la salvacion de una santa - keigo higashino

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NOVELA NEGRA JAPONESA

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    La salvacin de una santa, de Keigo Higashino, autorde otras obras como La devocin del sospechoso X, es unanovela negra que se enmarca en la tendencia de la 'lab lit' oliteratura de laboratorio, donde el fsico Yukawa (elprofesor Galileo) es el nico capaz de seguir unrazonamiento lgico y fro que permitir desvelar elmisterio. Forma parte de la misma serie que La devocindel sospechoso X, novela con la que el autor fue candidatoal Premio Edgar, el mximo galardn en Estados Unidospara el gnero de misterio, otorgado por la MysteryWriters of Amrica, a la mejor novela de 2011.

    Un asesinato que parece imposible, tan meticulosocomo terrible, cometido por unos motivos an msestremecedores. La vctima, Yoshitaka Mashiba, un ricoempresario de Tokio, muere un domingo cuando est soloen su casa. Ha sido asesinado con una taza de cafenvenenado. Estaba a punto de abandonar a su esposa,Ayane Mashiba, que se convierte en la principalsospechosa. Pero Ayane tiene una frrea e irrefutablecoartada: cuando su esposo muri ella estaba a ms de cienkilmetros de distancia. Cmo lleg, pues. el veneno a lataza de caf? El profesor Yukawa deber utilizar todo sutalento para ordenar las pistas y encontrar la verdad, a

  • travs de una atmsfera cautivadora, claustrofbica y a lavez extremadamente pulcra y ordenada, que nos sumerge enun crimen domstico donde los elementos de la culturajaponesa emergen en su vertiente ms fra, calculadora ypura. Maestro de la lab lit o literatura de laboratorio,Higashino construye una novela magistral a travs de unprocedimiento policial ultradetallado. Un libro queemocionar a todas aquellas mentes que disfrutan con eljuego de la deduccin, con un giro inesperado queasombrar y sorprender al ms experimentado de loslectores.

    Un puzzle retro que recuerda al caso clsico delchocolate envenenado de Anthony Berkeley. KirkusReviews.

    El libro perfecto para aquellos lectores que amanresolver rompecabezas, firmado por uno de los autores msdestacados de la novela de misterio en Japn. The Globeand Mail.

  • KEIGO HIGASHINO

    La salvacin de una santa

    Traduccin de Antonio Francisco Barbern Pelegrn

    Ediciones B, S.A.

  • Sinopsis

    La salvacin de una santa, de KeigoHigashino, autor de otras obras como Ladevocin del sospechoso X, es una novela negraque se enmarca en la tendencia de la 'lab lit' oliteratura de laboratorio, donde el fsico Yukawa(el profesor Galileo) es el nico capaz de seguirun razonamiento lgico y fro que permitirdesvelar el misterio. Forma parte de la mismaserie que La devocin del sospechoso X, novelacon la que el autor fue candidato al PremioEdgar, el mximo galardn en Estados Unidospara el gnero de misterio, otorgado por laMystery Writers of Amrica, a la mejor novelade 2011.

    Un asesinato que parece imposible, tanmeticuloso como terrible, cometido por unosmotivos an ms estremecedores. La vctima,Yoshitaka Mashiba, un rico empresario de Tokio,muere un domingo cuando est solo en su casa.Ha sido asesinado con una taza de cafenvenenado. Estaba a punto de abandonar a suesposa, Ayane Mashiba, que se convierte en laprincipal sospechosa. Pero Ayane tiene una

  • frrea e irrefutable coartada: cuando su esposomuri ella estaba a ms de cien kilmetros dedistancia. Cmo lleg, pues. el veneno a la tazade caf? El profesor Yukawa deber utilizar todosu talento para ordenar las pistas y encontrar laverdad, a travs de una atmsfera cautivadora,claustrofbica y a la vez extremadamente pulcray ordenada, que nos sumerge en un crimendomstico donde los elementos de la culturajaponesa emergen en su vertiente ms fra,calculadora y pura. Maestro de la lab lit oliteratura de laboratorio, Higashino construyeuna novela magistral a travs de unprocedimiento policial ultradetallado. Un libroque emocionar a todas aquellas mentes quedisfrutan con el juego de la deduccin, con ungiro inesperado que asombrar y sorprender alms experimentado de los lectores.

    Un puzzle retro que recuerda al casoclsico del chocolate envenenado de AnthonyBerkeley. Kirkus Reviews.

    El libro perfecto para aquellos lectoresque aman resolver rompecabezas, firmado poruno de los autores ms destacados de la novelade misterio en Japn. The Globe and Mail.

  • Ttulo Original: Seijo no Kyu-saiTraductor: Barbern Pelegrn, Antonio FranciscoAutor: Higashino, Keigo2013, Ediciones B, S.A.Coleccin: La tramaISBN: 9788466652766Generado con: QualityEbook v0.63

  • 1

    Los pensamientos de las jardineras ya haban echadoalgunas florecillas. La tierra pareca haberse resecadobastante, aunque aparentemente no las haba afectado, yaque los dibujos de sus ptalos eran de una nitidez absoluta.No eran flores ostentosas, pero s se vean fuertes. Tengoque regar tambin las de las macetas, se dijo Ayanemientras miraba la terraza a travs de la puerta de cristal.

    Pero me ests escuchando? dijo una voz trasella.

    Ayane se volvi esbozando una leve sonrisa.Claro que s. Acaso no es evidente?Pues para ser evidente no reaccionas muy rpido

    que digamos... repuso Yoshitaka desde el sof mientrasvolva a cruzar sus largas piernas. A pesar de quefrecuentaba el gimnasio, pareca cuidarse de no ganarexcesiva musculatura en la cintura y las piernas, para aspoder seguir ponindose aquellos pantalones estrechos quetanto le gustaban.

    Estaba algo distrada.Distrada? Eso no es muy propio de ti dijo

    Yoshitaka arqueando una de sus bien cuidadas cejas.Es que me ha sorprendido.En serio? Pues yo creo que ya deberas estar al

  • corriente de mi proyecto de vida, no?Bueno, s, pero...Hay algo que quieras decirme? pregunt l

    ladeando levemente la cabeza. Estaba repantingado en elsof con gesto despreocupado, como si la cosa no fueracon l.

    Ella no estaba segura de si estaba haciendo teatro oera que realmente se senta as. Dej escapar un suspir ylo mir de nuevo a los ojos.

    Tan importante es eso para ti?A qu te refieres con eso?Ya sabes... lo de los nios...Yoshitaka esboz una leve sonrisa burlona, mir un

    instante hacia un lado y volvi finalmente su mirada haciaella de nuevo.

    No has escuchado absolutamente nada de lo que tehe dicho, verdad?

    Claro que te he escuchado. Y precisamente por esote acabo de hacer esta pregunta, no crees?

    La severa mirada que acompa a la respuesta deAyane hizo que l tambin se pusiera serio. Yoshitakaasinti lentamente con la cabeza.

    Importantsimo. Creo que es algo indispensable enmi vida. Si no se pueden tener hijos, la vida comomatrimonio carece de sentido. El sentimiento amorosoentre un hombre y una mujer es algo que siempre se

  • desvanece con el tiempo. Y si aun as ambos siguenviviendo juntos, se debe a que su objeto es crear unafamilia. Cuando un hombre y una mujer se casan, seconvierten solo en esposo y esposa. Pero cuando tienenhijos pasan a ser padre y madre. Y nicamente cuando hanalcanzado ese estatus pueden convertirse en compaerospara toda la vida. No te parece?

    Bueno, no creo que sea solo eso, pero...Yoshitaka neg con la cabeza.Pues yo s lo creo. Creo firmemente en ello y no

    tengo intencin de cambiar. No voy a cambiar de parecer. Yeso es tanto como decir que no puedo seguir viviendo unavida en la que la perspectiva de tener hijos no existe.

    Ayane se llev las manos a las sienes. Le dola lacabeza. Aquello la haba pillado por sorpresa. No se loesperaba.

    A ver si lo he entendido. Entonces, si una mujer nopuede tener hijos carece de toda utilidad. Y por tanto se ladesecha, se la sustituye por otra que s tenga esa capacidady listos. Eso es lo que piensas?

    Mujer, vaya forma tan radical de expresarlo.En definitiva es eso, verdad?Tal vez debido al fuerte tono empleado por Ayane,

    Yoshitaka se incorpor. Frunci levemente el ceo yasinti con gesto dubitativo.

    Puede que s. Puede que desde tu posicin se vea

  • as. Pero, en cualquier caso, sabes que yo valoro en muchomi proyecto de vida. Puede decirse que, para m, eso esms importante que cualquier otra cosa.

    Ayane distendi los labios aunque, por supuesto, no leapeteca sonrer lo ms mnimo.

    Te gusta repetir esa frase, verdad? Eso de quevaloras mucho tu proyecto de vida. Recuerdo que fue unade las primeras cosas que me dijiste nada ms conocernos.

    Pero, vamos a ver, Ayane, a ti qu es lo que temolesta? Has conseguido todo lo que queras, no? Y sitodava queda algo que quieras y no tengas, sabes quepuedes pedrmelo sin reservas. Har todo lo posible porconsegurtelo. As que dejemos ya de atormentarnos ypensemos mejor en nuestras nuevas vidas de cara al futuro.O es que acaso nos queda otra opcin?

    Ella dirigi la mirada hacia la pared donde colgaba untapiz de aproximadamente un metro de ancho. Lo habatejido ella misma. Le haba llevado ms de tres meses y latela la haba hecho traer expresamente de Inglaterra.

    No haca falta que Yoshitaka insistiera. Lo de tener unhijo era tambin su sueo. Solo ella saba hasta qu puntohaba rogado poder sentarse algn da en una mecedora ahacer patchwork, mientras contemplaba como su vientrecreca da a da.

    Pero, por algn capricho de los dioses, no haba sidobendecida con ese don. Consciente de que su problema no

  • tena remedio, se haba resignado a vivir con l. Y pensque Yoshitaka tambin podra sobrellevarlo.

    Oye, te importa si te pregunto una cosa? Tal vezpara ti sea una tontera, pero...

    El qu.Ayane se volvi hacia l, al tiempo que inspiraba

    profundamente.Y tu cario hacia m...? Qu ha sido de l?Yoshitaka retrajo un instante la barbilla como pillado

    con la guardia baja. Pero al punto sus labios recuperaron lasonrisa que lucan antes de la pregunta.

    Eso no ha cambiado dijo. Te lo aseguro.Todava me sigues gustando.

    A Ayane aquello le son a autntica patraa, perosonri. No tena opcin.

    Qu bien dijo.Vamos dijo Yoshitaka, dndole la espalda para

    encaminarse hacia la puerta.Mientras lo segua, Ayane se fij en su tocador.

    Record aquel polvo blanco que tena escondido en elcajn de ms abajo a la derecha. Lo guardaba en una bolsade plstico hermticamente cerrada. No iba a tener msremedio que usarlo, se dijo. Ya no quedaba ningn halo deesperanza.

    Mir la espalda de Yoshitaka. Cario pens sindejar de mirarla, te amo con toda mi alma. Tus palabras

  • acaban de dar muerte a mi corazn. Y precisamente porello vas a tener que morir t tambin.

  • 2

    Hiromi Wakayama se dio cuenta de que algo pasaba cuandovio al matrimonio Mashiba bajar las escaleras desde elprimer piso. Ambos sonrean, pero se notaba que susgestos eran forzados, especialmente el de Ayane. Sinembargo, Hiromi no se atrevi a hacer ningn comentarioal respecto. Tuvo el presentimiento de que, si lo haca,aquello acabara mal.

    Perdn por la espera. Alguna noticia de los Ikai?pregunt con cierto envaramiento.

    Hace un momento me han llamado al mvil. Dicenque llegarn en cosa de cinco minutos.

    Bien, entonces habr que ir preparando el champn.Yo me ocupo dijo Ayane. Hiromi, t pon las

    copas.Muy bien.Yo tambin echar una mano dijo Yoshitaka.Tras acompaar con la mirada a Ayane, cuya silueta se

    perdi en la cocina, Hiromi abri la vitrina apoyada contrala pared. Tena entendido que se trataba de una valiosaantigedad y que haba costado cerca de tres millones deyenes. Las copas que contena eran todas de primeracalidad.

    Extrajo cuidadosamente tres tipo flauta de Baccarat y

  • otras dos de tipo veneciano. Los Mashiba tenan porcostumbre ofrecer copas de estilo veneciano a susinvitados principales.

    Yoshitaka comenz a poner mantelitos individualespara cinco comensales en aquella mesa de cena para ocho.Estaba acostumbrado a las celebraciones en casa. Hiromi,por su parte, tambin se haba habituado a ese tipo detareas.

    Hiromi fue colocando una copa de champn encima decada mantelito individual dispuesto por Yoshitaka. Desde lacocina llegaba el sonido del grifo abierto.

    De qu habis hablado? pregunt ella en vozbaja.

    De nada en particular respondi l sin mirarla.Pero se lo has dicho?El qu? pregunt l mirndola por primera vez.Justo cuando ella se dispona a replicar el qu va a

    ser?, son el portero automtico.Ya estn aqu anunci Yoshitaka dirigiendo su

    voz hacia la cocina.Perdona, ahora no puedo dejar esto. Sal t, por

    favor dijo Ayane.Vale respondi l aproximndose al interfono de

    la pared.Diez minutos despus todo el mundo estaba sentado a

    la mesa, todos muy sonrientes. A Hiromi le pareci que se

  • esforzaban por mostrar unos rostros lo suficientementerelajados como para no alterar el apacible ambiente.Siempre se haba preguntado cmo lograba la genteadquirir esa clase de habilidad. Seguro que no era algoinnato. Hiromi saba que Ayane Mashiba haba conseguidointegrarse en ese ambiente en cosa de un ao.

    Como siempre, tus platos estn estupendos, Ayane.No suelen encontrarse marinados tan bien preparados! exclam Yukiko Ikai mientras se llevaba un bocado depescado blanco a la boca. Ir elogiando uno por uno todoslos platos del men era su papel preferido.

    No como t, que solo usas salsas que se piden porcatlogo dijo a su lado su esposo, Tatsuhiko.

    Qu grosero. Eso no es verdad. Sabes que a vecestambin las preparo yo misma.

    S, ya, como la de aojiso1 no? Que en cuantotienes la mnima ocasin se la endilgas a todo...

    Y qu pasa? Acaso no te gusta?A m s me gusta terci Ayane.Ves? Y adems es buena para la salud.Ayane, por favor, no me la animes ms, anda. Como

    se envalentone, es capaz de ponerle salsa de aojiso hasta alos filetes de ternera.

    Pues mira, eso suena bien. Tengo que probarlo...Todos rieron. Todos menos Tatsuhiko, que torci el

    gesto, contrariado.

  • Tatsuhiko Ikai era abogado. Trabajaba como consultorpara varias empresas. La que diriga Yoshitaka Mashiba erauna de ellas, pero en este caso Tatsuhiko colaborabatambin activamente en las propias labores de direccin. Alparecer, ambos se conocan porque haban sido miembrosdel mismo club universitario.

    Tatsuhiko sac una botella del armario refrigerador devinos y se dispuso a servir a Hiromi.

    No, no quiero ms dijo ella poniendo su manosobre la copa.

    De veras? Yo crea que te gustaba el vino...Y me gusta. Pero ya he tomado bastante, gracias.Tatsuhiko asinti con la cabeza al tiempo que emita

    un hum... nasal y empezaba a verter el vino blanco en lacopa de Yoshitaka.

    Te encuentras mal? le pregunt Ayane.No, no es eso. Es que ltimamente he quedado

    mucho con mis amigos y me temo que he estado bebiendodemasiado...

    Qu suerte tenis los jvenes dijo Tatsuhiko.Luego le sirvi vino a Ayane, ech un rpido vistazo a suesposa y llev la botella hasta su copa. Yukiko tambinha dejado el alcohol durante una temporada, as que seguroque se alegra de tener quien la acompae esta noche.

    No toma alcohol? Yoshitaka detuvo la mano conque sostena el tenedor. Bueno, claro, es lgico...

  • Como ahora tiene que alimentar al beb con supecho dijo Tatsuhiko agitando su copa. Y claro, noestara bien que la leche materna contuviera alcohol...

    Y por cunto tiempo hay que abstenerse? lepregunt el anfitrin a Yukiko.

    Bueno, el doctor dice que alrededor de un ao...Ao y medio precis su marido. O incluso un

    par de aos... Es ms, espera, ya que te pones por qu nolo dejas definitivamente?

    Vamos a ver. A partir de ahora me esperan unosduros y largos aos de mi vida dedicados al cuidado de losnios. Pretendes que los sobrelleve sin siquiera probar unsorbo? Imposible. Bueno, a no ser que seas t el que seencargue de criar al nio. Mira, en ese caso s que estaradispuesta a considerar tu propuesta...

    Vale, vale... Dejmoslo en que dentro de un ao ymedio podrs volver a beber vino y cerveza. Pero conmoderacin, eh?

    Pues claro. Eso no hace falta mencionarlo respondi Yukiko con un fugaz gesto de disgusto en suslabios, que al punto recobraron la sonrisa. Su semblanterebosaba felicidad. Se dira que, en su actual estado, hastaesas trifulcas con su esposo constituan para ella una suertede divertidos rituales.

    Yukiko Ikai haba dado a luz haca dos meses. Para elmatrimonio se trataba de su anhelado primer hijo.

  • Tatsuhiko tena ya cuarenta y dos aos y ella treinta ycinco. Ambos lo haban calificado en varias ocasionescomo de salvados por la campana.

    La cena de aquella noche era en celebracin por elnacimiento del beb. Yoshitaka la haba propuesto y Ayanese haba ocupado de los preparativos.

    Entonces esta noche lo habis dejado con losabuelos? pregunt Yoshitaka mirando alternativamente aambos.

    Tatsuhiko asinti con la cabeza.Nos han dicho que nos lo tomramos con calma y

    que disfrutramos, que ellos podan hacerse cargo delpequeajo sin problemas. Estaban entusiasmados. Hay quereconocer que, en ocasiones como esta, que vivan tan cercade nosotros resulta muy cmodo.

    Pero, si te soy franca, algo intranquila s estoy. Esque mi suegra se preocupa en exceso por el cro. Misamigas dicen que porque llore un poco tampoco pasa nada.No es necesario ir a atenderlo inmediatamente... dijoYukiko frunciendo el ceo.

    Al ver que el vaso de Yukiko estaba vaco, Hiromi sepuso en pie.

    Le traer agua.Hay agua mineral en el frigorfico. Trete la botella

    le dijo Ayane.Hiromi fue a la cocina y abri el frigorfico. Era un

  • aparato enorme provisto de doble puerta. Deba de teneruna capacidad superior a los quinientos litros. En la parteinterior de una de las puertas haba varias botellas de aguamineral de plstico perfectamente alineadas. Hiromi cogiuna y cerr el frigorfico. Cuando se reincorporaba a lamesa, su mirada se cruz con la de Ayane. Los labios deesta se movieron pronunciando en silencio gracias.

    Tu vida debe de cambiar un montn cuando tienesun cro, no? estaba preguntando Yoshitaka.

    Dejando al margen el trabajo, tu vida cotidianaempieza a girar exclusivamente en torno al nio respondi Tatsuhiko.

    Claro, qu remedio. Pero tambin debe de afectar altrabajo, no? Supongo que el nacimiento de un hijo haceque aflore tu sentido de la responsabilidad y de paso terecarga la moral para echarle ms ganas a todo.

    Ciertamente, as es.Ayane tom la botella de manos de Hiromi y empez

    a servir el agua en los vasos de todos, sonriendo.Bueno, y vosotros qu? Os animis ya o no?

    pregunt Tatsuhiko mirando alternativamente a Yoshitaka yAyane. Cunto hace que os casasteis? Un ao?Supongo que ya estaris cansados de vivir los dos en pareja,no?

    Cario! lo reprendi Yukiko al tiempo que lepropinaba un ligero golpe en el brazo. Eso est fuera de

  • lugar.Ah, bueno... Claro, cada cual es cada cual...

    Yoshitaka forz una sonrisa y, tras apurar su copa de vino,mir a Hiromi. Bueno, Hiromi, y t qu? A ver, no memalinterpretis, eh? Que no es que le est preguntandonada fuera de lugar a la chica. Me refiero a las clases.Todo bien?

    S, de momento s. Aunque todava hay muchascosas que no tengo del todo claras...

    Se lo confas todo a Hiromi? le preguntYukiko a Ayane.

    Ayane asinti.Ya no me queda nada por ensearle.En serio? Estoy impresionada... dijo Yukiko

    mirando a Hiromi con gesto de admiracin.Hiromi esboz una leve sonrisa y dirigi su mirada

    hacia el suelo. Lo cierto es que tena serias dudas sobre elverdadero inters de los Ikai por ella. Puede quesimplemente pensaran que haba que hacer algo por incluirtambin en la conversacin a esa pobre chica que seencontraba all, fuera de lugar, cenando en medio de dosmatrimonios.

    Ah, por cierto, tengo un regalo para vosotros dijoAyane. Se puso en pie y trajo una gran bolsa de papel queestaba detrs del sof.

    Cuando Yukiko vio lo que Ayane extraa de la bolsa,

  • dej escapar un exagerado grito de sorpresa al tiempo quese cubra la boca con ambas manos.

    Se trataba de una colcha de patchwork, solo quemucho ms pequea de lo normal.

    Pens que podrais usarla para la cuna del nio dijo Ayane. Y cuando se quede pequea, se puede ponerde adorno como un tapiz.

    Es fantstica. Gracias, Ayane dijo Yukiko congesto emocionado mientras tocaba la colcha por uno de susextremos. La cuidar como oro en pao. De veras,muchas gracias.

    Pero esto es una proeza... Estas cosas se tarda unmontn de tiempo en hacerlas, no? aadi Tatsuhikovolviendo la mirada hacia Hiromi en busca de suconformidad.

    Cundo fue? Aproximadamente medio ao, no?pregunt Hiromi a Ayane. Hiromi tambin estaba alcorriente, en cierta medida, del proceso de confeccin dela colcha.

    No s... dijo Ayane ladeando dubitativa la cabeza. Pero me alegro de que os guste.

    Me encanta. Pero no s si debo aceptarla... Cario,eres consciente de lo que vale esto? Estas cosas soncarsimas. Y ms tratndose de una autntica obra de AyaneMita.2 Si en la exposicin de Ginza3 el precio de una de suscolchas superaba el milln de yenes...

  • Vaya! exclam Tatsuhiko poniendo los ojoscomo platos. Pareca realmente sorprendido de que unacosa como esa, elaborada simplemente a base de juntarretales, pudiera ser tan valiosa.

    Pues no queris saber la de inters que le ha puestoella... dijo Yoshitaka. Hasta los das en que yo tenafiesta se los pasaba sentada en ese sof aguja en mano aadi sealando con la barbilla el sof de la sala. Se hapasado das enteros cosiendo en l. Era algo impresionante.

    Me alegra haber podido terminarla a tiempo susurr Ayane con una leve sonrisa de satisfaccin.

    Terminada la cena, se trasladaron al sof y loshombres dijeron que tomaran whisky. Yukiko dijo que leapeteca otro caf e Hiromi se dispuso a ir a la cocina aprepararlo.

    Ya me encargo yo del caf. Hiromi, si no teimporta, ocpate t de preparar lo del whisky. Hay cubitosde hielo en el frigorfico dijo Ayane abriendo el grifodel agua para llenar el hervidor de agua.

    Cuando Hiromi volvi a la sala trayendo consigo labandeja del whisky, el tema de conversacin con los Ikaihaba pasado a ser la jardinera. La iluminacin de aquellacasa estaba muy bien estudiada y ello permita disfrutar dela contemplacin de las plantas tambin por la noche.

    Debe de ser duro ocuparse de tantas flores, no? dijo Tatsuhiko.

  • Pues no lo s muy bien, pero Ayane estconstantemente atendindolas. En la terraza de la segundaplanta tambin hay bastantes. Las riega diligentementetodos los das. A m me parece una tarea bastante dura, peroa Ayane no le importa. Supongo que es porque de veras amalas flores explic Yoshitaka, a quien el tema no parecaentusiasmarle demasiado. Hiromi saba que Yoshitaka notena el menor inters por las plantas ni por la naturaleza engeneral.

    Ayane trajo las tres tazas de caf. Al verla, Hiromicay en la cuenta y se apresur a preparar los vasos para elwhisky con agua y hielo.

    Eran ya ms de las once cuando los Ikai manifestaronsu intencin de irse a casa.

    Una cena y una velada estupendas. Y encima nosllevamos un regalo increble. De veras que no tenemospalabras para agradecroslo dijo Tatsuhiko tras ponerseen pie. La prxima la celebramos en nuestra casa sinfalta. Aunque ahora, con todo esto del beb, la tenemospatas arriba... aadi.

    Eso se recoge en un minuto replic su esposadndole un golpecito con la punta de los dedos en elcostado y dirigiendo luego su sonrisa a Ayane. Tenisque venir a conocer a nuestro principito. Aunque con esosmofletes ahora mismo parece ms bien un ngel regordete.

    Ayane dijo que estara encantada.

  • Para Hiromi tambin iba siendo hora de irse a casa.Decidi hacerlo al mismo tiempo que los Ikai, que dijeronque la acompaaran hasta su casa en el mismo taxi.

    Ah, por cierto, Hiromi, a partir de maana voy aestar fuera unos das le dijo Ayane mientras la muchachase estaba calzando los zapatos en el recibidor.

    Claro, maana empieza un puente de tres das. Vasa viajar a algn sitio? le pregunt Yukiko.

    No, no es eso. Es que tengo que ir a ver a mispadres.

    A Sapporo?Ayane mantuvo la sonrisa mientras asenta con la

    cabeza.Parece que mi padre no se encuentra bien, as que

    voy a echarle una mano a mi madre. No parece grave,pero...

    Espero que no lo sea. Y en estas circunstancias tehas tomado la molestia de prepararnos una celebracin anosotros? Entonces an debemos estar ms agradecidos...dijo Tatsuhiko llevndose una mano a la nuca.

    Ayane neg con la cabeza.No, tranquilos. No es nada grave. Ah, pues eso,

    Hiromi, si hubiera cualquier cosa me llamas al mvil,vale?

    Y cundo piensa volver?Bueno pues... dijo Ayane en tono dubitativo.

  • Cuando lo sepa te llamo.De acuerdo.Hiromi mir de reojo a Yoshitaka. Estaba de pie con

    la mirada perdida.Tras abandonar la casa de los Mashiba, salieron a la

    avenida y Tatsuhiko detuvo un taxi. La ltima en subir fueHiromi, dado que sera la primera en bajar.

    Me pregunto si no habremos hablado demasiado delbeb esta noche dijo Yukiko nada ms ponerse enmarcha el vehculo.

    Por qu lo dices? No pasa nada, mujer. A fin decuentas, lo de hoy era una celebracin por su nacimientorepuso Tatsuhiko desde el asiento del pasajero.

    No me refera a eso. Me preocupa que no hayamostenido la suficiente consideracin hacia ellos. Porque ellostambin estaban intentando tener un hijo, no?

    S, creo que hace un tiempo Yoshitaka me dijo algoal respecto, pero...

    Y si no pueden? T sabes algo, Hiromi?No, yo nada.Jo... suspir Yukiko, desanimada.Hiromi pens que tal vez se haban ofrecido a llevarla

    a su casa en taxi para intentar sonsacarle algo deinformacin durante el trayecto.

    A la maana siguiente, Hiromi sali de su casa comosiempre a las nueve rumbo a Annes House en Daikanyama.

  • Haban reformado un apartamento all para convertirlo enun aula de patchwork. La fundadora de la academia habasido Ayane, no ella. Del mismo modo, lasaproximadamente treinta estudiantes que asistan a lasclases lo hacan porque saban que de ese modo tendran laoportunidad de recibir alguna leccin de la afamada AyaneMita.

    Nada ms salir del ascensor, Hiromi se encontr conAyane. Tena una maleta a su lado y sonri al verla.

    Qu ha pasado? pregunt Hiromi.Nada grave. Solo quera que me guardaras esto

    dijo Ayane mientras extraa del bolsillo de la chaqueta unasllaves que tendi a Hiromi.

    Y esto...?Son las de mi casa. Como te dije ayer, no s cundo

    podr volver. Me preocupa la casa, as que de momentopensaba dejarte las llaves a ti...

    Ah... Ya...Te importa?No, claro que no, pero usted tendr otro juego, no?No me hace falta, no te preocupes. Cuando vuelva te

    llamo. Si te viniera mal que nos viramos entonces,esperara a que mi marido llegara a casa por la noche.

    Bueno, siendo as, las guardar.Gracias dijo Ayane tomando la mano de Hiromi y

    depositando en ella las llaves. Luego le cerr la mano

  • haciendo que las apretara.Tras despedirse con un sencillo hasta luego, Ayane

    ech a andar tirando de la maleta. Al ver su silueta alejarsede espaldas, Hiromi no pudo evitar llamarla.

    Esto... profesora...S? dijo Ayane deteniendo sus pasos.No, nada... Vaya con cuidado, por favor.Gracias respondi Ayane, hizo un leve gesto de

    despedida con la mano y continu caminando.Las clases de patchwork se prolongaron hasta la

    noche. Los asistentes iban cambiando a cada clase, peropara Hiromi no hubo ni un momento de descanso. Cuandopor fin se despidi del ltimo grupo, tena el cuello y loshombros entumecidos por el cansancio.

    Cuando ya haba recogido todo y se dispona a salir,son su telfono mvil. Mir la pantalla y contuvo larespiracin: era Yoshitaka.

    Ya has terminado las clases? pregunt l sinms.

    Ahora mismo acabo de salir.S? Bueno, yo ahora estoy en una comida. Pero en

    cuanto termine me voy a casa, as que acrcate t tambin.Lo dijo con tanta naturalidad que Hiromi se qued

    bloqueada, sin saber qu responder.Y bien...? Te va mal venir?No, no es eso, pero... Lo dices en serio?

  • Pues claro. Creo que ya lo sabes, ella no va a estaren casa durante un tiempo.

    Hiromi mir su bolso. En su interior se hallaban lasllaves que Ayane le haba dado esa misma maana.

    Adems, hay algo que quiero contarte aadi l.Contarme?Luego te lo explico. Estar de vuelta a las nueve.

    Llmame antes de venir se limit a decir l antes decolgar.

    Tras cenar en un conocido restaurante familiarespecializado en pasta, Hiromi telefone a Yoshitaka, queya estaba en casa. El tono con que le pidi a Hiromi queacudiera pronto a reunirse con l dej entrever suexcitacin.

    En el taxi, de camino a casa de los Mashiba, sinti unaespecie de aversin hacia s misma. Pero, al mismo tiempoque su rostro reflejaba disgusto porque Yoshitaka nosintiera el menor remordimiento por todo aquello, tenaque reconocer que tambin ella se senta algo excitada.

    l sali a recibirla muy sonriente. Nada de actuar ahurtadillas y apresuradamente. Para cada gesto se tom sudebido tiempo.

    Al entrar en la sala, el ambiente ola a caf.Haca mucho que no me preparaba el caf yo

    mismo. No s cmo me habr salido dijo Yoshitakasaliendo de la cocina con una taza en cada mano. Al

  • parecer, no pensaba usar platillos para apoyarlas.Creo que es la primera vez que te veo en la cocina.En serio? Bueno, es posible. Desde que me cas

    no he hecho prcticamente nada.Es que tienes una esposa muy devota dijo Hiromi

    antes de tomar un sorbo. El caf estaba demasiado fuerte ysaba muy amargo.

    Tambin Yoshitaka torci el gesto al probarlo.Me parece que lo he cargado demasiado.Quieres que lo intente arreglar?No, djalo. T preparars el siguiente. Bueno, y

    dejando esto a un lado... dijo l depositando su taza sobrela mesita de mrmol. Ayer se lo dije.

    Lo supona.Pero no le dije que se trataba de ti, sino de otra

    mujer a la que ella no conoca. No s hasta qu punto mecrey, pero...

    Hiromi record el rostro de Ayane cuando esa mismamaana le haba confiado las llaves. No le haba parecidoque su sonrisa ocultara ningn tipo de maquinacin.

    Bien, y qu dijo ella?Lo acept todo.De veras?De veras. Te dije que no se opondra, no?Hiromi neg con la cabeza.Resulta extrao que sea yo quien lo diga, pero... no

  • lo entiendo.Esas eran las reglas. Las reglas que yo establec...

    Bueno, en cualquier caso, ya no hay por qu seguiratormentndose. Est todo resuelto.

    Entonces, podemos estar tranquilos?Por supuesto confirm l, y le pas el brazo por

    los hombros para atraerla hacia s. Hiromi se dej llevar.Sinti que los labios de l se aproximaban a su odo. Demomento esta noche te quedas, vale?

    En vuestro dormitorio?Yoshitaka arrug el ceo, pensativo.Tenemos habitacin de invitados. Y en ella tambin

    hay cama de matrimonio.Hiromi asinti vagamente entre la indecisin, el

    desconcierto y el alivio que an se mezclaban con unadifusa sensacin de intranquilidad.

    Por la maana, Hiromi estaba preparando caf en lacocina cuando entr Yoshitaka y le pidi que le ensearacmo hacerlo.

    Bueno, yo solo s lo que me ense Ayane dijoella.

    Con eso bastar. Anda, hazlo t para que yo lo vearepuso Yoshitaka, y cruz los brazos.

    Hiromi coloc un filtro de papel en la cafetera degoteo y luego ech caf molido con la cuchara medidora.Yoshitaka se fij en la cantidad que ella pona y asinti con

  • la cabeza.Al principio solo hay que echar un poco de agua

    caliente. Muy poca. Y luego hay que esperar a que sehinche explic Hiromi. Verti una pequea cantidad deagua sobre el caf con el hervidor, esper unos veintesegundos y volvi a verter un poco ms. Ves? Hay queecharla as, en crculos. El caf sube enseguida, as queluego hay que ir aadiendo agua para que se mantengaarriba. Mientras, vas mirando el nivel de caf en la jarra.Cuando llega a la marca de dos tazas debes retirar el filtro,de lo contrario el caf se agua mucho.

    Parece ms complicado de lo que supona.Pero no decas que antes te hacas el caf t?Claro, pero con otra cafetera. Ayane me la tir

    cuando nos casamos. Deca que con esta de goteo sala msbueno.

    Saba que eras adicto al caf, as que seguramentepretenda que lo tomaras del bueno.

    Yoshitaka esboz una leve sonrisa y movi lentamentela cabeza como si negara. Era lo que siempre haca cuandoHiromi hablaba de lo abnegada que era Ayane.

    Probaron el caf recin hecho y Yoshitaka dijo que,como era de esperar, estaba buensimo.

    Los domingos Annes House estaba cerrado. Pero esono significaba que Hiromi tuviera fiesta, pues tambintrabajaba como profesora a tiempo parcial en un centro

  • cultural de Ikebukuro, empleo que tambin le haba pasadoAyane.

    Yoshitaka le haba pedido que lo llamara cuandoacabara. Al parecer, iban a cenar juntos. Hiromi no vioninguna razn para negarse.

    Eran ms de las siete cuando Hiromi termin en elcentro cultural. Llam al mvil de Yoshitaka mientras sepreparaba para salir, pero no le respondi. El tono dellamada sonaba, pero l no contestaba. Prob a llamar altelfono fijo, con idntico resultado.

    Habra salido a algn sitio? Pero, aunque as fuera, sehabra llevado el telfono.

    Hiromi decidi ir directamente a su casa. Tambindurante el trayecto telefone varias veces, siempre sinxito.

    Finalmente se encontr all, en la puerta de la casa delmatrimonio Mashiba. Por el cristal se vea que la luz de lasala estaba encendida. Sin embargo, nadie contestaba altelfono.

    Se arm de valor y extrajo las llaves de su bolso. Lasque le haba confiado Ayane.

    La puerta estaba cerrada con llave. La abri y accedial recibidor, que tambin tena la luz encendida.

    Hiromi se descalz y enfil el pasillo. Not que olaligeramente a caf. No poda ser que el aroma del que habapreparado esa maana perdurara todava; Yoshitaka deba de

  • haber hecho otro despus.Abri la puerta de la sala. Y se qued petrificada.Yoshitaka estaba tendido en el suelo. Tena una taza de

    caf derramada a su lado, cuyo negro contenido se extendasobre el parqu.

    Una ambulancia... El telfono... el nmero... elnmero... Hiromi sac su telfono con manostemblorosas, pero era incapaz de recordar el nmero deemergencias.

  • 3

    Haba lujosas mansiones a lo largo de la suave pendiente. Ala luz de las farolas se vislumbraba que todas eran objeto deun esmerado mantenimiento. Adems, aquel no pareca unbarrio de esos cuyos vecinos tienen que dejarse la piel parapoder adquirir una casa.

    Haba varios coches patrulla en la calzada. Al verlos,Kusanagi le pidi al taxista que le dejara all mismo.

    Baj y ech a andar. Mir su reloj. Eran ms de lasdiez. Con las ganas que tena l de ver esa noche unprograma de la televisin... Emitan una pelcula que nohaba podido ir a ver al cine en su da. Al enterarse de que ladaban por la televisin, no haba alquilado el DVD. Sinembargo, al recibir el aviso haba abandonadoprecipitadamente su apartamento sin recordar poner elvdeo a grabar.

    Tal vez porque ya era de noche, lo cierto es que no sehaban congregado muchos mirones a cotillear. Los de latelevisin tampoco se haban presentado an. Por uninstante Kusanagi alberg la tenue esperanza de que aquelfuera un caso sencillo.

    Un polica con cara de pocos amigos haca guardia enpie ante la puerta de la casa en que haba tenido lugar elsuceso. Kusanagi le mostr su placa y el agente le salud

  • dndole las buenas noches.Antes de atravesar la puerta, ech un vistazo a la casa

    desde fuera. Las voces de los que se hallaban dentrollegaban hasta la calle. Pareca que todas las luces de lavivienda estaban encendidas.

    Alcanz a vislumbrar una silueta que se hallaba al ladodel seto. Estaba oscuro y no se vea bien, pero Kusanagi lareconoci por su complexin menuda y su corte de pelo.Se acerc hasta ella.

    Qu haces aqu?Kaoru Utsumi volvi lentamente su rostro hacia l, sin

    mostrar ninguna sorpresa.Buenas noches dijo en tono monocorde.Digo que por qu ests aqu, en lugar de dentro.Por nada en especial respondi ella con el

    mismo rostro inexpresivo. Solo estaba mirando el seto,las flores del jardn y eso... Bueno, y tambin las de laterraza.

    Terraza?Esa. Kaoru seal con el dedo hacia arriba.Kusanagi mir y comprob que, en efecto, en la

    segunda planta de la casa haba una terraza por la queasomaban flores y plantas. Pero aquello tampoco tena nadade particular.

    Te parecer pesado, pero... vas a decirme por quno ests dentro de la casa?

  • Pues porque ya hay mucha gente all. La densidad depoblacin es tremenda.

    Tanto te disgustan las aglomeraciones?Simplemente creo que no tiene mucho sentido que

    haya tanta gente mirando el mismo sitio. Adems, dentroestorbamos a los de la cientfica, as que he decidido echarun vistazo al exterior.

    Echar un vistazo? Pero si estabas contemplando lasflores...

    Acababa de rodear la casa.Vale. Y el lugar de los hechos, lo has visto?Pues no, no lo he visto. He llegado hasta el

    recibidor, pero he tenido que desistir.Kusanagi mir extraado a la mujer polica que

    acababa de contestarle aquello como si tal cosa. Hastaahora, l siempre haba pensado que intentar llegar elprimero a la escena del crimen formaba parte del instintonatural de todo detective. Pero esa elemental idea nopareca encajar bien con aquella joven.

    Entiendo lo que dices. De todos modos, venconmigo adentro. Hay muchas cosas que siempre convienever con los propios ojos.

    Kusanagi dio media vuelta y se dirigi hacia la puertade la mansin. Ella le sigui en silencio.

    Efectivamente, en el interior de la vivienda haba unmontn de policas, tanto de la polica local como

  • compaeros del departamento de Kusanagi.El joven detective Kishitani forz una media sonrisa al

    ver a Kusanagi.Lamento que haya tenido que venir a estas horas

    dijo a modo de saludo.Muy gracioso. En fin, qu tenemos? Un

    homicidio?Todava no lo sabemos. Pero parece muy probable.Qu ha pasado? Resmelo, anda.Pues, en resumen, que el dueo de esta casa ha

    fallecido de repente. En la sala. Solo.Solo?Sgame y lo ver.Kishitani condujo a ambos hasta la sala, una amplia

    estancia de ms de cincuenta metros cuadrados. Haba unossofs tapizados en cuero verde y una mesa de mrmol en elcentro.

    En el suelo, al lado de la mesa, estaba dibujada contiza la silueta del cuerpo. Kishitani la mir un instante antesde volverse hacia Kusanagi.

    El fallecido era Yoshitaka Mashiba, el propietariode la casa.

    Eso ya lo s. Me lo han dicho antes de venir. Era elpresidente de alguna empresa o algo as?

    S, de una de esas empresas relacionadas con lastecnologas de la informacin. Hoy, al ser domingo, tena

  • fiesta. Todava no sabemos si durante el da sali por ah ono.

    El suelo parece hmedo, no? dijo Kusanagi alobservar en el parqu indicios de algn lquido derramado.

    Caf aclar Kishitani. Estaba derramado allado del cadver. Los de la cientfica lo han recogido conun cuentagotas. Tambin haba una taza cada en el suelo.

    Y quin lo ha encontrado?A ver... dijo Kishitani abriendo su libreta de notas

    . Una tal Hiromi Wakayama. Discpula de la esposa delfallecido.

    Discpula?S. La esposa es una conocida diseadora de

    patchwork.Patchwork? Es que se puede hacer uno conocido

    con eso?Pues parece que s. Yo tampoco lo saba, pero...

    dijo Kishitani volviendo su mirada hacia Kaoru Utsumi.Tal vez una mujer est ms puesta en estos temas quenosotros. La esposa se llama Ayane Mita. Mira, su nombrese escribe as. Te suena? aadi mientras le mostraba aKaoru su libreta con el nombre y el apellido de Ayaneescritos.4

    No contest ella con displicencia. Se suponeque por ser mujer tendra que conocerla?

    No, claro... Era solo un comentario... dijo

  • Kishitani rascndose la nuca.Kusanagi tuvo que contener la risa. El joven Kishitani

    intentaba hacer valer su grado de veterana frente a aquellanovata, pero, al tratarse de una mujer, se le haca muycuesta arriba.

    Bien, cuntame qu ocurri hasta que se encontrel cuerpo pidi Kusanagi.

    Bueno, la esposa del fallecido se fue de viaje a casade sus padres ayer. Antes de irse le dej sus llaves aHiromi Wakayama por si pasaba algo, ya que no sabacuando iba a regresar. Esta tarde, Hiromi Wakayama, quedudaba que el seor Mashiba fuera capaz de aparselassolo en casa, lo llam, primero a su mvil y luego al fijo,pero no obtuvo respuesta. Dice que entonces se preocup ydecidi venir directamente aqu. Cree que hizo la primerallamada pasadas las siete y que cuando lleg a la casa ya eracerca de las ocho.

    Y entonces encontr el cadver.Eso es. De inmediato llam con su mvil al uno-

    uno-nueve. Los de la ambulancia vinieron enseguida, perosolo pudieron constatar la muerte del hombre. Tambinavisaron a un mdico del vecindario, que se acerc aexaminar el cadver. Les pareci que poda haber algo raro,as que tambin dieron aviso a la polica local.

    Hum... asinti Kusanagi mientras buscaba aKaoru con la mirada. En algn momento de la explicacin

  • de Kishitani se haba apartado para ir a situarse frente a lavitrina de las copas.

    Bueno, y dnde est ahora la chica que descubriel cuerpo?

    Hiromi Wakayama. Est en un coche patrulla,descansando. El jefe est con ella.

    Ya est aqu el abuelo? No lo vi al llegar dijoKusanagi con una mueca. Se conoce ya la causa de lamuerte?

    Lo ms probable es que se trate de unenvenenamiento. Podra ser un suicidio, pero tampoco hayque descartar el asesinato, as que nos han llamado tambina nosotros.

    Hum... murmur Kusanagi mientras segua con lamirada a Kaoru Utsumi, que en ese momento iba a lacocina. Bueno, y cuando esa tal Hiromi Wakayama entren la casa, la llave estara echada, no?

    Dice que s.Y qu hay de las ventanas, puertas exteriores

    acristaladas y dems?Cuando lleg la polica local estaba todo cerrado,

    excepto la ventana del bao de la segunda planta.Ah, o sea que hay un bao en la segunda planta. Y

    por all podra entrar o salir una persona?No lo hemos comprobado, pero me temo que no.Bueno, entonces seguramente ha sido suicidio

  • razon Kusanagi, sentndose en el sof y cruzando laspiernas. O es que piensan que alguien pudo ponerleveneno en el caf? En tal caso, cmo habra salido elasesino de la casa? Sera raro, no? En fin, no entiendo porqu la polica local cree que puede tratarse de unhomicidio.

    Ciertamente, si solo tuviramos eso, la hiptesisdel asesinato sera difcil sostener.

    Hay algo ms?S. Cuando los locales estaban examinando la

    escena, ha sonado el mvil del finado. La llamada era de unrestaurante de Ebisu. El seor Mashiba tena una reservapara cenar esta noche a las ocho. Una reserva para dos.Pero, como llegada la hora no apareca, los del restaurantequeran confirmar si finalmente iba a ir. La reserva la habahecho hoy mismo a eso de las seis y media. Y, como ya hedicho antes, Wakayama telefone a Mashiba pasadas lassiete, pero a esa hora ya no le respondi. O sea, que unapersona que hace una reserva a las seis y media, a poco msde las siete se ha suicidado. Suena bastante raro, no? Enfin, a m me parece que las sospechas de la polica localtienen su fundamento.

    Kusanagi frunci el ceo. Se rasc una ceja con undedo ndice, pensativo.

    Y a m me parece que este tipo de cosas podrasdecrmelas ya desde el principio, no crees?

  • Perdone. Es que intentando dar respuesta a todassus preguntas se me ha ido el santo al cielo.

    Vale dijo Kusanagi dndose una palmada en lasrodillas al tiempo que se pona en pie. Kaoru Utsumi, queya haba salido de la cocina, haba vuelto a la vitrina de lascopas. Kusanagi se acerc a ella por detrs. El pobreKishi se est tomando la molestia de ponernos al corrientede todo, y mientras t por ah, deambulando...

    Pero me he enterado de todo. Gracias, Kishitani.De nada repuso el joven encogindose de

    hombros.Le pasa algo a esa vitrina?S, aqu... Seal el interior. No cree que,

    comparada con el resto, esta zona de la estantera est algohurfana?

    En efecto, aquella parte se notaba extraamente vaca.Daba la impresin de que antes deba de haber habido algntipo de vajilla.

    Pues s.He echado un vistazo a la cocina. Hay cinco copas

    de champn recin lavadas.Quieres decir que son las que antes ocupaban el

    hueco que ahora se ve dentro de la estantera?Eso creo.Y? Qu pasa con ello?Kaoru Utsumi alz la mirada hacia Kusanagi y movi

  • ligeramente los labios como si fuera a decir algo, pero alinstante sacudi la cabeza como arrepintindose.

    Nada importante. Solo he pensado que tal vezcelebraron alguna fiesta recientemente. Las copas dechampn solo se sacan en ocasiones as.

    As es. Cuando uno se vuelve tan rico como estagente, celebrar fiestas en casa debe de ser algo muyhabitual. Pero, por el mero hecho de que celebraran unahace poco, tampoco puede afirmarse que el suicidio estcompletamente descartado. Quizs estaba pasando por unmal momento que lo llev finalmente a quitarse la vida. Kusanagi se volvi hacia Kishitani y aadi: Loshumanos somos muy complejos y estamos plagados decontradicciones. Por mucho que hasta hace un momento seest divirtiendo en una fiesta o por mucho que acabe dehacer una reserva para cenar en un restaurante, cuando unoquiere morir, se muere.

    Kishitani asinti vagamente con un tenue s en loslabios.

    Y qu hay de la mujer? pregunt Kusanagi.Eh?La mujer de la vctima... quiero decir, la del muerto.

    La habis llamado?Ah. No, an no han podido contactar con ella. Segn

    Wakayama, la casa de sus padres est en Sapporo, en unazona bastante alejada de la ciudad, as que, aun cuando

  • pudieran contactar con ella, sera imposible que acudieraesta noche.

    Desde Hokkaido? En efecto, imposible dijoKusanagi.

    Y respir aliviado. Aquello le acababa de salvar. Si a laesposa se le ocurra volver esa misma noche, alguien iba atener que quedarse a esperarla all. Y la probabilidad de queese alguien fuera l era prcticamente del cien por cien,pues el inspector jefe Mamiya senta una extraapredileccin por encomendarle siempre a l ese tipo decometidos.

    Ya era muy tarde, as que los interrogatorios en elvecindario y dems averiguaciones los dejaran tambinpara el da siguiente. Pero justo cuando Kusanagivislumbraba ya la posibilidad de dejar las cosas tal cual eirse a casa, se abri la puerta y la cuadrada cara de Mamiyaasom por ella.

    Ah, Kusanagi, estabas aqu. Ya era hora, no?Pero si llevo un montn de tiempo aqu... Kishitani

    me ha puesto al corriente de todo.Mamiya asinti con la cabeza y volvi la cabeza hacia

    atrs.Pase, pase, por favor.La persona que, siguiendo la invitacin de Mamiya,

    entr en la sala de estar era una esbelta chica deveintitantos aos. Su cabello a media melena era negro

  • natural, algo inusual entre las muchachas de su edad en esosdas. La negrura de su pelo resaltaba todava ms la blancurade su piel, aunque en ese momento tal vez fuera msadecuado calificar esa blancura de lividez. En todo caso, lachica encajaba en la categora de guapa, de eso no habaduda. Y adems, saba maquillarse.

    Kusanagi supuso que se trataba de Hiromi Wakayama.Segn ha contado usted, encontr el cadver nada

    ms entrar en esta sala, verdad? Entonces, el cuerpo eravisible desde donde se encuentra usted ahora,aproximadamente?

    Hiromi, que haba permanecido cabizbaja hastaentonces, alz la vista y lanz una rpida mirada hacia elsof. Deba de estar reviviendo el momento en que habaencontrado el cadver.

    S, estara por aqu, ms o menos... respondi convoz muy queda.

    Entre su extrema delgadez y el mal color que tena, aKusanagi le dio la impresin de que le costaba trabajo elmero hecho de mantenerse en pie. Era evidente que seguabajo los efectos del shock provocado por su macabrohallazgo.

    Bien. Y dice usted que, anteriormente, la ltima vezque estuvo aqu fue anteayer por la noche, verdad? lepregunt Mamiya para confirmar su versin.

    Hiromi asinti.

  • Y nota usted que haya cambiado algo desdeentonces? Cualquier cosa, por nimia que sea...

    Ella recorri la habitacin con ojos asustados y luegoneg con la cabeza.

    Pues no s, la verdad... El otro da haba muchagente aqu, habamos cenado todos juntos y... dijo convoz temblorosa.

    Mamiya asenta con el ceo fruncido con expresinde bueno, qu le vamos a hacer, es normal que no seacuerde.

    Bien, lamento haberla entretenido tanto. Supongoque estar usted cansada, as que descanse bien esta noche,por favor. Eso s, creo que maana tendremos que volver aimportunarla con algunas preguntas ms. Espero que no leimporte.

    No, claro, pero me temo que no pueda decirlesmucho ms.

    No importa. Por lo que a nosotros respecta, lonico que queremos es un relato lo ms detallado posible.Y nos gustara contar con su colaboracin para ello.

    Muy bien dijo escuetamente Hiromi con lacabeza baja.

    Le dir a un agente que la acompae hasta su casa.Y Mamiya mir a Kusanagi. T cmo has venidohasta aqu? En coche?

    Lo siento. Hoy he venido en taxi.

  • Vaya, hombre. Hoy precisamente tenas que dejarteel coche.

    Es que ltimamente no lo saco mucho.Mamiya mostr su contrariedad haciendo chasquear la

    lengua y Kaoru Utsumi terci:Yo s he trado el mo.Kusanagi se volvi hacia ella con cara de sorpresa.Has venido en tu coche? Vaya, las hay con clase...Es que lo cog para salir a cenar y entonces recib el

    aviso. Lo siento.No tienes que disculparte por eso. Entonces,

    podras encargarte de llevar a la seorita Wakayama a sucasa? dijo Mamiya.

    Por supuesto. Pero antes, podra hacerle unapregunta a la seorita?

    La cara que puso Mamiya denot que la peticin lepillaba desprevenido. El tenso rostro de Hiromi Wakayamatambin mostr indicios de sorpresa.

    De qu se trata? pregunt Mamiya.Sin apartar la mirada de Hiromi, Kaoru dio un paso al

    frente.Al parecer, el seor Mashiba se desplom justo

    mientras estaba tomando una taza de caf, pero... nuncausaba platillo para apoyar la taza?

    Hiromi abri los ojos sorprendida. Luego desvi sumirada hacia un lado.

  • S... bueno... seguramente cuando estaba l solo nousaba platillo.

    En tal caso debi de tener invitados, hoy o ayer.No sabe de quin puede tratarse?

    La agente hablaba con tono firme y seguro. Kusanagimir su rostro de perfil.

    Y cmo sabes que tuvo invitados? le pregunt.En el fregadero de la cocina hay una taza y dos

    platillos sin lavar. Y no creo que el seor Mashiba los usarapara tomar caf estando solo, porque en tal casoseguramente no habra sacado los platillos.

    Kishitani entr en la cocina y sali inmediatamente.Utsumi est en lo cierto: hay dos platillos y una

    taza.Tras intercambiar miradas, Kusanagi y Mamiya las

    dirigieron hacia Hiromi Wakayama.Algo que pueda decirnos sobre esto?Ella sacudi la cabeza con gesto de preocupacin.Yo... yo no s nada... Si desde anteayer por la noche

    no haba vuelto a estar aqu. Cmo voy a saber si luegotuvo invitados o no?

    Kusanagi volvi a mirar de nuevo a Mamiya, queasinti con gesto pensativo.

    De acuerdo dijo el inspector jefe. Muchasgracias y perdone que la hayamos hecho quedarse hasta tantarde. Utsumi, llvala a su casa, anda. Y t, Kusanagi, ve con

  • ellas.A la orden respondi Kusanagi. Tena muy claro

    qu era lo que pretenda el jefe. Era evidente que HiromiWakayama ocultaba algo. Y Mamiya quera que Kusanagi lasonsacara.

    Cuando los tres hubieron salido de la casa, KaoruUtsumi les dijo que esperaran en la puerta mientras ella ibapor el coche, que haba dejado en un parking de pago de lasinmediaciones.

    Mientras esperaban, Kusanagi observ a la chica.Hiromi Wakayama estaba destrozada. Aquello no podadeberse nicamente al shock por haber descubierto elcadver.

    No tiene fro? le pregunt.Estoy bien.Piensa salir esta noche?Pero qu dice? Claro que no.Ya. Es que a lo mejor tena usted ya algn

    compromiso con alguien.Hiromi Wakayama movi levemente los labios. Se la

    vea desconcertada.Supongo que ya se lo habrn preguntado varias

    veces, pero permtame que se lo pregunte yo tambin.A qu se refiere?Por qu decidi telefonear al seor Mashiba esta

    noche?

  • Pues porque, como ya he dicho, su esposa me habadejado las llaves, as que pens que tambin deba llamar devez en cuando a ver si el seor tena algn problema con lacasa y, en tal caso, ofrecerme para echar una mano y tal...

    Pero, como no le cogi el telfono, decidi venirsede propio hasta aqu, no es as?

    S respondi ella asintiendo levemente con lacabeza.

    Kusanagi lade escptico la suya antes de aadir:Pero que a uno no le cojan el mvil ocurre muy a

    menudo, no? Bueno, y tambin ocurre con el fijo... Nopens que el seor Mashiba simplemente haba salido yque, por la razn que fuera, no poda responder llamadas?

    Tras un instante de silencio, Hiromi neg con lacabeza.

    No, no lo pens...Por qu? Es que haba algo en concreto que le

    preocupara?No, no es eso. Simplemente tuve un mal presagio

    y...Un mal presagio?Qu pasa? Acaso solo porque tuve un mal

    presentimiento no hice bien viniendo a ver si pasaba algo?No, no es eso. Solo es que estoy impresionado.

    Personas as, que se toman tan en serio su responsabilidadpor el mero hecho de que les dejen unas llaves, ya no se

  • ven todos los das. Y adems sus temores resultaronfundados, as que su actitud me parece digna de encomio.

    Hiromi pareci no creerse la declaracin de Kusanagiy apart la mirada.

    De repente un Mitsubishi Montero granate se detuvodelante de la casa. La ventanilla del conductor se baj yKaoru Utsumi asom la cabeza.

    Un cuatro por cuatro? exclam Kusanagiabriendo unos ojos como platos.

    Es ms cmodo de conducir de lo que parece.Seorita Wakayama, suba, por favor.

    Hiromi Wakayama subi al asiento trasero. Kusanagilo hizo a su lado.

    Al volante, Kaoru empez a introducir los datos en elGPS. Al parecer, ya saba la direccin de HiromiWakayama. Viva cerca de la estacin de Gakugei Daigaku.

    Nada ms ponerse en marcha, Hiromi pregunt:Esto... entonces... lo del seor Mashiba no ha sido

    un accidente... o un suicidio?Kusanagi cruz la mirada con Kaoru por el retrovisor

    interior.Todava no lo sabemos. Hay que esperar los

    resultados de la autopsia.Pero ustedes pertenecen a la brigada de homicidios,

    no?As es. Pero ahora mismo lo nico que hay es la

  • posibilidad de un homicidio. No es que no podamos decirlems, es que nosotros tampoco sabemos nada ms.

    Claro dijo Hiromi en voz baja.Por cierto, seorita Wakayama, permtame que se

    lo pregunte as, pero... En el hipottico caso de quefinalmente nos hallramos ante un crimen, se le ocurrealgn sospechoso?

    Hiromi pareci tragar saliva. Kusanagi no le quitabaojo.

    Pues no. Yo prcticamente lo nico que saba delseor Mashiba es que era el esposo de mi maestra respondi con voz apagada.

    Bueno, tampoco hace falta que lo piense ahora. Sims adelante se le ocurre algo, dganoslo, por favor.

    Hiromi Wakayama se limit a permanecer en silencio.Ni siquiera asinti con la cabeza.

    Cuando la hubieron dejado frente a su apartamento,Kusanagi se pas al asiento del pasajero.

    Qu te parece? pregunt mirando al frente.Es dura contest Kaoru mientras iniciaba la

    marcha.Dura? Por qu lo dices?Ha estado conteniendo las lgrimas todo el rato. Al

    final, ha conseguido que no se le escapara ni una.Bueno, tal vez no estuviera tan triste.Yo creo que s. Me temo que ya haba llorado antes.

  • De hecho, debi de estar llorando todo el rato hasta quelleg la ambulancia.

    Y t cmo lo sabes?Por el maquillaje. Se notaba que se retoc a toda

    prisa la zona de los ojos para recomponer el que se le habacorrido con el llanto.

    En serio? pregunt Kusanagi mirando el perfilde la joven.

    Estoy convencida.Hay que ver en qu cosas os fijis las mujeres... No

    te lo tomes a mal, lo digo como un elogio...Vale dijo ella sonriendo levemente. Y a usted

    qu le parece?Extrao. Una joven que se pase de motu proprio por

    la casa de sus patrones, sabiendo que el hombre est solo,por mucho que le hubieran dejado las llaves, se me hacebastante raro.

    Opino lo mismo. A m no se me ocurrira.Que entre ella y el difunto hubiera algo suena

    factible o es solo cosa de mi calenturienta imaginacin?Kaoru resopl.No solo no me parecen imaginaciones, sino un

    hecho clarsimo. Es ms, me pregunto si los dos no habranquedado esta noche para cenar.

    Kusanagi se dio una palmada en las rodillas:El restaurante de Ebisu...

  • Y se trataba de una reserva para dos. As que no solono apareci el seor Mashiba, sino tampoco suacompaante.

    Y si esta iba a ser Hiromi Wakayama, todoencajara... aadi Kusanagi, convencido de que as era.

    De todos modos, si entre los dos haba algo, saldra la luz muy pronto.

    Por qu?Por las tazas de caf. Es muy probable que la que

    haba en el fregadero, junto con la cada en el suelo, fueranlas que usaran para tomar caf cuando estaban a solas. Enalguna de las dos deben de estar las huellas de HiromiWakayama.

    Tienes razn. Pero solo porque estuvieran liados nopodemos imputarla.

    Lo s dijo Kaoru mientras aproximaba el cocheal lado izquierdo de la calzada para detenerlo, pues enJapn se circula por ese lado. Le importa si hago unallamada? Hay algo que me gustara comprobar.

    No, claro, pero a quin vas a llamar?A Hiromi Wakayama.Kaoru Utsumi comenz a marcar el nmero en su

    mvil, mientras a su lado Kusanagi la contemplaba atnito.Al cabo de unos segundos, Kaoru dijo:

    Hola? Seorita Wakayama? Ver, soy Utsumi, dela polica. Perdone que la importune de nuevo, pero... No,

  • no es nada importante. Es que me acabo de dar cuenta deque se me olvid preguntarle por sus planes para maanay... Ah, s? Entiendo... Bien, disculpe. Buenas noches.

    Kaoru colg.Qu dice que va a hacer maana? pregunt

    Kusanagi.Dice que an no lo ha decidido, pero que

    seguramente se quedar en casa y que no ir a la academiade patchwork.

    Hum...Pero el motivo de mi llamada no era solo preguntar

    por sus planes para maana.Entonces?Su voz sonaba llorosa. Ha intentado disimularlo,

    pero se le notaba. Imagino que, en cuanto ha entrado en suapartamento, han estallado todas las emociones que estabareprimiendo.

    Kusanagi se inclin hacia delante en su asiento.Y la has llamado solo para comprobar eso?Es posible que uno no pueda evitar llorar cuando

    est afectado por el shock de haber encontrado muerto a unconocido o amigo, aunque no fuera muy ntimo. Perovolver a llorar una vez pasado cierto tiempo...

    ... denota que se siente algo ms por esa persona complet Kusanagi mirando a la joven con una sonrisamaliciosa en el rostro.

  • Muy amable repuso ella con una sonrisa antes dequitar el freno de mano.

    Por la maana, el telfono despert a Kusanagi a lassiete. La llamada era de Mamiya.

    Es un peln temprano, no? dijo Kusanagiintentando sonar sarcstico.

    Mejor da gracias por haber podido dormir estanoche en tu casa. Esta maana hay una reunin con todoslos agentes encargados de la investigacin en la comisarade Meguro, donde seguramente se establecer el centro deoperaciones, as que a partir de ahora me temo que pasarsall ms de una noche.

    No me diga que me ha llamado a estas horas solopara decirme esto.

    Por supuesto que no. Es para decirte que tienes quesalir para Haneda ya mismo.

    A Haneda? Y qu se supone que debo hacer all?Cuando digo Haneda me refiero al aeropuerto. La

    esposa del seor Mashiba regresa de Sapporo. Vas arecogerla y te la traes a la comisara de Meguro.

    Supongo que ella ya est al corriente, no?Debera estarlo. Quiero que vayas con Utsumi. Ha

    dicho que llevara su coche. El vuelo llega a las ocho.A las ocho?! exclam Kusanagi incorporndose

    de un brinco.Mientras se preparaba a toda prisa para salir, su

  • telfono volvi a sonar. Esta vez era Kaoru, para avisarle deque ya lo estaba esperando frente a su bloque deapartamentos.

    Al igual que la noche anterior, subi al MitsubishiMontero granate y partieron hacia el aeropuerto de Haneda.

    Menudo marrn nos han endilgado, eh? Esto de darla cara ante los familiares de la vctima es algo a lo quenunca me acostumbrar.

    Pues el inspector jefe ha dicho que a usted es al quemejor se le da.

    Eh? En serio ha dicho eso el abuelo?Dice que es porque su cara inspira tranquilidad.Pero qu...? O sea, que tengo cara de bobo... dijo

    Kusanagi, y chasque la lengua.Cuando llegaron al aeropuerto ya eran las ocho menos

    cinco. Esperaron un poco en la zona de llegadas y la riadade pasajeros empez a fluir en masa a travs de las puertas.Kusanagi y Utsumi intentaban localizar Ayane Mashiba, quevesta un abrigo beige y llevaba una maleta azul.

    Aquella de all? dijo Kaoru.Kusanagi dirigi la mirada hacia la zona que Kaoru

    indicaba. Efectivamente, all se encontraba una seora queencajaba perfectamente con la descripcin. Su expresinera melanclica y su porte estaba investido de cierto airede solemnidad.

    S. Parece que... es ella dijo Kusanagi con una

  • voz extraamente ronca.Estaba conmocionado. No consegua apartar su mirada

    de ella. Tampoco acababa de entender por qu el corazn sele aceleraba tanto.

  • 4

    Tras los saludos y presentaciones de rigor, lo primero queAyane quiso saber fue dnde se encontraba el cadver de suesposo.

    Se le est practicando la autopsia. No sabemos enqu situacin se encuentra ahora, pero se locomunicaremos cuanto antes respondi Kusanagi.

    En tal caso, todava pasar algn tiempo antes deque pueda verlo, no? dijo Ayane al tiempo queparpadeaba con gesto abatido. Pareca estar conteniendo laslgrimas. Su cutis se vea algo demacrado, pero ese nodeba de ser su aspecto habitual.

    En cuanto concluya la autopsia, nos ocuparemos deefectuar los trmites para ponerlo a su disposicin.

    El propio Kusanagi se dio cuenta de que esa frasehaba sonado excesivamente formal. Siempre se pona algonervioso en aquellas situaciones, pero en esta ocasin sussensaciones eran algo distintas.

    Gracias. Cuento con ello dijo Ayane.Para ser mujer, su voz era algo grave. Pero a odos de

    Kusanagi sonaba cautivadora.Nos gustara hablar un momento con usted en la

    comisara de Meguro. Sera tan amable de acompaarnos?Est bien. Ya me haban avisado de ello.

  • Le ruego disculpe las molestias. Bien, en tal caso,vamos, tenemos un coche esperando.

    Ayane fue invitada a subir al asiento trasero delMitsubishi y Kusanagi se sent al lado del conductor.

    Dnde recibi la llamada ayer? pregunt estevolvindose hacia atrs.

    Estaba en unos baos termales. Haba ido a pasaruna noche con una amiga de toda la vida. Y como tenaapagado el mvil, no me enter de la llamada. Hasta pocoantes de acostarme no se me ocurri revisar el buzn devoz. Ayane dej escapar un largo suspiro. Al principiopens que se trataba de una broma. S, es que nunca habarecibido una llamada de la polica...

    Entiendo dijo Kusanagi.Bueno... Y qu... qu es lo que ha pasado? La

    verdad es que todava no s casi nada...A Kusanagi se le encogi el pecho. Seguramente eso

    era lo primero que querra haber preguntado, pero tambinlo que ms tema preguntar.

    Qu le han dicho por telfono?Pues solo que mi marido haba fallecido y que

    como, al parecer, la causa de la muerte no estaba clara, lapolica iba a investigarla. Sin ms detalles...

    Eso haba sido todo lo que el agente que la telefonepoda decirle. Pero, para Ayane, aquello deba de haber sidouna pesadilla que la haba atormentado toda la noche.

  • Kusanagi sinti que el pecho se le encoga de nuevo alimaginar en qu estado deba de haber subido esa mujer alavin aquella maana.

    Su esposo falleci en casa dijo. La causa de lamuerte la desconocemos. No presentaba ninguna lesinexterna significativa. Su cuerpo fue hallado en el suelo dela sala por Hiromi Wakayama.

    Ella... dijo Ayane. Dio la impresin de quecontena la respiracin al hacerlo.

    Kusanagi y Kaoru cruzaron la mirada un brevsimoinstante. Fue suficiente. l supo que Kaoru pensaba lomismo. Ni siquiera haban pasado doce horas desde queambos barajaran la posible relacin entre YoshitakaMashiba e Hiromi Wakayama.

    Hiromi era la discpula preferida de Ayane. Tanto esas que incluso la invitaba a sus fiestas en casa y dems, asque, al parecer, la trataba como a una ms de la familia. Siesa chica, a la que apreciaba y trataba como a una verdaderahija, se estaba acostando con su esposo, lo que estabahaciendo no era sino morder la mano que le daba de comer.

    La cuestin era si Ayane lo saba. No poda afirmarseque s solo por tratarse de alguien muy prximo a ella. Dehecho, Kusanagi saba de varios casos en que los afectadosno haban advertido ciertas cosas precisamente por tenerlasdemasiado cerca.

    Padeca su esposo alguna enfermedad crnica?

  • Ayane neg con la cabeza.Se someta a chequeos mdicos regulares y nunca

    me dijo nada. Tampoco se exceda con el alcohol.Y se haba desvanecido en alguna ocasin anterior?No, creo que no. Quiero decir que... algo as me

    resulta inimaginable respondi Ayane llevndose lasmanos a la frente como si le doliera la cabeza.

    Kusanagi decidi que por el momento era mejor nomencionar un posible envenenamiento. Hasta que tuvieranlos resultados de la autopsia, era mejor no especular conlas posibilidades de suicidio o asesinato.

    En el momento actual lo nico que tenemos es undeceso en circunstancias desconocidas dijo Kusanagi.En supuestos como este, con independencia de quefinalmente se termine abriendo un caso o no, lo primeroque hacemos es examinar a conciencia el lugar de loshechos. De ah que nos hayamos tomado la libertad deefectuar ya una inspeccin preliminar en presencia deHiromi Wakayama. Es que en el momento de llevarla acabo intentamos ponernos en contacto con usted, pero nolo conseguimos...

    S, no se preocupe, ya me lo dijeron en la llamadade anoche.

    Vuelve usted a Sapporo a menudo?No. Era la primera vez que lo haca desde que me

    cas dijo Ayane negando con la cabeza.

  • Tal vez algn problema en casa de sus padres?No, simplemente pens que, como mi padre hace

    tiempo que no se encuentra bien, deba ir a verlo algunavez. Pero la verdad es que, una vez all, lo encontr mejorde lo que esperaba, as que decid ir con mi amiga a losbaos termales.

    Entiendo dijo Kusanagi. Y por qu le dej lasllaves de su casa a la seorita Wakayama?

    Por si ocurra algo durante mi ausencia. Tenga encuenta que ella me ayuda en el trabajo. Y como en casaguardo desde documentos importantes hasta obras que aveces hay que usar en las clases, pues...

    La seorita Wakayama dice que quiso saber si suesposo se poda desenvolver sin dificultades. Y a tal fin, letelefone varias veces, pero como l no contestaba, sepreocup y decidi ir hasta la casa a ver si todo iba bien.Le pidi usted a ella tambin que se ocupara de atender lasnecesidades cotidianas de su esposo? pregunt Kusanagi.Eligi bien las palabras, consciente de que aquel era unpunto clave.

    Ayane se encogi de hombros.No s. A lo mejor se lo ped, no lo recuerdo. De

    todos modos, aunque no se lo hubiera pedido, esa chica esdespierta y tiene iniciativa, as que es posible que sepreocupara de que mi esposo no supiera aparselas soloy... Por cierto, pasa algo? Es que ha supuesto algn

  • problema el que yo le dejara las llaves?No, claro que no. Simplemente quera corroborar lo

    que nos cont ayer la seorita Wakayama.Ayane se cubri el rostro con ambas manos.No me lo puedo creer. Si se encontraba

    perfectamente bien de salud... Si es que el mismo viernespor la noche estuvimos cenando en casa con unos amigos yl estaba tan feliz... dijo Ayane con voz temblorosa.

    Comprendo cmo se siente. Y quines eran esosamigos?

    Un compaero de mi marido de la poca de launiversidad y su esposa.

    Ayane le dio sus nombres: Tatsuhiko y Yukiko Ikai.Luego apart las manos de su rostro y dijo con tonoatormentado.

    Hay algo que quisiera pedirles...De qu se trata?Es necesario que vayamos inmediatamente a la

    comisara?Por qu? Acaso hay algo que...?Si no les importa, me gustara pasar antes por casa a

    ver cmo est. Tambin querra saber cmo estaba lcuando lo encontraron. Si no hay inconveniente...

    Kusanagi volvi a mirar a Kaoru. Pero esta vez susmiradas no se encontraron. La joven conduca con lamirada fija en el camino. Se la vea muy concentrada.

  • Entiendo. Pero tendr que consultar a missuperiores dijo Kusanagi sacando su mvil.

    Contest Mamiya. Cuando Kusanagi le traslad lapeticin de Ayane, solt un breve gruido y accedi con unlacnico vale.

    Vers aadi, la situacin ha cambiado unpoco, as que tal vez sea mejor hablar con ella en el lugarde los hechos.

    A qu se refiere?Luego te lo cuento.Muy bien dijo Kusanagi. Colg el telfono y le

    dijo a Ayane: Vamos a su casa.Gracias murmur ella.Kusanagi estaba mirando al frente cuando oy que

    Ayane marcaba su telfono mvil.Hiromi? Soy Ayane...Kusanagi se sobresalt. No imaginaba que Ayane fuera

    a llamar a Hiromi en ese momento. Pero tampoco podaordenarle que colgara.

    S... Lo s... Ahora estoy con la polica. En estemomento vamos hacia casa. Ya... Supongo que fuetremendo para ti...

    Kusanagi se inquiet. No poda imaginar de qu modoni en qu tono estaba atendiendo Hiromi esa llamada. Nosera de extraar que, atormentada por el dolor de haberperdido a su amante, acabara soltando todo lo que ocultaba.

  • Y, en tal caso, era de suponer que Ayane tampoco iba apermanecer impasible.

    Eso parece... Y t? Te encuentras bien? S?Bueno, si es s... Oye, por qu no te acercas tambin t acasa? Siempre que no te suponga mucho trastorno, porsupuesto... Es que me gustara que me lo contaras...

    Por el tono de Ayane, Hiromi Wakayama deba deestar aguantando el tipo. Pero Kusanagi no contaba con quele iba a pedir que fuera a la casa.

    Seguro? Bien, entonces nos vemos luego. S...Gracias. T tampoco te exijas demasiado... Hasta luego.

    Ayane colg y se sorbi la nariz.La seorita Wakayama tambin vendr ahora?

    quiso confirmar Kusanagi.S. Bueno, si no hay inconveniente...No, ninguno. Ella encontr a su esposo, as que

    podr ofrecerle un relato de primera mano dijo Kusanagisin serenarse del todo. Su cabeza no dejaba de hacercbalas. Ahora senta curiosidad por saber cmo la amanteiba a relatar a la esposa las circunstancias de su horriblehallazgo. Por otro lado, si observaba las reacciones deAyane, tal vez podra discernir si ella conoca ya la relacinque mantenan su discpula y su marido.

    Kaoru Utsumi sali de la autopista metropolitana deTokio para dirigirse a la residencia de los Mashiba. Tal vezporque la noche anterior haba acudido al mismo lugar en

  • ese mismo coche, pareca conocer bien el camino.Nada ms llegar a la casa, vieron que Mamiya y

    Kishitani los estaban esperando en el porche.Una vez se apearon, Kusanagi hizo las presentaciones.La acompao en el sentimiento, seora le dijo

    Mamiya a Ayane al tiempo que bajaba educadamente lacabeza frente a ella. Luego alz su mirada hacia Kusanagi. Has informado ya a la seora?

    De lo esencial s.Mamiya asinti con la cabeza y volvi a mirar a la

    viuda.Ver, nos gustara hacerle algunas preguntas.

    Lamento que sea en estas circunstancias, usted recinllegada de su viaje, pero...

    No importa interrumpi Ayane.Bien, entonces pasemos dentro. Kishitani: las llaves

    de la casa.El joven sac las llaves de su bolsillo y se las tendi a

    la duea, que las tom con gesto de desconcierto.Luego abri la puerta y entr en el vestbulo. Mamiya

    y los dems la siguieron. El ltimo en entrar fue Kusanagi,que cargaba con la maleta de la seora.

    Y mi esposo dnde...? pregunt Ayane una vezen el interior.

    Fue aqu dijo Mamiya avanzando hacia la sala.En el suelo de la estancia estaba trazada con cinta

  • adhesiva la silueta del fallecido. Al ver aquella figurarepresentando el contorno de un hombre, Ayane se quedinmvil y se llev las manos a la boca.

    Segn la seorita Wakayama, su esposo estabacado en el suelo en ese sitio explic Mamiya.

    La tristeza y la conmocin parecan haber vuelto ahacer presa en Ayane, que se derrumb de rodillas en elsuelo como a punto de desmayarse. Kusanagi not que loshombros de la mujer temblaban y de su pecho brotaba untenue sollozo entrecortado.

    Y sobre qu hora ocurri? pregunt con unhilillo de voz.

    La seorita Wakayama descubri el cuerpo cerca delas ocho respondi Mamiya.

    Las ocho? Pero qu estara haciendo?Al parecer estaba tomando caf. Ahora ya lo han

    recogido todo, pero haba una taza volcada a su lado y cafderramado por el suelo.

    Caf...? Se lo preparara l?Qu quiere decir? pregunt Kusanagi.Es que nunca se haca nada l mismo. Jams le vi

    prepararse ni siquiera un caf.Kusanagi advirti que las cejas de Mamiya se

    contraan fugazmente, como un acto reflejo.Quiere decir que nunca haca caf? indag

    Mamiya.

  • Bueno, antes de casarse conmigo parece que s selo preparaba alguna vez. Pero entonces usaba una cafeterade las normales.

    Y ahora?Ahora no tenemos. Usamos una de esas de filtros

    de papel. Como la otra ya no la necesitbamos, la tir.La mirada de Mamiya se agudiz an ms.Ver, seora dijo, sin los resultados de la

    autopsia todava no podemos afirmarlo, pero podra ser quea su esposo lo hayan envenenado.

    Ayane palideci inexpresivamente. Despus abridesmesuradamente los ojos.

    Envenenado?... Con qu veneno?Lo estamos investigando. Al parecer, las muestras

    de caf obtenidas contenan un agente txico bastantepotente. Lo que nos lleva a pensar que el fallecimiento desu esposo no se debi ni a una enfermedad ni a unaccidente.

    Ayane se tap la boca con las manos y empez aparpadear repetidas veces. Sus ojos enrojecan pormomentos.

    Pero l... No puede ser... Quin iba a querer...?No lo sabemos. Y precisamente por eso queramos

    preguntarle a usted si tiene alguna idea.Kusanagi comprendi por fin lo que pasaba. A eso

    deba de referirse Mamiya cuando por telfono le haba

  • dicho que la situacin haba cambiado. De ah que el propioinspector jefe hubiera querido asistir al interrogatorio.

    Ayane se sent en el sof que tena al lado sin quitarselas manos de las sienes.

    No. No tengo ni idea.Recuerda cundo fue la ltima vez que habl con

    su marido? pregunt Mamiya.El sbado por la maana. Salimos juntos de casa.Y en ese momento, not usted en l algo distinto

    de lo habitual? Cualquier cosa, por insignificante que sea.Ayane guard silencio pensativa, pero finalmente neg

    con la cabeza.No. No se me ocurre nada...Kusanagi la compadeci. La repentina muerte de su

    esposo ya deba de haberle supuesto un terrible shock, peroahora, entre las extraas circunstancias en que se habaproducido y la posibilidad de que se tratara de unenvenenamiento, no era de extraar que la mujer estuvierade lo ms confundida.

    Inspector jefe, y si la dejramos descansar unpoco? sugiri Kusanagi. Acaba de llegar de Sapporo yseguramente est agotada...

    S, claro, tienes razn.No, no hace falta terci Ayane enderezndose en

    el sof. Eso s, me gustara cambiarme de ropa. Es quellevo puesto este vestido desde anoche y... Llevaba

  • puesto un traje oscuro.Desde anoche? pregunt Kusanagi.S. Estuve todo el tiempo buscando una manera de

    regresar a Tokio, as que, por si acaso, me vest y dej todolisto para poder salir en cualquier momento.

    En tal caso, supongo que no habr podidodescansar...

    Ya. Pero como de todos modos no iba a poderdormir...

    Pero eso es terrible... dijo Mamiya. Por quno descansa un poco ahora?

    No; estoy bien. Me cambio en un instante y vuelvocon ustedes dijo ponindose en pie.

    Tras mirar como Ayane abandonaba la sala, Kusanagise dirigi a Mamiya.

    Se sabe ya qu tipo de veneno se emple?Su superior asinti.Arsnico.Kusanagi abri los ojos, sorprendido.Arsnico? Como en el caso del curry

    envenenado?Los de la cientfica creen que se trata

    concretamente de arsenito sdico. Por la concentracinque haba en el caf, parece que el seor Mashiba ingiriuna buena dosis, bastante por encima de la que resulta letal.Seguramente esta tarde tendremos los resultados de la

  • autopsia y me temo que el cadver presentar todos lossntomas propios del envenenamiento por arsnico.

    Kusanagi resopl mientras asenta con la cabeza. Lasposibilidades de que aquello fuera una muerte naturaltendan a cero.

    Veamos. Nos dicen que el seor Mashiba nunca sehaca el caf l mismo. Entonces la cuestin es quin se loprepar esta vez dijo Mamiya como hablando para s,pero con la clara intencin de que sus subordinados looyeran.

    Yo creo que alguna vez s se lo haca l terciKaoru Utsumi.

    Por qu lo dices? pregunt Mamiya.Porque hay un testigo que as lo ha declarado

    contest Kaoru lanzando una mirada a Kusanagi. Laseorita Wakayama.

    Dijo ella algo sobre eso? se pregunt Kusanagiintentando hacer memoria.

    Recuerda que anoche le pregunt sobre losplatillos del caf? Mi pregunta fue si el seor Mashibanunca usaba platillo para poner la taza, y su respuesta fueque seguramente cuando estaba solo no lo usaba.

    Kusanagi record la conversacin.Pues ahora que lo dices, s, dijo eso reconoci

    Mamiya asintiendo con la cabeza. As pues, la cuestines cmo sabe eso la discpula y la esposa no.

  • Acerca de eso debo comentarle algo... dijoKusanagi. Acto seguido se aproxim al odo de Mamiya yle cont en voz baja la conversacin que haba mantenidocon Kaoru sobre la posibilidad de que Hiromi Wakayama yYoshitaka Mashiba hubieran mantenido una relacin.

    Mamiya mir alternativamente a ambos y sonri conmalicia.

    O sea, que vosotros tambin pensis lo mismo...Quiere decir que usted tambin? pregunt

    Kusanagi con gesto de sorpresa.Yo es que llevo muchos aos en este negocio. Fue

    ayer cuando ca en la cuenta dijo tocndose la cabeza conla punta del dedo.

    Esto... podran decirme de qu se trata? pidiKishitani desde un lado.

    A ti te lo explico luego le respondi Mamiya, yvolvi la mirada hacia sus otros dos subordinados. No seos ocurra mencionar nada de esto delante de la esposa, eh?

    Por supuesto contest Kusanagi.Kaoru asinti con la cabeza.El agente txico solo se ha hallado en el caf?

    pregunt Kusanagi.Tambin se han encontrado restos en otro lugar.Dnde?En el filtro de papel que haba en la cafetera de

    goteo. Para ser ms exactos, en el caf usado que contena.

  • De modo que el veneno se lo echaron al caf en elmomento de prepararlo razon Kishitani.

    Lo normal es eso. Pero tambin cabe otraposibilidad... dijo Mamiya alzando su dedo ndice.

    Que ya estuviera antes en el caf terci KaoruUtsumi.

    Mamiya retrajo su barbilla con gesto de satisfaccin.Exacto. El caf molido estaba en el frigorfico. Los

    del laboratorio no han hallado nada en l, pero eso nosignifica necesariamente que el veneno no estuviera all.Tal vez lo pusieron nicamente en la capa superior y, alcoger luego el caf con la cuchara para pasarlo al filtro,podra no haber quedado ni rastro.

    En tal caso, cundo lo habran echado? preguntKusanagi.

    No lo s. Los de la cientfica recuperaron unoscuantos filtros usados del cubo de la basura, pero en ellosno ha aparecido ningn agente txico. Pero bueno, eslgico. Si hubieran encontrado veneno en ellos, significaraque alguien habra estado bebiendo caf envenenado conanterioridad.

    Y en el fregadero haba una taza de caf sin lavar aadi Kaoru Utsumi. Sera importante saber en quocasin se utiliz, no? Bueno, y tambin por quin.

    Mamiya se pas la lengua por los labios.Lo sabemos. Porque tenemos ya los resultados de

  • las pruebas dactiloscpicas. Unas son de Yoshitaka. Lasotras de quien ya os imaginabais.

    Kusanagi y Kaoru cruzaron sus miradas. Pareca claroque aquello corroboraba sus suposiciones.

    Ver, jefe, lo cierto es que Hiromi Wakayamatambin va a venir ahora aqu, a la casa dijo Kusanagi, y acontinuacin le explic la llamada telefnica que Ayanehaba efectuado desde el coche cuando venan.

    Mamiya asinti con el entrecejo todava fruncido.Perfecto. As le sonsacaris cundo tom ella ese

    caf. Y que no se nos escabulla, de acuerdo?Entendido respondi Kusanagi.Se oyeron las pisadas de Ayane, que descenda por la

    escalera, y todos guardaron silencio.Lamento haberles hecho esperar dijo ella

    entrando en la sala. Llevaba un conjunto de camisa azulclaro y pantaln negro. Su rostro tambin pareca habermejorado algo, pero podra deberse a que se hubieraretocado el maquillaje.

    Le importa entonces si retomamos nuestraconversacin? le pregunt Mamiya.

    No, claro. Adelante.Por favor, antes tome asiento. Supongo que estar

    cansada repuso Mamiya sealndole el sof que estaba allado.

    Ayane se sent y mir el jardn a travs de la puerta

  • corredera de cristal.Qu pena. Estn todas marchitas y alicadas. Le ped

    a mi esposo que las regara, pero a l no le interesabandemasiado las flores.

    Kusanagi dirigi la mirada hacia el jardn. Haba floresde todos los colores en tiestos y jardineras.

    Disculpen. Les importa si las riego? Es quevindolas as no puedo estar tranquila.

    El rostro de Mamiya reflej una sbita contrariedad,pero al punto reaccion asintiendo con una sonrisa.

    Claro. No tenemos prisa dijo.Ayane se disculp y se puso en pie. Pero, por alguna

    razn, se encamin hacia la cocina. A Kusanagi aquello leresult sospechoso, as que la sigui para echar un vistazoy pudo comprobar que estaba llenando un cubo de agua enel fregadero.

    No tiene agua en el jardn? pregunt situndosetras ella.

    Ayane volvi la cabeza con una sonrisa.Esta agua es para las plantas de la terraza. Como en

    el segundo piso no tenemos lavabo...Ah, claro dijo Kusanagi, y record que el da

    anterior se haba encontrado a Kaoru mirando hacia laterraza.

    El cubo lleno de agua pareca pesar bastante. Kusanagise ofreci a llevarlo.

  • No hace falta dijo ella.No, no, ya me ocupo. Se lo subo a la segunda planta,

    verdad?Muchas gracias dijo con voz muy apagada Ayane.El dormitorio de matrimonio era una amplia

    habitacin de estilo occidental de unos 35 metroscuadrados. En la pared colgaba un enorme tapiz depatchwork. Kusanagi qued cautivado por aquella viva yarmnica combinacin de colores.

    Lo ha hecho usted?S. Ya hace tiempo.Es increble. Disculpe mi ignorancia, pero pensaba

    que esto del patchwork era simplemente una especie debordado. No imaginaba que fuera algo tan artstico...

    No se trata realmente de un arte. Son siempreartculos prcticos. De hecho, lo ms importante es quetengan alguna utilidad en la vida cotidiana. Si ademsconseguimos que nos alegren la vista, mejor que mejor,no cree?

    Y tanto. Es increble que sea capaz de crear cosascomo esta. Pero debe de ser muy trabajoso, no?

    Bueno, lleva su tiempo, as que requiereperseverancia. Pero mientras lo haces tambin te diviertes.Es ms, si no disfrutas con ello, es difcil que te salga bien.

    Kusanagi asinti con la cabeza. Despus mir denuevo el tapiz. A primera vista se dira que los colores

  • estaban dispuestos al azar, pero la idea de que el proceso decreacin de aquella obra haba hecho disfrutar a su autorahizo que su mera contemplacin le resultara reconfortante.

    En consonancia con su tamao, la habitacin contabatambin con una amplia terraza, aunque, debido a la grancantidad de jardineras que se amontonaban, resultaba difcilmoverse por ella.

    Ayane cogi una lata vaca que haba en un rincn.Mire qu artefacto dijo mostrndosela a

    Kusanagi.La lata tena pequeos agujeros en el fondo. Ayane la

    meti dentro del cubo y la sac llena de agua.Naturalmente, esta empez a salir por los agujeros.Entonces la viuda empez a pasarla por encima de lasplantas.

    Ah, ya veo, lo usa como regadera...Eso es. Con una regadera me resultara muy difcil

    llenarla en el cubo, as que yo misma prepar esta lataagujerendola con una barrena.

    Buena idea.Verdad que s? Pues a mi marido le resulta

    incomprensible que yo me desviva haciendo este tipo decosas solo para cuidar unas plantas.

    Al punto, el rostro de la mujer se tens abruptamentey ella se dej caer hasta quedar en cuclillas. El aguacontinuaba escurrindose por los agujeros de la lata que

  • sostena.Seora Mashiba...Lo siento. Todava no consigo hacerme a la idea...No se preocupe, me hago cargo.Creo que usted ya lo sabe, pero solo llevbamos un

    ao casados. Ahora que ya me haba habituado a esta nuevavida, que ya saba cules eran sus preferencias en cuanto acomidas, que haba pensado en diversas cosas divertidaspara hacer juntos...

    Permaneca cabizbaja y se cubra el rostro con unamano. Kusanagi guard silencio; no encontraba las palabrasadecuadas para dirigirse a ella. El esplendor de las floresque la rodeaban incrementaba la sensacin de tristeza ytransmita una imagen conmovedora.

    Lo siento murmur. Tal como estoy, no lesirvo de mucha ayuda a la polica. Tengo que ser fuerte.

    Si lo desea podemos dejar para otro da la entrevistapropuso Kusanagi sin pensar. Si el jefe lo hubiera odo,seguro que habra puesto mala cara.

    No; estoy bien. Adems, soy la primera interesadaen que esto se esclarezca cuanto antes. Cuanto ms lopienso menos lo entiendo. l envenenado... Pero por qu?

    En ese momento son el timbre de la puerta.Sorprendida, Ayane se puso en pie y se asom al balcn.

    Hiromi! grit hacia abajo mientras mova lamano.

  • Es la seorita Wakayama?S respondi la viuda volviendo a entrar en el

    dormitorio.Sali de la habitacin para bajar a recibir a la

    muchacha y Kusanagi la sigui. Al bajar las escalerasvieron a Kaoru Utsumi, que ya estaba en el pasillo. Debade dirigirse a abrir la puerta al haber odo que sonaba eltimbre.

    Ya ha llegado Hiromi Wakayama le dijo Kusanagien voz baja.

    Ayane abri la puerta.Hiromi... dijo con voz llorosa.Profesora, se encuentra bien?Estoy bien. Gracias por venir, Hiromi. Ya estaba

    abrazando a la joven. Entonces rompi a llorar sinconsuelo, como una nia pequea.

  • 5

    Ayane se separ de Hiromi y se enjug las lgrimaspasndose los dedos por la parte inferior de los prpados.

    Perdn musit. Llevaba mucho tiempoaguantando y, al verte, ya no he podido contenerme... Peroya estoy bien. De veras, me encuentro bien...

    Kusanagi se sinti incmodo viendo los mprobosesfuerzos de Ayane por sonrer, como si all no hubierapasado nada. Deseaba dejarla a solas con su dolor lo antesposible.

    Profesora, si hay algo que yo pueda hacer... seofreci Hiromi alzando su mirada hacia ella peromanteniendo la cabeza gacha.

    Ayane neg con un gesto.Me basta con que hayas venido. Adems, ahora

    mismo no puedo pensar en nada. Pero pasa, pasa, no tequedes ah fuera. Debes contarme con detalle todo loocurrido.

    Espere, seora Mashiba... terci un azoradoKusanagi mirndolas. Disculpe, pero a nosotros tambinnos gustara hablar con la seorita Wakayama. Es que lanoche pasada, al estar todo tan liado, no pudimos tomarledeclaracin con la debida calma.

    La mirada de Hiromi Wakayama reflej desconcierto.

  • Pensara que, por su parte, ya haba explicado hasta lasaciedad todo lo relativo al descubrimiento del cadver, porlo que ya no tena nada ms que contar.

    Por supuesto, no tengo inconveniente en queustedes tambin estn presentes mientras hablamos dijola viuda. Pareca no haber captado la intencin de Kusanagi.

    No; ver... Es que antes preferiramos hablarnosotros a solas con la seorita Wakayama se vioobligado a aclarar Kusanagi.

    Ayane parpade como si no comprendiera.Pero por qu? Yo tambin quiero or su relato.

    Para eso le he pedido que viniera...Seora Mashiba... terci Mamiya, que en algn

    momento se haba acercado hasta all. Lo lamento, perola polica ha de ceirse a ciertos protocolos. Por eso, leruego que de momento permita que sean el detectiveKusanagi y su ayudante quienes se hagan cargo. Sonsimples formalidades y trmites burocrticos, pero si nolos hacemos podramos tener problemas en el futuro.

    La expresin de Ayane reflej su desagrado ante esafingida cortesa de Mamiya, que se dira extrada de unmanual de buenos modales.

    De acuerdo. Y adnde se supone que tengo queirme entretanto?

    Usted puede quedarse aqu. Tambin hay algunascosas que nos gustara preguntarle. Mamiya se volvi

  • hacia Kusanagi y Kaoru. Acompaad a la seoritaWakayama a algn sitio donde podis hablar contranquilidad.

    Muy bien respondi Kusanagi.Traer el coche dijo Kaoru Utsumi abriendo la

    puerta del recibidor para salir a la calle.Unos veinte minutos ms tarde los tres estaban

    sentados a una mesa en un rincn de un restaurantefamiliar. Kaoru se haba sentado al lado de Kusanagi.Frente a ambos estaba Hiromi Wakayama, cabizbaja y congesto serio.

    Pudo dormir bien anoche? dijo Kusanagi trastomar un sorbo de caf.

    Apenas nada...Ya. Descubrir el cadver debi de ser un shock muy

    fuerte para usted.Hiromi Wakayama no respondi nada, solo se mordi

    el labio.Segn Kaoru, la noche anterior deba de haberse

    echado a llorar nada ms entrar en su apartamento. Y no erade extraar. A fin de cuentas, por mucho que su relacinfuera de infidelidad, lo que haba encontrado era al hombreque amaba muerto, as que el impacto tena que haber sidotremendo.

    Ver, nos gustara preguntarle sobre algu