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La vicuña en los Andes Jerry Laker 1 , Jorge Baldo 2 , Yanina Arzamendia 2, 3 y Hugo D. Yacobaccio 2, 4 1 Instituto Macaulay. Craigiebuckler, Aberdeen, AB15 8QH, Escocia, Reino Unido. [email protected] 2 Proyecto MACS, Argentina. 3 FUNDANDES-INBIAL (Univ. de Jujuy) y CONICET, Necochea 108, 3er. piso (4600) S. Salvador de Jujuy, Argentina. 4 Sección Arqueología, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires y CONICET. 25 de Mayo 217, 3er piso (C1002ABE). Buenos Aires, Argentina. Resumen La vicuña es un animal tan bendecido como conde- nado por la excelente calidad de su pelaje. El mismo que la protege del clima riguroso de las altas mon- tañas de los Andes, la ha convertido en una presa valiosa para numerosas generaciones de cazadores. Hay datos que indican que la especie era bastante mas numerosa que en la actualidad. Relatos con- temporáneos describen capturas de hasta 40.000 in- dividuos en el siglo XVI en Perú, y posiblemen- te la población total anteriormente superó el millón de individuos. Desde entonces, la po- blación ha disminuido por la acción del hom- bre. La exportación de la fibra a Europa, pri- mero a España en el siglo XVIII, y después a Inglaterra a partir de la mitad del siglo XIX lle- vó a la casi extinción de la especie. El esfuerzo nacional e internacional para salvar a la vicuña, de- be ser una de las campañas de conservación más exitosas de la historia, logrando reestablecer la es- pecie en gran parte de su distribución histórica. Ahora, la población total se encuentra todavía en estado de crecimiento, pero con signos de que se esta acercando a la estabilización en algunas par- tes, debido a las limitaciones del hábitat, siendo al parecer la competencia con el ganado doméstico y la variabilidad del clima altiplánico los factores más importantes que la afectan. Tampoco se debe des- contar el impacto local de la caza furtiva, que en ciertas áreas tiene una fuerte influencia. Abstract The excellent quality of the fibre of the vicuña has been for the species both a blessing and a curse. The same fleece that protects from the rigorous cli- mate of the altiplano has been prized for centuries by generations of hunters. The vicuña appears to have been more numerous in the past than today. Contemporary reports describe single captures of up to 40,000 vicuñas in 16 th century Peru. At the time, the population was probably in excess of 1 million individuals. Since then, human impact caused a decline of the species. The export of fibre to Europe – first to Spain in the 18 th century, and later to England from the middle of the 19 th century – led to the vir- tual extinction of the species. The national and international conservation effort that followed must rank as one of the most successful in history, and has achieved the reestablishment of vicuñas throughout much of their former range. At present the total population appears to be contin- uing to increase, though there are some indications that it is stabilising in some areas. It appears that the most important limits to growth are competi- tion with livestock, and the fluctuating climate of the altiplano. It ought to be recognised, however, that poaching appears to be increasing and that this is having localised effects on some populations. CAPÍTULO 4 Foto: J. Laker

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La vicuñaen los Andes

Jerry Laker1, Jorge Baldo2,

Yanina Arzamendia2, 3 y

Hugo D. Yacobaccio2, 4

1 Instituto Macaulay. Craigiebuckler, Aberdeen, AB158QH, Escocia, Reino Unido. [email protected]

2 Proyecto MACS, Argentina.3 FUNDANDES-INBIAL (Univ. de Jujuy) y CONICET,

Necochea 108, 3er. piso (4600) S. Salvador de Jujuy,Argentina.

4 Sección Arqueología, Facultad de Filosofía y Letras,Universidad de Buenos Aires y CONICET. 25 de Mayo217, 3er piso (C1002ABE). Buenos Aires, Argentina.

Resumen

La vicuña es un animal tan bendecido como conde-nado por la excelente calidad de su pelaje. El mismoque la protege del clima riguroso de las altas mon-tañas de los Andes, la ha convertido en una presavaliosa para numerosas generaciones de cazadores.Hay datos que indican que la especie era bastantemas numerosa que en la actualidad. Relatos con-temporáneos describen capturas de hasta 40.000 in-dividuos en el siglo XVI en Perú, y posiblemen-te la población total anteriormente superó elmillón de individuos. Desde entonces, la po-blación ha disminuido por la acción del hom-bre. La exportación de la fibra a Europa, pri-mero a España en el siglo XVIII, y después aInglaterra a partir de la mitad del siglo XIX lle-vó a la casi extinción de la especie. El esfuerzonacional e internacional para salvar a la vicuña, de-be ser una de las campañas de conservación másexitosas de la historia, logrando reestablecer la es-pecie en gran parte de su distribución histórica.Ahora, la población total se encuentra todavía enestado de crecimiento, pero con signos de que seesta acercando a la estabilización en algunas par-tes, debido a las limitaciones del hábitat, siendo alparecer la competencia con el ganado doméstico yla variabilidad del clima altiplánico los factores másimportantes que la afectan. Tampoco se debe des-contar el impacto local de la caza furtiva, que enciertas áreas tiene una fuerte influencia.

Abstract

The excellent quality of the fibre of the vicuña hasbeen for the species both a blessing and a curse.The same fleece that protects from the rigorous cli-mate of the altiplano has been prized for centuriesby generations of hunters. The vicuña appears tohave been more numerous in the past than today.Contemporary reports describe single captures ofup to 40,000 vicuñas in 16th century Peru. At the

time, the population was probably in excessof 1 million individuals. Since then, humanimpact caused a decline of the species. Theexport of fibre to Europe – first to Spain inthe 18th century, and later to England fromthe middle of the 19th century – led to the vir-tual extinction of the species. The nationaland international conservation effort that

followed must rank as one of the most successful inhistory, and has achieved the reestablishment ofvicuñas throughout much of their former range. Atpresent the total population appears to be contin-uing to increase, though there are some indicationsthat it is stabilising in some areas. It appears thatthe most important limits to growth are competi-tion with livestock, and the fluctuating climate ofthe altiplano. It ought to be recognised, however,that poaching appears to be increasing and thatthis is having localised effects on some populations.

CAPÍTULO 4

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Introducción

Estimar la población y distribución de una es-pecie es tomar un “snap-shot”, una imageninstantánea e inmóvil de un proceso que estásiempre fluyendo. Por lo tanto, es importanteconsiderar cualquier información sobre la dis-tribución de una especie dentro de su propiocontexto y con relación a su historia. Así pasacon la vicuña en el altiplano. Hace sólo 50 años,que manejamos los primeros datos científicossobre el estado de la población y su distribu-ción, a partir del trabajo de Koford (1957).

El interés en la protección de la vicuña surgióde la fuerte consternación producida ante elhecho de que la especie iba rápidamente ha-cia la extinción. El trabajo pionero hecho porGrimwood (1969), destacó la situación grave,y llego a ser la voz de alarma que animó el es-fuerzo internacional y la acción local paraasegurar su conservación.

Así es que la base de datos que tenemos em-pieza con la introducción de medidas paracontrolar la caza indiscriminada y el estableci-miento de áreas protegidas en Pampa Galeras- Perú, Ulla Ulla – Bolivia y Lauca – Chile, y pos-teriormente en las reservas andinas de las pro-vincias argentinas de San Juan, La Rioja, Cata-marca, Jujuy y Salta, en el marco del Proyectode Conservación y Manejo de Camélidos Sil-vestres (Cajal et al., 1998). Los registros mues-tran la fuerte recuperación de una poblaciónliberada del fuerte efecto de la explotaciónno sostenible impuesto por el comercio de sufibra. Pero, para entender qué significan lasnuevas cifras, hay que saber algo de la situa-ción anterior. ¿Vivía la vicuña siempre en lasalturas solamente? ¿Cuántas vicuñas habíadurante la época de los Incas, cuando se des-criben capturas de miles de animales a la vez?¿Qué nivel de caza logró disminuir la pobla-ción hasta casi extinguir la especie?

Tales preguntas son importantes, no sólo pa-ra entender el pasado, sino para poder eva-luar el futuro. ¿Dada la recuperación de lapoblación, cual será el límite de crecimiento?¿Que partes del altiplano tienen más o menosvicuñas que lo esperado?

Este capítulo describe lo conocido acerca dela situación poblacional de la vicuña durantelos últimos 500 años, con la idea de mirar ha-cia adelante, para ver hacia dónde vamos.

La vicuña y el hombre

La vicuña tiene una larga historia de asocia-ción con el hombre. En primer lugar haremosreferencia a lo que sabemos de la poblaciónde vicuñas antes de la llegada de los españo-les a América. Los primeros habitantes deAmérica del Sur se relacionaron con este ani-mal desde hace unos 11.000 años (Flores-Ochoa 1994). En la porción meridional de losAndes las evidencias arqueológicas muestranque las vicuñas fueron importantes presas pa-ra estos primeros cazadores recolectores. Delas vicuñas se utilizaba su carne para alimen-tos, huesos para fabricar instrumentos y pie-les para vestimenta. La vicuña fue cazada entoda la región con intensidad variada comopuede apreciarse en la Tabla 1.

En algunas localidades de la Puna Salada lasvicuñas dominan; así en Quebrada Seca 3 losrestos óseos de vicuñas oscilan entre los 44%y 99% de los restos óseos de camélidos, conuna continuidad notable desde los 8300hasta los 3200 AC. Posteriormente en esazona la importancia de las vicuñas siguesiendo alta, como en Real Grande dondealcanzan el 95%. En toda la región se apreciauna intensificación en el uso de los camélidosen general a través del tiempo similar a laapuntada para los Andes Centrales (Wheeler1985). Este aumento en la presencia decamélidos en los contextos arqueológicosestá asociado a otros indicadores que marcanla puesta en marcha de los procesos dedomesticación de los camélidos silvestres. Eldel guanaco desde aproximadamente los4200 años AC (Yacobaccio 2004) que dioorigen a la Llama (Lama glama) y el de lavicuña, que habría comenzado en la cuencadel Lago Titicaca, hace aproximadamente6000 a 8000 años, dando lugar a lo largo degeneraciones de selección y cruza a la alpaca(Lama pacos), que desde entonces haformado una parte importante de la baseproductiva de los pueblos andinos (Novoa yWheeler 1984). Hasta el siglo XV, la alpaca, aligual que la oveja actual, se diferenciaba enmuchas razas. Al parecer cada una de lasdiferentes razas de alpaca, se especializabapara un determinado propósito o ambiente,como producción de fibra fina o carne(Wheeler 1984; Kadwell et al., 2001).

INVESTIGACIÓN, CONSERVACIÓN Y MANEJO DE VICUÑAS - B. Vilá Ed. - Proyecto MACS

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LA VICUÑA EN LOS ANDES - J. Laker, J. Baldo, Y. Arzamendia y H. Yacobaccio

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INVESTIGACIÓN, CONSERVACIÓN Y MANEJO DE VICUÑAS - B. Vilá Ed. - Proyecto MACS

La emergencia del pastoreo de camélidos,producto final de su domesticación, no dejóde lado la caza, que siguió siendo importantecomo fuente de proteínas y pieles, siendo lavicuña el principal blanco. Durante todo esteperíodo las vicuñas fueron altamente consi-deradas en la esfera ideológica de estas socie-dades, como puede apreciarse en muchas re-presentaciones de pinturas rupestres (Fig. 1).Este pudo ser el origen de considerar a las vi-cuñas “el rebaño de los Dioses” como se hacehoy en día en diversas comunidades pastori-les andinas.

Pero es quizás con la expansión del ImperioIncaico en que la explotación de vicuñas tienecierta regulación y pasa a formar parte deuna organización económica centralizada(Cieza de León 1959/1553). Las vicuñas eranpropiedad del Inka que regulaba los tipos decaza que se efectuaban, al menos en el nú-cleo del imperio. Una era el chaku que lleva-ba a cabo el Inka personalmente (Caza Real)y la segunda eran los chaku o qayqus realiza-dos por las autoridades aborígenes de cadalocalidad (curacas).

Las fuentes históricas son altamente variablesen cuanto a la cantidad de gente que partici-paba en estos eventos como así también en lacantidad de vicuñas capturadas (Dedenbach-Salazar Sáenz 1990). La gente involucrada va-riaba entre 4.000 hasta 50.000 o aún 100.000que hacían un círculo en un amplio territoriode 40 a 100 km y los animales capturados os-cilaban entre los 300/400 hasta los30.000/40.000. Las Cazas Reales tenían carác-ter ceremonial y se hacían cada cuatro años.La fibra de vicuña obtenida era empleada pa-ra hacer vestimentas para el Inka y su paren-tela, esto revela el alto grado de considera-ción en que era tenida esta fibra que sólopodían usar los individuos de la elite (Murra1978). La protección del recurso para el usu-fructo único del rey, como también era la cos-tumbre en muchas partes de Europa en lamisma época para proteger las poblacionesde ciervo y jabalí, logró mantener la coexis-tencia entre la actividad humana y una pobla-ción supuestamente alta de vicuñas. Esta coe-xistencia se reforzaba con creencias religiosasque valoraban mucho la presencia de las vicu-ñas, y antes de iniciar la faena o chaku, se im-ponía rigurosamente una ofrenda a la Pacha-

mama y a Coquena o Wastay, deidades pro-tectoras de la fauna silvestre (Fauna Argenti-na, 1983).

Flores-Ochoa (1994) cita informes contempo-ráneos que estimaron capturas de entre 30-40.000 cabezas de vicuñas en el siglo XV enPerú. El mismo autor estima, basado en esosdocumentos, que la población rondaba entre1,5 a 2 millones de vicuñas en el período pre-colombino.

La situación de la vicuña empezó a empeorarcon la llegada de los conquistadores españo-les. A pesar de que los sistemas de creenciapersistieron en las comunidades de campesi-nos indígenas, no se reconoció ninguna res-tricción cultural a la matanza de vicuñas porsu piel. Ya en el siglo XVI, tenemos los prime-ros informes que denotan una preocupaciónpor el dramático descenso poblacional, y al-gunos autores señalan justamente para estesiglo el máximo nivel de matanzas incontrola-das, con estimaciones de hasta 80000 anima-les muertos por año en Perú y norte de Chile(Chébez, 1994). El cronista Pedro Cieza deLeón, escribió sobre la escasez no solo de lavicuña sino también del guanaco, que tam-bién era cazado por los españoles por su fibray carne.

La Corte Imperial estableció un decreto en1777, donde declaró como ilegal el acto dematar a una vicuña, y estableció que era ne-cesario tener presente en cualquier capturaun oficial nombrado por el magistrado. Era laprimera de varias leyes que no tuvieron éxitoen su meta de proteger a la vicuña. Duranteel mismo período, se desarrolló un importan-te comercio de exportación de pieles a nuevas

Figura 1: Representaciones de vicuñas del alero Ay-quina (Alto Rio Loa, norte de Chile) fechadas entre1500/500 AC. Foto: F. Gallardo.

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fábricas textiles en España. Desde el estable-cimiento del Virreinato del Río de la Plata en1776 se exportó por el puerto de Buenos Ai-res una media en fibras y pieles equivalente a20.410 animales sólo en el siglo XVIII con pi-cos de hasta 50.000 vicuñas en 1783. Este co-mercio continuó hasta las guerras por la inde-pendencia en 1810 (Fig. 2) y durante casi todoel siglo XIX en menores proporciones. Sin em-bargo, en un período de 190 años (1663-1853) el equivalente a 1.571.098 vicuñas fue-ron exportadas del puerto de Buenos Airescon dirección a los mercados europeos.

Recién después de la independencia de Perúen 1825, Simón Bolívar introdujo medidas pa-ra prevenir la caza de vicuñas. Como en tiem-pos imperiales, las medidas fracasaron frentea la presión del comercio. Esta vez, en el nue-vo Perú, eran empresas inglesas con sede enArequipa las que organizaban la exportación(Orlove 1977).

Hasta la segunda década del siglo XX el mé-todo del Chaku se mantuvo en el noroeste ar-gentino, y seguramente en los demás paísesandinos, aunque sin las espectaculares di-mensiones de la época incaica, existiendoabundantes descripciones de autores de laépoca. Alrededor de 1920 la difusión de ar-mas de fuego, y transformaciones en la socie-dad tradicional, cambiaron el método de ca-za, abandonándose el chaku colectivo ypasando a ser cazadores solitarios o de pe-queños grupos, armados y a veces acompaña-dos de perros (Fauna Argentina 59, 1983).

Un Decreto Supremo del Perú en 1920, prohi-bió el comercio de productos de vicuña y en1926 se pretendió prohibir la exportación defibra. Medidas similares se intentaron en Ar-gentina, mediante una ley en 1926 que prohi-bía la matanza de animales y la comercializa-ción de fibra de vicuña y de productos conella confeccionados. Las medidas tenían unimpacto limitado en el nivel de caza, activi-dad que se volvió clandestina, pero a partirde 1933, el estado relajó el control y empezóa emitir licencias de exportación. Alrededorde esa fecha, la demanda internacional au-mentó tanto, que la población empezó dra-máticamente a declinar. Cifras mantenidaspor una empresa textil en Inglaterra duranteel período de 1948 a 1970, indican la escalade comercio sobre la cual se trabajaba. Un só-lo comprador era el responsable por la impor-tación de un promedio de 1270 Kg, equiva-lente a 5.500 - 6.500 individuos (Fig. 3).

Durante el mismo período, la población de vi-cuñas al parecer declinó desde 400.000 ani-males estimados en los años cincuenta, hastaunos 10.000 individuos en 1967 (Wheeler yHoces 1997). Probablemente estas estimacio-nes no son muy precisas, pero queda claroque por un aumento en la demanda de fibra,la población estuvo al borde de la extinción.

El comercio siguió a pesar del obvio peligropara la especie, hasta el punto donde éste seprohibió bajo restricciones internacionales ymedidas introducidas en el primer Conveniode la Vicuña, suscripto por Bolivia y Perú en

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LA VICUÑA EN LOS ANDES - J. Laker, J. Baldo, Y. Arzamendia y H. Yacobaccio

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Figura 2: Número estimado de vicuñas cazadas para el comercio de exportación a España de los virreinatosde La Plata y Alto Perú. (Adaptado de Yacobaccio, 2003).

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1969, y al que adhirieron posteriormente Ar-gentina en el año 1971, Chile en 1972 y Ecua-dor en 1979. Entre las medidas implementa-das, se incluyó la creación de numerosas áreasnaturales protegidas en todos los países queabarcan la distribución de la especie.

En 1975, se designaron todas las poblacionessobrevivientes como incluidas en el ApéndiceI en la Convención sobre el Comercio Interna-cional de Especies Amenazadas de Fauna yFlora Silvestre (CITES), prohibiendo el comer-cio internacional de fibra. La firme recupera-ción y recolonización de áreas abandonadas,demuestra el positivo resultado y la eficaciade la colaboración internacional como com-plemento para acciones al nivel nacional y lo-cal, destacándose que las medidas de conser-vación de la especie tuvieron éxito, entreotros factores, por la aceptación y acatamien-to de las mismas por parte de las comunida-des rurales (Cajal et al., 1998).

Distribución actual y estatus poblacional

La Tabla 2 muestra la evolución de las pobla-ciones en los 5 países vicuñeros, de acuerdocon las estadísticas oficiales publicadas por re-presentantes oficiales en el Convenio de la Vi-

cuña. Hasta ahora, sólo en Chile se ha regis-trado un descenso poblacional.

Con la evidente recuperación en números, va-rias poblaciones de Perú y de Chile se transfi-rieron al Apéndice II de CITES en 1987, un es-tatus que reconoce que la especie no seencuentra necesariamente en peligro de ex-tinción, pero cuyo comercio debe controlarsea fin de evitar una utilización incompatiblecon su supervivencia. En 1995, las poblacionesde todo el Perú y las de la primera región deChile se transfirieron al Apéndice II y desdeentonces sucesivas reuniones de CITES hancambiado el estatus de la vicuña para incluirdiversas poblaciones en el Apéndice II, permi-tiendo la cosecha comercial legal, bajo licen-cia, de fibra de animales vivos. En Argentinafueron transferidas al Apéndice II las vicuñasen cautividad y las poblaciones de la provin-cia de Jujuy (1997) y Catamarca (2002); y enBolivia, algunas poblaciones en 1997, y todaslas poblaciones en el 2002. La exportación ba-jo licencia desde Perú empezó en 1995, conventas de unas 4,6 toneladas de fibra y 2112m de tela acumulada durante los años ante-riores a Italia.

Actualmente, la vicuña habita sobre la curvade nivel de 3300 msnm en la mayor parte dela cordillera de los Andes en Perú, Bolivia,Chile y Argentina, un área de alrededor de250.000 Km2. Hacia el sur, en Argentina, el li-

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INVESTIGACIÓN, CONSERVACIÓN Y MANEJO DE VICUÑAS - B. Vilá Ed. - Proyecto MACS

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mite altitudinal tiende a bajar hasta alrede-dor de 3000 msnm. El rango se extiende unos3000 Km, desde los 9º 30’ S en el departamen-to de Ankash en Perú, hasta los 29º 30’ S en laProvincia de San Juan en Argentina (III Re-gión de Chile). Una población aislada de 2000individuos originaria de donaciones de los de-más países en los años noventa, está estable-cida también en Ecuador, en las cercanías delVolcán Chimborazo.

El Convenio para la Conservación y Manejode la Vicuña estableció la necesidad para loscinco países, de mantener registros de suspoblaciones de vicuñas. La regularidad delos censos varía en los diferentes países, pe-ro comparativamente con la mayoría de lasdemás especies de fauna silvestre, la infor-mación colectada sobre la población y la dis-tribución de las vicuñas en América Latinaforma una de las bases de datos mas comple-tas.

La Fig. 4 representa un mapa con los resulta-dos de censos y otros relevamientos realiza-dos desde los años noventa. Se observa laconcentración de la vicuña en ciertas áreasclaves que son: Los Departamentos de Lima,Ayacucho y Puno en Perú; Lípez y Chichas enBolivia; la provincia de Parinacota en Chile ylas de Jujuy y San Juan en Argentina. El mapaesta basado en áreas administrativas, y poreso exagera la continuidad en distribución dela especie, la cual no es homogénea. En reali-dad la vicuña se encuentra distribuida en par-ches más o menos aislados dentro de un ran-go marcado de hábitat y principalmente encoincidencia con áreas protegidas (ver recua-dro) o donde la población local las tolera yrespeta.

En Perú se realizaron tres censos nacionales:1994, 1997 y 2000 (INRENA 1994; CONACS1997; CONACS 2000). El censo de 1994 incluyóregistros de 14 departamentos y cubrió unasuperficie de 6,5 millones de ha. En 1997 y2000 se publicaron los censos al nivel de comu-na. A pesar de que hubo un aumento en la po-blación de casi 30% por año, desde 6782 indi-viduos en 1994 hasta 118611 vicuñas en 2000,el crecimiento está concentrado en 4 Departa-mentos – Ayacucho, Lima, Puno, y Huancaveli-ca. En las demás áreas, la población siguió re-lativamente estable. Las cifras publicadasdesde el 2000 están basadas en proyecciones.

En Chile, un 95% de la población de vicuñasse encuentra en la cordillera de Arica, en lascomunas de General Lagos y Parinacota. Laspoblaciones que se encuentran en la II y III Re-gión, por ejemplo en la Cuenca Alta del RíoLoa, Licancabur, el altiplano del Salar de Ata-cama y Llullaillaco probablemente no sonmás de mil ejemplares, y pertenecen a la su-bespecie sureña, (V.v. vicugna). Las vicuñas deGeneral Lagos y Parinacota son de la subespe-cie norteña (V. v. mensalis). El área de mane-jo para la vicuña en Chile, que incluye el Par-que Nacional Lauca, Reserva Nacional LasVicuñas, y Monumento Natural Salar de Suri-re, se extiende en una superficie de aproxi-madamente 5750 Km2 Desde que empezaronlos registros en 1975, hubo una fuerte recu-peración en la población de vicuñas durante15 años hasta 1990 en el área de manejo devicuñas de la I Región. Aparentemente alprincipio el éxito de la conservación se basóen la inmigración de vicuñas, probablementedesde Bolivia, pero durante los años ochentatodo el crecimiento se puede explicar por la

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LA VICUÑA EN LOS ANDES - J. Laker, J. Baldo, Y. Arzamendia y H. Yacobaccio

Tabla 2. Desarrollo de las poblaciones nacionales de vicuñas entre 1961 y 2005 en los 5 países vicuñeros.(Fuentes: [Grimwood 1969]; Informes nacionales del Convenio de la Vicuña, Lichtenstein y Vila 2003.)

País 1969 1981 1997 2001 2004-2005

Perú 10.000 61.900 102.800 118.678 161.460

Bolivia 3.000 4.500 33.800 56.400 61.000

Argentina 1.000 8.200 22.100 33.500 45-50.000

Chile 500 8.000 19.800 16.900 15.523

Ecuador 0 0 1.600 2.000 2.058

Total 14.500 82.600 180,100 227.478 285.041

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INVESTIGACIÓN, CONSERVACIÓN Y MANEJO DE VICUÑAS - B. Vilá Ed. - Proyecto MACS

Figura 4. Mapa de la distribución de la vicuña en la cordillera de los Andes. Las áreas marcadas son las uni-dades administrativas de los censos nacionales, cortadas por la curva nivel de 3500 m. Las cifras son vicu-ñas totales por unidad administrativa. Los censos son de 1997 en Perú, 1996 en Bolivia, 1997 en Chile, yentre 1994 y 2005 en Argentina. (Muspratt, Vaysse et al. 1996; CONACS 1997; D.G.B. 1997; Canedi andVirgili 2000; CONAF 2003.)

Perú

Bolivia

Chile

0 - 100

101 - 1000

1001 - 5000

5001 - 10000

10001 - 25000

Argentina

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tasa interna de reproducción. Desde 1990,cuando la población del país alcanzo 26.000individuos, ha disminuido durante los últimos15 años, para llegar al nivel presente (censode 2004) de alrededor de 14.000 vicuñas. Lasrazones de la declinación no son claras, ni sesabe todavía si son causa de preocupación oparte de un ciclo natural. Las caídas más dra-máticas han ocurrido en áreas más alejadasde los bofedales, en hábitat que pueden ser

menos óptimos y más expuestos a degrada-ción por sobrepastoreo o a escasez de forrajedurante los años de sequía.

En Bolivia, a pesar de que existe un solo cen-so nacional (DGB 1997), existen registros he-chos por guardafaunas en las áreas de protec-ción de vicuña desde alrededor de 1975, y enel caso de Ulla Ulla (ahora PN Apolobamba)desde 1965. En Bolivia se han establecido 3zonas de manejo de vicuña: Apolobamba enla frontera provincial compartida entre FranzTamayo y Saavedra, hacia el norte del LagoTiticaca; Mauri Desaguadero, también en elDepartamento de La Paz, hacia el sur de LagoTiticaca; y Lipez-Chichas cerca la frontera conArgentina en el sur del país. En Lipez –Chi-chas habita la subespecie sureña (V. v. vicug-na), mientras que en Apolabamba y MauriDesaguadero se encuentra la subespecie delnorte (V. v. mensalis), como en Perú y el nor-te de Chile.

Argentina no ha realizado aún un censo na-cional, por lo que no es posible conocer feha-cientemente el número de vicuñas en el país.

El área de distribución actual de la vicuña (V.v. vicugna) en Argentina, comprende aproxi-madamente 92.000 km2 (Cajal et al., 1998),con un total estimado que varía de los 33.500a mas de 50.000 vicuñas (Informe Nacionalpara el Convenio Internacional de la Vicuña2004, Cajal et al., 1998; Lichtenstein y Vila2003).

La evaluación del número de vicuñas ha sidoefectuada ad hoc basándose en números pro-ducidos asistemáticamente por las cinco pro-vincias federales involucradas, Jujuy, Salta, Ca-tamarca, San Juan y La Rioja. Estos censosparciales no están todos publicados, pero losdatos se pueden obtener a partir de la consul-ta a organismos provinciales y de algunos re-levamientos publicados (Argentina 1988;Anon 1993, Muspratt Vaysse et al. 1996; Cajal,et al. 1998; Canedi y Virgili 2000; Arzamendia,et al. 2001). La Secretaría de Medio Ambientede la provincia de Salta, realizó en el 2003 uncenso provincial, aún no publicado.

También se cuenta con información propia,generada mediante relevamientos realizadosen terreno utilizando la metodología de cen-so completo por sectores y transectas para 57

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LA VICUÑA EN LOS ANDES - J. Laker, J. Baldo, Y. Arzamendia y H. Yacobaccio

La vicuña se encuentra en varias áreas pro-tegidas a lo largo de su rango de distribu-ción, con distinto grado de implementación:

BoliviaParque Nacional SajamaArea Protegida Apolobamba Reserva Biológica Cordillera de Sama

PerúParque Nacional HuascaránReserva Nacional Pampa GalerasReserva Nacional de Salinas y AguadaBlancaSantuario Nacional De Huayllay

ChileParque Nacional Lauca Parque Nacional Volcán Isluga Reserva Nacional Las Vicuñas Reserva Nacional Los FlamencosMonumento Nacional Salar del Surire

ArgentinaReserva de la Biosfera Laguna Blanca -CatamarcaReserva Provincial Laguna Brava - La RiojaReserva de la Biosfera y MonumentoNatural Laguna de Pozuelos - JujuyReserva Provincial de Fauna Los Andes -Salta.Reserva de la Biosfera y Parque NacionalSan Guillermo - San JuanReserva Provincial Olaroz - Cauchari - JujuyReserva Provincial Altoandina de laChinchilla - JujuyParque Provincial Laguna de Leandro -Jujuy

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localidades diferentes de la provincia de Ju-juy, incluidas en los departamentos de Yavi,Santa Catalina, Rinconada, Cochinoca, Sus-ques, Humahuaca, Tilcara, Tumbaya y ValleGrande, abarcando la mayor parte de la dis-tribución de la especie en la provincia. Se hangenerado otros censos detallados en LagunaBlanca y Antofagasta (Catamarca) aún no pu-blicados (Borgnia, et al.; com. pers.).

Tendencia actual

Ahora en la mayor parte del altiplano, ya no esla caza la actividad causal que limita el creci-miento de las poblaciones de vicuñas, aunqueen ciertas áreas es claro que el furtivismo siguesiendo perjudicial, y constituye un problemamuy importante a controlar. Sin embargo, enmuchas áreas protegidas se ve que la situaciónde la vicuña esta alcanzando, o ya alcanzó unnivel poblacional más estable, con menos po-tencial para seguir incrementándose.

Los límites están constituidos por una capaci-dad de carga definida por varios factores. Alo largo del altiplano, es claro que la vicuñatiende a limitarse por la altitud. Este limite al-titudinal cambia con la latitud, siendo mas al-to en el norte (alrededor de 4000 m), y menosalto en el sur (3000 m aprox.). La gente del al-tiplano vive en gran medida de sus animalesdomésticos, llamas, alpacas, ovejas, y a vecesburros y vacas. Los pueblos y unidades pro-ductivas, tienden a estar ubicados cerca de re-cursos forrajeros más productivos y fuentesde agua, y por eso impactan sobre el espaciode pastoreo y abrevaderos disponible para lavicuña. Son dos las interacciones más impor-tantes entre las actividades humanas y la vicu-ña. Una es la competencia directa por los re-cursos, pero también existe un factor social,que es la tolerancia, el deseo de coexistir conla vicuña, el respeto por la presencia de lafauna silvestre, por parte de las comunidadescampesinas.

Otro factor que es importante, e interactúacon los demás aspectos recién mencionados,es la estabilidad a través del tiempo de los re-cursos disponibles. En el altiplano y la puna,la combinación entre una baja precipitación,extremos de temperatura y alta radiación so-

lar impone fuertes límites al crecimiento de lavegetación. En ese aspecto, la zona de hábi-tat de vicuñas no es homogénea (ver capítu-los 5 y 6 de este libro). La gran escala de lacordillera de los Andes resulta en la forma-ción de varios gradientes en los parámetrosdel clima. Por ejemplo, lo más obvio es latemperatura que disminuye con la altura. Es-ta disminución es de aproximadamente 6,5º Ccada mil metros de diferencia de altitud, y re-sulta que los animales que viven sobre los4500 m tienen que tener muy buena protec-ción frente las bajas temperaturas. La vegeta-ción se afecta mucho por el reducido númerode días sin heladas.

Los gradientes están presentes en el eje nor-te-sur y también en el este-oeste, y afectanno solo la temperatura, sino también la preci-pitación y la estacionalidad. La temperaturapromedio, ligada con la altura, presenta ungradiente norte-sur.

El altiplano forma una separación entre unode los lugares más secos de la tierra (con casicero mm al año), el desierto de Atacama, yuno de los lugares más húmedos (con hasta4000 mm al año) en el Amazonas. La presen-

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INVESTIGACIÓN, CONSERVACIÓN Y MANEJO DE VICUÑAS - B. Vilá Ed. - Proyecto MACS

Figura 5. La precipitación en el altiplano provienedel aire húmedo del continente, y no del Pacifico. So-lo llueve cuando el viento predominante de alturafluye hacia el poniente (Garreaud, Vuille et al. 2003).

a. Episodios húmedos

Gran escala deprecipitación

Gran escala deprecipitación

Húmedo - Cálido

Húmedo - Frío

Seco - Cálido

Húmedo - Cálido

Húmedo - Frío

Seco - Cálido

Pres

ión

(hPa

)Pr

esió

n (h

Pa)

200

600

1000

200

600

1000

90W 70W

90W 70W

b. Episodios secos

50W

50W

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Figura 6. a. Diferencias espaciales en la distribución de precipitación en el altiplano. b. Concentración deprecipitación en los meses del verano austral (E: Enero, F: Febrero, M: Marzo) (Garreaud, Vuille et al. 2003).

6S

8S

10S

12S

14S

16S

18S

20S

22S

24S

26S

28S

30S84W 81W 78W 75W 72W 69W 66W 63W 60W 57W 54W 51W

a. Precipitación promedio anual

0 - 100 mm

101 - 200 mm

201 - 400 mm

401 - 700 mm

> 700

Precipitaciónpromedio anual

6S

8S

10S

12S

14S

16S

18S

20S

22S

24S

26S

28S

30S84W 81W 78W 75W 72W 69W 66W 63W 60W 57W 54W 51W

b. Proporción de la precipitación anual en EFM - verano austral

< 50

50 - 60 %

60 - 75%

> 75%

Proporción de la precipitaciónanual en EFM

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cia de la corriente fría de Humboldt, generaque se desplome el aire húmedo del Pacificoque fluye hacia el oriente. Forma en la costauna zona fría y húmeda, que rara vez puedeprecipitarse como lluvia en el continente.

Solo cuando el flujo del viento proviene deloriente, puede traer el aire templado y húme-do que se necesita para formar nubes de llu-via y se producen precipitaciones. Tales even-tos ocurren más frecuentemente en el veranoaustral, en los meses de enero, febrero y mar-zo (Fig. 5).

La Figura 6a muestra la distribución de lluviaanual en el altiplano. El tamaño de los círcu-los representa registros de promedios anualesen 28 estaciones meteorológicas. Se nota laalta diferencia entre las provincias norteñas-orientales de Puno, y La Paz, comparado conla aridez de las áreas más sureñas en Chile,Oruro y Argentina.

Si bien el gradiente norte-sur y oeste-este delluvia provoca variaciones regionales en laproductividad de la vegetación, es altamenteimportante también la distribución de even-tos lluviosos a lo largo del año. La Figura 6bmuestra las mismas estaciones meteorológi-cas que la Figura 6a, pero da el porcentaje dela lluvia anual que cae en los meses Enero, Fe-brero y Marzo del verano austral. Se ve dra-máticamente las diferencias en grado de con-centración de la lluvia en esa época en lazona central oeste –Surire, en Chile, Potosí yOruro–. Esas variaciones climáticas tienenprofundo efecto en la cobertura vegetal, fac-tor que afecta no solo los recursos forrajerosdisponibles para la vicuña sino también parala ganadería. La distribución actual de la vicu-ña resulta de la interacción entre esos facto-res, la productividad primaria, y su distribu-ción geográfica y a lo largo del año, y lacompetencia con herbívoros domésticos enlas áreas más productivas. Estas característicasclimáticas que cambian año a año, con másvariación en el suroeste y menos en el nores-te, impactan sobre las vicuñas debido a sucondición de especie sedentaria. El ciclo El Ni-ño crea fuertes cambios en la calidad de hábi-tat, y un patrón de capacidades de cargasiempre en flujo, aunque son mínimos los”cuellos de botella”, que imponen los limitesambientales a las poblaciones.

Conclusiones

La vicuña recién se está recuperando despuésde 500 años de mal manejo con fines comer-ciales. Tiene la potencialidad de ser el casomodelo para el uso sostenible, pero solo si si-gue siendo manejada como especie “clave”del ecosistema altoandino. Afortunadamen-te, como se describe en otros capítulos de es-te libro, son los sistemas de manejo en silves-tría, los que al parecer ofrecen mejoresoportunidades económicas a las comunida-des, en comparación a los que requieren delestablecimiento de mayor infraestructura ymantenimiento como el manejo en cautive-rio. Preservar el carácter silvestre de la vicuñaes reconocer que existen todavía otras víashacia el desarrollo económico que están me-jor adaptadas a las oportunidades y limitesdel ambiente andino.

Se debe reconocer que el aprovechamientode su fibra es solo uno de los varios factoresque impactan sobre las vicuñas. Hay un im-pacto indirecto, provocado por el uso indus-trial de agua en humedales y otros ambientesaltiplánicos, en especial en Chile y en formacreciente en el resto de los países andinos enlos últimos años, efectuado principalmentepor la intensa actividad de minería metálica yno metalífera, turismo no controlado, activi-dades que demandan la construcción de in-fraestructura vial, poliductos, tendidos eléc-tricos y aprovechamientos de agua.

Agradecimientos

Este capítulo proviene de un proyecto multi-disciplinario y no refleja el trabajo solo de losautores, sino del equipo entero. Este equipoinvolucra no solo los demás investigadoresdel Proyecto MACS en varios países sino tam-bién el equipo administrativo de la ComisiónEuropea, representado en primer lugar porSr. Dirk Portier, por su apoyo tanto al nivelpersonal como financiero. También, se reco-noce el gran aporte de Jorge Herreros de Lar-tundo, de CONAF, Tarapacá, y Matthias Vuilledel Climate System Research Center, Univer-sity of Massachussets. Se agradece a la Ing.Ana Inés Arce y al Lic. Flavio Moschione, porla información brindada.

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