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LA IMPRENTA, EL RENACIMIENTO Y LA PINTURA JHONATHAN WESLEY ATENCIA POVEDA INSTITUCIÓN EDUCATIVA: PRESBÍTERO ANTONIO JOSÉ BERNAL LONDOÑO AREA: LENGUA CASTELLANA MEDELLÍN 2014

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LA IMPRENTA, EL RENACIMIENTO Y LA PINTURA

JHONATHAN WESLEY ATENCIA POVEDA

INSTITUCIÓN EDUCATIVA:

PRESBÍTERO ANTONIO JOSÉ BERNAL LONDOÑO

AREA:

LENGUA CASTELLANA

MEDELLÍN

2014

DESARROLLO DE LA IMPRENTA

Durante los siglos de la Edad Media, junto con la invención del papel, los chinos dieron los primeros pasos en el desarrollo de la imprenta. Buscaron un procedimiento que, en lugar de copiar los escritos a mano, les permitiera obtener muchas reproducciones iguales de un mismo original. La solución fue labrar los caracteres de una página en una plancha de madera, de manera que éstos sobresalientes. Después entintaban la plancha y aplanaban sobre ella hojas de papel. Como ves, es un sistema parecido a los sellos de hoy en día.

Siglos más tarde, cada signo se labraba en un trozo separado de madera, que se combinaba con otros para formar expresiones. El sistema era más rápido, aunque la enorme cantidad de caracteres de la lengua china dificultaba las cosas. Los primeros libros, calendarios y noticias se imprimieron con estos procedimientos.

A Europa el invento llegó a principios del Renacimiento.

Pero la gran mayoría de la sociedad era analfabeta por lo que no tuvo una utilidad

demasiado práctica para la sociedad.

Prácticamente los únicos en poder utilizar el papel fueron los monjes, que dedicaban

prácticamente toda la vida a la copia de libros. Pero este método era demasiado lento y

trabajoso, por lo que la necesidad primó la aparición de la imprenta, a finales de la Edad

Media.

El invento se le atribuye a Johannes Gutenberg, quien por la necesidad de acelerar sus

trabajos de impresión, acabó desarrollando un sistema de tipos móviles, con el que era

capaz de hacer impresiones mucho más rápidas y mucho menos costosas.

Este hecho revolucionó la sociedad de la época, en la que el acceso a los manuscritos y

libros dejó de ser algo inverosímil, para tener un alcance total en la población.

La aportación fundamental para el desarrollo de la imprenta fue el uso de tipos móviles que pudieran juntarse para un trabajo y volver a separarse posteriormente. Esta fue la gran idea que tuvo Johannes Gutenberg, que trabajaba como orfebre y artesano en Maguncia, alrededor del año 1440. Pero con anterioridad ya habían existido precedentes de esta invención. En la China del siglo XII, el alquimista Bi Sheng fabricó por primera vez tipos móviles de madera pero el gran número de signos que componen el alfabeto chino hizo que el invento no tuviera éxito y cayera en el olvido. Por otro lado, los encuadernadores europeos del siglo XV también utilizaban un sistema de tipos sueltos para grabar las portadas de piel y que venían a ser unos hierros con caracteres invertidos parecidos a los que se usan para marcar ganado. De hecho, Gutenberg no fue el único que tuvo la idea de los tipos móviles en su época y en similares fechas otro artesano, Lauren Janszoon Coster, diseñó en Holanda un prototipo similar aunque menos práctico.

Para desarrollar su idea con carácter de negocio empresarial, Gutenberg se asoció con un acaudalado platero, Johann Fust. Pronto advirtieron que la vida de los tipos de madera en las viejas prensas de vino que utilizaban era demasiado limitada por lo que comenzaron a hacerlos de metal, primero de plomo y luego en una aleación de éste con estaño y antimonio. El primer libro impreso en el taller de Gutenberg fue la Biblia de 42 líneas, que tuvo una tirada de 180 ejemplares, estaba formada por más de 1200 páginas y utilizaba la letra gótica. Siguiendo este ejemplo, las primeros libros impresos fueron obras religiosas y tenían un terminado lo más parecido posible a los escritos a mano. Así, la posición de mayúscula al inicio de capítulo quedaba sin imprimir para que fuera posteriormente dibujada a mano.

En 1462, Maguncia fue saqueada por las tropas del conde Adolfo de Nassau lo que llevó a la mayoría de los impresores a huir de la ciudad y extenderse por toda Europa llevando su oficio consigo. Muchos tuvieron como destino Italia donde la manufactura del libro artesanal religioso estaba más desarrollada que en Alemania. Allí, los impresores entraron en contacto con las ideas renacentistas y comenzaron a componer libros de autores clásicos griegos y romanos. En esta labor destacó Aldus Manuncio, el más importante prototipógrafo después de Gutenberg. Desde su taller en Venecia comenzó a editar libros de menor tamaño, con un formato de octavo, que los hacía más baratos y manejables y fue éste un paso fundamental que permitió una difusión más amplia de la cultura humanística.

Al inicio del siglo XVI, la imprenta ya era una industria generalizada en Europa, por ejemplo en Venecia existían más de 400 imprentas, y se había convertido en un arma fundamental para transmitir el conocimiento y las nuevas ideas. Así, el texto impreso fue esencial para divulgar la Reforma emprendida contra la jerarquía eclesiástica. Además de emitir miles de panfletos con sus ideas, Lutero publicó en 1534 la Biblia traducida al alemán, en lo que se convirtió en el primer libro de circulación masiva de la historia. Poco después, y al tomar conciencia de la fuerza de la imprenta, la contrareforma instauró la censura para luchar contra el poder democratizador del libro.

El abaratamiento de los costes al usar papeles y tintas de menor calidad y el uso de la lengua vulgar fue clave para que comenzase el proceso de alfabetización de la población europea. Y el acceso al conocimiento posibilitó que se desarrollara su capacidad crítica frente a verdades

que hasta entonces se creían inmutables. Este cambio de actitud permitió la revolución científica que vendría en siglos posteriores. Revolución cuyo inicio podemos fechar en 1543. En este año fueron publicados dos hitos de la investigación científica: “De Humani Corporis Fabrica” de Andres Vesalio y “De Revolutionibus Orbium Coelestium” de Nicolás Copérnico. El primero marcó el comienzo de la investigación biológica sobre el cuerpo humano, el segundo acabó con la idea de que La Tierra es el centro del universo.

IMPORTANCIA DE LA IMPRESIÓN DE LA IMPRENTA

La historia de la humanidad es, también, la historia de los inventos. El hombre desde su edad primitiva se ha preocupado, no sólo por adaptarse al medio, sino también por modificarlo según sus necesidades. Los inventos han sido, y lo son, desde sencillos instrumentos hasta complejos sistemas de invenciones, muchos creados por autores anónimos, otros con nombre y apellido, pero en cada uno de ellos ha sido necesario reforzar y aplicar conocimiento sin duda de labor colectiva.Uno de esos inventos que revolucionó la humanidad, en el siglo XV, fue la invención de la "imprenta" y con ésta el formato de libro.A comienzos del siglo XV ya se imprimían naipes y estampas con motivos religiosos, mediante la aplicación de una plancha de madera grabada y embadurnada con tinta grasa, sobre el papel o el pergamino. Este procedimiento de impresión, la xilografía, era originario de Extremo Oriente, China o Corea, y entró en Europa a través de Italia. El gran mérito de Gutenberg fue el perfeccionar estas técnicas hasta conseguir un procedimiento tipográfico que ha permanecido, sin apenas cambios, hasta los inicios del siglo XX. Sustituyendo la madera por el metal, fabricando moldes de fundición capaces de reproducir tipos metálicos regulares como para permitir la composición de textos.

Fue esta invención, la impresión tipográfica con tipos móviles metálicos, la que dio origen al libro moderno.Será uno de los grandes hitos de la historia de la cultura. La posibilidad de realizar tiradas de múltiples ejemplares de libros facilitó el acceso de un mayor número de personas al saber escrito y conllevó radicales transformaciones en múltiples áreas de la sociedad.La imprenta provocó una verdadera revolución en la cultura. El saber escrito dejó de ser patrimonio de una élite y se extendió a amplias capas de la población. La escritura fue sustituyendo a la tradición oral como forma privilegiada para transmitir conocimientos, a la par que las publicaciones impresas, como libros o periódicos, se generalizaron. Además, fue un avance tecnológico que estimuló otros inventos técnicos y científicos.

LEONARDO DA VINCI

Nombre completo:

Leonardo di ser Piero da Vinci.

Nacionalidad:

Florentino, italiano.

Disciplinas:

Pintura, escultura, arquitectura, dibujo.

Movimiento, Escuela:

Renacimiento.

Biografía:

Vinci, 1452 – Amboise, 1519.

Leonardo da Vinci representa el arquetipo del hombre del Renacimiento : un humanista estudioso con múltiples conocimientos y talentos. Genio visionario cuya curiosidad es igualable a su capacidad inventiva.

Pese a ser hijo ilegítimo, es educado por su padre durante la niñez en una familia rica. Es posible que fuese su abuela paterna, ceramista, quien le inicia en las artes.

A los 14 años ingresa como aprendiz en el taller de Andrea de Verrocchio, pintor florentino al que debe parte de su formación multidisciplinar: técnicas de dibujo, grabado, pintura, escultura, bases de química, metalurgia y el trabajo del cuero y del yeso.

A los 20 años ya aparece registrado como artista ayudante de Verrocchio en el Libro Rojo del Gremio de San Lucas, aunque no se convierte en maestro pintor independiente hasta los 26 años cuando, con su propio taller, se ofrece a levantar la Iglesia octagonal de San Juan de Florencia.

En 1482 marcha por petición de Lorenzo de Médici a Milán para ganarse los favores de su rival Ludovico Sforza hasta el año 1499 cuando el Ducado es conquistado por Luis XIII de Francia. Aunque su principal ocupación es la de ingeniero, durante ese periodo pinta sus primeros encargos de importancia como La Virgen de las rocas(1483-86) y el mural de La última cena (1495-97). Hacia 1490 crea una academia en la que enseña y recoge sus investigaciones en tratados.

OBRAS:

LA ULTIMA CENA

La Última Cena (en italiano: Il cenacolo o L’ultima cena) es una pintura mural original de Leonardo da Vinci ejecutada entre 1495 y 1497, se encuentra en la pared sobre la que se pintó originariamente, en el refectorio del convento dominico de Santa Maria delle Grazie en Milán (Italia). La pintura fue elaborada, para su patrón, el duque Ludovico Sforza de Milán. No es un fresco tradicional, sino un mural ejecutado al

temple y óleo sobre dos capas de preparación de yeso extendidas sobre enlucido. Mide 460 cm. de alto por 880 cm. de ancho. Para muchos expertos e historiadores del arte, La Última Cena de Leonardo es considerada como la mejor obra pictórica del mundo

LA GIOCONDA

El cuadro La Gioconda, conocido también como La Mona Lisa, La Monna Lisa, La Joconde en francés o Madonna Elisa, es una obra pictórica de Leonardo da Vinci. Desde el siglo XVI es propiedad del Estado Francés, y se exhibe en el Museo del Louvre de París.

Su nombre oficial es Gioconda (que, traducido del italiano al castellano es alegre), en honor a la tesis más aceptada acerca de la identidad de la modelo, apoyada en el hecho de que era esposa de Francesco Bartolomeo del Giocondo y que su nombre era Lisa Gherardini.

Es un óleo sobre tabla de álamo de 77 x 53 cm, pintado entre 1503 y 1506, y retocado varias veces por el autor. La técnica usada fue el sfumato, procedimiento muy característico de Leonardo. El cuadro está protegido por múltiples sistemas de seguridad y ambientado para su preservación óptima. Es revisado constantemente para verificar y prevenir su deterioro.

EL HOMBRE DE VITRUVIO

El Hombre de Vitruvio es un famoso dibujo acompañado de notas anatómicas de Leonardo da Vinci realizado alrededor del año 1492 en uno de sus diarios. Representa una figura masculina desnuda en dos posiciones sobreimpresas de brazos y piernas e inscrita en un círculo y un cuadrado. Se trata de un estudio de las proporciones del cuerpo humano, realizado a partir de los textos de arquitectura de Vitruvio, arquitecto de la antigua Roma, del cual el dibujo toma su nombre.

También se conoce como el Canon de las proporciones humanas.

AUTORRETRATO

Leonardo realizaba todos sus dibujos, incluso los esbozos, cuidando cada detalle. Si se observa atentamente el dibujo, se cae en la cuenta de que cada cabello, cada pelo de la barba, está realizado con enorme precisión, aunque el rostro no esté acabado; falta de hecho la parte superior de la frente y parte de la barba pero produce la impresión de verse.

Este autorretrato, más que ser fiel como una fotografía, es una interpretación que Leonardo da a su propio rostro, jugando sobre la base de juegos de luces y sensaciones.

LA DAMA DEL ARMIÑO

La dama del armiño (en italiano, La dama con l'ermellino) es uno de los cuadros más célebres del pintor renacentista italiano Leonardo da Vinci. Está pintado al óleo sobre tabla que mide 54,8 cm. de alto y 40,3 cm de ancho y data del periodo 1488-1490. Se conserva en el Museo Czartoryski de Cracovia (Polonia), donde se exhibe con el título de Dama z gronostajem.

ANUNCIACION

La Anunciación (en italiano, Annunciazione) es uno de los cuadros más célebres del pintor renacentista italiano Leonardo da Vinci. Está pintado al óleo sobre tabla (madera de álamo) que mide 100 cm. de alto y 221 cm. de ancho y data del periodo 1472-1475. Se conserva en la Galería de los Uffizi de Florencia.

BAUTISMO DE CRISTO

Pintado por Andrea del Verrocchio, pero el ángel del lado izquierdo está hecho por Leonardo. Se reconoce en general que Leonardo también pintó una gran parte del paisaje de fondo. Es uno de los primeros trabajos que existen de él. La declaración de Vasari que el ángel de la izquierda es obra de Leonardo está confirmada por estudios por Bode, Seidlitz y Guthman, y aceptada por McCurdy, Wasserman y otros.

MIGUEL ÁNGEL

Miguel Ángel Buonarrotti

(Miguel Ángel Buonarrotti, en italiano Michelangelo; Caprese, actual Italia, 1475 - Roma, 1564) Escultor, pintor y arquitecto italiano. Habitualmente se reconoce a Miguel Ángel como la gran figura del Renacimiento italiano, un hombre cuya excepcional personalidad artística dominó el panorama creativo del siglo XVI y cuya figura está en la base de la concepción del artista como un ser excepcional, que rebasa ampliamente las convenciones ordinarias.

Durante los cerca de setenta años que duró su carrera, Miguel Ángel cultivó por igual la pintura, la escultura y la arquitectura, con resultados extraordinarios en cada una de estas facetas artísticas. Sus coetáneos veían en las realizaciones de Miguel Ángel una cualidad, denominada terribilità, a la que puede atribuirse la grandeza de su genio; dicho término se refiere a aspectos como el vigor físico, la intensidad emocional y el entusiasmo creativo, verdaderas constantes en las obras de este creador que les confieren su grandeza y su personalidad inimitables.

La vida de Miguel Ángel transcurrió entre Florencia y Roma, ciudades en las que dejó sus obras maestras. Aprendió pintura en el taller de Ghirlandaio y escultura en el jardín de los Médicis, que habían reunido una excepcional colección de estatuas antiguas. Dio sus primeros pasos haciendo copias de frescos de Giotto o de Masaccio que le sirvieron para definir su estilo.

La Piedad (c. 1499) de Miguel Ángel

En 1496 se trasladó a Roma, donde realizó dos esculturas que lo proyectaron a la fama: el Baco y laPiedad de San Pedro. Esta última, su obra maestra de los años de juventud, es una escultura de gran belleza y de un acabado impecable que refleja su maestría técnica. Al cabo de cinco años regresó a Florencia, donde recibió diversos encargos, entre ellos el David, el joven desnudo de cuatro metros de altura que representa la belleza perfecta y sintetiza los valores del humanismo renacentista.

Detalle de David (1504), de Miguel Ángel

En 1505, cuando trabajaba en el cartón preparatorio de la Batalla de Cascina (inconclusa) para el Palazzo Vecchio, el papa Julio II lo llamó a Roma para que esculpiera su tumba; Miguel Ángel trabajó en esta obra hasta 1545 y sólo terminó tres estatuas, elMoisés y dos Esclavos; dejó a medias varias estatuas de esclavos que se cuentan en la actualidad entre sus realizaciones más admiradas, ya que permiten apreciar cómo extraía literalmente de los bloques de mármol unas figuras que parecían estar ya contenidas en ellos.

Julio II le pidió también que decorase el techo de la Capilla Sixtina, encargo que Miguel Ángel se resistió a aceptar, puesto que se consideraba ante todo un escultor, pero que se convirtió finalmente en su creación más sublime. Alrededor de las escenas centrales, que representan episodios del Génesis, se despliega un conjunto de profetas, sibilas y jóvenes desnudos, en un todo unitario dominado por dos cualidades esenciales: belleza física y energía dinámica.

La creación (Capilla Sixtina, 1508–1512)

En 1516, regresó a Florencia para ocuparse de la fachada de San Lorenzo, obra que le dio muchos quebraderos de cabeza y que por último no se realizó; pero el artista proyectó para San Lorenzo dos obras magistrales: la Biblioteca Laurenciana y la capilla Medicea o Sacristía Nueva. Ambas realizaciones son en el aspecto arquitectónico herederas de la obra de Brunelleschi, aunque la singular escalera de acceso a la biblioteca, capaz de crear un particular efecto de monumentalidad en el escaso espacio existente, sólo puede ser obra del genio de Miguel Ángel. La capilla Medicea alberga dos sepulturas que incluyen la estatua del difunto y las figuras magistrales del Día, la Noche, la Aurora y el Crepúsculo.

En 1534, Miguel Ángel se estableció definitivamente en Roma, donde realizó el fresco del Juicio Final en la capilla Sixtina y supervisó las obras de la basílica de San Pedro, en la que modificó sustancialmente los planos y diseñó la cúpula, que es obra suya. Su otra gran realización arquitectónica fue la finalización del Palacio Farnesio, comenzado por Sangallo el Joven.

RAFAEL

(Raffaello Santi o Sanzio; Urbino, actual Italia, 1483 - Roma, 1520) Pintor y arquitecto italiano. Sus obras representan el paradigma del Renacimiento por su clasicismo equilibrado y sereno basado en la perfección de la luz, la composición y la perspectiva.

Su padre, que fue el pintor y humanista Giovanni Santi, lo introdujo pronto en las ideas filosóficas de la época y en el arte de la pintura, pero falleció cuando Rafael contaba once años; para ganarse la vida, a los diecisiete años trabajaba ya como artista independiente.

No se conoce con exactitud qué tipo de relación mantuvo Rafael con Perugino, del que unos lo consideran discípulo y otros socio o colaborador. Sea como fuere, lo cierto es que superó rápidamente a Perugino, como se desprende de la comparación de sus Desposorios de la Virgen con los de este último. Desde 1504 hasta 1508, trabajó fundamentalmente en Florencia, en donde recibió la influencia del arte deLeonardo da Vinci y Miguel Ángel.

De entre sus obras de este período (El sueño del caballero, Las tres Gracias), las más celebradas son sus variaciones sobre el tema de la Virgen y la Sagrada Familia. Los personajes sagrados, dotados de cautivadores toques de gracia, nobleza y ternura, están situados en un marco de paisajes sencillos y tranquilos, intemporales. En estas telas, Rafael da muestras de su inigualable talento para traducir a un lenguaje sencillo y asequible los temas religiosos. Su maestría en la composición y la expresión y la característica serenidad de su arte se despliegan ya en plenitud en la Madona del gran duque, La bella jardinera o La Madona del jilguero, entre otras obras.

La bella jardinera, de Rafael

En 1508, el papa Julio II lo llamó a Roma para que decorara sus aposentos en el Vaticano. Aunque contaba sólo veinticinco años, era ya un pintor de enorme reputación. En las habitaciones de Julio II, conocidas en la actualidad como Estancias del Vaticano, Rafael pintó uno de los ciclos de frescos más famosos de la historia de la pintura.

Entre 1509 y 1511 decoró la Estancia de la Signatura, donde pintó las figuras de la Teología, la Filosofía, la Poesía y la Justicia en los cuatro medallones de la bóveda, para desarrollar de forma alegórica estos mismos temas en cinco grandes composiciones sobre las paredes: El triunfo de la Eucaristía, La escuela de Atenas, El Parnaso, Gregorio IX promulgando las Decretales y Triboniano remitiendo las pandectas a Justiniano, estas dos últimas alusivas a la justicia. En un espacio de gran amplitud, organizado con un perfecto sentido de la perspectiva, Rafael dispone una serie de grupos y figuras, con un absoluto equilibrio de fuerzas y una sublime elegancia de líneas. No se puede pedir mayor rigor compositivo ni un uso más magistral de la perspectiva lineal.

La escuela de Atenas, de Rafael

En la Estancia de Heliodoro, decorada de 1511 a 1514, Rafael desarrolló cuatro temas históricos, acentuando en cada uno de ellos un rasgo plástico determinado: el claroscuro en La liberación de San Pedro, la riqueza del colorido en la Misa de Bolsena, etc. En la estancia del Incendio del Borgo (1514-1517) predomina ya la aportación de los discípulos sobre la del maestro, lo mismo que en la Estancia de Constantino, donde sólo la concepción del conjunto corresponde a Rafael.

El pintor simultaneó la decoración de las Estancias del Vaticano con la realización de otras obras, como los frescos de El triunfo de Galatea para la Villa Farnesina. A este período corresponden también numerosos cuadros de la Virgen con el Niño, algo más solemnes y menos cautivadores que los de la etapa florentina. Los retratos romanos, en cambio, superan en veracidad y penetración psicológica a los florentinos. En ambos casos, el dibujo es de una calidad inigualable y el colorido, discreto, servidor de la forma.

A partir de 1518, Rafael se ocupó de la decoración de las Logias del Vaticano con pequeñas escenas del Antiguo Testamento envueltas en paneles de grutescos. La Transfiguración, última obra del artista, es considerada por algunos el compendio perfecto de su arte. Sus trabajos arquitectónicos, de menor importancia que los pictóricos, incluyeron la dirección de las obras de San Pedro del Vaticano.

DIEGO VELÁZQUEZ

Maestro sin par del arte pictórico, el sevillano Diego Velázquez adornó su carácter con una discreción, reserva y serenidad tal que, si bien mucho se puede decir y se ha dicho sobre su obra, poco se sabe y probablemente nunca se sabrá más sobre su psicología. Joven disciplinado y concienzudo, no debieron de gustarle demasiado las bofetadas con que salpimentaba sus enseñanzas el maestro pintor Herrera el Viejo, con quien al parecer pasó una breve temporada, antes de adscribirse, a los doce años, al taller de ese modesto pintor y excelente persona que fuera Francisco Pacheco. De él provienen las primeras noticias, al tiempo que los primeros encomios, del que sería el mayor pintor barroco español y, sin duda, uno de los más grandes artistas del mundo en cualquier edad.

La mirada melancólica

Diego Velázquez fue hijo primogénito de un hidalgo no demasiado rico perteneciente a una familia oriunda de Portugal, tal vez de Oporto, aunque ya nacido en Sevilla, llamado Juan Rodríguez, y de Jerónima Velázquez, también mujer de abolengo pero escasa de patrimonio. En el día de su bautismo, Juan echó las campanas al vuelo (previo pago de una módica suma al sacristán), convidó luego a los allegados a clarete y a tortas de San Juan de Alfarache y entretuvo a la chiquillería vitoreante con monedas de poco

monto que arrojó por la ventana. No le había de defraudar este dispendio y estos festejos el vástago recién llegado, que se mostró dócil a los deseos paternos durante su infancia e ingresó en el taller de Francisco Pacheco sin rechistar.

Detalle del Autorretrato de 1643 (Galería de los Uffizi)

El muchacho dio pruebas precocísimas de su maña como dibujante y aprendía tan vertiginosamente el sutil arte de los colores que el bueno de Pacheco no osó torcer su genio y lo condujo con suavidad por donde la inspiración del joven lo llevaba. Entre maestro y discípulo se estrechó desde entonces una firme amistad basada en la admiración y en el razonable orgullo de Pacheco y en la gratitud del despierto muchacho. Estos lazos terminaron de anudarse cuando el viejo pintor se determinó a otorgar la mano de su hija Juana a su aventajado alumno de diecinueve años.

Sobre las razones que le decidieron a favorecer este matrimonio escribe Pacheco: "Después de cinco años de educación y enseñanza le casé con mi hija, movido por su virtud, limpieza, y buenas partes, y de las esperanzas de su natural y grande ingenio. Y porque es mayor la honra de maestro que la de suegro, ha sido justo estorbar el atrevimiento de alguno que se quiere atribuir esta gloria, quitándome la corona de mis postreros años. No tengo por mengua aventajarse el maestro al discípulo, ni perdió Leonardo de Vinci por tener a Rafael por discípulo, ni Jorge de Castelfranco a Tiziano, ni Platón a Aristóteles, pues no le quitó el nombre de divino."

A la conquista de la corte

Pronto se le hizo pequeña Sevilla a Velázquez e intentó ganar una colocación en la corte, donde se había instalado recientemente Felipe IV, rey de pocas luces diplomáticas aunque muy aficionado a las artes y que con el tiempo llegaría a sentir por el pintor una gran devoción y hasta una rara necesidad de su compañía. En su primer viaje a Madrid no tuvo suerte, pues tenía menester de muchas recomendaciones para acceder a palacio y se volvió a su tierra natal sin haber cosechado el menor éxito. Hubiera sido una verdadera lástima que su protector y suegro no le hubiese encarecido y animado a intentarlo de nuevo al año siguiente, porque de otro modo el prometedor Diego hubiera quedado confinado en un ambiente excesivamente provinciano, ajeno a los nuevos aires que circulaban por los ambientes cosmopolitas de las cortes de Europa.

En Sevilla, durante lo que se ha dado en llamar, con artificio erudito de historiador, su primera época (aunque la obra de Velázquez es el resultado de una búsqueda incesante), su estilo sigue al de los manieristas y los estudiosos del arte veneciano, como Juan de Roelas, pero adoptando los claroscuros impresionantes de Caravaggio, bien que esta última influencia haya sido discutida. No obstante, Velázquez se decantará pronto por un realismo barroco, seguido igualmente por Zurbarán o Alonso Cano, audaz y estremecido, grave y lleno de contrastes.

Los tres músicos (hacia 1618)

Dicho realismo, en su vertiente más popular, había sido frecuentado por la literatura de la época y ese mismo aire de novela picaresca aparece en los Almuerzos que guardan los museos de Leningrado y Budapest, así como en Tres músicos, donde, sin embargo, desaparece el humor para concentrarse el tema en la descripción de la maltrecha dignidad de sus protagonistas. Más curioso es aún cómo, también por aquella época, utiliza los encargos de asuntos religiosos para arrimar el ascua a su sardina y, dejando en un fondo remoto el episodio que da título al cuadro, pasan a un primer plano de la representación rudos personajes del pueblo y minuciosos bodegones donde se acumulan los objetos de la pobre vida cotidiana. Es el caso de Cristo en casa de Marta y María, cuadro en el que adquiere plena relevancia la cocina y sus habitantes, el pescado, las vasijas, los elementos más humildes.

El Museo del Prado guarda igualmente pinturas del período sevillano, como el espléndido lienzo La adoración de los Reyes Magos, fechado en 1619, poco después de su matrimonio y de que Juana le diese descendencia, y donde se ha querido ver, sobre todo en los rasgos infantiles del Niño Jesús, un homenaje a su familia y un hálito de la felicidad del flamante padre. Es seguro, por lo demás, que los Reyes Magos son auténticos retratos, no idealizaciones más o menos convencionales, y en ello se revela también la verdadera vocación de quien sería el más grande retratista de su tiempo. En su segunda intentona en Madrid, ya convenientemente pertrechado de avales, recibió Velázquez las mercedes y favores del conde duque de Olivares, quien le consiguió su gran oportunidad al recomendarle para que hiciera un retrato del nuevo monarca.

Felipe IV quedó tan complacido por esta obra que inmediatamente lo nombró pintor de la corte, obligando a Velázquez a trasladar su residencia a la capital y a vivir en el Palacio Real. En sus primeros años madrileños el artista fue sustituyendo sus característicos tonos terrosos por una insólita gama de grises que con el tiempo sería su recurso más admirable y un vivo exponente de su genio sutil.

La impresión del paisaje

Hacia 1629 pinta Velázquez su primer gran cuadro de tema mitológico, llamado Los borrachos porque el asunto dedicado a Baco se convierte en sus manos en una estampa de las francachelas populares de la época; al año siguiente llega a Madrid Rubens, con quien mantuvo una buena y leal amistad; Rubens le recomienda que no deje de visitar Italia, donde su arte podrá depurarse y ennoblecerse. Empeñado desde entonces en ello, consigue, tras mucho insistir, licencia del rey y, saliendo del puerto de Barcelona,

desembarca en Génova en 1629. Visita Verona, Ferrara, Loreto, Bolonia, Nápoles y Roma, sin apenas pintar nada, pero estudiándolo todo, memorizando gamas de colores, audaces composiciones, raras atmósferas, luces insólitas.

Probablemente entonces, aunque hay quien sostiene que fue en su segundo viaje a Roma, pinta las maravillosasVistas del jardín de la Villa Médicis en Roma. En estos deliciosos parajes vivió el español gracias a la recomendación de su embajador y, allí, al aire libre, tomó sus apuntes geniales. Son, en realidad, paisajes románticos, melancólicos, intemporales, casi impresionistas por su libertad de trazo, pese a ser en más de dos siglos anteriores a los cuadros de ese estilo, y quizás aún más perfectos en la captura del instante luminoso huidizo, del aire limpio y quieto apresado por la tupida vegetación y la escenográfica arquitectura. Y lo más asombroso es que estas imágenes que hoy conserva el Museo del Prado, inolvidables cuando se han visto una sola vez, fueron pintadas como al desgaire, como ejercicio ocioso y gratuito, sobre pequeños lienzos que no alcanzan el medio metro de alto y poco menos de ancho, pero que resumen, con impecable evidencia, la suprema sabiduría alcanzada en aquellos años por Velázquez.

Bien es cierto que, a su regreso a España, realizó obras de mayor envergadura y empaque, como La rendición de Breda, también conocida por Las lanzas, pero en esta pintura de compromiso, terminada en 1635 para el Salón de los Reinos en el recién inaugurado Palacio del Buen Retiro, también conmueve más lo anecdótico que la pomposa rememoración del pasado triunfo de un predecesor de Felipe IV.

Detalle de El niño de Vallecas (1643-45)

Durante los años treinta y cuarenta del siglo fue Velázquez el pintor no sólo de su abúlico rey, sino de las "sabandijas de palacio", de los bufones como El Bobo de Coria, Diego de Acedo el Primo y el Niño de Vallecas, y después de su segundo viaje a Italia para comprar obras de arte en nombre de Su Majestad, su paleta produjo tres obras maestras insuperables y sumamente conocidas. La Venus del espejo, conservada en la National Gallery de Londres, es célebre por ser uno de los pocos desnudos de autor español de la época que se han conservado, aunque se le supongan hasta tres más al pintor sevillano, para el cual tal vez sirviera de modelo la escandalosa y bella actriz Damiana, amante del alocado marqués de Heliche.

Para la realización de Las Hilanderas, radicada actualmente en el Museo del Prado, Velázquez plantó su caballete en la Fábrica de Tapices de la calle de Santa Isabel de Madrid. La representación del momento irrepetible de las mujeres alrededor de la rueca

giratoria hizo pronto olvidar que se trataba de un tema mitológico (la fábula de Palas y Aracne) creyéndose desde antiguo que se trataba de un cuadro de género.

Las Meninas

De entre los retratos que realizó de la familia real, hay uno que goza de inmensa fama, y se ha convertido en el paradigma de la obra del pintor: Velázquez y la familia real o Las Meninas. Este cuadro, que ha dado lugar a multitud de interpretaciones, tiene como marco espacial la habitación más importante del apartamento del palacio Real en el que vivía el pintor. En la obra aparece el mismo Velázquez frente al caballete con la cruz de la Orden de Santiago, aunque la distinción fue añadida después a su muerte por orden del rey, ya que Velázquez todavía no la había recibido cuando pintó el cuadro.

En el fondo de la habitación, un espejo refleja la imagen del rey y de la reina; en el centro aparece la infanta Margarita acompañada por dos doncellas reales, y a la derecha del cuadro, en primer plano, figuran la enana Mari-Bárbola y el enano Nicolás de Pertusato, que intenta despertar con el pie a un mastín tumbado en el suelo. Detrás de este grupo hay dos figuras y finalmente, al lado de la escalera, vemos al mayordomo de la reina.

Detalles de Las Meninas (1656)

La composición es de una gran complejidad y constituye un extraordinario ejemplo de pintura de una pintura: los reyes se representan indirectamente, vistos a través de un espejo, mientras que por lo que respecta a los protagonistas de la obra, la infanta y sus acompañantes, no se sabe si son el tema del cuadro en que está trabajando Velázquez o bien si están mirando pintar al artista. Por último, el espectador se siente incluido en el espacio del cuadro, ya que el espejo con las imágenes de los reyes le hace suponer que están contemplando la misma escena que él pero a sus espaldas. Dicho de otro modo, el

espectador ocupa ilusoriamente el lugar de los retratados, el lugar de los reyes, y este hecho ha dado pábulo a incesantes especulaciones. Desde el punto de vista de la factura, es una obra de prodigiosa ejecución, incluso dentro de la pintura del artista. Las pinceladas son como toques de luz que modelan los vestidos y los cuerpos, dotándolos de una gran vivacidad.

Por empeño personal de Felipe IV, Velázquez recibiría, un año antes de morir en Madrid el 6 de agosto de 1660, la preciada distinción de caballero de la Orden de Santiago, un honor no concedido nunca ni antes ni después a pintor alguno. Y aunque, al demoler la iglesia, nadie recordaba que sus restos habían sido sepultados en la Parroquia de San Juan Bautista, cuando en 1990 se organizó una magna retrospectiva de su obra en el Museo del Prado, miles y miles de personas llegadas de todos los puntos cardinales afluyeron incesantemente para reír el gesto idiota del bufón Calabacillas, admirar la pincelada que plasma el vestido de una infanta, interrogar la estampa ecuestre del conde duque de Olivares y respirar el aire penumbroso del siglo XVII aquietado e inmortalizado en los cuadros de Velázquez.

CARACTERÍSTICAS DEL RENACIMIENTO

Las características del Renacimiento fueron:

Crecimiento de las ciudades.

Auge comercial debido a los avances técnicos en la navegación y los descubrimientos geográficos.

Nueva visión del hombre y el mundo, que permitió el desarrollo del pensamiento científico y la difusión de la cultura.

En general se caracterizó por sus conocimientos universales y por su dedicación a la vida en este mundo.

CARACTERISTICAS GENERALES DEL ARTE RENACENTISTA

• Se pretendía especialmente en el siglo XV y XVI alcanzar la meta de convertirse en el hombre universal versado en muchas disciplinas, ideas que corresponde a algunos elegidos como Brunelleschi Ghiberti, León Batista Alberti, Francesco Di Giorgio, Donato Bramante, Leonardo Da Vinci, Miguel Ángel Buonarroti y otros. En su mayoría eran arquitectos.

• Los pintores y escultores ganarían su reconocimiento al no ser considerados artesanos normales, en la clasificación medieval de la pintura, escultura, estas serían artes “mecánicas” no liberales condicionalmente las artes liberales se enseñaban en las universidades, entre ellas se destacan las disciplinas elementales como la gramática, lógica y retórica y las más elevadas como aritmética, geometría, música y astronomía. La importancia de una formación elevada para los pintores y escultores la destacaría Ghilberti que sostenía que debían estudiar gramática, geometría, aritmética, astronomía, filosofía, historia, medicina, anatomía, perspectiva y “diseño teórico”.

• Surge el individualismo, el hombre se reconoce como individuo espiritual y como indicio de la creciente conciencia de sí mismos que cobran los hombres del siglo XVI, toma reanimación, la pintura de retratos donde príncipes, nobles y miembros del alto clero se hacen retratar y también miembros de la burguesía como los comerciantes, los banqueros, artesanos y eruditos humanistas e inclusive los artistas que lograron ganarse el reconocimiento de la sociedad y gozar de sus privilegios.

• Los artistas recibían encargos de príncipes, que actuaban como regentes del Estado. Estos encargos podían llegar a convertirse en oportunidades de empleo fijo como Da vinci en Milán. Este empleo tendrá dos caras, dado que la mayor seguridad económica y aumento de prestigio estaba concadenada a obligaciones de presencia y dependencia en lo referido a la ejecución del trabajo.

PRINCIPALES CARACTERISTICAS DE LA PINTURA

• El hombre será el tema central. Se deja atrás la visión antropocéntrica del mundo frente al teocentrismo medieval.

• La exaltación de la naturaleza que se convierte en el eje de observación del mundo junto con el hombre. Esto se manifiesta de las siguientes formas: construcción de villas en el campo y la creación de jardines, los grandes descubrimientos geográficos.

• El máximo naturalismo en la representación

• La incorporación de nuevas técnicas y medios pictóricos: la pintura al óleo, la tela como soporte, los esbozos preparatorios (posibles gracias a la técnica de la perspectiva, y a la mejor calidad del papel y de los medios de escritura), etc.

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• Hasta entrado el siglo XV la palabra “artista” era usada para nombrar a los estudiantes de las artes liberales y no para un pintor y escultor. Pero los artistas como Ghiberti durante el siglo XV y XVI se emanciparon de la programática teológica dándole al concepto “artista” su significado moderno, el ser artista denota un ascenso de estatus social.

• Anteriormente la iglesia había sido patrocinadora del arte pero en la Italia renacentista la mayoría de las imágenes serian encargadas por laicos. Los laicos y religiosos se comportaban como personas privadas o representantes de diversas corporaciones como los gremios responsables de las obras de la Catedral y del Baptisterio que encargaban mayoritariamente obras como esculturas. Entre los corporativos se hallaban las

• La utilización de la técnica del claroscuro, consistente en definir los contornos de las figuras a través de los contrastes entre las zonas iluminadas y las sombreadas. Ej. Rafael, La Madona del Gran Duque.

• El predominio del dibujo por encima del color.

• El uso de esquemas formales geométricamente simples. Ej. Rafael, La Madona de la Caverna.

• La invención del retrato como un reflejo de una constatación de la condición social del personaje (como era entendido en la Edad Media) Ej: Ticiano, Retrato ecuestre de Carlos V en Muhlberg.

• La reivindicación del personaje, que tendió a dejar de ser un simple fondo para convertirse en el tema principal de algunos cuadros.

PRINCIPALES CARACTERISTICAS DE LA ESCULTURA

• Marcado naturalismo por buscaba el máximo parecido con la realidad.

• Gran interés por el hombre como individuo. Su cuerpo y su expresividad fueron objeto de especial estudio.

• Tendencia al monumentalismo (gusto por las obras de grandes dimensiones y de concepción laboriosa).

• Independización de la escultura con relación a la arquitectura. Al contrario de lo que había sido la tónica en la Edad Media, la arquitectura renacentista rechaza la ornamentación escultórica.

• Uso de esquema formales geométricamente simples.

• Predominio de las líneas curvas que hacían volver a la tradición griega.

• Aplicación de las leyes de las perspectivas que permite dar a diferentes figuras una relación aparentemente parecida a la real.

• Vuelta de los monumentos ecuestres, prácticamente desaparecida desde los romanos.

CARACTERISTICAS GENERALES DE LA ARQUITECTURA

• La arquitectura del renacimiento se inspira más en su antecedente romano que en el griego, seguramente por su proximidad y monumentalidad.

• Los arquitectos renacentistas comenzaron a utilizar maquetas y dibujos para atraer a los nuevos clientes y exponerles de manera más económica y rápida sus proyectos; Este hecho potenció un desarrollo más rápido de la arquitectura.

• Los cinco órdenes arquitectónicos clásicos van a ser utilizados habitualmente.

• La bóveda de cañón y el arco de medio punto, por su sencillez, fueron los más corrientes.

• Los tirantes metálicos, gran novedad, se introdujeron entre las bóvedas para contrarrestas las cargas.

• Los conocimientos alcanzados sobre las leyes de perspectiva hicieron posible obras arquitectónicas simétricas y regulares donde las líneas de perspectiva confluían en un único punto central del que se podía observar todo el edificio simultáneamente.

• El urbanismo moderno como intento de racionalización de las ciudades comenzó con el Renacimiento; en la práctica se consumó únicamente en las plazas.

INFLUENCIA DEL RENACIMIENTO EN LOS PINTORES Y COMO SE DETECTAN EN LAS PINTURAS

La pintura renacentista permitió expresar la realidad visual en forma tridimensional de los pintores y se convirtió en una obsesión, pues, pasaron de ser simples artesanos a reconocidos artistas. Los temas por lo regular eran religiosos, mitológicos, profanos, paisajes y la belleza idealizada, el volumen y el espacio. Era un modo de reflejar la realidad, que pasó de una simple tabla al lienzo para dar un color luminoso y duradero. La técnica se aprendía de los grandes maestros, es decir el viaje de artistas españoles a tierras italianas iba importando el lenguaje del renacimiento, tenían un arte personal y popular. Estos pintores fueron influenciados por el arte clásico griego y romano, y valoraron la Antigüedad, mientras que también se centraban más en las personas y menos en los temas religiosos. Incluso las figuras religiosas fueron representadas con

cualidades humanísticas más que idealistas. Así se fue difundiendo y mejorando su calidad visual y la valoración de la elegancia y la gracia a través del surrealismo hasta cuando la atención se centró en elementos individuales en la pintura. Su principal innovación es la perspectiva, fue una época marcada por la personalidad de los autores