Baby era una ratoncita a la que su dueña abandonó un día de invierno. Lucía un

lacito rojo con manchas blancas y llevaba un vestido amarillo y unos hermosos

zapatos a juego con el color de la ropa.

Un día Baby se encontró un amiguito por la ciudad, y no dudó en decirle ¡¡Hola!! Él le

escuchó y se le acercó. La ratoncita le propuso ir a dar una vuelta al colegio de su

barrio. Héctor, que así se llamaba su amigo, le dijo que no podía ser, pues eran muy

pequeños y los podían pisar. Baby no lo pensó dos veces y salió corriendo hacia la

escuela. Héctor la siguió hasta que llegaron.

_ ¡¡¡Hay mucha gente!!!-dijo Baby nerviosa.

De repente se les acercó un pájaro amarillo con unos ojos saltones que se llamaba

Juan. Baby le dijo, asustada:

_ ¡No me comas!

- No tengas miedo, no te voy a comer- contestó él.

-Gracias- le agradeció Baby con voz entrecortada.

Baby volvió a insistir en la idea de pasar un día en el colegio. A Juan se le puso una

sonrisa de oreja a oreja, pues él también le gustaba revolotear en los recreo por

entre los niños mientras estos gritaban y jugaban, y le comentó que conocía aquel

colegio como la palma de la mano.

El pájaro les acompañó por toda la escuela hasta que se encontraron con un hombre

grande, pero que muy grande: era el profesor de "cono". Ellos corrieron hasta la

puerta pero era el momento del recreo y los niños salían en tropel, los fueron

esquivando hasta que llegaron a la puerta que daba al patio y desde allí se

escaparon hacia la PlazaMayor, donde había aún más ruido y griterío que en la

escuela. Baby observó a un señor regordete que portaba una banda y un bastón de

mando: era el alcalde. La ratoncita , muy enfadada trepó hasta su hombro y

preguntó en un susurro:

_ Señor, ¿por qué hay tanta gente aquí hoy?

_ Es que es la fiesta local- le contestó el alcalde.

Y Baby se marchó triste por no haber podido jugar ni en la escuela ni en la Plaza

Mayor, pues era muy alegre y eso era su mayor ilusión siempre que iba a cualquier

sitio.

(Daniel García Guerra- 4º B)