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XXVII Congreso Nacional y I Internacional de Lingüística,Literatura y Semiótica
Homenaje aCarlos Patiño Roselli, Rafael Humberto Moreno Durán
y Jairo Aníbal Niño
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La Imaginada, película
Imaginario, Imagen e Imaginante
Leydy Carolina Muñoz Suancha Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia
Introducción
La imaginada, producto de la investigación Barbosa Imaginada es un documental - ficcionado
que tiene una duración de 20 minutos, a través del cual se da razón de los imaginarios sociales en
Barbosa Santander. Estos imaginarios están relacionados con los discursos de las tres
generaciones que componen la muestra de análisis de la investigación: La tercera generación
habla del recuerdo agónico de la llegada del tren; la segunda, la expresión festiva y comercial del
municipio; y la primera, la concepción de Barbosa como una gran vitrina.
Este material audiovisual aporta elementos para determinar la imagen como ese espacio de
reflexión del sujeto y lo intersubjetivo, porque para “vivir directamente las imágenes, todavía es
preciso que la imaginación sea suficientemente humilde”. La imaginación es vista como esa
estancia de ensoñación del individuo o el colectivo social y su proceso de creación a través de la
fuerza instituyente de los imaginarios.
Cuerpo textual de los imaginarios sociales
…tres generaciones han transcurrido y no ceso de leerte…
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Los imaginarios sociales constituyen la trama invisible, lo paradigmático, el mundo del sentido
en la construcción de la realidad social. Los imaginarios dan razón de lo social como despliegue
en el tiempo, es decir lo histórico; de lo instituido es decir las instituciones sociales que
conforman la sociedad; y de lo que permite identificar y diferenciar las comunidades entre sí, en
otras palabras lo cultural. En la comunidad de habla de Barbosa lo social como historia, como
sociedad y como ente cultural, se encontraba sumergido en la memoria colectiva de los
barboseños y a través de los relatos se llegó a la inferencia de los imaginarios sociales.
Los imaginarios sociales se pueden clasificar grosso modo de la siguiente manera: la tercera
generación habla del recuerdo agónico de la llegada del tren a Barbosa y el comienzo de esa
Barbosa comercial, ellos expresan nostalgia y alegría cuando recuerdan el fenómeno comercial
de la llegada del tren al municipio. La segunda generación, determina que el municipio se funda
con el auge comercial heredado por la llegada del tren y se transforma a través de la experiencia
festiva. Se genera la transformación de rutinas y tradiciones como el lavado de ropas en el río lo
que posteriormente se constituirá como en el Festival del Río. La primera generación habla de
Barbosa como una urbe comercial, festiva y que se moderniza, simbólicamente se puede hablar
de una gran vitrina en la que el ser se encuentra ausente, porque lo que se privilegia es la puesta
en escena y no la capacidad creadora que construye realidad social.
De las imágenes
… asir la realidad entre los dedos, como el agua de este río…
Cuando se habla de la imagen y se hace uso de ella, generalmente ésta es concebida como
complemento del sentido como recurso de explicación o simplemente como ilustración. Esta
disminución del carácter y funcionalidad de la imagen, se debe al papel que ha cumplido el
pensamiento racionalista cartesiano que ha constituido lo percibido por los sentidos, es decir, lo
mensurable, verificable empíricamente; como única forma de conocimiento. Para esta reflexión
inicial sobre la imagen se toma como punto de partida la crítica que Gilberd Durand (2006),
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plantea sobre la función de la imagen en la sociedad moderna, imagen que según el autor se
encuentra “a mitad de camino entre la solidez de la sensación y la pureza de la idea” (2006: 26),
es decir, ubicada en un término medio donde es poco significativa. El desprestigio de la imagen
llega incluso a desposeerla de su carácter lumínico, ilustrativo.
Por ello el pensamiento positivo afirma que “la imagen es una sombra del objeto” o incluso “ni
siquiera es un modelo de lo real”, la imagen no es más que un “objeto fantasma” sin
“consecuencia”, de todas las cualidades de la imaginación no son más que “nada”; los objetos
imaginarios son “equívocos”; vida ficticia, congelada, disminuida, escolástica que, para la
mayoría de la gente, no es más que un mal menor precisamente lo que un esquizofrénico desea”
(2006: 27). El extremo de esta postura se expresa en que las imágenes nada agregan al sentido
de las nociones abstractas, es decir como un sentido sucio. Esto significa que para este
generalizado grupo de pensadores lógicos positivistas, sólo se es posible acceder al conocimiento
abstracto mediante el uso del concepto expresado en sistemas lingüísticos de notación, donde los
procesos mentales se traducen en encadenamientos formales expresados en lenguas naturales o
artificiales. Así, la imagen, la imaginación y el imaginario, que constituyen arquetipos son un
residuo indeseado, asunto de poetas y de soñadores que no impactan ni construyen ciencia ni
sociedad.
Durand, recordando a Bachelard, en su Poética del espacio nos afirma que “Para poder “vivir
directamente las imágenes”, todavía es preciso que la imaginación sea suficientemente humilde
para dignarse a llenarse por completo de imágenes. Porque si uno se niega de esa humildad
primordial, a ese abandono originario al fenómeno de las imágenes, jamás –por falta de elemento
inductor- podría hacerse esa “repercusión” que es el inicio mismo de la progresión
fenomenológica”. Lo anterior significa un cambio de perspectiva en tres dimensiones: a) regresar
al sujeto y lo subjetivo como actor y materia del conocimiento, b) destronar al sujeto de su
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obsesión de hacer, saber y tener, y, c) comprender la imagen desde su mismo universo
imaginario.
Continuando con su maestro, Durand valida la tesis de Bachelard: “la imaginación es un
dinamismo organizador, y este, un factor de homogeneidad en la representación… La
imaginación es potencia dinámica que “deforma” las copias pragmáticas suministradas por la
percepción, y ese dinamismo reformado de las sensaciones se convierte en el fundamento de toda
la vida psíquica porque “las leyes de la representación son homogéneas”; ya que la
representación es metafórica en todos sus niveles, y puesto que todo es metafórico y “en el
nivel de la representación todas las metáforas se igualan” (2006: 34). Esta tesis es fundamental
en esta reflexión ya que plantea la posibilidad de relacionar de manera intersubjetiva las
representaciones, que aunque provengan de diferentes actores sociales, a través de la
representación metafórica, donde los universos, aparentemente disímiles, se conjugan e
intersectan en el imaginario.
En síntesis, la imaginación “la mayor parte de las veces aparece en su propio impulso como
resultante de un acuerdo entre los deseos y los objetos del ambiente social y natural” (2006: 42).
La imaginación, por lo tanto, no es ajena al ambiente social ni al universo de los objetos, surge
de una relación entrópica, paradigmática, semántica, metafórica en la que los deseos del sujeto,
sus intereses motivacionales, el entorno social que habita y los artefactos culturales que produce,
se relacionan para soportar una manera especial de ser en el mundo y transformarlo.
Transformación que libera al sujeto, lo delinea como actor social, quien a la vez es agente
emancipador. Así, “La imaginación… es origen de una liberación. Las imágenes no valen por las
raíces libidinosas que ocultan, sino por las flores poéticas y míticas que revelan” (2006: 42),
demostrando el carácter totalizante de las imágenes constituidas no sólo por la dominante erótica,
sino también por la postural y digestiva, expresadas en regímenes diurnos y nocturnos.
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De los imaginantes
... lugar de paso y reencuentro con la evocación del ser…
Luego de hacer una reivindicación de la importancia de la imagen para la construcción de
sentido, se abordará la producción de imaginantes, puesto que si la imagen no produce el
imaginante no es imagen y por lo tanto no representa nada. Desde Pierce el signo es lo que es,
porque produce un interpretante y es por esto que se puede asegurar que habitamos en mundos
interpretativos.
En este ejercicio de análisis semiótico, el imaginante sacrifica la imagen frente al imaginario, de
tal modo que si las imágenes no alcanzan a expresar la totalidad del imaginario social, el
imaginante como un hecho sígnico abordaría la totalidad de significaciones. La expresión
imaginante surge del concepto de interpretante de Pierce y no se puede confundir con el
intérprete, es decir con el sujeto que realiza la interpretación. Sin embargo, para Pierce está claro
que independientemente del sujeto se dan los procesos de significación, puesto que el
interpretante vendría siendo más bien la misma significación y para que algo tenga significación
no se necesita de un hombre que lo signifique. En otras palabras los intérpretes no crean
interpretantes porque pueden existir estos en ausencia de un intérprete, en la medida que el signo
pueda producir un determinado tipo de interpretante cuando haya un intérprete.
En esta reflexión semiótica se podrá apreciar cómo los imaginarios sociales se sirven de
imágenes para producir imaginantes y esa es su razón de ser como signo. Algo es un signo en la
medida que puede producir una interpretación y porque representa al objeto en uno de sus
aspectos, no en todos. Lo anterior hace referencia a la capacidad de la imagen para reflejar la
realidad de manera opaca. En esta reflexión la realidad se hace texto para ir hacia el recuerdo,
pero que al igual que un tejido o una red, tiene principio y fin.
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Análisis
Se presenta el análisis semiótico de La Imaginada a partir de fotogramas de la misma película.
La fotografía… memoria vigente del pasado.
… la fotografía fuma un recuerdo
como el humo se evapora en un tiempo
que sólo veo cuando me visto de juventud.
En la imaginada el investigador, quien se llama Federico, manipula fotografías de la época del
tren y los comienzos fundacionales de Barbosa. El intérprete siente cierta confianza con el
protagonista puesto que él se halla solo y este acto se torna íntimo. A través de las fotografías
como una evidencia de la realidad pasada, el imaginante se levanta sobre el hecho de que lo que
Federico contempla y recuerda fue cierto porque hay unas evidencias. Federico recorre la ciudad
y siempre está recordando el pasado, mira las fotografías y se traspone en el tiempo.
1. Perspectiva
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Plano general.
La toma se realiza desde un lugar alto llamado Mirador de la loma. Este tipo de plano es
descriptivo, puesto que permite determinar el lugar dónde se van a producir las acciones y dónde
se van a mover los personajes. En La Imaginada, se presenta un plano general al comienzo de la
película para ubicar al intérprete en el contexto geográfico barboseño. El imaginante construido
aquí es Barbosa, es el lugar (espacio geográfico) donde van a ocurrir los acontecimientos
narrados en la película.
Plano medio.
Este tipo de plano determina las acciones y permite evidenciar lo que hacen los personajes, su
temperamento y maneras de ser. Los planos medios en la imaginada permiten identificar a los
personajes como la representación de las acciones de los actores sociales barboseños. El
imaginante que se construye es, las acciones de los actores sociales barboseños están
representadas por estos personajes.
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Primer plano.
Con este plano se muestran las emociones, el estado sicológico y de ánimo de los personajes. En
La Imaginada a través de los primeros planos se puede percibir la mirada de nostalgia de
Federico ante el recuerdo de su amada Ana María. El imaginante en este caso es el recuerdo
agónico que se representa en la ausencia del sujeto amoroso, el tren, la pérdida de las tradiciones,
etc. Mientras Federico recuerda a Ana María, los actores sociales barboseños madrugan al
encuentro con un pasado que fue mejor…
Se usan los primeros planos para destacar algunos elementos que se serán analizados
posteriormente, tales como: los labios, el humo, la máquina, el espejo, el diario, entre otros.
2. Ángulo de la cámara.
Picado.
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Cuando el lente de la cámara se ubica por encima del objeto, se trasmite poder soberanía,
supremacía y el intérprete se ubica en una posición de ventaja respecto el objeto observado. La
imagen de la maleta rosada en picado, evidencia el proceso de invisibilización que se le dio a
esta leyenda urbana surgida en la época del ferrocarril y que ha inspirado a poetas, escritores y
artistas. Pocos actores sociales del municipio conocen el discurso que rodea esta leyenda
barboseña. En su sutil paso de generación en generación ha sufrido algunas transformaciones,
característica propia de la tradición oral. El imaginante de esta imagen es la visibilización de la
historia de la maleta rosada que no fue maleta y tampoco rosada.
Contrapicado.
Cuando el lente de la cámara se ubica en la parte inferior del objeto se trasfiere una mirada
contemplativa. En La Imaginada se destaca el papel de los personajes quienes representan a los
actores sociales barboseños. En contrapicado se evidencian las acciones de los protagonistas
para crear el imaginante de relevancia de los actores sociales, sobre la mirada contemplativa del
intérprete. Sin embargo se debe aclarar que aunque los personajes son el discurso relevante sólo
hay una toma subjetiva porque no es relevante el discurso particular o individual sino el
colectivo, o simplemente el interés recae sobre la mirada del investigador quien representa la
voz de los imaginarios sociales, ya que es él quien se mueve a través de las tres generaciones.
MOVIMIENTOS.
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En la transición de la segunda a la primera generación, Federico aparece frente a la cámara y su
mirada se dirige hacia la izquierda, denotando de este modo una regresión en el tiempo, va hacia
el pasado. Se contempla al personaje años atrás paseando con Ana María y se dirigen hacia la
iglesia, hay un momento de congelación de la escena y se ve pasar de lado a lado a los
barboseños como actores sociales y testigos de ese recuerdo agónico. El imaginante de esta toma
es determinar un salto en el tiempo e ir hacia el pasado a través de la relación entre el espacio y
el tiempo, en el que los barboseños como miembros del colectivo social se hacen partícipes.
Camino, caminamos y te camino
todo me vuelve a ti.
El recuerdo de cuando estas calles no tenían nombre
como el tiempo sólo tiene espacio,
este en el que no estás.
Elementos
EL TREN.
Al comienzo de la película aparece Federico fumando el recuerdo mientras contempla el
amanecer en el municipio de Barbosa. El humo de su tabaco se asocia con el humo del recuerdo
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agónico del tren. Este mismo humo permite crear la atmósfera fantasmagórica que recrea el
imaginario de la tercera generación… tanto el humo como el tren son elementos masculinos que
corresponden al régimen diurno. El tabaco y el diario son dos elementos que le permiten al
intérprete establecer la relación entre los dos personajes que interpretan a Federico en dos edades
diferentes. Además de Ana María, el diario y el tabaco son los elementos que le constituye y
definen como un amoroso doliente. El imaginante que se forma a partir del imaginario y las
imágenes, es el recuerdo agónico que se disuelve en el tiempo…
población trenera que nació a la vida comercial
con la llegada del gusano de hierro
LABIOS.
La muñeca que juega con la mujer
mientras enciende el rojo de unos labios,
estos que me traen a la vida.
Los labios más que un elemento erótico-sensual, es un vínculo afectivo y efectivo al determinar
la presencia de lo femenino en las tres generaciones tal como se evidencia en los fotogramas. Es
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el elemento inductor de la tradición oral y su trasmisión de generación a generación. Estas
relaciones se enfatizan al mostrar los casetes donde reposan los testimonios de los informantes
barboseños, quienes hablaron de esa Barbosa soñada, anhelada, recordada… Barbosa Imaginada.
Estos testimonios se constituyen en la voz en off de la película, de ahí el imaginante: La
tradición oral es una forma de desentrañar los procesos de construcción social de la realidad y la
creación de identidad de los pueblos. Lo anterior confirma la tesis de Ortíz Osés quien
considera que el lenguaje es el único capaz de decirnos algo acerca del hombre.
EL DIARIO
El libro escrito con nuestra historia
se ha vestido de gala para la ocasión.
Desde el comienzo de la historia hasta el final Federico aparece acompañado de un diario. En
ese libro quizá reposan los poemas que él le ha escrito a Ana María y algunas historias contadas
por los barboseños. Federico como etnógrafo ha tomado nota de todos los acontecimientos
relevantes tanto de Barbosa como de su amada Ana María. El imaginante que se construye a
partir de las imágenes es que existe una transcripción de la realidad que reposa en ese diario y
que a través de las hablas se hace tangible para el intérprete; así mismo que hay varias cosas que
no están develadas en el discurso visual ni en el verbal y que permanecerán guardadas en esas
páginas.
EL ESPEJO
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El espejo aparece en la transición de la tercera a la segunda generación cuando la niña juega a
maquillar sus labios y ve pasar a Ana María quien le sonríe. La niña da unos besos al espejo, es
decir a sí misma, a su reflejo y luego la mamá de ella, lava ese índice en río… allí hay una
trasposición de sentidos porque el mismo río se ve previamente como un gran espejo; el
imaginante aquí construido da razón del río como un gran espejo en el que se refleja la tradición
festiva de una población cambiante, como las mismas aguas que lo conforman. Posteriormente
el espejo en la primera generación se ubica en la calle, que se engalana con el paso de hermosas
mujeres que usan el espacio público como si se tratara de una gran pasarela en la que la pulsión
se refleja en los deseos de sus habitantes… El espejo como reflejo de la plasticidad y este
espacio como transicional de los sujetos a objetos de deseo.
y que en la amplia calle se dibuje una pasarela
ahora desfila lo natural y la plasticidad.
Es la propia contemplación de la imagen
en los espejos de la modernidad.
Ve al río y lava el recuerdo como ropa limpia extiéndela sobre las rocas de la memoria.
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El imaginante que se construye es el del hombre buscando una respuesta sobre sí mismo y el
reflejo es el de un sujeto que pierde su ser en la fugacidad del tener.
LA MÁQUINA
… Las palabras me son esquivas, sin embargo no callaré jamás…
Con textos poéticos la máquina como un narrador nos evidencia ese cronotopo que ubica la
transición de una generación a otra. Por ejemplo al pasar de la tercera a la segunda generación
dice: “Caminos de encuentro con la evocación del ser…” y cuando se da la transición de la
segunda a la primera generación dice: “El espejo no se cansa de mirar este hombre cansado que
se fragmenta ante el recuerdo…” El imaginante construido es: la máquina a través de una figura
literaria se personifica y adquiere voz para contar el cambio generacional.
CONCLUSIONES
Los estudios sociales, entre ellos los lingüísticos, permiten describir, interpretar y explicar las
formas de ser de los hablantes en comunidades de habla donde comparten interacciones
comunicativas que representan imaginarios y, arquetipos caracterizadores y diferenciadores.
La vida cotidiana, a través del tiempo imprime en los hablantes de la comunidad una serie de
imágenes que se configuran de manera intersubjetiva hasta conformar imaginarios sociales. Estos
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imaginarios están incluidos en arquetipos que definen, en la diferencia, las constantes formas de
simbolización que nos definen como especie.
La imagen es más que aquello que ha sido constituido a través de la percepción de los sentidos,
porque estos no nos permiten asir la realidad en su totalidad; luego la imagen está entre la solidez
de la sensación y la pureza de las ideas. En esta perspectiva el sujeto retoma el papel
protagónico en la creación de sentidos y como constructor de realidades.
El imaginario social es la potencia o fuerza anónima colectiva de significaciones imaginarias
representadas en el colectivo social.
La tercera generación habla de un imaginario agónico representado en la llegada del tren a
Barbosa, y su fundación como urbe comercial de gran importancia para las poblaciones de
alrededor. La segunda generación se refiere en sus discursos a un imaginario festivo que aúna el
desarrollo comercial con la expresión festiva y el surgimiento de eventos como el Festival del
Río Suárez. La primera generación habla de un imaginario representado en una urbe estudiantil
y rumbera, fashion y moderna. Se infiere un imaginario de vitrina en el que se exhibe lo material
y humano, porque todo es asunto de intercambio mercantil y social.
Una sociedad en la que el ser se ha desplazado por el tener, hacer y saber, es una sociedad en la
que prima la pulsión. La comprensión de los imaginarios sociales restituyen al sujeto
permitiendo la redirección de su deseo.
La expresión imaginante surge del concepto de interpretante de Pierce. Se entiende interpretante
como significación, por lo tanto para que algo tenga significación no se necesita de un hombre
que lo signifique.
La imagen produce imaginantes. El imaginante sacrifica la imagen frente al imaginario porque
la imagen lo representa en uno de sus aspectos.
BIBLIOGRAFÍA
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