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    LA UNIVERSIDAD CENTRALDURANTE

    LA SEGUND A REPBLICA

    Edicin de

    EDUARDO GONZLEZ CALLEJA

    LVARO RIBAGORDA

    LAS CIENCIAS HUMANAS Y SOCIALES

    Y L A VID A UNI VE RS ITAR IA (1931-1939)

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    La Universidad Central durante la Segunda Repblica

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    The Figuerola Institute

    Programme: History of Universities

    The Programme History of Universities of the Figuerola Institute of Social Science History a

    part of the Carlos III University of Madrid is devoted to improve the overall knowledge on the

    high-learning academic institutions, since their inception in the Late Middle Ages, until our days.

    The Programme uses an interdisciplinary approach, and it is open to all branches of related knowl-edge, such as the history of institutions, of science, and of cultural and social events. A number of

    experts from several countries have participated in the Programme, bringing in their specialized

    knowledge and dedication to the subject of their expertise.

    To give a better visibility of its activities, the Programme has published in its Book Series a number

    of monographs on the different aspects of its academic discipline.

    Publisher:

    Carlos III University of Madrid

    Book Series:

    History of Universities

    Editorial Committee:

    Manuel ngel Bermejo Castrillo, Universidad Carlos III de Madrid

    Gianpaolo Brizzi, Alma Mater Studiorum - Universit di BolognaElena Hernndez Sandoica, Universidad Complutense de Madrid

    Francoise Hiraux, Universit catholique de Louvain

    Manuel Martnez Neira, Universidad Carlos III de Madrid

    More information at www.uc3m.es/history_universities

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    La Universidad Central durante la Segunda Repblica:Las Ciencias Humanas y Sociales y la vida universitaria

    Edicin de Eduardo Gonzlez Calleja y lvaro Ribagorda

    Colaboraciones de

    Eduardo Gonzlez Calleja, Leoncio Lpez-Ocn,Sebastin Martn, Consuelo Naranjo Orovio, Antonio Nio,Luis Enrique Otero Carvajal, Mario Pedrazuela,

    Jos Mara Puyol Montero, lvaro Ribagorda,Carolina Rodrguez-Lpez

    UNIVERSIDAD CARLOS III DE MADRID2013

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    Historia de las Universidades, 32

    2013 Eduardo Gonzlez Calleja y lvaro Ribagorda, editores

    2013 Autores

    Venta: Editorial Dykinson

    c/ Melndez Valds, 61 28015 Madrid

    Tlf. (+34) 91 544 28 46

    E-mail: [email protected]

    http://www.dykinson.com

    Diseo: TALLERONCE

    Coedicin del Instituto de Historiografa Julio Caro Baroja UC3M

    ISBN: 978-84-9031-598-9

    ISNN: 1886-0710

    Depsito Legal: M.

    Versin electrnica disponible en e-Archivo

    http://hdl.handle.net/10016/17394

    Licencia Creative Commons Atribucin-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Espaa

    Este libro ha sido realizado dentro del Proyecto de I+D: HAR2012-38258-C02-01 de la

    Secretara de Estado de Investigacin del Ministrerio de Economa y Competitividad

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    NDICE

    Modernizacin y conicto: la Universidad Central en los aos trein-ta:lvaro Ribagorda . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

    1. LAS TRANSFORMACIONES INSTITUCIONALES

    La Junta para Ampliacin de Estudios y la Universidad Central:Luis Enrique Otero Carvajal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

    La reforma de la Facultad de Filosofa y Letras y sus referentes in-ternacionales:Antonio Nio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

    La Fundacin del Amo y las residencias de la Ciudad Universitaria:lvaro Ribagorda . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

    2. LA RENOVACIN DE LAS DISCIPLINAS: LA FILOLOGA Y EL

    DERECHO

    El desarrollo cientfco de las humanidades: la Seccin de Filologa

    de la Facultad de Filosofa y Letras y del Centro de Estudios Histri-cos:Mario Pedrazuela . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

    La modernizacin del discurso jurdico en la Universidad Centraldurante la Segunda Repblica:Sebastin Martn . . . . . . . . . . . . . . . . .

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    NDICE

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    3. LAS REDES CIENTFICAS: LA RELACIN CON EL MUNDOAMERICANO

    La insercin de la Universidad Central en las redes cientfcas y cul-turales americanas: Consuelo Naranjo Orovio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

    Entrecruzamientos hispano-americanos en la Universidad Central(1931-1936):Leoncio Lpez-Ocn . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

    4. LA VIDA UNIVERSITARIA: POLITIZACIN, CONVIVENCIA YGUERRA

    La politizacin de la vida universitaria madrilea durante los aosveinte y treinta:Eduardo Gonzlez Calleja . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

    La Facultad de Derecho de la Universidad Central en sus actas (1931-1936):Jos Mara Puyol Montero . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

    Las tres vidas de la Universidad de Madrid durante la Guerra Civil:

    Carolina Rodrguez-Lpez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

    BIBLIOGRAFA. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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    MODERNIZACINYCONFLICTO:LAUNIVERSIDADCENTRALENLOSAOSTREINTA*

    LVARORIBAGORDAUNIVERSIDADCARLOSIII DEMADRID

    REFLEXIONARSOBRELAHISTORIADELAUNIVERSIDADCENTRALDURANTELASEGUNDAREPBLICA

    Durante la Segunda Repblica la Universidad Central era el principal centroacadmico espaol, y en sus nuevas facultades de la Ciudad Universitaria deMadrid se encontraban buena parte de los cientcos e intelectuales ms im-portantes de la Edad de Plata de la cultura espaola. Durante muchos aos,la Universidad Central fue el eje de la vida universitaria del pas, era la nicaen la que se podan cursar todas las carreras y la nica en la que se poda al-canzar el grado de doctor, por lo que antes o despus todos los estudiosos queaspiraban a dedicarse a la investigacin o la docencia universitaria deban

    pasar por ella, y muchos de ellos trataban de hacer carrera all por las ventajasque ofrecan sus recursos, el nivel de sus miembros, su condicin de referentepara el resto de universidades o su posicin central dentro de un Estado tra-dicionalmente muy centralizado.

    Coincidiendo con el despegue de la ciencia en Espaa y la eclosin arts-tica y literaria de una de las etapas ms brillantes de nuestra historia, a la alturade los aos treinta la Universidad Central cont con algunos de los intelectualesms destacados del siglo XX espaol, que adems tenan una notable presenciaen la vida pblica. Algunos de aquellos profesores y tambin un nutrido grupo

    de estudiantes, tuvieron tambin una intensa actividad poltica, luchando con-tra la dictadura de Primo de Rivera primero, y con cargos de distinta responsa-

    bilidad en la esfera poltica e incluso en el Parlamento de la Repblica despus.

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    * Este trabajo forma parte de mis investigaciones realizadas gracias al Programa Na-cional de Contratacin e Incorporacin de Recursos Humanos del Ministerio de Econo-ma y Competitividad, Subprograma Juan de la Cierva, en la Universidad Carlos III de Ma-drid, y forma parte del Proyecto de Investigacin HAR2012-38258-C02-01 de la Secretarade Estado de Investigacin del Ministerio de Economa y Competitividad.

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    Se trataba de una destacada institucin acadmica, cientca e intelec-tual, con gran presencia en la sociedad espaola y una inuencia notable enlas transformaciones sociales y conictos polticos vividos en uno de los perio-

    dos ms interesantes de nuestra historia. De esta forma, la universidad msimportante de Espaa alcanz durante la Segunda Repblica un momento deverdadero aunque breve esplendor, y un excepcional protagonismo en lahistoria de Espaa.

    Dentro de la riqueza de nuestra historia de las universidades existenya algunos trabajos importantes sobre aspectos concretos de este episodiohistrico, pero quedan an muchos otros por explorar, y a pesar del inters ysingularidad de la universidad en este periodo no disponemos an de obrasque ofrezcan una visin global.1

    Este libro, que trata de poner al da algunos de los aspectos ya conoci-dos en nuestra historiografa y abrir el camino para el estudio de muchosotros, tiene su origen en el marco de mis investigaciones sobre la historia dela Universidad Central durante la Segunda Repblica y dentro del Proyectode I+D sobre la Espaa de los aos treinta que dirige Eduardo Gonzlez Ca-lleja, quien ya haba dedicado tambin varios trabajos importantes a la histo-

    1 Entre los temas ms conocidos, se encuentra la historia de la Facultad de Filosofay Letras, a la que un excelente trabajo colectivo, fruto de una exposicin conmemorativa,ha dedicado una recopilacin de artculos que ponen al da muchos de los temas que msinters ha suscitado: LPEZ-ROS, Santiago y GONZLEZ CARCELES, Juan Antonio:LaFacultad de Filosofa y Letras de Madrid en la Segunda Repblica. Arquitectura y uni-versidad durante los aos 30.Catlogo de la exposicin. Madrid, SECC Ayuntamientode Madrid COAM, 2008.

    Entre sus numerosos trabajos sobre la historia de la universidad, Elena HernndezSandoica ha dedicado tambin algunas publicaciones importantes a este periodo, aborda-do siempre dentro del marco general del primer tercio del siglo XX. Entre ellos resultan deespecial inters: HERNNDEZ SANDOICA, Elena: Cambios y resistencias al cambio en

    la Universidad espaola (1875-1931), en Jos Luis GARCA DELGADO (Coord.):Espaaentre dos siglos (1875-1931): continuidad y cambio. VII Coloquio de Historia contem-porana de Espaa dirigido por Manuel Tun de Lara. Madrid, Siglo XXI, 1991, pp.3-22; HERNNDEZ SANDOICA, Elena y PESET, Jos Luis: Instituciones cientcas yeducativas, en Pedro LAN ENTRALGO (Coord.): La edad de plata de la cultura espa-ola: (1898-1936).Historia de Espaa dirigida por Menndez Pidal. Tomo XXXIX, Vol.II. Letras. Ciencia. Arte. Sociedad y culturas. Madrid, Espasa Calpe, 1993, pp. 548-585; yHERNNDEZ SANDOICA, Elena: La Universidad de Madrid en el primer tercio del sigloXX, en Santiago LPEZ-ROS y Juan Antonio GONZLEZ CARCELES:La Facultad deFilosofa y Letras de Madrid en la Segunda Repblicapp. 42-57.

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    ria universitaria espaola. Fue en ese contexto en el que planeamos reunir enun encuentro cientco a algunos de los principales especialistas que vienentrabajando sobre el tema desde distintos puntos de partida y enfoques. El re-

    sultado fue un seminario tituladoLa Universidad Central durante la Segun-da Repblica (1931-1939), celebrado los das 22 y 23 de noviembre de 2012en el Campus de Getafe de la Universidad Carlos III de Madrid, que dirigimosEduardo Gonzlez Calleja y yo.2 Ese seminario reuni a un grupo de oncedestacados investigadores procedentes de distintas universidades y centrosde investigacin superior, a los que queremos manifestar desde aqu nues-tro ms sincero agradecimiento por el inters que desde el primer momentomanifestaron por el encuentro y el libro, por su buena predisposicin paraanalizar los temas que les propusimos y enriquecerlos con su buen hacer, as

    como por su generosidad y sus valiosas aportaciones.Como sealaba, el seminario tuvo como objetivo realizar una puesta al

    da de algunos de los principales aspectos de la historia de la UniversidadCentral durante la Segunda Repblica, analizar en profundidad una serie detemas centrales o representativos de las distintas facetas de la historia univer-sitaria como la historia institucional, los proyectos de reforma, las discipli-nas humansticas y cientco-sociales, las redes internacionales, la conviven-cia universitaria, la politizacin de las aulas o el fenmeno de la guerra en la

    universidad, y suscitar una serie de debates, reexiones y dilogos cient-cos sobre el tema.A excepcin de la ponencia inaugural sobre la presencia de la Univer-

    sidad Central en la Espaa de la Segunda Repblica, que fue impartida deforma magistral por ngel Bahamonde quin adems alent la organiza-cin del encuentro desde la direccin del Departamento de Humanidades:Historia, Geografa y Arte de la Universidad Carlos III de Madrid, este libro

    2 El Seminario estuvo organizado por el Grupo de Estudios Contemporneos, el

    Proyecto de investigacin HAR2012-38258-C02-01, el Departamento de Humanidades:Historia, Geografa y Arte, la Facultad de Humanidades, Comunicacin y Documentacin(que celebraba su XV aniversario), el Instituto Figuerola de Historia y Ciencias Sociales(Programa Historia de las Universidades) y el Instituto de Historiografa Julio Caro Baro-ja, todos ellos de la propia Universidad Carlos III de Madrid. Su comit cientco estuvoformado por los profesores ngel Bahamonde, Marcelo Fras, Juan Carlos Snchez Illn,Francisco Snchez Prez y los propios directores, y fue ofertado como Curso de Huma-nidades dentro de la convocatoria extraordinaria de estos en la Universidad Carlos IIIde Madrid. Agradecemos desde aqu a todas las personas e instituciones implicadas suvaliosa colaboracin.

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    recoge los textos presentados en aquel seminario, con las correspondientesmatizaciones derivadas de los debates y reexiones desarrollados en l. Ellibro, concebido como una monografa colectiva ya desde que se inici la pla-

    nicacin del seminario, ha sido publicado gracias al generoso esfuerzo delos autores, al inters de la editorial Dykinson y al respaldo de la UniversidadCarlos III de Madrid, dentro de la cual hay que destacar el apoyo del Grupode Estudios Contemporneos, del Departamento de Humanidades: Historia,Geografa y Arte y de la Facultad de Humanidades, Comunicacin y Docu-mentacin, y en especial gracias a la colaboracin del Instituto de Historio-grafa Julio Caro Baroja de la mano de su entusiasta director Jaime Alvar,as como el constante apoyo y soporte brindado por el Instituto Figuerola deHistoria y Ciencias Sociales (Programa Historia de las Universidades) en la

    persona de Manuel Martnez Neira secretario del instituto y coordinador delprograma quin con extraordinaria generosidad e inters nos ha brindadoen todo momento una inestimable y estrecha colaboracin. A todos ellos, ascomo al resto de los colaboradores en la organizacin del seminario, quere-mos reconocer desde aqu nuestra gratitud por su inters, apoyo y paciencia.

    A la hora de plantear el seminario y disear el libro fue un objetivo pri-mordial de los coordinadores y los autores tratar de analizar la historia dela Universidad Central durante la Segunda Repblica bajo el prisma de la

    historia comparada y el anlisis de los procesos internacionales paralelos yconvergentes, estudiando la relacin, contactos e inuencias de esta con lahistoria de la ciencia y las universidades europeas y americanas de la poca.

    De la misma manera, como se puede apreciar a lo largo del libro, se hatratado de integrar en esta historia a los distintos componentes de la realidaduniversitaria, desde las instituciones del Estado y la representacin polticaministerial, a las autoridades de la propia Universidad, as como al profe-sorado en su actividad docente, investigadora y en ocasiones poltica, perotambin al miembro ms numeroso de la comunidad universitaria: los es-

    tudiantes, tanto en los aspectos acadmicos como en los polticos y sociales.A pesar de todo somos conscientes de que al priorizar necesariamente

    algunos temas esta obra deja sin tratar de forma especca otros aspectos degran inters para conocer en profundidad la historia de la Universidad Cen-tral en los aos treinta. Sin ir ms lejos, aunque a lo largo del libro se hablatambin de las facultades de ciencias y sus profesores, como se aprecia en elsubttulo del libro los campos de investigacin y docencia estudiados en lse centran en los estudios y trabajos desarrollados entonces principalmente

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    en la Facultad de Filosofa y Letras y la Facultad de Derecho, quedando sinexplicar de forma especca los relacionados con la Facultad de Ciencias, laFacultad de Medicina y la Facultad de Farmacia. Sin embargo, tanto este libro

    como el seminario cientco en el que se inici, surgen con un proyecto clarode continuidad, y estamos ya trabajando tanto en la organizacin de un nuevoencuentro cientco que aborde esos y otros aspectos, como en la realizacinde algunas publicaciones colectivas e individuales ms.

    UNAEDADDEPLATAUNIVERSITARIA

    La Universidad Central durante la Segunda Repblica fue uno de los espacios

    intelectuales ms atractivos de la denominada Edad de Plata de la culturaespaola, y constituy en s misma un verdadero ncleo de excelencia cien-tca y acadmica a la altura del esplendor artstico y literario de aquellosaos, aportando a la nmina de intelectuales ms destacados los nombres demuchos de sus profesores.

    Aquella Edad de Plata universitaria que se vena gestando en los aosveinte con el progresivo acceso a las ctedras de una nueva generacin mspreparada que deba buena parte de su formacin a las estancias en algunos

    de los principales centros de investigacin europeos y a la actividad de losinstitutos y laboratorios de la Junta para Ampliacin de Estudios, tuvo sumomento de mayor apogeo durante la Segunda Repblica por una cuestinde madurez intelectual y respaldo institucional.

    El plantel de profesores de la Facultad de Filosofa y Letras era algo ex-traordinario. En sus aulas se podan escuchar las clases de metafsica de JosOrtega y Gasset, las de lologa de Ramn Mnendez Pidal, las de historia delarte de Elas Tormo, las de historia medieval de Claudio Snchez-Albornoz, lasclases de lgica del lder socialista Julin Besteiro, las de historia de la lengua

    de Amrico Castro, las de losofa del joven Jos Gaos o las de tica de su deca-no Manuel Garca Morente, junto a los que tambin impartan clase el ministroDomingo Barns, el arabista Miguel Asn Palacios, al palegrafo Agustn Mi-llares Carlo, el pedagogo Luis de Zulueta, o el paleontlogo Hugo Obermaier,entre otros. Todos ellos eran guras de extraordinario relieve en sus respectivasdisciplinas, pero adems tenan una gran ascendencia sobre la vida cultural es-paola de la poca, muchos de sus libros contaban con miles de lectores, y algu-nos desempearon adems papeles muy relevantes en la vida poltica espaola.

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    La Facultad de Derecho contaba tambin con una brillante nmina dedestacadas personalidades de la justicia, la abogaca, el derecho y la vida pol-tica. Eran catedrticos entonces guras como los ilustres juristas internacio-

    nales Rafael Altamira y Jos Yanguas Messa, los ministros Fernando de losRos y Agustn Viuales Pardo, el clebre penalista y padre de la constitucinrepublicana Luis Jimnez de Asa, el historiador del derecho Galo Snchez,los conocidos juristas Felipe Snchez Romn y Joaqun Garrigues y Daz-Ca-abate, el economista Antonio Flores de Lemus, o el secretario de la Juntapara Ampliacin de Estudios Jos Castillejo, por mencionar slo a algunos.

    La Facultad de Medicina contaba tambin con un buen nmero de cien-tcos de reconocido prestigio internacional, muchos de ellos discpulos de laafamada escuela histolgica espaola de Ramn y Cajal. El histlogo Jorge

    Francisco Tello, el terapeuta Telo Hernando, el endocrino y famoso huma-nista Gregorio Maran, el oftalmlogo Manuel Mrquez, los patlogos Gus-tavo Pittaluga, Carlos Jimnez Daz y Len Cardenal, el gineclogo Manuel

    Varela Radio, o el silogo Juan Negrn, que era diputado socialista y lleg aser el ltimo primer ministro de la Repblica.

    En la Facultad de Farmacia destacaban guras como los qumicos Anto-nio Madinaveitia y Jos Giral Pereira, o el botnico Jos Cuatrecasas, mien-tras que en la Facultad de Ciencias las clases estaban a cargo de cientcos de

    la talla del matemtico Julio Rey Pastor, el fsico Blas Cabrera, el zografoCndido Bolvar, el geofsico Arturo Duperier, el gelogo Eduardo HernndezPacheco o el qumico Miguel Cataln.

    Curiosamente escasean en todas las facultades los nombres femeninos,que seguramente hubiesen accedido pronto a las ctedras de no haber sidocercenada en tan poco tiempo la democracia espaola, pues en los peldaosinferiores del escalafn empezaban a despuntar ya las carreras de Mara deMaeztu, Dorotea Barns o Mara Zambrano, y eso tambin era un componen-te propio de los cambios sociales desarrollados por la Segunda Repblica.3

    3 Sobre algunas de ellas, y el contexto en el que se circunscriba el acceso de lasmujeres a la universidad, me parecen de especial inters los trabajos de: RODRGUEZ L-PEZ, Carolina: Las universitarias, en Santiago LPEZ-ROS y Juan Antonio GONZLEZCARCELES:La Facultad de Filosofa y Letras de Madrid en la Segunda Repblica pp.474-490; VZQUEZ RAMIL, Raquel:Mujeres y educacin en la Espaa contempornea.La Institucin Libre de Enseanza y la Residencia de Seoritas de Madrid.Madrid, Akal,2012; MORENO, Alicia y ZULUETA, Carmen de:Ni convento, ni college. La Residenciade Seoritas.Residencia de Estudiantes, Madrid, 1993; MANGINI, Shirley:Las modernasde Madrid. Las grandes intelectuales espaolas de la vanguardia.Barcelona, Pennsula,

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    La mayor parte de aquellos catedrticos dan hoy nombre a numerosascalles, premios, institutos, hospitales, colegios y centros de investigacin,lo que constituye una buena muestra de su importancia y su impronta en

    nuestra historia y nuestro imaginario colectivo. La simple mencin de estabreve seleccin del profesorado que imparta la docencia y realizaba sus in-vestigaciones en las distintas facultades de la Universidad Central durante laSegunda Repblica nos da una idea del esplendor intelectual de la institucinuniversitaria madrilea. No obstante, la universidad no son slo un centenarde profesores eminentes, y como se muestra a lo largo del libro, son muchosotros los aspectos destacados de la poltica acadmica, el desarrollo de lasdisciplinas, los avances en la investigacin, los planes de estudio, la organiza-cin de la vida universitaria, el da a da fuera de las aulas, las organizaciones

    estudiantiles y su politizacin, que conformaron su historia.Sin embargo, a pesar del inters o admiracin que pueda suscitar, no

    hay porqu edulcorar la imagen de aquella universidad republicana. Comoveremos, adems de un nuevo campus universitario, algunas reformas orga-nizativas y un centenar de mentes brillantes, durante los aos treinta la Uni-

    versidad Central tuvo tambin sus enfrentamientos internos por el poder aca-dmico, sus choques entre distintas escuelas cientcas o sus conictos entregrupos de inters y anidad, y fue adems uno de los espacios en los que se

    desarrollo de forma ms notoria la conictividad poltica y social de los aostreinta. Nada de ello se entiende sin comprender los principales procesos enlos que estaba inmersa la historia universitaria espaola desde el siglo XIX.

    DESARROLLODELLIBERALISMOEINSTITUCIONALIZACINCIENTFICA

    Desde las ltimas dcadas del siglo XIX las universidades espaolas se en-contraban en un complejo proceso de modernizacin, vinculado a las pro-

    pias transformaciones de la sociedad espaola y a los conictos inherentesa ellas.4El desarrollo de las universidades y el sistema cientco espaol en

    2000; CAPEL, Rosa:El trabajo y la educacin de la mujer en Espaa (1900-1930). Ma-drid, Ministerio de Cultura - Instituto de la Mujer, 1986; o RIBAGORDA, lvaro: Unahistoria en la penumbra: las intelectuales de la Residencia de Seoritas, Sistema,188,(Septiembre 2005), pp. 45-62.

    Especialmente ilustrativo resulta el artculo de poca escrito por CARABIAS, Jose-na: Las mil estudiantes de la Universidad de Madrid,Estampa, 24 de junio de 1933.

    4 Sobre este proceso me parece de gran inters: HERNNDEZ SANDOICA, Elena

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    el siglo XIX haba corrido paralelo al establecimiento del Estado liberal enEspaa, y las oscilaciones del poder entre las corrientes liberales y las msconservadoras.

    La educacin era uno de los aspectos clave para la implantacin del libe-ralismo, y los gobernantes de las distintas tendencias polticas haban hechodel sistema educativo espaol y en especial del sistema universitario, queera el verdaderamente especco de las lites uno de sus ms laboriosos ca-

    ballos de batalla. Quintana, Calomarde, Pidal, Moyano, Orovio, Garca-Alix,Sili y Callejo, entre otros, haban ido tejiendo y destejiendo el modelo deeducacin superior en Espaa a lo largo del siglo XIX y las primeras dcadasdel XX, en un continuo conicto entre polticos liberales y conservadores,reformistas y catlicos, que pretendan con ello dar forma a las instituciones

    del Estado y amoldar a las elites ms jvenes a sus posiciones ideolgicas.La comunidad universitaria no fue por lo general un mero sujeto pasivo

    de los enfrentamientos polticos que debatan sobre el sistema educativo es-paol. Las perspectivas de cambio abiertas por el Sexenio Revolucionario y lafrustracin derivada de las medidas iniciales de la Restauracin, dieron gran

    visibilidad a las posturas encontradas dentro del profesorado universitario yal protagonismo que los estudiantes empezaron a cobrar en una dinmica deprotestas y conictividad que se extendera hasta los aos treinta del siglo XX.

    A los conictos de intereses personales y profesionales dentro del gremiouniversitario se sumaban tambin las posiciones polticas encontradas, y conla extensin del positivismo en los principales centros del pensamiento occi-dental y el desarrollo de muchas disciplinas cientcas a nales del siglo XIX,las universidades espaolas y con un papel muy destacado la UniversidadCentral se convirtieron en escenario de una lucha que tena al menos tres

    vertientes. Se trataba de un enfrentamiento ideolgico derivado del desarro-llo y la particular implantacin del liberalismo en Espaa, as como un con-icto acadmico por la implantacin de la ciencia moderna y las reacciones

    ante tal hecho dentro del catolicismo inmovilista, y tambin de una serie deconictos de intereses de los miembros de la comunidad universitaria. Dichaconictividad, estrechamente vinculada al proceso de institucionalizacinde la ciencia, fue alcanzando tambin a los universitarios, que tanto por suextraccin social como por su preparacin eran conscientes de su posicincomo futuras lites del pas.

    y PESET, Jos Luis: Universidad, poder acadmico y cambio social. Madrid, Consejo deUniversidades, 1990.

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    Y todo ello tena lugar en una sociedad tmida pero progresivamente in-dustrializada, en la que se estaba produciendo el crecimiento de las grandesciudades y el desarrollo de las formas de vida urbanas, el despegue de la lec-

    tura, la prensa y las industrias editoriales, el auge de la importancia social delos intelectuales, el desarrollo del movimiento obrero y el crecimiento de lasaspiraciones democrticas en ciertos sectores de la sociedad, lo que iba dandolugar a la organizacin de partidos polticos de masas, as como a sindicatos yasociaciones de diversa ndole que tambin llegaran a la universidad.

    Con la implantacin de la dictadura de Primo de Rivera se produjo laquiebra del orden poltico constitucional conservador que haba impuesto laRestauracin, y tanto las universidades como muchas otras instituciones aca-dmicas y culturales como los centros de la Junta para Ampliacin de Estu-

    dios o el Ateneo de Madrid vieron limitadas sus actividades y a veces inclusofueron objeto de importantes injerencias.5Y si algunas organizaciones pol-ticas y sindicales, al igual que algunos intelectuales seeros recibieron bieninicialmente la dictadura como va para acabar con las corruptelas existen-tes durante el turnismo, pronto el nivel de contestacin ante la dictadura fuecreciendo en todo el pas. Los intelectuales y entre ellos muy especialmentealgunos catedrticos universitarios emprendieron un movimiento crtico yde contestacin a la dictadura, que entronc en las aulas de la Universidad

    Central con las reivindicaciones de autonoma universitaria y representacinestudiantil.Los decretos del ministro Callejo, muy favorables al desarrollo de las uni-

    versidades privadas y en especial a la inuencia de la Iglesia Catlica en launiversidad, en una poca en la que esta condenaba gran parte de los princi-pios cientcos ms elementales como el positivismo o la teora de la evolu-cin de las especies de Darwin, la conictividad acadmica protagonizadapor asociaciones de estudiantes y tambin por destacados catedrticos, se lle-n tambin de contenidos polticos y sociales. El desarrollo de las sociedades

    urbanas en Espaa y las clases medias tena ya su reejo en el inters por lasuniversidades de una poblacin cada vez mayor, y las peticiones de libertad ydemocracia iban en aumento en un continuo estado de excepcin que gener

    5 Vase RIBAGORDA, lvaro: Contra viento y marea: la Residencia de Estudiantesy la JAE durante la dictadura de Primo de Rivera (1923-1930), en Jos Manuel SNCHEZRON y Jos GARCA VELASCO (Eds.): 100JAE. La Junta para Ampliacin de Estudios eInvestigaciones Cientfcas en su centenario, Madrid, Residencia de Estudiantes CSIC,2010, Vol. 2, pp. 432-455.

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    numerosos enfrentamientos pblicos, en la prensa y en las calles, y ante elque el dictador no encontr mejor solucin que el cierre de las universidades,lo que no hizo sino avivar ms el conicto.

    Una parte importante de la comunidad universitaria, tanto desde lasasociaciones estudiantiles la famosa FUE, la UFEH, etc. como desde lasctedras Jimnez de Asa, Ortega y Gasset, Snchez Romn, Garca Valde-casas, etc. protagonizaron algunas de las luchas contra la dictadura, en unciclo de protesta que deriv en la cada de la dictadura primero, y la monar-qua despus.6

    La Segunda Repblica trajo consigo la llegada de la primera democraciade masas en Espaa. Los partidos polticos se reorganizaron y se fueron con-

    virtiendo en partidos de masas, con una importancia paralela a su capacidad

    para la movilizacin social, y las asociaciones y sindicatos estudiantiles adqui-rieron un peso inusitado en la vida universitaria, que afront por primera vezla incorporacin de unos principios democrticos que comprendan tambina los estudiantes, y el desarrollo acadmico de una universidad de masas.

    LAINFLUENCIADELAJAE, LOSMODELOSEUROPEOSYELSISTEMACOLEGIAL

    Este es el contexto y el punto de partida desde el que se plantea esta mono-grafa, en la que hemos abordado el estudio de la Universidad Central du-rante la Segunda Repblica (1931-1939), con especial nfasis en el campo delas Ciencias Humanas y Sociales y en los aspectos relacionados con la vidauniversitaria, pero teniendo siempre presentes una visin global de la uni-

    versidad y el medio educativo espaol, su insercin en el medio universitariointernacional, el contexto cientco en el que se desarrollaron sus actividades,sus relaciones y vnculos con otras instituciones y de forma destacada conlos centros de la JAE, y su insercin dentro de la situacin poltica y social

    vivida en Espaa durante los aos treinta.De esta manera, la primera parte del libro se ha dedicado al estudio de

    algunas de las transformaciones institucionales ms importantes que se pro-

    6 GONZALEZ CALLEJA, Eduardo:Rebelin en las aulas. Movilizacin y protestaestudiantil en la Espaa contempornea. 1865-2008. Madrid, Alianza, 2009, pp. 99-138;y GONZLEZ CALLEJA, Eduardo y SOUTO KUSTRIN, Sandra: De la dictadura a la Re-pblica: orgenes y auge de los movimientos juveniles en Espaa,Hispania. Revista Es-paola de Historia, LXVII, 225, (Enero-Abril 2007), pp. 71-102.

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    dujeron en la Universidad Central durante la Segunda Repblica, buena partede las cuales anclaban sus races en procesos histricos ms largos.

    Como se aprecia en muchos de los trabajos que componen este libro, el

    estudio de la Universidad Central durante la Segunda Repblica, sus orge-nes, sus componentes cientcos, sus debates acadmicos e incluso el marcoinstitucional, poltico y social en el que se circunscribe, tienen un punto dereferencia obligada en el proceso que se inicia con la penetracin del krausis-mo y el positivismo en la segunda mitad del siglo XIX, y el desarrollo y la ex -pansin de las ideas de la Institucin Libre de Enseanza desde nales de esemismo siglo.7La historia de la Junta para Ampliacin de Estudios e Investi-gaciones Cientcas, que fue la macroinstitucin cientca en la que cuajaron

    buena parte de estos proyectos y se aglutinaron muchos de los profesores e

    investigadores ms destacados desde las primeras dcadas del siglo XX tienepor tanto un protagonismo muy destacado en estas pginas.8

    Desde su creacin en 1907, la Junta para Ampliacin de Estudios habasido una institucin pblica e independiente, que haba puesto en marchauna serie de laboratorios, centros de investigacin y pensiones becas- paraformar en los principales centros europeos a los profesores e investigadores

    7 JIMNEZ-LANDI MARTINEZ, Antonio:La Institucin Libre de Enseanza y suambiente. Madrid, UCM, 1996, 4 Vols.; y PESET, Mariano y PESET, Jose Luis: La Univer-sidad espaola (siglos XVIII y XIX): despotismo ilustrado y revolucin liberal.Madrid,Taurus, 1974.

    8 Sobre la JAE me parecen de especial inters: LAPORTA, Francisco J.; RUIZ MI-GUEL, Alfonso; ZAPATERO, Virgilio y SOLANA, Javier:La Junta para ampliacin de Es-tudios e Investigaciones cientfcas (1907-19036). Madrid, Fundacin Juan March, 1980,4 vols.; PUIG-SAMPER MULERO, Miguel ngel (Ed.): Tiempos de investigacin. JAE-CSIC cien aos de ciencia en Espaa, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Cien-tcas, 2007; SNCHEZ RON, Jos Manuel y GARCA VELASCO, Jos (Eds.): 100JAE.La Junta para Ampliacin de Estudios; LPEZ SNCHEZ, Jos Mara:Heterodoxos es-

    paoles. El Centro de Estudios Histricos, 1910-1936, Madrid, Marcial Pons-CSIC, 2006;y OTERO CARVAJAL, Luis Enrique y LPEZ SNCHEZ, Jos Mara: La lucha por lamodernidad. Las Ciencias Naturales y la Junta para Ampliacin de Estudios, Madrid,CSIC-Residencia de Estudiantes, 2012. A la Residencia de Estudiantes, uno de los centrosms emblemticos de la JAE, su ambiente cultural y su presencia en la vida universitariadediqu tambin mi tesis doctoral: RIBAGORDA, lvaro:La Residencia de Estudiantes.Pedagoga, cultura y proyecto social (1910-1939), Tesis doctoral, Madrid, UCM, 2010; ya sus populares actividades culturales el libro RIBAGORDA, lvaro:El coro de Babel. Lasactividades culturales de la Residencia de Estudiantes, Madrid, Residencia de Estudian-tes, 2011.

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    espaoles. Su objetivo era poner al da la ciencia espaola, y permitir el desa-rrollo de las nuevas generaciones de profesores e investigadores dentro de losparmetros en los que se mova la ciencia europea. Su presidente, el reciente

    Premio Nobel Santiago Ramn y Cajal hablaba de europeizar al catedrtico,para que este sirviese de instrumento de europeizacin de los estudiantes,de las universidades, y con ellos del pas entero. El secretario de la JAE, JosCastillejo, consider que ante las limitaciones, la endogamia y los interesesespurios que predominaban en las universidades espaolas de la Restaura-cin, el camino para la institucionalizacin de la ciencia en Espaa era la do-tacin de medios para que los jvenes investigadores aprendiesen al margende esa situacin en los principales centros de excelencia cientca, y la crea-cin de institutos y laboratorios independientes para que pudiesen desarro-

    llar despus sus carreras investigadoras.9La llegada a la madurez intelectual de un creciente nmero de estos in-

    vestigadores y su consiguiente acceso a las ctedras de la Universidad Centralfue la va por la que los investigadores de los diversos centros de la JAE (comoel Centro de Estudios Histricos, el Instituto Nacional de Fsica y Qumica, elLaboratorio de Investigaciones Biolgicas, y un largo etctera) comenzarona transformar la universidad. La penetracin de los investigadores de la JAEen la Universidad Central lleg a su apogeo durante la Segunda Repblica,

    y como explica en detalle el captulo de Luis Enrique Otero, el 75% de loscatedrticos de la Universidad Central provenan o estaban estrechamentevinculados a la JAE, con lo que esta haba logrado ya uno de sus principa-les objetivos: la transformacin de la universidad espaola, que a la vista dela talla intelectual y la produccin cientca de sus catedrticos, durante laSegunda Repblica haba culminado en una autntica Edad de Plata univer-sitaria. Como hicieron las bombas y obuses con los edicios de la Ciudad Uni-

    9 Vanse: RAMN Y CAJAL, Santiago: El mundo visto a los ochenta aos. Im-

    presiones de un arterioesclertico. Madrid, Tipografa artstica, 1934; RAMN Y CAJAL,Santiago:Reglas y consejos sobre investigacin cientfca: los tnicos de la voluntad. Ma-drid, CSIC, 2005; LPEZ-OCN CABRERA, Leoncio: Ensear a investigar: la inuenciade Cajal en los laboratorios de la JAE, Revista de Educacin, (2007), pp. 67-89; CAS-TILLEJO, David (Ed.): Los intelectuales reformadores de Espaa. Epistolario de JosCastillejo. Madrid, Castalia, 1999, 3 Vols; CLAREMONT DE CASTILLEJO, Irene:Respal-dada por el viento. Madrid, Castalia, 1995; PALACIOS BAUELOS, Luis: Jos Castillejo.ltima etapa de la Institucin Libre de Enseanza, Madrid, Narcea, 1979 y GAMEROMERINO, Carmela: Un modelo europeo de renovacin pedaggica: Jos Castillejo. Ma-drid Ciudad Real, CSIC Centro de Estudios Manchegos, 1988.

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    versitaria, los defensores del autoritarismo, la ideologa ultramontana y losprincipios anticientcos del catolicismo pusieron todo su empeo en no de-

    jar piedra sobre piedra de aquel extraordinario plantel acadmico y cientco,

    contando para ello con numerosos profesores de la propia universidad repu-blicana, que haban sido contrarios a la ciencia moderna o se haban sentidoperjudicados por los vientos europeizantes trados por la JAE, y protagoniza-ron la infame hora de la venganza. Los elevados porcentajes de la depuracinuniversitaria en las facultades de Medicina o de Ciencias evidencian hastaque punto eran los principios cientcos y sus demostraciones empricas loque ms interesaba arrasar a un rgimen surgido mediante un sangriento gol-pe de Estado, sostenido por la violencia y apoyado en una anacrnica retrica.

    Las reformas en el sistema educativo espaol desarrolladas por los pri-

    meros ministros de Instruccin Pblica de la Repblica no tuvieron como suprincipal lnea de actuacin los estudios universitarios, pero las demandas yesperanzas de modernizacin acadmica de la comunidad universitaria pro-piciaron el inicio de un plan de reformas universitarias, en el que la Universi-dad Central por una parte, y las facultades de Filosofa y Letras de Madrid yBarcelona por otra, deban iniciar los primeros procesos de reforma.

    La Facultad de Filosofa y Letras de la Universidad Central cuyo decanoera el lsofo Manuel Garca Morente lider el primer proyecto piloto de re-

    forma universitaria de la Segunda Repblica, y tuvo como eje vertebrador latransformacin de su plan de estudios, el conocidoPlan Morente. La puestaen prctica de esta reforma durante los aos treinta, sus antecedentes y susreferencias internacionales, constituyen el objeto de estudio del trabajo de

    Antonio Nio, que lo aborda de forma crtica, buscando algunas interpreta-ciones y matizaciones originales que enriquezcan la con frecuencia com-placiente literatura existente sobre este aspecto. El autor busca el origen dedicha reforma en las ideas desarrolladas en los claustros universitarios a co-mienzos de los aos veinte ms que en la inuencia de la JAE, y sita como

    principal referente internacional el modelo de la universidad humboldtianade origen alemn que se haba implantado ya tambin en Francia (desechan-do el modelo de universidad napolenica que se haba imitado en las univer-sidades espaolas del siglo XIX). Ese modelo mixto, de origen alemn perocopiado de las reformas aplicadas en la estructura universitaria francesa, quetuvo tambin algunos crticos y detractores, buscaba una universidad mscientca y elitista, que como se plantea en este estudio tena un difcil encajecon las crecientes demandas de una sociedad de masas, y las necesidades en

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    cuanto a formacin de profesores que la ambiciosa poltica educativa de laSegunda Repblica demandaba.

    En los aos veinte la creciente demanda de estudios universitarios en

    un pas en el que comenzaba a asentarse una sociedad de masas haba propi-ciado la creacin de un gran campus universitario en las afueras de Madridiniciado por Alfonso XIII y rpidamente convertido en uno de los grandesproyectos de la Segunda Repblica. Dentro de ese nuevo campus universi-tario que constituy la conocida Ciudad Universitaria de Madrid, en cuyosnuevos edicios se fueron instalando durante los aos treinta las facultadesde la Universidad Central, la dictadura de Primo de Rivera haba planeado laconstruccin de una serie de colegios universitarios. Aunque desde 1910 laJAE haba creado un destacado colegio universitario al margen de la propia

    universidad la conocida Residencia de Estudiantes, en el contexto de laspolticas ultraconservadoras del ministro Eduardo Callejo y dentro del ciclode protesta estudiantil que fue desembocando en un autntico movimientosocial de lucha contra la dictadura, el monarca y el dictador haban optadopor promover en varias universidades un modelo de colegios mayores opues-tos al modelo pedaggico de la Residencia de Estudiantes, que aspiraban msal acomodo hostelero y el control estudiantil que a la orientacin pedaggi-ca y la estimulacin intelectual. Ese fue el modelo que Alfonso XIII trat de

    impulsar en la Ciudad Universitaria de Madrid, donde se proyectaron varioscolegios y se lleg a poner en marcha en 1929 el primero de ellos, la Resi-dencia Fundacin Del Amo, que constituye el objeto de estudio del captuloanalizado por lvaro Ribagorda. La proclamacin de la Repblica dio lugar aun proceso de reformas en el proyecto de la Ciudad Universitaria, y como seestudia en dicho trabajo, al igual que sucedi con los planes de varias faculta-des y espacios universitarios se decidi dar un nuevo enfoque a la Fundacindel Amo y el resto de colegios universitarios ya proyectados. La Fundacin del

    Amo qued entonces bajo la supervisin de Alberto Jimnez Fraud director

    de la Residencia de Estudiantes, y bajo la direccin de Andrs Len se eri-gi en una nueva residencia de estudiantes, dentro de un proyecto de cons-truccin de varios colegios universitarios al estilo de los colleges de Oxford yCambridge que apuntan algunas de las ideas que se pretendan implantar enla reforma de la Universidad Central, llegando a construirse en estos aos elColegio de Alcal y quedando en proyecto varios colleges ms.

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    CAMBIOSYPERVIVENCIASENLASFACULTADESDEDERECHOYFILOSOFAYLETRAS

    La segunda parte del libro tiene por objeto el estudio de algunos aspectos

    importantes de las Ciencias Humanas y Sociales en la Universidad Centraldurante la Segunda Repblica, centrndose especialmente en los campos dela lologa y el derecho.

    El desarrollo de una disciplina cientca es algo que no emerge de repen-te, sino que requiere de un largo proceso de germinacin y fermentacin, quecon frecuencia dura varios lustros. La proclamacin de la Segunda Republi-ca no trajo aparejado, como es lgico, el surgimiento de nuevos paradigmascientcos, y el escaso tiempo que tuvo la sociedad espaola para disfrutar dela experiencia democrtica impidi el desarrollo de muchos de sus proyectos.

    Sin embargo, algunos cambios en la poltica universitaria, y la llegada a lamadurez intelectual y al poder acadmico de muchos de los representantesde las teoras cientcas ms avanzadas durante los aos treinta s permitifavorecer el desarrollo, consolidacin o predominio de algunas corrientes quehaban venido extendindose desde nales del siglo XIX y comienzos del XX.

    La lologa haba iniciado unas dcadas atrs un cambio de paradigmaque con el estudio de la fontica permiti convertir la propia lengua en suobjeto de estudio. En Espaa el proceso fue lento y lleno de trabas, y estuvo

    estrechamente vinculado al desarrollo del Centro de Estudios Histricos de laJAE y la escuela de Menndez Pidal, su inuencia sobre la Facultad de Filoso-fa y Letras de la Universidad Central, y los rechazos, envidias, crticas y con-ictos generados entre la vieja escuela de eruditos y el grueso de cientcosque iba creciendo en las primeras dcadas del siglo XX gracias al apoyo de laJAE. Dicho conicto resulta bastante similar en la mayor parte de los camposde estudio que abarcaba la Facultad de Filosofa y Letras (Filosofa, Filologa eHistoria, a los que se sum Pedagoga), que en su concepcin positivista cho-caban con los principios y metodologas que inspiraban las prcticas tradicio-

    nales del profesorado, y contrariaban muchos de los dogmas predominantesde la Iglesia Catlica. Mario Pedrazuela Fuentes sintetiza aqu esos procesos

    y conictos acadmicos iniciados ya en el siglo XIX, y focaliza su trabajo en elmbito de la lologa, los cambios operados en las primeras dcadas del sigloXX, y su situacin durante el periodo republicano al hilo de la reforma de laFacultad de Filosofa y Letras. El autor indaga en la inuencia sobre dicha re-forma del Sexenio Revolucionario, las ideas de Francisco Giner de los Ros yel Decreto de Eduardo Chao en 1873, y muestra el empuje modernizador que

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    las reformas de la Segunda Repblica imprimieron sobre la lologa y el restode disciplinas que se estudiaban en esa facultad, la estrecha y criticada cola-

    boracin de esta con el Centro de Estudios Histricos, y la situacin pujante

    de dichas reas cientcas durante los aos treinta en Espaa.Por su parte, las ciencias de lo social no se mantuvieron al margen delos cambios sobrevenidos en Espaa, sino que se establecieron en ocasionesuna estrecha relacin dialctica entre teora y entorno social, poltico y cul-tural. En un trabajo que aborda en el tiempo largo (desde la poca Isabelinahasta la Segunda Repblica) las aportaciones de la ciencia jurdica espaolaen los aos treinta (con atencin especial, pero no exclusiva, a la obra y elpensamiento de los profesores de la Universidad Central), Sebastin Martnconrma que desde 1931 gran parte del saber jurdico aspir a responder al

    reto poltico de contribuir a la constitucin de un nuevo Estado democrtico,abandonando los anteriores paradigmas tradicionalistas y liberales referidosa la relacin entre derecho y naturaleza, la historia, la verdad cientca, lalegislacin y la poltica prctica. Se impuso una evidente modernizacin deldiscurso jurdico vinculado a la voluntad de los hombres guiada por la ra-zn, pero tambin a la respuesta a unas condiciones histricas mudables y alas cambiantes relaciones de poder. De este modo, numerosas novedades delpensamiento jurdico de aquel tiempo procedieron de la Repblica de Wei-

    mar (el normativismo kelseniano fue acogido con reservas), pero tambin sonresultado de los desafos planteados a la reexin terica autctona por lasreformas republicanas, especialmente durante el primer bienio.

    LASREDESCIENTFICASYLACONEXINCONAMRICA

    La tercera parte del libro se ha centrado en el estudio de uno de los aspectosms interesantes de la vida intelectual universitaria: las redes cientcas te-

    jidas tanto a nivel institucional, como en muchos casos por los contactos yviajes de los propios catedrticos de la Universidad Central. Estas redes tu-vieron estrechas vinculaciones con el medio britnico, francs y alemn, algomenos con el norteamericano, y de forma muy singular con las repblicaslatinoamericanas, mbito sobre el que se han centrado prioritariamente losdos estudios que componen este apartado.

    La integracin de la Universidad Central en las grandes redes cient-cas, acadmicas y culturales mundiales no tuvo su origen en la Repblica,

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    sino que arranca de 1907 con la creacin de la Junta para la Ampliacin deEstudios e Investigaciones Cientcas. A pesar de las diferentes concepcionesfuncionales que animaban a la Universidad y a la JAE, la vinculacin entre

    ambas instituciones siempre fue muy estrecha, ya que la reducida nmina deprofesores que tena Espaa en ese momento obligaba con frecuencia a unadoble adscripcin en las facultades de la Universidad y en los centros de laJunta, donde se entrecruzaron de forma mutuamente provechosa profeso-res, tutores, investigaciones y becarios. De modo que como hemos sealadoanteriormente entre 1910 y 1939, la Universidad Central y los centros de laJAE fueron las dos instituciones que se repartieron, asistieron y animaron laactividad docente e investigadora en Madrid. Consuelo Naranjo Orovio estu-dia el caso concreto del Centro de Estudios Histricos, organizado en seccio-

    nes dedicadas a la lologa, derecho, losofa y arte, y a partir de 1933 a la his-toria de Amrica. Esta institucin vinculada a la JAE ofreca seminarios en losque los estudiantes espaoles de dentro y fuera de Madrid y sus compaerosprocedentes del extranjero podan alcanzar un alto grado de especializacin,que complementaban con las clases de la Universidad Central impartidas porcatedrticos que, en muchas ocasiones, eran sus tutores en la Junta. Las rela-ciones internacionales y las redes que los profesores fueron tejiendo entre lasinstituciones espaolas y sus homlogas extranjeras encuentran en el ameri-

    canismo que la autora estudia de forma preferente un ejemplo seero. Elmovimiento regeneracionista que se extendi por Espaa e Hispanoamricaen el primer tercio del siglo XX contribuy al acercamiento entre ambos espa-cios cientcos y culturales propiciando un ambiente favorable para la crea-cin de ctedras, revistas y asociaciones que girasen en torno a la historia de

    Amrica. La vitalidad de los gestores de esta poltica en la etapa republicanafue la responsable de las redes que se crearon entre Espaa e Hispanoamri-ca. Unas redes slidas y duraderas que sirvieron de plataforma en el exilio demuchos de estos intelectuales a partir de 1939.

    Un buen ejemplo de estas sinergias desplegadas desde uno y otro ladodel Atlntico lo tenemos en el caso de Daniel Coso Villegas, profesor de laUniversidad de Mxico, cuya agridulce peripecia madrilea durante la prima-

    vera del ao 1933 (un ciclo de conferencias sobre la cuestin agraria y la pol-tica econmica de la repblica mexicana en el Pabelln Valdecilla y unas ges-tiones frustradas con la editorial Espasa-Calpe) relata Leoncio Lpez-Ocncomo un caso relevante de estos entrecruzamientos hispano-americanos la-

    brados en la Universidad Central. Se trata aqu de analizar las interacciones

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    entre universitarios americanos y espaoles que se produjeron en un singularpunto de interseccin de esta Universidad durante la Segunda Repblica,como fue su Facultad de Derecho. Tambin se efecta un seguimiento tem-

    poral y espacial de los desplazamientos generados por estas interacciones,con el propsito de explicar cmo los entrecruzamientos generados en elmbito universitario sentaron las bases de la gestin emprendida por DanielCoso Villegas entre 1936 y 1937 para que las instituciones educativas e in -

    vestigadoras mexicanas acogiesen a un contingente de profesores e intelec-tuales espaoles republicanos con el n de que pudiesen proseguir sus tareasdocentes e investigadoras mientras se desarrollaba la guerra civil espaola.Esta iniciativa estuvo en el origen de la creacin en agosto de 1938 de LaCasa de Espaa en Mxico (gobernada por Alfonso Reyes como presidente y

    Daniel Coso Villegas como secretario) y su transformacin a partir de 1940en una institucin acadmica de mayor calado: El Colegio de Mxico, don-de encontraron acomodo diversos profesores de la Universidad Central deMadrid, integrantes del exilio republicano. Daniel Coso Villegas fue durantemuchos aos el todopoderoso secretario de esa institucin, que cumpli unpapel decisivo en el entrecruzamiento cultural hispano-mexicano, cuyas fe-cundas consecuencias duran hasta nuestros das.

    POLITIZACINYVIOLENCIAENLAUNIVERSIDAD

    A la hora de disear el encuentro cientco del que surge esta obra me pare-ci fundamental no slo no perder de vista sino poner un especial nfasis enlos aspectos polticos y sociales de Espaa y de la comunidad universitariamadrilea. El objetivo del cuarto apartado de esta monografa ha sido portanto tratar de dimensionar, comprender y explicar con mayor profundidadla vida universitaria en su condicin ms poltica y tambin ms humana,

    estudiando el clima poltico, la vertebracin institucional, los conictos den-tro del poder acadmico y los problemas a los que este se enfrent, la fuerte

    y dramtica presencia en el campus de las organizaciones polticas, el da ada de la convivencia y los episodios de violencia en las aulas y su extensin alresto de la sociedad, as como la estrecha relacin entre los enfrentamientospolticos y sociales que se producan en toda la sociedad con la propia vidauniversitaria durante la Segunda Repblica, y nalmente cul fue la actividadde la Universidad Central durante la Guerra Civil.

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    Como se puede comprobar en el trabajo de Eduardo Gonzlez Calleja, larealidad de una Universidad marcada por la confrontacin poltica e ideol-gica resulta un hecho insoslayable de la poca. Durante los aos de la Segun-

    da Repblica, la Universidad Central fue, como en anteriores coyunturas (laNoche de San Daniel de abril de 1865, la Santa Isabel de noviembre de1884, la creciente contestacin a la Ley Callejo de 1924 a 1929 o los sucesosde San Carlos de marzo de 1931) el escenario de una politizacin que brot decuestiones estrictamente acadmicas de ndole corporativa, como la libertadde ctedra, la representacin estudiantil o la autonoma de la gestin. La opo-sicin a la Dictadura de Primo de Rivera constituy la divisoria entre el cicloantiguo y el moderno de la protesta en las aulas, que adopt contornospolticos francamente revolucionarios, aunque con importantes implicacio-

    nes reformistas en las esferas econmica, religiosa, moral, cultural, sexual oeducativa. El reconocimiento de la representacin escolar en los claustros ge-nerales y las juntas de gobierno de las universidades fue la recompensa otor-gada por las autoridades republicanas a los estudiantes que haban actuadode vanguardia en el cambio poltico. Sin embargo, la situacin de privilegio dela Federacin Universitaria Escolar (FUE) como representante ocial, exclu-siva, apoltica y profesional de esta corporacin comenz a erosionarse caside inmediato, ante la graduacin de la generacin fundacional y las diculta-

    des de ingreso de nuevos por culpa de la crisis econmica. Su resentimientocontra el sistema democrtico fue asumido por las posturas extremistas, so-bre todo por el fascismo y el comunismo, que actuaron como vanguardia enla sorda lucha que se libraba por el control poltico de la Universidad. A ellose uni la presin ejercida desde ambos extremos del espectro poltico, peroespecialmente desde la derecha, que desde el Curso 1933-34 lanz una cam-paa de acoso que acab tras la revolucin de octubre con la prdida del mo-nopolio de la representacin estudiantil por la FUE. A partir de ese momentola peculiar situacin de autonoma de la Universidad facilit la irrupcin de la

    violencia poltica, donde las secciones juveniles de los grupos revolucionariosy contrarrevolucionarios actuaron con creciente impunidad en los recintosdocentes. La deriva perversa de la agitacin escolar hacia la violencia politiza-da fue el ltimo acto de un ciclo de protesta estudiantil que haba comenzadoa mediados de los aos veinte y que se clausur dramticamente en el baode sangre de la guerra civil.

    La democracia que lleg a la Universidad implic un cambio sustancialen las reglas de gobierno de la misma. El nuevo modelo se apartaba del plan-

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    teamiento personalista y estatalista de la Ley Moyano de 1857, y apostabapor concebir la Universidad como un organismo vivo, dotado de un gobiernoindependiente y representativo de todos los estamentos, incluidos los alum-

    nos y los profesores auxiliares. La corporacin como ente autnomo, tal comoplanteaba la Orden del Ministerio de Instruccin Pblica de 3 de junio de1931 y el proyecto de Ley de Reforma Universitaria presentado por Fernandode los Ros a las Cortes el 17 de marzo de 1933 pas a gravitar sobre la Juntade Facultad. Jos Mara Puyol Montero ha estudiado pormenorizadamentelos libros de actas de la Facultad de Derecho de la Universidad Central con elobjeto de evaluar el funcionamiento de esta instancia de gobierno. Su trabajodestaca las actividades vinculadas con la rutina de la vida universitaria (lasque denomina, en un argot muy de la poca, siolgicas: planes de estu-

    dio, biblioteca, doctorado, idiomas, clases prcticas, etc., que dejan traslucirun evidente afn de modernizacin de la sociedad espaola) sobre las altera-ciones de esa normalidad acadmica: las secuencias patolgicas vinculadascon la violencia desplegada por los sectores juveniles polticamente ms ra-dicalizados. Pero es preciso reconocer que la Universidad Central, y particu-larmente su Facultad de Derecho, fue un reejo cabal de la creciente tensinpoltica que atenaz la vida de la Segunda Repblica.

    Con el estallido de la guerra civil, las facultades de la Universidad Cen-

    tral en la Ciudad Universitaria se convirtieron en escenario de la lucha ar-mada. Las balas silbaron por las aulas y despachos, los libros de las biblio-tecas tapiaron ventanas, la artillera mutil y fue haciendo desmigajarse losedicios, y la sangre corri por el campus de forma dantesca en una de lasprincipales operaciones blicas de la batalla de Madrid. Como muestra ensu trabajo Carolina Rodrguez Lpez, inicialmente el gobierno tuvo que re-ajustar la situacin del profesorado de forma provisional, se reorganizaronlos cargos acadmicos y se trat de saber cul era la posicin en el conictode cada profesor, para intentar reorganizar la actividad universitaria dentro

    de lo posible. Entre el profesorado hubo quienes por decisiones ideolgicas ocircunstancias geogrcas abandonaron sus puestos y colaboraron con la es-tructura administrativa de los golpistas. Por su parte, los profesores que per-manecieron en su puesto eles a la legalidad republicana prestaron distintosservicios, organizando cursos o realizando labores culturales, y pronto la ma-

    yor parte de ellos se trasladaron a la nueva capital del Estado en Valencia y yaen los ltimos momentos a Barcelona, antes de iniciar el desgarrador caminodel exilio. Durante los tres aos de guerra, la universidad trat de acomodar

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    sus actividades a las nuevas urgencias del Estado, y gracias a los esfuerzosde muchos de ellos se pudieron impartir algunos cursos de inters, as comomantener vivo cierto nivel de investigacin y algunas publicaciones, mientras

    desde Burgos las autoridades de la estructura acadmica golpista preparabanel expurgo de la Universidad Central y sus objetivos de legitimacin retrica,con gran presencia e inuencia de la Iglesia Catlica.

    Finalizaba as uno de los episodios ms brillantes de la historia univer-sitaria y cientca espaola. El golpe de Estado del 18 de julio, la masacreperpetrada durante la guerra civil con un fuerte componente de persecucinplanicada sobre profesores e investigadores, y la ignominia de las depura-ciones, censuras y perversiones impuestas en el mbito universitario desde1939, arrasaron con el brillante panorama intelectual que se haba vivido du-

    rante los ltimos aos.En muy poco tiempo una hidra voraz engull la parte ms sustancial de

    aquella universidad que haba sido fruto de dcadas de tenaz y paciente tra-bajo, fagocitando as la era de la razn, sustituida por un escabroso escenariopropio de un esperpento. El positivismo, la investigacin cientca, la libertadde ctedra, la democracia universitaria y el afn de modernizacin institucio-nal, acadmica y cientca fueron condenados y olvidados durante muchosaos. El dogmatismo, el sectarismo, el autoritarismo, una retrica vacua, una

    burda propaganda y toda clase de miserias ocuparon su lugar, haciendo de launiversidad un lugar anacrnico y al servicio de nes espurios.10

    Muchos de los protagonistas de aquella Edad de Plata universitaria nun-ca regresaron a las facultades de la Universidad Central, e incluso sus obras yhasta su memoria fueron vejadas y perseguidas durante dcadas. Los profe-

    10 Sobre la depuracin y la universidad franquista me parecen de especial inters:RODRGUEZ LPEZ, Carolina: La Universidad de Madrid en el primer franquismo.Ruptura y continuidad (1939-1951).Madrid, Universidad Carlos III de Madrid - Dykinson,

    2002; OTERO CARVAJAL, Luis Enrique (Dir.):La destruccin de la ciencia en Espaa.Depuracin universitaria en el franquismo, Madrid, Editorial Complutense, 2006;CLA-RET, Jaume:El atroz desmoche. La destruccin de la Universidad espaola por el fran-quismo. 1936-1945. Barcelona, Crtica, 2006; y OTERO CARVAJAL, Luis Enrique (Ed.):La Universidad nacionalcatlica, dossier deHistoria del Presente, nm. 20/2, (2012).

    Parecida suerte corrieron los centros de la JAE o la Residencia de Estudiantes, y susinvestigadores profesores de la Universidad Central en su mayora-, como estudi en:RIBAGORDA, lvaro: Los frutos perdidos: los intelectuales de la Residencia de Es-tudiantes en el exilio, Arbor. Ciencia, pensamiento y cultura (CSIC), CLXXXV,735, (Enero-Febrero 2009), pp. 13-28.

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    LVARORIBAGORDA

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    sores que intentaron restablecer sus actividades en la universidad franquistaencontraron todo tipo de obstculos, ruindades y humillaciones. Y si algunosconsiguieron mantener vivo algn rescoldo de la llama de la ciencia y la edu-

    cacin fue durante muchos aos a pesar de la propia universidad y a costade ponerse en riesgo ellos mismos.

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    LAS TRANSFORMACIONES INSTITUCIONALES

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    LAJUNTAPARAAMPLIACINDEESTUDIOSYLAUNIVERSIDADCENTRAL*

    LUISENRIQUEOTEROCARVAJALUNIVERSIDADCOMPLUTENSEDEMADRID

    A lo largo del siglo XIX la ciencia moderna en Espaa se enfrent a la frrea

    oposicin de los sectores ultramontanos del catolicismo espaol, a la vez

    que la escasez de recursos dicult extraordinariamente los proyectos de

    renovacin del sistema universitario. El triunfo de la ciencia moderna enel panorama universitario espaol, a partir del decenio de los aos ochen-

    ta del siglo XIX, se materializ en el avance de la ciencia experimental, enla que una nueva generacin accedi a las ctedras universitarias.

    No obstante, dicho progreso fue de efectos limitados por la sempi-

    terna escasez de recursos, materializada en la ausencia de laboratorios o

    la precariedad de instalaciones y medios existentes; otro tanto sucedirespecto a la comunidad cientca espaola, todava reducida en sus di-

    mensiones. La distancia con los pases europeos ms desarrollados eraabismal y la penuria de medios continuaba siendo una constante en laUniversidad espaola de nales de siglo. Blas Cabrera en su discurso deingreso en la Academia Espaola, el 26 de enero de 1936, dena la preca-ria situacin de la ciencia espaola al comienzo de la centuria:

    Para ofrecer una imagen eciente del pasado y del presente de la Fsicaespaola yo traigo a la memoria de aquellos entre vosotros que lo cono-cieron el barracn levantado en el patio del viejo convento de la Trinidad,

    sede del Ministerio de Fomento, donde se alojaba el nico laboratorio de

    33

    * Este texto forma parte de las actividades de los proyectos de investigacin Ladestruccin de la ciencia en Espaa. De la Edad de Plata a la dictadura franquista, 1907-

    1945, ref.: HUM2007-64847/HIST. Ministerio de Educacin y Ciencia. Plan Nacionalde I+D+I; y La Modernidad en la Espaa urbana. Madrid, 1900-1936, ref.: HAR2011-26904. Ministerio de Economa y Competitividad. VI Programa Nacional de InvestigacinCientca, Desarrollo e Innovacin Tecnolgica 2008-2011. Investigador principal: LuisEnrique Otero Carvajal

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    Fsica de que dispona la Universidad central. Mi generacin fue la ltimaque disfrut de aquel humilde cobertizo.1

    LARENOVACINDELAUNIVERSIDADESPAOLA. LACREACINDELMINISTERIODEINS-TRUCCINPBLICA

    En los aos cuarenta del siglo XIXse levant la estructura del Estado libe-

    ral. El moderantismo cre un Estado centralista en su funcionamiento,

    pero su debilidad, reejada en su endeudamiento, plante una realidadms matizada. Fue un Estado ms reglamentista que centralista, pues la

    vocacin centralizadora choc con su incapacidad nanciera para trasla-

    dar el nuevo orden jurdico desde las leyes a la realidad econmica y socialde la Espaa de la segunda mitad del siglo XIX.

    En la educacin, dicha vocacin encontr su plasmacin en los dos

    grandes proyectos de reforma, el plan Pidal de 1845 y la Ley Moyano de1857, que organizaron la enseanza superior sobre la base de una estruc-

    tura jerarquizada con centro en Madrid, donde la Universidad de Madrid,

    transformada en Universidad Central, se convirti en la cspide del saberacadmico y cientco del Estado, al ser la nica universidad con capaci-dad para impartir los estudios superiores de doctorado. Obtener la cte-

    dra en la Universidad Central representaba la culminacin de toda carreraacadmica2.

    En la universidad resultaba imperiosa la eliminacin de la estruc-

    tura del Antiguo Rgimen, representada por el plan Calomarde, que sehaba convertido en un serio obstculo para el desarrollo econmico del

    pas. Era una universidad anclada en un pasado totalmente arrumbado

    por la marcha de los tiempos, que haba llevado a Espaa a acumular un

    retraso histrico respecto a los pases europeos ms desarrollados, en un

    1 CABRERA, Blas:Revolucin de los conceptos fsicos y lenguaje, Madrid, 1936,citado en SNCHEZ RON, Jos Manuel: Las ciencias fsico-matemticas en la Espaa delsiglo XIX, enJos Mara LPEZ PIERO (ed.):La ciencia en la Espaa del siglo XIX.Ayer, (1992), p. 70.

    2 OTERO CARVAJAL, Luis Enrique y LPEZ SNCHEZ, Jos Mara:La luchapor la Modernidad. Las ciencias naturales y la Junta para Ampliacin de Estudios, Ma-

    drid, Residencia de Estudiantes-CSIC, 2012. LPEZ PIERO, Jos Mara (ed.):La cienciaen la Espaa del siglo XIX. Ayer.(1992). SNCHEZ RON, Jos Manuel, (ed.): Ciencia ysociedad en Espaa, Madrid, El Arquero/CSIC, 1988.

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    momento en que la Revolucin Industrial exiga el concurso de profesio-nales bien formados para impulsar el crecimiento econmico. La fsica yla qumica se haban convertido en disciplinas imprescindibles para fo-

    mentar los sectores de la economa y la industria que estaban liderando elorecimiento de los pases ms avanzados.La enseanza de las ciencias se convirti en una preocupacin cons-

    tante de las distintas reformas educativas del liberalismo3. La aprobacin

    del Plan General de Estudios de 1845 (conocido como plan Pidal), bajoel ministerio de Pedro Jos Pidal supuso el primer intento por adecuarla educacin a la nueva realidad de la sociedad liberal4. Sin embargo, los

    estudios de ciencias naturales continuaron agregados a la Facultad de Fi-losofa, lo que constituy un obstculo para su despegue y desarrollo5.

    Si grave era el problema de la carencia de recursos humanos, no loera menos la ausencia de laboratorios e instrumental para desarrollar la

    enseanza universitaria y poner en marcha, aunque fuera tmidamente,la investigacin cientca. ste fue un problema irresoluble a lo largo detoda la centuria, dada la permanente penuria presupuestaria que arrastr

    el Estado durante el siglo XIX6.Hasta la aprobacin de la Ley de Instruccin Pblica de 9 de sep-

    tiembre de 18577bajo el mandato de Claudio Moyano como ministro de

    Fomento, conocida como ley Moyano, la enseanza universitaria de las3 En palabras de Jos Mara Lpez Piero: las circunstancias vigentes en la

    Espaa isabelina no fueron ptimas para el cultivo de la ciencia, pero es innegable que

    mejoraron en comparacin con las de la etapa anterior [] Los exiliados importaron losconocimientos y las tcnicas que haban aprendido durante sus aos de destierro, las pu-blicaciones extranjeras se difundieron ampliamente, aument de forma espectacular laedicin de libros, sobre todo los traducidos, y se consolid el desarrollo del periodismocientco. (Introduccin,La ciencia en la Espaa del siglo XIX, p. 15).

    4 GIL DE ZRATE, Antonio,De la instruccin pblica en Espaa, t. III, Madrid,

    Imprenta del Colegio Nacional de Sordomudos y Ciegos, 1855, pp. 238-240; DE LA RE-VILLA, Jos:Breve resea del estado presente de la instruccin pblica en Espaa, conrelacin especial a los estudios de losofa,Madrid, 1854; PESET, Mariano Luis, y PESET,Jos Luis: Las universidades espaolas del siglo XIXy las ciencias, en Jos Mara LPEZPIERO (ed.):La ciencia en la Espaa del siglo XIX pp. 29-30.

    5 GIL DE ZRATE, Antonio: De la instruccin pblica en Espaa, t. III, pp.124-125.

    6 Ibid., pp. 242-243.

    7 Ley de Instruccin Pblica,Gaceta de Madrid, nm. 1710, (jueves 10 de sep-tiembre de 1857), pp. 1-3.

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    ciencias naturales sigui anclada en la vieja estructura de origen medieval

    de las facultades de Filosofa. Con su promulgacin los estudios superio-res quedaron organizados en las facultades de Filosofa y Letras; Derecho;

    Medicina; Ciencias Exactas, Fsicas y Naturales; Farmacia; y Teologa; enlas escuelas de ingeniera de Caminos, Canales y Puertos; Minas; Mon-tes; Agrnomos; e Industriales; y en las enseanzas profesionales: vete-rinarios, profesores mercantiles, nuticos, aparejadores y agrimensores,maestros de primera enseanza y maestros de obra. La ley Moyano esta-

    bleci el modelo y sistema educativo del liberalismo en su versin mode-rada y se mantuvo en vigor hasta la reforma auspiciada por el Ministeriode Instruccin Pblica creado en 19008. La reforma, a pesar de sus limita-ciones, represent un cambio sustancial al modernizar las facultades y sus

    planes de estudios, pero no fue del todo exitosa.Con la creacin de la Facultad de Ciencias Exactas, Fsicas y Natura-

    les se procedi a modernizar la enseanza de la fsica. Esto en palabras de

    Moreno Gonzlez supuso un

    golpe denitivo a las reminiscencias escolsticas []. As quedaron ex-cluidos de los Planes de Estudio planteamientos empeados en la bsque-da de causas primeras y formas sustanciales. [] Respecto a los requisitosprevios al estudio de la fsica se pas denitivamente de considerar la lgica

    y algunas partes de la metafsica como obligatorias, a ser las matemticaslos estudios imprescindibles para continuar despus con los de la fsica.9

    8 PESET, Jos Luis; GARMA, Santiago y PREZ GARZN, Juan Sisinio: Cienciay enseanza en la revolucin burguesa, Madrid, Siglo XXI, 1978; PESET, Mariano Luis yPESET, Jos Luis:La universidad espaola (siglos XVIIIy XIX). Despotismo ilustrado y re-volucin liberal, Madrid, Taurus, 1974; HERNNDEZ SANDOICA, Elena:El modelo libe-ral de enseanza superior en Espaa: Madrid, 1836-1890, Madrid, Microted, 1986; PE-SET, Jos Luis (y otros):Pasado, presente y futuro de la universidad espaola, Madrid,

    Fundacin Juan March, 1985; PUELLES BENTEZ, Manuel de: Educacin e ideologaen los orgenes de la Espaa contempornea,Barcelona, Labor, 1980; VIAO FRAGO,Antonio:Poltica y educacin en los orgenes de la Espaa contempornea,Madrid, Siglo

    XXI, 1982; y BARTOLOM MARTNEZ, Bernab:La educacin en la Espaa contempo-rnea (1789-1975),Madrid, SM-Morata, 1994.

    9 MORENO GONZLEZ, Antonio: De la fsica como medio a la fsica como n.Un episodio en la Ilustracin y la crisis del 98, en Jos Manuel SNCHEZ RON (ed.):Ciencia y sociedad en Espaa, Madrid, El Arquero/CSIC, 1988, p. 58. Vase tambinSNCHEZ RON, Jos Manuel: Las ciencias fsico-matemticas en la Espaa del sigloXIX, en Jos Mara LPEZ PIERO (ed.):La ciencia en la Espaa del siglo XIX p. 65.

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    El ambiente intelectual de nales de siglo qued caracterizado porla llamada literatura regeneracionista, en la que un abigarrado conjunto

    de polemistas no se cansaban de denunciar los males del pas. El diag-

    nstico era claro y contundente, Espaa agonizaba. Estos y muchos mseran los argumentos que llenaban las pginas escritas por Lucas Malla-da, Joaqun Costa, Manuel Sales Ferr, Ricardo Macas Picavea y tantosotros protagonistas niseculares de aquella literatura regeneracionista,con similares argumentos a los esgrimidos por la Institucin Libre de En-

    seanza. La crisis del 98no hizo sino dar argumentos a institucionistas yregeneracionistas sobre los males de la patria, causa y efecto del anqui-losamiento de sus estructuras: polticas, atrapadas en la espesa red del

    caciquismo; econmicas, en las que el proteccionismo actuaba de rmora

    para el despegue denitivo del proceso industrializador; sociales, dondeuna extremada polarizacin quedaba al descubierto en la preeminencia delas redes clientelares del caciquismo y la exclusin social de amplias capasde la sociedad; y, en n, culturales, fruto de las altas tasas de analfabetis-mo y de las permanentes dicultades presupuestarias de una Universidadque trataba de incorporarse a la senda de la Modernidad.

    Esta desesperanzadora situacin gan para las corrientes regene-

    racionistas a un importante sector de los sectores ilustrados del cambio

    de siglo, alineados en torno a un amplio a la vez que vago proyecto refor-mista, que encontr sus principales adalides en la Institucin Libre deEnseanzay el reformismo social de la Comisin de Reformas Sociales.

    Frente al pesimismo de la generacin del noventayocho, Rafael Al-tamira, catedrtico de la Universidad de Oviedo, sostena que haba que

    llevar al nimo de los polticos y del pueblo la conviccin de que el pri-mer presupuesto nacional [] es el de la instruccin pblica [] Hasta quenuestros Gobiernos no se convenzan de esta verdad [] toda regeneracin

    nacional se edicar sobre arena.10

    Salvar la brecha que nos separaba de las ms dinmicas naciones

    europeas pasaba, a ojos de los institucionistas, por renovar el sistema

    educativo del pas, sus estructuras, mtodos, objetivos y contenidos. Di-cha conviccin fue interiorizada por los sectores reformistas del partido

    10 ALTAMIRA, Rafael, El patriotismo y la universidad,Boletn de la InstitucinLibre de Enseanza, 462 (1898), p. 266.

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    liberal del sistema poltico de la Restauracin y, ms all del mismo, porel grueso de la intelectualidad reformista de la Espaa del primer tercio

    del siglo XX. La llamada generacin del 14, con Ortega y Gasset a la cabe-

    za, sintetiz esta percepcin en su conviccin de que la solucin al atrasoespaol estaba en Europa, entendida sta como la apertura a las nuevas

    corrientes de pensamiento y cientcas que recorran el Viejo Continente,base sobre la que debera asentarse un amplio programa reformista que

    modernizaralas estructuras sociales, econmicas, polticas y culturalesdel pas.

    Santiago Ramn y Cajal insisti, aos despus, en el diagnstico deinstitucionistas y regeneracionistas,

    si, a la vez que establecemos ntima comunicacin espiritual con el ex-tranjero, no acertamos a mantener en los iniciados el fuego sagrado de la

    investigacin, organizando, para retenerlos y estimularlos, laboratorios yseminarios, talleres y dems centros de laboreo intelectual y profesional;si, en n, por respeto a rancios prejuicios o a funestos formalismos no pro-cedemos a incorporar rpidamente a la enseanza el nuevo plantel docen-

    te, renovando y fecundando con l la vieja Universidad, rgano principal,segn dejamos dicho, de la civilizacin y del progreso [] Espaa no saldrde su abatimiento mental mientras no reemplace las viejas cabezas de sus

    profesores (Universidades, Institutos, Escuelas especiales), orientadas ha-cia el pasado, por otras nuevas orientadas hacia el porvenir [] Y pues es

    fuerza romper la cadena de hierro de nuestro atraso, rmpase por el anillo

    docente, nico sobre el cual puede obrar directa y ecazmente el Estado.Europeizando rpidamente al catedrtico, europeizaremos al discpulo y ala nacin entera [] Tal es el plan salvador. No ha habido que inventar la

    panacea.11

    Un primer paso fue la creacin del Ministerio de Instruccin P-

    blica y Bellas Artes, el 28 de abril de 1900, desgajado del Ministerio deFomento, con el n de proceder a reformar la educacin e impulsar la in-vestigacin cientca. Antonio Garca Alix, primer ministro de InstruccinPblica, entenda la labor del nuevo ministerio bajo los parmetros delpensamiento regeneracionista por medio de la instruccin pblica, biendirigida y organizada, podr adelantarse mucho en la obra regeneradora

    11 RAMN y CAJAL, Santiago:Los tnicos de la voluntad. Reglas y consejos so-bre investigacin cientca, Madrid, Gadir, 2005, pp. 232-233.

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    que impone el estado presente, y sobre todo el porvenir de nuestro pas12.La reforma de Garca Alix, dio lugar a un nuevo plan de estudios en las Fa-cultades de Ciencias que sustituy al establecido en 1880, adecuando sus

    contenidos a los establecidos en las universidades europeas. Una reformaque despert el rechazo de los sectores ultraconservadores. Jos EspaaLled catedrtico excedente de Metafsica de la Universidad de Granada,manifestaba su abierta oposicin: el Sr. Garca Alix ha hecho un decretoabsurdo, entregando a los jvenes escolares sin defensa alguna a la ca-

    marilla librepensadora que le rodea.13. A la vez que se reorganizaban los

    estudios de Ciencias, se puso en marcha una tmida poltica de pensionesbecas al extranjero, con el n de ampliar la formacin de profesores yestudiantes.

    Cajal, Giner, Cosso, Altamira, Castillejo, Carracido, Bolvar, Me-nndez Pidal, entre otros muchos, coincidan en que el objetivo estrat-

    gico era la reforma de la Universidad, pero ante las dicultades para surenovacin apostaron por la creacin de una institucin encargada de

    actuar de motor de la misma, a travs del fortalecimiento de la poltica

    de pensiones al extranjero, para que las nuevas generaciones de universi-tarios entraran en contacto directo con los centros de investigacin ms

    avanzados de la poca, el resultado fue la Junta para Ampliacin de Estu-

    dios e Investigaciones Cientcas JAE.

    LAJUNTAPARAAMPLIACINDEESTUDIOS

    La JAE constituy el esfuerzo ms importante y el mayor logro del re-cin creado Ministerio de Instruccin Pblica y Bellas Artes con vistas amodernizar la educacin y la investigacin cientca en Espaa. La Juntapatrocin la fundacin del Instituto Nacional de Ciencias y del Centro de

    Estudios Histricos. El Real Decreto que dio ocialidad al nacimiento dela Junta apareci el 11 de enero bajo el gobierno liberal de Vega Armijo,con Amalio Gimeno como ministro de Instruccin Pblica14.

    12 GARCA ALIX, Antonio:Disposiciones dictadas para la reorganizacin de laenseanza, Madrid, Imp. Colegio Nacional de Sordomudos y ciegos, 1900, p. I.

    13 ESPAA LLED, Jos: La enseanza ocial de la Filosofa en Espaa,Revis-ta Contempornea, ao XXVI,n 596, (30 de septiembre de 1900), p. 570.

    14 Real Decreto, 11 de enero de 1907, Ministro de Instruccin pblica y Bellas

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    Desde un principio la JAE tuvo que lidiar con la animadversin delconservadurismo espaol, tanto desde el Gobierno como desde la Univer-

    sidad, que vean en ella un instrumento para poner en prctica el ideario

    de la Institucin Libre de Enseanza en la universidad espaola. A lospocos das de su constitucin, el 25 de enero de 1907, los liberales fueron

    sustituidos en el Gobierno por los conservadores, bajo la presidencia de

    Antonio Maura, con Faustino Rodrguez San Pedro al frente del Ministe-rio de Instruccin Pblica y Bellas Artes15, lo que estuvo a punto de daral traste con la iniciativa recin aprobada. La actitud obstruccionista de

    Rodrguez San Pedro encontr la oposicin de los diputados del partidoliberal. A pesar de las dicultades de orden poltico y de orden presupues-tario con las que se enfrent la JAE durante los primeros aos de su vida,

    la JAE se constituy en el motor esencial del despertar de la ciencia enEspaa durante el primer tercio del siglo XX16.

    Artes, Amalio Gimeno, Gaceta de Madrid, n 15, (15 de enero de 1907), pp. 165-167. Ensu constitucin fueron nombrados vocales Santiago Ramn y Cajal, Jos Echegaray, Mar-celino Menndez y Pelayo, Joaqun Costa (que renunci al poco tiempo por razones desalud, siendo sustituido por Amalio Gimeno, al abandonar el Gobierno), Joaqun Soro-lla, Gumersindo de Azcrate, Luis Simarro, Ignacio Bolvar, Ramn Menndez Pidal, JosRodrguez Carracido, Leonardo Torres Quevedo, Julin Calleja, Jos Casares Gil, AdolfoAlvarez Buylla, Julin Ribera Tarrag, Jos Marv, Alejandro San Martn, Jos FernndezJimnez, Vicente Santamara de Paredes, Eduardo Vincenti y Victoriano Fernndez Ascar-za, siendo nombrado como secretario Jos Castillejo y Duarte.

    15 la Junta naca con la aquiescencia del partido liberal [] pero en una situacinde extrema precariedad [] El periodo de gobierno liberal que se haba iniciado en 1905toca a su n irreversiblemente [] pero la Constitucin obliga a votar un presupuestoantes del uno de enero, y es por esta nica razn por la que se monta un ltimo gobiernoliberal, un gabinete-puente, presidido por don Antonio de Aguilar y Correa, marqus dela Vega de Armijo [] El presupuesto liberal contempla, efectivamente, una partida parala creacin de una Junta de relaciones culturales con el extranjero, pero los temores de

    Gimeno y Romanones de que los conservadores den una interpretacin regresiva a la idea,obligan a publicar el real Decreto in extremis durante la vacacin parlamentaria de enero,antes de la reapertura del Congreso [] La Junta pues, naci por milagro, LAPORTA,Francisco: La Junta para Ampliacin de Estudios: primeras fatigas, BILE, II poca, n14, (agosto 1992), pp. 39-40. OTERO CARVAJAL, Luis Enrique y LPEZ SNCHEZ, JosMara:La lucha por la Modernidad

    16 OTERO CARVAJAL, Luis Enrique y LPEZ SNCHEZ, Jos Mara,La luchapor la Modernidad; LAPORTA, Francisco J.; RUIZ MIGUEL, Alfonso; ZAPATERO, Vir-gilio y SOLANA, Javier:La Junta para ampliacin de Estudios e Investigaciones cient-cas (1907-19036). Trabajo indito nanciado por la Fundacin Juan March, volmenes I

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    Dos fueron los mbitos en los que la accin de la JAE result fun-damental. El primero de ellos, el impulso y gestin de las estancias en elextranjero de los profesores y jvenes cientcos espaoles, con el n de

    completar su formacin acadmica y cientca, a travs de una poltica depensiones el equivalente a las becas actuales que permitieron la tomade contacto con las lneas de investigacin puntera de la ciencia inter-

    nacional y, a la vez, establecer contacto con las instituciones cientc