomar como punto de partida el siglo XI) y en que como pro- ceso no tiene, al menos hasta hoy, un final a medida que avanzaba su vidacorrelativa de casi la totalidad de nuestro siglo continuaba el anlisis de su dinmica.En Sociologa fundamental (1970),7 Elias hace nfasis en la idea de queel proceso de racionalizacin es heredero de las guerras santas; y que la razn de hoy es producto de la violencia de ayer. Ocurre, pues, que no hay figuracin sin antagonismo y jerarqua, sin tensiones y conflictos. De todos modos, es posible ampliar los mrgenes de la racionalidad en la civilizacin, ya que an perviven creencias y fantasas que deben disiparse.Lo importante de esta tesis, es que tiene alcance internacional. Lo que ms le preocupa a Elias no es que las personas an alberguen sueos respec- to del mundo en que viven, o que expliquen los procesos sociales mediante mitos y utopas, sino que an no se haya roto el clinch o compresin mutua entre Estados, pues hasta que no se logre eso resultar imposible dirigir ra- cionalmente el proceso en el que estn inmersos.Para romper este clinch es preciso fortalecer la idea de que la propia nacin es slo una entre otras en tanto parte de un proceso que las trascien- de. La sociologa es hasta el momento tan incapaz como los actores polticos de pensar la relacin entre Estados como un entramado dinmico. Esta difi-

6 Norbert Elias, El proceso de la civilizacin. Investigaciones sociogenticas y psicogen- ticas, Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 1994, p. 506.7 Norbert Elias, Sociologa Fundamental, Barcelona, Gedisa, 1982, pp. 32-34, 158, 167,199, 207, 170-171, 176-178.

cultad no proviene de obstculos meramente epistemolgicos sino que su origen es social: para superar el problema, Elias considera que hace falta mayor integracin entre las unidades ofensivas y defensivas de carcter interestatal.Tarde o temprano esta integracin llegar, puesto que la figuracin de los Estados tiende hacia la formacin de unidades de organizacin mayores. Lo que mueve este proceso es el hecho de que, si bien las relaciones intraestatales estn pacificadas (en el sentido de que existe el monopolio de la violencia fsica), no ocurre lo mismo con las relaciones interestatales (en las que la violencia fsica todava es un recurso disponible). Esto podra interpretarse en el sentido de que la relacin entre Estados se encontrara en un nivel civilizatorio anlogo al que imperaba entre los individuos previo a la poca cortesana.A su vez, el Estado y la economa mantienen estrechos vnculos entre s, razn por la cual ella tambin est inmersa en los procesos ya descritos. Los mercados tienden a integrarse en unidades cada vez mayores, los Estados se desarrollan en estrecha relacin con los entramados comerciales e industriales, y ambos forman parte de la evolucin de un nico marco funcional social.8En este punto erraran tanto el liberalismo (caracterizado como la concep- cin de que el mbito econmico es el motor del desarrollo social en gene- ral)9 cuanto el marxismo (al cual Elias le atribuye la nocin de que el Estado deba ser slo una institucin para la defensa de los intereses burgueses).10Ambos cuerpos tericos y doctrinarios mantendran fuertes componentes emocionales y fantasas de las que es preciso desprenderse a fin de compren- der la lgica del proceso civilizatorio.La misma debe ser pensada a partir de la concepcin amplia del des- arrollo social, que no caracterice el progreso en trminos meramente eco- nmicos. Slo habr desarrollo social si se toman medidas basadas en la produccin y la renta que nicamente pueden definirse desde el gobierno con el objetivo de generar una transformacin global (no slo econmica).La especificidad del desarrollo social en la concepcin de Elias es su afinidad con la dinmica propia del proceso civilizatorio, que lo define no como una accin sino como una funcin impersonal y automtica de la sociedad. Nadie puede dirigirlo por s mismo, si bien algunos tienen ms poder que otros para hacerlo. Se trata, en sntesis, de un cambio parcialmente autorregulado que tambin tiene consecuencias no queridas.

8 Op. cit ., p. 170.9 Op. cit ., p. 171.10 Op. cit., p. 169, 177-179, 185-188; subrayado en el original.

Aos despus, en un artculo titulado Hacia una teora de los procesos sociales (1977),11 Elias ampla nociones ya esbozadas en las obras mencio- nadas hasta aqu.De El proceso de la civilizacin, retoma la cuestin del nexo entre los cambios de las estructuras sociales y los cambios de la personalidad, consi- derados en una perspectiva de largo plazo. El anlisis de estas interrelaciones se ha vuelto nodal para la teora de la civilizacin, hasta el punto que aqu Elias describe la tarea de la misma como consistente en investigar de qu manera surgen y se explican los cambios de las estructuras sociales y la per- sonalidad. As, por ejemplo, la creciente monopolizacin de la violencia y los tributos fiscales son condicin del desarrollo de las estructuras de la per- sonalidad hacia una mayor civilizacin de las emociones y la conducta.Esta vinculacin entre lo estructural y lo psquico es tan estrecha que Elias llega a considerar que factores tales como el incremento de la autorregulacin en detrimento de la regulacin externa, tanto como el pasaje de un predomi- nio del miedo generado por uno mismo en relacin con el generado por otros medios, son peculiaridades estructurales del proceso civilizatorio. Tambin considera indicio de este proceso a la creciente universalizacin, homogenei- zacin y moderacin de la autorregulacin del individuo.Estas antiguas nociones cobraron un nuevo matiz a partir de Sociologa fundamental, al hacerse nfasis en el carcter complementario de los distintos procesos que intervienen en la civilizacin tales como la divisin de funcio- nes, la formacin del Estado y otras tendencias. Elias insiste en que ninguna de ellas tiene primaca absoluta sobre las dems, ni constituye su base o fuerza motriz12 sino que se trata de funciones complementarias que forman parte de cambios globales no planeados de las sociedades a largo plazo.13El carcter global de este fenmeno es de importancia primaria en esta cuestin, no slo por la referencia explcita al trmino sino tambin porque el mismo se remite a cuestiones que hacen a la globalizacin tal como es entendida: como una progresiva integracin de unidades sociales menores en otras mayores. Slo hay que hacer una salvedad respecto del lapso en que ella ocurre. Para Elias, esta tendencia integradora es de larga duracin, y se remite al menos a la Europa medieval, cuando los jefes guerreros de los Estados cristianos, ligeramente unidos a la Iglesia papal, rompieron el ase- dio de que eran objeto, creando condiciones para la conformacin de uni-

11 Norbert Elias, Hacia una teora de los procesos sociales, en Norbert Elias, La civili- zacin de los padres y otros ensayos, Bogot, Norma, 1998. Vanse pp. 156, 184-188.12 Op. cit., pp. 186-187.13 Op. cit., p. 187; cursivas mas.

dades de integracin estatal mayores.14 Por razones que sern analizadas despus, puede considerarse que la globalizacin, en sentido estricto, es un fenmeno contemporneo; no obstante, es heredero de estos procesos de integracin. De todos modos, ya que Elias no refiere el trmino global a una acepcin estricta, cabe considerar que las diferencias mencionadas son simples cambios de nfasis.Otra nocin importante que resulta innovadora en tanto que incorpo- ra reflexiones que luego sern retomadas en diversos textos de Elias es la de que las tendencias de larga duracin contienen tambin tendencias opues- tas. Por ejemplo, as como existe la propensin hacia la integracin de uni- dades sociales mayores, tambin se da la desintegracin de stas.Estas consideraciones, llevadas al mbito del proceso civilizatorio con- ducen a la afirmacin de que el desarrollo social se realiza en forma ciega con muchos reveses, por vas tortuosas, y es desperdiciador de vida y sentido.15Por ltimo, es importante mencionar otra cuestin original que introdu- ce este texto: la existencia de medios de orientacin. stos consisten en los smbolos que utilizan los hombres como medios de comunicacin, orienta- cin y control. Este tema no se desarrolla aqu, sino que ser ampliado en trabajos posteriores de Elias, llegando incluso a ocupar el lugar de un uni- versal.16 Pero antes de analizar esto, se deben considerar otros textos ms cercanos a ste en el tiempo.Elias vuelve a retomar los desarrollos iniciales de El proceso de la civi- lizacin en La civilizacin de los padres (1980). 17 All est la sntesis de las principales tesis de aquella obra: el proceso civilizatorio consiste en una cadena de coacciones que emanan de los hombres interdependientes. As, las interacciones planeadas de muchos hombres generan el desarrollo de las unidades sociales que ellos conforman sin que este desarrollo haya sido planeado por nadie.Adems de sintetizar algunos aspectos ya desarrollados en obras ante- riores, este texto prolonga el anlisis del proceso civilizatorio ms all del punto en que haba quedado en 1936. As es que, en el estudio de las trans- formaciones de la relacin entre padres e hijos como un aspecto del proceso civilizatorio, Elias esboza una semblanza de lo que puede caracterizarse como

14 Loc. cit.15 Op. cit., 1998, p. 195, n. 7.16 Vase El retraimiento de los socilogos en el presente, en Norbert Elias, Conoci- miento y poder, Madrid, La Piqueta, 1994, pp. 195-231.17 Norbert Elias, La civilizacin de los padres, en Norbert Elias, La civilizacin..., op. cit. Vanse pp. 433-434, 437-438, 443, 446.

el estado actual del proceso civilizatorio. Considera que hay una creciente sensibilidad y un avance de las barreras de vergenza con respecto a los olores, en particular a los del cuerpo; mientras que la susceptibilidad fren- te al ver a otra persona desnuda habra retrocedido un tanto.De esto ltimo se har referencia al concluir con el anlisis de La civi- lizacin de los padres. Ahora, en cambio, se desarrollar la primera cues- tin, pues es la que mejor ilustra el estado de la civilizacin en el momento en que Elias escribi este artculo. Al respecto, menciona que la civilizacin se muestra cada vez ms susceptible respecto a los olores corporales, y que resulta penoso incluso hablar del tema. Como consecuencia de esta transfor- macin, la industria ha generado una diversidad de productos cuya funcin es la de tapar o refinar los olores del cuerpo.Esto introduce otra cuestin que resulta importante en este texto, la relacin entre adultos y nios. En lo que respecta a los olores corporales, es notorio el malestar de los adultos frente a la incapacidad de los nios de re- gular el tiempo y el lugar apropiado para sus necesidades naturales.18 Esto es indicio de la creciente distancia entre el nivel de regulacin de las pulsio- nes socialmente exigido de los adultos y la espontaneidad animal de las ex- presiones de los instintos de los prvulos. En los Estados industriales ms desarrollados, la domesticacin de las necesidades naturales ha llegado al extremo de un total aislamiento de los hombres para estos menesteres, lo cual es interpretado por Elias como indicio de una ola civilizatoria mu- cho ms amplia.19Este aumento del aislamiento individual es sinnimo de complejidad. Si en las sociedades industriales desarrolladas el individuo se encuentra crecientemente aislado en los aspectos ms animales de la vida humana, incluso en la familia,20 es porque ellas se han vuelto ms complejas. En cambio, en sociedades ms simples, el proceso de civilizacin individual es ms corto, es menos difcil y menos profundo.21Las transformaciones aludidas nos conducen a otro mbito, que Elias lo desarrolla de manera ms explcita que antes: la civilizacin de las relacio- nes familiares. Esto no necesariamente contribuye a hacer ms fcil y armo- niosa la vida familiar, sino que tambin es fuente de conflictos pues implica una serie de condiciones que dificultan el logro de una relacin civilizada entre padres e hijos. En efecto: la creciente individualizacin e independi-

18 Op. cit., p. 429.19 Op. cit., pp. 430-431.20 Op. cit., 1998, p. 431.21 Op. cit., p. 430.

zacin de todas las personas implicadas en la construccin de una familia acta decididamente en esa direccin, ya que como nunca antes sus miembros tienden a tener una vida individual slo para s mismos, al asu- mir tareas y establecer relaciones independientemente de los dems miem- bros de la familia, incluso los nios.22El de la niez es, justamente, otro de los temas que siempre presentes en la obra de Elias se convierten ahora en centro del anlisis. El proceso civilizatorio individual conlleva una regulacin de los afectos y pulsiones tal que actualiza el potencial biolgico del individuo a las prescripciones de su sociedad. Esto, en el caso de los nios, implica que ellos deben convertir- se progresivamente en adultos civilizados. Ahora bien: dado el carcter cada vez ms complejo y diferenciado de la sociedad de los adultos, el proceso de transformacin civilizatoria de los nios se vuelve cada vez ms prolonga- do y complejo.Estas transformaciones tambin inciden en el otro polo de la relacin: los padres y adultos. En este sentido, hay un relajamiento de las barreras de respeto en el trato entre padres e hijos, es decir, una informalizacin que se expresa por ejemplo en la prohibicin del uso de la violencia fsica en las relaciones intrafamiliares, no slo en lo que hace al trato entre adul- tos y nios en el marco de la familia sino tambin al trato de adultos y nios en general (y en particular al de los maestros y los nios en la escue- la).23 En trminos generales, entonces, puede hablarse de una renuncia cada vez ms extendida al empleo de la violencia fsica como forma de re- presin de los nios por parte de sus padres y los adultos en general.24Otra modalidad de informalizacin es la que tiene lugar en las cos- tumbres sexuales. Se ha dejado esta cuestin para el final debido a sus implicaciones, ya que las consecuencias que este fenmeno tiene para la teora de la civilizacin son relativamente complejas y merecen una con- sideracin aparte. Adems, introducen una problemtica epistemolgica que con el tiempo aparecer recurrentemente y con creciente presencia: la existencia de cambios contrarios a la direccin dominante en el proceso civilizatorio.En pocas palabras, la cuestin es la siguiente: segn la teora de la civi- lizacin, debera observarse un creciente autocontrol y contencin en las costumbres y la expresin de las pasiones; sin embargo, en materia sexual parece ocurrir todo lo contrario, ya que se da una creciente liberalizacin y

22 Op. cit., p. 447.23 Op. cit., 1998, p. 443.24 Op. cit., pp. 442-443.

relajacin, que tiene su auge en la generacin joven de posguerra, que no acepta los reglamentos civilizatorios convencionales como mandamientos de las respectivas generaciones mayores.25 Ahora bien, interpretar sto en el marco de la teora de la civilizacin es importante para Elias, pues de lo contrario se volvera una prueba en contra.La respuesta probable es la siguiente. En primer lugar, admite que existe una informalizacin observable en materia sexual, entendida como el re- lajamiento relativo de los rituales y tabs victorianos, pero advierte luego que no debe interpretrsela como un relajamiento del autocontrol indivi- dual. Es verdad que en la actualidad, como en otras pocas, existen estos fenmenos de relajamiento, e incluso Elias admite que tal vez se presen- ten con mayor claridad en una poca en que se experimentan nuevas formas de convivencia, como es la actual; pero menciona tambin que no debe olvidarse que el desarrollo de las sociedades ms complejas, ms rigurosa- mente organizadas y en mayor medida pacificadas de nuestros das, exige de cada persona un mayor grado de diferenciado autocontrol que nunca an- tes.26 Luego, no debe hablarse de olas de informalizacin, pues esto hara perder de vista que este fenmeno se da en sociedades extraordinariamente complejas que exigen, en amplios mbitos de la vida, un comportamiento rigurosamente regulado de los hombres en el trato con los dems.27 En otros trminos, la informalizacin de las costumbres sexuales es una tendencia que va contra la tendencia dominante en las socidades desarrolladas, las cua- les exigen en diversos mbitos no una informalizacin sino una mayor regu- lacin de las conductas.sta es la manera como Elias pone a resguardo su teora de la civiliza- cin sin negar, tampoco, la evidencia histrica. Esta actitud constituye el embrin de consideraciones epistemolgicas ms explcitas a procesos de relativa descivilizacin, que aparecern en trabajos posteriores. Por el momento, no pasa de ser una reflexin puntual a propsito de un observa- cin especfica que no alcanza a redefinir las tesis de su opera prima.Poco despus, en Compromiso y distanciamiento (1983), 28 Elias vuelvea evocar El proceso de la civilizacin mencionando que pretenda explicar la diferencia de poder entre Estados y describir la sociognesis de su monopo- lio central en cuanto a poder y capacidad de dirigir el proceso social. En esta

25 Op. cit., p. 440.26 Op. cit., 1998, p. 443.27 Op. cit., p. 442.28 Norbert Elias, Compromiso y distanciamiento. Ensayos de sociologa del conocimiento, Barcelona, Pennsula, 1990. Vanse pp. 63-65, 73-74, 98, 100-101, 104-105.

relectura, la teora de la civilizacin pasa a ser el estudio de la manera como cada ser humano se interrelaciona consigo mismo, visto como plano del desarrollo de la humanidad.29Lo que ms interesa aqu es la manera como Elias piensa la funcin del Estado en el desarrollo social. Segn su entender, los Estados nacionales son figuraciones (un sistema de interdependencias funcionales) que no pueden comprenderse separando su dimensin interna de las cuestiones interestatales, que en el siglo XX estuvieron ms inextricablemente ligadas que nunca. Esta relacin, sin embargo, es compleja; es decir, vincula trminos hetero- gneos, ya que el proceso civilizatorio ha alcanzado un nivel distinto en cada uno de estos mbitos. En muchos Estados, la eficacia de la monopolizacin del poder fsico y el control de la violencia se ha incrementado sostenidamente durante los ltimos 300 o 400 aos; sin embargo, la relacin entre Estados casi no ha cambiado sino que mantiene un carcter arcaico debido a que no existe un monopolio del poder fsico ni una instancia superior capaz de obligar a los Estados ms fuertes a mantener la paz.Esta observacin, aparentemente trivial, tiene importancia para el proble- ma: lo que hoy se entiende por globalizacin no dista mucho de la bsque- da de Elias por encontrar un orden supraestatal en el que la violencia fsica responda a una organizacin racional, a la pacificacin de un nuevo espacio terrestre, y a la instauracin de algn tipo de autoridad central.Al igual que antao en las relaciones interpersonales, hoy predomina en el mbito interestatal la fantasa y la emocin. En este punto, Elias introduce la problemtica de fondo de Compromiso y distanciamiento en la poltica internacional, lleva la teora del enlace doble a las relaciones entre Estados. Las mismas se encuentran presas y coaccionadas de manera semejante a lo que ocurra anteriormente con otros mbitos de la vida social. El espacio de las relaciones internacionales es el ltimo reducto de la modalizacin poco civilizada (primitiva, arcaica, casi mtica) de las relaciones polticas y las emociones personales. A causa de este enlace doble, no se puede pla- near ni dirigir racionalmente el desarrollo de esta figuracin. Por ejemplo: si bien nadie desea una guerra atmica, segn Elias avanzamos involuntaria y automticamente en esa direccin.La nica manera de superar este dispositivo autodestructivo es encon- trar la forma racional de dirimir los conflictos internacionales y la autoridad supraestatal que los regule. ste es quizs uno de los aspectos ms polmicos de la propuesta de Elias, pero seguramente resulta menos ingenuo de lo que parece a primera vista, al menos en dos puntos: no niega la existencia de dife-

29 Op. cit., p. 64.

renciales de poder, ni supone la dulcificacin de las costumbres generaliza- da. Respecto del primer asunto, Elias menciona que existe una jerarqua de poderes en la organizacin interestatal del mundo. Se trata de un orden bipolar en la cima y multipolar en la base, en el que los Estados se jerarquizan segn el potencial de poder de cada cual.30 Y en lo que atae a la segunda cuestin, es bien consciente de que la divisin social del trabajo, que presu- pone la centralizacin del uso de la violencia y la pacificacin, conlleva un peligro que an no ha sido conjurado; dentro de los Estados, el uso de la violencia fsica est conferido a grupos armados especializados, cuyo carc- ter civilizado sigue siendo un problema sin resolver.31Esta postura tampoco niega otro tipo de conflictos, como la lucha de clases. En una entrevista realizada en el ao 1984, Elias recurre a este con- cepto para aplicar El proceso de la civilizacin al problema del nazismo. Luego de aludir a problemas psicogenticos y a la existencia de un superyo irregular o incompleto, menciona que este esquema psquico entr en con- juncin con la lucha de clases, dando como resultado la estructura estatal autoritaria y los horrores que le siguieron.32Es oportuno detenerse aqu. Elias siempre ha recuperado crtica muy crticamente a Marx, pero al hablar de lucha de clases puntualiza que el modelo marxista es en este punto plenamente acertado.33 Pues bien, la uto- pa esperanzadora de cierto marxismo le resulta demasiado fantasiosa y mtica, pero no as la descripcin de los conflictos sociales.Baste con esto para ilustrar un aspecto esencial del pensamiento de Elias. La propuesta de buscar una mayor pacificacin a nivel internacional puede ser discutida por otros motivos, pero no en funcin de un encubrimiento de las relaciones de poder, la explotacin, o las luchas colectivas.En otra entrevista publicada el mismo ao Conocimiento y poder (1984)34 Elias busca la posible solucin al problema recin enunciado. Sostiene que slo una fuerza policial o militar bien organizada puede contar con legitimidad para hacer uso de la violencia y evitar que otros la empleen.La bsqueda de este tipo de medidas es evidencia de que Elias no concibe la formacin del Estado como un proceso natural tal que, una vez logrado, no se lo pueda perder. Advierte que sa es una interpretacin errnea, ya

30 Op. cit., p. 100.31 Op. cit., 1990, p. 103.32 Entrevista biogrfica a Norbert Elias realizada por A. J. Herma van Voss y A. vanStolk, en Norbert Elias, Mi trayectoria intelectual, Barcelona, Pennsula, 1995, p. 73.33 Loc. cit.34 Peter Ludes, Conocimiento y poder. Entrevista con Norbert Elias, en Norbert Elias,Conocimiento y poder, op. cit. Vanse pp. 90, 98, 102-103, 111.

que una desintegracin parcial o total de los Estados se ha producido con cierta frecuencia. Y los ejemplos que sustentan esta afirmacin son elocuen- tes: la apuesta de Hitler por una hegemona europea tuvo como resultado una divisin del antiguo Reich alemn. As, los conflictos intra e inter-Esta- dos pueden dar lugar a divisiones, a fragmentaciones y repartos de los Es- tados. Es que las tendencias hacia un amplio control central de los Estados (como las que existen actualmente) no son incompatibles con la existencia de contra-tendencias que rompen esos monopolios o simplemente super- visan a los controladores de esos monopolios centrales.35Visto esto a largo plazo, puede decirse que actualmente resulta ms fcil desafiar al Estado que en la Edad Media, pues entonces el costo elevado de los medios necesarios para el ejercicio de la violencia (caballo, armadura, espa- da o lanza, etc.), contribua a sustentar la irresistible superioridad militar al grupo de caballeros sobre los campesinos, hasta el punto de que stos arra- saban los campos; en cambio, hoy, grupos militares de la oposicin pue- den violar el monopolio de la fuerza fsica del Estado durante muchos aos si cuentan con el suficiente apoyo de la poblacin.36 No obstante, esto no alcanza a refutar la teora de la civilizacin sino que muestra la existencia de contramovimientos al interior de ste. Si bien la civilizacin es un proceso de continuo progreso, tambin incluye regresiones y contramovimientos que son resultado de sucesivas luchas.37Elias lleva la cuestin de las luchas sociales tambin al plano de la ac- tualidad y el futuro cercano mediante una pequea historia utpica. En ella se refiere a un futuro imaginado.38El escenario en cuestin es el siguiente. El principal foco de conflictos y tensiones haba pasado de situarse al interior del Estado a situarse en la rela- cin entre Estados, mbito en el cual persistan grandes diferencias de poder, lo cual resultaba perturbador y contrastaba con la situacin interna a cada uno los estados. De todos modos, en este contexto, se discuta si era conve- niente dejar intacto el supremo poder del Estado y, al mismo tiempo, crear una institucin independiente cuyos miembros pudiesen debatir pblicamente las cuestiones polticas ms importantes y cuyos resultados, consultivos y no impositivos para los gobiernos, tuviesen no obstante suficiente autoridad y

35 Op. cit., p. 97.36 Op. cit., p. 95.37 Op. cit., p. 96.38 La historia, de todos modos, no es completamente utpica ni imaginaria, dado que incluye, por ejemplo, claras alusiones a Stephen Hopkings y otras referencias solapadas a cuestiones de actualidad (op. cit., p. 105).

repercusin en la opinin pblica como para hacer que los gobiernos los tuviesen en cuenta.39En medio de estas discusiones, surge una tensa situacin internacional amenazada por una guerra. Entonces se escribe un informe referente a los cambios a largo plazo del sistema de poder interno y, por tanto, de los cam- bios en el sistema poltico de los pases beligerantes. Luego de una serie de debates, los expertos llegaron a un acuerdo unnime sobre los posibles cam- bios en el sistema poltico resultantes de una guerra larga. 40 Sin entrar en los pormenores de este acuerdo, este texto se limitar a rescatar una cuestin par- ticularmente importante para nuestro tema, algunos argumentaban que la construida y no planificada dinmica de una emergente comunidad mundial global de naciones-Estado estaba lejos de ser demasiado fuerte. [...] No se poda por ms tiempo tener en cuenta nicamente el desarrollo interno de un Estado determinado como si existiese aislado del resto, como si su desarro- llo fuese independiente del de otros Estados.41Esta cuestin se ampla en Humana conditio (1985),42 e incluso consti-tuye el objeto principal del texto. El diagnstico de Elias es sencillo pero alarmante (especialmente porque ya no se refiere a situaciones imaginarias), estudia el contexto de la poca, en el cual la polarizacin de las superpoten- cias alentaba el miedo de un desastre nuclear. Pero ms que el diagnstico, interesa la solucin y no por original, sino ms bien porque evidencia de manera temprana cuestiones que en la actualidad, 15 aos despus, se han vuelto moneda corriente.Partiendo del supuesto de que hay un nimo competitivo entre los dos o tres Estados ms poderosos de la tierra una lucha por la supremaca , Elias concluye que es probable que el mundo enfrente una nueva guerra en la que se midan los mayores poderes militares del orbe. Si a lo largo de la his- toria todas las confrontaciones entre las dos mayores potencias militares del mundo han terminado mediante una guerra que define el resultado de la lucha por la hegemona, es probable que en el futuro vuelva a darse un enfrenta- miento de este tipo. Sin embargo, aqu la diferencia cuantitativa puede signi- ficar un cambio cualitativo. La situacin actual no tiene precedentes en cuanto a su potencial de destruccin planetaria. Esto abre una puerta a otro tipo de soluciones en la lucha por la hegemona mundial.

39 Op. cit., p. 112.40 Op. cit., p. 116.41 Op. cit., p. 118; cursivas mas.42 Norbert Elias, Humana conditio. Consideraciones en torno a la evolucin de la hu- manidad, Barcelona, Pennsula, 1988. Vanse pp. 26, 65-67, 71-75, 78, 85-88, 90-91, 129.

Es verdad que parece improbable que el conflicto se resuelva racional- mente, ya que an dominan el escenario internacional numerosos sueos y temores. La guerra fra mantiene semejanzas con las guerras religiosas, de las que proviene; es, tambin, una lucha de ideologas, de creencias. De to- dos modos, se puede pensar qu hacer al respecto.Elias tiene en mente dos alternativas, podra surgir una pax sovitica o una pax norteamericana a partir de la aniquilacin de uno de los rivales sin que se destruyera la tierra, pero como en la actualidad todo incremento del poder relativo de una de las potencias es compensado con un incremento igual por parte de la otra la idea de que uno de los rivales podra debilitar- se o aniquilarse sin una guerra no es ms que una ilusin de los regmenes capitalista y comunista. En consecuencia, Elias considera improbable que se produzca o, al menos, que dure un Imperium mundi en el cual un Estado poderoso unifique bajo su dominio a todos los dems.Ms probable le parece la segunda alternativa: que el mundo se unifique mediante instituciones mundiales que sigan el antecedente de las Naciones Unidas y la Sociedad de Naciones. Incluso si la primera forma prosperara, en el largo plazo se impondra esta segunda posibilidad ya que, si hay otra guerra y quedan sobrevivientes, es sensato pensar que la humanidad buscara otra manera de resolver los conflictos. Surgiran, entonces, instancias para el arbitraje de conflictos internacionales a las que todos los Estados ten- dran que someterse.43 Luego, por ms que para Elias la guerra es una institucin social y una tradicin fuertemente arraigada en los hombres el eterno destino del ser humano,44 el carcter y la dimensin de las conse- cuencias que tendra actualmente una guerra a nivel mundial son tales que introducen un cambio cualitativo en las relaciones internacionales.De todos modos, no se trata ms que de una posibilidad incipiente. La debilidad del Tribunal Internacional de La Haya lo demuestra. A los tribuna- les internacionales les faltan rganos ejecutivos.45 La estructura de la or- ganizacin estatal tradicional obstaculiza la creacin de instituciones inter- nacionales para prevenir la guerra porque se basa en el concepto de una soberana absoluta de cada Estado individual. Pero incluso all es posible buscar caminos futuros: la soberana de cada Estado, en general, es respeta- da por los dems; lo cual genera una suerte de solidaridad interestatal que podra tomarse como punto de partida de las nuevas instituciones inter- estatales. La opinin pblica tambin puede ayudar a dirimir disputas entre

43 Op. cit., p. 78.44 Op. cit., p. 79.45 Op. cit., p. 83.

Estados. Y sera bueno crear corporaciones asesoras neutrales de carcter internacional.Estas potencialidades le hacen exclamar a Elias que la evolucin de la humanidad se encuentra en un punto o, expresado con ms propiedad, en un periodo en que los seres humanos afrontan por primera vez la tarea de orga- nizarse globalmente, es decir, como humanidad.46 Es as que, de manera embrionaria, esta obra introduce lo global como tarea de la hora y esperanza para el porvenir.Sintetizando, puede decirse que Humana conditio es un aporte pros- pectivo de Elias de carcter novedoso, ya que en l no se limita a seguir el desarrollo del proceso civilizatorio y anticipar su curso, sino que tambin sugiere ms de una alternativa para el mediano plazo y aporta elementos para contribuir a que predomine la ms racional de todas.Un artculo del ao 1987 El retraimiento de los socilogos en el presente47 retoma esta apuesta por un futuro ms racional, sin descono- cer por ello que tambin es posible un porvenir diferente. Elias sabe que las luchas sociales pueden conducir a resultados inesperados y dispares; as como es posible que se d un ascenso y una aceleracin hacia un mayor nivel de integracin y diferenciacin, tambin puede ocurrir que la humani- dad se encamine hacia un nivel ms bajo de decadencia y de des- integracin.48 Pero sabe, tambin, que a diferencia de pocas anteriorescuando el trmino humanidad constitua un inalcanzable ideal, ac- tualmente es una posibilidad realizable desde el momento en que las diferen- tes tribus y los Estados existentes se unen ms estrechamente que nunca.Sin embargo, la mayor novedad y el motivo de que se considere este artculo importante consiste en que el proceso civilizatorio adquiere aqu un nuevo alcance: el de universal. En efecto: el mismo constituye una de las funciones universales elementales de supervivencia que se encuentran en cualquier grupo humano.49 Y lo ms llamativo es que aqu Elias considera como funciones universales diferentes al monopolio de la violencia fsica (el Estado) y la autocoacin (civilizacin).Se debe tambin hacer referencia a un reportaje del ao 1989: Conver- sacin con Norbert Elias.50 Si ste resulta de inters no es tanto por las

46 Op. cit., p. 69; cursivas mas.47 Norbert Elias, El retraimiento de los socilogos en el presente, en Norbert Elias,Conocimiento y poder, op. cit. Vase pp. 202, 208 y 228.48 Op. cti., p. 227.49 Op. cit., p. 208.50 Wolfgang Engler, Conversacin con Norbert Elias, en Norbert Elias, La civilizacin de los padres y otros ensayos, Bogot, Norma, 1998, p. 513.

novedades que podra encerrar, sino porque aporta la mirada de conjunto a la obra de Elias, quien se refiere aqu a algunas de sus publicaciones. Por ejem- plo, menciona que en El proceso de la civilizacin los detalles de los libros de etiqueta le mostraron el proceso de la civilizacin. Tambin Compromiso y distanciamiento es mencionado, sirviendo de marco a la teora de la civili- zacin en tanto implica una transicin de conceptos ante todo comprome- tidos ligados a afectos y cargados de emociones a unos conceptos que son preeminentemente distanciados, en trminos de emociones neutrales y desapasionados.51Luego su interlocutor menciona expresiones de Humana Conditio con- cernientes a la condicin social de Elias en tanto miembro de un grupo humano expuesto al asesinato colectivo. En el texto, habra manifestado que sinti como aterrador y horroroso el que en el fascismo alemn se hubieran combinado una estrategia poltico-militar irracional y un aparato racional de planeacin y control de la liquidacin masiva de seres huma- nos.52 El entrevistador, entonces, le pregunta si considera que las cats- trofes de este siglo, tales como el nazismo y la escalada nuclear, son impul- sos contrarios al proceso de la civilizacin o fenmenos que lo motivaran a corregir su teora.53 A lo cual Elias responde que se lo malinterpreta cuando se entiende el proceso de la civilizacin como un suceso natural, es decir, como una direccin siempre y necesariamente presente. De la exposicin de un movimiento civilizatorio no debe concluirse que ste existe siempre y necesariamente.Acto seguido, menciona el texto Sociologa fundamental para sostener que los procesos sociales presentan al menos dos direcciones: una civiliza- cin continuada, o una descivilizacin. Ambas realidades estn presentes en todo momento, dado que existe una balanza entre estas dos direcciones. De las circunstancias, sobre las cuales todava no tenemos control, depende cul de las direcciones logra el sobrepeso.54 A continuacin agrega: el concepto de desarrollo simple que tenan hombres como Comte o Hegel y que en cierta medida vean slo una direccin posible, yo ya no lo tengo.55Esto posibilita un segundo nivel del texto, que relaciona con la mayor rique- za de esta entrevista: adems de pasar revista a su obra, Elias hace una pro- funda autocrtica.

51 Op. cit., p. 526.52 Loc. cit.53 Op. cit., p. 520.54 Op. cit., p. 521.55 Loc. cit.; cursivas mas.

Es preciso detenerse en esta especie de confesin que el autor comenta que ya no tiene un concepto simple de desarrollo. De all se infiere que algu- na vez lo tuvo; pero tambin se puede colegir, a partir de los diversos traba- jos mencionados, que ha realizado un constante esfuerzo por incorporar cada vez ms decididamente una concepcin compleja del desarrollo y los proce- sos sociales.Como resultado de esta evolucin, Elias se ha vuelto consciente de los lmites y contingencias propios del proceso civilizatorio. Aqu comenta: la total fragmentacin de la humanidad me parece tan posible como una unificacin pacfica. A ambas posibilidades hay que tenerlas en cuenta. [...] Se me inter- preta completamente mal cuando se piensa que considero que hoy en da estamos en la cumbre de la civilizacin. Es un malentendido absoluto.56En parte como consecuencia de esta toma de conciencia, Elias ha deja- do de usar expresiones como racionalismo e irracionalismo porque la ex- presin ratio est ligada con la vieja idea de que en nuestra cabeza cargamos una maquinita que nos dice por s sola qu es bueno y qu es malo.57 No obstante, esta ausencia de certezas y este renunciamiento a toda concepcin teleolgica de la historia no significa para Elias una postura pesimista. Antes bien, se confiesa algo ingenuo y confiado.A este respecto resulta esclarecedora la pregunta de Engler acerca de si cuando elabor la teora de la civilizacin, tuvo la sensacin de haber escri- to el libro contra el tiempo, contra su propio periodo vital, ya que se refera a la civilizacin del comportamiento y los modales de los hombres en un lapso que comprende las dos guerra mundiales y la guerra fra. A esto Elias responde: No, quizs era un poco ingenuo. Yo saba que me hallaba en el camino correcto y tena la correspondiente confianza, tal vez la confianza totalmente equivocada en que tarde o temprano este camino [de la civiliza- cin] se iba a imponer.58 Luego agrega: slo paulatinamente me di cuenta de que el desarrollo social no tiene que transcurrir necesariamente de un modo que hace que el camino correcto se imponga. Puede imponerse tam- bin el camino falso. Pero de esto tuve conciencia slo relativamente tarde. [...] A m se me aclar lentamente que el mundo tal como es difcilmente corresponde a los deseos humanos. Pero considero que est al alcance de la fuerza humana lograr que se vuelva ms acorde con los deseos de lo que hoy es el caso.59

56 Op. cit., p. 525.57 Op. cit., p. 526.58 Op. cit., pp. 519-520.59 Op. cit., p. 520.

Por ltimo, cabe destacar que Elias hace slo una mencin, pero de gran importancia, a los procesos de integracin global. Y resulta significativo que se refiera a ellos a la vez como una cuestin de hecho y como un marco conceptual para la investigacin. Incluso, no debe pasar indavertido que Elias habla aqu en primera persona: ya no puedo pensar a partir de un Estado en particular. En el fondo ya no puedo aceptar al Estado individual como marco [...] del pensamiento sociolgico. Luego agrega, hasta el momento el des- arrollo ha ido en direccin hacia una creciente integracin de las tribus en Estados y de los Estados en unidades supraestatales, y yo creo que los soci- logos que quieren estudiar las estructuras pueden conseguir conciencia de stas si tienen en la mira a la humanidad como un todo.60 As, en esta pers- pectiva en torno a la integracin progresiva de las unidades sociales hacia una humanidad global, convergen tanto procesos sociales, lineamientos con- ceptuales y metodolgicos, y deseos personales.Los deseos y fantasas a menudo aparecen en la obra de Elias como obst- culos al conocimiento; y su propia obra no escapa del todo a este embrujo, a pesar de sus permanentes esfuerzos por lograrlo. Como prueba, es posible remitirse a Mi trayectoria intelectual (1990),61 en la que se augura que a no ser por efecto de una guerra la bipolaridad mundial entre capitalismo y co- munismo persistir por mucho tiempo. No se sabe exactamente de qu ao es el manuscrito de este texto, pero seguramente fue redactado con anterioridad a los sucesos de Berln de 1989. Paradjicamente, es una obra caduca en este aspecto antes de su publicacin. El socialismo real dur mucho menos de lo que esperaba Elias; pero sera un error impugnar un trabajo como este por un hecho tal, ya que existe en l un acierto an mayor que el de anticiparse a la cada de la cortina de hierro. Elias insiste en que su teora del proceso de la civilizacin as como la sociologa en general no permite predecir acon- tecimientos; sin embargo, menciona que su valor consiste, en parte, en per- mitir anticipar algunas tendencias. As, resulta consecuente con sus ideas exigirle cierta visin de futuro. Adems, lo que este texto dice respecto del devenir de la humanidad es ms profundo y duradero que su incapacidad por comprender el presente y el futuro de la Unin Sovitica. Sin limitarse a sucesos macrosociales, y al mismo tiempo sin despreocuparse de ellos, Eliasen consecuencia con lo sustentado ya en 1936 vincula las transforma- ciones psicogenticas con los cambios sociogenticos. Una vez ms apela a su teora de las figuraciones para explicar estos cambios.

60 Op. cit., p. 530.61 Norbert Elias, Mi trayectoria intelectual, Barcelona, Pennsula, 1995. Vanse pp. 166-170 y 182.

Segn su entender, existe hoy una imagen egocntrica de las figuracio- nes, que concibe al individuo como un ser que se relaciona con una sociedad que le es exterior. Esta concepcin es producto del proceso social actual, que se inspira en la imagen del empresario en tanto individuo libre que dirige su vida. Elias piensa, sin embargo, que esta ideologa est decayendo, ya que existe una tendencia en la economa mundial a que un gran nmero de em- presas se fusionen en un pequeo nmero de grandes empresas que dejan fuera de competencia a las unidades econmicas menores. De este modo, la imagen del empresario individual que rige su destino libremente encontrara sus propios lmites en la fusin de empresas, la creacin de mercados ms vastos, y la progresiva integracin de los Estados.No es que con esto se justifique el error de clculo segn el cual Elias conceba el futuro de occidente como una prolongada polarizacin entre ca- pitalismo y comunismo, sino que resulta valioso que a pesar del mismo ha sido capaz de comprender y anticipar tendencias de ms largo alcance que conducen a la progresiva integracin de mercados y Estados que hoy se de- nomina globalizacin. Y es preciso subrayar la expresin a pesar del mis- mo, ya que se trata de una tendencia mucho ms difcil de advertir en un mundo polarizado que dando por sentado una expansin del capitalismo mundial como modelo hegemnico de desarrollo social.La revisin bibliogrfica culmina con un artculo, publicado en 1995: Tec- nificacin y civilizacin.62 El mismo retoma desarrollos anteriores, pero vinculndolos con nuevas observaciones acerca de la tcnica. As, el proce- so de la civilizacin gana un nuevo campo de aplicacin.En sntesis, este trabajo evidencia que el proceso de tecnificacin y el de civilizacin comparten algunas caractersticas, tales como la de ser procesos de largo plazo no planeados ni orientados teleolgicamente, que presentan ocasionales movimientos contrarios pero tambin una direccin discernible en el largo plazo. Igualmente vincula a ambos procesos el constituir un apren- dizaje para la humanidad iniciado en los tempranos das del gnero huma- no y continuado con reveses hasta el presente. Ninguno de los dos tiene un final y slo su direccin es clara, a pesar de que nuestro lenguaje ver- nculo nos impulsa a usar conceptos que dan la ilusin de un estado final en trminos absolutos.63En consecuencia, no existen sociedades ni individuos incivilizados. Sin embargo, hay criterios tangibles para determinar que algunos han llegado a

62 Norbert Elias, Tecnificacin y civilizacin, en Norbert Elias, La civilizacin...,op. cit., vanse pp. 453, 459-460, 494 y 499-500.63 Op. cit., p. 456.

ser, en algunos aspectos, ms civilizados que antes, por ms que concebida como un estado la civilizacin sea slo un ideal. Entendida como proceso, es una realizacin que no termina nunca pero que est en gestacin, ya que se trata de un proceso de seres humanos civilizando a seres humanos.64Dicho proceso se relaciona con el moldeamiento de una autorregulacin que es imperativa para la superviviencia del ser humano en tanto rompe el sometimiento a los ascensos y descensos de los propios impulsos, pasio- nes y emociones que exigen inmediata satisfaccin y generan dolor o sufri- miento cuando quedan insatisfechos. Quien no aprende un patrn de autorregulacin no est en condiciones de postergar la satisfaccin de los impulsos ni de cambiar su direccin, razn por la cual se asemeja a un nio, tan incapaz de regular sus pasiones e impulsos como de vivir permanente- mente en compaa de las dems personas.65Otra tendencia perceptible en la direccin del proceso civilizatorio has- ta el presente, y a la cual contribuy el proceso de tecnificacin, es el incre- mento progresivo de la calidad de vida y las oportunidades de felicidad y placer como consecuencia de los patrones de autorregulacin. Pero no todo es progresivo: as como tiene lugar una aceleracin en el proceso de civili- zacin, tambin se ha disparado una aceleracin en direccin opuesta, un movimiento hacia la descivilizacin,66 lo que hace posible variaciones de grado. Esto es: existen personas y grupos ms y menos civilizados o desci- vilizados, as como contraaceleraciones o aceleramientos hacia la des- civilizacin.67A su vez, la aceleracin de la tecnificacin signific una nueva y masiva aceleracin en la civilizacin que facilita grandes ventajas y placeres provenientes por ejemplo de la posesin y el uso de un vehculo. Sin embargo, esto tambin ha generado desventajas que son aceptadas. En efec- to, el automvil no slo introduce una aceleracin civilizatoria sino tambin una aceleracin descivilizatoria que se manifiesta en las muertes regulares y en las frecuentes lesiones psquicas.68La tecnificacin tuvo, adems, otro efecto, que reviste particular relevan- cia para la cuestin aqu tratada, increment la cadena de interdependencias, y con ella la presin hacia una integracin institucional a gran escala. En

64 Op. cit., p. 473; subrayado en el original.65 Norbert Elias, Tecnificacin y civilizacin, en Norbert Elias, La civilizacin ...,op. cit., pp. 456-457.66 Op. cit., p. 467; subrayado en el original.67 Op. cit., p. 473; subrayado en el original.68 Op. cit., pp. 475-476.

efecto, desarrollos tecnolgicos como el avin y la televisin han contribui- do a que las personas se encontraran en la situacin de tener que prepararse para vivir con otros. As, la tecnificacin ayuda a la gente de todos los colores a comenzar a sacarle provecho al hecho de que tienen que vivir unos con otros aunque sus patrones de autorregulacin sean distintos. Esto, ob- viamente, tambin genera tensiones y conflictos, ya que a ningn grupo le agrada darse cuenta de que ahora es ms dependiente de otras personas que antes. Elias denomina a estas dificultades tensiones de integracin y desin- tegracin, y considera que ellas dominan las figuraciones de los Estados hacia el final del siglo XX .69A su vez, este acercamiento y encuentro de todos los habitantes del pla- neta an no ha desarrollado en la misma medida hbitos humanos que permitan superar las diferencias. Es que todava la expresin gnero huma- no resulta ser una palabra vaca si se la compara con la importancia emocional de la propia tribu, el propio folclor, la propia nacin.70 As, por ejemplo, si bien existe una inequvoca presin a favor de la unidad europea, an el habitus de las personas, los patrones dominanates de autorregulacin, se centran en la identificacin con los Estados soberanos. No obstante, es de resaltar que hoy nos encontramos ante un fenmeno singular: as como posiblemente en los das tempranos de existencia de las especies humanas [...] no haba ms que un puado de seres humanos semejante a nuestro gne- ro, actualmente por vez segunda en la historia de la civilizacin los seres humanos han formado colectivamente una verdadera unidad social, no slo como una bella idea sino como una realidad.71Es que la permanencia en la direccin del proceso humano de civili- zacin se encuentra directamente relacionada con la pacificacin gra- dual interna de los grupos de superviviencia, que paulatinamente se ex- tiende desde las relaciones sociales dentro del grupo (cuando la pacificacin en las relaciones entre diferentes grupos es menor) en direccin a una figu- racin tal que comprende un amplio nmero de unidades relativamente pequeas, pasando por etapas intermedias72 que constituyen la transi- cin de un amplio nmero de grupos reducidos a un pequeo nmero de grupos extensos.Esto no slo se expresa en la totalidad de las instituciones globales como el Banco Mundial o las Naciones Unidas sino tambin en tensiones y

69 Op. cit., p. 496-497.70 Op. cit., p. 499.71 Op. cit., p. 495.72 Op. cit., pp. 547-458.

conflictos surgidos por la integracin.73 De todos ellos, tal vez el ms temi- do es justamente aquel que ya en los aos setenta comenzaba a captar la atencin de Elias: el de la sombra de una guerra nuclear. Elias admite que el hecho de que en la actualidad la gente est expuesta a un gran peligro oscurece el horizonte; pero menciona tambin que, si se considera esta po- sibilidad en trminos de un proceso, no debe inquietar hasta que sea verifi- cada, confirmada o rechazada cuidadosamente, teniendo como referencia una perspectiva de largo plazo.74Finalmente, cabe agregar una consideracin de carcter epistemolgico. Elias seala que el desarrollo tecnolgico no tiene el papel fundador de laprimera causa en este movimiento de integracin, sino que la gnesis de la tcnica debe buscarse en la dinmica intrnseca del mismo gnero huma- no, ya que el esfuerzo ltimo y exitoso para crear medios de transporte ms rpidos, deriva su fuerza de la dinmica intrnseca del gnero humano.75 As, vuelve a remitirse al Proceso de la civilizacin para concluir que no es la tcnica la que hace a la civilizacin sino el hombre el que impulsa a ambas.Esta ltimas consideraciones de las consecuencias y tendencias del pro- ceso de la civilizacin conducen de lleno a los dilemas que presenta hoy la globalizacin de los mercados y la poltica internacional. Uno de los desa- fos actuales de la teora sociolgica contempornea consiste en dar cuenta de esto; y para ello, la obra de Elias resulta de inestimable ayuda.

Recibido: junio de 1998. Revisado: junio de 2000.

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73 Op. cit., pp. 494-495.74 Op. cit., pp. 458-458.75 Op. cit., p. 498.