las reinas de egipto natgeo

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  • ujosos ajuares, tumbas, estatuas, textos y templos son un testimonio veraz del protagonismo excepcional que tuvieron en la sociedad egipcia las mujeres de la familia real, esposas y madres de reyes.

    Desde siempre se ha reconocido el alto grado de libertad de que goz la mujer en Egipto, muy superior al papel secundario que se le otorg enotras culturas de la Antigedad, incluidas Grecia y Roma. Hablar, pues, del protagonismo excepcional de las mujeres de la realeza no parece una exageracin. Pero ello no debe hacernos creer que disfrutaran de igualdad de derechos y oportunidades respecto a los hombres. Nada ms lejos de la realidad' sobre todo cuando hablamos del ejercicio del poder. La mujer de la realeza define su estatus conrelacin a la figura del rey: sus ttulos son Madre del Rey, Esposa del Rey, Hija del Rey. Ello indica una posicin de sumisin y dependencia' pero tambin sugiere una proximidad al poder que con toda certeza las reinas aprovecharon para ejercerlo con mayor o menor intensidad. Una naturaleza divina Hasta qu punto las mujeres de la realeza compartieron la naturaleza divina del faran? Para responder debemos tener en cuenta, entre otros aspectos, la estrecha relacin del soberano con la trada divina ms famosa: la formada por Osiris, su hermana y esposa Isis, y el hijo de ambos, Ho

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    H~t5hepsu~1 r mayfaraon Fue la primera mujer representada en forma de len (a la izquierda), animal que simboliza la fuerza y el poder real. Museo Egipcio, El Cairo.

    Templo de Deirel Bahari En su templo funerario, emplazado en la orilla izquierda de Tebas, Hatshepsut hizo representar su concepcin divina para legitimar su acceso al poder.

    rus. Dada la estrecha relacin del rey con el dios, el faran se presentaba ante su pueblo a imagen y semejanza de Osiris, es decir, en compaa de su divina esposa, y no junto a una mujer mortal carente de atributos divinos. Una ley no escrita, pero ya mencionada por el

    historiador Manetn en el siglo III a.c., es la llamada ley de la heredera. Segn esta leyera la mujer de la realeza quien otorgaba a su hijo y heredero el derecho divino a reinar. A su vez, el nuevo rey, para transmitir el derecho al trono a su sucesor, deba desposarse con una mujer de estirpe real, capaz de transferir la naturaleza divina a suhijo. En el caso de que no hubiera descendencia real masculina, un pretendiente a la corona podia desposarse con una mujer de sangre real y quedar, as, legitimado para gobernar y transmitir esta legitimidad a sus descendientes.

    Sin embargo, durante el Imperio Nuevo tenemos ejemplos de grandes esposas reales de origen plebeyo que contradicen esta ley, como Teti Sherit, esposa del faran Taa I, de la dinasta XVII, y abuela de Ahmosis, el fundador de la dinasta XVIII; o la reina Tiy, esposa de Amenhotep III. Tambin encontramos una gran y hermosa reina de origen incierto: Nefertiti, nuera de Tiy y esposa de Akhenatn, el faran hereje. Sin duda, la abundante informacin de que disponemos sobre esta poca hace que parezcan ms numerosos los casos en que la ley de la heredera no se cumpli.

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  • Por el contrario, muchos ejemplos desde el Imperio Antiguo hasta el perodo ptolemaico (la poca de los faraones griegos) demuestran con certeza que la ley de la heredera se cumpli. En conclusin' se puede afirmar que el rey opt por actuar o no de acuerdo con esta ley segn sus intereses.

    ~atnrrnorrlossagr.ados La unin consangunea de los faraones con sus hermanas e hijas ha hecho correr ros de tinta entre los estudiosos. Parece probado que entre la poblacin egipcia no exista esta costumbre, slo practicada por la familia real. Para explicarla debemos recordar de nuevo a la pareja divina formada por Osiris e Isis. No eran hermanos estos dioses? Y el faran y su esposa, hermanos divinos en la tierra, no deban comportarse como sus hermanos celestiales? Desde este punto de vista, la unin incestuosa adquiere un alcance ritual y simblico que refuerza el halo divino de los cnyuges reales. El caso de Ramss TI, de la dinasta XIX, que tuvo numerosas esposas y muchsimos hijos varones, y que tambin se despos con algunas de sus hijas, no encaja en la ley de la heredera, pero s en este imperativo de la realeza divina. Otro elemento religioso que confirma los atri

    butos divinos de las mujeres reales es la teogama, la unin de una mujer mortal y un dios. En este ritual, la madre del faran, ya fuese de sangre real o de origen plebeyo, conoce al dios Amn-Re,

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    Templode Nefertari Ramss 11 hizo construir junto a su propio templo uno dedicado a su esposa preferida, que aparece aqu divinizada y a igual tamao que el rey.

    que se une a ella en el lecho nupcial durante el acto de la procreacin, sustituyendo al faran pero adoptando su aspecto. De este modo, la soberana alcanzaba una consideracin semidivina a partir de su unin carnal con el dios. La teogama aparece representada en las paredes de los templos de Deir el-Bahari para Ahmose, madre de la mujerfaran Hatshepsut; en el templo de Luxar para Mutemuia, madre del faran Amenhotep III; y en el Ramesseum para Tuy, madre de Ramss lI. No existen representaciones de este ritual en

    el Imperio Antiguo, seguramente debido a los escasos vestigios arquitectnicos de esta poca que se han conservado, pero nos queda el testimana de un texto: el Papiro Westcar. Esta recopilacin de cuentos, que se remontan al Imperio Antiguo, incluye la historia de la esposa de un sacerdote de Re, la dama Ruddjedet, que fue visitada por aquel dios y engendr a los tres primeros soberanos de la dinasta V: Userkaf, Sahure y Neferikare Kakai. La identidad de esta dama se ha asociado con la mtica reina Khentkaus, esposa de Neferikare y posiblemente madre de dos faraones, una personalidad femenina que dej una notable impronta en esta dinasta. Como vemos, la madre del rey desempeaba un

    papel de suma importancia junto a su hijo y ste, enagradecimiento, mencionaba siempre el nombre de su madre en su tumba real. A su muerte, la madre del rey gozaba de una sepultura de acuerdo

  • con su categora, y con los rituales y los ajuares funerarios que mereca. No podemos dejar de mencionar el riqusimo ajuar de Hetepheres, soberana de la dinasta V que fue esposa de Esnofru y madre de Keops: fue enterrada con sillones, una silla de mano, una cama con incrustaciones de bano y oro, y gruesos brazaletes de plata con incrustaciones de piedras semipreciosas.

    Yaen tiempos del Imperio Nuevo encontramos a Alunosis Nefertari, esposa del faran Alunosis, el fundador de la dinasta XVlII. Posey un nuevo y significativo ttulo que posteriormente ostentaron otras reinas: el de Esposa del Dios, que inclua una presencia muy destacada de ia soberana enel ritual del culto divino diario. Tambin se le ofreci el ttulo de Segunda Sacerdotisa de Amn, nunca antes concedido a unamujer y al que renunci a cambio de donaciones y beneficios econmicos. De ella podemos decir que comparti con su esposo Alunosis el poder poltico y tambin su esencia divina. Fue tal el fervor que suscit en el pueblo egipcio, que se la ador como una divinidad durante siglos. Con su reinado comenz el perodo ms glo

    rioso de la historia de Egipto, y tambin el ms notable en el devenir de las grandes esposas y madres reales que, adems del ttulo de Gran Esposa Real, ostentaron los de Seora de las Dos Tierras, La que ve al Dios, Grande en gratitud y Aquella que ve a Horus y Set.

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    TemplodeRamss 11 Conocido como Ramesseum, el templo funerario del faran se alza junto a otro dedicado a su madre Tuy, que ejerci gran influencia sobre l.

    En todo caso, la falta de testimonios arqueolgicos ms all de la estatuaria y los ajuares funerarios nos impide describir a las grandes esposas reales de los imperios Antiguo y Medio como consejeras del soberano y mujeres cercanas al poder. Pero la gran cantidad de esculturas en las que el monarca aparece junto a la reina con un brazo sobre sus hombros, o abrazados ambos por la espalda, los dos andando al mismopaso y con la mirada hacia el infinito, no deja dudas sobre el peso poltico de la esposa real, y permite considerar su papel ms como complemento dinstico y de poder que como un mero objeto de culto ritual. El ejercicio del poder S conocemos el poder que poda ejercer la esposa del faran cuando a la muerte de ste quedaba un heredero de corta edad. Desempeaba entonces la regencia junto al nio-rey, en algunos casos de forma institucional yenotros solamente de hecho. Este ltimo fue el caso de la madre de Pepi TI, de la dinasta VI, cuyo nombre aparece en el cuarto ao de su reinado, siendo todavia un nio, junto al de su madre, la reina MeryreAnkhemes. Uncasomucho mejor documentado es el de Ahhotep. Su esposo Taa II y su hijo mayor Karnose haban muerto enla guerra contra los invasores hicsos , y Ahhotep ejerci la regencia con carcter institucional durante la infancia de su segundo hijo Alunosis. Logr mantener la unidad de pas y ms tarde lo

  • sigui gobernando mientras su hijo expulsaba definitivamente a los hicsos. El origen de la gloriosa dinasta XVIII, de la que Ahmosis fue el primer soberano, debe mucho a la fortaleza y determinacin del linaje femenino formado por Teti Sherit, su hija y regente Ahhotep, y su nieta Ahmosis Nefertari, la esposa del libertador de Egipto.

    Los harenes reales La sociedad egipcia, muy tradicional y amante de la familia, no practic la poligamia, pero los faraones gozaron de este privilegio desde las primeras dinastas. Las segundas esposas y concubinas, elegidas entre las hijas de nobles y altos funcionarios, posean ttulos que certificaban su relacin con el monarca: Segunda Esposa, Gran Ornamento Real, Belleza del Palacio. Con el paso del tiempo, los matrimonios del faran obedecieron tambin a imperativos diplomticos, y las princesas extranjeras empezaron a llegar a los populosos harenes reales. Se conoce la existencia de un harn en Menfis durante el reinado de Micerino, de la dinasta IV; y parece ser que uno de sus sucesores, Sahure, recibi una princesa de Biblos como segunda esposa. Durante las dinastas XVIII y XIX hubo muchos matrimonios con princesas extranjeras, que formaban parte de alianzas. Por el contrario, los faraones - en lo que era una forma de autoestima- se negaban a ceder a sus hijas a principes extranjeros, y de esta forma mantenan

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