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La Ikastola Laskorain ha sido una de esas entidades formativas que se han involucrado de una forma más inte-

gral en la iniciativa de incorporación de la in-teligencia emocional en el sistema educativo en Gipuzkoa. Una participación que, desde la definición y desarrollo de un plan especí-fico para el centro, se ha traducido en ac-tuaciones concretas como la implicación del equipo directivo, la formación de un número significativo de profesores y la colaboración en el desarrollo de material pedagógico so-bre inteligencia emocional para su trabajo en el aula. También es destacable la implicación que han tenido las familias en el desarrollo de acciones formativas.

Precisamente ahora se cumplen cuarenta años de la fundación de la Ikastola Lasko-rain, que como muchas otras surgió de la iniciativa popular de un grupo de tolosanos que, a finales de la década de los sesenta, se decidieron a apostar por una educación en euskera y pedagógicamente innovadora para sus hijos.

Inicialmente, dentro del contexto histórico-político de la época, conseguir que el Ministe-rio de Educación concediera el permiso para impartir clases y hacerse con la infraestructu-ra y la financiación necesarias fueron los retos a los que se enfrentó la primera junta de ges-tión. Estos desafíos se resolvieron, en muchos casos, con entusiasmo, trabajo desinteresado y grandes dosis de imaginación.

Hitos

Los principales hitos en la historia de la ikastola tienen que ver con las dos preocu-paciones que se acaban de mencionar: in-fraestructura y financiación. Con relación a este hecho está la celebración de la fiesta del Kilometroak, celebrada entre 1980 y 1998. En 1976, la ikastola se constituyó en coope-rativa de padres, estatus jurídico que sigue manteniendo en la actualidad, y las familias son socias usuarias y los trabajadores, so-cios colaboradores. Asimismo, pertenece a la Federación de Ikastolas, Partaide, y a la Federación de Cooperativas de Enseñanza.

Otra decisión determinante para el futuro del centro fue la que tomaron los padres en 1993 y que consistió en el mantenimiento de la ikastola en la red de centros concertados, con el fin de salvaguardar su autonomía de gestión. Desde el punto de vista pedagógico, la formación del profesorado y los proyectos de innovación han sido una constante desde su fundación. Entre los que más trascenden-cia han tenido, destaca el proyecto Euskaraz Bizi, puesto en marcha en el año 1986 y cuyo objetivo va más allá de la escolarización en euskera. Su objetivo es que los alumnos op-ten por utilizar el euskera como lengua de comunicación habitual en todos sus ámbitos de relación.

Finalmente, en el ámbito de gestión, desde el año 1995 se comenzó a introducir poco a poco los principios del modelo de gestión de la excelencia avalada por la EFQM, lo que permitió obtener el reconocimiento de la “Q” de plata en 2004.

MISIÓN, VISIÓN, PRODUCTO Y CLIENTES

La ikastola Laskorain es una institución que fue fundada con el fin de dar respuesta a las necesidades educativas de los alumnos de entre 2 y 18 años. El centro cuenta con un grupo de trabajadores comprometido, que trabaja en colaboración con las familias y con las instituciones aliadas en la educación de sus alumnos para que lleguen a ser personas autónomas, equilibradas, creativas y felices, así como ciudadanos euskaldunes que par-ticipen activamente en la construcción de la sociedad.

La ikastola quiere ser un referente educativo de primer orden y con este fin trata de poten-ciar las capacidades personales, académicas y profesionales de sus alumnos y de mante-ner su compromiso con el euskera y con la construcción de una sociedad mejor. Para no cejar en este empeño, cuenta con un profe-sorado con una gran dedicación y una alta preparación técnica y humana, así como con la colaboración y la implicación directa de las familias y la alianza de los agentes sociales.

Laskorain Ikastola: la inteligencia emocional aplicada al sector educativo

JONE URTEAGA, Directora de Laskorain Ikastola

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Nuestro “producto” es la formación y la edu-cación para la vida, por lo que es necesario conseguir que sea lo más atractivo y compe-titivo posible, para no perder “cuota de mer-cado” ante unos “clientes” que, en nuestro caso, además ostentan la titularidad y que tie-nen un grado de exigencia cada vez más ele-vado. El centro cuenta actualmente con 1.200 alumnos, aproximadamente 900 familias y 95 trabajadores (docentes y no docentes), de los que aproximadamente dos tercios son mujeres y cuya edad media ronda los 43-44 años.

En la organización, el órgano máximo de decisión es la asamblea general de socios, donde los padres son socios usuarios con dos tercios de los votos, mientras que los trabaja-dores son socios colaboradores con un tercio de los votos. La asamblea tiene como órgano representativo y funcional-operativo la junta de gestión, formada por representantes de las familias, de los trabajadores y del alumna-do. El equipo directivo es el órgano colegiado responsable de la gestión de funcionamiento de la ikastola y su ámbito de competencia abarca todo el funcionamiento del centro en dos áreas: la pedagógica y la económico-ad-ministrativa, que integran toda la problemá-tica funcional y personal de la ikastola.

Bajo su responsabilidad se ha implantado un sistema de gestión por procesos, con nueve grandes sistemas cuyos propietarios forman parte del grupo de calidad y con 135 a cargo de 44 propietarios. En los equipos de gestión participa el 100 por ciento de las personas, lo que supone un reparto más horizontal del trabajo y de las responsabili-dades en la empresa.

EDUCAR Y “COMPETIR”

El movimiento de las ikastolas, desde sus orígenes, se ha visto en la necesidad de competir con otras instituciones educativas que ya existían, en el caso de Tolosa, con muchos años de experiencia y fuertemente consolidadas. Como cualquier otra empresa, Laskorain ha buscado diferenciar su produc-to educativo y para ello se ha sustentado en tres pilares fundamentales:

• El fomento del euskera y de la cultura vasca.

• La formación integral de los alumnos.

• La innovación pedagógica constante.

Esto la ha obligado a ir siempre por delante, a ser pionera en proyectos (deporte y activi-dades extraescolares, grupos de tiempo libre, introducción temprana de la lengua extranje-ra, material educativo propio, Euskaraz Bizi, etc.) que después se han ido incorporando y desplegando en toda la red educativa. Es-to, a la larga, genera un cierto sentimiento de cansancio y desánimo, una sensación de estar constantemente en carrera y de tener que dar respuesta a todas las expectativas sociales en materia educativa. Este aspecto también se topa en algunos momentos con la cultura de los educadores, que se sienten ajenos a planteamientos “empresariales” en su actividad educativa.

INSTRUMENTOS DE MEJORA

Los instrumentos que se han utilizado para mejorar en el ámbito educativo han sido la formación y el reciclaje constante del pro-fesorado, que constituye una de nuestras líneas estratégicas y que se ha logrado a través de la Federación, de los centros de innovación del Departamento de Educa-ción, de la universidad, de la Diputación de Gipuzkoa en el caso de la inteligencia emocional, etc.

Otra fuente de aprendizaje para la mejora se ha obtenido a través de los proyectos de innovación como la Agenda 21 (en materia medioambiental), el plurilingüismo, el currí-culum unificado para el tratamiento de las lenguas, las nuevas tecnologías, etc.

Finalmente, desde el punto de vista organi-zativo, la implantación del modelo de ges-tión de la excelencia avalada por la EFQM ha servido para sistematizar la actividad e implantar criterios de eficiencia, eficacia y mejora constante en el quehacer diario.

Sin embargo, implantar sistemas organi-zativos excelentes no es suficiente si no se cuenta con las personas. La formación, la innovación, la “competencia”, la necesidad de responder a las expectativas cada vez más

Un estudio sobre el impacto del perdón en la salud, la

longevidad y la felicidad en general mostró que aquellas

personas que son capaces de perdonar viven más

tiempo, son más felices y disfrutan de una vida más sana

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elevadas del cliente, causadas por una so-ciedad que exige cada vez más a los centros educativos y que a la vez desprestigia la labor docente… Todo esto genera en los educado-res un gran desgaste, una sensación de desá-nimo creciente, de soledad y de “quijote” que enseña persiguiendo una utopía.

Por tanto, es imperioso reforzar el lideraz-go y la autoestima del profesorado para devolverle la ilusión y la confianza en su trabajo y en el de sus compañeros. Hay que mejorar el clima de relación entre los inte-grantes de la comunidad educativa, ya que el trabajo se basa en la relación, y también hay que atraer al alumnado, engancharlo, ilusionarlo y motivarlo. No obstante, no es posible lograrlo solos; es necesario invo-lucrar en ello a las familias para caminar en el mismo sentido e implicarlas en esta labor de todos.

Para conseguirlo, se trabaja conjuntamente con la Diputación de Gipuzkoa, que, con muy buen criterio, ha sabido captar una ne-cesidad que trasciende el ámbito educativo y diseñar una estrategia para darle respuesta, como conocedora de que la escuela es el mejor camino para llegar a las familias y al tejido social. Comenzó involucrando a los equipos directivos, para los cuales ofertó un módulo específico de formación en inteli-gencia emocional –impartido por José Anto-nio González, de Sycom–, que trató temas de competencia emocional, liderazgo efecti-vo, trabajo en función de metas, trabajo en equipo, comunicación, motivación, gestión de conflictos, etc.

En el caso de Laskorain Ikastola, la formación comenzó por tres componentes del equipo directivo. La experiencia fue excelente y se comenzó a poner en práctica lo aprendido, lo que actuó de acicate e hizo posible que, cuando se decidió ampliar la formación al profesorado, 20 profesores se apuntaran de forma voluntaria. De este modo, en tres mó-dulos sucesivos, se ha llegado a formar el 70 por ciento de las personas, lo cual supone unas 60 horas de formación.

Junto con el tercer módulo de formación se comenzaron a aplicar, de forma experimen-tal, actividades de educación emocional en el aula y se celebraron dos charlas de sensibi-lización para las familias, previa información y comunicación del proyecto, que tuvieron una respuesta masiva.

Durante el curso 2006-2007, el despliegue en el aula se ha hecho en Educación Infantil, Primaria y Secundaria. Para ello, los tutores trabajan en equipos por etapas, consultan y elaboran los materiales, diseñan las activi-dades, las trasladan a la clase y las evalúan. En concreto, el grupo de Educación Secun-daria está preparando para su publicación actividades para trabajar las competencias emocionales en franjas de edad comprendi-das entre los 13 y los 18 años.

Asimismo, dos integrantes del grupo de di-rección y dos orientadoras, tras haber reali-zado el módulo de experto en inteligencia emocional, han acometido la elaboración del plan de centro, con la supervisión de la Uni-versidad del País Vasco. Además, alrededor de 150 padres han cursado el primer módulo de formación y entre ellos hay un grupo que, una vez completada dicha formación, está

Una de las herramientas motivacionales más poderosas

de los buenos líderes es mostrar que se preocupan por

las necesidades y objetivos de las personas con las que

trabajan. Esto crea un entorno de inspiración y retención

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dispuesto a formar a otras familias, en equi-po con “las personas expertas” del centro.

LOGROS Y DIFICULTADES

Gracias a esta iniciativa se ha conseguido una mejora innegable del clima de relación, se ha producido un acercamiento entre las familias y el profesorado, y se han incremen-tado la accesibilidad y la sensación de que educar se ha convertido en una labor en la que hay que trabajar conjuntamente. En lo que respecta al profesorado, han mejorado la escucha, la participación, el trabajo en equipo, el respeto mutuo y el bienestar de las personas de la ikastola.

La relación con los alumnos siempre ha sido fluida y cercana, pero ahora sienten que es-tamos trabajando “algo más” y poco a poco van aprendiendo estrategias para hablar de sus propios problemas, escuchar los de los demás, buscar soluciones, etc. Los indica-dores de satisfacción así lo prueban, como muestra la fiesta de la ikastola, que congregó a cerca de mil personas.

La evaluación inicial está hecha, pero todavía sería prematuro hablar de resultados tangi-bles. Para ello, hay que esperar y fijar un pe-ríodo mínimo de aplicación del proyecto para ver si se consiguen los objetivos marcados. Además, será a largo plazo cuando se pue-da constatar si los alumnos que han recibido educación emocional están mejor preparados para enfrentarse a la vida, si verdaderamente se incorporan al mundo sociolaboral con un valor añadido, si se aplican esas competencias en los ámbitos en los que se desenvuelven y si ese “currículum emocional” es un mérito a la hora de acceder a una empresa.

No obstante, en este proceso también se han presentado dificultades. Entre las principales destacan las que están dentro de uno mis-mo, ya que las competencias emocionales hay que comenzar a trabajarlas, en primer lugar, en la vertiente intrapersonal, para des-pués pasar al estadio interpersonal. Para con-seguirlo, hay que partir de la introspección, del autoconocimiento, del reconocimiento de nuestros puntos fuertes y de nuestras debilidades, y fijar metas propias que se plasmen en un plan de mejora personal y de acciones. Si no lo hacemos con nosotros mismos, en nuestra propia vida, en nuestra realidad cotidiana, ¿cómo vamos a ponerlo

en práctica en nuestras relaciones interperso-nales? Y, sobre todo, ¿con qué credibilidad vamos a transmitirlo?

Las restantes dificultades, organizativas, de comunicación, etc., son de carácter secun-dario y más fáciles de solucionar.

CONCLUSIONES

A partir de ahora, el propósito es consolidar el plan del centro, desplegar la aplicación en el aula a otras áreas curriculares, además de la tutoría, e integrar la educación emocional en el currículum, de forma interdisciplinar, como área transversal, que lo impregne todo. Además, hay que dar respuesta a la demanda de las familias e involucrarlas en el proyecto, porque sólo así se conseguirá que toda la comunidad educativa contribuya a conseguir los objetivos fijados: que el alum-nado sea emocionalmente competente y que tenga recursos para afrontar los retos de la vida en el ámbito personal, social y laboral.

Las organizaciones están construidas por per-sonas y su funcionamiento y su éxito dependen del bienestar de éstas. Cuanto más satisfechas estén, mayor será su identificación con el pro-yecto empresarial y mejores serán sus resulta-dos. No obstante, la inteligencia emocional es algo que debe trascender el ámbito educativo y desplegarse en el empresarial, porque, si no, ¿qué sentido tiene formar personas (futuros trabajadores) en competencias emocionales si después se van a incorporar a empresas emocionalmente incompetentes? ¿Estamos ejerciendo nuevamente de quijotes?

LLAMADAS

I. Laskorain Ikastola trabaja en colaboración con las familias y las instituciones en la educación de sus alumnos para que lle-guen a ser personas autónomas, equili-bradas, creativas y felices.

II. Implantar sistemas organizativos excelen-tes no es suficiente si no se cuenta con las personas.

III. Las organizaciones son construidas por personas y su funcionamiento y su éxito dependen del bienestar de éstas.

IV. La inteligencia emocional es algo que debe trascender el ámbito educativo y desplegarse en el empresarial.

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