la llama inclinada

Upload: walterlloyd

Post on 24-Feb-2018

240 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    1/135

    LA LLAMA INCLINA

    Carlos Sa

    premio nacional de poesa obra indi

    Bogot, Colombia, abril 21 d

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    2/135

    Ediciones Corporacin Colombiana de Teatro

    www.corporacioncolombianadeteatro.com

    Impresin y armado La Libelula AZ, calle 11 #3-97

    Bogot, Colombia, diciembre de 2013.

    ISBN: 978-958-46-2323-2

    Derechos reservados. Reproducir citando la fuente y al autor.

    Carlos Satizbal

    [email protected]

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    3/135

    INDICE

    7 LA LLAMA INCLINADA:

    LA POESA DE CARLOS SATIZBAL.

    Por William Ospina

    15 ALGUIEN LEE

    19 LA CALLE DE LOS VNDALOS

    23 RO

    29 UN PERRO

    31 SUEO DE LA MADERA

    33 RBOL

    37 COLIBR

    39 PALABRA

    41 PRAMO

    43 SUEO DE NOCHE SOLA

    45 SONAJEROS DE SELVA

    47 HERMANO MAYOR

    49 PARTIR

    51 DUERMEVELA

    53 XODO

    55 SOBRE PIEDRAS, AGUAS Y ARENAS

    57 JUEGO DE LA PIEDRA ESCRITURA

    59 LOS HUYENTES

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    4/135

    61 INSEPULTOS

    63 1999

    65 EN EL NOMBRE DE WILLIAM SHAKESPEARE

    67 RO RENO

    69 UNTER DEN LINDEN.

    71 JOHANN SEBASTIAN BACH

    73 CANCIN DE LADY MACBETH

    75 CDIZ

    79 ALHAMBRA

    81 LLUVIA DEL INDIO LEVANTADO

    85 MAYA

    87 TZOTZIL

    89 TZOTZIL Y TZELTAL

    91 VIAJERO

    93 CIUDAD DE LA LTIMA LUNA

    95 SUEO DE LA ESPERA

    97 CANCIN DEL OTOO

    99 CIUDAD DE LAS AGUAS Y LA LUZ

    101 EL VIEJO

    103 PANTGRAFO Y NIO

    105 ABUELO DE CAZA

    107 LA VOZ

    109 BEATRIZ IMPERATRIX TEATRUM SALAMANDER

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    5/135

    111 LOS ROS DE TINTA DE LA VERDAD

    113 DIALOGO DEL NGEL, EL BRUJO DE OTRAPARTE

    Y EL JOVEN POETA

    115 INRIDA

    119 EL EMBAUCADOR

    123 LA ENVIDIA DEL EMPERADOR

    125 VIAJE DE REGRESO

    127 ABUELO SOMBRERERO

    129 LA BSQUEDA DEL MITO

    131 DESCENSO

    133 RO DE TUMBAS

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    6/135

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    7/135

    LA LLAMA INCLINADA: LA POESA DE CARLOS SATIZBAL.

    William

    No dice: cay la nieve, dice: al amanecer el cielo descendi a n

    manos. No dice: niebla, dice: una nube de fro ocult las piedras y los

    apurados de las calles. No dice: Somos pesados y humanos, dice: El cielo e

    pjaros. No dice: la msica nos hace participar de los atributos divinos. Di

    canto asciende de los cielos de dios.

    En esta poesa atareada, luminosa, numinosa, pensativa, estamos en

    octavo de la creacin, donde todo ha quedado por un tiempo en las man

    hombre, en las lenguas del hombre, y nada es meramente materia y n

    meramente espritu. Los metales obedecen a la voluntad, el agua se niega a la

    culpas, la vida es fragilidad, todo nos estremece por su dimensin csmica,

    pertenencia a un orden amenazado, y todo tiene una raz mitolgica.

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    8/135

    Ya al ser humano no lo asombra ni lo conmueve que le ocurran las co

    asombra y lo conmueve que ocurran: que la luz se refugie en el agua, que la ll

    refugie en las ramas, que el amarillo se refugie en la llama. Despertar no es

    despertar a la habitacin ni a la biografa, es siempre despertar al universo in

    de astros y de grillos.

    En La llama inclinada, Carlos Satizbal nos ensea a ver y nos ense

    nos revela de pronto casi con rudeza que vivir es algo ms que dejarse llevar

    vientos del da y por las olas de la historia, que seremos menos dciles si sabem

    en el mar azul de Cdiz la oscura sangre de esclavos y galeotes que rum

    miserias al olvido de las olas, que seremos ms firmes y ms poderosos si saver el costillar de peces de viejos galeones sepultados en oro,/ las voces mil

    del vino y del salitre, / las canciones del sol que vuelve pensativo del mar de fr

    Somos humanos, nunca vemos cosas: todo mirar es a la vez pensam

    fantasa, memoria y deseo, investigacin y revelacin. Por eso or cantar en un

    Cdiz al viejo marinero es vivir en unas horas cosas infinitas: la cara de hac

    viejo marinero recuerda el olvidado remo celta, / y la fuente romana y e

    visigodo y la memoria de Grecia. Hay un Sahara en el viento, los desterrado

    noche cantan sus sueos de mar al viento africano del amanecer, y el bra

    cantor se extiende desde el jazmn que amanece hasta el mar donde la aurora

    Los que vienen del desierto saben encontrar lo perdido, y como si sacaran una

    griega herrumbrada por el mar, unos seres con turbantes, encorvados por la no

    exhuman de las ruinas la minuciosa voz de Aristteles.

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    9/135

    Cada poema una aventura poderosa y profunda. Slo la poesa sabe con

    la pobreza de nuestra mirada cuadrada por las pantallas, deformada por el

    empobrecida por el culto de la riqueza, cegada por la luz de los noticiero

    donde los ojos ridos de los videntes a distancia ven a los inmigrantes africanos

    pateras rotas por las piedras y el viento, que buscan en Europa el pan duro qu

    en las esquinas desdentadas, un pequeo drama de ilegalidad en srdidas n

    policiales, el poeta ve el drama verdadero, enorme, del tamao de un continen

    un alma.

    Los inmigrantes: los bellos muchachos y las bellas muchachas que hace

    llevaron a Europa el ajedrez y las Mil y una noches, que cabalgaron en cabaLuna y construyeron ese orgullo de jardines de Espaa, los que llenaron de ng

    pginas de Toms de Aquino y de azul las pginas de Rubn Daro, alzan los

    negros que arrojan luz por sus dedos y vienen a cavar en las ruinas de Europ

    descubrir los diamantes del futuro, pero vienen en las naves heroicas de la pob

    los dioses de Ulises los combaten ante las playas inaccesibles, y un acantil

    hoteles de turismo ya no es capaz de ver a los dioses, sus humildes instrumentarduos caminos, su recndito triunfo.

    Cada poema un cosmos rumoroso. Cada poema un desafo esplndido

    canto Lluvia del indio levantado, el poeta sugiere que un silencio anterior al

    le dio a Benito Jurez la sabidura necesaria para entender a su pas, para sabe

    estos pueblos diversos no se los puede gobernar desde un centro sino viaj

    abriendo los cntaros de la memoria. Descifr la lengua de Castilla a los quinc

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    10/135

    0

    y ahora en sus cincuenta gobierna de pueblo en pueblo: / su silla trashumante

    los valles y las milpas y libera tierras y esclavos.

    EnLa llama inclinadade Carlos Satizbal, ese viento que inclina la llam

    es el viento del lenguaje, no es visto, como lo quiere la tradicin, como nuestromrito, como la virtud que nos hace superiores y reyes del mundo. Es tam

    prueba de una prdida. Tenemos la palabra porque hemos perdido nuestro lu

    la eterna armona. A las otras criaturas una ley antiqusima o divina las

    nosotros, con palabras, buscamos en vano esa ley. S, es verdad, anhelamos el

    la ley y en ella la cancin, una msica de palabras. Quiz pertenecer de ve

    mundo. Pero en medio del maizal las torcazas alzan vuelo / al sentir la vozcorteros que se acercan.

    Cali, marzo 19 d

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    11/135

    LA LLAMA INCLINADA

    a P

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    12/135

    2

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    13/135

    Y con todo yo

    y es ansia de todos m

    el llegar a m

    y gozar de la luz del re

    Homero, Odisea

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    14/135

    4

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    15/135

    ALGUIEN LEE

    tengo la boca llena de t

    Pedro P

    He anhelado el canto,

    el canto para barrer la sombra, el canto para recoger mis pasos:

    Las calles de la huda, las esquinas del amor, las ciudades del camino.

    El pas de la muerte, el pas del retorno, el pas del agua.

    Ros de la infancia: hierbas voces rboles.

    Caminos del deseo: iluminaciones silencios despojos.

    Y el mismo volcn de sangre en la boca, el mismo pramo calcinado bajo los pie

    Un vendaval de ojos, de carne, de msica y de huesos.

    Los mismos torrentes resecos de muertos que cantan con las voces de la infanci

    He buscado esos cantos en los rboles que huyen,

    en los ojos del miedo de los nios del camino.

    A veces les veo en las grietas de la furia y del dolor.

    A veces en las letras despedazadas de los muros callejeros.

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    16/135

    6

    Cantos del sueo y de la muerte y de la mano dormida.

    Cantos sin voz o apenas suspendidos en voltiles hilos cerebrales.

    En las noches de junio,

    cuando Castor y Plux cruzan con su luz mtica el cielo atormentado de la mem

    oigo su msica caer de la oscuridad como frutos podridos.

    Y en las tardes de agosto, cuando las cometas y los faroles de aire y de papel de

    valsean sobre el valle de las garzas y los pellares, su martillo de palabras

    azara el sopor de la siesta con los incendios del viento y el vuelo de las cenizas.

    Sus trazos negros rayan mi mente al amanecer de enero,

    bajo la inmensidad del cielo, en los amaneceres azules de la sabana sin nubes

    y la quietud de las nieblas heladas que cubren mis zapatos

    entre la hierba atemorizada.

    Ms all del sueo y de la montaa, veo crecer esos cantos en las orillas del ro-

    bajo un cielo cultivado a la sombra de todos los verdes de la selva.

    Estn en la danza del abuelo Kum que atrae con su rumor de cuarzos y semilla

    la balsmica intencin amarilla del sol al conuco del alma.

    Y estn adentro de mi crneo, cuando la serpiente de luz une los abismos fracta

    de mi rstico cerebro con el zumo ancestral de hojas y bejucos.

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    17/135

    Son el son de la maraca que equilibra el mundo

    y los murmullos melodiosos que guardan el pensamiento.

    Los veo ahora muy arriba de mis ojos, en el vuelo de las tumbas del aire:

    el grajo mortecino de los gallinazos esparce por el cielo en su danza circular

    el tejido mineral de mis nervios.

    Ese vuelo danzado es el canto. El canto est donde estn mis muertos.

    Pero dnde estn mis muertos?

    He anhelado el rumor de sus canciones en mi palabra.

    No su memoria escrita entre la hierba por larvas, colepteros y microscopios.

    Si no la memoria viva en unas letras, un tono, un ritmo, una cancin

    para cantar en la tumba de las noches con platos y flores y aguardiente.

    Voy de vuelta. He anhelado el canto de la luz del regreso en el fragor del agua.

    Quiz nada regrese de m ni de ellas y ellos.

    Quiz slo los dientes de los muertos aren la tierra sobre los huesos rotos.

    Quiz no hay palabra que descifre con su msica intil

    el sentido de esta muerte sin borrachera, sin ceremonia y sin cantos.

    Sin tierra en la boca de los muertos.

    Ya cae la tarde de todas las tardes.

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    18/135

    8

    Ayer huy de aqu el hombre de la montaa que rompa con su grito feliz

    la algaraba de los loros que cruzan el valle.

    Dnde estn los cantos que lo celebran?

    Los he buscado para alumbrar la hora del regreso.

    Con mis muertos los busco. Con sus voces imagino cmo suena su msica.

    Pero ya nadie puede desandar este camino.

    Quiz un poema en estas hojas ilumine con sus letras

    la carne y los huesos y los nervios del olvido.

    Alguien vio la huida de las multitudes

    y sus ojos se hundieron en el espejo amargo del caf de la maana.

    Alguien oy el ritmo medroso de sus pasos contra la tierra.

    Alguien escuch el grito. Alguien ya no recuerda.

    Otros dicen: Esas voces, esos pasos, y su retorno, estn siempre en los cantos.

    El canto las anuncia. La memoria est en los cantos.

    Pero dnde or esos cantos ahora?

    Cmo saber si estn aqu, en estas hojas,

    y son ahora suyos, lectora silenciosa, silencioso lector?

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    19/135

    LA CALLE DE LOS VNDALOS

    Los vientos de agosto han apurado su lengua de cuchillos

    y julio hierve an en las calles y los tejados.

    He huido de la vieja muerte agazapada, all, en las rojas esquinas de la tierra.

    Hoy el cielo de plomo cae humeante en el abismo de los ojos y los ciega.

    La plaza se borra con mis pasos sobre el hmedo espejo de las piedras.

    A lo lejos anuncian el caos de los vndalos

    gritos de trompeta, estruendo de tambores.

    Ya llegan. Han dejado sus altas guaridas del humo

    y de nuevo baten hierros y harapos cual banderas.

    Las piedras dormidas del ro y el eco rooso de los puentes

    amainan la algaraba en los contracantos del agua.

    Se acercan. Unos lanzan fuego por los ojos y las bocas.

    Otros, en zancos, bailan la anrquica musurgia

    de sus fierros, sus cueros y sus bronces.

    Todos a una, cruzan la plaza e incendianShakespeare and Company.

    Una nube de ceniza y memorias de papel se roba el cielo.

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    20/135

    0

    Y al canto de todos, todos se arrojan a las aguas

    y asaltan los muros sagrados de la Isla de Francia.

    Un monstruo grita en las torres. Una mujer llora con llanto de campana.

    El Papa balbuciente ora en su pequea celda de cirios y madera:

    el chirriante olor del sebo ardiendo amasa la muerte con la santidad.

    Adentro, en el templo sombro, de blanco puro tras el altar, cantan los nios.

    El agua espesa del ro tiembla. En los hondos subterrneos de la vieja ciudad m

    pasan los trenes del olvido atestados de pasajeros sin destino:

    Ancianos lectores, nios envejecidos, ruinas de un mito disecado.

    Por las junturas de las piedras los vndalos trepan hasta los vitrales de oro.

    En lo alto, una grgola pierde su nariz. Cae y dibuja crculos concntricos

    sobre la pestilencia del foso. Los vndalos gritan de gozo.

    Una mano de piedra levantan las manos del vndalo ms ronco.

    Una voz de granito se derrumba en trozos. Ms gritos.

    El zanquero rompe un cristal rojo con el palo de su tambor,

    el fuego se escapa y vuelve la arcilla a ser detritus.

    Por la luz del agujero las navajas de agosto arrojan a la ciudad de las orillas

    la voz blanca de los nios:Puer natus est, canta el coro.

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    21/135

    Otro cristal se hace polvo contra la boca herida de un demonio.

    Crece y cae el canto como un mar en cada odo preso en su caracol.

    Uno a uno los vndalos descienden de los muros profanados.

    Han triunfado. De nuevo han triunfado los vndalos.

    Ya se agazapan por los rincones donde huye la luz de la noche.

    Ya ahogan su locura en el jugo tibio de las amapolas.

    En la mitad del verano ha llegado el otoo con su lengua de alabastro pintada d

    Amanece. Las jeringas rotas ruedan hasta el ro por las escalinatas del templo.

    Se aleja el canto de los nios. Amanece y es torpe la algaraba del retorno.

    Julio revienta todo su calor contra el brillo de la plaza.

    Las flores lentas reverberan en el cerebro.

    Ya regresan. El humo y la fetidez abarcan todo el cielo

    y el viento de agosto hierve su xido de hojas

    sobre el alma podrida de las aguas profundas.

    Ya llegan a su calle vieja los vndalos. Ruge el pequeo sol

    y con los vndalos yo me acuesto sobre las piedras rotas

    a esperar la herida de los primeros cuchillos de noviembre,

    la borrachera de los cuervos en la blancura del amado invierno.

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    22/135

    2

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    23/135

    RO

    Llora el agua, llora el

    Canto d

    Tu

    dul

    zura

    azul

    ocre

    verde

    malva

    se anuda

    en las venas

    de la tierra

    y brilla la piedra

    y el animal respira

    y el rbol germina.

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    24/135

    4

    Desciendes del rastro de estrellas

    que canta en mito y pensamientos

    la memoria de los pueblos.

    Eres anaconda celeste para los amaznicos.

    Y metfora del tiempo para el griego.

    Un signo de la tierra prometida muestras al bblico semita.

    No hay sabidura sin tu cauce, observan los antiguos chinos.

    Ni camino hacia los dioses, dicen los wergayas uwa.

    Agua de la raz

    agua del aire

    agua del canto

    agua de la pea

    agua del cielo

    agua de la tierra

    agua del fuego

    agua de los montes

    agua de los desiertos

    agua de las hojas

    agua del pramo

    agua de las selvas

    agua del agua,

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    25/135

    ests

    hecho

    ro

    de

    to

    das

    las

    a

    g

    u

    a

    s

    y en los saltos y cadas

    se hacen polvo tus caminos

    y la luz se hace arco de luz.

    All el anciano kum lee las seales sagradas del destino

    Escritura de agua de la diosa de vix

    escritura de barro de la diosa de juyungo

    escritura de piedra de la diosa del ambil

    escritura de viento de la blanca diosa del ayu.

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    26/135

    6

    En ti estn la sed y la frescura del mundo,

    la mansedumbre del aire y el fragor de las crecientes,

    las orillas que se alejan incesantes y el mar que aguarda.

    En las noches de Guamba el caminante conversa con tu rumor y pide permiso.

    Y en tus selvas de agua, Adanes arrojados al barro guan

    desde las talas y aserros hasta nuestras sillas de la tarde,

    largas balsas de milenarios rboles que amargan

    con sus savias moribundas

    tu lento lecho

    de peces.

    En las horas del odio por tu lomo sagrado

    descienden las sangres y los cuerpos de nuestras vctimas.

    Impasible arrastras esas cargas de olvido mientras el viento, la luz y la hormiga

    anuncian que en tus altas cabeceras crece el desmande arrasador,

    el tiempo descuajado de la tormenta.

    Luz de agua

    ojos de agua

    viento de agua

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    27/135

    brazos de agua

    piedras de agua

    huesos de agua

    tierra de agua

    voces de agua

    montaa de agua

    cuerpos de agua.

    Y un diluvio de ahogados

    sobre calles y tejados,

    bajo las ramas del cielo.

    Y una antigua y hermosa luz

    en el aire vaco

    de promesas.

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    28/135

    8

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    29/135

    UN PERRO

    Para denigrar de la nobleza y la lealtad nombramos tu raza como insulto.

    Pero gentes ms sensibles que habitan los valles de la sal

    ven en ti al gua de los sueos,

    al mtico seor de los caminos de la muerte.

    El agua te reconoce como hermano y te lleva por sus cauces

    como suave hoja que cruza las orillas.

    El juego es tu elemento.

    Tu olfato guarda las huellas del retorno

    y tus ojos bellos recuerdan el desamparo de nuestro amor.

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    30/135

    0

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    31/135

    SUEO DE LA MADERA

    Al despertar

    una imagen terrosa del rbol que he sido

    traa una bruma de aguas florecidas

    y sobre el cuerpo del amor la frescura olorosa del cedro

    y en el toque duro de la piedra apretada de races

    las hmedas armaduras del alma vegetal

    que anida en las aguas ms antiguas de la tierra profunda

    Y en los labios entreabiertos del sueo

    el rumor de un bogavante

    tallador de manos prodigiosas

    y muslos de oro

    y pies pequeos

    de leves sandalias

    que se acerca

    entre el filo de las hojas

    caminando sobre las aguas

    Tambin viene solo

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    32/135

    2

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    33/135

    RBOL

    Alto y milenario, como los pueblos olvidados,

    desde la aurora de los cantos eres smbolo de lo vivo,

    imagen de lo que renace, de todo lo que fluye y crece:

    Del pensamiento. De los padres.

    De los dioses y las diosas. De la vida y de la muerte.

    Platn cuenta que en las horas sagradas del primer sol

    escuchamos las cigarras de tu voz.

    Pobladores de las llanuras que bordean el Amazonas, el Orinoco y el Atrato,

    cantan que los primeros abuelos derribaron el rbol de todos los frutos,

    y del tocn naci el diluvio, y del tronco cado brot el gran ro,

    y de sus brazos y ramas los ros pequeos,

    los caos,

    los arroyos,

    las quebradas.

    Eres para el hind la encina milenaria a cuya sombra de luz

    inspira la sabidura en sus discpulos el reencarnado anciano Gautama.

    Bajo tu sombra fresca resuena en sus mentes el rojo palmear de una sola mano.

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    34/135

    4

    Al bblico semita entregas la ciencia del mal y del bien

    y la vara que hace brotar agua de la pea y la zarza para honrar a Yahveh.

    Al evangelista ofreces otro smbolo de la Jerusalem celestial

    y los doce frutos del ao y el blsamo curativo de tus hojas.

    Al romano honras con el laurel imperial

    y con la rama de higuera para celebrar a Prapo

    y el cadalso en cruz para adorar al joven dios muerto.

    Para el mdico y el sabio eres metfora de los cauces de la sangre

    que corre viva en los cuerpos y regin del aire en los pechos que respiran

    y agua roja en la savia que baja por las noches

    y agua blanca que asciende al canto de tus hojas con los vientos del sol.

    Al hambriento alimentas con tus flores y tus frutos.

    Das refugio al huyente en tu cama de olorosa hojarasca.

    Y calor al invierno con el fuego que revive de tus ramas secas.

    En ti cantamos la fortaleza de los mayores y el descanso azul de los fatigados.

    Tu forma nos une a nuestros muertos

    para que vivan en nosotros como carne y memoria

    y pueblen nuestro tiempo de gloria u olvido.

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    35/135

    Moldeas la forma y la fuerza del sueo y del pensar

    que se regocijan en el asombro de la diversidad.

    Como un dios vivo colmas de dones la fragilidad de nuestro deseo.

    Y cada maana y cada tarde, a la luz que nace o agoniza,

    alegras nuestras casas con el canto de tus pjaros.

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    36/135

    6

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    37/135

    COLIBR

    acerca tu odo

    en sus alas la msica

    que sostiene el mundo

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    38/135

    8

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    39/135

    PALABRA

    Habla acaso el jaguar con la alondra?

    Acaso el samn con las rumorosas piedras del lecho

    precisa de palabras para hundir sus races y beber las aguas?

    Una ley antiqusima o divina les rige.

    Ah roto cerebro!

    En nosotros... la Palabra.

    Ella ordena la blanca certeza de la muerte,

    y nos dice creer en la inocencia del tigre que la ignora,

    as est escrito en su sangre y en su carne.

    Palabra que an sin comprender el canto de los pjaros

    cifras en lenguajes un paraso de muertes y pasiones.

    En medio del maizal las torcazas alzan vuelo

    al sentir la voz de los corteros que se acercan.

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    40/135

    0

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    41/135

    PRAMO

    Frgil el musgo y el liquen, y frgil la flor

    -cada flor- y cada insecto que la flor abriga.

    Frgil el silencio y frgil el agua

    que cae numerosa en giles gotas de luz.

    Frgiles los bordes delicados de la piedra

    pulidos por el roce del tiempo,

    y la luz y la niebla y las nubes lentas,

    tan cerca del cielo.

    Frgil el obscuro espejo de laguna y su suelo

    de quietud, y el terso frailejn, y cada sociedad

    de plantas amigas que florecen nicas

    en colonias de pequeas hojas brillantes.

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    42/135

    2

    Frgil el aire susurrante y su rumor,

    y los altos rayos ardientes del sol.

    Frgil el azufrado olor a infierno

    y sus aguas y lodos de colores diversos.

    Frgil el hielo y la lava fra y el peligroso viento

    en las cumbres, blancas, lejanas, desiertas.

    Y el cndor y su vuelo

    alto y solitario sobre las nieves perpetuas.

    Frgiles descendemos el frgil pramo del amor.

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    43/135

    SUEO DE NOCHE SOLA

    He vuelto de las hondas aguas de la diosa

    con este puo de niebla que ciega mis manos.

    Quien suee abra sus ojos y podr verla

    entre sus dedos o en los brazos dormidos del amor.

    Las aguas guardan la luz de lea mansa,Elella,

    luz de diosa en llamas que da calor a esta vida

    con su rumor azul, con su intencin amarilla.

    He vuelto, an el alma en sueos,

    de la noche anterior a las noches y los das,

    baada en este olor de aguas profundas.

    En el palo de mi corazn se oyen las primeras melodas,

    la voz de la hierba que crece, el canto de los planetas.

    Estoy sola con mis ojos y mis manos y mi cuerpo.

    Estoy sola con mis voces y mis lgrimas.

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    44/135

    4

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    45/135

    SONAJEROS DE SELVA

    Traes un sonajero de semillas de la selva afinado con el canto de las ranas.

    Traes un sonajero afinado con el grito de las guacamayas.

    Traes de la selva sonajeros con el canto de voces sin nombre.

    El bocado que cortas a las semillas en una de sus puntas

    y el largo de los hilos que las atan al hilo madre

    y el nmero de semillas y qu semillas cortas y a l atas,

    todo est considerado en tu arte sagrada.

    As concedes al sonajero la semejanza para invocar al animal que imita:

    para danzar con su danza, para volar con su vuelo, para curar con su canto,

    para mover al pensamiento, y abrazados a la gran ceiba en el sueo del juyungo

    en el viaje del gaxpi, en el vuelo de vix, se haga fuerte el pensamiento,

    y ya no sea slo rumor de la luz entre las hojas,

    cancin de los pjaros, baile de las ranas, meloda del agua,

    serenidad del cielo nocturno, vuelo del jaguar.

    Y ya sea de nuevo memoria comn, alegra compartida,

    conjugada en la fiesta, en las danzas y los cantos

    gozados al son de la sagrada agitacin

    que concitan con su voz tus sonajeros de selva,

    abuelo bailarn, abuelo cantador.

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    46/135

    6

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    47/135

    HERMANO MAYOR

    Dos modos de ver revela el anciano:

    Si miras la montaa o bien ves un samn en el rbol de la tarde,

    o bien una anaconda.

    Dos modos de preguntar revela el anciano:

    Si vas en la noche a tu hamaca o bien -como ellos- te echas a dormir

    o bien sueas y encuentras el camino.

    Dos modos de escuchar revela el anciano:

    Si pegas tu oreja a la tierra quiz escuches la cancin del mar

    o el rugir de los ejrcitos que avanzan al naufragio.

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    48/135

    8

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    49/135

    PARTIR.

    Qu pjaro afuera canta, amor mo?

    Es la mirla o la alondra o el zinzontle?

    Qu pjaro es aqul que afuera canta, amor mo?

    No es nada. Es slo tu voz que sopla en mis odos.

    Qu color dej la tarde en mi cerebro?

    Qu escuch mi alma la ltima noche?

    En qu lmite del dolor se rompi mi corazn?

    No es nada, hermana ma. No es nada.

    Es slo tu voz que vuelve con mi voz.

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    50/135

    0

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    51/135

    DUERMEVELA

    Quin tras estas huellas vendr, como bestia que atrae el aroma herido

    bosques?

    Amanece. El roco tiembla luminoso en las hojas de la niebla.

    En sus gotas se sacian insomnes los ojos. Leve, desciende la mirada

    al denso barro de hojas podridas que desnuda la herencia de los rboles.

    Hace fro y la carne se estremece en su ensueo. Siento sangre que cae,

    c

    a

    e

    l

    l

    u

    v

    i

    a

    de

    un

    rojo

    cielo.

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    52/135

    2

    Lenta e implacable la diminuta bestia husmea ese rastro.

    Lenta e implacable hunde en el limo su hocico.

    Bajo su pezua de oro crujen ramas secas y semillas.

    A la luz de su aliento vagamente la adivino en mis gestos del espejo.

    En el borde remoto de lo audible oigo crecer en oleadas su fragor.

    En mi sangre vagamente la presiento...

    En la hora del jaguar por qu me dejas solo?

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    53/135

    XODO

    En estos altos valles no ha brotado agua una

    sola vez en noche o da, y slo blanca muerte

    y negras calaveras vela la sangrienta luna.

    Cantan en olas huyentes su ms trgica suerte

    largas caravanas, y suean vivas con un lago

    puro. Ondea en sus sienes el polvo por bandera.

    - Es lluvia que se acerca ese rumor distante y vago?

    Piensa ardiente el pueblo en sus cantos de la espera.

    Pero el sol ya vislumbra en soledad, tras montaas

    orientales, sordas horas rojas de inclemencia.

    Somos fuego y agua, y sobre el mar arde el arado.

    Qu hondos horizontes de vaco y demencia

    buscamos? No nos bastan, amigos, las hazaas

    de la muerte en los valles furiosos del pasado?

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    54/135

    4

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    55/135

    SOBRE PIEDRAS, AGUAS Y ARENAS.

    Volvern los asesinos,

    pero ya no habr vida que arda para su rueda de hierro y su candela.

    Cerca, como las moscas del calor,

    como los pjaros de la desgracia que vuelan en la tormenta,

    grazna una bienvenida.

    Partir es la noche,

    dijo la voz ms solitaria, la ms delicada,

    al ver desde su blanca eleccin las hordas destrozar el mundo.

    Es la noche. Allan a mi puerta.

    Tras la ventana de humo el horizonte

    arroja su marea de sangre contra las playas del alma.

    Han vuelto. Oigo sus cantos y los cantos de los muertos que les siguen con el vie

    de hermosos ngeles rojos asolando con sus ltigos de oro la memoria de los sig

    Han vuelto. Quizs nunca se fueron. Pero ya no queda un mbar

    para su rueda avariciosa. Slo arena y blancas calaveras, slo arena

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    56/135

    6

    de los blancos desiertos, sagrada arena de tus huesos y mis huesos.

    Y nuestros besos que valsean deliciosos sobre las bocas anglicas.

    Y ms all, abajo del aire, en la espesura de las aguas quietas,

    las ciudades de piedra, las hondas ciudades muertas.

    Llueve. Y con la hueste la montaa florecida en los cielos del agua, tiembla.

    El paisaje es apenas un destello que atardece con sus pjaros de oro

    en la hondura de pramo de tus ojos al mirar en mis ojos.

    Vuelo o eres t quien vuela?

    Veo tus besos perdidos flotar en un sueo y esconderse en las alas de los mos.

    Somos pjaros sin alas que huyen y duermen,

    en las piedras,

    en las aguas,

    en la

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    57/135

    JUEGO DE LA PIEDRA ESCRITURA

    La casa de la poesa florece bajo el ro.

    La casa de la poesa es lmpara de agua de los inviernos en las maanas de la si

    y en la noche es serpiente canoa que deja estrellas en los caminos del cielo,

    serpiente ro que teje su nido en el cerebro y une las dos mitades del cerebro.

    La casa de la poesa bajo las piedras del ro guarda una piedra escrita,

    la olvidaron los viajeros del rbol cado y la canoa celeste

    y la casa de la poesa la atesora para leer y escribir en ella

    lo que ven los pjaros pero palpita invisible para la prosa del mundo.

    La casa de la poesa imita y descifra esa msica y su escritura,

    y con sus manos de alfarera la protege

    del volcn de clavos y de venas rotas,

    del ruido intolerable del martillo en la mano y la cruz de madera,

    de las espinas y de las lanzas del costado

    que incendiaron con sangre los palimpsestos y los pneumas de la tablatura.

    En la casa de la poesa hay un jardn de nios y nias

    que juegan una ronda de estrellas enanas y de estrellas fugaces

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    58/135

    8

    y dibujan sus caminos con piedrecitas del ro sobre el fondo del agua,

    una ronda que suena con voces blancas y con voces de pjaro del gran rgano

    messin

    En la casa de la poesa hay una danta que reposa en la escritura de la tortuga.

    Hay un mico que alla con voz de sonajero de selva

    y anuncia con elegancia palaciega a los viajeros que llegan.

    Y hay un gato que juega con los hilos del alma.

    Hay tambin una ciudad con barcos que arriban de los ros profundos,

    una ciudad con faroles incandescentes y cables de luz en las esquinas,

    y otros nios y otras nias que juegan la rayuela primordial sobre

    las puertas de la piedra escrita por los viajeros de la canoa y los pjaros del poet

    El fuego no toca la piedra escritura y el oleaje del sol le da apenas una tierna tib

    Slo las lmparas de agua le dibujan sombras y luces

    que escapan como salamandras de fuego de sus letras.

    El agua s la toca, y la tocan los nios y las nias que cantan bajo el agua y juega

    sobre la pu

    Y las lgrimas y los pjaros de tinta que duermen en tus prpados

    y en el boscaje de tus pupilas y se despiertan para tocar la piedra

    cuando trazas el lienzo de tus sueos sobre ella.

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    59/135

    LOS HUYENTES

    Fair is foul and foul

    William Shake

    Caer sobre los ojos sin lgrimas la sal del olvido

    y sobre los labios mudos del grito el barro de la locura.

    Huiremos por los campos arrasados, sin flores ni duelo

    a sepultar ms hondo a nuestros muertos, con premura,

    espantando a las bestias carroeras del cielo

    y a los perros hambrientos que devoran lo perdido

    y allan a la luna los huesos desolados de sus amos.

    Una lluvia de arena roja quemar nuestros odos

    y el viejo olor de la muerte ahogar las huellas que pisamos.

    Ni el agua ni el viento ni la espuma de los venenos

    ni el trueno de las bombas, podrn detenernos.

    Lo bello es horrible y lo horrible es bello,

    a travs de la niebla, por el aire impuro vagaremos.

    Haremos nuevos caminos sobre la selva que se puebla.

    Habr otro suelo y buenas semillas qu cultivar.

    Otro azul ser el cielo y una casa nueva habitaremos,

    Haremos arepas frescas y pan de maz frente al mar

    y beberemos en las maanas el caf recin colado.

    Somos los huyentes que siempre regresan. Los que nunca se van.

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    60/135

    0

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    61/135

    INSEPULTOS

    Rappelez-vous lobjet que nous vmes, mo

    ce beau matin dt s

    au dtour dun sentier une charogne

    sur un lit sem de cai

    Charles Bau

    No cesan las lucirnagas del alma

    hasta ser el cuerpo barro del aire,

    agua del mundo, tierra elemental.

    Desangrado mi cuerpo sobre la tierra negra

    veo ascender el aura violeta de mi muerte

    y veo a los vidos zamuros rodearla

    y planear en altsimos crculos de sombra.

    Ms all, el cielo azul y los rayos negros y rojos

    en la tarde de los dioses muertos.

    En sus alas vienen por m y por los otros

    que aqu conmigo arrojan el alma por la boca.

    Mensajeros de la nube, picos de diamante negro,

    ellos esparcen por el aire y por la luz nuestra carne

    y dejan al viento, a la lluvia y al rugido del sol

    tallar la blancura amarillenta de nuestros huesos.

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    62/135

    2

    Nuestra tumba ser su vuelo.

    Sus graznidos sern nuestro arrullo.

    All abajo nuestra gente creer vernos llegar cada maana,

    con un plpito en sus manos que se abren al abrazo

    y la felicidad del agua que lava el tiempo con sus lgrimas.

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    63/135

    1999

    He huido por el largo jardn de piedras

    que refresca las aguas del verano.

    Una riada de sangre se agolpa en los abismos cerebrales.

    He huido por los largos corredores

    del cerebro dormido. La noche se perfuma

    con el viento de las camias.

    He huido por el ardiente polvo sabanero

    envidioso de los toros que bajan al mar.

    La rama de laurel que levanta el vaquero

    es el sistro oloroso que acompaa su canto.

    He huido por las calles podridas

    de un viejo puerto que canta su olvido.

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    64/135

    4

    En sus esquinas de salitre vi la casa del amor

    en los ojos negros de sus mujeres.

    He huido por las olas lunticas

    que deploran las miserias de la guerra

    y me llaman con sus algas desde el fondo

    de los naufragios y los peces ciegos.

    He huido por los caminos de la vieja Europa.

    He huido bajo los cielos incendiados de nuestros pueblos.

    Hoy, en la quietud de mi hamaca, un milenio termina

    y la noche vuelve cargada de presagios:

    La voz moribunda de un abuelo indio, las Alturas de Machu Picchu,

    Bolvar que ara sobre el mar, la flor de Emily,

    la desolada torre de Hlderlin, la palabra de Gaitn,

    y un viento de cenizas que anuncia por el cielo

    el horror, all, de nuevo, en los caseros del camino.

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    65/135

    EN EL NOMBRE DE WILLIAM SHAKESPEARE

    Will I am shake spear : Ser el que soy, agitador de las lanzas.

    a William, que descifr esta m

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    66/135

    6

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    67/135

    RO RENO

    On entend dans les bois lointains des ha

    Ri

    Atan tus orillas puentes colosales de hierro y de concreto,

    de plsticos y metales nuevos. Bajo los arcos, sin cesar,

    barcos enormes, barcos livianos y fantsticas mquinas flotantes

    o lanchas de pasajeros, veloces, remontan la corriente o bajan al mar.

    Sobre el asfalto y el acero, en trenes, autos y tranvas

    habitantes impasibles o viajeros asombrados van de una orilla a otra orilla.

    Monstruos ciegos ahogan el agua bajo tu cauce.

    Varias veces destruidas,

    crecen al borde de tus diques nuevos ciudades de humo y de titanio.

    Celosas, esas urbes guardan an el legendario esplendor imperial.

    Y en sus nombres germnicos se escucha la msica latina:

    Colonia en Kln, Bona en Bonn, Aquisgran en Aachen.

    En sus nombres y en sus piedras se siente lo que queda en el olvido,

    as como en tu nombre, Rhein, ro,

    resuena el clamor de vastas manadas de renos eternos

    que levantan al cielo sus cornamentas de belleza y orgullo

    anunciando el destino.

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    68/135

    8

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    69/135

    UNTER DEN LINDEN.

    Bajo los tilos.

    Al amanecer el cielo descendi a nuestras manos

    y una nube de fro ocult las piedras y los rostros apurados de las calles de Berl

    Todo el tiempo hel.

    Ahora el cielo es azul y el horizonte rojo de sol

    y en las piedras ametralladas de las cornisas y en las copas deshojadas de los til

    un viento de cuervos grazna su cancin.

    Los caminantes miran a lo alto y aligeran el paso, temerosos del negro gritero.

    Una mujer cubre el cochecito de su hijo y se adentra presurosa en un alto zagu

    Un hombre levanta el cuello de su abrigo y baja sobre su rostro el ala del sombr

    Y una viejecita de rostro aterido

    abre sus ojos y susurra con dulzura:

    El cielo es de los pjaros.

    Cae la nieve,

    lenta,

    leve.

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    70/135

    0

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    71/135

    JOHANN SEBASTIAN BACH

    Un canto asciende de los cielos de dios

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    72/135

    2

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    73/135

    CANCIN DE LADY MACBETH

    Agua, si limpias el polvo del aire con tu lluvia.

    Si sacias la sed del hombre fatigado por el sol.

    Si llenas de esplendor al rbol y al jardn.

    Si de ti crecen las nubes y su fragor.

    Si das a nuestra tierra su color de cielo.

    Si todo lo llenas de vida, agua,

    por qu rehsas lavar la sangre de mis manos?

    no oyes esos golpes que claman en las puertas?

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    74/135

    4

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    75/135

    CDIZ

    Amanece. En el verdeazul de tus orillas, jvenes buscadores de tesoros

    rastrean las joyas de los amantes de la noche, perdidas en la sal de tus arenas.

    Bajo los negros ojos augurales de una nia que cruza la noche de las noches,

    arden muertos tus lagos de coral, el costillar de peces

    de viejos galeones sepultados en oro, las voces milenarias del vino y el salitre,

    las canciones del sol que vuelve pensativo del mar de frica.

    En tus orillas palpita la oscura sangre de esclavos y galeotes que rumian sus mis

    al olvido de las

    En tus rodos laberintos de calicanto flota Miranda en el vuelo de su hamaca de

    y rompe con su voz de loco el manto de Iris

    sobre el vestido de oro de Catalina de R

    y dibuja sobre el aire apestoso de la sangre los mapas de nuevas mquinas de gu

    y los planos de asalto a los fuertes invencibles.

    La fiebre de la muerte es menos voraz que la traicin:

    Por qu el joven Simn Bolvar me entreg al espaol? Ah, Simn,

    en la alameda de Mutis tendrs una estatua ecuestre, sin espada, la mano abiert

    Que me das por tus ochocientos soldados que tengo prisioneros.

    Dice tu mano gene

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    76/135

    6

    Pero el general espaol, vencedor de Napolen en estas marismas gaditanas,

    elegir el org

    y t, joven que me entregaste al espaol, arrojars sus ochocientas cabezas al m

    Cada noche salen del mar en su ola de sangre y cabalgan la lnea de estas playas

    ochocientos fantasmas de soldados imperiales sin cabeza.

    Tanta sangre y tanta mierda derramadas para nada.

    Otro imperio viene ya sobre noso

    Las frgiles fronteras del sueo americano ya son sal y carne de los traidores.

    Y la oscura paz de la memoria desatada con su proftico delirio

    a las puertas de la mu

    slo hace ms incierto el camino de luz que vemos los muertos al llegar a tus cos

    En tus celdas conventuales, Mutis, con su frente incendiada de hojas y de pjaro

    vuelve a cruzar el valle ardiente de Yuma, el ro grande de la Magdalena,

    y contempla los fantsticos trazos de los maestros quiteos,

    copistas de flores, ramas, hojas y frutos, asombros de la nueva ciencia,

    y siembra de borracheros y de sanpedritos la alameda de la muralla y las hornac

    En tus plazas los muros celebran la libertad, la revolucin y la independencia.

    Con gratitud te llamas a ti misma: Puerta de Amrica.

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    77/135

    En el caf de enfrente, los desterrados de la noche cantan sus sueos de mar

    al viento africano del amanecer, rojo y blanco de gaviotas pintadas por el sol.

    La cara de hacha del viejo marinero recuerda el olvidado remo celta

    y la fuente romana y el acero visigodo y la memoria de Grecia:

    Seremo tan viejos como er gran Sahara der viento

    ar final de la espuma,

    y an mr viejo que er mar, ya ni ruina tenemo,

    solo er cante y la luna

    -canta el viejo marinero- y extiende su brazo como ola fresca

    desde el jazmn que abandona la noche

    hasta el mar abierto al cielo de sangre del amanecer.

    Cdiz Andalus, hace ms de mil aos en tu cante rabe

    la joven Europa escuch la perdida voz de Grecia, de Platn, de Aristteles.

    Con los ltimos grillos y las primeras cigarras dormidas del sol,

    entre risas y besos de la noche huyente,

    llega del jardn del malecn la voz y el canto de los muchachos y las muchachas

    borrachos de vino del jardn griego y alunados con el kif de los baos de Al.

    Un ulular y una alarma de algaraba nos arranca

    de la barra somnolienta y de las hierbas amorosas

    y de las olas de ojos sin sueo reventando con voz de acantilado.

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    78/135

    8

    Tras el pan duro que brilla en las esquinas desdentadas de la pequea Europa,

    mi frica de los vientos ha lanzado sus hijos a la brisa azarosa del estrecho

    mare no

    En la noche del alma las olas vinosas han roto sus frgiles pateras

    contra el fro de los vientos y la locura de las piedras.

    La guardia costera los trae. Sobre el puente de la barcaza

    un terco brazo levantado al cielo sale del hule negro que oculta la muerte.

    frica de mi sangre, somos ese brazo, somos esa mano, somos ese cielo que desp

    frica de mi sangre, en ella suena tu voz y tu ola y tu kora y tu tambor, y nadie le

    Llegan los cuerpos de tus bellos muchachos y tus bellas muchachas

    rescatados de las aguas tremendas del mito, y nadie los ve.

    Pasa la algaraba y pasan las sirenas y todos vuelven a la barra para ver la traged

    con sus ojos ya cegados por la luz de los noticieros.

    Dnde est, Cdiz, tu msica? Dnde, Al Andalus, tu cancin?

    Dnde frica ma el amor de Yemay?

    Dnde el llanto de Ochn, el roto tambor de la rebelin?

    Dnde la Amrica libertaria que celebras en tus plazas?

    Dnde hermosa nia de la maana, tus ojos que incendien con su ternura

    la noche sin

    a Pepe Bable y Charo

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    79/135

    ALHAMBRA

    Costilla roja

    alcazaba

    de aguas

    perfumadas

    patio de arrayanes

    corriente de azahar

    en el mrmol

    de las fuentes

    las siete sangres

    de cada general

    rastro imborrable

    del alfanje Nazar

    decapitador

    Calados en lo alto

    tamiz de luz

    rayos de luz

    nicos

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    80/135

    0

    Patios de msica

    salas aromadas

    almohadas

    agua florecida

    de la sierra

    nevada

    hornacinas

    columnas

    irrepetibles

    La simetra

    es soberbia

    de la imitacin

    Slo T eres grande.

    Alhambra

    Alhama.

    Slo T

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    81/135

    LLUVIA DEL INDIO LEVANTADO

    ...del aire al aire una red... de

    Pablo N

    Benito recorre los dominios ancestrales en su silla de poder,

    su silla rodante, su silla viajera.

    Donde llega, Benito dicta los decretos tejidos en cuatrocientos aos:

    Ordena devolver la tierra sagrada a los rezos,

    a las diosas y a los dioses y a las manos nacidas de la tierra.

    Curas y obispos huyen con sus cruces en alto por las naves de oro de las iglesias

    y se ocultan bajo el moho de los huesos en las tumbas del conquistador.

    Ateridos entre el humo, el incienso y las velas de sebo ardiendo,

    rezan y conspiran con el dios muerto y murmuran bajo sus grasientas sotanas:

    el indio masn viene, el indio masn llega.

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    82/135

    2

    Benito descifr la lengua de Castilla a los quince aos

    y ahora en sus cincuenta gobierna de pueblo en pueblo:

    su silla trashumante galopa los valles y las milpas y libera tierras y esclavos.

    En la capital de piedras indias invertidas se levantan cruces e iglesias

    sobre las pirmides de sangre. Desde los plpitos y los manteles tejidos de oro

    los seoritos perfumados imploran por un prncipe al cielo europeo.

    El Papa y los reyes de la Santa Alianza envan a Maximiliano de Habsburgo.

    Mxico se corona imperial,

    y desde las tierras profundas del nopal y del maz, del agave y el peyotlel,

    el indio levantado en su silla trashumante lanza sus rezos y su armada

    ancestral y mes

    En Quertaro Maximiliano muere fusilado, aunque nadie ordena disparar.

    Por todas partes se desbanda su ejrcito imperial de ltima hora, indio y mestiz

    i

    Al triunfo de Benito seguirn nuevas revoluciones y nuevas derrotas.

    Y las pedregosas montaas a donde huyeron los abuelos en las auroras de la san

    volvern a guardar en sus ridas gargantas de piedra, la danza, el rezo y el canto

    rituales que hacen florecer las milpas prodigiosas del polvo y de las rocas.

    Armados de la ley y las cananas, astutos seores perfumados,

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    83/135

    estirpes de tinta y de abolengos comprados

    -iguales a los viejos seores de armadura y sobaquina-

    roban en las revueltas los valles de agua,

    las vastas encomiendas de abajo, las ricas montaas florecidas.

    Sobre el triunfo de Benito se levantan nuevas derrotas,

    y sobre el odio de las derrotas nuevas revoluciones.

    Pero ahora, en esta noche de los marakames, de las hilolas y los hiloles,

    de lo alto de las mticas montaas dormidas

    y del fondo de la memoriosa marea de la sangre

    por el camino de vivos colores de las plantas sagradas,

    retorna el bello Benito, Benito el rebelde, Benito el levantado

    y asienta su sombra india bajo el espejo de obsidiana de las piedras orientadas

    y riega el polvo de las milpas y las selvas azules del alma chulel

    con el agua de sus rezos,

    con el rezo de sus cantos,

    con el canto de sus lgrimas.

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    84/135

    4

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    85/135

    MAYA

    Consume su calma

    la llama inclinada.

    Apaga su nada

    la vela del alma.

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    86/135

    6

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    87/135

    TZOTZIL

    El ave del corazn

    se escapa por tu boca.

    Vuela. Y si la atrapa

    el hambriento nagual,

    la muerte nos toca.

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    88/135

    8

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    89/135

    TZOTZIL Y TZELTAL

    Cada lengua en tu odo

    es todos los pjaros en tu lengua.

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    90/135

    0

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    91/135

    VIAJERO

    Dices que ellos sienten en el rbol la presencia del pensar

    y en el pensar la ley y en ella la cancin, una msica de palabras.

    As, al parecer, sucede, si fuera el relato su estilo.

    Dices que las guilas tijeretas no dejaron en las rocas de lo alto

    la ruta de su vuelo ni la anaconda un ro de estrellas

    ni la ceiba sagrada la hondura de cuencas y vertientes.

    Eso dices que digo, pero la msica est en los cantos, no es slo un vago rumor.

    Dices que en las noches de los desiertos hay un ruido de aguas,

    y que en las noches de las praderas la voz del bho es la maana.

    Eso, creo, he odo. Pero no es slo de agua esa voz

    ni de hoja

    ni de pjaro.

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    92/135

    2

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    93/135

    CIUDAD DE LA LTIMA LUNA

    Ella el suspiro final de todos los muertos

    y el viento de amor de los que cantan

    el retorno bajo el cielo mudo del incendio.

    Ella todos los besos y todos los gritos:

    las voces ascienden, piedra, oro y nube, y caen

    al rojo acantilado piramidal: sol de otro sueo.

    Dura y fra para mis huesos y tus recuerdos,

    Ella -ciudad dormida- es ardiente piedra viva:

    En Ella otros pueblos del patriarca cultivaron

    con sangre joven el retorno de la maana.

    En Ella tu voz es arena sobre los huesos

    que mueren insepultos bajo las lluvias solares,

    ltima luna en las noches de la lucirnaga,

    Diosa mujer que puebla mi sueo del retorno

    de lgrimas y frgiles estrellas que caen

    y caen

    y caen...

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    94/135

    4

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    95/135

    SUEO DE LA ESPERA

    Quin eres t, tan alto tu vuelo y tu desdicha?

    Hombre he sido y tambin sombra y amor y olvido.

    Y quin eres t que hablas sin msica ni lgrimas,

    y derraman tal tristeza tus ojos con su dulce luz?

    Nadie. O apenas una voz que llega a su silencio.

    Nada. O un vuelo de almas muertas bajo el cielo de humo.

    Calla y duerme este sueo.

    Agua y lamentos traes en tu canto,

    hlito del ltimo funeral que martilla sus campanas

    contra los muros incendiados de mi cerebro.

    Calla y huye en la desdicha.

    Calla y suea alguna luz para estos tiempos.

    No traigo profecas, slo hechos:

    Una antigua meloda asciende de las hondas gargantas de la tierra,

    Del sueo de las diosas dormidas crece un nuevo mito, un canto nuevo.

    Duerme y suea. Y sabrs despertar.

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    96/135

    6

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    97/135

    CANCIN DEL OTOO

    El viento

    azul

    hiela

    Las hojas

    rojas

    pasan

    La lluvia

    fina

    hiere

    El que huye

    canta

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    98/135

    8

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    99/135

    CIUDAD DE LAS AGUAS Y LA LUZ

    Al oriente, catedrales de nube

    levantan sus cristales de incendio

    bajo el azul ms alto de los cielos.

    Al occidente, entre bosques de bruma

    la msica de todos los pjaros

    saluda a la luz que agoniza.

    Tras los Andes an duerme la Luna.

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    100/135

    00

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    101/135

    EL VIEJO

    agua mansa a mi corazn

    vuelve su voz

    flor de roble mayor

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    102/135

    02

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    103/135

    PANTGRAFO Y NIO

    Aplicado a la transparencia iluminada del invento

    el nio calca la sombra de su taln sobre cristales rotos.

    Al lado de la noche el padre imita la huella memoriosa

    de los pinceles de laca y tintas orientales:

    Un vivo dragn de oro traza su mano restauradora

    sobre el azul cobalto de la sedosa tnica del mandarn loco.

    El padre esquiva el vaho del cigarro apretado entre los labios

    y afina la mirada en la tersa hondura de los trazos.

    Como una flor mstica en su arquetipo de perfumes eternos

    en las manos del nio cada punto de este mundo se repite en otro mundo simult

    El padre termina y absorto en el humo de sus labios

    cruza el corredor de las habitaciones tras el jardn del sueo. El nio se queda.

    Si acortas mis brazos crecern de sangre los ojos del esbirro, dice la madera.

    La ruidosa luz de neones blancos bajo el cristal esmerilado

    es casi msica que espanta a los muertos en el odo del nio,

    embebido aprendiz de copista que antes de ceder a las orillas fatigadas del sueo

    calca las enloquecidas barbas de barro y de oro

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    104/135

    04

    de los asesinos, las espadas herrumbradas de sangre

    que amargan el viento del olvido con sus gritos.

    El horror desmembrado, la estrella proftica en el cielo,

    el perfil herido de las vastas cordilleras, la tibieza medicinal de los frailejones,

    los espejos de negra hondura en el agua de las altas lagunas,

    vientres de arcilla y de fuego, pectorales de oro, balsas de iraca, cnticos de amo

    rumores en las empalizadas...

    Todo arde bajo el incendio de los lpices en las manos del nio.

    La selva memoriosa graba estas huellas en las savias

    para los ojos de ayahuasca del kum, del jaguar y de la danta,

    para la nariz de yopo y la lengua de ambil del soador.

    Cabeceando, el aprendiz de demiurgo ve pasar al pie de esas imgenes

    las leyendas que rezan el odio orgulloso de los vencedores.

    Gua hasta el final los brazos sumisos del invento.

    Termina y se levanta, casi ciego, delirantes los ojos, con lneas de fuego,

    y tras el camino de humo del padre, entra, por el zagun de llamas inclinadas,

    al otro s

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    105/135

    ABUELO DE CAZA

    Ya llega el abuelo pay con su lanza sonajera.

    Ya llega con su maraca. Ya viene cantando.

    El cuarzo blanco brilla en su cuello.

    Ya viene el abuelo cantando y bailando.

    Ya ha aspirado el polvo de vix.

    Ya ha bebido su totuma de gaxpi, su toma de yaj.

    Ya baila y agita su maraca.

    Ya canta y golpea la tierra con su lanza.

    Ya habla con el seor de los animales.

    Ya habla el abuelo y pregunta:

    por la danta parida, por la danta en celo, por la danta preada.

    Ya pronto sabremos si es bueno salir de caza.

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    106/135

    06

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    107/135

    LA VOZ

    S que la noche vendr,

    pura y profunda,

    e ir cubriendo cada tomo de mi carne

    y un da, al fin, ser del todo sombra.

    Sombra de espesas frondas de acacia o de samn

    que invita al caminante a disfrutar el fresco aroma del jardn.

    O agua que desciende sonora en el arroyo y sacia tu sed

    y la del bello e inocente animal.

    Yo s que quedamente,

    sin siquiera el sordo ruido

    de una hierba que se quiebra

    o el ms leve de la gota de roco,

    vendr la noche con su rumor sereno,

    luna nueva con su cielo de estrellas,

    e irn con ella este barro de sombras,

    y esa voz

    y esa voz.

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    108/135

    08

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    109/135

    BEATRIZ IMPERATRIX TEATRUM SALAMANDER

    Leo tu canto en la ltima hora antes del medio siglo...

    Contamos el tiempo con los dedos, que son diez,

    y con el sol y con la luna que al esplendor de la tarde y del amanecer

    nos ensearon la redondez.

    Sharahazad supo volver esa luz cero: el comienzo y el fin:

    volver a empezar diez veces ms all.

    Una y mil noches nacen de slo diez dedos

    y del sol y de la luna, y de la voz de la contadora de historias,

    cuentos que crecen adentro de otras historias.

    La contadora sabe detener su voz al azul reproche del alba, al iniciar el nuevo cu

    La mano que tiembla en el alfange quiere or lo que vendr.

    Hay que dormir ahora -dice Sharahazad- maana sabremos el final.

    Pero en la noche siguiente el rbol de los mitos florece con otra luz.

    En la mitad de la noche la mitad de cien se enreda en mis huesos,

    y busco la ltima letra de tu voz, la zeta de Beatriz para sonrer

    en el sueo.

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    110/135

    10

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    111/135

    LOS ROS DE TINTA DE LA VERDAD

    A orillas de la pequea biblioteca

    lea aquellas pginas de historia China

    donde Hegel desdea la quietud del espritu.

    Pronto ca en el sueo esquivo y pronto en el ensueo,

    las letras brotaron entre las hojas de los libros,

    y, una tras otra, en interminables cascadas,

    rodaron por los estantes, hasta cubrirme.

    El peso de la verdad se hizo intolerable

    y ya no pude levantar el pecho y respirar. Despert.

    Mi mano segua abierta sobre el libro y el dedo del medio

    en la clebre cita de Confucio:

    Debes mirar directo al corazn.

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    112/135

    12

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    113/135

    DIALOGO DEL NGEL,

    EL BRUJO DE OTRAPARTE Y EL JOVEN POETA

    enivrez-vous, enivrez-vous sans

    Charles Bau

    Brujo: Por qu no has venido en tantos aos?

    Poeta: Estuve en el reformatorio. Estuve preso.

    Brujo: No te hara mal. En la crcel te ensean carpintera, u

    esotrico, mstico. Acariciar la vena de la madera, el l

    escuadra, la sierra, el martillo, los clavos, las gubias. Jess, d

    meditaba recostado sobre las cruces que Jos fabricaba por e

    del centurin.

    ngel: La justicia imperial siempre ha precisado de cadalsos y mazm

    Yo traigo el blsamo generoso del olvido, de la msica, el vi

    conversacin.

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    114/135

    14

    Brujo: S, la conversacinLa rebelin de los espritus, la desobedie

    autarqua, la disolucin de los gobiernos, el visible hundimie

    los Estados. Cuerpos, cuerpos, cuerpos Lo semejante c

    semejante. Lo bello es lo sencillo que arroja vida desde dentro.Poeta: Escap, maestro, me buscan para encerrarme. Me querrn

    Aplicarme la ley de fuga...

    Brujo: No chilles. Ignralos. Has renegado de su mundo. Pues desp

    l. Somos dioses cagados, muy respetables y despreciables. Alg

    nos hacemos cadveresAgua sobre agua.

    ngel: Salud fugitivo. Bebe. Con agua pura y cristalina floreci estSalud!

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    115/135

    INRIDA

    Los raudales

    la luz

    y tus ojos

    de pjaros

    de agua

    dormida,

    dibujan

    en sus saltos

    pjaros azules

    pjaros rojos

    pjaros iris

    y en el fondo

    del rumor

    pjaros

    de piedra

    que vuelan

    a tus manos.

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    116/135

    16

    He soado

    estos cantos

    de agua tallada

    por la escritura

    de piedra

    de las constelac

    En enero

    la caliginosa humedad

    del verano

    deja discurrir el raudal

    bajo la aren

    y las piedras pjaro

    las alondras rumorosas

    los colibrs

    de vuelo exttico

    y msica d

    las piedras

    de ranas cantadoras

    de micos aulladores

    de tortugas de concha

    mem

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    117/135

    esas runas sumergidas

    trazadas en la piedra

    por los primeros viajeros

    de la canoa celeste

    ap

    Inrida

    es el ro biblioteca

    la piedra biblioteca

    el agua libro

    las slabas piedra

    la escritura

    de la e

    geometra

    de la memoria mtica

    que descifra en sus trazos

    el lenguaje vivo

    del c

    para que tus ojos

    de pjaro dormido

    que suean la poesa

    no despierten.

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    118/135

    18

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    119/135

    EL EMBAUCADOR

    An ear can break a huma

    As quickly as a

    Emily Dic

    Paez Tama, hijo de la laguna y de la estrella,

    subi del pramo de las lagunas

    al alto valle de los caciques de piedra.

    Al canto, Paez Tama ense el arte

    de las lanzas de chonta y de los rezos

    que protegen los pilares de la tierra,

    el secreto de los ros profundos

    que guardan la olla del equilibrio,

    el eje sagrado de los valles,

    el blanco corazn que truena en las cordilleras.

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    120/135

    20

    Riendo va Paez Tama por las chozas terrosas

    y cielo de paja de iraca. Riendo sube y el frailejn le calienta.

    Riendo vuelve a sus aguas de obscura cabellera.

    Las flores de ajenjo, las ramas de ruda, la amapolasolferina,

    llaman al baile con chirimas de tambor y caas de viento.

    Paez Tama canta. El tabaco y las semillas de ans estrellado,

    arden con el ritmo, con el soplo y el ensalmo.

    Pero no lleva el viento la invocacin

    ni siembra con sus vuelos los murmullos

    ni rumorean las hojas de los rboles

    ni se alegran los pjaros de pequeas alas.

    Paez Tama canta contra el viento de rfagas de niebla.

    Sordos de chirrinche y engao bajamos y subimos las lomas

    mientras teje de cal viva su red de espejos y palabras el embaucador

    y esconde bajo su ruana la mano para robar la secreta alfarera del equilibrio

    que amansa y contiene el furor turbio de las aguas con cantos y ofrendas y rezos

    Bajo la luna negra una sombra incendia de rayos la noche.

    Llueve en las altas lagunas del pramo florecido. Llueve en los filos azules del hi

    Borrachas trepan las cumbres del olvido la oreja, la cancin y la palabra,

    sin voz, sin labios, sin cntaros de fuego que retumben en el alma terrosa del ray

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    121/135

    Y con sus ros de piedra y su trueno de huesos y sus casas y sus huertas de papas

    se arroja la montaa sagrada sobre gargantas y valles:

    Borracha baja el agua del diluvio y deshilacha el manto de los sueos.

    Y bajo el agua atormentada y la estrella solitaria, llora Paez Tama,

    Llora y vuelan sobre sus lgrimas nios

    que cantan dormidos en chozas terrosas de cielo de paja de iraca.

    Llora Paez Tama

    y el frailejn le calienta

    y las flores de ajenjo

    y las ramas de ruda

    y la amapola solferina

    y el ans estrellado

    y la coca sagrada

    y el tabaco

    y el agua

    y la estrella

    y el viento.

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    122/135

    22

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    123/135

    LA ENVIDIA DEL EMPERADOR

    Chi Huang Ti imagin la maledicencia confuciana

    y asalt el Templo de las columnas florecidas

    que celebran al maestro de diez mil generaciones,

    levantado piedra a piedra por sabios y lectores.

    El ms humano y terrenal de todos los Templos.

    Su expedicin tom la montaa sagrada

    e incendi las murallas de piedra,

    las calles de piedra, las columnas de piedra,

    las flores de piedra, los libros de piedra,

    los puentes de piedra, los arroyos de piedra.

    Y pas a cuchillo a los cuatrocientos lectores.

    a Henri, que vi el poema.

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    124/135

    24

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    125/135

    VIAJE DE REGRESO

    El que parte ya ha reg

    Por caminos de vientos perdidos para el alma memoriosa

    llegas a la noche sosegada del solitario reposo pensativo.

    Sellados los cerrojos a las muchedumbres oscuras,

    sus voces tormentosas apenas se dibujan en remotos crculos cerebrales.

    Con la cara oculta en las arenas de la mente,

    aprietas tus ojos con las palmas de tus manos

    y un firmamento de destellos azules, blancos y dorados

    te ciega a los otros que cruzan la memoria sin rumbo.

    Luego lavas esa huella borrosa en las aguas subterrneas

    de una lenta duermevela que tiembla sobre el lecho primordial de los sueos.

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    126/135

    26

    La noche del cielo revela en el fondo del pozo la moneda gastada de tu cifra.

    Y la voz de agua, de tierra y de hojas del pueblo que engendr tu oscura carne,

    y la carne fatigada de tu lengua, callan. Y el silencio crece como un cosmos.

    Quiz antes o despus de volver a jugar

    en la libre cada al vaco blanco de los huesos de las hondas ciudades del abismo

    otro u otra vengan a morder esta tierra simple de serenos vientos sin destino.

    Y quiz hablemos entonces una y otra vez la voz lenta de los antiguos pensamie

    Quiz antes o despus, por las avenidas luminosas del agua,

    vuelvan los pueblos cantando. Quiz ya nunca ms oigamos esos cantos.

    Ahora -si hay ahora- ya duermes otro sueo

    en la vieja esquina roja de tu tierra.

    Y en el sueo quiz veas el trazo de las voces en la piedra,

    y oigas otros rumores, otros secretos, otros cantos.

    Y el maz blanco y el maz amarillo y el maz morado

    y el yopo y el ambil y el ayuu y el juyungo germinen

    en los ojos abiertos de la ciega serpiente que une

    con mticos recuerdos los abismos de tu roto cerebro...

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    127/135

    ABUELO SOMBRERERO

    Las manos encallecidas, las tejedoras de iraca

    lo saludan desde el aire aromado de hierbas.

    Para l tejen la fibra ms tersa,

    para l guardan la obra ms bella.

    Un ngel de las lomas an rumora su nombre

    en las calles de Aguadas y en las hondonadas

    del Pata y del Tambo.

    Y en las costas de su valle, entre mareas de espigas

    y hojas de caa, con gritos de bienvenida

    entre golpes de pacora y cantos de los bogas

    lo esperan los negros y las negras,

    las totumas llenas de agua cruda de panela

    y guarapo refrescado con limn y yerbabuena.

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    128/135

    28

    En maanas de Palmira la abuela tambin lo aguarda

    la cocina perfumada, pilado el maz y la lea ardiendo,

    el revuelo amoroso de los perros en el zagun

    y el canto de los pjaros en el limonero.

    La luz azul de sus ojos es la alegra del nio

    y la fortaleza del amigo descaecido

    y la amargura por la sangre amiga y la matanza.

    Siglos acallados de nobleza y de memorias

    le signaron generosos con los dones ms amables.

    Ahora vuelve bajo el sol del alma a pasar su esbelta sombra

    con el diente de len y las motas de los balsos

    que florecen en los vientos del destino.

    Su llegar sereno se adentra en el ardor de la ltima tarde

    tras el vuelo blanco en el rbol de las garzas,

    tras los ojos agoreros del perro mstico

    que lo aguarda para cruzar las aguas.

    Y con su voz de visiones saluda en lengua india

    a su gua en los caminos de la muerte.

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    129/135

    LA BSQUEDA DEL MITO

    El loco levant sus harapos de sueo

    y vio el ala del tiempo rota en las aguas espesas del pozo:

    Quin dej la palabra abandonada a la suerte del sentido,

    al viejo logos que nace del sueo olvidado en este cuerpo?

    Mis costillas se resienten an del fro vaho de la serpiente.

    Oye su voz silbante ascender por el rbol Yggdrasil,

    encina de oro, raz de la sangre. Ofrenda.

    Siete palabras que perdieron el temblor del aire,

    la msica de su entonacin. El aherrojado gesto

    sobre el alma de madera y saeta y espina,

    oculta la peste, la deuda, la muerte,

    el viento de agua en el pas del agua,

    las frgiles pateras en el estrecho de acantiladas piedras,

    la sagrada voz vegetal de diosas y abuelos danzarines.

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    130/135

    30

    Las calles avanzan, sordas, los cristales ciegos.

    Al renovado canto de los pjaros se sucede la luz.

    Al sueo otro sueo.

    La frescura roza los prpados.

    El colibr bebe en la flor de sbila.

    El loco besa el jardn, y grita:

    Siempre amanece...

    Hay una luz de agua en el cielo,

    un ro se desmanda de su cauce,

    una llama se inclina sobre los huesos.

    Oye la hierba crecer,

    el ruido de los planetas en su canto.

    Es el amor,

    es el Amor que mueve al sol y a las dems estrellas.

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    131/135

    DESCENSO

    No nac para compartir

    nac para compartir e

    An

    No aprieta este nudo. No siento aire en mi voz.

    Hablo y no oigo mis palabras. Slo veo una luz

    Talla tu espada en el costado, hermoso amado. Arde tu sangre.

    Siento su hilo correr desde mi hombro. Es roja? An es sangre?

    Una llama, una corriente, un arroyo delicado calienta mi pecho.

    Hermoso y amado amigo, te ver en el descenso?

    Cruzaremos en la barca de bano las aguas finales?

    Y all en las honduras, tendr ojos mi padre?

    O al menos podr ver con la luz de sus cuencas vacas?

    Y mi madre y hermana y abuela, tendr voz

    o an los nudos del amargo dogal ciegan el aire a su garganta?

    Y mi hermano desterrado,

    an viajar por los cielos en los picos de las aves algeras?

    Y an as, tambin l vendr por algn recodo del oscuro descenso?

    Y mi otro vengativo y codicioso hermano, habr cruzado ya las negras aguas?

    All, arriba, ignorante y temerosa, la ciudad espera.

    Hermana ma, presiento el saqueo de los ejrcitos extranjeros,

    les oigo en mi mente acercarse vengativos, epgonos de sus capitanes muertos.

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    132/135

    32

    Veo el hierro, la candela, el fragor, la desnudez bajo la espada. Y tu frgil peplo

    desgarra

    A la hora que lleguen, podrs huir, hermana ma? Huirs?

    Acaso el anciano vidente advierta en el graznar enloquecido de los pjaros

    los incendios que se acercan y lleve la ciudad por los caminos de huda.

    Y t vayas con l.

    Entonces lleva contigo las cenizas amadas. Haznos altares en los caminos,

    y en las ciudades hospitalarias que te acojan, canta, danza, liba y pon piedra

    sobre pied

    Ay hermana acaso te rapten en el camino?

    acaso seas esclava de un tosco militar?

    Ismene, hermana ma,

    cabeza de mi sangre,

    mi pequea

    hermana,

    oigo voces,

    voces.

    a Carolina Torres y Sindy G

    Patricia Daz, Aura Bastidas y ngela

    Antgonas A

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    133/135

    RO DE TUMBAS

    Esta tierra es muy suave, muy tibia, nada

    y la fecundan largos ros de

    Porfirio Barb

    He descendido de otras orillas,

    mis ojos vuelan en la hondura,

    mis labios no musitan quejido alguno

    pero oigo y pienso y hablo pensamientos.

    Otros vienen conmigo, los siento y los sueo.

    Oigo el rumor de sus espritus y les pienso

    y ellos piensan y suean para m sus recuerdos.

    Muchos llevan quinientos y ms aos navegando.

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    134/135

    34

    La loca algaraba de los peces

    se enreda en el tejido de tantas voces mudas.

    Alguien canta y el agua apenas se detiene

    y tierra abajo besa su canto las rojas orillas.

    El humo y las llamas y el aullido solitario

    de los perros sin amo se alzan a dios,

    muerto tambin. Dios no viaja con nosotros.

    Dios vaga solo en el alto aire sagrado.

    Los perros persiguen su cola y gruen y allan.

    Oigo en el sueo las varias voces de mi perro

    y el ronronear de mis gatos en el jardn.

    Igual otros piensan y oyen la voz de sus animales:

    sus vacas perezosas arrimando al ordeo,

    sus mulas tercas subiendo y bajando las lomas del invierno.

    A mi lado la maestra canta nuevas rondas africanas

    y los nios dibujan en el cielo de humo los mapas perdidos.

    Somos pueblos del agua, de la tierra ardiente, del mar amoroso,

    de los pramos de luz, de las altas lagunas de alabastro.

  • 7/25/2019 La Llama Inclinada

    135/135

    Unos apenas recuerdan el rumor del agua

    en la orilla arcillosa del ro donde nacieron.

    Y otros guardan slo una sombra del relmpago de las altas lagunas.

    O un rojo destello del calor en el espejo del medioda.

    Pero todos en nuestro ro anhelamos una arena ltima. Una playa sola.

    Una roca serena que lenta se disuelva en el viento de los siglos.

    Todos. An aquellos que llegamos del ro ms secreto u olvidado,

    y ya somos slo canto, rumor del agua en la memoria intil.