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La producción y el consumo de los servicios en el hogar:
el caso de Uruguay.
Soledad Salvador
Vivianne Ventura-Dias
Maira Colacce
Martina Querejeta
El presente trabajo analiza la producción y el consumo de los servicios en los hogares con trabajo
no remunerado mediante dos metodologías. Por un lado, se dimensionará el total de la producción y
el consumo del hogar a través de la construcción de la cuenta satélite de los hogares para Uruguay.
Por otro lado, se analizará el comportamiento de los hogares respecto a la auto-producción y el
consumo de servicios, incluyendo los de cuidados, en función de ciertas variables de interés.
También se calculará la elasticidad ingreso de la demanda de los servicios producidos con trabajo
no remunerado en el hogar por medio de la estimación de curvas de Engel, lo que permitirá
establecer la naturaleza de los mismos.
Palabras clave: Trabajo no remunerado, Cuenta satélite de la producción de los hogares, curva de
Engel, autoproducción de cuidados.
2
Índice de contenidos
1 Introducción ......................................................................................................... 3
2 Los servicios en los hogares ................................................................................................... 6
3 Estrategia de investigación ................................................................................................... 11
3.1.1 Elementos para la construcción de la cuenta satélite de los hogares .......................................................12
3.1.2 Fuentes de datos ..................................................................................................................................14
3.1.3 Método de valuación ...........................................................................................................................14
4 Cuenta satélite de los hogares .............................................................................................. 16
4.1 Aplicación metodológica para el caso uruguayo .....................................................................16
4.1.1 Elementos para la construcción ............................................................................................................16
4.1.2 Fuentes de datos ..................................................................................................................................17
4.1.3 Valorización ........................................................................................................................................17
4.2 Principales resultados ..............................................................................................................18
4.2.1 Una mirada comparativa: producción en el SCN (Sistema de Cuentas Nacionales) y NO-SCN ..............18
4.2.2 Estructura de producción por función ...................................................................................................20
4.2.3 Diferencias entre hogares según quintiles de ingresos ...........................................................................21
4.2.4 Diferencias entre hogares según zona geográfica ..................................................................................24
4.2.5 Diferencias entre hogares según estructura del hogar ............................................................................26
4.3 Síntesis de los principales resultados .......................................................................................30
5 Determinantes de la autoproducción y el consumo externo de los hogares .......................... 31
5.1 Metodología ....................................................................................¡Error! Marcador no definido.
5.1.1 Estrategia empírica: Modelos explicativos de la autoproducción y el consumo externo .........................31
5.1.2 Estrategia empírica: curvas de Engel ....................................................................................................53
5.1.3 Definición de las variables a considerar y fuentes de datos ...................................................................32
5.2 Principales resultados ..............................................................................................................33
5.2.1 Los determinantes de la autoproducción y el consumo externo en Uruguay ...........................................33
5.2.2 Estimación de las curvas de Engel y de la elasticidad de la autoproducción al ingreso ...........................39
5.2.3 Estimación de las curvas de Engel y de la elasticidad del consumo externo al ingreso ...........................41
5.3 Síntesis de los principales resultados .......................................................................................42
6 Consideraciones finales ........................................................................................................ 43
Bibliografía .................................................................................................................................. 46
Anexos .......................................................................................................................................... 50
3
1 Introducción
La teoría económica es excepción, entre las disciplinas de ciencias sociales que consideran los
hogares como unidades de producción y consumo de bienes y servicios.1 Para la teoría económica,
los hogares son centros de decisión sobre el consumo y el ocio, que inciden sobre la oferta de
tiempo útil de sus miembros para la producción mercantil que ocurre en las empresas. En el
mercado, bienes y servicios son intercambiados por tiempo de trabajo: los individuos compran
bienes y servicios (o intercambian derechos de propiedad) en el mercado con el ingreso derivado de
la venta de su tiempo (fuerza) de trabajo. Aunque el hogar sea considerado una unidad básica para
el análisis económico, tardó algún tiempo para que los economistas se atrevieran a abrir la “caja
negra”, y mirar al proceso interno de decisión sobre la distribución de los recursos entre los
miembros del hogar. Sin embargo, el reconocimiento de que la dinámica interna a los hogares
contenía la clave para entender las desigualdades de género es una consecuencia del trabajo
colectivo feminista.2 Desde los años 1970, una vasta literatura sobre el uso del tiempo y la
asignación intra-hogares de recursos generó un mayor conocimiento sobre la complementariedad
entre la producción monetizada que ocurre en el mercado y la producción no monetizada en los
hogares. A su vez, a lo largo del último medio siglo, la literatura feminista, económica, sociológica,
filosófica y antropológica, ha planteado que las raíces de la desigualdad de género se encuentran en
la participación desigual de hombres y mujeres en la producción monetizada y no monetizada, o
sea, en la producción con trabajo remunerado en el mercado y con trabajo no remunerado en los
hogares.
Como resultado de esa construcción intelectual colectiva existe hoy un mejor entendimiento de las
complejas relaciones entre el trabajo remunerado y el no remunerado, si bien permanecen
controversias sobre sus aspectos empíricos. Entre los economistas hay una mayor aceptación en que
la economía no monetizada que se despliega en los hogares no puede ser ignorada, aunque esta
afirmación no implique la inclusión de la economía no monetizada en los libros-textos de
economía.3 La literatura sobre la economía de los hogares resalta que, además de complementarse a
1 Curiosamente, en su origen el término economía significa literalmente administración del hogar. El origen etimológico
de la palabra economía se encuentra en la palabra griega oikonomos, que significa administración (nemein) del hogar
(oikos).
2 Desde los años 1960, los trabajos feministas de varias disciplinas (sociología, antropología, economía) han logrado
establecer la visibilidad del trabajo no remunerado ejercido principalmente por la mujer en los hogares. En realidad, los
primeros intentos, aún aislados, son del siglo XIX. La bibliografía es muy extensa para resumirla. Ver Folbre 1986;
Folbre y Bittman 2004; Oakley 1976; Reid 1934; Scott and Tilly 1975; Vanek 1974.
3 Véanse Fafchamps 1998a, 1998b; Hamermesh 2006, 2008; Ironmonger 2000; Pollack 1985; Sen 1990; Stiglitz 1998,
entre otros.
4
la economía monetaria del mercado, las actividades en los hogares son fundamentales para su
funcionamiento.4
Una economía en la cual todos los bienes y servicios son suministrados mediante transacciones en
el mercado es una ficción. Por una parte, en la economía moderna es casi imposible encontrar un
hogar autosuficiente, como era común en el periodo pre-industrial, que pueda satisfacer todas las
necesidades de consumo del hogar independientemente de transacciones en el mercado. Por otra
parte, aún en las economías de mercado más avanzadas, el trabajo no-remunerado, suministrado en
distintas proporciones por mujeres y niñas; hombres y niños miembros de los hogares, debe ser
incorporado a los productos y servicios comprados en el mercado para la producción y reproducción
de la vida material, intelectual y afectiva de las personas. Los alimentos deben ser procesados, y aún
las comidas compradas ya preparadas deben ser por lo menos recalentadas; los productos deben ser
desempacados y muchas veces ensamblados para su utilización (Ironmonger 2000).5
La profusa literatura económica, sociológica y antropológica sobre la economía invisible ha
desglosado la multiplicidad de actividades que se desarrollan en los hogares con trabajo no
remunerado predominantemente femenino: preparación de alimentos, limpieza y mantenimiento de
la casa incluyendo la ropa, formación e instrucción de los niños (traslado al colegio y ayuda al
desarrollo de tareas escolares), entre tantas otras tareas (Aguirre, ed. 2009; Montaño y Calderón,
eds. 2010; OPS 2008). En particular se destacan las actividades de cuidados, que se refieren a los
cuidados proporcionados a niños y adultos dependientes, que involucran, pero no se restringen a,
cuidados de salud, directos e indirectos, formales e informales. Por ejemplo, aun cuando no existen
personas enfermas en la casa, las mujeres incluyen entre sus tareas rutinarias llevar los niños y
adultos al médico, observar que ellos sigan el tratamiento prescrito, monitorear la medicación y el
control médico, etc.
Desde los trabajos de Margaret Reid (1934) y sus intentos para incluir estimaciones del trabajo no
pagado en las cuentas nacionales (Reid 1951), la literatura empírica sobre el tema ha evolucionado
hasta la recomendación en los años 1990 del uso de cuentas satélites de la producción de los
hogares por las Naciones Unidas.6 Oficinas de estadísticas nacionales y las oficinas de estadísticas
de agencias internacionales como las Naciones Unidas, la OCDE (Organización de Cooperación y
4 Véanse entre otras, Elson 1996; Folbre 1994; Nelson 1999; Picchio 2000 and Razavi 2007.
5 En las economías de servicios modernas, se observa una tendencia a delegar a los consumidores la ejecución de tareas
anteriormente ejercidas por trabajadores remunerados. Los ejemplos se multiplican: desde las estaciones de gasolina en
las que los consumidores son los que llenan los tanques de sus autos hasta los cajeros automáticos de los bancos, las
compras por Internet, o la gestión del ocio por compras o alquiler de películas, etc...
6 Los antecedentes internacionales indican un desarrollo de mediciones en los Estados Unidos para los años 1960 y
1970 y para Francia en 1975 (Salvador 2009a: 158).
5
el Desarrollo Económico), y la Comisión Europea (EUROSTAT) han desarrollado y consolidado
una metodología para la medición de las actividades productivas no remuneradas en el hogar.7 En la
Cuarta Conferencia Mundial sobre las Mujeres, realizada en Beijing en 1995, los gobiernos se
comprometieron a mejorar la colecta de datos acerca de la plena contribución de hombres y mujeres
a la economía, así como a desarrollar métodos, en los foros apropiados, para cuantificar el trabajo
no remunerado que está fuera de las cuentas nacionales, mediante cuentas satélites u otras cuentas
oficiales.8
Las cuentas satélites de la producción y el consumo del hogar (CSH) fueron concebidas para servir
como un instrumento para hacer la producción del hogar visible y mensurable, pero también, como
un instrumento para analizar las relaciones entre las esferas del mercado y del hogar, en la
economía como un todo. Sin embargo, existen limitaciones para el uso analítico de las CSH, que
son discutidas en este documento.9
En este documento las CSH de Uruguay fueron estimadas, no como un mero “ejercicio de
contabilidad”. El propósito es analizar la relación entre la producción de servicios en el hogar y el
consumo complementario de servicios similares en el mercado. En la literatura feminista se hacen
salvedades concernientes a las características del trabajo en el hogar que no son perfectamente
sustituibles por similares en el mercado o por los suministrados por el Estado, por un componente
emocional-afectivo que está ausente en los productos suministrados ya sea por el mercado o el
Estado.
El trabajo está compuesto de seis secciones, incluyendo esta Introducción. En la sección 2 se
plantean algunas cuestiones, a la luz del conocimiento teórico y empírico, sobre los servicios del
hogar, incluidos los de cuidados. En la sección 3 se describe la estrategia de investigación adoptada
de analizar las actividades no remuneradas en el hogar por medio de la construcción de la cuenta
satélite de los hogares, y de modelizar el comportamiento de los hogares respecto a la
autoproducción y el consumo de servicios del hogar en función de ciertas variables de interés. En la
sección 4 se presenta la cuenta satélite de los hogares de Uruguay en el año 2007. En la sección 5
son analizadas las decisiones de los hogares entre la autoproducción de servicios de cuidados o el
consumo de servicios de mercado o del Estado. En la sección 6 los resultados de la investigación
son presentados de manera sucinta y se proponen nuevas áreas para investigación.
7 Salvador (2009a:159-166) resume los argumentos a favor y en contra la valoración del trabajo no remunerado.
8 La cuantificación de la contribución no remunerada de las mujeres había sido recomendada desde la primera
conferencia de las Naciones Unidas de las Mujeres en 1975 en la Ciudad de México.
9 Carrasco y Serrano (2011) ofrecen una densa argumentación así como propuestas para mejorar el uso das CSH como
instrumento de análisis.
6
2 Los servicios en los hogares
Existen robustas evidencias empíricas de que mujeres y niñas aportan mayoritariamente su tiempo y
su energía para la ejecución de las actividades que contribuyen al bienestar de los miembros de los
hogares. También los hombres dedican parte de su tiempo a las actividades domésticas, si bien que
ellas son diferenciadas por líneas de género y de clase: en las áreas urbanas, los hombres de clase
media tienden a ejecutar tareas externas (hacer compras, recoger los niños en la escuela, por
ejemplo) así como las que se refieren a arreglar y mantener los bienes de la casa. Normas
socialmente aceptadas acerca de funciones, necesidades y capacidades diferenciadas entre hombres
y mujeres explican la asignación en el hogar del recurso escaso, tiempo, de sus miembros. Es la
esfera reproductiva, cuyo espacio de acción es el hogar, la que permite a la sociedad organizar las
actividades productivas. Sin las actividades realizadas en el hogar, no habría la subsistencia y la
reproducción de la fuerza de trabajo. Las actividades reproductivas, que están fuera del mercado son
subvaloradas con relación a las actividades monetizadas. En cambio, las actividades ejercidas en el
hogar por las mujeres determinan, condicionan y configuran su participación en la esfera
productiva, es decir en el mercado.
Fueron los trabajos de Jacob Mincer y Gary Becker, creadores de la “nueva” economía del hogar,
que, a partir del final de los años cincuenta dieron notabilidad académica a los estudios económicos
de la familia y de las relaciones de producción y consumo intra- hogares en el marco de la economía
neoclásica (Willis, 1987). La teoría neoclásica de la producción en el hogar integró la teoría del
consumidor con la teoría de la firma, desconsiderando o distorsionando la dimensión de género del
proceso de decisión interno al hogar del uso del tiempo de hombres y mujeres (Bergman 1995). A
pesar de sus sesgos de género, Becker (1965) tuvo el mérito de criticar la separación entre la
producción y el consumo en la teoría económica. Al contrario, él sugirió que el hogar podría ser
concebido como una pequeña planta de procesamiento que combina bienes de capital con insumos y
trabajo para producir servicios de limpieza, alimentación, procreación, así como los bienes
necesarios para los miembros del hogar. Empero, la pregunta que nortea los trabajos de la “nueva”
economía del hogar es la eficiencia de las decisiones internas al hogar sobre la asignación de los
recursos (tiempo).
Aunque es todavía poco reconocido, los trabajos de la “nueva” economía del hogar fueron
precedidos (e influenciados) por la conceptualización de una economista, Margaret Reid, que en
1934 publicó el texto más completo sobre las actividades productivas realizadas en el hogar, por el
7
trabajo no remunerado, principalmente de las mujeres.10
Reid definió la producción del hogar como
el conjunto de las actividades no remuneradas que son realizadas por y para los miembros de un
hogar, mismas actividades que pueden ser reemplazadas por bienes y/o servicios adquiridos en el
mercado, “si circunstancias, tales como el ingreso, las condiciones del mercado y las inclinaciones
personales permiten que el servicio sea delegado para alguien de fuera del grupo del hogar” (Reid,
1934, p. 11 citado por Yi 1996: 21). Tres condiciones fueron identificadas como determinantes de la
decisión de “comprar o hacer”: nivel de ingreso, oferta de los bienes y servicios en el mercado, y
preferencias de las personas ejecutando las tareas. En realidad, son las mismas alternativas que
enfrenta una empresa al decidir si debe seguir ejecutando ciertos servicios al interior de la planta o
si debe comprar los mismos de empresas independientes.
Reid también acuñó el “criterio de la tercera persona”, que es generalmente aceptado por la
literatura de la producción doméstica para distinguir los servicios que son producidos para el
consumo del hogar (actividades productivas) de los que son producidos para el autoconsumo de las
personas que los producen (actividades no-productivas) (Reid 1934, p. 11, mencionada en
Ironmonger 2000, pág. 6). El criterio de la tercera persona es utilizado en las Cuentas Satélites de
Producción y Consumo en el Hogar (CSH), para diferenciar las actividades productivas de las que
son para autoconsumo. Su test consiste en verificar si la naturaleza de la actividad es tal que permite
que la misma sea delegada a un(a) trabajador(a) pagado(a). En caso positivo, el servicio es
considerado productivo. Por ejemplo, actividades relacionadas con necesidades biológicas puras
(dormir, comer, etc.) serían actividades de servicios no-productivas.11
Asimismo, las actividades
relacionadas con el desfrute del ocio son intransferibles (Burda et al 2007).
El criterio es útil pero insuficiente, en la medida en que las necesidades sociales fueron cambiando
y nuevas actividades se agregaron en el hogar. Por ejemplo, la actividad de estudiar puede ser
clasificada como no-productiva a pesar de su importancia para la acumulación del capital humano.
Además, actividades de servicios ejercidos en el hogar, pueden ser reemplazadas no solamente por
10 Charlotte Perkins Gilman (1898) fue una de las primeras personas en escribir sobre el proceso de la producción en el
hogar, cuestionando la tradicional división del trabajo entre hombres y mujeres. Gilman escribió que las mujeres habían
sido entrenadas para ser “consumidoras no-productivas” cuando, en realidad, ellas deberían ser capacitadas para todas
las actividades que componen el hogar, desde la selección del alimento, la negociación con los comerciantes, la
preparación de la comida, etc. Influenciada por las ideas del socialismo utópico de su tiempo, ella concibió una ciudad
moderna en la cual los edificios de departamentos tendrían una cocina comunal, guarderías, jardines de infantes, con
profesionales bien capacitados que suministrarían estos servicios a todos los hogares. La autora percibía que la actividad de ama de hogar incluía diferentes profesiones, que una vez identificadas, podrían ser ejercidas por profesionales
(cocineros, administradores, limpiadores, compradores) liberando las amas de hogar para ejercer una profesión
remunerada.
11 La ambigüedad es resultado de la indefinición sobre lo que es trabajo. Los neoclásicos justifican parcialmente la
remuneración a la fuerza del trabajo porque el trabajo no es placentero, es una des-utilidad que debe ser compensada
por un ingreso monetario.
8
otros tipos de servicios, como también por bienes, como en el muy conocido ejemplo de la
televisión para los niños acuñada como “baby sitter electrónica” (Gershuny 1983). Asimismo, las
mismas necesidades pueden ser satisfechas por servicios externos (servicios de lavandería y/o
planchado) o la productividad del servicio en el hogar puede ser aumentada con el uso de máquinas
de lavar y planchar.
Como mencionó Forget (1996: 4), Margaret Reid dividió las tareas de hogar en gestión y
desempeño. Las primeras incluyen la organización y la supervisión de las tareas, mientras que las
segundas se refieren a la ejecución de los trabajos más comunes. En economías industriales, la
ejecución de las actividades en el hogar son realizadas por trabajo remunerado (limpiador, plomero,
jardinero, planchador, albañil, entre otros) y no remunerado (miembros del hogar), utilizando bienes
de capital y bienes intermediarios. Sin embargo, generalmente, la armonización de las diferentes
formas de trabajo es una responsabilidad central de las mujeres en el hogar (trabajo no remunerado),
mismas que eventualmente tendrán que remediar errores y carencias de los trabajadores contratados
(Picchio 1999 mencionada en Rodríguez-Enriquez 2005:3). Las tareas de supervisión no son en
general llevadas en consideración en las encuestas de uso de tiempo, y por lo tanto, no son incluidas
en las CSH.
La proporción en que bienes y servicios son producidos y/o consumidos en los hogares depende,
entre otros factores, del grado de desarrollo social y económico del país, que incide sobre el
volumen y la composición de la oferta de bienes y servicios, y también sobre los hábitos de
consumo de los hogares, que a su vez están subordinados al nivel de ingreso de las familias y de los
precios. Asimismo, el trabajo no remunerado en el hogar no es estático y sus características
dependen de la evolución económica y tecnológica así como del proceso demográfico que cambia la
estructura y la composición de las familias (Rogers 1990).
Eichler (2002) critica el predominio de una percepción estática en la literatura sobre el trabajo
doméstico que no logra explicar cómo los patrones de trabajo en los hogares, y por ende la división
del trabajo por género, se cambian en la medida en que las economías y las costumbres
evolucionan.12
Muchas veces limitados por la disponibilidad de datos, las investigaciones sobre el
trabajo no remunerado en los hogares describen el proceso productivo como un conjunto estable de
12 Burda et al. (2007) muestran que en las economías más avanzadas, el tiempo total que hombre y mujeres asignan a actividades remuneradas y no remuneradas tiende a ser idéntico, aunque los hombres dedican más tiempo a las
actividades remuneradas que a las no remuneradas, y el inverso ocurre con las mujeres. Así, por ejemplo, en los Estados
Unidos, el tiempo total diario que los hombres asignaban al trabajo remunerado y no remunerado era de 472 minutos y
las mujeres 476 minutos. Es decir, que en las economías avanzadas, las mujeres no trabajan un número mayor de horas
que los hombres, en el total. Empero los hombres dedicaban 313 minutos al trabajo remunerado y las mujeres 201,
mientras que las mujeres dedicaban 271 minutos al trabajo no remunerado, y los hombre solamente 163.
9
actividades. Empero, la naturaleza del trabajo doméstico cambia constantemente debido a cambios
en los niveles macro y micro de la economía y de la vida social. En la actualidad, a nivel macro, los
patrones del comercio mundial, las condiciones de empleo, los estilos de vida y de convivencia
social crean nuevas utilidades domésticas, nuevos productos, y mejoran las condiciones de compra
de los hogares por la reducción de precios, como efecto de la competencia internacional. 13
Los hogares constituyen, por lo tanto, un nivel intermedio entre los fenómenos macro (como por
ejemplo las políticas macroeconómicas) y la micro-realidad de la vida cotidiana, permitiendo
estudiar los efectos de las variables macro sobre los actores individuales, diferenciados entre
hombres y mujeres. El estudio de la unidad doméstica debe permitir cerrar la brecha entre las
oportunidades y restricciones que están definidas por procesos históricos y estructurales y el nivel
individual del análisis económico.
Las actividades que son ejecutadas en el hogar son generalmente divididas según los principales
productos o funciones. En la propuesta metodológica de EUROSTAT, que fue adoptada en este
documento, son cinco grupos principales: proveer alojamiento/ acomodación; alimentos y nutrición;
vestimenta y servicios de lavandería; proveer cuidados; proveer transporte y trabajo voluntario y
ayuda informal. Es importante destacar los servicios de cuidados, por su importancia en la
literatura reciente sobre las relaciones de género.
Los servicios de cuidados constituyen un área de fronteras muy ambiguas dado que involucran
relaciones interpersonales cuyas dimensiones afectivo-emocionales son más difíciles de sustituir por
productos comprados en el mercado. Diferentemente de los servicios de limpieza o de preparación
de comidas, para cuya ejecución existe casi perfecta sustituibilidad entre trabajo remunerado y no
remunerado, suponiendo la misma capacitación, los servicios de cuidados contienen un componente
que no es ni remotamente encontrado en el mercado, y que son fundamentales para el bienestar
presente y futuro de las personas. Por ejemplo, la complementación educacional en los hogares es
una parte importante de la construcción del capital social, para el cual otras instituciones sociales,
como la escuela, no son suficientes.
Cabe resaltar que no existe consenso en la literatura feminista sobre las fronteras de los cuidados.
Asimismo, existe una tendencia, en la literatura en español o en portugués, a traducir la expresión
inglesa “care” por la palabra cuidado en el singular, olvidándose que en inglés no existe el plural
mientras que en otros idiomas sí. Por ejemplo, en francés, se utiliza la expresión “soins” para los
cuidados, en el plural, cuando no se emplea directamente el término inglés (care). En este
13 Véase también Eichler 2005; y Eichler y Matthews 2004.
10
documento, utilizamos la expresión servicios “de cuidados” o “de los cuidados”, porque son
muchos los cuidados a niños y adultos dependientes que son requeridos en el hogar. Del mismo
modo, restringimos la designación servicios de cuidados a las atenciones a los niños, adultos
dependientes (ancianos, discapacitados y enfermos) y animales. En la literatura feminista, economía
del cuidado abarca todas las actividades desarrolladas en el hogar con el trabajo no remunerado de
las mujeres.14
Montaño (2010: 27) emplea el concepto de economía del cuidado “en referencia a un espacio de
bienes, servicios, actividades, relaciones y valores relativos a las necesidades más básicas y
relevantes para la existencia y reproducción de las personas. Así, el cuidado refiere a los bienes y
servicios, actividades que permiten a las personas alimentarse, educarse, estar sanas y vivir en un
hábitat propicio.” Carrasco (2011: 67) propone que “cuidado” no corresponde exactamente al
desempeño de un conjunto específico de actividades. El cuidado designaría un estado mental que
involucra responsabilidades, organización, y constante disponibilidad.
En cambio, Saraceno (2008) adopta la separación propuesta por Wærness (1987) entre las
relaciones de cuidar y servir. Según Wærness, cuidar de un marido físicamente capacitado en razón
de una preocupación afectiva por su bien estar es “servir”, mientras que cuidar de un niño, de un
anciano frágil, de una persona inválida, por la misma preocupación es un trabajo de cuidado. La
argumentación por la diferencia tiene sus contradicciones teóricas, que no caben discutir en este
trabajo, y que están mejor desarrolladas en otros trabajos.15
Sin embargo, la importancia de
distinguir entre cuidar de personas dependientes que no están capacitadas a cuidar de si mismas y de
cuidar de adultos autónomos físicamente es importante en términos de las demandas por políticas
públicas. Como sugiere Saraceno (2008), en términos redistributivos, solamente los cuidados con
personas dependientes permite la renegociación de las fronteras entre el estado y la familia con
relación a las responsabilidades por el suministro y los costos de los cuidados, mientras que la
división de las tareas en la casa es una materia de cambios comportamentales, para los cuales el
Estado puede y debe contribuir, pero no tiene instrumentos para inducir que estos cambios ocurran.
En algunos países, el Estado puede subsidiar la compra de servicios de limpieza en el mercado para
mujeres trabajadoras, para ancianos o discapacitados. Sin embargo, esta presencia del Estado en los
servicios domésticos no cambia la distribución desigual de tareas entre hombres y mujeres en el
hogar.
14 Rodríguez Enriquez 2005; Montaño y Calderón (coords.) 2010; Salvador 2009a; y bibliografía incluida.
15 Véanse Himmelweit 2008; Himmelweit y Land 2008, 2010 ; Saraceno 2008; Picchio 2009 y la bibliografía en ellos.
11
3 Estrategia de investigación
En este documento, para analizar la producción y el consumo de los servicios en los hogares se
adoptaron dos metodologías. Una consiste en dimensionar el total de servicios producidos y
consumidos en el hogar por medio de la construcción de la cuenta satélite de los hogares. La otra es
modelizar el comportamiento de los hogares respecto a la producción y el consumo de los servicios
en función de ciertas variables de interés. La construcción de la cuenta satélite de la producción y el
consumo de los hogares permite realizar un análisis descriptivo considerando distintas
características socio-económicas de los hogares entre las que se incluyen el nivel de ingresos, la
tipología de hogar, y la ubicación geográfica. Luego, a través de la modelización econométrica, se
estudian los determinantes de la producción y el consumo de los servicios de cuidado haciendo
hincapié en la diferencia entre la autoproducción (o lo que se provee a través de la compra de
insumos y el trabajo no remunerado), y la adquisición de servicios en el mercado o suministrados
por el Estado. De esa forma, se identifican las características de los hogares que determinan los
comportamientos diferenciales.
Ambas estrategias de análisis requieren adoptar algún criterio de valorización del trabajo no
remunerado que se realiza en el hogar. Para ello el trabajo se basa en las opciones discutidas en
Salvador (2009a). Existen dos métodos: uno que la realiza mediante la estimación del costo de los
insumos (método input) y el otro que valoriza el producto que ha sido generado por el trabajo no
remunerado (método output). En el primer caso, se precisa un salario para estimar el valor del
trabajo no remunerado, mientras que las estimaciones basadas en el producto requieren de algún
sistema de asignación de valor a la producción doméstica y el costo de los insumos materiales o la
tasa de salario por unidad de producto.
Luego del dimensionamiento de la producción de los hogares y el análisis de su estructura, resulta
de interés estudiar los determinantes de la autoproducción (producción interna), es decir los factores
que determinan la elección por la autoproducción en vez de recurrir al mercado o a los servicios
suministrados por el Estado (consumo externo). Para ello, en la sección 5 se trabajará hacia la
construcción de un modelo econométrico que explique la proporción del consumo total del hogar
que representa la producción interna del mismo, en función de características de los hogares que se
consideran relevantes a la hora de tomar decisiones sobre el consumo y la producción, tales como
nivel de ingreso, tipología de hogar y zona geográfica de residencia. También se calculará la
elasticidad ingreso de la demanda de los bienes y servicios del hogar por medio de la estimación de
curvas de Engel, lo que permitirá establecer la naturaleza de los bienes producidos internamente y la
de los producidos fuera del hogar (inferiores, normales o de lujo). Ambos análisis serán un aporte
12
para la evaluación de posibles políticas que influyan en la demanda y oferta de los servicios
domésticos y de cuidados.
3.1 Elementos para la construcción de la cuenta satélite de los
hogares
Para la construcción de una cuenta satélite de la producción y el consumo de los hogares
EUROSTAT (2003) plantea tres opciones en función de la profundidad que el análisis pretenda
alcanzar. Ellas son:
1. Considerar sólo el valor del trabajo no remunerado incluido en la producción de los
hogares. Este método es el más difundido y es el empleado por María Eugenia Gómez Luna
(2008 y 2003) para México.
2. Elaborar una cuenta de producción y generación de ingresos para los hogares. Ello
significa incluir la producción del hogar, el consumo intermedio, el valor agregado bruto y
sus componentes, el consumo de capital y los impuestos netos de subsidios sobre la
producción. Este enfoque es el que desarrollan varios autores, entre ellos, María Ángeles
Durán (2006) para la Comunidad de Madrid.
3. Por último, la construcción de una secuencia de cuentas para los hogares, que ofrece un
abanico más amplio de posibilidades de análisis. La cuenta de producción y generación de
ingresos de los hogares sería el punto central del sistema de cuentas satélites y son el punto
de partida para las otras cuentas. Luego se construyen, por separado, las cuentas de ingreso y
consumo de mercado de los hogares para estimar el ingreso extendido disponible y el
consumo extendido de los hogares16
, y la cuenta de capital. Carrasco y Serrano (2005)
plantean que, respecto de este enfoque, sólo se conoce el caso del instituto de estadística del
País Vasco que ha elaborado algunas cuentas para el sector hogares.
La cuenta de producción y consumo de los hogares o cuenta satélite de los hogares se puede
presentar en una matriz de insumo-producto o, en su formato más simple, como una cuenta
corriente. En este documento se optó por la construcción una cuenta corriente de los hogares, con
un nivel de detalle que logre mostrar los diferentes componentes de la misma (valor agregado,
consumo de capital fijo y consumo intermedio) desagregado entre las principales funciones del
hogar.
16 El ingreso y consumo extendido incorporan el valor del trabajo no remunerado realizado por el hogar.
13
A través de la cuenta satélite se buscará mostrar la combinación de trabajo no remunerado, bienes,
servicios y capital que se utiliza para la producción en el hogar. Los insumos serán entonces el
tiempo de trabajo no-remunerado, la energía, el capital, y otros bienes y servicios intermedios
obtenidos en el mercado, los cuales se volcarán a la producción de bienes y servicios tales como la
preparación de comida, la limpieza, el cuidado infantil, las reparaciones, etc.
Hay distintas posibilidades de clasificación de los productos o funciones del hogar. Siguiendo la
metodología propuesta por EUROSTAT (2003), podemos clasificar las funciones en:
1. Provisión de alojamiento: comprende la auto-construcción de la casa, el mantenimiento de la
misma, así como el mantenimiento de los muebles, jardín, etc. También se incluyen en esta
función toda producción de confort para el hogar, así como cualquier otra actividad y/o bien
que facilite las otras actividades que se desarrollan en el mismo.
2. Provisión de alimentos: refiere básicamente a la preparación de comidas a ser consumidas en el
hogar. Comprende toda la cadena de producción, es decir, desde el cultivo de vegetales y
frutas para consumo propio, la caza y pesca para consumo del hogar, entre otras actividades
de este tipo, hasta la adquisición de utensilios de cocina, y la preparación de las comidas
para el hogar.
3. Provisión de vestimenta y servicios de lavandería: comprende la confección de la vestimenta de
los miembros del hogar, así como su cuidado y mantenimiento. Como la mayor parte de la
vestimenta se obtiene del mercado, entonces en la cuenta satélite se incluye el tiempo
dedicado a la compra, y el lavado y cuidado que sí se producen en el hogar.
4. Provisión de cuidados: incluye los servicios de cuidados de niños y adultos del hogar, tanto
servicios obtenidos en el mercado, como el tiempo de otros miembros del hogar destinado a
los cuidados de los dependientes. También se incluyen en esta función el tiempo y bienes
destinados al cuidado de las mascotas del hogar.
5. Provisión de transporte: comprende todo el consumo o actividades que proporcionen el traslado
de los miembros del hogar. No se incluirán traslados si éstos son un fin en sí mismos, es
decir, no se incluirán traslados del tipo recreativo, ni por hobby.
6. Trabajo voluntario y ayuda informal a otros hogares: comprende el trabajo no remunerado
realizado a beneficio de otro hogar u organización.
Los insumos a veces no pueden asignarse totalmente a una sola función y deberán ser divididas
entre las funciones más relevantes utilizando algún criterio objetivo.
14
Los servicios considerados en este trabajo están incluidos en todas esas funciones. Todas estas
actividades contribuyen a la reproducción y al bien estar de las personas del hogar y pueden ser
proporcionadas mediante el trabajo no remunerado de miembros del hogar; y/o por medio de la
compra de servicios y/o trabajo remunerado en el mercado; o por la vía de los servicios públicos
que brinda el Estado.
3.1.1 Fuentes de datos
Para la construcción de la cuenta satélite de los hogares se requiere información sobre el uso del
tiempo y el consumo de los mismos. Por un lado, la información sobre el uso del tiempo resulta
fundamental para obtener una cuantificación y posterior valorización del trabajo utilizado para la
producción del hogar. Por otro lado, para obtener los datos de consumo de bienes y servicios de
los hogares es necesario recurrir a encuestas que especifiquen el gasto por rubro de los hogares, y a
partir de estos datos obtener información sobre el gasto de consumo efectivamente volcado a la
producción interna de estas unidades económicas.
3.1.2 Método de valuación
La producción de los hogares no tiene un valor de mercado, por lo que para captar su contribución a
la producción total debemos asumir algún criterio de valuación. Existen dos métodos alternativos de
valuación: el método de los inputs y el de los outputs.
Según el enfoque de los insumos: la valorización del tiempo destinado al trabajo no
remunerado. Para ello se puede considerar:
el costo de reemplazo, que puede ser:
el salario de un trabajador generalista (aquel que puede realizar todo tipo de
tarea, como ser el servicio doméstico)
el salario de un trabajador especializado (aquel que posee conocimientos
apropiados a cada tarea del hogar concreta, por ejemplo considerar el salario
de cocinero, jardinero, limpiador, cuidador).
el costo de oportunidad para quien realiza la tarea (se valora el trabajo según los
ingresos potenciales que obtiene u obtendría en el mercado la persona que lo hace).
Según el enfoque de los productos que significa valorar el producto obtenido y luego llegar
al valor del trabajo no remunerado a través de la tasa de salario implícita en dicho valor o el
15
costo de los insumos. Esta modalidad está menos difundida17
, EUROSTAT (2003) plantea
que la dificultad radica en determinar qué bienes y servicios son equivalentes a los
producidos en el hogar y el precio que se le debería atribuir a los insumos como el trabajo y
las materias primas no adquiridas en el mercado (por ejemplo, la recolección de leña o el
cultivo de frutas y verduras). Otra dificultad es la dispar calidad de los bienes y servicios
producidos en los distintos hogares.
La propuesta metodológica de EUROSTAT (2003) recomienda realizar la valorización a través del
enfoque de los insumos, con el método del costo de reemplazo y el salario de un trabajador
generalista, por ser el mecanismo más sencillo para el cálculo y por considerar que las condiciones
de trabajo son más próximas a las del trabajador no remunerado (por la simultaneidad de tareas),
con lo cual la productividad sería semejante y el tipo de trabajo también sería similar. Generalmente
este método es el que da la estimación más baja.
Por su parte, Goldschmidt-Clermont (2000) planteaba que la valorización por el método de los
insumos es inapropiada por varias razones, las que se desarrollarán luego, y que lo más adecuado
sería valorar con los precios de mercado de los productos que elabora el hogar. Aunque estos
precios reflejan factores de mercado se corresponden con lo que en el hogar se ahorra por no
realizar el gasto. El hogar cuanto más produce para su propio consumo, más ahorra para adquirir
otros bienes que no puede producir.
Los argumentos de Goldschmidt-Clermont (2000) para no recomendar el método de los insumos
son:
- el método descansa en dos supuestos que no han sido corroborados en las observaciones de
campo: primero, que las horas de trabajo no remunerado generan el mismo rendimiento que las
horas de trabajo en el mercado y segundo, que todas las horas de trabajo no remunerado generan
los mismos retornos;
- los salarios de mercado utilizados para las imputaciones reflejan factores relacionados con el
mercado laboral que no son propios de la productividad del hogar;
- este método conduce a una paradoja: en su intento por sobrevivir, las personas tienden a realizar
una mayor cantidad de horas de trabajo no remunerado recibiendo cada vez menores retornos,
mientras que con el método de valoración al costo de los insumos, cuanto más trabajen, más
valorado será su producto.
17 El primero en utilizarlo fue la Oficina Nacional de Estadísticas del Reino Unido (http://www.statistics.gov.uk/hhsa/).
También se han realizado trabajos conducidos por INSTRAW en Canadá, Finlandia y Nepal.
16
En definitiva la elección del método dependerá de la disponibilidad de información y del criterio del
investigador. Hirway (2005) planteaba que ambos enfoque esconden distintos supuestos18
y que en
realidad el enfoque del producto sería más aceptable conceptualmente porque se ajusta mejor con el
enfoque utilizado en las imputaciones de las cuentas nacionales. Pero dada la disponibilidad de
información, el método de los insumos es el que más se utiliza.
4 Cuenta satélite de los hogares
4.1 Aplicación metodológica para el caso uruguayo
4.1.1 Elementos para la construcción
Para la aplicación al caso uruguayo se tomarán las funciones principales propuestas por
EUROSTAT (2003). Definido esto debemos clasificar el trabajo no remunerado, los servicios de
vivienda, la producción para el autoconsumo, el consumo de capital fijo, el servicio doméstico y
otros gastos de consumo intermedio en las diferentes funciones19
.
Para clasificar el gasto en consumo en las distintas funciones, resulta necesario previamente
clasificar el consumo en: consumo intermedio, final y de capital fijo del hogar, ya que no todo el
gasto en consumo es volcado a la producción. Los consumos intermedios, finales y de capital fijo
del hogar han sido clasificados en las cuentas nacionales como consumos finales. Por lo tanto, su
registración como consumo intermedio, final o capital fijo requiere de una modificación de las
cuentas originales. La reclasificación se realiza en función de los usos de esos insumos en el
proceso productivo del hogar. Se considera consumo intermedio aquello que se adquiere para ser
transformado o utilizado en el proceso productivo; consumo final aquello que se consume sin
haberle introducido ninguna modificación desde su adquisición; y consumo de capital fijo a los
activos fijos del hogar que se adquieren para su utilización en el proceso de producción.
Hay consumos que podrían ser asignados a un solo uso, pero otros podrían ser utilizados
parcialmente en la producción como consumo intermedio y como consumo final. Por ejemplo, el
agua y la electricidad son productos que se utilizan tanto en actividades productivas como no-
productivas. En estos casos la proporción del gasto podría asignarse en base a los resultados de uso
del tiempo o encuestas de gastos, u otros estudios especiales.
18 Una discusión detallada de esos supuestos se encuentra disponible en Salvador (2009a: 15).
19 La clasificación de las actividades, del consumo intermedio y de bienes de capital fijo dentro de las principales
funciones se presentan en los Anexos 1, 2 y 3 respectivamente.
17
Por último, también se debe diferenciar dentro del gasto para vivienda, entre lo consumido para la
construcción, reparación o ampliación de la misma de modo de adjudicar correctamente los gastos o
bien a servicios de vivienda propia o bien a consumo.20
4.1.2 Fuentes de datos
Como fue mencionado en la sección anterior, la confección de las cuentas satélite de los hogares
requiere como insumos fundamentales información sobre el uso del tiempo y el consumo de los
hogares.
Para obtener información sobre el uso del tiempo en Uruguay se recurre al Módulo sobre Uso del
Tiempo y Trabajo No Remunerado (MUT) realizada en el marco de la Encuesta Continua de
Hogares del Instituto Nacional de Estadística (INE) de Setiembre de 2007. El módulo se aplicó en
4.100 hogares del total del país, tanto de zonas Urbanas como Rurales. Así, se obtuvo información
para 8.973 personas de 14 o más años de edad. Los entrevistados/as, mediante una entrevista
personal compuesta de 60 preguntas, fueron consultados sobre el tiempo destinado a cada una de las
actividades (en minutos y horas semanales), tanto para el último día laborable como para el último
día de descanso semanal.
Para obtener los datos del consumo de bienes y servicios de los hogares se recurrió a la Encuesta
Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) realizada por el INE en los meses de
noviembre y diciembre de 2005 y enero-octubre de 2006. El universo investigado por esta encuesta
fueron 7.043 hogares localizados en todo el país, tanto en zonas Urbanas como Rurales. A partir de
los datos recabados se puede obtener información sobre el consumo de los hogares, y desagregarlo
entre consumo intermedio y consumo de bienes durables.
4.1.3 Valorización
El criterio adoptado para la valorización de la producción de los hogares es el método de los
insumos. Es decir, la producción del hogar será valuada según el costo del trabajo, consumo
intermedio y consumo de bienes durables en el que se incurrió. La aplicación de la metodología a
Uruguay se realizará considerando que ya existe una valorización económica del trabajo no
remunerado según el criterio de los insumos, a través de las tres opciones propuestas (el salario de
un trabajador generalista, el salario de trabajadores especialistas y el costo de oportunidad). Esta
valorización se presenta en Salvador (2009a). Tomando como criterio para la valorización adjudicar
el salario por hora de un trabajador generalista, se valora el tiempo dedicado a cada función según el
20 .”(…) la distinción entre consumo y no consumo se obtiene a través de una pregunta sobre la finalidad del gasto:
sólo se considera consumo cuando el hogar declara que se trata de una reparación.”(INE 2007: 25)
18
salario correspondiente. El salario de un trabajador generalista era en setiembre de 2007 de 40 pesos
la hora, y de 48 pesos para los trabajadores comunitarios. Por otra parte, para la valorización del
consumo intermedio y de bienes duraderos se considera del valor que figura en la ENIGH.21
Luego,
para homogeneizar los datos de Trabajo no Remunerado y gasto en consumo y que sean
efectivamente datos comparables, se deflacta este último para llevarlo a precios de Setiembre de
2007.
4.2 Principales resultados
4.2.1 Una mirada comparativa: producción en el SCN
(Sistema de Cuentas Nacionales) y NO-SCN
En 2007, la producción doméstica total ascendía a 294.923 millones de pesos uruguayos (Cuadro
1), mientras que el PIB Total 2007 era 562.176 millones de pesos 22
Del total de la producción de
los hogares, 138.683 millones se encuentran incluidos en el SCN como consumo final de los
hogares, y 156.240 no se encuentran contemplados en ningún rubro del SCN. Esto equivale a decir
que la producción total de los hogares equivalía, en el año 2007, al 52.4% del PIB, y que la
producción de los hogares no contemplada en el SCN equivalía al 27.7% del PIB total del país.
Si el SCN contemplara el total de la producción doméstica, podríamos arribar al concepto de
producto extendido de la economía mediante la suma del PIB y la producción del hogar. Es decir
que si le asignáramos valor de mercado a los bienes y servicios no de mercado producidos por los
hogares uruguayos, el producto de la economía ascendería a 718.176 millones de pesos en 2007.
21 “La valoración de los bienes y servicios adquiridos se realizó a precio comprador, que es el precio contado pagado
efectivamente, incluyendo los impuestos indirectos a cargo del comprador y excluyendo los intereses por las compras a
crédito.” (INE 2007: 22).
22 Disponible en http://www.ine.gub.uy/economia/cuentas2008.asp
19
Cuadro 1: Componentes de la cuenta de producción y generación de ingresos de los hogares (en millones de pesos)
Especificación Alojamiento Nutrición Vestimenta Cuidados Transporte
Trabajo
Voluntario Total
SCN No-
SCN SCN
No-
SCN SCN
No-
SCN SCN
No-
SCN SCN
No-
SCN SCN
No-
SCN SCN No-SCN
Total
Valor del Trabajo No
Remunerado 38.700 49.200 14.200 30.800 15.800 7.540 0 156.240 156.240
Servicios de vivienda
propia
46.200
46.200 0 46.200
Valor Agregado Neto 46.200 38.700 0 49.200 0 14.200 0 30.800 0 15.800 0 7.540 46.200 156.240 202.440
Consumo de Capital Fijo 4.464 793 270 81 2064 7.672 0 7.672
Valor Agregado Bruto 50.664 38.700 793 49.200 270 14.200 81 30.800 2.064 15.800 0 7.540 53.872 156.240 210.112
Servicio doméstico 3.348 14 436 0.5 3.799 0 3.799
Otro consumo Intermedio 21.840 37.920 1.260 6,072 13.920 81.012 0 81.012
Consumo Intermedio 25.188 0 37.934 0 1.260 0 6.508 0 13.921 0 0 0 84.811 0 84.811
Producto 75.852 38.700 38.727 49.200 1.530 14.200 6.589 30.800 15.985 15.800 0 7.540 138.683 156.240 294.923
Total por Función 114.552 87.927 15.730 37.389 31.785 7.540
Fuente: Elaboración propia en base a EUROSTAT (2003), Tabla 6.
20
4.2.2 Estructura de producción por función
Partiendo del Cuadro 1, resulta interesante estudiar por un lado el valor de producción
de cada una de las funciones del hogar, y por otro, cómo se diferencian las estructuras
de producción de cada una de ellas.
Gráfico 1
Valor de producción total por función (en millones de pesos)
Fuente: elaboración propia en base a los microdatos de ENIGH 2005-2006 y MUT, Setiembre 2007, INE.
Nota: T-Transporte; N-Nutrición; C-Cuidados; A-Alojamiento; V-Vestimenta; TV-Trabajo Voluntario.
La función con mayor valor de producción, es el alojamiento, que aporta 114.552
millones de pesos a la producción total de los hogares (Gráfico 1). Esto puede deberse o
bien a que la tenencia, mantenimiento y reparación de la vivienda es una de las
prioridades de los hogares uruguayos, o bien a que el consumo y las actividades
realizadas en ese sentido son más costosas que el consumo dedicado a las restantes
funciones. La otra gran función, en términos de cuantía de la producción (87.927
millones de pesos) (Gráfico 1), es la nutrición, lo que resulta coherente dado que es una
de las funciones vitales, y por ende, una de las tareas esenciales de los miembros del
hogar. Las restantes tareas en orden de valor de producción son los cuidados, el
transporte, la vestimenta y el trabajo voluntario.
Si se analizan las estructuras de producción de cada una de las funciones por separado,
se observa que las tareas que requieren mayor valor agregado (compuesto por trabajo no
remunerado y servicios de vivienda) son el trabajo voluntario, cuidados, alojamiento y
transporte (Gráfico 2). Por su parte, si se analiza la composición del VAN (Valor
Agregado Neto) por función, todas se realizan únicamente mediante trabajo no
remunerado, con la salvedad del alojamiento en el que el VAN se compone en un 55%
21
de servicio de vivienda y lo restante de tareas de reparación, limpieza y mantenimiento
del hogar. Luego, las funciones que utilizan más bienes y servicios intermedios para la
producción, en términos relativos, son la vestimenta, y la nutrición (Gráfico 2). Ambas
componen su consumo intermedio básicamente de consumo de bienes, no así del pago
al servicio doméstico para que realice estas tareas. Por último, las funciones que utilizan
más componente de bienes de consumo duraderos, son la vestimenta (6%) y el
transporte (4%) (Gráfico 2).
Gráfico 2
Distribución de las funciones del hogar según componente
(en porcentaje)
Fuente: elaboración propia en base a los microdatos de ENIGH 2005-2006 y MUT, Setiembre 2007,
INE. Nota: T-Transporte; N-Nutrición; C-Cuidados; A-Alojamiento; V-Vestimenta; TV-Trabajo Voluntario.
CI-Consumo Intermedio; CKF-Consumo de Capital Fijo; VAN-Valor Agregado Neto.
4.2.3 Diferencias entre hogares según quintiles
de ingresos
El valor de producción de los hogares varía ampliamente si se desagrega según tipos de
hogar, en particular, si se observa la producción según quintil de ingresos per cápita ésta
aumenta constantemente si avanzamos por quintil (Gráfico 3). Es decir, hay una fuerte
correlación positiva entre nivel de ingresos de los hogares y la producción que allí se
realiza.
En términos generales, se observa que el consumo de bienes duraderos es menor que el
consumo de bienes intermedios, que a su vez es menor que el valor agregado de los
hogares. De todas maneras llama la atención que el consumo intermedio va
disminuyendo la brecha con respecto al valor agregado, es decir que a medida que se
avanza por quintil de ingresos la tasa de aumento del consumo intermedio supera a la
22
tasa de aumento del valor agregado (o adquiere mayor importancia relativa el CI en
detrimento del VAN) (Gráfico 4). Si se toma en cuenta que el trabajo no remunerado es
el principal componente del valor agregado, entonces este comportamiento refleja que la
carga de trabajo no remunerado de los hogares va disminuyendo a medida que se avanza
en los quintiles de ingreso.
Gráfico 3
Valor de cada componente según quintil de ingresos
(en millones de pesos)
Fuente: elaboración propia en base a los microdatos de ENIGH 2005-2006 y MUT, Setiembre 2007, INE
Gráfico 4
Participación de cada componente según quintil de ingresos
(en porcentaje)
Fuente: elaboración propia en base a los microdatos de ENIGH 2005-2006 y MUT, Setiembre 2007, INE
En los Gráfico 3 y Gráfico 4, también se reflejan las diferencias en las estructuras
productivas de los hogares según su situación económica. Se observa que los hogares de
23
mayores ingresos son los que presentan un mayor componente de consumo de bienes
duraderos en oposición a los de menores ingresos. Por otro lado, el componente de
servicios de vivienda que está incluido en el valor agregado, también presenta una
tendencia creciente con el nivel de ingresos (Anexo 2), lo que resulta coherente con el
hecho de que los sectores bien posicionados económicamente tienen mayores
posibilidades de acceso a la vivienda. Este es el factor explicativo de la tendencia
creciente del valor agregado total por quintiles de ingresos, dado que el trabajo no
remunerado presenta una tendencia decreciente por quintil de ingresos.
Si se toma en cuenta cómo varía la producción de los hogares en las distintas funciones
según quintiles (Gráfico 5), se encuentran diferencias interesantes.
Gráfico 5
Distribución de la producción de cada quintil según función
(en porcentaje)
Fuente: elaboración propia en base a los microdatos de ENIGH 2005-2006 y MUT, Setiembre 2007, INE
A modo de panorama general, se observa que se respeta la caracterización realizada al
comienzo de la sección, en el entendido que las funciones con mayor producción son el
alojamiento y la producción de alimentos y preparación de comidas sin importar el
quintil. Por otro lado, a modo de confirmación de lo que se concluye sobre el Gráfico 3,
se observa que el valor de la función alojamiento es creciente con el nivel de ingresos, y
que el valor de los cuidados es mayor en los hogares peor posicionados
económicamente. Finalmente, se evidencia que el valor de la adquisición de medios de
transporte y el costo en consumo que ello implica son superiores en los quintiles más
24
altos, mientras que el trabajo voluntario y la vestimenta no presentan diferencias
significativas por quintil.
4.2.4 Diferencias entre hogares según zona
geográfica
Antes de comenzar con el desarrollo de esta sección, es preciso aclarar que en el análisis
siguiente se tomará en cuenta el valor promedio por hogar de la producción y no el valor
total como se realizaba para el caso de los quintiles, dado que en este caso los grupos
poblacionales no tienen el mismo peso en el total de la población del país.
Gráfico 6
Media del valor de producción por componente según zona geográfica
(en pesos)
Fuente: elaboración propia en base a los microdatos de ENIGH 2005-2006 y MUT, Setiembre 2007, INE
25
Gráfico 7
Participación de cada componente según zona geográfica
(en porcentajes)
Fuente: elaboración propia en base a los microdatos de ENIGH 2005-2006 y MUT, Setiembre 2007, INE
Gráfico 8
Distribución de la producción por zona geográfica según función
(en porcentaje)
Fuente: elaboración propia en base a los microdatos de ENIGH 2005-2006 y MUT, Setiembre 2007, INE
En el Gráfico 6 se observa que el valor promedio de la producción de Montevideo
supera al del Interior del país, y esto ocurre para todos los componentes analizados. A
su vez, la producción en cada zona geográfica no tiene los mismos requerimientos, sino
que se evidencian comportamientos diferentes, es decir, funciones de producción
diferentes. La producción en el Interior del país incluye un mayor componente de Valor
Agregado y un menor componente del Consumo Intermedio que en Montevideo
(Gráfico 7).
26
Interesa señalar que cuando se compara el Interior y Montevideo el comportamiento de
cada componente es muy similar al que se encuentra al analizar los quintiles de
ingresos. En particular, al analizar la composición del valor agregado (Anexo 3), en el
Interior del país el valor del trabajo no remunerado tiene un peso relativo mayor que el
que tiene en Montevideo. Por otra parte, al analizar al interior del consumo intermedio
(Anexo 4), se observa que en Montevideo una parte importante se explica por el
consumo de servicio doméstico, en oposición a los hogares del Interior del país que
consumen más de otros bienes de consumo intermedio.
Si bien, en promedio, Montevideo aporta más al proceso productivo que el Interior,
resulta interesante analizar la finalidad de esa producción (Gráfico 8). Al realizar este
ejercicio, se observan nuevamente los mismos comportamientos que con los quintiles,
asignándole el rol de los quintiles más altos a Montevideo, y los quintiles más bajos al
Interior. Por un lado, Montevideo se caracteriza por destinar mayores recursos que el
Interior a la producción de servicios de vivienda, otras reparaciones y ampliaciones del
hogar (43% contra 35%) (Gráfico 8), y, en menor medida, también destina más recursos
a la producción de servicios de transporte (12% contra 10%) (Gráfico 8).
Por su parte, el Interior presenta un peso relativo mayor que Montevideo en la
preparación de comidas para los miembros del hogar (33% contra 27%) (Gráfico 8), y,
en menor medida, en el cuidado de los dependientes del hogar (13% contra 12%)
(Gráfico 8).
4.2.5 Diferencias entre hogares según
estructura del hogar
Por último, se procederá a analizar las diferencias en las estructuras de producción
tomando en cuenta las diferentes tipologías de hogares. Nuevamente, se considera el
valor promedio de producción por hogar, dada la diferencia en la cantidad de hogares en
cada grupo poblacional. Se considerarán 6 sub-grupos, a saber:
1. Unipersonales: hogares constituidos por una persona sola;
2. Parejas Solas: sólo cónyuges;
3. Nucleares Biparentales: hogares conformados por parejas con hijos-as;
4. Monoparentales: padres o madres solos-as con sus hijo-as;
27
5. Extendidos o compuestos con hijos-as: cónyuges o padres y/o madres solteros-as
con hijos-as, más otros parientes y no parientes (yerno-nuera, padre-madre, suegro-
a, hermano-a, cuñado-a, otros parientes y no parientes); y
6. Extendidos o compuestos sin hijos-as: cónyuges o padres y/o madres solteros-as sin
hijos-as, más otros parientes y no parientes.
El Gráfico 9 muestra el valor promedio de producción de los diferentes hogares. De allí
surge que, en promedio, los hogares que más producen son hogares extendidos o
compuestos con hijos-as y los hogares biparentales, y los que menos producen son los
unipersonales y monoparentales.
Es preciso señalar que si se considera la frecuencia poblacional de los diferentes tipos
de hogares, cambian las conclusiones anteriores. Los hogares biparentales son los que
más se encuentran en el total de la población (35%), y luego le siguen los unipersonales
y las parejas solas (10-20%). Tomando en cuenta estos datos, se observa que los
hogares que más aportan al total de la producción doméstica son principalmente los
biparentales (127.008 millones de pesos), y luego las parejas solas, los extendidos o
compuestos con hijos y los unipersonales (30.000-50.000 millones de pesos
aproximadamente) (Anexo 5).
28
Gráfico 9
Valor medio de producción por componente según tipología de hogar
(en pesos)
Fuente: elaboración propia en base a los microdatos de ENIGH 2005-2006 y MUT, Setiembre 2007, INE
Nota: ESH-Extendido o compuesto sin hijos; M-Monoparental; U-Unipersonal; ECH- Extendido o
Compuesto con hijos; PS-Pareja sin hijos; B-Biparental.
Gráfico 10
Participación de cada componente según tipología de hogar
(en porcentaje)
Fuente: elaboración propia en base a los microdatos de ENIGH 2005-2006 y MUT, Setiembre 2007, INE
Nota: ESH-Extendido o compuesto sin hijos; M-Monoparental; U-Unipersonal; ECH- Extendido o
Compuesto con hijos; PS-Pareja sin hijos; B-Biparental.
A su vez, si se analiza en conjunto con el Gráfico 11, se observa que la distribución del
valor agregado de los hogares entre trabajo no remunerado y servicios de vivienda varía
significativamente según la tipología del hogar. Por una parte, en los hogares con hijos
el valor del trabajo no remunerado es más importante en términos relativos que el valor
de los servicios de vivienda. Esto agudiza la situación de los hogares extendidos o
29
compuestos con hijos y los hogares biparentales que son los que más producen y más
trabajo no remunerado realizan. Por otra parte, en los hogares con menor cantidad de
miembros (unipersonales y parejas solas) el peso relativo de los servicios de vivienda es
superior al del trabajo no remunerado.
Gráfico 11
Distribución del VAN según tipo de hogar
(en porcentaje)
Fuente: elaboración propia en base a los microdatos de ENIGH 2005-2006 y MUT, Setiembre 2007, INE
Nota: ESH-Extendido o compuesto sin hijos; M-Monoparental; U-Unipersonal; ECH- Extendido o
Compuesto con hijos; PS-Pareja sin hijos; B-Biparental.
Finalmente, si se estudia la producción de cada tipo de hogar en función de las
principales tareas (Gráfico 12), se observa que en general se produce más alojamiento y
nutrición. Una característica importante, es que en los hogares extendidos y compuestos
se destinan la mayor cantidad de recursos a la producción de cuidados. Ello se
corresponde con el hecho de que estos hogares son más relevantes en los estratos bajos
de ingreso. Le siguen los hogares con hijos (biparentales y monoparentales) que
probablemente tengan una mayor carga de la dependencia que en los hogares
unipersonales y las parejas solas.
Por otro lado, los hogares que destinan más recursos a la construcción y el
mantenimiento de la vivienda son los unipersonales, característica que ya se observaba
en el Gráfico 11.
30
Gráfico 12
Distribución de la producción de los hogares por tipo de hogar según función (en
porcentaje)
Fuente: elaboración propia en base a los microdatos de ENIGH 2005-2006 y MUT, Setiembre 2007, INE
Nota: ESH-Extendido o compuesto sin hijos; M-Monoparental; U-Unipersonal; ECH- Extendido o
Compuesto con hijos; PS-Pareja sin hijos; B-Biparental.
4.3 Síntesis de los principales resultados
Las funciones de alojamiento y nutrición son las que aportan los montos más altos al
valor de la producción total de los hogares. Según los componentes (valor agregado
neto –VAN-, consumo intermedio y consumo de capital fijo) de cada función, el VAN
es el que tiene mayor incidencia, siendo alto en trabajo voluntario, alojamiento,
cuidados y transporte (superior al 70%). Por su parte, en la función de alojamiento, más
de la mitad (55%) del VAN corresponde a servicios de vivienda (que sería el valor que
se imputa al usufructo de la misma), mientras que para el resto de las funciones es más
relevante el componente de trabajo no remunerado.
Según quintiles de ingresos per cápita del hogar, se verifica que a mayor nivel de
ingresos, mayor es el componente de consumo intermedio y de consumo de bienes de
capital fijo, y menor la proporción de VAN (principalmente por el valor del trabajo no
remunerado). En todos los quintiles de ingresos, las funciones de alojamiento y
nutrición son las más importantes. Pero, en el quintil más bajo es más significativo en
31
términos relativos el componente de cuidados, nutrición y vestimenta; mientras en el
quintil más alto es más relevante alojamiento y transporte.
Según zona geográfica, el valor de la producción promedio por hogar es superior en
Montevideo que en el Interior del país. A su vez, en el Interior es más relevante el
componente de valor agregado y en Montevideo el consumo intermedio. A su interior,
el VAN del Interior tiene un mayor componente de trabajo no remunerado, y el
consumo intermedio de Montevideo tiene una mayor ponderación de servicio
doméstico.
Los hogares con hijos son los que poseen un mayor componente de trabajo no
remunerado; mientras en los hogares con menor cantidad de miembros (unipersonales y
parejas solas) el peso relativo de los servicios de vivienda es superior al del trabajo no
remunerado. Según función, el cuidado a las personas es más relevante en los hogares
extendidos y compuestos; y en los hogares con hijos.
5 Determinantes de la autoproducción y el consumo externo
de los hogares
5.1 Estrategia empírica: Modelos explicativos de la
autoproducción y el consumo externo
5.1.1 Fórmulas básicas
Para encontrar los determinantes de que las necesidades de cuidado sean producidas
internamente por las familias, o se satisfagan a través del mercado o el Estado, se
estiman modelos de regresión lineal simple con la siguiente especificación:
(1)
Siendo Prop la proporción del consumo total de los hogares que es explicada por la
producción interna, Xji un conjunto de variables j que identifican las características
socio-económicas del hogar i y μi un error aleatorio. Así, la ecuación (1) identifica los
determinantes de que ante necesidades de consumo de bienes o servicios de cuidados,
los hogares recurran a la producción interna, y no al consumo de servicios producidos
por el mercado o por el Estado.
De modo de complementar el análisis anterior sobre los determinantes del consumo,
resultará de interés diferenciar el consumo fuera del hogar entre público y privado en
32
función de las mismas características. Para ello, se recurrirá a técnicas de estadística
descriptiva.
Además, el análisis será complementado con estimación de curvas de Engel y de las
elasticidades (véase el Anexo 6 para las fórmulas de estimaciones).
- Cuando la elasticidad ingreso de la demanda es negativa, el bien es inferior, es
decir que disminuye su demanda a medida que aumenta el ingreso de las
familias.
- Cuando la elasticidad ingreso de la demanda es positiva, el bien es normal, es
decir que cuanto mayor es el ingreso aumenta la demanda. Si el incremento del
consumo es menos que proporcional al aumento del ingreso, entonces se dice
que son bienes necesarios, si por el contrario, ese aumento es más que
proporcional, entonces son bienes de lujo.
El ejercicio permitirá sacar conclusiones sobre el grado de complementariedad o
sustituibilidad entre los cuidados provistos dentro del hogar y los que se obtienen tanto
en el mercado como a través del Estado, así como evaluar el impacto de políticas sobre
la oferta y la demanda de los bienes y servicios para el cuidado.
5.1.2 Definición de las variables a considerar y
fuentes de datos
Para esta modelización se tomará una definición restringida del consumo total del hogar
que incluirá como insumos solamente el Trabajo no Remunerado, el Consumo
Intermedio, el Consumo Final, el pago por servicios privados y el acceso a servicios
públicos, dejando fuera los servicios de vivienda y el Consumo de Capital Fijo que
fueron considerados en el análisis descriptivo de la cuenta satélite de los hogares
(Cuadro 2).
Resulta necesario aclarar que en el caso de los servicios de educación tanto públicos
como privados, se consideró solamente preescolar y primaria, y en el caso de servicios
de salud se consideró el gasto únicamente si correspondía a menores de 12 o mayores de
65 años de edad. El criterio de valuación adoptado será el mismo que el utilizado para
la construcción de la cuenta satélite. Para ello, se tomarán como fuentes de datos de la
ENIGH (Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares) 2005-2006 y el MUT
(módulo de uso de tiempo y trabajo no remunerado) de Setiembre de 2007. En base a
33
los datos de la encuesta sobre el uso del tiempo de trabajo no remunerado se imputaron
los valores a los datos de ENIGH 2005-2006 en base a un modelo de predicción.
Cuadro 2
Resumen de las variables y fuente de datos.
CONSUMO DENTRO DEL HOGAR (Autoproducción)
Variables Detalle Fuente
Trabajo no Remunerado Todas las horas de trabajo no remunerado
dedicadas a las tareas en el hogar.
MUT 2007 llevada a
2005-2006
Consumo Intermedio
Bienes para la preparación de comidas, la
energía utilizada (electricidad, agua, gas,
otros), artículos de limpieza de la casa y
personales.
ENIGH 2005-2006
CONSUMO FUERA DEL HOGAR
Variables Detalle Fuente
Consumo Final
Comidas ya preparadas o que no necesitan
elaboración, servicios de lavandería y tintorería, enseñanza preescolar y primaria
pública y privada, canastas y comedores
públicos, salud pública y privada (sólo
menores de 12 años y mayores de 65),
guarderías y residenciales.
ENIGH 2005-2006
Servicio doméstico Limpiadores, cocinero, chofer, cuidador, etc. ENIGH 2005-2006
5.2 Principales resultados
5.2.1 Los determinantes de la autoproducción
y el consumo externo en Uruguay
Para analizar los determinantes de la producción y el consumo de los hogares
uruguayos, se siguió la metodología sobre modelos de regresión lineal planteada en la
sección 5.1.1. Se realizaron dos modelizaciones diferentes, una para los hogares con
niños menores de 12 años, y otra para los hogares con mayores de 65 años, de modo de
separar los efectos que surgen cuando se consideran los distintos grupos poblacionales
en situación de dependencia. En ambos casos, los modelos resultan significativos en
forma conjunta, así como también las variables consideradas separadamente salvo
algunas excepciones.
Hogares con niños menores de 12 años
Los resultados de la regresión que explica la proporción del consumo de los hogares con
niños menores de 12 años de edad que es cubierta mediante la autoproducción (Cuadro
34
3), muestran por un lado que los hogares que producen relativamente menos son los
mejor posicionados económicamente. Esto implica que a medida que crecen los
ingresos, la proporción de las necesidades de cuidado que son cubiertas por la
autoproducción disminuye23
. En efecto, los hogares pertenecientes al Quintil 4 producen
internamente casi 5 puntos porcentuales menos que los del Quintil 1, y los del Quintil 5
14 puntos porcentuales menos. A su vez, si se desagrega por zona geográfica de
residencia, los hogares del Interior del país son los que dedican relativamente más
esfuerzos a la autoproducción respecto a los de la capital.
Cuadro 3
Determinantes de la autoproducción en los hogares con menores de 12 años de
edad
VARIABLES Efecto parcial Error estándar
robusto
Quintil 2 0,0155*** (0,00277)
Quintil 3 -0,00475 (0,00341)
Quintil 4 -0,0467*** (0,00450)
Quintil 5 -0,144*** (0,00576)
Montevideo -0,00688** (0,00284)
Biparental 0,0359*** (0,00551)
Extendido o compuesto 0,0592*** (0,00582)
Menores de 6 0,0267*** (0,00236)
Jefe hombre -0,00261 (0,00280)
Adultos 0,00824*** (0,00104)
Constante 0,712*** (0,00556)
R-squared 0,164
Observaciones 10.730
*** p<0.01, variable significativa al 99%;
** p<0.05, variable significativa al 95%;
* p<0.1, variable significativa al 90%
Fuente: elaboración propia en base a los microdatos de ENIGH 2005-2006 y MUT, Setiembre 2007, INE
Considerando las distintas tipologías de hogar, se observa que tanto los hogares
Biparentales como los Extendidos o Compuestos se vuelcan más hacia la
autoproducción que los Monoparentales. Concretamente los hogares Biparentales
producen internamente 4 puntos porcentuales más que los Monoparentales, y los
23 La variable Quintil 3 no resulta significativa, es decir que no se diferencia significativamente de la
variable Quintil 1.
35
Extendidos o Compuestos casi 6. Esto resulta coherente con el hecho que los padres y
madres de hogares Monoparentales deben recurrir a ayuda externa (tanto guarderías o
educación preescolar o primaria, como servicio doméstico) para poder cumplir con las
necesidades de cuidado de sus hijos-as, lo que aumenta el peso relativo que adquiere el
consumo fuera del hogar. A la vez, los hogares Extendidos o Compuestos se
caracterizan por tener una carga de trabajo no remunerado superior que el resto de las
estructuras de hogares (Espino, Salvador y Querejeta, 2010: 22).
Por último, se observa que la cantidad de adultos en el hogar resulta significativa y
positiva en la explicación de la proporción del consumo que se satisface a través de la
autoproducción. Esto implica que a mayor cantidad de adultos en el hogar mayor es la
carga relativa de la autoproducción. Si se controla por el resto de las variables, es decir,
si se dejan constantes las restantes variables, la presencia de niños entre 0 y 5 años de
edad también aumenta la preferencia por la producción interna.
Hogares con adultos mayores de 65 años
Respecto a los hogares con mayores de 65 años de edad (Cuadro 4), se observa que al
igual que en el caso anterior, a medida que aumenta el poder adquisitivo del hogar el
peso relativo de la autoproducción disminuye24
. En este caso, los hogares pertenecientes
al Quintil 3 producen internamente casi 3 puntos porcentuales menos que los del Quintil
1, los del Quintil 4 casi 5 menos y los del Quintil 5 10 puntos porcentuales menos;
nuevamente las diferencias respecto al Quintil 1 se agudizan a medida que avanzamos
en los niveles de ingreso. También en este caso la preferencia por la autoproducción es
mayor en el Interior del país que en Montevideo, presentando el coeficiente asociado
una magnitud similar al de los hogares con menores de 12 años (1 punto porcentual).
Esto permite sacar conclusiones más generalizadas sobre las decisiones de los hogares
con población dependiente, de autoproducción y consumo externo, según nivel de
ingresos y zona geográfica de residencia.
En este caso, al cambiar la población analizada cambian las conclusiones sobre el
consumo según tipologías de hogar. Si se compara los hogares Unipersonales, que es la
variable omitida en esta dimensión, con las restantes tipologías de hogar se observa que
24 En este caso la variable Quintil 2 no resulta significativa lo que implica que no se puede diferenciar
entre los dos primeros quintiles de ingreso al analizar la proporción del consumo total que representa la
producción dentro del hogar.
36
éstas presentan una mayor preferencia por la autoproducción. Por orden en la magnitud
de la propensión a auto-producir, de menor a mayor se tiene a los hogares conformados
por la Pareja Sola, los Extendidos o Compuestos, los Biparentales y los
Monoparentales. O sea que la proporción de la autoproducción es mayor en aquellos
hogares donde los adultos mayores conviven con hijos/as.
Cuadro 4
Determinantes de la autoproducción en los hogares con mayores de 65 años de
edad.
VARIABLES Efecto parcial Error estándar
robusto
Quintil 2 0,00493 (0,00476)
Quintil 3 -0,0292*** (0,00522)
Quintil 4 -0,0481*** (0,00571)
Quintil 5 -0,104*** (0,00685)
Montevideo -0,00693* (0,00383)
Pareja Sola 0,0166** (0,00646)
Biparental 0,0451*** (0,00722)
Monoparental 0,0606*** (0,00806)
Extendido o compuesto 0,0249*** (0,00719)
Adultos 0,00732*** (0,00152)
Constante 0,765*** (0,00704)
R-squared 0,146
Observaciones 5.335
*** p<0.01, variable significativa al 99%;
** p<0.05, variable significativa al 95%; * p<0.1, variable significativa al 90%
Fuente: elaboración propia en base a los microdatos de ENIGH 2005-2006 y MUT, Setiembre 2007, INE
Consumo fuera del hogar: características del consumo público y privado
Resulta pertinente hacer una diferenciación entre la proporción del consumo fuera del
hogar que corresponde a servicios estatales, y la que corresponde a servicios privados,
distinguiendo a su vez, entre los servicios totales y los referidos a salud o educación.
37
Cuadro 5
Definición de las categorías Consumo Público y Privado.
CONSUMO FUERA DEL HOGAR
Público Privado
- Canastas y comedores públicos;
- Enseñanza preescolar y
primaria;
- Salud (sólo menores de 12 años
y mayores de 65).
- Comidas ya preparadas o que no necesitan
elaboración;
- Servicios de lavandería y tintorería;
- Servicio doméstico;
- Enseñanza preescolar y primaria;
- Salud (sólo menores de 12 años y mayores de 65);
- Guarderías y residenciales.
Como se puede observar en el Cuadro 6, se evidencia que en general el promedio de los
hogares consume menos servicios públicos a medida que aumenta su poder adquisit ivo.
Esto se observa para el consumo de servicios de cuidado fuera del hogar en general, así
como también para los servicios de salud y educación en particular. La misma
generalización puede hacerse respecto a la zona geográfica de residencia, donde se
evidencia que los hogares del Interior del país recurren en mayor proporción que los de
Montevideo a los servicios de cuidado públicos.
Respecto al comportamiento según la estructura del hogar las conclusiones no son tan
generalizables. Según los resultados presentados en el Cuadro 7, donde se compara el
consumo de servicios públicos o privados en general, se observa que los que registran
una menor proporción de consumo público son los hogares conformados por la Pareja
Sola, luego los Unipersonales, seguido de los Monoparentales, Biparentales y
finalmente los Extendidos o Compuestos. Esto se puede asociar a las conclusiones
obtenidas sobre nivel de ingresos del hogar, en tanto los Extendidos o Compuestos son
los peor posicionados, seguidos de los Biparentales y los Monoparentales. Respecto a
los servicios de salud, en general es mayor la preferencia por los servicios estatales en
los hogares Monoparentales, luego los Biparentales, los Extendidos o Compuestos, los
Unipersonales y, por último, las Parejas Solas. Finalmente, entre los hogares con niños
que consumen preferentemente servicios estatales de educación se encuentran los
Extendidos o Compuestos, luego los Monoparentales, y por último los Biparentales.
38
Cuadro 6
Promedio de la proporción del consumo total del
hogar que corresponde al consumo público, según
quintil de ingresos y zona geográfica.
Quintil de ingresos
1 0.60 Zona geográfica
2 0.36 Interior 0.38
3 0.19 Montevideo 0.16
4 0.10
5 0.03
Fuente: elaboración propia en base a los microdatos de ENIGH 2005-2006 y MUT, Setiembre 2007, INE
Cuadro 7
Promedio de la proporción del consumo total del hogar que corresponde al
consumo público, según estructura de hogar.
Total de
hogares
Hogares con menores de
12 años
Hogares con
mayores de 65
años Total Salud Total Salud Educación Total Salud
Unipersonal 0,15 0,47 0,26 0,47
Pareja Sola 0,11 0,38 0,21 0,38
Biparental 0,34 0,72 0,47 0,73 0,79 0,26 0,53
Monoparental 0,31 0,72 0,59 0,80 0,88 0,24 0,52
Extendido o
Compuesto
0,37 0,69 0,51 0,78 0,88 0,34 0,59
Fuente: elaboración propia en base a los microdatos de ENIGH 2005-2006 y EUT, Setiembre 2007, INE
Por último, es preciso señalar que los resultados difieren si se considera separadamente
los hogares con menores de 12 y los hogares con mayores de 65 años de edad. En el
Cuadro 7 se observa que para el caso de los hogares con menores, las conclusiones
anteriores se mantienen, mientras que en los hogares con mayores no se observan
39
diferencias sustanciales entre tipologías de hogar, siendo los hogares unipersonales y los
biparentales los que recurren mayoritariamente a los servicios públicos.
Si bien los resultados anteriores están fuertemente condicionados por la definición
adoptada de consumo fuera del hogar, que incluía los servicios de salud solamente para
el caso de los menores de 12 años de edad o mayores de 65, y la educación sólo para los
menores de 12, arrojan resultados interesantes y coherentes con la evidencia empírica.
Dados los resultados obtenidos, y a modo de conclusión, podría afirmarse que a medida
que aumenta el nivel de ingresos del hogar aumenta la preferencia por el consumo
privado; que el consumo de servicios públicos es mayor entre los hogares del Interior
que entre los hogares de la capital del país; y que a su vez, la proporción del consumo
público aumenta ante la presencia de niños en el hogar.
5.2.2 Estimación de las curvas de Engel y de la
elasticidad de la autoproducción al
ingreso
A partir de la metodología presentada en el Anexo 6, se estiman las curvas de Engel
siguiendo las cuatro formas funcionales mencionadas. Las estimaciones de cada forma
funcional se realizan con y sin una serie de variables socio-económicas de control
(región, tipología de hogar, cantidad de adultos y presencia de niños menores de 6
años). Asimismo, se realizan las estimaciones para los hogares con niños menores de 12
años y para los hogares con adultos mayores de 65 años para identificar los diferentes
patrones de demanda de cuidado que generan los niños y los adultos mayores25
.
Se debe destacar que en todos los casos las regresiones presentan bajo poder
explicativo, con valores del R-cuadrado que nunca superan el 0,15. En todos los casos el
mejor ajuste del modelo se observa en la especificación propuesta por Hausman et.al.
(1995). Aún así, todos los modelos resultan significativos en su conjunto, y las variables
explicativas son, en la mayoría de los casos, significativas.
25 Los resultados obtenidos de las estimaciones para los hogares con niños menores de 12 años y para los
hogares con adultos mayores de 65 se presentan en el
Anexo .
40
Cuadro 8
Elasticidad ingreso de la autoproducción según forma funcional
Hogares con
menores de 12
años
Hogares con
mayores de 65
años
Lineal Sin variables socio-económicas 0.96079 0.96412
Con variables socio-económicas 0.86880 0.96984
Semilogarítmica Sin variables socio-económicas 0.96195 0.62274
Con variables socio-económicas 0.96994 0.74626
Logarítmica Sin variables socio-económicas 0.95500 0.94260
Con variables socio-económicas 0.96370 0.95480
Hausman et. al. Sin variables socio-económicas 0.95918 0.93464
Con variables socio-económicas 0.96666 0.94393
Fuente: elaboración propia en base a los microdatos de ENIGH 2005-2006 y EUT, Setiembre 2007, INE
Una vez que se obtienen los coeficientes de cada una de las especificaciones se puede
calcular la elasticidad ingreso para cada una de las alternativas sugeridas (Cuadro 8). En
todos los casos las elasticidades obtenidas son positivas, lo que implica que la
autoproducción es un bien normal: al aumentar el ingreso, aumenta el consumo de
bienes producidos dentro del hogar. A su vez, las elasticidades obtenidas son siempre
inferiores a la unidad, por lo que la autoproducción se configura como un bien
necesario, es decir, que el consumo del mismo aumenta menos que proporcionalmente
al aumento del ingreso. Esto se corresponde con los resultados obtenidos en secciones
anteriores que señalaban que la producción en el hogar disminuye en términos relativos
a medida que aumenta el poder adquisitivo del hogar. De todas maneras, en la mayoría
de las estimaciones los valores obtenidos se aproximan a la unidad, lo que puede indicar
que el aumento de la producción interna sería prácticamente proporcional al aumento
del ingreso.
Por último y salvo en el caso de la forma funcional lineal, las elasticidades son siempre
superiores en los hogares con menores de 12 años que en los que cuentan con adultos
mayores de 65. Esto implica que la demanda de servicios de cuidados producidos dentro
del hogar para los niños reacciona de forma más fuerte a las variaciones en el ingreso
que en el caso de los adultos mayores dependientes. Esto podría indicar que a medida
41
que aumenta el ingreso, el cuidado dentro del hogar para los niños sigue siendo
demandado por los hogares mientras que en el caso de los adultos mayores esta opción
se sustituye por cuidados externos26
.
5.2.3 Estimación de las curvas de Engel y de la
elasticidad del consumo externo al
ingreso
Así como en el caso de la autoproducción, el poder explicativo de los modelos es bajo
aún cuando resulta significativo en su conjunto y en la mayoría de los casos las
variables son significativas para explicar la proporción del consumo total que se
satisface a través del consumo externo (ver Anexo 7).
Cuadro 9
Elasticidad ingreso del consumo externo según forma funcional
Hogares con
niños menores
de 12 años
Hogares con
adultos
mayores de 65
años
Lineal Sin variables socio-económicas 1.13476 1.12170
Con variables socio-económicas 1.45074 1.08033
Semilogarítmica Sin variables socio-económicas 1.13124 0.98442
Con variables socio-económicas 1.10358 1.07409
Logarítmica Sin variables socio-económicas 1.12200 1.18900
Con variables socio-económicas 1.08960 1.15500
Hausman et. al. Sin variables socio-económicas 1.14087 1.22105
Con variables socio-económicas 1.11552 1.18999 Fuente: elaboración propia en base a los microdatos de ENIGH 2005-2006 y MUT, Setiembre 2007, INE
Como se observa en el Cuadro 9, las elasticidades indican que el consumo externo sería
un bien superior, ya que éstas resultan positivas y superiores a la unidad salvo en una de
las especificaciones. Tanto para los hogares con niños menores de 12 años como para
los que tienen miembros mayores de 65, el aumento del ingreso implica un aumento
más que proporcional del consumo externo. Esto implica que a medida que el ingreso
26 Se debe tener en cuenta que este resultado puede estar influido por el hecho de que en los mayores de
65 años no se puede medir el nivel de dependencia y las necesidades de cuidado, mientras que se sabe que
todos los niños menores de 12 años requieren de cuidado constante. Esto implica que la presencia de
menores de 12 años siempre implica una mayor demanda de cuidado, pero no todos los mayores de 65
requieren los mismos niveles de cuidado.
42
aumenta, los hogares optan cada vez más por obtener los servicios de cuidado del
mercado o el Estado.
Dado que no se observan regularidades en cuanto a la relación entre las elasticidades
estimadas para hogares con niños menores de 12 y para los que tienen mayores de 65
entre las especificaciones, no se pueden obtener conclusiones en cuanto a la valoración
del consumo externo para cada tipo de hogar.
5.3 Síntesis de los principales resultados
Los determinantes de la proporción del consumo que corresponde a autoproducción en
los hogares con niños menores de 12 años confirman que:
Los quintiles de ingresos de los hogares son altamente significativos para
explicar dicha variable y la proporción se reduce a medida que el nivel de
ingresos aumenta.
También es significativa la tipología de hogar, siendo mayor en los hogares
extendidos y compuestos que en los biparentales, y, a su vez, en éstos es mayor
que en los monoparentales.
La zona geográfica es relevante, confirmando la mayor proporción del consumo
que corresponde a autoproducción en Montevideo que en el Interior.
La presencia de niños menores de 6 años así como la cantidad de adultos es
significativa y eleva la proporción de autoproducción en el consumo de los
hogares.
En el caso de los hogares con adultos mayores de 65 años, las conclusiones sobre la
proporción del consumo que corresponde a autoproducción son:
Se mantiene el hecho de que el nivel de ingresos del hogar es altamente
significativo para determinar la proporción del consumo que es autoproducción
y ésta se reduce a medida que aumentan los ingresos.
También es significativa la región geográfica y mantiene el signo aunque el
nivel de significación es menor (90%).
Según las tipologías de hogar, la proporción de la autoproducción es mayor en
aquellos donde los adultos mayores conviven con hijos (hogares
monoparentales o biparentales).
43
Respecto al consumo de servicios públicos o privados, los hogares de menores niveles
de ingreso así como los que se ubican en el Interior del país recurren en mayor
proporción a los servicios del Estado. También los hogares extendidos o compuestos
que, en general, son hogares de bajos ingresos. Respecto al consumo de servicios de
salud públicos, los hogares que registran una mayor proporción son los monoparentales
y, en el caso de los servicios de educación pública, los que más consumen son los
hogares extendidos o compuestos y menos los biparentales.
Según las estimaciones de las curvas de Engel y el cálculo de las elasticidades ingreso,
se concluye que la producción interna de servicios de cuidado es un bien normal y
necesario, es decir, que aumenta el consumo a medida que aumenta el gasto total del
hogar, aunque menos que proporcionalmente. A su vez, la demanda de servicios de
cuidado producidos dentro del hogar se incrementa más ante variaciones del ingreso en
los hogares con niños que con adultos mayores. Ello significa que en los hogares con
adultos mayores a medida que se eleva el ingreso la contratación de servicios en el
mercado es mayor.
Por su parte, el consumo externo es un bien de lujo, lo que implica que el consumo
aumenta más que proporcionalmente al incremento del ingreso. En este caso no se
pueden obtener conclusiones en cuanto a la valoración del consumo externo para cada
tipo de hogar.
6 Consideraciones finales
Los resultados de las estimaciones son consistentes con los que anteriormente habían
sido presentados en Salvador (2009b) y Salvador y Pradere (2009). Salvador y Pradere
(2009) calcularon el gasto en servicios de los hogares uruguayos y analizaron las
consecuencias del consumo diferenciado para la desigualdad social y de género. Para
ello se calculó el acceso a los servicios según estratos de ingresos, composición del
hogar, condición laboral de los integrantes del hogar, presencia de personas
dependientes (niños y adultos mayores) y ubicación geográfica. La variable
determinante de la preferencia por la producción interna al hogar es el nivel de ingreso.
Asimismo, los grupos de niveles más elevados y que están más cerca de servicios
diferenciados (grandes ciudades) tienden a preferir los servicios privados a los servicios
públicos. La presencia de niños pequeños y ancianos refuerza la demanda por servicios
complementarios a los del hogar.
44
La elaboración de CSH, y la valoración explícita del trabajo no remunerado en el hogar
proporciona visibilidad a la producción de servicios en el hogar, y en principio permite
su comparación con la producción mercantil incluida en las cuentas nacionales. Con ello
se puede comprender mejor el funcionamiento de la economía y los vínculos entre los
sectores monetario y no monetario. Además, el dimensionamiento de la economía del
hogar debe permitir establecer los eslabones entre las políticas macroeconómicas, como
la política comercial o monetaria, y los impactos en las relaciones de equidad de género,
y el bienestar de mujeres y hombres. Más que nada, la visibilidad de la producción en
los hogares debe permitir una mayor participación de los hogares más pobres en las
decisiones sobre política redistributiva que toman los gobiernos y en los beneficios
resultantes de las inversiones públicas (Waring 2008: 247).
Desde los años 1990, ha habido creciente reconocimiento de la importancia de conocer
mejor el aporte de la producción y el consumo de servicios en los hogares a la economía
del país, y al bien-estar de las personas. Es en los hogares que se suministra la atención
primaria de la salud. Cerca de 80 por ciento del tiempo de los cuidados básicos de salud
se brinda en el hogar, recayendo esta tarea principalmente en las mujeres, ya sea con
trabajo no remunerado o remunerado (Waring 2008: 248). Empero, más investigación
es necesaria para mejorar el sistema de encuestas para que responda a la diversidad
interna de los países de América Latina, como ha enfatizado la CEPAL (Comisión
Económica para a América Latina y el Caribe), en sus documentos.
Las encuestas del uso del tiempo constituyen la base de las estimaciones de las CSH.
Sin embargo, esas encuestas no revelan las normas sociales que condicionan la
asignación de los tiempos en los hogares; no permiten medir actividades que son
realizadas de forma asociada, como cocinar y cuidar de niños; no capturan los aspectos
de la supervisión de tareas realizadas por trabajo remunerado y no remunerado; y
tampoco revelan los conflictos y tensiones asociados a la organización de la vida y de
los tiempos de trabajo (Carrasco 2011: 66-68).
El camino está aún por hacerse pero los cambios deben ocurrir de forma gradual. Como
menciona Marilyn Waring (2006), con base en su experiencia parlamentaria, las
encuestas de uso de tiempo son caras y las negociaciones para las asignaciones
45
presupuestarias son lentas y arduas.27
Más investigaciones empíricas son necesarias para
fundamentar las complejidades de las asignaciones intra-hogares de tiempo entre trabajo
remunerado y no remunerado.
Por ejemplo, más investigaciones futuras son necesarias en el desarrollo de
metodologías que permitan profundizar en el análisis de los determinantes de las
decisiones de los hogares entre el consumo de servicios de cuidados públicos o privados
y el desarrollo de trabajo no remunerado. También caracterizar mejor las distintas
estrategias de cuidados que se desarrollan en los hogares. Ello permitiría distinguir
mejor cuáles son las políticas que se deben promover para fomentar una mayor equidad
social y de género. Dichas políticas podrían buscar desarrollar una mejor provisión de
servicios públicos y/o privados, o contemplar el tiempo que se necesita para proveer
trabajo no remunerado y promover su distribución entre los sexos.
27 Waring (2006) también critica que la unidad de observación sea el hogar y no los individuos. Una sola
persona contesta las preguntas por todos los miembros del hogar.
46
Bibliografía
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50
Anexos
Anexo 1
Categorías del Módulo de Uso del Tiempo (MUT) por principales funciones.
Alojamiento Nutrición Vestimenta Cuidados Transporte Trabajo voluntario
MUT 2. Limpieza de
la vivienda.
MUT 1.
Alimentación:
MUT 3. Limpieza y
cuidado de la ropa.
MUT 11. Cuidado
de niños y niñas.
MUT 8. Tiempo de
traslado.
MUT 10. Tareas no
remuneradas
comunitarias o de
voluntariado.
2-1 Hacer la limpieza
o el arreglo general de
la casa.
1-1 Preparar o cocinar
alimentos.
3-1 Lavar, doblar,
planchar o acomodar
la ropa de los
miembros del hogar.
11-1. Dar de mamar
o de comer a algún
niño/a pequeño/a del
hogar.
8-1. Trasladarse de
ida y vuelta al
trabajo.
10-1. Realizar algún
trabajo gratuito para
la comunidad
MUT 4. Compras
cotidianas.
1-2 Servir la comida,
poner la mesa,
levantar y/o lavar los
platos.
MUT 4. Compras
cotidianas.
11-2. Bañar o vestir
a algún niño/a
pequeño/a del hogar.
8-2. Trasladarse para
realizar algún
trámite, pago de
cuentas o reclamo de
servicios de la
vivienda.
MUT 14. Apoyo a
otros hogares o a
otros familiares en
forma gratuita.
4-1. Comprar
alimentos, bebidas,
artículos de limpieza,
etc. (parcialmente)
MUT 4. Compras
cotidianas.
4-2. Comprar
vestimenta para sí
mismo o para algún
miembro del hogar.
11-3. Llevar o
recoger a algún
niño/a pequeño/a a la
guardería, jardín o
escuela.
14-1. Colaborar con
las tares domésticas.
MUT 5. [Cría de
animales y]
recolección de flora
y fauna.
4-1. Comprar
alimentos, bebidas,
artículos de limpieza,
etc. (parcialmente)
11-4. Llevar a algún
niño/a a un centro de
salud o similar.
14-2. Cuidar niños o
niñas.
5-2. Recoger agua,
leña, [frutas], etc.,
exclusivamente para
el hogar
(parcialmente).
MUT 5. [Cría de
animales y]
recolección de flora
y fauna.
11-5. Ayudar en las
tareas escolares.
11-6. Jugar con
algún niño o niña del
hogar.
14-3. Cuidar personas
dependientes.
MUT 6.
Construcciones y
reparaciones de la
vivienda.
5-2. Recoger agua,
leña, frutas, etc.,
exclusivamente para
el hogar
(parcialmente).
11-7. Llevar de
paseo a algún niño/a
del hogar.
14-4. Pagar servicios
de la vivienda como
agua, luz, teléfono,
etc..
6-1. Hacer alguna
reparación eléctrica,
sanitaria, trabajos de
albañilería, etc., para
este hogar.
5-3. Cuidar o criar
animales o realizar
algún cultivo.
MUT 12. Cuidado
de personas
dependientes o
enfermas del hogar.
MUT 7. Gestiones
externas.
7-1. Realizar algún
pago relacionado con
las cuentas de la
vivienda.
12-1. Dar de comer o
ayudar a hacerlo.
12-2. Bañar, asear,
vestir, arreglar o
ayudarle a hacerlo.
12-3. Administrar
medicinas.
12-4. Acompañarle
al servicio de salud.
12-5. Llevar de
paseo o hacerle
compañía.
12-6. Hacer alguna
terapia especial o
ayudarle a realizar
ejercicios.
MUT 5. Cría de
animales [y
recolección de flora
y fauna].
5-1. Cuidar mascotas
(perro, gato, pájaros,
peces, etc.)
Fuente: elaboración propia en base a EUROSTAT (2003), Tabla 2. Notas: Algunas categorías de la encuesta deben dividirse entre distintas funciones. Es el caso de:4-1. Comprar alimentos, bebidas, artículos de
limpieza, etc.: entre alojamiento y nutrición. 5-2. Recoger agua, leña, frutas, etc., exclusivamente para el hogar (parcialmente): entre alojamiento y
nutrición.
51
Anexo 2
Valor Agregado Neto (VAN) por componentes según quintiles de ingresos
(en millones de pesos)
Quintil
Trabajo No
Remunerado
Servicios de
Vivienda Total
1 37.700 4.344 42.044
2 34.100 5.808 39.908
3 30.800 8.076 38.876
4 29.000 10.248 39.248
5 24.700 17.760 42.460
Fuente: elaboración propia en base a los microdatos de
ENIGH 2005-2006 y MUT, Setiembre 2007, INE
Anexo 3
Desagregación del VAN según zona geográfica de residencia
(en millones de pesos)
Trabajo No
Remunerado
Servicios
de vivienda Total
Montevideo 64.900 26.520 91.420
Interior 91.400 19.800 111.200
Total 156.300 46.320 202.620
Fuente: elaboración propia en base a los microdatos de
ENIGH 2005-2006 y MUT, Setiembre 2007, INE
52
Anexo 4
Desagregación del Consumo Intermedio según zona geográfica
(en millones de pesos)
Servicio
Doméstico
Otros
Consumos
Intermedios
Montevideo 2.418 38.652
Interior 1.377 42.552
Total 3.795 81.204
Fuente: elaboración propia en base a los microdatos de
ENIGH 2005-2006 y MUT, Setiembre 2007, INE
Anexo 5
Valor total de la producción según tipología de hogares
(millones de pesos)
Consumo de
Capital Fijo
Consumo
Intermedio
Valor
Agregado
Neto Total
Extendido o
compuesto sin
hijos
404 4.922 10.770 16.096
Unipersonal 798 10.157 21.992 32.947
Monoparental 573 7.159 22.036 29.768
Extendido o
compuesto
con hijos
753 10.573 30.280 41.607
Pareja Sola 1.579 14.669 31.500 47.748
Biparental 3.561 37.487 85.960 127.008
Total 7.670 84.966 202.538 295.174
Fuente: elaboración propia en base a los microdatos de ENIGH 2005-2006 y MUT, Setiembre 2007, INE
53
Anexo 6
Curvas de Engel
Las curvas de Engel son funciones que describen la relación entre el gasto en consumo de un bien o
servicio particular, y el total de los recursos disponibles del consumidor, dejando los precios fijos
(Nayyar, 2009: 7).
En la literatura disponible no se identifica una forma funcional específica para esta relación, por lo
que se aplican y comparan diversas especificaciones de forma de estudiar la robustez de los
resultados. En este trabajo se opta por cuatro especificaciones diferentes:
a. Lineal
(2)
b. Semilogarítmica
(3)
c. Logarítmica
(4)
d. Hausman et. al (1995)
(5)
Siendo y el ingreso y Prop la proporción del consumo total que se produce dentro del hogar o que
se satisface a través del consumo externo.
Estas curvas permiten calcular la elasticidad ingreso del consumo de bienes producidos dentro del
hogar y/o del consumo externo. La elasticidad ingreso señala cuánto aumenta el consumo de un
determinado bien (en este caso los bienes producidos dentro del hogar y/o los bienes obtenidos a
través del Estado o mercado) cuando aumenta el ingreso. Las ecuaciones de la elasticidad dependen
de la forma funcional y son calculadas en la media de las variables:
a. Lineal
b. Semilogarítmica
54
c. Logarítmica
d. Hausman et. al. (1995)
A partir de estas elasticidades se pueden caracterizar los bienes entre inferiores y normales, y dentro
de este último grupo entre bienes necesarios y de lujo (Krugman [1953] 2007: 62).
55
Anexo 7.1
Estimaciones de las curvas de Engel para los hogares con niños menores de 12 años y para los hogares con adultos mayores de 65 años según forma funcional, con y
sin variables socio-económicas
Proporción del gasto total que representa la autoproducción y el consumo externo
Autoproducción – Hogares con niños menores de 12 años
Lineal - sin variables
socio-económicas
Lineal - con variables
socio-económicas
Semilogaritmica - sin
socio-económicas
Semilogaritmica - con
socio-económicas
Logaritmica - sin
socio-económicas
Logaritmica - con
socio-económicas
Hausman et. al.- sin
variables socio-
económicas
Hausman et. al. - con
variables socio-económicas VARIABLES prop prop prop prop lprop lprop prop prop
Ingreso per cápita -7.36e-06*** -6.31e-06***
(7.64e-07) (7.53e-07)
Montevideo -0.0171*** -0.0262*** -0.0390*** -0.0107***
(0.00356) (0.00298) (0.00451) (0.00291)
Biparental 0.0383*** 0.0430*** 0.0647*** 0.0316***
(0.00522) (0.00531) (0.00817) (0.00513)
Extendido o compuesto 0.0662*** 0.0750*** 0.108*** 0.0559***
(0.00570) (0.00588) (0.00895) (0.00575)
Presencia de niños entre 0 y 5 0.0257*** 0.0244*** 0.0331*** 0.0268***
(0.00255) (0.00244) (0.00358) (0.00239)
Cantidad de adultos 0.00768*** 0.00686*** 0.0101*** 0.00807***
(0.00105) (0.00109) (0.00162) (0.00105)
Logaritmo del ingreso per cápita -0.0295*** -0.0233*** -0.0450*** -0.0363*** -0.107*** -0.102***
(0.00172) (0.00171) (0.00264) (0.00258) (0.0197) (0.0192)
Cuadrado del logaritmo del ingreso per cápita 0.0363*** 0.0337***
(0.00413) (0.00397)
Cubo del logaritmo del ingreso per cápita -0.00262*** -0.00240***
(0.000245) (0.000235)
Constante 0.805*** 0.725*** 1.009*** 0.884*** 0.0860*** -0.0931*** 0.668*** 0.609***
(0.00317) (0.00591) (0.0135) (0.0142) (0.0207) (0.0215) (0.0289) (0.0310)
Observaciones 10,730 10,730 10,730 10,730 10,730 10,730 10,730 10,730
R-cuadrado 0.080 0.129 0.044 0.102 0.048 0.102 0.110 0.151
Errores estándar robustos entre paréntesis
*** p<0.01, ** p<0.05, * p<0.1
Fuente: elaboración propia en base a los microdatos de ENIGH 2005-2006 y MUT, Setiembre 2007, INE
56
Anexo 7.2
Estimaciones de las curvas de Engel para los hogares con niños menores de 12 años y para los hogares con adultos mayores de 65 años según forma funcional, con y
sin variables socio-económicas
Proporción del gasto total que representa la autoproducción y el consumo externo
Autoproducción – Hogares con adultos mayores de 65 años
Lineal - sin
variables
demográficas
Lineal - con
variables
demográficas
Semilogaritmica
- sin variables
demográficas
Semilogaritmica
- con variables
demográficas
Logaritmica - sin
variables
demográficas
Logaritmica -
con variables
demográficas
Hausman et. al.-
sin variables
demográficas
Hausman et. al.
- con variables
demográficas
VARIABLES prop prop prop prop lprop lprop prop prop
Ingreso per cápita -4.07e-06*** -3.22e-06***
(7.98e-07) (7.35e-07)
Montevideo -0.0219*** -0.0176*** -0.0233*** -0.00726*
(0.00465) (0.00455) (0.00687) (0.00377)
Pereja Sola 0.0206*** 0.0238*** 0.0375*** 0.0165***
(0.00656) (0.00660) (0.0100) (0.00635)
Biparental 0.0535*** 0.0553*** 0.0843*** 0.0440***
(0.00743) (0.00776) (0.0115) (0.00696)
Monoparental 0.0649*** 0.0689*** 0.0993*** 0.0588***
(0.00820) (0.00826) (0.0127) (0.00787)
Extendido o compuesto 0.0365*** 0.0376*** 0.0576*** 0.0233***
(0.00758) (0.00788) (0.0119) (0.00696)
Cantidad de adultos 0.00818*** 0.00728*** 0.0106*** 0.00805***
(0.00152) (0.00153) (0.00215) (0.00147)
Logaritmo del ingreso per cápita -0.0403*** -0.0317*** -0.0574*** -0.0452*** 0.0677** 0.0421
(0.00373) (0.00398) (0.00570) (0.00617) (0.0289) (0.0292)
Cuadrado del logaritmo del ingreso per cápita -0.00136 0.00232
(0.00508) (0.00506)
Cubo del logaritmo del ingreso per cápita -0.000438 -0.000574**
(0.000272) (0.000269)
Constante 0.800*** 0.749*** 1.113*** 0.995*** 0.212*** 0.0384 0.571*** 0.564***
(0.00540) (0.00783) (0.0318) (0.0350) (0.0484) (0.0539) (0.0594) (0.0612)
Observaciones 5,335 5,335 5,335 5,335 5,335 5,335 5,335 5,335
R-cuadrado 0.076 0.120 0.079 0.118 0.075 0.114 0.125 0.152
Errores estándar robustos entre paréntesis
*** p<0.01, ** p<0.05, * p<0.1
Fuente: elaboración propia en base a los microdatos de ENIGH 2005-2006 y MUT, Setiembre 2007, INE
57
Anexo 7.3
Estimaciones de las curvas de Engel para los hogares con niños menores de 12 años y para los hogares con adultos mayores de 65 años según forma funcional, con y
sin variables socio-económicas
Proporción del gasto total que representa la autoproducción y el consumo externo
Consumo externo – Hogares con niños menores de 12 años
Lineal - sin
variables socio-
económicas
Lineal - con
variables socio-
económicas
Semilogaritmica
- sin socio-
económicas
Semilogaritmica
- con socio-
económicas
Logaritmica - sin
socio-
económicas
Logaritmica -
con socio-
económicas
Hausman et. al.-
sin variables
socio-
económicas
Hausman et. al.
- con variables
socio-
económicas
VARIABLES prop prop prop prop lprop lprop prop prop
Ingreso per cápita 7.36e-06*** 6.31e-06***
(7.64e-07) (7.53e-07)
Montevideo 0.0171*** 0.0262*** 0.120*** 0.0107***
(0.00356) (0.00298) (0.0134) (0.00291)
Biparental -0.0383*** -0.0430*** -0.173*** -0.0316***
(0.00522) (0.00531) (0.0224) (0.00513)
Extendido o compuesto -0.0662*** -0.0750*** -0.348*** -0.0559***
(0.00570) (0.00588) (0.0258) (0.00575)
Presencia de niños entre 0 y 5 -0.0257*** -0.0244*** -0.141*** -0.0268***
(0.00255) (0.00244) (0.0115) (0.00239)
Cantidad de adultos -0.00768*** -0.00686*** -0.0234*** -0.00807***
(0.00105) (0.00109) (0.00502) (0.00105)
Logaritmo del ingreso per cápita 0.0295*** 0.0233*** 0.122*** 0.0896*** 0.107*** 0.102***
(0.00172) (0.00171) (0.00737) (0.00758) (0.0197) (0.0192)
Cuadrado del logaritmo del ingreso per cápita -0.0363*** -0.0337***
(0.00413) (0.00397)
Cubo del logaritmo del ingreso per cápita 0.00262*** 0.00240***
(0.000245) (0.000235)
Constante 0.195*** 0.275*** -0.00896 0.116*** -2.626*** -2.043*** 0.332*** 0.391***
(0.00317) (0.00591) (0.0135) (0.0142) (0.0591) (0.0627) (0.0289) (0.0310)
Observaciones 10,730 10,730 10,730 10,730 10,730 10,730 10,730 10,730
R-cuadrado 0.080 0.129 0.044 0.102 0.033 0.092 0.110 0.151
Errores estándar robustos entre paréntesis
*** p<0.01, ** p<0.05, * p<0.1
Fuente: elaboración propia en base a los microdatos de ENIGH 2005-2006 y MUT, Setiembre 2007, INE
58
Anexo 7.3
Estimaciones de las curvas de Engel para los hogares con niños menores de 12 años y para los hogares con adultos mayores de 65 años según forma funcional, con y
sin variables socio-económicas
Proporción del gasto total que representa la autoproducción y el consumo externo
Consumo externo – Hogares con adultos mayores de 65 años
Lineal - sin
variables
demográficas
Lineal - con
variables
demográficas
Semilogaritmica
- sin variables
demográficas
Semilogaritmica
- con variables
demográficas
Logaritmica - sin
variables
demográficas
Logaritmica -
con variables
demográficas
Hausman et. al.-
sin variables
demográficas
Hausman et. al.
- con variables
demográficas
VARIABLES prop prop prop prop lprop lprop prop prop
Ingreso per cápita 4.07e-06*** 3.22e-06***
(7.98e-07) (7.35e-07)
Montevideo 0.0219*** 0.0176*** 0.0913*** 0.00726*
(0.00465) (0.00455) (0.0202) (0.00377)
Pereja Sola -0.0206*** -0.0238*** -0.104*** -0.0165***
(0.00656) (0.00660) (0.0295) (0.00635)
Biparental -0.0535*** -0.0553*** -0.217*** -0.0440***
(0.00743) (0.00776) (0.0360) (0.00696)
Monoparental -0.0649*** -0.0689*** -0.309*** -0.0588***
(0.00820) (0.00826) (0.0396) (0.00787)
Extendido o compuesto -0.0365*** -0.0376*** -0.148*** -0.0233***
(0.00758) (0.00788) (0.0353) (0.00696)
Cantidad de adultos -0.00818*** -0.00728*** -0.0210*** -0.00805***
(0.00152) (0.00153) (0.00739) (0.00147)
Logaritmo del ingreso per cápita 0.0403*** 0.0317*** 0.189*** 0.155*** -0.0677** -0.0421
(0.00373) (0.00398) (0.0157) (0.0168) (0.0289) (0.0292)
Cuadrado del logaritmo del ingreso per cápita 0.00136 -0.00232
(0.00508) (0.00506)
Cubo del logaritmo del ingreso per cápita 0.000438 0.000574**
(0.000272) (0.000269)
Constante 0.200*** 0.251*** -0.113*** 0.00527 -3.249*** -2.798*** 0.429*** 0.436***
(0.00540) (0.00783) (0.0318) (0.0350) (0.135) (0.149) (0.0594) (0.0612)
Observaciones 5,335 5,335 5,335 5,335 5,335 5,335 5,335 5,335
R-cuadrado 0.076 0.120 0.079 0.118 0.076 0.103 0.125 0.152
Errores estándar robustos entre paréntesis
*** p<0.01, ** p<0.05, * p<0.1
Fuente: elaboración propia en base a los microdatos de ENIGH 2005-2006 y MUT, Setiembre 2007, INE