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Mercedes Granjel Las Hurdes, el país de la leyenda Entre el discurso ilustrado y el viaje de Alfonso XIII L L E I D A, 2 0 0 2

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Mercedes Granjel

Las Hurdes,el país de la leyenda

Entre el discurso ilustrado

y el viaje de Alfonso XIII

L L E I D A, 2 0 0 2

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© Mercedes Sánchez Granjel, Santander, 2001© de esta edición: Editorial Milenio, 2010

[email protected]

Sant Salvador, 8 - 25005 LleidaPrimera edición digital (e-pub): mayo de 2010

ISBN: 978-84-9743-361-7Esta edición corresponde a los contenidos

de la primera edición en formato papel de noviembre de 2003

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INTRODUCCIÓN

Referencia tópica y lugar común en los discursos progresistas delsiglo XIX, Las Hurdes ha sido una región mal conocida, tanto en suevolución histórica como en su delimitación geográfica. Tradicional-mente sus confines se disolvían en unos límites imprecisos y durantevarios siglos el territorio que ocupa se confundió con el de las Batuecas,llegando a formar un único sistema. Una situación que se viofavorecida por el régimen de explotación que sufrieron ambascomarcas como bienes concejiles de La Alberca durante el AntiguoRégimen. Pero junto al confusionismo geográfico, el desconocimientohistórico de la región favoreció la construcción de un relato novela-do sobre una sociedad de la que muy poco se sabía. Una leyendaque lejos de ser enterrada alcanzó un amplio eco social en el sigloXIX. La responsabilidad de Pascual Madoz en esta popularización delmito fue decisiva: la inclusión que este autor hacía en su célebreDiccionario (1845-1850) de buena parte de los elementos imaginariosque contribuyeron a forjar la leyenda, influyó de manera decisiva enla difusión de la antigua fábula.

Sin embargo algunos años antes se habían dado los primeros pasospara deshacer toda una serie de planteamientos geográficos equivo-cados e incertidumbres sobre la historia y condiciones de vida de

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este olvidado y desconocido rincón del occidente peninsular. Comose verá Eugenio Larruga (1787-1800) fue el primero en definir de unmodo más objetivo la región y establecer los límites exactos de suterritorio. Años después Sebastián Miñano (1826-1829) fue más alláal criticar con dureza estas noticias, que calificaba de «meras fábulasinventadas para la diversión de niños y de gente ociosa». Sin embargo,la obra del estadista Madoz se impuso y abrió el camino para nuevasinterpretaciones mitológicas de la comarca, de sus habitantes y desu historia.

Un hecho que no deja de sorprender al revisar la historiografíahurdanófila más reciente es que la obra de Pascual Madoz, con todassus limitaciones, siga utilizándose como una de las fuentes principalespara la historia de Las Hurdes en el siglo XIX. Es evidente que suDiccionario constituye una fuente de consulta obligada, pero unanálisis más minucioso de la bibliografía que generaron Las Hurdesa lo largo del siglo XIX pone de manifiesto sus limitaciones y errores.Resulta así paradójico que el estudio más importante para la historiade esta comarca en la etapa contemporánea, lo hiciera un autorprácticamente desconocido en el momento actual, de quien lasreferencias que se recogen son siempre incompletas y cuyos escritosno han sido aún estudiados.

La contribución más importante a la bibliografía hurdanófila delsiglo XIX fue la realizada por Romualdo Martín Santibáñez (1872),cuya obra constituyó el intento más serio y riguroso por conocer laregión. Sin embargo este trabajo apenas ha merecido la atención delos historiadores. Objeto de cita la mayoría de las veces inexacta oincompleta, en los casos más afortunados en que los estudiosos lehan dedicado su atención se han limitado a examinar el amplioresumen recogido en la revista La Defensa de la Sociedad (1876). Sinembargo, en ningún caso se ha analizado el manuscrito original,trabajo que por circunstancias diversas no llegó a publicarse y queconstituye una aportación esencial para el conocimiento de LasHurdes, tanto por la profusión de noticias que ofrece como por ladescarnada descripción de la realidad sociopolítica que denuncia.1 La

1. El manuscrito de Santibáñez sobre las Hurdes forma parte de la bibliotecadel Fondo Barrantes, conservada en el Archivo del Monasterio de Guadalupe. La pri-mera noticia sobre su existencia la debo a la amabilidad del P. C. Palomo, O. P. AMG,Fondo Barrantes, Las Jurdes ó lo que éstas fueron, lo que son, y lo que pueden ser[1872], ms. B-67, 723 ff.

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importancia de esta aportación viene también determinada tanto porel papel que desempeñó su autor en la vida política de Las Hurdesdurante la segunda mitad del siglo XIX, como por el uso que otrosautores hicieron de la información por él suministrada, algo que lahistoriografía más reciente parece ignorar.

El carácter inédito de esta obra y la ausencia de estudios rigurosossobre su autor en la historiografía más reciente, hacen necesariasunas precisiones que consideramos aquí imprescindibles. Una de lascuestiones que es conveniente aclarar hace referencia a la fuenteestudiada; en nuestra investigación hemos consultado el manuscritoconservado en la biblioteca de Vicente Barrantes, bibliófilo, políticoy escritor que a lo largo de su vida reunió una valiosa colección deobras impresas y manuscritas extremeñas. Su desahogada posicióneconómica le permitió invertir importantes cantidades en la adqui-sición de publicaciones, que hacen de su colección una de las másvaliosas para el estudio de Extremadura. Desde 1924 estos fondos seconservan en la Biblioteca y Archivo del Monasterio de Guadalupe;entre ellos se encuentra una copia del manuscrito de Santibáñez, conquien Barrantes mantuvo una estrecha relación.

Resulta necesario situar la aportación de Santibáñez en el marcode los estudios que, desde finales del siglo XVIII, comenzaban adescubrir la verdadera realidad de la comarca. Unas investigacionesque partieron en unos casos de la propia Administración pero queen otros nacieron de iniciativas particulares y de curiosidadespersonales muy concretas; aunque alcanzaron una escasa difusiónofrecen una visión de esta sociedad muy alejada de la más tópicaque encontramos en otro tipo de relatos. Sin embargo este tipo dediscursos no volverá a ser retomado hasta finales del siglo XIX, a travésde proyectos reformistas de muy diverso cuño que intentaban hacerfrente de forma positiva a los problemas del país. El desarrollo delpositivismo, el regeneracionismo, el catolicismo social o de determi-nadas corrientes científicas como el degeneracionismo fueron deci-sivos en el cambio de orientación de estas reflexiones y a partir deeste momento (que cronológicamente coincide con el inicio de laRestauración) salieron a la luz los diferentes problemas que aquejabana Las Hurdes.

Precisamente este objetivo, el descubrimiento de Las Hurdes porparte de la sociedad española, ha determinado de una manera decisivael enfoque que hemos querido dar a esta investigación. Por ello hemosrenunciado a realizar una exposición de los diferentes problemas queaquejaron a los hurdanos (atraso económico, incomunicación, anal-

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fabetismo, asistencia sanitaria o la elevada incidencia de la enfer-medad y la muerte), que son analizados desde el momento en quevan aflorando y se van identificando. Comprobaremos así que mientraslos problemas derivados de la incomunicación o de una bajaproductividad agrícola fueron los primeros en emerger, los relacio-nados con la elevada incidencia de la enfermedad tardaron muchomás en ser detectados y denunciados. Pero además este análisissecuencial nos permitirá descubrir también cómo y cuándo se fuerondesvelando las ficciones que encubría la leyenda forjada sobre LasHurdes.

Establecidos los objetivos de nuestra investigación, resultanecesario fijar sus límites cronológicos. Hemos querido iniciar esteestudio con el Catastro de Ensenada (1753), por constituir el primerintento serio y riguroso realizado por la Administración para cono-cer la situación socioeconómica de Las Hurdes. Por su parte, el viajede Alfonso XIII a la región (1922) pone fin a nuestra investigación;la visita real permitió desvelar y hacer público a través de la prensauno de los testimonios más escandalosos de los grandes desequilibriosestructurales que había en España. Los cambios culturales y socialeshabidos durante este tiempo marcaron decisivamente el descubri-miento de Las Hurdes por parte de la sociedad española. A partirde 1922 el tratamiento que tuvo el problema hurdano experimentóun cambio cualitativo importante, por lo que ni las actuaciones que sederivaron del viaje real ni la literatura posterior han sido objeto deestudio.

La dispersión de la información tanto impresa como manuscritaen diferentes archivos y bibliotecas provinciales y nacionales y laslagunas documentales que nos hemos encontrado han sido sólo partede los problemas que hemos tenido que afrontar. Estas dificultadeshan sido aún mayores en el caso de las fuentes manuscritas, situaciónque nos ha obligado a realizar unas búsquedas que no siempre sehan acompañado del éxito. Así, a pesar de haber constatadodocumentalmente la existencia de una copia del manuscrito deSantibáñez sobre Las Hurdes en la Academia de la Historia, laspesquisas realizadas para localizarlo fueron infructuosas.2 Idénticas

2. En 1844 Vicente Barrantes remitió una copia del trabajo de Santibáñeza esta institución, sin que hayamos podido descubrir las razones que le impulsarona hacerlo. Una primera noticia del trabajo aparece en el Resumen de los Acuerdosy tareas de la Real Academia de la Historia (Madrid, 1884, p. 851). El trabajo fueentregado poco después al académico Vicente de la Fuente (véase ARAH, legajo

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dificultades hemos tenido para localizar sus protocolos; tras unaminuciosa búsqueda sólo conseguimos encontrar una parte de ladocumentación en el archivo de una notaría de Plasencia.3

La consulta de los fondos manuscritos custodiados en el Archivodel Monasterio de Guadalupe —una documentación hasta la fechainédita— ha sido fundamental en esta investigación. En primer lugarqueremos destacar la existencia de diversos manuscritos que nos hanpermitido analizar, desde una perspectiva muy distinta a la másrepetida, aportaciones como la de Pascual Madoz o el propioBarrantes. Pero además, en esta colección hemos podido acceder aotros trabajos, como el realizado por Pedro González de Velasco, queaunque en su momento tuvo una amplia difusión en la actualidadparecía ilocalizable. Este hecho explica que aparezca mal citado enalgunos estudios recientes sobre Las Hurdes y que en estos mismostrabajos se comente indirectamente a través de lo que otros autorescoetáneos reprodujeron en sus textos. Finalmente la valiosa colecciónde recortes y sueltos de prensa recogidos por Barrantes y el enormeinterés de la correspondencia que mantuvo con otros autores(Santibáñez, Vicente Paredes Guillén o Eugenio Escobar Prieto) nosha permitido abordar esta investigación desde los intereses de losgrupos de poder de la región y muy diferente por tanto a la queproporcionan las fuentes impresas.

Por lo que respecta al resto de los archivos consultados, queremosdestacar la documentación que sobre Las Hurdes se recoge en ellegado de Eugenio Escobar, custodiado en el Archivo de la DiputaciónProvincial de Cáceres. El mismo carácter inédito tienen las fuentesconservadas en el Archivo Diocesano de Coria-Cáceres, aunque en estecaso su consulta ha resultado más costosa al estar buena parte desus fondos sin inventariar. No sucede lo mismo con la documentacióncustodiada en el Archivo Histórico Provincial de Cáceres, ampliamenteutilizada por los historiadores aunque no por eso de menor valor enesta investigación. Finalmente queremos subrayar las dificultades paraacceder a la documentación que aún conservan algunos archivoslocales. En ocasiones su consulta no ha sido posible, lo que nos ha

11/8067), aunque en el momento actual no aparece reseñado en ninguno de losinventarios de esta institución y las pesquisas para localizarlo han sido infructuosas.

3. Tras comprobar que no se custodiaban ni en el Archivo Histórico Provincialde Cáceres ni el Colegio Notarial, iniciamos una minuciosa búsqueda en las notaríasdel distrito. A raíz de nuestra investigación el libro que localizamos (correspondientea 1893) ha sido remitido a Cáceres (AHPC, Protocolos Notariales, n.º 5.263).

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impedido determinar el posible interés de sus fondos históricos paranuestro trabajo.4

La aproximación a una realidad tan compleja como la que aquíestudiamos ha generado una bibliografía abundante, pero que secaracteriza fundamentalmente por su desigualdad en cuanto al rigorcon que se analizan las fuentes. Los estudios sobre Las Hurdesiniciaron su desarrollo en la década de los ochenta, aunque contabancon algún antecedente que no podemos silenciar. En la tradiciónhistoriográfica anterior la contribución más importante es la del his-panista francés Maurice Legendre (1927), cuya «tesis de estado»dedicada al estudio de Las Hurdes sigue siendo por su rigor deineludible consulta.5 El auge de estos trabajos en las dos últimasdécadas nos permite constatar un hecho incuestionable: Las Hurdesse han convertido en un tema de moda para historiadores, demógrafos,geógrafos, sociólogos, antropólogos y eruditos locales. Como conse-cuencia de ello, la bibliografía que ha generado la región destaca nosólo por la diversidad de enfoques, métodos o una mayor atenciónhacia problemas hasta ahora olvidados, sino también por el desigualvalor de estas aportaciones. Razones de índole muy diversa contri-buyeron a fomentar este tipo de estudios. No hace muchos años,Sánchez Marroyo recordaba la labor de la Universidad de Extremaduraen el desarrollo de la historiografía extremeña: la profesionalizacióndel quehacer histórico y el incremento y reorientación de lasinvestigaciones de historia regional y local habrían sido sus conse-cuencias más importantes.6 Una opinión que nosotros podemossuscribir sin reparo: así, el estudio realizado por Blanco Carrasco parael Mundo Moderno constituye el análisis más sólido tanto por suspotencialidades heurísticas, como por la amplitud de enfoques y lavisión integradora que ofrece.7

En 1994 Gurría Gascón y Mora Aliseda coordinaron el volumenmonográfico que la revista Alcántara dedicó a Las Hurdes.8 Por sus

4. Esta situación se nos ha presentado al intentar consultar la documentaciónconservada en el Archivo Municipal de Casar de Palomero donde Martín Santibáñezejerció de notario y vivió hasta su muerte. El secretario del Ayuntamiento nos haasegurado en las reiteradas ocasiones en que hemos solicitado acceder a sus fondosque «no se conserva ningún documento del siglo XIX» (sic).

5. El trabajo constituyó su tesis doctoral, defendida en la Universidad deBurdeos. M. LEGENDRE, Les Jurdes, Burdeos, 1927.

6. F. SÁNCHEZ MARROYO, «Historiografía de la Extremadura contemporánea»,Alcántara, 39, Cáceres, 1996, pp. 147-174.

7. J. P. BLANCO CARRASCO, Estructura demográfica y social de una leyenda extremeña.Las Hurdes en el Antiguo Régimen, Cáceres, 1994.

8. Alcántara (Tercera Época), 31-32, Cáceres, 1994.

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especiales características, en el trabajo realizado confluyen preocu-paciones e intereses investigadores de disciplinas muy diversas(historia, geografía, demografía, ensayo, historia agraria o cultural).En su conjunto el trabajo supuso un paso importante en estos estudios,aunque es de lamentar el escaso rigor de algunos autores que omitenen su trabajo cualquier referencia a la documentación consultada.

Desde fuera de este ámbito regional destacan las aportacionesrealizadas en el campo de la antropología y la historia cultural. Lostrabajos llevados a cabo por Maurizio Catani han permitido unabeneficiosa recuperación de la investigación fundada en la metodo-logía propia del trabajo de campo.9 El ensayo realizado por FernandoR. de la Flor ofrece un análisis de esta realidad espacial desde lospostulados de la «nueva historia»: a través de fuentes diversas y nuevosenfoques se articula un estudio que analiza elementos etnográficos,sociológicos, literarios o políticos.10 Las posibilidades que ofrecía elanálisis de los discursos científicos sobre Las Hurdes nos animó arealizar una primera aproximación al estudio de los problemassanitarios de esta sociedad, en una investigación que pone de relievela influencia de determinadas corrientes científicas en el descubri-miento de las condiciones materiales en que se desenvolvía la vidade esta sociedad.11

Paralelamente, la constitución del estado de las autonomías, elsubsiguiente potenciamiento de la historia local y una trivializaciónde la cultura puesta al servicio del ocio y de la conmemoración pro-pagandística de determinados acontecimientos, ha polarizado lainvestigación histórica hacia problemas muy determinados. Losestudios sobre Las Hurdes no han sido ajenos a este fenómeno y,en consecuencia, también en ellos se advierte un incremento depublicaciones muy determinadas por la localización de los investi-gadores o la celebración de algunos eventos. Algunas conmemoracio-nes relevantes, como el viaje de Alfonso XIII a las Hurdes o lacelebración del II Congreso Nacional de Hurdanos y Hurdanófilos(1988), motivaron la celebración de reuniones que cristalizaron enla publicación de nuevos trabajos sobre la región.12

9. M. CATANI, La invención de las Hurdes, Mérida, 1989.10. F. R. DE LA FLOR, De las Batuecas a las Hurdes, 2ª ed., Mérida, 1999.11. M. GRANJEL, «Regeneracionismo y medicina: las Hurdes como problema

sanitario», Medicina e Historia (Cuarta Época), 2, 1999, pp. 1-15.12. Viaje a las Hurdes, Madrid, 1993 y Crónica del II Congreso Nacional de

Hurdanos y Hurdanófilos, Nuñomoral (Cáceres), 1998.

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La evolución de estos estudios no ha sido ajena a los cambiosexperimentados en la historiografía general más reciente. La demo-grafía histórica, ámbito de confluencia de historiadores, médicos ygeógrafos, es uno de los campos donde las investigaciones que nosocupan ofrece mayores posibilidades. A través del estudio de lapoblación hurdana se ponen de relieve aspectos tan importantes enla historia de una sociedad como su economía o los comportamientossociales, culturales y políticos. Las investigaciones llevadas a cabo parael Antiguo Régimen sólo requieren un estudio más riguroso quepermita establecer el importante papel que las enfermedadestransmisibles desempeñaron en esta comunidad.13 Por el contrario,el estudio demográfico de Las Hurdes durante el periodo contem-poráneo es aún una tarea pendiente de abordar.

A caballo entre la historia social y la de las mentalidades, destacanlos trabajos llevados a cabo sobre los expósitos. Las posibilidades queofrecen este tipo de investigaciones sobrepasan ampliamente losanálisis puramente cuantitativos, al ser uno de los fenómenos socialesque con mayor agudeza refleja las contradicciones de su sociedad.Lo poco que se ha publicado sobre esta cuestión permite unaaproximación a la importancia que la lactancia mercenaria alcanzóen Las Hurdes, al tiempo que muestra la rica complejidad delfenómeno.14

Por cuanto este estudio se ha nutrido especialmente de documen-tación de archivo en gran medida inédita, quiero reconocer mi deudacon la comprensión y ayuda desinteresadas de algunas personas, cuyamención no quiero silenciar. En primer lugar a Joaquín GonzálezManzanares que generosamente me ha permitido aprovecharme desu pasión de bibliófilo al facilitarme referencias y documentos quesobre Las Hurdes conserva en su biblioteca de temas extremeños.Asimismo, he de agradecer su ayuda a fray Sebastián García, OFM,responsable del archivo y biblioteca del monasterio de Guadalupe,

13. J. P. BLANCO CARRASCO, Estructura demográfica... y C. GARCÍA MORO, Entre brezosy colmenas. La población de Casares de las Hurdes en los siglos XVII al XX, Badajoz, 1986.

14. M. FERNÁNDEZ UGARTE, «Adoptantes extremeños de expósitos salmantinos en el s.XVIII (1700-1732): problemas e interpretaciones», Alcántara, 10, 1987, pp. 7-34; M. GRANJEL,«Mortalidad de expósitos y lactancia mercenaria en la Alta Extremadura: 1915-1925»,Expósitos e Ilegítimos na realidade Iberica do século XVI ao presente, Braga, 1996, pp.303-330 y M. GRANJEL, «El intervencionismo estatal en la política sobre expósitos: el casode las Hurdes (Cáceres) en el siglo XX», La medicina en el siglo XX, Málaga, 1998, pp.147-157.

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donde he llevado a cabo buena parte de esta investigación. Finalmentequiero expresar mi reconocimiento a la profesionalidad y competenciade Mª Antonia Fajardo, directora del Archivo de la DiputaciónProvincial de Cáceres, que me ha facilitado la consulta de unadocumentación cuya ubicación no es fácil de seguir en los laberintosde la Administración. La colaboración de todos ellos ha sido decisivapara llevar a cabo esta investigación.

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1. LOS ILUSTRADOS SE INFORMAN

1753: primeras averiguaciones

Las primeras iniciativas para conocer la realidad social yeconómica de España surgieron en el XVIII —«el siglo emprendedor»como lo ha llamado Palacio Atard— con las medidas impulsadas porlos gobiernos ilustrados. A lo largo de esta centuria fueron apareciendonumerosas y minuciosas descripciones de viajeros españoles yextranjeros que, movidos por su curiosidad y el afán de conocer unterritorio presumiblemente desconocido, recorrieron el país. A su ladola propia Administración borbónica, centralizadora y racionalista,puso en marcha su poderosa burocracia para alcanzar un conoci-miento global de la realidad social, demográfica y económica delestado.

En este contexto cabe destacar la labor realizada por el marquésde la Ensenada, que en 1749 inició los trabajos para formar un catastrogeneral con fines tributarios para la Corona de Castilla. Era supretensión establecer un control directo sobre las rentas reales ymunicipales mediante una «única contribución» que sustituyese elcomplejo sistema de rentas provinciales y permitiera implantar unsistema fiscal más simple, más equitativo y más beneficioso para el

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Estado.1 La metodología seguida para la elaboración del Catastro sebasó en la elaboración de un interrogatorio de cuarenta preguntas;las respuestas, evacuadas sobre el terreno por los intendentes, debíanser contestadas por una comisión formada por miembros del concejo,labradores del lugar elegidos por el Ayuntamiento y otras personasdesignadas por el intendente. Las noticias recogidas en los Libros deRespuestas Generales proporcionarían detallada información sobre lascaracterísticas y población del lugar, sus recursos agrícolas yganaderos, las actividades artesanales y mercantiles, la estructuraprofesional o las rentas con que contribuirían a la Real Hacienda.

Las respuestas correspondientes a los tres concejos hurdanos(Camino Morisco, Nuñomoral y el concejo de lo Franqueado) serecabaron en 1753 y el mismo juez, José Eusebio Amores, fue quiense encargó de dirigir el interrogatorio, lo que contribuye a que lasrespuestas reflejen en su exposición y discurso una indudablehomogeneidad.2 Por la organización territorial de los lugares la visitase llevó a cabo en Pinofranqueado y en La Alberca, donde se formaronlas preceptivas comisiones. Por tanto no hay evidencia de que elinstructor conociese las poblaciones pertenecientes a los otros dosconcejos hurdanos. El primer lugar visitado (28 de julio de 1753) fuePinofranqueado y la información recogida ofrece una menor comple-jidad al tratarse de un único concejo. La visita a La Alberca tuvolugar dos meses después (el 6 de octubre de 1753) y las respuestasinevitablemente son mucho más prolijas al tener esta localidadcomprendida en su socampana el desierto de las Batuecas y losconcejos de Nuñomoral y Caminomorisco, que a su vez comprendían26 y 10 alquerías respectivamente. En esta última visita comparecieronante el juez 13 vecinos de La Alberca, 10 de Nuñomoral y otros 10de Caminomorisco, por lo que aun cuando el intendente no llegaraa recorrer esta zona de Las Hurdes no careció por ello de informadoreslocales.

Por la información que se recoge en el Catastro, La Alberca erauna localidad con un grado de desarrollo económico muy superioral de otros núcleos de su entorno. Cuando se cumplimentaron lasrespuestas sólo el 26% de la población se dedicaba a la agricultura;

1. Sobre la reforma fiscal de Ensenada véase M. ARTOLA, La hacienda del AntiguoRégimen, Madrid, 1982, pp. 267-269 y J. L. GÓMEZ URDÁÑEZ, El proyecto reformista deEnsenada, Lleida, 1996, p. 181.

2. AGS, Dirección General de Rentas, 1ª remesa, Libros de RespuestasGenerales del Catastro de Ensenada, lib. 135, ff. 469r-531r. y lib. 140, ff. 494r-502r.

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LOS ILUSTRADOS SE INFORMAN 21

el resto se ocupaba en labores artesanales de índole muy diversa entrelas que destacó la actividad textil, sector al que se dedicó el 56%de la población. Muy distinta era la situación económica de losconcejos de Nuñomoral y Caminomorisco, aunque la información quese recoge en las respuestas parece reflejar un grado de bienestar muyalejado de la realidad. A diferencia de La Alberca, en Las Hurdesla dependencia de la agricultura fue casi absoluta: el 97% de lapoblación eran labradores y jornaleros y sólo el 3% se ocupaba enactividades artesanales, siendo Nuñomoral el concejo con mayornúmero de estos menestrales.

La estructura profesional de la población hurdana se caracterizópor el predominio casi absoluto de campesinos y jornaleros. Respectoa la explotación de la tierra llama la atención el elevado número dehacendados y labradores (campesinos con yunta) que recoge elCatastro. En el concejo de Nuñomoral había 103 hacendados y 94labradores «que trabajan con yunta» y en el de Caminomorisco 19hacendados y 23 labradores («los ocho de una yunta y quinze solode media yunta»). Estas cifras contrastan con la extensión de lapobreza, sobre todo en Nuñomoral: el número de «pobres desolemnidad» (80 en este concejo y 20 en el de Caminomorisco) colocabaa la región entre las más pobres de la provincia de Extremadura.Al mismo tiempo, el elevado volumen de jornaleros que se recogeen las respuestas para ambos concejos (165 en Nuñomoral y 75 enCaminomorisco) haría pensar en una concentración de la propiedaden manos de una parte de la población, colocando al resto de loshurdanos en la situación de trabajadores coyunturales. Más allá delas matizaciones que más adelante haremos sobre el sistema de pro-piedad de la tierra, la existencia de 94 labradores con yunta en elconcejo de Nuñomoral resulta a todas luces exagerada. Cuando en1791 los visitadores de la Real Audiencia inspeccionaron este concejo,referían que las tierras se trabajaban «ha pico de azada las más»y sólo algunas con yuntas de bueyes.3

Las respuestas a las preguntas 23 y 26 del Catastro informabande la existencia del censo enfitéutico comprometido contra sí por elconcejo de Nuñomoral y que obligaba a sus vecinos a pagar a LaAlberca 360 reales y 20 maravedíes, mientras Caminomorisco no teníacontraídas obligaciones de este tipo. En ningún momento se denunciala opresión jurídica que desde La Alberca se ejercía sobre los hurdanos

3. Interrogatorio de la Real Audiencia. Extremadura a finales de los TiemposModernos. Partido de Coria, Mérida, 1994, p. 343.

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y que será reiteradamente censurada por los comentaristas ilustradosposteriores. Sin embargo, en la información que se recoge en larespuesta a la segunda pregunta se mencionaba la cantidad de 482reales y 30 maravedíes que le valían anualmente a La Alberca «lascondenaciones en que incurren los vecinos, los de Sotoserrano,Caminomorisco y Nuñomoral por los perjuicios que causan en lasheredades de este término y su socampana y suelen resultar de lavisita que se efectúa en los tres términos». Por tanto las multassuperaban el total de la cantidad percibida por el censo enfitéuticoque recaía sobre Nuñomoral y justifican el celo y minucia con quelos albercanos llevaban a cabo esta inspección. Esta intervenciónimpedía cualquier reforma de las minúsculas parcelas, así como laplantación de árboles que mejorasen la productividad del terreno yconstituye una de las quejas históricas de los hurdanos.

Entre las escasas riquezas de la comarca, la apicultura ocupótradicionalmente un lugar destacado. Las condiciones climáticas deLas Hurdes, su abundante vegetación y la existencia de numerososalcornoques (de donde se extraían los cilindros de corcho para fabricarlas colmenas) favorecieron el desarrollo de esta industria. Sin embargoesta riqueza estaba en manos de los albercanos, propietarios de lamayoría de las colmenas que había en ambos concejos. En la respuestaa la pregunta 19 del Catastro, se recoge que «a los vezinos de estelugar [La Alberca] pertenecen 7.117 colmenas, a los del concejo deCaminomorisco y a los vezinos de Nuñomoral 2.064». Por este motivo,las ordenanzas que regularon el dominio de La Alberca sobre esteterritorio antepusieron los intereses de los apicultores a los que teníanlos agricultores hurdanos, intereses por otro lado contrapuestos. Paraestos últimos la agricultura constituía su único recurso, por lo quelucharon siempre por incrementar y mejorar sus tierras. Sin embargo,las rozas y quemas del monte perjudicaban seriamente la apicultura,al destruir la flora o dañar las colmenas. Por este motivo, toda lareglamentación de la economía rural del país, minuciosa y severa,se basó en la firme voluntad de los albercanos de frenar el crecimientode la agricultura para defender los derechos históricos de lospropietarios de las colmenas. El celo con que se efectuaban las visitasy la cuantía de las multas impuestas atestigua la importancia quetuvo esta industria en la economía albercana.

Las respuestas correspondientes al concejo de Pinofranqueadodescriben un medio geográfico más próspero que el de Las HurdesAltas. El lugar era de señorío, perteneciente a la Casa de Alba y supoblación estaba integrada por 5 labradores (una información que en

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este caso concuerda con la recogida por los funcionarios de la RealAudiencia en 1791), 94 jornaleros y sólo 6 pobres de solemnidad. Enel convento de Nuestra Señora de los Ángeles había una comunidadde 44 religiosos, frente a los 20 que vivían en el de las Batuecas.En este concejo las colmenas estaban concentradas en muy pocasmanos, aunque aquí todas hurdanas. Existía además una escasa perosignificativa actividad artesanal.

La información que proporciona el Catastro de Ensenada sobreLas Hurdes ha de contrastarse necesariamente con otras fuentescoetáneas, sobre todo por la distinción de los límites ciertamenteconfusos entre pobreza y subsistencia. Por lo que respecta a estacuestión, la historiografía más reciente ha puesto de manifiesto laimportancia que tuvo en el seno de una sociedad rural como la hur-dana, la existencia de amplios sectores de la población que subsistíancon niveles muy bajos de renta, circunstancia que en situacionescríticas les colocaba en una situación de verdadera pobreza. En elcaso que nos ocupa, la atomización de la propiedad y la escasaproductividad de estas tierras, determinó que la mayoría de los«hacendados y labradores» que se recogen en las respuestas fuesenen la práctica jornaleros y, en periodos de crisis, verdaderos pobres.Si a esta situación añadimos el régimen de explotación de ambosconcejos por parte de La Alberca tendremos una aproximación másajustada de la dimensión que alcanzó la pobreza en Las Hurdes.

El valor de la información demográfica contenida en las respuestas21, 35, 36 y 38 de los Libros de Respuestas Generales es discutido yestán encontradas las opiniones que merece su grado de fiabilidad.Con los datos recogidos durante las averiguaciones catastrales seconfeccionó el vecindario de 1759, que relacionaba a todos loshabitantes de una localidad fueran o no «cabezas de casa» (titularesde vecindad).4 Aunque las cifras que proporciona sobre Las Hurdesserán analizadas más adelante, resulta aquí necesario recordar laimportancia que tuvo esta iniciativa para el conocimiento de la si-tuación demográfica del país.

La necesidad de conocer: la visita de la Real Audiencia

La creación de un organismo como la Real Audiencia de Extre-madura, establecida en 1790 por Carlos IV y con sede en la ciudad

4. AGS, Dirección General de Rentas, 1ª remesa, legajo 2.046.

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de Cáceres, generó nuevas necesidades de gobierno para procedera una acertada política y atender al bien de la sociedad. Recordemosque junto a las competencias estrictamente jurídicas las audienciasdesarrollaban otras de carácter gubernativo general que desbordabanlos restringidos límites de la administración de justicia. Por este motivoel establecimiento del nuevo Tribunal hacía necesario un conocimientoglobal de la situación demográfica, económica y social de Extremadura,imprescindible para proceder a las tareas de gobierno encomendadas.Con esta finalidad se instruyó la visita y se elaboró un interrogatorioque permitía concretar la información de interés para este organismo.

Las 57 preguntas del cuestionario encierran preocupaciones eintereses muy diversos, aunque la insistencia en determinadascuestiones (actividades económicas o los aspectos relacionados conla administración y gobierno de la localidad) jerarquiza el interés deeste Tribunal por los temas más directamente relacionados con laactividad de gobierno que le había sido encomendada.5 Las respuestasal interrogatorio debían ser evacuadas por las autoridades civiles yeclesiásticas de las localidades que integraban los ocho partidosextremeños. Pero además, recogían también las reclamacionesformuladas por la población sobre problemas puntuales, una vía deinformación que la propia Real Audiencia quiso abrir para atenderal «bien común». Como señala Ángel Rodríguez, en el marco renovadorde la Ilustración la Real Audiencia aparece como un equipo degobierno que a través del interrogatorio planifica reformas que seorientan al progreso.6

Entre los meses finales de 1790 y los primeros de 1791 los dife-rentes partidos extremeños fueron inspeccionados e interrogados porun miembro del Tribunal, a fin de obtener un informe detallado decada municipio que recogiera sus particularidades y deficienciassusceptibles de mejora. No obstante, dada la amplitud del territorioque abarcaba el partido de Plasencia, Arias Antonio Mon y Velarde(regente de la Real Audiencia) decidió dividir la visita agrupando susmás de cien localidades en torno a los dos núcleos de población másimportantes: Plasencia y Coria. Melchor Basadre, alcalde del Crimende la Real Audiencia, fue el encargado de visitar Plasencia y suentorno. Por su parte, Francisco Javier de Contreras, uno de los tres

5. M. RODRÍGUEZ CANCHO, La información y el Estado, Cáceres, 1992, pp. 102-105.6. A. RODRÍGUEZ SÁNCHEZ, «Treinta de mayo de 1790. La Real Audiencia de

Extremadura (1790-1990)», Jornadas sobre el bicentenario de la Audiencia Territorialde Cáceres, Madrid, 1990, pp. 39-50.

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oidores del Tribunal, inspeccionó la zona más occidental del partido.7

Esta determinación supuso la primera división de la comarca de LasHurdes, cuyos tres concejos sufrirán sucesivos cambios en lo que asu adscripción administrativa se refiere en las décadas siguientes.

El 4 de marzo de 1791 Melchor Basadre firmaba las respuestasde Caminomorisco. Por su parte, los concejos de Nuñomoral yPinofranqueado fueron inspeccionados e interrogados por FranciscoJavier de Contreras: el día 5 de marzo de 1791 firmaba las respuestasde Pinofranqueado y el día 20 del mismo mes rubricaba las corres-pondientes al concejo de Nuñomoral.8 El hecho de que ambosfuncionarios inspeccionaran personalmente la región, marca ya unadiferencia importante entre el valor de las noticias que recabarony las recogidas en las respuestas generales del Catastro de Ensenadapara los concejos de Nuñomoral y Caminomorisco.

La información administrativa de cada uno de los tres concejosse recoge en las dos primeras preguntas del interrogatorio. Junto ala relación de alquerías y su dependencia de la Casa de Alba (lacomunidad de Granada, a la que pertenecían Las Hurdes, erapatrimonio efectivo del duque de Alba), los funcionarios de la RealAudiencia dejaron constancia del régimen de explotación que teníaLa Alberca sobre los concejos de Caminomorisco y Nuñomoral, «aquien se le paga pensión todos los años por habitar en dicho territorio».La repercusión que este dominio jurisdiccional tuvo en el desarrolloeconómico de la región fue varias veces reseñada en las respuestasal interrogatorio: la falta de propios y arbitrios («en este pueblo[Nuñomoral] no ay más arbitrio que repartir por los pobres vezinosque los gastos de justizia y pensión de la deesa de la Alberca»), elpago de diezmos al «benefiziado del lugar de La Alberca» o losderechos que el municipio albercano tenía sobre la dehesa y las multasque imponía si se incumplía el contrato que regulaba su régimen deexplotación, aparecen como la causa principal de la pobrezadetectada. Su análisis de la realidad, más profundo que el realizado

7. En opinión de Melón Jiménez, con su decisión Mon y Velarde sienta lasbases de la posterior división administrativa del partido de Plasencia. M. A. MELÓN

JIMÉNEZ, «Extremeños e ilustrados. La visita del Partido de Plasencia en 1791 porMelchor Basadre», Interrogatorio de la Real Audiencia. Extremadura a finales de losTiempos Modernos. Partido de Plasencia, Mérida, 1995, p. 13.

8. Las respuestas al Interrogatorio de la Real Audiencia se conservan en elArchivo Histórico Provincial de Cáceres. Recientemente la Asamblea de Extremaduraha editado esta documentación.

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por los funcionarios de Ensenada, revela la formación ilustrada y elespíritu más crítico de los miembros de la nueva audiencia.

La inspección directa del territorio permitió a los funcionariosde la Real Audiencia constatar los abusos cometidos por los albercanosy los perjuicios que ocasionaba este régimen de explotación en eldesarrollo económico de la región. En este sentido las diferencias entrelos tres concejos hurdanos fueron muy significativas y revelan lasconsecuencias que este dominio tuvo en Nuñomoral y Caminomorisco.Así, mientras en Pinofranqueado Contreras recogía los esfuerzos desus habitantes en la roturación de nuevas tierras, «en este pueblo—informaba— ay mui bastante adelantamiento de poco tiempo acápor aber dado la jente en plantar olibos y castaños y hacer algunosguertos», la situación que detectó en Nuñomoral fue muy distinta.Aquí, advertía, «no ay adelantamientos por ser deesa del lugar deLa Alberca, que halgunos adelantamientos que habían echo los vezinoslos an buelto a derrotar diziendo que es tierra suya propia por susexecutorias». Como ya se ha visto, estas ordenanzas prohibían lasroturaciones de nuevas tierras para evitar la destrucción de lavegetación de la región, de gran interés económico para losapicultores. Las quejas por las fuertes multas que las autoridades deLa Alberca imponían cuando se infringían estas ejecutorias fuerontambién recogidas por Contreras:

Por lo que toca hazer suertes de terrenos entre vezinos, advertía, cada unoque aze alguna, si cae junto a los corrales de colmenas de lugar de la Albercaen el gueco de seizientas baras en zircuyto lleban de multas los del lugarde la Alberca, y si se les demanda la lumbre y quema algún monte de brezo,en no ser alcanzando a tirar la quema con una piedra a brazo de un ombre,lleban otros treinta reales de multa; de modo que por ser la tierra tan ynútily con tanta pena por sembrarla está la tierra perdida.9

La situación que detectó Melchor Basadre en Caminomorisco fuemuy similar. Al igual que en Nuñomoral, la decadencia del concejose debía al régimen de explotación de La Alberca, que «con susexecutorias les priva de no poder adelantar nuevos plantios». Laminuciosidad de sus descripciones delata no sólo los desequilibriosprovocados por esta situación, sino también los abusos que se cometíanen los territorios bajo jurisdicción señorial. Sin embargo, aunqueBasadre desveló la causa última de los problemas que afectaban alos vecinos de este concejo, sus observaciones estaban desprovistas

9. Interrogatorio de la Real Audiencia. Extremadura... Partido de Covia, p. 344.

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de las críticas y denuncias que hizo en otras localidades del partidoque inspeccionó.

Junto a las consecuencias que el sistema de relaciones dedominación tuvo sobre la economía comarcal, las noticias recogidasprofundizan en detalles que nos permiten vislumbrar la verdaderadimensión del secular problema de la pobreza. La escasa producti-vidad de las tierras y la atomización de la propiedad, el elevadonúmero de jornaleros, la extensión de la mendicidad o las dificultadespara la extensión de los cultivos, son elementos fundamentales paraexplicar la pobreza comarcal en una sociedad agraria como la hurdana.Pero no eran los únicos: la inexistencia de caminos determinó quela actividad comercial fuera muy escasa: sólo Pinofranqueado contabacon abastos públicos. Por su parte, los habitantes de la socampanase veían obligados a comprar sus productos y vender sus excedentesen La Alberca o Ciudad Rodrigo. Los únicos arrieros serán albercanos,circunstancia que incrementó aún más la situación de dependenciade estas localidades con respecto a esta localidad.

Los contrastes entre los tres concejos no escaparon a la miradade los funcionarios de la Real Audiencia. Con una menor presióndemográfica y unas mayores posibilidades agrícolas, la población dePinofranqueado disfrutó de un grado de desarrollo económico supe-rior al de Nuñomoral o Caminomorisco. Aunque «lo escabroso de latierra» limitaba sus posibilidades de producción agraria, su indepen-dencia le permitió rentabilizar mejor sus escasos recursos. Laexistencia de un pósito, abastos, posada y un molino de aceite o lapresencia de un sangrador advierten de los contrastes que hubo entrePinofranqueado y los otros concejos hurdanos.

«El país de las Batuecas» en el Viaje de Antonio Ponz

No obstante las iniciativas de la Administración por alcanzar unconocimiento más ajustado de la realidad de esta región, a finalesdel siglo XVIII Las Hurdes eran un territorio escasamente conocidopara el conjunto de la sociedad. Junto a su aislamiento e incomu-nicación, el erróneo conocimiento geográfico de la comarca (cuyoterritorio se confundía con el que ocupaban las Batuecas) contribuyódecisivamente en esta situación. En este sentido la responsabili-dad de Antonio Ponz fue notoria al mantener la denominación de«país de las Batuecas» al referirse a Las Hurdes. Muy posiblementeel motivo de esta imprecisión fue el desconocimiento personal de laregión, que Ponz nunca visitó. El autor del Viaje de España advertía

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a sus lectores de esta nada banal circunstancia, aunque confesabaque «hubiera tenido gusto en verlo, y a no haber dado con personaque con tanta puntualidad nos lo ha descrito y tener presente quetodavía me quedan que caminar trescientas leguas por lo menos deeste viaje, sin duda hubiera ido allá».10 Su información, a diferenciade la proporcionada por los funcionarios de la Real Audiencia,procedía de testimonios indirectos y no de su propia experiencia.

Las noticias que recogió en la «Carta octava» de su Viaje de Españareproducían literalmente la descripción que para él había hechoAlfonso José de Roa, penitenciario de Plasencia. De este «nuevo amigo(...) que debemos apreciar mucho por su erudición y modo de pensar,tan conforme al nuestro», son también otras reseñas del partido dePlasencia.11 De la información que recogía sobre Las Hurdes en esta«Carta» nos interesa destacar tres aspectos que consideramos deinterés: la imprecisión y confusionismo sobre los límites geográficosde la comarca, la valoración que hacía sobre la responsabilidad deLa Alberca en el origen de la leyenda y los prejuicios que entre losmismos habitantes de la región se daban sobre su condición dehurdanos.

Por lo que respecta al primero, aunque el corresponsal de Ponzdiferenciaba las dos dehesas (Batuecas y Hurdes), la inclusión de estaúltima en lo que él denominaba «país de las Batuecas» en nadacontribuyó a aclarar el confusionismo existente. Ponz, que aceptó sinreservas la información anterior, incidía al final de esta «Carta octava»en el carácter de un único territorio para ambos lugares. A pesarde referirse a este territorio como «el país de la fábula», Ponz nodesaprovechó la oportunidad para combatir a los autores que habíancontribuido a difundir la vieja leyenda. A su juicio la responsabilidadde La Alberca en el origen de la fábula quedaba fuera de duda: «estavilla, afirmaba, que es cabeza del territorio (...) por ignorancia nopodía decir aquellas cosas de un territorio de su propio término, dondellevaban a pacer su ganado». Una reflexión que además de confirmarel dominio jurisdiccional ejercido por La Alberca, apuntaba el origenúltimo de estos relatos.

10. A. PONZ, Viaje de España. Tomos V-VIII (edición facsimilar), Madrid, 1988,pp. 477-478.

11. Aunque en esta «Carta» Ponz no dice el nombre de su corresponsal, enotra anterior revelaba su identidad. A. PONZ, Viaje de..., p. 440.

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Junto a la aspereza del terreno y la miseria de sus habitantes,Roa informaba a Ponz de las reticencias que detectó entre la poblacióndel lugar al admitir ante un forastero su condición de hurdanos.

Debo advertir a usted, comentaba a Ponz, que El Pino está ya en términode Las Hurdes (...); pero si pregunta allí dónde están Las Hurdes, respondenque más adelante; y si esta pregunta se hace más adelante, responden queya quedan atrás; de modo que nadie quiere ser hurdano.12

El testimonio, de gran interés sociológico, revela los prejuiciosexistentes sobre los habitantes de esta región, juicios cargados derecelos y prevención que explicarían el interés de los hurdanos enno verse identificados con ellos ante los viajeros que se acercabana Las Hurdes.

Más allá de inventariar y conocer los tesoros artísticos de Españael viaje de Ponz sorprende por el descubrimiento que hizo de larealidad española. El deseo de información y el sentido utilitario dela Ilustración se advierten con claridad en estos viajes, una empresaque rebasó su propósito inicial al convertirse en un estudio sociológicoy científico del país y fiel reflejo de la nueva sensibilidad de la épocapor el factor social.

El análisis progresista de Eugenio Larruga

Las empresas llevadas a cabo por Ensenada o la Real Audienciade Extremadura no fueron las únicas iniciativas ilustradas por conocerel estado social y económico del país. En esta línea se inscribentambién los trabajos realizados por Tomás López y Eugenio Larrugapoco antes de concluir el siglo. El conocimiento geográfico que ambosalcanzaron del territorio nacional hace de sus estudios inexcusablesfuentes para el conocimiento de la realidad española de su época.

Lejos de las fábulas que en pleno siglo de las luces reproducíaBenito Jerónimo Feijoo tanto en su Teatro Crítico como en las CartasEruditas, en las incompletas Memorias políticas y económicas deEugenio Larruga (1787-1800) encontramos una descripción de LasHurdes más ajustada a la realidad, acorde con el objetivo de su trabajoy sin la retórica o el paternalismo de otros autores.13 La necesidad

12. A. PONZ, Viaje de..., p. 475.13. E. LARRUGA, Memorias políticas y económicas sobre los frutos, comercio, fábricas

y minas de España, vol. XXXV, Madrid, 1795, pp. 235-256.

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de recabar noticias de la población, de sus riquezas y de todos losfactores físicos, políticos o fiscales que permitieran un conocimientomás exacto del país, queda reflejada en la reseña que hizo de estacomarca.

Lo primero que sorprende de estas Memorias es el acopio deinformación que su autor reunió, trabajo para el que tuvo que contarcon muy distintos apoyos. Muy posiblemente su trabajo en la Juntade Comercio le permitió acceder a una abundante información queposteriormente incorporaría a su obra. Sin embargo, Larruga omitiócualquier mención a la metodología seguida en su empresa, de la quesólo quiso subrayar sus objetivos: «los intereses económicos de lamayor importancia». A través de un análisis detallado de la situacióndel país, quiso dar las claves y propuestas para una política económicamodernizadora. Un programa que revela su condición de «amigo delpaís».

Larruga fue uno de los primeros autores en definir con exactitudlos límites de este territorio, contribuyendo con su obra a deshacerel tradicional equívoco que confundía el desierto de las Batuecas conLas Hurdes. En sus Memorias fijaba los límites exactos de los tresconcejos en que se hallaba dividida la región en el Antiguo Régimen(Nuñomoral, Camino Morisco y Franqueado) y enumeraba susrespectivas alquerías, cuya población estimaba en 642 vecinos. Juntoa la descripción que hacía del medio geográfico, imprescindible paraanalizar su situación económica, Larruga se extendía algo más sobresus cultivos y producción. La pobreza del terreno y la dependenciaque dos de los tres concejos (Nuñomoral y Caminomorisco) teníande La Alberca aparecían como las causas últimas de la miseriaobservada. Larruga analizó el problema hurdano a través de undiscurso progresista y comprometido en la propuesta de reformas,que no volverá a ser retomado hasta finales de la centuria siguiente.En este sentido fue el primero en denunciar no sólo las precariascondiciones de vida de los hurdanos, sino también el régimen deexplotación que sufrían por parte de La Alberca. Una situación de-liberadamente silenciada hasta esta fecha y que sus Memorias recogíancon detalle. Larruga informaba de las visitas que todos los añosefectuaban alcalde, escribano y ministro de La Alberca y de las mul-tas que éstos imponían por los árboles descuajados o los plantadosnuevamente.

No se puede culpar a aquellos habitantes de desidiosos, aunque todas lascircunstancias físicas y políticas son tan contrarias a su industria: los pocos

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y miserables frutos que recogen, son efectos de un trabajo increíble, puesa veces para plantar un arbolito, tienen que descuajar un pedregal, reducira polvo las piedras, y echar este polvo en los hoyos para que haga oficiode tierra. ¡Y el premio de tan inmenso afán, son tan pesadas multas! ¿Quéextraño será, pues, que con el tiempo quede todo aquel país desértico, comoquizá lo habrá estado por algún tiempo, y esto pudo dar motivo a la fábulade las Batuecas?14

Estas denuncias no son los únicos testimonios que revelan supensamiento ilustrado y reformista. Frente al agrarismo dominantede la política económica de la época, Larruga defendió en repetidasocasiones la necesidad de potenciar la producción industrial yfavorecer la iniciativa privada. Estas ideas aparecen reflejadas en sureseña sobre Las Hurdes, donde recogió el proyecto de un fabricantede paños de Béjar de crear «alguna escuela de hilaza de lana, corriendode su cuenta la enseñanza, el dar lana, y recoger lo hilado para sufábrica». A su juicio, esta iniciativa «sería el único medio para aliviarla miseria de aquellos pueblos». En cualquier caso, su discursocoincidirá con el de otros ilustrados de su tiempo en su oposicióna las viejas estructuras, su voluntad de eliminar cualquier tipo deprivilegios y su apuesta decidida por un modelo político, jurídico yeconómico más justo que permitiera el desarrollo del país.

Lo que enseña la geografía

Algo anterior, aunque con una finalidad muy diferente, fue laaportación realizada por el geógrafo Tomás López. Autor de una obracartográfica importante, aunque en ocasiones contradictoria e inexac-ta, López fue uno de los autores que contribuyó con sus mapas amantener el confusionismo geográfico sobre Las Hurdes. Tanto enel mapa de Extremadura como en otro más detallado sobre esta zona,López denominaba «Tierra de las Batuecas» a un amplio territorioque comprendía la comarca de Las Hurdes, las Batuecas, La Albercay otros pueblos de la sierra de Francia. El erróneo conocimientogeográfico contribuyó a mantener el confusionismo existente sobreesta comarca.

Como complemento de los mapas provinciales, López inició lostrabajos para elaborar un diccionario histórico y geográfico de Españaa imitación de los realizados en algunos países europeos. El proyectono era nuevo: en 1740 la Real Academia de la Historia cursó las

14. E. LARRUGA, Memorias..., vol. XXXV, pp. 240-241.

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instrucciones necesarias para formar un Diccionario geográfico-históricode España, trabajos que recibieron un nuevo impulso en 1772coincidiendo con la etapa en que Pedro Rodríguez Campomanes ocupóla presidencia de dicha institución.15 Sin embargo de la obraproyectada sólo se publicaron tres volúmenes, todos ellos en lacenturia siguiente. López tampoco logró culminar su trabajo, aunquereunió un valioso e ingente material recabado con ese objetivo. Sufallecimiento en 1802 y la lentitud con que recibió muchas de lasrespuestas explican el fracaso de su ambicioso proyecto.16

La metodología seguida por López se basó también en laelaboración de un interrogatorio, el instrumento más idóneo paraconocer aspectos muy diversos de la realidad nacional. En este casoel geógrafo vehiculó su cuestionario a través de los obispados, alconsiderar que los miembros de la administración eclesiástica eranlos únicos con la formación intelectual suficiente para acometer conéxito esta tarea. No obstante, entre sus informantes hubo tambiénfuncionarios civiles. El interrogatorio, de 15 preguntas, incidía no sóloen los aspectos geográficos o históricos de cada localidad, sino tambiénen aquéllos más directamente relacionados con su actividad econó-mica, estructura demográfica y social o situación sanitaria. Sinembargo se comprueba una mayor preocupación en la informaciónestrictamente geográfica, interés que no puede sorprender al partirla iniciativa del geógrafo del reino.

Este método marca ya una diferencia importante entre su obray el interrogatorio de la Real Audiencia. Mientras el trabajo de estosúltimos fue producto de una conciencia crítica y del contacto directocon la realidad, López realizó su trabajo desde Madrid y se limitóa reunir los testimonios indirectos que le enviaron sus corresponsales.Por este doble motivo el Diccionario ofrece una información escueta,nada comprometida y sin una valoración crítica de la misma. No sonéstas las únicas limitaciones de la obra: la ausencia de respuestaspara algunas localidades y las diferencias que se observan entre unasrespuestas y otras son deficiencias añadidas.

Los errores que presenta su obra cartográfica se debieron tambiéna su método de trabajo: como advierten algunos autores López actuócomo un geógrafo erudito, un «cartógrafo de gabinete» que elaboraba

15. H. CAPEL, «Geografía y cartografía», Carlos III y la ciencia de la Ilustración,Madrid, 1988, p. 124.

16. La Asamblea de Extremadura ha editado las respuestas de esta comu-nidad. G. BARRIENTOS ALFAGEME (ed.), Estremadura. Por López, año 1798, Mérida, 1991.

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sus mapas en un despacho sin realizar las mediciones u observacionestopográficas necesarias para su levantamiento, un método que re-producía el empleado por su maestro: el geógrafo del rey de FranciaJean-Baptiste D’Anville.17 Las numerosas confusiones de sus mapasprovinciales fueron advertidas ya en su tiempo; baste recordar lascríticas del geógrafo Isidoro de Antillón (1808) o las que hiciera FelipeBauzá al verse obligado a realizar los trabajos de división territorial(1813) con los «incorrectos mapas de López».

Para el estudio de la comarca de Las Hurdes sólo contamos conla información remitida por el párroco de Cambroncino; de las res-tantes feligresías hurdanas (Nuñomoral, Pinofranqueado, Mestas, La-drillar, Casares y Vegas de Coria) no se conservan las respuestas.Las noticias que el titular de esta parroquia recogió en su contestación(que remitió en diciembre de 1794) confirman buena parte del rela-to de Larruga, aunque con las inevitables diferencias. Las durascríticas de Larruga al régimen de explotación impuesto por La Albercason aquí más veladas, aunque no se oculta el interés del corresponsalpor denunciar esta situación. Resulta significativo que se informarade ellas en la séptima pregunta («Quándo y por quién se fundó ellugar, qué armas tiene y con qué motivo, los sucesos notables de suhistoria, hombres ilustres que ha tenido y los edificios o castillosmemorables que aún se conservan»), donde las noticias que requeríaLópez eran muy diferentes. Sin embargo, el párroco quiso dejarconstancia de las visitas y multas que imponía La Alberca a loshurdanos por los «adelantamientos de haciendas» o los «nuevosplantíos» y del «bastante dolor de estos naturales» por esta situación.

Tras el fracaso de este geógrafo, habrá que esperar casi treintaaños para alcanzar la aspiración ilustrada de contar con una obrade carácter general que cubriera estas expectativas. Así, entre 1826y 1828 aparecieron los diez volúmenes del Diccionario geográfico-estadístico de España y Portugal de Sebastián Miñano, una obradesigual, que le valió a su autor su elección como miembro de laAcademia de la Historia y que fue origen de una interesante polémicacon Fermín Caballero, que acusaba a Miñano de plagio y de recogernoticias erróneas. Miñano formó parte del grupo de intelectualespartidarios de los presupuestos filosóficos y sociales del enciclopedismode la Ilustración. Durante su estancia en Sevilla trabó amistad con

17. H. CAPEL, «Geografía y...», pp. 104-105 y J. BURGUEÑO, Geografía política de laEspaña constitucional. La división provincial, Madrid, 1996, p. 35.

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18. M. ARTOLA, Los afrancesados, Madrid, 1976 y J. L. ABELLÁN, Historia crítica delpensamiento español, vol. IV, Madrid, 1989, pp. 137-138.

19. S. DE MIÑANO, Diccionario geográfico-estadístico de España y Portugal, vol. II,Madrid, 1826, p. 21.

Alberto Lista, con quien compartió ideas y proyectos. La pervivenciaen él de la ideología ilustrada será su rasgo más sobresaliente, perocomo ha señalado Artola el ilustrado de tiempos de Carlos III fueel afrancesado de 1808.18 Y Miñano, cuya condición de afrancesadofue notoria, hubo de compartir con su amigo Lista el exilio en Franciaal concluir la invasión napoleónica. La amplitud de su cultura (teología,derecho, medicina) y el amplio abanico de intereses que se observaen su obra, atestiguan su posicionamiento ideológico.

En su trabajo, Miñano se mantuvo fiel a la tradición ilustradade recabar información a través de cuestionarios e interrogatorios.Al igual que hiciera Tomás López, recurrió a los miembros de laadministración eclesiástica para obtener el material necesario. Poreste motivo la información sobre la organización eclesiástica es laque más se ajusta a la realidad; el resto del Diccionario contienenumerosos errores, que ya fueron advertidos en su época y que dieronlugar a varias rectificaciones de Fermín Caballero, acompañadas deuna agria disputa personal.

Sobre la región que nos ocupa, Miñano incluyó una breve reseñade la comarca y un total de 22 artículos sobre otras tantas localidadesy alquerías hurdanas, sin otro criterio de selección que el de reproducirlas noticias que recibió de sus informantes locales. En el breve artículoque dedicó a Las Hurdes, que definió como «valle o dehesa de España»,incluía una descripción geográfica muy superficial y una escueta alu-sión a sus recursos económicos. Aunque definía con precisión los lími-tes de su territorio, «inmediato al de las Batuecas», la informaciónrelativa a su configuración territorial era confusa e inexacta y ponede manifiesto el escaso rigor de su trabajo. A pesar de sus limitacionesresulta necesario subrayar el interés de su autor por deshacer laleyenda forjada sobre la región. Como ilustrado Miñano quiso desvelaralgunas de las patrañas que la tradición literaria había difundido en«varios libretos y aún en algunos diccionarios geográficos», quecalificaba de «meras fábulas inventadas para la diversión de niñosy de gente ociosa».19 Sólo desde la desmitificación que frente a latradición literaria hizo de Las Hurdes, el trabajo de Miñano constituyeuna aportación de interés en la historiografía hurdanófila.