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Hola, mi nombre es Treti.

Soy la mascota de la biblioteca del Colegio Atalía de Gijón.

Soy un extraterrestre y vengo del espacio exterior.

Llegué a la Tierra en una nave espacial, procedente de Saturno, hace 6 años. Aterricé al lado del cole y esta es mi historia.

Un día de primavera ocurrió algo sorprendente en nuestro cole, apareció Treti. Hace casi seis años, por la mañana muy prontito, llegó en su nave espacial. Era pequeñito, como un niño de tres años, redondo, de color verde, tenía dos brazos, tres piernas naranjas, tres ojos y tres antenas moradas.

Se bajó, entró y vio a Manolo, el director del C.P. Atalía.

Los dos se quedaron muy asombrados y empezaron a hacerse preguntas.

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- ¿Quién eres? – dijo el Director.

- Soy Treti, y ¿tú?

- Yo soy Manolo, el director del colegio. ¿De dónde vienes? – le preguntó.

- De un planeta muy lejano que se llama Saturno, y … ¿dónde estoy ahora, qué es “un colegio”, qué significa “director”? – contestó Treti.

- Estás en la Tierra, otro planeta – dijo Manolo.

Luego, le explicó lo que era un cole, las personas que trabajan en él y lo que hace cada una. El director le hizo otra pregunta:

- ¿Qué haces aquí?

- Pues… no lo sé, mi nave ha aterrizado en este lugar y no tengo ni idea de porqué – contestó Treti.

El “bichito” parecía simpático así que Manolo pensó que podía ayudarle. Le propuso que se quedara con nosotros hasta que averiguara qué había venido a hacer a la Tierra.

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El primer día lo pasó con los niños y niñas de 3 años. Todos le recibieron estupendamente, al principio, un poco asustados pero enseguida le cogieron cariño y le dieron besos y abrazos. Jugaron con él, le enseñaron canciones y poesías, aprendió sus nombres… bueno, que se divirtió un montón.

Bajó con ellos al recreo, después descansó y le invitaron a merendar un bocadillo de chorizo y otros de queso y nocilla. No los había probado nunca pero le gustaron mucho.

Con tantos bocadillos se puso gordo como un globo y fffllloootttaaabbbaaa... Y casi, casi explotó, aunque, al final cayó al suelo y fue a jugar con los niños y niñas a los “Rincones”. Le gustó mucho el rincón de los coches, le parecieron muy “raros”.

También hizo una tarta en el rincón de la cocinita y se asustó un montón en el rincón de los animales. Acabó en el rincón de pintura dibujando una nave espacial como la suya.

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Al día siguiente estuvo en las clases de cuatro años. Otra vez ocurrió lo mismo. Todos fueron muy cariñosos, jugaron, cantaron, aprendieron…

Cuando llegó la hora de irse a casa, una niña le preguntó:

- ¿Qué vas a hacer ahora?

- Pues, lo mismo que ayer – contestó Treti.

- Y ¿qué hiciste?

Entonces, Treti les contó sus aventuras nocturnas. Había estado recorriendo todo el colegio y lo que más le gustó fue un sssiiitttiiiooo lllllleeennnooo dddeee llliiibbbrrrooosss. Algunos, tenían muchos dibujos e imágenes de colores. Otros, estaban llenos de letras que no entendía porque no sabía leer.

Estuvo, casi toda la noche, entretenido en aquel lugar. Luego, se fue a dormir a su nave espacial.

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Al día siguiente, a las 9 de la mañana, volvió al colegio. Vio muchos niños y niñas colocados en fila para entrar a sus clases. Treti subió con una fila de 5 años y les acompañó al aula. Los niños le hicieron algunas preguntas:

- ¿Por qué tienes 3 ojos?

- Para verlo todo mejor.

- ¿Por qué tienes 3 antenas?

- Para oírlo todo mejor.

- ¿Por qué tienes 3 pies?

- Para sujetarme mejor y no caerme. Si me caigo ruedo como una pelota.

Y de allí se marchó para seguir su recorrido.

A la hora del recreo, bajó al patio. Allí jugó al fútbol con los otros niños y niñas. Sin querer, le dieron un balonazo que lo lanzó a su nave espacial. Al entrar con tanta potencia, pulsó un botón y la nave salió disparada hacia atrás, año tras año, tras año, tras año...

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... ¡¡Hasta llegar a la

¡Qué susto cuando vio que había dinosaurios!

Se asustó tanto que un niño de la prehistoria le dijo:

- Ven con nosotros a nuestra cueva.

- Yo voy pero, no sé comer como vosotros. Jugaré ¿de acuerdo? – contestó Treti.

En el grupo hicieron fuego y Treti se asustó. En el futuro el fuego se hace con máquinas. Un niño dijo:

- ¡Mañana vamos a cazar!

- ¡Correré peligro! – respondió Treti.

Pero fue muy divertido. Treti rodaba y rodaba para despistar al dinosaurio y la cacería fue un éxito.

Todos hicieron una fiesta, invitaron a otros clanes, se pintaron la cara, marcaron sus huellas en las paredes. Treti les dijo que podían hacer collares con las conchas y los sábados, un mercado para cambiar huesos, conchas y carne. Y así hicieron los mercadillos con los clanes. Treti se hizo jefe de un clan y les enseñó a construir casas. Juntos hicieron un pueblo, preparaban meriendas y lo pasaban muy bien. Hasta consiguieron hacer fuegos artificiales.

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Treti decidió volver a su nave y cuando avanzó al futuro llegó a

AAAmmmééérrriiicccaaa cccooonnn lllooosss iiinnndddiiiooosss SSSiiiooouuuxxx...

- ¡Auh, auh, auh! Jau –gritaban.

Cuando los escuchó se asustó y se desmayó. Poco tiempo después se despertó, se presentó y se fue con los

indios para conocer cómo vivían y lo que hacían.

Tenían una forma rara de hablar y pasaron la tarde cazando. Sólo le faltaban las plumas y las flechas. Fue peligroso pero muy divertido. Era como estar dentro de una película de Indios y Vaqueros.

Al llegar la noche hicieron una fiesta y bailaron junto al fuego.

Se fueron a dormir a las tiendas y…

- ¡Ah, ah, ah! – dijo Treti - ¡Hay un lobo durmiendo en mi tienda!

Y continuó gritando:

- ¡Dios mío, si estoy soñando! ¡Es el jefe indio roncando!

Y se volvió a dormir.

Se despertó asustado y se fue a su nave. Volvió a tocar un botón y regresó al colegio Atalía.

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De pronto se acordó que le había gustado mucho la biblioteca del colegio y decidió volver allí. Pero no la encontró.

En su lugar estaba...

Aquí los niños cantaban y tocaban el piano y parecían contentos por lo que se quedó un ratito cantando con ellos.

Pero después, quiso seguir buscando el lugar donde había tantos libros y que tanto le había gustado.

Andando y andando lo encontró y se cayó de culo cuando vio todas sus fotos por allí. Se quedó maravillado, el sitio le pareció precioso y pensó

que la biblioteca ahora era mucho mejor. El cambio había resultado ser un éxito. Cogió uno de aquellos libros y empezó a mirarlos y como tenía una inteligencia superior, él solo aprendió a leer.

Leyendo, leyendo, se quedó dormido.

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De repente, lo despertó una música muy marchosa y se puso a bailar. Vio que los niños bajaban la escalera y los siguió, de esta forma llegó al comedor.

Los niños, al verlo allí, le abrazaron y le invitaron a comer. Ese día había un estupendo menú: de primero, macarrones, luego pescado y, por último, fruta.

La comida le encantó.

Le preguntaron qué comía él en su planeta y les contestó que una especie de gusanitos que salían de los anillos. Les dijo que tenía un paquetito en su nave y que quería compartirlo con ellos. Así que, todos acompañaron a Treti hasta su nave espacial. Les gustó mucho ese alimento y cuando iban a tirar el papel del paquete de gusanitos a la papelera, un niño, sin querer, tocó un botón y la nave se puso en funcionamiento rumbo a ….

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...al menos eso era lo que aparecía en el monitor de la nave espacial. Ni Treti, ni ninguno de los niños y niñas sabían dónde quedaba Hawai. Menos mal que desde el ordenador central encontraron el archipiélago en un instante. ¡Qué lejos de Gijón!

Menuda aventura les esperaba.

El viaje fue largo pero todos disfrutaron mucho viendo el planeta Tierra desde tan alto.

Cuando llegaron a la isla de mayor tamaño la nave se movió extrañamente. Parece que iban a aterrizar allí. Así que Treti tomó los mandos sonriente y aterrizó cerca de un volcán. Los peques que le acompañaban estaban superemocionados, un viaje en nave espacial y ahora en Hawai. Una niña recordó que cuando surfeaba en la playa de San Lorenzo su profe le hablaba siempre de las olas de Waimea. Todos pensaron que era una buena idea ir a conocer la playa.

Pasaron unos momentos fenomenales en la playa, conocieron surferos de todo el mundo, practicaron inglés para comunicarse con ellos, bailaron en una fiesta y ¡probaron el zumo de coco!

Treti conoció a una surfera muy simpática que le estaba enseñando a mantenerse en la tabla.

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Un día, vieron en Internet una alarma para las islas. ¡PARECE QUE SE ANUNCIABA UNA FUERTE ERUPCIÓN DE UN VOLCÁN!. Si no se daban prisa no podrían salir de la isla, su nave estaba aparcada al lado del volcán.

Gracias a la ayuda de sus amigos y a la furgoneta de colores de un surfero consiguieron llegar a la nave a tiempo. Despegaron antes de que la lava alcanzase su nave. ¡Uf!, ¡Qué alivio!

Treti se dio cuenta que con el calor de la erupción los mandos se habían vuelto un poco locos y que

posiblemente no podrían volver de nuevo a Gijón.

Ese era su nuevo destino. ¿Aterrizarían en el BigBen? A Treti no le importaba, no podía dejar de pensar en su surfera favorita…

Finalmente, Treti no aterriza en Inglaterra. Continúa su viaje hasta y consigue aterrizar en pero casi se estrella con la Torre Eiffel. Después del sorprendente aterrizaje, baja de la nave con los niños y las niñas del C.P. Atalía.

Caminando por las calles parisinas, se asombra al ver el Arco de Triunfo. Pasa por el Parque de los Inválidos y una estatua le llama poderosamente la atención, es...

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Después de admirar las diversas vistas que ofrece la ciudad, encuentra una biblioteca secreta. Después de un rato, logra entrar y se topa con una puerta misteriosa que consigue abrir con una de sus antenas.

La puerta lo conduce a Disneyland París. Asoma su cabeza y cae un una atracción, al lado de una chica.

Sorprendentemente, es de su mismo

planeta y se llama Treta.

Treta tiene dos antenas y dos ojos hermosos. Es muy guapa, inteligente, simpática, graciosa, divertida, amable y romántica. Todo ello hace que Treti se enamore al instante.

- ¿Quieres ser mi novia? – le pregunta Treti

Ella lo acepta con un beso.

Se cogen de la mano y ponen rumbo a Montmartre, el Barrio de los Pintores, donde Treti pinta un cuadro de Treta posando en la plaza.

Deciden ir a la nave para volar sobre París, la ciudad de las luces. De pronto, Treti se da cuenta que ha perdido a los niños y niñas del

C.P. Atalía. ¡Vaya disgusto!

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- ¿Qué podemos hacer ahora? – se preguntan. - ¡Oh, no! ¡Los niños! ¡Vaya despiste! – exclama Treta. - ¡Dios mío! ¿Qué va a pensar Manolo de mí? – suspira Treti – Ahora que

me acuerdo ¡Los walki-talkis!, usaremos los que habíamos comprado en Disneyland.

Treti cogió el walki-talki y los llamó preocupado… pero ellos no respondieron.

- No te preocupes – comenta Treta – Yo tengo otra nave. Si tú coges la tuya, entre los dos los encontraremos.

- ¡Esa es una buena idea! – dijo Treti.

- Llevaré el detector de caras. ¡Dame la foto que hiciste en el colegio! – propuso Treta.

Treti consultó en su Archivatrón galáctico y le descargó la foto a su nave directamente, en menos de un segundo. Inmediatamente se fueron, cada uno en su nave, en busca de los niños. No sabían por dónde comenzar… Acordaron no decirle nada a Manolo para no preocuparle, pero si las cosas no salían bien, no tendrían más remedio que decir la verdad.

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Pasaron horas y horas, cada uno en su nave, sobrevolando todo el planeta, recorriendo los 5 continentes, pero no lograron dar con ellos. Estaban desesperados y extenuados de tanto buscar, así que decidieron pararse a descansar. De repente, oyeron una noticia en su radio megagaláctica.

- “Un grupo de escolares ha sido visto en las playas de Hawái. Parece que ningún adulto les acompañaba. La Policía solicita urgente-mente la ayuda ciudadana por si alguien pudiera identificarlos. Fueron vistos por última vez cerca de …”

Treti escuchó con atención y … enseguida reconoció a los niños. - Treta, Treta … ven corriendo. Los niños del colegio Atalía están en

Hawái … debemos partir inmediatamente. Llamaré a Manolo y le diré que nos ponemos en camino.

Cuando llegaron, los encontraron en Bahía de Kapalua, Maui, playa de arenas doradas, palmeras al viento, un verdadero paraíso rodeado de una arboleda de cocoteros y ubicada entre dos puntos de lava. Se la conoce por su oleaje tranquilo y como sitio especial para que los niños disfruten del sol y del agua sin ningún peligro. Estaban en una charca viendo peces de colores y arrecifes de coral. Un señor muy anciano que

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estaban vendiendo bebidas frescas en la playa les explicaba muchas cosas. Sus ojos estaban como platos. Todos tenían la mano levantada y respetaban muy bien su turno para hacer preguntas.

Al verles, sanos y salvos, Treti y Treta se quedaron tranquilos y se unieron al grupo. Ayudaban a responder las curiosidades de los niños cada vez más interesados en lo que acababan de descubrir.

De repente uno de los niños dijo

- “Hoy es el de Pelayo de 4º A, recordad que le prometimos ir a su fiesta”.

Rápidamente Treti y Treta embarcaron a todos en sus naves espaciales y pusieron rumbo a Indiana Bill en Gijón donde habían quedado en reunirse. ¡Qué alegría volver a casa! Todo les resultaba muy familiar. Su aventura mereció la pena ya que habían aprendido muchas cosas interesantes que nunca habían visto en los libros del cole.

Ahora tocaba el cumple de Pelayo. Todo estaba dispuesto: los regalos, la comida y un campeonato de fútbol. Los niños invitaron a sus amigos Treti y Treta . Treti estaba encantado. Le gustaba mucho el fútbol . En su país era uno de los mejores y no lo dudó ni un segundo. Entre todos decidieron que él sería el portero.

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Treta decidió unirse al equipo de animadores y el partido comenzó. Los niños estaban muy emocionados, el público también y los papás estaban sorprendidos por los nuevos amigos.

El equipo contrario estaba desmoralizado, no eran capaces de meter un solo gol, era imposible. El cuerpo de Treti ocupaba toda la portería y no quedaba ni un pequeño resquicio por donde pudieran golear. La afición del Atalía estaba que se salía, todos alababan la labor de Treti.

- “TRETI,,,,, TRETI” - gritaban acalorados.

Treta y el grupo de animadores cantaban y animaban al público. El griterío era tremendo y el ambiente fabuloso. Desde lejos se oía:

- ¡¡ Dame una dame una dame una dame una dame una

- ¡¡TRETI, TRETI mola mogollón porque para el balón!!

A las 9 se acabó la fiesta.

El cumple de Pelayo había sido el más especial de todos los que habían celebrado. No lo olvidarían jamás.

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Tocaban las despedidas. Treti y Treta se quedaron muy tristes. ¿Y ahora qué?. Pelayo, acompañado de su mamá se acercó a ellos y les dijo:

- “Pronto nos darán las vacaciones de Semana Santa, pero el día 8 de Abril todos regresaremos al cole. Vamos a celebrar EL DÍA DEL LIBRO y como sabemos que tu lugar preferido es la biblio del cole, ¿por qué no nos acompañáis? “

Las caras de Treti y Treta cambiaron completamente. Seguirían compartiendo momentos divertidos con los niños y les ayudarían a aprender cosas sorprendentes. Sin dudarlo ni un segundo contestaron.

- Encantados. El 8 de Abril nos vemos en el cole. Felices vacaciones.

Cuando llegaron al cole, Manolo, el director, recibió a Treti con todos los honores como mascota oficial de la biblioteca. Treti agradeció su amabilidad.

Mientras tanto, Treta tiene que volver a Saturno. Allí la necesitan ya que su padre, el rey, ha muerto y ella tiene que sucederle por ser la princesa heredera del planeta.

Treta le escribe todos los días cartas a Treti y así continúan su romance pero un día le cuenta que ella se tiene que casar con el príncipe del planeta vecino.

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Entonces Treti se puso triste y sus amigos del cole Atalía le intentaron consolar pero no lo consiguieron.

El novio de Treta es muy malvado y Treti va a intentar salvarla. Planea regresar a Saturno para impedir la boda. Modifica la nave, se hace un traje especial y va en busca de Treta.

El día 8, cuando regresan los niños de las vacaciones de Semana Santa, se encontraron una nota de Treti encima de la mesa de la encargada de la biblioteca. En la nota les explicaba que pensaba volver a su planeta para salvar a Treta de la boda con el malvado Moriarty (El prometido de Treta.)

Los niños se pusieron muy nerviosos y comenzaron a buscarlo por todas las clases, finalmente salieron al patio del colegio y allí observaron como la nave comenzaba a despegar. Corrieron hacia ella y, por suerte, encontraron una cuerda que colgaba de la rampa de despegue. Los niños se cogieron a ella y quedaron suspendidos en el aire gritando:

-¡Treti, ayúdanos que nos matamos! ¡Queremos acompañarte!-

-Treti vio en el monitor a los niños colgados de la cuerda y enseguida les ayudó a subir a la nave.

-¿Qué hacéis aquí?

-Vamos contigo, somos tus amigos y queremos ayudarte a salvar a Treta.

Treti se emocionó, les abrazó y una lágrima de color azul corrió por su mejilla.

-Gracias chicos, tenemos poco tiempo, dentro de dos días se casa Treta con Moriarty.

Les entregó unos trajes espaciales muy chulos para resistir la gravedad y los gases de su planeta.

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Durante el viaje Treti y los niños prepararon la estrategia del rescate.

El sábado llegaron a Saturno preocupados pensando si llegarían a tiempo para impedir la boda, pero tuvieron suerte. Cuando entraron en el palacio estaban en el

momento de la ceremonia. Cuando estaban a punto de decirse “sí quiero” Treti entró en la sala acompañado de los niños de Atalía para detener la boda.

-¡Alto! Esta boda no puede continuar. Treta solo se casará conmigo.

-¡Jamás! -dijo Moriarty, cogiendo fuertemente a Treta.

-¡Te reto! ¡Cobarde!, si ganas te casarás con ella, si pierdes me la llevaré a un lugar seguro.

Moriarty se creía superior y le propuso que eligiera él la prueba, estaba convencido de que iba a ganar.

-La prueba será leer un libro terrícola.

(Aparte, los niños le recomiendan que lea el

cuento de Caperucita Roja). Cuando comenzó a leer toda la sala enmudeció, la historia les pareció emocionante. Al final aplaudieron a rabiar encantados con la historia, pero

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los niños de Atalía aplaudían más que nadie, estaban convencidos de que nadie podría hacerlo mejor.

Moriarty muy orgulloso lo intentó, pero no sabía leer en el lenguaje terrícola. Todos le abuchearon y él se puso rojo de ira.

De repente se produjo un apagón, la sala quedó a oscuras y todo el

mundo comenzó a gritar. Cuando volvió la luz… ¡Treta y Moriarty habían desaparecido!

Treti no sabía qué hacer pero se acordó de que le había regalado un colgante a Treta que funcionaba como un GPS. Treti poseía la otra parte del GPS o colgante y lo activó para poder encontrar a su enamorada. Descubrió que Moriarty la había secuestrado y llevado a su castillo secreto en Júpiter, donde él pensaba casarse con ella.

Treti solicita ayuda a los habitantes de los otros planetas para que le ayuden a salvar a Treta. En respuesta llegan soldados de Urano, de Saturno, de Marte y, por supuesto, de la Tierra, comandados por los alumnos del Atalía.

Derriban la puerta del castillo y mientras los soldados luchan, Treti y Moriarty pelean golpeando sus antenas. Treti vence en la lucha y va corriendo a rescatar a Treta.

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Al final Treti se lleva a su novia y a sus amigos humanos a un lugar seguro: la biblioteca del colegio Atalía, donde se podrían casar tranquilamente.

Para animar la boda los niños realizaron dibujos de vivos colores en los que se retratan a Treti y a Treta.

Después de la boda se fueron felices a leerles un libro a los niños.

A continuación Treti se dirigió al despacho de Manolo para presentarle a Treta. En el despacho se encontraba también Gema, la bibliotecaria, que recibió con mucha alegría a los novios y les invitó a vivir en la biblioteca.

La pareja aceptó la invitación y propuso hacer actividades para animar a los niños a leer más porque la imaginación es muy poderosa y todos la necesitamos. Una de ellas es que una vez relatada toda la aventura vivida los alumnos realizaran un libro y lo ilustraran.

Pidieron a Brendan, uno de los profes del colegio, que les hiciera un retrato para decorar la biblioteca.

Treti y Treta solicitan a los profes acompañarles en las clases para ayudar a los alumnos a mejorar su nivel. Desde ese momento Treti y su amada se convierten en ayudantes de los profes. Y pusieron su nave a

disposición de los alumnos para las salidas escolares. Todos estaban muy emocionados.

- Queremos subir a ella– gritaban algunos alumnos del colegio.

- ¡Mola muuuucho!- añadían otros

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A Treti y a su compañera les pareció halagador que a los niños les resultase interesante montarse en su nave.

Como todos los niños/ as querían subirse y dar una vuelta, el director propone hacer turnos para que todos tengan la oportunidad de hacer un tour hasta la playa.

El primer grupo de estudiantes que monta, se muestra súper emocionado. ¡La nave es una pasada!

Por fuera aparenta ser muy pequeña pero el interior parece que no tiene fin. Las paredes son de ttteeerrrccciiiooopppeeelllooo vvveeerrrdddeee como las praderas de Asturias, sólo faltan las vacas pastando para sentirte como en cualquier paraje de nuestra región. El techo está decorado con una gran cristalera a través de la cual puedes admirar el infinito universo.

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Al entrar un dulce y afrutado olor a te invade. Los niños y niñas se emocionan al ver en una esquina, una gran fuente que mana

Al fondo se ve una puerta pequeña que te conduce a la sala de control de la nave. Los asientos de los pilotos son suaves y blancos como las nubes. Los mandos para dirigir el aparato son de cccooolllooorrreeesss bbbrrriiillllllaaannnttteeesss que te deslumbran, pero pronto uno se acostumbra. En el panel principal hay un botón rojo que cuando lo pulsas, del suelo aparecen pequeños asientos con cinturones para los tripulantes.

¡Es la hora de despegar! Con gran habilidad Treti agarra el timón de la nave, mientras Treta comprueba que todos los niños y niñas llevan el cinturón puesto. Los estudiantes muy nerviosos se ponen a gritar entusiasmados. Los pilotos activan la “gravedad cero” y los asientos de los niños comienzan a flotar.

-¡¡¡¡¡ Guauuuuu!!!! Ahora entendemos por qué los asientos se parecen tanto a una nube…… ¡Es genial!- exclamaron los niños.

Camino a la playa los niños van observando Gijón desde las alturas, antes de aterrizar recorren la ciudad sacando hermosas fotos de las vistas, sobrevuelan el Elogio del Horizonte, la escultura de la Madre del Emigrante más conocida como “La Lloca”, se acercan al estadio del Molinón para ver a los jugadores del Sporting, deciden pasarse también por el teatro Jovellanos. En ese momento, estaba a punto de comenzar el musical “El alma de la melodía” y como a Treti le encanta la música deciden entrar al teatro a verlo, pero no tienen donde dejar la nave aparcada, entonces Treti recuerda que su avanzado sistema permite reducir la nave a tamaño de bolsillo, así que la guardan y entran al Jovellanos, todo el mundo conocía a Treti y estaban encantados con él.

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Después de esta visita se fueron al parque Isabel la Católica para dar de comer a los patos pero se sorprendieron mucho porque el parque estaba lleno de basura, y Treti se asustó muchísimo porque un pavo real le persigue corriendo por el parque como un loco, entonces todos suben de nuevo a la nave a su última visita del día, la playa.

Pero aunque no os lo creáis ¡la playa está también llenita de basura! Y la gente comienza a abuchear a Treti y a pedirle que se vaya que es malo, que está ensuciando la ciudad, ¡Que disgusto para Treti! No se lo podía creer… Decide volver con los niños al colegio porque ya era la hora de irse a casa a comer.

Treti se encuentra abatido y decide caminar solo por el barrio para olvidar el suceso de la playa cuando de repente… ¡¡¡ ALGUIEN METE A TRETI EN UN SACO Y SE LO LLEVA SECUESTRADO !!!.

- ¡Oh no!, ¿qué puedo hacer?- pensó Treti muy asustado.

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Entonces el secuestrador que le llevaba metido en el saco se detuvo y dejo salir a Treta. Estaban en una nave espacial pero… ¡no era la nave de Treti, era la de… ¡¡SU HERMANO GEMELO EL MALVADO TRITEN!!

Él era su secuestrador. Él era quien había llenado Gijón de basura, la gente le había visto y creyó que Treti era el culpable. Entonces Treti asombrado preguntó

-¿Qué haces aquí?, ¿cómo has conseguido escaparte?

A Triten se le escapó una risa maléfica; había conseguido huir de la mazmorra en la que había estado tanto tiempo castigado por su Rey, el fallecido padre de Treta, aprovechando que la nueva Reina estaba fuera del planeta y la guardia real se despistó. Consiguió escabullirse y decidió hacerse pasar por Treti, así que debía hacerle desaparecer; le ató de pies y manos en la nave para que no pudiera escaparse y salió rumbo al colegio. Creyó que todo sería muy fácil pero… A Triten no le gustaba leer, ni los niños ni la gente mayor ni nada de nada, siempre estaba enfadado. Y cuando llega al Atalía los niños van corriendo para ver cómo se encuentra pero les pide que le dejen y que se vayan. Los niños extrañados se preguntan qué pasa con Treti, está muy raro…