la verdadera historia del kiboka

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©La verdadera historia del Kiboka ®Antonio Medina Reina (2013) La verdadera historia del Kiboka Hay una pregunta que seguramente todos nos hemos hecho alguna vez; ¿qué fue primero, el mundo o el Kiboka? Pues bien, después de mucho investigar y leer a eruditos en la materia cósmica como Stephen Hawking, Carl Sagan o el mismísimo Punset, he llegado a una serie de conclusiones que explican este principio básico que hemos enunciado al comienzo de la disertación. Para ello he tenido que coger a la Historia por los cuernos y buscar datos fidedignos que demuestran la existencia del Kiboka desde el principio de los tiempos, hace de esto más o menos, unos trece mil millones de años, día arriba o día abajo. Todo comenzó según cuenta la paleoastronomía con el nacimiento del Universo que conocemos (o mejor, desconocemos…) Pues sí, investigaciones de organismos internacionales como la NASA (National Aeronautics and Space Administration), la AEE (Agencia Espacial Europea) o el NABO (Nacional Aeronautics Business of Oklahoma) han descubierto a través de los telescopios espaciales Hubbel, Herschel y Planck, en el Universo profundo, restos de varios quasars de “Perritos Kiboka” y dos átomos de “Papas aliñás”, que según el carbono 14, se formaron inmediatamente después del Big Bang. Esto nos lleva a elaborar una teoría que explica cómo en la primera orogénesis interplanetaria, se fraguaron las condiciones necesarias e ideales para la aparición en tiempos posteriores de, no sólo la vida en la Tierra, sino del Kiboka más remoto. Desde la formación de nuestro Planeta en el Sistema Solar, muchos son los indicios de la existencia Kibokiana. En eras geológicas como el Cámbrico, el Carbonífero o el Pérmico, se han datado fósiles de las losetas del cuarto de baño de caballeros del kiboca (vulgarmente conocido como “el boquete”). Ya en el Jurásico, y antes de la gran extinción de los dinosaurios, también la paleontología descubre restos fosilizados del Kibokasaurius Rex, dinosaurio éste que se caracteriza por comer compulsivamente todo lo que sea a la plancha (para ello aprovechaba los efluvios térmicos de cualquier volcán o fumarola cercana, generalmente situados en espacios reducidos como los huecos de una escalera).

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HISTORIA KIBOKA

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Page 1: LA VERDADERA HISTORIA DEL KIBOKA

©La verdadera historia del Kiboka

®Antonio Medina Reina (2013)

La verdadera historia del Kiboka

Hay una pregunta que seguramente todos nos hemos hecho alguna vez; ¿qué fue primero, el mundo o el Kiboka? Pues bien, después de mucho investigar y leer a eruditos en la materia cósmica como Stephen Hawking, Carl Sagan o el mismísimo Punset, he llegado a una serie de conclusiones que explican este principio básico que hemos enunciado al comienzo de la disertación. Para ello he tenido que coger a la Historia por los cuernos y buscar datos fidedignos que demuestran la existencia del Kiboka desde el principio de los tiempos, hace de esto más o menos, unos trece mil millones de años, día arriba o día abajo. Todo comenzó según cuenta la paleoastronomía con el nacimiento del Universo que conocemos (o mejor, desconocemos…) Pues sí, investigaciones de organismos internacionales como la NASA (National Aeronautics and Space Administration), la AEE (Agencia Espacial Europea) o el NABO (Nacional Aeronautics Business of Oklahoma) han descubierto a través de los telescopios espaciales Hubbel, Herschel y Planck, en el Universo profundo, restos de varios quasars de “Perritos Kiboka” y dos átomos de “Papas aliñás”, que según el carbono 14, se formaron inmediatamente después del Big Bang. Esto nos lleva a elaborar una teoría que explica cómo en la primera orogénesis interplanetaria, se fraguaron las condiciones necesarias e ideales para la aparición en tiempos posteriores de, no sólo la vida en la Tierra, sino del Kiboka más remoto. Desde la formación de nuestro Planeta en el Sistema Solar, muchos son los indicios de la existencia Kibokiana. En eras geológicas como el Cámbrico, el Carbonífero o el Pérmico, se han datado fósiles de las losetas del cuarto de baño de caballeros del kiboca (vulgarmente conocido como “el boquete”). Ya en el Jurásico, y antes de la gran extinción de los dinosaurios, también la paleontología descubre restos fosilizados del Kibokasaurius Rex, dinosaurio éste que se caracteriza por comer compulsivamente todo lo que sea a la plancha (para ello aprovechaba los efluvios térmicos de cualquier volcán o fumarola cercana, generalmente situados en espacios reducidos como los huecos de una escalera).

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®Antonio Medina Reina (2013)

PREHISTORIA Con la aparición de los primeros homínidos en el Paleolítico Inferior, la presencia kibokiana es más patente si cabe. Los restos hallados en el Valle del Rift del Ardipitecus Kibokensis son los más antiguos del planeta, con una antigüedad que ronda los 5 millones de años. Tras una larga migración por el Continente (luego Carrefour), los seres humanos llegaron a la Península Ibérica. El arqueólogo y director del complejo de Atapuerca, Juan Luis Arsuaga, hace referencia al Homo Antecessor Kibokiano, que encaminó sus pasos desde la actual Burgos, hasta las costas y sierras gaditanas. Todo ello con el ánimo de encontrar un mejor clima y una inmejorable gastronomía. Posteriormente aparece en estas zonas otra especie más desarrollada; los llamados Homo Sapiens Kibokialensis, cuyo hábitat principal es la Sierra de Cádiz, aunque solía desplazarse hacia las costas en algunas ocasiones (vacaciones de Verano o Semana Santa) sobre todo para adquirir suministros que les son difíciles de encontrar en la Sierra, como son el pescaíto frito y el vino de Jerez.

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Se han encontrado también en enclaves serranos como la Cueva de la

Pileta, pinturas rupestres que son prueba irrefutable de la existencia de estos seres. Junto a las escenas de animales aparece sin duda, lo que viene a ser el primer logotipo del Kiboka. Cueva de la Pileta (Benaoján – Málaga)

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NEOLÍTICO Y EDAD DE LOS METALES

Durante este periodo, el desarrollo humano es muy apreciable y aparecen la agricultura y la ganadería. Como consecuencia de ello, los hombres disponen de más tiempo libre, y es ahí donde las mentes preclaras de la época inventan los bares. Será en el Creciente Fértil (Oriente Medio), donde aparezca el cultivo del trigo y la cebada. Poco a poco, este cultivo se irá extendiendo hasta la Península Ibérica donde alcanzó un gran desarrollo.

La presencia Kibokiana se extiende por los poblados neolíticos

configurando una idiosincrasia especial a los pobladores de estos lugares. Generalmente pasan más tiempo en estas chozas de ocio que en las propias viviendas.

Por pura casualidad, el ser humano va a descubrir las bondades de la

fermentación de los cereales, siendo en Egipto donde aparece la primera cerveza (producto kibokiano por excelencia).

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EDAD ANTIGUA

A los egipcios les debemos el invento de la cerveza y hay muchísimos vestigios kibokianos en esta civilización. La extrema sequedad del clima ha conservado durante más de cuatro mil años documentos escritos en papiros y pinturas murales que nos demuestran que ya el Kiboka se situaba en las principales ciudades como Tebas - Aportabaco. Howard Carter descubrió junto a la momia de Tutankamón elementos inequívocos de la existencia de un Kiboka egipcio. Por todo el Mediterráneo se extendió la cultura Kibokiana, siendo los Fenicios y los Griegos, los transmisores de la mayoría de estas costumbres. Una de ellas, muy extendida entre la población masculina, era la de almorzar rápidamente e inmediatamente salir de la vivienda propia para ir al Kiboka a tomar alguna bebida digestiva. En las colonias fenicias de la Península se solía acompañar también con alguna bebida con contenido alcohólico, derivado de la maceración de frutos silvestres como el endrino.

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EL IMPERIO ROMANO Durante el periodo del Imperio Romano, la primera referencia Kibokiana la encontramos en Julio César. Momentos antes de ser asesinado, estuvo comentando con su amigo Bruto algunos temas de política. Bruto decía que iba a votar para el Senado al PP (Pomponio Populorum), a lo que César le contestó :

- Tú también “te KiboKas”… amigo Bruto.

Más avanzado en el tiempo, Trajano y Adriano, emperadores romanos nacidos en la Bética, organizan una red de Tabernaes por todo el Imperio, siendo las más famosas las de Gades, como “El Farum”, y en Lacilbula, El Torreorun, Gades el Minusculum y por supuesto, El Kibokorum.

En las cercanías del pueblo de Grazalema (Lacilbula) se encontró una

lápida donde claramente se hace referencia a este último establecimiento. Lápida romana del Siglo I d.C. encontrada en la Plaza de

Andalucía (Grazalema – Cádiz) De los romanos nos quedó el gusto por las celebraciones culinarias. En

honor al Dios Baco se organizaban las famosas Bacanales, donde el vino y la comida abundante eran los protagonistas. Cuenta la leyenda que el Dios Baco situó una cruz en medio de un terreno lleno de cebada. Por ello, a este Dios se le conocía en los ambientes mundanos como “Baco el de la Cruz Campo”. Hasta nuestros días llega esta tradición y es propio del carácter hispano, aprovechar cualquier acontecimiento por nimio que parezca, para celebrarlo con degustaciones de todo tipo.

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LA EDAD MEDIA Desde la caída del Imperio Romano en el 476 d.C., hasta el

descubrimiento de América, la historia escrita contempla algunas referencias kibokianas de importancia. En las ciudades medievales del orbe cristiano, son los Franciscanos los que toman el relevo de la elaboración de la bebida popular kibokiana. Elaboran la Cerveza en un estilo muy parecido al actual. Los kiboka de Paris, Amberes, Munich, Salamanca y Toledo, destacan por la riqueza de su cocina y por su exquisita cerveza. En Munich se celebrará el “October Fest” para regocijo de estómagos agradecidos, a base de Codillo de cerdo y Cerveza de, o, por un tubo.

En Al-Andalus, la prohibición musulmana de beber alcohol, mermó en

gran medida la proliferación de las tabernas, tan populares en zona cristiana. A cambio aparecen las Teterías. Pero como la debilidad por estos productos es capaz de debilitar cualquier convicción, por muy religiosa que ésta sea, a los musulmanes no tan ortodoxos de la localidad serrrana de

Ibn-Zulema, se les ocurrió crear el kiboka barato paisa, que

fonéticamente suena “Kibuca, Barato, Paissa”, y que quiere decir: “Qué Buscas, ¿algo barato, Paissa (sinónimo de Pisha)?. Es en este establecimiento donde las crónicas del historiador de origen magrebí, Bab-Derramá El Kubat, hacen referencia a tres personajes históricos que fundan el primer kiboka árabe en el siglo X de nuestra era. Estos fueron Mustafá Ibn Quiñomar, Mahmud Ben Borreguir y Almutamid Ibn Caballurí.

Estos tres pioneros árabes restauran una antigua y pequeña posada y

sirven alcohol de estraperlo a escondidas de los Mohecines de la Mezquita para evitar el cierre del establecimiento.

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Letrina de caballeros del Kiboka (S X d.C. – Ibn-Zulema)

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LA EDAD MODERNA Con el progreso de los ejércitos cristianos por toda la Península, llegamos

al Siglo XV, donde la fecha de 1.492 marca un antes y un después en la Historia de la Humanidad. En esta fecha Cristóbal Colón descubre América, y por consiguiente la patata. A partir de entonces, toda ración culinaria que se preciara ya no se acompañaba del consabido y soso Moniato o Boniato frito. Ahora se ponía con papas fritas, aliñás, o con salsa Alí-Oli (de reminiscencias árabes). Aparece para la gastronomía popular el Huevo frito con papas que se acompañará de chorizo mayormente. Más adelante aparecerá el Ketchup, también originario de América. Concretamente debemos su descubrimiento al explorador escocés Ewan Mc Donald.

Las primeras expediciones al continente americano de Cristóbal Colón

fueron sufragadas por la población de Palos de Moguer y los Reyes Católicos, pero la historia se olvida de nombrar el patrocinio inestimable del Kiboka, sin cuyos recursos económicos el viaje no hubiera sido posible. Muestra de ello la encontramos en algunas pinturas del siglo XVI y XVII, donde pintores de la época certifican esta participación.

Incluso en el retrato del Almirante aparece la referencia al citado

patrocinio, que más adelante se convertirá en afición por todo vehículo que se mueva.

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®Antonio Medina Reina (2013)

En algunos lugares de la América Precolombina también aparecen restos arqueológicos de los Kiboka Mayas, Incas y Aztecas. El Emperador Moctezuma de Naranja, regentaba un Kiboka en Tenochtitlán. A partir de unas canciones populares de esta ciudad, aparecen por mediación de un aventurero y explorador gaditano las famosas Alegrías de Cádiz, que como todo el mundo sabe, comienzan con un Tenochtitlán tlán tlán, Tenochtitlán, tlán tlán, Tenochtitlán tlan tero, ¡ayyyyy!, Tenochotitlán, ti ti ti tlán…

El mismísimo Hernán Cortés es el encargado de llevar hasta las Américas

la cerveza. A Moctezuma se la ofreció como prenda de buena voluntad, aunque luego le dieran coba.

Cortés y Moctezuma en pleno brindis por el Descubrimiento

En pleno Renacimiento, Leonardo Da Vinci, y luego Miguel Angel Buonarroti, decoran el interior del Kiboka veneciano con frescos de gran categoría. En particular, Miguel Ángel pinta el techo con una alegoría de la creación del hombre y de cómo Dios le ofrece todo lo bueno de la tierra.

Techo del Kiboka (1.508 d.C. Miguel Ángel Buonarroti)

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Al Papa Julio II le gustaron tanto estos frescos que le encargó a Miguel Ángel una copia para la Capilla Sixtina (es que a este Papa, cosa que veía, cosa que se le antojaba…).

En este período de la historia, muchos fueron los descubrimientos que se hicieron. Descubrimientos geográficos y otros de índole tecnológico. El Humanismo y la Reforma Protestante revolucionan el panorama religioso. Martín Lutero se cabrea un montón con los desmanes de la Iglesia Católica y propone sus 95 tesis de reforma. El clero de la época no estaba dispuesto a consentir la disminución de privilegios ni la financiación a través de las Indulgencias, así que el Papa León X excomulga a Lutero diciendo de él que era “un borracho alemán quien escribió las tesis y afirmando que cuando estuviera sobrio, cambiaría de parecer”. Cuentan los historiadores que León X mandó espiar a Lutero. Un tal Jorgue Jabier Basques, de origen portugués, fue el encargado de hacer el informe. Realizó grabados de Lutero que lo situaban en un Kiboka de Wittenberg, ahogando las penas en compañía de los lugareños. Facsímil de la época.

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®Antonio Medina Reina (2013)

Pasados unos años, y en plena etapa barroca, Diego Velázquez, pintor de la Corte, dedica algunos de sus cuadros a retratar la España más castiza. Mezcla alegorías propias de la mitología grecolatina con personajes cotidianos. Entre ellos, destaca el cuadro que hoy se encuentra en el Museo del Prado pero que en su momento decoró las paredes del Kiboka, llamado “Baco, dóbade uda copida, xulo”. En él, Diego Velázquez retrata una escena propia del Kiboka, donde los parroquianos celebran con el Dios Baco algún acontecimiento intrascendente, por ejemplo, que Juan Carlos Aragón se ha pelado…

Personajes Kibokianos en una salida a “Campabuche” (Diego Velázquez)

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®Antonio Medina Reina (2013)

LA EDAD CONTEMPORÁNEA Con la Revolución Francesa en 1.789, comienza esta época convulsa en Europa y en otras partes de mundo. El Kiboka será testigo de varios de estos sucesos que conformarán el espíritu de lo que hoy somos. La desaparición de las Monarquías Absolutas y la aparición de nuevas ideologías son producto de tardes y noches de tertulias kibokianas. En estos lugares se escondían los personajes más subversivos para derrocar regímenes políticos consolidados. Con la llegada de Napoleón Bonaparte, el afrancesamiento de España estuvo a punto de caramelo. Si no llega a ser por el carácter inconformista hispano, hoy hablaríamos francés y hubiéramos tenido en algún momento de nuestra historia de primera dama a Carla Bruni, que comparándola con Ana Botella, la cosa hubiera merecido la pena… Cuentan las crónicas que en su afán por conquistar España, Napoleón se lo tomó tan a pecho que incluso llegó a tomar parte en la NO - toma de Cádiz. Antes de llegar a la Bahía pasó por Grazalema, ya que había oído hablar de las excelencias culinarias de los Kiboka serranos. En cierta ocasión lo vieron en la barra del Kiboka buscándose la cartera para pagar la convidá. Napoleón, con cara de pocos amigos, busca su cartera mientras espera que el tabernero le de la cuenta.

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®Antonio Medina Reina (2013)

LA ÉPOCA ACTUAL Pasado el triste episodio de la Guerra Civil española y los cuarenta años de dictadura del Generalísimo Franco, nuevos aires de libertad llegan a España. Poco a poco se van devolviendo las libertades a los ciudadanos. Se legalizan los partidos políticos y España se constituye como Monarquía Parlamentaria. Una corriente de aire fresco se cuela por los hogares españoles que ven como regresan del exilio muchos de sus hijos más ilustres.

En este devenir de los tiempos, aparece en Grazalema el Kiboka moderno, último vestigio de los Kiboka históricos. Este establecimiento aúna la tradición de los Kiboka que lo precedieron en otras partes del mundo y en otros momentos históricos.

Curiosidades de la vida, el azar, o lo que sea, quiso que en el año 1979,

tres amigos fundaran el establecimiento mezclando de manera fortuita las iniciales de sus primeros apellidos., Vicente Quiñones, Francisco Borrego y Manuel Caballero quedaron una tarde para decidir el nombre del bar. Las combinaciones posibles eran múltiples. Podía haberse llamado “CABOKI, BOCAKI, BOKICA, KICABO o CAKIBO”, pero no, amigos, no… eligieron KIBOKA, sin saber la trascendencia histórica del nombre (¿o sí la sabían y lo tenían estudiado?)

Fundadores del Kiboka de los tiempos actuales (1979)

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®Antonio Medina Reina (2013)

Más adelante vendrían a engrosar la lista de arrendatarios del negocio y que procuraron mantener el espíritu kibokiano los siguientes empresarios: Pepón (1987 a 1992), Mario y Diánez, estando como camareros Jesús y Patrocinio (1992 a 2000), Maía y el Barba (2000 al 2005), Paco, Pepín y Antonia (2005 a 2008), para llegar por último a David (2008 a …)

Con David, el espíritu Kibokiano está asegurado, ya que mantiene a

rajatabla los preceptos que configuran el Kiboka sin salirse ni un ápice de la senda marcada por la historia. En torno a su figura se ha creado incluso una pseudo-religión, cuyos adeptos, “Los Kibokianos”, se mantienen fieles a la tradición y al recinto, y cumplen con los mandamientos santamente. Es tanta la devoción de los kibokianos al establecimiento, que aunque regresen de lejanas tierras después de largas temporadas, antes de pasar a saludar a la familia, pasan por los santos lugares a ofrecer sus respetos al líder espiritual.

La Historia del Kiboka continuará “per secula seculorum”, ya que el

espíritu kibokiano sigue vivo. Salud.